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LOS SANTOS DE VRAJA Dr. O.B.L.Kapoor

Los Santos de Vraja

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Los Santos de Vraja

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LOS SANTOS

DE

VRAJA

Dr. O.B.L.Kapoor

INDICE

PREFACIOCAPITULO ISri Nandakisora Dasa Gosvamipada

CAPITULO IISri Haridasa Baba Ji

CAPITULO IIISri Jaikrsna Dasa Baba Ji

CAPITULO IVSri Krsna Dasa Baba Ji

CAPITULO VSri Srikrsnadasa Baba Ji

CAPITULO VISri Nityananda Dasa Baba Ji

CAPITULO VIISri Madhusudana Dasa Baba Ji

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CAPITULO VIIISripada Navakisora Gosvami ySripada Locanananda Gosvami

CAPITULO IXSri Jagannatha Dasa Baba Ji

CAPITULO XSri Gaurakisora Siromani

CAPITULO XISri Gauracarana Dasa Baba Ji

CAPITULO XIISri Lala Babu

CAPITULO XIIISri Sanehirama Ji

CAPITULO XIVPisi Ma Gosvamini ySri Gopesvara Gosvami

CAPITULO XV3

Gaura Dasa Baba Ji

CAPITULO XVISri Radharamana GosaBhagavata-Bhusana

CAPITULO XVIISri Jagadisa Dasa Baba Ji

CAPITULO XVIIIPandita Sri Ramakrsna Dasa Baba Ji

CAPITULO XIXSri Manohara Dasa Baba Ji

CAPITULO XXSri Madhava Dasa Baba Ji

CAPITULO XXISri Jagannatha Dasa Baba Ji (Barasa-

na)

CAPITULO XXIISri Pranakrsna Dasa Baba Ji

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CAPITULO XXIIISri Manasinha Rajavata

CAPITULO XXIVRajarsi Sri Banamali Rajabahadura

CAPITULO XXVSri Krsna Caitanya Dasa Baba

CAPITULO XXVIEl Baba Ji Ciego de Madanatera

CAPITULO XXVIISri Gauranga Dasa Baba Ji

CAPITULO XXVIIISri Krsnaprema (Ronald Nixon)

CAPITULO XXIXSri Gauragovinda Dasa Baba Ji

CAPITULO XXXSri Sacinandana Dasa Baba Ji

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CAPITULO XXXISri Avadha Dasa Baba Ji

CAPITULO XXXIISri Gopala Dasa Baba Ji

CAPITULO XXXIIISri Harigopala Gosvami

CAPITULO XXXIVSri Ramakrsna Dasa Baba Ji

CAPITULO XXXVSri Radharamana Dasa Baba Ji

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PREFACIO

Todo aquel que tome este libro se sorprenderá, pues va a tener un vislum-bre del mundo espiritual sobre el cual quizás nunca oyó ni soñó. Un vislumbre que es tanto conmovedor como emo-cionante y ciertamente allende toda descripción. Pues los santos de Vraja han realizado y adorado a Dios, no en Su aspecto ordinario de Creador y Con-trolador del universo; como el mero dis-pensador de dádivas o justicia, sino en Su aspecto más elevado de Amor y Dul-zura (madhurya) en el cual El no Se irri-ta ni frunce el ceño en mérito a nues-tras faltas y debilidades, sino que nos ama y nos adora pese a todas nuestras imperfecciones, si tan solo Lo amamos. Un aspecto en el cual El nos anhela tan-to como nosotros Lo anhelamos a El; nos ama tanto como Lo amamos; nos necesita tanto como nosotros Lo nece-sitamos. Un aspecto en el cual El es

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más natural que sobrenatural, más hu-mano que sobrehumano, en el cual El posee todas las debilidades y deslices de los seres humanos, aunque, paradó-jicamente, los mismos Lo embellecem y se suman a Su dulzura y perfección, en vez de mermarla, pues los mismos no brotan de ninguna debilidad inherente a El, sino de Su naturaleza Amorosa y Su amor por aquellos que Lo aman. ¿Podría El ser tan dulce si no poseyera estas debilidades, pese a que El es el Amo del universo; al codiciar la leche y mantequilla de las lecheras de Vraja, acaso no robó un botín para satisfacer Su codicia y no mintió por temor a ser castigado por madre Yasoda?

Su dulzura (madhurya) es realzada por el hecho de que pese a ser el crea-dor, sustentador y destructor del uni-verso, El Se vanagloria en Vraja de ser el hijo de Nanda y Yasoda, de nombre Krsna, mas llamado también con diver-sos otros nombres, somo ser Kaniya,

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Kanai, Kanu, Gopala y Govinda, en mé-rito al afecto. El estilo de Su ropa, que es similar a la de un pastorcillo, la plu-ma de pavo real que Le gusta usar en Su corona y Su flauta, son todos emble-mas de Su dulzura (madhurya) y no de dominio (aisvarya). Su dominio (aisvar-ya) es eclipsado por Su dulzura (madhurya) hasta un punto tal, que El ni siquiera es consciente de ello. Y así es como debe ser, pues el más alto despliegue del Priti o Amor solo es posi-ble cuando ni Krsna ni Sus devotos son conscientes de Su divinidad.

El madhurya de Krsna se halla inse-parablemente conectado con Su natu-raleza como Rasa o sabor trascenden-tal. El Taittiriya Upanisad (Ananda Valli, 7) describe a Krsna como Rasa. Krsna no sólo es la personificación del Rasa, El es también Rasika, o el supremo dis-frutador del Rasa. Como Rasa, El es el objeto más elevado de gusto; como Ra-sika, El es el mayor disfrutador del Ra-

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sa. Su hladini sakti, la potencia que causa bienaventuranza, es el origen úl-timo del Rasa. La hladini sakti que resi-de en Krsna Le permite disfrutar svaru-pananda, o la bienaventuranza inheren-te a Su propio ser; la hladini sakti que reside en el corazón de Sus devotos, deseosos de servir a Krsna, asume la forma de Krsna-priti o el amor por Krsna, el cual es mucho más agradable a Krsna que Su svarupananda (Jiva: Priti Samdarbha, p.62).

Sri Jiva Gosvami pregunta ¿cómo es que la propia hladini sakti de Krsna Le brinda una mayor felicidad cuando ha-bita en el corazón de Sus devoto? El lo explica refiriéndose al ejemplo de la flauta y el ejecutor de la misma. El eje-cutor de flauta emite un sonido de silbi-do, exhalando aire de su boca, cuando sopla el mismo aire dentro de la flauta y lo hace pasar a través de sus diferen-tes orificios, produciendo un sonido me-lodioso que es mucho más placentero

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para él que el sonido de silbido produci-do sin la ayuda de la flauta. Similar-mente, la hladini sakti posee un sabor que le es propio, que es dulce más allá de cualquier descripción, cuando mora en Krsna, mas su dulzura se realza mil veces cuando es implantada en el cora-zón de Sus devotos. Por consiguiente, El siempre implanta la hladini sakti en los corazones de los devotos que de-sean Servirlo. (Priti Samdarbha, p.65)

Ello explica la forma en que Krsna en Su aspecto madhurya -en el cual El in-gresa en una relación amorosa e íntima con Sus devotos, más libremente que en Su aspecto asivarya-, realiza com-pletamente Su naturaleza de Rasa. Ello explica asimismo Su eterno sub-servicio a Sus devotos, como se desprende cla-ramente del sloka Bhagavata, en el el cual El expresa, "Pese a ser libre en to-dos los aspectos, Yo soy sub-sirviente de Mis devotos, como si no poseyera ninguna libertad en absoluto" (Bh. IX.

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4.68). "En las biografías de los santos de Vraja, hallamos numerosos casos en relación a la total dependencia de Krsna y Su voluntario sub-servicio a ellos".

Cabe consignar sin embargo que lo que se acaba de expresar se refiere al Krsna de Vrndavana y no al Krsna de Mathura o Dvaraka. Krsna en Su aspec-to más elevado, en el cual Su madhur-ya es completamente exhibida, es el Krsna de Vrndavana. El Krsna de Ma-thura o de Dvaraka no es el mismo que el Krsna de Vrndavana, sino Su mani-festación parcial denominada Vasude-va. Es imposible concebir a Krsna con la pluma de pavo real en Su corona y una flauta en Sus manos, en ninguna otra parte. El hecho de que Krsna en dicha forma esté inseparablemente uni-do a Vrndavana, lo evidencia la circuns-tancia de que Radha, para quien inclu-so un momento de separación de Krsna es insoportable, no gusta de Encontrar-

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lo en Kuruksetra, donde El aparece co-mo Rey con Su séquito y no como pas-torcillo con Su flauta. (Caitanya Carita-mrta, Madhya, 1.72-73)

Siendo una manifestación de la sva-rupa-sakti o energía intrínseca de Krsna, Vrndavana es una parte de El Mismo. Consiste, al igual que El, en los atributos de existencia (sat), inteligen-cia (cit) y bienaventuranza (ananda) y se diferencia del mundo material, que es una manifestación de Su maya-sakti de energía extrínseca. Es el sitio ade-cuado para que Krsna more, porque así como Krsna es la manifestación más elevada de la Divinidad, Vrndavana es el Dhama más elevado (morada de Dios). Excede a todos los otros Dha-mas en grandeza (aisvarya) y dulzura (madhurya); mas su aisvarya es com-pletamente eclipsada por su madhurya, de modo que todo allí asume una forma que es dulce más allá de cualquier ex-presión.

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El Vrndavana celestial posee su réplica en la tierra, en la forma del Vrn-davana geográfico, conocido como su prakata prakasa o forma manifiesta.

Aparenta ser parte del mundo mate-rial en mérito a nuestra visión colorida, mas en esencia es idéntico a su contra-parte celestial. Si pudiéramos obser-varlo con visión espiritual, indudable-mente aparecería en su forma verdade-ra (C.C., Adi. 5.20-21). Los devotos, que llegan a la devoción más elevada (si-ddhavastha) son bendecidos incluso en la actualidad con la visión del Lila di-vino de Krsna con Sus parikaras (aso-ciados) mientras permanecen en este dhaman, en sus cuerpos actuales, sin ser transportados a ningún otro dhama o nivel de existencia, como lo testifican ampliamente las biografías de los devo-tos de Vraja.

El más alto logro devocial es obteni-ble a través del bhakti espontáneo o ra-ganuga, que es usualmente practicado

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por los devotos de Vraja. Es diferente de vaidhi o bhakti ritual. El Vaidhi Bhakti es perentorio. Consiste en la ob-servación de reglas y regulaciones o ri-tuales como se delinean en las Escritu-ras. Está condicionado por el temor a la transgresión y es por consiguiente más mecánico y formal. En el raganu-ga bhakti hay un flujo espontáneo de raga o apego al Señor, lo cual imposibi-lita que el devoto siga las reglas y regu-laciones del vaidhi bhakti, el cual podría describirse, al decir de Martineau, como la vida de la Ley y el raganuga bhakti como la Vida del Amor. El amor es cie-go. Anhela el objeto, al margen de las normas que usualmente orientan la conducta del devoto ordinario. Emerge directamente de la potencia intrínseca del nombre y atributos del ser divino. El devoto es dirigido automáticamente hacia el Señor, tal como los sentidos son dirigidos automáticamente hacia los objetos. Puede lograrse devoción

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aún sin conocer los mandatos escritura-les, aunque el acatamiento de los mis-mos es necesario en la mayoría de los casos en las primeras etapas, cuando la mente se distrae y no existe el estado natural de compostura que caracteriza al raganuga bhakti. Las observaciones externas, tales como la adoración de la Sri Murti, la copartición de Mahaprasa-dam y el canto del Santo Nombre, es-tán creadas para acarrear gradualmen-te dicho estado de compostura, distra-yendo a la mente de los objetos de los sentidos, hacia los pies de loto de Krsna, y encendiendo la chispa de la devoción que yace oculta en nuestro corazón. Una vez que esa chispa se enciende, cesa la necesidad de obser-var las reglas externas; pues la devo-ción es la función del alma, no del cuer-po con el cual se relacionan las reglas externas. Al asomar la función del al-ma, las actividades del cuerpo y los sentidos se regulan por la actividad es-

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pontánea del alma. La transgresión de los mandatos escriturales en esta etapa no es voluntaria, sino que se debe al estado natural del bhakti, el cual es un aspecto de la svarupa-sakti (energía in-trínseca) del Señor. Si, por lo tanto, el comportamiento de los santos de Vraja parece en ocasiones anormal, debe ser considerado con esa perspectiva.

Los santos, cuyas biografías están incluídas en este libro, vivieron hace doscientos cincuenta años. Todos ellos son Gaudiya Vaisnavas, esto es, segui-dores de Sri Caitanya, con la posible ex-cepción de dos: Hari Dasa Baba Ji y Sa-nehi Rama-Ji, cuya sampradaya (secta) es desconocida.

Los santos de otras sampradayas han sido excluídos de esta obra para ser abordados más adelante, de ser po-sible, en un tratado independiente, en bien de la homogeneidad. Sin embargo, cabe hacer notar que los santos de Vra-ja han sido principalmente Gaudiya

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Vaisnavas, puesto que fue Sri Caitanya Mahaprabhu y Sus seguidores quienes descubrieron primero Vrndavana en el siglo XVI, luego que todas las señales de exsitencia hubieran sido disipadas por los continuos embates de los agre-sores musulmanes durante siglos. Des-de esa época, los Gaudiya Vaisnavas han estado fluyendo continuamente de Vrndavana.

No ha sido posible ordenar las bio-grafías cronológicamente, pues en mu-chos casos se desconocían las fechas exactas de nacimiento y muerte.

Respecto a la autenticidad de estas biografías, las mismas son ciertamente verdaderas, aunque por su propia natu-raleza admiten la posibilidad de postu-larse más allá de toda duda en relación a la mente crítica que demanda eviden-cia fundamental de todo, hasta para los sucesos y experiencias espirituales, pa-ra los cuales no es posible ningún tipo de evidencia. Estas biografías, al igual

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que la de cualesquiera santos hayan realizado a Dios, contienen milagros los cuales no pueden ser medidos con vari-llas científicas, galvanómetros, estadís-ticas y ecuaciones. Los científicos ad-miten incluso hoy la posible existencia de un mundo de dimensión superior, el cual no puede ser evidenciado por el método científico de apilar el conoci-miento estadístico de átomos y electro-nes, cromosomas y corpúsculos. Ese mundo solo puede ser evidenciado a la luz de la super-conciencia, no a la luz de la ciencia o la lógica. Para poder ac-ceder a él, tenemos que elevarnos a una escala superior de existencia. Lue-go, podemos conocerlo tal como es me-diante el llegar a ser, no mediante lo que observa, piensa o deduce nuestra mente.

Las fuentes de las cuales se extrajo el material para estas biografías es bas-tante confiable. Una de las más impor-tantes la constituye el registro descu-

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bierto en la forma de sucara-kirtanas. Los sukara-kirtanas son registros resu-midos de la vida de los santos, realiza-dos por sus seguidores, en versos ben-galíes, a ser entonados conforme a la tradición Gaudiya-Vaisnava en el mo-mento de la celebración del aniversario de su muerte, anualmente. Ciertos li-bros que aportan biografías breves o largas de estos santos, también están disponibles en bengalí. El más impor-tante de los mismos es el Gaudiya Vais-nava Jivana, escrito por el propio Sri Ha-ri Dasa, un santo siddha y erudito de renombre, publicado en 1951. Los cita-dos, junto con el material obtenido de entrevistas a fuentes reconocidas, han constituído principalmente los datos pa-ra estas biografías.

Las biografías de algunos santos son demasiado breves y concisas y necesi-tan ser más exploradas. Por mi parte, he registrado todo el material que estu-

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vo a disposición, de modo que no se ex-traviara.

No extenderé más este prefacio, ex-cepto para agradecer en forma breve pero reconocida, con placer, a todos aquellos que prestaron algún servicio para la publicación de este libro, servi-cio que ha sido prestado con amor; el reconocimiento es una mera formali-dad. No cumpliría con mi deber si deja-ra de agradecer el servicio prestado por ellos. Mis sinceros agradecimientos a Srimati Vedasastri por haber tenido la amabilidad de tipear el manuscrito y leer las pruebas y a Sri Mulkaraja Vir-mani, quien ha colaborado asimismo gentilmente en leer la prueba.

O.B.L.KapoorCAPITULO I

Sri Nandakisora Dasa Gosvamipada

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Genealógicamente, Sri Nandaki-sora Dasa Gosvami Prabhu, pertenecía a la séptima generación de los descen-dientes de Sri Nityananda Prabhu. El era el hijo menor de Sri Rasikananda Prabhu de Puruniya Pata, en el distrito Bakura de Bengala. Siendo un descen-diente de Nityananda Prabhu, era, con-forme a la tradición Vaisnava, reveren-ciado por todos los Vaisnavas, ya fue-ran jóvenes o viejos, ricos o pobres, grhastha (jefe de familia) o tyagi (quien ha renunciado al mundo). Esto hería sus sentimientos porque como Vaisna-va genuino, desde su niñez se conside-raba a sí mismo como el más bajo de los más bajos; además, le creaba un se-rio problema, como sadhaka. (1) El quería hacer bhajana (2), bajo la guía de una persona que hubiera realizado a Krsna, mas nadie estaba preparado pa-ra aceptarlo como discípulo o alumno. ¿Cómo podía alguien aceptar a un des-

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cendiente de Nityananda y un Acarya de nacimiento, como su alumno?

Otra de sus dificultades se refería a la antigua tradición familiar. Por tradi-ción, los descendientes de Nityananda Prabhu se casaban y daban diksa (man-tra) a la gente. La fuente principal de sus ingresos eran las ofrendas hechas por los discípulos. Los padres de Nan-dakisora querían que él siguiera la tra-dición familiar, pero Nandakisora había decidido permanecer célibe durante to-da su vida y no dar diksa a nadie, hasta que él mismo hubiera realizado a Krsna.

Cuando sus padres iniciaron las ne-gociaciones para su casamiento, Nan-dakisora se encontró en una encrucija-da, en el sentido de si debía obrar con-forme al deseo de sus padres o renun-ciar tranquilamente al mundo e ir a Vrn-davana y, sin revelar a nadie su identi-dad, iniciar el sadhana bajo la guía de

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un siddha mahatma (un conocedor del bhajana). Eligió la última opción.

Se retiró furtivamente de su casa, fué a Vrndavana y comenzó a hacer el bhajana bajo la guía de Sri Visvanatha Cakravartipada, una celebridad de la Caitanya-sampradaya de su época. Por algún tiempo, nadie se enteró que era un descendiente de Nityananda Prabhu.

Su madre estaba sumamente afligi-da. Ella envió a cantidad de personas, en todas direcciones, para que fueran en su busca. Uno de ellos llegó a Vrn-davana. El le reveló su identidad a Vis-vanatha Cakravarti y le confió el pedido de su madre, en el sentido de que vol-viera al hogar y se casara.

Visvanatha Cakravarti dijo a Nan-dakisora Prabhu, "Has cometido una ofensa al esconder tu identidad, mas me aceptaste como tu siksa-guru. ¿Si te solicito el guru-daksina, me lo conce-derás?" (3)

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"¿Porqué no? Ten la amabilidad de decirme, ¿qué daksina debo conceder?"

"En mérito a mi daksina, debes re-gresar al hogar y casarte".

Nandakisora tuvo que obedecer. Re-gresó al hogar y se casó. También le nació un hijo. En 1872, regresó nueva-mente a Vrndavana. Esta vez llevó con-sigo las imágenes de Sri Nitai-Gauranga y Las instaló en Srngaravata (4) donde se adoran hasta la actualidad. El Rajab de Jodhapura estaba sumamente im-presionado por la devoción y sabiduría de Nandakisora Prabhu.- Le regaló una considerable extensión de tierra y pro-piedades en Vrndavana, que es em-pleada en el servicio a las Deidades.

Nandakisora tenía un discípulo y sir-viente llamado Bhandu, quien se encar-gaba de apacentar las vacas. 'Bhandu' significa literalmente simplón. La gente lo llamaba así no tanto porque no era muy sagaz sino porque no era inteli-gente en el sentido material. Era puro

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de corazón y libre de todo vicio o hipo-cresía. Era crédulo como un niño, tan-to, que creía fácilmente en todo lo que le decían. Solía ir cada mañana a Bhandiravana, el bosque al otro lado del Yamuna, a apacentar las vacas. Al-guien le había dicho que Nandalala (Sri Krsna), el hijo de Nanda iba a Bhandira-vana con los demás pastorcillos a apa-centar las vacas. Se regocijó pensando que algún día conocería a Nandalala y se haría amigo Suyo. Entonces cantaría, bailaría y jugaría con El y los otros pas-torcillos.

Su ansiedad por conocer a Nandalala fue en aumento. Sollozaba y lloraba por El, ¿Cómo podía Nandalala, quien por naturaleza es amoroso y gentil ignorar el llanto de un chico de corazón simple, tan intensamente consagrado a El? El también Se puso igual de ansioso por conocerlo.

Entonces, Se apareció delante suyo un dìa con Su grupo y un rebaño de va-

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cas. Bhandu se convirtió en un buen amigo de Nandalala. Cada día Le lleva-ba cosas buenas para comer, las cuales El disfrutaba con Sus compañeros de juegos.

Un día, cuando Bhandu salía del templo para apacentar a las vacas, Nandakisora Gosvami lo vió transpor-tando un bulto sobre su cabeza.

"¿Qué llevas Bhandu?" -le preguntó."Llevo provisiones para Dala-bati, (5)

para Nandalala y Sus amigos" -replicó Bhandu sonriendo.

"¿Dala-bati para Nandalala?""Sí, para Nandalala""¿Qué Nandalala?""Nandalala, el que toca la flauta, que

viene a Bhandiravana para pastorear las vacas".

"¡Nandalala, el que toca la flauta! Di-me ¿qué aspecto tiene, cuál es el color de su cuerpo, y qué usa?".

"¡Oh, es sumamente apuesto! El co-lor de Su cuerpo es azul brillante. Usa

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una ropa amarilla alrededor de Su pe-cho y una guirnalda de flores alrededor del cuello. Una corona con plumas de pavo real adorna Su cabeza. El siem-pre sonríe de modo encantador. ¡Oh, Sripada! No puedo describir lo apuesto que es".

Sripada no podía creer lo que decía Bhandu, mas tampoco podía dejar de creerlo, porque sabía que Bhandu era incapaz de decir una mentira.

Dijo, "Muy bien, Bhandu, invita a Nandalala y Su grupo a una fiesta de Dala-bati en mi nombre, aquí en Srnga-ravata. ¿Crees que vendrá?".

"Sí, ¿porqué no? Lo traeré mañana" -dijo Bhandu confiado.

Al día siguiente, cuando se dirigía a Bhandiravana, meditaba constante-mente en la reacción que tendría Nan-dalala ante la invitación. "¡Oh, qué feliz se pondrá! Mas cuando le transmitió la misma, El respondió prontamente, "No Bhandu, no iré a Sripada".

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"No, Nandalala, tienes que ir. Se lo he prometido" -dijo Bhandu, con el ros-tro enrojecido por la ansiedad, pues era una afrenta no sólo hacia él, sino tam-bién hacia su guru.

"No, no iré. ¿Qué tengo Yo que hacer con Sripada?" -replicó Nandalala tajan-te.

El pobre Bhandu nunca imaginó que Nandalala pudiera ser tan descortés y provocador. Al fin y al cabo, solo le ha-bía hecho un pedido simple y él tenía todo el derecho de pensar que El acce-dería prontamente. Mas no fue así. El corazón de Bhandu estaba roto. Las lá-grimas rodaban por sus mejillas. No te-nía palabras para expresar su senti-miento. Pronto separó sus vacas de las de Nandalala y comenzó a apartarse de El.

Nandalala se conmocionó. "¿Qué ha-ces Bhandu?" -preguntó.

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"Me voy. Si Tú no tienes nada que hacer con Sripada, mi guru, ¡yo no ten-go nada que hacer Contigo!".

Esto fue demasiado para Nandalala. ¿Cómo podría tolerar que Bhandu se separara de Su compañía? Bhandu solo se había alejado unos pasos cuando Nanda-lala gritó, "Espera, Bhandu, es-pera. ¡Escucha, escucha!" ¿Cómo po-día Bhandu detenerse y escuchar? El apresuró sus pasos, pero Nandalala no le permitiría irse. Corrió tras él.

¡Qué extraño! ¡Nandalala, que reina sobre el universo, sobre Brahma, Visnu, Siva e incontables dioses más, corre detrás de Bhandu!

Nandalala es sin duda el Señor del universo. Mas El no es el Señor en Vra-ja. En Vraja es un pastorcillo revelado en recreaciones amorosas con los pas-torcillos y lecheras de Vraja. En Vraja Su aisvarya o grandeza y supremacía es completamente eclipsada por Su madhurya o amor. El es esencialmente

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la personificación del Amor. El amor es dinámico. Nunca se satisface en sí mis-mo. Cuánto más amor se tiene, más se anhela. El amor de Nandalala es infini-to, así es en consecuencia Su anhelo eterno de más y más amor por El, y Su anhelo de más y más devotos. En Sus pasatiempos amorosos con Sus devo-tos, El Se realiza y Se consuma en gra-do creciente como el Dios del Amor. De ahí Su famoso reconocimiento de que es el sub-sirviente de Sus devotos (Bh. 9.4.68) y por lo tanto corre detrás de Bhandu, como si al perderlo perdiera al-go que es más querido para El que Su propio ser.

Cuando Nandalala corre detrás de alguien, ¿cómo es posible que ese al-guien huya? El pronto llegó hasta Bhan-du y dijo con la voz entrecortada por la emoción: 'Bhandu, tú no me Entendiste. Yo...Yo no quise decir que no aceptaría la invitación de Sripada. Sripada es tu guru y es muy amable Conmigo. ¿Cómo

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podría rechazar su invitación? Quise de-cir que Balarama no podría ir a Srnga-ravata porque es muy frecuentado por Radharani. Si Sripada viniera y arregla-ra aquí una fiesta, todos nosotros lo dis-frutaríamos".

Bhandu se convenció de que había sido un error de su parte, puesto que no había comprendido lo dicho por Nan-dalala. Secó las lágrimas de sus mejillas y dijo sonriendo, "Entonces le pediré a Sripada que venga a arreglar aquí una fiesta mañana".

"Sí, por todos los medios, ¡mas dile que no traiga a nadie con él!".

Al día siguiente, Sripada fue a Bhan-diravana con todas las provisiones para preparar el Dala-bati. Nandalala lo reci-bió muy cálida y afectuosamente. El propósito de la vida de Sripada se había cumplido. No solo tuvo el darsana de Krsna, Balarama y Sus asociados, sino que tuvo la gran fortuna de observarlos jugar y Los sirvió con una fiesta. Mas

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luego de la fiesta, todo desapareció. Bhandu para entonces ya se había acostumbrado a que Nandalala y Su grupo aparecieran y desaparecieran sú-bitamente, pero Sripada no. Cayó al suelo desmayado.

En ese estado, oyó a Sri Krsna di-ciendo, "No te inquietes. Ve a casa y describe los lugares conectados con Mi lila. Obedeciendo Su orden, Sripada es-cribió dos libros: el Sri Vrndavana-lila-mrta y Sri Sri Rasakalila.

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CAPITULO II

Sri Haridasa Baba Ji

El Srimad Bhagavata refiere que Sri Krsna es svayam bhagavan o el Señor Mismo. Rama, Nrsinha, Vamana y las demás encarnaciones son Sus manifes-taciones parciales. Asimismo Vraja, el dhama o morada de Krsna es svayam dhama o el propio Dhama, y los demás dhamas son las manifestaciones par-ciales de Vraja. Tal como madhurya o la belleza y dulzura de Krsna excede el madhurya de Sus manifestaciones par-ciales, asimismo el madhurya de Vraja excede el madhurya de las manifesta-ciones parciales de Vraja. No debe ma-ravillar, por lo tanto, que el deseo de vi-vir en Vraja y saborear su dulzura, emerja incluso en la mente de las otras manifestaciones de Krsna.

Hace más de doscientos años, el de-seo emergió en la mente de Sri Jagan-

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natha Deva de Puri. Jagannatha reside en Puri en la forma de Sri Murti (ima-gen). La murti depende enteramente del devoto que la sirve para el cumpli-miento de su deseo. De hecho, el Señor asume la forma de la murti para poder disfrutar el servicio amoroso del devoto cuya alma está encarnada y quien pue-de servir al Señor solo cuando El toma un cuerpo en la forma de una murti; descendiendo de ese modo al plano del devoto. El descenso del Señor en dicha forma, es tanto un acto de concreción individual como de misericordia. Con-creción individual porque de esta forma El cumple el deseo de disfrutar el servi-cio amoroso del devoto, pues pese a que El es perfecto en todos los senti-dos, siempre lo anhela. De misericor-dia porque al brindar al devoto una oportunidad de Servirlo, El abre la sen-da para la liberación del cautiverio de Maya. La murti, aunque en todo senti-do parezca una estatua ordinaria, es

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igual en todo respecto a la deidad, ex-cepto por su dependencia auto-impues-ta en el devoto.

Jagannatha comenzó a buscar un de-voto que pudiera Llevarlo a Vrndavana y Le prestara servicio amoroso durante Su permanencia allí. No transcurrió mucho tiempo hasta que descubrió a Haridasa, un santo consagrado, que practicaba el sadhana en las riberas del Yamuna, y lloraba día y noche por Su darsana. (1) Jagannatha luego Se apa-reció delante suyo. El se fascinó tanto por la belleza de Jagannatha que se quedó mirándoLo, mas no pudo hacerlo mucho tiempo y cayó desmayado. Ja-gannatha colocó amorosamente Su ma-no sobre su cabeza para traerlo de vuelta a la conciencia. En cuanto recu-peró la conciencia, cayó a los pies de Jagannatha, Quien expresó, "¡Haridasa! Estoy complacido con tu devoción y anhelo tu servicio amoroso. Vé a Ja-gannatha Puri. Este año, en el mes de

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asadha, se cambiará la imagen de Ja-gannatha. Tú has de traer la vieja ima-gen a Vrndavana, instalarla aquí y ser-virla".

Así diciendo, Jagannatha desapare-ció. Haridasa se apenó tanto ante Su desparición que volvió a quedar incons-ciente. Al recuperar la conciencia recor-dó la orden del Señor y se preparó para viajar a Puri.

En aquellos días no existía el ferro-carril. Haridasa fue a pie con algunos de sus discípulos, cruzando selvas y ríos y cantando alabanzas al Señor. Al llegar a Jagannatha Puri, se estaba fes-tejando un gran festival. Después de treinta y seis años, con la ocurrencia de dos meses sucesivos de asadha iba a cambiarse la imagen de Jagannatha. Habían acudido millones de personas de todo el país a participar del festival y la ciudad estaba repleta de escenas de regocijo sin precedentes.

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Haridasa acudió al sacerdote de Ja-gannatha y le solicitó la vieja imagen del Mismo. El sacerdote replicó, "No es-toy autorizado a entregarla. Debes acu-dir al Rey".

Haridasa acudió al Rey, quien se postró delante suyo con reverencia y le preguntó qué podía hacer por él. Hari-dasa le refirió la orden de Jagannatha y solicitó la antigua imagen del Mismo. El rey se hallaba en un dilema. Dijo, "¡Maharaja! Jagannatha te lo ha orde-nado a tí, mas a mí no me ha dado nin-guna instrucción. Conforme a una anti-quísima tradición, cada vez que la ima-gen es cambiada, la antigua es consa-grada al mar. ¿Cómo he de romper esa antiquísima tradición sin la orden ex-presa de Jagannatha? Por lo tanto, este año también, la vieja imagen será con-sagrada al mar".

Haridasa suspiró profundamente y dijo, "Que así sea. Con la consagración de la antigua imagen de Jagannatha al

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mar, mi cuerpo también será consagra-do a las aguas".

Haridasa hizo el voto de ayunar in-definidamente. Fue a sentarse a la ori-lla del mar, aguardando la ocasión en que se arrojaría a las aguas con la ima-gen de Jagannatha.

Esa misma noche, Jagannatha apare-ció delante del rey en un sueño y dijo: "Mi devoto recurrió a tí para pedir Mi imagen por orden Mía. No has hecho bien en despedirlo. El ahora ayuna en la orilla del mar. Vé y discúlpate con él y envía mi antigua imagen a Vrndava-na".

El rey se llenó de temor. Se despertó de inmediato, fue a la costa del mar donde Haridasa aguardaba el momento en que la vieja imagen de Jagannatha sería consagrada al mar. Se disculpó con él con las manos juntas y le prome-tió cumplir su demanda.

Tras la instalación de la nueva ima-gen, el Rey ordenó que las antiguas

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imágenes de Jagannatha, Balarama y Subhadra fueran sentadas en un ca-rruaje apropiado y llevadas a Vrndava-na con la adecuada escolta militar. También entregó a Haridasa suficiente dinero y parafernalia para el servicio de Jagannatha en Vrndavana.

Haridasa y sus discípulos arribaron a Vrndavana con las imágenes tras varios meses, deteniéndose y regocijándose en los diferentes lugares, a medida que transitaban por ellos.

Al llegar a Vrndavana, Haridasa construyó un templo para las deidades en el mismo sitio sobre la orilla del Ya-muna, donde había solido vivir y Las instaló después de la correspondiente ceremonia. Las Deidades están allí hasta la actualidad. El sitio se llama Ja-gannatha Ghata. El día del Ratha-ya-tra, los devotos se congregan en gran-des cantidades para tener el darsana de estas Deidades.

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CAPITULO III

Sri Jaikrsna Dasa Baba Ji

El Bhakti es una fuerza gravitacional que tiende a dos finalidades. Atrae al bhakta hacia Bhagavan y a Bhagavan hacia el bhakta. Bhagavan es atraído por el bhakta porque El degusta la bien-aventuranza que fluye del bhakti en el corazón del bhakta, incluso más que la bienaventuranza que fluye de la natura-leza de Su propio Ser. En cuanto la flor del bhakti se abre en el corazón de un devoto, Bhagavan, -cual abeja negra-, es atraído por su fragancia. La flor del bhakti se abrió en el corazón de Baba Jaikrsna Dasa de Kamya-vana en Vraja y Krsna no pudo evitar acudir de prisa hacia él.

Jaikrsna Dasa Baba era un Gaudiya Vaisnava santo en la línea de Sri Gan-gamata Gosvamini del Gangamata Ma-

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tha de Puri. Nadie sabe nada sobre su guru o el sitio al que pertenecía antes de ir a Vraja. El practicó el sadhana ba-jo un árbol en las orillas del Vimala-kun-da en Kamya-vana, un bosque que aho-ra está parcialmente convertido en pue-blo. Era generalmente respetado como un santo de orden elevada. Mas los pastorcillos que acudían al Kamya-vana para apacentar las vacas, a menudo lo fastidiaban. Por lo tanto, el consideró el trasladarse a un sitio más tranquilo, donde pudiera practicar el sadhana sin ser molestado, empero los residentes de Kamya-vana estimaron que era un mal presagio y le construyeron una pe-queña casita.

Baba Jaikrsna Dasa hacía japa (1) y la meditación, día y noche. Apenas si dormía un poco. Dormir y despertarse son funciones del cuerpo material. Los santos del tipo de Baba Jaikrsna Dasa, que se han elevado por encima del cuerpo y realizado su ser espiritual, ni

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duermen ni velan. Ellos viven en una dimensión superior de conciencia.

Kamya-vana en esa época se hallaba dentro del dominio del raha de Bharata-pura. El raja había tenido noticias de los logros espirituales de Jaikrsna Dasa y estaba ansioso por conocerlo, mas to-dos sus esfuerzos fracasaron porque Baba no se reuniría con un hombre co-mo él, profundamente inmerso en los asuntos mundanos.

Baba solía frecuentar la aldea para el madhukari, (2) cada atardecer. Un día, mientras se hallaba afuera, vino el raja disfrazado de granjero ordinario y se sentó a la puerta de su vivienda. Era la hora en que Baba regresaba, mas só-lo había andado la mitad del trayecto cuando súbitamente se detuvo y em-prendió la vuelta. Volvió a la aldea gri-tando, '¡Amigos! ¡Mi casa se quema! ¡Vayan a apagar el fuego!'. Los aldea-nos corrieron hasta la casa de Baba y se sorprendieron al descubrir que allí

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no había fuego, sino que estaba el raja disfrazado de granjero. Con las manos juntas, le aconsejaron que no persistie-ra en su esfuerzo de ver al Baba contra su voluntad, pues nadie, por muy gran-de y poderoso que fuera podía hacer que hiciera algo contra su voluntad.

El raja se resignó a la voluntad del Baba. Volvió a su palacio sin ofenderse, sino con el corazón cambiado. El inci-dente le hizo realizar la futilidad de su poder y riquezas mal habidas. Se volvió humilde y libre de todo apego mun-dano. Baba luego derramó sus bendi-ciones sobre él.

Baba había estado practicando la devoción por Krsna desde hacía mucho tiempo. Estaba infeliz e inquieto debi-do a que Krsna aún no lo había bende-cido con Su darsana.

Un día, cuando su Krsna-viraha (3) había alcanzado su clímax, un conside-rable número de pastorcillos se reunió alrededor del Vimala-kunda. Los niños

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golpearon a la puerta de Baba. No hu-bo respuesta. Ellos gritaron, "¡Baba! Tenemos sed. Danos agua". Pero Baba no escuchaba, pensaba que los niños solo habían ido a molestarlo. Ellos gri-taron nuevamente, "¡Oh Bangali Baba! ¿Qué bhajana realizas? ¿De qué sirve tu bhajana si te hace tan indiferente? ¿Porqué no puedes salir a darnos agua? ¿Acaso no sabes que es una aparadha (ofensa) el echar a las personas sedien-tas de la puerta de la casa?

Baba salió entonces con una vara en la mano. Mas en cuanto abrió la puerta, se sorprendió al ver a tantos niños, uno más hermoso y brillante que el otro, y tantísimas vacas hermosas, como nun-ca antes había visto. Su ira se disipó. Preguntó a uno de los niños con una pluma de pavo real en la cabeza, "¡Chi-co! ¿Dónde vives?".

"Vivo en Nandagana" -replicó éste."¿Cómo te llamas?""Mi nombre es Kaniya". (4)

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Baba luego preguntó a otro niño pa-rado a su lado. "¿Cómo te llamas?"

"Baladau" -replicó el otro.Kaniya dijo, "Baba, primero danos

agua. Nuestras gargantas están tan se-cas que no podemos ni hablar".

Baba no tenía vasos ni tazas, por lo que los niños ahuecaron sus manos y Baba vertió agua en ellas de su karava. (5).

Mientras Kaniya bebía agua, la mis-ma cayó como un manantial al suelo en vez de hacerlo en Sus manos; ni El ni Baba fueron conscientes de ello. Cada uno estaba absorto en contemplar al otro, como encantados, pues tal era el hechizo de su amor recíproco. Sólo cuando los otros niños rieron y batieron palmas por presenciar dicha escena, volvieron ellos a la conciencia y el acto de dar y recibir agua pudo efectuarse con propiedad.

Kaniya dijo entonces, "¡Mira Baba! Venimos hasta aquí desde muy lejos

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cada día y regresamos sedientos. Aho-ra, vendremos a tí todos los días. Ten la amabilidad de guardarnos siempre al-gún refresco".

Baba dijo, "No, no. No vuelvan a mo-lestarme de nuevo".

De inmediato entró y cerró la puerta. Empero, había en esos niños algo tan atractivo que se tentó a abrirla nueva-mente para mirarlos otra vez. Para su sorpresa, descubrió que los pastorcillos y las vacas habían desaparecido. ¿Dón-de podían haber ido en un instante? ¿Acaso era todo un sueño, una alucina-ción? No podía tratarse de un sueño, pues Baba estaba completamente des-pierto. No podía ser una alucinación, pues era incluso más vívido que cuales-quiera cosa hubieran percibido sus ojos antes. Además, la dulce y de alguna manera embriagante fragancia de los cuerpos de los pastorcillos aún impreg-naba el aire, y el agua que había sido derramada, aún se hallaba allí.

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De pronto, Baba tomó conciencia que Kaniya y Baladau eran en verdad Krsna y Balarama, a Quienes había es-tado adorando. Una corriente de bhava (amor extático) y bhakti, recorrió todo su cuerpo. Las lágrimas fluyeron de sus ojos. Rebosó de gozo y emoción an-te el pensamiento de que había visto a Krsna, el tesoro de su corazón y el alma de su alma. Mas el gozo se convirtió en pena cuando pensó que había actuado como un tonto al decirle a Krsna que no volviera otra vez. Esa pena era tan in-soportable que su corazón casi ardió. Mas Krsna nunca defrauda a Su devoto cuando los dolores de la separación se tornan insoportables. Apareció delante de Baba con una encantadora sonrisa en Su cara. Mas apareció tan solo para volver a desaparecer. Antes de desapa-recer, dijo, "¡Baba! Vendré a tí mañana y nunca más Me iré".

Al día siguiente, llegó ante Baba una anciana con una Sri Murti de Gopala, di-

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ciendo, "Baba, me he puesto vieja. Ya no puedo seguir sirviendo a Gopala. Lo dejo contigo si tienes la amabilidad de cuidarlo".

Baba dijo, "¿Mas dónde encontraré los materiales necesarios para el servi-cio?"

"No te preocupes por eso. Las cosas requeridas para Su servicio llegarán a tí cada día". Así habló la anciana y se fue.

Esa misma noche, la dama mayor se apareció en un sueño ante Baba en la forma de la Diosa Vrnda, la Deidad re-gente de Vrndavana, y lo bendijo.

Baba realizó entonces que Krsna ha-bía venido a él, tal como lo prometiera, para nunca volver a dejarlo, en la forma de Gopala. Sirvió a Gopala con devo-ción hasta el fin.

Baba era un sadhaka de madhura-rasa. (6). Ello era evidente a partir de la forma en que dejó su cuerpo. Sus últi-mas palabras fueron, "¿Dónde está mi lahanga, (7) dónde está mi angiya, (8),

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dónde está mi choli? (9). La indicación fue que quizás había oído la flauta de Krsna y se apresuraba a encontrarse con El tras pasar de su cuerpo material a su cuerpo espiritual (siddha-deha) en forma y ropas femeninas.

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CAPITUO IV

Sri Krsna Dasa Baba Ji

En la India medieval, era costumbre la guerra verbal entre panditas. Una vez, un pandita de India del Sur se ha-llaba recorriendo el país, desafiando a todo pandita famoso por su sastrartha (1), con miras a establecerse como un digvijayi. (2). Tras conquistar todo el Sur de la India, llegó a Vrndavana. Los panditas de Vrndavana no tenían el va-lor de enfrentarlo, mas tampoco que-rían que el pandita de India del Sur se retirara con una victoria fácilmente ga-nada sobre Vraja, la cual había sido un importante centro cultural y de sabidu-ría por siglos. Pensaron que si podían persuadirlo para que fuera a Govardha-na y desafiara al siddha Sri Krsna Dasa Baba Ji, ciertamente sería derrotado. El riesgo, -no obstante-, era que Sri Krsna Dasa Baba, en mérito a su humildad, o

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debido a su preocupación por el bhaja-na, se rehúsara a aceptar el desafío de adentrarse en el sastrartha. De mane-ra que dijeron al pandita, "Muy exaltado señor, estamos convencidos de su ex-traordinaria sabiduría e inteligencia. Ninguno de nosotros es siquiera ade-cuado para conversar con Ud., mas si desea ir a Govardhana y derrotar a Sri Krsna Dasa Baba en el sastrartha, será automáticamente reconocido como el conquistador del mundo; puesto que él es renombrado como la joya cumbre de los panditas de toda la India. Mas él in-gresará en el sastrartha con Ud. sólo si considera que es un adversario digno de él, caso contrario, se rehusará a ha-blar con Ud., con cualquier pretexto. Luego, Ud. deberá tentarlo expresando algo menospreciativo contra Vraja, lo cual tocará el rincón más suave de su corazón y lo compelerá a aceptar su re-to, para salvar el honor de Vraja".

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Esto fue suficiente para engatusar al orgulloso pandita a conocer y desafiar a Sri Krsna Dasa Baba en Govardhana, para que ingresara al sastrartha. Se di-rigió a la casa de Krsna Dasa Baba en Govardhana y dijo, "Me he enterado que Ud. está reconocido como la joya cumbre de los panditas de todo el país. He venido a desafiarlo para probar que Ud. merece ese título, ingresando al sastrartha conmigo. Ya he establecido mi supremacía en India del Sur. Derro-tándolo a Ud., deseo establecer mi su-premacía también en esta parte de la nación".

Baba dijo, "Lo que ha oído sobre mí no es correcto. Lejos de ser un rival pa-ra un gran pandita como Ud., no soy si-quiera adecuado para sentarme a sus pies. ¡No tiene ninguna importancia el sastrartha conmigo!".

El pandita pensó que quizás lo que le habían referido los panditas de Vrnda-vana era correcto. Baba estaba eludién-

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dolo muy sagazmente porque no lo consideraba un adversario digno de él. De modo que dijo en un exabrupto, 'He venido aquí con la expectativa de que encontraría a alguien en este gran asiento de la cultura y la sabiduría que sería un rival digno de mí, con el cual poder discutir los sastras. Mas descubro que aquí no hay un solo pandita que pueda siquiera recitar los Vedas correc-tamente. ¡Qué lamentable para Vraja!'.

Baba dijo, "Sí, es verdad. No hay aquí nadie que pueda siquiera recitar los Vedas como Ud. ¡Quizás tendría la amabilidad de recitar algún verso del Sama-veda!". El pandita solo buscaba una oportunidad de exhibir su extraor-dinario talento. Recitó un sruti-mantra con gran gusto y delicia. Para su sor-presa, Baba señaló tres errores en el svara (tono y acento) del recitado. El pandita expresó indignado, "Aún tengo que encontrar un pandita en Bharata

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que pueda recitar el mantra mejor que yo. Permítame ver cómo lo recita Ud.".

Baba luego recitó el mantra en per-fecto estilo y svara Sama-veda, de una manera nunca antes oída por el pandi-ta. Se quedó sin habla y no pudo sino caer a los pies de Baba diciendo, '¡Maharaja! Usted es invencible. No hay en este mundo un rival digno de Ud. Su sabiduría no es de este mundo. Es un don de lo alto'-

Verdaderamente, la sabiduría de Ba-ba no era de este mundo. De hecho, nada relacionado con él era de este mundo. Desde el preciso comienzo, su vida fue planeada y embellecida por poderes que no son materiales. Su pro-pia vida santa no estaba planeada por él. Había nacido en el seno de una rica familia de Orissa, en el linaje del gran santo Sri Narottama Thakura. Al morir su padre, Sanatana Kanunago, su ma-dre se convirtió en sati. (3)- En el mo-mento de ir a la pira funeraria, ella es-

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taba en un estado exaltado, y en dicho estado, ella encomendó a sus tres hijos la adopción de tres diferentes modos de vida. A su hijo menor, Bata Krsna, le pidió fuera a Vrndavana a hacer bhaja-na. Bata Krsna fue posteriormente co-nocido como siddha Krsna Dasa.

El hombre que desea renunciar al mundo para llevar la vida de un sadhu o sannyasi debe luchar consigo mismo, con sus padres y con el mundo, antes de la renuncia. Pero el modo de vida sadhu de Krsna Dasa Baba, ya había si-do planeado por fuerzas espirituales. Le llegó como un regalo de su santa ma-dre. A la edad de 16 años, el renunció al mundo y fue a Vrndavana. Tras per-manecer allí por un par de años, se diri-gió a Jaipur con miras a servir a Govin-daji. El Maharaja de Jaipur estuvo com-placido en nombrarlo pujari (sacerdote) en el templo de Govinda ji. El sirvió a Govinda con devoción por ocho o nueve años. Sin embargo, durante ese período

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a menudo fue acosado por el impulso sexual, lo cual le causó gran ansiedad. Se preguntaba porqué, tras haber esta-do tomando el prasada de Govindaji por tantos años, aún se sentía invadido por los deseos sexuales. ¡Acaso el sexo era más poderoso que el prasada de Govin-daji, el cual era cinmaya (trascenden-tal) y se suponía tenía la capacidad de hacer trizas todos los deseos materia-les! No había nadie en Jaipur que pudie-ra brindar una respuesta a esa pregun-ta. De modo que fue a Vraja y planteó el tema a Jaikrsna Dasa Baba de Kam-ya-vana.

Baba dijo, "Mira hijo mío, la madera cortada de un árbol verde, sumergida en agua, no enciende fuego. ¿Prueba eso acaso que el fuego no posee la ca-pacidad de arder? El fuego siempre po-see la capacidad de arder. Mas quema la madera sumergida en el agua solo después que se ha secado. Para que se pueda secar, debe ser puesta cons-

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tantemente al fuego, por algún tiempo. Asimismo el alma (jiva) que ha sido su-mergida en el océano del disfrute sen-sual y las actividades pecaminosas des-de tiempo inmemorial, tiene que libe-rarse a sí misma de su efecto adverso, practicando bhakti-sadhana por cierto tiempo, antes de poder realizar la ver-dadera naturaleza y sentir el pleno efecto de los objetos espirituales como el prasada de Govinda ji. Durante el sadhana se debe evitar ingerir nada que provenga de una persona que con-siente en actividades sensuales o peca-minosas, aunque provenga en la forma de prasada de Govinda ji. Recuerda que Mahaprabhu se rehusó a comer el pra-sada de Jagannatha comprado por Ra-ghunatha Dasa con el dinero que le en-viara su padre, y dijo, 'Hasta el prasada comprado con el dinero de un visayi (persona de mentalidad material) invita a la rajo-guna" (4).

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En tal sentido, Jaikrsna Dasa Baba narró una historia. El dijo, "Una prosti-tuta de Bengala tuvo un cambio de co-razón. Ella tomó diksa de un guru vais-nava y quiso ofrecerle toda su riqueza- El guru le sugirió que fuera a Vrndava-na y ofreciera toda su riqueza y orna-mentos a Govinda ji. Ella fue a Vrnda-vana, mas cuando expresó su deseo al pujari de Govinda ji, él se rehusó a aceptar nada de ella. Esto le rompió el corazón y decidió ayunar hasta morir. Fue a la orilla del Yamuna y se tendió allí sin tomar siquiera una gota de agua durante tres días. Al cuarto día, Govin-da ji se apareció ante el pujari en un sueño y dijo, "Vé a la ribera del Yamu-na, donde yace esa prostituta. Toma toda su riqueza, compra provisiones y Ofréceme bhoga (comida ofrecida a la deidad)". El pujari así lo hizo. Ofreció el bhoga en gran cantidad y arregló una gran fiesta a la cual fueron invitados to-dos los vaisnavas. Esa misma noche,

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los vaisnavas tuvieron emisiones noc-turnas. Sospecharon del prasada que habían tomado el día anterior. Al pre-guntar al pujari y descubrir que el bho-ga a Govinda ji ese día había sido ofre-cido por la prostituta, su agonía fue ili-mitada. Comenzaron a ayunar para ex-piar el pecado cometido por comerlo. Al tercer día de ayuno, cada uno de los vaisnavas tuvo un sueño similar, en el cual Govinda ji decía, ¿Porqué estás ayunando? ¿Quieres suicidarte?".

Los vaisnavas replicaron, "Qué más puedo hacer cuando Tú aceptas las ofrendas de una prostituta y nosotros tenemos que comer su comida porque nos llega en la forma de Tu prasadam? ¿No destruye eso nuestro dharma (reli-giosidad)?'.

'¿Mas cuándo les pedí Yo que comie-ran la comida de la prostituta? Yo pue-do digerir todo, pero Yo no les pido que coman todo lo que Yo como" -dijo Go-vinda ji.

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"Mas si nos llega comida ofrecida por alguien impuro como Tu prasada, ¿qué debemos hacer? ¿Cometemos una ofensa si nos rehúsamos?"

"En ese caso, pueden tomar solo una partícula para obviar la ofensa" -acon-sejó Govinda ji.

Baba agregó además, "Con respecto al prasada de Govinda ji, debes obrar conforme al consejo de Govinda ji Mis-mo, porque el bhoga de Govinda ji se hace con el aporte financiero del Maha-raja, quien es un visayi (persona de mentalidad materialista)".

Krsna Dasa tomó el consejo de Jaikrsna Dasa Baba con todo su cora-zón. Decidió no tomar el prasada de Govinda ji. Partió de Jaipur y comenzó a hacer bhajana en Domana-vana, un bosque cerca de Nandagrama en Vraja. No tomó prasada de ningún templo ni asrama. Mendigó harina de maíz de los Vrajavasis, mezclado con algunas hojas de nim y le agregó un poco de agua pa-

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ra hacer una bola. La comía a veces co-cida, a veces cruda. Como consecuen-cia, se fue debilitando cada vez más y casi perdió la visión. Ya no podía salir a mendigar. Por cantidad de días vivió so-lo tomando agua de un lago cercano. Finalmente se debilitó tanto que ya no pudo seguir yendo al lago. Pasó dos o tres días sin una gota de agua.

Luego el corazón de Radharani se derritió. Ella le dijo a Lalita Su sakhi (amiga) más íntima: "¿Lo ves, Lalita? Krsna Dasa se está muriendo de ham-bre. ¿Le permitirás morirse así aca-rreándome una desgracia? Toma este thala (plato) de prasada y vé a alimen-tarlo".

Lalita tomó el thala de prasada de manos de Radharani. Fue al Domana-vana disfrazada de vraja-bala (una jo-ven vrajavasi) y dijo a Krsna Dasa, "Ba-ba, toma este prasada. Mi madre ha te-nido lástima de tí y te envía ésto". Las dulces palabras de la niña y el aroma

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celestial del prasada le devolvieron la vida al agonizante Krsna Dasa, quien se sentó y lo tomó . Después de comerlo, comenzó a limpiar el thala. La niña pre-guntó, "¿Baba, porqué no sales a men-digar?".

"¿Cómo podría, Lali? (5) Ya casi no puedo ver".

"¿Irás si recuperas la vista? Mira, mi madre ha enviado un ungüento. Lo apli-caré en tus ojos y recuperarás la vi-sión".

Así diciendo, tocó sus ojos con su de-do. Con el suave y refrescante toque de su dedo, la vista de Baba se sanó com-pletamente. Podía verlo todo, pero no a la niña y el thala, el cual justo acababa de limpiar. Ambos habían desapareci-do misteriosamente, mas su aroma ce-lestial aún impregnaba el aire. ¿Quién era esa joven? ¿De dónde había veni-do? ¿Cómo era que había desaparecido súbitamente? ¡Y el mero roce de su de-

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do le había devuelto la vista! Todo eso era un misterio para él.

Pasó tres días rumiando sobre ello. En la noche del tercer día, cuando esta-ba semi-dormido, observó de pronto que su casita refulgía con luz divina, plena de un aroma divino. Radharani estaba parada delante suyo con una dulce sonrisa en Su cara. Ella dijo con Su voz ambrosíaca, "¿Ahora, qué estás rumiando? Ya no más preocupación ni temor para tí. Has alcanzado la meta de tu vida. De ahora en adelante, Yo soy tuya y tú eres Mío. Con el toque de la mano de Mi sakhi Lalita, has sido ben-decido no sólo con drsti-sakti (facultad de ver) sino también con todos los de-más saktis (poderes). Ahora vé a Go-vardhana y descubre un sendero senci-llo para llegar a Mí, para los vaisnavas que tienen fé en Mí".

Tras hablar de ese modo, Radharani desapareció. Por largo tiempo Sus pa-labras, 'Yo soy tuya y tú eres Mío', si-

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guieron resonando en sus oídos y conti-nuó nadando libremente en el océano de Amor que parecía fluír de las mis-mas. Toda la noche fue meneado en las olas de ese océano, arriba y abajo, y su cuerpo se sacudió por las poderosas co-rrientes submarinas de los sattvika-bhavas. (6)

A la mañana, de alguna manera se compuso y fue a Govardhana. Allí vivió en un lugar de nombre Cakalesvara. Aunque Baba entonces no estaba fami-liarizado con el bhajana, no podía sino hacerlo, pues aunque el bhajana es un medio es asimismo un fin en sí mismo. Hasta Bhagavan se halla siempre em-pleado en el bhajana. Mientras que el devoto hace el bhajana de Bhagavan, Bhagavan hace el bhajana del devoto. Durante esos días, había cierta canti-dad de vaisnavas en el Radhakunda y en Govardhana, quienes hacían el bha-jana fundamentados en las obras sáns-critas de Sri Rupa, Sri Sanatana y otros

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Gosvamis. Krsna Dasa Baba también quería hacer lo mismo, mas no conocía el Sánscrito, por lo tanto, inició su aprendizaje del Harinamamrta Vyakara-na (7) de un viejo vaisnava. Empero, pronto se encontró en un dilema. Sen-tía que su estudio era un obstáculo pa-ra el bhajana y que éste era un obstá-culo para su estudio. No podía reconci-liarlos, y no podía dejar ni el estudio ni el bhajana. El problema se tornó tan agudo y penoso que comenzó a conce-bir la idea del suicidio, arrojándose al Manasi Ganga. Esa noche, oyó a al-guien que lo llamaba, '¡Krsna Dasa, Krsna Dasa!' desde afuera de su kuti (choza). Al salir, vió a Sanatana Gosva-mi y a Lalita Devi, parados delante su-yo. Se abrumó de gozo y fascinación. Cayó postrado a sus pies, sin saber qué hacer. Sanatana Gosvami dijo, acari-ciando su cabeza con su mano, "Krsna Dasa, ¿cómo estás? ¿Ya tienes madhukari?"

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"Sí, prabhu" -replicó Krsna Dasa con las manos juntas.

Entonces Sanatana Gosvami dijo, "Mira, los sastras son infinitos. No hace falta morir porque no se los conozca a todos. Hoy te bendigo para que no ten-gas que aprender ningún sastra; que todos los sastras por sí mismos ilumi-nen tu corazón. No pienses en el suici-dio. Tenemos una gran misión a ser cumplida a través tuyo".

Lalita dijo, "Te bendigo para que to-da vez que nos recuerdes tu corazón sea iluminado con nuestra presencia y para que un nuevo método de bhajana sea revelado por tí para beneficio de to-dos los vaisnavas que residen en Vra-ja". Tras ésto, ambos tocaron la cabeza de Krsna Dasa Baba con sus pies y des-aparecieron.

Entonces Krsna Dasa Baba, en lugar de aprender el Harinamrta Vyakarana, comenzó a enseñarlo a los estudiantes. También comenzó a brindar instruccio-

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nes sobre un nuevo método de lila-smarana (contemplación del lila divino), ideado por él, por el cual el asta-yama-lila (8) de Radha-Krsna como se descri-be en el Govinda-Lilamrta, Samkalpa-kalpadruma, Krsnadagiti-cintamani, Krsna-bhavanamrta y otras Escrituras, es meditado junto con el asta-yama-lila de Sri Caitanya Mahaprabhu.

En el asta-yama-lila-smarana, el sadhaka se imagina a sí mismo estando en el cuerpo trascendental (siddha deha) apropiado para el tipo de bhakti al cual se siente naturalmente inclinado y sirviendo a Radha y a Krsna día y no-che a través de ese cuerpo. (9). Por la meditación constante o smarana, revi-ve todo el Vraja-lila; entra en ese lila en su imaginación y, por servir a Radha y Krsna de acuerdo al bhava particular o modalidad de bhakti adoptada por él, vive en el èxtasis de ese disfrute vica-rio. El cuerpo trascendental imaginario (antascintita siddha-deha) sin embargo,

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no es totalmente imaginario. Es un re-flejo mental del cuerpo trascendental, el cual Bhagavan, en mérito a una infi-nita gentileza, imparte al devoto. El que el cuerpo trascendental sea un regalo de Bhagavan es corroborado en la se-gunda línea del sloka 3.9.11 del Sri-mad-Bhagavatam, el cual reza:

yadyaddhiya ta urugaya vibhavayantitad-tad-vapuh pranayase sad-anugra-haya (10)

Los vaisnavas a los cuales Baba en-señaba el astakalina-lila-smarana, se reunían cada noche en su choza y brin-daban informe sobre su bhajana. Un día, uno de los vaisnavas, en lugar de dar su informe, comenzó a llorar. Cuan-do Baba inquirió sobre el motivo de su llanto, el dijo, "Baba, hoy no pude hacer ningún bhajana. En mi lila-smarana de la mañana, mientras adornaba el brazo derecho de Radharani, mi mente se

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embebió tanto en la brillante belleza de su brazo que intenté desengancharla, pero no pude, y el smarana no pudo continuar".

Baba le dijo alentándolo, "Sólo el bhajana de hoy ha tenido éxito".

Hay muchas historias que circulan sobre el propio bhajana-siddhi de Baba (logro en el bhajana). En una ocasión, durante su smarana, Baba estaba parti-cipando en el holi-lila de Radha-Krsna. En el lila su cuerpo estaba untado de gulala (bermellón), kasturi (almizcle) y colores de diversas clases. Al salir de su kutir después del smarana, aún esta-ba medio inconsciente. La gente se sorprendió al verlo pintado y al oler la fragancia del almizcle trascendental que emanaba de su cuerpo. (11).

En una ocasión, Baba observó en su smarana que Radha-Krsna acababan de salir del Manasi-Ganga después del ja-la-keli (retozo en el agua). Lalita, Vi-sakha y las demás sakhis se ocupaban

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en vestirlos y adornarlos. Rupa-mañjari (12) y otras, estaban juntando material para adornos. Krsna Dasa Babaji esta-ba parado en su forma siddha de mañ-jari, con un ánfora de perfume en sus manos. Al oír a Radha y Krsna hablan-do alegre y burlonamente, se inundó de tal modo de bhava que comenzó a tem-blar y el ánfora de perfume cayó de su mano y se rompió. Su aroma se dise-minó por todas partes. Las personas que habían venido a bañarse al Manasi Ganga se sorprendieron ante el aroma tan dulce y celestial, nunca antes expe-rimentado.

Cuando le preguntaron a Baba sobre el mismo, el dijo, "¡Qué puedo decir! Soy un aparadhi (ofensor). No soy ade-cuado para el servicio de priya-priyatta-ma (mis muy amados Radha y Krsna). En el momento de Su servicio, permití que el ánfora de perfume cayera de mi mano. El olor que están sintiendo es la fragancia de la misma".

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Una vez, Baba fue a bañarse al Ma-nasi-Ganga con un karava (13) en la mano. Vió a priya-priyatama en el agua. Se inundó tanto de bhava que saltó a las aguas imaginarias del Mana-si Ganga- En ese momento, no había allí nadie más. Al no regresar a su casi-ta, sus discípulos comenzaron a buscar-lo, mas no lo pudieron encontrar. Todo Vraja clamaba y se lamentaba, mas to-dos se sorprendieron felizmente al ver-lo emerger del Manasi Ganga después de siete días. Cuando le preguntaron dónde había estado por una semana, se sorprendió y dijo, "¡Siete días! ¡Si acabo de salir de mi baño!".

Esto parece contradecir el viejo prin-cipio de espacio-tiempo absolutos y confirmar el nuevo principio científico de la relatividad de tiempo y espacio. Baba había ingresado a un mundo don-de las dimensiones de espacio y tiempo son diferentes. Pues el mundo trascen-

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dental de Radha-Krsna trasciende inclu-so el principio científico de la relativi-dad. Los sastras nos refieren que en di-cho mundo, el espacio y el tiempo tam-bién sirven a Radha-Krsna; ellos se ex-panden y contraen conforme a Su de-seo.

En una ocasión, Jasvanta Singh, el Rajá de Bharata-pura, acudió al siddha Krsna Dasa Baba y le dijo, "Baba, deseo prestar algún servicio. Tenga la amabili-dad de decirme qué puedo hacer por Ud.".

Baba dijo, "Nosotros, los sadhus de Vraja obtenemos madhukari de los Vra-javasis. Puede servirnos, sirviéndolos a ellos". El Raja entregó muchas tierras y fortuna a los Vrajavasis, en calidad de donaciones, por lo cual ellos siguen ex-presando su gratitud hasta el día de hoy. Seguidamente, él acudió al Baba y dijo, 'Seré bendecido si Ud. tiene tam-bién la amabilidad de aceptar algo'.

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Los caminos que a veces adoptan los santos siddha son inescrutables. Baba dijo, "Si anhela tanto servirme, haga algo. Ud. tiene muchas reinas. En-víeme la reina que más ame".

El Raja obedeció. Su reina más que-rida Rani Laksmini vino ante la presen-cia de Baba, oculta por cortinas por to-dos lados, de modo que nadie, excepto Baba, pudiera verla. En cuanto el soni-do tintineante del kinkini (14) y nupura (15) de Rani resonó en los oídos de Ba-ba, éste recordó el kinkini y nupura de Radharani y se sintió transportado de éxtasis. Con los ojos bien abiertos, el continuó mirándola, como si estuviera viendo a Radharani. La Rani también se quedó inmóvil, pasmada y sorprendi-da, a una distancia de unas ocho o diez yardas de él. Esto continuó por unas tres horas. Las asistentes de la Rani, en mérito a la curiosidad y la ansiedad, co-rrieron un poquito las cortinas para ver lo que estaba sucediendo. Se sorpren-

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dieron al comprobar que la Rani estaba parada, en un estado de semi-incons-ciencia, y que Baba la miraba continua-mente. Se lo informaron al Rajá, quien acudió y se llevó a la Rani. ¿Cuánto tiempo más habría de permanecer in-móvil como una estatua? Pero Baba continuó sentado en la misma condi-ción, durante todo el día y toda la no-che. Al día siguiente, recuperó a me-dias la conciencia y al tercer día se que-dó completamente inconsciente. El Ra-já no conocía el estado de bhava (emo-ción trascendental) en las etapas supe-riores del bhakti, de modo que todo el asunto suscitaba sospechas en su men-te. Baba entonces lo llamó, colocó su mano en su frente y lo bendijo. El reali-zó que el dulce sonido del kinkini y nu-pura de la Rani, habían actuado como un uddipana vibhava (excitante encan-tador) haciendo asomar en la mente de Baba la conciencia de Radharani; y que durante dos días había estado comple-

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tamente absorto en el darsana de Radharani en el lugar de la reina.

Este espisodio acarreó un cambio to-tal en Rani Laksmini. Al estar parada por tres horas delante del Baba, había sentido que éste instilaba bhakti en su corazón, a través de sus ojos. De una Rani que vivía afecta a los lujos, emer-gió una devota. Aún se recuerdan en Vraja las historias relativas a su devo-ción. Una vez, ella fue al Radhakunda con vistas a gastar una importante su-ma de dinero en el servicio de los vais-nava sadhus que vivían allí. Mas los sadhus expresaron que no podían acep-tar el servicio de una reina, lo cual la hi-zo llorar. Ella dijo, "Tengan la amabili-dad de bendecirme para que en mi si-guiente vida no nazca en una familia real, sino en una familia en la cual me considere adecuada para el servicio de los vaisnavas".

Esto conmovió a los vaisnavas, quie-nes expresaron, "Hay algo que puedes

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hacer. Si preparas tortas de boñigas de vacas con tus propias manos y las ven-des, podemos aceptar el dinero que ga-nes de ese modo". Rani así lo hizo.

Baba acostumbraba oír el recitado de los bhakti-sastras realizado por par-te de vaisnavas capaces. Se refiere que en el momento de oír el patha, él se abrumaba tanto con sattvika bhavas que lloraba sin cesar, salía flema de su nariz, y saliva de su boca. Dos perso-nas sentadas a ambos lados de él, se-cando continuamente su rostro, no al-canzaban.

Difícilmente haya habido un vaisna-va en Vraja que no haya acudido al Ba-ba para solicitar consejo respecto al bhajana. Aunque el propio Baba siem-pre estaba absorto en el bhajana, daba la bienvenida a todos, alentándolos y brindándoles las instrucciones necesa-rias. La mayoría de los sadhakas a los cuales Baba brindó enseñanzas sobre el bhajana, se volvieron siddhas. Entre

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ellos, los más importantes han sido Krsnadasa (el segundo) de Govardhana, Nityananda Dasa de Madana Mohana Thaura, Balarama Dasa de Jhanuman-dala y Lala Babu (Krsnadasa, el terce-ro).

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CAPITULO V

Sri Srikrsnadasa Baba Ji

La noche en que Srikrsnadasa Baba Ji abandonó su cuerpo en Ranavari, de una forma milagrosa, Siddha Sri Jagan-natha Dasa Baba Ji y su discípulo Vihari, se hallaban en una casa de la vecindad. Hacia el final de la noche, Jagannatha Dasa Baba Ji exclamó, "¡Vihari! ¡Vé a ver lo que está pasando en la casa de Srikrishnadasa Baba!". Vihari corrió ha-cia allí, y descubrió que la puerta de la misma se hallaba cerrada por dentro. Espiando por una abertura de la puerta, observó que Krsnadasa estaba sentado con las piernas cruzadas y su cuerpo ardía de fuego, aunque cantaba serena-mente el Harinama, como si nada suce-diera. Vihari regresó con Jagannatha Dasa Baba y le dijo, "¡Baba! El cuerpo de Krishnadasa Baba está ardiendo".

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Jagannatha Dasa Baba gritó: "¡Oh! ¡Virahanala, virahanala (el fuego de la separación)!"

Los Vrajavasis que vivían en las cer-canías llegaron corriendo. Ellos vieron que el fuego había llegado a la gargan-ta de Srikrishnadasa Baba, aunque él estaba cantando el Harinama. Lo con-templaban desfallecientes. El alzó sus brazos que ardían como leño y les dijo, "Los bendigo, para que ninguna calami-dad, hambruna o epidemia asole jamás vuestra aldea".

Cuando Jagannatha Dasa Baba vió que el fuego había ascendido hasta la garganta de Sri Krishnadasa Baba, pre-paró tres varillas y las colocó en su frente. Las varillas ardieron y con ellas, todo el cuerpo de Sri Krishnadasa Baba se redujo a cenizas.

El nombre primero de Srikrishna Da-sa había sido Srikrishna Prasada Catto-padhyaya. Había nacido en Mohamma-dapura, un pueblo del distrito de Jesso-

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re en Bengala. El nombre de su padre era Gokulacandra Cattopadhyaya. Al celebrarse las tratativas para su casa-miento, él huyó a hurtadillas de su ho-gar una noche y se dirigió caminando a Vrndavana, donde sirvió a Madana-mohana ji del Templo de Madanamoha-na por cierto tiempo y luego se dirigió a Ranavari. Ranavari en aquella època era uno de los bosques más espesos de Vraja. Construyó un pequeño kuti para vivir. Practicaba el bhajana en el kuti durante todo el día. A la noche, iba al pueblo vecino para el madhukari. Pues-to que todos los Vrajavasis de la aldea lo reverenciaban como un gran santo, todos insistían en que aceptara su madhukari, lo cual Baba no podía rehú-sar. Conseguía tanto madhukari que en el camino de vuelta a su kuti, lo daba a las vacas, conservando solo una peque-ña cantidad para sí.

Dado que Baba había llegado a Vraja a una muy temprana edad, no había

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podido conocer ningún otro tirtha (sitio de peregrinaje). A los cincuenta años, consideró que debía visitar una vez los cuatro tirthas importantes. Entonces Radharani se le apareció en un sueño y dijo, ' Tú te has rendido a Mí, de modo que no necesitas ir a ninguna otra par-te. Quédate en Vrndavana y haz el bha-jana. Aquí lo obtendrás todo'. El explicó el sueño y el consejo de Radharani co-mo un producto de su imaginación e inició el peregrinaje. Al llegar a Dva-raka, su cuerpo fue estampado con el tapta-mudra (estampa caliente) del templo de Dvarakadisa. Al respecto, no habría concordancia con los principios del raganuga-bhakti de Vraja, aunque se lo menciona en el Hari-bhakti-vilasa; el cuerpo de los rituales y prácticas reli-giosas de los vaisnavas.

El día que Baba regresó a Ranavari, Radharani se apareció nuevamente an-te él en un sueño nocturno y le dijo, '¡Dado que has tomado el tapta-mudra

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de Dvaraka, ahora estás incluído en el séquito de Satyabhama (la esposa de Dvarakadisa o Krsna, el rey de Dva-raka). Ya no eres más adecuado para Vraja. De modo que vuelve a Dvaraka!'. Esta vez, no consideró que el sueño había sido imaginario. Las pa-labras de Radharani lo golpearon como un trueno. No sabía qué hacer. Recurrió al siddha Krsnadasa Baba de Govardha-na por consejo. En cuanto Krsnadasa Baba lo vió, lo abrazó cálidamente y di-jo, "¿Dónde has estado todos estos días?" -Srikrishnadasa replicó, "He ido a Dvaraka. Mira, he adoptado el tapta-mudra".

"¡Oh! Luego, a partir de hoy, eres tan exaltado que no puedo siquiera to-carte. Tú eres la sevika (asistente fe-menina) de la reina más exaltada de Dvaraka, mientras que yo soy la dasi (sirvienta) de una pastora de Vraja" -di-jo Baba Krsnadasa suspirando profun-damente y alejándose unos pasos.

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En ese tiempo, había muchos otros siddha mahatmas en Vraja. Srikrsnada-sa Baba recurrió a ellos buscando su consejo. Ellos replicaron, "Debes hacer lo que Radharani ordenó. ¿Cómo hemos nosotros de decir nada contra su man-dato?". Srikrishnadasa Baba regresó desalentado a Ranavari, con el corazón roto. Dejó de comer y de beber y se encerró en su kuti. El fuego del arre-pentimiento y la separación (viraha) de Radharani, ardía continuamente en su corazón. Así pasaron tres meses. Lue-go, surgió el fuego. En tres días ascen-dió hasta la garganta. El cuarto día, to-do su cuerpo se redujo a cenizas.

Tras varios días, llegó Sri Premadasa Baba Ji, su hermano espiritual. Se pos-tró ante las cenizas de Baba, en reve-rencia, y dijo, "Dada (hermano) de mí no tomaste leña; ahora te la doy". Colo-có un gran leño cerca de sus cenizas. La madera comenzó a arder y pronto se mezcló con las cenizas.

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Srikrsnadasa Baba dejó su cuerpo en Amavasya, en el mes de Pausa. Hasta el día de hoy, los Vrajavasis celebran su aniversario, organizando un gran festi-val al cual se invita a todos los vaisna-vas de Vraja. Debido a las bendiciones del Baba, el pueblo se conserva libre de los embates del hambre y las epide-mias.

Cabría el interrogante de porqué Radharani, siendo tan benigna y miseri-cordiosa fue tan dura con Srikrsnadasa Baba. ¿Porqué le solicitó que fuera a vi-vir a Dvaraka simplemente porque él había adoptado el tapta-mudra del tem-plo de Dvarakadisa? La respuesta es que Srikrsnadasa Baba navegaba en dos botes: el raganuga bhakti, insepa-rablemente conectado con Vraja, donde predomina el madhurya hasta el punto de eclipsar totalmente el aisvarya, y el bhakti ritualístico de Dvaraka, donde madhurya se mezcla con aisvarya. En Vraja, Krsna es un pastorcillo. La pluma

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de pavo real que El usa como corona y Su flauta, son ambos emblemas de madhurya. En Dvaraka, Krsna es el re-gente o gobernante. La corona que usa y las armas que porta, son los emble-mas de aisvarya. En el Vraja-bhakti, el madhurya mezclado con aisvarya no tiene cabida. Radha no está satisfecha con el bhakti en el cual aisvarya juega algún rol. Ella no dejó de expresar Su insatisfacción incluso con Krsna en rela-ción a encontrarlo en Kuruksetra, don-de El apareció como un rey con Su sé-quito y no como un pastorcillo con Su flauta (C.c. Madhya, 1.72-73). El apego de Sri Krsna Dasa Baba por Dvaraka probó ser un obstáculo para su alcance del Vrndavana celestial y los pies sagrados de Radha y Krsna junto con la mayor bienaventuranza y la vida espiri-tual más rica y completa implícita en di-cho logro.

Radharani lo ayudó a remover ese obstáculo mediante el fuego de anuta-

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pa (arrepentimiento) y viraha (separa-ción).

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CAPITULO VI

Sri Nityananda Dasa Baba Ji

Entre los siddha mahatmas de Vrn-davana, la personalidad de siddha Ni-tyananda Dasa Baba Ji, discípulo del si-ddha Krsnadasa Baba de Govardhana, fue única. Su lila-smarana (experiencia interna del lila divino) ya fuere en el es-tado de jagarana (vigilia), svapna (sue-ño) o susupti (sueño profundo) era con-tinuo cual una corriente. En el estado de vigilia, parecía estar soñoliento, pues al despertar controlaba su bhava y se quedaba sumamente grave, inmó-vil y samadhistha (absorto en la medi-tación profunda). Cuando sus discípulos lo instaban a comer y a bañarse, se le-vantaba como quien despierta de un sueño profundo. Mas en sueños, mien-tras experimentaba el lila, se reía, transpiraba, o hablaba como si estuvie-

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ra despierto, porque en el sueño, le era imposible controlar el bhava. En conse-cuencia, no era posible determinar su estado de vigilia o sueño en ningún mo-mento en particular.

En esas circunstancias, no era fácil-mente disponible para la conversación. De todos modos, la gente que acudía a él para hacerle preguntas, disipando así sus dudas y dificultades, no se retiraba desanimada. Sus dudas eran removidas y las dificultades resueltas, meramente por sentarse cerca suyo.

Lo más destacable sobre él, era su humildad sin par. Incluso en su estado semi-inconsciente, cuando alguien re-curría a él, aún tratándose de su propio discípulo, él solía hacer dandavat (reve-rencia) antes que el otro lo hiciera. Si alguien decía algo a modo de autocríti-ca en presencia suya, él consideraba que lo estaba aludiendo indirectamen-te, pues para él no había nadie en este

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mundo más bajo que él y comenzaba a llorar.

Baba era un siddha mahatma y el guru de siddha mahatmas como Pandi-ta Ramakrsna Dasa y Gaurakisora Siro-mani. Hasta Krsna fue subyugado por él, en mérito a su bhakti. Podría pare-cer que solo trataba de ser humilde o bajo, mas en una persona siddha como él, no cabía la pretensión de un com-portamiento fingido. La experiencia in-terna de un siddha mahatma en reali-dad lo torna lo más humilde de lo hu-milde. Algo pequeño se considera grande en la medida en que no entra en contacto con algo más grande. El si-ddha purusa posee la experiencia de al-go que es más grande que lo más gran-de, en todo sentido. No sólo eso, él ob-serva lo más grande de lo grande en las cosas más pequeñas del mundo. En consecuencia, para él es algo natural considerar que la cosa más pequeña es superior a él y adorable por él.

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Si eventualmente alguien decía al Baba: "Tal o tal discípulo suyo se ha afligido mucho pues Ud. le hizo danda-vat. ¿Obró Ud. con propiedad?", -el res-pondería desfalleciente, "¿Qué voy a hacer ahora? Tenga la amabilidad de decirle que él es un mahabhagavata (un gran devoto). Krsna ha tenido la gentileza de enviarlo a mí. Si mi con-ducta lo hace infeliz, cometo una ofen-sa contra él. No volveré a comportar-me así con él nuevamente". Mas cuan-do ese discípulo acudía otra vez a él, él olvidaba todo y nuevamente le ofrecía dandavat.

Siddha Nityananda Dasa Baba solía vivir en Madanamohana Thaura en Vrn-davana. Entre sus discípulos prominen-tes estaban Sri Vrajakisora Dasa Baba Ji, Sri Nrsimha Dasa Ji, Sri Ramakrsna Pandita Baba Ji, Sri Gaurakisora Siroma-ni Maharaja y Sri Narottama Dasa Adhikari.

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CAPITULO VII

Sri Madhusudana Dasa Baba Ji

¿Quién es este joven y qué está ha-ciendo en la orilla del Radhakunda (1) a medianoche? El ha atado el extremo de una soga gruesa alrededor de una gran sila Giriraja (piedra del monte Giriraja) y está atando el otro extremo alrededor de su cuello. Quizás va a arrojarse con la Giriraja sila al Radhakunda.

¿Qué mala fortuna o dolor le obliga a así hacerlo? ¿Acaso es un huérfano que pertenece a una casta inferior, que ha sido despreciado y oprimido por la so-ciedad hasta el punto tal que su vida se le ha tornado una maldición? ¿Acaso sus padres crueles lo han echado del hogar? ¿Será que su reciente esposa lo ha abandonado de pronto? ¿Le habrán robado toda su riqueza y se ha vuelto un paupérrimo? No, el proviene de una rica familia brahmini de Bengala y es el

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hijo más amado de sus padres. Está casado, pero la misma noche en que se casó, renunció al mundo, esposa y pa-dres y vino a Vrndavana. Esas mismas cosas por las cuales se suicida el hom-bre común son las abandonadas por él. Luego, ¿qué es lo que lo induce a suici-darse? Hay una historia detrás de ello. Cuando aún era un niño, oyó acerca de un muchachito apuesto que tenía el cuerpo de un color azulado, que vivía en Vrndavana, quien era muy alegre y travieso, y aficionado a tocar la flauta. Las modulaciones de Su flauta eran tan fascinantes, que le hacían a uno olvi-darse de todo, incluso del propio ser y nadar en el océano de la bienaventu-ranza trascendental. Era tan encanta-doramente cariñoso que se hacía que-rer por todos los que Lo conocían. No había nadie capaz de igualarlo en fuer-za. El removía todos los deseos de las personas que Lo amaban, y las protegía de todas las enfermedades y calamida-

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des. No había nada más disfrutable que Su compañía. Al alcanzarlo, ya no quedaba nada más por alcanzar. Su nombre era Krsna.

Desde entonces, él siempre había pensado en Krsna, perdiéndose a me-nudo en dicho pensar. Nada de este mundo lo atraía más que Krsna. Era completamente indiferente al mundo. De modo de sacudir la indiferencia que sentía por todo, sus padres decidieron casarlo. Después del casamiento y an-tes siquiera de conocer a su esposa, es-capó a hurtadillas del hogar, llegando a Vrndavana. Allí vivió en un bosque, pensando todo el tiempo en Krsna y llo-rando por él. Salía del bosque solo una vez al anochecer, para el madhukari.

Mas ni los gemidos ni el llanto sirvie-ron de nada. El encontrarse con Krsna seguía siendo un sueño remoto. Al-guien le dijo que Krsna no podía ser realizado sin un guru.

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Un día, estaba sentado cerca del Ke-sighata, en la ribera del Yamuna y en su mente asomó el pensamiento de dónde y cómo hallar a su guru.

Se refiere que todo árbol y enreda-dera de Vrndavana es un kalpataru (ár-bol que concede los deseos). Además, se dice que aquí viven cantidad de si-ddha mahatmas en forma invisible, quienes tratan de ayudar al sadhaka en sus momentos de dificultad. Tal parece que uno de ellos acudió a ayudar al jo-ven desamparado. Un mahatma apare-ció de alguna parte y dijo, "Muchacho, vé y báñate en el Yamuna y ven a ver-me después de hacerlo. Te daré el dik-sa mantra".

Al oírlo, su felicidad no reconoció lí-mites. Corrió al Yamuna y regresó des-pués de bañarse. El mahatma le dio su diksa mantra y desapareció. En el mo-mento en que recibió el diksa mantra cayó inconsciente a tierra. Al recupe-rar la conciencia, lamentó descubrir

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que el mahatma había desaparecido sin siquiera darle una oportunidad de pre-guntar su nombre y dirección.

Fué en su busca, pero no pudo ha-llarlo en ninguna parte. Al llegar al Ma-nasi Ganga (2) en Govardhana, conoció al siddha Krsnadasa Baba. Le contó to-do y le solicitó que le diera siksa (ins-trucción) en bhajana. Baba replicó, "Nuestro bhajana es raganuga (3) en el cual es esencial la asunción de cierta clase de relación entre el sadhaka y la deidad adorada. La relación tiene que ser sambandhanuga, esto es, de acuer-do a la relación existente entre el guru y la deidad. Mas tú no sabes nada so-bre tu guru, por lo tanto, no estás auto-rizado al raganuga bhajana".

El joven prorrumpió en llanto, pues el camino que llevaba a Krsna estaba bloqueado para él. Baba le sugirió acu-dir a Jaikrsna Dasa Baba y seguir su consejo. Fue a Kamya-vana y le narró toda la historia a Jaikrsna Dasa Baba,

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quien expresó asimismo que no estaba autorizado al raganuga bhajana en la medida en que no conociera a su guru. Empero, le aconsejó que hiciera Harina-ma y orara a Radharani y aguardara su consejo.

¿Mas acaso le era posible esperar? Al enterarse que no estaba siquiera ca-lificado para el bhajana por el cual ha-bía dejado el hogar y todo, su pena y desaliento ya no tuvieron fin. La vida se tornó un dolor y falta de significado para él. ¿Cómo vivir una vida semejan-te? Decidió ponerle fin. Abrazó a Gi-ridhari en la forma de la Giriraja sila y saltó a las profundas aguas del Radhakunda.

Nadie sabe cuánto tiempo estuvo in-consciente en las honduras del Radhakunda. Al recuperar la concien-cia, descubrió que alguien había des-atado la soga atada a su cuello y lo ha-bía tendido en la orilla del Radhakunda,

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con una hoja de palmera en la mano en la cual se hallaba algo escrito.

Comprendió que todo se debía a la misericordia de Radharani. Una nueva vida comenzaba para él y un nuevo ra-yo de esperanza iluminó su corazón. En cuanto amaneció, fue corriendo hasta donde estaba Jaikrsna Dasa Baba y le narró todo lo sucedido, mostrándole la hoja de palmera. Baba dijo, "Radharani ha sido especialmente amable contigo, mas no está muy claro lo escrito en la hoja de palmera. Es necesaria una or-den clara de Radharani para el raganu-ga-bhakti. Vé y llama a Su puerta. Ella ciertamente responderá".

El fue al Radhakunda y comenzó a clamar por Radharani, Quien oyó su la-mento. Ella se apareció delante suyo y dijo, "Vé y haz el bhajana en el Sur-yakunda, donde obtendrás el deseado raganuga-seva. No des ni reveles el mantra que has recibido en la hoja de palmera a nadie".

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Desde entonces, comenzó a hacer el bhajana en el Suryakunda. La gente co-menzó a llamarlo Madhusudana Dasa Baba. Quizás el nombre le fue dado por su guru. Un día, Radharani apareció de-lante de Madhusudana Dasa Baba en un sueño, y le dijo, "Cerca del sitio don-de te bañas en el Suryakunda hay una sila (laja de piedra) en un agua que lle-ga hasta la garganta. En esa sila Mis dos sakhis y Yo hemos colocado nues-tro keyura (adorno usado en la parte superior del brazo) y el armada (chapa) correspondiente, antes del baño. La si-la se fundió por su toque y ha dejado sus impresiones sobre la misma. Saca esa sila y adórala".

Madhusudana Dasa Baba Ji entró al kunda (lago). La sila fue fácilmente des-cubierta. Al asirla, parecía ser tan livia-na como una flor, aunque debía pesar unos ochenta o cien kgs. Pudo extraerla con facilidad y ponerla en la orilla. Des-de entonces, Madhusudana Dasa Baba

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se hizo famoso y comenzó a ser llama-do siddha Madhusudana Dasa Baba.

Madhusudana Dasa Baba solía ir a la orilla del kunda tarde a la noche a can-tar lo siguiente:

"¡¡Visvambhara Gauracandra!! ¡¡Vr-sabanunandini!! ¡¡Radhe!!".

Al amanecer, cuando la gente co-menzaba a salir de sus casas, él iba a su choza y se ocupaba en el bhajana hasta el anochecer. A la noche, salía para el madhukari.

Se cuentan varias historias referidas al siddhavasta (logro en el bhajana) del siddha Madhusudana Dasa Baba. En el noveno día del mes de Phalguna, sukla paksa, los Vrajavasis celebran el festi-val Holi en Barasana. En ese día, por la tarde, Baba acostumbraba excitarse y correr hacia Barasana a participar del festival, vestido de blanco. En el ca-mino, caía desmayado al suelo. Las lá-grimas que fluían sin cesar de sus ojos y la saliva de su boca, embarraban la

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tierra. Su respiración se tornaba muy lenta y el cuerpo sudaba debido al es-tremecimiento. Quedaba en ese estado hasta el anochecer. Luego, se levanta-ba emitiendo un sonido prolongado y atemorizante. En ese momento, todos podían apreciar su ropa blanca teñida de rojo, lo cual era una clara señal de su participación en el Holi, en su siddha deha.

Una vez, alguien le dijo, "Ha venido tu esposa a Vrndavana a verte. Estará aquí en el Suryakunda hacia el anoche-cer". En esa època, Baba era viejo y su esposa también, mas en cuanto se en-teró de su venida, se fue a Govardhana. Cuando su esposa lo supo, también fue a Govardhana, mas antes de llegar allí Baba se había ido a alguna otra parte. La anciana dama comprendió que Baba se trasladaba de un lado a otro por cau-sa de ella, y esto creó una perturbación en su bhajana, de modo que le oró a Gi-

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riraja por su salud y logro en el bhajana y regresó al hogar.

Tras cierto tiempo, Baba desarrolló una llaga en su pie. Se le hizo difícil moverse y caminar. Decidió retirarse a un lugar solitario y morir de hambre. Con gran dificultad se dirigió a un bos-que espeso a la noche y se tendió allí. No tomaba agua ni comida, mas seguía cantando el nombre de Radharani. Pa-só dos días sin una gota de agua. Al tercer día, Radharani acudió con pan y agua, disfrazada de Vrajavasi y dijo, "¡Baba! ¿Porqué estás ahí tirado? Estoy cansada de buscarte. No viniste al madhukari ayer ni el día anterior. Mi madre ha enviado el madhukari para tí". Ella colocó el madhukari delante su-yo, diciendo, "¡Baba, come!".

Baba conocía a la joven y a los pa-dres desde hacía mucho tiempo. El dijo, "Lali, ¿porqué has venido? ¿Cómo su-piste que estaba aquí?".

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"Oh, Yo me entero de todo. ¡Ahora no pierdas tiempo, come!"

"No comeré"."¿Porqué no comerás? Mi madre me

ha pedido que te alimentaras adelante Mío y que no volviera a casa antes de que hubieras comido. El sufrimiento del cuerpo es un asunto insignificante. Va y viene. ¿Porqué cometer suicido debido al mismo? ¿Acaso el suicido conduce al-guna vez al siddhi (logro) en el bhaja-na? ¡Ahora, comienza a comer!"

Baba no pudo desoír la suave y amo-rosa orden de la joven y comió todo lo que ella había traído. Luego dijo, "No vuelvas otra vez".

La niña se fué. Al alejarse, se daba vuelta una y otra vez, mirando a Baba con una sonrisa misteriosa. A la vez, Baba sentía que el dolor de su cuerpo se disipaba. Desenrolló la venda de su pie. Para su sorpresa, descubrió que la llaga había desaparecido. Todo el asun-to despertó sospechas en su mente.

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Fue a la casa de la niña y preguntó a su madre, "¿Dónde está Lali?".

"Lali se ha ido a lo de su suegro"."¿Cuándo?""Hará unos tres meses".Entonces Baba lo comprendió todo.

Volvió a su choza sin decir nada a na-die, por temor a la publicidad, mas muy pronto todos se enteraron que Baba ha-bía sido misericordiosamente bendeci-do por Radharani, pues la úlcera de su pie había desaparecido misteriosamen-te y su condición emocional también había tenido un súbito cambio. El siem-pre clamaba, "¡Ah! ¡Radhei Karunama-yi (encarnación de misericordia)!" y llo-raba.

En una ocasión Baba deseó hacer el patha (lectura) del Srimad Bhagavata. Los Vrajavasis hicieron los arreglos ne-cesarios. Baba comenzó a leer y a ex-plicar el Rasapañcadhyayi (los cinco ca-pítulos del Bhagavata referidos al Ra-salila). Un niño doma (niño pertenecien-

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te a las castas más bajas) venía cada día a escuchar el patha con mucha atención. A los Vrajavasis no les agra-daba, pero Baba no objetaba su presen-cia. El último día, cuando estaba por completarse el patha, el niño llegó co-mo poseído por alguien más y se sentó en el regazo de Baba. En la mitad del patha preguntó, "Baba, ¿después del Rasa-lila, dónde descansó Krsna, en el Seva-kuñja o en el Samketa-vana?".

Antes de que Baba pudiera respon-der, se oyó un fuerte ruido, como la ex-plosión de una bomba. Su alma em-prendió su vuelo a través de su brah-ma-randhra (la apertura en la coronilla) y probablemente llegó a donde Radha y Krsna estaban descansando después del rasa.

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CAPITULO VIII

Sripada Navakisora Gosvami y Sripada Locanananda Gosvami

Sripada Navakisora Gosvami y Sripa-da Locanananda Gosvami eran los hijos de Sripada Laksmikanta Gosvami, un descendiente de Sri Nityananda Prabhu. Ambos hermanos eran eruditos e inten-samente consagrados devocionalmen-te. Ambos renunciaron al mundo en lo mejor de su juventud y fueron a Vrnda-vana para el bhajana.

Ellos eran conscientes de la cabal necesidad de una guía espiritual y de-searon tomar refugio en siddha Srikrsna Dasa Baba de Govardhana, mas consi-deraron que si le revelaban su identi-dad, él los consideraría adorables, por ser descendientes de Nityananda Pra-bhu, y no los aceptaría como sus discí-pulos. Por consiguiente, le dijeron que pertenecían a una casta inferior y le so-

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licitaron los aceptara como sus sirvien-tes y los guiara en el bhajana.

Krsnadasa Baba estaba impresiona-do por su sinceridad y perspicacia. Los alojó en su asrama y comenzó a ense-ñarles el asthakalina-lila-smarana (me-ditación del Krsna-lila como se realiza en las ocho divisiones diarias). Krsnada-sa Baba estaba ya muy viejo y necesi-taba personas sinceras y capaces como ellos para servirlo. De manera que aceptó toda clase de servicios de parte de ellos, sin vacilar. Ellos también pres-taron toda clase de servicios, incluso los domésticos, muy fielmente.

Tras algún tiempo, su hermano me-nor llegó a Govardhana, a pedido de ellos y acudió al asrama de Krsnadasa Baba. En ese momento, los dos herma-nos habían ido al Manasa Ganga para bañarse. Al regresar, vieron que Siddha Baba estaba rojo de ira y a su hermano menor sentado a su lado. Comprendie-ron que Baba estaba enojado porque se

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había enterado de su linaje. Cayeron a sus pies y le pidieron perdón. Siddha Baba dijo con la voz airada, "¡Son un fraude! Han usurpado mi derecho a ser-vir y me han obligado a aceptar su ser-vicio engañosamente. ¿Acaso existe una traición mayor que ésta? ¡Nunca imaginé que los Prabhu-santana (des-cendientes de Nityananda Prabhu) pu-dieran ser tan impostores!".

Ambos hermanos expresaron con las manos juntas y los ojos llenos de lágri-mas, "¡Maharaja! Somos grandes peca-dores; hemos estado acumulando peca-dos nacimiento tras nacimiento. Es en mérito a esos pecados que en esta oca-sión nacemos en una familia en la cual por la propia naturaleza de nuestro na-cimiento somos retirados del bhakti. Nuestra cuna y abolengo, -por los cua-les la sociedad nos adora- nos ha llena-do de orgullo y nos ha tornado ineptos para el bhakti. Realizamos que a menos que dsescendiéramos de ese alto pe-

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destal en el cual nos puso el destino, y nos refugiáramos a los pies de un mahabhagavata (santo siddha), no te-níamos esperanza de alcanzar bhakti. Sabíamos que nadie nos aceptaría si re-velábamos nuestra identidad.

En consecuencia, nos vimos obliga-dos a adoptar esta vía. Indudablemente hemos cometido una ofensa. Puede aplicarnos cualesquiera castigo consi-dere conveniente".

Krsnadasa Baba dijo, "Vuestro casti-go es el siguiente: Ambos laven sus pies con sus propias manos, y denme a beber su caranamrta (1). Solo así la ofensa que han cometido por servirme de modo fraudulento será expiada".

Los hermanos Gosvami debieron obedecer, aunque muy involuntaria y dolorosamente, de modo de apaciguar al Baba. Baba se apaciguó. El dijo, 'Es-toy feliz porque Krsna me dio la compa-ñía de dos grandes personas como us-tedes. Es en mérito a vuestra humildad

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vaisnava que consideraron su naci-miento y linaje como una maldición. De hecho, se debe a vuestro linaje y a que son tan humildes y devotos. Yo no po-seo siquiera un remedo de la humildad y devoción que ustedes poseen. Conti-núen quedándose en este asrama, ha-ciendo el bhajana. Yo por mi parte, me considero honrado y bendecido".

Mas los hermanos Gosvami alegaron su incapacidad para quedarse en el as-rama más tiempo. ¿Cómo podían que-darse allí y ser reverenciados por un Si-ddha Baba y sus discípulos, a quienes ellos por su parte reverenciaban? Bus-caron un lugar solitario en una aldea le-jana al oeste de Kamyavana, llamada Pasupa, y vivieron allí.

De vez en cuando iban a Kamyavana a tomar darsana del siddha Sri Jaikrsna-dasa Baba. Su familiaridad con él no era nueva. Solían acudir a él por satsanga (compañía santa) incluso an-tes de renunciar al mundo. Sri Jaikrsna-

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dasa Baba era en ese momento un po-deroso imán de bhakti, que atraía no solo a los sadhakas de diferentes sitios, sino tambien a las deidades. Una vez, cuando Navakisora Gosvami había ido a quedarse con él por algún tiempo, ha-bía llevado consigo a su deidad Sri Radha-Madanamohana. Sri Radha-Ma-danamohana se sintió tan atraída por Baba que una noche Ella le dijo a Na-vakisora Gosvami en un sueño, 'Me has servido por mucho tiempo. He estado feliz con tu servicio, mas ahora me gus-taría quedarme con Jaikrsnadasa Baba Ji y aceptar su servicio. No regresaré a Dhacca". Navakisora Gosvami tuvo que regresar solo; Radha-Madanamohana Ji se quedó con Jaikrsnadasa Baba. De modo que al acudir a Jaikrsnadasa Baba Ji, Navakisora Gosvami solía experimen-tar una doble atracción, la atracción de Baba y la de su propio Thakura, Sri Radha-Madanamohana.

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Tras cierto tiempo, los hermanos Gosvami recibieron la información de que todos los demás miembros de su familia habían muerto, y que no había nadie que cuidara a la deidad familiar. De manera que debieron regresar a Dhacca. En esa época, el ingreso de la familia era magro, y era difícil continuar con el servicio de la deidad satisfacto-riamente. La deidad le dijo en un sue-ño, "No te preocupes por mi servicio. En el pueblo Fardavaja, en el distrito de Cattagrama, vive un devoto que es un gran terrateniente. Todos los de su fa-milia pronto morirán. Nadie quedará a cargo de su propiedad. El me transferi-rá todos sus bienes. Mi servicio se efec-tuará con el ingreso de esa propiedad".

Ambos hermanos luego llevaron a la deidad al terrateniente y le refirieron el sueño. El con gusto transfirió toda su propiedad a la deidad mediante una do-nación y designó a los dos hermanos como sevaitas (servidores). El servicio

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de la deidad comenzó a ser realizado de un modo regio. Con frecuencia se celebraban sankirtanas y festivales y se entregaba prasada a todos en general.

Ambos hermanos habían renunciado al mundo por el bhajana, mas fueron devueltos al mundo por voluntad de Krsna. ¿Acaso ello planteó algún obstá-culo a su progreso en el bhakti? No. Pues el mundo en el que entonces vi-vían, era el mundo de Krsna. Ellos vi-vían y respiraban en el mundo de Krsna, para Krsna. Por lo tanto, conti-nuaron elevándose en el bhakti hasta que alcanzaron el logro (siddhavastha). Ello se evidencia a partir de dos episo-dios en la vida de Locanananda Prabhu, que son muy conocidos.

En una ocasión, Locanananda Pra-bhu fue invitado al sankirtana en la ca-sa de Sri Kartika Adhikari, un famoso médico de Fardavaja. Locanananda es-taba bailando en el sankirtana; de pron-to, abrumado por una suerte de emo-

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ción (bhava) salió corriendo de la casa y desapareció. Incluso después que el sankirtana terminara, él no había regre-sado. Adhikari ji lo hizo buscar por todo Cattagrama, pero sin éxito. Al segundo día, se organizó una búsqueda más am-plia. Se enviaron personas a Navadvi-pa, Nilacala y Vrndavana. Al cuarto día, cuando Adhikari Ji estaba sentado con cierta cantidad de devotos en su sala de exhibición, observó que se habían reunido algunas vacas alrededor del ba-surero, enfrente de su casa. Algunas de ellas, paradas en el borde del mismo, miraban sorprendidas algo que estaba allí abajo, otras parecían estar oliendo algo y otras más, embriagadas por el aroma, danzaban de un modo exaltado, con sus colas alzadas. Esto despertó la curiosidad de Adhikari Ji y los demás. Acudieron cerca del basurero y vieron el cuerpo de un hombre enterrado allí cabeza abajo. ¿De quién podría ser ese cuerpo? Lo retiraron. "¡Oh, Locananan-

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da Prabhu!" -gritaron azorados. Loca-nananda Prabhu había salido corriendo del sankirtana en estado de trance y caído al hoyo. Tras el sankirtana se ha-bía celebrado una fiesta con alrededor de 500 personas, a las cuales se les sir-vió en hojas de plátano. Las hojas con los remanentes de comida que habían sido arrojadas al hoyo, habían cubierto todo su cuerpo. Las vacas se habían adentrado en el hoyo para comer las hojas y el alimento. En dicho proceso, fueron descubiertos los pies. Ellas co-menzaron a oler y a lamer los pies, lo cual las colmó con una exaltación tal que salieron del hoyo y comenzaron a danzar en éxtasis.

El cuerpo de Locanananda Prabhu estaba lavado, mas no tenía señales de vida. Todos comenzaron a lamentar su muerte, apenados de que una persona santa como él hubiera tenido esa clase de fin. Pero Adhikari Ji, quien no solo era un médico competente sino tam-

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bién un devoto avanzado, examinó el cuerpo cuidadosamente y dijo, "Prabhu Ji no está muerto. De estarlo, su cuerpo no estaría fresco después de tres días". Les pidió a todos que celebraran el kir-tana. En cuanto el kirtana comenzó, Prabhu se puso de pie y comenzó a bai-lar en éxtasis como antes. Al recobrar sus sentidos, la gente le preguntó cómo era que había salido corriendo del sankirtana y había estado tirado en la basura durante tres días. El dijo que no sabía de qué le hablaban.

Sitakunda Candranatha, un lugar del distrito Cattagrama, es famoso por el templo de Sambhunatha y la prolonga-da feria de 15 días celebrada allí en ocasión del Siva-caturdasi. Miles de sadhus y peregrinos asistían a la feria. La puerta del templo es abierta a medi-anoche para el darsana. En una oca-sión, Locanananda Prabhu fué allí con varios otros devotos. A medianoche, cuando se dirigía con ellos a tomar el

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darsana de Sambhunatha, encontró a un Jogisvara cerca del Vyasakunda y del templo de Kala-bhairava. Era alto y obeso. Su cuerpo negro estaba untado con cenizas. Una guirnalda de huesos colgaba alrededor de su cuello. Su largo cabello enmarañado de color amarillo, llegaba hasta sus pies. Usaba un tri-punda tilaka (2) en su frente y sus ojos centelleaban como dos bolas de fuego. Los devotos se asustaron al verlo, mas él cayó postrado a los pies de Locanan-anda Prabhu y suplicó, "¡Mi Señor! Yo soy la deidad regente de este lugar. Mi nombre es Kala-bhairava. He estado aceptando los pecados de la gente, en consecuencia, me he abrumado por esa carga de pecados. He estado esperan-do ansiosamente tu llegada aquí para mi liberación. Ten la amabilidad de ser misericordioso conmigo". Locanananda Prabhu le entregó el Krsna-mantra. El se postró nuevamente con reverencia

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delante suyo, ofreció un mohura de oro a sus pies y desapareció.

En Fardavaja, había un río a una me-dia milla de distancia de la casa de Adhikari Ji. Locanananda Prabhu solía frecuentar ese río para bañarse cada mañana. Una vez, la villa fue asolada por el cólera. La epidemia se cobraba una buena cantidad de vidas cada día. Un día, cuando Locanananda Prabhu re-gresaba del río después de bañarse, una vieja diabólica que emitía un des-agradable hedor de su cuerpo, tocó sus pies a modo de reverencia. El prorrum-pió en ira, "¿Quién eres, sucia y despre-ciable mujer? Has estropeado el agua que acarreaba desde el río para la dei-dad al tocarme".

La mujer tembló de temor. Dijo con las manos juntas, "Prabhu, soy una gran pecadora. Mi única función es ma-tar gente inocente. Además, he cometi-do una ofensa tocando tus santos pies. Ignoro cuál será mi destino".

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"¿Pero quién eres?" -gritó Locanan-anda Prabhu.

"Yo soy visucika devi (la diosa del cólera)" -replicó la vieja.

Locanananda Prabhu se apiadó de ella y le dio su Harinama. Luego ella di-jo, "Prabhu, tú eres mi guru. Es mi de-ber ofrendarte algo. ¿Cuál ha de ser mi ofrenda?".

"Sal inmediatamente de la villa y nunca vuelvas aquí. Esa es la única ofrenda que puedo aceptar".

La dama obedeció.Locanananda Prabhu fue nuevamen-

te al río a bañarse. A su vuelta, le refirió a Adhikari Ji, "Tu aldea está ahora libre del azote del cólera para siempre".

Sorpresivamente, todos los enfer-mos de cólera de la villa se recuperaron de inmediato y desde entonces, nadie de ese pueblo ha padecido de cólera. Más aún, los pacientes de cólera de otros pueblos, se sanan al venir aquí. (3).

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Tras cierto tiempo, tanto Sripada Na-vakisora Gosvami Prabhu como Sripada Locanananda Gosvami Prabhu, fueron a Jagannatha Puri en la época del Ratha-yatra. Sripada Navakisora Gosvami Prabhu dejó el cuerpo mientras tomaba darsana de Jagannatha Ji, en el momen-to del Ratha yatra. Locanananda Pra-bhu luego se sentó a los pies del cuerpo muerto y dijo, "¡Prabhu! Me guardaste a tu lado como tu propia sombra, desde el nacimiento. ¿Me dejarás solo ahora?". Así diciendo, él también dejó su cuerpo y siguió al hermano mayor al nitya dhama (la morada eterna de Radha y Krsna).

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CAPITULO IX

Sri Jagannatha Dasa Baba Ji

Sri Jagannatha Dasa Baba Ji vivió por un largo período de tiempo; 147 años. Solía permanecer seis meses en Vraja y seis meses en Navadvipa. Era famoso en toda Bengala y Vraja como un si-ddha purusa.

En una ocasión, estando en Navadvi-pa, Gopinatha Raya y Janaki Natha Ra-ya, dos engreídos terratenientes de Bhagyakula fueron a verlo. Ellos le dije-ron, "Baba, tenemos noticias de que Ud. es un siddha purusa. Muéstrenos al-gún milagro".

"¿Qué? ¿Quién les dijo que yo soy un siddha?" Así diciendo, Baba golpeó el suelo con su vara varias veces.

"Vayámonos. Baba está enojado" -di-jeron los atemorizados terratenientes y comenzaron a alejarse.

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"No, no. No estoy enojado. Solo esta-ba tratando de echar a una cabra que estaba comiendo la planta de tulasi en el kuñja de Lokanatha Gosvami en el Radha-Kunda" -dijo Baba humildemen-te.

Los patrones se asombraron. ¿Cómo podía Baba ver y echar a un animal a cientos de millas de distancia?. Inme-diatamente despacharon un telegrama con respuesta paga a alguien del Radha-Kunda, para que averiguara so-bre ese incidente. La respuesta fue que una cabra había realmente comido la planta de tulasi en el Kuñja de Loka-natha Gosvami ese día.

Los terratenientes acudieron nueva-mente al Baba y se disculparon por su arrogancia. Una vez que se retiraron, Baba le dijo a Vihari, su discípulo. "¡Po-bres almas de Kali! Les mostré algo pa-ra que no tuvieran que sufrir por ningu-na ofensa en contra mía".

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Los terratenientes eran necios por haber puesto a prueba el logro de Baba como santo, al pedirle que mostrara un milagro. El estado siddha del Baba era obvio. El mismo era un milagro. En ese momento contaba con ciento veinticin-co años. Su cuerpo estaba arqueado como un semi-círculo. Sus largas cejas colgaban sobre sus ojos como cortinas. Apenas si podía caminar. Si tenía que ir a alguna parte, su discípulo Vihari tenía que cargarlo sobre sus hombros. Em-pero, su vigor en el bhajana era único. Hacía la japa durante casi toda la no-che. A la mañana, realizaba mil danda-vats delante de las deidades. A menu-do ayunaba continuamente por tres días, sin siquiera beber agua. Solía ofrecer hojas de tulasi a Giridhari con la ayuda de sus dos discípulos, quienes se paraban a ambos lados suyos y alzaban sus cejas con sus manos para permitirle que lo hiciera. En el sankirtana, danza-

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ba y cantaba, y al danzar, saltaba unos cuatro pies de alto por el éxtasis.

Los grandes santos no gustan de exhibir su poder de realizar milagros, mas a veces son compelidos a hacerlo para inocular fé en las mentes escépti-cas o para aliviar el sufrimiento de al-guien, en mérito a la misericordia. Ja-gannatha Dasa Baba también lo hacía a veces.

Una vez, se inundó todo Navadvipa. Casi todos debieron hacer la evacua-ción. Pero Baba no. Vihari, quien era su único asistente en esa época, cayó se-veramente enfermo. Pyarimohana Gos-vami del templo de Mahaprabhu llamó a un doctor de Calcuta. El doctor diag-nosticó su estado como muy crítico. El dijo, "El paciente morirá antes del ama-necer". Lala Babu llamó a su Kaviraja. El también confirmó lo que el doctor ha-bía dicho. Luego Baba dijo, "Está bien, veré quién se lleva a Vihari de mi lado". Se sentó al lado de su lecho y comenzó

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a cantar la japa. Tras una media hora, Vihari abrió sus ojos y dijo, "Baba, ten-go mucho hambre". Baba inmediata-mente cocinó un poco de mohana-bho-ga (1) y le dio de comer. Luego de ha-ber comido, Baba le pidió que fuera a cocinar para la deidad. Vihari se bañó y comenzó a cocinar.

Vihari era un vrajavasi. El no sabía bengalí. Pero Baba le pidió que leyera el Caitanya-caritamrta cada día para que él pudiera escucharlo. El dijo, "Ba-ba, no sé bengalí". Pero Baba le pidió que comprara una copia del Caitanya-caritamrta, lo cual hizo. Luego le solici-tó que leyera. Vihari se limitó a mirarlo con expresión ausente. El dijo enojado, "No me mires. Mira el libro". Vihari mi-ró el libro y para su sorpresa, descubrió que podía leer el Caitanya-caritamrta como quien ha aprendido bien el ben-galí y estudiado el Caritamrta.

Asimismo, Baba dijo a Vihari un día, "Vihari, yo cantaré, tú me acompañas

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en la mrdanga". (2). Vihari dijo, "¡Baba! Nunca he tocado una mrdanga. ¿Cómo puedo tocarla?". "No hace daño inten-tarlo" -replicó Baba. De modo que Ba-ba comenzó a cantar y Vihari tomó la mrdanga. ¡Oh! Tocaba como un exper-to.

El santo siddha en ocasiones hace milagros incluso sin saberlo o involunta-riamente. En el estado de bhava o éx-tasis acarreado por el estímulo del sen-timiento del amor divino, los milagros suceden automáticamente, porque en dicho estado, el santo se halla a tono con el Señor; la fuente infinita del in-concebible poder o energía (acintya sakti) que trasciende las leyes de la na-turaleza o de la ciencia. Esto sucedió en el caso de Baba en numerosas oca-siones. Una vez, un grupo de kirtana pasó al lado de su choza en Navadvipa. Al oír el kirtana, Baba le pidió a Vihari que lo llevara cerca del grupo. Vihari lo levantó de inmediato y lo puso sobre

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sus hombros, llevándolo allí. Baba se postró ante el grupo, en señal de reve-rencia. Poco después el sonido del kir-tana lo saturó de un éxtasis tal, que se puso de pie y cantó y bailó con el gru-po. Ya no era el viejo encorvado que debía ser llevado en andas por Vihari. Caminaba junto con los demás, cantan-do y bailando con ellos. Mientras can-taba y bailaba se alzaba dos o tres pies del suelo, en éxtasis y a veces caía in-consciente a tierra. Dado que el ca-mino se hallaba en reparación, con al-gunas canteras diseminadas aquí y allá, la caída lastimó su cuerpo, pero él no fue consciente en absoluto de ello. Al estar así desmayado, los devotos ento-naron el kirtana cerca de sus oídos. Luego, recuperó la conciencia y comen-zó nuevamente a caminar, a bailar y a cantar, como si nada hubiera sucedido. El bhava es contagioso. El bhava de Baba tocó el corazón de los miembros del grupo, como una corriente eléctrica

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y ellos también se perdieron de éxtasis. En consecuencia, comenzaron a mover-se más lentamente. Les tomó seis ho-ras cubrir la distancia desde la choza de Baba hasta el árbol baniano en Rani-ghata, donde hicieron un alto. ¡Baba caminó todo el tiempo con ellos y dan-zó y saltó en estado de trance!

Baba había practicado un largo en-trenamiento de sadhana para llegar a ese estado. Siempre había sentido una estoica apatía por el mundo y se halla-ba completamente libre de apegos. Ni siquiera tocaba el dinero. Cierta vez en que Vihari lo llevaba sobre sus hombros un hombre rico le ofreció una rupia. Al llegar allí, llamó al hombre y le dijo, "por favor, tome su rupia. He sabido que Ud. tiene miles de rupias; yo no puedo soportar siquiera un mordisco de una sola rupia. Me pregunto cómo pue-de Ud. soportar mordisquear tantas ru-pias". La rupia la tenía Vihari, mas a Ba-ba le picaba porque el la había tocado

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mentalmente al pedirle que la conser-vara.

Baba vivió como un asceta. Su dieta era estrictamente regulada. Durante los cuatro meses de la estación lluviosa, en el primer mes solo tomaba bananas por la noche; en el segundo, guavas; en el tercero, grano de la estación y en el cuarto, flores de banana hervidas sin sal.

En una ocasión, Baba fue a Hrsikesa para el mantra-purascarana (3). Vihari fue con él. Durante el purascarana, se levantaba a las 3.a.m., tomaba su ba-ño, cerraba la puerta de su habitación y se sentaba a hacer la japa toda la no-che. Durante dicho período, observaba silencio y no comía ni bebía nada. Si debía ir a orinar o siquiera si tenía ga-ses, detenía la japa y se bañaba antes de reanudarla. A la noche, tomaba ha-visyanna (arroz hervido con ghi). Al ca-bo de dos meses, un día vió un árbol cargado con muchísimos frutos. Se ex-

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citó y le dijo a Vihari, "¡Vihari, mira cuantos frutos tiene este árbol!". Así pues, rompió su silencio y debió reini-ciar el purascarana desde el principio. Al cabo de tres meses, tuvo el darsana de Gaura-Nitai; así es como se convirtió en un siddha. Solía decir que si uno quiere ver a Gauranga Mahaprabhu o a Sri Krsna en esta vida, debe hacer pu-rascarana.

Los santos siddha son independien-tes y faltos de temor. Ellos viven en un mundo que les es propio y hacen lo que quieren, preocupándose poco de lo que los demás puedan decir. Una vez, cuando Baba estaba en Vrndavana, le pidió a un barrendero que le diera un roti (4) para comer.

El barrendero dijo, "¿Porqué se burla de mí, Baba?".

"No, no me estoy burlando. Tengo mucho hambre".

"Pero yo soy un barrendero, ¿cómo ha de comer pan de mi mano?"

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"¿Qué cosa? Tú eres un barrendero de Vrndavana. Un barrendero de Vrnda-vana es superior incluso a los Brahma-nas".

El barrendero no podía desobedecer a un santo como Baba. Le dió un roti a regañadientes y éste lo comió.

Vihari observaba todo desfalleciente. El dijo, "¿Qué ha hecho, Baba? La socie-dad lo tratará como a un descastado. Será difícil que pueda quedarse en Vrn-davana". Baba solo sonrió.

La noticia se difundió como fuego por toda Vrndavana, -Baba había comi-do el roti de un barrendero-. Pronto acudieron Nilamani Gosvami, Radhika Natha Gosvami, Gaura Siromani, Gaura Sundara Raya y otros dignatarios de Vrndavana, en delegación. Baba le soli-citó a Vihari que les diera un asana (5) para sentarse. Ellos se sentaron por su cuenta, pero quedaron mirándose entre sí por algún tiempo, pues nadie juntaba el valor suficiente para hablar.

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Baba dijo, "Sé porqué han venido. ¿Porqué no revelan la mente?"

Luego ellos expresaron en un tono sumiso. "¡Baba! Ud. es la joya cumbre de todo Vraja. Si alguien dice algo en contra suyo, nos sentimos muy dolidos. Ahora, todos hablan en contra de Ud. Hay quienes dicen, "Baba se ha vuelto loco". Otros dicen, "Si Baba desafía las viejas tradiciones, ¿qué pasará con la sociedad?"

No pudieron seguir hablando.Baba era independiente, hasta un

punto tal que incluso trataba a las dei-dades a las que adoraba según su vo-luntad.

En una ocasión, vivió cierto tiempo en el Suryakunda en Vraja. Los lugare-ños le habían construído una choza, mas como Baba deseaba servir a Gau-ra-Nitai, también le construyeron un templo para las Deidades. Vihari llevó dos hermosas imágenes de Gaura-Nitai desde Bengala, las cuales fueron debi-

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damente instaladas en el templo. Las imágenes eran de metal y oro deslum-brante. Una noche, vinieron unos ladro-nes mientras Baba estaba haciendo el bhajana. Ellos dijeron, "Baba, somos la-drones; debe entregarnos todas sus po-sesiones". Baba dijo, "¿Y qué poseo yo? Soy solo un sirviente. Los amos están en el templo. Acudan a Ellos". Los la-drones entraron al templo. Se llenaron de gozo al ver las imágenes. Pensaron que estaban hechas de oro, de modo que Las envolvieron en un lienzo, con la intención de huír corriendo. Pero el jefe de los asaltantes, que era quien Las lle-vaba, chocó contra el marco superior de la puerta y cayò al suelo junto con las imágenes. Considerándolo un mal presagio, los ladrones dejaron a las Dei-dades y huyeron a la carrera. A la ma-ñana siguiente, Baba pidió a Vihari que regalara las Deidades a alguien de Vrn-davana. Vihari Las tomó y las entregó a una cierta Ma Gosvamini de Gayesapu-

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ra. En la actualidad, las Deidades están instaladas en un templo de Gopala Bha-ga, en Vrndavana. Son conocidas como sonara (doradas) Gauranga y Nitai.

Al cabo de un tiempo, Baba volvió a pedirle a Vihari, "Vihari, no me siento feliz sin una Deidad. Consígueme una imagen de Mahaprabhu de alguna par-te". Vihari trajo una imagen de un Mahaprabhu de seis brazos de Dinu Ba-ba ji, un Vaisnava de Manipuri, quien vi-vía en la villa de Mukhara, cerca del Radhakunda. La imagen fue debida-mente instalada y adorada por Baba por diez años. Al cabo de esos diez años, él le dijo a Vihari, "Entrega la Dei-dad a alguien de Vrndavana". Vihari La entregó a Baba Nityananda Dasa Ji de Gopalagaru Matha, en Vrndavana. En la actualidad, dicha Deidad es adorada en un templo del predio adyacente al lími-te de Nidhuvana en Vrndavana.

Es difícil precisar porqué Baba trajo dos veces a las Deidades y las regaló.

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¿Acaso cometió alguna aparadha (ofen-sa) por así hacerlo? No es correcto juz-gar el comportamiento de un santo si-ddha por los cánones de conducta ordi-naria, pues ellos están por encima de todas las reglas y regulaciones estable-cidas en las Escrituras para los devotos ordinarios. La intimidad amorosa que ellos despliegan con la Deidad a la cual adoran, no involucra ninguna suerte de reglas y regulaciones. En el juego amo-roso que ocurre entre ambos, ellos son libres de comportarse como deseen. Ambos juegan a las escondidas entre sí. Quizás los dos episodios antes narrados sean ejemplos de jugar a las escondi-das entre las Deidades y Baba.

O quizás las Deidades hubieran he-cho algo que ocasionó cierto desagrado por parte de Baba. No faltan ejemplos del castigo del devoto a la Deidad por su mala acción. El castigo de Yasoda al niño Krsna es muy famoso. Los relatos de castigo a la Deidad por parte de

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otros devotos tampoco escasean. Por ejemplo, Bansidasa Baba de Navadvipa, amonestó a sus deidades Gaura-Nitai porque él consideró habían hecho la vista gorda ante el robo de los dos po-tes en los cuales él solía cocinar sepa-radamente para Ellas. Les dijo enojado, "Uds. pasaron por alto a los ladrones porque el robo fue cometido en Su pre-sencia. ¿Cómo podrían los ladrones ro-bar algo sin Su permiso? Por lo tanto, deben sufrir su mala acción. No tendrán nada para comer hasta que los potes hayan regresado". De manera que tan-to Gaura como Nitai se quedaron ese día sin comida. Baba también ayunó pues él solo comía el prasada de Gaura-Nitai. Al día siguiente, Nitai se sintió muy perturbado, quizás no tanto por-que tuviera hambre sino porque no po-día ver a Baba enojado por causa Suya. Probablemente la perturbación de Baba acarreara una perturbación similar en la mente del ladrón que se había que-

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dado con ese pote en el cual solía coci-narse el alimento de Nitai. Llegó calma-damente con el pote y lo colocó en la casita de Baba. Bansi Dasa le dijo a Gaura, "Este es el pote de Nitai, de mo-do que El tendrá su comida hoy, pero Tú no, si quieres comer, debes traer también tu pote de regreso". Baba siempre cumplía lo que decía. De modo que cocinó para Nitai y le dió de comer. Mientras Nitai comía, Gaura simplemen-te lo miraba con la cara larga. ¿Cuánto tiempo habría Gaura de tolerarlo? En definitiva, ya sea por Su voluntad o apremiando al ladrón, El también trajo de vuelta el segundo pote. Bansi Dasa Baba luego cocinó para Gaura.

Cabe la posibilidad de que Jaganna-tha Dasa Baba hubiera desalojado a Gaura-Nitai de su templo porque consi-deraba que Ellos habían invitado a los ladrones y generado una perturbación en su bhajana, mas ¿qué ofensa había cometido el Mahaprabhu de seis brazos

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para merecer Su desalojo? Solo Baba lo sabe. Los caminos de los santos que han realizado al Señor son no solo ines-crutables sino que son los propios cami-nos del Señor.

Una vez Baba le dijo a Vihari, "Vihari, vayamos a Navadvipa".

"¿Cuándo, Baba?""¿Cuándo? Ahora".Vihari levantó a Baba colocándolo

sobre su hombro e inició el viaje a Na-vadvipa. Mientras lo alzaba, descubrió que pesaba como una gran piedra, mas poco después sintió como si estuviera llevando una tela sobre sus hombros. Haciendo todo el trayecto a pie, Vihari llegó a Navadvipa en nueve días. ¿Quién puede precisar si ello se debió al milagroso poder de Baba o a la devo-ción de Vihari Dasa por el Guru?

Cuando Vihari iba atravesando el bosque de Bhagalapura, súbitamente se detuvo y comenzó a emprender el regreso. Baba preguntó, "¿Qué pasa,

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Vihari?". Vihari replicó en un tono de voz bajo, "hay un león allí sentado". Baba habló perentoriamente, "No, Un león no, un parsada (compañía) de Mahaprabhu, que ha venido a saludar-te". Mientras decía esto, el león miró a Baba y desapareció en la selva.

La última vez que Baba fue a Navad-vipa, decidió no regresar nunca más a Vrndavana. Las noticias se difundieron por todo Vraja, en el sentido de que Ba-ba se iba de Vrndavana para bien. Nila-mani Prabhu, Radhikanatha Prabhu y otros Vaisnavas, panditas y Vrajavasis acudieron para persuadirlo de que no se fuera. Ellos le preguntaron, "Baba, ¿porqué se va de Vrndavana a tan avanzada edad?".

La pregunta hizo asomar un cambio súbito en Baba. Sus ojos se llenaron de lágrimas, su cuerpo tembló y sus cabe-llos se erizaron. Replicó con la voz en-trecortada por la emoción, "Me voy por-que quiero pasar los últimos días de mi

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vida en Navadvipa, a los pies de loto de Gaura-Nitai. Soy una persona baja. Ig-noro cuántas ofensas habré cometido. Gaura-Nitai de Navadvipa son más mi-sericordiosos que Krsna de Vrndavana. Ellos perdonan a la jiva las ofensas, la abrazan con amor y la aceptan como su parsada (compañía o sirviente).

Camino a Navadvipa, Baba se detu-vo en Ambika Kaina para reunirse con su viejo amigo y hermano espiritual, el gran santo Bhagavan Dasa Baba Ji de Kaina. El cuadro de su reunión fué úni-co. Las personas allí presentes, nunca habían presenciado nada semejante. Al verse el uno al otro, ambos santos se llenaron tanto de gozo que se aferraron fuertemente y comenzaron a rodar en tierra, plenos de emoción, durante ho-ras. Ambos parecían estar en samadhi. Tal parecía que el samadhi nunca se quebraría. No había nada antinatural sobre ello, porque no era un encuentro entre personas ordinarias, sino una reu-

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nión de corazones entre dos devotos que habían realizado a Krsna y cuyos corazones desbordaban de Krsna-pre-ma. El prema es tan poderoso que ha-ce que no solo los devotos sino también Krsna gire frenéticamente y dance en éxtasis. (C.C. 3.18.17),

Los discípulos de los dos santos, sin embargo, se pusieron muy ansiosos. Visnudasa Baba, el principal discípulo de Bhagavan Dasa dijo a Vihari, "Ahora son las 11.p.m. Debemos hacer algo para traerlos de vuelta a la conciencia. Jagannatha Dasa Baba debe estar can-sado y hambriento tras su largo viaje. Debe comer algo".

Vihari dijo, "Sí, Baba no ha probado un bocado de comida en los ultimos tres días". Así diciendo, alzó a Jaganna-tha Dasa Baba en su regazo y comenzó a masajear su pecho. Tras cierto rato, Baba recuperó la conciencia. Mirando a Vihari dijo,

"Vihari, ¿has tomado alimento?141

"¿Cómo podría, Baba, antes de que Ud. haya comido?" Ud. aún no ha comi-do nada y ya son las 11- de la noche".

"¡Noche! No, no es el anochecer".Todos se rieron. Baba se quedó con

Bhagavana Dasa Baba por diez días y luego fue a Navadvipa.

Al llegar a Navadvipa, Vihari pregun-tó, "Baba, ¿en qué asrama debo que-darme?"

Cualquier asrama de Navadvipa hu-biera recibido con agrado a Baba, mas éste dijo, "No iré a ningún asrama. Me quedaré debajo de un árbol". De mane-ra que se quedó debajo de un árbol. Tras cierto tiempo, Vihari con la ayuda de Sri Kedaranatha Dutta, conocido co-mo Bhaktivinoda Thakura, compró un predio cerca del árbol y construyó dos chozas adyacentes en el mismo. Poste-riormente, Sri Banamali Raya Bahadu-ra de Tarasa hizo construir tres solares pucca circundados. Baba vivió allí por 32 años.

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Dejó el cuerpo a la edad de 147.Había en el asrama de Baba un árbol

kadamba sobre el cual solía sentarse para meditar y cantar Hare Krsna. Lue-go de la desaparición de Baba, el árbol comenzó a secarse y su corteza se des-prendió. En su cuerpo desnudo apare-cieron las palabras "Hare Krsna" las cuales, aunque no muy diferenciadas, podían ser fácilmente leídas.

Cuatro o cinco días antes de que Ba-ba dejara el cuerpo, había dicho a Viha-ri, "Vihari, tú me has prestado mucho servicio, y todavía no he podido hacer nada por tí. Hoy te daré cuatro o cinco carros cargados de riquezas".

Vihari dijo, "Bien dicho, Baba. Ud. no tiene nada, excepto un karava (6) roto ¡y me dará carros cargados de ri-quezas!".

"Oh, Vihari, tú no comprendes. Le pediré a Mahaprabhu y El lo arreglará fácilmente. Mas hazme saber si me quieres a mí o a las riquezas".

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"Lo quiero a Ud., no la riqueza" -re-plicó Vihari prontamente.

Baba se puso feliz al oírlo. Dijo, "Muy bien Vihari. Por elegirme a mí, me ten-drás, pero no la riqueza". A la vez, no tendrás que padecer por nada. Vivirás por cien años. Canta siempre el Harina-ma. Kali no podrá hacerte ningún daño. Serás bendecido con la visión de Gaura Nitai".

Nada se sabe acerca de los primeros años de la vida de Jagannatha Dasa Ba-ba, excepto que habría tomado diksa de Sri Jagadananda Gosvami de Srnga-ravata de Vrndavana y Vaisnava Sann-yasa del siddha Sri Krsnadasa Baba de Govardhana.

Baba tuvo gran cantidad de discípu-los, algunos de los cuales se volvieron siddha. Entre sus discípulos siddha, ca-be mencionar los siguientes:

1. Sri Vihari Dasa Baba Ji2. Sri Bhagavan Dasa Baba Ji

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3. Sri Gaurahari Dasa Baba Ji de Na-vadvipa.

4. Sri Ramahari Dasa Baba Ji de Vrn-davana.

5. Sri Nityananda Dasa Baba Ji de Barasana y

6. Sri Krsna Dasa Baba Ji de Kadam-bakhandi.

Baba solía brindar valiosos consejos a los sadhakas. Por ejemplo, dijo:

1. Deben evitar la compañía de las mujeres o la compañía de un hombre que es afecto a las mujers, ni siquiera la compañía de un hombre que se aso-cie de alguna manera con la persona que es acompañada por mujeres.

2. Si quieren realizar el Fin Supremo, deben repetir regularmente el Harina-ma y constantemente. La regularidad es importante. Debe ser mantenida in-cluso al precio de la propia vida.

3. No deben olvidar a Gaura, pues El es incluso más misericordioso y bene-

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volente que Krsna. Krsna es tal como un regente justo, quien toma en cuenta vuestras ofensas al administrar justicia. Gaura no toma en cuenta vuestras ofensas. Mientras que Krsna se intere-sa más en la dispensa de justicia, Gau-ra se interesa más en la dispensa de misericordia. Desde ese punto de vista el Gaura-kirtana es también más útil que el Krsna-kirtana.

Gaura-kirtana es por ejemplo, Sri Krsna Caitanya Prabhu Nityananda, Sri Advaita Gadadhara Srivasadi Gaura Bhaktavrnda.

4. Krsna es el Avatara de Dvapara. Gaura es el Avatara de Kali. Debemos cantar el nombre y los himnos del ava-tara en cuya Era vivimos, tal como can-tamos las alabanzas del rey en cuyo reino vivimos.

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CAPITULO X

Sri Gaurakisora Siromani

La suegra de Sri Gaurakisora Siroma-ni era una dama casta. Al morir su es-poso, ella expresó su deseo de volverse sati. Sus relaciones trataron de disua-dirla, refiriéndole la pena y la tortura a las que se somete una sati. Luego, ella hundió su dedo en ghi (mantequilla cla-rificada) y lo colocó ante la llama de una lamparilla. El dedo comenzó a ar-der como un leño. Mostrándolo a sus relaciones, ella dijo, "Vean como arde, pero a mí no me duele nada". Luego, tras circumbalar siete veces la pira ar-diente en la cual se hallaba tendido el cadáver de su esposo, ella saltó dentro. Hasta el día de hoy, el sitio cerca de la estación Guskara, en el distrito de Vrn-davana, donde ella se convirtió en sati es conocido como sati dañga. Antes de saltar a la pira ardiente, ella dijo a su

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propia gente, "Cuando mi hija Ramada-si llegue a la edad conveniente, deben casarla con Gauracandra Siromani, el hijo de Dhanakrsna Cattopadhyaya de la villa Citahati en el tansila Katoya.

Ramadasi era un año y medio ma-yor que Gauracandra, quien era un jo-vencito que se dedicaba a la actuación teatral y no se interesaba demasiado en leer o escribir. Obviamente, la ma-dre de Ramadasi había percibido en Gauracandra por su poder sobrenatural, un santo siddha en formación. Ramada-si se casó con él al llegar a la edad apropiada. Hacia los veinte años, Gau-racandra ni siquiera había aprendido el alfabeto. Un día, uno de sus vecinos co-mentó, "Gaura, tal parece que te que-darás analfabeto y serás una desgracia para tu familia". Desde ese preciso día, se preocupó intensamente por apren-der. Tras aprender los rudimentos del idioma bengalí de cierto pandita, fue a Katoya y se unió al tola (una escuela

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sánscrita) de Pañcanana Tarkaratna. Posteriormente, aprendió todos los bhakti-sastras de Sakhicarana Dasa Pandita Baba de Katoya, y se convirtió en un renombrado pandita, bien versa-do en los sastras. Comenzó a vivir en el natya mandira (1) del templo de Maha-prabhu en Katoya, y comenzó a ense-ñar.

Adoptó asimismo el diksa mantra del siddha Sri Caitanya Dasa Baba de Na-vadvipa e inició el bhajana. Desde la mañana temprano hasta las 2 de la tar-de, pasaba su tiempo en kirtana, nama-japa y lila-cintana (meditación en el li-la). Seguidamente, limpiaba el sendero al Ganga y el sitio utilizado por los vais-navas como orinal. Luego se bañaba en el Ganges, iba al templo de Maha-prabhu por darsana, reverenciaba a los gosvamis y vaisnavas reunidos en el templo y tomaba una partícula de su prasada (2) arrojado por un pico afuera del templo. En cuanto a su comida,

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hervía cuatro puñados de arroz, le agregaba un poquito de sal y lo comía tras ofrecerlo a Mahaprabhu. Al anoche-cer, enseñaba el Srimad-Bhagavatam y demás sastras a los estudiantes. En una ocasión, comentando el janmadas-ya sloka del Srimad Bhagavatam en una reunión de grandes panditas vais-navas de Katoya, Siromani Mahasaya habló por espacio de 35 días; su expli-cación versó en relación al sustento del concepto de Sri Gauranga y Su filosofía. Los panditas lo aclamaron rey de los panditas por unanimidad, tanto de Ka-toya como de la zona circundante.

Los tantrika panditas (3) de Kagrama del distrito de Mursidabada, se pusieron celosos de él. Lo invitaron a Kagrama para un Bhagavata patha con miras a humillarlo. El patha fue arreglado cerca del templo de Visnu, en Kagrama. Al tercer día del patha, los panditas arre-glaron un pasu-bali (sacrificio de ani-mal) para la Kali-puja, en reemplazo del

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patha en el mismo lugar donde éste se celebraba. Tras la Kali-puja, al comen-zar el sacrificio, debían golpear al ani-mal dos veces con la espada, lo cual era un portento diabólico. De tal modo trataron de propiciar a la diosa. A la no-che, la diosa le dijo al pujari en un sue-ño, "Has insultado a un visnu-bhakta. ¡Te mataré!".

Los tantrika panditas estaban muy asustados. Acudieron al Siromani Maha-saya (4) disculpándose por su mala ac-ción y le pidieron que los salvara. Siro-mani Mahasaya les pidió que fueran a bañarse al Ganges y cantaran el Hari-nama. Los panditas obedecieron. Se bañaron en el Ganges y complacieron a la diosa, tomando iniciación en el Hari-nama de Siromani Mahasaya.

Tras algún tiempo, Siromani Mahasa-ya fue a Vrndavana, a vivir en una casa cerca del Kesighata, que incluso actual-mente es conocida como el Siromani Kuñja. En Vrndavana, solía enseñar el

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Bhagavata a los vaisnavas, por la tarde. Un viejo vaisnava, a quien nadie cono-cía, asistía al Bhagavata patha cada día, justo al comenzar éste, retirándose una vez que finalizaba, sin darle oportu-nidad a nadie de preguntarle quién era y de dónde venía. Empero, escuchaba el patha con mucha atención. Un día, cuando Siromani Mahasaya estaba des-cribiendo el daksa-yajña mencionado en el Cuarto Canto del Srimad-Bhaga-vatam, uno de los vaisnavas preguntó, "¿Cómo pudo Sati quemar su cuerpo con el poder yógico?". Antes de que Si-romani Mahasaya pudiera responder, el viejo vaisnava, que nunca decía una so-la palabra, expresó, "¡Quiere saberlo o quiere ver como ella lo hizo!".

Los demás vaisnavas dijeron, "¿A quién le gustaría oírlo si lo puede ver?".

El viejo vaisnava dijo entonces, "Está bien, miren". Se sentó con las piernas cruzadas de cara al norte y dijo, "¡Jaya Gauri!" y comenzó a meditar. Tras un

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ratito, el fuego comenzó a emanar de los dedos de sus pies. Lentamente co-menzó a diseminarse por todo su cuer-po. "¡Oh! ¡Qué tragedia!". Los vaisna-vas intentaron apagar el fuego vertien-do agua, pero no pudieron detener las llamas y el cuerpo del viejo vaisnava pronto fue reducido a cenizas.

Hemos referido anteriormente que muchos siddha mahatmas que dejaron su cuerpo físico en Vraja hace siglos, aún viven allí en su cuerpo espiritual y ayudan a remover las dudas y dificulta-des de los sadhakas. Quizás el viejo vaisnava sea uno de ellos.

Siromani Mahasaya se postró ante todos, considerándolo superior a él en devoción. Era difícil caminar a su lado, pues se inclinaba ante todo peregrino que llegaba a Vrndavana. Cuando al-guien le preguntaba porqué se inclina-ba ante los peregrinos, él replicaba, "Ud. no sabe que su devoción por Vrn-davana se ha acentuado debido a que

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vive cerca de aquí, mas hay poco entu-siasmo o deleite en ello. Pero esta gen-te vive en lugares muy apartados; algu-nos vienen de Bengala Oriental, otros de Gujarata, Maharastra, Madras o Mul-tauna, pese a todos los inconvenientes y tribulaciones que tienen que padecer en el camino. Su anhelo y entusiasmo por Vrndavana es mucho más adorable. Por eso mi cabeza se inclina natural-mente ante ellos".

Siromani Maharaja nunca permitía, -en la medida de lo posible- que nadie le ofreciera dandavats. Todo aquél que deseaba hacerlo, lo hallaba postrado a sus pies antes de poder reverenciarlo. En una ocasión Sridhara, un discípulo de Vijayakrsna Gosvami, recurrió a él por darsana. En ese momento, él esta-ba dormido. Sridhara hizo dandavats a sus pies. En cuanto se levantó, observó que dichos pies se habían inclinado au-tomáticamente en otra dirección. Volvió a hacer dandavats por segunda vez. Y

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sucedió lo mismo. Así pues, hizo danda-vats tres veces, cada vez en un sentido diferente, conforme a la orientación de los pies de Siromani Mahasaya y cada vez sucedía lo mismo.

Tras vivir en Vrndavana por algún tiempo, Siromani Mahasaya cayó grave-mente enfermo. Pensando que su vida pronto terminaría, tomó vesa (vaisnava sannyasa) del siddha Sri Nityananda Dasa Baba Ji de Madanamohana Thau-ra. Tras el vesa, se le dio el nombre de Sri Gaurakisora Siromani. Por la gracia del guru, se recuperó lentamente de su enfermedad. Siddha Sri Balarama Dasa Baba Ji luego le aconsejó que fuera a vi-vir al asrama de Sri Nityananda Dasa Baba Ji, lo cual hizo. Incluso antes de su vesa, Gaurakisora Dasa Baba Ji era fa-moso como siddha mahatma. Después de su vesa, Nityananda Dasa Baba Ji se volvió aún más famoso y las personas acudían a él por darsana y consejo refe-rente al bhajana. Observando que ello

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generaba disturbio en su bhajana, el propio Gaurakisora Siromani se sentó a la puerta del kuti de Nityananda Dasa Baba Ji para remover las dudas y pro-blemas de la gente que venía a verlo, para su satisfacción. Si alguien insistía en tener el darsana de Nityananda Da-sa Baba, le solicitaba que acudiera al anochecer, cuando Baba salía a a escu-char el patha diario.

En mérito al servicio así prestado a Sri Gurudeva, su propio bhajana co-menzó a ser perturbado, aunque ello no lo disuadió de dicho servicio, porque lo consideraba de mayor importancia que su propio bhajana. Además, en su debi-do momento, se adaptó a la nueva si-tuación y pudo continuar con su bhaja-na ininterrumpidamente, pese al servi-cio a Gurudeva. Solía decir a los tyagis (aquellos que han renunciado al mun-do) que en su bhajana debían ser como la paloma de Naubatakhana. (5).

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Tiempo después que Gaurakisora Si-romani hubiera tomado vesa de Nityan-anda Dasa Baba Ji, Pandita Ramakrsna Dasa Baba Ji también tomó vesa de él. Nityananda Dasa Baba Ji le dijo a Ra-makrsna Dasa Baba Ji, "Aunque Gau-rakisora es tu hermano espiritual, de-bes considerarlo como tu guru". Esto evidencia la alta estima en que el si-ddha Nityananda Dasa Baba Ji tenía por Gaurakisora Siromani.

En esa época, vivían en Vrndavana además de Nityananda Dasa Baba y Pandita Ramakrsna Dasa Baba, canti-dad de siddha mahatmas y vaisnavas como ser Siddha Balarama Dasa Baba, Sri Brahmananda Gosvamipada de Srn-garavata, Gosvami Sri Nilamani Gosva-mipada, Sri Haracandra Gosvamipada, Sri Gangaprasada Raya de Tarasa y Sri Hajara Mahasaya. Gaurakisora Siro-mani era altamente respetado por to-dos ellos.

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Estos siddha mahatmas vigilan a to-dos los sadhakas. Si encuentran a al-guno obrando en contra de los princi-pios de conducta establecidos en los sastras para los sadhus y vaisnavas, lo castigan.

En una ocasión, tuvieron que casti-gar incluso a Gaurakisora Siromani Ba-ba por uno de sus lapsus. La Rani de Hetamapura había venido a Vrndavana. A ella le complacía mucho atender el Bhagavata-patha de Gaurakisora Baba Ji. Después del patha, ella enviaba dine-ro, frutas, flores, etc. en concepto de daksina. El lo aceptaba pues no quería herir a la Rani rehusándolo. Los vais-navas lo reprendieron por ello. El se dio cuenta de la gravedad de su ofensa (6) y solicitó un castigo. Los vaisnavas or-denaron que debía hacer el Bhagavata-patha en todos los templos de Vrndava-na durante un año. La orden era difícil, porque eran muchos templos. De todos

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modos, Gaurakisora Baba la ejecutó, haciendo varios pathas diarios.

Siromani Mahasaya nadaba siempre libremente en el océano del bhava y el más ligero estímulo lo sumergía hondo en el mismo. Una vez vio a una bailari-na que regresaba de alguna parte des-pués de una función. La niña le recordó a una Vraja-gopi y desbordó tanto de bhava que cayó inconsciente al suelo.

Una noche, Siromani Mahasaya oyó en un sueño que su guru Sri Caitanya Dasa Baba Ji le decía, "Siromani,¡estoy llegando a Vrndavana!". Comprendió que Gurudeva había dejado el cuerpo para participar en el Krsna-lila en el Vrndavana celestial. Se conmovió senti-damente. Poco después, en 1890, si-guió a su Gurudeva.

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CAPITULO XI

Sri Gauracarana Dasa Baba Ji

Siddha Sri Gauracarana Dasa Baba Ji era un descendiente de Sri Lokanatha Gosvami, un asociado de Sriman Maha-prabhu. Había nacido en la villa de Ta-lkahari, en el distrito de Jessore (Ban-gladesh). A muy temprana edad, se fue del hogar para ir a Navadvipa. Allí tomó iniciación del siddha Sri Caitanya Dasa Baba Ji. Tras permanecer en el servicio de gurudeva por mucho tiempo, le soli-citó permiso para ir a ver la sagrada Vraja y regresar. Gurudeva dijo, "Vé, pero, ¿podrás volver? Llegando allí te encontrarás en la trampa del amor de Krsna y Balarama. Quizás Ellos no te dejen venir".

Gauracarana dijo, "No gurudeva, quédese tranquilo, yo regresaré ràpida-mente tras hacer los 84 kosa parikrama (circumbalación) de Vraja.

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Gauracarana fue a Vrndavana. Reali-zó el parikrama de Vraja. Al finalizarlo, fue a Mahavana y tomó darsana de Dauji (la imagen de Balarama). Resol-vió pasar la noche allí y partir para Na-vadvipa al amanecer. Durante la no-che, mientras dormía, Dauji lo llamó por su nombre y dijo, "Mira, tú eres muy querido para mí. Quédate aquí y haz el bhajana en la cueva que ves allí. Aquí lograrás todo lo que deseas".

El devoto adora a Bhagavan porque Lo ama. Mas cuando Bhagavan comien-za a amar al devoto, ¿qué le queda por obtener? Lo que queda, es el dulce jue-go de las escondidas que sucede entre los dos. Gauracarana Bhava tenía sakhya bhava o el bhava de relación amistosa hacia Bhagavan. Los amigos a menudo tienen peleas amorosas en-tre sí. Por lo tanto, no era antinatural que Gauracarana hubiera peleado con Dauji. De modo que protestando contra El, replicó, "No, iré a Navadvipa de

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acuerdo a las instrucciones de mi Guru. No me quedaré aquí".

"No te dejaré ir" -dijo Dauji con una sonrisa juguetona en el rostro.

Gauracarana se encontró en un dile-ma. El no sabía si obedecer a su guru o a Dauji. Tras reflexionar por un mo-mento, dijo, "¡No, no! Iré. Me iré en es-te preciso instante".

Hablando de ese modo, se alzó rápi-damente, colgó su bolsa sobre su hom-bro y partió a medianoche. Gauracara-na andaba rápido; en sus oídos resona-ban por momentos las palabras de gu-rudeva, "¡Vé, pero, podrás retornar!", y otras veces, las palabras de Dauji, "No dejaré que te vayas". El rostro sonrien-te de Dauji parecía arrastrarlo de vuel-ta, a la fuerza. Cada tanto, se daba vuelta para ver si Dauji lo seguía. Esta-ba determinado a hacer un alto en el camino, solo luego de cruzar el límite de Vraja. Tras recorrer una larga distan-cia, pensó, "Quizás ya he cruzado el lí-

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mite de Vraja". Mas al amanecer, se maravilló al ver donde se encontraba. Exclamó, "¡Oh, ¿He estado girando co-mo un tonto alrededor del Baladeva Kunda (1) toda la noche?! Esta ilusión ha sido una maniobra de Baladeva".

Las palabras de gurudeva se torna-ron realidad. Gauracarana realizó que no le era posible escapar de la mano de Dauji. ¿Qué podía hacer el desampara-do Baba Ji? Comenzó a habitar en la cueva señalada por Dauji para hacer allí su sadhana.

Se levantaba temprano cada maña-na, se bañaba y cantaba "Rama (2) Krsna" con la ayuda de un largo rosario. Continuaba cantando hasta la tarde. Luego salía de la cueva, se bañaba nue-vamente y se sentaba a leer el Srimad-Bhagavatam y otras Escrituras.

En el ocaso, salía a mendigar comi-da. No conversaba con nadie; tampoco iba a ninguna parte. De ese modo reali-zó por veinte años el bhajana en la ca-

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verna. Su absorción en el canto era tan profunda que incluso dormido se le oìa cantar "¡Rama-Krsna!".

Gauracarana Baba se vanagloriaba de ser el hermano menor de Sridama y el hermano mayor de Radharani. Se cree que Dauji solía frecuentar esa cue-va para alimentarlo con mantequilla y azúcar dulce.

Tras algún tiempo, la reputación de Gauracarana como siddha mahatma se difundió ampliamente, por todas par-tes. Una persona devota de la casta saha acudió desde Bangladesh a obte-ner iniciación de él. Baba salía todos los días a mendigar y observaba que al-guien se hallaba sentado afuera de su cueva, mas Baba no le decía nada. Así pasó un año. Luego un día le preguntó, "¿Quién eres? ¿Qué deseas?". Saha Mahasya se presentó diciendo, "Deseo tu gracia (o sea, la iniciación)".

"¿Qué tienes debajo del brazo?" -preguntó Baba.

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"Es el Caitanya-caritamrta" -replicó él.

Baba lo llevó al interior de la caver-na y le pidió que recitara el Caitanya-caritamrta. A partir de ese día y por ca-si un año, Saha Mahasya le recitó el Caitanya-caritamrta a diario. Durante ese período, Baba le dió diksa. Poste-riormente, le concedió vaisnava sann-yasa y el nombre de Sri Dayala Dasa. Dayala Dasa fue el primer discípulo de Sri Gauracarana Dasa Baba Ji. Tras él, muchos otros tomaron iniciación o vesa de él.

En el momento de oír el recitado del Caitanya-caritamrta, Gauracarana Dasa Baba solía desbordar de bhava, de un modo tan abundante que las lágrimas de sus ojos humedecían completamen-te sus ropas. Al escuchar diariamente el recitado, se llenaba tanto de amor por Gaura que en vez de cantar "Rama-Krsna", comenzó a cantar los nombres de Gaura y Sus asociados: "Sri Gauran-

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ga, Nityananda, Sri Advaitacarya, Ga-dadhara, Srivasadi Gaura Bhaktavrn-da".

¿Cómo es que Gauracarana Baba, quien se hallaba tan intensamente con-sagrado a Rama y Krsna, comenzó a ser un devoto de Gaura? ¿Se debía a que el madhurya (dulzura) de Bhaga-van en la forma de un bhakta cargado con Mahabhava, el sentimiento de amor de Radha por Krsna, -el senti-miento de amor más elevado-, es aún más encantador que la dulzura (madhu-rya) de Krsna, la corporificación más elevada de todos los rasas?

Un año después, Dayala Dasa Baba Ji expresó a gurudeva su deseo de ir a Navadvipa a tener el darsana de su pa-rama-gurudeva. (3) Gauracarana Dasa se encontró en un dilema. No quería privarse de la compañía de un devoto amoroso como Dayala Dasa, mas tras reflexionar por un rato dijo suspirando profundamente, "¡Está bien! Vé. Yo no

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pude volver para servir a gurudeva. Vé tú y sírvelo".

Dayala Dasa se fué, pero Gauracara-na no pudo soportar su separación. Co-menzó a pensar que el propio Sri Gau-ranga Mahaprabhu había ido a él disfra-zado de Dayala Dasa para dispensarle Gaura-bhakti. Iba de bosquecillo en bosquecillo gritando, "¡Dayala! ¡Daya-la!" -como un loco.

¿Acaso Gauracarana Baba, en mérito a su amor por Gaura olvidó todo sobre Rama y Krsna? La pregunta no cabe, pues Gaura no está separado de Krsna. El es solo una forma o manifestación di-ferente de Krsna. El es Gaura-Krsna o el Krsna de tez clara, en la forma y aspec-to de un devoto. El aparece en esa for-ma para saborear el madhurya de Su propia forma Krsna y también para de-gustar el Krsna-prema o la bienaventu-ranza de la devoción amorosa por Krsna.

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No hubo cambios en el sakhya-bha-va de Gauracarana hacia Rama y Krsna. Un día, influído por el hechizo enloque-cedor de este sentimiento, fue al tem-plo de Govindaji en Vrndavana. Tal vez recordara las propias palabras de Krsna en el Srimad-Bhagavatam: "Yo sigo muy de cerca a Mi devoto para que el polvo de sus pies se fije en mi cuerpo y Me purifique". Fué hasta la imagen de Govindaji y dijo, "Toma el polvo de mis pies". El sacerdote de Govindaji pensó que estaba loco. Lo sacaron a empujo-nes del templo. Mientras salía, volvió el rostro hacia Govindaji y dijo, "Está bien, sácame a empujones, pero recuerda que mi nombre es Gauracarana. Cuan-do vengas a jugar al anochecer, te haré tomar el polvo de mis pies. ¡A menos que lo hagas, no jugaré contigo!".

Quizás la conducta de Gauracarana Baba hacia Govinda suscite nuestra in-dignación mas sorprendentemente, Go-vinda la disfrutó. El siempre disfruta la

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explosión de ira amorosa de Su devoto, más que las alabanzas o glorificación de un devoto consciente de Su aisvarya (supremacía). Este es un ejemplo ex-tremo de raganuga-bhakti o flujo es-pontáneo de devoción, libre de las pre-siones y exigencias de la moral impe-rante en los mandamientos de las Escri-turas, el cual es prevaleciente en Vraja, mas resalta la importancia de la total ausencia de aisvarya bhava en el raga-nuga bhakti.

Tras cierto tiempo, Sri Gauracarana Dasa Baba fue a la villa de Kuñjara en Vraja para establecerse allí. Vivió mu-cho tiempo. En sus últimos años, resi-dió en Vrndavana con su discípulo Sri Krsna-Caitanya Dasa (Raya Saheb Sri Kailasa Dasa) en el Manipuri Kuñja, donde abandonó su cuerpo físico, para unirse a Sri Krsna en el Vrndavana ce-lestial y participar de su lila.

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CAPITULO XII

Sri Lala Babu

Era el ocaso. El sol estaba por poner-se. Lala Babu se hallaba en un palan-quín, en un recorrido de placer por Cal-cuta. Frente al palanquín había unos custodias armados y un cierto número de sirvientes y sepoys iban detrás. El palanquín fue depositado en tierra, en medio de un hermoso bosquecillo ro-deado de árboles cargados de frutos y enredaderas, y flores de diferentes ma-tices.

Una hooka (1) con una larga pipa de boquilla de plata fue colocada delante de Lala Babu. Apoyado sobre un gran almohadón enfundado, llevó la pipa cerca de su boca y comenzó a fumar. Mientras fumaba, soplaba una refres-cante brisa nocturna, los pájaros regre-saban a sus nidos piando, las olas del Ganges parecían danzar armónicamen-

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te y los rayos púrpura del sol poniente añadían su encanto a la escena. El co-razón de Lala Babu se mecía de gozo al contemplar lo que a su parecer era un entretenimiento natural dedicado a él. Sentía que no habie nadie en el mundo máa feliz que él.

De pronto, una chispa lo disturbó. La chispa provenía de una casita de la ve-cindad. Era la choza de un pescador, quien estaba dormido. Su hija trataba de despertarlo, diciendo, "¡Baba, des-pierta! El día se termina, el sol se po-ne".

Las palabras de la niña sonaron en los oídos de Lala Baba por cierto tiem-po. Sentía que había oído un llamado de Vrndavana, un llamado de Radhara-ni, quien estaba diciendo, "Baba, ¿cuánto tiempo más continuarás dur-miendo? El término de vida pronto se acaba, de modo que despierta y haz lo que puedas mientras aún queda tiempo para conquistar a la muerte".

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La llamada fué como un shock eléc-trico. Sacudió todo el cuerpo de Lala Babu. La pipa cayó de su boca. El bur-bujear de su hooka se detuvo. Se pro-dujo en él un súbito cambio. Ya no era más el Lala Babu que se consideraba a sí mismo el más feliz de los hombres en el mundo. El sueño material de felici-dad en el cual tanto había vivido, ya no le atraía más. Había realizado que la muerte era más real que el poder y la piel, la majestad y grandeza que había estado disfrutando. Sabía que cuando viniera la muerte se fundiría en la nada, tal como cada bocanada de humo que había exhalado, observando la forma en que giraba hasta fundirse en el éter. El llamado lo despertó de su ensueño. Decidió no dormir más. Se determinó a renunciar a todo e ir a Vrndavana a consagrar el resto de su vida al servicio de Radha-Krsna.

Así determinado, regresó a su hogar. Pasó toda la noche llorando y orando a

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Radharani, para que Ella le diera el va-lor de obrar inmediatamente, en res-puesta a Su llamado. A la mañana si-guiente, convocó a su esposa e hijos y dijo, "He oído el llamado de Radharani y me voy a Vrndavana". Su esposa e hijos lloraron y gimieron. Los demás parien-tes y amigos emplearon todos sus re-cursos y fuerza para disuadirlo de su determinación, mas él los ignoró, tanto como el llanto y quejas de los suyos y partió hacia Vrndavana.

El verdadero nombre de Lala Babu era Krsna Candra Sinha. Nació en 1775, con una cuchara de plata en su boca. Su abuelo Ganga Govinda Sinha, era el gobernador de Bengala y Bihara, en la época en que Warren Hastings era el gobernador general de la India. En mérito a su extraordinario talento, ha-bía amasado una gran fortuna y se ha-bía convertido en el amo de un gran Es-tado. Su hermano Radha-Govinda tam-bién era fabulosamente rico.

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El padre de Krsna Candra Sinha, Pra-nakrsna, era el único heredero de la propiedad de ambos hermanos. Por consiguiente, se volvió el hombre más rico y respetable de India Oriental en aquellos tiempos. Krsna Candra era su único hijo. Ganga Govinda Sinha solía llamarlo "Lala" cariñosamente. Los sir-vientes de la familia y las demás perso-nas lo llamaban "Lala Babu", por respe-to. En consecuencia, era conocido como Lala Babu en toda la India.

La inteligencia de Lala Babu era ex-traordinaria. Su padre designó a los mejores maestros para que le enseña-ran inglés, sánscrito y persa. En poco tiempo dominó completamente esos idiomas. Amaba leer el Bhagavata. Su estudio del mismo era tan acabado que podía explicar el significado profundo de cualquiera de sus slokas con sor-prendente sagacidad y talento.

También era muy amable y genero-so. Su corazón se derretía al ver el su-

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frimiento de los pobres y necesitados. Una vez, un hombre pobre que no po-día casar a su hija por falta de dinero, acudió a el por ayuda. De inmediato, le solicitó al tesorero que le entregara mil rupias. El tesorero solicitó el permiso del padre de Lala Babu. El dijo, "Dado que Lala ya ha prometido esa suma al hombre, entrégasela. Mas dile a Lala que solo debe dar caridad, de ese mo-do, cuando él mismo gane dinero o au-mente las arcas del Estado".

Lala Babu se apenó mucho por ello. Se dijo a sí mismo, "¡El nieto del multi-millonario Ganga Govinda Sinha no tie-ne el derecho de hacer siquiera un pe-queño servicio para alguien! Muy bien, lo hará por sus propios medios". Muy en contra de los deseos de sus padres, se fue a Vardhamana y aceptó el cargo de Saristedara (principal) en el Dto. de Recaudaciones de Vardhamana. Debido a su extraordinario talento, comenzó a

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escalar posiciones. En esa época se ca-só y tuvo un hijo.

En 1803, Orissa cayó bajo la regen-cia británica. Fue entonces designado gobernador de Orissa. Consiguió una oportunidad de vivir en Puri, el lugar asociado con el Lila divino de Mahapra-bhu Sri Krsna Caitanya. Ello obró como un estímulo en relación a su inclinación innata por el bhakti; después de su la-bor oficial, consagraba el resto de su tiempo al estudio de textos religiosos, el nama-japa y el kirtana.

Tras algún tiempo, se enteró que su padre había muerto. La noticia llenó su corazón de dolor y remordimiento, pues luego de haberse ido del hogar, nunca regresó y su padre había muerto sin cumplir su añorado deseo de ver a su hijo y conocer a su nieto.

Renunció al puesto de Gobernador y regresó a Calcuta, porque la carga de manejar los asuntos de su padre había recaído sobre él. Comenzó a velar por

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dichos asuntos patrimoniales, mas a menudo se preguntaba, "¿Acaso este Estado, con toda su riqueza, de la cual ahora soy el amo, sirven al verdadero propósito de la vida? De no ser así, por-qué no buscar el sendero del Bhakti, el cual promete no solo la paz eterna y la felicidad, sino también la compañía eterna y el servicio amoroso de los se-ñores gemelos de mi corazón, Radha y Krsna". Radha y Krsna parecían atraer-lo a Vrndavana, mas el pensar en su deber para con su madre viuda, su es-posa e hijos, y quizás el deseo que aún perduraba en su mente de disfrutar al menos por ese tiempo de la opulencia de la cual era dueño, le impulsaban en dirección contraria. El conflicto conti-nuó en su mente hasta que oyó el lla-mado de Radharani. Con el llamado, apareció la decisión final que lo llevó a Vrndavana, donde vivió la vida de un recluso. De la mañana a la noche, pa-saba el día en el bhajana. Al anochecer,

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salía para el madhukari y se contentaba con comer lo que fuere que obtuviera.

Su corazón lloraba al ver el estado de algunos de los antiguos templos y sus deidades, quienes no eran servidas con propiedad. Deseó poder hacer algo para mejorar su condición, mas solo po-día desear porque ahora era un paupé-rrimo y un mendicante. Sin embargo, un pensamiento acudió a su mente. Se dijo a sí mismo, "Soy un mendicante, pero no mi Señor. Mi Señor es el dueño de la gran fortuna que dejé en Calcuta. A partir de ella puedo dar a mi esposa e hijos su parte legítima y disponer del resto para el servicio del Señor, mien-tras continúo viviendo solo de lo que obtengo en limosnas".

Comenzó a elaborar ese plan. Consi-guió 25 lacs de rupias de su Estado de Jamidari en Bengala y Bihara. Con dicho dinero, inició la compra de una vasta extensión de terreno y propiedades en Vraja. En total, compró 74 parangana

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(2) de tierra. Empleó el ingreso de la misma en la reparación de templos y casas residenciales y en hacer arreglos para el servicio apropiado a las deida-des de los templos.

También planeó construir un hermo-so templo de Radha-Krsna en Vrndava-na, con disposiciones para brindar ali-mento a cientos de sadhus y pobres diariamente.

La construcción del templo fue ini-ciada. Lala Babu a menudo iba a Rajas-than a comprar piedra de primera cali-dad para el templo. En el camino, entre las idas y venidas, debía detenerse por un día o dos en Bharatapura, con el Maharaja de allí, quien era su viejo ami-go.

Debido a su intimidad con el Maha-raja, una vez se metió en problemas. En ese momento, la Cía. India Oriental negociaba un acuerdo con el Rajá de Rajasthan. El rol del Maharaja de Bha-ratapura era importante en dicho

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acuerdo. El Maharaja por alguna razón rehusó firmar el tratado. Algunas perso-nas refirieron al Sr. Charles Metcaff, apoderado de la Cía. India Oriental, re-sidente en Delhi, que el Maharaja esta-ba deseoso de firmar el acuerdo, pero que había cambiado de opinión debido al consejo de Lala Babu. Metcalf, en-tonces, mandó arrestar a Lala Babu y lo hizo traer a Delhi para someterlo a jui-cio.

La noticia del arresto de Lala Babu se difundió como un incendio por todo Vraja. Miles de Vrajavasis corrieron a Delhi a protestar contra el mismo. Me-tcalf se sorprendió y de alguna manera se preocupó al comprobar que Lala Ba-ba ejercía tanta influencia en Vraja. Pospuso los procesos en su contra y en-vió sus espías a Vraja para que investi-garan y le informaran su historia pasa-da y su carácter. Su informe abrió los ojos de Metcalf. Dejó en libertad a Lala Baba y se disculpó con él. También le

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ofreció el título de Maharaja, el cual él declinó, agradeciéndole.

En su debido momento, se construyó el hermoso y grande templo de Lala Ba-bu en Vrndavana, en la zona conocida como Brahma-Kunda. Se instalaron hermosas imágenes de Radha y Krsna y se celebró la ceremonia de Prana-pra-tistha. (3). La imagen de Sri Krsna fue llamada Sri Krsna Candrama. Se hicie-ron arreglos en la casa de invitados pa-ra alimentar a centenares de personas con prasada cada día, aunque Lala Ba-ba continuó mendigando comida para sí, como antes, de los Vrajavasis.

Un día, en el mes muy frío de Enero, mientras Lala Babu contemplaba la apuesta imagen de Sri Krsna Candra-ma, un pensamiento extraño acudió a su mente. Le pidió al pujari que coloca-ra una lamparilla de mantequilla en la cabeza de la deidad. El pujari miró a Lala Baba sorprendido. Lala Baba dijo, "Sí, sí, haz como te digo. Quiero ver si

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la deidad está realmente viva después del prana-pratistha. Si está viva, la manteca debe derretirse debido al calor de la cabeza".

El pujari tuvo que obedecer. Una pe-queña cantidad de mantequilla fue de-positada en la cabeza de Sri Krsna Can-drama. Tras cierto tiempo, la mante-quilla se derritió y comenzó a rodar por las mejillas de la deidad. El pujari y los otros devotos allí presentes en esa oca-sión, gritaron y lloraron de alegría. "¡Sri Krsna Candrama Ki Jaya, Sri Krsna Can-drama Ki Jaya!" Lala Babu desbordó de bhava y cayó inconsciente al suelo.

En otra ocasión, Lala Babu deseó probar a la deidad. Pensó que si en la cabeza de Ella había calor, también de-bía haber algún aliento en su nariz. ¿Porqué no probarlo también? Le dio un trocito de algodón al pujari y le pidió que ocluyera la nariz de la deidad. El pujari divertido sostuvo el algodón cer-ca de la nariz de la deidad. El algodón

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comenzó a vibrar debido a la exhala-ción. Lala Babu desbordó nuevamente de bhava y comenzó a rodar por el sue-lo. Estaba satisfecho de que se hubiera celebrado bien el prana-pratistha.

Nadie debería, sin embargo, consi-derar que el prana-pratistha por sí solo es suficiente para infundir vida a la Dei-dad. Lo que es de suma importancia, es el bhava del devoto. La deidad vive y se mueve, aparece y desaparece de acuerdo al bhava del devoto. Fue el bhava de Lala Babu el que hizo posible que la deidad aprobara exitosamente ambas pruebas. La deidad siempre res-ponde al corazón del devoto.

Un día, Krsna Candrama le dijo a La-la Babu en un sueño, "Estoy complacido con tu servicio, mas te ruego una cosa más".

"¡Ruego! Prabhu, Tú solo tienes que ordenar a este humilde sirviente. Ten la amabilidad de decirme qué puedo ha-cer por Tí".

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"Tú ignoras, Lala Babu, que Yo soy un mendicante por nacimiento. Voy pi-diendo donaciones a Mis devotos. Aun-que no hay nada que Yo no posea y no hay sitio donde no viva, prefiero comer lo que Mis devotos me dan y vivir en los templos que Me construyen. Tú me has hecho un templo en el que vivo con pla-cer. Mas quiero que me construyas otro templo más".

"¿Otro templo? Tú sabes, Prabhu, que yo soy muy pobre. Todo el dinero que obtuve del Jamidari ya ha sido gas-tado. ¿Cómo puedo construir otro tem-plo?"

"Sé que has renunciado a todo y que no hay un penique que reclames como propio, mas la clase de templo que quiero que construyas, sólo se edifica cuando el hombre ha renunciado a to-do. Cuando el hombre renuncia a todo, construye un templo en su corazón. Amo vivir en ese templo más que en Vaikuntha. Tú has hecho muchos tem-

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plos afuera, haz uno adentro, para que Yo viva allí eternamente. Hoy estoy pa-rado ante tu puerta y te pido este bhik-sa (dádiva)".

"Entonces, Prabhu, ten la amabilidad de decirme qué debo hacer para hacer de mi corazón un templo para Tí".

"Primero circumbala Vraja. Mira to-dos los diversos sitios asociados con Mi lila. Luego haz el bhajana en Govardha-na. A medida que avances en el bhaja-na tú mismo sabrás lo que debes hacer para que tu corazón sea una morada apropiada para Mí".

Lala Babu salió en peregrinaje por el Vraja-mandala. Vió todos los lugares sagrados asociados con el Krsna-lila y vivió en una cueva en Govardhana ha-ciendo bhajana. Cada mañana, salía en parikrama por Giriraja. Tras el parikra-ma, hacía el bhajana en la cueva, du-rante todo el día. Tarde a la noche, salía por el madhukari.

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Un día, mientras se hallaba afuera en parikrama, el pujari del templo de Giriraja, dijo, "Baba, no vaya hoy por madhukari. Yo mismo iré a su caverna esta noche y le llevaré el prasada de Giriraja".

A la noche, comenzó a llover y llovió toda la noche. La lluvia era tan torren-cial que era imposible que el pujari saliera. Su ansiedad por Lala Babu no tenía límite, pues pensaba que debía estar muy hambriento, porque él solo tomaba prasada una vez al día, tras el parikrama y el bhajana. Cuando la llu-via menguó, pensó en ir con el Baba con prasada. Ya había dispuesto un tha-la (plato) lleno de prasada para él, en el interior del templo. Al ir a buscarlo, se sorprendió al ver que faltaba el thala. No era ese el momento de pensar dón-de estaba. Rápidamente dispuso otro thala de prasada y se dirigió a la cueva.

En cuanto llegó allí, Lala Babu dijo, "¿Qué es esto, pujari? ¿Qué más has

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traído? Ni siquiera he podido comer to-do esto que trajiste antes. Mira, aún es-tá ahí".

El pujari se sorprendió al ver que el thala faltante con el prasada, se hallaba en la cueva de Lala Babu.

"¿Quién lo trajo?" -gritó.Lala Babu miró sorprendido al pujari

y dijo."¿Qué? ! ¡Estás diciendo que tú no lo

hiciste!""Yo ni lo traje ni lo envié con nadie"."No, no, tú lo trajiste. Yo te reté por

haber venido con lluvia, estabas todo empapado, pero tú solo sonreíste y te fuíste. Me pregunto cómo es que lo olvi-daste tan pronto. ¿Tomaste bhanga?". (4)

El pujari sabía que no había tomado bhanga. Se quedó mirando a Lala Babu por un rato, derramando abundantes lágrimas de sus ojos y luego súbita-mente estiró su mano para tocar sus pies, y dijo, "¡Baba!" Qué afortunado

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es. Ud. ha conquistado a Giriraja con su amor y El vino en persona con mi for-ma, bajo la lluvia, con el prasada".

Al oír esto, todo el cuerpo de Lala Babu se llenó de asta-sattvika bhavas y cayó inconsciente a tierra. Al recuperar la conciencia, comenzó a decir llorando, y con la voz entrecortada por la emo-ción, "¡Prabhu! Te tomaste tanto traba-jo por este sirviente que no es merece-dor, que ni siquiera Te reconoció. ¿Có-mo puede alguien reconocerte, si Tú no deseas que lo haga? Mas si eres tan gentil con un sirviente indigno, ¿porqué venir disfrazado? ¿Acaso eso no intensi-fica el sufrimiento de la separación?".

Por muchos años, Lala Babu había aceptado mentalmente a siddha Krsna-dasa Baba Ji de Govardhana como su guru. Un día, le solicitó diksa (inicia-ción). El replicó, "La hora de tu diksa aún no ha llegado. Algunos samskaras (5) sutiles de tu vida previa material aún vician tu bhajana. Debes quemar-

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los en el fuego de vairagya (desapego asceta del mundo). Cuando eso suce-da, yo mismo vendré a darte diksa, tú no tendrás que venir a mí".

Lala Baba continuó su bhajana con renovada fuerza. Aunque aún no inicia-do, vivía como un Baba Ji. Usaba kaupi-na (6) y kantha (7) y vivía del madhukari, como los Baba Jis de Vraja. Así pasó cierta cantidad de tiempo. Y el diksa parecía estar muy lejos.

Lala Baba a menudo solía ir a Vrnda-vana para ver si el servicio y la distribu-ción de prasada en el templo de Sri Krsna Candrama se hacía a satisfac-ción. En esa ocasión, al ir allí, lloró de-lante de la Deidad y dijo, "¡Prabhu! Sé que aún no he sido capaz de construir el templo que me pediste en el cora-zón. Mi guru me dijo que aún tengo al-gunas samskaras. ¿Cómo hago para re-moverlas? Estoy ciego. A menos que Tú me ayudes, nunca las conoceré. Siem-

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pre seré impuro y el templo que Tú de-seas nunca será construído".

Esa noche, Lala Babu no pudo dor-mir. Pasó toda la noche llorando y oran-do. Nunca antes había llorado tanto. Las lágrimas lavaron sus impurezas. Al levantarse por la mañana, su visión se había aclarado. Pudo precisar clara-mente las samskaras que habían vicia-do su bhajana. Se dijo para sus aden-tros, "He renunciado al mundo, ¿mas he renunciado a la vanidad de vanida-des, la vanidad de la renuncia? ¿Acaso el orgullo sutil de la renuncia aún está en mi mente? ¿Acaso en lo profundo de mi corazón no me considero superior a la gente que no es renunciada? ¿Está mi mente completamente libre de odio y malicia? No, no lo está. Al menos hay una persona por la cual aún albergo malicia, y ella es Seth Laksmicanda. Si no albergara malicia contra él, hubiera recurrido a él por madhukari tal como he acudido a otras personas que viven

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cerca suyo. Mas siempre lo he eludido. ¿Acaso no es una prueba evidente de que aún albergo malicia contra él?".

Seth Laksmicanda era el constructor del famoso templo de Ranga Ji en Vrn-davana. Era un rival de Lala Babu y su competidor en todas las actividades re-lativas a la construcción de templos, donaciones y servicio a los sadhus. La-la Babu también albergaba reparos contra él en mérito a una disputa emer-gente por una propiedad de cierta tie-rra en Vrndavana, la cual él había gana-do. Mas el viejo rencor contra él aún atenaceaba su mente. En cuanto lo su-po, decidió enmendarlo.

Un día, se congregó un gran número de mendicantes frente al templo de Ranga Ji. En el grupo estaba un mendi-go muy apuesto, con la bolsa de mendi-cante colgando de su hombro. Tocaba las karatalas (8) y cantaba el Harinama llorando. Fué fácilmente reconocido por el guardián de la puerta, quien de

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inmediato entró y dijo a Seth Ji, "Lala Babu está ante tu puerta por bhiksa".

Seth Ji se quedó inmóvil, pero en unos instantes se recuperó y ordenó un thala con cien mohouras de oro, harina, arroz, frutos y legumbres. El personal-mente salió con el thala, se inclinó res-petuosamente delante de Lala Babu y dijo, "Babu Ji, me siento profundamente agradecido por tu amable venida y por que santifiques este sitio con tu presen-cia. Ten la amabilidad de aceptar este thala".

Lala Babu dijo, "Seth Ji, he venido a tí por bhiksa. Mas lo que me entregas no parece exactamente eso".

"Correcto" -retrucó el Seth. "No es bhiksa lo que estoy dando. Tú eres un Rajá, aunque externamente un mendi-go. No puedo darle bhiksa a un Rajá. Fuí lo bastante necio como para pelear-me contigo, y fuí derrotado. Esta es mi segunda derrota. En la primera, ganas-te lo que considerabas era tu tierra. En

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esta derrota, has ganado mi corazón. Ahora eres el Rajá, el soberano de mi corazón. Lo que te doy, por lo tanto, no es bhiksa, sino nazarana (9) en recono-cimiento de tu soberanía sobre mi cora-zón".

"No, no, Seth Ji, un pobre es siempre un pobre. No merece este regalo. Ten la gentileza de darme solo un puñado de arroz del thala. Pido un bhiksa más. Si he cometido alguna ofensa contra tí, sabiéndolo o no, ten la amabilidad de excusarme, para que mi corazón se pu-rifique y sea digno de la misericordia de Krsna". Lala Babu lloraba al decir ésto. Seth Ji también lloraba. Ambos estaban abrumados de emoción. Se abrazaron llorando.

Cuando Lala Babu regresaba a su templo, en el camino vió a Mahatma Krsna Dasa que venía hacia él, con una sonrisa significativa en el rostro. Poco después que Lala Babu había hecho dandavat, él lo palmeó en la espalda,

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diciendo, "Hijo mío, ¡ha llegado la hora de tu diksa!".

Al oírlo, la felicidad de Lala Babu no tuvo límite. Fue iniciado en un día aus-picioso. Tras la iniciación el Guru dijo, "Ahora vuelve a tu caverna y practica el sadhana. No salgas de la cueva y no mires el rostro de nadie hasta que ten-gas el darsana de Krsna".

Lala Babu hizo el sadhana estricta-mente, según el consejo de su Guru. Al cabo de unos años, fue bendecido con el darsana de Sri Krsna. Su corazón también se convirtió en un templo para Sri Krsna y el Krsna-Lila siempre era desplegado ante él, en la pantalla del corazón.

Poco después, Lala Babu se volvió famoso como siddha mahatma y acu-dían a él gentes de todas partes por darsana y consejo. En una ocasión, Maharaja Scindia vino a él. Se postró a sus pies y rogó por diksa. Lala Babu di-jo, "Maharaja, el diksa solo no alcanza.

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Krsna quiere que tú estires tus brazos hacia El. Si tú sostienes el mundo con una mano y tratas de tocar los pies de Krsna con la otra, nunca podrás Tocar-lo. ¿Estás preparado para extender am-bas manos hacia Krsna?".

Maharaja no lo estaba. El dijo, "Maharaja, lo que dices es correcto. Es-te sendero no está creado para las per-sonas materialistas como yo". Realizó dandavat a los pies de Lala Babu y se retiró.

Lentamente, la vida de Lala Babu se angostaba. Un día, le pidió a la gente que lo rodeaba que lo llevaran a la ori-lla del Yamuna. Allí dejó el cuerpo, can-tando el nombre de Krsna y viendo el Krsna-lila.

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CAPITULO XIII

Sri Sanehirama Ji

Todos en la villa de Mata en Vraja re-cuerdan a Sanehirama Ji con reverencia y cantan sus canciones de amor divino con alegría y devoción. Nacido en Mata en 1842, sintió la tendencia devocional desde su niñez. Su hermano mayor era agricultor y a menudo lo enviaba a tra-bajar al campo, mas él iba allí para sen-tarse a meditar. Lo cual azoraba a su hermano mayor, quien opinaba que era un haragán y un hipócrita que quería eludir el trabajo, pretendiendo ser un devoto.

Una vez, el hermano mayor llevó a Sanehirama con él al campo para la siembra. El roturaba la tierra y pedía a Sanehirama que echara las semillas. La siembra continuó hasta la hora de al-morzar. Sanehirama vio llegar a su cu-ñada al campo con la viandera sobre su

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cabeza.- Temía que su hermano mayor comenzara a comer sin ofrecer la comi-da al Señor y que él también debiera tomar el alimento no ofrecido. De mo-do que comenzó a meditar. En la medi-tación, rápidamente dispuso el pan, karhi (gachas de avena) y vegetales en un plato, hojas sueltas de tulasi sobre el mismo y lo ofreció a Radha y Krsna con mantras. Mientras, continuaba sembrando. Cuando lo vio su hermano mayor, lo golpeó con la vara que soste-nía en su mano, y dijo, "¿Has venido aquí a trabajar o a dártelas de gran santo con los ojos cerrados como un hi-pócrita?".

Sanehirama dijo, "¡Hermano! ¿Qué has hecho? Estaba ofreciendo comida al Señor y me golpeaste. Todo se estro-peó".

"¡Tú, impostor!" -gritó el hermano mayor e iba a golpearlo de nuevo cuan-do su esposa gritó, "¡Oh! ¿qué es esto?" -mirando con los ojos abiertos de asom-

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bro que las cosas contenidas en la vian-dera se hallaban dispersas en los sur-cos del campo. El también miró en esa dirección y se maravilló al ver que todo estaba tirado en el campo. Realizó que su hermano no era un impostor sino un verdadero santo. Su corazón ardió con el fuego del arrepentimiento. Asió los pies de su hermano y le imploró per-dón. A partir de ese día, lo liberó de to-do el trabajo en el campo y en la casa.

Sanehirama Ji era un gran devoto de Bihari Ji. (1). Dado que el templo de Bihari Ji está en Vrndavana y Mata se halla al otro lado del Yamuna, se debe cruzar el río para ir de Mata a Vrndava-na. De todos modos, Sanehirana iba a Vrndavana cada noche a tener el darsa-na de Bihari Ji. Ni la lluvia ni las tor-mentas lo disuadían de hacerlo. Toma-ba su alimento nocturno solo después de tener el darsana de Bihari Ji.

Un día, permaneció sentado medi-tando hasta tarde en la noche. Al termi-

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nar la meditación, eran alrededor de las 2 a.m., mas él pensó que la noche ape-nas había comenzado.

Partió para tomar el darsana de Bihari Ji. Al llegar a la ribera del Yamu-na, vió a la luz de la luna que todos los botes estaban amarrados en la orilla, pero no había nadie en ellos, por lo cual se llenó de ansiedad. Pensó que quizás había cometido alguna ofensa debido a la cual Bihari Ji no deseaba darle darsa-na ese día.

Mas pronto vio a un barquero que venía en su dirección. Al acercarse, lo reconoció. Era el mismo barquero que le había hecho cruzar el río y traìdo de regreso cada día. Suspirando aliviado, se metió en su bote. Al llegar al templo, descubrió que estaba abierto como era habitual. Tuvo el darsana de Bijari Ji pa-ra contento de su corazón y regresó a la ribera. El barquero, que lo esperaba sentado, le hizo cruzar el río.

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Al desembarcar del bote, Sanehira-ma se aleló al ver a cantidad de aldea-nos que venían a bañarse en el Yamu-na. Le preguntó al botero,

"¿Ya es de mañana?""Así es, señor. Ya eran las 2.00 a.m.

cuando lo llevé a Vrndavana"."¿Y cómo es que Ud. se hallaba aquí

tan tarde?""¡Oh, señor! No pregunte eso. Ayer

discutí con mi esposa, de modo que no volví a casa. Me tiré en el bote, pero no pude dormir".

"¿Mas cómo es que el darsana de Bihari Ji estaba disponible tan tarde a la noche?". Sanehirama comenzó a refle-xionar. "¿Habrá sido todo un sueño?".

Al día siguiente, cuando fue a tomar darsana a la hora habitual, el botero que le hacía cruzar cada día, se hallaba en tierra. El preguntó, "Señor, ¿no fué al darsana ayer?".

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"Por supuesto que sí, ¿acaso lo olvi-dó?" -dijo Sanehirama mientras lo mira-ba como quien está aturdido.

"¿Cuándo fué? Yo no lo ví. Alguien más debe haberlo cruzado, porque ayer me fuí a casa temprano".

Sanehirana realizó entonces que ha-bía sido el propio Bihari Ji quien lo había cruzado, disfrazado de botero. La reali-zación hizo asomar lágrimas en sus ojos. Asimismo aparecieron en su cuer-po asta-satvika-bhavas como ser sudo-res y temblores. Se preguntaba una y otra vez porqué Bihari Ji se había toma-do tanto trabajo con él. Mas ese interro-gante no cabe pues Bihari Ji siempre anhela una oportunidad de servir a Sus devotos en lo que sea posible. El no tie-ne nada más que hacer. El dice,

madbhaktanam vinodartha karomivividhah kriyan

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"Yo efectúo diferentes clases de acti-vidad solo para complacer a Mis devo-tos".

Padma-purana

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CAPITULO XIV

Pisi Ma Gosvamini y Sri Gopesvara Gos-vami

En Vrndavana, cerca de Banakhandi, hay un pequeño templo de Gaura-Nitai. Las deidades del templo habian sido originalmente adoradas por Murari Gup-ta, un asociado íntimo de Sri Caitanya Mahaprabhu. El nombre de Murari Gup-ta está grabado en el pedestal. Existe un interesante relato referido al descu-brimiento de las Deidades y su llegada a Vrndavana. Después de Murari Gupta, Ellas fueron adoradas por su hermano y sus descendientes por varias genera-ciones en la villa de Sarkara Rayapura, en el distrito Siuri de Bengala Occiden-tal. En un momento dado, no quedó na-die de la línea de descendientes de Mu-rari Gupta que sirviera a las Deidades. Una epidemia, y el embate constante de la malaria, obligaron a los aldeanos

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a establecerse en otros sitios. El pueblo desolado, con el paso del tiempo se convirtió en una selva. El templo de Gaura-Nitai cayó y las Deidades fueron cubiertas por las ruinas. Los pastores de las aldeas vecinas utilizaban la selva como pastizal.

Un pastor que solía ir a la selva para apacentar las vacas, observó que todos los días una de sus vacas se apartaba del rebaño e iba a pararse en el sitio del templo, vertiendo leche de sus ubres. Se lo comentó a los aldeanos, los cuales presintieron algo místico. Pa-ra resolver el misterio, cavaron en el lu-gar y al hacerlo, aparecieron las Deida-des. Los aldeanos reconstruyeron el templo en Siuri e hicieron el arreglo apropiado para servir a las Deidades. Tras cierto tiempo, Balarama Dasa Ba-ba Ji, un santo siddha de Orissa comen-zó a servir a las Deidades conforme a un mensaje que había recibido de Ellas en un sueño.

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En una ocasión, Candrasasi Gosva-mini, una joven dama perteneciente a la famosa familia Mukhopadhyaya, los dueños del Delagrama en el distrito de Nadiya, llegó a Siuri y vivió en una casa cerca del templo de Gaura-Nitai.- Ella se sentía muy atraída por Gaura-Nitai y desarrolló un afecto maternal por Ellas. Les ofrecía khira (1) hecho con 40 l. de leche diarios. Una vez, le dijeron en un sueño, "Ma, tenemos mucho hambre y queremos comer khira preparado por tí". Cuando ella se lo contó a Balarama Dasa Baba Ji, él dijo, "Las Escrituras prohíben que una persona no debida-mente iniciada cocine para las Deida-des". Ella, en consecuencia, fue iniciada por Balarama Dasa Baba y ofreció a las Deidades khira preparado con sus pro-pias manos. Esa misma noche, tuvo otro sueño en el cual vio a Gaura-Nitai sosteniendo su ancala (2) que decía, "¡Ma! No te vayas de aquí. Si te vas, quién cocinará para nosotras. Además,

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Ma, tú eres nuestra madre y nosotros tus hijos. ¿Cómo pueden los hijos vivir sin la madre?". Candradasi, cual buena pero desamparada madre, arguyó amo-rosamente su incapacidad para perma-necer en Siuri indefinidamente y les so-licitó que dejaran su añcala. Mas ellas no la dejarían. Un trozo del añcala esta-ba plegado en la mano de Gaura. Cuan-do Candradasi despertó de su sueño, observó que efectivamente faltaba ese trozo de tela. Fué a contárselo de inme-diato a Balarama Dasa Baba.

Acababa de amanecer y la puerta del templo aún estaba cerrada. Balara-ma Dasa Baba acudió a abrir la puerta. Tanto Candradasi como él se sorpren-dieron al ver que la pieza que faltaba estaba en la mano de Gaura.

Candradasi desbordó de una fuerte corriente devocional, tanto, que en un instante olvidó todo su apego por el ho-gar y su gloria y opulencia. Determina-da a no regresar nunca, comenzó a vi-

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vir en el templo y sirvió a Gaura-Nitai con cariño maternal.

Una vez, mientras cocinaba para Gaura-Nitai, ella comenzó a menstruar.- Una mujer en ese estado no está auto-rizada a cocinar para las Deidades, de manera que salió de la cocina y se ten-dió en la terraza enfrente de Gaura-Ni-tai, mirándolas con profunda infelicidad y lamentándose que no pudieran comer su comida ese día. Mientras se lamen-taba, observó casi como en un sueño que Gaura y Nitai iban hacia ella y de-cían, "¡Ma! ¿Porqué te lamentas? Tú eres nuestra madre y nosotros somos tus hijos. Haz lo que cualquier madre ordinaria haría en ese estado por sus hijos. Así pues, no cometerás ninguna ofensa. Vé, báñate, cocina y danos de comer. Tenemos mucho hambre. De ahora en adelante, te librarás de tu ma-lestar". Candradasi nunca volvió a menstruar.

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Ella solo tenía veinte años en esa època. Su permanencia sola en el tem-plo con un Baba Ji suscitó sospechas en las mentes de las personas, quienes ha-blaban calumniosamente de ellos. Esto la apenaba mucho. Una noche, antes de irse a dormir, ella lloró ante Gaura-Nitai y se quejó de su aprieto. Esa mis-ma noche soñó que Gaura-Nitai la abra-zaba amorosamente por el cuello y de-cía, "¡Ma! Vayamos a Vrndavana".

De modo que Candradasi y Balara-ma Dasa Baba Las llevaron a Vrndava-na. Hicieron el trayecto en bote. Cuan-do el bote llegó a Vrndavana, una da-ma devota del distrito de Nadiya, llama-da Bhakta se estaba bañando en el Ya-muna. Ella estuvo muy feliz al ver a Gaura-Nitai. Las llevó junto con Candra-dasi y Balarama Dasa Baba a su casa en Banakhandi. Candradasi vivió allí fe-liz y sirvió a Gaura-Nitai con toda su al-ma y corazón. Bhakta la ayudaba en su servicio. Los residentes de Banakhandi

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la llamaban Bhakta Pisi Ma (la hermana del padre). Bhakta la llamaba Candra-dasi, didi (hermana). En consecuencia, Candradasi también comenzó a ser lla-mada Pisi Ma.

Gaura-Nitai era muy inquieta y tra-viesa. Estaban llenas de antojos. Siem-pre necesitaban una cosa o la otra para satisfacer su fantasía y hacían conti-nuas demandas a Pisi. Si Pisi Ma falla-ba en satisfacer sus demandas, ellas no vacilaban en ir a mendigar a cualquiera lo que necesitaban.

¿Es acaso extraño que Gaura y Nitai, los señores del universo, cuyas mani-festaciones parciales son Brahma, Vis-nu y Siva y quienes crean, gobiernan y destruyen todo el universo vayan a mendigar? Lo es. Mas el mundo de amor en el que ellas aman vivir y reve-larse, es diferente del resto del univer-so. En este caso, no son los grandes se-ñores que controlan y gobiernan, re-compensan y castigan. Aquí, son go-

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bernadas por Sus devotos que las aman con todo su corazón y que no quieren nada de ellas, sino que dan todo lo que poseen. En este caso no son los dado-res sino los mendigos pues aunque sus posesiones y poder para crear cosas nuevas es infinito, hay una cosa que ellas ni tienen ni pueden crear, y la mis-ma es la ofrenda amorosa de sus devo-tos, la cual es su mayor anhelo, por so-bre todo lo demás.

Gaura-Nitai no tenía kharauñ (sanda-lias de madera). No se las pidieron a Pi-si Ma, pues sabían que si lo hacían, ella diría, "¿Qué harán Ustedes con el kha-rauñ? No tienen que ir a ninguna par-te". Ella no deseaba que se apartaran de su lado ni un momento. Por consi-guiente, aguardaron la llegada de otra devota. En el mes de sravana, una da-ma devota de Serapura Baguna de Ben-gala Occidental, iba a Vrndavana por darsana. Ella se quedaba en el Cinyaku-ñja, cerca del templo de Gaura-Nitai.

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Un día en que lloviznaba, Pisi Ma es-taba sentada en la terraza del templo. Abanicaba a Gaura-Nitai con la mano iz-quierda y cantaba en las cuentas con la mano derecha. Se amodorró y en dicho estado de somnolencia vió a Nitai salir del templo y dirigirse al jardín. Gaura Lo seguía. Ella gritó, "¡Gaura-Nitai!" ¿Dón-de van bajo la lluvia? Se resfriarán". Se sentía como teniendo un sueño de día. Comenzó a tirar de nuevo del abanico y nuevamente se amodorró. Mientras tanto, Gaura-Nitai fueron al Cinyakuñja. En ese momento, la dama de mención de Serapura Baguna estaba durmiendo. Nitai-Gaura sacudió su cabeza y dijo, "Levántate, no has venido aquí a dor-mir". La dama parecía estar soñando. En su estado onírico, ella dijo, "¿Quié-nes son ustedes?"

"Nuestros nombres son Gaura-Nitai. Somos los hijos de Pisi Ma de Ba-nakhandi".

"¿Porqué han venido aquí?"211

"Hemos venido a decir que no tene-mos khandauñ. Ud. debe dárnoslo. Mi-re, nuestros pies están llenos de polvo sin ellas".

La dama estaba encantada de ver los rostros exquisitamente hermosos de Gaura-Nitai- Ella no había contemplado una belleza semejante nunca antes. Mientras caminaba, seguía pensando en esos dos jóvenes e ignoraba porqué lloraba constantemente. En esa condi-ción, salió a buscarlos. Seguía llovien-do. Preguntó por la casa de Pisi Ma de Banakhandi. Le señalaron el templo de Gaura-Nitai. Entró en el templo y le pre-guntó a Pisi Ma, "¿Esta es la casa de Pi-si Ma?".

"Sí, esta es la casa de Gaura-Nitai, los hijos de Pisi Ma" -replicó ésta. "¿Por-qué llora Ud.?".

"¿Dónde están tus dos hijos? Quiero verlos". -replicó la dama.

Pisi Ma dijo, "¡Oh! Están aquí" -y abrió la puerta del templo.

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La dama se sorprendió al ver a los dos jóvenes exactamente como el Gau-ra-Nitai de su sueño, parados delante suyo. Estaba tan abrumada de emoción que cayó al suelo sin sentido. Al recu-perar la conciencia, le narró su sueño a Pisi Ma y ésta le contó lo que había per-cibido en medio de su somnolencia. Se abrazaron entre sí y continuaron derra-mando lágrimas de gozo y amor por un rato.

La afortunada dama presentó dos pares de sandalias de plata a Gaura-Ni-tai, las cuales usan hasta el día de hoy.

Otra dama de Serapura Baguna, lla-mada Prasannadasi, quien vivía en Vrn-davana, en una ocasión vio a Gaura-Ni-tai en un sueño. Ella observó que ha-bían ido en su busca, decoradas con to-da clase de adornos y decían, "Mira, te-nemos todos nuestros adornos pero ninguna nupura (tobilleras tintinean-tes). Danos el nupura". La dama des-

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bordó de amor y Les regaló nupuras de oro.

Cierto Baba Ji que había estado asis-tiendo por un tiempo a Pisi Ma en el servicio de Gaura-Nitai, una noche huyó con todos los adornos de oro. A la ma-ñana siguiente, cuando Pisi Ma abrió la puerta del templo, se conmocionó al ver que faltaban todos los adornos. En medio de su ansiedad y dolor, cayó desmayada en la terraza del templo. En ese estado, ella dijo a Gaura-Nitai, "¡Chicos! ¿Porqué no me dicen quien les robó todos sus adornos?".

Ellos replicaron, "Ma, ese Baba Ji que nos sirve es muy pobre. Le hemos dado los ornamentos pues el nos dió a comer rabari (3) muchas veces. No le digas nada".

¿Qué podía hacer Pisi Ma? No podía comprar adornos nuevos porque Gaura-Nitai la había empobrecido. Solo se rió y dijo, "Muy bien, hagan lo que quieran. Entreguen Sus adornos a quienquiera

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gusten. Sé que si los desean nueva-mente, los obtendrán de alguien. Uste-des no son tímidos para pedir, puesto que son hijos de Brahmanas".

En una ocasión, Gaura-Nitai le dijo a Pisi Ma en un sueño, "¡Ma! Vayamos en parikrama (circumbalación) de Vraja". De modo que al día siguiente, ella sen-tó a Gaura-Nitai en un palanquín e ini-ció el Vraja-parikrama con dos Vaisna-vas cuyos nombres eran Mathuradasa y Visnudasa. Al llegar a Mathura, Pisi Ma y Visnudasa se encaminaron a la ciudad para hacer algunas compras y dejaron atrás a Mathuradasa con el palanquín. Algunos soldados británicos estaban es-tacionados en la ciudad. Al ver el palan-quín cubierto con la cortina roja sintie-ron curiosidad. Uno de ellos preguntó, "¿Qué hay ahí adentro?".

"Deidades" -replicó Mathuradasa."¡Muéstranos las Deidades!".Mathuradasa temió que los solda-

dos hicieran algún daño a las Deidades. 215

Les dijo a modo de disculpa, "Señor, no es la hora de Su darsana".

Los soldados intentaron emplear la fuerza cuando un fuerte resplandor deslumbrante salió del palanquín en-candilándolos. Ellos gritaron, "¡Oh Dios!" -y huyeron corriendo.

Cuando Mathuradasa le refirió a Pisi Ma el incidente, ella dijo, "Soy feliz al saber que mis niños son capaces de de-fenderse por Su cuenta. De modo que no necesito preocuparme por Su seguri-dad".

Pisi Ma se bañaba en el Yamuna tres veces al día y servía a Gaura-Nitai con piedad y devoción. Al cumplir cien años ya no le fue posible servirlas más. En-tonces, designó a Sripada Gopesvara Gosvami, un descendiente de Nityanan-da Prabhu para el servicio. Gopesvara Gosvami era una persona devota. Su actitud (bhava) hacia las Deidades era del tipo sakhya (amistad). El deseaba servir a Gaura-Nitai a su entera satis-

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facción, conforme a su bhava, pero el problema era que las Deidades eran de tamaño pequeño y eran más parecidas a Bala-Gauranga y Bala-Nitai (el niño Gauranga y el niño Nitai) que a los jóve-nes Gauranga y Nitai.- Por consiguien-te, ellos se habían adecuado al vatsal-ya bhava o actitud parental de Pisi Ma, pero no al sakhya-bhava o actitud amis-tosa de Gopesvara Gosvami. Le refirió a Pisi Ma que las pequeñas Deidades no estaban adecuadas a su sentimiento amistoso, por lo que no las podía servir con amor y devoción. Pisi Ma resolvió esa dificultad. En una ocasión, ella le había dicho a Sri Haridasa-dasa, el au-tor del Gaudiya Vaisnava Jivana que al entrar al templo había tirado de las ca-denas de Gaura-Nitai con sus manos y las había elevado; Ellas de inmediato habrían asumido sus figuras actuales, que son más altas. (4)

Pero Gaura-Nitai, acostumbrada al cariño maternal y servicio de Pisi Ma,

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quizás no podía ajustarse inmediata-mente a la actitud y servicio amistoso de Gopesvara Gosvami. Pisi Ma solía bañarlas en agua tibia durante el In-vierno. Gopesvara Gosvami las bañaba en agua fría. De modo que se resfria-ron.

Pisi Ma vivía entonces en el primer piso del templo, y raramente bajaba, mas toda vez que sucedía algo que causaba displacer o incomodidad a Gaura-Nitai, sus vibraciones tocaban su corazón. Ella se enteró del resfriado que estaban padeciendo y bajó para verlas. Observó que sus ojos estaban enrojecidos y que había mucosidad en su nariz. Ella secó esa mucosidad con la punta de su añcala. También descu-brió que tenían fiebre al tocar su cuer-po. Entonces, llamó a Gopesvara Gos-vami y dijo con lágrimas en sus ojos, "¿Qué has hecho? Has bañado a mis ni-ños con agua fría y los has enfermado. Mira que resfrío severo han tomado y

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su nariz tiene secreciones". Así dicien-do, le enseñó el borde de su añcala hu-medecido por la mucosidad de Gaura-Nitai. Gopesvara Gosvami no lo podía creer. Pisi Ma sostuvo enojada el otro extremo de su añcala cerca de la nariz de Gaura y dijo, "Baba, estornuda un poquito". Gaura estornudó. Nuevamen-te salió mucus de su nariz y el templo se llenó de una fragancia sobrenatural. Gopesvara Gosvami cayó a los pies de Pisi Ma, en señal de penitencia.

Debido al consentimiento excesivo de Pisi Ma, Gaura-Nitai se había vuelto un tanto traviesa, independiente y au-tónoma. Si alguien del templo hacía al-go contra Su voluntad, se enfurecían y no vacilaban en mostrar Su tempera-mento. Esto sucedió una vez, el día de Kujagara Purnima. En dicho día, Gaura-Nitai solía ser sacada a la terraza y se encendía una lamparilla de diez me-chas para iluminar el portal, mas en es-ta ocasión Gopesvara Gosvami no la

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sacó a la terraza y se dirigió a alguna parte por la noche, tras apagar la lam-parilla para economizar aceite. Esto suscitó la ira de Gaura-Nitai. De pronto, Pisi Ma oyó un fuerte estruendo y el templo fue sumido en la oscuridad. Gaura había lanzado la lamparilla den-tro del templo junto con su soporte. Pi-si Ma comprendió la causa del enojo de Gaura. Cuando Gopesvara Gosvami lle-gó, lo increpó, "¡Gopesvara! No sacaste hoy al balcón a Gaura-Nitai, y apagaste la lámpara. Mira lo enojado que está Gaura. ¡Ha arrojado la lamparilla y está sentado en la oscuridad! ¿Porqué ha-ces estas cosas?".

Pisi Ma ya contaba con 106 años. Llamó a Gopesvara Gosvami y le refirió el día y hora en particular en que deja-ría el cuerpo. Ese día, en esa hora en particular, sentada en la terraza del templo sin estar enferma ni indispues-ta, abandonó el cuerpo físico para ser-

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vir a Gaura-Nitai y a Radha-Krsna en su cuerpo espiritual (siddha-deha).

Tras su muerte, Gopesvara Gosvami sufrió en cierta ocasión un severo ata-que de viruela. El mal tomó un cariz preocupante y estuvo inconsciente por varios días. En ese estado, vio a una mujer monstruosa que venía a llevárse-lo. Justo entonces llegó Pisi Ma con Gaura-Nitai. Al verlos, la mujer desapa-reció. Nitai dijo a Gospevara Gosvami con desenfado, "¡Oh, levántate, si si-gues ahí tirado, quién nos dará de co-mer! ¡Levántate, tenemos mucho ham-bre!". Inmediatamente Gopesvara Pra-bhu recuperó la conciencia. Despidió una gran cantidad de flema acumulada en su pecho y se puso bien.

Luego que Gopesvara Gosvami sir-viera a Gaura-Nitai con devoción por cierta cantidad de años, desarrolló un sentimiento de desconcierto. Se decía a sí mismo, "He servido a Gaura-Nitai por mucho tiempo. ¿Y qué he obtenido? Si

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hubiera hecho el bhajana solitariamen-te, hubiera obtenido algo". Designó a otra persona para el servicio de Gaura-Nitai y se fue al Kusuma-sarovara para hacer el bhajana.

Al tercer día, a medianoche, cuando se hallaba sentado en la orilla del her-moso lago llamado Kusuma-sarovara, debajo de un árbol bakula, absorto en el bhajana, notó una luz muy refres-cante para la vista y el corazón que apareció en medio del lago. Lentamen-te la luz se acercó. En unos instantes, vió a Gaura-Nitai parada delante suyo, debajo del árbol. Ellos dijeron, "¡Dada! Por tres días no hemos comido nada ni tomado agua. ¿Porqué te has ido? ¿No volverás con nosotras de nuevo?". ¿Qué objeción podía plantear Gopesva-ra Gosvami en relación a regresar con ellas, puesto que ahora había obtenido lo que deseaba?

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CAPITULO XV

Gaura Dasa Baba Ji

Alrededor de 1893, vivía en Nanada-grama, en una choza en la orilla del Pa-vana-sarovara donde anteriormente Sri Sanatana Gosvami solía hacer bhajana, un Baba Ji cuyo nombre era Gaura Da-sa. Era un santo siddha. La porción principal de su sadhana consistía en ofrecer guirnaldas de flores de Gazipu-ra, un sitio a cierta distancia del Pava-na-sarovara. Prestó su servicio a Krsna con devoción continuamente, durante cinco años, con la esperanza de que un día Krsna se sentiría complacido de dar-le darsana. Empero, al cabo de cinco años de servicio, comenzó a sentirse desesperanzado. Krsna no era tan ama-ble como él había creído. Si hubiera prestado el mismo servicio a Radhara-ni, ella le hubiera mostrado Su miseri-cordia mucho tiempo ha porque, a dife-

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rencia de Krsna, ella era misericordiosa, más allá de toda descripción. Su cuer-po y alma eran solo misericordia.

De modo que decidió irse de Nanda-grama e ir a Barasana, a servir a Radharani, en vez de Nandalala. Un día, se colgó virtualmente su kantha (edredón hecho de hilos rudimentarios) sobre el hombro y partió hacia Barasa-na. Solo había recorrido una milla cuando observó a unos pastores que re-gresaban a Nandagrama para apacen-tar sus vacas. Uno de ellos de rostro atractivo y brillante, se detuvo y le pre-guntó, "¿Dónde vas, Baba?".

"Lala, (1) voy a Barasana" -dijo Ba-ba; las lágrimas rodaban por sus meji-llas. El niño miró a Baba con profundo interés y le dijo sonoramente, "Baba, no vayas".

El niño estiró ambos brazos para blo-quear el sendero de Baba y dijo, "Baba, no, Yo no te dejaré ir".

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Baba dijo enojado, "Apártate, mu-chacho travieso. No bloquees mi sende-ro".

El niño exclamó con los ojos inunda-dos de lágrimas, "Baba, si tú te vas, ¿quién hará mi phula-seva (servicio con coronas de flores)?".

Baba se sorprendió. Exclamó, "¿¡Quién eres Tú, chico?!". En ese mo-mento, el niño y las vacas desaparecie-ron.

Entonces, la pena de Baba fue infini-ta. Comenzó a rodar por tierra claman-do, "¡Krsna. ¡Oh Krsna!" y quedó sin sentido. Al recuperar la conciencia, nuevamente se lamentó, "¡Oh Krsna! ¡Qué engañoso eres! ¡Cómo me enga-ñaste! ¡Me diste Tu darsana, pero no Te pude reconocer! ¿Cómo podría, si Tú no deseas ser reconocido? Ni siquiera te detuviste un momento para permitirme mirarte para alegría de mi corazón. ¿Se debió a que eres tan parsimonioso res-pecto a Tu misericordia? Pero no, la cul-

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pa no es Tuya, la culpa es mía, pues no tengo el bhakti para reconocerte ni pa-ra retenerte".

Gaura Dasa no pudo continuar. Vol-vió a Nandagrana. Nandalala ordenó al pujari que velara por que Gaura Dasa no abandonara su phula-seva. Le dijo que El no aceptaría el phula-seva de nadie más.

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CAPITULO XVI

Sri Radharamana Ghosa Bhagavata-Bhusana

Sri Radharamana Ghosa era hijo de Sri Krsna Govinda Ghosa, un residente de Dhacca (Bengala Oriental). Tras su graduación, se convirtió en el adminis-trador del Estado de Maharsi Devendra Natha Thakura. Posteriormente, fue nombrado Secretario Privado del Maha-raja Viracandra Bahadura, el regente de Sripura.

Maharaja Viracandra Bahadura era un gran devoto de Sri Caitanya Maha-prabhu. Radharamana Ghosa era un hombre de carácter y tesón extraordi-narios y de inteligencia brillante, aun-que se envanecía por ello. Además, al-bergaba prejuicios contra los vaisnavas debido a su insistencia en relación a la humildad.

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El Maharaja a menudo iba a Vrnda-vana. Se quedaba allí en su casa y pa-saba la mayor parte de su tiempo en compañía de los vaisnavas. Un día en que estaba sentado en una sala del primer piso de su casa, ocupado en ha-blar con los vaisnavas sobre las cues-tiones celestiales, afuera en la parte exterior de la terraza, había algunas co-sas desparramadas, de las cuales la más valiosa era un hermoso chal. Un mono sentado en un árbol, enfrente del balcón, saltó a la terraza se apropió del chal y huyó corriendo. Radharamana y otros empleados del Rajá intentaron rescatar el chal, pero sus gritos y ame-nazas no sirvieron de nada. Le arroja-ron pan y frutas, etc., pero el mono ni siquiera las tomó. Pasando por alto su codicia y gusto natural por los frutos, tal parecía que por el momento solo es-taba interesado en hacer trizas la tela. El ruido creado por el incidente atrajo la atención del Maharaja, quien salió a la

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terraza a observar al mono sentado en la copa del árbol, destrozando el chal con sus dientes, sin afectarse en lo más mínimo por las cosas tentadoras que le ofrecían de comer. Maharaja continuó observando al mono. Radharamana Ghosa y sus asistentes notaron que se hallaba en un humor meditativo y con lágrimas en los ojos. Obviamente Maha-raja no lloraba por el chal, mas nadie tenía el coraje de preguntarle la causa de su malestar.

La actitud de Maharaja despertó es-pecialmente la curiosidad de Radhara-mana, quien contemplaba la oportuni-dad de preguntarle sobre el mismo. A la noche, fue a su habitación cuando se hallaba solo. Tras saludarlo, le dijo en tono suplicante, "¡Alteza! Todos nos sentimos muy avergonzados pues debi-do a nuestro descuido Ud. debió sufrir la pérdida del precioso chal esta maña-na; pero más nos sorprendió que no nos dijera una palabra. Por el contrario,

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observamos que la escena del mono rompiendo el chal, hizo asomar cierto sentimiento en su corazón, las señales del cual fueron visibles en su rostro. Le ruego que me revele ese secreto".

Maharaja rió y dijo, "Radharamana, no fue un mono quien robó mi chal. Fué un santo, quien vino en la forma de un mono y se fué tras enseñarme una va-liosa lección. La lección era que yo te-nía que aprender a ser humilde. Si quiero ganar algo de mi visita a Vrnda-vana, no debo venir aquí en calidad de Maharaja con mi séquito y todas las co-sas lujosas que poseo. Debo venir co-mo un devoto ordinario, que no posee nada y que no desea nada, excepto lo necesario para sustentar la vida y es desamparado en el bhajana. Mi cora-zón se llenó de gratitud hacia el mono por la lección que el me brindó al tomar mi chal, y las pocas lágrimas vertidas por mis ojos solo fueron una expresión externa de lo que sentí en el corazón.

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De ahora en adelante, dejaré atrás al Maharaja que está en mí, toda vez que venga a Vrndavana".

Esto conmovió el corazón de Radha-ramana. Y tuvo una nueva realización. Su orgullo cedió y su prejuicio contra los vaisnavas humildes desapareció. Tenía un aspecto desilusionado y con-trito. Maharaja, quien antes había pre-sentido su soberbia y prejuicio, ahora sentía que era una oportunidad adecua-da para desarraigarlos. El dijo, "Radha-ramana, es difícil ser un verdadero vais-nava. La esencia del vaisnavismo es la humildad. Mahaprabhu Mismo fue una encarnación de humildad. El vino a mostrar que la misericordia del Señor fluye libremente hacia los bajos y hu-mildes, como la lluvia que siempre bus-ca el nivel más bajo. Las personas que se sientan en la montaña más alta del orgullo, no son tocadas por la corriente de misericordia. Yo soy un Maharaja. Mi orgullo no tiene fin. Me pregunto si

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el Señor alguna vez derramará miseri-cordia sobre una persona auto-suficien-te como yo!". Así diciendo, el Maharaja lloraba.

En varias ocasiones, anteriormente, las personas habían argumentado con Radharamana Ghosa, para convencerlo que la humildad era una cualidad celes-tial, y que nadie que no fuera humilde podía progresar en lo espiritual. Ellos no habían podido convencerlo, pero el ejemplo vivo de humildad que vio en Maharaja ejerció un poderoso impacto sobre él. Percibió intuitivamente el es-tado interno de equilibrio, autorendi-ción y justipreciación necesarios para recibir la gracia divina, acarreados por la humildad en Maharaja. Se convenció que la humildad era celestial y que la religión de Sri Caitanya, la cual conce-día la mayor importancia a la humildad y la cual podía convertir a las personas auto-suficientes y conscientes de su po-der como el Maharaja, y a criminales

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como Jagai y Madhai en santos, era la religión superior. Decidió convertirse en un vaisnava de la Caitanya Sampra-daya y seguir el sendero devocional prescrito por Sri Caitanya.

Radharamana Ghosa ya no era el Radharamana orgulloso de su carácter, que consideraba que la humildad de los vaisnavas era inseguridad y que los vaisnavas que la cultivaban eran una clase inferior de personas. Ahora, el mismo era un vaisnava devoto y humil-de, que aspiraba honestamente al dar-sana del Señor. Si -como expresan las Escrituras- la pureza del corazón es la condición para el darsana del Señor, el entonces mereció tener Su darsana, pues el orgullo y el prejuicio, las dos manchas de su corazón, habían sido re-movidas. El Señor lo bendijo con Su darsana de un modo misterioso y sin precedentes.

Ahora, pasaba la mayor parte de su tiempo meditando en los bosques de

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Vraja. Un día, mientras vagaba por un bosque, vio a un vaisnava sentado de-bajo de un árbol tamala, de cara a su tronco, leyendo en voz alta el Srimad-Bhagavatam. El era el vakta (la perso-na que habla) y Sri Krsna, cuya presen-cia el imaginaba en el árbol, era el úni-co srota (persona que escucha). Lágri-mas de amor fluían constantemente de sus ojos. Así pues, le leía el Bhagavata a Sri Krsna todos los días. Radharama-na se sentaba detrás del santo y escu-chaba el patha del Bhagavata. Cuando el patha terminaba, se retiraba tranqui-lamente y el santo ignoraba que había estado presente.

Al día siguiente, fue al mismo sitio, a la misma hora y se sentó detrás del santo, para escuchar su patha. Esto continuó por varios días. Uno de esos días, el santo lo notó y le pidió con re-verencia que se sentara a su lado y es-cuchara el patha cada día, hasta que se terminara. También le informó que se-

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ría el segundo escucha, pues el primero era Sri Krsna. Radharamana no solo creyó totalmente en ello, sino que se maravilló en el sentido de que escucha-ría el patha cerca de Sri Krsna. El últi-mo día del patha, ocurrió un milagro. El tronco del árbol tamala se abrió y el agujero así creado en el tronco resplan-deció con un brillo azulado. En medio de ese brillo apareció Sri Krsna, parado con las piernas cruzadas, sosteniendo la flauta en Sus manos cerca de la bo-ca, y con la pluma de pavo real ondean-do en Su corona, contemplando con ter-nura a los dos devotos, con una sonrisa hechicera. Radharamana tuvo el darsa-na de Sri Krsna, mas al momento si-guiente cayó inconsciente a tierra. Al recobrar los sentidos, observó que esta-ba yaciendo en el regazo del santo. Se levantó y se postró a sus pies. El santo acarició tiernamente su cabeza y dijo, "Radharamana, has sido bendecido con el darsana de mi Radharamana. Ahora

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te ordeno que leas el Bhagavata a Sri Krsna cada día. Krsna estará complaci-do de derramar Sus bendiciones sobre tí, cada vez más".

A partir de ese día, Radharamana comenzó a leer el Bhagavata a Sri Krsna todos los días, ya sea en la casa o debajo de un árbol. El santo le había dicho que para leerle el Bhagavata a Sri Krsna no era necesario invocarlo, pues El amaba oír el Bhagavata tanto, que acudía corriendo a ese sitio donde se lo leía, como una vaca que corre an-te el llamado de su ternero y se sienta en el corazón del lector y de sus escu-chas, como un prisionero. (Bh. 1.1.2). De modo que leyó el Srimad-Bhagava-tam confiado en que Sri Krsna era su único escucha. No sólo leía los slokas sino que también los explicaba. Sus explicaciones siempre se fundaban en Gauranga y eran tan misteriosas y atractivas que comenzó a acudir otra gente a su patha. Se volvió famoso co-

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mo exponente del Srimad-Bhagavatam y los panditas le confirieron el título de Bhagavata Bhusana.

Se debió al esfuerzo de Radharama-na Ghosa y el aporte financiero de Maharaja Viracandra Manikya que se publicó la edición Barahamapura del Srimad-Bhagavatam, con cuatro Co-mentarios y su traducción, editados por Sri Ramanarayana Vidyaratna, así como muchas otras Escrituras.

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CAPITULO XVII

Sri Jagadisa Dasa Baba Ji

No muy lejos del famoso Templo de Madana Mohana en Vrndavana, se halla Kaliyadaha, la parte del río Yamuna donde Krsna una vez danzó sobre la ca-beza de la cobra multicéfala llamada Kaliya. En la ribera del rìo hay un lugar hermoso rodeado de árboles. Imaginen que en el medio de los árboles, enfren-te de una vieja casa está sentado un anciano mahatma; aunque anciano, es alto y bien conformado. El brillo de su cuerpo desnudo pareciera penetrar y disipar la oscuridad del ocaso. El lento movimiento de sus labios y el rosario de tulasi en su mano indican que está empleado en la japa. Mas su cuello le-vantado, su mirada fija y la sonrisa res-plandeciente de su cara, indican que está completamente perdido en el dis-frute de un escenario de belleza tras-

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cendental. A su lado está sentado un jo-vencito muy apuesto que solo lleva una ropa de yute; también está empleado en la japa. El observa el rostro de Baba y luego en la dirección en que su mira-da está fija, mas al ser incapaz de per-cibir nada, permanece mirando la cara de Baba con curiosidad.

Baba exclama súbitamente, "¡Mira, Gopala, mira! Krsna y Balarama vuel-ven del bosque y las vacas van detrás. ¡Oh! ¡Qué hermoso aspecto tienen!".

"Yo no veo nada, Baba" -replica Go-pala con lágrimas en los ojos.

"Ya verás. Ya te lo he dicho, ya ve-rás" -dice Baba afectuosamente, pal-meándolo suavemente en la mejilla.

El viejo Baba Ji es el siddha Jagadisa Dasa Baba Ji de Kaliyadaha y el jovenci-to es Dhirendra Natha Cakravartu, el hi-jo de Sri Bhupendra Natha Cakravarti, un terrateniente de Bengala. El niño fue posteriormente conocido como Si-ddha Sri Gauranga Dasa Baba Ji de Ra-

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manareti, Vrndavana, mas Jagadisa Dasa Baba lo llamaba cariñosamente 'Gopala'.

Jagadisa Dasa Baba provenía de una familia respetable de Vardhamana en Bengala. Era un doctor muy renombra-do que ejercía principalmente en Kala-na. A la edad de cincuenta años, tomó iniciación del siddha Sri Bhagavana Da-sa Baba Ji de Kalana. Poco después, re-nunció al mundo y fue a Vrndavana, donde vivió por algún tiempo en el viejo templo de Madana Mohana, aunque después se trasladó a una pequeña ca-sita en Kaliyadaha.

La vida de Baba era simple y auste-ra. Vivía del madhukari y no tomaba sal. Bhagavan Dasa Baba le aconsejaba generalmente a sus discípulos que solo hicieran el Harinama-japa, mas consi-deraba que Jagadisa Dasa tenía una de-voción poco comùn. En consecuencia, lo inició en el Raganuga-bhajana. (1). Practicando el bhajana conforme al hu-

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mor raganuga de bhakti, se absorbía mayormente en la meditación profun-da. A veces, se abstraía tanto que no se daba siquiera cuenta de la comida que tenía delante suyo, puesta allí por su discípulo, que permanecía sin tocar hasta que recobraba la conciencia. A veces, venía gente a verlo, realizaba dandavat y se sentaba delante suyo, mas él no se daba cuenta de su llegada hasta salir de su concentración cuando alguien se lo indicaba. Luego, se sentía muy incómodo y pensaba que había co-metido una aparadha (ofensa) contra los visitantes. Para auto-preservarse del aparadha, ´de allí en adelante, cuando se sentaba fuera de su casita, colocaba una salagrama-sila (2) frente a él para que los visitantes hicieran dandavats a la salagrama, no a él.

Toda vez que Jagadisa Dasa Baba te-nía alguna dificultad en el lila-smarana, buscaba el favor de los vaisnavas, o el raja, el santo polvo de Vrndavana. Un

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día, al no tener revelación del lila, se di-rigió como de costumbre al Srngarava-ta para el madhukari, al anochecer. Premananda Gosvami quien en ese mo-mento era el adhikari (autoridad regen-te) de Srngaravata, dijo: "Baba, ¿qué sucede? ¿porqué no observo hoy la acostumbrada exaltación y brillo en su rostro?". Baba replicó. "¿Qué decir? Mi estrella se apagó hoy. Necesito tu ben-dición". Gosvami Ji comprendió a lo que se refería; le aconsejó que rodara en el raja. El comenzó a rodar por tierra en el prado de Srngaravata. Mientras lo hacía, comenzó a sentir que la apertura a la corriente del Krsna-lila, que había permanecido ocluída para él, se abría.

Jagadisa Dasa Baba acostumbraba nadar libremente como un pez en el océano del Krsna-lila. El cambiante es-cenario del lila acarreaba los correspon-dientes cambios en sus emociones, las cuales eran tan fuertes que afectaban visiblemente su cuerpo y suscitaban los

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consiguientes cambios de tonalidad. Cuando por algún motivo el flujo del lila se detenía, se sentía ahogar y era va-puleado de dolor, cual un pez fuera del agua. El dolor era en ocasiones tan se-vero que llegaba a considerar incluso la idea del suicidio. En una ocasión en que sentía de ese modo, le dijo a Gopala, "Gopala, ¿harías algo?"

"Seguro, Baba. Dígame que tengo que hacer".

"Me pararé en el borde del pozo y tú me empujarás dentro".

Por primera vez en su vida Gauranga Dasa se vio obligado a desobedecer a Baba. No sólo eso, comenzó a ejercer una estricta vigilancia sobre él, de mo-do que no pudiera suicidarse.- Hasta que se restauró la condición original de Baba, se mantuvo siempre cerca suyo.

Como lo ordenara Jagadisa Dasa Ba-ba Ji, Gauranga Dasa vivió en Go-vardhana, donde practicó Raganuga-bhajana, mas con frecuencia iba a Vrn-

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davana, a velar por Jagadisa Dasa Ba-ba. En una ocasión, mientras dormía en el suelo cerca del lecho de Jagadisa Dasa Baba, éste plantó afectuosamente su pie en su pecho. Desde entonces, el lila divino de Radha-Krsna comenzó a desplegarse ante él.

Una vez, Gauranga Dasa Ji fue al Radhakunda. Allí fue invitado por un sadhu a quien nunca antes había visto, a quedarse con él en el Radhakunda por algún tiempo, invitación que acep-tó. Mas solo se quedó por una noche, pues descubrió que dicho sadhu perte-necía a una secta pseudo-religiosa, en la cual la mujer y el vino eran parte del sadhana. A la mañana siguiente, aban-donó su compañía. Descubrió que su corazón estaba vacío. El efecto sutil de la compañía del hombre no santo había bloqueado su visión y ya no podía con-templar el Krsna-lila. Se sintió ahogar, al igual que un pez cuyo lago se ha se-cado.

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Emprendió de inmediato el parikra-ma de Giriraja. Era el mes de Junio, en que el Sol arde con mucha intensidad. Caminaba todo el día bajo el calor ar-diente del sol, orando a Giriraja; a la noche, cansado, se tiraba a descansar en un escalón de la escalera del Uddha-va-kunda. Y se quedaba dormido. Era peligroso dormir allí pues si eventual-mente giraba de costado estando dor-mido, podía caer al kunda (lago). Al despertar, se dio cuenta que alguien lo había alzado y puesto en un sitio más seguro. Miró a su alrededor para ver a dicha persona, pero para su sorpresa no halló a nadie allí cerca.

Al día siguiente, fue con Jagadisa Da-sa Baba en Vrndavana. Casi al mismo tiempo en que se postraba como una vara a sus pies, él gritó, "Duermes en cualquier sitio, como un tonto. Ignoras dónde dormir y dónde no dormir". Gau-ranga Dasa comprendió que había sido Baba quien lo había levantado del esca-

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lón del Uddhava-kunda. Ello le hizo rea-lizar que Gurudeva seguía al discípulo como una sombra, dondequiera éste fuera, y lo protegía. Dicha realización hizo asomar lágrimas en sus ojos.

Gauranga Dasa luego le refirió a Ba-ba la pérdida de la visión que había su-frido en mérito a su encuentro con el sadhu en el Radhakunda, y suplicó sus bendiciones. Baba lo bendijo y recupe-ró su visión.

Jagadisa Dasa Baba siempre era muy cauteloso en relación a no come-ter ninguna ofensa contra nadie. Los santos como él a menudo eluden a las visitas, debido a que están absortos en el bhajana. Pero Baba siempre cuidaba de no desanimar a nadie que fuera a verlo. Si alguien le sugería lo contrario, él decía, "Mi nombre es Jagadisa Dasa, que significa el sirviente de Jagadisa (el Señor). Considero a todos los que vie-nen a mí como a Jagadisa Mismo que ha venido en su forma. Siento que es

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mi deber Servirlo. Mahaprabhu me en-vía una persona para que yo responda sus preguntas, disipe sus dudas y le brinde el necesario consejo respecto al bhajana. Si no Lo sirvo de esa manera, ¿acaso no cometo una ofensa tanto contra Mahaprabhu como contra él?".

Baba no disponía formalmente el ka-tha (discurso religioso) o patha en su casa, de modo que la gente que acudie-ra a él por consejo no tuviera que irse desilusionada. Estaba siempre disponi-ble para las visitas, para conversar en todo momento, excepto cuando se ha-llaba perdido en el lila-smarana. A ve-ces en medio de una conversación se hacía a sí mismo una pregunta y se la contestaba. Y luego, le pedía a los de-más que brindaran su opinión porque él no gustaba de oponerse a ellos en caso de que expresaran primero sus ideas y sus opiniones eventualmente fueran distintas de las suyas. Tras la conver-sación, cuando la gente se disponía a

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retirarse, el contemplaba ansioso sus rostros para detectar si se iban felices y satisfechos o no.

En una oportunidad llegó un herma-no de Baba de Bengala. Baba lo trató cariñosamente y le preguntó por su bienestar. Al enterarse que su esposa había muerto, Baba dijo, "¡Gracia de Dios! . El te ha liberado. Ahora puedes venir a Vrndavana a hacer el bhajana".

Luego que el hermano se fuera, pen-só, "Mi hermano no tenía un aspecto fe-liz cuando se iba, posiblemente no se haya sentido a gusto conmigo pues en vez de expresar mi simpatía por su do-lor, yo dije que Dios le había hecho un favor". Si Baba hubiera sabido dónde se alojaba, hubiera ido allí a disculparse con él, aunque su hermano había ex-presado al retirarse que en un par de días volvería a Vrndavana. Así pues, fue a la estación por dos o tres días, con la expectativa de encontrarlo y disculpar-se, mas no pudo verlo. Tampoco cono-

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cía su dirección en Vrndavana. Por lo tanto, escribió una carta a un amigo de Vardhamana solicitándole que averi-guara el paradero de su hermano y le preguntara si lo había perdonado. El amigo replicó que su hermano no esta-ba en absoluto disgustado, que no ha-bía vuelto a verlo para no perturbarlo en el bhajana. Desde entonces, toda vez que alguien acudía a verlo, primero le preguntaba su dirección.

Baba nunca hallaba faltas en nadie. Tampoco hablaba mal de nadie. No iba a ninguna parte a escuchar discursos religiosos pues percibía que el orador podía decir algo que él no aprobaría o no gustara y que eso podría hacerle co-meter una falta contra el orador.

En Vrndavana los santos a menudo organizan festivales para celebrar de-terminadas ocasiones, como por ejem-plo, el cumpleaños de Rama y Krsna, mas Baba nunca organizaba ningún fes-tival, porque eso perturbaba su bhaja-

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na. Los devotos por lo general conside-ran que corresponde observar el día de desaparición de su guru. Baba lo hacía comprando un malapua (3) y le daba un trozo de la misma a todo aquel que acudía a él, en calidad de prasada. Una vez un devoto llamado Sinu Babu le ofreció 40 Rs. para que celebrara de-centemente el día de desaparición de su guru- El fue al mercado y compró mercadería por valor de 20 Rs para pre-parar la malapua. Tras almacenarla, se fue a un pozo cercano a lavarse los pies, olvidando cerrar la puerta de su vivienda. Al regresar, descubrió que cantidad de monos habían entrado a la misma y estaban dándose un festín con los ingredientes. Baba se rió, con el co-razón alegre de ver a los monos feste-jando de ese modo. Ni consideró el echarlos, pues eran los monos de Vrn-davana que se habían auto-invitado a la celebración del día de desaparición de su guru. Cuando el banquete terminó y

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los monos se fueron, el se inclinó respe-tuosamente ante ellos.

A la noche, cuando llegó Sinu Babu y preguntó por la celebración, el dijo, "La celebración fue todo un éxito. Un gran número de monos Vaisnavas se dieron un banquete. La fiesta solo costó 20 Rs. Aquí están las 20 Rs. restantes, que le devuelvo agradecido. Respecto al pra-sada, pase al interior de la casa, quizás encuentre algunas partículas del mismo dispersas en el suelo".

Jagadisa Dasa Baba estaba libre de todo deseo, mas un deseo asomó a su mente. Deseó que se construyera un hermoso lago en Kaliyadaha (4) para conmemorar la recreación de Krsna con la cobra Kaliya. Se lo mencionó a Kami-ni Babu, el administrador del Rajarsi Banamali Rayabahadura. Kamini Babu colectó contribuciones para el proyecto. Pronto la gente rica comenzó a contri-buir. Una viuda de la familia de Lala Ba-

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bu contribuyó con 75 mil rupias. El Rajá de Hetamapura aportó 25 mil. Rajarsi Banamali Raya convino en asumir la responsabilidad por el resto del desem-bolso. Se preparó un mapa estimativo para la construcción de un hermoso la-go, en consulta con Jagadisa Dasa Ba-ba, mas pronto Baba descubrió que el lago había ocupado en su mente el sitio del Krsna-lila. Eso le enojó tanto consi-go mismo que se escondió en un bos-que por varios días. La gente salió a buscarlo, pero sin encontrarlo. Súbita-mente, un día regresó. Kamini Babu so-licitó su permiso para comenzar las obras de excavación. El adoptó un sem-blante muy serio y dijo, "El deseo por el lago obstruyó mi bhajana, si ahora co-mienzan las obras, mi bhajana se aca-bará, de manera que ahora insisto en que nadie lo mencione en tanto yo vi-va".

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Jagadisa Dasa Baba Ji era muy hu-milde. Mahaprabhu ha expresado en el famoso trnadapi sloka que se debe ser humilde como una brizna de hierba y tolerante y condescendiente como un árbol. Que se debe brindar respetos a los demás sin el deseo de ser respetado a cambio. En Baba, la importancia del sloka había asumido una forma concre-ta. Si alguien le preguntaba la forma de alcanzar prema (amor divino), solía re-plicar, "Para obtener prema (5) uno de-be tratar de moldearse a sí mismo en el marco del trnadapi sloka. Cuanto más se logre eso, más cerca se estará del prema, y cuando ese moldeado esté completo, ciertamente que se lo alcan-za". También dijo, "Cuando la mente se halla completamente libre de deseos, excepto el deseo del prema-bhakti, en-tonces y solo entonces realizarán el Krsna-bhakti".

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Los santos siddha pueden abando-nar el cuerpo a voluntad. Cuando Jaga-disa Dasa Baba llegó a los cien años de edad, deseó abandonar su cuerpo. En ese momento, Gauranga Dasa Baba Ji vivía con él. Debido a su afecto por Gauranga Dasa, a Baba no le era posi-ble dejar el cuerpo en su presencia. Por consiguiente, le pidió que fuera a vivir a Barasana a servir en el Bhanukhara sa-rovara (un gran lago), barriendo y lim-piando los alrededores a diario. Cuan-do estaba por partir, le dijo, "Recuerda estas tres cosas: Nunca le pidas a nadie ningún favor. Nunca reveles el secreto de tu corazón a nadie. Nunca asistas a una fiesta".

Gauranga Dasa vivió luego en Bara-sana, prestando servicio regular en el Bhanukhara Kunda. Tras unos días, apareció Jagadisa Dasa Baba delante suyo, en un cuerpo luminoso. Lo vio parado a cierta distancia de él, y al co-

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menzar a ir a su encuentro, éste le pi-dió que no lo hiciera, haciendo un ade-mán con la mano y despareció. Gau-ranga Dasa Ji comprendió que Baba ha-bía dejado el cuerpo. Impactado por el dolor partió de inmediato hacia Vrnda-vana. En el camino, se enteró que Ba-ba efectivamente había abandonado el cuerpo el sexto día de la segunda quin-cena del mes de Asadha (1915 D.C.)

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CAPITULO XVIII

Pandita Sri Ramakrsna Dasa Baba Ji

El primer nombre del Pandita Ra-makrsna Dasa Baba Ji era Ramaprata-pa. Nació en el año de 1857 en el seno de una familia con fuertes tradiciones de bhakti. Su abuelo era un vaisnava de la Ramanuja Sampradaya, era un si-ddha del narayana-kavaca (1), muy bien versado en los sastras. Ramasi-nha, el Maharaja de Jaipura, lo designó tutor del yuvaraja (príncipe), también le concedió dos villas en calidad de jagira y construyó una casa para él cerca de su palacio. Su hijo Laksminarayana era asimismo un gran devoto, que abando-nó el hogar a temprana edad y se fue al bosque donde por varios años hizo la japa del Rama-mantra. Fue bendecido con el darsana de Rama y sus herma-nos montados en caballos. Rama le so-licitó que regresara a casa y se despo-

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sara. Tuvo con su esposa llamada Ka-mala Devi un hijo de nombre Ramapra-tapa.

Ramapratapa solo tenía tres años cuando su padre murió. Su inteligencia extraordinaria y su amor por la sabidu-ría lo llevaron a aprender de corazón los sutras de Panini, sarasvata vyakara-na y amara-kosa cuando solo contaba con once años de edad.

Tras su ceremonia de cordón sagra-do a los once años, celebró el Savitri-purascarana y tuvo el darsana de Savi-tri Devi, quien le sugirió que fuera a Vrndavana. Intentó hacerlo, pero su madre no lo permitió. Sin embargo, a los trece años de alguna manera logró escurrirse. En Vrndavana vivió cerca del templo de Govinda Ji, al cuidado del Gosvami del templo.

Continuó con sus estudios pese a su llegada a Vrndavana; aprendió el nyaya de Sudarsana Sastri del templo de Ran-

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ga Ji, el Srimad-Bhagavatam de Nrsinha Dasa Ji del Karsauli-kuñja y el Hari-bhakti-vilasa de Gopilala Gosvami. Mientras estudiaba el satasamdarbha, solía leer cincuenta capítulos del Sri-mad-Bhagavatam delante de Gopesva-ra Mahadeva, cada día. A los veinte años, su educación estaba terminada.

Seguidamente, tomó diksa y vesa del siddha Nityananda Dasa Baba Ji y fue llamado Sri Ramakrsna Dasa, aun-que con frecuencia lo llamaban Pandita Baba en mérito a su sabiduría.

Por consejo de Gurudeva, fue a Go-vardhana a aprender el Krsna-lila-sma-rana del siddha Srikrsna Dasa Baba de Govardhana. Posteriormente, vivió en Barasana, practicando el lila-smarana.

En Barasana vivía el famoso Kirtani-ya Gauracarana Dasa Baba Ji. Pandita Baba aprendió de él el Binagana kirta-na. Gradualmente, su absorción en el kirtana fue en aumento y su absorción en el lila-smarana decreció. Gurudeva

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le solicitó que dejara de aprender kirta-na y se consagrara por completo al bhajana. Así lo hizo, mas pese a ello no podía concentrarse en el bhajana. Gu-rudeva entonces le solicitó que hiciera purascarana del Krsna-mantra por 17 días, lo cual realizó debajo de un árbol Kadamba. Durante los primeros tres días solo tomó leche, en los siguientes doce días, solo agua y en los dos últi-mos días, ni siquiera agua. En el día décimo-séptimo, tuvo el darsana de Radha-Krsna.

Ello fue confirmado por el propio Ba-ba en una ocasión mientras vivió en el bacigi (jardincito) de Dau-Ji, el actual sitio del Instituto de Investigación de Vrndavana en Ramanareti. Ese día, se hallaba tendido debajo del cobertizo. Algunos devotos incluyendo a Priyasa-rana Baba, Krpasindhu Baba y Lalita Mohana Gosvami, se hallaban sentados a distancia cercana, hablando sobre el purascarana realizado por Baba. Uno

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de ellos dijo que Baba tuvo el darsana de Krsna-Balarama después del puras-carana. Baba súbitamente habló, "No, no Krsna-Balarama, Radha-Krsna".

El añadió además, "Radha-Krsna di-jo, estamos complacidos contigo. ¿Qué es lo que deseas? Yo repliqué que no sabía lo que quería, excepto la felicidad de Ellos. Radha y Krsna luego sonrieron y desaparecieron".

Tras esto, Baba comenzó a vivir en la caverna de Raghava en Puchari, la parte posterior de Giriraja, en la cual vi-vía Raghava Pandita, un asociado de Sri Caitanya Mahaprabhu. Por la gracia de Radha-Krsna, se convirtió en un siddha en lila-smarana. Desde las 2 de la ma-ñana a las 2 de la tarde, solía realizar el lila-smarana dentro de la cueva; luego, salía de la misma. En ese momento, so-lían congregarse los sadhus frente a la cueva; ellos buscaban su consejo en re-lación al bhajana. Baba removió sus du-das y dificultades. Luego celebraban

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patha y kirtana, lo cual continuaba has-ta la noche, momento en el cual Baba salía para el madhukari.

Tras algún tiempo, la absorción de Baba en el lila-smarana se tornó tan profunda que se le hizo imposible se-guir ninguna rutina. Nadie sabía cuán-do se sentaría para el smarana o cuán-do saldría de la caverna. A veces se perdía en el smarana por dos o tres días continuamente, sin salir siquiera para el madhukari. Los sadhus que so-lían colectar frente a su cueva, queda-ban sin su compañía.

En una ocasión, la madre de Baba llegó de Jaipura para verlo, y tuvo que quedarse sentada afuera de la cueva esperándolo por dos días. Al tercer día, cuando él salió de la cueva, se dirigió directamente al madhukari y ni siquiera la miró. Su madre lo siguió desde cier-ta distancia, llorando y gritando. Ni si-quiera en ese momento el se dio vuelta

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para mirarla. Ella volvió a su casa con el corazón destrozado.

Al irse su madre, comenzó a tener dificultad en el lila-smarana y a sentirse inquieto. Acudió a Krsna Dasa Baba y le preguntó el motivo. Baba dijo, "La cau-sa es obvia. Has cometido una ofensa contra tu madre". Entonces, le escribió una carta a ella, disculpándose y solici-tándole que fuera a Vrndavana. Dispu-so que se quedara en otra casa de Pu-chari, en la cual vivió hasta su muerte. La cuidó e hizo todo lo posible por ha-cerla feliz. Su sakti para el lila-smarana fue restituído en cuanto comenzó a ser-virla.

La madre de Baba también era una devota. Krsna puede perdonar cual-quier ofensa cometida contra Sí Mismo, pero nunca perdona una ofensa cometi-da contra Su devoto.

Al cabo de cierto tiempo, surgió un conflicto en la Gaudiya Vaisnava Sam-

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pradaya relativo al Gaura-mantra; algu-nos sostenían que se necesitaba otro Gaura-mantra y otros que no era nece-sario, porque Gaura era esencialmente Krsna. Pandita Baba no deseaba invo-lucrarse en dicho conflicto, por lo tanto, se fue a Barasana a vivir en el Mora-kuti, un sitio solitario en la cima de la colina Barasana, donde vivió por espa-cio de ocho años. Al terminarse el con-flicto, regresó a la cueva.

Una noche de Invierno se hallaba durmiendo dentro de la caverna con la puerta cerrada mientras una estufa de carbón a leña ardía para proveer calor. A la mañana, al levantarse, se sorpren-dió al encontrarse fuera de la caverna. Obviamente alguien lo había puesto allí para salvarlo del gas del carbón ardien-te, el cual podía ser fatal. De todos mo-dos, no era algo raro pues como ya he-mos referido los agentes espirituales de Vraja a menudo acuden a ayudar a los

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sadhakas en tiempos de dificultad o necesidad.

Una vez más llegó ayuda espiritual cuando gentes pertenecientes a otras sampradayas quisieron dañar a Baba. Baba era generalmente respetado por los acaryas de todas las sampradayas de Vraja, en mérito a su devoción, sabi-duría y amplio criterio. Estaba muy bien versado en los sastras de todas las sampradayas y se hallaba familiarizado con las modalidades de sus prácticas religiosas. Pandita Amolaka Rama Sas-tri y Baba Hamsadasa de la Nimbarka Sampradaya, Sri Sudarsanacarya, Sri Dulari Prasada Sastri y Ganapati Sastri de la Ramanuja Sampradaya, Samkar-sana Dasa Ji de la Ramananda Sampra-daya y Sri Purusottama Bhatta Ji, el fa-moso escolástico y katha vacaka de la Pusti Sampradaya, todos acudían a él por consejo en relación a cuestiones de los sastras o prácticas religiosas, y Ba-ba siempre los asesoraba conforme a la

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filosofía y práctica de su propia sampra-daya. Hasta Pranagopala Gosvami, un descendiente de Nityananda Prabhu y el mayor exponente de su época en cuanto a filosofía Gaudiya Vaisnava y Srimad Bhakti Siddhanta Sarasvati Maharaja, el presidente fundador de la Misión Gaudiya, lo tenían en muy alta estima y acudían a él por consejo. (2). Mas algunas personas ortodoxas y vi-ciosas de una sampradaya particular se pusieron celosas de él. En una ocasión, intentaron difamar a Sri Rupa y Sri Sa-natana, los Acaryas más respetados de la Gaudiya Sampradaya, predicando que ellos habrían pertenecido original-mente a su sampradaya mas que fue-ron excluídos de la misma debido a su mala conducta. Baba los criticaba for-zosamente. Ellos se sintieron suma-mente humillados y conspiraron para matarlo. Un día, se escondieron cerca de su cueva para que cuando saliera al madhukari, atacarlo en su ruta. Mas

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cuando Baba salió de la caverna y em-prendió el sendero hacia la villa, obser-varon que un león lo seguía como un perro domesticado. Al llegar a la villa, el león se escondió en alguna parte cer-ca de los samadhis de los gosvaminis, en la parte derecha de la aldea. Cuan-do Baba regresó a su cueva, el león nuevamente lo siguió hasta la misma y luego desapareció. Los malvados esta-ban tanto sorprendidos como asusta-dos. Realizaron que Baba era un sidhha mahapurusa y su actitud hostil hacia él se transformó en otra, de amor y devo-ción.

Un día, cuando Baba se hallaba ha-ciendo el bhajana dentro de la cueva, una víbora venenosa se deslizó por su cuerpo y se enrolló alrededor de su cuello y pecho, mas él continuó con el bhajana sin perturbarse. Tras un rato, la víbora reptó y se fue. A la noche, Ba-ba oyó una voz, alguien decía, "Sal de

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esta cueva". Baba salió inmediatamen-te de la misma y fue a vivir en el Sya-ma-kuti, cerca del Kusuma-sarovara.

Pandita Baba nunca dio diksa a na-die, mas muchas personas que recibie-ron sus instrucciones sobre el bhajana lo consideraron su siksa guru. Entre los más importantes se encuentran Sri Gauranga Dasa Ji, Sri Priyasarana Dasa Ji, Sri Krpasindhu Dasa Ji, Sri Visnu Dasa Ji, Sri Kesava Dasa Ji y Sri Lalita Mohana Gosvami. También hubo algunos que lo consideraban su único guru, como por ejemplo Thakura Kusala Sinha Ji de Gi-jagarha.

Gauranga Dasa Baba Ji, cuyo antiguo nombre era Dhirendra Natha Cakra-varti, y quien era el hijo de un rico te-rrateniente de Calcuta y un estudiante brillante del Colegio Iglesia Escocesa de Calcuta, renunció al mundo a la edad de veinte años. Tomó diksa del siddha

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Sri Rama Dasa Baba Ji Maharaja de Cal-cuta y fue a Vrndavana, donde comen-zó a hacer el bhajana bajo la guía de Sriddha Sri Jagadisa Dasa Baba. Jagadi-sa Dasa Baba se impresionó muchísimo con su bhakti-bhava y extraordinaria in-teligencia. Le pidió que estudiara los sastras con Pandita Baba. Pandita Ba-ba se tomó un interés especial en él y le enseñó. En su debido momento, se convirtió en un maestro del Srimad-Bhagavatam, el Sata-Samdarbha y de-más bhakti-sastras. Pandita Baba luego le solicitó que tomara un libro tras otro y disertara sobre ellos ante los sadhus que habían comenzado nuevamente a acudir a la noche. Sus discursos atraje-ron a grandes multitudes y se convirtie-ron en una parte regular de la rutina nocturna de Baba.

Priyasarana Baba también era joven al llegar a Vrndavana. Era estudiante en Varanasi y habia ido a Vrndavana

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por una breve visita, mas al conocer a Pandita Baba se sintió tan atraído por él que nunca regresó. Pese a estar ya ini-ciado en la Nimbarka Sampradaya lo aceptó como su siksa guru e hizo el bhajana guiado por él. Baba lo orientó conforme a la modalidad de adoración y meditación prevalecientes en la Nim-barka Sampradaya. Así como Gauran-ga Dasa resultó ser un famoso siddha mahatma y un líder de la Gaudiya Vais-nava Sampradaya, Priyasarana Baba resultó ser un eminente mahatma de la Nimbarka Sampradaya.

En esa época también acudió Krpa-sindhu Dasa Baba. Se encariñó tanto con Baba por su devoción que éste lo aceptó como su compañero de por vida y su sirviente. Hizo un buen progreso en el bhajana bajo la guía de Baba. Avanzó tanto y se atrajo tanto por Baba interiormente, que podía conocer su es-tado mental incluso cuando se hallaba

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lejos. En una ocasión, Baba se enfer-mó; se puso tan débil que no podía ha-blar. Se sentía sediento y pedía agua diciendo a, a, lo cual la gente no com-prendía. Krpasindhu esa noche había salido por madhukari; él también co-menzó a tener mucha sed. Bebió agua innumerables veces, pero la sed no se saciaba. Comprendió intuitivamente que Baba estaba sediento. Regresó de prisa con él y le dio agua. Su sed se sació automáticamente, junto con la de Baba.

Baba padecía de severos dolores de muelas y se llamó a un doctor para que le extrajera los dientes. El doctor le pre-guntó a Baba, "¿Qué diente duele, Ba-ba?"

"No lo sé" -replicó éste.El doctor se rió y dijo, "Entonces,

¿quién lo sabe, Baba?"."Krpasindhu lo sabe".Krpasindhu señaló el diente.

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En 1918, Pandita Baba tuvo influen-za y fue llevado a Vrndavana para ser tratado. Vivió por 8 años en Vrndavana, en diferentes lugares. A partir de 1926 vivió en el Bagici de Dau Ji, hasta el fin.

Visnudasa acudió a Baba cuando és-te se había trasladado al Bagici de Dau Ji; en esa época solo contaba con cator-ce años. Había sido enviado por su guru Sri Yadunandana Dasa Baba Ji del Sur-yakunda, para servir a Pandita Baba en su vejez y hacer el bhajana bajo su guía. Hizo todo el camino del Sur-yakunda a Vrndavana a pie. Como el día era demasiado caluroso, en el tra-yecto tuvo fiebre. Al llegar al Bagici de Dau Ji, su fiebre era tan alta que se ten-dió cerca del pozo del bagici. Baba salió de su habitación al anochecer, en la hora del madhukari y Visnudasa se postró a sus pies en señal de reveren-cia. Baba dijo, "Bienvenido Visnudasa, vayamos al madhukari".

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"Baba, tengo mucha fiebre" -dijo Vis-nudasa.

"¿Y qué?" -dijo Baba. Lo tomó de la mano y lo llevó a su lado. En el momen-to en que Baba asió su mano, sintió que su fiebre y fatiga habían desaparecido. La mano sostenida una vez por Baba, nunca se fué. Visnudasa se quedó con él hasta el fin, siguiéndolo como una sombra, dondequiera fuera. Visnudasa Baba ganó mucho con la compañía de Baba, quien solía absorberse en el lila incluso cuando salía al madhukari con él. Su experiencia interior era en oca-siones transferida a Visnudasa, cual una corriente eléctrica, en mérito a su roce, pues a menudo aferraba su brazo mientras iba y venía.

Un día del mes de Junio, Baba regre-saba a su kuti tras el madhukari con Visnudasa, con su mano izquierda apo-yada en su hombro derecho. Súbita-mente, en el trayecto Visnudasa experi-mentó que el entorno había cambiado.

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El cálido viento de Junio se había trans-formado en una brisa refrescante y fría de Invierno, y el aire estaba lleno del dulce aroma de las flores kadamba de Primavera. Visnudasa parecía haberse transportado a un estado de bienaven-turanza. Dijo, "¡Baba! ¿Qué es ésto?". Baba dijo, "Por la gracia de Radharani, has tenido un vislumbre de la naturale-za real de Vrndavana. Vrndavana es ce-lestial, solo aparenta ser terrenal. En Vrndavana coexisten todas las estacio-nes y sirven a Radha-Krsna conforme a Su voluntad. Cuando el corazón del sadhaka se purifica por el bhajana, el ve el Vrndavana celestial y el lila que transcurre eternamente allí.

Thakura Kusala Sinha era un gran ja-giradara de Rajasthana y el juez princi-pal de la Suprema Corte de Justicia de Jaipur. También era muy erudito, reli-gioso, valiente y de fuerte voluntad. Re-nunció al cargo de juez y acudió a Baba

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con la intención de renunciar a todo y volverse un sadhu. Le pidió a Baba que le diera vesa (vaisnava sannyasa). Ba-ba dijo, "No necesitas renunciar. ¿Acaso no es posible hacer el bhajana como je-fe de familia? Mis días han pasado. Ahora viene una mala época. Los sadhus harán todo lo que hace el grhastha. Ellos construirán edificios pa-laciegos, tendrán cuentas bancarias y vivirán lujosamente. Es mejor quedarse en el hogar y vivir lujosamente. De tal modo, no serás conocido como santo y nadie irá a molestarte".

Kusala Sinha Ji abandonó la idea de convertirse en sadhu. Solía ir a Vrnda-vana una vez o dos al mes y regresar a Jaipur tras vivir en compañía de Baba por algún tiempo.

Thakura Hari Sinha era el jagiradara de Nimoniya en el Estado de Jaipur. Al igual que Kusala Sinha Ji, también con-sideraba a Baba como su guru y solía ir

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hacia él por satsanga. Una vez le dijo a Baba, "Baba, mi esposa está gravemen-te enferma. Los astrólogos han predi-cho que su estrella no es buena y que pronto morirá. Los doctores han perdi-do incluso toda esperanza por ella. Ten-ga la amabilidad de aconsejarla sobre lo que debe hacer en los ultimos días para su salvación".

Baba dijo, "Que lea el Srimad-Bha-gavatam. Su estrella se tornará favora-ble. Las estrellas son desfavorables so-lo para la gente que no está consagra-da al Señor. Son serviciales y amistosas con los devotos del Señor".

"Mas ella está demasiado débil para leer el Bhagavata" -dijo Sri Hari Sinha Ji.

"Entonces, tú puedes leerle".Thakura Hari Sinha comenzó a leerle

el Bhagavata. Las estrellas realmente se pusieron de su lado. Se sanó y aún está viva.

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Pranagopala Gosvami iba a Vrndava-na desde Calcuta cada año, ocasiones en que leía el Srimad-Bhagavatam y otras Escrituras-bhakti a Baba durante un mes. En una ocasión, incluso antes del período programado para su arribo, Baba comenzó a hacer preguntas an-siosas respecto a él a todo aquél con el que se encontraba. La gente se sor-prendía y decía, "Baba, ¿porqué está tan ansioso? El vendrá a la hora progra-mada, a la tarde. Son solo las 12 aho-ra". Pero Pranagopala llegó un día tarde porque hubo un choque de trenes en Baramauli, donde murieron cientos de personas que viajaban en él. El camaro-te en el cual iba él junto a sus compa-ñeros, se salvó, mientras que los cama-rotes anexos, adelante y atrás, se des-trozaron completamente. Cuando Pra-nagopala llegó a Vrndavana, expresó que la ansiedad de Baba había salvado su persona y a su grupo, caso contrario, ¿cómo es que su camarote se había sal-

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vado mientras que el delantero y trase-ro no?. Pranagopala Gosvami era fa-moso por su sabiduría y magistral expo-sición de los sastras. Toda vez que al-guien tenía alguna duda o dificultad, él se aproximaba a Pranagopala Gosvami para resolverla, mas cuando el propio Pranagopala Gosvami tenía alguna du-da o problema, buscaba el consejo de Baba, quien invariablemente resolvía su dificultad. En muchas ocasiones la difi-cultad era resuelta meramente por acu-dir a Baba, sin referírsela en absoluto. Su mera presencia era suficiente para infundir intuitivamente en su mente la solución correcta.

Aún más misterioso que ello fue la forma en que Baba resolvió en una oca-sión el problema de Gauranga Dasa Ba-ba Ji relativo al comentario del sutra, "anandamayo-abhyasat". En esa época, Baba vivía en una cueva de Ramanare-ti, la cual es conocida como Madana-mohana-ki-tibari. Gauranga Dasa fue a

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expresarle su dificultad a Baba desde afuera de la caverna y oyó la solución dada por Baba desde el interior. Luego le preguntó a Gauranga Dasa, "¿Has comprendido?".

"Sí, Baba" -dijo Gauranga Dasa, mas cuando éste regresaba a su kuti, se sor-prendió al ver venir a Baba desde la di-rección opuesta junto a Amolaka Rama Sastri. Gauranga Dasa dijo, "Baba, aca-bo de verlo en su cueva. Tenía cierta di-ficultad con un sutra y Ud. la resolvió. ¿Cómo es que ahora lo veo aquí?".

Baba eludió la pregunta, diciendo, "Muchos santos siddha viven en Vrnda-vana, y son invisibles. Ellos ayudan a los sadhakas en sus dificultades, sin ser vistos".

Pandita Baba era un ejemplo vívido del trnadapi sunicena sloka de Sri Cai-tanya Mahaprabhu, conforme al cual, debemos ser humildes como una brizna de hierba y respetar a todos sin desear

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ser respetados por nadie. Toda vez que asistía a una reunión de tipo religioso en la cual se celebraba katha o kirtana, se sentaba detrás de todos los demás. Nadie tenía el valor de pedirle que se sentara más adelante.

Nunca permitía que nadie tocara sus pies. Un residente de Bihara, que pade-cía de un severlo malestar estocamal recibió el siguiente mensaje durante un sueño, "Si restregas el polvo de los pies de Pandita Baba, tu mal será curado". También le entregó la dirección de Pan-dita Baba. El hombre vino a Vrndava-na, y conoció a Pandita Baba en Ba-nakhandi cuando retornaba a su kutir después del madhukari. Quiso tocar sus pies, pero Pandita Baba lo rechazó y no le permitió hacerlo. El hombre se sintió muy mortificado y desalentado. Alguien le sugirió que fuera a ver a Krpasindhu Baba, quien a su vez le aconsejó que tomara una pizca de polvo de la huella del pie de Baba cuando éste salía para

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el sauca (el llamado de la naturaleza) a la mañana siguiente. Así lo hizo. Se cu-ró inmediatamente de su enfermedad tras restregar el polvo de los pies de Baba en su frente.

Otro hombre de Bihara quien pade-cía del mismo mal, también acudió a Baba. El dijo, "Baba, he venido de Biha-ra. Sufro un mal estomacal, si Ud. es tan amable como para permitirme to-mar el polvo de sus pies, estoy seguro que me curaré". Baba dijo, "La enfer-medad se curará no por tomar el polvo de mis pies, sino por darme el polvo de sus pies". Así diciendo, el tomó el polvo de sus pies y lo restregó en su frente.- La enfermedad de ese hombre se curó de inmediato.

En una ocasión, un hombre que ob-servó a Rama Dasa Baba Ji Maharaja del Pathabari asrama de Calcuta tocan-do los pies de Pandita Baba, le dijo, "Si Ud. permite que un gran santo como

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Rama Dasa Baba Ji toque sus pies, ¿porqué no nos lo permite a nosotros?".

Baba replicó, "Rama Dasa Baba Ji es un mahatma, ya sea que él toque mis pies o me pida que yo toque los suyos, en cualquier caso tengo que acceder".

Baba por lo general era cortés con las visitas, mas cuando alguien acudía a él con alguna propuesta material o hacía algo reñido con las reglas vaisna-va de conducta, se ponía furioso.- En una ocasión, un Raja acudió a él en su ropa habitual, con todo su séquito, lle-vando consigo una bolsa llena de mohuras de oro. Se sentó delante de Baba con dicha bolsa. Baba preguntó, "¿Qué es eso?".

"Algunos mohuras de oro, Baba. Uselos como guste" -replicó el Raja.

Baba dijo, "A mí no me sirven. Entré-guelo a otra persona".

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"Mas lo he traído para Ud., Baba. Tiene que tomarlo" -dijo el Rajá en un tono algo dictatorial.

Baba se puso furioso. Descargó so-bre él una serie de improperios y le pi-dió que se retirara. Aún así, el Rajá in-sistía. Baba entonces gritó, "Si no se va de inmediato, me romperé la cabeza". Estaba a punto de golpear su cabeza contra el piso, cuando el Rajá se puso de pie, tomó el zurrón y se fue.

Dicho Rajá era amigo de un Pandita Vrajavasi. Le narró todo el incidente y dijo, "¿Qué clase de siddha mahatma es? Yo quería prestarle algún servicio, mas él súbitamente me vituperó y pro-firió mil improperios contra mí. ¿De qué le valía insultarme de ese modo?".

El Vrajavasi dijo, "La culpa es tuya. Lo que consideraste que era un servicio a Baba en realidad era todo lo contra-rio. Tú persististe en eso. Por eso Baba se enojó. Tú has cometido una ofensa contra él y por así hacerlo invitaste la

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ira del Señor, quien nunca excusa a na-die por una ofensa cometida contra Su devoto. Puedes librarte de la ofensa si vas con Baba y haces lo que te digo. Si así lo haces, sabrás cuan gentil y cortés es".

El Rajá accedió a hacer lo que el Vra-javasi aconsejaba. Fué junto con él a ver a Baba al día siguiente. No llevó a sus asistentes con él, conforme a su su-gerencia, y no se puso las ropas reales. Fue como una persona ordinaria, con ti-laka en su frente, tulasi-kunti alrededor del cuello y una bolsita de rosario en su mano, lo cual le confería el aspecto de un devoto vaisnava.

Ambos hicieron dandavat delante de Baba y se sentaron. Luego que Baba preguntara por el bienestar del pandita, éste dijo, "Me he enterado que el Rajá le causó mucha perturbación ayer; es-toy seguro que él vendrá a disculparse por la ofensa que ha cometido".

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Baba dijo, "No, no. El no cometió nin-guna ofensa. El fue muy bueno, pues aunque tratándose de un Rajá, el aten-dió mis improperios sin decir palabra. Si yo hubiera aceptado su bolsa para em-plearla en el servicio de los vaisnavas hubiera envenenado su mente. Ade-más, ellos hubieran sido asaltados por ladrones. El Rajá hubiera tenido que su-frir debido a su responsabilidad en aca-rrear dicho estado de cosas".

El Rajá se conmovió al oírlo. Cayó a los pies de Baba y dijo, "Baba, yo soy ese necio Rajá. Tenga la amabilidad de excusarme por la ofensa que he come-tido".

En una oportunidad, Gauranga Dasa Baba Ji fue al Radhakunda, con miras a quedarse allí a pasar la noche y regre-sar por la mañana. Un sadhu de la Bau-la Sampradaya lo persuadió a quedarse esa noche con él. Su verdadero propósi-to era convertirlo a su fé, en la cual la

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compañía de la mujer era una parte es-encial del sadhana. Lo atendió bien, le dio buenas cosas para comer y dispuso su lecho. Cuando estaba durmiendo, sintió el suave roce de una mujer que daba masajes a sus pies. Se puso de pie súbitamente, rechazando a la dama y el sadhu se fue a otro sitio. El sadhu temía que tarde o temprano Gauranga Dasa refiriera el incidente a Pandita Ba-ba Ji y que le fuera imposible permane-cer en Vraja. Pensó que quizás Pandita Baba no daría crédito a su informe si envenenaba de antemano su mente en contra suya. Acudió a él a la mañana siguiente y dijo, "Baba, Ud. piensa que Gauranga Dasa es un buen sadhu. Ud. ignora que él anda con mujeres en se-creto".

Baba no lo pudo tolerar. Se puso muy furioso. Dijo gritando, "¡Tú, diablo. Tienes la osadía de calumniar a un gran santo como Gauranga Dasa. No sabes las consecuencias. Tendrás la muerte

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de un perro furioso. Vé, he dicho que morirás como un perro rabioso".

Poco después fue mordido por un perro rabioso y así murió.

El vairagya de Baba era sin igual. Las únicas posesiones que tenía en su kuti eran un lagoti (3), bahirvasa (4), karava (5) y algunos libros. Si alguien más traía algo, aparte de esto, y lo de-jaba en su kuti, se convertía en una víc-tima de su ira y era echado. Una vez, durante el Verano, Priyasarana Baba trajo un nuevo cántaro lleno de agua y lo guardó dentro del kuti. Baba lo vio al regresar del madhukari. De inmediato lo llevó afuera y lo hizo trizas. Le pre-guntó a Priyasarana, "¿Porqué lo trajis-te?".

Priyasarana replicó, "Lo traje porque está demasiado caluroso y Ud. pide agua reiteradas veces".

"Lo sé, lo trajiste porqué tú tenías que acarrear agua muchas veces del

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pozo. Qué tonto eres, no sabes que eso perturbará mi bhajana, al invitar a los otros a beber agua".

En una ocasión en que Baba estaba enfermo, el vaidya le aconsejó que to-mara makaradhvaja. Syamasundara Dasa, un asistente vaisnava de Baba solía ionizar el makaradhvaja con la ayuda de un kharala (6) y un lorhi (7). De haber sabido Baba que un vaisnava se tomaba tanto trabajo por él, hubiera dejado de tomar el makaradhvaja. De manera que Syamasundara hacía la io-nización cuando Baba salía para el madhukari y siempre escondía de su vista el kharala y el lorhi. Por algún motivo el lorhi se rompió y Syamasun-dara le solicitó a Kusala Sinha Ji que tra-jera otro. Un día, Baba vió a Kusala Si-nha Ji entregando algo envuelto en un trozo de papel a Syamasundara. Luego que Kusala Sinha se hubiera ido, le pre-guntó a Syamasundara qué había traí-

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do. Este dijo, "Nada, Baba, solo un pe-queño lorhi para moler el makaradhva-ja".

Baba se puso de pie, con el rostro enrojecido de ira.- Levantó su karava y la bolsita del madhukari y dijo, "¡Sólo un pequeño lorhi! Tú vive aquí con el lorhi, yo me voy!". Cuando se disponía a irse, Syamasundara cayó a sus pies y dijo, "¡Baba! He cometido una ofensa. Tenga la amabilidad de perdonarme, si no, moriré".

"Entonces vé y devuelve inmediata-mente el lorhi".

Syamasundara de inmediato fue a devolver el lorhi a Kusala Sinha Ji. Así la ira de Baba cedió.

Baba solo tomaba el madhukari de los Vrajavasis, e incluso de ellos, no to-maba nada ajeno a Vraja. Una vez, al-guien trajo parabala (8) en gran canti-dad para Narahari Dasa Baba Ji, el mahatma del Radhakunda. Narahari

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Dasa envió un poco de parabala a Pan-dita Baba, quien dijo al hombre que se lo había llevado, "Vé a decirle a Nara-hari Baba que no debe enviarme nada que provenga de las afueras de Vraja".

Un visitante que estaba presente, di-jo, "Baba, ¿qué mal puede hacerle to-mar algo traído de afuera?"-

Baba replicó, "¿Tú haces bhajana? Si hicieras bhajana te darías cuenta el da-ño que se provoca al tomar algo de afuera".

Quizás a una persona ordinaria le sea difícil entender esto. Pero Baba no era una persona ordinaria, el era un santo, cuyo corazón era puro y total-mente rebosante de Vraja y el Vraja-li-la. No había en él sitio para nada que no fuera parte y porción de Vraja o que de alguna manera estuviera asociado con algo afuera de Vraja. Tal cosa le parecía inaceptable, como un punto ne-gro en un lienzo blanco.

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Baba tampoco tomaba el prasada de los templos en los cuales se efectuaba el servicio a las deidades con el aporte financiero de una persona de mentali-dad materialista. Una vez Kusala Sinha Ji trajo el prasada de Govinda Ji desde Jaipura, junto con una guirnalda de flo-res usada por Govinda Ji. Baba usó la guirnalda con placer, mas solo tomó una pizca del prasada para evitar el aparadha y distribuyó el resto entre los vaisnavas. Le dijo a Kusala Sinha Ji, "Nunca vuelvas a traer el prasada de Govinda Ji. Solo Govinda Ji puede dige-rirlo". El seva de Govinda Ji era financia-do por el Maharaja de Jaipura.

Nuevamente, quizás no entendamos que el prasada financiado por una per-sona dada a los disfrutes mundanos no es bueno para la salud espiritual del sadhaka, mas esto es un hecho, que ha sido comprobado por los sadhakas infi-nidad de veces. Las sutilezas del mun-do espiritual están más allá de la asimi-

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lación de nuestra mente material. Si a Baba se le entregaba a sabiendas o no, algo para comer que no provenía de una fuente apropiada, el podía detec-tarlo fácilmente debido a la perturba-ción sutil que generaba en su mente. Las subsiguientes preguntas acerca de su origen, confirmaban siempre su in-tuición.

En una oportunidad, Rajarsi Bana-malai Rai Bahadura envió el prasada de su deidad Sri Vinodi Lala a Baba. Ba-ba solo tomó una pizca y el resto lo dis-tribuyó entre los demás. A la noche, Vi-nodi Lala le dijo en un sueño, "¿Porqué no tomaste Mi prasada? Mi seva se ha-ce con los ingresos de Mi propiedad, no los de Banamali Rai". Ello era correcto. La propiedad de la cual provenía el in-greso con el cual se efectuaba el seva de Vinodi Lala, estaba a Su propio nom-bre.

A la mañana siguiente, Baba hizo todo el trayecto desde Govardhana al

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templo de Vinodi Lala en Vrndavana, a pie, y mendigó su prasada. Comió todo el prasada que pudo. Luego de ese inci-dente, no volvió a dar a Vinodi Lala oportunidad de que se quejara por algo semejante.

Al igual que cualquier otro siddha mahatma, Baba tenía la capacidad de hacer milagros, mas el trataba en la medida de lo posible de no emplearla, por temor a ser conocido como siddha purusa. Empero, si las circunstancias lo obligaban, trataba de explicar el mila-gro de uno u otro modo. Una vez, Pra-nagopala Gosvami le envió 200 Rs. pa-ra alimentar a los vaisnavas en coinci-dencia con el aniversario de la muerte de su madre. Conforme, Baba dispuso una fiesta a la cual se invitó a innume-rable cantidad de vaisnavas. Ese mis-mo día llegó Rama Dasa Baba Ji y su grupo de vaisnavas bengalíes desde Calcuta. Rama Dasa Baba envió un

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mensaje a Pandita Baba, avisando que iría a su asrama con su grupo al ano-checer para celebrar el Gaura Gadadha-ra kirtana. La principal instrucción de Baba a Krpasindhu Dasa Baba era que todo vaisnava que llegara al asrama en el momento del utsava o fiesta, debia ser alimentado junto a los demás vais-navas. Por consiguiente, siempre se preparaba comida extra para 10 ó 12 personas más. Pero en el grupo de Ra-ma Dasa Baba Ji había unos 300 vaisna-vas, los cuales no podrían ser alimenta-dos con la poca cantidad de alimento preparado. Krpasindhu Baba transmitió su preocupación al respecto a Pandita Baba, quien trató el problema de mane-ra ligera. El dijo, "No te preocupes. Los vaisnavas bengalíes comen muy poco". Esto no alivió a Krpasindhu Baba de su ansiedad. ¿Pero qué podía hacer? Se resignó al destino. Sin embargo, al anochecer, cuando la fiesta había ter-minado, se sorprendió al notar que aún

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sobraba una pequeña cantidad de co-mida, luego que todos habían comido. Baba dijo a Krpasindhu, "¿No te dije que los vaisnavas bengalíes comen muy poco?". Krpasindhu Baba no dijo nada, pero se rió para sus adentros de la sagacidad de Baba.

De a poco, Baba envejeció mucho y se debilitó. Ya no le era posible salir al madhukari.- Comenzó a vivir a base de jugos de fruta, mas aunque físicamente débil estaba mentalmente alerta y su bhajana continuaba como de costum-bre. Se levantaba a las 2 de la mañana y continuaba sentado con la japa y el li-la-smarana hasta las 2 de la tarde. El nama-japa era una parte de su vida; continuaba todo el tiempo, sin descan-so. Incluso dormido, se le oía cantar el nombre. Su dedo, que permanecía afuera de la bolsita del rosario cuando hacía la japa, se había puesto tan tieso

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que ya no podía doblarse ni usarse si-quiera para comer.

Lentamente, la ingesta de jugos de fruta por parte de Baba también fue disminuyendo, y su debilidad fue en au-mento. La mayor parte del tiempo se quedaba en su cama, en el kuti. Cuan-do deseaba salir del kuti sus asistentes lo llevaban en su cama. Una vez, mientras era llevado afuera de ese mo-do, cantó con humor, "Ramanama satya hai" (solo el nombre del Señor es verdad). Por tradición, esta línea es cantada sonoramente por los portado-res de un cuerpo muerto, al ser llevado a la pira funeraria. Aunque la línea fue entonada por Baba con mucho humor, Krpasindhu Baba pensó que su fin se aproximaba.

Al saber que el estado de Baba ha-bía empeorado, Kusala Sinha Ji y Hari Sinha Ji acudieron desde Jaipura. Lla-maron a un Vaidya de Calcuta y se ini-ció el tratamiento. Pero qué podía ha-

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cer el Vaidya, si el propio Baba no que-ría vivir. Al cabo de unos días, Kusala Sinha Ji y Hari Sinha Ji regresaron a Jai-pura. Al despedirse de Baba, Hari Si-nha Ji oró mentalmente para que tanto el como Kusala Sinha Ji fueran avisados antes de que el fin temido llegara. Su silente plegaria fue notada por Baba.

Baba solicitó a Krpasindhu Dasa que llamara a Gada-dhara Dasa Baba Ji, Kir-taniya y su grupo de Govardhana, y arreglara un mes de astakalina lila kir-tana en el asrama. Era otra indicación a Krpasindhu Baba que Pandita Baba preparaba su fin. Hizo todos los arre-glos para el kirtana, el cual duró todo un mes, tiempo en el cual Baba se ab-sorbió en el lila.

Una noche, cuando todos los íntimos de Baba estaban sentados cerca suyo, el dijo, "Cuando deje el cuerpo, uds. de-jen el bagici y vayan a alguna otra par-te". Quizás lo dijo para asegurarse que

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ninguno de los presentes se apropiara del bagici tras su marcha.

Alguien preguntó, "Baba, ¿su samadhi?".

"Samadhi no. Vuestro bhajana será mi samadhi".

"¿Y el utsava?" (9)."Nada de utsava. Ese día todos trae-

rán madhukari, se sentarán juntos y co-merán".

Luego, volvió su mirada hacia los jó-venes sadhakas de su asrama y dijo, "Salven a estos chicos de las mujeres".

Al día siguiente era Radhastami. Ba-ba ayunó como era habitual. En Ekadasi volvió a ayunar. Krpasindhu Baba insis-tió ambos días en que tomara algo de pañcamrta o al menos un poco de agua, porque se estaba debilitando de-masiado con cada ayuno, pero fue en vano. Ante tanta insistencia, el dijo con las manos juntas, "Por favor, no rompas mi ayuno".

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Tras un par de días, le pidió a Krpa-sindhu que telegrafiara a Kusala Sinha Ji y a Hari Sinha Ji. Krpasindhu no prestó ninguna importancia a eso pues consi-deraba que la condición de Baba aun no era tan grave. Al día siguiente, Baba preguntó, "¿Has enviado el telegrama a Jaipura?".

Tras eso, Baba entró en samadhi. El telegrama fue enviado.

En dvitiya, el segundo día del Krsna-paksa del mes de Asvina, Baba súbita-mente habló. Le dijo a Krpasindhu, "Mi-ra, mira, Priya y Priyatama (Radha y Krsna) han venido".

"¿Priya-Priyatama están solos o su mañjari svarupa (cuerpo siddha) tam-bién está allí?" -preguntó Krpasindhu.

Baba replicó, "Mi mañjari svarupa también está allí.".

En caturthi, el cuarto día del mes, Baba le pidió a Krpasindhu que le pre-parara un lecho de raja (polvo sagrado)

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de Vrndavana. Todos se sacudieron al oírlo.

El lecho fue preparado y Baba fue tendido allí. Justo entonces llegaron Ku-sala Sinha Ji y Hari Sinha Ji de Jaipura. Kusala Sinha Ji llevaba consigo el pra-sadi mala (guirnalda) de Govinda Ji. Co-locó la mala alrededor del cuello de Ba-ba. En ese momento, Baba dejó el cuer-po.

Govinda Ji había venido en la forma de la mala y se lo llevó.

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CAPITULO XIX

Sri Manohara Dasa Baba Ji

El primer nombre de Manohara Dasa Baba Ji había sido Mahendra. Nació en 1847, en un pueblo llamado Madhava-pura en el Distrito de Nadiya. Su ma-dre, Pyari-sundari, murió cuando él con-taba seis años de edad y su padre, Sri Bholanatha Adhikari, a sus trece años. Tras la muerte de su padre, tómo el diksa-mantra de Sri Nandakisora Gos-vami, un descendiente de Sri Advaita-carya.

Mahendra se aficionó a aprender desde su temprana niñez. Completó su educación primaria en un tola de Madhavapura. Después de la iniciación, fue a Navadvipa a estudiar Gramática Sánscrita, Alamkara, Nyaya y Darsana, en primer término con Vipinacandra Bhattacarya y luego con Sri Krsnacan-dra Smrtiratna.

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Tomó vesa de Sri Svarupa Dasa Ba-ba Ji del Bana Akhana de Navadvipa. Tras el vesa fue llamado Manohara Da-sa. Mientras estuvo en Navadvipa, Ma-nohara Dasa tuvo la buena fortuna de disfrutar la compañía del siddha Sri Cai-tanya Dasa Baba, Pandita Narottama Dasa Baba Ji Maharaja, del Bana Askha-na de Navadvipa y el siddha Sri Bhaga-van Dasa Baba de Kaina.

En 1881, fue a Vrndavana. Por cinco años estudió los Bhaktisastras de Sri Gopilala Gosvami Prabhu del templo de Sri Radharamana y accedió a la compa-ñía de siddha Mahatmas como ser Bala-rama Dasa Baba Ji, de Jhanumandala; Jagadisa Dasa Baba Ji, de Kaliyadaha y Nityananda Dasa Baba de Madana-mohana Thaura. Posteriormente, practi-có el bhajana en Kusuma-sarovara, Ka-myavana y Nandagrama. En 1893, al-guien le solicitó en un sueño que fuera a vivir al Govindakunda, a los pies de Giriraja. Desde entonces, vivió en un

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kuti debajo de un árbol baniano, en un jardín del Govindakunda. En ese mo-mento, el siddha Sri Ramakrsna Dasa Pandita Baba vivía en Puchari, a solo una milla y media de distancia del Go-vindakunda. A menudo, cuando iba por madhukari al pueblo de Anaura, visita-ba también a Manohara Dasa Baba en el Govindakunda y disfrutaba conversar con él sobre diversos temas relativos al lila de Radha-Krsna.

En 1915, Manohara Dasa Baba cons-truyó una cueva en el Govindakunda, en la cual vivió practicando el bhajana durante todo el día, saliendo solo al anochecer por el madhukari. Todo el tiempo realizaba el lila-smarana y el na-ma-japa, los cuales continuaban hasta la noche. Dormía muy poco, quizás so-lo un par de horas por día. Repetía el harinama no menos de 7 veces al día. (1)- Solo comía roti (pan) con sopa pre-parada con hojas del árbol nim. Con el tiempo, abandonó el roti y solo tomaba

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un poco de leche. Evitaba la compañía de la gente y hablaba muy poco. Era sumamente humilde. Se inclinaba ante todos y nunca permitía que nadie toca-ra sus pies. Siempre hablaba mal de sí mismo.

Su absorción en el bhajana era tan profunda, que casi siempre estaba in-consciente de su cuerpo. Los sadhus de Govardhana usan un mosquitero para protegerse de los mosquitos, mas cuan-do le insistieron en que también lo hi-ciera, el expresó, "Los mosquitos no nos causan ningún daño. Solo nos ayu-dan en el bhajana, evitando que durma-mos".

En una ocasión, hacía tanto frío en Vraja que la temperatura estaba por debajo de la marca cero. Baba solo te-nía un kantha (tela hecha con hilados) para cubrirse. A la noche, su cuerpo temblaba de escalofríos y le perturbaba el bhajana.- Enojado con el cuerpo, fue a sumergirse al agua helada del Govin-

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dakunda. Navadvipa Dasa Baba que vi-vía en las cercanías, le preguntó porqué se había sumergido en el kunda a la no-che. El replicó, "El cuerpo ha comenza-do a pedir más ropa, debe ser discipli-nado".

Navadvipa Dasa Baba expresó, "Si hace mucho frío es necesario usar una manta".

"Los vairagys, que han renunciado al mundo, no usan manta" -retrucó Baba.

La dedicación plena y entusiasta de Baba al bhajana y su total indiferencia al cuerpo y al mundo, eran proverbia-les. No debe sorprender por tanto que la misericordia de Radha-Krsna descen-diera sobre él y se volviera un siddha. Solía percibir directamente el Krsna-lila. Escribió un libro relativo al Krsna-lila, ti-tulado Vaidaghi-vilasa. También escri-bió un libro sobre Harinama, titulado Namaratna-mala.

Una vez un vaisnava le preguntó la forma de superar los obstáculos y difi-

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cultades en el bhajana. El replicó, "Se debe ser firme en el bhajana. Para un hombre que practique el bhajana conti-nuamente, con todo su corazón y alma, sin cuidarse de su vida y todo lo demás, los obstáculos le parecen tan ilusorios como los cuernos de una liebre. El Se-ñor Mismo suaviza el sendero del bhaja-na para él. Mas eso no sucede en un día; se necesita de perseverancia y de paciencia".

Manohara Dasa Baba solía decir que el bhajana no es posible sin la completa rendición a los pies del Señor, y la total dependencia en El. Es solo en el estado de profunda dependencia en El que se disfruta de la tranquilidad mental, la cual es necesaria para el bhajana. Una mente perturbada por diversas clases de ansiedades materiales no es ade-cuada para el bhajana.

Definió el bhajana como el estado en el cual la mente se absorbe completa-mente en la meditación del Señor, y

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rehúsa el pensamiento de todo lo de-más, como si fuera veneno.

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CAPITULO XX

Sri Madhava Dasa Baba Ji

Sri Madhava Dasa Baba nació en 1851 en el pueblo de Bargharya, situa-do cerca de la confluencia de los rìos Mahan,+anda y Padma, en Bengala. Solo era un niño cuando su padre muriò, por consiguiente, no pudo terminar su edu-cación. Solo había aprendido a leer y a escribir cuando comenzó a emplear la mayor parte de su tiempo en el estudio de la literatura bhakti, el kirtana y el sadhu-sanga (compañía de personas santas). A la edad de 27 años, renunció al mundo y fue a Vrndavana. Tomó ini-ciación de Sri Parmananda Prabhupada de Srngaravata y comenzó a hacer el bhajana.

Al cabo de cierto tiempo, obtuvo el permiso del guru para practicar el bha-jana en algún sitio tranquilo y solitario

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de Vraja. Fue al Samkevata a vivir con Sri Jagadananda Dasa Ji, un discípulo del siddha Nityananda Dasa Baba de Vrndavana. Madhava Dasa Baba se be-nefició muchísimo con la compañía de Jagadananda Dasa, quien era un sadhaka ideal. Ambos salían por sepa-rado al madhukari al anochecer, mas se sentaban a comer juntos a su regreso.

Un día, Madhava Dasa Baba consi-guió un poco de crema de leche en el madhukari. Al sentarse a comer, dijo, "Sería mejor si le añadiera un poco de sal a la crema de leche. Iré a mendigar algo de sal".

Jagadananda Dasa Baba le advirtió, "Madhava Dasa, no cedas a ninguna tentación. ¡Siempre cuídate de la men-te! Pues es incansable por naturaleza. No hay límite a sus demandas y anhe-los. Hoy es un pedido de sal, mañana será melaza y luego dulces y no sé qué más. Tu bhajana se arruinará". Apren-

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dió a contentarse con lo que sea que obtuviera por el madhukari.

En una ocasión, se celebró un festi-val en cierto pueblo. Madhava Dasa ha-bía ido allí a participar de la fiesta. Al regresar, Jagadananda preguntó, "¿A qué distancia está ese pueblo?".

"A cuatro millas" -replicó Madhava Dasa.

"¿Cuántas malapuas (1) comiste?"."Ocho"."¿Cómo te sientes ahora?"."Me siento cansado y soñoliento"."Luego, ¿porqué vivir en un sitio

donde tienes que recorrer cuatro millas para comer malapua? ¿Porqué no ir a vivir a Vrndavana donde los festivales y fiestas son tan frecuentes, y no hace falta ir tan lejos para comer kacori (2) y malapua?".

La reprimenda de Jagadananda Dasa Baba tuvo el efecto deseado. Madhava Dasa dejó de asistir a los festivales.

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Tras algún tiempo, Jagadananda Da-sa fue a Barasana a vivir en la ribera del Bhanukunda. Madhava Dasa lo acompañó. Mientras vivió en Barasana, Madhava Dasa también tuvo la oportu-nidad de disponer del satsanga (compa-ñía santa) de Pandita Ramakrsna Dasa Baba y Sri Haricarana Dasa Baba Ji.

Desde Barasana, Madhava Dasa fue a Kamyavana, donde vivió y practicó el bhajana por determinada cantidad de años en la orilla del Vimalakunda, cerca del sitio donde el siddha Jayakrsna Da-sa Baba solía hacer el bhajana. La sin-gular aplicación al bhajana continuó por cierta cantidad de años, purificando su mente. Los remanentes sutiles de to-dos los apegos materiales y deseos, fueron eliminados. El único deseo re-manente era el deseo del darsana de Radha y Krsna. Dicho deseo se volvió tan fuerte que llegó a serle imposible vivir sin cumplirlo. Un día, consideró verdaderamente la posibilidad de suici-

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darse. Se dijo a sí mismo, "He estado haciendo bhajana por mucho tiempo, pero los dos Señores de mi corazón cu-yo bhajana he estado realizando no se aparecieron ante mí ni siquiera en un sueño. Ni siquiera Radha que es mise-ricordiosa por naturaleza, ha sido ama-ble conmigo. Empero..." -se dijo-, "no puede atribuírsele a Ella la culpa, la cul-pa debe ser mía. Tengo el corazón lleno de mañas y mi bhajana no ha sido sin-cero. Realmente no merezco tener Su darsana. Entonces, ¿para qué cargar con el peso inútil de mi vida?. ¿Porqué he de salir al madhukari y sufrir un do-lor innecesario para mantener juntos cuerpo y alma? Dejemos que el cuerpo muera". Ese día no salió al madhukari; el fuego del arrepentimiento y el auto-reproche ardía en su corazón. Se tiró a llorar. Justo entonces una jovencita brahmini llamó a su puerta, "¡Baba, oh, Baba!". El abrió la puerta y vio a la niña parada con un thala (platillo de metal)

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en su mano, lleno de puri (3), kacori, khira (4) y otras cosas deliciosas para comer. Ella dijo, "Baba, no saliste hoy al madhukari. Mi madre te envía ésto. De-bes comer".

Baba reconoció a la niña. Su llegada con comida, justo en el momento en que había decidido no salir al madhuka-ri ni comer más nada, le hizo pensar que era un amable gesto de Radharani, quien había urgido a la madre de la jo-vencita a enviarle comida. Tuvo la se-guridad que antes o después sería ben-decido con Su darsana. Aceptó el ali-mento.

Los Vrajavasis consideran todo lo ofrecido por un sadhu a partir de su madhukari como sagrado, y lo comen con deleite. Por consiguiente, Madhava Dasa Baba solicitó a la niña que comie-ra algo de las buenas cosas traídas por ella. Mas ella dijo, "No, Baba, hoy un vecino me ofreció las mismas buenas cosas para comer, y he comido hasta

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saciarme. Ya no puedo comer nada más".

La niña se fue. Baba se sentó a co-mer. Se sorprendió por el olor y sabor celestiales de lo que ingería, y por los sattvika bhavas que generaba. Había tomado el madhukari de la casa de la niña muchísimas veces con anteriori-dad, mas nunca antes había tenido esa experiencia.

Además, entonces comenzó a pen-sar que él nunca había visto en el ros-tro de la jovencita el brillo percibido esa vez, cuando llegó con la comida, ni nunca antes lo había mirado tan tierna-mente ni hablado con él de manera tan dulce. ¿Se trataba entonces de la mis-ma niña o la propia Radharani había ve-nido a su casa amablemente disfraza-da? El pensamiento le provocó un esca-lofrío e hizo asomar lágrimas en sus ojos. De inmediato se dirigió a la casa de la niña. Su madre estaba ordeñando una vaca enfrente de la casa. Ella dijo,

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"Baba, se demoró hoy. Espere un po-quito; le traeré el madhukari".

"¡Ma! ¿Acaso no me envió ya un tha-la lleno de puri, kacori y khira a través de su lali?".

"¿Qué? -dijo la dama. "Alguien más debe haber enviado esas cosas. Mi hija no ha salido desde la mañana".

"No, Ma, pregúntele a Lali. Fue ella quien vino y me las trajo".

De inmediato la mujer llamó a su hi-ja y dijo, "Mira, Lali, ¿qué dice Baba? El dice que tú fuíste a verlo hace un rato con un thala lleno de puri, kacori y khi-ra". Y la dama se rió. La niña también rió y dijo, "Baba, Ud. debe haberlo so-ñado. ¿Estaba despierto o dormido cuando me vió entregándole el thala?".

Baba se complació de que hubiera sido Radharani quien jugara el truco, mas de modo de esconder el hecho, di-jo, "Sí, Lali, tienes razón. Debo haber soñado despierto. No sé qué me pasó" -y volvió a su casita.

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Baba estaba feliz de que Radharani finalmente le hubiera concedido Su dar-sana, mas se lamentaba que Ella hubie-ra venido disfrazada de la niña brahmi-ni. Se acusó únicamente a sí mismo por ello pues pensó que no merecía verla en Su forma real.

Se explica que el bhakti es la madre de la humildad. Madhava Dasa era tan humilde que se consideraba a sí mismo el más bajo de los bajos e intocable por los demás. Por ello, nunca aceptó la in-vitación a un bandhara o fiesta, mas cuando se realizó un bandhara en Srn-garavata, la residencia de su guru, de-bió asistir. Su guru sabía que él no se sentaría a comer en el pangata (línea) de los vaisnavas, por consiguiente, lo hizo sentar en la hilera de las personas de clase baja y los mendigos, pese a las protestas proferidas por los vaisnavas.

La humildad de Madhava Dasa y su devoción en el servicio de los vaisnavas

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le hicieron querido a todos los vaisna-vas de Vraja. Ellos le ofrecieron nom-brarlo el mahanta (cabeza) del asrama del siddha Jaikrsna Dasa Baba de Kam-yavana. El no podía pasar por alto a los vaisnavas, por lo que accedió a ser el mahanta por un breve período, tras el cual vagó libremente por Vraja. Vivió largo tiempo en Vrndavana, a veces en el Samadhisthana de Gopala Bhatta Gosvami, otras en el Lotana-kuñja y otras más en Jhanumandala.

Mientras vivió en Jhanumandala en una ocasión consideró la creencia gene-ral de que Sanatana Gosvami, especial-mente encargado por Sri Caitanya Mahaprabhu con la responsabilidad de velar por las necesidades de los vaisna-vas que renunciaban al mundo e iban a vivir a Vraja para el bhajana, cumplía con su responsabilidad hacia ellos y no les permitía irse sin comer. Decidió, -de modo de poner a prueba dicha creencia-, no salir al madhukari ese día

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y solo comer si alguien le ofrecía algo por su cuenta. Posteriormente, al pasar por el samadhi de Gopala Bhatta Gos-vami ese día, vió a Mathura Dasa Baba, el sevaka (servidor) del samadhi, para-do a la puerta del mismo, como si estu-viera esperándolo. Al verlo, le dijo, "Ba-ba, ¿sale al madhukari? Hoy no vaya. Venga, entre. El bhoga de Thakura está listo. Yo tengo fiebre. Tenga la amabili-dad de ofrecerlo al Thakura y a Gopala Bhatta Gosvami y coma". Madhava Da-sa así lo hizo. Su corazón se llenó de gratitud hacia Sanatana Gosvami, cuya misericordia realizó así completamente.

En 1892, Sri Radhikanatha Gosvami llegó a Vrndavana. Madhava Dasa fue atraído por él en mérito a que su alma inspiraba el Hari-katha (discursos sobre Sri Hari). Radhikanatha Gosvami, a su vez, fue atraído por Madhava Dasa de-bido a su bhava-bhakti y a su capaci-dad para entender y disfrutar las deli-

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cias del Rasa. Ellos intimaron mucho hasta que les fue imposible vivir el uno sin el otro.- Se sentaban a diario juntos y hablaban por horas de Krsna y el Krsna-lila, perdiendo la conciencia del tiempo y el lugar, el hambre y el sueño.

En 1894, Rajarsi Banamali Raya-bahadura, el Jamidara de Tanasa, llegó a Vrndavana. Fue atraído tanto hacia Radhikanatha Gosvami como hacia Madhava Dasa, y se unió a ellos. Po-seía una casa palaciega en el Radhakunda, donde vivió por cierto tiempo, mas construyó otra en Vrnda-vana, hoy llamada Tanasa Mandira. Vi-vió allí para poder tener siempre la compañía de Madhava Dasa Baba Ji.

Sri Krsnakanda, un sannyasi de la Sankara Sampradaya, fue sumamente influenciado por Madhava Dasa Baba, tanto que llegó a considerarlo su guru. Por consejo suyo, tomó diksa de Prana-gopala Gosvami y se convirtió en un

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vaisnava prominente de la Caitanya Sampradaya, la cual contaba con mu-chos seguidores.

Durante unos 18 ó 19 años, hacia el final de su vida, Madhava Dasa Baba vi-vió en el Asrama de Gopala Chanidara en Gopinatha Bagha. Durante ese pe-ríodo, el patha, kirtana y vaisnava-seva fueron una característica regular del as-rama. Sri Raghunandana Prasada Si-nha, el Rajá de Munghera, solía finan-ciar la mayoría de esas actividades. En una ocasión, Madhava Dasa dijo al Ra-já, "Cuando muera, los vaisnavas acudi-rán a tí por donaciones en relación a un utsava (celebración con fiesta) en dicha ocasión. No les des nada. Dame a mí tanto como puedas ahora, de modo que pueda destinar más al patha y al kirta-na". El Rajá hizo donaciones con mayor libertad.

En 1933, Madhava Dasa dejó el cuerpo para ingresar al Vrndavana tras-

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cendental, en medio del kirtana cele-brado por el famoso Kirtaniya Sri Gane-sa y su grupo, y en presencia de Prana Gopala Gosvami y otros vaisnavas pro-minentes.

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CAPITULO XXI

Sri Jagannatha Dasa Baba Ji

Vivía en Barasana, en la ribera del Bhanukunda, un Baba Ji que dejó atrás Vardhamana, su lugar natal a temprana edad y vino a Barasana a vivir aquí y meditar con la esperanza de ser bende-cido con el darsana de Radharani. Su nombre era Jagannatha Dasa Baba Ji.

Baba vivía solo a base de unos po-cos trozos de pan obtenidos en el madhukari, aunque en su vivienda po-dían observarse cántaros de arcilla con-teniendo arroz, trigo, legumbres y otros granos alimenticios y cantidad de pe-queños zurrones conteniendo amalaki (mirolábano), harra, bahera y otros re-medios. Los mismos no estaban desti-nados a él sino a los sadhus y Vrajava-sis que los necesitaran. También coci-naba para ellos en ocasiones.

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En una ocasión, Barasana sufrió una severa hambruna. Los ruegos y lamen-tos por misericordia impregnaban el cielo de Barasana. Baba vacilaba en acudir a los Vrajavasis para el madhukari; tampoco podía consumir los alimentos almacenados para los sadhus. Debió entregarlo todo, pues eran los más gravemente afectados por la hambruna. No podía ir a ninguna otra parte, pues de solo pensar en salir de Barasana, su corazón se apesadumbra-ba y lloraba. No sabía que hacer; pasa-ba día tras día con un bocado de comi-da, mas finalmente decidió irse de Ba-rasana.

Al disponerse a partir con sus bártu-los, una jovencita Vrajavasi a la cual co-nocía, vino a preguntarle, "¿Baba, dón-de vas?".

"A alguna parte" -dijo Baba, con lá-grimas en los ojos.

"¿Pero porqué?".

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"¿Porqué? Hay escasez de madhukari aquí en la villa. ¿Cómo pue-do vivir sin él?".

"¿Qué dices, Baba?. ¿Escasez para tí? Mi madre te guarda madhukari to-dos los días. ¿Porqué no vienes? Incluso hoy te ha guardado algo en la cocina. Vé y tómalo, y no te vayas de aquí".

Baba tenía mucho hambre. Pensó que si la madre de la niña le había re-servado algo de madhukari, era mejor si comía antes de partir. Regresó a su vivienda, guardó sus pertenencias y se dirigió a la casa de la joven.

En cuanto el padre de ella vió a Ba-ba, le dijo, "Baba, qué tarde ha venido. Ya no queda madhukari. ¿Porqué no vino más temprano?".

"Mas vine porque su lali me invitó, ella me dijo que su madre había guar-dado el madhukari para mí en la coci-na".

"¿Mi lali?" -dijo el Vrajavasi sorpren-dido. "Ella no está aquí. Ella se fue a lo

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de su suegro hace mucho. Debe haber-la confundido con otra niña".

"No, no. Era ella, estoy seguro".El Vrajavasi sonrió, mas se dirigió a

su esposa y le dijo, "Fíjate si hay algo en la cocina y dale a Baba de comer. Debe estar hambriento".

Su esposa se dirigió a la cocina. En cuanto abrió la puerta de la misma, gri-tó, "¡Oh Dios mío, qué maravilloso! ¿Quién guardó este thala lleno de rotis, dala, arroz y vegetales aquí? Yo no fuí".

Los Vrajavasis estaban estupefactos, mas súbitamente pensaron: "Debe ha-ber sido la propia Radharani quien fue a invitar a Baba disfrazada de mi lali y quien guardó este thala en la cocina para Baba. ¿Quién más pudo haber si-do?". Baba pensó lo mismo. Rebosaba tanto de bhava que las lágrimas fluían sin cesar de sus ojos y su corazón, abrumado por un intenso sentimiento de gratitud hacia Radharani, se hundió

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profundamente en el océano de Su mi-sericordia.

La esposa del Vrajavasi le entregó a Baba todo lo que Radharani había colo-cado en el thala para él. Baba acostum-braba aceptar solo trozos de pan en el madhukari, pero en esta ocasión aceptó el arroz, dala, y también las demás co-sas, porque el madhukari provenía de Radharani.

Cuando Baba se despedía de los Vra-javasis, ambos esposos dijeron, "Baba, venga todos los días por madhukari". Baba recordó la aseveración de Krsna en el Gita que El Mismo se encargaba de Sus devotos y el relato sobre el bra-hmana que dudó de su veracidad. El relato es como sigue:

Vivía en Jagannatha Puri, un brahma-na pandita virtuoso con su esposa. Vi-vía a base de donaciones, pues era muy devoto. Amaba el Gita y solía pa-sar todo el tiempo leyendo y meditando

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en sus versos. En una ocasión, meditó sobre el siguiente sloka:

ananyascintayanto mam ye janah par-yupasatetesam nityabhiyuktanam yogasemam vahamyaham

(Gita 9.22)

"Aquéllos que están exclusivamente consagrados a Mí y siempre piensan en Mí y en nada más, Yo Mismo asumo la responsabilidad de cumplir todas sus necesidades (incluyendo el deseo de emancipación o el alcance de Mis pies) y los protejo de todas las enfermeda-des".

Pensó que la palabra vahamyaham, la cual significa, "Yo Mismo asumo la carga de cumplir sus necesidades" no era apropiada. Debería haber sido karo-myaham, que significa, "Yo arreglo el cumplimiento de sus necesidades o ha-

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go que se concreten mediante terce-ros". "¿Porqué habría Krsna, quien era el controlador y gobernador del univer-so, y cuyas órdenes son obedecidas por Brahma, Siva y Visnu y todos los demás dioses y diosas, El Mismo portar alguna carga sobre Su cabeza? De modo que tachó la palabra "vahamyaham y escri-bió "karomyaham".

Un día, llovía tan fuerte que el brah-mana no pudo salir a colectar. Tanto él como su esposa debieron quedarse sin comer. Salió al día siguiente, cuando las lluvias cesaron. No mucho después de haber salido, un jovencito muy apuesto, que llevaba provisiones sobre su cabeza y cuya frente sangraba debi-do a un raspón, entró y dijo a su espo-sa, "Ma, Pandita Ji ha enviado este pra-sada". La esposa de Pandita estaba en-cantada de contemplar el rostro amoro-so del jovencito y oír su dulce voz, mas se apenó ante la vista de la sangre que

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manaba de su frente. Ella dijo, "Niño mío, ¿quién te ha lastimado?".

"Pandita Ji" -replicó éste."¡Pandita Ji! ¿Qué Panditaji?"."Tu esposo"."¡Mi esposo! El es muy simple y de

buen corazón. ¿Porqué habría de lasti-mar a un niño encantador como tú?".

"Te digo la verdad, Ma. Fué tu espo-so quien hirió mi frente con la punta de un dardo".

"¿Pero porqué?"."Sólo él sabe porqué".El niño puso las provisiones delante

de la dama y desapareció. Ella se azoró al verlo desparecer ante sus ojos.

Cuando el brahmana regresó, su es-posa le narró el incidente, reflejando desconcierto, pena y resentimiento. El pobre brahmana quedó completamente mudo. Su arrepintimiento y dolor eran infinitos, pues no le tomó mucho tiem-po entender quién era ese encantador muchachito. El pensamiento de que el

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Gita era una imagen verbal de Krsna se adueñó de él, y que por borrar una de sus palabras con su pluma, el realmen-te había herido el cuerpo de Krsna. Además, por el hecho de que El Mismo había traído las provisiones a su casa, El había probado que dicha verdad era literal, en el sentido de que El Mismo portaba la carga de la responsabilidad del cumplimiento de las necesidades de Sus devotos. El brahmana estaba tan lleno de remordimiento debido a su cul-pa, que cayó desmayado al suelo.

Mientras Jagannatha Dasa Baba pen-saba en esa historia, se dijo a sí mismo, "Si Krsna es tan misericordioso con Sus devotos, ¿cómo habría Radharani de quedarse atrás?- Ella es aún más mise-ricordiosa".

El autor del Gaudiya Vaisnava Jivana escribió hace unos cincuenta años que incluso en esa época, por la gracia de Radharani, Banakhandi, el descendien-

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te de la familia Vrajavasi, quien solía darle madhukari a Baba, fue el hombre más feliz y rico de Barasama. (1)

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CAPITULO XXII

Sri Pranakrsna Dasa Baba Ji

Pranakrsna Dasa Baba nació en 1802 en el pueblo de Bagnapana del Distrito de Vardhamama en Bengala Occidental. Tomó iniciación de Yadun-andana Prabhu de Bagnapana, un Gos-vami del parampara (sucesión discipu-lar) de Ma Jahnava, aunque practicó bhajana por largo tiempo bajo la guía del siddha Bhagavan Dasa Baba de Kai-na. Seguidamente, fue a Vrndavana a vivir en Kaliyadaha, cerca del kuti del siddha Sri Jagadisa Dasa Baba.

Había analizado cuidadosamente los slokas IX, 12, 1-2 del Srimad-Bhagava-tam, en los cuales Sri Krsna dice a Uddhava:

"¡Oh, Uddhava! El yoga, jñana, dhar-ma, el estudio de los Vedas, las austeri-dades, la renunciación, los sacrificios, las obras de bien público, tales como la

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excavación de pozos, tanques, etc., los ayunos, peregrinajes, el auto-control y la observación de las reglas religiosas, todo eso no Me cautiva. Pero sí Me cau-tivo fácilmente por el satsanga (asocia-ción con personas santas) que desarrai-gan todos los apegos materiales".

Estaba convencido de la importancia y la profunda necesidad de satsanga. Sabía que el Señor sólo podía ser obte-nido a través del prema o amor por el Señor, y el amor por el Señor podía ob-tenerse solo por la gracia de un Maha-purusa que hubiera alcanzado la gracia del Señor:

mukhyatastu mahatkrpayaiva bhagavat krpalesabdva

En consecuencia, adoptó el servicio de los mahapurusas como un medio fundamental para obtener el amor di-vino. Por fortuna para él, cerca de su kuti en Kaliyadaha, vivían dos grandes

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santos que habían alcanzado la gracia del Señor -Sri Jagadisa Dasa Baba y Sri Dayala Dasa Baba. Comenzó a servir-los con toda su alma y corazón. Ambos mahatmas usualmente permanecían absortos en el lila divino, mayormente sin conciencia del cuerpo y sus deman-das. Pranakrsna Dasa Baba velaba cui-dadosamente por ellos. Les cocinaba y a veces incluso los alimentaba con su propia mano. Masajeaba sus cuerpos y prestaba toda clase de servicio domés-tico. Además, según sus humores cam-biantes, los servía entonando canciones conforme a su bhava.

Mediante el servicio a estos santos que eran siddha (realizados) en el ma-nasi-seva (servicio a través de la con-templación) de Radha-Krsna, el tam-bién se volvió un siddha en manasi-se-va. Al respecto, había adoptado el ba-rrido del nikuñja (el bosquecillo trascen-dental o retiro) de Radha-Krsna como su servicio principal. Ocupado en esa

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clase de servicio, en apariencia estaba barriendo Kaliyadaha, mas internamen-te, esto es, en su siddha deha, en su cuerpo espiritual de gopi de Vraja, ba-rría el kuñja. En su siddha-deha no solo era un observador, sino también un participante en el lila de Radha-Krsna.

Sri Rupamadhuri Ji, un santo siddha de la Suka Sampradaya, contemporá-neo de Pranakrsna Dasa Baba, escribió un poema en Braja-bhasa en su alaban-za, que rezaba, "Baba tiene 104 años. Ha capturado a Radha-Krsna en su co-razón. Sus palabras son extraordinaria-mente dulces y estimulantes". (Rupa-madhuri Ji Ki Vani, 3-19).

El motivo de que sus palabras fueran tan dulces y estimulantes era que las mismas eran vertidas por un corazón en el cual moraban Radha y Krsna, las personificaciones gemelas de la dulzura y bienaventuranza trascendental.

Radha y Krsna eran atraídos hacia él porque Ellos son aficionados a escuchar

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las charlas sobre Sí Mismos y Pra-nakrsna Dasa siempre pensaba y habla-ba sobre Ellos, sin hacer nada más. El Srimad Bhagavatam dice:

srnvatah sradayah nityam grnatasca svacestitamkalena natidirghena bhagavan visate hrdi

(Srimad Bhagavatam 2.8.4)

"Sri Bhagavan ingresa pronto en aquéllos que siempre narran o escu-chan Krsna-katha (1) con fé en su cora-zón".

Pranakrsna Baba no era erudito. Apenas si podía leer y escribir. Empero, había aprendido el Govinda Lilamrta de Krsna Dasa Kaviraja que describe el as-takalina-lila de Krsna, sentidamente. Meditó en el Krsna-lila como se descri-bía en dicho libro. Había envejecido me-

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ditando y hablando siempre del Krsna-lila y de todos modos su afán por pen-sar y hablar sobre ello, en vez de dismi-nuir había crecido día a día. No se limi-taba meramente a pensar o a hablar sobre el lila, sino que lo veía, y al verlo, a veces se reía y otras lloraba. Incluso a la noche, cuando se suponía debía es-tar durmiendo dentro de su kuti, era atraído irresistiblemente hacia el lila y podía oírsele reír a veces, otras, llorar y otras más, hablar.

Cuando su corazón desbordó del néctar del Krsna-lila anheló compartirlo con alguien más, hablando sobre el mismo. Si no hallaba nadie que lo escu-chara, en su impetuosidad, solía ir a sentarse al parikrama-marga (el sende-ro de circumbalación) de Vrndavana, al lado de los mendicantes. Mientras és-tos insistían en sus pedidos a los pere-grinos que circumbalaban, para que les dieran algo, Baba persistía en su pedido de tomar algo de ellos. Les ofrecía pra-

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sada, cuando ellos se acercaban y ex-tendían la mano por el prasada, los mi-raba cortésmente con los ojos brillantes de lágrimas y decía a modo de plegaria, "¿Escucharía Krsna-katha? Krsna-katha es muy dulce". La manera en que lo im-ploraba, era tan cortés y persuasiva que incluso si ellos no tenían interés en el Krsna-katha, no podían decir que no. El les describía el Krsna-lila de un modo tan fascinante que la semilla de la de-voción por Krsna se implantaba firme-mente en sus corazones.

Se explica que en un devoto que ha realizado a Krsna, todas las cualidades nobles como ser la humildad, la amabi-lidad, el perdón y el desapego, existen en su forma ideal. En el caso de Jagadi-sa Dasa Baba y Pranakrsna Dasa Baba, se ilustra hermosamente en un episodio referido a ambos.

Las personas que acudían a Jagadisa Dasa Baba usualmente le hacían ofren-

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das, mas él ni siquiera las tocaba. Ha-bía pedido a Pranakrsna Dasa Baba que las reuniera y las apartara para el servi-cio de Thakura y los vaisnavas. En una ocasión, un visitante le ofreció diez ru-pias, un lota (recipiente pequeño para agua) y un balati (balde). Pranakrsna Baba los reunió. Un ambicioso Jatadhari Baba Ji (Baba Ji con el cabello enmara-ñado) que vivía en la vecindad, dijo a Jagadisa Dasa Baba, "Démelo a mí". Ja-gadisa Dasa Baba prometió prestamen-te hacerlo. Consideró pedirle a Pra-nakrsna Dasa que lo hiciera, pero lo ol-vidó. El Jatadhari Baba Ji se enojó. Al ca-bo de dos o tres días, arrojó un ladrillo hacia Jagadisa Dasa Baba. No lo lasti-mó, pero le recordó su promesa. De in-mediato llamó a Pranakrsna Dasa, di-ciendo, "He cometido una ofensa contra el Jatadhari Baba. Le prometí darle el lota-balati y el dinero que el visitante ofreció, pero lo olvidé. El ha tenido la gentileza de recordármelo, arrojándo-

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me un ladrillazo. Debemos darle esas cosas".

"Sí, debemos" -dijo Pranakrsna Dasa Baba Ji. "También debemos pedirle que tome todo lo que nos ofrezcan, conside-rándolo suyo. Si está de acuerdo, nos sentiremos muy agradecidos hacia él, pues de ese modo alejará a Maya de nosotros".

Jagadisa Dasa Baba se puso muy fe-liz al oír esto. Al día siguiente, invitó al Baba Ji a su kuti para tomar prasada. El acudió. Tras los saludos y reverencias, le hizo tomar asiento; le sirvieron san-desa, rasagulla, rabani y otras delicias. Mientras Jagadisa Dasa Baba lo servía bellamente, Pranakrsna Dasa Baba lo abanicaba con una hoja de palmera.

En el transcurso del servicio, Jagadi-sa Dasa Baba dijo, "Maharaja, le ruego me excuse por olvidar enviarle el dine-ro y el lota-balati prometidos. Debía ha-berlo hecho ese mismo día, aunque Ud.

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sabe lo negligente y olvidadizo que soy en mi comportamiento".

Al mismo tiempo, Pranakrsna traía el lota-balati y el dinero, y los colocaba delante del Baba Ji. Jagadisa Dasa Ba-ba añadió con las palmas juntas, "Maharaja, tengo otro pedido que ha-cerle. Ud. sabe que aunque ambos es-tamos viejos, somos como sus hijos y Ud. es como nuestro padre. Vivimos aquí y hacemos el bhajana bajo su amable protección. Somos tan débiles e imbéciles que quizás podamos ceder a la tentación y caer en las garras de Ma-ya en cualquier momento. Ud. es tan poderoso que Maya no puede siquiera rozarlo. Ud. puede capturar a Maya en su kamandalu. (2). Así pues, tenga la gentileza de dejarlo aquí, los visitantes colocarán ofrendas en él. Y Ud. lo revisa amablemente cada noche. De esa for-ma, nos ayudará a mantener a Maya alejada".

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El Baba Ji escuchó atentamente. In-clinó su cabeza en señal de vergüenza. El fuego del arrepentimiento nació en su corazón. Solo pudo contestar lloran-do. Regresó a su kuti dejando atrás el dinero y el lota-balati. A partir del día siguiente, se convirtió no solo en un verdadero protector, sino también en un sirviente veraz de Jagadisa Dasa Ba-ba y Pranakrsna Dasa Baba.

Pranakrsna Dasa Baba contaba con 104 años cuando Rupamadhuri Ji escri-biera el poema antes mencionado so-bre él. Incluso en esa época estaba col-mado de energía y sus palabras eran poderosas y atractivas, y así continuó inspirando y guiando a las personas en el raganuga-bhajana por 32 años más. Dejó el cuerpo en 1938, a la edad de 136 años. Su samadhi se halla cerca del samadhi de Jagadisa Dasa Baba en Kaliyadaha.

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CAPITULO XXIII

Sri Manasinha Rajavata

Sri Manasinha Rajavata era el her-mano mayor de Sri Savaisinha, el Jagi-radara de Lorani, un jagira comprendi-do en el Estado de Jaipur, de 12.000 bhigas de extensión. Nació en 1913. A medida que creció, sus cualidades inte-lectuales y anímicas inspiraron a los crónicos estatales a escribir versos en alabanza suya, pero Savaisinha no es-taba feliz porque pese a sus buenas cualidades no progresaba como ksatri-ya. Era contrario a comer carne y a be-ber vino y totalmente contrario a todo tipo de violencia. En el navaratra (1), cuando se adoraba a la diosa Durga en su casa, -y se sacrificaba un animal-, el solía retirarse del lugar pues no podía soportar la vista de la sangre de un ani-mal inocente, derramada para apaci-guar a la diosa.

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Savaisinha Ji deseaba que se tomara interés en las armas, la caza y montar a caballo, etc., las actividades tradiciona-les del ksatriya, mas ninguna de estas actividades se adecuaban a su tempe-ramento. El se interesaba en las char-las religiosas, la compañía de los sadhus, el estudio de las Escrituras y la adoración de Deidades.

Savaisinha Ji consideró que el matri-monio apartaría su mente de esas co-sas y lo convertiría en un verdadero ks-atriya, de modo que lo casó a los dieci-siete años. Aunque su esposa era her-mosa e incluso le dio un hijo, no pudo apartarlo de su dedicación religiosa. Por otra parte, su matrimonio abanicó el fuego de vairagya, el cual había esta-do ardiendo en su corazón desde mu-cho tiempo atrás, al exponer acabada-mente la insustancialidad del mundo y todos sus disfrutes.

El Srimad-Bhagavatam expresa, "Aquel que está consagrado al Señor, el

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repositorio del bien supremo, retoza en el océano de néctar. No se siente atraí-do por los disfrutes ni de este mundo ni del próximo, que para él son como las aguas turbias de un estanque barroso".

(Bhagavata VI.12.22)

Manasinha había nacido con fuertes samskaras devocionales. Por consi-guiente, era natural que todos los obje-tos mundanos y disfrutes le parecieran turbios. Siendo el primogénito de su pa-dre, le correspondía el derecho de here-dar su opulento Estado. Tenía todo lo que el mundo puede ofrecer: poder, ri-queza, salud, prestigio, respeto, el afec-to de sus padres, una hermosa esposa y un hijo. Mas todo eso le parecía co-mo cebos puestos por Maya para fasci-narlo y capturarlo y mantenerlo atado al mundo, para sufrir todas las miserias y la temible rueda del nacimiento y la muerte. Su corazón penaba por los pies

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de loto del Señor, los únicos que podían darle la paz y felicidad eternas.

Decidió arrojar el manto de Maya y encaminarse por el sendero que lo con-ducíría a la meta anhelada, mas no sa-bía como proceder. Acostumbraba es-cuchar las instrucciones de Sri Naraya-na Swami, un santo que visitaba a su madre y a Sri Gopala Dasa Ji, un santo de la Dadu sampradaya, a quien a me-nudo acudía, mas ellos no lo convencie-ron. Había oído hablar de Thakura Ku-salasinha Ji, el Jagiradara de Gijagarha, quien se había vuelto famoso en Rajas-thana como el devoto más avanzado de su tiempo, entre los Raja-puts, quien vi-vía en Jaipur. Un día, Manasinha huyó furtivamente de su hogar y se fue a Jai-pur. Conoció a Kusalasinha Ji. Tras pre-sentarse, le narró su estado mental y le solicitó orientación. Kusalasinha Ji dijo, "El motivo por el que estás tan pertur-bado e infeliz es que has elegido el sen-dero de jñana-marga, (el sendero del

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conocimiento), mientras que tu inclina-ción natural es hacia el bhakti- El Bhakti es el mejor sendero y el más sencillo para realizar a Dios.

anyasmat saulabhyam bhaktau

(Narada-Bhaktisutra, 58)

"Es asimismo el medio más seguro para alcanzar la paz, porque es de la misma naturaleza que la paz y el gozo supremos".

santirupatparamanandarupacca

(Narada-Bhaktisutra. 60)

"¿Qué he de hacer para alcanzar el bhakti?" -inquirió Manasinha.

"El centro del bhakti es Vrndavana. Debes ir allí".

"¿A quién debo dirigirme y rendirme en Vrndavana?".

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"Debes acudir a Pandita Ramakrsna Dasa Baba, que es un santo siddha. El es la propia encarnación del bhakti".

Manasinha no perdió tiempo y se en-caminó a Vrndavana. Al llegar, se que-dó con un sadhu en Sahajahanpura-Ki-Bagici, cerca de Dau Ji-Ki Bagici (el sitio actual del Instituto de Investigaciones de Vrndavana), donde Pandita Ra-makrsna Dasa Baba acostumbraba vi-vir.

En mérito a su humildad, no tenía el valor de ir a conocer a Pandita Baba di-rectamente. Cada mañana, iba a cierto sitio desde donde podía contemplar a Pandita Baba saliendo de su casita para cumplir con el llamado de la naturaleza. Al pasar, Manasinha lo reverenciaba. El asentía a modo de respuesta, pero nun-ca decía nada. Ni siquiera levantaba la cabeza para ver de quien se trataba. Así pasaron tres meses. Un día, Pandi-ta Baba lo miró, en mérito a la curiosi-dad, y dijo, "¿Quién eres?".

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Manasinha se presentó. Baba pre-guntó, "¿Para qué te paras aquí todos los días?".

"Por su darsana" -replicó Manasinha.Baba no dijo nada más. Así pasó

otro mes. Luego Baba le preguntó un día, "¿Dónde vives?".

"En Shajajahanpura-Ki-Bagici" -repli-có Mana-sinha.

Baba dijo, "A las cuatro de la tarde tenemos katha (conversación religiosa) en el Bagici de Dau-Ji. Puedes venir".

Manasinha comenzó a asistir.Baba estaba impresionado por su

honestidad y entusiasmo devocionales. Un día le dijo, "¿Porqué no vienes a vi-vir debajo de un árbol?".

Manasinha, quien por tanto tiempo había vivido en medio de la tristeza y melancolía, contempló un brillo espe-ranzado en las nubes. Su felicidad no tenía límite. Nunca hubiera imaginado que Baba pudiera ser tan misericordio-so con él. Comenzó a vivir en su asra-

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ma debajo de un árbol cargado de en-redaderas.

En el bagici había demasiados mo-nos. Cuando Manasinha horneaba su pan debajo del árbol, ellos se acerca-ban contemplando una oportunidad pa-ra tomarlo y huir a la carrera. En oca-siones, el propio Pandita Baba se para-ba cerca suyo con un palo en la mano, diciendo, "Hornea el pan, yo vigilaré a los monos". Esto era demasiado para Manasinha. ¿Cómo podía soportar la carga de la misericordia de Baba hasta ese punto? Mas tenía que hacerlo. Era como tragar una pastilla amarga y a la vez dulce.

Los padres de Manasinha se apena-ron muchísimo ante su súbita desapari-ción del hogar. Organizaron una bús-queda intensiva; finalmente llegaron a Vrndavana y lo encontraron. Trataron de persuadirlo que regresara al hogar, mas tuvieron que volver desilusionados y descorazonados.

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Tras quedarse en el bagici por ocho meses, Manasinha le solicitó diksa; él le aconsejó que tomara diksa de Sri Madhava Dasa Baba Ji de Puchari. Así lo hizo, aunque continuó considerando a Pandita Baba como su verdadero guru y practicó el bhajana bajo su tutela. Pan-dita Baba también lo trataba como su discípulo y le demostraba todo su cari-ño. No permitía que nadie tocara sus pies pero sí permitía a Manasinha que le diera masajes en los mismos.

Tras el diksa, Manasinha Ji probable-mente tomó vesa de Madhava Dasa Ba-ba, mas no se sabe con certeza si efec-tivamente tomó vesa y de quién, aun-que vivía como un vaisnava sannyasi. Mendigaba su comida y confeccionaba sus ropas con harapos descartados por la gente. En lugar del karava (pote de arcilla usado comúnmente por los sadhus de Vraja) usaba un viejo latón para el agua, porque el karava era sus-ceptible de romperse, y cada vez que

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eso sucedía, le costaba mucho procu-rarse lo que necesitaba. La gente no conocía su nombre de sannyasi, pero lo llamaban Bhagata Ji.

Sus padres y demás bienquerientes iban a menudo a verlo, pues lo amaban y respetaban. Cuando lo veían en ese estado, su dolor era ilimitado. El contraste entre su estilo de vida princi-pesco en el hogar y su vida actual de recluso, era demasiado insoportable para su tierno corazón. Incluso actual-mente puede apreciarse un retrato de Manasinha, vestido como príncipe, con una espada en la mano, en el Bhagava-ta Nivasa, un asrama en Ramanareti, Vrndavana, realizado por Sri Krpa-sindhu Dasa Baba, el principal discípulo de Pandita Baba. Cierta vez, alguien preguntó a Krpasindhu Baba porqué ha-bía guardado en su asrama la pintura de Manasinha, en su calidad de herede-ro de un gran jagiradara, en lugar de su pintura como un sadhu. El replicó, "Las

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personas conocerán mejor a Namasi-nha al saber lo que era antes de volver-se un sadhu. ¿Cuántas personas que poseen de todo, y se regodean en la ri-queza, en todo aquello a lo que el hom-bre aspira o puede desear en este mun-do son capaces de renunciar al mundo, considerándolo una trampa o un truco de Maya?".

Tras algún tiempo, Pandita Baba de-jó el mundo. Su separación se le hizo insoportable a Manasinha. Lloraba no-che y día, y deambulaba clamando, "¡Ha Baba! ¡Ha Radhey! ¡Ha Baba! ¡Ha Radhey!", como quien se ha vuelto lo-co.- Sus padres pensaron que efectiva-mente había enloquecido y se lo lleva-ron a la fuerza a Lorani para tratarlo. Manasinha dejó de comer y de beber en señal de protesta, pero sus padres lo consideraron como un aspecto de su lo-cura. Colocaban frutas escogidas, dul-ces y otras exquisiteces en su habita-ción para tentarlo, mas él ni siquiera los

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miraba. Por dieciocho días no tomó si-quiera un bocado de alimento y se de-bilitó demasiado. Dijo a sus padres, "No comeré nada hasta que me envíen de vuelta a Vrndavana".

Se vieron obligados a enviarlo de vuelta a Vrndavana, pero hicieron ela-borados arreglos para que se quedara en el Dhiraja Lala Ki Bagici. Pusieron dos sirvientes y una vaca a su servicio, lo cual a él no le agradó. Tampoco gus-tó de vivir en el Dhiraja Lala Ki Bagici, porque allí también vivían otros sadhus. El quería vivir en soledad. De modo que se trasladó a Bihari, y los dos sir-vientes lo siguieron. Entonces, dejó de beber leche de vaca y comenzó a men-digar en un ksetra (sitio donde se distri-buye comida gratis a los mendicantes). Solicitaba dos panes diarios.

Finalmente, para librarse por com-pleto de su gente, desapareció del ba-gici y vivió escondido en alguna parte, durante seis meses. Su gente intentó

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buscarlo, pero en vano. Regresó al Bihari Ji Ki Bagici, cuando ambos sir-vientes y la vaca ya no estaban. Cuan-do su gente volvió nuevamente a visi-tarlo, les dijo francamente, "Ahora no deben venir a verme. Ya no tengo rela-ción con ustedes. Su llegada me pertur-ba el bhajana". Ellos se retiraron.

En el mes de Magha, volvieron a ve-nir. Esta vez Manasinha Ji preguntó a su hermano Madana, "¿Puedes ir a Mathu-ra?".

"Sí, ¿porqué no?" -replicó Madana."Entonces vé y tráeme bahirvasa

(una tela utilizada como ropa inferior), un cadara (una tela usada como ropa superior) y una estera. Quiero ir a lo de Pandita Baba, pero mis ropas reunidas en diferentes sitios son impuras. Cuan-do vaya a él, mis ropas deben ser pu-ras. Además, sabes que se aproxima Phalguna, el mes de Holi. Necesitaré al-go de perfume y gulala (2) para Radha-

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rani. Ten la amabilidad de traerme eso también".

Quizás Manasinha Ji había recibido un llamado de Pandita Baba y se prepa-raba para ir con él al Vrndavana eterno. Su gente pensó que quería ir al samadhi de Pandita Baba en el Bhaga-vata Nivasa. Ellos se sorprendieron fe-lizmente, pues era la primera vez que les pedía un servicio. Para ellos, era una indicación que su locura había pa-sado y que él se inclinaría cada vez más hacia ellos, y aceptaría cada vez más servicios.

Madana trajo todo desde Mathura. Manasinha le pidió que lo guardara en un almirah en su habitación. Luego, le pidió a su gente reiteradamente que re-gresaran a su casa. Ellos así lo hicieron, mas dejaron a su sirviente Rangila para que cuidara de él.

Dos días después de su marcha (en el año de 1945), Manasinha Ji fue al templo de Radha-Vallabha, al darsana

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de la mañana y vio el rasa-lila en el as-rama de Uniya Baba. Luego, después de bañarse en el Davanala-kunda, vol-vió al bagici.

Justo en ese momento llegó Rangila. El le preguntó a Rangila, "¿Conoces el Bhagavata Nivasa?".

"No, pero puedo averiguarlo"."Entonces vé, dile a Krpasindhu Da-

sa Baba que Bhagata Ji ha solicitado el prasada de Pandita Baba y su prasadi kanthi (3).

Luego que Rangira se marchara, Ma-nasinha Ji se colocó el nuevo bahirvasa y se tendió en la estera, cubriéndose con el nuevo cadara- Cuando Ran-gila regresó, se conmovió profunda-mente al ver a Manasinha yaciendo en la estera con los ojos fijos por encima suyo, en una dirección particular, como si aguardara ansiosamente la llegada de alquien muy querido para él. Las lá-grimas fluían incesantemente de sus ojos, como si fuera incapaz de soportar

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siquiera un momento la demora de su llegada. El frasco de perfume y gulala a su lado, indicaban que estaba listo para la ceremoniosa bienvenida.

Rangila dijo, "¡Radhey! ¡Radhey! He traído el prasada!".

Manasinha Ji extendió su mano sin apartar su vista del punto en el que es-taba fija. Rangila le entregó el prasada y el kanthi. Manasinha Ji puso una par-tícula del prasada en su boca y el kan-thi en su cuello, con sus ojos fijos en la misma dirección.

Rangila fue corriendo a ver a Sri Chajurama Ji, quien vivía en el bacigi, y dijo, "Vaya a ver lo que le ha pasado a Bhagata Ji. Si fuera necesario, por fa-vor, llame a un doctor".

Chajurama Ji corrió a ver a Manasi-nha Ji. Observándolo, no le pareció que se sintiera mal. Llevó afuera a Rangila y dijo, "Manasinha Ji parece estar medi-tando. No debes disturbarlo. Obsérvalo

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desde la distancia. Si es necesario, vuelve a llamarme".

Chajurama Ji regresó. Rangila volvió a la vivienda de Manasinha. Mientras volvía, le oyó decir en voz alta, "¡Jai ho!" -como si estuviera saludando a al-guien. Al momento siguiente, al llegar a la casita, Manasinha Ji no estaba allí. ¿Dónde había ido? Se había ido en su siddha mañjari (4) deha (cuerpo espiri-tual de mañjari) al Vrndavana trascen-dental. Pandita Baba había venido en su siddha mañjari svarupa para llevarlo al nikuñja de Radharani a servir a Radha y a Krsna con perfume y gulala, mientras Ellos se ocupaban en el pasa-tiempo de amor del Holi.

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CAPITULO XXIV

Rajarsi Sri Banamali Rajabahadura

Nacido en 1863, Rajarsi Banamali Rajabahadura era el terrateniente de Tanasa, en el Distrito Pabana de Benga-la Oriental. El Gobierno Británico le ha-bía conferido el título de Rajá. Había heredado los samskaras religiosos de sus padres. Mientras áun estaba en el vientre, su padre Sri Gangaprasada Ra-ya y su madre, habían ido en peregrina-je a Puri, a pie. No mucho después de su nacimiento, los padres lo dieron en adopción al Rajá Banavari Lala, el Amo de Tanasa, y fueron a Vrndavana para el bhajana.

Banavari Lala murió cuando Bana-mali Lala solo contaba con 17 años. La carga de administrar los asuntos del gran zaminadari de Tanasa, recayó so-bre sus hombros. Como un noble terra-teniente, preocupado sinceramente por

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el bienestar de los suyos, inició la cons-trucción de pozos y casas de descanso y abrió escuelas y hospitales en el Esta-do. Empero, su vida interior desde el principio era la de un sadhaka. Ampara-do en la influencia de la Brahma sam-pradaya, practicaba el sadhana confor-me a sus enseñanzas.

La historia de su vida se relaciona principalmente con la historia de su dei-dad familiar, Sri Radhavinoda Ji. Origi-nalmente, Radhavinoda fue hallada misteriosamente por Sri Vañcharama Ji, el adhikari (autoridad regente) de Na-vagrama, una villa del Estado de Tana-sa. Vañcharama era una persona muy devota. Cada día, -antes de su seva-puja-, iba a bañarse al río Karatoya en Navagrama. Un día, mientras se esta-ba bañando, oyó una dulce voz que de-cía, "Sácame del agua y llévame a tu casa". Vañcharama miró a su alrrede-dor, pero no pudo hallar el origen de donde provenía la voz. Fue al hogar

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después de bañarse, pero la voz seguía resonando en sus oídos. Al día siguien-te, cuando fue a bañarse, volvió a oír la misma voz, mas sin poder localizar su procedencia. Al tercer día, cuando salía del río después de bañarse, volvió a oír la voz y simultáneamente sintió que al-guien había aferrado sus pies. Lo sacó. ¡Oh! Era la hermosa imagen de Radha-vinoda. Por un rato se quedó petrificado y deslumbrado. Luego la abrazó y la ba-ñó, con lágrimas en los ojos. Experi-mentó escalofríos, sudor y temblores en todo su cuerpo.

Solo Radhavinoda sabe cuánto tiem-po y cuán intensamente había acaricia-do el deseo de ser abrazada por Su de-voto y bañada en sus ojos amorosos y gozosos. ¡Ni siquiera vaciló en tocar sus pies para que así ocurriera! No es en absoluto extraño tratándose de El, pues El es el Señor del Amor. El ama a Sus devotos y el amor es ciego.

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Vañcharama Ji Lo llevó a casa. Tras la debida ceremonia, comenzó a servir-lo lo mejor que pudo. Pero Vinoda Ji, -como lo llamaba Vañcharama- era muy lujoso. Sus demandas no tenían límite. A veces pedía dulces de diferentes cla-ses, otras, nuevos vestidos llamativos, y otras más, perfumes y demás artícu-los suntuosos. Si Vañcharama no podía satisfacer Sus demandas, urgía a al-guien más para que así lo hiciera, o se encargaba personalmente de traer esas cosas deseadas, de donde fuera, aun-que tuviera que robar o hurtar.

Una vez, Vinoda Ji quiso comer vege-tales preparados con flores de mostaza. Tras la puesta del sol, se fue al campo de un granjero y comenzó a recoger di-chas flores. El granjero oyó que alguien estaba saqueando su campo y gritó, "¿Quién anda ahí?". Vinoda Ji ató rápi-damente las flores en una punta de su pitambara (1) y huyó corriendo. A la no-che, le habría dicho a Vañcharama en

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un sueño, "Hace mucho que no como vegetales preparados con flores de mostaza. Ofrécemelas hoy". Vañchara-ma no sabía donde conseguirlas, por-que no había un campo de cultivo a una distancia de dos millas de su casa, en el cual creciera la mostaza. Se llenó de cierta ansiedad. Al ir al templo de Vino-da Ji para el servicio matutino, se sor-prendió al ver que algunas florecillas de mostaza adornaban ambos oídos Suyos y otras estaban atadas a su pitambara. Comprendió que el propio Vinoda Ji ha-bía traído las flores de alguna otra par-te, para que él no se tomara el trabajo de salir en busca de las mismas. Pre-paró los vegetales con las flores y se las ofreció.

Se ignora porqué Vinoda Ji adquirió el hábito de fumar hukka. Posiblemen-te algún devoto que lo sirviera antes, acostumbrara fumar. El no estaba fa-miliarizado con las normas de la adora-ción ritual y no sabía lo que debía ofre-

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cerse o no a la Deidad. Le ofreció amo-rosamente el hukka a Vinoda Ji antes de fumar, y Vinoda Ji no solo aceptó la ofrenda, sino que la disfrutó, porque se había hecho con amor.

En una ocasión, Vinoda Ji le pidió a un devoto rico, en un sueño, que le ofreciera una hukka. El devoto así lo hi-zo con una larga pipa con boquilla de plata. Vinoda Ji fumaba cada mañana y tarde, después del Raja-bhoga (ofrenda de las comidas principales). Algunos devotos afortunados a veces oyen el sonido burbujeante del hukka.

Vañcharama era muy hospitalario. Sus puertas estaban abiertas para todo aquel que llegara a su villa. Si optaba por quedarse algún tiempo, era bien atendido. Una noche, cuando su espo-sa y él dormían, tres invitados llamaron a la puerta. Vinoda Ji no quería que per-turbaran su sueño. Fue hacia la puerta en la forma de su hijo y los recibió. Les dijo, "Pita Ji (mi padre) duerme. Si lo

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desean, puedo despertarlo, si no, pue-den cocinarse ustedes mismos. Yo trae-ré las provisiones y todo lo demás".

"No, no perturbes su sueño. Noso-tros nos cocinaremos" -replicaron los invitados. Vinoda Ji fue al comercio donde Vañcharama solía comprar las provisiones y le dijo al almacenero, "Vancharama Ji me ha enviado por al-gunas provisiones, a cargar en su cuen-ta. Por favor, démelas".

"¿Cómo puedo entregar las provisio-nes a una persona a la que no conozco? Nunca te he visto antes, ni he oído na-da de tí". -replicó el almacenero.

Entonces Vinoda Ji tomó la pulsera de oro que llevaba y dijo, "Guarde ésto como prenda y devuélvalo a Vañchara-ma Ji cuando él le pague la cuenta".

El almacenero accedió. Vinoda Ji re-gresó al hogar con las provisiones e hi-zo los restantes arreglos para cocinar. Los invitados cocinaron y comieron y luego se fueron a dormir.

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A la mañana siguiente, cuando Vañ-charama vio a los invitados, preguntó, "¿De dónde vienen? ¿Quién les abrió la puerta?".

"Ud. dormía cuando llegamos. Su hi-jo abrió la puerta e hizo todos los arre-glos para nuestra cena. No queríamos molestarlo".

Vañcharama se quedó petrificado por un momento. "¿Acaso sería un lila de Vinoda-Ji?". -Así pensó. Al mediodía, cuando el almacenero llegó con la pul-sera, el misterio fue resuelto.

Vinoda Ji estuvo por mucho tiempo sin una esposa. Su soledad comenzó a pesarle. Divertido como era, comenzó a pensar en casarse. Decidió desposar a la hija mayor del Raja Banavari Lala, de 10 u 11 años, cuyo nombre era Radha. Dirigió a uno de Sus devotos hacia Raja Banavari Lala para que le hablara de un modo tal que se viera obligado a venir para Su darsana.

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El devoto fue y le dijo al Rajá: "En la villa de Navagrama, de su propio Esta-do, su empleado Vañcharama ha en-contrado una murti de Sri Krsna. La Dei-dad es muy animosa y divertida. Cada día sorprende a todos con un nuevo lila. Cientos de personas acuden a El por darsana. ¿Irá Ud.?".

"¿Cómo es que Vañcharama halló a la Deidad? ¿Qué lila celebra él? -pre-guntó el Rajá Banavari Lala, curioso. El devoto le refirió todo y él se sintió su-mamente atraído. Un día, fue al darsa-na de Vinoda Ji junto con su esposa e hija Radha.

Mientras miraban a Vinoda Ji, Radha se sintió muy excitada. Ella aferró a su madre y dijo, "¡Mira Ma cómo Thakura me sonríe!".

"¡Tonta!" -dijo Ma, mientras la pal-meaba cariñosamente en la mejilla.

"¡No, Ma! El realmente me sonríe y me guiña!".

Pero Ma ignoró su fantasía infantil.367

Las dulces sonrisas de Vinoda Ji cap-turaron el corazón de Radha, tanto que pensaba en El día y noche. A veces, por instancia suya, el Rajá Sahib tenía que llevarla con Vinoda Ji para Su dar-sana.

Lentamente, el Rajá Sahib también se atrajo más y más por Vinoda Ji. Una vez, cuando había ido a Verlo, Radha dijo a su padre, "Pita Ji, llevemos a Vi-noda Ji a nuestra casa. Tengo un fuerte deseo de Servirlo y Decorarlo hermosa-mente".

El Rajá dijo, "Yo también deseo lle-varme a Vinoda Ji. ¿Nos permitirá Vañ-charama hacerlo?" -y lo miró mientras así se expresaba.

Vañcharama, en lugar de argumen-tar o negarse directamente, dijo, "Se-ñor, yo soy su sirviente, así como de Vi-noda Ji. Cómo puedo decir si debe o no llevárseLo. La cuestión es entre Vinoda Ji y Ud.".

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A la noche, Vinoda Ji le dijo a Vañ-charama en un sueño, "Déjame ir con el Rajá. Estoy complacido contigo, pero ahora quiero aceptar el servicio del Ra-já. No te lamentes, pues pronto Me realizarás".

¿Qué podía hacer Vañcharama? En-vió el mensaje al Rajá, quien se abrumó al saber que Vinoda Ji era tan gentil con él. De inmediato transmitió el mensaje a su esposa y a Radha. Ellas bailaron de alegría.

Se hicieron elaborados arreglos para traer a Vinoda Ji. En un día auspicioso, fue traído al palacio en un palanquín escoltado por elefantes, caballos y mú-sicos que ejecutaban diferentes instru-mentos.

Radha servía ahora a Vinoda Ji con toda su alma y corazón. Había, sin duda un pujari para servirLo, pero era Radha quien decidía cada día qué ropa debía ponerse y qué debía comer. Ella prepa-raba asimismo diferentes clases de

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adornos para El y Lo decoraba con sus propias manos. Vinoda Ji estaba muy complacido con su servicio, mas a me-nudo la embromaba. En ocasiones, después de comer, restregaba Sus ma-nos sucias en sus ropas, otras veces la pellizcaba e incluso la escupía.

El amor de Radha por Vinoda Ji iba en aumento, tanto como las picardías del amor de Vinoda. Un día, cuando Radha Le estaba ofreciendo una guir-nalda, El la aferró por el añcala (la pun-ta del sari) diciendo, "Debes casarte Conmigo". Ella se lo contó a su madre, pero la madre no le creyó.

Tras algún tiempo, Radha se enfer-mó. Vinoda Ji le dijo a su madre en un sueño, "Radha no sobrevivirá, pero no te preocupes. Ella morirá para vivir Conmigo como Mi novia. En tu jardín hay un árbol devadara. ¡Con la madera de ese árbol haz una murti de Radha y casa a la murti Conmigo!"

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La madre de Radha se convenció en-tonces que Vinoda Ji realmente quería casarse con Radha. Ella le refirió el sue-ño a su esposo. Ambos lloraron tanto de pena como de alegría al conocer es-te nuevo lila de Vinoda Ji. Se apenaron de que Radha no sobreviviría, mas se pusieron felices al saber que Vinoda Ji la aceptaría como Su novia y tanto la hija como el yerno vivirían con ellos en su propia casa, en la forma de murtis.

El árbol devadara fue echado abajo y se inició la obra de elaborar la imagen. En cuanto la murti estuvo lista, Radha murió. Los arreglos para el funeral y su casamiento en la forma de la murti se hicieron simultáneamente. Cuando el matrimonio se celebró, Vinoda Ji co-menzó a ser llamado Radha Vinoda. Hasta el día de hoy, Vinoda y Vinodini (Radha) pueden ser vistos viviendo fe-lizmente juntos en el templo de Tanasa, al lado del Ramakrsna Seva-asrama en Vrndavana. Incluso hoy se sigue cele-

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brando debidamente el aniversario de su casamiento.

La vida en el Estado de Tanasa, se centró alrededor de Radha Vinoda mientras el Rajá Banavari Lala vivió. El katha, kirtana y los festivales estaban a la orden del día, mas dichas actividades cesaron cuando la carga de la adminis-tración de los asuntos de Estado recayó sobre los hombros de Banamali Lala. El servicio de Radha-Vinoda fue particular-mente descuidado debido a que Bana-mali Lala fue iniciado en el Brahma-dharma, el cual no creía en la adora-ción de la murti. El pujari continuó con el servicio rutinario a las deidades, mas debido a la actitud negligente de Bana-mali Raya, nadie se sentía entusiasma-do al respecto.

Advino un súbito cambio en la acti-tud de Banamali Raya cuando un día conoció a Jagadbandhu Prabhu, el gran santo de Pavana, quien en mérito al bri-

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llo dorado de su cuerpo y a la intensi-dad de su amor por Radha y Krsna, era considerado por algunos como la propia encarnación de Sri Caitanya Mahapra-bhu. Ese día, el Rajá Banamali Raja-bahadura recorría el camino de Pavana de un modo regio, montado en un ele-fante decorado y escoltado por hom-bres de armas y demás asistentes. En dirección contraria venía Jagadbandhu Prabhu, danzando en medio de un gru-po de Kirtana, de cientos de devotos, quienes también cantaban y bailaban al compás de gran cantidad de mrdangas y karatalas.

Banamali Rai se apeó del elefante, caminó descalzo hasta el grupo de Kir-tana y se unió al mismo. Como alguien que ha sido hipnotizado, él alzó sus bra-zos y comenzó a danzar y a cantar con el grupo. Y así continuó hasta que el grupo llegó a destino y detuvo el kirta-na. Tras el kirtana, se inclinó ante Jaga-dbhandu Prabhu y le solicitó que agra-

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ciara a Banavari Nagara una vez por su presencia, y regresó.

Al volver, sintió que una nueva olea-da de bhakti surgía en su corazón. Sen-tía que viajando en la cresta de esa ola había cruzado el desierto del brahma-upasana (meditación en el Brahman) y se hallaba parado a la entrada de un oasis con abundante follaje y fuentes de bhakti.

Halló la entrada al oasis cuando Ja-gadbhandu Prabhu vino a su casa y se quedó con él un par de días, brindándo-le instrucciones sobre Raganuga Bhakti.- Así comprendió que el Señor no era solo un objeto de reverencia, adora-ción o plegaria como la Brahma-samhi-ta le había enseñado, sino también un objeto de amor o priti. El priti no es unilateral. No se trata de que solo el devoto ama al Señor, sino que el Señor también ama al devoto. De hecho, El ama al devoto más de lo que el devoto Lo ama a El, y nada es más valioso para

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El que el servicio amoroso de Su devo-to. Merced al hecho de que el devoto en su estado caído no tiene acceso a El, El Mismo desciende en la forma de la Sri Murti a recibir su servicio.

La mente de Banamali Ray entonces se volvió hacia Radha Vinoda. Hizo los mejores arreglos posibles para Su servi-cio, mas suspendió el servicio de la hukka porque los sastras no lo permi-tían-

Durante esos días, vivía con Bana-mali Raya, Sri Krsnasundara Raya Pra-bhu, quien era un siddha-mahatma. El también solía fumar hukka. Antes de fumar, ofrecía la hukka a Radha Vinoda. Raya Prabhu siempre estaba perdido en el lila-smarana. En el momento de fu-mar, su lila-smarana no dejaba de ser su primera ocupación, fumar era secun-dario y proseguía automáticamente co-mo una cuestión de hábito, aunque dis-minuía cuando el smarana era profun-do, momento en el que llevaba la pipa

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a la boca a intervalos prolongados. Durante dichos intervalos, Radha Vino-da ponía la pipa en Su boca y fumaba más libremente. Así pues, no Se sintió demasiado afectado cuando Banamali Raya retiró la hukka.

Raya Prabhu eligió abandonar este mundo el duodécimo día de Krsna-pak-sa del año de 1892. Por cuatro días desde entonces, Radha Vinoda había practicado una abstinencia forzosa del hukka. Pero la abstinencia no tiene ca-bida en Su naturaleza. El día de amava-sya, tras el servicio matutino, cuando el pujari estaba haciendo japa, lo sumió en un estado de somnolencia. En ese estado, Radha Vinoda le dijo, "Dame Mi hukka. Dado que esta gente suspendió Mi servicio de hukka, he ido a fumar con Raya Prabhu, pero ahora que Raya Prabhu ya no está, no he fumado por cuatro días".

A la noche, cuando Banamali Raya fue al templo, el pujari le contó todo.

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Banamali Raya hizo los arreglos nece-sarios para el servicio de la hukka, mas en su mente aún persistía la duda en el sentido de que Vinoda Ji fumara real-mente.

En una ocasión, Jagadbandhu Prabhu se hallaba en el palacio de Banamali, en una habitación contigua al templo de Radha Vinoda. Tras el Raja-bhoga, el llamó a Banamali Raya y le dijo, "Dis-frutemos hoy del lila de fumar hukka de Lilamaya (el Señor divertido). El llevó consigo a Banamali Raya, y se sentaron en la terraza enfrente del templo. Tras un rato, dijo, "Mira, Vinoda Ji está fu-mando. Escucha el borboteo de la hukka. Mientras escuchaba ese sonido, entró en bhava-samadhi y las lágrimas rodaron de sus ojos.

Entonces, la fé de Banamali Raya en la naturaleza espiritual de la Sri Murti se fortaleció tanto que si alguien decía o hacía algo en relación a que la Sri

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Murti era una mera estatua, eso lo he-ría. Se puso inquieto por prestar servi-cio personal a Radha Vinoda, mas no estaba calificado para dicho servicio sin la debida iniciación. De modo que en 1897, fue a Vrndavana y tomó inicia-ción de Sri Radhika Natha Gosvami Pra-bhu, un descendiente de Advaitacarya Prabhu.

Se absorbió tanto en el servicio de Sri Radha Vinoda que le fue imposible hacer ninguna otra cosa. Por fortuna, contaba con un dirigente digno de confianza y muy capaz en Sri Kamini Kumara Ghosa. Le confió todo el ma-nejo del Estado, para poder consagrar todo su tiempo al servicio amoroso de Radha Vinoda.

Tras algún tiempo, fue a Vrndavana y construyó dos edificios, uno en Vrnda-vana y el otro en el Radhakunda. Hoy se conocen como Tanasa Mandira y Ra-javani. Vivía con Radha Vinoda, a ve-

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ces en Vrndavana y otras en el Radhakunda.

Cada vez que Banamali Raya iba a Vraja, se convertía en la principal figura de atracción de la comunidad vaisnava. Los sadhus y vaisnavas siempre enga-lanaban su casa con su presencia, por-que el katha, kirtana y los festivales se sucedían allí continuamente. El utiliza-ba todos los recursos de su Estado en el servicio de los vaisnavas. Construyó un hospital con tratamientos gratis para los sadhus, vaisnavas y Vrajavasis. Es-tableció una escuela para la enseñanza de los bhakti-sastras a los estudiantes e implementó su alojamiento y comida gratuitos. También estableció una im-prenta, en la cual imprimió el Srimad-Bhagavatam con ocho Comentarios y otra literatura bhakti, la cual distribuía gratuitamente entre los sadhus y vais-navas.

En su época, había toda una conste-lación de siddha mahatmas en Vraja. El

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se benefició con la compañía de cada uno de ellos, mas había algunos a los cuales se encontraba especialmente apegado, y quienes derramaban libre-mente sus bendiciones sobre él. Ellos eran Sri Radhikanatha Gosvami Prabhu, Jagadbhandu Prabhu, Sri Radharamana Carana Dasa Baba Ji Maharaja, Sri Vija-yakrsna Gosvami, Sri Gaurakisora Siro-mani, Sri Ramahari Dasa Baba Ji, Sri Krsnasundara Raya Prabhu, Sri Harisun-dara Bhaumika Bhuiyaña, Sri Jagadisa Dasa Baba y Sri Ramakrsna Dasa Pandi-ta Baba.

Con las bendiciones de estos mahat-mas, alcanzó fácilmente los pies de loto y el servicio amoroso de Radha Vinoda en Su eterno dhama de Vrndavana.

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CAPITULO XXV

Sri Krsnacaitanya Dasa Baba

Sri Krsnacaitanya Dasa Baba, cuyo nombre familiar era Asvani Kumara, na-ció en 1861 en Candana Nagara en Bengala Occidental. Su padre, Sri Vra-jakumara Nanda era un contratista de Calcuta.

Aunque Asvani Kumara era el hijo de un hombre acaudalado y contaba con todas las oportunidades para el disfrute material, el mundo le atraía muy poco. Desde su niñez, una chispa divina cen-telleaba en su corazón. Anhelaba algo superior y más sublime que nada de lo que el mundo pudiera ofrecer, y siem-pre estaba perdido en la contempla-ción.

Ello causaba ansiedad a su padre, quien puso en práctica dos cosas para hacerlo menos contemplativo. Inme-diatamente después que aprobara el

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Examen de Ingreso, lo puso a cargo del negocio y lo casó.

En su debido momento, Asvani se convirtió en padre de cinco niños. Pare-cía estar completamente rodeado por Maya; pero la chispa divina que moraba en él no murió. Continuaba recordán-dole que había un propósito y destino más elevados para él. Tomó diksa de su guru familiar y comenzó a emprender una vida que externamente podía pare-cer material, pero espiritualmente era bien disciplinada. Era muy regular en su baño matutino en el Ganges, el pa-tha, kirtana y japa. Como resultado, la chispa de bhakti se desarrolló lenta-mente hasta convertirse en un volcán y le fue imposible permanecer como un grhastha (jefe de familia). Decidió re-nunciar al mundo y consagrarse por completo al bhajana.

Solicitó el permiso de su padre para ir a Puri en ocasión del Ratha-yatra pa-ra el darsana, mas en lugar de regresar

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a su casa desde Puri, se fue en peregri-naje por el Sur, a pie. Caminaba 20 mi-llas por día haciendo la japa. Hasta que terminaba el número prescrito de ron-das no se iba a descansar. Tras com-pletar la japa se bañaba y realizaba su rutina diaria de puja y luego salía por biksa, sólo a siete lugares y comía úni-camente lo que obtenía en los mismos. A veces no conseguía nada y debía irse sin alimento. Tuvo que encarar muchas tribulaciones y esfuerzos, mas nunca transgredió las normas de la disciplina espiritual que él mismo se había esta-blecido durante el peregrinaje.

Fue de Puri al Godavari, Sivakañci, Visnukañci, Bala Ji, Sri Rangama, Pañca-tirtha y Ramesvara. De Ramesvara fue a Nasika, de allí a Dvaraka, Puskara, Jai-pura y Karauli, y de Kaurali a Vrndava-na. Todo el viaje le llevó tres años.

Quiso establecerse en Vrndavana para el bhajana. Una noche vió en un sueño a un ser divino que le decía,

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"Aún no ha llegado el momento para tu Vrndavana-vasa. Aún tienes que ejecu-tar cierto karma". El no escuchó el con-sejo, porque estaba determinado a que-darse aquí hasta el final y hacer el bha-jana. Mas nuevamente volvió a tener el mismo sueño y a oír el mismo consejo, el cual era como una orden. Regresó a Calcuta. Sus padres, esposa e hijos se pusieron felices al verlo de regreso tras un prolongado período de ansiedad y suspenso.

Asvani Kumara entonces inició su propio negocio. Trabajó duro y amasó una buena fortuna. Durante ese perío-do su bhajana continuó asimismo sin perturbarse y con el mismo entusiasmo y deleite. Solía retirarse a descansar a las nueve y levantarse a la una, cuando se sentaba para el bhajana. Nueva-mente, tras su baño matinal en el Gan-ges a las cinco en punto, se dirigía a cumplir con su rutina diaria de puja, pa-tha, japa y kirtana. Luego se cocinaba,

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porque creía que la comida preparada por uno mismo era más conducente al bhajana. Su esposa e hijos lo ayuda-ban y velaban porque no sucediera na-da que perturbara su bhajana. De tal modo pasaban felices sus días.

Empero, todo el tiempo se sentía in-tranquilo por necesidad de algo. En Vrndavana había visto dos cuadros de Nitai-Gaura y de Radha-Govinda, que habían cautivado su corazón. Aunque había tratado de conseguir esas pintu-ras, no había tenido éxito. A menudo pasaba las noches insomne debido al intenso sentimiento de separación que experimentaba en ausencia de las imá-genes. Una noche, dijo llorando a Nitai, quejándose, "Nitai, Tú eres conocido como el Salvador y el benefactor de los caídos. ¿Soy yo tan caído como para que no me consideres digno de Tu dar-sana junto con el de Gaura y Radha-Go-vinda, aún en la forma de imágenes? Entonces, ¿porqué no desvaneces toda

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traza de mi indigna existencia sobre la Tierra?". Esa misma noche, vio en un sueño que había obtenido esas pinturas en un comercio en el camino Citpura, en Calcuta. A la mañana se dirigió allí y se sorprendió al ver un comercio exac-tamente como el de su sueño. Al en-trar al mismo, se sorprendió aún más al hallar una pintura de Gaura-Nitai exac-tamente igual a la que había visto en Vrndavana. Miró a su alrededor para ver si la pintura de Radha-Govinda tam-bién se hallaba allí, mas no pudo verla por ninguna parte. Súbitamente, sus ojos se posaron sobre un almirah como el que había visto en su sueño; solicitó al dueño de la tienda si podía ver la pin-tura de Radha-Govinda que estaba en ese almirah, mas el tendero dijo, "Hay muchas otras cosas en el almirah, pero pinturas no".

El corazón de Asvani Kumara se que-bró y sus ojos se llenaron de lágrimas. Súbitamente el tendero recordó en mé-

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rito a algún poder invisible, o algo pare-cido, que tiempo atrás había recibido un paquete con pinturas, las cuales ha-bía guardado en ese almirah, y lo había olvidado. Trajo el paquete, y al abrirlo, Asvani Kumara vio una pintura de Radha-Govinda exactamente como la que había visto en Vrndavana. "¡Aquí está el retrato!" gritó, saltando de aleg-ría. Compró ambos cuadros. Para él no eran simplemente cuadros, sino Nitai-Gaura y Radha-Govinda Mismos, quie-nes habían acudido en respuesta a sus plegarias.

Habían pasado ya cuatro años desde que Asvani Kumara regresara de Vrnda-vana. Su corazón nuevamente comen-zó a penar por Vrndavana. Dado que su empresa ya se hallaba bien estable-cida y sus hijos habían crecido y eran perfectamente capaces de cuidarse a sí mismos y cuidar del negocio, pensó que el karma que restaba por ser cumplido,

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ya estaba hecho y que finalmente podía renunciar al mundo e ir a Vrndavana. Sus padres, esposa e hijos le dieron su consentimiento para que así lo hiciera, porque el les dijo que no podría sobre-vivir más afuera de Vrndavana. Pensó que todo se debía a la misericordia de Radha-Govinda; el hecho de que se le facilitara su regreso a Vrndavana, por-que Ellos habían venido de allí para lle-varlo.

La misericordia de Radha-Govinda no se detuvo aquí. Ellos habían venido a él en la forma de cuadros, porque él así lo había deseado, mas Ellos querían estar con él en la forma de Deidades, de modo de poder disfrutar su prema-seva (servicio amoroso) más que en la forma de pinturas. De manera que cuando llegaron a Vrndavana, se le aparecieron en un sueño y le pidieron que Los adorara en la forma de Deida-des. También le indicaron el sitio don-de lo esperaban en dicha forma. El tra-

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jo las Deidades de allí, construyó un templo para Ellas y Las instaló debida-mente tras el prana-pratistha (el rito de infundir vida a un ídolo).

Después del prana-pratistha, Govin-da Ji obtuvo su nuevo nombre, Gopija-navallabha. Asvani-Kumara sirvió a Go-pijanavallabha con amor y devoción. (1).

Tras algún tiempo, tomó sannyasa diksa de Sri Haricarana Dasa Baba Ji, un discípulo de Sri Gaurakisora Siromani y fue llamado Sri Krsnacaitanya Dasa. Haricarana Dasa Baba le aconsejó fuera a hacer el bhajana a algún lugar solita-rio de Vraja. En ese momento, su hijo Gaura también vino a vivir a Vrndava-na. Sri Krsnacaitanya Dasa Baba le confió el servicio de Gopijanavallabha y fue al Kusumasarovara. Practicó allí el bhajana por cierto tiempo y luego fue al Radhakunda.

Mientras permaneció en el Radhakunda, su mente siempre estaba

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con Gopijanavallabha. Si ocurría algu-na falta o mala acción en el servicio de Gopijanavallabha, el siempre se entera-ba.- En una ocasión, llamó a Gaura des-de Vrndavana y le dijo, "Tú no prestas la debida atención al seva de Gopijana-vallabha. Sabes que un día el bhoga (alimento ofrecido a la deidad) se estro-peó porque el plato en el que se sirvió el bhoga no estaba bien limpio y que una partícula de uchista (remanentes de comida ingerida) aún quedaba en él. En ambas ocasiones, las Deidades de-bieron quedarse sin alimento. ¿Porqué eres tan descuidado? Pareciera que no tienes una fé completa. La Deidad solo acepta tu seva si tienes fé, caso contra-rio, no". Al respecto, narró una historia referida a Radhavinoda Ji, la Deidad a la cual adoraba el Rajarsi Banamali Raya Bahadura del Estado de Tanasa en el Radhakunda. El dijo, "Durante el Ve-rano, Banamali Raya solía emplear sir-vientes para abanicar a Radhavinoda

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durante las 24 horas. Uno de los devo-tos que tenía una fé absoluta en Radha-vinoda y estaba complacido con ese servicio, iba cada día al templo antes de que las puertas se cerraran y alivia-ba por intervalos a los sirvientes, abani-cando personalmente a las Deidades. Un día, a medianoche, cuando estaba haciéndolo, se quedó dormido y soñó que Radhavinoda lo sacudía y le decía, "Tú estás durmiendo. Me siento muy in-cómodo debido al calor. Llévame al kunda (lago)". El sentó a Vinoda Ji en su hombro con intención de llevarlo al kunda. Mas él tenía un tumor en su hombro. Vinoda Ji preguntó, "¿Qué es ésto en tu hombro? Me incomoda". Así diciendo, limpió el hombro con Su ma-no. El devoto lo llevó al kunda, lo sentó a su lado y se tiró a dormir allí. Justo entonces su sueño se interrumpió y se sorprendió al ver que realmente estaba yaciendo en el kunda. Fue al templo y tuvo otra sorpresa. Observó que las

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puertas estaban cerradas como siem-pre, pero lo más sorprendente era el hecho de que sentía una sensación re-frescante en su hombro y cuando pasó su mano sobre él, descubrió que el tu-mor había desaparecido".

En el Radhakunda, Sri Krsnacaitanya Dasa celebró el purascarana. Luego fue a vivir al Candrasarovara, donde volvió a celebrar el purascarana. Acostumbra-ba realizar aquí el parikrama (circumba-lación) de Govardhana, desde las 3 de la mañana. Un día, mientras realizaba el parikrama, comenzó a llover torren-cialmente. Se refugió debajo de un ár-bol; al sentarse, una serpiente siseó desde un agujero próximo. Se quedó sentado con la japa, sin preocuparse, porque creía que ningún animal de Vra-ja puede dañar a nadie. Desde lejos, al-guien a quien no podía ver arrojó una tela sobre él, gritando, "¡Baba! ¡No te-me a la serpiente! ¡Corra! ¡Lo picará!".

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Era una voz femenina. El sabía que en Vraja algunos mediadores espirituales siempre ayudan y guían a los sadhakas, de modo que pensó que alguna gopi lo había prevenido contra la serpiente y lo ayudaba con la manta para que pudiera continuar con su parikrama bajo la llu-via. Llevó la manta a su frente, en cali-dad de prasada sagrado de la gopi lue-go se cubrió a sí mismo con ella y rea-nudó el parikrama.

En Candrasarovara, Sri Krsnacaitan-ya Dasa Baba solía hacer el bhajana en un kuti dentro de la casa. Se absorbía tanto en el mismo que a menudo entra-ba en samadhi y se quedaba incons-ciente por horas. Una vez, su guru Sri Haricarana Baba fue a su kuti con un Sanatana Dasa Baba Ji. La puerta del kuti estaba cerrada por dentro. El gritó, "¡Caitanya! ¡Caitanya! No hubo res-puesta. Sanatana Dasa se puso ansio-so por Sri Krsnacaitanya, pero Haricara-

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na Dasa dijo, "No hay motivo para estar ansioso. El a menudo se embebe tanto en la meditación del Krsna-lila que se queda inconsciente por horas".

Gradualmente, su absorción en el Krsna-lila se volvió tan intensa que no podía vivir siquiera un instante aparta-do de él, mas tampoco podía permane-cer absorto en el lila todo el tiempo de-bido al cuerpo. Por consiguiente, co-menzó a prepararse para liberarse del cuerpo. Llamó a su hijo Gaura y dijo, "Mira, Gaura, tienes que arreglar un gran festival de siete días de duración, al cual se invitará a muchos vaisnavas y arreglarse su prasada y alojamiento. Todos los días habrá kirtana y rasa-lila. (2). Debe celebrarse bhagavata-sap-taha (3) Para el kirtana, debe invitarse a Kirtaniya Bhakticarana Dasa Baba Ji y para el Bhagavata-saptaha, Bhagavata-pathaka a Sri Madhusudana Bhatta Ji".

Se efectuaron todos los arreglos pa-ra la celebración. Candrasarovara orga-

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nizó el festival y durante once días con-tinuó llegando gente de las villas aleda-ñas. En el décimo día, todos los vraja-vasis y mahatmas que vivían en cator-ce millas a la redonda fueron invitados a la gran fiesta. Luego, súbitamente, Baba exhaló su último aliento. La festi-vidad se terminó y negras nubes de pe-sar y desmayo proyectaron su sombra sobre el cuadro. La gente esperó en vano por largo tiempo la reaparición de alguna clase de signo vital en el cuerpo de Baba. Finalmente se hicieron los arreglos para el funeral. Su cuerpo fue llevado al sitio de cremación para ser quemado. En cuanto el cuerpo llegó allí, se le oyó decir en voz baja, "¿A dónde me llevan? Llévenme de vuelta a mi ca-sa". Todos se sorprendieron y clamores de "Hari Bol" resonaron por todo el aire. Las nubes del desmayo y la desespera-ción se disiparon tan súbitamente como habían aparecido. La celebración con-cluyó con mayor regocijo que antes.

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Baba había dispuesto el vaisnava-se-va (distribución de prasada entre los vaisnavas) en ocasión de su liberación. (4). El realmente había abandonado el cuerpo e ido a Goloka luego que los arreglos para el Vaisnava-seva fueron terminados, pero Radharani le hizo vol-ver porque aún tenía que desempeñar su rol en el cumplimiento de determina-do propósito divino.

En una ocasión un devoto le pregun-tó a Baba, "¿Kala, (el agente de la muerte) ataca al devoto del mismo mo-do en que ataca a cualquier otro?".

Baba replicó, "No, no del mismo mo-do. En el caso de una persona ordina-ria, lo ataca cuando llega el momento de su muerte y se lo lleva, al margen de su voluntad y circunstancias. Pero en el caso de un devoto, cuando llega el momento de su muerte, va a pararse delante de él con las manos juntas y so-lo le informa que su hora ha llegado. Si

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el devoto no quiere ir y tiene el deseo de quedarse en el mundo por un tiem-po más, para el bhajana, accede a su deseo y se va. Kala es el enemigo del no devoto, aunque el sirviente del de-voto. Es tal como la gata; la gata sostie-ne a su cría con la misma boca con la que sostiene al ratón. Ella es kala para el ratón, pero madre para los gatitos. Ella se come al ratón, pero lleva a los gatitos a un sitio donde se hallarán más seguros y cómodos".

Tras el episodio de mención, Baba se volvió famoso como santo siddha. La gente comenzó a acudir a él diariamen-te para el darsana desde lugares dis-tantes. El se sentía sumamente pertur-bado, de modo que se trasladó de su kuti en Candrasarovara a Sesasayi, de allí, fue a la villa de Vansi.

Muchas personas comenzaron a soli-citarle diksa, pero él no le dió diksa a nadie. A instancias de su guru, no obs-tante, le concedió diksa a un Syamapa-

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da Babu y su esposa, Radhadasi. Lue-go, le dio diksa a Sri Kumara Sahiba, el magistrado especial de Govardhana, Kumara Sajjana Prasada Sinha de Go-vardhana y a varios más.

Cuando Baba le dio diksa a Sajjana Sinha y sus compañeros, cada uno de ellos le hizo diferentes ofrendas. Unos ladrones se enteraron de ello. Esa mis-ma noche entraron a su kuti con lathis (cosas) para robarle sus ofrendas. Ba-ba les dio caranamrta, como solía hacer con cualquiera que lo visitara. El cara-namrta tuvo el efecro inmediato de cambiar sus mentes. Se llenaron de te-mor y huyeron corriendo, dejando sus zapatos y lathis.

Baba vivió nuevamente en Candra-sarovara donde Sri Syamapada y Kuma-ra Sahib habían construído algunas ha-bitaciones para él. En 1930, acudió a él un Rakhala Dasa Kundu de Bengala, quien le dijo, "Baba, apenas si hay un pecado que no haya cometido. Ahora,

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en mi vejez, cuando ya no puedo hacer nada, me acosa el pensamiento de que tendré que ir al infierno y sufrir por to-dos mis pecados. Dígame qué puedo hacer para salvarme".

Baba preguntó, "¿Se irá de aquí?"."No, no quiero irme, pero igualmen-

te, ¿acaso Radharani conservará a un pecador como yo en Su dhama?".

"¿Porqué no? Ahora, en esta etapa, Ud. no necesita hacer nada más. Escu-che el Srimad-Bhagavatam una vez y viva en Vraja hasta que le llegue el fin, cantando siempre el Harinama. Vivir en el Vraja-dhama es en sí un gran sadhana. Brahma y Uddhava le oraron a Sri Krsna por ese don, porque lo con-sideraban el sadhana más elevado. Ud. debe adoptar también el Vraja-vasa (vi-vir en Vraja) como su sadhana y no te-mer. Radharani ciertamente tendrá mi-sericordia de Ud.".

Rakhala Dasa vivió en Vrndavana y cantó el Harinama. Dispuso un Bhaga-

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vata-saptaha. Poco después del sap-taha tuvo la misericordia de Radharani. En un momento afortunado, cuando se hallaba cantando el Harinama, dejó sú-bitamente este mundo para refugiarse en los pies de loto de Radharani en su nitya (eterno) dhama".

Vrajamohana Dasa Ji de Yasohara, quien después de tomar vesa de Baba viviera en Candrasarovara y lo sirviera, en una ocasión le solicitò instrucción sobre el lila-smarana. Baba, al respec-to, expresó las opiniones de dos gran-des santos de la epoca, quienes se ha-bían vuelto siddha a través del lila-sma-rana. El dijo, "Cuando Pandita Ra-makrsna Dasa Baba vivió en Balapojha-ra en Govardhana, yo acudí a él para solicitarle instrucción sobre el lila-sma-rana. El replicó, "Si cualquier otro me hubiera pedido eso, le hubiera dado una palmada en la mejilla". Entendí lo que había querido implicar y no tenía el

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valor de expresar. El lila-smarana no es sencillo".

En una ocasión dos devotos acudie-ron a Jagadisa Dasa Baba de Kaliya-daha y le solicitaron que los instruyera sobre el lila-smarana. Baba habló so-bre otras cosas, pero no dijo ni una pa-labra sobre lila-smarana. Ellos regresa-ron al cabo de unos días para hacer el mismo pedido. Nuevamente se volvie-ron desalentados, porque Baba eludía todas las preguntas al respecto. Luego, comenzaron a practicar lila-smarana, tras haber tomado instrucción de otro mahatma. La siguiente vez que acudie-ron a Baba, descubrieron que él sabía todo respecto a su bhajana sin que le hubieran dicho nada. El preguntó son-riente, "¿Cómo va su smarana?".

"Continúa, pero no satisfactoriamen-te" -replicaron los devotos.

Baba dijo, "Ustedes no saben. No hay smarana sin marana (muerte). Uno

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tiene que conquistar el cuerpo y olvidar todo sobre el mismo antes de hacer lila-smarana. Uno debe morir a todos los efectos prácticos en lo que al mundo concierne".

Sri Krsnacaitanya Dasa ya era muy anciano. De todos modos, se levantaba a las 2 de la mañana, se bañaba en el Candrasarovara, incluso con el clima más frío y se sentaba para su bhajana en su kuti. Mas el dolor que padecía por la separación de Radharani aumen-taba día a día. Había acudido a Radha-rani en una ocasión, pero le habían he-cho regresar. No la había vuelto a ver desde entonces. Se le hacía cada vez más imposible vivir sin Ella. De manera que tuvo que hacer un esfuerzo más por volar hasta Ella.

Un día, un Vrajavasi Brahmana, dis-cípulo de Baba, sospechó que éste ya no estaba en este mundo. El vrajavasi acostumbraba ir al kuti de Baba a la

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mañana temprano, cada día, después de bañarse en el Candrasarovara y de-cir, "¡Jaya Radhey!" mientras realizaba dandavat enfrente del kuti. Baba acep-taba su dandavat diciendo, "¡Jaya Radhey!", mas ese día no hubo res-puesta de Baba. Dado que la puerta del kuti estaba cerrada por dentro, no podía entrar, mas reiteró, "¡Jaya Radhey!" varias veces. No había res-puesta. Luego recurrió a un mahatma que vivía cerca y le expresó su ansie-dad sobre Baba. El mahatma dijo, "La ausencia de alguna respuesta por parte de Baba no es un motivo de ansiedad porque Baba se absorbe tanto en el lila que a menudo entra en samadhi y que-da inconsciente por horas. Pero esta mañana contemplé algo extraordinario. Observé que el kuti de Baba resplande-cía con una luz sobrenatural, como nun-ca antes he visto. No sé que clase de luz será; nunca ví una lámpara en la vi-vienda de Baba. Además, hoy no oí el

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sonido de la puerta al abrirse y cerrar-se, el que siempre oigo cuando Baba se va a bañar al Candrasarovara. Cierta-mente que esto provoca cierta ansie-dad, pero esperemos por un rato más y veamos si recupera o no la conciencia".

Luego que esperaran mucho rato, gritaron, "¡Jaya Radhey!" varias veces, pero no había respuesta. Entonces lla-maron a los aldeanos. Ellos rompieron la puerta del kuti. Al abrir la puerta, vie-ron a Baba yaciendo inconsciente; su respiración era muy lenta. Para traerlo de vuelta a la conciencia, iniciaron el kirtana, el cual continuó hasta el ano-checer, pero la condición de Baba era invariable. Comenzaron a asimilar que estaba agonizando. Justo entonces lle-gó corriendo el hijo de un Gosvami de Barsana, con un pana-bini (5) en su ma-no, quien preguntó, "¿Dónde está ese Baba bengalí que está por morir?".

"Baba está dentro del kuti" -replica-ron los aldeanos.

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El niño dijo, "Denle este pana-bini. Radharani lo ha enviado para él. Ella me dijo en un sueño anoche, "Le dí dar-sana al Baba bengalí de Candrasarova-ra, porque no podía tolerar Mi viraha (separación). Pero su marco mortal no pudo tolerar Mi darsana. Está por morir. Vé y dale este pana-bini, es Mi prasadi. Eso evitará que muera".

En cuanto el pana-bini fue introduci-do en la boca de Baba, recuperó la con-ciencia. El dijo, "¡Jaya Radhey!" y se sentó, pero quedó en un estado de div-yonmana (locura divina) por varios me-ses. Debido a la emoción, a veces reía, otras, lloraba y otras más caía incons-ciente a tierra.

La gente pensaba que se había vuel-to loco. Lo llevaron al templo de Gwallo-ra en el Kusuma-sarovara para tratarlo. En dicho templo, la comida solía ser servida en nombre del hermano del Ra-já de Gwallora. En cuanto Baba llegó

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allí, dijo, "No comeré la comida del Ra-já. Sáquenme de aquí".

Lo llevaron de regreso a Candrasaro-vara. Gradualmente su divyonmada cedió. Radharani había evitado nueva-mente su intento de dejar el cuerpo porque deseaba mantenerlo vivo por al-gún tiempo más para que sirviera como un faro de luz a las almas caídas y les mostrara el sendero del bhakti median-te el ejemplo y los preceptos.

Finalmente llegó el momento en que Radharani quiso aceptarlo en Su servi-cio; Baba se enteró de ello. Consideró que debía ir a comunicarlo a todos sus seres queridos. De modo que fue a Se-sasayi, Vanasi y otras villas, se quedó allí por algún tiempo y luego regresó. Al volver le dijo a Vrajamohana Dasa, "Esta vez le dije a todos, al regresar, que era la última vez que los veía. Se apenaron muchísimo. ¿Pero qué podía hacer?".

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En el año de 1940, en Kartika Krsna Astami, Baba dejó el cuerpo finalmente para tomar refugio en los pies de loto de Radharani. Su samadhi fue dispues-to en Candrasarovara.

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CAPITULO XXVI

El Baba Ji Ciego de Madanatera

Hace unos ochenta años, vivía en Vrndavana, en un kuti próximo al tem-plo de Madanamohana, un Baba Ji cie-go. Nadie conocía su nombre, pero la gente lo llamaba Madana-tera-vale Ba-ba (el Baba de Madanatera) (1), porque él vivía mayormente en el perímetro de Madana-tera. Temprano en la mañana, después de bañarse en el Yamuna, so-lía ir a esconderse en los emparrados de Madana-tera. Se quedaba allí hasta el anochecer, recordando todo el tiem-po a Radha-Krsna y Su lila, y derraman-do lágrimas en su recuerdo. A la no-che, iba al templo de Govinda Ji, le ha-blaba y lloraba. Tras volver de allí, to-maba madhukari de tres o cuatro ca-sas, comía y dormía. Pero nunca dejaba de llorar.

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Fue debido al constante llorar que perdió la vista. No se lamentaba de ello, porque esos ojos con los cuales no podía ver a Krsna no le servían, en su opinión.

Mas entonces Baba había estado llo-rando por 40 años. Su vida estaba por terminar y el límite de su paciencia ya había sido traspasado. El dolor de la se-paración era insoportable. A veces, de-bido a ello, caía inconsciente a tierra, en medio de los árboles, por horas. No había nadie para atenderlo, nadie que se compadeciera de él. El piar de los pajarillos y los llamados de los cuclillos y pavos reales intentaban despertarlo, pero en vano.

Cuando el dolor de la separación se le torna insoportable al bhakta, tam-bién se le torna insoportable a Bhaga-van. Radha y Krsna ya no podían seguir separados de Baba. Una vez, deambu-lando, llegaron a Madana-tera donde Baba lloraba debajo de un árbol.

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Radha dijo a Krsna, "Pyare (amado), Baba siempre está llorando. ¿Porqué no lo hacemos reír un poco?".

Krsna fue hacia Baba y dijo, "Baba, ¿porqué lloras? ¿Alguien te ha golpeado o te ha quitado algo?".

"¡Oh, no! Vete" -dijo el Baba ciego enojado.

"Baba, te traeré roti o chacha (cre-ma de leche) o lo que sea que quieras, mas no debes llorar" -volvió a decir Krsna afablemente.

"¡Oh, pastor! Vé a atender tus vacas. ¿Porqué vienes a molestarme?" -así di-ciendo, Baba apartó su rostro de Krsna.

Krsna regresó con Radha y le dijo, "Baba no escucha. Solo llora y llora".

Radha dijo, "Pyare, Tú no pudiste; mira como Yo lo hago reír".

Ella fue hacia Baba y dijo, "Baba, ¿porqué lloras? ¿Has perdido a tu espo-sa?".

Baba se rió y dijo, "Lali, nunca tuve una esposa".

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"Ya veo. De modo que lloras porque no tienes una a la cual puedas conside-rar como propia", -dijo Radha en un tono hondamente simpático.

Baba dijo apesadumbrado, "No, Lali, no lloro por eso. Lloro porque los míos me han olvidado".

"¿Quiénes son ellos, Baba?""Lali, tú no sabes. Uno de ellos es el

hijo de Nanda, que no tiene corazón, Quien siempre tienta y tortura lenta-mente con lo inasequible, pero nunca se muestra a Sí Mismo y el otro, ¡Oh! ¿Qué decir acerca de Ella, Lali? Se trata de Radha, Quien también se ha vuelto sin corazón por Su compañía".

Radha Se sintió gravemente herida en la parte más recóndita y tierna de Su corazón.

"¡Yo, Yo, sin corazón!" -expresó abruptamente. Luego, tratando de Es-conderse, Ella dijo, "Baba, Yo también Me llamo Radha. Dime qué deseas".

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"¿Qué puedo decir, Lali? Qué puedo desear excepto Su darsana".

"Baba, tú eres muy simple. Tú igno-ras que no puedes Verlos aunque te dieran Su darsana porque no tienes ojos".

"Lali, tú eres simple, no yo. Tú no sa-bes que recobraría mi vista en cuanto Ellos tocaran mis ojos con Sus manos de loto".

Radha ya no pudo contenerse.- Tocó un ojo de Baba con Su mano de loto. Krsna tocó el otro. De inmediato Baba recuperó la visión. Los vio a Ambos, Radha y Krsna, las Divinidades gemelas de su corazón, parados delante suyo en toda Su resplandeciente belleza, mirán-dolo con amor y misericordia. Se en-contró tan desbordante de gozo que ca-yó inconsciente.

Permaneció inconsciente toda la no-che. A la mañana siguiente, algunas personas que hacían el parikrama lo re-conocieron. Lo llevaron desmayado al

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templo de Madana-mohana. El Gosva-mi del templo comprendió que alguna experiencia Divina había puesto a Baba en esa condición. Pidió a todos que lo rodearan y celebraran el kirtana. El so-nido del kirtana gradualmente lo trajo de vuelta a la conciencia.

Gosvami Ji lo llevó a un lado. Tras prestarle el servicio necesario y hacerlo sentir como en casa, le preguntó el mo-tivo de su desmayo. El narró toda la historia con palabras entrecortadas, llo-rando sin cesar.

El deseo de toda la vida de Baba se había cumplido, mas ni siquiera enton-ces dejó de llorar. Lloraba incluso más que antes. Es natural, pues la separa-ción tras un encuentro, es más dolorosa que la separación antes del encuentro. Incapaz de soportar la separación tras su encuentro con Radha-Krsna por más tiempo, abandonó el cuerpo físico para reunirse con Ellos en su cuerpo espiri-tual en el Vrndavana trascendental.

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Podríamos preguntarnos porqué si Radharani es realmente tan amable, Ella permitió que Baba llorara por 40 años. ¿Acaso no podía aparecerse ante él antes? Sí, podía. Mas, ¿podía Baba realmente Verla entonces? Ella no está hecha de carne y huesos, los cuales pueden apreciar nuestros ojos; Ella está hecha de amor. Ella es el Amor personi-ficado. Para poder Verla, uno debe te-ner los ojos del amor. El amor no se de-sarrolla en un corazón que es impuro. El corazón tiene que ser purificado con el sadhana. El mejor sadhana es llorar por la separación. Las lágrimas que flu-yen en recuerdo de Radha y Krsna, la-van todos los pecados y ofensas (apa-radhas) y el fuego de la separación que arde en el corazón, consume el salvaje crecimiento de toda clase de deseos materiales. Es entonces que se prepara el suelo para que la semilla del amor germine y crezca. Cuando la semilla crece y florece, Radha y Krsna no pue-

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den permanecer indiferentes.- Ellos son automáticamente atraídos por su fra-gancia.

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CAPITULO XXVII

Sri Gauranga Dasa Baba Ji

Tras el deceso de mi maestro espiri-tual, Sri Srimad Bhakti-siddhanta Saras-vati Gosvami Maharaja, me sentí suma-mente afligido. Aunque sabía que su bendita mano aún se hallaba sobre mí, sin su presencia viva me sentía tal co-mo un huérfano. No había nadie a quien acudir por socorro, guía o inspira-ción. Mi esposa se hallaba muy apena-da pues solo había recibido Harinama de él; iba a concedérsele la debida ini-ciación algún día auspicioso posterior. Mas el murió sin que ese día auspicioso llegara.

Solíamos ir a Vrndavana buscando algún Siddha Mahatma al cual pudiéra-mos aceptar como nuestro guía o guar-dián espiritual. En una oportunidad le pregunté a un santo de Vrndavana, "¿Hay algún santo siddha en Vrndavana

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en la actualidad, un dínamo espiritual al cual poder recurrir para cargar la bate-ría, toda vez que uno se siente débil o descargado?".

"¡Por supuesto!" -replicó. "¿No cono-ce a Sri Gauranga Dasa Baba Ji Mahara-ja de Ramanareti?".

"No"."¿Entonces para qué ha venido a

Vrndavana?". El es el único santo si-ddha en Vrndavana, en la actualidad. Es sumamente humilde; no es ostento-so, aunque el tesoro espiritual subya-cente a su sencillez difícilmente escapa a la visión de un sadhaka que discierne. Debe ir a verlo".

Esa misma noche fuímos con mi es-posa a verlo. Era un saddhu de tez cla-ra, bien parecido, de unos sesenta años, sentado solo en su habitación, con la japa. Sus ojos estaban húmedos, su rostro era radiante y una paz celes-tial parecía reinar alrededor suyo. Pa-recía que el amor que lo llenaba esca-

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paba por sus ojos. Nos miró tiernamen-te, como acercándonos hacia su cora-zón y nos abrazó amorosamente. Sen-timos que habíamos encontrado al guardián, al gran santo que andábamos buscando. Nuestros corazones se derri-tieron y lloramos.

Baba comprendió que nos hallába-mos afligidos. Dijo afectuosamente, "Si hay algo que los apesadumbra, no se preocupen. Vayan a contarle su historia a un kalpataru de allí (señaló los árbo-les nim en su asrama). Todo árbol de Vrndavana es un kalpataru. Si lo abra-zan y le hablan con el corazón, él escu-cha y ayuda. No hay nada que no pue-da hacer por ustedes. Incluso puede presentarles el objeto más anhelado de su corazón, Radha y Krsna, si así lo de-sean".

Baba continuó, "Escuchen, les daré un ejemplo. Un jovencito, tras el darsa-na de Krsna, renunció al mundo y fue a Vrndavana. Aunque provenía de alta

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cuna y había sido criado lujosamente, se convirtió en un Baba Ji y vivió total-mente recluído en los bosques, practi-cando el bhajana durante todo el día. Solo salía una vez al anochecer por el madhukari, a una villa cercana. Solía andar medio desnudo, usando solo una tela de lino. Una mañana de Invierno, cuando hacía muchísimo frío, comenzó a tiritar. Dado que no había otro refu-gio en el bosque, se sentó dentro del agujero de un viejo árbol a meditar en Krsna, derramando lágrimas al recor-darlo. Tras un rato, oyó una voz prove-niente de otro árbol que estaba enfren-te suyo. Dicho árbol le decía al árbol en que estaba sentado Baba, "Mira, un mahatma se ha refugiado en tí. Muestra tu misericordia sobre él".

"¿Porqué no le muestras tu miseri-cordia?" -replicó el otro árbol.

Entonces, del árbol que se hallaba enfrente, descendió un pavo real y se paró delante de Baba con sus alas des-

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plegadas; luego vino otro pavo real y se colocó al lado del primero, de la misma forma, con las alas desplegadas. Luego otro y otro, hasta que se formó un se-mi-círculo de pavos reales alrededor de Baba. Y al momento siguiente, vio pa-rado delante suyo, en medio de los pa-vos reales al propio Sri Krsna, con una pluma de pavo real en Su corona, la flauta sostenida en Sus manos, cerca de Su boca y una sonrisa hechicera en Sus labios".

¡Yo estaba anonadado! Gauranga Dasa Baba Ji no nombró al joven Baba, así bendecido con la visión de Sri Krsna por la misericordia de los kalpatarus de Vrndavana. Mas con el tiempo me ente-ré que la historia se refería a él mismo. Por consiguiente, mientras Baba descri-bía la escena de Krsna parado delante suyo, en medio de los pavos reales, pa-reció estar Viéndolo y entró en trance. De alguna manera se recompuso y dijo, "Entonces, vean cuán poderosos y mi-

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sericordiosos son los kalpatarus de Vrn-davana. Si van y les oran, ellos les da-rán lo que desean".

Mi esposa dijo, "Baba, si acudo a un kalpataru, solo hay algo por lo que ora-ría: Denme el guru que anhelo, mas da-do que ya lo he encontrado en Ud. ¿porqué he de ir al kalpataru y no orar-le a Ud. directamente? ¿Sería tan ama-ble de concederme diksa y aceptarme como su sisya?".

"Lali, tú eres mía" -replicó Baba afec-tuosamente.

"Y qué pasa conmigo, Baba" -pre-gunté excitado.

"Ambos son míos" -dijo Baba, mirán-dome con profundo cariño.

"Pero Baba, yo ya estoy iniciado por Sri Srimad Bhaktisiddhanta Sarasvati Gosvami Maharaja".

"¿Y qué? El es tu diksa Guru, yo soy su siksa guru. Deben considerar al dik-sa guru y al siksa guru como uno".

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Mi problema fue resuelto. Baba me dio lo mejor de su amor y bendiciones y en los pocos años que le restaron de vi-da, me mantuve en estrecho contacto con él.

El nombre original de Gauranga Da-sa Baba Ji era Dhirendra Natha Cakra-varti. Había nacido en una familia aris-tocrática de Cangripota, una aldea a unas diez millas de Calcuta. Su padre, Sri Bhupendra Natha, era un rico terra-teniente, que había enviado a Dhuren-dra y a su hermano menor Phanindra a Darjeeling para que se educaran de un modo mejor.

Dhirendra aprobó el examen de in-greso en la primera división de Darjee-ling. Luego fue admitido en el Colegio Sánscrito de Calcuta. Phanindra tam-bién fue admitido en el Colegio Sánscri-to tras aprobar el examen de ingreso. El hermano mayor de ambos, Narendra, ya era un estudiante de dicho Colegio.

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Phanindra y Narendra habían caído bajo la influencia de Jyotin Mukerjee, el gran revolucionario llamado Banga-kesari (el león de Bengala) por la gente de Ben-gala, y fue matado en la lucha contra los británicos en Balesvara. Ellos em-pleaban todo su tiempo en actividades revolucionarias.- Ambos habían toma-do parte principal en un caso de la Cor-te en Pabana. Narendra fue arrestado. Phanindra cruzó a nado la Bahía de Bengala y llegó a China, pasando por Burma, para reunir armas para los re-volucionarios.

El fuego de la revolución ardía tam-bién en el corazón de Dhirendra, aun-que no se trataba de una revolución or-dinaria contra un gobierno o regente. Era una revolución contra Maya, la re-gente de los regentes. Dhirendra esta-ba plenamente bendecido con todas las cosas buenas que Maya puede brindar: un rico legado, buena salud, personali-dad atractiva, aguda inteligencia, las

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mejores oportunidades para una buena educación, y la posibilidad de una prós-pera carrera futura. Mas todo eso le pa-recía insignificante en comparación a la ausencia de ese Ser Unico que real-mente importa y que le da significado a todo lo demás. Estaba decidido a sacri-ficarlo todo por ese Ser Unico. Necesi-taba una guía o guru, que pudiera con-ducirlo a ello.

La Hermana Nivedita, una discípula de Swami Vivekananda, amaba mucho a Dhirendra. En una ocasión, lo llevó con Swami Brahmananda de Belura Ma-tha para la iniciación, pero Brahmanan-da opinó: "Este chico será un gran Vais-nava y su diksa-guru será un siddha vaisnava".

Dhirendra comenzó a buscar un san-to siddha-vaisnava. Mientras estudiaba en el Colegio Sánscrito, solía ir de Can-gripota a Calcuta por tren. Un día, mientras se dirigía a Calcuta, conoció a un vaisnava en el tren. Le preguntó,

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"¿Conoce algún santo siddha-vais-nava?".

"Sí. ¿Acaso no oyó hablar de Sri Ra-ma Dasa Baba Ji Maharaja?". Es el único siddha vaisnava que conozco. He visto tales sattvika bhavas en su cuerpo en el momento del kirtana, como nunca antes, en ninguna persona. Rama Dasa Baba Ji es discípulo de Sri Radharama-na Carana Dasa Baba Ji Maharaja, cu-yos milagros, cual hacer que un árbol dance en Sankirtana, devolver la vida a un cadáver listo para ser quemado en la pira funeraria, conceder Krsna-prema a la gente por su mero abrazo y mu-chos otros más, son muy famosos en todo Bengala y Orissa".

"¿Se refiere a Bane Baba Ji Mahara-ja?".

"Sí, Bane Baba Ji, como se lo llama generalmente".

"Ciertamente he oído muchas histo-rias sobre sus poderes sobrenaturales, incluyendo el poder de transformar la

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vida de las personas por su mera vista o toque.- Tenga la amabilidad de decir-me si su discípulo Rama Dasa Baba Ji vive".

"Actualmente vive en Kolhutola, en el albergue de Sri Motilala Seal".

Ese día, Dhirendra no fue al Colegio, fue directamente al albergue de Seal. Vio a un santo que llevaba una guirnal-da de flores y sostenía en su mano una mala-jholi (bolsita de rosario), caminan-do por la terraza. Los agudos ojos del santo se fijaron en él. Parecía como si estuviera tratando de vislumbrar lo más profundo de su corazón, como si hubie-ra encontrado a alguien que era suyo y al cual había estado buscando durante todos esos días. Dhirendra también sintió que había encontrado al alma de su alma, al guru que había estado bus-cando. De todos modos, se dijo para sus adentros, "¡Gurudeva! Si Ud. es realmente mi guru, déjemelo saber arrojando su guirnalda alrededor de mi

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cuello". Justo entonces el santo adornó a Dhirendra con la guirnalda que esta-ba usando. Dhirendra cayó a sus pies llorando y diciendo, "¡Gurudeva, ah, Gurudeva!". Gurudeva lo hizo poner de pie, lo abrazó con amor y dijo, "No te preocupes, yo soy tuyo y tú eres mío".

En un día auspicioso, Dhirendra fue debidamente iniciado por Rama Dasa Baba Ji Maharaja. En cuanto oyó el dik-sa-mantra, entró en samadhi (medita-ción profunda), que duró por ocho ho-ras. En el estado de samadhi, contem-pló su verdadero ser (svarupa), una hermosa niña de once o doce años, con un brillo dorado que emanaba de su cuerpo, llevando flores para adornar el cabello de Radharani.

Entonces se le hizo difícil a Dhiren-dra el vivir sin Gurudeva. Día tras día partía de su casa al colegio, pero en lu-gar de ir allí, iba al albergue de Seal y se sentaba a sus pies, escuchaba hari-

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katha y asistía a sus kirtanas que derre-tían el corazón y alborotaban su alma.

Igualmente aprobó el examen inter-medio de la primera división. Fue admi-tido en el Colegio Iglesia Escocesa don-de se destacó especialmente como un genio versátil pues era brillante y po-seía una memoria maravillosa. Podía retener y reproducir exactamente lo que fuera que oyera una vez. Fue el mejor alumno en los exámenes finales de su clase. Era un buen jugador de fú-tbol y jugaba representando a los equi-pos más famosos de Calcuta. También era un buen luchador. En una ocasión, sorprendió a todos venciendo a un lu-chador japonés que había venido al Co-legio a demostrar sus artes marciales. Por encima de todo, tenía un carácter ideal y era profundamente religioso. Su maestro de Inglés lo llamaba afectuosa-mente Maestro Puritano.

Sus inclinaciones religiosas fueron notadas por sus padres. Ellos temían

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que huyera del hogar para convertirse en un saddhu, de modo que trataron de casarlo lo antes posible.

Un día, cuando Dhirendra se hallaba sentado en la sala de exhibición de su casa, entró un caballero. Por sus ropas y maneras Dhirendra dedujo que era un hombre rico que venía a su casa por primera vez. El caballero preguntó, "¿Se encuentra Bhupendra Babu?".

"Sí" -replicó Dhirendra.Luego, mirando más de cerca y

atentamente a Dhirendra, dijo, "¿Tú eres el hijo de Bhupendra Babu?".

Dhirendra presintió que quizás venía con una propuesta matrimonial que le concernía. Dijo, "No, ¿para qué necesita a Dhirendra?".

"¡He venido con una propuesta de casamiento de mi hija con él!".

"Pero Dhirendra ya no está. Ha muerto".

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"¡Muerto! ¡Qué le pasó! Bhupendra Babu me escribió el otro día, pidiéndo-me que viniera a verlo".

"¡Murió de cólera ayer!""¡Oh, qué tragedia! Me gustaría ver

a Bhupendra Babu"."Me temo que no se encuentre de

humor para ver a nadie". El caballero regresó apesadumbrado y desilusiona-do.

Pero Dhirendra se alarmó. Pensó que se tramaba algún plan para encadenar-lo a los grilletes de Maya. Se determinó a renunciar al mundo y tomar refugio en los pies de loto de Sri Gurudeva, an-tes de que el plan madurara. Esa mis-ma noche escapó a hurtadillas de su casa y a la mañana siguiente se rindió completamente a los pies de Gurudeva, quien a su vez lo envió a Samaja-bani en Navadvipa, para que hiciera bhajana bajo la guía de Lalita Dasi, otra discípu-la siddha de Sri Radharamana Carana Dasa Baba Ji.

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Bhupendra Babu envió a sus hom-bres a buscarlo. En cuanto se enteró que estaba en Samaja-bani, en Navad-vipa, llegó allí con Hajari Babu, un ins-pector de policía y dos testigos para traerlo de vuelta al hogar-

Primero dejó al policía afuera y entró solo. Trató de persuadir a Dhirendra de todas las formas posibles para que vol-viera a la casa, cuando todos sus inten-tos fracasaron, llamó al policía. Apenas había dado unos pasos, cuando regresó y miró a su alrededor, muy sorprendi-do, diciendo, "¡Oh! ¿Dónde, dónde te has ido, si acabas de llegar? ¿No volve-ré a tener tu darsana?".

Lalita Dasi lo había estado observan-do todo el tiempo. Ella dijo, "¿A quién busca?".

"A ese Baba Ji alto, con una luz ra-diante que emana de su rostro. El me siguió y me palmeó en la espalda. Al darme vuelta me abrazó y... (su gar-ganta se estranguló por la emoción y

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continuó incisivamente)... y un escalo-frío me recorrió la columna. El...él me miró tiernamente, con lágrimas en los ojos, y...y dijo, "Bhupena, ¿cuánto tiem-po más seguirás con la ilusión de que las cosas que en realidad no te perte-necen, son tuyas, sufriendo una miseria inenarrable por desapegarte de ellas? ¡Tú no sabes que Dhirendra es mío!" ¡Oh! ¡Su...su toque mágico! Me ha de-silusionado completamente... Dónde... ¿Dónde está? Me siento muy desespe-ranzado sin su darsana".

Lalita Dasi dijo, "Venga. Yo lo llevaré con él". Lo llevó hasta la estatua de ta-maño natural de Sri Radharamana Ca-rana Dasa Deva en Samajabani y dijo, "Mire, ¿es el mismo Baba Ji?".

"¡Sí, es él!" -dijo Bhupendra Babu. Cayó a sus pies y sólo Dios sabe, las lá-grimas fluían de sus ojos sin cesar. Ahora era otro hombre. Su ilusión se había disipado. Había realizado que su reclamo sobre Dhirendra era falso; Dhi-

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rendra pertenecía a su guru y al guru de su guru y el sendero que él había es-cogido era el único sendero correcto para la persona que discrimina, cuyos ojos han sido abiertos. Regresó en paz a su casa, dejando a Dhirendra al cui-dado de su guru.

Al cabo de un tiempo, Dhirendra fue a Vrndavana con el permiso del guru y comenzó a hacer bhajana bajo la guía de Siddha Sri Jagadisa Dasa Baba Ji de Kaliyadaha, como su siksa guru. Jagadi-sa Dasa Baba Ji lo llamaba cariñosa-mente 'Gopala'. Jagadisa Dasa Baba Ji se había vuelto un siddha practicando el astakalina lila smarana. Por lo gene-ral, no iniciaba a nadie en esa clase de bhajana, pues consideraba que solo los sadhakas que se habían elevado por so-bre la conciencia del cuerpo eran idó-neos para el mismo, pero en el caso de Dhirendra, descubrió un sadhaka alta-mente calificado. Por consiguiente, lo inició prestamente.

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Dhirendra solía estar todo el tiempo absorto en el lila-smarana, aunque ex-ternamente pareciera estar deambulan-do por la orilla del Yamuna o en los bos-ques. A veces la gente le decía a Jaga-disa Dasa Baba, "Su Gopala no hace ningún bhajana; él solo camina como un lunático". Jagadisa Dasa replicaba, "Lo que hace Gopala es bhajana de pri-mera clase; el no puede hacer otra cosa que eso".

Una noche, cuando Dhirendra estaba sentado al lado de Jagadisa Dasa Baba, éste último exclamó súbitamente, "¡Mi-ra, mira, Gopala! ¡Rama y Krsna vuel-ven del bosque con las vacas! ¡Oh! Qué hermoso aspecto tienen".

Dhirendra dijo apenado, "Yo no veo nada, Baba".

Jagadisa Dasa hizo una pausa, lo pal-meó en la mejilla y expresó bendita-mente, "Tú verás. Anda, lo he dicho, tú verás".

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Tras algún tiempo, Jagadisa Dasa Baba solicitó a Dhirendra estudiar los sastras y hacer el bhajana bajo la guía de Pandita Ramakrsna Dasa Baba. En esos días, Pandita Baba vivía en el Sya-ma Kuti, cerca de Kusuma-sarovara. Dhirendra se instaló en un kuti cerca de Gvalapokhara a cierta distancia del Syama Kuti. Cada tarde, iba a lo de Pandita Baba y estudiaba los sastras con él. Estudió intensivamente el Sri-mad-Bhagavatam, Satsamdarbha y cantidad de otros bhakti-sastras. En esa época aprendió también de corazón todos los bani-granthas (libros de ver-sos) en Vraja-bhasa (el idioma de Vraja) relativos al lila divino de Radha-Krsna. Se volvió famoso como Pandita, bien versado en los sastras y en el Vraja-sahitya (la literatura de Vraja).

Por indicación de Pandita Baba, brin-dó discursos sobre los bhakti-sastras frente al Syama-Kuti cada noche. Los mahatmas acudían con frecuencia des-

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de lugares distantes a escuchar sus conferencias, las cuales eran tanto eru-ditas como intensamente emotivas e inspiradoras.

Tras un tiempo, nuevamente por in-dicación de Pandita Baba, acudió a su Diksa Guru, Rama Dasa Baba Ji, donde se inició en vaisnava sannyasa. Des-pués del sannyasa fue llamado Gauran-ga Dasa. Como sannyasi, sus únicas posesiones eran un kaupina, (1), bahir-vasa y karava. Vivía noche y día dentro del bosque, practicando la japa y la me-ditación y salía solo una vez al anoche-cer por el madhukari.

Una noche, vio en un sueño que una imagen de Giriraja próxima a su kuti lo llamaba y le decía, "Llévame a tu kuti. Anhelo tu servicio". A la mañana si-guiente, cuando fue a ese sitio, observó que unas personas estaban excavando un pozo. Al excavar unos dos o tres pies, apareció una hermosa imagen de Giriraja, como la que había visto en el

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sueño. De inmediato la alzó, y la llevó a su kuti.

Sirvió a Giridhari con su cuerpo, mente y alma, mas, ¿cómo armoniza-rían el asceta Gauranga Dasa y el exhu-berante Giridhari mucho tiempo? Gau-ranga Dasa nunca mendigaba nada de nadie, excepto el madhukari, y las de-mandas de Giridhari eran ilimitadas. Solía pedir ropas de seda, una flauta dorada, una corona de oro, y el perfu-me más especial, frutas, dulces, etc. Gauranga Dasa pasaba todo su tiempo procurándoselas. Apenas si le quedaba tiempo para el lila-smarana.

En medio de ese apuro, fue a Vrnda-vana, le informó todo a Jagadisa Dasa Baba y dijo, "Ahora dígame si debo obe-decerlo y destinar todo mi tiempo al as-takalina-lila-smarana u obedecer a Gi-ridhari y pasar todo mi tiempo cum-pliendo sus demandas ilimitadas".

Jagadisa Baba expresó, "Con las ma-nos juntas, exprésale a Giridhari tu in-

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capacidad para Servirlo y ve a dejarLo en la colina de Govardhana. Tú debes seguir el sendero de la abstinencia y el bhajana señalado por Sri Rupa y Sri Sa-natana".

Gauranga Dasa así lo hizo.Sanatana Gosvami siguió un sendero

de severa abstinencia y autocontrol. Comía solo bati (bolita de harina de maíz horneada) meramente para man-tener juntos cuerpo y alma, sin siquiera agregarle sal y ofrecía lo mismo a su deidad (Sri Madanamohana) en calidad de bhoga.

Un día, Madanamohana le dijo, "Sa-natana, me resulta difícil tragar tus bo-litas sosas de harina. Al menos dame un poco de sal".

Sanatana dijo, "Prabhu, hoy pides sal, mañana pedirás quizás dal, vegeta-les, dulces y otras cosas. ¿Dónde las hallaré? Yo soy Baba Ji, que vivo solo a base de un puñado de harina obtenida en el madhukari. Si empiezo a reunir to-

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das esas cosas, ¿cuándo tendré tiempo para el smarana? Si deseas un servicio mejor, entonces debes hacer los arre-glos personalmente".

Madanamohana debió hacer Sus propios arreglos. Impulsó a un hombre de negocios llamado Rama Dasa Ka-poor a construir un templo magnífico para El e hizo todos los demás arreglos para dicho servicio, conforme a Su de-seo. Sanatana no vivió a base de las premisas del nuevo templo siquiera por un día. El confió el seva (servicio) de Madanamohana a un pujari y vivió en forma separada, consagrando todo su tiempo al smarana.

A veces, un objetivo menor debe ser sacrificado por uno mayor. Sanatana Gosvami y Gauranga Dasa Baba Ji sacri-ficaron el servicio menor de la Deidad con el cuerpo físico y los materiales en el plano material, por el servicio más elevado con el cuerpo espiritual (siddha

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deha) y materiales en el plano trascen-dental, en el smarana.

El vairagya (indiferencia por el cuer-po y sus necesidades) de Gauranga Da-sa Baba Ji, se tornó tan intenso, que a veces era totalmente inconsciente del cuerpo. Tampoco podía vivir en un mis-mo sitio mucho tiempo. Vivía principal-mente en los bosques, a veces debajo de un árbol, otras, debajo de uno distin-to. A la noche, iba a alguna aldea de la vecindad por el madhukari. En ocasio-nes, en vez de ir al madhukari, se con-tentaba comiendo hojas o cualesquiera frutos silvestres hallara en el bosque. Eventualmente, no comía por varios días. A veces los Vrajavasis lo veían yaciendo prácticamente inconsciente debajo de un árbol particular por varios días y le ofrecían comida, pero su ab-sorción en el lila era tan honda que no sentía ni hambre ni sed, y la comida traída por los Vrajavasis quedaba sin

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tocar. Tampoco sabía si llevaba ropas puestas o no.

En una ocasión en que se hallaba en un estado de semi-inconsciencia, fue a una villa por el madhukari. Una de las mujeres que usualmente se lo brinda-ba, cerró la puerta de su casa en cuan-to lo vio. Otra hizo lo mismo y otra más gritó enojada, "Tú Baba Ji loco, vete de aquí". Gauranga Dasa se preguntó por-qué las mujeres de Vraja que lo ama-ban como si fuera su hijo y le daban madhukari con placer, súbitamente eran hostiles con él. Solo cuando unos rapaces callejeros le arrojaron ladrilla-zos recuperó la conciencia y realizó que estaba casi desnudo.

Fue en dicho estado de divyonmana (locura divina) que fue bendecido con la visión de Sri Krsna en medio de los pavos reales.

Una vez en Invierno, cuando Gau-ranga Dasa Ji se hallaba tirado debajo

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de un árbol en Padara-vana cerca de Barasana, profundamente absorto en el lila-smarana, se acercó una cobra y se trepó a su pecho. Permaneció un tiem-po en su pecho con la cabeza alzada y la capucha abierta. Los Vrajavasis que habían ido al bosque a pastorear las va-cas gritaron, "¡Baba, oh, Baba! ¡Hay una cobra sentada sobre su pecho!". Baba abrió sus ojos. Al ver a la cobra, pensó que Ananta Deva había ido a bendecirlo. Unió las palmas de sus ma-nos para ofrecerle respetos y oró por sus bendiciones. La cobra inclinó su ca-beza, como si lo bendijera, y se fue.

Las bendiciones pronto dieron fruto. Gauranga Dasa fue a Vrndavana para el darsana de Jagadisa Dasa Baba. A la noche, después de masajear sus pies, dormía en el suelo cerca de su cama. Jagadisa Dasa Baba quizás recordara su segura aseveración en el sentido de que algún día vería el Krsna-lila. Quizás consideró que el momento para el cum-

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plimiento de ese anhelo había llegado, de manera que apoyó amorosamente sus pies en el pecho de Gauranga Dasa. En cuanto lo hizo, éste sintió como si se hubiera abierto su tercer ojo; como si un dique se hubiera abierto súbitamen-te, y la corriente del Krsna-lila fluyera li-bremente en su corazón.

A partir de ese momento, Gauranga Dasa tuvo percepción directa (Saks-atakara) del Krsna-lila y nadó libremen-te, como si estuviera en el océano del rasa (plano trascendental).

Antes hemos referido que los mahat-mas de Vraja apreciaban mucho que Gauranga Dasa les leyera y explicara los libros sagrados relativos al lila de Radha-Krsna, en particular el Vrndava-na Mahimamrta y el Radha-rasa-sudha-nidhi. Ellos siempre anhelaban ansiosa-mente una oportunidad de escuchar su patha.

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Pero no solo los mahatmas, los thakuras de Vrndavana también ama-ban oír su patha. En 1922, a insistencia de los vrajavasis de Svamigrama, Gau-ranga Dasa Ji disertó sobre el Vrndava-na Mahimamrta por 20 días en un tem-plo de Svamigrama. Al finalizar el patha al 20mo. día, decidió ir a otra parte a la mañana siguiente, pero esa misma no-che el Thakura del templo le dijo al pu-jari en un sueño, 'Me gusta mucho el patha de Gauranga Dasa. Pídele en mi nombre que continúe con el patha por cinco días más'. El pujari transmitió el mensaje a Baba, quien continuó por siete días más.

En una ocasión, Baba decidió expre-sar Hari-katha en cierta villa por cinco días y partir a otro sitio al sexto día. El quinto día, tras haber finalizado el ka-tha, vio en un sueño esa noche que ha-bía salido para el madhukari en la mis-ma villa donde se encontraba. En cada

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puerta encontraba a Radha y Krsna es-perándolo. Competían entre sí para darle el madhukari. En 1924, Pandita Ramakrsna Dasa Baba se trasladó des-de Govardhana a Vrndavana y se insta-ló en Dau-Ji-Ki-bagici, donde hoy se ha-lla el Instituto de Investigación Vaisna-va. Gauranga Dasa Baba también vivió en Vrndavana, en una vivienda en el Shahajahanpur-Ki-bagici, muy cerca de Dau-Ji-Ki-bagici. Mientras vivió allí, ca-da noche, al regresar del madhukari so-lía leer el Radha-rasa-sudha-nidhi a los kalpatarus vecinos. Un día, regresó tarde del madhukari. Dado que se ha-bía puesto oscuro, entró a su morada y se tiró a descansar. Poco después oyó que alguien llamaba a la puerta; al salir, oyó una voz proveniente de un ár-bol cercano: "Gauranga Dasa, ¿no lee-rás el Radha-rasa-sudha-nidhi hoy?". Gauranga Dasa replicó, 'Maharaja, lo siento, he regresado tarde del

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madhukari. Ahora está oscuro y no ten-go ni lámpara ni vela'.

"No, no, entra y mira. Hay una vela y una caja de fósforos en un rincón de tu habitación", -dijo el kalpataru.

Gauranga Dasa entró y halló real-mente una vela y una caja de fósforos allí. De inmediato encendió la vela y le-yó en voz alta el Radha-rasa-sudha-nidhi.

Como lo sugiriera Pandita Baba, Gauranga Dasa Baba inició el katha del Vrndavana-mahimamrta enfrente de su asrama en Dau-Ji-Ki-bagici. Su katha siempre era apreciado, tanto por los eruditos como por los iletrados, los sadhus y no-sadhus pues poseía un atractivo adicional: los asta-sattvika-bhavas lo asistían constantemente en el momento del katha. Mientras recita-ba los slokas relativos a la belleza de la bendita Vrndavana espiritual y el lila de Radha-Krsna, las lágrimas fluían cons-tantemente de sus ojos. El lila que des-

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cribía a veces se tornaba manifiesto pa-ra él. Se perdía completamente en el mismo y el patha se suspendía hasta que nuevamente podía hablar. Los mahatmas y bhaktas de todo Vraja so-lían acudir a escuchar su katha.

El carácter sobrenatural del katha puede deducirse a partir de algunos re-latos que ciertas personas de edad que tuvieron la buena fortuna de asistir al katha relatan incluso en el día de hoy, con calidez y devoción.

Un día, mientras ocurría el katha, la gente observó que unas flores blancas de forma atractiva caían del cielo en el sitio del katha. Todos miraron sorpren-didos a Pandita Baba, como para que explicara el fenómeno. Pandita Baba dijo, "No se sorprendan. Gauranga Dasa está dando katha y los dioses derraman flores sobre él".

En el momento del katha, solía venir una serpiente a tenderse cerca de la pared medianera del asrama. Se aleja-

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ba reptando en cuanto el katha termi-naba.

Una de las ramas de un árbol Nima colgaba tan bajo en el sitio del katha, que oscurecía poco antes de la puesta del sol y el katha debía finalizarse antes de tiempo. Todos deseaban que la ra-ma no estuviera allí. Un día, cuando el katha no se estaba realizando, la rama cayó por sí sola.

Como cualquier otro siddha mahat-ma, Gauranga Dasa Baba Ji tenía pode-res sobrenaturales para realizar mila-gros, mas nunca quería emplearlos. A veces, sin embargo, era puesto en una situación que lo impelía a ejercer di-chos poderes. En una ocasión en que había ido a Calcuta para el darsana de Gurudeva, éste le solicitó que hablara sobre el poder del Harinama en un evento especialmente organizado por la elite de Calcuta. Hablando exhaustiva-mente sobre los poderes sobrenatura-

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les del Harinama, dijo, "No hay nada que el Harinama no pueda hacer. Inclu-so puede devolver la vida a los muer-tos". Al respecto, brindó el ejemplo de Sri Radha-Ramana Caranadasa Baba Ji, quien una vez creara gran sensación en Calcuta, devolviendo la vida a una da-ma de Marvari cuyo cadáver iba a ser cremado a orillas del Ganges, cantando el Harinama. Justo cuando Gauranga Dasa Baba Ji estaba diciendo ésto, el cuerpo muerto de un ave cayó delante de él, como para poner a prueba lo que estaba diciendo. Pudo notar el desafío escrito en los rostros de todos los del público. Se agitó profundamente. Su reacción ante el reto fue anormal. Al relatar su experiencia al respecto, en una ocasión dijo al autor del presente, "Usualmente, cuando veía a alguien afligido, invocaba al Señor, pero esta vez no lo hice. No podía tolerar que el Harinama pudiera ser así agraviado. Me dije a mí mismo, 'No, esto no puede

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suceder' y sentí que automáticamente mi corazón iba hacia el ave y le inyec-taba vida. El avecilla aleteó y voló. Al día siguiente, el incidente se publicó en los diarios de Calcuta. Alguien lo había reportado a Baba Maharaja (Rama Dasa Baba Ji); quien me dijo en tono de re-proche, '¿Haciendo lucro con los mila-gros?'. Me disculpé con las manos jun-tas y dije, 'Baba, no tuve alternativa, porque iban a desacreditar el Harina-ma'.

Por indicación de Gurudeva, Baba había comenzado a dar diksa; tenía mu-chos discípulos. A veces, en su hora crítica, no podía abstenerse de usar su poder para ayudarlos.

En mi caso individual, un astròlogo había predicho a partir de mi horóscopo que mi año número cuarenta y tres se-ría fatal, mas Baba me dijo, "Kapoor, despreocúpate. Aunque el padre de Ka-la (el regente de la muerte) viniera, no

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podrá tocarte". Kala vino a la hora se-ñalada y ví con mis propios ojos, y oí con mis oídos cómo Baba lo alejaba.

Quizás se debió al hecho de que Ba-ba asumió sobre sí los sufrimientos aje-nos que en esa epoca comenzó a enfer-marse, mas cualesquiera fuera la condi-ción de su cuerpo, su estado interno era siempre tranquilo. En una ocasión en que Baba estaba enfermo y yo me hallaba a su lado, me acosó constante-mente el pensamiento de: "¿Porque un siddha purusa como Baba ha de sufrir?". Baba oyó la pregunta que yo me había hecho en silencio. Replicó fi-guradamente, 'Kapoor, hay una canción de Ravi Thakura que significa que un viajero que transita por un lugar solita-rio siente temor al ver las nubes densas que súbitamente se aglomeran en el cielo y de los relámpagos y truenos que amenazan su vida. ¡Ah! ¡Si solo el viaje-ro supiera que detrás de las nubes se

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celebra la danza Rasa, con el acompa-ñamiento de una música encantadora y una paz deliciosa reina suprema!'

En una ocasión Baba debió ser inter-venido en la espalda por un carbunclo y el doctor quería darle cloroformo, pero Baba dijo, "No se moleste por el cloro-formo, doctor. Durante la operación Ud. hará su trabajo y yo haré el mío. Ni si-quiera sabré lo que le estará haciendo a mi cuerpo". El doctor realizó a rega-ñadientes la intervención sin clorofor-mo. Durante la operación, Baba ni si-quiera se quejó una sola vez. Estuvo to-do el tiempo en samadhi, absolutamen-te desentendido del cuerpo.

Un devoto dijo en una oportunidad a Baba, "Baba, sus plegarias han aliviado a tanta gente de su sufrimiento e inclu-so ha salvado a muchos de las garras de la muerte, ¿porqué no ora por Ud. mismo?".

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Baba replicó, "Nosotros siempre es-tamos abocados a la felicidad de Radha-Krsna, no a nuestra propia felici-dad. Para qué preocuparnos por tales trivialidades como el sufrimiento del cuerpo".

Mas aunque Baba nunca oraba para sí mismo, en los momentos críticos su Gurudeva siempre acudía en ayuda su-ya. Una vez, cuando le sacaron una muela, la herida se infectó. La infección fue en aumento hasta el punto que le fue imposible tragar nada. Uno de sus discípulos informó a Rama Dasa Baba Ji, quien de inmediato envió un telegrama pidiendo al discípulo que lo trajera a Calcuta. Así se hizo. Se consultó a los mejores cirujanos de Calcuta. Ellos dije-ron que el mal había llegado a un punto tal en que ya no era posible intervenir quirúrgicamente. Entonces Rama Dasa Baba Ji lo llevó a Navadvipa. Lo tendió delante de la estatua de su guru Sri Radharamana-Caranadasa Baba Ji en

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Samaja bani, diciendo, '¡Las historias de tu misericordia quedarán confinadas en tus libros o la gente la apreciará con sus propios ojos! Aquí hay una oportu-nidad. Gauranga es tuyo. Haz con él lo que quieras'. Justo entonces, Gauranga Dasa Baba vio a Radharamana-Carana Dasa Deva parado a su lado, diciendo, "Gaura, ¿qué te ha sucedido?". Baba re-plicó enojado, "¿No ves lo que ha suce-dido?".

Entonces Radharamana-Carana Da-sa restregó suavemente su mano sobre su mejilla. De inmediato el flemón se abrió y de él emanó mucosidad como una corriente. La operación fue realiza-da y Gauranga Dasa se puso bien.

Baba prosiguió trasladándose duran-te 35 años de uno a otro lugar de Vraja, mas hacia el final, vivió en el asrama de su tío espiritual, llamado Radhara-mana-nivasa, en Ramanareti. Le gusta-ba especialmente ese lugar debido a

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los kalpatarus (los árboles Nima) con los cuales estaba siempre en comunión. Hablaba con ellos, les cantaba cancio-nes y les leía el Radha-rasa-sudhanidhi y otros libros sagrados relativos al lila de Radha-Krsna. A su vez, ellos lo ama-ban con todo su corazón. No podían so-portar su ausencia del asrama por mu-cho tiempo, como tampoco él podía es-tar sin ellos por un tiempo prolongado.

Baba no permitía que nadie se su-biera a los árboles de su asrama o si-quiera cortara sus ramitas u hojas, mas en una ocasión le pidió a uno de sus discípulos que atara la rama más baja de un árbol a la rama superior, pues es-taba demasiado baja e impedía el paso al asrama. Manohara Baba ató ambas ramas; en ese momento Baba estaba en su habitación. El ignoraba que las ramas estaban siendo atadas, mas en cuanto sucedió, comenzó a sentir un dolor estrujador en su pecho. Exclamó, ¡'Manohara, Manohara!' . Manohara

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vino corriendo. '¿Has atado las ramas?" -le preguntó.

"Sí, Baba"."Vé a desatarlas de inmediato".En cuanto Manohara desató las ra-

mas, el dolor del pecho de Baba se reti-ró.

A la mañana siguiente, cuando Baba estaba paseando por el asrama, vio que en el sitio del árbol en el cual se había atado la rama, se hallaba parado un hermoso jovencito, que irradiaba una luz angelical de su cara y decía con lá-grimas en los ojos, "¡Hasta tú me atas!".

Baba también rompió a llorar. Se in-clinó ante el joven y se disculpó.

Gauranga Dasa Ji cayó nuevamente gravemente enfermo en 1951. Su discí-pulo, el Dr. G.N.Vyas, el famoso médico de Agra, lo llevó a su clínica para tratar-lo, pero su estado continuó desmejo-rando. En la última etapa, cuando ya no

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quedaba esperanza de que sobrevivie-ra, lo llevó de vuelta a Vrndavana. Cuando lo estaba llevando a Vrndavana en su automóvil, eran alrededor de las 6 de la mañana, y Gauranga Dasa esta-ba sin sentido. En ese momento, Rama Dasa Baba Ji estaba celebrando su ser-vicio matutino en su asrama de Calcu-ta, con la ayuda de un asistente. El asistente quiso atraer su atención hacia los rituales restantes cuando exclamó, "Tú no sabes, Gauranga Dasa se quiere ir antes que yo. ¡No lo dejaré ir!". A partir de ese preciso instante, el estado de Gauranga Dasa mejoró y se curó.

En 1953, un día, Rama Dasa Baba Ji se levantó a las 2 a.m. y llamó a sus discípulos. Les dijo, "Me han llamado: ¡me voy! ¡Celebren el kirtana!". Inició el kirtana. El kirtana se hallaba en su apogeo cuando súbitamente exclamó: "¡Radharamana!" -y dejó el cuerpo para reunirse con su Gurudeva, Sri Radhara-

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mana Carana Dasa Deva en el Vrndava-na trascendental.

Cuando Rama Dasa Baba Ji murió en Calcuta, era Krsna Caturdasi, del mes de Agrahayana. Ese mismo día, Gau-ranga Dasa Baba exclamó en Vrndava-na, "¡Todo se acabó! 'Todo se acabó!". Y a partir de ese día, permaneció en un estado de semi-samadhi el cual se tor-nó en samadhi completo en el sukla ekadasi del mismo mes, cuando dejó el cuerpo para reunirse con su Gurudeva y el parama-gurudeva Sri Radha-rama-na Carana Dasa en el bendito Vrndava-na para asistirlos en el prema-seva (servicio amoroso) de Sri Radha y Sri Krsna.

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CAPITULO XXVII

Sri Krsnaprema (Ronald Nixon)

Sri Krsnaprema (Ronald Nixon) nació un 10 de Mayo de 1898, en una familia religiosa de Inglaterra. Se recibió con honores en Literatura Inglesa, en la Uni-versidad de Cambridge. Su inclinación religiosa fue evidente incluso mientras era un estudiante. Tras graduarse con honores, se abocó seriamente al estu-dio del Budismo, el Cristianismo y la Teosofía, pero al estallar la Primera Guerra Mundial se unió a la Fuerza Aé-rea Real (RAF).

Cuando los ejércitos alemanes ocu-paron Bélgica y se preparaban para una nueva invasión, se ordenó a la RAF que los bombardeara. Un número de pilotos entre los que se hallaba Nixon voló en sus aviones bombarderos hacia Bélgica, pero los aviones de guerra germánicos eran bélicamente superiores y vencie-

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ron a los de la RAF. Todos los aviones de la RAF fueron destruídos, y sus pilo-tos, muertos. El destino de Nixon hubie-ra sido el mismo de no haber sido por la intervención de un poder sobrenatural que lo aferró de la cintura y elevó el avión cada vez más hacia arriba y lo hi-zo regresar. Al recuperar la conciencia, se encontró en un hospital militar cerca de Londres.

Cuando se hallaba convaleciendo en el hospital, a veces caía en un estado de semi-inconsciencia en que una voz le decía, "Tu vida ha sido salvada por un poder sobrenatural. Vé y averígualo en la India".

El poder sobrenatural no solo salvó su vida sino que le brindó una nueva orientación. Comenzó a considerar la oportunidad de ir a la India a bucear en los secretos de lo Divino o lo Sobrena-tural. Providencialmente, el Dr. Jnanen-dra Natha Cakravarti, el vice-canciller de la Universidad de Lucknow, se en-

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contraba en ese momento en Londres. Estaba buscando una persona idónea para el puesto de conferencista en In-glés de su Universidad. Se impresionó mucho con Nixon, pero no solo debido a su brillantez y erudición, sino también, -y quizás especialmente-, debido a su in-terés en la filosofía, religión y cultura de India. Le ofreció gustoso el cargo.

Nixon se unió a la Universidad de Lu-cknow. Vivió con el Dr. Jnanendra Cak-ravarti y su esposa, Monika Devi. Mo-nika Devi era una dama sumamente culta y educada. También era profunda-mente religiosa. Se impresionó por la sinceridad de propósito y naturaleza genial de Nixon. Ella derramó todo su afecto sobre él, y lo trató como si fuera su hijo. Lo llamaba 'Gopala'. Nixon la llamaba 'Ma'.

Nixon continuó en su búsqueda de lo Divino. Dado que se interesaba en el Budismo, aprendió Pali y leyó las obras de la religión Budista en el original.

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También practicó meditación conforme a las mismas, pero eso no le brindaba satisfacción. Por lo tanto, se volvió al Vedanta. Aprendió sanksrta y estudió los Upanisads, el Gita y el Bhagavata. El resultado fue que se orientó cada vez más hacia Krsna, hasta que Lo aceptó como su ista, esto es, el Señor que ado-raba e idolatraba. Ello se debió a su in-teligencia penetrante y su profunda in-trospección espiritual.

Pero el factor más relevante que en definitiva lo volvió hacia los pies de Krsna, fue la compañía de Monika Devi. Externamente, ella era una dama ultra-moderna. Ella había viajado con su es-poso por Europa, América y otros paí-ses más. Estaba bien familiarizada con la etiqueta occidental. En las reuniones sociales y fiestas en su casa, las cuales eran un aspecto regular de la vida so-cial de su esposo, la forma en que ella agasajaba a los invitados, yendo de mesa en mesa, riendo y haciendo bro-

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mas, con sus respuestas centelleantes, podrían inducir fácilmente al error de tomarla por una mujer occidental. Mas ella poseía una personalidad mística, la cual se ocultaba a la vista de las perso-nas ordinarias, acostumbradas a acep-tar solo el aspecto superficial. Era posi-ble vislumbrar su personalidad real por la manera en que ella respondía a los kirtanas bengalíes o bhajanas hindis, especialmente los relativos a Krsna y Su lila. Ella los escuchaba con una cali-dez sorprendente, y las lágrimas roda-ban constantemente por sus mejillas. En dichos momentos, no podía dejar de pensarse que ella era una habitante de lo profundo, una ciudadana de un mun-do hondamente distinto.

Su verdadero ser no pudo escapar a los ojos sagaces de Nixon. El observó que en las reuniones de su casa, ella a veces desaparecía súbitamente y se re-tiraba a su cuarto. El quiso saber el se-creto de sus súbitas desapariciones.

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Un día se celebró en su casa una fiesta especial. En medio de la música que sonaba, Nixon la vió dirigirse apre-suradamente a su habitación y la siguió calmadamente desde cierta distancia. Al espiar en el cuarto, vio que estaba sentada en un rincón, inmóvil e incons-ciente. Al salir, una media hora des-pués, sus ojos estaban húmedos y una paz inconcebible parecía emanar de su cara. Nixon dijo con las manos juntas, como quien ha cometido una gran ofen-sa, "Ma, tu Gopala hoy ha espiado en tu tesoro escondido. Mas, ¿acaso el hijo no tiene derecho al tesoro de la madre? ¿Porqué lo mantuviste escondido tanto tiempo, Ma?".

Tocando cariñosamente su mandíbu-la, ella le dijo, "Dado que ya has espia-do, te lo revelaré todo. Pero no ahora".

Al día siguiente, ella llamó a Nixon a su habitación, cuando no había nadie más y dijo, "Gopala, tú sabes que de-trás del cuerpo se halla el atma. Cuan-

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do el atma es despertada, uno cambia completamente. Luego, uno acude al parama-atma, Sri Bhagavan y abraza Sus pies. Eso ha comenzado a suceder en mi vida".

Ella añadió, 'Tú sabes que mi esposo no es meramente un educador, sino también un filósofo y un teósofo líder. Yo también me interesé en la Teosofía, pero la Teosofía no nos satisfizo. Enton-ces, ambos nos convertimos al Vaisna-vismo. Fuí a Vrndavana y tomé inicia-ción del Acarya Sri Balakrsna Gosvami del templo de Radharamana. Desde en-tonces, he estado absorta en el Krsna-prema-sadhana. Quiero conservar mi sadhana como un secreto celosamente guardado, pero Krsna es tan travieso que de tanto en tanto me empuja hacia El, toda vez que lo desea. En ese mo-mento, emana una luz de Sus pies, la cual me deja inconsciente de mi cuerpo y del mundo exterior. Yo no hago nada. Es El que me empuja y me arroja al

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océano de Su presencia ambrosíaca y asociación".

El corazón de Nixon se encendió con una nueva luz y esperanza. Dijo, "Ma, ¿porqué no establecerme también en el dulce sendero del Krsna-prema?".

Ma dijo, "Ahora puedes implantar seguramente tu pie en el sendero del Krsna-prema porque tú ya estás desilu-sionado del Budismo y tu estudio de los Upanisads y del Gita te ha familiarizado con los principios básicos del Hinduís-mo".

Nixon inició su bhakti-sadhana bajo la guía de Monika Devi.

Poco después, Jñanendra Cakravarti se trasladó a Varanasi, en calidad de Vi-ce-canciller de la Universidad Hindú de Benares. Nixon no pudo quedarse en Lucknow y aceptó asimismo el puesto de profesor de Inglés en la misma Uni-versidad, con un salario mucho menor que el que ganaba en Lucknow. En cuanto los profesores de la universidad,

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estudiantes y demás se enteraron, acu-dieron en grupos para tratar de persua-dirlo que no se fuera de Lucknow. Las razones de su popularidad eran su ge-nio extraordinario, sus respuestas en los eventos sociales, su total ausencia de egoísmo y de la más leve traza de pretensión, su conversación informal y no contenciosa, su facultad de resumir los hechos y llegar a conclusiones con-vincentes, y por sobre todo, su modo disciplinado de vida y amor por la filo-sofía, religión y cultura de la India y por la propia India.

Nada de eso pudo disuadirlo de su decisión. Se hizo cargo del nuevo pues-to en la Universidad Hindú de Benares. Descubrió que el clima religioso de Be-nares le cuadraba mucho más y su bhakti-sadhana bajo la guía de Monika Devi prosiguió imperturbable.

Un día le dijo a ella, "Ma, he decidido tomar vaisnava sannyasa".

"Qué buena idea" -dijo Ma.467

"También he decidido tomar sannya-sa diksa de tí".

"Yo vivo en familia. ¿Cómo puedo iniciarte en sannyasa?".

"Yo de eso no sé nada. Solo sé que tú me darás sannyasa-diksa".

Ma se quedó callada por un momen-to, y luego dijo, "Está bien, yo te daré sannyasa diksa".

Ella se fue a Vrndavana, primero to-mó personalmente sannyasa-diksa con el Acarya Balakrsna Gosvami, y luego se la concedió a Nixon. Tras el sannya-sa fue llamada Yasoda Ma. Nixon fue llamado Krsnaprema. Quién podría creer que Monika Devi, nacida y criada en el seno de los lujos, aristocrática hasta la punta de los dedos, que iba dos veces por año a Inglaterra, se hu-biera vuelto una sannyasini y se rapara la cabeza. Ciertamente, ella era una dama a la que había que ver para creer. Y Krsnaprema no era una mara-villa menor. Quizás haya sido el primer

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europeo que se convirtió en vaisnava, cambiara sus ropas inglesas por el atuendo color ocre, usara mala de cuentas de tulasi, y se colocara el tilaka amarillo en forma de U en la frente, descendiendo hasta el puente de la na-riz.

Tras algún tiempo, Jnanendra Natha Cakravarti murió.- Esto marcó el inicio de un nuevo capítulo en la vida de Ya-soda Ma. Ella se retiró a los Himalayas con Krsnaprema y su hija, Moti Rani, y se estableció en un asrama de un tem-plo de Mirtola, a unas 18 millas de Al-mora. El sitio alrededor del asrama se llamó Uttara Vrndavana. En el templo del asrama se instalaron dos hermosas imágenes de Radha y Krsna. En los pri-meros días, se empleó a un pujari y un cocinero brahmana, mas posteriormen-te el propio Krsnaprema se convirtió tanto en pujari como en cocinero. El realizaba ambos deberes de una mane-

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ra ritual y ortodoxa. También colectaba provisiones mendigando.

La adhesión de Krsnaprema a las prácticas ortodoxas vaisnavas era pro-verbial. En una ocasión, un científico Bengalí y su amigo le dijeron en son de broma, "Si mi abuela viuda acatara to-do este procedimiento ritual lo enten-dería, pero Ud. proviene de un estrato diferente. Antes, en los días de Cambri-dge, debe haber comido muchos bifes de costilla. ¿Cómo es que ahora obser-va unas restricciones tan ortodoxas?".

Krsnaprema se rió y dijo, "Opino que cualquier disciplina auto-impuesta, ya sea externa o interna, es algo bueno en esta Era actual, donde se descarta todo tipo de restricción individual o social. Además, este es el camino señalado por todos los que me precedieron en llegar a la meta. ¿Quién soy yo, que es-toy recién entrando al sendero, para decir: Haré esto y eso no, aceptaré esta disciplina y aquélla no? Acepto todo".

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En su debido momento, otros dos amigos ingleses de Krsnaprema se adhirieron a él en Mirtola. Uno era Madhava Ashisa, que había venido de Inglaterra a servir como ingeniero civil en la Segunda Guerra Mundial. Cuando la guerra terminó, fue a tomar unas breves vacaciones a los Himalayas y oyó hablar de Krsnaprema. Fue a verlo un día y nunca regresó. El otro era Alec (Dr. R.D.Alexander), quien renunció a su cargo como jefe de cirujanos de un hospital de Lucknow, aceptó a Ma como su guru y se volvió un miembro perma-nente del Mirtola Asrama.

Krsnaprema se había rendido por completo a los pies del Guru, abriéndo-se de tal modo a la gracia que descen-dió sobre él, no como hilillos de agua sino como cayendo a torrentes del cie-lo. La propia Ma una vez refirió dos ejemplos de su completa rendición a ella. Ella contó, "Al principio, cuando

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Gopala quiso aceptarme como su Guru, yo le dije: 'Solo puedo aceptarte si me prometes que aunque no tengas más experiencias espirituales el resto de tu vida, nunca abandonarás'. Yo sabía, por supuesto que no habría oportuni-dad de riesgo o falla, si él hacía el voto. Solo quería que él tuviera en mente que no debe ser una aceptación a me-dias en el corazón, ninguna condición, ningún reclamo de que debía tener ésto o lo otro. El hizo su voto ante mí y me aceptó totalmente, como un bebé acep-ta a su madre, confiando espontánea-mente".

El otro ejemplo, fue un milagro que le sucedió a él que no hubiera podido suceder si su rendición al Guru no hu-biera sido completa.

Un insecto lo picó en el tobillo mien-tras estaba meditando afuera. Se infec-tó y Alec y dos médicos más no lo pu-dieron controlar. Se puso cada vez peor hasta que se tornó tan crítico que sugi-

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rieron que se amputara la pierna. Fue entonces que Ma dijo, "El puede curar-se si deja toda otra medicina y solo to-ma caranamrta. (1)". El consintió de in-mediato, ignorando las prevenciones del médico y se curó milagrosamente.

En lo que respecta a los logros espi-rituales de Krsnaprema, basta con decir que el pequeño Señor Bala-Gopala lo había aceptado como Su hermano ma-yor (Dada). Yasoda Ma sentía un cariño maternal pr Bala-Gopala. Ella también amaba a Krsnaprema como su propio hijo. Así pues, Krsnaprema era el her-mano mayor de Bala-Gopala, Quien no solo no objetó esa relación sino que la aceptó con agrado, lo cual se evidencia a partir del incidente de una noche.

Una noche en que Krsnaprema dor-mía, oyó que alguien llamaba, "¡Dada, dada!". Miró a su alrededor muy sor-prendido, pero no vio a nadie. Pensan-do que se trataba de una ilusión, cerró

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sus ojos, mas nuevamente oyó ese dul-ce llamado, "¡Dada!". Esta vez fue bas-tante claro que el llamado provenía del interior del templo.

Pero no había nadie allí, excepto Thakura (la Deidad). ¿Podría tratarse, por lo tanto, del llamado de Thakura? Se acercó al templo y nuevamente oyó, "Dada, tengo frío. La ventana está abierta".

Un estremecimiento sacudió su cuer-po. Corrió a abrir la puerta del templo, entró y cerró la ventana. Cubrió el cuer-po de Thakura cuidadosamente con la tela. Mientras lo hacía, dijo, "Thakura, ¿Tú también sientes frío?".

¡Un hilo de lágrimas corrió por las mejillas de Thakura!

Krsnaprema se quedó petrificado. Balbuceó, "¡Ah, Thakura!" y lloró, mas controlándose de alguna forma secó las lágrimas de Thakura con su bahirvasa (ropa superior).

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Thakura durmió. Pero Krsnaprema no pudo. Thakura lo había llamado 'Da-da' como si a través de esa sola pala-bra hubiera vertido todo Su afecto so-bre él. ¿Podría su corazón resistirlo? Sus lágrimas no cesaban de fluir.

Se entiende que Krsnaprema llorara, pero ¿porqué lloró Thakura? Krsnapre-ma simplemente le había preguntado, "¿Tú también sientes frío?".

Para entenderlo, es necesario enten-der la naturaleza real de Thakura. Thakura, en Su ser interior es Amor (prema). El amor o prema es el rasa más elevado (gusto trascendental)- Por eso se lo llama Rasa -"raso vai sah". El es tanto Rasa como Rasika (el disfruta-dor del rasa). El rasa más elevado que El disfruta es el amor (prema) o antes bien el servicio amoroso (prema-seva) de Su bhakta. Por consiguiente, la rela-ción entre El y Su bhakta es íntegra. El está incompleto sin Su bhakta. En Su ser más íntimo y real El se realiza a Sí

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Mismo completo solo en relación con el servicio amoroso de Su bhakta. Sus si-ddha-bhaktas Lo sirven directamente en Su morada eterna, el Vrndavana trascendental. Los sadhaka-bhaktas, que aún no Lo han realizado por com-pleto, no tienen acceso a El en el Vrn-davana trascendental. Pero Thakura, de modo de complacer Su deseo siempre creciente de saborear el servicio amo-roso de Sus sadhaka-bhaktas, descien-de a su plano en la forma de Su ima-gen. Su descenso en la forma de ima-gen es tanto un acto de gracia como de auto-contento. Pues en esta forma, El también se auto-complace, disfrutando el servicio amoroso de Sus sadhaka-bhaktas. El bhakta Lo baña, Lo alimen-ta, Lo decora y canta y baila ante El con amor, y El acepta su servicio con amor y lo disfruta. El lo disfruta porque El po-see un verdadero anhelo por el mismo.

Sin duda que anhelo implica algo que no está completo y el gran Señor,

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que crea y destruye el universo, Quien es omnipotente, omnisciente y omni-presente, no posee necesidad, ni anhe-lo, no hay en El nada incompleto. Pero en esta forma, aunque El disfruta Su aisvarya o superioridad, El no disfruta el rasa más elevado que proviene del servicio amoroso de los bhaktas. De modo de disfrutar su rasa, El Se limita a Sí Mismo y asume una forma humana. En esta forma, Su aisvarya (superiori-dad) es completamente eclipsada por Su madhurya (dulzura) y El realmente Se siente hambriento y sediento, siente frío y calor y anhela todas esas cosas que Sus devotos Le ofrecen. Si el devo-to dice o hace algo que es conforme a esta forma, El lo saborea al máximo. Si hace o dice algo que no está en confor-midad con ello, El se siente herido en lo más profundo y tierno de su corazón. Krsnaprema Lo había lastimado al pre-guntarle si El también tenía frío y la úni-

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ca forma en que podía responder a su pregunta era derramando lágrimas.

¿Quién mejor que Krsnaprema para estimar el valor de las lágrimas de Thakura? El desprendió la punta de su bahirvasa, con la cual había secado Sus lágrimas y la colocó dentro de un amu-leto de plata el cual usó cerca de su co-razón por el resto de su vida.

A medida que el sadhana de Krsna-prema continuó, su relación con las Deidades del templo se hizo cada vez más íntima. Las Deidades le hicieron sentir no solo Su presencia viva en el templo, sino también Su graciosa acep-tación de su servicio amoroso, de dife-rentes maneras.

En una ocasión, Krsnaprema cocinó pastel de halava y lo ofreció a las Dei-dades. Tras la ofrenda, salió del templo y cerró la puerta como de costumbre. A la mañana siguiente, al abrir la puer-ta, se sorprendió al ver el collar dorado

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de Radharani alrededor del cuello de Krsna y el nupura dorado de Krsna (or-namento tintineante usado alrededor de los tobillos) alrededor de los tobillos de Radharani.-

Llamó de inmediato a los otros inter-nos del asrama y dijo, "Miren, ¡el lila amoroso de nuestro travieso Señor!".

Gradualmente Krsnaprema se acer-có tanto a Radharani que Ella comenzó a hablarle, lo cual se evidencia en un interesante episodio relativo a uno de los discípulos de Krsnaprema.

Sunila y su esposa Arati eran discí-pulos suyos. Ellos vivían en Allahabad, pero ocasionalmente iban a Mirola a disfrutar la compañía de Gurudeva. Una vez, estaban muy impacientes por ir a Mirola, pero no contaban con el dinero necesario para el boleto de tren. Arati sugirió vender sus pulseras de oro. Un día, cuando Krsnaprema salía del tem-plo después del servicio matutino, reci-

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bió en su mano dos pulseras de oro. Le dijo a Arati cariñosamente, "Arati, ¿pue-des decirme que has hecho con tus pul-seras de oro?". Arati se quedó inmóvil y callada, mientras miraba hacia el suelo. Krsnaprema dijo sonriendo, "Lo sé todo. Radharani me lo ha contado, que en tu anhelo por venir aquí las vendiste, por-que te faltaba dinero. Ella me ha dado Sus propias pulseras de oro diciendo, "Dáselas a Arati para que las use. ¡Feliz de tí, Arati!". Un escalofrío recorrió su columna. Estaba tan fascinada y rebo-sante de bhava que casi se desmaya. Pero de alguna manera se auto-contro-ló, se inclinó ante el Guru y lavó sus pies con sus lágrimas.

Krsnaprema por lo general pasaba sus Inviernos en Vrndavana, en compa-ñía de su parama-gurudeva, Sri Ba-lakrsna Gosvami. Fue por primera vez a Vrndavana el 18 de Febrero de 1931, con Ma. Su visita generó mucha excita-

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ción entre los moradores de Vrndavana, porque era el primer europeo que veían en la forma de un vaisnava, usando mala de cuentas de tulasi y tilaka y cantando el Harinama. También era el primer europeo al cual se le permitía el ingreso al templo de Radharamana. Hubo cierta oposición entre los vaisna-vas, al principio, pero la misma cedió cuando se enteraron que Krsnaprema se hallaba realmente consagrado como vaisnava, más que cualquier otro en Vrndavana. No solo eso, los vaisnavas organizaron una reunión en honor de la presidencia de Sri Banamali Lala Gosva-mi, y le confirieron el título de 'Gaura-prema-nidhi' (océano de amor por Sri Gauranga Mahaprabhu).

Había un secreto detrás del título, del cual me enteré en el Diario de Sri Bala Krsna Gosvami. Krsnaprema no consideraba a Gauranga Mahaprabhu como una encarnación de Sri Krsna. El había hecho el voto que aunque inicia-

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do en la sampradaya de Mahaprabhu, no Lo aceptaría como idéntico a Krsna, hasta que Krsna Mismo lo convenciera. Krsna, Quien siempre danza a tono con el devoto sincero, le dijo en un sueño, "Sri Caitanya Mahaprabhu y Yo somos El Mismo". Luego de eso, su amor por Mahaprabhu aumentó enormemente y se convirtió realmente en Gaura-prema-nidhi, un océano de amor por Gauran-ga".

En 1944, nubes de tristeza proyecta-ron su sombra sobre Uttara-Vrndavana. Murió Ma Yasoda. Krsnaprema fué heri-do por un rayo.

Pero Ma nunca apartó sus ojos de Gopala, tras su deceso. Ese día, cuando Krsnaprema regresaba al asrama des-pués de cremar el cuerpo de Ma, cerca de la cascada de Dandesvara, como es-taba sumamente cansado se durmió hasta muy entrada la noche. Hacia el fin de la noche oyó la voz de Ma que le decía: "Gopala, aún estás dormido. Le-

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vántate, es tiempo del bhajana". Tras hacer una pausa, ella volvió a decir, "Gopala, descansa tranquilo, siempre estoy cerca de tí, como antes".

Krsnaprema se levantó intrigado y mirando a su alrededor, con lágrimas en los ojos, dijo, "Si estás tan cerca, Ma, ¿porqué no puedo volver a verte?".

"No, Baba, continúa con tu sadhana. Te acercarás a mí paso a paso y al final te reunirás conmigo en este Vrndavana cinmaya (trascendental)".

El que Ma estuviera siempre cerca de Krsnaprema para guiarlo incluso después de su muerte, y que Krsnapre-ma buscara su consejo toda vez que lo consideraba necesario, se evidencia a partir de un incidente. Una vez, luego de la muerte de Ma, cuando Krsnapre-ma había ido a Vrndavana, Motirani y el Dr. Govindagopala Mukhopadhyaya de Varanasi, lo acompañaban, recibió un telegrama de su viejo amigo, el herma-

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no mayor del Dr. Govindagopala, pi-diéndole que fuera a verlo a Vaidyana-tha Dhama, antes de regresar a Mirtola. Consultando con Motirani y Govindago-pala si debía o no ir a Vaidyanatha, sú-bitamente se levantó y dijo, "Esperen un minuto". Entró a su habitación. Al volver, dijo, "Ma ha dicho, 'Vé de inme-diato a Mirtola. Tu presencia allí es ne-cesaria'".

Inmediatamente partió hacia Mirtola. Al llegar, se enteró que el pujari al cual había confiado el seva (servicio) de Thakura en su ausencia, se había ido. Si no hubiera llegado allí ese día, Thakura habría tenido que ayunar.

En 1948, Krsnaprema partió en pere-grinaje al Sur. Visitó el Asrama de Maharsi Ramana en Tiruvannamalai, donde experimentó una experiencia re-veladora tipica.

Al entrar al hall, donde el Maharsi se recostaba a diario en su diván, se sentó en silencio junto a los demás para me-

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ditar a sus pies. Mas en cuanto tomó asiento, oyó una voz que le preguntaba una y otra vez: "¿Quién eres? ¿Quién eres? ¿Quién eres?". Trató con dificul-tad de ignorarla, pero continuaba, al igual que una visita inoportuna, que golpea a la puerta. De modo que al fi-nal, debió formular una respuesta: "Yo soy el sirviente de Krsna". De inmediato varió la pregunta: "¿Quién es Krsna?" -El respondió, "El hijo de Nanda". Pero las preguntas proseguían sin parar. Consideró otras respuestas, como ser, "Es un Avatara, el Uno absoluto, el Re-sidente de cada corazón", etc. Mas las preguntas no cesaban, hasta que al fi-nal lo dio por terminado, se puso de pie, salió del hall y volvió, profunda-mente perturbado como para meditar. Mas no tenía paz. La voz no le daba res-piro hasta que finalmente tuvo que in-vocar a Radharani.

Radharani le reveló la respuesta. Ella dijo: "Nada existe además de Krsna.

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Luego, ¿cómo puede El ser descrito? ¡Solo dí que Krsna es Krsna!".

A la mañana siguiente, cuando Krsnaprema se sentó nuevamente a los pies del Maharsi, éste lo miró luminosa-mente y sonrió. Comprendió que estaba allende todo cuestionamiento. Enton-ces, cuando cerró sus ojos para medi-tar, una paz deliciosa descendió sobre él. Le hizo al Maharsi una pregunta en silencio, "¿Y Ud. quién es, se lo pregun-to con toda humildad?". Al hacer la pregunta, tuvo que abrir involuntaria-mente sus ojos y observó que el diván estaba vacío. Cerró nuevamente sus ojos y los abrió al momento siguiente, para ver que estaba sentado en el di-ván al igual que antes. Obviamente su desaparición implicaba que estaba más allá del nama-rupa (nombre y forma) y que esa era la única forma en que po-día responder a la pregunta desde su punto de vista y realización como jñani.

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La conversación silenciosa ocurrida entre esas dos grandes almas, esclare-ce la diferencia entre el jñani y el bhak-ta. El jñani nada en un océano de paz y tranquilidad negativas. El bhakta nada libremente en un océano de amor y bienaventuranza, que palpita con la vi-da y recreaciones del gran Señor, la for-ma concentrada de toda belleza, amor y bondad.

De Tiruvanamala, Krsnaprema fue a Srirangama, donde tuvo una maravillo-sa experiencia en su Templo. En cuan-to se postró delante de la imagen del Señor, perdió la conciencia externa y vio un vasto océano de luz líquida. En el océano había una onda e incontables lotos blancos brotaban de sus olas azu-les, uno tras otro, ¡y en cada flor había un amoroso Krsna con Radha, Radha sonriendo y Krsna tocando Su flauta mágica! Krsnaprema se estremeció y lloró al contemplarlo.

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Krsnaprema habría dicho una vez, "Si deseamos llegar a la meta, al Eterno, tenemos que dirigir el barco di-rectamente y cruzar a la otra orilla". Su barco entonces había alcanzado la otra orilla. El 14 de Noviembre de 1965, lle-gó a destino, al Vrndavana Eterno, don-de Radha y Krsna deben haber estado esperándolo impacientes, para darle una cálida bienvenida.

Krsnaprema tuvo muchos admirado-res occidentales y discípulos, pero la cantidad de indios que encendieron sus antorchas con sus llamas, fue mucho mayor. Hay muchos gurus indios a cu-yos pies podemos ver a cantidad de discípulos extranjeros, mas él fue qui-zás el único extranjero de su tiempo a cuyos pies pudimos ver sentados a mu-chos discípulos indios. Al embeber la enseñanza de los grandes rsis de la In-dia y vivir conforme a las mismas, ha-bía despertado nuevamente y las ha-

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bía intensificado al conocer su propio legado espiritual. Sus tres libros, "La Búsqueda de la Verdad", "El Yoga del Bhagavad-gita" y "El Yoga del Kathau-panisad", aún atraen a los buscadores inteligentes que sienten la necesidad de su guía en su búsqueda de lo Eterno y lo Bendito.

Krsnaprema remarcaba que se nece-sitan dos cosas para alcanzar la Meta: una fé inquebrantable y auto-rendición a los pies de Sri Guru y el Señor. Defi-nía la fé como "la luz que una personali-dad superior envía a otra inferior". Es nuestra propia firme convicción sobre lo Eterno lo que mantiene viva la llama de la aspiración, en medio de la oscuri-dad de la duda y la desesperanza. El escribió: "Tengo una amplia colección de dudas, las cultivo de hecho como mostaza y berros y cuando están ma-duras, me las como".

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Definió la auto-rendición (saranah-gati) como "la ofrenda del mortal (ahuti) en la llama pura de lo inmortal". La auto-ofrenda debe ser total e incon-dicional. Implica "el apartar todo lo que no importa al Uno que importa y el reemplazo completo del ego por la vo-luntad de Krsna".

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CAPITULO XXIX

Sri Gauragovinda Dasa Baba Ji

Gauragovinda Dasa Baba Ji, cuyo nombre original era Gurudasa, nació en 1879, en Dvarivena, una villa cercana a Pichalada en el Distrito de Medinipura. El nombre de su padre era Hariprasada Bera. Siendo aún un niño, comenzó a exhibir síntomas de grandeza. A dife-rencia de los otros niños, era tranquilo, solitario y meditativo. Se interesaba más en el kirtana y el estudio que en los juegos. Sorprendió a todos al domi-nar la gramática sánscrita llamada Mu-gdhabodha, a la temprana edad de on-ce años. Conquistó los corazones de los lugareños no ilustrados, leyéndoles el Srimad-Bhagavatam y el Sri Caitan-yacaritamrta cada día.

Amaba mucho la compañía de Sri Madhusudana Dasa, un Baba Ji alta-mente consagrado que practicaba el

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sadhana en una choza de paja y caña cerca de su hogar, y a quien considera-ba su único amigo, filósofo y guía. Madhusudana Dasa imprimió en él la necesidad del bhajana y la importancia del Harinama. El dijo, "En esta Era de Kali, el Harinama y solo el Harinama es el medio por el que puede realizarse a Krsna".

Harer nama, harer nama, harer namai-va kevalam kalau nastyeva, nastyeva, nastyeva gatirnyatha

"No hay diferencia entre Krsna y Su nombre. A diferencia de los nombres de otras cosas, el nombre de Krsna, como Krsna Mismo, se caracteriza por la Ver-dad, la Conciencia y la Bienaventuranza (sat-cid-ananda). Es tan poderoso y mi-sericordioso como Krsna. Remueve las impurezas del corazón y lo adecúa pa-ra la realización de Krsna y Su Lila. Es tanto el medio (sadhana) como el fin

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(sadhya). Si se toma refugio en el Hari-nama, se está protegido de todos los males y se prepara el camino para la realización suprema".

Gurudasa tomó el consejo de Madhusudana Dasa Baba sentidamen-te. Inició el canto del Harinama. Se reti-raba a un lugar solitario a cantar por horas el Harinama o reunía a los chicos de la villa para celebrar el kirtana. A ve-ces perdía la conciencia en el kirtana, lo cual preocupaba mucho a su padre, quien temía que renunciara al mundo y se volviera un recluso. Con la esperan-za de que un peregrinaje acarrearía al-gún cambio en él, lo envió en peregri-naje junto a Madhusudana Dasa.

Ambos visitaron todos los lugares santos de Gauramandala, incluyendo Ambika Kalana, donde Gauri Dasa Pan-dita, un asociado estrecho de Sri Cai-tanya Mahaprabhu, adoraba a las Dei-dades Gaura-Nitai, presentadas a él personalmente. Allí Gurudasa tomó el

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mantra-diksa (iniciación) de Sripada Akhilacandra Gosvami, un descendiente de Gauridasa. Gurudasa regresó a casa después de un año.

El peregrinaje acarreó un cambio en Gurudasa, pero no de la clase que sus padres deseaban. Durante el mismo, conoció a Sri Gaurakisora Dasa Baba Ji, quien le aconsejó renunciara a todo, co-mo Rupa y Sanatana y fuera a Vrndava-na. Por consiguiente, el fuego de la re-nuncia ardía constantemente en su in-terior. Para añadir combustible al fue-go, fue privado de la compañía de Madhusudana Dasa Baba Ji, quien en-tonces había ido a Vrndavana a pasar allí el resto de su vida.

Su padre consideró que la única for-ma de enfriar el fuego era casándolo, de modo que no perdió tiempo en arre-glar el matrimonio. La noche del casa-miento, Gurudasa se enfrentó a una en-crucijada. Debía decidir de inmediato si transitar el en apariencia rosado sende-

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ro de la vida de casado o el sendero es-pinoso de la renuncia. Su madre había muerto poco tiempo hacía y ella le ha-bía pedido que se casara. El debía de-cidir si obrar conforme al deseo de su madre o seguir el consejo de Gauraki-sora Dasa Baba Ji. Decidió renunciar. A la noche, salió lentamente de su casa y corrió hacia Navadvipa a tomar vesa (vaisnava sannyasa) de Gaurakisora Dasa Baba. En Navadvipa, se enteró que éste no concedía vesa a nadie. Por lo tanto, tomó vesa del mahanta del Bana Akhana de Navadvipa y fue llama-do Gauragovinda Dasa. Luego acudió a Sri Gaurakisora Dasa Baba por instruc-ción. Baba le enseñó lo siguiente:

1. Que mantuviera la dignidad de su vesa al igual que Rupa y Sanatana.

2. Que considerara el dinero como su enemigo.

3. Que se mantuviera alejado de las mujeres. Que recordara la forma en que

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Mahaprabhu había amonestado a Chota Haridasa por haber recurrido a una da-ma mayor por bhiksa.

4. Que practicara el sadhana bajo la guía de un Mahabhagavata o persona que ha realizado a Krsna.

5. Que no desarrollara intimidad con personas materialistas.

6. Que viviera a base del madhukari obtenido de los vrajavasis.

En 1900, Gauragovinda Dasa fue a Vrndavana. Por algún tiempo demabu-ló por Vrndavana, contemplando los hermosos sitios relacionados con las re-creaciones divinas (lila) de Sri Krsna y cantando el Harinama.- Comía lo que obtenía en el madhukari de los Vrajava-sis y dormía debajo de los árboles.

Tras algún tiempo, vivió en el Sama-javani del templo de Syamasundara en Vrndavana. Aquí hizo el bhajana bajo la guía del Siddha Sri Jagadisa Dasa Baba de Kaliyadaha. A la noche, le leía el

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Caitanya Bhagavata en su vivienda. El resto del tiempo lo pasaba cantando el Harinama en su morada.

Descubrió que algunos Vaisnavas de Vrndavana meditaban en el Krsna-lila conforme al gutika (1) del siddha Krsna-dasa Baba de Govardhana. El comenzó a hacer lo mismo, mas mientras medi-taba de ese modo en el Krsna-lila, no podía completar su japa. No sabía si de-bía abandonar la meditación o la japa. Buscó el consejo de Jagadisa Dasa Ba-ba. Este le sugirió que primero comple-tara su japa y luego meditara en el lila, si le quedaba tiempo. Debía abandonar la meditación, porque la cantidad de ja-pa que él se había asignado era tan grande que difícilmente le quedaba tiempo para meditar después.

Tras algún tiempo, la reputación de Gauragovinda Dasa como santo, se di-fundió por todo Vraja y la gente comen-zó a acudir a él por darsana. Eso le causó mucha perturbación en su bhaja-

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na. Por consiguiente, se fue a Ari, una villa a unas cuatro millas de distancia de Govardhana, para vivir allí. Cada día iba a Govardhana desde Ari y regresa-ba tras realizar su parikrama. De tal modo, caminaba 20 millas diarias, can-tando el Harinama.

Su reputación, sin embargo, conti-nuaba persiguiéndolo. Sus crecientes admiradores no le permitían vivir en paz, ni siquiera en Ari. Por consiguiente, debió huir de Ari, yendo a vivir a una casa en ruinas cerca del Killolakunda, a cierta distancia al noreste de Ari. Su bhajana y parikrama de Giriraja conti-nuaron como antes. Como resultado na-tural del prolongado bhajana, se desa-rrollaron en él automáticamente cier-tos poderes espirituales- Podía leer fá-cilmente el pasado, presente y futuro de una persona. En una ocasión, se apiadó de un Vrajavasi dolido y lo con-soló refiriéndole muchas cosas sobre su pasado y su futuro. A partir de ese día,

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se produjo una declinación en su humil-dad y en su bhajana. Ansioso, acudió a Pandita Ramakrsna Baba por consejo. Fue merced a su misericordia y consejo que triunfó en desentenderse de los po-deres espirituales que habían bloquea-do su sendero en el bhajana.

A modo de brindarle una advertencia para el futuro, Pandita Baba dijo, "El ha-rinama es como un kalpataru (un árbol que concede todos los deseos). Le brin-da al sadhaka lo que sea que desee. Si mientras hace el nama-japa el sadhaka piensa en los poderes de Krsna, genera esos poderes en él; si piensa en Su amor (prema) instila en su corazón amor por Krsna. Es a través de los ojos del amor que el disfruta de la exhube-rante dulzura (madhurya) de Su lila di-vino. Sin amor, quizás se realice a Krsna, pero no a Su madhurya. La rea-lización de Krsna sin amor genera pode-res como la omnisciencia, que bloquean el desarrollo espiritual individual".

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A partir de entonces, Gauragovinda Dasa se adhirió a la asamblea de sadhus, las cuales se celebraban cada noche, para efectuar charlas religiosas en alguna parte de Govardhana, bajo el liderazgo natural de Pandita Baba. Un día, la reunión se celebró en el jardín del templo de Nrsinha Ji. En cuanto la reunión terminó, comenzó a llover. Gauragovinda Dasa dijo, "Hubiera sido mejor si la lluvia hubiera comenzado un poco después, cuando todos estuviéra-mos ya en el kuti". Pandita Baba lo amonestó, al decir, "¿Qué? ¡Anhelo per-sonal! No puedes realizar a Krsna en la medida en que tengas el más ligero de-seo en relación a tu propia felicidad in-dividual. Debes abandonar el deseo de tu propia felicidad o bienestar en este mundo, así como en el mundo celestial y desear solo la felicidad de Krsna, si es que quieres Realizarlo".

Por consejo de Pandita Baba, Gaura-govinda Dasa comenzó a hacer el bha-

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jana en un kuti próximo al Apsara-kun-da en Puchari, que era un sitio aparta-do. Nadie excepto él vivía allí y otro mahatma en la forma de un bela (árbol de manzana) enfrente de su kuti, que conversaba con él sobre temas referi-dos a Krsna y Su lila. Cuando el man-zano dio fruto por primera vez, se le apareció con forma humana y le dijo, "Tú me regaste y me hiciste crecer bajo tu cuidado desde mi infancia. Cuando mis frutos maduren, recógelos y distri-búyelos entre los templos y los mahat-mas de Vraja para el servicio de Krsna". Gauragovinda Dasa así lo hizo.

Un día llegaron unas personas que colgaron sus ropas sobre el árbol. El árbol le pidió a Gauragovinda Dasa que no permitiera a nadie colgar sus ropas sobre él, porque eso perturbaba su bhajana.

Gauragovinda Baba continuó hacien-do un firme progreso en el bhajana. Ahora podía repetir el Harinama 8 lacs

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de veces al día. Para él no había dife-rencia entre el día y la noche, pues ni dormía ni se levantaba. En un estado de semi-inconsciencia, siempre estaba con la japa, rebosando de bhava (emo-ción) danzando y llorando.

En el Adi-purana, Krsna le dice a Ar-juna:

gitva ca mama namani nartyena mama sannidhauidam bravimi te satyam tena carjunagitva ca mama namani rudanti mama sannidhautesamaham parikrito nanyakrito janar-danah

"¡Escucha, Oh, Arjuna! Yo me entre-go a aquellos que bailan o lloran delan-te Mío al cantar Mi nombre, como no lo hago con nadie más".

Gauragovinda Baba no tenía nada que hacer salvo cantar el Harinama y

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danzar y llorar delante de Sri Hari, en consecuencia, era natural que Sri Hari se hubiera entregado a él. Hasta dón-de llegaba esa entrega, se evidencia en un interesante episodio.

Una vez, Baba regresaba tarde a su kuti después del madhukari, debido a la lluvia. Estaba muy hambriento, por lo tanto, olvidó ofrecer el madhukari a Krsna antes de comer. Estaba tragan-do el primer bocado cuando súbitamen-te realizó que estaba comiendo alimen-to no ofrecido. Asió su garganta para evitar tragarlo, pero de todos modos no pudo. Luego, su auto-condena fue infi-nita. Su hambre desapareció y el madhukari quedó allí, sin ser tocado. En ese momento, una dulce voz que pro-venía del interior de su vivienda sonó en sus oídos: 'Me ofreces todos los días los remanentes de la comida de los Vrajavasis. ¿Se vendrán los cielos abajo si hoy no Me ofreces los remanentes de

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tu comida? ¡Vamos, ofrécemelo ahora! No vaciles".

¡Gauragovinda se conmovió en lo más íntimo! Todo su cuerpo se estre-meció, su cabello se erizó y sus ojos de-rramaron lágrimas. Ofreció con vacila-ción los remanentes de su comida a Krsna y luego la comió. El sabor del madhukari comido ese día fue excep-cionalmente delicioso y arrebatador. Y así debía ser, pues ese día Krsna Mismo había comido la ofrenda con gran delei-te. ¡¿Alguien ha oído jamás sobre un Dios tan amoroso y susceptible de ser amado como Sri Krsna de Vraja?!

En 1959, Gauragovinda Dasa aban-donó su cuerpo físico para unirse al lila divino de Sri Krsna. Su samadhi se ha-lla cerca del Asparakunda.

CAPITULO XXX

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Sri Sacinandana Dasa Baba

Sri Sacinandana Dasa Baba contaba con 110 años de edad en Diciembre de 1972, cuando fuí a verlo con Sri Rama Jivana Dasa Baba Ji de Barasana, muy conocido por él. Baba vivía en un cha-tari (habitación que contiene el samadhi de alguien) viejo y derruído, cerca del smasana-bhumi (sitio para quemar a los muertos) en la orilla del Bhanusarovara en Barasana. Al entrar al chattari, vimos a Baba sentado con las piernas cruzadas, con la espalda apoyada contra la pared, en un estado de profunda meditación. Sus labios se movían lentamente y un sonido reso-nante salía de su garganta. Rama Jiva-na Baba me dijo que estaba cantando "Rai, Rai" (abreviatura del nombre de Radharani). El canto era algo habitual en él y proseguía automáticamente in-cluso en el estado de meditación pro-funda.

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Baba había perdido su vista, pero su sentido del oído se hallaba intacto. De todos modos, no oía a Rama Jivana Ba-ba hablando pues no tenía conciencia externa.

En el desigual suelo del chatari, con hoyos aquí y allá, se guardaba a un costado una jarra de agua, un karava y un plato de arcilla. Había un trozo de yute en el cual se sentaba Baba y un gudani o colcha hecha de harapos, la mitad de la cual colgaba de su hombro izquierdo y la otra mitad caía sobre el piso. Baba apenas si estaba vestido con solo un lienzo alrededor de la cintu-ra. No había nada más en el chatari. El severo frío de Diciembre no parecía in-teresarle en lo más mínimo.

Baba no concedía fácilmente diksa a cualquiera. Solo tenía cuatro discípulos de los cuales Anuragi Baba era el prin-cipal. El no permitía a sus discípulos que vivieran con él. Sin embargo, Anu-ragi Baba venía a quedarse con él oca-

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sionalmente, pero en esos momentos, Baba se hallaba completamente solo.

Nos sentamos a esperar alguna se-ñal del regreso de Baba al mundo exte-rior, mas por mucho rato no lo hubo. Baba estaba sentado como una esta-tua; tal era su estado normal. General-mente se encontraba en el mundo inte-rior, el mundo trascendental del lila de Radha-Krsna y emergía de él solo even-tualmente, en especial cuando lo obli-gaban las necesidades del cuerpo, e in-cluso cuando las atendía, solía a veces perderse en la meditación. Las activida-des físicas tales como comer o demás continuaban automáticamente como una cuestión de hábito o faltaban, o in-cluso se detenían y permanecían sus-pendidas por horas.

Luego que esperáramos hasta tarde en la noche, Rama Jivana Baba gritó, "¡Radhey! ¡Radhey!". Tras gritar varias veces, Baba dijo en voz alta, "¿Quién?",

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como si estuviera hablando desde una lejana distancia.

Rama Jivana Baba dijo, "Yo, Rama Ji-vana". Luego, presentándome, dijo, "El ha venido de Vrndavana por su darsa-na. Tenga la amabilidad de mostrarle su misericordia".

Baba se quedó quieto por un rato, luego comenzó a entonar una canción que describía a Krsna-Balarama regre-sando del bosque en el ocaso, con las vacas y los pastores. Krsna tocaba en la flauta y los pastores soplaban en los cuernos y danzaban, mientras las le-cheras de Vraja, rebosantes de gozo y emoción ante la vista de Krsna, entona-ban canciones propiciatorias desde los balcones. Así pues, estaba describiendo lo que acababa de ver.

Baba era un buen cantor y su voz, incluso a su edad, era dulce. A medida que cantaba, no parecía que era un vie-jo Baba Ji el que lo hacía, sino una le-chera de Vraja, tan abrumada por la vi-

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sión de Krsna que no podía sino verter su corazón en la forma de la canción.

Cuando la canción terminó, Baba se hundió nuevamente en una profunda meditación. Salimos despacio de la ha-bitación, dejando solo a Baba para que saboreara la llegada de Krsna al hogar.

Se sabe muy poco de los primeros tiempos de la vida de Sacidananda Da-sa Baba. Habría nacido en Bengala, aunque se ignora el lugar exacto y la fecha. En una ocasión le dijo a Anuragi Baba que desde su niñez le había gus-tado mucho el katha y el kirtana. Inclu-so si el katha y el kirtana eran celebra-dos a diez millas de distancia de su ca-sa y a la noche, el no vacilaba en ir allí, sin informar a los suyos. Se quedaba toda la noche y volvía a la mañana si-guiente. Cuando lo retaban y castiga-ban por ese motivo, oraba por ser libe-rado de los lazos familiares. Su plega-

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ria fue oída y se le brindó la fuerza ne-cesaria para cortar dichos lazos.

Una noche, salió a hurtadillas de su hogar. Tras peregrinar por los diferen-tes lugares santos del país por unos dos años, se fue a Vrndavana. Ya había to-mado diksa de alguien. Al llegar a Vrn-davana, tomó vesa del siddha Ramaha-ri Dasa Baba, un discípulo del siddha Ja-gannatha Dasa Baba. Por algún tiempo demabuló por Vraja, finalmente, llegó al chatari donde vivió por más de ochenta años. Allí fue donde lo conocí con Rama Jivana Baba.

Anuragi Baba relata que una vez, ha-llándose con Baba, se produjeron llu-vias sin precedentes, debido a lo cual todo se inundó alrededor del chatari y se tornó muy difícil salir del mismo. Le pidió a Baba que se trasladara a algún otro sitio, en especial porque las víbo-ras y otras criaturas ponzoñosas proba-blemente entrarían al chatari para sal-varse de la inundación, pero Baba se

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rehusó. A la noche, cuando aún llovía considerablemente, Baba fue picado por un escorpión en el dedo, lo cual le causó un dolor muy intenso. Anuragi Baba le ató el dedo con una venda, pa-ra que el veneno no se diseminara, con la intencion de salir a buscar inquieto algún tratamiento, mas la lluvia era tan torrencial que no era posible hacerlo. Baba le dijo, "No te preocupes. Pronto me absorberé en el lila. Entonces no sentiré el dolor". Eso fue lo que real-mente sucedió. A la mañana siguiente, cuando Anuragi Baba le preguntó sobre el dolor, Baba ya lo había olvidado por completo.

Baba solía servir a Radharani, la Dei-dad del templo de Barasana, de diver-sas maneras. El recogía flores de diver-sos sitios y hacía guirnaldas para Ella. A veces, cuando escaseaban las flores en Barasana, iba caminando a Vrndava-na a la noche y regresaba a la mañana siguiente con ellas. Hacía guirnaldas y

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se las ofrecía a Radharani. Durante el festival de Holi, se ocupaba todo el día en limpiar el camino de Bhanusarovara al templo de Radharani.

Una vez, vio unas hermosas flores en un jardín cerca de Kosi. Deseó enhe-brarlas para hacerle guirnaldas a Radharani y pidió permiso al dueño pa-ra recogerlas, mas éste se negó. Enton-ces a la noche durmió en la terraza de una casa vacía cercana al jardín. A me-dianoche, unos ladrones se reunieron cerca de la casa con la intención de ro-bar por allí y vieron a Baba durmiendo en la terraza. Su jefe lo zarandeó y le preguntó, "¿Quién eres?"

"Un ladrón" -replicó Baba."¿Ladrón? ¿Dónde vienes a robar?""En este jardín"."¿Y qué hay en el jardín?""Flores"."¿Acaso las flores te sacarán el ham-

bre?""Sí".

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"¿Y cómo? Apenas si te darán algo vendiéndolas".

"No las venderé, las enhebraré para hacer guirnaldas para Radharani. Ella estará complacida. Su placer me traerá la liberación del cautiverio de Maya y todas mis necesidades serán cumplidas para siempre". Los ladrones se impre-sionaron mucho con Baba y dijeron, "Muy bien, Baba. Vayamos todos. Nos uniremos a tí en el robo".

Baba robó montones de flores con su ayuda. Ellos le ayudaron también a ha-cer las guirnaldas y diferentes clases de adornos para Radharani. Robar para Radharani hizo que los ladrones olvida-ran robar para sí mismos. Se volvieron devotos de Radharani y a menudo visi-taban a Baba en su chatari para tener su compañía y guía.

Baba acostumbraba hacer el bhaja-na en su chatari durante todo el día. A la noche salía para el madhukari. A ve-

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ces conseguía más rotis en el madhukari de los que podía comer. No los tiraba, sino que los daba a alguien. Los secaba de modo de poder comerlos cuando demasiado absorto en el lila no se sintiera como para salir por el madhukari. Con el tiempo, cuando per-dió sus dientes, y ya no le era posible comer más rotis, solía molerlos y hacer pastillas, mezclando el polvo con agua y tragando dichas pastillas. Si las mis-mas no sabían bien, o no satisfacían su hambre, cantaba "¡Rai, Rai"- Saboreaba tanto el nombre que olvidaba todo so-bre el sabor, el hambre y la sed. A me-nudo solía cantar la siguiente canción bengalí, la cual describe la potencia del Nombre en relación a conquistar el hambre y la sed:

dhun khela ara khelibo na,hariname mana menje chemayera kache ara jabo na,ksudha pele ara khabo na

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Rai -Rai amara ksudha-trsnasaba hare che

"No jugaré más con el polvo" (1), pues ahora he comenzado a degustar el sabor del Harinama. Tampoco acudiré a mi madre cuando esté hambriento, ni comeré, pues el nombre 'Rai' ha con-quistado mi hambre y mi sed.

Baba siempre solía cantar "Rai" y absorberse en la meditación del As-takalina Lila de Radha-Krsna. Tras al-gún tiempo, su absorción en el Lila y en el Nombre se hizo muy profunda, tanto que dejó de salir por el madhukari. Per-manecía sentado en su asana, en pro-funda meditación, como una estatua. Los turistas que llegaban a Barsana lo consideraban una maravilla. Los pere-grinos, un objeto de adoración. Los pan-das acudían a él tal como a las diversas imágenes de dioses y diosas por darsa-na, por su propio interés. Los peregri-nos se inclinaban ante Baba, tal como

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lo habían hecho delante de las demás estatuas, hacían determinadas ofren-das y se retiraban. Las ofrendas eran posteriormente recogidas por los pan-das. Baba las ignoraba, tanto como su necesidad de las mismas. En caso de que algún peregrino lo visitara, ya sea en estado consciente o semi-incons-ciente, lo entretenía con una canción relatando el astakalina lila de Radha-Krsna de ese momento en particular.

Baba dejó su cuerpo físico para ser-vir a Radharani en su cuerpo espiritual en la forma de una mañjari (una sakhi exclusivamente consagrada a Radhara-ni) el décimo día de Krsna-paksa en el mes de Vaisakha en 1974.

Baba fue grandioso y maravilloso. Cabe el interrogante de si es posible conquistar completamente a Maya mientras se está en el cuerpo físico, el cual es un producto de Maya. Si es po-sible vivir dependiendo enteramente del Señor, sin siquiera mendigar el ali-

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mento. ¿Acaso el propio Señor realmen-te lleva la carga del bienestar de una persona así? La longitud de la vida de Baba, pese a su honda indiferencia por el mundo y el cuerpo y su contento y beatitud, brindan la respuesta.

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CAPITULO XXXI

Sri Avadha Dasa Baba Ji

En Mithilapuri, en Bihara, vivía Sri Harikinkara Yogindravara, un santo de la Madhva-Gaudiya Sampradaya, quien poseía una fé ilimitada en el Srimad-Bhagavatam. Un día, hallándose en perfecto estado de salud, llamó a sus discípulos y expresó que dejaría su cuerpo en un día particular del mes de Kartika, leyendo el Srimad-Bhagavatam en la orilla del Ganges en Semariyagha-ta. Ese día, fue a Semariyaghata con sus discípulos, se sentó en la orilla del Ganges e inició la lectura del Srimad-Bhagavatam. En cuanto comenzó a leer el Rasapancadhyayi, la parte relativa al Rasa-lila (1), desbordó tanto de bhava que exclamó, "¡Ah, Krsna!" y dejó su cuerpo para unirse al Rasa-lila en su si-ddha-deha en el Vrndavana trascen-dental.

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Sri Jamuna Dasa y Sri Acadha Dasa eran los principales discípulos de Sri Harikinkara. Antes de partir hacia Se-mariyaghata, los llamó a ambos. Le ha-bría dicho a Jamuna Dasa, "Luego que me vaya, debes ir a diferentes partes del país a predicar el Vaisnavismo". A Avadha Dasa le habría dicho, "Tú debes ir a Vrndavana a hacer el bhajana".

Avadha Dasa Baba nació alrededor de 1826 en una familia Maithila Brah-mana, en una villa llamada Mandara-Madhusudana, en el Distrito Bhagalapu-ra de Bihara, que fuera santificado por el polvo de los pies de Sri Caitanya Mahaprabhu, en Su camino a Gaya. Renunció al mundo a temprana edad y tomó iniciación de Harikinkara Yogin-dravara. Permaneció en su Asrama en Mithilapuri en tanto vivió.

Sri Harikinkara no solo era un siddha mahatma, sino también un gran pandi-ta. Se lo consideraba el principal de los panditas de Mithila, famosa por siglos

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como centro cultural. Avadha Dasa es-tudió los sastras con él. Estudió espe-cialmente el Srimad-Bhagavatam, aprendiendo todo a conciencia.

Tras el deceso de Gurudeva, fue a Vrndavana a vivir en una casa de Dhobi Gali, la cual con el tiempo se convirtió en su Asrama. Se confinó de por vida en ese Asrama. Salía solo dos veces al año, en ocasión del aniversario de Sri Madhvacarya y otra en el aniversario de su gurudeva, cuando celebraba el nagara-kirtana. Solía absorberse todo el tiempo en el bhajana, solo durmiendo dos o tres horas por noche.

Su bhajana consistía exclusivamente en el patha (lectura) y pujana (adora-ción) del Srimad Bhagavatam. Prose-guía recitando los slokas del Srimad-Bhagavatam y dando vuelta las páginas sin siquiera mirarlas, pues no solo sabía todos los slokas a conciencia, sino que también sabía con qué slokas comenza-ba y terminaba cada página. Adoraba

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el Srimad Bhagavatam exactamente de la misma manera en que se adora la Sri Murti de Krsna, porque consideraba el Srimad Bhagavatam como una manifes-tación de Sri Krsna Mismo. Lo envolvía en un lienzo de seda, lo colocaba en un sinhasana (2) decorado, le ofrecía comi-da y comía su prasada. También lo aba-nicaba en Verano, lo cubría con una col-cha en Invierno y lo mecía en la esta-ción lluviosa.

Toda vez que una persona iba a ver-lo, lo descubría leyendo el Srimad-Bha-gavatam o hablando sobre él. Apenas si hablaba de otra cosa o permitía que se hiciera en su presencia.

En una ocasión vino un joven a Vrn-davana desde Allahabad, quien se ha-bía enterado que si uno comía los re-manentes de comida de un santo si-ddha, era bendecido con el darsana de Radha-Madhava. Alguien le habría re-ferido que Avadha Dasa Baba había conquistado el favor de Radha-Madha-

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va. Fue a su asrama; en ese momento, él se hallaba tomando prasadam. El jo-ven se dirigió directamente a él, aun-que su discípulo le había advertido que no se acercara mientras estaba co-miendo. Se sentó delante suyo, y le solicitó con las manos juntas un poco de prasada de su plato. Pero Baba se perdía, ya sea en la meditación o en el darsana de algún lila, incluso mientras comía. Y no lo oyó. El joven pensó que Baba había ignorado su pedido. Por consiguiente, estiró su mano y tomó al-go de prasada de su plato. Cuando se disponía a comerlo, Baba aferró su ma-no. El abrió su puño y tomando rápida-mente el prasada con la otra mano, lo llevó a su boca.

En cuanto lo hizo, cayó desmayado al piso. Permaneció inconsciente hasta muy entrada la noche, cuando Baba ha-bía finalizado su patha diario del Sri-mad-Bhagavatam; solicitando a los sadhus que habían venido a escucharlo

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que celebraran el kirtana a su alrede-dor. En cuanto el kirtana comenzó, el abrió sus ojos; por un rato miró alrede-dor muy confundido, luego, aferrando súbitamente los pies de Baba, lloró y di-jo, "Perdóneme, Maharaja. He cometido una ofensa grave a sus pies, mas ahora sé cual es su verdadero ser. Me queda-ré a sus pies y lo serviré toda mi vida. No iré a ninguna otra parte. Ud. tendrá que aceptarme. ¡Gurudeva, tenga mise-ricordia, tenga misericordia de mí!".

Baba no solo lo perdonó sino que le dio diksa y asumió toda la responsabili-dad sobre sí. Uno de los sadhus le pre-guntó al joven como había conocido a Baba.

El replicó, "En cuanto puse los rema-nentes de Baba en mi boca, fuí trans-portado a la región trascendental. Allí ví que estaba ocurriendo el bhojana-lila de mediodía de Vrajendranandana. Ba-ba y Sri Krsna estaban sentados en el medio, rodeados por los sakhas (ami-

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gos de Sri Krsna) y en esa atmósfera de jovialidad y arrobo, ambos colocaban con sus manos los remanentes de co-mida en la boca del otro".

Un bengalí que tomó diksa y vesa de Baba y vivió en su asrama, evidenció ser algo inestable. No podía quedarse en un sitio por demasiado tiempo, por lo que pidió permiso a Baba para salir a recorrer el país. Baba se lo rehusó pero de todos modos, un día empacó para ir-se.

Baba preguntó, "¿Dónde vas?""A ninguna parte" -dijo. "Tan solo iré

por ahí y volveré".Baba le advirtió, "No ganarás nada

desobedeciendo al guru y vagabun-deando por ahí como un mono".

"He obedecido al guru por mucho tiempo. ¿Debo obedecerlo toda mi vi-da?" -replicó, y se fue.

Por varios años Baba no tuvo infor-mación de él, y comenzó a preocupar-

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se. Un día, mientras estaba con la japa caminando por el predio del asrama, un monito vino y aferró sus pies. Baba comprendió que era ese mismo discípu-lo bengalí. Había muerto y nacido co-mo mono porque había desobedecido al guru. Mas debido al bhakti, recordaba la ofensa que había cometido y había venido a pedir perdón. Baba se apiadó de él y dijo, "Has hecho bien en venir, ahora no te vayas a ninguna parte. Quédate cerca del asrama y ven por el prasada dos veces". Ató un tulasi-kan-thi alrededor de su cuello y le pidió a su gente que lo cuidara.

El mono vivió en el techo del asrama y en sus cercanías. Las dos veces en que se distribuía el prasadam el venía a sentarse en el jardín. A la noche, cuan-do Baba decía el katha del Srimad-Bha-gavatam, venía a sentarse en la venta-na y escuchaba el katha con mucha atención.

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Baba lo llamaba Ramadasa. Un día, le dijo a sus discípulos, "No he visto a Ramadasa por dos días. Ustedes tam-poco lo han buscado". Justo entonces un discípulo subió al techo del asrama y vio que estaba muerto.

Cuando se le informó a Baba, éste dijo, "Ramadasa era un vaisnava. Su fu-neral debe ser celebrado conforme a la tradición vaisnava". Fue debidamente tendido en una vimana y llevado al Ya-muna por sus discípulos, junto con la celebración del kirtana y entregado al río sagrado. Se celebró un bhandara y los vaisnavas tomaron prasada.

En una ocasión Baba tuvo el darsana de Sri Krsna de un modo muy inusual y conmovedor. El Lo vio haciendo el pa-rikrama del Srimad-Bhagavatam que solía recitar, luego que hubiera termi-nado el katha del Srimad-Bhagavatam en la noche. Fue conmovedor porque es siempre el adorador quien hace el

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parikrama del objeto que adora. ¿Acaso Sri Krsna consideraba al Srimad-Bhaga-vatam como el objeto de Su adora-ción?.

La respuesta es obvia. El Bhagava-tam no solo es la manifestación de Krsna en palabras, sino que es asimis-mo la manifestaciòn en palabras del Prema o Amor Trascendental. El Prema es el Fin, no solo para las almas finitas, sino también para Krsna. Indudable-mente, Krsna es el Amor en sí, empero, El anhela más y más amor. Pues tal es la naturaleza del amor. Cuanto más amor se tiene, más se lo añora. Es la naturaleza de Krsna como Amor lo que Le hace expresar: aham bhakta pa-radhinah -Yo siempre soy el sub-sir-viente de los devotos que Me aman. El deriva una felicidad mayor de Su propia naturaleza bienaventurada. El Srimad-Bhagavatam retrata Sus pasatiempos amorosos con Sus devotos. Por consi-guiente, El considera Su propia mani-

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festación Bhagavatam como superior a El Mismo y adorable por El. En conse-cuencia, El siempre está anisoso por es-cuchar el katha del Srimad-Bhagava-tam. Sri Jiva Gosvami Lo retrata en el Gopala-Campu escuchando las historias de Su propio lila de Madhukantha y Sni-gdhakantha, con gran deleite.

Ese día, Sri Krsna debe haber estado presente en el asrama de Baba como uno de los escuchas del Bhagavata-ka-tha referido por él y debe haberse sen-tido impelido a hacer el parikrama del Bhagavatam como los demás escuchas, después del katha. Además, debe ha-ber disfrutado especialmente el katha contado por un devoto como Avadha Dasa Baba y debe haberse sentido im-pelido a dar algo como regalo. Puesto que no tenía nada para entregar como regalo a Baba, que pudiera satisfacerlo, -excepto Su darsana-, El se lo concedió.

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El patha y puja del Srimad-Bhagava-tam de Baba continuó como de costum-bre, aún a la edad avanzada de 110 años. En 1937 se enfermó, se puso tan débil que no le era posible caminar si-quiera una pequeña distancia. Debía ser alzado y transportado.

Al segundo día del Krsna-paksa del mes de Phalguna, su estado se tornó más grave. Su cuerpo estaba tieso e in-móvil. Sus discípulos pensaron que ha-bía llegado su fin, de modo que inicia-ron el kirtana, mas en cuanto Baba oyó la primera línea, "Sri Krsna Caitanya Prabhu Nityananda", se levantó para bailar con el kirtana. Sus discípulos se alarmaron. Detuvieron el kirtana y lo acostaron en la cama. Su estado em-peoró tras un cierto lapso de tiempo: era obvio que estaba por exhalar su úl-timo suspiro. Luego, conforme a la ins-trucción recibida de él algún tiempo atrás, trajeron el polvo del jñana-gudani (3) lo esparcieron en el suelo y lo ten-

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dieron sobre él. En ese momento, sus labios se movían lentamente y se lo po-día oír recitando los slokas del Srimad-Bhagavatam con una vocecita muy dé-bil. Continuó recitando los slokas de ese modo, hasta las 3 a.m.de la maña-na siguiente, cuando dejó el cuerpo pa-ra participar del lila eterno de Sri Krsna en el Vrndavana trascendental.

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CAPITULO XXXII

Sri Gopala Dasa Baba Ji

Sri Gopala Dasa Baba Ji nació en 1851, en Imphala, Manipura. Su padre, Sri Meghavarna Sarma era un gran de-voto. Gopala Dasa siguió los pasos de su padre. Cuando aún era muy joven, parecía indiferente al mundo y pasaba la mayor parte del tiempo en el bhaja-na. Meghavarna Sarma era muy feliz al verlo. Como un verdadero padre, le dio diksa y le aconsejó que fuera a Vraja e hiciera el bhajana tras tomar vesa de un santo de la orden discipular de Sri Narottama Thakura Mahasaya.

Gopala Dasa fue inusualmente afor-tunado. Por lo general las personas de-ben pasar por muchos altibajos, dudas, dificultades y períodos de incertidum-bre e irresolución antes de aprender que el único propósito de la vida es ha-cer bhajana y realizar al Señor; y ellos

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deben luchar arduamente consigo mis-mos y sus familiares, si quieren renun-ciar al mundo. Pero los propios samska-ras de Gopala Dasa y la guía beneficio-sa y criteriosa de su padre, le facilitaron y suavizaron todo.

Se fue a Vraja y tomó vesa de Sri Vi-nodadasa Ji, un discípulo de Sri Damo-dara Dasa Ji en la sucesión discìpular de Sri Narottama Thakura. Vinoda Ji vivía cerca de Cakalesvara Mahadeva, en Govardhana. El le aconsejó que fuera a vivir al Radhakunda y estudiara los sas-tras con Sri Isvara Dasa Ji. Así lo hizo por tres años, estudiando el Srimad Bhagavatam y las obras de los Gaudiya Gosvamis con Isvara Dasa Ji. También quiso aprender el Vraja-bhasa. Pero Is-vara Dasa Ji le dijo, "No sería bueno que aprendieras el Vraja-bhasa (1) Si lo aprendes, te acercarás a los Vrajavasis; tus contactos con ellos perturbarán tu bhajana y las oportunidades de come-ter ofensas contra ellos también au-

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mentarán". En consecuencia, abando-nó la idea de aprender Vraja-bhasa.

Tras completar su estudio de los sas-tras, Gopala Dasa Baba continuó deam-bulando por Vraja por algún tiempo. No vivía en un sitio en particular por más de un día, mas finalmente se estableció en la villa de Konhi, cerca del Vam-sikunda. Si algún día obtenía más madhukari del que podía ingerir, no salía por madhukari en los días subsi-guientes. Comía con placer lo que fue-ra que consiguiera, incluso si estaba rancio o en mal estado; mas si obtenía dulces u otras cosas buenas, no las co-mía. Las regalaba. Solo empleaba utensilios de arcilla hechos con el polvo de Vraja.

Vivió en Konhi por 40 años. Amó mu-cho la compañía de Sri Harigopala Dasa Baba, un discípulo de Siddha Madhusu-dana Dasa Baba Ji. Harigopala Dasa Baba vivía en el Suryakunda, en conse-cuencia, tras 40 años, se trasladó allí, a

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vivir en la terraza de un viejo templo, en la ribera del Suryakunda.

Baba solía leer al menos un capítulo del Srimad-Bhagavatam cada día. Al cumplir 90 años, había perdido su vista, ello lo apenaba mucho porque ya no podía continuar leyendo el Bhagava-tam. Una tarde, cuando se hallaba preocupado por su aprieto, se amodo-rró. En su somnolencia, vio a una joven-cita exquisitamente hermosa, el brillo de cuyo cuerpo llenaba el entorno con una luz divina, refrescante allende toda descripción. Ella lo miró tiernamente y le preguntó con una voz compasiva, "Baba, tal parece que estás afligido; cuéntame lo que te aflige".

Baba dijo, "Lali, he perdido mi vista y no puedo leer el Bhagavatam. La vida se me hace muy pesada. ¿De qué vale una vida en la cual no es posible el Bhagavata-patha y el darsana de las Deidades y los mahatmas?".

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"No te preocupes, Baba" -dijo la niña con seguridad. "Tienes el ropaje en el que está impreso el nombre 'Radhey-Syama'. Atalo alrededor de tus ojos y vete esta noche a dormir. A la mañana descubrirás que tu vista ha vuelto".

En cuanto Baba lo oyó, su somnolen-cia se interrumpió. Pero la dulce voz de la niña aún resonaba en sus oídos y su brillante figura perduraba en su mente. Como ella lo sugiriera, durmió esa no-che con la ropa en la cual se hallaba impreso 'Radhey-Syama', atada alrede-dor de los ojos. A la mañana siguiente, al levantarse, se puso feliz al descubrir que podía verlo todo como antes. Rea-nudó la rutina de su Bhagavata-patha. Pero la joven había robado su corazón. Estaba convencido que Ella era Radha-rani, en Quien había meditado día y no-che. ¿Quién más sería tan amable y ca-riñosa?.

Entonces, le fue imposible vivir sin Ella. Lloraba constantemente por Su se-

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paración. No pudo soportarlo demasia-do tiempo. El 3 de Junio de 1971, a me-diodía, que según el astayama-lila es la hora en que Radharani va con Sus sakhis al Suryakunda para la adoración del Sol, dejó el cuerpo para encontrarse con Ella en el Suryakunda trascenden-tal, en su siddha sakhi-deha.

Baba solía decir que había tres cosas importantes para el sadhaka: (1) Santa-seva (servicio de los santos); (2) Hari-nama y (3) Fé en el Vraja-raja.- La fé en Vraja era más importante incluso que el servicio de los santos y el Harinama, porque en el momento de la muerte, el santa-seva no era posible y el Harina-ma a menudo se alejaba, pero el Vraja-raja no abandona al sadhaka que vive en Vraja con fé hasta el fin.

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CAPITULO XXXIII

Sri Harigopala Gosvami

Sri Harigopala Gosvami era descen-diente de Sri Narayana Bhatta Gosvami, a quien se le apareciera por primera vez la Deidad de Radharani en el tem-plo de Barasana y quien a pedido de Sri Rupa y Sri Sanatana completara la ta-rea restante de redescubrir los lugares santos relacionados con el lila de Sri Krsna, la cual ellos y su predecesor, Sri Lokanatha Gosvami, habían iniciado. (1). El era un discípulo de Sri Dhulesva-ra Gosvami de Uñcagrama. Vivía en Ni-marana, en el Estado de Alvara, donde tenía su gaddi (2) y el templo de su Thakura Sri Lanile Sarakara (3). El Rajá de Alavara era su discípulo.

Era un gran vaidya (médico) profe-sional, mas también era un gran pandi-ta. Estaba bien versado en hindi, sáns-crito, telegu e inglés. Poseía un acaba-

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do conocimiento de los seis sistemas de la filosofía India y los seis Samdarbhas de Sri Jiva. Había hecho un estudio es-pecial del Srimad Bhagavatam.

Era por naturaleza muy sencillo y santo. Pese a su sabiduría, linaje y sta-tus como el Raja-Guru de Alvara, su modo de vida era sumamente simple y no ostentoso. De todos modos, su fa-ma alcanzó a la gente de Haryana. Mu-chos Thakuras, Gujaras y Yadavas de Haryana fueron discípulos suyos.

Solía pasar la mayor parte del tiem-po tranquilo en el bhajana. En su vejez, se trasladó de Alvara a Uñcagrama, cerca de Barasana, para poder destinar todo su tiempo al bhajana, sin interrup-ción. También llevó con él a Thakura Sri Lanile Ji.

En Uñcagrama vivió en el viejo tem-plo de Dau Ji de sus ancestros, en el cual habría vivido Narayana Bhatta. Frente al templo, en lo alto de la colina, se halla el antiguo templo de Lalita

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Sakhi. A la derecha del templo de Lali-ta Ji, hay un hermoso lugar cubierto de verdes bosquecillos y espeso follaje. Allí Gosvami Ji acostumbraba sentarse a hacer el bhajana durante todo el día; al anochecer, regresaba al hogar. Pasaba la mayor parte de la noche haciendo el bhajana. Sus ojos siempre estaban hú-medos por recordar a Radharani.

De ese modo pasó los últimos veinte años de su vida, tranquilo en el bhaja-na. La noche del 30 de Marzo de 1990, cuando contaba más de cien años, y encontrándose en buen estado de salud, súbitamente exclamó, "¡Iré, iré! Las puertas del templo de Sri Ji (Radha-rani) se han abierto. ¡Ha venido Purna-masi!".

Los restantes miembros de la familia despertaron de su sueño alarmados. Preguntaron maravillados, "¿A dónde irás? Son las 12 de la noche. El templo de Sri Ji está cerrado".

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Sólo Dios sabe si él los oyó. Conti-nuó repitiendo, "¡Radhey! ¡Radhey!". A las 2 en punto rasgó su coronilla y su habitación se llenó de una luz resplan-deciente. Su cuerpo cayó contra la al-mohada, y su alma, pasando a través del brahma-randhra (4), voló al kuñja de Radharani, en la forma de Su sakhi para vivir con Ella y Servirla eterna-mente.

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CAPITULO XXXIV

Sri Ramakrsna Dasa Baba Ji

avyavrtabhajanat (Narada-bhakti-sutra, 36)

En este aforismo, Sri Narada Muni refiere que el éxito en la práctica de la devoción se logra a través del bhajana ininterrumpido.

La esencia del bhajana es el recuer-do incesante del Señor. Sri Krsna dice:

ananya-cetah satatam yo mam smarati nityasahtasyaham sulabhah partha nitya-yukta-sya yoginah

(Gita 8.14)

"Oh, Arjuna, Yo soy fácilmente alcan-zable por el yogi que siempre piensa en

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Mí, quien no tiene otro pensamiento y está incesantemente apegado a Mí".

El devoto no puede tolerar siquiera un momento de interrupción del recuer-do del Señor.

El Srimad-Bhagavatam expresa:"Si al devoto se le ofreciera toda la

riqueza y esplendor de los tres mundos a cambio de la interrupción del recuer-do de los pies de loto del Señor por me-dio segundo, no se inmutaría. ¿Cómo podría desapegarse de los Divinos Pies, difíciles de realizar incluso para los de-vas mediante la meditación constante?" (Bh. II.2.53).

La vida de Sri Ramakrsna Dasa Baba Ji, es un ejemplo ilustre del bhajana in-cesante. Nacido en 1911, con fuertes samskaras de bhakti, en una villa cer-cana a Jasohara en Bengala Oriental, no perdió tiempo en determinar su meta y lanzarse tras ella como una flecha. Re-nunció al mundo a la temprana edad de

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diecisiete o dieciocho años, inmediata-mente después de aprobar el examen intermedio. Acudió a Sri Ramadasa Ba-ba Ji Maharaja, el renombrado santo de Pathabani-Asrama en Calcuta, y tomó iniciación de él, quedándose con él y sirviéndolo. Luego, con su permiso y bendiciones fue a Varanasi a estudiar Sánscrito y los Sastras. Estudió el Sri-mad-Bhagavatam, Satsamdarbha, Bhakti-rasamrta-sindhu, Ujjvalanilamani y otros importantes bhakti-sastras. Tras completar su estudio de los sas-tras, fue a Vrndavana, tomó vesa del hermano espiritual Sri Rajani Baba Ji Maharaja del Govindakunda, en Vrnda-vana y continuó a Maghera, una peque-ña villa a unas cuatro millas de Chatika-ra, para emprender un bhajana ince-sante de por vida.

Una parte esencial de su bhajana era el kirtana. Celebraba el kirtana cua-tro veces al día; el prabhati-kirtana temprano a la mañana, a las 3.30 a.m.;

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el madhyanha kirtana al mediodía; el arati-kirtana al anochecer y el abhisa-ra-kirtana a la noche, alrededor de las 10 p.m. Lo celebraba de un modo tan resonante, que su voz era oída en el confín de la villa. Su compromiso en el kirtana era tan profundo que a veces durante el mismo exclamaba, "¡Ah Ni-tai! o ¡Ah Radhey!" y caía inconsciente al suelo. El resto de su tiempo lo desti-naba al Giridhari-seva y al lila-smarana. Ni un momento de su vida se perdió sin smarana. A menudo se le oía repetir las siguientes líneas de Hanumana:

katha hanumana vipati prabhu soijaba tava sumirana bhajana na hoi

"¡Oh, Señor! ¡Cuando no hay recuer-do o bhajana a Tus pies de loto, ese momento es el de mayor calamidad o mala fortuna!".

Incluso cuando Baba atendía sus ne-cesidades físicas, como ser bañarse, su

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smarana no se interrumpía. En esos momentos se ocupaba principalmente en el smarana, las actividades del cuer-po proseguían automáticamente en mérito al hábito.

Al cabo de unos años de vida estric-tamente disciplinada y bhajana cons-tante, conquistó el hambre y el sueño. Solía ocuparse en el bhajana constante-mente, desde las 3.30 a.m. a las 2 a.m. del día siguiente, durmiendo de tal mo-do por solo una hora, de las 24 del día. Salía por el madhukari a solo tres ca-sas, al mediodía. Si no conseguía nada, volvía a su kuti y ayunaba en vez de perder tiempo yendo a otras casas. So-lo comía dos rotis en el día y un cuarto de roti a la noche.

Quizás parezca increíble desde el punto de vista físico que se pueda vivir tanto si se come y se duerme tan poco, mas como ya hemos apreciado en mu-chos otros casos, los santos que practi-can el bhajana constantemente, se ele-

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van por encima del cuerpo. Ellos beben profundo el néctar vertido en sus cora-zones desde lo alto, en el momento del smarana. Es eso lo que los mantiene vi-vos y felices.

La condición en la cual vivía Baba, era una prueba en sí de que el se había elevado por encima del cuerpo. Su kuti era tan pequeño que apenas si cabía en él acostado con sus piernas completa-mente estiradas. Alrededor del kuti el terreno era tan bajo que durante las llu-vias se inundaba y el kuti era anegado junto con el resto de la villa. Baba te-nía que vadear la tierra inundada cada vez que salía para el madhukari. Los mosquitos también eran una plaga y acosaban su cuerpo, más allá de toda descripción. De todos modos, el pare-cía ser totalmente inconsciente de ello, o no se inmutaba. Los aldeanos le soli-citaron que se mudara a otra parte, pe-ro él se rehusó. Consideró que la situa-ción lo favorecía aún más, pues evitaba

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que las personas acudieran a él y lo molestaran en su bhajana.

Tras algún tiempo, Baba se quedó ciego, mas eso no lo hizo infeliz porque después de perder sus ojos materiales, se abrieron sus ojos espirituales. Podía ver a Radha y a Krsna y hablar con Ellos. La gente lo oía hablar a menudo.

Hasta entonces Baba no había acep-tado ningún discípulo, mas después de su ceguera aceptó dos discípulos: Pra-nagauranga Dasa y Madanamohana Dasa, uno de los cuales vivía cerca de él en otro kuti y lo servía.

Baba pidió a sus dos discípulos que no aceptaran dinero de nadie. El ni to-caba el dinero ni permitía que sus discí-pulos lo tocaran. Si necesitaba algo pa-ra el servicio de su Giridhari o para la protección de su propio cuerpo, tampo-co lo aceptaba de ninguna persona que se lo ofreciera. No lo aceptaba de nin-gún modo si era traído de las afueras de Vraja o comprado con el dinero de

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una persona que vivía afuera de Vraja. Si inadvertidamente llegaba tal cosa, él se enteraba y le pedía a sus discípulos que la devolvieran.

En una ocasión Baba se enfermó. Fue llevado para ser tratado a su guru-asrama en Vrndavana. Yo fuí a verlo, puesto que lo conocía desde hacía al-gún tiempo, y fue muy amable conmi-go. Le solicité que tomara un poco de leche porque estaba demasiado débil. Accedió a hacerlo tras mucha persua-sión. Arreglé que se le suministrara le-che. Unos días más tarde, mi amigo Sri Harirama Singhaniya, un industrial de Calcuta, vino a Vrndavana. El me pidió que lo llevara con algún siddha santo para el darsana. Lo llevé con Baba. Se impresionó mucho con él y quizo hacer algún servicio para él. Yo dije, "Baba no acepta servicio de nadie. Tampoco ne-cesita nada, salvo el madhukari. Acce-dió a tomar leche por unos días con

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mucha dificultad". El dijo de inmediato, "Entonces, por favor, que se me permi-ta costear la leche". Accedí un poco a regañadientes. Singhaniya Ji aún no había pagado la leche, mas no escapó al agudo sentido espiritual de Baba que de ahí en adelante la leche que bebería sería comprada con el dinero de una persona que vivía afuera de Vraja. Al siguiente día, llamó a su discípulo Ma-dana Mohana y dijo, "Madana, no viviré aquí. Llévame inmediatamente de vuel-ta a Maghera".

Madana dijo, "Baba, todo aquí es muy favorable y su salud ha comenza-do a mejorar. Debe quedarse aquí has-ta que esté mejor".

"No, no, tú no sabes. Aquí hay para-peksa (dependencia en otros). No me puedo quedar siquiera un momento. Consigue un tonga de inmediato".

Madana debió traer un tonga y lle-varlo de vuelta a Maghera ese mismo día.

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En 1984, Baba volvió a enfermarse. Su hermano espiritual Sri Visvarupa Da-sa Baba, quien vivía en Rala, una villa a unas cuatro millas de Maghera, lo llevó a Rala para ser atendido. Lo alojó en una habitación en el Basanti-ki-bagici, próxima a su propio kuti. Baba estaba físicamente enfermo, pero espiritual-mente parecía nadar en el océano de bienaventuranza. Las olas del océano lo vapuleaban arriba y abajo, y a veces se reía, otras lloraba, y otras más grita-ba como quien se ha vuelto loco, por-que la bienaventuranza era demasiado intensa para su cuerpo frágil y su men-te, incapaz de contenerla- Una noche, alrededor de la 1 en punto, el gritó, "¡Jaya Nitai! ¡Jaya Nitai!! y se desmayó. Al verlo desmayado, temió que quizás no volviera más en sí. Asió su muñeca para tomarle el pulso, mas en cuanto tocó a Baba, un sonido resonante salió de su garganta y un shock cual una co-

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rriente eléctrica arrojó a Visvarupa Ba-ba a tres o cuatro pies de distancia de su lecho. Quizás Baba había visto a Ni-tyananda Prabhu, y su cuerpo se cargó de corriente eléctrica, y eso originó el shock.

Al día siguiente, era Ekadasi. A la una de la madrugada, cuando Baba es-taba ocupado en el bhajana, observó que su guru Sri Rama Dasa Baba Ji, el parama-guru Sri Radharamana Carana Dasa Deva y cantidad de otros mahat-mas ingresaban al bagici, danzando y celebrando el kirtana con el acompaña-miento de la mrdanga y las karatalas. Ellos le dijeron, "Vamos a Vrndavana, ven con nosotros". Luego, desaparecie-ron súbitamente y Baba cayó incons-ciente.

El 13 de Mayo de 1984, en Trayoda-si, al mediodía Baba envió por Sri Siva-carana Varsaneya, un discípulo de uno de sus hermanos espirituales. Cuando éste llegó, Baba estaba haciendo la ja-

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pa. El le dijo, "Baba Ji Maharaja (Sri Ra-ma Dasa Baba) y Bane Baba (Sri Radharamana Carana Dasa Deva) me han pedido que fuera a Vrndavana. Por favor, llévame allí de inmediato".

Varsaneya Ji dijo, "Baba, ahora hace muchísimo calor. Vayamos al anoche-cer".

"No, no, debo ir ahora. No perdamos tiempo".

Varsaneya Ji trajo un tonga, Baba se sentó en él junto con Varsaneya Ji y Ma-dana Mohana. Cuando Varsaneya Ji to-có a Baba para ayudarlo a entrar al ton-ga, sintió que una corriente le corría por todo el cuerpo. El cuerpo de Baba aún estaba cargado con la corriente di-vina que lo había golpeado y hecho caer inconsciente el día de Ekadasi. A las 2.30 p.m. el tonga llegó al guru-as-rama de Baba. En dicho guru-asrama el Hari-kirtana se celebraba continuamen-te desde hacía treinta añoa. Baba dijo, "Llévenme al sitio del kirtana". Fue a

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sentarse allí y permaneció sentado en meditación por una media hora. En cuanto comenzó el Nrsinha Caturdasi, el gritó, "¡Jaya Nitai! ¡Jaya Radhey!" y dejó el cuerpo para reunirse con su Gu-rudeva y Parama-Gurudeva en el Vrn-davana trascendental, y para desempe-ñar su rol en el lila divino de Radha-Krsna bajo su guía.

Todos creían que Baba había ido a Vrndavana y que regresaría a Maghera al cabo de unos días, como ya había hecho antes, mas esta vez había sido llamado al Vrndavana trascendental, del cual nadie regresa. Si pareció que había ido al Vrndavana material, se de-bía a que lo que parecía ser el Vrndava-na material, era en sí el Vrndavana trascendental. Parecía material a las personas de visión distorsionada. Para alguien como Baba, cuyos ojos espiri-tuales se habían abierto, era el mismo Vrndavana trascendental, donde el

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Krsna-lila ocurre eternamente, donde no solo los gopas y gopis, sino también los pájaros y animales, árboles y enre-daderas e incluso la hierba y el polvo están hechos de sat (existencia), cit (in-teligencia) y ananda (bienaventuranza) eternamente ocupados en el servicio de Krsna; donde todo está en armonía con la flauta de Krsna, donde hasta el tiem-po se detiene o avanza, y el espacio se contrae o expande como los pétalos de un loto, de acuerdo a la dulce voluntad de Krsna. Era el mismo Vrndavana, que superaba en belleza a todos los demás lokas, incluyendo a Vaikuntha y a Golo-ka y el mismo Vrndavana que señalara Sri Prabodhananda Sarasvatipada, al decir:

"¡Oh! mi Vrndavana,ubicado por sobre todo otro dhama!Brilla cercano cual una gran lunaen toda su belleza resplandeciente".

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Vrndavana Mahimamrta 4.83

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CAPITULO XXXV

Sri Radharamana Dasa Baba Ji

Vivir y morir en Vrndavana se consi-dera el camino más breve hacia la vida eterna de servicio amoroso a Radha-Krsna en el Vrndavana trascendental. El Sanatkumara Samhita expresa:

"El hombre que sólo se rinde a Vrn-davana, esto es, que vive allí con fé y devoción hasta el fin, no tiene que ha-cer nada más para llegar a la meta más elevada. Vrndavana, en virtud de su propia naturaleza (como manifestación de la potencia interna de Bhagavan, consistente en sat, cit y ananda) le con-cede parama-pada, esto es, un lugar en la región trascendental más elevada (que es el propio Vrndavana trascen-dental), sin considerar su mérito o falta del mismo". (Sanatkumara Samhita, 32.5).

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Mas dado que la adhisvari (empera-triz) de Vrndavana es Radharani, nadie puede morir aquí si no tiene Sus bendi-ciones. Se ha observado que algunas personas que vivieron en Vrndavana to-da su vida, fueron echadas de allí al fi-nal, porque no tenían Sus bendiciones; mientras que otras, que vivieron fuera de Vrndavana toda su vida, vinieron aquí y murieron aquí, porque tenían Sus bendiciones.

Sri Radharamana Dasa Baba Ji fue una de esas personas excepcionalmen-te afortunadas, que fuera llamado a Vrndavana por la Propia Radharani, el mismo día en que estaba destinado a dejar su cuerpo, para que lo abandona-ra en Vrndavana.

Sri Radharamana nació el 14 de Abril de 1932, en Mulati, una villa en 24 Pa-rangana de Bengala Occidental, en una respetable familia Brahmana. Su pa-dre, Sri Vinaya Krsna era terrateniente

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y un famoso miembro de la Suprema Corte de Calcuta. Su madre, Lalita Devi era una dama muy religiosa. Ella era una discípula de Sri Rama Dasa Baba Ji Maharaja, el renombrado santo siddha de Pathabani, Calcuta. Ella hizo que Radharamana Dasa también se iniciara con Rama Dasa Baba Ji Maharaja, cuan-do aún era joven.

Tras la iniciación, se observó un cambio súbito en él. Solía retirarse a un lugar solitario a meditar por horas. Sus ojos siempre nadaban en lágrimas. En ese estado, completó de alguna mane-ra su educación y aprobó el examen M.A. en la Universidad de Calcuta. Cuando sus padres iniciaron las tratati-vas para su casamiento, se encontró en una encrucijada. Renunció al mundo y se fue a Vrndavana.

En Vrndavana tomó sannyasa-diksa de Sri Madhava Dasa Baba Ji; luego fue a la villa de Maghera, donde vivía su hermano espiritual mayor Sri Ra-

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makrsna Dasa Baba. Estudió bajo su guía el Srimad-Bhagavatam, el Sri Cai-tanya-caritamrta, el Sri Caitanya Bha-gavata y otras Escrituras.

Seguidamente, vivió en Vihara-vana, cerca de la villa de Rala practicando el sadhana. Su absorción en el bhajana era tan profunda que a veces ni siquie-ra salía por el madhukari. Solo salía una o dos veces a la semana, y colecta-ba la suficiente cantidad de rotis para que le durara una cierta cantidad de días. Cuando los rotis se secaban, los remojaba en agua y los comía. Como consecuencia, generó una úlcera gástri-ca. El dolor agudo en el estómago le di-ficultaba mucho el bhajana y debió ir a Calcuta para tratarse. Lo admitieron en un hospital. Su hermano menor Sacidu-lala y su sobrina Kumari Nandini lo atendían, pero su estado empeoraba día a día. Un día, a la noche, el dolor del estómago se tornó súbitamente muy severo. Se llamó a los médicos, y

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él oyó que uno de ellos le comentaba a otro, "Quizás hoy vomite sangre y mue-ra".

El no temía a la muerte, su ansiedad giraba alrededor de que podía morir fuera de Vrndavana, en un hospital de Calcuta. En su angustia, oró a Radha-rani, "¡Oh, Svamini (la señora de mi co-razón)! ¿Porqué me sacaste de Vrnda-vana, para que muera aquí como un pe-rro? Debo haber cometido alguna ofen-sa. Quizás en lugar de hacer bhajana me he engañado a mí mismo y a los de-más, aparentando estar absorto en el bhajana. Si así lo hice, al menos concé-deme el don de poder morir en Vrnda-vana. Tú consideraste que yo ni siquie-ra merecía morir en Vrndavana, ¡Sva-mini! ¿Acaso aún sin merecerlo, no soy igualmente tuyo? Incluso si he simula-do, ¿simulé otra cosa que no fuera ser Tu sirviente? Tú eres por naturaleza tan misericordiosa que incluso si alguien to-ma Tu nombre por error, Tú le conce-

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des darsana. No sé porqué eres tan in-diferente para conmigo. Yo no pido

darsana porque sé que no lo merez-co, yo solo pido morir en Vrndavana. ¡Ten misericordia de mí, Svamini, ten misericordia de mí!" -Así diciendo, cla-mó en voz alta, profundamente afligido y se desmayó. Su clamor no fue en vano. Conmovió el corazón de Radhara-ni. Ella vino corriendo junto con Krsna y le dio darsana en su estado inconscien-te. Con una sonrisa en Su rostro, Ella le mostró Su mano derecha, como bendi-ciéndole para que muriera en Vrndava-na, mientras que Krsna movió gentil-mente Su mano de loto por su estóma-go y preguntó con voz tierna, "¿Dónde te duele, Baba?" ¿Cómo podía Baba ex-plicar donde le dolía y a quién? Pues el dolor tanto como la Persona que había preguntado por él, habían desaparecido y Radha también.

A la mañana siguiente, los doctores se sorprendieron al ver que el paciente

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que tan solo 18 horas antes se quejaba de un dolor insoportable e irremedia-ble, que debía haber muerto hacia la mañana, estaba sentado pidiendo comi-da.

Baba regresó a Vraja a vivir nueva-mente en el Vihara-vana. Recuperó su salud. El dolor de su estómago despare-ció, mas había desarrollado otra clase de sufrimiento, para el cual ningún doc-tor tenía tratamiento. Sentía un severo dolor de separación de Radha-Krsna. Ya anteriormente lo había experimentado, pero nunca tan severo, constante e in-soportable. Ello era natural, pues des-de que Radha-Krsna había respondido a su plegaria, bendiciéndolo, no solo con Su darsana sino también con su simpá-tica sonrisa y afecto, el había desarro-llado una nueva convicción, una convic-ción en el sentido de que Ellos eran de su propiedad, más que ninguna otra persona. ¿Cómo podía soportar el pen-samiento que Ellos, que eran más su-

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yos que nadie más, estuvieran tan ale-jados de él, más que ninguna otra per-sona? El pensamiento le afligía tanto, que a menudo quedaba inconsciente.

Tras un tiempo se fue a Jatipura a vi-vir en una cueva llamada la cueva de Raghava Pandita, un asociado íntimo de Sri Caitanya Mahaprabhu, aunque su vi-raha (dolor en separación) prosiguió en aumento. A veces quedaba inconscien-te en el viraha por horas. También au-mentó su indiferencia por los demás. Vivía solo a base de crema de leche y hojas del árbol Nima. Como conse-cuencia, se debilitó demasiado. Sus discípulos, particularmente Sri Balade-va Rama Gupta de Jaipur y Sri Siva Ca-rana Varsaneya de Rala, se preocupa-ron por su estado de salud. A insisten-cia suya, fue a Jaipur a los fines de que Baladeva Rama Ji lo cuidara con propie-dad. Empero, su viraha no le daba des-canso.

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En ese estado, su alma hubiera par-tido de su cuerpo mucho tiempo atrás, de no ser por la ocasional aparición de Radha o Krsna delante suyo, en una u otra forma. Una vez, mientras vivía en la cueva de Raghava Pandita, vio a Radharani junto a Sus sakhis recogien-do flores de un jardín y sonriéndole, co-mo reasegurándole que continuaba contando con Sus bendiciones.

En una ocasión, cuando regresaba con Baladeva Rama de una villa a Jai-pur, después de la puesta de sol, se perdieron en medio de la oscuridad y entraron a una selva. Trataban de salir de ella cuando aparecieron algunos jo-vencitos. Uno de ellos, sumamente atractivo, le dijo a Baba, "Irás a Jaipur. Ven, te mostraré el camino". Así dicien-do, tomó a Baba de la mano. Apenas si había dado uno o dos pasos, cuando sú-bitamente la escena cambió para Baba. Ya no había más selva ni indiecitos, y Baba y Baladeva Rama Ji se encontra-

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ron parados cerca de la estación de Jai-pur.

De todos modos, aunque estas expe-riencias le llegaban a Baba como oasis en el desierto y le concedían un alivio temporal, no eran suficientes para saciar su sed por el darsana. La misma continuó aumentando hasta que llegó a su límite. El 26 de Noviembre de 1987, cuando aún se hallaba en Jaipur, tuvo una visión y un mensaje de Radharani. Llamó a Baladeva Rama y le dijo, "Radharani me ha llamado a Vrndava-na. Llévame allí". Al día siguiente, Ba-ladeva Rama partió con Baba en auto-móvil hacia Vrndavana. En el camino, Baba se reunió con algunos de sus dis-cípulos y devotos y les dijo al partir, "Me despido de ustedes. ¡Que Radhara-ni los bendiga!".

Baba lo decía de un modo que indi-caba que se iba para siempre, lo cual perturbó a Baladeva Rama, quien pen-

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só: "¿Realmente Baba nos deja para siempre? ¿Acaso el llamado de Radha-rani es un llamado al Vrndavana eterno?". Pero el pensamiento era de-masiado para él. Lo desechó, conside-rando que Baba iría a vivir a Vrndavana por el resto de su vida y no regresaría a reunirse con sus discípulos y devotos de Jaipur nuevamente.

Baba llegó a Vrndavana al anoche-cer. Propuso quedarse por cierto tiem-po con su devoto Sri Atmarama Ji, quien vivía en Jnyanagudani, de modo que Baladeva Rama lo llevó allí. Tras cierto tiempo, fue con Baladeva Rama a Loi Bazara. Compró dos cuadros de Gaura-Nitai y de Radha-Krsna. Luego le dijo a Baladeva Rama, "Tú vuelve a la casa de Atmarama. Yo volveré tras reunirme con Murari Lal". Murari Lal era otro de-voto de Baba. Baladeva Rama llegó a la casa de Atmarama, pero Baba no lle-gó allí hasta muy entrada la noche. Ba-ladeva Rama y Atmarama Ji fueron a la

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casa de Murari Lal para preguntar por él. Se les informó que Baba no había ido allí en absoluto. Por dos días Bala-deva Rama, Atmarama y Murari Lal buscaron en cada rincón de Vrndavana, pero no pudieron encontrar a Baba. Al cabo de dos días, leyeron en el periódi-co Ujala de Amara, que se había halla-do el cuerpo muerto de un mahatma en la caverna subterránea al Ranga Maha-la de Radharani, en Nidhivana. (1). Un escalofrío les recorrió el cuerpo. Corrie-ron hacia el lugar y para su sorpresa y desmayo descubrieron que era el cuer-po de Radharamana Dasa Baba Ji.

Dado que la muerte de Baba había sucedido en circunstancias misteriosas, la policía llevó su cuerpo a Mathura pa-ra hacerle una autopsia. La misma no reveló nada culposo. Era evidente que Baba se había ido al Vrndavana tras-cendental, ante el llamado de Radhara-ni, Quien lo había aceptado en su si-ddha mañjari deha como Su sakhi en

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Su Ranga Mahala o nitya-nikuñja en el Nidhi-vana trascendental.

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GLOSARIO

Acarya: Preceptor

Aisvarya: Autoridad y grandeza

Bhagavan: Dios

Bhajana: Práctica Religiosa para la obtención de un fin religioso

Bhava: Emoción religiosa

Bhiksa: Donaciones, limosnear

Bhoga: Comida ofrecida a la Deidad

Caranamrta: El agua en la cual se la-va el pie de la Deidad

Daksina: Presente dado al guru por el siksa concedido por él, o al sacerdote por una celebración religiosa

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Dandavat: Reverencia

Darsana: Visión, referido especial-mente al sentido de ver a la dei-dad o a un mahatma

Dharma: Religiosidad

Diksa: Acto de dar o recibir un man-tra

Grhastha: Jefe de familia

Jiva: Alma

Jñana: Conocimiento

Kamandalu: Cántaro de agua de ar-cilla o madera usado por los ascetas

Kanthi: Guirnalda de cuentas de tu-lasi usada por los Vaisnavas alrede-dor del cuello

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Karma: Acción

Katha: Discusión, charlas.

Kirtaniya: Quien es idóneo para cele-brar el kirtana

Lila: Pasatiempo. (Especialmente usado para los pasatiempos del Se-ñor)

Madhukari: Forma de mendicidad, especialmente prevaleciente en

Vraja. El santo mendiga trozos de pan en varias casas, como la abeja que reúne la miel de varias flores. El se rehúsa a aceptar toda la comida de una casa en particular.

Madhurya: Dulzura.

Maha-bhagavata: Un santo siddha

Mahanta: Principal de un asrama571

Mahatma: Un santo

Mrdanga: Tambor de forma oval, usado generalmente en el sankirtana

Murti: Idolo

Parampara: Sucesión discipular

Patha: La lectura de un libro o pura-na

Prasada: Comida ofrecida a la dei-dad

Prema: Amor

Pujari: Sacerdote

Raganuga-bhakti: El raganuga-bhakti es espontáneo, a diferencia del vaidhi o adoración ritual, la cual es mecánica. El primero nace del Ra-

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ga o apego continuo por el Señor, el último, es controlado por las reglas y regulaciones señaladas en las Escri-turas.

Rajoguna: Principio de actividad ma-terial

Rasa: Danza circular de las gopis con Krsna

Roti: Torta de harina horneada, ca-sera

Sadhaka: Quien practica una disci-plina religiosa para la realización del Señor

Sadhana: Práctica o disciplina reli-giosa para el alcance de un objetivo religioso

Sadhu: Santo

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Sakhi: Amiga

Samadhi: Estado de meditación pro-funda sin conciencia externa

Samadhistha: En el estado de samadhi

Sampradaya: Secta

Samskara: Efecto de acciones en el presente o vida previa en la mente

Sati: Inmolación en el fuego de una esposa casta, en la pira funeraria de su esposo

Satsanga: Asociación de personas santas

Sattvika-bhavas: Señales externas de emoción interna concomitantes al Krsna-prema. Las mismas son:

Stambha (estupor); Sveda (trans-574

piración); Romañca escalofríos cor-porales); Svara-bhanga: (voz entre-cortada); Vepathu (temblor); Vai-varnya (cambio de color); Asru (lá-grimas) y Pralaya (pérdida de la con-ciencia). Jiva Gosvami expresa que Pralaya causa el cese de la acción exterior, pero no del sentimiento in-terior por Krsna.(Priti-samdarbha, p.730)

Seva: Servicio

Siddha: Alguien familiarizado con el bhajana

Tantrika: Un seguidor de los tantras o libros sagrados que prescriben un código de ceremonias religiosas, en particular para la adoración de Siva y Durga.

Thala: Plato chato de metal

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Tyagi: Uno que ha renunciado al mundo

Utsava: Celebración

Vrajavasi: Persona nacida en Vraja, o residente de Vraja

REFERENCIAS

CAPITULO I1. Quien practica una disciplina religio-sa para el alcance de un fin religioso.2. Práctica de una disciplina religiosa para la realización del Señor3. Un presente dado al guru por el siksa brindado por él.4. Srngara significa decoración, vata significa árbol baniano. Srngaravata im-plica que debajo de un árbol baniano, Krsna en una ocasión decoró a Radha-rani.

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5. Una comida deliciosa preparada con harina de maíz y legumbres.

CAPITULO II

1. Visión

CAPITULO III

1. Repetir un mantra y contar las repe-ticiones en silencio, en cuentas.2. Una forma de mendicidad, especial-mente prevaleciente en Vraja. El santo mendiga trozos de pan en varias casas, como la abeja que colecta la miel en di-versas flores. El se rehúsa a aceptar to-da la comida de una casa en particu-lar.3. Sufrimiento por la separación de Krsna.4. Kanhaiya y Baladau son abreviaturas de los nombres de Krsna y Balarama. Son asimismo nombres muy comunes en Vraja.

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5. Un pote de arcilla con un asa, usado generalmente por los santos de Vraja.6. En el madhura-rasa, el sadhaka de-sarrolla el concepto de una gopi y se considera como la amada de Krsna o una compañera de Radha7. Ropa suelta femenina, que cuelga de la cintura para abajo.8. Ropa usada por las mujeres desde la cabeza hasta la cintura.9. Una blusa

CAPITULO IV

1. Análisis del verdadero mensaje de los sastras.2. Mundo conquistado en sastrartha3. Incineración de una esposa casta en la pira funeraria de su esposo4. Norma o principio de la actividad ma-terial5. Término cariñoso en relación a una niña6. Ver Glosario

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7. Gramática Sánscrita compilada por Sri Jiva Gosvami8. Lila perteneciente a las ocho partes del día, cada parte consistente en tres horas de duración9. mane nija siddha deha kariya bhava-na ratri dine kare vraje krsnera sevana10. Sri Visvanatha Cakravarti interpreta el texto para significar que Bhagavan imparte al devoto un cuerpo trascen-dental, exactamente como el que él se imagina poseer y el cual es esencial pa-ra el modo particular de bhakti practi-cado por él, porque El está comprome-tido a hacerlo así debido a que siempre es sub-sirviente de Su devoto.11. Todo efecto del lila divino en el cuerpo trascendental que aparece en el cuerpo físico, es considerado como una señal de siddhi o realización en el bha-jana12. Una sakhi, que en su servicio amo-roso se halla inclinada hacia Radha más

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que hacia Krsna. Su bhava es más puro que el de otras sakhis. En mérito a la pureza de su bhava, ella está asigna-da al servicio de Radha-Krsna, incluso en Su lila esotérico.13. Recipiente de arcilla con un asa.14. Collar de campanillas que producen un dulce sonido tintineante15. Ornamento colgante usado alrede-dor de los tobillos.

CAPITULO VII

1. Un lago en una villa del mismo nom-bre, cerca de Govardhana.2. Un lago de Govardhana.3. Flujo espontáneo emergente del Ra-ga o apego por el Señor

CAPITULO VIII

1. Agua en la cual el pie de la deidad, guru o un brahmana es lavado

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2. Tres marcas horizontales curvas he-chas en la frente por los adoradores de Siva o Kali3. (Gaudiya Vaisnava Jivana, vol. II, P. 154)

CAPITULO IX

1. Una clase de torta2. Tambor de forma oval, generalmente usado en el sankirtana3. Repetición constante de un mantra por un período específico, bajo reglas y regulaciones específicas, con el objeto de alcanzar un fin en particular.4. Torta de harina casera.5. Estera, alfombra o algo donde sen-tarse.6. Recipiente de arcilla para el agua

CAPITULO X

1. Un hall enfrente de un templo

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2. Un seguidor de libros tántricos que prescriben un código de ceremonias re-ligiosas, particularmente para la adora-ción de Siva y Durga3. Mahasya significa persona respetable o mahatma4. Naubata Khana es un lugar por sobre la entrada de un templo o palacio, re-servado para los músicos que tocan el tambor y ejecutan el sahanai (instru-mento musical semejante a la flauta). El naubata-khana usualmente está in-vadido de palomas que viven allí feliz-mente y continuamente, sin preocupar-se en lo más mínimo por el sonido del tambor.5. La aceptación de dádivas o daksina por el Bhagavata-patha, se considera ofensivo. Asimismo, se supone que los vaisnavas no deben aceptar dádivas de un rey o reina o ningún otro visayi, (persona de mentalidad materialista).

CAPITULO XI582

1. Un estanque nombrado después de Baladeva.2. Balarama o Baladeva3. El guru de su guru.

CAPITULO XII

1. Pipa de fumar con un largo tubo fle-xible, cuyo humo es lanzado a través del agua en un recipiente al cual la pipa y bowl están adosados.2. Amplia extensión de terreno que comprende muchas villas.3. Ritual celebrado generalmente en el momento de la instalación, para animar a la imagen.4. Narcótico indio5. Efectos de acciones pasadas en la mente6. Pequeño trozo de tela usado sobre las zonas íntimas7. Tela remendada8. Par de címbalos

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9. Regalo dado a un rajá o terrateniente

CAPITULO XIII

1. Nombre de la imagen de Sri Krsna en un templo de Vrndavana

CAPITULO XIV

1. Alimento líquido elaborado con arroz, leche y azúcar.2. La parte terminal de un sari que cuelga sobre el hombro de la mujer3. Dulce delicioso preparado con azúcar y leche condensada4. Gaudiya Vaisnava Jivana, parte III, segunda edición, p.169

CAPITULO XV

1. Término cariñoso en relación a un jo-vencito.

CAPITULO XVII584

1. El Raganuga-bhajana fluye espontá-neamente del raga o amor en el cora-zón del devoto por Radha-Krsna, sin atender a las reglas y regulaciones del bhakti ritual, consistente principalmen-te en la meditación en el lila divino.2. Piedra negra redondeada hallada en el río Gandaki y adorada por los Hin-dúes como una forma de Visnu.3. Torta elaborada con harina de maíz, melazas y ghi4. Daha significa sitio profundo en un río. CAPITULO XVIII

1. Un mantra especial relativo a Nara-yana1. El que Srimad Bhakti Siddhanta Sa-rasvati lo tuviera en alta estima, es también evidenciado por el hecho de que en el Vrajamandala parikrama or-ganizado por él en 1932, en el cual par-

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ticipó también el autor, él le aconsejó a los participantes ir a tomar su darsana2. Pequeño trozo de tela usado para cu-brir las zonas íntimas.3. Tela de lino4. Recipiente de arcilla5. Recipiente de piedra en forma de bo-te6. Trozo de piedra largo y redondeado para moler las medicinas en el kharala-.7. Un vegetal8. Celebración en la cual el ayuno es una parte esencial.

CAPITULO XIX

1. Sri Navadvipa Dasa: Amara Gurude-va, p.13

CAPITULO XX

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1. Tortas elaboradas con harina de maíz y melazas, y fritas en ghi.2. Tortas elaboradas con vegetales y harina, fritas en ghi.3. Una clase de torta elaborada con ha-rina y frita en ghi4. Comida elaborada con arroz, leche y azúcar.

CAPITULO XXI

1. Gaudiya Vaisnava Jivana, parte II, p.126

CAPITULO XXII

1. Conversaciones sobre Krsna.2. Cántaro de agua de tierra o madera usado por los ascetas.

CAPITULO XXIII

1. Los nueve días de la Durga-puja.

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2. Polvillo rojo empleado para restregar en los rostros de las personas, en oca-sión del festival de Holi3. Guirnalda de cuentas de tulasi, usa-da por los vaisnavas alrededor del cue-llo.4. Mañjari: es una sakhi, una gopi del Vrndavana espiritual, consagrada pri-mordialmente a Radha, y secundaria-mente a Krsna, como Aquel que es el amado de Radha.

CAPITULO XXIV

1. Un lienzo amarillo usado como atuendo superior por Krsna.

CAPITULO XXV

1. En 1931, el hijo de Asvani Kumar, Gaura Babu construyó un hermoso tem-plo para Gopijanavallabha, en Gopina-tha Bagha en Vrndavana, donde se lo adora actualmente.

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2. Tipo especial de representación dra-mática del lila de Sri Krsna, prevale-ciente en Vraja.3. Lectura completa del Srimad-Bhaga-vatam en siete días.4. Conforme a la costumbre prevale-ciente entre los Gaudiya Vaisnavas, el deceso de un mahatma es celebrado de esta forma, pues se supone que ha al-canzado el Fin, el cual es el servicio amorosode Radha-Krsna en el Vrndava-na Trascendental.5. Un enrollado de hojas de betel, con pizcas de nuez de betel, lima y catechu a ser masticado.

CAPITULO XXVI

1. El área que rodea el templo de Mada-namohana.

CAPITULO XXVII

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1. Pequeño trozo de tela usado sobre las zonas íntimas.

CAPITULO XXVIII

1. Agua tocada por los pies ya sea del Guru o la imagen del Señor. En este caso, el agua tocada por los pies de Ma cada vez.

CAPITULO XXIX

1. Libro que describe las actividades diarias de Krsna, como se realizan du-rante las ocho divisiones del día, cada parte consistente en tres horas. En ca-da parte del día, el devoto medita en el lila correspondiente a esa división en particular.

CAPITULO XXX

1. Los objetos de los sentidos, que inde-fectiblemente se convierten en polvo.

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CAPITULO XXXI

1. Danza circular de las gopis con Krsna.2. Sitial real.3. Sitio en Vrndavana donde Uddhava trató de dar jñana a las gopis.

CAPITULO XXXII

1. El idioma de Vraja.

CAPITULO XXXIII

1. Ver la biografía de Narayana Bhatta Gosvami en el "Vraja-ke-Rasikacarya" del autor, publicado por Sri Krsna-Jan-masthama, Mathura.2. El sitial de un Acarya o principal reli-gioso.3. Lanile Sarakara era la Deidad de Balagopala, presentada a Narayana

Bhatta Gosvami por Sri Krsna Mismo. 591

Lanile Gopala, al igual que la Deidad Gokulananda de Lokanatha Gosvami, ayudó a Narayana Bhatta Gosvami en el descubrimiento de los lila-sthalis de Vraja.4. Apertura localizada supuestamente en el centro de la cabeza.

CAPITULO XXXV

1. Sitio cerca del templo de Radhara-mana en Vrndavana, que abunda en ár-boles de ramas bajas, supuestamente relacionado con los pasatiempos amo-rosos de Radha y Krsna.

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