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Manifiesto de la UNESCO sobre la Biblioteca Pública. 1994 La libertad, la prosperidad y el desarrollo de la sociedad y de los individuos son valores humanos fundamentales. Estos sólo podrán alcanzarse mediante la capacidad de ciudadanos bien informados para ejercer sus derechos democráticos y desempeñar un papel activo en la sociedad. La participación constructiva y la consolidación de la democracia dependen tanto de una educación satisfactoria como de un acceso libre y sin límites al conocimiento, el pensamiento, la cultura y la información. La biblioteca pública, puerta local hacia el conocimiento, constituye un requisito básico para el aprendizaje a lo largo de los años, para la toma independiente de decisiones y el progreso cultural del individuo y los grupos sociales. Este Manifiesto proclama la fe de la UNESCO en la biblioteca pública como una fuerza viva para la educación, la cultura y la información y como un agente esencial para el fomento de la paz y del bienestar espiritual a través del pensamiento de hombres y mujeres. Así pues, la UNESCO alienta a las autoridades nacionales y locales a dar soporte y comprometerse activamente en el desarrollo de las bibliotecas públicas. La biblioteca pública La biblioteca pública es un centro local de información que facilita a sus usuarios todas las clases de conocimiento e información. Los servicios de la biblioteca pública se prestan sobre la base de igualdad de acceso para todas las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Deben ofrecerse servicios y materiales especiales para aquellos usuarios que por una u otra razón no pueden hacer uso de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías

Manifiesto de La UNESCO Sobre La Biblioteca Pública

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Manifiesto de la UNESCO sobre la Biblioteca Pública. 1994

 

La libertad, la prosperidad y el desarrollo de la sociedad y de los individuos son valores humanos fundamentales. Estos sólo podrán alcanzarse mediante la capacidad de ciudadanos bien informados para ejercer sus derechos democráticos y desempeñar un papel activo en la sociedad. La participación constructiva y la consolidación de la democracia dependen tanto de una educación satisfactoria como de un acceso libre y sin límites al conocimiento, el pensamiento, la cultura y la información.

La biblioteca pública, puerta local hacia el conocimiento, constituye un requisito básico para el aprendizaje a lo largo de los años, para la toma independiente de decisiones y el progreso cultural del individuo y los grupos sociales.

Este Manifiesto proclama la fe de la UNESCO en la biblioteca pública como una fuerza viva para la educación, la cultura y la información y como un agente esencial para el fomento de la paz y del bienestar espiritual a través del pensamiento de hombres y mujeres.

Así pues, la UNESCO alienta a las autoridades nacionales y locales a dar soporte y comprometerse activamente en el desarrollo de las bibliotecas públicas.

 

La biblioteca pública

La biblioteca pública es un centro local de información que facilita a sus usuarios todas las clases de conocimiento e información.

Los servicios de la biblioteca pública se prestan sobre la base de igualdad de acceso para todas las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Deben ofrecerse servicios y materiales especiales para aquellos usuarios que por una u otra razón no pueden hacer uso de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías lingüísticas, personas con discapacidades o personas en hospitales o en prisión.

Todos los grupos de edad han de encontrar material adecuado a sus necesidades. Las colecciones y los servicios han de incluir todo tipo de soportes adecuados, tanto en modernas tecnologías como en materiales tradicionales. Son fundamentales su alta calidad y adecuación a las necesidades y condiciones locales. Los materiales deben reflejar las tendencias actuales y la evolución de la sociedad, así como la memoria del esfuerzo y la imaginación de la humanidad.

Ni los fondos ni los servicios han de estar sujetos a forma alguna de censura ideológica, política o religiosa, ni a presiones comerciales.

 

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Misiones de la biblioteca pública

Las siguientes misiones clave, referentes a la información, la alfabetización, la educación y la cultura, habrán de ser la esencia de los servicios de la biblioteca pública:

1. Crear y consolidar los hábitos de lectura en los niños desde los primeros años.

2. Prestar apoyo a la educación, tanto individual como autodidacta, así como a la educación formal en todos los niveles.

3. Brindar posibilidades para el desarrollo personal creativo.

4. Estimular la imaginación y creatividad de niños y jóvenes.

5. Fomentar el conocimiento del patrimonio cultural, la valoración de las artes, de los logros e innovaciones científicos.

6. Facilitar el acceso a las expresiones culturales de todas las manifestaciones artísticas.

7. Fomentar el diálogo intercultural y favorecer la diversidad cultural.

8. Prestar apoyo a la tradición oral.

9. Garantizar a los ciudadanos el acceso a todo tipo de información de la comunidad.

10. Prestar servicios adecuados de información a empresas, asociaciones y agrupaciones de ámbito local.

11. Facilitar el progreso en el uso de la información y su manejo a través de medios informáticos.

12. Prestar apoyo y participar en programas y actividades de alfabetización para todos los grupos de edad y, de ser necesario, iniciarlos. 

 

Financiación, legislación y redes

La biblioteca pública ha de ser, por principio, gratuita. La biblioteca pública es responsabilidad de las autoridades local y nacional. Debe regirse por una legislación específica y estar financiada por los gobiernos nacional y local. Ha de ser un componente esencial de cualquier estrategia a largo plazo para la cultura, la provisión de información, la alfabetización y la educación.

Para lograr la coordinación y cooperación bibliotecaria a nivel nacional, la legislación y los planes estratégicos han de definir y promover, también, una red nacional de bibliotecas, basada en normas de servicio convenidas.

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La red de biblioteca pública ha de ser concebida en relación con las bibliotecas nacionales, regionales, especializadas y de investigación, así como con las bibliotecas escolares, de institutos y universitarias.

 

Funcionamiento y gestión

Ha de formularse una política clara que defina objetivos, prioridades y servicios en relación con las necesidades de la comunidad local. La biblioteca pública ha de organizarse eficazmente y mantener normas profesionales de funcionamiento.

Ha de asegurarse una cooperación con interlocutores relevantes, por ejemplo, grupos de usuarios y otros profesionales a nivel local, regional, nacional e internacional.

Los servicios han de ser físicamente accesibles a todos los miembros de la comunidad. Esto requiere que los edificios de las bibliotecas públicas estén bien situados, con buenas condiciones de lectura y estudio, tecnologías adecuadas y un horario suficiente y apropiado a los usuarios. Supone asimismo servicios de extensión para quienes no pueden acudir a la biblioteca.

Los servicios de la biblioteca han de adaptarse a las necesidades de las distintas comunidades en áreas rurales y urbanas.

El bibliotecario es un intermediario activo entre los usuarios y los recursos. Es indispensable su formación profesional y permanente para que pueda ofrecer servicios adecuados.

Habrán de establecerse programas de extensión y de formación de usuarios con objeto de ayudarles a sacar provecho de todos los recursos.

 

Aplicación del Manifiesto

Se insta a quienes toman las decisiones a nivel nacional y local y a la comunidad bibliotecaria en general, en todo el mundo, a que apliquen los principios expuestos en el presente Manifiesto.

Este Manifiesto se preparó en colaboración con la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) y ha sido aprobado por la UNESCO en noviembre de 1994.

 El sociólogo establece una distinción analítica entre nociones de “sociedad de la información” y “sociedad de la informacional”, con implicaciones similares para la economía de la información/informacional. El término sociedad de la información destaca el papel de ésta última en la sociedad. Pero Castells sostiene que la información, en su sentido más amplio, es decir, como comunicación del 

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conocimiento, ha sido fundamental en todas las sociedades, incluida la Europa medieval, que estaba culturalmente organizada y en cierta medida unificada en torno al escolasticismo, esto es en conjunto, un marco intelectual.

En contraste, el término informacional indica el atributo de una forma específica de organización social en la que generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder, debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en este nuevo período histórico. La terminología de Castells trata de establecer un paralelo con la distinción entre industria e industrial. Una sociedad industrial (como noción habitual en la tradición sociológica) no es sólo una sociedad en la que hay industria, sino aquella en la que las formas sociales y tecnológicas de la organización industrial impregnan todas las esferas de la actividad, comenzando con las dominantes y alcanzando los objetos y hábitos de la vida cotidiana. La utilización que Castells hace de los términos sociedad informacional y economía informacional intenta caracterizar de modo más preciso de las transformaciones actuales más allá de la observación de sentido común de que la información y el conocimiento son importantes para nuestras sociedades actuales. Sin embargo, el contenido real de “sociedad informacional” ha de determinarse mediante la observación y el análisis.

Los modos de desarrollo tecnológico son los dispositivos mediante los cuales el trabajo actúa sobre la materia para generar producto. Cada modo de desarrollo se define por el elemento que es fundamental para fomentar la productividad en el proceso de producción. Así, en el modo de desarrollo agrario, la fuente del aumento del excedente es el resultado del incremento cuantitativo de mano de obra y recursos naturales (sobre todo tierra cultivable) en el proceso de producción, así como de la dotación natural de esos recursos. En el modo de producción industrial, la principal fuente de productividad es la introducción de nuevas fuentes de energía y la capacidad de descentralizar su uso durante la producción y los procesos de circulación. En el nuevo modo de desarrollo informacional, la fuente de la productividad estriba en la tecnología de la generación del conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de símbolos. Sin duda, el conocimiento y la información son elementos decisivos en todos los modos de desarrollo, ya que el proceso de producción siempre se basa sobre cierto grado de conocimiento y en el procesamiento de la información. Sin embargo lo que es específico del modo de desarrollo informacional es la acción del conocimiento sobre sí mismo como principal fuente de productividad. El procesamiento de la información se centra en la superación de la tecnología de este procesamiento como fuente de productividad, en un círculo de interacción de las fuentes del conocimiento de la tecnología y la aplicación de ésta para mejorar la generación del conocimiento.

Es por ello que Castells afirma denominar informacional a este nuevo modo de desarrollo, constituido por el surgimiento de un nuevo paradigma tecnológico basado en la tecnología de la información. Cada modo de desarrollo –continúa el autor- posee asimismo un principio de actuación estructuralmente determinado, a cuyo alrededor se organizan los procesos tecnológicos: el industrialismo se orienta hacia el crecimiento económico, eso es, hacia la maximización del producto; el 

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informacionalismo se orienta hacia el desarrollo tecnológico, es decir hacia la acumulación de conocimiento y hacia grados de complejidad más elevados en el procesamiento de la información. Si bien grados más elevados de conocimiento suelen dar como resultado grados más elevados de producto por unidad de insumo, la búsqueda del conocimiento e información es lo que caracteriza a la función de la producción tecnológica en el informacionalismo.

Castells establece la distinción analítica entre nociones de sociedad de la información y sociedad informacional. El término sociedad de información destaca el papel de ésta última en la sociedad. Para Castells la información es comunicación del conocimiento, en contraste el término informacional indica el atributo de una forma específica de organización social en la que generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder, debido a las nuevas condiciones tecnológicas de este período histórico. Los modos de desarrollo tecnológico son los dispositivos mediante los cuales el trabajo actúa sobre la materia para generar producto. En el nuevo modo de desarrollo informacional, la fuente de la productividad estriba en la tecnología del conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de símbolos. El conocimiento y la información son decisivos en todo proceso de desarrollo. Es por ello que Castells denomina informacional a este nuevo modo de desarrollo, constituido por el paradigma tecnológico basado en la tecnología de la información. Según el autor, cada proceso de desarrollo posee un principio de actuación estructural, a cuyo alrededor se organizan otros procesos: el industrialismo se oriente hacia el crecimiento económico mientras que el informacionalismo se orienta hacia el desarrollo tecnológico, es decir, hacia la acumulación del conocimiento y hacia el grados de complejidad mayor en el procesamiento de la información. Antes de comenzar es necesario dar una definición exacta del tema que acontece, y para ello necesitamos conocer qué significa "brecha digital", algunas definiciones interesantes son: 

"La brecha digital se define como la separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países...) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las tengan no saben como utilizarlas" Arturo Serrano, Evelio Martinez; "La Brecha Digital: Mitos y Realidades" 

Una definición muy sencilla y, mediante la que se puede entender perfectamente el significado del término es la que hace Martin R. Hilbert en la que sostiene que "es la brecha entre aquellos que tienen acceso a las tecnologías digitales y aquellos que no" 

También es interesante comprender que una de las labores principales de las bibliotecas es facilitar el acceso y la difusión de los recursos de información así como colaborar en los procesos de creación del conocimiento. Si analizamos esto llegamos a la conclusión que las bibliotecas pueden, y deben, desempeñar un papel importantísimo en la disminución de la brecha digital, ayudando a acceder a las tecnologías digitales a aquellos que, por distintas causas, no lo han hecho o no tienen posibilidad de hacerlo. 

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Actualmente, las bibliotecas están contribuyendo enormemente a esta labor, ya que encontramos a la orden del día, como una de las labores más importantes a realizar la "Formación de usuarios". Esta formación de usuarios está encaminada, principalmente, a que los usuarios conozcan los servicios que ofrece la biblioteca, cómo moverse en ella con soltura, cómo consultar sus fondos... Cada día se encamina más hacia una formación sobre nuevas tecnologías, y por tanto es una ayuda importante a la disminución de la llamada brecha digital entre la población, ya que los fondos de las bibliotecas cada día están más automatizados y sus catálogos cada día son más modernos, sencillos, completos... 

La población se está acostumbrando a la posibilidad de acudir a la biblioteca para poder elegir y organizar un viaje, un restaurante, un curso, no sólo a través de los propios fondos de la biblioteca sino a través de los servicios de Internet que pueda ofrecerles. También acuden a realizar un trabajo, descargar una fotografía, etc. Y este tipo de Formación y de recurso que ofrecen las bibliotecas hoy en día ayuda enormemente a que la población pueda disfrutar y conocer las nuevas tecnologías. 

Si alzamos las vista hacia el pasado nos encontramos con que el Manifiesto de la Unesco sobre la Biblioteca Pública de 1994 declara que la Biblioteca debe facilitar el progreso en el uso de la información y su manejo a través de medios informáticos. 

Las bibliotecas y sus profesionales han desarrollado en los últimos treinta años un paradigma teórico de la ALFIN que sirve de fundamento para la práctica profesional ante los cambios sociales, económicos y tecnológicos que han afectado al mundo de la información: 

Aumento exponencial del número de publicaciones de todo tipo con la consiguiente sobrecarga de información 

Irrupción masiva de las tecnologías de la información y comunicación (TIC en adelante) que requieren un nivel de alfabetización tecnológica 

Tendencia al autoservicio en el consumo de información  Aumento de la preocupación por las competencias de la población para 

adaptarse a los cambios y su empleabilidad en contextos económicos en transformación rápida. 

Extensión de la filosofía de la calidad, evaluación de resultados y rendición de cuentas en el sector público que obliga a las bibliotecas a demostrar su contribución a las necesidades sociales (Corrall 2003). 

La justificación de la ALFIN está también presente en los principales documentos normativos de las bibliotecas públicas, pues tanto el Manifiesto (IFLA/UNESCO, 1994) como las Pautas (IFLA/UNESCO 2001) (3) realzan el compromiso de las bibliotecas con el aprendizaje permanente, del mismo modo que hace el Manifiesto sobre Internet de IFLA/FAIFE (2002) (4), y sus Directrices de desarrollo (IFLA/UNESCO, 2006).

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La necesidad para las bibliotecas de replantearse radicalmente la misión, metas y objetivos de sus servicios ha hecho evolucionar la tradicional instrucción bibliográfica, que solía centrarse en formar a los usuarios en el uso adecuado de las instalaciones y equipos de la biblioteca y de sus recursos de información impresos. Ello ha llevado a la realización de programas de ALFIN dirigidos a diferentes grupos, con el fin de que adquieran la competencia necesaria para buscar y utilizar la información más ajustada a sus necesidades, independientemente de formatos, soportes, canales y ubicación.

Consideramos que esta evolución es una adaptación a nuevas circunstancias y exigencias del servicio que ya se venía dando en las bibliotecas, y, por tanto, no ha supuesto la desaparición de las actividades tradicionales de formación de usuarios. Antes al contrario: un buen programa de ALFIN se seguirá basando en un porcentaje nada despreciable de actividades y métodos de formación (visitas guiadas, guías de uso de recursos, asistencia personalizada...) utilizados desde siempre en las bibliotecas, solo que perfectamente integrados en los nuevos y más amplios objetivos de aprendizaje. Comparada con la instrucción bibliográfica y la formación de usuarios tradicional, la ALFIN solo implica una mayor y más compleja incardinación de las actividades formativas de la biblioteca en el entorno educativo formal, informal y no formal de la comunidad a la que sirve. 

Definiciones de alfabetización informacional

Las definiciones y el concepto de ALFIN han sido explicados ya en numerosos trabajos disponibles en castellano (Benito 2000a y b, Gómez 2000…) y especialmente en la exhaustiva revisión de Bawden (2002) publicada en Anales de Documentación, donde se atribuye a Zurkowski el primer uso de la expresión ALFIN en 1974, relacionándolo con el dominio eficaz de la información dentro de un contexto laboral, posiblemente empresarial, y, más específicamente, con la resolución de problemas: “Pueden considerarse alfabetizadas, competentes en información, las personas que se han formado en la aplicación de los recursos de información a su trabajo. Han adquirido las técnicas y las destrezas necesarias para la utilización de la amplia gama de herramientas documentales, además de fuentes primarias, en el planteamiento de soluciones informacionales a sus problemas”.

Entre las definiciones clásicas más reconocidas están éstas: En primer lugar, la que adoptó el Presidential Committee on Information Literacy de la ALA (1989) en su informe final: la persona alfabetizada en información reconoce cuándo se necesita información y tiene la capacidad de localizar, evaluar y utilizar con eficacia la información necesaria. A continuación, la de Webber y Johnston (2003), quienes consideran que la ALFIN “consiste en adoptar una conducta adecuada ante los problemas de la información, con el fin de identificar, a través de cualquier canal o medio, una información bien ajustada a las necesidades de información, que desemboque en el uso sabio y ético de la información en la sociedad”. 

También destaca la Declaración de Praga sobre ALFIN (UNESCO/NFIL 2003), fruto de la Reunión de Expertos convocada en 2003 por la UNESCO y el Foro Nacional de Alfabetización Informacional de Estados Unidos: “abarca la conciencia de los propios problemas y necesidades de información, y la capacidad de identificar, localizar, 

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evaluar, organizar y crear, utilizar y comunicar con eficacia la información para afrontar las cuestiones o problemas que se presenten; constituye un prerrequisito para la participación efectiva en la Sociedad de la Información, y forma parte del derecho humano básico al aprendizaje a lo largo de la vida.”

Según la definición del Colegio de Bibliotecarios y Profesionales de la Información británico (CILIP 2004), pensada para todo tipo de sectores y grupos de población, es “saber cuándo y por qué necesitas información, dónde encontrarla, y cómo valorarla, utilizarla y comunicarla de forma eficaz y ética”(5); y para que una persona sea considerada como competente en el manejo de la información debe ser capaz de comprender:

la necesidad de información  los recursos disponibles  cómo encontrar la información  la necesidad de evaluar los resultados  cómo trabajar con los resultados y explotarlos  la ética y la responsabilidad en la utilización  cómo comunicar y compartir los resultados  cómo gestionar lo que se ha encontrado. 

Por último, en la Declaración de Alejandría (UNESCO/NFIL, 2005), se definió la ALFIN en total conexión con el aprendizaje permanente, como un eje en todas las facetas de la vida, y “faro” de la sociedad de la información:

“La alfabetización informacional se encuentra en el corazón mismo del aprendizaje a lo largo de la vida. Capacita a la gente de toda clase y condición para buscar, evaluar, utilizar y crear información eficazmente para conseguir sus metas personales, sociales, ocupacionales y educativas. Constituye un derecho humano básico en el mundo digital y promueve la inclusión social de todas las naciones. El aprendizaje a lo largo de la vida permite que los individuos, las comunidades y las naciones alcancen sus objetivos y aprovechen las oportunidades que surgen en un entorno global en desarrollo para beneficios compartidos. Ayuda a las personas y a sus instituciones a afrontar los retos tecnológicos, económicos y sociales, a remediar las desventajas y a mejorar el bienestar de todos. La alfabetización informacional:

incluye las competencias para reconocer las necesidades de información y para localizar, evaluar, aplicar y crear información en contextos sociales y culturales; 

resulta crucial para las ventajas competitivas de individuos, empresas (especialmente las pequeñas y medianas), regiones y naciones; 

ofrece la clave para el acceso, uso y creación eficaz de contenidos en apoyo del desarrollo económico, la educación, la salud y los servicios humanos, y de todos los demás aspectos de las sociedades contemporáneas; y con ello ofrece una base vital para conseguir las metas de la Declaración del Milenio y de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información; y 

se extiende más allá de las meras tecnologías actuales para cubrir el aprendizaje, el pensamiento crítico y las competencias de interpretación por 

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encima de fronteras profesionales, potenciando a los individuos y comunidades” 

La evolución de la ALFIN ha ido acompañada de grandes controversias, por dos razones. En el plano teórico, porque la relativa estabilidad y consistencia conceptual de hoy es muy reciente; y, en el plano práctico, porque a medida que la ALFIN se amplía a nuevas áreas geográficas y a nuevos ámbitos profesionales, hay replanteamientos y aportaciones que pueden llevar a cambios de perspectiva. Owusu-Ansah (2003) afirma que si todavía existe controversia, no es por falta de una buena definición de ALFIN, sino por la ausencia de líneas claras de actuación y de oportunidades para llevarlas a cabo. Esto es: ya no existirían incertidumbres conceptuales, sino dificultades de aplicación en contextos muy dispares. 

Modelos y normas destacados

Obviamente, las definiciones forman parte de un conjunto de literatura profesional sobre la ALFIN que incluye también los modelos teóricos que sirven de base a las normas y directrices para su aplicación. 

La ALFIN se fue desarrollando en bibliotecas educativas (tanto escolares como universitarias) y sus asociaciones profesionales, y en ese entorno se han formulado modelos descriptivos de las competencias informacionales, incluso articulando varios niveles de dominio de éstas según el tipo de estudiante y su avance. Sobre bibliotecas escolares, remitimos a Benito Morales (2000) para una discusión en profundidad de los modelos teóricos de ALFIN en el ámbito de la enseñanza primaria y secundaria, sector en el que solo tenemos las normas de la AASL/AECT (1998). Para el mundo universitario, los modelos más difundidos son Las siete caras de la ALFIN en la Educación Superior de Bruce (1997, publicada en castellano en 2003), y los siete pilares de la ALFIN de la Sociedad Británica de Bibliotecas Universitarias y Nacionales (SCONUL, 1999). Y en cuanto a Normas, tenemos las de la ACRL/ALA (2000) y las del CAUL (1ª ed, 2000), para bibliotecas universitarias.

Estas últimas, en su segunda edición ya bajo responsabilidad del Instituto Australiano y Neozelandés para la ALFIN (ANZIIL, 2003), están destinadas a toda la población en su conjunto, igual que el proyecto de Normas internacionales elaboradas en la Sección de ALFIN de IFLA, que están en fase de discusión pública (IFLA/INFOLIT SECTION 2006).

Todas estas normas se pueden considerar como tales solo en un sentido muy relativo, porque al ponerlas en práctica es muy difícil concretar en érminos medibles los objetivos de aprendizaje e indicadores de rendimiento que mencionan. En todo caso, son útiles para la planificar los objetivos y contenidos de los programas ALFIN en cualquier tipo de biblioteca (6). 

Actualmente se está tendiendo a superar la excesiva (y casi injustificada conceptualmente) diferenciación entre modelos y normas, a través del denominado Marco para la ALFIN. Ello ha sido gracias a planteamientos como los del Information Literacy Framework and Syllabus, desarrollado en la Queensland University of Technology (2004), el proyecto Big Blue, desarrollado por las bibliotecas universitarias 

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de Manchester y Leeds (MMU 2002), y la segunda edición de las normas australiano-neozelandesas de ANZIIL, ya citadas. 

El proyecto Big Blue establece una lista de habilidades y, a partir de ellas, desarrolla un modelo con estas 8 competencias:

1. Reconocer la necesidad de información 2. Afrontar la necesidad de información 3. Obtener la información 4. Evaluar críticamente la información 5. Adaptar la información 6. Organizar la información 7. Comunicar la información 8. Revisar todo el proceso. 

A partir de este modelo, e integrando experiencias anteriores, como la de la South Bank University (Godwin 2003) y la propuesta de diferentes niveles de ALFIN del modelo de SCONUL (1999), la Manchester Metropolitan University ha preparado un Marco para las competencias en información en el que se detallan los niveles a obtener por los alumnos en los diferentes estadios de su carrera. Por su parte, la biblioteca de la australiana Queensland University of Technology incluye también en su Marco para la ALFIN unos niveles de progresión. 

El establecimiento del nivel ALFIN de entrada en la enseñanza superior resulta vital para el establecimiento de los niveles de salida en la enseñanza secundaria, porque, con ciertos ajustes, estos últimos equivaldrían al nivel de entrada en la enseñanza superior. Y, además, podría facilitar que se definieran unos conocimientos básicos para la población adulta en general, que deberían prioritariamente por las bibliotecas públicas en sus programas de ALFIN.

Finalmente, el Marco para la Alfabetización Informacional en Australia y Nueva Zelanda (ANZIIL,2003) parte de cuatro principios, según los cuales una persona con ALFIN:

se implica en el aprendizaje independiente mediante la construcción de nuevo significado, comprensión y conocimiento 

obtiene satisfacción y realización personal gracias al uso eficaz de la información 

busca y utiliza la información, individualmente y en grupo, para la toma de decisiones y la solución de problemas frente a cuestiones personales, profesionales y sociales 

demuestra responsabilidad social gracias al compromiso con el aprendizaje continuo y la participación comunitaria. 

Estos principios enmarcan las seis normas básicas que sirven para identificar que una persona con competencia informacional: 

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reconoce la necesidad de información y determina la naturaleza y nivel de la información que necesita 

encuentra la información que necesita de manera eficaz y eficiente  evalúa críticamente la información y el proceso de búsqueda de la misma  gestiona la información reunida o generada  aplica la información anterior y la nueva para construir nuevos conceptos o 

crear nuevas formas de comprensión  utiliza la información con sensatez y se muestra sensible a las cuestiones 

culturales, éticas, económicas, legales y sociales que implica su uso. 

Esta evolución hacia los &ldquot;marcos&rdquot; y la consideración de diversos grados de ALFIN responde también a las críticas, justificadas en parte, que recibieron las Normas ALFIN para la Educación Superior de la estadounidense asociación de bibliotecarios universitarios (ACRL/ALA 2000) tras su aparición, resumidas por Owusu-Ansah (2003) en dos ideas: la pretensión de exhaustividad, por un lado, y en la imposibilidad de su aplicación inmediata y eficaz, tal cual, en situaciones reales. Sin embargo, la disponibilidad del paradigma de la ALFIN en su estadio actual, incluida la existencia de normas que explicitan los grados óptimos a alcanzar, resulta vital, sobre todo para aquellos entornos profesionales de países de todo el mundo que necesitan iniciar sus propios desarrollos de programas de ALFIN. La razón es que les ofrece puntos de partida y les aporta claves para establecer metas y objetivos claros, de acuerdo con sus condiciones locales (7).

Desarrollo de la alfabetización informacional en la educación formal

El paradigma teórico se ha ido completando en estrecha interacción con la práctica de la ALFIN, y casi exclusivamente hasta hace poco en el ámbito de la educación formal, ya sea primaria, secundaria o, sobre todo, universitaria. La razón es que aquí es donde resulta más evidente la necesidad de que los estudiantes adquieran habilidades básicas y capacidad para resolver problemas que requieren un uso complejo de información, a su vez mediado por las TIC introducidas masivamente en el proceso educativo. 

En ese sentido, creemos que la historia de la ALFIN es un ejemplo de la mutua influencia e inseparabilidad entre el desarrollo teórico y la aplicación práctica. De hecho, a la vez que se formulaban modelos y normas, en multitud de bibliotecas de instituciones educativas de todo tipo se planificaban actividades de formación por medio de programas de ALFIN, que pueden seguirse en sus sitios web, y que se han recogido de forma estructurada en documentos de ACRL: el que contiene las directrices para la elaboración de programas de ALFIN (ACRL 2002), el de recopilación de mejores prácticas (ACRL 2003), y el que describe los factores críticos de éxito (Town 2003) de estos programas. De acuerdo con estos documentos, entre los rasgos más necesarios de un programa de ALFIN se incluirían:

el compromiso de los bibliotecarios y del profesorado con el desarrollo y avance de su propio nivel ALFIN, como garantía de que se predica con el ejemplo 

la integración de la ALFIN en el currículo 

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el ajuste de los programas por niveles, en función del crecimiento del estudiante a lo largo de sus ciclos de aprendizaje 

la colaboración entre profesorado, bibliotecarios y otro personal de otras unidades para la enseñanza 

la identificación de competencias genéricas y específicas a adquirir para disciplinas, profesiones u ocupaciones concretas en función de sus contenidos 

la adaptación a múltiples estilos de aprendizaje y de enseñanza (materiales de aprendizaje impresos y en línea) 

la formación a partir de los conocimientos reales del estudiante (determinación de niveles de entrada, intermedios y de salida) 

el reconocimiento de las diferencias de estilos de aprendizaje y de enseñanza mediante uso de las más diversas técnicas de valoración de resultados 

un enfoque sobre el rendimiento, la adquisición de conocimientos y la valoración de las actitudes del estudiante. 

La introducción de la alfabetización informacional en las bibliotecas públicas

La alfabetización informacional en las políticas educativas y sociales

Como se puede observar, algunos de los rasgos que acabamos de citar son de difícil encaje en entornos de educación no formal e informal, como las bibliotecas públicas y otros servicios de información de organizaciones o empresas. Por eso, aunque la agenda de la ALFIN en el contexto de la educación formal sigue teniendo problemas y prioridades específicas, una serie de cambios ocurridos en la última década ha obligado a planteamientos cada vez más unitarios (que no uniformes), de los problemas de la ALFIN, para su extensión y aplicación en cualquier biblioteca, en coherencia con las necesidades generales de la sociedad. Esos factores para la extensión de la ALFIN son:

La importancia creciente que se da al aprendizaje a lo largo de la vida en la sociedad actual, que se refleja en los documentos de organismos como UNESCO, OCDE o Comisión Europea, obliga a asumir un rol activo a todas las bibliotecas (al margen de su clasificación funcional), en la oferta de oportunidades de formación y aprendizaje del más diverso tipo a sus poblaciones (Gómez Hernández y Licea 2005; MLA 2004). 

Otra necesidad fundamental de la sociedad en estos primeros años del nuevo milenio, con la que han de conectar las bibliotecas, es la de fomentar la participación democrática y la inclusión social, entendida como el esfuerzo constante de búsqueda de los mecanismos de inserción de los grupos en riesgo de exclusión. Ello también resalta la relevancia de los servicios educativos y de formación de capacidades personales que las bibliotecas pueden desarrollar. Contrariamente a lo que muchos grupos interesados pretenden hacernos creer, la brecha educativa (más que la meramente tecnológica o digital) es el problema más acuciante para la sociedad, porque de un buen nivel educativo y de formación en valores dependerá la salud democrática y participativa, sobre todo ante la diversidad cultural. Sólo el incremento de la educación y su extensión al mayor número posible de ciudadanos de todas las clases podrá 

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ayudar a la adaptación constante y sin traumas de los ciudadanos a los cambios sociales, económicos y culturales. Todas las bibliotecas deberían reflejar estas prioridades al organizarse y establecer sus actuaciones. 

La necesidad de fomentar la cohesión social en un contexto social multicultural, constituido por grupos muy heterogéneos. Las bibliotecas generan “capital social” y contribuyen a la integración de la comunidad ofreciendo espacios de comunicación interracial, intergeneracional e interclasista que ayudan a la convivencia, y entornos de auto-formación y desarrollo personal y grupal como son las oportunidades de educación informal y no formal dentro de la agenda para el aprendizaje a lo largo de la vida (Goulding 2004). 

Los modelos de gestión actuales, basados en la evaluación de la rentabilidad social de los servicios públicos, obligan a las bibliotecas a acreditar los beneficios de su existencia y financiación. En ese sentido la planificación de actividades de ALFIN y la comprobación de las competencias logradas por sus destinatarios, medidos de forma sistemática y homogénea, sería un modo de evidenciar el papel de todo tipo de bibliotecas en el logro de resultados muy valorados socialmente. Y esto es imprescindible teniendo en cuenta el enfoque predominantemente neoliberal del Estado, y útil ante la competencia desigual con las TIC, que se han convertido en el imaginario social en solución para todo. 

Consideramos, pues, que la contribución a la agenda social y educativa en general, y los programas de ALFIN, su ejecución y la evidencia de su aprovechamiento, serían elementos fundamentales para demostrar la utilidad social de las bibliotecas, y de su respuesta a las exigencias de la ciudadanía contemporánea y a los cambios que estamos viviendo. Es el momento de afirmar que la disponibilidad del paradigma teórico-práctico de la ALFIN, cuando estos cambios comienzan a ser insoslayables, es un logro fundamental de la profesión bibliotecaria, que acredita la contribución que nuestros centros pueden hacer a la sociedad en su conjunto. 

Ahora bien, se podría objetar que la ALFIN es un servicio que, si acaso, ha tenido un desarrollo interno en determinadas bibliotecas, principalmente educativas, y que no ha transcendido más allá de las paredes de éstas en países donde seguimos teniendo escasa relevancia para la gran masa de ciudadanos. Aunque esto es cierto en parte, y es una de las grandes dificultades para la expansión de la ALFIN, creemos que su progresivo reconocimiento como una de las “competencias básicas” por parte de autoridades (nacionales, regionales y locales), y, por tanto, su inclusión en las políticas de desarrollo de competencias para la población, tendrá un efecto multiplicador a corto y medio plazo. Por ejemplo, es de esperar que la OCDE, que en su proyecto DeSeCo incluye a la ALFIN como una competencia fundamental junto a la alfabetización básica y a la alfabetización tecnológica (Rychen and Salganik 2003), tome medidas para su medición longitudinal en los países adheridos al programa PISA y otros programas de evaluación de las capacidades ciudadanas (Cuevas y Vives 2005) (8). Ello facilitará que se orienten las políticas educativas hacia la formación en ALFIN. 

Las bibliotecas públicas son particularmente relevantes para ALFIN y la alfabetización continua porque ser un contexto donde se puede hacer una formación integrada de todas las habilidades básicas descritas por el proyecto DeSeCo. Baste un ejemplo de 

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mucha actualidad: imaginemos una biblioteca pública en la que una de las prioridades de actuación consistiera en la alfabetización básica en la lengua de la sociedad de acogida (castellano, catalán…) de mujeres inmigrantes que aún no la dominaran. El aprendizaje de la lectoescritura se haría por medio de la creación individual o en grupo de materiales propios, en ordenadores a partir de sus experiencias de integración y aclimatación, sus problemas más acuciantes de salud o de empleo, o incluso sus necesidades de información básica sobre el funcionamiento de determinados servicios locales vitales para su situación (9).

Como se puede ver, todas estas reflexiones pretenden hacer ver que los roles de todo tipo de bibliotecas deben ser vistos y vendidos cada vez más como contribución neta a las posibilidades de formación y aprendizaje a lo largo de la vida. Y resulta evidente que es a través de sus programas de ALFIN para diferentes segmentos de su población, como cualquier biblioteca va a cumplir con ese nuevo papel fundamental y del que debe dar cuenta a la sociedad que la financia. 

Pero en este punto surge una nueva dificultad, tanto teórica como práctica. Es la que tiene que ver con la exacta delimitación de la ALFIN respecto de otras alfabetizaciones, y también con el rol principal o subsidiario que cada tipo de biblioteca debe asumir en relación con las otras alfabetizaciones, las alfabetizaciones múltiples de las que se habla en la literatura pedagógica. Y es un problema tanto teórico como práctico, y de gran calado, porque tiene que ver con estrategias y prioridades de actuación de cada biblioteca de acuerdo con su peculiar y particular circunstancia local. En efecto, si una biblioteca pública municipal tiene una población a servir donde el número de analfabetos es del cincuenta por cien, ¿qué prioridades de actuación tiene que establecer al respecto, de forma que no sea vista inevitablemente la biblioteca como un recurso al servicio de los que más tienen?. ¿Deberá primar sus actividades de alfabetización básica por los más diversos medios, a riesgo de reducir sus servicios al segmento de población que ya eran usuarios tradicionales?. ¿Qué políticas de uso de terminales para acceso a Internet se implantarán y para quién, si, por ejemplo, la población adulta en desempleo, o las personas mayores, que constituyen un segmento importante de su población, no tienen ninguna fluidez en el uso de las tecnologías?

Este tipo de preguntas, suscitadas en los medios más dispares, son las que han llevado a reclamar un planteamiento integral de todas las alfabetizaciones por parte de todas las autoridades y todas las profesiones que tienen que ver con facilitar el aprendizaje permanente y para toda la población. La conciencia de esa necesidad y la oportunidad de reflexionar sobre ella en el foro de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información es lo que llevó a la Presidencia de IFLA al lanzamiento del concepto de “alfabetización a lo largo de la vida” (lifelong literacy), que establece una continuidad e interdependencia indestructible entre todas las alfabetizaciones que una persona necesita en todas las edades y en todas las circunstancias vitales, y a la conclusión de que las bibliotecas contribuyen, aunque de diversas formas y niveles, a la provisión de oportunidades para esas alfabetizaciones. Y probablemente se haya adoptado este nuevo concepto teniendo en mente sobre todo a las bibliotecas públicas.

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Situación internacional de la alfabetización informacional en las bibliotecas públicas

Aunque hay dificultades, creemos que las tendencias y la evolución social en torno al milenio va induciendo a las bibliotecas públicas a rediseñarse como centros de recursos y de información para la comunidad, con una función creciente de inclusión social y de cohesión comunitaria, al mismo ritmo y en la misma medida en que las instituciones de gobierno de las que dependen afrontan retos de desarrollo local, integración de inmigrantes, servicios sociales de atención a desempleados y minorías de excluidos…

Desde la Declaración "Algo para todos: las bibliotecas públicas y la Sociedad de la Información" (Declaración, 1999), aprobada por responsables de 31 países europeos, las funciones de las bibliotecas públicas se articulan en torno a cuatro ejes: democracia y ciudadanía; aprendizaje a lo largo de la vida; desarrollo económico y social; y apoyo y salvaguarda de memoria y diversidad cultural. Así lo ratificó también el Manifiesto de Oeiras (2003) promovido por la red PULMAN (10).

Aquí nos ceñimos, lógicamente, a lo que tiene que ver con aprendizaje permanente y ALFIN, pero antes de citar algunos problemas específicos de la ALFIN en España vamos a comentar otros informes sobre la situación en algunos otros países que siempre han sido referencia para nuestra profesión, con la intención de demostrar que el desarrollo de la ALFIN en las bibliotecas públicas es algo reciente incluso en estos países líderes, y que sus problemas son de la misma escala y naturaleza. Ello explicaría, además, que IFLA y UNESCO se preocupen sobre todo del desarrollo de la agenda ALFIN para este tipo de bibliotecas.

Así, respecto a Canadá, Julien y Breu (2005) han analizado los resultados de una encuesta de ámbito nacional sobre las actividades de ALFIN en sus bibliotecas públicas y sobre las actitudes de sus bibliotecarios al respecto, y se concluye que la formación en ALFIN no parece ser todavía una prioridad, que la importancia otorgada a actividades formativas no es alta, y que hacen falta más recursos (financiación, personal formado, espacios y equipamientos adecuados) para poder asumir mayores responsabilidades. En definitiva, se concluye en este trabajo sobre Canadá, que “parecería como si los nuevos roles para las bibliotecas públicas en la economía de la información hasta cierto punto les han sido impuestos, y existen evidencias de que estas funciones ni están aceptadas plenamente por la comunidad de bibliotecas públicas ni son reconocidos por sus usuarios reales o potenciales”. Estas conclusiones son trasladables a nuestro entorno y al de la mayoría de países, lo que justifica la importancia que en la IFLA y en la UNESCO se da a las campañas de formación en ALFIN de los propios profesionales de las bibliotecas y de marketing del concepto, primero entre los mismos a través de actividades de formación permanente de las instituciones y asociaciones profesionales, y después entre los propios usuarios y población en general.

Por su parte, sobre Dinamarca, la profesora Skov (2004) aporta algunos ejemplos de cooperación entre las bibliotecas públicas y la escuela primaria y secundaria, y concluye que, en los países nórdicos, éstas tienen “un papel importante que jugar, si deciden no solo ofrecer respuestas fáciles y acceso a recursos, sino que asumen un rol 

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educativo implicándose activamente en los procesos de construcción de conocimiento de sus grupos principales de usuarios en colaboración con otros sectores interesados”. 

Sobre la situación en Estados Unidos, Jehlik (2004) hace hincapié en que las nuevas directrices de la Public Library Association sobre planificación de servicios para obtener resultados, exigen que se ponga el acento en enseñar a encontrar y evaluar la información antes que en simplemente dar respuestas a preguntas. Asimismo, afirma que la disponibilidad de equipamiento y conexiones ha atraído a las bibliotecas públicas fundamentalmente a personas mayores sin manejo de ordenadores y a buscadores de empleo, lo que ha supuesto llegar a grupos que no solían usarlas, pero por razones y para servicios nuevos que implican disponibilidad de personal preparado, equipamientos, locales y tecnologías que no siempre se consiguen al instante. 

Bertot, McClure y Jaeger (2005) en su último informe Public libraries and the Internet 2004: Survey results and findings descubren que la gran mayoría de bibliotecas públicas ofrecen alfabetización tecnológica a sus usuarios, siendo los grupos más importantes las personas mayores, los que no tienen acceso a Internet en sus domicilios, y los adultos que buscan oportunidades de formación continua. Pero dados los recursos limitados, hay dificultades evidentes a la hora de establecer prioridades. Si hay expectativas y convicción por parte de la sociedad y de las autoridades en que las bibliotecas públicas desempeñen un rol importante en el aprendizaje a lo largo de la vida, entonces las políticas públicas deben incluir un apoyo específico para esa función.

Finalmente, un Comité de Investigación del Senado de Australia (2003) publicó un Informe sobre las bibliotecas en el medio digital, donde se afirma que “quizás lo más importante en el nuevo entorno digital sea que las bibliotecas públicas tienen un papel muy significativo que jugar a la hora de asegurar el acceso a la información Recuperado de para quienes no dispongan de acceso privado. Y por acceso entendemos mucho más que un PC disponible conectado a Internet: también ayuda para encontrar los contenidos buscados”. El informe del Senado de Australia es muy ilustrativo respecto de algunas políticas de promoción del acceso público a Internet en España, y vienen al caso en esta discusión del rol de las bibliotecas públicas en la formación de la población general en todo tipo de habilidades básicas. Por ejemplo, el Senado describe cómo la mayoría de programas de promoción del acceso se centraban en el mero acceso físico a través de telecentros o centros comunitarios de acceso a las TICs que, en algunos casos, se ubicaban en la misma calle o incluso en el mismo edificio que la biblioteca pública. El Comité del Senado se pregunta “por qué un recurso bien establecido y conocido y muy utilizado como es la biblioteca pública no ha sido colocado en el corazón mismo de esta prodigalidad tecnológica”. El Comité también se planteaba los diferentes tipos de usos de la biblioteca pública y si era posible distinguir entre “búsqueda de información” y “mero uso recreativo”. El Comité recibió evidencias de que los usos más extendidos de Internet en sus bibliotecas eran el correo electrónico (con los fines más variados), la búsqueda de empleo, actividades académicas de diverso tipo, consultas bancarias, noticias y referencia, intereses personales y hobbies, e información sobre viajes. Finalmente, el Comité también identificó a los grupos sociales más desfavorecidos a los que las bibliotecas públicas 

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deberían dirigir sus prioridades de acceso y formación, siendo éstos: ancianos, estudiantes, población indígena, discapacitados e inmigrantes.

Situación en España

Hemos descrito esas experiencias de países que consideramos avanzados para subrayar el hecho de que nuestras bibliotecas públicas no pasan por circunstancias muy diferentes, y que en casi todas partes se viven parecidas situaciones, se cometen los mismos errores y se producen ineficiencias en el uso de unos recursos que nunca son abundantes. El caso de la descoordinación entre telecentros o quioscos tecnológicos y bibliotecas resulta paradigmático de la errónea planificación de las inversiones públicas y privadas, ya que se duplican innecesariamente esfuerzos y se crea competencia entre mecanismos de provisión de oportunidades de aprendizaje que deberían estar perfectamente ensamblados en sus objetivos y en sus áreas de responsabilidad, en beneficio de la población a la que van dirigidos. 

Nos extendería demasiado revisar sistemáticamente los esfuerzos, tanto teóricos como aplicados, para promoción de la ALFIN en España. Citaremos solo algunos relevantes, independientemente de que sean o no de bibliotecas públicas: 

En el plano teórico hay tesis doctorales -entre otras las de Benito Morales (1996), Ortoll (2004) o Cuevas (2005)-, publicaciones divulgativas y presencia en Jornadas y Congresos (FESABID 2003 y 2005, Jornadas de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios de 2004, Jornadas Catalanas de Documentación, Foro Biblioteca y Sociedad 2004 de Anabad), listas de distribución y grupos de trabajo… 

En el plano teórico-práctico, ha habido participación en proyectos europeos. Desde los ya lejanos PLAIL, DERAL sobre educación de adultos y biblioteca, yEducate, que dio lugar a Into Info (http://educate.lib.chalmers.se/index.html), realizado a fines de los años noventa con participación de la Universidad de Barcelona, hasta los recientes TUNE (http://www.tune.eu.com/) y PULLS. TUNE ha desarrollado un modelo para la formación de usuarios (TUNE 2005) con la participación de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Y PULLS (2007) ha producido unas directrices y un modelo para el establecimiento de centros de aprendizaje autónomo en las bibliotecas públicas, con la participación del Servicio de Bibliotecas de la Diputación de Barcelona. 

En la práctica, hay muchos ejemplos de aplicación, virtual o presencial: o Virtual, a través del espacio digital de la biblioteca, en buena parte 

realizados en medios universitarios, pero no exclusivamente:  Tutoriales disponibles sobre todo en portales de bibliotecas 

universitarias como las de Sevilla, Politécnica de Cataluña y otras, tanto propios como adaptados (casos de TILT o Into Info) (11). Destacaríamos también por su sistematicidad los tutoriales E-coms (Electronic contents management skills), Alfin EEES y Alfamedia, iniciativas de la profesora Pinto Molina y disponibles en http://www.e-infosfera.es/proyectos.htm 

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Desarrollo de servicios de referencia en tiempo real como Vía Virtual (http://biblioteca.uca.es/), de la biblioteca de la Universidad de Cádiz, y offline mediante formularios. 

Cursos basados en herramientas de educación a distancia, como Moodle o WebCT: El curso “alfabetización informacional” de la Universidad de Granada para estudiantes de Psicología (http://pefc5.ugr.es/moodle/course/view.php?id=11), o el de la biblioteca universitaria de Sevilla. 

Algunos contenidos formativos del portal CHILIAS, de la Diputación de Barcelona, especialmente el espacio denominado Infoton (http://www.diba.es/chilias/infoton/infoton.asp). 

Curso “Para llegar a ser un experto en información”, (http://www.bibliotecaescolar.info/actividades/indice.htm) para alumnos de primer curso de Educación Secundaria, desarrollado por Glòria Durban. 

o Presencial, en los espacios bibliotecarios:  Casi todas las bibliotecas universitarias tienen programas de 

formación de usuarios, estructurados por niveles, desde el básico al especializado. Incluyen formación bajo demanda, cursos con acreditación, que llega a 3 créditos, colaboración en prácticas docentes y trabajos fin de carrera. Se pueden citar como ejemplo en el ámbito catalán los desarrollados en la Universidad Politécnica de Cataluña (Vives 2004a y2004b) 

Las bibliotecas públicas (12) van realizando numerosas experiencias de formación, tanto de uso de Internet y alfabetización digital como de formación de usuarios, y apoyo al aprendizaje permanente y de adultos. Ya hemos citado proyectos europeos relevantes donde participan bibliotecas públicas españolas, y podríamos añadir esfuerzos como los de la Biblioteca Pública de Tarragona, así como la completa oferta que mantiene desde hace más de 10 años la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, con programas clásicos tanto para niños como para jóvenes, adultos, profesorado.... 

o En otros contextos, la ALFIN ha sido objeto de preocupación ocasionalmente en las organizaciones, en servicios de información laboral, juvenil o sanitario (13). Y evidentemente hay muchas conexiones con las iniciativas de los docentes y las redes de telemática educativa, pues en ellas proliferan ejercicios basados en programas como Clic, webquests que se constituyen en guías para la realización de trabajos documentales, análisis, busca de información y resolución de problemas… 

Aunque la incorporación de estos programas se va haciendo a ritmos diversos creemos que en España la evolución en los últimos años ha sido positiva, quizás no tanto por el incremento de la conciencia entre la clase política y los agentes sociales, como por la reflexión colectiva de los profesionales sobre estos problemas y la mejor manera de afrontarlos (14). Por ello, y como fruto de la evolución en nuestras bibliotecas públicas, 

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no es de extrañar que la atención a la formación de usuarios y a la ALFIN haya irrumpido con fuerza, aun con la dificultad añadida de la debilidad crónica del sector de las bibliotecas escolares de Primaria y Secundaria, como ha ratificado el informe del Instituto Idea y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (2005). Y con unas bibliotecas públicas que han tenido que suplir tradicionalmente, y de mala gana muchas veces, tal debilidad, y que a su vez también mantienen retrasos significativos respecto a la media de servicios europea (Ministerio de Cultura 2005). 

Problemas y avances recientes de la alfabetización informacional

Problemas

Consideramos que los problemas básicos para la agenda de la ALFIN en las bibliotecas públicas, no solo en España, se articulan en los siguientes ejes:

Aspectos generales Falta de recursos financieros, personal, locales y equipamientos para afrontar 

los roles exigidos por la Declaración de Copenhague o el Manifiesto de Oeiras ya citados. 

Escasa conciencia entre las autoridades de todos los niveles sobre la necesidad de coordinación de actividades y esfuerzos con vistas a una gestión eficaz socialmente de los recursos destinados a actividades de aprendizaje permanente. 

La ausencia de la ALFIN en los programas de muchos gobiernos para las cualificaciones profesionales y las competencias básicas, a pesar de los claros resultados y recomendaciones de proyectos como DeSeCo. 

Falta hasta hace poco tiempo de programas de ALFIN diseñados específicamente para cubrir las necesidades de las bibliotecas públicas, pocos ejemplos de buenas campañas de promoción entre los propios bibliotecarios y entre las autoridades y agentes sociales. 

Aspectos relativos a los profesionales y sus concepciones y competencias Mayoría de la profesión está todavía al margen de la ALFIN, lo que obliga 

claramente a campañas de información y promoción específica previas a la promoción entre las autoridades, agentes sociales y público en general 

Necesidad de mayor colaboración entre todos los profesionales dedicados a facilitar la adquisición de competencias básicas por parte de la población 

El empeño de algunos sectores de la profesión en continuar con los problemas de terminología y de definición de la ALFIN respecto a las demás alfabetizaciones, en detrimento de experiencias y aplicaciones prácticas y probadamente correctas en beneficio de la población 

Débil formación específica de los profesionales en competencias y habilidades para ayudar a la población en el aprendizaje y en la ALFIN. En concreto, es muy incipiente la reflexión sobre la necesidad de incluir la ALFIN en el plan de estudios o en las actividades de desarrollo profesional de los colegios y asociaciones profesionales. 

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Usuarios Dificultades para realizar actuaciones específicas para nuevos grupos de 

usuarios atraídos por la oferta de nuevos servicios como Internet.  La general aceptación acrítica de que Internet ha hecho muy fácil el acceso a 

toda la información, incluso en contra de la evidencia incuestionable de que todavía gran parte de la información científica, por ejemplo, no es recuperable por los buscadores y sólo está accesible a quien paga la licencia 

Organización y evaluación. Escaso desarrollo de alianzas entre sectores implicados en la agenda ALFIN y de 

la alfabetización a lo largo de la vida. En concreto, dificultades de colaboración entre profesores, bibliotecarios y otros facilitadores del aprendizaje en el ámbito universitario; dificultades de colaboración entre bibliotecas públicas y profesorado de enseñanza primaria o secundaria; injustificable ausencia de colaboración entre bibliotecarios de distintos niveles educativos, y con las bibliotecas públicas o con las bibliotecas de empresas o corporaciones para programas de ALFIN en el puesto de trabajo. 

Dificultades para la integración de los contenidos de ALFIN en los planes de estudio de los distintos niveles educativos formales, y a la vez, ausencia de marcos curriculares estandarizados para adaptación y ajuste a necesidades locales, sobre todo en bibliotecas públicas y de empresa. En concreto, falta de comprensión clara, por un lado, de la dependencia de la ALFIN respecto del contexto, que incluye especificaciones para diferentes grupos de edad, segmentos educativos, disciplinas académicas, profesiones, características nacionales y regionales… Pero, por el otro, comprensión igualmente clara de que la provisión de la formación y educación en ALFIN requiere niveles de estandarización y homogeneización de contenidos y pruebas, porque, de lo contrario, estaría en riesgo la característica fundamental de la ALFIN como competencia básica: su posibilidad de transferencia. 

Pocos instrumentos desarrollados para la valoración y/o certificación de los logros individuales en los programas de ALFIN, sobre todo en entornos de educación no formal e informal como las bibliotecas públicas, de empresa... 

Falta de guías de acreditación y evaluación de programas de ALFIN por las agencias encargadas de la calidad en la educación o en el sector público. 

Avances

Se podría seguir enumerando problemas y cuestiones todavía por afrontar en la agenda ALFIN, pero no se debe tener una sensación negativa ante la magnitud de los retos a afrontar, pues creemos que los instrumentos están ya más que razonablemente desarrollados, y que ahora se trata de un problema de ampliación de escala, primero entre los propios bibliotecarios, y después entre los demás profesionales que tienen una responsabilidad educativa, entre las autoridades, los agentes sociales y el público. De todas formas, el paradigma se sigue desarrollando continuamente y hay algunas experiencias que alientan una visión optimista: 

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1. Sobre el contexto disciplinar de la ALFIN en educación superior, hay que destacar la iniciativa Information Literacy in the disciplines de la Sección de Instrucción de la ACRL/ALA (2006), donde se recogen normas y directrices de agencias de acreditación de la Educación Superior, y de asociaciones profesionales y programas y artículos, sobre la ALFIN aplicada a disciplinas académicas concretas 

2. Acerca de la dificultad de evaluación de resultados y logros individuales, subrayemos las contribuciones del proyecto SAILS (http://www.projectsails.org) y, sobre todo, del programa ICT Literacy Assessment desarrollado por el Educational Testing Service (http://www.ets.org), para la evaluación conjunta de competencias en TICs y en ALFIN en bibliotecas universitarias estadounidenses. 

3. Pese a la controversia en los medios académicos del Reino Unido sobre la utilidad de programas de ALFIN genéricos o con poca dependencia del contexto, la Open University ha desarrollado su programa de ALFIN MOSAIC (http://www.open.ac.uk/mosaic/) que pretende extender a las demás universidades del Reino Unido, y que incluso se publicita como una especie de certificado de ALFIN. 

4. En conexión con el punto anterior, diversas instituciones escocesas, como el Scottish Library and Information Council, ayuntamientos, centros de enseñanza, y la empresa de provisión de aprendizaje Learndirect Scotland, han patrocinado y desarrollado el programa Information Handling Skills (http://www.slainte.org.uk/infohandling/) un curso interactivo de 23 pequeños módulos de aprendizaje de ALFIN más cinco escenarios temáticos (empleo, ocio, investigación, compras y viajes) en los que aplicar los contenidos de los módulos. El programa se puede cursar en bibliotecas públicas, centros comunitarios, prisiones, escuelas e institutos, academias de enseñanza, universidades, etc. Y lo más llamativo consiste en que la Scottish Qualifications Agency acredita la superación del programa como Cualificación Nacional de Nivel Intermedio 2, además de conllevar la certificación automática para la Solución de Problemas como competencia fundamental. Consideramos que es una experiencia pionera que abre caminos. 

5. En estrecha colaboración con la Biblioteca de Andalucía, el Consorcio Fernando de los Ríos para la Enseñanza Abierta en Andalucía (http://www.aulae.es) ha adquirido los derechos de traducción y adaptación a la realidad andaluza y española del programa antes citado, con el fin de ofrecerlo a la población adulta en general a través fundamentalmente del sistema andaluz de bibliotecas y como complemento a la oferta que el Consorcio viene haciendo de la Acreditación Europea de Manejo de Ordenadores (ECDL) (http://ecdl.ati.es/ECDL-portada.html) 

6. En cuanto a las competencias profesionales, ya se incluye la de realizar "Formación y acciones pedagógicas" en el Euroreferencial en Información y Documentación (ECIA 2004), por lo que debería pasar al currículum de los estudios de Biblioteconomía y documentación. De hecho, un proyecto europeo Sócrates denominado LIS Education in Europe ha tratado del nuevo plan de estudios para la formación de los profesionales ante la convergencia en un Espacio Europeo de Educación Superior, teniendo en cuenta la ALFIN como uno 

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de los doce grupos temas de debate para la elaboración de un currículo europeo (Kajberg, L. y Lørring, L. 2005). En España, además de estar presente la capacitación en ALFIN en algunas facultades universitarias de Documentación, como las de Murcia, Salamanca o Barcelona (a través de asignaturas con denominaciones muy diversas), también va apareciendo en los planes de formación permanente de los sistemas bibliotecarios de diversas regiones. Por ejemplo, a fines de 2005 impartimos un curso sobre ALFIN a los directores de bibliotecas públicas del estado, por impulso de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, y también aparece en programas autonómicos, y SEDIC ha impartido a través de su plataforma de e-learning otros cursos sobre ALFIN como el titulado Alfabetizar en información desde la biblioteca universitaria. Diseño de herramientas para el aprendizaje virtual. 

7. La realización del Seminario de Trabajo Biblioteca, aprendizaje y Ciudadanía, la ALFIN (http://travesia.mcu.es/S_ALFIN/index.html) en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, auspiciado por el gobierno regional de esa comunidad y la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria del Ministerio de Cultura, es un paso adelante por ser el primer encuentro para la reflexión sobre los principales problemas de la ALFIN: el consenso teórico sobre el marco y modelo para entender el servicio: los métodos pedagógicos adecuados para la realización de buenas prácticas, las posibilidades de evaluación de las competencias y aprendizajes facilitados, y las políticas para su promoción e implantación. Fruto del mismo se puede considerar la Declaración de Toledo (2006) el consenso terminológico, una imagen gráfica para este servicio, o ALFINRED (http://www.alfinred.org), un foro para promover la ALFIN. 

Perspectivas: Tareas para una agenda internacional de la alfabetización informacional

Ante la magnitud y ambición de los objetivos de la ALFIN, ya en la Reunión de Praga se propuso la creación de la International Alliance for Information Literacy (http://www.infolit.org) que articulara la cooperación e impulso de las actuaciones a diversos niveles. Una de sus acciones ha sido la organización de los Coloquio de Alto Nivel sobre ALFIN de Praga y Alejandría, ya citados, y que ha propuesto la realización de una gran Conferencia Internacional sobre ALFIN a celebrar en 2008. 

Para IFLA, la ALFIN y la alfabetización continua han pasado a ser la contribución principal de las bibliotecas a la Sociedad de la Información, y ello ha sido patente en los dos seminarios previos a la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información que organizó respectivamente en Ginebra (IFLA 2003) y Túnez (IFLA 2005). En el último, el Manifiesto de Alejandría afirmaba que las bibliotecas crean “capacidad entre los ciudadanos con la promoción de la alfabetización informacional y dando apoyo y formación en el uso eficaz de los recursos de información, incluidas las tecnologías de la información y comunicación. Esto resulta especialmente crítico para la promoción de la agenda para el desarrollo, porque los recursos humanos son fundamentales para el progreso económico”. Y quizás por eso en el Plan de Acción aprobado en la Cumbre Mundial para la Sociedad de la Información (CMSI 2005) de Túnez se comprometía “el apoyo a las instituciones educativas, científicas y culturales, con inclusión de 

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bibliotecas, archivos y museos (…) para promover la educación, la investigación y la innovación (…) y en particular el apoyo a las bibliotecas en su función de servicio público que suministra acceso libre y equitativo a la información y mejora la alfabetización en materia de las TIC y la conectividad de la comunidad, sobre todo en las comunidades poco atendidas” .

Todos estos acontecimientos de Alejandría muestran que, por fin, tanto la UNESCO como la IFLA han aceptado el reto de liderar de forma conjunta los desarrollos de una agenda internacional de la ALFIN, con vistas a su promoción y expansión en todos los países y con una acusada inclinación hacia la práctica, puesto que los profesionales de muchos países, sobre todo los que están fuera de entornos educativos formales, piden directrices claras y modelos de programas y contenidos que puedan servirles de punto de partida fiable para sus propias iniciativas. 

Al ver IFLA estos problemas no como una cuestión únicamente de la Sección de ALFIN, sino algo transversal a todas las secciones y unidades, impulsó una coordinación al máximo nivel organizativo, capaz también de crear alianzas estratégicas de largo alcance con UNESCO, OCDE y otras agencias internacionales, para la expansión y promoción de la Agenda para la alfabetización a lo largo de la vida. Para esta coordinación, la Junta de Gobierno de IFLA estableció en 2004 un Comité Presidencial, que ha marcado las líneas prioritarias de actuación, y los organismos públicos o privados con los que asociarse y colaborar para afrontarlas, llegando a estas recomendaciones en su Informe Final (IFLA, 2006): 

Promover y aumentar el nivel de concienciación sobre la ALFIN entre o Autoridades nacionales, regionales y locales, agentes sociales, 

comunidades y público en general o Instituciones y entidades responsables de la agenda educativa en un 

determinado entorno o Recursos humanos de todo tipo implicados en logros formativos de la 

población  Promover y aumentar los niveles de colaboración y coordinación de 

actuaciones por parte de todos para una utilización más eficaz de los recursos, con especial énfasis en la colaboración de las bibliotecas públicas con las escolares y universitarias. 

Elaborar un mapa y marco de la alfabetización continua, con identificación de diferentes alfabetizaciones y descripción de niveles de responsabilidad en su oferta para distintos tipos de bibliotecas 

Establecer evidencias y medidas de impacto con las que las bibliotecas puedan demostrar su contribución al logro de competencias entre la población 

Acompañar las campañas de promoción de la ALFIN entre el personal de las bibliotecas con programas de formación de formadores y con la inclusión de la ALFIN en los planes de estudio de las Escuelas de Biblioteconomía y en las actividades de desarrollo profesional de colegios y asociaciones profesionales 

Desarrollar un modelo de currículo y plan de estudios adaptable a circunstancias locales 

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Elaborar un instrumento de acreditación de programas ALFIN y de evaluación de sus resultados 

Concentrar esfuerzos en hallar soluciones aceptables para el problema de la valoración y certificación de los resultados individuales, especialmente en contextos de educación no formal e informal como las bibliotecas públicas o el mundo laboral. 

Establecimiento de una Fundación o Foro Internacional IFLA/UNESCO y otros socios para encargarse de estas y otras prioridades, en coherencia con la inclusión de la ALFIN (UNESCO 2005) como aspecto prioritario en su programa "Information for all". 

Conclusiones

En este trabajo hemos justificado la importancia de la ALFIN para la ciudadanía de nuestra época, y de la más genérica alfabetización continua, que abarca la básica, la ALFIN y la digital, y su dominio a lo largo y ancho de la vida. También hemos argumentado que, por su alcance, debe ser resultado global de todas las actuaciones públicas en medios educativos formales y no formales, siendo necesaria la planificación y ejecución coordinada y en colaboración de todas las instituciones y profesiones implicadas en la formación en competencias básicas de los ciudadanos.

Se requiere un apoyo específico de todas las administraciones a las bibliotecas públicas, pero sobre todo a las municipales ubicadas en zonas donde se dan los mayores niveles o riesgo de exclusión social. Las bibliotecas públicas son un instrumento eficaz para la integración, el aprendizaje y la creación de capital social, pero sólo en tanto puedan realizar adecuadamente actividades como la formación en ALFIN, que incrementan la capacidad de participación ciudadana, la cohesión comunitaria y el desarrollo personal y social gracias al aprendizaje. 

Para la materialización teórica y práctica de la ALFIN en nuestro entorno es conveniente crear algún tipo de asociación formal de profesionales (no solo bibliotecarios) con experiencia en planteamientos y práctica de ALFIN; realizar análisis de situación; y desarrollar foros locales, autonómicos y estatales que fomenten la participación y la puesta en común de las buenas prácticas y conecten con las iniciativas internacionales, como la red europea ENIL y otras organizaciones internacionales como la Alianza Internacional, IFLA y UNESCO.

También es necesaria una mayor difusión de la ALFIN, por lo que sería conveniente una campaña conjunta de concienciación y diseminación entre autoridades locales, regionales y nacionales, líderes sociales, medios de comunicación y otras profesiones implicadas en la facilitación del aprendizaje a lo largo de la vida. El Seminario de Toledo debe ser el punto de arranque que articule la agenda teórica y práctica en España, a través del establecimiento de foros locales, provinciales, autonómicos y nacionales y el lanzamiento de una declaración básica de principios que sea objeto de una difusión muy amplia.

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Notas

Versión actualizada de una revisión del tema escrita para la publicación impresa Anuari Bibliodoc, del Col'legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya.

(1) A pesar de que los países del Este de Europa -como la Federación Rusa, que tiene sus propios e interesantes planteamientos sobre la “cultura de la información”- no estén representados (Gendina 2005).

(2) La Sección de ALFIN de la IFLA (http://www.ifla.org/VII/s42/index.htm) ha presentado a la UNESCO un proyecto para su desarrollo, el Internacional Information Literacy Resources Directory (http://www.uv.mx/usbi_ver/unesco), pero consideramos que, dada la magnitud de la empresa, sería más eficaz una red de páginas interconectadas por países, por regiones o incluso por áreas funcionales. 

(3) Así, el Manifiesto (IFLA, 1994) señala entre los fines de la biblioteca el de “prestar apoyo a la educación, tanto individual como autodidacta, así como a la educación formal en todos los niveles”, y las Pautas recogen entre sus puntos: 1.3.1: (...) La biblioteca pública debería (…) colaborar en los procesos de aprendizaje escolar y extraescolar. Asimismo, debería ayudar al usuario a utilizar esas fuentes de aprendizaje de manera eficaz y ofrecer instalaciones para que pueda estudiar. (...) La biblioteca pública también debe apoyar activamente las campañas de alfabetización, elemento fundamental de la educación y el conocimiento y de la utilización de las bibliotecas y los servicios informativos. 3.4.5. Educación y Formación a lo largo de toda la vida. La biblioteca pública respalda la educación y formación a lo largo de toda la vida, colaborando con escuelas y otras instituciones educativas para ayudar a los estudiantes de todas las edades... De igual modo debe actuar respaldando las campañas de alfabetización y de adquisiciones básicas para la vida cotidiana... La propagación del aprendizaje a distancia está influyendo en las bibliotecas públicas. (…) Las bibliotecas públicas desempeñan un papel cada vez más importante en la red educativa y deben facilitar espacio y acceso a los instrumentos necesarios para satisfacer esta demanda. 3.4.11. Promoción de la lectura y alfabetización. La biblioteca pública debe prestar apoyo a actividades gracias a las cuales las personas puedan hacer el mejor uso posible de las Tecnologías. Debe ayudar a otras instituciones que combaten el analfabetismo y fomentan el conocimiento práctico de los medios de comunicación. Es posible lograrlo mediante la promoción de la lectura, el suministro de los materiales adecuados a quienes están escasamente alfabetizados la colaboración con otras organizaciones de la comunidad que luchan contra el analfabetismo... la promoción de la informática y la formación en este campo... la cooperación con los profesores, los padres y otras personas de contacto que ayudan a los nuevos ciudadanos a adquirir las nociones educativas básicas que les permitirán desenvolverse en el nuevo contexto. 3.6. Educación de usuarios: La biblioteca debe ayudar a sus usuarios a adquirir la capacidad necesaria para hacer el mejor uso posible de sus recursos y servicios. Los miembros del personal deben actuar como navegadores de información y ayudarles, sea cual sea su edad, a utilizar de la mejor manera las Tecnologías. Asimismo, se deben preparar para formarlos. Como las 

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tecnologías son cada vez más asequibles, el papel de la biblioteca pública a la hora de (…) ayudar a la gente a utilizarlos lo más correctamente posible es de vital importancia.

(4) "(…) Se debería formar a los usuarios y ofrecerles un entorno adecuado en el que puedan usar libremente y de forma confidencial las fuentes de información y servicios que hayan escogido. (…). Los bibliotecarios deberían ofrecer información y recursos a los usuarios de la biblioteca para que aprendan a utilizar Internet y la información electrónica de un modo eficaz. (…) Deberían fomentar y facilitar activamente el acceso responsable de todos sus usuarios a información de calidad de la red, incluidos niños y adolescentes." (IFLA/FAIFE 2002) 

(5) La importancia de la definición de CILIP es que implica la aceptación del concepto "Information Literacy" en un medio profesional como el del Reino Unido, que se había mostrado muy escéptico sobre su conveniencia y utilidad.

(6) De nuevo, la ACRL ha sido pionera en usar las Normas para establecer los objetivos de formación de los programas ALFIN, y en identificar la responsabilidad de su logro por parte de bibliotecarios, profesorado, o de ambos conjuntamente según el caso (ACRL-IS 2001).

(7) Alex Byrne, Presidente de IFLA 2005-2007, ha subrayado la necesidad de superar la dicotomía entre teoría y práctica de la ALFIN precisamente por esa necesidad acuciante de los profesionales de de disponer de instrumentos de ALFIN bien fundados teóricamente pero adaptables y aplicables en diferentes circunstancias locales (Byrne, 2005).

(8) La sistematización de competencias básicas del proyecto DeSeCo ayuda a superar las controversias sobre el significado y alcance de la ALFIN en relación con las demás alfabetizaciones, clarificando la diferencia entre alfabetización digital o en TIC (que se refiere a soportes, canales y equipos), y ALFIN (que se refiere a contenidos, incluyendo los de los medios de comunicación de todo tipo). 

(9) Actividades de este tipo, que integran la formación básica en los tres tipos de alfabetización al mismo tiempo con las necesidades de información más acuciantes, están siendo patrocinadas por la UNESCO y otras agencias de la ONU en sus campañas conjuntas sobre el SIDA en Africa, donde centros de salud, telecentros y bibliotecas se reparten de forma coordinada la responsabilidad en la difusión de la información más esencial (UNESCO 2005) 

(10) Aprobado en la Conferencia Internacional de Oeiras (Portugal) por responsables de bibliotecas de más de 40 países, en el que se destaca el papel de éstas para satisfacer las necesidades de los ciudadanos en la era digital, y que se completa con un Plan de Acción con 10 objetivos a cumplir. 

(11) Versión catalana de este tutorial ALFIN de la biblioteca de la Universidad de Texas en: http://bibliotecnica.upc.es/tilt/intro/internet.htm. Tutoriales de la Universidad de Sevilla en: http://bib.us.es/ayuda_invest/autoformacion.asp. Un tutorial sobre 

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búsqueda de información: http://bib.us.es/Flash/welcome.html, y las “rutas para el explorador”, en http://bib.us.es/ayuda_invest/rutas.asp

(12) Independientemente de que consideramos que el mero uso de la biblioteca conlleva una experiencia que globalmente es educadora, pues proporciona conocimiento, hábitos, vivencias, métodos, modelos… Un ejemplo relevante de esa visión es la práctica del servicio que realizan bibliotecas como la Biblioteca Can Butjosa o promueve el grupo de bibliotecas catalanas asociadas a UNESCO. Sus Jornadas 2005 adoptaron ese enfoque: "La biblioteca educadora: entre el llibre i la lectura" (http://www.unescocat.org/es/quisom/biblio/index.html). 

(13) Remitimos a los trabajos citados de Eva Ortoll, Merce Muntada, Ajo Monzó, Eva Nigorra y otros, accesibles en http://www.cobdc.org/grups/alfincat/documents.html.

(14) El lector podrá hallar evidencias de esto revisando, por ejemplo, los documentos de congresos y actividades de bibliotecas públicas en España recogidas en el portal “Travesía” (http://travesia.mcu.es).

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Documentalistes de Catalunya. Anabad. Foro Biblioteca y Sociedad. Recuperado el 11 de marzo de 2006, de http://www.anabad.org/admin/archivo/docdow.php?id=167 

Webber, S., Johnston, B.(2003). Information literacy: definitions and models. Recuperado el 11 de marzo de 2006, de http://dis.shef.ac.uk/literacy/definitions.htm 

Introducción. El objetivo del trabajo es hacer una revisión de la alfabetizacióninformacional en las bibliotecas públicas. Se describe la alfabetizacióninformacional como una competencia básica de las personas para saber encontrary usar la información adecuada a sus necesidades, independientemente del lugar,soporte o medio utilizado para su transmisión. Se explica las tendenciasinternacionales y locales para la incorporación de este servicio en las bibliotecaspúblicas, y se justifica la importancia de ello por su conexión con el aprendizajedurante toda la vida, que hace de las bibliotecas un recurso fundamental para laeducación no formal e informal de los ciudadanos.Método. Se analiza y describe las publicaciones, modelos conceptuales,proyectos, documentos normativos de asociaciones profesionales y loscontenidos de los encuentros científicos y profesionales sobre alfabetizacióninformacional y biblioteca pública.Análisis. Se hace un estudio comparativo de las distintas teorías y proyectos, yse hace una valoración critica confrontando éstas con su aplicación práctica enlas bibliotecas.Resultados. A partir del análisis se exponen las tendencias en alfabetizacióninformacional y se proponen tareas básicas para una agenda de desarrollo en lasbibliotecas públicas de este servicio.Conclusión. Se propone una agenda común de todas las bibliotecas,instituciones y profesiones involucradas en la adquisición por individuos ycomunidades de las competencias básicas englobadas bajo el concepto de“alfabetización continua”.ResumenAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 1 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007IntroducciónEn este trabajo presentamos un análisis general del estado actual de la alfabetización informacional(en adelante ALFIN) en las bibliotecas públicas, que consideremos oportuno por estas razones:_ Hay una presencia cada vez más importante de la ALFIN no sólo en tesis doctorales opublicaciones (como las citadas en la bibliografía final), sino también en seminarios, cursos deformación y congresos profesionales, así como en planes estratégicos y planes de mejora delas bibliotecas (especialmente universitarias)._ Se empieza a ver los resultados del replanteamiento de roles y servicios en nuestras bibliotecas

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públicas desde hace más de una década y, especialmente, a raíz de los recientes congresos yjornadas que han celebrado, realzándose la función educativa de estas bibliotecas._ En el ámbito internacional se está dando pasos para el establecimiento de una agenda globalque permita a las bibliotecas públicas de cualquier parte del mundo convertirse en verdaderosinstrumentos para la cohesión social, la participación ciudadana y el desarrollo social yeconómico local, gracias a su contribución a la alfabetización y al aprendizaje a lo largo yancho de la vida._ La celebración de los Coloquios sobre ALFIN de Praga (http://www.infolit.org/2003.html) yespecialmente Alejandría (http://www.infolit.org/2005.html), preparatorios del gran CongresoInternacional sobre este tema a celebrar allí en 2008, y en España el Seminario de Toledo(2006), acontecimientos de los que se puede esperar un gran salto adelante en la agendainternacional y española, respectivamente, para la ALFIN y para la alfabetización continua.Para el análisis presentaremos aspectos básicos de:_ La situación de la ALFIN como modelo teórico y como práctica profesional, a partir sobretodo de bibliografía disponible en acceso abierto._ Las tendencias en la reflexión sobre los nuevos roles de las bibliotecas públicas_ Las experiencias, problemas y dificultades de las bibliotecas españolas en relación con laagenda ALFIN, y, especialmente, de las públicas._ Los desarrollos internacionales más relevantes; y_ Algunas prioridades de actuación en España para la promoción de la ALFIN entre los propiosprofesionales y entre autoridades de ámbito local, regional y nacional, instituciones y agentessociales.Para revisar la situación de la ALFIN hay ya una amplia literatura internacional traducida, y tambiénla hay escrita en España y accesible en Internet, de modo que se puede profundizar en la ALFIN pormuchos caminos: acceder a los textos normativos y conceptuales de las asociaciones profesionalesen sus portales en Internet (IFLA, ALA, ANZIIL…), leer síntesis previas (Bawden 2002; Virkus2003, Chevillotte 2005)…Acerca del estado y los problemas de la ALFIN en España hay algunos trabajos anteriores (Gómez y

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Pasadas 2003), así como artículos que recopilan las principales actuaciones de formación enbibliotecas públicas españolas (García Gómez 2001 y 2004), y fuentes de información como el blogALFIN: Recursos e ideas sobre cultura de la información y nuevas alfabetizaciones (anteshttp://alfin.blogspirit.com, ahora en ALFINRED, http://www.alfinred.org), el grupo del Col'legi deBibliotecaris-Documentalistes de CatalunyaALFINCAT(http://www.cobdc.org/grups/alfincat/documents.html) con su lista de distribución, así como la listaALFAINFOR (http://www.rediris.es/list/info/alfainfor.es.html). La traducción de los documentosbásicos se ha publicado en Anales de Documentación (http://www.um.es/fccd/anales) y el Boletín dela Asociación Andaluza de Bibliotecarios (http://aab.es/puboletin.html).CHANGE FONTAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 2 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007Sobre la situación internacional, además de las revisiones citadas, destaca para Europa la obradirigida por Carla Basili (2003) con motivo del establecimiento de la European Network forInformation Literacy (ENIL) (http://www.ceris.cnr.it/Basili/EnIL/index.html) (1). Otras fuentes deactualización son FORMIST informations (el blog francés sobre ALFIN que mantiene S. Chevillotte,en http://blogformist.enssib.fr/ ), el Information Literacy Place (http://dis.shef.ac.uk/literacy/) y elInformation Literacy Weblog de Sheila Webber (http://information-literacy.blogspot.com/). Siguenuna tradición en la que fue pionera Paulette Bernhard, con su portal Formation à la maîtrise del'information (http://mapageweb.u ontreal.ca/lerouxe/AAFD/AAFD.html), continuado por E.Lerouxe. Dada la sobreabundancia de fuentes, una de las conclusiones de la reunión de expertos dePraga en 2003 fue la necesidad de un portal internacional donde se recogieran los principalesrecursos sobre ALFIN de todo el mundo (2).De cualquier modo, las mejores guías de temas para investigar sobre la ALFIN en todos los sectoresson el documento de la ACRL (2005) con la agenda para la investigación sobre instrucciónbibliográfica y ALFIN, complementado con una reciente bibliografía (ACRL-IS 2005), y con lasrecomendaciones de las reuniones de Praga y Alejandría.

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La alfabetización informacional como modelo teóricoLas bibliotecas y sus profesionales han desarrollado en los últimos treinta años un paradigma teóricode la ALFIN que sirve de fundamento para la práctica profesional ante los cambios sociales,económicos y tecnológicos que han afectado al mundo de la información:_ Aumento exponencial del número de publicaciones de todo tipo con la consiguientesobrecarga de información_ Irrupción masiva de las tecnologías de la información y comunicación (TIC en adelante) querequieren un nivel de alfabetización tecnológica_ Tendencia al autoservicio en el consumo de información_ Aumento de la preocupación por las competencias de la población para adaptarse a loscambios y su empleabilidad en contextos económicos en transformación rápida._ Extensión de la filosofía de la calidad, evaluación de resultados y rendición de cuentas en elsector público que obliga a las bibliotecas a demostrar su contribución a las necesidadessociales (Corrall 2003).La justificación de la ALFIN está también presente en los principales documentos normativos de lasbibliotecas públicas, pues tanto el Manifiesto (IFLA/UNESCO, 1994) como las Pautas(IFLA/UNESCO 2001) (3) realzan el compromiso de las bibliotecas con el aprendizaje permanente,del mismo modo que hace el Manifiesto sobre Internet de IFLA/FAIFE (2002) (4), y sus Directricesde desarrollo (IFLA/UNESCO, 2006).La necesidad para las bibliotecas de replantearse radicalmente la misión, metas y objetivos de susservicios ha hecho evolucionar la tradicional instrucción bibliográfica, que solía centrarse en formara los usuarios en el uso adecuado de las instalaciones y equipos de la biblioteca y de sus recursos deinformación impresos. Ello ha llevado a la realización de programas de ALFIN dirigidos a diferentesgrupos, con el fin de que adquieran la competencia necesaria para buscar y utilizar la informaciónmás ajustada a sus necesidades, independientemente de formatos, soportes, canales y ubicación.Consideramos que esta evolución es una adaptación a nuevas circunstancias y exigencias del servicioque ya se venía dando en las bibliotecas, y, por tanto, no ha supuesto la desaparición de lasactividades tradicionales de formación de usuarios. Antes al contrario: un buen programa de ALFIN

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se seguirá basando en un porcentaje nada despreciable de actividades y métodos de formación(visitas guiadas, guías de uso de recursos, asistencia personalizada...) utilizados desde siempre en lasbibliotecas, solo que perfectamente integrados en los nuevos y más amplios objetivos de aprendizaje.Comparada con la instrucción bibliográfica y la formación de usuarios tradicional, la ALFIN soloAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 3 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007implica una mayor y más compleja incardinación de las actividades formativas de la biblioteca en elentorno educativo formal, informal y no formal de la comunidad a la que sirve.Definiciones de alfabetización informacionalLas definiciones y el concepto de ALFIN han sido explicados ya en numerosos trabajos disponiblesen castellano (Benito 2000a y b, Gómez 2000…) y especialmente en la exhaustiva revisión deBawden (2002) publicada en Anales de Documentación, donde se atribuye a Zurkowski el primeruso de la expresión ALFIN en 1974, relacionándolo con el dominio eficaz de la información dentrode un contexto laboral, posiblemente empresarial, y, más específicamente, con la resolución deproblemas: “Pueden considerarse alfabetizadas, competentes en información, las personas que se hanformado en la aplicación de los recursos de información a su trabajo. Han adquirido las técnicas y lasdestrezas necesarias para la utilización de la amplia gama de herramientas documentales, además defuentes primarias, en el planteamiento de soluciones informacionales a sus problemas”.Entre las definiciones clásicas más reconocidas están éstas: En primer lugar, la que adoptó elPresidential Committee on Information Literacy de la ALA (1989) en su informe final: la personaalfabetizada en información reconoce cuándo se necesita información y tiene la capacidad delocalizar, evaluar y utilizar con eficacia la información necesaria. A continuación, la de Webber yJohnston (2003), quienes consideran que la ALFIN “consiste en adoptar una conducta adecuada antelos problemas de la información, con el fin de identificar, a través de cualquier canal o medio, unainformación bien ajustada a las necesidades de información, que desemboque en el uso sabio y éticode la información en la sociedad”.

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También destaca la Declaración de Praga sobre ALFIN (UNESCO/NFIL 2003), fruto de la Reuniónde Expertos convocada en 2003 por la UNESCO y el Foro Nacional de Alfabetización Informacionalde Estados Unidos: “abarca la conciencia de los propios problemas y necesidades de información, yla capacidad de identificar, localizar, evaluar, organizar y crear, utilizar y comunicar con eficacia lainformación para afrontar las cuestiones o problemas que se presenten; constituye un prerrequisitopara la participación efectiva en la Sociedad de la Información, y forma parte del derecho humanobásico al aprendizaje a lo largo de la vida.”Según la definición del Colegio de Bibliotecarios y Profesionales de la Información británico (CILIP2004), pensada para todo tipo de sectores y grupos de población, es “saber cuándo y por quénecesitas información, dónde encontrarla, y cómo valorarla, utilizarla y comunicarla de forma eficazy ética”(5); y para que una persona sea considerada como competente en el manejo de la informacióndebe ser capaz de comprender:_ la necesidad de información_ los recursos disponibles_ cómo encontrar la información_ la necesidad de evaluar los resultados_ cómo trabajar con los resultados y explotarlos_ la ética y la responsabilidad en la utilización_ cómo comunicar y compartir los resultados_ cómo gestionar lo que se ha encontrado.Por último, en la Declaración de Alejandría (UNESCO/NFIL, 2005), se definió la ALFIN en totalconexión con el aprendizaje permanente, como un eje en todas las facetas de la vida, y “faro” de lasociedad de la información:“La alfabetización informacional se encuentra en el corazón mismo del aprendizaje a lo largo de lavida. Capacita a la gente de toda clase y condición para buscar, evaluar, utilizar y crear informacióneficazmente para conseguir sus metas personales, sociales, ocupacionales y educativas. ConstituyeAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 4 of 25implica una mayor y más compleja incardinación de las actividades formativas de la biblioteca en elentorno educativo formal, informal y no formal de la comunidad a la que sirve.Definiciones de alfabetización informacional

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Las definiciones y el concepto de ALFIN han sido explicados ya en numerosos trabajos disponiblesen castellano (Benito 2000a y b, Gómez 2000…) y especialmente en la exhaustiva revisión deBawden (2002) publicada en Anales de Documentación, donde se atribuye a Zurkowski el primeruso de la expresión ALFIN en 1974, relacionándolo con el dominio eficaz de la información dentrode un contexto laboral, posiblemente empresarial, y, más específicamente, con la resolución deproblemas: “Pueden considerarse alfabetizadas, competentes en información, las personas que se hanformado en la aplicación de los recursos de información a su trabajo. Han adquirido las técnicas y lasdestrezas necesarias para la utilización de la amplia gama de herramientas documentales, además defuentes primarias, en el planteamiento de soluciones informacionales a sus problemas”.Entre las definiciones clásicas más reconocidas están éstas: En primer lugar, la que adoptó elPresidential Committee on Information Literacy de la ALA (1989) en su informe final: la personaalfabetizada en información reconoce cuándo se necesita información y tiene la capacidad delocalizar, evaluar y utilizar con eficacia la información necesaria. A continuación, la de Webber yJohnston (2003), quienes consideran que la ALFIN “consiste en adoptar una conducta adecuada antelos problemas de la información, con el fin de identificar, a través de cualquier canal o medio, unainformación bien ajustada a las necesidades de información, que desemboque en el uso sabio y éticode la información en la sociedad”.También destaca la Declaración de Praga sobre ALFIN (UNESCO/NFIL 2003), fruto de la Reuniónde Expertos convocada en 2003 por la UNESCO y el Foro Nacional de Alfabetización Informacionalde Estados Unidos: “abarca la conciencia de los propios problemas y necesidades de información, yla capacidad de identificar, localizar, evaluar, organizar y crear, utilizar y comunicar con eficacia lainformación para afrontar las cuestiones o problemas que se presenten; constituye un prerrequisitopara la participación efectiva en la Sociedad de la Información, y forma parte del derecho humanobásico al aprendizaje a lo largo de la vida.”

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Según la definición del Colegio de Bibliotecarios y Profesionales de la Información británico (CILIP2004), pensada para todo tipo de sectores y grupos de población, es “saber cuándo y por quénecesitas información, dónde encontrarla, y cómo valorarla, utilizarla y comunicarla de forma eficazy ética”(5); y para que una persona sea considerada como competente en el manejo de la informacióndebe ser capaz de comprender:_ la necesidad de información_ los recursos disponibles_ cómo encontrar la información_ la necesidad de evaluar los resultados_ cómo trabajar con los resultados y explotarlos_ la ética y la responsabilidad en la utilización_ cómo comunicar y compartir los resultados_ cómo gestionar lo que se ha encontrado.Por último, en la Declaración de Alejandría (UNESCO/NFIL, 2005), se definió la ALFIN en totalconexión con el aprendizaje permanente, como un eje en todas las facetas de la vida, y “faro” de lasociedad de la información:“La alfabetización informacional se encuentra en el corazón mismo del aprendizaje a lo largo de lavida. Capacita a la gente de toda clase y condición para buscar, evaluar, utilizar y crear informacióneficazmente para conseguir sus metas personales, sociales, ocupacionales y educativas. ConstituyeAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 4 of 25implica una mayor y más compleja incardinación de las actividades formativas de la biblioteca en elentorno educativo formal, informal y no formal de la comunidad a la que sirve.Definiciones de alfabetización informacionalLas definiciones y el concepto de ALFIN han sido explicados ya en numerosos trabajos disponiblesen castellano (Benito 2000a y b, Gómez 2000…) y especialmente en la exhaustiva revisión deBawden (2002) publicada en Anales de Documentación, donde se atribuye a Zurkowski el primeruso de la expresión ALFIN en 1974, relacionándolo con el dominio eficaz de la información dentrode un contexto laboral, posiblemente empresarial, y, más específicamente, con la resolución deproblemas: “Pueden considerarse alfabetizadas, competentes en información, las personas que se hanformado en la aplicación de los recursos de información a su trabajo. Han adquirido las técnicas y las

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destrezas necesarias para la utilización de la amplia gama de herramientas documentales, además defuentes primarias, en el planteamiento de soluciones informacionales a sus problemas”.Entre las definiciones clásicas más reconocidas están éstas: En primer lugar, la que adoptó elPresidential Committee on Information Literacy de la ALA (1989) en su informe final: la personaalfabetizada en información reconoce cuándo se necesita información y tiene la capacidad delocalizar, evaluar y utilizar con eficacia la información necesaria. A continuación, la de Webber yJohnston (2003), quienes consideran que la ALFIN “consiste en adoptar una conducta adecuada antelos problemas de la información, con el fin de identificar, a través de cualquier canal o medio, unainformación bien ajustada a las necesidades de información, que desemboque en el uso sabio y éticode la información en la sociedad”.También destaca la Declaración de Praga sobre ALFIN (UNESCO/NFIL 2003), fruto de la Reuniónde Expertos convocada en 2003 por la UNESCO y el Foro Nacional de Alfabetización Informacionalde Estados Unidos: “abarca la conciencia de los propios problemas y necesidades de información, yla capacidad de identificar, localizar, evaluar, organizar y crear, utilizar y comunicar con eficacia lainformación para afrontar las cuestiones o problemas que se presenten; constituye un prerrequisitopara la participación efectiva en la Sociedad de la Información, y forma parte del derecho humanobásico al aprendizaje a lo largo de la vida.”Según la definición del Colegio de Bibliotecarios y Profesionales de la Información británico (CILIP2004), pensada para todo tipo de sectores y grupos de población, es “saber cuándo y por quénecesitas información, dónde encontrarla, y cómo valorarla, utilizarla y comunicarla de forma eficazy ética”(5); y para que una persona sea considerada como competente en el manejo de la informacióndebe ser capaz de comprender:_ la necesidad de información_ los recursos disponibles_ cómo encontrar la información_ la necesidad de evaluar los resultados_ cómo trabajar con los resultados y explotarlos_ la ética y la responsabilidad en la utilización

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_ cómo comunicar y compartir los resultados_ cómo gestionar lo que se ha encontrado.Por último, en la Declaración de Alejandría (UNESCO/NFIL, 2005), se definió la ALFIN en totalconexión con el aprendizaje permanente, como un eje en todas las facetas de la vida, y “faro” de lasociedad de la información:“La alfabetización informacional se encuentra en el corazón mismo del aprendizaje a lo largo de lavida. Capacita a la gente de toda clase y condición para buscar, evaluar, utilizar y crear informacióneficazmente para conseguir sus metas personales, sociales, ocupacionales y educativas. ConstituyeAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 4 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007un derecho humano básico en el mundo digital y promueve la inclusión social de todas las naciones.El aprendizaje a lo largo de la vida permite que los individuos, las comunidades y las nacionesalcancen sus objetivos y aprovechen las oportunidades que surgen en un entorno global en desarrollopara beneficios compartidos. Ayuda a las personas y a sus instituciones a afrontar los retostecnológicos, económicos y sociales, a remediar las desventajas y a mejorar el bienestar de todos. Laalfabetización informacional:_ incluye las competencias para reconocer las necesidades de información y para localizar,evaluar, aplicar y crear información en contextos sociales y culturales;_ resulta crucial para las ventajas competitivas de individuos, empresas (especialmente laspequeñas y medianas), regiones y naciones;_ ofrece la clave para el acceso, uso y creación eficaz de contenidos en apoyo del desarrolloeconómico, la educación, la salud y los servicios humanos, y de todos los demás aspectos delas sociedades contemporáneas; y con ello ofrece una base vital para conseguir las metas de laDeclaración del Milenio y de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información; y_ se extiende más allá de las meras tecnologías actuales para cubrir el aprendizaje, elpensamiento crítico y las competencias de interpretación por encima de fronterasprofesionales, potenciando a los individuos y comunidades”La evolución de la ALFIN ha ido acompañada de grandes controversias, por dos razones. En el planoteórico, porque la relativa estabilidad y consistencia conceptual de hoy es muy reciente; y, en el

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plano práctico, porque a medida que la ALFIN se amplía a nuevas áreas geográficas y a nuevosámbitos profesionales, hay replanteamientos y aportaciones que pueden llevar a cambios deperspectiva. Owusu-Ansah (2003) afirma que si todavía existe controversia, no es por falta de unabuena definición de ALFIN, sino por la ausencia de líneas claras de actuación y de oportunidadespara llevarlas a cabo. Esto es: ya no existirían incertidumbres conceptuales, sino dificultades deaplicación en contextos muy dispares.Modelos y normas destacadosObviamente, las definiciones forman parte de un conjunto de literatura profesional sobre la ALFINque incluye también los modelos teóricos que sirven de base a las normas y directrices para suaplicación.La ALFIN se fue desarrollando en bibliotecas educativas (tanto escolares como universitarias) y susasociaciones profesionales, y en ese entorno se han formulado modelos descriptivos de lascompetencias informacionales, incluso articulando varios niveles de dominio de éstas según el tipode estudiante y su avance. Sobre bibliotecas escolares, remitimos a Benito Morales (2000) para unadiscusión en profundidad de los modelos teóricos de ALFIN en el ámbito de la enseñanza primaria ysecundaria, sector en el que solo tenemos las normas de la AASL/AECT (1998). Para el mundouniversitario, los modelos más difundidos son Las siete caras de la ALFIN en la Educación Superiorde Bruce (1997, publicada en castellano en 2003), y los siete pilares de la ALFIN de la SociedadBritánica de Bibliotecas Universitarias y Nacionales (SCONUL, 1999). Y en cuanto a Normas,tenemos las de la ACRL/ALA (2000) y las del CAUL (1ª ed, 2000), para bibliotecas universitarias.Estas últimas, en su segunda edición ya bajo responsabilidad del Instituto Australiano y Neozelandéspara la ALFIN (ANZIIL, 2003), están destinadas a toda la población en su conjunto, igual que elproyecto de Normas internacionales elaboradas en la Sección de ALFIN de IFLA, que están en fasede discusión pública (IFLA/INFOLIT SECTION 2006).Todas estas normas se pueden considerar como tales solo en un sentido muy relativo, porque al

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ponerlas en práctica es muy difícil concretar en érminos medibles los objetivos de aprendizaje eindicadores de rendimiento que mencionan. En todo caso, son útiles para la planificar los objetivos ycontenidos de los programas ALFIN en cualquier tipo de biblioteca (6).Alfabetización informacional y biblioteca pública Page 5 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007Actualmente se está tendiendo a superar la excesiva (y casi injustificada conceptualmente)diferenciación entre modelos y normas, a través del denominado Marco para la ALFIN. Ello ha sidogracias a planteamientos como los del Information Literacy Framework and Syllabus, desarrolladoen la Queensland University of Technology (2004), el proyecto Big Blue, desarrollado por lasbibliotecas universitarias de Manchester y Leeds (MMU 2002), y la segunda edición de las normasaustraliano-neozelandesas de ANZIIL, ya citadas.El proyecto Big Blue establece una lista de habilidades y, a partir de ellas, desarrolla un modelo conestas 8 competencias:1. Reconocer la necesidad de información2. Afrontar la necesidad de información3. Obtener la información4. Evaluar críticamente la información5. Adaptar la información6. Organizar la información7. Comunicar la información8. Revisar todo el proceso.A partir de este modelo, e integrando experiencias anteriores, como la de la South Bank University(Godwin 2003) y la propuesta de diferentes niveles de ALFIN del modelo de SCONUL (1999), laManchester Metropolitan University ha preparado un Marco para las competencias en informaciónen el que se detallan los niveles a obtener por los alumnos en los diferentes estadios de su carrera.Por su parte, la biblioteca de la australiana Queensland University of Technology incluye también ensu Marco para la ALFIN unos niveles de progresión.El establecimiento del nivel ALFIN de entrada en la enseñanza superior resulta vital para elestablecimiento de los niveles de salida en la enseñanza secundaria, porque, con ciertos ajustes, estosúltimos equivaldrían al nivel de entrada en la enseñanza superior. Y, además, podría facilitar que se

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definieran unos conocimientos básicos para la población adulta en general, que deberíanprioritariamente por las bibliotecas públicas en sus programas de ALFIN.Finalmente, el Marco para la Alfabetización Informacional en Australia y Nueva Zelanda(ANZIIL,2003) parte de cuatro principios, según los cuales una persona con ALFIN:_ se implica en el aprendizaje independiente mediante la construcción de nuevo significado,comprensión y conocimiento_ obtiene satisfacción y realización personal gracias al uso eficaz de la información_ busca y utiliza la información, individualmente y en grupo, para la toma de decisiones y lasolución de problemas frente a cuestiones personales, profesionales y sociales_ demuestra responsabilidad social gracias al compromiso con el aprendizaje continuo y laparticipación comunitaria.Estos principios enmarcan las seis normas básicas que sirven para identificar que una persona concompetencia informacional:_ reconoce la necesidad de información y determina la naturaleza y nivel de la información quenecesita_ encuentra la información que necesita de manera eficaz y eficiente_ evalúa críticamente la información y el proceso de búsqueda de la misma_ gestiona la información reunida o generada_ aplica la información anterior y la nueva para construir nuevos conceptos o crear nuevasformas de comprensión_ utiliza la información con sensatez y se muestra sensible a las cuestiones culturales, éticas,Alfabetización informacional y biblioteca pública Page 6 of 25El proyecto Big Blue establece una lista de habilidades y, a partir de ellas, desarrolla un modelo conestas 8 competencias:1. Reconocer la necesidad de información2. Afrontar la necesidad de información3. Obtener la información4. Evaluar críticamente la información5. Adaptar la información6. Organizar la información7. Comunicar la información8. Revisar todo el proceso.A partir de este modelo, e integrando experiencias anteriores, como la de la South Bank University(Godwin 2003) y la propuesta de diferentes niveles de ALFIN del modelo de SCONUL (1999), la

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Manchester Metropolitan University ha preparado un Marco para las competencias en informaciónen el que se detallan los niveles a obtener por los alumnos en los diferentes estadios de su carrera.Por su parte, la biblioteca de la australiana Queensland University of Technology incluye también ensu Marco para la ALFIN unos niveles de progresión.El establecimiento del nivel ALFIN de entrada en la enseñanza superior resulta vital para elestablecimiento de los niveles de salida en la enseñanza secundaria, porque, con ciertos ajustes, estosúltimos equivaldrían al nivel de entrada en la enseñanza superior. Y, además, podría facilitar que sedefinieran unos conocimientos básicos para la población adulta en general, que deberíanprioritariamente por las bibliotecas públicas en sus programas de ALFIN.Finalmente, el Marco para la Alfabetización Informacional en Australia y Nueva Zelanda(ANZIIL,2003) parte de cuatro principios, según los cuales una persona con ALFIN:_ se implica en el aprendizaje independiente mediante la construcción de nuevo significado,comprensión y conocimiento_ obtiene satisfacción y realización personal gracias al uso eficaz de la información_ busca y utiliza la información, individualmente y en grupo, para la toma de decisiones y lasolución de problemas frente a cuestiones personales, profesionales y sociales_ demuestra responsabilidad social gracias al compromiso con el aprendizaje continuo y laparticipación comunitaria.Estos principios enmarcan las seis normas básicas que sirven para identificar que una persona concompetencia informacional:_ reconoce la necesidad de información y determina la naturaleza y nivel de la información quenecesita_ encuentra la información que necesita de manera eficaz y eficiente_ evalúa críticamente la información y el proceso de búsqueda de la misma_ gestiona la información reunida o generada_ aplica la información anterior y la nueva para construir nuevos conceptos o crear nuevasformas de comprensión_ utiliza la información con sensatez y se muestra sensible a las cuestiones culturales, éticas,Alfabetización informacional y biblioteca pública Page 6 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007económicas, legales y sociales que implica su uso.

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Esta evolución hacia los &ldquot;marcos&rdquot; y la consideración de diversos grados de ALFINresponde también a las críticas, justificadas en parte, que recibieron las Normas ALFIN para laEducación Superior de la estadounidense asociación de bibliotecarios universitarios (ACRL/ALA2000) tras su aparición, resumidas por Owusu-Ansah (2003) en dos ideas: la pretensión deexhaustividad, por un lado, y en la imposibilidad de su aplicación inmediata y eficaz, tal cual, ensituaciones reales. Sin embargo, la disponibilidad del paradigma de la ALFIN en su estadio actual,incluida la existencia de normas que explicitan los grados óptimos a alcanzar, resulta vital, sobretodo para aquellos entornos profesionales de países de todo el mundo que necesitan iniciar suspropios desarrollos de programas de ALFIN. La razón es que les ofrece puntos de partida y lesaporta claves para establecer metas y objetivos claros, de acuerdo con sus condiciones locales (7).Desarrollo de la alfabetización informacional en la educación formalEl paradigma teórico se ha ido completando en estrecha interacción con la práctica de la ALFIN, ycasi exclusivamente hasta hace poco en el ámbito de la educación formal, ya sea primaria,secundaria o, sobre todo, universitaria. La razón es que aquí es donde resulta más evidente lanecesidad de que los estudiantes adquieran habilidades básicas y capacidad para resolver problemasque requieren un uso complejo de información, a su vez mediado por las TIC introducidasmasivamente en el proceso educativo.En ese sentido, creemos que la historia de la ALFIN es un ejemplo de la mutua influencia einseparabilidad entre el desarrollo teórico y la aplicación práctica. De hecho, a la vez que seformulaban modelos y normas, en multitud de bibliotecas de instituciones educativas de todo tipo seplanificaban actividades de formación por medio de programas de ALFIN, que pueden seguirse ensus sitios web, y que se han recogido de forma estructurada en documentos de ACRL: el quecontiene las directrices para la elaboración de programas de ALFIN (ACRL 2002), el de recopilaciónde mejores prácticas (ACRL 2003), y el que describe los factores críticos de éxito (Town 2003) de

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estos programas. De acuerdo con estos documentos, entre los rasgos más necesarios de un programade ALFIN se incluirían:_ el compromiso de los bibliotecarios y del profesorado con el desarrollo y avance de su propionivel ALFIN, como garantía de que se predica con el ejemplo_ la integración de la ALFIN en el currículo_ el ajuste de los programas por niveles, en función del crecimiento del estudiante a lo largo desus ciclos de aprendizaje_ la colaboración entre profesorado, bibliotecarios y otro personal de otras unidades para laenseñanza_ la identificación de competencias genéricas y específicas a adquirir para disciplinas,profesiones u ocupaciones concretas en función de sus contenidos_ la adaptación a múltiples estilos de aprendizaje y de enseñanza (materiales de aprendizajeimpresos y en línea)_ la formación a partir de los conocimientos reales del estudiante (determinación de niveles deentrada, intermedios y de salida)_ el reconocimiento de las diferencias de estilos de aprendizaje y de enseñanza mediante uso delas más diversas técnicas de valoración de resultados_ un enfoque sobre el rendimiento, la adquisición de conocimientos y la valoración de lasactitudes del estudiante.La introducción de la alfabetización informacional en lasbibliotecas públicasAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 7 of 25La alfabetización informacional en las políticas educativas y socialesComo se puede observar, algunos de los rasgos que acabamos de citar son de difícil encaje enentornos de educación no formal e informal, como las bibliotecas públicas y otros servicios deinformación de organizaciones o empresas. Por eso, aunque la agenda de la ALFIN en el contexto dela educación formal sigue teniendo problemas y prioridades específicas, una serie de cambiosocurridos en la última década ha obligado a planteamientos cada vez más unitarios (que nouniformes), de los problemas de la ALFIN, para su extensión y aplicación en cualquier biblioteca, encoherencia con las necesidades generales de la sociedad. Esos factores para la extensión de la ALFINson:

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_ La importancia creciente que se da al aprendizaje a lo largo de la vida en la sociedad actual,que se refleja en los documentos de organismos como UNESCO, OCDE o Comisión Europea,obliga a asumir un rol activo a todas las bibliotecas (al margen de su clasificación funcional),en la oferta de oportunidades de formación y aprendizaje del más diverso tipo a suspoblaciones (Gómez Hernández y Licea 2005; MLA 2004)._ Otra necesidad fundamental de la sociedad en estos primeros años del nuevo milenio, con laque han de conectar las bibliotecas, es la de fomentar la participación democrática y lainclusión social, entendida como el esfuerzo constante de búsqueda de los mecanismos deinserción de los grupos en riesgo de exclusión. Ello también resalta la relevancia de losservicios educativos y de formación de capacidades personales que las bibliotecas puedendesarrollar. Contrariamente a lo que muchos grupos interesados pretenden hacernos creer, labrecha educativa (más que la meramente tecnológica o digital) es el problema más acuciantepara la sociedad, porque de un buen nivel educativo y de formación en valores dependerá lasalud democrática y participativa, sobre todo ante la diversidad cultural. Sólo el incremento dela educación y su extensión al mayor número posible de ciudadanos de todas las clases podráayudar a la adaptación constante y sin traumas de los ciudadanos a los cambios sociales,económicos y culturales. Todas las bibliotecas deberían reflejar estas prioridades alorganizarse y establecer sus actuaciones._ La necesidad de fomentar la cohesión social en un contexto social multicultural, constituidopor grupos muy heterogéneos. Las bibliotecas generan “capital social” y contribuyen a laintegración de la comunidad ofreciendo espacios de comunicación interracial,intergeneracional e interclasista que ayudan a la convivencia, y entornos de auto-formación ydesarrollo personal y grupal como son las oportunidades de educación informal y no formaldentro de la agenda para el aprendizaje a lo largo de la vida (Goulding 2004)._ Los modelos de gestión actuales, basados en la evaluación de la rentabilidad social de losservicios públicos, obligan a las bibliotecas a acreditar los beneficios de su existencia yfinanciación. En ese sentido la planificación de actividades de ALFIN y la comprobación delas competencias logradas por sus destinatarios, medidos de forma sistemática y homogénea,

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sería un modo de evidenciar el papel de todo tipo de bibliotecas en el logro de resultados muyvalorados socialmente. Y esto es imprescindible teniendo en cuenta el enfoquepredominantemente neoliberal del Estado, y útil ante la competencia desigual con las TIC, quese han convertido en el imaginario social en solución para todo.Consideramos, pues, que la contribución a la agenda social y educativa en general, y los programasde ALFIN, su ejecución y la evidencia de su aprovechamiento, serían elementos fundamentales parademostrar la utilidad social de las bibliotecas, y de su respuesta a las exigencias de la ciudadaníacontemporánea y a los cambios que estamos viviendo. Es el momento de afirmar que ladisponibilidad del paradigma teórico-práctico de la ALFIN, cuando estos cambios comienzan a serinsoslayables, es un logro fundamental de la profesión bibliotecaria, que acredita la contribución quenuestros centros pueden hacer a la sociedad en su conjunto.Ahora bien, se podría objetar que la ALFIN es un servicio que, si acaso, ha tenido un desarrollointerno en determinadas bibliotecas, principalmente educativas, y que no ha transcendido más allá deAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 8 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007las paredes de éstas en países donde seguimos teniendo escasa relevancia para la gran masa deciudadanos. Aunque esto es cierto en parte, y es una de las grandes dificultades para la expansión dela ALFIN, creemos que su progresivo reconocimiento como una de las “competencias básicas” porparte de autoridades (nacionales, regionales y locales), y, por tanto, su inclusión en las políticas dedesarrollo de competencias para la población, tendrá un efecto multiplicador a corto y medio plazo.Por ejemplo, es de esperar que la OCDE, que en su proyecto DeSeCo incluye a la ALFIN como unacompetencia fundamental junto a la alfabetización básica y a la alfabetización tecnológica (Rychenand Salganik 2003), tome medidas para su medición longitudinal en los países adheridos al programaPISA y otros programas de evaluación de las capacidades ciudadanas (Cuevas y Vives 2005) (8).Ello facilitará que se orienten las políticas educativas hacia la formación en ALFIN.Las bibliotecas públicas son particularmente relevantes para ALFIN y la alfabetización continua

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porque ser un contexto donde se puede hacer una formación integrada de todas las habilidadesbásicas descritas por el proyecto DeSeCo. Baste un ejemplo de mucha actualidad: imaginemos unabiblioteca pública en la que una de las prioridades de actuación consistiera en la alfabetizaciónbásica en la lengua de la sociedad de acogida (castellano, catalán…) de mujeres inmigrantes que aúnno la dominaran. El aprendizaje de la lectoescritura se haría por medio de la creación individual o engrupo de materiales propios, en ordenadores a partir de sus experiencias de integración yaclimatación, sus problemas más acuciantes de salud o de empleo, o incluso sus necesidades deinformación básica sobre el funcionamiento de determinados servicios locales vitales para susituación (9).Como se puede ver, todas estas reflexiones pretenden hacer ver que los roles de todo tipo debibliotecas deben ser vistos y vendidos cada vez más como contribución neta a las posibilidades deformación y aprendizaje a lo largo de la vida. Y resulta evidente que es a través de sus programas deALFIN para diferentes segmentos de su población, como cualquier biblioteca va a cumplir con esenuevo papel fundamental y del que debe dar cuenta a la sociedad que la financia.Pero en este punto surge una nueva dificultad, tanto teórica como práctica. Es la que tiene que vercon la exacta delimitación de la ALFIN respecto de otras alfabetizaciones, y también con el rolprincipal o subsidiario que cada tipo de biblioteca debe asumir en relación con las otrasalfabetizaciones, las alfabetizaciones múltiples de las que se habla en la literatura pedagógica. Y esun problema tanto teórico como práctico, y de gran calado, porque tiene que ver con estrategias yprioridades de actuación de cada biblioteca de acuerdo con su peculiar y particular circunstancialocal. En efecto, si una biblioteca pública municipal tiene una población a servir donde el número deanalfabetos es del cincuenta por cien, ¿qué prioridades de actuación tiene que establecer al respecto,de forma que no sea vista inevitablemente la biblioteca como un recurso al servicio de los que mástienen?. ¿Deberá primar sus actividades de alfabetización básica por los más diversos medios, a

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riesgo de reducir sus servicios al segmento de población que ya eran usuarios tradicionales?. ¿Quépolíticas de uso de terminales para acceso a Internet se implantarán y para quién, si, por ejemplo, lapoblación adulta en desempleo, o las personas mayores, que constituyen un segmento importante desu población, no tienen ninguna fluidez en el uso de las tecnologías?Este tipo de preguntas, suscitadas en los medios más dispares, son las que han llevado a reclamar unplanteamiento integral de todas las alfabetizaciones por parte de todas las autoridades y todas lasprofesiones que tienen que ver con facilitar el aprendizaje permanente y para toda la población. Laconciencia de esa necesidad y la oportunidad de reflexionar sobre ella en el foro de la CumbreMundial de la Sociedad de la Información es lo que llevó a la Presidencia de IFLA al lanzamientodel concepto de “alfabetización a lo largo de la vida” (lifelong literacy), que establece unacontinuidad e interdependencia indestructible entre todas las alfabetizaciones que una personanecesita en todas las edades y en todas las circunstancias vitales, y a la conclusión de que lasbibliotecas contribuyen, aunque de diversas formas y niveles, a la provisión de oportunidades paraProblemas y avances recientes de la alfabetizacióninformacionalProblemasConsideramos que los problemas básicos para la agenda de la ALFIN en las bibliotecas públicas, nosolo en España, se articulan en los siguientes ejes:Aspectos generales_ Falta de recursos financieros, personal, locales y equipamientos para afrontar los rolesexigidos por la Declaración de Copenhague o el Manifiesto de Oeiras ya citados._ Escasa conciencia entre las autoridades de todos los niveles sobre la necesidad decoordinación de actividades y esfuerzos con vistas a una gestión eficaz socialmente de losrecursos destinados a actividades de aprendizaje permanente._ La ausencia de la ALFIN en los programas de muchos gobiernos para las cualificacionesprofesionales y las competencias básicas, a pesar de los claros resultados y recomendacionesde proyectos como DeSeCo._ Falta hasta hace poco tiempo de programas de ALFIN diseñados específicamente para cubrir

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las necesidades de las bibliotecas públicas, pocos ejemplos de buenas campañas de promociónentre los propios bibliotecarios y entre las autoridades y agentes sociales.Aspectos relativos a los profesionales y sus concepciones y competencias_ Mayoría de la profesión está todavía al margen de la ALFIN, lo que obliga claramente acampañas de información y promoción específica previas a la promoción entre las autoridades,agentes sociales y público en general_ Necesidad de mayor colaboración entre todos los profesionales dedicados a facilitar laadquisición de competencias básicas por parte de la población_ El empeño de algunos sectores de la profesión en continuar con los problemas de terminologíay de definición de la ALFIN respecto a las demás alfabetizaciones, en detrimento deexperiencias y aplicaciones prácticas y probadamente correctas en beneficio de la población_ Débil formación específica de los profesionales en competencias y habilidades para ayudar ala población en el aprendizaje y en la ALFIN. En concreto, es muy incipiente la reflexiónsobre la necesidad de incluir la ALFIN en el plan de estudios o en las actividades de desarrolloprofesional de los colegios y asociaciones profesionales.Usuarios_ Dificultades para realizar actuaciones específicas para nuevos grupos de usuarios atraídos porla oferta de nuevos servicios como Internet._ La general aceptación acrítica de que Internet ha hecho muy fácil el acceso a toda lainformación, incluso en contra de la evidencia incuestionable de que todavía gran parte de lainformación científica, por ejemplo, no es recuperable por los buscadores y sólo está accesibleAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 13 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007a quien paga la licenciaOrganización y evaluación._ Escaso desarrollo de alianzas entre sectores implicados en la agenda ALFIN y de laalfabetización a lo largo de la vida. En concreto, dificultades de colaboración entre profesores,bibliotecarios y otros facilitadores del aprendizaje en el ámbito universitario; dificultades decolaboración entre bibliotecas públicas y profesorado de enseñanza primaria o secundaria;injustificable ausencia de colaboración entre bibliotecarios de distintos niveles educativos, ycon las bibliotecas públicas o con las bibliotecas de empresas o corporaciones para programas

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de ALFIN en el puesto de trabajo._ Dificultades para la integración de los contenidos de ALFIN en los planes de estudio de losdistintos niveles educativos formales, y a la vez, ausencia de marcos curricularesestandarizados para adaptación y ajuste a necesidades locales, sobre todo en bibliotecaspúblicas y de empresa. En concreto, falta de comprensión clara, por un lado, de la dependenciade la ALFIN respecto del contexto, que incluye especificaciones para diferentes grupos deedad, segmentos educativos, disciplinas académicas, profesiones, características nacionales yregionales… Pero, por el otro, comprensión igualmente clara de que la provisión de laformación y educación en ALFIN requiere niveles de estandarización y homogeneización decontenidos y pruebas, porque, de lo contrario, estaría en riesgo la característica fundamental dela ALFIN como competencia básica: su posibilidad de transferencia._ Pocos instrumentos desarrollados para la valoración y/o certificación de los logrosindividuales en los programas de ALFIN, sobre todo en entornos de educación no formal einformal como las bibliotecas públicas, de empresa..._ Falta de guías de acreditación y evaluación de programas de ALFIN por las agenciasencargadas de la calidad en la educación o en el sector público.AvancesSe podría seguir enumerando problemas y cuestiones todavía por afrontar en la agenda ALFIN, perono se debe tener una sensación negativa ante la magnitud de los retos a afrontar, pues creemos quelos instrumentos están ya más que razonablemente desarrollados, y que ahora se trata de un problemade ampliación de escala, primero entre los propios bibliotecarios, y después entre los demásprofesionales que tienen una responsabilidad educativa, entre las autoridades, los agentes sociales yel público. De todas formas, el paradigma se sigue desarrollando continuamente y hay algunasexperiencias que alientan una visión optimista:1. Sobre el contexto disciplinar de la ALFIN en educación superior, hay que destacar la iniciativaInformation Literacy in the disciplines de la Sección de Instrucción de la ACRL/ALA (2006),donde se recogen normas y directrices de agencias de acreditación de la Educación Superior, yde asociaciones profesionales y programas y artículos, sobre la ALFIN aplicada a disciplinasacadémicas concretas

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2. Acerca de la dificultad de evaluación de resultados y logros individuales, subrayemos lascontribuciones del proyecto SAILS (http://www.projectsails.org) y, sobre todo, del programaICT Literacy Assessment desarrollado por el Educational Testing Service (http://www.ets.org),para la evaluación conjunta de competencias en TICs y en ALFIN en bibliotecas universitariasestadounidenses.3. Pese a la controversia en los medios académicos del Reino Unido sobre la utilidad deprogramas de ALFIN genéricos o con poca dependencia del contexto, la Open University hadesarrollado su programa de ALFIN MOSAIC (http://www.open.ac.uk/mosaic/) que pretendeextender a las demás universidades del Reino Unido, y que incluso se publicita como unaespecie de certificado de ALFIN.4. En conexión con el punto anterior, diversas instituciones escocesas, como el Scottish Libraryand Information Council, ayuntamientos, centros de enseñanza, y la empresa de provisión deAlfabetización informacional y biblioteca pública Page 14 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007aprendizaje Learndirect Scotland, han patrocinado y desarrollado el programa InformationHandling Skills (http://www.slainte.org.uk/infohandling/) un curso interactivo de 23 pequeñosmódulos de aprendizaje de ALFIN más cinco escenarios temáticos (empleo, ocio,investigación, compras y viajes) en los que aplicar los contenidos de los módulos. El programase puede cursar en bibliotecas públicas, centros comunitarios, prisiones, escuelas e institutos,academias de enseñanza, universidades, etc. Y lo más llamativo consiste en que la ScottishQualifications Agency acredita la superación del programa como Cualificación Nacional deNivel Intermedio 2, además de conllevar la certificación automática para la Solución deProblemas como competencia fundamental. Consideramos que es una experiencia pionera queabre caminos.5. En estrecha colaboración con la Biblioteca de Andalucía, el Consorcio Fernando de los Ríospara la Enseñanza Abierta en Andalucía (http://www.aulae.es) ha adquirido los derechos detraducción y adaptación a la realidad andaluza y española del programa antes citado, con el fin

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de ofrecerlo a la población adulta en general a través fundamentalmente del sistema andaluz debibliotecas y como complemento a la oferta que el Consorcio viene haciendo de laAcreditación Europea de Manejo de Ordenadores (ECDL) (http://ecdl.ati.es/ECDLportada.html)6. En cuanto a las competencias profesionales, ya se incluye la de realizar "Formación y accionespedagógicas" en el Euroreferencial en Información y Documentación (ECIA 2004), por lo quedebería pasar al currículum de los estudios de Biblioteconomía y documentación. De hecho,un proyecto europeo Sócrates denominado LIS Education in Europe ha tratado del nuevo plande estudios para la formación de los profesionales ante la convergencia en un Espacio Europeode Educación Superior, teniendo en cuenta la ALFIN como uno de los doce grupos temas dedebate para la elaboración de un currículo europeo (Kajberg, L. y Lørring, L. 2005). EnEspaña, además de estar presente la capacitación en ALFIN en algunas facultadesuniversitarias de Documentación, como las de Murcia, Salamanca o Barcelona (a través deasignaturas con denominaciones muy diversas), también va apareciendo en los planes deformación permanente de los sistemas bibliotecarios de diversas regiones. Por ejemplo, a finesde 2005 impartimos un curso sobre ALFIN a los directores de bibliotecas públicas del estado,por impulso de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, y también aparece enprogramas autonómicos, y SEDIC ha impartido a través de su plataforma de e-learning otroscursos sobre ALFIN como el titulado Alfabetizar en información desde la bibliotecauniversitaria. Diseño de herramientas para el aprendizaje virtual.7. La realización del Seminario de Trabajo Biblioteca, aprendizaje y Ciudadanía, la ALFIN(http://travesia.mcu.es/S_ALFIN/index.html) en la Biblioteca de Castilla-La Mancha,auspiciado por el gobierno regional de esa comunidad y la Subdirección General deCoordinación Bibliotecaria del Ministerio de Cultura, es un paso adelante por ser el primerencuentro para la reflexión sobre los principales problemas de la ALFIN: el consenso teóricosobre el marco y modelo para entender el servicio: los métodos pedagógicos adecuados para larealización de buenas prácticas, las posibilidades de evaluación de las competencias yaprendizajes facilitados, y las políticas para su promoción e implantación. Fruto del mismo se

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puede considerar la Declaración de Toledo (2006) el consenso terminológico, una imagengráfica para este servicio, o ALFINRED (http://www.alfinred.org), un foro para promover laALFIN.

Para IFLA, la ALFIN y la alfabetización continua han pasado a ser la contribución principal de lasbibliotecas a la Sociedad de la Información, y ello ha sido patente en los dos seminarios previos a laCumbre Mundial de la Sociedad de la Información que organizó respectivamente en Ginebra (IFLA2003) y Túnez (IFLA 2005). En el último, el Manifiesto de Alejandría afirmaba que las bibliotecascrean “capacidad entre los ciudadanos con la promoción de la alfabetización informacional y dandoapoyo y formación en el uso eficaz de los recursos de información, incluidas las tecnologías de lainformación y comunicación. Esto resulta especialmente crítico para la promoción de la agenda parael desarrollo, porque los recursos humanos son fundamentales para el progreso económico”. Yquizás por eso en el Plan de Acción aprobado en la Cumbre Mundial para la Sociedad de laInformación (CMSI 2005) de Túnez se comprometía “el apoyo a las instituciones educativas,científicas y culturales, con inclusión de bibliotecas, archivos y museos (…) para promover laeducación, la investigación y la innovación (…) y en particular el apoyo a las bibliotecas en sufunción de servicio público que suministra acceso libre y equitativo a la información y mejora laalfabetización en materia de las TIC y la conectividad de la comunidad, sobre todo en lascomunidades poco atendidas” .Todos estos acontecimientos de Alejandría muestran que, por fin, tanto la UNESCO como la IFLAhan aceptado el reto de liderar de forma conjunta los desarrollos de una agenda internacional de laALFIN, con vistas a su promoción y expansión en todos los países y con una acusada inclinaciónhacia la práctica, puesto que los profesionales de muchos países, sobre todo los que están fuera deentornos educativos formales, piden directrices claras y modelos de programas y contenidos quepuedan servirles de punto de partida fiable para sus propias iniciativas.

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Al ver IFLA estos problemas no como una cuestión únicamente de la Sección de ALFIN, sino algotransversal a todas las secciones y unidades, impulsó una coordinación al máximo nivel organizativo,capaz también de crear alianzas estratégicas de largo alcance con UNESCO, OCDE y otras agenciasinternacionales, para la expansión y promoción de la Agenda para la alfabetización a lo largo de lavida. Para esta coordinación, la Junta de Gobierno de IFLA estableció en 2004 un ComitéPresidencial, que ha marcado las líneas prioritarias de actuación, y los organismos públicos oprivados con los que asociarse y colaborar para afrontarlas, llegando a estas recomendaciones en suInforme Final (IFLA, 2006):_ Promover y aumentar el nivel de concienciación sobre la ALFIN entre_ Autoridades nacionales, regionales y locales, agentes sociales, comunidades y públicoen general_ Instituciones y entidades responsables de la agenda educativa en un determinadoentorno_ Recursos humanos de todo tipo implicados en logros formativos de la población_ Promover y aumentar los niveles de colaboración y coordinación de actuaciones por parte detodos para una utilización más eficaz de los recursos, con especial énfasis en la colaboraciónde las bibliotecas públicas con las escolares y universitarias._ Elaborar un mapa y marco de la alfabetización continua, con identificación de diferentesalfabetizaciones y descripción de niveles de responsabilidad en su oferta para distintos tipos debibliotecas_ Establecer evidencias y medidas de impacto con las que las bibliotecas puedan demostrar sucontribución al logro de competencias entre la población_ Acompañar las campañas de promoción de la ALFIN entre el personal de las bibliotecas conprogramas de formación de formadores y con la inclusión de la ALFIN en los planes deestudio de las Escuelas de Biblioteconomía y en las actividades de desarrollo profesional decolegios y asociaciones profesionales_ Desarrollar un modelo de currículo y plan de estudios adaptable a circunstancias locales_ Elaborar un instrumento de acreditación de programas ALFIN y de evaluación de susresultados_ Concentrar esfuerzos en hallar soluciones aceptables para el problema de la valoración y

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Alfabetización informacional y biblioteca pública Page 16 of 25http://informationr.net/ir/12-3/paper316.html 5/2/2007certificación de los resultados individuales, especialmente en contextos de educación noformal e informal como las bibliotecas públicas o el mundo laboral._ Establecimiento de una Fundación o Foro Internacional IFLA/UNESCO y otros socios paraencargarse de estas y otras prioridades, en coherencia con la inclusión de la ALFIN (UNESCO2005) como aspecto prioritario en su programa "Information for all".ConclusionesEn este trabajo hemos justificado la importancia de la ALFIN para la ciudadanía de nuestra época, yde la más genérica alfabetización continua, que abarca la básica, la ALFIN y la digital, y su dominioa lo largo y ancho de la vida. También hemos argumentado que, por su alcance, debe ser resultadoglobal de todas las actuaciones públicas en medios educativos formales y no formales, siendonecesaria la planificación y ejecución coordinada y en colaboración de todas las instituciones yprofesiones implicadas en la formación en competencias básicas de los ciudadanos.Se requiere un apoyo específico de todas las administraciones a las bibliotecas públicas, pero sobretodo a las municipales ubicadas en zonas donde se dan los mayores niveles o riesgo de exclusiónsocial. Las bibliotecas públicas son un instrumento eficaz para la integración, el aprendizaje y lacreación de capital social, pero sólo en tanto puedan realizar adecuadamente actividades como laformación en ALFIN, que incrementan la capacidad de participación ciudadana, la cohesióncomunitaria y el desarrollo personal y social gracias al aprendizaje.Para la materialización teórica y práctica de la ALFIN en nuestro entorno es conveniente crear algúntipo de asociación formal de profesionales (no solo bibliotecarios) con experiencia en planteamientosy práctica de ALFIN; realizar análisis de situación; y desarrollar foros locales, autonómicos yestatales que fomenten la participación y la puesta en común de las buenas prácticas y conecten conlas iniciativas internacionales, como la red europea ENIL y otras organizaciones internacionalescomo la Alianza Internacional, IFLA y UNESCO.También es necesaria una mayor difusión de la ALFIN, por lo que sería conveniente una campaña

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conjunta de concienciación y diseminación entre autoridades locales, regionales y nacionales, líderessociales, medios de comunicación y otras profesiones implicadas en la facilitación del aprendizaje alo largo de la vida. El Seminario de Toledo debe ser el punto de arranque que articule la agendateórica y práctica en España, a través del establecimiento de foros locales, provinciales, autonómicosy nacionales y el lanzamiento de una declaración básica de principios que sea objeto de una difusiónmuy amplia.NotasVersión actualizada de una revisión del tema escrita para la publicación impresa Anuari Bibliodoc,del Col'legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya.(1) A pesar de que los países del Este de Europa -como la Federación Rusa, que tiene sus propios einteresantes planteamientos sobre la “cultura de la información”- no estén representados (Gendina2005).(2) La Sección de ALFIN de la IFLA (http://www.ifla.org/VII/s42/index.htm) ha presentado a laUNESCO un proyecto para su desarrollo, el Internacional Information Literacy Resources Directory(http://www.uv.mx/usbi_ver/unesco), pero consideramos que, dada la magnitud de la empresa, seríamás eficaz una red de páginas interconectadas por países, por regiones o incluso por áreasfuncionales.Alfabetización informacional y biblioteca pública Page 17 of 25

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