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Rosario, Santa Fe, Argentina, 12 de Junio de 2005 La entrevista en la investigación cualitativa UNIDAD CINCO TEXTO FUENTE MARGARIT, Ana María, La entrevista en la investigación cualitativa”, Colección Papeles de Investigación, Escuela de Comunicación Social, Rosario, 2000. LA ENTREVISTA EN LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Los procesos de construcción del discurso informativo (análisis de dos casos en medios de comunicación de Rosario desde la perspectiva sociosemiótica)” y apunta a describir e interpretar cómo se procesaba la información en dos momentos históricos de nuestra ciudad: septiembre de 1955 y septiembre de 1973. La cuestión de la entrevista apareció en esta investigación asignada como una de las tareas incluídas en la etapa de preparación y documentación, como una herramienta estratégica de la recolección de datos. Hipotéticamente estos datos obtenidos mediante las entrevistas conformarán un lote discursivo proveniente de las conversaciones con protagonistas y herederos de la época a la cual refiere el estudio de los dos casos ya mencionados, cuyos sentidos podrán ampliar, asociar o confrontar con otros datos y otros sentidos, por ejemplo, los provenientes de la reconstrucción del corpus o los relatos del marco histórico: de ese contraste multidireccional surgirán elementos para comprender e interpretar claves sociales acerca de cómo se fabricaban las noticias en Rosario, en los setiembres de 1955 y 1973. El primer paso, más allá de asignar a la entrevista esta propiedad de herramienta, fue indagar su pertinencia como tal al amplio espectro que conforman los métodos cualitativos en la investigación social y en especial, según el enfoque teórico metodológicos que la reconoce y legitima: la etnometodología. En paralelo, la indagación teórica consistió también en rescatar la carnadura semiótica de la entrevista a partir de la descripción de la conversación y el diálogo.

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Rosario, Santa Fe, Argentina, 12 de Junio de 2005 La entrevista en la investigación cualitativaUNIDAD CINCOTEXTO FUENTE

MARGARIT, Ana María, La entrevista en la investigación cualitativa”, Colección Papeles de Investigación, Escuela de Comunicación Social, Rosario, 2000.

LA ENTREVISTA EN LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA

El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Los procesos de construcción del discurso informativo (análisis de dos casos en medios de comunicación de Rosario desde la perspectiva sociosemiótica)” y apunta a describir e interpretar cómo se procesaba la información en dos momentos históricos de nuestra ciudad: septiembre de 1955 y septiembre de 1973.

La cuestión de la entrevista apareció en esta investigación asignada como una de las tareas incluídas en la etapa de preparación y documentación, como una herramienta estratégica de la recolección de datos.

Hipotéticamente estos datos obtenidos mediante las entrevistas conformarán un lote discursivo proveniente de las conversaciones con protagonistas y herederos de la época a la cual refiere el estudio de los dos casos ya mencionados, cuyos sentidos podrán ampliar, asociar o confrontar con otros datos y otros sentidos, por ejemplo, los provenientes de la reconstrucción del corpus o los relatos del marco histórico: de ese contraste multidireccional surgirán elementos para comprender e interpretar claves sociales acerca de cómo se fabricaban las noticias en Rosario, en los setiembres de 1955 y 1973.

El primer paso, más allá de asignar a la entrevista esta propiedad de herramienta, fue indagar su pertinencia como tal al amplio espectro que conforman los métodos cualitativos en la investigación social y en especial, según el enfoque teórico metodológicos que la reconoce y legitima: la etnometodología.

En paralelo, la indagación teórica consistió también en rescatar la carnadura semiótica de la entrevista a partir de la descripción de la conversación y el diálogo.

La investigación con métodos cualitativos

En el campo de las ciencias sociales, las teorías y perspectivas que circulan, se suceden o confrontan no hacen más que transparentar los diferentes modos en que se plantean los problemas, se enfocan los hechos y se perfila la búsqueda de soluciones. Los objetivos de la investigación, la misión que se traza y los propósitos que la alumbran son aquellos componentes que llevan al investigador o al grupo de investigadores a elegir determinada metodología, que puede definirse simplemente como “la manera de realizar la investigación”. S.J. TAYLOR Y R. BOGDAN.

Desde fines del siglo 19 hasta este fin de siglo el perfil del investigador y de su trabajo se han ido transformando notablemente: en breve síntesis apuntaremos que el positivismo legó la sistematización del trabajo de campo y reglas de oro tales como la presencia directa del investigador en el terreno; la tradición culturalista, sus aportes sobre el conocimiento de las lenguas y la instalación de categorías tales como sentido y contexto; la perspectiva interpretativista legitimó los aspectos subjetivos del investigador como herramientas de conocimiento, la aparición de las técnicas de

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participación y la consideración del punto de vista de los informantes. Por último, la socioantropología introdujo dos conceptos claves: diversidad y perspectiva del actor.

Mientras que el investigador positivista buscaba los hechos o causas de los fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los individuos, la perspectiva fenomenológica busca entender o comprender tales fenómenos sociales desde la perspectiva del actor.

Del contraste de las perspectivas positivista y fenomenológica surge también el contraste de los métodos de investigación: mientras que la investigación positivista tiende al inventario, a la cuantificación y al análisis estadístico, la investigación fenomenológica quiere comprender y por ende, utiliza métodos cualitativos, tales como la entrevista en profundidad y la observación participante, que permitan obtener datos descriptivos, “es decir, las palabras y conductas de las personas sometidas a investigación” TAYLOR-BOGDAN.

La perspectiva fenomenológica está ligada a una amplia gama de marcos teóricos y escuelas de pensamiento en las ciencias sociales. Taylor y Bogdan citan como prevalentes y dominantes actualmente al interaccionismo simbólico y la etnometodología.

Explicaremos aquí únicamente el segundo enfoque ya que el planteo general de este grupo de investigación se basa en el enfoque etnometodológico.

“La etnometodología no se refiere a los métodos de investigación sino al tema u objeto de estudio: cómo, mediante qué métodología, las personas mantienen un sentido de la realidad externa. Para los etnometodólogos, los significados de las acciones son siempre ambiguos y problemáticos. Su tarea consiste en examinar los modos en que las personas aplican reglas culturales abstractas y percepciones del sentido común a situaciones concretas, para que las acciones aparezcan como rutinarias, explicables y carentes de ambigüedad. En consecuencia, los significados son un logro práctico por parte de los miembros de una sociedad”. TAYLOR Y BOGDAN.

De modo que puede inferirse que la etnometodología tiene como objeto de estudio la realidad de la vida cotidiana y el etnometodólogo procura desarmar sus marcos interpretativos para poder entender, mediante el estudio de las reglas del sentido común, cómo la gente entiende, ve, relata y explica el orden del mundo en que vive, un mundo social en su propia lógica, con su propio marco interpretativo.

Este abandono o suspensión de las creencias, parámetros, marcos de referencia común y perspectivas propias del mundo del investigador abonan la tarea de producir diversidad y estimulan la comprensión de la red de significaciones, verbalizadas o subyacentes, que constituyen la perspectiva del actor.

Al respecto, señala Roxana Guber que tanto la diversidad como la perspectiva del actor “tienen existencia empírica, aunque su formulación, construcción e implicancias estén definidas desde la teoría”, en el sentido de que cuando habla de diversidad no alude “a meras diferencias empíricas, por ejemplo, formas de vestir, de elegir a un jefe, de sanar a un paciente, aunque estos referentes constituyen la materia prima de la investigación antropológica”; sino que más bien refiere “a la construcción teórica que asigna a la diversidad algún papel de explicación; es el investigador quien construye una diversidad relevante desde su perspectiva teórica y para sus fines investigativos”. GUBER, 73

Ahora, cabe interrogarse: ¿Qué camino emprende el investigador para acceder al universo de significaciones de los actores? O también: ¿Cómo resolver la recolección de los datos en el marco de la metodología cualitativa?

Entre otras, la entrevista está actualmente considerada como una de las técnicas más apropiadas para este propósito. A la altura categorial de la entrevista, los autores ya

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citados colocan la técnica de la observación participante. Sin descartarla en absoluto, la observación participante no nos resulta una práctica posible para este recorte por cuanto el objeto de estudio está delimitado en el pasado y por lo tanto no es observable directamente; por lo tanto, prestaremos más atención a la técnica de la entrevista.

De modo que la hipótesis de trabajo es que los informantes, nuestros interlocutores, testigos de la época, actuarán como observadores del investigador, con su memoria y sus vivencias en el campo y describirán lo que sucedió en aquellos quiebres históricos, no sólo revelando sus propios modos de ver y sentir sino también describiendo los hechos y el modo en que otras personas los percibieron.

La diferencia que existe entre el lugar del investigador en la observación participante y en la entrevista, la describe Susana Frutos en “La entrevista en la investigación social: interacción Comunicativa”. Dice: En el caso de la observación participante “se trata de una práctica unilateral y en el segundo se pone en juego una secuencia donde importa cómo el entrevistado reacciona ante la conducta del entrevistador, cómo interpreta los significados que él produce”

Tanto Guber como Taylor y Bogdan distinguen la entrevista cualitativa de las propias de la investigación de encuestas de actitud o de opinión y los cuestionarios, que se caracterizan por ser estructurados, administrados a un grupo grande de sujetos, con formato estandarizado y en las que el investigador tiene una serie predefinida de preguntas y los sujetos de la investigación tienen las respuestas.

Consideraremos los aportes de la entrevista antropológica o etnográfica, también conocida como entrevista informal, no directiva, no estructurada y no estandarizada y la entrevista en profundidad, de vertiente más sociológica. En la tipología que establecen Taylor y Bogdan, incluyen en esta clase a las entrevistas en profundidad y a las historias de vida.

Según R.Guber, la entrevista y su contexto pone en relación cognitiva a dos sujetos a través de preguntas y respuestas, de modo que, en este proceso de conocimiento, “las preguntas y respuestas no son dos bloques separados sino partes de una misma reflexión y una misma lógica, que es la de quien interroga: el investigador. Y esto no se debe a que el informante responda lo que el investigador quiere oir (o no diga la verdad) sino a que cuanto diga será incorporado por el investigador a su propio contexto. Al plantear sus preguntas, el investigador establece el marco interpretativo de las respuestas, es decir, el contexto donde lo verbalizado por los informantes tendrá sentido para la investigación y el universo cognitivo del investigador. Este contexto se expresa a través de la selección temática y los términos de las preguntas, además de, obviamente, el análisis de datos”. R.GUBER, pág 209

Al comenzar el trabajo, la autora recomienda que el investigador empiece por reconocer su propio marco interpretativo acerca de lo que estudiará y lo diferencie, del marco de los sujetos de estudio, de modo que quede acotado o reducido el riesgo de que el investigador proyecte conceptos y sentidos en las palabras del informante. Se trata de descubrir significaciones y no de ratificar las propias del investigador.

Otro supuesto subyacente en la aplicación de esta técnica implica que se establece una relación canalizada a través de la palabra y la discursividad. Esto hace suponer, dice Guber que cada individuo puede expresar patrones sociales y opiniones acerca de su sociedad, que esto puede interesar al investigador y que la expresión de los temas pueden resultar desigualmente significativos.

“Por ocupar un lugar y tener una significación diferente en un intelectual, un comerciante y un obrero no calificado y semianalfabeto, la verbalización es un vehículo desigual según el grupo social del que se trate (BORDIEU, 1982) La mayoría de los temas abordados por las entrevistas en investigación social son cuestiones que los

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informantes quizá manejen cotidianamente, no reflexiva sino prácticamente, en el decurso de su vida, en sus contextos específicos”. R.GUBER, pág 211.

Vinculado a este aspecto, Taylor y Bogdan advierten que la entrevista en profundidad, al tener como meta el esclarecimiento de una experiencia humana subjetiva, supone la circunscripción a un entorno de diálogo, de conversación y por ende, el material está expuesto a “las mismas falsificaciones, engaños, exageraciones y distorsiones que caracterizan el intercambio verbal entre cualquier tipo de personas”. Otro aspecto que señalan es que “las personas dicen y hacen cosas diferentes en distintas situaciones” en el sentido de que el investigador percibe sólo el contexto del diálogo, pero no el contexto general de vida cotidiana de las personas como para comprender muchas de las perspectivas en las que están interesados. Pero estas limitaciones, lejos de desalentar la técnica, más bien operan como alertas para el investigador.

Según S. Frutos la convergencia o cruce entre el lenguaje y la entrevista en profundidad ponen al investigador, por un lado, en relación al problema de la intencionalidad de los sujetos, pero también y principalmente surge “la idea de un registro o lectura de la vida social misma por parte de las personas”.

El hecho de establecer dia, hora y lugar de un encuentro para formalizar la entrevista, el hecho de que el investigador-entrevistador se presente como tal ante el informante y la predeterminación acerca de que el investigador establecerá y puntualizará temas con formato de preguntas, operan en el marco general como una situación que en cierto modo condicionará y orientará las respuestas. Una situación etnocéntrica.

Así planteada, “la entrevista implica sociológica y epistemológicamente una relación asimétrica. Sociológicamente, si el investigador representa a un sector de status superior –económico, cultural, etc.- al del entrevistado; epistemológicamente, porque el investigador impone el marco del encuentro y de la relación, las temáticas a tratar y el destino de la información”. R. GUBER, pág 212.

Para evitar el etnocentrismo, habría una suerte de proceso global de aprendizaje en campo en el cual, el investigador abandona la entrevista estructurada y lo que ésta conlleva –tener el control, formular preguntas, pedir al entrevistado subordinación a esa dinámica, a esas categorías, a esa concepción de entrevista- y empieza a transitar, en el sentido de transición, por un camino de orden afectivo, “más profundo, más significativo y más determinante de los comportamientos que el comportamiento intelectualizado (traducción de R. Guber de GUY MICHELAT, en THIOLLENT, 1982:85). Esto es, empieza a alcanzar la no directividad.

Así, “solicita al informante que lo introduzca en su universo cultural, que le dé indicios para descubrir los pasajes que le permitan comprender su lógica y en esto se incluye un nuevo ritmo de encuentro, nuevas prioridades temáticas y expresiones categoriales (...) Se opera una transición desde participar en términos del investigador a participar en términos de los informantes”.

La no directividad en la entrevista antropológica se basa en tres procedimientos: · la atención flotante del investigador,· la asociación libre del informante y · la categorización diferida del investigador

Describiremos cada uno de estos procedimientos:La atención flotante está descripta como un estado de permanencia del

investigador, como un modo de escuchar que consiste en no privilegiar de antemano ningún punto del discurso, promueve la asociación libre del informante, que es el modo

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en que el informante introduce sus prioridades y revela los nudos problemáticos de su realidad social, tal como la percibe desde su universo cultural.

El investigador se convierte en una especie de guía por áreas desconocidas: el investigador aprende a acompañar al informante por los caminos de su lógica, lo cual requiere gran cautela y advertir, sobre todo, las intrusiones incontroladas. Empieza a aparecer una especie de confianza en el informante, cimentada en que se acompaña y comprende la lógica del informante: ese punto de intersección entre confianza y comprensión es la Perspectiva del Actor.

En el proceso de recibir información, esta confianza se pone de manifiesto en el acto de categorizar. La categorización diferida se define como “una lectura de lo real –mediatizada por el informante- donde se relativizan los conceptos y categorías del investigador. Por ejemplo, frente a una formulación incomprensible del informante, se suele caer en la tentación de reducirla a los preconceptos del investigador, ejerciendo un control categorial o una categorización a priori. En cambio, frente a una formulación incomprensible, puede pensarse que está referida a otro marco interpretativo, puede promover y descubrir nuevas preguntas y relativizar el propio universo.

La categorización diferida se concreta en la formulación de preguntas abiertas, en el registro de la información, en la paciencia del tiempo de espera.

Las preguntas abiertas se van encadenando sobre el discurso del informante, establecen un tipo de diálogo en el que el entrevistador tiene un papel activo, no sólo para identificar los intersticios del discurso del informante para colarse a su interior y reconocer y construir la lógica del actor, sino también activo hacia sí mismo, en el sentido de reconocer que sus propias pautas de categorización son algunas de las posibles pero no las únicas.

También la categorización diferida se lleva a cabo en el registro de información aparentemente irrelevante desde el marco interpretativo del investigador, que con la transición del proceso, cobra importancia en la medida en que se relativiza la propia mentalidad del investigador. Comporta un proceso simultáneo de reconocimiento del otro y autoconocimiento.

En la factibilidad de este proceso se encuentra un paciente y confiado tiempo de espera activa, en la que la expectativa está puesta en poder integrar fragmentos dispersos, comprensiones parciales, mientras se relaciona, se hipotetiza, se confirman o refutan explicaciones.

En definitiva, cuando el investigador va al encuentro de un informante concreto y entabla una conversación, marcha con sus herramientas teóricas en base a las cuales después hará su interpretación, pero esto no es lo único que estructura el intercambio: intervienen también las intuiciones, los afectos, los hábitos de pensamiento del sentido común. De modo que se revelaría el carácter provisorio de las herramientas teóricas y cognitivas del investigador y a la vez, no sería posible partir desde otro punto que no sea esa provisoriedad.

Dinámicas de la entrevista antropológica

Roxana Guber distingue dos instancias diferentes en la entrevista antropológica, una general que abarca toda la investigación y otra particular de cada encuentro.

La dinámica general está explicada como un proceso gradual por el cual el investigador va incorporando información, con dos grandes momentos, uno de apertura y otro de focalización y profundización .

“En la primera etapa del trabajo de campo, la entrevista antropológica sirve para descubrir las preguntas, esto es, para construir los marcos de referencia de los actores, a

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partir de la verbalización asociada libremente. Desde estos marcos se extraerán en un segundo momento, y tras una categorización diferida, las preguntas y temas significativos para la focalización y profundización”. R. GUBER, PÁG 222

La autora describe esta etapa como “el arte de no ir al grano”, en el sentido de comenzar el contacto con los informantes dando una especie de rodeo para ofrecer la alternativa de que sea el informante el que instale las categorías y no la pregunta del entrevistador.

Estas preguntas tipo:“¿Y...¿qué recuerda usted de aquel hecho?”“¿De dónde recogía la información?“¿Cómo era trabajar en un diario en 1955?Tienen la característica de que no prefiguran una respuesta y abren el juego a una

temática amplia, que, con la atención flotante y paciencia en la espera por parte del investigador, puede derivar directa o indirectamente en la temática que es de interés de la investigación. Esta primera etapa tiene un valor de aproximación al universo cultural del informante.

Esta etapa, identificada como el momento de abrir la mirada, sería la propicia para ir descubriendo preguntas significativas que sirvan para ir construyendo contextos discursivos (settings) o marcos interpretativos de referencia en términos del informante.

Estas ya serían preguntas descriptivas por las que se le pide al informante que hable de determinado tema, pasaje de su vida, conflicto.

Tipo:“¿Puede contarme cómo estaba organizada la sección de política nacional en el

diario donde usted trabajaba en 1955?”“¿Puede contarme cuál era la organización jerárquica del diario, en aquellos años?Estas preguntas que operan como de apertura del discurso del informante pueden

estar referidas a grandes ámbitos, situaciones o períodos, preguntas grand-tour, según la tipología de Spradley (citado por R. GUBER) o bien referidas a unidades más pequeñas de tiempo espacio y experiencia, preguntas mini-tour; y otro tipo de preguntas tales como las derivadas de la solicitación de un ejemplo, preguntas planteadas en términos sociales, preguntas anzuelo, preguntas de abogado del diablo, preguntas hipotéticas.

Tipo:“¿Cómo vivió su trabajo en aquella época?------------pregunta grand tour“¿Cómo vivió su trabajo en aquella semana?“¿Qué nota le encargaron hacer a usted aquel día?----------------------------------------------------------------------preguntas mini tourY, entonces ¿qué hizo la gente en esa oportunidad?

-----------------------------------------------------------pregunta en términos sociales“Me comentaron que usted no estuvo de acuerdo con esa decisión”

-------------------------------------------------------------pregunta anzuelo"Pero, ¿ cómo es que circulaban armados por la calle? ¿No era eso

ilegal?”------------------------------------------------pregunta de abogado del diablo

“Supongamos que usted pudiera volver a vivir aquella época, ¿Cómo resolvería este asunto?”----------------------------pregunta hipotética

A la vez, Gubern describe el papel del investigador durante el desarrollo de la entrevista una vez que ha estimulado al informante a hablar, sus actitudes y comportamientos, así como también la adopción de tácticas para promover la locución del informante con variables grados de directividad.

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Señala al respecto que la actitud de no interrrupción por parte del investigador requiere estar en un “silencio calmo, propio del interés de quien escucha a otro” con alguna intervención lo más controlada posible como para corregir la imagen de que sea percibido como prescindente, evaluativo, distante o apático. Actitudes como un simple movimiento de cabeza, asintiendo o negando, expesiones como “Ahá” o “Mire usted”

(De una intrevista informal de aproximación al campo)Investigador: “¿Usted se acuerda quiénes estaban en el diario en el ’55?”Informante: “Sí... Estaban Nora Lagos, Ovidio Constantino, la mujer de Ovidio

Constantino, Elsa Lagos, Fiorito Lagos, el Cunga Lagos. Eran los dueños”.Investigador: “¿Y, quienes más?”Informante: “La familia manejaba todo. Tomaban las decisiones y ejercían

totalmente el periodismo. La Nora y Ovidio Constantino y Elsa tenían la mayoría en el directorio. Elsa dejó porque primero se le murió el marido y después el hijo. Nora se murió hará unos 20 años. Pero antes ya había perdido poder dentro del diario”.

........................................................................................................Informante: “Nora Lagos era una excelente mujer, borracha tremenda. El diario

andaba muy bien”.Investigador: “Ahá. ¿Muy bien?”Informante: “La Nora mandaba todo y lo hacía muy bien, excelente. Lástima,

cuando se empinaba, hacía cagada”.

También se puede proceder repitiendo los últimos términos con que se ha expresado el informante, transformándolo en pregunta:

Investigador: “¿Así que Nora Lagos era una excelente mujer?”

Informante: “Era una Evita adentro del diario”.

Investigador: “¿Una Evita?”

Informante: “Ayudaba a la gente adentro del diario”.

O emplear una frase del informante y construir una nueva pregunta

Investigador: “¿Y porqué el diario andaba bien? ¿Qué pasaba?”

Informante: “El diario andaba bien. Tenía el apoyo de todo el peronismo. Era un momento de riqueza enorme. Se vendían avisos, se vendían diarios. Tenía mucho apoyo de ellos”.

También, recuperar algún pasaje del discurso del informante y pedir una ampliación:

Investigador: “Usted me decía antes que Nora Lagos era una excelente mujer, que ayudaba a mucha gente ¿a quiénes ayudaba Nora Lagos?”

Informante: “Me contaron compañeros que ya hacía años que trabajaban ahí, que los ayudó en todo sentido. A Praino, mayordomo de portería, lo ayudo muchísimo a él”.

Según la circunstancia, puede proceder a introducir un tema de conversación nuevo:

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Investigador: “¿Usted conoce a alguien a quien le podría preguntar sobre cómo se elaboraban las noticias en aquella época?”

Informante: “Andate a hablar con la Marita que ahora está castigada en el Archivo. Tiene todo. También podría ser el Negro Coscarelli, Praino. Praino sabía todo lo que pasaba en los pasillos. Podría ser la Chichita Puccinelli que la criaron Nora y Elsa Lagos y todavía vive con Elsa, en la casa de ladrillos rojos de la avenida Belgrano. A la Elsa, yo te la presento. A Praino y Coscarelli, también”.

Sobre este punto, se formula la conveniencia de que “las interrupciones del investigador en el discurso del informante sean cuidadas y, dentro de lo posible, no accidentales, para evitar los efectos involuntarios de la directividad e interrumpir la libre asociación de ideas. (..) Pero es también necesario intercalar preguntas aclaratorias o de ‘respiro’ en el curso de la entrevista, de lo contrario, se corre el riesgo, por una parte, de ya no saber quién es quién en el relato, ni entender qué sucedió, o bien, por otra parte, puede suceder que el informante se moleste o agote al sentirse unilateral y ostensiblemente interrogado”. R. GUBER, pág 229.

Una segunda etapa, destinada a focalizar y profundizar se relaciona con la especificación del objeto de estudio y si bien mantiene esa apertura de la mirada de la primera etapa, lo hace con determinada dirección, mayor circunscripción y habiendo operado una selección de sitios, términos y situaciones privilegiadas por los que se expresa dicha especificación.

“En el medio exótico –dice Guber- el descubrimiento o identificación de categorías es quizá más sencillo que en la propia sociedad del investigador (...) en la que estos conceptos se ocultan en expresiones que el investigador cree conocer, porque los utiliza o ha escuchado reiteradamente, aunque en realidad los desconozca en su significación”. Así podría ocurrir que el investigador decidiera indagar en la definición de la categoría por parte del informante, cuando en la práctica ocurre que el informante está en condiciones de revelar el uso de la categoría, no de abundar en su definición. En todo caso, la definición debe obtenerla el investigador a partir del análisis del material del campo.

Para esta segunda etapa se sugiere la formulación de preguntas estructurales y contrastivas. Las estructurales son aquellas “que interrogan por otros ejemplos de la misma o de otras categorías, que puedan a su vez ser englobadas en categorías mayores”, mientras que las contrastivas son aquellas “ en las que se intenta establecer la distinción de categorías”.

Un ejemplo hipotético: Informante: “A Lonardi lo desplazó el ala gorila de la Libertadora”. Investigador: “¿Qué quiere decir para usted ‘ala gorila’?” ¿Cómo interpreta usted la denominación ‘Libertadora’?”

Otro sentido de la profundización puede consistir en abordar temas tabú, conflictivos, compremetedores o vergonzantes, para los cuales es imprescindible asegurar la discreción y su manejo es el resultado de una constante negociación entre el investigador y el informante.

El encuentro propiamente dicho

“En la entrevista antropológica todo es negociable”, reza una máxima. Esa acción de negociar entre el entrevistador y el informante y ese material que se negocia constituyen la dinámica particular de la entrevista, definida como “la evolución de la relación entre

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el investigador y el informante en una unidad de entrevista”. Y lo que se negocia es el contexto, los temas, los términos de la conversación, el lugar, la duración.

Guber distingue entre un contexto ampliado o conjunto de relaciones que engloban tanto al entrevistador como al informante y que puede ser visto en su dimensión política, económica y cultural y un contexto restringido, entendido como la situación social del encuentro en términos de lugar, personas, actividades, tiempo.

El contexto ampliado conforma un plano general que afecta directamente la relación a través de acontecimientos generales, tales como período eleccionario, crisis, inundaciones, conflictos políticos o raciales, mientras que el contexto restringido incluye el medio del encuentro propiamente dicho, la localización y relocalización de la entrevista, ser local o visitante, la forma en que el informante categoriza el sitio de la entrevista, la decisión de adónde formalizarla, las personas presentes en el encuentro y los testigos del mismo.

Dice Guber que “tanto para la decodificación que hace el informante de lo que se le solicita como para la que lleva a cabo el investigador, tener en cuenta la relación entre la interacción y el contexto es fundante para la interpretación”. Pág 240.

Con respecto a la duración de los encuentros que también aparece como fruto de una negociación y al ritmo de los mismos, habrá que tener en cuenta algunos puntos, tomados como criterios generales, ya que no se puede predecir los términos de la entrevista, a saber:

Variabilidad de la duración del encuentro, con dependencia de la cantidad y calidad del material a obtener y el ángulo desde el cual se concibe el encuentro.

Tener como premisas: no cansar al informante, no abusar de su tiempo y disposición;

Distinguir entre el tiempo del investigador y el tiempo de los informantes; entendiendo que es una instancia de negociación y de construcción recíproca;

No perder de vista las instancias informales, aún dentro de la entrevista formal, los encuentros fugaces y los comentarios fuera de situación;

Siempre dejar abierta la posibilidad de futuros encuentros.Por supuesto, tener en claro que al partir de la premisa de que en la entrevista

antropológica todo es negociable no significa que el investigador puede manejarse sin pautas de trabajo, en la desorganización y falta de planes; significa que las instancias se van definiendo conforme avanza la relación y el conocimiento recíproco que se transita un camino en el que se construye conocimiento al mismo tiempo que se construye la herramienta para alcanzar ese conocimiento. Pág.248.

Acorde con este perfil de negociación, aunque con algún matiz diferente, S. Frutos prefiere hablar de cooperación, asignada al momento en que el informante conviene con el investigador y acepta verbalmente y con anterioridad a la realización de la entrevista, una serie de cláusulas que componen el encuadre, perfecta y claramente reglado. En este momento del convenio inicial, comienza la interacción.

Por último, dejaremos flotando los interrogantes previos que pueden contribuir al diseño de entrevistas, desde el punto de vista de la interacción comunicativa:

¿Cómo se piensa la comunicación en el marco de la entrevista? ¿De acuerdo a qué criterios se seleccionarán los informantes? ¿Cómo se abordará la cuestión de la competencia comunicativa del

entrevistado (aquella por la que se constituye en interlocutor)? ¿Cómo se registrará el material?

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¿Qué supuestos maneja el investigador sobre el “entendimiento” en el marco de la entrevista?

¿Qué lugar se le asignará a las secuencias temáticas? S.Frutos, pág. 11“También puede resultar de utilidad un trabajo de contrastación tendiente a

esclarecer las decisiones que se toman con respecto al diseño. Por ejemplo: ¿Qué noción de texto o discurso se tendrá en cuenta? ¿Por qué se opera con esa concepción y no con otra? ¿Por qué se selecciona a éste y no a otro sujeto? ¿Qué rasgos de sus discursos previos fueron tenidos en cuenta para esta selección?. La argumentación de las razones para responder a este tipo de preguntas suele aportar al conocimiento del estado de coherencia entre la construcción conceptual y la selección de técnicas y procedimientos en el marco de la investigación social”. S. Frutos, pág. 11

BibliografíaFrutos, Susana, “La entrevista en la investigación social: inteacción comunicativa”,

en Anuario del Departamento de Ciencias de la Comunicación, Volumen 2, UNR Editora, Rosario, 1997.

Guber, Roxana, “El salvaje metropolitano”, Legasa, Buenos Aires, 1991Taylor y Bogdan, “Introducción a los métodos de investigación cualitativa”,