Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

  • Upload
    valaion

  • View
    224

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    1/239

    PROLOGO

     

    Y  bien, aquí estoy. Con mi primer libro ya en línea gracias a las maravillasmodernas del internet.

    Por fin he podido darme el gran gusto de poner al alcance de las personas estarecopilación de cuentos y relatos que he escrito a lo largo de los últimos quince años.

    Fue trabaoso decidir que iba a ir y que no. !enía bastante material pero al fin elegíel que m"s me conformaba y se austaba meor a mis e#igencias actuales.

    Como todo novel escritor es posible que haya caído en algunos $o varios% errores. &o cont' con editor ni corrector por lo que el te#to est" en crudo. (s decir tal como loescribí solo con la adición de correcciones o agregados de último momento que les hice conmotivo de su presentación en sociedad. Por eso, creo que cuentan con una frescura pocofrecuente ya que la mayoría de los grandes autores de hoy pasan a sus editores borradoresque son tocados y retocados varias veces por miles de manos antes de llegar a su edicióndefinitiva perdiendo a veces su esencia primigenia.

    )fortunadamente para mí eso no sucedió aquí. *o que lean es lo que quise decir.

    Por tanto soy responsable de mi '#ito o mi fracaso en esta aventura.

    (sto dado, que nadie quiso hacerse cargo de un autor desconocido sin cobrar siderales sumas de dinero $que por supuesto no tengo%.

    (n fin, durante muchos años tuve las historias para mí. Fueron mis locos sueños eideas.

    Por fortuna, las nuevas tecnologías me han regalado esta posibilidad con la que nocontaba anteriormente y he decidido aprovecharla.

    (sta es una obra llena de frescura, aut'ntica y sin pretensiones m"s all" de hacer  pasar al lector un momento terrorífico y a la ve+ din"mico y llevadero.

    Creo que es un buen libro para entretenerse, con historias de la m"s variada tem"ticadel terror contempor"neo y cl"sico. ampiros, +ombies, asesinos y eventos sobrenaturales

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    2/239

    se suceder"n a lo largo de estas p"ginas para deleite de los fan"ticos del g'nero $amantes delas novelas de amor abstenerse%.

    -e hecho, yo mismo me incluyo entre los fans del g'nero de los alaridos, habiendoleído toneladas y toneladas de toda clase de material. )fortunadamente he dado con grandes

    autores que han sido verdaderos mentores para mí y me han llevado a sentir ganas por  plasmar estos relatos que se me han ido ocurriendo a lo largo de los años.

    Por mucho tiempo yacieron dormidos en mi ordenador $incluso algunos en papel%, porque como die, no encontraba el modo de editarlos. obre todo por falta de dinero yasesoramiento. &unca por falta de ganas.

    )sí, cuando descubrí hace unos meses esta posibilidad virtual, las seleccion' y pulídesde entonces con la intención de compartirlas con el público general. / por fin aquíest"n.

    0e gustaría aclarar a mis lectores que en estas historias no encontrar"n largasdescripciones ni redundancias aburridas. *os hechos se suceden, uno tras otro, demoledorescomo el paso de un tornado.

    )quí, podr"n observar un breve repaso por todos los miedos m"s recónditos del ser humano. Como ser la muerte, lo sobrenatural, las p'rdidas de seres amados, la locura, laviolencia y hasta el diablo mismo.

    1e tratado de volcar toda mi pasión por la lectura, la historia, el cine y la cultura popular a trav's de cada relato.

    (l contenido es un gran canto a todos los horrores que hemos mamado del cine y laliteratura fant"stica en los últimos cien años.

    Pero adentr'monos un poco en el te#to.

    (n  Infección el origen, me tom' el atrevimiento de hacer una me+cla e#traña decondimentos de la historia del terror contempor"neo y cl"sico para e#plicar el origen de losmuertos vivos. 2asado esencialmente en la c'lebre obra de 3eorge 4omero 5*a &oche delos 0uertos ivos6 pero conug"ndola con una obra cl"sica, a fin de tratar de e#plicar loine#plicable.

    (n la icónica película los muertos aparecen caminando de la nada por las +onasrurales de (stados 7nidos y no son muy claras ni convincentes las e#plicaciones al respectode su presencia.

    2ueno, le busqu' una vuelta de tuerca casi redonda y algo complicada perodivertida. 7na de mis historias preferidas en esta compilación.

    !ambi'n aparece el leano oeste donde el spaghetti 8estern revive con gente

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    3/239

    apestosa y desastrada al meor estilo de ergio *eone. )llí se enfrentar"n a algo m"s que un par de revólveres en Hermanas del Corazón.

    *os años duros en las dictaduras sudamericanas de los 9: tambi'n causaron terror.(l inocente señor ;uispe los e#perimentó en carne propia en  Hubo un Tiempo…

    *o desconocido en países leanos puede llegar a costarte algo m"s que el empleo en Juicio Ejecutivo.

    *a vanidad de una muer tan bella como malvada y egoísta recibe como premio unglamoroso regalo en El Mejor egalo! "a Mejor #olución.

    alir de noche y que tu meor amigo te abandone borracho puede traerte problemassi despiertas en una habitación desconocida como en El Jard$n de los E%cesos.

    *os celos enfermi+os y el abandono pueden llevar a una muer a hacer cualquier 

    cosa traída de "os &elos…

    1ay mucho m"s cuentos en esta recopilación, y por suerte para los ansiosos de leer nuevas obras de autores desconocidos, descubrir"n en ellos un estilo simple pero efica+. (lritmo no decae y lleva a finales tan atroces como inesperados.

    Contaba con bastante m"s material para agregar. Por eso, haber deado afuera de laselección algunos cuentos fue doloroso pero necesario. &o quise pecar de pesado con unlibro demasiado e#tenso. )l menos no para el primero.

    i les gusta, de seguro todos tendremos tiempo para m"s.

    (spero que encuentren atractiva mi recopilación. Creo haber deado lo meor aquí.

    (n suma, estoy muy conforme de haber podido completar esta obra. (s autodidacta,honesta y tiene tantas ganas como sueños.

    0ientras me separo de este material y lo deo al cuidado y opinión del públicogeneral, sigo trabaando en mi novela de apocalipsis +ombie.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    4/239

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    5/239

     &F(CCG& 5(* G43(&6

     

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    6/239

     

    5Gh, Gh, gente de la tierra, escuchen la advertencia.(l visionario dio cuidado con la tormenta que llegar".

    Gigan al hombre sabio...6

      !he prophetHs song I ;ueen

     

    5(llos vienen por tí 2arbara>6

      &ight of the living dead

     

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    7/239

     7) $AJBK%

     

    Clareaba en las pasturas de la +ona rural de Pennsylvania. (ra el amanecer de unanoche de pesadilla. (l cielo teñido de narana presagiaba una ornada de sangre para la fríamañana otoñal.

    (l muerto se bamboleaba con un andar torpe, entre los dorados campos con pendientes verdes interminables. adeó el cementerio a paso constante. *adeó su cabe+a y

    emitió un goreo. !enía sangre en su boca y su lengua asomaba tambi'n sanguinolenta por un costado. -el otro lado, firmemente aferrado entre sus dientes tenía un bra+o seccionado.(ra pequeño. (l de un niño de no m"s de cinco años que aún entre sus dedos crispadossostenía una figurita de b'isbol.

    (staba hambriento y necesitaba m"s carne. )puró el paso resoplando como un atletacansado y pareció perder el equilibrio pero se endere+ó evitando la caída, m"s movido por su vora+ apetito que por su andar errante. e arqueó hacia adelante a trompicones parahostigar a sus víctimas a quienes muy pronto daría alcance. / así saciaría su hambre. )lmenos de momento.

     

    )7!4GL17&34) $AK9:%

     

    (l imperio )ustroL1úngaro se hallaba hacia AK9: en su apogeo. 2ien leos deiena, en donde se celebraban las artes y decisiones de peso, e#istía una pequeña aldeaolvidada de -ios. *a leana Fu+er, se hallaba enclavada en territorio húngaro y estabae#enta del luo y delicade+a de los que tan comunes resultaban en la corte imperial. Por sobre la colina de piedras coronaba en su punto m"s alto al Castillo 0agyr, propiedadinmemorial de la familia &agy. (n aquellos tiempos regía en ese vetusto y sombrío castilloel conde "ndor &agy, dueño de aquellas tierras y de apenas unos pocos vasallos.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    8/239

    *os tiempos de esplendor de la familia &agy habían quedado atr"s en m"s dedoscientos años. 1oy la construcción de arrumbadas piedras era apenas una sombra de loque fuera en sus meores días. / se al+aba en la cúspide de la serranía, tenebrosa, comoe#tendiendo sus garras en los atardeceres y alargando sombras sobre la apesadumbradaFu+er.

    e rumoraba que el conde estaba enloqueciendo si no estaba loco ya. (s por eso quee#trañó el movimiento de lustrosos carruaes y briosos corceles que se fueron acercando enel transcurso de un mes al aislado castillo. (ran nobles de otros sectores de (uropa quellegaban a un banquete especial que había estado organi+ando el conde &agy. (l pueblomuy bien lo sabía ya que eran ellos quienes habían tenido que proveer al noble de lasverduras, carnes, huevos y pasteles que habrían de consumirse en tan e#celsa ydescabellada velada.

    / en verdad era de e#trañar porque hacía m"s de cien años que no se celebraba enaquel castillo un banquete igual. *os pobladores comentaban y hacían coneturas, pero en

    verdad, ninguno estaba cerca de saber cu"l era el verdadero motivo de atraer a esos lugaresa nobles de países tan leanos. ) los oos de todos era un verdadero misterio.

    *os asistentes, formaban parte de la m"s rancia estirpe de la (uropa nobiliaria.1ombres que ni ebrios hubieran pisado esos paraes a no ser que los congregara algunacuestión de estado demasiado importante o una interesante ornada de ca+a en los cotos m"ssalvaes de la (uropa del (ste.

    / es que habiendo tantos palacios y comodidades imperiales en la parte occidentalde (uropa, e#trañaba que algo de esa magnitud fuera a suceder en aquel lugar tan olvidadode -ios. *os invitados fueron arribando día a día en fastuosos carruaes el que menosM

     primero desde oriente el marqu's Pyotr 0iliuNov de 4usia, seguido del conde *ucio2arletta de talia, (l duque Oames vory de usse#, nglaterra. !ambi'n el vi+conde)lfonso de &avarra, (spaña, el conde *ouis ichy de Francia y el barón Paulo 0oraes-a ilva de Portugal. ólo restaba por arribar el barón *othar 1immler de )lemania quien por lo visto, venía retrasado por las tormentas que habían asolado la región en los últimosdías. (ra sabido que los caminos eran malísimos ya en 'pocas buenas y ni que hablar cuando se embarraban y hasta se perdían las huellas en que a veces se transformaban,dificultando su tr"nsito y por ende su llegada al castillo 0agyr.

    *a gala, leos de lo que algunos de esos nobles traían acostumbrados en iena, notendría mascaradas, valses, ni minuetosM y mucho menos libertinas señoritas que

     provocaran a tan distinguidos caballeros anhelando una noche de ebrios placeres. Por lo quese decía, se trataría de una cena privada, casi secreta para muchos y revestiría un car"cter casi sectario o masón ya que no todos los nobles de (uropa habían sido participados por elconde &agy para la misteriosa velada.

    )l fin, y luego de una larga esperaM cerca de medianoche del A de Febrero del añoAK9:, había arribado el último de los carruaes al castillo 0agyr.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    9/239

    (l barón *othar 1immler se apeó y miró las torres que coronaban el cielo. &o podíaser muy cierto lo que el demente conde &agy les había narrado vía epistolar. &o obstante para los curiosos de las ciencias ocultas y esoterismo era una invitación que no podíadespreciarse f"cilmente. (l largo viae desde Prusia había por fin terminado. !ambi'n losotros nobles habían llegado tentados con la misma intenciónQ ver algo nunca antes visto

    hasta ese momento. &o sabían si era producto de la ciencia o m"s bien de algún embruo, pero lo cierto es que e#cedía la capacidad de lo racional. )l fin y al cabo, pensó 1immler, atodo curioso le gusta espiar>

    Cuando el barón se apro#imó a los inmensos portones, uno de los criados del conde &agy los abrió haciendo chirriar los enormes y o#idados go+nes, y haciendo una reverencia poco agraciada dioQ

     

    L 0i señor, el conde lo espera, era su e#celencia el último que faltaba arribar,

     por favor sígame hasta sus aposentos.

    (l Castillo era enorme, mucho m"s desde dentro que de fuera. / los pasadi+os parecían incontables. -ieron vueltas por die+ minutos, subiendo escaleras y tomando pasillos hasta que finalmente llegaron a unas enormes puertas de madera. (l criadointroduo la llave y se abrió ante sí una enorme y luosa habitación. (l hombre de &agy lemiró mientras partía y dio apenas en un susurroQ

     

    L 0añana podr" ver al conde, pero por el momento le deseamos un descansosatisfactorio, mi señor.

    -icho ello cerró las puertas con un fuerte chirrido. (l barón 1immler sin nada meor que decir, se echó de un salto en la cama que encontró m"s mullida de lo esperado y aúncon las botas puestas se encontró dormido casi al instante. 1abía sido un largo viae yestaba muerto de cansancio. (n algún momento las luces desaparecieron del todo en elcastillo, sumi'ndolo en la m"s absoluta oscuridad. / aunque largos silencios se posaron

    sobre la enorme mole de piedra, algunos sonidos parecieron brotar de las entrañas mismasdel vetusto edificio. )síM en su sueño profundo y acompasado, no reparó en algunoslamentos aleados, como gruñidos que parecían escucharse tras las paredes. 1abía andadomucho y estaba muy cansado para ello. ólo necesitaba dormir un poco.

    )l llegar el alba alguien tocó la puerta. 1immler se levantó de la cama sobresaltado. &o había dormido bien pese al cansancio que traía. )llí, en lo alto, el viento parecía nodescansar nunca y había estado soplando con insistencia durante toda la noche. e acercó a

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    10/239

    la puerta y abrió con lentitud el chirriante madero que tenía frente a sí. (spió y vio a unhombre alto, delgado con un espeso bigote que ya empe+aba a encanecer. e presentó comoel duque Oames vory, quien había hecho un enorme viae desde usse#, nglaterra. (l barónabrió la puerta de par en par y le invitó a pasar. (l duque agradeció con una cabe+ada y fuea sentarse, de"ndose caer en un vetusto sillón de madera que había en una esquina.

    0irando al barón dioQ 

    L 7na suerte que finalmente llegó barón 1immler. (ra el último que faltaba y losotros nobles se hallaban algo inquietos. (ste lugar es> e#traño. ?*o habr" notado verdad@ I dio el duque enarcando sus ceas en gesto interrogatorio.

     

    1immler, todavía algo amodorrado lo miró y mientras se restregada los oos,

    observóQ

     

    L 1e notado un par de cosas m"s de descuido que e#trañas diría yo. &o se tratade un castillo vien's, eso salta a la vista. &i aún de una construcción con las comodidadesde mi hermosa finca. 0enos creo sea un palacio como en el que habitar" su e#celencia, pero fuera de ello no he visto aún nada que sea tan e#traño como para llamarme la atención.

    L (s posible que no haya estado aquí lo suficiente I respondió el duque mientrasmeneaba su cabe+a I /o al menos estoy hace unos die+ días y le aseguro que he oído cosas

    raras, pero el marqu's 0iliuNov de 4usia que est" hace cerca de un mes, dice que este lugar est" maldito. / tampoco, según me ha dicho, ha podido ver al conde &agy hasta ahora. uscriados nos han asegurado que se presentar" a todos sus invitados en el banquete, por lo quehasta ahora no ha mostrado sus narices. /a algunos le estaban maldiciendo barón, ya quehasta que usted no llegara, el hombre no iba a hacerse presente.

    L 0il disculpas por mi tardan+a, e#celencia I dio 1immler haciendo una pequeña reverencia con su cabe+a. &o fue mi intención hacerlos esperar y tampoco sabíasobre la falta de cortesía de nuestro anfitrión ugando a las escondidas como un crío Lreplicó. 0e e#cuso ya que los caminos estaban en muy mal estado y tuve que hacer varias postas para llegar hasta aquí. (sta parte de (uropa es bastante salvae todavía como usted

    ver" y no es f"cil conseguir lugar seguro y adecuado de descanso para un caballero por estas tierras.

    L 2ien pero al menos ya est" aquí I replicó el duque con una sonrisa y rascandosu mostacho. !ampoco es que el hombre haya sido precisamente descort's. Puso a nuestradisposición los meores platos, las meores ropas y las m"s altas comodidades que puedenaccederse en esta parte Griental de (uropa, pero nunca mostró su cara. olamente eso. (nfin>

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    11/239

    L upongo que esta noche ser" el banquete I interrumpió 1immler un tantoinquieto.

    L Gh, si eso espero I dio vory ugueteando nerviosamente con su bigote I (soespero.

     

    (l barón 1immler pasó el resto de la mañana recostado en su amplia cama. (lsilencio que llegaba era reconfortante aunque algo le tenía tenso desde hacía rato. &o habíaescuchado ningún sonido. Como si todo estuviera muerto. &o había pasos, no había personas que conversaran, ni siquiera el canto de un p"aro se escuchaba. Comen+ó acabecear primero, medio amodorrado y a dormirse poco a poco, cuando alguien llamó a su puerta con dos sonoros golpes secos. -io un salto que hi+o rechinar la cama completa. e

    sorprendió al darse cuenta que se había vuelto a dormir. 0iró por la ventana y notó que yaestaba oscureciendo. )llí el tiempo parecía correr de manera diferente, como m"s velo+. /el sol, que se asomaba a cuentagotas, ya se había ocultado, dando una ominosa sensación deque siempre era de noche o estaba oscuro en aquel lugar del mundo.

    e restregó los oos somnolientos mientras se dirigía a abrir. 3iró el pomo de la puerta y parado frente a sí, se encontraba un sirviente del conde &agy. &o era el que lohabía acompañado a sus aposentos el día anterior. (ste era alto, de mediana edad y teníauna mirada sumo ine#presiva pero lo que m"s le llamó la atención era que tenía sus oos dedistinto color. 7no oscuro casi negro y el otro celeste tan claro como el de un crío reci'nvenido, aunque tambi'n pensó casi de inmediato en el de un lobo salvae.

     Heterocrom$a.

    4ecordaba ese t'rmino porque uno de sus hios, el pequeño 7do, había nacido conesa anomalía poco común. *as vieas que asistieron el parto se santiguaron al ver al reci'nnacido, elevando y repitiendo oraciones en silencio presas del p"nico. (s que algunas creíanque los pobres infelices que nacían así eran producto de la cópula con el diablo. )unque siel diablo hubiera asistido a su hio o m"s, hubiera sido su padre, no habría permitido quemuriera a los seis años de edad de manera absurda. 7n caballo desbocado, asustado por unaserpiente, le había pasado con furia por encima, mientras ugaba en el suelo de su finca.0enos aún hubiera pasado por esa larga agonía de cuatro días y cuatro noches, si el diablo

    hubiera estado involucrado en buscar un heredero de su linae. *as oraciones de las vieasno pudieron ser m"s erradas. u hio había sido un niño e#celente, obediente, bello ycariñoso. / con heterocromía o sin ella lo había amado. / mucho. )hora estaba muerto.

    (l visitante aún lo miraba sin decir palabra, como esperando que saliera de suensueño privado. )l ver que estaba en un limbo del cual parecía no querer regresar, sedispuso a traerlo de vuelta. 1abló en un esfor+ado prusiano, con un marcado acento quedenotaba claramente su origen italiano. e presentó como Carlo Fantocchi, asistente

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    12/239

     personal y escudero del conde &agy.

     

    L Por favor barón, sígame I indicó el visitante mientras le hacía con la cabe+a

    una seña de la dirección que debían tomar.

    L ?(s que vamos a ver al conde &agy@ I dio 1immler despertando yaust"ndose la chaqueta y anudando su capota. (stoy impaciente por escuchar aquello paralo que nos ha citado. / hemos andado mucho para llegar hasta aquí.

    L 7sted es el último comensal que falta para dar comien+o al banquete. /a seencuentra todo dispuesto y todos los invitados han baado a la sala principal I respondióFantocchi mirando hacia atr"s para asegurarse que el barón le seguía. Cuando usted est'dispuesto el conde en persona presentar" la velada. 0ientras tanto en lo que pueda servirle, para eso estoy. ólo pídalo.

    L 0uero de impaciencia por conocer al conde I dio 1immler mientras tratabade no perderle pisada al velo+ Fantocchi.

     

    )sí entoncesM siguió a ese hombre de mirada huidi+a y bicolor por muchos pasillos eincontables escaleras. (l sirviente personal de &agy las recorría de una manera memoriosay fuga+. -oblaba en un recodo, abría una puerta, subía una escalera, pasaba a un patiointerior> (l lugar era enorme, mucho m"s de lo que aparentaba desde afuera. Por fin,llegaron ante una gran puerta de madera lustrosa y brillante como el sol del amanecer.

    Parecía ser la única cuidada en todo el ruinoso castillo. Fantocchi la empuó y se encontróante una magnífica sala de enormes dimensiones. 0"s aún que las de su luosa finca prusiana. (n el centro se hallaba dispuesta una enorme mesa de caoba con delicias de todaclase, y los m"s distinguidos nobles descansando en sus sillas y conversandoanimadamente, todos a la espera del conde &agy.

     

    L i desea alguna otra cosa barón, solamente pídalo I repitió Fantocchi mientrasdaba unos r"pidos pasitos cortos que lo movieron hasta la salida. !ome asiento donde guste,el conde no tardar" en llegar I informó desapareciendo como por arte de magia por la

    enorme puerta.

     

    1immler se alegró al verlo alearse. (se hombre era indescifrable y no le convencíani una pi+ca. Parecía estar guard"ndose algo oscuro. 7n secreto que no debía contar. /adem"s> hablaba horrible el prusiano.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    13/239

    (l barón se acercó a la tertulia. *a mesa parecía medir una hect"rea de largo y estabaservida con e#celencia. Por fortuna para su apetito, parecía no faltar ninguna de las deliciasque un buen caballero pudiera desear probar. Pata de cerdo carameli+ada, un enorme pavorelleno de panceta y verduras, huevos de codorni+, un pe+ que miraba con oos e#"nimesdesde una bandea de plata, un lechón con la consabida man+anita en su hocico. )dem"s

    vino en abundancia servido en bellas y ornamentadas vasias. !ambi'n frutas, verduras yhortali+as diestramente cortadas y tratadasM dispuestas de la m"s bella manera. Por último,e#quisitos pasteles frutados, horneados con delicade+a artesanal y adornados para laocasión. !al magnificencia en lo servido le confería al banquete un aire de perfecta armoníaentre el m"s distinguido sabor y la m"s hermosa visual.

    )lrededor de esa mesa se congregaba buena parte de la crema de (uropa.mportantes nobles de los m"s diversos lugares, a algunos los conocía en persona y a otrossólo por dichos, pero siempre relacionados a la opulencia y al luo. -e leos, 1immler sesentía entre los m"s pobres, con una estancia luosa pero moderada y poco palaciega y por supuesto sin tantas tierras como el marqu's 0iliuNov o el duque vory.

    )quella mesa atiborrada de comensales, aún esperaba impacientemente por un solohombre. )quel que había e#hortado a todos a hacer sus largos y agotadores viaes. (l condeandor &agy. &oble a tiempo completo y científico e investigador en sus ratos libres, que por cierto eran muchos. )mo y señor de Fu+er y tierras aledañas, sólo sus sirvientes en elcastillo conocían sus actividades, aunque lo profundo de su investigación les eradesconocida a la mayoría. ólo Fantocchi era el único que estaba al tanto de todo su proyecto. *os pobladores sin saber m"s que chismes, sólo comentaban y miraban con terror hacia el cielo, a lo alto de la colina, donde se recortaba el castillo 0agyr. *a sombra parecíahaber crecido en los últimos días, y se alargaba como una garra proyect"ndose maligna yoscura sobre la aldea.

    (n la mesa, los caballeros, conversaban animadamente y ninguno reparó demasiadoen la presencia del barón que acababa de llegar. ólo vory quien ya lo conocía desde esamañana, al verlo trasponer la puerta, le dedicó una cabe+ada respetuosa a modo de saludo y prosiguió locua+ con su conversación.

    0ientras tomaba lugar en su asiento, observó que pese a tratarse de lo queaparentaba ser una reunión distendida, había un cierto nerviosismo que flotaba en elambiente. e sentó en una de las cabeceras, se cru+ó de bra+os y baó la vista. &o teníademasiadas ganas de conversar y muchas cosas daban vueltas por su cabe+a en esemomento. Como los pesados silencios que se prolongaban mientras estaba en su habitación

    y los gritos lastimeros que ululaban por el castillo pero que hasta el momento no habíaescuchado. alía m"s que aquel periplo estuviera ustificado. ;ue el conde &agy tuvieraalgo muy interesante para contarles. -e hecho, algo que a estas alturas debería de ser maravilloso para ustificar todo aquel movimiento. -udaba que lo fuera y esperaba nohaber perdido el tiempo con semeante viae.

    )fuera un lobo aulló a la luna y se e#tendió apenas por unos segundos, que sinembargo, dadas las condiciones de aquella noche, le parecieron horas. &adie reparó en

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    14/239

    ello. )unque 1immler si lo notó. *os dem"s, en ch"cara nerviosa siguieron esperando laaparición del mentado conde &agy.

    Por fin, y luego de una espera que pareció de siglos, la pesada puerta de maderavolvió a abrirse. 7na ve+ m"s Fantocchi apareció luciendo con fiere+a sus oos de diferente

    color y clavando la mirada en todos los presentes, como pidiendo de implícito que secallaran. *a figura del sirviente era inquietante para el que m"s, y por ese motivo m"s deuno pensó en 'ste como un siervo directo al servicio del diablo. !al ve+ por ese motivo omuchos otros que ignoraban, el silencio llenó la sala principal del castillo 0agyr casi deinmediato.

     

    L eñores, (#celencias, hace ahora su aparición vuestro anfitrión el generosoeñor de estas tierras y Conde de Fu+erM andor &agy I proclamó con solemnidadFantocchi, haciendo un adem"n con su mano como una invitación a pasar y corri'ndose de

    lado con una pequeña reverencia.

     

    ) su lado, pasó caminando con prestancia un hombre alto, algo encorvado, flaco yhuesudo. (l cabello cano caía ralo sobre su cara por mechones descuidados y tapaba apenasun poco uno de sus vivos oos verdes. *levaba una capa larga, de un color a+ul como loshelados lagos y unas botas un tanto raídas pero lustradas hasta el harta+go. *os pasos cortosy sonoros, levantaban un eco que ante el silencio del lugar parecían casi estruendosos. esentó a la cabecera de la mesa, en la silla m"s ornamentada de las muchas que componían elconvite. *os nobles presentes se pararon en señal de respeto y saludo. 1immler desde la

    otra cabecera le observó y se sintió leano a aquel hombre. (l conde asintió con su cabe+acomo rest"ndole importancia a su propia presencia e indicando que tomaran asiento. )sí lohicieron todos.

    (l vi+conde )lfonso de &avarra fue el primero en hablar. *evantó su copae#hortando a los otros a imitarlo, quienes de inmediato procedieron de ritual y pidió unsonoro 5iva por nuestro generoso anfitrión6.

    (l

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    15/239

     

    L Caballeros, es un gusto contar con su presencia I dio con tono sosegado perofirme. *amento mucho las demoras que les pueda haber causado la falta de mi persona, pero fue mi intención tenerlos a todos reunidos para transmitirles mi maravilloso

    descubrimiento. Probablemente esto vaya a cambiar el curso de la historia y -ios dee deser el único que d' un soplo de vida al hombre. ) partir de este día el hombre podr"alumbrar al hombre. !al ve+ hasta podamos ser eternos> aunque no niego que faltenmuchas cosas por meorar. (stoy seguro que nunca habr"n escuchado algo como lo que lesvoy a contar y por eso es que necesito que abran sus mentes. / es ese el motivo por el cualles he reunido sólo a ustedes. Parte de la crema de (uropa, ra+a de hombres nobles,instruidos y qui+" los únicos preparados para escuchar este halla+go que hice. &o todos vena la ciencia como lo que es. / aún me servir" si la ven como ocultismo si así lo desean I se pasó la mano apartando los lacios cabellos blancos que le tapaban los oos, de"ndolos unave+ m"s al descubierto.

    L &o somos esot'ricos ni tampoco la m"s estoica estirpe católica I dio el conde2arletta con una sonrisa cómplice I &o obstante creemos ser abiertos a escuchar, por supuesto todo mientras se trate de algo coherente.

    L Gh, si mi buen amigo *ucio I dio &agy I &ada de lo que les pueda decir esalgo que falte a la verdad. Por fortuna he e#perimentado y conseguido resultados queavalan mi investigación I tomó aire por un instante L con hechos>

    L ?/ de que se trata mi buen señor@ I dio con vo+ queda y curiosa el franc'sichy.

    L 2ueno> L comen+ó a e#poner &agy deando casi en suspenso su respuesta I se trata ni m"s ni menos que dar vida despu's de la muerte. Puedo reanimar un cuerpo yamuerto. -evolverlo al mundo de los vivos.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    16/239

    cedido al mismísimo diablo.

    (l barón 0oraes -a ilva era un conocido ludópata en (uropa. -ecían quienes lohabían visto ugar que am"s perdía una partida de dados. !enía dos en su mano i+quierda ylos hacía bailar con pases que parecían los de un mago ave+ado. e movían por sobre sus

    nudillos nerviosamente mientras escuchaba a &agy parlotear sus locuras. (l conde habíahablado durante casi una hora dando un montón de conceptos t'cnicos, fórmulas químicas ycuestiones de ciencia que la mayoría no había llegado a comprender. Por lo que parecía, setrataba de una historia similar a la de FranNenstein.

    )lgo así como reanimar un montón de carne muerta. Pero sucedió que no se tratabasólo de un conglomerado de rayos el'ctricos para reanimar a un monstruo hecho de tro+osde cad"ver. Por lo visto, había algo m"s que eso.

     

    L Creí que eran historias para asustar a los niños I dio -a ilva sin dear dehacer malabares con sus inquietos dados. &unca creí que un loco hubiera e#perimentadorealmente con eso. (s> por decirlo de algún modo> aberrante I inquirió preocupado. ila glesia lo supiera, sería un esc"ndalo de inmediato.

    L &o era ningún loco I respondió &agy con hosquedad cortando las palabras desu interlocutor I solamente un hombre un poco escaso de ideas y sobre todo de tecnología,ya que cuando investigó la reanimación hacia AKA9, los resultados no podían ser losmismos de ahora, por falta de los elementos maravillosos con los que hoy día sí contamos./ la glesia, estimado amigo portugu's, no tiene por qu' saberlo. ?G sí@

     

    -a ilva estaba a punto de replicar algo que creyó ingenioso, aunque calló cuandomiró a 0iliuNov, quien negó con la cabe+a como dando a entender que no valía la penadiscutir ni hacer comentarios, y menos si eran agudos.

    (l conde &agy, estaba dispuesto a continuar su historia y prosiguió narrando,asintiendo que en efecto, había tomado varios conceptos del c'lebre doctor FranNenstein. &o obstante el secreto de su investigación, el '#ito de lo que 'l llamaba el 5toque &agy6,era el gas neurotó#ico que había descubierto. *o había elaborado por accidente en sulaboratorio a trav's de varios químicos que había untado casi por a+ar en una investigación

    colateral y ane#a, pero que poco tenía que ver con la reanimación. ) pesar de ser un genialconocedor de química, fórmulas y variaciones, nunca podría haber dado con la neuroto#inasino hubiera sido por medio del a+ar. (l efecto era, por decirlo de alguna manera, un saltoen la evolución. Porque la e#perimentación del doctor FranNenstein había sido cierta, real. &agy la había encontrado y estudiado punto por punto sin dear ninguna p"gina sin leer.)unque la teoría de aquel hombre fracasaba por sí sola de muchas maneras.

    Gtra cuestión que tambi'n resultaba cierta, pero que pocos sabían, era que esa

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    17/239

    inglesa loca y fantasiosa de 0ary helley había conocido en persona al buen doctor FranNenstein, aunque ella se empeñara en negarlo. !al ve+ habían sido amantes en algúnmomento o qui+" sólo conocidos. -e ahí sus famosos escritos, donde había asegurado quela criatura había vivido. Pero todo su trabao y narración había resultado nada m"s que unainconsistente falacia, que culminó en un libro de cuentos para asustar a comadres y críos de

     pueblo.(s que faltaba algo m"s para que el muerto pudiera vivir.

    G#ígeno. -ebía llegar al cerebro para poder reactivarlo. (s decir, algo que le dierasustento al movimiento, activara las neuronas muertas e hiciera correr por el cuerpoinanimado la electricidad necesaria para dotar al cad"ver de vida. in embargo, eso no podría haber sido posible con sólo un cora+ón palpitante. &o. (n absoluto imposible si nohubiera habido un cerebro motri+ funcional.

    / la electricidad de los rayos por sí sola, no alcan+aba para devolverle la vida al

    cad"ver como FranNenstein había intentado. (l cerebro no llegaba a activarse sólo por descargas voltaicas. &ecesitaba de la neuroto#ina que había descubierto el conde. 5(l toque &agy6.

    *es e#plicó paso por paso los detalles de su e#perimento a los asombradosconcurrentes al banquete, que inquietos se revolvían en sus sillas. &o usó partes decad"veres sino uno solo. &o profanó varias tumbas, como FranNenstein sino una sola.Fantocchi por la noche, con la ayuda de otro criado había cavado profundo en el cementeriode Fu+er, que era apenas un par de l"pidas apartadas de la aldea, a poco m"s de unNilómetro y en una +ona oscura que nadie frecuentaba por la noche. )unque &agy, bien seguardó de contar los detalles de la muerte del esp'cimen de prueba a sus invitados.

    -e allí, bao un metro y medio de tierra, habían sacado el malogrado cuerpo delherrero del pueblo, quien había muerto inesperadamente durante la fabricación de unaenorme araña de hierro para el castillo 0agyr, que había encargado el mismísimo conde para su sala principal.

     &o resultaba casualidad que &agy se hallara muy atento al desarrollo de eseimplemento, como tambi'n de la desdichada muerte del oven. Por lo visto, recostado sobreel suelo y dando los retoques finales a la luminaria, los nudos de las sogas que la sosteníancedieron, cayendo sobre el pecho del infortunado muchacho. (l peso del hierro y lamagnitud del golpe fueron tales que las costillas se partieron como huesos de pollo

    hundi'ndose su caa tor"cica en varios centímetros. (l infeli+ murió presa del ahogamientoen una tremenda agonía sin grito. )lgunos pobladores, dieron haber visto aquel mediodíaen que se dio la tragedia, a Fantocchi merodeando por los alrededores de la herrería. Pero elsirviente m"s amado del conde se defendió diciendo que estaba organi+ando el banquete desu señor y que visitaba a quienes habrían de prestar sus víveres para servirlo. Por tanto,todo aquello quedó como un lamentable accidente. )unque Fantocchi sabía muy biendonde e#cavar esa noche. Por la mañana la tierra había sido removida por dos veces. 7naen la tarde del entierro y la otra en la noche. Pero nadie lo habría notado. !odo estaba tan

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    18/239

    revuelto como la misma tarde en que el oven había sido enterrado, con la única e#cepciónque el ataúd que había contenido el cuerpo del otrora infortunado herrero, ahora seencontraba vacío. Pero de eso, por supuesto, nadie se dio cuenta. )l fin y al cabo nadiedesentierra a los muertos>

    Cuando &agy terminó de narrar con luo de detalle la profanación, y posterior  pr"ctica de los m'todos aprendidos con el cuerpo inanimado, el duque ingl's, ir vory selevantó indignado y ya harto prorrumpió en un grito con su marcado acento brit"nico, queaunque e#quisito, ahora resultaba e#asperado.

     L

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    19/239

    logrado lo que no había podido conseguir el pobre doctor FranNenstein.

    L ?&o e#agera conde@ iento que nos toma por niños I espetó indignado el barón 0oraes -a ilva mientras apartaba con furia sus dados, haci'ndolos rodar por lamesa y caer al piso para desaparecer de escena definitivamente.

     

     &agy lo miró y tambi'n a los otros. Parecía e#asperado.

    L *a prueba de lo que digo est" abao, en la ma+morra I dio mientras le brillaban sus oos verdes encendidos en una chispa de demencia. olamente debenacompañarme. = I se levantó de su silla e hi+o un adem"n para que losiguieran. 2aamos al infierno I dio soltando una risita nerviosa que heló la sangre de los

     presentes.

     

    1immler miró a los otros concurrentes y todos se devolvieron entre sí la mirada. !alve+. !al ve+> fuera cierto.

    7no a uno, se fueron levantando de sus asientos y siguieron en fila al conde en eldescenso de la escalera de caracol que llevaba a las profundidades del Castillo 0agyr. 7n pasae que nadie había reparado, daba acceso a la parte baa del castillo. Cerraba la colaFantocchi con su andar cansino. Parecía que las escaleras se adentraban en las entrañas

    mismas de la tierra, ya que baaron durante un largo rato,que aunque minutos, parecieronhoras eternas. &adie emitió palabra durante el trayecto, aunque desde algún lugar leanoresonaban los ecos de un lamento anestesiado, m"s pró#imo a un sonido gutural. Por fin aldoblar en un recodo llegaron ante una desvenciada puerta de madera, pesada y añosa. (lconde se detuvo ante ella y e#trao una enorme y pesada llave de metal que introduolimpiamente en la cerradura y que corrió con asombrosa facilidad. *os go+nes rechinaronun poco y con un pequeño empuón la abrió del todo. (l interior de esa ma+morra tenía unolor denso, endul+ado y un tanto podrido. *a oscuridad no deaba ver m"s que a unos palmos y las farolas de Neroseno eran insuficientes. !ampoco había demasiadas. !odosentraron detr"s del conde, apiñ"ndose en un terror que ibain crescendo desde quecomen+aran el descenso y alcan+aba el súmmum en esos instantes.

    *o que habitaba allí no era un hombre. (sa pestilencia no podía ser la de ningún ser humano, por abandonado que estuviese. Fantocchi que seguía en último lugar, cerró la puerta con esmero y en silencio. (l conde le pasó la llave a su hombre de confian+a quien ledio dos vueltas. (n una esquina había una enorme caa de plomo con una semean+a casiinapelable a un sarcófago. Fantocchi dio m"s lu+ al lugar. (ncendió otras l"mparas y laluminosidad empe+ó a difuminarse por toda la habitación.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    20/239

    4esultó ser m"s grande de lo que todos habían creído. e hallaba la pesada caa, que1immler observó parecía hecha de plomo, una mesa con tubos de ensayo y frascos a mediousar, una tabla de madera dispuesta como camastro, no a efectos de dormir sino de atar aalguien para estudiarlo, a u+gar por las correas de cuero que colgaban a la altura de manosy pies. !ambi'n en una esquina, descansaba un gran armario con dos puertas met"licas

    refor+adas y un poco m"s all">eso.(n una punta de la habitación, engrillada, se encontraba una criatura que poco y

    nada conservaba de humanidad. (nloqueció con sólo ver a los presentes. (mitió unossonidos nasales y luego los goreos que habían venido escuchando mientras baaban a eselugar infernal. (l barón 1immler recordó tambi'n que le había parecido escuchar ensueños, durante la noche anterior esos lastimeros gruñidos desde algún rincón del castillo.;ui+" la criatura gritaba con toda su furia, pero en los leanos aposentos, apenas si se sentíacomo un d'bil sonido que se terminaba por llevar el viento. vory dio un salto hacia atr"s yel franc's ichy ahogó un grito con su bra+o. -a ilva 0oraes movió sus dedos sinencontrar los dados que descansaban en el piso de la sala principal, pero de todos modos

    hi+o la mímica como si los tuviera. )lfonso de &avarra se limitó a negar con su cabe+aincr'dulo y sin decir palabra alguna. (l conde 2arletta insultó en italiano al aire y miró alcielo como buscando a -ios. &o pudo encontrarlo, ya que allí sólo reinaba la oscuridad. (lruso 0iliuNov con algo de cosaco en su sangre, fue el que meor lo sobrellevó. óloretrocedió dos pasos y se situó un poco m"s cerca de la puerta por si acaso. 1immler no podía creer a lo que estaba asistiendo. *a criatura vociferaba como posesa tratando deacercase de cualquier modo a esos hombres que le acompañaban en la penumbra del f'tidocuarto. ólo los grilletes y las pesadas cadenas ponían tranquili+adora distancia entre ellos.

    1immler notó el pecho fracturado y hundido hacia adentro y un enorme hematomanegro que destacaba a las claras el trauma de una muerte r"pida pero violenta.

    *o comprendió al instante. (l herrero de Fu+er era ahora un monstruo que habíasalido del infierno para demostrarles a todos que &agy no había mentido. 1immler notóque tenía los oos blancos, ine#presivos, aunque las facciones de su cara eran de odio. Gm"s bien qui+" de desesperación.

    *e hi+o acordar a los perros hambrientos que se encontraban encadenados y buscaban soltarse por todos los medios en busca de algo para comer. *a criatura coceabaenloquecida y parecía que en cualquier momento iba a arrancar las cadenas tan firmementeempotradas en la pared. *a piel ennegrecida de sus muñecas se hacía irones al contacto conel hierro por la violencia de sus embates. -ie+ largos minutos estuvo así y todos esperaron

    a que se cansara o al menos se detuviera. &o fue así. iguió con la misma furia sacudiendosu cuerpo y salivando profusamente mientras gritaba, gritaba y gritaba>

    (l conde &agy y su fiel Fantocchi, aunque presas del '#tasis m"s demencial,tampoco se acercaron al cuerpo m"s de lo que era prudente. *e observaban desde unadistancia suficiente como para maniobrar en cualquier caso.

    Fantocchi tomó una pica que descansaba en un rincón y a+u+ó a la criatura,

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    21/239

    clav"ndole la punta en uno de sus hombros y levant"ndole la piel. 2rotó un líquidonegru+co, como coagulado que se suponía en otros tiempos habría sido sangre. (l olor eraespeso, como un moho saturado. )nte el punta+o, el muerto no pareció inmutarse ycontinuó retorci'ndose como si nada hubiera pasado. &agy movió sus manos en aspas parallamar la atención de los anonadados presentes que no daban cr'dito del espect"culo que se

    desarrollaba ante sus oos. 

    L &obles amigos, ahora si me creen I dio sin mostrar dudas y con un halo decomplacencia ante el miedo y la admiración que había causado su obra.

    L -ebe haber un truco, falta lu+> usó maquillae y a un actor de teatro I dio0oraes -a silva tartamudeando, pero sin estar plenamente convencido puesto que nadie podía actuar eso.

    L ?eguro aún no se convence barón@ I replicó &agy. ?&o se han convencidoque esta desdichada criatura es un nuevo paso en la evolución del hombre@ ?&o se han dadocuenta que (@

     

    1immler apartó por unos segundos la vista del batiente cad"ver del herrero. Posó susoos sobre la enorme caa color acerado. Parecía ser de plomo o al menos estar revestida deese material. *a señaló con su dedo.

     

    L ?/ eso que demonios es@ I dio mirando al conde, sabiendo que de allí iba avenir otra respuesta demente. 7na m"s de las muchas que había oído esa noche.

     

    (l conde no había terminado su investigación al darle vida al muerto. (se había sidoel primero y mayor de sus logros. Pero tambi'n era consciente que estaba ugando confuer+as que estaban por encima de lo que los hombres comunes podían manear. -iosquisiera que la criatura se hallara siempre contenida. &o obstante si algo salía mal, allíestaba la segunda parte de su investigación. 1abía trabaado con una primitiva fuente

    criog'nica, una especie de congeladora rústica a base de un motor a gases, barras de hielofundido y cierres herm'ticos. !odo ello unto a una pesada e inviolable caa de plomo yacero. &agy la había desarrollado para un caso de contingencia. 7na contención por si lascosas salían mal. (ra la salvaguarda del mundo, tal como la veía.

     

    L ?(so@ I dio &agy mirando primero a su interrogador y luego a los dem"s que

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    22/239

    esperaban tambi'n por la misma respuesta. (se es nuestro seguro caballeros. i todo vamal, tendremos que encerrar al reanimado allí dentro.

    L ?/ cree que ser" f"cil eso@ I dio e#asperado el marqu's 0iliuNov.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    23/239

    ver adem"s la culata de un pesado trabuco asomar por encima de sus pantalones. e estabaarmando y buscaba dear su espalda a resguardo contra la pared y el armario. Fantocchi giróla última cerradura y fue en ese momento en donde los otros nobles tambi'n comprendieroncuales eran las reales nuevas intenciones del conde. )unque ya era demasiado tarde paratodos.

    Fantocchi observando a 1immler cerca de la puerta dio dos saltos r"pidos que loalearon de la criatura y a la ve+ le bloquearon el paso. -e todos modos la puerta se hallabacerrada bao llave, y 1immler que había estudiado hasta el m"s mínimo detalle desde elmomento que habían entrado en ese cuarto maldito, recordó que quien había cerrado habíasido el mismo Fantocchi. Por tanto era quien tenía la llave. (l hombre del conde era lasalida de aquel cuarto infernal.

    e le echó encima y empe+ó a forceear tratando de quitarle el manoo de llaves quehabía colocado en su cinturón. Fió su mirada en el rostro de Fantocchi, congestionado por la furia de la lucha y vio en esos oos a su propio hio, que con heterocromía y sin ser hio

    del diablo había muerto a los seis años de edad por un caballo desbocado. -ios no habíaayudado a su hio>

    (se recuerdo lo enloqueció y con un fragor ardiente golpeó la cabe+a del siervo delconde contra el descuidado portón de madera. 7n tao grande y roo se abrió en la cabe+adel hombre que se tambaleó y perdió la hori+ontal por unos segundos. !iempo que bastó a1immler para arrebatar de su cintura el manoo de llaves. Cuando intentó probar con la primera, el bra+o de Fantocchi lo aferró con fuer+a del cuello tir"ndolo hacia atr"s. Perocasi al instante lo soltó. (s que la criatura estirando sus bra+os cuanto pudo, había aferradoal endemoniado asistente y mordía con locura asesina su cuello sangrante. ólo esa cuestiónfortuita lo había liberado de su acoso infernal.

    !ambi'n fue en aquel momento que 1immler se percató que el cad"ver había sidoliberado totalmente de sus cadenas.

    (l autor material de dicha locura había resultado &agy, quien se encontraba parapetado con la pica de espaldas a la pared con una sonrisa tan blanca como mal'vola.Contemplaba con '#tasis la carnicería que había desatado su creación.

    (n el suelo, agoni+aba el barón 0oraes -a ilva, que lloriqueaba como un crío,mientras )lfonso de &avarra, masticaba con fervor sus intestinos que asomaban distraídos por entre sus ropas arrancadas. *os dedos del ludópata se contraeron en un refleo agónico,

     buscando los dados que habían quedado tirados en el suelo de la sala principal y que ya no podría alcan+ar nunca m"s. !uvo unas convulsiones y así, sencillamente y sin preludiosmurió.

    *acosaLvi+conde, salió luego disparada contra el italiano 2arletta que suplicabaovillado en un rincón. e le abalan+ó con furia caníbal y comen+ó a morderlo en su cara,cuello y bra+os.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    24/239

    -a silva se estaba levantando como en un pesadilla, con sus oos blancos e idiotas ysu boca rebosante de una salivación similar a la de la rabia. Pisó a Fantocchi que luchabacon la criatura del herrero y cayó tambi'n sobre el desventurado 2arletta, quien ya estabae#halando su último aliento y se encontraba presto a levantarse a cumplir con su ritualcarnívoro. )sí, apenas se levantó con una vor"gine asesina, el cad"ver viviente de 2arletta

    se reunió con el otrora vi+conde español, con la sola finalidad de masacrar y devorar a unentregado y gimoteante conde ichy.

    *a locura caníbal aumentaba a cada segundo en la habitación.

    2arletta y -a ilva Cayeron con furia sobre 'l conde franc's, con la única intenciónde servirse de sus vísceras para calmar su inagotable hambre felino.

    1immler contempló como caía Fantocchi, preso de los mordiscos del herrero, que,subido a horcaadas le amputaba la orea derecha y tiraba dentelladas contra su cuerocabelludo.

    )sí, el barón tomó provecho de esos instantes de confusión donde quedó liberado, para intentar abrir la puerta y escapar con urgencia de ese prostíbulo de la muerte.

    Fantocchi ya se estaba levantando y unto con el cad"ver del herrero se dirigían prestos a atacar a 0iliuNov y al ingl's vory, que eran unto con &agy y 1immler de los pocos sobrevivientes de ese dantesco campo de batalla en miniatura. (l ruso, hombre dearmas de toda la vida, se movió velo+ como una cobra y ante la mirada alelada de los doscaníbales, se hi+o de una viea hacha llena de herrumbre. &adie había reparado en ella hastaese momento, aunque seguramente formaba parte del arsenal de contingencias de &agy. Por si las cosas se salían de control en ese cuarto tal y como lo había previsto. )síM tan r"pido

    como tomó el nudoso mango de madera empe+ó a revolear el hacha como las aspas de unmolino, seccionando la cabe+a de Fantocchi $a -ios gracias caía ese monstruo al fin% ydeando tambi'n fuera de combate al franc's ichy.

    vory luchaba infructuosamente con 2arletta quien ya estaba ganando de leos la partida. (l ingl's con su prosapia brit"nica y sus amalgamados modos, poco pudo hacer contra la descomunal brutalidad e#hibida por la cosa palpitante en que se había convertidoel italiano. Pronto, ya lo había sumado a su cru+ada de devoradores de carne. ( iban contrael cosaco ruso que defendía su vida a costa de hacha+os a diestra y siniestra. 0iliuNov,decidido, atacó a 2arletta, pero resultó suceder algo que no había esperado. (l hacha seencaó en el hombro del muerto y quedó atorada. (so enloqueció m"s aún a la criatura que

    leos de amedrentarse, se abalan+ó sobre el ruso y con la ayuda de vory, hicieron unmacabro festival de laceraciones, cortes y dentelladas sobre el cuerpo del infortunado ruso,quien ante la magnitud de las mutilaciones, tuvo la 5gracia6 de no volver a levantarse comosi lo hicieran otros de sus camaradas.

    1immler se sirvió de ese momento de desconcierto para terminar de probar eseinterminable manoo de llaves. 1abía intentado con siete y quedaban todavía tres. Cuandose aprestaba a ingresar la siguiente, apareció su vieo colega el barón 0oraes -a ilva que

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    25/239

    ya no ugaría dados nunca m"s. )hora sólo quería comer carne humana, y quiso servirse allímismo sin pedir permiso. !iró hacia atr"s a 1immler, quien creía que todas las criaturasestaban ocupadas en sus faenas caníbales con los otros integrantes del elenco de cenados.Pero aparentemente había olvidado al buen noble portugu's que una ve+ m"s se le abalan+ócon la firme intención de devorarlo. / lo hubiera logrado si el a+ar no le hubiera ayudado.

    Porque en una acometida fero+, &agy se llevaba a la rastra a una de las criaturas $parecíaser su propia creación, aunque no pudo asegurarlo% y en el camino enredó a lo que quedabadel barón 0oraes -a ilva, haci'ndolo rodar por el piso. (sa oportunidad no la desperdicióel agudo 1immler, quien utili+ando el hacha abandonada por 0iliuNov partió en dos lacabe+a del portugu's, cayendo el cuerpo de 'ste, tan blando como un pastel reci'n cocido.

    Probó una de las llaves de las tres que quedaban. *e temblaron las manos, peroapenas por unos segundos. *uego recobró la compostura y con firme+a hi+o el giro. (stave+ la cerradura cedió y sintió en el rostro el aire fresco que venía desde los pasillose#teriores y se sintió agradecido por ello. &o miró atr"s y salió del calabo+o cerrando la puerta con violencia.

    -eó tras de sí los gritos, lamentos, aullidos y una carnicería que aún no terminaba.!odavía quedaba lucha ahí dentro, pero no sería 'l quien descubriera quien la iba a ganar.e iría y no regresaría para saber cu"l iba a ser el resultado final. )l fin y al cabo ya no erasu problema. ;ue se arreglara quien pudiera. / quien no, bueno> deambularía de por vidadevorando carne humana.

    )penas unos instantes antes de que 0oraes atacara a 1immler, &agyM quien tambi'nestaba dispuesto a vender cara su vida luchaba contra su propia creación. -aba punta+osagudos a la criatura del herrero que ahora había decidido ir por su  padre. *a mantenía araya pero sabía que no podría controlarla por mucho tiempo. u ferocidad se había

    incrementado enloquecida por el olor a sangre reinante en el ambiente y el loco deseo demorder y comer. *os gritos agónicos de dolor ante cada pun+ada, eran seguidos de unnuevo y violento ataque. 1asta que en uno de los embates, el muerto con furibundavehemencia, se acercó lo suficiente y de una mordida le arrancó un peda+o de carne del bra+o derecho. (l conde aulló de dolor, y como contrapartida, embistió con violencia,ensartando con la pica a la criatura a la altura del esternón. *a empuó llev"ndola a la rastrahasta la caa de plomo, que abierta de par en par, se encontraba como esperando unocupante para la eternidad. Con las últimas fuer+as que le quedaban lo aguioneó de maneratal que el muerto quedó algo atontado e inmóvil en el interior de la pesada caa. 4etiró la pica y comprendió que el estado actual de la criatura le daba apenas el tiempo suficiente para cerrar la fase final de su e#perimento. Cuando el muerto empe+ó a dar coleta+os yarrancó con parsimonia e insistencia su movimiento, con firme y obstinada intención deatacar, el conde empuó la pesada puerta golpeando al herrero muerto y devolvi'ndolo alinterior, a lo m"s profundo, de donde ya no podría salir am"s. 7n sonoro '(")M*  diocierre definitivo a la caa. e escucharon un montón de ruidos que provenían desde elinterior de la misma, como de gases que empe+aban a llenar los vacíos y una me+cla decompuestos. 7n picante y e#traño olor a químicos llenó el ambiente por unos instantes,hasta que bien pronto se evaporó. *uego hubo un balido similar al de una ovea peroespectralmente m"s humano y vacuo, que llenó el ambiente en un eco que no coreó

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    26/239

    demasiado. &o hubo mucho m"s despu's de eso. (l silencio llenó cada rincón del castillo.

    (l conde e#hausto, se desplomó al lado de la puerta de plomo que acababa decerrarse deando a su 5maravillosa creación6, atrapada por la eternidad. (staban todosmuertos. G al menos eso parecía. ?;ui'n podría enterarse de lo que había sucedido allí@ u

    vista se nubló y casi al instante ya se había desvanecido.

    )pen"s 1immler salió del calabo+o asegurando convenientemente la puerta, corrió,corrió y corrió como un condenado cuya alma se lleva el diablo. &o recordaba por cu"ntotiempo, pero no podía detener a sus piernas, ni tampoco quiso hacerlo. Cuando por fin sedetuvo e#hausto, se encontró en medio del bosque. 1abía deado atr"s el castillo 0agyr ytambi'n la aldea de Fu+er. &o sentía ganas de volver ni por su carruae ni sus cosas. ;ueríaalearse de allí lo m"s pronto posible. &o fuera que alguna de esas criaturas pudieraescaparse. (staba seguro que iban a ir a buscarlo. ;uerrían cenarlo. (llas tambi'n teníanhambre y su festín apenas si había comen+ado>

    *os pensamientos le hicieron reanudar la marcha primero a paso r"pido, luego altrote y finalmente en una carrera desbocada, como a+u+ado por un l"tigo invisible que loobligaba a correr. e internó en el bosque, donde el camino se hi+o huella y desapareció delmundo civili+ado.

    / en verdad que fue así. Porque no regresó a su finca en Prusia, ni se lo vio por lasciudades ni en tertulias de alta alcurnia. !ampoco frecuentó m"s los círculos sociales dedonde provenía. Como si se lo hubiera tragado la tierra, nadie, nunca am"s, volvió a saber sobre el paradero del barón *othar 1immler.

     

    (l conde &agy había terminado. ) decir verdad, se hallaba terminado. -espertó unashoras m"s tarde en la infecta ma+morra sinti'ndose realmente muy mal. &auseabundoMafiebrado, sentía una d'bil palpitación en la herida abierta de su bra+o derecho que lucía undesagradable color oscuro y se veían resaltadas sus venas viol"ceas, mostrando comoavan+aba la infección.

    ) su alrededor yacían los cuerpos ya inertes de su fiel y amado Fantocchi, comotambi'n del taliano 2arletta, del vi+conde de &avarra, del duque de usse#, del barón

    0oraes -a ilva, del marqu's ruso 0iliuNov, y del Franc's ichy. *o lamentó únicamente por Fantocchi.

    io unos hilillos de sangre seca que recorrían su pecho. enían de m"s arriba. !ocósu cuello y notó que tambi'n allí había sido herido por alguna de las criaturas. &o sabíacu"ndo. &o lo podía recordar. )rdía y sentía como la fiebre ganaba terreno poco a poco.0iró donde yacía el cuerpo de su fiel ayudante. &o iba a ser f"cil encontrar un hombre detanta confian+a como 'l. Por los otros, ni siquiera l"stima sintió. )penas unos peleles

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    27/239

    cobardes, que habían muerto como mueres, gritando y suplicando por sus vidas de maneracasi miserable. ólo el ruso había vendido cara su vida, hachando con furia y valentía lascabe+as de sus atacantes. )unque al final sucumbió al fragor de la furia de sus salvaescreaciones.

    (n medio de su febril delirio, no reparó en que sólo un hombre no yacía entre losmasacrados de la sala. / que eso lo convertía autom"ticamente en el único ser humano quehabía vivido para ver todo y tambi'n para escapar. (ra imposible que &agy pudiera darsecuenta de ello en su moribundo y penoso estado. (l fugado *othar 1immler, era esehombre, que en aquellos instantes, corría m"s all" del camino a las seguras profundidadesdel bosque>

     &agy sintió otra ve+ que se sofocaba> e le cerraba el pecho y le costaba respirar.(l tiempo se consumía lento, al igual que su cordura divergente. (l gas neurotó#ico y susto#inas estaban actuando con firme+a letal sobre su cuerpo y lo consumían con velocidadasombrosa. Probaba en carne propia su invención y aunque se sentía horrible, se dio que

    sabía bien. *a fiebre subía y su mente divagaba en un nirvana cercano al trance. entía la boca seca y la mordida dolía cada ve+ m"s. (staba recostado sobre la caa de plomo quecontenía al único hio que había engendrado en toda su vida. !osió y escupió un poco desangre. e estaba pudriendo por dentro.

    0iró el vieo trabuco que había sido de su padre, de su abuelo y antes del abuelo desu abuelo. Contaba sólo con un único tiro de un pesado perdigón de plomo. e rió de símismo, asqueado por todo. -esvariaba con m"s de cuarenta y dos grados de temperatura.?Cómo decía ese pasae>@ quede pequeño había memori+ado un pasae del &uevo !estamento. us padres, muy religiosos

    como tantos nobles de la 'poca, habían dado a su hio una 2iblia que en realidad nunca leía.(#cepto aquella alegoría que lo había tenido siempre en vigilia desde el primer día en quehabía conocido la historia. / aunque el malestar se agravaba a cada minuto, destellos de sumemoria le traían frente a sí aquella fant"stica narración bíblica que tanto le habíaobsesionado. (ra del (vangelio de Ouan y decía algo así como>5ino, pues, Oesús, y hallóque hacía ya cuatro días que *"+aro estaba en el sepulcro. 2etaniaestaba cerca de?Oerusal'n@i> eso, qui+">como a quince estadiosM>y muchos de los udíos habíanvenido a ?0arta@... Gtra laguna> pero luego sumemoria de mil lecturasrecordó como seguía>50"s, tambi'n s' ahora que todo lo que pidas a -ios, -ios te lo dar". Oesús le dioQ !u hermano resucitar". 0arta le dioQ /o s' queresucitar" en la resurrección, en el día postrero6> e quedó por un momento tratando derecitar como seguía, aunque parecía no poder hacerlo. /a no podía recordar absolutamentenada. 1abía otras estrofas que estaban tan perdidas como fragmentos de madera en mediodel mar.

    *a fiebre se incrementaba a cada minuto, pero en un rapto de lucide+ volvió el te#to

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    28/239

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    29/239

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    30/239

    Fu+er que hablaban del pacto con el diablo que había mantenido el conde "ndor &agy.

     &adie sabía a ciencia cierta la suerte que habían corrido los nobles europeos aquellafría y leana noche de mil ochocientos setenta.

    in embargo, esa pa+ escandalosa se había visto quebrada desde hacía dos días.

    7n grupo de soldados na+is había estado haciendo preguntas a los moradores por una caa de acero y plomo. i bien la guerra estaba terminando y los na+is se habíanretirado de 1ungría para defender las costas de Francia y el mismísimo cora+ón de 2erlín,intrigó mucho a los pobladores que ese pequeño grupo de no m"s de cincuenta hombres,conducidos por un oven capit"n a quien sus subordinados llamaban a secas 5Rolf6,estuviera tan leos de casa y bao el riesgo de caer en manos de los rusos que poco a poco seiban adueñando de todo el frente oriental.

    (l rumor que se corría era que 1itler, desesperado, y al verse en franca retiradaM

    había pensado en armas 5poco convencionales6 para dar vuelta un destino que parecíasellado a fuego. (n lo que respectaba al capit"n Rolf, podía decirse que no estaba tan deacuerdo con el +,-rer acerca de la supremacía de la ra+a aria o el odio como forma dee#presión y dominio, pero si tenían algo en común con el desdichado genocida. Creía quehabía fuer+as que e#cedían lo absolutamente humano. (sto es, aquello que muchosllamaban superchería u ocultismo.

    !anto el oven capit"n, como el mismo )dolf 1itler preferían llamarlo cienciasesotricas! quitando el halo místico al asunto.

    1itler había abonado la idea de lo sobrenatural desde su uventud. Pero ello fue

     potenciado por la cercana influencia del efe de las , el temible 1einrich 1immler.

    (ste a su ve+ había tomado en su niñe+ contacto con el ocultismo, producto de loscuentos de un familiar suyo I en apariencia loco L que a veces visitaba a la familia y lescontaba a los niños fabulosas historias de miedo, de reanimados y hombres que no podíanmorir pues ya se hallaban muertos.

    *uego, aquel hombre e#traño, se perdía por años hasta que volvía a aparecer paracontar una y otra ve+ la misma historia.

     &adie conocía su nombre real y 'l sólo decía que era un pariente leano. -esde AJAA,

    no volvió a visitarlos por lo que presumieron que había muerto. )unque nadie lo hubiera podido asegurar.

    (sos encuentros de los primeros once años de su vida dearon a 1einrich fascinado por el resto de su vida y trasladó aquellas historias I que recordaba intactas I al mismísimo1itler.

    )dem"s, completó varios cabos sueltos con algunos escritos que aquel vieo loco le

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    31/239

    había entregado a su padre en una de sus visitas.

    entía algo de pena por ese hombre que parecía siempre asustado, como temiendoque alguien o algo lo fuera a encontrar.

    (n su adolescencia, con la recuperación de aquellos documentos, continuóinform"ndose sobre el tema, m"s y m"s.

    /a adulto y encumbrado en el !ercer 4eich, gracias a minuciosas requisas llevadasa cabo por las en coordinación con sus conocimientos, pudo hallar el lugar de origen detoda aquella historia que le había tenido inquieto desde niño.

    in embargo, tanto 1err 1immler como el +,-rer! no contaban con el anonimatonecesario para salir en la búsqueda y hacerse del tesoro que les daría poder absoluto.

    Por tal motivo, decidieron compartir sus e#pectativas con el oven y ascendente

    capit"n Rolf. / si bien lo que movili+aba a estos tres hombres eran caminos bien distintos$1itler y 1immler ganar una guerra que se hallaba casi virtualmente perdida y Rolf, elconocimiento de la vida m"s all" de la muerte% el común denominador resultó ser el mismo.*a búsqueda de lo que dio en llamarse en las e#tensas reuniones de la cancillería del 4eichcomo 5(l arma &agy6.

    )sí, el capit"n Rolf en persona, consultó a cuanto habitante de la aldea de Fu+er sele cru+ara por el camino. &o amena+"ndolo con sangre, sino ofreciendo seductoras yfabulosas recompensas en monedas de oro sólido. Pero hubo un gran problema para el oven capit"n. / no era que ninguno de los moradores no quisiera volverse rico.

    *a cuestión radicaba en que no había ninguna persona que supiera m"s que de oídasacerca de lo que había ocurrido en el castillo 0agyr hacía ya tanto tiempo. Por lo queentonces optó por lo m"s lógico. ubir y revisar 'l mismo cada rincón del derruido edificio.

    !area poco gratificante, pensó el oficial mirando a su tropa por dem"s desanimadaque se preguntaba que hacía en ese desolado rincón del mundo cuando había tanto por defender en )lemania.

    Pero Rolf sabía muy bien a que venía. Con órdenes e#presas de )dolf 1itler perotambi'n con intenciones propias. )mbiciones de conocer m"s. -e comprender que había pasado con el conde &agy. -e reflotar su investigación y conocer todo acerca de aquella

    arma que según el  +,-rer  habría de cambiar el curso de la guerra. *a búsqueda del/bersoldier o súper soldado.

    e había hablado mucho de ello entre los científicos m"s e#c'ntricos del 4eich. ólonecesitaban conocer en detalle el trabao del conde &agy, su investigación y resultados. iera cierto todo lo que habían podido recolectar, tendrían en sus manos un armaincontrastable. (l trabao sería arduo, eso era seguro. Pero cuando lo pudieran dominar>no habría yanquis ni rusos que pudieran oponerse a )lemania. G a Rolf, tal como 'l lo

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    32/239

    veía.

    -e todos modos habría que ver primero si era cierto y lo podían hallar. / en tal casosi lo entregaba a 1itler.

    !al ve+ lo hiciera, pero no sin antes llevarse sus secretos primero. !enía pensado ugar a ser -ios. i funcionaba sería el &uevo -ios. / como Oesús a *"+aro diría 5lev"ntatey anda6. / ellos andarían. Por siglos.

    (l capit"n era un hombre ambicioso. / no estaba loco como 1itler. (so ya era un punto. / tendría que tener esa temible arma. *uego> en finM vería lo que haría con ella. Por el momento tenía un montón de historias y las manos vacías. Pero no volvería a )lemaniacon un fracaso bao el bra+o. &unca había sido así y no sería tampoco ahora. Ougaría todassus cartas a la última mano. e sentó y encendió un cigarrillo que apenas pitó dos veces. (lresto se consumió entre sus dedos mientras meditaba el asalto final.

    )l amanecer del d'cimo día dio la orden. ) los gritos y con estrella marcial ordenó asus hombres formar en fila india y ascender por el camino sinuoso hasta el castilloabandonado. i bien eran hombres valientes, ninguno se mostró feli+ de seguir esasórdenes. )unque el respeto por su superior y m"s que nada por el capit"n Rolf, guerrero demil batallas, estaba garanti+ado.

    )l llegar arriba no encontraron resistencia alguna para penetrar en la otroraine#pugnable fortale+a. *os vieos portones de madera estaban desvenciados y podridos por el paso del tiempo. *as inclemencias del clima y el deterioro propio de un abandono desetenta y cuatro años habían hecho mella en la formidable puerta. )sí que, tras un par deviolentas acometidas, irrumpieron en el amplio salón y comen+aron a desbandarse como

    hormigas a la búsqueda del tesoro oculto.

    (l capit"n lideraba la partida y no deó habitación, aposento o rincón e#cavado en la piedra sin registrar. / sin embargo nada.

    )unque bien sabía que esta clase de castillos siempre tenían ma+morras y túnelessubterr"neos, se e#trañó de no haber dado con ninguno.

    Casi por accidente halló el pasadi+o.

    7n vieo gitano se había colado a husmear entre los soldados, y aunque parecía

    interesado en disuadirlos de la búsqueda, Rolf notó el comportamiento e#traño de aquel paisano y no le perdió de vista en ningún momento. u se#to sentido le decía que esehombre no era sólo un gitano piooso y fisgón. u mirada tenía un brillo viva+ donde serefleaba el miedo. 0iedo que llegaba por primera ve+ en su larga y aetreada e#istencia.Por eso lo mantuvo vigilado y a tiro en todo momento.

    Cuando nada pudo hallar por ninguno de los rincones del castillo 0agyr, encontró lam"gica solución a su problema. nterrogaría al gitano acerca de lo que sabía del asunto. /

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    33/239

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    34/239

    escrutó con esa fría mirada de halcón que tanto lo caracteri+aba. (l gitano lo primero quedio es que cometía un error. ;ue desde su padre y hasta 'l, habían tenido por misión proteger el secreto de &agy. -e no permitir al hombre ignorante  hacerse con esaabominación. Por último suplicó que nunca abriera la caa de plomo y acero.

    *os oos de Rolf centellaron. (ra verdad. !odo era verdad y por fin estaba casi ensus garras. *e mostró una ve+ m"s el embudo, por si pensaba en retractarse. )únconservaba restos de sangre en la pipa. *o perforó una ve+ m"s con su mirada, a fin de queterminara ya con su ch"chara, si no quería seguir tragando agua por las malas. / así,rendido el hombre, le entregó los últimos datos inform"ndole lo que necesitaba saber.

     

    L -etr"s de la pintura del conde ver" un hueco con una polea I dio el vieo sinemoción y con el rostro lívido. )cciónela y se abrir" un compartimiento donde ver" unasescaleras que descienden y lo llevar"n al infierno, donde tendr" que pudrirse por lo que est"

    haciendo, maldito na+i de porquería, asesino. &o es m"s que un cobardeM basura>

     

    (l desdichado parecía estar aún con fuer+as de descargarse por haber roto su secreto.0aldio en su crudo e ininteligible idioma, conden"ndolo a los mil infiernos.

     

    L uficiente I dio Rolf moviendo su mano con desprecio. !engo lo que quería I miró con repulsión al gitano que aún gritaba cosas en magiar. / usted ya no tiene nada que

    me sirva>

     

    Rolfpuso sus oos en blanco en clara señal de fastidio. / sin mediar palabra o avisosacó su*uger de reglamento y disparó un solo tiro entre los oos del vieo, que cayó inerteante sus pies. *uego enfundó el arma mientras el cañón aún humeaba.

     

    L 2ien señores, ya escucharon I dio con vo+ atronadora I

    descenso al infierno=

     

    *os hombres se miraron entre sí. &inguno de aquellos soldados estaba ansioso por  baar a esa lúgubre y espantosa ma+morra del diablo. / para hacer honor a la verdad m"s deuno tenía miedo de acompañar a Rolf en su e#cursión al abismo. Por eso el capit"n percibiendo el terror de sus tropas, tomó a seis. *os m"s valientes y fieles guerreros de su

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    35/239

     batallón. *os que no tenían miedo de cargar de frente contra un nido de ametralladoras. )sí,ordenó que lo acompañasen deando a los otros apostados en el acceso.

    Rolf se acercó al pasadi+o y corrió hacia un costado el cuadro del Conde &agy. &otó que aquel hombre parecía sonreír en la pintura. Pero era m"s bien una sonrisa de

    triunfo, maligna. &o lo amedrentó tampoco eso.

    !iró de la polea y una puerta se abrió a su derecha dando paso a una escalera que parecía sin fin. luminó con su linterna el camino y baó primero. Como era de suponer, nodearía a otro poner el primer pie y sus manos en esa arma que había buscado confascinación desde su adolescencia, aunque sin saber de su e#istencia hasta hacía tan poco.

    *uego de unos instantes baaron sus hombres siguiendo sus pasos. *os seis teníanun miedo de los mil demonios. 0enos Rolf.

    )l llegar al final de la escalera, el capit"n se apartó unos segundos para tomar una

     bocanada de aire. (l ambiente estaba espeso y las e#pectativas le habían taladrado susnervios de acero.

    1abía un pasillo y al final una puerta.

    !uvieron que esfor+arse por tirarla abao. &ecesitaron de varias embestidas.

    Rolf se coló apenas saltaron los go+nes. u paciencia ro+aba los límites.

    Pero lo que vio entonces, lo reconfortó al instante.

    (n una esquina descansaba incólume una gran caa gris"cea de plomo y acero.

    (n el centro del calabo+o había esparcidos restos óseos de varios hombres que parecían haber luchado con salvae bravura por sus vidas. / así había sido, aunque esonunca am"s lo supo.

    4ecorrió con sus oos cada rincón de esa sala.

    1asta que por último, su vista se posó en uno de los costados de la caa, donde habíaun vieo esqueleto que descansaba recostado en ella. us elegantes ropas estaban hechas irones. )penas unos harapos que parecían abrigarlo en su sueño eterno. *os pelos, tan

     blancos, habían crecido tapando absolutamente la sonrisa congelada de la calavera. (n unade sus manos, crispada aún despu's de tantos años se sostenía un pistolón que parecíasacado de la 'poca de los piratas.

    (se desdichado, se había quitado la vida allí mismo, vol"ndose los sesos. / habíaquedado por d'cadas, tendido, como el único y silencioso centinela de la caa que albergabaal 5tesoro6.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    36/239

     

    L

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    37/239

     

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    38/239

     

    )*(0)&) $AJES% L 2erlín

     

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    39/239

     

    L

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    40/239

    e quitó el casco y rascó sus cabellos engrasados por días de campaña. &ecesitabauna ducha caliente. &ecesitaba volver a casa. (staba cansado y aunque la caa no le gustaraera el pasae de vuelta. /a no tenía nada que hacer en 2erlín. (n Florida, su esposa e hiasesperaban al marido y padre para descansar al sol de la playa. &o al mayor Ryler, sino aFreddy o pap" como ellas le llamaban.

     &o lo pensó m"s. e volvió a colocar el casco en su lugar, aust"ndolo con unadecisión que no se condescendía con lo que pensaba en su interior.

     

    L

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    41/239

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    42/239

    )l cabo de poco menos de una hora, eran ya die+ de esas criaturas vagando por la base. 1ubo disparos, gritos y desesperación entre los soldados. *os agueros de baladearon rastro de una batalla por la supervivencia que estaba perdida de antemano.4esultaba imposible tumbar a los muertos por el sólo y simple hecho que ya no podíanmatarlos.

    Por la mañana no había un solo hombre con vida. (ran ahora m"s de doscientoscuerpos animados por el ansia de consumir carne fresca. alieron por los portones abiertosde la base en todas direcciones. &orte, sur, este y oeste.

    )sí, se comen+ó a esparcir la plaga de manera incontenible y para el atardecer yahabían sido atacadas varias poblaciones rurales aledañas, creciendo de manera e#ponencialel número de infectados "vidos por consumir carne.

    (l factor sorpresa y la furia caníbal desatada por las criaturas que tenían por únicoobetivo el de alimentarse seccionando lo que pudiesen del cuerpo de sus desafortunadas

    víctimas, pudo m"s que los argumentos y las pobres defensas de los sorprendidos pobladores atacados.

    Por la noche la situación estaba fuera de control, vi'ndose superada primero la policía local, luego la 3uardia &acional y finalmente el mismísimo e'rcito de los (stados7nidos de )m'rica.

     &adie estaba preparado para lidiar con una situación de la cual no se sabía nada enabsoluto en cuanto a su origen. *as mordidas siguieron transmitiendo la infección ylascosas noLmuertas se acumularon por decenasM miles, propag"ndose por todo el territoriode los (stados 7nidos con una velocidad asombrosa.

    *os pastores y religiosos hablaban del fin del mundo, )pocalipsis y del -ía delOuicio Final, como de otras tantas cosas sin ningún sustento m"s que el de tratar de buscar una e#plicación a lo ine#plicable. *os noticieros llegaron a decir estupideces tales comoque se trataba de una invasión alienígena o que era de algún tipo de locura colectiva. Gtroshablaron de un virus mutado creado por el e'rcito que había escapado por error de unlaboratorio> *a verdad les era desconocida a todos.

     &adie pudo a ciencia cierta determinar cu"l fue el origen de la infección. &adiesupo, ni se le ocurrió menos aún, remontarse casi cien años atr"s, a un remoto lugar llamado Fu+er en )ustroL1ungría. / mucho menos a un demente conde, un tal &agy, que

    había perdido la cabe+a con una serie de e#perimentos que terminaron en un uegodesquiciado tratando de emular la mano de -ios.

    !ampoco supieron de la historia de un violento capit"n na+i llamado Rolf y susdeseos de hacer caminar a los muertos, el proyecto fallido suyo y del na+ismoM del/bersoldier y de su posterior desaparición misteriosa cuando los aliados entraron en 2erlín.

    / menos aún de un puñado de incautos soldados norteamericanos que traeron a casa

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    43/239

    en AJES una caa depositada en los sótanos de la cancillería del 4eich, sin saber quecontenía ni con qu' lidiabanM y en consecuencia, la dearon abandonada en un mugrientodepósito del e'rcito de los (stados 7nidos de )m'rica, en Pennsylvania. ola y a la esperade ser catalogada y abierta algún día.

     &adie supo todo eso.

    (l resto es historia conocida y devino en los luctuosos hechos ya conocidos por todos en aquella fría noche de AJBK, que muchos ignorantes dieron en llamar “La Nochedelos Muertos Vios.

     

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    44/239

     (* )1G3G

     

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    45/239

     

    "n sudor frío recorrió su espina dorsal de punta a punta.

    upo que se trataba del fin.

     &ingún vano intento podría salvarlo de esta muerte segura.

    -esli+"ndose lentamente se hundió en las profundidades oscuras y sombrías de lasfauces de la tierra. Fue cuando pudo sentir el agua salada llenando el vacío, col"ndose por las hendias oscuras que no proporcionaban lu+. !ragó el primer sorbo de agua e intentórespirar...

     

    0iraba con atención el auto estacionado en la esquina.

    (ra un auto vieo, de los B:.

    ;ui+" un Ford o tal ve+ un Chevy.

    *a verdad era poco importante.

    (ra un auto vieo y con eso basta.

    -etr"s del auto dos hombres con largos abrigos de gabardina parlamentaban congestos ampulosos.

    7no de ellos llevaba un sombrero lo que lo hacía verse como una caricatura de espíade película. (l otro se frotaba nerviosamente las manos en un gesto que m"s parecía un ticesqui+ofr'nico que otra cosa.

    Pude ver que el hombre del sombrero señalaba al otro a modo de reproche. )lgoandaba mal. )lgo no había salido según los planes y la recriminación a la ineptitud eraevidente.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    46/239

    Pudo acercarse un poco m"s escondi'ndose detr"s de un farol, cubriendo su cuerposólo un poco.

    (l intento por ver que escena se estaba desarrollando lo llevó a cometer un descuidofatal.

    !ronó el vidrio con un queido y la botella se deshi+o en astillas bao sus +apatillasde suela lisa.

    *os hombres giraron r"pidos como una peon+a buscando el ruido a vidrios molidosy pudieron divisar una sombra huyendo a la velocidad de un rayo.

    Pudo sentir sus pasos largos acercarse a intervalos. (ran muy veloces. Pese a susgabardinas y +apatos lustrosos eran muy r"pidos.

    intió sobre su cuello los resoplidos triunfantes de la presa ca+ada.

    3iró dispuesto a vender cara su vida, de modo fero+, pero ya no estaban allí.

    *os 5gabardina6 habían desaparecido. G al menos no podía verlos.

    (staba oscuro y oteó el aire en busca de los tipeos y solo pudo percibir una suave brisa y un ronroneo gatuno que apenas lo podía sacar de ese sofocante e irrespirable aireviciado que lo envolvía en la negrura de la noche.

     &o podía respirar estaba e#hausto por la corrida y el aire era m"s denso a cadamomento.

    5*os gabardina6 estaban al acecho y lo sabía. eguramente saltarían desde algúncalleón oscuro para estrangularlo como en esas vieas películas de mafiosos. e ahogaba enel aire inmundo y maloliente que lo rodeaba. )pestaba a humedad, a ropa viea. (lambiente era dantesco.

    Oadeaba en silencio buscando recuperar el aliento por si debía volver a correr. Perotrataba de no hacer mucho ruido. *os esbirros de las gabardinas le habían probado ser muyveloces y podían darle alcance cuando quisieran.

    )spiró una leve bocanada de o#ígeno que pareció no alcan+ar para llenar sus

     pulmones.

    (staba mareado y no sabía dónde lo estarían esperando.

    ntentó dar un paso pero no pudo.

    7n golpe seco, violento, tremendo, brutal, lo sacó de su sopor.

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    47/239

    e ladeó para un lado y en medio de las tinieblas pudo sentirse sin sustento en latierra, nebuloso, disperso, acu"tico.

    !ragó un sorbo de agua salada cuando comprendió la irremediable realidad de sumuerte.

    5*os gabardinas6 le habían alcan+ado.

    *o supo mientras se hundía en las profundidades de la tierra o del )tl"ntico para ser m"s e#actos.

    (n el baúl de un destartalado auto de los B:.

    Posiblemente un Ford. G qui+" un Chevy.

    ?;u' importa@

     

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    48/239

     172G 7& !(0PG>

     

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    49/239

     

    1ubo un tiempo que fue hermoso,

    / fui libre de erdad

     3uardaba todos mis sueños,

     (n castillos de Cristal>

     

    #ui generis sonaba fuerte y cristalino en la casa donde vivían aquellos chicosalocados. Charly 3arcía derrochaba en sus letras prosa lírica, que era cantada por &ito0estre con esa vo+ aguda y suave a la par. (s que muchas veces, los muchachos deaban lamúsica encendida y se iban apurados deando el 0incoUAV a todo volumen. (n otrasoportunidades ni volvían, pero la música sonaba y sonaba hasta acabarse el *P completo.

    (ra en esa misma casa, donde había estado haciendo un trabao los últimos dos días,antes de que pasara esto.

    (n verdad, donde todo había comen+ado.

     

    Ouan 4amón 0aría ;uispe, salteño. Gbrero de profesión. A años.

    !enía la cabe+a cubierta con una bolsa de arpillera.

    *o habían golpeado fero+mente hacía rato y aún no sabía por qu'.

    )lgo había escuchado unos segundos antes que empe+ara la pali+a. *e había parecido que uno de esos brutos decía 5para ablandarlo6. &o tenía ni idea de que estabanhablando esos hombres. ?;u' había hecho@

    *a bolsa en la cabe+a ahora se le había pegado sobre el labio, que al cortarse con los

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    50/239

  • 8/18/2019 Martella, Carlos a - Cuentos de La Hoz

    51/239

    desembarcó en 4etiro ante las luces de las catalinas en un 2uenos )ires que estabadespertando en una helada mañana invernal. e buscó bien pronto un techo, y por suertehabía conseguido bien r"pido una piecita por la +ona de Constitución, compartida con un ueño, un correntino y un paraguayo. *argó a poco de llegar con algunas changas, puesnecesitaba urgente de unos pesitos para pagarse su parte de la renta. 1i+o de todo hasta que

    le empe+ó a ir un poquito meor con la construcción, por lo que se dedicó con m"s ganas alcemento y al fratachoUEV. !enía buena mano y era voluntarioso, prolio y cumplidor. /sobre todo hablaba poco. )lgo que los porteños bien sabían apreciar. )sí, pasó muchos añoshaciendo distintos trabaos de albañilería, recalando siempre en pensiones compartidasdesperdigadas por distintos lugares de la Capital, como Flores, 2arracas, an !elmo y hastailla Grtú+arM barrios que conocieron el esfor+ado día a día del oven ;uispe en 2uenos)ires.

    in embargo, hacía ya unos tres años que se había mudado a Gnce, a undepartamentito de un ambiente ubicado en *arrea al D:: que había conseguido alquilar conel fruto de su esfuer+o y trabao. Por las noches comía pi++a y miraba una televisión en

     blanco y negro que se había comprado hacía poquito. us sueños empe+aban a cumplirse,aunque como buen norteño arraigado a su tierra se puso como obetivo volver a sus pagosUSV. Cuanto menos a alta. Cuando tuviera plata para una casita y un autito $aunquefuera vieo% volvería al cerro. !odavía le faltaba mucho, pero era su deseo morir y ser enterrado al pie de la montaña, como todos los ;uispe de su familia, que allí lo iban a estar esperando.

    Por el momento estaba conchabadoUBV en una obrita en la casa de esos chicos deFlorencio arela que escuchaban la música fuerte. 7n cuartito 5secreto6 adentro de una baulera. )sí se lo habían pedido. (ra un trabao r"pido y le reportaría unos buenos pesitosdem"s. &o podía quearse. /a casi lo tenía listo.

    )sí es que, cuando terminó el trabao del día y se disponía a marcharse a descansar asu casita en el bullicioso barrio de Gnce, algo duro lo golpeó en la cabe+a y despu's de esono pudo recordar nada m"s. 4eci'n había tenido fogona+os de conciencia desde hacía un par de horas, cuando se despertó con esa bolsa asfi#iante en la cabe+a y dos locos le dierony dieron con ganas sin ningún motivo aparente.

    -espu's había vuelto a desmayarse.

    )l despertar otra ve+ había notado que estaba solo y atado de pies y manos a unasilla. eguía encapuchado con la molesta bolsa de arpillera.

    *os dos hombres que se habían ensañado brutalmente con 'l no estaban allí ahora.1abía un insoportable silencio. / aunque estuviera solo, igual el cora+ón le latía desbocado?/ si lo habían abandonado a morir atado en esa silla@

    in mucha convicción trató de relaarse un poco. )hora empe+aba a dolerle todo. *a boca, la cabe+a