Mason- La Oposicion Obrera en La Alemania Nazi

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  • Revista Taller | Sociedad, cultura y poltica, 2007, No. 24Artculo revisado el 24/11/2007

    La oposicin obrera en la Alemania naziTim Mason

    Resumen Originalmente publicado como The Workers Opposition in Nazi Germany. History WorkshopJournal, 11 (1981). Traduccin de Carina Rossi y Silvia Jawerbaum.

    La asistencia y el apoyo que me brindaron Raphael Samuel y Jane Caplan en todas las etapas de este trabajoexcedieron en mucho su mera responsabilidad de editores.

    Quisiera comenzar estableciendo una diferencia: la que existe entre la resistencia poltica de la claseobrera alemana al rgimen nazi y lo que quiero denominar la oposicin obrera.

    A mi entender, la resistencia comprenda slo las actividades conscientes y de marcado tinte po-ltico de los miembros de organizaciones perseguidas: las actividades ilegales y conspiradoras de losgrupos y las personas que intentaban debilitar a la dictadura nazi o derrocarla en nombre de la SocialDemocracia, el comunismo o el movimiento sindical; una actividad poltica que estaba caracterizadapor el rechazo total y absoluto al gobierno Nacional Socialista y que se opona a su dominio.

    Sin embargo, el papel poltico de la clase obrera en el Tercer Reich no estuvo limitado a esta heroicay trgica lucha clandestina. Junto a la incansable agitacin y organizacin de los grupos ilegales, resur-gi el conflicto econmico de clases en un vasto frente despus de 1936. Dicho conflicto no revesta uncarcter netamente poltico, segn se desprende de las razones esgrimidas por los trabajadores invo-lucrados y asentadas en los registros. De hecho, en muchos casos es imposible detectar en las fuenteselementos que comprueben la existencia de factores polticos conscientes. Adems, esta lucha por losintereses econmicos fundamentales de la clase obrera no parece haber tenido ningn tipo de organi-zacin: se pona de manifiesto a travs de huelgas espontneas, del ejercicio de presiones colectivassobre las empresas o las organizaciones nazis, a travs de los ms variados actos de rebelda en contrade las normas del lugar de trabajo y de los decretos gubernamentales, mediante el trabajo a desgano,el ausentismo, excesivos pedidos de licencias por enfermedad, manifestaciones de descontento, etc.

    Esta reticencia por parte de la clase obrera a subordinarse totalmente al sistema nazi puede denomi-narse oposicin, oposicin que se vala de las contradicciones existentes dentro del orden econmicocapitalista y de la dictadura, y que al mismo tiempo las acentuaba. Ocupaba una zona gris en los mr-genes de la legalidad fascista y representaba una amenaza de magnitud, si bien no de fondo, para elrgimen.

    Esta diferenciacin entre oposicin y resistencia en la clase obrera no es simplemente una cuestinde claridad analtica; se basa en hechos reales de la experiencia de la clase obrera y es en s misma devital importancia para cualquier tratamiento del tema, ya que el aislamiento concreto de los grupos deresistencia poltica de la clase a la que pertenecan fue un triunfo decisivo del rgimen de terror policialdel Tercer Reich. El poder que tena la Gestapo implicaba que la resistencia poltica deba ser, por sobretodas las cosas, secreta. (La nica excepcin eran los funerales de los miembros de la resistencia quemoran durante los interrogatorios o en un intento de fuga. Los camaradas y amigos de la vctima sereunan en torno a la tumba, mientras la Gestapo se limitaba a observar.) Por el contrario, el conflictode clases en el sector industrial era, en todas sus manifestaciones, pblico: pblico en el sentido deque el trabajo a desgano, por ejemplo, o las demandas por mejores condiciones de trabajo quedabaninmediatamente registrados por los patrones y los organismos gubernamentales. De hecho, despusde 1938 haba cada vez ms probabilidades de que ese tipo de acciones atrajera la atencin de la propiaGestapo.

    Creo que fue por estas razones, en primer lugar, que los miembros de los grupos polticos clandes-tinos no participaban de los conflictos de clase en la industria: de haberlo hecho, habran salido de suanonimato y habran puesto en grave peligro su trabajo poltico. Es ms, podra decirse que este aisla-miento de la resistencia de la clase a la que pertenecan sus miembros se vio acentuado por el carctermismo del comunismo alemn despus de 1928: los grupos comunistas de la resistencia eran los ms

    AdministradorCuadro de textoH.S.G. "A" 2 C 2012 14 COPIAS (46)

  • activos de todos, pero su trabajo ilegal estuvo caracterizado por la enorme importancia de los factoresideolgicos y del sistema de lealtades dentro de la organizacin. Antes de 1933 el KPD no estaba muyarraigado en la clase obrera industrial, sino en algunos lugares; y de all en ms su lucha clandestinano se nutri demasiado del conflicto de clases en el lugar de trabajo.

    As, no son los historiadores con su anlisis retrospectivo los que establecen la diferencia entreresistencia y oposicin: sta es el resultado de la situacin real de la clase obrera durante el dominionazi. Este hecho se ve aun con mayor claridad en los informes de la Gestapo, del Frente del TrabajoAlemn del partido y de la oficina estatal de asuntos laborales que hacen referencia al descontentode los trabajadores y a los conflictos en el sector industrial. Estas entidades siempre actuaron con elsupuesto de que detrs de cada huelga o conflicto haba algn agitador marxista o algn comunistaque mova los hilos. Sin embargo, y a pesar de sus mtodos brutales de interrogatorio, la polica pudoprobar este supuesto fehacientemente en muy pocas ocasiones, y las veces en que lo consigui, seencontraba generalmente con ex miembros de partidos polticos de clase obrera y no con activistasclandestinos, lo cual generaba un alto nivel de desconcierto y dudas en el rgimen nazi.1

    A pesar de todo esto, no debemos permitir que el hecho de diferenciar resistencia de oposicinnos lleve a pensar que la oposicin obrera era totalmente apoltica. Podramos saber algo ms sobresus caractersticas especficas si analizamos la magnitud y las formas que tomaba esta oposicin? Qusignifican trminos como poltico y apoltico en el marco de la clase obrera alemana en el TercerReich? En qu sentido se puede hablar de conflicto de clases cuando una clase ha sido despojada dela posibilidad de organizarse y formarse polticamente? Qu fue lo que determin el comportamientode los obreros industriales en los aos del rgimen nazi? El tema de la oposicin obrera plantea todasestas cuestiones y muchas otras de difcil interpretacin.

    En este breve trabajo me es imposible tratar con profundidad el marco institucional y econmicode estas cuestiones, pero hay dos aspectos de los orgenes y de la instauracin de la dictadura nazi queson de gran importancia para el estudio de la oposicin obrera. En primer lugar, debemos dejar bienen claro que las organizaciones del movimiento obrero fueron disueltas por la fuerza en 1933, y que nofueron socavadas en forma gradual desde adentro, hostigadas desde lo poltico y luego coordinadasmediante maniobras tcticas, como sucedi con muchas de las organizaciones de la clase media. Ensu conjunto, el movimiento obrero alemn no se haba visto demasiado debilitado en los aos decrisis anteriores a 1933: el partido nazi no haba logrado socavar la lealtad de los miembros y lossimpatizantes de los partidos y sindicatos de manera significativa. En consecuencia, en este sector, elTercer Reich comenz con un acto de destruccin fsica y represin a gran escala. Esta eliminacinrpida y brutal del movimiento obrero le brind al rgimen muchos beneficios en el corto plazo, peroiba a dejar tras de s un legado de hondo resentimiento en la clase obrera, la que, en trminos polticos eindustriales, ya contaba con una larga historia y experiencia y, en gran medida, haba sido bien formadapor sus organizaciones. Es fundamental subrayar que un gran nmero de trabajadores que participaronde la oposicin de fines de la dcada de 1930 haban integrado o apoyado estas organizaciones obrerasdurante aos. La demagogia fascista no pudo eliminar lo que haban aprendido de esta actividad.

    Un segundo tema conceptual es que tanto la victoria poltica del nazismo sobre el movimientoobrero como los poderes extraordinarios que lograron los patrones sobre los obreros a partir de lalegislacin de 1933-34 fueron consecuencia de la crisis econmica y de la falta de trabajo generalizada.En gran medida, la represin contra el movimiento obrero comenz en el mercado laboral: mientrasdur el terror poltico de 1933 y aun despus, el miedo generalizado a la falta de trabajo, al hambrey la miseria fue una gran fuerza disciplinadora que se ejerci sistemticamente sobre la clase obrera.Durante los dos primeros aos de gobierno nazi, los patrones y el partido decidan quin conseguaempleo o lo conservaba; sin embargo, esta herramienta bsica y tan comn del ejercicio del poder

    1. Por supuesto, la lnea divisoria entre resistencia y oposicin no siempre era ntida. En 1938 los lderes exiliados del PartidoComunista instaban a los obreros que trabajaban en la resistencia a concentrar la propaganda poltica que se transmita de bocaen boca en cuestiones diarias relativas a salarios, descuentos, condiciones de trabajo, etc.; es decir, en el tipo de cuestiones queeran objeto de una oposicin abierta por parte de los trabajadores. Adems, en 1939 circulaba en la zona del Ruhr un panfletotitulado Los diez mandamientos editado por el Partido Comunista, que explicaba a los obreros cmo causar la mayor cantidadde problemas en las minas y en las fbricas sin correr riesgo de ser arrestados, es decir, elevando la mayor cantidad de quejassobre la seguridad industrial, por ejemplo, con el objetivo de reducir el ritmo de produccin.

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  • dictatorial por parte del Estado, el partido y el capital se vio debilitada por la poltica de rearme delrgimen.2

    El pleno empleo, resultado de esta poltica, sent las bases para la aparicin de la oposicin obreray le proporcion una de sus formas de expresin ms evidentes. El rearme transform la desocupacinmasiva en escasez de mano de obra. Este cambio ocurri en un mercado laboral que sigui desreguladoen gran medida hasta mediados de 1938, ya que desde el punto de vista de las empresas y del Estado,el hecho de que los trabajadores pudieran cambiar libremente de trabajo constitua un mecanismoaceptable que garantizaba la oferta de mano de obra para la creciente industria armamentista, en tantotuviera como objetivo reubicar a los desocupados. Pero pronto, grupos clave de obreros calificados, ypoco tiempo despus, todos los asalariados se dieron cuenta de que les era posible vender su trabajo almejor postor: a fines de 1938 haba un milln de puestos vacantes, un milln de puestos por cubrir entoda la economa alemana.3 Los obreros cambiaban de trabajo dentro del mismo sector de la industriacon el objeto de conseguir un mejor sueldo. La rotacin laboral creci de tal manera que en 1938-39todas las personas con empleo estable cambiaban de trabajo, en promedio, cada doce meses.4 Paraese entonces, slo una pequea parte de estos cambios obedeca al movimiento de obreros hacia laindustria armamentista (mientras que los sectores que seguan perdiendo mano de obra, especialmentela agricultura, ya no podan darse ese lujo). La rotacin laboral se convirti en uno de los principalesproblemas en las fbricas: antes de que se fuera un obrero, haba extensos debates en la planta; el nuevoobrero necesitaba tiempo para adaptarse; los sueldos suban; los costos de produccin suban an ms.Esta situacin generaba quejas cada vez ms numerosas y vehementes por parte del sector industrial,aunque es necesario reconocer que este hecho, de por s, no basta para demostrar que exista relacinalguna entre la rotacin laboral y la oposicin obrera.

    Sin embargo, esta situacin no obedeca al comportamiento impersonal y automtico de las leyesde la oferta y la demanda en el mercado laboral: ese tipo de fenmenos slo ocurre en los libros deeconoma. Haba nuevas posibilidades de accin que los obreros slo tenan que reconocer y usar. Porun lado, en el plano individual, los obreros especulaban con las condiciones del mercado y buscaban supropio provecho cada vez que podan; tales prcticas casi siempre se oponan a los intereses del sectorindustrial y del rgimen, y generalmente estaban relacionadas con el desacato a los reglamentos y elincumplimiento del contrato laboral. Pero haba otro tipo de acciones ms importantes de destacaren el contexto de este trabajo que estaban fundadas en la solidaridad entre los obreros. A partir de1936, gran parte de los informes daban cuenta de que los obreros iniciaban acciones colectivas con elobjeto de que sus demandas tuvieran mayor peso. Ante condiciones de creciente escasez de mano deobra, la amenaza de despido ya no era un instrumento de los patrones para imponer disciplina, sinoms bien un elemento de presin que utilizaban los grupos de trabajadores que, de un modo u otro,podan unirse dentro de una empresa. Las demandas por mayores salarios acompaadas de amena-zas verosmiles de renuncias colectivas se volvieron bastante comunes. La mayora de las veces estastcticas eran efectivas, especialmente dentro de la industria de la construccin, donde las pequeasy medianas empresas tenan que enfrentarse con la posibilidad de que toda la fuerza laboral actuaraen forma conjunta y solidaria; sin embargo, esto tambin ocurra en otros sectores. Las empresas delsector del vidrio y las madereras tuvieron que soportar las mismas presiones en 1937; y en el otoode 1938, la oficina de asuntos laborales inform que las negociaciones y amenazas colectivas de estetipo ocurran cada vez con mayor frecuencia, a pesar de que el gobierno haba ampliado el tiempo depreaviso. Generalmente, este tipo de medidas tena xito.

    En muchos otros casos los informes se refieren a las presiones colectivas ejercidas por los trabaja-dores, pero no mencionan amenazas. En las minas de carbn y en las industrias grficas y papelerasde la zona del Rhr, por ejemplo, las autoridades del Frente del Trabajo no tuvieron ms alternativaque pedir aumentos salariales en nombre de los obreros. Aunque supuestamente no eran sus voceros,el ambiente estaba tan agitado que no les qued otra opcin. Esta organizacin fascista no tena fuerza

    2. Puede hallarse un anlisis en detalle de estos temas conceptuales en T. W. Mason, Sozialpolitik im Dritten Reich, Opladen, 1977,cap. II-IV.3. Ministro de Trabajo a Lammers, Cancillera del Reich, 17 de diciembre de 1938, en Sozialpolitik im Dritten Reich, Opladen, 1977,cap. II-IV.4. F. Syrup, Hundert Jahre staaliche Sozialpolitik, ed., O. Neuloh, Stuttgart, 1957, p. 423.

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  • suficiente para imponer la poltica salarial del gobierno en las fbricas, y por esa razn muchas vecesera objeto de presiones por parte de sus miembros cautivos. En muchos otros casos las fuentes simple-mente sealan la existencia de demandas colectivas, sin especificar de qu tipo de medida se trataba.Entre estas acciones se incluyen las de grupos de trabajadores que no tenan una fuerte tradicin demilitancia sindical, como los trabajadores agrcolas de las provincias del norte de Prusia, los obreros delsector textil (tanto hombres como mujeres) de Hesse y Sajonia, y los empleados del comercio minoristaque, en los dieciocho meses previos a la invasin a Polonia, organizaron una campaa, en parte exitosa,para conseguir que los comercios cerraran temprano los sbados.5

    La puesta en prctica de este tipo de solidaridad no estaba expresamente prohibida por el rgimen,pero requera cierto grado de independencia colectiva que era fundamentalmente incompatible con elsistema de dominacin nazi y cuya destruccin fue uno de los principales objetivos de la poltica inter-na del rgimen. Se trataba de la solidaridad propia de una conciencia de clase prcticamente intacta, yfue por esta razn que el gobierno y las organizaciones del partido seguan los acontecimientos tan decerca. No era una mera cuestin econmica, al menos en el sentido estricto de la palabra: en numerosasocasiones los trabajadores en conflicto utilizaban argumentos de justicia social de los sindicatos o de laSocial Democracia, que eran reconocidos como tales por las autoridades, en cuyos registros debemosconfiar. As, en repetidas oportunidades se menciona que los trabajadores estaban al tanto de la evolu-cin general de las ganancias, los precios y los salarios, y usaban las cifras pertinentes para justificarsus demandas. Esta misma sensibilidad que tenan para percibir la realidad econmica, este mismosentido de justicia social, tambin se evidencia en los habituales debates que tenan los trabajadoresacerca del alto porcentaje que les seguan descontando en concepto de seguro de desempleo a finesde la dcada de 1930, poca en la que prcticamente ya no haba desocupacin. (El gobierno no con-fiaba lo suficiente en su propaganda poltica como para dar a conocer el hecho de que con ese dineroestaba financiando la construccin de autopistas).6 La gran cantidad de rumores que circulaban entrelos trabajadores a fines de la dcada de 1930 tambin demuestran el efecto duradero y productivo quehaban tenido los largos aos de luchas sindicales anteriores a 1933. En un contexto de crecientes difi-cultades econmicas y de problemas evidentes para todos los trabajadores corran incesantes rumoresde que el gobierno tena la intencin de abolir la jornada de ocho horas, reducir los sueldos, racionarlos alimentos y muchas otras cosas ms. Tales rumores eran una representacin del modelo de des-arrollo econmico imperante, del que a su vez se nutran; de hecho, si el gobierno hubiera actuado enprovecho propio, debera haber puesto en prctica estas medidas, pero antes de junio de 1938 desistide hacerlo por temor a la oposicin que seguramente generaran.7

    La propaganda poltica del fascismo no pudo destruir este tipo de conciencia de clase; incluso aveces la lealtad a las organizaciones sindicales se expresaba abiertamente. En junio de 1937, por ejemplo,la gran huelga minera de 1889 y sus resultados supuestamente positivos fueron objeto de acaloradosdebates en las minas de carbn del Ruhr. El verano anterior, el Ministerio de Trabajo le haba advertidoa la prensa nazi que no publicara la totalidad de los informes sobre las huelgas en Francia que obrabanen ese Ministerio. La intencin de esos informes era enfatizar la superioridad del orden social germanosobre la catica ineficiencia de la Francia dividida. Sin embargo, por otras razones bien distintas, losinformes despertaban excesiva atencin entre los obreros alemanes, que no solan leer la prensa nazicon especial inters. La advertencia se repiti en 1937.8

    Las huelgas, as como las amenazas de huelga y los acalorados conflictos industriales eran bastantefrecuentes en Alemania despus de 1935. Un importante documento oficial emitido en octubre de

    5. Los ejemplos mencionados provienen de los detallados informes de los enlaces obrero-patronales (altas autoridades) queestn reproducidos en Mason, ed., Arbeiterklasse und Volksgemeinschaft.6. Los archivos de la Gestapo, de los enlaces obrero-patronales y de los Inspectores de la Economa de Guerra de las fuerzasarmadas contienen muchas referencias al descontento causado por esta cuestin en 1938. El lector podr encontrar ms informa-cin sobre la forma en que realmente se usaron los fondos del seguro en la publicacin oficial del Frente del Trabajo DeutscheSozialpolitik 1938, p. 244 y sigs.7. En los informes de los enlaces obrero-patronales pueden hallarse detalles de los rumores (vase Mason, Arbeiterklasse). Enel estudio sociolgico de los rumores en la Alemania nazi de Franz Drge, Der zerredete Widerstand, Dsseldorf, 1970, el autorsubestima constantemente la experiencia y la inteligencia que se necesitaba para generar rumores verosmiles en la clase obrera.Este tema amerita un anlisis ms profundo.8. Informes de los enlaces obrero-patronales, en Mason, Arbeiterklasse, doc. N 41, 30.

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  • 1936 indicaba que los intentos de huelga por parte de los trabajadores calificados con el objeto deconseguir aumentos salariales ya no eran una rareza.9 Hace poco se descubri en la Biblioteca Wienerde Londres un registro de las huelgas de la poca: en el perodo de dieciocho meses que se extiendedesde febrero de 1936 hasta julio de 1937 las autoridades de la Oficina de Informacin del Frente delTrabajo registraron 192 conflictos, entre huelgas y protestas. Para los historiadores, este memorndumconfidencial tiene muchos defectos y el registro de huelgas ni siquiera es completo, pero es el mejordocumento sobre este tema que se conoce a la fecha, y las huelgas que aparecen registradas all puedentomarse como una muestra amplia y representativa de las que efectivamente tuvieron lugar.10

    Casi todas las huelgas eran pequeas. Slo en seis de ellas participaron ms de ochenta personasy el promedio probablemente no era de ms de treinta. En todos los casos, la huelga se limitabaa un nico lugar de trabajo, y en las empresas ms grandes, a un solo departamento. Este hechopone de manifiesto un punto de especial importancia: con excepcin de los grupos ms pequeos, elterror policial haba despojado a la clase obrera de su capacidad para lograr una solidaridad activaespontnea. Sin sus propias organizaciones, los grupos de obreros en situaciones conflictivas estabanmuy aislados. Adems, las huelgas tenan una duracin corta: la Gestapo y las autoridades del gobiernoy del partido siempre llegaban al lugar del conflicto en el da, generalmente, a las pocas horas de haberempezado el problema. Todas las huelgas parecen haber tenido el objetivo de reclamar mejores salarioso mejores condiciones laborales; a veces estaban motivados por subterfugios de los patrones o las bolsasde trabajo. Algunas huelgas tenan por finalidad defender los derechos de los obreros, otras, segnparece, se realizaban para obtener mejoras: hay fuentes confiables que hacen referencia a este ltimotipo de huelgas durante estos aos. La informacin proveniente de los registros hallados es demasiadoescueta y no permite un anlisis ms profundo, pero hay un hecho que se destaca: dada la prohibicinde hacer huelgas, la represin y la vigilancia permanente, y la certeza de que la Gestapo iba a arrestara los huelguistas, se necesitaba muchsima determinacin y solidaridad para iniciar una huelga. Msde diez huelgas por mes, diseminadas en casi todos los sectores de la economa, no era poco. Y porsupuesto, los obreros que a ltimo momento decidan suspender una huelga que haba sido organizadano figuran en las estadsticas, como el caso de una empresa en la que simultneamente todos lostrabajadores decidieron ponerse las guarniciones de goma roja de las botellas de cerveza alrededor delos botones de las chaquetas. Estos trabajadores aseguraban que necesitaban las arandelas para sujetarlos botones.11 Aparentemente, no ocurri nada ms, pero el hecho de que este incidente aparezca enlos registros demuestra que las autoridades y los patrones se estaban poniendo nerviosos: ya no sepoda confiar en eslganes como paz industrial, la gran comunidad del esfuerzo y otras frasesdestinadas a reafirmar la imagen optimista que intentaba dar el gobierno.

    Una de las razones para que esto fuera as era la dbil presencia nazi en la planta. Este hechose ve claramente en un informe sobre una huelga en una fbrica de vidrio a principios de 1937. Losvoceros nazis de los obreros que supuestamente tenan la responsabilidad de robustecer el clima deconfianza en las empresas terminaron haciendo huelga junto a 150 obreros. Entre esos enlaces obrero-patronales haba miembros de la SS y otros que se haban capacitado para ejercer el cumplimiento desus tareas.12 En aos posteriores hay ms ejemplos que muestran cmo la solidaridad de clase en lasplantas predominaba por sobre las lealtades polticas al nazismo. A fines de 1938, por ejemplo, se leencarg a un supervisor de una gran empresa rever (es decir, reducir) lo que se pagaba por pieza. Setrataba de un miembro de la organizacin nazi SA [Sturmabteilung]. Algunos obreros afectados por larebaja de sueldos, que tambin eran miembros de la misma organizacin, le dijeron que eligiera entrehacer su trabajo o seguir perteneciendo a la SA. Este es un ejemplo de cmo una organizacin nazi ysu ideal de camaradera se utilizaron en contra de sus objetivos originales.13

    9. Memorandum detallado de los Ministerios de Trabajo y de Economa sobre poltica laboral y legislacin para el nuevo Plande cuatro aos, Mason, Arbeiterklasse, doc. N 3.10. El principal informe est mimeografiado y lleva el nombre de Arbeitsniederlegungen, Folge 11. El archivo de la BibliotecaWiener tambin incluye otro informe emitido por la Oficina de Informacin del DAF y un nmero de su boletn I-Nachrichten,los cuales contienen informacin adicional sobre las huelgas.11. Gestapo Lneburg, informe anual de 1937, Bundersarchiv Koblenz (de aqu en adelante BA), R58, archivo 457.12. Informe de los enlaces obrero-patronales, febrero de 1937, Mason, Arbeiterklasse, doc. N 27.13. Informe de los enlaces obrero-patronales, ltimo trimestre de 1938, Mason, Arbeiterklasse, doc. N 150.

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  • La razn por la que estos conflictos en la industria no fueron ms graves y ms numerosos fueque los patrones solan cada vez con mayor frecuencia ceder a la presin que reciban desde abajo:los jornales semanales de la industria aumentaron con rapidez en los aos previos a la invasin aPolonia, en promedio, alrededor del 17%.14 Pero para la industria no era simplemente una cuestinde ceder a la presin de los obreros. Para poder tomar ms mano de obra, las empresas del sectorarmamentista que estaba en pleno auge se vieron forzadas a tomar la iniciativa de mejorar los salariosy las condiciones laborales, y tambin adems, a que este hecho se supiera. Al reclutar trabajadoresde otras firmas, ponan en evidencia el nuevo equilibrio de fuerzas imperantes en el mercado laboral.No podan actuar de otra manera, ya que el Estado por un lado no quera regular el mercado laboralpara beneficiar a las empresas pero a la vez exiga un rpido aumento en la produccin de armas. Elmecanismo que utilizaban para atraer trabajadores de otras empresas salarios ms altos, un seguromdico ms completo, comedor con precios econmicos, vacaciones bien pagas, facilidades para eltraslado a la fbrica, gratificaciones, regalos de Navidad, la posibilidad de comprar un Volkswagen encuotas, etc. slo consegua aumentar en los trabajadores la conciencia de cunto valan en el mercado.Esta situacin se vea exacerbada ya que la competencia por conseguir mano de obra no se limitaba alas mejores ofertas de trabajo que aparecan en los diarios, sino que a veces asuma formas ms burdas:en el otoo de 1936 un equipo de ftbol de una firma de Magdeburgo viaj un fin de semana a Berlnpara jugar un partido contra el equipo de Rheinmetall-Borsig. La empresa de Berln ofreci pagarlesa los visitantes sueldos ms altos y todos ellos se quedaron a trabajar para Borsig.15 El costo de estaspolticas se trasladaba al Estado en forma de mayores precios de armamentos y otros contratos. Desdela perspectiva del gobierno del Reich, a partir de 1938 comenzaba a vislumbrarse que el problema delconflicto de clases en el mercado laboral quiz fuera el resultado de la connivencia entre las dos partesinvolucradas y que el nico resultado seguro sera el debilitamiento del sistema financiero. Como dijoun general bien informado, era una guerra de todos contra todos.16

    En general, estas empresas no gastaban muy bien su dinero: los salarios ms altos y los demsbeneficios que brindaban no hacan que los obreros estuvieran ms satisfechos o desistieran de con-seguir otras ventajas materiales. Un enlace obrero-patronal detect este problema desde sus inicios:los aumentos de sueldo, deca, no han mejorado el nimo de los obreros; incluso pareciera que estncada vez ms insatisfechos.17 En muchos casos era evidente que la benevolencia de los patrones eraapenas un mtodo pragmtico para asegurarse la mano de obra.

    Si bien hasta ahora ha habido pocas pruebas de que la patronal se preocupara genuinamente porel inters social de aquellos obreros en los que depositaba su confianza, la conciencia social (de lospatrones) est creciendo en forma proporcional a la escasez de mano de obra.18

    Era muy poco probable que los obreros se sorprendieran por cosas como estas:

    Las fbricas de armamentos estn realizando el mayor esfuerzo posible por introducir reformas socialesy beneficios varios. El hecho de que precisamente en este tipo de empresas puede verse indisciplinacon frecuencia prueba que los tan ansiados efectos psicolgicos (de las medidas de bienestar) no estndando los resultados esperados, y que muchas veces se consigue el efecto contrario.19

    Estos intentos por apaciguar a los obreros y lograr que se sintieran ms identificados con la empresamediante concesiones y beneficios adicionales nos lleva a la segunda parte del anlisis de la oposicin

    14. G. Bry, Wages in Germany 1871-1945, Princeton, 1960, p. 243.15. Inspector de la Economa de Guerra, Hanover, a W. Stab, 15 de septiembre de 1936 (apndice), Bundesarchiv-MilitrarchivFreiburg (de aqu en adelante BA/MA), WilF5, archivo 202. La empresa que perdi a su equipo fue casi con seguridad la Krupp.16. Vase General Thomas, segn lo cita B.A. Carroll, Design for Total War, The Hague 1968, p. 210 (21 de octubre de 1939). ElGeneral Keitel utiliz una frase muy similar para referirse especficamente a la economa en una reunin del Comit de Defensadel Reich, 15 de diciembre de 1938, BA/MA, WilF5, archivo 560/2. Gring us el mismo tono ante el Consejo de Defensa delReich, 18 de noviembre de 1938, Mason, Arbeiterklasse, doc. N 152. Es importante advertir que, en ese momento, los miembrosde la elite dictatorial tenan esta manera de ver los cambios sociales y econmicos.17. Informe de los enlaces obrero-patronales, septiembre de 1937, Mason, Arbeiterklasse, doc. N 45.18. Informe de los enlaces obrero-patronales, tercer trimestre de 1938, Mason, Arbeiterklasse, doc. N 136.19. W. Stab, compliacin de los informes de los Inspectores de la Economa de Guerra, 20 de febrero de 1939, BA/MA, WilF5,archivo 176.

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  • obrera: la productividad y la disciplina. Segn la ideologa oficial, las mejoras en las condiciones detrabajo tenan como principal objetivo aumentar la productividad: se deca que los obreros retribuiranel inters que la industria pona en ellos inters que se manifestaba mediante una mejor iluminacin,reduccin de ruidos, comedores, programas de salud, la posibilidad de hacer deportes, etc. con trabajoarduo. Fuerza a travs de la alegra [Kraft durch Freude] no era simplemente el nombre de la organizacinms conocida en esta rea, tambin era un programa.

    Pero las expectativas no se cumplieron. A fines de la dcada de 1930 la productividad por obreroparece haberse reducido en muchos sectores de la industria, lo cual era un tema determinante tantopara la industria como para el rgimen ya que pona en peligro el impulso rearmamentista y con ellotoda la poltica de expansin a travs de la guerra. A pesar de la importancia que revesta este proble-ma, nunca se lo investig exhaustivamente en aquella poca, hecho que permite ver la indiferencia delrgimen con respecto a los mtodos cientficos modernos, pero que tambin hace que a los historiado-res nos resulte difcil interpretar lo que suceda. Prcticamente no hay datos estadsticos confiables. Lanica excepcin son las minas de carbn, donde la produccin per cpita descendi un 10% entre 1935y 1938.20 Ms all de eso, slo cuento con cifras concretas de varias empresas constructoras, en las quela productividad cay entre el 9% y el 60% durante el mismo perodo. Segn clculos bastante aproxi-mados que datan de julio de 1938, la productividad en la industria de la construccin haba descendidoun 20%. Ese mismo ao, el jefe de la reparticin correspondiente a Sajonia estim que la cada en todaslas industrias estaba entre el 15% y el 30%.21 Aparte de eso, un gran nmero de informes generalessubjetivos emitidos por los dueos de las industrias y la oficina de asuntos laborales mencionan quejassobre la cada de la produccin y el decaimiento anmico de los obreros sin especificar los porcentajes.(No es tan fcil hacer este tipo de estimaciones en algunos sectores industriales en donde los cambiostcnicos implican que cada tanto se modifiquen los parmetros de medicin.) Las estadsticas econmi-cas en su conjunto tambin sealan una cada en la productividad, pero no nos permiten hacer clculosprecisos. Los ndices de produccin industrial de Hoffmann dividen la industria en diferentes sectoresbasndose en las categoras utilizadas para medir el ndice de ocupacin, pero es de notar que estosndices muestran una disminucin en la tasa de crecimiento de la produccin en la mayora de lossectores en los aos 1938-39, y estancamiento en uno o dos sectores.22 As, podemos suponer que elproblema de la productividad era grave en realidad, aunque todava no es posible determinar hastaqu punto.

    Tampoco es posible determinar con exactitud las razones que motivaron este problema. Una cadageneralizada de la productividad puede obedecer a una diversidad de causas: escasez de materiasprimas y repuestos, mala planificacin de la produccin, desgaste de la planta, cuellos de botella enlos sectores de ingeniera y maquinarias-herramientas, y, en las minas, el intento de explotar vetas msdifciles. Hoy en da no hay duda de que todos estos factores influyeron en Alemania a fines de ladcada de 1930. Desde el gobierno, la industria y todos los dems sectores se admita que los intensospreparativos para la guerra, junto con un nivel de consumo relativamente alto, haban derivado en unasobre exigencia de todo el sistema econmico.

    Sin embargo, los industriales y los altos funcionarios estatales de la poca tenan la certeza de queel factor ms importante era, sin lugar a dudas, el hecho de que los obreros no trabajaban con elmismo empeo. Hay informes y memorndums emitidos en los aos 1938-39 repletos de ejemplos demala disciplina laboral o decaimiento de la moral en el trabajo, como solan llamarla. Las fuentesconsultadas dan la impresin de que las descripciones detalladas de esas actitudes tenan por objetoocupar el lugar que antes tenan las estadsticas sobre la productividad. Si bien tal vez no podraprobarse con exactitud, era evidente que el problema principal era el factor humano: simplementelos obreros no colaboraban.

    20. Mason, Arbeiterklasse, cap.XI.21. Der Deutsche Volkswirt, 22 de julio de 1938; Oberprsident de Sajonia al Ministro de Economa, 25 de abril de 1938, BA,R41, archivo 151.22. Vase W.G.Hoffmann, Der Wachstum der deutschen Volkswirtschaft seit der Mitte des 19. Jahrhunderts, Berln /Heidelberg/NewYork, 1965, pp. 70-5, 346, 362, 389-95; tambin vase Bry,Wages, p. 20; y Statistisches Handbuch von Deutschland 1928-1944, Munich,1949, cap.Vc.

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  • En trminos generales, podemos considerar que estos informes eran precisos en sus descripciones,pero no sera desacertado tener cierto grado de dudas al respecto porque no es raro que los patronesproporcionen informacin poco fidedigna sobre los obreros. De hecho, en algunos casos es muy posibleque se hayan presentado informes sobre la baja productividad con el objeto de culpar a los obreros poralgn objetivo de produccin no alcanzado, por el cual, de otro modo, el mismo patrn debera haber-se hecho responsable: algunos gerentes de empresas armamentistas afirmaban, por ejemplo, que susobreros estaban tan cansados e insatisfechos que intencionalmente haban impedido el cumplimientode los plazos establecidos en los contratos militares.23 Sin embargo, tambin puede ser que dijeran laverdad; es muy difcil comprobarlo cuando han pasado ya tantos aos. En general, la inmensa cantidadde quejas, el hecho de que provengan de fuentes diferentes en forma simultnea, y de que existi laposibilidad de que algn sector de la burocracia estatal las verificara individualmente, nos hace pensarque la informacin es confiable. Esta impresin se confirma al analizar la poltica del gobierno, queactuaba como si todo esto fuera cierto.

    Bajo la polmica denominacin comn de decaimiento de la moral en el trabajo, quienes detenta-ban el poder en el Estado y en la industria incluan un conjunto de actitudes muy diversas. Se advertacon frecuencia que los trabajadores, que como tenan buenos ingresos podan darse el lujo de que lesdescontaran los das de inasistencia, faltaban al trabajo durante varios das seguidos, especialmentelos mineros y los trabajadores de la construccin. En una mina de Silesia el ausentismo se quintupli-c en un perodo de doce meses, de modo tal que el 7% de la fuerza laboral no iba a trabajar, y enagosto y septiembre de 1939 el 20% de los trabajadores de las fbricas de armamento de Berln nose presentaban al trabajo el da posterior al cobro de su salario semanal, y esto ocurra en el contex-to de una guerra.24 Algunos empresarios dejaron de aplicar las multas establecidas por ausentismo,temiendo que los trabajadores adoptaran una actitud aun ms desafiante. El rechazo a trabajar horasextra era cada vez mayor, pues nadie quera desperdiciar su tiempo de descanso. Eran frecuentes lasquejas contra la lentitud y el mal desempeo en las tareas, y los trabajadores presionaban a sus colegasms diligentes para que fueran menos productivos. Aument el consumo de alcohol en el trabajo yse volvieron frecuentes los conflictos y peleas con capataces y gerentes. Se producan accidentes y secausaban daos en las mquinas por negligencia, y esos incidentes muchas veces parecan casos desabotaje industrial. Creci con rapidez el ndice de enfermedades, lo que provoc que muchos planesde seguro social entraran en dficit, y no haba dudas de que parte de esas enfermedades en realidaderan simuladas por trabajadores que queran faltar unos das al trabajo. La lista no termina aqu, estosejemplos son slo un compendio de un espectro amplio, variado y difuso de casos.

    Cul era el verdadero peligro de este desmoronamiento de la disciplina laboral? No es fcil daruna respuesta, sobre todo por el hecho de que las personas cuyo comportamiento estamos analizandotenan buenas razones para esconder sus motivos: el ocultamiento y el engao se contaban entre losrecursos ms importantes del arte de la supervivencia utilizados durante la dictadura nazi. Quienesse ausentaban de su trabajo repetidas veces sin una buena justificacin y luego eran arrestados noestaban dispuestos a decirle a la Gestapo que haban actuado de esa manera porque consideraban queel rgimen era criminal, que rechazaban la represin, la explotacin y la guerra, aunque eso fuera loque pensaran, porque lo que iban a obtener con tales declaraciones era un pasaje sin escalas al campode concentracin. En cambio, manifestaban estar exhaustos o tener que resolver problemas familiares,motivos que no necesariamente eran falsos. Hoy todo es engao, por lo tanto tenemos que obrar enconsecuencia, le dijo el vocero de un grupo de trabajadores al empresario para el que trabajaban.25

    Quizs esa fuera la nica verdad. Nuestras fuentes provienen nicamente de las autoridades, por loque son difciles de interpretar, aun cuando aparecen citas directas o indirectas de los trabajadores,quienes, cuando se los interrogaba, dejaban en claro que saban que se les menta constantemente yrespondan con la misma moneda.

    23. Inspector de la Economa de Guerra, Berlin, a W. Stab, 18 de agosto de 1939, BA/MA W01-8, archivo 282.24. Inspector de la Economa de Guerra, Breslau, a W. Stab, 27 de julio de 1939, BA/MA, W01-8, archivo 287, e Inspector de laEconoma de Guerra, Berln, a W. Stab, 19 de septiembre de 1939, BA/MA, W01-8, archivo 282.25. Inspector de la Economa de Guerra de Dresde, a W. Stab, 17 de agosto de 1939, BA/MA, W01-8, archivo 283.

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  • A partir de su propia experiencia, los empresarios y los funcionarios estatales explicaron el proble-ma de dos maneras. En un principio recurrieron a la hiptesis de que la demanda de trabajadores habaalcanzado un nivel tan alto que la industria se vio forzada a incorporar material humano inferior,personas con caractersticas fsicas o de personalidad que normalmente habran sido un impedimen-to para obtener el puesto, los que la Gestapo denominaba elementos antisociales. Es probable quehubiera algn caso aislado que sustentara esta especulacin enmarcada dentro del darwinismo social,pero eso no explica el hecho de que la moral en el trabajo con frecuencia fuese muy baja incluso entrelos trabajadores calificados y semicalificados con buenos salarios. De ah que las autoridades tendierana recurrir a una versin elemental de la teora del ejrcito de reserva de la fuerza laboral y a conside-rar que el desmoronamiento de la disciplina era una consecuencia automtica e inevitable del plenoempleo: a partir de 1938 casi todos los trabajadores podan estar seguros de que eran irreemplazablesy de que, si los despedan por mal desempeo, conseguiran otro puesto. Segn se pensaba, uno delos fundamentos de la disciplina laboral era el temor a perder el trabajo, pero como ese temor habadesaparecido los trabajadores ya no se esforzaban como antes.

    Evidentemente, esta explicacin es demasiado simple y general, cuando en realidad la psicologadel trabajo y la psicologa de clase son ms complejas. A fin de cuentas, incluso en los aos 1938-40, elorgullo por el oficio y por el xito en el trabajo no desapareci por completo de las fbricas alemanas.Sin embargo, la hiptesis es ms inadecuada que falsa, pues el pleno empleo favoreci el crecimientode la oposicin de los trabajadores y no puede dudarse de que muchos efectivamente se aprovecha-ron de la nueva situacin del mercado laboral en beneficio propio. De acuerdo con los documentosconsultados, esta actitud, segn la cual la tranquilidad y la conveniencia personal, las necesidades in-dividuales, el esparcimiento y el descanso eran determinantes centrales de la conducta en el trabajo,parece haber tenido especial difusin entre los trabajadores jvenes y las mujeres, entre las que habauna gran proporcin de jvenes. Es probable que en 1939 la mayor parte de las personas incluidas enesos dos grupos tuviesen poca o ninguna conciencia del movimiento de la clase trabajadora; adems, laeducacin que el Nacional Socialismo imparta a los jvenes, que haca hincapi en una cultura juvenilde aventura y entusiasmo, no los preparaba para la ardua rutina laboral en la fbrica. Por su parte, lasmujeres en muchos casos tenan que cargar con la tpica doble tarea del trabajo en el hogar y en lafbrica, y a menudo su prioridad eran las tareas hogareas. En cuanto a los motivos, es posible pensarque esta parte del debilitamiento de la disciplina en el trabajo haya sido apoltica; no lo sabemos aciencia cierta, pero es llamativo que hubiera un conflicto cada vez ms serio entre los simples interesesprivados de un gran nmero de trabajadores y las exigencias del rearme y la guerra.26

    De ningn modo se agota el tema aqu. La falta de disciplina en el trabajo no era exclusivamenteuna cuestin individual, tambin en este aspecto la solidaridad de grupo era muy evidente. Desde1938, el nmero de huelgas parece haber sido menor que en aos anteriores, pero la presin colectivainformal sobre los empresarios sigui siendo muy fuerte. Por ejemplo, los intentos por exigir mayorproductividad solan enfrentarse con una oposicin en la que los trabajadores afectados cooperabanentre s deliberadamente. Asimismo, parece bastante improbable que el ausentismo en masa que habaen ciertas empresas ocurriera sin acuerdo entre los trabajadores, y lo mismo se puede decir del rechazoa trabajar horas extra y de los permanentes reclamos por aumentos salariales. Estos fenmenos parecenser ms que falta de disciplina en el trabajo, ms bien representaban nuevas formas de oposicinespecficas de clase que dependan de la solidaridad de grupo a gran escala y que constituan la tcticaadecuada dentro de un rgimen de terror represivo. En un lacnico informe sobre el estado de cosasen ciertas minas de lignito ubicadas cerca de Dresde, el Inspector de la Economa de Guerra escribi:

    Epidemia de ausentismo. Tambin, reiterados reclamos por vacaciones ms prolongadas. Amenazasde despido sin preaviso no tienen ningn efecto.

    El informe es de marzo de 1939.27

    26. Con relacin a las contradicciones entre la ideologa nazi sobre la domesiticidad de la mujer y las necesidades de la industriaalemana en tiempos de guerra, vase T. Mason, Women in Nazi Germany, 1925-1940, en History Workshop Journal, 1 y 2, 1976.27. W. Stab, compilacin de informes de los Inspectores de la Economa de Guerra, 10 de marzo de 1939, BA/MA, WilF5, archivo176.

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  • La actitud desafiante de la clase trabajadora se hace ms notoria cuando se coteja el proceso dedesmoronamiento de la moral en el trabajo con el progresivo aumento de una dura intervencin estatalque afectaba los derechos e intereses de los obreros. De hecho, en muchos casos la falta de disciplina era laexpresin directa y consciente del resentimiento contra las modificaciones implementadas en el rgimen laboral.Cada medida que se impona despertaba una nueva ola opositora, lo que lleva a descartar la idea deque la actitud de los trabajadores se deba solamente al pleno empleo y a la seguridad econmica.

    Las reacciones contra las medidas del gobierno comenzaron con los primeros intentos por restringirla libertad de cambiar de trabajo, a la que los trabajadores daban gran importancia no slo por princi-pios sino porque garantizaba la posibilidad de progreso laboral y econmico. Los obreros calificados deuna empresa de ingeniera, por ejemplo, montaron una escena en respuesta a las nuevas restriccionesde 1937 andando a rastras por la planta fabril como si estuvieran encadenados a su lugar de trabajo. Ungrupo de obreros que se dedicaban a la produccin de canastas en Baviera quisieron ocupar puestos enel sector de la construccin, pero la bolsa de trabajo no les otorg el permiso para cambiar de empleo,por lo cual renunciaron al Frente del Trabajo y se negaron a cumplir con el pago de sus aportes.28 En1938 se impusieron restricciones legales similares en muchas otras ramas de la economa, y en todasprovocaron la misma indignacin en los trabajadores, que reaccionaron rebelndose sistemticamentey que saban muy bien cmo hacer que los empresarios los despidieran: el mal desempeo y la faltade disciplina se contaban entre los principales mtodos para conseguir un cambio de trabajo que seles haba prohibido en primera instancia. As, esa clase de oposicin a las nuevas restricciones fue engran medida individualista e instrumental en tanto permiti que una gran cantidad de trabajadoresobtuviesen un trabajo mejor. El descontento profundo, en cambio, era general, y las restricciones solanrecibir duras crticas.

    Pero los dos conjuntos de medidas adoptadas despus por el gobierno afectaron a grupos enterosde trabajadores y muchas veces a todos los empleados de ciertas empresas. A partir de junio de 1938, elEstado trat de impedir aumentos salariales valindose de medidas administrativas y de la legislacinpenal, y tambin trat de imponer una reduccin de salarios a los trabajadores de dos de los principalessectores de la industria. Tales medidas no provocaron sino mayor apata, resignacin y resentimientoen la clase trabajadora; no haban sido ideadas para levantar la moral, precisamente. En casi todas lasempresas donde efectivamente se redujeron los salarios hubo una cada de la produccin; fue, comose observ en ese momento, como si los trabajadores que cobraban un salario fijo, sin beneficios porproductividad, hubieran querido disminuir su rendimiento en forma proporcional a la reduccin desus ingresos, lo que constituye un llamativo testimonio de la vigencia de la solidaridad gremial.29

    Al mismo tiempo, el gobierno instaur un plan de reclutamiento de civiles que tena fuerza deley, por medio del cual poda obligar a los trabajadores a aceptar un trabajo determinado, y a laspersonas reclutadas muchas veces se las separaba de su familia. A pesar del terror policial y de lacampaa de propaganda que promova el sacrificio por el Fhrer, el Pueblo y la Patria, entre otrosvalores, esa medida tambin provoc una fuerte oposicin. En Berln, las mujeres protestaron en lasestaciones de ferrocarril cuando se traslad a los hombres de su familia para la construccin de laLnea Siegfried. Entre los que fueron reclutados, muchos ni siquiera se presentaron en el nuevo lugarde trabajo; adems, en muchos casos la productividad de los que se presentaron fue tan baja quedespus de un tiempo muchos empresarios desistieron de su derecho a solicitar personal as reclutadoy decidieron enfrentar el problema de la falta de mano de obra sin recurrir a la asistencia ofrecida porel Estado. Los trabajadores reclutados tambin hicieron huelgas para reclamar por su estado legal, susalario y las condiciones de trabajo.30

    As y todo, esa oposicin se vio eclipsada por la reaccin de los trabajadores contra las medidas deguerra de septiembre de 1939, por medio de las cuales el gobierno orden nuevos recortes salariales,aument el reclutamiento de civiles, extendi la jornada laboral, suprimi las bonificaciones por horasextra y las vacaciones pagas. Como consecuencia de la prdida de casi todos los derechos que losasalariados conservaban hasta ese momento se gener una ola de resentimiento masivo. El aumento

    28. Informes de los enlaces obrero-patronales, marzo y septiembre de 1937, Mason, Arbeiterklasse, doc. N 30, 45.29. Inspector de la Economa de Guerra, Wiesbaden, a W. Stab, 9 de marzo de 1939, BA/MA, W01-8, archivo 291.30. Vanse ms detalles en Mason, Arbeiterklasse, cap. XIII.

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  • del ausentismo y del rechazo a trabajar horas extra y durante el fin de semana fue tal que, en octubre,la produccin se vio seriamente afectada. Apelar al patriotismo de los trabajadores no surti granefecto, aunque el pas ya estaba en plena guerra. Un Secretario de Estado dijo que la actitud de lostrabajadores, en trminos formales, equivale a un sabotaje. El gobierno se vio forzado a suspender lamayor parte de las medidas de guerra por temor al desmoronamiento del frente interno.31

    Ahora bien, no es posible demostrar que lo que ocurri en las fbricas alemanas durante las pri-meras semanas de la guerra reflejara un rechazo general a la guerra en s por parte de un segmentoimportante de la clase trabajadora, hiptesis que no encuentra sustento en las fuentes consultadas pesea que es cierto que en ese momento la guerra no era muy popular entre los alemanes. Es decir, pro-bablemente no quepa hablar de resistencia en sentido estricto, pero es evidente que lo que ocurri noresponda exactamente a una falta de disciplina en el trabajo; ms bien, se deba a una amplia nega-tiva a cooperar por parte de la clase trabajadora, una negativa marcada por la conciencia econmica declase en el sentido ms amplio, una actitud impulsada por la fuerza, todava vigente, de la solidaridadque caracterizaba al antiguo movimiento obrero. La negativa a cooperar fue el mtodo ms adecuadopara reivindicar los intereses inmediatos de clase mientras se viva en dictadura. Dada la ausencia deorganizaciones sindicales, no estaban dadas las condiciones para actuar con mayor agresividad o deci-sin como en una revuelta o en un motn, a los que Hitler tanto tema;32 por lo dems, de haberseproducido, habran sido reprimidas con brutalidad despiadada, algo que todos saban. El rechazo acooperar fue lo ms adecuado a la situacin, pues tuvo tal magnitud que el gobierno se vio forzado amodificar su poltica econmica y social en un perodo de 5 a 12 semanas, resultado importante, pueslas concesiones hechas por el gobierno no se condecan con los requerimientos blicos.

    Vista en detalle, la oposicin represent una nueva forma de lucha de clases: un conflicto difuso,casi tcito, que careca tanto de reglas y de procedimientos para la resolucin temporaria de los asuntoscomo de los objetivos parciales especficos que la existencia de organizaciones de clase independientesimpone a la lucha de clases. Fue una guerra de trincheras no regulada y aparentemente interminable,librada a lo largo de un frente extenso e impreciso, en la que la clase trabajadora luch con las pocasarmas que le quedaban (el retiro parcial de la fuerza laboral), y el gobierno, que tuvo que aceptar queno haba alcanzado los objetivos propuestos, slo esperaba ganar algo de tiempo y se vio limitado acombinar concesiones materiales con terror policial.

    Unos pocos representantes de los grupos de poder efectivamente reconocieron cul era el verdaderopeligro, y el veredicto fue lo ya citado anteriormente: en trminos formales, sabotaje. Quizs unpoco ms precisa es la frase resistencia pasiva, pronunciada algunas veces por los funcionarios.33

    El propietario de una curtiembre de Dresden habl de una huelga encubierta, una denominacinbastante exacta.34 Un funcionario jerrquico del Cuerpo de Economa de Guerra trat de descubrirqu era lo que se encubra y para ello, en septiembre de 1938, emprendi un viaje por las minas y lasfbricas de la cuenca del Rhr. Hombre prudente, slo dialog con los voceros de los trabajadores, quesupuestamente apoyaban el rgimen nazi, con los guardias de seguridad y con los empresarios, quienesle hicieron conocer sus opiniones, intereses y reclamos, que, en conjunto, eran bastante similares a laspropuestas de la socialdemocracia de hoy en da. De todo el sistema de gobierno y las polticas delnacionalsocialismo, lo nico que pareca contar con la aprobacin de los trabajadores era la personade Hitler. Los trabajadores queran libre expresin, una prensa y radio honestas, salarios reales msaltos, libre mercado laboral con derecho a cambiar de empleo, hacer menos aportes y dedicar menorcantidad de tiempo a las organizaciones nazis, y no queran la guerra. Se puede leer entre lneas quedeseaban el restablecimiento de los sindicatos.35

    Para describir el problema en esos trminos dentro del rgimen no slo haba que tener cierta capa-cidad de discernimiento sino tambin algo de valenta porque usar la expresin huelga encubierta,

    31. Publiqu una breve resea de esta crisis en Labour in the Third Reich 1933-1939, Past & Present, 33, abril de 1966. Toda ladocumentacin se encuentra en Arbeiterklasse, cap. XXI.32. Vase A. Speer, Erinnerungen, Frankfurt/ M 1969, pp. 173, 229.33. Los enlaces obrero-patronales y los Inspectores de la Economa de Guerra se referan a la oposicin de los trabajadores entrminos de resistencia pacfica a fines de la dcada de 1930.34. Inspector de la Economa de Guerra, Dresde, a W. Stab, 17 de agosto de 1939, BA/MA, W01-8, archivo 283.35. Inspector de la Economa de Guerra, Munster, a W. Stab, 3 de septiembre de 1938, BA/MA, WilF5, archivo 187.

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  • por ejemplo, implicaba reconocer el fracaso del nacionalsocialismo en lograr su objetivo central: crearuna comunidad nacional que trascendiera el conflicto de clases. El informe sobre los trabajadores delRhr conclua con estas palabras: No hay dudas de que la educacin de la poblacin para que cumplacon las pesadas tareas que requiere una guerra total no se ha impartido adecuadamente. El rgimenreconoci de manera indirecta que la negativa de los trabajadores a cooperar tena, en efecto, un signi-ficado poltico, reconocimiento que se observa en el hecho de que cuando se adverta reiteradamentea los trabajadores de que fueran puntuales y trabajaran a conciencia, para dar slo dos ejemplos, selos responsabilizaba por las consecuencias polticas, econmicas y militares que el decaimiento de lamoral en el trabajo traera aparejadas. Se insista en que la baja productividad afectaba directamente elprograma armamentista alemn, y as, a partir de septiembre de 1939 significaba beneficiar a los alia-dos y traicionar a los soldados alemanes, afirmaciones que, durante la crisis general de los primerosmeses de la guerra, no eran exageradas. Por lo tanto, la negativa de la clase trabajadora a cooperar fuepolitizada en el discurso oficial al menos. Cualesquiera hayan sido al principio los motivos de cadatrabajador o los de los grupos de trabajadores para no esforzarse en sus tareas, tanto si fueron motivosde carcter privado, sindical o poltico encubierto, el rgimen politiz la actitud de los trabajadores yles recrimin que seran responsables de un fracaso poltico. Primero se les hicieron advertencias, luegose los amenaz, y cada episodio de ausentismo fue un hecho poltico, al menos en ese sentido.36

    Las advertencias surtieron poco efecto, por lo tanto se deba hacer algo ms, y a mediados de1938 gran parte de la legislacin laboral fue transformada en penal: a algunos perezosos se los hizopresentar ante los tribunales y se los encarcel, principalmente para que el resto cambiara de actitud.37

    Pero como se era un procedimiento engorroso para resolver el problema, al poco tiempo intervino laGestapo directamente, de modo que se despleg todo el aparato de terror policial, que inclua arrestosarbitrarios de los elementos antisociales y los vagos, a quienes se los enviaba a campos de trabajo ycampos de concentracin. La Gestapo comenz a actuar as antes de la guerra, y una semana despus dela invasin a Polonia, Himmler realiz el ostensivo anuncio de que un comunista haba sido ejecutadopor negarse a trabajar.38 A partir de 1938 la Gestapo empez a hacerse cargo de lo que pronto seconvirti en una de sus responsabilidades ms importantes: mantener la disciplina laboral, tarea quefue cobrando relevancia pues estaba necesariamente vinculada con la principal funcin original de laGestapo, es decir, perseguir a las organizaciones polticas y econmicas de la clase trabajadora.39

    Si bien ni la resistencia ni la oposicin pudieron derrocar al rgimen nazi, ambas causaron proble-mas, quiz la oposicin ms que la resistencia. El rgimen no poda dejar de ocuparse de las huelgasencubiertas pues si la produccin de armamento no era eficaz, no podra haber una guerra de ex-pansin. El hecho de que por la oposicin de los trabajadores el gobierno haya hecho concesionesen algunos puntos esenciales a fines de 1939 probablemente haya evitado grandes disturbios y crisisinternas en el primer invierno de la Segunda Guerra Mundial.

    Algunos historiadores y cientistas sociales no encuentran ni novedoso ni interesante este captulo dela historia de la clase trabajadora alemana y se preguntan si en el sistema capitalista y en el comunistano ha sido siempre lo corriente que los trabajadores exploten las condiciones favorables del mercadolaboral en beneficio propio. A este enfoque muy general y algo intuitivo del tema se debe responderacentuando la importancia del contexto poltico especfico en el que se manifest la oposicin de lostrabajadores al nacionalsocialismo. A continuacin se enumeran los elementos que formaban parte deese contexto:

    36. Los archivos del departamento de personal de la entonces IG Farben Film Factory de Wolfen brindan una descripcindetallada de la creciente presin de gerentes y polticos contra la pereza, 1938-40.37. Los procesos penales por indisciplina en el trabajo se pudieron realizar porque en junio de1938 se dict el Decreto Salarial.Los enlaces obrero-patronales actuaron como demandantes. En noviembre de 1939 uno de esos enlaces tena ms de 1.000acusaciones pendientes en su distrito. Inspector de la Economa de Guerra, Munster, a W.Stab, 22 de noviembre de 1939, BA/MA,W08, archivo 106/17.38. W. Shirer, Berlin Diary, Londres, 1941, entrada del 8 de septiembre de 1939; M. Broszat, The Concentration Camps 1933-1945,en Anatomy of the SS State, (libro en rstica) St. Albans, 1970, p. 210.39. Se incluyen ejemplos del rpido crecimiento de la actividad de la Gestapo en las grandes firmas industriales (muchas vecesconvocada por el cuerpo directivo de las empresas) en la compilacin de informes de los Inspectores de la Economa de Guerrade W. Stab, 20 de abril de 1939 (distrito de Nuremberg), BA/MA, WilF5, archivo 176, y en las notas de noviembre de 1939 delinspector de Hamburgo, BA/MA, W08, archivo 110/3.

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  • 1. la reciente destruccin de las organizaciones de la clase trabajadora;

    2. la represin y la explotacin masivas que sufri la clase trabajadora entre 1933 y 1936;

    3. la inverosimilitud e incluso las mentiras evidentes de la propaganda nazi en lo referente a asuntoseconmicos y sociales (la Gemeinschaft, el acento en la comunidad de intereses, etc.) que parecenhaber confirmado e intensificado la alienacin de la clase trabajadora;

    4. el hecho de que a partir de 1938 el gobierno se aboc a la guerra en el terreno externo y aaumentar la ferocidad de la represin en el interno;

    5. la circunstancia de que la oposicin de los trabajadores efectivamente afect el rearme y la guerra,razn por la cual el rgimen reprimi esa oposicin y la politiz;

    6. los efectos del terror policial omnipresente, que, por cierto, se tradujo en que la magnitud y laintensidad de la oposicin, de la que efectivamente se hablaba y de la que haba registros, fueranmucho menores que todo el resentimiento, el rencor y el odio de los trabajadores a fines de ladcada de 1930. Hacia 1939 la Gestapo haba logrado disuadir a los trabajadores de que lo msprudente era desistir de la oposicin y, muy especialmente, de la resistencia.

    Cun importante era la oposicin de los trabajadores? Cuntos participaron en ella? Hasta qupunto se ponan en prctica las tradiciones del movimiento obrero alemn? En qu medida la actitudde los trabajadores expresaba su antipata poltica por el rgimen nazi? Es inevitable que la tarea deinterpretacin que se debe realizar para dar respuesta a esos interrogantes quede en parte inconclusaporque no tenemos mucho conocimiento sobre qu pensaban los trabajadores durante esa poca, pro-bablemente sepamos menos sobre sus ideas de entonces que sobre las de cualquier otro perodo de lahistoria alemana. La privacin de los derechos de la clase trabajadora por parte del nacionalsocialismoimplic la privacin de su derecho de ser juzgada por la historia, pues en gran medida los trabajadoresperdieron la posibilidad de dejar registro de su experiencia, su situacin y su conciencia de clase. Ladictadura los aisl de su propio futuro y de nuestro presente.

    Sin embargo, en raras ocasiones, la necedad de la Gestapo permite que los privados de derechoshablen por s mismos. En noviembre de 1937 circularon por la ciudad minera de Beuthen, Alta Silesia,unos volantes en los que se lea: Somos todos arios porque somos proletarios. Vale la pena reflexionartanto sobre el enojo expresado con ingenio, la osada y la impotencia del autor de la frase como sobrela dedicacin irreflexiva del oficial de polica que anot esa frase en su libreta y despus hizo mltiplescopias mecanografiadas de su informe, una de las cuales lleg a manos de un oficial del ejrcito enBreslau, sobre cuyo sentido del deber tambin vale la pena reflexionar, pues envi una copia a susuperior en Berln, quien, a su vez, conserv el informe para la posteridad.40 Somos todos arios. . .

    Pero la protesta que apareca en el papel tena un error: los trabajadores alemanes eran trabajadoresms que proletarios, y de ah proviene parte del problema.

    Quines eran los proletarios alemanes? Eran aquellos que, en ltima instancia o de vez en cuando,lograban resistir la tensin que les generaba percibir que el orden social y poltico era completamenteinhumano y que, en todas las formas que adoptaba, era el enemigo. Eran los que, al menos algunavez, no se dejaron engaar por la seductora y amenazante apelacin a su patriotismo, al orgullo porsu oficio o a su perseverancia. Eran quienes saban, o en algn momento comprendieron, que Hitlerno era la encarnacin mgica de los intereses del pueblo alemn, cuyas buenas intenciones se veanmalogradas por los funcionarios del rgimen. Eran los que no estaban dispuestos a reconciliarse conel rgimen, aun cuando ste no dejaba de manifestar que sus intereses eran la igualdad y el bienestarsocial. Eran aquellos que no deseaban formar parte de una raza alemana superior que tena bajo sucontrol una fuerza laboral de eslavos esclavizados. Los proletarios eran los que, a pesar del miedo jus-tificado a la tortura y a las ejecuciones, desafiaban al rgimen, conspiraban contra l y tenan actitudesde solidaridad poltica. Si bien no eran pocos, el hecho de que su nmero no fuera mayor y de que noestuvieran del todo organizados se debi, en primera instancia, a la Gestapo y a sus informantes. Noobstante, la falta de capacidad de la clase obrera alemana para montar una campaa masiva y abierta

    40. Inspector de la Economa de Guerra, Breslau, a W. Stab, informe de noviembre de 1937, BA/MA, W01-8, archivo 265.

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  • contra el rgimen nazi tuvo que ver en cierta medida con el hecho de que durante mucho tiempo a lamayora de los trabajadores alemanes les cost ver al rgimen como algo absolutamente intolerable.

    La capacidad del rgimen para ceder un poco ante la presin ejercida por la oposicin sirvi paraatenuar la resistencia y para que fuese mucho ms difcil de percibir un rechazo activo y categrico. Sien octubre y noviembre de 1939 el rgimen no hubiese cedido, es muy probable que hubiera habidomanifestaciones y huelgas tumultuosas, cuestin que requiere un anlisis metdico y preciso. Tambines difcil saber cules eran, a principios de 1940, las actitudes sociales y polticas de los trabajadorescuyo ausentismo y baja productividad haban obligado al gobierno a hacer concesiones a fines del aoanterior. No lo sabemos, pero podramos decir que algunos quizs estaban pensando en su prximotriunfo en un conflicto con los empresarios y con el rgimen; otros quiz tenan menos confianza yconsideraban que en el antagonismo entre ellos y nosotros la extorsin era el nico mtodo eficazy legtimo de negociacin; otros posiblemente tenan una subjetiva sensacin de alivio o de reconcilia-cin con el rgimen, quiz crean que se estaban subsanando parcialmente algunos errores. Por otraparte, algunos de esos trabajadores estaban recibiendo instruccin militar en el Ejrcito Alemn parala invasin a Francia.

    De lo nico que hoy podemos estar seguros es de que ninguno de los grupos de trabajadoresque adoptaron la actitud de no cooperar en 1939 saba qu interpretacin del conflicto tenan losdems grupos porque no podan intercambiar informacin concreta sobre los hechos y tampoco podananalizar ni discutir motivos, intenciones ni estrategias. Esta clase de impotencia, instituida y perpetuadapor la sincronizacin precisa de la maquinaria del terror y de la propaganda, hizo que fuera ms difcilque los trabajadores se transformaran en proletarios.

    Nota del traductor: Los enlaces obrero-patronales o trustees of labour como aparece en el original eningls, eran designados por las autoridades nazis y estaban encargados de observar que se cumplieranlos contratos de trabajo, de negociar los salarios con la patronal (tareas que antes de la disolucin delos sindicatos era realizada por los delegados sindicales), de crear un clima de confianza para levantarla moral de los obreros, y de elaborar informes para el rgimen.

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