Los Fundamentos de La Fe Cristiana - J. M. Boice - 1

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Publicado por Editorial un Unilit Miami, Fl 33172 Coedicin: LOGOI, INC. Miami, Fl 33186-6762 1996 Logoi, Inc. Todos los derechos reservados Ninguna parte de esta publicacin podr ser reproducida, procesada en algn sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algn medio electrnico, mecnico, fotocopia, cinta magntica u otro excepto para breves citas en reseas, sin el permiso previo de los editores. Primera edicin 1996. Ttulo del original en ingls: Foundations of the Christian Faith por James Montgomery Boice. 1978, edicin revisada, por InterVarsity Christian Fellowship of the USA. Traducido e impreso con permiso de InterVarsity Press, P.O. Box 1400, Downers Grove, IL 60515, USA. Traduccin al espaol: Marcela Robaina Reconocimientos por permiso otorgado para la publicacin de materiales en la edicin en ingls Body Life, por Ray C. Stedman, 1972, Regal Books, Ventura, CA 93006. Seven Stanzas at Easter; 1961 por John Updike, reimpreso de Telephone and Other Poems, por John Updike, con permiso de Alfred A. Knopf, Inc. y Andre Deutsch Limited. Diacons, the Neglected Ministry, The Presbyterian Journal, Nov. 8, 1978, P.9, usado con el permiso de su autor, George C. Fuller. Citas bblicas tomadas de la Santa Biblia, revisin 1960 Sociedades Bblicas Unidas. Usadas con permiso. Producto 491041 ISBN 0-7899-0239-7 Impreso en Colombia Printed in Colombia

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CONTENIDOTOMO I: EL DIOS SOBERANOPARTE 1: EL CONOCIMIENTO DE DIOS 1. Conocer a Dios 2. El Dios Desconocido PARTE 2: LA PALABRA DE DIOS 3. La Biblia 4. La autoridad de las escrituras 5. La prueba es verdadera 6. La Biblia es verdadera 7. La crtica bblica moderna 8. Cmo interpretar la Biblia PARTE 3: LOS ATRIBUTOS DE DIOS 9. El Dios verdadero 10. Dios en tres personas 11. Nuestro Dios soberano 12. Santo, santo, santo 13. El Dios que conoce 14. El Dios que no cambia PARTE 4: LA CREACIN DE DIOS 15. La creacin del hombre 16. La naturaleza 17. El mundo de los espritus 18. La providencia de Dios

TOMO II DIOS EL REDENTORPARTE 1: LA CADA DE LA RAZA 1. La cada 2. Los resultados de la cada 3. La sumisin PARTE 2: LA LEY Y LA GRACIA 4. El propsito de la ley de Dios 5. Los Diez Mandamientos: El amor de Dios 6. Los Diez Mandamientos: El amor a los dems 7. La ira de Dios 8. La salvacin en el Antiguo Testamento

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PARTE 3: LA PERSONA DE CRISTO 9. La deidad de Jesucristo 10. La humanidad de Cristo 11. Por qu Cristo se hizo hombre PARTE 4: LA OBRA DE CRISTO 12. Profeta, Sacerdote y Rey 13. Aplacando la ira de Dios 14. Sin cuentas pendientes 15. La grandeza del amor de Dios 16. La doctrina fundamental: La Resurreccin 17. Verificando la resurreccin 18. Ascendi al cielo

TOMO III

COMENZANDO A ENTENDER A DIOS

PARTE 1: EL ESPRITU DE DIOS 1. El cristianismo personal 2. La obra del Espritu Santo 3. La unin con Cristo PARTE 2: CMO DIOS SALVA A LOS PECADORES 4. El nuevo nacimiento 5. La fe y el arrepentimiento 6. Justificacin por la Fe: La bisagra de la salvacim 7. Justificacin por la Fe: El lugar de las obras 8. Las pruebas de la fe 9. Una familia nueva 10. El camino de la perfeccin PARTE 3: LA VIDA DEL CRISTIANO 11. Aceptando lo negativo 12. Libertad, libertad 13. Conociendo la voluntad de Dios 14. Hablando con Dios 15. Dios hablndonos a nosotros 16. Sirviendo PARTE 4: LA OBRA DE DIOS 17. Llamados por Dios 18. La perseverancia de Dios

www.tronodegracia.comTOMO IV DIOS Y SU HISTORIA

PARTE 1: EL TIEMPO Y LA HISTORIA 1. Y yo, qu tengo de malo? 2. La marcha del tiempo 3. Cristo, el punto focal de la historia PARTE 2: LA IGLESIA DE DIOS 4. La iglesia de Cristo 5. Las seales de la iglesia 6. Cmo adorar a Dios 7. Los signos y los sellos de la salvacin 8. Los dones espirituales 9. Perfeccionando a los santos 10. El gobierno de la iglesia 11. Vida del cuerpo 12. La gran comisin PARTE 3: UN CUENTO EN DOS CIUDADES 13. La ciudad secular 14. La iglesia secular 15. La ciudad de Dios 16. La iglesia y el estado PARTE 4: EL FIN DE LA HISTORIA 17. Cmo ser el final? 18. Al fin en casa GLOSARIO

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CONOCER A DIOS

UNA CALUROSA NOCHE EN LOS ALBORES DE LA ERA CRISTIANA un hombre sofisticado y educado, llamado Nicodemo, vino a ver a un joven rab, a Jess de Nazaret. El hombre quera discutir la realidad. As fue que comenz la conversacin con una afirmacin sobre hacia dnde su propia bsqueda personal de la verdad lo haba conducido. Le dijo: "Rab, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas seales que t haces, si no est Dios con l" (Jn. 3:2). Con excepcin de la palabra Rab, que es slo una forma educada de dirigirse a alguien, las primeras palabras demuestran un conocimiento considerable. Nicodemo dijo: "Sabemos". Luego comenz a ensayar las cosas que saba (o que crea saber) y con las que quera comenzar la discusin: (1) que Jess continuaba realizando muchos milagros; (2) que estos milagros buscaban autenticarlo cmo un maestro enviado por Dios; y que, por lo tanto, (3) Jess era alguien a quien l deba escuchar. Desafortunadamente para Nicodemo, Jess le contest que esa forma de encarar el conocimiento era errada y que Nicodemo por consiguiente no poda conocer nada hasta que no hubiera experimentado una transformacin espiritual interior. "No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo" (Jn. 3:7). Los comentarios subsiguientes de Nicodemo demuestran al menos un reconocimiento implcito de su falta de conocimiento sobre los temas importantes, ya que comenz a realizar preguntas: "Cmo puede un hombre nacer siendo viejo? Cmo puede hacerse esto?" (vs. 4, 9). Jess le ense que el verdadero conocimiento comienza con el conocimiento espiritual, el conocimiento de Dios, y que ste se encuentra en la revelacin que Dios hace de s en la Biblia y en la propia vida y obra de Jess, en la obra del Salvador.

LA CRISIS CONTEMPORNEA

Esta conversacin resulta relevante hoy en da. Los problemas y frustraciones que Nicodemo tuvo que enfrentar hace casi dos mil aos tambin estn presentes en nuestro tiempo. Nicodemo posea el conocimiento, pero no tena la clave para ese conocimiento, el elemento integrador. Saba algunas cosas, pero su bsqueda de la verdad lo haba conducido al extremo de una crisis personal. Del mismo modo, mucho sabemos en nuestros das. Con respecto a la informacin y el conocimiento tcnico, hoy sabemos ms que en ningn perodo histrico anterior. Sin embargo, el tipo de conocimiento integrador de toda esta informacin, que consiguientemente le dar significado a la vida, est extraamente ausente. La naturaleza del problema puede verse al examinar los dos casi exclusivos enfoques que existen hoy. Por un lado existe la idea que la realidad puede ser comprendida slo con la razn. Este enfoque no es nuevo, por supuesto. Es el enfoque desarrollado por Platn y, por lo tanto, asumido por mucho del pensamiento griego y romano con posterioridad a l. En la filosofa de Platn, el conocimiento verdadero es el conocimiento de la esencia eterna e inalterable de las cosas, no el mero conocimiento de los fenmenos cambiantes. Es decir, es el conocimiento de las formas, las ideas o los ideales. El equivalente ms cercano en el presente sera las as llamadas leyes cientficas. Superficialmente, este enfoque del conocimiento mediante el ejercicio de una razn supuestamente imparcial parecera ser deseable, ya que es productivo -como lo sealan los avances tcnicos del presente. Pero no est libre de problemas. Por un lado, es un conocimiento muy impersonal y, como algunos podran sealar, muy despersonalizado. Segn este enfoque, la realidad se convierte en una cosa (una ecuacin, una ley, o, peor an, un simple dato), y los hombres y las mujeres tambin se convierten en cosas, con el resultado inevitable que pueden ser entonces manipulados como cualquier otra materia prima para cualquie r fin.1

www.tronodegracia.comUn ejemplo es la manipulacin que sufren las naciones pobres por parte de las naciones ricas para poder expandir la economa de estas naciones ricas; es decir, la injusticia analizada y justamente condenada por Karl Marx en El manifiesto comunista, El capital, y otros escritos. Otro ejemplo es el propio comunismo, que a pesar de sus intenciones por mejorar la suerte de las masas, en realidad las manipula con fines ideolgicos. Aun nivel personal existe la ciencia de la terapia del comportamiento y las enseanzas espeluznantes de un hombre como B. F Skinner de la Universidad de Harvard quien afirma que los individuos debieran ser condicionados cientficamente para el bien de la sociedad. Existe otro problema con el intento de comprender la realidad mediante slo la razn. Este enfoque no presta una base adecuada para la tica. Puede decirnos lo que es, pero no lo que debera ser. En consecuencia, los extraordinarios avances tcnicos del presente vienen acompaados de una permisividad moral extrema y debilitadora que apunta con el tiempo a derribar aun los valores y el sistema que posibilitaron tanto estos avances como esta permisividad. Es interesante notar que lo mismo ocurri tambin con los filsofos griegos, quienes en ocasiones llevaron vidas depravadas aunque eran hombres de gran intelecto. En aos recientes las fallas del sistema racionalista se han impreso sobre una nueva generacin con el resultado de que muchos en el mundo occidental han abandonado la razn en bsqueda de la realidad mediante la experiencia emocional. En el mundo antiguo, como reaccin a la impersonalidad de la filosofa griega se haca lo mismo mediante la participacin intensa en los ritos de las religiones de misterio. Estas prometan una unin emocional con algn dios, inducida por las luces, la msica, el incienso y posiblemente las drogas. En el presente, el mismo enfoque ha aflorado en el culto a las drogas, el redes cubrimiento de las religiones orientales, la meditacin trascendental, el movimiento del potencial humano y otras prcticas que supuestamente "expanden la mente". Este enfoque moderno tambin presenta varios problemas. En primer lugar, la experiencia no es duradera. Es pasajera. Cada intento de comprender la realidad mediante experiencias emocionales promete alguna clase de "xtasis". Pero este "xtasis" va seguido inevitablemente de una "depresin", con el problema adicional de que se requiere de un estmulo cada vez ms intenso para que se repita la experiencia. Finalmente esto acaba en la autodestruccin o en una desilusin aguda. Otro problema es que enfocar la realidad a travs de las emociones no satisface la mente. Los promotores de este tipo de experiencias, en particular las vinculadas a las drogas, hablan de una percepcin ms intensa de la realidad como resultado de su empleo. Pero su experiencia carece de un contenido racional. La parte del ser humano que desea pensar sobre ellas y comprenderlas permanece insatisfecha. El resultado de esta situacin es la actual crisis en el rea del conocimiento, como ya sucedi en la antigedad. Muchas personas que piensan por s mismas no saben con honestidad dnde recurrir. El enfoque racionalista es impersonal y amoral. El enfoque emocionalista carece de contenido, es pasajero y tambin con frecuencia inmoral. "Es este el final?" -muchos se preguntan. "No existen otras posibilidades? No hay un tercer camino?"

U N TERCER CAMINO

A esta altura el cristianismo propone que hay un tercer camino, que justamente es firme precisamente en aquellos puntos donde los otros enfoques son dbiles. La base de este tercer camino est en que existe un Dios que ha creado todas las cosas y que da significado a su creacin. Es ms, podemos conocerle. Esta es una posibilidad excitante y que satisface. Es excitante porque implica la posibilidad de un contacto entre el individuo y Dios, no importa lo insignificante que el individuo pueda aparecerse frente a sus ojos o a los ojos de los dems. Satisface porque es el conocimiento no de una idea o cosa, sino del supremo Ser personal, y porque surge de un profundo cambio de conducta. Esto es lo que la Biblia quiere decir cuando expresa: "El principio de la sabidura es el temor de2

www.tronodegracia.comJehov" (Pr. 1:7), y "El temor d Jehov es el principio de la sabidura, y el conocimiento del Santsimo es la inteligencia" (Pr. 9:10). Aqu, sin embargo debemos tener claro que queremos decir cuando hablamos de "conocer a Dios", porque muchos usos comunes de la palabra conocer son inapropiados para transmitir el conocimiento bblico. Existe un uso de la palabra conocer que significa "conciencia de un hecho". La usamos con este sentido cuando decimos que conocemos dnde vive alguien o que sabemos que estn ocurriendo determinados acontecimientos en algn lugar del mundo. Es una clase de conocimiento que no nos involucra personalmente. Tiene poco peso en nuestras vidas. La Biblia, cuando habla de conocer a Dios, no la usa en este sentido. Otro uso de la palabra conocer significa "conocer sobre" algo o alguien. Es conocimiento por descripcin. Por ejemplo, podemos decir que conocemos la ciudad de Nueva York o Londres o Mosc. Significa que somos conscientes de la geografa de la ciudad; que conocemos los nombres de sus calles, dnde se encuentran las tiendas ms importantes, y otros detalles. Podemos tener este conocimiento de la ciudad por haber vivido en ella. Pero tambin es posible que tengamos dicho conocimiento por haber ledo libros. En el plano religioso este tipo de conocimiento sera aplicable a la teologa que, aunque importante, no es la totalidad ni el corazn de la religin. La Biblia nos ensea muchas cosas que deberamos saber sobre Dios. (Es ms, mucho de lo que sigue a continuacin en este libro est dirigido a satisfacer nuestra necesidad de ese tipo de conocimiento.) Pero no es suficiente. Aun los ms encumbrados telogos pueden ser confundidos y encontrar la vida carente de significado. El verdadero conocimiento de Dios es tambin ms que el conocimiento por experiencia. Para volver a un ejemplo anterior, podra ser posible que alguien que ha viv ido en una determinada ciudad dijera: "Pero mi conocimiento no es conocimiento de libro. Yo he vivido realmente all. He caminado por. sus calles, comprado en sus tiendas, ido a sus teatros. Yo he experimentado la ciudad. La conozco verdaderamente." A esto deberamos responder que el conocimiento involucrado es sin duda algo ms de lo que hemos estado hablando hasta ahora, pero todava no expresa el significado cabal del conocimiento en el sentido cristiano. Supongamos, a modo de ejemplo, que una persona saliera en una tibia noche de verano al campo y mirara hacia arriba, al cielo estrellado, y volviera diciendo que en ese campo conoci a Dios. Qu le decimos a esa persona? Hasta cierto punto el cristiano no tiene por qu negar la validez de esa experiencia. Es evidente que se trata de un conocimiento ms profundo que la mera conciencia de Dios ("Dios existe") o el mero conocimiento de l ("Dios es poderoso y es el Creador de todo lo que vemos y conocemos"). Pero, como cristianos insistimos que todava es menos de lo que la Biblia quiere significar por un conocimiento verdadero. Porque cuando la Biblia habla de conocer a Dios quiere decir que Dios nos hace vivir en un nuevo sentido (somos "nacidos de nuevo"), conversamos con Dios (de modo que l se convierte en algo ms que "Algo" que est en algn lado, se convierte en un amigo), y sufrimos profundos cambios en el proceso. Todo esto nos lleva, paso a paso, a una mejor comprensin del trmino conocimiento. Pero falta todava precisarlo an ms. De acuerdo con la Biblia, aun cuando podamos asignarle el significado ms exacto a la palabra conocer, conocer a Dios no es meramente conocer a Dios. No se puede conocer a Dios en forma aislada. Siempre conocemos a Dios en su relacin con nosotros. Por lo tanto, de acuerdo con la Biblia, el conocimiento de Dios slo tiene lugar cuando tambin tenemos conocimiento de nosotros mismos y de nuestra profunda necesidad espiritual, y cuando va acompaado de la aceptacin de la gracia divina para suplir nuestra necesidad mediante la obra de Cristo y la aplicacin de dicha obra en nosotros por el Espritu de Dios. El conocimiento de Dios tiene lugar en un contexto de piedad, adoracin y devocin cristianas. La Biblia nos ensea que el conocimiento de Dios tiene lugar (cuando tiene lugar) no tanto porque nosotros busquemos a Dios, porque no lo buscamos, sino porque Dios se revela a s mismo a travs de Cristo y de las Escrituras.3

www.tronodegracia.comJ. I. Packer escribe con respecto a este conocimiento que "conocer a Dios implica, primero, escuchar la Palabra de Dios y recibirla segn la interpretacin del Espritu Santo, para poder aplicarla en nuestras vidas; segundo, aprender sobre la naturaleza y el carcter de Dios, como revelado en su Palabra y en sus obras; tercero, aceptar sus invitaciones, y hacer lo que l ordena; cuarto, reconocer y regocijarse en el amor que l ha demostrado al acercarse a nosotros y atraernos a su comunin divina".

P OR QU CONOCER A DIOS?

"Un momento", puede decir alguien. "Todo eso suena complicado y difcil. Es ms, parece ser demasiado difcil. Si eso es lo que implica, yo no deseo saber nada de eso. Quiero una buena razn por la que debiera interesarme". Es una objecin razonable, pero se la puede contestar con una respuesta adecuada. Es ms, hay varias respuestas. Primero El conocimiento de Dios es importante, porque slo a travs del conocimiento de Dios una persona puede acceder a lo que la Biblia denomina la vida eterna. Jess seal esto cuanto or: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Jn. 17:3). A simple vista, tampoco esto resulta lo suficientemente importante para el "hombre natural" para que l desee conocer a Dios a todo precio. Pero esto se debe a que, como no tiene vida eterna, no puede comprender aquello que carece. Es como una persona que dice que no le gusta la buena msica. Que no la pueda apreciar no le quita ningn mrito a la msica; slo nos indica que esa persona no tiene sentido de apreciacin. Del mismo modo aquellos que no aprecian el don de vida divino nos indica que no tienen la capacidad de comprender o valorar lo que no tienen. La Biblia nos dice: "el hombre natural no percibe las cosas que son del Espritu de Dios, porque para l son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente" (1 Co. 2:14). Puede ser de ayuda decirle a esa persona que la promesa de vida eterna es tambin la promesa de poder vivir plenamente como un autntico ser humano. Esto es cierto, pero tambin es cierto que la vida eterna es ms que esto. Significa revivir, no slo en un sentido nuevo sino tambin en un sentido eterno. Es lo que Jess quiso decir cuando dijo: "Yo soy la resurreccin y la vida; el que cree en m, aunque est muerto, vivir; y todo aquel que vive y cree en m, no morir eternamente" (Jn. 11:2526).

Segundo El conocimiento de Dios es importante porque, como ya lo seala mos, tambin implica un conocimiento de nosotros mismos. El presente es el presente de la psiquiatra y la psicologa. Los hombres y la s mujeres gastan miles de millones de dlares para conocerse a s mismos, para comprender su psique. Es cierto que hay una necesidad de la psiquiatra, en particular de la psiquiatra cristiana. Pero esto por s solo no es cabalmente suficiente si no lleva a los individuos a un conocimiento de Dios contra el cual medir su propia vala y sus limitaciones. Por un lado, el conocimiento que podemos tener de nosotros mismos mediante el conocimiento de Dios implica tener humildad. No somos Dios, no nos parecemos a l. El es santo; nosotros no somos santos. El es bondad; nosotros no somos bondad. El es sabio; nosotros somos necios. El es poderoso; nosotros somos dbiles. El est lleno de amor y de gracia; nosotros estamos llenos de odio y de egosmo. Porlo tanto, conocer a Dios es vernos como se vio Isaas cuando dijo: "Ay de m! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio del pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehov de los ejrcitos" (Is. 6:5). 0 como Simn Pedro cuando dijo: "Aprtate de m, Seor, porque

soy hombre pecador" (Lc. 5:8). Por otro lado, el conocimiento que tenemos de nosotros mismos mediante el conocimiento de Dios nos reafirma y nos satisface. Porque a pesar de lo que nos henos convertido, todava somos criaturas de Dios y l nos ama. No existe una dignidad ms alta que haya sido otorgada al hombre y a la mujer que la dignidad que la Biblia les otorga.

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www.tronodegracia.comTercero El conocimiento de Dios tambin nos brinda un conocimiento del mundo: lo bueno y lo malo que hay en l, su pasado y su futuro, su propsito y el juicio venidero que pende sobre l en mano de Dios. En un sentido, este es un corolario de lo que acabamos de sealar. Si el conocimiento de Dios nos da un conocimiento de nosotros mismos, inevitablemente debe darnos tambin un conocimiento del mundo; ya que el mundo est conformado en gran parte por los individuos que lo componen. Por otro lado, el mundo tiene una relacin especial con Dios, tanto con respecto a su pecado y rebelda como a su valor como vehculo para los propsitos divinos. Es un lugar confuso hasta que conocemos al Dios que lo cre, y aprendemos por qu lo cre y qu es lo que le suceder. Cuarto El conocimiento de Dios es importante porque es el nico camino para la santidad personal. Este es un propsito que el hombre natural no desea. Pero, de todos modos, es esencial. Nuestros problemas derivan no del hecho que somos ignorantes de Dios sino del hecho que somos pecaminosos. No queremos el bien. A veces lo odiamos, aun cuando el bien obra en nuestro beneficio. El conocimiento de Dios conduce a la santidad. Conocer a Dios tal como es, es amarlo como es y desear ser como l es. Este es el mensaje de uno de los versculos bblicos sobre el conocimiento de Dios ms importantes. Jeremas, el antiguo profeta de Israel, escribi: "No se alabe el sabio en su sabidura, ni en su valenta se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas albese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehov, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehov" (Jer. 9:23-24). Jeremas tambin escribi acerca de un da en el que aquellos que no conocen a Dios llegaran a conocerle. "Y no ensear ms ninguno a su prjimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehov; porque todos me conocern, desde el ms pequeo hasta el ms grande, dice Jehov; porque perdonar la maldad de ellos, y no me acordar ms de su pecado" (Jer. 31:34) Por ltimo, el conocimie nto de Dios es importante en el sentido que es slo mediante el conocimiento de Dios que la iglesia y aquellos que la componen pueden tener poder Nosotros somos dbiles, pero como escribi Daniel: "el pueblo que conoce a su Dios se esforzar y actuar" (Dn. 11:32). La iglesia de hoy en da no es poderosa, tampoco tenemos muchos cristianos poderosos. Podemos encontrar la causa en la ausencia de un conocimiento espiritual serio. Por qu la iglesia es dbil? Por qu las personas cristianas son dbiles? Es porque han permitido que sus mentes se conformen al "espritu de la poca", con su pensamiento mecanicista y ajeno a Dios. Se han olvidado cmo es Dios y lo que ha prometido a aquellos que confan en l. Pidmosle al cristiano promedio que hable de Dios. Despus de las primeras respuestas de rigor veremos que su dios es un pequeo dios de sentimientos vacilantes. Es un dios que le gustara salvar al mundo, pero que no puede. Que le gustara evitar la maldad, pero de alguna manera eso est fuera de su poder. Es as que se ha confinado en una especie de retiro, dispuesto a dar buenos consejos como un abuelo carioso, pero que la mayor parte del tiempo ha dejado que sus hijos se las arreglen por s solos en un medio ambiente peligroso. Este dios no es el Dios de la Biblia. Aquellos que conocen a su Dios perciben el error en esta clase de razonamiento y actan de conformidad. El Dios de la Biblia no es dbil; es poderoso. Es todopoderoso. Nada ocurre sin su permiso o fuera de sus propsitos -ni siquiera la maldad. No hay nada que lo perturbe o que no pueda comprender. Sus propsitos siempre son logrados. Por lo tanto, aquellos que le conocen verdaderamente actan con firmeza, en la seguridad de que Dios est con ellos para cumplir su propsito en sus vidas. Deseamos un ejemplo? No hay ejemplo mejor que el de Daniel. Daniel y sus amigos eran hombres temerosos de Dios en el medio hostil de la antigua Babilonia. Eran esclavos, buenos esclavos. Servan en la corte. Pero las dificultades comenzaron cuando se negaron a obedecer las rdenes que fueran contrarias a las del Dios verdadero a quien conocan y adoraban. Cuando Nabucodonosor oblig a5

todos a adorarle y postrarse delante de la estatua que l haba levantado, Daniel y sus amigos se negaron. Cuando durante treinta das se abolieron las oraciones a cualquiera que no fuera el rey Daro, Daniel sigui haciendo como haba hecho hasta entonces: oraba a Dios tres veces al da frente a su ventana. Qu les pasaba a estos hombres? No saban prever cules seran las consecuencias? Crean que su desacato sera pasado por alto? De ningn modo. Conocan las consecuencias, pero tambin conocan a Dios. Podan ser poderosos, confiando en que Dios hara con ellos su voluntad, la salvacin o la destruccin en el foso de los leones o en el horno de fuego ardiendo. Estos hombres dijeron: "He aqu nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librar. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado" (Dn. 3:17-18). Un dios dbil no puede producir hombres poderosos, ni tampoco merece ser adorado. Un Dios poderoso, como el Dios de la Biblia, es una fuente de poder para aquellos que le conocen.

LA CIENCIA MS ELEVADA

Por lo tanto, aprendamos sobre Dios y conozcamos a Dios en el sentido bblico ms... completo. Jess nos anim a hacer esto cuando dijo: "Venid a m todos los que estis trabajados y cargados, y yo os har descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m, que soy manso y humilde de corazn; y hallaris descanso para vuestras almas" (Mt. 11:28-29). Esta es la verdadera sabidura. Para el cristiano es un privilegio y una obligacin especial. Cul ser el mejor curso de estudio para una persona que es un hijo de Dios? No ser el propio Dios? Si bien es cierto que existen otras reas de estudio tambin valederas, la ciencia ms elevada, el rea que ms abrir nuestras mentes, ser el estudio de la naturaleza divina de Dios. Spurgeon una vez escribi: Existe en la contemplacin de la Divinidad algo que perfecciona la mente. El tema es tan vasto, que todos nuestros pensamientos se pierden en su inmensidad; es tan profundo, que nuestro orgullo se ahoga en su infinita profundidad. Hay otros temas que podemos comprender y entender; cuando nos ocupamos de ellos sentimos una especie de autosatisfaccin, y podemos seguir nuestro camino pensando: "Qu sabio soy!" Pero cuando nos encontramos con esta ciencia maestra, y vemos que no podemos sondear su profundidad, y que nuestra vista de guila no puede apreciar su altura, nos damos vuelta con la... solemne exclamacin: "Soy slo de ayer, y nada conozco "....Pero mientras el tema humilla la mente, tambin la expande... No existe nada que pueda ampliar el intelecto de esta manera, nada que pueda magnificar el alma del hombre, como la investigacin devota, aplicada y continua del gran tema de la Deidad. 2 Todo cristiano debera confiadamente perseguir esta meta. Dios ha prometido que todos los que lo buscan lo encontrarn. Si llaman, la puerta se abrir.

Notas1.

2.

J. I. Packer, Knowing God (Downers Grove,111.: InterVarsity Press, 1973), p. 32. Charles Haddon Spurgeon, The New Park Street Pulpit, vol. 1, 1855 (Pasadena, Tex.: Pilgrim Publications, 1975), p. 1.

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EL DIOS DESCONOCIDO

"CASI TODA LA SABIDURA QUE POSEEMOS, ES DECIR, LA SABIDURA que es verdadera y confiable, puede reducirse a dos cosas: el conocimiento de Dios y de nosotros mismos."1 Estas palabras, del primer prrafo del libro Institucin de la religin cristiana de Juan Calvino, sealan el punto al que hemos llegado luego del captulo anterior, pero tambin introducen un nuevo problema. Si es cierto que la sabidura consiste en "el conocimiento de Dios y de nosotros mismos", esto nos lleva a preguntamos: "Pero quin tiene dicho conocimiento? Quin puede verdaderamente conocer a Dios y conocerse a s mismo?" Si somos sinceros, debemos admitir que librados a nosotros mismos y a nuestras habilidades, la nica respuesta posible es: "Nadie". Librados a nosotros mismos, nadie puede conocer verdaderamente a Dios. Tampoco nos podemos conocer a nosotros mismos en forma adecuada. Cul es el inconveniente? Desde luego, no nos conocemos a nosotros mismos porque no hemos conocido a Dios en primer lugar. Pero, por qu no conocemos a Dios? Es incognoscible? Acaso es su culpa, o la nuestra? Naturalmente, nos resulta ms grato culparlo a l. Pero antes de saltar a esta conclusin deberamos tomar conciencia de lo que implica. Si la culpa es nuestra, aunque este hecho en s pueda no ser reconfortante al menos podr ser subsanado, porque Dios puede hacer cualquier cosa. l puede intervenir. Por otro lado, si la culpa es de Dios (o, como podramos preferir decir, si la culpa est en la naturaleza de las cosas), entonces no hay nada que pueda hacerse. La clave al conocimiento inevitablemente nos eludir, y la vida es absurda. Os Guinness en The Dust of Death aclara este punto al describir un "sketch" realizado por el comediante alemn Karl Vallentin. El cmico entraba al escenario que estaba slo iluminado por un pequeo crculo de luz. Caminaba dando vueltas alrededor de ese crculo con cara de preocupacin. Buscaba algo. A1 cabo de un tiempo un polica se le acercaba y le preguntaba qu haba perdido. "He perdido las llaves de mi casa", responda Vallentin. El polica se le una en la bsqueda, pero sta pareca resultar infructuosa. "Est usted seguro de que la perdi aqu?", preguntaba el polica. "No!", le deca Vallentin, sealando una esquina en la oscuridad. "Fue all". "Y entonces, por qu no est buscando all?" "No hay luz all', contestaba el cmico.2 Si no existe Dios o si existe Dios pero no lo podemos conocer por su culpa, entonces la bsqueda del conocimiento se asemeja a la bsqueda del comediante alemn. Donde debera realizarse la bsqueda, no hay luz; y donde hay luz, la bsqueda no tiene sentido. Pero, es este el caso? La Biblia afirma que el problema no es de Dios sino nuestro. Por lo tanto, el problema tiene solucin. Tiene solucin por que Dios puede tomar, y en realidad ha tomado, la iniciativa de revelarse a nosotros, y as proveernos con la llave que nos faltaba para el conocimiento.

S ER CONSCIENTES DE DIOSDebemos enfrentar el problema, sin embargo: aunque resulte extrao, la persona que no conoce a Dios, en un cierto sentido pero igualmente vlido, le conoce pero reprime ese conocimiento. Aqu debemos volver a recordar la diferencia entre "ser conscientes" de Dios y verdaderamente "conocer a Dios". Conocer a Dios significa tomar conciencia de nuestra profunda necesidad espiritual y de cmo Dios puede suplir dicha necesidad, para luego confiar en Dios y reverenciarlo. Ser conscientes de Dios es slo saber que Dios existe y que merece ser obedecido y adorado. Los hombres y las mujeres no conocen, ni obedecen, ni adoran a Dios en forma natural. Sin embargo, son conscientes de Dios. Esto nos lleva a una de las afirmaciones ms importantes que han sido registradas para beneficio de la humanidad -en la carta del apstol Pablo a la iglesia recin establecida en Roma-. Contienen la primera tesis del apstol en su exposicin de la doctrina cristiana. Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifest. Porque las cosas invisibles de l, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creacin del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen 1

excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazn fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible, en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrpedos y de reptiles. (Ro. 1:18-23) Vemos aqu tres ideas fundamentales. Primero, la ira de Dios se despliega contra el hombre natural. Segundo, el hombre ha rechazado a Dios deliberadamente. Tercero, este rechazo ha tenido lugar a pesar de la conciencia de Dios que posee toda persona naturalmente.

LOS DOS ASPECTOS DE LA REVELACINNuestro punto de partida ser el tercer punto: la conciencia de Dios que toda persona posee naturalmente. Porque es aqu donde vemos que, aunque nadie conoce a Dios naturalmente, nuestro fracaso en conocer a Dios no es culpa de Dios. l se ha revelado a s mismo en dos aspectos, y todos tenemos esta revelacin. El primer aspecto es la revelacin de Dios en la naturaleza. Podemos parafrasear el argumento de Pablo diciendo que todo lo que. el hombre natural puede conocer sobre Dios ha sido revelado en la naturaleza. Por supuesto, debemos admitir que este conocimiento es limitado. Pablo lo define como consistiendo slo de dos cosas: el eterno poder de Dios y su deidad. Pero aunque dicho conocimiento es limitado, es suficiente para que nadie pueda usarlo como excusa para no seguir de ah en adelante buscando a Dios en su plenitud. En un lenguaje contemporneo la frase "eterno poder" puede entenderse cmo la palabra supremaca, y "deidad" podra ser sustituida por ser. Pablo nos est diciendo que la evidencia proporcionada por la naturaleza acerca de la naturaleza de un Ser Supremo es amplia y enteramente convincente. Dios existe, y los seres humanos lo saben. Este es el argumento. Cuando los hombres y las mujeres luego se niegan a reconocer y adorar a Dios, como lo hacen, la culpa no est en la falta de evidencia sino en su determinacin irracional y resuelta de no conocerle. El Antiguo Testamento nos habla de la clara revelacin de Dios en la naturaleza. "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un da emite palabra a otro da, y una noche a otra noche declara sabidura. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oda su voz. Por toda la tierra sali su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras" (Sal. 19:1-4). El asunto es que la revelacin de Dios en la naturaleza es suficiente para convencer a cualquiera de la existencia y el poder de Dios, si la persona la acepta. Pero hay un segundo aspecto a tomar en cuenta en la revelacin que Dios hace de s mismo. Podramos llamarla una revelacin interior o, al menos, la capacidad interior de recibirla. Ninguna persona en su estado natural ha llegado realmente a conocer a Dios en el sentido bblico ms cabal. Pero todas las personas tienen la capacidad de recibir la revelacin natural. Pablo se refiere a esta capacidad cuando dice que "lo que de Dios se conoce les es manifiesto" (Ro. 1:19). Supongamos que venimos manejando por una calle y vemos una sealizacin que dice: "Desvo-Girar a la izquierda". Pero ignoramos esa advertencia y continuamos conduciendo. Sucede que hay un oficial de polica cerca que entonces nos hace detener y nos impone una multa. Qu excusa podramos tener? Podramos decir que no vimos la sealizacin. Pero no har ninguna diferencia. Mientras estemos conduciendo el automvil la responsabilidad de ver la sealizacin y obedecer lo que dice es nuestra. Aun ms, seremos responsables si, por haber ignorado la sealizacin, nos caemos por un barranco destruyndonos a nosotros y a nuestros pasajeros. Pablo nos est diciendo, primero, que hay una sealizacin. Es la revelacin de Dios en la naturaleza. Segundo, tenemos "visin". Si elegimos ignorar la sealizacin, y arriesgarnos a un desastre, la responsabilidad ser nuestra. El juicio de Dios (como el del oficial de polica) se debe a que siendo conscientes de Dios nos negamos a reconocerle como Dios, no a que no le hayamos o no hayamos podido conocerle. Pablo escribe: "de modo que no tienen excusa; pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios" (Ro. 1:20-21). Pablo no est diciendo que hay suficiente evidencia sobre Dios en la naturaleza de modo que el cientfico, que detenidamente sondea los misterios de la naturaleza, puede ser consciente de Dios. No est diciendo que la sealizacin est ah pero que est oculta, que slo la podremos ver si miramos detenidamente. Pablo est diciendo que la sealizacin es bien clara. Es como un anuncio publicitario. No hay nadie, no importa lo tonto o insignificante que sea, que pueda tener como excusa no haberla visto. Hay suficiente evidencia de Dios en una flor de forma tal que tanto un nio como un cientfico pueden ser conducidos a adorar a Dios. Hay suficiente 2

evidencia en un rbol, un canto rodado, un grano de arena, una huella dactilar, para hacernos glorificar a Dios y agradecerle. Este es el camino del conocimiento. Pero las personas no lo tomarn. Pondrn a la naturaleza o a partes de la naturaleza en lugar de Dios y se encontrarn con sus corazones entenebrecidos. Calvino llega a esta conclusin: "Pero aunque no tenemos la posibilidad natural de alcanzar el conocimiento puro y claro de Dios, no tenemos excusa, ya que la torpeza es nuestra culpa. Y tampoco podemos pretender ser ignorantes sin que nuestra conciencia nos acuse de bajeza e ingratitud".3

EL RECHAZO DE DIOSCuando Calvino habla de la bajeza y la ingratitud nos trae al segundo punto en el argumento de Pablo a los Romanos: el hecho de que todos han rechazado a Dios a pesar de la revelacin que Dios hace de s mismo en la naturaleza. Sin embargo, cuando Pablo desarrolla este punto en Romanos (vs. 18), tambin nos muestra la naturaleza de nuestro rechazo y por qu ste tiene lugar. La clave a este rechazo universal a Dios se encuentra en la frase "que detienen con injusticia la verdad". En griego, la palabra traducida "detienen" es katechein, que significa "sostener", "sujetar", "mantener", "coger", "contener", "restringir", "reprimir". En un sentido positivo, el trmino se utiliza para significar estar sujetos a algo que es bueno. Pablo nos habla de "estar asidos a la palabra de vida" (Fil. 2:16). En un sentido negativo, se utiliza para significar cuando equivocadamente se restringe o impide algo. Es as como las nuevas traducciones de la Biblia en Romanos 1:18 hablan de los que "de tienen la verdad con su maldad" (NIV), "detienen la verdad con injusticia" (NASB), y "mantienen la verdad encarcelada en su maldad" (JB). La New English Bible dice que esas personas estn "sofocando" la verdad. Esta es, entonces, la naturaleza del problema. La ira de Dios se revela desde los cielos contra los seres humanos, no porque simplemente o por descuido no se han percatado de la verdad, sino ms bien porque en lo profundo de sus corazones, con maldad y deliberadamente, han reprimido lo que saban sobre Dios. R. C. Sproul ha llamado a este argumento "el corazn de la psicologa paulina del atesmo"4 sealando que es aqu donde radica la culpa humana. Las personas tienen el conocimiento suficiente para volverse de su forma de vida hacia Dios y as, por lo menos, comenzar a buscarle. Pero este conocimiento, como si fuera un enorme resorte, ha sido sujetado. Ahora el resorte amenaza con soltarse y demoler el punto de vista y el estilo de vida del que lo est sujetando. Entonces esa persona lo oprime an ms, deteniendo la verdad. Por qu hacemos esto? Si es cierto que, como sealamos en el captulo anterior, el conocimiento de Dios obra siempre en nuestro beneficio y si, como acabamos de decir, el principio de dicho conocimiento ya se halla presente en nosotros, entonces, por qu lo reprimimos? No tendramos que recibir esa verdad con los brazos abiertos e intentar tomar ms de ella? Acaso las personas son simplemente irracionales en este asunto? O ser que el argumento de Pablo es errneo? Pablo no est equivocado. Los hombres y las mujeres detienen la verdad. Pero el motivo por el cual lo hacen es que no les gusta la verdad sobre Dios. No les gusta el Dios a quien esa verdad los conduce. Notemos que Pablo comienza estos versculos de Romanos diciendo que la ira de Dios se revela desde el cielo contra "toda impiedad e injusticia de los hombres". La impiedad tiene varios significados. En esta ocasin no significa que los seres humanos no son como Dios (si bien esto es cierto), sino que adems estn en un estado de oposicin a la naturaleza divina de Dios. Dios es soberano, pero a las personas no les gusta su soberana. No desean reconocer que hay Uno que con rectitud los gobierna. Dios es santo, pero a los hombres y las mujeres no les gusta su santidad. Su santidad pone nuestra propia pecaminosidad sobre el tapete. No nos gusta un Dios que ve hasta en lo ms recndito de nuestros corazones y que nos conoce ntimamente. Casi todo lo que puede ser conocido sobre Dios le resulta, de algn modo u otro, repulsivo al hombre natural. Entonces reprime la evidencia que lo podra conducir en la direccin del verdadero conocimiento de Dios. La segunda palabra es "injusticia". Al hombre natural todo lo que sea de Dios le resulta repugnante, pero el motivo sustancial de esta repugnancia es la justicia divina. Dios es santo, pero las personas no son santas. Las personas no son rectas, y estn conformes con su falta de rectitud. En consecuencia, no desean conocer a un Dios que les demandara imposiciones morales. Conocer a Dios requerira un cambio. En otras palabras, el rechazo a conocer a Dios se basa en causas morales y no intelectuales.

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RECHAZANDO EL CONOCIMIENTO DE D IOSHemos llegado a esta altura a la verdadera fuente del problema humano. Los hombres y las mujeres han rechazado el principio del conocimiento de Dios por razones morales y psicolgicas. Pero les resulta imposible detenerse ah. Han rechazado a Dios; pero todava son criaturas divinas y en su carcter intelectual y moral tienen necesidad de Dios (o de algo que se le asemeje). Al ser reacias y conocer el verdadero Dios y al no poder vivir sin l, se inventan dioses sustitutos para ocupar su lugar. Estos dioses pueden ser las leyes cientficas sofisticadas de nuestra cultura, los dioses y las diosas del mundo griego y romano, o las imgenes bestiales y depravadas del paganismo. La universalidad de la religin en este planeta no se debe a que los hombres y las mujeres estn buscando a Dios, como algunos han argumentado. En realidad, se debe a que no desean aceptar a Dios, y sin embargo, necesitan algo que ocupe el lugar de Dios. El proceso de rechazo es un proceso de tres etapas, bien conocido por los psiclogos contemporneos: el trauma, la represin y la sustitucin. En su anlisis del atesmo, Sproul demuestra que la confrontacin con el Dios verdadero choca y lastima a las personas. Es traumtica. Como consecuencia, reprimimos lo que sabemos. "No hay ningn trauma si los ojos permanecen siempre cerrados y la luz no puede penetrar. Pero los ojos se cierran como reaccin al choque provocado por la luz -luego de haber experimentado el dolor".5 El punto importante es que el conocimiento de Dios, aunque reprimido, no puede ser destruido. Permanece intacto, aunque profundamente enterrado en el subconsciente. Su ausencia es sentida, y el Dios verdadero es sustituido por "lo que no es Dios".

LA IRA DE DIOS

Llegamos as a la primera afirmacin de Pablo, habiendo tomado los tres puntos principales de la porcin en el sentido inverso: la ira de Dios se revela contra los seres humanos porque han reprimido lo que comprendan del conocimiento de Dios. Algunas personas se sienten profundamente incmodas por la enseanza de que el Dios del universo manifiesta ira. Entienden que Dios es un Dios de amor, como sin duda lo es, y no pueden comprender cmo Dios puede poseer ambas caractersticas. En este punto, o no comprenden, o no conocen a Dios. Un Dios que no manifiesta ira contra el pecado es un Dios deforme o mutilado. Le falta algo. Dios es perfecto en su amor. Eso es verdad. Pero Dios tambin es perfecto en su ira que, como Pablo nos dice en Romanos, "se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres". En cualquier presentacin lgica de la doctrina, la ira de Dios es la primer verdad que debemos aprender sobre l. Por qu no comenz Pablo dicindonos que el amor de Dios se revela desde el cielo? No lo hizo porque Dios no sea amor, porque s lo es, como Pablo nos demostrar ms adelante. Es para que reconozcamos nuestra profunda necesidad espiritual y que estemos preparados para recibir el conocimiento de Dios a travs de nuestro Seor y Salvador Jesucristo, porque slo as podremos recibirlo. Cuando los hombres y las mujeres se acercan a Dios jactndose de su supuesto conocimiento espiritual, Dios los declara ignorantes. Si se acercan a Dios jactndose de sus propios logros, Dios no puede y no los recibir. Pero si, con humildad, reconocen que han rechazado lo que Dios con claridad revel en la naturaleza, que no tienen excusa, que la ira de Dios justamente est suspendida sobre ellos, entonces Dios obrar en sus vidas. Les mostrar que ya abri un camino para que la ira de Dios no caiga sobre ellos, que Jess lo tom, y que ahora el camino est libre para que crezcan en el amor y el conocimiento de Dios que es la salvacin.

Notas

1. Calvino, Juan, Institucin de la religin cristiana. Pases bajos: Fundacin editorial de literatura reformada, 1967. 2. Os Guinness, The Dust of Death (Downers Grove, Ill.: Interarsity Press, 1973), p. 148. 3. Calvino, Juan, Institucin de la religin cristiana. Pases bajos: Fundacin editorial de literatura reformada, 1967, pp. 68-69. 4. R. C. Sproul, The Psychology of Atheism (Minneapolis: Bethany Fellowship, 1974), p. 59. 5. Ibid, p. 75. 4

3 LA BIBLIAEN NUESTRO ESTUDIO SOBRE LA DOCTRINA CRISTIANA HEMOS ARRIBADO A TRES VERDADES FUNDAMENTALES: primero, el conocimiento de Dios obra en nuestro beneficio; segundo, Dios ha revelado a todos algunas verdades sobre s en la naturaleza; pero, tercero, las personas han rechazado esta revelacin y han sustituido al Creador por dioses falsos. La conciencia del Dios verdadero la tenemos en forma exterior, en todo lo que vemos, y en forma interior, a travs del proceso de nuestras mentes y nuestros corazones. Pero hemos negado nuestra conciencia de Dios, cambiando el conocimiento que tenemos en supersticin. Como resultado, el mundo, a pesar de toda su sabidura, no conoce a Dios y tampoco puede conocerse a s mismo. Qu se deber hacer? Resulta obvio, despus de lo que ya hemos dicho, que los hombres y las mujeres no pueden hacer nada por s solos. Pero las buenas nuevas de la religin cristiana es que aunque no podemos hacer nada, Dios ya ha hecho algo. Ha hecho lo que haba de hacerse. Se ha comunicado con nosotros. En otras palabras, adems de la revelacin general pero limitada en la naturaleza, Dios ha provisto una revelacin especial con el propsito de conducir a los que no conocan a Dios, y no queran conocer a Dios, a un conocimiento salvador. Esta revelacin especial tiene tres etapas. Primero, existe la revelacin en la historia. sta se centra en la obra del Seor Jesucristo. l muri tomando el lugar de los pecadores y resucit como prueba de su justificacin divina. Segundo, existe una revelacin escrita. sta es la Biblia. Dios ha provisto un registro interpretativo de lo que l hizo por nuestra redencin. Finalmente, existe la aplicacin prctica de estas verdades en la mente y el corazn del individuo por obra del Espritu Santo. Como resultado de esto el individuo nace de nuevo, recibe al Seor Jesucristo como su Salvador, y puede seguirle fielmente hasta el final de su vida. Resulta evidente, sin embargo, la importancia crtica de la Biblia en esta revelacin especial en tres etapas. Slo en la Biblia podemos aprender sobre la redencin divina de los pecadores; a travs de la Biblia el Espritu habla a los individuos. Por lo tanto, como dice Calvino, "Nuestra sabidura debera consistir nicamente en abrazar con humildad, y sin encontrarles ninguna falta, las enseanzas de las Sagradas Escrituras."1 Sin las Escrituras nuestra sabidura es imaginaria y se convierte en necedad. Con las Escrituras, y bajo la gua del Espritu Santo podemos aprender lo que Dios es, lo que ha hecho por nosotros, y cmo podemos responderle y vivir nuestras vidas en comunin con l.

DIOS HA HABLADO

La importancia de la Biblia radica en que es la Palabra de Dios escrita. Y la primera razn para creer que la Biblia es esto se encuentra en las propias enseanzas bblicas sobre la Biblia. Es all donde todas las personas y en especial los cristianos deberan comenzar. Muchos apelan a las Escrituras para defender doctrinas bsicas: la doctrina de Dios, la deidad de Cristo, la expiacin, la resurreccin, la naturaleza de la iglesia, la obra del Espritu Santo, el juicio final y muchos otros puntos teolgicos. Y est bien que as lo hagan. Pero si la Biblia tiene autoridad y exactitud en estos temas no existe ningn motivo por el cual no tendra autoridad y exactitud cuando habla sobre s misma. Si encaramos el tema de esta manera, el primer versculo que estudiaremos ser 2a Timoteo 3:16. Aqu el Nuevo Testamento se refiere al Antiguo Testamento y seala que "toda Escritura es. inspirada por Dios". La frase en ingls "es inspirada por" (RSV) o "es dada por inspiracin de" (KJV) es una traduccin de una sola palabra griega. Esta palabra, como lo seal B. B. Warfield en los albores de este siglo, "muy claramente no significa 'inspirada de Dios' .2 La frase en ingls proviene de la Latina Vulgata (divinitus inspirata) que fuera traducida por Wycliffe ("Toda Escritura de Dios inspirada es...") y en otras versiones inglesas tempranas. Pero la palabra griega no significa "inspirada". Literalmente significa "exhalada por Dios". Esta palabra nunca ha sido correctamente traducida por ninguna versin en ingls hasta la publicacin en 1973 de la New International Version: New Testament.

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El trmino griego theopneustos combina la palabra "Dios" (theos) y la palabra "aliento" o "espritu" (pneustos). En espaol la palabra Dios la encontramos en los trminos teologa, teofana, monotesmo, atesmo, y en los nombres Dorotea, Teodoro y otros. Pneuma se preserva en las palabras neumtico y neumona. Juntas, estas palabras nos ensean que las Escrituras son el resultado directo de la exhalacin de Dios. Warfield escribe: El trmino griego... nada nos dice sobre inspirar o sobre inspiracin: habla slo sobre "spirar" o "spiracin". Lo que nos dice de las Escrituras no es que "Dios ha exhalado en ellas" o que son producto de un "soplo" divino en los autores humanos, sino que han sido exhaladas por Dios. Cuando Pablo afirma, entonces, que "toda Escritura" o "todas las Escrituras" son producto del aliento divino, "son exhaladas por Dios", est afirmando con toda la fuerza posible que las Escrituras son producto de una operacin especficamente divina.3 Algunas cosas registradas en la Biblia son, por supuesto, slo las palabras de hombres dbiles y errados. Pero cuando ese es el caso, las palabras son identificadas como tales, y la enseanza divina en esos pasajes es tal que esos puntos de vista son evidentemente dbiles y errados. Para dar un ejemplo bien extremo, en los captulos iniciales del libro de Job leemos: "Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dar por su vida" (Job 2:4). Pero esto no es cierto, al menos no en todos los casos. Cmo podemos explicarlo? Si leemos el captulo con detenimiento veremos que estas palabras fueron dichas por el diablo, quien es descrito en otras ocasiones como el padre de mentira (Jn. 8:44). De manera similar, en el resto del libro nos encontramos con largos captulos repletos con el consejo en vano y a veces equivocado de los amigos de Job. Pero sus palabras no son toda la verdad, y de pronto Dios irrumpe en este desatino para preguntar: "Quin es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabidura?" (Job 38:2). Aqu Dios especficamente expone las opiniones falsas de los consejeros de Job. La Biblia tiene una autoridad absoluta con respecto a los acontecimientos narrados en sus relatos, y siempre que Dios habla, ya sea directamente o por intermedio de alguno de sus profetas, tenemos no slo una precisin perfecta sino una autoridad absoluta. Se ha sealado que slo tomando en cuenta el Pentateuco la frase "Jehov habl, diciendo" aparece unas ochocientas veces y que la frase "As dijo Jehov" es un estribillo recurrente en los profetas.

"DICE "/"DIOS DICE"Podemos colocar una serie doble de pasajes, seleccionada por Warfield, al lado del versculo de 2a Timoteo, que demuestran a las claras que los autores del Nuevo Testamento identificaban ala Biblia que posean, el Antiguo Testamento, con la voz viviente de Dios. "En una de esta clase de pasajes", escribe Warfield "se habla de las Escrituras como si estas fueran Dios; en la otra clase, se habla de Dios como si l fuera las Escrituras: en ambas oportunidades, Dios y las Escrituras estn en tal conjuncin que es evidente que no se distingue ninguna diferencia en cuanto a la autoridad".4 El lector sensible, al leer la Biblia, slo puede concluir que el carcter exclusivo y divino de los libros sagrados no fue una afirmacin abstracta o inventada por los autores bblicos sino el supuesto bsico sobre el que fundaban todo lo que enseaban o escriban. Como ejemplo de la primera clase de pasajes tenemos los siguientes: Glatas 3:8, "Y la Escritura, previendo que Dios haba de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti sern benditas todas las naciones" (Gn. 12:1-3); Romanos 9:17, "Porque la Escritura dice a Faran: Para esto mismo te he levantado" (Ex. 9:16). No fue la Escritura, sin embargo (ya que sta no exista en ese tiempo), la que previendo los propsitos divinos de gracia en el futuro, habl estas preciosas palabras a Abraham, sino Dios mismo en persona: no fue la Escritura todava no existente la que hizo ese anuncio a Faran, sino Dios mismo hablando por boca de Moiss su profeta. Estos hechos pueden ser atribuidos a la "Escritura" porque en la mente del escritor se identificaba en forma habitual el texto de la Escritura con Dios cuando hablaba, una identificacin que hizo que el uso de la frase "La Escritura dice" se volviera natural, cuando lo que se quera decir era "Dios, como lo registra la Escritura, dijo". Ejemplos de la otra clase de pasajes son los siguientes: Mateo 19:4-5, "l, respondiendo, les dijo: No habis ledo que el que los hizo al principio, varn y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejar padre y madre, y se unir a su mujer, y los dos sern una sola carne?" (Gn. 2:24); Hebreos 3:7, "Por lo cual, como

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dice el Espritu Santo: Si oyereis hoy su voz", etc. (Sal. 95:7); Hechos 4:24, "t eres el Dios... que por boca de David tu siervo dijiste: Por qu se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas?" (Sa. 2:1); Hechos 13:34-35, "Y en cuanto a que le levant de los muertos para nunca ms volver a corrupcin, lo dijo as: Os dar las misericordias fieles de David" (Is. 55:3); "Por eso dice tambin en otro salmo: No permitirs que tu Santo vea corrupcin" (Sal. 16:10); Hebreos 1:6 "Y otra vez, cuando introduce al Primognito en el mundo, dice: Adrenle todos los ngeles de Dios" (Dt. 32:43); "Ciertamente de los ngeles dice: El que hace a sus ngeles espritus, y a sus ministros llama de fuego" (Sal. 104:4); "Mas del Hijo l dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo", etc. (Sal. 45:6) y "T, o Seor, en el principio", etc. (Sal. 102:25). No es en boca de Dios, sin embargo, en que se ponen estos dichos en el texto del Antiguo Testamento: son las palabras de otros, registradas en el texto de la Escritura como habladas por o de parte de Dios. Pueden ser atribuidas a Dios porque en las mentes de los escritores, se identificaba habitualmente el texto de la Escritura con los dichos de Dios, de forma que les resultaba natural usar la frase "Dios dice" cuando lo que queran decir era "la Escritura, la palabra de Dios, dice". Estas dos series de pasajes, tomados conjuntamente, nos demuestran cmo en la mente de los escritores haba una identificacin absoluta de la "Escritura" con los dichos de Dios.5

IMPULSADOS POR DIOS

Nada en la discusin que precede es para negar el elemento humano genuino en la Escritura. En 2a Pedro 1:21, Pedro escribe: "porque nunca la profeca fue trada por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios, hablaron siendo inspirados por el Espritu Santo". No podemos enfatizar demasiado, a la luz de algunos malentendidos comunes, que Pedro reconoce que los hombres han participado en la escritura de la Escritura. Dice que "los hombres... hablaron". Pero lo que hace que la Biblia sea distinta a otros libros es que cuando hablaban (o escriban) los autores bblicos eran impulsados por Dios. Los autores bblicos escribieron a partir de su propia experiencia. Usaron si vocabulario. El valor literario de los escritos vara. En ocasiones usan fuente: seculares. Son selectivos. De muchas maneras los libros de la Biblia muestras evidencia de haber sido escritos por personas que eran muy humanas y muy de su tiempo. Sin embargo, los libros del Antiguo y Nuevo Testamento muestran evidencia, de ser algo ms que meramente humanos. Pedro dice que estos escritores: "hablaron de parte de Dios" o que "fueron inspirados por el Espritu Santo". La palabra que aqu se traduce "inspirados" es significante. Es usada por Lucas, para describir la llegada del Espritu Santo en Pentecosts como "un estruendo de un viento recio" (Hch. 2:2). Ms adelante Lucas vuelve a utilizar esta palabra en la narracin dramtica de la tormenta mediterrnea que finalmente destruye la nave que llevaba a Pablo a Roma. Lucas seala que la nave fue arrastrada por el viento. "Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, no: abandonamos a l y nos dejamos llevar" (Hch. 27:15); "arriaron las velas 3 quedaron a la deriva" (vs. 17). Lucas estaba diciendo que la nave estaba a 11 merced de la tormenta. No dejaba de ser una nave, pero s dejaba de tener control sobre su rumbo y su destino. De manera similar, Pedro nos ensea que los escritores de la Biblia se dejaron llevar en sus escritos para producir las palabras que Dios quera que fueran registradas. Escribieron como personas, pero como personas impulsadas por el Espritu Santo. El resultado fue la revelacin de Dios. No hay nada en el versculo de 2' Pedro que implique un mtodo particular por el cual los escritores bblicos tomaban conciencia de la palabra de Dios y la transcriban. Los mtodos que Dios us para comunicar su revelacin a los escritores bblicos difieren entre s. Algunos escribieron como cualquier persona podra escribir hoy en da, recopilando material y organizndolo para mostrar los hechos ms significativos. Es este el caso de Juan, el autor del cuarta evangelio, y de Lucas, el autor del tercer evangelio y de los Hechos de los Apstoles (Jn. 20:30; Lc. 1:1-4; Hch. 1:1-2). Dios no les dict estos libros. Moiss recibi la revelacin de la ley en el Monte Sina en medio del fuego, el humo y los truenos (Ex. 19:18-19). Dios se le apareci a Daniel en una visin (Dn. 2:19). Isaas nos dice que escuch la voz del Seor como si hubiera escuchado la voz de una persona. "Esto fue revelado a mis odos de parte de Jehov de los ejrcitos" (Is. 22:14). Los mtodos fueron diversos, pero el resultado fue siempre el mismo. El producto final es la revelacin especfica de Dios.

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Muchos de los textos mencionados hasta ahora tienen que ver con el Antiguo Testamento. Pero tambin hay textos que sealan que la enseanza del Nuevo Testamento sobre el Antiguo Testamento tambin es aplicable a los escritos del Nuevo Testamento. As, Pablo habla del evangelio que ha predicado: "Por lo cual tambin nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que osteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino segn es en verdad, la palabra de Dios, la cual acta en vosotros los creyentes" (1 Ts. 2:13; comparar con G. 1:11-12). Pedro, de manera similar, est colocando las cartas paulinas en la misma categora que el Antiguo Testamento: "como tambin nuestro amado hermano Pablo, segn la sabidura que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epstolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como tambin las otras Escrituras, para su propia perdicin" (2 P 3:15-16). Por supuesto, el Nuevo Testamento no habla de s mismo con la misma frecuencia y exactamente del mismo modo que lo hace sobre el Antiguo Testamento, ya que los libros del Nuevo Testamento an no haban sido recogidos en un volumen autorizado en vida de sus escritores. A pesar de ello, en varias ocasiones los escritores del Nuevo Testamento hablan de sus escritos como las palabras de Dios. En algunos casos, cundo un libro del Nuevo Testamento fue escrito con posterioridad a otros escritos del Nuevo Testamento, este libro posterior se refiere a los anteriores en los mismos trminos que los cristianos y judos usaban para referirse al Antiguo Testamento.

EL TESTIMONIO DE J ESUCRISTOLa razn ms importante para creer que la Biblia es la Palabra de Dios escrita y, por ende, la nica autoridad para los cristianos en cuanto a su fe y su conducta es la enseanza de Jesucristo. En la actualidad es comn que algunos contrapongan la autoridad de la Biblia en forma desfavorable con la autoridad de Cristo. Pero dicha contraposicin no tiene justificativo. Jess de tal forma se identific a s mismo con la Escritura e interpret su ministerio a la luz de la Escritura que es imposible debilitar la autoridad de una sin debilitar concomitantemente la autoridad del otro. Jess tena en muy alta estima al Antiguo Testamento como lo atestigua, en primer lugar, el hecho de que siempre apelaba a l como la autoridad infalible. Cuando fue tentado por el diablo en el desierto, Jess respondi tres veces con citas de Deuteronomio (Mt. 4:1-11). A la pregunta de los Saduceos sobre el casamiento en el cielo y la realidad de la resurreccin (Lc. 20:27-40), primero les reprendi por no conocer las Escrituras ni el poder de Dios y luego cit directamente de xodo 3:6, "Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob". En muchas otras oportunidades Jess apel a la Escritura para sustentar sus acciones, como cuando defendi la limpieza del templo (Mr. 11:15-17) o con referencia a su sumisin frente a la cruz (Mt. 26:53-54). Ense que "la Escritura no puede ser quebrantada" (Jn. 10:35). Declar "que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasar de la ley, hasta que todo se haya cumplido" (Mt. 5:18). Con respecto a Mateo 5:18 debemos hacer una consideracin adicional. Es evidente, incluso cuando leemos la frase luego de un espacio de unos dos mil aos, que la expresin "ni una jota ni una tilde" era una expresin que se refera a las partes ms diminutas de la ley mosaica. La jota era la letra ms pequea del alfabeto hebreo, la letra que podramos transliterar como una i o una y. En el hebreo escrito se pareca a una coma, aunque se escriba casi arriba de las letras y no en la parte inferior. La tilde (o pice, KJV) era lo que podramos llamar a esas virgulillas que se proyectan de letras y que sirven para diferenciar un tipo de letra romano de uno moderno. En muchas Biblias el Salmo 119 se divide en veintids secciones, cada una comenzando con una letra distinta del alfabeto hebreo. Si la Biblia que uno est usando ha sido bien impresa, el lector puede ver lo que es una tilde comparando la letra hebrea delante del versculo 9 con la letra hebrea delante del versculo 81. La primera letra es una beth. La segunda es una kaph. La nica diferencia es la virgulilla. Esta misma caracterstica es la que distingue a daleth de resh, y vau de zayin. De acuerdo con Jess, entonces, ni una "i" ni una "virgulilla" de la ley se perderan hasta tanto no se cumpliera toda la ley. Qu es lo que le da a la ley tal carcter de permanencia? Obviamente no se trata de nada de origen humano, porque todas las cosas humanas pasan. La nica base para la calidad indestructible de la ley es que realmente es divina. No perecer porque es la palabra del Dios verdadero, vivo y eterno. Esa es la parte medular de la enseanza de Cristo. 4

En segundo lugar, Jess contempl su vida como la consumacin de la Escritura. Conscientemente se sujet a ella. Comenz su ministerio con una cita de Isaas 61:1-2. "El Espritu del Seor est sobre m, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazn; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el ao agradable del Seor" (Lc. 4:18-19). Cuando acab de leer, enroll el libro y dijo: "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros" (vs.21). Jess afirmaba ser el Mesas de quien haba escrito Isaas. Estaba identificando su futuro ministerio con las pautas de la Escritura. Ms adelante en su ministerio nos encontramos con los discpulos de Juan el Bautista que se acercan a Jess con la pregunta de Juan: "Eres t aquel que haba de venir, o esperaremos a otro?" (Mt. 11:3). Jess les respondi con una segunda referencia a esta seccin de la profeca de Isaas. Les dijo, en efecto: "No tomen mi palabra sobre lo que yo digo sobre m. Miren lo que Isaas predijo sobre el Mesas. Y entonces vean si lo estoy cumpliendo". Jess desafi a las personas a que evaluaran su ministerio a la luz de la palabra de Dios. El evangelio de Juan nos muestra a Jess hablando con los gobernantes judos sobre la autoridad, y el punto crtico de lo que dice tiene que ver con la Escritura. Les dice que nadie podr creer en l si no ha credo primero en lo que escribi Moiss, porque Moiss escribi sobre l. "Escudriad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de m... No pensis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moiss, en quien tenis vuestra esperanza. Porque si creyeseis a Moiss, me creerais a m, porque de m escribi l. Pero si no creis a sus escritos, cmo creeris a mis palabras?" (Jn. 5:39, 45-47). Al final de su vida, cuando Jess cuelga de la cruz, otra vez est pensando en la Escritura. Dice "Dios mo, Dios mo, por qu me has desamparado?" (una cita de Sal. 22:1). Dice que tiene sed. Le dan un hisopo mojado en vinagre para que el Salmo 69:21 se cumpla. Tres das ms tarde, luego de la resurreccin, est camino a Emas con dos de sus discpulos, regandolos por no haber usado la Escritura para entender la necesidad de su sufrimiento. Les dice: "Oh insensatos, y tardos de corazn para creer todo lo que los profetas han dicho! No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moiss, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de l decan" (Le. 24:25-27). Basado en estos y muchos otros pasajes no cabe duda que Jess tena en muy alta estima al Antiguo Testamento y siempre se someta a l como la revelacin autorizada. Ense que las Escrituras daban testimonio de l, del mismo modo que l daba testimonio de ellas. Como eran las palabras de Dios, Jess las consideraba totalmente confiables, en su conjunto y hasta en los ms pequeos detalles. Jess tambin suscribi el Nuevo Testamento, aunque de manera diferente al Antiguo Testamento (porque, por supuesto, el Nuevo Testamento an no haba sido escrito). Pero l previ que el Nuevo Testamento haba de ser escrito y entonces eligi a los apstoles para que fueran los depositarios de la nueva revelacin. Haban dos requisitos para un apstol, como se seala en Hechos 1:21-26 y en otros pasajes. Primero, el apstol deba ser alguien que hubiera conocido a Jess durante los das de su ministerio en esta tierra y que hubiera sido testigo de su resurreccin en particular (vs. 21-22). El apostolado de Pablo estaba en tela de juicio en este punto, ya que se convirti al cristianismo luego de la ascensin y por lo tanto nunca lo conoci en la carne. Pero Pablo cita su visin de Cristo resucitado en el camino a Damasco como prueba de haber cumplido con este requisito. "No soy yo apstol?... No he visto a Jess el Seor nuestro?" (1 Co. 9:1). El segundo requisito era que Jess deba haber elegido al apstol para esa tarea y ese papel exclusivo. Como parte de esto les prometi un otorgamiento nico del Espritu Santo para que pudieran recordar, comprender y registrar las verdades concernientes a su ministerio. "Mas el Consolador, el Espritu Santo, a quien el Padre enviar en mi nombre, l os ensear todas las cosas, y os recordar todo lo que yo os he dicho" (Jn. 14:26). De manera similar, "An tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podis sobrellevar. Pero cuando venga el Espritu de verdad, l os guiar a toda la verdad; porque no hablar por su propia cuenta, sino que hablar todo lo que oyere, y os har saber las cosas que habr de venir. l me glorificar; porque tomar de lo mo, y os lo har saber" (Jn. 16:12-14).

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Cumplieron los apstoles con la comisin? S, lo hicieron. El Nuevo Testamento es el resultado. Lo que es ms, la iglesia primitiva reconoci su papel. Porque llegado el momento de decidir oficialmente cules seran los libros a incluirse en el canon del Nuevo Testamento, el factor decisivo fue percibido como siendo si haban sido o no escritos por los apstoles o si tenan el respaldo apostlico. La iglesia no cre el canon. Si as lo hubiera hecho el canon estara por encima de las Escrituras. En cambio, la iglesia se sujet a las Escrituras como a una autoridad superior.

CREYENDO EN LA BIBLIATermino este captulo con una pregunta que es obvia. Creemos en estas enseanzas? Creemos que la Biblia es sin duda la Palabra de Dios escrita, segn su propia enseanza y la del Seor Jesucristo? En la actualidad se ha vuelto popular dudar de esta enseanza. Esto ha causado mucha confusin en la teologa y en la iglesia cristiana. Pero la duda no es nueva. Es la ms fundamental y original de todas las dudas. Aparece en los labios de Satans, en los primeros captulos de la Biblia. "La (serpiente) dijo a la mujer: Conque Dios os ha dicho: No comis de todo rbol del huerto?" (Gn. 3:1). La pregunta es: Podemos confiar en Dios? Es la Biblia verdaderamente su Palabra? Creemos esto sin ninguna reserva mental? Si cuestionamos la Palabra de Dios o si tenemos alguna reserva mental respecto a su autoridad, nunca podremos interesarnos en el verdadero estudio de la Biblia, ni tampoco alcanzaremos la plenitud de la sabidura sobre Dios y sobre nosotros mismos, que es lo que l desea para nosotros. Por otro lado, si aceptamos estas verdades, desearemos estudiar la Biblia, y creceremos en conocimiento y devocin. El estudio de las Escrituras nos bendecir. El texto con que comenzamos este captulo termina diciendo: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y til para ensear, para redargir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." (2 Ti. 3:16-17).

Notas 1. Calvin, Institutos, p. 237. 2. Benjamn Breckinridge Warfield, The Inspiration and Authority of the Bible, ed. Samuel G. Craig (London: Marshall, Morgan & Scott, 1959), p. 132. 3. Ibid., p. 133. 4. Ibid., p. 299. 5. Ibid., pp. 299-300.

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LA AUTORIDAD DE LAS ESCRITURAS

LA CAUSA PRIMARIA DE LA CONFUSIN EXISTENTE DENTRO DE LA iglesia cristiana del presente es la ausencia de una autoridad vlida. Han habido intentos de proveer esta autoridad mediante la realizacin de pronunciamientos por parte de concilios eclesiales, encuentros existenciales con una "palabra" de Dios intangible y por otros medios. Pero ninguno de estos enfoques puede afirmar que ha sido muy exitoso. Qu es lo que est mal? Cul es la fuente de la autoridad cristiana? La respuesta protestante clsica a esta pregunta es la Palabra de Dios revelada, la Biblia. La Biblia tiene autoridad porque no son solamente las palabras de unos simples humanos, aunque humanos fueron los canales a travs de los que nos lleg, sino que es el resultado de la "exhalacin" de Dios. Es su producto. Pero existe otro nivel donde puede surgir la cuestin de la autoridad. Este tiene que ver con la forma en que nos convencemos de la autoridad de la Biblia. Qu es lo que tiene la Biblia o el estudio de la Biblia que debera convencemos que se trata en realidad de la Palabra de Dios? El aspecto humano de esta cuestin de la autoridad nos lleva un poco ms a fondo en lo que queremos significar cuando decimos que la Biblia es la Palabra de Dios; porque el significado cabal de dicha afirmacin no es slo que Dios ha hablado al darnos la Biblia, sino que tambin contina hablando a travs de ella a cada individuo. En otras palabras, cuando como individuos estudiamos la Biblia, Dios nos habla en nuestro estudio y las verdades que all encontramos nos transforman. Se da un encuentro directo entre el creyente individual y Dios. Es a lo que Lutero se refera cuando declar en la Dieta de Worms: "Mi conciencia ha sido cautivada por la palabra de Dios". Es a lo que Calvino se refera cuando declar que "la Escritura se auto autntica".1 Slo la experiencia directa convencer a alguien que las palabras de la Biblia son autnticas y que son las nicas palabras de Dios que tienen autoridad. Como dijo Calvino: "El mismo espritu, entonces, que habl por boca de los profetas debe introducirse en nuestros corazones para persuadirnos que ellos proclamaron con fidelidad lo que se les haba encomendado."2 La Biblia es algo ms que un cuerpo de verdades reveladas, una coleccin de libros verbalmente inspirados por Dios. Se trata tambin de la voz viviente de Dios. El Dios vivo nos habla en sus pginas. Por lo tanto, no debe ser valorada como un objeto sagrado para ser colocado en una repisa y olvidado, sino como un lugar santo, donde los corazones y las mentes de las personas puedan entrar en un contacto vital con el Dios vivo, lleno de gracia y perturbador. Para poder tener una perspectiva adecuada de las Escrituras y una comprensin vlida de la revelacin deben conjugarse constantemente tres factores: una Palabra infalible y con autoridad, la obra del Espritu Santo interpretando y aplicando esa Palabra, y un corazn humano receptivo. El conocimiento verdadero de Dios no podr tener lugar si no se dan estos tres elementos.

S OLA S CRIPTURA

Fue la seguridad de que Dios les haba hablado directamente a travs de su santa Escritura lo que les dio a los reformadores su osada. La creacin de esa verdad teolgica fue el elemento nuevo fundamental en la Reforma. El grito de batalla de la Reforma fue sola Scriptura, "slo la Escritura". Pero para los reformadores sola Scriptura significaba algo ms que el hecho que Dios se hubiera revelado a s mismo en las proposiciones de la Biblia. El elemento nuevo no era que la Biblia, al haber sido dada por Dios, hablaba con autoridad divina. La Iglesia Catlica se adhera a esa proposicin tanto como los reformadores. El elemento nuevo, como lo seala Packer, era la creencia, a la que haban arribado los reformadores por su propia experiencia del estudio de la Biblia, que los fieles pueden interpretar la Escritura desde su interior -la Escritura es su propio intrprete, Scriptura su ipsius interpres, en las palabras de Lutero-; por lo cual no son necesarios ni los Papas, ni los Concilios, para decirnos, como proviniendo de Dios, lo que ella significa; en realidad puede oponerse a los pronunciamientos papales y conciliares, convencerlos de que no son ni divinos, ni verdaderos, y requerir de los fieles que se aparten de su compaa... Como la Escritura era la nica fuente donde los pecadores podan obtener el conocimiento verdadero de Dios y la santidad, la Escritura era el nico juez de lo que la iglesia se haba aventurado a pronunciar en el nombre de su Seor.3

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En la poca de Lutero, la Iglesia Romana haba debilitado la autoridad de la Biblia elevando las tradiciones humanas a la altura de la Escritura e insistiendo en que la enseanza de la enseanza de la Biblia slo poda ser comunicada a los cristianos por intermedio de los papas, los concilios y los sacerdotes. Los reformadores restauraron la autoridad bblica al sostener que el Dios vivo le habla a su pueblo en las pginas de la Biblia, directamente y con autoridad. Los reformadores llamaron a la operacin de Dios, mediante la cual la verdad de su palabra se graba en las mentes y las conciencias de su pueblo, "el testimonio interior del Espritu Santo". Enfatizaron el hecho de que dicha operacin era la contraparte subjetiva e interior de la revelacin objetiva y exterior, y se refirieron en varias ocasiones a los escritos de Juan. "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dnde viene, ni a dnde va; as es todo aquel que es nacido del Espritu" (Jn 3:8). "Pero vosotros tenis la uncin del Santo, y conocis... Pero la uncin que vosotros recibisteis de l permanece en vosotros, y no tenis necesidad de que nadie os ensee; as como la uncin misma os ensea todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, segn ella os ha enseado, permaneced en l" (1 Jn. 2:20,27). "Y el Espritu es el que da testimonio; porque el Espritu es la verdad" (1 Jn. 5:6). La misma idea tambin est presente en los escritos de Pablo. Y nosotros no hemos recibido el espritu del mundo, sino el Espritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual tambin hablamos, no con palabras enseadas por sabidura humana, sino con las que ensea el Espritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espritu de Dios, porque para l son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero l no es juzgado de nadie. (1 Co. 2:12-15) No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Seor Jesucristo, el Padre de gloria, os d espritu de sabidura y de revelacin en el conocimiento de l, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepis cul es la esperanza a que l os ha llamado, y cules las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cul la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, segn la operacin del poder de su fuerza, la cual oper en Cristo, resucitndole de los muertos - y sentndole a su diestra en los lugares celestiales. (Ef. 1:16-20) Estos dos pasajes tomados conjuntamente nos ensean que no slo el nuevo nacimiento sino todo nuestro crecimiento en la sabidura espiritual y el conocimiento de Dios son el resultado de la operacin del Espritu divino en nuestras vidas y mentes, mediante la Escritura, y que no hay un entendimiento espiritual posible fuera de esta operacin. El testimonio del Espritu Santo es, entonces, la razn eficaz por la cual la Biblia es recibida por quienes son hijos de Dios como la autoridad final en todos los asuntos concernientes a la fe y la prctica cristiana.

EL LIBRO QUE ME COMPRENDECuando comenzamos a leer la Biblia, y el Espritu Santo nos habla mientras la leemos, suceden varias cosas. Primero, la lectura nos afecta como no lo hace ninguna otra lectura. El doctor Emile Cailliet fue un filsofo francs que finalmente se radic en los Estados Unidos de Amrica y trabaj como profesor en el Princeton Theological Seminary de Nueva Jersey. Haba recibido una educacin naturalista. Nunca haba demostrado el ms mnimo inters en las cosas espirituales. Nunca haba visto una Biblia. Pero lleg la Primera Guerra Mundial, y mientras estaba sentado en las trincheras se encontr reflexionando sobre lo inapropiada que resultaba su visin del mundo y la vida. Se encontr realizndose las mismas preguntas que Levin se hizo mientras estaba sentado junto a la cama de su hermano moribundo, en Anna Karenina de Len Tolstoi. De dnde proviene la vida? Qu sentido tiene, si es que tiene algn sentido? Cul es el valor de las teoras y las leyes cientficas frente a la realidad? Ms adelante, Cailliet escribi: "Como Levin, yo tambin sent, no con mi razn sino con todo mi ser, que mi destino era perecer miserablemente cuando llegara mi hora". Durante las largas guardias nocturnas, Cailliet comenz a aorar lo que lleg a llamar "un libro que pudiera comprenderme". Haba recibido una muy buena educacin, pero no conoca un libro con tales caracterstic as. As fue que, cuando fue dado de baja del ejrcito por haber sido herido y volvi a sus estudios, se propuso preparar secretamente ese libro para su propio uso. Mientras estudiaba para sus cursos, compilaba 2

aquellos pasajes que parecan referirse a su condicin. Luego los copiaba en otro libro encuadernado en cuero. Confiaba en que las citas, que haba numerado e indexado cuidadosamente, lo conduciran del temor y la angustia a la libertad y el jbilo. Finalmente lleg el da cuando le estaba dando los toques finales a su libro, "el libro que lo comprendera". Sali y se sent debajo de un rbol y abri la antologa. Comenz a leer, pero en lugar de libertad y jbilo, una desilusin cada vez ms intensa comenz a tomar cuerpo sobre l mientras perciba que en lugar de hablarle a su condicin, los pasajes slo servan para recordarle el contexto del que haban sido extrados y de su propio trabajo de bsqueda y registro. Percibi que simplemente todo el trabajo que se haba tomado sera inservible, porque el libro era slo un libro creado por l. No tena ninguna fuerza de persuasin. Frustrado, lo volvi a poner en uno de sus bolsillos. En ese mismo instante, su esposa (que no saba nada de su emprendimiento) vino con una historia interesante. Caminando esa tarde por el pequeo poblado francs, haba encontrado una pequea capilla hugonote. Nunca la haba visto, pero haba entrado y, muy sorprendida por lo que estaba haciendo, haba pedido una Biblia. El anciano pastor le haba dado una. Comenz pidindole perdn a su marido, porque conoca sus sentimientos con respecto a la fe cristiana. Pero l no la escuch mientras se disculpaba. "Una Biblia, dices? Dnde est? Mustramela", le dijo. "Nunca he visto una Ella se la dio y l corri a su estudio y comenz a leerla. En sus propias palabras: La abr "por casualidad" en las Bienaventuranzas. Y le, y le, y le -ahora en voz alta, con un calor surgiendo dentro de m .... imposible de describir no poda encontrar las palabras para expresar mi asombro y lo maravillado que estaba. Y de pronto tuve una iluminacin: este era el Libro que me comprendera! Lo necesitaba tanto y, sin embargo, haba intentado escribirlo yo mismo -en vano. Continu leyendo hasta entrada la noche, principalmente de los evangelios. Y he aqu que mientras los lea, l, de quien hablaban, El que hablaba y actuaba en ellos, se me hizo realidad. Esta experiencia tan vvida marc el comienzo de mi entendimiento de la oracin. Tambin fue mi iniciacin en la nocin de la Presencia que ms tarde sera tan crucial en mi pensamiento teolgico. Las circunstancias tan providenciales que haban hecho que el Libro me encontrara mostraban claramente que, aunque pareciera absurdo hablar de un libro que comprendiera a un hombre, esto se poda decir de la Biblia porque sus pginas estaban animadas por la Presencia del Dios Vivo y el Poder de Sus hechos poderosos. A ese Dios or esa noche, y el Dios que me contest fue el mismo Dios del cual el Libro hablaba.4 En todas las pocas el pueblo de Dios ha descubierto esta percepcin que tuvo la Reforma. A continuacin, veamos cmo expresa Calvino esta misma verdad: Este poder, tan peculiar a las Escrituras, resulta evidente cuando las comparamos con otros escritos humanos, no importa cun artsticamente acabados estn; ninguno puede afectamos de manera similar. Leamos a Demstenes o a Cicern; leamos a Platn, Aristteles, o a algn otro. Debo admitir que nos encantarn, nos movern, nos atraparn en una maravillosa medida. Pero dejmoslos a un lado, y retornemos a la lectura sagrada. A pesar de uno mismo, tan profundamente nos afectar, penetrar nuestro corazn, y se fijar en nuestra mdula, que su profunda impresin har que el vigor de los oradores y filsofos casi se desvanezca. Es fcil ver que las Sagradas Escrituras, que sobrepasan todos los dones y gracias de cualquier emprendimiento humano, exhalan algo divino.5 Hacia el final del evangelio de Lucas tenemos registrado otro ejemplo. Jess acababa de resucitar de entre los muertos y haba comenzado a aparecerse a sus discpulos. Dos de ellos, Cleofas y posiblemente su esposa, estaban regresando a su aldea, Emas, cuando Jess se les acerc en el camino. No lo reconocieron. Cuando les pregunt por qu estaban tan apesadumbrados, le contestaron explicndole lo que haba acontecido en Jerusaln durante la Pascua. Le contaron sobre Jess, "que fue varn profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo". Le contaron cmo los principales sacerdotes y los gobernantes "le entregaron a sentencia de muerte, y le crucificaron". Ellos haban estado en Jerusaln esa misma maana y haban odo rumores de las mujeres que haban ido al sepulcro y haban dicho que el cuerpo no estaba y que unos ngeles se les haban aparecido proclamando que Jess haba resucitado. Pero ellos no crean en resurrecciones. Ni siquiera se haban tomado la molestia de ir ellos en persona al sepulcro, aunque estaba bien cercano. El sueo haba acabado. Jess haba muerto. Se volvan a su aldea.

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Pero Jess les comenz a hablar y a explicarles la misin de Cristo, ensendoles de las Escrituras. Les dijo: "Oh insensatos, y tardos de corazn para creer todo lo que los profetas han dicho! No era necesario que el Cristo padeciere estas cosas, y que entrara en su gloria?" Y luego, comenzando desde Moiss, y siguiendo por todos los profetas, les explic lo que las Escrituras decan acerca de l. Finalmente llegaron a donde vivan los discpulos. Invitaron a Jess a entrar y l se les revel mientras coman. Jess se les desapareci de su vista y volvieron a Jerusaln para contarles a los dems discpulos lo que les haba sucedido. Su propio testimonio era el siguiente: "No arda nuestro corazn el nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abra las Escrituras? (L c. 24:13-32). Fueron cautivados por la palabra de Dios. En esta instancia, Jess en persona cumpli con el papel del Espritu Santo al interpretar la Biblia a sus discpulos y aplicar sus verdades a ellos. La Biblia tambin nos cambia. Nos convertimos en hombres y mujeres; distintos como resultado de encontrarla. Una porcin del captulo trece a los Romanos cambi la vida de San Agustn cuando ley la Biblia mientras se encontraba en el jardn de la propiedad de un amigo, cerca de Miln, en Italia Lutero nos cuenta cmo, mientras estaba meditando en las Escrituras, recluido en el castillo de Wartburg, se sinti "renacer", y nos dice como Romanos 1:17 fue su "puerta al cielo". La meditacin sobre la Escritura de Juan Wesley lo condujo a su conversin en la pequea congregacin de Aldersgate. J. B. Phillip escribe: Unos aos antes de la publicacin de la New English Bible, fui invitado por la BBC para conversar sobre los problemas de la traduccin con el doctor E V. Rieu, quien haba recientemente producido una traduccin de los cuatro evangelios para los Penguin Classics. Hacia el final de la conversacin, se le pregunt al doctor Rieu sobre cmo haba encarado la tarea, y su respuesta, fue la siguiente: "Mi propsito personal para llevar a cabo esta tarea fue mi intenso deseo por convencerme acerca de la autenticidad y el contenido espiritual de lo evangelios. Y, si reciba un nuevo entendimiento al estudiar detenidamente los originales griegos, transmitrselo a otros. Me enfrent a ellos con el mismo espritu con que lo hubiera hecho si me hubieran dicho que eran uno manuscritos griegos recin descubiertos". Unos minutos ms tarde le pregunt: "Tuvo usted la sensacin de que todo el material estaba extraordinariamente lleno de vida? ...Yo tuve la sensacin que todo estaba lleno de vida, aun cuando los estaba traduciendo. Aunque uno hiciera una docena de versiones para un pasaje en particular, todava era viviente. Tuvo usted esa sensacin?". El doctor Rieu contest: "Tuve el sentimiento ms profundo que poda haber experimentado. Me cambi; mi trabajo me cambi. Y llegu a la conclusin de que estas palabras tienen el sello del Hijo del Hombre y de Dios. Son la Carta Magna del espritu humano". Phillips concluye diciendo: "Me result particularmente excitante or a un hombre que es un erudito de primer nivel, y un hombre de sabidura y experiencia, admitir abiertamente que estas palabras que haban sido escritas hace tantos aos estaban llenas de poder. Tanto para l como para m, sonaban verdaderas".6

UN NICO TEMAOtro resultado de leer de la Biblia es que el Espritu Santo que habla en sus pginas dirigir al estudiante a Jess. La Biblia contiene diversos tipos de material. Cubre cientos de aos de historia. Sin embargo, el propsito de cada una de las partes de la Biblia es sealar a Jess, y esta obra a nivel subjetivo la lleva a cabo el Espritu de Cristo. Jess dijo: "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviar del Padre, el Espritu de verdad, el cual procede del Padre, l dar testimonio acerca de mi (Jn. 15:26). Como el papel del Espritu Santo es sealar a Jess en las Escrituras, podremos estar seguros de escuchar la voz del Espritu Santo cuando esto suceda. "No es la Biblia fundamentalmente historia?", puede preguntar una persona. "Cmo puede Jess ser el tema en el Antiguo Testamento? Cmo puede sealamos a Jess el Espritu Santo?" Jess es el tema del Antiguo Testamento de dos maneras: (1) al integrarse en todos sus temas generales, y (2) al cumplir algunas de las profecas especficas que all encontramos. Uno de los temas principales en