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Educación Creativa Consciente Inteligente
C U A D E R N I L L O SC U A D E R N I L L O S
Los Talentos y Las Virtudes
Mtra Angélica Benvenuti Balbi
· NOVIEMBRE 2020 · N° 3 ·
Educación Creativa Consciente Inteligente
· NOVIEMBRE 2020 · N° 3 ·
C O N T E N I D OIntroducción ....................................................................................................................................................3
La Escuela ........................................................................................................................................................5
El Alumno ..........................................................................................................................................................8
El Docente ..................................................................................................................................................... 10
Las Redes .......................................................................................................................................................12
Reflexiones e inquietudes ..................................................................................................................17
Sobre el Autor ............................................................................................................................................. 19
Cuadernillo N° 3
2 de noviembre de 2020
“TALENTOS Y VIRTUDES”
Mtra Angélica Benvenuti Balbi
Conceptos generales sobre educación.
Introducción
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Desde EDUCRECIENTE nos hemos propuesto reflexionar juntos sobre “Los talentos y las virtudes que nos igualan y nos distinguen”.
Basados en el artículo 8º de la Constitución de la República que expresa:
“Todas las personas son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes.”
¿Cuál debe ser nuestra labor desde la educación para promover el cumpli-miento del mencionado artículo?, permi-tiendo así que la igualdad se transforme en una posibilidad real a través del cultivo de talentos y virtudes.
Avanzando en nuestro estudio corrobo-ramos que este concepto forma parte de nuestra vida institucional desde los orígenes de nuestra república.
La primera Constitución, jurada el 18 de julio de 1830, se expresa:
Artículo 132. «Los hombres son iguales ante la Ley, sea preceptiva, penal, o tuitiva, no reconociéndose otra distin-ción entre ellos sino la de los talentos o las virtudes».
Desde el comienzo entonces, de nuestra vida democrático-republicana ha quedado grabado en nuestra historia con letras indelebles este concepto: traba-jemos en el desarrollo de los talentos y las virtudes de las personas, y forjaremos una mejor sociedad, con la tan buscada equidad.
Comenzamos entonces a incursionar en el tema y comprendemos que en nuestra tarea podemos definir claramente cuatro pilares sobre los que se sostiene la educación:
EL MAESTRO, EL ALUMNO, LA FAMILIA Y LA ESCUELA.
De estos cuatro pilares seguramente irán surgiendo muchas y variadas líneas conceptuales que van a enriquecer nuestro desempeño pedagógico.
Nos proponemos en esta participación en los “Cuadernillos de EDUCRECIENTE”, desarrollar algunas reflexiones sobre uno de ellos: LA ESCUELA.
¿Por qué la ESCUELA?
¿Es acaso la ESCUELA nuestra base de acción?
¿Es acaso la ESCUELA un centro de irra-diación de la labor que cada colectivo docente es capaz de realizar?
¿Es acaso la ESCUELA el laboratorio en el que formulamos hipótesis, investigamos, experimentamos, combinamos y re- combinamos elementos para extraer las mejores conclusiones, pensando siempre en lo mejor para nuestros alumnos, sus familias, y por qué no para nosotros mismos.
Introducción
La Escuela
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La Escuela
«Las instituciones educativas no son solo espacios donde se generan cono-cimientos y se fomentan competencias cognitivas, son también lugares donde niños, adolescentes y jóvenes aprenden a convivir y ser. Esperar su turno, pedir ayuda, concentrarse, hacer amigos y resolver conflictos son algunos ejemplos de habilidades que facilitan el desa-rrollo, el desempeño en el aula, así como promueven los aprendizajes y las condi-ciones óptimas para lograrlos». Informe INEED/ARISTAS
“Una fuente de influencia tan inmensa, y que penetra tan profundamente en los destinos del hombre…”
Así comienza el fragmento de elegimos de Varela en relación a LA ESCUELA. Y esto nos ha hecho recorrer nuestra expe-riencia como educadora, intentando comprobar si efectivamente pudimos confirmar en una o varias oportunidades que, efectivamente una escuela es una fuente de influencia tan inmensa.
El recuerdo de muchos episodios, proyectos, acciones que desde el aula en particular, y desde la escuela en general llegan a la comunidad nos permite afirmar que, sin ninguna duda la escuela ejerce una inmensa influencia sobre la sociedad toda, a partir de los círculos más cercanos a la institución educativa.
O por lo menos podemos asegurar que tiene la posibilidad de ejercerla.
Ello significa que puede ejercerla o no. ¿De qué factores dependerá que la escuela sea una fuente de influencia inmensa o no lo sea?
Pensemos en el tema desde el punto de vista ético. Ser una fuente de influencia inmensa significa un poder y a la vez una responsabilidad. ¿Cómos se ejerce? ¿Y qué significa?
De acuerdo a los diferentes momentos históricos que ha vivido la humanidad, las necesidades que surgen de las diferentes sociedades son variadas. ¿Podríamos formular una lista de necesidades que surgen del momento histórico actual?
«Una fuente de influencia tan inmensa, y que penetra tan profundamente en los destinos del hombre, debiera ser
cuidadosamente investigada y considerada, especialmente por aquellos que hacen de la enseñanza su profesión».
José Pedro Varela. De La educación del pueblo. Tomo 2 pág 177.
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¿Cómo desde la escuela podemos aportar para satisfacer las necesidades que el mundo de hoy marca?
“Las instituciones educativas no son solo espacios donde se generan cono-cimientos y se fomentan competencias cognitivas, son también lugares donde niños, adolescentes y jóvenes aprenden a convivir y ser”.
Así define el informe INEED/ARISTAS a la institución educativa, definición que compartimos, dado que ello nos asegura que la labor realizada por los docentes no estará dirigida exclusivamente a enseñar a leer, escribir, sumar y restar.
La vida escolar ofrece innumerables oportunidades de convivencia, de trabajo compartido, de éxitos, de frustraciones, de pruebas para las capacidades indivi-duales, y de posibilidades de crear nuevas capacidades. Pero lo interesante es que ese riquísimo campo experimental que es la vida cotidiana de una escuela, no lo es solamente para EL ALUMNO.
Lo es también para EL DOCENTE. De ahí que, cuando pensamos en la inmensa fuente de influencia, debemos consi-derar a los dos principales participantes de la experiencia educativa dentro de la escuela: alumnos y docentes.
Entonces, considerando la red de rela-ciones que a partir de cada alumno o de cada docente se va formando, nos damos cuenta que, a partir de uno solo, la onda expansiva que puede extenderse a partir de la escuela, se convierte en mucho más amplia de lo que podemos considerar en una primera instancia.
Trataremos de ejemplificar lo que decimos de manera gráfica.
El Alumno
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El Docente
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Las Redes
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Pensemos cómo podemos seguir ampliando esta red de vínculos en ambos esquemas, y nos daremos cuenta que verdaderamente la escuela termina siendo una inmensa fuente de influen-cias. A partir de cada docente, o de cada alumno se abre un entretejido de vínculos infinito. Allí descubrimos la real proyec-ción que la ESCUELA puede tener en la sociedad.
A ello debemos sumar las acciones que la propia ESCUELA puede desarrollar en la comunidad a la que pertenece.
Cada alumno, cada docente, cada funcio-nario tiene sus vínculos familiares más inmediatos, sus vínculos familiares más distantes, sus amistades, sus conocidos en general.
A su vez, la ESCUELA misma, puede promover Proyectos educativos que, difundidos debidamente en el entorno en el que se encuentra, puede propiciar cambios en ese mismo entorno.
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Colocamos a la ESCUELA en la cima de esta pirámide ya que será desde ahí, desde donde comenzarán a descender las inmensas influencias que la institución educativa puede ejercer.
Tratando entonces de definir qué es lo que constituye la escuela fuimos consi-derando los diferentes elementos que forman parte de la misma.
Toda escuela necesita y tiene, un ámbito físico donde desarrollar su actividad. Por ello consideramos los recursos edilicios.
Recursos edilicios que varían en sus condiciones y características como resultado de la interacción de múltiples factores.
Muy unido a los recursos edilicios, están los recursos económicos que también responden a múltiples factores que tienen que ver con las características del entorno, con la condición de institución pública o privada, grande o pequeña, etc.
Luego debemos considerar los recursos académicos, que surgen en parte de la propuesta programática establecida por las autoridades educativas de turno, y en parte de lo que cada institución dispone para el cumplimiento de los contenidos. Junto a ellos podemos colocar los
recursos administrativo- organizativos, que sin dudas cambian en el transcurso del tiempo.
Finalmente, un gran capitulo, el de los recursos humanos (docentes, alumnos, padres) capítulo al que vamos a referirnos de manera muy especial.
De la conjunción e interacción de todos estos factores va surgiendo lo que deno-minamos “Cultura institucional”, expre-sión que quiere significar a todas aquellas características que, más allá de ciertas semejanzas, hacen a cada institución educativa única e irrepetible.
Y que, si alguno de esos factores cambia, se modifican también aspectos de esa Cultura.
De todos los factores mencionados, ¿cuáles consideramos que podrían ser más significativos en los cambios que experimente la Cultura Institucional?
Plantearemos algunos ejemplos y, como dicen en las películas, cualquier seme-janza con la realidad es pura coincidencia.
Una escuela con recursos económicos y edilicios limitados, entorno familiar vulnerable y un equipo docente pujante y activo con un liderazgo definido, firme y coherente.
Pensemos ahora en el esquema que antecede, tomando a la escuela como esa institución de
inmensa influencia social en la que los docentes podemos hacer base para desarrollar nuestra labor de manera responsable y seria, no sola-
mente considerándola desde el punto de vista de los aprendizajes del educando, sino pensando de manera fundamental el efecto multiplicador que
esta tarea tiene en la sociedad toda.
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La misma escuela, con un equipo docente temeroso y quejoso y un liderazgo desdi-bujado y poco presente.
Otro ejemplo.
Una escuela con excelentes recursos económicos y edilicios, un entorno fami-liar bueno y comprometido y un equipo docente pujante y activo, con un lide-razgo definido, firme y coherente.
La misma escuela con un equipo docente temeros y quejoso y un liderazgo desdi-bujado y poco presente.
Hemos radicalizado las situaciones en los ejemplos con el fin de ver con mayor claridad los resultados en cada caso, aunque sabemos que siempre existen matices en las diferentes experiencias educativas.
Surge una conclusión. En una misma circunstancia de recursos, que podríamos llamar “materiales”, los resultados serán diferentes en virtud del uso que se haga de esos recursos. O dicho de otra manera, los resultados serán diferentes en virtud de cómo se gestionen esos recursos. Y más aún, los resultados serán diferentes no solo en virtud de la gestión de los recursos existentes, sino, y más aún en virtud de la posibilidad de crear nuevos recursos.
Y nos preguntamos: ¿quiénes son los responsables de gestionar y de crear?
Sin duda: las personas. Parecería entonces que deberíamos invertir el orden del esquema anteriormente planteado, y que los recursos humanos adquieren una primordial relevancia. La Cultura insti-tucional queda especialmente definida por las características de las personas que actúan en el escenario educativo, más que por factores físicos o materiales. Éstos últimos la mayoría de las veces pueden ser modificados por la acción de los recursos humanos.
Avancemos un poco más. En relación a los recursos humanos que forman parte de la cultura institucional a la que nos referimos, podríamos decir que cada persona tiene a su vez recursos internos, o recursos humanos, que definen sus características individuales. Surge entonces otro capítulo fundamental: Cómo conocer y gestionar esos recursos internos que, a nosotros como docentes, así como a los alumnos y familias, nos definen como personas.
Llegamos así a un aspecto que colocamos en nuestro esquema en esa especie de nube y que incluye la cultura mental y las emociones.
La imagen de nube nos pareció la más adecuada para ejemplificar aspectos que sobrevuelan, atraviesan o interpene-tran toda la vida escolar. El cultivo de las capacidades mentales, así como el mejor manejo de las emociones, de los senti-mientos, parecen ser los elementos que más inciden en la definición de la cultura institucional.
Señalamos aquí como elemento relevante a estudiar qué implican los conceptos de transversalidad y de interpenetración.
¿Significan lo mismo?
¿Son complementarios?
Veamos entonces el nuevo esquema.
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En el desarrollo de la presentación fuimos señalando algunas expresiones que según nuestra comprensión indican temas que pueden ser tomados como ejes de intercambio en diferentes instancias que consideramos necesario promover en el ámbito de cada institución educativa, como parte de la actividad sistemática.
El objetivo es determinar los talentos y las virtudes que deben formar parte del perfil de un docente, en primer lugar.
También determinar aquellos talentos y virtudes que el mundo de hoy exige a nuestros alumnos y sus familias, con el fin de encontrar los mejores recursos y, desde nuestra misión educativa, aportar para su conquista.
“Los talentos y las virtudes que nos igualan y nos
distinguen”
Reflexiones e inquietudes
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LA ESCUELA y su onda expansiva en la sociedad.
Proyectos educativos que contribuyen al cumplimiento de esta misión.
Aspectos éticos.
El ejemplo y su proyección.
LA CULTURA INSTITUCIONAL.
¿Qué es? ¿Por qué es importante? ¿Cómo se logra?
LA ESCUELA: ESPACIO DONDE SE APRENDE A CONVIVIR Y A SER.
Instancias educativas que favorecen esta labor. Su aprovechamiento inteligente.
Experiencias y recursos prácticos.
CARACTERÍSTICAS RELEVANTES QUE DEFINEN EL PERFIL DEL BUEN DOCENTE. RECURSOS INTERNOS.
CULTURA MENTAL. Desarrollo de las capacidades de pensar, observar, reflexionar y conciliar.
¿Cómo lograrlo?
LA CULTURA MENTAL EN LOS ALUMNOS E INCIDENCIA EN LAS FAMILIAS.
¿Cómo enseñar a pensar a los niños? Las instancias educativas como herramientas para esta labor. Transversalidad e interpenetración.
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Sobre el Autor
Mtra Angélica Benvenuti Balbi
Su trayectoria docente como maestra y directora se acompaña de la publicación de “La reforma pendiente” (la educación del ser humano), ensayo pedagógico donde plasma su experiencia en educación.
Es también co- autora, junto a Solveig Rettich, de “El abuelo Nous y el sótano misterioso”, novela infantil, traducida también al portugués.
