Lowndes, Robert a.W. - El Abismo

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  • 8/16/2019 Lowndes, Robert a.W. - El Abismo

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    El AbismEl Abism

    Robert A. W. Lowndes

    Sacamos el cuerpo de Graf Norden envueltos por la noche de noviembre, bajo lasestrellas que resplandecían con un brillo tan terrible que resultaba insoportable, ycondujimos el auto enloquecidos, frenéticamente, por la carretera que subía hacialo alto de la montaña. El cad ver debía ser destruido a causa de los ojos que noquerían cerrarse, sino que parecían mirar fijamente al!"n objeto situado detr s delobservador# el cad ver que había perdido toda la san!re sin que presentara lam s li!era tra$a de una herida# el cad ver cuya carne estaba cubierta de marcasluminosas, de arabescos que se despla$aban y cambiaban de forma ante nuestrosojos. Encajamos el rí!ido cuerpo que había sido Graf Norden tras el volante,pusimos una mecha en el tanque de !asolina, la encendimos y lue!o empujamosel vehículo hasta el borde del camino, desde donde se precipit% envuelto enllamas hacia la ruta principal& un meteorito flamí!ero.

    No fue hasta el día si!uiente que nos dimos cuenta del hecho que todoshabíamos estado bajo el poder hipn%tico de 'ureen..., hasta yo lo había olvidado.'e no ser así, (c%mo hubiéramos podido actuar tan alocadamente) * partir delinstante en que se encendieron las luces de nuevo, y vimos lo que, un momentoantes, había sido Graf Norden, fuimos como va!as, irreales fi!uras deambulandopor un sueño. +o olvidamos todo salvo las mudas %rdenes que nos fueronimpartidas mientras contempl bamos c%mo el auto llameante se estrellaba contrael asfalto inferior, mientras observ bamos su destrucci%n, y lue!o nos diri!íamoscon paso incierto cada cual a su casa. uando, al día si!uiente, recobramosparcialmente la memoria y buscamos a 'ureen, éste había desaparecido. -, como

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    sea que apreci bamos nuestra libertad, no contamos a nadie lo que habíasucedido, ni tratamos de averi!uar hacia qué i!notos dominios se había esfumado'ureen. S%lo dese bamos olvidar.

    ienso que yo probablemente hubiera olvidado si no hubiese vuelto a echar unaojeada a la Canción de Ysté . +os dem s, con interés creciente, han tendido aconsiderarlo como una ilusi%n, pero yo no puedo. /na cosa es leer libros como elNecronomicón , el Libro de Eibon o la Canción de Ysté , y otra muy distinta cuandola propia e0periencia nos confirma al!unas de las cosas que en ellos se relatan.Encontré uno de tales p rrafos en la Canción de Ysté y no se!uí leyendo. Elvolumen, junto con los dem s libros de Norden, a"n est en mi biblioteca# no lo hequemado. ero no creo que lo vuelva a leer jam s...

    onocí a Graf Norden en 123..., en la universidad 'ar4ich, en la clase dehistoria medieval y del 5enacimiento temprano del doctor 6eld, que era m s bienun estudio del pensamiento metafísico y el ocultismo.

    Norden demostraba un !ran interés# había reali$ado m s de una incursi%n enlas ciencias ocultas# en especial, le fascinaban los escritos y documentos de unafamilia de adeptos llamada 'ir7a, cuyo linaje se remonta a los días de la erapre!lacial. Ellos, los 'ir7a, vertieron la Canción de Ysté de su forma le!endaria alas tres !randes len!uas de las culturas primi!enias, y lue!o al !rie!o, latín, rabee in!lés medio.

    +e dije a Norden que deploraba el cie!o desdén con que el mundo considerabaa las ciencias ocultas, pero que nunca había investi!ado el tema en profundidad.8e contentaba con ser un espectador, dejando que mi ima!inaci%n va!ara a

    voluntad por las principales corrientes de ese oscuro río# desli$arme por lasuperficie era suficiente para mí..., raras veces reali$aba una inmersi%n ocasionalhacia las profundidades. omo poeta y soñador, ponía buen cuidado en noperderme entre las tinieblas de las po$as donde reto$aba..., uno siempre podíaemer!er para encontrar un cielo a$ul y calmo y un mundo que no creía en esasrealidades.

    En el caso de Norden, era diferente. 9l ya comen$aba a tener dudas, se!"n mecoment%. Se trataba de un camino difícil de recorrer# había peli!ros espantosos,ocultos a lo lar!o de todo el recorrido# a menudo eso era tan cierto que elcaminante no los descubría hasta que ya era demasiado tarde. +os terr queos nohabían avan$ado mucho por la vía de la evoluci%n# muy ine0pertos a"n, su falta de

    conocimiento, como ra$a, constituía una poderosa valla contra los pocos de suscon!éneres que buscaban adentrarse por desconocidos caminos. Norden hablabade mensajeros del m s all y citaba oscuros pasajes del Necronomicón y laCanción de Ysté . Se refería a seres e0traños, entidades terriblemente inhumanas,imposibles de comprender de acuerdo con los c nones humanos o de ser combatidos de manera efectiva por la humanidad.

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    'ureen hi$o su aparici%n en esa época. /n día entr% en el aula durante el curso

    de una conferencia# m s tarde, el doctor 6eld nos lo present% como un nuevomiembro de la clase, procedente del e0tranjero. 6abía al!o en 'ureen quedespert% inmediatamente mi interés. No lo!ré determinar a qué ra$a o na:cionalidad podía pertenecer...# era lo que podría decirse bello, cada uno de susmovimientos poseía !racia y ritmo. Sin embar!o, bajo nin!"n aspecto podíaconsiderarse afeminado.

    El hecho que la mayoría de nosotros le eludiera, no le perturbaba en absoluto.or mi parte, ello se debía a que no me parecía real, pero, en el caso de losdem s, probablemente se debiera a su carencia total de sentimiento. 6ubo unave$, por ejemplo, en que, estando en el laboratorio, le estall% una probeta ante lacara, y varios fra!mentos se le clavaron en la piel. 9l no dio la m s leve muestrade dolor, rehus% todas las e0presiones de atenci%n de parte de al!unas j%venes yprocedi% a continuar con su e0perimento en cuanto el médico termin% deatenderle.

    El acto final comen$% una tarde, cuando convers bamos acerca de la su!esti%ny el hipnotismo, y discutíamos las posibilidades pr cticas de la materia. olbypresent% un ar!umento e0traordinariamente in!enioso en contra, consider%ridículo asociar los e0perimentos en transmisi%n de pensamiento o telepatía con lasu!esti%n y lle!% a la conclusi%n final que el hipnotismo ;al mar!en de los mediosmec nicos de inducci%n< era imposible.

    =ue al lle!ar a este punto cuando 'ureen intervino. +o que él dijo, no puedorecordarlo, pero todo concluy% con un desafío directo a 'ureen para quedemostrara sus asertos. Norden permaneci% callado durante el curso de estedebate# estaba m s bien p lido y trataba, se!"n pude notar, de hacerle una señal

    de advertencia a olby.

    Esa noche fuimos cinco los que nos reunimos en casa de Norden& Granville,halmers, olby, Norden y yo. Norden fumaba un ci!arrillo tras otro, se mordía lasuñas y hablaba solo en vo$ baja. Sospeché que al!o anormal estaba sucediendo,pero de qué se trataba, no tenía la menor idea. +ue!o lle!% 'ureen, y laconversaci%n, si así puede llamarse, ces%.

    olby repiti% su desafío, diciendo que había convocado a los dem s paraase!urarse de la no utili$aci%n de trucos de escenario. No se podían utili$ar espejos, luces ni cualquier otro medio mec nico para provocar la hipnosis. 'ebíabasarse por completo en la fuer$a de voluntad. 'ureen asinti%, corri% la cor tina, ylue!o, volviéndose, diri!i% su mirada a olby.

    Nosotros le observ bamos, esperando que hiciera al!unos movimientos opases con sus manos y pronunciase al!una orden& él no hi$o ni lo uno ni lo otro.=ij% su mirada en olby, y éste se puso rí!ido como si hubiese sido fulminado por un rayo# acto se!uido, con la mirada perdida en el vacío ante él, se puso lenta:

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    mente en pie, permaneciendo en la an!osta franja ne!ra que corría en dia!onal através del centro de la alfombra.

    8i memoria re!res% al día en que había sorprendido a Norden en el acto dedestruir unos papeles y aparatos, éstos construidos, con toda la ayuda que pudebrindarle, en un lapso de varios meses. Sus ojos poseían una terrible e0presi%n, yno pude vislumbrar la sombra de una duda en ellos. oco tiempo después de esteevento, 'ureen había hecho su aparici%n& me pre!unté si ambos hechos podíantener al!una relaci%n.

    Salí bruscamente de mi ensimismamiento al oír el sonido de la vo$ de 'ureen,al ordenarle a olby que hablara, que nos dijese d%nde se hallaba y qué veía a sualrededor. uando olby obedeci%, fue como si su vo$ nos lle!ase de una !randistancia.

    Se encontraba, dijo, en un estrecho puente tendido sobre un pavoroso abismo,tan vasto y profundo que él no podía distin!uir el fondo ni sus límites. 'etr s de él,este puente se e0tendía hasta perderse en una neblina a$ulada# al frente,continuaba hasta lo que parecía una meseta. olby no se atrevía a moversedebido a la an!ostura de la senda, pero comprendía que debía tratar de lle!ar a laplanicie antes que el vérti!o que le causaban las profundidades que se abríandebajo de él le hiciera perder el equilibrio. E0perimentaba una e0traña pesade$, yhablar le demandaba un !ran esfuer$o.

    *l enmudecer la vo$ de olby, todos mir bamos fascinados la estrecha franjane!ra en la alfombra a$ul. *quello, entonces, era el puente sobre el abismo...,pero, (qué podía causar la ilusi%n de profundidad) ( or qué su vo$ parecía venir

    de tan lejos) ( or qué sentía aquella pesade$) +a planicie debía ser la mesa detrabajo situada en el otro e0tremo de la habitaci%n& la alfombra lle!aba hasta unaespecie de tarima sobre la cual estaba colocada la mesa de Norden, cuyasuperficie se levantaba a unos dos metros del suelo. olby ahora comen$% acaminar con lentitud por la franja ne!ra, moviéndose con e0tremo cuidado, al i!ualque una fi!ura proyectada en c mara lenta. Sus miembros parecían pesados#respiraba en forma a!itada.

    Entonces 'ureen le orden% que se detuviera y mirase al fondo del abismo conprecauci%n, y que nos contara lo que allí viese. En aquel momento, nosotrose0amin bamos de nuevo la alfombra, como si jam s la hubiésemos visto y nosupiéramos que no presentaba motivo decorativo al!uno, salvo aquella "nica

    franja ne!ra en la que ahora olby se encontraba de pie.

    Escuchamos de nuevo su vo$. 'ijo, al principio, que nada veía en el abismobajo sus pies. +ue!o se le cort% la respiraci%n, se tambale% y casi perdi% elequilibrio. >imos que el sudor le cubría la frente y el cuello, empapando su camisaa$ul. 6abía cosas en el abismo, nos cont% con roncos acentos en la vo$, !randes

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    formas que eran como burbujas de absoluta ne!rura, pero que estaba se!uro queellas tenían vida. 'e la masa central de su ser, olby veía sur!ir tent culosfibrosos, increíblemente lar!os. Se movían hacia delante y hacia atr s..., ensentido hori$ontal, pero, aparentemente, no podían despla$arse en direcci%nvertical.

    ero las cosas no estaban todas en el mismo plano. ierto era que susmovimientos se producían s%lo hori$ontalmente en relaci%n con su posici%n, peroal!unas se encontraban en sentido paralelo a él y al!unas en dia!onal. * lo lejospodía distin!uir cosas en posici%n perpendicular. *hora parecía haber muchasm s que las que él suponía. +as primeras que había visto estaban muy lejos, en elfondo, ajenas a su presencia. ero éstas le percibían y estaban tratando dealcan$arle. *hora se movía m s r pidamente, nos dijo, pero para nosotros a"ncaminaba con lentitud.

    8iré de soslayo a Norden# él también sudaba profusamente. Entonces selevant% y, acerc ndose a 'ureen, le habl% en vo$ baja para que nin!uno denosotros pudiera oírle. omprendí que se refería a olby y que 'ureen no queríaacceder a lo que Norden le pedía. +ue!o me olvidé moment neamente de 'ureenal escuchar de nuevo la vo$ de olby, que temblaba de espanto. +as cosase0tendían sus tent culos hacia él. Se elevaban y caían por todas partes# al!unasmuy alejadas# otras horriblemente cercanas. Nin!una había encontrado el planoe0acto en que él pudiera ser capturado# los vidos tent culos no le habían tocado,pero aquellos seres ahora sentían su presencia, estaba se!uro de ello. - temíaque tal ve$ pudiesen alterar sus planos a voluntad, aunque parecía que actuabana cie!as, pues aparentemente eran seres bidimensionales. +os tent culos que seproyectaban hacia él eran fibras totalmente ne!ras.

    /na terrible sospecha se despert% en mí, al recordar al!unas de las primerasconversaciones con Norden, y rememoré ciertos pasajes de la Canción de Ysté .?ntenté levantarme, pero mis miembros carecían de fuer$a& s%lo podía permanecer irremediablemente sentado y mirar. Norden todavía se!uía hablando con 'ureen,y vi que estaba muy p lido. areci% retirarse..., lue!o se volvi% y se diri!i% a unarmario, e0trajo un objeto y se acerc% a la franja de la alfombra sobre la que olbyestaba de pie. Norden hi$o un movimiento de asentimiento a 'ureen, y entoncesvi lo que tenía en la mano& era un poliedro de aspecto cristalino. oseía, sinembar!o, un resplandor que me caus% un sobresalto. 'esesperadamente traté derecordar el si!nificado del objeto..., pues yo sabía..., pero mis pensamientos eraninterrumpidos, se!"n parecía, por al!una fuer$a y, cuando 'ureen pos% su miradaen mí, hasta la misma habitaci%n pareci% oscilar.

    /na ve$ m s se hi$o audible la vo$ de olby, esta ve$ preñada dedesesperaci%n. @emía no poder lle!ar nunca a la planicie. ;En ri!or, se encontrabaa un metro y medio escaso del final de la franja ne!ra y de la tarima sobre la cualdescansaba la mesa de trabajo de Norden.< +as cosas, decía olby, estaban m scerca ahora& una masa de tent culos entretejidos acababa de ro$arle el cuerpo.

    Entonces nos lle!% la vo$ de Norden# también parecía provenir de muy lejos.8e llam% por mi nombre. *quello era al!o m s, dijo, que simple hipnotismo. Setrataba..., pero entonces su vo$ se debilit% y percibí el poder de 'ureen aho!ando

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    el sonido de sus palabras.'e cuando en cuando, lo!raba distin!uir una frase o unas pocas palabras

    incone0as. ero, de todo ello, pude cole!ir lo que estaba sucediendo.Se trataba en realidad de un viaje transdimensional. Nosotros s%lo nos

    ima!in bamos que veíamos a Norden y a olby de pie en la alfombra..., o qui$ sera mediante la influencia de 'ureen.

    +a dimensi%n sin nombre era el habitat de aquellos seres de sombra. El abismo,y el puente sobre el cual se encontraban los dos, eran ilusiones creadas por 'ureen. uando lo que 'ureen había planeado hubiera concluido, nuestrasmentes serían e0ploradas, y nuestros recuerdos condicionados de tal manera ques%lo rememoraríamos lo que 'ureen quisiera que record ramos. Norden habíaconse!uido lle!ar a un acuerdo con 'ureen, acuerdo que él debería respetar#como consecuencia, si ambos lle!aban a la planicie antes que les tocaranaquellos seres, todo estaría en orden. Si no... Norden no especific% qué sucedería,pero dio a entender que les perse!uirían al i!ual que el ca$ador persi!ue a su

    presa. El poliedro contenía un elemento que repelía los e0traños seres de sombra.Norden estaba a corta distancia detr s de olby# nosotros podíamos verleapuntando con el poliedro. olby habl% de nuevo, diciéndonos que Norden sehabía materiali$ado a sus espaldas, y que había traído consi!o una especie dearma con la cual podía mantener a distancia a los e0traños seres.

    Entonces Norden me llam% por mi nombre, pidiéndome que me hiciese car!ode sus pertenencias si no re!resaba y que buscara lo que decía sobre losadumbrali la Canción de Ysté . on lentitud, él y olby avan$aron hacia la tarima yla mesa. olby iba a pocos pasos delante de Norden# lue!o se trep% a la tarima y,con la ayuda de su compañero, lo!r% !anar la mesa. 'espués trat% de dar unamano a Norden, pero, cuando éste subía a la tarima, s"bitamente se puso rí!ido, yel poliedro se desprendi% de sus manos. =renéticamente intent% arrastrarse haciala mesa, pero una fuer$a e0traña le atrajo hacia atr s, y yo supe que estabaperdido...

    Aímos un solo !rito de an!ustia, y lue!o las luces de la habitaci%n palidecierony se apa!aron. Sea cual fuere el poder que nos tenía dominados, en aquelinstante perdi% su fuer$a# dimos vueltas por la estancia como enloquecidos,tratando de encontrar a Norden, a olby y el interruptor de la lu$. +ue!o, depronto, las luces se encendieron de nuevo, y vimos a olby sentado en la mesa,como mareado, mientras que Norden yacía en el suelo. halmers se inclin% sobresu cuerpo, en un intento de resucitarle, pero al constatar el estado de los restos de

    Norden, se puso tan histérico que tuvimos que dejarle desvanecido de un !olpepara que se callara.

    olby nos si!ui% como un aut%mata, aparentemente sin saber lo que habíasucedido. Sacamos el cuerpo de Graf Norden envueltos por la noche denoviembre y lo destruimos con el fue!o# m s tarde le e0plicamos a olby que

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    había sufrido un ataque cardíaco mientras conducía por la ruta de la montaña# elauto se precipit% al vacío, y el cad ver de Norden se inciner% en el holocausto.

    osteriormente, halmers, Granville y yo nos reunimos con el fin de buscar unae0plicaci%n racional a cuanto habíamos visto y oído. 'espués de recobrar elconocimiento, halmers permaneci% sereno y nos ayud% a llevar a cabo laespelu$nante misi%n en lo alto de la montaña. Nin!uno de los dos, se!"n pudeaveri!uar, había oído la vo$ de Norden después que se uni% a olby en elsupuesto estado hipn%tico. @ampoco recordaban haber visto objeto al!uno en lamano de Norden.

    ero, en menos de una semana, aun esos recuerdos se habían desvanecido desus mentes. reían sin lu!ar a dudas que Norden había muerto en un accidentelue!o de un intento frustrado de parte de 'ureen de hipnoti$ar a olby. onanterioridad, su e0plicaci%n había sido que 'ureen mat% a Norden, por ra$onesque no conocían, y que nosotros fuimos, inconscientemente, sus c%mplices. Ele0perimento hipn%tico había servido de prete0to para reunimos a todos y contar con un medio para deshacerse del cad ver. Bue 'ureen había lo!radohipnoti$arnos, ellos no lo dudaban entonces.

    6ubiera sido in"til contarles lo que descubrí unos pocos días m s tarde, lo quelle!ué a e0traer de las notas de Norden, en las que e0plicaba la lle!ada de'ureen. @ampoco hubiera servido de mucho leerles fra!mentos de la Canción deYsté , traducidos a un in!lés comprensible para ellos.

    C... y éstos no eran sino los adumbrali, las sombras vivientes, seres

    de increíble poder y malignidad, que moran fuera de los velos del espacio y el tiempo tal como nosotros los conocemos. u diversiónconsiste en atraer a sus dominios a los !abitantes de otrasdimensiones, con quienes practican !orribles "uegos y m#ltiplesenga$os... D

    C... %ero m&s !orrendos que ellos son los inquisidores que envían aotros mundos y dimensiones, seres que ellos mismos !an creado,otorg&ndoles la apariencia de aquellos que residen en cualquier dimensión o en cualquiera de los mundos a donde se les manda... D

    C... Estos inquiridores pueden ser identificados tan sólo por losadeptos, para cuyos ave'ados o"os la e(traordinaria perfección de suforma y movimientos, su rare'a y el aura de e(tran"ería y de poder queles envuelve constituyen un sello infalible... D

    C... El sabio )!al*anaan nos !abla de uno de esos inquiridores queenga$ó a siete sacerdotes de Nyag!oggua, al desafiarles a un duelo enlas artes del !ipnotismo. +&s adelante nos cuenta cómo dos de elloscayeron en la trampa y fueron entregados a los adumbrali sus cuerposfueron devueltos una ve' que los seres de sombra !ubieron terminadocon ellos... D

    C... Lo m&s curioso de todo fue el estado en que se encontraban los

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    cad&veres- a pesar de !aberles sido e(traído todo fluido, no presentaban tra'as de !erida alguna, ni siquiera la m&s leve. %ero lom&s !orroroso eran los o"os, que no podían cerrarse, y parecían mirar fi"amente, con desasosegada e(presión, m&s all& del observador, y lase(tra$amente luminosas marcas en la carne muerta, los curiosos

    arabescos que parecían moverse y cambiar de forma ante los o"os del testigo... D

    F I N

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