Los Monopolio de la Verdad

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Descifrando la estructura y concentración de los medios en Centroamérica y República Dominicana

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  • Los monopolios de la verdadDescifrando la estructura y concentracin

    de los medios en Centroamrica y Repblica Dominicana

    Una investigacin de Trust for the Americas y el Instituto Prensa y Sociedad (IPyS)

    Prlogo de Rick Rockwell

    Guillermo Mastrini y Martn BecerraEquipo de investigacin:

    Giannina Segnini (Costa Rica), Carlos Dada (El Salvador), Eduardo Marenco (Nicaragua), Rolando Rodrguez (Panam)

    y Jenny Cabrera.

    Este estudio fue posible gracias al apoyo de la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional, bajo los trminos de la contribucin efectua-da al Trust for the Americas a travs de la Secretara Ejecutiva para el

    Desarrollo Integral (SEDI) de la OEA. Las opiniones expresadas en esta publicacin representan la posicin de sus autores y no reflejan nece-sariamente la posicin oficial de la Agencia Canadiense de Desarrollo

    Internacional, ni de la OEA.

  • De esta edicin, Prometeo Libros, 2009Pringles 521 (C11183AEJ), Ciudad Autnoma de Buenos Aires, ArgentinaTel.: (54-11) 4862-6794 / Fax: (54-11) [email protected]

    Diseo, diagramacin y cuidado tcnico de la edicin:Taller de Edicin www.tallerdeedicion.com.ar / [email protected] Espinosa (54 11) 15 3557 1492

    ISBN: 950-9217-....Hecho el depsito que marca la Ley 11.723Prohibida su reproduccin total o parcialDerechos reservados

  • ndice

    A los lectores ......................................................................... 9

    Prlogo por Rick Rockwell ......................................................... 13

    Introduccin ........................................................................ 21

    La concentracin en la propiedad de los medios: conceptualizaciny metodologa de anlisis ......................................................... 35

    Costa Rica .......................................................................... 59

    El Salvador .......................................................................... 79

    Guatemala .......................................................................... 99

    Honduras ..........................................................................123

    Nicaragua ..........................................................................145

    Panam ............................................................................165

    Repblica Dominicana ...........................................................191

    Conclusiones ......................................................................211

  • A los lectores

    En noviembre de 2006, el Trust for the Americas y el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) anunciaron oficialmente apoyar la presente investigacin sobre concentracin de medios e industrias culturales en Centroamrica y Repblica Dominicana, en el marco de la presen-tacin del libro Periodistas y Magnates en Buenos Aires, Argentina. Este compendio de un previo estudio en Suramrica y Mxico constitua la primera exploracin con datos concretos, y desde la perspectiva de fenmeno econmico, de la tan rumoreada dinmica de la propiedad de los medios de comunicacin en manos de pocos. Sus investigadores Guillermo Mastrini y Martn Becerra reiteraban en la ocasin que la idea de formularse este estudio surgi de las interrogantes sobre las consecuencias que tendra una evidenciada concentracin de medios en el trabajo periodstico y en las audiencias.

    Si bien estas poco estudiadas preocupaciones an no han sido develadas con rigor, Mastrini y Becerra dieron el primer paso para contestarlas y debatirlas. Idearon una matriz de anlisis basada en datos econmicos que permiten determinar los ndices de concentracin en cada pas y cruzar los resultados para tener una comprensin nacional y regional de las din-micas de las hegemonas mediticas. Con apoyo de IPYS, la investigacin de Suramrica y Mxico sali a la luz pblica el 6 de noviembre de 2006, y a finales de 2008 concluy el estudio de Centroamrica y Repblica Dominicana en un esfuerzo conjunto entre el Trust, IPYS, Mastrini, Be-cerra, y periodistas de la regin que escarbaron la informacin necesaria para construir una base de datos reportados en 2004 y 2005 y efectuar el anlisis de la regin.

  • 10 GUILLERMO MASTRINI Y MARTN BECERRA

    El proceso de recoleccin de datos de este estudio en 2007 y 2008 requiri la sagacidad e insistencia de los colaboradores en cada pas. La ubicacin de la informacin econmica y/o constatacin de su inexistencia se extendi ms de lo planificado y dilat en parte la etapa de anlisis de la investigacin. La falta de sistematizacin de datos bsicos econmicos del sector de las industrias culturales en Centroamrica y Repblica Do-minicana es tan alarmante como su acceso pblico. Sin lugar a duda, la experiencia fue ardua pero la verificacin paciente de los datos por parte de los investigadores permiti concluir exitosamente este primer mapa de la concentracin de medios en la regin.

    Esta investigacin pretende ante todo demostrar con evidencia fehacien-te las tendencias de concentracin en cada uno de los medios de la regin; servir de consulta a periodistas, acadmicos y estudiantes interesados en el tema; formular otras incgnitas sobre las dinmicas de concentracin de medios en el continente; as como facilitar el estudio de los efectos de la concentracin en la democratizacin de la produccin y divulgacin de la informacin y contenidos periodsticos.

    La culminacin de esta primera exploracin a la propiedad de me-dios en Centroamrica y Repblica Dominicana es resultado del trabajo conjunto de periodistas, investigadores acadmicos y organizaciones no gubernamentales preocupados por los dictados y silencios de la concentracin de medios de comunicacin en la regin; sus repercu-siones en el complejo tramado de actores e intereses de las sociedades democrticas, y sus posibles soluciones. Agradecemos a todos ellos su inters, entusiasmo y dedicada colaboracin en este estudio, como tambin a la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA, por sus siglas en ingls), cuyo aporte financiero permiti la realizacin de este proyecto.

    Para el Trust for the Americas, organizacin no gubernamental afiliada a la Organizacin de Estados Americanos (OEA), este estudio constituye sin lugar a duda un trascendental aporte para la compren-sin y concientizacin de este fenmeno de monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicacin (que) deben estar sujetos a leyes anti monoplicas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno

  • Los monopolios de la verdad 11

    ejercicio del derecho de la libertad de informacin de los ciudadanos, como lo establece el principio 12 de la Declaracin de Principios sobre la Libertad de Expresin de la OEA.

    Silvina AcostaGerente de Programas

    Trust para las AmricasWashington-Lima, abril de 2009

    Ricardo UcedaDirector

    Instituto Prensa y Sociedad

  • Prlogo

    por Rick Rockwell

    La importancia de este libro no puede ser subestimada. En el momento que entra a imprenta, el cambio se cierne una vez ms sobre Centroamrica. Mauricio Funes, anteriormente presentador de televisin y reportero de investigacin, acaba de ser elegido presidente de El Salvador. La eleccin de Funes es significativa por muchas razones. La primera, es el primer lder del FMLN (Frente Farabundo Marti para la Liberacin Nacional) en ocupar el ms alto puesto de gobierno en El Salvador. Para el FMLN su liderazgo tambin es significativo en tanto que es el primer lder del partido que no particip en la larga guerra civil que azot al pas y termin en 1992.

    Pero en algunos sentidos, tan significativo como eso es que Funes, uno de los verdaderos pioneros de los medios de comunicacin masivos e independientes en El Salvador en el siglo XX, ha construido un puente entre el poder de los medios y el poder poltico en su pas. l personifica las teoras que este autor, junto con Noreene Janus, presentaron en el libro Media Power in Central Amrica (El Poder de los medios en Centroamrica) en 2003. La investigacin necesaria para escribir el libro tom cinco aos, y como desafortunadamente sucede con cualquier estudio sobre sistemas dinmicos, ya necesita ser revisado.

    La buena noticia es que con Los monopolios de la verdad, Guillermo Mastrini y Martn Becerra no slo han emprendido la actualizacin y revisin necesarias, sino que han expandido el mbito de las investi-gaciones sobre los medios regionales. La obra de Mastrini y Becerra, que les tom dos aos de trabajo, demuestra ser una visin general

  • 14 RICK ROCKWELL

    necesaria e importante del siempre cambiante sistema meditico en esta, tantas veces ignorada, regin del mundo.

    Dada la gran diversidad de las naciones centroamericanas (y tambin de las importantes islas naciones hispanohablantes del Caribe), uno se pregunta por qu parece haber un ciclo de inters tan extremadamente fluctuante por esta regin. Parte de este ciclo parece estar determinado por los altibajos de los intereses estadounidenses. Ya sea que uno crea o no que los Estados Unidos tengan propsitos hegemnicos en la regin, no se puede negar que la pauta de la relacin de los EE.UU. con sta flucta entre el desinters intencionado a la sorpresa indignada ante la crisis ms reciente y la participacin directa excesivamente comprometida que con frecuencia incluye las intervenciones molestas de tropas, diplomticos, contratistas y empresarios. Y una vez que los EE.UU. finalmente se retiran, el contador vuelve a marcar desinters.

    Pero, lo que Mastrini y Becerra han descubierto una vez ms es que Centroamrica es ms que un laboratorio para observar el experimento de democracias emergentes, y cmo esos sistemas de gobierno interactan con estructuras mediticas concentradas y algunas veces oligrquicas. Dadas las diferentes historias y culturas de cada uno de los pequeos pases de la regin, cada uno de ellos es una placa de Petri diferente para observar como la mezcla resultante de las nuevas estructuras polticas e instituciones se integrarn con unos medios centralizados que tambin estn encontrando su camino en un nuevo entorno, con frecuencia desempeando papeles que no son de apoyo a estados conservadores.1

    As es que El Salvador dar inicio a este proceso de desacoplamiento del sistema meditico oligrquico, que es muy conservador y est altamente concentrado, de su apoyo al Estado en 2009 conforme pasa a ser goberna-do por un presidente centroizquierdista. El trabajo de Mastrini y Becerra proporciona el prlogo adecuado para comprender esta transicin. Ellos hacen una presentacin franca de la estructura de los diarios conservadores y la participacin de Telecorporacin Salvadorea (TCS), de manera que un analista pueda obtener una impresin del paisaje meditico y comprender la tirantez por venir entre el gobierno y los medios, luego de lo que algunos

    1 Rockwell, Rick (2007) Vestiges of Authoritarianism: Monopoly Broadcasting in Central America en Negotiating Democracy: Media Transformations in Emerging Democra-cies, I. Blankson & P. Murphy, eds., State University of New York Press, pp. 35-50.

  • Prlogo 15

    han llamado la campaa meditica (durante las elecciones de 2009) ms sesgada y anti-izquierdista desde la guerra civil.2

    Cruzando el Golfo de Fonseca, Nicaragua proporciona otro ejemplo de un Estado cambiante. Con el retorno de los Sandinistas al poder en 2007, el Estado nicaragense volvi a estar bajo el control de un gobierno de izquierda luego de quince aos de gobiernos conservadores y modera-dos. Aunque ya se pueden observar algunas diferencias en las reacciones de los Estados salvadoreo y nicaragense ante este movimiento hacia la izquierda, ambas elecciones son mentadas con frecuencia como ejemplos de un nuevo movimiento hacia la izquierda en toda Latinoamrica. Algunos han llamado este cambio electoral una marea rosa.3 Los analistas de los medios estn generalmente de acuerdo en que esta nueva inclinacin hacia la izquierda, con frecuencia populista, de los gobiernos de la regin, es causa de friccin con los sistemas mediticos establecidos, los cuales son, con frecuencia, conservadores.4

    El material de Mastrini y Becerra en este libro ser til para resolver las sutiles discusiones sobre las diferencias entre los cambios electorales en El Salvador y Nicaragua (si no en la regin Centroamericana como un todo) y cmo el paisaje meditico de esos pases frecuentemente manifiesta diferencias. Desde que retorn al poder, el reestructurado FSLN (Frente Sandinista de Liberacin Nacional) ha seguido un libreto diferente que el de su gobierno en los aos 1980. Siguiendo el ejemplo de Hugo Chvez (y con asesores proporcionados por Chvez) el FSLN en Nicaragua es slo uno de los ejemplos latinoamericanos de un pas que utiliza la plantilla venezolana para tratar con medios de comunicacin crticos del gobierno. Las caractersticas generales de este sistema incluyen utilizar medios de

    2 Lovato, Roberto (2009) Media War Heats Up Around El Salvadors Elections in AlterNet, base de datos electrnica en internet, disponible en: http://www.alternet.org/audits/131692/media_war_heats_up_around_el_salvador%27s_elections_/, 15 Marzo 2009.3 BBC News (2005) South Americas Leftward Sweep de la BBC News Online, disponible en: http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/americas/4311957.stm, 2 Marzo 2005.4 Lauria, Carlos (2006) Leftists Lean on the Latin American Media. The Commit-tee to Protect Journalists [base de datos online]. Disponible en: http://cpj.org/attacks06/americas06/americas_analysis_06.html, 2006.

  • 16 RICK ROCKWELL

    comunicacin estatales o del partido para proyectar los mensajes presi-denciales a la vez que se critica y combate a los medios que son crticos; utilizar la presin estatal, incluyendo la amenaza de eliminar credenciales y licencias, para hacer entrar en vereda a los medios privados oligrquicos y crticos; y utilizar el poder del Estado para adelantarse a las transmisiones comerciales privadas, tambin como medio para contrarrestar informa-ciones crticas. Aunque podra decirse que TCS y el sistema conservador de propiedad de los diarios de El Salvador presenta abundantes paralelos con el paisaje altamente centralizado y oligrquico de la televisin y la prensa escrita en Nicaragua, y es demasiado pronto para saber qu es lo que Funes har exactamente cuando los mecanismos del Estado lleguen a estar completamente bajo su mando, las primeras evidencias dejan entrever que Funes podra adoptar un modelo diferente para tratar la inevitable friccin que se presenta cuando los objetivos del Estado y los de los me-dios no estn alineados. Parte de la evidencia parece indicar que Funes y El Salvador seguirn un modelo similar al de Brasil, donde un gobierno centroizquierdista debi lidiar con la potencia meditica que es Globo.5

    En vez de combatir las voces conservadoras, el Estado nicaragense ha dirigido la mayor parte de su fuerza contra aquellos crticos que alguna vez mostraron simpata por la causa sandinista. As, por ejemplo, el destacado periodista Carlos Fernando Chamorro, en algn momento director funda-dor del diario sandinista Barricada, ha debido enfrentar la mayor presin para que restrinja sus reportajes de investigacin, los cuales sealaban la corrupcin y las conductas inapropiadas al interior del FSLN.6 Es ms, el trabajo de Chamorro como analista de los medios tambin proporciona percepciones fundamentales que Mastrini y Becerra utilizan en este libro para facilitar una mejor comprensin de los sistemas meditico y poltico de Nicaragua. Utilizando las observaciones de Chamorro sobre la evolu-

    5 Rockwell, Rick (2008) Latin America en Global Journalism: Topical Issues and Media Systems, A. De Beer & J. Merrill, eds., Allyn y Bacon, pp. 409-431. Ver tam-bin: Rockwell, Rick (2009) El Salvadors Historic Elections iVoryTowerz [internet media blog]. Disponible en http://www.ivorytowerz.com/2009/03/el-salvadors-historic-elections.html, 16 Marzo 2009.6 Carroll, Rory (2008) Oxfam Targeted as Nicaragua Attacks Trojan Horse NGOs The Guardian [edicin online] disponible en: http://www.guardian.co.uk/world/2008/oct/14/humanrights-voluntarysector.

  • Prlogo 17

    cin del sistema meditico en Nicaragua, Mastrini y Becerra presentan un esquema complejo de la actual situacin de las empresas de comunicacin, que muestra no slo un sistema mixto de mercado sino tambin inversiones hechas por empresarios que no son centroamericanos, como los mexicanos Carlos Slim y ngel Gonzlez.

    El captulo sobre Guatemala tambin enfatiza la importancia de Gonz-lez como empresario meditico clave en Centroamrica. Aunque Gonzlez ha hecho inversiones en toda Latinoamrica, Centroamrica es donde construy su imperio meditico y contina siendo su base de operaciones.7 Su control casi monoplico del sistema televisivo guatemalteco es slo una parte importante de su imperio. Aunque Gonzlez y sus propiedades han resultado ser controversiales en el pasado, y aunque Guatemala eligi su primer gobierno centroizquierdista en ms de cincuenta aos en 2007, el gobierno de lvaro Colom se ha concentrado en otros problemas en vez de intentar cambiar el sistema altamente concentrado de los medios electrnicos de comunicacin. Es importante, y as lo sealan Mastrini y Becerra, notar que el paisaje meditico guatemalteco, en el que los me-dios electrnicos estn ultra-concentrados, puede ser nico a nivel global entre sistemas en que los medios son de propiedad privada, y que quizs ningn otro sistema comercial est tan altamente concentrado como lo que se ve en Guatemala.

    Aunque la televisin es el medio ms ascendente en toda la regin (los telfonos celulares y la tecnologa de internet estn incursionando con fuerza) la radio contina siendo el medio dominante, especialmente en Guatemala y Honduras. El terreno montaoso y difcil de estos pases es una de las razones por las que las seales de radio (con frecuencia gracias al uso de mltiples estaciones repetidoras) han tenido ms xito como medio masivo. Mastrini y Becerra resaltan este importante hecho en sus estudios, a la vez que sealan que otra de las razones por las cuales la radio contina siendo dominante es el analfabetismo.

    Al referirse a Honduras, Mastrini y Becerra hacen un recuento de la rica historia de la radio en el pas y la actual incursin cultural de empresarios cuyas races son mexicanas y cubanas. Ms importante an, sin embargo,

    7 Paxman, Andrew (1999) Ghostly Titan Works Below Radar Variety, 31 Mayo 1999, p. 23.

  • 18 RICK ROCKWELL

    es que los investigadores han encontrado estadsticas e informacin clave que revelan la penetracin y estructura de rating de la televisin, tanto de seal abierta como por cable, en Honduras; informacin que haba hecho mucha falta en la esfera pblica.

    Jos Manuel Zelaya, presidente de Honduras elegido en 2005, es otro de los gobernantes de centroizquierda en la regin cuya postura en lo que se refiere a los medios privados es agresiva. Siguiendo el ejemplo vene-zolano, Zelaya orden a las empresas privadas que emitieran informacin aprobada por el gobierno como manera de contrarrestar lo que l llama distorsiones de los medios.8 Al igual que con otros sistemas oligrquicos de la regin, el gobierno de Honduras se vio en dificultades para lograr que sus mensajes sociales y culturales penetraran un sistema meditico que estaba horizontal y verticalmente integrado. Sin embargo, Mastrini y Becerra sealan que existen diferencias importantes entre el sistema hondureo y otros sistemas mediticos concentrados en Centroamrica.

    Los autores tambin revelan las diferencias entre el sistema paname-o, tambin concentrado y sin embargo distinto, y los otros sistemas que describen en el istmo. Los autores estn de acuerdo con la opinin de los broadcasters de la regin y otros investigadores, quienes afirman que el sistema panameo ha reaccionado frente a la globalizacin protegiendo la solidez de sus propiedades de una incursin proveniente de afuera. Esto a su vez ha llevado a que la naturaleza oligrquica del sistema se fortalezca. Mastrini y Becerra hacen un recuento importante de la historia de las principales empresas de medios de comunicacin de Panam de manera que la reaccin del mercado puede apreciarse a travs de un proceso de evolucin histrica.

    Finalmente, adems de describir los sistemas de la Repblica Domi-nicana y los dems pases centroamericanos, Mastrini y Becerra tambin sealan las diferencias ms salientes entre el sistema meditico de Costa Rica y los del resto de la regin. El sistema costarricense, si bien retiene algunas caractersticas de la jerarqua cultural, poltica y econmica del pas, tambin resalta su fuerte tradicin democrtica al ser uno de los sistemas ms modernos y plurales de la regin. Por ejemplo, el hecho de que ms

    8 Simon, Joel (2007) CPJ Urges President to Reverse Broadcast Order [base de datos online]. Disponible en: http://cpj.org/2007/05/cpj-urges-president-to-reverse-broadcast-order.php, 31 Mayo 2007.

  • Prlogo 19

    de un tercio de su poblacin utilice la internet de manera regular, sita a Costa Rica entre los pases lderes en este rubro en Latinoamrica (Chile y Argentina son los primeros), mientras que en pases como Nicaragua y Honduras el ndice de conectividad llega a un solo dgito.9 De igual manera, aunque Costa Rica ha abierto sus puertas a empresarios tales como Gonzlez (quien tiene un nmero considerable de propiedades en Guatemala y Nicaragua), su situacin econmica en el sistema meditico est equilibrada por otros propietarios extranjeros de medios y un sistema econmico diverso que tiene ms en comn con pases centroeuropeos que con los centroamericanos. Mastrini y Becerra sealan como explicacin de la actual situacin de los medios, importantes estructuras legales adoptadas por Costa Rica durante la dcada de 1970. Los autores concluyen que, al contrario de lo que sucede en pases vecinos, en Costa Rica no existe ninguna empresa que domine el sistema de los medios de comunicacin.

    Esta conclusin no slo es clara sino que tambin conlleva un impor-tante mensaje. Lo cual no quiere decir que avalemos los mtodos aplica-dos por Costa Rica. Es la opinin de este autor que los gobiernos de la regin deben encontrar maneras y mtodos propios para manejar sistemas econmicos que parecen alentar la consolidacin de los medios, en tanto que cada pas tiene su propia historia, sus propios sistemas econmicos, polticos y culturales. Pero si la programacin a travs de los medios ha de celebrar esta diversidad en vez de aceptar un punto de vista genrico (ya sea proveniente de los Estados Unidos, Mxico o cualquier otro lugar), cada sistema deber caer en cuenta, como ha sucedido en Costa Rica, que la diversidad en los medios y el equilibrio del poder de los grandes em-presarios que los controlan deben ser precedidos por un sistema de leyes y un sistema poltico que respete el estado de derecho. El xito de Costa Rica en esta rea (y de otros pases latinoamericanos) se debe a la solidez del sistema democrtico de ese pas.

    Lo que Mastrini y Becerra han logrado con Los monopolios de la verdad es reunir una imagen estadstica necesaria para cada uno de estos pases que con tanta frecuencia son ignorados. Han proporcionado los bosquejos que actualizan el mapa del paisaje meditico de la regin. Han sentado las bases para una mayor discusin de la evolucin tanto de la poltica como

    9 Rockwell, (2008) Latin America, op. cit., p. 414.

  • 20 RICK ROCKWELL

    de los medios en la regin. Han creado un texto esencial y fundamental que deber ser consultado cuando otros debatan sobre cmo coexistirn en el futuro las estructuras mediticas oligrquicas y la tendencia hacia la izquierda de los gobiernos latinoamericanos. Han sentado las bases para debatir la influencia de los modelos mediticos de Mxico, Venezuela y Brasil en la regin. Es ms, han creado la introduccin necesaria para una futura revisin y anlisis.

  • Introduccin

    Por su importancia en trminos de democracia, conviene subrayar la enorme influencia que los grupos de poder econmico ejercen

    a travs de los medios de comunicacin social, la mayora de los cuales estn bajo control directo o pertenecen a grupos nacionales con los cuales tienen buenas relaciones y afinidades. A travs de los medios de comunicacin estos grupos hacen aparecer sus agendas

    particulares como agendas nacionales y tratan de influir sobre la opinin pblica sobre polticas que ellos consideran crticas para sus intereses. Adems, la influencia sobre los medios de comunicacin y la ausencia de legislacin efectiva que regule el acceso a los medios,

    les permite a los grupos de poder econmico marginar a las voces que cuestionan la orientacin general de la poltica socioecon-

    mica. Como resultado, en algunos pases del rea ha disminuido la calidad del debate pblico sobre temas econmicos, lo que a su vez ha influido negativamente en la legitimidad de las polticas pblicas

    implementadas.

    Alejandro Segovia1

    Que un trabajo sobre los procesos de integracin econmica en Cen-troamrica haga referencia especfica al papel de los medios de comunica-cin puede resultar sorprendente para alguien que no sea conocedor de la regin. Mucho ms si la referencia es a la concentracin de la propiedad de los medios y el complejo entramado de intereses que existe entre el

    1 Segovia, Alejandro (2005) Integracin real y grupos de poder econmico en Amrica Centra: Implicaciones para el desarrollo y la democracia de la regin, San Jos, Fundacin F. Ebert

  • 22 GUILLERMO MASTRINI Y MARTN BECERRA

    poder poltico, el econmico y el meditico. Sin embargo, para quienes transitan la cotidianeidad centroamericana, no slo no debera llamarle la atencin sino que es probable que le resulte lgico. Posiblemente no haya otro lugar en Amrica donde los medios de comunicacin hayan alcanzado un lugar tan determinante para la agenda poltica y econmica. Desde elecciones de candidatos a presidentes (luego electos) realizadas en reuniones de directorio de un peridico a las rectificaciones de algunos aspectos de la poltica econmica, todo puede tener lugar en las muy poderosas corporaciones mediticas.

    Los medios de comunicacin son actores centrales de la compleja rea-lidad de Centroamrica. Luego de dcadas de predominio de gobiernos autoritarios, de mltiples dictaduras y enfrentamientos armados al interior de los pases, desde la dcada de 1990 se asiste a un perodo de mayor estabilidad poltica. El paso a sistemas formalmente democrticos ha per-mitido superar tambin los casos ms flagrantes de persecuciones fsicas a periodistas. Sin embargo, el ejercicio del periodismo de investigacin en la regin es, con honrosas excepciones, otra de las deudas que el sistema tiene para acentuar una sociedad ms democrtica.

    Uno de los mayores desafos que enfrenta Centroamrica es como in-sertarse en un mundo que tiende a la globalizacin econmica desde una posicin que todava presenta niveles de desigualdad estructural y pobreza propios de la pre-modernidad. Como seala el informe Tendencias 07 auspiciado por Fundacin Telefnica (2007): Se ha fortalecido la integra-cin en los ltimos 15 aos. La integracin ha producido beneficios en trminos de inversin, empleo y mejor aprovechamiento de las capacidades productivas regionales, as como el impulso de la incorporacin regional en el mercado internacional. Sin embargo tal proceso de integracin ha hecho ms visibles las problemticas que obstaculizan el desarrollo demo-crtico de la regin, entre otras, destacan las grandes desigualdades sociales y econmicas en las estructuras de poblacin de estos pases y el cambio en la correlacin de fuerza polticas a favor de los grupos econmicos regionales y las empresas trasnacionales.

    En la actualidad se asiste a una sutil puja entre los intereses contradicto-rios de las elites econmicas locales y las grandes corporaciones mundiales que operan en la regin. El informe sobre integracin regional ya citado

  • Los monopolios de la verdad 23

    (Segovia, 2005) indica que de las 100 mayores empresas en Centroam-rica, 56 son norteamericanas, 28 europeas, 9 asiticas, 5 latinoamericanas (una de Costa Rica) y 2 de Canad. En materia de medios se observa una creciente disputa entre los propietarios nacionales de los medios y las dos grandes empresas telefnicas que operan en la regin Amrica Mvil, de Carlos Slim, y Telefnica. Con dificultades para concentrarse an ms, los primeros no dudan en usar sus fluidos contactos con el poder poltico para ralentizar el ingreso de las telcos al sector de medios. El escenario convergente de las telecomunicaciones y el audiovisual y la gran capaci-dad econmica de las segundas les permiten entrar en nuevos mercados, recientemente el de la televisin por cable. Resta ver si los pocos grupos de medios que tienen alcance regional (La Nacin de Costa Rica, Amnet, y Gonzlez con base en Guatemala) alcanzan economas de escala que le permitan profundizar su internacionalizacin.

    Un factor que acompaa la compleja insercin de Centroamrica en el proceso globalizador es el cambio del modelo econmico en la regin. El tradicional modelo exportador de materias primas, especialmente del sector agropecuario, ha dado paso a un modelo ms diverso, en el que aparece una tibia industrializacin (maquila) y un mayor protagonismo del sector servicios, con una importante incidencia del turismo. Este cambio trae aparejados desafos para los dueos de los medios dado que existe una estrecha relacin entre los propietarios de los medios y las oligarquas nacionales. Como se ha visto, las clases hegemnicas locales procuran aprovechar su influencia sobre el poder poltico a efectos de mantener su situacin privilegiada en el nuevo entorno econmico. Los medios de comunicacin han acompaado el proceso de cambio de modelo y la integracin regional, con intervenciones que simultneamente resguardan los intereses de los grupos locales, en aquellas ocasiones que se enfrentan a los de los grandes capitales transnacionales.

    Si bien han transcurrido ms de quince aos de una precaria estabilidad democrtica en todos los pases de la regin, la capacidad de la sociedad civil para instalar sus demandas es susceptible de importantes mejoras. Por otra parte la estructura sindical es sumamente deficitaria. En los ltimos aos numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG) y entidades de cooperacin internacional han logrado generar mayores niveles de parti-

  • 24 GUILLERMO MASTRINI Y MARTN BECERRA

    cipacin de la sociedad civil. Estas acciones dan cuenta de la preocupacin de las organizaciones sociales de ampliar los debates e incluir nuevos temas vinculados a los derechos humanos, la libertad de expresin y el acceso a la informacin pblica. Los medios de comunicacin no siempre han acompaado estas iniciativas, aunque no han podido desconocer comple-tamente la nueva agenda.

    Los principales medios de comunicacin han sido y son proclives a re-flejar los intereses de las clases hegemnicas, los sectores empresariales y terratenientes. Durante dcadas las principales diferencias entre los medios se limitaban a reflejar las disputas al interior de los sectores dominantes. El escenario ms complejo de los ltimos aos ha generado una mayor diversidad en la cobertura meditica, que de todas formas sigue estrecha-mente vinculada a los grupos de poder.

    El mercado de medios de comunicacin es pequeo y se concentra generalmente en las capitales de cada pas. La radio es el medio que pre-senta mayor penetracin en los hogares centroamericanos. Sin embargo es claramente el menos importante econmicamente. El sector radiofnico es el que menos ingresos genera por venta de anuncios publicitarios. De todas formas, los bajos costos de produccin de la radio le permiten ser el que cuenta con mayor cantidad y diversidad de medios. Por el contra-rio, la televisin es el medio con mayor podero econmico y acapara en la mayora de los pases centroamericanos ms de 50% de la inversin publicitaria. A la vez es el medio donde se podrn verificar los mayores niveles de concentracin de la propiedad. Finalmente, la prensa escrita se destaca por su decisiva influencia en la generacin de la agenda infor-mativa. Predominan los diarios de circulacin nacional producidos en las capitales de los pases.

    En trminos generales acordamos con Rockwell y Janus (2003), quienes sealan que la presencia y cantidad de medios existentes en la regin no necesariamente garantiza su desarrollo cualitativo. El sector de los medios de comunicacin presenta un dficit importante tanto en su calidad como en su aporte a la construccin de la democracia en la regin.

    Por su parte las telecomunicaciones presentan un espectacular desa-rrollo en los ltimos diez aos. Si bien la telefona bsica mantiene ndices de penetracin muy bajos, sin que se aprecien indicios de una tendencia

  • Los monopolios de la verdad 25

    al crecimiento, la telefona mvil ha tenido un impactante crecimiento en un plazo muy corto. En este sector, con la excepcin hasta el momento de Costa Rica, es decisiva la participacin del capital extranjero, a dife-rencia de los medios de comunicacin donde predominan ampliamente los empresarios locales.

    Tambin en los ltimos aos ha comenzado el lento despegue de Inter-net. Todava los ndices de conectividad muestran niveles muy bajos, aunque se aprecia el desarrollo de portales de Internet especialmente dirigidos para los centroamericanos que viven en el exterior.

    Uno de las grandes dificultades que enfrentaremos a lo largo de la inves-tigacin sobre la estructura de propiedad de los medios de comunicacin es la falta de informacin y datos sistematizados. En general las estadsti-cas oficiales presentan retrasos y deficiencias, adems de que no todas las agencias gubernamentales tienen polticas claras de transparencia.

    Por su parte, tampoco se han podido encontrar estudios acadmicos que contribuyan a mejorar la comprensin del rol de los medios en la regin centroamericana. Si bien existen numerosas facultades de Ciencias de la Comunicacin y Periodismo en la regin, no resulta hoy sencillo encontrar trabajos que aborden el anlisis del desarrollo de la estructura y la con-centracin de las industrias culturales desde una perspectiva regional. La gran excepcin proviene de Estados Unidos. En efecto, los investigadores Rick Rockwell y Noreene Janus (2003) han desarrollado una extensa y completa investigacin sobre las relaciones entre el sistema de medios y el poder poltico y econmico. La investigacin de Rockwell y Janus constituye un antecedente insoslayable para el presente trabajo. Tambin es importante destacar el trabajo de Carlos Chamorro (2002) quien, en un informe para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), presenta el panorama ms completo sobre los medios de co-municacin en Centroamrica en lengua castellana. Ms recientemente el excelente informe dirigido por Bernardo Daz Nosty (Tendencias, 2007) sobre los medios de comunicacin en el escenario iberoamericano actua-liza varios de los datos presentados en las investigaciones antes citadas. Claro que la amplitud de enfoque del informe deja menos espacio para la profundizacin en la sub-regin centroamericana. Algunas ONG han comenzado a relevar datos sobre los medios de comunicacin. Un aporte

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    en este sentido lo constituye la pgina de Transparencia Internacional. Ms all de la estructura de medios, los informes de organismos como el PNUD o la CEPAL contribuyen aportes indispensables en la informacin general sobre la estructura socioeconmica.

    En tiempos en que Centroamrica transita, no sin contradicciones y conflictos, una gobernabilidad generalmente conducida por autoridades electas en comicios libres, la ausencia de investigaciones sistemticas so-bre la estructura de las industrias de la informacin, la comunicacin y la cultura en la regin aparece como un dficit significativo, toda vez que el ejercicio democrtico se asienta, en buena medida, en la disponibilidad de informacin. De hecho, la libre expresin y circulacin de ideas, informa-ciones e intercambios han sido reconocidas hace ms de medio siglo como derechos humanos universales.

    La investigacin que se presenta a continuacin se asienta en un trabajo anterior realizado para comprobar el nivel de concentracin en la propiedad de los medios en Sudamrica y Mxico (Mastrini y Becerra, 2006). Este trabajo constituy un primer paso en la tarea de desarrollar indagaciones sistemticas sobre la estructura de las industrias de la informacin, la comunicacin y la cultura en la regin, que con esta investigacin procu-ramos extender a Centroamrica. Este tipo de trabajos cuenta con cada vez ms desarrollos a nivel mundial como se podr apreciar en el primer captulo.

    El concepto de Centroamrica ha variado histricamente. En las luchas por la independencia (1821) estuvo vinculado a Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Con la separacin de Panam y Co-lombia, el primero se integr a la regin. Si bien formalmente Repblica Dominicana pertenece al Caribe, en los ltimos aos ha iniciado un proceso de colaboracin estrecha con los pases continentales. De hecho participa de la Secretara de Integracin Econmica Centroamericana (SIECA). En esta investigacin utilizaremos un concepto amplio del trmino e inclui-remos a los siete pases mencionados.

    Tomando como referencia entonces los antecedentes histricos, este trabajo pretende dar cuenta de la estructura y del proceso de concentracin de las industrias culturales y el sector de las telecomunicaciones. Nos parece que dicho objetivo se presenta impostergable ante la dimensin poltica,

  • Los monopolios de la verdad 27

    social, cultural y, en los ltimos aos, econmica alcanzada por las industrias vinculadas a la produccin y transmisin de contenidos simblicos.

    Las industrias culturales y el sector de las telecomunicaciones sern aludidos en el presente trabajo como industrias info-comunicacionales2. Consideramos que su anlisis en profundidad incluye necesariamente el examen sobre la concentracin de los distintos mercados y sobre la con-centracin de la propiedad y la centralizacin de los capitales del sector, a partir del conocimiento de su estructura y de sus principales variables econmicas.

    Por otra parte, no es posible comenzar nuestra investigacin sin con-siderar las principales dimensiones sociales y econmicas que atraviesan la regin. El estudio de las industrias culturales no puede ser realizado de forma aislada del contexto social dentro del cual se desarrollan. Conse-cuentemente, hemos tomado las principales variables socioeconmicas y les hemos incorporado en cada caso un breve marco histrico-poltico de los pases de la regin. Los indicadores de Naciones Unidas en sus informes peridicos sobre desarrollo humano son singularmente valiosos en el estu-dio comparativo sobre la evolucin de las industrias info-comunicacionales en Amrica Latina, pues el acceso de la poblacin en los diferentes pases a los bienes y servicios de la informacin, la cultura y la comunicacin

    2 La nocin de info-comunicacin es til analticamente para aludir, en un mismo concepto, a todas las industrias y actividades de informacin y comunicacin (por ejemplo, industria grfica libros, revistas, diarios; industria audiovisual televisin, cine, radio, fonogrfica, industria de telecomunicaciones, industria de informtica y microinformtica, etctera). La presente investigacin est guiada por el concepto de industrias culturales concebido por Ramn Zallo (1988) como un conjunto de ramas, segmentos y actividades auxiliares industriales, productoras y distribuidoras de mercancas con contenidos simblicos, concebidas por un trabajo creativo, or-ganizadas por un capital que se valoriza y destinadas finalmente a los mercados de consumo, con una funcin de reproduccin ideolgica y social. De acuerdo con el mismo autor las principales ramas de las industrias culturales son la editorial dis-continua (que incluye la produccin de libros, discos y cinematogrfica), la editorial continua (la prensa grfica) y el audiovisual continuo (la radio, la televisin abierta y la televisin de pago). Con el objetivo de simplificar el esquema conceptual, nos referiremos a industrias info-comunicacionales para denominar al conjunto integrado por las industrias culturales, las telecomunicaciones e Internet.

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    estn en buena medida correlacionados con el desarrollo humano que, a la luz del ndice del PNUD, exhibe cada pas.

    En relacin con la estructura poblacional, Centroamrica es un conjunto de pequeos pases con un nmero relativamente bajo de habitantes. La sumatoria de la poblacin de los siete pases no alcanza los 50 millones de personas, con cifras que van de los tres a los doce millones de personas. Este hecho dificulta el establecimiento de economas de escala, tan impor-tantes para el rendimiento econmico de los medios. Pero adems, si se considera que de acuerdo a las estadsticas del PNUD una parte importante de la poblacin se encuentra marginada del consumo de bienes y servi-cios por cuestiones econmicas, el tamao de la mayora de los mercados queda acotado a dimensiones muy pequeas. Como se podr apreciar ms adelante, los productos culturales que tienen acceso masivo son aquellos que no implican pago directo para acceder a los mismos, como la radio y la televisin. En este sentido, Centroamrica se halla en desventaja en relacin con otros pases latinoamericanos donde se encuentran mercados de gran tamao (como Brasil y Mxico), o con una estructura socioeco-nmica con menores niveles de inequidad en el acceso a bienes culturales (Uruguay, Argentina).

    La densidad de habitantes es muy despareja en la regin. En todos los pases la ciudad capital concentra un elevado porcentaje de la poblacin del pas. La estructura demogrfica ayuda a explicar el problema de la concentracin geogrfica, hecho que determina una fuerte desigualdad en la oferta de bienes y servicios info-comunicacionales entre los habitantes de las grandes ciudades que cuentan con disponibilidad y diversidad de los mismos, y los del resto del pas que carecen de la posibilidad de acce-der incluso a los ms bsicos. Si bien la aparicin de las llamadas nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin permiti que la oferta se expandiese territorialmente, su acceso en este caso queda condicionado a la capacidad de pago. Por otra parte la topografa de la mayora de los pases, que si bien son pequeos en extensin son atravesados por cadenas montaosas que tampoco contribuyen a facilitar las comunicaciones.

    Deben agregarse otros dos factores que tambin afectan seriamente el desarrollo de industrias culturales fuertes. Por una lado el bajo nivel de alfabetizacin de la poblacin. Si se excepta a Costa Rica y Panam, en

  • Los monopolios de la verdad 29

    el resto de los pases analizados al menos un cuarto de la poblacin queda automticamente excluida del acceso a los recursos comunicacionales que requieran de una alfabetizacin bsica. Por otra parte, si bien en los ltimos aos se ha acentuado el proceso de migracin interna hacia las ciudades, todava los ndices de poblacin rural son elevados. Cabe recordar que la estructura econmica de la mayora de los medios de comunicacin (con la excepcin de la radio rural, de recursos muy modestos) est vinculada a los grandes centros urbanos.

    TABLA 1: ESTRUCTURA SOCIODEMOGRFICA

    Ao 2004 POBLACIN HAB. X Km. 2% alfabeti-

    zacin% Pobla-

    cin UrbanaCosta Rica 4.284.481 83 96% 59%

    El Salvador 6.757.000 312 85% 60%

    Guatemala 12.389.000 113 69% 70%

    Honduras 7.174.000 64 75% 52%

    Nicaragua 5.142.092 43 78% 56%

    Panam 3.172.000 42 92% 70%

    Rep. Dominicana 8.791.200 194 84% 64%

    Por otra parte, si bien la estructura econmica de la regin ha ex-perimentado un crecimiento en los ltimos aos, la situacin dista de satisfacer al conjunto de la sociedad. Por un lado debe considerarse que el PBI de la mayora de los pases es muy modesto, y el producto bruto per cpita es muy bajo en comparacin con los pases desarrollados. Es especialmente bajo en el caso de Honduras y Nicaragua. Por otra parte, existe una marcada desigualdad en la distribucin de la riqueza en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, y Repblica Domini-cana, lo que deriva en la existencia de importantes bolsones de pobreza e indigencia.

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    Tabla 2: PBI

    Ao 2004PBI Total

    (millones U$S)PBI per cpita

    (U$S)Costa Rica 18.592 4.376

    EL Salvador 18.573 2.657

    Guatemala 27.500 2.200

    Honduras 6.901 962

    Nicaragua 4.496 799

    Panam 13.700 4.325

    Rep. Dominicana 29.333 3.247

    Si se analiza el PBI per cpita en los pases centroamericanos se distingue que dos de ellos, Costa Rica y Panam, alcanzan niveles similares a los de los pases de desarrollo medio, mientras que otros tres como Repblica Dominicana, El Salvador y Guatemala se encuentran en un nivel medio-bajo. Es preciso recordar que en estos casos el PBI per cpita slo refleja la magnitud econmica del pas, pero no cmo se distribuyen los bienes en su interior. Finalmente, los casos de Honduras y Nicaragua presentan estructuras econmicas muy empobrecidas. Es importante considerar la estructura socioeconmica dado que el escaso desarrollo econmico resulta un condicionante clave para el progreso de las industrias info-comunicacionales.

    Grfi co 1

    0500

    1.0001.5002.0002.5003.0003.5004.0004.5005.000

    Costa

    Rica

    EL S

    alvad

    or

    Guat

    emala

    Hond

    uras

    Nica

    ragu

    a

    Pana

    m

    Rep.

    Dom

    inica

    na

    PBI per cpita

  • Los monopolios de la verdad 31

    De una u otra forma, sea por las tradicionales barreras geogrficas, las dificultades econmicas, la inequidad en la distribucin de los recursos, o por las nuevas barreras vinculadas al arancelamiento de los bienes y servicios info-comunicacionales, el acceso de la poblacin a los mismos se presenta muy limitado en la regin, comparado tanto con otros pases de Latinoamrica como con los pases desarrollados.

    Por otro lado, una de las primeras conclusiones que puede extraerse de la presente investigacin es la gran dificultad existente para conseguir datos precisos sobre las industrias que conforman el sector info-comunicacional. Esta situacin se agrava si se trata de indagar sobre los indicadores econ-micos y sobre la performance de las empresas y grupos que actan en ellas. De esta forma, los actores encargados de, entre otras tareas, informar a la sociedad sobre acontecimientos sociales, polticos, econmicos y culturales (las empresas de comunicacin y cultura) resultan ser sumamente opacos a la hora informar sobre s mismos. Previendo este rasgo caracterstico del comportamiento de muchos de los actores econmicos de la regin es que, como se explicar en el captulo terico-metodolgico, se ha decidido trabajar con el ao 2004 como referencia.

    Si bien el dinamismo de algunos de los mercados info-comunicacionales investigados implica que, en algunos casos, los datos obtenidos no reflejen cabalmente la situacin actual,3 la decisin de concentrar el estudio en el ao 2004 permite establecer rangos comparativos generales y focalizar la atencin en un perodo donde hay mayor disponibilidad de informacin. En general, el relevamiento y procesamiento de la informacin en los pases de la regin considerados suele demorarse, adems de ser de difcil acceso.

    En efecto, los cambios que protagonizan las sociedades de la regin, y singularmente la metamorfosis de las industrias info-comunicacionales, configuran un reto para actualizar los datos que aqu se han sistematizado. No obstante, entendemos que el valor especfico de la presente investiga-cin est cimentado en la sistematizacin de una multiplicidad de fuentes y en el hallazgo de datos vlidos procedentes de casi todos los pases acerca del sector en estudio y, por otro lado, en la labor de validacin, integra-

    3 Los casos de la telefona mvil e Internet son los que, por su rpida expansin, presentarn mayores diferencias en los datos del ao 2004 respecto de la situacin actual.

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    cin, cruce y sntesis de los indicadores construidos en base a los datos compilados por industria y por pas.

    Estos avances que se representan en los resultados concretos de la in-vestigacin conducen a contar, entonces, con una fotografa analtica de la estructura y del grado de concentracin de las industrias de la informacin, la comunicacin y la cultura en Centroamrica en el ao 2004. La posibili-dad de abrir con este trabajo la primera de una serie histrica que permita elucidar el comportamiento de las industrias info-comunicacionales en la regin es, para quienes participamos del presente estudio, un necesario y consecuente desafo.

    El trabajo que se presenta a continuacin es fruto de la paciente inves-tigacin de un importante grupo de periodistas y acadmicos que rastrea-ron las ms diversas fuentes con el objetivo de dimensionar la estructura econmica y productiva del sector. Las mltiples fuentes y mtodos de relevamiento de los datos constituyen un factor que puede relativizar en parte las comparaciones realizadas a partir de los mismos. Sin embargo, hemos verificado los datos con diversas procedencias, as como tambin procuramos observar rigurosamente los planos comparativos.

    Estamos convencidos que la posibilidad de presentar por primera vez un panorama conjunto de las industrias culturales y las telecomunicacio-nes constituye un estmulo para que la sociedad civil, los gobiernos y los actores privados se esfuercen en socializar una informacin que es esencial para el funcionamiento democrtico de la sociedad.

    La estructura del trabajo est dividida en tres partes. En primer lugar se expone el marco conceptual y metodolgico que permite situar el anlisis de la concentracin de las industrias info-comunicacionales en una perspectiva analtica crtica que, a su vez, se correlaciona con la pro-duccin de variables e indicadores para medir y comparar el desarrollo y la estructura del sector. En segundo lugar se presentan los informes sobre la estructura de las industrias info-comunicacionales de cada uno de los pases estudiados (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panam y Repblica Dominicana), en los que se midi el ndice de concentracin de cada una de las industrias y se retrat en base a la evidencia cuantitativa elaborada en el marco del trabajo y a los principales grupos que operan en el sector; por ltimo se establecen las conclusiones

  • Los monopolios de la verdad 33

    surgidas del cruce de las industrias y de los pases que forman parte del objeto de la indagacin.

    El informe que a continuacin se presenta es fruto de la labor de un importante colectivo de personas. Fue en el marco de la Alianza Regional para la Libertad de Expresin que se impuls la iniciativa de investigar la estructura de las industrias culturales en la regin y la concentracin de la propiedad de las mismas. Para ello resultaron decisivas las gestiones realiza-das por la Gerente de Programas de Trust para las Amricas, Silvina Acosta, y por el Director Ejecutivo del Instituto Prensa y Sociedad (IPyS) de Lima, Ricardo Uceda. Un colectivo de destacados periodistas de diversos pases resultaron un apoyo fundamental para la investigacin, con un compromiso que logr vencer los incontables obstculos que presenta la obtencin de la informacin necesaria para poder realizar una investigacin de este tipo. Sin el apoyo de Giannina Segnini (Costa Rica), Carlos Dada (EL Salvador), Eduardo Marenco (Nicaragua), Rolando Rodrguez (Panam) y Jenny Cabrera, hubiera resultado sumamente dificultoso acceder a la informa-cin que se presenta a continuacin. El trabajo de coordinacin de Jenny Cabrera (IPyS) y Karina Banfi (Trust) result decisivo y un permanente facilitador de nuestra tarea. Un grupo de colegas, Tatiana Merlo Flores (Argentina), Bernardo Daz Nosty (Espaa), Gustavo Berganza (Guatema-la), Ana Mitila Lora (Repblica Dominicana) y Thelma Meja (Honduras) contribuyeron desinteresadamente con la investigacin, leyeron escritos preliminares y aportaron importantes ideas que mejoraron la calidad del informe. A todos les hacemos llegar nuestro sincero agradecimiento por su inestimable colaboracin.

    Este libro, fruto de una investigacin desarrollada en varios aos de trabajo, sera imposible sin la comprensin y el apoyo familiar de Carolina (Guillermo) y de Julieta, Antonio y Felipe (Martn).

    Guillermo Mastrini y Martn Becerra

  • La concentracin en la propiedad de los medios: conceptualizacin y metodologa de anlisis

    El trabajo que a continuacin se propone pretende elucidar la estructu-ra, comparar el desarrollo y explorar el nivel al que ha llegado el proceso de concentracin de la propiedad de las industrias culturales en los pases latinoamericanos. Pretendemos realizar dicho anlisis considerando tanto la importancia econmica y las particulares formas de funcionamiento del mercado cultural, como su incidencia sobre la poltica, la cultura y la socie-dad, considerando centralmente las cuestiones de pluralismo y diversidad. Como ha sealado Rouet es posible reconciliar ambas perspectivas, no tomar en cuenta las lgicas econmicas reducira la accin pblica a un intervencionismo voluntarista, pero olvidar los retos culturales conducira al economicismo1.

    Por lo tanto, en este trabajo no pretendemos limitarnos a establecer mecanismos destinados a denunciar la concentracin de la propiedad, pero tampoco queremos realizar una mera descripcin del funcionamiento eco-nmico de las industrias culturales. Nuestro objetivo central es presentar, y someter a validacin metodolgica, una serie de dispositivos que permiten considerar la estructura y la concentracin de la propiedad de los medios de comunicacin entre otras industrias de la informacin y la cultura y los complejos factores que hacen a su regulacin econmica y poltica.

    1 Citado en Bustamante 2002.

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    Una de las mayores complicaciones que hemos afrontado ha sido el alcanzar una definicin operativa del propio concepto de concentracin. En los ltimos aos, el dinamismo del mercado comunicacional ha esti-mulado la proliferacin de trabajos dedicados a estudiar los procesos de concentracin. Ms all de la tradicional divergencia entre la sociologa norteamericana emprica y la denominada escuela crtica, la definicin de la concentracin se ve desafiada por la irrupcin de procesos como la digitalizacin, que tornan el panorama ms complejo.

    En el presente captulo, adems de sintetizar los principales enfoques y debates en torno al tema, tomamos la definicin de las diversas formas de concentracin como una base para explorar cmo se presenta hoy en Amrica Latina y estudiar el funcionamiento de uno de sus principales emergentes, los grupos de comunicacin. Del mapa nacional que surge de la matriz de concentracin se desprende como conclusin de la inves-tigacin un cuadro comparativo, el que permite analizar la situacin de la regin en su conjunto.

    Sobre la economa poltica del audiovisual

    Como se ha sealado en la presentacin, abordamos el estudio de la concentracin de la propiedad de los medios de comunicacin considerando tanto su dimensin econmica como poltica. Ambas plantean situaciones especficas para la produccin cultural y deben ser analizadas en particular y complementariamente.

    En el plano econmico, si bien comparte caractersticas econmicas con los bienes de consumo, la produccin cultural tambin tiene particulari-dades propias. Su principal caracterstica es que su cualidad esencial, de la que deriva su valor de uso, es inmaterial, por ser un contenido simblico transportado por algn soporte. En segundo lugar, la esencia de su sentido, del cual deriva el valor de las transacciones culturales, es la novedad. Si tenemos una informacin, generalmente ya no la necesitamos de nuevo.

    Como es un bien inmaterial, no es destruido en el acto de consumo. En general, la caracterstica de bien pblico de las mercancas culturales hace que su costo marginal sea extremadamente bajo y en algunos casos cercano a cero. Como se ver ms adelante esto favorece las economas de escala, dado que cuantas ms copias se realicen del prototipo el costo

  • Los monopolios de la verdad 37

    de produccin promedio de cada unidad cae. El costo de suministrar la mercanca (el producto cultural) a consumidores adicionales es bajo, y es extremadamente reducido en relacin con el costo del prototipo original. Los potenciales retornos de las economas de escala son continuos, y por lo tanto existen presiones para expandir el mercado hasta situaciones de oligopolio o monopolio.

    Una caracterstica complementaria es la necesidad de renovacin constante de los productos culturales. Muchos autores sealan que por ello cada producto constituye un prototipo. Una alta proporcin de los costos de produccin se destina al desarrollo de nuevos productos. Esta alta rotacin y el carcter simblico de la produccin cultural hacen que la demanda de cada nuevo producto cultural sea muy incierta. Las industrias culturales han desarrollado histricamente un conjunto de estrategias para tratar el problema de la realizacin del valor que deriva de la naturaleza de su mercanca. Estas estrategias determinan en gran parte la estructura de cada industria, que en muchos sectores es altamente concentrada. En otros ha demandado una fuerte intervencin estatal para garantizar la diversidad.

    Otra de las estrategias de las empresas ha sido no limitarse a economas de escala e impulsar economas de gama2. Para lograrlo es preciso controlar un conjunto o gama de productos o segmentos de mercado, para tener mayores chances de alcanzar un xito. Pero ello implica tambin mayores barreras de entrada para potenciales nuevos competidores, porque se demandan fuertes inversiones iniciales para entrar en el mercado.

    La combinacin de economas de escala y de gama hace que haya fuertes presiones hacia las posiciones dominantes de las empresas ms importan-tes de cada rama. Esto ha llevado a un constante intento de ampliar los mercados. Una vez saturados los mercados nacionales, los grandes grupos han comenzado, en distintos momentos segn las ramas, su expansin transfronteriza. En los ltimos aos se ha apreciado una fuerte competencia internacional, con productores que buscan penetrar otros mercados. Se produce una puja entre los productores locales e internacionales por la disputa del mercado. sta se ve matizada por cuestiones de poltica cultu-2 Economas de gama es una de las posibles traducciones del trmino ingls economies of scope. Otras posibilidades seran: economas de enfoque o economas de alcance. El principio que intenta describirse es el de diversificacin.

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    ral, y en muchos casos se ha presentado la necesidad de poner lmites al desarrollo del mercado para sostener la diversidad cultural y el pluralismo informativo.

    Las caractersticas econmicas de las industrias culturales aqu sin-tetizadas deben complementarse con la impronta social y poltica de la produccin simblica. Esto significa que sus productos no slo tienen un costo de produccin y un valor de intercambio en el mercado sino, ade-ms, un rol muy significativo en la constitucin de identidades polticas y culturales. En general los estudios en comunicacin se preocuparon ms por este ltimo aspecto que por el econmico. Desde nuestra perspectiva, y centralmente a partir de las transformaciones del sector en los ltimos veinticinco aos, ambas cuestiones deben ser consideradas en conjunto.

    Desde un punto de vista sociopoltico, un elemento central est cons-tituido por el pluralismo informativo y cultural que se halla en la matriz de materializacin de los derechos humanos consignados en la Declaracin Universal de los Derechos del Hombre, particularmente los de recibir y emitir informaciones, ideas y opiniones.

    Una de las claves de la configuracin de democracias modernas es la garanta al acceso y a la participacin ciudadana en la puesta en circulacin social de los mensajes, lo que define que la sociedad puede acceder a una variada gama de productos culturales y opiniones diversas.

    La concentracin de la propiedad de los medios limita esta variedad y existen diversos ejemplos de intervencin de los Estados nacionales con el objetivo de fomentar la pluralidad. Bsicamente esta intervencin puede darse a travs de dos mecanismos. Por un lado, se han sancionado leyes que limitan la concentracin de la propiedad de empresas culturales, y por el otro se han otorgado subsidios para estimular el desarrollo de nuevos emprendimientos de carcter ciudadano, independiente o autnomo de los principales grupos productores y distribuidores de contenidos.

    Se registran intervenciones estatales en los mercados culturales aun antes del siglo XIX, cuando la escala industrial de la cultura comenzaba a cristalizarse en Europa. En el siglo XX se consagra definitivamente la libertad de discurso y a la vez muchos Estados van a asumir directamente la produccin cultural. Las empresas de servicio pblico de radiodifusin y los entes nacionales de cinematografa van a expresar el criterio de algunos

  • Los monopolios de la verdad 39

    sectores hegemnicos, especialmente los europeos, de no dejar slo en manos del mercado la formacin de la opinin pblica (significativamente estos entes pblicos, muchos de ellos no gubernamentales, se constituye-ron a partir de la traumtica experiencia del totalitarismo nazi-fascista). Tambin en Estados Unidos, se puede apreciar la preocupacin existente por la necesidad de impedir la concentracin. En 1947 el Informe Hut-chins, A Free and Responsible Press, identificaba la concentracin de la propiedad de los medios como uno de los tres grandes riesgos para la libertad de prensa. A diferencia de Europa, en Estados Unidos se busc limitar legalmente la posibilidad de acaparar medios a travs de las dispo-siciones de la Federal Communications Comision (FCC).

    Debe considerarse, adems, que no slo la diversidad en la propiedad garantiza el pluralismo. Tambin deben desarrollarse mecanismos que permitan una mayor variedad de contenidos y el reflejo de las distintas identidades, tradiciones y prcticas. La diversidad en el contenido de los medios representa un espejo central del pluralismo poltico y cultural de una sociedad.

    Diferentes preocupaciones frente a la concentracin

    Podemos distinguir tres posiciones en relacin al fenmeno de la concentracin: una perspectiva liberal que no cuestiona los procesos de concentracin salvo en casos de monopolio, la escuela crtica que encuentra en la concentracin de la propiedad uno de los principales mecanismos del capitalismo para legitimarse y, en tercer lugar, la escuela pluralista que no comparte esta crtica pero advierte sobre los riesgos de la concentracin y reclama la participacin estatal para limitarla.

    Desde una perspectiva liberal Eli Noam (2006) destaca que El pluralis-mo es importante. Pero no es posible definir y medir de forma conceptual, prctica o legal el vigor de una mercado de ideas. Lo mejor que se puede hacer es contar las voces, y asumir que en un sistema competitivo, la di-versidad de informacin se incrementa con el nmero de sus fuentes. Para realizar un mejor anlisis del impacto de la concentracin de la propiedad de los medios, Noam propone dividir el ndice HH, que marca poder de mercado, por la raz cuadrada del nmero de voces. De esta forma el ndice permite considerar la diversidad de los mercados.

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    Otros trabajos recientes en Estados Unidos (Della Vigna y Kaplan, 2006,y Groseclose y Milo, 2005) procuran mostrar que la presencia de grandes medios no afecta definitivamente el balance informativo, las fuentes utilizadas o incluso el comportamiento electoral. De esta forma, la concentracin de la propiedad no representara una amenaza para las sociedades democrticas.

    En Europa las tesis liberales encuentran correspondencia en los trabajos de los espaoles Alfonso Nieto, Francisco Iglesias y Alfonso Snchez Taber-nero. Nieto e Iglesias (2000) sealan que no calificamos como legtimo el poder de informar que se fundamenta en situaciones de monopolio [...] manifestacin directa del poder poltico o del poder econmico que impide la competencia en el mercado de la informacin. Alfonso Snchez Tabernero y Miguel Carvajal (2002), relativizan la concentracin de los mercados de medios al sealar los lmites del fenmeno: el crecimiento desmesurado puede producir parlisis. Si bien los autores reconocen que la concentracin de poder puede obstaculizar la libre competencia y di-ficultar el contraste de ideas, destacan que no es conveniente detener los procesos de crecimiento, porque de esta forma se penaliza el xito y se frena la innovacin.

    Por su parte, un estudio de investigadores vinculados al Banco Mundial destaca que en la sociedad y la economa modernas la disponibilidad de informacin es central para la mejor decisin de los ciudadanos y los con-sumidores, porque determina la eficiencia. Los medios son intermediarios que recogen informacin y la ponen a disposicin de consumidores y ciu-dadanos, y de acuerdo a su criterio la organizacin privada de los mismos es netamente superior a la pblica (Djankov et altri, 2001).

    Desde otra perspectiva, la escuela crtica ha denunciado los procesos de concentracin de la propiedad. En un trabajo pionero, Ben Bagdikian (1986) demuestra cmo los propietarios de los medios promocionan sus valores e intereses. Su interferencia en la lnea editorial puede ser indirecta, mediante la influencia de los editores y la autocensura, o directa cuando se indica la reescritura de un texto. La concentracin de la propiedad en manos de los sectores dominantes econmicamente tiende a dificultar que se expresen las voces crticas al sistema. En la misma lnea, pero mucho ms cercanos en el tiempo, Edward Herman y Robert McChesney (1997)

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    alertan sobre los riesgos de la concentracin comunicacional a nivel glo-bal, trascendiendo las histricas barreras nacionales Segn la lgica del mercado y de la convergencia, deberamos esperar que el oligopolio global de los medios evolucione gradualemente hacia un oligopolio global de la comunicacin todava ms grande.

    En Europa el investigador ingls Graham Murdock ya a comienzos de la dcada del 90, observaba con preocupacin los conflictos que plantea la concentracin: La defensa de la libertad de prensa haba sido vista como una extensin lgica de la defensa general de la libertad de discurso. Esto fue plausible mientras la mayoria de los propietarios tenan un solo peri-dico y los costos de entrada al mercado eran bajos. (...) En el comienzo del Siglo XX se produce la era de los dueos de cadenas de peridicos y los barones de la prensa, llevado a los pensadores liberales democrticos a reconocer una creciente contradiccin entre el rol idealizado de la pren-sa como un recurso de la ciudadana y su base econmica de propiedad privada (Murdock, 1990).

    En el rea iberoamericana se destacan los trabajos de los espaoles Enrique Bustamante (1999), Ramn Zallo (1992) y Juan Carlos Miguel (1993). El trabajo de este ltimo presenta un detallado anlisis de las es-tructuras y estrategias de los grupos de comunicacin.

    En un punto intermedio respecto a las escuelas anteriores encontramos diversos trabajos. Se destaca en primer lugar el anlisis especfico que realiza Gillian Doyle quien observa dos lgicas para abordar el fenmeno. Por un lado, los argumentos econmicos o industriales que tienden a favorecer una aproximacin ms liberal al problema, con inclinaciones a permitir algn nivel de concentracin. Por el otro, Doyle estudia las posiciones de que focalizan sus preocupaciones en la sociedad y los ciudadanos, el poder poltico, el pluralismo poltico y la diversidad cultural.

    Prez Gmez (2002) analiza las ventajas y las desventajas de la con-centracin en los sistemas de medios. Entre las primeras se destacan el aprovechamiento de sinergas y economas de escala, as como la posibi-lidad de mejorar la distribucin y bajar sus costos. Entre los riesgos estn su burocratizacin y la limitacin de la competencia. De todas formas los mayores riesgos no seran econmicos sino que habra que buscarlos en el plano del pluralismo informativo. Este autor no es contundente en afirmar que la concentracin afecta decididamente el pluralismo informativo y destaca que es muy difcil determinar en qu casos si lo hace.

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    Finalmente Carles Llorens Maluquer (2001) observa la necesidad de defender el pluralismo y la diversidad en tanto formadores, no exclusi-vos, de la opinin pblica, pero advierte que la homogeneizacin de los servicios audiovisuales se debe ms a la competencia que a la estructura concentrada de la industria. De acuerdo a este autor la liberalizacin del audiovisual ha proporcionado ms pluralidad, aunque similares o inferiores niveles de variedad.

    En Amrica Latina tuvieron ms influencia los autores vinculados a la escuela crtica, recuperadas en los trabajos de intelectuales de la talla del venezolano Antonio Pascuali o el boliviano Luis Ramiro Beltrn que plan-tearon la necesidad de establecer Polticas Nacionales de Comunicacin que, entre otros objetivos, evitaran la concentracin de la propiedad de los medios de comunicacin.

    En general, la escuela crtica se ha preocupado esencialmente por el efecto ideolgico de los mensajes producidos por los medios y, en algunos casos, descuid la dimensin econmica de la produccin cultural. Esto fue sealado tempranamente por el argentino Heriberto Muraro, quien realiz una crtica a las teoras de la dependencia cultural: la importancia terica y la fertilidad del concepto de manipulacin nos impulsan a con-servarlo; entendemos que ste nos previene de recaer en una sociologa de la comunicacin empirista y acrtica. Sin embargo, tambin se debe proceder a una revisin crtica de su sentido. La manipulacin no puede ser adoptada como una explicacin automtica y apriorstica de la cultura de masa; su eficacia es algo que no podemos dar por descontado. La teora debera tomar en cuenta la estructura del sistema monopolista y de las estructuras polticas y sociales de carcter popular que pueden oponerse a las maniobras de los grupos dirigentes. En ltima instancia, el problema bsico es relacionar la eficacia de los mensajes emitidos y sus contenidos con la conciencia nacional y de clase de la poblacin de un pas o grupo de pases determinados (Muraro: 1974, 102).

    Estudios empricos

    Existen numerosos estudios que han abordado la difcil tarea de estudiar empricamente los procesos de concentracin de la propiedad de los medios de comunicacin. En la mayora de los casos, dichos trabajos remiten al

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    anlisis de la estructura nacional de determinados pases. Muchos menos son los estudios que han generado una dimensin comparativa del proceso de concentracin a escala regional.

    La mayor preocupacin en relacin a este tema puede ser encontrada en Europa. Ya en los inicios de la dcada del 90 la Comisin de la Comunidad Europea encargo al estudio Booz-Allen &Hamilton el Study on pluralism and concentration in media. Economic evaluation. (1992) En este trabajo aparece una fuerte preocupacin por analizar los riesgos que enfrentara el pluralismo a partir de los procesos de concentracin, especialmente en la distribucin y el consumo de los medios. El informe analizaba la situa-cin de los doce pases miembros de la Comunidad Europea en aquellos momentos. Si bien el foco principal del estudio estaba puesto en el estudio del consumo, ya se destacaba tanto la presencia todava dominante de los medios pblicos como el creciente rol de los grandes grupos de medios en los principales mercados de Europa. Tambin adverta sobre una incipiente transnacionalizacin de las emisiones, todava limitadas a las fronteras na-cionales. Ante ello, propona armonizar las diversas legislaciones existentes a efectos de asegurar el pluralismo.

    Un estudio ms reciente, encargado por la Netherlands Media Autho-rity (Ward, 2004) analiz los niveles de concentracin de la propiedad en los mercados de prensa nacional y regional, radio y televisin. Para ello observa el porcentaje de audiencia y de facturacin que detentan los tres primeros operadores de cada pas y la presencia de grupos de medios que detenten propiedades en diversos mercados de medios (propiedad cru-zada). El informe asegura que existen diversos instrumentos regulatorios para asegurar que los mercados de medios mantengan el pluralismo. Sin embargo advierte que los procesos de concentracin estn alcanzando los lmites establecidos por la legislacin. Si bien los medios pblicos todava retienen considerable poder de mercado en radio y televisin, el informe destaca que a partir de los 90 la concentracin de la propiedad de los medios ha incrementado su nivel ao a ao.

    Otro trabajo europeo, pero focalizado en dieciocho pases del este, da cuenta del creciente nivel de concentracin de los medios en la regin. Si bien el paso de los sistemas de medios estatales a sistemas mixtos tras la cada de los regmenes comunistas implic en un primer momento la

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    aparicin de un importante nmero de nuevos medios tanto impresos como electrnicos, rpidamente se asisti a un fuerte proceso de concentracin de la propiedad a partir de una lgica de mercado. As, luego de un proceso de privatizacin, en la que los vnculos con la clase poltica estuvieron a la orden del da, tuvo lugar la aparicin de los grupos de medios. El informe destaca los siguientes denominadores comunes: mercados pequeos y fragamentados, la relacin de los propietarios de medios con los partidos polticos, la influencia estatal a travs de los subsidios, el monopolio en la distribucin de la prensa, y una creciente presencia del capital extranjero. Finalmente las recomendaciones del informe dan cuenta de la necesidad de establecer medidas regulatorias destinadas a limitar la concentracin de la propiedad de los medios (Petkovic, 2004).

    En Amrica Latina hemos realizado una investigacin que da cuenta de la estructura de los mercados de las industrias culturales y su nivel de concentracin en nueve pases de Sudamrica y Mxico. Como se realizar en este trabaj, en primer lugar se analiz la importancia econmica del sector info-comunicacional, para en un segundo lugar registrar los niveles de concentracin en seis mercados (prensa, radio, televisin abierta y paga, telefona bsica y mvil). Finalmente se complemento la investigacin con el anlisis de los principales grupos de comunicacin de cada pas. El resultado obtenido da cuenta de un importante grado de concentracin en todos los casos analizados. En promedios los cuatro primeros operadores de cada mercado dominan el 80% del mismo. (Mastrini, Becerra, 2006). En el presente libro hemos aplicado la misma metodologa. De hecho, el marco conceptual y metodolgico aqu presentado constituye una sntesis y actualizacin del anterior.

    Este listado no agota los estudios sobre concentracin de medios. Es til para ejemplificar como se estudia la concentracin. En gene-ral, los trabajos no presentan ninguna metodologa para vincular la concentracin de la propiedad con los contenidos de los medios. En todos los caso se destaca el alto nivel de concentracin alcanzado en los distintos mercados, la presencia de grupos de comunicacin que tienen posiciones dominantes en varios mercados de medios y la ne-cesidad de contar con regulaciones que limiten la concentracin en los sistemas de medios.

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    La perspectiva poltica y la cuestin del pluralismo

    En este punto consideraremos el fenmeno de la concentracin de la propiedad de acuerdo a sus implicaciones sociopolticas y culturales. Cabe destacar que no hay mucha investigacin emprica sobre este punto debido a que es una tarea muy difcil aislar el rol jugado por el modelo de propiedad para determinar el contenido ofrecido al pblico, y para evaluar la medida de los efectos producidos por los mensajes de los medios.

    Sin embargo, son numerosos los trabajos que se refieren a la capaci-dad de los medios de comunicacin para establecer una agenda de temas pblicos cotidiana. De hecho, si en el apartado anterior relativizamos el concepto de manipulacin, creemos preciso recuperar el concepto de determinacin y condicionamiento, en la forma que lo hacen, a partir de Raymond Williams, los britnicos Graham Murdock y Peter Golding (1981), no en un sentido estrecho, sino en otro, mucho ms amplio, de fijacin de lmites, ejercicio de presiones y clausura de opciones.

    Histricamente se ha definido que la forma de garantizar el pluralismo es a travs de la diversidad de medios, de mltiples voces, y de la expresin pblica de diferentes definiciones polticas. Sin una provisin de medios abierta y pluralista, se perjudica el derecho a recibir e impartir informacin. Es por ello que este derecho no debe quedar confinado a la garanta de una estructura de propiedad no oligoplica, sino que tambin debe asegurarse la multiplicidad de contenidos en los medios.

    Esta diversidad de propietarios y contenidos debe quedar reflejada en todos los niveles relevantes: el poltico, el cultural y el lingstico.

    El pluralismo poltico es la necesidad, de acuerdo a los intereses de la ciudadana, de contar con un conjunto de opiniones representadas en los medios. La conexin entre propiedad y la influencia potencial de los medios, que es el mayor desafo al pluralismo, debe representar el foco principal de todos aquellos que lo promuevan. Su misin ser asegurar que los medios de comunicacin permitan la expresin del conjunto de las opiniones polticas y no slo de aquellas afines a los intereses de los propietarios.

    Pero tambin hay que asegurar que las diferentes culturas presentes en un pas o regin encuentren un canal de comunicacin. El pluralismo cultural deber reflejar la diversidad, que es consustancial a toda sociedad

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    moderna. En este caso no slo hay que considerar qu contenidos estn disponibles, sino tambin cules son utilizados y apropiados por la ciuda-dana, as como tambin cules son ms consumidos en trminos de cules presentan mayor eficacia comercial.

    En la radiodifusin se conocen dos formas de organizacin de la pro-gramacin: el modelo competitivo y el modelo complementario. En el complementario las emisoras no compiten por la audiencia sino que des-agregan potenciales pblicos con el objetivo de atender receptores con intereses distintos. En el modelo competitivo, todas las programadoras intentan captar los segmentos de audiencia ms grandes. Los programas tienden a homogeneizarse en torno a los productos ms masivos, y la diversidad de contenidos es menor. Es este ltimo el predominante en Amrica Latina.

    La garanta de diversidad se cumple, asimismo, cuando se asegura que las minoras lingsticas puedan expresarse y recibir informacin y programas en su lengua. Si bien en general el nivel lingstico ha sido despreciado en Amrica Latina, debe recuperrselo si se considera la multiplicidad de lenguas indgenas existentes.

    Si la diversidad es garanta de pluralismo, los procesos de concentracin implican en general la reduccin de propietarios, la contraccin de voces y una menor diversidad. Sin embargo esta relacin no debe considerarse en forma absoluta. En algunos casos el crecimiento del tamao de las empresas culturales puede acarrear beneficios. En mercados pequeos, slo pocas organizaciones estaran en condiciones ideales para producir y para innovar. De esta forma, la cuestin del pluralismo puede ser visto en funcin de otras variables, incluyendo el tamao de mercado y los recursos disponibles, que son aspectos estructurales del sistema de medios.

    Por lo tanto, el problema no se restringe nicamente a la propiedad aunque sta es una cuestin central. La diversidad es un factor muy influ-yente, aunque hay que considerar otros elementos adicionales.

    En un sistema productivo con costos unitarios muy altos y bajos (o casi nulos) costos de reproduccin, el pluralismo y la diversidad dependern de la variedad de recursos disponibles. Para disponer de mayor diversidad in-formativa y cultural se requerirn ms recursos. En este caso, los mercados grandes y saludables, con ms recursos, pueden afrontar mayores niveles

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    de diversidad que los mercados pequeos. El Estado puede intervenir para estimular la diversidad a travs de subsidios (por ejemplo, subsidios cruzados entre las actividades rentables y las que no lo son), o permitien-do niveles de concentracin que favorezcan la conformacin de un grupo nacional con capacidad operativa diversificada. Por supuesto que luego se encontrar con serias dificultades para limitar su crecimiento.

    En trminos generales, los mercados culturales ms de pases con ms habitantes y/o de mayor capacidad econmica estn en mejores condicio-nes para ostentar una produccin cultural ms diversificada, que los pases que cuentan con mercados ms pequeos. Para los mercados pequeos es importante considerar la disponibilidad de apoyos a la produccin local frente a la extranjera, que suele resultar ms barata. En los mercados pe-queos puede presentarse una disyuntiva entre diversidad de proveedores (propietarios) y de contenidos. Estas disyuntivas son claves para una regin como Amrica Central donde todos los pases son relativamente poco poblados y con grandes niveles de pobreza, dificultando la existencia de economas de escala para los productores locales.

    Sin embargo, como norma general se observa que la cantidad de ope-radores es determinante para el pluralismo. Es difcil aceptar la idea que la diversidad de propiedad debe ser sacrificada para asegurar la diversidad de contenido. Sin embargo s es materia de discusin cmo son administrados los recursos y analizar cules son los lmites permitidos de propiedad y de contenidos. En este punto se entrelaza el nivel poltico con la estructura del mercado.

    Por todo lo expresado, las reglas que limitan la concentracin de la propiedad son importantes. Pero es preciso recordar que el pluralismo no slo depende de la propiedad sino de otras variables relacionadas. A continuacin intentaremos evaluar las restricciones econmicas.

    La perspectiva econmica y la cuestin de la efi ciencia

    Desde la dcada del 80 se ha observado un profundo cambio tanto en la estructura como en el comportamiento estratgico de las principales empresas de comunicacin. Efectivamente, el mercado comunicacional pas de ser esttico y regulado a largo plazo por el Estado, a ser un mercado

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    sumamente dinmico y con menor capacidad de intervencin estatal3. Para-lelamente, los avances tecnolgicos, el desarrollo de las Nuevas Tecnologas de la Informacin y la Cultura (NTIC), aparentaron aportar ms diversidad, al posibilitar la cada de barreras de entrada histricas, por ejemplo en la televisin4. La expansin de Internet tambin trajo aparejada ms y nuevos actores. Como se ver luego, los procesos de digitalizacin y convergencia tambin parecen favorecer el crecimiento y la diversificacin del nmero de jugadores. Sin embargo, y pese a un aparente entorno favorable para la competencia, es en este perodo cuando se consolidan los principales grupos de comunicacin y cuando se registran los mayores niveles de concentracin y centralizacin de los mercados info-comunicacionales.

    La situacin ha supuesto (y supone) un desafo para los reguladores de la comunicacin. En general, se han observado presiones para desregular la normativa referente a los medios convencionales, con el objetivo de estimular el crecimiento de los grupos locales y permitir que compitan con los grupos internacionales. De esta forma se cumple la paradoja del capitalismo sealada por Demers (citado en Doyle, 2002), la intensificacin global de la competencia resulta en menos competencia a largo plazo.

    En concreto, mientras se borran tanto las barreras existentes entre los distintos mercados de medios y productos (por convergencia), como las fronteras de los mercados nacionales (por desarrollo tecnolgico y por la actuacin de bloques regionales), se observa que el comporta-miento competitivo de los operadores existentes dista de ser el ideal. Aparecen polticas de precios predatorios5 destinadas a eliminar la competencia, se establecen cuellos de botella entre la produccin y la

    3 Si bien entendemos que la participacin estatal es decisiva para determinar la orientacin general de las polticas econmicas, as como para dirimir la competencia entre capitalistas, en este punto nos referimos a los procesos desregulatorios (re-regulatorios desde nuestra perspectiva) que implicaron menor participacin estatal en la propiedad de los medios y una reformulacin del carcter de su intervencin en la regulacin del sector y en su relacin de poder con sus propietarios.4 Nos referimos aqu a los nuevos servicios televisivos: satelital, por cable, que en general introdujeron su financiamiento a travs del pago de los consumidores. Es des-tacable que estos nuevos mercados quedaron enteramente en manos del mercado.5 Poltica por la cual las empresas bajan temporalmente sus precios hasta sacar a las empresas ms dbiles del mercado.

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    distribucin, y se fijan potenciales controles oligoplicos sobre la red de distribucin de contenidos.

    En este sentido la administracin de los recursos disponibles se aleja de la eficiencia. Si el argumento econmico para permitir ciertos niveles de concentracin es alcanzar una eficaz relacin entre la estructura de mercado y el inters de las principales empresas, el problema que se planteara aqu es que es muy difcil delimitar la talla crtica en que la empresa alcanza un tamao ideal sin tener a la vez estrategias que perjudiquen la competencia. En los ltimos aos, los argumentos econmicos han ganado peso en los debates sobre polticas de medios, sobre los que promueven la defensa del pluralismo. Especialmente desde que en los pases desarrollados se observa el crecimiento de la participacin de las industrias culturales en el PBI.

    La ventaja de la concentracin se centra en el incremento de eficiencia o el crecimiento de poder de mercado: en la economa la expansin pue-de ser positiva porque genera una mayor eficiencia en la administracin de recursos, o negativa cuando la ampliacin de las cuotas de mercado implican barreras para otros competidores. Cabe recordar que est ge-neralmente aceptado que quienes tienen posiciones oligoplicas suelen destinar importantes recursos para mantener esa posicin dominante. En este sentido, esos gastos no resultan eficientes para la administracin general de recursos.

    Desde una perspectiva econmica liberal, la competencia permite la participacin de nuevos proveedores en un mercado abierto, productos homogneos y consumidores con informacin sobre el mercado. Frente a ella el monopolio impide asignar los recursos de la manera ms eficiente porque implica precios altos, baja calidad, no innovacin, e importantes gastos para mantener el monopolio. Las dos metas de la poltica econmica en relacin con la concentracin de la propiedad deberan ser sostener la competencia y maximizar la eficiencia en la administracin de recursos.

    Sin embargo, como se ha sealado ms arriba, en las Industrias Cul-turales se verifica una tendencia natural al oligopolio o al monopolio. No obstante, histricamente las restricciones a la concentracin de medios se vincularon ms con aspectos polticos que econmicos.

    En los ltimos aos se han preferido medidas que regulen la conducta de las firmas dominantes para impedir ms abusos, sobre la posibilidad

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    de restringir directamente la concentracin. Se ha intentado remediar los comportamientos anticompetitivos y analizar caso a caso las fusio-nes y adquisiciones de medios, obligando en algunos casos a empresas a desprenderse de parte de sus activos para autorizar una fusin. Se ha observado que lo importante no era el nmero de propietarios sino las barreras de entrada existentes para que las empresas nuevas puedan ope-rar eficazmente. Desde nuestra perspectiva, dicha poltica no ha podido mostrar ni xitos ni eficacia.

    En trminos generales puede sealarse que del hecho de que haya ga-nancia potencial de eficiencia con la concentracin se desprende que las polticas de propiedad y concentracin tienen importantes consecuencias econmicas. Sin embargo, esto no debe hacer olvidar el doble valor de la mercanca cultural: econmico y simblico. Es precisamente por ello que es muy difcil abordar el problema del valor del producto de las industrias culturales. La diversidad cultural y el pluralismo informativo constituyen factores de calidad y eficiencia.