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Maltrato institucional. Otra forma de violencia contra niños 1 que han sido maltratados Gaudencio Rodríguez Juárez 2 I Congreso Internacional. Violencia, maltrato y abuso 2° Congreso Nacional 3° Congreso Regional Buenos Aires, Argentina. Del 2 al 4 de noviembre de 2007 Lo ideal y recomendable es que los niños crezcan bajo la protección, el cuidado y el cariño de sus padres y que esta relación sea permanente. La Convención sobre los Derechos del Niño, reconoce que para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, los niños deben crecer en el seno de la familia, en una ambiente de felicidad, amor y comprensión 3 . Sin embargo, la realidad para muchos de ellos es que crecen en un ambiente de violencia, rechazo, desamor e incomprensión. A los niños víctimas de violencia y malos tratos les han sido violados múltiples derechos. Están indefensos ante los adultos, razón por la cual requiere de protección. 1 El término “niño” está utilizado para designar al niño y a la niña. 2 Director de Proyecto Familiar de casa cuna Amigo Daniel, A.C. en León, Guanajuato, México. Formación: psicólogo y psicoterapeuta grupal. [email protected] 3 Preámbulo de la Convención sobre los Derechos de los Niños.

MALTRATO INSTITUCIONAL

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Casos de maltrato institucional

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Maltrato institucional. Otra forma de violencia contra niños1 que han sido maltratados

Gaudencio Rodríguez Juárez2

I Congreso Internacional. Violencia, maltrato y abuso2° Congreso Nacional3° Congreso Regional

Buenos Aires, Argentina. Del 2 al 4 de noviembre de 2007

Lo ideal y recomendable es que los niños crezcan bajo la protección, el cuidado y

el cariño de sus padres y que esta relación sea permanente. La Convención sobre

los Derechos del Niño, reconoce que para el pleno y armonioso desarrollo de su

personalidad, los niños deben crecer en el seno de la familia, en una ambiente de

felicidad, amor y comprensión3. Sin embargo, la realidad para muchos de ellos es

que crecen en un ambiente de violencia, rechazo, desamor e incomprensión. A los

niños víctimas de violencia y malos tratos les han sido violados múltiples

derechos. Están indefensos ante los adultos, razón por la cual requiere de

protección.

A través de más diez años de trabajo en la atención a niños en situación de

maltrato y abandono en un albergue4 de la sociedad civil que coadyuva con las

autoridades públicas para dar atención, protección y seguimiento a los casos y de

participar activamente en redes de organismos de la sociedad civil, he podido ser

testigo de algunos problemas y deficiencias en las intervenciones de protección.

Las describo con la intención de visibilizarlas, generar la reflexión y promover la

mejora.

1 El término “niño” está utilizado para designar al niño y a la niña.2 Director de Proyecto Familiar de casa cuna Amigo Daniel, A.C. en León, Guanajuato, México. Formación: psicólogo y psicoterapeuta grupal. [email protected] Preámbulo de la Convención sobre los Derechos de los Niños.4 Amigo Daniel, A. C. es una casa cuna privada con 20 años dando albergue y atención integral a niños menores de seis años en situación de maltrato y abandono.

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El problema del maltrato infantil es complejo y multideterminado. Las causas

tienen un arraigo en ideas y creencias culturales muy profundas y por lo mismo

difíciles de erradicar. Los factores de riesgo con eficacia causal primaria tienen

que ver con pautas culturales que definen a los niños como posesión de sus

padres, con la ausencia de modelos positivos para el aprendizaje de la maternidad

y paternidad, con el hecho de considerar como natural el castigo como medida

disciplinaria, aprendizaje de la violencia en la familia de origen por parte de los

padres, hijos no deseados, aislamiento social, entre otras5 (Corsi, J. 2003). Por tal

motivo, la solución exige de la participación de todos los sectores –público y

privado– y de todas las disciplinas en un trabajo planificado y coordinado. Lo

último es algo que aun no se ha podido conjuntar.

Existen leyes e instrumentos jurídicos para la protección de los niños, desde

la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos hasta los códigos civiles y

penales locales o estatales6, pasando por los tratados y convenios internacionales

firmados por nuestro país. Desafortunadamente dichos instrumentos no se

aplican, o se aplican con criterios dispares y desde la perspectiva del adulto que

termina por hacer primar los derechos de los padres/madres sobre los derechos

de los niños.

Problemas detectados y propuestas para la mejora

Algunos problemas y limitaciones evidentes del sistema de protección que

terminan por vulnerar doblemente y revictimizar a los niños son:

5 A esas se le suman factores de riesgo como la falta de soporte familiar y social, uso de alcohol y/o drogas, factores estresantes (económicos, laborales, maritales); otros que contribuyen a la perpetuación del problema son la falta de capacitación del personal de salud y educación para la detección de los casos, así como la ausencia de redes comunitarias de apoyo.6 La Red Estatal de Organismos a Favor de la Infancia, reportó que en Guanajuato existen casi 40 instrumentos legales relacionados con la niñez, comenzando por la Constitución Política del Estado de Guanajuato y otros que tienen que ver con la salud, educación, asistencia social, justicia para menores, atención a la violencia intrafamiliar, deporte y atención a la juventud, fomento a la cultura y derechos humanos. No obstante, se considera necesario que haya una mayor vinculación y coordinación entre las dependencias y entidades estatales y de éstas con las federales que correspondan para trabajar y disminuir las situaciones de riesgo como adicciones, trabajo, violencia, abandono, tráfico, prostitución, deserción escolar, discapacidad. Periódico el Correo, 8 de septiembre de 2005.

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1. En muchos casos se sigue considerando que el problema del niño

maltratado queda resuelto al colocarlo en un albergue o residencia. Aunque

la separación del medio familiar es útil y necesaria en los casos donde se

sabe que hay maltrato grave, de ningún modo aborda los problemas

involucrados. La UNICEF y muchos organismos internacionales

recomiendan que la institucionalización sea una medida de último recurso.

Es importante que cuando se trate de niños de edad muy temprana

víctimas de maltrato o abandono, las casas cunas sean consideradas un

lugar de transición o de emergencia y no una residencia para toda la vida.

2. Falta de un proyecto de vida permanente. El objetivo de todos los

involucrados en la atención ha de ser brindar, lo más pronto posible, un

proyecto de vida definitivo dentro de una familia, ya sea la de origen, o

proporcionando un acogimiento apropiado fuera del hogar, o bien

seleccionándoles una nueva familia por medio de la adopción legal. Dicho

proyecto de vida se debe determinar después de hacer una amplia y rápida

investigación psico-social-familiar. Para que el proyecto tenga éxito

“necesita basarse en determinados criterios y ser llevado a cabo por

personal calificado, en amplia consulta con los padres y el niño y, por

supuesto, las opciones que se deben considerar deben ser propuestas

viables. Este no siempre es el caso”, así lo sostiene la UNICEF y el SSI

(2004) con relación a otros países y así ocurre en México guardando las

dimensiones. Los anteriores organismos internacionales advierten que una

planificación del proyecto de vida inadecuada e inexistente también

repercute sobre el empleo de los recursos e instituciones casi siempre

limitados de que se dispone.

3. La demanda de albergue para niños ha aumentado y no son suficientes. La

detección de casos ha aumentado, generando un cuello de botella: muchos

niños abandonados y violentados vs. pocos albergues, situación que

redunda en perjuicio de aquellos que al no encontrar albergue tienen que

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permanecer en familias y lugares peligrosos.7 Parafraseando a Vicente J.

Fontana (1979) diré que si no hay una maquinaria para efectuar el

salvamento, si no hay los adecuados y suficientes servicios preventivos,

protectores y curativos, y si no hay suficiente personal adiestrado para

cumplir el mandato, las leyes son palabras vacías.

4. Una vez que los niños son rescatados y llevados al albergue, ahí viven el

abandono por muchos años sin alternativas familiares. Lo anterior ha dado

lugar a una recomendación por parte del Comité de los Derechos del Niño

de la ONU en el 2006 para que nuestro Estado adopte medidas eficaces

para evaluar el número y la situación de los niños que viven en instituciones

y apruebe un programa para reforzar y aumentar la las oportunidades para

que los niños tengan otros tipos de tutela. Recientes estimaciones del

Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) sugieren

que en nuestro país, México, en el 2010 habrá cerca de 30.000 niños sin

cuidados parentales, es decir, institucionalizados. ¿Las razones? Muchas8,

por ejemplo: falta de seguimiento de las autoridades, burocracia, falta de

recursos humanos que realicen los trámites correspondientes para

proporcionar alternativas familiares, así como por ideologías contrarias a la

adopción. Ch. Saclier (1999) señala que “esta situación es generalmente el

resultado de un desconocimiento o de un no-reconocimiento de las

necesidades y de los derechos de estos niños”. Es necesario evitar los

nuevos abandonos y maltratos institucionales en los que en ocasiones caen

algunas autoridades que canalizan a los niños y no vuelven a preguntar por

ellos (Rodríguez, Esparza y Alcaraz, 2004). No debemos perder de vista

que la institucionalización prolongada per se, provoca consecuencias

negativas en el desarrollo de los niños; quienes convivimos con ellos día a

día constatamos este hecho y vemos necesario que las autoridades lo

7 Existen leyes que obligan a los Estados y municipios a generar infraestructura y albergues necesarios, sin embargo, el presupuesto asignado a esta problemática es muy deficiente.8 Ch. Saclier (1999) enumera otras más: La institución está considerada como un sistema válido dentro de la idiosincrasia nacional; los profesionales no asumen su responsabilidad individual cuando ejercen sus funciones; los niños desamparados son una población rechazada por la sociedad; se teme dar prioridad a los derechos del niño sobre los derechos de los padres abandonantes.

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hagan también. Es importante que dichas autoridades conozcan

físicamente a los niños y sus necesidades para aumentar la empatía y

sensibilidad hacia estos, porque definitivamente el compromiso es diferente

cuando lo que se ve es un expediente a cuando se ve al niño y sus

circunstancias.

5. No hay articulación suficiente de los programas; entre las instituciones

públicas y privadas, entre los profesionales, de los sectores de la salud, de

la justicia, de la educación y del sector privado. Lo más que se ha logrado

es la derivación de casos de hospitales al Ministerio Público o a los DIF, y

de estos, a los albergues, pero siguen siendo acciones parciales, aisladas,

sin suficiente articulación. Otros factores que obstaculizan la coordinación

son la rotación de personal con cada cambio de la administración pública,

así como el exceso de trabajo, la falta de capacitación específica en el tema

y remuneración deficiente que genera estrés y desensibilización en los/as

profesionales.

6. Deficiente o inadecuada selección y capacitación del personal involucrado

en la prevención, atención, e impartición de justicia. Las decisiones

involucradas son de importancia crítica y no pueden basarse en los

sentimientos personales o en prejuicios de los profesionales o jueces, o en

una persona poco cooperadora, mal informada, no adiestrada y que no

sabe del tema. El maltrato infantil es un campo donde no pueden cometerse

errores. Los individuos involucrados en estas decisiones necesitan

adiestramiento especial así como una cualidad que Fontana (1979) llamada

“dedicación”.

7. Leyes que realmente protejan a los niños. Necesitamos leyes más

específicas, que defina los delitos contra los niños y las sanciones con

mayor precisión. Para un infante toda violencia es grande y destructiva de

manera proporcional al acelerado proceso de desarrollo físico y psicológico

por el que está pasando, de ahí la necesidad de protección. Además, “un

niño se desarrolla mejor cuando puede tener plena confianza en que los

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adultos responsables de él son los árbitros de su cuidado” (Golstein, J.

1979).

8. Generalmente las autoridades judiciales le dan el mismo trato a los asuntos

de los niños que a los asuntos de los adultos violando el derecho de

prioridad9. En muchas ocasiones se requiere insistirles o hasta rogarles

para convencerlos de la importancia de que utilicen todas sus facultades

para agilizar y dar prioridad a los asuntos de los niños, de hacer valer los

convenios y tratados internacionales, de no ver el caso como un expediente

sino como un niño.

9. El exceso de trabajo combinado con la falta de infraestructura de la mayoría

de los Centros de Atención de la Violencia Intrafamiliar y Procuradurías de

Justicia promueven –sin que sea su intención– la apatía y el temor a

denunciar. Se requieren dotar a las instituciones de mayores recursos

humanos y materiales para que sean confiable y eficientes, de lo contrario

seguiremos viendo solo la punta del iceberg.

10.Los derechos de los padres/madres todavía tienen preferencia sobre los de

los/as hijos/as, y cuando hablamos de niños maltratados esto se vuelve

peligroso, por ejemplo: dar permiso al presunto abusador de visitar al niño

víctima de malos tratos cuando éste se encuentra protegido en un albergue

y el proceso aun se está en etapa de investigación. No debemos olvidad

que cuando los derechos de los padres entran en conflicto con los del hijo,

el derecho del niño es el que debe prevalecer.

11.Minimización de la dimensión del problema y del daño que provoca a las

víctimas (y a la sociedad). Como bien señala David Finkelhor (2005), los

políticos y los medios de comunicación prestan atención a los casos de

victimizaciones extraordinarias (homicidios, violaciones, prostitución); y

apenas en los últimos años los profesionales han comenzado a evaluar el

alcance y gravedad de victimizaciones agudas como el maltrato físico y el

abuso sexual. Sin embargo, se dedica poca atención a las victimizaciones 9 “Niños, niñas y adolescentes tienen derecho a que se les asegure prioridad en el ejercicio de todos sus derechos, especialmente a que: B. Se les atienda antes que a los adultos en todos los servicios, en igualdad de condiciones”. Artículo 14, capítulo I, título segundo, de la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. 29/05/2000.

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pandémicas (agresión a manos de iguales y de hermanos, el castigo

corporal, el maltrato psicológico) negando los efectos amplios y profundos

que tiene en los niños. Como sociedad nos horrorizamos cuando en los

diarios aparecen noticias de victimización infantil extrema para después

continuar conviviendo con maltratos más leves, leves según el agresor o el

observador, porque desde la perspectiva del niño no hay maltratos

pequeños (Ríos, M. & Rodríguez, G., 2007).

12.La adopción. El DIF como autoridad formal en el tema de la adopción

reconoce que carece de personal suficiente y capacitado en el tema.

Algunos DIF municipales que tienen poca infraestructura aun suelen hacer

asignaciones de niños no en base a las necesidades e intereses de los

niños, sino en base a compromisos adquiridos con parejas ansiosas de

tener un hijo, las cuales carecen de selección, capacitación y

acompañamiento en el complejo proceso de la adopción. Se vulneran sus

derechos al no contar con personal suficiente y capacitado. Algunos de

ellos se van al extranjero sin haber hecho el esfuerzo de mantenerlos en su

cultura, en su país.

La falta de un programa consistente para los adoptantes, también

contribuye a que estos busquen la adopción al margen de la ley, lo cual

finalmente repercute en el niño adoptado. Es necesario revisar una y otra

ves los derechos de los niños en materia de adopción, la legislación local,

así como el Reglamento de Adopción de Menores de los Sistemas para el

Desarrollo Integral de la Familia.

13.Mitos culturales. En el corto plazo es labor de todos y cada uno de nosotros

desnaturalizar la violencia, cuestionar los modelos de relación, educación y

crianza de los niños basados en la violencia y el maltrato.

Desafortunadamente muchos profesionales de la educación y de la salud

siguen recomendando a los padres que “un golpe a tiempo es necesario”,

“que las faltas a la obediencia y respeto deben ser fuertemente castigadas”,

“honrarás a tu padre y a tu madre (aunque te destruyan la vida)” y cosas

por el estilo. Lo que se requieren son mejores prácticas de crianza: libres de

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violencia, respetuosas de los derechos de la niñez, sin discriminaciones y

con equidad de género, que eduque en un espíritu de paz, dignidad,

tolerancia, liberta, igualdad y solidaridad.

Me atrevo a asegurar que estas limitaciones, carencias y problemas en las

intervenciones de protección se presentan en todo México.10 Jorge Barudy (2005)

encontró carencias semejantes en algunos países de Europa y América:

prolongación de los periodos diagnósticos, demora e incoherencia en las medidas

de protección, desconocimiento de los instrumentos para evaluar las

competencias parentales y sus posibilidades de rehabilitación, criterios arbitrarios

en la regulación de las visitas de los niños y sus padres, alienación sacrificial de

los niños, tanto para obtener la colaboración de los padres como para recoger

elementos probatorios para su condena.

Estos problemas y deficiencias en la protección y atención de los niños

entran en la definición de maltrato institucional o maltrato social (Martínez R., A.

1997), el cual es definido, como cualquier legislación, programa, procedimiento,

actuación u omisión de los poderes públicos o derivada de la actuación individual

del profesional o funcionario de las mismas que comete abuso o negligencia,

detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la

correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño o de la infancia, con

lo que se convierten en víctimas dobles, primero de golpes, negligencia y

humillaciones directas por parte de sus progenitores o cuidadores, y después por

las acciones u omisiones de las instituciones o los profesionales responsables de

ofrecer atención.11

10 Recientemente (mayo-junio 2007) el Sistema Nacional DIF organizó unas mesas regionales de trabajo para agilizar las adopciones. Ahí quedó en evidencia, entre otras cosas, que las problemáticas que menciono son el común denominador en el país, con las características y dimensiones de cada Estado.11 Podemos considerar que existen dos tipos de maltrato institucional: 1. Maltrato en la institución, es aquel que se produce cuando existe contacto directo entre el profesional y el niño en los centros educativos o asistenciales, y 2. Maltrato desde la institución, el cual se produce sin contacto directo con el niño; es exclusivo del político, profesional o servidor público con tareas gestoras, que desde su lugar “lejano” favorece o permite situaciones maltratantes. En el presente trabajo me estoy refiriendo al maltrato desde la institución.El problema es que el reconocimiento del maltrato institucional es más laborioso que el familiar, ya que el origen se encuentra en las personas responsables de las diferentes políticas, programas, recursos o sistemas de protección aplicables a la infancia que en determinadas circunstancias

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Martínez Roig (1997) también nos dice que este tipo de conducta es

consecutiva a determinados factores: a) concepciones erróneas de qué es un niño

y la infancia; b) conformismo y aceptación ante las situaciones de deterioro laboral

o personal que repercuten en la tarea de gestión, asistencial o preventiva hacia el

niño y la infancia; c) falta de formación, falta de experiencia en el trato o falta de

responsabilidad profesional o personal.

Algunos factores que favorecen el maltrato institucional son la falta de

formación, experiencia, empatía, despersonalización, rotación de personal, exceso

de trabajo, poca remuneración (principalmente en el personal de algunos DIF,

aunque no exclusivamente en estos), desconocimiento del proceso evolutivo

infantil, considerar al niño como un adulto en chiquito, aplicación de leyes que

favorecen al adulto en detrimento del niño, lentitud de los procesos judiciales que

exponen a los niños a los efectos negativos de la institucionalización. Un factor

más que sostiene el maltrato institucional es la ignorancia o la negación de la

existencia de este. Vivimos en una cultura de un pensamiento muy concreto donde

en la práctica solamente se considera maltrato a aquel que deja huella en el

cuerpo, razón por la cual no somos conscientes cuando incurrimos en maltrato

institucional, y es que una de sus características de éste es la inexistencia habitual

de sintomatología clínica evidente a corto, mediano o largo plazo, su existencia

puede revelarse solo al cabo de mucho tiempo de los hechos desencadenantes y

por profesionales en el tema. Que no se vea, no significa que no exista.

Proteger y atender de manera ineficiente a un niño maltratado; prolongarle

su situación de espera o incertidumbre u olvidarlo sin futuro digno en una

institución; no tratarlo con particular sensibilidad, con respeto, con dignidad, con

atención individualizada que tome en cuenta su personalidad, su historia y sus

necesidades; asignarlo en adopción a un matrimonio sin estudio o preparativos

previos o tratarlo como un objeto que desplazamos de un entorno a otro sin

precaución (Saclier, Ch.,1999), atenta contra sus derechos, y “toda acción

contraria a los derechos humanos tiene cierto grado de violencia” (García

Sánchez, A., 2001).

pueden anteponer el interés personal, del adulto o de los grupos sociales o políticos que representa, a las necesidades del niño o la infancia.

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Asumir que en ocasiones repetimos precisamente lo que tratamos de evitar,

es un buen comienzo. Necesitamos reconocer nuestra propia violencia personal e

institucional para de este modo evitar convertirnos en maltratadores que ejercen

otro tipo de violencia, más simbólica, pero no menos dañina, la violencia

institucional en los términos de Abad, S. (2001). Negarlo, es obstruir el proceso de

crecimiento y mejora continua. Es preferible reconocer que la problemática de la

violencia y maltrato infantil es compleja y avasallante y que en ocasiones nos

rebasa, solo así podremos elaborar propuestas de intervención, tanto para la

atención del problema como para el diseño de políticas públicas, de programas de

prevención contundentes y eficientes. Suficiente es el sufrimiento que los niños

maltratados y abandonados han padecido producto de la violencia familiar o

estructural como para agregarle otro dolor, el del maltrato institucional o social.

Hagamos el propósito de ahorrarles este.

Reflexiones finales

Las decisiones en la protección del niño abusado y maltratado son complejas y de

importancia crítica. No obstante suelen aclararse cuando tenemos presente que

como adultos hemos de procurar la búsqueda del interés superior del niño; cuando

dejamos de verlos como propiedad de sus padres y reconocemos sus derechos

independientes de los de los padres; cuando aceptamos que no hay violencia que

pueda justificarse; cuando nos damos cuenta que la violencia es aprendida y por

lo tanto se puede prevenir; que la vulnerabilidad de los niños a la violencia está

relacionada con su edad y capacidad evolutiva; pero sobre todo cuando nos

convencemos de que la protección del niño, de sus derechos, de su persona, de

su futura felicidad y de su salud, es responsabilidad de todos y cada de nosotros.

Tenemos leyes, información, difusión de los derechos humanos de los

niños, albergues, hospitales, profesionales, presupuestos, acciones, campañas y

programas preventivos del maltrato. Sin embargo, la realidad nos indica que no

son suficientes. Falta cantidad, calidad, vinculación, educación, una planificación

cooperativa entre las diversas dependencias responsables de la protección de los

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niños y consolidar el trabajo en red. El problema es complejo, las causas son

muchas, razón por la cual se requiere de la participación de todos y sin

protagonismos innecesarios. La coadyuvancia entre las instituciones públicas y

privadas es esencial.

Lo alentador es que ya estamos en marcha. Ya los papás/mamás y

profesores/as se quejan porque los niños apelan a sus derechos, es buen

comienzo. Con culpa y con pena poco a poco nos va quedando claro a los adultos

que golpear, amenazar o humillar a los niños no son métodos pedagógicos sanos

ni convenientes sino que constituyen delito. Ha empezado la deconstrucción para

posteriormente construir algo diferente. Eso es esperanzador. Es grato e implica

una responsabilidad ser parte de este momento histórico.

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