1
21 Lunes 1º de agosto de 2011 E LA ROSADA AÑOS SIRVIENDO A LOS PRESIDENTES DE TURNO vez. Antes trabaja- ba de mozo en un bar, pero no era lo mismo. “Acá me temblaban las manos”, recuerda y ges- ticula. A veces, sus fun- ciones excedían al café con leche de la mañana y hacía de enfermero. “Lanusse, por ejemplo, tenía cálculos en los iñones, y para subsanarle el pro- emita tenía que meterlo DESNUDO n una bañadera de la casa de Go- erno con un medicamento espe- al en el agua”. También hacía de alet en los viajes presidenciales. ra el encargado de vestir a los jefes e Estado cuando estaban fuera del aís. Le ordenaba al conserje del otel PLANCHAR los vestidos de Isa- elita, le dejaba preparado el traje a Alfonsín y lo despertaba a Menem a las seis de la mañana. “Me ocupaba de todo: de la camisa, la corbata, el PAÑUELO, la ropa interior y de que los zapatos estén lustraditos. Ellos salen de primera, ¿viste?”. Golf Todos los días, cuando sale de la Rosada, Gómez se toma el colectivo 130 hasta el Driving Urbano Puerto Madero. Allí da clases de golf, la PASIÓN que comparte con el ex pre- sidente Carlos Menem. “Cuando se enteró que yo jugaba, me invitó a un partido contra su jefe de Seguri- dad y el embajador argentino en los Estados Unidos; le ganamos en el hoyo 18, que es el último. Desde ese día, cada vez que él iba a jugar, me invitaba”. La DUPLA era imbatible. Hasta jugaron juntos en una cancha nocturna en Johannesburgo, Sudá- frica. Indeciso El brevísimo paso de Fernando De la Rúa por el sillón de Rivadavia fue un CALVARIO para Gómez y para el resto del personal de servicio. “¡Por favor, mejor ni hablar!”, se exalta. Y explica que el ex presidente radical era intratable: “Si veía a más de dos mozos se enojaba y le pedía a su se- cretaria que lo atienda uno solo. Era indeciso, hacía cosas que no podías entender: primero te pedía algo, y a los dos minutos te DISCUTÍA que había pedido otra cosa”. Kirchner “Desde que entré en el año ‘71, a todos los presidentes que atendí le llevaba un vasito de agua para acompañar el té o el café. A todos menos al señor Kirchner. A él le gustaba tomar directo de la bote- llita: la abría y tomaba del PICO”, cuenta Gómez, y confiesa que la re- lación entre ellos tuvo altibajos. “Al principio fue un poco reacio, era un poquito duro. Yo lo atendía, me re- tiraba y nada más. Y un día de esos salió la conversación de que mi hermano había sido jugador de RACING. Ahí entramos un poco más en confianza”. El mayordomo de la Rosada lloró la muerte de Néstor y las cámaras de televisión lo enfocaron en primer plano. NUNCA había estado tan ex- puesto. Su vida transcurrió junto a la de los poderosos. Pero a la sombra. Con el militar Reynaldo Bignone viajó dos veces a la India. La postal de Carlos Gómez llorando en el funeral de Néstor Kirchner reco rrió todos los medios. “¿Sabés por qué me dolió tanto su muerte?”, pregunta. “Porque cuando fui a darle el pésame a la señora Cristina, en el primer piso,  se me arrimó Máximo, el hijo, y apoyó su mano en mi hombro: ‘Gracias, Gómez, por la atención que tuvieron con mi papá’, me dijo. Fue un momento bas tante bravo y me agarró una congoja terrible. Enseguidita bajamos a des pedir al féretro y empecé a llorar. No podía parar”. Gómez recuerda a Perón con mucho cariño. Cuenta que tomaba café descafei nado y se cuidaba mucho en las comidas. Lo que más le gustaba de él era el buen trato que tenía con el per sonal de la Rosada: “Te en contraba en el pasillo y te preguntaba: ‘¿Qué necesi ta, compañero?’. Y a los 15 días teníamos lo que había mos pedido”. LLORANDO A KIRCHNER Junto al ex mandatario Eduardo Duhalde. Sirviendo café a los ex presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem. LOS PODEROSOS EL GUSTO DE TÉ COMÚN Y VINO EN EL ALMUERZO Raúl Alfonsín MATE Y TOSTADAS CON MIEL Carlos Menem JUGO DE NARANJA Y POMELO Fernando De la Rúa LÁGRIMA Y TÉ MEDICINAL Néstor Kirchner CORTADO EN JARRITO Y FRUTAS Cristina Fernández Foto: Roy Gorfinkel. Con el general Perón, en la Quinta de Olivos. 

Mayordomo 2

Embed Size (px)

DESCRIPTION

El mayordomo de la Rosada

Citation preview

Page 1: Mayordomo 2

21Lunes 1º de agosto de 2011

EL MAYORDOMO DE LA ROSADACARLOS GÓMEZ TRABAJA DESDE HACE 41 AÑOS SIRVIENDO A LOS PRESIDENTES DE TURNO

vez. Antes trabaja-ba de mozo en un bar,

pero no era lo mismo. “Acá me temblaban las

manos”, recuerda y ges-ticula. A veces, sus fun-

ciones excedían al café con leche de la mañana y hacía

de enfermero. “Lanusse, por ejemplo, tenía cálculos en los

riñones, y para subsanarle el pro-blemita tenía que meterlo DESNUDO en una bañadera de la casa de Go-bierno con un medicamento espe-cial en el agua”. También hacía de valet en los viajes presidenciales. Era el encargado de vestir a los jefes de Estado cuando estaban fuera del país. Le ordenaba al conserje del hotel PLANCHAR los vestidos de Isa-belita, le dejaba preparado el traje a

Alfonsín y lo despertaba a Menem a las seis de la mañana. “Me ocupaba de todo: de la camisa, la corbata, el PAÑUELO, la ropa interior y de que los zapatos estén lustraditos. Ellos salen de primera, ¿viste?”.

GolfTodos los días, cuando sale de la

Rosada, Gómez se toma el colectivo 130 hasta el Driving Urbano Puerto Madero. Allí da clases de golf, la PASIÓN que comparte con el ex pre-sidente Carlos Menem. “Cuando se enteró que yo jugaba, me invitó a un partido contra su jefe de Seguri-dad y el embajador argentino en los Estados Unidos; le ganamos en el hoyo 18, que es el último. Desde ese día, cada vez que él iba a jugar, me invitaba”. La DUPLA era imbatible.

Hasta jugaron juntos en una cancha nocturna en Johannesburgo, Sudá-frica.

IndecisoEl brevísimo paso de Fernando De

la Rúa por el sillón de Rivadavia fue un CALVARIO para Gómez y para el resto del personal de servicio. “¡Por favor, mejor ni hablar!”, se exalta. Y explica que el ex presidente radical era intratable: “Si veía a más de dos mozos se enojaba y le pedía a su se-cretaria que lo atienda uno solo. Era indeciso, hacía cosas que no podías entender: primero te pedía algo, y a los dos minutos te DISCUTÍA que había pedido otra cosa”.

Kirchner“Desde que entré en el año ‘71, a

todos los presidentes que atendí le llevaba un vasito de agua para acompañar el té o el café. A todos menos al señor Kirchner. A él le gustaba tomar directo de la bote-llita: la abría y tomaba del PICO”, cuenta Gómez, y confiesa que la re-lación entre ellos tuvo altibajos. “Al principio fue un poco reacio, era un poquito duro. Yo lo atendía, me re-tiraba y nada más. Y un día de esos salió la conversación de que mi hermano había sido jugador de RACING. Ahí entramos un poco más en confianza”.

El mayordomo de la Rosada lloró la muerte de Néstor y las cámaras de televisión lo enfocaron en primer plano. NUNCA había estado tan ex-puesto. Su vida transcurrió junto a la de los poderosos. Pero a la sombra.

Con el militar Reynaldo Bignone viajó dos veces a la India. 

La postal de Carlos Gómez llorando en el funeral de Néstor Kirchner reco­rrió todos los medios. “¿Sabés por qué me dolió tanto su muerte?”, pregunta.  “Porque cuando fui a darle el pésame a la señora Cristina, en el primer piso,  se me arrimó Máximo, el hijo, y apoyó su mano en mi hombro: ‘Gracias, Gómez, por la atención que tuvieron con mi papá’, me dijo. Fue un momento bas­tante bravo y me agarró una congoja terrible. Enseguidita bajamos a des­pedir al féretro y empecé a llorar. No podía parar”. 

Gómez recuerda a Perón con mucho cariño. Cuenta que tomaba café descafei­nado y se cuidaba mucho en las comidas. Lo que más le gustaba de él era el buen trato que tenía con el per­sonal de la Rosada: “Te en­contraba en el pasillo y te preguntaba: ‘¿Qué necesi­ta, compañero?’. Y a los 15 días teníamos lo que había­mos pedido”. 

LLORANDO

A KIRCHNER

Junto al ex mandatario Eduardo Duhalde.

Sirviendo café a los ex presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem.

LOS PODEROSOSEL GUSTO DE

TÉ COMÚN Y VINO EN EL ALMUERZORaúl Alfonsín

MATE Y TOSTADAS CON MIELCarlos Menem

JUGO DE NARANJA Y POMELOFernando De la Rúa

LÁGRIMA Y TÉ MEDICINALNéstor KirchnerCORTADO EN JARRITO Y FRUTASCristina Fernández

Fo

to: R

oy G

orfi

nke

l.

Con el general Perón, en la Quinta de Olivos.