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8/18/2019 Los Problemas de La Guerra Civil – León Trotsky
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Los problemas de la guerra civil – León Trotsky
Traducción de Gloria Pagés y Rossana Cortez. Tomado de la versión digital “Les problèmes de la
guerre civile! Œuvres! publicada en "ar#ist $nternet %rc&ive. Primera publicación en ruso en Pravda
'( )*)! +,*-,-)/. 0n 1rancés2 1olleto 0d. de L34umanité! septiembre
-)+.
Las notas 1ueron preparadas para esta edición! salvo las 5ue tengan
aclaración en contrario. 0#iste otra versión de este art6culo en "andel!
0rnest! Teoría y práctica de la revolución permanente (comp.)!
"é#ico 7.8 9iglo ::$! -;?! tanto de la nuestra como la de
otros pa6ses. @! sin embargo! tanto prActica como ideológicamente! un trabaBo de este tipo responde a
una necesidad imperiosa. % lo largo de la &istoria de la &umanidad! la guerra civil Bugó un rol particular.
7esde ; a -/ los re1ormistas se imaginaban 5ue! para 0uropa occidental! ese rol &ab6a concluido.
Pero la guerra imperialista volvió a poner la guerra civil a la orden del d6a. 0sto! lo sabemos y lo
entendemos. Lo &emos incluido en nuestro programa. 9in embargo! carecemos casi por completo de
una concepción cient61ica de la guerra civil! de sus 1ases! de sus aspectos y de sus métodos. También
notamos enormes lagunas en la simple descripción de acontecimientos 5ue se sucedieron en ese terreno
a lo largo de los Dltimos diez a=os. Recientemente! me pasó 5ue tuve 5ue remarcar 5ue nosotros
dedicamos muc&o tiempo y es1uerzo al estudio de La Comuna de Par6s! pero 5ue descuidamos
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encuentran pa6ses de un tipo intermedio. 0ntonces! tenemos 5ue basarnos para nuestro estudio en tres
tipos de pa6ses2 industriales! agrarios e intermedios. 7e la misma manera! en el cap6tulo introductorio
dedicado a los postulados y condiciones revolucionarios 5ue son necesarios para la toma del poder!
describiremos las particularidades de cada uno de estos pa6ses! desde el punto de vista de la guerra
civil.
'osotros consideramos la insurrección de dos maneras2 primero! como una etapa determinada del
proceso &istórico! como una re1racción de las leyes obBetivas de la luc&a de clasesK luego! desde un
punto de vista obBetivo y prActico! es decir2 de 5ué modo preparar y eBecutar la insurrección para
asegurar el mayor é#ito posible. La guerra nos o1rece! en ese sentido! una analog6a impresionante! ya
5ue es también! producto de ciertas condiciones &istóricas! el resultado de un con1licto de intereses. %l
mismo tiempo! la guerra es un arte. La teor6a de la guerra es un estudio de las 1uerzas y los medios 5ue
se disponen! de su concentración y su modo de empleo para conseguir la victoria. Paralelamente! la
insurrección es un arte. 0n un sentido estrictamente prActico! es decir acercAndose en cierta medida a
los reglamentos militares! se puede y se debe poner en pie una teor6a de la insurrección.
0videntemente! nos c&ocaremos al principio con todo tipo de malentendidos y cr6ticas de 5uienes no
deBarAn de decir 5ue la idea de escribir el reglamento de la insurrección! con mAs razón el de la guerra
civil! es pura utop6a burocrAtica. 0s probable 5ue digan incluso 5ue 5ueremos militarizar la &istoria!
5ue el proceso revolucionario no se reglamenta! 5ue! en cada pa6s la revolución tiene sus
particularidades! su originalidad! 5ue en tiempos revolucionarios la situación se modi1ica a cada
momento y 5ue es una 5uimera 5uerer 1abricar bos5ueBos en serie para dirigir revoluciones o
establecer! como un subo1icial de cuartel! un montón de prescripciones intangibles e imponer la estricta
observación de estas normas.
%&ora bien! si alguien pretendiera establecer algo as6! ser6a totalmente rid6culo. Pero! en el 1ondo! lo
mismo puede decirse de nuestros reglamentos militares. Toda guerra se desarrolla en una situación y
en condiciones 5ue no se pueden prever de antemano. 9in embargo! sin el apoyo de los reglamentos
5ue reDnen los datos de la e#periencia militar! es pueril 5uerer conducir un eBército! tanto en tiempos de
paz como en tiempos de guerra. 0l antiguo adagio2 “'o te agarres del reglamento como un ciego a la
pared! no minimiza de ningDn modo la importancia de los reglamentos militares! como tampoco la
dialéctica disminuye la importancia de la lógica 1ormal o de las reglas de aritmética. 0s indudable 5ue!
en la guerra civil! los elementos necesarios para el establecimiento de planes! para la organización! para
las instrucciones a seguir! son in1initamente mAs e#cepcionales 5ue en las guerras entre eBércitos
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“nacionales. 0n la guerra civil! la pol6tica se mezcla con las acciones militares mAs estrec&amente!
mAs 6ntimamente 5ue
en la guerra “nacional. 7e este modo! ser6a en vano transpolar los mismos métodos de una es1era a
otra. Pero no se deduce de esto 5ue esté pro&ibido apoyarse en la e#periencia ad5uirida para e#traer
métodos! procesos! indicaciones! directivas! sugerencias 5ue tengan un signi1icado preciso! y
convertirlos en reglas generales capaces de estar en un reglamento de la guerra civil.
7esde luego! entre esas reglas! se mencionarA la necesidad de subordinar estrictamente las acciones
puramente militares a la l6nea pol6tica general! de tener en cuenta rigurosamente el conBunto de la
situación y el estado de Animo de las masas. 0n todos los casos! antes de tac&ar de utópica una obra de
este tipo! es necesario decidir! luego de un pro1undo e#amen del tema! si e#isten reglas generales 5ue
condicionen o 1aciliten la victoria en per6odos de guerra civil y en 5ué consisten. 9olamente luego de
un e#amen de este tipo se podrA de1inir dónde se terminan las indicaciones precisas! Dtiles! 5ue
disciplinan el trabaBo a realizar y dónde comienza la 1antas6a burocrAtica.
Tratemos de abordar la revolución partiendo de este punto de vista. La 1ase suprema de la revolución es
la insurrección! la 5ue decide el poder. La insurrección siempre estA precedida por un per6odo de
organización y de preparación sobre la base de una campa=a pol6tica determinada. 0n reglas generales!
el momento de la insurrección es breve! pero es un momento decisivo en el curso de la revolución. 9i
se logra la victoria! sigue un per6odo 5ue comprende la consolidación de la revolución por medio del
aplastamiento de las Dltimas 1uerzas enemigas! y la organización de un nuevo poder y de las 1uerzas
revolucionarias encargadas de la de1ensa de la revolución. 0n estas condiciones! el reglamento de la
guerra civil deberA tener tres cap6tulos! al menos2 la preparación de la insurrección! la insurrección y
1inalmente la consolidación de la victoria. %s6! ademAs de la introducción de principio de la 5ue
&ablamos mAs arriba para caracterizar! baBo la 1orma abreviada de reglas generales o baBo la 1orma de
directivas! de postulados y condiciones revolucionarias! nuestro reglamento de la guerra civil deberA
contener tres cap6tulos 5ue engloben en el orden de su sucesión las tres principales etapas de la guerra
civil. Tal serA la ar5uitectura estratégica de la obra.
0l problema estratégico 5ue tenemos 5ue resolver consiste! precisamente! en combinar de 1orma lógica
todas las 1uerzas y medios revolucionarios con vistas a alcanzar el obBetivo principal2 la toma y la
de1ensa del poder. 0s evidente 5ue cada aspecto de esta estrategia de la guerra civil plantea mDltiples
problemas tActicos particulares como la 1ormación de milicias de 1Abrica! la organización de puestos de
mando en las ciudades y en las v6as 1érreas! y la preparación minuciosa de los medios para apoderarse
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de puntos vitales en las ciudades. 0stos problemas tActicos emanarAn en nuestro reglamento de la
guerra civil! unos en el segundo cap6tulo re1erido a la insurrección! otros en el tercero 5ue abarcarA el
per6odo de la derrota del enemigo y la consolidación del poder revolucionario.
9i adoptamos un plan de trabaBo de este tipo! tendremos la posibilidad de abordar nuestra obra desde
varios aspectos a la vez. 7e este modo le encargaremos a un grupo de camaradas ciertas cuestiones
tActicas re1eridas a la guerra civil. Etros grupos establecerAn el plan general de la introducción de
principio y as6 sucesivamente. %l mismo tiempo serA necesario e#aminar! desde el Angulo de la guerra
civil! el material &istórico 5ue &ayamos reunido! ya 5ue es evidente 5ue nuestra intención no es 1orBar
un reglamento 5ue sea un simple producto de la razón! sino un reglamento inspirado en la e#periencia!
iluminado y enri5uecido! por un lado por las teor6as mar#istas! y también por los datos de la ciencia
militar.
9abemos 5ue los reglamentos militares sólo tratan de métodos! en otras palabras! no dan mAs 5ue
directivas generales sin basarlas en eBemplos precisos o en e#plicaciones detalladas. HPodemos adoptar
el mismo método para enunciar el reglamento de la guerra civilI 'o es seguro. 0s muy posible 5ue
estemos obligados a citar! a t6tulo ilustrativo! en el reglamento mismo o en un cap6tulo ane#o! cierto
nDmero de &ec&os &istóricos o! al menos! re1erirnos a ellos. 0sto 5uizAs sea una e#celente manera de
evitar un e#ceso de es5uematismo.
La insurrección y la definición del “momento”
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H7e 5ué se trataI H7e un reglamento de la guerra civil o de un reglamento de la insurrecciónI
8inalmente! pienso 5ue si se adopta el reglamento! se trata ante todo de un reglamento de la guerra
civil.
%lgunos camaradas! dicen! plantearon obBeciones por este tema y daba la impresión de 5ue con1und6an
la guerra civil con la luc&a de clases y la insurrección con la guerra civil. La verdad es 5ue la guerra
civil constituye una etapa determinada de la luc&a de clases! cuando ésta! rompiendo los marcos de la
legalidad! viene a ubicarse en el plano de un en1rentamiento pDblico y en cierta medida 16sico! de las
1uerzas en1rentadas. Concebida de este modo! la guerra civil abarca las insurrecciones espontAneas!
determinadas por causas locales! las intervenciones sanguinarias de las &ordas contrarrevolucionarias!
la &uelga general revolucionaria! la insurrección para la toma del poder y el per6odo de li5uidación de
los intentos de levantamientos contrarrevolucionarios. Todo esto entra en el marco de la noción de la
guerra civil! todo esto es mAs amplio 5ue la insurrección! y al mismo tiempo! in1initamente mAs
estrec&o 5ue la noción de la luc&a de clases 5ue transcurre a través de toda la &istoria de la 4umanidad.
9i &ablamos de la insurrección como de una tarea a realizar! &ay 5ue encauzarla correctamente y no
de1ormarla como ocurre a veces! con1undiéndola con la revolución. 7ebemos liberar a los otros de esta
con1usión y empezar por desembarazarnos de ella nosotros mismos.
La insurrección plantea! en todo momento y lugar! una tarea precisa a realizar. Tras ese obBetivo!
nosotros repartimos los roles! con1iamos a cada uno su misión! distribuimos las armas! elegimos el
momento! golpeamos y tomamos el poder si no nos aplastan antes. La insurrección debe &acerse
segDn un plan concebido de antemano. 0s una etapa determinada de la revolución. La toma del poder
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no detiene la guerra civil! no &ace mAs 5ue cambiarle el carActer. %s6 puede decirse 5ue se trata mAs
bien de un reglamento de la guerra civil y no solamente de un reglamento de la insurrección.
@a &icimos alusión a los peligros del es5uematismo. Meamos a la luz de un eBemplo en 5ué pueden
consistir. Tuve la ocasión de observar una de las mAs peligrosas mani1estaciones del es5uematismo en
la manera en 5ue nuestros Bóvenes o1iciales del estado mayor abordan las cuestiones militares de la
revolución. 9i tomamos las tres etapas 5ue distinguimos en la guerra civil! nos damos cuenta de 5ue el
trabaBo militar del partido revolucionario reviste! en cada uno de los tres per6odos! un carActer
particular. 0n el per6odo de la preparación revolucionaria nos c&ocaremos 1orzosamente con las 1uerzas
Fpolic6a! eBército de la clase dominante. Las nueve décimas partes del trabaBo militar del partido
consisten! en ese momento! en disgregar el eBército enemigo! dislocarlo desde adentro! y solamente un
décimo a concentrar y preparar las 1uerzas revolucionarias. Ma de suyo 5ue las relaciones aritméticas
5ue se=alo deben tomarse arbitrariamente! pero! de todos modos! dan una idea de lo 5ue debe ser
realmente el trabaBo militar clandestino del partido revolucionario. Cuanto mAs se acerca el momento
de la insurrección! mAs debe intensi1icarse el trabaBo para la 1ormación de las organizaciones de
combate. 0ntonces se puede tener miedo de cierto es5uematismo peligroso. 0s evidente 5ue las
1ormaciones de combate! con cuya ayuda el partido revolucionario se apresta a consumar la
insurrección! no pueden tener una 1isonom6a muy n6tida! con mAs razón no podrAn corresponder a
unidades militares como la brigada! la división o el cuerpo de eBército. 0sto no e#ime a 5uienes tienen
la tarea de dirigir la insurrección de &acer 5ue en ellas &aya orden y método. Pero el plan de la
insurrección no se construye sobre una dirección centralizada de las tropas de la revolución! sino por el
contrario! con la enorme iniciativa de cada destacamento al 5ue se le &aya asignado! con anticipación y
con el mA#imo de precisión! la tarea 5ue le incumbe. 0l insurgente combate! en l6neas generales!
observando los métodos de la “pe5ue=a guerra! es decir! por medio de los destacamentos de partisanos
o semi partisanos! unidos muc&o mAs por la disciplina pol6tica y por la clara conciencia de la unidad del
obBetivo a alcanzar 5ue por cual5uier disciplina BerAr5uica. Luego de la toma del poder! la situación se
modi1ica completamente. La luc&a de la revolución victoriosa por asegurar su de1ensa y su desarrollo
se trans1orma enseguida en una luc&a por la organización del aparato gubernamental centralizado. Los
destacamentos de partisanos! cuya aparición en el momento de la luc&a por la toma del poder es tan
inevitable como necesaria! pueden ser! después de la con5uista del poder! una causa de graves peligros!
capaces de &acer tambalear el 0stado revolucionario en 1ormación. 0ntonces se debe proceder a la
organización de un eBército roBo regular.
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La determinación del momento de la insurrección estA en estrec&a relación con las medidas 5ue
acabamos de considerar. Ma de suyo 5ue no es cuestión de designar arbitrariamente! al margen de los
acontecimientos! la 1ec&a 1iBa e irrevocable de la insurrección. 0sto ser6a &acerse una idea demasiado
simplista del carActer de la revolución y de su desarrollo. Los mar#istas debemos saber y entender 5ue
no es su1iciente desear la insurrección para 5ue ésta se cumpla. Cuando las condiciones obBetivas la&agan posible! &ay 5ue &acerla! ya 5ue ella no se &ace a s6 misma. @ para esto el estado mayor
revolucionario debe tener en mente el plan de la insurrección antes de declamarla. 0l plan de la
insurrección darA una orientación de tiempo y lugar. Tendremos en cuenta del modo mAs minucioso
todos los 1actores y elementos de la insurrección! los e#aminaremos rApidamente para determinar su
dinamismo! para de1inir la distancia 5ue la vanguardia revolucionaria deberA mantener entre ella y la
clase obrera para no aislarse! y al mismo tiempo daremos el salto decisivo. La estipulación del
momento de la insurrección es uno de los elementos necesarios de esta orientación. 9erA precisado de
antemano! tan pronto como los preanuncios de la insurrección aparezcan claramente. 0s cierto 5ue el
plazo elegido no serA divulgado a todo el mundo! al contrario! lo ocultaremos lo mAs posible al
enemigo! sin inducir a error al propio partido y a las masas 5ue lo siguen. 0l trabaBo del partido en
todos los terrenos estarA subordinado a los plazos de la insurrección y todo deberA ser en el d6a 1iBado.
9i uno se e5uivoca en sus cAlculos! el momento de la insurrección podrA ser aplazado aun5ue eso sea
una eventualidad 5ue conlleve siempre graves inconvenientes y muc&os peligros.
4ay 5ue reconocer 5ue el plazo de la insurrección es considerado como algo insigni1icante por muc&os
comunistas occidentales 5ue no se sacaron de encima todav6a su manera 1atalista y pasiva de abordar
los principales problemas de la revolución. Rosa Lu#emburgo>
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e#ist6a una corriente muy 1uerte &acia el 1atalismo revolucionario. La revolución se acerca! dec6an!
provocarA la insurrección y nos darA el poder. 0n cuanto al partido! su papel! en este momento! es &acer
agitación revolucionaria y esperar los resultados. 0n tales condiciones! plantear categóricamente la
cuestión del plazo de la insurrección! es sacar al partido de la pasividad y del 1atalismo! es ponerlo
1rente a los principales problemas de la revolución! particularmente! ante la organización consciente dela insurrección para ec&ar al enemigo del poder.
Por eso! la cuestión del momento de la insurrección debe ser tratada en el reglamento de la guerra civil.
%s6 1acilitaremos la preparación del partido para la insurrección o por lo menos la preparación de sus
cuadros.
4ay 5ue considerar 5ue el paso mAs di16cil 5ue un partido comunista tendrA 5ue dar serA el pasaBe del
trabaBo de preparación revolucionaria! 1orzosamente largo! a la luc&a directa por la toma del poder. 0sto
no se &arA sin provocar crisis! y crisis graves. La Dnica manera de disminuir su alcance y de 1acilitar el
agrupamiento de los elementos dirigentes mAs resueltos consiste en llevar a los cuadros del partido a
meditar y a pro1undizar de antemano sobre las cuestiones 5ue se deducen de la insurrección
revolucionaria y esto tanto mAs concretamente cuando los acontecimientos estén mAs pró#imos. 7esde
este punto de vista! el estudio de la Revolución de Ectubre tiene una importancia Dnica para los
partidos comunistas europeos. 7esgraciadamente este estudio! por el momento! no se &ace y no se &arA
&asta tanto no se den los medios. 'osotros mismos no &emos estudiado ni coordinado las ense=anzas
de la Revolución de Ectubre! y especialmente las ense=anzas militares revolucionarias 5ue de ella se
desprenden. 4abrA 5ue seguir paso a paso todas las etapas de la preparación revolucionaria 5ue va de
marzo a octubre! el modo en el 5ue se desarrolló la insurrección de Ectubre en algunos de los puntos
mAs caracter6sticos! luego la luc&a por la consolidación del poder.
H% 5uiénes destinaremos el reglamento de la guerra civilI % los obreros! respondieron algunos
camaradas! para 5ue cada uno de ellos sepa cómo comportarse. 0videntemente no podr6amos mAs 5ue
alegrarnos de 5ue “todo obrero sepa lo 5ue le corresponde &acer. Pero eso es una manera de plantear
la cuestión a una escala muy amplia! y por lo tanto utópica. 7e todos modos! no es por esta punta por
donde debemos comenzar. 'uestro reglamento debe estar destinado! en primer lugar! a los cuadros del
partido! a los Be1es de la revolución. 'aturalmente simpli1icaremos algunos cap6tulos! algunas
cuestiones con la intención de dirigirnos a amplios sectores obreros! pero! ante todo! se destinarA a los
dirigentes.
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Previamente debemos reunir nuestra propia e#periencia y nuestras ideas! 1ormularlas tan claramente
como sea posible! veri1icarlas minuciosamente y! tanto como podamos! sistematizarlas. %ntes de la
guerra imperialista! ciertos escritores militares se 5ueBaban de 5ue las guerras se &ab6an vuelto
demasiado raras para la buena instrucción de los o1iciales. Con no menos razón! podemos decir 5ue la
rareza de las revoluciones obstaculiza la educación de los revolucionarios. 0n este sentido! nuestrageneración no tiene de 5ué 5ueBarse. 'osotros tuvimos la oportunidad de &acer la revolución de -*N y
de vivir bastante como para ser parte dirigente a la revolución de -. Pero no &ay necesidad de decir
5ue la e#periencia revolucionaria cotidiana se disipa rApidamente. O@ entonces &ay nuevos problemas
H'o estamos obligados &oy a discutir sobre cuestiones como la 1abricación de la tela! la construcción
de la 1Abrica eléctrica de 'olQo11 y tantos otros problemas económicos en lugar del modo en 5ue se
lleva a cabo la insurrecciónI Pero aun5ue uno se tran5uilice! esta Dltima cuestión estA leBos de estar
perimida. "As de una vez la &istoria pedirA 5ue se responda a eso.
!n "u# momento de$emos comenzar%
La catAstro1e alemana de -)< llevó a la $nternacional Comunista a ocuparse de los métodos de
organización de la revolución y especialmente de la insurrección revolucionaria. 0n ese sentido! la
de1inición del momento de la insurrección ad5uirió una importancia principal por el &ec&o de 5ue
resultó 5ue esta cuestión es claramente una traba en la 5ue se basan todos los problemas relativos a la
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organización de la revolución. La socialdemocracia adoptó! de cara a la revolución! la actitud 5ue
caracteriza a la burgues6a liberal en su per6odo de luc&a por el poder contra el 1eudalismo monAr5uico.
La burgues6a liberal especula sobre la revolución! pero se cuida bien de asumir la responsabilidad sobre
ella. 0n el momento propicio de la luc&a! pone en la balanza su ri5ueza! su instrucción y los demAs
medios de in1luencia de su clase para apoderarse del poder. 0n -;! la socialdemocracia alemana Bugóun rol de ese tipo. 0n el 1ondo! ella constituye el aparato pol6tico 5ue transmite a la burgues6a el poder
venido a menos de los 4o&enzollern. 9emeBante pol6tica de especulación pasiva es completamente
incompatible con el comunismo en la medida 5ue se 1iBe el obBetivo de &acerse del poder en nombre del
interés del proletariado.
La revolución proletaria es una revolución de enormes masas desorganizadas en su conjunto. El
impulso ciego de las masas juega un rol considerable en el movimiento. La victoria sólo puede lograrse
por un partido comunista que tenga como objetivo la toma del poder, que, con minucioso cuidado
medite, conspire, reúna los medios para alcanzar el objetivo perseguido y que, apoyándose en la
insurrección de masas, lleve adelante sus propósitos. Por su centralización, su resolución, su manera
metódica de abordar la insurrección, el Partido Comunista le aporta al proletariado en la luca por el
poder las ventajas que la burgues!a lleva en ella por el eco mismo de su posición económica. En ese
sentido, la cuestión del momento de la insurrección no es un simple detalle t"cnico, demuestra por el
contrario de la manera más clara y más precisa en qu" medida nos emos preparado para abordar la
insurrección con todas las reglas del arte militar.
Es evidente que, cuando se trata de #ijar el momento de la insurrección, su cálculo no puede basarse en
la e$periencia puramente militar. %isponiendo de las #uerzas armadas su#icientes, un Estado puede,
según su conveniencia, declarar la guerra. Por otro lado, durante la guerra, es el alto mando quien
decide la o#ensiva despu"s de aber considerado todos los elementos de la situación. Pero es siempre
más #ácil analizar una situación militar que una situación revolucionaria. El mando militar está en
relación con unidades militares combatientes organizadas, cuya ligazón entre ellas #ue cuidadosamente
estudiada y combinada de antemano, gracias a lo cual el mando tiene, por as! decirlo, sus ej"rcitos bajo
su control. Es evidente que no podr!a ocurrir lo mismo durante la revolución. Las #ormaciones de
combate no están separadas de las masas obreras, sólo pueden aumentar la violencia del coque que
deben dar en contacto con el movimiento o#ensivo de las masas. %esde entonces, le incumbe al mando
revolucionario tomar el ritmo del movimiento para #ijar con seguridad el momento en que debe
e#ectuarse la o#ensiva decisiva. Como se ve, la estipulación del plazo de la insurrección plantea un
problema di#!cil. Puede acerse mientras la situación est" tan clara que la dirección del partido no tenga
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ninguna duda sobre la oportunidad de la acción. Pero si esa apreciación de la situación se produce &'
oras antes del momento decisivo, la se(al puede llegar demasiado tarde, en consecuencia, el partido,
tomado por sorpresa, se ve en la imposibilidad de dirigir el movimiento, que, en ese caso, puede
terminar en la derrota. %e a! la necesidad de prever, de antemano, tanto como sea posible, el momento
decisivo o, en otros t"rminos, #ijar el t"rmino de la insurrección basándose en la marca general delmovimiento y en el conjunto de la situación del pa!s.
)i por ejemplo, el t"rmino #ijado cae dentro de un mes o dos, el Comit" Central o la dirección del
partido aproveca ese plazo para poner al partido manos a la obra iniciándolo en todas las cuestiones
que se planteen, por medio de una creciente propaganda, de una preparación y de una organización
apropiadas, y de una elección juiciosa de los elementos más combativos para la ejecución de
determinadas misiones. %emás está decir que un plazo que aya sido designado un mes, dos meses o
con más razón tres o cuatro meses antes, no podr!a ser irrevocable, pero la táctica debe consistir en
veri#icar a lo largo del plazo #ijado si la elección del momento #ue correcta. *eamos un ejemplo+ los
postulados pol!ticos indispensables para el "$ito de la insurrección residen en la desestabilización de la
maquinaria gubernamental y en el apoyo que le da a la vanguardia revolucionaria la mayor!a de los
trabajadores de los principales centros y regiones del pa!s.
dmitamos que las cosas todav!a no an sucedido, pero que están pró$imas a ocurrir. Las #uerzas del
partido revolucionario crecen rápidamente, pero es di#!cil constatar si detrás de "l ay una mayor!a
su#iciente de trabajadores. Entre tanto, al volverse cada vez más grave la situación, la cuestión de la
insurrección se plantea rápidamente. -u" debe acer la dirección del partido/ Puede, por ejemplo,
razonar de la siguiente manera+
0.1 partir de que en el curso de las últimas semanas la in#luencia del partido a crecido rápidamente,
se puede considerar que en los principales centros del pa!s la mayor!a de los obreros está a punto de
seguirnos. En esas condiciones, concentremos en esos puntos decisivos las mejores #uerzas del partido
y calculemos que nos ará #alta alrededor de un mes para ganar la mayor!a.
&.1 %esde el momento en que la mayor!a de los principales centros del pa!s están con nosotros,
podemos llamar a los trabajadores a constituir soviets de diputados obreros, con la condición que se
persiga la desorganización del aparato gubernamental. Calculemos que la constitución de )oviets en los
principales centros y regiones del pa!s e$ige aún dos semanas.
2.1 %esde el momento en que, en las principales aglomeraciones y regiones del pa!s, los soviets están
organizándose bajo la dirección del partido, naturalmente resulta que se impone la convocatoria a un
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Congreso 3acional de )oviets. Pero antes de que se lleve a cabo, pueden transcurrir tres o cuatro
semanas. ora bien, es evidente que en esa situación, el Congreso de los )oviets sólo puede, a menos
que se e$ponga a la represión, dedicarse a la toma del poder. %ico de otro modo, el poder de eco
debe estar en manos del proletariado en el momento de la reunión del Congreso. s!, el plazo que se
asignará para preparar la insurrección es de dos a dos meses y medio. Este lapso de tiempo, que emanadel análisis general de la situación pol!tica y su desarrollo ulterior, de#ine el carácter y la velocidad que
debe tener el trabajo militar revolucionario, teniendo en cuenta la desorganización del ej"rcito burgu"s,
la apropiación de la red #erroviaria, la #ormación y el armamento de los destacamentos obreros y as!
sucesivamente. signamos una tarea bien de#inida al comandante clandestino de la ciudad a conquistar+
tomar las medidas necesarias durante las cuatro primeras semanas, poner a punto e intensi#icar los
preparativos en el curso de las dos semanas siguientes de modo que, en los pró$imos quince d!as, todo
est" listo para la acción. s!, por la realización de tareas de carácter limitado pero netamente de#inido,
el trabajo militar revolucionario se ejecuta en los l!mites del plazo #ijado. %e esa manera evitaremos
caer en el desorden y la pasividad que pueden ser #atales y obtendremos, en cambio, la #usión necesaria
de los es#uerzos y más resolución entre todos los je#es del movimiento. En ese momento, el trabajo
pol!tico debe ser llevado a #ondo. La revolución sigue su curso lógico. 4n mes despu"s, ya nos
allamos en situación de veri#icar si el partido realmente consiguió ganar la mayor!a de los obreros en
los principales centros industriales del pa!s. Esta comprobación puede acerse a trav"s de un
re#er"ndum, por una acción de los sindicatos, por mani#estaciones en la calle, o por una combinación
de todos estos medios.
)i tenemos la certeza de que la primera etapa que nos emos trazado #ue como lo ab!amos previsto, se
rati#ica el plazo #ijado para la insurrección. En cambio, si ocurre que sea cual #uera el crecimiento de
nuestra in#luencia a lo largo del mes transcurrido, no siempre tenemos la mayor!a de los obreros detrás
de nosotros, es prudente suspender el momento de la insurrección. l mismo tiempo, tendremos
mucas ocasiones de veri#icar asta qu" punto la clase dirigente se volvió loca, asta dónde está
desmovilizado el ej"rcito y debilitado el aparato. Por medio de estas constataciones, nos daremos
cuenta de la naturaleza de las p"rdidas que se ubieran podido producir en nuestro trabajo clandestino
de preparación revolucionaria. La organización de los soviets será, por consiguiente, un medio eventual
de veri#icación de la relación de #uerzas y, de ese modo, de establecer si las condiciones están listas
para poner en marca la insurrección. Evidentemente, no será posible, en todo tiempo y lugar,
constituir los soviets antes de la insurrección. 5ambi"n ay que prever que los soviets puedan ser
organizados sólo en el curso de la acción. Pero en todas partes en donde e$ista la posibilidad de
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organizarlos, bajo la dirección del Partido Comunista, antes de la ca!da del r"gimen burgu"s,
aparecerán como el preludio de la insurrección cercana. 6 el plazo será más #ácil de #ijar.
El Comit" Central del partido veri#icará el trabajo de su organización militar, se dará cuenta de los
resultados obtenidos en cada rama y, en la medida en que la situación pol!tica lo e$ija, dará el impulso
necesario a ese trabajo. Es necesario prever que la organización militar, basada, no en el análisis
general de la situación y en el in#orme de las #uerzas presentes, sino en la apreciación de los resultados
que se ayan obtenido en el terreno de su acción preparatoria, siempre se considerará como
insu#icientemente preparada. Pero va de suyo que lo que decide en esos momentos es la apreciación de
la situación y de la relación de #uerzas respectivas, particularmente de las #uerzas de coque del
enemigo y de las nuestras. %e esta manera, el plazo que se abrá #ijado dos, tres o cuatro meses antes,
podrá tener un e#ecto incomparable sobre la organización de la insurrección, incluso si nos vemos
#orzados más tarde a adelantarlo o retrasarlo algunos d!as.
Es evidente que el ejemplo anterior es puramente ipot"tico, pero es una e$celente ilustración de la
idea que debemos acernos de la preparación de la insurrección. 3o se trata de jugar ciegamente con
las #ecas, sino de determinar el momento de la insurrección basándonos en la marca misma de los
acontecimientos, de veri#icar la precisión a lo largo de las etapas sucesivas del movimiento y de #ijar el
plazo al que todo el trabajo de preparación revolucionaria deberá estar subordinado.
7epito que, en este aspecto, se deben estudiar atentamente las ense(anzas de la 7evolución de 8ctubre,
la única revolución que, asta el momento, el proletariado a realizado victoriosamente. 9ay que acer,
desde el punto de vista estrat"gico y táctico, un calendario de 8ctubre. 9ay que e$poner cómo se
desarrolló la oleada de acontecimientos, cuáles #ueron las repercusiones en el partido, en los )oviets, en
el seno del Comit" Central y en la organización militar del partido. -Cuál #ue el sentido de las
indecisiones que se produjeron en el partido/ -Cuánto peso tuvieron en el conjunto de los
acontecimientos/ -Cuál #ue el papel de la organización militar/ )e trata de un trabajo de una
importancia inapreciable. %ejarlo para despu"s ser!a una #alta imperdonable.
La calma antes de la tormenta
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4ay una cuestión de considerable valor para entender el desarrollo de la guerra civil 5ue! un modo u
otro! deberA ser tratada en nuestro reglamento. uien &aya estado al corriente de las discusiones 5ue
siguieron a los acontecimientos de %lemania de -)
de la derrota. “La causa principal de la derrota! diBeron! es 5ue en el momento decisivo! el proletariado
alemAn no ten6a esp6ritu combativoK las masas no 5uer6an combatir! la meBor prueba es 5ue ellas no
reaccionaron en absoluto 1rente a la o1ensiva 1ascistaK entonces! 1rente a esa actitud de las masas! H5ué
pod6a &acer el partidoI Tal 1ue la opinión de nuestros camaradas Srandler>/?! T&al&eimer>N? y otros. %
primera vista! el argumento parece irre1utable. 9in embargo! el “momento decisivo de -)< no se dio
de un d6a para el otro. 8ue el resultado de todo el per6odo precedente de luc&as en las 5ue la violencia
iba agravAndose constantemente. 0l a=o -)< estA marcado de cabo a rabo por las batallas 5ue el
proletariado tuvo 5ue sostener. %&ora bien! Hcómo es 5ue en la v6spera de su Ectubre! la clase obrera
alemana &aya perdido su combatividad de repenteI 'o se e#plica. Lo mismo 5ue no podemos
abstenernos de preguntarnos si es cierto 5ue los obreros alemanes no &ayan 5uerido pelear. 0sta
cuestión nos remonta a nuestra propia e#periencia de Ectubre. 9i se releen los periódicos previos a la
Revolución de Ectubre! aun5ue sea sólo los de nuestro partido! vemos 5ue los camaradas 5ue estaban
en contra de la idea de la insurrección alegaban! precisamente! 5ue las masas obreras rusas estaban
poco dispuestas para la batalla. 4oy eso puede parecer apenas cre6ble! a pesar de ello! ese era el
principal argumento 5ue invocaban. 7e este modo! nos encontramos en una situación anAloga2 a lo
largo de todo el a=o -! el proletariado ruso &ab6a estado combatiendo! sin embargo! cuando se
planteó la cuestión de la toma del poder! se alzaron voces para a1irmar 5ue las masas obreras no 5uer6an
pelear. @ e1ectivamente! en la v6spera de Ectubre el movimiento se enlenteció un poco. H0sto 1ue e1ecto
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del azarI HE mAs bien &ay 5ue ver all6 cierta “ley &istóricaI Para m6! no &ay duda de 5ue un 1enómeno
de este género debe tener ciertos principios generales. 0n la naturaleza! este 1enómeno se denomina2 la
calma antes de la tormenta. Tiendo a creer 5ue en el momento de la revolución se da ese mismo
1enómeno. % lo largo de un per6odo dado! la combatividad de las masas se acrecienta! toma las 1ormas
mAs diversas2 &uelgas! mani1estaciones! c&o5ues con la polic6a. 0n ese momento! las masas empiezan atomar conciencia de su 1uerza. La creciente amplitud del movimiento es su1iciente para darles una
satis1acción pol6tica. Toda nueva mani1estación! todo é#ito en el plano pol6tico y económico aumenta
su entusiasmo. Pero este per6odo se agota rApido. La e#periencia de las masas crece al mismo tiempo
5ue se desarrolla su organización. 0n el campo opuesto! el enemigo muestra también 5ue no estA
decidido a ceder su lugar en la pelea. Resulta de esto 5ue el estado de Animo revolucionario de las
masas se &ace mAs cr6tico! mAs pro1undo! mAs angustiante. Las masas buscan! sobre todo si &ubo
errores y se su1rieron reveses! una dirección segura! 5uieren tener la certeza de 5ue combatirAn y 5ue se
las sabrA conducir! y 5ue en la batalla decisiva podrAn contar con la victoria. %&ora bien! es el pasaBe
del optimismo casi ciego a una conciencia mAs clara de las di1icultades 5ue &ay 5ue vencer lo 5ue
engendra esta pausa revolucionaria 5ue corresponde! en cierta medida! a una crisis en el estado de las
masas. Con la condición 5ue el resto de la situación esté lista! esta crisis sólo puede ser disipada por el
partido pol6tico! y sobre todo por la impresión 5ue dé de estar verdaderamente decidido a dirigir la
insurrección. 0ntre tanto! la grandeza del obBetivo a alcanzar Fva mAs allA de la toma del poder suscita
vacilaciones inevitables &asta en el partido! especialmente! &asta en sus dirigentes medios! sobre los
5ue se concentrarA pronto la responsabilidad del movimiento. %s6! el retraimiento de las masas 1rente a
la batalla y las vacilaciones de la dirección son dos 1enómenos 5ue! aun5ue leBos de ser e5uivalentes!
no son menos simultAneos. 0s por eso 5ue escuc&amos decir 5ue las masas no buscan la batalla! 5ue su
disposición es! por el contrario! mAs bien pasiva! y 5ue en esas condiciones! incitarlas a la insurrección
es ir a la aventura. Ma de suyo 5ue cuando ese estado de Animo toma la delantera! la revolución sólo
puede ser derrotada. @ después de la derrota! provocada por el propio partido! no &ay nada 5ue impida
contarle a todo el mundo 5ue la insurrección era imposible por5ue las masas no la 5uer6an. 0sta
cuestión debe ser e#aminada a 1ondo. %poyAndose en la e#periencia ad5uirida! &ay 5ue aprender a
captar el momento en el 5ue el proletariado se diga a s6 mismo2 “'o &ay nada mAs 5ue esperar de las
&uelgas! las mani1estaciones y las otras protestas. %&ora &ay 5ue dar pelea. 0stoy listo para eso! por5ue
no &ay otra salida a la situación! pero tratAndose de una batalla &ay 5ue librarla con la ayuda de todas
nuestras 1uerzas y con una dirección segura. 0n ese momento la situación alcanza una gravedad
e#trema. 0stA en el mAs completo dese5uilibrio2 una es1era en la punta de un cono. 0l menor c&o5ue
puede &acerla caer a un lado o a otro. 0n Rusia! gracias a la 1irmeza y a la resolución de la dirección del
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partido! la es1era &a seguido la recta 5ue llevaba a la victoria. 0n %lemania! la pol6tica del partido &izo
derrapar la es1era en el sentido de la derrota.
La &ol'tica y la acción militar
Hué carActer le daremos a nuestra obraI HJn carActer pol6tico o un carActer militarI La &aremos partir
del punto en 5ue la pol6tica se convierte en una cuestión de acción militar! y la pol6tica se considerarA
baBo ese Angulo. % primera vista! esto puede parecer una contradicción! por5ue no es la pol6tica 5uien
estA al servicio de la insurrección sino la insurrección 5uien estA al servicio de la pol6tica. 0n realidad!
nada de esto se contradice. La insurrección en su conBunto sirve! evidentemente! a los obBetivos
principales de la pol6tica proletaria. 9olamente cuando se desata la insurrección! la pol6tica delmomento debe subordinArsele totalmente.
La transición de la pol6tica a la acción militar y la conBunción de esas dos alternativas generalmente
producen grandes di1icultades. Todos sabemos 5ue el punto de ligazón es siempre el mAs débil.
0stamos re1leBando un poco esto a5u6 mismo. Jn camarada demostró! por un método inverso! cuAn
di16cil es combinar la pol6tica y la acción militar. Etro camarada &a venido enseguida a empeorar el
error de su antecesor. 9i le creemos al primero de esos camaradas! Lenin &abr6a cuestionado en -; la
importancia del 0Bército RoBo! con el prete#to de 5ue nuestra salvación se derivaba de la luc&a 5ueen1rentaba a ambos imperialismos rivales. 9egDn el segundo! &abr6amos Bugado el “papel del tercer
ladrón! es decir nos &ubiéramos aprovec&ado del con1licto 5ue en1rentaba a los imperialismos. %&ora
bien! BamAs Lenin tuvo ni podrA tener ese lenguaBe.
0s cierto 5ue si! en el momento de la Revolución de Ectubre nosotros &ubiésemos estado relacionados
con una %lemania victoriosa y si la paz se &ubiera sellado! %lemania no se &abr6a privado de
aplastarnos aun5ue &ubiéramos contado con un eBército de tres millones de &ombres! por5ue ni en -;
ni en --! &abr6amos podido encontrar las 1uerzas capaces de medirse con los eBércitos alemanestriun1antes. 0n esas condiciones! la luc&a entre los dos campos imperialistas 1ue nuestra principal
barrera de protección. Pero en los marcos de esta luc&a &abr6amos podido morir cien veces en -; si
no &ubiéramos tenido nuestro embrión de 0Bército RoBo. H0s por5ue $nglaterra y 8rancia paralizaban a
%lemania 5ue se resolvió el problema de azanI 9i nuestros soldados roBos no &ubieran de1endido a
azan! si &ubieran abierto la ruta de "oscD a los mercenarios del 0Bército blanco! nos &abr6an cortado
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el cuello y tendr6an razón. 0n ese momento &abr6amos tenido 5ue Bugar a &acer el papel del “tercer
ladrón con el cuello cortado. Cuando Lenin dec6a2 “"ilitantes 5ue trabaBan en el 0Bército! no
e#ageren su importanciaK ustedes representan un 1actor dentro de la compleBidad de 1uerzas! pero
ustedes no son ni nuestra Dnica! ni tampoco nuestra 1uerza principalK en realidad nos mantenemos
gracias a la guerra europea! 5ue paraliza a los dos imperialismos rivales! se ubicaba desde el punto devista pol6tico. Pero de esto no se deduce 5ue cuestionaba “la importancia del 0Bército RoBo. 9i
aplicamos este método de razonamiento a los problemas internos de la revolución! llegaremos a
conclusiones muy curiosas. Tomemos en particular la cuestión de la organización de las 1ormaciones de
combate. Jn Partido Comunista! cuya e#istencia es mAs o menos ilegal le encarga a su organización
militar clandestina 5ue 1orme centurias. Hué representan! en el 1ondo! algunas decenas de centurias as6
constituidas con relación al problema de la toma del poderI 9i nos ubicamos desde el punto de vista
social! &istórico! la cuestión del poder se decide por la composición de la sociedad! por el rol del
proletariado en la producción! por su madurez pol6tica! por el grado de desorganización del 0stado
burgués y as6 sucesivamente. 0n realidad! todos esos 1actores sólo tienen un Dltimo lugar! mientras 5ue
el resultado de la luc&a directamente puede depender de la e#istencia de algunas de estas decenas de
centurias. Las condiciones sociales y pol6ticas 1avorables a la toma del poder son una oportunidad
previa de é#ito! pero no garantizan automAticamente la victoria! permiten llegar Busto al punto donde la
pol6tica da paso a la insurrección.
Jna vez mAs! la guerra civil no es mAs 5ue la prolongación violenta de de la luc&a de clases. Con
respecto a la insurrección! es la continuación de la pol6tica por otros medios. 0s por eso 5ue sólo
podemos entenderla por sus métodos. 'o es posible medir la pol6tica segDn la vara de la guerra! como
no es posible medir la guerra segDn la vara Dnica de la pol6tica! aun5ue sea con relación al tiempo. 0s
esta una cuestión especial 5ue debe ser tratada seriamente en nuestro 1uturo reglamento de la guerra
civil. 0n el per6odo de preparación revolucionaria! medimos el tiempo segDn la vara de la pol6tica! es
decir! por a=os! meses! semanas. 0n el per6odo de la insurrección! medimos el tiempo en &oras y d6as.
'o es por nada 5ue se dice 5ue en tiempos de guerra un mes! a veces una sola Bornada! cuenta como un
a=o. 0n abril de -! Lenin dec6a2 “Paciente! in1atigablemente! e#pl65uenle a los obreros y a 1ines
de octubre no 5uedaba mAs tiempo para dar e#plicaciones a 5uienes todav6a no &ubieran comprendidoK
&ab6a 5ue pasar a la o1ensiva dirigiendo a 5uienes &ab6an comprendido. 0n Ectubre! la pérdida de una
sola Bornada &ubiera podido reducir a la nada todo el trabaBo de muc&os meses! incluso de a=os de
preparación revolucionaria.
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"e acuerdo de un eBercicio de maniobra 5ue le &ab6amos dado para realizar &ace un tiempo a nuestra
%cademia "ilitar. 9e trataba de decidir si deb6amos evacuar enseguida la región de SielostoQ! cuya
posición se &ac6a insostenible! o si nos manten6amos all6 con la esperanza de 5ue SielostoQ! centro
obrero! se sublevara. Ma de suyo 5ue sólo se puede resolver seriamente una cuestión de esta naturaleza
sobre la base de datos precisos y reales. La maniobra militar no dispone de esos datos por5ue! en ella!todo es convencional. Pero en principio! la controversia tiene su origen en dos medidas de tiempo
relativas! una a la guerra! la otra a la pol6tica revolucionaria. %&ora bien! HcuAl es la medida 5ue! en
iguales condiciones! gana la guerraI La de la guerra. 0n otras palabras! es dudoso 5ue SielostoQ se
subleve en el lapso de algunos d6as e incluso! admitiendo 5ue el sublevamiento esperado &aya tenido
lugar! 5ueda por saber lo 5ue &ar6a el proletariado insurgente sin armas y sin preparación militar!
mientras es muy posible 5ue en dos o tres d6as! dos o tres divisiones 1ueran diezmadas permaneciendo
en posiciones insostenibles a la espera de una insurrección 5ue! &asta en caso de 5ue se produBera! bien
podr6a no modi1icar radicalmente la situación militar. SrestULitovsQ>+? nos da un eBemplo clAsico de
una correcta aplicación de las medidas de tiempo pol6tico y militar. 9abemos 5ue la mayor6a del Comité
Central del partido comunista ruso! y yo entre otros! &ab6a tomado la decisión contra la minor6a 5ue
encabezaba el compa=ero Lenin! de no 1irmar la paz! aun5ue correr6amos el riesgo de ver a los
alemanes pasar a la o1ensiva. HCuAl era el sentido de esta decisiónI %lgunos camaradas esperaban
utópicamente una guerra revolucionaria. Etros! entre los 5ue estaba yo! Buzgaban 5ue &ab6a 5ue tantear
al obrero alemAn para saber si se opondr6a al QAiser en caso de 5ue este Dltimo atacara a la revolución.
H0n 5ué consist6a el error 5ue cometimosI 0n el riesgo e#cesivo 5ue corr6amos. Para sacudir la apat6a
del obrero alemAn se &abr6an necesitado semanas! incluso meses! mientras 5ue en ese momento los
eBércitos alemanes no necesitaban mAs 5ue algunos d6as para avanzar &asta 7VinsQ! "insQ y "oscD.
La dimensión de la pol6tica revolucionaria es larga! mientras 5ue la dimensión de la guerra es corta.
uien no se convenza de esta verdad luego de &aber estudiado previamente! meditado y pro1undizado
en la e#periencia pasada! corre el riesgo de cometer un error tras otro! por el &ec&o de la conBunción de
la pol6tica revolucionaria y de la acción militar! es decir! por lo 5ue nos con1iere mayor superioridad
sobre el enemigo.
(ecesidad de &lantear los &ro$lemas de la )uerra ci*il con la m+ima claridad
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Jn camarada nos remitió nuevamente a la cuestión de saber 5ué tipo de reglamento tenemos 5ue poner
en pie2 un reglamento de la insurrección o un reglamento de la guerra civil. 'o debemos! nos diBo ese
camarada! apuntar muy leBos! sino nuestra tarea coincidirA! de modo general! con las tareas de la
$nternacional Comunista. 'ada menos cierto. @ 5uien tiene ese lenguaBe demuestra 5ue con1unde la
guerra civil! en la acepción propia de este término! con la luc&a de clases. 9i tomamos a %lemaniacomo materia de estudio! podemos! por eBemplo! empezar por e#aminar los acontecimientos de marzo
de -). Luego sigue el largo per6odo de reagrupamiento de 1uerzas! baBo las consignas del 1rente
Dnico. 0s evidente 5ue ningDn reglamento de guerra civil se aBusta a este per6odo. % partir de enero de
-)< y de la ocupación del Ru&r! se da nuevamente una situación revolucionaria! 5ue se agrava
bruscamente en Bunio de -)
burgues6a alemana y 5ue &ace estallar el aparato de 0stado burgués. 0ste es un per6odo 5ue debemos
estudiar minuciosamente! por5ue nos da! por un lado! un eBemplo clAsico de manera en 5ue se
desarrolla y muere una situación revolucionaria! y por otro lado! un eBemplo no menos clAsico de una
revolución 1allida.
0n -)
1ue una situación revolucionaria! verdaderamente e#cepcional! irremediablemente comprometida y una
burgues6a conmocionada! a1errada nuevamente al poder. HPor 5uéI Por5ue en el momento propicio! la
pol6tica no se continuó con los medios insurreccionales 5ue lógicamente se impon6an. 0s evidente 5ue
la recomposición del régimen burgués 5ue siguió en %lemania al aborto de la revolución proletaria
tiene una estabilidad muy dudosa. Calmémonos! todav6a tendremos! en un plazo mAs o menos largo!
una nueva situación revolucionaria. Pero estA claro 5ue el mes de agosto de -)/ 1ue muy di1erente al
mes de agosto de -)
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sucede 5ue la situación cambia bruscamente y de improviso. Jn plan de operaciones militares no se
realiza nunca en una proporción del **W! &ay 5ue considerarse dic&oso si! en el curso de su eBecución!
se realiza en un )NW. Pero el Be1e militar 5ue se base en eso para negar de modo general la utilidad de
un plan de campa=a merecer6a simplemente 5ue le pongamos el c&aleco de 1uerza. 0n todos los casos!
recomiendo atenerse a este método como el mAs Busto y lógico2 para empezar! 1ormulamos las reglasgenerales de muestro reglamento de la guerra civil y vemos a continuación 5ué podemos suprimir o
reservar. Pero si comenzamos por las eliminaciones! las reservas! las desviaciones! las dudas! las
vacilaciones! BamAs llegaremos a conclusiones.
Jn camarada &a cuestionado la observación 5ue yo &ice con respecto a la evolución de la organización
militar del partido en el per6odo de preparación revolucionaria! durante la insurrección y luego de la
toma del poder. 9egDn ese compa=ero! la e#istencia de destacamentos de partisanos no se deber6a
tolerar! solamente se necesitar6an 1ormaciones militares regulares. Los destacamentos de partisanos!
nos diBo! son organizaciones caóticas %l escuc&ar sus palabras! yo estaba a punto de desesperarme.
0n e1ecto! Hcon 5ué rima esta detestable arrogancia doctrinariaI 9i los destacamentos de partisanos son
organizaciones caóticas! &ay 5ue reconocer entonces 5ue desde ese punto de vista puramente 1ormal! la
revolución es también un caos. %&ora bien! en el primer per6odo de la revolución! estamos totalmente
obligados a apoyarnos e#clusivamente en destacamentos de este tipo. 9e nos obBeta 5ue esos
destacamentos deben estar constituidos sobre el mismo modelo. 9i con eso se 5uiere decir 5ue! en la
guerra de partisanos! no se debe descuidar ninguno de los elementos de orden y de método 1actible a
este tipo de guerra! estamos completamente de acuerdo. Pero si piensan en una organización militar
Berar5uizada! centralizada y constituida antes de 5ue tenga lugar la insurrección! eso es una utop6a 5ue!
en el caso en 5ue se la 5uiera &acer realidad! correrA el riesgo de ser 1atal. 9i! con la ayuda de una
organización militar clandestina! me apodero de una ciudad FobBetivo parcial en el conBunto de un plan
para la toma del poder en el pa6s! reparto mi tarea en obBetivos particulares Focupación de los edi1icios
gubernamentales! las estaciones! el correo! el telégra1o! las imprentas y con16o la eBecución de cada una
de esas misiones a los Be1es de los pe5ue=os destacamentos iniciados anteriormente a los obBetivos 5ue
les son asignados. Cada destacamento sólo debe contar consigo mismoK debe tener su propia dirección!
sino ocurrir6a 5ue después de &aberse apoderado del edi1icio de correos! por eBemplo! carecieran
totalmente de v6veres. Toda tentativa de centralizar y Berar5uizar esos destacamentos lleva
ineluctablemente a la burocratización! 5ue! en tiempos de guerra! es doblemente temible2 primero!
por5ue &ar6a creer 1alsamente a los Be1es de los destacamentos 5ue alguien debe mandarlos
necesariamente! mientras 5ue! al contrario! &ay 5ue inculcarles la seguridad de 5ue disponen la mayor
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libertad de movimiento e iniciativaK segundo! por5ue la burocratización! ligada al sistema BerAr5uico! le
5uitar6a a los destacamentos sus meBores elementos para las necesidades de todo estado mayor. 7esde
el primer momento de la insurrección! esos estados mayores permanecerAn 1lotando en el aire! mientras
5ue los destacamentos! a la espera de órdenes superiores! se ver6an consagrados a la inacción y a
pérdidas de tiempo 5ue volver6an certero el 1racaso de la insurrección. Tales son las razones por las 5ueel desdén de los militares pro1esionales &acia las organizaciones “caóticas de partisanos debe ser
condenado como un preBuicio antirrealista! anticient61ico y antimar#ista.
$gualmente! después de la toma del poder en los principales centros del pa6s! los destacamentos de
partisanos pueden Bugar un papel e#tremadamente e1icaz en campo raso. Sasta con recordar el apoyo
5ue los destacamentos de partisanos le brindaron al 0Bército RoBo y a la Revolución! actuando a la
retaguardia contra las tropas alemanas en Jcrania y a la retaguardia contra las tropas de olc&aQ en
9iberia. 9in embargo! 5ueda de1initivamente ad5uirido como regla 5ue el poder revolucionario pone
manos a la obra enseguida para incorporar los meBores destacamentos de partisanos y sus elementos
mAs con1iables al sistema de una organización militar regular. 7e otro modo! estos destacamentos de
partisanos se trans1ormar6an indudablemente en 1actores de desorden capaces de degenerar en bandas
armadas al servicio de los elementos de la pe5ue=a burgues6a anar5uizantes! sublevados contra el
0stado proletario. Tenemos bastantes eBemplos de esto. 0s verdad 5ue! entre los partisanos rebeldes a la
organización militar regular! &ubo también algunos &éroes. Citemos los nombres de 9iverss>? y de
iQvidsé>;?. Podr6a nombrar a muc&os otros. 9iverss y iQvidsé combatieron y murieron como &éroes.
@ &oy! a la luz de sus inmensos méritos! respecto a la Revolución! empalidece! &asta el punto de
desaparecer! cual5uier aspecto negativo de su acción como partisanos. Pero! en ese momento! era
indispensable combatir todo lo 5ue &ab6a de negativo en ellos. % este precio solamente! pod6amos
lograr organizar el 0Bército RoBo y ponerlo en condiciones de conseguir victorias decisivas.
Jna vez mAs! advierto sobre una con1usión de terminolog6a! por5ue! la mayor6a de las veces! esconde
una con1usión de nociones. También! advierto contra los errores 5ue se puede cometer negAndose a
plantear la cuestión de la insurrección de modo claro y valiente! con el prete#to de 5ue la situación
var6a y se modi1ica continuamente. 0n una apariencia e#terior! esto remite curiosamente a la dialécticaK
de todos modos! lo tomamos de buena gana como tal. Pero! en realidad! no lo es para nada. 0l
pensamiento dialéctico es como un resorte! y los resortes estAn &ec&os de acero templado. Las dudas y
las reservas no deciden y no ense=an nada en absoluto. Cuando se destaca claramente la idea esencial!
las reservas y las restricciones pueden ponerse lógicamente alrededor de ella. 9i Dnicamente se toman
en cuenta las reservas! el resultado en la teor6a serA la con1usión y en la prActica! el caos. %&ora bien!
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con1usión y caos no tienen nada en comDn con la dialéctica. 0n realidad! una pseudodialéctica de este
tipo esconde! la mayor6a de las veces! sentimientos socialdemócratas o estDpidos 1rente a la revolución!
como 1rente a algo 5ue sucede por 1uera de nosotros. 0n estas condiciones! no se puede tratar de
concebir la insurrección como una arte. @ sin embargo! precisamente es la teor6a de ese arte lo 5ue
5ueremos estudiar.
Todos los temas a los 5ue nos re1erimos deben ser meditados! trabaBados! 1ormulados. 7eben volverse
parte integrante de nuestra instrucción y educación militar. La relación entre estas cuestiones y los
problemas de la de1ensa de la RepDblica de los 9oviets es indiscutible. 'uestros enemigos siguen
mac&acando con 5ue el 0Bército RoBo supuestamente tendr6a como tarea la de provocar arti1icialmente
movimientos revolucionarios en otros pa6ses! con el 1in de &acerlos triun1ar por medio de la 1uerza de
sus bayonetas. $nDtil es decir 5ue esta caricatura no tiene nada en comDn con la pol6tica 5ue
perseguimos. 9obre todo! estamos totalmente interesadas en la conservación de la paz! lo demostramos
con nuestra actitud! con las concesiones 5ue &acemos en los tratados y por la reducción progresiva de
los e1ectivos de nuestro eBército. Pero estamos bastante imbuidos de realismo revolucionario para
darnos cuenta claramente de 5ue nuestros enemigos tratarAn todav6a de tantearnos con sus armas. @ si
bien estamos leBos de la idea de 1orzar! con medidas militares arti1iciales! el desarrollo de la
Revolución! en cambio estamos seguros de 5ue a la guerra de los 0stados capitalistas contra la Jnión
9oviética le seguirAn conmociones violentas y sociales! preludios de la guerra civil! en los pa6ses de
nuestros enemigos.
7ebemos saber combinar la guerra de1ensiva 5ue serA impuesta a nuestro 0Bército RoBo con la guerra
civil en el campo enemigo. Con este obBetivo! el reglamento de la guerra civil debe trans1ormarse en
uno de los elementos necesarios de una clase superior de manual militar revolucionario.
León TrotsQy X )- de Bulio de -)/.
(otas
>? Para pro1undizar este tema! recomendamos el libro Cómo se armó la revolución Fselección de
escritos militares de León TrotsQy! editado por el Centro de 0studios! $nvestigaciones y Publicaciones
“León TrotsQy! Suenos %ires! 0diciones del $P9! )**+.
>)? 0n Bunio de -)
por 1uerzas reaccionarias! encabezadas por YanQov! posteriormente Be1e del 1ascismo bDlgaro.
Caracterizando la situación como una luc&a entre camarillas burguesas y olvidando tanto el problema
campesino como el nacional Flos macedonios! el Partido Comunista se declaró neutral. Jna vez
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triun1ante! el régimen de YanQov sometió a los comunistas a una 1eroz persecución! declarAndolo ilegal.
oralov! representante o1icial de los comunistas bDlgaros en "oscD! negó! sin embargo! 5ue el partido
&ubiese su1rido una derrota. 0n septiembre del mismo a=o! desatendiendo el cambio producido en la
situación como resultado de su pasividad en Bunio! los comunistas trataron de reivindicarse con un
“putc& aventurero! 5ue 1racasó
>
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>N? %ugusto T&al&eimer F;;/U-/;! como Srandler! 1ue uno de los mAs pró#imos a Rosa
Lu#emburgo y a los 1undadores de la Liga 0spartaco. Zunto con Srandler 1ue el organizador del P7
Fpartido comunista alemAn y su principal teórico. 4asta el Congreso de Partido de 8ranc1ort era
miembro y el redactor principal del órgano del partido Rote 8a&neK en -)/! dirige la sección
propagand6stica de la $nternacional Comunista. F'ota de la versión 1rancesa.
>+? La paz de Srest LitovsQ F-; puso 1in a la guerra entre la Rusia revolucionaria y la %lemania
imperialista. Rusia debió conceder grandes indemnizaciones y abandonar gran parte de su territorio.
TrotsQy aprovec&ó las negociaciones! demorAndolas todo lo posible! para desarrollar las posiciones
revolucionarias y permitir al proletariado alemAn 5ue saliera de los vapores creados por la guerra. 0n
las circunstancias por las 5ue atravesaba Rusia! se=aló Lenin! era imposible llevar adelante una guerra
revolucionaria. La revolución necesitaba un per6odo de paz para consolidarse y crear sus propias
1uerzas armadas.
>? 9iverss era el organizador de los destacamentos de partisanos! 5uien encabezaba una in1atigable
guerra de guerrilla contra la contrarrevolución del sur. 0n noviembre de -; 1ue &erido de muerte
durante la batalla de Salac&ov. F9obre la &aza=a 9iverss consultar la obra de %ntonovUEvseenQo “'otas
sobre la guerra civil! tomo $! aparecido en -)/. [ 'ota \uvre. F'ota de la versión 1rancesa.
>;? La M$( división! 5ue recibió mAs tarde el nombre de división iQvidzé! 1ue 1ormada el + de mayo
de -; baBo la dirección del compa=ero iQvidzé. 0sta división realizó numerosas proezas. Luc&aba
contra Petlioura! contra los alemanes y contra las tropas de rasnov. 0l compa=ero iQvidzé 1ue
asesinado el de enero de -- en la granBa Youbrilovo! en la región del 7on. 7esde ese momento la
división &a sido bautizada división iQvidzé en &onor a este dirigente.
>'ota complementaria de L. TrotsQy! en “Cómo se armó la revolución?. 7espués de la muerte del
compa=ero iQvidzé! la división continuó combatiendo! con é#ito! en el 1rente "eridional. La división
mantuvo su capacidad de combate en el momento de la o1ensiva de 7eniQin. 7urante las batallas del
oto=o de -- venció a grandes unidades enemigas en los alrededores de 7avidovQa! LougansQ! LitzQi
y en otros lugares. 0n el invierno de --U-)* luc&ó contra el enemigo en SataisQ y en ElginsQ. 0l )
de marzo de -)*! la división capturó SataisQ. Cuando 7eniQin se retiró! una brigada de esta división
1ue la primera en entrar en 'ovorossiisQ! por esto 1ue condecorada con la Erden de la Sandera RoBa. 0n
mayo de -)* la división 1ue trasladada al 8rente Eccidental2 participó en la intervención
revolucionaria en el 1rente polaco en Bulio de -)* y en la marc&a sobre Marsovia. La paz con Polonia
encontró a la división en la región de "insQ Fnota de la versión 1rancesa.
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