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matria julio 08 b:matria marzo 08.qxd - La Jornada de OrienteA PIE, GUÍA DE VIAJE San Juan Raya y la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán Rafael de Jesús López Zamora

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Contenidonúmero17

DIVULGACIÓNPerfil de la política de conservación en MéxicoAlejandra López García

ANÁLISISLos impactos sociales de las áreas naturales protegidas en MéxicoJuana Cruz Morales

ANÁLISISLa Malinche, ombligo de laterritorialidad tlaxcaltecaFrancisco Castro Pérez

DIVULGACIÓNEl casi desconocido Parque NacionalXicohténcatlNoé Santacruz García

QUANTUM-QUALITUM

ASÍ LO CUENTAN De los gigantes en la tierra de la Nueva España

FICHASXalama

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4

6

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14

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2 matria no. 17 • julio de 2008

Hay en México más de 160 decretos que ampa-ran trozos del territorio considerados extraordi-narios por su biodiversidad, porque ahí se alo-jan especies animales en peligro de extinción,vegetales únicos, ecosistemas irrepetibles.

Una vez decretada, la pretensión es salva-guardar el área del deterioro, la pérdida deriqueza, aprovecharla con un manejo adecuadoque respete la prioridad de conservación, invo-lucrar a quienes están habitando en el área enla protección y el manejo sustentable y formu-lar, como marco de todo esto, una gestiónadministrativa y política conveniente.

El manejo de las ANP entraña una serie dedificultades, que empiezan, algunas de ellas, enel hecho de que muchas de estas áreas estándecretadas pero sin reglamento, sin responsa-bles, sin recursos, sin programas. Este trozo deterritorio queda como tierra de nadie, dondeno está claro quiénes, cómo y con qué ejecuta-rán la protección.

Muchas ANP están en territorios que perte-necen a indígenas o campesinos en cuyas vidasse combinan, paradójicamente, habitar un te-rritorio apreciado por la riqueza que contiene,y la pobreza, la marginalidad y el desigual tratoque reciben. Se da entonces el caso de que enesos territorios, estos habitantes son considera-dos por algunos ecologistas del sector guberna-mental o civil, desde una perspectiva muy re-duccionista de la ecología, como los enemigos olos estorbos que hay que con-vencer o hacer aun lado en el camino de proteger a la naturale-za. Ya que muchas veces han tenido que echarmano de esos valiosos recursos para paliar apre-miantes necesidades, se les considera quizá ig-norantes por cambiar el tesoro por unos cuan-tos pesos. Habría que mirar más de cerca cuál esel proceso por el cual son depredados esosrecursos bióticos, y qué papel juegan quienesahí habitan y quienes, desde fuera, establecenlas redes y reglas del mercado que hacen posi-ble la explotación voraz de los recursos quetanto interesa cuidar.

A estos campesinos pobres se les proponeque cuiden el tesoro que tienen entre manos, ypara ello existe el mecanismo de pago por ser-vicios ambientales. ¿Es suficiente? No, desdeluego, si no se combina esta estrategia particu-lar con otras que la complementen con el fin demejorar calidad de vida, más allá del asistencia-lismo, apuntando a un desarrollo que supererezagos. Es decir, tendría que haber consonan-cia entre las políticas públicas tendientes a lapreservación de las zonas del país con impor-tantes recursos bióticos, y aquéllas que siguenplanteando un desarrollo económico a costo deesas mismas zonas y de sus habitantes. La dura-dera crisis del campo no es expediente ajeno a laproblemática de degradación de los ecosistemas.

¿Por qué el decreto de un ANP es visto poralgunos actores sociales como una amenaza asu integridad como comunidades y al territorio?Superficialmente, puede parecer ignorancia onecedad. Mirando con atención, esta descon-fianza puede encerrar el reclamo a las insufi-ciencias de la política de preservación; o unseñalamiento a la necesidad de trabajar con lascomunidades involucradas y legitimar así losobjetivos que se les proponen impulsando unaparticipación como sujetos de la política y nosólo como objetos. O bien, una franca sospechade que la iniciativa de conservación obedece afines de control político.

El desafío es enorme.

P r e s e n t a c i ó n

DIRECTORIO

matria es un suplemento mensual de

La Jornada de Oriente

Directora General: Carmen Lira Saade

Director: Aurelio Fernández Fuentes

Consejo editorial: Roberto Cabrales , Manuel de

Santiago, Laura Domínguez, Julio Glockner, David

Jiménez, Raúl Jiménez Guillén, Alejandro López,

Varinia López Vargas, Alejandra Meza, Mónica

Olvera, Susana Rappo

Dirección editorial: Alejandra López García

Diseño original: Yara Almoina

Diseño y formación: Leticia Rojas

Para colaboraciones o comentarios:

[email protected]

www.lajornadadeoriente.com.mx/suplementos/matria

Dirección postal:

Manuel Lobato 2109, Col. Bella Vista.

Puebla, Puebla. CP 72530

Tels: (222) 243 48 21

237 85 49 F: 2 37 83 00

AÑO II· No. 17 · JULIO 2008

††

DIVULGACIÓN ¡Empecemos a criar lombrices!Sandra Esther Barillas Arriaga

LA MATRIA LEJOSExplotación infantil y escolarizaciónValentina Glockner Faggetti

DIVULGACIÓNReforestar: un compromiso social

A PIE, GUÍA DE VIAJESan Juan Raya y la Reserva de laBiósfera Tehuacán-CuicatlánRafael de Jesús López Zamora

· Diseño de portada para este número: Leticia Rojas

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La preocupación por la preservación de la ri-queza y biodiversidad más emblemática de

nuestro territorio nacional se ha traducido, entérminos de política pública, en la formulaciónde un instrumento llamado Áreas Protegidas.“Éstas son porciones terrestres o acuáticas delterritorio nacional representativas de los diver-sos ecosistemas, en donde el ambiente originalno ha sido esencialmente alterado y que produ-cen beneficios ecológicos cada vez más recono-cidos y valorados. Se crean mediante un decretopresidencial y las actividades que pueden llevar-se a cabo en ellas se establecen de acuerdo conla Ley General del Equilibrio Ecológico yProtección al Ambiente, su Reglamento, el pro-grama de manejo y los programas de ordena-miento ecológico. Están sujetas a regímenesespeciales de protección, conservación, restau-ración y desarrollo, según categorías estableci-das en la Ley”1

Si bien desde el periodo posrevolucionario seplanteó la protección a determinadas zonas delpaís en las que era evidente la enorme riquezabiótica, y luego que durante el gobierno carde-nista se decretaron diversas ANP —entre ellas, elParque Izta-Popo—, estos instrumentos legalesse quedaron durante décadas en el papel, sinque reglamentaciones para su operación fueranformuladas para permitir una gestión verdade-ra. Es así, por ejemplo, que el polígono delParque Izta-Popo sufrió diversas modificacionesque redujeron la superficie resguardada, demanera que fuera posible entregar la explota-ción de esos bosque de la Sierra Nevada enbeneficio de compañías como la Papelera SanRafael.

Durante décadas, la figura de las ANP fueajena a las preocupaciones e intereses legítimosde comunidades y ejidos asentados dentro deellas o colindantes; ajena también a la políticapública relacionada con la preservación de eco-sistemas, y divorciada también de cualquier otrapolítica encaminada al desarrollo de la nación.Fue en el entorno que propició la preocupaciónemergente por el deterioro ambiental —a esca-la mundial, desde los años 70— que las ANPempezaron a ser vistas con otro papel potencialpara el desarrollo sustentable. Luego del infor-me Nuestro Futuro Común, de la ComisiónBrundtland, y puesto en tela de juicio el modelo

de desarrollo económico predominante, que alas desigualdades que propicia agrega unadeuda con la naturaleza —por la desmedidaexplotación de recursos y la contaminacióngenerada—, los gobiernos nacionales empeza-ron a tejer compromisos mutuos para la protec-ción y la recuperación de los ecosistemas identi-ficados como los de mayor biodiversidad, consi-derándolos como patrimonio de la humanidad ypor lo tanto, de los que somos responsablestodos. El interés ecologista de los grandes paísesindustrializados no siempre es inocente: la bio-prospección —la búsqueda de riqueza bióticapor descubrir, industrializar, reproducir y hastapatentar— y la lucha cada vez más evidente porel control de recursos indispensables como elagua, no pocas veces hacen parte disimuladadel discurso ambientalista.

En nuestro país, la instrumentación de la vo-luntad conservacionista se tradujo en la revisióny revigorización de las áreas naturales existen-tes a finales del siglo XX y la creación de otrasnuevas. La estructura legal y regulatoria hastaentonces ausente fue tomando forma: “En 1992se crea la Comisión Nacional para el Conoci-miento y uso de la Biodiversidad (Conabio) ypoco después el Fondo Mexicano para laConservación de la Naturaleza (FMCN).”2 La po-lítica de conservación que enmarcaba las ANPtenía —y tiene, aún ahora— que abrirse pasoentre otras lanzadas por el mismo gobierno,pero que corren en sentido contrario a la con-servación: políticas de cambio de uso de suelo,de desarrollo agropecuario, de explotación desuelos y subsuelo.

A mediados de los 90 se creó dentro delInstituto Nacional de Ecología una unidad dedi-cada en específico a la atención de las ANP, y en2000 fue creada finalmente la Comisión Nacio-nal de Áreas Naturales Protegidas (Conanp),como órgano desconcentrado de la Semarnat.El comisionado es el Dr. Ernesto Enkerlin.

Los conceptos y las pautas

La Conanp enarbola un concepto de conser-vación de la naturaleza que esté ligado al serhumano y a su dignidad y mejora en las condi-ciones de vida. Busca por lo tanto involucrar a lascomunidades en los esfuerzos de conservación

de la riqueza natural. Plantea que la conserva-ción es la que “da carácter sustentable al desa-rrollo: sin conservación la sustentabilidad esimposible”. Otros tres conceptos son “pilares”del de conservación: protección, que pretendeevitar alteraciones que deterioren un ecosiste-ma “manteniendo el cambio dentro de límitesaceptables”; manejo, idea que considera que eluso y el aprovechamiento son inseparables yestablece que la conservación no los impide; yrestauración, el esfuerzo por recuperar total oparcialmente valores perdidos en los ecosiste-mas y su biodiversidad.

Junto con estas tres esferas, “la consecucióndel mejor conocimiento disponible en la tomade decisiones”, basado en demandas sociales ala solución de problemas, es lo que rige la con-servación. Asimismo, la Conanp propone alcanzar“una adecuada valoración en todos los sentidosde los ecosistemas y su biodiversidad, basada enla educación, la capacitación, la participación yel uso de la comunicación estratégica: mientrasla gente no modifique su comportamiento, nopodemos hablar de cultura”.

Por último, la gestión, entendida como unproceso de determinación de políticas, adminis-tración de recursos de todo tipo, fomento deactividades.

El balance de ocho años de existencia de laConanp, y la percepción sobre el beneficio aca-rreado por los cambios que ha introducido en laadministración de las ANP de México —luego deun largo periodo de vacío reglamentario— estápor hacerse.

* Centro Universitario para la Prevención deDesastres Regionales, BUAP

matria no. 17 • julio de 2008 ·DIVULGACIÓN· 3

de la política de conservación en México

m

Notas1 www.conanp.gob.mx2 “La primera desde el sector público, por su

capacidad de buscar, rescatar, organizar y utilizarla información en materia de biodiversidad parala toma de decisiones por la sociedad y el gobier-no; y la segunda, desde los sectores privados yfilantrópicos, al obtener, administrar y distribuirestratégicamente recursos financieros y técnicospara programas y proyectos de conservación de lasociedad y gobierno, y fortalecer las propias orga-nizaciones conservacionistas.” Ibid

PerfilPor Alejandra López García*

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4 ·ANÁLISIS· matria no. 17 • julio de 2008

En el mundo hay una preocupación manifiestaen diferentes foros nacionales e internaciona-

les referente a la situación ambiental y sus impac-tos en las poblaciones humanas y silvestres. Sehabla de catástrofes naturales tales como las inun-daciones, incendios, calentamiento global, des-trucción de la naturaleza, etcétera, problemas quetienen que ver con el modelo de desarrollo y losestilos de vida basados en el “consumismo”1.

A fin de coadyuvar con la reducción de losimpactos que ocasionan estos problemas se hanrealizados diversos intentos, desde el estableci-miento de las primeras áreas naturales protegidas:Fontainebleau (1858); Yosemite (1864); Yellow-stone (1872); El Chico (1898); Parque NacionalDesierto de Los Leones (1917); hasta las grandesorganizaciones y programas conservacionistascomo la creación del Club de Roma en 1892; la crea-ción del programa de las Naciones Unidas sobre elMedio Ambiente (PNUMA) en el año 1968. En1969 se define oficialmente el concepto de parquenacional en la 10a asamblea general de la UICN enNueva Delhi. En 1971 nace en el seno de la UNESCOel programa sobre el Hombre y la Biósfera (MAB).1984-87: la Comisión Brundtland hace el informeNuestro Futuro Común que alerta sobre el cam-bio climático, la lluvia ácida y el efecto inverna-dero, problemas considerados de responsabilidadmundial.

Estos esfuerzos han propiciado la incorporaciónde la economía para dar valor a la naturaleza;como señala Enrique Leff, ante el calentamientoglobal surge “una respuesta de la economía paradar valor a la naturaleza y para internalizar los cos-tos ecológicos del crecimiento; pero al mismo tiempollevó a la voluntad de absorber la crisis ambientaldentro de los códigos e instrumentos económicos.De allí surgieron, desde el Informe Brundtland ymás tarde de la Conferencia de Río 92, un conjun-to de principios, programas y acuerdos paraenfrentar el deterioro ambiental del planeta,desde la Agenda 21, hasta llegar a plasmarse en lasmás recientes Metas del Milenio. Empero, losacuerdos internacionales que de allí surgieron y losnuevos mecanismos reguladores y compensatoriosde tal deterioro —las Convenciones de Biodiver-sidad y de Cambio Climático, los Protocolos de

Kyoto y de Cartagena, el Mecanismo de DesarrolloLimpio—, han sido incapaces de detener y menosde revertir la crisis ambiental y el creciente procesode degradación ecológica” (Leff, 2007).

En México uno de los mecanismos para preser-var y restaurar el equilibrio ecológico ha sido elestablecimiento de Áreas Naturales Protegidas.Para este 2008 existen 164 ANP con una superficieprotegida de 23 millones 96 mil 927 hectáreas,considerando diferentes categorías (Reservas de laBiósfera, Parques Nacionales, Monumentos Na-turales, Áreas de Protección de Recursos NaturalesÁreas de Protección de Flora y Fauna, Santuario yotras categorías). 11 millones 846 mil 462 hectáreasdel total reservado corresponden a 38 Reservas dela Biósfera; dentro de esta categoría se planteacontribuir a preservar y mantener valores natura-les y culturales merced a una gestión sustentable,apoyada en bases científicas apropiadas y en la cre-atividad cultural.

Las Reservas de la Biósfera se caracterizan portener zonas núcleo, es decir, espacios donde nohay poblaciones humanas y donde, en general, losecosistemas existentes están bien conservados.También son lugares de gran interés para la políti-ca de conservación y por lo tanto su instrumenta-ción depende de estos sitios. Además, estas áreasprotegidas cuentan con una zona de amortigua-miento donde habitan poblaciones humanas; eneste sitio están permitidas actividades de aprove-chamiento de recursos naturales mediante progra-mas de manejo sustentable y actividades producti-vas bajo principios de sustentabilidad.

Sin embargo, la puesta en acción de esta políticade conservación, más que resolver los problemasde deterioro de la naturaleza y contribuir a con-servar la riqueza natural de México, enfrentanumerosas dificultades ligadas a la actitud de laspoblaciones locales frente a la conservación y a lasáreas protegidas, y a la actitud de los técnicos queoperan la política de conservación. Esto ha traídocomo resultado en la mayoría de las áreas protegi-das problemas centrales como la acentuación deun sentimiento de despojo por parte de los dueñosposeedores de los recursos naturales, que se expre-sa en el rechazo hacia la conservación y en la ame-naza constante por parte de algunos representantes

¿Qué implica el decreto

de un ANP: poner a la

naturaleza por encima de

los seres humanos, o

la instalación de un

mecanismo que permite

la preservación de los

recursos naturales al

mismo tiempo que

procura la mejoría en las

condiciones de vida y la

participación de quienes

habitan y son dueños

ancestrales y originarios

de esos territorios?

Diálogo de saberes,

corresponsabilidad y

financiamiento suficiente

están en un probable eje

que le dé viabilidad a las

políticas de conservación

aplicadas en estas

porciones de territorio

Los impactos socialesprotegidas

Por Juana Cruz Morales*

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matria no. 17 • julio de 2008 5·ANÁLISIS·

Las ANP han afectado los intereses de los dueños y poseedores de

los recursos, debido a que el establecimiento de estas zonas de conservación no

considera a la población local; a pesar de que casi dos terceras partes de ellas se

ubican en tierras indígenas y en ellas habitan más de dos millones de personas

de las comunidades que expresan su inconformi-dad señalando que quemarán o tumbarán las sel-vas y bosque si sus demandas no son atendidas.

Es decir, los decretos de ANP han afectado losintereses de los dueños y poseedores de los recur-sos, debido a que el establecimiento de estas zonasde conservación no considera a la población local;esto es muy grave porque casi dos terceras partes

de las áreas naturales protegidas se ubican en tie-rras indígenas y en ellas habitan más de dos millo-nes de personas (indígenas y mestizos). En cuantoa tenencia de la tierra, la mayor parte de las áreasnaturales protegidas está en manos de propieta-rios sociales (85 por ciento) y sólo el 15 por cientorestante es propiedad privada o federal, lo cualindica que las políticas de conservación deberánconsiderar acciones incluyentes orientadas a la con-servación y desarrollo de las poblaciones que sonhabitantes, dueñas y poseedoras de los recursos.

En los últimos tres últimos sexenios se han dise-ñado algunos mecanismos que consideran la parti-cipación de la población en la conservación de susrecursos naturales, ejemplo de ellos son la Estra-tegia de Conservación para el Desarrollo, el Pro-grama de Comunidades Rurales sustentables,entre otros. Estos mecanismos han incorporado laparticipación social a los intereses de la política deconservación, pero no han logrado en la mayoría

de los casos ver la participación como un procesodurante el cual las capacidades tienen que ser desa-rrolladas para que los dueños y poseedores de losrecursos naturales vayan siendo los protagonistasde su propio desarrollo considerando la transge-neracionalidad y la sustentabilidad.

Se puede decir que se ha puesto a la naturale-za por encima de la sociedad, pero los resultadosno son alentadores; la naturaleza se ha ido dete-riorando y las sociedades que habitan estas áreasprotegidas también, y no se han logrado los obje-tivos ni de participación, ni de conservación, salvoen algunos casos. Por lo anterior, habrá de aspirar-se a relaciones dinámicamente co-responsablesentre los dueños poseedores de los recursos natu-rales y los administradores de las áreas protegidas,y a un diálogo de saberes que permita el diseño deesquemas de manejo consensado y gestionadosocialmente.

Para alcanzar estos objetivos debería pensarseque la participación, la capacitación, el diseño y laimplementación condensada y gestionada social-mente son procesos de largo plazo que requierendel compromiso social, institucional y político. Ade-más, son procesos que requieren de financiamien-to suficiente, que permita avanzar hacia la susten-tabilidad, mas no de paliativos que establecenrelaciones perversas simuladas de conservación.

Estos procesos tienen que ser de doble vía, esdecir, desarrollar capacidades locales e institucio-nales que lleven a la defensa, manejo y conserva-ción de los recursos naturales y que permitan unagestión social hacia el interior de los ejidos, comu-nidades y pequeñas propiedades, pero también,hacia el exterior.

* Doctorante del Posgrado en DesarrolloRural, Universidad Autónoma

Metropolitana-Xochimilco

m

Notas1 Instituto Worldwatch, con sede en Estados

Unidos, señala que en "El mundo consume pro-ductos y servicios a un ritmo insostenible, con resul-tados graves para el bienestar de los pueblos y elplaneta". Mientras que casi 3.000 millones de per-sonas sobreviven con menos de US$2 diarios, másde 1.700 millones, o sea más del 25% de la pobla-ción mundial, ha adoptado un estilo de vida queen el pasado era exclusivo de los ricos(http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/new-sid_3383000/3383529.stm).

de las áreas naturalesen México

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6 matria no. 17 • julio de 2008·ANÁLISIS·

La Malinche, Malintzi, Matlalcuéyetl, o Matlal-cueitl es una montaña sagrada convertida enÁrea Natural Protegida (Parque Nacional)

desde 1938 por decreto presidencial. En 1996, susuperficie de 45, 852 ha. fue cedida para su admi-nistración a los gobiernos de los estados de Tlaxcala:31 mil 418 has. y Puebla: 14 mil 434 has.

Una montaña sagrada convertida en ANP

La gran importancia de La Malinche para el equi-librio ecosistémico, la economía de la región, y lareproducción del sentido de identidad y territoriali-dad entre sus habitantes se puede analizar desdediferentes ángulos:

Ambiental: por los servicios ambientales quepresta: captura de carbono, infiltración de agua alsubsuelo, regulación climática, retención del suelo.

Biológica: contribución a la conservación de labiodiversidad.

Económica: en los pisos altitudinales medio ybajo se practica la agricultura, la silvicultura, y laganadería; se extrae piedra y arena; se recolectanhongos silvestres y se practica la cacería.

Ecoturístico: en los años setenta se instalaron dosCentros Vacacionales: La Trinidad y La Malintzi, visi-tados por los amantes de los deportes extremos, delmontañismo, campismo, la cabalgata y el ciclismode montaña.

Cultural: es el territorio ancestralmente habitadopor nahuas y otomíes, quienes consideran a laMalinche, Malintzi o Matlalcuéyetl como el lugardonde moran Tonantzin Chalchihuitlicue (tambiénllamada María Catalina, Santa Bernardita, Rosita,María Asunción, la madrina de los graniceros, quia-tlazques o anotzquis) y Tláloc: la pareja de deidadesprehispánicas que proveen de agua a los campos dela región permitiendo el cultivo del maíz.

En este sentido, a diferencia de los urbanitaspoblanos, para los ciudadanos tlaxcaltecas (en espe-cial los agricultores) la Malintzi o Matlalcuéyetl hasido un referente simbólico e identitario: ser tlaxcal-teca es tener un vínculo cultural de gran solidez conLa Malinche. El sentido de territorialidad de los tlax-caltecas, dicho en otros términos, solamente sepuede entender asociado a una tradición culturallongeva —de matriz mesoamericana— donde lagran montaña es el eje, el núcleo central que definela pertenencia a un espacio histórico-cultural y geo-gráfico-social.

Al respecto, cabe recordar que para los pueblosprehispánicos, los grandes cerros (ueitépetl) eranconcebidos como espacios sagrados habitados pordivinidades (Tláloc, Chalchuitlicue), como mundosalternos paradisíacos (el Tlalocan mítico) donde ibanlas almas de los muertos por el rayo o enfermedades“frías” (como la gota o la hidropesía), y “comocerros bodega” (tonacatépetl) repletos de semillas,de alimentos y de agua.1

Los cronistas de la época virreinal narran que enTlaxcallan se adoraba a Matlalcuéyetl, como unaadvocación de la diosa Chalchiutlicue, la compañeradivina del dios Tláloc y la identificaban con la granmontaña que hoy se conoce como Malintzi oMalinche.

“…Esta sierra fue en el tiempo de su gentilidadde grandísima veneración y en ella adoraban a ladiosa Chalchihuitycue, aunque los tlaxcaltecas lallamaban Matlalcueye, que quiere decir vestida oceñida de un faldellín o nahuas azules de color dela flor de matlalin […] Llamaron a esta diosaMatlalcueye, que quiere decir encamisada de azul,y así la denominan del color de él, por esto decíana esta y al dios Tlaloc señores del agua; pero enTetzcuco y México era muy honrado Tlaloc; y enTlaxcalla, Matlalcueye…”2

La relación simbólica de las montañas —en estecaso la Matlalcuéyetl— con el agua y los alimentos(los mantenimientos), abundantemente relatada encrónicas y códices, sigue viva entre los tlaxcaltecascontemporáneos; está presente tanto en el recono-cimiento al glifo que identifica la entidad, como enlas placas de los vehículos automotores que circulanpor sus calles.

Para ellos La Malinche guarda los alimentos delhombre, las semillas, y es la fuente del agua de llu-via, del agua de los ríos y los manantiales. Es unamontaña sagrada que se enoja cuando le arrancansu cabello (árboles) o le rasgan su piel (labores delabranza), que es cuidada por una gran serpiente,por los servidores de Tláloc (los tlaloques) y conquien tienen una relación particular los graniceros;esos especialistas indígenas del tiempo, capaces decontrolar una tormenta, alejar una granizada, oatraer la lluvia4.

En ella vive una mujer de larga cabellera queporta grandes arracadas y una falda de sarape, quees la esposa de Lorenzo (el cerro Cuatlapanga)5,pero que en otros tiempos fue codiciada también

por el Popocatépetl, el Citlaltépetl, y el Tentzon-huehue. A esta personificación femenina de la mon-taña se le teme y se le respeta de tal manera que, enlugares y días específicos, se le dan ofrendas de peti-ción o agradecimiento por las lluvias. La Malinche esen este sentido una montaña con una riquísimageografía ritual, donde abundan los lugares deculto asociados a cuevas y manantiales como elAtlihueytziatl, a cerros pequeños situados en elcruce de caminos como el Tepetomayo, o a apari-ciones divinas —como el caso del Señor del Monte—donde se han edificado templos religiosos a los queacuden personas de Papalotla, Tetlanohcan,Cuauhtotoatla.

Por si esto fuera poco, en la gran montaña tlax-calteca, existen numerosos sitios arqueológicos6

entre los que destacan La Cúspide (4430 m),Malintzin (4390 m), Cueva de Texcalco (4185 m),Huey Tlalocan (3090 m). En algunos de estos lugaresse edificaron templos para venerar a los dioses delagua, o se eligieron como marcadores arqueoastro-nómicos del temporal, y en ellos se dejan aún ofren-das como se hacía cinco siglos atrás.

Como podemos ver, la Malintzi o Matlalcuéyetl noes un macizo rocoso inerte, no es naturaleza muer-ta. Por el contrario, es una montaña viva, es bosque,es fauna silvestre, es agua, oxígeno, paisaje estético,espacio lúdico, topus histórico cargado de significa-ciones para sus habitantes originales, fuente poten-cial de riqueza y eslabón ecológico insustituible.

Ecocidio y etnocidio en la matria tlaxcalteca

Esta gran importancia ambiental y cultural con-trasta, sin embargo, con la intensificación de la talaclandestina, el cambio de uso de suelo para finesagrícolas y el pastoreo extensivo, cuyos efectos noci-vos se han expresado en procesos erosivos crecientes,

Por Francisco Castro Pérez*

La Malinche, ombligo de

La conversión de esta

montaña a un parque

nacional aparece como

una expropiación

ecológica de los territorios

indios que ha fracasado

en su propósito original

de conservación

ambiental y social

· Fotos: �Gabriel Ulloa, Adam Wiseman �Omar Eduardo. Tomadas de www.flickr.com

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matria no. 17 • julio de 2008 7·ANÁLISIS·

azolve de cuerpos de agua (como es el caso de lazona lacustre de Acuitlapilco), reducción de ladiversidad biológica, menor infiltración de aguaal subsuelo.

En este sentido, esta gran montaña femenina7, a68 años de haber obtenido el status de ParqueNacional por decreto presidencial, y a 10 de que setransfirió su administración a los gobiernos estatalesde Puebla y Tlaxcala, no ha sido suficientementeprotegida, y tampoco se han elevado sustancial-mente el nivel y calidad de vida de la población nati-va. En este contexto, la conversión oficial de LaMalinche en ANP aparece como una expropiación

ecológica de los territorios indios, que ha fracasadoen su propósito original de conservación ambientaly social8.

Es deseable que las instituciones federales y losgobiernos y dependencias estatales encargadas deesta tarea se pongan por fin de acuerdo, coordinenactividades, generen el plan de manejo correspon-diente, vigilen y sancionen a los infractores.

Es necesario que los habitantes de La Malincheasuman su responsabilidad histórica en el cuidadode este monumento natural y cultural, y que los ciu-dadanos de Tlaxcala y Puebla —incluidos los acadé-micos— nos incorporemos a las tareas de restaura-

ción y protección buscando contribuir, desde nuestratrinchera, a evitar el ecocidio y el etnocidio queamenazan la biodiversidad y la cultura local.

Hacer una antropología ambientalista, y propo-ner formas alternativas de eco y etnodesarrollo,constituye un imperativo profesional y ético. La Ma-linche, después de todo, es una fábrica de agua quenos otorga invaluables servicios ambientales, peroconstituye también el núcleo simbólico de la identi-dad territorial tlaxcalteca: es nuestra matria y nece-sita protección.

* Profesor-Investigador de El Colegio deTlaxcala, A.C. integrante del grupo de investiga-

ción Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable

Notas

1 La importancia cultural de las montañas ha sidoestudiada por científicos sociales tan destacadoscomo Johanna Broda (Vid “Cosmovisión y observa-ción de la naturaleza: el ejemplo del culto a loscerros” en J. Broda, Iwanizawski y Maupomé (eds.)Arqueoastronomía y etnoastronoamía en Mesoamé-rica, México, UNAM, 1991: 461-500, y La montaña enel paisaje ritual, México/Conaculta-INAH, 2001), yAlfredo López Austin, Tamoanchan y Tlalocan,México, FCE, 1994.

2 Capítulo XXIII del libro VI: Vid. Fray Juan deTorquemada, Monarquía indiana, 1977.

3 Ver El libro del Cihuacoatl, homenaje para elfuego nuevo, libro explicativo del llamado CódiceBorbónico, España, Sociedad Estatal Quinto Cente-nario/Graz, Akademische Druck und Verlagsan-stalt/México, Fondo de Cultura Económica, 1992.

4 Claclasquis y ahuaques en Morelos, quiclazques

y ahuizotes en el valle de Toluca, tlamtines enVeracruz, teciuteros en la Sierra Nevada de Texcoco(Vid. Albores, B. y J. Broda, Graniceros. Cosmovisión ymeteorología indígenas en Mesoamérica, México, ElColegio Mexiquense/UNAM 1997:49-90.

5 Versión obtenida por Alba González Jácome yprofusamente descrita en el ensayo titulado“Agricultura y especialistas en ideología agrícola enTlaxcala” en Albores, B. y Johanna Broda Graniceros,UNAM y el Colegio Mexiquense, México 1997: 467-502.

6 Entre los arqueólogos contemporáneos que hanrealizado exploraciones arqueológicas de alta mon-taña, y trabajos de arqueoastronomía en La Malinchedestacan Arturo Montero García (Vid “Matlalcueye;su culto y adoratorio prehispánico”, en Coloquiosobre la historia de Tlaxcala, México, Ediciones delgobierno de Tlaxcala 1997:71-86, y Atlas arqueológi-co de la alta montaña mexicana, México, Cona-for/Semarnat, 2004a), Sergio Suárez (Vid. El culto de

los cerros y las deidades del agua en Cholula y laMatlalcueye, México, INAH 1975), y Tim Tucker (Vid.La Malinche y el Mapa de Cuautinchan II, México,2006 inédito).

7 Ver Stanislaw Iwanizewski, “Y las montañas tie-nen género. Apuntes para el análisis de los sitiosrituales de la Iztaccíhuatl y el Popocatépetl” enBroda, J. et al. La montaña en el paisaje ritual,Conaculta-INAH México, 2001: 95-112.

8 Ver Castro Pérez, F. “La expropiación ecológicade los territorios indios: una visión etnográfica de lapolítica gubernamental para el manejo del ParqueNacional La Malinche” en Mirada Antropológica Nº4, México, BUAP 2005: 25-46.

9 Síntesis Geográfica del Estado de Tlaxcala, INEGI,México, 1992.

10 Programa Integral del Parque Nacional LaMalinche, Gobiernos de los Estados de Tlaxcala yPuebla, 2000, pp. 5.

Situada en la provincia fisiográfica

del Eje Neovolcánico, subprovincia de

los Lagos y Volcanes del Anáhuac9, este

gran volcán extinto formado en el

Plioceno se considera como la montaña

aislada más significativa del país. Se

localiza entre los 19° 08´ y 19° 20´ lati-

tud norte y 98° 08´ y 97° 55´ longitud

oeste en Tlaxcala, y entre los 19° 08´ y

19° 01´ latitud norte y 98° 6´ y 97° 55´

longitud oeste en Puebla.

Su gradiente altitudinal va desde los

2 mil 200 msnm en su base, hasta los 4

mil 460 msnm en su porción más alta, y

extiende sus faldas sobre el Altiplano a

134 km a su alrededor, cubriendo 13

municipios de Tlaxcala y cuatro munici-

pios de Puebla.

la territorialidad tlaxcalteca

m

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8 matria no. 17 • julio de 2008·DIVULGACIÓN·

Si se preguntara a los habitantes de la ciudad deTlaxcala dónde se encuentra el Parque Nacional

Xicohténcatl, la mayoría de ellos no sabría respon-der o con toda seguridad harían referencia a laplaza del mismo nombre que enmarca la calzadade acceso al convento de San Francisco. Esta situa-ción no es extraña, ya que muy pocos residentes dela ciudad capital y de su área conurbada tienennoticia de que su vivienda puede estar ubicadadentro de un espacio destinado a la protección delos recursos naturales de la región.

El Parque Nacional Xicohténcatl es un área na-tural protegida ubicada en el centro del estado deTlaxcala, y comprende en sus límites al centro his-tórico de la ciudad de Tlaxcala y diversas localida-des de los municipios de Tlaxcala y Totolac que enla actualidad forman parte de la zona conurbadade la capital del estado. Ocupa una superficie apro-ximada de 600 hectáreas, en un terreno accidenta-do en el que casi no existe vegetación natural, aexcepción de relictos de bosque de encino asocia-do al matorral xerófilo1 y vestigios de vegetaciónde galería2.

Este parque nacional fue creado en 1937 pordecreto del presidente Lázaro Cárdenas a partir dela iniciativa de Miguel Ángel de Quevedo (Sosa,1951), y puede ser considerado desde sus orígenesun espacio sui generis debido a que su estableci-miento obedece más a un sentido de conservaciónde monumentos históricos que de preservación orestauración de la vegetación nativa. Esto quedade manifiesto en el decreto de creación en el quese considera a la ciudad de Tlaxcala como deimportancia histórica y por lo tanto “…constituyeuno de los lugares de gran belleza escénica que escompletada por monumentos históricos, aprecia-dos además como ricas joyas del arte churriguerescoque por sí solas constituyen un gran atractivo parael turismo en general…” (DOF, 1937).

Por otra parte, a pesar de que en el mismodecreto se establece como objetivo principal de lacreación del parque la restauración de la vegeta-ción forestal del sitio para resaltar la belleza naturalde sus paisajes y de los poblados aledaños, el hechode que se ubique en una zona eminentementeurbana hace que los objetivos de conservación delas áreas naturales se vean sumamente limitados.

A pesar de la problemática planteada, se puedeconsiderar que el parque en su situación actual esimportante no sólo por los aspectos culturales quemotivaron su creación, sino por la biodiversidadque puede albergar y que mantiene el equilibriodel ambiente de la ciudad de Tlaxcala.

Esta riqueza quedó de manifiesto en la investi-gación titulada “Áreas verdes urbanas y biodiversi-dad: El caso del Parque Nacional Xicohténcatl”,realizada por El Colegio de Tlaxcala durante 2005,

y en la que se analizó la diversidad de especies deárboles que pueden observarse en el parque y dela que a continuación se mencionan algunos de losprincipales hallazgos.

Se identificaron 46 especies arbóreas agrupadasen 33 géneros y 21 familias botánicas. Las familiasque se encuentran mejor representadas, en cuantoal número de géneros y especies son: las Cupressa-ceae (sabinos y cedros blancos) con cuatro génerosy cuatro especies, Salicaceae (álamos y sauces) condos géneros y cuatro especies, así como Oleaceae(fresnos y truenos) y Rosaceae (tejocotes, capulinesy otros frutales) con tres géneros y tres especiescada una. El resto de las familias presenta entreuno y dos géneros.

Sin embargo, si se toma en cuenta el origen delas especies identificadas, se notará que esta rique-za se ve aumentada por la introducción de especiesexóticas, ya que sólo 48 por ciento son originariasde México; es decir, que la mayor parte de las espe-cies que podemos admirar en la capital del estadoprovienen de otras partes del mundo comoAustralia, en el caso de los eucaliptos, casuarinas ygrevileas; del continente asiático, como los ficus ylaureles; y de Sudamérica como las jacarandas.

Un aspecto importante es la abundancia decada una de estas especies en el interior del par-que, y aunque en el estudio mencionado no serecolectaron datos de este tipo, sí se observó unatendencia al monocultivo. Particularmente en elcaso del arbolado de alineación, en donde predo-minan los truenos (Ligustrum lucidum), los ficus(Ficus benjamina), el laurel de la india (Ficus nitida)y las jacarandas (Jacaranda mimosifolia), todasellas introducidas.

Esta situación puede ser un riesgo potencialante el ataque de plagas y enfermedades, ya queéstas se pueden propagar con mayor facilidadcuando la vegetación pertenece a un sólo géneroo a una sola especie.

Con respecto a los espacios que aún conservanla cubierta vegetal natural, destaca el bosque deencino ubicado en la ladera poniente de las colinasentre Atempan y Ocotlán, el cual, debido a la fuer-te pendiente que presenta, ha logrado permane-cer en regulares condiciones. En este sitio se pue-den apreciar tres especies de encinos (Quercus),dos especies de ocotes (Pinus), el madroño(Arbutus xalapensis) y el sabino (Juniperus deppea-na), los cuales, de acuerdo con las crónicas de diver-sos autores, cubrían los alrededores de la ciudad.Esta zona, que constituye casi el único pulmónverde de la capital, bien podría ser declarada áreade protección ecológica municipal con el propósitode asegurar su conservación y manejo.

Asimismo, al norte del parque, entre Tizatlán yQuiahuixtlán, existen áreas en los lomeríos que se

encuentran cubiertas por matorral xerófilo, y entrelas especies que lo conforman se encuentra el tla-xixtle (Amelanchier denticulata), arbusto que hasido tradicionalmente utilizado para la elaboraciónde los bastones de Tizatlán y cuya población seencuentra mermada debida a la intensa explota-ción que se ha hecho y a los nulos proyectos demanejo de la especie. En esta misma zona destacanla presencia del palo dulce (Eysenhardtia polys-tachya) y de la tronadora (Tecoma stans), especiesarbustivas que pueden ser utilizadas para la refo-restación urbana.

Por otra parte, aun cuando la figura de parquenacional ha sido rebasada en cuanto a la conserva-ción del patrimonio arquitectónico que en él seencuentra, por otras formas tales como la declara-toria de una zona de monumentos históricos en laciudad de Tlaxcala de Xicohténcatl (DOF, 1986),conviene destacar la presencia de elementos deimportancia histórico-cultural, como los que semencionan a continuación:

El Parque incluye dentro de sus límites a dospequeñas zonas arqueológicas: la de Tizatlán y lade Ocotelulco. En el caso de Tizatlán, se trata de unasentamiento que se remonta hacia el siglo XIVdespués de Cristo. Ocotelulco fue el principal seño-río de Tlaxcallan desde el periodo clásico y hasta lallegada de Hernán Cortés. Asimismo, existen diver-sos monumentos levantados en el periodo colonial:destaca principalmente la arquitectura religiosa yaque pueden apreciarse diversos templos corres-pondientes a cada una de las poblaciones actualescomo el de San Miguel Tlamahuco, Acxotla del Río,Santiago Tepeticpac y la Candelaria Teotlalpan,

Por Noé Santacruz García*

El casi desconocido Parq

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además de la Capilla abierta de Tizatlán, que datadel siglo XVI.

Dentro de la ciudad de Tlaxcala los ejemplos dearquitectura colonial se multiplican: la Plaza deArmas constituyó el punto de partida para la trazade la ciudad aproximadamente en 1524. Alrededor

de la actual Plaza de la Constitución o Zócalo seencuentran construcciones como el Palacio deGobierno; la antigua Capilla de Indios, edificio ocu-pado en la actualidad por el Palacio de Justicia; losPortales Real y del Parián, que fueron construidosa partir de 1550, hoy llamados Portal Hidalgo oGrande y Portal Chico. Al noroeste de la plaza seubica la Parroquia de San José.

Mención aparte requiere el conjunto del Ex-Convento Franciscano de la Asunción, cuyos claus-tros alto y bajo se construyeron hacia 1539. En elAtrio Bajo, al poniente del conjunto, se encuentrala Capilla Abierta que fue construida hacia 1528 yconsagrada para la Pascua de 1539; es consideradala más antigua en su género.

Asimismo, se debe mencionar en este rápidorecuento, al Santuario de Ocoltán, una de las joyascoloniales más hermosas de México. Esta construc-ción tuvo como antecedente la ermita de SanLorenzo construida en 1527; para 1670 se iniciaronlos trabajos de cimentación del nuevo templo,dedicado a la Virgen de Ocotlán. Los trabajos delos retablos, la fachada y las torres se desarrollaronentre 1760 y1790; los trabajos de construcción delSantuario se terminan hasta el siglo XX.

* Profesor investigador de El Colegio deTlaxcala, AC, integrante del grupo de investiga-ción Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable

matria no. 17 • julio de 2008 9·DIVULGACIÓN·

QUALITUMmatria no. 17 · julio de 2008

QUANTUMEn México existen 164 áreasnaturales protegidas:

38 reservas de la biósfera68 parque nacionales4 monumentos naturales7 áreas de protección de recursosnaturales29 áreas de protección de flora yfauna17 santuarios1 con otra categoría.

La superficie total bajo estas figu-ras es de 23 millones 98 mil 391 ha.

En 1876 iniciaron en México las estrategias de conservaciónde recursos naturales, con la protección del Desierto de losLeones, con el propósito de asegurar la conservación de 14manantiales que abastecen de agua a la ciudad de México.

La Constitución Política de 1917 estableció regulaciones ylimitaciones para el aprovechamiento de recursos. El Desiertode los Leones fue decretado como el primer parque nacional,pero no existieron políticas públicas claras sino hasta la admi-nistración de Lázaro Cárdenas del Río.

17Fuente: Comisión Nacional de ÁreasNaturales Protegidas. www.conanp.gob.mx

m

Notas1 Comprende las comunidades arbustivas de las

zonas áridas y semiáridas, las plantas de este tipo devegetación se caracterizan por presentar un númerovariable de adaptaciones a la aridez.

2 La vegetación de galería corresponde a aquéllaque se desarrolla en las márgenes de los ríos y arro-yos, debido a la mayor humedad existente. Es clara-mente diferente de la vegetación circundante y estácompuesta por diferentes especies de árboles comoahuehuete, sauce, fresno y ailites, entre otras.

BibliografíaDiario Oficial de la Federación (DOF). 1937.

Decreto que declara Parque Nacional Xicoténcatl,

los monumentos históricos de la ciudad de Tlaxcalay sus contornos. 17 de noviembre de 1937. Secretaríade Gobernación, México.

Diario Oficial de la Federación (DOF). 1986.Decreto que declara una zona de monumentos his-tóricos en la ciudad de Tlaxcala de Xicohténcatl. 11de abril de 1986. Secretaría de Gobernación, México.

Santacruz García, N. (2005). El parque nacionalXicohténcatl. Áreas verdes y arbolado urbano. ElColegio de Tlaxcala, A. C. Tlaxcala, México. 171 pp.

Sosa, A. 1951. Parque nacional Xicoténcatl, esta-do de Tlaxcala. Secretaría de Agricultura yGanadería: Dirección General de Forestal y de Caza.México.

ue Nacional Xicohténcatl

· Foto: chiquitaplatano, en www.flickr.com Ruinas de Tizatlán

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Hallóse en la memoria de los indios viejos cuan-

do fueron conquistados de los españoles, que

en esta Nueva España en tiempos pasados hubo

gigantes como cosa cierta. Porque en diversos

tiempos después que esta tierra se ganó se han

hallado huesos de hombres muy grandes. El

padre fray Andrés de Olmos, tratando de esto,

dice que vio en México en tiempo del virrey D.

Antonio de Mendoza, en su propio palacio, cier-

tos huesos del pie de un gigante que tenían casi

un palmo de alto: entiéndase de los osezuelos

de los huesos de pie. Y yo me acuerdo que el vi-

rrey D. Luis de Velasco, el viejo, le llevaron otros

huesos y muelas de terribles gigantes. Y medio

gigantes en nuestro tiempo los ha habido, uno en

el pueblo de Cuernavaca, que tenía tres varas de

medir menos una cuarta de alto, que son once

palmos o cuartas de vara. Y a éste lo llevaron

muchas veces a México, y iba en la procesión de

Corpus Cristi; y con darle muchos de comer;

vino a morir de hambre de Cuernavaca.

10 matria no. 17 • julio de 2008·TESTIMONIO·

m

FICHAS Flora: Xalamamatria no. 17 · julio de 2008

Pennington, T.D. y J. Sarukán. 2005. Árboles tropicales de México. Manual para la identifica-ción de las principales especies. UNAM-FCE. 523 pp.http://www.uv.mx/Popularte/

17

El xalama es un árbol estrangulador mejor conocidocomo amate, mata palo, macahuite o ficus. Se distri-buye tanto en la vertiente del Golfo como en la ver-tiente del Pacífico. Constituye un elemento importan-te en las selvas medianas subperennifolias desde elnivel del mar y hasta los 400 m.

Este árbol alcanza los 35 m de altura y hasta1 m de diámetro. Su corteza es lisa y produce un exu-dado blanco y pegajoso. Su madera presenta un lige-ro color rosado ocasionado por el exudado que setorna de este color al contacto con el aire.

Las flores se encuentran en un receptáculohueco de 2 a 4 mm de diámetro. Los frutos son pe-queños “higos” carnosos de 7 a 12 mm de diámetro,cuyo color va del rosa al anaranjado.

Su madera no se emplea industrialmente,pero tiene potencial en la industria de la construc-ción. Es una de las especies empleadas para la ela-boración de papel amate, arte que se encuentra enpeligro de desaparecer. A lo largo de su área de dis-tribución se emplea para generar sombra en áreas decultivo y potreros, además de delimitar terrenos.

Reino: VegetalDivisión: Anthophyta (plantas con flor)

Familia: MoraceaeNombre científico: Ficus tecolutensis

“Los otomíes utilizan la corteza de moral para fabricar papelamate de color blanco y la de xalama (Ficus tecolutensis) parael oscuro…Los papeles serán posteriormente recortados parausarlos en ceremonias… El que recorta las figuras en amate

es el curandero y pedidor de lluvia de la comunidad y cada figura representará los espíritus de las semillas,

frutas o animales domésticos”.Ritos y Ceremonias del Ciclo agrícola

Texto y grabado tomados de Relación delas gentes que pueblan el Nuevo Mundo,colegido por el doctor Jan de Panonialetrado del Consejo Real de Su Majestad.Antología de Antonio Urdapilleta. Uni-versidad Autónoma del Estado de México,1999.

De los gigantes en la

tierra de laNueva España

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matria no. 17 • julio de 2008 11·DIVULGACIÓN·

La lombricultura es una actividad basada en criara una especie domesticada de lombriz (Eisenia

foetida) como una herramienta de trabajo paraobtener abono cien por ciento orgánico. Se puedeaplicar en varios ámbitos:

Lombricultura doméstica, practicada por perso-nas con alto sentido ecológico al reciclar todos susresiduos domésticos, de cocina y jardín.

Para el tratamiento de residuos orgánicos conta-minantes, tales como restos de cosechas, desperdi-cios de restaurantes, estiércoles, residuos industria-les de origen orgánico (mataderos, papeleras, agroindustrias).

La lombricultura como una actividad empresa-rial, con la finalidad de obtener composta para sucomercialización, venta de las proteínas de las lom-brices, o para el tratamiento de residuos.

Ventajas de la lombriculturaEs la especie más cultivada en el mundo entero

dada su rusticidad, tolerancia a los factores ambien-tales (pH. temperatura, humedad), potencial repro-ductor y capacidad de apiñamiento.

Existe una gran demanda de lombrices y humusde lombriz en todo el mundo.

La cría de lombrices no requiere grandes inver-siones, espacios, infraestructura ni tiempo.

Quienes practican la lombricultura, directa o in-directamente están ayudando a mejorar la calidadde los suelos de nuestro planeta de manera naturaly económica, aportando a la reposición del humus,elemento indispensable para la vida vegetal.

A través del humus de lombriz se restauran tie-rras que han sido devastadas por la erosión continuaproducida por ciertas explotaciones agrícolas, el usocontinuo de fertilizantes artificiales, y muchos otrosfactores degradantes.

Un suelo sano con ayuda de las lombrices proveea la ganadería de proteínas de alta calidad y bajocosto.

Para un productor agropecuario, la cría de lom-brices puede ser doblemente benéfica; por un lado,las lombrices se harán cargo de los desechos orgáni-cos de sus animales y hasta los transformarán enhumus, por lo que también puede dedicarse a laventa de lombrices y humus. Si su actividad estáorientada a la horticultura o floricultura, puede uti-lizar el humus para fertilizar sus tierras. El humus sepuede vender en viveros y para el mantenimientode los campos donde se practica deportes comogolf, futbol.

La harina de lombriz contiene del 60 al 80 porciento de proteína cruda, lo que le ubica como unode los alimentos de mayor calidad que se puedaencontrar en la naturaleza. Sus propiedades se pue-den utilizar para producir carne de altísima calidady a muy bajo costo, con una rentabilidad y produc-tividad no alcanzada jamás por otra actividad desti-nada a la obtención de carne.

La carne de lombriz se puede utilizar en formacruda y directa como cebo para peces, como com-plemento proteico para aves, peces, ranas, cerdos.Existen alternativas para usar a la lombriz roja parala alimentación humana.

De la lombriz se pueden obtener otros productosbase para la industria farmacéutica. A partir dellíquido celomático, se han producido antibióticospara uso humano.

Métodos de críaCon arcas de bastidores y/o con cunas sobre el

terreno. Ambos pueden estar bajo cubierto o alexterior, siendo distinto el manejo en cada caso.

Las arcas contienen cajones (bastidores) de dife-rentes medidas, ésta es la técnica más sencilla y conla que se puede iniciar la lombricultura. Se coloca unespesor de unos 10 cm de sustrato en el bastidor yse agregan las lombrices.

Las cunas: Consisten en colocar una capa de sus-trato sobre el piso de un máximo de 1.5 metros deancho de la longitud requerida y de 10 cm de alto.Aquí se pone un kilogramo de lombrices por cadametro de lecho, y cada vez que se necesite alimentohay que proporcionárselo en capas de 10 cm.

Una vez hecha la inoculación se procede a tapary se riega cuidadosamente. Las lombrices penetraninmediatamente al sustrato y se distribuyen por to-do el alimento en pocas horas, luego comienzan aalimentarse y a reproducirse.

Ya sea un método u otro lo importante es ali-mentar, proporcionar agua y proteger a las lombrices.

Principales aspectos de la cría Ubicación: El lugar debe estar alejado de male-

zas y obras en construcción. Una construcción apro-piada para su contención, descubierta o tapada, y amedida que se utiliza se destapa gradualmente. Lamadera se pudre, lo más recomendable es utilizartabique o tabicón.

Temperatura: Las lombrices californianas puedencriarse en cualquier lugar con temperaturas que nosuperen los 40ºC, siendo ideales los climas templa-dos. Una temperatura entre 18 a 25 grados centí-grados es considerada óptima, pues permite elmáximo rendimiento de las lombrices.

Humedad: Se requiere de una humedad del 80por ciento. La prueba para medir el porcentaje dehumedad se conoce como prueba de puño, la cualconsiste en tomar una porción de sustrato con lamano y apretarlo, y si salen de 8 a 10 gotas es quela humedad es adecuada. Para mayor seguridad seusa un medidor.

PH: Mide lo alcalino o ácido del sustrato. La lom-briz acepta sustratos con pH de 5 a 8.4, que se pue-den controlar mediante un medidor apropiado o unsimple papel indicador. Fuera de esta escala, la lom-briz entra en una etapa de latencia y puede desa-rrollarse una plaga conocida en el mundo de la lom-bricultura como planaria.

Baja luminosidad: Los rayos ultravioleta las matan. Alimento: Consumen diversos desechos orgáni-

cos. Si es necesario puede agregar algún estiércol deherbívoro (conejo, vaca, caballo), pero antes hagauna prueba de supervivencia con unos pocos ani-males, ya que algunas veces este estiércol puedecontener vermicidas activos que pueden matar a losgusanos parásitos en el animal, pero también pue-den matar a todas sus lombrices en un día.

El mejor método para comprobar si el alimentoes apto para las lombrices consiste en colocarlo enun pequeño recipiente, luego poner sobre el ali-mento unas cuantas lombrices y exponerlas a la luzdel sol. Si las lombrices se entierran rápidamente yno salen del recipiente en unos minutos, el alimen-to es apto para su consumo. Pero si por el contrariono se entierran y huyen rápidamente del recipientemorirán antes de 48 horas en el medio de prueba;nos encontramos entonces ante un alimento queaún no está listo para ser consumido.

El papel (no impreso) puede ser consumido porlas lombrices tal como está, siempre y cuando estébien húmedo. Otros alimentos recomendables sonla hierba mate y el té usado.

Para cualquier otro alimento que desee darle alas lombrices tenga en cuenta que haya superado laetapa de descomposición, ya que las lombrices nopueden vivir en un medio extremadamente ácido oalcalino, o bien demasiado caliente. Para que el ali-mento pueda estar disponible para las lombrices serequiere de un pre-composteo en un sitio aparte.

Evite metales, goma, plásticos, productos quími-cos, aceites, solventes, insecticidas, jabones, pintura,plantas venenosas o las que se han rociado coninsecticidas.

¿Cuándo alimentar las lombrices? Cuando el ali-mento está consumido se observarán pequeños gru-mos, es entonces el momento de agregar más.

En condiciones térmicas óptimas se añadirá ali-mento en una capa de 5-10 cm, cada 10-15 días. Elprincipal objetivo es mejorar la aireación, en elsupuesto de que alguna porción del alimento noestuviera totalmente fermentada.

Sistemas de riego: Para mantener húmedo alhábitat de la lombriz se puede emplear el riegomanual o por aspersión.

La aireación: Es fundamental para la correcta res-piración y desarrollo de las lombrices. Si la aireaciónno es la adecuada el consumo de alimento se redu-ce; además el apareamiento y la reproducción debi-do a la compactación también se ven afectados.

Plagas y enfermedades: La lombriz es un orga-nismo muy sano, pero existe un síndrome que loafecta seriamente, se le conoce como “gozzo ácido”o síndrome proteico. Éste aparece cuando a la lom-briz se le suministran sustratos con altos contenidosen proteína, que no son asimilados, el cuerpo seinflama y muere a las pocas horas.

Los pájaros, hormigas, planaria, ratones y toposson amenazas para las lombrices, sin embargo esmuy fácil y rápido protegerlas con lonas o mallas, asícomo estabilizando la humedad y el pH de su mediode reproducción.

¡Un aviso comercial!En el Departamento de Investigación en Ciencias

Agrícolas (DICA) de la BUAP cuentan con una plantade vermicomposteo o de lombricultura, en este centropuede adquirir abono, pie de cría de lombrices y ase-soría. Avenida San Claudio y 14 Sur.

* Ingeniera en Agrohidráulica, CentroUniversitario para la Prevención de Desastres

Regionales, BUAP

¡Empecemos a criar lombrices!PERMACULTURAPor Sandra Esther Barillas Arriaga*

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matria no. 17 • julio de 200812 ·TESTIMONIO·

El 1 de julio se proyectó en la Cineteca Nacional,en un evento especial, un documental titulado“Infancias robadas” (Stolen Childhoods, Len

Morris 2005) que muestra, gracias a una buena edi-ción de imágenes y entrevistas, un panorama mun-dial sobre la explotación del trabajo infantil en elmundo. Y cuando digo “mundo” no me refiero al“Tercer Mundo” —donde uno automáticamentepiensa que la explotación infantil cobra sus peoresmanifestaciones—, sino a todo el mundo, pues co-mo este documental nos muestra, la explotación deniños y niñas también ocurre en los países más ricosdel planeta, como Estados Unidos, donde miles deniños trabajan jornadas extenuantes en los camposjornaleros por tan sólo 24 pesos al día. A ello sesuma la sorpresa de que estos niños no son migran-tes ilegales, sino ciudadanos norteamericanos.

Generalmente se trata de niños que pertenecena la tercera generación de inmigrantes, pero al ha-ber nacido en los Estados Unidos son ya ciudadanosamericanos que, en teoría, poseerían los mismos de-rechos que cualquier otro niño estadounidense. Sinembargo, esto está muy lejos de ser una realidad.Miles de niños en esta situación, estigmatizados ydiscriminados por pertenecer a familias de inmi-grantes, por ser hijos de “ilegales”, por hablar elinglés con acento latino o por tener una aparienciafísica que difiere del prototipo americano, tienenque enfrentar además la dura necesidad de trabajar,teniendo tan sólo ocho o nueve años, para contri-buir a la supervivencia de su familia.

Poco más de cuarenta minutos de desgarradorasimágenes y testimonios de niños y niñas indonesios,hindúes, africanos, huicholes, estadounidenses ymexicanos, explotados en minas y canteras, basure-ros suburbanos, campos jornaleros, fábricas de al-fombras o de ladrillos, plantaciones de tabaco yprostíbulos callejeros, pueden apenas darnos unasomera idea del horror que día a día todos estosniños deben soportar para subsistir en medio de laprecariedad, la desnutrición, el maltrato y la veja-ción. Nos muestra que el mundo no es sino unaestrecha, oscura y sofocante habitación cuando setrata de comparar y compartir imágenes e historiascomo éstas. Que no es necesario ir tan lejos comoYakarta u Orissi para horrorizarnos por las situacio-nes de esclavismo, sufrimiento y humillación a lasque nuestras prácticas económicas y políticas globa-les y nacionales han condenado a millones de niñosen todo el mundo, y no solamente en el pauperiza-do Tercer Mundo, pues el subdesarrollo es algo queno nos es ajeno en absoluto. Su existencia es esen-cial para la existencia del “Primer Mundo”, que lla-mamos desarrollado.

El documental muestra una incipiente perointeresante crítica al papel que las compañías

transnacionales como la tabacalera Phillip Morris,los organismos financieros internacionales como elBanco Mundial y el Fondo Monetario Internacional,y los gobiernos locales y nacionales, han jugado enla reproducción y la perpetuación de la explotaciónlaboral de la infancia. Reproduciendo diversas en-trevistas con los propios niños, con activistas de ONGinternacionales contra la explotación laboral y a fa-vor de los Derechos Humanos, con un senador nor-teamericano y la keniana Premio Nobel de la Paz,Wangari Maathai, intenta mostrarnos la multiplici-dad de voces alrededor del mundo que se alzan encontra de esta infame situación, cada cual desde laperspectiva que su propia experiencia le ha forjado.

No obstante, el video ofrece prácticamente unasola solución a este desgarrador problema: sustituirel trabajo infantil por la escuela. A primera vista esteargumento no sólo nos parece sumamente atinado,sino de un completo sentido común. ¿Quién prefe-riría ver a un niño trabajando en vez de verlo senta-do en un aula, apuntando empeñosamente en sucuaderno nuevos conocimientos? Pero las cosas noson tan sencillas. No es una cuestión de oponerse nide estar llanamente a favor. No se trata, ni es tansencillo tampoco, de creer fervientemente que con“arrancar” a los niños del trabajo e insertarlos en

una escuela se van a solucionar todos sus problemasy los de sus familias.

Cabe hacer aquí una importante aclaración paraque mi argumento logre hacerse entender: no es lomismo el trabajo infantil que la explotación laboralinfantil. Por el primero se entiende la participaciónde niños y niñas en actividades domésticas o labora-les desarrolladas en el seno de la vida familiar, en lascuales su aportación está determinada por sus capa-cidades físicas e intelectuales y a través de las cualesestos pequeños son socializados e integrados a lavida familiar y social, adquiriendo una amplia gamade aprendizajes prácticos e intelectuales. En cambio,la explotación laboral infantil constituye una de laspeores formas de aprovechar la mano de obra másbarata e indefensa que existe para obtener grandesbeneficios económicos a costa del bienestar físico ypsíquico de los niños y que desafortunadamente esya una característica de las sociedades capitalistasmodernas.

Apunto esto porque, ante argumentos “sim-plistas” como el de que la escuela es el único lugardonde los niños deberían estar, y es el único ámbi-to donde ellos deben y pueden aprender, y en con-secuencia se sataniza toda clase de trabajo infantil,que también constituye una oportunidad de

· Fotorreproducciones: Valentina Glockner �”La escuela Emiliano Zapata” �“Esta familia trabaja en el campo”

Por Valentina Glockner Faggetti *

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Explotación La escuela como institución no es un aparato inofensivo.

Es, entre muchas otras cosas, un poderoso reproductor de

ideologías y transformador de culturas

La matria lejos

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matria no. 17 • julio de 2008 13·TESTIMONIO·

aprendizaje para millones de niños indígenas,pobres y campesinos en todo el mundo, no puedosino pensar que se comete un grave error.

En primer lugar, la escuela no puede solventarpor sí misma la difícil situación a la que estos niñosy sus familias se enfrentan. Porque la pobreza no esresultado de la carencia de conocimientos, muchomenos de una ignorancia, como en realidad los pro-gramas de desarrollo social —como el Progresa o elOportunidades— nos quieren hacer creer. Estos pro-gramas promueven la visión de que la pobreza es elresultado de un “círculo vicioso” provocado por laignorancia (es decir, la falta de educación) y lascarencias en la alimentación y la salud. Sin embargo,yo pregunto: ¿de qué servirá la educación sin laposibilidad de conseguir un trabajo digno y bienremunerado después?

Las soluciones que esta clase de programas y estaclase de documentales promueven, aún cuandopueden ser bien intencionados, son demasiado uni-lineales y simplistas, y están estructuralmente malpensadas, pues atacan los síntomas y no las causasdel problema. Es evidente que alguien que vive enla miseria estará enfermo, mal alimentado y presen-tará un severo retraso escolar. La solución, entonces,no reside solamente en aliviar todas estas carencias,esperando que con ello cada individuo supere por símismo la pobreza, tachando de incapaz o de inútila quien no logra hacerlo, como de hecho hace elOportunidades, y con éste el gobierno federal. Lasolución es mucho más compleja, pues sin un com-bate efectivo de los mecanismos de precarizacióndel mercado y los derechos laborales, sin un alzareal en los salarios, sin una creación efectiva demayores empleos, sin mayores y mejores apoyospara el campo y los pequeños productores, y sin unareversión de los mecanismos de estigmatización yexclusión hacia los jóvenes indígenas, campesinos ymarginados, ninguna educación será suficiente.

Pero hay que reflexionar también acerca de quétipo de educación queremos para estos niños queestamos tratando de alejar del trabajo. Varias veceshe visto niños indígenas asistir a escuelas donde sucultura no es pensada más que como un estorbo.Una especie de “incapacidad” innata que debe sersuperada, cuando no olvidada o incluso castigada.Decenas de veces he visto a los niños indígenas sen-tirse agobiados y entristecidos por las burlas de suscompañeros, que los llaman “inditos” o “oaxaqui-tos”, por no poder hablar el castellano. Por maes-tros que no tienen la sensibilidad suficiente paraentender que ya es un gran mérito el lograr domi-nar una lengua extranjera en tan sólo un año, y aúnasí los reprueban porque en su primer curso en laescuela no logran contestar cuánto es cuatro porcuatro o en qué fecha se descubrió América. Porqueen la sociedad en la que vivimos, las diferencias casinunca son percibidas como una ventaja o una posi-bilidad de aprender del otro, sino como un obstácu-lo o un retroceso.

A lo largo del ya mencionado documental semuestra una diversidad de programas en Brasil,India, Kenia y México donde se han creado escuelasy albergues que ofrecen a los niños la posibilidad de

abandonar las calles o las ominosas condiciones deexplotación a las que se han visto sometidas. Esto es,por supuesto, un enorme logro y se debe persistir enello. Pero el trabajo no está hecho. Falta mucho porrecorrer todavía, pues al igual que durante décadassucedió con los albergues de los niños indígenas delahora desaparecido Instituto Nacional Indigenista,puede estar sucediendo aquí que la educación quese les ofrece a los niños no sea una educación paraempoderarlos, sino para integrarlos a una sociedady un orden de ideas dominantes en los que los indí-genas y los pobres son vistos como entes subdesa-rrollados —económica e intelectualmente—, quedeben ser redimidos de su miseria, pero ya no me-diante las cuestionables políticas de colonizaciónque caracterizaron a los siglos XIX y XX, sino a tra-vés de la escuela.

La escuela como institución no es un aparatoinofensivo. Es, entre muchas otras cosas, un podero-so reproductor de ideologías y transformador deculturas. A lo largo de la historia de México, la es-cuela ha logrado introducirse hasta el núcleo mismode la vida familiar, campesina e indígena, transfor-

mándola con sus discursos paternalistas y su afán“concientizador”, demagógico y etnocéntrico; in-fluyendo incluso en el modo mismo en que estasfamilias conciben a sus hijos y haciendo a los padressentirse culpables por incorporarlos a sus laboresagrícolas y domésticas tan pronto los niños adquie-ren la capacidad física, bajo el absurdo discurso deestar contribuyendo a la explotación laboral de lainfancia.

Éste es el tipo de educación que hay que revisary corregir para hacerla más democrática y justa. Deningún modo estoy insinuando aquí que un niño nodebe ser alfabetizado o no debe tener acceso a losconocimientos necesarios para su desarrollo. Lacuestión es bajo qué condiciones y de qué maneralos niños adquieren esos conocimientos, y qué cos-tos traerá esto para su identidad indígena y para elpleno desarrollo de su cultura, sus costumbres y suidioma. Hay que reconocer que la educación y elaprendizaje no se limitan solamente a un edificio yun maestro. Éstos están también en el campo de cul-tivo, en las calles, en el juego con los amigos, en elcuidado de los animales, en la naturaleza. La verda-dera educación es la que construye libertades, no laque incorpora, moldea y somete.

Ciertamente hay que eliminar todas y cada unade las aberrantes formas de explotación laboral dela infancia que existen actualmente, pero satanizarcualquier tipo de actividad que los niños realizanpara contribuir a la reproducción social y materialde su familia es un grave error. También lo es pre-tender que la escuela es lo único que les hace faltaa los pobres. Pocos niños son tan sabios como losniños pobres, indígenas y campesinos, que día a díase enfrentan a un mundo que casi nunca los tomaen cuenta.

* Antropóloga de la UAM-Iztapalapa.Su trabajo con niños indígenas migrantes puede

consultarse en www.kundaluna.blogspot.com

infantil y escolarización

No me gusta hablar mixteco. Me gustamás de español […] Porque sí. Porquecuando decimos de mixteco decimos queestamos hablando feo. De mixteco ya noqueremos hablar porque como vamos air a donde sea, si ellos hablan español,nosotros no sabemos qué están diciendo.Así le está pasando a mi hermana ahoraque está en Estados de Sonido, porquenosotros no sabemos. Por eso ya no megusta hablar de mixteco. Por eso yovengo a la escuela.

—Florentina, 12 años. Niña mixtecamigrante—

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matria no. 17 • julio de 200814 ·DIVULGACIÓN·

Con el inicio del Programa Estatal de Refores-tación 2008, la Secretaría del Medio Ambiente y

Recursos Naturales busca fortalecer las acciones derecuperación y restauración de áreas verdes urba-nas y zonas boscosas degradadas, con la participa-ción activa de los silvicultores y de la ciudadanía engeneral.

La meta para este año es plantar 32.8 millonesde árboles en 30 mil hectáreas, lo que ubica aPuebla como uno de los principales estados en des-tinar importantes recursos para la producción deplanta en vivero, mantenimiento y protección dehectáreas reforestadas en años anteriores.

En ese contexto, nuestro estado participa en lacampaña presidencial “Planta un árbol y sé parte dela historia”. A través de una gran jornada de refo-restación nacional se quiere lograr la plantación delmayor número de árboles posibles.

Puebla habrá plantado 1 millón 308 mil, 686 ár-boles en mil 189 hectáreas el día 5 de julio de 2008.Es una de las entidades que cuenta con un gran nú-mero de predios a reforestar y la que mayor apor-tación hace para sumar el total de 5 millones deárboles considerados en la meta nacional.

De manera particular, el estado de Puebla hadestacado significativamente en el logro de los ob-jetivos propuestos en los programas nacionales dereforestación: en 2007 Puebla aportó el 10 por cien-to de la meta de Proárbol al plantar 25 millones deárboles, mientras que para esta ocasión se habrácontribuido con el 11.71 por ciento de la meta total,la cual es plantar 280 millones de árboles a nivelnacional.

Para el día de la jornada, la Secretaría del MedioAmbiente y Recursos Naturales, en coordinacióncon las diferentes dependencias estatales, federalesy organizaciones de silvicultores dispusieron 36 pre-dios ubicados en las ocho regiones del estado. Des-tacan municipios de vocación silvícola de la SierraNegra, además de espacios designados en 12 relle-nos sanitarios y la colaboración de más de mil 300planteles del sistema educativo del estado, el Par-que Estatal Flor del Bosque, La Malinche y el Vallede Piedras Encimadas, en Zacatlán.

Por su parte, el ayuntamiento de la Ciudad dePuebla participa reforestando camellones, áreasverdes, parques y jardines, en el Cerro Zapotecas ylas reservas Atlixcáyotl y Quetzalcóatl.

Con esta estructura se busca la participación delos poblanos en aras de unirse en un esfuerzo co-mún para forjar una cultura de conservación de losbosques y las áreas verdes de las ciudades y centrosurbanos para fomentar el cuidado del medio am-biente y generar una herencia que garantice elbienestar de las próximas generaciones.

Se calcula que este 5 de julio de 2008, en más de300 predios rurales, se habrá conseguido una parti-cipación aproximada de 200 mil habitantes, cifra ala cual se sumará la acción de las personas que plan-ten en cada una de las ciudades del país.

·Fotos: Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Puebla m

Reforestar: un compromiso socialCon la participación de la sociedad, las autoridades de Medio Ambiente de Puebla

esperan plantar 32.8 millones de árboles en 30 mil hectáreas durante este año

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matria no. 17 • julio de 2008 15·TESTIMONIO·

comunidad enclavada en el corazón de la Reserva. También se puede llegardesde la ciudad de Tehuacán yendo por la carretera a Huajuapan y llegar aZapotitlán Salinas (pueblo popoloca) y de ahí a unos 14 kilometros de terra-cería hacia el oeste. En los alrededores de la zona predominan como activi-dades económicas importantes de la población, las tradicionales salinerasque por cientos de años se han explotado, las minas de mármol y ónix, delos cuales se fabrican pisos y artesanías que comercializan con los visitanteshacia otras partes del país y el extranjero; además de las ancestrales artesa-nías de palma blanca tejidas a mano por los pobladores.

Cápsula del tiempo de nuestra prehistoria y lugar mágico donde no senota el transcurso de los años, de no ser por la ampliación de la brecha deacceso y los nuevos letreros colocados por las autoridades y el Instituto

Nacional de Antropología e Historia (INAH); plagada de cactus gigantes(órganos) y bisnagas, cubierta de un sol abrasador y arrullada por un densosilencio, la localidad de San Juan Raya alberga una importante zona fosilí-fera, donde predominan yacimientos de fósiles marinos petrificados, princi-palmente del cretácico inferior y medio2, conocidos desde 1830 gracias alexplorador belga Enrique Galleotti. Existe un pequeño museo comunitarioque resguarda algunas de las piezas representativas. En la comunidad exis-te un Centro denominado Águila del Cretácico donde se ofrece atención alos visitantes y espacios para acampar; los pobladores organizados y con unagran conciencia y celo respecto a su patrimonio ofrecen a los visitantes unrecorrido guiado de aproximadamente 40 minutos, por senderos donde sepueden observar los yacimientos y depósitos de fósiles a flor de tierra; en losalrededores de la comunidad, en arroyos y barrancas se encuentran restosde caracoles, esponjas, madréporas, y ostras, entre unas 180 especies de fósi-les encontrados que evidencian que la zona formó parte de un litoral mari-no hace unos 160 millones de años. Realza aún más la importancia de estazona el hallazgo que a mediados del mes de febrero del año 2007 dio a

conocer el INAH a través del doctoren Biología, Óscar Polanco, cuandolos habitantes de la comunidadhallaron alrededor de cuarentahuellas de dinosaurio dehasta 110 millones deaños de antigüedad.

No obstante, lazona de San JuanRaya en particulary la Reserva Tehua-cán-Cuicatlán engeneral enfrentan una serie deproblemas tales como la ausencia deuna cultura de respeto y compromiso con la naturaleza; la presencia de ani-males como el chivo o el buey que son parte importante de la economíadoméstica de los pobladores, pero al mismo tiempo grandes depredadores,ya que su libre pastoreo evita la regeneración de plantas jóvenes y, por lotanto, fomentan la erosión; igualmente el perro con sus heces fecales con-tamina el ambiente y transmite enfermedades; la introducción de plantascomo la sábila, el cuerno de venado o carrizo, al no ser oriundas de laCañada, alteran el ecosistema; la deforestación de la vegetación nativa, latala excesiva, afectando la recarga de agua y los mantos acuíferos; la cazaclandestina, la explotación de recursos como el copalillo, el cuachalalate yla garañona; la generación de basureros clandestinos, el entubamiento deojos de agua, la extracción de arena y piedra de río y cantera, entre otros.

Según el biólogo Joel Pérez Crisanto, colaborador de la Asociación Mexi-cana de Cactología y actual encargado del Vivero La Iberia II de la Fundaciónpara la Reserva de la Biósfera Cuicatlán AC, en la Cañada están en riesgo dedesaparecer el tigrillo y la onza; el puma, el ave tucaneta, el águila real, laguacamaya verde, el venado cola blanca, la nutria, el pescado cuile. Los queya dejaron de existir en la Cañada desde hace unos treinta años son la tru-cha, el pescado “bobo” y el camarón o langostino de agua dulce.

En cuanto a la flora, las especies en peligro de extinción son las crasulá-ceas (Echeveria laui, Echeveria cuicatecana y la Sedum moseoideum); labiznaga “discolor”, así como la dixanthocentron y la huitzilopochtli; la patade elefante (Beaucamea grasilis y la Beaucamea estricta) y la palma real(Dioon purpusii), entre otras.

Algunas de las soluciones son el establecimiento de casetas de vigilanciay revisión estricta de accesos, el desarrollo de sistemas de cultivo con mane-jo de cuencas, desarrollo de talleres y campañas de difusión y señalizacióncon la participación activa y directa de la población, así como impulsar unprograma de educación ambiental que haga conciencia, organice y com-prometa a toda la población, escuelas y comunidades de la región, todo conel apoyo de las instituciones oficiales responsables del ramo, a fin de fomen-tar el uso racional y sustentable de los recursos naturales y coadyuvar conello en la preservación y conservación del ecosistema de la Reserva y elpatrimonio histórico-natural que alberga.

* Maestro en Economía por la Facultad de Economía BUAP,Especialidad en Economía Urbana y Regional. Grupo Interuniversitario de

Montreal, GIM-BUAP.

viene de la 16

San Juan Raya y la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán

Notas1 De acuerdo con la Ley General del

Equilibrio Ecológico y la Protección alAmbiente, son áreas representativas deuno o más ecosistemas no alterados porla acción del ser humano, que requie-ran ser preservados y restaurados, en lascuales habitan especies representativasde la biodiversidad nacional, incluyen-do a las consideradas endémicas, ame-nazadas o en peligro de extinción.

2 Cretácico o Cretáceo, es el tercer yúltimo período de la Era Mesozoica,con una duración de unos 80 millonesde años, comenzó hace 145.5 ± 4.0millones y terminó hace 65.5 ± 0.3millones de años. Comúnmente es divi-dido en dos mitades, conocidas como

cretácico inferior y cretácico superior,es el período fanerozoico más extenso,y es, incluso, más largo que toda la EraCenozoica.

Fuentes consultadashttp://www.mexicoquerido.com.mx/pu

ebla/es/destinos/dePrut.php?_idRutaE=3http://www.imacmexico.org/ev_es.p

hp?ID=4911_201&ID2=DO_TOPIChttp://www.huajuapanweb.com/nod

e/1670http://inventarte.free.fr/spip.php?a

rticle149H. Congreso de la Unión (2006). Ley

General del Equilibrio Ecológico y laProtección al Ambiente. DOF (23 demayo 2006)

Cómo llegarSan Juan Raya se encuentra al sur-este del Estado de Puebla,

dentro de la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, al suroccidental del Valle de Tehuacán. Se llega a través de la carrete-ra no. 125 (Tehuacán-Huajuapan de León, Oaxaca), a sólo 47kilómetros de la ciudad de Tehuacán, Puebla.

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matria no. 17 • julio de 2008

La Región Mixteca, ubicada al sureste del Estado de Puebla y noroestedel Estado de Oaxaca, comprende 20 municipios de Puebla y 31 deOaxaca, y con una extensión aproximada de 490 mil 187 hectáreas al-

berga una de las cinco áreas naturales protegidas de competencia federalque se localizan en el estado de Puebla: Tehuacán-Cuicatlán, declaradareserva de la biósfera1 el 18 de septiembre de 1998.

La reserva está delimitada al occidente por el borde de la Sierra Mixtecay al oriente por tres macizos montañosos, en la parte norte por la Sierra deZongolica, en la parte intermedia por la Sierra Mazateca y al Sur por laSierra de Juárez. En ella existen varios ecosistemas no alterados significati-vamente por la acción del hombre en los cuales habitan especies represen-tativas de la biodiversidad, incluidas algunas de las consideradas endémicas,que se encuentran amenazadas y en peligro de extinción. Debido a su com-pleja topografía y elevación, se encuentra una gran diversidad de hábitats yambientes propicios como refugios de flora y fauna, así como más de 3 milespecies de plantas y animales superiores. Se encuentran diversos tipos devegetación, tales como el bosque tropical caducifolio, bosque espinoso, bos-que de encino, bosque de pino-encino, pastizal y matorral xerófilo; así comoalgunas especies de plantas consideradas como endémicas; es decir, que noexisten en ningún otro sitio más; el maguey o agave marmorata de dondese extrae el pulque, y el agave potatorum de donde se extrae el mezcal, quesólo se pueden encontrar en esta región.

La reserva Tehuacán-Cuicatlán protege uno de los centros de mayor bio-diversidad del planeta, con recursos naturales de alto potencial para inves-tigaciones futuras que nos ayuden a comprender los ecosistemas (por ejemplo:estudios realizados en la región revelan los orígenes de la domesticación delmaíz 7 mil años AC, lo que dio paso al sedentarismo y avance de las civili-zaciones con el desarrollo cultural), con más de 3 mil especies de plantasvasculares y un endemismo de más del 30 por ciento, actualmente se en-cuentra amenazada por el saqueo de cactáceas, la cacería ilegal, el pastoreoextensivo de ganado caprino, erosión, disminución de los mantos acuíferospor la extracción de agua y falta de señalización e información a las comu-nidades acerca de las regulaciones de la reserva.

Parte importante de la reserva es la zona de San Juan Raya, a la cual sellega después de pasar por Tepexi de Rodríguez en la alta Mixteca poblana.Se llega a San Juan Ixcaquixtla, de ahí a unos veintidós kilómetros por carre-tera a la localidad de San Nicolás Tepoxtitlán, para finalmente, a través deunos veinte kilómetros más de terracería llegar a San Juan Raya, pequeña

San Juan Raya y la Reserva de laBiósfera Tehuacán-Cuicatlán

Por Rafael de Jesús López Zamora*[email protected]

sigue en la 15

Diversidad de especies animales y vegetales, tanto vivas como fosilizadas,

es lo que se halla al paso de un recorrido por una de las reservas más

importantes —y más amenazada— del estado de Puebla

· Fotos: puebla-tehuacan.wexico.com/Fotos/Cuicatlan