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MANUAL DEL V.M

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Maçonaria

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� �� ������ ��� ��� ������ �� ��� �������GUÍA PARA VENERABLES MAESTROS

���� �������� Oscar de Alfonso Ortega. ���������� � ������ ! "�#$�������� Jorge Ceballos Gran Inspector de Formación y Docencia.%� ������� ! ��&�'��� ����� F.X. Altarriba, Josep Mª Albouy, Luís Alcaina, Eduardo Carbonell, Enrique Cervantes, Guillermo Egea, Javier Escalada, Alberto Gallardo, Honorio Gimeno, José Luís Gómez, José M. Guallar, Jesús Gutierrez Morlote, José M. Hernández, Joseph Llacuna, Enric López Milá, Joan López, José Luís Menoyo, José M. Merello Álvarez, Juan Carlos Ortuño, Miguel A. Paredes, Sabino Pereda, Horst Rietmüeller, Pere Sánchez, Florencio Serrano, Jaume Salinas, Galo Sánchez, Jesús Soriano, Ole Thorson, Manuel Torres, Ramón Vila.

_______________________________________________________________ Gran Logia de España – 05/2012 – 1ª Edición

Gran Vía de les Corts Catalanes, 617. 08017 Barcelona. Tel. 933 025 991 Toda reproducción total o parcial está estrictamente prohibida sin la autorización escrita de Gran Logia de España. La edición y modificación de esta obra está estrictamente reservada a la dirección de la publicación.

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ÍNDICE

- Bienvenida del G.M. - Introducción general - El Venerable Maestro y la ceremonia de Instalación de

Venerables: estudio histórico, evolución. - El oficio de V.M.:

o El V.M. según los Ritos, descripción general y simbolismo � Emplazamiento � Atributos � Herramientas del Maestro Instalado � Decoraciones, insignias y protocolo

o Requisitos, votación y elección como V.M. o Jefatura de la Orden y la veneratura en G.L.E.

� Un jefe de la Orden. � La veneratura en G.L.E.

o Descripción, y función del V.M. Dirección de la Logia � Ejercicio del liderazgo. La autoridad y su

ejercicio � Relación con sus oficiales � Cualidades personales de un V.M. � Condicionamientos � El plan de Logia: un año en el Este, planificación

y desarrollo � Ausencias del V.M. � Preparación y supervisión de las Tenidas � El ritual; pilar básico de la Logia � Visitas a los Hermanos � Faltas, irregularidades, exigencia de

responsabilidades � Gestión de los “efecivos”, aplomaciones � Gestión económica � Beneficencia � Visitar otras Logias y visitantes en Logia � Instrucción: técnicas generales, objetivos � Divulgación externa masónica � Ágapes � Relaciones con otros Cuerpos y Potencias

masónicas.

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- Ritual de Instalación de VV.·.MM.·.

o Leyenda o Elementos fundamentales de la Instalación

- El Pasado Maestro. o Finalización del período de gobierno. Descripción y

función del Pasado Maestro o Cámara de Pasados Maestros o Ex – Venerables

Maestros, Comité de Logia o El Pasado Maestro Inmediato (P.M.I.) o Logias Especializadas, Logias de Maestros Instalados

- Bibliografía

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BIENVENIDA DEL GRAN MAESTRO QQ.·.HH.·. Siempre es motivo de satisfacción que Gran Logia de España vaya articulando y concretando proyectos como esta nueva edición. No obstante, y en este caso, se ha dado un paso más ambicioso y de más largo alcance. Si el fundamento de la actividad formativa se halla en las Logias, la culminación de todo el proceso, y la responsabilidad última de toda la estructura de nuestra Obediencia, se halla en el ejercicio de la responsabilidad de los Maestros Instalados. Esta función, bien definida en nuestra Constitución y Reglamentos Generales, es muy similar a la de otras Obediencias Regulares del mundo. Por ello, es manifiesta la necesidad de que la Obediencia procure una visión clara y definida de cuáles son las funciones, responsabilidades, y obligaciones que asume libremente el Maestro Masón que es elegido por su Logia. Más que privilegios y prebendas, la vía que se abre para el Maestro Instalado es el servicio a la Logia y al bien general de la Obediencia. Y la verdadera razón de ser de su dignidad, es la transmisión eficaz de nuestro depósito iniciático, así como la preservación del cimiento de nuestra Fraternidad. Como Gran Maestro, considero positivo que la elección de las Logias se refuerce con proyectos colectivos de esta naturaleza que aglutinan experiencias diversas, y Maestros de logias diferentes. De esta forma, podremos ir construyendo la identidad de nuestra Obediencia, definir el método con el que trabajamos, ser más eficaces en las funciones de dirección, e ir creando un cuerpo de Maestros Instalados bien formado, motivado en el trabajo, y con ilusión por el futuro de la Gran Logia de España. Sincera y Fraternalmente Oscar de Alfonso Ortega Gran Maestro de la Gran Logia de España

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INTRODUCCIÓN GENERAL

”�� ������� �� ������ � ���� � ��� ����� � ��� ���� � ������������ ������� �� � ��� ���� ��� ������ ��� �� � � ��������� ���� � �� �� ���� �� � � � ���� ������ �� ��� � ��������� � ��� ��� ����� ��� ������ ��� ������ � �� �� �� �� ������� �� ������� H.·. Johann Wolfgang Goeth

Habiendo comenzado a poner algunas piedras de ángulo, parecía necesario abrir una reflexión sobre la alta función y responsabilidad de un Venerable Maestro; la cima o pináculo que corona el edificio de una Logia. Este manual, siendo parte de los proyectos de formación y docencia de G.L.E., constituye un material de apoyo para Venerables Maestros, y orientaciones para aquellos que ocuparán este oficio en un corto plazo. Una Logia constituye una singular micro sociedad, compuesta de una gran diversidad. Ejercer el gobierno de una Logia es el mayor honor y responsabilidad que la Orden y la Logia conceden a un hermano. Por ello, el Maestro de una Logia se halla en la obligación y la necesidad de hallarse preparado, ser eficaz, inspirar confianza, además de dirigirla con prudencia y honestidad. Cada Logia es diferente y cada Maestro de Logia único, así que estas indicaciones únicamente pretenden reflejar lineamientos generales, sugerencias, algunas experiencias, que deberán ser tomados en consideración y adaptados según el caso. Con la instalación del V.M. y la investidura de sus oficiales, comienza un trabajo masónico que abarca todo un año. El honor y la reputación de la Logia dependen de su habilidad en dirigir todos los asuntos. ¿Nos hemos preparado para ejercer este servicio? En años venideros cuando únicamente quede la memoria y el legado de los actos, ¿qué habrá en la mente de nuestros hermanos?, ¿habremos dejado en mejor estado la Logia que recibimos, o habrá sido un año a olvidar? Las organizaciones, grandes y pequeñas, públicas y privadas, y en especial las de carácter fraternal, operan satisfactoriamente solo si prestan atención a las necesidades, y a las aspiraciones concernientes a sus miembros. Si los miembros de una Logia encuentran unos trabajos deficientes, dejadez, inoperancia, falta de dirección, ignorancia de los principios, falta de claridad, de comunicación, e incluso unos intereses

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profanos más que masónicos, ¿podemos achacar esto a la propia naturaleza y elementos de la francmasonería?, ¿podemos culparles porque la desidia, la desesperanza, y la desazón se apodere de los miembros hasta su baja definitiva? Si al cabo de unos años de ejercer oficios en su Logia, un Maestro masón se encuentra en la coyuntura de aceptar la veneratura de una Logia, debería replantearse cuál es la razón por la que debería dirigir los trabajos de una Logia, las verdaderas motivaciones que impulsan su disponibilidad y voluntad, y las consecuencias que podrían acarrear sus acciones. No en todos brilla por igual ese “espíritu” que habita en la comprensión y la transmisión de nuestro ����, y que ilumina el corazón del masón. De igual modo, un Venerable Maestro recién instalado debería preguntarse inmediatamente: ¿qué servicio puedo hacer a mi Logia y a mis hermanos?, ¿cómo daré un mejor futuro a mi Logia? Y no caer en los peligros que ya le acosaron como Maestro masón: la ignorancia, el fanatismo, y la ambición. Esta última, extremadamente perjudicial, cuando el V.M. confunde su vanidad, su criterio, y sus intereses personales con los de su Logia; o se sirve de la masonería y de su Logia para fines ilícitos y profanos. En tal caso, verdaderamente le sería aplicable lo que ya dijo Federico el Grande: ���� ���� �� ��� �� � ������ � � ��� � ������� �� ����� No debemos olvidar que son los hombres los que hacen a las organizaciones. Si estos son corruptos, innobles, ignorantes, o incapaces, ninguna institución firme y estable podrá elevarse. Podrán hacerse guías, manuales, planes organizativos, pero si las Logias no eligen debidamente a sus Venerables, y las Obediencias no clarifican la función de estos dirigentes de la Orden, poco podrá hacerse. Que el G.A.D.U. ilumine nuestro discernimiento y nos permita la perfecta colocación de esta nueva piedra extraída de la cantera para la coronación de edificio.

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EL VENERABLE MAESTRO Y LA CEREMONIA DE INSTALACIÓN DE VENERABLES: ESTUDIO HISTÓRICO Y EVOLUCIÓN

La totalidad de las Constituciones y Reglamentos han insistido en que la francmasonería está basada en los tres grados fundamentales de Aprendiz, Compañero y Maestro; una estructura no siempre idéntica, donde la propia fijación de los grados fue realizada de forma progresiva. Desde un nudo fundamental originado en algún punto, formado por la palabra, el toque, y el signo, que no podía ser cambiado, elementos más sofisticados como la leyenda del grado serían fijados posteriormente. No deja de ser paradójico por tanto, el valor

específico que se ha otorgado a la condición de ������� �������, y a su especial y antigua asociación con el Arco Real. No en vano, se dice que el ������� ������� posee la plenitud del secreto de los maestros constructores. Y su propia instalación secreta llegó a convertirse en un uso extremadamente importante en la masonería inglesa. La implantación de este uso comenzó en el siglo XVIII, pero no alcanzaría su desarrollo formal hasta comienzos del siglo XIX, cuando comenzó a extenderse hacia la práctica totalidad de Obediencias regulares.

* La francmasonería deriva de las corporaciones profesionales. En la organización gremial del Medievo las obligaciones, los privilegios, los métodos, los útiles, las marcas, y los conocimientos del oficio eran considerados como patrimonio profesional. Su manejo y conocimiento constituían “secretos” que se transmitían bajo juramento y que eran gestionados por el Maestro de la Logia, quien admitía en el taller a

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aquellos aptos para ejercer el oficio. Los derechos de Maestros y Compañeros diferían según las épocas y la ubicación geográfica. En los inicios del año mil, algunas corporaciones se hallaban bajo régimen feudal, y presididas por un “Venerable Hermano” de una Orden religiosa –Cluny, Cister-, lo que daba al Maestro una cierta “autorictas” derivada de su profesión de fe. Este hecho, ha servido también para asimilar la instalación del Maestro de Logia con el de ciertos prelados religiosos al ser “instalados” en sus cátedras, y para incentivar la imaginación, al ver en la instalación de Maestres rastros de instituciones más antiguas y caballerescas como la Orden de la Jarretera, donde sus caballeros son igualmente “instalados”. El Maestro de la Logia gestionaba la producción, la administración, el conocimiento, la propia práctica del arte, e incluso sus fundamentos morales. Representaba al oficio ante todo el organismo social, y sus obligaciones comprendían dirigir e integrar a la corporación en el tejido ideológico de su entorno. Sus conocimientos eran amplios y complejos, y abarcaban desde la ciencia de la geometría, de los números, los cánones, las artes liberales, hasta nociones de agrimensura, geología, carpintería, etc. La secularización de las corporaciones creó condiciones muy diversas en el establecimiento de logias, y de los Maestros que las presidían. La maestría constituía en la inmensa mayoría de países un privilegio, y la obtención de esta dignidad, socialmente muy reconocida, estaba sometida a condiciones pecuniarias onerosas. Para adquirirla era preciso dar sólidas muestras de habilidad e instrucción en el oficio. No es de extrañar que el número de sus titulares fuera limitado, a veces incluso adquiriendo derechos hereditarios. Al Compañero, que ya estaba en posesión de ciertos secretos y privilegios que le permitían trabajar y hacerse reconocer como miembro del oficio en los distintos talleres, podía serle conferido el rango de Maestro tras haber trabajado en diferentes obras, y haber producido una obra maestra que debía ser juzgada por el resto de Maestros del oficio. En posesión de este rango reconocido, el Maestro estaba autorizado a formar su propio taller, emplear a otros Aprendices y Compañeros y gestionar las “marcas de cantería”, u optar por dirigir a un equipo dentro de una obra mayor –como una catedral- y estar a su vez bajo la autoridad del Maestro-Arquitecto. Ya en esta época, los estatutos de distintos países muestran una gran variedad de denominaciones y asimilaciones para referirse a los Aprendices, los Compañeros, y los Maestros de logia. Si la

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distinción entre Aprendices y Compañeros o Maestros es más evidente, la diferencia entre los Compañeros y los Maestros está lejos de ser general. Además, la organización del oficio contaba, junto al trabajo corporativo de logia, de una estructura asociativa: la Fraternidad (Brotherhood o Fellowship), que estaba presidida a su vez por un Maestro, y que podía recibir, al menos como miembros honorarios, a caballeros ajenos a la profesión. Antiguas Constituciones y Reglamentos nos informan de esta normativa que era común a los talleres. Si en Francia la evolución gremial derivó a que los Maestros terminaran por retirarse de las Fraternidades, que tuvieron su propia evolución de manos de los Compañeros ��������������, en Gran Bretaña estas Fraternidades constituyeron uno de los antecedentes de la francmasonería moderna, al constituir realmente un lazo entre talleres de la misma profesión.

* Al margen de imaginaciones y fantasías, los indicios documentales que han llegado hasta nosotros establecen que la mutación en los rituales y grados, tuvo lugar en la masonería operativa de Gran Bretaña; extendiéndose con enorme rapidez a través de la recién creada francmasonería moderna por todo el continente. La codificación de los grados es realmente oscura. Sobre todo en lo que se refiere a la aparición del tercer grado, que presenta aspectos distintos según la línea evolutiva de cada rama de los antiguos rituales. En apariencia, la francmasonería no conoció más que dos grados que adoptaron denominaciones diferentes según la variedad geográfica: Aprendiz, y Compañero o Maestro masón. Sin embargo, algunos autores masónicos han insistido en distintos sistemas de grados que se habrían diluyendo y perdiéndose con el tiempo

1.

A pesar de no conocerse ningún manuscrito en que se mencione de forma explícita una estructura de tres grados antes de 1710

2, las Constituciones

1 Clemens Stretton expone en sus escritos un sistema de 7 grados, con 3 Grandes Maestros, y la existencia de ceremonias que podrían haber inspirado algunas de las actuales, a la vez que otras decaían o se refugiaban en diversas Órdenes y Cuerpos masónicos. 2 El esquema de tres grados aparece en: manuscrito Trinity College de Dublín; manuscrito de Edimburgo; manuscrito Sloane; manuscrito Dumfries. En 1498 el benedictino Walafrid Strabon menciona a Hiram como Maestro por excelencia. Sin

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han recogido desde épocas pasadas la existencia de un “Maestro de la Logia”, quien tenía potestad sobre otros oficiales o Compañeros y demás Aprendices. Estas primeras referencias posteriores a 1717, únicamente nos informan de Aprendices, Compañeros, y de un Maestro de la Logia, único portador de este título de carácter “patrimonial” y del oficio

3.

En Escocia, los procesos y estatutos que nos han llegado desde el siglo XV

4

informan de que Maestro y Compañero eran términos prácticamente equivalentes. Siendo la elevación a esta “maestría” una ceremonia muy sencilla. Los registros de algunas antiguas Logias inglesas

5 , establecen

como genéricos y casi sinónimos “Compañero” y “Hermano”, denominaciones que aparecen en las Constituciones de 1723. La mayoría de las fuentes y reglamentos dan a entender que el ritual de recepción formaba un todo invisible, y que probablemente solo trataba de un solo grado donde se daba “palabra del Masón”, la leyenda del oficio, los reglamentos de la Cofradía, y se realizaba el juramento. Sin embargo, no está claro cuales eran los procedimientos para hacer valer los secretos y privilegios tanto de oficiales y Compañeros, como de los Maestros de Logia. Existen débiles alusiones a partes reservadas a otros grados, pero ha quedado bajo silencio si la Logia tenía otras minutas, o realizaba reuniones sin la presencia de Aprendices o Compañeros. A finales del siglo XVI y principios del XVII, Escocia e Inglaterra autorizan el ingreso de miembros honorarios en número notable. En Warrington –logia de Elías Ashmole- son mayoría, y en 1670 la logia Aberdeen instala en la

embargo, la leyenda de Hiram es poco conocida en los documentos masónicos que han llegado hasta nosotros. El “Regius” y el “Cooke” no mencionan a Hiram ni al Templo de Salomón. Sin embargo, si lo hacen el “Tew” y el “Iñigo Jones” (1680). Seis años después de la fundación de la Gran Logia de Londres el documento irlandés “Trinity College” (1711), encabezado por una triple “Tau”, presenta un catecismo de preguntas y respuestas emparentadas con los manuscritos de Edimburgo, Sloane y Dumfries, conteniendo signos y palabras para el Aprendiz, el Compañero y el Maestro, y reconociendo secretos específicos para cada grado. 3 Las Constituciones de 1723 dicen: “En los tiempos antiguos, ningún Hermano, por hábil que fuese en el oficio, era llamado Maestro Masón antes de haber sido elegido

para la dirección de una Logia”. 4 Logia de Santa María en Edimburgo (1475), Logia de Kilwinning, Glasgow (1620), Scoon and Perth (1658), Aberdeen (1670), Melrose (1674), Dumblane (1675), Dumfries (1687), Estatutos Shaw (1598). 5 York (1705), Alnwick (1701), Swalwell, Londres (1620).

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cátedra de Maestro de la Logia a un profesor. Estos miembros “aceptados” son recibidos directamente como ���������� (Fellows), eximiéndoles del período de aprendizaje de siete años. Los rituales comienzan a adaptarse a estas nuevas situaciones. La Logia de Mason´s Hall (����� �, formada únicamente por profesionales que llevaban el nombre de “masones aceptados”, no era idéntica a la Compañía de Masones de Londres. Compartían sus finanzas. Pero en esta logia, a cuyo origen dice remontarse la prestigiosa logia � �������� de Londres, algunos Maestros de la Compañía eran incluso posteriormente promovidos en la ������ � a Compañero. Hecho que sugiere la existencia de diferencias en los rituales, y un extremo que Anderson invierte, al informar en sus Constituciones de que para lograr una franquicia –una Logia- de la Compañía era preciso haber sido “instalado” en alguna logia de ���� �� ������ � �������. En cualquier caso, al parecer podrían haber existido varias logias en esta misma situación y con el mismo estatus de “aceptados”. Por lo que algunos rituales de 1723 elaborados para estas logias mixtas de “operativos” y “aceptados”, ya contienen en la ceremonia de Compañero una “parte del Maestro” con palabras y secretos propios. La progresiva rotación del Maestro de la Logia, y de nuevos usos en la Fraternidad para los miembros “aceptados”, fue creando un grupo de Maestros, no necesariamente provenientes del oficio, que mantuvieron ciertas prerrogativas en el gobierno de la Fraternidad al agruparse las Logias en Obediencias. Su condición y derechos en la francmasonería de ����� �� paralelos pero en cierta forma dependientes de la “Compañía de Masones de Londres”, mantendría una estrecha y compleja relación con la propia evolución del grado de Maestro masón. Cuestión que autores como Marcy y Paul Chaveller, en unas afirmaciones bastante gratuitas, llegan a atribuir a la enorme inventiva de Anderson y Desaguliers, al hacerlos responsables del tercer grado y de la propia instalación de Venerables. Las nuevas Constituciones de la Fraternidad de 1723, impulsadas por las cuatro logias fundadoras de la primera ��� �����, consagrarían las prácticas de los “aceptados”, relajando la normativa, los usos, y las obligaciones del “oficio”. El grado de aprendiz fue restablecido, debiendo ser todo candidato mayor de 25 años “su propio maestro”, y consignándose al parecer innovaciones rituales que son denunciadas en el panfleto de 1724, “

��� ��� � ������� �� ���� ���� � ���� �����. La Gran

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Logia, mediante el decreto de 1725, se reserva durante cuatro años la imposición del segundo grado, el de Compañero-Maestro, conservando lo que no había sido restituido al primer grado, y sin añadir ninguna otra leyenda en especial. La “parte del Maestro” probablemente constituyó una sección, o incluso una breve ceremonia que sin tener carácter obligatorio, fue evolucionando paulatinamente. Al no corresponder de forma exclusiva a los antiguos usos de los Maestros de Logia, tampoco sería transmitida únicamente entre éstos. Podemos constatar que en el período que va desde 1717 a 1750 tenemos elementos de diversa interpretación. Los historiadores tienden a reconocer que el término de Maestro designaba una función antes de ser también aplicado a un grado –el de Maestro Masón-. El primer trazo de la ceremonia de instalación de Maestros se encuentra en las Constituciones de Anderson de 1723, en el anexo correspondiente a las Regulaciones de Payne de 1721 ������� �� ������� ��� ��� � ������� Está claro que el Maestro de la Logia era elegido entre los Compañeros. El Diputado del Gran Maestro le enunciaba las obligaciones, y el Gran Maestro le exhortaba diciendo: �� ������� � �� ����������� ���� �� ��� ������� ����� �� ��� �� ������� A la sumisión del Candidato, el Gran Maestro “�� �� ���� �� ����� ��������� ����� ���� � � ���� ���� � �������� �� �� �������”, le presentará las Constituciones, el Libro de la Logia, y los instrumentos de su oficio, no todos juntos, sino uno después de otro. Al Maestro le era conferida la dignidad de mantener el cimiento de la Hermandad, y de dirigir la Logia mediante unos usos, que eran ya antiguos, pero cuya transmisión oral no había permitido una fijación escrita y reglada. A pesar de estos indicios, se ha creído pensar que esta ceremonia de instalación no devino realmente esotérica, es decir con símbolos específicos y ceremonias con la única presencia de Maestros Instalados, hasta más tarde. Paralelamente a esta expansión de la francmasonería moderna, se produjo una enorme difusión de “Exposures” o “Divulgaciones”. Estos eran libros completamente desautorizados que exponían todos los detalles de los rituales masónicos a todo aquel que los comprara. Fueron tan populares que conocieron varias reediciones, muchas de las cuales fueron adquiridas por los propios masones que no podían recordar todos los elementos que

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eran requeridos, y a los que las lecturas les resultaban demasiado largas y complejas. ������� ������, de Samuel Pritchard, es el primer escrito detallado que tenemos del trabajo en el tercer grado, y de como la leyenda hirámica es practicada hasta hoy. Además, el texto contiene una referencia a la “parte del Maestro”, la cual presumiblemente estaba integrada en el trabajo del tercer grado. La leyenda de Hiram, probablemente difundida desde Irlanda, venía a completar el desarrollo doctrinal de la francmasonería. Pese a la aparente satisfacción de los Hermanos con la estructura de dos grados, la práctica de un tercer grado fue extendiéndose paulatinamente por un número cada vez mayor de Logias. Quedó plasmada en las Constituciones de 1738, y en 1760 ya estaba definitivamente fijada. No obstante, ser Compañero ya era un muy respetable estatus, heredado de las antiguas logias de “aceptados”, y le estaban permitidos todos los privilegios que podían esperar, incluyendo ser el Maestro de la Logia y ser nominado a los oficios de Gran Logia. Muchas Logias no podían -y no querían- conferir o practicar el tercer grado simplemente porque no tenían un conocimiento práctico de este trabajo. Con lo que el número de miembros que fueron adquiriendo el tercer grado ciertamente no era suficiente para posibilitar a una Logia el conferirlo a otros. Podría ser factible que las Logias especiales de Maestros comenzaran a existir, como un trabajo específico de una Logia existente, y compuestas de experimentados Maestros cuya función era conferir el tercer grado a miembros cualificados. Aunque no están claras las evidencias de esto. Tras su aparición en 1733, y registradas cada año en el listado de Logias, desaparecen desde 1739 tras la edición de las Constituciones de Anderson de 1738. Posiblemente una década antes de la adopción de la leyenda hirámica como un grado separado, muchas Logias estaban dispuestas a ejecutar su propia versión de las ceremonias de tercer grado, y quizás de algunas formas de “instalación”. De ahí la necesidad de una Logia separada de Maestros. La aparición tardía del grado de Maestro, pudiera ser en tales casos, considerada como una cualificación suficiente para ocupar la silla. Las dos ceremonias, la del 3º grado, como la de instalación del Maestro de la Logia, podrían entonces haber sido empleadas y haber subsistido en cierta forma en un número creciente de Logias, donde se practicó de forma oficiosa y por propia iniciativa, mientras en otras caía en desuso.

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Las controversias en la propia Gran Logia nacida en 1717, y la fuerte oposición proveniente de Irlanda, Escocia, York, influyeron en que algunas de estas prácticas fueran codificadas en la nueva edición de las Constituciones de Anderson de 1738. Los masones denominados “Maestros” lo serían por haber sido “recibidos” en el grado, por sus méritos, constituyendo los miembros cualificados para realizar los oficios de Logia, incluyendo el de Vigilante y Maestro de la Logia, y por ende ejercer el gobierno de la Orden. Un determinado número de personajes influyentes en el mundo profano, burgueses con fortuna, todos ellos masones no operativos sino aceptados, habiéndose convertido en patronos de sus Logias por su rango, fueron asumiendo un rol predominante hasta que las Logias, aplicando más abiertamente estas regulaciones, comenzaron a elegir a sus Venerables. Cuando la Gran Logia de Irlanda y la Gran Logia de Escocia fueron establecidas unos años después de la Gran Logia de Inglaterra, tomaron las Regulaciones de Anderson de 1723 incorporándoles su propio trabajo. Este trabajo volvió ya escrito hacia Inglaterra por los “Antiguos”, quienes establecieron su propia Gran Logia en 1753. Los “Antiguos”, bajo el liderazgo de Lawrence Dermott, sostenían adherirse a un antiguo sistema libre de toda innovación que preservaba las antiguas prácticas. Calificaron a la primera Gran Logia como “Modernos” o innovadores, y sin embargo consiguieron extender e implantar unos usos que fijarían de forma determinante la futura Gran Logia Unida de Inglaterra. La primera aparición relevante en la historia masónica de la ceremonia esotérica de instalación, se produjo en algún momento de este cisma. La Gran Logia de Irlanda posiblemente ya practicaba una ceremonia de instalación a principios de 1730. Pero los “Antiguos” llegaron a declarar esta ceremonia de instalación como una de las condiciones para ser exaltado al Arco Real, ya considerado como un 4º grado conferido únicamente a Maestros de Logia. Por tanto, la ausencia de una ceremonia esotérica de “Instalación” y del grado del Arco Real, llegó a formar parte de las reivindicaciones que los “Antiguos” dirigían a los “Modernos”, relacionándolas con la ruptura de la tradición masónica. Las dos famosas “Divulgaciones” del momento, “

����� ������� ����” (1760) –más cercana a los “Antiguos”-, y “ ���� ��� ����” (1762) –

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próxima a los “Modernos”- presentaban secciones donde figuraban elementos de las ceremonias de instalación. ����� ������� ���� expresa que la instalación se realiza en presencia de todos los Hermanos de la Logia, incluidos aprendices, pero no exactamente que la vieran o les resultara inteligible. Por lo tanto, podría ser posible que durante la ceremonia hubiera momentos donde se comunicaran discretamente elementos como signos, toques o palabras. El primer autor realmente serio, y reconocido masónicamente, fue William Preston. La primera edición de “

������������ �� �����������” en 1772, muestra usos y ceremonias casi idénticos a los de hoy en día, y una ceremonia de Instalación con una forma más definida. Quedaron así fijados algunos usos: ������ ��� ���� ������� ����� ����� ��������� �� ����� ������������ ������������ Con el desarrollo de la ceremonia, se fue juzgando indispensable que se retirarán todos los Hermanos salvo los Maestros Instalados. Esta exclusión de Hermanos no instalados de la Logia se entendió necesaria para que quedaran a cubierto ciertos secretos que debían ser dados solo al Maestro de la Logia, y a Hermanos debidamente cualificados. El proceso de dar los secretos de un Maestro tras la instalación creció además bajo la influencia de comentadores como Preston, que fueron convirtiendo el Maestro de la Logia en prácticamente un cuarto grado. Si bien reglamentariamente, no llegó jamás más que a constituir una distinción y una transición entre Vigilante y Maestro de la Logia. La reaparición en 1750 de las Logias de Maestros en los registros de Logias es un hecho hasta 1813. Sus trabajos continuarán ininterrumpidamente e incrementando su número hasta 1813. Y muy posiblemente los trabajos de Arco Real han influido en ello. Sabemos que sobre 1750, pese a las objeciones de la primera Gran Logia, las sesiones del Arco Real comenzaron a celebrarse en Logias simbólicas, tanto como en Capítulos especiales separados. Cuando la Gran Logia de los “Antiguos” fue formada, incorporaron el Arco Real casi como un cuarto grado en la estructura de la francmasonería. Este hecho situaba a los Hermanos de la Gran Logia de los “Modernos” en un dilema. Su propia Gran Logia rehusaba reconocer o tener conocimiento de nada más allá de los tres grados de la francmasonería mientras sus oponentes, los “Antiguos”, los practicaban libremente. Así pues, el principio del restablecimiento de las Logias de Maestros en 1750, sobre todo de los “Modernos”, quizás fue la forma de

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practicar el Arco Real fuera de la normativa de la propia Gran Logia, y el lugar donde podían encontrarse abiertamente en un marco de trabajo formal. Pero esto no explica por qué continuaron más allá de 1766, año en que fue constituido el Supremo Gran Capítulo, y Capítulos individuales de Arco Real. Posiblemente la necesidad de estas Logias de Maestros también respondiera a la práctica de unos grados comprendidos entre los tres grados simbólicos y el Arco Real. Teoría no obstante muy discutida. En cualquier caso todas las Logias de Maestros cesaron su actividad antes de la Unión en diciembre de 1813, mientras en las Órdenes colaterales continuaron siendo practicados estos grados sin impedimento. En Bristol concretamente, hacía finales del XVIII, aparece establecido un ritual al uso para que el nuevo Maestro abandonara la Logia, fuera a una antecámara donde se constituía un Cónclave de Maestros Instalados, y tenía lugar la ejecución de un ritual. Si el ritual ya era realizado de esta forma particular, posiblemente se debiera a que se practicaban diversas ceremonias y se requería la condición de Maestro Instalado para obtener el Arco Real. Para facilitar el incremento del número de masones del Arco Real, ordinariamente los Hermanos eran pasados por la “silla”, una condición conocida como “Maestro virtual”, quedando de esa forma cualificados para ser admitidos. Esta ceremonia que temporalmente instalaba a un Hermano como Maestro de la Logia, podría haber sido la ceremonia usada en las Logias de Maestros hasta el tiempo de la Unión. Sería más tardíamente, en los años 1820, en Inglaterra e Irlanda, donde pudo comenzar a oírse una leyenda en la que entraba en escena un personaje bíblico. Todos estos usos propiciaban que la ceremonia de instalación variara sustancialmente de unas Logias a otras.

* Durante 60 años las dos Grandes Logias convivieron más o menos amistosamente, aunque fue la Gran Logia de los “Modernos” la que recibiría influencias diversas y decisivas. Hacia finales del siglo comenzaron a hacerse esfuerzos para preparar una unión efectiva, lo que requería preparar la transición. Entre los problemas surgidos apareció el cierto abandono de la ceremonia de instalación en las logias de su jurisdicción. En un número notable de Logias los Maestros eran a menudo simplemente elegidos, físicamente situados en la silla con apenas preliminares ceremoniales y la lectura de alguna sencilla “Obligación”.

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Además, los usos de los “Modernos”, o quizás la mayor lentitud de su burocracia, más lenta y pasiva, facilitó que los “Antiguos” pudieran introducir e instituir dos importantes medidas: la elección de sus oficiales sobre la base rotativa de un año, y la ceremonia de instalación anual de los mismos. Usos que fueron haciéndose populares y creciendo en influencia entre las logias de los propios “Modernos”. Para distinguir a estos Maestros de Logia de los otros Maestros por grado, se les fue calificando de “Venerables”. Aunque al aplicarse progresivamente a todos los Maestros en Cámara del Medio, algunos Ritos fueron denominando al Maestro de la Logia como “Muy Venerable”, “Respetable”, o incluso “Muy Respetable”. Un poco más de luz se arroja sobre este problema en los años 1809 y 1810 en Inglaterra. El 26 de octubre de 1809 el Príncipe de Gales –más tarde Jorge IV- Gran Maestro de los “Modernos”, va a otorgar una patente a una Logia de Maestros expresamente encargada de buscar y promulgar los antiguos Landmarks del Oficio. Su tarea final comprendía preparar la unión que tendría lugar en 1813 entre las dos grandes Obediencias rivales, y en revelar ciertos usos después de haber reconocido su autenticidad tradicional. En la primera tenida, el 21 de noviembre de 1809, la Logia adopta el nombre bajo el cual entró en la historia: “

����� ������ ��� ���������. El duque de Sussex, que va a suceder en 1813 como Gran Maestro de los “Modernos” a su hermano el Príncipe de Gales, va a devenir poco después en el Gran Maestro de la Gran Logia Unida de Inglaterra, tomando parte de esta Logia, junto a numerosos Grandes Maestros Provinciales. El Hermano Connor, primer Vigilante de la Logia ��������� ���

, que se remonta a la propia fundación y a la que le es atribuida una notable antigüedad, fue nombrado secretario, siendo capaz de exponer con precisión en qué consistían verdaderamente ciertos usos antiguos que su Logia practicaba. Sobre la ceremonia de instalación, ���������

afirmaba comunicar secretos particulares de instalación de Maestro después de 1726, y pasado 1739, un rango privilegiado de Pasado Maestro Inmediato. La Logia especial de Promulgación enuncia una resolución diciendo el 19 de octubre de 1810: ���� � � ������ �� ��������� �� ����� �� �� ����� ����� �� �� �� ���� �� ����� �� �� �� ��� � ���� �� � ��� ���� � Fue resuelto ese mismo día ���� �� !�� ��������� ����� �� �� � �����

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�������� �� ���� ����� ������� � ���� ������ ���������� ���������� �� �������� �� �� ����� �� �� � ��� � ��� ��� ���� �������������� ��� ������� � �� �� ������ ��� ����� ������ �� ���� ��� �� Quince Maestros de la � �� �������� �� ���� ����� asistieron a la tenida siguiente. Solo cuatro eran Maestros Instalados, y tres de ellos pertenecían a la Logia ���������. En la tenida que siguió quedó formado un Consejo de Maestros Instalados: el Muy Venerable Maestro y los otros Maestros de Logia fueron regularmente instalados. A fin de que los otros Venerables Maestros de Londres y sus predecesores pudieran ser instalados en las mismas condiciones de transmisión, el Gran Maestro acepta prolongar dos meses la validez de los poderes de la � ���������� �� ���� �����. Dos convocatorias fueron lanzadas, y todo Hermano que se presentara con un certificado de su Logia atestiguando que había ejercido el oficio de Vigilante, y había sido elegido para el oficio de Maestro de la Logia, fue regularmente instalado; actuando en la ceremonia Maestros Provinciales y el propio Gran Maestro adjunto. La � �� �������� �� ���� ����� cesó sus trabajos, según toda apariencia, el 5 de marzo de 1811. Después de la Unión (1813), una nueva Logia especial fue formada por la elite de los dos Cuerpos masónicos. Tomando el nombre de � �� �� �������������� su misión esencial fue elaborar y enseñar a las Logias ceremonias uniformes para los tres grados que fueran aceptables por todos. Sin embargo una carencia importante apareció manifiesta. Sus trabajos no abarcaron la ceremonia de instalación. En 1827, el duque de Sussex, Gran Maestro, estima que ha llegado el momento de dirigir sus esfuerzos hacia este punto. A tal efecto otorga una Carta patente a un cierto número de Hermanos particularmente bien instruidos, a fin de constituir un Consejo de Maestros Instalados. Este Consejo devino, de una parte para elaborar un ceremonial único que recibiría la aprobación del Gran Maestro, y de otra para instalar a todos los Venerables Maestros que todavía no lo habían sido hasta entonces. Todos los Venerables Maestros y antiguos Maestros de Logia fueron avisados por circular, e invitados a asistir a tres reuniones que tuvieron lugar los días 17, 22 y 28 de diciembre de 1827.

En 1828, este Consejo de Maestros Instalados envía un informe de su misión al Duque de Sussex : ������ ����� �� ���� �� ����������� ��� �� � !����� ����"� ���� ��� ����� ������� #�� ��� �� �����

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��� �� ���� ����� ���� � �� � �� ��� ���� ����� � �������� ��� �������� ��� ����� ��� ��� � ������� ��� ���� ��� � �� ������ ��� ��� �� ������ � ����� �� �������� ��� ��� �� �� �� ������� ��� ���������� � ���� ������ � ������ ���� ������ � �� ��� ������� ��� ��� ��� ��� ������ �� �� ������ ����������� ��� ����� � ��� ����� � �� � �� ���� ���� ! Aparecen particularmente interesantes y de relevancia los nombres de este Consejo de Maestros Instalados: William White, antiguo Gran Secretario de los “Modernos”, 2º Vigilante de la

����� "������ #�����������, Gran Secretario de la Gran Logia Unida de Inglaterra desde 1813 à 1857; William Meyrick, miembro de la Logia �� ���� � desde 1792, primer Vigilante de la Logia de �������������; Thomas Cant, miembro fundador en 1823 de la Logia de Instruction “"���� ���”. Una filiación directa se nos aparece entre la

����� "������ #�����������, donde tomó parte el Duque de Sussex, el Consejo de Maestros Instalados de 1827 y la Logia de Instrucción $"��������%� fundada en 1823. A partir de 1841, la Logia "�������� practica regularmente la ceremonia de instalación, que es esencialmente la misma que la practicada por el Consejo de Maestros Instalados de 1827. Por tanto sería lícito decir que la ceremonia esotérica de instalación del Rito de Emulación no está únicamente ligada a la Gran Logia de los Antiguos de 1753, sino que también está presente en la Logia Especial de

#�����������, la Logia �� ���� � y en cierta medida en alusiones de las Constituciones de Anderson de 1723 y de la Gran Logia de los “Modernos” de 1717. Después de la Unión de 1813, el nuevo cuerpo adopta sobre la cuestión de la dignidad de Maestro Instalado la misma línea con la que conducirá el Arco Real. La doctrina de los “Modernos” de 1717, que estaban oficialmente en contra a todo grado superior al 3º, se mantiene en apariencia. Como el Arco Real, la ceremonia esotérica de instalación fue declarada un complemento de la maestría. La consecuencia será que todos los desarrollos ceremoniales que, en mayor o menor medida, hacían de la dignidad del Maestro Instalado una suerte de 4º grado fueron severamente reprimidos en Inglaterra. A pesar de ello, lo esencial subsistió, y el Consejo de Maestros Instalados asumió este trabajo a un taller desempeñando un grado particular. Fue considerada igualmente necesaria la condición de Maestro Instalado como cualificación para el

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Arco Real, aunque más tarde esta tradición sería perpetuada tan solo para los tres “Principales” de un Capítulo.

*

Las Logias de Maestros posteriores a la Unión de 1813 continuaron su trabajo para conferir la condición de Maestro Instalado, instruir a los Venerables Maestros, y practicar procedimientos rituales. Su condición como Logia especializada fue estandarizándose, si bien se preservó el que las Logias pudieran convocar en su seno Cónclaves de Maestros Instalados a modo de trabajo de Logia especializado. En Irlanda la ceremonia estandarizada fue aceptada muy rápidamente, quizás debido al tipo de trabajos que ya venían desempeñando las Logias. Sin embargo, no parece haber evidencia documental de una ceremonia particular de instalación para el Maestro de una Logia escocesa hasta entrado el siglo XIX. Se cita 1872 como la fecha en que la Gran Logia de Escocia decidió importar la ceremonia inglesa para el oficio escocés, y en que algunos Hermanos fueron autorizados a recibir su Instalación de manos de tres o más Maestros Instalados ingleses o irlandeses según los usos de su país. Posiblemente la difusión de un cierto número de grados hizo conveniente la idea de recibir reglamentariamente una instalación para el Maestro que presidía una Logia. Pero esta concepción fue imponiéndose progresivamente. Algunos autores citan que esta ceremonia fue practicada oficiosamente en algunas logias escocesas y fue deviniendo en el siglo XIX una cualificación indispensable para acceder al Arco Real. Está confirmado por otra parte que el Supremo Capítulo de Arco Real de Escocia acordó, a partir del año 1840, otorgar patentes para formar Logias de Maestros Instalados. De esta forma, la práctica de la instalación obtendría un cierto desarrollo dentro de un ámbito digamos fronterizo en la “regularidad”. En 1858, la Gran Logia de Escocia aprueba finalmente una ceremonia de instalación de la que no tenemos detalles. Aunque la ceremonia de instalación adoptada oficialmente en 1872, será inspirada en la inglesa. La cuestión, no obstante, se complica con la aparición de otros elementos. En 1845 el Gran Capítulo de Escocia da una patente al Capítulo de Arco Real de Namur en Bélgica; los rituales, aun existentes hoy, comprenden un sistema de 4 grados: Maestro Masón de Marca, Pasado Maestro, Muy

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Excelente Maestro y Arco Real. Apareciendo el grado de Pasado Maestro, cualificación necesaria para el de Arco Real, como un contenido que pudo haber existido en la instalación de las logias escocesas. Un trabajo ritual que posiblemente sobrevivió en los Estados Unidos, con la transmisión de un contenido en el “Grado de Pasado Maestro”; grado que ocuparía un rango intermedio entre “Maestro de Marca” y “Muy Excelente Maestro”. En general podría decirse, que si a partir de 1750 existe una Instalación en Inglaterra, que en los años 1820 se enriquece con una leyenda, en Escocia existió paralelamente otra Instalación, con elementos idénticos a la inglesa pero con una leyenda diferente. Una leyenda que en Gran Bretaña y el continente europeo se ha conservado hasta hoy en la instalación de un Venerable de la Marca. Los grados de Compañero-Maestro de la Marca y Arco Real habían sido reconocidos plenamente por la Gran Logia Unida de Inglaterra. Sin entrar en sus posibles reminiscencias operativas, posiblemente algunos de sus contenidos ya se trabajaban en las Logias de Maestros para cualificar a Hermanos, que siendo Maestros masones, debían pasar virtualmente por la “silla”. Al crearse la Gran Logia de Marca de Inglaterra, y desligados algunos grados del anterior sistema, estos necesitaron ser presididos por Venerables Maestros que a su vez transmitieran una instalación secreta. Se optó por la practicada en Escocia, que era desconocida en Inglaterra. La palabra de la instalación de Marca fue la misma que la de Maestro del Oficio hasta que fue cambiada en 1872, añadiéndosele un toque y una leyenda distinta de la de Instalación.

* En todo su conjunto doctrinal, para el grado de Maestro muchas leyendas fueron superpuestas, y ante varias posibilidades y alternativas se escogió una versión, que acabó imponiéndose. Las otras no desaparecieron totalmente, y probablemente subsistieron en los altos grados de la tradición masónica francesa, que evolucionó hacia varios contenidos para el grado de Maestro. Las diferencias rituales acerca de la pérdida o no de la �������, también se vieron acompañadas de otros contenidos para el Maestro, adoptando denominaciones como Maestro Secreto, Maestro Perfecto, Maestro Irlandés, Maestro inglés, y los conocidos “grados escoceses”.

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El problema de las calificaciones para los Venerables se hizo patente a partir de 1740, cuando algunos Maestros denominados ·”escoceses” comenzaron a pretender el privilegio de tomar de pleno derecho el primer mallete de la Logia. Posiblemente alguna filiación de la ceremonia esotérica primitiva utilizada en Irlanda pudo ser conocida en Francia, pero únicamente pudo sobrevivir bajo la forma de un grado independiente. Esta dignidad “escocesa” que Ritos como la Estricta Observancia o el R.E.R. mantuvieron para el acceso a la veneratura, constituiría una cualificación esencial y necesaria superior al grado de Maestro. A pesar de algunos problemas causados por el continente, los desarrollos de las formas implantadas en Francia, herencia de los “Modernos”, no conocieron un amplio desarrollo formal de una ceremonia de instalación. Con la llegada de las influencias de los “Antiguos” al continente, las evidencias de la práctica masónica no parecen haber recogido tampoco de forma sistemática y reglada el carácter esotérico de la ceremonia. El Tejador de Vuillaume (1820) menciona incluso un “grado” de Pasado Maestro, pero advierte de que el grado no es muy conocido. Lo que confirma que la presidencia de la Logia, dentro de las variaciones existentes, y si estas estaban siquiera presentes, no iba más allá de un compromiso solemne, y alguna palabra o toque. Dentro del nivel puramente normativo, en 1773 el Gran Oriente de Francia, adopta algunas reformas en el acceso a la Veneratura de la Logia. Su preocupación por establecer un presidencialismo democrático en los talleres no venía acompañada de una idéntica preocupación por la tradición esotérica del acceso a la “silla”. Pese a las reticencias de ciertas Logias que mantenían el carácter patrimonial del cargo de Venerable, y que se resistían y se aferraban a las tradiciones nobiliarias y hereditarias del oficio, se fija que el Venerable de la Logia sea un Maestro elevado a tal dignidad por la libre voluntad de los miembros de la Logia, y que esta dignidad rotativa “de oficio” tenga carácter anual. La evolución ceremonial de la instalación de Venerables continuará por tanto siendo muy variable en el continente, dependiendo además de los usos de los propios Ritos, y de la orientación doctrinal y “regular” de las propias Obediencias. Las herencias españolas vienen determinadas inicialmente por la presencia puntual de Logias bajo órbita inglesa. El Rito Moderno, ligado a la primera

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Gran Logia, aparecería en la Logia �� ����������. Mientras, algunas logias militares de los “Antiguos” tienen una efímera presencia mientras duran los enfrentamientos entre Inglaterra y Francia. Desde el período napoleónico, y durante los intervalos en que la represión de la masonería no es tan virulenta, la influencia de los usos y doctrinas del Gran Oriente Francés se hacen patentes en las Logias españolas. El Rito Moderno y el Rito Escocés Antiguo y Aceptado conviven, pero van sufriendo modificaciones progresivas en sus rituales, sin que en principio parezca haberse practicado una instalación esotérica para el Maestro de la Logia. La concepción del Venerable Maestro como “��������� del núcleo asociativo, perdurará hasta el exilio del Grande Oriente Español tras la guerra civil española. La ceremonia esotérica de instalación comenzará en nuestro país de una forma clara con la adscripción de las primeras logias en territorio español bajo dependencia de la Gran Logia Nacional Francesa. Un uso que quedó definitivamente establecido con la creación de la Gran Logia de Distrito y de la Gran Logia de España en 1984, y con el pleno reconocimiento de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Hoy en día, la Gran Logia de España practica una ceremonia de instalación en todos los Ritos que trabaja, y ha recogido en su Constitución y Reglamentos los derechos y obligaciones de los Maestros Instalados.

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EL OFICIO DE V.M. El V.M. según los Ritos, descripción general y simbolismo El Venerable Maestro – también denominado “Muy Venerable” en el Rito Francés-, y antiguamente “Maestro de la Logia”, representa a la jefatura ejecutiva de la Logia, ostentando su presidencia y su representación. Hay un solo Maestro de la Logia, por lo tanto es la mayor autoridad que un taller confiere a uno de sus miembros, y el oficio que más debe servir al conjunto de los Hermanos. En la propia Logia, célula iniciática básica de la Obediencia, su figura simbólica, se halla asociada a las alegorías del rey ������� y ��������. El término “Venerable”, proviene del latín ��������, que significa digno de respeto y veneración. Usado desde tiempos antiguos en el vocabulario religioso, durante diversos períodos históricos ha designado a dignatarios eclesiásticos o personas imbuidas del espíritu de santidad. De forma genérica, y concretamente en la francmasonería, el término se ha aplicado a Hermanos que han desempeñado las funciones de Maestro de su Logia. Desde los primeros Reglamentos se ha recomendado a las Logias elegir para la dirección del Taller a Hermanos capaces, que por experiencia, sabiduría, y buen hacer inspiren gran estima y reconocimiento. Es decir, que se les reconozca un cierto grado de “realización” espiritual, o al menos, desprovisto de este sentido originario, que inspiren una cierta autoridad moral. Una vez en el desempeño de esta función, asumidos los numerosos deberes de su alto cargo, y si no ha abusado de los poderes conferidos, el Maestro de Logia asume con honor el título de “Venerable”; una dignidad que deberá desempeñar con rectitud el resto de su vida masónica. Desde un punto de vista simbólico el “Venerable” representa la Estrella de la mañana, que aparece en numerosas tradiciones y mitologías antiguas, e

6 Si Salomón ha recibido directamente la “Sabiduría” del Eterno, y ha sido ungido por la “iniciación Real”, Adonhiram es el Maestro revivido que sigue los planos de Hiram y que por la corrección de su obra es objeto de atención de la Reina de Saba en la leyenda alegórica de la ceremonia de instalación. Con todo, Adonhiram honra al Principio de Sabiduría al ejecutar en el ritual el cuarto Signo accidental o Signo de Saludo de un Maestro de las Artes y las Ciencias.

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intercede entre el Sol [������ y los hombres, asociándose a los procesos simbólicos de muerte y resurrección. Los propios rituales masónicos sitúan al V.M. bajo la influencia del Delta en Oriente, y entre el Sol y la Luna, constituyendo las “luces de la Logia”

7. Esta función simbólica desempeña

las funciones de recepción, acumulación, conservación, adaptación, y difusión, y tiene tanto la finalidad de dirigir la marcha de los trabajos de las tinieblas a la luz [��� � ���� ��, del caos al orden [���� �� �����, así como la capacidad de conferir la iniciación en sus distintos grados. No obstante, como el V.M. no abre los trabajos simbólicos de primer grado al amanecer sino al mediodía, y el sol solo se halla de forma exacta en el Oriente en los equinoccios, se puede encontrar cierta relación del simbolismo solar con el polar. El Segundo Vigilante verifica el eje N-S de la Logia, y el Primer Vigilante el eje E-O; de esta manera, el Mediodía coincide con un descenso desde el centro de la cúpula celeste hacia el centro mismo de la Logia. Queda así instaurado un orden universal, cuyo signo simbólico queda modificado cualitativamente durante la búsqueda nocturna de la Palabra por los Maestros (en 3º grado), que establece la Cámara del Medio como un orden geométrico circular, reflejo de la fundación un “centro” iniciático

8.

El establecimiento de la “luz” en la Logia es representada por el ternario de principios universales: “Sabiduría”, la “Fuerza”, y la “Belleza”. El propio pilar que representa el V.M., la “Sabiduría”, la propia “luz” celeste en la

7 No confundir esta denominación con las Tres Grandes Luces de la Masonería, que son el V.L.S., la Escuadra y el Compás. Sobre el simbolismo específico del Delta, el Sol y la Luna ver Guía de Acogida, G.L.E. 2011. Además, en el contenido de la bibliografía, al final del manual, pueden encontrarse otros simbolismos: cabalísticos (el V.M. como Kether), alquímicos (como Rebis que porta la escuadra y el compás), zodiacales de distinto signo (como Jupiter normalmente), e incluso como prefiguración del propio Cristo en determinados Ritos. Todas ellas expresiones de la idea de “Hombre universal” reconstituido y regenerado, íntimamente ligado con la “Idea Suprema”, y al conjunto Adan-Eva como signo de androginia. 8 A la Cámara del Medio ascienden los Maestros; los trabajos desarrollados allí les confiere una igualdad de plano –todos son Venerables Maestros-, pues la misma Cámara representa al cuaternario inscrito en el círculo, representación propia de la cuadratura del círculo, y de espacio intermedio entre el cielo y la tierra. La apertura de sus trabajos, representa la activación de este “centro” intermedio que se desenvuelve en un plano sutil. La “doctrina del Centro” está relacionada con la Tradición Primordial, que en sus planos de manifestación adquiere la forma de “centros secundarios” más o menos activos, como los que trabajan las sociedades iniciáticas.

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tierra, marca el comienzo. De su ignición, el �����, la Palabra creadora, el orden geométrico, se instaura y expande, uniendo la caverna y la montaña en un conocido orden geométrico

9.

Fig. 1

De igual forma, la unificación de las columnas B.·. y J.·., la llegada al ������ mismo de la Logia –representación del ser interno-, abre al V.M. las posibilidades superiores del arco, la cúpula, la piedra angular situada en el mismo cénit, y la propia Piedra filosofal compuesta del cubo y el piramidión. Como Maestro, que se ha situado entre la Escuadra y el Compás, entre la unión del cuadrado y el círculo, queda situado como intermediario entre lo celeste y lo terrestre. Como

��� ����� �� �� � ��������������� �� ���� �� � ��� ���� �� �� � ��� ��� ��, y desde el cual

��� ����� ��� No en vano, los rituales de Emulación y del R.E.R. referencian a este estado ciertas posibilidades “superiores” descritas en las alusiones bíblicas del Templo:

��� ������ ��� ���� ��� ��� ������ �� �� ������ �� �� �� ����� � �� ��� �� ���� �� �� �� �� ����� �� ��������� ���� ��������� �� �� ��.

*

9 Ver Figura 1. Adán y Eva tienen un valor numérico de 45 y 15 respectivamente. 45 no es solo múltiplo de 9, sino el “triángulo” de 9 o la suma de los 9 primeros números; 15 es “triángulo” de 5, estableciéndose ciertas relaciones entre ambos triángulos. En el denominado “cuadrado mágico” de 9, cada línea, vertical, horizontal o diagonal totaliza 15, de modo que el conjunto está centrado en el número 5, símbolo numeral del microcosmo humano, que podemos ver reflejado en la disposición del hombre regenerado en la Estrella flamígera. La disposición de la caverna y la montaña en la estructura de triángulos, por otro lado conocida en el Arco Real, constituye la proporción y la medida del Ser; desde la manifestación hasta lo absolutamente inmanifestado. Para mayores consideraciones sobre la estructura de triángulos ver René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, Anexo 1, Paidos.

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Durante el mes de septiembre, habitualmente, las Logias se preparan para instalar solemnemente a quienes van a dirigir los trabajos durante un año: al V.M., y al Colegio de Oficiales. Esta tenida, de importante carácter ceremonial, hace objeto al Venerable electo de una instalación únicamente reservada a los antiguos Maestros Instalados, y que se realiza en todos los Ritos practicados en Gran Logia de España. Durante la misma, el V.M. realiza su Obligación solemne libre, voluntariamente, con plena confianza, y totalmente desprovisto de pretensiones ilegítimas. A partir de entonces, su mayor aspiración debe ser adquirir una perfecta maestría de sí mismo, o al menos, la aspiración a ser un modelo de sabiduría, espiritualidad, y fraternidad, posibilitando así la consecución de su proceso iniciático; de ello podrá derivarse sin duda, el pleno ejercicio de los poderes de “trazar” los planos de trabajo de la Logia, “transformar” más eficazmente su Piedra, y ayudar al proceso de pulido de sus Hermanos. Para su funcionamiento, la Logia es gobernada por oficiales con responsabilidades en grado cada vez mayor. Esta estructura hierárquica de funciones, grados, juramentos, establece relaciones entre pares unidos por juramentos y rituales, estando el Venerable Maestro a la cabeza o en el mismo centro de esa red sutil de relaciones que es puesta de relieve en el Colegio de oficiales de una Logia. Según los Ritos y los reglamentos de la Logia, el Venerable puede designar a los oficiales capaces de realizar los trabajos de Logia durante toda la duración del mandato, o nombrar a los que han sido electos por el Taller. El Venerable Maestro, elegido por un año por el conjunto de sus Hermanos, se halla asistido por un Primer Vigilante, que vela sobre la columna del Mediodía, y de un Segundo Vigilante que se encarga de la columna del Norte. Juntos constituyen el gobierno efectivo de la Logia, y las luces del taller, por lo tanto la delegación de autoridad del primer mallete hacia el segundo y el tercer mallete, constituye un perfecto equilibrio ternario. De la coordinación de estas “luces” resultará un provechosa armonía en el ejercicio efectivo de la autoridad en Logia, que podrá seguir estratificándose hacia el resto de oficiales

10.

10 Stretton y Carr nos refieren sobre la masonería operativa que son tres los Maestros que dirigían la Logia. Asumían las funciones simbólicas de Salomón, Hiram de Tiro, e Hiram Abif, formando una dirección coordinada que ha sobrevivido en el Arco Real en los Principales del Capítulo. Los catecismos masónicos han consignado esta función únicamente a nivel de instrucción simbólica.

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Para un V.M., el ejercicio de la autoridad a través de los “poderes” que se le confieren, es todo un reto. Debe usarlos con justicia, rectitud y moderación. De esa manera el gobierno de la Logia se corresponderá a las necesidades simbólicas e iniciáticas del oficio de V.M., y no aparecerá como una farsa con fatuas pretensiones. Porque, es en realidad la Logia, durante su consagración, la que recibe del Gran Maestro el poder y la transmisión de las capacidades necesarias para realizar sus trabajos y recibir masones. El Venerable Maestro asume esta función, no desde su identidad personal, sino en el ejercicio de su oficio; pudiendo ejercerla de forma recurrente cuando la Logia así lo decida. Siendo el signo externo de este “depósito” la Carta Patente, la cual el V.M. debe custodiar, honrar, y traspasar sin mácula a su sucesor. En este punto acerca de la existencia de un carácter “externo” e “interno” del oficio de V.M., se precisan algunas precisiones: ��� �������� ������� ���� �� ����� ��� ���� �� ��� � ��� ������ ���� �� � ������ ��� ��� �������� � �� ����� ��� ������ ���� ����� �� ����� �� ���������� �� �� ������ ������ � �� ����� �� �� ������ ��������� ����� � ����� �� ��������� ���� ������ � � ����� �� ������ ���������� � � �� ������ � �� ������ ���������� �� ���� ������ �� ��������� ������� ��� �� �� ������� � ��� ������������� �� �������� ����� ��� � ������� ����������� ����������� �������������� �� ����� �������������� �� ���� �� �� ��������� �� �������� � ����� ������ ������ ����� !� �������� �� ���� ������� ���������������� �����"� ��� ������ ������� ���������� ��� �� ���� ������ �� �� ��� �������� �� ������ ���� �� ��� �� �� ���� �� ���������� ��� �� ��� ������������ � �� �������� � �� � �� ��������� �������� � �������� � �� ������� � ���������� �� �� ����� ����� ���������#�$$

� Emplazamiento La situación del V.M. en Logia corresponde a un lugar fijo en la disposición del templo, y tiene importantes correspondencias simbólicas que podemos añadir a las antes descritas. Desde su mesa, en estrecha relación con el

11 Florencio Serrano: Clave directriz de docencia masónica, 2001.

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Libro de la Ley Sagrada abierto y las Grandes Luces, dirige el momento de adhesión de la Logia al orden universal. Su lugar es siempre en el Este, también llamado el Oriente, donde se sienta en la denominada “Silla” o “Trono de Salomón”

12. Desde tal lugar la luz se

extiende universalmente hacia el resto de los puntos cardinales de la Logia, y es conferida en función del grado en que se trabaje. La entronización es asimilada en cierta forma a la “iniciación Real” y a las alegorías del rey Salomón, fundador del primer templo de Jerusalén; del cual el templo masónico es en cierta manera una reproducción simbólica. La “cátedra” del V.M. permite a su ocupante una visión total del espacio masónico, y ser el centro de toda actividad de la Logia. Por esta razón todo V.M. instalado debe ser consciente que todo gesto y ademán suyo se halla expuesto a la observación de los Hermanos y tiene una notable influencia en su ánimo. El Oriente, según los Ritos y respecto al V.M., presenta también en su forma y en la presencia de algunos elementos (como las gradas, balaustrada,) algunas diferencias. La propia disposición y objetos sobre la mesa del V.M. tiene además importantes variantes: situación del ara, de la escuadra, el compás, el V.L.S., la espada –flamígera o no-, Carta patente, candelabro, menorah. Remitimos en cualquier caso a las instrucciones y disposiciones rituales de cada Rito.

� Atributos del V.M., herramientas. Cuando un V.M. es instalado ocupa el lugar que le es reservado, pero también entra en posesión de los atributos que le confieren la dirección del taller, añadiéndose al resto de herramientas que ha ido recibiendo en cada grado. Como Maestro Instalado de la Logia asume entonces unas herramientas propias (la paleta, el cordel con la plomada y el plano de obras), así como útiles e insignias que varían levemente según los Ritos.

12 En el RER la instalación del V.M. se asimila a la Silla de Cristo, es decir al mismo Trono de Gracia y de la Shekinah. Desde el simbolismo del tercer grado, y el Templo de Salomón, el V.M. se halla muy próximo al Arca, al Sancta Sanctorum, desde donde mana el poder del Altísimo.

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Algunos de estos útiles han quedado presentes en la transmisión ritual al V.M., mientras otros como el compás han transferido su uso como instrumento de gobierno; además de ciertos emblemas de los antiguos maestros de obras que también han perdido significado, como el bastón que indicaba las divisiones y módulos de medida. Comencemos por los atributos generales: Mallete. El Maestro Instalador dice al Venerable de la Logia: “Os hago entrega también de este mazo, emblema del poder temporal que os ayudará a mantener el orden en la Logia”. Y el Venerable, instalando a sus Vigilantes les confía también sendos malletes declarando: “os entrego este mazo, emblema del poder, facultándoos así para ayudarme a hacer reinar el orden en la Logia, en particular al Mediodía y al Norte”. El Venerable, el Primer y el Segundo Vigilantes portan malletes durante las tenidas como símbolo de su autoridad y poder temporal. Suelen estar realizados en boj por su dureza y perdurabilidad, y su uso ritual varía levemente según los Ritos, ostentando no obstante idéntica función: el gobierno de la Logia. Durante los trabajos mantienen la disciplina en los trabajos, el silencio en las columnas, regulan la palabra y ejercen un notable simbolismo acústico en sus golpes rítmicos para las aperturas y cierres en cada grado. Como objeto de poder debe usarse con ponderación, justicia, equidad, sin abuso, ni violencia que pueda perturbar la armonía del ritual. El V.M. , como primer mallete de la Logia, delega autoridad en el segundo (1º Vig.·.) y tercer mallete (2º Vig.·.), pero conserva la potestad de ejercer un magisterio tanto del cuerpo físico de la Logia como del espiritual, el cual, existe gracias a la unión de los Hermanos que la componen. El V.M. en cierta forma, grava con el mallete el trazado “ideológico” para la Logia, o esculpe una forma más perfecta para el mismo. En la mitología son abundantes las referencias al mazo como instrumento de ciertas divinidades celestes, y su uso para hacer luz sobre las potencias de las tinieblas al establecer el orden cósmico. Alegóricamente puede asociarse a Zeus Pater, Iu-piter (padre de los dioses y los hombres) que fulmina a gigantes y titanes, y es equivalente del vajra de las tradiciones orientales, término sánscrito que a su vez designa al rayo, símbolo del principio masculino de la manifestación universal.

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Espada. Recta o flamígera representa el dominio de lo espiritual, el ámbito del Logos universal que debe manifestarse en Logia, y que puede ser irradiado por el V.M. en cualidad del oficio que ocupa. La espada no es por tanto un arma, sino un símbolo de la luz y del fuego creador que tiene el poder de disipar las tinieblas y preservar el orden. De ahí que constituya el centro inmóvil de la rueda del mundo. Su energía regeneradora puede adoptar, en el caso de la espada flamígera, un significado asociado al rayo, al fuego purificador, y a la custodia del lugar sagrado. En los Ritos en que se halla presente, durante las ceremonias -especialmente en las aperturas y cierres y la consagración de candidatos- transmite la “fuerza” o influencia espiritual que vehicula el V.M. Joya. En todos los Ritos la joya del Venerable Maestro es una escuadra que pende del exterior de su ángulo recto. Existen dos variantes: una de brazos iguales, y otra de brazos desiguales en proporción 3-4-5. Estas medidas provienen de un “módulo” geométrico, el “número de oro”, que también se halla en la estructura de la estrella pentagramática, y que utilizaban los maestros de obras en la construcción de los edificios sagrados.

“Observada en sí misma su simbología aparece en muchas tradiciones, y se suele asociar a la medida, la equidad, la ordenación material y la creación por su relación con el cuaternario: los cuatro elementos, los puntos cardinales, las estaciones, las fases de la vida humana. Su simbología, formada por el ángulo recto, principio de toda construcción, y reunión de la vertical y la horizontal, rectifica y ordena la representación terrestre desde el caos. Con la escuadra se traza el cuadrado o bien la cruz, y su trazo se asocia a la figura de la gamma griega (“G”) y a la daleth hebrea. La escuadra es la regulación o “razón” universal en la naturaleza, la representación de sus leyes y proporciones, y por tanto resumen visible de las formas primordiales de la Geometría.

En francmasonería es la joya del Venerable Maestro, porque debe ser el masón más recto y justo de la Logia, su fin debe ser el bien por sí mismo, y su voluntad la de los principios, usos y costumbres de la Orden. Es la síntesis de la plomada (Segundo Vigilante) y del nivel (Primer Vigilante) lo que indica que resume lo activo y lo pasivo, la ascensionalidad purificadora y la realización expansiva. Pero puede decirse que está presente en el signo, la marcha, las baterías, y define a todos los grados de la masonería simbólica como “square masonry” o “masonería de la escuadra”. Ello se debe a que la continua acción del hombre sobre su materia, sobre sí mismo, se representa por la escuadra como símbolo de la

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rectitud moral, la virtud, la moralidad, la honestidad, la justicia. En resumen, la auténtica conciencia de un masón, que todos los antiguos catecismos denominan como “actuar y vivir según la escuadra”.

13 Esta

Escuadra del V.M. construye o verifica el ángulo recto en esa Cámara de Trazo que es el corazón, puerta de todas las moradas interiores del hombre. El mandil del Maestro Instalado. Mantiene las funciones y simbolismos que podemos asociar a los grados precedentes

14. Sus dimensiones, colores,

y diseño, presentan pequeñas variaciones añadidas que indican signos de autoridad en Logia. Al rectángulo, el triángulo, los ribetes azul o rojo, y las borlas metálicas, o las letras B.·. y J.·. según el caso, se suman los Niveles o “Taus” que también se han pretendido ver. Gorro o sombrero. En los Ritos donde está prescrito, el V.M. porta un gorro durante los trabajos, o una parte de los mismos. Este gorro no difiere especialmente del que usan otros Maestros masones en algunos trabajos rituales. Por lo que algunos autores han podido interpretar tanto significados simbólicos, como un protocolo formal entre caballeros. Entre los primeros, destaca la concepción metafísica de que el V.M. trabaja siempre en tercer grado, por lo que debe cubrir su cabeza

15.

*

La transmisión ritual de las herramientas se ha consignado en la sección de esta guía dedicada al ritual de instalación. Indicaremos brevemente no obstante ciertos significados relevantes para el oficio de Venerable Maestro, que vienen a profundizar y culminar las propias herramientas del Maestro masón: La Paleta (o llana). Es otro de los más antiguos atributos de los maestros de obra. Hoy en día ha decaído su presencia en los rituales de los grados simbólicos, pero aun se la presupone asociada al Maestro que dirige a sus

13 Guía de Acogida, sección V “Simbolismo”, 2011, G.L.E. 14 Consultar Guía de Acogida, sección V “Simbolismo”, 2011, G.L.E. 15 En la cabeza se halla uno de los centros vitales del ser humano, el cual corresponde a la recepción y apertura hacia los estados superiores del Ser. El carácter salomónico del tercer grado, hace del V.M. un oficiante hacia lo sagrado y ante el Eterno (El-Elion).

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obreros. Con la paleta se amasa el mortero destinado a la cimentación de las piedras; se maneja la argamasa para extender, reunir, unificar; y sirve para realizar, limpiar y terminar el trabajo. Su forma triangular se asocia también con el rayo, el verbo creador, el ideograma hermético del azufre, con el mismo “señor del trueno”, e incluso a la función de la espada flamígera. Símbolo de la benevolencia, la tolerancia, la fraternidad, la armonía que rige toda construcción ordenada, puede usarse también para rectificaciones y asperezas que vayan emergiendo en la obra construida, y unir perfectamente las piedras añadidas a la sección ya construida. El cordel con la plomada. La plomada, que pende del cordel, verifica la vertical representando el eje cósmico, la actividad celeste. Su acción “magnética” es también el principio activo que impulsa a progresar y crecer. Representa la perfecta elevación de la construcción, de la edificación interior según señala un eje invisible, no por ello menos real, que mantiene en equilibrio la estructura del universo y de todas las cosas que en él se hallan. Si la torre de Babel constituía la edificación que abandona la piedra por el ladrillo y el verdadero sentido de la elevación, el ritual de Cónclave de Maestros Instalados mantiene signos y alegorías de una idea muy distinta: “El Señor entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, Yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel: No le pasaré más”. (Amós 7:8). Toda construcción vertical tiene lugar en la tierra, pero se halla dirigida hacia lo alto entonces. El Maestro verifica la rectitud de la evolución de estas obras como aquel “situado en la cima del pináculo del templo”. Así que la plomada, asociada al cordel que pende del centro de la bóveda celeste, llega hasta el mismo centro de la Logia, expresando su acción universal hacia todos los Hermanos. Por esta actividad, que el V.M. mantiene simbólicamente por el signo, se produce la unión de los polos terrestre y celeste, y se funda el centro del mundo. El plano de obras. Si existe un plan general del Gran Arquitecto, cuyos trazos permanecen misteriosos y únicamente se desvelan parcialmente bajo símbolos y alegorías, el maestro de obras constituye un segundo arquitecto con capacidad para plasmar los planos arquetípicos y traerlos hacia el plano de la manifestación. La Creación y el V.L.S. constituyen la Plancha de trazo del creador. Mientras, el maestro de obras plasma la idea, geométricamente ordenada, en un Tablero de Trazo que en cierta manera corresponde a una de las joyas “inmóviles” de la Logia. Una filiación existe

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pues entre los planos del Gran Arquitecto y la transmisión a David para la ejecución del Templo. El V.M., antes de comenzar a construir realiza los cálculos, las proporciones, los límites, los módulos de medida, determina las cantidades, los materiales, los efectivos, la fuerza, los empujes. Sobre el estudio de este plano los obreros estudian y perfeccionan la obra. Por ello algunos Cuadros de Logia lo representan como un rectángulo que contiene las rejas del alfabeto masónico.

� Decoraciones, insignias, protocolo Si bien el término “decoraciones” se ha hecho habitual en la terminología masónica, quizás sería mucho más apropiado asociar el mandil, los guantes, la joya “móvil”, y el gorro o sombrero -en los Ritos en los que el V.M. los usa- a la idea de útiles de trabajo; aplicando el término insignias para aquellos elementos asociados al propio desarrollo masónico: medallas de la logia, de Pasado Maestro, Arco Real –única insignia de otros Cuerpos permitida en el Simbolismo-. Si en la sección precedente se han comentado funciones y significados, pasaremos ahora a su descripción en el protocolo ritual de G.L.E. Joya del V.M. : Según los Ritos puede ser en bronce dorado o plateado, y con grabados opcionales.

Mandil del Venerable Maestro en los distintos Ritos: El mandil de los Ritos de Emulación, REAA, Rectificado, presenta un rectángulo blanco con bordes rojos o azules, tres Niveles (o Taus) bordados y dos borlas con 7

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pequeñas perlas de color dorado o plateado. En el RF, el mandil porta elementos no muy diferentes de la maestría (hojas de acacia, escuadra y compas) pudiendo añadir algunos otros elementos simbólicos, mientras el de Rito York, presenta una notable sencillez.

Rito Escocés Rectificado Rito Escocés Antiguo y Aceptado

Rito de Emulación Rito Francés

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Rito York

Collar del Venerable Maestro en los distintos Ritos: Empleado por el V.M. en ejercicio sirve además para sostener la joya del Venerable Maestro. El collar puede ser en azul celeste (Rito Emulación) sin más decoración, azul oscuro (York), azul bordado de rojo (REAA) con algunas ramas de acacia y un Delta radiante, o con algún discreto elemento simbólico (RF).

Rito Escocés Antiguo y Aceptado Rito Emulación

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Rito York Rito Escocés Rectificado Joya del Pasado Maestro: Según los Ritos puede ser en bronce dorado o plateado, con grabados opcionales, y pendiendo del interior de su ángulo recto la proposición 2.11 de Euclides enmarcada en un cuadrado.

Banda: En algunos Ritos se contempla que los Maestros porten bandas. En el RF el Maestro de la Logia la lleva, mientras en el REAA, es el Pasado Maestro o Ex – Venerable Maestro quien porta en Logia una banda cruzada con motivos simbólicos de su dignidad, la cual se diferencia de la que portan los Maestros masones.

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Rito Escocés Antiguo y Aceptado Rito Francés Requisitos, votación y elección como V.M. La elección del Venerable Maestro es siempre la decisión más importante de un Taller. Debe ser fruto de un consenso y de voluntades acerca del H.·. más capaz que haya demostrado el suficiente conocimiento sobre los principios de la masonería, honestidad, un carácter ejemplar y de servicio a la Logia, y que pueda inspirar a los miembros de la Logia honorabilidad y responsabilidad para velar por el bien común y de la Logia. De su actuación dependerá la armonía y aprovechamiento de los trabajos. La instalación de Venerables en Gran Logia de España tiene su fundamento en los antiguos usos y costumbres de las Obediencias regulares. Por tanto el acceso a los oficios de Logia obedece a reglas, usos y costumbres contenidos en los propios Reglamentos Generales de la Gran Logia de España, en los Reglamentos internos de las Logias, y los usos de cada Rito. Estas reglas, que varían levemente entre Obediencias regulares, y mucho más ampliamente con otras asociaciones masónicas, tienen que ver con la elegibilidad, modalidades de elección, reemplazo de oficiales vacantes, e instalación del Colegio de oficiales. Para postular al oficio de Venerable Maestro es preciso respetar unos requisitos mínimos y tener en cuenta ciertas incompatibilidades:

- Debe haber sido regularmente iniciado, pasado y elevado. - Debe haber ejercido como Maestro masón, y tener al menos 4

años de servicio a la Orden.

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- Debe estar afiliado a una Logia regular en primera afiliación desde al menos 2 años.

- Haber ocupado al menos 3 oficios logiales, además del de Vigilante.

- Haber sido instalado o haber cumplido durante un año como Vigilante de una Logia regular.

- Debe haber sido elegido legalmente por los miembros de su Logia en tenida abierta, de acuerdo con las leyes de la Gran Logia de España, y haber aceptado y asumido el oficio.

- No debe prorrogar su mandato más allá de dos años, salvo dispensa del M.R.G.M.

- No puede ser Venerable Maestro de dos Logias en el mismo ejercicio masónico.

- No puede ejercer de V.M. en una Logia y de Vigilante en otra, salvo dispensa.

- Estar a plomo con el Tesoro de la Logia. - No estar incurso en un procedimiento judicial masónico.

El Venerable Maestro en curso está obligado a poner en marcha el procedimiento de renovación de la veneratura, dando a conocer a la Logia los candidatos elegibles y dispuestos a asumir el oficio. En logias del Rito de Emulación, es habitual realizar una secuencia gradual por la que todos los miembros devienen año tras año a través de todos los oficios hasta la veneratura. Pero también, es frecuente que la votación sea precedida de reuniones preparatorias destinadas tanto a explorar las distintas opciones, como a buscar fórmulas de consenso y de armonía interna. La ascensión a la veneratura no debe verse como un concurso, una “carrera” o una competición entre Hermanos, e incluso “facciones” rivales. A iniciativa del mismo V.M., estas reuniones deben permitir un profundo estudio previo del propio oficio de V.M., como de los otros oficios. Los distintos Ritos y las costumbres de la Logia marcarán que estas sesiones previas puedan tener lugar en la Cámara del Medio, el Comité de Logia, o el Consejo de Familia. Pero en cualquier caso, es del todo deseable que la exposición de puntos de vista sea serena, tolerante, los participantes aborden los temas dejando a un lado los “metales”, y prime el interés general de la Logia y de la Orden. La elección de V.M. se realiza anualmente en el curso de una Tenida de primer o tercer grado según los Ritos, debiendo de asistir el mayor número

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de miembros de la Logia. Cada Rito (Emulación, REAA, RER, RF, York, etc.) presenta ciertas peculiaridades en sus procesos de elección y votación, aunque los Reglamentos Generales especifican que la votación sea en cualquier caso secreta. Las candidaturas a la veneratura son objeto de votación aunque haya un solo candidato, resultando elegido Maestro electo el candidato que ha obtenido una mayoría simple. La ausencia total de candidaturas a la veneratura es un caso absolutamente excepcional que los Reglamentos no contemplan. Un caso tal debería llevar a la Logia a analizar las causas de este abandono y ausencia de responsabilidad. En el caso de la reelección, todo V.M. elegido para su primer mandato, puede al expirar su mandato anual, volver a presentarse como candidato para un segundo mandato. No podrá, tras dos años instalado como Venerable Maestro, realizar otro año más, salvo dispensa del Gran Maestro. Para casos excepcionales como impugnaciones a la votación, no aceptación del oficio, o abandono del mismo, los Reglamentos Generales en su Art. 10, dicen: “En la eventualidad de que la elección sea impugnada por escrito, motivada y firmada por no menos de dos miembros, se someterá a la consideración de la Logia; si esta decide aceptarla por al menos las tres cuartas partes de los miembros presentes, deberá repetirse el proceso de elección. Si se diera la circunstancia de que un Venerable Maestro electo no aceptara su Oficio o, habiéndolo aceptado y ocupado lo abandonara por cualquier causa, el Pasado Maestro Inmediato habrá de convocar una Tenida especial de elecciones para que la Logia elija un nuevo Venerable Maestro, en la forma señalada”. Una vez que se ha realizado la elección de un nuevo V.M., el V.M. saliente es el responsable de que la transmisión entre Venerables sea impecable, tanto a nivel de documentación, secretaría, tesorería, como de la consecución del programa y actuaciones que la logia ha aprobado. Con ello se evitan fácilmente las pérdidas de material, el trabajo desempeñado anteriormente, y un perpetuo "empezar de nuevo" que no es propio de la actividad de transmisión regular que efectúa una Logia masónica.

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Jefatura de la Orden, y la veneratura en G.L.E.

� Un jefe de la Orden “Todo Venerable Maestro electo, antes de ser Instalado o Inducido, deberá prometer solemnemente preservar los Landmarks, así como los Antiguos Usos y Costumbres de la Orden y hacerlos observar y respetar en lo sucesivo”. (Reglamentos Generales, Art. 11, ed. 2004, G.L.E.) Las Obediencias son entidades constituidas como federaciones de Logias, cuyo fin esencial es el gobierno general de la Orden tanto desde un punto de vista administrativo, como iniciático. Las Obediencias que administran a las Logias, tienen la necesidad y la obligación de tener vínculos normalizados y orgánicos con ellas. Contabilizan sus miembros, perciben capitaciones, estructuran acciones de ámbito general, instrucciones sobre símbolos y rituales, convocan a sus representantes a las asambleas anuales, los cónclaves, etc.

16 Pero sin duda, el principal vínculo de poder

efectivo se halla en los Maestros Instalados, y su capacidad para participar y votar en los órganos de gobierno de la Obediencia. Un Maestro instalado es, como dice el ritual, un “jefe de la Orden” tanto en el plano administrativo y estructural, como moral y espiritual. Es el representante cualificado en cada Logia de la propia Orden, y del espíritu tradicional que debe animar todos los trabajos en Logia

17.

16 Las Constituciones de cada Gran Logia han tenido evoluciones a las legislaciones particulares de cada país, pero la mayor parte de su contenido y esencia se ha mantenido. Los usos también han sufrido modificaciones en algunos aspectos. En lo referente a las instalaciones, la Gran Logia de Inglaterra creó las Logias de Maestros Instalados para instalar a los oficiales de una Logia y a esta supervisión asoció la concesión de la Carta Patente. 17 En esta jerarquía de la Orden debemos mencionar también una cierta distinción que menciona el R.H. Florencio Serrano en “Clave directriz de docencia masónica”: “Hay que distinguir siempre entre la Jerarquía derivada del Rito y la Jerarquía

intrínseca y meramente funcional, de toda organización o institucional. A veces

confluyen en un mismo punto, otras van en paralelo, otras se ostenta un solo tipo de

jerarquía y otras veces se confunden. Al mismo tiempo y como consecuencia de un

puesto en esa jerarquía, se debería entender profundamente la distinción entre

“autoritas” y “potestas”.

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En cierta forma es heredero de los antiguos “maestros de obra”, de los usos y la autoridad en el Arte Real que la Orden masónica ha transmitido; un arquitecto, un geómetra que ha escogido una vida elevada en vistas a la visión metafísica de un universo ordenado y en constante proceso de “construcción” y transformación. La Regla de 12 puntos especifica que “la francmasonería es una fraternidad iniciática cuyo fundamento tradicional es la fe en Dios, Gran Arquitecto del Universo”. Esta es la verdadera clave de bóveda, y no hay equívoco posible con un concepto vacío. El masón recibe esta enseñanza a través de todas las palabras sagradas que se le han transmitido. Por tanto, el trabajo del Maestro instalado está siempre dedicado al Gran Arquitecto del Universo. Su acción en Logia se halla orientada hacia la verdadera Luz que esclarece el trabajo de los obreros y da vida a la obra masónica. El Venerable Maestro no es depositario de ninguna “revelación” tal como puede definirse en las religiones. No es un “gurú” que guía los destinos de sus Hermanos. Ni tampoco ha obtenido ningún rango especial en una supuesta jerarquía oculta de la Orden. Sino que únicamente representa la culminación teórica de una maestría en la búsqueda iniciática y de la práctica masónica. El trabajo masónico de construcción, planificación y trazado de los planos de obra es una “técnica” que se aprende durante años. Esta sabiduría “procedimental” se basa en el conocimiento de los fundamentos, un ideal de perfeccionamiento humano, la experiencia acumulada, y cierta ascesis personal que se resumen en el “secreto del corazón”. Es por tanto un Arte; la destreza de planificar el pulido de las piedras, ajustarlas unas con otras con equilibrio, belleza, y un orden arquitectural. Su fin último, el Templo universal de la propia Orden y de toda la humanidad. Si el universo es una construcción, como toda construcción, revela un constructor -el G.A.D.U. -, y a su vez un segundo arquitecto que pone en obra los trazados: el Maestro de obras que dirige los trabajos. Como signo externo de este “Arte”, el Maestro instalado jura proteger y transmitir los “antiguos deberes”, los “landmarks”, y las tradiciones específicas de la Orden esenciales a toda regularidad universal

18. Por su

perfeccionamiento se hace encarnación y vehículo de la Tradición. Por la

18 Ver en Guía de Acogida, sección II, 2011, G.L.E.

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práctica exacta y escrupulosa de los rituales y del simbolismo, accede al conocimiento de las vías espirituales e iniciáticas que nos han sido trazadas. La Tradición que encarna el Maestro Instalado, representa una filiación por transmisión tradicional, ininterrumpida y de carácter hierárquico. Una Tradición viva está necesariamente formada por una cadena ininterrumpida de eslabones que la enlazan hasta el mismo centro de lo primordial. Desde este núcleo, en principio de carácter metafísico, se transmite el influjo espiritual hasta las más variadas formas iniciáticas; las cuales consisten en una sutil Alianza con el Gran Arquitecto. Los depositarios y transmisores de esta filiación son el Gran Maestro y los Maestros Instalados, quienes tienen el poder para consagrar Logias e instalar ritualmente a sus Venerables. Estando obligados a su vez los Venerables, a la transmisión de los elementos formales de la iniciación mediante grados, y a conducir al masón al conocimiento del plan del G.A.D.U. La naturaleza de esta filiación es la que da sentido al influjo espiritual que otorga el carácter de “Orden”, y que reintegra en última instancia las Logias en el seno de la Obediencia. La Alianza del V.M. con el Gran Arquitecto, es la de Dios con Noé que mencionan los antiguos manuscritos masónicos, y cuyo legado se perpetúa en el centro mismo del hombre y del templo interno. La presencia de los artículos de Noé y del nombre “Noaquita” como primer nombre de acuerdo con algunos Old Charges, fueron recogidos en la Constitución de Anderson de 1738, aunque ya existían vestigios simbólicos de los secretos del tercer grado (antes de la aparición de la leyenda de Hiram) en algunos catecismos. En la Constitución de 1738, ellos, “los noaquitas o prosélitos de la puerta y de la justicia”, detentan una misión de conservación y transmisión de la Tradición que podemos asociar sin dificultad a las obligaciones de los Maestros instalados. El Libro de las Constituciones de Anderson (1738) dice al respecto: “un Masón está obligado por su Obligación a observar la Ley Moral, como un verdadero ��������; y si comprende suficientemente el Arte, nunca será un estúpido ateo, ni un libertino irreligioso, ni actuará en contra de su Conciencia”. [..] Pero habiendo sido la masonería fundada en todas las naciones, cada una de religiones diversas, [los masones] hoy solamente están obligados a adherirse a aquella religión sobre la cual todos los

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hombres están de acuerdo (dejando a cada Hermano sus propias opiniones), es decir, ser hombres de bien y de ley, hombres de honor y probidad, sean cuales sean los nombres, religiones o confesiones que les distingan: que todos estén de acuerdo sobre los 3 grandes artículos de Noé, suficientes para preservar el cimiento de la Logia.

19

Un último aspecto que fundamenta la autoridad de los Venerables, es la “Sabiduría” que se presupone de forma ideal han adquirido, y que correspondiendo a un pilar que sostiene y fundamenta la Logia, se relaciona alegóricamente con el propio rey Salomón y San Juan. Sin caer en el exclusivismo religioso, y moviéndonos puramente en el plano universal de la alegoría y el símbolo, puede decirse que la “Sabiduría” preexistente al universo es la propia Geometría, que todo lo creó en número, peso y medida. Identificada como “Divina Presencia” [Shekinah] en las construcciones ordenadas donde reinan la paz y la alegría, fue concedida a Salomón para edificar el Templo, y se halló representada en las Corporaciones medievales de masones bajo la forma alegórica de las vírgenes. Su cualidad veterotestamentaria se perpetuaba al ser confiada

19 Constitución de Anderson (1738): “Hace algo menos de 100 años que los cristianos conocían sólidamente todo lo que eran los preceptos de los noaquitas.

Hoy nada es conocido. [..] Los libros de los hebreos nos hablan a menudo de estos

preceptos, los cuales dicen que nos ayudan a comprender la teología, la ética y la

religión antes de Moisés. Ellos dicen que Dios dio seis preceptos a Adán en el

paraíso terrestre, para él y para toda su posteridad, y que añadió un séptimo a Noé

después del diluvio. Noé dio expresamente estos preceptos a sus hijos, que todas las

naciones del mundo están obligados a obedecer estos mandamientos. [..] I. De los cultos extraños; es decir, prohibición de servir a ídolos y falsos

dioses.

II. De la bendición o maldición en el Santo nombre de Dios: está prohibido

caer en la blasfemia.

III. De la efusión de sangre; está prohibido matar. IV. Es el mandamiento que guarda de la fornicación, el adulterio, el incesto, y

todos los actos ilícitos.

V. Es el mandamiento concerniente a la prohibición de robar.

VI. De los juicios, la forma de los gobiernos políticos y el ejercicio de la justicia contra los violadores de la Ley.

VII. De los miembros de animales vivos. Es la prohibición de comer sangre, o cosas que se hayan matado por desmembramiento. Es el

mandamiento que fue dado por Noé cuando dejó el Arca, como

leemos en Génesis, 9.

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por el mismo Cristo a San Juan, que ejerce el patronazgo espiritual de las Logias de masones hasta el día de hoy.

� La Veneratura en G.L.E.

“Ningún Oficial podrá asumir su Oficio sin haber sido regularmente investido y en particular instalado el Venerable Maestro electo de la Logia”. (Reglamentos Generales, Art. 11, ed. 2004, G.L.E.) “El Venerable Maestro preside la Logia y la representa ante la Gran Logia de España y ante el Muy Respetable Gran Maestro. Ante estas instancias es, asimismo, responsable del cumplimiento de las normas masónicas por los miembros de la Logia y también del mantenimiento de la pureza del Rito en que trabajen. Mantendrá su responsabilidad hasta que otro Venerable Maestro haya sido instalado en su lugar”. (Reglamentos Generales, Art. 8, ed. 2004, G.L.E.) El Venerable Maestro ostenta por tanto el gobierno efectivo de la Logia que le ha elegido durante la duración de su mandato. La Logia es soberana para realizar trabajos masónicos, y con plena capacidad de gestión. No obstante, formando parte la Logia de una Fraternidad iniciática con una Constitución, Reglamentos, Antiguos Deberes, Landmarks, etc., existe una jurisdicción por encima de las Logias que afecta al gobierno general de la Orden: la Obediencia masónica, como antes hemos mencionado, y que en nuestro caso es la Gran Logia de España. El ejercicio de la autoridad de G.L.E. se realiza desde la gestión general, la supervisión de los distintos ámbitos estructurales, el mantenimiento de las antiguas tradiciones, y una transmisión adecuada de los elementos iniciáticos: rituales, etc. El V.M. representa por tanto a la Logia ante G.L.E. pero también asume la función de “delegado” de la jurisdicción de la propia G.L.E., y del Gran Maestro, en el ámbito particular de la Logia. Por tanto debe conocer con total perfección toda la normativa antes de su instalación como Venerable. Un signo de esta idea es que el V.M. es, ante la Obediencia, el responsable de la Carta Patente, es decir, de la autoridad que ésta confiere a la Logia para practicar regularmente francmasonería: “El Venerable Maestro en ejercicio es el custodio de este documento, quien lo transmitirá a su sucesor

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en la ceremonia de instalación” (Reglamentos Generales, Art. 7, ed. 2004, G.L.E.) Sus competencias y obligaciones generales están recogidas en el Art. 8 de los Reglamentos Generales, ed. 2004:

� Designar a su cuadro de Oficiales, excepto a los oficios de elección.

� Convocar y dirigir las Tenidas y Comités, sancionando con su firma todas las actas que reflejan lo actuado.

� Iniciar a profanos y conferir grados simbólicos a los Hermanos

según sus avances en la Orden.

� Cumplir y hacer cumplir los acuerdos de la Logia y del Comité de Logia.

� Asegurar la armonía y el buen orden en los trabajos del Taller,

tanto en Tenidas como en Ágapes.

� Requerir, advertir o amonestar a cualquier miembro de la Logia cuyo comportamiento lo exija.

� Controlar la labor y eficacia de los Oficiales de la Logia en sus responsabilidades asignadas.

El V.M., en representación de la Logia, debe además atender las comunicaciones y convocatorias de la Gran Logia Provincial que corresponda, y de la Gran Logia de España. Su presencia y participación en las Asambleas y Comités a los que sea convocado, es una obligación asumida en su compromiso como Venerable de una Logia. De igual modo, la participación del V.M. en Logias de Maestros Instalados, de Instrucción e investigación, u otras Logias especializadas, es siempre muy deseable. De su experiencia, podrán beneficiarse el resto de Hermanos de su Logia, y los siguientes Venerables que ostenten el oficio.

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Descripción y función del V.M. Dirección de la Logia

� Ejercicio del liderazgo; la autoridad y su ejercicio. La Logia establece con su V.M. unos lazos privilegiados de íntima unión, que pertenecen al dominio iniciático y son de orden espiritual y metafísico. No es de extrañar esta superación del dominio psíquico, emotivo, y social, puesto que la dimensión del oficio del V.M. tiene lugar en un tiempo y en un espacio sagrado, presidido por el propio G.A.D.U., y sus atribuciones han sido recibidas por filiación iniciática regular. Bajo su dirección, los trabajos de una Logia deben encaminarse a una perfecta armonía de espíritu, y a una cierta “comunión” de voluntades. La veneratura es entre todos los oficios, una función muy específica, absorbente y difícil. Salvo circunstancias excepcionales, es ejercida por Maestros en posesión de este grado, que después de numerosos años en los que han ejercido oficios, responsabilidades, conocimientos experiencias, asumen esta función debidamente preparados y con las formalidades indicadas en los Reglamentos Generales. A priori el V.M. es responsable de todo lo que ocurre en Logia, de la calidad de los trabajos, y de la paz, la concordia, y la armonía entre los Hermanos. Se espera por tanto que un Venerable Maestro sea un buen director de los trabajos, un buen dinamizador, organizador, gestor, conciliador y representante cualificado de la colectividad de su Taller. Sus poderes temporales, sin ser absolutos, son amplios y están encaminados a la realización efectiva de una “obra”. Por tanto, la influencia de su autoridad –positiva o negativa- en los otros oficiales, en el Comité de Logia

20, Cámara del Medio, o Consejo de Familia, es

determinante.

En el marco de la Logia, y además de los deberes mencionados en los Reglamentos Generales de G.L.E. (art.8), el V.M. debe convocar regularmente la Logia, a los órganos de gobierno, gestionar todas las solicitudes y proposiciones, supervisar y asegurar el buen funcionamiento

20 Ver Guía de Acogida, sección VI “De la Logia”, 2011, G.L.E.

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de la tesorería, las acciones administrativas, la correspondencia, firmar los libros, la Plancha trazada de las tenidas realizadas, las afiliaciones, controlar la actividad del resto de oficiales, representar al taller, conservar los archivos, asegurarse del correcto estado de los útiles y la decoración del taller, etc. Además, debe procurar fórmulas para que todos los Hermanos de la Logia tengan contacto fraternal, y establecer un número adecuado de reuniones con su Colegio de oficiales, y con el Comité de Logia o Consejo de familia. La finalidad de estos órganos será la planificación y preparación de los trabajos, y por tanto su frecuencia de reuniones, estará en función del ritmo de trabajo establecido, y de las necesidades previstas por el V.M. Los Venerables que cumplen penosamente o parcialmente con sus deberes, no inspiran más que un respeto relativo o mitigado, y traspasan sus atribuciones con discrecionalidad, son objeto de falta de consideración. Pudiendo entonces la Logia verse inmersa en disensiones, rivalidades, clanes, divisiones, que no hacen sino disgregar el verdadero espíritu de la masonería. La competencia de un V.M. se verá respaldada por su dominio de la Ciencia masónica, de los usos, costumbres y reglamentos, pero también del espíritu del Rito que la Logia practica. Una dirección efectiva de la Logia se apoya y sustenta en estos límites tradicionales, de cuya aplicación no puede sino cosecharse paz y alegría. Pero se complementa con el conocimiento del devenir del taller, de los condicionantes de su fundación, y de las peculiaridades individuales de todos sus miembros. Un V.M. deberá saber adaptar su conocimiento a un saber hacer práctico que se adapte a una gran variedad de situaciones. Algunas de ellas no solamente masónicas. En una Logia todo está ordenado, pues constituye verdaderamente una microsociedad o un microcosmos. Para poder regular el trabajo en Logia las funciones están perfectamente organizadas. Todo ello para posibilitar la creación de un espacio sutil –sacrum-, y la debida acción ritual. La jerarquía en el desempeño de las tareas cumple una función iniciática, y aun a pesar de su carácter “accidental” o temporal, simbólicamente está determinada por los distintos grados de conocimiento efectivo.

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Los oficiales de una Logia sirven en sus respectivos oficios como un privilegio, una alta responsabilidad, y un deber al que se deben. Todos los masones deben trabajar y prepararse para asumir la responsabilidad de cumplir adecuadamente un oficio, demostrar buen hacer y habilidad, y un sincero deseo de realizar todo lo necesario para conseguir lo que se espera de su desempeño. Un oficio masónico es, sin duda, una función que debe realizarse para que el trabajo colectivo sea armónico, y vehicule lo que debe en la forma apropiada. Un oficial que no cumple sus funciones perjudica en mayor o menor medida a toda la Logia. Pues ésta existe por la labor de los oficiales, sin los que no podría estar constituida regularmente. Dependiendo del Rito en que trabaje la Logia, y sus reglamentos internos, existen similitudes y diferencias en cuanto a los oficiales y sus funciones. Incluso varía levemente el aspecto “colegial” de los oficiales, las condiciones de acceso a los oficios, su emplazamiento, y algunos de sus atributos y emblemas. No se trata aquí de desarrollar todas las formas de procedimiento, lo que complicaría la extensión de esta Guía. En Gran Logia de España, la instalación del V.M. va acompañada de la investidura de oficiales, para significar su participación delegada en el gobierno de la Logia. Los oficios son desempeñados por Maestros masones, y según la Logia algunos pueden tener adjuntos.

� Relación con sus oficiales. Teniendo en cuenta lo expresado en el apartado anterior, en los casos en los que el V.M. escoge y designa a unos oficiales determinados, debería seguir un criterio de selección claro. Los Antiguos Límites decían al respecto: "Toda preferencia entre los masones debe fundarse exclusivamente en el verdadero valor y merito personal, se debe cuidar con especial atención que los señores clientes sean servidos a su entera satisfacción, debe procurarse que los Hermanos no tengan por qué avergonzarse de sus obras y que la Real Asociación no pierda la consideración de que goza. Por esta razón los Vigilantes y Oficiales deben ser elegidos teniendo en cuenta, más que su edad, por sus meritos personales". Según los antiguos usos son tres los que dirigen una Logia: el V.M., el primer Vigilante y el segundo Vigilantes. Son las luces que van a servir de referencia y ejemplo al resto de oficiales, y a todos los Hermanos del Taller.

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Por ello su coordinación es vital. Si los tres malletes se hallan unidos y comparten la dirección de la Logia, el resto de órganos de gobierno y la propia Logia percibirán que existe una dirección efectiva de la que participar. El ritual de instalación dice al respecto del 1º y el 2º VV.·. : “Os invisto con la insignias de vuestro Oficio, el collar con el Nivel, que es emblema de igualdad en la Logia. Significa que no obstante el elevado Oficio que vais a ocupar, nunca deberéis olvidar que, en todas las cosas de nuestra Orden, todos los Hermanos están en el mismo nivel que vos. Es vuestro deber establecer esta igualdad en total acuerdo conmigo para que la Logia pueda ser regida y gobernada adecuadamente. Pongo en vuestras manos este Mallete, emblema del poder, para que podáis asistirme con la finalidad de que reine el orden en la Logia [..] “Os invisto con la insignias de vuestro Oficio, el collar con la Plomada que es emblema de derechura y simboliza la rectitud de las medidas que tomaréis de acuerdo conmigo y con el Hermano Primer Vigilante para regir y gobernar adecuadamente la Logia [..] Pongo en vuestras manos este Mallete, emblema del poder, para asistirme [..]”

21.

Para poder desempeñar un programa de trabajo el V.M. debe poder tener cierta confianza en la rectitud y capacidad de los Hermanos. Por ello, escoger meramente a amigos cercanos, a aquellos que puedan aprobar sin más todo lo que a un V.M. se le ocurra, o actuar únicamente como figurantes de un ritual, no parece un criterio adecuado si tenemos en cuenta el bienestar real de la Logia y de la Orden en general. El R.H. Jesús Soriano indica en el trabajo para G.L.E. “Funciones de un V.M.”: “Los Vigilantes no son autómatas encargados de servir de eco a las palabras del V.M. repitiéndolas monótonamente sino que tienen una misión mas difícil y delicada que desempeñar. Son los jefes y maestros de los obreros de sus respectivas columnas, a ellos les incumbe su formación y dilección inmediata, enseñándoles y guiándoles no solo en la simbología y ritual masónico sino en todos aquellos aspectos administrativos que hacen que en el Taller pueda reinar la paz y armonía necesarias durante los trabajos. Recordemos, por ejemplo, la gran importancia que tiene la presentación de un candidato, de una plancha o de una proposición y que, por tanto, para no alterar esa paz y esa armonía a la que antes se hacía referencia, es

21 Ritual de Instalación, G.L.E.

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necesario hacerlo según establecen la Constitución y Reglamentos Generales de la Orden. [..] Así pues, y de acuerdo con lo anterior, cuando el V.M. elige a sus Vigilantes debe de tener en cuenta que han de ser HH.·. que no solo deben tener una gran formación sobre los Rituales y Símbolos de la Orden, sino que también han de poseer un gran conocimiento de todas las tareas administrativas que les aguardan”. Si debido al Rito o las costumbres de la Logia, el Taller ha optado por un sistema de “escalera” en el que los oficios están predeterminados de un año a otro, probablemente los Hermanos ya se han integrado en la dinámica de trabajo de la Logia, en las decisiones de su Comité, por lo que el ascenso a la veneratura constituye la culminación de un proceso donde los propios oficiales ya se hallan alineados con los usos de la Logia. El único punto cuestionable, es que esta sucesión pudiera ser percibida como un simple recorrido rutinario, sin trabajo o esfuerzo alguno. En todos los casos el V.M. debe ponderar el ejercicio de su autoridad, con la que ha delegado en sus oficiales. Una adecuada delegación de responsabilidades y de formación de equipos de trabajo le ayudará en el gobierno efectivo, en lograr una mejor motivación de cada oficial, además de una mayor participación de todos los Hermanos. El ejercicio efectivo de las tareas, con un seguimiento adecuado pero no opresivo, sin ceder en los principios pero estimulando la iniciativa, hará que una Logia sea lo que realmente puede ser. Si un V.M. puede marcar su impronta y ayudar al desarrollo del trabajo masónico de su Logia, también la Logia va creando una identidad dentro de unos límites reglamentarios, que todos los Venerables deben tener en cuenta. Dando un paso más, es preciso recalcar que el V.M. no gobierna la Logia ni dirige a sus oficiales desde su individualidad, es decir únicamente desde las luces y sombras de su personalidad. Si un V.M. sitúa su “yo” frente al de otros, o incluso al conjunto de la Logia, su veneratura derivará hacia el utilitarismo, y será una imagen difusa de lo que supone el ejercicio de la función iniciática del oficio. Nunca debe obrar de tal manera que “use” a sus Hermanos como medios. Sino que su acción debe hacerlos fines de sus propios actos, orientarse hacia el establecimiento de una identidad de fines y principios dentro de la rica heterogeneidad de las naturalezas humanas.

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� Cualidades personales de un V.M.

Además de las capacidades para ejercer la autoridad en el colectivo del Taller, un Venerable Maestro debe esforzarse por corregir los “defectos” o “excesos” de su personalidad que aun no se hayan pulido totalmente. Un adecuado autoconocimiento de sí mismo y de los demás, sería bueno que se acompañara de una autodisciplina libremente consentida, un control permanente de los pensamientos, las emociones, el lenguaje, que no puede sino favorecer el clima de armonía fraternal del taller. Para ejercer su función, un V.M. debe aspirar a la consecución de ciertas virtudes morales y éticas, y una serie de cualidades personales:

- Haberse instruido en la ciencia masónica mediante el conocimiento y la práctica de sus principios.

- La pureza de corazón. Ser consciente de sus actos, afecto a la práctica de los principios éticos y morales, y a la disciplina de la maestría de sí mismo.

- La más absoluta rectitud en todos los ámbitos. Su imparcialidad no debe ponerse en duda. Para huir de toda injusticia, debe amar lo que es justo aun a pesar de sus emociones personales, acordándose siempre de “amar al prójimo como a sí mismo”.

- Dignidad, lealtad, y decoro en su comportamiento y en el trato con sus Hermanos. Cierta sobriedad oral y gestual, y algo de gravedad cuando sea preciso, acompañada de cercanía y comprensión cuando se requiera.

- Carácter firme pero no brusco; sin duplicidad ni bajezas. Sinceridad en sus expresiones, opiniones, y decisiones. Debe aspirar a que todos sus pensamientos y acciones se encaminen a la verdad.

- Mantenimiento de un orden en las costumbres, y de un cierto equilibrio en los distintos ámbitos de su vida personal.

- Trabajador, cívico, un hombre respetable. - Ser capaz de mantener la concentración en lo que debe ser

realizado, propiciando metódicamente que cada cosa llegue a estar donde debe estarlo.

- Saber planificar y organizarse desde uno mismo hacia los que le rodean. Debe transmitir seguridad y capacidad en todas las labores que deban ser resueltas.

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- Saber aprovechar el tiempo, y ser eficaz y escrupuloso en lo que se propone.

- Saber tomar decisiones de una manera consciente, meditada y razonada, y ponerlas en práctica con entusiasmo. Evitar ser timorato o indeciso.

- En caso de duda o confusión, saber pedir consejo a los más capaces, evitando a aduladores e hipócritas.

- Tener respeto a las opiniones ajenas, comprensión y tolerancia. Ser capaz de aprender y modificar las propias convicciones cuando se hace evidente.

- En su adecuada sociabilidad debe cultivar cierta intuición psicológica: cuando controlar a unos, estimular a otros, y siempre buscar y encontrar soluciones. Debe ser seguido con celo y amor por sus Hermanos.

- Guardar el tacto debido hacia los sentimientos de otros Hermanos.

- Percibir como limar los errores del prójimo, sabiendo cuando debe “pasarse la llana”.

- Saber imponer un criterio claro y recto ante las actitudes que socavan los propios principios masónicos.

- Poder mantener la serenidad y la mesura en todo momento. La reflexión ante cualquier reacción propiciará acciones más justas, que puedan ser comprendidas mejor.

- Cultivar la paciencia sea cual sea la situación; debe ser hombre amante de la paz y la armonía.

- Reconocer las propias limitaciones y errores. Errar es humano, así que en tal caso, sin hipocresías, debe reparar cualquier daño o exceso.

- Generosidad en la ayuda fraternal, en el consuelo a sus Hermanos, en la atención de sus necesidades y anhelos.

- Apreciar el valor de medir las palabras antes de hablar. La palabra de un V.M. tiene una gran influencia, por tanto la sabiduría del silencio debe serle familiar.

� Condicionamientos El ritmo de vida contemporáneo impone ciertas incertidumbres, y un ritmo de trabajo en ocasiones fatigante, trepidante, y febril. Es justo reconocer

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que se hace difícil en ocasiones realizar una actividad iniciática, y asumir una responsabilidad como la de dirigir una Logia. El silencio y la ascesis necesaria para reflexionar y planificar este oficio, así como la atención a la totalidad de los Hermanos de la Logia, no siempre puede encontrarse en medio de un trabajo absorbente, obligaciones familiares, situaciones de enfermedad o de paro laboral, u otros compromisos sociales frecuentes. El ejercicio de una veneratura exige tiempo, voluntad, tener solucionados suficientemente los recursos económicos personales, tener un buen ambiente en casa, y estar dispuesto a sacrificar temporalmente ciertas prioridades. No olvidemos que el V.M. jura asumir su cargo de forma efectiva, y con el convencimiento de que puede ocuparse de dirigir los trabajos. En caso contrario, el Hermano podría llegar a encontrarse confuso y conducir a la Logia a una total desorientación.

� El plan de Logia: un año en el Este, planificación y desarrollo

Un V.M. puede desempeñar su oficio, si así lo desea la Logia, durante dos años consecutivos. Sin embargo, a priori, su planificación inicial debe estar planteada para un único curso masónico, teniendo en cuenta que una Logia no sólo existe en días concretos, sino todos los días del año. No es necesario al comienzo del ejercicio de la veneratura la presentación de un desarrollo programático estricto, ni un planteamiento por objetivos cerrado. Esta forma de proceder resulta de una excesiva aplicación de conceptos profanos al ámbito masónico, que además nunca se corresponderá con la realidad vital de una Logia. No obstante, pronto el Venerable Maestro instalado descubrirá que debe organizar y gestionar de forma satisfactoria aspectos como:

- Revisión de procesos administrativos con el Secretario.

- Revisión del estado de la contabilidad y de las necesidades de la

Logia.

- Programación y organización de las Tenidas.

- Actividades masónicas varias de la Logia.

- Eventos sociales varios.

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- Actividades de la Gran Logia Provincial y de la Gran Logia de

España.

- Cooptación de nuevos miembros.

- Mediación, dirección y resolución.

- Práctica del ritual en Logia.

- Instrucción masónica.

La planificación, sin ser una actividad cerrada, debe entenderse como el proceso de construir una idea, y desarrollarla según un plan establecido. El plan se hace específico al establecer objetivos, políticas y procedimientos para lograr unos fines específicos; los particulares de la Logia, y los generales de la Orden y la institución.

Como el arquitecto debe trazar sus planes antes de construir y comenzar su trabajo, el V.M. debe trazar su “plan de Logia” para que los elementos varios de su Logia pueden armonizarse y trabajar juntos por un mismo objetivo. Él constituye el centro mismo desde el que debe irradiar el impulso que debe animar los otros órganos de decisión o consulta: Comité de Logia, Cámara del Medio, Consejo de Familia, comisiones varias de Logia.

Planificar requiere cuidado, dedicación, preparación y seguimiento. Un plan satisfactorio puede ayudar al crecimiento de la Logia, en calidad y preparación de sus miembros, y en número razonable, si el trabajo es visto como adecuado. Un plan fallido puede resultar en un declive de la Logia, un incremento de las bajas, ausencia de peticiones de ingreso, falta de interés y de participación y productividad tanto de los oficiales como de los Comités o Consejos de Familia.

Las Logias que no tienen una idea centrada de sus objetivos y de los medios para conseguirlos, a menudo presentan:

• Un declive en la asistencia.

• Bajas peticiones de ingreso o afiliación.

• Dificultad en el trabajo de los oficiales.

• Una comunicación pobre.

• Poca cohesión entre sus miembros.

• Relajación en la práctica ritual.

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• Escasa preocupación formativa.

• Problemas logísticos y organizativos.

• Escasez progresiva de recursos. Las Logias que si tienen una idea centrada de sus objetivos y de los medios para conseguirlos presentan:

• Asistencia creciente.

• Frecuentes peticiones de ingreso o afiliación.

• Oficiales competentes.

• Buena comunicación.

• Satisfacción entre los miembros.

• Buenas prácticas.

• Preocupaciones formativas.

• Mejoras progresivas en la organización y gestión.

• Sólidos recursos. Cuando planificamos no hay solo un pensamiento único unidireccional desde el V.M. , sino que es preciso involucrar de forma activa a los Oficiales, a los Maestros Instalados, a todos los Hermanos, en este proceso que les va a afectar durante todo un año masónico. Esta acción colectiva creará sensación de pertenencia a la Logia y de proyecto vivo, dinámico, y colectivo. Para un V.M. es muy importante respetar los Usos y Costumbres de su Logia, y analizar con cuidado los puntos fuertes y débiles en que se sustenta, la evolución anterior, las tendencias futuras, y los intereses del presente. Además debe tener muy en cuenta los intereses de los Hermanos, para que la actividad se desarrolle en campos que reflejen estos intereses. Los Hermanos se prestarán a ayudar más habitualmente, y asistirán más frecuentemente, si esta actividad responde a sus intereses o al bien general de la Logia, y es conocida con el tiempo suficiente. Sobre todo ello, el V.M. también deberá poner en ejercicio una voluntad responsable, y aplicar los objetivos de la Obediencia y de la Orden masónica en general. Planificar es pues escoger y asumir una dirección para la Logia en un tiempo determinado y concreto:

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� Primero; es esencial referenciar esta misión a los objetivos

generales de la francmasonería. � Segundo; el V.M. y sus Oficiales deben pensar tanto en los

resultados que pretender lograr en el año en curso como en la evolución general de la Logia para los próximos años.

� Tercero; construcción efectiva del plan de Logia, trabajándolo con todos los estratos de la Logia.

� Cuarto; una vez que el plan está definido, es necesario implementarlo creando objetivos claros en un calendario si el V.M. y la Logia esperan que se lleven a término.

� Quinto; evaluación desde el inicio hasta su conclusión a final de año, realizando las adaptaciones y mejoras pertinentes.

No todas las veneraturas son iguales, pues las Logias presentan situaciones muy heterogéneas y el propio Maestro electo también se hallará o mostrará circunstancias particulares. La primera veneratura de una Logia de nueva creación es, por ejemplo, especialmente compleja. Además de asegurar las condiciones materiales del local, el ajuar del taller, el ingreso, la membresía con nuevas iniciaciones y afiliaciones, la Logia se encontrará con un plan de trabajos sobrecargado que incidirá en la necesidad de realizar un número determinado de tenidas. Una veneratura corta y accidentada (enfermedad o pase al Oriente Eterno del V.M., procesos de justicia masónica u otras múltiples razones), llevará a la Logia a la necesidad de ajustes en el calendario y en su planificación, además de buscar fórmulas de trabajo y fraternales para evitar la progresiva disgregación del taller. Una veneratura ordinaria, a pesar de realizarse en una Logia estable con un ritmo de trabajos asumido por el colectivo, no está exenta de particularidades. No tiene el mismo carácter y las mismas necesidades de planificación la primera veneratura de un Maestro electo, que su segundo período consecutivo; ni tampoco las cualidades y experiencia iniciales de un Maestro electo son idénticas en su primer período como Venerable, que en un nuevo ejercicio en el oficio años después. En todos estos casos, si el V.M. no sabe, puede o quiere ejercer su función, y la Logia comienza a presentar síntomas anteriormente descritos, cualquiera de estas “veneraturas” puede rápidamente convertirse en una modalidad tristemente existente en ocasiones: la “veneratura inexistente”; primer paso hacia el incremento de bajas, el

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abatimiento de columnas a medio-largo plazo, y el debilitamiento general de la Obediencia si sucede en varias Logias.

� Ausencias del V.M. Cuando ocasionalmente el V.M. está ausente, un Maestro Instalado puede dirigir los trabajos de Logia. No obstante, si la ausencia es continuada durante un importante número de tenidas consecutivas, puede ser reemplazado durante su mandato. En el curso de su mandato un V.M. puede dejar vacante su oficio por dimisión, enfermedad o accidente grave, condenación por la justicia masónica y/o penal, o pasar al Oriente Eterno. Según las circunstancias será asimilada a una ausencia prolongada hasta el fin del mandato anual, o tendrá lugar una nueva elección. Con todo la dimisión voluntaria de un V.M. no es habitual, pero podría ocurrir si existen indicios como falta de autoridad, graves errores como abuso de poder, quebrantar los reglamentos, comportamiento intolerante o grosero en tenida, y graves disensiones internas que lleven a un taller a ser ingobernable. En suma la quiebra del espíritu de unidad que debe reinar en todo taller masónico. La ausencia injustificada, como en el resto de oficios, puede llevar al Taller a buscar tanto el amparo del Gran Maestro, como soluciones reglamentarias o dentro de la vía del enjuiciamiento masónico, para poder realizar una nueva elección.

� Preparación y supervisión de las Tenidas La preparación minuciosa de las Tenidas que un V.M. debería llevar a cabo entre el período comprendido entre cada de ellas, es un trabajo arduo y silencioso, que puede favorecer un buen desenvolvimiento de los trabajos y evitar posibles incidentes y situaciones aleatorias que desestabilicen la asamblea. Superados ciertos condicionamientos, que hemos consignado en otro apartado, una adecuada preparación de los trabajos evitará que las Tenidas terminen tarde, o que sean perturbadas frecuentemente por

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intervenciones intempestivas o fuera de contexto. Un pilar fundamental de toda veneratura, de cara a la propia labor de dirección del V.M., va a ser sin duda la colaboración estrecha, fluida, con el H.·. Secretario, en lo que se refiere a realizar una gestión global de la Secretaría de la Logia. En un plano material, es deseable que un V.M. disponga en su casa de un espacio para los asuntos masónicos, donde pueda ocuparse cómodamente de la correspondencia, y de los asuntos pendientes de la Logia. Un escritorio, una biblioteca, un archivo, y cierto manejo de los sistemas de comunicación informáticos pueden ser elementos útiles. Si el plan de Logia ha sido consensuado con éxito, se habrá logrado una previsión anual de las Tenidas a realizar, su carácter ordinario o extraordinario, cuales tendrán un mayor carácter ceremonial (iniciaciones, pases, elevaciones, afiliaciones, regularizaciones, la propia instalación), y cuales estarán más destinadas a lecturas de Planchas o Piezas de Arquitectura, o a otros asuntos de interés general (formación de comisiones, votación de censores de cuentas, posible revisión del Reglamento interno, instrucción ceremonial, etc). De igual modo, algunas previsiones sobre aumentos de salario, acerca del Banquete de la Orden en San Juan, la realización de la fiesta de aniversario de la Logia, la “noche de damas”, constituyen elementos a tener en cuenta. Su inserción en un calendario que también tenga en cuenta las citaciones de la Gran Logia Provincial y de la Gran Logia de España, las festividades, y los compromisos de los miembros de la Logia, evitará cambios precipitados posteriores. Las fechas de las Tenidas deben ajustarse lo más posible a lo establecido en la Carta Patente y el Reglamento interno de la Logia. El anuncio de un calendario anual de Tenidas puede permitir además, una mayor planificación en las agendas de todos los Hermanos. Por tanto, cualquier cambio debe haber sido tratado convenientemente en Logia abierta o en el órgano de decisión más conveniente, comunicado con la mayor antelación posible a todos los Hermanos, y trasladado a la Gran Logia Provincial para obtener la dispensa correspondiente. En todo caso, el V.M. debe asegurarse que el H.·. Secretario envía la convocatoria de las Tenidas a quien corresponde, con la debida antelación, y haciendo mención específica de los asuntos a tratar.

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El plan de los trabajos u orden del día es perfilado y decidido por el V.M. , teniendo en cuenta la estructura global del Rito. Para plasmar correctamente todos los asuntos a tratar, y decidir su estructuración, debe reunir todos los elementos de la Logia: correspondencia de la Logia, comunicados de la Obediencia, de la Gran Logia Provincial, Planchas o Piezas de Arquitectura, solicitudes varias, informes de profanos, de Hermanos que piden afiliación o readmisión, informes de comisiones de estudio, votaciones, cuestiones diversas, instrucción previa, el ágape posterior, la organización de las propias ceremonias de iniciación, pase y elevación, sin olvidar la apertura y cierre ritual de Logia. Además debe resolver las cuestiones depositadas en el Saco de proposiciones o presentadas en los “levantamientos” de Logia, las cuales deben ser tramitadas conforme a los reglamentos y en los órganos apropiados para ello, junto a la preparación conveniente de las diferentes modalidades de votación en Logia, cuya normativa el V.M. debe conocer. Para conseguir el equilibrio final de este laborioso trabajo, que también se extiende durante el propio desenvolvimiento de los trabajos, el V.M. debe tener en cuenta diversos factores:

� Tiempo: debe evaluarse grosso modo la duración de cada punto del orden del día. Ninguna Tenida debería superar un planificación de más de dos horas si se quiere evitar fatiga física y psíquica, además de distracciones. Hay que tener en cuenta que con frecuencia hay pequeños imprevistos que pueden producir demoras, y los Hermanos que ya acumulan horas de trabajo profano, desplazamientos, aun les espera un ágape y regresar aun a sus hogares. Si la duración global excede de este tiempo, quizás debe decidirse la supresión de algún punto, su derivación hacia otra Cámara o comité, o buscar soluciones para simplificar su extensión. Los Venerables Maestros que persisten de forma inconsciente o egoísta en cansar a sus Hermanos con trabajos poco preparados, de una extensión excesiva, y donde predominan discursos e intervenciones vacías, terminan frecuentemente en sufrir un descenso de la asistencia y la participación. Durante los trabajos, si bien es recomendable ir realizando un seguimiento general de la periodización horaria, una insistencia extrema en este aspecto también puede deteriorar el recogimiento y el ritmo

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natural de la tenida. No olvidemos que los trabajos ocurren en un “tiempo” y “espacio” simbólicos.

� Cantidad: un número elevado de puntos en el plan de los trabajos

no significa en absoluto que la calidad de los trabajos de Logia sea elevada. La Logia no marchará mejor por mera acumulación, si por ejemplo, las Planchas son mediocres y no aportan nada a sus miembros, los debates no hayan resolución, o las ceremonias pierden su carácter solemne para no llegar tarde al ágape. Por el contrario, una Logia cuyo plan de trabajos es siempre idéntico, o no incluye contenido en puntos comunes como “asuntos de familia”, “levantamientos”, puede circunscribirse al carácter simbólico del ritual de apertura y cierre, pero también puede derivar en algunos casos hacia un concepto excesivamente “administrativo” de las tenidas. En los Ritos que suelen incluir lectura de Planchas o Piezas de Arquitectura, una penuria y dejadez en su realización, indica la necesidad de replantear de forma más eficaz los procesos de instrucción en Logia.

� Extensión: Para cada punto del orden del día puede establecerse

una previsión previa, que agilizará los trabajos y posibilitará unas conclusiones satisfactorias. Las ceremonias bien preparadas y realizadas, unas Planchas claras y concisas, un turno de palabra ordenado y encaminado al establecimiento de conclusiones, facilitará este objetivo. Ningún Hermano debería abusar de la palabra en Logia, sea exponiendo sus opiniones o leyendo una Plancha. El rigor y la concisión son factores claves en la armonía de una Logia. Por tanto el V.M. , por los poderes que le han sido conferidos, debe regular su uso de forma racional y de acuerdo a los principios que rigen la práctica masónica. De igual forma, la ejecución correcta del ritual en todos sus aspectos ayudará a mantener el ritmo de la tenida; por ello es del todo recomendable evitar interrupciones, demoras, etc. Sin embargo, si se producen desviaciones en los otros puntos del plan de los trabajos, no es justificable el pretender “recortar” tiempo a expensas del rigor del ritual: eliminando las aperturas o cierres rituales de Logia, las efectuadas en las subidas y descenso de grado, o en los distintos elementos del ceremonial.

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� Ritmo: además de la planificación digamos teórica, la puesta en acción de cada punto del orden del día requiere mantener un ritmo y una cadencia adecuados. Si la precipitación vacía de significado las acciones, la demora excesiva lleva a que se pierda la carga emocional y la concentración colectiva. Las interrupciones continuas, las suspensiones de trabajo no justificadas, pueden hacer de una tenida una sesión extenuante. Un ritmo adecuado es el que enmarca el “tiempo simbólico” en un tiempo usual de duración ajustada.

� Trabajo colectivo: relacionado con los anteriores puntos, el V.M. no debe olvidar que una tenida constituye una puesta en obra de todos los obreros del taller. Cada Hermano debe estar en su lugar, realizar lo que le corresponde, y dar cuentas al taller de sus actuaciones. El secretario, sin volverse omnipresente, debe ocuparse de efectuar las comunicaciones, el Maestro o Director de ceremonias realizar los anuncios correspondientes, el Orador –si existe en el Rito- realizar sus intervenciones y conclusiones, los Hermanos representantes en comisiones informar al taller, leer sus Planchas, realizar sus propuestas, contestar las de otros, etc. Dependiendo de las circunstancias el V.M. conducirá de forma más efectiva, y en otras mantendrá cierta “neutralidad”. El V.M. no debe centralizar de forma absoluta la actividad, monopolizando en todo momento la palabra, sino que debe conducirla adecuadamente para que la tenida sea un trabajo colectivo.

� Dirección de la Logia: No obstante lo anterior, es obligación del V.M. asegurar el efectivo trabajo de la Logia. Debe concretar las propuestas y conclusiones, promover deliberaciones, requerir conclusiones, aplicar su uso de la palabra en caso de graves desacuerdos, asegurar el proceso de votaciones y proclamar los resultados, resolver o derivar las proposiciones hacia otros órganos de Logia, hacer respetar todos los reglamentos y procedimientos rituales, y controlar la actividad de otros oficiales. Sus propias intervenciones no deberían ser demasiado extensas, pero tampoco excesivamente lacónicas. Deberá prever la conveniencia de prepararlas, o “improvisar” sin que las ideas

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queden inconexas, con frases demasiado ampulosas y redundantes, que quiten “naturalidad” a la dirección.

� Puntualidad: debe establecerse la costumbre de llegar a las

tenidas o a las reuniones de comités o comisiones a la hora fijada de inicio o de preparación de los trabajos. El respeto mutuo, y por el trabajo a realizar, va acompañado de la necesidad de ajustarse a la duración prevista.

� Preparación material: La Logia debe estar limpia, ordenada, en

una bella armonía de acuerdo a los dictados del ritual. Según los locales de reunión de cada Logia será preciso tener preparada la decoración general, los útiles simbólicos (malletes, espadas, varas, collares, escuadra, compás, V.L.S., nivel, plomada, columnas, candelabros, etc.), y los elementos que cada Rito prescribe en las ceremonias (la cámara de reflexión, vendas, zapatillas, paños, mandiles, etc.). Los oficiales responsables deben supervisarlos con antelación por si hubiera que limpiarlos o sustituirlos, y los Hermanos encargados de ello deben montar y recoger el templo de forma efectiva y sin demoras.

� Mesa del V.M. : si bien hemos indicado en otro lugar que ésta debe ajustarse a las prescripciones del Rito correspondiente, no está de más apuntar la necesidad de que el V.M. la mantenga despejada y ordenada durante la tenida. Los elementos rituales y la documentación pertinente, deben poder localizarse y ser usados con fluidez para que el ritmo de la tenida se mantenga.

� Ensayo de las ceremonias: una adecuada preparación de los

elementos y de los oficiales que intervienen, ensayos periódicos, asegurará la calidad del ritual y la fluidez de los trabajos. Algunos Ritos prescriben la realización de memoria, pero en cualquier caso, siempre será recomendable que el V.M. se cercione y supervise que los oficiales sepan sus intervenciones y movimientos. El propio V.M. debe intentar que sus invocaciones en la apertura, los cierres, las distintas ceremonias, e incluso algunas frases habituales del ceremonial, puedan ser realizadas de memoria, y que así evocadas “desde el corazón” puedan producir los efectos simbólico-rituales adecuados.

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No estará de más en este apartado recordar que algunas tenidas contarán con elementos añadidos que deben organizarse y prepararse: recibir grandes dignatarios, homenajes, reconocimientos, recepción de delegaciones de otras Logias u otros Orientes, tenidas conjuntas, etc. El V.M. , junto con sus oficiales, deben conocer y preparar el protocolo adecuado, el ceremonial al uso, para evitar incómodos errores.

� Presencia del V.M. : durante su veneratura el V.M. debe estar

disponible y presente en todos los actos del taller. Antes del inicio de los trabajos debe estar supervisando los distintos aspectos, revisando cuestiones pendientes, atendiendo consultas y peticiones de Hermanos, y terminando de perfilar detalles de los trabajos a realizar. Su presencia efectiva transmitirá una sensación efectiva de dirección de la Logia. Pero fuera de ella, debe igualmente regular su tiempo para poder atender las necesidades de la Logia y de todos los Hermanos, y resolver lo antes posible las posibles dificultades que puedan plantearse. Un problema menor demorado en el tiempo puede hacerse mayor y más perjudicial para la Logia.

� Nuevas tecnologías: sin detrimento de nuestros usos y costumbres los medios informáticos y telemáticos pueden ayudarnos. Con una antelación suficiente a la celebración de la tenida, algunas Logias comienzan a hacer llegar a los miembros de su Logia documentación como convocatorias, acta de la tenida anterior, comunicados, decretos, noticias. De esta forma durante la Tenida pueden hacerse las menciones correspondientes, una síntesis de la documentación, y efectuar las votaciones que proceda, con un considerable ahorro de tiempo y menor cansancio de los Hermanos.

� Órganos de gobierno y de consulta: para cada asunto de la Logia

puede establecerse un criterio de organización. Si la tenida en grado de Aprendiz o Logia abierta es el órgano principal de decisión, también es cierto que un gran número de temas pueden prepararse previamente en órganos de consulta y comisiones presididas y convocadas por el V.M. Las directrices pueden concretarse en actuaciones previas, y en delegación de

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responsabilidades, cuyos resultados son presentados o propuestos en Logia abierta. Además, según los usos de cada Rito, el tratamiento en una Cámara de Maestros no será idéntico que en grado de Aprendiz. Una Logia donde las discusiones bloquean la toma de decisiones, se paraliza la actuación de las comisiones, y el V.M. pierde capacidad de gestión y dirección, tiene un grave problema que debe ser solucionado.

� El ritual; pilar básico de la Logia La principal acción sobre la que se sustenta el trabajo masónico es la ejecución y vivencia del ritual. El ritual es un conjunto articulado de símbolos en movimiento

22. Constituye un lenguaje que vehicula elementos

emocionales, pero que también a través de su repetición pone en acción los símbolos, posibilitando ejercer una influencia espiritual en el candidato y en el colectivo. Por tanto debería ser una prioridad de todo V.M. velar por su rigor y pureza; posibilitar que todos los miembros de su Logia lleguen a un mínimo conocimiento y entendimiento de sus elementos; y propiciar unos adecuados procesos de transmisión. El Rito es la estructura o continente que alberga un conjunto específico de rituales. Gran Logia de España tiene autorizados los rituales oficiales a utilizar para cada Rito. La Logia que trabaje en un Rito particular debe utilizar estos rituales, debiendo seguir los canales oficiales apropiados para solicitar posibles cambios de Rito, o plantear dudas sobre elementos del ritual. De lo contrario, cualquier cambio ritual puede llegar a implicar serias desviaciones de los fundamentos de la francmasonería. Si hemos mencionado antes la importancia del ensayo de las ceremonias, para lograr los efectos adecuados, el V.M. debe velar además porque los Hermanos se comporten en Logia de acuerdo a los usos masónicos: preparación antes de entrar al Templo, disposición de los elementos de Logia, corrección en las decoraciones (mandil, guantes, etc.), uso apropiado de los signos, saludos, de los útiles por los oficiales; seguir los procedimientos ceremoniales para las votaciones, petición y concesión de

22 Ver Guía de Acogida, sección 4 “Los Ritos”. 2011, Ed. G.L.E.

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la palabra en la forma apropiada, desplazamientos por la Logia, evitando de forma drástica comportamientos y actitudes profanas.

� Visitas a los Hermanos En Logia todas las ausencias deben justificarse con las excusas debidas. No es masónico dejar de asistir a los trabajos sin ninguna explicación. El V.M. debe estar por tanto, en íntimo contacto con el Hospitalario para conocer la evolución de Hermanos enfermos o necesitados, con los Vigilantes para llevar un seguimiento de las ausencias de los Hermanos de sus columnas, y en general con todos los Hermanos del taller. Las ausencias repetidas y prolongadas son indicadores que requieren atención. Un interés cercano del V.M. , con pequeñas entrevistas o encuentros, puede acercar posiciones, conocer un problema, reconducirlo satisfactoriamente, o proporcionar soporte y consuelo en situaciones desfavorables.

� Faltas, irregularidades, exigencia de responsabilidades Es responsabilidad directa del V.M. que la Logia y todos sus miembros se comporten conforme a los usos del Rito, los landmarks, la Constitución y Reglamentos Generales de G.L.E., los Decretos y Resoluciones, y de acuerdo al propio Reglamento interno de la Logia. El V.M. debe siempre permanecer como centro imparcial y de unión de los Hermanos. Su neutralidad, que no inacción, debe ser reflejo del ideal de justicia y equidad en la Logia, así como del de fraternidad. Si la armonía de la Logia es quebrada por uno o varios Hermanos, el V.M. debe buscar y utilizar todos sus recursos y capacidades para intentar restablecer el buen equilibrio de la Logia. Si ello no fuera posible, el V.M. tiene importantes atribuciones en el gobierno y dirección de los trabajos para aplicar sanciones en función de la gravedad e intencionalidad de las faltas e irregularidades cometidas, siempre que hayan sido resueltas en el Comité de magistratura de la Logia. De las acciones que la Logia emprenda en este ámbito, debe quedar constancia en los archivos de la Logia y los expedientes de cada Hermano.

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Los procedimientos de justicia masónica están contenidos en la Constitución y Reglamentos Generales de G.L.E., y en el Decreto 774, donde se regulan todos los tipos de faltas y sanciones, además de los procedimientos a seguir en Logia, en la Provincia, y en el ámbito general de G.L.E. Si el tipo de falta excediera del ámbito de la Logia, por su gravedad y el aforamiento del Hermano, entonces debe remitirse a la instancia correspondiente.

� Gestión de los “efectivos”, aplomaciones Después de su instalación el V.M. normalmente debe confrontar con el H.·. Secretario el estado de la Logia, y comenzar a gestionar de inmediato ciertas obligaciones: próximas convocatorias, comunicación del nuevo cuadro de Oficiales, verificar documentación y pagos, etc. La situación administrativa de la Logia se coordina con las Grandes Logias Provinciales y con la Gran Logia de España al final del año natural, a efectos de emitir notas de cargo y actualizar los censos. Sin embargo, la Logia debe haber realizado todos los procedimientos administrativos en tiempo y forma. El V.M. deberá comprobar, antes de estampar su firma en el correspondiente documento, que toda solicitud de iniciación, afiliación o regularización, e incluso certificados de estar “a plomo”, hayan sido correctamente cumplimentadas, y que el candidato haya efectuado el pago de los correspondientes derechos; verificando igualmente, que el H.·. Secretario da curso a toda la documentación en el plazo y formas establecidos. Es su última responsabilidad que todos los trámites estén al día, se realicen con rigor, y con toda la documentación requerida, para evitar irregularidades. Además, debe el V.M. asegurarse que todos los miembros se encuentren a plomo, y resolver con celeridad las bajas por falta de pago, dimisiones, o procesos de enjuiciamiento masónico. El informe de Secretaría, reflejará todas las fluctuaciones de los miembros de la Logia y la constatación de su tramitación, coincidiendo con el cierre del año masónico. Por ello, para un análisis global, es recomendable que exista un archivo de Logia ordenado, donde pueda encontrarse la información referente a todos estos movimientos, además de todos los datos de contacto de los Hermanos de la Logia.

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Puede parecer que una Logia es siempre idéntica, pero en realidad siempre está sujeta a un movimiento continuo de altas (iniciaciones, afiliaciones), bajas, suspensiones, irradiaciones, decesos, situaciones “honorarias”, aumentos de salario, etc. El V.M. puede establecer en su plan anual una previsión de iniciaciones, aumentos de salario, pero debe tener en cuenta que la realidad de una Logia no coincidirá necesariamente con sus previsiones, y en todo caso, siempre deberá velar por el buen funcionamiento del taller. En general, un taller estable en cuanto a sus efectivos, se caracteriza por un equilibrio de la membresía, una entrada moderada de nuevos miembros, un número mínimo de bajas, y un ritmo de aumentos de salario adecuado al Rito, a los Reglamentos y a las costumbres de la Logia; una amplia mayoría de sus miembros suele estar en primera afiliación; deben ser Maestros, y es conveniente además un suficiente número de Maestros Instalados. Las Logias que, por nueva creación, expansión, o tristemente el abandono de Maestros, tienen un número casi predominante de Aprendices y Compañeros, se hallan en una situación de desequilibrio que requiere esfuerzos adicionales para instruir y absorber en el tronco de la Obediencia a estos miembros noveles; estando en tales casos la dinámica de trabajo en Logia abierta comprometida si el resto de Cámaras no funciona a un ritmo mayor. Por otro lado, las Logias totalmente estáticas en su membresía durante varios años, pueden llegar a agotarse en sí mismas, y generar dinámicas totalmente entrópicas. Situación algo similar a las que sufren un excesivo ritmo rotatorio de altas y bajas, y únicamente mantienen un pequeño núcleo de miembros estables. Así que, a pesar de los intentos de compensación por la vía de las iniciaciones y las afiliaciones (sea en 1ª o en 2ª), un excesivo número de bajas, traslados de Logia, puede indicar que la Logia se halla en proceso de disgregación, o también que un grupo de Hermanos se dispone a emprender un proyecto propio. El V.M. llegado ese punto debe examinar de cuantos Maestros dispone para ejercer de oficiales, su nivel de compromiso y de cohesión, la conveniencia o no de propiciar un mayor número de ingresos y de aumentos de salario, o simplemente replantear el abatimiento de columnas en espera de tiempos mejores. Las subidas aceleradas y masivas de aumentos de salario, acompañadas en numerosas ocasiones de una importante falta de instrucción y conocimiento masónico, no serán garantía de una estabilidad futura de la

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Logia. Los aumentos de salario se sostienen sobre una actividad formativa seria y responsable, y dado que estos procesos requieren un “tiempo natural” de crecimiento y desarrollo, todo aumento sistemático no hace sino distorsionar este proceso. A pesar de ello, y teniendo en cuenta la práctica real y la propia la psicología de cada Hermano, el V.M. y los VV.·. deben decidir una periodización adecuada. En unas ocasiones la motivación, el estímulo, serán convenientes; mientras en otros será recomendable establecer ciclos temporales más o menos cerrados; o incluso demorar temporalmente una subida de salario. Un aspecto determinante constituye la “política” de la Logia y del V.M. en cuanto a la búsqueda y admisión de nuevos candidatos. Los Reglamentos Generales marcan la pauta general de que las Logias deben procurar realizar al menos dos iniciaciones al año. Una cifra tendente al equilibrio y la moderación, a la que cada Logia deberá añadir un máximo razonable. La calidad en la entrada de nuevos miembros debe primar sobre la cantidad per se, si queremos que las Logias crezcan estables, y la Obediencia no sufra importantes rotaciones de altas y bajas en sus bases. Por ello, es de la máxima importancia que las Logias lleven con gran escrúpulo y rigor sus procesos de aplomación. No es suficiente la recomendación entusiasta de un Hermano, una relación de amistad, profesional, o un interés de la Logia en contar con algún miembro prominente de la sociedad. Tampoco parece útil la mera realización mecánica de breves entrevistas, cuyos resultados acaban aportando frases bienhechoras pero tan manidas como vacías de significado: “es un buscador”, “es una buena persona”, “le podemos ayudar mucho”, “quienes somos para negarle la entrada”, etc. La Logia se halla en la responsabilidad de establecer protocolos claros y justos para conocer lo mejor posible al candidato, sus condicionamientos, y sus intereses y motivaciones reales. Pues una vez dentro de la Orden, bien tendremos un pilar firme, un bloque de arena sobre el que nada puede sostenerse, o puede que incluso un disgregador de los cimientos de la Logia. De la calidad de este proceso, el establecimiento del número de entrevistas, una preparación de sus contenidos, la elección de entrevistadores, establecimiento de métodos de seguimiento, realización de informes amplios, el taller podrá realizar su votación con total

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convencimiento, y asumiendo plenamente la integración del nuevo miembro

23.

� Gestión económica Art. 23.- Tesoro de las Logias: “Corresponde el control de ingresos y gastos, bajo la supervisión del Venerable Maestro, al Hermano Tesorero, quien mantendrá una contabilidad clara y al día, en libros que estarán a disposición de la Logia para ser examinados en cualquier Tenida o reunión del Comité”. (Reglamentos Generales, Art. 23, ed. 2004, G.L.E.) Según el Art. 81 de nuestra Constitución y Reglamentos Generales, se establece también que en todas las Logias los pagos deberán efectuarse directamente al H.·. Tesorero, el cual deberá ingresar dichas sumas en la cuenta bancaria que haya sido señalada por la Logia, y realizará los pagos debidamente autorizado por la Logia. Cada Logia establece ciertas preferencias en cuanto a su modelo de gestión. Los últimos cambios administrativos incluso han creado la figura de las Asociaciones como figura administrativa ante G.L.E. Pero en todo caso, el modelo adoptado debería permitir una fácil supervisión por el V.M. con vistas a: comprobar el pago de capitaciones, los movimientos bancarios realizados por el H.·. Tesorero, los gastos realizados, los pagos a la Provincia y G.L.E., etc

24.

Es habitual que la previsión de gastos se realice en los diversos órganos de gobierno de la Logia, aunque los Reglamentos Generales mencionen los casos en los que deben ser sometidos a aprobación previa, o que por su cuantía pueden ser despachados por el V.M. para necesidades varias del taller. En los órganos de gobierno, puede realizarse un seguimiento y una supervisión que permite realizar previsiones, tomar decisiones, o elaborar propuestas para ser presentadas en Logia.

23 Se halla en proyecto un pequeño dosier con ideas, recomendaciones, que pueden emplearse en los procedimientos de aplomación. Su edición por G.L.E. estará disponible en breve plazo. 24 Ver manual de procedimientos para Tesoreros, G.L.E., 2011.

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� Beneficencia

El V.M. preside toda comisión en la Logia, por tanto también debe ocuparse de este aspecto de nuestra Fraternidad. Los oficiales encargados de esta función, que coordinen la comisión de Beneficencia constituida al efecto, es conveniente que planifiquen sus proyectos. Para ello, el V.M. puede propiciar diálogos en los órganos de gobierno, y en Logia abierta, para trasladar su realización a la comisión. En todo caso, es del todo conveniente que los trabajos encaminados a Beneficencia, se beneficien de la mayor opinión y participación de todos los Hermanos de la Logia. Será por tanto positivo no solo la presentación de un plan anual, sino la exposición de informaciones frecuentes del seguimiento realizado que puedan recoger propuestas y mejoras.

� Visitar otras Logias y visitantes en Logia Es del todo saludable que un V.M. visite a las Logias de su entorno, y establezca en nombre de su Logia unas buenas relaciones fraternales. Su disponibilidad para participar en una amplia variedad de eventos masónicos, como representante de su Logia, hará de su veneratura un período fértil y enriquecedor para la Logia. Los órganos de gobierno de la Logia pueden además acordar el intercambio de delegaciones, representantes de la amistad, etc., pero también organizar a través de los Vigilantes y el propio V.M. visitas con Aprendices, Compañeros, a Logias del mismo Rito preferentemente, o de otros Ritos, si así lo ha acordado la Logia

25.

La recepción de visitantes de otras Logias y de Grandes Logias de la Amistad es un derecho universal de la francmasonería. Si bien, el V.M. puede gestionar la ocasión de la visita en el caso que la Logia deba abordar debates y votaciones “en familia”, o considere que puede turbarse la paz y la armonía de la Logia. La Constitución y Reglamentos Generales de la G.L.E., la Declaración de la U.G.L.E. para el reconocimiento de Grandes

25 Ver además Guía de Acogida, 2011, G.L.E.

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Logias, son claras en el establecimiento de las distinciones que deben existir entre el ámbito de la “regularidad” y la “irregularidad”

26. Por tanto

una Logia regular, y su V.M., no deben permitir visitas de miembros de Obediencias irregulares, ni tampoco realizar o tolerar visitas a estas Logias.

� Instrucción: técnicas generales, objetivos. La Guía de Acogida (ed.2011) editada por G.L.E. recoge ampliamente el significado, la función, y la importancia capital de este ámbito para el buen funcionamiento de una Logia. Dentro de la soberanía y autonomía de la Logia, el V.M. debe ver en el desarrollo y la planificación de esta área una herramienta determinante para:

� La cohesión de la Logia. � Mantener el interés de los Hermanos. � Estimular la participación de los Maestros. � Hacer de la Logia un centro de iniciación. � Posibilitar un aprendizaje correcto de los símbolos, los rituales, las

alegorías, los principios, los usos y costumbres, etc. � Preparar la adecuada formación de los futuros oficiales del taller,

y de los próximos Venerables Maestros. � Hacer de la Logia un eslabón digno en la transmisión de las

tradiciones iniciáticas. La dejadez, el desinterés, la ignorancia, sobre el valor netamente masónico de esta actividad, no puede redundar sino en el desplazamiento hacia intereses profanos, y una total desorientación sobre el objeto de la francmasonería. El V.M. , junto con los Vigilantes, son los máximos responsables de que pueda realizarse con eficacia la instrucción, y trate eficazmente sobre los principios fundamentales. Para ello, el V.M. dispone de herramientas varias:

26 Sobre los conceptos de “regularidad”, “irregularidad”, “reconocimiento”, ver Guía de Acogida, 2011, G.L.E.

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� Establecimiento de un plan anual de instrucción; qué se va a

hacer, finalidad, periodización, responsables, etc. � Formación de una comisión de Docencia de la Logia; teniendo

como finalidad planificar las acciones formativas, y estando integrada por el V.M., los VV.·., y al menos otros dos Maestros.

� Consulta periódica con el Comité de Logia, Consejo de Familia, para recabar propuestas y evaluar impresiones.

� Nombramiento de un H.·. Preceptor; normalmente un Pasado Maestro con especial interés, conocimiento y experiencia que pueda ayudar en distintas tareas a los Vigilantes.

� Planificación de las sesiones de instrucción ritual; para que incluso Aprendices y Compañeros participen de forma simulada sin abrir trabajos.

� Establecimiento de talleres de primer y segundo grado en fechas prefijadas, y con temas propuestos con antelación para evitar divagaciones, discusiones fantasiosas, o temas completamente profanos.

� Propuesta de charlas y conferencias generales para todos los grados.

� Asistencia a las actividades formativas de la Provincia, o de la Gran Logia de España, y consulta de sus recursos generales.

� Visitas conjuntas estableciendo una propuesta de guía explicativa. � Propuesta de proyectos de estudio en Logia. � Realización de materiales de instrucción: publicaciones,

presentaciones en formato audiovisual, etc. � Organización de talleres específicos para Maestros; de carácter

ritual, teórico, o de debate respecto a cuestiones masónicas varias.

El control de los procesos de instrucción en masonería no es sencillo. No es habitual en nuestra Obediencia, ni las de nuestro entorno, establecer sistemas cerrados de evaluación. Sin embargo, sí que es posible la realización de un seguimiento general por parte del V.M. y los VV.·. en base a algunos indicadores:

� Asistencia a las Tenidas y a los talleres de instrucción.

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� Respuesta a las llamadas de los Vigilantes y a la colaboración en Logia: preparación del templo, mantenimiento de materiales, gestiones varias, proyectos de Logia, etc.

� Comportamiento general durante el ritual, y grado de asimilación de los usos rituales habituales.

� Actitud positiva, constructiva, participativa, y fraternal. � Respuesta a las propuestas de los VV.·. de visitar otras Logias, o

asistir a las Asambleas Provinciales y de la G.L.E. � Realización de Planchas o Piezas de Arquitectura si el Rito lo

contempla; y grado de asimilación tanto de los elementos simbólicos del grado como de los principios de la Orden.

� Asistencia a los ágapes. � Asistencia a las actividades fraternales: Banquetes de la Orden,

fiestas con damas, excursiones, visitas programadas por la Logia. � Desde el punto de vista de la armonía y la fraternidad, grado de

integración y relación con el resto de Hermanos. Si el seguimiento de la actividad masónica de Aprendices y Compañeros se hace efectivo, los aumentos de salario serán una consecuencia natural del proceso. No obstante, la entrada no simultánea de Aprendices, y la imposibilidad de seguir criterios cerrados en cuanto al cumplimiento de programaciones, hace imposible agotar la “materia” de un grado en un año masónico, y mucho menos dar por supuesta la “realización” iniciática del mismo. La eficacia en la instrucción en Logia, realizada año tras año en Logia, creará la continuidad necesaria y el fermento indispensable para el proceso iniciático de Hermanos de todos los grados. Por último, será preciso recordar que las Logias pueden y deben formar a sus Maestros para el desempeño de oficios, para que logren un conocimiento adecuado de la “Ciencia” y “Arte” masónico, y puedan realizar satisfactoriamente su proceso iniciático en el seno de la francmasonería regular. Si el Aprendiz y el Compañero han recibido sustento, consejos, ¿por qué los Maestros deben ser abandonados únicamente a su libre albedrío? ¿Acaso no es precisamente un reto optar a realizar un magisterio efectivo? Si la finalidad del magisterio no es sino transmitir, es obligación de la Logia y de toda la Obediencia cuidar de una formación permanente para los Maestros masones. No olvidemos que uno de ellos, en su Logia, será el próximo Venerable Maestro y engrosará el número de dirigentes de la Orden.

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� Divulgación externa masónica Dentro del plan anual de Logia, pueden establecerse actividades que comporten una interacción de la Logia -o de varios miembros de la Logia- con estamentos varios de la sociedad, o entidades u organismos públicos y privados. Estas acciones pueden referirse a conferencias, jornadas, programas culturales varios, u otros proyectos sociales de diversa índole. Pero desde su planteamiento, es preciso distinguir si van realizarse de forma más discreta o a través de asociaciones culturales, o si conllevarán el usar el nombre de la Logia y de la propia Gran Logia de España. Los Reglamentos Generales expresan que ningún Hermano, y ninguna Logia por extensión tienen la potestad de hablar en nombre de la francmasonería, y de la Obediencia en la que se halla encardinada. Por tanto, toda acción externa que una Logia planifique, y en la que pueda darse a entender que se habla oficialmente en nombre de la masonería y de la Gran Logia de España, debe recibir la autorización correspondiente del Gran Maestro, que dado el caso, podrá delegar la supervisión a las Grandes Logias Provinciales. En la mayoría de los casos, quizás excluyendo actividades “en familia” de la Logia, es muy recomendable que la Logia informe de la programación de sus actividades a la Provincia. De esta forma, el resto de Logias pueden participar de las iniciativas, y llegado el caso contribuir a su infraestructura, difusión, etc.

� Ágapes Al igual que en las tenidas, ceremonias, y comisiones de la Logia, el V.M. preside el ágape fraternal. Si bien históricamente todos los Ritos han contemplado un ceremonial, un vocabulario, y una disposición específica para los ágapes, no todos los Ritos a día de hoy en G.L.E., han conservado la obligatoriedad ritual del ágape posterior a la tenida, ni conservan formas idénticas para el ágape y el Banquete de la Orden, las celebraciones solsticiales, etc. Dejando estos usos particulares a los rituales específicos de cada Rito y a la propia costumbre de la Logia, el V.M. deberá tener en cuenta en el

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protocolo la ubicación de dignatarios, oficiales Provinciales o de la G.LE., visitantes de la Logia, nuevos iniciados o Hermanos a quienes se les ha aumentado salario. Durante el ceremonial del ágape es recomendable que todo se halle correctamente dispuesto, que los Hermanos encargados tengan todo preparado, y los alimentos se encuentren correctamente preparados. Sin obviar la alegría y la fraternidad, es recomendable que el V.M. procure un uso ordenado de la palabra y el silencio, cuide de evitar los excesos, las pasiones desmedidas, y mantenga la armonía entre los Hermanos. Algunas Logias suelen prever lectura de trabajos, declamación de textos varios, música, intervenciones de los Hermanos sobre un tema propuesto o libre, además de los brindis de rigor; pero una vez más dejaremos este punto a la costumbre de la Logia y el carácter del Rito. El V.M. deber recordar que el ágape, al ser mucho más que un acto social y cultural, excede de ser una actividad relacional marcada por signos, baterías, para constituir un auténtico “trabajo de mesa”. Ciertas reglas y enseñanzas asociadas al ágape, entre aquellos que comparten “pan” y “vino”, constituyen el vehículo idóneo para ennoblecer sentimientos, forjar caracteres, acercar corazones y mentes, y cultivar el verdadero amor fraternal, cimiento de nuestra Hermandad.

� Relaciones con otros Cuerpos y Potencias Masónicas El trabajo realizado en las Logias es totalmente independiente del realizado en otros Cuerpos. Gran Logia de España, tiene firmados acuerdos de reconocimiento y amistad con otros Cuerpos y Potencias masónicas, los cuales sirven para unir los lazos de cooperación y fraternidad entre la familia masónica regular. Pero tanto G.L.E. como estos Cuerpos tienen, y deben mantener, una soberanía propia, y una autonomía organizativa tal como marcan sus Constituciones, Reglamentos, Estatutos. Por lo que la convivencia de las Logias simbólicas respecto de otras Logias capitulares, Capítulos, Cónclaves, debe mantenerse en estas mismas líneas. En Logia además, el V.M. no debe portar ni permitir otras decoraciones que las prescritas para las Logias simbólicas. Siendo la única joya de otros Cuerpos, permitida por normativa, la que corresponde al Arco Real. No es recomendable que el V.M. introduzca en Logia ninguna confusión a estos respectos, ni que realice un proselitismo abierto hacia sus propias

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preferencias. Ahora bien, fuera de los trabajos y en el contexto apropiado, puede suministrar o posibilitar que se suministre información a Hermanos interesados, ya que el grado de Maestro masón abre la puerta a estos caminos de perfeccionamiento de la maestría. Dejando este terreno formal y normativo, parece necesario no obstante mencionar que siempre es recomendable, como masones individuales, un apoyo en la divulgación masónica hacia el exterior que realizan los Cuerpos, y las propuestas culturales que ofrecen.

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RITUAL DE INSTALACIÓN DE VV.·.MM.·. La instalación de un Venerable Maestro en su oficio y dignidad es objeto de una ceremonia específica que se realiza en los tres grados simbólicos y en un Cónclave de Maestros instalados. Al final de la ceremonia, el Maestro instalado inviste a su vez a sus oficiales, los cuales deben prestar juramento de fidelidad a las Constituciones y Reglamentos de la Obediencia, y a los Antiguos Deberes de la Fraternidad. El ritual en Cónclave de Maestros instalados tiene una indudable antigüedad y belleza. El practicado en Gran Logia de España corresponde a los usos de las Grandes Logias, y aunque el propio ritual indica que no se trata de un nuevo grado ni tiene carácter obligatorio, lo cierto es que se ha hecho habitual e imprescindible su ejecución para instalar a un V.M. El contenido simbólico y alegórico del ritual de instalación, los juramentos y obligaciones adquiridos con los Hermanos, el Taller y la Orden en su totalidad, dan al Maestro electo las capacidades necesarias para dirigir la Logia, representarla adecuadamente, hacer masones, pasarlos y elevarlos, adquiriendo así la experiencia necesaria para contribuir al gobierno de la institución masónica. Leyenda Como en todo ritual masónico, los elementos simbólicos de la condición de Venerable se hallan insertos en el desarrollo de una narración alegórica, que oculta a la vez que vehicula apropiadamente su significado. La estructura de la leyenda para Cónclave de Maestros Instalados, ha quedado fijada casi desde la propia fundación de la Gran Logia Unida de Inglaterra, tal como hemos expuesto en el primer capítulo de esta Guía. De su transmisión regular, y el análisis del simbolismo de cada elemento, podemos extraer profundos significados que pueden develarse progresivamente. El desarrollo de la leyenda tiene lugar propiamente bajo el velo del secreto en el cónclave de Maestros Instalados, en la remembranza de Sión, y la verificación de la Piedra cúbica por la Escuadra y el Compás. El candidato

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es colocado ante el ara y le son explicados ciertos acontecimientos posteriores a la finalización de la construcción del Templo del rey Salomón. La leyenda indica que una vez acabada la obra por la gracia del Altísimo, la sabiduría de Salomón, la fuerza de Hiram de Tiro, y el genio creador de belleza Hiram Abí, el Templo fue consagrado con el reconocimiento de la realeza de las naciones vecinas. La llegada de la reina de Saba a la Ciudad Santa, junto a la sabiduría de Salomón, reconocen en Adonhiram al Excelente Masón (“G…m”) que había supervisado los trabajos como principal arquitecto tras la muerte de Hiram Abí. Adonhiram es llamado a su presencia, e impidiéndole la genuflexión, esta tríada rememora el misterioso y perfecto encaje de todas las piezas del Templo por instrumentos únicamente de madera, sin concurso alguno del metal, y por la inspiración constante del G.A.D.U. que ha permitido coronar semejante obra. Antes de disolverse este triple encuentro entre la reina de Saba, Salomón y Adonhiram, éste ejecuta por tres veces el saludo de un Maestro en las Artes y las Ciencias hacia su real Maestro. Elementos fundamentales de la Instalación La transmisión de este Oficio se halla revestido de un genuino carácter tradicional. Por ello los poderes y misterios que comporta deben ser entregados en forma ritual y frente a sus iguales. Durante su ejecución no es en absoluto conveniente admitir nuevos visitantes, ni ninguna otra clase de interrupciones. Y según las antiguas regulaciones “y la forma antigua, deben estar presentes al menos tres Maestros instalados” (W.Preston, Ilustrations of masonry,). La ceremonia es ejecutada por Maestros Instaladores y comienza en primer grado ante la totalidad de la Logia, la cual ha elegido a su nuevo V.M. El V.M. saliente presenta al Venerable Maestro electo a la Logia, y éste se muestra dispuesto a recibir la efectividad del Oficio de las propias manos del V.M. La ceremonia en primer grado reviste cierto carácter institucional, y versa sobre los requisitos éticos y morales de un candidato al Oficio de V.M. : de buen renombre, franco, leal, sincero, verdadero, amable en el trato, intransigente con sus principios, amante de la sabiduría, con la suficiente

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capacidad y voluntad, instruido en los Deberes, Usos y Costumbres de la Orden, y en la noble ciencia del Arte Real. Para ello, el V.M. electo presta Fidelidad (con el signo) a los siguientes Antiguos Deberes, Usos y Costumbres:

1. ¿Os comprometéis a conduciros honorable y honradamente y a seguir estrictamente los dictados de la Ley Moral?

2. ¿Os comprometéis a comportaros como leal ciudadano, amigo de la paz, y os someteréis de buena gana a las leyes del país donde residáis?

3. ¿Prometéis no tomar parte jamás en ningún complot o conspiración contra el gobierno legalmente constituido y someteros a las decisiones de la Magistratura Suprema?

4. ¿Os comprometéis a dar el respeto debido a los poderes civiles legítimos, a trabajar honestamente, a llevar una vida honorable y a actuar legalmente?

5. ¿Os comprometéis a venerar la memoria de los primeros Patronos y Fundadores de la Orden Francmasónica, respetar a sus sucesores legítimos, jefes supremos o bien oficiales subalternos, según su rango, y aceptar, en todos los casos, las decisiones y resoluciones tomadas en Logia por vuestros Hermanos si son conformes a las Constituciones de la Orden?

6. ¿Prometéis evitar cualquier polémica o querella verbal y precaveros contra cualquier intemperancia o cualquier exceso?

7. ¿Prometéis ser prudente y circunspecto en vuestra conducta y en vuestras acciones, cortés con vuestros Hermanos y fiel a vuestra Logia?

8. ¿Prometéis respetar a los genuinos y verdaderos Hermanos regulares y rechazar a los impostores y a todos los que se alejan de la práctica de los Principios fundamentales de la Francmasonería?

9. ¿Os comprometéis a contribuir al bien general de la sociedad, a cultivar las virtudes sociales y a propagar el conocimiento del Arte Místico, hasta el límite que lo permitan vuestra habilidad y capacidad?

10. ¿Prometéis respetar al Gran Maestro en activo, así como a los Grandes Oficiales debidamente instalados y rendir plena obediencia a todas las decisiones de la Gran Logia?

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11. ¿Reconocéis que no está en poder de ningún hombre, ni de ninguna colectividad de hombres, introducir innovaciones en las reglas básicas de la Francmasonería?

12. ¿Prometéis participar regularmente en las reuniones de la Gran Logia o de sus comisiones, cuando hayáis recibido convocatorias regulares y cumplir a conciencia todos vuestros deberes de Francmasón, en toda circunstancia regular y debida?

13. ¿Reconocéis que ninguna nueva Logia pueda constituirse sin autorización del Gran Maestro o de su Diputado y que no debéis otorgar ninguna consideración ni ayuda a una Logia irregular, ni tampoco a los que hubieran sido iniciados en ella; que ningún cortejo público de Masones decorados con insignias de la Orden, puede tener lugar sin el permiso especial del Gran Maestro o de su Diputado?

14. ¿Reconocéis que nadie puede ser regularmente recibido en la Francmasonería o afiliado en una Logia sin previo aviso a los Hermanos y sin una encuesta previa sobre su carácter y honestidad. Que ningún Hermano puede ser avanzado a un grado superior si no es conforme y rigurosamente con lo establecido en la Constitución y Reglamentos Generales de la Gran Logia?

15. ¿Prometéis que ningún visitante será jamás recibido en vuestra Logia antes de haber sido examinado cuidadosamente y de haber dado pruebas inconfundibles de haber sido iniciado en una Logia regular?

M.I. ¿Os obligáis a practicar y prometéis someteros y hacer respetar estos Antiguos Deberes, Usos y Costumbres de la Orden, y mantenerlos fielmente tal como lo han venido haciendo, en todo tiempo, todos los Venerables Maestros?

La Instalación prosigue en segundo grado. En el ritual de instalación aprobado por G.L.E., el V.M. electo toma una Obligación Solemne en relación a sus deberes. Si el compromiso formal de fidelidad en primer grado se había tomado frente al tablero de trazo del Secretario, dirigiéndose a la colectividad de miembros, podría decirse a un nivel puramente externo, ahora se trata de un juramento ante el ara, sobre el Volumen de la Ley Sagrada, en presencia del Gran Geómetra del Universo, mientras todos los HH.·. se hallan en pie con el signo de Fidelidad. El V.M. electo declara su determinación de cumplir con el oficio con lealtad, celo,

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imparcialidad, hasta instalar a su sucesor; no permitir ni tolerar desviaciones respecto de la Tradición, de los Deberes, Usos y Costumbres, mandamientos y principios de la Hermandad; y cumplir los genuinos deberes de un dirigente de la Orden, sellando con sus labios la Obligación sobre el V.L.S.:

“Yo…. (Da su nombre y apellidos), en presencia del Gran Geómetra del Universo y de esta Digna y Respetable Logia de Compañeros Francmasones, regularmente formada y reunida, debidamente consagrada y dedicada, consiento en aceptar el Oficio de Venerable Maestro de esta Respetable Logia Simbólica …., número …., y cumplir fielmente con los deberes del Oficio, con lealtad, con celo, con imparcialidad y con lo mejor de mis aptitudes y posibilidades y hasta que un sucesor mío haya sido debidamente elegido e instalado en mi lugar. Prometo, además, solemnemente que durante mi maestría o bien en cualquier otro período en que la Logia pueda encontrarse bajo mi mando, no permitiré, ni toleraré ninguna desviación de los Antiguos Deberes, Usos y Costumbres de la Orden y nunca celebraré, ni haré celebrar, ninguna ceremonia contraria a los principios o perjudicial para nuestra antigua Institución, bien al contrario he de mantener puros y sin mácula los mandamientos y principios de la Hermandad. Prometo hacer respetar estrictamente, en la medida de mi poder, los excelentes Reglamentos, Usos y Costumbres a los que acabo de dar mi adhesión y cumplir a conciencia mis deberes como un jefe en el seno de la Orden y como Venerable Maestro de la Respetable Logia Simbólica …, número …… Que el Gran Geómetra del Universo me ayude y me arme de constancia para mantener fielmente la Obligación Solemne de Venerable Maestro que acabo de contraer”. Tras la apertura de trabajos en tercer grado la ceremonia prosigue inmediatamente en Cónclave de Maestros Instalados. El Venerable electo recibe un Toque y una Palabra de Pase (“R…i”)

27 y es conducido fuera del

Templo. Mientras espera, se constituye el Cónclave de Maestros Instalados, representación misma del núcleo iniciático de la Orden con capacidad para transferir los poderes del gobierno de la Logia. En esta apertura, los Maestros Instalados son puestos a prueba según la piedra

27 Ver Ritual de Instalación, G.L.E.

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cúbica, reflejo de la perfección que es puesta a prueba por la Escuadra y el Compás: “la Escuadra de la Palabra del Altísimo y del Compás de su conciencia”. Muestran los Signos, se colocan la Escuadra y el Compás en grado de Maestro, se recuerda a Sión – la Ciudad Santa-, y el V.L.S. queda abierto en Reyes, 10: “Y oyendo la reina de Saba la fama de Salomón en el nombre de Jehová, vino á probarle con preguntas”

28.

El Venerable electo es admitido en el Cónclave tanto por el Toque y la Palabra de Pase, como por la acción conjunta de la Escuadra y el Compás que ya han validado a los otros Maestros instalados. Es dirigido hacia el centro del Templo para arrodillarse, mientras el Cónclave cara a Oriente pide la protección del Altísimo. La invocación, de gran riqueza simbólica, tiene por objeto amparar el rito, le sea concedida “Sabiduría” al nuevo dirigente de la Orden –emulando a Salomón-, así como fuerza y habilidad para ejercer “Su Voluntad”; además se pide su santificación por la “Divina Gracia”, la fortificación con la “Poderosa Fuerza” y la adquisición del “verdadero y genuino conocimiento para que sea el más capacitado”

29.

El Venerable Maestro electo contrae una nueva Obligación solemne ante el ara –sobre el V.L.S.-, consistente en mantener inviolables los secretos del Maestro Instalado. Los Venerables Hermanos constituyen un círculo místico alrededor del juramentado con el signo de la plomada

30, y a

continuación, son nuevamente mostradas las tres grandes luces de la francmasonería (V.L.S., escuadra, compás). Al finalizar, el propio V.M. instalador abandona su sitial para “levantar” al nuevo juramentado por el Toque de Maestro Instalado y la Palabra: “G…m”. Quedando ambos frente a frente, el V.M. instalador le transmite la leyenda y los signos del Maestro Instalado, desarrollo de los cinco puntos de la Fraternidad. Los Signos se dividen en cuatro accidentales y uno penal: el Signo de LLamada, el signo de la Plomada, el Signo de Secreto, el Signo de Saludo de un Maestro de las Artes y las Ciencias. El V.M. le reviste entonces con la insignia del oficio, el mandil de Maestro Instalado, y con el Toque le conduce hacia la “Silla del Rey Salomón”. Allí, le

28 Versión Reina Valera (1909). 29 Ver Ritual de Instalación, Cónclave de Maestros Instalados, G.L.E. 30 Ver significado para esta formación del círculo y la sujeción plomada en esta Guía, “atributos del V.M.”

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instala con la Palabra “G…m”, le inviste con el collar, la joya, y el mallete, atributos que hemos descrito anteriormente

31, y le transmite las

herramientas del Maestro Instalado. Nuevamente alrededor del Centro, que ahora refleja el Venerable Maestro instalado, los Venerables forman el círculo con el Signo de la Plomada, y se le proclama debidamente por tres veces con el Signo Penal. El núcleo esencial de la Logia ha quedado refundado, y el nuevo Venerable Maestro se incorpora a su vez al círculo de dirigentes de la Orden, en cuyas manos se halla el depósito iniciático completo de la Obediencia. Tras la investidura del P.M.I., se procede al cierre del Cónclave de Maestros Instalados por los signos, toques, baterías, y la lectura de Amós, 7, VII-VIII. Los trabajos se reasumen en tercer grado, donde los Maestros masones de la Logia saludan una primera vez al Venerable Maestro con el Signo Penal de Maestro. Tras su nueva proclamación como Venerable Maestro instalado en el silla del Rey Salomón, la Cámara del Medio le reconoce la autoridad y dignidad precisa para el gobierno de la Logia, y es saludado por tres veces con el Gran Signo o Signo Real. Antes de cerrar los trabajos en tercer grado, son transmitidas nuevamente al V.M. las herramientas de un Maestro Masón. Los trabajos en segundo grado son retomados con la entrada de los Compañeros, que saludan al V.M. con el Signo Penal. El V.M. es proclamado ante la Cámara de Compañeros –Maestros y Compañeros-, siendo reconocido y saludado nuevamente por tres veces con el Signo Penal. Antes de descender los trabajos a primer grado, son transmitidas al V.M. las herramientas de un Compañero del Oficio. Los trabajos en primer grado se reasumen con la entrada de los Aprendices, que saludan al V.M. con el Signo Penal. El V.M. es proclamado nuevamente ante todo el Taller, y toda la Logia le saluda por tres veces con el Signo Penal de Aprendiz. Tras lo cual, le son transmitidas las herramientas del Aprendiz, así como el cuidado de la Carta Patente:

“Venerable Maestro, os confío muy especialmente el cuidado de la Carta Patente Constitutiva de la Logia. Sus caracteres escritos, algo podrán borrarse durante el transcurso de los años, pero la significación masónica que ellos traducen, son imborrables. Estuvo confiada a Hermanos que la

31 Ver en esta Guía, “atributos del V.M.”

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dignificaron y deseo que pasando por vuestras manos no pierda nada de su primer resplandor para que pueda ser transmitida a vuestros sucesores pura y sin mácula, como la recibisteis en este día”

32.

El V.M. recibe además la Constitución y Reglamentos Generales, el Reglamento de la Gran Logia Provincial y el Reglamento Interno de la Logia, y se le aconseja los haga en leer en Logia para conocimiento general de los Hermanos. Con la entrega de los rituales de la Gran Logia reservados a los Maestros Instalados, se le recomienda profundizar en su contenido para poder orientar a su Logia y hallarse esclarecido sobre las “Leyes” que rigen la francmasonería. A la conclusión de estos elementos rituales, el Venerable Maestro Instalador desciende del Este para ir al Oeste de la Logia, símbolo del curso natural de la Luz y de la regeneración anual que comporta el antiguo misterio de la muerte y resurrección del Maestro. En el Oeste, donde el crepúsculo oculta la otrora Estrella naciente, da una última instrucción (exhortación) al nuevo Maestro de la Logia. Exhortación al V.M. : “Venerable Maestro, ya que habéis sido instalado en la silla de esta digna y respetable Logia Simbólica, no podéis ser insensible ni a las obligaciones que os incumben como su jefe, ni a la responsabilidad que asumís de cumplir fielmente con los deberes de vuestro Oficio. El honor, la reputación y la utilidad de esta Respetable Logia Simbólica dependerán, en gran medida, de la destreza y de la asiduidad con que vos dirijáis sus asuntos y el bienestar de sus miembros aumentará en proporción al celo y a la habilidad con que propaguéis los principios verdaderos de la Institución. Tomad como modelo el astro glorioso de la naturaleza que, levantándose por el Este, esparce de forma continuada su luz y su resplandor, iluminando todo lo que está a su alrededor; así vos debéis iluminar y comunicar el conocimiento a los miembros de vuestra Respetable Logia Simbólica. Impregnad su espíritu de la grandeza y del alto alcance de la Francmasonería, prescribidles que jamás deben deshonrarla y ordenadles que practiquen fuera de ella los deberes que les han sido inculcados en el seno de la Logia y que así puedan demostrar al mundo, mediante una conducta virtuosa, afable y discreta, la feliz y bienhechora influencia de nuestra Antigua Institución, con el fin de que al solo nombre de Masón el mundo esté convencido de que aquél que lo ostenta es uno de aquellos a

32 Ritual de Instalación, G.L.E.

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los que los afligidos pueden confiar sus penas, los desgraciados pedir ayuda y protección, uno de aquellos cuyo brazo está armado por la justicia y cuyo corazón rebosa amor. En fin, Venerable Maestro, siguiendo estrictamente el Reglamento de vuestra Respetable Logia Simbólica, las Constituciones de la Masonería y por encima de todo, de conformidad con las enseñanzas de las Santas Escrituras, tomadas como regla y guía de nuestra fe, vos trazaréis una corona de gloria y felicidad que ornamentará vuestro recuerdo cuando el tiempo ya no tenga límites para vos. Pueda el Gran Arquitecto del Universo concederos la salud y la fuerza para cumplir con los deberes de vuestra alta función, para vuestra satisfacción y para el mejor provecho de vuestra Respetable Logia Simbólica”. Investidura. Para concluir, el V.M, hace jurar el Oficio a cada oficial de la Logia, invistiéndoles a continuación de sus atributos e insignias, y dándoles una breve explicación simbólica de su función. Para este acto el ritual expresa: os debéis considerar comprometidos a cumplir escrupulosamente con vuestros deberes y a asistir regularmente a las Tenidas durante toda la duración de vuestro mandato. Estáis suficientemente imbuidos de los principios de la Francmasonería para rechazar todo temor de no estar a la altura de los deberes de vuestro Oficio. Me limitaré, por lo tanto, a recomendaros que imitéis todo aquello que encontréis de loable en los demás y corrijáis en vosotros mismos todo aquello que os parezca defectuoso en los otros. Tenéis que ser modelos de buen orden y puntualidad, ya que es únicamente ajustando nuestra propia conducta a las leyes, que podemos razonablemente exigir a otros que las obedezcan. Debéis ayudar con celo al Venerable Maestro para que pueda cumplir con los deberes de su importante función, iluminando con vuestras luces y vuestra sabiduría a todos aquellos que os coloque bajo vuestra dirección [..]”. Después de la investidura, el Maestro instalador da una exhortación a todos los Hermanos de la Logia de gran importancia simbólica: “Queridos Hermanos, la naturaleza de nuestra Constitución está concebida de forma que, necesariamente, algunos son llamados a dirigir y enseñar y los demás deben aprender, someterse y obedecer. Los Hermanos Elegidos por el Venerable Maestro para ayudarle a dirigir y gobernar la Logia conocen muy bien los principios de la Masonería y las leyes de nuestra

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Institución, por lo que no hay lugar a temor alguno de que no estén a la altura de los deberes de sus cargos. Vosotros, Hermanos míos, estoy seguro de que tenéis el corazón generoso como para no sentir envidia de sus progresos. Yo espero, por lo tanto, que no tendremos más que un solo objetivo: unirnos con el noble propósito de ser felices y de transmitir esa felicidad. Ya que esta Institución ha sido formada y perfeccionada con tanta unanimidad y concordia, que pueda durar así. Que pueda el afecto y el Amor Fraterno distinguirnos para siempre jamás, como hombres y como Francmasones. Que puedan los principios y las reglas de nuestra Fraternidad, fundadas sobre las bases verdaderas de la fe y de la virtud, enseñarnos a ajustar nuestras acciones, de conformidad con nuestro Dios, con nuestra Patria y con nuestras Leyes; a verter una lágrima de compasión sobre las posibles debilidades de un Hermano Francmasón y a propagar el bálsamo bienhechor del consuelo entre los afligidos. Que estos principios y estas reglas puedan transmitirse puros en esta Logia durante las generaciones venideras. Estos han de ser nuestros votos en el día de hoy. Que el Gran Arquitecto del Universo nos ayude”

33.

Herramientas Como antes se ha mencionado en el ritual, al Maestro Instalado se le entregan nuevas herramientas, se le recuerda el uso de las que ha recibido anteriormente, y su especial aplicación al gobierno de la Logia. Consignamos a continuación las herramientas del Maestro Instalado, las del Maestro masón, Compañero, y Aprendiz, tal como figuran en el Ritual de Instalación: “Las herramientas de un Maestro Instalado son la paleta, el cordel con la plomada y el plano de obras. La paleta sirve al masón operativo para extender la argamasa con la que las diferentes piedras de un edificio quedan unidas firmemente; simbólicamente significa que el espíritu fraternal debe unir siempre a los Francmasones e indica que vuestra obligación es la de extender la argamasa de la afección fraternal para unir junto a vos a los Hermanos con la finalidad de que los diferentes miembros

33 Ritual de Instalación, G.L.E.

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de la Logia puedan estar unidos, todos juntos con el enlace recíproco del amor mutuo y del aprecio. El cordel con plomada sirve a nuestros Hermanos operativos para ajustar la obra y hacerla regular y perpendicular; simbólicamente os enseña a ajustar vuestra propia conducta, según la plomada, a una rectitud moral y una fe más elevadas; esto debe haceros justo, recto e imparcial a fin de que los Hermanos puedan mirar vuestro ejemplo por el que nunca falla la plomada, pudiendo regular así su conducta y cumplir con los preceptos sublimes y nobles objetivos de la Orden. Finalmente, por un cuidadoso estudio del plan de las obras, el Francmasón es capaz de cumplir correctamente con los detalles, tal y como fueron concebidos y diseñados por el Gran Arquitecto. De esta manera, por un estudio constante del plan divino, tal como está indicado en el Volumen de la Ley Sagrada, progresaréis, no solamente vos mismo, sino que también seréis capaz de realizar la voluntad del Gran Arquitecto del Universo que hizo al hombre a su propia imagen”. “Venerable Maestro, os presento las herramientas de un Maestro Francmasón: son el cordel de trazar, el lápiz y el compás, cuyo uso efectivo y significación moral conocéis perfectamente. Permitidme, que os recuerde que un procedimiento recto y justo (le entrega el cordel), una cuidadosa observación y anotación (le entrega el lápiz) de todos cuantos puedan contribuir mejor para la prosperidad de vuestra Logia y la practica constante de todas las virtudes masónicas (le entrega el compás) dentro y fuera de la Logia, son los deberes cardinales del Maestro de los Maestros. Os ruego que hagáis uso de estos conocimientos para la instrucción de los Maestros Francmasones”. “Venerable Maestro, os presento las herramientas de un Compañero de Oficio, son la escuadra, el nivel y la plomada, cuyo uso efectivo y significación moral conocéis perfectamente. Permitidme deciros que no sólo vuestros hermanos sino también el mundo profano juzgarán la rectitud de vuestros principios (le entrega la escuadra), la filantropía de vuestros sentimientos (le entrega el nivel) y la integridad de vuestra conducta (le entrega la plomada) para que seáis digno, donde quiera que fuereis, del alto cargo que ocupáis. Os ruego que hagáis uso de estos conocimientos para la instrucción de los Compañeros de Oficio”.

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“Venerable Maestro, os presento las herramientas de un Aprendiz Francmasón entrado, que son: la regla de veinticuatro pulgadas, el mazo y el cincel, cuyo uso efectivo y significación moral conocéis perfectamente. Ellas deben serviros para recordaros, como Venerable Maestro, que sin descuidaros de vuestros deberes comunes en la vida profana, parte de vuestro tiempo (le entrega la regla) debe ser dedicado a pensar seriamente en los intereses de vuestra Logia y en la felicidad de vuestros Hermanos; que no debéis mirar el trabajo (le entrega el mazo) de vuestra Logia como una fatiga y sí como un placer y que durante el tiempo que ocupéis este Oficio, debéis emplear todo vuestro esfuerzo (le entrega el cincel) para educar a vuestros Hermanos en los verdaderos y fundamentales principios de la Francmasonería, con la finalidad de transformarlos en Piedras Pulidas, aptas para la construcción del Templo Moral, para la gloria de Aquel a quien llamamos Gran Arquitecto del Universo. Os ruego que hagáis uso de estos conocimientos para la instrucción de los Hermanos Aprendices entrado”.

34

34 Ritual de Instalación, G.L.E.

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EL PASADO MAESTRO Finalización del período de gobierno. Descripción y función del Pasado Maestro

Después de un año de trabajo completo el V.M. cesa en su oficio al instalar regularmente al sucesor elegido por la Logia. Todo Maestro Instalado puede concurrir a una nueva elección ante la Logia, por lo tanto el V.M. puede presentarse ante la Logia para optar a un segundo mandato o no. Las Logias en ocasiones han desarrollado usos al respecto: un solo año de mandato, dos años habituales de mandato, el establecimiento de una “escalera” o

turno rotativo de oficios, el V.M. saliente ejerce de Guardatemplo exterior, de Pasado Maestro Inmediato, etc. Cuando la veneratura como año masónico termina, el Venerable Maestro engrosa el número de los Pasados Maestros de la Logia (Ex-Venerables Maestros según otras denominaciones). Toda la teoría que se le transmitió en el ritual, los poderes conferidos para aplicarla, y la práctica del oficio durante su mandato, debe haberle aportado una enseñanza y una valiosa experiencia en el servicio a su Logia. En cualquier caso el V.M. saliente es a todos los efectos un Maestro Instalado con facultad de voz y voto en los órganos correspondientes de la Orden, y tiene además una importante labor aun por desarrollar en su Logia:

- Sustituir al V.M. en su ausencia. - En los Ritos que lo contemplan, ejercer de Pasado Maestro

Inmediato.

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- Formar parte de los Comités y Cámaras consultivas y deliberativas de la Logia.

- Asesorar a los Maestros en el desempeño de los Oficios. - Actuar como Preceptor en la Instrucción. - Realizar gestiones varias para la Logia. - Representarla en los ámbitos Provinciales y de Gran Logia.

Los Maestros Instalados, miembros de una Logia, tienen la potestad de sentarse en el sector derecho del Oriente junto al V.M. Cámara de Pasados Maestros o Ex – Venerables Maestros, Comité de Logia En ciertos Ritos, y según la costumbre de la Logia, los Maestros Instalados de la Logia forman la Cámara de Pasados Maestros o Ex -Venerables Maestros. Un órgano consultivo del V.M. en curso destinado a asesorar, orientar, representar a la Tradición masónica y de la propia Logia, además de respaldar la labor de los Oficiales. También de carácter consultivo, el Comité de Logia, llamado en algunos Ritos Consejo de Familia, constituye no obstante un órgano de gobierno efectivo llamado a la gestión de la Logia. El V.M. , como se ha indicado en el apartado sobre la planificación de los trabajos, puede encontrar en este órgano un apoyo determinante para encontrar soluciones, ejecutar propuestas, y dirimir asuntos de muy diversa índole. El Comité aparece sin duda, como un lugar donde lograr soluciones armónicas que posteriormente favorezcan la marcha de los trabajos. Por ello en su composición, los Pasados Maestros son miembros de pleno derecho, y su consejo y opinión basada en la experiencia, puede ayudar a resolver múltiples cuestiones. El Pasado Maestro Inmediato (P.M.I.) Los Reglamentos Generales de la G.L.E. , art. 9 dicen: “La condición de Pasado Maestro Inmediato no es un Oficio en la Logia; sin embargo, implica ser el consejero y el sustituto natural del Venerable Maestro en ejercicio hasta que cese en su Oficio. Su posición de precedencia es delante del Tesorero”.

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En ciertos Ritos, un Pasado Maestro -normalmente el Venerable Maestro saliente- tiene una función ritual específica. Esta función tiene lugar desde la propia Instalación de su sucesor en el Trono de Salomón, hasta los trabajos ordinarios de Logia. El P.M.I. no es propiamente un oficial del Taller sino que actúa y está presente como dignatario de la Logia. Ejerciendo normalmente la función de consejero y asesor del Venerable Maestro, y sentándose por tanto en el Oriente junto a él. Su joya es una escuadra (de lados con la proporción 3-4-5) de la que pende el teorema de Pitágoras, como menciona el ritual: “Venerable Hermano …, me complace investiros con el collar y la joya de vuestro Oficio de Pasado Maestro Inmediato de la Logia, una escuadra de la que pende la representación geométrica del teorema de Pitágoras”

35.

El significado de la joya es de gran importancia. Representa a la propia “Geometría”, a la “Sabiduría” primordial que rige los principios de la construcción del mundo, y a la propia acción creadora del Maestro que ha culminado el “Arte”. Si la Escuadra prueba la corrección de las piedras, para el lugar que les está destinado, la proposición matemática que pende del ángulo de la escuadra asegura la corrección de la propia escuadra, de la propia “ley”. Esta “norma” fija la hallamos en la naturaleza, en toda la creación, y su fundamento es de carácter metafísico. Consiste en la propia corrección del ángulo, que se basa en la realización de lados en proporción 3-4-5. El Pasado Maestro, por el trabajo realizado, es consciente de la importancia que la herramienta sea correcta, pues de ello derivará que la obra pueda progresar y ajustarse al plan trazado. Pero las propias Constituciones de 1723 revelan ya su secreto: “la asombrosa proporción sobre la cual está el fundamento de toda la masonería”. La joya en su conjunto, pero también la figura simbólica de un Pasado Maestro –no la persona evidentemente-, representan la perfección y la verdad en sí mismas. Adquiere así el Pasado Maestro una peculiar función en un taller: velar para que no se trasgredan los principios, que demostrados correctos y verdaderos, rigen la rectitud en la construcción. Pero asume una responsabilidad mayor: responder ante el propio G.A.D.U., el Gran Geómetra, de la finalidad de la Orden Masónica y de su obra entre los hombres.

35 Ritual de Instalación, G.L.E.

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Logias Especializadas – Logias de Maestros Instalados “La Gran Logia de España acoge dos clases de Logias, según sus características: Las Logias Simbólicas y las Logias Especializadas [..] Se engloban dentro del término “Logias Especializadas”, las Logias de Instrucción, las de Maestros Instalados, las Logias de Estudio, así como cualesquiera otras cuya dedicación no tenga por objeto la Iniciación, Pase y Elevación. Las Logias Especializadas no pueden tener miembros en Primera Afiliación. Todos ellos deben pertenecer, en Primera Afiliación, a una Logia Simbólica de la Gran Logia de España. El Venerable Maestro y los Vigilantes de las Logias Especializadas deben ser Maestros Regularmente Instalados en una Logia Simbólica de la Gran Logia de España”. (Reglamentos Generales, Art 20, ed. 2004, G.L.E.) En este ámbito, si los Maestros masones pueden formar parte de determinadas Logias especializadas, deben ser Maestros Instalados quienes las presidan. Las Logias de Maestros Instalados a su vez, están constituidas exclusivamente por HH.·. que han alcanzado tal dignidad, y están destinadas al intercambio de experiencias, conocimientos, además de realizar un trabajo especializado:

- Práctica de los rituales, con el fin de unificar criterios y aclarar puntos oscuros de procedimiento.

- Realización de la Instalación de VV.·.MM.·. en las Logias de la Provincia.

- Realización de las ceremonias propias de la Gran Logia Provincial. - Desarrollo de proyectos de instrucción masónica.

* * *

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