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‘La cucaracha’, una sátira sobre el Reino Unido del ‘brexit’ a través de uno de los grandes escritores británicos CÓRDOBA IAN MCEWAN NOVELA: ‘PADRE SERENÍSIMO’, DE LUIS FORONDA; ‘EL HIJO ZURDO’, DE ROSARIO IZQUIERDO; ‘LA CASA DEL PLACER’, DE ZOÉ VALDÉS. POESÍA: ‘DESVÍO A BUENOS AIRES’, DE CONCHA GARCÍA; ‘EL ROSTRO DE LA LLAMA’, DE JUSTO J. PADRÓN; ‘PENUMBRAS’, DE JORDI VALLS; ‘MATAR POETAS’, DE JUAN COBOS WILKINS. Libros La escritora madrileña ha publicado recientemente ‘La memoria de los vivos’, un libro en el que se adentra en el México de finales del siglo XIX y principios del XX. Juana Vázquez conversa con Phil Camino sobre esta novela y sobre la significación de la literatura. PHIL CAMINO PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA DIRECTOR: RAFAEL ROMERO CASTILLO COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA AÑO XXXIV. NÚMERO 1.312 SÁBADO, 11 DE ENERO DEL 2020

MCEWANCOORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA AÑO XXXIV. NÚMERO 1.312 SÁBADO, 11 DE ENERO DEL 2020 cartas del norte lecturas infantiles... o no ‘alicia en el

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‘La cucaracha’, una sátira sobre el Reino Unido del ‘brexit’ a través de uno de los grandes escritores británicos

CÓRDOBA

IANMCEWAN

NOVELA: ‘PADRE SERENÍSIMO’, DE LUIS FORONDA; ‘EL HIJO ZURDO’, DE ROSARIO

IZQUIERDO; ‘LA CASA DEL PLACER’, DE ZOÉ VALDÉS. POESÍA: ‘DESVÍO A BUENOS AIRES’,

DE CONCHA GARCÍA; ‘EL ROSTRO DE LA LLAMA’, DE JUSTO J. PADRÓN; ‘PENUMBRAS’, DE

JORDI VALLS; ‘MATAR POETAS’, DE JUAN COBOS WILKINS.

LibrosLa escritora madrileña ha publicado recientemente ‘La memoria de los vivos’, un libro en el que se adentra en el México de finales del siglo XIX y principios del XX. Juana Vázquez conversa con Phil Camino sobre esta novela y sobre la significación de la literatura.

PHIL CAMINO

PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA

SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA

DIRECTOR: RAFAEL ROMERO CASTILLO

COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA

AÑO XXXIV. NÚMERO 1.312

SÁBADO, 11 DE ENERO DEL 2020

cartas del norte

lecturas infantiles... o no‘alicia en el país de las maravillas’ y ‘Peter Pan’

He dejado pasar las na-vidades para escribir sobre uno de mis li-bros preferidos: Alicia

en el país de las maravillas. no sé qué puedo decir de alicia que no se haya ya dicho, escrito, dibuja-do o filmado. Pero de repente me doy cuenta que como con el genio de Baltimore, edgar allan Poe, de quien nunca me canso de escribir en esta sección, me encuentro con varias ediciones de la obra de lewis carrol en mi biblioteca. Que arrancan desde la tradicional de alianza con las ilustraciones de John tenniel y traducción de Francisco torres oliver y continúa con la edición magistral, cómo no, de akal, Ali-cia anotada. Una verdadera joya que mantiene los mismos pila-res (traducción, ilustraciones) y añade ese gusto que todo biblió-filo sabe apreciar, esta vez con comentarios de Martin Gardner, columnista de Scientific American durante más de veinte años, ma-temático y ensayista. Blume edi-torial, por su parte, mantiene en catálogo una verdadera jo-ya «con mágicas ilustraciones del galardonado artista robert Ingpen e incluye un ensayo so-bre este cuento del especialista en historia de la literatura rus-sell ash». Y finalmente, escondi-da entre los anaqueles está Alicia en Sunderland (Mondadori), una versión libre en forma de novela gráfica, «un enorme collage muy poco ortodoxo que acerca la fi-gura de lewis carrol al mundo de la viñeta». «Bryan talbot nos presenta una tesis que relaciona a alicia con la ciudad de sunder-land (trasunto de Wonderland) y para ello conecta la obra lite-raria con la realidad a través de

Luis Santillán

bro como «apto» para menores?. recuerdo que descubrí al per-sonaje con Walt disney, (como tantos otros) a la par que a Peter Pan de Barrie, otro cuento clási-co de la literatura para adultos que se empeñan que lean los ni-ños. Y recuerdo que entonces, siendo niño, me colaba en los cines de mi barrio para ver sus andanzas una y otra vez, y otra. Me fascinaba. tuve que dejar de ser Peter Pan, tuve que asumir mi condición para un buen día hacerme con un libro de James Matthew Barrie al igual que me hice con el de lewis carrol para volver a soñar. Para volver a ser un niño. Pero eso, es otra histo-ria. Por mi parte, alicia, el mun-do mágico de alicia, o el de Pe-ter Pan sobrevolando los tejados de londres en dirección a nun-ca Jamás, siempre serán ejem-plares o películas a recomendar a niños entre 0 y 99 años. Ya ten-drán tiempo, como lo tuvimos nosotros, de entender y com-prender la esencia de las obras.

la historia de Inglaterra, como si asistiéramos a un music hall en forma de cómic». alicia, alicia, alicia... ¿Por qué las editoriales se empeñan en presentar el li-

«Alicia, el mundo mágico de Alicia, o el de Peter Pan siempre serán ejemplares o películas a recomendar a niños»

aManeceres

oportunidadesMaría Ángeles Pérez

Pasadas las

empachosas

fiestas

navideñas

y, una vez

digerida

toda aquella

comida sobrante en nuestros

estómagos privilegiados,

nos lanzaremos como

fieras enloquecidas a por

las oportunidades que

nos ofrecerán en grandes

y seductores almacenes.

Buscaremos con ansiedad

esa prenda que habíamos

seleccionado previamente

y la conseguiremos, con

suerte, a la mitad de

precio. aprovecharemos

las grandes ofertas que

nos ofrecen para realizar

la compra de ese detalle,

que nos vendrá perfecto,

para el rincón que quedó

solitario y vacío hace algunos

años en nuestro salón.

ascenderemos penosamente

la cuesta de enero con

resaca, incertidumbre y

cautela esperando una

buena solución política a

los problemas que atraviesa

nuestro país. esperemos

que 2020 venga cargado de

maravillosas y fantásticas

oportunidades y, por

supuesto, que nosotros

sepamos aprovecharlas y las

subamos en el prodigioso tren

de los sueños y de la vida.

el zaGUán

raquel lanserosAlejandro López Andrada

Hay un

resplandor

muy puro

de cuarcita

que conforta

y serena en

los versos

iridiscentes de raquel

lanseros. ella es un arco iris.

en su poesía hallas túneles

de luz y árboles que susurran

enamorados en un bosque de

dante. Uno observa el vuelo

de las nubes de abril rozando

campanarios y olmos de

oro sutiles. los versos de

raquel son bellas espinas que

abrigan nuestra sangre, gotas

suaves de plata que bordan

nuestro ánimo.

la poesía de lanseros nos

hace más humanos. al

leerla sentimos «los ojos

de la niebla» más pura del

mundo ofreciéndonos un

remanso que ilumina los

huertos baldíos del silencio.

dentro de su discurso lírico

hay verdad. en los versos de

Matria, se eterniza el viento

y la voz de la autora muestra

el horizonte de «la primera

verdad que siempre vuelve».

raquel lanseros ofrece en

su poesía un sendero de

orquídeas y luciérnagas que

sueñan conduciéndonos al

bosque de la felicidad.

testIMonIo

Ya tenemos un nuevo libro a la al-tura del Diario de Ana Frank. Ya tene-mos un nuevo tes-timonio, Auschwitz: última parada, que abarca el periodo que va desde 1943

hasta 1945, los dos años en los que el médico holandés allí recluido, hasta la liberación del campo de extermi-nio, viviría la tragedia que habría de sumir a toda euro-pa en una suerte de tristeza y desasosiego permanente. Una novela demasiado real y dolorosa, ya publicada anteriormente sin éxito, y que vuelve gracias al 75 ani-versario de la liberación de auschwitz. resulta sorpren-dente una vez más como el horror no sólo se manifiesta en los campos de concentración, sino en el desprecio de aquellos que los custodiaban. Por eso este libro está escrito desde las tripas y el corazón. L. SANTILLÁN

‘Auschwitz: última parada’. Autor: Eddy de Wind. Editorial: Espasa. Madrid, 2019.

aUtoBIoGraFía

tras el éxito (póstu-mo) de Manual para mujeres de la limpie-za, había interés por conocer el res-to de la obra de la escritora norteame-ricana lucia Berlin. alfaguara acaba de

editar Bienvenida a casa, subtitulado Apuntes biográficos, fotografías y cartas escogidas. Un libro misceláneo tan del gusto de cierta crítica en nuestro país, con forma de diario muy personal en el que la propia autora se nos «desnuda» literariamente presentándonos a su familia, hablando de sus estancias en México y mostrando los textos en los que estaba trabajando justo antes de su fallecimiento. es de agradecer este tipo de libros que ayudan al lector a conocer un poco más íntimamente a aquellos autores o autoras que llega a admirar. Bienveni-da a casa es un libro curioso y de fácil lectura. L.S.

‘Bienvenida a casa’. Autora: Lucia Berlin. Editorial: Alfaguara. Barcelona, 2019.

novela

Hay libros y autores que no necesitan presentación. Habla-mos en esta ocasión de un visionario con el que muchos ni-ños hemos soñado cada vez que íbamos a una biblioteca a

leer o pedir en préstamo sus libros. Hablamos de Julio verne, el autor de Cinco semanas en globo, 20.000 leguas de viaje submarino. Y De la Tierra a la Luna, cómo no. ahora, nórdica presenta una edición de lujo, con ilustraciones de agustín comotto, de uno de esos libros que nos ha he-cho soñar alguna ocasión. Que nos ha invitado a viajar a la luna, como en su día a tintín, bien en un cohete, bien en un proyectil. da igual que Julio verne cometiera más errores que aciertos en sus predicciones, ya que eso nun-ca estará en cuestión literariamente. así que vuelvan a la infancia y lean de nuevo De la Tierra a la Luna. L.S.

‘De la Tierra a la Luna’. Autor: Julio Verne. Editorial: Nórdica. Madrid, 2019.

2 Cuadernos del Sur AA Agenda Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020

Juana Vázquez

Editora, doctora en Ciencias de la Información y traductora, Phil Camino (Madrid, 1972) es una es-critora que inventa mundos y los

recrea con una técnica y talento impeca-bles, como sucede en su última novela La memoria de los vivos.

-’La memoria de los vivos’ transcurre en-tre el siglo XIX y principios del XX, y está situada, principalmente, en México. ¿Que-ría escribir sobre el XIX o fue el afán de conocer la vida de sus antepasados lo que le llevó a novelar este siglo a través de la trama de sus vidas?-Sin duda, la historia, o la trama, es la res-ponsable de que haya «visitado» el siglo XIX, que, por otro lado, es un siglo al que he via-jado a menudo a través de su literatura. Durante temporadas leía con fruición a los clásicos del XIX, sobre todo a los franceses, los anglosajones y los rusos.

-¿Quién ha pesado más a la hora de escri-bir la novela, la persona o el personaje? -Por la parte de los hermanos Myagh, la His-toria con mayúscula tuvo mucho peso pues tenía cantidad de documentos, incluidos diarios escritos de puño y letra con los que luego creé a uno de los protagonistas de mi novela. Pero digamos que logré despegarme del escenario real para poder escribir mi historia, era esencial hacerlo porque sin esa libertad mis personajes hubieran resulta-do encorsetados, menos creíbles, o eso creo. Sin embargo, en el caso de Ángel Trápaga y de su hija Josefina, desde el principio las personas dejaron paso a los personajes.

-¿La clave esencial de la novela es la ficción a partir de la documentación?-Pues sí, manejé mucha documentación. Y si bien me tomé todas las libertades con los personajes, a partir de la investigación en los documentos, no ocurrió igual con la his-toria. La historia me tenía que servir para montar el andamio que sostuviera la narra-ción, no quería un disparate histórico, y se puede elegir escribir un disparate, pero no era el caso. En lo histórico tenía que haber un rigor mínimo y además viajé a muchos de los lugares para aclimatar mejor mi es-critura. Se trataba de recrear un ambiente y una época que sostuvieran con veracidad la ficción de los personajes. Hay trampas, po-cas, y por mero juego. En cuanto a los per-sonajes, y la historia de sus vidas, ellos van por libre. Los he mezclado o inventado sin temor. En todo caso, sus vidas reales se pue-den parecer a lo que cuento, y quizás en ese juego, me haya acercado a «la verdad» de alguno de ellos, pero eso nunca lo sabré.

-En esta novela, uno de los temas impor-tantes es la identidad, pero pesa también

con una GRan tRayectoRia, la escRitoRa publicó en 2019 ‘la memoRia de

los vivos’, un libRo en el que RetoRna al méxico del xix y de pRincipios del

xx. en la novela tiene GRan influencia el entoRno de sus antepasados

Phil Camino

me dijo un día: «Tu título se parece a algo que dice Cicerón». Así que leí Las Filípicas, para encontrar esa frase, para ver de qué manera Cicerón traía esa idea, y lo cierto es que mi planteamiento era muy parecido al de Cicerón (queda poco nuevo por decir). Cicerón habla de levantar monumentos, y esos monumentos a la inmortalidad, nos dice, mantienen vivo el recuerdo de los hé-roes y de sus hazañas. Yo creo que recorda-mos las vidas de los que se fueron, recreán-dolas e inventándolas. La memoria es nues-tro monumento a los muertos. Pero seamos honestos ¿quién recuerda los hechos pasa-dos de la misma forma? No hay más que preguntar en las familias, la vida de un an-tepasado es vista o recordada de maneras muy distintas. Y esto me fascina.

-Una novela de personas-personajes que se hacen a sí mismos y que se mueve en el terreno de lo real e imaginativo. ¿Son causas por las cuales ‘La memoria de los vivos’ tiene una especial seducción?-Hay personas excepcionales (y por excep-cionales me refiero a la cantidad), que tie-nen una fuerza y una capacidad especial para superar lo que para la mayoría son ba-rreras o limitaciones estratosféricas. Salir de un pueblo de Cantabria con doce años, solo, sin saber leer o escribir, sin saber lo lejos que está América de Europa… Hay que ser especial y hay que tener una falta muy sana de cordura. Me fascina. Estamos ha-blando de personas que no tienen miedo, o lo superan gracias a una ambición mayor, desmesurada en muchos casos. No creo que en el caso de mis personajes hubiera desesperación tal como la entendemos hoy cuando pensamos o vemos a esa pobre gen-te que llega a nuestras costas en pateras, en condiciones lamentables. -De esas dos ramas de la cual desciende: la irlandesa y la española, que se unen en México. ¿De cuál se cree más deudora?-No lo sé. De Irlanda sólo puedo decir que la asocio a los bonitos ojos azules de algunos de mis tíos, que yo no heredé. En cambio, a Cantabria la siento como mi tierra. En cuanto a México, estoy descubriendo ahora ese país, no era consciente de cuantísima fa-milia lejana, pero familia al fin, tengo allí. Es una de las cosas más bonitas que me ha pasado con este libro. Nos estamos encon-trando. Pero soy también francesa, porque mi madre lo es y me he educado en la cul-tura francesa. Así que, algo de «centaura» tengo. Por eso nunca comprenderé los na-cionalismos, eso de la pureza de las identi-dades, de separarse por la sangre o por la tierra que nos vio nacer. Que no cuenten conmigo para esas guerras. -¿Qué es para usted la literatura?-Volviendo a Cicerón, en su discurso contra Marco Aurelio, les pide a los senadores que levanten «un inmortal monumento» para no olvidar a los muertos. Tiene miedo «al olvido de los que ahora viven, y al silencio de los que vendrán». Yo creo que la litera-tura responde a esa llamada urgente. Es la imposibilidad de que se haga realidad ese silencio que conduce al olvido.

-¿Por qué escribe?-Porque lo paso muy bien. Porque es el me-jor modo que tengo para ordenarme las ideas. Porque me obliga a pensar las cosas y me fuerza a usar la cabeza. Y como escri-bí en mi libro Diez lunas blancas (Editorial Elba), porque dentro de mí viven historias que piden ser contadas a gritos. Así que es mejor que les dé una salida honorable, por-que vivir con gritos es bastante incómodo. Y lo cierto es que nadie me lo pide, pero yo escribo. Es como un acto de amor.

viéramos nosotros (y ahora más que nunca, cuando tantos tienden a creer que «Yo» es la medida de todo). Pero cuando volvemos la mirada hacia el pasado, debemos tratar de comprender que los que nos precedieron actuaron de acuerdo a unas reglas del juego que no son las mismas que las nuestras. De-masiadas veces, en un ejercicio de soberbia, se juzga el pasado sin tener eso en cuenta. Una escritora de ficción, o cualquier crea-dor, debe ser capaz de indagar desde la compasión, compasión entendida como el acto de tratar de acercarse a los demás para intentar entenderlos poniéndose en su lu-gar, y eso implica ponerse en ese lugar con todo lo que conlleve, aun cuando sean per-sonas detestables o diametralmente opues-tas a nosotros. Lo cual no quiere decir que no haya que poner el pasado en cuestión. El otro error es no saber desapegarse de él, se corre el peligro de vivir atrapado en ese pa-sado y se pierde pie y capacidad para juzgar el presente. Por eso leer es tan importante.

-Para el título ‘La memoria de los vivos’, ¿se ha inspirado en esa frase genial de Ci-cerón «La vida de los muertos está deposi-tada en la memoria de los vivos»?-Lo cierto es que no. En realidad, el título se lo puse antes de saber que Cicerón lo había dejado escrito en Las Filípicas. Un amigo y autor de mi editorial, JJ Bermúdez Olivares,

«Yo creo que la literatura responde a esa llamada urgente. Es la imposibilidad de que se haga realidad ese silencio que conduce al olvido»

Phil Camino.

CÓRDOBA

mucho saber aquello que conformó la vi-da de sus antepasados. -El de la identidad es uno de los temas de la novela. Pero en esta novela no busco mi identidad, aunque cuando una acaba un li-bro siempre se pregunta: ¿qué hay de mí aquí? ¿Buscaba saber algo de mí, tangen-cialmente, con esta historia? ¿De qué mo-do su escritura ha removido algunos de mis planteamientos? Pero eso es secundario, o vino a posteriori. A priori buscaba algo tan sencillo como inventar una historia a par-tir de lo oído, una historia agradable, una historia que alguien quisiera leer a otra per-sona al pie de la cama. Y tenía un material apasionante. En cuanto a saber sobre los antepasados, creo que es muy importante conocer de dónde venimos, saber quiénes fueron los que estuvieron antes de que estu-

Cuadernos del Sur AA Entrevista Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020 3

Foronda y la España de los 70El escritor ubetense publica ‘Padre serenísimo’, su segunda novela

Manuel Molina

narrativa

Los barrios antiguos de mu-chas ciudades y pueblos se están quedando despo-blados, resultan incómo-

dos para el tipo de vida que se ha elegido en el siglo XXi, ya no ca-minan bestias cargadas de hor-talizas desde los cercanos huer-tos, en muchos casos abandona-dos, ni sale un rebaño de cabras con su rastro de pezuña y estiér-col por la estrechez de las calles. El turismo en algunos casos ha redimido algunas de las casas, que vacías se iban cayendo y en otros casos una valla sempiterna esconde el abandono y el tiempo olvidado de las viviendas. Curio-samente algunas construcciones cristianas han resistido la adver-sidad, pero en otros casos tam-bién se vienen abajo irremedia-blemente. En tales circunstan-cias se encontraba la iglesia de San Lorenzo, en el barrio que lleva su nombre en la ciudad de Úbeda. Unos hermanos nacidos en él, de apellido Berlanga, crea-ron la Fundación Huerta de San antonio para rehabilitar la edifi-cación y crear en ella, mientras tanto, un centro cultural que animara el despoblado barrio y rescatara de la memoria a sus habitantes y oficios, que poco a poco iban desapareciendo. Fruto de ello, ha surgido una impaga-ble oferta cultural. La colección literaria Juancaballos, tanto de poesía como de narrativa, apor-

Luis Foronda.

CÓRDOBA

ta fondos a la causa, a la vez que ofrece cuidadas obras literarias, como el caso que nos ocupa. Luis Foronda es funcionario y escri-tor, a la vez que un creador y co-laborador de iniciativas cultura-les de largo recorrido y relevan-cia, como el festival de cuentos o el de novela histórica de su pue-blo, Úbeda. Premio de novela de la Diputación Provincial de Jaén por Las palabras en la boca, ha pu-blicado dos libros de relatos, Cuentos irradiados y Relatos vertica-les, con nono Granero. Ha tradu-cido al francés distintos relatos

cortos y ha realizado numero-sos programas culturales de ra-dio. Padre serenísimo es su segun-da novela.

Para alguien proveniente del relato corto no es de extrañar que este le siga cuando emprende una tarea literaria de mayor enverga-dura como es una novela. Este es el caso de Luis Foronda, que ha logrado con éxito introducir en la artesa de la creación tanto las necesidades técnicas de la nove-la, como las del relato corto y ha armonizado el conjunto. La ma-sa ha quedado equilibrada, con

acierto y solvencia, dado el riesgo que podría haber convertido un argumento extenso presentado en piezas sin la misma argamasa. Se erige así en uno de los princi-pales valores de la novela creada por Foronda, acostumbrado co-mo está a la escritura corta no solo desde la escritura, sino tam-bién desde la oralidad. Como en ella, se agradece también que los artefactos creativos de lo oral se distribuyan, a veces con sorpresa y desafío para el lector. Otra ca-racterística que se agradece del texto radica en la apuesta que ha huido de la condescendencia ha-cia este. Se le exige participación, imaginación, elucubraciones; de las que tan faltos estamos en la li-teratura actual, donde los relatos se ofrecen como papillas para be-bés, sin grumos ni texturas.

italo Calvino, Juan rulfo, Cor-mac Macarthy o Eduardo Mendo-za se han señalado como influen-cias en esta creación. Sin embar-go, no deja de ser muy cervantina por la urdimbre, llena de casos aparte, que en realidad no lo son. La España de los setenta se con-vierte en un lugar por el que tran-sitan personajes llenos de culpa, una de las verdaderas protagonis-tas de la obra. Curas pedererastas y drogadictos, soldados suicidas, bebés robados, adopciones ilega-les, pueden sonar a truculencia y oscuridad narrativa, pero no es tal porque el estilo, tan limpio y cuidado refleja una España de sordidez desde el mimo por las palabras y por la forma, por la

musicalidad incluso como home-naje a muchos músicos que inclu-so aparecen citados. La obra no se asienta en la continuidad sino que un curioso puzzle en aparien-cia inconexo cobra sentido a lo largo de las páginas, sin prescin-dir, como mencionábamos, de la sorpresa o el juego ante el lector, sin previo aviso para generar una lectura activa a la vez que emo-cionante. El estilo cuidado y con el necesario pulimento ayuda a la adopción de un ritmo narrativo que se convierte en etapa de lar-go recorrido con la alternancia de puertos exigentes y llaneamien-tos para recobrar el aliento.

Pontevedra y Madrid se con-vierten en las ubicaciones de la mayor parte de acciones, la al-dea, el pueblo y la ciudad, que a su vez (con)vive entre los cambios de la sociedad, que siempre con-tiene aristas espinosas, caso del inicio de la democracia o los GaL. La revisión desde la literatura de ficción aporta también una pers-pectiva para intentar entender lo que fuimos, y como consecuen-cia, lo que somos. La escritura de Foronda se ha mostrado en esta obra sólida, ingeniosa y atrevi-da. Su lectura reconforta al lec-tor ávido con la esperanza de ser sorprendido a la vez que presen-ta honestidad con el oficio de la escritura, tan dado últimamente, por desgracia, a la falta de riesgo y solvencia. además contempla el valor añadido de proporcionar unos pocos ladrillos para un foco cultural, que lucha contra el ol-vido.

‘Padre serenísimo’. Autor: Luis Foronda. Editorial: Juancaballos (Fundación Huerta de San Antonio). Jaén, 2019.

‘Los bulevares de invierno’, de García Cueto

novela de catorce capítulos que comienza cuando, en el prime-ro, Julio y Laura están en París y viven «lejos ya de aquellos años

de la Guerra Civil», aunque ahora amena-zados por la nueva contienda que ensom-brece el horizonte de 1940 con la presión belicista de Hitler. En su retiro, Julio es-tá escribiendo la historia de Sofía, una jo-ven y bella parisina de otra época («histo-ria de amor y de violencia en los años de la revolución francesa»), y sigue cultivan-do la amistad de Gabriel, personaje a su vez del contexto sociopolítico de su vida que ya describió en La primavera de nuestro desencanto (2018), la primera novela de Pe-dro García Cueto a la que con frecuencia remite esta segunda por ser su continua-ción argumental, ya que al decir de Julio «todo volvía a mí, los recuerdos me abru-maban». Por añadidura, también en esta

esta parecía una explosión feliz en 1944, «cuando los americanos ya desembarcaron en normandía, engañando a los alemanes» y era verdaderamente una alegría emoció-nate «ver a tanta gente luchando por la li-bertad». así pues, desde 1940 a 1945, con el fondo aterrador e inhóspito de ese am-biente bélico que infligía dolor y masacre, es Julio quien, en nombre del autor García Cueto, «ha logrado transmitir la emoción de un mundo donde solo vive el amor co-mo defensa ante tanta ignominia». Ese es el objetivo de esta y la anterior novela de García Cueto, deslindar «un futuro que nos esperaba y que nos llenaba de ilusión».

predominio alemán. En ese ambiente que recuerda a tantos españoles en Francia, que admira su cultura artística y literaria y que sigue considerando a la literatura como fuente de vida, Julio y Laura son padres de una niña, amanda, que llenará de emoción su matrimonio, «porque la piel siempre era un tapiz para ir tejiendo los afectos entre los dos», a pesar también de la confesión de que «la vida siempre nos ponía obstáculos a la felicidad». Evidentemente, un quiebro en la acción lo representa el momento en que, en 1942, Julio desea convertirse en «el hombre de acción que quería ayudar a un amigo» y así, con la intención de olvidar su pasado, «dejar de ser el hombre oscuro que se ocultaba siempre». a la altura ya del capítulo Xiii, cuando los tiempos oscuros del París («Son tiempos oscuros, querido amigo»; «tú eres escritor, escribe, cuenta lo que ha pasado»), en el 1943, daban coleta-zos de rabia, tortura y muerte, la esperan-za es lo único que se mantiene arrogante; y una vez que llegamos al último capítulo

otra historia habrá «mucho dolor y mu-cho amor».

En la novela, Julio y Laura, al igual que otros españoles, muchos de ellos escrito-res, y sobre todo los judíos, empiezan a sufrir claramente desde el cuarto capítulo el terror nazi en territorio francés, cuando «dormir bien se convirtió en una aventura, a media noche nos desesperaban los ruidos o el alboroto de las redadas». Y Julio, que narra en primera persona, va pasando de una estación a otra («Llegó el otoño en Pa-rís... Éramos felices, yo tenía que resolver lo de la novela...»), va anotando los detalles de la ocupación francesa (pues «Hitler se-guía con sus delirios de grandeza»), reme-morando la España de principios de los 40 (mis padres «ahora vivirían en una España de carencias, sin mi presencia»), y además temiendo el aumento de la inseguridad y el terror. Es ese clima enrarecido ante la opresión nazi el que obliga a Julio y Laura a trasladarse a vichy, en donde se cobijaba una resistencia encubierta al alarmante

Antonio Moreno Ayora

‘Los bulevares de invierno’. Autor: Pedro García Cueto. Edita: Atlantis. Madrid, 2019.

nOvELa

4 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020

Cuando al resto de los países eu-ropeos aún les queda por dige-rir los recientes resultados a fa-vor del brexit, voces críticas se

alzan desde el Reino Unido y qué mejor forma de hacerlo que a través del humor y la sátira, como en el caso del autor Ian McEwan. El novelista lanza una contun-dente y directa crítica a la responsabili-dad de los políticos británicos en cuanto al desenlace final de la ruptura de Gran Bretaña con la UE. McEwan hace uso de la sátira como instrumento literario clási-co al estilo de Jonathan Swift en Los viajes de Gulliver o George Orwell en su libro Re-belión en la granja, no con el ingenuo pro-pósito de que sientan pudor y mejoren su trayectoria sino para poner en evidencia la debilidad de un proyecto desquiciado. En la metamorfosis a la que somete al per-sonaje principal, una cucaracha que se ve de repente transformada en el primer mi-nistro de Reino Unido, se observa desde las primeras líneas un claro paralelismo con La metamorfosis de Franz Kafka: «Aque-lla mañana, al despertar de un tranquilo sueño, Jim Sams, inteligente pero en mo-do alguno profundo, se vio convertido en una criatura gigantesca» (pág. 13). Aun-que, como es bien conocido, en la obra de Kafka será un humano el que se encuen-tre mutado en insecto en la extrañeza del día a día. Es esta una burla mordaz e in-geniosa en la que los sujetos objeto de crí-tica se ven encumbrados en su propio ab-surdo. En ella, el autor no duda en usar la desagradable y repugnante figura de una cucaracha convertida en primer ministro del Parlamento inglés, sin poder evitar, de esta forma, que el lector evoque la fi-gura de la propia Theresa May o la de su sucesor, Boris Johnson. Basándose en un nuevo proyecto económico al que deno-minan el reversionismo, su finalidad es re-vertir el flujo del dinero de tal forma que los trabajadores pagarían a sus empleado-res y a cambio estos serían pagados por sus compras o se recaudarían impuestos para los trabajadores y se les bajarían a los ricos. En torno a la ley que aproba-ría este delirante proyecto surge una di-visión entre los avantistas y los reversionis-tas. Los primeros se postulan por el avan-ce, pero se encuentran divididos entre el sentido común y la voluntad popular que los inmoviliza para presentar soluciones, mientras que los segundos, defensores del patriotismo por encima de la razón, pre-tenden devolver la grandeza y la gloria a Gran Bretaña. De esta forma, desoyendo los desastrosos pronósticos del sector fi-nanciero, las compañías multinacionales o las voces que se alzan desde la ciencia y las letras, prosiguen con su empeño en aprobar la ley, sin temor a caminar en so-litario, para así forjar su fortaleza frente al resto de Europa e incluso sintiéndose ejemplo frente al resto del mundo. Enar-decidos por la idea de autosuficiencia y de inaugurar una nueva Edad de Oro, lle-gan a aportar medidas como una mone-da conmemorativa con la imagen de un reloj o un himno de tono optimista, has-

diplomático entre una fragata francesa y un barco pesquero inglés como llamada de atención al peligro que supone avivar las suspicacias y desencadenar la descon-fianza entre las naciones. Tampoco faltan las alusiones al cambio climático como el efecto que provocan las decisiones incons-cientes de los gobernantes: «Como todos los ríos menores, el Támesis se desbordó y Parliament Square languideció bajo diez centímetros de agua y todo el plástico y la basura de cartón encerado que flotaba... En cuanto amainaron las lluvias, llegó de las Azores otra zona de altas presiones y empezó otra ola de calor, más prolongada» (pág. 83).

Se trata pues de una ingeniosa, hilaran-te y atrevida fábula que deja al descubierto las debilidades del populismo, la avaricia y el autoconvencimiento de la propia forta-leza frente al resto del mundo.

Ian McEwan no duda en describir a los ministros del gobierno como blatta (térmi-no en latín para cucaracha), hombres que huyen de la luz para regocijarse en la os-curidad alejados de la cooperación social, la ciencia o la convivencia pacífica entre las naciones. La cucaracha es, sin duda, una crítica sagaz y atrevida de la reciente des-embocadura del Reino Unido en el brexit, extensible a todos los nacionalismos, po-pulismos y demás extremismos que pue-den resultar seductores a simple vista pero que, al fin, solo aportan inquietud y con-fusión.

«‘La cucaracha’ es una crítica sagaz y atrevida de la reciente desembocadura del Reino Unido en el ‘brexit’, extensible a todos los nacionalismos»

El satírico escenario del ‘brexit’nOvELA

Anagrama edita en castellano ‘La cucaracha’ del británico Ian McEwan

Pilar Muñoz Aguilar

Ian McEwan.

CÓRDOBA

‘La cucaracha’. Autor: Ian McEwan. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2020.

ta el punto de que tal fervor compartido impulsa, en un gesto extravagante y ridí-culo, al propio P.M Jim Sams a cantar: «El movimiento reversionista necesita una canción, que sea optimista. Una especie de himno... no conocían ni a la canción ni a la intérprete. El precio de su ignoran-cia fue elevado, pues el primer ministro se puso a cantar con fluctuante voz de ba-rítono, con los brazos abiertos y una son-risa forzada, como un cantante melódico con experiencia» (págs. 61-62).

En medio de este complot político y eco-nómico, McEwan incluye un incidente

GRANDES OBRAS DE IAN MCEWAN‘NIÑOS EN EL TIEMPO’ (1987) es considerada por Christopher Hitchens como la obra maestra de Ian McEwan. Fue un éxito en ventas y en crítica. La apacible vida de un autor de libros infantiles se ve marcada drásticamente por el secuestro de su pequeña hija en el supermercado.

Este suceso desemboca en una crisis matrimonial y plantea el significado de ser padres en un futuro convulso con la sombra de una amenaza nuclear.

‘AMSTERDAM’ (1998) obtuvo el premio Man Booker de ficción y fue descrita por Douglas Hurd (político conservador) como «un examen sardónico y sabio de la moral y la cultura de nuestro tiempo». En ella, un grupo de diferentes personas, un músico, un director de periódico,

un millonario y un político conservador se encuentran en el entierro de una amiga. El encuentro deriva en un debate sobre la moralidad y el precio de preservarla.

‘EXPIACIÓN’ (2001) nos muestra cómo una joven adolescente, a la que le gusta escribir, cambia el rumbo de la vida de muchas personas al acusar al brillante hijo de la criada de un crimen que no cometió. La novela incluye tres historias diferentes: la de un amor imposible, una sórdida

descripción de la Segunda Guerra Mundial y la de una novela dentro de otra novela. Fue adaptada al cine por Joe Wright y la actriz Saoirse Ronan obtuvo un Oscar.

‘LA LEY DEL MENOR’ (2014) fue clasificada por ‘The Guardian’ como uno de los mejores trabajos de McEwan. Muestra la crisis matrimonial de una jueza del Tribunal Superior especializada en derecho familiar que ha tenido que

renunciar a formar familia y que, al borde del divorcio, decide centrarse en el caso de un joven con leucemia que ha rechazado una transfusión por motivos religiosos.

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020 5

NOVELA

Rosario Izquierdo (Huelva, 1964) escribe con mano firme. Su concepto narrativo se con-creta en ir fragmentando una información que un curioso lector va descubriendo por-

que la narradora deja en suspenso algunos aconte-cimientos que, en páginas o capítulos, iremos le-yendo y serán de una trascendente importancia; progresa y retrocede en su narración, y es entonces cuando ya no dejamos de pasar las páginas, avan-zamos en el relato porque se nos ofrece una lectu-ra tan inquietante como desazonada, y no menos expectante.

La protagonista de El hijo zurdo (2019), Lola Rey, es una escritora secreta, de clase media alta, que se esconde detrás de un seudónimo y trabaja para una modesta editorial; aunque estuvo casada con un abogado de cierto éxito, ahora está separada y tiene en casa a sus dos hijos, una chica y un chico; es una madre bastante progresista, y siente una especial predilección por su hijo Lorenzo, zurdo, como lo fue Lola antes de que le corrigieran esa «anomalía» so-cial que tantos quebraderos de cabeza le ocasionaba en su entorno familiar; ahora lo que, realmente, le preocupa es que debe recoger a su hijo en una co-misaría de policía donde está detenido, acusado de verse mezclado en una pelea con cuchillos y puños de acero y parece, por lo que irá averiguando, que el chico se ha hecho amigo de un grupo neonazi. Aquí surge el problema, y se convierte en el argumento crucial de esta segunda novela de la escritora anda-luza que enseguida conlleva esa pregunta que toda madre se haría en semejantes circunstancias, ¿qué he hecho mal para que este niño se me haya ido de las manos?

El hijo zurdo es un retrato social de las clases aco-modadas frente a las desclasadas y marginadas por su propia condición que muestra, de una manera convincente, una y otra actitud ante los problemas cotidianos, incluso se compromete con la educación de los hijos. Lola y Maru, heroínas de familias tan distintas y en actitud semejante, se conocen y se apo-yan porque sus necesidades, salvando las distancias, son las mismas; el mundo las ha maltratado de la misma manera, y ansían una benefactora repara-

ción que nunca llega; el factor común, ese pasado del que deben aprender y al mismo tiempo huir, aunque el encuentro entre Lola y Maru, la madre de el Loco, compañero neonazi de su hijo, nos introdu-ce en la distancia que se aprecia socialmente entre ambas mujeres: burguesa la primera, limpiadora y pobre la segunda, dos educaciones, dos barrios, dos hijos que se encuentran en parecidas circunstan-cias. Lola siente mala conciencia, y trabaja junto a Gloria, su editora, con un grupo de mujeres que no han tenido tantas oportunidades como ellas; Maru sobrevive limpiando y echando muchas horas fuera de casa para mantener a la familia, y no ve futuro alguno en su vida; el presente no resulta muy hala-güeño, lidian con un hijo díscolo, el Loco y Lorenzo se conocen, de ahí el nexo que une a ambas mujeres. En una de las imágenes más acertadas de la novela, Rosario Izquierdo hace un paralelismo explícito en-tre la caída de Lorenzo, su descenso a los infiernos, y el ángel caído de El paraíso perdido de Milton, cuando recuerda sus visitas y siente su admiración por la es-cultura de Ricardo Bellver emplazada en el parque de El Retiro, que le fascinaba desde niña, ahora Lola siente los versos de Milton, mientras oye las letras de los grupos de hard rock que escucha Lorenzo.

El hijo zurdo nos habla de las diferencias de clase y, al hilo de la historia, añade reflexiones sobre el amor y las relaciones de pareja, o la no menos cu-riosa y educativa conexión entre la madre y su hija Inés, sostenida por cuatro pinceladas, pero refleja esa particular y precoz madurez que acusan las hijas de madres adolescentes, convertidas en amigas y, a menudo, casi en conciencia de sus desconcertadas madres; y en el repaso de la vida de Lola, la mirada a una generación de jóvenes diezmadas en el pasado por la libertad sexual, los embarazos no deseados, o el consumo desenfrenado de drogas.

La estructura narrativa, acertada y convincente, alterna distintas voces y, sobre todo, ofrece un acer-tado manejo del diálogo, fundamental en la confor-mación de la novela, los constantes giros de la foca-lización de externa a interna intercambia con natu-ralidad el estilo directo e indirecto con el indirecto libre. El resultado es un texto impecable, aparente-mente sencillo, pero con una poderosa complejidad formal y de contenido.

El ángel caído‘El hijo zurdo’, un retrato social de Rosario Izquierdo

Pedro M. Domene

‘El hijo zurdo’. Autora: Rosario Izquierdo. Editorial: Comba. Barcelona, 2019.

Rosario Izquierdo.

CÓRDOBA

Asesinas en serieFélix Ángel Moreno Ruiz

La vida y milagros de los asesinos en serie más famosos de la historia del crimen han acaparado siempre la atención mor-bosa del gran público. No hay nada más

que recordar la expectación que generaban los asesinatos de Jack el Destripador y la canti-dad de ejemplares que los periódicos vendían (en ediciones de mañana y tarde) cada vez que aparecía el cadáver horriblemente mutilado de una prostituta en aquel nebuloso Londres vic-toriano. Jack fue uno de los primeros y el más famoso (en parte, porque nunca se ha sabido su identidad, lo que ha propiciado todo tipo de disparatadas teorías), al que luego siguieron Jo-hn Wayne Gacy (no confundamos con el acla-mado actor que protagonizó, a las órdenes de John Ford, clásicos del cine del oeste como La diligencia o Centauros del desierto), conocido como Pogo o el Payaso asesino, que inspiró la terrorí-fica It de Stephen King; Theodore Robert Cowe-ll, Ted Bundy; Jeffrey Dahmer, el Carnicero de Milwaukee; Andrei Chikatilo, el Carnicero de Rostov, y muchos más que conforman una tris-te lista negra de serial killers, a los que podrían añadirse algunos criminales patrios como Ma-nuel Delgado Villegas, el Arropiero; Francisco García Escalero, el Mendigo asesino, o Alfredo Galán Sotillo, el Asesino de la baraja. Todos es-tos nombres tienen en común que son mascu-linos y es que el propio FBI llegó a afirmar en la década de los noventa que no había muje-res asesinas en serie. Sin embargo, la periodista norteamericana Tori Telfer intenta demostrar en Damas asesinas que esta afirmación no so-lo es incierta (desde tiempos remotos, algunas mujeres ha matado con la misma saña que sus congéneres masculinos), sino que, además, está basada en trasnochados postulados misóginos.

Con una prosa limpia (que permite una lec-tura fácil y amena) y con un estilo socarrón e irónico, la autora nos presenta el retrato de las asesinas en serie más afamadas de la historia: la torturadora rusa Darya Nikolayevna Saltyko-va, quien con casi toda seguridad habría sido admirada por el conde rumano Vlad III, cono-cido como el Empalador, de haber coincidido en la misma época; la francesa Marie-Madeleine, marquesa de Brinvilliers, reina de las envenena-doras; la norteamericana Nannie Doss, apodada la Abuelita risueña, o la irlandesa Alice Kyteler, la Hechicera de Kilkenny. ¿Qué tuvieron en co-mún estas y otras mujeres que aparecen en el libro? En palabras de Tori Telfer, «eran listas, hoscas, maquinadoras, seductoras, temerarias, egoístas, delirantes y estaban dispuestas a hacer lo que fuera para abrirse camino hacia lo que ellas consideraban una vida mejor. Eran despia-dadas e implacables. Estaban perdidas y con-fundidas. Eran psicópatas y asesinaban a niños. Pero no eran lobas. No eran vampiras. No eran hombres. Las crónicas lo demuestran una y otra vez: eran terrible, intrínseca e ineludiblemente humanas». Y, tal vez por eso, despiertan nuestro interés.

‘Damas asesinas’. Autor: Tori Telfer. Editorial: Impedimenta. Madrid, 2019.

6 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020

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El colordel deseoLa desbordante pasión de Gauguin contada por Zoé ValdésAlberto Monterroso

NOVELA

Enfermo y moribundo, sostenido solo por el opio y las drogas que calman los terribles sufrimientos

de una dolencia terminal, Paul Gauguin, vive sus últimos mo-mentos en una pequeña isla de la Polinesia francesa adonde via-jó para morir, rodeado de la be-lleza, los recuerdos y las mujeres que amó. La autora hace un repa-so vibrante de la vida del pintor desde la confusión, y también la lucidez, que le provocan los deli-rios febriles y las alucinaciones producidas por los potentes anal-gésicos, imprescindibles para po-der soportar el dolor. Desde esa postración lúcida, Gauguin man-tiene vigoroso su deseo, su ansia, su pulsión sexual y el apasiona-miento desbordado por la pintu-ra. Recapitula una vida desde el enfoque más completo, desde el delirio onírico, la pasión subli-me, arrolladora, de una existen-cia dedicada y entregada al amor y el arte.

Zoé Valdes (La Habana, 1959) al-canzó el Fernando Lara de novela con Lobas de mar y el Azorín por La mujer que llora. Finalista del Plane-ta con Te di la vida entera, ahora ha conseguido con La casa del placer el Premio Jaén de novela, una obra portentosa, que no es biografía novelada ni novela biográfica del

Zoé Valdés.

CÓRDOBA

gran pintor francés: es recreación poética de la pulsión del artista, de su universo creativo desorbi-tado, de las contradicciones que lo acompañaron hasta el último de sus días. En un lenguaje arro-llador, como la propia pasión de Gauguin, se desenvuelve la sexua-lidad desbordante del personaje, como motor inspirador de un hombre que lo sacrifica todo por el arte en libertad: un pintor pro-fundo e insobornable, libre y en-tregado a su frenesí artístico a pe-sar de todo y a costa de todo.

El protagonista, acechado por el dolor y la agonía, se enfren-ta a la muerte pleno de deseo y desenfreno, recordando los mo-mentos más trascendentales de su vida, obsesionado por su indi-vidualidad, por su pintura, que es símbolo y prolongación de su propia pulsión sexual. «Mientras pincelaba los trazos escuchaba los gemidos de los colores. Podía oír los escalofríos y sentir los latidos de las pigmentaciones, palpar el calor de la carne húmeda en las turgencias del óleo» (pág. 105).

La autora sabe reflejar con un lenguaje sensual y poderoso las obsesiones de Gauguin. Su gran conocimiento del personaje le permite adentrarse en el color de la sensualidad y el deseo, le capa-cita para expresar la necesidad que tiene el artista de la búsque-da de la belleza y de la fama, de su avance decidido a costa de to-

do por saberse único y rupturista: «Sí, él había sido el primero y el único. Supo antes que nadie que existía la necesidad imperiosa de una ruptura, que un mundo mo-derno clamaba por nacer, por sur-gir del deseo imperioso y brutal» (pág. 65).

Recuerda su infancia en Lima, la importancia de la madre, la ausencia de la figura paterna, su primer amor. Y sigue evocando, desde el lecho de muerte, su in-greso en el ejército, sus viajes, su desbordante sexualidad, el placer de la aventura. Y también la figura de la esposa, una mujer que no le

despertaba pasión pero que nece-sitaba como cónyuge y madre de sus hijos. «Desde el primer día que la conoció se aburrió junto a ella. Sucedió en un baile de disfraces, pero pese a la conversación que sostuvieron, exenta de cualquier encanto, y de los extensos silen-cios desprovistos de significado, Paul presintió que ella podía ser la esposa que necesitaba» (pág. 91). Su trabajo como banquero y luego pintor, de burgués que des-cubre su alma de anarquista, le hizo saber muy pronto que aque-lla mujer no cubriría su ímpetu sexual, «intuyó que en lo único

en lo que la señorita Gad le haría sentirse seguro sería en su lealtad conyugal y en su alto sentido ma-ternal de la responsabilidad» (pág. 93). Y al final la familia se erigirá en un penoso freno para su intre-pidez artística «- Sí... Más hijos. Me-nos cuadros -masculló» (pág. 97).

Leeremos también en estas pá-ginas su relación con los grandes pintores de su tiempo, en espe-cial con Van Gogh, con quien vive momentos de genialidad y locura. «Gauguin no se repuso jamás de la pérdida de sus dos grandes ami-gos» (pág. 191). El suicidio de Van Gogh y la muerte de su hermano Théo lo hundirán por completo: se marchará lejos, a la Polinesia francesa, un lugar remoto donde morir, exiliado de París y de todo el mundo egoísta y vanidoso del arte, envidioso y altivo, que lo oprime.

Acertada descripción de un pin-tor invadido por la omnipotencia de los deseos, del ansia de pintar con sus verdes la verdad de la tie-rra, de la necesidad de plasmar el dolor y el placer de sus últimos recuerdos, vibrantes siempre en frenesí.

Y Zoé Valdés hace una interpre-tación profunda del personaje que es creativa y novelada pero que se sabe cierta, asentada sobre la realidad personal y vital del artista. Por eso inserta cartas en el relato que aportan verosimili-tud a la descripción de la vida del gran pintor, sin por ello dejar de ser novela siempre, intérprete del entusiasmo de un hombre que si-tuó la pintura por encima de to-do, en aras del deseo y la sexua-lidad, a pesar del dolor y la en-fermedad, vivido todo ello con la vehemencia casi desquiciada del artista entregado por completo a su pasión.

‘La casa del placer’. Autora: Zoé Valdés. Editorial: Almuzara. Córdoba, 2019.

‘Siempre es demasiado’

La personalidad de María Zambra-no ha sido habitual motivo de ins-piración para los creadores. To-mando como referente a la escri-

tora malagueña, la poeta de Priego de Córdoba forja un texto unitario dotado de una particular atmósfera. Juana Cas-tro, prologuista del libro, avisa de cómo las vivencias de ambas mujeres, María y Maricruz, se van imbricando, yuxtapo-niendo, creando una trabazón íntima donde confluyen pensamiento e imagi-nario, una fusión lograda por el adentra-miento de Garrido en la obra de Zambra-no y esa poderosa voluntad de la cordo-besa por construir un universo personal

y la hondura; una voz que se instaura fir-me y se yergue emancipada para procla-mar «Mi vida es solo mía». «Solo me de-bo a mí y a mi capricho, sin angustia/ni amor, sin desamparo». Pero Garrido si-gue confiando en el ser humano a pesar de todo: «Dignifico la especie creada pa-ra amarse/sea cual fuere el amor, yo le ofrezco el triunfo/y dejo que mis manos se esparzan infinitas/a todo el Universo y a todo lo viviente». Y, sobre todo, en el cenit más alto, la poesía, ese amor supre-mo, mágico, único y sublime que todo lo transforma.

to ensombrecido por la realidad que no siempre responde a nuestras expectati-vas, incluso cuando nos dejamos la piel del alma en ellas: «Me tocó vivir en un mundo prestado… Yo no quise el exilio». Garrido mezcla el verso y la prosa poé-tica, emplea el metro corto o recurre al arte mayor, cualquier modo de expre-sión coadyuva a manifestar sus estados de ánimo que se van expandiendo, con sus luces y sombras, creando un espacio lábil, habitado por imágenes que se de-vanan o se difuminan, presencias reales que, como su hermana Araceli, forma-ron parte de una existencia que sigue es-peculando en la esperanza de un maña-na incierto pero siempre conminado por un mismo destino. Una voz desarraiga-da aflora desde la oscuridad, el silencio

que deriva de la lectura de los grandes maestros. Una suerte de ambición filosó-fica mueve Siempre es demasiado. Como no podía ser de otra manera. En esta nueva obra, Garrido desentraña sus íntimas pa-siones, una búsqueda férvida por trans-mitir todo aquello que informa y confor-ma la vida de los seres humanos, el pa-raíso perdido de la infancia, el desafuero de los nepotismos, nuestra constante lu-cha inacabada, la fatuidad de los sue-ños, los abismos del amor, la sed de eter-nidad, la huida hacia la nada. Maricruz Garrido crece en intensidad lírica, con-tención expresiva y originales sugeren-cias. Así nos lo confiesa: «Nací con la poe-sía atada al borde la cuna». Un vigoroso ideario alumbra los poemas, tejidos con precisión léxica, empapados de un alien-

Manuel Gahete

‘Siempre es demasiado. Autora: Maricruz Garrido. Editorial: Ánfora Nova. Rute, 2019.

POESÍA

Mirar, ver algo‘Desvío a Buenos Aires’, el nuevo poemario de Concha García

Antonio Luis Ginés

poesíA

Desde la primera refe-rencia escrita -Desvío- uno está a dispuesto a esperar de casi todo en

un itinerario dado al hallazgo y a la extrañeza de lo singular, al diálogo continuo con cada lu-gar, persona, historia de los si-tios que se cruzan con la autora y que solo sabremos más tarde, el particular significado o relie-ve que alcanzan en este trazado. Concha García ya nos dejó otras muestras en este terreno del dia-rio y, por tanto, sabe donde pisa. Regresa esa voz por las tierras misteriosas -misterio como to-do lo que está esperando un des-cifrarse íntimo por nuestra par-te- de sudamérica. el viaje como un recorrido introspectivo y de continuo descubrimiento, pe-ro también compartido como es la parte final de este libro, a tres voces. Comienza en Buenos Ai-res, continúa por La patagonia y termina en Tierra de Fuego. solo este último vocablo despliega en la autora una carga emocional y sensorial que se recoge a través de su bibliografía. La implica-ción con aquella zona, los seres que se va cruzando y las referen-cias detalladas, de hechos, luga-res, etc, estructuran un discurso en forma de diario, con un pai-saje de fondo siempre presente y cuya desolación nos aparece, a cada momento, con la singu-lar carga de sugerencia y belleza que el recuerdo parece ordenar.

Frente a anteriores trabajos de Concha, y dentro de esa mirada poética que despliega, lo lírico no ocupa de continuo el primer plano en esta entrega, sino que hay una carga de reivindicación

Concha García.

CÓRDOBA

constante a lo largo y ancho de estas páginas. No es una viajera más, corriente, que pasa por los sitios sin más. ella entra, desnu-

da, disecciona llegado el caso, se detiene, camina (y esta acción es de las más significativas, el con-tacto, el pie a tierra), charla, in-

daga, en una invitación a entrar en la historia de los pueblos y en las injusticias que a veces estos arrastran (casi siempre con el

trasfondo del capitalismo como elemento deshumanizador). este tono, más acentuado, invita tam-bién a la reflexión activa, y aban-dona un poco ese sustrato de la simple belleza como excusa úni-ca para avanzar y sorprenderse, también la indignación tiene ca-bida en este tránsito, equilibrán-dose ambos polos en el mismo discurso sin concesiones.

Lo perplejo es como nos trans-mite la intensidad de lo que acontece, llegándonos de manera directa, vertical, sin que la gama de matices se pierda en ningún momento. La cuestión es cómo miras y si al hacerlo, ves algo, afirma la autora al final del libro. No es solo paisaje lo que obser-va, el paisaje no va solo, precisa de quien repara en él y lo redes-cubre, olvidando de paso otros pensamientos insistentes. Hay que ir desviándose, deteniéndo-se, hablando con una misma o con los-as compañeros-as de viaje, intercambiando esos frag-mentos de tiempo, deshaciendo el yo en lo cotidiano frente al resto, y el ser recupera entonces otra dimensión. Un dispersar la mirada, no dar nada por sólido o inamovible, sino moverse bajo esa fluctuación que proporciona el momento. Una lucha continua por hallar ese estado de felicidad, por mantenerse en él durante el mayor tiempo posible, antes que la realidad se instale de nuevo, una realidad a la que solo hay que acudir en pequeñas dosis, co-mo si tuviese un tono anulador. Y el ser humano como elemento de referencia constante, bajo el signo de un tiempo que absorbe, desordena, olvida, y que solo en la voz de quien irrumpe, obtiene un hilo que se tensa, la posibili-dad de recuperar algo a punto de perderse.

‘Desvío a Buenos Aires’. Autora: Concha García. Editorial: Chamán Ediciones. Albacete, 2019.

8 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020

NoVeLA

C a i t l i n M o r a n vuelve una nove-la visceral sobre el amor, la amistad y los estúpidos con los que a veces nos topamos. A Johan-na Morrigan, que firma sus crónicas

musicales con el seudónimo de Dolly Wilde, la conoci-mos en Cómo se hace una chica, donde fuimos testigos de los últimos coletazos de su adolescencia y sus primeros pasos en el mundo adulto y el mundillo musical. Aquí nos la encontramos ejerciendo de columnista en pleno estallido del britpop de los años noventa. Con esta ban-da sonora de lujo, Cómo ser famosa relata los amoríos de la protagonista con John Kite, que ahora se ha conver-tido en un cantante famoso con una apretada agenda; su amistad con la irreverente y ocurrente suzanne y también su escarceo con un famoso comediante.

‘Cómo ser famosa’. Autora: Caitlin Moran. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2020.

eNsAYo

Un recorrido por algunos de los tex-tos que contribu-yeron a sentar las bases de la defen-sa de la dignidad, la inteligencia y el potencial humano de las mujeres du-

rante la primera ola feminista. ¿Cómo iban a gobernar las mujeres, si se las consideraba menores de edad y ne-cesitaban un hombre para supervisarlas? ¿Cómo iban a hacerse cargo de tal responsabilidad, si había quien pensaba que su capacidad intelectual era tan probada-mente inferior que no podía malgastarse ni el erario público ni el privado en educarlas? Hasta la segunda mitad del siglo XVIII, las mujeres que ejercieron libre-mente como escritoras no pasaron de ser ejemplos ais-lados. A finales del siglo XIX, comenzaría a nacer una corriente conocida como feminismo.

‘Si las mujeres mandasen’. Edición de María Casas Robla. Editorial: Siruela. Madrid, 2020.

NARRATIVA

Recorrer los sende-ros más recónditos de la naturaleza so-bre las huellas que deja a su paso el re-baño trashumante. probar la sed del lobo cuando está se-diento, conocer de

cerca los códigos de supervivencia y lealtad de la mana-da bajo la piel del que aúlla a la luna, cantando al cielo nocturno. Ver con tus propios ojos cómo las leyendas de las marismas cobran vida. La España del silencio es el título que recibe la colección de novelas del mundo rural escri-ta por Borja Cardelús, una recopilación que transcurre en las profundidades del salvajerío ibérico: sierras, bos-ques, valles, páramos... Lugares expuestos a la belleza y al sosiego que se abren como destellos de luz entre las som-bras boscosas en estas páginas para revelar las historias que ocurren en el sigiloso corazón de la península.

‘La España del silencio. Novelas del mundo rural y la naturaleza’. Autor: Borja Cardelús. Editorial: Almuzara. Córdoba, 2020.

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020 9

En la colección Visor de poesía aca-ba de aparecer el último libro de Justo Jorge Padrón -una de las vo-ces más personales y fecundas de

la generación del setenta-, El rostro de la lla-ma, enriquecido con un iluminador prólo-go de Federico Mayor Zaragoza, libro que marca un momento de plenitud definiti-va de este creador grancanario. En sus pá-ginas irradia la experiencia del amor, un amor apasionado y fulgurante, como ilu-minación que da sentido a la vida, junto a un poderoso y ardiente sentimiento me-tafísico de la Naturaleza, así como otras composiciones en torno a los maravillo-sos dones de la amistad, que en Padrón cobra categoría de auténtica religión. A todo lo cual se une como brillante coro-nación del poemario, su última sección, «El principio del fin», una potente y per-sonalísima indagación en el inextricable abismo de la muerte, al que el autor se en-frenta con un valor esperanzado; poemas meditativos, estremecedores, en los um-brales de las postrimerías, y que confor-man un ciclo de hondos cantos desde las cumbres de la senectud. Como advierte el prologuista, el poeta «vive y crea porque la realidad no es absurda. (...) La alegría de vivir y el valor de morir viene sólo de la esperanza en lo interminable, en el Dios personal donde se recobrará eternamente el esfuerzo humano».

Hacía tiempo que no leíamos poemas de una tan palpitante densidad y un con-mocionante trémolo existencial como los titulados «Caín», «Oda a Lucifer» o «El alma de lo eterno», entre otros de muy elevada temperatura meditativa, en los que el pen-samiento, pero un pensamiento que sien-te, como quería Unamuno, emocional, no estrictamente lógico, llega a honduras que nos estremecen e interpelan.

La vasta obra de J.J.P., un creador que hasta la fecha ha tenido un constante y mayor reconocimiento en la esfera inter-nacional que en su propio país, abarca tan-to a la lírica como a la épica, a lo largo de más de una treintena de volúmenes, y que en 2005 nos volvía a sorprender con una ambiciosa empresa épica como es su per-sonalísima saga Hespérida. Canto universal de las Islas Canarias, en la que partiendo del centro inspirador de su archipiélago se en-frenta a una visión de nuestra general his-toria española, y de la que lleva publicados tres amplios volúmenes, de unos ocho mil versos cada uno el I, el II, La Gesta Colombina y el recientemente publicado, La primera circunnavegación del mundo, de histórica ac-tualidad por su 500 aniversario, y del que pensamos ocuparnos próximamente.

En este abarcador e insólito proyecto his-tórico-poético, que llegará hasta nuestro presente, J. J. Padrón nos devuelve y mo-derniza un género que muchos creyeron agotado, el gran poema épico, que por su altura, empeño totalizador y protagonis-mo coral -las legendarias Hespérides y la pasión de todo un pueblo, el autóctono pueblo guanche en este caso- alcanza cate-goría de auténtica epopeya.

No es la primera vez que trato de la poe-

lingüístico. Lo elabora, lo bruñe, lo convier-te en ornato de joyel, hasta entregárnoslo como una presea rutilante. Diríamos poe-sía barroca y no nos equivocaríamos. Pero, por otra parte, la palabra es para él esencia acrisolada, ser y no desvío. Logra la triun-fal epifanía de alcanzar la luz». Incluso el que fue presidente del Consejo de Europa, José María de Areilza, llegaría a sentenciar: «J. J. P. es el mayor poeta vivo del Parnaso nacional, ofreciéndonos obras magistrales que afirman el contenido y el talante de su empresa literaria, de poeta total». Su primer traductor, el gran poeta sueco Ar-tur Lundkvist, refiriéndose a su libro Los círculos del infierno (Premio Fastenrath de la Real Academia Española al mejor libro de poemas publicado entre 1972-1977, y traducido a más de cuarenta idiomas), lo calificó de «el más importante de la nueva poesía europea por su fuerza poética y por la originalidad visionaria que expresa». Y para el reconocido poeta Edmond Vander-cammen, director de la Academia Belga de la Lengua, «J. J. P. es un grande y extraordi-nario poeta. Su sensibilidad inquieta, dolo-rosa, casi dantesca, pertenece a la raza de Goya o El Bosco y tiene la misma fuerza de sugestión». Para terminar afirmando que «es el poeta más digno de ocupar el relevo de Federico García Lorca».

Por otra parte, durante el recital que J. J. P. diera en Buenos Aires en noviembre de 1976, su audición le hizo exclamar a Jorge Luis Borges a plena voz: «Padrón es usted un gran poeta. Ha conseguido con es-tos poemas de Los círculos del infierno lo que no me ocurría en mucho tiempo, emocio-narme profundamente y hacerme llorar». Octavio Paz con su penetración acostum-brada, definiría su poesía, radiante y tene-brosa, a un tiempo, oscilante entre eros y tánatos, asegurando que «la obra tanática de Padrón alcanza por su capacidad visio-naria y metafórica la grandeza de la poesía apocalíptica, mientras que en su vertiente solar, se aposenta la gozosa sensualidad de una perspectiva cósmica que abarca su en-tera creación, donde se escucha la palpita-ción de lo que vive y canta con la intensa magnitud de la belleza. Es, en mi opinión, un poeta mayor de nuestra lengua».

Federico Mayor Zaragoza, en ese clarifi-cador prólogo que abre el libro, termina afirmando de su autor: «El valor de su obra cobra especialísimo relieve en el contexto de América Latina. Justo Jorge Padrón (por sus servicios en pro de la poesía española ante la Academia Sueca) tuvo el honor de recibir en nombre de Vicente Aleixandre el Premio Nobel de Literatura. Quizá sería ahora llegado el momento, a la vista de la vastedad y mérito de su obra literaria, de recibirlo en nombre propio. Lo mismo pienso en relación a los máximos galardo-nes literarios de nuestro país...».

University, de Nueva York, Marie Lise Ga-zarian Gautier: «J. J. P. ha logrado alcanzar la cumbre tanto lírica como épica de su arte para convertirse en el cantor de las Is-las Canarias y en el poeta más importante de la España de hoy, en una obra de gran-diosa envergadura que ha sabido captar la belleza y magia de un pueblo, entrela-zando historias y mitos, amores y muerte, alegría y dolor, como defensor de los ven-cidos, y también portavoz de una nueva raza, la mestiza, síntesis de dos razas y dos culturas... en suma un canto a la libertad. La considero una obra maestra». Nuestro poeta -de mantenida proyección interna-cional, en donde ha recibido los mayores reconocimientos, desde su inaugural Los círculos del infierno en la década de los se-tenta hasta la fecha, aunque no tanto en nuestra tierra- ha merecido, en cambio, la más patente consagración por parte de la más selectos académicos y creadores. Y así, el que fuera director de la Real Academia, el profesor Manuel Alvar, llegaría a senten-ciar: «La poesía de Justo Jorge Padrón es el culto a la palabra. Es un caso singular: sien-te devoción de orfebre por el instrumento

«Justo Jorge Padrón es una de las voces más personales y fecundas de la generación del setenta»

El esplendor de la palabraPOESÍA

Visor publica ‘El rostro de la llama’, el último poemario de Justo Jorge Padrón

Carlos Clementson

Justo Jorge Padrón.

CÓRDOBA

‘El rostro de la llama’. Autor: Justo Jorge Padrón. Editorial: Visor. Madrid, 2019.

sía de J. Jorge Padrón, que es de los pocos poetas contemporáneos que nos dejan una inolvidable sensación de plenitud emotiva y estética tras su lectura; a veces me he preguntado si mi personal valora-ción de su obra se hallara condicionada por el sentimiento de la amistad y por formar parte de una misma generación. Por eso me ha gratificado encontrar en el prólogo de Mayor Zaragoza, un rosario de juicios críticos, algunos de los cuales me permito trasladar aquí, sobre nues-tro autor que confirman mi apasionada lectura. Por ejemplo, el de la catedrática de Literatura Hispánica de la St. John’s

Gavilla deversos rebeldes‘Y de pronto Rimbaud’, de Jesús Munárriz

Alejandro López Andrada

poesía

No sería oportuno ligar de entrada la denun-cia y el dolor moral que estamos soportan-

do en los años últimos (nuestra sociedad marcha a la deriva aho-gada en las miasmas que produ-ce la hidra del capitalismo) con el poder atribuido a la poesía hace ya muchas décadas, en el tardofranquismo, como autén-tica «arma cargada de futuro». paradójicamente, el poder de la palabra en la actualidad se ha desdibujado. Nunca fue más in-útil que ahora escribir poesía, sobre todo cuando se ha acaba-

Jesús Munárriz.

CÓRDOBA

do degradando el respeto al arte de construir versos auténticos, de prístina hondura y belleza rutilante, mientras falsos poe-tas desgranan textos híbridos a caballo entre un rancio lirismo adolescentoide y una prosa sin ritmo, cursilona, zafia, corta-da a mordiscos o tijeretazos. La poesía verdadera, pese a todo, la que incluye en su sobria estruc-tura un misterio estético, lumi-nosa ternura y pulsión espiri-tual, aún sigue siendo posible y nos envuelve como esas pues-tas de sol lentas y violáceas que, al final de septiembre, suelen vi-sitarnos durante unos minutos breves e infinitos dejando una muesca granate en las entrañas. en este libro de versos, Y de pron-to Rimbaud, la poesía nos visita como un rojo atardecer que bus-ca acomodo y cobijo en nuestra sangre; no en balde, Jesús Mu-

nárriz, autor del libro, con sabi-duría ha logrado fusionar la de-nuncia social, la ironía y la ter-nura más exquisita y sutil con un humor que nadie como él sa-be destilar: «Y en la niebla noc-turna se esfumaron/carro, ca-ja y sombrero./Nunca sabré qué fue del ataúd/pero lo vi, lo juro, y hablo en serio» (pág. 95). estos versos curiosos y genuinos per-tenecen al poema «ataúd», qui-zá uno de los más amenos del volumen, un poemario de 66 piezas antológicas, de una ori-ginalidad sobresaliente. por eso afirmamos que es este un libro espléndido, necesario para lu-char desde muy dentro contra la estulticia moral que nos ro-

dea mediante un discurso cau-terizador.

si algo define esencialmente la poesía de Jesús Munárriz es su ar-monioso eclecticismo, su trasfon-do moral y su compromiso ético, de denuncia social coherente, sutilísima. en uno de sus poe-marios más recientes, Los ritmos rojos del siglo en que nací. Un cuento triste, editado hace dos años en Hiperión, resultaba visible en la fibra de sus versos ese interesan-te aliento de denuncia de carác-ter social y político que concede a su obra poética un marchamo de armonía y coherente empatía con los problemas de este mundo tan egocentrista y deshumaniza-do. Y si allí, en aquel libro, entre los versos palpitaba una revisión concienzuda de la historia, tanto a nivel personal como colectivo, aquí, en su nuevo poemario es necesario reseñar la agraz rebel-

Casi medio siglo después, el genial poeta nos ofrece esta her-mosa gavilla de poemas rebeldes, deliciosamente también tiernos e irónicos, donde nos asaltan versos como estos dedicados al ardor guerrero y militar: «el lus-tre de las botas altas, negras,/el regusto animal del correaje,/la frialdad del bronce de la hebi-lla…,/la verticalidad del espi-nazo…,/que posterga razones y otorga suficiencia» (pág. 53). Los versos de este poema, titulado «Marcialidad», junto a los de «se-ría bueno», un apunte irónico sobre la monarquía y la demo-cracia, y los de «aquellos días», un hermoso poema dedicado a Miguel Hernández, dan sobradas muestras de la calidad enorme

‘Y de pronto Rimbaud’. Autor: Jesús Munárriz. Editorial: Renacimiento. Sevilla, 2019.

«Si algo define la poesía de Munárriz es su armonioso eclecticismo, su trasfondo moral...»

de este libro humanísimo, lúci-do y valiente. Dividido en cinco bloques, cohesionado por una fuerza poética envidiable, Y de pronto Rimbaud es un poemario que conecta con nuestra visión de la realidad humana y social de un país que se debate entre la angustia de la corrupción, la desgana ética, la falta de perspec-tivas en un futuro, el desaliento moral y el desencanto.

día que destella y brujulea como un viento feliz entre las sombras de un bosque que agoniza, algo que es muy visible en estos versos del poema titulado «a José de es-pronceda»: «Del verso hiciste más-cara y espejo,/invención y verdad,/mensaje y arte./Tu poesía es como tu vida,/rebelde, luminosa, justi-ciera...» (pág. 67).

ese aliento rebelde, humano y agridulce, de denuncia social, conecta los poemas de Y de pronto Rimbaud con otros textos inolvida-bles de Munárriz, aquellos anto-lógicos que escribió hace ya unas décadas, cuando colaboró con el maestro aute en un disco mági-co, Forgesound, donde aparecían letras deliciosas, ingeniosas e hila-rantes, dedicadas a funcionarios, evasores de impuestos y políticos corruptos de aquella curiosa espa-ña predemocrática, pues estamos hablando de 1976.

10 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020

poesía

poeta negra, les-biana, feminista, socialista... audre Lorde (Har lem, Nueva York, 1934- 1992) articuló esta multitud en una lírica cotidiana, mezcla de lamen-

to, celebración y canto de guerra. Consciente de que la cultura occidental no sólo es androcéntrica y femi-nicida, sino que también es racista y homófoba, mos-tró la interdependencia de estas violencias y se dedicó a denunciarlas, enalteciendo las fuerzas contrarias, siempre oscuras y eróticas y nutricias, y reivindicando la primacía inmemorial de las mujeres en su custodia y expresión. Con todo ello nos recordó que la poesía es ante todo es siempre un acto de resistencia. Visor publica ahora la antología Entre nosotras, en edición de Michel Lobelle.

‘Entre nosotras.Una antología’. Autora: Audre Lorde. Editorial: Visor. Madrid, 2020.

poesía

De la mano de Juan Manuel Bonet y Juan Bonilla, esta publicación de la Fundación José Ma-nuel Lara propone, además de una se-lección amplia y representativa, un

exhaustivo panorama del periodo vanguardista de la poesía latinoamérica. en los años veinte del pasado si-glo, la poesía hispanoamericana vivió su época dorada, en la que surgieron movimientos como el ultraísmo argentino, el estridentismo mexicano, el indigenis-mo peruano o el runrunismo chileno. Tierra negra con alas. Antología de la poesía vanguardista latinoamericana se publica en la colección Vandalia. Con una brillan-te introducción general de Bonet y Bonilla, el libro se completa con las semblanzas previas a los poemas de cada autor.

‘Tierra negra con alas’. Edición de Juan Manuel Bonet y Juan Bonilla. Editorial: Fundación José Manuel Lara. Barcelona, 2020.

aRTíCuLos

Más palabras con alas redondea la labor iniciada en Palabras con alas (publicada por ediciones de la Isla de siltolá en el año 2012), de recopi-lar todos los artícu-los de Luis alberto

de Cuenca publicados en la revista Mercurio de la Funda-ción Lara, hoy tristemente desaparecida.

Luis alberto de Cuenca nació en Madrid el 29 de di-ciembre de 1950. es doctor en Filología Clásica, profe-sor de Investigación del CsIC y académico de número de la Real academia de la Historia. Luis alberto de Cuenca fue director de la Biblioteca Nacional y presidente de su Real patronato. Ha obtenido, entre otros reconocimien-tos, el premio de la Crítica, el premio Nacional de poesía y el premio Julián Marías de Investigación en Humani-dades.

‘Más palabras con alas’. Autor: Luis Alberto de Cuenca. Editorial: La Isla de Siltolá. Sevilla, 2019.

Lírica contemplativa e introspectiva‘Penumbras’, una antología de once de los doce libros del catalán Jordi Valls

Francisco Onieva

Poesía

Todo aniversario es rito, la colocación de un hito kilométrico al lado del camino para dejar cons-

tancia del trayecto recorrido. en este sentido, es un acto a me-dio camino entre lo público y lo privado que, al proyectarse ha-cia el otro, deviene celebración. Tal condición celebrativa genera una sinergia que encierra la ca-pacidad de mover el ánimo de quien lee y de crear una corrien-te de solidaridad emotiva con él. Jordi Valls (Barcelona, 1970), una de las voces más interesan-tes de la actual poesía en cata-lán, acaba de transitar los prime-ros veinticinco años de un itine-rario iniciado en 1995 con D’on neixen les penombres? y, para con-memorarlo, publica Penumbras, en la editorial barcelonesa Go-dall editions, dentro de su colec-ción alcaduz.

en el presente volumen se re-cogen once de sus doce libros, sintetizados en cuarenta y nue-ve poemas que, por primera vez, pueden disfrutarse en edición bi-lingüe. el responsable de la selec-ción y traducción es el escritor y crítico José García obrero, quien, además, firma un interesante prólogo.

el simbólico título del conjun-to nos sumerge en una poesía contemplativa e introspectiva, no exenta de ciertas aspiraciones metafísicas, que parte de lo coti-diano y de la constatación de que la realidad no es unívoca para crear un discurso de finas aristas que, tras asumir el descrédito de los valores establecidos desde la imposición de un orden moral y social que está dando muestras

Jordi Valls.

CÓRDOBA

de agotamiento, intuye, a través de la mirada del poeta, un atisbo de luz que, más allá del paso del tiempo, de las heridas y de la os-curidad, deja su impronta en la piel. Para ello acude a una incisi-va simbología sustentada, según García obrero, en la «penumbra», que es «la piedra angular de su poética, espacio donde nada se

idealiza, al contrario: belleza, amor, felicidad, incluso la propia poesía, vienen envueltas en la pe-sada carga de la rutina, la menti-ra, el fracaso y la extenuación».

así, el fracaso se convierte en el tema nuclear. íntimamente, re-lacionado con él aparecen otros ejes temáticos poliédricos como el amor y la identidad, que son

concebidos como herramientas para iniciar un proceso de autoco-nocimiento y de definición de los propios límites, en el que, a tra-vés de un sutil juego de espejos, Valls logra involucrar al lector, conformando una fértil primera persona del plural. Para ello con-cibe el texto como una unidad incompleta que, por tanto, re-

quiere de la participación de este para tener sentido. La poesía de-viene, pues, en ofrenda al lector, que es un verdadero constructor de significados. el poeta ofrece su palabra a un «tú», sabedor de que la lectura es una actividad que sucede necesariamente en el otro («este es tu poema/Hazle lo que quieras»).

asimismo, la experimentación lo lleva a explorar las posibilida-des tanto de los metros cortos co-mo de su combinación con otros más largos; la sugerencia y con-tención del poema más o menos breve; y la utilización del poema en prosa.

Tampoco desdeña los juegos ti-pográficos y los explora cuando considera necesario («Porque la unidad es el centro del universo» o «se derrama la esperanza iner-te entre unos guantes de goma»). Con la misma intención, acude al humor en poemas como «Pa-rásitos», «Revolución» o «se me ha caído el sexo desde la ventana del ático»; a las connotaciones de los mitos clásicos, sean de la tradición judeo-cristiana («adán y eva») o grecolatina («aracne» o «edipo en Colono»); o a la meta-poesía, presente en «Contra los poetas», «arte inútil», «Poesía», donde al hilo de la muerte de la poeta polaca, reflexiona sobre las falacias del lenguaje antes de ter-minar con uno de esos versos que casi valen un poemario: «somos lo que callamos».

‘Penumbras’. Autor: Jordi Valls. Editorial: Godall Edicions. Barcelona, 2019.

noVeLa

La deshonra de Sa-rah Ikker, de Yasmi-na Khadra, narra la historia del te-niente Driss Ikker está en el mejor momento de su vi-da. Disfruta de un feliz matrimonio

con sarah, la hija de un alto cargo de la policía marro-quí; vive de forma más que acomodada y le han dado un destino sin complicaciones en Tánger, a las órdenes de uno de los hombres de confianza de su suegro. Pero todo se le va a venir abajo cuando un día regresa antes de tiempo a su chalet y se encuentra a sarah en la ca-ma, desnuda y maniatada. Cuando intenta socorrerla, recibe un fuerte golpe. al recuperar la conciencia se va a enterar de que sarah ha sido violada. La desespera-ción se apodera del joven teniente. su única obsesión es averiguar quién cometió tal crimen.

‘La deshonra de Sarah Ikker’. Autor: Yasmina Khadra. Editorial: Alianza Editorial. Madrid, 2020.

ensaYo

edgar neville, los hermanos Miguel y Jerónimo Mihura, Tono, José López Rubio y enrique Jardiel Poncela (la «otra» generación del 27 al completo) crearon en junio

de 1941 la llamada a ser «revista más audaz para el lec-tor más inteligente», La Codorniz. Junto a ellos, dos mu-jeres, Conchita Montes y la baronesa alberta, en unos tiempos en los que los nombres femeninos parecían condenados a un segundo plano, y sus padres putati-vos, Wenceslao Fernández Flórez y Ramón Gómez de la serna. La aparición del semanario tuvo el efecto de un auténtico big bang, pero las raíces de su humor lleva-ban fraguándose largo tiempo. La Codorniz. De la revista a la pantalla (y viceversa) se adentra en las selvas de una revista destinada a marcar los años del franquismo.

‘La Codorniz’. Autores: Santiago Aguilar y Felipe Cabrerizo. Editorial: Cátedra. Madrid, 2019.

noVeLa

en 1859, en la bata-lla de solferino, el teniente esloveno Trotta salva la vida al emperador Fran-cisco José. es ascen-dido, condecorado y ennoblecido, y con los años su nombre

aparece en los libros de Historia de las escuelas del Impe-rio austrohúngaro. Pero en ellos el episodio se narra de-formado y Trotta decepcionado, solicita el retiro. La mar-cha Radetzky, de Joseph Roth, se convirtió en un hito de la literatura del siglo XX, por su genial escrutinio de los dos grandes pilares del Imperio -el ejército y la administra-ción- y su crónica de una larga decadencia que, inadver-tida para la vida reglamentada de sus protagonistas, con-duce a la Primera Guerra Mundial. Mientras la marcha Radetzky suena y todos los símbolos del Imperio parecen tener vida propia, se extienden los nacionalismos.

‘La marcha Radetzky’. Autor: Joseph Roth. Editorial: Alba Editorial. Barcelona, 2020.

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE ENERO DEL 2020 11

Siempre fue Cobos Wilkins un escritor que arriesgó mucho en sus escritos, moviéndose en el filo de la navaja de la creación y

tratando de llevar al lector los elemen-tos más sazonados que conforman un alma, un espíritu, una forma de ser y estar en el mundo. Su poesía, en con-secuencia, nace de la redención y pro-yecta su manumisión en el escritor co-mo alguien que se libera a sí mismo en un ejercicio de ataduras con la vi-da. Le preocupa la vida, ama la vida, pero sobre todo quiere «ser ahí» en la vida, sentirse que tiene sentido. Por esta razón sus temas siempre son pe-netrantes, generosos con el ser, van al tuétano de este y en consecuencia ha-bla del suicidio, de la nada, de la au-tofagia, de las ausencias, de la vulne-rabilidad o de la supervivencia. No es un ejercicio baladí este. Tampoco lo es reconocerse y vivirse en el amor, en la necesidad de seguir luchando contra viento y marea o en el reclamo de la soledad, esta que «se sostiene en la be-lleza», pero sobre todo la comprensión de una profunda realidad vital: «Aún no entiende que todo cuanto ame lo amará siempre solo». Y en otro mo-mento: «Sabes que no hay eternidad para quien no fue amado./ Ni habrá inmortalidad para quien sueña solo». Matar poetas surge como una síntesis de todas estas temáticas bajo la óptica estética de la bipolaridad, una estruc-tura bimembre que parte de dos tér-minos: «No intento explicarte.../ Inten-ta explicarme...». Se produce un des-doblamiento del yo y una bipolaridad de sentido en torno a las preocupacio-nes vitales del poeta en las que apor-ta la novedad de un lenguaje cientifis-ta, propio de un positivismo que trata de complementar las razones de una existencia.

Bajo esta férula formal inicia un ca-mino con esa pintada inicial simbóli-ca «Matamos poetas», y hayamos una conclusión final en el bien resuelto poema último que es un resumen de su historia vital. En el camino holla-mos las hondas preocupaciones del es-critor, del ser, que no está a salvo de nada ni de nadie. Que vive su soledad y la muerte de los seres queridos pro-fundamente, que denuncia situaciones sociales (como en el poema en torno a los campos de exterminio), que ama sobre todo reencontrarse con su yo y bucear en él creando una poesía pro-funda, vitalista y hermosa, tanto como en ocasiones positivista y cientifista. Esta voluntad de circularidad signifi-ca dejar resuelto un modo de ser en el mundo. No poco debe en este libro a Poeta en Nueva York de Lorca, al que ho-menajea en diversos momentos ya des-de los primeros poemas con subtextos alusivos y de un modo más concreto en F.G.L. 1936: «Hoy me recuerdas a él en esa foto/ -abril, 1936, en bata,/ y de-trás,/ una planta/ una maceta de barro/

Redentora autodestrucciónJuan Cobos Wilkins publica en Vandalia ‘Matar poetas’

Francisco Morales Lomas

Juan Cobos Wilkins.

que evidencia aún más el desamparo, que incrementa/ el vacío-,/ la foto/ en la que está con su muerte retratado». Una foto muy conocida de Lorca meses antes de morir. Cobos Wilkins siempre ha sabido penetrar con fortaleza, con pasión en el corazón humano y sortear los matices de la tristeza, de la sereni-dad..., adentrarse en la vida haciendo ruido, buscando las palabras, los sím-bolos que más fuerza podrían proyec-tar a lo que trata de expresar pero lle-vando siempre al corazón al filo de la existencia, al último suspiro, como su propia poesía, a punto de caer al vacío, en ese puenting que roza la verdad y la vida: «El poeta es un funambulista con vértigo entre la Pasión y la Armonía». En ese salto vertiginoso hay momentos para la desolación («Aceptar que la vida y fue y no tuvo mis ojos») pero también la esperanza, de la que siempre se ali-mentó, su lucha, en esa también volun-tad redentora de autodestrucción.

Existe mucha experimentación en estos versos, con imágenes delirantes, surrealistas, y continuas alegorías que tratan de explicar la compleja realidad de la existencia como cuando dice al hablar del eterno retorno de escribir:

«Tú bate metáforas en el punto de nie-ve», o en otro poema: «Te alimentas de versos». Pero hay un hilo conductor que reitera en muchos versos: la viven-cia en soledad, como un reclamo del ser que comienza a desprenderse del mundo y de todo lo accesorio en un es-tado de ataraxia que le permite la con-templación interior. A veces es como si se sintiera ajeno a la existencia («Y la vida, no sé.../ pasa a tu lado sin rozarte siquiera») pero también profundiza en su dolor en su propia vulnerabilidad, en el flagelo de la memoria, y el dolor surge cuando hace ese recorrido por los seres amados y “el silencio recorre con-tigo de la mano las estancias vacías”. Siempre existe en su lírica una profun-da huella del amor y el desamor que lleva irremediablemente a una herida no cicatrizada, una herida que acaba en estigma.

En definitiva, una poesía rica, bella en su dolor, en su dureza, en su bús-queda pero vital, arriesgada, valiente en el que vemos siempre profundas vi-braciones interiores y un ser humano en permanente emergencia vital.

«... una poesía rica, bella en su dolor, en su dureza, en su búsqueda pero vital»

CÓRDOBA

‘Matar poetas’. Autor: Juan Cobos Wilkins. Editorial: Fundación José Manuel Lara. Colección Vandalia. Barcelona, 2019.

LAS GUARdAS

FealdadesJavier Sánchez Menéndez

deseaba que llegara

el viernes para cobrar

las pesetas por esas

horas de trabajo que

echaba en aquel bar

nostálgico y oscuro, y

acudir así a librerías

de viejo por algún

tesoro. Un bar donde

los clientes satisfacían

la soledad con las tragaperras y el anís,

donde se cambiaban más monedas que

otra cosa, y donde bajo el mostrador

me acompañaban los libros de Eliot o

Leopardi.

Muchas veces dudé de la moralidad.

Ahora dudo de la moralidad. Sería

conveniente cambiar el término

moralidad por el de educación. ¿Quién

posee superioridad moral? ¿Quién vive

acorde a una moralidad consecuente? La

ausencia de educación nos hace caminar

por las fronteras de la intolerancia, por

el filo de una división inexistente pero

que hemos creado nosotros mismos, por

la lucha en disputas e insultos. Ausencia

de educación, o no conocer la educación

realmente.

Con la literatura me pasa algo similar.

Lo que se lee y lo que se escribe ahora

está hecho para confundir en vez de para

agradar. Nos alejamos de lo bello y lo

bueno. Se crean fealdades, se traducen

fealdades en vez de obras de arte. Antes,

y no es nostalgia, la belleza de una obra

de arte nos resultaba misteriosa, poseía

ese don preciado de la hospitalidad, y se

quedaba en nosotros lo bello y lo bueno,

los deseos de cada uno se convertían en

expectativas, en agrado, en experiencias.

Como escribía dión de Prusa, un cínico,

«Ahora está todo prácticamente lleno

de hombres con apariencia de filósofos,

y casi son más numerosos que los

zapateros, los molineros, los bufones

o los que trabajan en cualquier otra

ocupación que se quiera». ¿Cuál es el

mérito real de las propuestas actuales?

Lo desconozco, no lo encuentro. Puede

que me visiten los prejuicios, pero

soy consciente que cambiar, hemos

cambiado, y el cambio es necesario y

fructífero, pero siempre que nos siga

acercando a lo bello y a lo bueno.