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LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA EN LOS PÁRAMOS PÁRAMO PÁRAMO ÓRGANO DE DIFUSIÓN DEL GRUPO DE TRABAJO EN PÁRAMOS DEL ECUADOR 8

Manejo Paramo y Ganaderia

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LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA EN LOS PÁRAMOS

PÁRAMOPÁRAMO

ÓRGANO DE DIFUSIÓN DEL GRUPO DE TRABAJO EN PÁRAMOS DEL ECUADOR

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El Grupo de Trabajo en Páramos del Ecuador (GTP) es una plataforma multidisciplinaria y abierta de información, intercambio y discusión de temas relacionados con el conocimiento, conservación, manejo y políticas sobre los páramos en el Ecuador. Por favor, cite esta obra así: Para la publicación completa: G. MEDINA Y P.A. MENA (Eds.). 2001. La Agricultura y la Ganadería

en los Páramos. Serie Páramo 8. GTP/Abya Yala. Quito. Para cada artículo: <AUTOR/A/ES/AS>. 2001. <Nombre del artículo>. En La Agricultura y

la Ganadería en los Páramos. Serie Páramo 8. GTP/ Abya Yala. Quito.

Diseño interior y de portada: Patricio A. Mena, EcoCiencia Apoyo en la logística para la reunión del GTP: Érica Narváez, Proyecto Páramo Transcripción de la grabación de las discusiones: Verónica Troya, EcoCiencia Revisión de textos: Paulina Viteri, EcoCiencia Edición Electrónica: Diego Mosquera, EcoCiencia ISSN 1390-1222 ISBN 9978-04-662-3 Impreso en el Ecuador por/Printed in Ecuador by: Editorial Abya Yala, Casilla 17-12-719, Quito, ECUADOR.

Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo económico del Comité Holandés de la UICN.

Para mayor información sobre el GTP comuníquese con: Galo Medina EcoCiencia [email protected]

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TABLA DE CONTENIDOS Presentación (Galo Medina)............................................................. 4 Introducción (Patricio Mena) ............................................................ 5 La agricultura en los páramos: estrategias de uso del espacio

(Charles C. Crissman) ............................................................... 7 Perspectivas para la producción de alpacas en el páramo

ecuatoriano (Stuart White)........................................................31 La ganadería vacuna y caballar en los páramos

(Fernando Cobo) ......................................................................55 La influencia de los páramos en la economía campesina:

agricultura y ganadería en los páramos de Pichincha y Tungurahua (Luis Chicaiza y Lilian Cruz) ..................................62

Conclusiones ..................................................................................70

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PRESENTACIÓN

Galo Medina

EcoCiencia/GTP En el Ecuador la agricultura y la ganadería son prácticas íntimamente asociadas con los páramos debido a múltiples razones. La principal es la presencia de una población humana que vive en los páramos por la falta de acceso a tierras más aptas en las partes bajas. De allí se desprende que los esfuerzos dirigidos a zonificar la agricultura y la ganadería, es decir, no hacerlas en sitios inapropiados e incrementar su rendimiento en los sitios óptimos, sean una necesidad. Las personas que hacemos el GTP hemos querido discutir al respecto y para ello hemos pedido la colaboración de algunas de las mejores experiencias y expertos en la temática. Con este número, la Serie Páramo termina la primera fase de colaboración con la UICN de Holanda. Durante estos dos años hemos tenido ocho reuniones y hemos publicado ocho números de la Serie. En este mismo tiempo, la participación en el GTP de las personas y organizaciones interesadas en el manejo y conservación de los páramos ha aumentado de 32 participantes de 18 organizaciones en marzo de 1999 a 93 participantes de 81 organizaciones en noviembre de 2000. Este interés nos alegra mucho y nos compromete más. Estamos dis-cutiendo con la misma UICN de Holanda el apoyo financiero para el año 2001. Confiamos que su interés se mantenga para el 2001 y que sigamos pensando que la palabra clave para hacer mejor nuestro trabajo en los páramos sea Acompartir@. También, a partir de este número, ya no contamos con la participación de Carmen Josse en la edición del GTP. Por motivos profesionales ella tiene que ausentarse del país. Queremos agradecer a Carmen por todo su apoyo (ella fue una de las fundadoras del grupo allá por 1997) y espero que a su regreso el GTP siga trabajando aún más activamente.

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INTRODUCCIÓN

Patricio Mena Vásconez Proyecto Páramo/EcoCiencia

En un sentido extremo pero de todos modos válido, hablar de agricultura y ganadería en el páramo es tan ilógico como hablar de agua en la Luna. Así como naturalmente no existe el líquido elemento en nuestro de-sértico satélite, tampoco deberían existir actividades agropecuarias en un ambiente muy poco apropiado para ellas. Los páramos se caracterizan por las heladas, la escasez fisiológica de agua, las fuertes pendientes, la fragilidad de los suelos y otros factores típicos de las altu-ras andinas. Estos factores no solo dificultan la agricultura y la ganadería sino que hacen que estas actividades atenten gravemente contra la integridad del ecosistema. Al hacerlo, la agricultura afecta directamente a servicios tan importantes como la generación de agua para las tierras bajas (que, por el contrario, sí son muy aptas para la agricultura). Si estamos de acuerdo en que Ael páramo es agua@ y que hay que hacer todo lo posible para asegurar este servicio durante mucho tiempo para la mayor cantidad de gente posible, entonces se debería dejar al páramo tranquilo, visitarlo esporádicamente con fines científicos y turísticos, y encontrar otras alternativas para la gente que se dedica a actividades que, a fin de cuentas, poco bien le hacen a un ecosistema tan importante. Esta propuesta, enfrentada a la realidad y a las perspectivas históricas y sociales de los páramos, es una utopía. Los páramos han sido, son y serán el escenario de conflictos socioambientales que deben ser en-frentados de manera equitativa, multidisciplinaria, participativa y con gran capacidad creativa. Dentro de esa visión simplemente no cabe la idea de custodiar los páramos con alambre de púas y guardias cada 100 metros. Los páramos son la base de la cultura y de la supervivencia de 500.000 personas de diverso origen étnico y condición socioeconómica, la mayoría de ellas en condiciones de extrema pobreza. En el páramo estas personas han desarrollado, desde hace siglos en algunos casos, actividades agrícolas y pecuarias que se han transformado en parte

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integral de un ecosistema complejo. Este ecosistema es el resultado, en buena parte, de estas actividades humanas. Para lograr un manejo sustentable de él es indispensable poner sobre la mesa de discusión las opiniones y las ideas de la gente y las instituciones que tienen que ver con estos temas desde diversos puntos de vista y con diversos intereses. Dentro de este marco, como aportes a una discusión que pretende lograr consensos sobre un tema crucial, la Serie Páramo reúne esta vez artículos de representantes de diversos grupos de actores directamente relacionados con la agricultura y la ganadería en el páramo. En primer lugar, Charles Crissman, del Centro Internacional de la Papa, nos habla de las estrategias del uso del espacio, con una invitación al análisis de las limitaciones y las oportunidades que presentan las actividades agropecuarias en los páramos ecuatorianos. A continuación Stuart Whi-te, de la Universidad de Nuevo México, presenta sus experiencias y argumentos en favor del pastoreo de alpacas en los páramos del país como una alternativa a las ovejas y otros animales exóticos. En tercer lugar, Fernando Cobo, dueño de la hacienda Yanahurco en Cotopaxi, presenta su punto de vista sobre las perspectivas de un manejo de ganado vacuno y caballar que no atente contra la integridad del ecosistema y que se acople a objetivos ecoturísticos. Por último, Lilian Cruz y Luis Chicaiza plantean la expectativa de las comunidades para-meras que dependen para su supervivencia de actividades agrícolas y ganaderas, muchas veces llevadas a cabo de manera precaria y marginal.

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LA AGRICULTURA EN LOS PÁRAMOS: ESTRATEGIAS DE USO DEL ESPACIO

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Charles C. Crissman Centro Internacional de la Papa

Introducción En el Ecuador, alrededor de 800.000 ha sobre los 3.000 m están clasificadas como zonas de intervención humana; la gran mayoría está utilizada con fines agropecuarios. En varios sectores de la sociedad ecuatoriana hay preocupación por la degradación de los recursos naturales de los páramos causada por estos usos. Los sistemas de pro-ducción agropecuaria se fundamentan en su entorno biofísico, tecnológico, económico, político y cultural. Los cambios en dichos sistemas pueden ser explicados por la combinación de varios factores: integración al mercado, acceso a nuevas tierras, acceso a tecnologías que aumenten la productividad de la tierra, presión poblacional y la degradación de los recursos naturales utilizados por la agricultura. Las tesis centrales de mi análisis son los siguientes: a) siempre ha habido un uso agrícola en zonas ahora conocidas como páramo. Con el avance de la frontera agrícola hacia las zonas altas de los páramos, esta agricultura es altamente riesgosa debido a características climáticas, principalmente las heladas. La agricultura en zonas altas siempre tendrá problemas especiales con poca sustentabilidad ecológica, agrícola o económica. b) el uso actual de la tierra es un fenómeno de cambios tecnológicos y legales en las últimas cuatro o cinco décadas. Lo que vemos ahora representa todavía una fase de transición donde los actores siguen ajustándose a los cambios legales de la reforma agraria y promulgaciones subsiguientes que han impactado sobre la estructura

1Este artículo está disponible en una versión ampliada en las oficinas del Centro Internacional de la Papa en Quito (Crissman, C. C. 2001. La agricultura en los páramos del Ecuador. Production Systems and Natural Resources Management Department Working Paper. CIP.

Lima).

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agraria. También estamos en una fase de ajuste del uso de fertilizantes inorgánicos, plaguicidas y tracción mecánica que permiten la intensificación de la producción agrícola. c) Si el país presenta opciones viables fuera de la zona a los moradores de los páramos, muchos con gusto las aceptarán. d) Los procesos de inserción de la economía del país al sistema global, enfatizan la tecnificación de la producción agropecuaria, dentro los límites agroecológicos y culturales, y van a dirigir las estructuras agrarias hacia la consolidación a unidades de producción más grande. e) Los procesos del desarrollo económico del país probablemente van a llegar más tarde a esas zonas, lo que implica que quizá nuestros nietos verán mayor pobreza en zonas agrícolas parameras. Este pronóstico pesimista implica la priorización de políticas y acciones que faciliten una vida digna y minimicen los impactos ambien-tales sobre esta zona frágil. El >>problema== de la agricultura en los páramos Por su naturaleza, la agricultura afecta drásticamente al ambiente, en particular al suelo. Los estudios recientes del Proyecto Páramo resaltan que 800.000 ha sobre los 3.000 m están fuertemente intervenidas, prin-cipalmente por la agricultura (Proyecto Páramo 2000). Comparado con otros usos, éste es el mayor uso del espacio. Por tanto, como grupo, los agricultores son los más importantes guardianes del páramo ecua-toriano. Hay preocupación en políticos, expertos en desarrollo e investi-gadores en el sentido de que la agricultura está acelerando procesos de degradación ambiental en el páramo con múltiples resultados adversos posibles. La intensificación agrícola y la degradación de tierra Las tecnologías agrícolas utilizadas varían entre sistemas tradicionales extensivos con bajo uso de insumos externos a la finca y con bajo nivel de producción y sistemas modernos intensivos con alto uso de insumos externos a la finca y nivel de producción elevado. Los sistemas tradicionales tienen que vivir dentro de sus límites ecológicos y son percibidos como amigables al ambiente. Pero, debido al crecimiento demográfico y la correspondiente minifundización, los sistemas tradi-cionales han mostrado ser no sostenibles económica y socialmente. Con

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una frontera agrícola ya cerrada en muchas áreas de los páramos, la opción que queda para el agricultor del páramo es de incrementar el pro-ducto físico y financiero de su finca. Esta presión inexorable incentiva al agricultor a cambiar a sistemas de mayor producción. El reto de la investigación y desarrollo de sistemas agrícolas sostenibles es igualar la Aamigabilidad@ ambiental de los sistemas tradicionales logrando niveles de mayor producción. La degradación de tierras tiene un significado especial en las zonas montañosas por sus atributos especiales. Las zonas montañosas cuen-tan con seis características: la inaccesibilidad, la fragilidad, la marginali-dad cultural y/o económica local, la diversidad biológica y sociocultural, la presencia de nichos, y las adaptaciones de los seres humanos (Yadav 1991). Los páramos del Ecuador muestran combinaciones de estas características. A manera de definición, las tierras frágiles son po-tencialmente sujetas a degeneración cuando son disturbadas. La fragilidad es conceptualizada en términos de clases de sistemas de uso e intensidad y frecuencia de uso. Entonces, laderas y planicies de los páramos no son naturalmente frágiles, pero el uso agrícola las hace frágiles (Denevan 1989). En el Ecuador, la conceptualización del problema de degradación de tierras ha pasado por varias fases. Kaarhus (1993) define tres etapas. Primera: en los años 60, la presión demográfica fue considerada como la culpable. Las políticas de colonización e industrialización incluyeron aliviar la presión demográfica rural como justificativo. Segunda: en los años 70, la estructura de tenencia bipolar de latifundio-minifundio fue identificada como la fuente del problema. Tercera: aparecen las expli-caciones ecológicas de uso inapropiado con base en la clasificación de uso de tierras de PRONAREG-ORSTOM. También, entre las explicaciones ecológicas están las interpretaciones históricas. Ramón (1993) y de Noni (1986) proveen interpretaciones históricas sobre la degradación de tierras en la Sierra con base en cambios estructurales en el uso de la tierra que comienzan con la llegada de los españoles. La realidad de la degradación probablemente incluye contribuciones de los tres fenómenos.

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Explicación de las estrategias agrícolas La literatura sobre la agricultura paramera del Ecuador ha sido producida por investigadores con diferentes formaciones y con fines distintos. Hay ópticas que a veces dan interpretaciones diferentes del mismo entorno. Hay interpretaciones geográficas, ecológicas, antropológicas, eco-nómicas, agrícolas y políticas. Un acercamiento ampliamente utilizado ha sido el estudio de organización espacial con un enfoque en el arreglo vertical de medios de producción. Otro acercamiento es el de los estudios de estrategias de reproducción de la unidad productiva de la familia con énfasis en el uso de mano de obra. Otro es el de sistemas de finca, una visión agrícola de sistemas y su optimización dentro la finca. También hay estudios con una visión de optimización económica. Este artículo trata la estructura y las estrategias de la agricultura paramera en el Ecuador. El enfoque está en las estrategias del uso de esta zona por los varios actores del sector. El espacio legal e institucional de la agricultura paramera La agricultura prehispánica de la Sierra ocupaba partes de la zona ahora conocida como páramo. Con su orientación de explotación de los pisos ecológicos, las tribus de la actual Sierra ecuatoriana tenían una agricul-tura de maíz y fréjol en la franja colindante con el páramo y una zona de producción de raíces y tubérculos sobre 3.000 m. En un ejemplo de un sistema agrícola impuesto, Landázuri (1995) notaba que los Pastos producían maíz como tributo para los Incas mientras subsistían con papas. Existían estrategias agrícolas de extracción y subsistencia por siglos antes de la llegada española. Sobre este sistema vino una -imposición del sistema de hacienda, con sus arreglos económicos y sociales feudales. El sistema duró más de tres siglos y medio. Solamente en los últimos 50 años, los sistemas agropecuarios han estado sujetos a cambios irreversibles hacia procesos de integración a un sistema capitalista. Lo que podemos observar es un sistema en plena transición. Los arreglos económicos feudales fueron erradicados por ley. Los arreglos sociales quizás persisten en algunos rincones. Las estrategias de agricultura de subsistencia todavía coexisten con una

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agricultura comercial. A continuación examinamos algunos factores de este entorno institucional de las últimas décadas. Reforma Agraria La estructura agraria actual de Ecuador refleja los ajustes modernos puestos sobre la estructura creada por los españoles durante la época colonial. Para nuestros intereses, lo esencial es la desigualdad en la distribución de las tierras y la existencia de explotaciones relativamente grandes en los valles interandinos y del minifundio en las zonas altas de ladera y páramo. A pesar de los esfuerzos de las reformas agrarias y del proceso del desarrollo de un mercado de tierras, la situación en el Ecua-dor sigue siendo de polaridad. Siendo un tema politizado, hay debate sobre la naturaleza de esa polaridad (Camacho y Navas 1992, Ramón 1993, Forster 1989). En su resumen de la historia de la estructura agraria y los pasos de la reforma en la Sierra, COTECA (1995) resalta algunos puntos claves. Primero, la estructura de hacienda utilizaba el sistema de huasipungo y llegó a la máxima expansión de su historia en la década de 1930. Esa expansión se debió a la creciente demanda de productos de la Costa, al incremento de demanda de los centros poblados de la Sierra, a la exportación de cascarilla, cueros de res y textiles, a la construcción del ferrocarril (que posibilitó un gran movimiento de los productos de las haciendas hacia la costa) y, finalmente, a la caída de producción cacaotera en la Costa (que fomentó el movimiento de capital de inversión hacia la Sierra). La consolidación de tierra por las haciendas con frecuencia implicó despojo de áreas usadas tradicionalmente de los grupos indígenas, forzando su traslado principalmente a zonas pa-rameras (COTECA 1995). Entre los años 30 y la reforma agraria, las estrategias de producción de un segmento importante de las haciendas serranas cambió hacia la producción de leche con nuevas tecnologías. (Barsky y Cosse 1981). El resultado fue el traslado de los huasipungueros a tierras que no entran en la lógica de producción lechera. Éste fue un segundo flujo de gente hacia arriba. Estos procesos ocurrieron antes de la reforma agraria. Vale mencionar que entre el campesinado, los huasipungueros siempre

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fueron minoría. A menudo hubo grandes números de campesinos sin relación con la hacienda o simplemente trabajaron en la economía de la hacienda pero sin relación de huasipungo. La reforma agraria y colonización dio un gran impulso a la expansión de la frontera agrícola, agregando entre seis a ocho millones de hectáreas a la superficie de fincas en el país entre 1954 y 1974. Vale notar que para la Sierra, la mayoría de la nueva área provino de la colonización de las faldas exteriores. COTECA divide los procesos en dos etapas: 1964-1974 y 1975-1990. En el primero, entre las tierras adjudicadas en la Sierra, la mayoría fueron del Estado (177.000 ha en 151 propiedades a 30.247 beneficiarios); en el segundo, la cantidad aumentó y las fuentes fueron terrenos del Estado y del sector privado (388.985 ha a 51.891 beneficiarios). Durante la reforma agraria, el Estado impulsó la creación de entidades institucionales para adjudicar propiedades. Comunas, cooperativas y otras entidades recibieron tierra en nombre de sus socios. La nueva ley de desarrollo agropecuario de 1994 desató de nuevo discusiones sobre la distribución de tierras. Varios estudios reclamaron que no hubo cam-bios significativos de distribución de tierras desde la reforma de 1964. Camacho y Navas (1992) examinaron más de cerca los patrones de distribución de tierra en tres cantones con páramo: Cayambe, Salcedo y Guamote. Sus resultados señalan, por ejemplo, que fincas de más de 100 ha cubren 67% de los predios rústicos del Cantón Salcedo. Pero las fincas particulares ocupan apenas 13% de los predios rústicos mientras que las comunas y cooperativas controlan el 54%. A pesar de su lugar en la imaginación popular, la hacienda particular es minoría. Las estrategias de las comunas y cooperativas han sido examinadas por varios autores. La más empleada ha sido el reparto de tierras entre los socios. COTECA (1995), Ibarra y Ospina (1994), Camacho y Navas (1992), Bebbington (1991), Forster (1989) y CESA (1987) resaltan que durante los años 1970 y 1980 muchas comunas y cooperativas utilizaron la repartición para aliviar presiones sociales de sus socios. En resumen, la reforma agraria cambió la estructura agraria en la Sierra. El sector hacendado todavía existe pero en mucho menor extensión. La reforma creó un grupo importante de organizaciones y personas con

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acceso a la tierra, mucha de la cual está en las laderas altas de las hoyas interandinas. La estrategia de la reforma de adjudicar tierras para uso comunal ocasionó arreglos sociales y productivos entre los campesinos que han tenido resultados variados. Mercado de Tierras La ley de la reforma agraria de 1974 creó problemas en la venta de tierras productivas al establecer numerosos pasos burocráticos (Shearer et al. 1990). Esas trabas impiden el desarrollo de un mercado ágil. Pero, a pesar de ello, un mercado informal se desarrolló para facilitar el intercambio de tierras. La nueva Ley de Desarrollo Agropecuario de 1994 redujo drásticamente el rol del Estado en el mercado de tierras. COTECA (1995) registró los mecanismos de transferencia de tierra y de volumen de transacciones. Se seleccionaron tres cantones de minifundio de la Sierra: Cayambe, Colta y Cañar. En los tres cantones, la com-pra/venta domina los procesos de transferencia de tierra y la mayor parte de las transacciones corresponde a pequeñas propiedades. También, una alta proporción de las transacciones corresponde a predios que, en algún momento, fueron adjudicados por el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización (IERAC) donde el vendedor es un beneficiario de la intervención estatal. Con fines parecidos, Ibarra y Ospina (1994) examinaron las tran-sacciones de tierra en varias parroquias parameras de Cotopaxi durante 1987-1991. Se notaba que las transacciones fueron en su mayoría pequeña y dividas entre herencia y compraventa. COTECA diferenció entre mercados formales e informales. En el mer-cado formal, la mayoría de transacciones se da entre pequeñas agricultores. En una relación no simétrica, un agricultor con mejor base económica compra a otro su terreno. A través de esto se crean campesi-nos propietarios medianos. En el mercado informal, las relaciones simétricas entre campesinos dominan las transacciones que son en su mayoría entre familiares o compadrazgos. COTECA identifica también una relación entre la dotación biofísico agrícola de una zona y la clase de agricultura. Las zonas con mejor

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dotación de recursos agrícolas son las de agricultura empresarial y las zonas más marginales son aquellas donde domina la agricultura tradicional. El estudio reportó diferencias altas en precios con relación directa a la disponibilidad de infraestructura como riego, acceso al transporte y presencia de características naturales como pendientes. En tanto, puede considerarse que, debido a la existencia de un mercado de tierras que funciona con la compra/venta, los participantes en el mercado definen la tierra como un bien de capital. Este resultado esta reforzado por Lehmann (1986) en su estudio de clases de contractos de trabajo de aparceros en la Sierra del Ecuador. El efecto del mercado de tierras COTECA (1995) identifica dos estrategias evidentes en el mercado de tierras. Primero, hay un sector de consolidación de individuos que pasan de una condición de subsistencia a la de pequeño y mediano productor empresarial. Esta estrategia exige crédito, tecnología y mercado para aumentar la productividad. Segundo, hay campesinos que no alteran sus comportamientos tradicionales que están en un proceso de deterioro, pobres y susceptibles a abandonar el campo. En resumen, debido al impulso de la nueva ley de desarrollo agrario de 1994, el estado eliminó muchas de las barreras sobre las transacciones de tierras. El resultado es un mercado de tierras dominado por la com-praventa. Hay actividad intensiva en muchos sectores, especialmente entre los campesinos. Trabajo fuera de la finca y migración En la Sierra rural se presenta una migración temporal y permanente para obtener otras alternativas de ingresos familiares. Southgate y Whitaker (1992) notan que la tasa de crecimiento de la población del Ecuador registrada en los últimos censos fue superior al 2,3%, aunque en las áreas rurales de la Sierra esta tasa fue 0,6% por año, durante 1974-1990. Las principales corrientes migratorias interprovinciales son dominadas por las migraciones desde las provincias de la Sierra hacia Pichincha (Quito) y Guayas (Guayaquil). En el último censo, esas

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corrientes explican más del 27% de la migración interprovincial total en el país (Sosa 1994). En muchos casos el campesino de las zonas altas no cuenta con tierra ni capital suficiente para sostenerse solamente con el trabajo en su finca. Las modalidades de trabajo en el campo han sido ampliamente estudiadas. Ibarra y Ospina (1994) desarrollaron una matriz de opciones laborales en Cotopaxi. Las opciones agrícolas incluyen trabajo en la parcela familiar, jornal en haciendas del área o de la Costa o en parcelas de otros campesinos. Las opciones no agrícolas incluyen trabajo por cuenta propia (artesanía, comercio), trabajo asalariado local o migración temporal o definitiva. Eberhart et al. (1997) identifican que la mayoría de la gente (55%) de las comunidades estudiadas en Chimborazo migran durante alguna parte del año. En resumen, el pequeño campesino frecuentemente no puede subsistir solamente de la producción de su finca. Su respuesta es buscar fuentes de ingreso fuera de la finca o en trabajo agrícola y no agrícola. Para un sector importante del campesinado serrano, la migración temporal o definitiva es una repuesta. La infraestructura física y sus impactos en la ubicación de producción. Comparado a muchos países en vías de desarrollo, el Ecuador goza de una dotación de infraestructura física rural bien desarrollada. Las redes vial y de comunicaciones (precios agrícolas a través del teléfono y radio), los centros de acopio de leche y otros productos, las ferias semanales y la flota de transporte, son ejemplos (Bruer 1993, Crissman y Uquillas 1989). Esta infraestructura, con algunos elementos de origen histórico y otros puestos por el Estado y el sector privado, ha minimizado una de los características de zonas montañosas: el aislamiento. El efecto para los productores de la dotación de infraestructura rural física es la reducción de costos por la separación física de las zonas de producción y sus mercados. Los elementos sobresalientes son las reducciones de costos de transporte e información. El impacto es la eliminación de la necesidad de que las zonas de producción estén cerca de los mercados grandes. La agricultura puede trasladarse a las zonas donde se goza de una ventaja comparativa.

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El concepto de ventaja comparativa conlleva un juego de factores económicos, tecnológicos y biofísicos. En las zonas tropicales altas con su extrema heterogeneidad, la agricultura va ubicándose en los nichos agro-ecológicos más propicios. La señal de este fenómeno son las zonas de especialización donde la combinación de experiencia y conocimientos del pueblo local hace que haya especialistas en el cultivo de tal o cual producto. Otro importante elemento de infraestructura para la agricultura es el riego. El Ecuador posee recursos hídricos para la generación eléctrica y de riego muy por encima de la demanda actual. El país tiene suficiente agua de superficie disponible para regar un área diez veces el área total actual bajo cultivo (Whitaker y Almazora 1990). En la Sierra, las lluvias demuestran patrones bimodales. La demanda de agua de riego cubre la falta de lluvias durante los veranos. La Sierra tiene múltiples ins-talaciones de riego del sector privado y público. Huttel et al. (1999) notan que en la Sierra hay más de 10.000 km de canales de riego en los sistemas rústicos privados. En 1990, en la Sierra, el sector público tenía 35 sistemas de riego en marcha y 34 más en construcción o diseño (Whitaker y Almazora 1990). A nivel del país, el sector público maneja solamente 20% del área total bajo riego. En la Sierra, muchos de los sistemas tienen su bocatoma en el páramo. Como indicador del impacto potencial de riego, casi 25% de la producción de papa en 1993 fue sembrado con riego (SEAN 1994). Además de cultivos, el uso de riego para mantener pastos artificiales es un elemento clave de mantener un sistema pecuario intensivo. La provisión de infraestructura también tiene sus impactos adversos. Harden (1991) nota la contribución a la erosión de una red vial mal diseñada. La provisión de la red combinada con políticas estatales para promocionar la mecanización ha fomentado el uso de tractores. En las zonas del páramo, el inmenso trabajo de romper la vegetación para establecer un cultivo fue suficiente para frenar incursiones en la zona, especialmente en aquellas con falta de mano de obra. Pero con la red vial, los tractores puede llegar más fácilmente a romper la vegetación. Además de abrir nuevas zonas, el impacto de preparar terreno con tractor causa mayor erosión por labranza comparado con yunta o azadón (Veen 1999).

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En resumen, la dotación de infraestructura rural en Ecuador permite que la agricultura se ubique en zonas de ventaja comparativa biofísica y económica. Sistemas agropecuarios en el páramo Como se dijo antes, un factor clave para entender los sistemas agropecuarios presentes en el páramo es reconocer que lo que observamos ahora todavía tiene rasgos de sistemas en transición. Después de 350 años del sistema económico y social de hacienda, los cambios de la reforma agraria de los años 1960 y 1970 tienen apenas 40 años para ajustarse. Para complicar el escenario, esas reformas ocurrieron justo en un momento de creciente presión demográfica. Mien-tras los actores principales aprenden y responden a sus entornos, los re-sultados finales podrían ser muy distintos al presente. Los sistemas agrícolas,pecuarios y mixtos En su mayoría, los sistemas agrarios del páramos son mixtos. Hay zonas de comunidades con orientación agrícola y otras pastoriles, pero en ambas hay elementos, pecuarios en el primero y agrícolas en el segundo. Los sistemas mixtos ofrecen al campesino mayores opciones para manejar su flujo de caja y explotar más eficientemente la mano de obra del hogar (Eberhart et al. 1997). Pero en términos estrictamente ecológicos, como Hess (1990) recomienda, quizá el mejor apro-vechamiento del páramo son los sistemas pecuarios. La característica clave de los sistemas pastoriles de altura son los pastos naturales. La naturaleza del pastoreo de animales en la Sierra está dentro de límites fijos de las propiedades. Con limites fijos, el manejo de pastos es un ele-mento importante en el sistema. La productividad del sistema depende de la productividad de los pastos (Astudillo et al. 2000, Briones et al. 2000). La quema es el mecanismo tradicional de manejo. La cría y engrosamiento de ganado bovino y ovino han sido actividades tradicionales que han aprovechado de las grandes extensiones de pajonales. Hoy día hay cerca de 1=400.000 cabezas de ganado bovino y

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1=600.000 cabezas de ganado ovino en la Sierra (SEAN 1994). Basile (1974) notó que durante los siglos XVII y XVIII hubo en el país 8=000.000 ovejas. Probablemente los entonces numerosos rebaños ocupaban grandes extensiones en los páramos. Tener esta cantidad de animales implicaba un sistema de manejo de los pastos que probablemente ya utilizaba la quema como se hace hoy día. Siglos y siglos de manejo de pastos con la quema implican que las palabras vegetación natural usadas a describir zonas no intervenidas del páramo tiene poco sentido. La vegetación natural observada en los páramos es vegetación que resulta de un sistema de manejo con quemas. Estrategias de las haciendas La palabra hacienda en los diccionarios significa simplemente Afinca agrícola@, sin implicaciones de tamaño. Pero en el contexto ecuatoriano ha tomado significados de latifundio en el sistema explotador económico y social de latifundio - minifundio. Sus estrategias y estructura fueron objeto de mucha documentación e investigación durante la reforma agra-ria. Pero las últimas dos décadas están poco documentadas en torno a sus estrategias agrarias y su papel económico y social en la vida rural. )Tiene todavía la hacienda de la Sierra este bagaje de explotación social y económica? Quizás sí, quizás no. Merece ser estudiado. Quizás es mejor hoy día hacer referencia simplemente a los sectores de fincas grandes, medianas y pequeñas. Una de las primeras observaciones de estrategias agrarias del sector hacendado es una tipología de especialización de producción de mediados del siglo XVIII en la Real Audiencia de Quito (COTECA 1995). En la Sierra norte hubo: haciendas de sembradío, de ganado mayor, rebaños y hatos de ganado lanar y obrajes o fábricas de tela. Durante el siglo XIX los obrajes y fábricas textiles desaparecieron debido a su incapacidad de competir con los cambios de la revolución industrial europea. Las haciendas agropecuarias quedaron como dominantes. Se entró en un ciclo de expansión territorial por la aplicación de una agricultura extensiva con base en el uso de tierra y mano de obra baratas. Estos procesos continuaron hasta las primeras décadas del

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siglo pasado por las razones anotadas anteriormente. La revolución en las estrategias de las haciendas se ve en el proceso del sector privado de tecnificación lechera de las haciendas ganaderas de la Sierra centro y norte. Barsky y Cosse (1981) investigaron este proceso y desarrollaron una tipología de estrategias agrarias de haciendas desde hace 30-40 años. Se identificaron cinco clases de haciendas en la Sierra al inicio de los años 1980. Hubo haciendas modernas intensivas y extensivas que en su criterio pueden mantenerse. También hubo haciendas en procesos de disolución. Se incluyeron aquí las haciendas de control de cooperativas, haciendas ya parceladas y haciendas todavía bajo control público. No-tables son el uso de capital y la adquisición de tecnología como estrategias de sostenimiento. Es la receta universal de una agricultura empresarial en proceso de modernización. Aunque hay poca documentación reciente sobre estrategias agrarias del sector hacendado, creo que con modificaciones menores, la tipología de Barsky y Cosse (1981) sigue vigente. La principal modificación en las haciendas de mantenimiento es la agregación de nuevos rubros en sus sistemas de producción. Hoy en día un dueño de una hacienda puede tener su título de ingeniero agrícola o hasta una maestría de una universidad extranjera. Esta nueva clase de dueño lleva una óptica más técnica y empresarial a la operación de la finca. Entre las haciendas intensivas, el uso de invernaderos para la floricultura u horticultura ha sustituido o ha complementado la producción existente. Estrategias de los pequeños campesinos Los campesinos de la Sierra no son homogéneos y sus estrategias agrarias varían de acuerdo con el individuo y su entorno. Eberhart et al. (1994) resalta una visión de entender las estrategias dentro de sus sistemas y sus posibles futuros. Se nota la dificultad de un enfoque sectorial. Con múltiples posibles enfoques, entre ellos económico, social, ambiental, cultural, de género, agrícola y casi un sinfín más, quedan limitadas las posibilidades de entenderlo. Preparar una tipología pretende simplificar y facilitar el entendimiento. El reto con tantos enfoques está en escoger una simplificación que encuentre el balance

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entre la simplificación y la complejidad. Barsky (1984) propuso una tipología de campesinos empresarios y tradicionales. Forman (1988) enfocó en campesinos con y sin tierra. Ibarra y Ospina (1994) destacan sistemas campesinos de tierras comunales y tierras de minifundio particular. Estas bifurcaciones son simplemente el inicio. Se puede comenzar a dividir esas categorías más y más detalladamente. O si las categorías no son exclusivas se puede organizar una matriz. El enfoque para entender los sistemas de producción campesina se centra en el agricultor. Con base en sus conocimientos y su entorno biofísico, económico, político, comunitario y cultural, el agricultor decide sobre el uso de tierra (utilizarla como bosque, pasto o cultivos) y su manejo (ararla con o contra la pendiente, usar fertilizantes). Sus decisiones tienen consecuencias agrícolas, ambientales y sanitarias. Al entender esos impactos y relacionarlos con el entorno como algo que resulta de las decisiones tomadas por el agricultor, se facilita el diseño de políticas o tecnologías para mejorar el bienestar de los moradores del sector y minimizar las consecuencias ambientales adversas (Crissman et al.1998). Eberhart et al. (1994) presentan la siguiente tipología de sistemas de producción de los campesinos de Chimborazo: AY una combinación más o menos coherente en el espacio y en el tiempo de ciertas cantidades de fuerza de trabajo y de diversos medios de producción con miras a obtener diferentes producciones agropecuariasY@. Poner al campesino en el centro del análisis nos permite contemplar diversas estrategias para alcanzar ciertos objetivos económicos como: asegurar la alimentación familiar, optimizar el uso de la tierra o maximizar el ingreso por unidad de superficie, maximizar el ingreso por trabajador o, finalmente, maximizar la tasa de ganancia. Impactos ambientales La agricultura paramera puede causar una gama de impactos ambientales. La categoría fundamental utilizada por el Proyecto Páramo (2000) para definir zonas de intervención fue la vegetación. Por su naturaleza, la agricultura causa la alteración del ambiente, en especial

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de la flora y fauna y el recurso suelo. Las prácticas agropecuarias son culpadas de la eliminación indiscriminada de los bosques nativos, el pastoreo persistente, la quema y el cultivo excesivo e incorrecto. Todas estas prácticas tienen su impacto en el suelo, en especial su erosión. La erosión es un proceso físico, tiene sus motores en precipitaciones y vientos que actúan recíprocamente con la topografía, los suelos y la cobertura vegetal. Las actividades humanas que modifican el ambiente, especialmente las que reducen la cobertura vegetal, pueden agravar los procesos erosivos. En una agricultura de ladera, la remoción de tierra por los procesos de labranza tiene un impacto con magnitud similar a los procesos hídricos (Veen 1999). En cualquier lista de problemas ecológicos de la Sierra de Ecuador, la erosión está incluida. En un estudio influyente, de Noni y Trujillo (1986) clasifican la erosión como activa o potencialmente activa en más de 12% del país; procesos que están concentrados en la Sierra. Las tendencias históricas de erosión son poco entendidas; hay zonas altamente erosionadas donde se tiende a culpar a los agricultores actuales o a sus antepasados por las condiciones. Pero en realidad no se sabe si la erosión ocurrió por fuerzas naturales o (también) por actividades huma-nas prehistóricas, históricas o recientes (Byers 1990). Para un área agrícola, uno de los factores determinantes de la erosión es la clase de cultivo. Con técnicas de simulación de lluvia, Harden (1991) mostró en dos cuencas ecuatorianas que el uso de la tierra explica mejor la erosión que la clase de suelos. Los bosques y pastos son mucho menos erosivos que los cultivos transitorios. En las zonas de los páramos, las tierras agrícolas abandonadas y las vías de acceso contribuyen de modo importante a los procesos erosivos (Harden 1993). La erosión tiene potencialmente dos clases de costos económicos, directos e indirectos. Primero, la pérdida de productividad de las parcelas erosionadas es un costo directo sentido por el agricultor. Segundo, el impacto fuera de la finca, es decir, la externalidad de la erosión, tiene un costo indirecto que puede o no ser sentido por el agricultor. Los costos indirectos pueden resultar en perjuicio del desarro-llo de los recursos hídricos por la sedimentación y contaminación en obras de riego y represas (Rodríguez 1996, Southgate y Whitaker 1992).

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Conclusiones Las cinco hipótesis presentadas en la sección introductoria han sido discutidas en el cuerpo de este artículo. En la primera, sostengo que la agricultura del páramo es ambientalmente demasiado arriesgada y peligrosa para llevarse a cabo de manera indefinida. Por definición, el páramo es una zona con riesgos de heladas. Éstas están ampliamente reconocidas por los actores en la zona como uno de sus mayores riesgos. Al ser una agricultura de ladera, la intensificación de producción lleva hacia cultivos del ciclo corto. La remoción de suelo causa erosión. Entonces, con las excepciones de nichos especiales, la agricultura de cultivos de ciclo corto, en promedio siempre será menos rentable y más dañina al ambiente comparada con sistemas de cultivos del ciclo corto fuera de la zona paramera. La segunda hipótesis acerca de las estructuras agrarias actuales y futuras resalta la condición transitoria de la estructura actual. El viejo sistema de hacienda, con sus 350 años de vida, ha dejado huellas que, con apenas 40 años de cambio, no han sido totalmente borradas. Para bien o para mal, el Estado decidió repartir tierras a grupos y no a individuos y les permitió insertarse dentro del mercado de tierras. Desde el punto de vista de sistemas, en su mayoría esas políticas no han sido exitosas y más bien han frenado los procesos de transición. Con el desarrollo de un mercado de tierras y con evidencias obvias de migración, la tercera hipótesis de migración voluntaria queda clara. Por un lado, hemos visto que una estrategia para sobrevivir en el páramo ha sido la adquisición de tierras. Pero, por otro, se puede imaginar algún día que, cuando el país goce de una economía creciente, ofrezca fuentes de trabajo que, probablemente en su mayoría, van a estar en las ciudades. Con opciones de puestos de trabajo estables, la estrategia de migración puede tomar más esfuerzo, reduciendo la necesidad de practicar una agricultura de subsistencia. Para aclarar los derechos de propiedad, una política agresiva de titulación de tierras de comunas o cooperativas puede agilizar los procesos para que el individuo se quede o salga del páramo. Con sus derechos plenamente establecidos, un individuo puede aprovechar este bien de capital y venderlo. Esto podría tener un efecto en disminuir el abandono de tierras, si el dueño saliente puede vender su tierra sin trabas administrativas.

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El respaldo para las últimas dos hipótesis es quizá menos obvio. Numerosos estudios han contabilizado los flujos de inversiones y ganancias esperadas de múltiples clases de agricultura campesina. Con la inserción de la agricultura de los páramos en el mercado capitalista, la productividad de los insumos de producción ha adquirido una impor-tancia creciente. En el presente, los insumos modernos conseguidos fuera de la finca son frecuentemente más productivos que los producidos dentro de ella. La mecanización es un ejemplo de la sustitución de fuerza mecánica para fuerza humana o animal. La mecanización permite que menos personas cultiven más área. Varios estudios establecen tamaños de fincas mínimos viables, pero la minifundización impulsa fincas por debajo de esos límites. La pobreza persistente, la migración y otras formas de trabajo fuera de la finca son respuestas múltiples a este proceso. La creación de una clase de campesino mediano está presente. Sin intervenciones legales, un posible resultado de estos procesos es la consolidación de propiedades. Cuál es el tamaño promedio de una finca del páramo es una incógnita. Factores como la dotación de recursos naturales, la intensificación de uso de capital, y la especialización dentro de nichos pueden influir en ese eventual tamaño promedio. Dependiendo de la estrategia individual, podrían existir múltiples tamaños pero seguramente no el minifundio. Algún día, el Ecuador va a tener las instituciones y los líderes políticos y de sociedad civil necesarios para impulsar un desarrollo sostenible. En la práctica, los procesos de desarrollo llegan a sectores de la economía y a zonas del país de una manera no uniforme. La triste realidad es que en muchos países las zonas montañosas son las últimas en desarrollarse. Los Alpes suizos y los Apalaches de los Estados Unidos se atrasaron en el desarrollo con respecto a otras zonas de esos países industrializados. Las razones para esto están, en parte, en las características de las zonas montañosas. El futuro )Cuál puede ser el futuro de una agricultura sostenible en los páramos del Ecuador? Como se presentó en la introducción, las zonas montañosas cuentan con seis características: la inaccesibilidad, la fragilidad, la marginalidad cultural y/o económica local, la diversidad

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biológica y sociocultural, la presencia de nichos, y las adaptaciones de los seres humanos. Las zonas parameras del Ecuador comparten muchas de estas características. Una agricultura sostenible de los páramos tiene que superar esas limitaciones y aprovechar las oportunidades. Las primeras características son limitaciones. La inaccesibilidad está siendo superada, aunque todavía existe aislamiento; la red vial y de comunicación ha reducido la importancia de este factor. La fragilidad surge del uso inadecuado del suelo e impone condiciones especiales de uso hacia tecnologías de manejo que tomen en cuenta las pendientes, la materia orgánica y la humedad para una productividad sustentable. La repuesta a la convivencia de la agricultura en la zona del páramo es una mayor inversión en tecnologías y estrategias de manejo. La marginalidad cultural y económica de los pueblos de los páramos nos dirige a políticas de inclusión. Las tendencias políticas de las últimas décadas indican progresos en estos pueblos a su mayor incorporación en la vida social y económica del país. Las siguientes características son oportunidades. Aunque es menos importante para la agricultura, la diversidad biológica presenta opciones y respalda los sistemas actuales. De igual manera, la diversidad sociocultural puede ser aprovechada por sus distintas perspectivas. Los nichos y las adaptaciones de los seres humanos ya están presentes. El cultivo de papa en Carchi, la especialización de producción de lácteos en Salinas y la producción de quinoa en las zonas muy altas son ejemplos de esto. La exploración y aprovechamiento de nichos debe ser un eje de una estrategia a futuro. )Cuáles son las soluciones a los múltiples retos económicos, agrícolas, ambientales y sociales de una agricultura sostenible de los páramos? Este artículo quizá puede servir como punto de partida para armar un discurso pragmático de dicha problemática.

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Discusión Pablo Rosero Ud. dice que son 216.000 ha de vegetación natural, )corresponde ese valor a páramo? Charles Crissman A mi juicio, sí. Vicente Álvarez Ud. dice que los pastos y los maizales suman un total de 237.000 ha, )la diferencia en cómo están distribuidos se debe a condiciones ecológicas diferentes? Charles Crissman Sí, tienen condiciones diferentes. Existen mosaicos de cultivos mezclados y los pastos se dan en las zonas de mejores condiciones.

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Pablo Rosero Parece que las heladas son el factor fundamental para que tengan problemas con las cosechas. )Son las heladas más abundantes ahora? Charles Crissman El calentamiento global también tiene su efecto sobre las heladas. No es que ahora se den más que antes, lo que sucede es que su ocurrencia varía más que antes entonces no se las puede predecir. Vicente Álvarez )Tiene datos acerca de la conversión de páramos naturales a zonas agrícolas? Charles Crissman No tengo datos al respecto pero en los estudios que se hicieron en los años 78, 90 y 98 se ve que hay una tendencia a transformar zonas de páramos en zonas agrícolas, sin embargo no hay nada cuantificado. Luis Fernando Jara En el cuadro sobre la evolución del cultivo de papa se puede ver que en la zona de Cotopaxi éste ha disminuido, )a qué se debe esto?, )desgaste del suelo o pérdida de mercado? Charles Crissman No tengo una respuesta concreta, solo puedo especular, es posible que con la conversión de haciendas a minifundios, los campesinos no pudieron mantener la producción. Sobre el desgaste del suelo no puedo opinar. Galo Medina )Cuál es el futuro de los páramos, existe alguna amenaza? Charles Crissman Bueno, voy a especular nuevamente. Creo que los flujos migratorios y los sistemas agrarios en la zona muestran que el páramo ha llegado al límite de su capacidad de carga. Aunque éste es un concepto netamente ecológico se lo puede relacionar con conceptos económicos, culturales y con la respuesta de los habitantes de esta zona sobrecargada. Los síntomas indican que hay desgaste de los recursos naturales, el balance

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es negativo para el mantenimiento de la base de recursos naturales. La infraestructura permite redes viales y abrir zonas que no deberían ser abiertas, el desarrollo tecnológico que todavía no ha llegado a los páramos va a llegar tarde o temprano, entonces la repuesta sería cambiar el entorno tecnológico de los procesos de desarrollo de la zona. Robert Hofstede Al hacer la zonificación usas las estimaciones del PRONAREC y del Proyecto Páramo acerca de la cantidad total de tierra para agricultura en los páramos. Es peligroso usar los datos totales en sí, las estimaciones son más para mostrar las relaciones entre áreas. )Cuál es la extensión de las áreas degradadas por la erosión donde no hay posibilidad de cultivo? Charles Crissman Estoy de acuerdo con tu comentario, los mapas que usé son mapas viejos, hechos con otro fin. La zonificación fue con el fin de hablar de zonas agropecuarias homogéneas, o de paisajes agropecuarios con patrones de cultivo comunes. En cuanto a la pregunta sobre las áreas degradadas, no podría decirlo. Luis Fernando Jara Es increíble el área dedicada a cultivos y pastos que hay, podrías decirme )de qué cantidad estamos hablando en cuanto a los insumos químicos y sus efectos en los páramos? Charles Crissman Se usan muy pocos químicos en los pastos, quizá utilicen más en la zona de riego.

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PERSPECTIVAS PARA LA PRODUCCIÓN DE ALPACAS EN EL PÁRAMO ECUATORIANO

Stuart White

Profesor Adjunto, Universidad de Nuevo México, Albuquerque, Estados Unidos

Población actual de camélidos domésticos En septiembre de 2000, el Ecuador tuvo una población de 4.500 alpacas, producto de contadas importaciones de Chile y Perú iniciadas en 1985. Se encuentran distribuidas a lo largo de la Sierra, concentradas en Cotopaxi (Tabla 1) y situadas en un 85% en páramo. El país cuenta también con pocos miles de huarizos, cruce entre llamas y alpacas. Es evidente la pobreza de esta población comparada con la de los países centro andinos, donde hay 3=000.000 de alpacas. Perú tiene la mayoría, con 2'650.000. Existen menores números en Bolivia (300.000), Chile (25.000) y Argentina (4.000) (Franklin 1982, Sumar 1988, West 1981). Las peruanas y bolivianas están concentradas cerca del Lago Titicaca, y las chilenas en la frontera con Bolivia. Fuera de los países an-dinos hay aproximadamente 40.000 alpacas distribuidas entre Norteamérica, Australia y Europa. La situación de las llamas en el Ecuador es similar, con unos 10.000 ejemplares ubicados mayormente en Chimborazo, Tungurahua y Cotopaxi. De llamas no ha habido importaciones y la población representa el remanente de una mucho mayor que existía hasta la Conquista Española (Estrella 1990). En los Andes Centrales, en com-paración, hay 3=200.000 concentradas en Bolivia (2=000.000) y Perú (900.000) (Fernández Baca 1993).

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Origen de los camélidos Coexistían tres géneros de camélidos en las cordilleras y sabanas sudamericanas, incluyendo el territorio ecuatoriano, hace 1 millón de años: Hemiauchenia, Paleolama y Lama. Su coexistencia duró hasta hace 10.000 a 12.000 años antes del presente (a.a.p.), cuando se extinguieron los primeros dos. Las razones de estas extinciones son discutidas, pero entre ellas figuran los cambios radicales de clima y de hábitat que ocurrieron a fines de la época glaciar, contemporáneos con la difusión de la caza desde el Asia. Es probable que la sobrecaza, combinada con cambios antropogénicos del hábitat, fueron el golpe de gracia a las poblaciones de Hemiauchenia y Paleolama. Por huesos encontrados en campamentos paleolíticos sabemos que Lama fue cazado por el poblador original andino. Pero Lama se salvó al igual que su pariente Camelus en Asia y África. Todo indica que la domesticación fue el cambio radical en la estrategia de subsistencia humana que permitió su supervivencia. Se ha establecido que hacia 7.000 a.a.p., cerca de Junín, Perú, y en los alrededores del Lago Titicaca, las poblaciones humanas ya tenían manadas de camélidos silvestres. Antes de esta fecha la carne en la alimentación provenía de un amplio rango de animales silvestres, incluyendo tres especies de venado, vizcacha, puma, zorro andino, perro y aves, además de camélidos silvestres. A partir de 7.000 a.a.p. progresivamente la carne consumida provenía solo de estas últimas. Hacia 4.500 a.a.p., ya un 90% de la carne era de camélidos. Hay un detalle interesante: se observó que una mayoría creciente de huesos encontrados correspondían a crías, llegando a más del 70%. Éste es el patrón actual de consumo de carne a nivel de productor en los altos Andes centrales. La gran predominancia de crías en la alimentación era y es conse-cuencia de manejar los camélidos en una proximidad no natural, dando la oportunidad a enfermedades infecto-contagiosas mortales, en especial la enterotoxemia de crías, que poco afecta a los camélidos silvestres. Los camélidos en el Ecuador De sus orígenes en el Altiplano, los camélidos domésticos llegaron al Ecuador por difusión hace 2.000 años (Miller y Gill 1990) y causaron una

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revolución en el sistema de subsistencia, como habían hecho en el Perú. Excavaciones arqueológicas en Pirincay, dentro de la cuenca del Paute (Azuay) (Bruhns 1989, Bruhns et al. 1990), establecieron que con la llegada del camélido doméstico, la alimentación de los pobladores se alteró radicalmente: antes las presas incluían tres especies de venado (hasta la mitad del total de huesos encontrados), oso, danta, conejo y otros roedores, caracoles y aves. No hubo huesos de camélidos, pero a partir de 2.000 a.a.p. éstos dominaron la alimentación y llegaron a cons-tituir 59% de los huesos encontrados en la excavación, y los venados ya solo 6%. Restos de llamas fueron identificados en el Cerro Narrío (Cañar), en fechas similares o anteriores a las de Pirincay. Más al norte, dentro del área Puruhá en los sitios del Cerrito de Macají y Challán (Chimborazo), los huesos de camélidos encontrados corresponden a fechas posteriores a 1.500 a.a.p. En Cochasquí y El Quinche (Pichincha), restos de camélidos aparecen desde 1.000 a.a.p., y más hacia el norte, en Imbabura, los sitios arqueológicos de Secuambo y Socapamba contienen huesos de camélidos con fechas posteriores a 750 a.a.p. (Stahl 1988). Esta progresión de fechas en la aparición de camélidos a medida que se avanza hacia el norte parece reflejar su lenta difusión. Los restos de camélidos en San Luis (Nariño, Colombia) son de apenas 550 a.a.p., y serían contemporáneos con la llegada de los Incas a la actual frontera Ecuador-Colombia. La Conquista causó un colapso demográfico humano y dio lugar a uno de iguales proporciones entre los camélidos domésticos. Se estima que en el Altiplano la población de alpacas y llamas se redujo en 80% a 90% durante los 100 años después de la Conquista (Flores Ochoa 1977), debido a epidemias de sarna, introducción de ovejas, ganado bovino y caballos, y descomposición de la cultura indígena que las resguardaba. A pesar de esto, no cabe duda de que hasta fines del siglo XIX sobrevivía una población de alpacas en el Ecuador. Juan de Velasco (1977) las había observado en los alrededores de Riobamba a fines del siglo XIX. Casi cien años después, el Jesuita Joseph Kollberg (1977) notó en su viaje en 1871 por Guaranda (Bolívar) que la llama todavía era parte integral de la economía campesina de altura, pero que la alpaca estaba en vías de desaparecer. Una observación suya nos permite

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entender por qué desaparecía la alpaca: "Las alpacas no exigen ningún cuidado y vigilancia, sino que andan todo el año completamente libres por el páramo y solo se necesita reunirlas una vez para el esquileo". En realidad, la alpaca sí requiere cuidado diario, pero la cultura indígena se encontraba desmoralizada y carente de la motivación colectiva para darse ese trabajo. Sin protección contra depredadores, sin pastoreo dirigido, sin atenciones a crías tiernas y sin manejo de padrotes y montas, era de esperar que la alpaca se acercara a su fin en el país. Se puede suponer que las últimas alpacas que hubo a fines del siglo XIX fueron absorbidas por la población de llamas, que era siempre más numerosa. Por esto, en la actualidad en hatos de llamas en Chimborazo hay individuos con claras características de alpaca, producto de este cruzamiento. Al rescate de un patrimonio perdido Viabilidad de la especie y su manejo La pequeña población de alpacas importadas al país ha tenido un impacto económico mínimo hasta ahora, pero ha servido para asegurar que esta especie es perfectamente adaptable a las condiciones de la serranía del Ecuador. En un hato en Cañar donde se han llevado regis-tros de producción, entre 1985 y 1995 hubo una tasa anual de fertilidad mayor a 80%, y una mortalidad de 4,6% en adultos y de 8,5% en crías. Estos resultados son comparables con los hatos mejor manejados en el Perú e indican que la cordillera ecuatoriana es apta para la producción alpaquera bajo un manejo adecuado. La natalidad alta y mortalidad baja registradas en Cañar han sido la norma también en hatos en Cotopaxi y Cayambe donde se llevan registros. En comparación con el Altiplano, en Cañar hay una incidencia mayor de enfermedades parasitarias (en particular fascioliasis y sarcocistosis clínica) y de deficiencias de ciertos minerales. A la vez, hay una incidencia mucho menor de neumonías, enterotoxemia, colibacilosis y sarna. Los parasitismos son controlables con rotación y drenaje de potreros, control de huéspedes intermediarios, y la aplicación periódica de antiparasitarios. Las deficiencias minerales son corregidas fácilmente

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con el suministro de sales mineralizadas. La gran ventaja que lleva la Sierra ecuatoriana en la cría de camélidos es una relativa abundancia de pasto y la ausencia de una fuerte estacionalidad, reflejada en una disponibilidad forrajera constante a lo largo del año. Los principales elementos de manejo La cría de camélidos se difundió inicialmente hasta el Ecuador porque representaba una alternativa atractiva de subsistencia. Esta relación de dependencia mutua entre camélidos y pastores duró dos milenios hasta verse truncada por un trauma demográfico y cultural. Ahora se realizan esfuerzos por recuperar las poblaciones de camélidos en el país. En especial, por su rentabilidad, la alpaca está recibiendo la mayor atención por lo que nos concentraremos en esta especie. El éxito de este empeño estará en función del cuidado que se le da a la alpaca. La alpaca es un animal rústico, evolucionado y criado por la gente andina en circunstancias ambientales difíciles. Así, su cuidado no presenta mayores dificultades y se asemeja a la cría de ovejas. Llevamos 15 años manejando un hato en páramos y potreros altos en Cañar. El reto inicial era asegurar que la alpaca, que venía de la puna desértica, se adaptara a los páramos húmedos. Esa adaptación se logró, y el siguiente reto ha sido determinar cómo incrementar la productividad de crías y fibra, y mejorar su calidad. De todos los elementos de manejo que son compartidos con otros animales de granja, hay algunos que re-quieren una atención especial de los alpaqueros ecuatorianos: nutrición, parásitos, mejoramiento genético y manejo sanitario. Nutrición Un páramo no degradado cuenta con una cobertura de gramíneas que alcanzan hasta un metro de altura y ocupan generalmente el 50 a 70% del suelo. La impresión es de abundancia, pero el suelo se caracteriza por ser pobre en muchos minerales, ácido a muy ácido (pH 5,5 a 4,3), y de temperaturas bajas. Estos factores limitan el contenido de ciertos minerales y proteínas en las plantas forrajeras, y merman su crecimiento. Un mínimo de proteína para la manutención de alpacas es

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de 7,5%, pero la paja madura tiene menos de 6%. Básicamente esta paja es parecida al tamo de trigo o cebada. El total de nutrientes digestibles (TND) es también relativamente bajo en el páramo. Con niveles de proteína de <6% y TND de <50%, una alpaca comiendo solo paja madura sufriría una severa malnutrición. La deficien-cia de minerales complica aún más el panorama. Por los suelos pobres en minerales (especialmente calcio, fósforo, sodio y cobre, pero localmente en magnesio, cobalto, selenio, zinc) (Stevens 1995), los pastos son también deficientes en estos minerales. Por ejemplo, en pá-ramos de Cañar hemos visto niveles de fósforo de < 5ppm, en suelos con pH de 4,3-4,6. Las consecuencias de una nutrición marginal para la alpaca incluyen reducidas tasas de fertilidad, mayores tasas de morta-lidad (especialmente de crías), mayores cargas parasitarias y menor crecimiento de crías y fibra. El suplemento de sales minerales es sencillo y ya existe entre muchos ganaderos de páramo. El limitante de proteína y digeribilidad se puede solucionar de varias maneras: (1) suministro de balanceados, (2) uso juicioso del fuego o el corte rotativo para generar el retoño de la paja, (3) reducción de la carga animal, (4) reserva de forrajes más altos en proteínas para hembras gestantes y lactantes y crías después del destete, (5) pastoreo dirigido para equilibrar la carga animal en el área de pastoreo (utilizando para este fin pastores, cercas de división y rota-ción, o ubicación estratégica de saleros y abrevaderos), (6) siembra de pastos de corte en terrenos abonados, y (7) traslado estacional del hato a otras zonas de menor altura donde los pastos son más nutritivos. Parásitos Los ganaderos de bovinos y ovinos de las montañas tropicales saben de los estragos que pueden causar los parásitos internos y externos, y saben a la vez de los manejos y de los fármacos para controlarlos. Esta situación es muy diferente a la vivida en la zona alpaquera del Altiplano, donde a 4.000-4.700 m la incidencia de parásitos es limitada por frío, heladas, sequía e intensa radiación solar. La alpaca es resistente a muchos parásitos gastrointestinales (De Cupere et al. 1994), pero en las condiciones de páramo las alpacas requieren la intervención humana

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para mantener su productividad. El arma más utilizada en el control de la carga parasitaria es la desparasitación periódica, la cual es muy efectiva cuando se usa el antihelmíntico correcto en el momento adecuado. Existen a la vez manejos no químicos. Estos incluyen (1) rotar el área de pastoreo, (2) reducir la carga animal, (3) pastoreo con crías y subadultos en áreas especiales, (4) evitar pastoreo en ciénagas, (5) rotar corrales de acopio nocturno y (6) nutrir adecuadamente (Leguía 1991, Rojas 1986, 1990). Donde existen áreas extensas de pantano, y una población de ganado, conejos o venados, un problema sanitario especial del páramo es la incidencia potencialmente alta de Fasciola hepatica (churro o coscoja) (Leguía 1997). Las ciénagas son el hábitat de caracoles acuáticos res-ponsables de la trasmisión de este tremátodo del hígado. Los controles incluyen cercamiento de ciénagas para prevenir la entrada de alpacas, drenaje, aplicación de molusquicidas y desparasitación periódica. Esta combinación de intervenciones es muy efectiva en reducir la incidencia de la enfermedad clínica, pero implica un costo. El control más efectivo de fascioliasis es la construcción de una cerca de exclusión en el perímetro de las ciénagas, pero no es económicamente viable en zonas donde la superficie de exclusión es grande. El alpaquero tendría usualmente que recurrir a controles de la población del caracol, mediante drenaje de la ciénaga y aplicación de molusquicidas. Estos controles conllevan riesgos ecológicos potenciales: el drenaje degrada o reduce el hábitat para la fauna y flora propias del pantano, y el molusquicida más utilizado, sulfato de cobre, puede ser tóxico para la vida acuática aguas abajo. Existen a la vez varios posibles controles biológicos que incluyen cría de patos, utilizado en partes de Europa, donde los patos se alimentan de los caracoles, sus huevos y el pasto contaminado. Otros controles biológicos experimentales incluyen introducción de olominas (Lebistes reticulatus) y un anélido (Chaetogaster spp.) que consumen las larvas de F. hepatica (miracidia) libres en el agua. Otra estrategia es usar larvas de otros tremátodos que atacan o compiten con las etapas larvarias de F. hepatica dentro del caracol. En todo caso, estas estrategias en el terreno se deberían combinar con la desparasitación periódica de las alpacas.

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Es necesario evitar la entrada de ganado ajeno pues si está infectado con F. hepatica estaría depositando con sus heces abundantes huevos en las ciénagas, y contaminando el forraje que con mucho esfuerzo se ha logrado sanear. Es recomendable construir una cerca de exclusión sobre el área de pastoreo de las alpacas. Mejoramiento genético Un inadecuado plan de manejo genético es un potente pero silencioso limitante de producción. Esta tendencia es quizás mayor en alpacas por ser una especie nuevaCnos parece que todo lo que nazca está más que bien. Existen explotaciones donde el ambiente y manejo son muy por debajo del nivel genético de las alpacas presentes, y donde no existen las condiciones necesarias para realizar su potencial. El caso contrario es más común, aún entre criadores que se afanan en mejorar su empresa alpaquera. Hacen mucho esfuerzo y se invierten recursos eco-nómicos importantes en atender a sus animales, pero descuidan el mejoramiento genético. El resultado es una producción regular o quizás buena, pero al mismo tiempo estancada y sin posibilidad de responder plenamente al esfuerzo e inversiones del criador. Para evitar este cuello de botella, urge poner en práctica un sistema de selección genética que aproveche la variabilidad genética existente en el hato para mejorar la fibra, conformación, salud, fertilidad u otra ca-racterística que creemos importante. Una vez identificadas las metas genéticas, nos corresponde formular un programa de deselección (saca), selección y cruzamientos para realizar las metas. Este esfuerzo requiere constancia y disciplina, pero con ello estamos avanzando hacia un futuro determinado. Manejo sanitario Es importante controlar enfermedades que reducen la productividad o causan mortalidad. También hay intervenciones que favorecen una adecuada nutrición, una mayor fertilidad, o una mayor supervivencia de crías. Estas intervenciones pueden ser resumidas en un programa de manejos sanitarios de rutina.

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Beneficios ambientales potenciales Se ha creado una expectativa en el país de que la alpaca podría representar un recurso animal que salvaguarde los recursos naturales del páramo actualmente amenazados por el uso indiscriminado de bovinos, ovinos, caballares y porcinos, por la conversión de páramo en terrenos agrícolas de mucho riesgo y poca productividad, y por su conversión en plantaciones de árboles exóticos, especialmente pino. El páramo ecuatoriano, con su vegetación y fauna propias, corre un serio riesgo de desaparecer ante la presión de estos usos. La degradación causada por el ganado exótico es en consecuencia de andar sobre cascos que cortan el césped o la capa superficial de raíces, exponiendo el suelo al impacto directo de las aguas lluvias y del escurri-miento. Los bovinos en especial son autores de la red de caminos horizontales tan típica de los páramos dedicados a la producción pecuaria. Esta red concentra y canaliza el agua, incrementando la capacidad erosiva de las lluvias. El trajín y gran peso de los bovinos empuja los caminos constantemente para abajo, causando una erosión en masa del suelo. Además, el ganado exótico consume un rango reducido de los pastos presentes en el páramo. Las pajas que más abundan son inapetecidas cuando están maduras, pero no así después de la quema. En consecuencia, los ganaderos del páramo se ven obligados constantemente a someter los pajonales a la quema, empobreciendo la vegetación nativa y, cuando se combina con un pas-toreo intensivo, provocando erosión hídrica y eólica. Quizás la característica más importante de la alpaca en este punto es el pie, que termina en almohadilla y no casco, lo cual se traduce en una capacidad muy limitada de cortar la superficie de raíces. La alpaca, ade-más, pesa la cuarta o quinta parte de una vaca y tiene menos capacidad de compactar y, en ladera, aflojar el suelo. Las preferencias de forraje de la alpaca son más amplias y flexibles que el ganado bovino y ovino (San Martín 1994), lo cual se traduce en menos presión sobre ciertas especies forrajeras apetecidas. Así, en vez de

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sobrepastorear estas especies cuando la carga animal es alta, o cuando se presentara una escasez de lluvias, la alpaca tiende a cambiar de preferencias y consumir otras plantas que son aún abundantes. La carga animal es realmente en función de la masa de forraje disponible y no de la superficie de terreno como tal. La alpaca goza de una mayor disponibilidad de forraje y, en efecto, reduce su presión sobre el conjunto de pastos. En comparación con bovinos y ovinos, el pastoreo de alpacas permite reducir el sobrepastoreo sin reducir la carga animal. Además, la alpaca es muy eficiente en la utilización de forrajes. Se ha determinado experimentalmente que cuando hay una dieta es pobre en proteína (~ 7,5%), la alpaca consume 26% menos que el ovino por unidad de peso metabólico (San Martín 1996, San Martín y Bryant 1987). En consecuencia, una alpaca de 60 kg consume lo mismo que una oveja de 44 kg. Esta eficiencia conlleva varios beneficios, pero entre ellos es la oportunidad de minimizar la carga animal efectiva: la alpaca aprovecha pastizales que resultan marginales para otros rumiantes, reduciendo así la carga animal sobre el total de pastizales disponibles. Dado que por cabeza la alpaca es mucho más rentable que la oveja, hay a la vez un margen de ganancia que permite reducir la carga aún más, y lograr una recuperación de suelos y pastos. Por la misma razón, permitiría además ampliar el área destinada a la conservación o no-uso agropecuario, sin perjudicar los ingresos de los habitantes. La alpaca es tolerante de la privación de agua, y consume menos agua por unidad de peso metabólico que la oveja. Aunque abusar de esta cualidad resulta en mermas importantes en producción y salud, la relati-va tolerancia a una escasez de agua permite a la alpaca extender su rango de pastoreo y en efecto reduce la presión de pastoreo sobre las áreas más cercanas a fuentes de agua. Fuera de las áreas protegidas (parques, reservas, vegetación protectora) anticipamos que el páramo será utilizado de una u otra forma, sea para pastoreo, agricultura o silvicultura. Estudios de erosión han determinado que la cobertura de pasto conserva el suelo casi tan bien como una de bosque. En cambio, un terreno bajo cultivo permite una pérdida de suelo de 10 a 100 veces mayor que las coberturas de bosque y pasto. De ser posible, entonces, mantener la vegetación natural del páramo aseguraría a los suelos una vida sostenible indefinidamente. En vez de ampliar la

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frontera de cultivos marginales de subsistencia, la alpaca podría motivar la conservación de pastos de páramo, e inclusive la reconversión de áreas agrícolas en páramos de pajonal. Riesgos ecológicos del manejo de alpacas en el páramo A pesar del mínimo impacto del pastoreo de alpacas, existen con-secuencias negativas directas e indirectas que merecen atención. Ninguna carece de solución y son, más bien, evitables si existe una conciencia de ellas y la aplicación del manejo apropiado. El principal riesgo directo es el eventual sobrepastoreo como consecuencia de una sobrecarga de ejemplares acentuada por la capacidad de la alpaca (en función de su labio superior partido) de comer a ras del suelo. Tenemos como ilustración de este hecho vastas áreas de puna sobrepastoreada en los Andes Centrales. La imagen que queremos tener es de una alpaca que come educadamente, dejando tan verde el pastizal como lo encontró. Esta imagen podría realizarse, pero no reflejaría una bondad innata de la alpaca sino la inteligencia del alpaquero, quien sabe limitar la carga animal, asegurar un consumo parejo del pasto, y evitar un pastoreo demasiado prolongado en una sola área. El peligro de sobrepastoreo es mayor en páramos altos y/o secos. En general sugerimos evitar la cría de alpacas a más de 4.100 m, o en zonas donde la precipitación anual es menor a 500 mm. Si se estableciera un hato en estas condiciones, debe prestarse una atención constante al efecto del pastoreo sobre la cobertura vegetal. Sería no sólo un problema sino una catástrofe que a largo plazo la alpaca fuera responsable de la desertificación de páramos frágiles en el país. Otro problema potencial directo es el gran apetito que tiene la alpaca para el pino tierno. Hay muchos proyectos de forestación en los páramos del país, y que representan inversiones muy altas. Si la comunidad o el propietario de páramo que introduce alpacas tiene sembrados pinos pequeños para una cerca viva, por ejemplo, los verá desaparecer. El apetito para plantas exóticas incluye el eucalipto y ciprés, aunque en

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menor grado que el pino. Los árboles nativos del páramo (Weinmannia, Polylepis, Buddleja, Gynoxis) parecen ser en cambio poco consumidos. Hay también varios riesgos indirectos, sobre todo en los páramos más apartados, que aún mantienen su flora y fauna silvestres completas. Se presume que la cría de alpacas significa una población de familias alpa-queras asentadas permanentemente en el páramo. Ellas requerirían de madera para leña, construcción de su casa y galpones para las alpacas, corrales, postes de cercas y otros usos. Donde existen bosquetes aislados, la cría de alpacas podría contribuir a eliminarlos. Como estos vestigios de bosques son pocos y ecológicamente muy valiosos, el nuevo alpaquero podría estar creando pérdidas (por cierto, difíciles de cuantificar) mayores a la creación de riqueza a raíz de la empresa alpaquera. La familia alpaquera podría tener también impactos negativos sobre la fauna silvestre de la zona, incluyendo la población paramera de venado de cola blanca, cuy silvestre, guanta de altura, conejo y erizo. De los bosques adyacentes al límite inferior del páramo, el alpaquero y sus perros podrían cazar o ahuyentar la población de danta, oso de anteojos, zorrillo y otras especies. Además, para la protección de sus alpacas contra depredadores, la familia pastora quizás se vea obligada a cazar el puma, el lobo de páramo y (para proteger sus gallinas) el raro gato de pajonal. Para evitar esta pérdida de fauna silvestre amenazada, se requeriría un compromiso de no cazar por parte de los alpaqueros, y la introducción de métodos de protección no mortales para las alpacas, como corrales nocturnos hechos de malla, perros cuidadores y supervisión permanente durante el pastoreo. Riesgos sociales La alpaca produce fibra para el mercado internacional y en el mercado nacional se venderán los ejemplares para otras nuevas explotaciones. En muchos casos los dueños de páramos, por su aislamiento y limitaciones económicas, han tenido poca experiencia en los mercados nacionales, y ninguna en los internacionales. Su producción es mayormente de subsistencia, y sus lazos con el mercado son limitados a pocos productos y bajo condiciones a menudo desfavorables. El peligro potencial para nuevos criadores de alpacas en el páramo es que una

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desmesurada parte del valor potencial de la fibra o ejemplares vendidos vaya a quedar con intermediarios, cuya real contribución a esa riqueza es mínima. En consecuencia es muy importante que los criadores, por sus propios medios o por medio de instituciones de apoyo social, sean ONGs o del Estado ecuatoriano, se informen sobre el mercadeo de fibra y animales desde el mismo inicio de sus proyectos. Podría ser ventajoso intentar vender la producción a futuro durante los primeros años y combinar la producción de fibra con otros alpaqueros, a fin de fortalecer la oferta en el mercado. Los nuevos criadores de alpacas en páramo podrían sufrir otro inconveniente: la tradición en muchas regiones es de utilizar el páramo para el pastoreo extensivo de ganado bovino. La vaquería requiere de visitas ocasionales para rodear, dar sal o quemar la paja, pero este ganadero no se acostumbra a vivir en pleno pajonal, sino a menor altura y rodeado de gente. La tradición vaquera dice que el páramo es Alejos,@ Afrío,@ Adesolado@, Atriste.@ No se considera un sitio agradable para vivir. Con la cría de alpacas, esta costumbre tendría que cambiar: tocaría no sólo vivir en el páramo sino atender las alpacas a diario. Este patrón de asentamiento y manejo ya existe en una minoría de usuarios del páramoClos pastores de ovejas, como en la cordillera oriental del sur de Chimborazo. Ellos viven en el páramo, a veces de una forma semitran-seúnte, a medida que hacen pastar sistemáticamente a sus rebaños. Pensamos, por esta razón, que la introducción de alpacas al páramo podría tener mayor aceptación inicial en zonas donde ya existe la ove-jería. Viabilidad económica y utilidad percibida por el productor Durante los últimos 15 años se ha establecido la viabilidad biológica de la alpaca en la Sierra del país, pero urge asegurar que esta especie compita en viabilidad económica con otros usos del suelo. Un hato de alpacas produce fibra, carne, estiércol, cueros y ejemplares para la venta. De estos productos los más importantes son pie de cría y fibra. En comparación con otros animales domésticos que utilizan el páramo, todo indica que la alpaca es mucho más rentable. Por ejemplo, un estu-dio pormenorizado comisionado por la Corporación Financiera Nacional, en diferentes modelos de producción a 3.000 m y 3.500 m, calculó una

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Tasa Interna de Retorno Financiero (TIRF) de entre 16 y 21%, con un período de recuperación de 6,8 a 7,9 años (CFN 1998). Los costos de producción de alpacas son parecidos, por un nivel técnico dado, a los incurridos en la producción de ovejas. Estos incluyen cuidado que da el pastor, forraje, antiparasitarios, otros fármacos e infraes-tructura básica. El sistema de pastoreo y manejo en general es prácticamente igual para las dos especies. Como el consumo de forraje de una alpaca equivale al de una oveja, los costos de producción entre alpacas y ovejas son similares por cabeza como también por unidad de superficie. Aunque los costos de producción son muy parecidos, existe una marcada diferencia en el valor de los productos que llegan al mercado: mientras una oveja para reproducción de un año puede valer 50 USD, una alpaca de un año vale 500 USD o más. La fibra de alpaca está cotizada de 8 a 10 veces mayor al precio de la lana de oveja. El Ecuador tiene poca experiencia en la compra de fibra de alpaca, pero es alentadora. En 1999 la hilandería de FUNORSAL, en Salinas de Bolívar, compró la fibra de primera de alpaca en 8,36 USD/kg, y en el año 2.000 ha ofrecido comprar en 7,04 USD/kg. En el mismo período, la lana de oveja fue comprada entre 0,55 USD y 1,10 USD/kg. El hilo de lana de oveja hecho a máquina se vende en 3 USD/kg en el país, el hilo de fibra de alpaca procedente del Perú se vende en 23 USD/kg. Esta ventaja de la alpaca se reduce algo por la producción anual mayor de crías de ovejas (~ 1,4/año para ovejas vs. 0,8/año para alpacas), como de fibra (3,5 kg/oveja vs. 2,2 kg/alpaca), pero es evidente que, en general, una alpaca, rinde actualmente por lo menos 10 veces más que la oveja en iguales circunstancias de manejo. La rentabilidad potencial de esta nueva actividad es importante, pero aún más significativa es la distribución de los ingresos. Dado que el cuidado de la alpaca es similar al del ovino en requerir una inversión relativa-mente alta en mano de obra Cjustamente el fuerte de las comunidades de alturaC es probable que esta población constituirá la mayoría de los criadores de alpacas. Así es el caso en el Perú, donde las comunidades nativas son dueñas de 80% de las alpacas, las cooperativas y aso-ciaciones de producción de 17%, y propietarios privados del restante 3% (Sumar 1988).

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Las familias productoras de alpacas tendrían, además, una fuente de carne de excelente calidad. De la producción peruana de carne de camélidos la mayor parte es consumida por los mismos productores y constituye un elemento fundamental de su alimentación. De haber el adecuado recurso animal en los páramos y tierras altas de la Sierra, estas áreas podrían entrar en un proceso de intensificación. Los ingresos mayores percibidos por los productores se reflejarían en mayo-res inversiones en sus propiedades (por ejemplo, infraestructura y mejoramiento de pastos), y en un mejor nivel de vida para la familia productora. Este proceso de intensificación y valorización en la Sierra alta se reflejaría en una disminución del éxodo migratorio desde estas áreas a las ciudades, al Oriente, y al extranjero. Para el criador de alpacas y la población rural en general, la fibra y pieles producidas abrirían nuevas fuentes de trabajo. El hilado de la fibra, el curtido y confección de las pieles, y la elaboración de prendas de vestir podrían mejorar los ingresos locales. Se habría creado el primer rubro de exportación disponible al poblador de páramo. Lo interesante del caso ecuatoriano es que la industria textil artesanal ya existe y es dinámica, especialmente en las comunidades indígenas. Sin mayores dificultades se podría sustituir la lana de oveja por la de alpaca, que significaría un mayor valor agregado para el artesano, sin modificar los sistemas actuales de producción. Beneficios a nivel de país A nivel nacional, la cría de alpacas generaría divisas, especialmente por concepto de la fibra, pieles y sus productos, que gozan de un mercado internacional estable. No solamente se perciben divisas sino que se logra establecer una base más amplia de productos exportables, con-tribuyendo a la estabilidad de la economía del país. Como estos productos provienen de la Sierra, contribuiría además al equilibrio regional del desarrollo agrícola nacional. )Cuál sería la capacidad productiva de alpacas en el Ecuador? Hay dos ambientes naturales adecuados para su cría: los páramos y

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subpáramos; y los pastos naturales y mejorados del callejón interandino y flancos externos de las cordilleras oriental y occidental. Estos dos pisos tienen una extensión determinable y una capacidad de carga animal por unidad de área. Para el Ecuador no existen datos ex-perimentales sobre la capacidad de carga de la alpaca en los varios ambientes disponibles. Sin embargo, con base en la experiencia nacional con alpacas chilenas y peruanas importadas, y datos de otros países andinos, se puede anticipar que en el páramo la carga sería de 1,2 a 1,8 alpacas por hectárea. Esta variación de cargas refleja las dife-rencias en productividad de pasto, en función de variaciones en altitud, exposición, precipitación y fertilidad del suelo. En pastos artificiales y naturales a menor altura del páramo se puede anticipar una carga de 4 a 9 alpacas por hectárea. Si suponemos que en el Ecuador (1) hay 2'100.000 hectáreas de terreno entre los 3.200 m y 4.200 m (Cañadas 1983, Dinerstein et al. 1995) y 900.000 hectáreas de potreros entre 2.600 m y 3.200 m; (2) la carga pro-medio a la altura de páramo y subpáramo es de 1,4 alpacas por hectárea y 6 por hectárea en potreros; y además que (3) se va a dedicar solo 30% de la zona alta (630.000 hectáreas) y 15% de los potreros andinos (135.000 hectáreas) a la cría de alpacas, habría una capacidad nacional para 882.000 ejemplares encima de 3.200 m y 810.000 más en potreros. El total (1'692.000) representa un 64% de la población actual de alpacas en Perú, que es cuatro veces más grande que el Ecuador. De existir esta población madura en su distribución de edades, se puede calcular de forma aproximada el valor bruto de los cuatro productos de la alpaca: carne, piel, fibra y crías. Los ingresos resultarían significativos, siendo mayores a 65 millones de USD anuales a nivel del productor. Este valor se multiplicaría varias veces a raíz de la elaboración de hilo y prendas de vestir y su comercialización en el mercado nacional e internacional. Para resaltar la ventaja económica de la cría de alpacas en la franja altitudinal del páramo, nos preguntamos, )cuánto producen las 630.000 hectáreas con los actuales usos del suelo y cuál es el costo ecológico de esos usos? Como en toda empresa nueva, debe existir cautela en las fases iniciales de implementación. La cría de la alpaca, por el bien de las comunidades y criadores involucrados, y el bien del mismo páramo, debe introducirse

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con inteligencia y dedicación. Tenemos mucho que aprender y muchas experiencias por ganar. Pero felizmente existe una larga historia de camélidos en el país, más una base sólida de manejo obtenida en los últimos 15 años, sobre la cual podemos proyectar una historia nueva. Bibliografía BRUHNS, K. O. 1989. Intercambio entre la Costa y la Sierra en el

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TABLA 1. Distribución y población aproximada de alpacas en el Ecuador (septiembre de 2000)

PROVINCIA

NÚMERO DE ALPACAS

1 LOCALIDAD, OBSERVACIÓN

2 Carchi

0

Imbabura ?

Pichincha 350

Ancholag (mayormente P, parte CR)

Cotopaxi

3400

PN Cotopaxi (Ch), Comunidad de Cotapilaló (Ch, CR); Wasillama (mayormente P, parte Ch); Pujilí (Ch, CR); varios particulares (Ch, CR)

Tungurahua 40

particulares (Ch, CR)

Chimborazo

120

Comunidad de Guarguallá , límite con PN Sangay (CR, P); Comunidad de Basquitay (Ch y CR); ESPOCH (P); PN Chimborazo (CR, P, Ch)

Bolivar 80

FEPP (Ch, CR) y FUNORSAL (Ch, P, CR)

Cañar

380

Reservas Mingar y Libertad, Hacienda Pili-surcu (Ch, P, CR), Comuna Sisid (mayor-mente P)

Azuay

130

Univ. del Azuay (Ch); particulares de La Paz, Tarqui, vía Soldaos (Ch)

Loja 0

Total Aproximado

4.500

1Se excluyen huarizos. Estas cifras son aproximadas, con un margen de error de " 7%. 2Ch=de origen chileno, mayormente de color; P=blancas de origen peruano; CR=Cruces de chileno con peruano

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Discusión Tarsicio Granizo Tiene datos sobre la capacidad de carga y sobre el tiempo de aprovechamiento en la cría? Stuart White La capacidad de carga varía de 1,2 a 2 alpacas por hectárea. Pero la altitud, la precipitación y el tipo de suelo influyen, hemos tenido hasta 10 alpacas en potreros naturales. En cuanto al tiempo de aprovechamiento, tenemos animales de hasta 17 años que todavía producen. Tarsicio Granizo Tomando en cuenta el área de páramo no intervenido del país, )con-sidera factible el número de alpacas en el país? Y )existe un mercado para la carne de alpaca aquí o en otros países? Stuart White El número está basado en 30% del área total. Yo hablo de la franja altitudinal en la que ya existe zona agrícola, 30% de lo que está bajo esa franja y solo 15% de lo que está por arriba de ella. Con respecto al mercado para la carne, el campesino de altura en Perú la consume y eso mejora la nutrición de la gente del páramo. En Ecuador no hay mercado, pero sí en Perú y Bolivia; además, es una carne roja pero con menos grasa que la del pollo. La exportan a Europa. Alfredo López No hay alpacas en Loja, )a qué se debe esto? )Qué ventajas comparativas tiene la cría de alpacas desde el punto de vista del campesino? )Por qué cambiar la cría de ovejas o vacas y el beneficio que esto le significa por la cría de alpacas?

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Stuart White Creo que es cuestión de tiempo para que la alpaca llegue a Loja. Y no creo que los campesinos abandonen la cría de vacas y ovejas. Mi propuesta es que la cría de alpaca permite competir con otros usos del suelo pues el costo de mantener ovejas o alpacas es igual pero la venta de una alpaca le significa más dinero, lo mismo que la venta de su lana. El costo de producción y la cantidad de trabajo son los mismos pero el beneficio es mayor en el caso de la alpaca. Luis Suárez Se mencionó que el rendimiento de criar alpacas en un año es de 68.000 USD. )Cuánto produciría otro tipo de uso, como vacas y ovejas? )Cuál es el costo de producción? Stuart White Varía. Depende de las condiciones ambientales, de la altitud, etc., y, por supuesto, del tipo de uso. En el caso de Cañar es mucho más rentable la alpaca que el ganado de leche criado bajo las mismas condiciones, pero faltan estudios comparativos. Galo Rosales El futuro de la gente de las zonas altas no es promisorio, y usted nos está diciendo que la alpaca es una alternativa para que esas personas vivan bien. )Qué peso tiene esta alternativa en la situación del país? Stuart White Creo que compite con cualquier otro uso del suelo a esa altura, muy ciertamente con la producción de papas y cebada, y con otros usos agropecuarios. Los cuellos de botella para la cría de alpaca en este momento son dos: el precio porque el costo de adquirir estos animales es alto y no va a bajar, y el mercado para la fibra aquí. Recién estamos viendo qué pasa con la hilandería de Salinas pero el costo de producción es bajo. Marcelino Pita Los campesinos se quejan de que la paja seca se mete e infecta los ojos del ganado. )Con las alpacas pasa lo mismo?

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Stuart White Sí, tienen ese problema en Perú. Pero el problema es menor con las alpacas que con las ovejas. Tarsicio Granizo )Cuáles cruces son fértiles, y qué tan rentables resultan los cruces? Stuart White Todos los cruces son fértiles pero se deben evitar para no arriesgar el futuro de la producción de alpacas, la alpaca va a desaparecer. Carlos Hermida )Cuál es el número mínimo de alpacas necesarias para que sea económicamente rentable y cuál es la tasa de retorno? Stuart White Depende de las condiciones de la comunidad, 10 es suficiente para comenzar, pero en zonas grandes 50 o 100 es viable. Hay que tener cuidado con el número mínimo porque depende de muchas variables, y hay que determinar la capacidad de carga. Es mejor comenzar con un número pequeño e ir creciendo. En cuanto a la tasa de retorno, en el 98 se presentó un estudio de factibilidad para la cría de alpacas a la Corporación Financiera Nacional, y dio tasas internas de retorno de 16 a 21% con recuperación de 7 a 9 años. Freddy Fuenmayor Aquí a la carne seca de llama se le dice charqui, y está comprobado que es muy buena para la salud. En el caso de la carne de alpaca )qué características tiene que la hacen recomendable? Stuart White Es casi libre de grasa, muy baja en colesterol y de muy buen sabor. No se la come por prejuicios pero tiene un buen futuro. No hablo de eso porque es todavía un poco teórico decir mercado, pero de que existe mercado, existe. Xiomara Izurieta Usted mencionó que las alpacas tienen un problema de malnutrición en el Ecuador, comparadas con las de Perú y Bolivia. )A qué se debe este

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problema de nutrición si consideramos que los páramos del Ecuador son más fértiles que las punas peruanas o bolivianas? Stuart White Hay varios componentes de la nutrición pero yo hice referencia a la nutrición mineral. Por la abundancia de lluvias, los cationes han sido lavados de nuestros suelos y estos son súper ácidos. En Cañar tenemos un pH de 4,3, es muy ácido y el suelo es muy pobre en ciertos minerales como el fósforo. Mientras que en los desiertos no sucede lo mismo, los cationes aún están ahí y forman parte del pasto que nace de ese suelo. Entonces la nutrición mineral es importante pero podemos ayudar con suplemento de sales minerales. Pero tenemos dos inconvenientes más, el uno es la proteína: la paja madura tiene máximo un 6% de proteína, como un grano de trigo. La alpaca necesita mínimo 7,5%, y en el caso de una hembra lactante o una cría puede llegar hasta 12%. Nuestra paja es muy abundante pero muy pobre en proteína y nutrientes digeribles, es bastante fibrosa. En la puna hay meses secos en que no hay paja, y la paja está adaptada a aguantar este verano tan fuerte y hacer una reserva de lo que necesita: cuando viene la lluvia hay nuevamente paja abundante, con bastante proteína y digerible. Nosotros tenemos paja constante durante el año pero menos nutrientes. Pablo Rosero )Será que los páramos secos tienen más capacidad para sostener a los camélidos que los más húmedos? Stuart White Sí, yo lo veo así: el páramo seco tiene más capacidad de carga que la puna en general, pero hay que manejarlo. Hay que hacer un manejo nutricional, el que ya mencioné, y hay que manejar la carga de parásitos. En Chile, por ejemplo, a 4.500 m los parásitos no son un problema para el ganadero del norte de Chile, su problema es la falta de pasto. Diego Ponce )Cómo ve desde el punto de vista ambiental, social y económico los beneficios de la cría de ovejas en tierras altas en plantaciones de pinos?

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Stuart White No tengo experiencia directa, no podría contestar. Tengo pensado para mi grupo de alpacas que, cuando los pinos estén grandes vamos a usar ese pasto para las alpacas y ver como va. Con ovejas no sé. Juan Yanqui En lo que se refiere a ecoturismo, )cómo ve usted el reemplazo de caballos con llamas o alpacas? Stuart White La llama es más pesada porque es un animal de carga. En Llanganates se utilizaron llamas para llevar la carga de un grupo de turistas y les encantó. Los camélidos son atractivos para los turistas y tienen menos impacto que los caballos.

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LA GANADERÍA VACUNA Y CABALLAR EN LOS PÁRAMOS

Fernando Cobo Hacienda Yanahurco

Nota editorial

La siguiente reflexión se aleja un poco del formato típico de los artículos en la Serie Páramo. Al ser más bien una relación de la experiencia personal del autor en su hacienda, no contiene referencias bibliográficas.

Origen de la ganadería vacuna de altura Se sabe que el ganado fue introducido a los páramos por los españoles (ganaderías de los Moros) en el tiempo de la colonia. La razón principal parece haber sido el abigeato o cuatrerismo sobre los borregos y lla-mingos (el Aborrego americano@) en esa época. Al introducir el ganado bravo o de lidia se rebajó notablemente el robo de animales, puesto que estos toros y vacas eran una variedad nueva y muy agresiva. Hay datos un poco imprecisos sobre el tipo de ganaderías que fueron las que se trajeron en ese tiempo pues las divisas no estaban muy definidas. Más o menos desde hace cien años se empezaron a hacer las cruzas definidas con sus divisas y abolengos de castas puras. De todas formas, se sabe que en los años 1940 fueron introducidos al Ecuador, por donaciones del reino de España, toros Miura que vinieron para corridas benéficas en el tiempo del terremoto de Ambato. Algunos de ellos quedaron como sementales en algunas haciendas de la Sierra, entre ellas Yanahurco, Pedregal y El Tambo. Bondades y fortaleza de la ganadería vacuna de páramo El ganado se adaptó con relativa facilidad a vivir en condiciones de fríos extremos, nevadas y vientos helados, y a alturas sobre los 3.500 m, como son las condiciones de nuestros páramos. Hoy se denomina

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ganado criollo o de altura. Tienen coloración, forma, peso, bravura y agresividad nata típicas, además de su inmunidad a muchas enfermedades. Problemas y enfermedades típicas A pesar de su fortaleza, estos animales desarrollan ciertas en-fermedades típicas de altura como la infestación de Fasciola hepatica y otras parasitosis, piojos y raquitismo, resultado éste de las enfermedades menciona- das. Crianza, manejo y manutención La crianza típica es bastante menos complicada que la de otras ganaderías de bajío, lo que también es cierto para su manutención. El costo que esto representa en el páramo es mucho menor que el uso de pastos especiales; además, el pastoreo diario no existe en los páramos y solo se requiere de uno o dos rodeos al año, para su conteo, marcación, vacunación, y separación y venta de animales machos de más de tres años. Este tipo de crianza se puede denominar Acrianza libre@. No se re-quiere de chequeos de partos y tampoco de ordeños diarios. Comercialización, formas de venta y sus problemas La comercialización se la hace en varias formas, dependiendo de las posibilidades de cada hacienda. Una vez que los toros de venta y ganado de descarte (vacas viejas, ganado lisiado, etc.) son separados de la manada, hay varias formas de comercializarlos: en pié y al peso de cada animal en una báscula, al peso medido con cinta, al peso al ojo o al cálculo y por lotes mezclados de grandes, medianos y pequeños. Normalmente se vende a comerciantes que ya son conocidos en el mercado, quienes se encargan de vender al camal de las ciudades más cercanas a la hacienda donde se adquieren los animales. Así mismo, hay muchos comerciantes que usan los toros para rentarlos en corridas de pueblos antes de ser faenados.

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El precio de este tipo de animales criollos es bastante más bajo que el de animales como Brahman, Holstein, Cebú y otros tipos criados para la producción de carne. Una razón es el alto contenido de glóbulos rojos que hace que la carne se ennegrezca rápidamente y dé un mal aspecto a los ojos del consumidor final. Sin embargo, hay que aclarar que el sabor de esta carne es realmente mejor que muchas otras. Otra razón es su peso en sí, ya que un toro de cuatro años en muy buen estado, normalmente no pasa de unos 450 kilos. Manejo y manutención del caballo de páramo El caballo de páramo es un animal muy especial por varias razones: no pasa de 1,30 m a la cruz; es vivaz, fuerte, resistente al clima y la altitud; es ágil y con un temperamento que le hace fácil de amansar. El caballo paramero es el descendiente directo de los caballos que trajeron los es-pañoles para la conquista hace 500 años. Los chagras son la gente que usa este tipo de cabalgadura por sus múltiples y variadas aptitudes. Estos caballos, en los últimos tiempos, se están perdiendo por la falta de trabajo del chagra en las haciendas. Ya no hay esta opción y generalmente no se apoya la noble afición de la chagrería, es decir, el manejo de ganado bravo de altura. Ya no hay haciendas grandes con ganaderías bravas por lo que los chagras están vendiendo sus caballos y prefieren comprase una moto o una camioneta. La hacienda Yanahurco ofrece este tipo de trabajo, especialmente una vez al año, cuando se realiza el rodeo más grande de la Sierra ecuatoriana. En esta época se contrata a unos cien chagras o vaqueros por más de quince días, además de los contratos que se hacen durante el año para trabajos varios. Yanahurco también promueve la crianza del caballo paramero y da cabida a que los chagras puedan traer sus caballos a potreraje en la hacienda durante el año. La hacienda en sí cuenta con más de 400 caballos que se dividen en 100 montables de primer orden y unos 300 salvajes. A los salvajes se los trata con mucho tino, veneración y cuidado, pues son los últimos caballos en este estado. A más de que se trata de preservar esta raza casi extinta, también se usa la manada para eliminar las quemas del pajonal, pues los caballos lo comen con mucho apetito. Para ello se usa el pastoreo o el cambio de

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lugar de los caballos en varias partes de la hacienda durante el año. Discusión Luis Suárez Usted habló de los usos múltiples que está dando al páramo, y del turismo como fuente de ingresos. )En qué medida es el turismo la fuente principal de ingresos para ustedes? Con respecto a los caballos, creo que hay una contradicción entre sus objetivos de conservación y manejo del páramo a largo plazo con el mantenimiento de esa población de caballos. )No es riesgoso aumentar esa población? Fernando Cobo A los caballos los pastoreamos. Les movemos de un sector a otro y no dejamos que pelen la paja en ningún lugar, y como dije, la hacienda es muy amplia y la carga animal que tenemos ahora es baja. El turismo está apenas comenzando aquí en el Ecuador, en especial el turismo de aventura. Llevamos cinco años trabajando en el proyecto de ecoturismo y yo diría que estamos a mitad del camino. Según nuestras proyecciones, al quinto año de operación debíamos estar en un 80% de nuestra capacidad para manejar turistas y estamos en un 60%, y las pro-yecciones para el futuro son buenas. Alfredo López Imagino que al tener como vecinos a dos áreas protegidas se crea un conflicto, considerando que algunos objetivos de conservación de estas áreas chocan con los objetivos de la hacienda como tal. Entonces, si usted mantiene una hacienda con objetivos de conservación, )cuáles son las desventajas del ganado que usted mantiene en la hacienda para la conservación del páramo? Porque si bien ustedes hacen manejo, siempre hay un impacto. )Cuál es su opinión respecto a la conservación de la hacienda y de la zona? Fernando Cobo Como ya dije antes, la extensión de la hacienda es grande y el número de cabezas que tenemos no lo es. No queremos subir a más de 2.500 cabezas pues, de acuerdo con los estudios técnicos, sabemos que ese número es una carga muy baja para el tamaño del terreno. Los biólogos

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y veterinarios que tenemos en la hacienda se dan cuenta que por el mantenimiento que le damos, Yanahurco es uno de los sitios mejor conservados en toda la zona. Diego Ponce )Es el negocio de la hacienda rentable bajo las condiciones en que trabajan actualmente? )Están recuperando su inversión? Fernando Cobo Por el momento no; actualmente estamos trabajando a pérdida pero estamos avanzando bastante rápido hacia obtener rentabilidad. Diego Ponce Para llegar a tener esa rentabilidad usted tendría que aumentar el número de cabezas de ganado y el número de turistas, es decir el impacto ambiental va a aumentar, )lo va a hacer? Fernando Cobo No, solo vamos a llegar a 2.500 cabezas y a 1.000 turistas al año, y eso es rentable. Freddy Fuenmayor Quisiera saber acerca del estudio sobre el cóndor andino. )Ya les colocaron radiocollares? )A cuántos cóndores? )Se hicieron pruebas genéticas? Fernando Cobo Sólo lograron atrapar uno al que le colocaron el collar. Pero van a regresar este año a probar otra técnica porque la que usaron no resultó. Los cóndores de Antisana están anidando en Yanahurco; en el Cañón de Vallevicioso, hay cuatro nidos que antes no estaban. Probablemente los cóndores se vinieron para acá por el proyecto Mica-Quito Sur. Patricio Mena Usted mencionó que como parte de las actividades de ecoturismo se hace interpretación ambiental, )en qué consiste? Fernando Cobo

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Contratamos diferentes especialistas según lo que soliciten los turistas: ornitólogos para hablar sobre las aves, por ejemplo, o especialistas en flora para lo que se refiere a las plantas. Pero hay turistas que solo quieren explicaciones generales de toda el área. Claro está que si solici-tan un guía especializado se les consigue uno. Patricio Mena )Qué pasa con la participación comunitaria? Los chagras, los indígenas de la zona, que han vivido ahí siempre, )participan de alguna manera en el proceso? Fernando Cobo Estamos capacitando a nueve personas de la zona para que trabajen como guías locales; aparte tenemos gente para que trabaje en otras tareas en la hacienda; por ejemplo, algunos chagras que manejan los caballos. Ser chagra es algo que se está perdiendo porque ya no existen haciendas grandes; entonces, nosotros estamos tratando de conservar eso. Yvan Dionne La trucha es un depredador terrible, )no es un peligro que acabe con otras especies de peces y que se extienda a otras partes? )Qué opina de la alternativa de la alpaca? Fernando Cobo Las truchas fueron introducidas y en efecto eliminaron al pez gato que vivía antes en esta zona y ahora sólo quedan truchas. Pero la trucha tiene un rango de temperatura que no permite que sobreviva más abajo donde la temperatura es mayor. Entonces, de cierta forma están encajonadas por este factor y permanecen en la parte alta. En cuanto a la cría de alpacas, nosotros somos vecinos de Santiago Mateus que tiene muchísimas alpacas, y he visto como se ha regenerado el páramo. Creo que es un negocio lindísimo, pero exige una inversión muy fuerte; es un negocio caro y totalmente de otro tipo. Miguel Vázquez Dentro del tema de conservación se habla de recuperación ambiental, es decir, volver a tener lo que se tenía antes. )Hay en la hacienda áreas destinadas a la recuperación o se va a usar todo para el ganado?

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Fernando Cobo Lo que es páramo se usa todo para pastoreo pero no se quema, no permitimos las quemas. Pero el área de bosque la cuidamos mucho, es intocable. Hay senderos para que la gente los visite, y pueden entrar hasta un kilómetro y medio por el bosque, pero eso es todo. Dennis García Usted dice que tienen 400 caballos, )cuál es la utilidad de los caballos? Fernando Cobo Queremos crear el caballo ecuatoriano, para eso tenemos un caballo angloárabe que es nuestra punta de cría para desarrollar a partir de él nuestro caballo ecuatoriano. Galo Rosales Acerca del estudio sobre el cóndor, )tiene el aval de Ministerio del Ambiente? Fernando Cobo Originalmente era un proyecto de la FUNAN pero como no había cóndores en Antisana vinieron a Yanahurco.

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LA INFLUENCIA DE LOS PÁRAMOS EN LA ECONOMÍA

CAMPESINA: AGRICULTURA Y GANADERÍA EN LOS PÁRAMOS

DE PICHINCHA Y TUNGURAHUA

Luis Chicaiza y Lilian Cruz IEDECA

Nota editorial

Lamentablemente, no contamos con la versión escrita de la presentación hecha por Luis Chicaiza y Lilian Cruz.

Como editores volvemos a reiterar nuestra mejor disposición para evitar en lo posible que se produzcan eventos como éste, que van contra un compromiso establecido y afectan a la cada vez más grande masa de lectores y lectoras de la Serie Páramo. De todas maneras, incluimos la discusión que se generó tras la presentación.

Discusión Xiomara Izurieta Lilian, usted dijo que el número de cabezas de ganado varía; )ese número corresponde a cada familia o a la comunidad? Lilian Cruz El estudio se hizo con nueve familias; ese número de animales es un rango promedio de lo que poseen. La mayoría de ingresos por familia viene del abono y no podrían incrementar el número de cabezas de ganado debido al escaso espacio disponible.

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Diego Ponce Si lo que queremos es mejorar el nivel de vida de esa gente que vive en los páramos, )no es mejor concentrar nuestros esfuerzos en las áreas bien conservadas y maximizar la producción en las áreas ya sobreex-plotadas? Luis Chicaiza Para lograr el desarrollo rural sustentable es necesario apuntalarlo en varios aspectos fundamentales: primero, un desarrollo productivo y ambiental o aspectos de conservación, y como respuesta a estos viene el desarrollo social. Mientras exista un equilibrio entre los tres compo-nentes de una economía campesina, las propuestas van a ser valederas a largo plazo. Si nos dedicamos exclusivamente a mejorar la producción, con el deterioro del ambiente se verían afectadas un sinnúmero de fa-milias que dependen de los páramos de El Hato, las cinco comunidades (206 familias) que viven ahí, y otra cantidad de gente, así como las actividades agrícolas, pecuarias y para agroexportación. Además, de ahí sale agua para generar energía que va al sistema nacional interconectado. Entonces, es fundamental cubrir también el lado ambiental. Afortunadamente, las comunidades de El Hato han respondido bien y es la primera experiencia en la que se ha incluido el lado ambiental, con buenos resultados económicos y ambientales. Y si bien las condiciones aquí no son las mismas que en otros sectores, esta experiencia ha sido ejemplo y foco de motivación para propuestas a lo largo de la Sierra. Yo creo que es importante tomar en cuenta también los sitios con suelos completamente degradados o muy degradados con miras a su recuperación para que esas familias puedan seguir utilizándolos por varias generaciones. Lilian Cruz Todo esto se da en función del grado de explotación del páramo, y especialmente del acceso que tienen al agua para riego. En áreas donde la fuente de agua es más accesible en las partes bajas, se puede intensificar la agricultura en esa parte y entonces la presión sobre los páramos es menor. Para nosotros es difícil explicar qué podemos hacer con estas comunidades que están limitadas. Ya sabemos que lo comunal no llega a ninguna parte sino que tienen que manejar lo individual para poder conservar esa tierra para la familia.

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Juan Carlos González En las estrategias para el uso de los recursos naturales se tiende a la producción y se deja de lado la comercialización. )Tienen ustedes algún otro esfuerzo para la comercialización de los productos agrícolas? Luis Chicaiza Una de las propuestas que se están implementando en Cayambe es la introducción del cultivo de hortalizas. Esta introducción cubre todo el proceso, desde la capacitación en la formación de semilleros y la pro-ducción hasta la comercialización. Y en el futuro queremos darle un enfoque integral al apoyo que brindamos, donde no hay que apuntalar solamente el aspecto agrícola o pecuario sino todos porque es un sistema, un sistema en el cual si falla uno de los componentes falla todo. En Ambato, por ejemplo, estamos apuntalando la comercialización de lácteos con microempresas de leche, quesos y helados. Joy Woolfson Sobre la venta de abono, )el abono que venden es excremento? )Qué son las Amoyas@ de las que hablaste? Lilian Cruz Dentro de nuestra clasificación, las moyas son áreas en que el suelo puede conservar cierta saturación de agua aún en verano. Existen áreas que fueron moyas pero por sobrepastoreo perdieron esta capacidad. En cuanto al abono orgánico, se dan algunas complicaciones. Una es que las familias venden más abono en verano porque los caminos para transportarlo son caminos de verano; en invierno no pueden entrar vehículos. El precio es muy bajo: 60 quintales se venden a 300.000 sucres, prácticamente regalado. La otra posibilidad es implementar una planta procesadora, ver cómo manejamos la producción para lo que sería tierra y abono para macetas, y así incrementar el valor agregado. En ese sentido queremos hacer hincapié en una mayor explotación de la vegetación y su transferencia hacia otros lados. Pero antes de hacer esto tenemos que conocer primero el mercado, a dónde vamos a mandar y cuánto abono puede producir el área, con cuánto nos puede abastecer. Además, la planta estaría en esta zona, con una temperatura de entre 6 y 9 grados, por lo que el tiempo de procesamiento sería más largo, lo que requiere de mano de obra. Con respecto al tipo de abono,

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es excremento de todos los animales: ganado vacuno, ovino y camélidos. En el caso de las llamas, como tienen sitios determinados para sus excrementos, es más fácil la recolección pues se recoge todo lo del día y lo de la noche, y no se deja nada para recuperación. Rodrigo Espinoza Me preocupa el estudio del que habló Luis. El dinero con el que subsisten las familias es un dinero que no invierten en su terreno, un dinero que viene de afuera. En el caso de las tierras que se degradan, si su tierra no produce, )cómo hacer que los campesinos se queden? Luis Chicaiza Sí, uno de nuestros objetivos principales es disminuir la migración dándoles a los campesinos una alternativa de producción. Pero es un proceso largo y costoso pues hay que pensar primero en una recuperación de las áreas degradadas. Los ingresos de la familia siempre provienen de miembros que trabajan en otras zonas; entonces, lo primero sería recuperar la tierra para que se queden a trabajarla en vez de migrar. Juan Yanqui Se habló de planes de trabajo familiares. Quisiera que me explique sobre eso, y también quisiera saber cuántos años llevan trabajando en El Hato. Lilian Cruz La comunidad lleva tres años trabajando. Hemos reflexionado juntos sobre el uso de fuentes de agua para ellos, y la comunidad, por su propia iniciativa, decidió definir un área de reserva de 1.100 hectáreas. Antes de eso, 39 familias de dos sectores estaban aprovechando todo el páramo y esto tenía un efecto en el agua disponible para los que estaban más abajo. Entonces, aunque al principio hubo mucha resistencia, se dio un plazo para la disminución de los animales, tanto ovejas como llamas. Ahora la comunidad ha tomado conciencia y ha decidido que no pueden dejar de pastorear pero se han definido zonas de pastoreo, de las cuales 1.100 hectáreas son de reserva y 550 para pastoreo rotativo. Cada familia tiene su área de pastoreo y todas están de acuerdo en dejar 450 hectáreas sin tocar. Otro hecho que nos preocupa es que la zona es muy seca. Estamos analizando la posibilidad de hacer una Acosecha de agua@ por medio de un embalse que

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almacene exclusivamente caudal de invierno y así abastecer de agua a la zona baja y permitir aumento de producción y de actividad ganadera. Luis Chicaiza Quisiera agregar algunas cosas. Primero, que existe el plan de manejo comunitario participativo a nivel de páramos, uno de cuyos logros es la zonificación. Esto es una de las claves porque hay que determinar zonas para producción de agua o regulación de caudal, áreas de protección como bosques o áreas para protección de biodiversidad y, desde luego, áreas de uso. Esto es una de las claves para equilibrar la parte social con la parte de conservación. Galo Rosales De las 600 hectáreas que tienen esas familias en El Hato, cerca del 20% es páramo degradado y el bosque no llega a 1%. )Qué hace IEDECA para evitar que se sigan degradando los páramos? Luis Chicaiza El páramo comunal tiene 3.700 hectáreas. Las 600 hectáreas están en la parte baja y son parcelas familiares. Estamos realizando obras de conservación en esa zona con resultados muy relativos porque la cultura del campesino no le permite que su propiedad pequeña se siga frac-cionando; entonces, lo máximo que hemos llegado a hacer es plantar cortinas rompevientos en los contornos de las propiedades, y eso es un trabajo muy duro. También se han hecho cosas como construcción de terrazas de banco, que no dan resultado y terrazas de formación lenta, pero no todas se mantienen. El trabajo para evitar que siga el deterioro de suelos ya deteriorados es muy duro pues hay que buscar una alter-nativa sostenible que sea aceptada por los campesinos. Luis Suárez Luis Martínez, jefe de área de la Reserva Ecológica Cayambe-Coca, me comentó que en El Hato hay una recuperación del páramo de pajonal principalmente por la reducción de la carga de ganado y las quemas. Esto ha llevado a que no haya suficiente alimento para el ganado, )qué alternativa nos plantea usted frente a este problema?

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Luis Chicaiza El problema persiste. De hecho, hace aproximadamente tres semanas hubo un incendio muy grande y se quemaron casi 500 hectáreas de pajonal. El impacto en la conservación y recuperación del pajonal ha sido más fuerte ahora con la quema que lo que era antes. Antes no se quemaban más de cuatro o cinco hectáreas de páramo en una quema; esta vez fueron cerca de 500 en dos días de incendio. Estamos buscando alternativas junto con las comunidades; por ejemplo, con miembros de las comunidades se hizo una visita al proyecto de Stuart White. Además, se plantean algunas otras cosas como el pisoteo de la paja para que se descomponga y aumente el contenido de materia orgánica en el suelo y esto propicie la regeneración de la vegetación. Creo que éste es uno de los grandes retos en cuanto a las actividades en el páramo. Es un ecosistema con reacciones tan diversas que todavía no conocemos cuál es su comportamiento y tendremos que ir descubriéndolo a medida que avanzamos. Y las alternativas que queremos encontrar son alternativas que nacen de las comunidades, porque los campesinos también aportan soluciones desde su experiencia y el conocimiento de su terreno; no son sólo receptores, son propositivos. Tarsicio Granizo Dada la situación crítica en que viven muchas comunidades campesinas andinas, es necesario buscar formas nuevas de generar recursos. )Crees que es factible que las comunidades campesinas con las que ustedes trabajan reciban un pago por cuidar las fuentes de agua?, es decir, )es posible que los usuarios del agua en las zonas bajas les reconozcan el beneficio ambiental de la conservación de los páramos a esas comunidades por cuidar las fuentes de agua? Luis Chicaiza La cuestión del agua tenemos que manejarla por debajo ya que existen muchos intereses económicos y políticos fuertes alrededor del recurso. En Cayambe se está trabajando a nivel de comunidades y se plantea no como un reconocimiento a las comunidades sino como el pago por la seguridad del recurso agua.

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Lilian Cruz En el caso de Tungurahua, la comunidad de Cununyacu abastece a una red de usuarios. Pero la junta de agua Cununyacu-Chimborazo tiene la preocupación de que van a disminuir los caudales porque actualmente sólo tienen 6 m/s. Entonces, están entrando a la negociación del cuidado del páramo por el acceso al agua. No es dinero lo que quieren, es el acceso al recurso. Tienen una visión a largo plazo y están reuniéndose con otras comunidades para ponerse de acuerdo de forma que todos cuiden el recurso y que no se tenga la idea de que sólo los de arriba tienen que cuidarlo. Enrique Stachelscheid Luis, dijiste que las familias que accedieron a un crédito tuvieron más producción. )Ustedes tienen ese servicio? )Proveen créditos para las familias? Luis Chicaiza Sí, pero el monto del que disponemos no es muy grande por lo que es necesario ir rotando el capital. Luis Calvopiña Mi preocupación es acerca de la venta de abono orgánico. La gente quiere vender todo, pero al hacer esto, )no están vendiendo su capital, la fertilidad del suelo? )Qué va a pasar mañana? )Creen ustedes que es sustentable ese negocio? Otro asunto es el de la venta de tierra de páramo para las plantas. Lilian Cruz Nosotros sabemos esto y estamos buscando alternativas viables para disminuir su impacto. Pero hay otro problema que nos preocupa, es la venta para macetas de ciertas plantas como azorela y valeriana que tienen gran capacidad de retención de humedad. Se las llevan por quin-tales y para esto están sacando toda la cobertura vegetal de las zonas de pantano. Pero nosotros no podemos decirles que dejen de hacerlo si no tenemos una propuesta viable para reemplazar esa fuente de ingre-sos, porque esas tierras son propiedad individual de cada familia.

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Luis Chicaiza Hay un punto que hay que tomar en cuenta: si ése es el único medio de subsistencia que tienen esos campesinos, )qué podemos hacer? Hay que ponerse en el lugar de ellos y pensar que si tienen el estómago vacío no pueden pensar en el futuro pues necesitan comer hoy.

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CONCLUSIONES La agricultura y la ganadería son actividades comunes en los páramos porque hay gente que vive en ellos. El ecosistema mismo es, por lo menos en parte, un producto de esas actividades. Se estima que medio millón de personas viven en los páramos del Ecuador, una población que se caracteriza por ser marginada y con poco acceso a servicios básicos como alimentación, vivienda, educación, capacitación y salud, entre otros. Esto hace que el manejo y conservación del ecosistema sean propuestas complicadas. Si los páramos no tuvieran gente, su conservación sería menos difícil, pero la realidad es otra. Lo que sí es seguro es que mientras haya gente viviendo en los páramos, las prácticas agrícolas y ganaderas se van a seguir dando, y, según dijo Charles Crissman, éstas se van a intensificar en el futuro. En los páramos del Ecuador, especialmente en el centro y sur del país, existen actividades ganaderas con especies nativas, como la que describió Stuart White, que demuestran tener un alto potencial a nivel nacional y que ya están dando buenos resultados en algunas regiones. Experiencias como las de la Hacienda Yanahurco son muy interesantes pero, )cómo aplicarla en la realidad de familias que cuentan con pequeñas extensiones de tierra y que, lamentablemente, son la mayoría? Una cosa es realizar actividades agrícolas y ganaderas en una hacienda de 20.000 hectáreas para una sola familia y otra es hacerlo en 600 hectáreas para 129 familias. En esa desigualdad está, en parte, la explicación de lo que en la actualidad está pasando. Lo mostrado por Luis Chicaiza y Lilian Cruz nos deja casi sin palabras. Comparar los ingresos de esas familias campesinas que viven en los páramos frente a los gastos que tienen que hacer le da mucho sentido al esfuerzo que estamos haciendo por buscar alternativas y soluciones para conservar el páramo y mejorar la calidad de vida de esa gente. En conclusión, la agricultura y la ganadería en los páramos no son necesariamente actividades Amalas@. Pero es necesario mejorar la forma en que se las realiza y definir dónde hacerlas.

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A responder esas interrogantes deben ir dirigidos nuestros esfuerzos. Hay que hacer agricultura y ganadería en los lugares ideales y de la forma más eficiente y equitativa posible.