Magia Sexual de La Pareja Dichosa

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    LA MAGIA DEL SEXOCAP. XXIV

    MAGIA SEXUAL DE LA PAREJA DICHOSA

    Charles Waldemar

    El sentido de la magia sexual. - La fusin de las almas. - El ardor de los sentidos. - Instante

    decisivo en la vida del hombre. - El amor como potencia universal. - Los dos mundos de losamantes. - La fuente de la belleza. - El fundamento del amor. - El digno' acto amoroso. - Elarco de tensin recproco. - La imagen de la pareja. - La cima de la conciencia de dichaarmnica. - El tierno reconocimiento. - El poder del sentimiento de simpata. - La causaprimitiva del ser femenino. - La genial concepcin del amor. - La posicin de relajamiento. - Latensin morbosa. - La respiracin de las almas. - Regeneracin de la potencia. - Sentido de unapareja dichosa. - Deseo y abrazo. - El amor es la raz de la vida. - El poder otorgado a la pareja. -Renacimiento fsico y anmico.

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    MAGIA SEXUAL DE LA PAREJA DICHOSA

    La Magia Sexual Prctica cumple su cometido formando del acto carnal una

    fuente de potencia espiritual y fsica, un inagotable manantial de salud y

    armona tanto para el hombre como para la mujer.

    El sentido de la magia sexual es

    que resista tambin a las tormentas de lo cotidiano. Por ello, la unin del

    hombre con la mujer debe ser consumada de manera aligera y pura; no es la

    meta, la ciega y sofocante pasin, el placer carnal que debilita la cadena desimpata, sino la fusin de las almas.

    Por esta causa, ha de aspirar el hombre a unirse con una mujer de elevada

    espiritualidad. Para la operacin mgica no ha de ser elegida la doncella

    ignorante, ni la menor de edad, ni siquiera la mujer del prjimo. Slo con la

    amada, con la esposa, ha de consumarse el digno acto.

    La mujer elegida, debe en todo caso ser "conocedora" y disponer ante todo

    de una gran energa anmica; debe hallarse acostumbrada tambin a losempeos de la voluntad,o bien a no rehuirlos. Su facultad de amor debe ser

    accesible a unapro funda emocin.

    Siendo polarizado el falo del hombre y negativo el cltoris de la mujer, por lo

    contrario, la cabeza del hombre, el conmutador de las corrientes mentales,

    es negativa con respecto a la cabeza de la mujer, la cual es positiva. De la

    unin fsica de los sexos son impulsados todos los sentidos

    psicomotoramente a un rendimiento superior; este "ardor de los sentidos"

    es como el fuego de fragua en el que se "endurecen" de la manera mejor las

    ideas y pensamientos mentales, o sea que pueden ser realizados de acuerdo

    con la ley de la induccin entre los polos mentales y psquicos de ambos

    individuos.

    El misterio es que el hombre, desconocedor de las leyes astrales que rigen el

    aura de su propio cuerpo, no sepa utilizar instantes decisivos en su vida,

    especialmente aquel en que llega a la eyaculacin. La corriente mental es en

    el instante de la eyaculacin tan buena en el hombre como en la mujer en supunto de culminacin y, bajo determinadas condiciones, puede ser

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    empleada en alcanzar especiales manifestaciones o influencias por encima

    de tiempo y espacio.

    Lo que la pareja desea en el "acto amoroso mgico" de manera

    conjuntamente ardiente en el punto culminante de su unin influyedecisivamente las leyes astrales y reacciones, pues el amor es la nica

    potencia universal que rige el espacio infinito, y despliega una irresistible

    actividad por doquiera donde existe la vida.

    Tan pronto como el amor conyugal se convierte en concordancia con la ley

    csmica en un factor oscilatorio nico y armnico, elabora una inmensa

    cadena mgica que eslabona la esfera material con las superiores. En este

    caso, las potencias divinas o espirituales se hallan dispuestas a establecer un

    pacto con las humanas. Los amantes mgicos pertenecen por ende a dosmundos: el material se les revela como infinito, eterno y - sostenido su

    amor -precisamente ese mundo que es tachado de ser el de la "desgraciada

    conciencia" se les convierte en paraso.

    En la operacin debe ser considerada la unin sexual como una plegaria; no

    rige el desnudo instinto, sino aquel ardiente entusiasmo, aquella sed

    hondamente fijada en el alma por lo infinito, que logra tambin percibir en

    el cuerpo la fuente de la belleza, de la plenitud, de la verdad.

    Siendo el fundamento del amor de naturaleza divina, le es as dado generar

    lo divino con fuerza creadora.En el abrazo fsico, si se le realiza con cabal

    pureza de sentimientos, hombre y mujer pueden, mediante el vuelo de la

    bienaventuranza csmica que en lo ms profundo de la esencia del propio

    acto se halla oculta, elevarse - de manera que de otro modo le sera muy

    difcilmente posible - hasta Dios y la perfeccin.

    Cuando el acto sexual es de acabada naturaleza, la unin de hombre y mujeropera en todas las esferas -tanto en los estados conscientes como

    inconscientes del ser intrnseco - un mpetu iluminador, de modo que sus

    fuerzas se decuplican.

    Por entero en el sentido de la ley de polaridad magntica describimos a

    continuacin tres abrazos, con los principios visuales y acsticos a ellos

    enlazados, y en los que debiera reparar la pareja.

    Estos abrazos son las estaciones en el camino creador de la concepcinsexual espiritual y anmica, que sirven al ensalzamiento y despliegue de las

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    fuerzas creadoras, a convertir el abrazo amoroso en una plegaria. Regulan

    las sutiles corrientes psicoelctricas y activan el cerebro del hombre y el

    plexo solar de la mujer a condensa dores mentales y bioenergticos .

    El primer abrazo est dirigido a reforzar los sentidos y facultades de losoperantes; ellos mismos han de ser recproco objeto de su influencia.

    En el supuesto de que el interesado por mis exposiciones sobre

    "intercambio magntico de las fuerzas sexuales", y en especial lo que

    manifieste sobre el trabajo de los diversos centros, haya seguido

    exactamente lo dicho, presento a continuacin algunas reglas que han de ser

    estrictamente observadas, caso de desearse obtener xito en las

    operaciones de la magia sexual.

    La unin tiene lugar en el sosiego de la noche; han de evitarse en la

    habitacin espejos y superficies reflejadas. Luego que hombre y mujer se

    enfrentan con luz atenuada (la de la vela es preferible a la elctrica), el

    hombre besa los ojos de la mujer, la acaricia delicadamente, o sea sin pasin,

    y la lleva con cuidado al lecho. Le dice palabras admirativas y la sigue

    acariciando hasta provocar cierto grado de excitacin. Y luego que ha

    realizado cuidadosamente la unin, se mueve lo menos posible, slo lo

    suficiente para alcanzar el recproco arco de tensin.

    Si por acaso tiene uno algunos defectos y debilidades, se

    les suplanta en el abrazo mgico por la representacin de la plenitud.

    No debe olvidarse que la potente onda elctrica que hace bullir la sangre

    anhelante en ambos puede operar de manera extraordinariamente

    positiva cuando la pareja se halla percatada del aspecto creador del acto, o

    sea que la curva de excitacin que acaba en el instante de la embriaguez-

    inconsciencia debe ser controlada y dominada En este caso, esta onda

    precisamente lleva a la pareja mgica - las otras parejas (cuando no pasan

    al acto sincero) se desuncen tras la terminacin del xtasis -a la cima de la

    conciencia de dicha armnica.

    Encarecidamente desea la mujer en su corazn todo lo bueno del mundo

    para el hombre amado; con voz acariciadora le dice palabras de tierno

    reconocimiento. Es importante que

    pues por ello precisamente se revelarn estas propiedades, auncuando slo se hallen latentes en su ser. El hombre intentar por su parte,

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    ya que el simple intelecto humano es infecundo,mutar todo su sentimiento

    de simpata de la cabeza al plexo del corazn; se representar cmo fluye de

    su corazn al de la mujer un amor incondicional, imaginndose tambin

    inagotable ese caudal y ensanchndose al infinito el corazn de la mujer.

    Esta representacin no es en modo absurda o exagerada, pues todas las

    fuerzas y potencias emanan de la feminidad divina, y al descubrir el hombre

    en su mujer a la propia Maya, la diosa universal, descubre decididamente la

    primera causa csmica del ente fmina. Y slo con esta grande, puede

    decirse que genial concepcin del amor, le es dado penetrar a aquella

    suscitacin de la simpata que produce la belleza y en la que al par se

    contienen lo verdadero y lo bueno.

    Sigue ahora la posicin de relajamiento:

    Hombre y mujer se hallan tendidos juntos;el hombre a la derecha y la mujer

    a la izquierda. Sirve a alcanzar un completo relajamiento por ambas partes.

    El organismo tenso y convulso se cubre con la coraza del propio afn; las

    corrientes y oscilaciones inteligibles, por ejemplo, las de la oracin o

    cualquier otro elevado pensamiento, facultan el contacto con la infinita

    potencia de lo bueno.

    El relajamiento despierta simpata en el mundo circundante y la tensin

    antipata. Donde el autor del amor supremo, el espritu creador, no puede

    manifestar su potencia radiante, debido a que el individuo se ha indurado en

    morbosa tensin, dominan invariablemente representaciones egostas y

    pensamientos crticos. El gran amor universal no puede dar alas a las

    criaturas que se aslan por la tensin.

    Cuando la pareja se halla completamente relajada se liberan sus valores ms

    elevados y nobles. El relajamiento debe ser efectuado de tal modo que la

    conciencia no incurra, por ejemplo,en una letrgica somnolencia, sino que

    permanezca bien en vela a las vibraciones procedentes de la potencia

    csmica.

    Si hombre y mujer han obtenido ya la sensacin de vibrar al par, por

    completo relajados y armnicamente, se expandirn y fluirn las mejores

    propiedades de su subconsciencia (tambin aquellas que slo existen en

    estado latente), impulsadas por la simpata del corazn, convirtindoseefectivamente en posibilidad psicomagntica, pero correspondientemente

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    tambin como realidad, en el aura de la pareja.

    Cuanto ms hondo sea el relajamiento, y de manera tanto ms regular

    proceda al par la respiracin en ambos, tanto ms tambin comenzar a

    obrar en los partcipes de manera perceptible el "Ello", que es un "respirarde las almas". Esta posicin es a propsito adems al comn reforzamiento

    del magnetismo, as como, en suma, a la generacin de las fuerzas.

    Repetidamente debieran encajarse en el contacto inmediato grandes

    "pausas creadoras" en el sentido de prevenir a una contra toda

    sobreexcitacin y sobresaturacin de la sensibilidad.

    En el abrazo de deseo, el hombre ha de proceder con la mayor cautela.

    Primeramente, sus manos acarician a la mujer; la boca susurra tiernaspalabras de amor y, con castos toques, se aproxima a la "flor del amor", alsello de creacin por antonomasia de la mujer.

    Sin desplegar la borrasca de la pasin, y con infinita delicadeza y bondad,

    sirve ello a despertar de manera tan liberadora el alma de la amada, que se

    transvasa desbordante a la del hombre. Tan pronto tambin como todo el

    cuerpo de ella es despertado, puede efectuarse la unin amorosa, habiendo

    de ser sta por cierto muy delicada, y poniendo en ella todo el afecto del

    corazn; clase la condicin previa de que el aura en ambos concurra en unestado dilatado y al par armnicamente activado en energa. Esta condicin

    del aura favorece a los elementos anmicos y espirituales creadores, que en

    el momento culminante de la unin sexual esperan slo a ser llamados a la

    vida.

    Siendo el amor la propia raz de la vida, se originan de l tanto los ms

    elevados ideales como los impulsos ms bajos, segn la polarizacin de

    ambos componentes de la pareja: el fuego divino y el humano, la pasin delcorazn y la ilusin del cerebro.

    El instante en que el semen del hombre penetra en el cuerpo de la mujer, es

    el ms fecundo, poderoso, en una palabra decisivo en la vida del hombre, y

    asimismo liberar este instante, cuando concuerda con la sensacin

    suprema de la mujer, de toda carga y deficiencia terrena, de manera que una

    pareja - siempre que su amor sea autntico-se convertir realmente en

    imagen del ser bipolar cabal y eterno; de aquel ser cuyo cuerpo divino

    puede encarnar la potencia de absoluta facultad del "primer hombre".

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    Mas ambos deben hallarse libres de la concupiscencia

    carnal; slo cuando sus instintos se hallan sometidos por entero a la gran

    aspiracin mgica puede desplegarse con poder irresistible la "magia

    creadora de los sexos". En otro caso, cuando predominan los instintosanmales en esta operacin, la corriente mental se revierte asu negativo: el

    hombre perpetra un suicidio psquico y desmoraliza a la mujer, provocando

    en ella desorganizaciones anmicas y fsicas.

    Ms si la unin se consuma en autntica armona anmica... en completa

    sinceridad y absoluta simpata, participarn con gozo en el digno acto carnal

    las fuerzas ocultas circundantes, las jerarquas de las potencias anmicas. Lo

    cual significa un renacimiento en cuerpo y alma para hombre y mujer, una

    consagracin de su amor.

    El sacro instinto procreador puede, pues, convertirse en magia y crear un

    mundo, cuando hombre y mujer mantienen ininterrumpidamente desde el

    comienzo del acto hasta su culminacin un determinado deseo, o sea la

    representacin o imagen del mismo. Un deseo determinado de tal manera

    ser de seguro satisfecho.