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1 Manejando el enfado en forma multidimensional parte 2 Expresando el enfado personalizado En el primer artículo de esta serie sobre el manejo del enfado hemos explorado la opción multidimensional de expresar el enfado impersonalizado. El enfado no personalizado es un enfado que una persona desahoga o expresa acerca de otro que no tiene que ver personalmente con el que escucha. En este artículo exploramos el enfado personalizado, el enfado que una persona desahoga o expresa frente a otro y que tiene que ver con el que escucha. Son las 4 pm cuando paso por tercera vez frente al reloj en nuestro living. El la hora en la que tengo que irme para mi clase de yoga pero Jonathan tiene el coche y aún no ha regresado. Si no me voy en los próximos minutos, voy a llegar tarde. Pasan cinco minutos… diez minutos. Finalmente lo escucho en la entrada del coche. Peleo con mi enojo por perder la clase, por sentir que no soy lo suficientemente importante para él para regresar a tiempo tal como se había arreglado… la lista si gue. Peleo con la forma en la cual manejar mi enfado y dolor a medida que pasa por la puerta. Tal como hemos explicado con anterioridad el desahogar el enojo es una cuestión difícil de manejar. El enfado es una emoción caliente y puede crear un trauma al que se le expresa, ya sea personal o no. Hay aquellos que dirían que no deberíamos sentir enfado y mucho menos expresarlo. Nuestra sociedad lo denuncia y el movimiento de la Nueva Era va más allá manifestando que para ser espiritual, de alguna forma deberíamos eliminar el enfado de nuestro ser. El enfado no puede ser eliminado de nuestro ser. Es una respuesta protectora empleada por nuestro Niño Interior y es tan vital para nuestro bienestar como el amor. Es una herramienta que cuando se la emplea en forma adecuada nos mantiene saludables. En algún punto debemos tomar la decisión de verlo en una luz distinta, para dejar de correr para evitarlo. Debemos trabajar con el mismo en lugar de vitarlo. Una vez que hagamos eso, estamos listos para enganchar su poder y emplearlo para el bien. Si, el enojo puede ser una cosa positiva. Simplemente debemos aprender el usarlo así. Afortunadamente Jonathan y yo tenemos convenios acerca del manejo del enfado, en este caso para el manejo del enfado personalizado. Y, a raíz de experiencias penosas, he aprendido a aplicarlos cuando estoy enojada. Aquí va nuestro convenio personalizado con respecto al enojo. Los voy a conducir a través del mismo de a un paso por vez y mostrarles como lo he aplicado a la situación arriba mencionada. Jonathan y yo hemos acordado el permitirnos a nosotros mismos el expresar el enojo hacia el otro sin temor a ser invalidado, ser inculpado, fijado o cerrado. Hemos acordado de que cuando uno de nosotros está enfadado con el otro esa persona escuchará el desahogo y validará a la parte enfadada sin defenderse, pidiendo disculpas cuando es necesario. Una vez que la parte ofendida ha sido validada y ha tenido tiempo de calmarse, él/ella estará de acuerdo en fijarse de cómo él/ella puede haber ayudado a crear la situación que produjo el enfado, y de asumir la responsabilidad y de disculparse cuando es necesario.

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Manejando el enfado en forma multidimensional – parte 2

Expresando el enfado personalizado

En el primer artículo de esta serie sobre el manejo del enfado hemos explorado la opción multidimensional de expresar el enfado impersonalizado. El enfado no personalizado es un enfado que una persona desahoga o expresa acerca de otro que no tiene que ver personalmente con el que escucha. En este artículo exploramos el enfado personalizado, el enfado que una persona desahoga o expresa frente a otro y que tiene que ver con el que escucha.

Son las 4 pm cuando paso por tercera vez frente al reloj en nuestro living. El la hora en la que tengo que irme para mi clase de yoga pero Jonathan tiene el coche y aún no ha regresado. Si no me voy en los próximos minutos, voy a llegar tarde. Pasan cinco minutos… diez minutos. Finalmente lo escucho en la entrada del coche. Peleo con mi enojo por perder la clase, por sentir que no soy lo suficientemente importante para él para regresar a tiempo tal como se había arreglado… la lista sigue. Peleo con la forma en la cual manejar mi enfado y dolor a medida que pasa por la puerta.

Tal como hemos explicado con anterioridad el desahogar el enojo es una cuestión difícil de manejar. El enfado es una emoción caliente y puede crear un trauma al que se le expresa, ya sea personal o no. Hay aquellos que dirían que no deberíamos sentir enfado y mucho menos expresarlo. Nuestra sociedad lo denuncia y el movimiento de la Nueva Era va más allá manifestando que para ser espiritual, de alguna forma deberíamos eliminar el enfado de nuestro ser. El enfado no puede ser eliminado de nuestro ser. Es una respuesta protectora empleada por nuestro Niño Interior y es tan vital para nuestro bienestar como el amor. Es una herramienta que cuando se la emplea en forma adecuada nos mantiene saludables. En algún punto debemos tomar la decisión de verlo en una luz distinta, para dejar de correr para evitarlo. Debemos trabajar con el mismo en lugar de vitarlo. Una vez que hagamos eso, estamos listos para enganchar su poder y emplearlo para el bien. Si, el enojo puede ser una cosa positiva. Simplemente debemos aprender el usarlo así.

Afortunadamente Jonathan y yo tenemos convenios acerca del manejo del enfado, en este caso para el manejo del enfado personalizado. Y, a raíz de experiencias penosas, he aprendido a aplicarlos cuando estoy enojada. Aquí va nuestro convenio personalizado con respecto al enojo. Los voy a conducir a través del mismo de a un paso por vez y mostrarles como lo he aplicado a la situación arriba mencionada.

Jonathan y yo hemos acordado el permitirnos a nosotros mismos el expresar el enojo hacia el otro sin temor a ser invalidado, ser inculpado, fijado o cerrado. Hemos acordado de que cuando uno de nosotros está enfadado con el otro esa persona escuchará el desahogo y validará a la parte enfadada sin defenderse, pidiendo disculpas cuando es necesario. Una vez que la parte ofendida ha sido validada y ha tenido tiempo de calmarse, él/ella estará de acuerdo en fijarse de cómo él/ella puede haber ayudado a crear la situación que produjo el enfado, y de asumir la responsabilidad y de disculparse cuando es necesario.

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Jonathan y yo nos permitimos a nosotros mismos el expresar enojo hacia el otro sin el temor de ser invalidados, inculpados, fijados y ser cerrado.

Cuando se trabaja con el enojo es crucial que haya algún tipo de acuerdo que brinde seguridad para expresión. Nosotros ventilamos el dolor para deshacernos del mismo. Nos deshacemos del mismo porque es tóxico. Cuando hemos experimentado enfado, el cuerpo (también conocido como el Niño Interior) naturalmente tratará de expelerlo porque sabe que la energía del enojo es dañina si no es liberada. Así que, cuando lo expresamos, necesitamos saber que no vamos a ser aniquilados emocionalmente en el proceso. Algunas de las formas en las que hacemos esto como escucha es invalidando el dolor que ocasiona el enojo, (¿Porqué estás haciendo una cuestión tan grande de todo esto?) o diciéndoles que están equivocados al enojarse como en “No sé porqué estás tan enojado acerca de…” o arreglándolo como en “Está bien, dime qué es lo que quieres que haga y lo haré”. Todas estas acciones frustran el proceso de ventilación y hacen que la otra persona se siga aferrando al enojo y que encuentre otra forma de expresarlo. Y en base a mi experiencia, cuánto más esperamos para expulsar el enojo, tanto peor se pone.

Refiriéndome a la cuestión arriba mencionada, una vez que Jonathan entra a la casa, le digo “Jonathan, necesito hablarte acerca de algo”. Él contesta, “Bien”. Nos sentamos y yo comienzo.

Estamos de acuerdo en que cuando uno se enoja con el otro, esa persona escuchará el desahogo y validará a la parte enojada sin defenderse ni disculparse donde sea necesario.

Ahora esto es algo grande! Una de las formas en las que evitamos la liberación del enojo es por medio de la defensa. Tan pronto como decimos, “Pero” hemos cerrado el desahogo. ¿Porqué? Nosotros hemos hecho su desahogo con respecto a nosotros. A fin de liberar exitosamente el enojo, al otro debe permitírsele desahogarse plenamente enfocando toda su energía para liberarse del dolor.

Yo comencé expresando mi pena diciendo, “Realmente estoy alterada por no llegar a la clase hoy porque vos llegaste tarde. Siento como si yo no soy lo suficientemente importante para que llegues a tiempo. ¿No teníamos un acuerdo acerca de la hora en la que regresarías?

Esta es la parte más dura de ser el escucha, según lo considero yo, ya que el que tiene que escuchar, en este caso Jonathan, normalmente tiene una buena razón para llegar tarde, y si solamente le escucharía, no estaría enojada. Lo que tuvimos que aprender es que no importando cuál sea la verdad, en ese momento en el que la persona enojada se está expresando, el escucha no debe interrumpir, especialmente si queremos que nuestra parte de la historia sea escuchada. Pero duele ser acusado. Duele cuando otros proyectan su dolor sobre nosotros, ya sea que somos responsables o no de ese dolor, así que el aprender a escuchar y validar requiere un esfuerzo pero la recompensa bien lo vale. Una vez que la parte enojada ha sido escuchada y validada, él/ella puede entonces ser un buen escucha y escuchar tu lado de la historia, tratando

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de entender porqué actúa de la manera en la que lo hizo con la intención de quitar toda acusación.

Jonathan escucha mientras expreso mi dolor y mi enojo, proyectando el dolor disparado por mi miedo de no ser lo suficientemente importante para él. Él no defiende sus acciones, escucha y responde a mi dolor con “No puedo entender porqué estás tan lastimada. He sido la causa de que has perdido tu clase – algo que fue muy importante para vos y lamento eso y por causar que sintieses que no eras lo suficientemente importante para me para volver a tiempo”. Cuando es preguntado con respecto a la cuestión del convenio, el contesta con, “Si, tenemos este convenio y reconozco que lo he quebrantado”.

Al escuchar y reconocer mi dolor y pérdida, en este caso la clase, yo sentí que fui escuchada y que mi dolor había sido validado. Pero antes de que lleguemos a esto, déjenme explicarles lo que queremos decir con validar. Validar es honrar el derecho de la persona enojada de que tenga enojo. Jonathan validó mi dolor al decir las palabras que le hablaron a mi dolor. Él dijo que comprendió que la clase era importante para mi y que debido a que quebrara su acuerdo, yo había perdido la oportunidad de participar. Eso es lo que llamamos hablarle al dolor. La mejor forma que conozco para ser capaz de validar es poniéndome a mi misma en los zapatos de la persona lastimada en ese momento. En nuestra situación, Jonathan se puso en mis zapatos por un momento. Al hacerlo, no necesariamente tiene que estar de acuerdo con mi perspectiva, después de todo no dispongo de todos los hechos todavía, sino simplemente significa que reconoce mi derecho a estar enojada, basada en mi perspectiva actual de la situación.

La validación hace una cosa asombrosa, le permite al que se desahoga de liberar totalmente el dolor del enfado porque dice, “Él ve mi punto de vista y reconoce mi derecho a tenerlo”. En mi experiencia, la gente enojada permanece enojada porque no han tenido a nadie que los valide. Así que caminan a través de la vida, continuamente desahogando las esperanzas de que alguien aparezca y los valide para que finalmente lo puedan liberar.

El punto más importante aquí es que podemos desahogar el enojo, liberando el vapor, pero la pena de ese enojo no puede ser liberada hasta que hayamos sido validados, en primer lugar siendo escuchados y luego por una disculpa sincera que le habla a la pena. (En un próximo artículo discutiré las disculpas) El validar la pena de una persona enojada le permite a él/ella el liberar esa pena.

Una vez que la persona enojada haya sido validada y haya tenido tiempo de calmarse, él/ella se fijarán en cómo pueden haber ayudado a crear la situación que produjo el enojo, y asumir la responsabilidad, disculpándose si es necesario.

Es bastante mágico el presenciar la transformación que tiene lugar cuando una persona enojada ha sido validada. Habiéndose ido el dolor, mi cara roja enojada vuelve a lo normal, el ritmo de mi corazón disminuye y sorpresivamente estoy muy abierta a ver la cuestión desde el lado de Jonathan. Es ahora cuando él cosecha la recompensa que proviene de no haber tratado de saltar en su propia defensa antes de validar.

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Habiéndose ido el dolor, ahora puedo pensar en forma correcta (¿no le hace enloquecer el dolor a veces?) y buscar una resolución. Ahora estoy lista para escuchar porqué ha llegado tarde. Escucho muy atentamente cuando me explica que hubo un accidente automovilístico que paró el tráfico haciendo que él llegase tarde. Yo escucho a medida que explica cómo estuvo continuamente mirando a su reloj, preocupado de que pudiese llegar tarde. Yo puedo sentir de sus palabras de que él realmente trató de llegar a tiempo, que se preocupaba de que yo llegase a la clase a tiempo. Y pude ver que había asumido que él no se preocupaba. Ahora me toca el turno a mí de pedir disculpas. Le digo, “Cariño, lamento el haber asumido que llegaste tarde porque no te importaba. Ahora me doy cuenta que trataste en todo lo posible de llegar a hora y de que comprendías cuan importante la clase era para mi. Me doy cuenta de que no pudiste haber previsto el accidente.”

El asumir cosas es la mejor forma de asegurarse de que habrá una cantidad de conflictos, dolor y enojo en sus relaciones. Es tan natural el ver las acciones del otro a través del filtro de nuestras propias percepciones, que puede ser difícil el cambiar este comportamiento. Pero tiene que cambiar si queremos evitar un enfado innecesario y crear un sentido de seguridad emocional en nuestras relaciones. Yo asumí que no era lo suficientemente importante para Jonathan para que él llegue a tiempo cuando la verdad fue que él si se preocupaba y estaba alterado por esta demora que me hacía perder mi clase. Ni bien pasaba por la puerta yo se lo haría saber. Si yo quiero evitar un conflicto, tengo que evitar hacer asunciones . Eso no quiere decir que no voy a estar enojada, sino que voy a quedar abierta a que hay una buena razón de que llegue tarde y de que no haya llamado. En otras palabras, le doy el beneficio de la duda. Así que, cuando atraviesa a puerta, diré, “Querido, que contenta estoy que estés en casa. ¿Hay alguna razón por la que hayas llegado tarde?”

Muchas veces me he encontrado de que sus intenciones no fueron los que yo esperaba y viceversa. La mayoría de las veces simplemente es una comunicación o interpretación equivocada de sus acciones que me llegó a asumir algo que no era, de hecho, real. Pero, esto no lo sé salvo que le dé el beneficio de la duda en primer lugar. Por supuesto, es más difícil hacer esto cuando hay capas de enojo acumulado cubriendo el amor que en primer lugar nos unió. Esta es otra razón por la cual es conveniente manejar el enojo ni bien surja.

ENCONTRANDO EL ESPEJO QUE A UNO LE PERTENECE

Encontrar el espejo es un término que empleamos para describir el proceso de encontrar nuestra parte en la co-creación del conflicto que resultó en dolor y enojo. No podemos aclarar totalmente el dolor del hecho, ni aprender cómo evitar la misma respuesta, hasta que veamos cómo hemos utilizado nuestro poder para crearlo y la razón del porqué. Para conseguir esto, utilizamos la Fórmula de la Compasión. Encontrar y ser propietarios del espejo no se trata de inculpar o estar correcto o incorrecto, sino que es una parte en la que nos movemos hacia la perspectiva más elevada a fin de constatar la creencia que llevó a la creación del hecho, y el miedo que hizo que reaccionáramos como lo hicimos. Por supuesto, la finalidad es la de cambiar la creencia e integrar el miedo. Siempre vamos a saber cuánto estamos controlado por

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un miedo y su correspondiente creencia, por el grado de intensidad con el que reaccionamos frente a alguien que gatille ese miedo.

Jonathan y yo nos dimos cuenta que en cada conflicto hay un espejo… reflejo de una creencia y miedo que tenemos y que está presentándosenos como reflejo por parte de nuestra pareja. En este conflicto el espejo para ambos involucra la creencias de que no somos merecedores. Por mi reacción, enojo y saltar a la conclusión de que Jonathan no siente que soy lo suficientemente importante, yo veo que no soy capaz de validar completamente mi auto-estima y que necesito que Jonathan me lo suministre por medio de llegar a tiempo. El mensaje que leí dentro de sus reacciones fue, “Vos no valés lo suficiente para mi como para llegar a tiempo”. Aunque este no fue el caso, él realmente se preocupó acerca de llegar a hora, mi falta de auto-estima causó que yo haya interpretado sus acciones en forma diferente. Este conflicto me mostró otro área en el aún sigo buscando validación exterior para mi auto-estima. Y que, mientras yo necesite de otros para que validen mi propia estima, voy a ser vulnerable a ser lastimada en esta área. Con esta comprensión, yo podría tener el espejo, o sea el reflejo de mi miedo.

Para Jonathan, mis acciones gatillaron su miedo de ser inadecuado y que quedaba mal y así no era valedero. Para él esto significa que ha sido imperfecto y como tal, ya no tiene el derecho de existir. Esto es perfeccionismo en acción y yo acababa de gatillar ese miedo. Este conflicto le mostró a Jonathan otra área en la cual él aún cree que puede perder su derecho a existir al ser imperfecto y por consiguiente no valedero. No importa cuan fuertemente él trate de llegar a tiempo, pueden suceder cosas que lo evitan. El ve que tiene que considerar estas cosas y se da cuenta cuando ocurren, siempre y cuando él ha hecho su mayor esfuerzo y sus intenciones son buenas, va a estar bien. Y de que el derecho de existir es un derecho inherente a todas las almas. El mismo no se basa en ejecución y valoración. Ahora que comprendió el miedo que yo estaba reflejando hacia él a través de mi comportamiento, él podía tener su propio espejo. Así que lo que descubrimos es que co-creamos este conflicto para trabajar con áreas en las cuales aún tenemos problemas de auto-valoración. Pero, esto no lo podríamos haber descubierto sin expresar el enfado.

Una vez que reconozcamos los espejos, podemos movernos hacia el paso final, la compasión. Yo siento una tremenda gratitud y apreciación por la disposición de Jonathan de actual su papel para mostrarme en donde aún sigo entregando mi poder y viceversa. Ambos nos damos cuenta cuan afortunados somos de estar con una pareja que pueda moverse a través del enfado y este conocimiento junto con la disposición de expresar el enfado lo cual nos une más, fortaleciendo el lazo de confianza que hay entre nosotros.

PUNTOS CLAVE PARA RECORDAR

El enfado forma parte del ser humano y sirve a un propósito vital. El enfado debe ser liberado del cuerpo a fin de permanecer sanos. A fin de manejar el enfado adecuadamente, necesitamos acuerdos en todas

nuestras relaciones al respecto. La validación es la clave para liberar el dolor del enfado del cuerpo.

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Una vez que estamos validados podemos estar abiertos para ver al otro lado del conflicto.

Una vez que vemos el otro lado, para limpiar el conflicto y restablecer el equilibrio, debemos responsabilizarnos de nuestra parte en la co-creación del conflicto. Debemos ver el espejo.

Una vez que vemos el espejo y lo aceptamos, nos movemos hacia la compasión… gratitud y apreciación por la oportunidad de limpiar nuestro bagaje emocional y obtener ese crecimiento del alma que hizo que encarnáramos en primer lugar. Y de igual importancia, expresamos la apreciación y gratitud por la pareja, amigo o amado que nos aprecia lo suficiente como para participar en el aprendizaje junto a nosotros.

Para evitar conflictos, en lugar de saltar a las conclusiones y hacer asunciones acerca de las acciones del otro, darles el beneficio de la duda. Formulen preguntas para asegurarse de que tienen una razón por la cual estar alterados. Cuanto más integremos nuestros miedos, tanto más fácil va a ser.

Cerrando, me doy cuenta de que este artículo no cubre todas las diversas situaciones que pueden producirse cuando estamos enojados, pero espero que con el ejemplo del acuerdo de este artículo, como así también del que figura en el artículo anterior, y con los pasos indicados, ustedes puedan desarrollar sus propios acuerdos para manejar el enfado. Ahora que tenemos los dos convenios mayores para el enfado, en el próximo artículo, voy a cubrir las disculpas, un paso vital en la liberación del enfado y uno que a la mayor parte de nosotros no se nos ha enseñado como hacerlo de forma tal de validar totalmente el dolor y el enfado, permitiendo que ambos sean liberados totalmente del cuerpo. Cuando presentamos disculpas reales, no queda enojo residual, resentimiento o amargura que puedan ser causantes de futuros conflictos.

Por Jelaila Starr