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CAPÍTULO 1 CARLOS MARX: EL MATERIALISMO HISTÓRICO – EL MATERIALISMO DIALÉCTICO “Un hombre listo dio una vez en pensar que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar de la idea de la gravedad....” MARX 1. KARL MARX, ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS Karl Heinrich Marx era de origen alemán nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, Prusia occidental y falleció en Londres en 1883). Procedía de una familia judía de clase media. Fue el tercero de siete hijos, su abuelo paterno, Merier Halevi Marx, fue el rabino de Tréveris desde 1723 y su abuelo materno fue un rabino holandés. El padre de Karl, Herschel Mordechai, sería el primero en la línea en recibir una educación laica. Herschel pertenecía a una clase media relativamente próspera, era poseedor de algunos viñedos en Mosela 1

Marx, el materialismo histórico y el materialismo dialéctico

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S{intesis del pensamiento marxista

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CAPÍTULO 1 CARLOS MARX: EL MATERIALISMO HISTÓRICO – EL MATERIALISMO DIALÉCTICO

“Un hombre listo dio una vez en pensar que los hombres se hundían en el agua

y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar de la idea de la

gravedad....” MARX

1. KARL MARX, ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS Karl Heinrich Marx era de origen alemán nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, Prusia occidental y falleció en Londres en 1883). Procedía de una familia judía de clase media.

Fue el tercero de siete hijos, su abuelo paterno, Merier Halevi Marx, fue el rabino de Tréveris desde 1723 y su abuelo materno fue un rabino holandés. El padre de Karl, Herschel Mordechai, sería el primero en la línea en recibir una educación laica. Herschel pertenecía a una clase media relativamente próspera, era poseedor de algunos viñedos en Mosela y se convirtió del judaísmo al protestantismo luterano antes al nacimiento de su hijo, tomando en el nombre alemán de Heinrich Marx. Era un hombre inclinado a la Ilustración, estaba interesado en las ideas de los filósofos Immanuel Kant y Voltaire

La madre de Karl, Henrietta Pressburg, era una judeo-holandesa que, a diferencia de su marido, era semi-analfabeta.

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Karl estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en Filosofía en esta última en 1841.

A instancias de sus amigos y de Jenny (su futura mujer), en abril de 1841 presentó una brillante tesis doctoral que contrastaba la filosofía de Demócrito y la de Epicuro, incluyendo la después famosa frase: «La crítica es también teoría», con lo que se doctoró en filosofía cuando aún no había cumplido veintitrés años. A principios del año siguiente se incorporó a una publicación fundada por las fuerzas más progresistas de Colonia, entonces capital industrial de Prusia: la Gaceta Renana (Rheinische Zeitung), donde comenzó a utilizar conceptos hegelianos de la dialéctica en relación con sus ideas sobre el socialismo.

Como redactor de la Rheinische Zeitung , Marx tomó contacto con las realidades sociales y la naturaleza crudamente clasista de la legislación prusiana. Nombrado otra vez director de la revista en octubre de 1842, sus crónicas parlamentarias desde la Dieta renana denunciaban al Estado como guardián y valedor de los intereses de los empresarios y expresaban su interpretación radical del pensamiento hegeliano, en tanto que el Estado no cumplía su función esencial como realización ética de la especificidad humana. La censura prusiana presionó seriamente contra los editores de la Rheinische Zeitung y Marx se vio obligado a dimitir. No deseaba regresar a la carrera académica a causa del rígido control ideológico implantado por el gobierno en la universidad.

Se trasladó a París en 1843 Allí conocería a la crema de la juventud revolucionaria europea, como Heine, Borne, Proudhon y, sobre todo, Friedrich Engels. Comenzó a escribir para otros periódicos radicales, como los Anales Franco-Alemanes (Deutsch-französische Jahrbücher) y Vorwärts!, A pesar de que los Anales franco-alemanes pretendía atraer a escritores tanto de Francia como de los Estados alemanes, fue dominado por estos últimos, excepto por el único escritor no alemán que era el exiliado ruso anarquista Mijaíl Bakunin. El periódico fue relativamente exitoso, en gran parte debido a la inclusión de las odas satíricas de Heinrich Heine sobre el Rey Luis I de Baviera, lo que hizo que las copias enviadas a Alemania fueran confiscadas por la policía del Estado.

Se casó con Jenny von Westphalen en 1843. Marx tuvo con Jenny von Westphalen 6 hijos, en 1849 esperaban ya el cuarto, en 1855 ya habían fallecido tres -Guido, Franciska y Edgar- convulsiones, bronquitis y tuberculosis serían las causas, la pequeña, Eleonora Marx formó parte del movimiento feminista y Laura Marx, se casó con el dirigente socialista francés Paul Lafargue, y se suicidó junto a él en 1911.

A partir de 1844 estableció una duradera amistad con Friedrich Engels, que se plasmaría en la estrecha colaboración intelectual y política de ambos.

En 1844 Marx escribió Manuscritos económicos y filosóficos, una obra que abarca numerosos temas y entró en detalle para explicar su concepto del trabajo alienado.

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Fue expulsado de Francia en 1845 y se refugió en Bruselas donde fue una figura importante en la Liga de los Comunistas o de los Justos, tras una breve estancia en Colonia para apoyar las tendencias radicales presentes en la Revolución alemana de 1848.

En 1845 Marx y Engels visitaron a los líderes de los cartistas, un movimiento socialista en Gran Bretaña, usando el viaje como una oportunidad para estudiar en varias bibliotecas de Londres y Manchester. En colaboración con Engels, se dedicó también a escribir un libro que es a menudo visto como su mejor planteamiento del concepto del materialismo histórico, La ideología alemana, este trabajo no fue publicado mientras Marx estuvo vivo, se publicó recién en 1932. Luego le siguió La miseria de la filosofía en 1847, que fue una respuesta al libro La Filosofía de la miseria escrito por el anarco-socialista francés Pierre-Joseph Proudhon y una crítica del pensamiento socialista francés en general.

Pasó a llevar una vida más estable en Londres, en donde desarrolló desde 1849 la mayor parte de su obra escrita. Su dedicación a la causa del socialismo le hizo sufrir grandes dificultades materiales, superadas gracias a la ayuda económica de Engels.

En Londres, la familia se redujo a la pobreza, pero Marx siguió escribiendo y formulando sus teorías sobre la naturaleza de la sociedad y cómo creía que podría mejorarse, así como una campaña por el socialismo y convirtiéndose en una figura destacada de la Primera Internacional.

Marx y Engels expresaron sus ideas en el Manifiesto Comunista, escrito en febrero de 1848, un panfleto de retórica incendiaria situado en el contexto de las revoluciones europeas de 1848. Este estableció las bases de la Liga de los Comunistas, un grupo que había comenzado a ser muy influenciada por Marx y Engels, quienes argumentaron que la Liga debía hacer sus objetivos e intenciones claras para el público en general en lugar de ocultarlos como anteriormente lo había venido haciendo.

Durante su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de la economía política clásica y, apoyándose fundamentalmente en el modelo de David Ricardo, construyó su propia doctrina económica.

Fue aquí que fundó la nueva sede de la Liga de los comunistas, además, estaba fuertemente involucrado con la Sociedad Londinense de Instrucción de los Obreros Alemanes, que realizaba sus reuniones en la calle Great-Windmill, en Soho, el distrito de entretenimiento del centro de Londres. Marx se dedicó a dos actividades: a la organización revolucionaria y a intentar entender sobre economía política y capitalismo.

Partiendo de la doctrina clásica, según la cual sólo el trabajo humano produce valor, Marx denunció la explotación patente en la extracción de la plusvalía, es decir, la parte del trabajo no pagada al obrero y apropiada por el capitalista, de donde surge la acumulación del capital. Criticó hasta el extremo la esencia injusta, ilegítima y violenta del sistema económico

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capitalista, en el que veía la base de la dominación de clase que ejercía la burguesía.

Sin embargo, su análisis aseguraba que el capitalismo tenía carácter histórico, como cualquier otro sistema, y no respondía a un orden natural inmutable como habían pretendido los clásicos: igual que había surgido de un proceso histórico por el que sustituyó al feudalismo, el capitalismo estaba abocado a hundirse por sus propias contradicciones internas, dejando paso al socialismo. La tendencia inevitable al descenso de las tasas de ganancia se iría reflejando en crisis periódicas de intensidad creciente hasta llegar al virtual derrumbamiento de la sociedad burguesa; para entonces, la lógica del sistema habría polarizado a la sociedad en dos clases contrapuestas por intereses irreconciliables, de tal modo que las masas proletarizadas, conscientes de su explotación, acabarían protagonizando la Revolución que daría paso al socialismo.

En otras obras suyas, Marx completó esta base económica de su razonamiento con otras reflexiones de carácter histórico y político: precisó la lógica de lucha de clases que, en su opinión, subyace en toda la historia de la humanidad y que hace que ésta avance a saltos dialécticos, resultado del choque revolucionario entre explotadores y explotados, como trasunto de la contradicción inevitable entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el encorsetamiento al que las someten las relaciones sociales de producción.

También indicó Marx el sentido de la Revolución socialista que esperaba, como emancipación definitiva y global del hombre (al abolir la propiedad privada de los medios de producción, que era la causa de la alienación de los trabajadores), completando la emancipación meramente jurídica y política realizada por la Revolución burguesa (que identificaba con el modelo francés); sobre esa base, apuntaba hacia un futuro socialista entendido como realización plena de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, como fruto de una auténtica democracia; la «dictadura del proletariado» tendría un carácter meramente instrumental y transitorio, pues el objetivo no era el reforzamiento del poder estatal con la nacionalización de los medios de producción, sino el paso -tan pronto como fuera posible- a la fase comunista en la que, desaparecidas las contradicciones de clase, ya no sería necesario el poder coercitivo del Estado.

A fines de 1851 el New York Tribune lo designó corresponsal, lo que alivió en parte su situación económica y mucho su dignidad. En once años de colaboración, Marx escribió para ese diario más de quinientos artículos y editoriales, un tercio de ellos con Engels.

Desde diciembre de 1851 hasta marzo de 1852 Marx escribió El 18 brumario de Luis Bonaparte, una obra que trata sobre la Revolución francesa de 1848, en ella expandió sus conceptos del materialismo histórico, la lucha de clases y la dictadura del proletariado, avanzando el razonamiento de que el proletariado triunfante tiene que destruir el Estado burgués.

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En 1857 llevaba escritas más de 800 páginas de notas y ensayos cortos sobre el capital, la propiedad de la tierra, el trabajo asalariado, el Estado, el comercio exterior y el mercado mundial; este trabajo no aparecerá impreso hasta 1941, bajo el título de Grundrisse. En 1859, Marx publicó la Contribución a la crítica de la economía política, que sería su primera obra económica seria. En los años 1860 trabajó en la composición de tres grandes volúmenes, comenzando con las Teorías de la plusvalía, donde examinó a los teóricos de la economía política, especialmente a Adam Smith y David Ricardo. Este trabajo es visto a menudo como el cuarto libro de El Capital y constituye uno de los primeros tratados completos sobre la historia del pensamiento económico. En 1867 se publicó el primer volumen de El Capital, una obra que analiza el proceso de producción capitalista. Aquí, Marx elaboró su teoría del valor-trabajo, su concepción de la plusvalía y de la explotación que según él en última instancia llevaría a una tasa de ganancia decreciente y al colapso del capitalismo industrial .Los volúmenes II y III se mantuvieron como manuscritos en los que Marx siguió trabajando para el resto de su vida y fueron publicados póstumamente por Engels.

En 1864, Marx se involucró en la Asociación Internacional de

Trabajadores (también conocida como Primera Internacional). Se

convirtió en el líder de su Consejo General, siendo elegido en el

momento de su creación en 1864. En esta organización Marx estuvo

involucrado en la lucha contra el sector anarquista en torno a Mijaíl

Bakunin (1814–1876). Pero aunque Marx ganó esta disputa, la

transferencia de la sede del Consejo General de Londres a Nueva York

en 1872, apoyada por Marx, llevó a la decadencia de la Internacional. El

evento político más importante durante la existencia de la Primera

Internacional fue la Comuna de París de 1871, cuando los ciudadanos de

París se rebelaron contra su gobierno y retuvieron a la ciudad durante

dos meses. Durante la sangrienta represión de la rebelión, Marx escribió

uno de sus más famosos panfletos titulado, La guerra civil en Francia,

que fue una defensa de la Comuna.

El levantamiento popular de París adoptó El capital como fundamento

teórico, proclamó la primera experiencia histórica de «dictadura del

proletariado» y difundió el nombre de Karl Marx por todo el mundo. La

mayor parte de los revolucionarios y líderes obreros adoptaron sus ideas

(aunque no todos las bebieran en su fuente original) y se inició la

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veneración de su persona y su obra como quintaesencia del pensamiento

revolucionario.

Durante la última década de su vida, la salud de Marx declinó y fue incapaz de prolongar el esfuerzo que había caracterizado su trabajo anterior. Su Crítica del programa de Gotha se opuso a la tendencia de sus seguidores como Wilhelm Liebknecht y August Bebel de comprometerse con el socialismo de Estado propugnado por Ferdinand Lassalle en los intereses de un partido socialista unido.

Tras la muerte de su esposa Jenny en diciembre de 1881 y de su hija mayor, Marx desarrolló una fuerte gripe que lo mantuvo con un mal estado de salud durante los últimos 15 meses de su vida. Recibió en esta etapa final visitas y correspondencia de líderes obreros y políticos.. Con el tiempo, contrajo bronquitis y pleuresía que lo condujeron a su muerte el 14 de marzo de 1883 en Londres.

La lápida de Marx lleva el mensaje grabado: "¡Proletarios de todos los países, uníos!", presente en la última línea del Manifiesto Comunista y la frase de la Tesis XI sobre Feuerbach (editada por Engels): "Los filósofos sólo han interpretado el mundo de distintos modos, pero de lo que se trata es de transformarlo".

2. SOCIALISMO UTÓPICO Y SOCIALISMO CIENTÍFICO

“…la inmensa labor intelectual y práctica de Marx arranca de la crítica

certera del capitalismo, lo que le permitió descubrir su anatomía y sus

contradicciones insolubles, a partir de lo cual elabora una teoría eficaz para su

sustitución revolucionaria por una “sociedad libre de productores libres”. Así

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crea un enfoque profundamente democrático, humanista y revolucionario para

accionar en la lucha de clases y transformar la realidad…” Rogelio Roldán

El socialismo utópico a través de Charles Fourier, Robert Owen y Saint Simón

había criticado al capitalismo desde una perspectiva humanitaria y había

propuesto voluntaristamente el paso progresivo a un régimen social basado en la

propiedad y el trabajo colectivos. Los socialistas utópicos criticaban la

explotación que el capitalismo ejercía sobre el proletariado y elaboraban

proyectos de una sociedad ideal pero, según Marx y F. Engels, no habían

logrado descubrir la esencia de la explotación de los obreros ni comprender el

papel histórico del proletariado, ni alcanzaron a descubrir las leyes del

desarrollo social.

“...Se pretendía sacar de la cabeza la solución de los problemas sociales...La

sociedad no encerraba más que males que la razón pensante era la llamada a

remediar...Tratábase por eso de descubrir un sistema nuevo y más perfecto de

orden social, para implantarlo en la sociedad desde fuera, por medio de la

propaganda, y a ser posible con el ejemplo, mediante experimentos que

sirviesen de modelo. Estos nuevos sistemas sociales nacían condenados a

moverse en el reino de la utopía...” Engels. Del socialismo utópico al

socialismo científico.1973

Frente a esta postura, Marx formula la doctrina del socialismo científico, en la

cual no es el impulso voluntarista sino el estudio crítico de la estructura

económica del capitalismo el que permitirá conocer las leyes dialécticas de su

evolución y descomposición y conforme a ellas proceder a su transformación.

Marx designa materialismo histórico a la nueva ciencia o teoría científica de

la historia diferenciándola de las concepciones idealistas anteriores y

materialismo dialéctico a su filosofía.

Marx vincula su filosofía materialista a la práctica revolucionaria:

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“Hasta el momento, los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de

diversos modos, de lo que se trata es de transformarlo”.

Marx y Engels demostraron que el materialismo, para ser científico debe ser

dialéctico y que la dialéctica será científica si es materialista. La creación de la

filosofía materialista dialéctica significó una auténtica revolución en la historia

del pensamiento humano. El materialismo dialéctico surge de la inversión de la

dialéctica hegeliana: el proceso dialéctico no se manifestará en el desarrollo de

la idea o espíritu como para Hegel sino en las transformaciones de la

infraestructura económica, o sea, en el mundo de las condiciones materiales de

la existencia.

“Mi método dialéctico es no sólo diferente del hegeliano, sino lo opuesto. En

Hegel, el método está de cabeza. Hay que ponerlo de pié.” (Marx, Prólogo de

El Capital).

“Para Hegel, el mundo real no es sino la forma extrema de La Idea y para mí,

por el contrario, la idea no es sino el mundo material reflejado por la mente

humana”. (Marx, Prólogo de El Capital).

“ No es la conciencia de los seres humanos lo que determina su ser, sino el

ser social lo que determina su conciencia” (Marx, Contribución a la crítica de

la economía política-1859).

“Hegel era idealista; es decir, que para él, las ideas de su cabeza no eran

imágenes mas o menos abstractas de los objetos y fenómenos de la realidad,

sino que estas cosas y su desarrollo se le antojaban, por el contrario,

proyecciones realizadas de la “Idea”, que ya existía, no se sabe cómo, antes de

que existiese el mundo. Así, todo quedaba cabeza abajo, y se volvía

completamente al revés la concatenación real del universo...” Engels Op. Cit.

Según Marx, el capitalismo industrial (afirmación, tesis) engendra al

proletariado (negación, antítesis), y esta contradicción es superada en la

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sociedad sin clases del socialismo (síntesis). El modo de producción del

capitalismo industrial conduciría inevitablemente a la superación de la

propiedad privada, no sólo por la rebelión de los oprimidos sino por la propia

evolución del capitalismo, en el que la progresiva acumulación del capital

determinaría la necesidad de nuevas relaciones de producción basadas en la

propiedad colectiva de los medios de producción.

“...el propio capitalismo ha creado a sus enterradores: los proletarios, los

encargados de poner fin a la contradicción entre la producción social y la

apropiación privada, generadora de crisis y miseria, e instaurar en su lugar la

sociedad socialista, donde no hay contradicción entre la producción y la

apropiación social.” (J. Laborde, prólogo a Del Socialismo utópico al

Socialismo científico, Engels, F. 1973)

“...Desde el momento mismo que nació, la burguesía llevaba en sus entrañas a

su propia antítesis, pues los capitalistas no pueden existir sin obreros

asalariados...”Engels, F. Op. Cit.

La interpretación de la historia cobra así un sentido dinámico. No es posible

considerar las diferentes etapas de la historia como situaciones estáticas,

inamovibles. Cada una es el resultado consecuente de las anteriores. Ese

resultado es, por ende, inevitable y previsible.

“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen como quieren., bajo

condiciones elegidas por ellos sino en condiciones que encuentran, que les

son dadas y trasmitidas del pasado.”

Son los factores materiales del desarrollo económico-social los que determinan

(por el proceso dialéctico mencionado) lo que ocurre en el presente y ocurrirá

en el futuro. La concepción materialista de la historia parte de la tesis de la que

producción, y tras ella el intercambio de sus productos es la base de todo orden

social.

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“...La primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto, de toda

historia, es que los hombres se hallen, para “hacer historia”, en condiciones de

poder vivir. Ahora bien, para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un

techo, vestirse y algunas cosas más. El primer hecho histórico es, por

consiguiente , la producción de los medios indispensables para la satisfacción

de esas necesidades, es decir la producción la vida material misma...” Marx y

Engels. La concepción materialista de la historia, pp.28,1973

“según la concepción materialista de la historia, el elemento determinante de

ésta es en última instancia la producción y reproducción de la vida real. Ni

Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto; por consiguiente, si alguien lo

tergiversa transformándolo en la afirmación de que el elemento económico es el

único determinante, lo transforma en una frase sin sentido, abstracta y

absurda”.

Federico Engels

Las últimas causas de todos los cambios sociales no está en la filosofía, sino en

la economía de cada época: en las transformaciones operadas en el modo de

producción y de intercambio. El orden social vigente es obra de la clase

dominante durante la modernidad: la burguesía. El modo de producción

característico de la burguesía recibe el nombre de modo capitalista de

producción el cual era incompatible con el anterior modo de producción

feudal.

Para Marx, el perenne conflicto entre la clase desposeída (el proletariado) y la

poseedora (la burguesía) es la médula misma del devenir histórico. La burguesía

lucha para retener lo que posee, utilizando la explotación del hombre por el

hombre, y el proletariado lucha para conseguir la posesión de los medios de

producción tratando de liberarse del yugo a que están sometidas.

“...Marx y Engels llevaron a cabo la gran tarea histórica de convertir el

socialismo de una utopía en una ciencia, demostrando que el socialismo es el

resultado necesario del desarrollo de la sociedad capitalista y la lucha de

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clases del proletariado, cuya misión histórica consiste en destruir el

capitalismo y construir la sociedad socialista”.Laborde J. Prólogo del

socialismo científico al socialismo utópico.

Según Marx, el Estado es el simple instrumento de la clase poseedora para

hacer las leyes que “legalicen” sus adquisiciones y posesiones. Las guerras entre

naciones son producto del conflicto de clases extendido hasta más allá de las

fronteras. La gran industria y la implantación del mercado mundial dan

carácter universal a la lucha de clases y le imprimen una violencia inusitada. El

que sucumbe es aplastado sin piedad. Es la lucha darwinista por la existencia

trasplantada de la naturaleza a la sociedad.

El socialismo anterior a Marx criticaba al modo de producción capitalista pero

al no poder explicarlo no podía destruirlo y no podía más que repudiarlo. El

descubrimiento por parte de Marx de la plusvalía, vino a revelar que el régimen

capitalista de producción y la explotación del obrero, tenían por forma

fundamental la apropiación de trabajo no retribuido, que el capitalista, aún

cuando compra la fuerza de trabajo (energía humana empleada en el proceso

de trabajo) de su obrero por todo el valor que representa como mercancía, saca

siempre de ella más valor que lo que le cuesta. Esta plusvalía es de donde

proviene la masa cada vez mayor de capital acumulado en manos de las clases

poseedoras de los medios de producción.

“...a la acumulación del capital corresponde una acumulación igual de

miseria...”Engels, Del Socialismo utópico al socialismo científico.

3. IDEA DE HOMBRE:

La esencia del hombre la había buscado la filosofía moderna desde Descartes a

Hegel, de manera puramente interior al individuo y entonces lo había definido

en función de la autoconciencia, en consecuencia había llegado a una

determinación válida para todo tiempo y lugar, y por ende abstracta.

Marx busca en cambio la esencia del hombre en las relaciones “exteriores” que

cada hombre mantiene con la naturaleza y con los otros hombres en el conjunto

de sus relaciones sociales. Esas relaciones y esa sociedad no las piensa Marx

como algo dado y estático, que fuera el objeto de pura contemplación (teoría),

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sino como realizaciones del hombre mismo, como creaciones suyas. De tal

manera que se da un juego recíproco entre el individuo y la sociedad, en el que

ambos se constituyen.

Dicho de otro modo, Marx concibe al hombre como el ente que se produce

a si mismo. Y ese acto autogenerador del hombre es el trabajo. El trabajo es una

relación real del hombre con las cosas mismas, con la naturaleza y con los

demás hombres, praxis histórico-social.

El trabajo constituye entonces la esencia del hombre, el modo como este

concretamente es, el medio para su realización y para el desarrollo completo de

sus posibilidades, para su satisfacción y para su felicidad.

“...hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio

hombre...”Engels, El papel del trabajo en la transformación del mono en

hombre, 1973

El trabajo del hombre a diferencia de la actividad animal, está acompañado

de conciencia, es un trabajo social y se realiza en un proceso histórico. Está

siempre dirigido por una idea o representación, esto es, en el fondo, por las

conciencia. El trabajo consistirá pues en la objetivación o exteriorización en la

naturaleza de la idea que el hombre tenga, será una objetivación de sí mismo. El

trabajo entonces significa una humanización de la naturaleza, porque en ella el

hombre va dejando su huella, sus ideas, es decir, su propia esencia. Y ello

revierte sobre el hombre, porque la transformación introducida en la naturaleza

trae como consecuencia la transformación de las condiciones de la vida

humana. En este sentido Marx pone de relieve la enorme importancia que tienen

sobre la vida humana la ciencia moderna, la técnica y la industria con ella

relacionadas.

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Page 13: Marx, el materialismo histórico y el materialismo dialéctico

Mientras el animal produce tan sólo en función de sus necesidades

orgánicas, biológicas, el hombre no se deja simplemente arrastrar por los

impulsos. Es capaz de mediatizarlos, porque entre el impulso y la producción

interpone la idea o representación, el fin que quiere realizar. El trabajo

verdadero es el trabajo libre de la necesidad orgánica. El no puede reducirse a la

mera actividad económica, a simple medio para mantener la vida orgánica, sino

que es, por el contrario, en su forma plena, actividad libre y conciente como

desarrollo y realización del ser. Si en cambio, el trabajo se rebaja a mero medio

de subsistencia, la esencia del hombre se invierte, el hombre se “aliena”. En la

sociedad capitalista el hombre está alienado, es decir, se encuentra “ajeno”a sí

mismo, vive desconociendo su esencia. Esta alienación tiene lugar en todos los

planos de la existencia humana: social, político, religioso, filosófico. Pero todas

las formas de enajenación tienen su raíz en el trabajo. En las condiciones

históricas que Marx describe, el trabajo, en lugar de significar la realización

espontánea, plena y gozosa de su humanidad, paraliza las actividades

propiamente humanas e impide cualquier tipo de satisfacción intrínseca.

En el trabajo de la sociedad capitalista, el trabajador, no se siente feliz, sino

desgraciado, no desarrolla una libre energía física y espiritual sino que mortifica

su cuerpo y arruina su espíritu. El trabajador se siente cómodo cuando no

trabaja, vale decir, cuando no se encuentra cumpliendo su verdadera esencia

sólo trabaja bajo la fuerza de una coacción, en cuanto esa presión desaparece,

abandona el trabajo porque éste no constituye de por sí fuente de satisfacción

ninguna.

Hay una enajenación en primer lugar respecto a su propia actividad porque la

experimenta como sufrimiento y no como despliegue de sus más peculiares

capacidades. En segundo lugar el trabajador está alienado respecto del producto

de su trabajo. Algo en lo que ha puesto su propia persona no le pertenece a él

sino al capitalista, al dueño de los medios de producción y en tercer lugar está

alienado porque no puede elegir su trabajo. No puede elegirlo libremente sino

tal como se lo prescribe el lugar que ocupe dentro del proceso social de

producción, lugar que a su vez está determinado por el sistema de producción,

la forma de distribución de la riqueza y el poder.

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La sociedad existente es una sociedad de clases y la sola existencia de éstas,

contradice la libertad o la convierte en una idea abstracta. La libertad de cada

individuo está fijada por la clase a que pertenece, sin tener en cuenta las

necesidades de cada uno: no es la misma la libertad del obrero que la del

burgués.

En esta sociedad, tanto el trabajo como el trabajador se convierten en

mercancías, en un mundo en el cual cuanto más se valoran las cosas, tanto más

se olvida la humanidad del hombre. En lugar de estar las mercancías al servicio

del hombre, el hombre está al servicio de las mercancías. Los hombres se

consideran unos a otros sólo en función de las mercancías que producen,

compran o venden.

En la sociedad comunista, el hombre habrá superado la alienación,

desaparecerán las clases y el hombre podrá cumplir su esencia. Sólo entonces,

dice Marx, comenzará la verdadera historia del hombre, el reino de la libertad.

La historia, tiene para Marx, un fin: que el hombre llegue al conocimiento de

su propia esencia. Esto se logrará en libertad plena con el advenimiento de la

sociedad sin clases.

4. INFRAESTRUCTURA Y SUPERESTRUCTURA:

Marx y Engels han llamado infraestructura a la estructura económica de la

sociedad, y superestructura a las instituciones jurídico-políticas (Estado,

derecho,etc.) y a las formas de conciencia social propias de una determinada

infraestructura (estructura ideológica).

“...la estructura económica de la sociedad constituye en cada caso el

fundamento real a partir del cual hay que explicar en última instancia toda la

superestructura de las instituciones jurídicas y políticas así como los tipos de

representación religiosa, filosófica y de otra naturaleza, de cada

períodohistórico.”Marx, Antiduring,México,1964

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La infraestructura o estructura económica es la base de todo el edificio social.

Marx afirma pues que para estudiar la sociedad no se debe partir de lo que los

hombres dicen, imaginan o piensan sino de la forma en que producen los bienes

materiales necesarios para su vida.

Si bien , según la teoría marxista, se debe buscar en la infraestructura el hilo

conductor para explicar los fenómenos sociales, no se debe concluir de esto que

todo lo social es un simple reflejo de lo económico, si bien algunos textos de

Marx se prestan a esta interpretación. Si bien los elementos de la

superestructura están ligados a los cambios en la infraestructura, tienen también

su autonomía relativa y sus propias leyes de funcionamiento. Engels mismo

señala que el desarrollo de la filosofía no puede ser explicado exclusivamente a

partir del desarrollo económico:

“...El desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico,

etc.,descansa en el desarrollo económico. Pero todos ellos repercuten también

los unos sobre los otros y sobre su base económica. No es que la situación

económica sea la causa, lo único activo, y todo lo demás efectos puramente

pasivos.. Hay un juego de acciones y reacciones, sobre la base de la necesidad

económica., que se impone siempre, en última instancia.”

“...la filosofía de cada época tiene como premisa un determinado material de

ideas que le legan sus predecesores y del que arranca.” Engel, Carta a

Starkenburg, 1984.

La ideología como parte de la superestructura impregna todas las actividades

del hombre. Gobierna los comportamientos familiares de los hombres y sus

relaciones con los otros hombres. Llega a ser indiscernible de su experiencia

vivida. Cuando no se percibe su acción, se tiende a tomar la percepción del

mundo y de las cosas como percepciones de la “realidad misma” sin darse

cuenta de que esta percepción no se puede dar sino teñida de ideología.

Las ideologías no son representaciones científicas del mundo, sino

representaciones que expresan esperanzas, deseos, nostalgias, etc y predominan

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en ellas los elementos que tiene una función de adaptación a la realidad. Según

Marx, en una sociedad de clases la ideología está destinada a asegurar la

dominación de una clase sobre las otras haciendo aceptar a los explotados su

condición de explotación como algo natural y a la vez se ejerce sobre la clase

dominante para hacerles parecer como natural su explotación y dominio.

“...”la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo

tiempo, su poder espiritual dominante.” Marx y Engels, La concepción

materialista de la historia, 1973.

5. TEORÍA MATERIALISTA DIALÉCTICA DEL CONOCIMIENTO:

El marxismo aborda el problema del conocimiento en relación con la práctica

social. Es práctico pues comienza por la experiencia, por la práctica que pone al

hombre en contacto con la realidad. Es social porque implica una permanente

interacción con otros.

“...El conocimiento del hombre depende principalmente de su actividad en la

producción material; en el curso de ésta, el hombre va comprendiendo

gradualmente los fenómenos, las propiedades y las leyes de la naturaleza, así

como las relaciones entre él mismo y la naturaleza, y también....va conociendo

paulatinamente y en diverso grado determinadas relaciones existentes entre los

hombres.” MAO-TSE-TUNG, Obras, Tomo 3. Cinco tesis filosóficas. 1973

“Si quieres conocer tienes que participar en la práctica transformadora de la

realidad” Mao-tse-Tung, Op.Ci .tpp. 13

Conocemos al tomar la práctica como punto de partida, reflexionamos sobre la

misma (teorizamos) y volvemos a la práctica enriquecida, transformada por la

teorización previa.

“El hecho de que la práctica constituya el punto de partida significa que la

teorización va a vincularse, va a amarrarse con una problemática concreta,

evitando la dispersión hacia temas ajenos a la realidad. Por eso la teorización

16

Page 17: Marx, el materialismo histórico y el materialismo dialéctico

no es un hecho intelectual desligado de la práctica, sino más bien un proceso

ordenado de abstracción, una visión más profunda y total de la realidad, una

nueva mirada crítica y creadora de la práctica...

“...Saber es entonces descubrir la esencia de la realidad entre el bosque

enmarañado de las apariencias” Leis Raúl. El arco y la flecha. 1990

“En el proceso de la práctica, el hombre no ve al comienzo más que las

apariencias, los aspectos aislados y las conexiones externas de las cosas...A

medida que continúa la práctica social, las cosas que en el curso de la práctica

suscitan en el hombre sensaciones, impresiones, se presentan una y otra vez;

entonces se produce en su cerebro un cambio repentino en el proceso del

conocimiento y surgen los conceptos” Mao-Tse –Tung, Op. Cit. pp. 9

Saber entonces implica pasar del conocimiento sensorial (sensaciones,

percepciones) al conocimiento racional (conceptos, juicios, racionamientos).La

razón ordena y elabora los datos que brindan las sensaciones. Los conceptos

permiten captar ya no la apariencia sino la esencia de las cosas. El conocimiento

lógico permite alcanzar la esencia y las conexiones internas de las cosas.

Posibilita descubrir las contradicciones internas del mundo circundante.

El conocimiento avanza entonces de lo simple, lo parcial, lo inmediato lo

superficial; a lo complejo, lo global, lo mediato, lo profundo.

Lo sensorial y lo racional si bien son dos etapas cualitativamente diferentes,

forman parte de un proceso cognoscitivo único. No están desligados, sino

unidos sobre la base de la práctica.

“Nuestra práctica testimonia que no podemos comprender inmediatamente lo

que percibimos y que podemos percibir con mayor profundidad sólo aquello

que ya comprendemos” Mao-Tse-Tung, Op. Cit, pp.11

El movimiento materialista dialéctico del conocimiento desde lo sensorial a lo

racional tiene lugar tanto en pequeña escala (conocer una sola cosa) como en lo

macro (conocer una sociedad, una revolución).

17

Page 18: Marx, el materialismo histórico y el materialismo dialéctico

El aspecto fundamental de la filosofía marxista no consiste sin embargo en sólo

conocer y comprender las leyes del mundo objetivo sino en aplicar ese

conocimiento para transformar activamente al mundo. Esto es la praxis:

actividad práctico-teórica transformadora de la naturaleza y de la sociedad, y

simultáneamente formadora del hombre en su conocimiento y en su práctica.

6. LA EDUCACIÓN EN EL MATERIALISMO DIALÉCTICO :

Las raíces de la educación socialista del hombre arrancan de la teoría marxista

sobre la inevitabilidad de la revolución proletaria y la preparación del

proletariado para asumir esa tarea histórica. La educación, en la pedagogía

socialista, debe hacer posible el surgimiento del hombre plenamente

desarrollado, surgimiento que le posibilitará la transformación social. La

pedagogía socialista estará pues al servicio de la clase obrera y le dará los

instrumentos necesarios para superar su condición de dominada. La educación

debe acompañar y acelerar el desarrollo total del hombre y el cambio de las

relaciones sociales pero no es la encargada exclusiva de desencadenarlo ni

hacerlo triunfar.

La conciencia comunista no sería el fruto exclusivo de la educación intelectual,

sino que sería sobre todo, resultado de las experiencias de la acción

revolucionaria acometida por los obreros.

El futuro no es un ideal abstracto y utópico, no es una realidad que se espera,

sino una realidad que se crea a través de la práctica revolucionaria. Había pues

que organizar una educación capaz de preparar a los individuos para la misma.

A la pregunta: ¿hay que cambiar las condiciones sociales en que viven los

hombres o hay que cambiar a los hombres primero?, Marx contestaba que es

preciso lo uno y lo otro a la vez. “Las circunstancias crean a los individuos y los

individuos crean las circunstancias”.

Ni la formación intelectual, ni la educación moral, pueden realizarse como

procesos aislados de formación de los alumnos sino que deben vincularse con

las circunstancias concretas de su vida, con la acción concreta. La formación

intelectual debe partir de la aprehensión de la realidad para

18

Page 19: Marx, el materialismo histórico y el materialismo dialéctico

transformarla. La educación moral deja de ser una cuestión puramente interna

para convertirse en una integración en la acción. Su esencia estriba en la

participación del hombre en la lucha por el progreso histórico, llevada a cabo

mancomunadamente con los demás individuos. Lo que “ tiene que ser” no se

interpreta como una norma absoluta y desligada del tiempo, sino como una

orientación actual de la acción edificadora del futuro.

Es conocida la atención que Marx confería a la formación vinculada con la

actividad laboral. Marx advirtió el carácter educacional del trabajo previendo su

ligazón con la enseñanza para todos los niños. El trabajo realizado en las

condiciones del socialismo sería un factor de desarrollo moral e intelectual. El

trabajo dejaría de ser explotado por la clase dominante y se convertiría en una

forma de participación de todos los individuos en su vida social, en una

actividad vocacional, creadora, resultante de las aspiraciones y las facultades del

individuo.

En 1905, Lenín subrayó el nexo existente entre la pedagogía y la política.

Sostenía la necesidad de educar constantemente a nuevas capas de la clase

obrera para con la mayor paciencia y tenacidad elevar su nivel de conciencia

socialdemócrata, evitando reducir la ciencia a un mero dogma que sólo se

enseña a través de los libros, sino participando en la lucha cotidiana por la vida.

La educación de los “hombres nuevos” se habría de convertir en el elemento

esencial de la acción revolucionaria y de la posterior edificación de la sociedad

comunista.

El optar por el sujeto como punto de partida de las reflexiones caracterizaba al

idealismo, mientras que el optar por los objetos distinguía las posturas del

realismo y del materialismo vulgar. Los primeros sostenían que el mundo

objetivo surge de lo subjetivo, mientras que los segundos afirmaban que lo

subjetivo deriva de lo objetivo.

Desde el ángulo del materialismo dialéctico, el sujeto y el objeto no se

contraponen como elementos acabados y separados sino que se hallan

vinculados entre sí. El objeto fue siempre el objeto del sujeto y, a su vez, el

sujeto existió siempre en relación con el objeto.

El materialismo dialéctico centró siempre su atención en la parte activa del

individuo e interpretó su actividad social como el eslabón que lo une al mundo

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Page 20: Marx, el materialismo histórico y el materialismo dialéctico

objetivo en un conjunto dialéctico. Se opuso al concepto idealista que trata de

reducir toda la realidad a un estado de conciencia y al concepto materialista

vulgar que pretende concebir al individuo como un producto de fuerzas

naturales.

Tanto el objetivismo como el subjetivismo llegan a la conclusión de que el

orden social imperante no puede cambiarse. Los objetivistas porque consideran

inalterable el curso de las cosas. El individuo no las puede cambiar, están

determinadas inexorablemente. Los subjetivistas consideran que la causa de los

conflictos sociales está en el mismo individuo y no en la realidad exterior.

El marxismo, en cambio, trata a la sociedad como una realidad objetiva pero

considerándola como una realidad creada por la acción de los hombres, que

representa su producto y que puede ser transformada. Esclarece la profunda

unión dialéctica de los factores objetivos y subjetivos. La influencia recíproca

del mundo y el hombre enriquecen a ambos: el mundo subjetivo del hombre

cambia y se desarrolla bajo el influjo material y social de la realidad objetiva y

ésta se transforma y desarrolla bajo la influencia de las actividades humanas.

“cuando el sujeto transforma el objeto, siempre también el objeto transforma al

sujeto”. Teniendo en cuenta esta relación dialéctica, la educación es considerada

como el proceso de formación y desarrollo de la conciencia para la acción

transformadora de la realidad, partiendo a su vez de las necesidades y

características de una realidad en constante desarrollo.

El pedagogo socialista polaco Bogdan Suchodolski afirma que las finalidades

de la educación no estriban únicamente en impartir conocimientos sino que

además tiene que impartirles a los alumnos la capacidad de obrar por sí mismos

y de establecer los nexos comunitarios con los demás individuos, debe despertar

en ellos las facultades creativas más diversas, enseñándoles a participar

activamente en los asuntos esenciales de la vida.

Todo ello puede alcanzarlo la educación siempre y cuando no contemple la

civilización como un mundo extraño y objetivo de metas determinadas e

inmutables que al ser impartidas a los jóvenes les enseñe la subordinación y la

mera obediencia.

La doctrina socialista significa pues una construcción ética y antropológica cuya

dirección es la libertad, la ruptura con la enajenación. Pero ese paso no se puede

20

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dar en abstracto, ni de forma mecánica. La clase trabajadora, portadora de esa

nueva esperanza, la única capaz de suprimirse, suprimiendo todas las clases,

necesita de una conciencia, una teoría avanzada para realizar su misión

histórica. La escuela, al lado del partido y del sindicato, puede ser el espacio

indicado para esa elaboración.

Así la conciencia de clase pasa a ser el núcleo central del programa de la

escuela socialista, incluso en el interior de la sociedad capitalista, cuyo núcleo

central es otro: la disciplina. Por eso la educación socialista en el interior de la

burguesa sólo puede ser una pedagogía de la praxis.

Como la liberación no es un acto arbitrario, requiere de una preparación lenta,

una superación gradual de las contradicciones y dicotomías, una educación de

clase contraria a la burguesa, manipuladora y enajenante. Al mismo tiempo no

pueden ignorarse las conquistas técnicas y científicas de la escuela burguesa. La

comprensión y la asimilación crítica de esos avances posibilitarán el dominio de

los instrumentos técnicos-científicos, que se apropiaron las clases dominantes

exclusivamente. Sin embargo, en una concepción dialéctica y popular de la

educación, esa apropiación del conocimiento universal, de la riqueza y el saber

no se hace de manera individualizada como en el capitalismo. La nueva

cualidad de la apropiación del saber, desde el punto de vista socialista, se

orienta por la solidaridad de clase y por el amor y no por el deseo puro de

competir y superar al otro, el colega, el semejante.

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Editor de América Latina, Bs.As. 1972.

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Barcelona, 1974.

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