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Mandala: Filosofías Underground

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"Algunos dirán que en fútbol sólo interesa ganar y otros, más cándidos, seguiremos pensando que si esto es un espectáculo también importa gustar" Jorge Valdano

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Fucho

Nunca les dijeron que para evitar pedos con la gente no habla-ras de religión, ni de política y menos de futbol?

No obstante, creemos que las opiniones revestidas por los encuen-tros de las selecciones del mundo aportan un intercambio fluido y frenético, podemos HABLAR con los otros y ser portavoces de las ideas de muchos, y expresarnos como conjunto,

Apenas a unas horas de la eliminación del tricolor, en nuestras pági-nas trabajamos en otras caras del mundial y del futbol, que siempre da para más. Descuida, el fin del mundo no tiene que ver con clava-dos ni penales.

Fucho

Editorial

¿

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Índice

Portada

Diseño

Número 5230 de Junio del 2014

- La política mete gol

- Ideas, rituales, memes,

picardía y el piojo

-El balón no tiene la culpa

-Más que el opio del pueblo

-Balón intergaláctico

-En cada derrota hay una victoria

-Futbol

Uriel Vazquez Zamora

Mowgli420

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l ocio de los griegos apoderados permitió el surgimiento de un sinnúmero de actividades vigentes en nuestra cotidia-nidad, el arte, la literatura, la poesía, la po-lítica y el deporte. Este último se convirtió rápidamente en el evento magno de la polis –no mejor que la política, pero sí un medio para llegar a ella–, y convocaba a los mejo-res atletas que hacían gala de sus mejores hazañas físicas para demostrar quién era el mejor ante los demás, a esta competen-

cia la conocemos como los Juegos Olímpicos. Para mediados del siglo XIX, los ingleses encon-traron el uso a una pelota hecha de cuero: el fut-bol. Fueron las universi-dades británicas las que comenzaron a practicar este juego y a propagarlo por el mundo.

A partir de 1908 el fut-bol se convierte en par-

te de los Juegos Olímpicos, pero antes, en 1848 en Cambridge se hizo el primer esfuerzo por formalizar las reglas del jue-go. Se lograron aunque los clubes se di-vidieron, la parte que evitaba la violencia constituyó el soccer y la otra parte con un tipo de juego más violento, fundó el rugby. Los primeros países en practicarlo ade-más de los ingleses, fueron Holanda, Ita-lia, Suiza, Alemania y Portugal, después migró hacia el cono sur y conoció camino en toda América. Los ingleses arribaron a México, específicamente a Pachuca con la

Industria Minera, trajeron consigo sus prácticas futbolísticas y es por eso que ahora a Pachuca se le conoce como la Cuna del Futbol. Además, los ingleses también trajeron los pastes.

El futbol pasó de ser un encuen-tro violento a un deporte profesional, profesional en todos los sentidos: una formación educativa de los jugadores, reglas del juego oficiales, instituciones formales encargadas de organizar los encuentros, la Copa Mundial de Fut-bol, su comercialización económica, su influencia social, su uso como pro-paganda política, como legitimación electoral o como guerra política. Sí, hasta La guerra del futbol¸ como diría Kapuscinski. El futbol no se basa úni-camente en la movilidad de la pelota por toda la cancha de juego, ni se dis-tingue por los 22 jugadores en escena, tampoco por los millones de aficiona-dos que pagan por un boleto, y ni si-quiera por ese tan anhelado deseo del soccer: el gol. El futbol va más allá, es el juego de los niños, es el pretexto de los maridos para no llegar a casa, es el odio de las amas de casa, bueno, exageré, eso no es el futbol, pero lo que sí es cierto, es que es uno de los temas principales en la agenda políti-ca de las naciones. No se asusten, no estoy diciendo nada que inconsciente-mente ustedes no sepan. Además esto sucede con todos los deportes.

La política mete gol

EPor: Karen Rodríguez Camacho

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Sin embargo, hay elementos históricos que nos permiten reflexio-nar sobre la hechura de la política en la cancha de futbol. Por ejemplo, es en el 25 que Rusia reconoce oficialmen-te el deporte y su educación deportiva se daba bajo los preceptos Marxistas-Leninistas y los estadios eran un cons-tante bombardeo de slogans políticos e ideas gubernamentales. En el 34 se festeja la Segunda Copa Mundial en Italia, y es Italia quien gana el trofeo gracias a la manipulación y corrupción de Mussolini en el torneo, y así, él ganó adeptos. En el 56 el futbol pudo reme-diar un conflicto armado entre Suecia y Hungría. En el 69 se produjo la llamada guerra del futbol entre Honduras y El Salvador que llamó la atención en todo el mundo. En el 70, México debe de-mostrar que tenía la capacidad econó-mica y estabilidad política para llevar a cabo el Mundial y subsanar el problema entre Honduras y El Salvador. Paul Aus-ter dice, el futbol es un milagro que le permitió a Europa odiarse sin destruirse. En Europa y todo el mundo, diría yo.

En el 88 Berlusconi compra el equipo de futbol Il Milano, se gana deu-das por más de 4000 mil billones de liras, pero ganó súbditos que lo apoya-ron en las elecciones. En el 90 el futbol exacerbó las tensiones al comienzo de las guerras de Yugoslavia cuando un partido entre el Estrella Roja de Bel-grado y el Dinamo de Zagreb acabó en tumultos. En el 94, México estaba lleno

de problemas como la inestabilidad políti-ca, la falta de democracia, el asesinato de Colosio, el TLC y la insurgencia del EZLN pero en los medios de comunicación se ha-blaba más del mundial, se refería a dónde y con quién habían visto los partidos los candidatos presidenciales. Zedillo en uno de ellos dijo, “El PRI y el TRI, la mejor se-lección”. En el 2005 la selección de Costa de Marfil ayudó a asegurar la tregua en la Guerra Civil que asolaba a la nación y hoy en el 2014 no sabemos nada sobre la dictami-nación de las leyes se-cundarias en materia de telecomunicaciones y energía.

No hay que per-der la ubicación y jamás desprestigiar el poder que el futbol tiene en nuestras casas y en el mundo, asustarnos no es la respuesta, man-tenernos indiferentes tampoco lo es, y dejar de verlo no ayudará en nada. Se vale practicarlo y disfrutarlo. La conciencia política y la sensibilidad so-cial nace en el ser humano que se siente in-terpelado por su entorno, y no sólo querrá destruir al futbol, sino a la sociedad entera y su estructura, me refiero a que en este mundo, todo necesita de una crítica, por-que en la mayoría de las cosas el sistema nos miente. Yo formo parte del sistema, tó-menlo en cuenta, es posible que también les esté mintiendo.

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El 12 de julio un esférico denominado bra-zuca comenzó a rodar en un campo en las tierras de Brasil. Es una acción sencilla, un balón gira, no se necesita de mucha ciencia para patear el balón –eso dicen los que no saben-, solo son once personas correteando una pelota, contra otros once jugadores que luchan por el mismo objetivo: Meter un gol.

Probablemente una acción sin sentido, si los marcianos llegaran en es-tos días se pre-guntarían ¿por qué?, ¿por qué tanto alboroto por un concur-so donde 32 naciones corre-tean el mismo pinche balón?

Para poder responder la pregunta, debería-mos meter a nuestro contexto a los marcia-nos, explicarles lo que nos hace sentir un deporte tan sencillo, pero tan chido como el futbol.

Un lugar en donde podemos ver todo lo que mueve el futbol es Internet, ahí es donde las personas se desahogan de todo lo que les pasa en su mundo. Como ejemplo an-terior, vimos como en época de elecciones las redes sociales se convirtieron en campos de batallas entre pejezombies y peñabots, peleas

épicas de comentarios, en donde lo peor de todo es: nadie gana.

Con el inicio del mundial, un evento que nos afecta a todos (ya que nos bombardean con publicidad en todos lados, desde comerciales chingones como los de Nike, hasta las penas ajenas de los publicistas de Canelitas), las re-des sociales serian nuevamente un campo de batalla, pero ahora en las trincheras se encon-

trarían los que aman el futbol (así como dice la publicidad) y los que odian el futbol (o el pan y circo que le dan a la socie-dad mexicana tan necesitada en otros aspec-tos y bla bla bla).

Pero dentro de todo esto, existe lo que ca-racteriza a la sociedad mexicana; la picar-día, el humor, la burla, y todo lo anterior lo podemos ver en los “memes” del mundial que inundan nuestro muro de Facebook o nuestro timeline de twitter, siempre actua-les, siempre al tiro de la última noticia. Y lo mejor de lo mejor, incluso las mismas em-presas aprovechan esto para hacerse publi-cidad, un caso reciente sucedió en el partido de Uruguay versus Italia, donde el jugador Luis Suárez le dio una mordida a un jugador

Ideas, rituales, memes,

picardía y el piojoE

Por: Mowgli420

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italiano, la cuenta oficial de McDonalds de Uruguay no esperó mucho para co-mentar “Hola @luis16suarez, si te que-daste con hambre vení a darle un mor-disco a una BigMac ;)” Pero regresando a la creatividad mexicana, ésta alcanza su máximo esplendor en las imágenes crea-das por los internautas, con un humor raro, tonto e incluso absurdo, pero que todos hemos visto, incluso en los pro-gramas “especializados” del mundial dan un pedacito de tiempo para compartir y mostrar los “memes del mundial”. Y no me van a dejar mentir, que en su celu-lares, a la hora de la comida, en la pláti-ca con los cuates, siempre sale un “mira wey, esta imagen está re cagada”.

Pero quien hasta ahora se ha llevado el mundial en sitios como 4chan, 9gag (ver-sión copa del mundo), buzzfeed y reddit (versión mexicana) es el muy aclamado: Piojo Herrera, quien por su actitud, sus movimientos, sus festejos, sus loqueras, caras y demás pinches movimientos cu-leros, ha tenido el honor de ser el Hom-bre Gif, ( y si no se lo han dado, yo le doy tan aclamado premio, el poderoso Gifman) ya que con 6 segundos (o más) de sus movimientos nos saca sonrisas o caras de ¿qué le pasa al Piojo?

Para terminar, me gusta pensar que los marcianos no entenderían el futbol, qui-zás porque ellos sean muy inteligentes y vean a este deporte para salvajes, para personas primitivas, donde se suda y co-rre sin sentido tras un balón para patear-lo, todo dentro de un campo limitado por rayas blancas. El futbol es irracional, y eso lo hace completamente humano, nos conecta con el inconsciente colec-tivo de nuestros antepasados, nos hace gritar sin sentido, llorar y patear lo más cercano que tenemos, nos hace sentir unión cuando gana el equipo, soledad cuando pierde, porque parece que cada día nos hacemos más racionales, más co-rrectos, más robots, más perfectos, más antihumanos, parece que poco a poco nos acercamos a una distopía como la muestra Huxley en una sociedad “per-fecta.” Si no pueden imaginar lo que pienso, recuerden la escena del hueso de Odisea en el espacio 2001, y más o me-nos tendrán la idea que tengo. Claro, no olviden cambiar el hueso, por un balón.

Y por lo tanto, disfruten de la vida sin quejarse tanto.

Al fin, nada tiene sentido.

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os seres humanos no seríamos lo mismo sin el fútbol, ni siquiera podríamos pensarlo en un país como el nuestro. Aquel, en donde un simple juego desborda pasiones, nos tiene al filo de la butaca o del televisor, el mismo que congrega a masas y hace que un país se paralice por noventa minutos (o más, de ser el caso). No por nada desde pequeños lo jugamos, nos emocionamos, nos ilusionamos con algún día, “siendo grandes”, jugar en un estadio majestuoso ante miles de personas y meter el gol de nuestras vidas. Pasar de ser un simple mortal a ser idolatrado, inmortalizado.

Quizás suene un poco exagerado, pero la historia universal de los últimos 100 años así lo dice. El fútbol ha estado presente en la vida política, económica y social de todo el mundo, ha penetrado luga-res inimaginables y se ha convertido en un grito de alegría, tristeza y preocupación. Es el deporte que está presente en cada rincón del mundo y que de una u otra forma nos da un hilillo de esperanza.

Pero, ¿por qué tanto desmadre con el fútbol? Como todos sabemos nos encontramos en época mundialista. Resulta ilógico no estar en-terados de tal evento y todo lo que representa alrededor del mundo,

El balón no tiene la culpa

L

Por: Viko del Real

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¿el problema? La criminalización; como símbolo de mantener cegados a los ciudada-nos y volverlos pasivos en lo que ocurre en la vida diaria; de ser para aquellas mentes brillantes “una cortina de humo” para darle en la madre al pueblo; de no dejar nada bueno y un sinfín de cosas más.

Existen razones de sobra para así pensarlo, si nos enfocamos principalmente en un país como el nuestro la historia misma lo avala. El oportunismo político, que en verdad es cinismo, de nuestros dirigentes, es desco-munal. Alrededor del mundo no es distinto y conforme han trascurrido los años se ex-tiende aún más. Los representativos nacio-nales se convierten en una autentica bandera del pueblo, en donde el más mínimo triunfo genera alegrías y desbordas sonrisas, al fin y al cabo esperanza a toda su población.

Del mismo modo la palabra derrota es un aliciente para generar conflicto, de destro-nar del pedestal a aquellos héroes que nos han fallado o incluso de ir más allá. Tal como ocurrió en la Copa Mundial celebrada en Francia 1938. El estadio Olympique de Colombés en Paris albergaba lo que sería la final entre la escuadra de Italia y Hungría, horas antes del encuentro el entrenador italiano Vitorrio Pozo recibió un telegrama con sólo tres palabras: “Vencer o morir” del entonces presidente Benito Mussolini. Lo que en realidad importaba a Mussolini era la victoria, mantener el ánimo del pueblo italiano a tope y sobre todo generar un sen-timiento de unidad. Aquel que ocasionara un síntoma de bienestar y alegría ante todo lo que se avecinaba para el pueblo italiano.

Del mismo modo son impactantes las pala-bras del arquero húngaro Anta Szabo quien

dijo: “Nunca en mi vida me sentí tan feliz por haber perdido. Con los cuatro goles que me hicieron, salvé la vida a once seres humanos” reacción originada por el hecho de haberse enterado del telegrama del presi-dente italiano para sus jugadores. Quizás la primer gran intervención política en apenas la tercera justa mundialista celebrada en toda la historia.

La gran criminalización parece estar inver-tida, es la política quien ha ensuciado un de-porte por demás emocionante. Nuestro país no ha estado exento de ello, y con dos copas del mundo organizadas, el oportunismo político se ha hecho presente. ¿Qué signifi-có para nuestro país organizar dos copas del mundo? Una simple y sencilla palabra lo resume todo: fiesta. Vayamos por partes, en 1970 el panorama político-social de nuestro país estaba por demás dañado, como todos sabemos dos años antes el haber albergado los Juegos Olímpicos había ocasionado que México estuviera en boca de todos, pero del mismo modo los hechos ocurridos en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco habían dejado un tremendo dolor al pueblo mexicano.

Lo de 1970 provocó también lo que para muchos sería la primera gran comerciali-zación, y por ende el impacto económico de una justa mundialista. Puesto que fue la primera transmisión a color y con un des-pliegue tecnológico impresionante (claro con las limitantes de aquellos años), la publicidad fungió como un gran aliciente para las grandes marcas a nivel mundial. A partir del campeonato mundial celebrado en México, nace un triángulo indisoluble entre el fútbol, la política y la economía, lo cual con el paso de los años se fortalece día

Por: Viko del Real

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a día. Y cabe decir, parece que se le agrega una cuarta, la que conforma la cultura, y sobre todo la importancia que se le da.

Para el Mundial de 1986, México iniciaba consigo una tremenda crisis económica y política. El panorama social no era para nada alentador, pero, ¿qué importaba? Era la segunda copa celebrada en nuestro país en menos de veinte años. El pueblo mexicano se desbordó y lo dio todo por su selección, junto a Hugo Sánchez contábamos con

un combinado de jugadores por demás intere-sante. Es quizá el comienzo del síntoma, casi enfermedad, conocida como el “ya merito”. Después de una primera fase por demás inte-resante, en octavos de final regalarnos lo que sería uno de los mejores goles mexicanos en las justas mundialistas, aquel cuando Manuel Negrete voló por los aires e hizo que todo un pueblo creyera en un triunfo histórico, llegan-do la trágica realidad ante la escuadra alema-na en los cuartos de final.

Así transcurrieron los mundiales celebrados en México, para dar paso a lo que podría-mos conocer como la fase “moderna” de los campeonatos mundiales. Entramos a lo que bien podríamos llamar la era de la propagan-da comercial en su máximo esplendor. De igual manera, las justas mundialistas se han convertido en una ventana para el proseli-tismo político. No por nada innumerables

jefes de Estado hacen acto de presencia en los juegos de sus respectivos países. La globalización se hizo presente, desde Japón y Corea, pasando por la modernidad y el poderío alemán, para finalmente darle un poco de fiesta al pueblo africano.

Pero, ¿lo anterior es lo que realmente perjudica a la política y por ende a toda la sociedad? Por supuesto que no. Resulta sumamente fácil condenar al fútbol, hoy con la enorme trascendencia de las redes sociales somos

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testigos de su criminalización. Pero seamos honestos, la política es la oportunista, sien-do objetivos día a día los políticos lucran con los ciudadanos, que gracias a su voto de “confianza” han delegado en sus manos el poder. Junto a los políticos, las grandes firmas trasnacionales y un organismo rector del fútbol como la FIFA han ensuciado un simple juego que no ha hecho otra cosa que ser motivo de alegría para millones de personas alrededor del mundo.

De igual manera es conveniente ser realis-tas y en efecto reconocer, que al menos en nuestro país, los ecos de triunfalismo en ocasiones rebasan los límites. Del mismo modo en que nos desbordamos por un triun-fo de nuestro tricolor deberíamos hacerlo con respecto a la tolerancia y no juzgar. Porque así como este juego nos libera y hace que nos emocionemos, allá afuera no cambiará nada, son ellos quienes ganarán cuantiosas sumas de dinero, la violencia seguirá en las calles, los políticos lucrando con su cinismo, las trasnacionales explotan-do a miles de personas, la pobreza incre-mentándose, en fin continuarán las pocas oportunidades.

Pero no cabe duda que criminalizar es con-denar al alma, aquella que vibra con ver una y otra vez los goles de Pelé y Maradona en el estadio Azteca, de recordar a la Naranja mecánica de Johan Cruyff y Müller, de rememorar las grandes hazañas de los brasi-leños, de ser testigos de un mago del balón como Zidane o del juego de conjunto de los españoles. Pero sobre todo de recordar aquellos momentos de esperanza de nuestro tricolor, desde los gritos desenfrenados de Luis García en Estados Unidos 94, pasan-

do por la irreverencia de Cuauhtémoc Blanco y el coraje de Luis Hernández en Francia 98. Pero también estuvimos ahí cuando Jared Borgetti hizo un gol por demás bello a los mismísimos italianos, de ser testigos de un juego memorable ante la poderosa Argentina en 2006 y de regresar a la realidad en Sudáfrica 2010. Y hoy estamos nuevamente aquí, en Bra-sil, la tierra misma que encarna el fútbol y no importa cómo hayamos llegado, la esperanza es la misma.

Al fin y al cabo el balón no tiene la culpa, son otros los verdaderos culpables, porque culpar es fácil. Pero el simple rodar de un balón genera sonrisas, la de luchar hasta el fin por tu camiseta, aquella que representa la gloria de todo un país. Y en verdad, ser parte de esta fiesta no cuesta nada y en cambio, da mucho.

Bibliografía

Agustín, José (1991) Tragicomedia mexicana 1. La vida en México de 1940 a 1970. Méxi-co, Planeta.

Rodríguez, Alejandro (2008) “Argentina 78. Un nudo en la garganta” en R&R, núm. 84, (Marzo, 2008), México. El mensaje de Mussolini recuperado de http://espndeportes.espn.go.com/news/story?id=1784057&s=futbol/mundiales&type=story

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Nadie va a negar que el fútbol, al menos en México, ha sido el opio

del pueblo; una buena droga que se ha consumido con altos porcentajes des-de su inclusión oficial en el mercado…

Sin embargo, dejaré la postura “crítica sin remedio” y tan sólo escribiré algu-nas líneas futboleras…

Con el paso del tiempo, he podido ob-servar que el fútbol, además de servir como máscara temporal… Pareciera ser que ha sido el más grande motivo, razón, plataforma o “performance” con más fuerza, al que la mayoría y cabe acla-rar, la mayoría de los mexicanos, se une.

Torneos vienen y van, temporada con temporada, y generación tras genera-ción y aquel aclamado deporte sigue existiendo, y sigue siendo un punto de-terminante para hombres y mujeres en el país.

El fútbol se convierte en uno de los más importantes elementos de la vida, por los que vale la pena, amanecer afóni-cos, perder una quincena con tal de ser dueños de aquel “jersey” o perder la tan esperada apuesta con los amigos…

El fútbol es un césped al que se tele-transportan cientos y cientos de mexi-canos, para gritar con tal ovación de la que sólo los estadios pueden ser testigos.

Una ovación que hace brincar, reír, llorar, compartir, una ovación que sir-ve como unión con otros conocidos y desconocidos, porque esa ovación se transforma en una pasión de muchos.

La culpa no sólo es del fútbol, porque la historia bien se ha sabido valer de su uso para otros fines; y en días como los

Más que el

OPIOdel

PUEBLO

N

Por: Meli Vera

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que estamos viviendo, el fútbol nos hace uno con un mundial que se tor-nó latino, con un mundial que arran-có la etiqueta ya desgastada, con un mundial que volteó a ver a América después de algunos años.

Un evento que nos toma de la mano para sentir nuestra nacionalidad un tanto abandonada, y que por otro lado, nos permite gritar por algunos otras naciones.

El fútbol es una historia que se es-cribe en torno a 11 elementos y un esférico, además de tantos y tantos personajes secundarios, sin los cua-les, no habría nudo y desenlace.

El fútbol es pintarse el alma con los colores del gran equipo y no sólo ponerse la camiseta de manera temporal.

El fútbol en su sentido esencial, es más que un telón, es más que una nube gris, es más que un cuento que una vez terminado, deja un mal sabor de boca…

El fútbol real, exige: respeto y com-promiso, libertad y autonomía.

El fútbol es lo que cada voz podría describir; no soy una amante de este deporte, sin embargo, ¿Quién no ha tenido un balón entre sus pies y no ha experimentado una adrena-lina única?

Así es el fútbol.

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Marla y Josué eran una pareja felizmente casada, vivían en un pueblo llamado San Mateo, su pueblo era muy colorido y cam-pirano. El cielo no tenía ese manto gris que genera la contaminación, la lluvia tenía aún ese sabor a algodón de azúcar que proviene de las nubes, el sol no quemaba la piel de las personas, más bien los abrazaba.

La gente de este poblado vivía en un am-biente de total armonía; en casa de Marla y Josué no era diferente, ellos eran padres de cuatro hijos, cada uno de ellos con ese toque chulo de quien es criado con amor. Eran 3 hombres: Carlos, Miguel y Román que se llevaban muy bien entre sí porque eran casi de la edad y sus juegos eran muy divertidos. La hija menor se llamaba Zoé, sus herma-nos casi no jugaban con ella porque era más pequeña, así que Zoé tenía que jugar con sus vecinas.

BALÓNINTERGÁLACTICO

(cuento para niños)

Por: Yaretzi Pigenoutt

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A la pequeña Zoé no le gustaba jugar con muñecas, bueno no es que no le gustara, pero ella prefería hacer otras cosas, dis-frutaba armando rompecabezas; incluso a veces desarmaba sus juguetes para ver cómo eran por dentro; Zoé era aventurera por naturaleza el patio de su casa se con-vertía en todo, era mar y ella marinera, los árboles eran aviones y ella piloto; el pasto un inmenso desierto y ella exploradora.

Fue su actitud exploradora la que la llevó a abrir una puerta pequeña que estaba en el garaje de su casa, del otro lado de la puerta había un pequeño jardín, un poco descuidado pero fascinante. Detrás de unos arbustos que formaban una cueva había pelotas de colores, Zoé, entusias-mada se acercó y entre las pelotitas multi-color había una que sobresalía justamente por no ser pelota sino balón.

Era un balón con hexágonos bicolor en blanco y negro, aparentemente común y corriente. Hasta que Zoé pensó vio que en un hexágono blanco estaba escrita la frase: “Hola, me llamo Mario”. La pequeña pen-só que era el nombre del antiguo propieta-rio; pero el balón la confundió cuando en un hexágono negro apareció un mensaje, en letras casi imperceptibles: ¿Y tú, cómo te llamas?

Después de leer eso, a Zoé se le revolvió el corazón, tenía miedo y curiosidad, más lo segundo que lo primero, así que sin saber lo que hacía a ciencia cierta, escribió “Zoé” con su dedo índice en el hexágono negro que preguntaba por su nombre.

Salió de la cueva, miró a la izquierda, a la derecha, miró el balón y lo rebotó. El cu-mulo de hexágonos se elevó por el cielo,

atravesó las nubes y dejo una espesa masa de aire en su paso. Zoé pensó que era el final de un capítulo extraño en su vida, pero no fue así.

El balón llegó muy lejos, hasta el espacio. Viajó por toda la galaxia, rebotó en las dos lunas de marte, se deslizó por el aro de Sa-turno y tomó tanta fuerza que salió de esta galaxia y llegó al planeta Gudupot. Planeta donde vivía Mario, dueño del balón.

Mario era un niño solitario, príncipe de un palacio enorme donde vivía con sus papás, a los que casi no veía porque tenían que hacerse cargo de todo el reino. Aparte era hijo único y no tenía con quien jugar, fue por eso que sus papás le regalaron un balón mágico, para que pudiera hacer ami-gos en otros planetas; Mario ya se había desesperado, porque su balón no había funcionado en mucho tiempo, lo mandó pero tardó mucho en regresar.

Cuando el balón de Mario llegó a su jardín, él se emocionó mucho y rápido contesto: “Mucho gusto Zoé, vivo en el planeta Gudupot ¿y tú? ¡encantado de conocerte!” y con fuerza aventó el balón.

Al momento de que el balón regresó al patio secreto de Zoe y ella, lo vio ya no sintió miedo sino emoción. Corrió hacia él y le respondió: “Mi planeta se llama tierra, es un lugar bonito, deberías de venir a jugar conmigo”, después de escribir el mensaje Zoé regresó el balón con mucha emoción de que volviera pronto.

-“Oh, princesa Zoé, me encantaría co-nocer tu planeta, pero no sé cómo llegar, deberías de dibujar un mapa” respondió el príncipe Mario y devolvió el balón.

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A Zoé le dicho mucha risa que la llamara princesa y le respondió: “¿princesa? ¡No soy ninguna princesa! –jajaja- ” Añadió un mapa y ocupó todo el balón para dibujarlo y tratar de ser clara, aventó el balón e hizo que éste retornara a las manos de Mario.

Cuando el balón pisó el planeta Gudupot, Mario tomó su nave y fue directo al planeta Tierra, a encontrarse con quien, según él, era una princesa. Llegó pronto, y se estacionó en el patio de Zoe, ella al verlo corrió y lo abra-zó, le dio una bienvenida muy calurosa. Pero Mario no respondió igual.

-¿Princesa? ¿qué te pasó? Mira tus ropas, traes pantalones como niño y encima están sucios y rotos, ¿y tu cabello? Está todo enredado y debajo de una gorra. ¿Dónde está tu vestido y tus caireles de princesa?

-¿Qué? Yo no uso vestido porque no me deja jugar todo el día, mi cabello no lo peino por-que me parece una pérdida de tiempo, tiempo que podría ocupar jugando. Uso ropa que me haga sentir cómoda para moverme todo el día y eso me hace feliz. Replicó Zoe.

-Las princesas usan vestidos y son bonitas –exclamó el príncipe con un tono prepoten-te- tú no eres una princesa, y deberías de serlo porque eres una niña bonita.

-Príncipe Mario –respondió Zoe con la mayor calma del mundo- tú pareces un príncipe de verdad, tu trajecito azul está impecable y mira, tus cabellos dorados están muy bien peinados; pero eres un niño muy tonto y aburrido. ¿Qué sería de mí si usara vestidos y me preocupara por estar limpia en lugar de divertiré jugando? Los niños y niñas debemos usar ropa que nos haga sentir cómodos, y hacer lo que nos hace felices, a mí me hace feliz jugar en el patio de mi casa y siempre termino sucia, y a veces hasta raspada. Pero en mis raspones llevo historias, y siempre que me baño lo hago con una sonrisa.

El príncipe Mario se sintió mal porque todo lo que Zoe decía era cierto, se quitó el saco azul y mostró que debajo traía una playera de su superhéroe favorito: Batman, que también era el superhéroe favorito de Zoe. Ambos jugaron toda la tarde, hablaron de cómics, comieron helado de menta con chispas de chocolate y se divirtieron mucho. Al despedirse, Mario le dijo que volvería a visitarla pronto.

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El futbol constituye esa verdad tan mentada, al decir que en cada fracaso hay una victoria, y aunque a veces existan los empates, la ver-dad es que del futbol se disfruta más cuan-do hay un ganador y otro que es derrotado. Es un juego de estatus donde el aficionado mientras se pone la playera de su equipo fa-vorito, se considera parte de la victoria y su-fre de sobremanera el fracaso de la escuadra que apoya. Porque nadie se salva de conocer ambos lados de la moneda, de la ilusión, por eso el futbol es quizás tan querido.

Para algunos representa una manifestación eglógica de la condición humana, para otros tantos es el deporte más bello del mundo, el que encarna como ningún otro la naturaleza humana. Aunque actualmente el marketing y las televisoras comerciazn con él más para hacer dinero, que para promover los valores y la vida saludable que practicar un deporte nos hereda.

Debo confesar que en algún momento no me consideré fan del futbol, que de niño le fui al Necaxa y que durante toda mi educa-ción secundaria y preparatoria me volví bas-quetbolista, pero por más que uno quiera salirse del cascarón y sentirse diferente, el futbol nos llama, volví a ser fan del soccer cuando vi el regreso de Hugo Sánchez a la UNAM y gocé como nadie ese bicampeona-to de hace 10 años. No obstante he sufrido de bastantes derrotas.

Para el mexicano el fut es parte de lo coti-diano, se entablan pláticas con desconocidos acerca de un partido, y se consagran amis-

tades en torno a si apoyan al mismo club deportivo. El caso de los mundiales es tan especial, México a pesar de contar con an-tecedentes realmente risibles en justas mun-dialistas, sigue siendo una escuadra que jue-ga, con lo que a muchas otras selecciones les falta, con corazón, pero sin disciplina, o al menos eso creíamos hasta que vinieron las selecciones sub 17 en 2005 y 2011 ha mos-trar un cambio de mentalidad.

Por eso quizás nos permitimos creer más que otras veces en pasar de octavos de final, porque en esta selección nacional existen campeones mundiales y campeones olímpi-cos, porque México, ahora cuenta con mu-chas características tanto físicas como men-tales que antes no tenía. Porque como dice el “Piojo” México tiene huevos y tal vez sí se le hubiera podido ganar a Holanda, pero pase lo que pase no olvidemos que esto, esto solo es juego.

Y como dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Se sospecha que el sol es una pe-lota encendida que durante el día trabaja y en la noche brinca allá en el cielo, mientras trabaja la luna, aunque la ciencia tiene sus dudas al respecto, en cambio es probado y está probado con toda certeza que el mundo gira entorno a la pelota que gira, la pasión más compartida, un negocio vulgar y silves-tre, una fábrica de trucos manejada por sus dueños, yo soy de los que cree que el futbol puede ser eso, pero es también mucho más que eso, como fiesta de los ojos que lo miran y como alegría del cuerpo que lo juega…”

En cada DERROTA

hay una VICTORIA

EPor: Moisés Lozada

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Desde los orígenes del hombre, ha existido una comunión casi espiri-

tual hombre-balón, que en la actualidad destruye géneros y nos hace competir, en lo que pareciese es lo más importante del mundo; el futbol. Desde finales de la edad media y después a mediados del si-glo XIX, cuando se unificó, se ha vuelto un vicio entre las grandes muchedum-bres, que al igual que en la antigua Roma, deleita, con actos grandiosos de jugado-res extranjeros y propios, los sentidos de la plebe.

En México deportes el más popular, el que inspira, el que exige y el que luce, es el que te acompaña a la hora de comer y que se puede escuchar también, no hay manera de escapar y no existe excusa o lugar alguno en donde no puedas verlo y perderte de la energía que hace derro-char.

Si bien es un deporte de esfuerzo físico, también requiere de mucha cabeza y de estrategia casi militar, pues como en un juego de ajedrez, se buscan opciones para obligar a claudicar al rival aprove-chando fallas y aprovechando ¿por qué no? los golpes de suerte.

Es una máquina de hacer dinero, co-nocido alrededor del mundo y sin otro que se le compare, pues tiene demasia-futbol D

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da infraestructura, difusión e interés en las personas, a diferencia del béisbol o el futbol americano, por decir algunos. Además los jugadores son las personas mejor pagadas y con mejor renombre en estas empresas millonarias en todo el planeta.

Teniendo en cuenta de lo anterior, el futbol es también el deporte que hace nacer a los dioses más gloriosos que puedan existir, a los más rápidos, a los más audaces, a los más valientes, que aun siendo simples mortales ponen al borde del asiento a millones y que son capaces de mover masas y orillan a muchos a pagar un boleto para verlos jugar.

En México es casi una religión, pero en la competencia mundial se ha quedado con las ganas, es un deporte que exige mucho. Sin embargo México ha evolu-cionado, ha dejado atrás esos años del fracaso continuo, y de conformismo, ha dejado en claro que ahora más que nunca es un rival que no se debesubestimar, porque es fuerte, peligroso, aun entre las más grandes potencias.También se han dejado atrás tabúes que parecían hacer retroceder las ganas y las esperanzas de los mexicanos, el conformismo se ha dejado atrás, la exigencia y la difusión en los medios de tan peculiar deporte ha obligado a las instituciones deportivas a

dar una exposición de calidad en cada partido de la selección nacional, dando como resultado un ambiente más op-timista, con un pueblo que no solo se acostumbra a empatar, o a no quedarse muy cerca, o a decir el clásico pero me-diocre “si se puede”, sino que está acos-tumbrado a ganar.

El futbol, es esa forma de unión en-tre países a pesar de las diferencias, es también un desestrés para muchos y lo que de verdad importa es el talento en la cancha, ya sea el equipo de una nación potencia, o de un país de tercer mundis-ta. Para ser un deporte que lleva existien-do formalmente desde mediados del si-glo XIX, el gusto y la pasión es creciente y menguante cada día, dejando en claro que tiene gran valía entre los hombres, que no será olvidado y que deja muchas enseñanzas.

Por: Victor Omar Rangel Ramirez

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Ya tenemos un marcadoren la frente