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Sor Juana, una filosofía barroca Mauricio Beuchot [Indicaciones de paginación en nota 1 ] [Notas al final del documento] —III→ Introducción Entregamos, a continuación, el estudio de algunos aspectos relacionados con la obra de Sor Juana Inés de la Cruz. Son trabajos que aparecieron en diferentes ocasiones y medios, pero que se unifican por el común objetivo de rastrear el saber filosófico y teológico de Sor Juana. En su ambiente novohispano del siglo XVII, en plena época barroca, ella reunió una notable

Mauricio Beuchot - Sor Juana, Una Filosofía Barroca

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Entregamos, a continuación, el estudio de algunos aspectos relacionados con la obra de Sor Juana Inés de la Cruz. Son trabajos que aparecieron en diferentes ocasiones y medios, pero que se unifican por el común objetivo de rastrear el saber filosófico y teológico de Sor Juana. En su ambiente novohispano del siglo XVII, en plena época barroca, ella reunió una notable erudición filosófica y teológica, que manifiesta en su poesía, tanto lírica como dramática. La antigüedad, la escolástica, el hermetismo y aun la modernidad, le dejan su huella. Fue atenta a todos esos movimientos del pensamiento, los supo recibir y transmitir.

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  • Sor Juana, una filosofa barroca

    Mauricio Beuchot

    [Indicaciones de paginacin en nota1]

    [Notas al final del documento]

    III

    Introduccin

    Entregamos, a continuacin, el estudio de algunos aspectos relacionados con la obra de Sor Juana Ins de la Cruz. Son

    trabajos que aparecieron en diferentes ocasiones y medios, pero que se unifican por el comn objetivo de rastrear el saber

    filosfico y teolgico de Sor Juana. En su ambiente novohispano del siglo XVII, en plena poca barroca, ella reuni una notable

  • erudicin filosfica y teolgica, que manifiesta en su poesa, tanto lrica como dramtica. La antigedad, la escolstica, el

    hermetismo y aun la modernidad, le dejan su huella. Fue atenta a todos esos movimientos del pensamiento, los supo recibir y

    transmitir.

    Sobre todo es preciso destacar la abundancia del saber filosfico de Sor Juana, ya que no era usual en las religiosas de aquel

    tiempo. Nuestra genial monja jernima exhibe un caudal filosfico muy amplio, plasmado en sus poesas y dems producciones

    literarias, pero adquirido por un estudio prolongado y profundo. La base de su filosofa es la escolstica aristotlica, pero tambin

    deja un lugar muy importante al neoplatonismo, al hermetismo y a la incipiente filosofa moderna. Se han estudiado muchos los

    aspectos no escolsticos de la poetisa, y queremos colaborar a destacar los contenidos escolsticos de su obra, que son los ms

    numerosos, cual suceda en aquella poca. En ella, a pesar de la recepcin de otras corrientes como el neoplatonismo

    renacentista, el hermetismo barroco y la filosofa y la ciencia moderna, la corriente base y el cimiento era la escolstica.

    Queremos contribuir a subrayarlo. Con todo, vemos la importancia que cada una de esas corrientes de pensamiento tuvo en la

    obra de Sor Juana.

    Adems, como una gran escritora barroca, supo transubstanciar esos elementos segn lo peda el momento literario, la

    situacin epocal cultural. Sin corromperlos, les da un ser nuevo, novedoso, original. Se conjuntan en ella el ansia de preservacin

    de lo antiguo, caracterstico del humanismo renacentista, y el vrtigo creativo del barroco. Juntos en su imaginacin y en su

    inteligencia, la llevan a producir y a inventar un mundo simblico, de resonancias dispares unidas armoniosamente, un cosmos

    analgico que supo ser confluencia del macrocosmos (natural y cultural) que la envolva y del microcosmos (natural y cultural)

    que era ella misma.

    Queremos, por ltimo, expresar nuestro agradecimiento a algunas personas que discutieron con nosotros partes de este libro:

    Laura Bentez Grobet, Dolores Bravo, Rafael Moreno, Bernab Navarro (), Jos Pascual Bux, Margarita Pea, Aureliano Tapia

    Mndez y Elas Trabulse.

    1

    El Universo filosfico de Sor Juana

    Para poder apreciar, ms en particular, las influencias filosficas que se hallan en Sor Juana, daremos una especie de mapa

    cosmogrfico de las corrientes filosficas que confluyen en ella. Son varias las corrientes que concurren hacia ella. Por un lado se

    encuentra la inevitable escolstica, la lnea oficial en la colonia, sobre todo en el sendero de Santo Toms de Aquino, el tomismo.

    Esa vertiente est cargada de la tradicin de Aristteles y los desarrollos que aadi el Aquinate, recogiendo muchas otras cosas

    de la Edad Media. Tambin estaba la filosofa hermtica, la cual haba sido fomentada mucho en el Renacimiento, y era un

    eclecticismo muy fuerte, que pretenda reunir enseanzas que se haban desplegado desde la ms remota antigedad, a partir del

    mitolgico Hermes Trismegisto en Egipto. Pero ms bien era un conglomerado de doctrinas neoplatnicas del helenismo, como

    fue mostrado por Isaac Casaubon ya en el ao 16142. Finalmente, pueden sealarse rasgos de incorporacin de la modernidad,

    sobre todo de Descartes, quien era estudiado, entre otros, por el amigo de Sor Juana, el catedrtico de matemticas y astronoma

    en la Universidad Mexicana, Don Carlos de Sigenza y Gngora. Tenemos, as, tres corrientes principales (que a su vez agregan

    otras corrientes), a saber, tomismo, hermetismo y racionalismo cartesiano. Tal vez este ltimo, el cartesianismo, pigment a Sor

    Juana de cierto escepticismo, muy acorde con el criticismo del filsofo francs iniciador de la modernidad.

    Tanto el neoplatonismo como el hermetismo han sido sealados en el pensamiento de Sor Juana. El neoplatonismo, por

    Robert Ricard y por Octavio Paz3. El hermetismo, por Carl Vossler, por Francisco de la Maza, por el mismo Ricard, por Paz y

    por Elas Trabulse4. Igualmente se ha resaltado su modernismo cartesiano, por obra de Francisco Lpez Cmara, Jos Gaos,

    Rafael Moreno y Laura Bentez5. Pero el tomismo de Sor Juana la sido escasamente tratado. A veces se lo ha mencionado en

    forma de aristotelismo, como por Ramn Xirau y Jos Pascual Bux6. Propiamente de su tomismo, algo dijo de l Alfonso

    Mndez Plancarte, en algunas notas al Primero sueo; Octavio Castro Lpez lo menciona en un par de pginas de su comentario

    a ese poema; y C. M. Montross en un libro, pero slo en el plano de la tica y no en el de las otras partes de la filosofa7. A

    resaltar esta vena escolstica sorjuaniana hemos dedicado otros trabajos8. Haremos un balance de esas influencias y cmo se

    presentan en Sor Juana, insistiendo en esa presencia de la escolstica que hemos venido sealando. 2

  • Escolstica

    Una cosa que llama mucho la atencin es que en las bibliografas se reportan unas smulas de lgica escritas por Sor Juana,

    ahora perdidas9. Es lstima que no se conserve esa obra lgica de la monja, ya que nos mostrara muy a las claras su vena

    escolstica, pues no haba nada ms escolstico que las smulas. Eran stas unos compendios (de ah su nombre, proveniente del

    latn, de smulas o pequeas sumas) en que se albergaba lo ms esencial de la dialctica. Encontramos tambin mencin de las

    smulas en la Respuesta a Sor Filotea, donde dice: Todo esto pide ms leccin de lo que piensan algunos, que, de meros

    gramticos, o, cuando mucho, con cuatro trminos de Smulas, quieren interpretar las Escrituras y se aferran del Mulieres in

    Ecclesia taceant, sin saber cmo se ha de entender10

    . Se refiere a los que quieren hacer exgesis bblica sin suficiente

    preparacin, no slo teolgica sino tambin filosfica; que apenas han cursado la gramtica y un poco de la filosofa,

    representada en la disciplina ms bsica de las que la configuran, a saber, la lgica, en las smulas que son su comienzo, antes de

    la dialctica, y de ello slo un poco tambin, apenas algunos conceptos.

    En la misma Respuesta a Sor Filotea alude Sor Juana a la lgica como una disciplina auxiliar de la teologa, sobre todo y

    precisamente para la interpretacin de la Escritura, para la cual es necesarsima. Dice: Prosegu dirigiendo siempre los pasos de

    mi estudio a la cumbre de la Sagrada Teologa; parecindome preciso, para llegar a ella, subir por los escalones de las ciencias y

    artes humanas; porque cmo entender el estilo de la Reina de las Ciencias quien an no sabe el de las ancillas? Cmo sin

    Lgica sabra yo los mtodos generales y particulares con que est escrita la Sagrada Escritura?...11

    . Junto con ella agrupa las

    dems partes de la filosofa, que sirven de criadas al saber teolgico.

    Muchos textos de Sor Juana son paradigmticos de su conocimiento y utilizacin de la escolstica. Pero atenderemos ahora

    al Primer sueo, donde encontramos varios pasajes que lo indican. En l aparecen, de entrada, alusiones a la filosofa del hombre.

    Se enumeran las facultades cognoscitivas del ser humano, y entre ellas son mencionados los sentidos internos. En la escolstica

    eran cuatro: el sentido comn, la fantasa o imaginacin, la cogitativa o estimativa y la memoria sensitiva. Sor Juana equivoca un

    poco el nombre de la cogitativa, y la llama estimativa, que era ms bien el nombre con el que se designaba esa facultad en los

    animales: el hombre tena cogitativa y los animales estimativa. O tal vez en ese momento se usaban de manera indistinta e

    intercambiable. La 3 cogitativa era muy importante, pues se dedicaba a percibir las representaciones que no eran captadas

    por los sentidos (intentiones insensatae)12

    . El sentido comn no era tanto lo que hoy entendemos por l, sino lo que daba unidad

    a los datos de los sentidos propios o particulares, que eran los cinco ya consabidos. La memoria sensitiva guardaba en su

    reservorio los datos de los sentidos, tanto externos como internos. Por lo que hace a la fantasa, Sor Juana la ve como una especie

    de pintor:

    ... as ella, sosegada, iba copiando

    las imgenes todas de las cosas,

    y el pincel invisible iba formando

    de mentales, sin luz, siempre vistosos

    colores, las figuras

    no slo ya de todas las criaturas

    sublunares, mas aun tambin de aquellas

    que intelectuales claras son Estrellas...

    13

    Para el funcionamiento del conocimiento sensible y del inteligible, los escolsticos ponan las especies (cf. v. 403), o

    representaciones mentales de las cosas, que eran las formas mismas de los objetos que en ellas tenan un ser fsico, y en el alma

    un ser psquico o intencional, signo interior de las cosas. Las especies intelectivas (no las sensitivas) eran los conceptos. Mas,

    dado que muchos nominalistas negaban estos intermediarios cognoscitivos, Sor Juana pone buen cuidado en subrayar que son

    indispensables para el funcionamiento del conocer:

  • ... como el entendimiento, aqu vencido

    no menos de la inmensa muchedumbre

    de tanta maquinosa pesadumbre

    (de diversas especies conglobado

    esfrico compuesto),

    que de las cualidades

    de cada una, cedi...

    14

    Cmo se ve la desesperacin de nuestra monja jernima al atender a las especies o conceptos confusos, que se obtienen

    muchsimas veces, cuando no es alcanzable un conocimiento distinto y preciso. Eso ocurra con su entendimiento,

    ... permitindole apenas

    de un concepto confuso

    4

    el informe embrin que, mal formado

    inordinado caos retrataba

    de confusas especies que abrazaba...

    15

    All seala bien la teora aristotlico-escolstica del conocimiento como informacin, en el sentido de recibir las formas de

    las cosas en el alma. Pero como en muchos casos es una informacin defectuosa, la llama informe embrin, confeccionado con

    especies confusas o conceptos imprecisos. Avanzando a otra disciplina filosfica, Sor Juana habla de la fsica aristotlica, la que

    apenas estaba siendo suplantada por la cartesiana, ya no cualitativa, sino cuantitativa, ya no dinamicista, sino mecanicista. Pero

    nuestra monja jernima todava guarda mucho de esa fsica escolstica, por ejemplo cuando habla de Dios como causa final hacia

    la que tienden todas las cosas, causalidad que iba a ser excluida de la nueva ciencia. Dice:

    ... y a la Causa Primera siempre aspira

    -cntrico punto donde recta tira

    la lnea, si ya no circunferencia,

    que contiene, infinita, toda esencia-

    16.

    Igualmente es escolstica la particin que nuestra monja admite del alma en vegetativa, sensitiva y racional, divisin a la que

    Descartes fue muy opuesto. Tambin aborda la metafsica, la ms subida de las ciencias humanas. Ya al mencionar las causas lo

    haca, pero tambin lo hace ahora al hablar de las categoras. Son las diez categoras aristotlicas: la substancia y nueve

    accidentes, a saber, cantidad, cualidad, relacin, accin, pasin, lugar, tiempo, situacin y hbito. Eran el esquema de

    predicamentos en los que tenan que caber todas las cosas; por eso ella tena que hacer esto:

  • ... una por una discurrir las cosas

    que vienen a ceirse

    en las que artificiosas

    dos veces cinco son Categoras

    17.

    Podra desconcertar el que Sor Juana llame artificiosas a las categoras. Estaramos tentados a interpretar eso como otro

    rasgo ms del fuerte criticismo y sutil escepticismo de la monja, como crtica o incluso oposicin y rechazo de la teora

    tradicional, signo de su modernidad o, por lo menos, de su libertad de espritu. Pero no parece serlo, sino ms 5 bien algo

    menos peyorativo. Octavio Castro nos dice que artificiosas debe entenderse no como artificiales o arbitrarias, sino como

    ingeniosas18

    . Es decir, no como contrapuestas a lo natural en cuanto antinaturales, sino como obra del ingenio humano, que

    reflejaba lo natural. Aunque siempre queda abierta la duda de si estaba en verdad criticando al aristotelismo.

    Un indicio de que tal vez no era crtica del aristotelismo en bloque es que a Sor Juana no se la ve rechazar la metafsica, sino

    plantearla como camino de conocimiento, aunque ciertamente con reservas. Su propuesta principal es la reduccin metafsica. La

    reduccin o resolucin -ambos nombres le daban los escolsticos- era el anlisis de los griegos, principalmente tal como lo haba

    expuesto Aristteles. Tal reduccin era un ascenso inductivo por el que se resolvan las cosas en sus principios y causas ms

    universales. En cambio, el anlisis de los modernos, como el de Descartes y Leibniz, consista en descomponer las nociones en

    partes cada vez ms simples. Despus de llevar las cosas a sus causas y principios, se realizaba la composicin o sntesis, que era

    el descenso opuesto, el camino deductivo, por el cual se daba cuenta explicativamente de todas las cosas a partir de esos

    principios encontrados. La metafsica era al mismo tiempo intelecto y ciencia, intuicin y discurso, pero preponderantemente

    intuicin, por ser induccin, ms que deduccin. Sin embargo, Sor Juana, alegando que la intuicin intelectiva no puede brindar

    el conocimiento firme, lo coloca en el discurrir argumentativo, aunque para darse cuenta luego de que tampoco ste colma sus

    aspiraciones.

    (... reduccin metafsica que ensea

    los entes concibiendo generales

    en slo unas mentales fantasas

    donde de la materia se desdea

    el discurso abstrado)

    ciencia a formar de los universales,

    reparando, advertido,

    de no poder con un intitivo

    conocer acto todo lo crado,

    sino que, haciendo escala, de un concepto

    en otro va ascendiendo grado a grado

    y el de comprender orden relativo

    sigue, necesitado

    del de entendimiento

    limitado vigor, que a sucesivo

    discurso fa su aprovechamiento...

    19

    6

  • Cuando se topa Sor Juana con este fracaso de lo filosfico, en sus ms altas expresiones, da paso a la teologa, que conoce

    con la fe, ms que con la razn, y sobrepasa su conocimiento racional con un conocimiento mstico. Ms que una racionalista

    cartesiana, vemos que Sor Juana es como algunos escolsticos que, desde un sistema a veces muy cerrado y pesado, llegaron,

    despus de criticarlo, a una postura mstica de fe por encima de todo. Pensamos en el canciller Juan Gerson y aun en Nicols

    de Autrecourt, ambos del siglo XIV20

    .

    Hermetismo

    Sor Juana recibe el hermetismo sobre todo a travs de Athanasius Kircher, el erudito jesuita, que lleg a mantener

    correspondencia con algunos novohispanos21

    . Hay varios temas hermticos en sus poemas, singularmente en el Primero sueo.

    Slo aludir a algunos de ellos, para dar apoyo a mi afirmacin de la presencia que en ella tuvo el hermetismo. Uno de esos temas

    es la torre de Babel, mencionada en dicho poema. Es un tema que aparece en la obra de Kircher Turris Babel, de Amsterdam,

    1679. Igualmente el tpico de las pirmides y los jeroglficos, que aparece en otras obras de Kircher, principalmente en Lingua

    aegyptiaca restituta, Roma, 1643; Oedipus aegyptiacus, Roma, 1656; y Obeliscus aegyptiacus, Roma, 166622

    .

    Tambin se puede ver en el influjo renacentista, como en el motivo del microcosmos, que nos recuerda mucho a Pico de la

    Mirndola, con su dilogo sobre la dignidad del hombre y a Luis Vives, con su fbula del ser humano. El mismo motivo del

    sueo es hermtico, porque como que separa el alma del cuerpo, y parece hacerlo ms sutil y gil. Por una parte es la abstraccin,

    por otra parte es una especie de revelacin, como la que daba Dios a los profetas por medio de algn ngel o espritu puro. En

    todo caso, permita una intuicin muy sutil, precisamente porque arrebataba el alma del cuerpo y de los sentidos. Era una

    intuicin intelectual, y la ms pura que se poda alcanzar.

    Modernidad

    Un rasgo de modernidad en Sor Juana es la manera como en el propio Primero sueo trasciende el hermetismo hacia el

    racionalismo, cambiando el medio de conocimiento del hermetismo, que era la intuicin, por el de la modernidad, que es el

    raciocinio deductivo. Este ltimo es el que prefiere Sor Juana, declarando impotente a la intuicin 7 para dar la verdad;

    pero slo pasa al deductivismo cartesiano para declararlo incapaz al poco de haberlo adoptado23

    .

    Otros rastros de un sutil escepticismo, aunque no declarado ni pleno, se encuentran en algunos poemas de Sor Juana. No

    llegan, ni mucho menos, a un escepticismo fuerte como el pirrnico, ya que Pirrn no aceptaba ningn argumento, ni los suyos, y

    no era cognitivista, con lo cual se apartaba de la discusin filosfica y se condenaba al silencio; o, mejor dicho, buscaba la paz

    del alma. Ni siquiera llega Sor Juana al escepticismo acadmico, centrado no en la suspensin del juicio -como el anterior-, sino

    en la duda, y, por lo mismo, menos completo y radical. El escepticismo acadmico, el dubitativo, encontraba un representante en

    Descartes, con su duda metdica. Es innegable que hay rasgos de este escepticismo en algunos versos de Sor Juana, como los

    siguientes:

    Todo el mundo es opiniones

    de pareceres tan vanos,

    que lo que el uno que es negro,

    el otro prueba que es blanco.

    [...]

  • Los dos filsofos griegos

    bien esta verdad probaron:

    pues lo que en el uno risa,

    causaba en el otro llanto.

    [...]

    Para todo se halla prueba

    y razn en que fundarlo;

    y no hay razn para nada,

    de haber razn para tanto

    24.

    Pero no se le puede adjudicar un escepticismo acadmico que sea completo. All alude a la contraposicin clsica entre

    Herclito, a quien se representaba siempre llorando, y Demcrito, a quien se pintaba siempre riendo. Ambas posturas mostraban

    que tanto vala lo uno como lo otro. Parece tambin recoger la inquietud cartesiana del continuo desacuerdo entre los filsofos,

    con lo cual Descartes criticaba los fundamentos de toda la filosofa, y deca que slo en matemticas se llegaba a algo claro. Pero

    tambin parece tratarse de una actitud lcida que ve con humildad realista la finitud y las limitaciones del conocimiento. Por eso

    se refugia en el no-saber de la teologa y la mstica, un no-saber que es, sin embargo, el mayor saber, segn lo deca Nicols de

    Cusa en su concepcin de la docta ignorancia, con lo cual Sor 8 Juana se muestra como tocando el renacimiento y la

    modernidad. Esto se ve en algunos versos como:

    No es saber, saber hacer

    discursos sutiles, vanos;

    que el saber consiste slo

    en elegir lo ms sano.

    [...]

    Qu feliz es la ignorancia

    del que, indoctamente sabio

    habla de lo que padece,

    en lo que ignora, sagrado!

    25

    Este saber por padecimiento, pathos o empata, es tambin el de la mstica, segn lo expona el Pseudo Dionisio, saber no

    por discurso, sino por connaturalidad, con la cual sobre todo se conoca -de acuerdo con lo que de ese autor recoga Santo Toms

    de Aquino- lo que poda conocerse de Dios. Llevaba a un conocimiento de l ms pleno y perfecto que el que se alcanzaba en el

    raciocinio. Por lo dems, Sor Juana alude asimismo a un conocimiento contrapuesto al terico, un saber til, cual era el saber

    moral, ms bien del lado de la teologa, que en la concepcin cristiana se postula como un saber de salvacin:

  • Tambin es vicio el saber:

    que si no se va atajando,

    cuanto menos se conoce

    es ms nocivo el estrago;

    y si el vuelo no le abaten,

    en sutilezas cebado,

    por cuidar de lo curioso

    olvida lo necesario.

    [...]

    Este psimo ejercicio,

    este duro afn pesado,

    a los hijos de los hombres

    dio Dios para ejercitarlos.

    [...]

    Oh, si como hay de saber,

    hubiera algn seminario

    o escuela donde a ignorar

    se ensearan los trabajos!

    26

    9 Hay, pues, en Sor Juana un innegable criticismo, pero no parece llegar a constituir escepticismo. Por otra parte, en

    el Primero sueoencontramos asimismo la mencin de los tomos y de los espritus vitales. La idea de tomos ya vena desde los

    griegos, pero fue subrayada por modernos como Descartes y Gassendi en la idea de los corpsculos bsicos. Los espritus vitales

    parecen corresponder a los espritus animales, que para Descartes son partculas sutiles de sangre que pasan del corazn al

    cerebro y mueven la glndula pineal para que sta enve informacin al alma o bien reciben los movimientos de la glndula y se

    mueven a travs de los nervios para producir las respuestas de los diferentes msculos de nuestro cuerpo27

    . Igualmente, como

    ya se ha dicho, el subrayar los lmites de la razn es un rasgo general del cartesianismo28

    .

    Balance

    Vemos, pues, a Sor Juana, distendida entre su gran ansia de saber y su desengao del conocimiento, su duda y su

    desconfianza del conocimiento perfecto, su desencanto de los alcances del conocer humano29

    . Pero de alguna manera colm sus

    aspiraciones de saber, cuando entr en el silencio mstico, y sobre todo cuando entr en el silencio de la muerte. Es lo que trata de

    cantar acerca de nuestra poetisa-filsofa el doctor don Juan de Avils en un soneto fnebre dedicado a ella, que dice:

  • Si en la pequea clara luz de un da

    vive la fresca Rosa edad entera,

    la Rosa -cuando el da muere- muera,

    pues ya no ha de crecer su gallarda.

    Si su dbil fragante bizarra

    no ha de ser ms -aunque su vida fuera

    mula de la Dlfica carrera-,

    muera, que ocioso su vivir sera.

    Pues si esta Rosa, que la Fama llora,

    en nueve lustros siglos ha tenido,

    ya no ha de saber ms, ya nada ignora.

    Muera ya, pues que docto acuerdo ha sido

    que a quien todo lo sabe en una hora

    le sobra mucho tiempo en lo vivido

    30.

    [10-12] 13

    La escolstica en algunas piezas de Sor Juana

    Adems del conocimiento que tena Sor Juana del hermetismo y de la filosofa moderna, encontramos en ella un manejo

    bastante aceptable de la filosofa y teologa escolsticas. Ya que esto ha sido poco resaltado, ofreceremos un puado de muestras

    tomadas de algunas composiciones de la ilustre monja jernima. La escolstica era la corriente de pensamiento que atravesaba la

    poca colonial; y, dados sus intereses intelectuales, Sor Juana no poda permanecer ajena a dicha corriente. Y llama la atencin el

    conocimiento tan notable que la poetisa alcanz en este mbito.

    En uno de los Romances que escribi, precisamente el que funge como Prlogo al lector, Sor Juana aborda el problema que

    tanto preocup a los telogos escolsticos sobre el libre albedro. Aunque Dios impulsa al hombre y en todo lo apoya, sin

    embargo, no lo mueve ni fuerza a hacer nada contra su voluntad. Adems, todo lo que el hombre hace Dios lo conoce como

    libre, id est como realizado con libertad. Sor Juana presenta esta doctrina de manera correcta y abreviada:

    No hay cosa ms libre que

    el entendimiento humano;

    pues lo que Dios no violenta,

    por qu yo he de violentarlo?

    31

  • En otro romance, Sor Juana habla de las operaciones ontolgicas y cosmolgicas (o metafsicas y fsicas) de las cualidades

    de las cosas. Las cualidades que se allegan a los cuerpos son las que producen en ellos las alteraciones. Esto se ve en el amor.

    Explica que, a semejanza de Dios, su naturaleza no es abarcable por el humano entendimiento; y slo se conocen sus efectos,

    pero a travs de ellos no se alcanza a llegar plenamente a su esencia. Dice, pues, acerca del amor:

    No hay cualidad que en l pueda

    imprimir alteraciones,

    del hielo de los desdenes,

    del fuego de los favores.

    Su ser es inaccesible

    al discurso de los hombres,

    que aunque el efecto se sienta

    la esencia no se conoce

    32.

    14 Habiendo partido de las propiedades accidentales, sigue hablando de las propiedades en general de un ente individual o

    sujeto, sealando que las propiedades contradictorias no pueden darse simultneamente en l:

    Mira que es contradiccin

    que no cabe en un sujeto,

    tanta muerte en una vida,

    tanto dolor en un muerto

    33.

    Alude a un tema de la lgica y la filosofa del lenguaje, el de la denominacin extrnseca. La denominacin o significacin

    hecha por los vocablos respecto a las cosas no altera la substancia ntima de stas:

    Varias denominaciones

    a una misma cosa hallamos,

    sin que la substancia inmute

    lo exterior de los vocablos

    34.

    En otra parte muestra una idea escolstica de cosmologa. Los elementos son contrarios, pero el movimiento de las esferas,

    que discurren por celestiales ejes, hace que lleguen a un equilibrio, ya que no a la armona perfecta, que es impensable entre ellos,

    dada su oposicin:

  • De los Celestiales Ejes

    el rpido curso fija,

    y en los Elementos cesa

    la discordia nunca unidas

    35.

    Habla tambin de las causas, tema de fsica y de metafsica. La causa, si es tal, lo es porque produce un efecto. As, una

    potencia o facultad se especifica y determina por su objeto. Es lo que significan dos de sus versos:

    Hay causa sin producir?

    Hay potencia sin objeto?

    36

    Cita a Aristteles y a Galeno, prncipes del saber antiguo. Menciona una cuestin de ndole escolstica, la de si es posible

    una presencia bilocada o el estar presente un mismo cuerpo en dos lugares al mismo tiempo. Alude a la privacin como un estado

    negativo. Y habla del supuesto, que es el ente individual o substancia completa en todos sus constitutivos, ya dispuesta para la

    existencia o inclusive con existencia. Al hablar del queridsimo hijo de los virreyes, dice:

    Es una Filosofa

    que Amor pone en sus cuadernos

    -que ni Aristteles supo,

    15

    ni la conoci Galeno-,

    donde la cuestin reida

    por tan agudos ingenios,

    de Presencia Bilocata,

    resuelve sin argumentos.

    [...]

    Quien se aparta de la Gloria

    se va a la pena derecho;

    que basta la privacin

    sin positivo tormento.

  • [...]

    a gozar en vuestro hermoso

    feliz heroico Heredero,

    el ver vuestras dos mitades

    unidas en un supuesto

    37.

    Como ya se ha mencionado al hablar de la causalidad, las potencias o facultades tienen un objeto, al que se aplicaban; y

    cuando se aplican a l, realizan su ejercicio propio. Por eso dice Sor Juana que slo saliendo del ocio podr la voluntad ganarse el

    nombre de potencia activa:

    o porque la voluntad,

    saliendo del ocio, pueda

    con un poco de ejercicio

    legitimarse potencia

    38.

    Se refiere tambin a la sindresis, hbito de los primeros principios prcticos, radicado en el mismo intelecto. All se

    contiene el primer principio de la vida prctica que es buscar el bien y evitar el mal. Por ello dice que con la sindresis elegir lo

    mejor:

    No hay sindresis en m

    con que lo mejor elija,

    y ya que bien no lo entienda

    por lo menos lo perciba?

    39

    En un poema al capitn don Pedro Velzquez de la Cadena, menciona a varios filsofos y literatos de la tradicin, mostrando

    as la erudicin que tena en diversas letras:

    A vos, de quien aprender

    pudiera a hacer en su siglo

    Tcito los documentos,

    16

    y Platn los silogismos,

  • Aristteles lo agudo,

    Demstenes lo bien dicho,

    Sneca lo sentencioso,

    y lo mtrico Virgilio

    40.

    En otro poema a un caballero que le haba escrito un romance burlesco, Sor Juana parece apuntar a la discusin escolstica

    de la naturaleza de los ngeles, es decir, la de si cada individuo anglico constitua una especie, al no tener un principio material

    que lo individualizara:

    Que yo soy toda mi especie

    y que a nadie he de inclinarme,

    pues cualquiera debe slo

    amar a su semejante?

    41

    Dice eso con mucha irona, rechazando el que ella sola llenara una especie. Tambin trata de la accin inmanente, que es la

    que se queda en el agente, cual suceda con las acciones anmicas, o sea, el entender y el querer. Se contrapona a la accin

    transente o transitiva, que sala al exterior, como era la mayora de las acciones del ser humano:

    Con que quedndose en vos

    lo que es slo de vos digno,

    es una accin inmanente

    como verbo intransitivo...

    42

    Menciona la teora aristotlico-escolstica de los opuestos. Cuando se trata de un amor segn Dios, se tiene una cualidad sin

    opuesto, no existe esa pugna que puede deshacer el compuesto, sino que se tiene slo armona. Ms an, se ocupa el centro

    natural o el lugar propio en el que se realiza el equilibrio:

    Oh cunta fineza, oh cuntos

    carios he visto tiernos!

    Que amor que se tiene en Dios,

    es calidad sin opuestos.

  • De lo lcito no puede

    hacer contrarios conceptos,

    con que es amor que al olvido

    no puede vivir expuesto.

    Yo me acuerdo oh nunca fuera!,

    17

    que he querido en otro tiempo

    lo que pas de locura

    y lo que excedi de extremo;

    mas como era amor bastardo,

    y de contrarios compuesto,

    fue fcil desvanecerse

    de achaque de su ser mesmo.

    Mas ahora, ay de m!, est

    tan en su natural centro,

    que la virtud y razn

    son quien aviva su incendio.

    [...]

    Tan precisa es la apetencia

    que a ser amados tenemos,

    que, aun sabiendo que no sirve,

    nunca dejarla sabemos

    43.

    Se centra en la teora de los hbitos. La costumbre engendra el hbito, en el sentido ms fuerte de cualidad inherente en el

    hombre; si es un hbito bueno, es llamado virtud, y si es malo, vicio. Pero ambos surgen de la costumbre y tienen la misma

    dificultad en ser removidos. Por eso, dado que Sor Juana tena adquirida ya una costumbre, le era difcil quitarla y suplirla por la

    virtud que le interesaba:

    La virtud y la costumbre

    en el corazn pelean,

    y el corazn agoniza

    en tanto que lidian ellas.

    Y aunque es la virtud tan fuerte,

  • temo que tal vez la venzan,

    que es muy grande la costumbre

    y est la virtud muy tierna

    44.

    Las potencias o facultades requieren de un incentivo para llegarse mejor a su objeto. La necesidad es lo que ms las agudiza

    para que operen. Debido a eso, si no hubiera necesidad, la potencia se quedara sin objeto sobre el cual ejercerse, y as sera

    frustrnea o vana:

    que a no haber necesitados,

    no hallara objeto capaz,

    y era frustrnea potencia

    a faltar necesidad

    45.

    18 Entre las endechas compuestas por Sor Juana, encontramos una que hace hablar a una viuda que llora mucho al marido

    muerto. All vuelve el tema de la informacin del cuerpo por el alma, que es en lo que consiste la relacin hilemrfica en el

    compuesto humano. Hace decir a la viuda afligida:

    l sin vida, y yo animo

    este compuesto dbil?

    46

    Hay asimismo uno de los sonetos en el que menciona los silogismos, de una manera muy especial, pues aqu son hechos por

    los colores, que, por ser perecederos, resultan en engao y tienen entonces carcter de argumento falaz o sofstico:

    Este que ves, engao colorido,

    que del arte ostentando los primores,

    con falsos silogismos de colores

    es cauteloso engao del sentido...

    47

    Siguiendo con el tema de la lgica, en otro de los sonetos usa trminos de la disputa escolstica: negar, conceder,

    poner en contra un argumento:

  • Nigasme ser capaz de ser querido,

    y t misma concedes esa gloria:

    con que en tu contra tu argumento ha sido...

    48

    En una de sus Letras, alude a la posibilidad como elemento de la lgica modal, es decir, nombrado con su tecnicismo: en el

    modo posible, es decir, con el modalizador o functor modal de posibilidad, que afecta a lo que adyace a l con esa cualificacin

    modal o modalidad de lo meramente posible, abierto continuamente:

    Es porque su inmenso Amor,

    de penar no satisfecho,

    quiere, en el modo posible,

    estar siempre padeciendo...

    49

    En una de las loas agrupadas bajo el rubro general de Otras loas, ms precisamente, en la Loa de la Concepcin, la

    Devocin en su parlamento usa el adjetivo sofsticas, aplicado a unas redes, como 19 sinnimo de engaosas, que es

    como se toman en la lgica las falacias o sofismas. La Devocin dice:

    enmendar la furia loca

    de tus sofisticas redes

    50.

    All mismo, al hablar la Msica, distingue, en el mbito de la fsica y la metafsica, el cambio accidental del cambio

    substancial. Cuando se da este ltimo, hay un cambio de esencia, y la cosa se transforma en otra; pero en el caso del primero, slo

    cambian los accidentes, permaneciendo la esencia inmutada:

    Que aunque los accidentes

    distintos sean,

    no puede la substancia

    mudar la esencia!

    51

    Continuando con el tema cosmolgico, en la primera Loa a los aos del rey Don Carlos II, el Amor, en su parlamento, se

    refiere a los cuatro elementos, que, aun cuando son contrarios entre s, unidos dan origen a muchas cosas, tanto con su oposicin

  • como con su acuerdo. El cielo, que tiene movimientos rotativos debidos a sus esferas, tambin produce efectos en la tierra, como

    las estaciones, las lluvias y otros fenmenos meteorolgicos:

    Y ya que juntos os miro,

    nobles Elementos cuatro,

    cuya fecunda discordia

    es madre de efectos tantos:

    vosotros, que variamente

    con paz y guerra luchando,

    sois contrarios muy amigos,

    y amigos muy encontrados;

    y a ti, Cielo, que influyendo

    en sus movimientos varios,

    divides hermosamente

    en cuatro partes el ao,

    pues todo lo sublunar,

    a expensas de tu cuidado,

    vive a merced de tus lluvias

    y al influjo de tus astros...

    52

    20 El Amor vuelve a tomar la palabra, y hace alusin a la razn de estado, inventada por Maquiavelo y muy usada

    por Guicciardini, con la cual se justificaban muchas malas acciones que pudieran beneficiar a un gobernante (pocas veces a su

    pueblo):

    El Mundo con tal agrado,

    os reverencie, Seor,

    que a la razn del Amor,

    sobre la razn de Estado

    53.

    En la segunda loa a los aos del rey, la Vida habla de los derechos naturales como trascendiendo a las leyes positivas, al paso

    que exalta la prioridad del vivir sobre el gobernar, o de la vida sobre el gobierno. Es decir, aplica el dicho escolstico de que

    primero es el ser y luego cualquier otra accin (primero es el ser y luego el obrar, o el obrar sigue al ser, operari sequitur ad

    esse):

    Bueno es, Majestad, que quieras

    que contra razn se rindan

    los derechos naturales

    a las leyes positivas!

    El vivir es en el hombre

  • lo primero; y tan precisa

    es en l esta eleccin,

    que escoger, si le brindan

    con una de las dos cosas,

    el que ms mandar estima,

    la Vida sin Majestad,

    no la Majestad sin Vida

    54.

    All mismo, la Msica reafirma lo anterior. Gobernar es un acto operativo o accidental, mientras que vivir es un acto

    entitativo o esencial. Est diciendo que el vivir es el ser o el existir (segn otro adagio escolstico: el vivir, para los vivientes, es

    el existir, Vivere viventibus est esse), y que la existencia adviene a la esencia; pero no dice que el hombre tenga por esencia la

    existencia (cosa que slo puede darse en Dios):

    Pues en el ser del hombre,

    si bien se prueba,

    mandar es accidente;

    vivir, esencia!

    55

    21 En seguida la Majestad explica que lo preciso o necesario no es unvoco, es decir, tiene jerarquas. No por ser necesaria una

    cosa es ms perfecta. Puede ser de necesidad inmediata, pero menos perfecta. As, la materia es necesaria para el compuesto

    fsico, o cuerpo, pero la forma es ms perfecta. Asimismo, el alimentarse es necesario para discurrir, pero el discurrir es ms

    perfecto que el alimentarse, etctera:

    No en el ser precisa, slo,

    fundes el ser preferida;

    que no puede hacer las cosas

    mejores, el ser precisas.

    La Naturaleza, siempre,

    de lo imperfecto camina

    a lo perfecto, y no habr

    quien, por eso slo, diga

    que es lo imperfecto mejor.

    La materia se anticipa

    a la forma; y no, por eso,

    es por ms noble tenida.

    Del corporal alimento

    vemos que se necesita

    ms que del discurso; y no hay

    tan ciega Filosofa,

  • que diga que es mejor, que

    la potencia discursiva

    56.

    A la Majestad se le discute el que la vida sea esencial al hombre, ya que el hombre muerto tambin es hombre. A lo cual ella

    responde que no lo es. En efecto, ya no es hombre, sino cadver; ya no tiene forma substancial humana, sino de cadver. Se han

    dividido el cuerpo y el alma, y, as separados, se destruye el compuesto humano, y aquello no es ya un hombre, sino algo distinto:

    cadver de hombre. El alma sola no es un hombre, sino un alma humana suelta, y el cuerpo solo no es un hombre, sino restos

    materiales de un hombre o cadver. Slo es hombre el compuesto de los dos, de alma y cuerpo:

    MAJESTAD Y eso asentado, no sufro

    el pasar, porque me digas

    que eres esencia en el hombre;

    que el hombre, tambin sin vida

    es hombre.

    22

    VIDA No es hombre tal:

    que, en estando divididas

    las porciones de alma y cuerpo

    (que all el cadver se mira

    y all el alma separada),

    de entrambas se verifica

    que es alma y que es cuerpo de hombre,

    no que es hombre; y convencida

    te debes mostrar, supuesto

    que, sin que la unin las cia,

    no componen hombre, conque

    no hay hombre mientras no hay vida.

    MSICA Que si el compuesto humano

    es alma y cuerpo,

    no puede quedar hombre

    sin el compuesto!57

    Esto ltimo es reafirmar lo mismo que se dijo antes. Sor Juana da muestras de haber comprendido bien esta doctrina

    hilemrfica de la antropologa filosfica aristotlico-escolstica. En general, da muestras de tener un conocimiento muy aceptable

    de la filosofa y la teologa segn esa corriente, y no slo de la hermtica, como ya se ha estudiado bastante (por Octavio Paz y

    Elas Trabulse), as como cierto contacto con la filosofa moderna (sealada por Rafael Moreno y Francisco Lpez Cmara).

  • [23-24] 25

    La filosofa escolstica en algunos poemas de Sor Juana

    Sealaremos a continuacin algunas ideas y trminos escolsticos que utiliza Sor Juana en poemas suyos, agregando

    clarificaciones y explicaciones sobre dichos trminos.

    En el poema en el que se opone al poeta Jos Montoro, Sor Juana menciona la dada substancia y accidente, que trata

    ontolgica y lgicamente, distinguindolos bien por el carcter de necesidad respecto del ser que tiene el primero, y el carcter de

    contingente del segundo. La substancia es necesaria, pero los accidentes pueden estar en ella o faltar, sin que eso signifique la

    desaparicin de aqul; lo necesario es la substancia o esencia:

    Mas no es esto esencia suya,

    sino un accidente anexo

    que tal vez los acompaa

    y tal vez deja de hacerlo

    58.

    No slo trata a la substancia como esencia, sino que tambin se refiere a ella como supuesto (30, 41), a saber, como ente

    concreto e individual. Un poema festejando el nacimiento del hijo de los virreyes expresa el deseo que dice haber tenido la monja

    de que viniera al mundo, y lo hace utilizando trminos metafsicos:

    Cunto dese el que salierais

    de ser mental compaero

    de las criaturas posibles

    que ni sern, son ni fueron!

    [...]

    No dej Santo ni Santa

    de quien con piedad creemos

    que de impetrar sucesiones

    obtienen el privilegio

    que no hiciera intercesora,

    que no hiciera medianero,

    porque os sacase de idea

    al ser, el Poder Supremo

    59.

    En efecto, el mundo de los posibles era visto como una regin de las ideas divinas, el mundo pensado por Dios; por eso l lo

    haba hecho pasar de la idea al ser. 26

  • Junto con estas nociones tan fundamentales, se encuentran ciertos principios de la escolstica. Algunos son de metafsica, por

    ejemplo del orden de la causalidad, como aquel que se enunciaba cessante causa, cessat effectus, y que Sor Juana pone en

    verso as:

    Si de tus mritos nace

    esta pasin que me aflige,

    cmo el efecto podr

    cesar, si la causa existe?

    60

    Otro parecido:

    que es, si registras la causa,

    preciso hallar el efecto

    61.

    Dentro de ese orden de la causalidad, la causa principal era la final, cuyo mximo axioma era que el fin es lo primero en la

    intencin y lo ltimo en la ejecucin, lo cual expresa as:

    que aunque es muy bueno el intento,

    es mejor la ejecucin

    62.

    Pasando de la metafsica u ontologa a la fsica o cosmologa, tambin susceptible de ser llamada filosofa natural, alude a los

    cuatro elementos, en algn paso, de manera general (8, 15), y de manera especfica en otro:

    Y todos concordes

    se van a mi Dueo,

    que Humanado le sirven

    los cuatro elementos:

    el Agua a sus Ojos,

    el Aire a su Aliento,

    la Tierra a sus Plantas,

    el Fuego a su Pecho;

    que de todos, el Nio

    hoy hace un compuesto

    63.

  • Igualmente aparecen otros conceptos cosmolgicos, por ejemplo los que dan expresin a esa idea fundamental del

    hilemorfismo, es decir, la composicin de los cuerpos a base de materia y forma:

    cuando, sin ser maravilla,

    se hallaban en tu belleza

    dos cuerpos en un lugar,

    dos formas y una materia

    64.

    27 El hilemorfismo vuelve a mostrarse no slo como ese conocimiento de la dada materia y forma, sino con la sutil distincin

    entre la forma natural y la artificial:

    en quien la Naturaleza,

    del arte competidora,

    siendo forma natural

    finge ser artificiosa

    65.

    Tambin sabe discernir la forma natural en inanimada y animada. Esta ltima, la animada, tiene como principal el alma

    racional, que es peculio de los seres humanos. Por eso dice:

    No soy yo gente? Ni es forma

    racional la que me anima?

    66

    De otra manera:

    gloria mucha en poco vaso,

    gran forma en parva materia

    67.

    Asimismo:

  • Probable opinin es que, conservarse

    la forma celestial en su fijeza,

    no es porque en la materia hay ms firmeza

    sino por la manera de informarse.

    Porque aquel apetito de mudarse,

    lo sacia de la forma la nobleza;

    con que, cesando el apetito, cesa

    la ocasin que tuvieran de apartarse.

    As tu amor, con vnculo terrible,

    el alma que te adora, Celia, informa;

    con que su corrupcin es imposible,

    ni educir otra con quien no conforma,

    no por ser la materia incorruptible,

    mas por lo inamisible de la forma

    68.

    En el mbito de la misma fsica aristotlico-escolstica, menciona la idea antigua de la tendencia natural que se supona en

    las cosas hacia un lugar determinado, que era su lugar natural, el centro que la atraa, o el peso que la arrastraba o inclinaba:

    Carecer por vos de todo,

    no hubiera sido en mi afecto

    fuerza, que aun lo insensible

    lo hace, por irse a su centro

    69.

    Como una parte de la filosofa natural o fsica, se vea a la biologa. Y conocimientos de esta disciplina, en su versin

    aristotlico-escolstica, se encuentran en Sor Juana. El alma es un acto del cuerpo (de hecho, 28 para Aristteles, era el

    acto primero del cuerpo, el ms fundamental). Por eso llama al cuerpo tierra organizada, la cual es vivificada por el alma, que

    es acto o forma (76, 96). Alma y cuerpo se unen como compuesto (78, 98). Y el alma puede ser vegetal, animal o racional,

    aunque en el hombre es una sola, con esos tres aspectos. As, no slo habla de la dimensin racional y sensible o animal, sino

    tambin de la vegetal:

    y cuando el vegetable

    humor en l perece,

    nos parece que vive

    y no es sino que muere

    70.

  • Tambin posee Sor Juana la teora del conocimiento, que en la escolstica tiene que ver con las potencias o facultades

    cognoscitivas y sus objetos. La potencia o facultad es la que pone el acto, y el objeto es el aspecto de la cosa que se conoce, por

    ello est por parte de la cosa (a parte rei) conocida, y no por parte del cognoscente:

    Ser potencia y ser objeto,

    a toda razn se opone;

    porque era ejercer en s

    sus propias operaciones.

    A parte rei se distingue

    el objeto que conoce;

    y lo amable, no lo amante,

    es blanco de sus arpones

    71.

    Una de las actividades del intelecto es la de abstraer o prescindir; por ello habla de una

    precisin que slo pudo

    formarla tu entendimiento

    72.

    La abstraccin es divisin, y esta precisin es la ms fina, esto es, divisin de razn o mental. Toma muy en cuenta el

    axioma capital o primer principio del ser y del conocer, tanto de la metafsica como de la gnoseologa y la lgica, que es el de no

    contradiccin (6, 13).

    Tambin muestra el conocimiento de las relaciones, poniendo a la relacin como una tensin que media entre dos extremos,

    los cuales son los correlatos, esto es, un trmino a quo y otro ad quem; en el primero se encuentra el fundamentum de la relacin,

    que es lo ms constitutivo de la relacin misma, sin lo cual no puede darse. Esta teora de la relacin le sirve para plantearse, en

    el terreno de la tica, el problema de la bsqueda del bien, que es a lo que esta disciplina se dedica:

    El trmino no es a quo,

    que causa el pesar que veo:

    29

    que siendo el trmino el Bien,

    todo el dolor es el medio

    73.

  • Ya que se refiere al bien, avanza en esa lnea y nos muestra que conoce distintas clases de bienes, como el bien til, que es el

    que prepara para el bien deleitable y el bien honesto, los cuales son superiores a l. Sor Juana alude asimismo a la

    comunicabilidad del bien, que la escolstica haba reflejado en aquel adagio suyo del bonum est diffusivum sui, en cuanto que

    siempre se deja participar:

    El bien es comunicable,

    y si llegara a faltar

    con quin, siempre fuera bien,

    ms no fuera utilidad

    74.

    En este mismo campo de la tica, se expone la doctrina de la virtud en el aristotelismo y el tomismo como tendencia al justo

    medio:

    La confianza ha de ser

    con proporcionado medio:

    que deje de ser molesta

    sin pasar a ser despego

    75.

    Recordndonos algunos puntos de lgica o metodologa escolstica, Sor Juana menciona la ley de las definiciones que

    ordena usar trminos positivos para dar a conocer las ideas:

    Aquel decirte ms

    cuando me explico menos,

    queriendo en negaciones

    expresar los conceptos

    76.

    Comenzando el camino de la lgica, Sor Juana menciona conceptos escolsticos del tratado de los signos o semitica y la

    filosofa del lenguaje. Hurgando en la relacin del lenguaje con el pensamiento, revisa la conexin de los signos con la mente, a

    saber, cmo se daba la vinculacin del trmino con el concepto o palabra de la mente (verbum mentis) o del corazn (verbum

    cordis), como preferan algunos, siguiendo a San Agustn:

    Salgan signos a la boca

    de lo que el corazn arde,

    30

    que nadie creer el incendio

  • si el humo no da seales

    77.

    Est aludiendo a la idea escolstica de que las palabras son signos y efectos del pensamiento, antes que de las cosas, aunque

    son signos de las cosas de manera definitiva y principal. En cuanto a los signos, que se dividen en naturales y artificiales,

    menciona al humo como signo natural del fuego, ejemplo que era muy frecuente en los manuales de lgica al uso.

    Tiene Sor Juana varios versos y aun poemas que son todo un ejercicio y aplicacin de la teora escolstica de la

    argumentacin, as por el modo de hablar y exponer, como por los trminos tcnicos que aparecen. De este modo, encontramos

    que dice a Jos Montoro:

    Al modo de aquellos que

    sutilmente defendieron

    que de la nieve los campos

    se visten de color negro,

    de tu sutileza fue

    airoso galn empeo,

    sofstica bizarra

    de tu soberano ingenio.

    Probar lo que no es probable,

    bien se ve que fue el intento

    tuyo; porque lo evidente

    probado se estaba en ello.

    Acudistes al partido

    que hallastes ms indefenso

    y a la opinin desvalida

    ayudastes, Caballero.

    Este fue tu fin; y as,

    debajo de este supuesto,

    no es sta ni puede ser

    rplica de tu argumento,

    sino slo una obediencia

    mandada de gusto ajeno,

    cuya insinuacin en m

    tiene fuerza de precepto.

    Extrao gusto que tena Sor Juana por la argumentacin lgica, que nos hace creble el que haya escrito esas Smulas de

    dialctica que se le han atribuido y que ahora andan perdidas78

    . Vuelve a mostrarnos su posesin del arte y los tecnicismos de la

    argumentacin en estos versos: 31

    en quien tienen, cuerpo y alma

    un tan indeciso pleito,

    que de cul vence, se estn

    en utrum los argumentos.

    Una Gramtica nueva

  • es su hermosura y talento,

    donde el ms se verifica

    sin que se suponga el menos.

    No hay Lgico que se atreva

    a definir cmo, siendo

    slo un trmino, en l solo

    se da relacin y exceso.

    Ni yo s cmo os explique

    este enigma; slo entiendo

    que aquello parece ms,

    que se imagina primero.

    Porque como a su beldad

    es corto el conocimiento,

    para comprehenderla toda

    va de concepto en concepto

    79.

    Pero con mucha modestia y pudor comenta:

    yo en mi lgica vulgar

    os pusiera un silogismo

    que os hiciera confesar

    que se fue slo el motivo

    80.

    Por otra parte, a un caballero le dice:

    Edipo en los enigmas, tu ingenio,

    nfasis intrincados penetra:

    fsico, si las causas conoce;

    lgico, si la forma argumenta

    81.

    Y sigue jugando, con idntica sonoridad y cadencia de esdrjulos:

    Jbilos de mi amor a tus aos

    plcidos, a tus aras ofrezcan

    ndices de una Musa que, inculta,

  • Smulas de escribir sabe apenas

    82.

    Ser sta una alusin a su trabajo de sumulista, que debi ser muy competente, as haya sido slo de ocasin y tal vez sin un

    mayor propsito? Quiz no dio clase de smulas a nadie, pero su estudio le permiti bromear y conjuntar ahora la lgica y el

    amor:

    No s en qu lgica cabe

    el que tal cuestin se pruebe:

    32

    que por l lo grave es leve,

    y con l lo leve es grave

    83.

    En otros versos se alude a la teora de la argumentacin ms de pasada, apuntando de modo especial a la forma lgica de los

    silogismos, dado que la funcin de esta disciplina es desentraar esa forma lgica de los conceptos, definiciones, enunciados,

    razonamientos, etc. De ah que seale una verdadera catstrofe cuando dice:

    Perdise (oh dolor!) la forma

    de sus doctos silogismos

    84.

    Mas el texto que nos muestra ms a las claras la pericia de Sor Juana en estas cosas tan arduas, es un villancico, todo l

    escrito en registro de lgica, lleno de expresiones escolsticas, que bien vale la pena reproducir entero:

    Estribillo

    Oigan un Silogismo, seores, nuevo,

    que solamente serlo tendr de bueno!

    Es punto tan escondido

    y misterio tan subido,

    que ni en la Antigedad cupo

    ni Aristteles lo supo,

    de donde ser nuevo pruebo.

  • Oigan un Silogismo, seores, nuevo!

    A los Lgicos digo: sic argumentor!

    Coplas

    Cual Sumulista pretendo

    iros, Pedro, replicando;

    y pues vos, a lo que entiendo,

    hicisteis juicio negando,

    yo har discurso infiriendo.

    Quin os trajo a tanto mal,

    que al mismo que antes, altivo,

    con nimo sin igual,

    confesasteis por Dios vivo,

    negis por hombre mortal?

    Dejadme, pues, que me asombre,

    que al Hijo del Hombre all

    le deis de Dios el renombre,

    y al Hijo de Dios aqu

    le neguis conocer Hombre.

    33

    Mirad, que en esta ocasin,

    como es Dios-Hombre mi compuesto

    por hiposttica unin,

    para negar el supuesto

    no os vale la distincin.

    Mal lgico, Pedro, estis,

    pues cuando a Dios conocis

    y por tal le confesis,

    antes se lo concedis

    y ahora se lo negis.

    Dicen que las seas son

    las que os hacen ms patente,

  • y sin mirar la ilacin,

    dejando el antecedente,

    le negis la conclusin.

    Si de una mujer la ciencia

    tiene razones precisas,

    mirad, Pedro, que es violencia,

    concedidas las premisas,

    negarle la consecuencia.

    Quin de vos, Pedro, dijera,

    siendo de ciencia un abismo,

    que el argumento temiera,

    pues el Evangelio mismo

    dice que os hicisteis fuera?

    Mejor las razones hila

    vuestro acero sin misterio,

    pues cuando su corte afila

    contra Malco, arguye en ferio,

    y en caelarem con la ancilla.

    Vuestros bros arrogantes

    negaron con juramento

    el que le servisteis antes:

    pues, Pedro, no hay argumento

    contra principia negantes.

    Mas ya veo que advertido,

    viendo el caso sin remedio,

    lloris como arrepentido;

    que es arte de hallar el medio

    de no quedar concluido

    85.

    Sor Juana sabe afirmar, negar, distinguir, conceder e inferir con los trminos propios de la tcnica de la discusin escolstica;

    lo hace con expresiones muy formales. Ello nos muestra un conocimiento muy amplio y profundo que tena Sor Juana de la

    lgica de su momento, y se 34 ve que muy bien pudo escribir ese tratado de Smulas de lgica que se le adjudica.

    Principalmente, nos muestra lo mucho que saba aquella que lleg a afirmar que viva estudiando:

  • Fuerza es que os llegue a decir

    que sin salud llego a estar,

    de vivir para estudiar

    y no estudiar el vivir

    86.

    Llegando a la conclusin, podemos decir que estos poemas de Sor Juana nos hacen ver que su conocimiento de la filosofa

    era muy amplio, y no slo en las lneas hermtica y cartesiana, muy reconocido y estudiado, sino tambin en la escolstica, que,

    por lo dems, era el ingrediente de su contexto cultural que tena ms extensin. En su espritu abierto, curioso y estudioso a la

    vez, no pudo faltar ese elemento cultural.

    [35-36] 37

    Ideas escolsticas en las loas de Sor Juana

    Sor Juana se caracteriz siempre por su gran amor al saber. Recorri y abarc muchos mbitos de ste. Entre ellos estuvo el

    de la filosofa y, concretamente, segn ya hemos visto, la filosofa escolstica. Esta sale a relucir en sus escritos, tanto en verso

    como en prosa. Muestra un buen conocimiento de la filosofa tomista, que era la parte principal y ms extendida de la escolstica,

    corriente ms estudiada en esa poca. Se cultivaba la filosofa hermtica, de corte renacentista, y ya se comenzaba a conocer en la

    Nueva Espaa la filosofa moderna, sobre todo cartesiana. Pero estaba muy presente el tomismo. Veremos algunas muestras de

    ello en poemas de Sor Juana, especialmente en algunas de las loas que escribi para diversas ocasiones.

    En uno de sus poemas, expresa Sor Juana su aprecio por el saber, el cual era tan grande, que llega a ver el saber como

    intercambiable con el vivir, de manera que slo es vivir el saber, y slo por el saber se puede en verdad vivir. Esta es una idea de

    abolengo aristotlico, recogida por la escolstica. La primaca de la vida terica sobre la vida prctica, o la directividad de la

    contemplacin sobre la accin, de modo que la vida mejor es la del conocimiento:

    Quien vive por vivir slo,

    sin buscar ms altos fines,

    de lo viviente se precia,

    de lo racional se exime;

    y aun de la vida no goza:

    pues si bien llega a advertirse,

    el que vive lo que sabe,

    slo sabe lo que vive

    87.

    En otra parte, contrasta el rigor de las escuelas (que puede tomarse como la universidad, los colegios y, sin ms, la

    escolstica) con la blandura de la corte palaciega. Con ello muestra su aprecio por la discusin cerrada y formal que se estilaba

    entre los escolsticos, y no el discurso ms bien superficial y basado slo en el ornamento que se usaba entre los cortesanos.

    (si alguno repara el modo,

    respndele, Lisi bella,

  • que no se entiende en Palacio

    el rigor de las Escuelas)

    88.

    38 De hecho, Sor Juana tiene piezas en las que, como vimos, reproduce la disputa escolstica en alguno de los dilogos. Pero

    tambin tiene palabras un poco duras para la escuela, o la teologa que se haca en las escuelas. Le reprocha apartarse de la

    devocin, que nutre la reflexin teolgica, pues sin ella se corre el peligro de encerrarse en la erudicin y en la vanidad. Tiene el

    riesgo de quedarse en palabras vacas, que, sin el fervor, se marchitan. Alude a la frase de San Pablo: la ciencia hincha, el amor

    edifica (I Cor., 8:1) . Tambin se refiere a las palabras del libro de la Sabidura: la sabidura no entra en corazn

    malvolo (Sab., 1:4). Seala con ello las condiciones morales del conocimiento, es decir, hay condiciones de posibilidad para la

    marcha del intelecto que se hallan en el corazn o la voluntad, y que, juntamente con las del entendimiento, configuran la vida

    moral, la cual no puede desprenderse de la vida intelectual. Esto se da en la Loa en la celebracin de los aos del rey Carlos II,

    donde el Entendimiento increpa as a la Escuela:

    Y t, Escuela, cmo necia,

    de la Devocin te apartas?

    Pues tus razones, sin ella,

    ms sern, que doctas, vanas.

    No ves que las sutilezas,

    aunque vuelen remontadas,

    si el calor no las fomenta,

    se mueren en las palabras?

    Pablo dice que la ciencia

    ensoberbece y levanta;

    y el que la Ley ejecuta,

    no el que la sabe, se salva.

    La Eterna Sabidura

    nos amonesta, y declara,

    que no entrar la sapiencia,

    cuando es malvola el alma

    89.

    En esa vena intelectualista. Sor Juana habla del amor espiritual, radicado ms en el entendimiento que en los sentidos. Por

    ello no necesita del alimento material que pudiera brindarle la vista. Es un amor que se nutre de la consideracin interior, con el

    recuerdo del ser amado, sobre el cual reflexiona y pondera los motivos que lo hacen amable:

    Y tambin sabis que como

    es mi amor de entendimiento,

    no ha menester de la vista

    materiales alimentos,

    39

    pues radicado en el alma,

  • independiente y exento,

    desprecia de los sentidos

    el intil ministerio

    90.

    Pasando a la teora del conocimiento, Sor Juana se refiere al dato cognoscitivo o contenido del conocimiento como un

    simulacro, refirindose a la teora de la species o especie, es decir, semejanza o similitud (simulacro) de la cosa, semejanza o

    asimilacin realizada en los sentidos para conocer el objeto por medio de un intermediario psquico o intencional en el que

    pueda estar representado dentro del alma. Inclusive, siendo un simulacro, se resalta su carcter de signo, ya que es un signo

    formal, el ms perfecto de los signos:

    Celebrad ese, de vuestra

    propia aprehensin, simulacro,

    para que en vosotros mismos

    se vuelva a quedar el lauro

    91.

    Habla del orden y del caos, su opuesto. El mayor orden es el del cosmos, el cual tiene sus grados o jerarquas, no slo de

    lugar, sino en el ser. Esos grados son precisamente los que constituyen el orden natural. Es el orden creado por Dios, y alude a la

    creacin a partir del caos. Pero no parece desdecir la creacin a partir de la nada, sino que le da otra forma de expresin, como si

    el caos fuera la nada. Hubo algunos, como San Agustn, que al ver el pasaje del Gnesis que dice que Dios haba creado primero

    la tierra, pero que sta estaba catica, lo interpretaban como que haba creado primero la materia, y sta se hallaba informe, en

    espera de las distintas formas. Pero Sor Juana no parece hacerlo as. Por la escolstica tomista saba que la materia no puede

    subsistir sola y sin formas, de modo que no poda haber sido creada en estado de desnudez de toda forma. As, en una de las loas,

    dice el Amor:

    El orden ser, decir

    siguindose por sus grados,

    guardando el natural orden

    que la poderosa Mano

    de Dios a todos nos puso,

    cuando nos sac del Caos

    92.

    En otra loa a los aos del rey (la III.), reproduce ideas cosmolgicas de la filosofa antigua, platnica, pero que tambin pas

    a la escolstica. 40

    Los astros giran y, al hacerlo, producen una armona que slo pueden or los que atienden a ella con la clave de los nmeros,

    esto es, la astronoma como una ciencia matemtica, y la msica como algo conectado con ella. Es tambin una idea que recogi

    el renacimiento, en clave y registro platnico, semejante a la que expresa Fray Luis de Len en su famoso poema a Francisco de

  • Salinas y semejante tambin a lo que recoge Galileo Galilei de esa tradicin platnica (y, en el fondo, pitagrica). Con todo, a

    pesar de ese carcter platnico, la idea de la astronoma como una ciencia matemtica tambin es aristotlica y escolstica. Dice

    el Cielo:

    Oye, pues, la armona

    que hacen, con giros varios,

    mis Orbes, que se mueven

    con giracin, trepidacin y rapto

    93.

    Otra idea de filosofa natural escolstica es la que atribuye al sol la virtud generativa que hace crecer a las plantas y les da

    vida. En efecto, las plantas tienen vida por su nima vegetativa, y sin el sol (y otros elementos nutrientes) se moriran. Por eso el

    sol era considerado un universal en el causar; esto es, siendo uno, con su virtud generativa causaba el nacimiento, y propiciaba el

    crecimiento, de muchos seres vivos. Esto aparece en otra loa (la IV.) a los aos del rey, donde habla as el dios Pan:

    Y pues la generativa

    virtud del Sol es quien puede

    hacer entoldar los troncos

    de lozanos capiteles...

    [...]

    Semidioses que, silvestres,

    son vegetativas almas

    que hacen las Plantas vivientes,

    los convocar, porque

    al ver que el Sol amanece,

    crezcan, crezcan, crezcan lucientes!

    94

    Una cosa muy importante es el recuerdo que hace Sor Juana de Mercurio o Hermes, como el dios de la oratoria. As lo

    proclama el Sol, en la V. de las loas a los aos del rey; y el propio Mercurio dice de s mismo que es el que, con la elocuencia,

    hace ostentacin del saber. En efecto, sin la elocuencia no se logra transmitir el saber, ni tampoco el 41 deseo; por eso

    dice que quien no sabe persuadir no es temido ni amado. Y termina diciendo que la elocuencia aprisiona en el oro de sus cadenas.

    SOL Mercurio suba, que del Cielo gloria,

    es elocuente Dios de la Oratoria95

    .

  • MERCURIO Yo, que tengo la eminencia

    de ser el ms elocuente,

    para que la ciencia ostente,

    le quiero darla Elocuencia:

    pues goza tal preeminencia

    la suavidad del decir,

    que aunque llegue a conseguir

    en otras prendas el grado,

    nunca es temido ni amado

    quien no sabe persuadir.

    MSICA Que la Elocuencia

    aprisiona en el oro

    de sus cadenas!96

    Hay una clara idea en Sor Juana de que el ornato del discurso ayuda a comunicar el saber, e incluso a profundizar en l. En

    este caso, es la retrica, pero tambin es la potica, la que apoya al conocimiento. Tmidamente hace mencin de los Hados, que

    gobiernan las contingencias humanas; pero pone buen cuidado en aclarar que de todas maneras existe ese reducto de la libertad

    que es el libre albedro o arbitrio del hombre, por el que trasciende esos influjos de los astros y conserva la capacidad de decidir

    su accin, esto es, de elegir lo bueno o lo malo, con lo cual es susceptible de premio o castigo por su responsabilidad, y as no

    desaparece la tica. Dice all el Sol:

    de cuyo supremo arbitrio [el de los Hados],

    y gobierno soberano,

    dependen las contingencias

    de los sucesos humanos!

    Pues dejando la excepcin

    42

    que, por privilegio raro,

    le dio Dios al Albedro,

    para que obrase espontneo

    (cuyo siempre libre obrar

    para elegir, bueno o malo,

    no lo fuerzan los influjos,

    aunque pueden inclinarlo)...

    97

    Menciona los cuatro elementos, y su relacin con lo animado y lo inanimado. Coloca lo viviente en la tierra y en el agua, y lo

    inerte en el viento y en el fuego. Aunque en el aire se podra situar el reino de las aves, Sor Juana prefiere colocarlas en la tierra,

    ya que en el aire slo estn secundariamente, y en la tierra de manera principal. Prefiere ver el aire, al igual que el fuego, como

    inhspito lugar para lo vivo. Por eso dice el planeta Marte:

    Cuanto animado linaje

  • en Agua y en Tierra asiste;

    y en Fuego y en Viento, cuanto

    existe, pero no vive

    98.

    En la Loa a los aos de la reina Doa Mara Luisa de Borbn, se tocan los objetos del sentido, que son signos sensibles

    (metforas) de las ideas del entendimiento. Las esencias son el contenido de las ideas, y son de suyo invisibles; pero pueden

    representarse en las imgenes simblicas. En dichas imgenes se representan all las tres potencias del alma: entendimiento,

    memoria y voluntad. As, aunque las tres son una misma cosa en el alma, al igual que el alma es una sola cosa en el cuerpo, as en

    la loa de Sor Juana son tres cosas, representadas por tres personajes, pero que hablan de su unidad. As, dice el Entendimiento:

    Ya que, en objetos visibles

    de metafrica idea,

    de la interior perfeccin

    del Alma, racional muestra

    queremos dar en los tres,

    porque pueda la rudeza

    del sentido percibir

    las invisibles esencias,

    y por aqullos alcance

    (con su condicin grosera)

    y pueda elevarse a amar

    las cosas que no penetra,

    43

    haciendo, con esta industria,

    que de un mismo asunto, sea

    una cosa la que mire

    y otra cosa la que entienda;

    y pues yo al Entendimiento,

    t a la Voluntad, y aqulla

    representa a la Memoria,

    siendo todos una mesma

    cosa en el Alma, aunque somos

    operaciones diversas

    (pues todas tres son el Alma,

    y el Alma es toda cualquiera,

    en que cada parte es todo,

    como indivisible esencia),

    y pues al Entendimiento

    tocan todas las propuestas,

    que despus la Voluntad

    las admite o las reprueba,

    yo quiero empezar

    99.

  • Al hablar de la memoria, se menciona de pasada la estimativa, que es, junto con ella -y el sentido comn y la imaginacin-,

    uno de los cuatro sentidos internos. Se alude otra vez a las especies cognoscitivas, mentales caracteres con los que se

    representan las cosas y se guardan en el recuerdo. Se trata, en verdad, de las ideas e imgenes consideradas como signos, pues

    son en verdad -para la escolstica, y as lo recupera puntualmente Sor Juana- signos formales, distintos de los signos

    instrumentales, que son los restantes. Habla el Pasado:

    Memoria: pues a ti slo te es dado

    hacer que sea presente lo pasado;

    pues resucitas, en tu estimativa,

    de la ya muerta gloria, u imagen viva,

    guardando en sus mentales caracteres,

    las cosas que tener presentes quieres,

    ya est aqu, a tu mandado,

    el volumen del Tiempo que ha pasado!

    100

    En una Loa a los aos del virrey, marqus de la Laguna, aparece la idea de supuesto, que es lo mismo que substancia

    individual o esencia individualizada, la cual est dispuesta para la existencia, y cuando ella le adviene resulta un ente individual.

    La personificacin de Belona exclama: 44

    Vivan Marte y Adonis

    en un supuesto,

    porque tambin sean una

    Belona y Venus

    101.

    Finalmente, en una loa representada en unas huertas donde se divirti la virreina, un personaje, el Cfiro, habla de metafsica

    de las causas y dice un axioma en verso:

    pues cesando las causas,

    es preciso que cesen los efectos

    102.

  • Ciertamente era un principio muy conocido, casi de sentido comn; pero tambin recibe en ella la formulacin adecuada que

    tena en las escuelas. As se expresaba como principio escolstico de la suspensin del influjo causal sobre los efectos. Tngase

    en cuenta que no se puede decir con propiedad que Sor Juana usara los conceptos filosficos escolsticos para hacer un tratado o

    una disquisicin sobre esos asuntos, pues su intencionalidad es potica. Se vale de esos conceptos porque en parte estaban en el

    legado comn de la mentalidad de su poca y porque en parte eran seal de cultura, erudicin y hasta buen gusto, dado que

    tambin eran vistos como la enseanza superior brindada en los colegios y universidades.

    Tanto en metafsica, como en teora del conocimiento y en las dems disciplinas, Sor Juana da muestras de conocer la

    filosofa escolstica, y de conocerla no de modo superficial o cursi, sino de modo bastante logrado y hasta profundo. Esto es lo

    que manifiestan los versos suyos que hemos considerado, confeccionados con nociones de esta escuela filosfica. Y, aunque

    pudiera decirse que slo ocasionalmente son puestos all, o que se usan de pasada y sin un propsito de hacer explcitamente

    disertaciones filosficas, su uso es correcto y adecuado, inteligente y oportuno; y, as, esa utilizacin potica de tales conceptos

    nos revela la competencia filosfica que haba llegado a tener Sor Juana, precisamente en la corriente que inundaba su tiempo, a

    saber, la complicada y difcil filosofa de las escuelas, la escolstica.

    La conclusin a la que nos conduce la consideracin de la obra de Sor Juana es que manej muchas cosas, y las manej con

    holgada competencia. Tanto en la filosofa como en la teologa escolsticas muestra un uso fino y acertado de las nociones, que

    refleja en sus poemas. Ellos nos sirven de camino y de indicador para rastrear los conocimientos que acumul nuestra clebre

    monja literata. No podemos 45 pensar en ella como alguien que tuviera profesin de filsofa o de teloga, que nunca lo

    hizo, ni lo pretende en sus escritos, que son de ndole literaria y no ejercicios de esas disciplinas. Pero tiene un conocimiento muy

    notable en cada una de ellas. Sin ser especialista en esas materias, est informada de ellas, y llega a hacer un uso de esos saberes

    que la coloca como una de las personas ms instruidas en la Nueva Espaa de ese momento.

    [46] 47

    La presencia de la Filosofa escolstica en los Villancicos de Sor Juana

    En los villancicos de Sor Juana Ins de la Cruz103

    palpamos la presencia de la filosofa. El villancico III del primer nocturno

    a la Asuncin, de 1676, es todo l un dechado de conceptos filosficos y teolgicos. Si quitamos el estribillo, encontramos sus

    ocho estrofas cargadas de este tipo de conocimientos. Tiene alusiones a las costumbres de las escuelas, esto es, de la universidad

    y de los colegios, que tal vez conoci por lecturas o por relatos de sus amigos profesores, como el propio Carlos de Sigenza y

    Gngora. Comienza as:

    La soberana Doctora

    de las Escuelas divinas,

    de que los ngeles todos

    desprenden sabidura,

    por ser quien inteligencia

    mejor de Dios participa,

    a leer la suprema sube

    Ctedra de Teologa.

    Por Primaria de las ciencias

    es justo que est aplaudida,

    quien de todas las criaturas

    se llev la primaca

    104.

    Alude a la participacin ontolgica que la Virgen tena de la Inteligencia de Dios, por el singular privilegio que le concedi

    por ser su madre. En efecto, ella tuvo primaca ante todas las creaturas. Y, dado que la sabidura participada o infusa es superior a

  • la adquirida o teolgica, por eso ella es la que puede tener la ctedra ms subida de teologa. Y demuestra que la Virgen tuvo el

    mejor conocimiento de las principales materias del currculum teolgico, porque las experiment en su propia vida y persona.

    Ninguno de Charitate

    estudi con ms fatiga,

    y la materia de Gratia

    supo aun antes de nacida.

    Despus la de Incarnatione

    pudo estudiar en s misma,

    con que en la de Trinitate

    alcanz mayor noticia.

    48 Esto hace que la Virgen est por encima de los ngeles, que tienen un intelecto muchsimo ms puro que el del hombre, e

    intuitivo. Ella les da clase en el cielo, dice Sor Juana, fabricando, por supuesto, una imagen graciosa, pues los ngeles no

    necesitan lecciones, al ser espritus puros, no discursivos. Y los llena tanto de amor a ella, que recibe su aplauso y su asentimiento

    completo:

    Los soberanos Cursantes

    que las letras ejercitan

    y de la Sagrada Ciencia

    los secretos investigan,

    con los Espritus puros

    que el eterno Solio habitan

    (e Inteligencias sutiles,

    Ciencia de Dios se apellidan),

    todos la votan iguales,

    y con amantes caricias,

    le celebran la victoria

    y el triunfo le solemnizan

    105.

    Juega Sor Juana diciendo que los ngeles le dan su voto a la Virgen, como hacan los alumnos con los profesores cuando

    concursaban por alguna ctedra. Y alude al vtor o aplauso de victoria que se le daba a alguien cuando se doctoraba o

    consegua ganar alguna oposicin. Otro de los villancicos, el VII de esa parte, es toda una leccin de retrica (que en ese

    entonces estaba aparejada a las artes o filosofa), con varios de sus principales elementos. Ello es muestra de que Sor Juana tena

    un conocimiento nada despreciable de estas cuestiones. Galanamente introduce su exposicin de la retrica mencionando a dos

    de los ms grandes oradores clsicos, como son Demstenes y Cicern, uno de la tradicin griega y otro de la romana o latina. Lo

    hace en el estribillo, que dice as:

    La Retrica nueva

    escuchad, Cursantes,

    que con su vista sola persade,

    y en su mirar luciente

  • tiene cifrado todo lo elocuente,

    pues robando de todos las atenciones,

    con demstenes mira y Cicerones

    106.

    Tambin es aqu la Virgen la catedrtica. Al paso que la presenta, Sor Juana define la retrica como el arte de hablar bien, y

    el objeto de la 49 misma, que es la cuestin, en este caso la de Dios, por lo cual es interminable y puede darse en un

    discurso sin fin.

    Para quien quisiere or

    o aprender a bien hablar,

    y lo quiere conseguir,

    Mara sabe ensear

    el arte de bien decir.

    En ensear ejercita

    la dulzura de su voz

    que a tiempo no se limita;

    que como su asunto es Dios,

    siempre es cuestin infinita.

    Enumera las partes del sermn, o pieza oratoria, que son: exordio, narracin, confirmacin y eplogo, pues en la primera se

    capta la benevolencia del pblico y se plantea el problema o el caso; en la segunda se expone la tesis que se va a sustentar; en la

    tercera, que es la ms ardua, se argumenta a favor de la mencionada tesis, no slo con lo intelectual sino con lo sentimental; y en

    la ltima se saca la conclusin y se acaba de persuadir de ella.

    Su exordio fue Concepcin

    libre de la infausta suerte;

    su Vida la narracin,

    la confirmacin su Muerte,

    su eplogo la Asuncin.

    Tambin da indicios Sor Juana de conocer los tres famosos tipos de retrica, que son el epidctico, el judicial y el

    deliberativo. En el primero se hace elogio o vituperio de las personas; en el segundo se trata un caso forense; y en el tercero se

    ventila una cuestin, sobre todo poltica. Ella slo alude al segundo, pero no poda hacerlo sin conocer los que lo acompaan:

    De persuadir la eminencia

    lo Judicial lo pregona,

    pues rendido a su elocuencia

    el Juez Eterno, perdona

    cuando lo mueve a clemencia.

    Retrica se acredita

    con todos los que la ven,

    y a deprender los incita;

    50

  • mas, qu mucho diga bien

    quien en todo fue Bendita?

    Menciona adems los instrumentos argumentativos de la oratoria, que son el problema o pregunta (al que no alude porque ya

    lo haba hecho bajo la forma de la cuestin), la proposicin y el silogismo. En ellos se plantea la tesis y con ellos se defiende. Y

    se aade la complexin, que es la composicin efectuada con los adornos.

    Hace de su perfeccin

    al silogismo galante

    segura proposicin,

    y con su Asuncin triunfante

    va a la eterna complexin.

    En el mbito de esa complexin por el ornato, habla de varios recursos de la ornamentacin elocutiva, y si excluye algunos,

    se ve que lo hace por las exigencias de la rima y porque slo le bastaban unos pocos para dejar constancia de que los conoca.

    Tales recursos son los tropos y las figuras. De entre los tropos menciona la sincdoque, la antonomasia y la metfora, el nfasis y

    el enigma; y alude a las figuras:

    Si a los tropos la acomodo,

    ha ejercitado en el arte

    el sincdoque, de modo

    que eligi la mejor parte

    y la tom por el Todo.

    Como Reina, es bien acete

    la antonomasia sagrada

    que como a tal le compete;

    y hoy, al Cielo trasladada,

    la metfora comete.

    Siendo Virgen, ha nacido

    el Verbo, de ella humanado

    nfasis tan escondido

    y enigma tan intrincado,

    que slo Dios lo ha entendido.

    Sus figuras peregrinas

    son las antiguas mejores

    que las figuras divinas;

    que en sus retricas flores

    nunca se hallaron espinas.

  • 51 Al terminar el villancico, Sor Juana nos deslumbra con una brillante paradoja: la exposicin teolgica de la Virgen es la ms

    completa y amplia, a la vez que la ms lacnica, porque se reduce a decir una sola Palabra o Verbo, que es el Hijo de Dios. Por

    ello merece el lugar ms encumbrado en el cielo:

    Tan lacnica introduce

    la persuasin, que acomoda

    cuando elegante ms luce,

    que su Retrica toda

    a slo un Verbo reduce.

    En fin, por ser su oracin

    en todo tan singular,

    hoy con muy justa razn

    al Cielo sube a gozar

    la eterna colocacin.

    Algo de los usos de la discusin dialctica y del conocimiento de la lgica por parte de Sor Juana se ve en otro villancico a la

    Inmaculada Concepcin de la Virgen. Sin necesidad de expresar muchos de los trminos usuales en la lgica o dialctica

    aristotlico-escolstica, la monja jernima da la impresin de una capacidad inferencial y argumentativa que iba a la par de su

    habilidad potica. En efecto, all dice:

    1 La Maternidad sacra

    es en Mara

    prueba de que sin mancha

    fue Concebida.

    2 La Concepcin es, de eso,

    premisa clara,

    pues para tanto slo

    fue Preservada.

    1 Quin la ve de Dios Madre

    que no discurra

    que de quien la Luz nace,

    nunca fue oscura?107

    All se detecta la presencia de las nociones de premisa, discurso y prueba. Y un poco ms adelante, en el estribillo, se pone

    un ejemplo de esa inferencia limpia y precisa a la que hemos aludido: 52

    1 Luego a la Preservacin

    prueba la Maternidad.

    2 Luego es, de esa Dignidad,

    premisa la Concepcin.

    1 y 2 La ilacin

  • de uno y otro hemos sacado,

    y aun convertibles mostrado,

    porque a dos sentidos cuadre:

    1 Sin pecado? Luego Madre!

    2 Madre? Luego sin pecado!108

    Donde aparecen, adems de las anteriores, otras dos nociones de la lgica, como son la de la ilacin y la de convertibilidad

    entre enunciados. Asimismo, en otro villancico, al hablar de cmo Dios determin conservar a la Madre de Cristo limpia de

    pecado, Sor Juana da muestras de conocer el modo como en la teologa se explica el conocimiento que tiene Dios de las cosas.

    Dice:

    Dios, que con un acto puro

    mira todo lo crado,

    del infinito pasado

    al infinito futuro,

    determin su Poder,

    que todo lo considera,

    prevenir lo que no era

    para lo que haba de ser

    109.

    Menciona ms adelante lo formal y lo material110

    , haciendo alusin al hilemorfismo aristotlico. Y, al hablar de Santa

    Catarina mrtir de Alejandra, muestra buena parte de su defensa de la condicin femenina contra todas las privaciones que se le

    imponan -sobre todo la del cultivo del intelecto-, y dice con mucho gracejo:

    sta (qu s yo,

    cmo pudo ser),

    dizque supo mucho,

    aunque era mujer.

    Esperen, aguarden,

    que yo lo dir.

    Porque, como dizque

    53

    dice no s quin,

    ellas slo saben

    hilar y coser...

    Esperen, aguarden,

    que yo lo dir.

  • Pues sta, a hombres grandes

    pudo convencer;

    que a un chico, cualquiera

    lo sabe envolver.

    Esperen, aguarden,

    que yo lo dir.

    Y aun una Santita

    dizque era tambin,

    sin que le estorbase

    para ello el saber.

    Esperen, aguarden,

    que yo lo dir

    111.

    Esta es una de las defensas ms decididas a la vez que discretas y garbosas que Sor Juana ha hecho de la mujer, sobre todo en

    lo que ms padeci ella, que fue el que por su condicin femenina vieran mal el que tuviera erudicin. Por eso uno entiende lo

    que ha dicho Rosario Castellanos: En la historia de Mxico hay tres figuras en las que encarnan, hasta sus ltimos extremos,

    diversas posibilidades de la femineidad. Cada una de ellas representa un smbolo, ejerce una vasta y profunda influencia en

    sectores muy amplios de la nacin y suscita reacciones apasionadas tanto de adhesin como de rechazo. Estas figuras son la

    Virgen de Guadalupe, la Malinche y Sor Juana112

    . Es smbolo por el afn que siempre mantuvo firme de avanzar en las letras,

    hasta donde su sociedad y su momento histrico se lo permitieran. Trascendi la moral de su poca en punto de educacin

    femenina, por su intencionalidad decidida113

    .

    Y, hablando de moral, en las Letras Sagradas para cantar, hay una que habla del valor que en la tica tiene la intencin

    recta o buen deseo:

    A Dios le basta el deseo,

    que en estando consentido,

    lo da por ejecutado

    en la cuenta de su Libro

    114.

    54 Es decir, el deseo cuenta tanto en el acto moral, que el consentir a algo es casi como ejecutarlo, y as lo toma Dios para el

    Libro de la Vida, donde se apuntan las obras buenas de los hombres que han de salvarse.

    Y junta los procedimientos de discusin con los conocimientos o, ms bien, creencias relativas a la cosmografa y al cielo

    como casa de Dios, en otra letra que dice as:

    La ms decente morada

    de la Majestad Divina,

    es la Esfera cristalina

    del Empreo dilatada,

  • en que bienaventurada 5

    vista lo goza sin velo:

    luego es ms feliz el Cielo.

    3 Nigolo

    2 Prubolo115

    Pasando a los villancicos atribuibles a Sor Juana, en uno de ellos vuelve a hablar de la Virgen como teloga, que es algo que

    ya le hemos visto hacer varias veces, aunque ahora de manera un tanto diferente:

    Cuantos conceptos espacia

    y en captulos conforma,

    son un argumento en forma

    de la materia de Gracia

    116.

    Pero el asunto es el mismo: la Virgen es una demostracin viva e insuperable en la materia, disciplina o tratado de la gracia.

    Y, despus de llamar a los ngeles Celestiales substancia117

    , repite el tema aludido, y que ya haba tratado antes, de que los

    ngeles son los discpulos de la Virgen en su ctedra del cielo. Tambin alude all mismo a varias costumbres de la universidad.

    Por ejemplo, el de los puntos o temas de examen:

    A la Minerva Divina,

    para darle el mayor Lauro,

    sobre el punto ms subido

    le estn a puntos tocando.

    Repitiendo para Reina

    con puro, elocuente garbo,

    por el tiempo de su vida,

    ya su hora se ha llegado.

    En el examen de Pura fue

    su leccin un milagro,

    55

    por el punto que le cupo,

    sola De Verbo incarnato

    118.

    Viene la oracin o discurso, el claustro, la urna de los votos, la aprobacin, la defensa o argumentacin, la pompa y el paseo,

    el vejamen, el grado y el cancelario:

  • A la Oracin, con Gabriel

    entr; y al salir del Claustro,

    en la urna de su opinin

    Tres Personas la aprobaron.

    La venia de su argumento,

    sin rplica se la han dado

    en la Escuela de la Gloria

    Aqullos ms graduados.

    Sin dispensarle la pompa,

    para el Empreo Palacio

    vistosamente el Paseo

    es, de majestad y aplauso.

    [...]

    Sin el vejamen de Adn

    con todo el gnero humano,

    entre todas las criaturas

    hoy se le da el mejor G