Luis Cernuda-Juan García Ponce

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  • 7/28/2019 Luis Cernuda-Juan Garca Ponce

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    J ua n G a rc a Po n c e

    OTRA VEZ CON

    SENTIMIENTO*

    EN EL CENTSIMO ANIVERSARIO DE LUIS CERNUDA

    Los versos de Luis Cernuda resuenan con claridad en la mente de JuanGarca Ponce (Premio Juan Rulfo 2001), uno de los pocos presentes en el

    funeral del poeta sevillano. En este recorrido, el autor de Casa en laplayase detiene con moroso placer en las imgenes de quien nunca pudieraconciliar las fuerzas opuestas de la realidad y el deseo.

    C

    uando Jos ngel Valente estuvo en Mxico con dosamigos ingleses, pidi en el panten Jardn el mapa que les permi-tira localizar la tumba de Luis Cernuda y fue a visitarla. Ante ella

    dijo: Slo t permaneces. Homenaje de un gran poeta y un granespritu a otro gran poeta y gran espritu. Yo tuve la suerte de escribir, envida de Cernuda, sobre su libro Pensamiento potico en la lricainglesa, y poco despus de su muerte apareci Ocnos, cuya nuevaedicin l esperaba y sobre la que escrib tambin. Cernudahaba visto la edicin completa, publicada por el Fondo deCultura Econmica, de su gran libroLa realidad y el deseo, ttulonico que l escogi para la totalidad de su obra potica, queantes haba sido publicada tambin por el Fondo de Cultura Eco-nmica, pero con el ltimo libro de poemas, tituladoDesolacinde la Quimera, todava incompleto. Este libro fue publicado inde-

    pendientemente por Joaqun Mortiz. Al morir el poeta slo do-ce o trece personas, todos refugiados espaoles incluyendo a mientonces esposa Mercedes de Oteyza, y yo, como nico mexi-cano, estuvimos en su velorio y luego en su entierro. Despus,Carlos Pellicer dej sobre el atad un ramo de violetas. Dato muysignificativo, Cernuda tiene un poema titulado A Larra con unasvioletas. La Revista Mexicana de Literatura, bajo mi direccin,le dedic un nmero entero de homenaje pstumo; di unaconferencia en la Universidad Iberoamericana, organizada porCarolina Caldern, en la cual cit varios poemas de Cernuda de

    memoria y celebr su postura homosexual y anticristiana (Des-precio a su Dios exange, dice Cernuda en un poema), y paralos directores de la Iberoamericana la conferencia fue un escn-dalo; tambin escrib un largo ensayo cuando publicaron enEspaa su prosa completa. sos son los datos sucintos; la inmor-talidad de Luis Cernuda en la poesa est asegurada.

    Hay que dar ahora una breve justificacin de por qu consi-dero esta inmortalidad asegurada. En vida de Cernuda su obra

    ya era apreciada, y adems de sus mritos estticos hay que

    subrayar su radical sinceridad. l nunca dej de afirmar suactitud homosexual y sus opiniones bsicas, lo cual podra seren cierta poca muy valiente. Pensemos en Espaa durante losprimeros aos treinta, antes de la Guerra Civil. Hablar entoncesde muchacho cuando todos usaban las palabra muchachapara ocultar su homosexualidad, debe haber sido por lo menosescandaloso. Cernuda tena una actitud semejante a la de otrode mis dolos: Robert Musil. Cuando Canetti le dijo a Musil,alborozado al recibir sus felicitaciones por su primera novela,que la novela tambin le haba gustado a Thomas Mann, Musil

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    dej de hablarle, y Canetti lo cuenta aprobando la actitudhosca de ste. Cernuda tena un carcter difcil, su timidez eraexcesiva hasta el grado de que otro poeta espaol, Pedro Sali-nas, en sus cartas a Jorge Guilln, le deca: Cernida. EmilioPrados, que era muy amigo suyo, tard un momento en abrirlela puerta cuando Cernuda fue a visitarlo una vez; luego lo viobajar las escaleras ignorando todos los gritos que con acentoandaluz lo llamaban: Lu, Lu. Esto me lo cont Juan Martn,que viva muy cerca de la casa de Prados y era de las pocaspersonas a quien Cernuda vea y que, con gran regocijo mo, medijo que mi nota sobre Pensamiento potico en la lrica inglesa lehaba gustado a Cernuda.

    En un poema, Cernuda tiene un fragmento en el que dice:Un da, t ya libre / de la mentira De ellos, / Me buscars. En-tonces / Qu ha de decir un muerto? As sucedi en efecto.Muerto ya Cernuda, Seix Barral public una lujossima edicinde sus poemas completos, incluyendo sus traducciones, y unsegundo libro igualmente lujoso con su prosa completa. Hicieron

    un suntuoso homenaje al que asistieron Octavio Paz y el nietode Manuel Altolaguirre muerto hace poco en Mxico, Ma-nuel Ulacia, adems de algunos espaoles, porque en Espaaactualmente se pretende ignorar los cuarenta aos de la dicta-dura de Franco, tan sangrienta y cruel desde el principio. Laactitud de Cernuda con Espaa es siempre ambivalente: oscilaentre la nostalgia absoluta y el desprecio por la Espaa de Fran-co e incluso por la Espaa en general. Lo mismo dice cosascomo del espaol terrible [] con su piedra en la mano, hastala descripcin nostlgica de Un espaol habla de su tierra: Lasplayas, parameras / Al rubio sol durmiendo, / Los oteros, lasvegas / En paz, a solas, lejos; / Los castillos, ermitas, / Cortijos y

    conventos, / La vida con la historia, / Tan dulces al recuerdo,para terminar en el mismo poema con el adolorido reproche:Ellos, los vencedores / Canes sempiternos, / De todo me arran-caron. / Me dejan el destierro. / Una mano divina / Tu tierraalz en mi cuerpo / Y all la voz dispuso / Que hablase tu silencio.

    / Contigo solo estaba, / En ti sola creyendo; / Pensar tu nombreahora / Envenena mis sueos. / Amargos son los das / De lavida, viviendo / Slo una larga espera / A fuerza de recuerdos. /Un da, t ya libre / De la mentira de ellos, / Me buscars.Entonces / Qu ha de decir un muerto?

    Cernuda vivi fuera de Espaa desde antes de la GuerraCivil; primero en Francia, despus en Inglaterra y en EstadosUnidos, antes de establecerse definitivamente en Mxico, en

    donde expresa su alegra por el solo hecho de volver a or el idio-ma espaol. Durante esa larga jornada, su dolor por vivir enlugares ajenos a su idioma est magnficamente retratado enpoemas como Nocturno yanqui, donde adems expresa sudespreciativa opinin sobre la docencia. Pero quiz, en una obratoda ella mejor, como digo repitiendo su propia opinin sobreHlderlin, en el nmero de homenaje que le dedicamos en la

    Revista Mexicana de Literatura, en donde est citado un poema decada uno de sus libros, an ms bello y adolorido es el poemadedicado al recuerdo de Federico Garca Lorca despus de su

    asesinato, titulado A un poeta muerto (F.G.L.). En este poemdice Cernuda:

    As como en la roca nunca vemosLa clara flor abrirse,Entre un pueblo hosco y duroNo brilla hermosamenteEl fresco y alto ornato de la vida.Por esto te mataron, porque eras

    Verdor en nuestra tierra ridaY azul en nuestro oscuro aire.

    Leve es la parte de la vidaQue como dioses rescatan los poetas.El odio y destruccin perduran siempreSordamente en la entraaToda hiel sempiterna del espaol terrible,Que acecha lo cimero

    Con su piedra en la mano.

    Triste sino nacerCon algn don ilustreAqu, donde los hombresEn su miseria slo sabenEl insulto, la mofa, el recelo profundoAnte aquel que ilumina las palabras opacasPor el oculto fuego originario.La sal de nuestro mundo eras,

    Vivo estabas como un rayo de sol,Y ya es tan slo tu recuerdo

    Quien yerra y pasa, acariciandoEl muro de los cuerposCon el dejo de las adormiderasQue nuestros predecesores ingirieronA orillas del olvido.

    Si tu ngel acude a la memoria,Sombras son estos hombresQue an palpitan tras las malezas de la tierra;La muerte se diraMs viva que la vidaPorque t ests con ella,Pasando el arco de su vasto imperio,

    Poblndola de pjaros y hojasCon tu gracia y tu juventud incomparables.

    Aqu la primavera luce ahora.Mira los radiantes mancebosQue vivo tanto amasteEfmeros pasar juntos al fulgor del mar.Desnudos cuerpos bellos que se llevanTras de s los deseosCon su exquisita forma, y slo encierran

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    Amargo zumo, que no alberga su esprituUn destello de amor ni de alto pensamiento.

    Igual todo prosigue,Como entonces, tan mgico,Que parece imposibleLa sombra en que has cado.Mas un inmenso afn oculto advierteQue su ignoto aguijn tan slo puedeAplacarse en nosotros con la muerte,Como el afn del agua,A quien no basta esculpirse en las olas,Sino perderse annimaEn los limbos del mar.

    Pero antes no sabasLa realidad ms honda de este mundo:El odio, el triste odio de los hombres,

    Que en ti sealar quisoPor el acero horrible su victoria,Con tu angustia postreraBajo la luz tranquila de Granada,Distante entre cipreses y laureles,

    Y entre tus propias gentesY por las mismas manosQue un da servilmente te halagaran.

    Para el poeta la muerte es la victoria;Un viento demoniaco le impulsa por la vida,

    Y si una fuerza ciega

    Sin comprensin de amorTransforma por un crimenA ti, cantor, en hroe,Contempla en cambio, hermano,Cmo entre la tristeza y el desdnUn poder ms magnnimo permite a tus amigosEn un rincn pudrirse libremente.

    Tenga tu sombra paz,Busque otros valles,Un ro donde el vientoSe lleve los sonidos entre juncos

    Y lirios y el encanto

    Tan viejo de las aguas elocuentes,En donde el eco como la gloria humana ruede,Como ella de remoto,Ajeno como ella y tan estril.Halle tu gran afn enajenadoEl puro amor de un dios adolescenteEntre el verdor de las rosas eternas;Porque este ansia divina, perdida aqu en la tierra,Tras de tanto dolor y dejamiento,Con su propia grandeza nos advierte

    De alguna mente creadora inmensa,Que concibe al poeta cual lengua de su gloria

    Y luego le consuela a travs de la muerte.

    Cernuda nunca tuvo una opinin poltica en el sentido de adhe-sin a algn partido, pero su oposicin al franquismo, que hizodefinitiva su ausencia de Espaa volvindola viva tan sloen el recuerdo, permanece en muchos de sus poemas pos-teriores, resaltando los diferentes aspectos en los que haceevidente la ambivalencia que alimenta sus recuerdos. Susvalores se han hecho puramente espirituales, y en la primeraparte que formaDptico espaol, subtituladaEs lstima que fuerami tierra, hace una denuncia de la vida en Espaa bajo ladictadura y dice:

    Un pueblo sin razn, adoctrinado desde antiguoEn creer que la razn de soberbia adolece

    Y ante el cual se grita impune:Muera la inteligencia, predestinado estabaA acabar adorando las cadenas

    Y que ese culto obsceno le trajeseAdonde hoy le vemos: en cadenas,

    Ilustracin:LETRASLIBRES/Ivn|Abreu

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    Sin alegra, libertad ni pensamiento.

    Y en la segunda parte, subtituladaBien est que fuera tu tierra,recuerda su lectura de losEpisodios nacionalesy de otras novelasde Galds, concluyendo:

    La real para ti no es esa Espaa obscena y deprimenteEn la que regentea hoy la canalla,Sino esta Espaa viva y siempre nobleQue Galds en sus libros ha creado.De aqulla nos consuela y cura sta.

    Y todava en su ltimo libro, en el poema titulado 1936, seconmueve ante el encuentro ocasional con su miembro de lasBrigadas Internacionales, expresando al mismo tiempo cmo sufe en las causas nobles se reafirma con ese encuentro:

    Recurdalo t y recurdalo a otros,

    Cuando asqueados de la bajeza humana,Cuando iracundos de la dureza humana:Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola.Recurdalo t y recurdalo a otros.

    En 1961 y en ciudad extraa,Ms de un cuarto de sigloDespus. Trivial la circunstancia,Forzado t a pblica lectura,Por ella con aquel hombre conversaste:Un antiguo soldadoEn la Brigada Lincoln.

    Veinticinco aos hace, este hombre,Sin conocer tu tierra, para l lejanaY extraa toda, escogi ir a ellaY en ella, si la ocasin llegaba, decidi a apostar su vida,Juzgando que la causa all puesta al tableroEntonces, digna eraDe luchar por la fe que su vida llenaba.

    Que aquella causa aparezca perdida,Nada importa;Que tantos otros, pretendiendo fe en ellaSlo atendieran a ellos mismos,Importa menos.

    Lo que importa y nos basta es la fe de uno.Por eso otra vez hoy la causa te apareceComo en aquellos das:Noble y tan digna de luchar por ella.

    Y su fe, la fe aquella, l la ha mantenidoA travs de los aos, la derrota,Cuando todo parece traicionarla.Mas esa fe, te dices, es lo que slo importa.

    Gracias, Compaero, gracias

    Por el ejemplo. Gracias porque me dicesQue el hombre es noble.Nada importa que tan pocos lo sean:Uno, uno tan slo bastaComo testigo irrefutableDe toda la nobleza humana.

    Adems del rencor, sera apropiado decir que el dolor de LuiCernuda es natural ante su difcil vida. Fuera de la enseanzen pases extranjeros, nunca pudo vivir con sus propios recursocomo poeta, por lo cual sus aos en Mxico los pas vivienden la casa de Manuel Altolaguirre, quien en segundas nupciase cas con una cubana muy rica. En esa casa viva Concha Mndez, la primera mujer de Altolaguirre, con quien por supuestCernuda estaba peleado y no se hablaban; en cambio, tena unrelacin cariosa con los nietos de Altolaguirre, los Ulaciatanto que dos poemas suyos estn inspirados por ellos: Nitras un cristal y Hablando a Manona esta Manona se cam

    bi el apellido, adoptando el Altolaguirre, y es la que ahora hprestado algunos fragmentos de los manuscritos de Cernuda parel homenaje que con motivo del centenario de su nacimiento lharn en Espaa. En la casa de Altolaguirre, tambin, encontraron a Cernuda muerto, vctima de un sbito ataque al coraznAnte el homenaje que le harn en Espaa, hay que recordar dopoemas de Cernuda: Birds in the night y Ninfa y pastor, poTiciano. Al final de Birds in the nightdice:

    Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?Ojal nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminablPara aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella

    Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio all no evitaAc la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez dese unoQue la humanidad tuviese una sola cabeza, para as cortrselaTal vez exageraba: si fuera slo una cucaracha, y aplastarla.

    La postura vital de Luis Cernuda est magnficamente expresada al principio de Ninfa y pastor, por Ticiano:

    Lo que mueve al santo,La renuncia del santo(Niega tus deseos

    Y hallars entoncesLo que tu corazn desea),

    Son sobrehumanos. Ah te inclinas, y pasas.Porque algunos nacieron para santos

    Y otros para ser hombres.

    Ante la vida y la obra de Luis Cernuda, tan slo debe citarse Hlderlin, al que l tanto admir: Y en la Perfeccin ya no halugar para ninguna queja. ~

    * El ttulo de estas lneas se refiere al feroz poema que Luis Cernuda escribi contra DmasAlonso por haber usado el nombre de Federico Garca Lorca llamndolo mi prncipe.Pero tambin al hecho de que ya he escrito muchos ensayos sobre Luis Cernuda.

    J ua n G a rc a P o n c e : O t r a v e z c o n s e n t i m i e n t o