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tiempo a dar a conocer aristas antiguas descuida- damente olvidadas por nuestras gentes, y nos re- cordaba a los que fuimos estudiantes suyos cómo no debíamos dejar publicar a este propósito. [Aun- que su trabajo nos sobrepasaba de manera excesi- va: no parecía descansar, como sabiendo que mu- cho tiempo no le quedaba, al punto de que el pro- verbio latino nulla dies sine linea parecía quedar- sele corto (en el mes en que estuvo en estas tierras centroamericanas terminó de escribir al menos dos artículos para revistas, a más de haber hecho una significativa investigación sobre el aporte a la filo- sofia por parte de nuestro país; todo ello junto al ciclo de charlas que se le pidió ofreciese.)]. No obstante, la atención a la comunicación no obviaba de ninguna manera la calidad y la riguro- sidad de su trabajo. Para mostrarlo tomemos hoy un ejemplo en su faceta como estudioso del pensa- miento antiguo: el libro La filosofía de Anaxágo- ras (Sociedad Venezolana de Filosofía, Caracas, 1984) a mi modo de ver, 10 mejor que escribió en este campo. Este desdichadamente poco difundido texto muestra el esfuerzo por dar a conocer la filosofia de uno de los más grandes presocráticos, pero no en la simpleza de la mera transmisión de sus ca- racterísticas generales, sino en y desde la comple- ja erudición de la filología y filosofía desarrolla- das por lo común en la región europea. Un libro que aparenta decirlo todo, hasta 10 que el especia- lista encontraría vano: "No se desdeñe una infor- mación que a ciertos críticos europeos pueda pare- cer superflua, pero que es indispensable al lector latinoamericano, muy alejado por 10 general de las fuentes" (prólogo). Allí lo primero que nos ofrece el profesor Cappelletti es una traducción de los textos de la Luis A. Fallas " Homenaje a Angel J. Cappelletti In memoriam Conocimos al Dr. Ángel J. Cappelletti cuando se le invitó a ofrecer un curso (sobre el epicureís- mo) para el restablecimiento del doctorado en Fi- losofía en nuestra universidad. Algunos habíamos tenido la oportunidad de leer unos pocos artículos suyos y uno que otro libro, pero en general prácti- camente se le desconocía; como parece ser habi- tual en nuestros medios académicos, donde tende- mos sólo a mirar hacia el norte, como si el sur fue- se menos, quizás como si el Tapón del Darién si- guiese inexpugnable. Luego conversando con él nos vinimos a dar cuenta no sólo del extraordina- rio manejo de la filosofía que poseía, sino también de su copiosísima producción bibliográfica (en ese momento decía tener publicados al menos 82 li- bros y cerca de 1000 artículos en revistas: Si es que diésemos crédito al conocido aforismo bíblico "por sus obras los conoceréis", bien lejos estaría- mos de creemos ese juicio de que "conocimos al Dr. Cappelletti".) Heredero del rigor y la erudición que aprendió de su maestro Rodolfo Mondolfo, este argentino, en ese momento radicado en Venezuela, tenía un manejo extraordinario de los pensadores griegos antiguos, además parecía asumir con una admira- ble pasión su estudio: cosas que no conocíamos en el típico filósofo latinoamericano. De hecho más allá de 10 que se ha producido en los últimos años en Argentina, específicamente sobre estudios pla- tónicos, no llegábamos siquiera a imaginar el ca- mino trazado por algunos de nuestros hermanos del sur en este campo. Pese ello, mucho de la labor de nuestros estu- diosos americanos del pensamiento antiguo está más en la línea de la difusión, que en la de un sig- nificativo aporte a nuevos senderos. De hecho el profesor Cappelletti dedicaba buena parte de su Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (88/89), 393-396, 1998

Luis A. Fallasinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía...cho tiempo no le quedaba, al punto de que el pro-verbio latino nulla dies sine linea parecía quedar-sele corto (en

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tiempo a dar a conocer aristas antiguas descuida-damente olvidadas por nuestras gentes, y nos re-cordaba a los que fuimos estudiantes suyos cómono debíamos dejar publicar a este propósito. [Aun-que su trabajo nos sobrepasaba de manera excesi-va: no parecía descansar, como sabiendo que mu-cho tiempo no le quedaba, al punto de que el pro-verbio latino nulla dies sine linea parecía quedar-sele corto (en el mes en que estuvo en estas tierrascentroamericanas terminó de escribir al menos dosartículos para revistas, a más de haber hecho unasignificativa investigación sobre el aporte a la filo-sofia por parte de nuestro país; todo ello junto alciclo de charlas que se le pidió ofreciese.)].

No obstante, la atención a la comunicación noobviaba de ninguna manera la calidad y la riguro-sidad de su trabajo. Para mostrarlo tomemos hoyun ejemplo en su faceta como estudioso del pensa-miento antiguo: el libro La filosofía de Anaxágo-ras (Sociedad Venezolana de Filosofía, Caracas,1984) a mi modo de ver, 10 mejor que escribió eneste campo.

Este desdichadamente poco difundido textomuestra el esfuerzo por dar a conocer la filosofiade uno de los más grandes presocráticos, pero noen la simpleza de la mera transmisión de sus ca-racterísticas generales, sino en y desde la comple-ja erudición de la filología y filosofía desarrolla-das por lo común en la región europea. Un libroque aparenta decirlo todo, hasta 10 que el especia-lista encontraría vano: "No se desdeñe una infor-mación que a ciertos críticos europeos pueda pare-cer superflua, pero que es indispensable al lectorlatinoamericano, muy alejado por 10 general de lasfuentes" (prólogo).

Allí lo primero que nos ofrece el profesorCappelletti es una traducción de los textos de la

Luis A. Fallas

"Homenaje a Angel J. CappellettiIn memoriam

Conocimos al Dr. Ángel J. Cappelletti cuandose le invitó a ofrecer un curso (sobre el epicureís-mo) para el restablecimiento del doctorado en Fi-losofía en nuestra universidad. Algunos habíamostenido la oportunidad de leer unos pocos artículossuyos y uno que otro libro, pero en general prácti-camente se le desconocía; como parece ser habi-tual en nuestros medios académicos, donde tende-mos sólo a mirar hacia el norte, como si el sur fue-se menos, quizás como si el Tapón del Darién si-guiese inexpugnable. Luego conversando con élnos vinimos a dar cuenta no sólo del extraordina-rio manejo de la filosofía que poseía, sino tambiénde su copiosísima producción bibliográfica (en esemomento decía tener publicados al menos 82 li-bros y cerca de 1000 artículos en revistas: Si esque diésemos crédito al conocido aforismo bíblico"por sus obras los conoceréis", bien lejos estaría-mos de creemos ese juicio de que "conocimos alDr. Cappelletti".)

Heredero del rigor y la erudición que aprendióde su maestro Rodolfo Mondolfo, este argentino,en ese momento radicado en Venezuela, tenía unmanejo extraordinario de los pensadores griegosantiguos, además parecía asumir con una admira-ble pasión su estudio: cosas que no conocíamos enel típico filósofo latinoamericano. De hecho másallá de 10 que se ha producido en los últimos añosen Argentina, específicamente sobre estudios pla-tónicos, no llegábamos siquiera a imaginar el ca-mino trazado por algunos de nuestros hermanosdel sur en este campo.

Pese ello, mucho de la labor de nuestros estu-diosos americanos del pensamiento antiguo estámás en la línea de la difusión, que en la de un sig-nificativo aporte a nuevos senderos. De hecho elprofesor Cappelletti dedicaba buena parte de su

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (88/89), 393-396, 1998

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394 LUIS A. FALLAS

amplia doxografía anaxagórica y los fragmentosprobablemente auténticos, conforme al orden esta-blecido por Diels y Kranz [conocemos en españolotras versiones, pero la mayoría incompleta: dehecho no existe una traducción bien llevada deltrabajo de estos alemanes; versiones como la pu-blicada por la editorial Gredos, Los filósofos pre-socráticos (1978-1980), son esfuerzos excelentes(por cierto realizada por especialistas argentinos),pero que quizás muestran la ostentación de esta-blecer órdenes y escoger los textos que mejor lesparecen, sin que se llegue a un estudio exhaustivo.El profesor Cappelletti, quien buena parte de sulabor académica la dedicó a la enseñanza de laslenguas clásicas, se muestra por lo que sabemosdel griego como un excelente traductor. Lástimo-samente el texto no presenta los textos griegos;aunque ello podría solventarse fácilmente en unaedición más cuidadosa del libro.

En paralelo a esta traducción se ofrece unaenorme cantidad de notas eruditas a los textos: delos testimonios en número llegan 656 (80 páginascon la típica letra minúscula de las notas), de losfragmentos a 76 (al menos ocho veces más de tex-to que lo que presentan dichos fragmentos: sólo lasnotas al primer fragmento, que no supera las seislíneas, son cuatro apretadas páginas) [si sumamosestas a las notas que poseen los capítulos que luegoaparecen en este libro, el número sobrepasa las1300 notas]. Este trabajo es dispar: se encuentranalgunas reiteraciones que pueden resultar innecesa-rias; todo parece indicar que fue elaborado a lo lar-go de mucho tiempo y quizás no está muy unifica-do (excepto desde el punto de vista doctrinario: lastesis interpretativas del pensador son llevadas con-secuentemente). La bibliografía utilizada en la ela-boración de estas notas es quizás la mejor que sepodría esperar hasta fines de los años setentas: aeste propósito habrían textos claves para el desa-rrollo de las mismas: las obras de Guthrie, Zeller (aquien consideraba todavía el más importante hele-nista contemporáneo), Lanza, Cleve, Tannery, Za-firopulo, además de una infinidad de artículos derevista (a este propósito don Ángel, según nos con-taba, tuvo la oportunidad de visitar gran cantidadde veces las más importantes bibliotecas euro-peas). Por supuesto, la mayor parte de la bibliogra-fía que maneja está escrita en alemán, inglés yfrancés, lenguas que dominaba con solvencia.

La mayor parte de este trabajo es erudito y fi-lológico: un solo ejemplo: su precupación porpresentar todas las interpretaciones de la palabra

óuoioueprimota 26): cita aquí al menos los si-guientes filósofos y autores: Aristóteles, Platón,Diels, Lucrecio, Simplicio, Aecio, Diógenes Laer-cio, Epicuro, Sexto, Plutarco, Filopón y Temistio;entre los modernos a Schleiermacher, Ritter, He-gel, Breier, Zeller, Huit, Burnet, Mondolfo, Den-tler, Ross, Tannery, Schaubach, Marbach, Zevort,Dümmler, Heize, Covotti, Calvetti, Cornford,Bloch, Cirunelli, Peck, Mathewson, Gomperz,Munro y Guthrie. Respecto de la valoración sobrela palabra al final toma partido en favor de atri-buírsela al mismo Anaxágoras [lo cual resultamuy curioso porque tanto los argumentos de unosy otros son aparentemente insuficientes]. A estepropósito es extraño encontrar en estas notas opi-niones personales radicales, aquí aparece Cappe-lletti como un escritor que no quiere apasionarseen exceso por los adelantos históricos del pensa-dor que estudia, así como las posibles doctrinasvalidables en nuestro mundo contemporáneo, másse sujeta al establecimiento consistente de las po-sibilidades interpretativas en las fuentes. Muchasde las notas hacen referencia a cuestiones divulga-tivas: el autor del texto, su importancia, etc., estoes lo que puede resultar más tedioso del texto,aunque es sumamente útil para el lego en la mate-ria, lo cual tratándose de un autor de esta clase eslo común entre nosotros.

En la segunda parte del libro Cappelletti, titula-da "exposición de la vida, obra y pensamiento",desarrolla una explicitación general de las doctri-nas más conocidas del pensador clazomenio. Delos ocho capítulos que constituye esta sección sonquizás los primeros cuatro los más interesantes, ymuy en particular los relativos a los conceptos demateria y vOUS'. Según Cappelletti, el nous es unelemento material de características cuasi-divinasque posibilita tanto una justificación mecánica co-mo teleológica del desarrollo de la naturaleza. Porsu parte la famosa propuesta anaxagórea "todo estáen todo" la explicita así: en cada cosa hay infinitascosas en una unidad originaria y prístina: cada cosasintetizada y diversamente distribuida; recuérdeseque lo que determina una cosa es el número de ho-meomerías semejantes, o semillas iguales.

Esta serie de capítulos tienen un mismo estilode redacción, pero probablemente no estén pensa-dos como para constituir un solo libro, más biensemejan artículos bien definidos y delimitados.En efecto, el lector de la Revista Venezolana deFilosofía encontrará que buena parte de los artí-culos los había ya publicado en esta misma. Los

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HOMENAJE A ÁNGEL 1. CAPPELLETII: In memoriam

que tuvimos la oportunidad de ver trabajando alprofesor Cappelletti nos dimos cuenta de que estaparecía ser su manera de estudiar y escribir. Den-tro de esa diversidad que manejaba eruditamenteiba sacando a la luz desarrollos específicos: pun-tuales estudios de algún autor o tema, que más pa-recían compromisos con las distintas revistas oeditoriales con las que entraba en relación, entrelas que debemos por suerte contar a la nuestra.Más junto a esa capacidad de enfoque sumabasiempre en algún momento la contextualizacióngeneral que le daba el acabado debido y que de al-guna manera respondía a una concepción que tra-taba de seguir consecuentemente.

Un libro como La filosofía de Anaxágoras noes más que el fruto de una serie de estudios lleva-dos por bastante tiempo sobre un autor que se pue-de unificar a partir de la elaboración de un aparatocrítico como el que habría logrado en la primerasección. Para el iniciado en el estudio de estos me-nesteres esa segunda parte es una breve reseña delas consecuencias de lo dicho en las notas, reseñade carácter divulgativo y acaso para adornar conla eficacia de la claridad lo que en la inmensidadde un mar de datos ya estaba bien determinado.

No obstante, en esas secciones se encuentranalgunas perspectivas que llaman la atención. Ana-xágoras se presenta viviendo una época de transi-ción de radical importancia para la filosofía. Pri-meramente, es el que podemos llamar "el más físi-co de los físicos": es la culminación del pensa-miento materialista jónico, fundamentalmente enla línea que se desarrolla en correspondencia conla escuela milesia, que como bien sabemos tieneen Anaxímenes como su conformador: recorde-mos a ese propósito que en su cosmología prepon-deran los elementos aire y éter de frente a toda in-finitud de semillas, así como el mecanicismo queestablece en la determinación de todas las entida-des cósmicas. Pero también el clazomenio esquien da una de las respuestas más consistentes alpensamiento eleático: bajo el supuesto de la plura-lidad el "todo está en todo" diluye el problema dela transición del no ser al ser. Incluso es un pensa-dor capaz de asumir las paradojas zenonianas, alpunto que parece utilizarlas en su favor: la infini-tud es parte primordial de su consideración de lamateria. Si a esto le podemos llamar eclecticismo,resulta mucho más consecuente y sostenible, parahablar a tono con nuestro gobierno, que el ernpe-docleano. Desde el punto de vista jonio, el pensa-miento anaxagóreo es la resurrección de la filoso-

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fía de altos quilates, el peldaño que permitirá lle-gar al extremo del atomismo.

Más, por otro lado, constituye Anaxágoras elprimer gran filósofo que tiene cabida en Atenas, laciudad que a mediano plazo se convertirá en me-trópolis de la filosofía. Su fama como amigo dePericles, después de una llegada desusual, con lainvasión de Jerjes (tendría unos 20 años de edad),pero especialmente como filósofo que forma algran estadista, es fundamental, en la lectura deCappelletti, para desarrollo del período de "las lu-ces" griego: la ilustración tiene un primer faro ilu-minador que llegaron a conocer con el mote de"nous". En efecto, su proposición de la inteligen-cia como principio fundamental del macro y mi-crocosmos, trae como consecuencia una superva-loración del espíritu: acaso correspondiente con loque más agrada al ateniense y muy a pesar de laque podría ser la intención del mismo Anaxágo-ras. El reflejo más significativo de ese aprecio porla racionalidad quizás sea su ideal vital: el ~(os8EWPllTLKÓS (posiblemente de origen pitagórico):la contemplación del cielo y el orden existente,que nos abren la ventana a la única divinidad [re-cuérdese que fue acusado de ateo], aquella que esel sentido de nuestra mortalidad.

De esta manera tan especial, con sus dos gran-des temas viene a ser ocaso en la filosofía preso-crática y orto de la plenitud del pensamiento grie-go. Pero la figura de Anaxágoras tiene algunosatractivos que se reconocen en una larga serie dereferencias testimoniadas por los antiguos, allíaparece como un cosmopolita: "mi patria es el cie-lo", despreocupado de los bienes materiales, des-vinculado de linaje, ciudad y familia, [todo elloejemplificado perfectamente en su actitud ante lacondena a muerte de sus hijos ("los engendré mor-tales") y su renuncia a herencias familiares], con-sideraciones que, como bien sabemos, luego el ci-nismo llevaría a la entronización. El clazomenio,recalca en la conclusión de libro Cappelletti, in-cluso asumió una actitud anti-política: "esta posi-ción implica ... una doctrina igualitarista y anti-oligárquica, que se manifiesta en la idea de queuna cosa se determina para nosotros por el predo-minio (cuantitativo) de tal o cual homeomería so-bre las demás, de modo que el Ser aparece, comola Ley, decidido por la mayoría en una Asamblea.La superioridad de la Mente (Nous) sobre la otrascosas, lejos de suponer una teoría oligárquica dela inteligencia que debe caracterizar al político,implica una teoría de la superioridad del hombre

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individual sobre lo dado (la tradición), y la igual-dad, en principio, de todos los hombres que parti-cipan de un único Nous universal. Es claro, en to-do caso, que si Anaxágoras pudo haber sentidopreferencia por alguna "aristocracia", ésta sólo de-be haber sido la del talento (o sea, la del Nous),ejemplificada magníficamente en Pericles y su cír-culo, la cual no es incompatible ni con el indivi-dualismo ni con el cosmopolitismo y ni siquieracon el igualitarismo y la democracia."

Cuesta comprender cómo alguien puede dedicartanto tiempo de su vida al estudio sistemático deun pensador antiguo: acaso para sobrevivir comofilósofo, o mera apariencia, o necia enfermedad.Más que ello, pareciera que el profesor Cappellettiencontró alguna cercanía con el clazomenio. Yo leconocí como un anarquista sabedor de miles de co-sas, desinteresado de la familia -por ello, decía, po-día escribir tanto-, como un argentino que sin año-rar su patria amaba profundamente Latinoamérica(tanto como para recorrerla y hacer amigos en todaella), un desapegado de los bienes materiales alpunto de no saber qué hacer con su "excesivo sala-rio" de profesor universitario en la Europa de losaños sesentas, setentas e inicios de los ochentas, undesterrado de su patria que no vio problema en se-guir indagando sus propias materias y razones en

una cuna nueva, un nuevo albergue que respetó sulibertad, su profundo individualismo.

En Anaxágoras, "contemplación y libertad son elfin supremo de la vida humana": estas palabras meparecen estar recalcadas adrede por este gran maes-tro latinoamericano: acaso porque las sentía suyas.

La pérdida del profesor Cappelletti, oscureci-da aún más por su no divulgación en nuestroscírculos académicos, resulta frustrante para mu-chos (quien más que a mí mismo, siendo que ha-bía aceptado dirigirme una tesis doctoral), peroquizás sirva para valorar más su insigne labor, ya 10 mejor, si en su patria se le respetó como 10merecía, él mismo haya podido pedir, como Ana-xágoras, que la ciudad le recordase otorgándolevacaciones a los niños.

Notas

1. El vov;- anaxagóreo más habla de una fuerza cós-mica al modo de un "acto puro", aunque con la posibili-dad de encontrarse en algunos seres de manera especial.El animismo que caracteriza esta filosofía no permiteotorgarse la libertad de abrir la puerta de la espirituali-zación, propia de periodos más tardíos.

2. Pág. 308.3. Cfr. D-K 59 A 29

Luis A. Fallas L6pezEscuela de Filosofía

Universidad de Costa Ricaemail: [email protected].