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globesidad Volumen 7 Número 3 • 2002 1902-2002 Celebrando 100 Años de Salud Pública Internacional en las Américas www.paho.org globesidad La nueva La revista de la Organización Panamericana de la Salud Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud La nueva

Mag Span Vol3 #7 - CIDBIMENAcidbimena.desastres.hn/docum/ops/Revistas/persp15spa.pdf · (infusiones de hierbas) en abundancia”. Ma Pampo se casó en el año 1922 y tuvo un hijo,

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Volumen 7 Número 3 • 2002

1 9 0 2 - 2 0 0 2 Celebrando 100 Años de Sa lud Públ i ca Inter nac ional en las Amér icas

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Vivir más de 100 añospor Tony Deyal

En Dominica, una pequeña isla del Caribe, vive Elizabeth “Ma Pampo” Israel,la persona más anciana del planeta y junto con ella otros 21 centenarios. Estasmujeres y hombres sabios atribuyen su longevidad a una serie de prácticassaludables. Pero, ¿podría alguien duplicar su fórmula fuera de este pequeñoretiro tropical?

Globesidad: una epidemia en apogeopor Donna Eberwine

La obesidad es actualmente una epidemia de carácter mundial que afecta a países desarrollados y en desarrollo. En las Américas, está eclipsando con rapidez al hambre y a la desnutrición como amenaza a la salud. Pero los exper-tos en el tema consideran que no es una tendencia irreversible, y que éste es elmomento de comenzar a modificar su curso.

Haití: oscuridad, luz y colorfotos por Alex Moreltexto por Marisol Bello

Una historia turbulenta y problemas económicos crónicos han impuesto una cargapesada sobre la población de Haití. Sin embargo, abundan manifestaciones deconstancia, orgullo y determinación. El enviado especial de la OrganizaciónPanamericana de la Salud, el fotógrafo Alex Morel, ilustra desafíos, esperanzas yluchas del diario vivir en Haití.

Don Francisco retribuyepor Bryna Brennan

Es el animador más conocido de la televisión en español y su programa Sábado Gigante es el de más larga data con un solo anfitrión. Pero Don Francisco quiere ser recordado por algo más que su chispa y sus bromas. Quiere “retribuir” actuando de vocero para la salud.

Una unión de medicinaspor Owain Johnson

Por siglos los habitantes de la selva tropical del Amazonas han utilizado losrecursos medicinales de su entorno para lograr salud y curación. Aún hoy lamedicina tradicional es la principal fuente de atención de salud de los indígenas.Un número cada vez mayor de profesionales de la salud aúna sus esfuerzos conlos de los curanderos tradicionales con el fin de mejorar los servicios de saludpara la población de la Región.

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Art ículos

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La revista de la Organización Panamericana de la Salud Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud

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Portada:La obesidad se consideraba unproblema de países ricos, perono más. Esta enfermedadnutricional afecta cada vezmás a países desarrollados yen desarrollo. Los defensoresde la salud están pidiendomayores esfuerzos para frenarla epidemia y disminuir elenorme costo que representapara la salud pública mundial.

Pintura de Fernando Botero

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Obesidad: el gran desafío

Este es el último número de Perspectivas de Salud del año 2002, año en que la OrganizaciónPanamericana de la Salud celebró su primer aniversario y por lo tanto corresponde cerrarlo con un fuerte¡hurra! y no sigilosamente. Hemos elegido una de las provocativas y humorísticas obras del conocido colom-biano Fernando Botero para que ilustre este número. Esto no implica que la obesidad, tema de nuestro artí-culo principal, sea materia de broma; sugiere en cambio que se está convirtiendo con rapidez —como Boteroparece considerarla— en parte de la condición humana.

La obesidad ha alcanzado las proporciones de una epidemia mundial. Lo que antes era sólo un problemade los países ricos hoy en día aqueja también a las naciones en desarrollo. Los expertos señalan que en los paí-ses más pobres la obesidad suele coexistir con la malnutrición y, al igual que ésta, debe considerarse como unaenfermedad nutricional —no sencillamente como una abundancia descontrolada.

Si bien es verdad que durante varios decenios la obesidad ha sido un problema de salud pública en los paí-ses desarrollados, los mensajes destinados a combatirla, por lo general, responsabilizaban principalmente a lapersona. Pero, actualmente quienes abogan por luchar contra la epidemia nos están diciendo —de forma muyconvincente— que gran parte del problema se debe a los cambios culturales y del entorno. Junto con la glo-balización y la urbanización han llegado grandes excedentes de comida, el mercadeo masivo de alimentosricos en calorías, el aumento del trabajo sedentario y la omnipresencia de las máquinas que ahorran mano deobra. Estas condiciones hacen que, potencialmente, sea más fácil ser obeso que no serlo.

La investigación médica dedica mucha atención al problema de la obesidad, pero todavía no ha logradoexplicar cabalmente los mecanismos biológicos que la generan. Las mejores estimaciones atribuyen a los fac-tores hereditarios entre el 15 y el 33 por ciento del total de las causas de obesidad. Entre los adelantos recien-tes de la investigación genética se encuentra la identificación de la proteína leptina, que ayuda a regular elapetito y el metabolismo. En octubre de este año, se descubrió el gen “HOB1”, que según los investigado-res podría ser “uno de los 10 ó 12 genes importantes que inciden en la obesidad y el metabolismo”. Estosavances aumentan las esperanzas de utilizar medicamentos basados en los genes para el tratamiento de laenfermedad. Sin embargo, la genética no ha sido capaz de explicar el surgimiento acelerado de la obesidadcomo fenómeno mundial, ya que los genes no cambian en 10 años, sino a lo largo de miles o millones de años.

Entonces ¿cuál es el papel de la salud pública? No hay una respuesta única. Los programas de prevención,en particular los que se dirigen a los niños y las escuelas, son importantes en los países en desarrollo y en losdesarrollados, debido a que la obesidad infantil está aumentando en ambos. Walmir Coutinho, coordinadordel Consenso Latinoamericano para la Obesidad, destaca que las investigaciones muestran que “en las socie-dades en transición, el ingreso es un factor determinante en la obesidad, pero la educación tiende a ser un fac-tor de protección”. Aduce que en los países en desarrollo la educación es la clave para controlar la epidemia.

Otros dicen que se necesitan con urgencia nuevas recomendaciones sobre alimentación que tomen encuenta los resultados más recientes de la investigación sobre nutrición y obesidad. Por ejemplo, hoy en día sesabe que no todos los carbohidratos son iguales y que resulta más difícil para el organismo convertir en gra-sa los carbohidratos complejos que los carbohidratos simples que abundan en los alimentos refinados.También se sabe que no todas las grasas son iguales; las grasas saturadas y las grasas trans contribuyen a lasenfermedades cardíacas, mientras que los aceites que provienen del pescado, las nueces y otros productosvegetales protegen el corazón. La forma en que el consumo de grasas influye en el apetito y el metabolismosigue siendo tema de debate.

Otro tema que presenta numerosos interrogantes fue abordado por un grupo internacional de expertosconvocado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y laOrganización Mundial de la Salud (OMS). Los expertos advirtieron que la utilización de indicadores nor-malizados de peso por edad podía llevar a una “grave subestimación” de la obesidad en las poblaciones quepadecen de retraso en el crecimiento. En América Latina, alrededor de 90 millones de personas se beneficiande los programas alimentarios. Pero, con el uso de mediciones apropiadas, se podría determinar que sólo 10millones de estas personas verdaderamente presentan bajo peso. Esta observación suma nuevas complejida-des a este difícil problema.

La importancia de hacer frente a la epidemia mundial de obesidad fue tratada oportunamente este año enla Asamblea Mundial de la Salud, en Ginebra, en la cual los países miembros de la OMS hicieron un llama-miento a la directora general para que se formule una estrategia mundial relativa al régimen de alimentación,la actividad física y la salud. Esto, según los expertos internacionales en obesidad, representa un inmenso desa-fío. Contrarrestar las grandes fuerzas que entran en juego —“los entornos obesogénicos” y “las transicionesnutricionales”— es una tarea descomunal, que podría exigir, tal como se señala en nuestro artículo principal,que reflexionemos acerca de lo que realmente representa un mejor nivel de vida. Millones de personas tendrán que aprender que algunas de las cosas que se esfuerzan por conseguir yotras que dan por sentadas en la vida moderna no son necesariamente beneficio-sas para la salud.

Donna EberwineRedactora

Perspectivas de Salud•

Volumen 7 Número 3

Publicada por la Organización Panamericana de la Salud(OPS)

George A.O. Alleyne, Director

Bryna Brennan, DirecciónDonna Eberwine, Paula Andaló, Redactoras

Armando Waak, FotografíaGilles Collette, Dirección artística

Wolffang Guzmán, DiseñadorAlex Winder, Producción

Perspectivas de Salud (ISSN 1020-556X) es publicada por

la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la agencia

internacional de salud más antigua en existencia en el mundo,

y Oficina Regional para las Américas de la

Organización Mundial de la Salud (OMS), con sede en

525 Twenty-third Street, N.W., Washington, D.C. 20037 EE.UU.

Teléfono: (202) 974-3000

Fax: (202) 974-3663. Internet: http://www.paho.org

©2002 Organización Panamericana de la Salud

Todos los derechos reservados

Los artículos no representan necesariamente el punto de vista oficial de la Organización Panamericana de la Salud. Las cartas e indagaciones editoriales deben

ser dirigidas a la Redacción.

Reimpresión: Los artículos reimpresos con permiso deben llevar la siguiente nota dereconocimiento: “Reproducido de Perspectivas de Salud, la revista de la OrganizaciónPanamericana de la Salud publicada en inglés y español”. Las reimpresiones deben

llevar el nombre del autor y dos copias tienen que ser enviadas a Perspectivas de Salud.

CORREO POSTAL: Envíe los cambios de dirección a la revista Perspectivas deSalud, Oficina de Información Pública (DPI), Organización Panamericana de la

Salud, 525 Twenty-third Street, N.W., Washington, D.C. 20037.

Estados Miembros de la OPSAntigua y Barbuda

ArgentinaBahamasBarbados

BeliceBoliviaBrasil

CanadáChile

ColombiaCosta Rica

CubaDominicaEcuador

El SalvadorEstados Unidos

GranadaGuatemala

GuyanaHaití

HondurasJamaicaMéxico

NicaraguaPanamáParaguay

PerúRepública Dominicana

Saint Kitts y NevisSanta Lucía

San Vicente y lasGranadinasSuriname

Trinidad y TabagoUruguayVenezuela

Estados ParticipantesFrancia

Países BajosReino Unido

Miembro AsociadoPuerto Rico

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Primera palabraDe la editora

30 Última palabraDel director

32 Cartas

Columnas

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Si Cristóbal Colón regresaraalguna vez a las Américas, elúnico país que probable-mente reconocería sería lapequeña isla caribeña deDominica. Dada la reputa-ción de longevidad de sus

habitantes, quizá hasta recuerde a algunosde los isleños que conoció en su primeravisita. De una población de 70.000 perso-nas, 21 tienen más de 100 años de edad.

Entre los centenarios de Dominica seencuentra la persona que se cree es la másanciana del mundo, Elizabeth “MaPampo” Israel, cuya reseña biográficapublicó la revista Time hace dos años(cuando “sólo” tenía 125 años). “Hija deun esclavo, comenzó a trabajar en unaplantación a la edad de 25 y se retiró 79años después”, informó Time. “Ella atribu-ye su longevidad a su régimen alimenticio—que incluye dumplings (bolitas de harinasazonadas y hervidas en caldo) y bush tea(infusiones de hierbas) en abundancia”.

Ma Pampo se casó en el año 1922 y tuvoun hijo, quien murió a los 30 años —hacemás de medio siglo. Tiene un nieto quevive en algún lugar del Reino Unido.

Hoy, Ma Pampo está bien cuidada y suhogar en Glanvillia, en las afueras del pue-blo de Portsmouth, si bien pequeño, escómodo y limpio. Durante una visitareciente, contó lo duro que tuvo que tra-bajar cuando era niña, recogiendo cocos ylimones. Le pagaban dos centavos por día.

A comienzos de año, debido a una uñaencarnada del pie que se infectó, hubo quecortarle a Ma Pampo la pierna derecha pordebajo de la rodilla. Sanó con facilidad ysin mayores complicaciones, pero la duraprueba la dejó casi postrada en cama. Casial mismo tiempo, su vecina y amiga demuchos años, Rose Peters, murió a los 118años de edad. No obstante, Ma Pampo seniega a rendirse. Sigue siendo curiosa,vivaz y comunicativa y con un gran sentidodel humor. Sus ganas de vivir son eviden-tes, como lo son la sencillez de su vida y sufalta de interés en los bienes mundanos.

Ma Pampo habla con fluidez el Kwiyolnativo (un patois francés) y el Kokoy (unalengua franca basada en el inglés), ademásdel inglés estándar. Atribuye su larga vida altrabajo arduo y a la buena comida, por loque rechaza todo lo enlatado o procesado.Mientras estaba en el hospital a comienzosde año —una de sólo tres visitas en toda su

vida a la capital, Roseau— se negó a comerun emparedado de mantequilla de maní,alegando que no era “natural”. Habla elo-giosamente de los efectos beneficiosos delas dumplings; de los cangrejos y los lan-gostinos de río; del atún, el mahi-mahi y lassardinas; y de los tubérculos locales como layuca, el taro, los ñames y el ocumo.

A Ma Pampo todavía le encanta escucharlos programas radiales en Kokoy y los rit-mos y las melodías francoafricanas que pre-dominan en la radio. Cuando le preguntéqué podría hacer yo para llegar a su edad, serió con ganas y pensó durante un momen-to. Luego me aconsejó comer alimentossaludables. Agregó, sin embargo, que losalimentos ahora están tan contaminadoscon fertilizantes que es difícil confiar en queson buenos. Luego me encomendó a Dios.

Una cornucopiachiquitaEl terreno, la flora y la fauna de Dominica

son inolvidables. Excepto por las pocasaldeas que abrazan la costa y las laderas delas montañas, la isla ha conservado su con-dición sin deterioro y con escasos cambiosdurante los 500 años desde la primera visitade Colón al Caribe. Con sus 47 km de lar-go y 26 km de ancho, Dominica todavía esuna tierra de sierras volcánicas coronadas denubes y exuberantes selvas tropicales; deabruptos valles con lianas enmarañadas yarroyos de aguas claras como el cristal; deflores con los matices del arco iris que vandesde el magenta de los jazmines del río alnaranja brillante de las heliconias, del vivorosado de los antirrinos al púrpura intensode las orquídeas; de mariposas iridiscentesque semejan retazos voladores de brocadotachonado de piedras preciosas; y de aves detodos los tamaños, colores y plumajes quearrullan, graznan, chillan y cantan, entreellos el icono nacional, el papagayoSisserou, inmortalizado en la bandera deDominica. El país tiene 12 saltos de aguagrandes, seis variedades de selva tropical ymás de 365 ríos, uno por cada día del año.Hay manantiales de azufre caliente ycorrientes de agua fría casi uno al lado delotro. Se dice que es posible atrapar un pezen un río y cocinarlo en el otro.

El ministro de Turismo, Charles Savarin,atribuye la longevidad de los habitantes deDominica a la naturaleza pristina de la isla.“Mucha gente todavía bebe el agua directa-mente de los ríos”, señala. “El agua se filtrade manera natural y sin ningún productoquímico. No hay ninguna fábrica que desa-güe en los arroyos ni en el mar. La mayorparte del país está densamente arbolada, desuerte que quizás tengamos más oxígenoaquí que en cualquier otro lugar”.

Señala que cuando los centenarios de hoyestaban creciendo, en la isla no se utilizabanproductos químicos, fertilizantes, ni vehícu-los automotores. La gente tenía que cami-nar o remar en sus botecitos por largasdistancias. Todos tenían que trabajar muyduro para ganarse la vida, sembrando ycosechando sus propios cultivos, así comotrabajando en las plantaciones de azúcar.

Hasta hace dos años, Wigg John Francis,quien tiene oficialmente 103 años, cuidabasu jardín y rastrillaba su propio césped. Viveen la comunidad agrícola de Dublanc, en la

Vivir

N o e s n i n g ú n s e c r e t o .

Coma alimentos frescos, beba agua potable, respire

aire puro y haga mucho ejercicio. Si a eso se suma un

nivel de estrés bajo, una familia cariñosa y una firme

creencia en Dios, ya lo tiene todo. Para las personas

centenarias de Dominica, todo ello —y un poco

más— conduce a una vida más larga y saludable.

por Tony Deyal

más de

años

Entre los centenarios de Dominica está la persona másvieja del mundo, Elizabeth “Ma Pampo” Israel, retratada

arriba hace dos años cuando “sólo” tenía 125 años.

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Wigg John Francis, 103, atribuye su larga vida a la‘buena bebida, la buena comida’ y a Dios. Ma Daroux,101, acredita su longevidad a la ‘comida saludable’,

una familia afectuosa y también a Dios.

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Ma Daroux vive en la cima de una colinacon vista a la aldea costera de Petit Savane.Cerca de su casa hay una fuente usada porlos aldeanos para lavar. Su pequeña y cuida-da casa está cercada con laureles, cuya exó-tica fragancia se mezcla con la de las floresde su jardín. Nacida el día de Año Nuevo,en 1901, fue a la escuela a los 12 años. Suspadres le pagaban al maestro con hortalizasy pescado. Dejó de asistir a la escuela paratrabajar. Tuvo ocho hijos. Atribuye su lon-gevidad a mucho jugo de caña, miel, arru-rruz, pescado y cangrejos, camarones ylangosta. Sus hijos la cuidan y hablan de ellacon amor y orgullo.

Quizás porque no es de la generación dela televisión, Ma Daroux se va a dormir tem-prano y despierta temprano, como hacenotros centenarios. También bebe infusionesde hierbas y está convencida de la virtud dela medicina herbaria para las dolenciascorrientes. También es muy religiosa.

Tanto como lo es Louisa Joseph, de 103años, a quien visité en Vielle Case, en lo altode las sierras. Joseph estaba semidormida,apretando su rosario cuando llegué a sucasa. Arreglada y risueña, atribuyó su largavida al trabajo duro y a la buena comida.Habló de tener un buen matrimonio y decompartir con sus vecinos. “Viví como Diosmanda. Compartí todo lo que tenía”, dijo.Cuando le pregunté qué debía hacer paraalcanzar su edad, ella también se rió.

Elizah “Ma Bradley” Phillip, de 114años, de la aldea de Wesley en la costa este,ya casi no oye, de manera que no se enteróde la misma pregunta. De todos modos, suhija y cuidadora, de 87 años, rió por ella.

Antonia Fevrier, de 104, de la aldea deGrandbay en el extremo sur de la isla, esta-ba tomando el desayuno cuando llegué. Aella le gustan las bebidas malteadas y losbizcochos dulces. Pasó por alto mi pregun-ta, quizás considerándola sin respuestaposible o fuera de lugar.

Pero, Ma Daroux reaccionó de otramanera. Cuando le pregunté qué hacer paravivir tanto como ella, contestó, “Comamucha callaloo”, una sopa común en elCaribe. De color verde oscuro, tiene unaspecto poco apetecible que contrasta consu delicioso sabor. Se prepara con la plantade taro, se sazona con ajo y cebollas y con-tiene hojas de pimienta negra junto concangrejo de mar, pescado o carne salada.

Otras personas sugirieron, riendo, quebebiera agua de crapaud, una sopa hechacon carne de rana, una delicadeza de la islaque, junto con las ancas de rana fritas, for-man parte del patrimonio culinario francésde la isla. Le he transmitido el mensaje a miesposa, que tiene un interés personal en milongevidad. Ahora voy a beber mi callalooy mi agua de crapaud, y cuando cumpla100 años iré a Dominica y esperaré elregreso de Colón —o, para los que creenen la reencarnación, quizás regresaré yomismo como Colón.

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costa occidental de Dominica. Cuestiona lafecha oficial de su nacimiento, que apareceen su certificado de bautismo, y dice querealmente tiene 107 años.

Francis recuerda que, de niño, fueadoptado por una tía de la capital. Nuncaasistió a la escuela; pero trabajó como agri-cultor, pescador y a veces sepulturero.Hasta hace dos años, supervisaba activa-mente a los sepultureros más jóvenes,mostrándoles dónde estaba enterradocada quién y cuáles parcelas estaban toda-vía disponibles. Le pregunté a qué debíasu larga vida, y contestó bruscamente enpatois, “Pregúntele a Dios. Es Él quienme da la vida”. Luego agregó, “Bien bue,bien mange”. Buena bebida y buena comi-da, que sea natural y sin productos quími-cos, una mezcla de tubérculos y pescado.Francis no rechazaba las bebidas alcohóli-cas y había fumado cigarrillos, aunquedejó de hacerlo algunos años atrás. Estabahabituado al esfuerzo físico, ya que a veceshacía el viaje de ida y vuelta a Roseauremando unas 30 millas, o las 10 millas ala iglesia de ida y vuelta con su familia.Cree en las infusiones de plantas, y en lamedicina natural, holística, herbaria. Sumayor problema es “la vejez”, porque lavista le está fallando y le duele la cabeza.No obstante, camina sin ayuda, aunquelentamente, y él mismo se asea.

Francis asegura que ha vivido una buenavida “como Dios manda”. Su nieta,Theresa Jubenot, y su esposo, Honoré, loatienden muy bien y con cariño. Se man-tiene limpio y con la mente clara. Cuandole pregunté qué podría hacer yo para vivirhasta su edad, me miró de arriba abajo yluego se rió en mi cara.

Al contrario, el profesor Gerald Grell,decano del Portsmouth Campus de la RossUniversity, una escuela de medicina situadafrente a la costa, me tomó muy en serio.Explicó que tener tantos centenarios (30por 100.000, cifra 66 por ciento mayor quela tasa de Estados Unidos de 18 por100.000) es sumamente extraño y que estásupervisando un proyecto de investigaciónpara determinar las razones. Aunque noestá seguro acerca de las causas concretasde que entre los centenarios de Dominicahaya más mujeres (17) que hombres (4),observa que hasta ahora las pruebas apun-tan hacia el medio ambiente como el factorprincipal en todos los casos. Ninguno de

los centenarios está emparentado directa-mente, de manera que no hay ningún fac-tor genético común. Grell cree que lo quetienen en común es que todos ellos traba-jaron arduamente, comieron los alimentosorgánicos básicos y el pescado fresco queabundan en Dominica, además de respirarla atmósfera rica en oxígeno que envuelveal país como una burbuja de buena salud.

Grell también apunta hacia otros factoresimportantes. Primero, los habitantes deDominica viven como familias extendidasen comunidades pequeñas, relativamenteaisladas y casi autosuficientes. Compartenun gran respeto hacia los ancianos; la genteestá orgullosa de sus padres y abuelos y losatienden cuando están enfermos o necesi-tan ayuda. Otro factor es una creencia fuer-te en Dios compartida por la población casitotalmente católica de Dominica. La reli-gión, no la simple asistencia a la iglesia losdomingos, es una forma de vida. El últimofactor es que las personas de Dominica lle-van vidas relativamente sencillas, sin estrés.

Llevar la salud al puebloEl ministro de Salud, Herbert

Sabaroche, confirma la hipótesis de Grell:“Este es un país donde no estamos tensos ydonde no tenemos miedo de reirnos denosotros mismos”. Sabaroche, quien esoriundo de la pequeña aldea pesquera deBioche en la costa occidental y está empa-rentado con Wigg John Francis, agrega:“Es interesante que las 21 personas que tie-nen más de 100 años de edad no se

encuentran en una zona geográfica únicade Dominica, sino que están esparcidas entodo el país. Esto significa que toda la islatiene un ambiente que favorece la longevi-dad. Los alimentos frescos, el agua limpia,el aire puro, un nivel alto de relajación,buen apoyo familiar, la creencia en Dios,poco estrés y mucho ejercicio —en esoconsiste la vida en Dominica”.

Según Sabaroche, un factor más queparece fomentar la longevidad es la aten-ción sanitaria en Dominica. “Nuestro siste-ma de atención primaria de salud es uno delos más antiguos de la región y uno de losmejores o más integrales”, señala. “Estádescentralizado, y en vez de esperar quevengan a nosotros, llevamos la salud a laspersonas. Nosotros llegamos a la gente”.

Otro ejemplo que vale la pena mencio-nar, que es tan significativo a su maneracomo el logro de Ma Pampo, es la historiade Augista Mathilde Daroux, conocidacomo “Ma Daroux”. Diagnosticada conhipertensión a comienzos de los añossetenta, ha sobrevivido y hasta ha mejora-do; ahora, a los 101 años, camina sin ayu-da, duerme profundamente y tiene unperfecto control de su vejiga. Grell dice queesto es digno de mención como un fenó-meno de salud. “Normalmente, no se espe-ra que las personas con hipertensión vivanpor mucho tiempo. Sin embargo, MaDaroux ha estado tomando puntualmenteel medicamento que le prescribieron, y lacombinación de trabajo arduo, buenosalimentos, aire puro y un entorno propicioha contribuido a su excelente estado men-tal y físico a los 101 años de edad”.

Compartir la abundancia

El turismo es la industria de más rápido crecimiento en el mundo, y la más importanteen la mayor parte del Caribe, particularmente

ahora que la industria bananera ha empezado adecaer. Dominica, que ha estado persiguiendo elecoturismo, está trabajando para desarrollar unproyecto turístico de salud en colaboración con laOrganización Panamericana de la Salud (OPS), queha encabezado un Proyecto de Turismo y Salud enla región del Caribe.

Tanto el ministro de Salud, Herbert Sabaroche,como el ministro de Turismo, Charles Savarin, sonoptimistas en cuanto al éxito de ese proyecto. DiceSabaroche: “El turismo de salud es un desafío parael futuro. Lo vemos como una oportunidad únicapara aprovechar nuestros recursos naturales y ase-gurar que retenemos y mantenemos esos recursos,de los cuales los más importantes son nuestro pue-blo y nuestra forma de vida única. No tenemos nin-guna objeción en compartirlos con otras personasy permitir que aquéllos cuya salud se pueda bene-ficiar vengan aquí a Dominica, a usar los servicios ycontribuir a su mejoramiento”.

Savarin ha señalado una dificultad práctica quese plantea al turismo en Dominica. “Mucha gentenos confunde con la República Dominicana”, sequeja. “Esto crea un problema de comercialización.Me gustaría que la gente recordara que Dominicaes la isla más sana del mundo y que contamos conbuenas conexiones de las aerolíneas … Con la ayu-da de la OPS y con nuestro sistema de atención desalud ya establecido, estamos en buena posiciónpara fusionar la salud y el turismo para beneficiode nuestro país y de nuestros visitantes”.

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Tony Deyal, ex consultor de laOrganización Panamericana de la Salud y ahora columnista de periódicos, fue visto por última vez en Dominica, brindando conjugo de caña por el centenario de la OPS.

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Pero, si no le gusta la comida mexicana, no importa.Hay cuatro o cinco minimercados, a menos de unkilómetro de distancia, que le ofrecen de todo, des-de rosquillas hasta bebidas gaseosas en envasesenormes de 1,3 litros y hot dogs de 150 gr, todo aprecios por el suelo. Un poco más adelan-te, a sólo dos minutos en auto se encuen-

tran Arby’s, Jack-in-the-Box, McDonald’s y Wendy’s,además de Pizza Pro’s, Peking Garden y Rib Hut.

Para José Román, pediatra de 72 años que ha ejercido suprofesión durante 40 años en esta parte centroccidental deEl Paso, la abundancia culinaria es una perdición más queuna bendición. “Cada tres cuadras se ven restaurantes queanuncian porciones grandes a precios bajos”, dice. “Doshamburguesas por 99 centavos”. Él y otros están conven-cidos de que ésta es una de las razones por las que los resi-dentes de El Paso estén engordando cada vez más.

La tendencia es alarmante, y Román la constata en suspacientes, en su mayoría americanos de origen mexicano.El número de niños obesos entre sus pacientes ha aumen-tado drásticamente, dice Román, especialmente en los últimos cincoa 10 años. “Probablemente, del 20 al 30 por ciento de los niños queveo mensualmente tiene un sobrepeso significativo.”

El problema es peor entre los adultos, según Muriel Hall, directorade la Asociación de Diabetes de El Paso. “El Paso está muy por enci-ma de otras comunidades cuando se trata de estar ‘fornido”, dice.

por Donna Eberwine

una epidemiaen apogeo

Usted va en su automóvil cruzando la intersecciónde la Avenida University y N. Mesa en El Paso,

Texas, a menos de 1,5 km de la frontera entre México y los Estados Unidos. De repente, su

estómago hace ruidos, la boca se le hace agua ysiente la necesidad de comer algo enseguida. Es muy fácil: una cuadra más adelante está

Taco Bell, donde el plato especial de la semana es“quesadilla extrema” por sólo $1,24. Y tiene

autoservicio; usted no necesita bajarse del auto.

Pero El Paso no es el único lugar que tiene lo que los especialistasen salud pública describen como epidemia de obesidad. En todo losEstados Unidos, los datos más recientes muestran que dos de cadatres adultos tienen sobrepeso y casi uno de tres es obeso. Lo más alar-mante es que esto sucede en todo el mundo, tendencias similares sur-

gen en regiones desarrolladas y en desarrollo. En países tandiversos como Alemania, Finlandia, Jamaica, Kuwait y laRepública Checa por lo menos la mitad de la población tie-ne sobrepeso y una persona de cada cinco es obesa.

El impacto sobre la salud de esta pandemia puede obser-varse claramente en las tasas, en rápido aumento, de la dia-betes tipo 2, para la cual la obesidad es el principal factor deriesgo conocido. De acuerdo a la Federación Internacionalde Diabetes, situada en Bruselas, el número de diabéticos entodo el mundo ha ascendido a más de 150 millones, esdecir, se ha quintuplicado desde 1985.

También se sabe que la obesidad expone al riesgo de otrosproblemas graves de salud, como enfermedades cardiovas-culares, artritis, trastornos de la vesícula y de los riñones,además de cánceres de mama, colon, útero, esófago y riño-

nes. En los Estados Unidos solamente, los costos de la atencióndirecta de salud debido a la obesidad superan los 100 mil millones dedólares al año, según la Asociación Americana de Obesidad.

Si a esto se suma el estigma social, el deterioro psicológico y la dis-criminación económica que a menudo sufren los obesos, los costosresultantes son altos tanto para la salud como para la calidad de vida.

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En el Paso, Texas, EE.UU., al igual que en un númerocreciente de ciudades alrededor del mundo, las condicionesde vida moderna facilitan la obesidad.

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“En América Latina, quizás se pueda ir alcampo y cortar frutas de los árboles, peroen los supermercados de la ciudad, las fru-tas y las hortalizas son caras”, dice EnriqueJacoby, experto en obesidad, de la Organi-zación Panamericana de la Salud (OPS).“En muchos países puede observarse elaumento en el consumo de aceites parafreir, azúcar, bebidas azucaradas y cereales,principalmente arroz y pastas, mientras queel consumo de frutas, hortalizas y legumi-nosas está bajando. Depende mucho de labilletera de cada uno. Los pobres se venobligados a comer alimentos menos saluda-bles, debido a sus recursos limitados”.

Junto con esta transición nutricional, latecnología avanzada y la evolución de lasmetrópolis modernas han creado un“entorno obesogénico”, en el cual los nue-vos patrones de trabajo, transporte y recre-ación hacen que las personas en todo elmundo lleven una vida menos activa y mássedentaria. “Hasta los grupos de menoresingresos tienen cada vez mayor acceso acomodidades como televisión, teléfonos yautos”, dice Coutinho. “Éstas fomentan loshábitos sedentarios y generan cambios drásticos en el modo de vida que agravan elproblema”.

Del norte y del surLa población de El Paso, ciudad de

560.000 habitantes de cultura mixta, for-mada en su mayoría por americanos de ori-gen mexicano, está viviendo su propiatransición nutricional y de estilos de vidaque en cierta forma reflejan tendencias delmundo desarrollado y en desarrollo. Losresultados son tasas altas de sobrepeso yobesidad, además de consecuencias negati-vas para la salud, como la diabetes.

Beatriz Apodaca, experta en diabetes de laOficina de Campo de la OPS en la FronteraMéxico–Estados Unidos, situada en El Paso,está recabando datos locales acerca de sobre-peso y obesidad como parte de un estudiosobre la diabetes en la región fronteriza.“Sabemos que la tasa de diabetes en El Pasoes del 12,9 por ciento”, dice. “Eso es eldoble del promedio nacional de los EstadosUnidos. Nuestros datos acerca de sobrepesoy obesidad no están listos todavía, pero cre-emos que las tasas son muy altas”.

Darryl Williams, director de la Oficina deSalud Fronteriza de la Universidad Texas

Tech, pertenece a un grupo de académicosy profesionales de salud locales, con graninterés en estudiar los problemas de saludde El Paso producto del sobrepeso.Williams atribuye la epidemia de obesidaden parte a que “los americanos de origenmexicano tal vez tengan una predisposicióngenética”. Cita la teoría del “gen ahorra-dor”, según la cual ciertos grupos heredanuna tendencia a conservar peso que en épo-cas anteriores les ayudaba a sobrevivir, peroque en los medios urbanos de hoy condu-cen a tasas altas de obesidad.

Pero los factores culturales y otros ele-mentos exógenos parecen ser tanto o másimportantes. Williams señala que la alimen-tación diaria del paseño es abundante enleche entera, bebidas gaseosas y carbohi-dratos refinados, como arroz blanco y tor-tillas, pero escasa en frutas y verduras. Seobservó, por lo menos en un estudio, quela ciudad tiene uno de los niveles más bajosde consumo de frutas y verduras de losEstados Unidos.

Williams también atribuye el problema ala comida rápida y la de los restaurantes y alo que él llama “cambios en el tamaño delas porciones.…Antes era una Coca-Colapequeña, ahora por el mismo precio nosdan 1,5 litros”. La técnica, conocida como“mercadeo por valor”, se aplica para

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“El efecto combinado de la obesidad ylas enfermedades relacionadas en realidades tan grande o tal vez más grande que eldel tabaquismo”, dice Neville Rigby, direc-tor de política y asuntos públicos para elInternational Obesity Task Force, con sedeen Londres. “En verdad, necesitamos abor-dar el problema de la obesidad con el mis-mo grado de preocupación y fuerza”.

Una carreramundialLa propagación de la epidemia de obesi-

dad a un número de países cada vez mayor ylas tasas aceleradas de aumento en los últi-mos años preocupan a los especialistas ensalud pública. El año pasado, el InstitutoWorldWatch, con sede en Washington,informó que, por primera vez en la historia,los cálculos del número de personas consobrepeso en todo el mundo son similares alos de las personas desnutridas. En suInforme sobre la salud en el mundo 2002, laOrganización Mundial de la Salud (OMS)clasificaba a la obesidad entre los 10 riesgosprincipales para la salud en todo el mundo.

La epidemia se ha documentado muybien y se ha estudiado ampliamente en losEstados Unidos, donde ya desde comien-zos de los sesenta, casi la mitad de los ame-ricanos tenía exceso de peso y más del 13

por ciento era obeso. Hoy en día, alrededordel 64 por ciento de los adultos de losEstados Unidos tiene sobrepeso y el 30,5por ciento es obeso —el doble de la tasa deobesidad de 20 años atrás y un tercio másalta que hace apenas 10 años.

Pero Estados Unidos ni siquiera está a lacabeza de la carrera mundial por la corpu-lencia nacional. Esa distinción la tieneSamoa, donde dos tercios de todas lasmujeres y la mitad de los hombres son obe-sos. En las Américas, Canadá sigue a losEstados Unidos, ya que el 50 por ciento delos adultos tiene sobrepeso y el 13,4 esobeso. Pero los datos de Argentina,Colombia, México, Paraguay, Perú yUruguay muestran que más de la mitad desu población tiene sobrepeso y más del 15por ciento es obeso.

Aún más inquietante es que la tendenciase está acentuando entre los niños de laRegión. Actualmente, se ha duplicado elnúmero de niños estadounidenses que tie-nen exceso de peso con respecto a hace 20años. En Chile, México y Perú, la cifra esalarmante, ya que uno de cada cuatroniños, de 4 a 10 años de edad, tiene sobre-peso o es obeso.

Walmir Coutinho, profesor de endocri-nología de la Universidad Católica de Ríode Janeiro y coordinador del ConsensoLatinoamericano sobre Obesidad, señala

que las tasas de obesidad en la niñezaumentaron en un 66 por ciento en losEstados Unidos durante los últimos 20años, pero en Brasil aumentaron 240 porciento durante el mismo período.

“La obesidad y el sobrepeso estánaumentado más aceleradamente en Améri-ca Latina que en América del Norte o enEuropa”, dice. “Están reemplazando alhambre y a la desnutrición como factoresque inciden en la mortalidad”.

La bibliografía de salud pública referentea la epidemia de “globesidad”, cada día másvoluminosa, no culpa principalmente a laspersonas, sino a la globalización y al desa-rrollo, y considera que la pobreza es un fac-tor que agudiza la situación.

En lo que los expertos llaman la “transi-ción nutricional”, las sociedades en todo elmundo se están alejando de sus alimentos ymétodos de preparación tradicionales, paraconsumir alimentos procesados y produci-dos industrialmente, que suelen ser másricos en grasas y calorías, y contener menosfibras y oligoelementos, particularmentehierro, yodo y vitamina A.

El problema no se debe solamente a lacomida chatarra. Gran parte también es eco-nómico. En general, los alimentos comer-cializados masivamente son cada vez másbaratos, especialmente en las ciudades, y losalimentos frescos son cada vez más caros.

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aumentar las ventas haciéndole creer alconsumidor que le están dando una ganga.Aun peor, dice Williams, son los restauran-tes tipo buffet, favoritos en El Paso, dondeuno puede “comer todo lo que quiera”.Así los clientes “se sienten obligadas aaprovechar al máximo su dinero”.

A los malos hábitos de alimentación delos paseños se suma lo que Williams y otrosconsideran como modos de vida cada vezmás sedentarios. En un estudio sobre obe-sidad en niños de la región, Williams diceque esperaba encontrar tasas más altas en

los niños que viven en las colonias, losbarrios más pobres de El Paso, ya que en lamayoría de los Estados Unidos, el sobrepe-so y la obesidad están inversamente relacio-nados con el ingreso. Sin embargo, noencontró diferencias significativas entre lascolonias y los sectores con mejor situacióneconómica. Lo que sí resultó significativofue la edad de aparición de la obesidad.

“Cuando se estudió el peso y el creci-miento, tanto en niñas como en niños,resultó normal hasta los 7 años y luego seobservó un problema de obesidad. Lo queestá claro es que algo sucede cuando van ala escuela”, indica Williams.

Williams cree que un factor clave podríaser “el cambio en los niveles de actividad enla escuela”. Señala que la educación física,

Fuentes: WHO Global Database on BMI; CNFI; NHANES Continuous, 1999-2000

HOMBRES con sobrepesoHOMBRES obesos

MUJERES con sobrepesoMUJERES obesas

Uruguay

Per�M�xico

Brasil

Cuba

EE.UU.

Canad�Finlandia

Reino Unido

Rusia

Jamaica

Jap�n

Tendencias y subtendencias Mientras la obesidad está en aumento en todoel mundo, la dinámica de la epidemia varíade acuerdo a las regiones. En los países

pobres, las personas tienden a engordar a medida queaumentan sus ingresos, mientras que en las economí-as desarrolladas o en transición, mayor ingreso serelaciona con formas delgadas.

Los estudios sobre la relación entre pobreza ysobrepeso han identificado un número de factoressocioeconómicos en juego. Algunos han relacionadola baja estatura y el retraso en el crecimiento debidoa la malnutrición fetal y temprana con la obesidad enetapas posteriores de la vida. Los factores culturalestambién son importantes: muchas minorías y gruposde bajos ingresos asocian gordura con prosperidad,una percepción no compartida por los sectores de lasociedad que están en mejor posición o tienen máseducación.

Las diferencias de género complican aún más elcuadro. En general, las mujeres tienden a tener mayo-res tasas de obesidad que los hombres. Pero las tasasde sobrepeso son mayores en hombres en paísesdesarrollados, pero mayores para las mujeres en lospaíses en desarrollo. Además, en muchos países endesarrollo, la relación entre estatus económico y obe-sidad es positiva para los hombres pero negativa paralas mujeres.

¿Sobrepeso u obesidad?La obesidad suele medirse utilizando el Índice de masa

corporal (IMC), que es igual al peso de una persona dividido porsu estatura al cuadrado.

Un IMC de 18,5 a 24,9 se considera normal, de 25 a 29,9 refle-ja sobrepeso solamente, y por encima de 30 es obesidad.Utilizando el IMC, un adulto cuya estatura es 1,90 metros y pesa110 kg se consideraría obeso, mientras que una persona de 1,60metros y 70 kg, simplemente tendría exceso de peso. (Para losniños se utilizan otros parámetros.)

Una falla del IMC es que no distingue entre exceso de grasay músculo. Los físicoculturistas, por ejemplo, tienen IMC relati-vamente altos aun cuando su proporción de grasa corporal seanormal. Por otra parte, algunos grupos de población tienen máso menos grasa corporal para un IMC dado. Los aborígenes aus-tralianos y muchos asiáticos tienden a tener grasa corporal sobrelos límites saludables, a pesar de tener un IMC normal; mientrasque los polinesios tienen menos grasa corporal que otras pobla-ciones para un valor igual del IMC. A pesar de esto, el IMC engeneral se correlaciona con medidas más directas de la grasa cor-poral y sirve para predecir con mucha exactitud varios proble-mas de salud relacionados con la obesidad.

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UnenfoquenuevoAun cuando los progra-

mas de prevención talescomo los de El Paso sonprometedores, quizás nobasten para contrarrestarla epidemia acelerada deobesidad. Rigby, miembrodel International ObesityTask Force, dice que “el

enfoque moderado de impartir más educa-ción sobre los alimentos en la escuela yfomentar el ejercicio” ya no es suficiente.“Tenemos que atacar las causas profundasdel problema con iniciativas ambiciosas paracontrarrestar los grandes cambios quehemos visto en años recientes”.

Un blanco clave de este enfoque nuevo ymás agresivo es la industria mundial multi-millonaria de alimentos. Sus críticos aducenque las tácticas de publicidad y mercadeo ylas políticas de precios fomentan activa-mente el consumo excesivo de alimentosricos en calorías y baja calidad nutricional.Para contrarrestar estas tendencias, Rigby yotros están insistiendo para que se aprue-ben medidas que exijan que aparezca infor-mación nutricional en los menúes derestaurantes y de establecimientos de comi-da rápida. También piden limitaciones a lapublicidad, especialmente la dirigida aniños, y se apoyan en la presión del públicopara que la industria de alimentos se con-vierta en “parte de la solución”.

“En Europa, McDonald’s dejó de utili-zar ácidos grasos trans hace años porque loseuropeos no los aceptaron”, agrega Jacoby.“Ahora, prometieron hacer lo mismo enlos Estados Unidos”.

Otros abogan por que se cobre unimpuesto adicional sobre los alimentos nosaludables y se utilicen esos ingresos paracontrarrestar la publicidad o para subsidiaralimentos más saludables. Los defensoresde esta idea citan varios estudios quedemuestran que la gente preferiría alimen-tos más saludables con respecto a los menossaludables, si la diferencia de precios fuesefavorable.

Los partidarios de estas ideas estándefendiéndolas a nivel nacional y mun-dial, tratando de incorporarlas, por ejem-plo, en las negociaciones de comerciointernacional bajo los auspicios de la

Organización Mundial del Comercio. Lasemejanza con los esfuerzos contra eltabaquismo es evidente, pero muchosesperan que la industria multinacional dealimentos se muestre más colaboradorade lo que ha sido la industria tabacalera.

“A diferencia del tabaco, los alimentospor sí mismos no envenenan”, señalaJacoby. “Es cuestión de la calidad y de lacantidad que se consume. Por eso, hay ver-daderas posibilidades de cooperación con laindustria”.

Rigby está de acuerdo: “en realidad, laidea de una colaboración entre la saludpública y la industria de alimentos, no esnueva. Tenemos, por ejemplo, sal enrique-cida con yodo, y algunos sectores de laindustria alimentaria han adoptado la ideade enviar mensajes de salud pública comoparte del mercadeo de sus productos….Sinembargo, gran parte de los alimentos pro-cesados que comemos hoy siguen siendoparte del problema, pero no de la solución.Por eso, estamos alentando a la industriaalimentaria a producir opciones verdadera-mente saludables —no solamente para susnichos de mercados, sino para todos losconsumidores”.

No obstante, los países también debenencontrar formas de abordar la otra partede la ecuación de la obesidad: gastar ener-gía por medio de la actividad física.

“Ya hay demasiadas megaciudades yentornos urbanos donde el auto es rey y escasi imposible para la gente desplazarse apie o en bicicleta”, dice Rigby.

“Necesitamos crear entornos físicos enlas ciudades que mantengan y apoyen labuena salud”. Esto significa incorporar elconcepto de “municipios saludables” en laplanificación urbana, promover parques,

caminos para bicicletas y espacios librespara peatones; limitar la expansión urbana;aumentar el financiamiento para el trans-porte público; y hacer que la utilización delauto sea menos atractiva y menos necesaria.

Para lograr que todos los países del mun-do se adhieran a un programa tan ambicio-so quizás sea indispensable reflexionaracerca de lo que significa un alto nivel devida, algo similar a la idea cada vez másaceptada de que el desarrollo económicodebe ser sostenible social y ambientalmente.

“En los países en desarrollo se tiende apensar que son inevitables los cambios delentorno que ocasionan el grave problemade salud pública que es la obesidad”, agre-ga Rigby. “Nuestra tarea es convencerlosde que pueden actuar ahora para empezar atransitar un camino más sano”.

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de obesidad en la ciudad. Están tratando demodificar las tendencias mediante iniciativasde promoción de la salud.

Una de las iniciativas más prometedorases un programa de prevención de la obesi-dad conocido como CATCH (Métodocoordinado para la salud de los niños) ElPaso, basado en un programa nacional conel mismo nombre. Se financia con 5,6millones de dólares en subvenciones apor-tadas por la Fundación para la Salud Pasodel Norte, con sede en El Paso. El progra-ma, que se está ejecutando en más de 100escuelas primarias de la zona de El Paso,fomenta estilos de vida activos y alimenta-ción saludable para los escolares.

Karen Coleman, especialista en obesidadde la niñez y profesora en la Universidad deTexas, en El Paso, evaluó el programa y loconsidera un éxito. CATCH logró, apenasen un año, aumentar la actividad física demoderada a intensa en un 50 por ciento yreducir el contenido graso en los almuerzosescolares a menos del 30 por ciento deltotal de calorías. Agrega que las tasas desobrepeso en las escuelas del programalocal son ahora más bajas que las notificadas

recientemente para los niños americanos deorigen mexicano a nivel nacional.

“Pienso que es fundamental tratar el pro-blema en los niños”, dice Zevallos, “porqueuno de los factores de riesgo más grandespara ser un adulto con sobrepeso es ser unadolescente con sobrepeso. Pero no se pue-de solamente trabajar con los niños; hay queocuparse también de las familias y de quie-nes administran las escuelas”.

El pediatra José Román concuerda,observando que en las escuelas de El Paso,muchos trabajadores de las cafeterías, profe-sores y otro personal tienen sobrepeso o sonobesos. Además suelen ser defensores del“club del plato limpio”. “Los programas dealmuerzos escolares están diseñados paraque los niños coman más, no para quecoman de manera saludable”, dice. “Lesdicen, ‘tienen que comerse toda la comida’.Estamos obligándolos a comer”.

Román agrega que los padres son metasaun más difíciles. La mayoría de los latinoscreen que los niños gordos son niños sanos,dice. “Mientras más comen, mejor se sien-ten los padres. Los padres tienen miedo delimitar lo que comen sus hijos”.

Más peso, más riesgo

La obesidad aumenta significativamente el riesgo de padecer ciertos trastornos de salud. Algunos de ellos sondebilitantes o hasta ponen en peligro la vida.• Las personas obesas tienen un riesgo de 50 a 100 por ciento mayor de morir de todas las causas en

comparación con la gente de peso adecuado. Entre los adultos jóvenes (25 a 35 años), la obesidad graveaumenta el riesgo de muerte por un factor de 12.

• Para las personas obesas, el riesgo de sufrir de enfermedad coronaria, presión arterial elevada, artritis delas rodillas y gota se duplica.

• La obesidad duplica el riesgo de cáncer de mama, de endometrio o de colon, así como de trastornos hormonales, problemas de fecundidad y defectos del feto.

• El riesgo de diabetes y enfermedad de la vesícula es tres veces mayor para las personas obesas.Se ha demostrado que la distribución de la grasa corporal y los niveles de actividad física tienen sus propiosefectos independientes sobre la salud.• La grasa abdominal profunda —en contraste con la grasa concentrada en las caderas, las nalgas y los

muslos— aumenta el riesgo, tanto de enfermedad cardíaca como de diabetes.• La inactividad física, independientemente de la grasa corporal, aumenta el riesgo de diabetes, ataques car-

díacos y accidentes cerebrovasculares, presión arterial elevada y de cáncer cervicouterino, ovárico, vaginal o de colon.

que anteriormente fue importante en lasescuelas públicas de los Estados Unidos,ahora tiene poca prioridad. Más aún, “cuan-do los niños llegan a casa, tampoco tienenmucha actividad. No hacen más que ver TVy entretenerse con sus juegos de video”.

Especialmente en las colonias, diceWilliams, hay pocos parques u otro tipo deinstalaciones que promuevan la actividadfísica. Y en el verano cuando las temperatu-ras promedian los 40o C, muchos —adultosy niños por igual— prefieren estar adentroy disfrutar del aire acondicionado.

Viene a agravar la situación, especialmen-te para los adultos, el hecho de que El Paso,al igual que muchas otras ciudades, sea elresultado de una expansión urbana pocoplanificada. Caminar o usar la bicicleta paradesplazarse, sencillamente, no resulta prác-tico. Más aún, recalca Juan Carlos Zevallos,director del Centro de Investigación sobreDiabetes en El Paso: “nuestro transportepúblico es atroz. Se necesita un auto. Cadaquien necesita su propio auto”.

Zevallos y otros miembros de la comuni-dad de salud pública de El Paso estánhaciendo algo más que estudiar el problema

Donna Eberwine es redactorade Perspectivas de Salud.

“A diferencia del tabaco, los alimentos en sí no envenenan; es cuestión de la calidad y cantidad que se consume”, dice Jacoby de la OPS. Él y otros expertos

quieren que la industria alimentaria produzca opciones verdaderamente saludables, no solamente para sus mercados nichos, sino para todos los consumidores.

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oscuridad, luz yFotos por Alex Morel

Texto por Marisol Bello

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En las pequeñas aldeas y las barriadas pobres en todoHaití, los niños pueden garabatear sus nombres con letratemblorosa.

Los adolescentes, más habituados a hablar creole, impresio-nan a los visitantes con saludos en inglés y español.

Los adultos encuentran trabajo en la industria ligera en un paisaje árido que ha ofrecido, tradicionalmente, poco más que una agricultura de subsistencia.

Esta nación del Caribe de 8 millones de habitantes es más conocida como el país más pobre del continente americano yno por haber sido la primera república negra independiente del mundo.

No obstante, en toda la isla prospera un sentido de comunidad, florecen las expresiones culturales y la fortaleza delpueblo haitiano se puede ver en los esfuerzos grandes y pequeños para cambiar y mejorar las cosas.

Menos de tres de cada 10 haitianos en edad de trabajar tienenun empleo formal. No obstante, mujeres y hombres, además demuchos niños, encuentran trabajo en la economía informal ya seacomo trabajadores manuales, microproductores o vendedores en elmercado y en las calles.

Pero la mayor parte de la población de esta sociedad agraria sigue labrando su propia tierra, o la de los gran-des terratenientes, para cultivar frijoles, hortalizas o frutas. Para otros, su ocupación consiste en pescar en lasaguas del Caribe, tejer cestas de paja o fabricar con sus propias manos productos artesanales.

Ellos venden sus productos en mercados callejeros y a la vera de las carreteras, tanto en zonas urbanas conges-tionadas como en aldeas rurales de difícil acceso.

En todo Haití, familias extendidas mancomunan sus recursos, y los vecinos se ayudan entre sí cuando pueden. Elfuerte sentido de comunidad tiene sus raíces en la historia, en sentimientos de orgullo de ser haitiano, y en undeseo profundo de autosuficiencia a pesar de las dificultades económicas.

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La orgullosa identidad de los haitianos estalla en laexpresión cultural, que abunda en toda la isla, desde laenergía colorida y vibrante del Carnaval hasta los com-plejos y míticos lienzos pintados por los artistas locales.

El Carnaval es el acontecimiento cultural más esperadoen la isla. Comienza cada año el sábado antes de laCuaresma y continúa durante cuatro días jubilosamentefrenéticos. Los tambores retumban con el ritmo del zouk,

Mediante el arte, la música y el baile, los haitianos narran las historias de sus familias, comparten la difícilsituación de sus compatriotas y relatan la historia turbulenta de su nación.

una mezcla de música africana y criolla francesa, quellena el aire mientras las calles se abarrotan con ca-rrozas alegóricas y alegres bailarines engalanados conmáscaras brillantes y disfraces atrevidos.

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El color, la música y la pompa contrastan conla dura realidad socioeconómica del país.

En Haití• De cada 1.000 bebés nacidos, 80 no llegarán

al año de edad.• Cerca de una tercera parte de todas las defun-

ciones del país ocurre entre los niños menoresde 5 años.

• De cada 100.000 mujeres embarazadas, 530mueren por complicaciones.

• Unos 30.000 haitianos murieron a causa delSIDA en 2001, y se cree que un cuarto de mi-llón vive con el VIH.

Las familias soportan estas dificultades con re-signación. Pero muchos encuentran motivopara la esperanza y la acción.

Alex Morel, fotógrafo radicado en NuevaYork, vivió en Haití durante 2001–02. Tomóestas fotos por encargo de la Representación dela Organización Panamericana de la Saluden Puerto Príncipe.

Marisol Bello se desempeña como periodista deproyectos especiales del Pittsburgh Tribune-Review en Pennsylvania, EE.UU. Ganó el premio Estados Unidos en el concurso de periodismo del centenario de la OrganizaciónPanamericana de la Salud por su informeespecial “Haití, una misión de esperanza”.

Tales esfuerzos han ayudado a reducir eltétanos neonatal —una de las principalescausas de muerte en Haití— en partes delvalle del río Artibonite, y han ayudado adisminuir las tasas de mortalidad de lac-tantes y de madres del área.

El programa de salud comunitaria del hospital secentra en la educación de los casi 300.000aldeanos que viven en el valle. Además de las ini-ciativas para educar a los padres se han redobla-do los esfuerzos para educar a los niños del país. Entodo el país, el nivel de matriculación escolar havenido aumentando en forma sostenida.

Cada día, las aulas de toda la isla se llenan conjóvenes vestidos con pulcros uniformes, ansiosos poraprender el abecedario, leer una historia infantilfavorita y quizás ser los primeros en sus familias enaprender cómo escribir sus nombres

En las aldeas pequeñas a lo largo delborde occidental de la isla, los residentestrabajan codo a codo con los misioneroscavando pozos para proporcionar unafuente de agua limpia para beber, coci-nar, bañarse, lavar la ropa —una alternativa a los arroyosque transmiten agentes patógenos causantes de enfermedades.

En el valle del río Artibonite, en el centro de Haití, el personaldel hospital local enseña a las familias acerca de la regula-ción de la natalidad, la crianza, las infecciones de trans-misión sexual y la importancia de las vacunas.

Los trabajadores de salud pública y los voluntarios del HospitalAlbert Schweitzer se dispersan por la campiña escabrosa, si-guiéndole la pista a cada niño y adulto, inmunizándolos,pesándolos y monitoreándolos en su búsqueda de señales detuberculosis y otras enfermedades contagiosas.

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Sábado Gigante es el progra-ma de variedades de más lar-ga data en la televisión conun único anfitrión, DonFrancisco. Generalmente suescenario cuenta con come-dia, canciones, mujeres con

escasa vestimenta y actuaciones de aficiona-dos. Pero también usa su púlpito para abo-gar en favor de un mundo más compasivoy equitativo. En 1992, alentó a los televi-dentes a que donaran para los damnificadosdel huracán Andrew, lo mismo hizo des-pués de los ataques terroristas del 11 deseptiembre de 2001, denunciando la vio-lencia en favor de la paz y la tolerancia.

Pero las obras más notables de DonFrancisco han estado dedicadas a la salud.Su teletón anual a favor de los niños disca-pacitados, lanzada en 1978, ha recaudadoaproximadamente 160 millones de dólaresy construido seis hospitales en Chile. En2000, Don Francisco fue elegido vicepresi-dente de la Asociación de Distrofia Mus-cular de los Estados Unidos por su trabajoen este programa. Ha filmado anuncios deservicio público para la OrganizaciónPanamericana de la Salud (OPS) apoyandola donación de sangre segura, vacunasinfantiles, atención prenatal y salud mental,y denunciando el abuso de drogas. En2002, la OPS lo nombró Campeón de laSalud de las Américas por sus contribucio-nes a la salud pública. El Papa Juan Pablo IIlo designó Benemerenti, siendo la primerapersona no católica que recibe tal honor.

En perfecta sintoníaFuera del alcance de las cámaras, Don

Francisco es un chileno de 62 años cuyonombre es Mario Kreutzberger, hijo deinmigrantes judíos de Alemania. En supequeña oficina en la sede de Univisión, elartista no sólo es afable sino más bientímido, decidido y algo pensativo, casi loopuesto a su personalidad de televisión.Kreutzberger explica cómo llegó a involu-crarse en la promoción de la salud comouna forma de retribuir a aquellos que en eltranscurso de los años lo habían ayudado.

Parte de este proceso fue tomar concien-cia de que lo material es perecedero. “Lológico era que las personas que tienen máspudieran tener la sensibilidad social para

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Las cámaras se encienden y Don Francisco,

resplandeciente, entra al escenario en su estudio de Miami.

Entona el estribillo de una canción, se mofa de algunos de sus

invitados y bromea con su embelesada audiencia. Vestido con un traje

brillante y, a veces, con un ridículo sombrero, el personaje más conocido en

América Latina irrumpe cada semana en millones de hogares,

televidentes que lo siguen incondicionalmente

desde hace 40 años.

El animador de Sábado Gigante es el personaje más conocido

de la televisión en español en toda América

Pero Don Francisco también es el fundador de la teletón chilena para

niños discapacitados y un Campeón de la Salud de la OPS.

por Bryna Brennan

retribuye

Don Francisco

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“nunca improvisar”. Abandonó la escuelasecundaria y a los 19 años viajó a NuevaYork para aprender a manejar el negocio devestimenta de su familia. Pero cuando viotelevisión por primera vez, en la habitacióndel hotel, “se trató de amor a primera vis-ta”. Regresó a Chile, buscó la manera depresentarse en televisión y comenzó unacarrera que ha durado 40 años y que res-ponde con creces a la inquietud de su padrede: “¿Cómo va a mantener a una familia,siendo un payaso de circo?”

Se hizo coincidir la aparición del libro deKreutzberger con el 40 aniversario deSábado Gigante. En el libro describe su tra-bajo pionero en la televisión chilena, el lan-zamiento de la teletón chilena, su traslado aMiami en 1986 y los altibajos que acompa-ñaron su ascenso al estrellato internacional.

Mauricio Montaldo, su escritor fantasma,escribe en el prólogo del libro queKreutzberger “quería compartir sus expe-riencias, pues estaba convencido de quecuando se fuera, a los seis meses o antes,nadie se acordaría de él”. Fiel a su estilo,Kreutzberger donará parte de las regalíasdel libro a Padres Contra el Cáncer, ungrupo con sede en California que ayuda alos niños que padecen cáncer.

Evidentemente, Kreutzberger se sientemás orgulloso del uso solidario que hahecho de su fama. En su libro, describecómo su éxito lo llevó a establecer la tele-tón para los niños discapacitados.

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repartir entre los que tienen menos, pen-sando que por el dinero que se tenga, noimporta la cantidad, no se puede evitar lamuerte”, dice. También consideró que serfamoso debe ponerse en buen uso.“Nosotros los comunicadores teníamos queactuar siendo un puente ante las necesida-des de la gente entre aquellos que podríanayudar a que tengan una vida mejor”.

Con televidentes en cerca de 30 países,Kreutzberger tiene el poder de alcanzar amillones de personas durante su programade tres horas en español. Sus transmisionesdesde Miami han ayudado a crear un senti-do de comunidad entre los inmigrantes his-panos en los Estados Unidos y sus países deorigen en América Latina y hasta en España.

La popularidad y el alcance que tieneKreutzberger redundaron en conseguir

entrevistas en su programa con ambos can-didatos presidenciales estadounidensesdurante la última elección, además de unaestrella con su nombre grabada en elCamino de la Fama en Hollywood, lapublicación de un número especial dedica-do a él en la edición española de la revistaPeople y una audiencia con el Papa JuanPablo II. La mayoría de las más reconoci-das celebridades latinoamericanas han apa-recido en su programa, incluidos MarcAnthony, Jon Secada, Ricky Martin,Cristina Saralegui y Gloria Estefan. Dehecho, Sábado Gigante ha contribuido allanzamiento de muchos artistas hispanos.

En su estudio, Kreutzberger se desplazacon una energía que quizá no se esperaríade un abuelo que sufre de diabetes, hiper-tensión, problemas de tiroides y artritis.“La salud no tiene precio”, señala. Perouna cirugía estética facial y una reducciónde la doble barba (que, admite, le costó18.000 dólares), le han ayudado a verse tanbien como se siente.

En su incansable ir y venir, Kreutzbergergraba mensajes comerciales durante losintermedios de su programa. Avanza agrandes pasos a otro estudio para grabar losmensajes de intéres público de la OPSsobre donaciones de sangre segura. Lee losguiones rápidamente. Hace un ensayo úni-co y procede a leer impecablemente cadauno de los siete mensajes de 30 segundos.Cada lectura es persuasiva, como si en cada

mensaje, Don Francisco estuviese haciendouna súplica personal.

Justamente eso, concuerda, es su mayortalento y atractivo. “Sé que hay una teclaque a veces toco y que hace a las personassentirse mis amigos, muy cercanas a mí, sinque les importe estar dos o tres horas espe-rando para saludarme”, escribe en su auto-biografía recientemente publicada, DonFrancisco: Entre la espada y la TV.

La historia personal de Kreutzberger,escrita con la ayuda de un escritor fantasma,es la de un niño con una vocación artísticaque alcanzó el estrellato gracias a su trabajodedicado y a su gran determinación para

aprovechar todas las oportunidades que se lepresentaran para alcanzar su objetivo.

Nacido en Talca, Chile, en 1940, fue elprimer hijo de una pareja de inmigrantesjudíos alemanes que habían abandonado laAlemania nazi un par de años antes. Supadre, que se ganaba la vida como sastre, eraun sobreviviente de un campo de concentra-ción y su madre era una aspirante a cantantede ópera a quien los nazis nunca le permi-tieron actuar. Kreutzberger cree que suspropias ambiciones frustradas hicieron quealentara el talento de su hijo. Lo hizo estu-diar “cuánto instrumento musical existía” y,cuando no logró perfeccionarse en ninguno,lo persuadió para que se dedicara al canto. Alos 10 años, el pequeño Mario cantaba can-ciones populares chilenas en la escuela perosus compañeros más grandes lo molestaban

con abucheos, por lo que se juró a sí mismono volver a cantar nunca más.

Siendo un niño tímido y reservado,Kreutzberger tuvo algunas experienciasduras, si poco frecuentes, con el antisemitis-mo que lo dejaron marcado, incluso unagolpiza por una pandilla de chicos mayoresque él cuando tenía 14 años. Reconoce queel apoyo que recibió del director de suescuela después del incidente le ayudó asuperar sus temores y a hacer “un giro de180 grados” lo que le permitió convertirseen el centro del escenario que es hoy.

Su primer profesor de drama le enseñó acontar chistes, bailar, actuar y cantar pero

“El programa me llevó de la mano, pri-mero a la popularidad, después al éxito y,más adelante, a la internacionalización. Sinembargo, me notaba vacío en lo espiritual,tenía una deuda con la gente que me habíadado la oportunidad de alcanzar en la vidael puesto que ahora ostento y sentía necesi-dad de retribuir”, señala. Tomando la inspi-ración de la teletón de distrofia muscular delcomediante Jerry Lewis, Kreutzberger jun-tó a algunas estrellas y realizó el primer pro-grama, “Logremos el milagro”. La primerateletón recaudó 2,5 millones de dólares ysatisfizo tanto su deseo de “retribuir” queKreutzberger se comprometió a transfor-marlo en un evento anual.

Para Kreutzberger, la teletón ha sido unavictoria personal. Cada año se recaudan másfondos que el año anterior. Escribe elo-

cuentemente al respecto en su libro:Veintidós años después, la Teletón, que no tie-

ne distingos sociales ni políticos y que se fundaen la solidaridad y en la emoción, ha producidoun cambio cultural en pro de la dignidad deldiscapacitado y de sus derechos.…Hay muchopor hacer. La necesidad y el tiempo nos haráncrecer, incorporar nuevas técnicas de rehabilita-ción y comunicación. El mundo podrá cambiar,seremos más o menos tecnócratas, tendremosmás o menos espacio, más o menos bienes mate-riales: pero la sonrisa de un niño será la mismay la esperanza continuará erigiéndose como unvalor que no se transa en ninguna bolsa decomercio del mundo.

Hoy, uno de los retos más grandes deKreutzberger es mantener el ritmo de laOrganización Internacional de Institu-ciones Teletón (ORITEL) una fundaciónque une a 13 países en la teletón anual. Laidea, explica, es recaudar fondos para capa-citar a médicos por medio de Internet ypermitirles intercambiar información sobrecómo tratar a niños con discapacidades ner-viosas, musculares y óseas.

Kreutzberger cree en lo que denomina“la responsabilidad que recae en un comu-nicador”, o sea, utilizar su talento para pro-mover mensajes positivos, incluyendoamor, tolerancia, valor de la familia, sentidode comunidad, orgullo cultural, perseve-rancia personal y trabajo duro y honesto.

También cree que las personas pueden ydeben ayudarse, y que la unidad logra

resultados. Regresa al tema de la teletón,diciendo que si cada persona donara undólar, no lo sentirían, pero ese dineropodría convertirse en “sonrisas, esperanzas,en una serie de cosas”.

“A veces también este frío e impersonalmundo del dinero se puede transformar enalgo muy positivo”, dice Don Francisco.“Pero eso se puede lograr con la ayuda delas personas. Eso hace la fuerza”.

Don Francisco cree que su responsabilidad como comunicador es promover mensajes positivos: amor y

tolerancia, valoración de la familia, perseverancia y trabajo duro, sentido de comunidad y orgullo cultural.

Su mayor talento y atractivo como animador es su capacidad para relacionarse con la mujer y el hombre común.

"Sé que hay una tecla que a veces toco y que hace a las personas sentirse mis amigos, muy cercanas a mí."

Bryna Brennan es jefa de la Oficina de InformaciónPública de la OrganizaciónPanamericana de la Salud.

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Es necesario un viaje de 20 minutos en unapiragua motorizada desde la tierra firmede Venezuela para llegar hasta Isla Ratón,una isla cubierta de árboles en el medio delOrinoco, el río que allí sirve de fronteranatural entre Venezuela y Colombia.Aunque el pueblo situado en la isla es la

sede del municipio indígena venezolano de Autana, sus callesestán momentaneamente desiertas mientras todos se refugiandel abrasador sol del mediodía.

Isla Ratón será durante los próximos 10 meses el hogar deJenny García, una médica venezolana recién graduada que

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una figura muy importante, poreso no podemos competir con él.Al contrario, lo que hacemos esalternar la medicina tradicional conla occidental. Compartimos infor-mación con los médicos tradicio-nales y buscamos sus opiniones”.

Esta actitud de García es reflejode una nueva manera de buscar lacooperación con la medicina tradi-cional, recomendada por los espe-cialistas en salud pública tanto enVenezuela como a nivel interna-cional. Esto coincide con el interéscada vez mayor en los países desa-rrollados por los métodos de lamedicina tradicional —desde laacupuntura hasta los remediosherbarios— como “medicinaalternativa”, así como el crecienteinterés comercial suscitado por lautilización en la farmacologíaactual de las plantas medicinalestradicionales.

Pero, aun más importante, es elreconocimiento de que los méto-dos tradicionales de curación,basados en las culturas y los recur-sos locales y aplicados durantesiglos, pueden ser eficaces y, detodas maneras, siguen siendo laforma de atención de salud másasequible para millones de perso-nas de los países en desarrollo.

“La medicina tradicional, quecomprende el conocimientocolectivo acerca de curas, estrate-gias de autocuidado y otros méto-dos tradicionales, forma parte delos recursos comunitarios”, señalaRocío Rojas, experta en salud delos indígenas, que trabaja con laOrganización Panamericana de laSalud (OPS). “Es esencial conocermejor estos métodos para formu-lar estrategias que mejoren el acce-so de las poblaciones indígenas auna atención de salud de calidad”.

La selva pluvial amazónicaocupa el corazón de América delSur y es un tesoro de diversidad tan-

to étnica como biológica. Para Venezuela yotros gobiernos de la región, la prestaciónde atención de salud y otros servicios bási-cos a las comunidades indígenas amazóni-cas es un gran reto que ha hecho figurar las

unión de medicinasEn el estado Amazonas de Venezuela, médicos occidentales y

tradicionales están aprendiendo a colaborar para satisfacer las

necesidades de salud de las comunidades indígenas.

Una

La medicina tradicional, basada en culturas y recursos locales y utilizada

durante siglos, puede ser eficaz y, de todas maneras, sigue siendo la forma de

atención de salud más asequible para millones de indígenas en las Américas.

vino a la isla para cumplir con el servicio rural obligatorio quese exige a todos los médicos venezolanos. García dirige elpuesto de salud local y se encarga de visitar las numerosascomunidades remotas del municipio Autana. Aunque sólo haestado aquí un par de meses, y a pesar del bochornoso climadel norte amazónico, se siente como en casa. Aun más impor-tante, es que también aprendió a convivir con lo que se podríallamar la competencia de los médicos del lugar: los chamanesindígenas, que practican la curación tradicional casi de la mis-ma manera que muchos siglos atrás.

“Tenemos que respetar la popularidad de la medicina tra-dicional”, explica García a un visitante. “Aquí, el chamán es

Una mujer venezolana indígena cosecha unaplanta oriunda del Amazonas utilizada por loscuranderos tradicionales para tratar doloresmenstruales.

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por Owain Johnson

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también acuden a nosotros”, señala. “Suestilo de medicina es consultivo, no egois-ta. Si ven casos graves, siempre mandan alos pacientes a un médico”.

El alcalde del Autana, Bernabé Arana,quien pertenece a la tribu piaroa, señalaque él y otros isleños eligen el tipo de medi-cina que consideran más apropiado a sucaso o síntomas individuales. “Con unaenfermedad como la diarrea”, explicaArana con toda naturalidad, “por supuestono voy a un chamán; voy al puesto médico.Pero si es una enfermedad que ha duradotres semanas o un mes, voy a un chamán”.

García comenta que los chamanes queconoce tienden a especializarse en trastor-nos como problemas psicológicos y doloresde cabeza, o fatiga crónica, que se atribu-yen al mal de ojo. Estas enfermedades seperciben como el resultado de maldiciones,transgresiones de tabúes o enojo de los dio-ses y se tratan con oraciones, hechizos paracurar y ritos de purificación. Pero los médi-cos tradicionales también emplean méto-dos más prácticos, como por ejemplo, eluso de plantas medicinales e infusiones parael tratamiento de afecciones como doloresde la menstruación, infecciones de la piel yheridas leves. García piensa que los casosmás graves casi siempre llegan al puesto demedicina occidental.

Tal vez los residentes de Isla Ratónestán más dispuestos a aceptar a lostrabajadores de salud del gobierno

y la medicina occidental debido en parte aque su isla, en comparación con lo usual enesa zona, es menos remota y se ha benefi-ciado, relativamente, de su contacto congente de otros lugares. La isla tiene electri-cidad y una bomba que extrae agua dulcede las reservas subterráneas. Cuenta conescuelas de la orden católica Salesiana y,además del pequeño puesto de salud deGarcía, tiene un laboratorio médico básico.Sin embargo, las comunicaciones siguensiendo difíciles; la radio es la única manerade comunicarse con el mundo exterior y lascanoas motorizadas son el único medio detransporte.

Luego de dos meses de su estadía aquí,García tiene, en general, una buena impre-sión de la infraestructura y los sistemas quehay. “Tratamos de visitar una comunidadde difícil acceso cada semana o cada quincedías”, señala. “Examinamos y vacunamos ala gente, claro que es muy limitado lo que

podemos hacer en ese tiempo. Afortunada-mente, los auxiliares locales que he vistoson excelentes”.

En efecto, los enfermeros de la zona sonun ejemplo notable de cooperación ya queambas partes comparten y hacen concesio-nes. Todos son miembros de comunidadesindígenas y asistieron a cursos de “medici-na simplificada” organizados por el minis-terio de Salud de Venezuela con asistenciatécnica de la OPS. De esta forma, apren-den los fundamentos de la medicina occidental pero sin renunciar a sus conoci-mientos tradicionales de la medicina indí-gena, indica el asesor Prosperi de la OPS.

Los egresados de los cursos viven con suscomunidades en los lugares más remotosdel Autana, pero están en comunicaciónpermanente por radio contacto con el pues-to médico de Isla Ratón. De esta forma,pueden pedirle consejos a la doctora Garcíao enviarle a los pacientes; ella a su vez podrátrasladar a los más graves a un hospital entierra firme. En general, el sistema funcionabien, pero si no se dispone de transporteaéreo los enfermos a veces tienen quesoportar varios días de viaje en canoa parallegar al puesto médico o al hospital.

Mapa electrónicode la saludPara ayudar a satisfacer las necesidades de

atención de salud de otras comunidadesindígenas amazónicas, muchas de las cualesestán más alejadas y hasta la fecha no tanbien atendidas como Isla Ratón, el ministe-rio de Salud de Venezuela está construyen-do una base de datos electrónica acerca delas necesidades, las culturas y los problemasde salud de la población indígena del país.Dalia Rivero, médica del ministerio deSalud, está a cargo de esta tarea. Trabajacon un antropólogo y, juntos, encuentranla información en estudios hechos porinvestigadores universitarios, por los minis-terios de Salud y de Educación, así comoen informes de campo de trabajadores desalud, científicos y misioneros.

El proceso está todavía en su infancia,pero Rivero espera con el tiempo producirun archivo de cada una de las 32 comuni-dades indígenas de Venezuela, 19 de lascuales están ubicadas en el estadoAmazonas. Cada archivo incluiría estadísti-cas de enfermedad y mortalidad, informa-ción cultural y lingüística pertinente,

cálculos de población y detalles acerca de losrepresentantes de la comunidad y de quie-nes practican la medicina tradicional. Estospaquetes de datos se entregarían a los traba-jadores de salud asignados a las comunida-des indígenas, en especial a los participantesen el programa rural para médicos.

La información recopilada también lepermitiría al ministerio asignar mejor losrecursos de salud, una inquietud fundamen-tal en el estado Amazonas, donde el trans-porte de las medicinas a los puestos de saludalejados puede resultar sumamente difícil ycostoso. Por ejemplo, los grupos indígenasamazónicos que se desplazan durante el añoson los más afectados por ciertas enferme-dades y en ciertos momentos. El personal

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relaciones entre la medicina occidental y latradicional en el programa político nacional.

En años recientes, las autoridades venezo-lanas formularon la legislación que formalizaesa relación en el sistema de salud nacional.El artículo 122 de la nueva constitución(que entró en vigencia en 2000) reconoce elderecho de los pacientes indígenas a recibirtratamientos culturalmente apropiados yestipula la obligación de los médicos detener en cuenta las creencias y las normasculturales locales. Un proyecto de ley nacio-nal de salud, actualmente en consideraciónpor la Asamblea Nacional, establece expresa-mente que “los pueblos indígenas tienen elderecho del uso a su medicina y prácticas desalud tradicionales…este derecho nomenoscabe el derecho de estos pueblos alacceso sin discriminación alguna al sistemanacional de salud”. Jorge Luis Prosperi, ase-sor de la OPS en Caracas, especializado ensistemas y servicios de salud, cree que estenuevo marco legal es uno de los más avan-zados de las Américas. Lo considera un “pri-mer paso necesario para prestar los serviciosapropiados”.

El paso siguiente, y el más complicado, esque el ministerio de Salud y DesarrolloSocial de Venezuela comprenda plenamen-te las necesidades y la cultura de las comu-nidades indígenas a las que tiene laresponsabilidad de servir. En algunas partesdel estado Amazonas, principalmente enIsla Ratón, los trabajadores de salud hanvenido trabajando con ciertas comunidadespor muchos años y han logrado entender elidioma, la cultura y las necesidades de saluddel lugar. Esto los ha ayudado a fomentarrelaciones cordiales y de cooperación conlos chamanes y otros practicantes tradicio-nales locales.

Una colaboraciónfructífera En Isla Ratón, Jenny García reconoce a

sus antecesores de los últimos cinco o seisaños el mérito de haber establecido relacio-nes amigables con los practicantes tradicio-nales piaroas y guajibos de la isla. Habla demanera entusiasta sobre el respeto mutuoque ha nacido entre el personal médicooccidental y los chamanes locales.

Los pacientes buscan ambas clases deatención médica, explica García, y tantomédicos como chamanes respetan las habilidades de los otros. “Los chamanes

Hallazgos de la selva

Durante siglos, los indígenas de la cuenca del Amazonas han obtenido beneficios medicina-les de la selva tropical de la región. “Ellos fueron los primeros en hacer pruebas clínicas, pro-bar nuevas plantas, combinar sustancias naturales. Desde siempre han sido alquimistas”,

observa Gordon Cragg, experto en medicina indígena del Instituto Nacional del Cáncer de losEstados Unidos.

La selva amazónica ha contribuido con decenas de sustancias a la medicina occidental. Entre lasmás conocidas están el curare, un componente fundamental de los anestésicos modernos, y la qui-nina, el primer aporte de la “medicina natural” para tratar una enfermedad en particular, la malaria.

La quinina se extrae de la corteza del árbol de cinchona y los indígenas del Amazonas la uti-lizan desde siempre para bajar la fiebre. En 1820, dos farmacéuticos franceses aislaron sus com-ponentes químicos y, en 1944, la sustancia fue sintetizada en el laboratorio. “La medicinatradicional sirvió de inspiración y de base de los medicamentos contra esta enfermedad”, diceCragg. “Aunque ahora en muchos lugares ya hay casos resistentes a los medicamentos basadosen la quinina, durante años fue esencial”.

Un washingtoniano, Richard Gill, descubrió las propiedades del curare y fue el primero entender un puente entre las dos medicinas. En 1929, después de graduarse de la universidad, via-jó a Ecuador, donde hizo amistad con los indígenas y comenzó a descifrar la “farmacopea” de laselva. Cuando en 1934 le diagnosticaron esclerosis múltiple pensó que el curare, ese potenteveneno que los indios colocaban en la punta de sus flechas, podría ser un tratamiento alterna-tivo. El curare actúa bloqueando ciertos receptores químicos de forma tal que los impulsos ner-viosos no pueden llegar a los músculos. Por lo tanto, dedujo Gill, un medicamento basado en elcurare podría servir para tratar la esclerosis múltiple o el mal de Parkinson.

Gill organizó una expedición con más de 100 hombres, se adentró en la selva y logró conse-guir el secreto de la producción del curare. Además, descubrió otras 75 especies botánicas poten-cialmente útiles para tratamientos médicos. Todas estas experiencias las plasmó en undocumental y en un libro titulado: Agua Blanca y Magia Negra. Aunque el curare no resultó útilpara tratar la esclerosis múltiple, su poder relajante se aprovechó para preparar anestésicos quese empezaron a utilizar en 1942. Desde estos hallazgos, el bloqueo neuromuscular se convirtióen un elemento fundamental de la anestesia.

Otros ejemplos más recientes de las decenas de contribuciones “amazónicas” son hierbas comola chanca piedra, que los indígenas usan para “limpiar los conductos internos del cuerpo” y para“destruir las piedras del riñón”, que es la base de remedios diuréticos, y la manaca, que tiene pro-piedades antiinflamatorias y se utiliza en la medicina occidental para tratar problemas del sistemaendócrino. También el iporuru, una planta base de muchas drogas contra los dolores musculares.

“Potencialmente hay muchos medicamentos que podrían extraerse de plantas tropicales, y locurioso es que distintas especies suelen producir el mismo componente”, observa Cragg. Agregaque muchas sustancias de la selva pluvial estimulan el sistema inmunológico, por lo que son unaterapia complementaria de otros tratamientos.

Además del Amazonas, otras regiones de América han aportado importantes sustancias a lamedicina moderna. Una de ellas, que los aztecas extraían del ñame (una especie de papa dulce),es, hoy en día, una hormona esteroide para el control de la natalidad. El principal ingredientedel Taxol, utilizado para el tratamiento del cáncer de mama, se extrae del árbol tejo del Pacíficoque crece en los estados occidentales de Oregon y Washington, en los Estados Unidos.

“Lo fundamental es tener la fórmula apropiada y saber cuál es la dosis correcta para cadatratamiento. La naturaleza es sabia y los indígenas conocen la justa medida para aprovecharla.Los occidentales deben aprender de ellos”, dice Cragg.

—Paula Andaló

médico que trabaja con estos grupos debesaber, por ejemplo, que se van a necesitarmás tratamientos antimaláricos cuandoestos grupos se establezcan en una zonaendémica de malaria, pero harán falta mástratamientos para la diarrea cuando el lugarescogido esté cerca de un río contaminado.

Aguas arriba desde Isla Ratón, en lasriberas del río Orinoco, se encuen-tra Puerto Ayacucho, capital del

estado Amazonas venezolano. Esta peque-ña ciudad alberga al único hospital de laregión y sirve de base para los suministros yes el centro administrativo de las autorida-des sanitarias que atienden a las comunida-des dispersas del estado.

Puerto Ayacucho es también la sede dela Organización Regional de los PueblosIndígenas del Amazonas, más conocidacomo ORPIA. La sede del grupo se cons-truyó en lo que era originalmente uncentro turístico pequeño que fue expro-piado por la organización a comienzos delos años noventa. “La liberamos”, dice

Jenny García, doctora venezolana recién egresada,junto al enfermero de su puesto de salud. García considera a los chamanes locales sus aliados en la atención de salud de las comunidades que ella atiende.

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con una sonrisa el presidente de ORPIA,José Gregorio Díaz Miraval.

Después de muchos años de lucha,durante los cuales las oficinas de ORPIAfueron blanco de ataques incendiarios y derobos, la Organización ha ganado su bata-lla por el reconocimiento legal de los dere-chos indígenas y ahora su prioridadabsoluta es la lucha por una mejor atenciónde salud.

Pedro Jaro, coordinador de salud deORPIA, señala que le complace que elministerio de Salud considere de granimportancia responder a las necesidadesconcretas de las comunidades y agrega que,desde hace algún tiempo, ORPIA ha veni-do solicitando a las autoridades sanitariasque los programas se hagan a la medida delas comunidades individuales, en lugar deadoptar una política de “talla única”.

Pero las necesidades todavía siguen sien-do grandes, según Jaro. Los puestos desalud todavía son pocos y distantes entre síy sufren de una escasez crónica de suminis-tros. “Algunos enfermos tienen que cami-nar nueve horas para llegar a un médico,”señala, “y en el Alto Orinoco, a veces no setrata de horas sino de días”.

A ORPIA también le preocupa que, apesar de la nueva protección legal de lamedicina indígena, gran parte del sabertradicional todavía está en peligro, en par-ticular a medida que las comunidades

empiezan a adoptar costumbres occiden-tales. La organización patrocina un pro-grama de intercambio que reúne a loschamanes para hablar sobre su trabajo ymancomunar sus conocimientos. DaliaRivero considera que tales programas soncruciales para la supervivencia de los cono-cimientos indígenas y cree que tal vez elministerio estaría dispuesto a apoyar finan-cieramente este plan.

En cuanto a los trabajadores de saludoccidentales, Rivero piensa que las iniciati-vas que están en marcha para ayudarlos acomprender la cultura indígena son funda-mentales y deberían mejorar considerable-mente su eficacia en las comunidadesamazónicas. “Por ejemplo, entre los yano-mami es tabú nombrar a los muertos”, afir-ma. “Y si empezamos a hablar de lainfección por el VIH/SIDA necesitamossaber cómo aborda cada cultura el tema delsexo. Tenemos que estar atentos a lo quedesean. Ya no podemos llegar nosotros convacunas y decir, párense a la derecha ylevántense los brazos”.

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Ramiro Royero, director general de FUDECI, confíaobtener fondos para la atención de salud de los indígenascobrando a las grandes compañías farmacéuticas por elacceso a la base de datos BioZulua.

Compartir los secretos de la región amazonica

Se cree que la región amazónica posee entre el 30 y el 50 por ciento de la diversidad biológica de la tierra, y los médicos tradicionales indígenas de la región son los custodios de siglos de conocimientosacumulados acerca de los recursos medicinales naturales de la región. Los científicos creen que esos

médicos pueden tener la clave del descubrimiento de medicamentos nuevos importantes que podrían beneficiar a millones de personas en todo el mundo.

En Venezuela, el debate actual se centra en cómo explotar mejor este conocimiento tradicional parabeneficio de las comunidades que lo aportan. Jorge Luis Prosperi, asesor de la OPS en Caracas, está de acuer-do en que los grupos indígenas deben recibir beneficios de su conocimiento, pero es también categóricoacerca de que este conocimiento debe compartirse con investigadores legítimos.

“No dudo de que los científicos podrían visitar la región amazónica para extraer las propiedades activasde algunas plantas y luego hacer millones con medicinas patentadas,” afirma. “Pero es correcto y justo quela investigación legítima tenga lugar. Tal como opino que los grupos indígenas tienen derecho al acceso alos avances y el conocimiento del mundo moderno, creo que la sociedad occidental tiene derecho a conocerestas plantas medicinales. No pueden ser propiedad exclusiva de la comunidad indígena ni del chamán”.

La Fundación Nacional de Ciencias de Venezuela, FUDECI, recientemente inició un importante proyectopara recabar datos acerca de las plantas medicinales de los grupos indígenas amazónicos. La información esrecopilada por investigadores de campo y almacenada en una base de datos accesible conocida comoBioZulua, administrada desde Caracas por la FUDECI.

El contenido de la base de datos es propiedad intelectual de las comunidades indígenas individuales, yel gobierno venezolano y FUDECI confían en recaudar fondos para esas comunidades cobrando a las empre-sas farmacéuticas internacionales por el acceso a esos conocimientos.

El director general de FUDECI, Ramiro Royero, señala que el proyecto ya ha presentado algunas perspec-tivas sumamente interesantes y está despertando gran interés a nivel internacional. “Ninguna empresa

farmacéutica ha visto aún este material, perocuando dos o tres grupos distintos de zonas dis-tintas utilizan las mismas plantas para tratar lasmismas dolencias, entonces es obvio que hay algoen la planta que valdría la pena investigar,” indica.

Los usuarios de la base de datos BioZulua pue-den hacer búsquedas por especies, ubicación geo-gráfica, grupo étnico o aun por dolencia. Porejemplo, las empresas interesadas en desarrollarnuevos remedios herbarios contra el dolor decabeza podrían investigar en todas las plantasusadas para esta finalidad por grupos indígenasen toda la zona amazónica venezolana. La basede datos también incluye videos de chamanesrecogiendo y preparando plantas medicinales, asícomo imágenes de cómo responden los pacientesal tratamiento. También suministra perfiles gené-ticos de cada entrada de plantas y gracias al siste-ma de posicionamiento global se dispone de lascoordenadas exactas del lugar dónde crecen.“Hemos tratado de ser lo más exhaustivos posi-ble. Hasta incluimos una foto de la primera perso-na que nos habla de la planta”, dice Royero.

Las autoridades venezolanas han recibidovarias quejas presentadas por las comunidadesamazónicas acerca de la biopiratería de empresascomerciales en años recientes y ORPIA se ha mos-trado muy activa en la denuncia de tales abusos.“Lo hemos visto todo”, dice el coordinador de dere-chos humanos de ORPIA, Daniel Guevara.“Científicos disfrazados de turistas, turistas disfrazados de científicos. Ellos intentarán cual-quier cosa”.

FUDECI espera que la base de datos BioZuluaaliente a las empresas interesadas a dirigirse a losadministradores del proyecto en lugar de acercar-se a los grupos indígenas directamente. “Nuestrabase de datos aporta valor agregado y será muchomás barato para las empresas comprarnos la infor-mación que enviar equipos de investigadoressecretos a la región amazónica”, señala Royero.

El proyecto BioZulua bien podría servir demodelo para esquemas similares en todo el mun-do. Varios otros países de América Latina y de Áfri-ca han expresado su interés en la metodología delproyecto, y el Comité de Coordinación de laOrganización Mundial de la Propiedad Intelectualinvitó recientemente a Royero a que dara una con-ferencia sobre BioZulua en su sede de Ginebra.

Con el tiempo, afirman sus defensores,BioZulua podría generar varios millones de dólaresque podrían usarse para sufragar los cuantiososcostos financieros de mejorar los servicios de saludy de otro tipo para las comunidades indígenasamazónicas.

En Venezuela, una madre piraoa con su hijo en el umbral de su choza en la riveradel río Cataniapo. La nueva constitución venezolana exige respeto por las normas ycreencias indígenas en la provisión de los servicios de atención de salud.

Owain Johnson es periodistaindependiente y vive en Caracas, Venezuela.

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veces simpatizar con nosotros como orga-nización. Pero también desean que se lespresenten de una manera atractiva algunosde los relatos humanos que rodean a lasalud y que la información no esté relacio-nada sólo con los datos incorpóreos queno tienen rostros sonrientes ni surcados delágrimas. Desean relacionarse con las histo-rias del triunfo humano y la realidad, amenudo no expresada, de que la muerte esuna característica inevitable de la condición

humana. Desean relacionarse con unaorganización y apoyarla porque ellos venalgunas de sus acciones en sí mismos ypueden complacerles las metas que se pin-tan sutilmente mediante las palabras y lasimágenes.

Esta clase de comunicación y esta clase deinformación serán cada vez más importan-tes en años venideros. No cabe la menorduda de que este mundo nuevo de interco-nexión casi infinita planteará problemas queuna nación no puede resolver por sí sola yhabrá necesidad de la clase de arreglos

conjuntos que facilitan la acción internacio-nal. Uno podría decir que éste fue el moti-vo de la creación de la OPS hace 100 años.Eso es verdad, pero la diferencia radica aho-ra en la intensidad y la velocidad de las vin-culaciones y la naturaleza de los problemas.La amenaza de las enfermedades infecciosasquizás se acepte más fácilmente como asun-to de interés internacional que los muchosy variados problemas de salud que forman

el mosaico epidemiológico de las Américas.Es necesario poder comunicarle al públicoel denominador común esencial de muchosde estos problemas de salud y transmitir laidea de que los héroes de la salud hoy endía son absolutamente tan valientes comolos de hace un siglo e igualmente merece-dores de nuestro reconocimiento. Puedencambiar las enfermedades, pero no la natu-raleza del sufrimiento humano. Esta clasede comunicación puede servir para crearuna verdadera comunidad para la salud en

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No pienso haberdicho realmente laúltima palabraalguna vez en mivida y, en verdad,en asuntos desalud nunca hay

una última palabra. Sin embargo, en estaoportunidad aprovecharé para reflexionaraquí por última vez acerca de los orígenesde esta revista, mi percepción de ella y mispensamientos acerca de sus perspectivas.Reflexionaré sobre cómo ha sido coheren-te con mi criterio acerca de cómo se debepercibir y usar la información en una orga-nización como la nuestra. También men-cionaré algunos de los actores clave que sonlos artífices de su éxito.

Fue en abril de 1995 —sólo tres mesesdespués de que asumí el cargo—que Roberta Okey y DanielEpstein, de nuestra Oficina deInformación Pública, vinieron aproponerme que la OrganizaciónPanamericana de la Salud (OPS)publicase una revista de noticias.La idea me gustó de inmediato,pero debido a mi naturaleza cautelosa y conla consideración debida a nuestra situaciónfinanciera, quizás no les transmití mi entu-siasmo. Les aconsejé que realizaran unaencuesta entre los posibles lectores paradeterminar la necesidad de tal revista.Cinco meses después, cuando Okey regre-só con Bryna Brennan, jefa de la oficina deinformación pública, para mostrarme losresultados positivos de la encuesta, pudeexpresar abiertamente mi entusiasmo acer-ca del proyecto y acepté el presupuesto queme presentaron.

Cuando en 1996 apareció el primernúmero, todos se entusiasmaron y le vatici-naron un futuro halagüeño. Cuando se lan-zó la revista oficialmente, la presenté y

hablé calurosamente, primero acerca de laidea en general y luego acerca de los conte-nidos, recalcando en particular la impor-tancia de la imagen de la portada. Ellasimbolizaba, quizás aun mejor de lo que losredactores se percataban, lo que sería larevista. Era una fotografía de un vendedorcallejero que empujaba su triciclo firme-mente hacia adelante. Era una imagen demovimiento y determinación que reflejabala realidad de la vida y la salud en nuestrascalles y la gente que allí ganaba su vida.Esto fue una afirmación de que la informa-ción que presentaríamos a nuestro públicosería con fotografías de nuestros archivos,muchas captadas a través de la lente denuestro maestro fotógrafo, ArmandoWaak, así como las imágenes pintadas vívi-damente en palabras.

Siempre me ha fascinado la palabra escri-ta y desde hace mucho tiempo he tenidoun gran respeto por los significados quetransmite. Aunque no iría tan lejos comoChejov, quien en sus palabras postreras afir-mó: “la medicina es mi esposa legal y la lite-ratura es mi amante”, reconozco quecomparto algo de esa tendencia; por eso,me alegra ver aspectos de la salud y de lamedicina reflejados en la literatura de diver-sos géneros. Perspectivas de Salud en verdadha permitido a muchos entender los hechosque conllevan muchos problemas y triunfosde la salud y los enmarca en contextos queellos entienden. La revista debía informar,así como entretener —una función que hallevado a cabo muy bien.

Vi esta revista de noticias como una delas maneras en las que usaríamos la infor-mación en la OPS. Dejé claro desde el pri-mer día que la información sería clave ennuestro trabajo y cité el famoso coro de T. S. Eliot, La Roca:

¿“Dónde está la vida que hemos perdidoal vivir?

¿Dónde está la sabiduría que hemos per-dido en el conocimiento?

¿Dónde está el conocimiento que hemosperdido en la información”?

Como el conocido internacionalista yacadémico Harland Cleveland podría haberagregado, ¿Dónde está la información quehemos perdido en los datos? completandoasí la cadena que va de los datos a la sabi-duría. Siempre he creído que la informa-ción es el eslabón clave en esa cadena y

cualquier organización buenatiene que conceptualizar yhacer operativo su uso adecua-do de la información.

También he creído lo que elindustrialista Alfred P. Sloansupuestamente ha fijadocomo una guía principal para

su éxito: “Conozca su producto y conozcaa su público”. Nuestro producto es muyclaramente nuestra cooperación técnica,pero nuestros públicos son muchos y varia-dos y nuestro éxito en lograr que nuestroproducto sea comprensible para nuestropúblico dependerá de nuestro uso adecua-do de la información. Tenemos comopúblico a los países de las Américas, quie-nes suelen estar representados por susministros de Salud.

Pero como cualquier organización soste-nida por fondos públicos, tenemos una res-ponsabilidad con los diversos organismospúblicos de los países a los que asistimos.Ellos desean vincularse con lo que hace-mos. Creo que desean sentir empatía y a

Con palabras y imágenes

El aporte de la OPS a la Región es la cooperación técnica. Pero supúblico es amplio y variado y el éxito para lograr que este aporte sea

comprendido dependerá del uso adecuado de la información.

nuestra Región, al tiempo que proporcionael entretenimiento visual generado por eluso eficaz de las imágenes y de las palabras.

Habrá quienes vaticinen que los mediosmodernos de comunicación tornarán anti-cuado este tipo de publicación y que habrámaneras más eficaces de transmitir la infor-mación al público que deseamos alcanzar.Yo digo, tal vez. El tacto es también unode los sentidos que necesita ser satisfecho,

y la transportabilidad que es una vir-tud de este medio contribuye a mi

optimismo acerca de su futuro. El medioes apropiado y atractivo y el mensaje esconvincente. Estas son razones suficientespara sentirse satisfechos con el nacimientoy crecimiento de esta revista y predecirleun brillante porvenir.

por Sir George Alleyne

El mundo de interconexión casi infinita planteará problemas nuevos que una nación no podrá

resolver por sí sola. Habrá necesidad de acción conjunta y la comunicación mediante palabras e

imágenes podrá servir para crear una verdadera comunidad para la salud en nuestra Región.

Sir George Alleyne concluye susegundo período como director dela Organización Panamericanade la Salud en enero de 2003.

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Resistanciaantimicrobiana✒ Felicitaciones por su artículo “Los antibióticos:¿Estamos acabando con los remedios?” (Vol. 7, No. 1),sobre el problema creciente de la resistencia a losantibióticos en América Latina como resultado de laventa, el despacho y el uso indiscriminados de estos.

Los antibióticos son diferentes de otros medicamen-tos. Son los únicos agentes terapéuticos cuyo usopor las personas afecta a hogares, entornos de aten-ción de salud y comunidades enteras. Los estudiosepidemiológicos han documentado la asociaciónentre el mal uso de los antibióticos y la aparición dela farmacorresistencia. Para ayudar a detener esteproblema, los proveedores deben elegir el medica-mento apropiado para cada afección, durante eltiempo adecuado y deben usar el agente de espectromás limitado que sea eficaz para la enfermedad.También deben conocer los modelos de sensibilidaden su área de práctica.

La Alianza para el Uso Prudente de los Antibióticos(APUA) y sus 30 centros internacionales actúancomo un recurso mundial único para proporcionarinformación objetiva acerca de los antibióticos y laresistencia. El año pasado patrocinamos un simposioen México que produjo la “Declaración de Guadala-jara para combatir la resistencia a los antimicro-bianos en América Latina” (que se puede ver enwww.APUA.org). Este documento es una herra-mienta hecha a la medida para la intervención enAmérica Latina destinada a los encargados de for-mular políticas, los medios, los microbiólogos, lasuniversidades y quienes se ocupan de la resistenciaa los antimicrobianos.

Nosotros en la APUA apoyamos sus esfuerzos paraaumentar los conocimientos sobre este tema.

Stuart B. Levy, PresidenteKathleen T. Young, Directora EjecutivaAlianza para el Uso Prudente de los AntibióticosBoston, MassachusettsEE.UU.

AIEPI: el mejorpara los niños✒ Luego de leer el artículo relacionado con laestrategia Atención Integrada a las EnfermedadesPrevalentes de la Infancia (Vol.7, No.1, 2002), percibo que AIEPI va mostrando resultados. Detodas maneras, es importante mostrar con mayorclaridad el efecto y el impacto de la aplicación deesta estrategia.

Considero que aún queda mucho por hacer. La ma-yoría de los países de la región que vienen imple-mentándola tienen avances notables en capa-citación. Pero, por otra parte, muchos sistemas desalud aún no permiten su correcta aplicación, querequiere un marco de referencia adecuado, medica-mentos disponibles, sistemas de información com-patibles. Para ilustrar esto, recuerdo lo que decía uncolega hondureño: AIEPI es como un software depunta, que se está tratando de instalar en una com-putadora 386. Es necesario actualizar la computadora.

También es oportuno mencionar al componentecomunitario de AIEPI, que fortalece la estrategia enprevención y promoción, y permite una excelenteoportunidad para ganar nuevos aliados: las ONG,que vienen demostrando su capacidad de coope-ración y trabajo.

Espero que el proceso no demore mucho. Y que enpoco tiempo podamos ver los frutos: niños sanos,inteligentes y felices, que logren el desarrollo denuestros países.

Dilberth Cordero Valdivia, M.D.Representante, BASICSIILa PazBolivia

Hacer frente al SIDA✒ Quedé muy impresionado por su artículo sobrela comunidad garífuna (“Cara a cara con las conse-cuencias”, Vol. 7, No. 1). Por ser uno de los médicosde los Estados Unidos que han ido a trabajar junto aNéstor Salvarría en su ministerio en Honduras, hevisitado la costa norte y visto el programa en accióny mi opinión es que el artículo fue preciso y objetivo.Gracias por publicarlo.

Robert A. La Fleur, M.D.Grand Rapids, MichiganEE.UU.

El futuro de lasalud pública✒ Gracias por su reveladora serie de artículossobre el futuro de la salud pública (Vol.7, No. 2), unode los peligros que más se han pasado por alto ennuestra era tecnológica. Suele ocurrir que dichainformación, divulgada en la jerga científica, no per-mite que el hombre común conozca con certeza esaposible amenaza que se cierne sobre la población.Sus relatos fueron no sólo sumamente amenos sinotambién aleccionadores.

Mark Washburn Davidson, Carolina del NorteEE.UU.

En cada número publicaremos unamuestra de las cartas recibidas. Semodificará el texto de algunas por razones de espacio. Sírvase incluir sunombre y dirección. Envíelas a laRedacción, Perspectivas de Salud, Oficina de Información Pública (DPI),Organización Panamericana de laSalud, 525 Twenty-third Street, N.W.,Washington, D.C. 20037 o por fax al202-974-3143 o por medio del Internet a [email protected]. Perspectivas de Salud no asume responsabilidad alguna por manuscritos y fotografías no solicitados. Se enviarán pautas para la preparación de artículos a quienes las soliciten.www.paho.org

✒Cartas

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Perspectivas en Salud • Volumen 7 Número. 3 • 2002

Un niño haitiano sueña despierto, como los niños en todo el mundo, aparentementedespreocupado de su futuro incierto. LaOrganización Panamericana de la Salud(OPS) está trabajando con Haití para asegurar que la salud de este niño sea su capital para toda su vida. Mediante campañas de vacunación que tuvieron una cobertura de 90–95 por ciento de la población infantil, la OPS cooperó intensamente para detener los brotes de sarampión y polio en 1999 y 2000.Actualmente la Organización está ayudandoa fortalecer la capacidad de Haití de proporcionar vacunación regular. Asimismo,la OPS se ha unido a la lucha de Haití contra el tétano neonatal, enfermedad quepuede ser la causa de muerte de ocho de10 bebés afectados. Los funcionarios de salud han preparado un extenso planpara controlar la enfermedad y están en el proceso de buscar financiamiento para realizarlo.

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