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Yo estoy con los muchachos, miro cantidades de foto. Ellos, los muchachos, su furia, su ira, su inconformidad, su rabia ¿Y porqué
no? Su poquito de odio, su grano de violencia. No son santos ni rezanderos, no civilistas, ni poetas. Son esos muchachos. No están
hechos de razones, sino de corazones, sus ojos encendidos de tanto humo verde, la piedra en la mano, la china estirada y calculada ,
la botella de cerveza hecha de trapo y gasolina, de trapo y querosene. Botellita ingenia que escupe fuego contra balas. Igual estoy
con los muchachos, con esa carajita que no pasa los veinte años y le hace una gran puñeta a la tanqueta, con esa que abraza al
guardia tratando de abrazarlo para que no le dispare, con ese que le pinta la paloma con un brazo tatuado de guerrero, como si la
grosería derrumbara la escopeta, con la que saca el violín y toca el himno nacional, como si la Guardia fuera a entender.
Yo estoy con los muchachos equivocados o no, con su megáfono y su resistencia, su guarimba y su desobediencia, con los que se
escapan de la madres que ya no pueden atarlos a las casas, los muchachos que hicieron de la calle su campo de defensa. Con los
muchachos que se empecinan en despertar un país dormido que sólo se lamenta, un país verbo, país paz de la fea, de la sumisa, de
la conferencia. Yo estoy con los muchachos, olvidé para que sirve el verbo, les llevo agua, trapos y vinagre. Los muchachos que me
recuerdan que aún no estoy muerta, que este país es mío, que este país nos merece.
Estoy con los muchachos equivocados o no. Estoy con los muchachos que lloran en la noche calladitos, que se soban los moretones
y entierran a sus muertos. Estoy con los muchachos, inocentes, ingenuos, luchadores, quizás porque tuve 20, quizás por vergüenza
de dejarlos solos, no sé, por irresponsable, por mi pequeña cuota de odio, porque creo en las conquistas, no en las regalías, porque
soy como ellos, un poco tonta, otros bravía, o simplemente porque no me da la gana de dejarle el país a las hienas.
Estoy con los muchachos, con sus rostros cenizas, sus manos heridas, sus rodillas peladas, con su afonía, con su cansancio, con su
duelo, con su llanto, con su frustración, con su impotencia, con cada piedra, en cada noche.
Anónimo.