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Meditaciones evangélicas, Unamuno

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Tras su crisis vital de 1897, Unanumo estalla, comienza su busqueda por la Verdad y la Fe. Su grito desgarrado se ve claramente en sus textos, sus arengas, sus homilías laicas finiseculares

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Meditaciones Evangélicas

MIGUEL DE UNAMUNO

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DIPUTACIÓN DE SALAMANCA

2006

Edición de Paolo Tanganelli

Meditaciones Evangélicas

MIGUEL DE UNAMUNO

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EDICIONES DE LA DIPUTACIÓN DE SALAMANCASERIE HUMANIDADES, N.° 25

Impreso en España.

Imprime: Imprenta PROVINCIALPolígono “El Montalvo”37008 SalamancaTeléf. 923 19 02 13

I.S.B.N.: 84-7797-250-8Depósito Legal: S. 183-2006

1ª edición: mayo, 2006© Diputación de Salamanca y herederos de Miguel de Unamuno© De la introducción y notas: Paolo Tanganelli

Maquetación: Difusión y PublicacionesDEPARTAMENTO DE CULTURADIPUTACIÓN DE SALAMANCA

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida total o parcialmente,almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea mecánico,eléctrico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

Para información, pedidos e intercambio dirigirse a:

DIPUTACIÓN DE SALAMANCADEPARTAMENTO DE CULTURA (Publicaciones)C/. Felipe Espino, 1, 2ª Planta37002 Salamanca (España)Teléfono 923 29 31 00. Ext. 617Fax 923 29 32 56E-mail: [email protected]://www.lasalina.es

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PRESENTACIÓN ..................................................................................... 9

AGRADECIMIENTOS ............................................................................. 11

SIGLAS DE LOS ESCRITOS MÁS CITADOS ........................................... 11

INTRODUCCIÓN. LAS MEDITACIONES EVANGÉLICASO EL ESLABÓN PERDIDO ........................................... 15

1. EL PROYECTO DE LAS MEDITACIONES EVANGÉLICAS ............................ 161.1. Las dos caras de la crisis del 97 ................................................... 161.2. La genealogía de las Meditaciones .............................................. 19

1.2.1. Manuscritos conservados ............................................... 191.2.2. La escritura diarística como fuente ................................ 21

2. NICODEMO: DEL DUALISMO Y LA RENOVACIÓN .................................... 24

3. JESÚS Y LA SAMARITANA O LA CONFESIÓN MITOLÓGICA ....................... 29

4. EL MAL DEL SIGLO O LA SEMILLA TRAGICISTA ..................................... 374.1. Desde Charivari. En casa de Unamuno... .................................. 37

4.1.1. Un culto idolátrico al progreso ..................................... 394.1.2. ¿Socialismo nihilista? ¿O socialismo vs nihilismo? ......... 404.1.3. La infinita vanidad del todo y el milenarismo ............... 44

4.2. ...hasta Del sentimiento trágico de la vida ............................... 48

5. EL NAUFRAGIO DE LAS MEDITACIONES ............................................... 55

CRITERIOS DE EDICIÓN ....................................................................... 61

1. DESCRIPCIÓN DE LOS DOCUMENTOS AUTÓGRAFOS .............................. 61

2. REGLAS GENERALES DE TRASCRIPCIÓN ............................................... 64

3. APARATO CRÍTICO Y SIGNOS DIACRÍTICOS .......................................... 64

4. UN MANUSCRITO DE NICODEMO NO EDITADO .................................... 66

TEXTOS ................................................................................................... 69

MEDITACIONES EVANGÉLICAS ................................................................. 71

Nicodemo el fariseo ............................................................................ 73El mal del siglo ................................................................................ 97Jesús y la samaritana ........................................................................ 107

Í N D I C E

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BORRADORES ........................................................................................ 113

Nicodemo el fariseo ............................................................................ 115El mal del siglo ................................................................................ 135Jesús y la samaritana ........................................................................ 145La oración de Dimas ......................................................................... 151San Pablo en el Areópago / La conversión de San Dionisio ...................... 159El reinado social de Jesucristo ............................................................. 163

OTROS DOS MANUSCRITOS RELACIONADOS .............................................. 175Sermón sobre la sencillez ..................................................................... 177Plan del Tratado del Amor de Dios ..................................................... 179

APARATO CRÍTICO ............................................................................... 183

NOTAS ..................................................................................................... 225

REPRODUCCIÓN FACSIMILAR DEL PLAN DEL TRATADODEL AMOR DE DIOS ............................................................................... 291

PAOLO TANGANELLI

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PRESENTACIÓN

AL CUMPLIRSE en 2006 setenta años de la muerte de don Miguel de Una-muno, la Diputación de Salamanca se enorgullece en presentar esta

edición de un inédito de juventud: Meditaciones Evangélicas. Escrito entre1897 y 1899, el conjunto de ensayos que dio lugar a este libro tomó unposo definitivo en títulos posteriores, peculiarmente trascendentales, comoDiario íntimo o Del sentimiento trágico de la vida. Estamos, por tanto, ante loque representa una novedad unamuniana en todo su significado.

Permítanme que agradezca muy sinceramente la colaboración prestadapor los herederos de don Miguel, la familia Unamuno Adarraga, que hahecho posible la publicación de este libro a través del trabajo exhaustivo ydenodado del profesor Paolo Tanganelli, a quien manifiesto también miagradecimiento por su interés en las ediciones de esta Diputación.

Don Miguel siempre es un atractivo para el hondo sentimiento cultu-ral de Salamanca. Más allá del concepto universalizador de su obra, trans-mitida entre generaciones y geografías, la índole unamuniana disfruta deuna gran emoción arraigada en la consideración de todos nosotros.

Por ello, si hace veinte años, con motivo del cincuentenario de sumuerte, la Diputación de Salamanca realizó un gran trabajo audiovisualsobre su vida y obra, hoy, con motivo también de su efeméride y recuerdo,recogemos el testigo de su huella y de su trascendencia editando este inédi-to que dio pie a una obra tan ardua, intensa y extraordinaria como es la quegeneró don Miguel de Unamuno.

ISABEL JIMÉNEZ GARCÍA

Presidenta de la Diputación de Salamanca

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AGRADECIMIENTOS

Agradezco a Carlo Beretta su paciente obra de revisión del aparato crítico y sus muchosy sabios consejos (y aún más le agradezco la amistad que en cada ocasión me demuestra).

No olvido tampoco todo lo que por mí ha hecho el personal de la Casa-Museo Unamunoen estos quince años. Estaré siempre en deuda con Ana Chaguaceda Toledano, Julián MontesGonzalo, Manolo Iglesias Fraile, Angelines Ponte Araújo, Flor Hernández Martín, ClementeBernal Pérez e Inés Alonso Ayuso.

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SIGLAS DE LOS ESCRITOS MÁS CITADOS

Meditaciones Evangélicas y otros autógrafos

AJH A la juventud hispana / Mi confesión (CMU, col. 68/34; se trata de laprimera redacción del Tratado del Amor de Dios)

Cuad 3/27 (CMU, col. 63/27; cuadernillo que Unamuno redactó hacia 1886)EMS El mal del siglo (CMU, col. 69/9)EMS-borrador Borrador de El mal del siglo (CMU, col. 79/231)JyS Jesús y la Samaritana (CMU, col. 62/6)JyS-borrador Borrador de Jesús y la Samaritana (CMU, col. 79/231)SPA-LCD Borrador de San Pablo en el Areópago (CMU, col. 79/190); borrador

de La conversión de San Dionisio (CMU, col. 79/231)LOD Borradores de La oración de Dimas (CMU, col. 79/233)N Nicodemo el fariseo (Revista Nueva, n. 29, Madrid, 25-XI-1899,

pp. 241-275)N-borrador Borrador de Nicodemo el fariseo (CMU, col. 63/9)RSJ Borrador de El reinado social de Jesucristo (CMU, col. 69/10)T Tratado del Amor de Dios (CMU, 68/34)

Textos publicados

CCU José Martínez Ruiz, “Charivari. En casa de Unamuno”, en Azorín-Unamuno, Cartas y escritos complementarios, ed. de L. Robles, Gene-ralitat Valenciana, Valencia, 1990

D Diario íntimo, Madrid, Alianza, 1996

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EpA Epistolario Americano (1890-1936), ed. de L. Robles, Salamanca, Uni-versidad de Salamanca, 1996

NM Nuovo Mondo / Nuevo Mundo, ed. de P. Tanganelli, Caserta, Salettadell’Uva, 2005

OCE Obras Completas, ed. de Manuel García Blanco y Rafael Pérez de laDehesa, Madrid, Escelicer, 1967-1971

STV Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos,Madrid,Alianza, 1991

VQS Vida de Don Quijote y Sancho, ed. de A. Navarro, Madrid, Cátedra,1992

PAOLO TANGANELLI

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INTRODUCCIÓN

LAS MEDITACIONES EVANGÉLICASO EL ESLABÓN PERDIDO*

A Fernando R. de la Flor y a Felipe Núñez, que aún se atreven a meditar

* Las Meditaciones terminadas y los borradores se citarán en las notas de esta introduccióncon la sigla seguida por el número del fragmento correspondiente. En esta introducción he utili-zado mis precedentes estudios sobre las Meditaciones Evangélicas: cfr. P. Tanganelli, “Miguel deUnamuno: Una revisione della crisi del ’97 alla luce di alcune Meditaciones Evangélicas inedite”,Annali della Facoltà di Lettere e Filosofía – Università di Siena, Vol. XIX, Florencia, Cadmo, 1998,pp. 13-53; Hermenéutica de la crisis en la obra de Unamuno entre finales del XIX y comienzos del XX:La ‘crisis del 97’ como posible exemplum de la crisis finisecular, Salamanca, Universidad de Salamanca,2001, pp. 387-416; Unamuno fin de siglo. La escritura de la crisis, Pisa, ETS, pp. 161-189; “Ancorasul progetto delle Meditaciones Evangélicas di Unamuno: il rinvenimento di nuovi abbozzi”, IlConfronto Letterario, XVII, 33, maggio 2000, pp. 167-191. Además he refundido parcialmente laconferencia “Del erostratismo al amor de Dios: en torno al avantexto de Del sentimiento trágico dela vida” que impartí en las Jornadas Unamunianas de 2003 (Miguel de Unamuno – Estudios sobre suobra. II, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2005, pp. 175-194). Mi reconstrucción del avan-texto de Del sentimiento trágico de la vida no tiene por tanto ninguna deuda con la que ha esboza-do sucesivamente Nelson Orringer (“«Concebirnos como no existentes». El problema de editar alfilósofo Unamuno”, Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, 38, 2003 [publicado en noviem-bre de 2004], pp. 47-61 y su “Introducción”, en M. de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vidaen los hombres y en los pueblos y Tratado del Amor de Dios, Madrid, Tecnos, 2005, pp. 13-72). Desdeluego tampoco Orringer, que asistió en su día a mi conferencia plenaria, tiene ninguna deuda conmi investigación, puesto que nunca lo hace constar en sus escritos.

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1. EL PROYECTO DE LAS MEDITACIONES EVANGÉLICAS

El intento principal de estas páginas es exhumar un libro fantasmal: lasMeditaciones Evangélicas, una curiosa colección de ensayos a medio caminoentre glosas neotestamentarias y confesiones autobiográficas1, que Unamu-no proyectó –y parcialmente redactó– a finales del XIX. Sería erróneo, sinembargo, colocar esta operación de rescate en un horizonte meramentearqueológico, porque las Meditaciones Evangélicas (1897-1899), lejos de cons-tituir simplemente un callejón sin salida, es decir, un conjunto de borra-dores desechados y olvidados, representan uno de los principales eslabonesque conectan el Diario íntimo (o sea la crónica de la crisis espiritual una-muniana de 1897) a Del sentimiento trágico de la vida (1912-1913).

Las Meditaciones Evangélicas tienen, por lo tanto, un doble valor. De unlado, en virtud de los estrechos vínculos intratextuales con el Diario íntimo,se perfilan como un testimonio de valor inestimable del lento proceso demaduración ideológica del autor vasco en una etapa crucial de su biografía.De otro, la reconstrucción de este proyecto representa el primer paso nece-sario para delimitar el complejo avantexto de Del sentimiento trágico y estu-diar las diferentes fases de redacción de uno de los textos fundamentales dela filosofía hispánica del siglo pasado.

1.1. Las dos caras de la crisis del 97

Tal vez sea oportuno empezar por rememorar la crisis de 1897 o, másexactamente, por la exégesis de esta vivencia que, según suelen afirmar algu-nos críticos entre los que no me cuento, encerraría la clave del pensamientoy del mundo poético unamunianos. Como ya he recordado en otras ocasio-nes, las interpretaciones de la crisis de 1897 que proponían hace medio sigloSánchez Barbudo y Zubizarreta pecan de un mismo error de parcialidad, yaque privilegian a turno uno de los dos polos que definen el espacio temáti-co de la obra juvenil unamuniana: o se veía tan sólo la trágica cognición dela nada, o se valoraba únicamente el esfuerzo de reconstrucción mitológica

PAOLO TANGANELLI

1 Unamuno confesó a Jiménez Ilundain en una carta fechada el 16-VIII-1899: “En los tra-bajos algo extensos, que guardo inéditos en su mayoría, en mis Meditaciones (el Nicodemo antetodo), es donde he puesto más de mi alma”, EpA, p. 69.

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de una nueva identidad conforme, en general, al modelo cristológico. No sereparaba sobre el hecho de que, de un lado, la parálisis racional ante la pers-pectiva de aniquilamiento y, de otro, la esperanza de poder vislumbrar unarenovada acción inventiva en la recuperación y actualización del mythos evan-gélico, eran necesariamente las dos caras de una misma moneda2.

La crisis relatada en el Diario íntimo podría entenderse mejor haciendoreferencia a dos tiempos o, más correctamente, a dos formas diferentes, casiantitéticas, de manifestación. La crisis es presentada in nuce como una cog-nición de la nada, traducción o declinación individual del impasse del racio-nalismo moderno. Pero en seguida esa mirada nihilista se ve suplantada porel intento de rescatar un itinerario de conversión tradicional (actitud, ésta,que podría ser fácilmente tildada de nihilismo pasivo: a la Jacobi, por asídecir). El narrador del Diario íntimo se substrae al estancamiento racional ocontemplativo simplemente sustituyendo el logos con el mythos, o mejordicho, descubriendo que cualquier lógica tiene que fundamentarse sobre elentramado metafórico de un discurso originario (en este caso, nada menosque el relato evangélico).

Sin embargo, la esperanza de conversión, que nace de y con la crisiscontemplativa, produce un nuevo estancamiento no menos peligroso, queno sería descabellado definir poiético. Este segundo momento crítico, igual-mente documentado por el Diario íntimo, deriva del reconocimiento de quela acción mimética (imitación o recuperación del mythos cristológico) es, encualquier caso, insuficiente para ocultar definitivamente la amenaza de ani-quilación3. En el Diario íntimo el autor vasco instituye una relación precisa

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

2 “En general, se puede afirmar que la ‘mitopoiesis’ se actúa en la conciencia del límite,es decir, en la experiencia de la precariedad de la existencia, condenada a un tiempo de fragmen-tación y extravío y horadado por la oquedad de la muerte; en la experiencia del sinsentido, delabsurdo y el fracaso que parecen anunciar la ruina definitiva de todo sentido y valor, y en la expe-riencia de la caducidad universal.”, P. Cerezo Galán, “El horizonte mito/lógico”, en VV. AA.,Filosofía y literatura en el mundo hispánico - Actas del IX seminario de historia de la filosofía española eiberoamericana, ed. de A. Heredia Soriano y R. Albares Albares, Salamanca, Universidad deSalamanca, 1997, p. 66.

3 Sánchez Barbudo describe la ‘poiesis’ en Unamuno después de la crisis contemplativa deesta forma: “A partir de su crisis su obra definitivamente cambiará de signo y lo que Unamunohará, más bien, será levantar guerra sobre la paz, ‘fragor y estruendo’ para ocultar el rumor de ‘lasaguas eternas, las de debajo de todo’, porque ‘la paz es terrible.’ ”, A. Sánchez Barbudo, Estudiossobre Galdós, Unamuno y Machado, Barcelona, Lumen, 1981, p. 95.

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entre su incapacidad de suprimir del todo la mediación racional y el hechode que no consiga creer que sus acciones, empezando por sus rezos, tenganindudablemente valor: en estos momentos (o mejor dicho, en estas anota-ciones diarísticas) el narrador y personaje Unamuno, ese peculiar narradorhomo- e intradiegético, se ve a sí mismo como a un pobre comediante4.

La fase contemplativa sería la de la angustia y de la incipiente espe-ranza de conversión (según el anecdotario unamuniano, a la terrible nochede marzo de1897 sigue el retiro en el convento de San Esteban)5; mientrasque la etapa poiética de la crisis resultaría marcada por las reiteradas acusa-ciones de teatralidad que dirige contra sí mismo el penitente del Diario.

Se podría suponer, tal vez inducidos por cierta afición a las construc-ciones geométricas, que este segundo segmento de la crisis, donde sedenuncia la impostura, debería terminar con una recaída en la angustia ini-cial. En realidad, esta conclusión se convierte en un mero desideratum a losojos del narrador del Diario, el cual confiesa que se siente “sumido en unagran sequedad”6 y que quisiera volver al instante en que había empezadosu tormento.

No es complicado entender por qué la voz diarística, de repente, con-fiesa la necesidad de volver a experimentar aquella misma congoja que, unmomento antes, había intentado eludir por todos los medios. Podría sersuficiente barajar una respuesta pseudo-heideggeriana: toda existencia está

PAOLO TANGANELLI

4 “Tengo que humillarme aún más, rezar y rezar sin descanso, hasta arrancar de nuevo aDios mi fe o abotargarme y perder conciencia. O imbécil o creyente.”, D, p. 126. Este aut aut es,naturalmente, de abolengo pascaliano: “¿Y qué sino la incertidumbre, la duda, la voz de la razón,era el abismo, el gouffre terrible ante el que temblaba Pascal? Y ello fue lo que le llevó a formularsu terrible sentencia: il faut s’abêtir, ¡hay que entontecerse!”, STV, VI, p. 125. Sobre el temor una-muniano de estar recitando una comedia, cfr. P. Tanganelli, Unamuno fin de siglo..., cit., pp. 136-142.

5 El padre González Caminero se muestra escéptico acerca de este retiro espiritual: “creínecesario preguntar a los más antiguos supervivientes del convento de San Esteban sobre elsupuesto retiro espiritual que después de la crisis hizo Unamuno en ese mismo convento domi-nicano. Me dijeron los padres consultados que ciertamente por entonces frecuentaba mucho suiglesia D. Miguel. No creían, sin embargo, que hiciera ese retiro, y menos que confesase y comul-gase. A la misma iglesia dejó pronto de ir porque, según me dijeron, algunos amigos le escribie-ron en tono de burla.”, N. González Caminero, Unamuno y Ortega - Estudios, Madrid, Comillas,1987, p. 94.

6 D, p. 60.

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llamada a emerger, aunque sólo de vez en cuando, del estado de originariainautenticidad en el que se encuentra arrojada, y para lograrlo tiene forzo-samente que desenmascarar la tragedia de su finitud, de su ser para lamuerte. Pero así quizás se correría el riesgo de eclipsar el descubrimientounamuniano del talante inventivo de la angustia (y del pathos en general).Es justamente la congoja lo que impulsa constantemente a ‘soñar’, dentrodel horizonte mitológico tradicional e intrahistórico, una salvación posibleo, cuando menos, decible. La trágica fabulación unamuniana de la conver-sión sabe de su incapacidad de sustentarse autónomamente y comprendeque está destinada a volver una y otra vez a su origen ‘patémico’ para jus-tificarse ante una multitud de acusaciones y sospechas.

Este es el camino paradójico que elige el personaje-Unamuno (y tam-bién otras criaturas unamunianas, como Eugenio Rodero en Nuevo Mundo oÁngel en La Esfinge): para salir de la crisis se resigna a morar en ella. Paraque la herida se cierre empieza a abrirla reiteradamente y con un continuomovimiento pendular: del estancamiento contemplativo al poiético, delimpasse poiético al contemplativo, en una huida interminable y desgarra-dora que, al cabo de unos cuantos años de reflexión y sedimentación, reci-biría otro nombre: el sentimiento trágico de la vida.

1.2. La genealogía de las Meditaciones

1.2.1. Manuscritos conservados

Entre 1897 y 1899 Unamuno traza el plan de varias Meditaciones Evan-gélicas, aunque al final redacta tan sólo tres: El mal del siglo, Jesús y la sama-ritana y Nicodemo el fariseo7. De éstas llega a publicarse únicamente la últi-ma nombrada en la madrileña Revista nueva (25-XI-1899).

El epistolario nos permite reconstruir las distintas etapas de esteproyecto literario que refleja el primer intento de transformar la crisisfinisecular en una suerte de morada vital. El primer texto que Unamuno

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

7 Laureano Robles ha publicado recientemente El mal del siglo y Jesús y la samaritana: “Elmal del siglo (texto inédito de Unamuno)”, Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, 34, 1999[septiembre de 2002], pp. 99-131 y “El texto inédito de Unamuno: «Jesús y la Samaritana»”, LaCiudad de Dios, CCXIV, 2001, pp. 579-612.

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escribe, cuando todavía no parece habérsele ocurrido configurar una serie deensayos eslabonados a guisa de sermonario, es El mal del siglo (carta a JuanArzadun del 30-X-1897)8. Pero después de poco más de tres semanas (car-ta a Leopoldo Gutiérrez Abascal del 23-XI-1897)9 empieza ya a delinearsela idea de dar vida a unas Meditaciones Evangélicas, puesto que el maestrovasco en este caso revela haber terminado Jesús y la Samaritana y tener entaller La conversión de San Dionisio (que ya había mencionado en la prece-dente carta a Arzadun), además de Gamaliel, meditación que luego no vuel-ve a nombrar más.

Supongo que sea de poco posterior el esquema de unas Narraciones evan-gélicas contenido en una hoja autógrafa conservada en la Casa-Museo Una-muno con el manuscrito de El mal del siglo, en el que se enumeran seis com-posiciones: El mal del siglo, Jesús y la samaritana, Nicodemo el fariseo, Elreinado social de Jesús, El eunuco de Candace - (Hechos VIII) y La conversión deSan Dionisio. Más tarde Unamuno se decantará por cambiar el título de estaúltima meditación (San Pablo en el Areópago en vez de La conversión de SanDionisio)10 y por sustituir El eunuco de Candace - (Hechos VIII) con La ora-ción de Dimas (cartas a Jiménez Ilundain del 3-I-1898 y del 25-III-1898)11.

Al menos una primera versión del tríptico inicial de meditaciones (Elmal del siglo, Jesús y la samaritana y Nicodemo el fariseo) estaba concluida aprincipios de enero de 1898 (carta a Jiménez Ilundain del 3-I-1898)12. Peroluego Unamuno empieza a dedicarse a obras de índole diferente, como LaEsfinge o La venda, y el proyecto de las Meditaciones Evangélicas se estancapara naufragar definitivamente después de la divulgación de Nicodemo elfariseo. Por esta razón –creo– en el archivo salmantino se custodian losmanuscritos íntegros de El mal del siglo y Jesús y la samaritana (junto conalgunos borradores de estos textos y de Nicodemo el fariseo), mientras que

PAOLO TANGANELLI

8 EpA, pp. 41-44.9 J. Ignacio Tellechea Idígoras, “La crisis espiritual de Unamuno de 1897. Fragmento

inédito de una carta unamuniana a Leopoldo Gutiérrez Abascal”, Cuadernos de la Cátedra Miguelde Unamuno, XXXII, 1997, pp. 379-396.

10 Cfr. A. Zubizarreta, “La inserción de Unamuno en el cristianismo: 1897”, CuadernosHispanoamericanos, CVI, 1958, p. 26 y Sánchez Barbudo, Estudios..., cit., p. 93.

11 EpA, pp. 44-49.12 “Los otros ensayos de mis Meditaciones son Jesús y la Samaritana y Nicodemo, concluidos

ya, y en telar San Pablo en el Areópago, y otro.”, EpA, p. 45.

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sólo en estado fragmentario se encuentran El reinado social de Jesucristo13, Laoración de Dimas y aquella meditación que Unamuno quiso titular en un pri-mer momento La conversión de San Dionisio y luego San Pablo en el Areópa-go14. Tampoco es muy significativo que, al cabo de unos años, Unamunorescatara parcialmente del olvido La oración de Dimas, porque el artículo enel cual la transforma, publicado en 1903, parece tan sólo un mísero com-pendio de la traza original15. Al fin y al cabo, un destino parecido les tocótambién a los borradores de El reinado social de Jesucristo16.

1.2.2. La escritura diarística como fuente

Sin duda Unamuno maduró la decisión de emprender la redacción delas Meditaciones Evangélicas después de haber terminado el cuarto cuadernodel Diario íntimo, dedicado principalmente a glosar algunos episodios delNuevo Testamento entre los que figuran la conversión del eunuco de Can-dace17, la conversión de Nicodemo, el coloquio de Jesús con la Samarita-na18 y la predicación de San Pablo en el Areópago (que, por supuesto, seconcluye con la conversión de San Dionisio)19. Como se puede observar, en

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

13 En su correspondencia con Jiménez Ilundain, Unamuno se refiere a esta meditación lla-mándola El reinado social de Jesús, cfr. EpA, pp. 47-48. Contamos con dos ediciones de los borra-dores de esta meditación: L. Robles, “Un texto inédito de Unamuno: El reinado social de Jesucristo”,Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, 35, 2000, pp. 117-145; M. M.ª Urrutia, “Unamunoen 1898: «El reinado social de Jesús» (En torno a un manuscrito inédito)”, Cuadernos de la CátedraMiguel de Unamuno, 36, 2001, pp. 95-126. La introducción de Urrutia, no obstante la brevedad,es imprescindible para una contextualización ideológica de estos borradores.

14 Ya he publicado los borradores de La oración de Dimas, San Pablo en el Areópago y La con-versión de San Dionisio: cfr. P. Tanganelli, “Ancora sul progetto delle Meditaciones Evangélicas diUnamuno: il rinvenimento di nuovi abbozzi”, Il Confronto Letterario, XVII, 33, maggio 2000,pp. 167-191.

15 M. de Unamuno, El Buen Ladrón, «El Globo», 9-IV-1903 (Obras Completas, Madrid,Escelicer, 1967-1971, T. IX, pp. 862-864; da ora in poi: EBL).

16 Me refiero al artículo “Mateo, XXIII, 5 – Juan, XI, 47 y 48 – Nicodemo” que apareció enla revista Juventud el 27-III-1902. En la segunda sección del artículo (“Juan, 47 y 48”) se retomanalgunas ideas de esta meditación in fieri (así como en la tercera sección se retoman algunos pasos deNicodemo el fariseo). Huelga recordar, además, que Unamuno había publicado ya un artículo tituladoEl reinado social de Jesucristo en noviembre de 1896 en La lucha de clases (OCE, IX, pp. 658-659):artículo socialista que debió representar el embrión de la homónima meditación evangélica.

17 D, pp. 170-171.18 D, pp. 190-195. A la Samaritana se refiere también sucesivamente en D, p. 198.19 D, pp. 195-197.

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el Diario íntimo faltan tan sólo alusiones a La oración de Dimas para com-pletar la serie, puesto que hasta en la única meditación no estructuradacomo una acotación a un episodio evangélico (El mal del siglo), Unamunoinsertó, con pocas y marginales correcciones, los comentarios recogidos enel Diario íntimo a propósito de la predicación pauliniana en el Areópago ate-niense (comentarios que más tarde amplificaría y trasladaría al tercer capí-tulo de Del sentimiento trágico de la vida).

No es este un caso aislado: como ya he dicho, varios fragmentos delDiario coinciden literalmente con las Meditaciones supérstites y numerosospasos de las Meditaciones reaparecen y se desarrollan luego en Del sentimien-to trágico. Pero las Meditaciones no derivan del Diario sólo porque transcri-ben o glosan algunos de sus párrafos, sino también porque aspiran a reali-zar aquel proyecto literario, y antes aún existencial, que es acaso el hiloconductor de esas confesiones diarísticas: “hacer de la pluma un arma decombate por Cristo”20.

En una perspectiva gadameriana, el hecho de considerar un proyecto exis-tencial como el revés de una empresa literaria no debería causar ningunamaravilla, ya que siempre, al fin y al cabo, “[e]n la experiencia del arte vemosen acción a una auténtica experiencia, que no deja inalterado a quien lahace”21. La obra artística cumple su función sólo si modifica a su destinata-rio, incluyendo en esta categoría al mismo creador, el archidestinatario de suobra, puesto que la verdad de la creación siempre trasciende – al menos des-de el punto de vista de Warheit und Methode – la intencionalidad del autor.

Una perspectiva de este tipo, en el caso concreto que estamos tratando,abre el campo a una serie de preguntas de difícil solución, relativas tanto ala manera en que un texto in fieri como las Meditaciones puede reflejar realy claramente una transformación del pensamiento unamuniano, como alpresunto significado existencial, biográfico, atribuible al abandono de esteproyecto nada más editarse Nicodemo el fariseo. Desde luego, no intentaré daruna respuesta a esta segunda cuestión, que se escapa de forma tan mani-fiesta del dominio de la crítica textual (cada humilde exegeta tiene accesoa unos cuantos textos y borradores, no a las vivencias intransferibles y pre-téritas de don Miguel).

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20 D, p. 58.21 H.-G. Gadamer, Verdad y método, Sígueme, Salamanca, 1996, vol. I, p. 142.

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Pero un enfoque filo-gadameriano es acaso el más cercano a la ‘auto-comprensión’ que muestra Unamuno en los escritos que, igual que estasMeditaciones, presenta como confesiones de su crisis biográfica. Para el Una-muno en crisis –disculpadme si me permito sintetizar y seguramente tri-vializar su postura– se trataba de construir, en (y a través de) sus obras, unválido proyecto existencial; o sea de formalizar, con los moldes y los resor-tes del lenguaje literario, un plan vital que volviera finalmente aprehensi-bles y aplicables sus íntimos anhelos de regeneración.

Recordemos la célebre fórmula existir es obrar que tantas veces salpicala escritura unamuniana: imitando –comportándose como exige el paradig-ma escogido– se puede existir como el modelo, se puede alcanzar su statusontológico22. El narrador-penitente del Diario íntimo se esfuerza en poner enpráctica este principio y, al sentir que no lo consigue, denuncia la intolera-ble distancia que separa la realidad del actor de la del personaje interpre-tado, la identidad de quien imita con respecto al paradigma elegido: éstosson los momentos en los que el narrador y personaje central del Diario ínti-mo recela ser sólo un farsante.

Es muy significativo que la última confesión y la última acusación deestar fingiendo que la voz monologante del Diario se dirige, acaso la máscontundente, se encuentre precisamente en la mitad de la tercera libreta23.Sánchez Barbudo, cuando examinó por vez primera el Diario íntimo, nopodía disponer de este cuadernillo; sin embargo, colacionando el cuarto conlos primeros dos, se dio cuenta de una profunda diferencia: “El CuadernoIV tiene más citas que los otros y, en general, menos trozos de interés”24,comentó. Desde luego, Sánchez Barbudo indicaba como partes interesantesaquéllas donde Unamuno se amonestaba a evitar la comedia. Pero, tal vez,aún más interesantes, si hubiera podido acceder a las Meditaciones inéditas,habría juzgado las citas del cuarto cuaderno, y justamente por lo que enellas se silencia.

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

22 “Hay muchos que dicen que quieren creer, que quisieran creer... Sí? quieres creer? Puesimita desde luego esa vida y llegarás a creer. Condúcete como si creyeras y acabarás creyendo.”,D, pp. 133-134.

23 D, p. 142.24 Sánchez Barbudo, Estudios..., cit., p. 134.

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La crisis inventiva o poiética se manifiesta sólo en los primeros tres cua-dernos del Diario, mientras que el panorama muda de repente en el cuartoy más tarde en las Meditaciones. Aquí Unamuno aparentemente ya no tienedudas: la conversión se perfila sólo como el positivo ideal hacia el que tie-ne que inclinarse tanto él (paradigma laicizado de imitatio Christi) como sucircunstancia histórica (ideal de la sociedad-cenobio inspirado en la apoca-tástasis pauliniana). Sin embargo, la primacía, en esta sección del texto dia-rístico y en las Meditaciones, del escolio –o sea, de un discurso en tercerapersona– respecto a la confesión autobiográfica, tendría que hacernos enten-der que la supresión del temor a estar haciendo una comedia se debe tansólo a un cambio externo de perspectiva y que no es fruto de una efectivasuperación del acuciante problema de la teatralidad existencial. Por estemotivo Nicodemo el fariseo y las otras Meditaciones deberían interpretarsecomo algo muy distinto a la crónica de una conversión lograda.

Quizás Unamuno siga hablando de sí, pero lo hace a través del tupidofiltro de un discurso exhortatorio urbi et orbi. Traza, así, el camino ideal quedesea seguir, pero lo imagina encerrándose en un espacio fantasmagóricoque le permite callar las dificultades e inquietudes experimentadas, elu-diendo lo que entonces más aborrecía: la exposición teatral a la que toda ex-sistencia, justamente por ser una ‘estancia fuera’, a la intemperie histórica,está sujeta25.

Me detendré ahora en las tres Meditaciones que se terminaron, prestan-do más atención a las dos que Unamuno decidió no divulgar.

2. NICODEMO: DEL DUALISMO Y LA RENOVACIÓN

Nicodemo el fariseo es la única meditación finisecular que salió a la luz.Unamuno la leyó en el Ateneo de Madrid el 13 de noviembre de 1899 yapareció al cabo de doce días en Revista nueva. La circunstancia de la lectu-ra pública, además de corroborar que las Meditaciones se concibieron comouna especie de homilías laicas, confirma el talante radicalmente proyectivo

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25 “El término existencia, en el caso del hombre, hay que entenderlo en el sentido etimo-lógico de ex-sistere, estar fuera, rebasar la realidad simplemente-presente en dirección de la posi-bilidad.”, G. Vattimo, Introduzione a Heidegger, Laterza, Roma-Bari, 1996, p. 21.

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de este texto, que constituye la primera aparición ante un auditorio del‘nuevo’ Unamuno salido de la crisis del 97, o sea la primera representaciónpública de ese personaje que, a mi juicio, el maestro vasco empieza a con-cebir y labrar por lo menos desde la redacción de Nuevo Mundo (1895-96).

También en Nicodemo el fariseo, como en muchos otros textos unamu-nianos de este período, se sostiene que la dualidad es el principio gnoseo-lógico fundamental para entender la naturaleza del esquizofrénico sujetomoderno, irremediablemente escindido e incapaz de restaurar una comuni-cación armónica entre interioridad y exterioridad, entre anhelos íntimos ypapel público.

“Hay que volver a la leche de la infancia”26, escribe el predicador Una-muno, remitiendo al precepto evangélico para redactar un panegírico de lasencillez infantil, antídoto del vacuo intelectualismo circunstante. Esta exi-gencia prioritaria de regreso a la niñez Unamuno la reivindica a menudotambién en sus ficciones literarias: muchos de sus personajes, en efecto, bus-can incesantemente en su pasado la luz de un antiguo sueño de santidad.Por este motivo, en los párrafos introductivos de este ensayo-conferencia,donde el maestro vasco describe la tremenda crisis que recientemente haatravesado, se lee: “Buscando en mí mi corazón de niño y yendo con él amamar la leche que nos hizo hombres, a oír la voz de nuestra niñez social,la voz del Evangelio”27. En Nuevo Mundo ya se había instituido un parale-lismo explícito entre la niñez del protagonista, Eugenio Rodero, y aquéllametafórica del cristianismo28; pero aquí, en Nicodemo el fariseo, se amplificanotablemente este símil, porque la niñez no ya de un solo individuo, sinode cada hombre, es comparada con la infancia de la religión cristiana, aque-lla edad áurea en que la pistis valía más que la gnosis, la “niñez social” de lahumanidad de donde ha salido el enfermizo sujeto moderno. Esta caracte-rización fuertemente religiosa hace que la imagen del niño, “el justo quenos justifica”, pueda identificarse de manera manifiesta, poco después, conel hombre interior:

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

26 N, 44. 27 N, 46. 28 “En las profundidades infantiles de su espíritu que rebosaban a su conciencia parecían

repercutir entonces los ecos purísimos de la infancia del cristianismo.”, NM, p. 90 (fragmento206).

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Porque no en vano fuimos niños, siendo el niño que llevamostodos dentro el justo que nos justifica. Pero son príncipes de los judíos,tienen una historia y un prestigio, y el hombre íntimo, que al fin enellos se despierta, no tiene fuerzas bastantes para sacudirse del exte-rior, del que los demás les han hecho.29

El hombre íntimo despierta en todos, hasta en los príncipes fariseos–los intelectuales del tiempo, glosa Unamuno– y emprende su lucha habi-tual con su poderoso alter ego: el papel público. De aquí deriva el deseo derenacer, de ser un hombre nuevo y de habitar en un nuevo mundo, no obs-tante las muchas dificultades que, con extrema lucidez, el fariseo descubrey clasifica. Dos, básicamente, son los obstáculos que el Nicodemo unamu-niano ve en este renacimiento que, desde luego, debería suponer una efec-tiva metamorfosis, un auténtico hiato biográfico. El primero, es que cadacual es un producto de su historia, de su pasado personal, y por lo tanto nopuede ser de otra forma que como es. El segundo, es que la fe no es un actovoluntario, al depender de la gracia divina: no basta, entonces, querer rena-cer. Luego Unamuno presenta una especie de sinopsis de estos argumentosbajo forma de silogismo: si renacer significa ser otro y ser otro es no seruno mismo, ¿cómo puede querer alguien no ser uno mismo?

Este razonamiento adquiere aún más sentido si se coteja con la inter-pretación del conatus spinoziano que el maestro vasco nos brinda en Del sen-timiento trágico: cada cosa es el esfuerzo que pone en seguir siendo lo que es.La peculiar exégesis unamuniana de las proposiciones de la Ética spinozia-na traza un puente entre esencia y voluntad: el conatus se convierte así enla voluntad (subjetiva) de permanencia.

El problema de la gracia, o sea, de la intervención divina, podría sersuperado en virtud de este reconocimiento del fundamento ontológico en lavoluntad (de cada ser). Pero queda en pie el problema del pasado personalque necesariamente nos constituye, el acuciante problema de la sustancia dela memoria. La solución del dilema se confía de nuevo al principio de ladualidad. El hombre no es sólo el producto histórico de sus acciones y desu entorno: existe –sostiene don Miguel– también un hombre intrahistóri-co, ‘eterno’, que coincide naturalmente con el niño, ya que el niño todavía

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29 N, 66-67.

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es un ser sin historia (o, de todas formas, con menos historia que el adulto).De este modo Unamuno niega que se verifique un cambio neto, injustifi-cado respecto al pasado del que se procede, para afirmar que, en realidad,lo que acontece es únicamente una recuperación del fondo íntimo e intra-histórico. El renacimiento es posible cada vez que nos ponemos a la escu-cha de la interioridad. Sólo hay una ruptura respecto a la continuidad delpasado histórico, pero este hiato sirve justamente para manifestar un pasa-do más antiguo, originario y por eso mítico, el de la intrahistoria:

...has de buscar la eternidad viva sustentando el movimientoactual, en las entrañas mismas del presente, cual sustancia de éste,como raíz de la permanencia de lo fugitivo, en Dios para quien ayery mañana son siempre hoy.30

La tradición eterna constituye el fondo no sólo de la historia de cadapueblo, sino de cualquier individuo. Por eso en el tiempo no es posibleregenerarse, mientras que en la eternidad (o sea, en la intrahistoria) sí lo es.El tiempo es la historia del yo agónico que ex-siste, que vive arrojado en elmundo y expuesto a su teatralización; la eternidad, en cambio, se identifi-ca con la misma sustancia del yo íntimo y contemplativo que, propiamen-te, in-siste: “Tú mismo, tú que naciste una sola vez y para siempre, comouna sola vez y para siempre morirás, ¿eres en tu eternidad irreparable? ¿Nopuedes en ésta nacer de nuevo?”31 La respuesta es tajante: renacer es volveral hombre íntimo: “hay que nacer del núcleo eterno”32. Obviamente, esapodíctico que este renacer sólo puede ser espiritual, sin embargo el maes-tro vasco siente la necesidad de especificarlo ante el proteico auditorio delAteneo madrileño: “Es, Nicodemo, que sólo miras a tu hombre carnal y noal espiritual; es que sólo miras al que fluye en las apariencias temporales yno al que permanece en las realidades eternas…”33

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

30 N, 91.31 N, 102-103. La eternidad es el tiempo estático y circular del mythos y del símbolo: “Tu

vida es ante tu propia conciencia la revelación continua, en el tiempo, de tu eternidad, el desa-rrollo de tu símbolo; vas descubriéndote conforme obras.”, “¡Adentro!”, OCE, I, p. 948. La reve-lación de la eternidad sería, entonces, el desarrollo (histórico) del propio símbolo.

32 N, 143. 33 N, 117.

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Esta insistencia en los dualismos exterior/interior e histórico/eternorevela naturalmente un desesperado intento de recuperar, en la edad delnihilismo, una visión metafísica tradicional que permita enmascarar lacaducidad, la teatralidad y la radical historicidad del ser. El rescate de estaanquilosada cosmovisión constituye acaso el primer desideratum del Unamu-no en crisis.

Por este motivo, en la escritura unamuniana de entresiglos, las metáfo-ras relacionadas con el concepto de segregación son utilizadas a menudo paradescribir la naturaleza del sujeto exterior, generalmente representado tan sólocomo la jaula social e histórica del núcleo íntimo e intrahistórico. Pero lacostra del fariseo Nicodemo, como decía, se matiza de manera aún más exac-ta: es también la costra del intelectualismo y de la puntillosa ratio34.

Esta novedad vuelve evidente el planteamiento autobiográfico de lameditación: Nicodemo/Unamuno va a ver a Cristo porque es un intelectualdecepcionado por el racionalismo finisecular (krausismo, positivismo, neo-tomismo, etc.), que decide acudir al mythos evangélico para aprender a serde otra forma, o mejor, para aprender otra forma de ser. La exterioridad his-tórica es la terrible máscara del intelectual que enclaustra y sofoca al homusnovus unamuniano: “Sé lo que es el intelectualismo; lo he padecido y hoymismo, que contra su costra de hielo golpeo, lo padezco tal vez más de lodebido.”35

Pero huelga añadir que Unamuno se identifica con esta figura evangé-lica no sólo porque la interpreta como un emblema del impasse de lamoderna intelectualidad, sino también porque la visita del fariseo al Mesíasfue nocturna: en efecto, para él también su crisis –aquella famosa nochede marzo del año 1897– había sido una suerte de encuentro nocturno,secreto, con el Redentor36. Así Nicodemo, en el plano de la fabulación

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34 Sólo al final de la conferencia, para que todo el auditorio pueda sacar provecho de la pre-dicación unamuniana, la costra se asimila a las ocupaciones inherentes al papel público de cadacual (una especie de divertissement pascaliano): “...volvió cada cual a sus negocios, a sus preocupa-ciones, a sus domésticos cuidados, a recogerse en la dura costra de sus inquietudes terrenas, y sesepararon para ir cada uno a su casa, en vez de unirse para ir todos juntos a la casa común, a la delSeñor.”, N, 286.

35 N, 41. 36 Así Nicodemo se convierte en un símbolo, en el arquetipo del intelectual que reniega

de la ratio para entregarse al mythos originario; por este motivo se le compara con San Pablo, otro

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autobiográfica unamuniana, se convierte en el primer peldaño hacia la recu-peración de aquel paradigma laicizado de santidad que tan a menudo invo-ca en su producción finisecular.

Y por esta misma razón, como ya sucedía en Nuevo Mundo37, en Nico-demo el fariseo se vuelve a contraponer a la inteligencia obnubilada del suje-to exterior la pasión mística de la más recóndita interioridad. Únicamentelos santos – esta es, en definitiva, la moraleja de la meditación – lograránromper la costra externa (propia y ajena) y regenerarse de verdad:

Aun a través de la dura costra mundana que nos ahoga, el calor denuestro espíritu busca el calor divino, y es a las veces, en las almasde los santos, tan intensa y viva el ansia, que se resquebraja la cos-tra y el contenido de sus almas se vierte en sangría de caridad abra-sadora, yendo a calentar su calor en el divino fuego.38

3. JESÚS Y LA SAMARITANA O LA CONFESIÓN MITOLÓGICA

La fecha que aparece detrás de la última cuartilla del manuscrito deJesús y la Samaritana (“lunes 13 nov 1899”) posiblemente no indique el díaen el que Unamuno terminó esta meditación. En una carta del 3 de enerode 1898, dirigida a Jiménez Ilundain, el autor vasco afirma: “Los otros

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

fariseo convertido: “Un fariseo, un intelectual seducido por la cultura helénica, fue aquel judíoSaulo que empezó persiguiendo a los sencillos y que luego de despierto su corazón enseñó la buenanueva a los gentiles.”, N, 37. La exaltación de un paradigma más o menos laicizado de santidaden Nicodemo se desprende también de las alusiones unamunianas a su misión providencial, comosucede en el fragmento en el que afirma experimentar “una confianza firme en que al obrar conpureza y sencillez de intención, servimos a un designio supremo, sea el que fuere…”, N, 21.

37 “Y en los purísimos, en los verdaderos santos, en los héroes, no hay capa ni membranaalguna, el mundo y el alma se compenetran y continúan.”, NM, p. 126 (fragmento 413).

38 N, 137. También se debería subrayar la alusión al ‘otro’ mundo que se abre ante los ojosde quienes consiguen romper las costras que les aprisionan. Por supuesto, huelga ver también enesto una velada referencia al Nuevo Mundo espiritual que Eugenio Rodero descubre por debajode la cáscara del dogma: “los que de entre ellos se hunden en otro mundo, y rompiendo la costra dela letra descienden al espíritu, quebrantando el dogma van a la fe pura, a éstos sí que puedo pre-guntarle cómo se hace aquello. Y a este mismo Jesús con quien hablo a solas en su Evangelio...”,N, 182-183.

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ensayos de mis Meditaciones son Jesús y la Samaritana y Nicodemo, concluidosya, y en telar San Pablo en el Areópago, y otro.”39 Y en la sucesiva carta del25 de marzo de 1898 al mismo corresponsal, declara: “ando en tratos parapublicar la primera serie de mis Meditaciones, compuesta por las que ustedha leído: El mal del siglo, Jesús y la samaritana y Nicodemo.”40 Por supuesto,es posible que el escritor aportara substanciales modificaciones a estas medi-taciones después. Pero, visto que la fecha en cuestión es justo la de la lec-tura pública de Nicodemo el fariseo, no resulta inverosímil que hubiera sim-plemente apuntado en aquella hoja el día fijado para la conferencia, comotampoco se puede descartar que, en un primer momento, pensara leer Jesúsy la Samaritana junto a Nicodemo el fariseo o en su lugar. Lo que, en cam-bio, no parece cuestionable, es el estrecho vínculo que une estas dos medi-taciones, vínculo que el Diario íntimo corrobora, visto que en una mismaanotación Unamuno trata tanto de la Samaritana como del fariseo conver-tido. Obviamente, sería ocioso preguntarse si el paralelismo instituidodepende sólo del hecho de que ambos episodios pertenecen al mismo evan-gelio: es evidente que el origen común sugería el cotejo, pero a Unamunosólo le interesaba representar, a través de estas figuras arquetípicas, frag-mentos de su experiencia, retratos idealizados de la crisis que había atrave-sado.

Las Meditaciones, en efecto, no tenían que ser unas glosas teológicas,sino unas confesiones filtradas mitológicamente. Unamuno se confesabaenfatizando toda posible conexión analógica entre los Evangelios y su pro-pia biografía en un intento, se podría decir, de osmosis semántica entre losdos relatos. En el caso de Nicodemo, como ya he señalado, es patente la efí-mera coincidencia de la que se sirve para descubrir huellas de sus vicisitu-des íntimas en la historia del fariseo convertido: su crisis fue nocturna yNicodemo va justamente de noche, para que nadie le vea, a conversar conJesús41. Nicodemo representa la lenta incubación de la crisis, presagio delesperado hombre nuevo42. No menos deleznable es el puente metafórico en

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39 EpA, p. 45.40 EpA, p. 47.41 “En nuestra época de íntimo desasosiego y despertar del sentido religioso como

Nicodemo el fariseo vamos a Jesús de noche, a ocultas, cuando nadie nos ve...”, D, p. 190.42 “¡Nacer otra vez! Hacerse un nuevo hombre, regenerándose en la penitencia, volviéndo-

se niño y sencillo.”, D, p. 191.

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Jesús y la Samaritana: como la Samaritana, antes de conocer a Jesús, habíasido de muchos hombres sin ser en realidad de ninguno (no tenía marido),así Unamuno, antes de la crisis, había seguido diversas doctrinas seducto-ras, las más à la page, sin haber logrado hacerlas de veras suyas, transfor-mándolas en el fundamento espiritual de su vida:

Mas antes –nos decimos– tenemos que hacer examen de conciencia,tenemos que recoger nuestra doctrina, nuestro ideal, nuestra filosofíay traerla a examen; tenemos que ir a buscar nuestros afectos, nues-tros ídolos, los genios ante quienes nos hemos rendido, las enseñan-zas que sustentaban nuestra mente. Mas ¿es que tenemos realmenteuna doctrina nuestra? ¿poseemos una verdadera convicción sentida yquerida, una doctrina propia, realmente propia, una doctrina carnede nuestra carne espiritual y hueso de los huesos de nuestra alma, unideal que encarne en nuestra vida?43

La meditación luego se detiene en la descripción (en el recuerdo) de lavana peregrinación a través de “los desiertos del intelectualismo y los yer-mos del racionalismo”44. No es complicado averiguar quién es el auténticosujeto de estas andanzas. A propósito de este epígono descontento del racio-nalismo postcartesiano, Unamuno afirma que ninguna doctrina “encarnabaen las honduras de su alma, ninguna lograba tocar el santo tesoro de suniñez”, y significativamente añade: “si es que ésta fue pura y cristiana”45.Esta aclaración demuestra que el discurso, aunque se formule en términosgenerales y abstractos, sigue haciendo referencia ante todo a la historia ínti-ma –la fábula, por supuesto, no la vida– unamuniana: el secuaz arrepenti-do del racionalismo es, antes que nadie, el mismo escritor bilbaíno, o mejor,el personaje Unamuno.

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

43 JyS, 58-60. “Y entonces nos pide que vayamos a buscar nuestros afectos, nuestros ído-los, los genios ante quienes nos hemos rendido, las doctrinas a que vivíamos adheridos, como dijoa la samaritana que fuese a llamar a su marido. ‘Respondió la mujer y dijo: no tengo marido’ Asítenemos que decirle, ‘no tenemos ídolo, ni dueño’. Y como a ella nos dice Jesús que hemos teni-do varios, que hemos andado de uno en otro, de un amo en amo, de una doctrina en otra, entre-gándonos ya a esta, ya a aquella y sin habernos desposado con ninguna...”, D, p. 194.

44 JyS, 64. 45 JyS, 65.

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La primera característica de la confesión mitológica es, por lo tanto, suambivalencia, es decir, esta extraña capacidad mimética de referirse, al mis-mo tiempo, a un sujeto ejemplar y a uno bien concreto y definido. Por estarazón, incluso el sujeto gramatical deja de ser el ‘yo’ del Diario íntimo, paraconvertirse en una primera persona plural, que lo incluye, o en la aún másevanescente “alma de cualquiera de nosotros” 46.

Desde luego, la confesión mitológica no parece una confesión, ya queexplícitamente Unamuno no dice nada acerca de su persona. Entonces,cabría preguntarse qué sentido puede tener una confesión de este género,anónima y abstracta. Tal vez, caer en una contradicción de este tipo, sea lomínimo que le puede pasar a quien elija las Sagradas Escrituras como guiónpara escribir la novela de su vida, o sea, su autobiografía. Sin embargo, sise consideran las cosas desde una perspectiva más general, y –como esobvio– rigurosamente laica, es forzoso al menos reconocer que es inevitable,si existir es narrarse (Cómo se hace una novela), que Unamuno se encontrarabalanceándose como un acróbata sobre el tenue hilo que une y separa elmodo en el que cada uno puede contarse sus recuerdos y la manera en laque el pueblo (laós) perpetúa sus mitos, los recuerdos de todos y de ningu-no. El mythos intersubjetivo es lo que determina, desde los cimientos, todaposibilidad de auto-narración.

Para dilucidar cómo actúa la confesión mitológica unamuniana se pue-den tomar en examen estos dos fragmentos de la segunda página delmanuscrito:

El alma de cualquiera de nosotros, samaritanos espirituales, vaun día como los demás a sacar agua del pozo tradicional, del tesorode la ciencia y del consuelo puramente humanos: del estudio.47

Y este día, al acercarnos al pozo a la hora de sexta, esto es, almediodía, en la mitad del ardor y de los afanes de nuestra vida, nosencontramos sentado al borde de él al dulce Jesús el galileo...48

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46 JyS, 6.47 JyS, 6. “¡Qué hermosa la fe de la samaritana! Como ella nuestra alma va a sacar al pozo

tradicional, al tesoro de la ciencia y del consuelo humanos, al estudio.”, D, p. 192.48 JyS, 7. “Y un día nos encontramos al borde del pozo al dulce Jesús, reposando cansado

del camino, a la hora de sexta (Juan IV, 6) al mediodía, en la mitad de los afanes de nuestra vida.”,D, p. 192.

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En el primer párrafo la referencia al estudio representa, sin duda tam-bién, una alusión a las ciclópeas lecturas de juventud del escritor49. Mien-tras que el sintagma “pozo tradicional” es también, con toda probabilidad,un reflejo de la idea de tradición eterna de En torno al casticismo. Unamunoevoca así su propia perseverante obra de sondeo de la intrahistoria españo-la, realizada principalmente mediante la recuperación y la reinterpretacióndel legado literario clásico50. Este fragmento quiere configurar, entonces, unsucinto boceto de su vida anterior al episodio de la crisis. Por este motivo,el segundo párrafo es también una alusión a la crisis del 97. En el momen-to de la desesperación (“en la mitad del ardor y de los afanes de nuestravida”) tiene lugar el encuentro con Cristo: empieza aquel intento de con-versión, de proyección mitológica, que le llevaría poco después hacia unnuevo estancamiento, inventivo o poiético (que, en cambio, casi no tiene ecoen esta confesión).

Al principio, Unamuno buscó el alma de su pueblo en el fondo litera-rio del pozo de la tradición eterna. Pronto, sin embargo, se dio cuenta deque esta tradición viva, auténticamente presente en la vida cotidiana, teníaque descubrirse ante todo en el mythos evangélico. A su entender, el cris-tianismo laico (laikós, popular) representaba en España el más manifiestolegado cultural y el más sólido vínculo social51. En un primer momentoesta reducción se opera sólo desde una perspectiva analítica racionalista:

¿quién no tropieza alguna vez con esa aparición tradicional, que cualeterna esfinge solicita su atención y su estudio? [...] ¿Cómo es quetantos pueblos, durante tantos siglos, han adorado y siguen adoran-do cual a Dios a ese galileo ajusticiado? El problema religioso es lo

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

49 “Mi vida tiene poco que contar [...]. Una adolescencia de continua remisa mental, demeditaciones inacabables, de enorme lectura (ahora leo poco) y también de tristezas y melanco -lías.”, Carta de Unamuno a S. Valentí Camps del 8-IV-1900, apud J. Tarín Iglesias, Unamuno y susamigos catalanes (Historia de una amistad), Peñíscola, Barcelona, 1966, p. 113.

50 Cfr. las observaciones de Unamuno sobre el teatro popular de Lope y Calderón en “Laregeneración del teatro español”, OCE, I, pp. 890-910.

51 Por este motivo Unamuno ve en Cristo la recapitulación de la cultura humana, su quin-taesencia: “Su nombre llena las bocas de los buenos e hinche los siglos mientras los brazos de sucruz dan sombra a toda cultura.”, JyS, 9. “Estudiando sin prejuicio la dulce aparición que se nosmuestra llenando los siglos espirituales, sentada junto a la fuente del saber...”, JyS, 24. “El cris-tianismo es aún en el orden humano el más estupendo hecho histórico.”, JyS, 12.

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que aún como problema tienta más nuestra sed de saber, es lo quemás atrae al alma sedienta de verdad y de consuelo.52

Pero el maestro vasco se apresura a aclarar que hace falta algo más: unestudio cordial, una más profunda dedicación53. Renuncia al propósito ‘ilu-minista’ de someter el mito a “los medios de nuestra investigación y alpotro de nuestra crítica”54, que podía haber alimentado algunas páginas deEn torno al casticismo55, porque comprende que es injustificado considerar laratio como la única vía de acceso a la verdad:

¿Y si esos sencillos que viven y viven de verdad, y creen, y espe-ran, y aman, se hubiesen puesto en relación con la verdad sin nece-sitar para ello de ciencia humana alguna? ¿Es que no hay más mediode relacionarse con la realidad que la razón?56

Pero la adhesión unamuniana al mito religioso no se realiza sin rocealguno y es posible encontrar testimonios de un cierto desasosiego:

Por un momento nos pasa la idea de pedir fe para vivir tranquiloscomo los sencillos; es Jesús que nos dice esas palabras y nos ofrece elagua viva de la fe en él. Y aún resistimos diciendo que no tiene dedonde sacarla, porque el pozo de nuestra razón es hondo, y no cabe

PAOLO TANGANELLI

52 JyS, 8-12. Cfr. D, pp. 192-193. En el período de la crisis, Unamuno reafirma a menu-do la idea de la religiosidad de la intra-historia. En En torno al casticismo se lee: “En sociedades talesel más íntimo lazo social es la religión, y con ella una moral externa de lex, de mandato, queengendra casuismo y métodos para ganar el cielo. De todos los países católicos, acaso haya sido elmás católico nuestra España castiza.”, ETC, p. 115.

53 “Quiere que le demos nuestro amor, que le estudiemos, pero con amor, no como a vanacuriosidad...”, D, p. 193. “Pide que le estudiemos, pero con amor, no como a curiosidad vana, nocomo a mero problema.”, JyS, 16. “¿Por qué resistir y desconfiar? Hagamos la prueba; pidámos-le, a ver si logramos con la oración lo que con el estudio no se alcanza. ¡Quiero creer! he aquí elprincipio del creer.”, JyS, 49-50.

54 JyS, 13.55 “Me dediqué a estudiar la religión como curiosa materia de estudio, como producto

natural, como pábulo a mi curiosidad. Preparaba una ‘Filosofía de la Religión’ y me engolfé en la‘Historia de los dogmas’ de Harnack. Y hoy me parecen mis viejas teorías puro asunto de curio-sidad.”, D, pp. 127-128.

56 JyS, 42-43.

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ya que creamos después de haber pasado por el análisis. Ah! si pudie-se creer -nos decimos- pero no, no es posible; huyó para siempre lasencillez primitiva, el pozo está seco...57

...pásasenos por un momento la idea de pedirle fe para vivir tran-quilos como los sencillos, y envidiamos la paz de éstos y quisiéramoscaer de hinojos y adorar. Es que allá, brotando de las honduras de nues-tro estudio, si es éste sincero y serio, ofrécenos Jesús el agua viva dela fe en él y sacar de la roca de nuestra razón manantial que rieguenuestra alma. Pero sospechando que la fatiga nos ha traído un momen-to de flaqueza rechazamos la tentación divina. Resistimos. / […] Aúnresistimos; miramos a todos lados y al ver nuestra alma sola con Jesús,en el camino desierto, y que nadie nos espía, le decimos: Esa fe queme ofreces no tienes con qué sacarla porque el pozo de mi razón eshondo y no cabe que crea después de haber pasado por el análisis quedestruye toda ilusión trascendente.58

Las diferencias entre los dos párrafos (el primero del Diario y el segun-do de Jesús y la Samaritana) son mínimas. En ambos se habla de la perple-jidad que conlleva la perspectiva de una conversión tradicional en el cre-púsculo de la modernidad postcartesiana. Ya hemos dicho que la duda deque la conversión sólo sea un auto-engaño, una comedia, persiste sobre todoen los primeros tres cuadernos del Diario, mientras que en el cuarto sereduce a alusiones como ésta: ya neutralizadas y sin ninguna peligrosidad.Incluso en Jesús y la Samaritana sólo se recuerda la duda y no se expresa consu impelente carga trágica. Si el recuerdo es, sin embargo, más nítido ydetallado en la meditación, únicamente se debe a que en el Diario Una-muno ya había confesado precedentemente sus temores, y por tanto podíaindicarlos de manera más expeditiva, mientras que en la meditación teníaque ser necesariamente más explícito. A fin de cuentas, es evidente quecuando Unamuno escribió en Jesús y la Samaritana “sospechando que la fati-ga nos ha traído un momento de flaqueza”, estaba parafraseando un pasodel segundo cuaderno del Diario: “Al saber mi cambio me han dicho algu-nos: eso pasará, no es más que efecto de fatiga mental, es exceso de traba-jo. Yo mismo llegué a creerlo.”59

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

57 D, p. 193.58 JyS, 24-30.59 D, p. 71.

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Volviendo al parangón entre Nicodemo y la Samaritana, está claro queestas figuras representan dos metáforas de la conversión anhelada. Dosmetáforas complementarias y contiguas: “Nicodemo [...] adoró en secreto”a Cristo, mientras que “la Samaritana [...] le anunció públicamente”60.Nicodemo representa el primer paso hacia la regeneración (su recóndita ges-tación) y el necesario incipit de las Meditaciones (lo cual quizás ayude a enten-der por qué fue la única divulgada). La Samaritana, en cambio, tenía quereflejar la actitud desafiante de Unamuno ante las críticas y las mezquinasacusaciones que le cayeron encima cuando comenzaron a difundirse las pri-meras confusas noticias acerca de su crisis biográfica. Nicodemo y la Sama-ritana no describen, entonces, dos caminos alternativos, sino una necesariaimplicación: el pasaje de la experiencia de la crisis (Nicodemo) a su difícilrevelación (Samaritana). El tercer peldaño de esta escalera alegórica tendríaque haberlo ocupado San Pablo, ejemplo cumplido de imitatio Christi. EnEl mal del siglo se puede leer:

Entre los ídolos a que rinde culto la juventud moderna des-orientada ha alzado un altar vacío al Dios desconocido, al Inconoci-ble, al Misterio, y oye ya resonar en sus oídos la voz del Apóstol quele dice: «A aquél, pues, a quien honráis sin conocerle, a ése os anun-cio.»61

Pero San Pablo representa una conversión lograda y un estadio espiri-tual, la santidad, deseado pero percibido como muy lejano. En Nicodemo elfariseo y en Jesús y la Samaritana Unamuno aún puede interpretar su expe-riencia (o, al menos, sostener que lo hace); pero esta auto-exégesis le hubie-ra resultado sin duda muy complicada, por no decir imposible, en San Pabloen el Areópago o en La conversión de San Dionisio. También por esta razónpodemos pensar que no llevara a término esta meditación que se habría sali-do de forma tan manifiesta del ámbito de la confesión mitológica.

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60 D, p. 192.61 EMS, 19-20.

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4. EL MAL DEL SIGLO O LA SEMILLA TRAGICISTA

El mal del siglo es un contundente alegato contra el racionalismo post -cartesiano y sus numerosas ramificaciones nihilistas, entre las que Unamu-no destaca el esteticismo (el culto a una forma vacía e insustancial) y el neo-misticismo (derivado a su vez del esteticismo y cuyo ejemplo más execrablesería el René de Chateaubriand62). Además, en la meditación se desarrollatambién un argumento anti-progresista, muy repetido en la etapa de entre-siglos, con el cual el autor vasco parece subrayar la distancia que le separade su militancia socialista. Pero no resulta evidente si hasta el socialismo,en su opinión, tendría que considerarse tan sólo como uno de los últimosexangües resplandores del crepúsculo racionalista.

4.1. Desde Charivari. En casa de Unamuno...

Sería inexacto afirmar que El mal del siglo quedó enteramente inédito,ya que varios fragmentos de esta meditación fueron interpolados en el tex-to de una entrevista hecha por José Martínez Ruiz, el futuro Azorín, alautor de Paz en la guerra. Esta entrevista, titulada Charivari. En casa de Una-muno, apareció el 26 de febrero de 1898 en la revista bakuniana La Cam-paña y es, en cierto modo, una sinopsis, mejor, un conciso pero coherentecompendio de El mal del siglo63.

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

62 “Suelen acabar tales estetas, encharcados en el más vano literatismo, por darse al mundoen espectáculo, por cultivar un sentimentalismo adormecedor o enervante o un diletantismo inhu-mano, por dar cierto religiosismo de desocupados como si fuese religiosidad. De aquí ha salidoese engendro del llamado neo-misticismo, sobre que asoma la siniestra figura de aquel René corroí -do de orgullo.”, EMS, 99-100. Hay que colacionar este párrafo con una de las últimas anotacio-nes del tercer cuaderno del Diario íntimo: “Esa condenada literatura es diabólica cuando produceel literatismo, y ese infame esteticismo de los Oscar Wilde y los D’Anunzio [sic] ¡infelices! Estomar el mundo en espectáculo... El literatismo, en su forma de diletantismo, ha producido loslibros infames de Renan, esa venenosa Vida de Jesús, llena de sentimentalismo adormecedor yenervante... Renan ha cultivado ese religiosismo que es lo que más aparta a los hombres de la reli-gión... Parece a las veces que asoma de nuevo aquella triste y siniestra figura de Chateaubriand,aquel lúgubre René, corroído de orgullo íntimo...”, D, pp. 154-156.

63 Pedro Cerezo Galán utiliza el comienzo de El mal del siglo para reafirmar que una correc-ta exégesis del ‘problema’ de la Generación del 98 no puede limitarse al contexto sociopolíticoespañol: “La crisis política de la Restauración era tan sólo el catalizador de una crisis cultural másprofunda, que hermanaba a la Generación del 98 con otras generaciones trágicas europeas.”,P. Cerezo Galán, Las máscaras de lo trágico, Madrid, Trotta, 1996, p. 20.

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Dichos ‘intra-textos’ o segmentos compartidos plantean naturalmenteel problema de la relación entre estos dos escritos, ya que se podría pensarque Unamuno, en lugar de leer o mostrar el manuscrito de esta meditacióna Martínez Ruiz durante la recordada entrevista (si no íntegramente, almenos las partes juzgadas como más interesantes), haya más bien utilizadoCharivari. En casa de Unamuno para redactar la meditación evangélica o paraperfeccionar un proto-El mal del siglo preexistente.

Sin embargo, los parcos datos disponibles no parecen corroborar estasegunda hipótesis. En la vigésima novena y última cuartilla del autógrafo deEl mal del siglo se lee una fecha incompleta: “Salamanca, 18 de octubre”. Elaño de redacción, no especificado, con toda probabilidad es el de la crisisunamuniana, porque en una carta a Juan Arzadun del 30-X-1897, el autorvasco escribe: “Mas como las necesidades de la vida se imponen y necesitoganar suplemento a mi sueldo, hago artículos. Tengo varios, uno El mal delsiglo para una revista y otro, Fantasía crepuscular para El Imparcial.”64 Comoya he dicho, El mal del siglo no se concibió como parte del proyecto de lasMeditaciones, que menciona en la misma carta65. Pero, al cabo de tan sólo dosmeses, el profesor salmantino revela haber cambiado ya de idea, según prue-ba una nueva carta del 3 de enero 1898 enviada a Jiménez Ilundain: “Pre-paro unas Meditaciones evangélicas, y entre ellas hay una, El mal del siglo, enque desarrollo el hecho de que hoy entristece a las almas el nihilismo, laperspectiva abrumadora de la nada ultramundana.”66 El hecho de que en estasdos cartas se citen libremente varios pasajes de El mal del siglo debería indu-cirnos a suponer que esta meditación se terminara el 18 de octubre de 1897.

Antes de pasar a analizar los fragmentos de El mal del siglo interpola-dos en la entrevista de 1898, es oportuno intentar aclarar la compleja acti-tud de Unamuno respecto al socialismo después de 1897, enfrentándonos ados cuestiones elementales y, por así decir, propedéuticas: (1) la relaciónentre progresismo (entendido como culto al progreso) y socialismo en eldiscurso unamuniano y (2) la actitud unamuniana frente a la misma ideade progreso.

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64 EpA, p. 43.65 En la misma carta habla de la predicación de San Pablo a los atenienses y concluye anun-

ciando el proyecto de las Meditaciones Evangélicas: “En fin, dejo esto que podrás ver en el ensayoque he de publicar (con otros) titulado La conversión de San Dionisio.”, EpA, p. 44.

66 EpA p. 45.

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4.1.1. Un culto idolátrico al progreso

Si se empieza por esta última pregunta, que es la más general, se debe-ría observar que las primeras consideraciones de El mal del siglo acerca delconcepto de progreso hacen hincapié en la oposición progreso externo(del ambiente) / progreso interno (personal), que refleja el dualismo sujetoexterior / interior. Es como si Unamuno dijera que tanto el progreso social(auspiciado por los socialistas) como el progreso técnico (en el que confíanciegamente los secuaces de la ciencia positiva) no producen una efectivaevolución del género humano, sino que obstaculizan el único verdadero ade-lanto, el de la personalidad: “El avance del progreso de nuestro siglo trajoconsigo la embriaguez progresista, embriaguez que enajenó los espíritus lle-vándolos á olvidar su propio progreso personal, distraídos como andabanpor el del ambiente en que vivían.”67 Por lo tanto, la idea de progreso norepresenta, de por sí, un problema para el Unamuno finisecular, que admi-te los provechos de un no bien explicado “progreso personal” (tal vez se tra-te de un eco de su proyecto de conversión universal y de la idea de unasociedad-cenobio esbozada en el Diario68, ya que escribió en este período:“El progreso consiste en que el linaje humano se hace cada día más cristia-no” 69).

El progresismo que condena Unamuno –y así pasamos a la segundacuestión preliminar– es el pretendido sucedáneo de la religión, es decir, el“culto idolátrico”, aquel peligroso divertissement que distrae al hombre de lacomprensión de su finitud, induciéndole a olvidar la necessitas primordial decontestar al enigma de la Esfinge, de dar sentido a su vida70. El progresis-mo es condenado con la misma severidad y casi con las mismas palabras enEl mal del siglo y en Charivari. En casa de Unamuno:

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67 EMS, 20.68 D, p. 84. “El reinado de Cr. espiritual, en cada alma. De aquí irradia. La moral interna-

cional. / Qué? El mundo un cenobio.”, RSJ, Borrador A, 41-42.69 “«Oracions» por Santiago Rusiñol - II”, OCE, III, pp. 1290-1293 (1ª ed., La Época,

Madrid, 19-VII-1898).70 Cfr. L. Pareyson, Dostoevskij - Filosofia, romanzo ed esperienza religiosa, ed. de G. Riconda

y G. Vattimo, Turín, Einaudi, 1993, p. 111.

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Hay un culto idolátrico al progreso, cuya realidad se ha con-ceptualizado, y un todavía más idolátrico culto a la humanidad abs-tracta, que amenaza diluir el cristiano «ama a tu prójimo».71

Formóse un culto idolátrico al progreso, cuya realidad se con-ceptualizó, y un aún más idolátrico culto a la humanidad abstracta,culto que amenazaba diluir el sencillo y cristiano «ama a tu prójimo.»72

El punto de vista es estrictamente teleológico; si la vida se puede reducira una mera sucesión de fenómenos de producción y consumo, como suponeel materialismo histórico, entonces no tiene sentido vivir, como declara en elDiario íntimo y repite en El mal del siglo:

¡Trabajar! ¿Y para qué? ¿Trabajar para más trabajar? Producirpara consumir y consumir para producir, en el vicioso círculo de losjumentos? He aquí el fondo de la cuestión social.73

Resuélvese el problema económico en última instancia en el terri-ble círculo vicioso de vivir para trabajar trabajando para vivir, de pro-ducir para el consumo consumiendo para la producción, y surge estapregunta: la vida ¿es fin de sí misma?74

4.1.2. ¿Socialismo nihilista? ¿O socialismo vs nihilismo?

En este punto coinciden progresismo y socialismo marxista (o incluso,según la versión Charivari. En casa de Unamuno, progresismo y anarquismo),aunque sólo porque comparten un mismo defecto originario: no afrontan elproblema de la caducidad universal.

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71 CCU, p. 46. Como fuente secundaria de Charivari. En casa de Unamuno se puede señalareste otro paso de El mal del siglo: “Lo que en realidad hacen [los epígonos de Nietzsche y Stirner]es sacrificar su propia alma a un individuo tan abstracto como la Humanidad misma, a un Yo con-ceptualizado. Viven en pura idolatría individualista perdiendo por la libertad abstracta la verda-dera e íntima...”, EMS, 93-94.

72 EMS, 29.73 D, p. 47.74 EMS, 113. “El progresismo no satisfacía tampoco. Progresar, ¿para qué? El hombre no

se conformaba con lo racional, el Kulturkampf no le bastaba; quería dar finalidad final a la vida [...]Y la famosa maladie du siècle, que se anuncia en Rousseau y acusa más claramente que nadie elObermann de Sénancour, no era ni es otra cosa que la pérdida de fe en la inmortalidad del alma, enla finalidad humana del Universo.”, STV, pp. 270-271.

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El anarquismo mismo, la lucha por las reivindicaciones socia-les, sólo tiene para mí un sentido, y es que libertando al hombre dela angustia del pan de cada día y de gran número de miserias terre-nas, le deja lugar a mirar hacia arriba y a atender a su unión con Dios.75

Los que sufren de penuria pelean en las filas del socialismo, fuer-te porque ha sustituido a fantasmas cosas tangibles. Pero así que lanecesidad temporal del pan de cada día se satisface, surge la necesi-dad eterna del pan espiritual. El problema llamado más especialmentesocial tiene fondo religioso, ya que la pobreza a los unos y a los otrosla riqueza les impide pensar en su fin verdadero.76

La acusación es explícita. El socialismo marxista y el anarquismo res-tringen su radio de acción a una intervención político-económica, dejandoque el destino humano esté a merced de una angustiosa perspectiva de ani-quilamiento. El objetivo del antiguo rector de Salamanca es reafirmar laprioridad del problema religioso o de la cuestión humana (en el léxico una-muniano de estos años: el dilema del destino post mortem de la conciencia)respecto a la llamada cuestión social. Sin embargo, no se conforma con rei-vindicar esta preeminencia que sólo muestra la insignificancia, en una pers-pectiva ontológica, del socialismo. Por eso se apresura a aclarar que tantoel progreso social perseguido por los socialistas, como, en general, el pro-greso científico y tecnológico, tienen unas repercusiones epistemológicasnegativas, ya que hacen más nítida la cognición de la nada y dejan expues-ta la existencia humana a la noia, al spleen y a la parálisis ética. Es ésta laparadoja de la infelicidad de la felicidad que, después de la crisis del 97 (omejor, de la redacción del Diario íntimo77), Unamuno no hace más que repe-tir, sea o no la ocasión propicia, para sostener que las reivindicaciones polí-ticas y las esperanzas depositadas en la perfectibilidad de la técnica no sóloson inútiles, sino incluso perniciosas:

En el fondo de todo ello, lo que hay es que viven ustedes en laobsesión de la vida, sin tener presente en todos los momentos que semuere una sola vez y para siempre. Trazan ustedes un cuadro seductor

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75 CCU, p. 46.76 EMS, 89-91.77 Cfr. D, p. 101.

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de lo que podría ser una sociedad anárquica. Está bien: y los hom-bres de esa sociedad, ¿no morirán? ¡Luchar para eso! ¡Sólo para eso!Y ¿para qué? ¿Para qué he de luchar por la emancipación de los hom-bres, que al morir vuelven a la nada? Si el pobre linaje humano esuna procesión de conciencias que de la nada salen para volver a ella;si un día hecho polvo nuestro globo, no ha de quedar de nuestras con-ciencias nada, ¿para qué luchar? Mejorar la vida, hacerla más grata,más fácil, más placentera, es, aumentando así el pesar de tener queperderla un día, preparar la infelicidad de la felicidad.78

Descorazona el luchar por el bienestar de seres que volverán undía a la nada de que salieron, y se columbra que el hacer la vida másfácil, más grata y más placentera es, haciéndola más amable, aumen-tar el pesar de tener un día que perderla y preparar así el terrible azo-te de los satisfechos saduceos, la infelicidad de la felicidad, el spleendesolador, la noia tremenda del pobre Leopardi.79

En este sentido y en este contexto, el socialismo podría ponerse al ladodel racionalismo, considerando que resulta del mismo modo culpable derevelar al sujeto moderno su tragedia. Sin embargo, la equiparación es váli-da exclusivamente desde esta perspectiva; al fin y al cabo, en otros artículosunamunianos de este período el socialismo recibe un trato más edulcorado,menos inquisitivo. Probablemente, para dar cuenta de esta disparidad,habría que recordar que en la elaboración de este argumento anti-progre-sista participó un componente estrictamente autobiográfico, aunque esto setenga que entender únicamente en el sentido de que Unamuno debía res-petar un ‘principio de coherencia’ en la construcción de su fábula. Dehecho, es evidente que el autor vasco, al definir, en las primeras páginas deesta meditación, el mal del siglo como “la vuelta a la pavorosa visión deldestino individual ultraterreno, una vez pasado ya el colmo de la embria-guez progresista”80, estaba también relatando su caso concreto. Ya estopodría explicar por qué la condena del socialismo no es inapelable igual quela del racionalismo nihilista o del esteticismo: aun manteniendo siempre

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78 CCU, pp. 45-46.79 EMS, 73.80 EMS, 8. En EMS (34 y 108) se alude a un suicidio universal que recuerda, de nuevo, la

experiencia de la crisis unamuniana: “Ahora me persigue la idea del suicidio. Hace un rato pen-saba en si me inyectara una fuerte cantidad de morfina para dormirme para siempre.”, D, p. 124.

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una postura independiente, Unamuno, antes de la crisis, se había reconoci-do abiertamente, con coraje, en cierta cultura socialista, mientras que nun-ca se había identificado con la preceptiva del arte por el arte, y si habíaaceptado los métodos de investigación positivistas o el legado idealista, lohabía hecho a menudo de modo acrítico, debido a que estaban disueltos enla atmósfera cultural del último tercio del XIX. Por este motivo en el Dia-rio íntimo afirma:

Mi labor anónima en La lucha de clases, esa constante propa-ganda por el socialismo elevado, noble, caritativo; esa campaña sinpensar en mí, ocultándome, esa campaña ha sido una bendiciónpara mi alma. En medio de la miseria de mi espíritu he conserva-do, por divina gracia, un fondo de nobleza y abnegación. ¡Benditosea Dios!81

Con esta confesión, Unamuno alude a una consonancia ideal que mues-tra el socialismo por lo menos como el mal menor entre los muchos de lamodernidad. Esto explica por qué, incluso después de la crisis, en El negociode la guerra82 ataca con dureza la lógica capitalista, que trueca los sufri-mientos de la guerra en un juego de especulación financiera, y en El desar-me83 hasta llega a reivindicar los objetivos pacifistas del socialismo interna-

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81 D, pp. 143-144.82 “El negocio de la guerra”, La Estafeta, Madrid, 23-I-1898.83 M. de Unamuno, Vida Nueva, Madrid, 25-IX-1898 (no recopilado en OCE). Estos dos

textos, temáticamente cercanos, se inspiran en buena medida en una serie de artículos queUnamuno había publicado entre 1895 y 1896 en La lucha de clases de Bilbao (se refiere precisa-mente a esta colaboración en el párrafo arriba citado del Diario): cfr. “La guerra es un negocio”(OCE, IX, pp. 541-542), el homónimo “El negocio de la guerra” (OCE, IX, 601-602) y “Las cri-sis industriales” (OCE, IX, pp. 543-549). “Y me atrevo a pensar que era la potencia pacificadoradel socialismo lo que lo emparentaba a sus ojos con el espíritu cristiano y lo volvía afín a un movi-miento religioso.”, Cerezo Galán, Las máscaras..., cit., p. 214. Pero Unamuno veía también lasdeficiencias del pacifismo socialista: “mientras los sentimientos meramente humanitarios ylas convicciones progresistas no pasan de propaganda oral y escrita contra la guerra, y hasta la tole-ran provisionalmente, es fe religiosa lo que lleva a los hombres al martirio, antes que faltar alclaro, limpio y terminante ¡no matarás!”, Carta a F. Urales del 1-VII-1898, en M. de Unamuno,Epistolario inédito, ed. de L. Robles, Madrid, Espasa-Calpe, 1991, I, p. 56. Para una correcta valo-ración de las relaciones de proximidad de Unamuno con el socialismo a lo largo de toda su vida:cfr. M. M.ª Urrutia, “Miguel de Unamuno en El Socialista (Y nueve textos desconocidos)”, Sistema,186, mayo 2005, pp. 101-121.

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cional: “El desarme sería el triunfo del socialismo internacional, único que,hoy por hoy, puede cimentar con la paz de los pueblos la cultura huma-na.”84

De nuevo habría que echar mano de las críticas de Pérez de la Dehesaa la interpretación de la ‘antesala de la crisis’ que proponía Zubizarreta: nohay contradicción entre la línea oficial del PSOE y la religiosidad unamu-niana, el humanismo socialista de Unamuno es “un camino hacia la reli-gión”85 (así lo entiende el narrador del Diario). Por el mismo motivo, enSan Manuel Bueno, mártir, el progresista Lázaro (Unamuno antes de la cri-sis), una vez aprendido el secreto del párroco de Valverde de Lucerna, tomaconciencia de los límites de su proyecto de reforma política y se convierteen el discípulo predilecto de don Manuel (Unamuno después de la crisis).Éste es el quid de la cuestión: Lázaro puede convertirse a una concepcióntrágica de la vida que interpela desesperadamente el mythos religioso e intra-histórico justamente porque el socialismo no es éticamente inconsistentecomo el racionalismo nihilista. Socialismo y pensamiento trágico están uni-dos por la búsqueda de un fundamento para la acción histórica. El nihilis-mo racionalista, en cambio, lleva –dice Unamuno– sólo hacia una posibledegeneración de este proceso inventivo y a la parálisis ética.

4.1.3. La infinita vanidad del todo y el milenarismo

Los otros fragmentos que comparten Charivari. En casa de Unamuno yEl mal del siglo acaban de dibujar este escenario nihilista presentando el sui-cidio como la única respuesta de la ratio:

Si hemos deshecho la ilusión de vivir y el vivir por el vivirmismo no nos satisface, ¿para qué vivimos? Y así es como se ha

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84 Con estas palabras termina “El negocio de la guerra” (La Estafeta, Madrid, 23-I-1898).85 “Examinando sus artículos propagandísticos y su correspondencia se puede ver el carác-

ter humanístico y religioso con que entendía el socialismo [...]. Su aproximación a la religión y elllamado ‘humanismo ateo’ no son, por lo tanto, procesos divergentes, sino convergentes. Los dosaños de antesala a la crisis del 97 son también los años en que ese humanismo alcanza su mayorintensidad para acabar siendo, en cierto modo, un camino hacia la religión.”, R. Pérez de laDehesa, Política y sociedad en el primer Unamuno, Madrid, Ariel, 1973, p. 82.

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endechado al reposo inacabable por terror a él, y se ha llamado ala muerte como libertadora, ya que vivimos para volver a la nada.¡Cuántos suicidios por terror a la muerte! ¡Qué inmensa revelaciónde la tristeza en la noia del pobre Leopardi, en aquella invocaciónal aniquilamiento para huir de la infinita vanità del tutto! Todo ellono es más que el fracaso del intelectualismo, la fatiga del raciona-lismo, que dijo Thierry.86

Este párrafo de la entrevista resume hasta tres cuartillas de El mal del siglo:

Si hemos deshecho la ilusión de vivir y el vivir por el vivirmismo no nos satisface ¿para qué vivimos? [...] Y así es como se haendechado al reposo inacabable por terror a él, y se ha llamado a lamuerte como a liberadora ya que vivamos para volver a la nada. Lostragos amargos apurarlos pronto y de una vez; ¡volvamos cuantoantes a la nada! Y así es como ha habido suicidios por terror a lamuerte [...] ¡Qué enseñanzas tan amargas en la obra del pobre Leo-pardi, empapado en la enorme noia, en el fastidio inmenso del nihi-lismo y pidiendo el aniquilamiento para salir de una vez de la infi-nita vanità del tutto, del vacío de un sombrío teatro de espectros, quedivierten a los niños y entenebrecen el ánimo a los maduros!87

La filantropía y cualquier esperanza de pervivencia en la memoria delas generaciones futuras, no son más que meros engaños; porque si la con-ciencia individual se pierde del todo, la humanidad es sólo una “sombríaprocesión de fantasmas”:

¿Que si yo muero quedan otros? Sí, otros que se morirán a suvez, y si todos morimos del todo, en cuanto a conciencias, no es elgénero humano más que una sombría procesión de fantasmas quesalen de la nada para volver a ella.88

¿Que la muerte no es para la sociedad más que un accidente?¿que si yo muero quedan otros? Sí, otros que morirán a su vez, y

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86 CCU, p. 46.87 EMS, 36-42.88 CCU, p. 46.

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si todos morimos del todo no es el género humano más que unasombría procesión de fantasmas que salen de la nada para volver aella.89

En definitiva, es como si en Charivari. En casa de Unamuno sólo apare-ciera la pars destruens de la argumentación unamuniana, es decir, su censu-ra anti-progresista. La pars construens de El mal del siglo que no se trasladó ala entrevista de 1898, o sea, la respuesta del sentimiento trágico al nihilis-mo, hay que buscarla, en cambio, en la celebración del talante inventivo dela angustia.

En efecto, Unamuno, en la meditación evangélica, traza un paralelismoentre la época actual y la decadencia romana, rebosante de nihilismo paga-no, desde la que resurgió el milenarismo medieval, subrayando que éste, elmilenarismo, induciendo a fervorosas penitencias, no paraliza con el espec-tro de la nada las energías humanas:

Es una obsesión mucho más sombría y enervadora que la delfamoso milenario, puesto que no se tiembla ante el temor a tor-mentos que atiza ímpetus de penitencias, sino que se paraliza laenergía espiritual ante el espectro de la venidera nada eterna...90

Al cabo de unos años, Unamuno elogió de nuevo el milenarismo medie-val; en sus palabras es posible descifrar claramente el enlace de los dos fac-tores fundamentales de la crisis contemplativa: por un lado, el terror a la

PAOLO TANGANELLI

89 EMS, 65-67. Pérez López ha demostrado que Azorín emplea estas mismas imágenes enel famoso y polémico artículo “Ciencia y fe” (Madrid Cómico, 9-II-1901): cfr. M. Mª. Pérez López,“Introducción”, en J. Martínez Ruiz, Antonio Azorín, Madrid, Cátedra, 1991 , pp. 30-33. PérezLópez subraya, en particular, estas palabras de Azorín: “Dolorosa y larga procesión de fantasmas,la humanidad surge del misterio y al misterio retorna.”, op. cit., p. 32. Tal vez sea oportuno vercómo se transforma esta metáfora en La Voluntad, donde el nihilismo se asume no como una hipó-tesis que es preciso confutar a la Jacobi, sino como un hecho incontestable (Schopenhauer,Nietzsche): “¡Ah, la inteligencia es el mal!... Comprender es entristecerse; observar es sentirsevivir... Y sentirse vivir es sentir la muerte, es sentir la inexorable marcha de todo nuestro ser y delas cosas que nos rodean hacia el océano misterioso de la Nada...”, J. Martínez Ruiz, Azorín, LaVoluntad, cit., p. 180. “Azorín piensa un momento en la dolorosa, inútil y estúpida evolución delos mundos hacia la Nada...”, op. cit., p. 200.

90 EMS, 84. Cfr. D, p. 41.

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muerte y al aniquilamiento; por otro, la esperanza de una regeneraciónmitológica (la pre-visión de la nada y la visión del mythos redentor):

Como tú siento yo con frecuencia la nostalgia de la EdadMedia: como tú quisiera vivir entre los espasmos del milenario. Siconsiguiéramos hacer creer que un día dado, sea el 2 de mayo de1908, el centenario del grito de la independencia, se acababa parasiempre España; que en este día nos repartían como a borregos,creo que el día 3 de mayo de 1908 sería el más grande de nuestrahistoria, el amanecer de una nueva vida.91

Pero la regeneración mitológica presupone, como conditio sine qua non,una clara toma de conciencia de la teatralidad de toda acción humana que,en el período de la crisis, parece estarle vedada al maestro vasco, entoncesansioso tan sólo de recrear, sin éxito, “aquel terrible temor de la muerte”92

(únicamente en la angustia originaria no se puede titubear ante la interpe-lación y la emulación del mythos religioso). El penitente del Diario quisieravivir en una perenne tensión milenarista para defenderse de la quietud racio-nal (la “sequedad”, como él la llama) que manifiesta la vanidad de su imita-tio –crisis poiética–. En esta delicada situación, donde no hay solucionesintermedias (o todo o nada, o la abulia o la angustia milenarista), sólo esposible denunciar cualquier intento de mistificación de la muerte, como, porejemplo, su reducción a dato estadístico e impersonal93. Por este mismomotivo Unamuno escribe en el Diario, repitiéndose en El mal del siglo y enotros numerosos escritos, que es un buen ejercicio imaginar la disolución de

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

91 VQS, p.139. El párrafo citado pertenece a “El Sepulcro de Don Quijote”, que se publi-có por primera vez en la revista madrileña La España Moderna (n. 206, febrero 1906), y se repro-dujo parcialmente, a partir de 1914, en Vida de don Quijote y Sancho. La idea del milenario ya seencuentra en el Diario íntimo: “Si se anunciara el fin del mundo para un día cualquiera de aquí acincuenta años ¿en qué estado no caerían los espíritus? Pues para cada uno de nosotros la muertees el fin del mundo.”, D, p. 71.

92 D, p. 60.93 “El problema de la muerte es el radical de la vida.”, EMS, 53. Nos vamos habituando a

no sentir la muerte, sino a verla en demografías o tablas de mortalidad, a calcular el hueco quedejará al morir el prójimo en el escalafón de los comensales a la vida. 69Se hace de la muerte undato estadístico, un factor irracional, una x, y raro es quien siente respecto a su muerte adentro.”,EMS, 68-69.

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la propia conciencia en la nada94 (es decir, la vuelta a la pre-visión de la nada,a la crisis contemplativa). La nada, que es lo único que la ratio ha creado, esininteligible; sin embargo, la sensación de vértigo que produce su mismaininteligibilidad hace ‘caer en Dios’, da nuevo impulso al milenarismo de laconversión. Ésta es la pars construens de El mal del siglo que Unamuno des-arrollaría en el tercer capítulo de Del sentimiento trágico de la vida.

4.2. ...hasta Del sentimiento trágico de la vida

El mal del siglo no quedó del todo olvidado no sólo porque se divulgóparcialmente a través de la entrevista azoriniana, sino, sobre todo, porqueunos cuantos párrafos de esta meditación pasaron a configurar el núcleo másantiguo del tercer capítulo de Del sentimiento trágico de la vida, titulado “Elhambre de inmortalidad”.

Desde luego el proceso de trasvase de unos cuantos fragmentos de Elmal del siglo a Del sentimiento trágico no fue directo, sino que implicó almenos otros dos proyectos unamunianos que forman parte del avantexto deDel sentimiento trágico: ante todo, una colección de ensayos proyectada en losprimeros años del siglo XX que debía titularse, según creo, Mi confesión oA la juventud hispana (lo indicaré con la sigla AJH) y, sucesivamente, elconocido Tratado del Amor de Dios, título que Unamuno empieza a barajaren su epistolario hacia 1905 (lo indicaré con la sigla T).

Ya he examinado en otro estudio el proceso de reescritura de los frag-mentos finiseculares, o sea de El mal del siglo, en sus diferentes fases deredacción, desde las intermedias (AJH y T) hasta la cristalización definiti-va de 1912-13. Ahora me detendré únicamente en el segmento textual másrelevante, en el cual Unamuno parece exigir de su destinatario nada menosque la enargeia o evidentia del propio proceso de nihilificación, premisa nece-saria para el salto regenerador de la gnosis a la pistis. En el Diario íntimoinsiste constantemente en este punto:

PAOLO TANGANELLI

94 “Joven, intente usted una noche, estando acostado, concebirse como no existiendo, yverá usted, qué hormigueo le da en el alma y cómo se cura de esa pestilente salud de los que nohan llegado al hastío de haber vivido, de haber vivido, joven, no de vivir.”, “Don Martín, o de lagloria”, OCE, II, p. 797.

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La razón humana [...] lleva al absoluto fenomenismo, al nihi-lismo. [...] El vértigo la sobrecoge, el terrible vértigo de intentarconcebirse como no siendo, de tener un estado de conciencia enque no haya estado de conciencia. La nada es inconocible. / Y asíse cae en Dios [...]. Es la creación de la fe.95

Es preciso intentar de vez en cuando concebirse y sentirse nosiendo. De este horror se saca temor de Dios y esperanza.96

Pero es mucha mayor tortura la de la imaginación al esforzarsepor imaginarse como no existiendo. [...] El terrible estado de con-ciencia en que pensamos que no hay tal estado, el pensar que nopensamos, da un vértigo de que ya la razón no cura.97

La lucha alegórica entre la razón atea y el corazón cristiano (uno de losprincipales ejes sobre el que giran tanto el Diario íntimo como El mal delsiglo98) refuerza la imagen de un Unamuno en crisis instalado en la congo-ja, anclado sin posible redención a la faceta contemplativa de su crisis jus-tamente para substraerse al agotamiento poiético o, lo que es lo mismo, alreconocimiento de la teatralidad de su ensayo de conversión.

Veamos ahora cómo se transforma esta evidentia de la disolución indi-vidual desde El mal del siglo hasta Del sentimiento trágico.

Al principio, el antiguo rector de Salamanca propone un elenco esen-cial de los adjuntos ineludibles para imaginar o prever, entre angustias ysofocos, la ‘entrada en la nada’ de la subjetividad (con licencia de Valente).Esta es la versión de la meditación:

Es bueno, lector, que recogiéndote en ti pienses en que el solse te apague, se te enmudezcan los sonidos, se te desvanezcan a lavista las formas, se te licue todo en la nada y ni aun la concienciade la nada misma te quede.99

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

95 D, pp. 44-45.96 D, p. 83.97 D, p. 129; cfr. también D, pp. 151-152.98 “Al rezar reconocía con el corazón a mi Dios, que con mi razón negaba.”, D, p. 23. “Más

se debe esperar de un alma cristiana arrastrada al ateísmo que de un deísta descristianizado.”,EMS, 22.

99 EMS, 59.

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Las redacciones sucesivas siguen el mismo esquema. Antes anuncian elpoder catártico de este itinerarium mentis in nihilum (la hipotiposis del pro-pio anonadamiento) y luego amplifican los vaticinios para perfeccionar estacomposición de lugar nihilista:

Aunque al pronto congojosa, os será, jóvenes, al cabo meditación

corroboradora el que recogiendoos en vosotros mismos os figureis

un lento (deshaceros), deshacimiento en que la luz se os apague, se

os enmudezcan los sonidos, se os derritan entre las manos las cosasvar[objetos] se os escurra el piso, se os vayan var[desvanezcan como

en desmayo] los recuerdos y las ideas, se disipe en la nada todo y

ni aun la conciencia de la nada misma os quede, siquiera como fan-

tástico asidero de un [sic] sombra.100

Aunque al pronto nos sea congojosa esta meditación de nues-

tra mortalidad no [sic] es al cabo corroboradora. Recójete, lector,

en tí mismo y figúrate un lento deshacerte, en que la luz se te apa-

gue, se te enmudezcan las cosas y no te den sonido envolviéndote

en silencio, se te derritan entre las manos los objetos asideros, se

te escurra de bajo los pies el piso, se te desvanezcan como en des-

mayo los recuerdos y las ideas, se te vaya disipando en nada todo

y tú disipándote también y ni aun la conciencia de la nada te que-

de, siquiera como fantástico asidero de una sombra.101

Aunque al pronto nos sea congojosa esta meditación de nues-

tra mortalidad, nos es al cabo corroboradora. Recógete, lector, en

ti mismo, y figúrate un lento deshacerte de ti mismo, en que la

luz se te apague, se te enmudezcan las cosas y no te den sonido,

envolviéndote en silencio, se te derritan de entre las manos los

objetos asideros, se te escurra de bajo los pies el piso, se te desva-

nezcan como en desmayo los recuerdos, se te vaya disipando todo

en nada y disipándote también tú, y ni aun la conciencia de la

nada te quede siquiera como fantástico agarradero de una som-

bra.102

PAOLO TANGANELLI

100 AJH, pp. 3r-3v.101 T, p. 42.102 STV, III, pp. 55-56.

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Después, en todas las redacciones, desde El mal del siglo hasta Del sen-timiento trágico, se introducen dos exempla de degeneración del hambre deinmortalidad, dos ejemplos diametralmente opuestos de insensibilidad a lamuerte, puesto que conciernen a un segador presumiblemente analfabeto(que el narrador-Unamuno no conoce) y a un literato del cual el narrador-Unamuno se declara amigo:

He oído contar de un pobre segador muerto en un hospital queal ir el cura a ungirle en extrema unción se resistía a abrir la manoderecha en que aferraba una moneda, sin acordarse de que una vezmuerto su mano no sería ya suya. Así hay muchos que en vez de lamano cierran el espíritu queriendo guardar en él al mundo. Me con-fesaba un amigo una vez que previendo en pleno vigor de salud físi-ca una muerte muy próxima sólo pensaba en concentrar la vidaviviéndola toda en los pocos días que calculaba le quedarían, e ima-ginaba escribir un libro: «Los últimos días de mi vida».

¡Vaciedad de vaciedades! ¡Triste estado de paganismo el queha descrito Renan en uno de sus dramas!103

He oido contar de un pobre segador gallego muerto en unacama de hospital que al ir el cura á ungirle en extrema unción seresistía á abrir la diestra en que apuñaba unas sucias monedas, sin(percatarse) de que una vez muerto no sería su mano ya suya. Y asímuchos que apuñan var[cierran] no ya la mano, el corazón, querien-do apuñar en él al mundo. Me confesaba un amigo que previendoen pleno vigor de salud física la cercanía de la muerte, sólo pensa-ba en concentrar la vida, viviéndola toda en los pocos dias que cal-culaba le quedaban, é imaginando escribir sobre ello un libro.104

He oido contar de un pobre segador muerto en una cama dehospital que al ir el cura á ungir en extrema unción las manos seresistía á abrir la diestra con que apuñaba unas sucias monedas, sinpercatarse de que una vez muerto no sería su mano ya suya ni élde sí mismo. Y así cerramos y apuñamos no la mano, si no el cora-zón, queriendo apuñar en él al mundo.

Me confesaba un amigo que previendo en pleno vigor de saludfísica la cercanía de la muerte, pensaba en concentrar la vida

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

103 EMS, 60-63.104 AJH, p. 3v.

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viviéndola toda en los pocos dias que calculaba le quedaban é ima-ginando escribir sobre ello un libro.105

He oído contar de un pobre segador muerto en cama de hos-pital, que al ir el cura a ungirle en extremaunción las manos, seresistía a abrir la diestra con que apuñaba unas sucias monedas, sinpercatarse de que muy pronto no sería ya suya su mano ni él de símismo. Y así cerramos y apuñamos, no ya la mano, sino el cora-zón, queriendo apuñar en él al mundo.

Confesábame un amigo, que previendo en pleno vigor desalud física la cercanía de una muerte violenta, pensaba en con-centrar la vida, viviéndola en los pocos días que de ella calculabale quedarían para escribir un libro. ¡Vanidad de vanidades! 106

El cotejo de estos cuatro pasajes nos permite adquirir, cuando menos,una información valiosa acerca del método de trabajo unamuniano. Alredactar el tercer capítulo de Del sentimiento trágico, el autor vasco volvió aconsultar, con toda probabilidad, también El mal del siglo, es decir, uninédito de 1897 que ya había utilizado para escribir AJH. Afirmo esto noporque en Del sentimiento trágico y en T evita especificar –como hace sólo enAJH– que el segador muerto era gallego (visto que podría tratarse de unamera casualidad), sino porque el grito “¡Vanidad de vanidades!” que cierraen Del sentimiento trágico la interpolación de los exempla (exclamación ausen-te tanto en T como en AJH) deriva claramente del “¡Vaciedad de vacieda-des!” de El mal del siglo (que tiene análoga colocación y la misma función‘patética’) 107.

No me detendré ahora en el párrafo siguiente de El mal del siglo, quereaparece en AJH, T y en Del sentimiento trágico, pero insertado en otro pun-to108. Son más significativos los diferentes segmentos conclusivos de estadilatada pintura nihilista:

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105 T, p. 42.106 STV, III, p. 56.107 Incluso es posible que Unamuno volviera a consultar el borrador de El mal del siglo,

donde “¡Vaciedad de vaciedades!” tacha un precedente “¡Vanidad de vanidades!”: cfr. EMS-borra-dor, 54.

108 “O se muere del todo o no, y «si en esta vida tan sólo esperamos en Cristo somos los másmiserables de los hombres» - exclamaba el Apóstol –, añadiendo que «si los muertos no resuci-

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¿Que la muerte no es para la sociedad más que un accidente?¿que si yo muero quedan otros? Sí, otros que morirán a su vez, ysi todos morimos del todo no es el género humano más que unasombría procesión de fantasmas que salen de la nada para volver aella. 109

Si al morirseme el cuerpo que me sustenta y al que llamo miopara distinguirle de mí mismo, si al morirseme vuelve mi con-ciencia á la absoluta inconciencia de que brotara, y como á la miales pasa á las de mis hermanos todos en humanidad, entonces noes nuestro trabajado linaje otra cosa más que una fatídica procesiónde fantasmas que va de la nada á la nada y el humanitarismo lomás inhumano que se conoce. 110

Si al morirseme el cuerpo que me sustenta y al que llamo míopara distinguirle de mí mismo, vuelve mi conciencia á la absolutainconciencia de que brotara, y como á la mía les pasa á las de mishermanos todos en humanidad, entonces no es nuestro trabajadolinaje más que una fatídica procesión de fantasmas que va de la nadaá la nada, y el humanitarismo lo más inhumano que se conoce. 111

Si al morírseme el cuerpo que me sustenta, y al que llamomío para distinguirme de mí mismo, que soy yo, vuelve mi con-ciencia a la absoluta inconsciencia de que brotara, y como a la míales acaece a las de mis hermanos todos en la humanidad, entoncesno es nuestro trabajado linaje humano más que una fatídica pro-cesión de fantasmas, que van de la nada a la nada, y el humanita-rismo lo más inhumano que se conoce. 112

Estos fragmentos presentan una serie de conjeturas explícitamenteintroducidas por un “si” hipotético. Este dato gramatical es una suerte de

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

tan comamos y bebamos, que mañana moriremos» (I. Cor. XV 19 y 32).”, EMS, 64. “«Si en estavida tan sólo hemos de esperar en Cristo, somos los más (miserables) lastimosos de los hombres»dice el Apostol (I. Cor. XV 19)...”, AJH, p. 3r. “«Si en esta vida tan sólo hemos de esperar enCristo, somos los más lastimosos de los hombres» escribía el Apostol (I Cor. XV 19)...”, T, p. 40.“«Si en esta vida tan sólo hemos de esperar en Cristo, somos los más lastimosos de los hombres»,escribía el Apóstol (I Cor. XV 19)...”, STV, III, p. 54. Sospecho que Unamuno se diera cuenta deque este fragmento se alejaba del talante eminentemente descriptivo del intra-texto.

109 EMS, 65-67.110 AJH, p. 3v.111 T, pp. 42-43.112 STV, III, p. 56.

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marca ideológica, antes aún que estilística, de la crisis finisecular unamu-niana. Revela que Unamuno describe la congojosa hipótesis nihilista tansólo para confutarla, ya que la conjunción “si” subraya desde el principio elcarácter estrictamente ficticio de esta pavorosa visión metafísica113.

Esta misma pintura, que hemos visto aflorar en el Diario íntimo y enCharivari. En casa de Unamuno, también se repite con cierta frecuencia en elepistolario finisecular unamuniano. Pero sólo a partir de Amor y pedagogía(1902) cambia su fisonomía, al abandonar, en boca de don Fulgencio, laneutralización apriorística del “si” hipotético:

Comprendemos todo lo lúgubre, lo espantosamente lúgubrede esta fúnebre procesión de sombras que van de la nada a la nada,y que todo esto pasará como un sueño, como un sueño, Apolodo-ro, como un sueño, como sombra de un sueño...114

La desaparición del “si” representa, en cierto modo, la implosión deaquel dispositivo mitopoyético que es El mal del siglo, donde la visión (fic-ticia) de la nada servía tan sólo para justificar la restauración del antiguorégimen de los valores. Unamuno tuvo que comprender que aquella obsti-nada voluntad de volver constantemente al estado embrionario de la crisis,a la fase contemplativa, podía ser también un síntoma de su incapacidad deasimilar, en la etapa finisecular, el estancamiento del racionalismo en todasu profundidad y extensión. Tal vez aquí, en esta utópica pretensión dedetenerse en el umbral del nihilismo, de creer aún posible una huida tras-cendente de la historia, habría que buscar las razones del naufragio de lasMeditaciones Evangélicas.

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113 Azorín, en cambio, transformará esta suposición en la única verdad, en la sola certeza (elnihilismo, después de Nietzsche, se ha convertido en la única chance de nuestro tiempo). Véasecómo expresa la paradoja unamuniana en La Voluntad: “Yo siento que me falta la Fe; no la tengotampoco ni en la gloria literaria ni en el Progreso... que creo dos solemnes estupideces... ¡El pro-greso! ¡Qué nos importan las generaciones futuras! Lo importante es nuestra vida, nuestra sensa-ción momentánea y actual, nuestro yo, que es un relámpago fugaz. [...] Podrán llegar los hombresal más alto grado de bienestar, ser todos buenos, ser todos inteligentes... pero no serán felices...”,J. Martínez Ruiz, Azorín, La Voluntad, ed. de E. Inman Fox, Madrid, Castalia, 1989, p. 229.

114 M. de Unamuno, Amor y pedagogía, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002, p. 333. Esta mira-da plenamente nihilista asoma también en STV, VII, p. 139 y en T, p. 9.

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5. EL NAUFRAGIO DE LAS MEDITACIONES

Las Meditaciones se concibieron –y, al menos parcialmente, se redacta-ron– con el explícito propósito de sacarle el jugo a la experiencia del Dia-rio íntimo, a la crónica de un intento fallido de conversión. Se trataba dehacer un balance, determinando las ganancias y contabilizando las pérdidas.

Para reexaminar la crisis desde un punto de vista distinto, superior,aunque no por eso más abstracto, Unamuno adopta la perspectiva mitoló-gica del cuarto cuaderno del relato diarístico, dejándose atrás la duda, eltemor de haber transformado en farsa un auténtico deseo de regeneración.Es decir, decide olvidarse de todas las perplejidades suscitadas por este mis-mo proceso de radical mitologización.

Lo que marca la distancia entre el Diario íntimo y las Meditaciones es jus-tamente la supresión de este temor y de estas perplejidades. Las Meditacio-nes, al menos las supérstites, vuelven a bosquejar y aclaran el peculiar cami-no de perfección trazado en el Diario íntimo eliminando cualquier elementoconflictivo. Pretenden configurar un compendio esencial y, desde luego, sinninguna sombra. Como es obvio, esto no significa que Unamuno, cuandoescribió las Meditaciones, había logrado superar finalmente sus proverbialesinquietudes. El único dato positivo, seguro, es que estos textos ya no tra-tan el problema hasta ese momento central de la teatralidad y de la arbi-trariedad de la poiesis existencial.

Ex-sistir equivale a estar expuesto a la contingencia y al ojo ajeno. Portanto, también es un constante estar en escena, sujeto a múltiples instan-cias de teatralización, un encontrarse perennemente abierto a la insidia deverse plasmado, cambiado e invalidado por las circunstancias y, sobre todo,por la mirada inquisitiva de nuestros sümparanecrómenoi, como escribiríaKierkegaard, de nuestros contemporáneos, los que mueren con nosotros.

Las Meditaciones pretenden trazar una sinopsis idealizada del Diario ínti-mo. Se equivocaría, entonces, quien pretendiera reconducir su diversidad alhecho de que el Diario era un texto privado, mientras que estos escritosestaban destinados a la divulgación, visto que el Diario tuvo, en cualquiercaso, una circulación epistolar, mientras que las Meditaciones, con la solaexcepción de Nicodemo, no se terminaron y fueron incorporadas en otros pro-yectos unamunianos. La distancia entre estos escritos sin duda enormemen-

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

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te diferentes, aunque casi simultáneos y con varios intratextos compartidos,parece determinada más bien por aquella inteligente obra de supresión a lacual hacía referencia antes: en el Diario el autor y narrador antes fija unmodelo y luego intenta asumirlo, es decir, relata sus tentativas de emula-ción (applicatio); en las Meditaciones falta este segundo momento.

Creo que en las Meditaciones Unamuno se limita a afirmar el ideal deuna renovada imitatio Christi justamente para ocultar este fracaso. Por estarazón aquí la vida está enteramente en el espacio mítico. Así es, en efecto, enNicodemo el fariseo, donde se deja entrever sólo en algunas reverberacionesanalógicas, que posiblemente no se entenderían si no dispusiéramos deinformaciones autónomas, extratextuales, acerca del episodio de la crisis del97 (Nicodemo va de noche a conversar con Jesús, la crisis fue nocturna). Enel Diario, en cambio, el narrador-penitente no circunscribe nunca su inten-to de applicatio a una mera y autotélica representación del mito, sino quemuestra en todo momento su ansia de encarnarlo, de instalarlo en su vida.En el Diario el enfoque mitológico está supeditado a esta apertura vital (laconfesión diarística); por eso se repiten constantemente estas tres fases cícli-cas: (1) la revelación de la voluntad de operar como un ‘buen cristiano’siguiendo un ideal de imitatio Christi, (2) la proyección mitológica, o sea elintento de homologación entre voluntad y ser, y (3) la vuelta a la vida, omejor, a la confesión: el narrador declara su fracaso (crisis poiética).

La supresión, en las Meditaciones, de este regreso a la vida, como impro-piamente lo he llamado, hace que se conceda espacio y voz sólo a la crisiscontemplativa. Afloran, de esta forma, únicamente los motivos que impul-saron al escritor bilbaíno hacia un radical proceso de mitologización, o sea,su reacción a la pre-visión del aniquilamiento (la intención de conversión).Pero se callan los efectos y las implicaciones de este proceso: es decir, elhecho de que su respuesta finisecular ya se había mostrado poco fructuosa,puesto que el sentido de ese gesto (la recepción en el entourage unamunia-no) se había revelado inadecuado a la intención que le animaba.

Como ya he dicho, las Meditaciones naufragaron después de la divulga-ción de Nicodemo el fariseo. El hecho de que Unamuno renunciara a la publi-cación de los otros textos ya escritos puede interpretarse como una toma deconciencia de la necesidad de modificar a fondo aquel modelo de hombrenuevo que estaba moldeando en su obra. Es importante insistir en este

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aspecto: porque no es la mitologización en sí, el esclarecimiento del funda-mento mitológico de la vida, lo que resulta realmente crítico a los ojos deUnamuno, sino la elección de ese mythos fundacional: el relato evangélico.Es este paradigma ético de santidad lo que le conduce a un terrible impas-se vital, colocándole ante la bifurcación que separa la teatralidad concientede la inacción, o mejor, de la muerte (porque Ángel en La Esfinge y Euge-nio Rodero en Nuevo Mundo, para imitar plenamente a Cristo, aceptaninmolarse).

Dicho de otra forma, las Meditaciones no dieron el fruto esperado por-que no abordaron la cuestión de la teatralidad (de la fallida recuperación yaplicación del modelo cristiano), aunque justamente esto representara lamás profunda herida dejada abierta por la crisis del 97, o para mayor exac-titud, por el Diario íntimo.

El hecho de que Unamuno emprendiera, nada más abandonar el pro-yecto de las Meditaciones Evangélicas, una novela, Amor y pedagogía, que gira-ba en torno a la idea del ineludible fundamento teatral de la existencia, talvez pueda corroborarlo115. La reconstrucción de la historia de la crisis poié-tica unamuniana, entonces, podría verse resumida por cuatro textos y porcuatro etapas fundamentales: (1) el Diario de la crisis: la teatralidad semuestra como una constante descalificación de todas las acciones del perso-naje/narrador Miguel de Unamuno; (2) las Meditaciones: se intenta velar estadescalificación suprimiendo el relato de los intentos biográficos de encarnarel modelo cristiano y universalizando, al mismo tiempo, el discurso; (3)Amor y pedagogía: la teatralidad se reconoce como la esencia de la existen-cia, como una condena ontológica; (4) Vida de Don Quijote y Sancho: la tea-tralidad, por un lado, sigue representando la misma apertura del hombre ala acción; pero, por otro, se sobreentiende que ya no implica una condenaa la total inautenticidad (la teatralidad de Don Quijote no está desprovista

Meditaciones Evangélicas. MIGUEL DE UNAMUNO

115 Unamuno escribe de esta novela a Valentí Camps: “por debajo de él fluye cierta con-cepción de la vida como algo teatral, en que todos representamos un papel.”, apud J. Tarín Iglesias,Unamuno y sus amigos catalanes, cit., p. 125. Esta idea es latente en el Diario íntimo: “y es todo nues-tro empeño ser fieles al papel que en el miserable escenario nos hemos arrogado y representarlodel modo que más aplausos nos gane [...]. Es cosa terrible vivir esclavo del yo que el mundo nosha dado, ser fieles al papel sin ver fuera del teatro la inmensa esplendidez del cielo y la terriblerealidad de la muerte.”, D, p. 97. Sobre la metáfora del teatro de la vida en Unamuno, cfr. A.Zubizarreta, Unamuno en su ‘Nivola’, Madrid, Taurus, 1960, p. 246.

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de significado y valor, al contrario, justamente su exposición al ridículo eslo que distingue un nuevo heroísmo).

Creo que esta síntesis es coherente, aunque, como suele suceder, es máslo que encubre, que lo que pone al descubierto. En efecto, las Meditaciones,en el accidentado itinerario descrito, sólo representan un callejón sin salida,un camino tomado por equivocación. Y esto no es del todo cierto, porqueeste proyecto tendría que interpretarse, ante todo, como un importanteanuncio de la etapa filosófica sucesiva y del giro inmanentista que la ani-ma. Las Meditaciones, al llevar a cumplimiento el peculiar trascendentalismocristiano del joven Unamuno, responsable, en última instancia, de suimpasse poiético, preparan, a la vez, su decisiva superación ‘quijotesca’, lapaulatina rehabilitación de la acción histórica.

En el Diario la distancia entre vida y mito no se colma en ningúnmomento: son dos realidades contrapuestas. En cambio, en las Meditacioneseste hiato desaparece, aunque esto suceda sólo por la supresión de la ‘vuel-ta a la vida’. Este fallido regreso, sin embargo, no indica sólo que Unamu-no no era capaz de dar vida al mito (o sea, de imitarlo), sino, más en gene-ral, la misma imposibilidad de la vida (humana) de salirse del mito. Se trata delprincipio romántico del fundamento mitológico de todos los saberes y delos mundos posibles; pero podría alentar, en todo esto, también la leccióndel humanismo antiplatónico, que elige como punto de partida no el pro-blema de los entes, sino el de la palabra poética e ingeniosa, que se desve-la justamente en las metáforas y en los mythoi originarios.

En el Diario el mito pretende colocarse en la vida. En las Meditaciones,en cambio, la vida se descubre en el mito (la biografía unamuniana se dejaentrever sólo en algunas reverberaciones analógicas). En este vuelco hay quebuscar la semilla de la superación de la crisis poiética unamuniana.

Hasta ahora he sostenido que el mito, en las Meditaciones, oculta la viday he hecho referencia a un mecanismo psicológico, en Unamuno, de ‘remo-ción’ de un proyecto existencial irrealizable (se realiza sólo con el sacrificiode quien pretenda llevarlo a cabo). Pero, más allá o más acá de este meca-nismo psicológico, hay un descubrimiento de capital importancia, ante elque ya no tiene sentido que se siga discutiendo acerca de la presunta impos-tura unamuniana. Este descubrimiento, que se coloca en la línea filosóficahumanístico-romántica, es el del poder que el mito posee para marcar los

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confines, las zonas de luz y de sombra, de la vida humana, de fundamen-tarla, en una palabra, y, por lo tanto, de imprimir en ella su sello desde loscimientos. El fallido regreso a la vida nos dice que el mito es la base de la exis-tencia humana, y no viceversa.

En efecto, tanto en Nicodemo el fariseo como en las otras meditacionessupérstites se asume que el mythos (en este caso evangélico, y de aquí, comohemos visto, deriva el estancamiento poiético) puede proyectar un sentido(su coherencia narrativa) sobre las caóticas vicisitudes de cualquier existencia,rescatándola. Lo que el mito toca, se ilumina; lo que queda en la sombra,se pierde. Sólo el mito puede salvar el pasado y abrir un futuro, o sea, darun sentido, una dirección a la contingencia vital: la dirección de su relato(cada mito, aun siendo siempre inteligible como el mismo mito, puede con-tarse de ilimitadas formas, existe –como las personas– de forma siemprenueva).

Las Meditaciones entonces dieron fruto, pero este fruto no estaba toda-vía en sazón.

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CRITERIOS DE EDICIÓN

1. DESCRIPCIÓN DE LOS DOCUMENTOS AUTÓGRAFOS

1) El mal del siglo (CMU, col. 69/9)

29 cuartillas (aprox. 16 x 11 cm) numeradas por el autor y escritas poruna cara, pero con anotaciones en la vuelta de varias hojas. Unamunorayó completamente la cuartilla 9 y parcialmente las cuartillas 13 y 14:se trata de algunos de los más significativos fragmentos de este autó-grafo (EMS 34-38 y 59-62) que pasaron antes a AJH y luego a T ySTV.

2) Jesús y la Samaritana (CMU, col. 62/6)

20 cuartillas (aprox. 16,5 x 11 cm) escritas por una cara (excepto laúltima, detrás de la cual Unamuno anotó con lápiz: “lunes 13 nov1899”).

3) Nicodemo el fariseo [borrador] (CMU, col. 63/9)

46 cuartillas de varios tamaños (la más grande es de 16 x 10,7 cm, lamás pequeña de 15,6 x 10,2 cm) escritas por una cara (en la vuelta hayanotaciones relativas a otros trabajos); Unamuno numera las cuartillaserróneamente, ya que pasa del 19 al 26, y raya las añadiduras indica-das con las letras (a) y (e): N-borrador, 261 y 267-278.

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4) El mal del siglo [borrador] (CMU, col. 79/231)

13 cuartillas (aprox. 11 x 16 cm) escritas por una cara (en la otra carafiguran anotaciones relativas a otros trabajos); Unamuno numeró tansólo las primeras once (las últimas dos contienen añadiduras); todas lascuartillas están rayadas excepto la última: EMS-borrador, 1-125. Esteborrador, junto con los borradores de Jesús y la samaritana y de La con-versión de San Dionisio, se conserva dentro de un papel doblado (aprox.22,5 x 16,5 cm) que sirve de carpeta, sobre el cual se lee: “Meditacio-nes cristianas”.

5) Jesús y la Samaritana [borrador] (CMU, col. 79/231)

9 cuartillas (aprox. 11 x 16 cm) escritas por una cara y numeradas porel autor.

6) San Pablo en el Areópago / La conversión de San Dionisio [borradores](CMU, col. 79/190 y col. 79/231)

Borrador A (CMU, col. 79/190): una cuartilla (aprox. 10,7 x 16 cm)titulada S. Pablo en el Areópago, numerada por el autor y escrita por unacara (en la otra cara figuran anotaciones relativas a otros trabajos).Borrador B (CMU, col. 79/231): este borrador, titulado La conversión deSan Dionisio, está constituido por dos hojas (aprox. 22,5 x 16,5 cm)dobladas a la mitad e insertadas una en otra a modo de una libreta decuatro páginas; Unamuno utilizó las primeras cuatro caras dejando enblanco las otras cuatro.

7) La oración de Dimas [borradores] (CMU, col. 79/233)

Estos borradores están recogidos en una carpeta (aprox. 21,5 x 15,5 cm)sobre la cual figura el título («La oración de Dimas»), una raya debajoy luego, escritas con lápiz, estas palabras: «v. II Cor. XXII 9 y P. Rodrí-guez II 192». Borrador A: dos hojas (aprox. 21,3 x 15,5 cm), dobladaspor la mitad (la segunda hoja es una circular de la «Universidad Lite-raria de Salamanca» del 5-III-1898); Unamuno utilizó tres caras de lasocho disponibles. Borrador B: un solo folio (aprox. 10,7 x 16,1 cm)escrito por las dos caras (ambas están rayadas). Borrador C: un solo folio(aprox. 20,4 x 13,3 cm); Unamuno, que escribió en la vuelta de una

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carta de Bernardo Sánchez del 12-III-1898, rayó el incipit: LOD, Borra-dor C, 1-8. Borrador D: un solo folio (aprox. 11,2 x 14,7 cm); Una-muno escribió en la vuelta de un billete de la «Compañía del Ferroca-rril de Medina del Campo a Salamanca». Borrador E: dos hojas; laprimera (aprox. 21,2 x 16 cm) fue doblada a la mitad para contener lasegunda (aprox. 10, 8 x 16 cm); Unamuno escribió en la primera delas cuatro caras de la primera hoja y sólo en una cara de la segunda hoja(esta cara está rayada: LOD, Borrador E, 10-22).

8) El reinado social de Jesucristo [borradores] (CMU, col. 69/10)

Borrador A: 5 cuartillas numeradas por el autor; la primera (aprox.10,7 x 15,9 cm.) está escrita por una cara (en la vuelta hay anotacio-nes relativas a otros trabajos); la segunda y la tercera (aprox. 10,7 x15,8 cm), así como la cuarta (aprox. 10,6 x 15,7 cm), están escritas porlas dos caras; la quinta y última (aprox. 10,2 x 26 cm) está escrita poruna cara; las últimas dos cuartillas contienen añadiduras. Borrador B:una hoja (aprox. 34,5 x 21,9 cm) doblada en cuatro; Unamuno utilizócinco de las ocho caras (todas están rayadas). Borrador C: una cuartilla(aprox. 10,9 x 16 cm) escrita por una cara. Borrador D: una cuartilla(10, 6 x 15,5 cm) escrita por una cara.

9) Sermón sobre la sencillez (CMU, col. 70/5)

4 cuartillas (aprox. 8,5 x 12,4 cm) escritas en la vuelta de una hojaimpresa que contiene una especie de reseña de “El Custión de Galaba-sa”. A juicio de Emilio Salcedo – Vida de Don Miguel (Unamuno, unhombre en lucha con su leyenda), Salamanca, Anthema Ediciones, 1998,pp. 70-71 – Unamuno compuso este sainete alrededor de 1886.

10) Plan del Tratado del Amor de Dios (CMU, col. 75/63)

Una hoja (aprox. 44 x 31,5 cm) doblada por la mitad; Unamuno uti-lizó las primeras tres caras.

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2. REGLAS GENERALES DE TRASCRIPCIÓN

Con el fin de poder indicar, en los aparatos críticos pertinentes, lasvariantes de autor y las enmendaciones editoriales, se han trascrito los docu-mentos segmentándolos y asignando un número a cada porción textual.

Los subrayados se han reproducido con la cursiva.

Las parcas intervenciones sobre la puntuación de las redacciones defi-nitivas de Nicodemo el fariseo, El mal del siglo y Jesús y la samaritana se hanlimitado a la introducción de comas, puntos o signos que abren interroga-ciones y exclamaciones (¿ y ¡). En la trascripción de estos documentos seha corregido y modernizado la acentuación insertando los acentos que fal-taban y suprimiendo los que, conforme a las normas ortográficas de la épo-ca, llevan algunos monosílabos (fué, dió, trás, á, é, ó, etc.).

En cambio, en la trascripción de los borradores se ha optado por repro-ducir la puntuación originaria y por no modificar la acentuación obvia-mente aproximativa (excepto en los contados casos de tilde diacrítica:más/mas, aun/aún, etc.).

Aunque Unamuno casi siempre numere las cuartillas de sus autógrafos,no se ha indicado el número de la hoja en la trascripción por considerarescasamente relevantes las características físicas de los vehículos que trans-miten estos textos.

3. APARATO CRÍTICO Y SIGNOS DIACRÍTICOS

La versión publicada en revista de Nicodemo el fariseo tiene un único apa-rato crítico, el de las enmiendas editoriales. Los otros documentos autógra-fos, en cambio, cuentan con dos aparatos críticos: el Aparato A, de lasvariantes de autor, y el Aparato B, que recoge las correcciones editoriales.

El Aparato A se articula en cuatro secciones: (1) variantes principales,(2) tachaduras completamente ilegibles, (3) correcciones de grafemas sobresignos ilegibles y (4) correcciones de lapsus calami por parte del autor.

En el aparato B, o de las enmendaciones, no se indican las eventualesintervenciones editoriales sobre puntuación y acentuación, ni la separaciónde una preposición del artículo que la sigue (por ej., delos, ála, etc.).

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La enmendación de los borradores se ha limitado únicamente aaquellos casos de lapsus calami para los cuales era evidente la correcciónnecesaria.

En los aparatos críticos que dan cuenta de las variantes de autor se hanempleado los siguientes signos diacríticos:

> < Tachadura del autor.[ ] Añadidura del autor en la misma línea de escritura.sup[ ] Añadidura del autor en la interlínea superior.inf[ ] Añadidura del autor en la interlínea inferior.tras[ ] Añadidura del autor colocada en otro espacio de la cuartilla o

incluso parcialmente en la cuartilla siguiente.var[ ] Indica una variante alternativa colocada en el espacio interli-

near inferior o superior; se introduce en la trascripción des-pués de la lección que figura en el renglón.

* Introduce una lección sustituidora escrita por encima de otralección tachada; en ciertos casos se inserta también después dela lección sustituidora.

inf* Introduce una lección sustituidora escrita en la interlínea infe-rior por debajo de la lección tachada.

tras* Introduce una lección sustituidora colocada en otro espacio dela cuartilla.

ren* Introduce una lección sustituidora escrita en el mismo renglóntacha Indica la sustitución de una lección por otra o de un signo de

puntuación por otro mediante la modificación de grafemas.sobre Indica la corrección de grafemas.trasp. Transposición (indica la inversión del orden de algunas pala-

bras).[?] Signo/s ilegible/s.[…] Omisión de un segmento textual por parte del editor.| Separa las variantes de un mismo fragmento./ Separa dos párrafos.

En el caso de lecciones que sustituyen otras tachadas en la línea deescritura, en el aparato A aparece antes la lección elegida precedida por lossignos *, inf* o tras*, y luego la lección tachada entre los signos > <: por ej.,*lección2 >lección1<.

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Se inserta un asterisco suplementario después de la lectura que susti-tuye un determinado segmento textual en las siguientes situaciones: (a)cuando, junto a la sustitución, se realiza una modificación de la dispositioque afecta a la variante (por ej., *lección2* otras palabras >lección1<); (b)cuando el autor ha tachado también la lección que debía sustituir la lecciónborrada en el renglón: >*lección2* lección1<; si en este caso hubiera unasegunda lección sustituidora (lección3) por encima de la primera lecciónsustituidora tachada (lección2), se escribiría: *lección3 >*lección2* lec-ción1<.

En el caso de un fragmento antes añadido y luego enteramente tacha-do se combinan los signos diacríticos de las tachaduras y de las añadidurasde esta forma: > sup[aaa]<.

Se utilizan diferentes combinaciones de signos diacríticos también sidentro de una misma añadidura aparecen tachaduras o, incluso, otras aña-diduras sucesivas: por ej., sup[aa >b< aa [b] a>a<a].

Por lo que se refiere al plan del Tratado del Amor de Dios, tratándose deun autógrafo de descodificación sumamente compleja, se ha optado por uti-lizar signos diacríticos en la misma trascripción y por dar cuenta en el apa-rato tan sólo de los escasos casos de modificación de grafemas y de otrasindicaciones del autor. Desde luego, este borrador no ha permitido ningu-na enmendación editorial.

4. UN MANUSCRITO DE NICODEMO NO EDITADO

En la Casa-Museo Unamuno se conserva un manuscrito de Nicodemo elfariseo (CMU, col. 64/3) escrito con una grafía claramente distinta de launamuniana (desde ahora Ms), que representa tan sólo una copia descriptadel artículo aparecido en Revista nueva.

El desconocido copista intenta reproducir incluso las característicastipográficas del artículo, llegando a transcribir las palabras en cursiva conuna letra diferente (sin subrayar las palabras, como solía hacer Unamunopara indicar la cursiva en sus autógrafos). Además Ms se distancia del artícu -lo también por el uso de los acentos (el copista suprime muchos sin moti-vo) y, sobre todo, de la puntuación (a menudo faltan puntos y aparte y el

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copista elimina, de forma casi sistemática, las comas que preceden a la con-junción “y”).

1) Errores conjuntivos entre el artículo y Ms

Después de la lección de Ms se indica entre paréntesis la lección críti-ca y luego, eventualmente, una breve explicación en cursiva:

60. XIX, 38-48. (XIX, 38-42.) 74. naciese (naciere) Considero “naciese” una lectio facilior por dosrazones: (a) porque en el borrador de Nicodemo el fariseo y en el textoevangélico del que Unamuno transcribe las citas aparece “naciere” y (b)porque en las otras citas evangélicas insertadas en esta meditación evangé-lica se conservan todos los subjuntivos futuros164. el hijo (el Hijo)171. ¿Qué cómo (¿Que cómo)210. «es un horror (es un horror)252. Jerusalen (Jerusalem)276. entiende (entienda)283. En el artículo y en Ms no se cierran las comillas292. oir (oír)296. Jerusalen (Jerusalem)305. frente el pretorio (frente al pretorio)342. al oirle (al oírle)355. tragín (trajín)

2) Errores individuales de copia de Ms

Entre los errores individuales de copia figura hasta un caso de saut-du-même-au-même (fragmento 102). En este elenco de los errores individuales noconsidero las numerosas palabras no tildadas, ni los lapsus calami del copis-ta (como en el fragmento 133, donde Ms ofrece “Dios, quie” en lugar de“Dios, que”). Antes indico la lección del artículo aparecido en Revista nue-va y luego la del manuscrito:

52. nuevas ideas | Ms: ideas nuevas63. vaga vida | Ms: vaga idea

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102. tú que naciste una sola vez y para siempre, como una sola vezy para siempre morirás | Ms: tú que naciste una sola vez y parasiempre morirás118. y otra cosa es ser | Ms: y otra es ser125. temor alguno | Ms: temor a alguno134: desfigurado | Ms: desfigurando248. la de su costra | Ms: la de la costra

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Te x t o s

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MEDITACIONES EVANGÉLICAS

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Nicodemo el fariseo

NICODEMO EL FARISEO*

1Señores: es la primera vez que desde este sitio hablo y la primera tam-bién en que desde hace más de ocho años, desde que soy catedrático, medirijo al público. 2Deseo que desde luego se establezca cierta comunión decordialidad entre nosotros. 3La Junta de esta asociación de cultura me hainvitado a que diese aquí una conferencia; pero en tales circunstancias paramí, bajo una premura tal por volverme a mi hogar, que no me era posiblepreparar nada ex profeso para este acto. 4Y de ningún modo quiero venir aimprovisar, a ir diciendo cuatro cosas que de momento se me ocurran. 5Sólome quedaba, pues, un recurso, y es el de sacar de entre mis trabajos inédi-tos algo que pareciese apropiado y leéroslo.

6Apenas hay cuestión que no solicite mi atención, lo cual me lleva aca-so a dispersar mis fuerzas; pero entre todos los problemas son tal vez loseconómicos y los religiosos los que más que hacer dan a mi espíritu. 7Sonlo económico y lo religioso los dos goznes de la historia humana. 8La lla-mada concepción materialista de la vida, la de Marx, que en el fondo detodo proceso social veía como ultima ratio al factor económico, nos muestrano más que una cara de la realidad, la externa, ofreciéndonos la otra lo quepodríamos llamar concepción espiritualista, y más que espiritualista cordial,

* El exordio y la conclusión fueron improvisados y leído el sustancioso estudio que sirvióde base a la conferencia dada por su autor en el Ateneo de Madrid en la noche del lunes 19 denoviembre de 1899.

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la que ve envolviendo a todo, un factor religioso. 9Danos lo económico elresorte y móvil de la vida y nos da lo religioso el motivo de vivir. 10Moti-vo de vivir; he aquí todo.

11Podría decir, empleando una muy conocida terminología, que es loeconómico la causa eficiente del progreso humano y lo religioso su causafinal. 12Y si alguien al oírme esto, juzgando desde ciertas convicciones que,como todas, respeto, me arguyese en silencio que tal causa final no existe,le diré que el lograrla es lo que constituye la esencia de toda religión. 13Nohay en realidad más que un gran problema, y es éste: ¿cuál es el fin deluniverso entero? 14Tal es el enigma de la esfinge; el que de un modo o deotro no le resuelve, es devorado.

15¿Que no tiene fin alguno el universo? 16Pues démosle, y no será taldonación, si la obtenemos, más que el descubrimiento de su finalidad vela-da. 17Cuando la razón me dice que no hay finalidad trascendente, la fe mecontesta que debe haberla, y como debe haberla, la habrá. 18Porque no con-siste tanto la fe, señores, en crear lo que no vimos, cuanto en crear lo queno vemos. 19Sólo la fe crea.

20¡Fe! ¡Qué poco se medita con el corazón y no con la cabeza tan sólo,en lo que la fe sea e importe! 21No una mera adhesión del intelecto a unprincipio abstracto, a una fórmula sin contenido ya acaso; no la afirmaciónde principios metafísicos o teológicos; no, sino un acto de abandono y deentrega cordial de la voluntad, una serena confianza en que concurren a unfin mismo la naturaleza y el espíritu, en que naturalizando al espíritu losobreespiritualizamos y espiritualizando a la naturaleza la sobrenaturaliza-mos, una confianza firme en que habita la verdad dentro de nosotros, enque somos vaso de verdad y en que la verdad es consuelo; una confianza fir-me en que al obrar con pureza y sencillez de intención, servimos a un desig-nio supremo, sea el que fuere.

22Yo siembro, siembro, señores, como mejor Dios me da a entender,siembro el grano que Él ha puesto en mi granero, tendiendo a hacer ora-ción de mi trabajo de sembradura, y siembro sin volver hacia atrás los ojos,no sea que me pase lo que a la mujer de Lot; siembro mi grano mirandosiempre al porvenir, que es el único reino de libertad, y dejo a la tierra que

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lo fecunde, y al aire, al agua y al sol que lo fomenten. 23¡Ah! Si en vez deinquietarnos por el sembrado grano siguiéramos sembrándolo.

24Mas para tal obra menester es que comulguemos todos en uno, comu-nicándonos por lazos de cordialidad, que se quebrante de una vez la inso-ciabilidad íntima que sirve de base a esta aparente sociabilidad de nuestropueblo, en que más que corazones busca cada cual oídos, en que nos une lanecesidad de charlar y oír charlar. 25Porque, decidme, aquí, en este pueblode oradores, ¿quién se vierte? ¿quién derrama su espíritu en público?¿quién desnuda su alma con religioso pudor? 26¿Sentís unción en lo que sedice? 27¿No se pone más bien en ridículo el que al hablar entone la letrade su inteligencia sobre el canto de su corazón?

28Soy catedrático, conozco los males de nuestra enseñanza y acerca deellos he escrito algo. 29Y el mal mayor es que, por lo general, quien máspone no pone al enseñar más que su inteligencia. 30Raro es el que saca elpecho y da su sustancia propia; el alumno no siente el calor de la teta allabio. 31Nuestra enseñanza es una enseñanza con biberón.

32Tan hondo daño ha venido a agravarlo la invasión de un mal trans-pirenaico que consume a parte de nuestra juventud: el intelectualismo. 33Yes lo más terrible que es intelectualismo de mezquina inteligencia.

34Afectan no conmoverse por nada, toman el mundo en espectáculo,como estetas, y no les oiréis más que citar libros y autores y teorías, y bara-jar ideas secas, y disertar acerca del estilo y de las bellas formas. 35La impa-sibilidad es su divisa.

36Es esta del intelectualismo una enfermedad terrible, que agota lasfuerzas de los distinguidos, de los que a sí mismos se tienen por la flor ynata del humano linaje, de los que fingen creer que sólo sirven los millo-nes de los sencillos que callan, oran y trabajan, para producir unos cuantosgenios y subgenios, de los fariseos, en fin, en el recto sentido de esta pala-bra.

37Un fariseo, un intelectual seducido por la cultura helénica, fue aqueljudío Saulo que empezó persiguiendo a los sencillos y que luego de des-pierto su corazón enseñó la buena nueva a los gentiles, descubriéndoles aaquel Dios desconocido al que alzaban aras vacías en Atenas, en aquella

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Atenas, donde, según el mismo Saulo, Pablo luego, se pasaban el tiempoen hablar de la última novedad, corriendo tras lo curioso.

38También nuestros intelectuales se pasan el tiempo hablando de laúltima novedad y comentándola, oliendo el olor a tinta fresca del últimolibro llegado de París, mientras por el bien parecer refrenan los impulsosdel corazón que les quede. 39También llega a interesarles, como curiosidad,el problema religioso; pero no se acercan a él con sencillez de espíritu, nose abandonan, porque allá, en su interior, lo temen. 40No quieren desper-tarse.

41Sé lo que es el intelectualismo; lo he padecido y hoy mismo que con-tra su costra de hielo golpeo, lo padezco tal vez más de lo debido. 42He lle-gado a conocer una enfermedad terrible semejante en el orden del espíritua lo que en el orden de la materia sea una autofagia, un estómago ulcera-do, que, destruido el epitelio, empieza a digerirse a sí mismo. 43Y hay quecurarse, y para curarse, dieta láctea espiritual, leche sedante, dulce, aquie-tadora. 44Hay que volver a la leche de la infancia.

45En esos momentos de obstinada lucha interior, cuando bajo las pave-sas de lo racional me levantaba el corazón la sustancia de las cosas que seesperan en esos momentos de solemne crisis, para afirmar mi personalidadsobre la personalidad de la civilización cristiana en que vivimos, y de quevivimos, resucité mi niñez sumergiéndome en la niñez del espíritu de nues-tra cultura. 46¿Cómo? Buscando en mí mi corazón de niño y yendo con éla mamar la leche que nos hizo hombres, a oír la voz de nuestra niñez social,la voz del Evangelio.

47Y en él me encontré con la historia de un fariseo típico, del intelec-tual que ansía consuelo en la verdad y verdad en el consuelo, con la histo-ria de Nicodemo, el discípulo vergonzante, que va de noche y a hurto a vera Jesús y cuando éste muere le entierra, como quieren enterrarle tantos inte-lectuales enamorados de su soberana belleza, enterrarle en análisis y estu-dios y convertirle en tema artístico y literario.

48Leí y releí la historia de Nicodemo y la medité. 49Y dejé luego cris-talizar tales meditaciones, meditaciones cordiales más que racionales dis-quisiciones, en un relato que es el que voy a leeros esta noche.

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50No os llaméis, pues, a engaño. 51No es esto una conferencia, ni conla presuntuosa pretensión de enseñaros cosa alguna vengo; no aspiro másque a sugerir en vosotros un estado de ánimo, a tocar ciertas fibras de vues-tro espíritu. 52No busco el que salgáis de aquí llevando nuevas ideas o nue-vos datos. 53Daríame por satisfecho si al quedaros luego solos, cada uno ensu casa, os sonara dentro un eco, por débil y apagado que fuese, como elimperceptible prolongamiento que deja al derretirse en el espacio el tañidode la campana.

54Que nadie, digo, se llame a engaño; esto que vais a oír, más os pare-cerá sermón que otra cosa. 55Acaso no falte quien lo crea impropio de estesitio; yo os aseguro que no lo hago por singularidad, sino que creyendo queaquí nos hace falta derramarnos, predico con el ejemplo.

56Sólo os pido que me lo oigáis con simpatía, esforzándoos por oírme-lo con un estado de ánimo análogo por lo menos a aquel que me lo inspi-ró, con cierto recogimiento. 57Sé que es mucho pediros, sé que viene cadacual con sus propios cuidados y preocupaciones, pensando acaso en la citapróxima, en el amigo que le espera, en el negocio que entre manos trae,muchos por pura curiosidad, como atenienses, no sé cuántos dispuestos aoír cosas que, por lo general, cansan o molestan. 58Lo que vais a oír nadatiene de ameno.

59Y creedme que, si tanto contribuyó a crear la cultura helénica, aquelsentido de la forma en que se educaron los griegos, contemplándose des-nudos los cuerpos en sus olímpicos juegos, sólo se perfeccionará la culturacristiana cuando nos eduquemos a contemplar desnudas las almas en reli-giosas confesiones. 60Voy, pues, a mostraros el alma de Nicodemo el fariseo.

EVANGELIO DE SAN JUAN, III, 1-24; VII, 45-53; XIX, 38-42.

61«Había un hombre de los fariseos, por nombre Nicodemo, príncipede los judíos, el cual vino a Jesús de noche y le dijo: 62Rabí, sabemos quehas venido de Dios por Maestro, pues nadie puede hacer las señales quehaces si no estuviese Dios con él.»

63Hay fariseos, es decir, idealistas creyentes en una vaga vida superiora la temporal, príncipes entre los suyos, que les escuchan y acatan cuanto

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ellos digan. 64Hay entre los que guían el pensamiento humano no pocosque bañan su espíritu en indecisas creencias de inmortalidad, impersonal talvez, en flotantes esperanzas de un ideal sobresensible. 65Oyendo éstos delCristo palabras de sencilla realidad, sin nebulosidades engañadoras, resistentodavía dejar su religiosismo incierto para acogerse a religión, mas siénten-se al fin movidos desde dentro, cuando las lágrimas se les suben del cora-zón rebosante y opreso a los cansados ojos, cuando la antigua sencillez desu infancia les inunda la mente con las aguas hondas del espíritu que vancreciendo en ellos. 66Porque no en vano fuimos niños, siendo el niño quellevamos todos dentro el justo que nos justifica. 67Pero son príncipes de losjudíos, tienen una historia y un prestigio, y el hombre íntimo, que al finen ellos se despierta, no tiene fuerzas bastantes para sacudirse del exterior,del que los demás les han hecho. 68Su prestigio ahoga a su alma. 69Y ¡quénoches, qué noches de angustia las del pobre Nicodemo cuando piensa enlas cadenas que tiene que romper, en la desnudez en que ha de quedarse,cuando cree que va a destruir obra de años, a deshacer la labor de sus días!70Es un sacrificio superior a sus fuerzas.

71Mas al cabo no puede resistir más, porque el espíritu le empuja, yuna noche vase de hurto a visitar a Jesús. 72Sin que ningún importuno seentere, a escondidas, después de haber visto bien cerradas las puertas, en elsilencio discreto de la noche, se avistará a solas con el Maestro para decir-le: sé que eres algo divino, porque tu obra no puede ser humana; ¿qué medices?

73«Respondió Jesús y le dijo: 74De seguro y bien de seguro te digo, queel que no naciere otra vez no puede ver el reino de Dios.»

75Ya está Nicodemo postrado a los pies del Maestro, pidiéndole denoche y a solas alimento de enseñanza. 76Y Jesús le dice que hay que rena-cer para ver el reino de Dios, cuyo advenimiento piden a todas horas milesde lenguas sencillas.

77«¿Cómo – se dice Nicodemo – he de poder cambiar ahora y renovar-me y hacerme hombre nuevo? *Débome a mi pasado; aún más, no soy sinoel resultado de mi vida. 78No cabe desandar lo andado, ni puedo ser ya deotro modo que como he venido a ser. 79¿Que sin fe no he de salvarme?80Pero la fe no es voluntaria; se debe a gracia, y si no la tengo, ¿qué hacer?

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81Menester me sería hacerme otro; pero entonces no sería ya yo. 82¡Si pudie-se hacerme otro!... 83Mas ¿cómo he de hacerme otro yo, yo mismo, que soycomo soy y no de otra manera? 84Según soy, veo y juzgo mi estado íntimo;es este mismo estado el que a sí propio se juzga: ¿cómo cambiar? 85¡Nacerde nuevo! 86Sólo naciendo otra vez para ser otro, no ya yo, podría ver el rei-no de Dios; pero no lo vería yo, sino el otro.... ¡Cuánto absurdo!»

87¿Has meditado alguna vez, Nicodemo, con el corazón, en el tremen-do misterio del tiempo irrevertible? 88¿Has sentido penetrar hasta el tuéta-no de tu alma esta verdad de que el pasado no vuelve ya jamás, jamás,jamás? 89¿Has considerado esta solemne y única realidad del presente entreel infinito del pasado y el infinito del porvenir, esta solemne realidad delpresente eterno, siempre presente y fugitivo siempre? 90¿Te has parado amirar la eternidad en el seno del siempre fugitivo ahora y no abarcandopasado y futuro? 91Porque esa eternidad que te imaginas se extiende desdelo insondable del último inasequible ayer a lo insondable del último inase-quible mañana, es una eternidad muerta en su quietud, y has de buscar laeternidad viva sustentando el movimiento actual, en las entrañas mismasdel presente, cual sustancia de éste, como raíz de la permanencia de lo fugi-tivo, en Dios para quien ayer y mañana son siempre hoy. 92Es una medita-ción que sacude las raíces del alma ésta del tiempo descansando en la eter-nidad, de nuestra vida fluyendo sobre la eterna vida de Dios.

93El tiempo es irrevertible. *Si tomas un camino, te cierras todos losdemás. 94Se te abren varias vías, ¡escoge!; pero piensa que al escoger una,renuncias a las demás y que no podrás ya desandar lo andado. 95Piensa enque cada acto tuyo cumplido queda irreparable, en que no hay fuerza huma-na ni divina que pueda hacer que no hayas hecho lo que hiciste ya, y pien-sa en que los efectos de ese tu acto irán irradiando en los tiempos venide-ros. 96Estás en la confluencia de la inmensidad de los espacios con lainsondable procesión de los tiempos; todo lo que ha sucedido y todo lo quesucede se refleja en ti, y la creación entera concurre a determinarte. 97Y ala vez, cada uno de tus actos va repercutiendo por ella como golpe que sepropaga en ondas por lago sin orillas. 98Cierto es que tu acto es uno entreinfinitos, y que con ellos se funde; pero tú mira lo tuyo y considera lo irre-parable de lo cumplido ya. 99¡Irreparable! irreparable tu acción pasada; pero¿es tu intención, es tu alma irreparable? 100Es irreparable, sin duda, tu acto

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en el tiempo, pero ¿lo es acaso su raíz en la eternidad? 101Si el pasado esalgo más que pura memoria en nosotros, mientras ésta dura, y luego nada;si ha ido a asentarse en el sedimento eterno y allí vive, ¿es allí irreparable?102Tú mismo, tú que naciste una sola vez y para siempre, como una solavez y para siempre morirás, ¿eres en tu eternidad irreparable? 103¿No pue-des en ésta nacer de nuevo?

104«Dícele Nicodemo: 105¿Cómo puede nacer el hombre siendo viejo?106¿Es que puede volver a entrar en el vientre de su madre y nacer?»

107No veo – se dice Nicodemo – cómo quepa renacimiento. 108Soy vie-jo, mis hábitos, sentimientos y doctrinas de hoy son los que me constitu-yen, son yo; deshacerlos es deshacerme. 109No puedo volver a la madre tie-rra, a la inconciencia otra vez, a la encrucijada en que se me abrieron loscaminos de la vida, y nacer de nuevo.

110«Respondió Jesús: 111De seguro y bien seguro te digo que el que nonaciere de agua y de espíritu no puede entrar en el reino de Dios. 112Lonacido de carne es carne, y lo nacido de espíritu, espíritu. 113No te mara-villes de que te diga: 114Tenéis que nacer otra vez. 115El viento sopla dedonde quiere y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene ni adónde va.116Así es todo aquel nacido del espíritu.»

117Es, Nicodemo, que sólo miras a tu hombre carnal y no al espiritual;que sólo miras al que fluye en las apariencias temporales y no al que per-manece en las realidades eternas; es que te quedas en las obras muertas sinir a buscar la fe viva que las vivifica; es que no pasas del hombre que talvez hace el bien, sin entrar al que puede ser bueno; es que no buscas bajoel que obra, al que es. 118Porque una cosa es hacer el bien, como dices quela moral te enseña, y otra cosa es ser además bueno, como la religión tepide. 119Has de vivir recogiendo el pasado, atesorando en la eternidad tutiempo, en crecimiento y no en mero adelanto. 120¿Y cómo? Tendiendo aser hoy mejor, más divino que ayer. 121¿Qué obras buenas son ésas que alacumularse no te mejoran? 122«La vida del espíritu es la buena intención.»(Ricardo de S. Víctor.) 123Ten buena intención y pide a Dios que obre éstaen ti buenas obras. 124Si tu debilidad te doblega al pecado, si te vencen lastentaciones, te arrepentirás mientras sigas bien intencionado y te será per-donada tu flaqueza. 125Pero si deseando mal y lleno de intención dañada no

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hicieses daño por temor alguno, o si por cobardía para el mal fueses hon-rado, justo por de fuera, tu mala intención amargará tu alma. 126Sé bueno,Nicodemo, sin conformarte con no hacer mal a nadie, ni aun con hacerbien, que si rindes a otro un beneficio, a la vez que de él murmuras o mal-dices en el secreto de tu corazón, no te será el beneficio imputado a méri-to, porque todo el que aborrece a su hermano es homicida. (Ep. V, Juan III,15.) 127Aprende a odiar tanto al pecado, cuanto a compadecer y amar alpecador, porque el odio al mal está en inversa razón con el odio al agentedel mal mismo. 128Mientras no llegues a que a la vista del infeliz que come-tió horrendo crimen se te escape del pecho este amoroso grito, ¡pobre her-mano!, mientras a esto no llegues, no serás radicalmente bueno, del todocristiano. 129La intención es fe, y si fe sin obras es fe muerta, muertas sontambién las obras sin fe. 130Eres dueño de tu querer y de tus intenciones;no lo eres en rigor ni de tu hacer ni de tus actos.

131Hay, Nicodemo, en nosotros todos dos hombres, el temporal y eleterno, el que adelanta o atrasa en las cambiantes apariencias y el que cre-ce o mengua en las inmudables realidades. 132Desde nuestro nacimiento car-nal, terreno y temporal, desde que nuestro espíritu, embrión entonces, fuepuesto en la matriz del mundo, de donde naceremos con el parto de lamuerte a vida espiritual, celestial y eterna, recibimos del mundo, como deplacenta, capas que nos van envolviendo, capas de pasiones, de impurezas,de iniquidades, de egoísmo y a la vez va creciendo, con crecimiento inter-no, aquel espiritual embrión, pugnando por desplegar en sí vida de virtudy de amor divinos. 133Hay un crecimiento de dentro a fuera, crecimientoque nos viene de Dios, que habita dentro nuestro, y hay otro de fuera adentro, que nos viene de esas capas de aluvión que el mundo deposita entorno de nuestro núcleo eterno intentando ahogarle en el tiempo. 134Asívivimos separados los unos de los otros por costras más o menos espesas, através de las cuales irradia penosamente en los buenos, y desfigurado casisiempre, el fuego de la caridad divina. 135Mas aun así y todo comunícanselas eternas honduras de nuestra alma, con la hondura eterna de la creaciónque nos rodea, con Dios que habita en todo y todo lo vivifica, con Dios, enquien, como en mar común, somos, nos movemos y vivimos. 136CuandoDios, que habita en el último seno de todo, se te muestra en tu concien-cia, uno consigo mismo, que en tu último seno habita, te ves perdido en el

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mar inmenso, sin propia conciencia temporal, en esplendente concienciaeterna, viviendo en Él a tu propia vista.

137Aun a través de la dura costra mundana que nos ahoga, el calor denuestro espíritu busca al calor divino, y es a las veces, en las almas de lossantos, tan intensa y viva el ansia, que se resquebraja la costra y el conte-nido de sus almas se vierte en sangría de caridad abrasadora, yendo a calen-tar su calor en el divino fuego. 138Sus costras se desgastan, empezando porlas de más dentro, por las que más apegadas llevan, derrítense sus pasiones,cáenseles esas capas en que les aprisiona el mundo, se desasen de éste y así,desnudas sus almas, desnudas del todo, desnudas de afectos terrenos, des-nudas de su misma conciencia temporal, desnudas como salieron de manosdel Señor y como volverán a ellas, llegan al inefable toque de su eternonúcleo con el eterno Foco de vida y de amor. 139Piérdense en el mar de lavida divina.

140Así es como puedes renacer y renacer de agua, lavándote en el arre-pentimiento y la penitencia. 141Sí, lo hecho, hecho queda, tu acto pasadoes, en cuanto acto temporal, irreparable; pero puedes reparar la intencióncon que lo hiciste. 142Para los hombres los hechos se consuman del todo yla ley no tiene efecto retroactivo; esto para los hombres que viven y obranen el tiempo; mas para Dios, que sondea el corazón y perdona sus pecadosa la Magdalena porque amó mucho, es el perdón la forma más augusta dela sentencia y la misericordia lo eterno de la justicia. 143Para entrar en sureino, en el reino de la paz, hay que nacer de agua de arrepentimiento quelava la intención, y de espíritu; hay que nacer del núcleo eterno. 144Todaesa costra sucia que nació de carne, de mundo, es carne y mundo; mas loque en ti nació de espíritu, espíritu es. 145No te maravilles, pues, de queahí, a solas, en esa entrevista que a ocultas mantienes con Jesús, te diga elMaestro que te es necesario nacer otra vez.

146Tu hombre carnal, el de la costra mundana, el que se pasea por lasmiserias, es esclavo. 147Eres esclavo en tus actos, mas no en tus intenciones.148Así que obras, queda tu acción sujeta a las cadenas de toda apariencia;así que te produces en el tiempo, a lo irrevertible e irreparable del tiempose somete tu acción. 149No es tanto en el hacer cuanto en el querer dondehas de buscar tu libertad, porque el espíritu sopla, como el viento, de don-de quiere, y oyes su sonido sin saber de dónde viene. 150Intérnate en esa

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santa libertad, refúgiate en ella de las tiranías de esa costra de tu alma, yasí puedas exclamar con el apóstol: 151«No hago el bien que quiero, sino elmal que no quiero hago, ¡miserable hombre de mí! 152¿Quién me librará deeste cuerpo de muerte?» 153Si tus malas obras te asedian oponles tu buenaintención, y busca en la buena fe sacudirte de ellas.

154«Respondió Nicodemo y díjole: *¿Cómo puede esto hacerse?»155Todo esto parece misterio o sutileza – se dice Nicodemo – que ente-

rrado en el moralismo farisaico no penetra en la religiosidad cristiana. 156Nove bien la bondad ahogada tal vez bajo las malas obras y acaso dice en suinterior: «hágase el milagro y hágalo el diablo». 157Si llegamos a impedirque se obre mal, ¿qué importa que no se sienta el bien? 158Mas como estono le satisface, pregunta que cómo puede hacerse todo aquello.

159«Respondió Jesús y díjole: 160Tú eres el maestro de Israel y ¿no sabesesto? 161De seguro y bien de seguro te digo que hablamos lo que sabemosy testificamos lo que hemos visto, y no recibís nuestro testimonio. 162Si oshe dicho cosas terrenas y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestia-les? 163Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hom-bre que en el cielo está. 164Y como Moisés levantó la serpiente en el de -sierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado para que todoaquel que en Él creyere no se pierda, sino que tenga vida eterna. 165Porquede tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito paraque todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. 166Por-que no envió Dios a su Hijo al mundo para que condene al mundo, masque para que el mundo se salve por Él. 167Él que en Él cree no es conde-nado; mas el que no cree ya es condenado, porque no creyó en el nombredel Unigénito Hijo de Dios. 168Y ésta es la condenación, porque la luz vinoal mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque susobras eran malas. 169Pues todo aquel que hace lo malo aborrece la luz y noviene a la luz, porque no le sean redargüidas sus obras. 170Mas el que obraverdad viene a la luz, para que se manifiesten sus obras hechas en Dios.»

171¿Que cómo puede hacerse eso, preguntas, Nicodemo? 172¿Eres maes-tro y no lo sabes? 173¿Te has llevado tantos años en labrarte un prestigio yhacerte una cultura y no sabes eso? 174Y en vez de ser humilde, ya queno lo sabes, cuando alguien viene a enseñártelo te dices acaso: no lo heaprendido yo buceando en la ciencia, y este ignorante, este vulgar, ¿va a

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saberlo? 175¿Tendrá la insipiencia pretensiones de enseñar a la sabiduría?176Dicen que han visto todo eso, que lo han visto con la fe... ¡Ilusiones!177Los que no siendo hipócritas no dicen lo que no sienten son pobres ilu-sos. 178Los unos fingen creer; los otros quieren creer sin lograrlo; los demáscreyentes creen sin poseer en realidad fe positiva. 179Pero hay sin duda entreellos algunos a quienes la potencia misma de su ilusión les convierte envidentes, y que, llevados de su ardiente deseo de fe, se sumergen en las másprofundas aguas del espíritu, donde descubren campos inmensos, vírgenesy fecundos. 180Tiene sin duda la religiosidad – piensa nuestro Nicodemo –raíces arraigadísimas en las entrañas del espíritu humano, y puede llegar aprovocar un estado tal de la fantasía que penetre ésta en el tuétano de ver-dades cerradas a la mera razón lógica. 181Los pobres creyentes vulgares, ate-nidos a la letra de la fe oficial e impuesta, ¿qué van a enseñarme? 182Perolos que de entre ellos se hunden en otro mundo, y rompiendo la costra dela letra descienden al espíritu, quebrantando el dogma van a la fe pura, aéstos sí que puedo preguntarles cómo se hace aquello. 183Y a este mismoJesús con quien hablo a solas en su Evangelio, a este mismo profeta deinmensos destinos, puedo muy bien pedirle aquí, de noche y a escondidas,el meollo de las enseñanzas que en figuras y parábolas vierte al pobre pue-blo sencillo.

184Mira, Nicodemo, que cuando te ha dicho cosas terrenas no le has creí -do, ¿y cómo quieres creerle si te dijese las celestiales? 185Pretendes pasartesin la letra para lograr el espíritu; intentas meterte en regiones profundas,despreciando el cumplimiento de los preceptos; al romper en alabanzas a laclarividencia mística, es que insultas a la sordina a la ley. 186Pero nadiesubió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que en elcielo está. 187Esas potentes intuiciones que buscas, esas lumbres que tealumbren tu camino eterno, sólo te puede dar algún reflejo de ellas quiendescendió del cielo. 188Esos videntes de amor sacaron sus visiones de Dios,de Cristo, por quien Dios enseña. 189Aprendieron su sabiduría por caminos deabnegación, de dolor, de sacrificio, fijos sus ojos en la cruz.

190Cuando iban los israelitas peregrinando por el desierto, hablaba elpueblo contra Dios y contra Moisés por haberle hecho salir de Egipto paramorirse en el yermo, donde no había pan ni agua y donde se hastiaban deaquel pan tan flojo. 191Entonces el Señor les envió serpientes ardorosas, que

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mataban a quien mordían. 192Y el pueblo entonces fuese a Moisés, confe-sándose de haber pecado hablando contra Dios y contra él, y le pidieron quedestruyese las serpientes. 193Oró Moisés, y obedeciendo al Señor, hizo lue-go una serpiente de metal, púsola sobre la bandera, y cuando algún mor-dido la miraba, vivía. (Núm. XXI.)

194Peregrinando por el desierto de tu mundo y de tu ciencia, has habla-do, Nicodemo, sin saberlo acaso, contra Dios, has murmurado en tu cora-zón de Él y del profeta que te hizo salir de aquel encantado Egipto, en don-de dormitabas dulcemente el sopor de la esclavitud, en donde no sentistelos sobresaltos de ahora. 195Has perdido aquella calma, extraños desasosie-gos te agitan el corazón, parécete desabrido todo, sufres de hambre y de sedespirituales y te hastía el pan flojo de tu desierto. 196Es, en efecto, una cosaterrible cuando palpando el ¡vanidad de vanidades! pierde toda belleza suatractivo y toda impresión su sabor; cuando se llega a la dolorosa obsesióndel desierto, que nos hace matar las horas, y que nos sume en la tristeza dela inutilidad de todo esfuerzo; cuando, extinguido el apetito de vida, se vivecomo por necesidad, por rutina, por cobardía o por terror a la muerte.197Entonces, aun el que cree que no cree, llega a confesar a Dios en su cora-zón, culpándole tal vez de sus males. 198Y el Señor le envía dolores reales,tentaciones de presa, serpientes que matan a quien muerden. 199Despiérta-le el dolor y vase él, el que sufría de inapetencia, vase lleno de hambre aconfesarse de haber pecado y a pedir que le quiten de encima la serpienteque le muerde y mata, la cruz que le abruma. 200Y ve entonces que le pre-sentan sobre la bandera de los creyentes la cruz del Salvador, la cruz demetal, imperecedera, la cruz del dolor eternizado, y que le invitan a que lamire con amor para revivir y curarse de las heridas de su cruz. 201«Es nece-sario que el Hijo del hombre sea levantado para que todo aquel que en élcreyere no se pierda, sino que tenga vida eterna.»

202Todos esos videntes que llegaron a la paz y al saber que tanto ansías,fueron a ellos, Nicodemo, por vías de sufrimiento, de sacrificio y dehumildad, entre serpientes mordedoras, entre cruces abrumantes, y fijos susojos en la cruz del Salvador. 203Alcanzaron su ciencia de amor por estudiode dolor. 204No es esa sabiduría una golosina espiritual para recreo de losrefinados, de los hastiados del desierto; no es una disposición de la mentea que se llegue con elucubraciones intelectuales. 205Así sólo se va al nirvana

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búdico, al nihilismo, a pura fantasmagoría de alcoholizado espiritual, o asensualismo íntimo. 206Es la visión de amor, es la sabiduría activa, don aque sólo se llega por abnegación y por dolor, por humildad sobre todo, conincesante contemplación de la cruz levantada en el desierto para que,mirándola amorosos, vivan los que sufren bajo el peso de su cruz.

207Mira, Nicodemo, mira no sea que conviertas en cristianismo tumoralismo farisaico y en fe tu vaga aspiración; mira no caigas en falso mis-ticismo. 208Toda esa visión de otra vida que el Evangelio te descubre, ¿noha de ser más que fantasmagoría, literatura, estética, puro consuelo? 209Elvanidad de vanidades, ¿se extenderá también a ese vencimiento de la vani-dad misma? ¿Será el fin de todo ello consolar al hombre de haber nacido,y la religión un arte intensificado? 210«Es un horror, un verdadero horror –te dices, añadiéndote en las fluctuaciones de su duda: – es un horror, pero¿ha de ser por ello falso? 211¿Por qué ha de ser el consuelo verdad?»

212Reza, Nicodemo, reza y pide, y no hagas como los que apartan estospensamientos de su mente, y de su corazón, y a pretexto de una mentirosasalud se dicen: no quiero ponerme a pensar en mis creencias, ni examinarmi fe... ¡a vivir! 213No, tú no puedes ni debes vivir ya así; no puedes, no,no lo puedes, por la gracia de Dios; no lo puedes, y para tu curación te ven-drán cruces, verdaderas cruces, serpientes mordedoras, para que así mires ala cruz del dolor eternizado y del abismo de tu miseria y de tu pena te bro-te nueva vida. 214Sí, sólo los que sufren pueden llegar a la intuición de laverdad del supremo consuelo; sólo sufriendo se llega a creer de veras.215Sufre, pues, sufre, y resígnate a sufrir para que creas; porque más te valecreer retorciéndote en el dolor, que derretirte en la íntima desesperación yel hastío abrumador de la facilidad de la vida temporal. 216Ponte a pensaren esa inmensa doctrina de un Dios que baja en el Hijo a encarnar y sufriry divinizar así el dolor; piensa en esto y pide dolores para divinizarte en loque puedas, para acercarte más y más a la perfección que te preceptuó elMaestro al decirnos que debemos ser perfectos como es perfecto nuestroPadre celestial.

217No envió Dios a su Hijo al mundo para que condenase al mundo alhastío de una realidad sentida frente a la idealidad de su palabra, sino quele envió para que el mundo se salve por Él. 218Él que no crea en Él se con-denará a eterno hastío, a ansia y terror a la vez de la nada.

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219Y, ¿por qué no se cree, Nicodemo? 220¿Por qué unos se rebelan con-tra la fe que dicen se les impone, otros fingen tan sólo creer, creen otrosque creen sin creer de veras, y hay quienes aseguran que quieren creer sinlograrlo? 221¿Por qué no se cree, Nicodemo? 222O más bien, ¿por qué secree? 223«La luz vino al mundo, – te dice Jesús a solas – y los hombres ama-ron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.» 224He aquípor qué no creen: porque sus obras son malas.

225No es tanto, Nicodemo, que sean buenos los buenos porque creen,ni los malos, malos por falta de fe, cuanto que por ser buenos creen los quelo son, y por no serlo no creen los malos.

226¿Crees, acaso, que la bondad, la íntima bondad, no es luz más claray penetrante que la razón? 227Con ésta, si es poderosa, puede el hombre,aunque sea malo, comprender y abarcar el mundo temporal, llegar a lasrazones de las cosas; pero sentir y ver el mundo eterno, llegar a la verdadde todo, no ya sólo a su razón, no es dado más que a la fe, «a la sustanciade las cosas que se esperan» (Hebr. XI, I), a la fe que la bondad atrae sobrenosotros y que la bondad sustenta como cimiento inconmovible. 228Y laíntima sustancia de la bondad, su raíz, es la humildad.

229¡Ah, Nicodemo! Si comprendieras la entrañable lumbre que es labondad, la divina potencia de visión con que reviste al espíritu! 230Para ver,y ver de veras, lo verdadero y eterno, no ya tan sólo lo racional y pasajero;para verlo de veras es preciso poder sacudirse de lo impuro de sí mismo,hay que mirar con el núcleo eterno, con el hombre interior, desnudándolode la costra terrenal que enturbia, ofusca y trastorna la recta visión. 231Teenseñan tus maestros, Nicodemo, que nadie puede mirar sino desde dondeestá, su forzoso punto de vista, y a través de sus ojos, e ignoran que puedeel hombre mirar desde Dios, en quien es, y a través de la bondad, que másque trasparentísimo cristal es la vista misma interior. 232Sólo el bueno, noel simplemente honrado, perdona de veras, porque sólo el bueno ve lasentrañas de la ofensa y la justicia única del perdón; y porque sólo Dios esdel todo bueno, sólo Dios perdona del todo. 233Pero el mismo Jesús que nosenseña que sólo Dios es bueno, enséñanos también que seamos como Él per-fectos. 234Consiste nuestra bondad en tender sin cesar a la inasequible Bon-dad suma, atrayéndonos así de ella la fe. 235Porque si sólo el verdaderamentebueno cree de verdad, sólo el que de verdad cree es verdaderamente bueno.

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236Los malos, los soberbios, no creen, «pues todo aquel que hace lo maloaborrece la luz y no viene a ella, para que no le sean redargüidas sus obras.»

237Sí, Nicodemo; aborrecen la luz. 238Obsérvalos bien y verás que sutolerancia concluye así que se hallen frente a verdadera fe; verás que tesoportan el que te entregues a cualquier doctrina, a cualquier culto, a cual-quier fantasmagoría; pero no te aguantarán en calma el que te entregues aese Jesús a quien vas a ver de noche y a solas, y de quien hablan como deficción de poetas. 239Muévete en todo género de fantasmagorías, distráelos,deléitalos, conmuévelos si puedes; pero no les toques a las eternas realida-des, ni quieras pasar para con ellos de las bellas apariencias que recrean elánimo o le arrancan a lo sumo lágrimas de molicie. 240No quieren pensaren eso, ni sentirlo. 241Aborrecen la luz porque la luz trae la vigilia y les sacade su sonambulismo, de ese sueño en que viven queriéndose convencer deque están hechos de la sustancia misma de los sueños. 242Mira y ve cómose entercan en no meditar en lo eterno. 243Inquiérenlo a lo sumo, tratan deracionalizarlo, analizándolo desde afuera, pero no lo meditan desde adentro,con el corazón. 244Y si acaso se ponen a esto, así que sienten convulsión delas entrañas del alma, clamando que es enfermedad y delirio, desvían losojos de esa consideración, que es su cruz, y vuélvense a vivir como sanos,como sensatos racionales, en el seno del sueño, huyendo de la vigilia y dela locura de la cruz. 245«Mas el que obra verdad viene a la luz para que semanifiesten sus obras hechas en Dios.» 246Sí, Nicodemo; el que busca yrebusca más que deleite y más que engañar a la vida y a la muerte; el queobra verdad y no simplemente el bien; el que siente en serio y tiene ham-bre de eternidad, éste va a la luz sin temor a las convulsiones ni a la pro-pia miseria que la luz le descubre; éste va a la luz para que sus obras noaparezcan suyas sino hechas en Dios, en quien vive y es.

——

247Salió Nicodemo de su nocturna y recatada visita al Salvador, y conel ánimo preñado de altas ideas y de profundos sentimientos volvió a zam-bullirse en el mundo de sus cotidianos afanes. 248Volvió a vivir su alma lavida exterior, la de su costra terrena, mas conservando siempre en el ocul-to fondo el hervor de aquella noche. 249Mientras proseguía el curso desus negocios, de sus farisaicas enseñanzas, de sus conversaciones y tratos,

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mantenía en lo más íntimo de sí otra conversación callada. 250Y a la vezseguía por calles y plazuelas con la vista a Jesús, que iba evangelizando alos pobres de espíritu. 251Alguna vez se acercaría acaso a las turbas que escu-chaban al Maestro, y si tal vez asistió a la cura de aquel perlático a quienJesús preguntó: «quieres sanarte?», sentiría retortijones en la perlesía de sualma.

252Al acercarse la fiesta de los tabernáculos subió Jesús desde Galilea aJerusalem, mientras los judíos le buscaban, disputando si era bueno o enga-ñador. 253Y en medio de la fiesta enseñó Jesús en el templo doctrina queno era suya, sino de Aquel que le enviara, sin hablar de sí mismo ni buscargloria propia, sino la de Aquel que le enviaba. 254Y entonces los fariseosenviaron servidores que prendiesen a aquel fomentador de sediciones, queclamaba diciendo: 255«Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.» 256Gravediscordia nació en el pueblo, porque los buenos, dejándose guiar de su bon-dad, decían que era Jesús el Cristo, el esperado profeta, y los demás, afe-rrados a la ley que mata y a la razón que deseca, aducían en contra delMaestro la letra de sus escrituras. 257Mas ninguno se atrevía a echarle mano.258Y cuando al presentarse sin Jesús los ministriles a los sacerdotes y fari-seos, preguntados por éstos cómo era que no le traían, respondieron quenunca hombre había hablado como aquel hablaba, replicaron los fariseos:

259«¿Estáis también vosotros engañados? 260¿Ha creído en él alguno delos príncipes o de los fariseos? 261Estos vulgares, que no saben la ley, sonmalditos.»

262¡Cómo! ¿Vais a dejaros engañar por ilusiones de enfermos, de aluci-nados, de mujerucas, de niños y de ignorantes y simples? 263¿Vais a rebajarla dignidad de la razón y a querer hacer del engañoso consuelo verdad, envez de hacer, como espíritus fuertes, de la razón consuelo? 264¿Ha creídoen él de veras, con fe sincera, algún genio legítimo o alguien nutrido conel tuétano de león de la ciencia?

265Los grandes genios, las inteligencias supremas, las mentes poderosasdel cristianismo, ¿hicieron otra cosa que luchar sin tregua por racionalizarsu fe, por casar, a fuerza de dialéctica, lo contradictorio, ni lograron másque desvanecer el dogma con la ciencia del dogma mismo? 266¿Quiénescreen? 267El vulgo, los ordinarios, los que no saben la ley, los que desconocen

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las incoercibles leyes que rigen al universo, los pobres ilusos que, esclavosde la apariencia, no han penetrado en el augusto determinismo de todo loexistente, ni se han sumido en el principio de que todo lo racional es realy todo lo real, racional. 268Ignoran los pobrecillos que sus creencias tienen,como todo, una ley que las rija y un proceso estrecho. 269Creen, porque notienen otro remedio que creer. 270Pero con esa su fe perpetúan el fanatismoy la hipocresía y el engaño de la vulgaridad sobre la tierra, e impiden quelos ministros de los sabios y de los distinguidos prendan a Jesús y se lo lle-ven a que ellos le analicen y le reduzcan a su realidad racional. 271Son mal-ditos. – 272Así piensan los fariseos.

273«Díceles Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno deellos: 274¿Juzga nuestra ley a hombre alguno, si antes no le oyere y enten-diere lo que ha hecho?»

275El fuego interno que desde la nocturna visita caldeaba a Nicodemolas entrañas del alma, le soltó la lengua de modo que allí, en la reunión delos fariseos, de los suyos, apeló a su ley de ellos, en favor de Jesús. 276Ennombre de la razón pides, Nicodemo, que se oiga a Jesús, que se le oiga deveras y con corazón limpio, y que se entienda lo que ha hecho, que es muyalto entender. 277En nombre de esa pobre razón, elevada a ídolo, pides,Nicodemo, que se entienda lo que Jesús hace en las almas de todos esosmalditos vulgares que no conocen la razón. 278¿Habéis meditado – les dices– en esa palabra que consuela al triste, da movimiento al perlático, abre lavista al ciego, fortifica al débil, y saca de la bondad, enterrada en la igno-rancia de los vulgares, luz espléndida que luce en las tinieblas?

279«Respondieron diciéndole: 280¿No eres tú también galileo? 281Escu-driña y ve que de Galilea no se levantó profeta.»

282«¿Qué nos vienes con todo eso?» – contestan a Nicodemo. 283«Eresun soñador como ese mismo Jesús por quien abogas ahora; vete, estudia,examina y mira si de la región de los sueños salió nunca quien previese loque sólo la razón prevé.»

284«Y fuese cada uno a su casa.» 285Así concluye diciendo este pasaje evangélico. 286«Fuese cada uno a su

casa», volvió cada cual a sus negocios, a sus preocupaciones, a sus domés-ticos cuidados, a recogerse en la dura costra de sus inquietudes terrenas, y

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se separaron para ir cada uno a su casa, en vez de unirse para ir todos jun-tos a la casa común, a la del Señor.

287También Nicodemo se fue a su casa, volvió a zambullirse en susaprensiones después de aquella pública profesión, llevando, con el resque-mor acaso de la despreciativa repulsa de sus compañeros, el calor de la noc-turna visita. 288Fuese cada uno a su casa.

——

289Continuó Jesús su divina carrera, mientras debió de seguirle de nue-vo Nicodemo con la vista y con los pasos tal vez por calles y plazuelas.290Llevaron los escribas y fariseos la mujer adúltera al Maestro, para tentar-le, y oyeron de sus labios la tremenda sentencia de que arrojase la primerapiedra el que de entre ellos estuviese sin pecado, y redargüidos en sus con-ciencias, le dejaron solo. 291Y Jesús, que desde su divina bondad veía loíntimo del pecado, perdonó a la adúltera cuando quedó con ella a solas, unavez ahuyentados los acusadores.

292Nicodemo debió de saber todo esto, y de oír a Jesús por calles y pla-zuelas palabras de vida, y debió de enterarse también de que los suyos, losfariseos, murmuraban de que hubiese dado el profeta vista al ciego en sába-do.

293Cuando Jesús resucitó a Lázaro, colmóse para los fariseos la medida,y diciéndose: 294«Si le dejamos así, todos creerán en él, y vendrán los roma-nos y quitarán nuestro lugar y la nación»; por esta razón, que nunca serábastante meditada, decidieron matarle. 295Decidieron matarle para que noles borrasen los romanos como nación, según decían, por antipatriota.

296Llegaron las fiestas de Pascua y de todas partes concurrieron a Jeru-salem las gentes. 297Y Nicodemo, conocedor del designio de sus compañe-ros, sentiría extrañas inquietudes en medio del bullicio y tráfago de las fies-tas. 298La sencilla multitud recibió en triunfo y con palmas a Jesús, queentraba en la ciudad montado en un pollino.

299Por debajo de la fiesta, celada por el bullicio alegre, se avivaba lalucha de pasiones. 300Y parecía que el galileo aquel se complaciera en pro-clamarse enviado de Dios y luz del mundo, atrayendo así sobre la naciónjudaica la suspicaz mirada de los romanos. 301Carecía de toda prudencia

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aquel sedicioso que podía muy bien provocar en la muchedumbre de la feriacualquier conflicto que diese pretexto a los romanos para borrar la naciónjudaica de su asiento arrojándola a que errase por el mundo.

302Jesús, por fin, viendo próxima su hora, cenó con los suyos la cena dedespedida y de comunión, y al acabarla habló ante ellos con su Padre, levan-tados sus ojos al cielo, dirigiéndole aquella oración que no puede leerse biensino de hinojos y con el corazón limpio, aquella oración en que le pedía queasí como él era en su Padre y su Padre en él, así seamos todos uno en ellos.

303Salió de allí Jesús hacia el arroyo Cedrón; luchó con la humanidaden el olivar; fue prendido por el traidor y quedó sometido a juicio.

304¿Y Nicodemo? Nicodemo debió de seguir, desde lejos sin duda, conentrañables sobresaltos, estos primeros actos del divino drama, y al llegar asus oídos, a los de él, uno de los fariseos, esto es, de los ferishim o distin-guidos, las palabras del Cristo a su Padre, meditó, sin duda, en aquella peti-ción de que nos hagamos uno todos, todos, los vulgares y los distinguidos,todos los que sean de Cristo y no del mundo, para que hechos todos unoseamos uno en Dios.

305En el hormigueo de la feria, entre el ir y venir de las gentes, traídasy llevadas por sus negocios, su ociosidad o sus pasiones, Nicodemo acudi-ría frente al pretorio a presenciar cómo amotinado el pueblo pedía se sol-tase a Barrabás y no a Jesús y le vería con manto de grana y corona de espi-nas, hecho irrisión del pueblo que pocos días antes le aclamara. 306«He aquíel hombre!», dijo el pretor al pueblo, y Nicodemo se diría: 307«He ahí elhombre, sí, el hombre a quien fui a buscar de noche para que me declara-se la verdad; he ahí el hombre que me sacudió las entrañas espirituales,hecho ludibrio de este maldito populacho.» 308Y entonces, mientras el pue-blo gritaba desde la plaza «¡Crucifícale, crucifícale!», sintió tal vez Nico-demo, más que amor a Jesús escarnecido, rencor hacia el pueblo versátil quehoy recibe con palmas al enviado y mañana pide para él afrentosa cruz. 309Yeste rencor de su costra farisaica, este asco de distinguido, ahogó el amoro-so afecto de compasión hacia el profeta, aquel afecto de que hubiese brota-do una inmensa piedad hacia el pobre pueblo ciego que le negaba conde-nándole a muerte, porque no caben juntos amor y odio, aunque sean aquéla la víctima y éste al verdugo. 310Tal vez maldijo Nicodemo, no al pecadode que él era participante, sino a los ministros ostensibles de él, al pueblo

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ciego; maldíjole con la misma lengua con que bendecía a Jesús; con esa len-gua, mundo de injusticia, que contamina todo el cuerpo; con esa lengua conque bendecimos a Dios Padre y maldecimos a los hombres hechos a su ima-gen y semejanza. (Ep. Sant. III, 6 y 9.) 311El moralismo farisaico de su cos-tra ahogaba a la piedad cristiana de su seno espiritual removido en la nochede la visita.

312Siguió Nicodemo con ansia aquella disputa entre el astuto romano yel encrespado pueblo judío. 313«He aquí vuestro rey», decía socarronamen-te Pilato, y la plebe, aquellas mismas turbas que quisieron hacerle rey cuan-do les multiplicó los panes, gritaba: «¡Crucifícale, crucifícale!» 314Quería elpretor, encaramado en la soberbia indiferencia de su escéptico espírituromano, limitarse a poner en ridículo al profeta, a hacerle la risa del pue-blo, dejando a salvo la formal justicia romana, y sin condenar a quien creíajusto, inutilizarle en su carrera, terminando aquello en farsa; pero el pue-blo, religioso aun en su extravío, pedía tragedia y sacrificio. 315Cedió alcabo el escéptico funcionario, lavóse las manos, y pensando tal vez que todoaquello era una pobre minucia de judíos, una nonada junto a la inmensamajestad del Imperio, entregó el profeta al pueblo para que le crucificase.

316Nicodemo siguió de lejos a Jesús que iba al patíbulo, lloró haciaadentro con las mujeres que le seguían llorando, y oyó aquel «no me llo-réis, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.» 317Tal vez des-de las murallas de la ciudad santa vio cómo allí, a las puertas, en el lugar dela Calavera, lo alzaron crucificado entre cielo y tierra, desnudo y expuesto alas gentes, presa del dolor. 318Vió cómo daban al pueblo no ya una muerte,una agonía en espectáculo. 319Y si acaso volvió a sentir rencor y asco fari-saicos hacia el pueblo, llegaría a sus oídos aquel: «Padre, perdónalos, por-que no saben lo que hacen.» 320Y estas palabras volverían su odio hacia suspropios pecados, engendrándole a la vez suprema piedad para con el ciegopueblo deicida. 321¿Quién sabe si comprendió entonces que eran sus culpaslas que crucificaban al Maestro?

322Desde aquellas murallas de la ciudad santa, en aquel día de ferias,miraría el pobre Nicodemo cómo luchaba Jesús con la muerte, siendo laburla de las gentes, que le zaherían y molestaban como los niños a un pobremurciélago clavado con que se divierten. 323La burla que proyectaba elromano acabó en burla trágica.

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324Entonces Nicodemo, ablandado por internas lágrimas, derretida conellas en gran parte la terrena costra de su espíritu y aniñado y empobreci-do éste, sintió la carga toda de sus culpas, la pesadumbre de su cruz, el tor-cedor de sus dudas, y clavó sus ojos en la Cruz que se destacaba en el cie-lo aturbonado. 325Luchó entonces; tembló; sudó acaso.

326Oyó el «sed tengo», y saltándole el corazón, hubiera querido correra darle agua fresca; pero se sintió atado a la muralla.

——

327Muerto Jesús, fue Nicodemo a juntarse con los discípulos vergon-zantes del Maestro, con los que por miedo a los judíos, sólo de noche levisitaban. 328De ellos era José de Arimatea, que fue a rogar al pretor le per-mitiese recoger el cadáver.

329«Y vino también Nicodemo, el que antes había venido a Jesús denoche, trayendo un compuesto de mirra y de aloes como cien libras.330Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y envolviéronle en lienzos con espe-cias, como es costumbre de los judíos sepultar. 331Y en el lugar donde habíasido crucificado había un huerto y en éste un sepulcro nuevo en el quenadie había aún sido puesto. 332Allí, pues, por ser víspera de la Pascua delos judíos y por estar el sepulcro aquel cerca, pusieron a Jesús.»

333Había muerto, había muerto el Maestro que en aquella inolvidablenoche le hinchió de nueva vida el corazón; había muerto el Maestro que lehablara de renacimiento y de vida eterna; ¡había muerto! 334¿Morirían asítodas aquellas esperanzas que le había hecho concebir? 335Toda aquella her-mosa doctrina de consuelo ¿estaría también condenada a muerte? 336¿Seríaalgo más que ilusión? 337¿Sería algo más que señuelo para retener en la vidaa los pobres hombres?

338Había muerto Jesús y fue Nicodemo, el discípulo secreto, llevandomirra y aloes a enterrarlo. 339Envuelto a la vez en los perfumados bálsamosde su afecto, enterrólo en su corazón. 340Sus entusiasmos, sus anhelos, suamor, su ciencia, todo lo convirtió en mirra y aloes con que ungir ensu alma el cadáver del Maestro, y lo enterró en su corazón, sepulcro nuevo,donde no había sido puesto antes nadie.

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341Mas sucedió que el primer día de la semana, María Magdalena fuede mañana, aún oscuro, y vio quitada la piedra del sepulcro que cerraronJosé de Arimatea y Nicodemo, los discípulos vergonzantes, y corrió lamujer a buscar a Pedro y a Juan, que, acudiendo a porfía, vieron echadoslos lienzos y el sudario aparte, y vieron y creyeron, mientras María llorabajunto al sepulcro vacío. 342Entonces se le apareció Jesús; tomóle ella por elhortelano, pero al oírle su nombre: ¡María!, contestó: ¡Maestro! 343Y fueMaría la de Magdala a dar a los discípulos la noticia de haber visto al Señory hablado con él.

344¿Qué pasaría en el corazón de Nicodemo, el fariseo, el distinguido,cuando supo que el Maestro por él enterrado apareció resucitado a la pobreMaría, la arrepentida, la en un tiempo pública pecadora? 345¿Qué pasaríapor el discípulo vergonzante al saber que se había mostrado el Maestro resu-citado antes que a nadie a la mujerzuela que en público le regó de lágri-mas los pies, y se los enjugó con los cabellos, y le besó los pies ungidos conungüento, en casa del fariseo Simón, escandalizado del acto de la pecadora?346Debió de recordar entonces Nicodemo aquellas palabras del Maestro:

347«Entré en tu casa y no me diste agua para los pies, mientras ésta melos ha regado con lágrimas, enjugándomelos con sus cabellos. 348No mebesaste, y ésta desde que entró no ha cesado de besarme los pies. 349Nountaste mi cabeza con aceite y ésta me ha untado con ungüento los pies.350Por lo cual te digo que le son perdonados sus muchos pecados, mas alque se perdona poco es que ama poco.»

351Y luego, cuando al decirle: «Te son perdonados los pecados», comen-zaron los comensales a decirse: «¿Quién es éste que perdona pecados?», dijoJesús a la mujer: «Tu fe te ha salvado: vete en paz.»

352«Al que ama mucho, se le perdona mucho – se diría Nicodemo,repitiendo luego en su corazón: – Tu fe te ha salvado: vete en paz.»

353Entonces debió de comprender que si quería perdón y vida tenía queregar con los afectos de su alma, enjugar con sus potencias, besar con surazón, y ungir con el ungüento de su amor, única cosa que es necesaria, aaquel cadáver que llevaba en el corazón, y que sólo así resucitaría en él paraperdonarle por haber amado.

——

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354Y ahora, señores, se irá cada uno de nosotros a su casa, volverá cadacual a sus cuidados. 355¡Dios quiera que cuando en medio de su trajín recor-déis mi lectura de esta noche, la recordéis como un canto lejano, sin letra,como un canto evocador que despierte en vuestras entrañas espirituales hon-das preocupaciones, de las que despreocupan de lo pequeño! 356Porque es loúnico que quiero, no daros ideas mías o de otros – las ideas valen poco, –sino tocar en el salterio de vuestro corazón cuerdas que suelen yacer dor-midas.

357Yo he sembrado mi grano, el grano que me ha sido dado para sem-bradura, y no quiero volver hacia atrás mi cabeza ni espiar si apunta el bro-te acá o allá. 358Lo dejo a la tierra fecunda, al aire, al agua, al sol sobre todo,al Sol único.

359Id, pues, cada uno a vuestra casa, a la mía yo, y que en ella nos reci-ba la paz a todos.

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El mal del siglo(CMU, col. 69/9)

EL MAL DEL SIGLO

1Sentido desde cierto punto de sentimiento pocos ocasos más tristes queel de este nuestro siglo, en que a los espíritus cultos desorientados sumer-ge en la tristeza de su cultura misma una gran fatiga, la fatiga del racio-nalismo. 2Por donde quiera síntomas de descomposición espiritual y ruinasde ideas, ya muertas, ya abortadas. 3Pero de las entrañas mismas de estedesencanto brotan esperanzas, y a fijarnos bien, aparécesenos el tal ocasocual si fuese una aurora. 4Aparente atonía tapa un vivo hervor íntimo, asícomo el desvío que gran parte de la juventud muestra hacia los llamadospor antonomasia intereses generales y su apartamiento de la ostensible vidapública puede ocultar tal vez una profunda obsesión por los eternos intere-ses individuales, que siendo de cada uno de los hombres, resultan al cabolos más universales de todos los intereses humanos. 5Hay, acaso, en estaactitud de los jóvenes mucho de compás de espera, de examen de concien-cia y de recolección de fuerzas. 6Mas el hecho social patente es el de queuna enervadora fatiga paraliza a los espíritus en su movimiento expansivo,tirándolos a reposo, y el de que parece preludiarse a las veces un sueñosocial tan reparador acaso y tan fecundo como lo fuera el de la edad media,el de aquella recogida edad de pueblos crisálidas en que una tan intensavida doméstica y religiosa rehizo las almas destrozadas por la íntima deses-peración de la decadencia romana.

7Háblase de crisis moral, de retorno al espiritualismo, de reacción. 8Es,en realidad, la vuelta a la pavorosa visión del destino individual ultraterreno,

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una vez pasado ya el colmo de la embriaguez progresista. 9Presenciamos lavuelta de los espíritus a su hogar, a su patria tradicional. 10Es un acto másde la perdurable lucha entre el humano paganismo y el cristianismo divi-no. 11Y es de veras una prenda de confianza y de consuelo esta vuelta delos espíritus a la realidad de su hogar, desengañados de los espejismos deldesierto por donde peregrinaban desterrados voluntarios como hijos pródi-gos. 12¡Quiera Dios que con ella venga un retoñar de la vida doméstica pri-vada y de la vida doméstica pública, que es la religiosa, y una honda pre-ocupación por la incesante renovación del hombre interior!

13Hablan muchos de la ola de la reacción más o menos negra; otros, deretroceso; algunos, de los ricorsi o remolinos del progreso; no pocos del rit-mo de éste. 14Denomínese el hecho con el mote que se quiera, creo que essencillísimo. 15Las generaciones que pregonaron y arraigaron en las almas elpositivismo agnóstico han sido generaciones educadas en fe cristiana, y pordebajo de sus negaciones y abstenciones mentales llevaban, cual fondo vivi-ficante, la velada energía de la fe que abandonaron. 16En sus propias nega-ciones palpitaba fe en lo negado mismo, aquella fe a que en el ocaso de susvidas volvieron agnósticos tan rigorosos y esclavos de la lógica racionalistacomo Stuart Mill, Claudio Bernard y Littré. 17Pero hoy llegan a vida socialgeneraciones educadas en agnosticismo y éstas, las que han recibido comolegado abstenciones y negaciones, sienten sed del manantial oculto en lasalmas de sus educadores, y que éstos les celaron, y piden beber de él. 18Yes que puede un cristiano hacerse intelectualmente agnóstico, pero no pue-de subsistir moralmente un hombre moderno educado en el agnosticismo.19Entre los ídolos a que rinde culto la juventud moderna desorientada haalzado un altar vacío al Dios desconocido, al Inconocible, al Misterio, y oyeya resonar en sus oídos la voz del Apóstol que le dice: 20«A aquél, pues, aquien honráis sin conocerle, a ése os anuncio.» (Hechos de los Apóstoles XVII,23)

21Aunque la razón se haya hecho atea, el corazón ha seguido siendo cris-tiano, y del corazón rebrota la fe. 22Más se debe esperar de un alma cris-tiana arrastrada al ateísmo que de un deísta descristianizado. 23Por Cristo,por el Cristo oculto en las almas, se sube al Dios Padre, al Dios vivo delAmor, pero del Dios abstracto y lógico del intelectualismo de la RazónSuprema, que no es sino la mera razón humana proyectada al infinito, no

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se saca vida, paz ni justicia. 24Sólo conoce al Padre el Hijo y aquél a quienel Hijo se lo revele. 25El corazón cristiano nos manifiesta al Dios Padre, alDios personal y vivo, al Dios que es Amor y Amor paternal, en cuya fereposamos y nos vivificamos; la razón deísta acaba por anegar a Dios en elmundo y disolverlo. 26A Dios no se prueba ni se puede probar, se le sien-te. 27Dios no es racional, es cordial.

28El avance de progreso de nuestro siglo trajo consigo la embriaguezprogresista, embriaguez que enajenó los espíritus llevándolos a olvidar supropio progreso personal, distraídos como andaban con el del ambiente enque vivían. 29Formóse un culto idolátrico al progreso, cuya realidad se con-ceptualizó, y un aún más idolátrico culto a la humanidad abstracta, cultoque amenazaba diluir el sencillo y cristiano «ama a tu prójimo.» 30Pero heaquí que una legión de pensadores y de sentidores, apartando sus ojos de lafantasmagoría para volverlos a la realidad íntima, ha destruido la ilusiónque hizo nacer el poderoso florecimiento de adelantos y ha desvanecido eloptimismo racionalista. 31Los ídolos, los spuks o trasgos que decía el demo-ledor Max Stirner, caen a los golpes de críticos despiadados. 32«El mundoes mi representación»; este apotegma schopenhaueriano ha obrado inmensoefecto. 33Representación mía es el progreso todo, representación de mi men-te todo lo que el agnosticismo puede darme, mero fantasma que se disipa-rá al cerrar yo mis ojos para siempre. 34Siguiendo por este camino se ha lle-gado a predicar el suicidio universal, el anonadamiento, y ha aparecido concarácter social el nihilismo teórico. 35«Muerto yo, si del todo me muero –se dicen muchos – se acabó el mundo ¿por qué no ha de acabarse cuantoantes para que nuevas conciencias no vengan a sufrir la pesada broma deuna existencia fenoménica y pasajera? 36Si hemos deshecho la ilusión devivir y el vivir por el vivir mismo no nos satisface ¿para qué vivimos? 37Lamuerte es el único remedio.» 38Y así es como se ha endechado al reposoinacabable por terror a él, y se ha llamado a la muerte como a liberadoraya que vivamos para volver a la nada. 39Los tragos amargos apurarlos pron-to y de una vez; ¡volvamos cuanto antes a la nada! 40Y así es como ha habi-do suicidios por terror a la muerte, de la misma manera que el miedo cer-val a caerse de lo alto de una torre produce el vértigo que impulsa adesgraciados a arrojarse de ella. 41¡Qué elocuente es el suicidio del poetanihilista Antero de Quental, cantor de la muerte eterna y de la vanidady humo del todo! 42¡Qué enseñanzas tan amargas en la obra del pobre

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Leopardi, empapado en la enorme noia, en el fastidio inmenso del nihilis-mo y pidiendo el aniquilamiento para salir de una vez de la infinita vanitàdel tutto, del vacío de un sombrío teatro de espectros, que divierten a losniños y entenebrecen el ánimo a los maduros! 43El fin de la ciencia huma-na es el salmónico ¡vanidad de vanidades! estribillo eterno de la filosofía.44El ansia misma de vida, de vida intensa, arrastra a la muerte. 45(Véase enla carta de Jorba el fin de Soler y Miquel)

46En la amargura de la desilusión se ha llegado a culpar a la inocenteciencia, echándole en cara que ha hecho bancarrota, como si fuese ella readel intelectualismo desecante ni de que se la declarara fin en sí. 47El fraca-so es del intelectualismo, no de la pobre ciencia. 48Quisimos ser dioses porla ciencia del bien y del mal, y esta ciencia nos ha mostrado nuestra des-nudez, de que nos avergonzamos ante Dios, y esa ciencia misma nos con-dena al trabajo y a la muerte.

49¡La muerte! he aquí la clave de todo. 50O al morir dejamos de ser ani-quilándosenos la conciencia individual, o no. 51«Ser o no ser, este es el pro-blema,» repite el moderno Hamlet obsesionado por la sombra de su padreque le pide venganza.

52La obsesión de la muerte fue el elemento religioso que combinándo-se con el económico produjo las viejas civilizaciones orientales, que, comola del típico antiguo Egipcio, arrancaron de la esclavitud y del culto a losmuertos antepasados. 53El problema de la muerte es el radical de la vida.54Siendo el morir término ineludible y natural de la vida, es ésta caminode aquél y su luz la luz de la muerte, su fin. 55La vida honda es preparar-se a morir una sola vez y para siempre. 56La muerte ¿es o no total aniqui-lamiento de la conciencia? 57Si morimos del todo nuestro fin es el fin delmundo, de nuestro mundo, de nuestra representación en tal caso. 58Y si elmundo es algo más que mi representación algo más es mi conciencia quesu representante. 59Es bueno, lector, que recogiéndote en ti pienses en queel sol se te apague, se te enmudezcan los sonidos, se te desvanezcan a la vis-ta las formas, se te licue todo en la nada y ni aun la conciencia de la nadamisma te quede.

60He oído contar de un pobre segador muerto en un hospital que al irel cura a ungirle en extrema unción se resistía a abrir la mano derecha enque aferraba una moneda, sin acordarse de que una vez muerto su mano no

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sería ya suya. 61Así hay muchos que en vez de la mano cierran el espírituqueriendo guardar en él al mundo. 62Me confesaba un amigo una vez quepreviendo en pleno vigor de salud física una muerte muy próxima sólo pen-saba en concentrar la vida viviéndola toda en los pocos días que calculabale quedarían, e imaginaba escribir un libro: «Los últimos días de mi vida.»

63¡Vaciedad de vaciedades! ¡Triste estado de paganismo el que ha des-crito Renan en uno de sus dramas!

64O se muere del todo o no, y «si en esta vida tan sólo esperamos enCristo somos los más miserables de los hombres,» – exclamaba el Apóstol,añadiendo que «si los muertos no resucitan comamos y bebamos, quemañana moriremos» (I. Cor. XV 19 y 32).

65¿Que la muerte no es para la sociedad más que un accidente? 66¿quesi yo muero quedan otros? 67Sí, otros que morirán a su vez, y si todos mori-mos del todo no es el género humano más que una sombría procesión defantasmas que salen de la nada para volver a ella. 68Nos vamos habituandoa no sentir la muerte, sino a verla en demografías o tablas de mortalidad, acalcular el hueco que dejará al morir el prójimo en el escalafón de loscomensales a la vida. 69Se hace de la muerte un dato estadístico, un factorirracional, una x, y raro es quien siente respecto a su muerte adentro.

70Los antiguos temblaron ante la naturaleza velada a sus ojos, sobreco-gidos de reverencial espanto, mas poco a poco fue el hombre reconcilián-dose con ella y resignándose a la muerte. 71Hoy la ciencia nos ha descu-bierto un nuevo universo y tras la muerte nos ha mostrado la nada, ytiemblan los espíritus ante la naturaleza revelada, al escuchar, con Pascal, elsilencio eterno de los espacios infinitos, y verse entre el átomo y el infini-to universo. 72Hoy temblamos ante la visión de las incoercibles leyes de lanaturaleza, y todos sentimos más o menos la amargura que encerró Leopar-di en aquel verso: descubriendo sólo la nada crece.

73«Nada se anula – nos dicen por vía de consuelo intelectual – todo setrasforma; ni la materia ni la fuerza se pierden. 74Cuanto hacemos perma-nece en una u otra forma.» 75Y ¡mi yo! – exclamamos con Michelet – ¡quéme arrebatan mi yo! 76Mi conciencia propia ¿qué es de ella? 77Si mi con-ciencia es un mero fenómeno desaparecerá, y con ella todo ese consueloestoico que quieren darme. 78Cuando te sientes desfallecer de íntima angustia

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vienen a consolarte pretendiendo explicar el origen de esa angustia mismay quieren darte como remedio al dolor una disertación sobre él. 79«Prefie-ro sentir la compunción a saber definirla» (Imitac. lib. I. cap. I. 3).

80Tampoco faltan estoicos que llamen egoísmo a esta inquietud abru-madora por el propio destino individual. 81¡Egoísmo! Frente a él nos hansacado eso del altruismo, que no es caridad sino la estéril enajenación men-tal de cada uno en un puro abstracto, en un ídolo, y así se ha vuelto a ladesoladora moral conceptualista y abstracta del estoicismo redivivo, sin másque llamar altruismo a lo que se llamó filantropía en un tiempo. 82Frenteal llamado egoísmo cristiano y en su odio al potente y salvador sentimien-to de la personalidad humana que conservó el pueblo escogido, predicó elfunesto Schopenhauer el altruismo búdico, que con el nirvana por ideal,conduce a los pueblos a un género cualquiera de opio y a la estupidez porfin.

83Lo que más o menos disfrazado entristece a tantos espíritus moder-nos, el mal del siglo que denuncia Max Nordau, lo que perturba a lasalmas, no es otra cosa que la obsesión de la muerte total, el lúgubre pen-samiento que dio un tinte tan sombrío a la decadencia romana, la edad delestoicismo, del epicureísmo, de las extravagancias religiosas y del suicidio.84Es una obsesión mucho más sombría y enervadora que la del famoso mile-nario, puesto que no se tiembla ante el temor a tormentos que atiza ímpetusde penitencias, sino que se paraliza la energía espiritual ante el espectro dela venidera nada eterna, que envuelve a todo en vaciedad abrumadora.85Tócase la vanidad del progresismo en el caso de no haber otra vida, y laidolatría progresista se desploma. 86Descorazona el luchar por el bienestarde seres que volverán un día a la nada de que salieron, y se columbra queel hacer la vida más fácil, más grata, y más placentera es, haciéndola másamable, aumentar el pesar de tener un día que perderla y preparar así elterrible azote de los satisfechos saduceos, la infelicidad de la felicidad, elspleen devorador, la noia tremenda del pobre Leopardi. 87¡Luchar y lucharacaso hasta morir por el bien de otros que al morir han de perderlo! 88Vedcomo fracasa el humanitarismo cuando la fe en una patria celestial no leacompaña y hace de él caridad cristiana.

89Los que sufren de penuria pelean en las filas del socialismo, fuerte por-que ha sustituido a fantasmas cosas tangibles. 90Pero así que la necesidad

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temporal del pan de cada día se satisface, surge la necesidad eterna del panespiritual. 91El problema llamado más especialmente social tiene fondo reli-gioso, ya que la pobreza a los unos y a los otros la riqueza les impide pen-sar en su fin verdadero.

92Desilusionados muchos del socialismo materialista refúgianse en unindividualismo trascendente, con su libertad individual abstracta, en lasdoctrinas de Max Stirner o de Nietzsche. 93Lo que en realidad hacen essacrificar su propia alma a un individuo tan abstracto como la Humanidadmisma, a un Yo conceptualizado. 94Viven en pura idolatría individualistaperdiendo por la libertad abstracta la verdadera e íntima, la de hacer de laletra espíritu y de la ley justicia, la libertad cristiana lograda cuando vivaen nosotros Cristo. 95Así no poseemos nuestras almas, ni somos dueños sinoesclavos de nuestra voluntad deificada, ya que no la domina nuestro espíri-tu sino que nos domina ella. 96Ser esclavo de la propia voluntad es tanmiserable como ser esclavo de la propia razón. 97Nietzsche representa laprofunda irreligión.

98Otros, en fin, se hacen idólatras de la belleza, se embriagan en lofenoménico tomándolo como sustancial y se acogen al esteticismo cuya fór-mula desenmascarada dio Homero en su Odisea al decir que los dioses tra-man y cumplen la destrucción de los mortales para que los venideros ten-gan algo que cantar. 99Suelen acabar los tales estetas, encharcados en el másvano literatismo, por darse al mundo en espectáculo, por cultivar un senti-mentalismo adormecedor o enervante o un diletantismo inhumano, por darcierto religiosismo de desocupados como si fuese religiosidad. 100De aquí hasalido ese engendro del llamado neo-misticismo, sobre que asoma la sinies-tra figura de aquel René corroído de orgullo. 101Arrancan de refinado ego-tismo o egocentrismo, posiciones que encubren un groserísimo egoísmo estili-zado, para emplear este término que se aplica a las hojas de plantaornamentales en arquitectura con relación a las hojas naturales, como en elacanto, y arrancando de ese egoísmo ornamental acaban en el fango de lacrápula exquisita, crápula declarada cuando menos amoral e irresponsable, yno pocas veces heroica, santa y hasta divina. 102De éstos ha brotado la deno-minación más blasfematoria, la de mártires del placer, y ellos son los quehan llegado a declarar heroicos sacrificios tales cuales caídas en la imbecili-dad, la locura y aun el alcoholismo. 103Como en la decadencia romana pasan

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nuestros decadentes del estoicismo más abstracto y frío al epicureísmo másconcreto, del egoísmo intelectual al sensual, de la sensualidad estilizada ala cínica.

104Al ver a hombres convencidos de que la muerte les anula por com-pleto en cuanto conciencias, afanarse por el porvenir y destino de otroshombres a quienes también creen condenados a nada eterna, lo que másapena es que se acaba de descubrir en el fondo de todo ello un mero sportsi es que no la lujuria espiritual de que hablaba San Juan de la Cruz.

105Se ha formulado la cuestión de si la vida merece la pena de ser vivi-da. 106Si la temporal es un fin en sí ¿quién se atreverá a la hora de su muer-te a contestar afirmativamente a la enigmática cuestión?

107Es pura vanidad de vanidades el progreso si no cabe que cada hom-bre venza a su propia muerte. 108Si la Humanidad es una serie de genera-ciones de hombres totalmente perecederos no hay más altruismo lógico quela constante predicación del suicidio colectivo universal. 109Y si por el con-trario pensase cada cual en su propia salvación eterna ¡qué inundación decaridad entre los prójimos la que habría en el mundo!

110¡Pobre siglo! Del exceso de su desesperación misma, del seno de suíntima pasión purificadora, le brotará su gracia, su fe fe, su confianza enDios, su posesión de Él.

111La Humanidad a que debemos sacrificarnos es Cristo, recapitulacióndel hombre, Cristo que se sacrificó por todos y cada uno de nosotros, vidde que somos sarmientos.

112Resurgen en este fin de siglo los dos problemas radicales: el de lavida temporal y el de la eterna, el económico y el religioso, factores estosdos que han sido en todos los tiempos y países los goznes de la historiahumana. 113Resuélvese el problema económico en última instancia en elterrible círculo vicioso de vivir para trabajar trabajando para vivir, de pro-ducir para el consumo consumiendo para la producción, y surge esta pre-gunta: la vida ¿es fin de sí misma? 114Del seno mismo del problema eco-nómico puede surgir el religioso, así que traspasando la razón de las cosasse busca su verdad, o sea su relación con nuestra salud eterna.

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115¡La verdad! Y «¿qué es verdad?» preguntó Pilatos a Cristo, volvién-dole la espalda enseguida sin esperar respuesta. 116¿Qué es verdad? pregun-ta igualmente todo intelectualismo, que en rigor sólo conoce y acata la inte-ligencia, como si para relacionarnos con la eterna realidad viva notuviésemos más que mera inteligencia pura.

117¡Todo es relativo! exclaman. 118Sí, todo es relativo, pero y la relati-vidad misma ¿no es también relativa a su vez? 119¡Todo es relativo y nues-tra mente por sí sola no pasa de relaciones! 120Mas los que tienden y aspi-ran con amor al Amor eterno avivan al hombre interior vivificado en Cristoy por Cristo, para así relacionarse con el Absoluto; 121piden con constanteperseverancia al Padre que venga a nos el su reino, el reino que es justiciay paz y gozo por el Espíritu Santo (Rom. XIV, 17), que no consiste en pala-bras sino en virtud (I. Cor. IV, 20), el reino que no es de este mundo;122pídenle se haga su voluntad, que es de que no pierda Cristo nada de loque le dio el Padre sino que lo resucite en el día postrero, y que todo aquélque ve al Hijo crea en él, tenga vida eterna y sea por Él resucitado (S. Juan.VI. 39-40); 123y creen y esperan que el postrer enemigo, la muerte, será des-hecho, para que acabadas de sujetarse al Hijo las cosas todas se sujete élmismo a Aquél que le sometió todo, (1. Cor. XV, 26-28), y así sea todo entodos Dios, en quien vivimos y nos movemos y somos (Hechos de los após-toles. XVII, 28).

124Dejando la Razón y la Voluntad buscaremos el Amor. Dios es Amor(v. San Juan) y el amor es más fuerte que la muerte. 125Una sola cosa esnecesaria, dijo Jesús (Lucas X, 41-42) al hablar de la parte que tomó parasí María. 126Una sola cosa es necesaria, la fe, que es amor. 127Y el amor esjusticia.

128Buscando el reino de Dios y su justicia se nos dará lo demás de aña-didura.

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Salamanca, 18 octubre

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Jesús y la Samaritana(CMU, col. 62/6)

JESÚS Y LA SAMARITANA

1Véase el Cap. IV del Evangelio de San Juan

2Dejó Jesús a Judea y fuese otra vez a Galilea, siendo menester que pasa-se por Samaría. 3Llegó a una ciudad de esta región, que se llama Sicar, juntoa la heredad que Jacob dio a José su hijo. 4Estaba allí la fuente de Jacob, cabela cual se sentó Jesús cansado del camino, a eso de la hora de sexta. 5Vinoentonces una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dijo: ¡dame de beber!

6El alma de cualquiera de nosotros, samaritanos espirituales, va un díacomo los demás a sacar agua del pozo tradicional, del tesoro de la ciencia ydel consuelo puramente humanos: del estudio. 7Y este día, al acercarnos alpozo a la hora de sexta, esto es, al mediodía, en la mitad del ardor y de losafanes de nuestra vida, nos encontramos sentado al borde de él al dulce Jesúsel galileo, como si nos esperase. 8Rodando por los senderos de la vida ybuceando en las honduras del estudio, ¿quién no tropieza alguna vez con esaaparición tradicional, que cual eterna esfinge solicita su atención y su estu-dio? 9¡Jesús! Su nombre llena las bocas de los buenos e hinche los siglos mien-tras los brazos de su cruz dan sombra a toda cultura. 10El cristianismo es enel orden humano el más íntimamente humano de los hechos históricos.11¿Cómo es que tantos pueblos, durante tantos siglos, han adorado y siguenadorando cual a Dios a ese galileo ajusticiado? 12El problema religioso es loque aún como problema tienta más nuestra sed de saber, es lo que más atraeal alma sedienta de verdad y de consuelo. 13Los que buscan hacer de la verdad

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consuelo se llegan un día a preguntar: el consuelo, ¿no es verdad? Vamos aestudiarlo, a descifrarlo, vamos a someter ese Jesús a los medios de nuestrainvestigación y al potro de nuestra crítica. ¡Hermoso problema! – 14Y senti-mos de pronto que una voz íntima, brotada de los abismos de nuestro ser, quela voz misma que exclamó en la cruz ¡tengo sed!, sed de amor, de adoracióny de justicia, desde la cruz de la crucifixión crítica en que le tenemos nos dice:¡dame de beber! 15Vamos a estudiarle, y nos pide de beber. 16Pide que le estu-diemos, pero con amor, no como a curiosidad vana, no como a mero proble-ma.

17«Dícele la samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí,que soy samaritana? Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.»

18¿Cómo – le decimos – pides de beber a mi razón que viene a estudiar-te y no a refrescarte? 19¿Cómo tú, la luz de las tinieblas, tú, el que llenas lasvidas de los sencillos que viven de ilusiones, quieres algo más que estudio demi alma, desilusionada ya? 20Estudio, y a lo más amor estético, desinteresa-do. 21Nada se estudia dignamente si no desinteresándonos en cierto modo deello, en perfecta objetividad, sin dejar que se nos apodere y se nos impongacomo prejuicio. 22Vengo a reducirte a realidad, oh tú, suprema ilusión de loshambrientos de consuelo, vengo a analizarte y no a darte de beber.

23«Respondió Jesús y le dijo: Si conocieses el don de Dios y quién es elque dice: ¡dame de beber! tú pedirías de él y él te daría agua viva.»

24Estudiando sin prejuicio la dulce aparición que se nos muestra llenan-do los siglos espirituales, sentada junto a la fuente del saber, pasásenos por unmomento la idea de pedirle fe para vivir tranquilos como los sencillos, y envi-diamos la paz de éstos y quisiéramos caer de hinojos y adorar. 25Es que allá,brotando de las honduras de nuestro estudio, si es éste sincero y serio, ofréce-nos Jesús el agua viva de la fe en él y sacar de la roca de nuestra razón manan-tial que riegue nuestra alma. 26Pero sospechando que la fatiga nos ha traídoun momento de flaqueza rechazamos la tentación divina. 27Resistimos.

28«La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacarla y el pozo es hondo,¿de dónde, pues, tienes el agua viva? 29¿Eres tú mayor que nuestro padreJacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?»

30Aún resistimos; miramos a todos lados y al ver nuestra alma sola conJesús, en el camino desierto, y que nadie nos espía, le decimos: Esa fe que me

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ofreces no tienes con qué sacarla porque el pozo de mi razón es hondo y nocabe que crea después de haber pasado por el análisis que destruye toda ilu-sión trascendente. 31¡Es inútil! La verdad no se ha hecho para consuelo delhombre: ¿que es desoladora? ¡qué le hemos de hacer!, es la verdad. 32A losumo no pensar en ella, distraernos, refugiarnos en la belleza. 33Pero en unmomento de vacilación nos decimos: ¡Ah, si pudiese creer!, pero no, no esposible; huyó para siempre la niñez sencilla, el pozo es hondo y no hay conqué sacar agua de él, si es que la tiene. 34Esta figura tradicional que llena lossiglos, esta suprema ilusión de los desgraciados hombres, ¿va a ser mayor quelas fuertes realidades de las ciencia? 35¡Tal vez hubiera sido mejor la ignoran-cia y la felicidad en ella, mejor mil veces que la íntima desesperación en laciencia! 36¡Vanidad de vanidades!, última palabra esta del saber, pero mayorvanidad aún querer sobreponerse a ese vanidad de vanidades.

37«Respondió Jesús diciéndole: Cualquiera que bebiere de esta agua, vol-verá a tener sed, mas el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá jamássed, pues el agua que le dé yo será en él una fuente de agua que salte para vidaeterna.»

38¡Terrible cosa la ciencia humana que da más sed cuanto más de ella sebebe! 39¡Mar inmenso e insondable que llena la vista, pero cuyas aguas noapagan la sed si antes no se purifican subiendo al cielo y se humillan bajan-do a manantial! 40¡Vida, vida, vida! ¡vida y no ciencia! ¡sabiduría de vida y nociencia de conocer! 41Un agua humilde, casta, limpia, corriente, fresca, unagua de manantial escondido, pero que quite la sed! 42¿Y si esos sencillos queviven y viven de verdad, y creen, y esperan, y aman, se hubiesen puesto enrelación con la verdad sin necesitar para ello de ciencia humana alguna? 43¿Esque no hay más medio de relacionarse con la realidad que la razón? 44La razónno hace más que oponerse sobre hechos, sobre datos inmediatos de concien-cia o de percepción, pero si se pone a querer racionalizar su existencia losdestruye y nos lleva al ilusionismo, al nihilismo por fin. 45Y la fe, la fe delos pobres de espíritu, ¿no es un hecho inmediato e irreductible? 46Esta apariciónmisma que se me presenta al borde del pozo a que vengo a sacar agua, ¿no esun hecho, un hecho tremendo y consolador a la vez? 47Y entonces oímos unavoz que nos dice: el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá jamás sed.48¿Por qué resistir y desconfiar? 49Hagamos la prueba; pidámosle, a ver silogramos con la oración lo que con el estudio no se alcanza. 50¡Quiero creer!,

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he aquí el principio del creer. 51Jesús mismo dijo: Si puedes creer al que creetodo es posible. 52El padre en el Evangelio dice: Creo, señor, ayúdame en miincredulidad (v. Sabatier, 379)

53«La mujer le dice: Señor dame esa agua, para que no tenga sed, ni vengaacá a sacarla.»

54¡Dame fe, Señor – decimos –, dame fe! 55Si logro fe, ¿para qué mayorprueba de la verdad de su objeto? ¿qué prueba tengo de la realidad de lo queveo y palpo? 56Si llego a creer, ¿habrá señal mejor de lo divino de mi fe? ¿cabemayor milagro para quien ha atravesado el racionalismo agnóstico que creeren el milagro?

57«Jesús le dice: Ve, llama a tu marido y ven acá.»58Mas antes – nos decimos – tenemos que hacer examen de conciencia,

tenemos que recoger nuestra doctrina, nuestro ideal, nuestra filosofía y traer-la a examen; tenemos que ir a buscar nuestros afectos, nuestros ídolos, losgenios ante quienes nos hemos rendido, las enseñanzas que sustentaban nues -tra mente. 59Mas ¿es que tenemos realmente una doctrina nuestra? 60¿posee-mos una verdadera convicción sentida y querida, una doctrina propia, real-mente propia, una doctrina carne de nuestra carne espiritual y hueso de loshuesos de nuestra alma, un ideal que encarne en nuestra vida? 61¿Tenemosmarido del alma?

62«Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. 63Dícele Jesús: bien hasdicho “no tengo marido”, porque cinco maridos has tenido y el que ahora tie-nes no es tu marido: has dicho eso con verdad.»

64Quienquiera haya peregrinado por los desiertos del intelectualismo ylos yermos del racionalismo agnóstico entre en sí y considere si es que no haandado de doctrina en doctrina, de teoría en teoría, de sistema en sistema,engañándose con el señuelo de evolución y en realidad movible al últimoviento de doctrina. 65Y, sin embargo, ninguna pasaba de su mente a sucorazón, ninguna encarnaba en las honduras de su alma, ninguna lograbatocar al santo tesoro de su niñez, si es que ésta fue pura y cristiana. 66Hemosido de uno en otro, entregándonos ya a éste, ya a aquél, en realidad por luju-ria espiritual, por curiosidad, por satisfacer el ansia de gozar, prostituyendo alalma en concubinatos. 67En este examen de conciencia moral oímos una vozque nos dice: no has tenido marido. 68Es la voz de Jesús.

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«69Dícele la mujer: Señor, paréceme que tú eres profeta. 70Nuestrospadres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalem es el lugardonde es necesario adorar».

71¿Qué es esto? 72¿qué voz íntima es ésta que a la vista de la aparición delCristo, al fijarme en él y pedirle agua que aplaque mi sed me dice que no hetenido doctrina? 73¿Quién es éste que me revela a mí mismo mis propiossecretos, secretos aun para mí? 74¿quién es éste que me descubre mi pasado?75Paréceme que es un profeta. 76Sí, pero los genios que han nutrido mi mente,los sabios que me han dado luz y deleite mental adoraron sus adoracionesaquí, en el monte, en plena naturaleza, a toda realidad, bajo el cielo esplén-dido, a toda luz, lejos de penumbras y de engañosas ilusiones; y ésos, los queme ofrecen fe y con la fe apaciguar mi sed, dicen que es en la Iglesia dondehay que adorar y que fuera de ella no hay salvación.

77«Dícele Jesús: Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monteni en Jerusalem adoraréis al Padre. 78Vosotros adoráis lo que no sabéis, noso-tros adoramos lo que sabemos, porque la salud viene de los judíos. 79Mas lahora viene y ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre enespíritu y en verdad, porque también el Padre busca tales adoradores que leadoren. 80Dios es espíritu y los que le adoren en espíritu y en verdad es nece-sario que le adoren».

81No, al Padre no he de adorarle en rigor ni en la Naturaleza ni en laIglesia, sino en mi alma, que es mi naturaleza y mi iglesia. 82Naturaleza eIglesia serán medios para ello. 83Los sabios según el mundo, los razonables,adoran lo que no saben, a un inconocible siempre; los sencillos, los humildescreyentes adoran lo que saben y de ellos viene la salud, de los que habitan laIglesia. 84Mas hay que meterse en sí y buscar bajo la letra el espíritu, en la leyla justicia y a través del dogma el amor y adorar en espíritu y verdad al Padre.85La letra mata, pero el espíritu vivifica. 86Vendrá a mi alma el Revelador yél me declarará las cosas.

87«Dícele la mujer: Yo sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice elCristo; cuando él viniere nos declarará todas las cosas. 88Dícele Jesús: Yo soy,que hablo contigo.»

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89Él, el que habla contigo, es el Mesías, es el ideal que ha de venir. 90Esavoz que desde las profundidades de tu ser te habla es la voz de Cristo, vid deque eres sarmiento; es la voz de Cristo que habita en ti desde tu bautismo.

91Y aquella pobre samaritana fue a la ciudad de Sicar y anunció a todosque quizás estaba allí, junto al pozo de Israel, el Cristo, y salieron a él muchosy creyeron. 92«Y decían a la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque noso-tros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvadordel mundo, el Cristo.»

93¿No merece la pena de salirse de la ciudad y seguir a la pobre mujer delcántaro y ver y oír al hombre que le ha dicho todo lo que ella ha hecho?

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BORRADORES

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Nicodemo el fariseo [Borrador](CMU, col. 63/9)

1NICODEMO

Ev. San Juan. III VII 50 XIX 39

2«Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipede los judios, el cual vino á Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos quehas venido de Dios por maestro, porque nadie puede hacer estas señales quetú haces sino fuere con él Dios.»

3Hay muchos fariseos, es decir, idealistas, creyentes en vaga vida supe-rior á la temporal, fariseos como lo fué San Pablo, y príncipes entre lossuyos, que oyen su voz y les escuchan y acatan cuanto dicen. 4Hay entrelos que llevan la dirección del pensamiento humano muchos que bañan suespíritu en vagas creencias de inmortalidad de inmortalidad impersonal talvez, en indecisas esperanzas de un ideal suprasensible. 5Oyendo estos alCristo, escuchando sus palabras de sencilla realidad, sin nebulosidades, aúnresisten dejar su religiosismo abstracto para acogerse á religión concreta,pero al fin sientense movidos allá por dentro y que las lágrimas les subendel corazón rebosante y opreso á los ojos cansados y que la sencillez popularles llega á la mente con las aguas hondas del espíritu que van creciendo.aguas sobre que incuba el espíritu de Dios.

6Pero son príncipes de los judios, su voz se oye en las sinagogas, tie-nen una historia y un prestigio y el hombre íntimo que se despierta al finen ellos no tiene fuerzas para sacudirse del hombre exterior, del que le handado los demás. 7Su prestigio ahoga á su alma. 8Y ¡qué noches, qué noches

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de angustia las del pobre Nicodemo cuando piensa en las cadenas que tie-ne que romper, en la desnudez en que ha de quedar, cuando cree que va ádestruir una obra de años y que va á deshacer la labor de sus dias! 9Pidan-le que se suicide moralmente, que enmudezca para siempre, pero no aquelsacrificio.

10Al cabo no puede resistir más, el espíritu le empuja y se va unanoche, de escondidas, á ver á Jesús. 11Sin que nadie se entere, allá en elsilencio encubridor de la noche, se avistará á solas con Jesús y le dirá: Séque eres algo divino, porque tu obra no puede ser obra humana.

12«Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo que el queno naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.»

13Ya está postrado Nicodemo á los piés del divino Jesús, pidiéndole denoche, á solas y á escondidas, enseñanza. 14Y Jesús le dice que hay que rena-cer para ver el reino de Dios, ese reino cuyo advenimiento piden á todashoras miles de lenguas humanas.

15¿Cómo –se dice Nicodemo– he de poder cambiar ahora y renovarmey hacerme un hombre nuevo? 16Me debo á mi pasado; aún más, no soy másque el resultado de mi vida pasada. 17No cabe desandar lo andado, ni pue-do ser de otro modo que como soy. Que sin fe no he de salvarme, pero lafe no es voluntaria, se debe á la gracia, y si no la tengo ¿qué hacer? 18Seríamenester hacer de mí otro, pero entonces no sería ya yo. 19¡Si pudiese hacer-me otro…! 20Pero ¿cómo he de hacerme otro yo, yo mismo, que soy comosoy y no de otra manera? 21Mi estado íntimo lo veo y juzgo según yo soy,es ese mismo estado el que á sí propio se juzga ¿cómo cambiar? 22Seríamenester nacer de nuevo! 23Sólo naciendo otra vez para ser otro, no ya yo,podría ver el reino de Dios, que no consiste en...

el reino de Dios en que no se entra si no volviendo á ser niño.24¿Has meditado alguna vez Nicodemo con el corazón en el tremendo

misterio del tiempo irrevertible? 25¿Has sentido penetrar hasta el tuétanode tu alma esta verdad: el pasado no vuelve ya jamás, jamás, jamás? 26¿Hasconsiderado esta solemne y única realidad del presente entre el infinito delpasado y el infinto del porvenir, esta solemne realidad del presente eterno,siempre presente y fluyente siempre? 27¿Has examinado como la eternidadse ve en el seno del presente mejor que abarcando desde el pasado y al futuro?

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28Porque esa eternidad que nos imaginamos correr desde lo insondable delúltimo inasequible ayer á lo insondable del último inasequible mañana esuna eternidad muerta, siendo la vida la entraña misma del presente, la per-manencia del presente mismo, y de Dios, siempre presente, para quien ayery mañana son siempre hoy. 29Es una meditación que sacude al alma esta deltiempo descansando en la eternidad, de nuestra vida fluyendo en la Vidaeterna de Dios. 30Si tomas un camino te cierras todos los demás. 31Mira quese te abren varias vías, escoge! pero piensa que no podrás desandar la esco-gida y que serás esclavo de ella. 32Piensa en que cada acto tuyo cumplidoya es irreparable, qué no hay fuerza humana ni divina que pueda hacer queno hayas hecho lo que hiciste, y piensa que los efectos de ese tu acto iránirradiando en los tiempos venideros. 33Estás en la confluencia de la inmen-sidad de los espacios y de la insondable procesión de los tiempos; todo loque ha sucedido y todo lo que sucede se refleja en tí y el universo todo con-curre á determinarte. 34Y á la vez cada acto va repercutiendo por el uni-verso todo como golpe que se propaga en ondas por lago sin orillas. 35Cier-to es que tu acto es uno entre infinitos y se funde en ellos, pero tú mira lotuyo y considera lo irreparable de lo cumplido ya. 36Irreparable! irreparableel acto, pero ¿es tu intención, tu alma irreparable? 37Es irreparable en eltiempo, pero ¿lo es en la eternidad? 38Si el pasado es algo más que puranada y pura memoria en nosotros, si ha ido a asentarse en el depósito sedi-mento eterno y allí vive ¿es allí irreparable? 39Tú mismo, tú que nacisteuna vez sola y para siempre morirás ¿eres en tu eternidad presente irrepa-rable? 40¿No puedes nacer otra vez?

41«Dícele Nicodemo: ¿cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿pue-de entrar otra vez en el vientre de su madre y nacer?»

42No veo –se dice Nicodemo– como quepa renacimiento. 43Soy viejo,mis actuales hábitos, sentimientos y doctrinas son los que me constituyen,son yo; deshacerlos es destruirme. 44No puede volver á la madre tierra, á lainconciencia otra vez, á la encrucijada en que se abren los caminos de lavida y nacer de nuevo.

45«Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que no nacierede agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. 46Lo que es naci-do de carne, carne es, y lo que es nacido de espíritu, es espíritu. 47No temaravilles de que te dije: os es necesario nacer otra vez. 48El viento de donde

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quiere sopla, y oyes su sonido, mas ni sabes de donde viene ni donde vaya;así es todo aquel que es nacido de espíritu»

49Es, Nicodemo, que sólo miras á tu hombre carnal, y no al espiritual;que sólo miras al que fluye en las apariencias temporales y no al que per-manece en las realidades eternas; es que te quedas en las obras muertas sinir á la fe viva; es que no pasas del hombre que tal vez hace el bien, sinpenetrar en el que es bueno; es que no buscas bajo el que hace al que es.50Porque una cosa es obrar el bien, como dices que la moral enseña, y otracosa es ser además bueno, como la religión te pide. (e)

51Hay en nosotros todos dos hombres, el temporal y el eterno, el quese mueve en las cambiantes apariencias y el que crece ó mengua en lasinmutables realidades. 52Desde nuestro nacimiento carnal, terreno y tem-poral, desde que nuestra alma, embrión entonces, fué puesta en la matrizdel mundo de donde naceremos con el parto de la muerte á vida espiritual,celestial y eterna, recibimos del mundo como de placenta capas que nos vanenvolviendo, capas de pasiones, de impurezas, de impiedades, de egoísmos,y á la vez va creciendo con crecimiento interno aquel divino embrión pug-nando por desarrollar en sí la vida de virtud y de contemplación divinas.53Hay un crecimiento que nos viene de Dios porque Dios está dentro denosotros, y hay otro de fuera á dentro, que nos viene de las capas de alu-vión que el mundo deposita en torno de nuestro nucleo eterno intentandoahogarle en ellas. 54Así vivimos separados los unos de los otros por costras,más o menos espesas y sofocantes, á través de las cuales irradia penosamen-te, desfigurado casi siempre, el fuego de la caridad divina.

55Mas aún así y todo comunicanse las eternas honduras de nuestra almacon la hondura eterna del universo que nos rodea, con Dios que habita entodo y todo lo vivifica, con Dios en que, como en mar común, somos, nosmovemos y vivimos. (a) 56Aún á través de la dura costra mundana quenos ahoga el calor de nuestro espíritu busca al calor divino, y es á las veces,en las almas de los santos, tan intensa y viva la explosión que resquebrajanla costra y el contenido de sus almas se vierte en sangría de caridad abra-sadora. 57Sus costras se desgastan empezando por las de más dentro, por lasque más apegadas llevan, derriten sus pasiones, destruyen esas capas en queel mundo les envuelve, se desasen de él, y así, desnudas sus almas, desnudasdel todo, desnudas de afectos terrenos, desnudas de su misma conciencia

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temporal, desnudas como salieron de manos del Señor y como volverán áellas llegan al inefable toque de su eterno nucleo con el eterno Foco de viday de amor. 58Se pierden en el Mar de la Vida divina.

59Así es como puedes renacer y renacer de agua, lavándote en el arre-pentimiento y en la penitencia. 60Sí, lo hecho hecho queda, tu acto pasadoes como acto temporal irreparable, pero puedes reparar la intención con quelo hiciste. 61Para los hombres los hechos se consuman del todo y la ley notiene efecto retroactivo, para los hombres que viven y obran en el tiempo;mas para Dios, que sondea el corazón y perdona sus pecados á la Magdale-na porque amó mucho es el perdón la forma augusta de la sentencia y lamisericordia lo eterno de la justicia. 62Para entrar en su reino, en el reinode la paz, hay que nacer de agua, de agua de arrepentimiento que lava laintención, y de Espíritu, hay que nacer del nucleo eterno sobre cuyas aguasincuba el Santo Espíritu. 63Toda esa costra sucia que nació de carne, demundo, es carne, mundo; lo que en tí nació de espíritu espíritu es. 64No temaravilles, pues, de que ahí á solas, en esa entrevista que á ocultas man-tienes con Jesús te diga el maestro que te es necesario nacer otra vez.

65Tu hombre carnal, el de la costra mundana, el que pasea por las mise-rias, es esclavo. 66Eres esclavo en tus actos, mas no en tus intenciones. 67Asíque obras queda tu acción sujeta á las cadenas de toda apariencia, así quete produces en el tiempo á lo irrevertible é irreparable del tiempo se some-te tu acción. 68No es en el hacer, sino en el querer donde has de buscar tulibertad, porque el espíritu sopla, como el viento, de donde quiere y oyessu sonido sin saber de donde viene. 69Intérnate en esta santa libertad, refú-giate en ella de las tiranías de esa costra de tu alma, y exclama con el Após-tol «no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero hago; ¡misera-ble hombre de mí! ¿quien me librará de este cuerpo de muerte?» 70Si tusmalas obras te asedian oponles tu buena fe, y busca en la justicia sacudirtede la ley.

71«Respondió Nicodemo y díjole: ¿como puede esto hacerse?»72Todo esto parece misterio ó sutilezas, se dice Nicodemo, que enterra-

do, en el moralismo farisaico no penetra en la religiosidad cristiana. 73El nove como el ser bueno ha de ser otra cosa que lo permanente del hacerel bien, y tal vez allá, en su interior, se dice: hágase el milagro y hágalo eldiablo. 74¿Si llegamos á impedir que nadie obre mal ¿qué importa que no

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sientan bien? 75Pero esto no le satisface, y pregunta: ¿como puede estohacerse?

76«Respondió Jesús y díjole: ¿Tú eres el maestro de Israel y no sabesesto? 77De cierto, de cierto te digo que lo que sabemos hablamos y lo quehemos visto testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 78Si os he dichocosas terrenas y no creeis ¿cómo creereis si os dijere las celestiales? 79Nadiesubió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que estáen el cielo. 80Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto Num. 21.9. 1, así es necesario que el hijo del hombre sea levantado, para que todoaquel que en él creyere no se pierda sino que tenga vida eterna. 81Porquede tal manera amó Dios al mundo que ha dado á su Hijo unigénito, paraque todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. 82Por-que no envió Dios á su Hijo al mundo para que condene al mundo, maspara que el mundo sea salvo por él. 83El que en él cree, no es condenado;mas el que no cree ya es condenado, porque no creyó en el nombre del Uni-génito Hijo de Dios. 84Y esta es la condenacion porque la luz vino al mun-do y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eranmalas. 85Pues todo aquel que hace lo malo aborrece la luz, y no viene á laluz, porque sus obras no sean redargüidas. 86Mas el que obra verdad, vieneá la luz, para que sus obras sean manifiestas que son hechas en Dios»

87¿Qué cómo puede hacerse eso, preguntas, Nicodemo? 88¿Eres maestroy no lo sabes? 89Te has llevado tantos años en labrarte un prestigio y hacer-te una cultura y no sabes eso? 90Y en vez de ser humilde ya que no lo sabes,cuando alguien viene á enseñártelo te dices acaso: no lo he aprendido yobuceando en la ciencia y este ignorante, este vulgar va á saberlo? 91Tendrála insipiencia pretensiones de enseñar á la ciencia? 92Dicen que han vistotodo eso, que lo han visto con la fé ¡ilusiones! 93Los que no son hipócritas,los que no dicen lo que no sienten, son pobres ilusos. 94Los unos fingencreer, los otros quieren creer sin lograrlo, los demás creyentes creen quecreen sin poseer fe positiva. 95Pero hay sin duda entre ellos algunos á quie-nes la potencia misma de su ilusión les convierte en videntes, y que lleva-dos de su ardiente deseo de fe se sumergen en las más profundas aguas delespíritu y descubren allí campos inmensos vírgenes y fecundos. 96Tiene sinduda la religiosidad – se dice nuestro Nicodemo – raices arraigadísimas enlas entrañas del espíritu humano, puede ser un estado tal de exaltación de

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la fantasía que esta penetre en el tuétano de verdades cerradas á la razónlógica. 97Esos pobres creyentes vulgares atenidos á la letra de la fe, de la feoficial, ¿qué van á enseñarme? pero los que de entre ellos se hunden enotro mundo y rompiendo la letra descienden al espíritu, quebrantando eldogma van á la fe pura, á estos puedo preguntarles como se hace todoaquello. 98Y á este mismo Jesús con quien hablo á solas en su Evangelio, áeste mismo profeta de augustos destinos, puedo pedirle el meollo de susenseñanzas.

99Mira, Nicodemo, que cuando te ha dicho cosas terrestres no le hascreido y ¿cómo quieres creerle si te dijere las celestiales? 100Pretendes pasar-te sin la letra para cobrar el espíritu, intentas entrar en la región místicadespreciando el cumplimiento de la ley, al romper en alabanzas á la místi-ca es que insultas á la sordina á la ley. 101Pero nadie subió al cielo si no elque descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. 102Esaspotentes intuiciones que buscas, esas lumbres que te alumbren tu caminoeterno, sólo te puede dar de ellas algún reflejo quien descendió del cielo.103Esos videntes de amor sacaron sus visiones de Dios, de Dios á quien lle-vaban dentro, y de Cristo por quien Dios enseña. 104Aprendieron su sabi-duría por camino de abnegación, de dolor y de sacrificio, fijos sus ojos enla cruz.

105Cuando iban los israelitas peregrinando por el desierto, hablaba elpueblo contra Dios y contra Moisés por haberles hecho salir de Egipto paraque murieran en el yermo donde no había pan, ni agua y donde se hastia-ban de aquel pan tan flojo. 106Y entonces el Señor les envió serpientesardientes, que mataban á quien mordían. 107Y el pueblo entonces fué áMoisés confesándole de haber pecado hablando contra Dios y contra él, y lepidieron que destruyese las serpientes. 108Oró Moisés y obedeciendo alSeñor hizo luego una serpiente de metal ardiente, pusola sobre la bandera,y cuando algún mordido la miraba vivía.

109Peregrinando así por el desierto de tu ciencia y de tu mundo, Nico-demo, has hablado, sin saberlo acaso, contra Dios, has despreciado comoLeopardi el poder escondido que impera para común daño, has hablado entu corazón contra El y contra el profeta que te hicieron salir de aquel encan-tado Egipto en que dormitabas dulcemente en el sopor de la esclavitud,donde nunca sentiste sobresaltos. 110Has perdido aquella calma, extraños

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desasosiegos te agitan el corazón, parecete desabrido todo, sufres de ham-bre y de sed espirituales y te hastías del pan flojo que hallas en tu desier-to. 111Es una cosa terrible cuando tocando el ¡vanidad de vanidades! pierdetoda belleza su encanto y toda impresión su sabor, cuando se llega á aque-lla dolorosa obsesión del desierto que nos hace vagar para matar las horas yque nos sume en la tristeza de la inutilidad de todo esfuerzo, cuando seextingue el apetito de vida y se vive como por necesidad, por cobardía ópor temor á la muerte. 112Enconces aún el que cree que no cree llega á con-fesar á Dios en su corazón culpándole de sus males. 113Y el Señor le envíadolores reales, tentaciones de carne, serpientes que matan á quien muerden.114El dolor le despierta y va entonces él, el que sufría de inapetencia, llenode hambre á confesarse de haber pecado y á pedir que le quiten de encimala serpiente que le muerde, la cruz que le abruma. 115Y ve entonces que lepresentan sobre la bandera de los creyentes la Cruz del Salvador, la Cruz demetal, imperecedera, la cruz del dolor petrificado, y le invitan á que la mirepara vivir y curarse de la herida de su cruz. 116«Es necesario que el Hijodel hombre sea levantado para que todo aquel que en él creyere no se pier-da sino que tenga vida eterna.»

117Todos esos videntes que llegaron á la paz y al saber que tantoansías, fueron á ellos, Nicodemo, por camino de sufrimiento, de sacrificioy de humildad, entre serpientes mordedoras, entre cruces abrumantes, yfijos sus ojos en la Cruz del Salvador. Su ciencia de amor la alcanzaron porcaminos de dolor aceptado. 118No es esa sabiduría una golosina espiritualpara uso de los refinados, de los hastiados del desierto, no es una disposi-ción de la mente á que con masturbaciones intelectuales se llegue. 119Asísólo se va al nirvana búdico, al nihilismo, ó á la pura fantasmagoría de alco-holizado espiritual, ó á sensualismo íntimo. 120Es la visión de amor, es lasabiduría activa don á que sólo se llega por abnegación y por dolor, porhumildad sobre todo, con incesante contemplación de la cruz de metallevantada en el desierto para que mirando á ella vivan los que sufren bajoel peso de su cruz.

121Mira, Nicodemo, no sea que conviertas en cristianismo tu moralis-mo farisaico y en fe tu vaga aspiración, mira que no caigas en falso misti-cismo. 122Toda esa visión de otra vida que el evangelio te descubre ¿no serámás que fantasmagoría, literatura, estética, consuelo? 123El vanidad de

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vanidades ¿se extenderá también á ese vencimiento de la vanidad? 124¿Seráel fin de todo consuelo consolar al hombre de haber nacido y la religión unarte encarnado? 125¡Es un horror, un verdadero horror! – te dices, y te aña-des muy bajo en las fluctuaciones de tu duda – es un horror, pero ¿por esoha de ser falso? ¿por qué ha de ser el consuelo verdad?

126Reza, Nicodemo, reza y pide, y no hagas como los que apartan estospensamientos de su mente y á pretexto de una mentirosa salud se dicen: noquiero pensar en mis creencias ni examinar mi fe ¡á vivir! 127No, tú no pue-des ni debes vivir ya así, no puedes, no, no lo puedes, por la gracia de Diosno lo puedes, y para tu curación te vendrán cruces, verdaderas cruces, ser-pientes mordedoras, tormentos, para que mires á la cruz de metal, al doloreternizado, y del fondo de tu miseria y de tu dolor te brote la vida. 128Sí,sólo los que sufren pueden llegar á la intuición de la verdad del supremoconsuelo, sólo los que sufren pueden llegar á creer de veras. 129Sufre, pues,sufre y resígnate para que creas. 130Más te vale creer entre las llamas deldolor, que derretirte en íntima desesperación, en hastío abrumador enmedio de la facilidad de la vida.

131Ponte á pensar en esa inmensa concepción de un Dios que baja ensu Hijo á encarnar y sufrir y divinizar así el dolor. 132Piensa en esa con-cepción divina y pide dolores para divinizarte en lo que puedas, para aspi-rar á ser perfecto como nuestro Padre celestial. 133Y cree en el que vino ásufrir para que goces vida eterna.

134No envió Dios á su Hijo al mundo para que condenara al mundo,para que le condenara al hastío de una realidad como la real frente á laidealidad de su palabra, sino que le envió para que el mundo sea salvo porél. 135El que en él no cree se condena á eterno hastío, á ansia y terror á lavez de la nada.

136Y por qué no se cree, Nicodemo? 137Por qué unos se rebelan contrala fe que dicen impuesta, otros fingen tan sólo creer, creen otros que creensin creer de veras y otros aseguran que quieren creer sin lograrlo? 138Porqué no se cree, Nicodemo? 139O más bien, por qué se cree? 140«La luz vinoal mundo – te dice Jesús á solas – y los hombres amaron más las tinieblasque la luz, porque sus obras eran malas.» 141He aquí porque no creen, por-que sus obras eran malas. 142No es tanto, Nicodemo, que sean buenos los

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buenos porque creen ni los malos malos por falta de fé, sino más bien quepor ser buenos creen los buenos y por no serlo no creen los malos. 143¿Creesacaso que la bondad, la íntima bondad no es luz más clara y penetrante quela razón? 144Con esta, si es potente, puede el hombre, aunque sea malo,comprender y abarcar el mundo temporal todo, llegar á las razones de lascosas, pero sentir y ver el mundo eterno, llegar á la verdad de todo, no yasólo á su razón, tan sólo es dado á la fé, «á la sustancia de las cosas que seesperan» (Hebr. 1.) á la fe que la bondad atrae sobre nosotros. 145Y laíntima sustancia de la bondad, la raiz de ser bueno es la humildad.

146Ah, Nicodemo, si comprendieras la íntima lumbre que es la bondad,la divina potencia de visión con que reviste al espíritu! 147Para ver y ver deveras lo verdadero y eterno, no ya sólo lo racional y pasajero, para verlo deveras, es preciso poder sacudirse de lo impuro de sí mismo, hay que mirarcon el nucleo eterno, con el hombre interior y divino, desnudándolo de lacostra terrenal que enturbia y ofusca y trastorna la recta visión. 148Te ense-ñan tus maestros, Nicodemo, que nadie puede mirar si no desde donde está,su forzoso punto de vista, y á través de sus ojos, y no saben que puede elhombre mirar desde Dios, en quien es, y á través de la bondad, que es másque diafanísimo cristal, que es la vista misma interior. 149Sólo el bueno, noel simplemente honrado, perdona de veras, porque sólo el bueno ve la entra-ña de la ofensa y la justicia única del perdón, y porque solo Dios es deltodo bueno sólo Dios perdona del todo. 150Pero el mismo Jesús que nos dijoque sólo Dios es bueno díjonos también que seamos como él perfectos.

151Consiste nuestra bondad en tender á la Bondad suma, y así ella ten-derá á nosotros dándonos fé. 152Porque si sólo el verdaderamente bueno creede verdad, sólo el que de verdad cree es verdaderamente bueno. 153Losmalos, es decir los soberbios, no creen «pues todo aquel que hace lo maloaborrece la luz, y no viene á la luz, porque sus obras no le sean redargüi-das.»

154Sí, Nicodemo, aborrecen la luz. 155Observalos y verás que su tole-rancia cesa así que se trata de verdadera fe, verás que te soportan el que teentregues á cualquier doctrina, á cualquier culto, á cualquier fantasmago-ría, y no te aguantarán el que entregues á ese Jesús á quien vas á ver denoche y á solas. 156Muévete en todo género de fantasmagorías, levanta todaclase de imaginaciones, distraelos, deleitales, conmueveles si puedes, pero

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no toques á las eternas realidades ni quieras pasar para con ellos de las bellasapariencias que recrean el ánimo ó le arrancan á lo sumo lágrimas de moli-cie. 157No quieren pensar en eso, ni sentirlo. 158Aborrecen la luz porque laluz trae la vigilia y les arranca de su sonambulismo, de ese sueño en queviven queriéndose convencer de que están hechos de la sustancia misma delos sueños. 159Mira como no quieren meditar en lo eterno. 160A lo sumo loinquieren, lo racionalizan, lo analizan desde fuera, pero no lo meditan des-de dentro. 161Y si se ponen acaso á ello así que sienten convulsión de lasentrañas del alma, clamando que es enfermedad y delirio, desvían los ojosde esa su cruz y se vuelven á vivir como sanos, como sensatos racionales enel seno del sueño.

162«Mas el que obra verdad viene á la luz para que sus obras sean mani-festadas que son hechas en Dios.»

163Sí, Nicodemo, el que busca más que deleite y más que engañar á lavida y á la muerte, el que obra verdad, el que siente en serio y tiene ham-bre de eternidad, este va á la luz sin temer las convulsiones y la propiamiseria que le pone al descubierto, este va á la luz para que sus obras noaparezcan suyas si no hechas en Dios, en quien vive.

——

164Salió Nicodemo de su nocturna y recatada visita al Salvador llevan-do el ánimo preñado de altas ideas y de profundos sentimientos, y volvió ázambullirse en el mundo de sus cotidianos afanes. 165Volvió á vivir su almala vida exterior, la de su costra terrena, pero conservando siempre en eloculto fondo el hervor de aquella noche. 166Mientras seguía el curso de susnegocios, de sus farisaicas enseñanzas, de sus conversaciones y tratos, man-tenía en lo más íntimo de sí otra conversación callada. 167Y á la vez por lascalles y plazas seguía con la vista y aún con los pasos á Jesús que iba evan-gelizando á los pobres de espíritu. 168Alguna vez se unió acaso á las turbasque le escuchaban, asistió á la cura de aquel perlático á quien el Maestropreguntó ¿quieres ser sano? y sintió tal vez entonces convulsiones de la per-lesía de su alma.

169Y cuando se acercaba la fiesta de los tabernáculos, subió Jesús desdeGalilea á Jerusalem y los judios le buscaban disputando si era bueno ó

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engañador. 170Y en medio de la fiesta enseñó Jesús en el templo doctrinaque no era suya, sino de Aquel que le envió, sin hablar de sí mismo ni bus-car gloria propia sino la de Aquel que le enviaba. 171Y entonces los fariseosenviaron servidores que prendiesen á aquel fomentador de sediciones queclamaba diciendo: si alguno tenga sed venga á mí y beba. 172Grande era ladisensión entre el bueno, porque los buenos, dejándose arrastrar de su bon-dad decían que era el Cristo, el profeta, y los demás, aferrados á la ley quemata, á la razón que reseca, aducían en contra del Cristo la letra de susescrituras. 173Mas ninguno osó echar mano sobre él. 174Y cuando presen-tándose sin Jesús los ministriles á los sacerdotes y fariseos y preguntándo-les estos porque no le traían respondieron aquellos que nunca había habla-do hombre como aquel hablaba, los fariseos les respondieron:

175«¿Estais también vosotros engañados? 176¿Ha creido en él alguno delos príncipes ó de los fariseos? 177Estos vulgares, que no saben la ley, mal-ditos son.»

178Cómo! vais á dejaros engañar por ilusiones de enfermos, de alucina-dos, de débiles mujeres, de niños y de ignorantes? 179Vais á rebajar la dig-nidad de la razón y á querer hacer del engañoso consuelo verdad en vez dehacer de la razón consuelo? 180¿Ha creído en él de veras, con fé sincera,algún genio legítimo ó alguien nutrido con el tuétano de león de la cien-cia? 181Los grandes genios, las inteligencias supremas, las mentes poderosasdel cristianismo ¿hicieron otra cosa que luchar sin descanso por racionali-zar su fe, por casar á fuerza de dialéctica lo contradictorio, ni lograron másque desvanecer el dogma con la ciencia del dogma mismo? 182¿Quienes cre-en? 183El vulgo, los ordinarios, los que no conocen las inflexibles leyes querigen al universo, los pobres ilusos que esclavos de la apariencia no hanpenetrado en el augusto determinismo de todo lo existente ni se han sumi-do en el hondo principio de que todo lo real es racional y todo lo racionalreal. 184Ignoran los pobres que sus creencias tienen, como todo, una ley quelas rija y un proceso de vida. 185Creen, si es que creen, porque no tienenotro remedio! 186Pero con esa su fe perpetúan el fanatismo y la hipocresíay el engaño sobre la tierra é impiden que los ministros de los sabios pren-dan á Jesús y se lo lleven á ellos á que le analicen y reduzcan á su valor;son malditos.

187Así hablan los fariseos.

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188«Díceles Nicodemo (el que vino á él de noche, el cual era uno deellos) ¿Juzga nuestra ley á hombre si primero no oyere de él y entendierelo que ha hecho?»

189El fuego interno que desde la nocturna visita caldeaba á Nicodemole soltó la lengua y allí, en la reunión de los filisteos, apeló á su ley, á lade ellos, en favor de Jesús. 190En nombre de la razón pides, Nicodemo, quese oiga á Jesús, que se le oiga de veras y con corazón limpio y que se entien-da lo que ha hecho, que es muy alto entender. 191En nombre de esa pobrerazón, elevada á ídolo, demandas, Nicodemo, que se entienda lo que Jesúshace en las almas de todos esos vulgares que no saben la ley, que no cono-cen la razón. 192¿Habeis meditado – les dice – en esa fuerza que consuelaal triste, da movimiento al perlástico, fortifica al débil, y saca de la bon-dad, enterrada en la ignorancia, luz espléndida?

193«Respondieronle y dijeronle ¿No eres tú también Galileo? 194Escu-driña y ve que de Galilea no se levantó profeta.»

195¿Qué nos vienes con todo eso? – le contestan á Nicodemo – 196Eresun soñador como ese mismo Jesús á quien defiendes ahora, vete, estudia,examina y mira si de la región de los sueños salió nunca quien previera lascosas, que sólo la razón prevee.

197«Y fuese cada uno á su casa,» concluye diciendo el relato evangéli-co.

198Fuese cada uno á su casa, volvió cada cual á sus negocios, á sus pre-ocupaciones, á recogerse en la dura costra de sus cuidados terrenos, y sesepararon en vez de unirse, y se fueron á su casa cada uno y no todos á lacasa del Señor. 199También Nicodemo se fué á su casa, volvió á zambullir-se en sus inquietudes después de aquella pública profesión, llevando con elresquemor acaso de la despreciativa repulsa el calor de la nocturna visita.

——

200Continuó Jesús su divina carrera y Nicodemo le seguía de nuevo conla vista y con los pasos tal vez por calles y plazuelas. 201Los escribas y fari-seos llevaron la mujer adúltera al Maestro, para tentarle y oyeron de suslabios la tremenda sentencia de que arrojara la primera piedra el que deentre ellos estuviese sin pecado, y redargüidos en sus conciencias le dejaron

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solo. 202Y Jesús, que desde su divina bondad veía lo íntimo del pecado, per-donó á la adúltera cuando quedó con ella á solas, huidos los acusadores.

203Nicodemo supo esto, y oyó á Jesús por calles y plazas palabras devida, y oyó también que los suyos, los fariseos murmuraban de que hubie-se dado vista al ciego en sábado. 204Mas entre ellos, entre los fariseos, sur-gía disensión.

205Cuando Jesús resucitó á Lázaro colmose para los fariseos la medida yse dijeron: si le dejamos así, todos creerán en él, y vendrán los romanosy quitarán nuestro lugar y la nación.

206Y entonces y por esta razón, que nunca será bastante meditada, deci-dieron matarle. 207Decidieron matarle para que no les borrasen los romanos,según decían.

208Llegaron las fiestas de pascua, y de todas partes concurrieron las gen-tes á Jerusalem. 209Y Nicodemo, que sabía sin duda el designio de sus com-pañeros, sentía extrañas inquietudes en medio del bullicio de las fiestas.210Los sencillos, los pobres, toda aquella muchedumbre recibía en triunfo ycon palmas á Jesús que entraba en la ciudad montado en un borrico.

211Por debajo de la fiesta, celada por el bullicio alegre, la lucha de laspasiones era viva. 212Y parecía que el galileo aquel se complacía en procla-marse enviado de Dios y luz del mundo, atrayendo así la suspicaz miradade los romanos. 213Carecía de toda prudencia aquel sedicioso y de la muche-dumbre en fiesta podía surgir cualquier conflicto que diese pretexto á losromanos para borrar aquella nación de su asiento y arrojarla á que errasepor el mundo.

214Jesús, por fín, viendo próxima su hora cenó con los suyos la cena dedespedida y de comunión y al final de ella habló ante ellos a su Padre,levantados sus ojos al cielo, y le dirigió aquella oración que no puede leer-se si no de rodillas y con el corazón limpio, pidiéndole que como él era unacosa en su Padre y su Padre en él así seamos todos uno en ellos, seamos unoen Dios Padre, en Dios Hijo y en Dios Espíritu Santo.

215Salió de allí Jesús tras el arroyo Cedrón, luchó con la humanidad enel huerto de las olivas, fué prendido por el traidor y quedó sometido á jui-cio,

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216Y Nicodemo? Nicodemo debió seguir desde lejos sin duda, conentrañables sobresaltos, estos primeros actos del divino drama y él, de losfariseos, esto es, de los ferishim, de los distinguidos, debió meditar en aque-lla petición del Cristo de que seamos hechos todos uno, todos, los llamadosvulgares y los que se llaman distinguidos, todos los que sean de Cristo yno del mundo.

217Y el hormigueo de la feria, entre el ir y venir de las gentes traidasy llevadas por sus negocios, su ociosidad ó sus pasiones, Nicodemo acudi-ría frente al pretorio con el pueblo allí amotinado para pedir la vida deJesús. 218Oyó al pueblo pedir se soltase á Barabás y no á Jesús, y vió á estecon manto de grana y corona de espinas hecho irrisión del pueblo que pocosdias antes le aclamara. 219«He aquí el hombre!» dijo el pretor al popula-cho, y Nicodemo se diría: he ahí el hombre, el hombre á quien fué á bus-car de noche para que declarase la verdad, he ahí el hombre que me sacu-dió las entrañas hecho ludibrio de estos imbéciles. 220Y entonces, mientrasel pueblo gritaba desde la calle ¡crucifícale, crucifícale! sintió tal vez Nico-demo más que amor á Jesús escarnecido rencor hacia el pueblo versatil quehoy recibe con palmas al enviado y mañana pide para él la cruz. 221Y esterencor de su costra farisaica, este asco de distinguido, ahogó tal vez el amo-roso afecto de compasión hacia el profeta, aquel afecto de que hubiese bro-tado una inmensa piedad para el pobre pueblo ciego que le negaba y con-denaba á muerte, porque no caben juntos amor á la víctima y odio alverdugo. (c)

222Siguió Nicodemo aquella disputa entre el astuto romano y el encres-pado populacho judio y la siguió con retortijones del espíritu y angustiasdel corazón. 223«He aquí vuestro rey» decía con inmunda socarronería Pila-to, y la plebe (b) gritaba ¡crucifícale! 224Quería el pretor limitarse, desde lasoberbia indiferencia de su escéptico espíritu romano, á poner en ridículoal profeta, á hacerle la risa de las gentes dejando á salvo la justicia romanay sin condenar á quien creía justo, á terminar aquello en farsa, y el pueblo,religioso aún en su extravío, pedía tragedia. 225El escéptico funcionariocedió al cabo, se lavó las manos, y pensando tal vez que todo aquello erauna mezquina cuestioncilla de judios, una nonada junto á la inmensa majes-tad del Imperio, entregó el profeta al pueblo para que le crucificasen.

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226Nicodemo siguió á Jesús que iba al patíbulo, lloró acaso hacia den-tro con las mujeres que le seguían llorando y oyó aquel «no me lloreis, masllorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.» 227Tal vez desde las mura-llas de la ciudad vió como allí, á las puertas, en el lugar de la Calavera, loalzaron crucificado y le vió entre cielo y tierra, desnudo y expuesto á lasgentes, ser presa del dolor. 228Y si acaso volvió á sentir rencor y asco fari-saicos hacia el pueblo, llegaría á sus oidos aquel «Padre, perdónalos, por-que no saben lo que hacen.» (d)

229Desde aquellas murallas de la ciudad santa, en aquel dia de ferias, elpobre Nicodemo miraría luchar con la muerte á Jesús siendo la burla de lasgentes y se le evocara txal vez el recuerdo de si acaso de niño clavaron áalgún pobre animalejo, á un murciélago, para divertirse con él. 230La burlaque quería el romano fué burla trágica.

231Entonces Nicodemo, ablandado por las internas lágrimas, derretidacon ellas en gran parte la terrena costra de su espíritu y aniñado y empo-brecido este sintió la carga toda de sus culpas, la pesadumbre de su cruz,el torcedor de sus dudas, y clavó sus ojos en la Cruz que se destacaba sobreel cielo. 232Luchó entonces, tembló y sudó acaso.

233Oyó el «sed tengo» y le saltó el corazón y hubiera querido correr ádarle agua fresca, pero se sintió atado á la muralla. 234Murió Jesús y Nico-demo fué á juntarse con los discípulos secretos del Maestro, con los que sóloá escondidas le visitaban, por miedo de los judíos. 235De estos era José deArimatea que fué á rogar al pretor le permitiese recoger el cadaver.

236«Y vino también Nicodemo – dice la escritura – el que antes habíavenido á Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de aloes, comocien libras. 237Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y envolvieronle en lienzoscon especias, como es costumbre de los judios sepultar. 238Y en el lugardonde había sido crucificado había un huerto y en este un sepulcro nuevoen el que nadie había sido aún puesto. 239Allí, pues, por ser víspera de lapascua de los judios, porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron á Jesús.»

240Había muerto, había muerto el Maestro que en aquella inolvidablenoche le hinchió de nueva vida el corazón, había muerto el Maestro que lehablara de renacimiento y de vida eterna, había muerto! 241Morirían asítodas aquellas esperanzas? 242Toda aquella hermosa doctrina de consuelo

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estaría también condenada á muerte? 243Sería algo más que ilusión conso-ladora? 244Sería algo más que divino señuelo para retener en la vida á lospobres hombres? 245Había muerto Jesús, y fué Nicodemo llevando mirra yaloes á enterrarlo, y envuelto á la vez en los perfumados balsamos de suafecto enterrolo en su corazón. 246Sus entusiasmos, sus anhelos, su amor,su ciencia, todo lo convirtió en mirra y aloes con que envolver en su almael cadaver del Maestro, y lo enterró en su corazón, hecho sepulcro nuevo,donde no había sido puesto antes nadie.

247Mas sucedió que el primer dia de la semana María Magdalena fué demañana, aún oscuro, y vió quitada la piedra del sepulcro que cerraran Joséde Arimatea y Nicodemo, los discípulos vergonzantes, y corrió la mujer ábuscar á Pedro y á Juan, que acudieron á porfía, vieron echados los lienzosy el sudario aparte, vieron y creyeron, mientras lloraba María junto al sepul-cro. 248Entonces apareció Jesús á la Magdalena, tomole esta por el hortela-no, pero al oir ¡María! contestó ¡Maestro! 249Y fué María Magdalena dandoá los discípulos la noticia de haber visto al Señor y hablado con él.

250¿Qué pasaría en Nicodemo el fariseo, el distinguido, cuando supoque el Maestro por él enterrado apareció á la pobre María la arrepentida, laen un tiempo pública pecadora? 251¿Qué pasaría por el discípulo vergon-zante al saber que se había mostrado el Maestro á la que en público le regóde lágrimas los piés y se los enjugó con sus cabellos y le besó los piés ungi-dos con ungüento, allí, en la casa de aquel fariseo Simón escandalizado delacto de la pecadora? 252Debió de recordar entonces Nicodemo aquellas pala-bras del Maestro:

253«Entré en tu casa y no me diste agua para los piés, mas esta me losha regado con lágrimas y me los ha limpiado con sus cabellos. 254No mebesaste, y esta, desde que entró, no ha cesado de besarme los piés.. 255Nountaste mi cabeza con aceite, y esta me ha untado con ungüento los piés.256Por lo cual te digo que le son perdonados sus muchos pecados, mas alque se perdona poco es que ama poco.» 257Y luego cuando al decirla «teson perdonados los pecados» comenzaron los comensales á decirse: ¿quienes éste que perdona pecados? 258dijo Jesús á la mujer: Tu fé te ha salvado;ve en paz.

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259Al que ama mucho se le perdona mucho – se diría Nicodemo, repi-tiéndose en su corazón: tu fé te ha salvado, ve en paz. 260Y entonces debióde comprender que si quería perdón y vida tenía que regar con las lágri-mas de su alma y enjugar con sus energías y besar con su razón y ungir conel ungüento de su ternura á aquel cadaver que llevaba en el corazón y quesólo así resucitaría en él para perdonarle por haber amado.

——

261(a) Cuando Dios, que habita en el íntimo seno de todo, se une antetu conciencia, á Sí mismo, que en tu íntimo seno habita, entonces es cuan-do se te revela, y cuando te ves perdido en el Mar inmenso, sin propia con-ciencia temporal, en esplendente conciencia eterna, viviendo en El á tu pro-pia vista.

262(b) aquellas mismas turbas que quisieron hacerle rey cuando les mul-tiplicó los panes,

263(c) Tal vez maldijo Nicodemo no al pecado, de que él era partici-pante, sino á los ministros ostensibles del pecado, al pueblo ciego; maldí-jole con la misma lengua con que bendecía á Jesús, esa lengua, mundo deinjusticia, que contamina todo el cuerpo, con que bendecimos á Dios Padrey maldecimos á los hombres hechos á su imagen y semejanza (Ep. Sant. III.6 y 9) 264El moralismo farisaico de su costra ahogada á la piedad cristianade su seno removido en aquella noche de la visita.

265(d) y estas palabras volverían su odio hacia sus propios pecados,engendrándole suprema piedad para con el ciego pueblo deicida. 266¿Quiensabe si comprendió entonces que sus culpas eran las que crucificaban al dul-ce galileo?

267(e) Hay que vivir recogiendo el pasado, guardando en la eternidad eltesoro del tiempo, en crecimiento, no en mero adelanto. 268Y cómo? Ate-sorando méritos en la eternidad, tendiendo á ser hoy mejores que ayer, másdivinos. 269¿Qué obras buenas son esas que al acumularse no te hacenmejor? 270«La vida del espíritu es la buena intención» (Ricardo de S. Vic-tor) 271Ten buena intención y pide á Dios que obre ésta en tí buenas obras.272Si tu debilidad te doblega al pecado, si te vencen las tentaciones, te arre-pentirás siendo bien intencionado y te será perdonada tu flaqueza. 273Pero

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si deseando mal y lleno de intención perversa no hicieses daño por temor y sipor cobardía fueses honrado, aparentemente justo, tu mala intención enve-nenará tus sentimientos y amargará tu alma. 274Sé bueno, Nicodemo, no teconformes con no hacer mal á nadie, ni aún con hacer bien, que si rindesá otro un beneficio á la vez que de él murmuras en tu corazón no te seráel beneficio imputado á bien. 275Aprende á odiar tanto el pecado cuantocompadecer y amar al pecador, que el odio al mal está en inversa propor-ción con el odio al agente del mal mismo. 276Mientras no llegues á que sete escape del pecho á la vista del infeliz que cometió horrendo crimen estaexclamación: ¡pobre hermano! mientras á esto no llegues no eres radical-mente bueno, cristiano. 277La intención es fe; fe sin obras es fe muerta, masobras sin fe tampoco salvan. 278Eres dueño de tu querer, de tus intenciones,no lo eres de tu hacer, de tus actos.

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El mal del siglo [Borrador](CMU, col. 79/231)

1EL MAL DEL SIGLO

2Sentido desde cierto punto de sentimiento, pocos ocasos más tristesque el ocaso de este nuestro siglo, en que una gran fatiga, la fatiga delracionalismo intelec á los espíritus cultos desorientados sumerge en la tris -teza de su cultura misma. 3Por todas partes síntomas de descomposiciónespiritual y ruinas de ideas muertas cuando no abortadas. 4Pero del senomismo de este desencanto brota la esperanza, y á fijarse bien aparecesenosel tal ocaso cual una aurora. 5Una atonía aparente cela un vivo hervor ínti-mo así como el desvío que la juventud muestra hacia los llamados intere-ses generales y su apartamiento de la ostensible vida pública oculta una pro-funda preocupación por los eternos intereses individuales, que siendo decada uno de los hombres resultan los más universales de todos. 6Hay en estaactitud de los jóvenes mucho de compás de espera, de examen de concien-cia y de recolección de fuerzas. 7Mas el hecho social patente es que unaenervadora fatiga paraliza á los espíritus en su movimiento expansivo y queparece preludiarse á las veces un sueño social tan reparador acaso y tanfecundo como lo fuera el de la edad media, el de aquella recogida edad desociedades crisálidas en que una tan intensa vida doméstica y religiosarehizo las almas destrozadas por la íntima desesperación de la decadenciaromana.

8Háblase de crisis moral, de resurrección del espiritualismo, de reac-ción. 9Es la vuelta á la pavorosa visión del destino individual ultraterrenopasado ya el colmo de la borrachera progresista. 10Asistimos á la muerte

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solemne del caballeresco Don Quijote, á su resurrección en el cristianoAlonso el Bueno. 11Lo que presenciamos es la vuelta de los espíritus á símismos, á su patria íntima; se acuerdan de su felicidad. 12Es un acto másde la perdurable lucha entre el humano paganismo y el cristianismo divi-no.

13Y es, á la verdad, una prenda de consuelo esta vuelta de los espíritusá la realidad de su patria íntima, desengañados de los espejismos del desier-to por donde peregrinaban desterrados. 14Vendrá con ella un retoñamientode la vida doméstica y privada á expensas de la pública, vendrá la reformadel hombre interior y la preocupación por educar á los propios hijos.

15Hablan de la ola de la reacción más o menos negra muchos, de retro-ceso otros, de los ricorsi del progreso algunos, de su ritmo no pocos.16Denomínese al fenómeno ricorso, reacción, oscilación, sístole, con el moteque se quiera, en el fondo es sencillísimo. 17Las generaciones que predica-ron y arraigaron el positivismo agnostico han sido generaciones educadas enfé espiritualista y religiosa, y por debajo de sus negaciones y abstencionesintelectuales llevaban, como fondo vivificante, la oculta energía de la fe queabandonaron. (a) 18Pero hoy llegan á vida social generaciones educadas yapor ellos en agnosticismo y estas, las que han recibido como legado absten-ciones y negaciones, sienten sed del manantial oculto en las almas de suseducadores y que estos les celaron, y piden beber de él. 19Puede un cristia-no hacerse intelectualmente agnóstico, pero no puede subsistir moralmenteun hombre moderno educado en el agnosticismo.

20El avance del progreso de nuestro siglo trajo consigo la embriaguezprogresista, embriaguez que enajenó los espíritus llevándolos á olvidar supropio progreso intrínseco, distraidos con el del ambiente en que vivían.21Formose un culto idolátrico al progreso, cuya realidad se conceptualizó, yun más idolátrico culto á la humanidad abstracta que amenazaba ahogar elsencillo y cristiano «ama á tu prójimo.» 22Pero he aquí que una legión depensadores y sentidores, apartando sus ojos del fantasma para volverlos á larealidad íntima, han destruido la ilusión que hizo nacer el poderoso flore-cimiento de adelantos, y han desmoronado sillar á sillar el optimismo racio-nalista. 23Los ídolos, los spuks que decía el demoledor Max Stirner, caen álos golpes de este mismo, de Schopenhauer y su escuela, de Ibsen, delmismo pobre Nietzsche. 24El mundo es mi representación; he aquí una frase

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sencilla que ha tenido inmenso efecto. 25Representación mía el progresotodo, representación de mi mente todo lo que el agnosticismo puede dar-me, mero fantasma que se disipará al cerrar yo mis ojos para siempre. 26Seha llegado á predicar el suicidio cósmico, el anonadamiento, la nada uni-versal; por fin ha aparecido el nihilismo. 27Muerto yo, si del todo muero,se acabó el mundo, ¿porqué no ha de acabarse cuanto antes para que nue-vas conciencias no sufran la pesada broma de la existencia? 28Si hemosdeshecho la ilusión del vivir y el vivir por el vivir mismo no nos llena ¿paraqué vivimos? 29La muerte es el único remedio. 30Y así se ha endechado alreposo inacabable por terror á él, y se ha llamado á la muerte como á libe-radora ya que vivimos para volver á la nada. 31Los tragos amargos apurar-los pronto y de una vez; volvamos cuanto antes á la nada! 32Y así han ocu -rrido suicidios por terror á la muerte, como el temor carnal de caerse delalto de una torre produce el vértigo que impulsa al desgraciado á que setire de ella. 33¡Elocuente el triste suicidio del poeta nihilista Antero deQuental, cantor sombrío de la muerte eterna y de vanidad y humo de todo!34¡Qué enseñanzas tan amargas en la obra del pobre Leopardi, empapado enla inmensa noia del nihilismo, pidiendo el aniquilamiento para salir de unavez de la infinita vanidad del todo de un mundo fenoménico, (f)

35En la amargura de la desilusión se ha llegado á culpar á la inocenteciencia, echándole en cara que ha hecho bancarrota, como si la ciencia fue-ra rea del intelectualismo decadente. 36(d) El fracaso es el del intelectualis -mo, no el de la ciencia; el fracaso es el de la vida para la ciencia, mas noel de la ciencia para la vida. 37Sí, quisimos ser dioses por la ciencia del bieny del mal, y esta ciencia nos ha mostrado nuestra desnudez, de que nosavergonzamos ante Dios, y esa ciencia misma nos condena al trabajo y á lamuerte.

38La muerte! he aquí la clave de todo. 39O al morir se deja de ser ani-quilándose la conciencia individual ó no. 40Ser ó no ser; este es el problema,repite el moderno Hamlet, obsesionado por la sombra de su padre que lepide venganza.

41La obsesión de la muerte fué el elemento ideal, el religioso que com-binándose con el económico produjo las viejas civilizaciones, que arranca-ron de la esclavitud y del culto á los muertos, como en el típico antiguoEgipto. 42El problema de la muerte es el radical de la vida. 43La ciencia

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podrá explicar la muerte como un caso de la vida, el amor pide que seexplique ésta como un caso de aquella. 44Ya que el morir es el término ine-ludible y natural de la vida el camino natural de ésta es ir á aquel, y su luzla luz de su fin. 45Sólo á la luz de la muerte se llega á sentir la vida, y pre-pararse á morir es vivir naturalmente. 46La muerte es ó no total aniquila-miento de la conciencia? 47Se muere una sola vez y para siempre. 48Y si nosiendo inmortal nuestra alma se muere del todo, nuestra muerte es el findel mundo, el fin de nuestro mundo, de nuestra representación en ese caso.49El sol se apagará, enmudecerán los sonidos, las cosas todas se licuarán enla nada, y ni aun nos quedará la conciencia misma de la nada. 50Y así...(final del cántico del gallo silvestre) 51He oido contar de un pobre segadormuerto en un hospital que al ir el sacerdote á ungirle en extrema unciónse resistía á abrir la mano derecha en que guardaba fuertemente apretadauna moneda sin atender á que una vez muerto su mano, con lo que ence -rraba, no sería ya suya, sino de la tierra. 52Así muchos en vez de la manocierran el espíritu queriendo guardar en él el mundo.

53Me confesaba uno que previendo en pleno vigor una muerte próximapensaba unicamente en concentrar su vida, en vivirla toda en los pocos diasque le quedaban, é imaginaba escribir un libro «Los ultimos dias de mivida.» 54¡Vaciedad de vaciedades! Este triste estado de paganismo ha pinta-do Renan en L’Abbesse de Jouarre (uno de sus dramas)

55El temor á la muerte es el principio de toda sabiduría (Sirach. I. 16)y el hacer carne del espíritu la omnipresencia de la muerte es principio devida. 56Olvidarla tal vez, sí, pero de puro tenerla presente; ver á través desu color el mundo todo; que forme el fondo de nuestros propósitos y enton-ces tendremos plena posesión de la vida, que es un morir de todos los dias,y plena posesión de la muerte, que es principio de vivir.

57O se muere del todo ó no, y «si en esta vida solamente esperamos enCristo somos los más miserables de todos los hombres» I Cor. XV. 19. 58«Silos muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos» ICor. XV 32

59¿Qué la muerte no es para la sociedad más que un accidente? ¿qué siyo muero quedan otros? 60Sí, otros que morirán á su vez, y si todos mori-mos del todo no es el género humano más que una sombría procesión defantasmas que salen de la nada para volver á entrar en ella.

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61¡Qué poco se medita en la muerte como factor social! (j)

62Nada se anula – nos dicen por via de consuelo intelectual – todo setrasforma, ni la materia ni la fuerza se pierden. 63Cuanto hacemos perma-nece en una ú otra forma. 64¡Mi yo, exclamamos con Michelet, que me arre-batan mi yo!, – mi conciencia propia ¿qué es de ella? 65Todos los dias desa-parecen fenómenos, si mi conciencia individual es un mero fenómenodesaparecerá y con ella ese consuelo estoico que me quereis dar. 66Noshablan de progreso, de evolución. 67La especie evoluciona, ¡bueno! pero esen sucesión de individuos totalmente perecederos? 68Y no faltan estoicosque llaman egoísmo á esta inquietud abrumadora por el propio destinoindividual. 69Egoismo! Frente á él han sacado un altruismo intelectualistaque no es caridad, sino que es la esteril enajenación mental de cada uno enun puro abstracto, en un ídolo Humanidad, y se ha vuelto á la desoladoramoral conceptualista y abstracta del estoicismo redivivo. (h)

70Hay quien aspira á vivir en la historia y á ello encamina sus accionesy energías, á vivir en la historia y no en la eternidad, á que hablen de élvoces que no oirá y de el se lean escritos que no verá cuando la tierra cubralo que fueran sus oidos y ojos.

71Lo que más ó menos encubierto entristece el ocaso de este nuestrosiglo, lo que perturba las almas es la obsesión de la muerte total, el lúgu-bre pensamiento que dió un tinte tan sombrío á la decadencia romana, laedad del estoicismo, del epicureismo y del suicidio. 72(e) Se toca la vanidaddel progresismo si no hay otra vida y la idolatría progresista se desploma.73Descorazona el luchar por el bienestar de seres que volverán un dia á lanada de que salieron y se columbra que el hacer la vida más fácil, más gra-ta y más placentera es haciéndola más amable aumentar el pesar de tenerun dia que perderla y preparar así el terrible azote de los satisfechos, la infe-licidad de la felicidad, el spleen devorador, la noia tremenda de Leopardi.74¡Luchar y luchar hasta morir por el bien de otros, que al morir han deperderlo! 75Así fracasa el humanitarismo en sus formas todas, cuando la feen una patria celestial no le acompaña.

76Los que aquí sufren, faltos del suficiente pan, pelean, y cobra fuerzas elsocialismo porque ha sustituido á abstracciones realidades, á fantasmas tangi-bilidades, la tremenda cuestión del pan material de cada dia. 77Pero así que

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la necesidad temporal se satisface resurge la espiritual, la honda. 78El proble-ma llamado por antonomasia social tiene un fondo religioso, ya que la pobre-za á los unos y á los otros la riqueza les impide pensar en su fin verdadero.

79Desilusionados muchos del socialismo materialista y resistentes á aco-gerse al cristiano refugianse en un individualismo trascendental y en unalibertad individual abstracta. 80Las tendencias de Max Stirner, Feuerbach,de Nietzsche hacen estragos. 81En realidad lo que hacen es sacrificar su pro-pia alma, su yo concreto, á un individuo tan abstracto como la Humanidadmisma. 82Viven en pura idolatría individualista, corriendo trás una libertadabstracta y perdiendo la verdadera, la íntima, la de hacer de la letra espíri-tu y de la ley justicia, la libertad cristiana que se consigue cuando Cristovive en nosotros.

83Otros, por fin, idólatras de la belleza, se acogen al llamado esteticis -mo. 84Estos son los que se motejan á intelectuales, aristos, estetas, los hombresde la vanidad mental, los distinguidos en fin, los ferishim ó fariseos, frente álos burgueses, los aristocratas del rango, los honorables, á los que motejande filisteos, los justos en fin, los tsaddiquim ó saduceos. 85El último supremoprincipio de los estetas es la frase de Homero en su Odisea: los dioses tra-man y cumplen la destrucción de los hombres para que los venideros ten-gan algo que cantar. 86Acaban, encharcados en el más huero literatismo, pordarse al mundo en espectáculo, por cultivar un sentimentalismo adormece-dor y enervante ó un diletantismo inhumano, por dar cierto religiosismo dedesocupados como si fuese religiosidad; 87De aquí ha salido ese engendro delllamado neo-misticismo, sobre que asomando la siniestra figura de aquellúgubre y archi-egoista René, corroido de orgullo íntimo. (b)

88Estos, cuando mejores, son aquellos atenienses de quienes dice losHechos de los Apóstoles que «no pasaban el tiempo en otra cosa más que enhablar ú oir algo más nuevo» (XVII, 21), siendo el mundo para ellos temade conversación. 89Fué á quienes predicó San Pablo en el Areopago, á don-de le llevaron á saber que era la nueva doctrina; 90Entre ellos descubrió elapostol el agnosticismo, el ara al dios desconocido, «Y así que oyeron laresurrección de los muertos, unos se burlaban y otros decían: te oiremosacerca de esto otra vez» (Hechos, XVII 32) 91La doctrina de la muerte fuéla piedra de escándalo de aquellos estetas. 92Mas entonces se convirtió,según la tradición, San Dionisio.

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93Humanitarismo, individualismo, esteticismo... idolatrias y nada más,puros intelectualismos! 94Es cosa triste ver hombres que sacrifican su pro-pio progreso personal en aras del Progreso, y que sustituyen la caridad paracon el prójimo con el amor á la Humanidad ó al Hombre, tan abstractouno como otra. 95Las tremendas realidades de la vida individual, la muertesobre todo, se borran en esas borracheras que terminan en esteticismo ó sen-sualidad estilizada. 96Es cosa que apena ver á hombres convencidos de queal morir se anulan por completo en cuanto conciencias personales afanarsepor el porvenir y destino de otros hombres á quienes también creen con-denados á nada eterna... 97Y apena esto porque se acaba por descubrir en elfondo de todo ello un mero sport, cuando no la lujuria espiritual de quehablaba S. Juan de la Cruz. ¡Sonambulismo, puro sonambulismo!

98Se ha formulado la cuestión de si la vida merece la pena de ser vivi-da. 99Si la vida temporal es un fin en sí, ¿quien se atreverá á la hora demorir á contestar afirmativamente á la enigmática cuestión?

100Es pura vanidad de vanidades el progreso si no cabe vencer cada unoá su propia muerte. 101Si la Humanidad es una serie de generaciones dehombres totalmente perecederos, no hay más altruismo lógico que la cons -tante predicación del suicidio colectivo universal. 102Y si por el contrariopensara cada cual en su propia salvación ¡qué inundación de caridad entrelos prójimos no habría en el mundo! 103La Humanidad á que debemos sacri-ficarnos es Cristo, recapitulación del hombre viejo, Cristo que se sacrificópor todos y cada uno de nosotros, vid de que somos sarmientos. 104Pelearpor la emancipación de hombres destinados á la nada eterna puede llegar áser obra de muerte, de muerte eterna.

105Hay que vencer á la muerte y vencerla con el amor, tan fuerte comoella (Cantares, VIII 6) 106El amor es fe, es esperanza y es caridad.

107Resurgen en este fin de siglo los dos problemas radicales, el de la vidatemporal y el de la eterna, el económico y el religioso, factores estos dos quehan sido en todos los tiempos y paises los goznes de la historia humana.

108Resuélvese el problema económico en último análisis en el terriblecírculo vicioso de vivir para trabajar y trabajar para vivir de producir parael consumo y consumir para la producción y surge de él esta cuestión: lavida terrena es fin de sí misma?

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109Del seno mismo del problema económico puede surgir el religioso,así que traspasando la razón de las cosas se busca su verdad, ó sea su rela-ción con nuestra salud eterna.

110¡La verdad! Y «qué cosa es verdad?» preguntó Pilato á Cristo, vol-viendole la espalda enseguida sin esperar respuesta (S. Juan. XVIII 38)111¿Qué es la verdad? pregunta igualmente todo intelectualismo que enrigor sólo conoce y acata la inteligencia, como si para relacionarnos con larealidad viva no tuviésemos más que mera inteligencia pura (c) 112Mas losque tienden y aspiran con amor al Amor Eterno avivan el hombre interiorvivificado por Cristo, para así relacionarse con el Absoluto; 113piden conconstante perseverancia al Padre que venga á nos el su reino, el reino queno es de este mundo piden se haga la voluntad etc IV 36 y creen y espe-ran que el postrer enemigo, la muerte, será deshecho, para que acabadas desujetarse al Hijo las cosas todas se sujete él mismo á Aquel que le sometiótodo y así sea todo en todos Dios en quien vivimos y nos movemos y somos(v. I. Cor XV 26-28 y Hechos XIII 28)

114(a) En sus negaciones mismas palpitaba fe en lo mismo que nega-ban, aquella fe á que en el ocaso de sus vidas volvieron Stuart Mill, Clau-dio Bernard, Littré, los más rigorosos agnósticos y más esclavos de la lógi-ca racionalista.

115(b) De aquí han salido las lamentables figuras de un Verlaine, unOscar Wilde, un D’Annunzio, místicos de sensualidad. 116Arrancando derefinado egotismo ó egocentrismo, que encubre un groserísimo egoismoestilizado, para emplear este término de los arquitectos cuando á las hojasde plantas ornamentales se refieren, acaban en el fangal de la crápula decla-rada cuando menos amoral é irresponsable y no pocas veces heroica, santa,divina. 117De estos ha brotado la frase más blasfema y repugnantes: márti-res del placer. 118Han llegado hasta á declarar heroicos sacrificios tales cua-les caidas en la imbecilidad, la locura ó el alcoholismo. 119Como en la deca-dencia romana se pasa del estoicismo más abstracto y frio al epicureismomás concreto; y del egoismo intelectual al sensual.

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120(c) ¡Todo es relativo! Exclaman. 121Sí, todo es relativo, y la relativi-dad misma ¿no es también relativa? y relativo á qué? 122¡Todo es relativo ynuestra mente por sí sola no pasa de las relaciones!

123(d) ni de que se la declara fin en sí.124(e) Es una obsesión mucho más sombría y enervadora que la del

famoso milenario. 125No se tiembla por el temor á tormentos futuros temorque atiza ímpetus de penitencia, sino es que se paraliza la energía espiri-tual ante el espectro de la nada eterna, que envuelve todo en vaciedad abru-madora.

126(f) de un sombrío teatro de espectros, que divierte á los niños y ente-nebrece el ánimo á los maduros!

127(h) sin más que sustituir á la filantropia con el altruismo.128(i) El mal del siglo que denunciaba Max Nordeau, la atonía volitiva

no es más que129(j) La muerte en demografía ó tablas de mortalidad, la del prójimo

en el escalafón, el hueco que deja. Se hace un dato estadístico, un factor irra-cional x, una verdadera cantidad imaginaria.

130«Es una historia vieja que siempre es, sin embargo nueva, y aquel áquien le ocurre le destroza el corazón»

Meditaciones Evangélicas

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Jesús y la Samaritana [Borrador](CMU, col. 79/231)

1JESÚS Y LA SAMARITANA.LA CONVERSIÓN DE LA SAMARITANA.

2Evang. San Juan IV

3«Dejó á Judea y fuese otra vez á Galilea, siendo menester que pasase porSamaría. 4Vino, pues, á una ciudad de Samaría que se llama Sicar, junto á laheredad que Jacob dió á José su hijo. 5Y estaba allí la fuente de Jacob, cabela cual se sentó Jesús, cansado del camino. 6Era como la hora de sexta. 7YVino una mujer de Samaría á sacar agua, y Jesús le dice: Dame de beber.»

8El alma de cualquiera de nosotros samaritanos espirituales, va un diacomo los demás á sacar agua al pozo tradicional, al tesoro de la ciencia y delconsuelo humanos, al estudio. 9Y un dia, al acercarnos al pozo, á la hora desexta, al mediodía, en la mitad del ardor y de los afanes de nuestra vida, nosencontramos sentado al borde de él al dulce Jesús el galileo. 10Rodando porlos senderos de la vida y revolviendo en las honduras del estudio ¿quien notropieza alguna vez con esa figura tradicional, que cual eterna esfinge, solici-ta su atención y su estudio? 11Jesús! Su nombre llena los siglos y los brazosde su cruz dan sombra á todo. 12El cristianismo es aún en el orden humano elmás estupendo hecho histórico. 13¿Cómo es que tantos pueblos durante tan-tos siglos han adorado y siguen adorando cual á Dios á ese galileo ajusticia-do? 14El problema religioso es lo que aun como problema tienta más nuestrased de saber, es lo que más atrae la atención del alma sedienta de verdad y deconsuelo. 15Vamos á estudiarlo, á descifrarlo, á someter ese Jesús á los trabajos

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de nuestra crítica. 16¡Hermoso problema! Y sentimos de pronto que una vozíntima, brotada de los abismos de nuestro ser, que la voz misma que exclamóen la cruz ¡tengo sed! sed de amor, de adoración y de justicia, nos dice: damede beber! 17Vamos á estudiarle y nos pide de beber. 18Pide que le estudiemos,pero con amor, no como á curiosidad vana, no como á problema.

19«Y la mujer samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo judio, me demandasde beber á mí, que soy mujer samaritana? porque los judios no se tratan conlos samaritanos.»

20¿Cómo, le decimos, pides de beber á mi razón que viene á estudiarte,no a refrescarte? 21¿Cómo tú, la luz de las tinieblas, tú, el que llenas las vidasde los sencillos que viven de ilusiones, quieres algo más que estudio de mialma, desilusionada ya?

22Nada se estudia dignamente sino desinteresandonos en cierto modo deello, con perfecta objetividad, con razón fria. 23Vengo á reducirte á realidad,oh tú, suprema ilusión de los hambrientos de consuelo, vengo á analizarte yno á darte de beber.

24«Respondió Jesús y díjole: Si conocieses el don de Dios y quien es elque te dice: Dame de beber, tú pedirías de él y el te daría agua viva»

25Estudiando á la dulce figura que se nos muestra llenando los siglosespirituales, sentada junto á la fuente del saber, por un momento nos pasa laidea de pedirle fe para vivir tranquilos como los sencillos, y envidiamos la pazde estos, y quisiéramos caer de hinojos y adorar. 26Es que allá, brotando de lashonduras de nuestro estudio, si éste es sincero y serio, Jesús nos ofrece el aguaviva de la fé en él, y sacar de la roca de nuestra razón el manantial de la feamorosa. 27Mas aún resistimos.

28«La mujer le dice: Señor, no tienes con que sacarla y el pozo es hondo¿de donde, pues, tienes el agua viva? 29¿Eres tú mayor que nuestro padreJacob, que nos dió este pozo; del cual él bebió, y sus hijos y sus ganados.»

30Aún resistimos diciéndole: Esa fe que me ofreces no tienes con quesacarla porque el pozo de nuestra razón es hondo y no cabe que creamos des-pués de haber pasado por el análisis que destruye toda ilusión trascendente.31¡Es inútil! La verdad no se ha hecho para consuelo del hombre. 32Que la ver-dad es desoladora ¿qué le hemos de hacer? es la verdad (b) 33Y en un momento

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de vacilación nos decimos ¡Ah, si pudiese creer, pero no, no es posible; huyópara siempre la sencillez primitiva; el pozo es hondo y no hay con que sacaragua de él. 34Esta figura tradicional que llena los siglos, esta suprema ilusiónde los desgraciados hombres, ¿va á ser mayor que las fuertes realidades de laciencia? 35¡Tal vez hubiera sido mejor la ignorancia, la felicidad en la igno-rancia más que la íntima desesperación en la ciencia! 36¡Vanidad de vanidad!última palabra del saber, pero mayor vanidad aún querer sobreponerse á esevanidad de vanidades.

37«Respondió Jesús diciéndole: Cualquiera que bebiere de esta agua, vol-verá á tener sed, mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá jamássed, pues el agua que le dé yo será en él una fuente de agua que salte para vidaeterna»

38¡Terrible cosa la sabiduría humana, que da más sed cuanto más de ellase bebe! ¡mar inmenso é imponente, que llena la vista pero cuyas aguas noapagan la sed si antes no se purifican subiendo al cielo. 39¡Vida, vida, vida!¡vida y no ciencia! Un agua humilde, casta, limpia, un agua de manantialescondido, pero que quite la sed. 40Y si esos sencillos que viven y viven deverdad y creen y esperan y aman se hubiesen puesto en relación con la Verdadsin necesitar para ello de ciencia humana alguna? 41¿Es que no hay más mediode relacionarse con la realidad que la razón? 42La razón no hace más que ope-rar sobre hechos, sobre datos inmediatos, si se pone á querer racionalizarloslos destruye, y nos lleva al ilusionismo, al nihilismo por fin. 43Y la fé, la fé de lossencillos ¿no es un hecho inmediato é irreductible? 44Esta figura que se mepresenta al borde del pozo á que vengo á sacar agua ¿no es un hecho, un hechotremendo y consolador á la vez? 45Y entonces oimos una voz que nos dice: elque bebiere del agua que yo le daré, no tendrá jamás sed. 46Pidamosle; á versi logramos con la oración lo que con el estudio no se cumple. 47¡Quiero creer!he aquí el principio del creer.

48«La mujer le dice: Señor, dame esta agua, para que no tenga sed, nivenga acá á sacarla.»

49Dame fé, Señor, decimos, dame fe! 50Si logro fé ¿para qué mayor prue-ba de la verdad de su objeto? 51Si llego á creer ¿hay señal mayor de lo divinode la fé? ¿cabe mayor milagro para quien ha pasado por los abismos del racio-nalismo agnóstico que creer en el milagro?

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52«Jesús le dice: Ve, llama á tu marido y ven acá.»

53Mas antes – nos decimos – tenemos que hacer examen de conciencia,tenemos que recoger nuestra doctrina, nuestro ideal, nuestra filosofía y lla-marla á examen. 54Tenemos que ir á buscar nuestros afectos, nuestros ídolos,los genios ante quienes nos hemos rendido, las doctrinas que sustentabannuestra mente. 55Mas ¿tenemos realmente una doctrina? ¿poseemos una ver-dadera convicción, una doctrina propia, estrictamente propia, una doctrinacarne de nuestra carne espiritual y hueso de los huesos de nuestra inteligen-cia, una doctrina que encarne en nuestra vida? 56¿Tenemos marido del alma?No! son opiniones todas.

57«Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. 58Dícele Jesús: bien hasdicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tie-nes, no es tu marido: has dicho eso con verdad.»

59Quienquiera haya peregrinado por los desiertos del intelectualismo ylas estepas del racionalismo agnóstico entre en sí y considere si es que no haandado de doctrina en doctrina, de teoría en teoría, de sistema en sistema,engañandose con el señuelo de propia evolución, y en realidad movible alúltimo viento de doctrina. 60Y ninguna pasaba de su mente á su corazón, nin-guna encarnaba en las honduras de su alma, ninguna lograba tocar el santotesoro de su niñez si esta fué pura y cristiana. 61(a) En este examen de con-ciencia mental oimos una voz que nos dice: no has tenido marido. 62Es la vozde Jesús.

63«Dícele la mujer: Señor, paréceme que tú eres profeta. 64Nuestrospadres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalem es el lugardonde es necesario adorar.»

65¿Qué es esto? ¿qué voz íntima es esta que á la vista de la dulce figuradel Cristo, al fijarme en él y pedirle agua que quite la sed, me dice que no hetenido doctrina? 66¿Quien es éste que me revela á mí mismo mis propiossecretos, secretos para mí? 67Pareceme que es un profeta. 68Pero los genios quehan nutrido mi mente, los sabios que me han dado luz y deleite mental, ado-raron sus adoraciones aquí, en el monte, en plena naturaleza, á toda realidad;bajo el cielo espléndido, á toda luz, lejos de penumbras y de engañosas ilu-siones; y esos, los que me ofrecen fe y con la fe apaciguar mi sed, dicen que

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es en el templo, que es dentro de la Iglesia donde hay que adorar, y que fuerade ella no hay salvación.

69«Dícele Jesús: Mujer, creeme, que la hora viene cuando ni en estemonte ni en Jerusalem adorareis al Padre. 70Vosotros adorais lo que no sabeis;nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salud viene de los judios. 71Masla hora viene y ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padreen Espíritu y en Verdad, porque también el Padre busca tales adoradores quele adoren. 72Dios es Espíritu y los que le adoren, en espíritu y en verdad esnecesario que adoren.»

73No, al Padre, no he de adorarle ni en la Naturaleza ni en la Iglesia, sinoen mi alma, que es mi naturaleza y mi iglesia. 74Naturaleza é Iglesia seránmedios para ello. 75Los sabios según el mundo, los razonables, adoran lo queno saben, á un inconocible siempre; los sencillos, los humildes creyentes ado-ran lo que saben y de ellos viene la salud. 76Mas hay que meterse en sí, y veren la letra, en el dogma y en la Iglesia medios para llegar al amor íntimo yadorar en espíritu y verdad al Padre. 77La letra mata, pero el espíritu vivifica.78(c) Vendrá á mi alma el Revelador y él me declarará las cosas.

79«Dícele la mujer: Ya sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice elCristo; cuando él viniere, nos declarará todas las cosas. 80Dícele Jesús: Yo soy,que hablo contigo.»

81Yo, el que hablo dentro de tí, soy el Mesías. 82Esa voz que desde las pro-fundidades de tu ser te habla es la voz de Cristo que habita en tí desde tu bau-tismo.

83Y aquella pobre samaritana fué á la ciudad de Sicar y anunció á todosque quizás estaba allí, junto al pozo de Jacob, el Cristo, y salieron á él ymuchos creyeron. 84«y decían á la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porquenosotros mismos hemos oido y sabemos que verdaderamente este es elSalvador del Mundo, el Cristo.»

85¿No merece la pena de salirse de la ciudad y seguir á la pobre mujer delcántaro, y ver y oir al hombre que le ha dicho todo lo que ella ha hecho?

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La oración de Dimas [Borradores](CMU, col. 79/233)

[BORRADOR A]

La oración de Dimas

1Y uno de los malhechores que estaban colgados, le injuriabadiciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate á tí mismo y á nosotros. 2Yrespondiendo el otro, reprendiole diciendo: ¿Ni aun tú temes áDios, estando en la misma condenación? 3Nosotros, á la verdad,justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestroshechos; mas éste ningún mal hizo. 4Y dijo á Jesús: Señor, acuér-date de mí cuando fueras á tu reino. 5Entonces Jesús le dijo: Decierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraiso.

Luc. XXIII 39 á 43

6El único á quien en el relato evangélico prometiera el cielo Jesús, elúnico á quien éste canonizó solemnemente fué á un malhechor, que se leconfesó en la hora de la muerte. 7Un punto de contrición le redimió de unavida de pecados.

8El mayor escándalo que en los fariseos producía Jesús era el que per-donase los pecados, y el perdón de los pecados sigue siendo lo que de lareligión más escandaliza á los moralistas.

9¿Cómo? – se dice – vive un hombre honradamente, buen hijo, buenpadre, buen marido, cumple sus deberes todos por ésta ó la otra razón con-servando su libertad de pensar y es modelo de ciudadanos sin creer lo que

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no puede creer porque la fe no es voluntaria, y porque se muere sin acep-tar a Cr. ni a Dios acaso, deja de salvarse? 10¿Es que no basta hacer el bien?11¿Hay que hacerlo por las razones por las que ellos creen que debe hacer-se? 12El irreligioso honrado lo es por soberbia, sin mérito; las virtudes delpagano falsas apariencias. 13El hombre religioso no puede creer que puedanadie vivir vida moral y obrar por principios sino es por impulso religioso.14Esto es un monstruoso egoismo y el amor de Dios no más que amor a símismo. 15Esta es la suprema soberbia. (v. carta de Orbe) v. Denifle 29 § 11

16Y llega, en cambio, un bandido, un hombre que ha vivido toda suvida en el vicio, un criminal que no ha hecho sino esparcir daño, se arre-piente a última hora, cree, se confiesa y es absuelto y se salva. 17¿Hay mejormedio de alentar al hombre al mal?

18Así es que el cristianismo no ha logrado hacer mejores á los hombressino que ha refinado su egoismo culminando en la cobarde renuncia almundo. 19¿Es hoy mejor el hombre? 20¿Se cometen menos crímines? 21Elcivismo romano, ¿era menos eficaz que la piedad cristiana y no fueron aque-llos heroes tan útiles á la humanidad como los santos? 22¿Se ha evitado eldolor? 23¿Sufren hoy menos los hombres? 24¿Hay menos calamidades?

25Así es que el cristianismo fracasa á su vez dejando su sedimento enla cultura como el paganismo lo dejó, pero el Cristo histórico ha defrauda-do las esperanzas de los hombres. 26Queda la moral cristiana, de Jesús, elgran reformador etc

27Es decir: Si eres el Cristo sálvate á ti mismo y á nosotros. 28Si eres elCristo, Jesús, líbranos del dolor, bajanos de la cruz en que padecemos, des-truye el absurdo del castigo.

29Así hablan con uno de los malhechores del Calvario los moralistas, losfariseos en la cruz.

30Huir del dolor, he aquí más bien que buscar el placer la supremaaspiración del pueblo. 31No es sed de goces, es terror á la miseria lo quenos mueve, y nos lleva á la avaricia más que á la prodigalidad. 32«Lejos denuestra alma el dolor, vestidura de cenizas. 33¡Es un esclavo el que hace deldolor su vestido! ¡Para tí la alegría!» D’Annunzio. 34Huyendo del dolor lanada. 35Huyendo del dolor, execrando de la vejez, la aborrecida vejez etc

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encontró Leopardi la noia que produce la infinita vanita del tutto y aspiróá la muerte.

36Es la visión tremenda de la nada lo que ha originado el pesimismo.37Sólo creyendo que el dolor termina en el aniquilamiento han podido bro-tar las desesperadas doctrinas de los pesimistas.

38Y al cabo de los siglos se alza de nuevo como pavoroso problema eleterno problema del mal.

[BORRADOR B]

La oración de DimasLuc. XXIII 39-43

1La pasión del inocente: La oración de Dimas. 2Ego quidem iuste indamnatione mortis sum nam digna meis recipio, Jesus vero nihil mali ges-sit; Domine, memento mei in regno tuo.

——

3La religión del dolor. Aceptar el dolor; he aquí toda piedad, y dar áDios gracias porque nos lo regala. 4El placer enajena, el dolor ensimisma,y enajena en Dios, que en nuestro interior habita.

5Sufrían con el hijo de Dios.

6El único á quien canonizó Cristo á un ladrón.

7La pasión del justo Inocente es la salud en la historia. 8Todos los quepadecen inocentes. V. Harnack III, 9-10

9Dolor con fe, de donde sale la esperanza; mejor que placer con… 10Eldolor es que algo nos falta, que no estamos completos.

11Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados.

12La aceptación de la pobreza, de la pobreza espiritual.

13Leopardi huyendo del dolor encuentra la infinita vanità del tutto, lanoia, y aspira á la muerte.

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Page 154: Meditaciones evangélicas, Unamuno

14Muero porque no muero.

15El pesimismo y su origen.

16La concepción jurídica lo tiene todo estropeado. 17El abogado es unsofista.

18Dimas aunque hizo males era bueno. 19Reconoció la bondad de Jesús.20El pecador que reconoce la bondad de otro es bueno. 21El creer á otro bue-no es la más honda revelación de íntima bondad.

22Fe de Dimas en la resurrección de Jesús, schiboleth del cristiano.

23¿Un bandido por un momento de arrepentimiento se salva? 24Ser bue-no y hacer el bien. 25Fe y obras; justicia y ley. 26Hace el mal pero no cre-yéndose bueno, sino conociéndose malo. 27Humildad. ¿Contradice la salva-ción del bandido á Mat. 5’, 17-18? 28La fe justifica; las obras legalizan.

29La oración de Dimas es una confesión. 30Mejor el pecador que se creetal y se tiene por tal y pide á Dios perdón que el justo que se atribuye vir-tud. 31El fariseo y el puritano. Lo esencial es ser humilde. La humildad deDimas.

32Dios nos quiere más que nos queremos nosotros. 33Dejarle obrar ennos.

Confianza en Dios.

34Lo cristiano reconocerse pecador y confiar en la graciosa mediación deCristo.

35El origen del mal. Purifica tu ojo y lo purificarás todo. Cristo ó lospecados. Mat. 9’ 11-13.

36Nada de confianza en sí mismo, ni en propios méritos. «Acuérdate demí etc» 37Le reconoce hijo de Dios. Esperanza y temor – confianza (fe)

38No se peca contra los hombres, no se peca más que contra Dios.

Dimas y el derecho al castigo.

39Todos merecemos la muerte, la muerte total, como premio de nues-tros actos temporales. 40Pero por la muerte del justo hemos merecido vidaeterna.

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41Un punto de contrición. El escándalo farisaico era que perdonasepecados. 42Es uno un bandido y si muere confesado se salva, y un hombrehonrado etc.

43La piedad cristiana es, según S. Agustín, la miseria del pecado venci-da por la fe, la humildad y el amor.

44Dimas tiene fe amor y esperanza en D por Cr.

[BORRADOR C]

1En este relato se salva un criminal, único a quien canonizó Cristo.2¿Cómo? Un hombre honrado... y luego... Un punto de contrición. Escán-dalo farisaico que perdonase los pecados. 3Un bandido que muere confesa-do se salva, y un hombre honrado que no cree etc.

4Todos los que dicen esto no piensan más que en lo terreno y aparen-te. 5Si eres el Cristo sálvate á tí mismo y á nosotros, es decir, evita el cas-tigo, el dolor. 6El cristianismo no ha aliviado los dolores humanos.

7Huir del dolor. Leopardi huyendo de él encuentra la infinita vanità deltutto, la noia y aspira á la muerte. 8Origen del pesimismo y el nihilismo(egoistas). 9Busquemos nuestra nada natural principio de nuestro Ser sobre-natural

10El problema del mal. El mal como castigo, es decir, purificación. Elcastigo y el derecho á la pena. 11Justamente padecemos. Correccionalismo.

12No padecía justamente, dicen. 13El delito es social; el delincuenteministro de mal social. Hasta que punto. 14La sociedad le malea externa-mente, empuja sus malos instintos, su pecado original. 15Y luego con lavida le quita la fuente de su culpabilidad externa, pero le deja el alma y áesta sólo juzga Cr. Rom. VIII 31-39. Librearbitrismo y determinismo.

16Con su confesión venció Dimas á la vida y santificó su muerte. 17Laley le condenó, su justicia, su fe le justificó.

18El ideal jurídico y el religioso. Abogado = sofista. La ley es doctrina,el Evangelio fuerza.

19Ley y justicia. Fé.

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20Fé de Dimas. Por la creencia en lo que no se á la visión de lo que secree. Fé de Dimas en la resurrección de Jesús, schiboleth del cristiano. 21Feen la impecabilidad de Jesús. Justificación del pecado, según S. Agustín.

22Dimas reconoció la bondad de Jesús y en este acto mostró su bondad.23El creer á otro bueno la honda revelación de bondad. 24Dimas que hizo elmal que no quiso era bueno. 25Por esto reconoció la justicia de su causa yesto le redime. 26No dice ¿qué pecado cometí contra vosostros etc

27Hizo el mal pero no creyéndose bueno.281. Si es el Cristo que nos salve del dolor. 29¿Qué haya hecho el cris-

tianismo por la especie humana? 30Sigue sufriendo el hombre.31Contradice a Mat. 5’, 17-18. 32La fe justifica, las obras legalizan la

justificación. 33La justicia humana que es Isaías 64-6

[BORRADOR D]

1La oración de Dimas es una confesión y como tal acto de humildad.2Se confiesa á Cr. y Cristo le absuelve. 3Escándalo farisaico. Mejor el peca-dor que se cree tal y por tal se tiene y pide á D. perdón que el justo quese atribuye virtud. 4El fariseo y el publicano. Lo esencial es ser humilde.

5Humildad de Dimas. Sólo la humildad ojos para ver lo divino. 6Omnebonum in humiltate perficitur. 7De su humildad su fe, su esperanza, sucaridad. Esperanza y temor.

8Tuvo además fe en su salvac (a) porque no se peca contra los hombres,sino contra Dios. La piedad cristiana según S. Agustín

9Dimas fe, amor y esperanza en D. por Cr. De Cristo á D. 10Se reco-noce pecador y confía en la graciosa mediación de Cr. 11Cuando este justopadece yo con mi padecimiento me justificaré, aceptandolo. 12Nada de con-fianza en sí ni en propios méritos. 13Acuérdate de mí

14La oración de D. es sufriendo.15La fe y la esperanza brotando del dolor. 16El dolor nos completa. 17En

el seno del dolor nos encontramos. 18Muero porque no muero. 19En los pla-ceres temporales del mundo, de los pecadores, fondo de tristeza (Denifle 23)

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en el justo, una eterna alegría sustenta á los dolores temporales. 20Religióndel dolor. Aceptar el dolor etc. 21Sufrían con el hijo de Dios, con la pasión delInocente que es la salud en la historia. Harnack III 9-10.

22Bienaventurados los que lloran.

23Todos merecemos la muerte total etc

24La muerte es la gran reveladora. 25Sólo la muerte da la clave y senti-do de la vida de cada cual. 26Es el misterioso símbolo. Sicut mors talis vita.

[BORRADOR E]

El buen ladrón

1v. Janet’s repentance. 191. 195

2«Hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por99 justos que no necesitan arrepentimo»

3El bandido generoso; el pasaje de Dostoyesqui.

4¡Tiene buen fondo! ¡Es un infeliz!

5Lo de Montero. Su vergüenza. No es un bandolero ni un desvergonzado.

6El que es feliz y cree deberlo á propio mérito.

7El cielo es chico.

8El que atropella al que se le pone delante pero sin odiarle; el amor enla lucha.

9El desamor.

10El delito es social; el delincuente ministro del mal social. Hasta quepunto. 11La sociedad le malea externamente, empuja sus malos instintos, supecado original. 12Con la vida le quita la fuente de su culpabilidad, pero ledeja el alma y á esta sólo Cristo juzga. 13V. urgente Rom VIII 31-39 Consu confesión venció Dimas á la vida y santificó su muerte.

14La ley le condenó, su justicia (su fe) le justificó.

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15Fe de Dimas. Por la creencia en lo que no se ve á la visión en lo quese cree.

16Dimas reconoce la justicia de su pena y esto le redime. 17«¿Qué peca-do cometí contra vosotros naciendo?»

18El mal ladrón dice: Si hay Dios ¿cómo sufrimos? 19La existencia delmal prueba etc.

20«...ut intellegant homines per eandem gratiam se iustificari a pecca-tis; per quam factum est ut homo Christus nullum habere posset pecca-tum.» Aug. Enchir. 36

21Qua gratia homo Jesus ab initio factus est bonus, eadem gratia homi-nes qui sunt membra eius ex malis fiunt boni

Aug. De dono persev. 6722Omne bonum in humiltate perficitur. Aug. 23Sólo la humildad tiene

ojos para ver lo divino, dice S. Ag.

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San Pablo en el Areópago La conversión de San Dionisio

[Borradores]

(CMU, col. 79/190 y 79/231)

[BORRADOR A]

S. Pablo en el Areópago

Hechos cap. XVII

1Por donde quiera que iba Pablo el converso durante su apostoladotumultuaban al pueblo los judios de la dispersión, en cuyas sinagogas entra-ba á disputar, y enojabanse con él á causa de su predicación á los gentilesy de su doctrina respecto á la circuncisión.

2Fué á dar al cabo en Atenas, corazón de la gentilidad helénica, ciudadllena de recuerdos de cultura y de monumentos de la más elevada bellezahumana, donde esperó á Silas y Timoteo.

3«16. Y esperándolos Pablo en Atenas su espíritu se deshacía en él,viendo la ciudad dada á la idolatría. 17. 4Así que disputaba en la sinagogacon los judios y religiosos, y en la plaza cada dia con los que le ocurrían.»

5¿Qué es idolatría?

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[BORRADOR B]

La conversión de S. Dionisio

Hechos XVII.

1Oir cosas nuevas. Dilectantismo, modernistería. Curiosidad de estetas.Respeto á toda opinión, á convicción no. Vide Hello pag. 110.

2Culto al Inconocible entre otros dioses del Panteon, en que no Jesucristo.

Profanación del cristianismo.

3Diletantismo. v. cuadernillos.

Panteismo. Helenismo. Panteismo búdico; lleva á la imbecilidad y alopio. Schopenhauer. 4El panteismo helénico encajó en el potente persona-lismo hebraico. Grandeza moral de la verdad de un Dios personal. Lucrecioy los profetas.

5Elemento religioso potente el sentimiento de la personalidad – en losprofetas – que impidió á los místicos más exaltados caer en panteismo oespinosismo. 6En él vivimos y nos movemos y somos. No somos El, sinoque en El somos. 7Así cabe resurrección. No hay religión panteista, no cabe.El supuesto egoismo cristiano y el impersonalismo, que hace estragos y lle-va al nihilismo.

8Misticismo cristiano, arranca del en él somos etc, de S Dionisio, yhuye por igual del panteístico estoicismo y del grosero epicureismo.

9Mas así que oyeron hablar de la resurrección... Todos los neo-misticismosson románticos, sensualistas, intelectualistas, todos tienen por base el nihilis-mo. 10No hay verdadero sentimiento religioso, de la relación personal de cadauno con un Dios personal, cuyo corolario es la inmortalidad del alma. 11¿Porqué no se quiere pensar en otra vida? Meter ruido para no oir la carcoma.

12Vers. 22. Supersticiosos es decir idólatras. Qué es la idolatría. ElHombre, la Humanidad, el Yo abstracto. V, 69, 12. 13La idolatría el tomarel ídolo, imagen, por la realidad, el medio como fin. El esteticismo es laforma más refinada de idolatría.

——

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 161: Meditaciones evangélicas, Unamuno

14El hombre psíquico ó intelectual (los intelectuales) y el pneumático óespiritual. Los intelectuales no perciben las cosas que son del espíritu deDios. V. 10. 22

——

15versillo 16. Lo que es la idolatría.

——

16«Sed perfectos» equivale á decir «sed dioses!»

V. Salmo.

Cristo Dios y hombre, hombre perfecto. 17María la humanidad quesube á Dios, Cristo Dios que desciende á la humanidad.

«Sed perfectos» El sobre-hombre.18María símbolo de la Humanidad. v. Bethlehem pag 99

Todos unos en Dios. Sujete á Cristo todas las cosas etc I Cor. XV 27-28 19Hebreos II. 8-11. Porque el que santifica (Cristo) y los santificados (loshombres) de uno (de Dios) son todos (hijos) etc.

——

20Se admite toda novedad, toda extravagancia, ocultismo, budismo, etc,todo menos la fe y la liturgia católicas no siendo al modo de Huysmans,como una friandise más, pero no en serio. 21El odio y el repudio se dirige ála fe tradicional, á la del pueblo.

——

22«Te oiremos acerca de esto otra vez.» Déjanos de la resurrección por-que eso obliga á pensar en vivo en la muerte. La muerte.

——

23S. Pablo comparece en el Areópago. La religión ante la ciencia. Sulenguaje. Allí es donde dice el «en El somos etc»

——

Meditaciones Evangélicas

Page 162: Meditaciones evangélicas, Unamuno

24La religión, la mística... literatura. Vease la carta de Orbe. JacintoOctavio Picón que por la forma se salvan

——

25San Dionisio y la mística. Ideas erroneas acerca de la mística (Picón,G. Serrano, Orbe, etc)

——

26Adoración a la bestia. Apoc. XIII 4-10

París. Parisianismo. Babilonia-babilonismo. Vide Apoc. XIV 8 XVIII,33. XVII todo él

——

27Obsesión de la vida. Apoc. XIV, 13. I Tes. IV, 16.

Esteban se durmió en el Señor.

——

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 163: Meditaciones evangélicas, Unamuno

El reinado social de Jesucristo[Borradores]

(CMU, col. 69/10)

[BORRADOR A]

Reinado social

Lema:1Estando Jesús á orillas del mar de Galilea seguido de gran muche-

dumbre atraida de las señales que hacía en los enfermos, tomó cinco panesde cebada y dos pececillos, y dando gracias, dió á que los repartieran á loscinco mil varones recostados en la yerba, y saciándolos aún sobró de lo quehabían comido. 2«Aquellos hombres entonces como vieron la señal queJesús había hecho decían: 3Este es verdaderamente el profeta que había devenir al mundo. 4Y entendiendo Jesús que habían de venir para arrebatar-le y hacerle rey, volvió á retirarse al monte, él solo» Ev. Juan. VI 14-15

5Cuando las carnales turbas quisieron hacerle rey según su terrenal sen-tido retirose sólo al monte, él, el Rey de los reyes (I. Tim. VI. 15)

6Al preguntarle Pilato si era rey que sí, Luc. XXIII 3 pero su reinono es de este mundo, «Mi reino no es de este mundo, si de este mundofuera mi reino mis servidores pelearían para que yo no fuese entregado á losjudios, ahora, pues, mi reino no es de aquí» Juan XVIII 36. v 37

7Pero los judios no comprendían más reino que el terrenal, ni soñabanmás que en batallas. El Mesías un guerrero, Barcocebas.

8Sólo soñaban con sacudirse de la dominación romana, no de la de sucarnalidad. 9Por eso le tentaron cuando respondió lo de dad al Cesar etc.

Page 164: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Mat XXII 21 Marc XII 17 10Al Cesar, es decir, á su dominador, á su tira-no, á un usurpador según las leyes del mundo. 11La queja contra él que per-vertía la nación y vedaba dar tributo á Cesar diciendo que él era el Cristo,el rey, Luc XXIII 2 Un anti-patriota. 12Por eso buscaron matarle Juan 48XI y una vez muerto aquel letrero, Rey de los judios. 13No tenían más Reyque Cesar, Juan, 15

14El patriotismo judio fué el que le armó guerra, el patriotismo bélico,el del Dios de los ejércitos. El salus populi. 15Desde el punto de vista terre-no murió por perturbador de la patria.

16Tal fué también el patriotismo pagano, que arranca del particularis-mo. 17Cada pueblo su dios. La ciudad antigua. El individuo borrado. 18Elcristianismo borró esto, puso al hombre en directa relación con Dios, patriadel alma, y nos enseñó á llamarle padre.

19El espíritu pagano culminó como en fruto práctico en el derechoromano. Amos de esclavos, soldados. Moral de tribu. Adversus hostem. Indi-vidualismo romano.

20Entró en lucha con el espíritu cristiano; en Grecia con el esteticismo,con el legalismo en Roma. 21Tal es hoy el proceso, una lucha de estos doselementos. El derecho romano con el Evangelio, las XII tablas con el ser-món de la montaña.

22El paganismo, que parece borrado de lo individual, refugiase en losocial V 77, se refiere á la colectividad y hay dos morales.

23Parece un absurdo aplicar á las relaciones internacionales la moral delas privadas. 24Los que condenan el duelo exaltan la guerra, porque no haytribunal superior!! Legalismo! (e)

25La guerra. La guerra santa. Origen de la guerra. La guerra ¿es ele-mento de cultura? (h) Batallas. Antiguo testamento. Sentimientos de odio.26¡Arrasarlos! ¡Son unos bandidos! ¡Acorralarlos en sus guaridas! 27«Nada detransacciones con los insurrectos (tagalos) ó se rinden á discreción ó sonexterminados como demanda la mucha sangre vertida por aquellos crimi-nales.» El imparcial lunes 11 oct 1897 (d) 28La justicia del legalismo brotadel odio, de la venganza. Odio al criminal V 93.

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 165: Meditaciones evangélicas, Unamuno

29Del militarismo el honor caballeresco, opuesto á la santidad cristiana,Marc VII 15 el no enmendarla, la vileza de la cobardía. El derecho del másfuerte y la nobleza leonina. 30El culto al honor, la relig del honor El honores la soberbia. (g) El honor y la gloria militares. (l) La gloria! v Juan V 41,44

31(c) Y luego ¡perdonanos nuestras deudas! V 76

32La guerra santa. ¡Guerra santa! Las cruzadas! (i) «No matarás» 33Noresistir al mal. El que á hierro mata etc. Mat XXVI 52 v. Sermón de lamontaña. (o)

34¡¡Naciones cristianas!! «Si alguno no tiene el espíritu de Cr. el tal noes de él» (Rom. VIII 9)

35(b) El reinado de Jesús es el reino de Dios, no de paz y de amor.36Reina en el corazón de cada uno y desde allí dentro irradia y une porimpulso íntimo haciéndolos uno en el Espíritu. Reinado de humillaciónEcce homo

37El nuevo mundo. «Esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según suspromesas en los que mora la justicia» II Pedro III 13 v. Rom VIII 21.38Como hemos de hallar ese mundo nuevo II Pedro III 14

39Mi reino no es de este mundo. Mat VI 33 Rom. XIV 17. I Cor IV20. 40No rogó por el mundo. (V 62 y pasajes Mundo, Cristo, Intestinas

41El reinado de Cr. espiritual, en cada alma. De aquí irradia. La moralinternacional.

42Qué? El mundo un cenobio. Y el progreso? Etc. (f) Utopias!

43Utopias!! «Sed perfectos...» Mat. V 48. Dios manda lo imposible yda gracia para alcanzarlo. 44Es más difícil que entre un rico etc, es decir, esimposible. Marc XI 25-27 45Pero sigue diciendo.

46Hay que anhelar el reino de Jesús precisamente porque no es de estemundo. Fuerza del anhelo.

47El reinado de la justicia. Remota iustitia quid sunt regna nisi mag-na latrocinia. Aug. Civ. Dei IV 4

48Justicia y ley. Legalismo. Gal II 21

Meditaciones Evangélicas

Page 166: Meditaciones evangélicas, Unamuno

49No á derogar la ley, á cumplirla. Qué es cumplir la ley. Dios Padre.50En la ley antigua Dios de los ejércitos y de la ley, y como nuncios de Cris-to los profetas de la justicia. En la ley moderna

51Psíquicos y pneumáticos. v. Jud 19

52Legalismo romano. Derecho y deber Supremas categorías del moralis-mo farisaico. – gracia y sacrificio. 53Ihering y la lucha por el derecho.

54Cuadro del mundo cristiano. II Pedro III 13 Hechos II 44 sigs. Rei-no de amor, no de ley, familia, todos hermanos. Amor I Juan IV 7, 8, 11,12, 16, 18. Amor, amor

55Ep II Juan III 18

56 Como se logra paz? «Ponte primero á ti en paz y después podrás apa-ciguar á los otros» Imitac II III 1. La guerra interior

57La guerra es odio. Dar la vida por nuestros hermanos I Juan III 16Cómo? El reinado del Amor, es el del Espíritu.

58Amor al prójimo, no al hombre abstracto. En nombre de la patria sesacrifica á los hombres.

59La patria cristiana. El que no aborrezca á padre y madre. etc La Jeru-salem celestial. 60He ahí tus hermanos. Apoc III 12, XXI 2 Gal IV 26 Har-nack III 138

61Dios Padre, todos hermanos. Utopía. 62 La religión no algo aparte,sino fundido, no mezclado en la vida. 63No hay un estado especificamentecristiano. Cristiano en el matrimonio, la familia, el Estado, la profesión.64Que la vida sea oración. No oir una misa y luego á lo profano. Lo reli-gioso es un modo de hacer todo y de ser todo. 65Todo es culto, se adoraobrando y trabajando. Todo el que cumple su vocación es martir. v Har-nack III 107-108

66 Reino sin historia

67Individualismo religioso, el del asceta, engendra el socialismo. Losmonjes y el internacionalismo monacal. 68Qué relajó á las órdenes? 69El quehaciendo cada monje voto de pobreza era el convento ambicioso y codicio-so de bienes. (k)

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 167: Meditaciones evangélicas, Unamuno

70Fin del reinado social I Cor XV 2-29. II Pedro I. 4 Unidos cada unoá Cristo por Cristo unidos todos, en uno.

71(a) Reino de la caridad. «Caritas perfecta perfecta iustitia est» De natet grat. 84 S Ag. (v. Harnack III 107) La ciudad de Dios

——

72(b) En estas naciones la religión se estima como una fuerza social,aprovechable para fines paganos, para contener las turbas etc 73En lo ínti-mo, en el estado de las almas nadie piensa, ridículo. 74La política se des-arrolla en la tácita hipótesis de que el hombre no muere. Hay partido cris-tiano!!! 75«Buscad el reino de Dios etc» Mat. VI 33. No se cree en esto.76A Dios rogando y con el mazo dando sobre cabeza ajena.

77Persiste la ceguera judaica Harnack II 441.

——

78(c) La gloria y la historia. Vivir en la historia. La historia es humana,lo religioso es intra-histórico. 79Que hable la posteridad ¡vaya una inmor-talidad! Vivir en la memoria de las gentes. Los sin historia.

——

80(d) En sermón del obispo de Madrid el dia de Ramos, 3 abril 1898,refiriéndose al conflicto hispano-yankee que si son infinitas las tristezas yhorrores que trae aparejada una guerra son mayores los horrores y tristezasde un pueblo sumido en el deshonor.

——

81(e) No se cree más que en la ley y la fuerza. Iustitia elevax gentes, etc

——

82(f) Eso sería bueno si los hombres fuésemos ángeles. 83Es decir quepuesto que no lo somos no debemos tender á serlo. 84Eso es imposible etcEs menester que haya escándalo

Meditaciones Evangélicas

Page 168: Meditaciones evangélicas, Unamuno

85No hay que capitular con el mundo.

86Si los buenos no resisten y se defienden prevalecerán los malos. Fal-tos de fé! 87Hay mejor escudo que la bondad? Porque no es tal bondad sedefiende y oculta bajo el pretexto de propia defensa su corrupción.

88Hay en el que castiga algo de odio.

——

89(g) El honor es la religionización de la voluntad individual soberana,del derecho de la fuerza. 90Queda deshonrado aquel cuya voluntad se des-conoce. Deshonra del marido, burlado, no desgracia. 91La mujer le ofende áél, no al matrimonio ni á Dios; hiere su voluntad de que sea él sólo, no sujuramento ni el sacramento de la ley. 92Un cabrón es en el fondo un hom-bre que no sabe imponer su voluntad. 93Está herido su derecho á usar exclu-sivamente de ella, y por eso es delito el adulterio, pero á la vez está heridasu voluntad. v. Calderón. 94El honor sólo se lava con sangre. El honor espatrimonio del alma.

——

95(h) Falta saber si tal progreso por la guerra ó á pesar de ella. La his-toria nada prueba, porque no admite contraprueba. 96¡Elemento de cultura!De qué cultura? Cultura y civilización. Tal vez sin guerras otra civilización.La guerra ha creado una cultura de fondo belicoso. 97Roma y Cartago. Lomalo de Cartago que no encajaba etc.

98La guerra ha hecho la cultura militarista. Un mal necesario! ¡Blasfe-mia! No hay males necesarios, y contra esta supuesta necesidad hay queluchar. 99La libertad es luchar contra la necesidad del mal. Seamos libres.

100Muy humano! A lo sobrehumano debe tender el hombre.

101Si vis pacem, para bellum!!!

102La guerra como pedagogía nacional, escuela de disciplina. El solda-do que razona y discute es un mal soldado. Obediencia ciega.

——

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 169: Meditaciones evangélicas, Unamuno

103 (i) Soldados abriendo paso á los misioneros. Campeones del cristia-nismo. La religión á palos. (m)

——

104 (k) El reino de Dios, de paz etc es interior, está dentro nuestro y novendrá por sorpresa. Luc. XVII 20, 21.

——

105 (l) El heroismo. Heroismo é insensibilidad. «O vencer ó morir» esla frase del cobarde, del que teme la deshonra (?) del vencimiento. 106O conel escudo ó sobre el escudo. Heroismo pagano. Los mártires no resistían nise defendían. 107El heroismo del martir es porque atestiguaba algo. Lo queatestigua da valor al sacrificio.

——

108(m) El derecho de la civilización, Carlo Magno contra los sajones (ácivilizarlos á lo franco, no á lo sajón) la Orden teutónica contra los prusia-nos, los españoles contra los Incas. El pacto ante Luque de Almagro y...

——

109 (n) Honras padre y madre incluye obedecer á la autoridad. El matu-te. El bandido generoso.

——

110 (o) Se dice que una nación no tiene derecho al suicidio. 111Vale másque muera como la semilla de trigo (S. Juan. XII 24-25) para renacer en elpueblo (pueblo y nación) porque si ama su alma en este mundo (su reflejoen la historia) perecerá. Misión de las naciones!!

112(p) Es menester que Cristo vaya, para que el Consolador, el Espíritude Verdad venga. Juan. XVI 7

113No armarse v. Harnack III 366

114Cristo dice «he venido á traer espada y guerra»

115Es menester que haya escándalo y guerra

Meditaciones Evangélicas

Page 170: Meditaciones evangélicas, Unamuno

[BORRADOR B]

Reinado social

1El duelo entre naciones – El honor nacional y en pundonor humano.– Derecho, deber y sacrificio. – Derecho romano es paganismo.

2«Nada de transacciones con los insurrectos (tagalos): ó se rinden á dis-creción, ó son exterminados como demandan la mucha sangre inocente vertidapor aquellos criminales.» (Lo subrayado, por mí)

El Imparcial lunes 11 oct 1897

3Jesús huye cuando las turbas quieren hacerle rey. Ev. S. Juan VI 15Quisieron hacerle rey cuando había multiplicado los panes

4Mi reino no es de este mundo. No ruego por el mundo... v. cuaderni-llo V, 62. y pasajes de Mundo, Cristo, Intestinas

5El reinado social de J. C. es el mismo reinado en cada alma, es su rei-nado espiritual, no es nada nuevo. Es una moda. ¿Qué novedad es esa?Novedad de palabra.

6La guerra; sentimientos de odio. ¡Arrasarlos! ¡Son unos bandidos!7¡Acorralarlos en sus guaridas! Odio al criminal, v. Cuad. V, 93 No bastahacer el bien, hay que ser bueno, cuad. V, 87. y otros.

8Perdónanos nuestras deudas Cuad. V. 76

9¡Utopias! utopias? «Sed perfectos etc» Hay que aspirar á la perfección.Mat. V. 48 10Dios manda lo imposible, y da gracia. Es más dificil que entreun rico etc, es decir es imposible, pero sigue diciendo...

11El sermón de la Montaña aplicado á los pueblos.

12El honor humano en lo social.

El paganismo refugiado en lo social V. 77. El derecho romano.

13Mi reino no es de este mundo. El reino de Dios Mat VI. 33. Rom.XIV. 17.

I. Cor. IV. 20

Imit. III. XLIII. 3. Sant. III 13-18

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 171: Meditaciones evangélicas, Unamuno

14Fin del reinado social I. Cor XV 26-28 Participar de la nat. divina IIPedro I, 4

Patriotismo. La patria celestial y la terrena.

15Todos unos, hermanos todos.

Moral de tribu.

El nombre de España.

16El sentimiento patrio entre los judios. El Mesías un patriota. Deci-dieron los fariseos matar á Cristo para que los romanos no borrasen lanación judía, hacerle víctima del patriotismo.

17«El que no aborrezca á padre y madre...» Cómo ha de entenderse. Lapatria la idealización de todo lo terreno.

18Porque se aborrece á las órdenes religiosas. El internacionalismomonacal; los más individualistas más socialistas. 19Qué relajó á las órdenes?El que haciendo cada monje voto de pobreza era el convento ambicioso ycodicioso de bienes temporales.

20El nuevo mundo. «Esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según suspromesas, en los que mora la justicia» II Pedro III 13 V. Rom. VIII.21

21Como hemos de hallar ese nuevo mundo, II Pedro III 14.

Ley y justicia. Legalismo. Gal. II 21

22Harnack. I. 68 Zusatz. 1.

Moralismo y religión. Tennemann 7. 315.

23El que á hierro mata á hierro muere. Vease el sermón de la Montaña.

«No matarás»

Al fin consideraciones sobre el reinado de la ley y el de la justicia.

24«Hijitos mios, no amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y deverdad» Ep II Juan III 18

25En la ley antigua, reinado de la ley, batallas, guerras, etc. La guerraelemento de civilización primero, mal necesario; mas hoy ya no.

Meditaciones Evangélicas

Page 172: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Sed perfectos

26«Cualquiera que permanece en él no peca; cualquiera que peca no le

ha visto ni le ha conocido» I Juan III 6

27Como Cristo dió su vida por nosotros, nos por nuestros hermanos. v.

I Juan III 16

El amor es de Dios I Juan IV 7

28«El que no ama no conoce á Dios, porque Dios es amor» I Juan IV

8, 11,12

Amor, amor, amor

El reinado del Amor

29«Dios es amor» I. Juan IV 16

En el amor no hay temor “ “ “ 18

30En la ley antigua Dios el Dios de los ejércitos y de la ley, y como

nuncios de Cristo los profetas de la justicia (y de la paz), en la ley moder-

na Dios es Padre

31Principio. Cuando panes y peces. No quiere ser rey. Quiere reinar en

el corazón de cada uno, dentro de ellos, y desde allí irradiar y unirlos por

impulso íntimo, hacerlos uno en el Espíritu

32La gloria! «Gloria de los hombres no recibo» Juan V 41. v. 44.

«¿Eres tú el rey de los judios? Y respondiéndole él dijo: Tú lo dices»

Luc. XXIII 3

33No vengo á derogar la ley, sino á cumplirla. Qué significa el cum-

plimiento de la ley.

Dad al Cesar etc Mat. XXII 21. Marc. XII, 17

34Pervierte la nación y veda dar tributo á Cesar, diciendo que él es el

Cristo, el rey. Luc. XXIII 2.

Rey de los reyes. I Tim. VI. 15

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 173: Meditaciones evangélicas, Unamuno

35«Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuera mi reino misservidores pelearían para que yo no fuese entregado á los judios: ahora,pues, mi reino no es de aquí» Ev. Juan XVIII 36. v. 37

36Reino de Cristo. Colos. I. 3.

San Miguel no se atrevió á maldecir al diablo. Ep. Judas 9-1037Se obedece y no se cumple. Se cumple y no se obedece. Obedecer es

fe, cumplir obra.

La nueva Jerusalem. Apoc. III, 12, XXI 2.

Gal. IV. 2638Tibieza Apoc. III 15.16

Persistencia del Antiguo Testamento. Harnack II 441

El que á hierro mata á hierro muere Mat. XXVI 5239La religión potencia social Mat VI 33

«Caritas perfecta, perfecta iustitia est» De nat. Et grat 84. S. Agustín(v. Harnack III 107)

40Lo racional y lo moral. Lo bueno es verdadero por ser bueno. Dios elpunto de unión de la inteligencia y la voluntad. (v. Harnack. III 110)

41«Remota iustitia quid sunt regna nisi magna latrocinia?» Aug. Civ.Dei. IV. 4. v. acerca del reino de D. Harnack III 138

42Precisamente porque no es de este mundo hay que anhelar que ven-ga á nos. Fuerza del anhelo

Meditaciones Evangélicas

Page 174: Meditaciones evangélicas, Unamuno

[BORRADOR C]

El reinado social de Jesucristo.

——

Ciencia social.

1Frase repetida, pura vaguedad, monserga.

Cristo y el Corazón de Jesús.2Paganismo y cristianismo.

Paganismo en las relaciones internacionales.3El individuo y el Estado. Perdonar las injurias.4Se apoyan en el paganismo social para satisfacer sus instintos. La gue-

rra, el asesinato y el pillaje. La guerra santa.5El honor y la santidad. El falso honor del desafío y esos mismos hablan

del honor nacional y del desafío (guerra) nacional.

[BORRADOR D]

No armarse v. Harnack III 366

Cristo dice «he venido á traer espada y guerra».

Es menester que haya escándalo (guerra)

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 175: Meditaciones evangélicas, Unamuno

OTROS DOS MANUSCRITOS RELACIONADOS

Page 176: Meditaciones evangélicas, Unamuno
Page 177: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Sermón sobre la sencillez(CMU, col. 70/5)

SERMÓN SOBRE LA SENCILLEZ

1El soberbio lleno de sí mismo, pensando en cada pequeño acto quebrota de él y no de Dios, principio y causa de todo.

2Ciencia vana que hincha y no conforta.

3De que os sirve saber todo etc.

4Es una oración todo hecho. 5Martillea al compás de una oración.

6El sabio todo lo cree formulable, para el sencillo todo es milagroso yla naturaleza sobrenatural.

7El niño. Los misticismos infantiles. ¿No recordais la pureza dulcísimade aquellas horas de inocencia?

8Al sencillo San Francisco obedecía la naturaleza toda que no obedeceá la ciencia soberbia.

9Exordio: Venid con sencillez á oir la palabra de Dios, la palabra eter-na, que nada de nuevo he de enseñaros porque no hay nada de nuevo bajoel sol para el sabio y es todo nuevo y fresco para el sencillo que reza cuyocorazón refresca el Señor en cada momento con la fuente vivificante de sugracia.

10El ignorante se somete á la letra y en esa sencilla sumisión halla elespíritu, el espíritu reconfortante, el que no se deja aprisionar en las fór-mulas vanas de la ciencia soberbia, la gracia de Dios.

Page 178: Meditaciones evangélicas, Unamuno

11¡Qué tormentas en su corazón, hermanos mios! Al pensar en la muer-te ¡qué sacudimientos de íntimo horror! El vacío.

12Y si llegan á la calma es la calma seca del páramo helado, se les hasecado el alma, son sombras lo que por ella circula!

13El heroismo de cada momento, la santidad de todos los menudosactos.

El soberbio es esclavo, vive para el mundo.14¡Qué horror a profesión de fé! Y creo todo lo que cree la Santa Madre

Iglesia. 15El niño y su madre, ella guia sus pasos.16El don de lágrimas concedido al sencillo. La Santa Lágrima de la igle-

sia de la Trinidad de Vendoma. Sangre del alma según San Agustín.17«Dabat pro cantu lacrymas plebs ignara canandi» San Bernardo. 18El bea-to Domingo del Paraíso lavaba con lágrimas las manchas del alma, SantaOdila rescató el alma de su padre llorando cinco dias con sus noches sincesar hasta quedarse casi ciega.

19Llora para adentro el soberbio y las lágrimas le amargan el corazón.20¡Lágrimas terribles las del soberbio, no rocío de la gracia, sino acti-

vadoras del fuego!21Y cuando quiere llorar y no puede?

22Imitac Cristo. Lib I. Cap. I. 3. II 1. 2. III. 3

23V. en el index simplicitas

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 179: Meditaciones evangélicas, Unamuno

[Plan del Tratado del Amor de Dios](CMU, col. 75/63)

1Prólogo. Lo que me propongo. Tratado >del amor<... y no guia, y delamor y no del conoc. El conocimo esencial ó vital. San Pablo en Atenas.Que es la religión Pfleiderer 329.

2I Amor de Dios y conoc de Dios.

3II Que es amor. Hay que amar para conocer y conocer paraamar. sup[El que conoce por dentro, sus-] inf[tancialmen-te, compadece.] Nihil cognitum quin praevolitum.tras[Amar es compadecer El hombre quiere ser compade-cido. El pobre. No dolor como mi dolor Amar es dese-sperarse. Amor y muerte. Amor sexual, perpetuar eldolor.] Conoc. sin amor, lógico, pasivo.

4III Objeto del amor: Dios. El Dios lógico ó aristotélico. Supues -tas pruebas de su existencia. Prueba de San Anselmo.tras[El Dios, por remoción] Tránsito al Dios del amor.tras[Conoc. amoroso. Desengaño de todo amor. Compa-sión] La idea de Dios, no Dios mismo.

5IV El Dios del amor. sup[El amor personaliza cuanto ama.] Lapersonalización del Todo sup[para salvarnos de la vida].Dios la persona total, el Todo personalizado. Su existen-cia, que es existir / >Concepto de Dios deducido del amor.<tras[de la congoja. Terrible dejar de ser, terrible ser siem-pre no siéndolo todo, es decir, dejando de ser uno. Ser

Page 180: Meditaciones evangélicas, Unamuno

uno y ser los demás y ser todo >No consuelo si no en elfondo miseria<] >Un Dios compadecible y compasivo,que sufre con nosotros.<

6>V< V Hay que amar para vivir y hay que vivir para conocer7VI De la fe en Dios. sup[Fe y verdad. VI-IX querer que exi-

sta] Dos modos de creer en Dios, sin amor y con amorsup[creyentes var[fieles] – incrédulos]. inf[Querer que Diosexista.] La fe y el amor. sup[gnwsij y pistis] inf[Razóny fe. (vuelta (a))] Amor de Dios al hombre. Dios Padre.Verdad

8VII La esperanza en Dios. sup[Esperanza y belleza VII-XI Lacongoja. Esperanza de liberación de] Dios Padre. >Dios<Inmortalidad. Erostratismo. Dios y de liberación en El.Esperanza y belleza, inf[Se vivepor la incertidumbre.]

9VIII La caridad en Dios. sup[Caridad y bondad. VIII-X] Amará Dios es compadecer á Dios, preso de la materia, y átodo y á todos en El. / No existe el mal sino sufrido, nohecho. sup[Dios sufre. Dolor] El mal es pasión no acción;para el que lo recibe. Etica

10IX La Verdad en Dios. Dios fundamento de la ciencia Cien-cia y fe. Origen del conoc. tras[v. Erostratismo. Otros sen-tidos. La fantasía ó sentido de la identidad fundamentalanima lo inanimado; lo >pers< antropomorfiza todo. Larazón preconiza; matematica y por ahí vamos á concebir-lo todo formalmente, sin sustancia, sin carne.] Ciencia yreligión. Verdad interna (no mentira) y externa.

11X La Bondad en Dios. Dios fundamento de la ética tras[Secompadece á todo en El]. La bondad de Dios. Origen delmal. sup[Libertar al prójimo. Se salva uno salvando]inf[Moral agresiva. La verdad, base todo / de la ética con-cientizadora. v. papel tras[socializar = concienciar] Solida-ridad. Sed perfectos.]

12XI La Belleza en Dios. Dios fundamento de la estética Es bellolo que se eterniza. Lo bello es lo eterno, lo permanente

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 181: Meditaciones evangélicas, Unamuno

de las cosas. La belleza es la >inmor< perpetuación >delLa< (la eternidad) de la momentaneidad. Sub specieaeternitatis; genérico. Lo bello fuera del tiempo.

13XII La vida en Dios. La vida de Dios. La inmortalidad.sup[Erostratismo.] Vida eterna. tras[Plenitud de plenitu-des.] Impersonalización de nuestra persona. sup[nace ymuere á diario Pfl, 145 El dolor. Terribilidad de sersiempre y de dejar de ser.] tras[La verdad, la belleza y labondad hacen la vida de Dios]

14XIII La religión sup[Empieza por el culto á los muertos.] Launidad de la fe. Ef. IV 13. Brooks. The mistery 106sup[Superstitio] La seriedad en la vida; fuera diletantismoy esteticismo. Duro en Renan, France, Rusiñol y los iro-nistas. El anarquismo y su origen.

15XIV Cristianismo sup[depurado]. sup[Esencia del catolicismo.materialista. Escatología.] tras[Fundado por Pablo quesup[creyó en resurrección Cr. porque] no conoció á Cristo,v. papel en lapiz. sup[La esencia crist. un Dios universal yhumano á la vez] La redención y la solidaridad. Divini-dad de Cristo y humanación de Dios.] Jesús y la samari-tana. sup[Lo profundo tras[y específico cristiano un Diosque se hace hombre para sufrir (ó porque sufre?) y asídivinizar al hombre. La pasión sup[y muerte y resurrecc] deCristo garantía de nuestra resurrección. La finalidad sal-var al hombre, es decir, eternizar[?]e] del cristianismo unDios que sufre pasión y muerte, que se hace hombre y /Locura de la cruz y escándalo / Nosotros cristianos ICor I 23] Lo pasajero y lo permanente del cristianismo.El cristianismo es nuestra verdad. >Los ataques al cri-stianismo son paganos.< Concepción cristiana. La cienciaes cristiana; el movil que lleva á la ciencia cristiano. Lode Balfour. Establecer por la libertad el reino de Dios.tras[Trinidad. Dios es sociedad.]

16XV La libertad. sup[Si lo haces te pesa, si no lo haces también.Esclavo de tus obras, ellas te hacen y no tú á ellas tras[lasobras se suceden; yo crezco.]] tras[Lib. albedrío; monadología.

Meditaciones Evangélicas

Page 182: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Conc. de la ley. La ley es social.] El remordimiento.Omnipotencia humana. v. Seuse 135. La libertad; liber-tarse del tiempo, del espacio y de la causalidad. Libertar-se de sí mismo. Lo trágico de la vida. La desesperaciónfenómeno europeo de hoy tras[el jacobinismo nihilista.]tras[La lib. y el problema del origen del mal.]

17XVI El reino de Dios sup[es el reino del hombre]. sup[Todo entodos. Todo conc.] El sobre hombre es el cristiano. Cua-dernos I 85 IV 27, 41. Ritschl II 300: Verlo todo subspecie aeternitatis, compasivamente. Hacerlo todo con-cientemente hacerlo todo conciencia. tras[La vol. desapare-ce, queda el conoc. Vide final Der Welt als Wille undVorstellung. Es posible? Que es un conoc. sin vol. sinamor? / Hacerlo todo conciente es hacer de la naturalezasociedad. La soc. Dios es sociedad. El conoc. es algosocial; la intelig. viene de la palabra y este es de origensocial; se piensa hablando. Ideas que se nos definen alquerer trasmitirlas. La conc. es de origen social. La soc.condición de la lib. La lib. es la fusión del hombre indi-vidual – animal – y del social ó espiritual.] Fusión de laacción y la contemplación; contemplar es obrar es deifi-carse. Contra los librepensadores nuestros. v. Coenobiumn 4 pag. 37-38

18XVII El reinado social de Jesús / Final. Confesión final. Obraimpía y ateo. papel [?] Existe Dios? Qué es existir? Nun-ca lo sabremos. Bástenos que no se puede probar que noexista; que queremos que exista... Oh Dios mio! He razo-nado demasiado lo irrazonable

19(a) La razón no pregunta, responde. La razón se aquieta con explicaruna cosa y se conforma con ignorar. Da un porque; el pedir el porque deese porque no es cosa de la razón. Los hombres razonables se conforman, seresignan á ignorar. El deseo de saber. La razón dice: ¡no hay problema! y lafe crea los problemas.

MIGUEL DE UNAMUNO

Page 183: Meditaciones evangélicas, Unamuno

APARATO CRÍTICO

Page 184: Meditaciones evangélicas, Unamuno
Page 185: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Nicodemo el fariseo

La nota inicial es la que acompañaba el texto en la edición de Revista nueva.

ENMENDACIONES EDITORIALES

3. ex profeso] exprofeso

8. ultima ratio] última ratio

60. XIX, 38-42.] XIX, 38-48.

65. acogerse] acojerse

74. naciere] naciese

155. – se dice Nicodemo –] – se dice Nicodemo,

164. Hijo] hijo

171. ¿Que] ¿Qué

181. ¿qué] ¿que

182. éstos sí] éstos si | aquello] aquéllo

210 es un horror] «es un horror

233. como Él] como él

251. quieres] quiéres

252. Jerusalem] Jerusalen (se ha enmendado en Jerusalem y no en Jerusalén–igual que abajo en el fragmento 296–, porque en todos los autógrafos de las Medi-taciones Unamuno elige esta grafía: cfr. JyS 70, 77; N-borrador, 169, 208; JyS-borrador 64, 69; RSJ, Borrador A, 59; RSJ, Borrador B, 37)

276. se entienda] se entiende

283. prevé.»] prevé.

Page 186: Meditaciones evangélicas, Unamuno

292. oír] oir

296. Jerusalem] Jerusalen

305. frente al] frente el

342. oírle] oirle

355. trajín] tragín

PAOLO TANGANELLI

Page 187: Meditaciones evangélicas, Unamuno

El mal del siglo

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

1-2. racionalismo. >intelectualista.< Por

2. Por >todas p< donde

3. Pero >del seno mis< de las | brota[n] >la< esperanza[s]

4. pública >pue< puede

6. patente es >que< el de que | edad de >sociedades< pueblos

7. moral, de >resurre< retorno

11. Y es >, á la< de veras | realidad de su >patria< hogar

12. preocupación por la >reforma del hombre interior< incesante

14. Denomínese el inf*hecho >fenómeno< con >que< el mote que sequiera, >es sencillo< creo

15. que >predicar< pregonaron | fe >espiritualis< cristiana

16. sus *propias* negaciones >mismas< palpitaba

19. oye sup[ya] resonar

21-28. Escrito en la vuelta de la cuartilla, como indica la nota del autor(Vuelta) al final del fragmento 20

23. sup[de la Razón Suprema, que no es sino la mera razón humanaproyectada al infinito,]

Page 188: Meditaciones evangélicas, Unamuno

25. sup[al Dios personal y vivo al Dios que es Amor y Amor paternal]

30. del[a] fantasmainf[goría] para | y ha >desmoronado sillar á sillar eloptimis< desvanecido

31. sup[ó trasgos] | golpes de >éste mismo los< críticos

36. no nos >llena ¿< satisface

38. vivamos] vivimos: a sobre la segunda i

42. tutto>!<, del vacío

43. es >van< el salmónico

44-45. Escrito en la vuelta de la cuartilla, como indica la nota del autor (ála vuelta) colocada en la interlínea entre los fragmentos 43 y 46

48. mostrado >sup[esta]< nuestra

51. moderno inf*Hamlet >Haeckel<

52. la del >antiguo< típico

54. >Ya qu< Siendo

59. pienses en *que >cuando<

62. pensaba en >vivirla en [?]< concentrar | calculaba >quedarle< lequedarían

63. paganismo sup[el]

64. añadiendo >– «si< que

68. habituando á >no ver á la muerte< no sentir

69. una x, >una verdadera cantidad imaginaria< y raro

70-72. Escrito en la vuelta de la cuartilla, como indica la nota del autor (ála vuelta) al final del fragmento 69

70. sup[velada á sus ojos,], sobrecogidos

76-77. ella? >Todos los dias desaparecen fenómenos< Si mi conciencia

70. angustia >de dolor< vienen

PAOLO TANGANELLI

Page 189: Meditaciones evangélicas, Unamuno

81. ¡Egoísmo! >Fent< Frente | sacado >un altruis< eso | así >hemosv< se ha vuelto

82. Escrito en la vuelta de la cuartilla, como indica la nota del autor (á lavuelta) al final del fragmento 81 | y en su *odio >horror hacia< al potente |que >condu< con el nirvana

83. entristece *á tantos espíritus modernos >el ocaso de este nuestrosiglo<, el mal del siglo >de< que

84. ante el >torm< temor a tormentos >fust< que atiza

89. fantasmas >tangibilida< cosas | el punto tacha una precedente coma

91. llamado >social< más especialmente

93. alma >, su yo concreto,< á un individuo

94. y de la >jus-< ley justicia

95-97. Escrito en la vuelta de la cuartilla, como indica la nota del autor (ála vuelta) al final del fragmento 94

96. Ser esclavo] S sobre E

99. los sup[tales] estetas

101. planta >arqui< ornamentales en >agri< arquitectura

103. sensual, >del estilizado al podrido< de la sensualidad

104. >Lo que más apena< Al ver | Al ver] al ver: A sobre a | de que*la muerte les >al morir se< anula>n< por completo

107. cada >un< hombre venza sup[a] su

109. contrario *pensase >temblase< | la que habría] l de la escrita sobreuna h

110. Escrito en la vuelta de la cuartilla, como indica la nota del autor (á lavuelta) colocada en la interlínea entre los fragmentos 109 y 111 | sup[le] brotará

112. radicales:] los dos puntos tachan un punto y coma

115. «¿qué >cosa< es verdad?»

116. ¿Qué es >la< verdad?

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 190: Meditaciones evangélicas, Unamuno

118. pero sup[y] la relatividad

122. que es sup[de] que

123. todo, >y< (1. Cor. XV, 26-28)

124-127. Escrito en la vuelta de la cuartilla, como indica la nota del autor(á la vuelta) colocada en la interlínea entre los fragmentos 123 y 128

125. María] M probablemente sobre A

TACHADURAS ILEGIBLES

18. >[?]< Y es que puede

23. almas, se >[?]< sube

26. prueba ni se >[?]< puede

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

78. sientes] la primera s sobre [?]

110. brotará] b sobre [?]

CORRECCIONES DE LAPSUS CALAMI

98. desenmascarada] la penúltima a sobre una d

102. aún el >alch< alcoholismo

ENMENDACIONES EDITORIALES

36. ¿por qué no] ¿porqué no

63. Renan] Renán

PAOLO TANGANELLI

Page 191: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Jesús y la Samaritana

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

3. ciudad de >Samar< ésta

5. agua] la primera a sobre una probable l

6. Los dos puntos después de humanos tachan una coma

9. buenos é] é tacha una coma

10. cristianismo es >, aún< en el

14. cruz de >nues< la crucifixión

17. me >demandas< pides

22. tras*beber. >verdad.< (beber.] escrito con lápiz)

30. y al >vernos solos con Jesús< ver | desierto, >le decimos< y quenadie

38. *ciencia >sabiduría<

41. limpia inf[corriente, fresca,],

45. fe de los >sencillos< pobres

49. prueba; >di< pidamos le

50. principio del >querer< creer

Page 192: Meditaciones evangélicas, Unamuno

51-52. Escrito en la vuelta de la cuartilla como indica la nota del autor(vuelta) al final del fragmento 50

51. Jesús >dij< mismo dijo

53. esa] esta: a sobre ta

55. prueba *tengo >tienes<

55. veo] ves: o sobre s | palpo] palpas: o sobre as

60. alma, un>a< *ideal >doctrina<

64. los yermos] las yermos: o de los sobre a

77. creeme>,< que

80. y >ver< en verdad

89. El, >qu< el que habla

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

52. en] e sobre [?]

58. tenemos que ir] t sobre [?]

66. satisfacer] e sobre [?]

70. el lugar] e sobre [?]

ENMENDACIONES EDITORIALES

5. a sacar agua] á sacar á agua

49. pidámosle] pidamos le

PAOLO TANGANELLI

Page 193: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Nicodemo el fariseo [Borrador]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

3. sup[vaga] | suyos, >de< que oyen

4. bañan] vayan: bañ sobre vay | sup[de inmortalidad impersonal tal vez]

5. Oyensup[do] | corazón >á los ojos< rebosante sup[y opreso] | les >subeal< llega | creciendo. inf[aguas sobre que incuba el espíritu de Dios.]

8. en la >esclav< desnudez | cuando >piensa que á< cree

9. Pidanle] i sobre e | suicide >, pero< moralmente

17. soy. sup[Que] Sin

18. hacer] nacer: h sobre n

23. Dios, >el< que

24. *meditado >pensado< | sup[Nicodemo]

26. solemne >reali< y única realidad

28. imaginamos >exten sustentar< correr | presente, la >on< perma-nencia

29. Es una >cosa< meditación | tiempo >como forma de la eternidad,de< descansando | de nuestra >fluyente< vida fluyendo

32. hiciste] s sobre e

Page 194: Meditaciones evangélicas, Unamuno

33. inmensidad >y de la< de los espacios

34. acto >como un golpe que se propaga en hondas por un l[?] in se<va repercutiendo | en >h<ondas por lago >in< sin orillas

38. ido a >sedimentars< asentarse

39. vez] v sobre y

40. El punto interrogativo final tacha unas comillas cerradas

43. sentimientos y] y tacha una probable o | deshacerlos es] e de es llevaun acento tachado

49. sup[temporales]

50. inf[además] | [(e)]

51. el que >[?] progres< crece

52. sup[carnal, terreno y temporal] | sup[con el parto de la muerte] |*espiritual, >espiritual,< celestial | *sí >el< la vida

53. sup[porque Dios está dentro de nosotros]

55. todo >com pue-< comunicanse | comunicanse] la primera c sobre d| en mar>,< común, >nos< somos, >vi< nos movemos | sup[(a)]

56. calor >di< de nuestro | intensa] intenso?: a sobre una probable o |viva] vivo?: a sobre una probable o | se vierte en >caliente< sangría

57. >Ellos< Sus costras | sup[empezando por las de más dentro, por las]inf[que más apegadas llevan] | esas capas sup[en] que | y así, desnudas] y así,desnudos: as sobre os | sup[sus almas] | desnudas del todo] desnudos del todo:as sobre os | desnudas de afectos] desnudos de afectos: as sobre os | desnudasde su misma] desnudos de su misma: as sobre os | sup[desnudas como salie-ron de manos del Señor] inf[y como volverán á ellas] | desnudas como]desnudos como: as sobre os

61. la ley >ja< no tiene | perdona >al que ha amado [?]< sus pecadosál[a] >que ha amado mucho< Magdalena

62. eterno >donde su Santo Espíritu in< sobre cuyas

67. irreparable del >mun< tiempo

PAOLO TANGANELLI

Page 195: Meditaciones evangélicas, Unamuno

69. >Y pue< Intérnate | costra >que< de tu alma | bien que quiero]bien que quiera: o sobre a

72. Todo esto >parecen sutilezas te[?] pienso< parece | enterrado,>como buen fariseo,< en el moralismo >, no< sup[farisaico no] penetra en>e<la religiosidad

74. mal>?< ¿qué importa que sup[no] sientan *bien >mal<?

75. y >se< pregunta

80. sup[Num. 21. 9. 1]

81. Hijo] hijo: H sobre h

90. >Y no c< Y en vez | lo he >averiguado y< aprendido

95. [Pero] >Mira Nicodemo< hay

96. sup[nuestro] Nicodemo | estado >de< tal de exaltación

97. ellos >se aho< se hunden | pura, >estos< á estos

99. sup[cuando] | creerle si>n< te dijere

100. *sin >de< la letra | espíritu, >qui< intentas

101. Hijo] hijo: H sobre h

102. te >las< puede

103. de Dios, >que< de Dios

104. sus >h< ojos

107. el pueblo] al pueblo: e sobre a

109. La y que sigue tu ciencia tacha una coma | hablado, >contra Dios<sin saberlo | contra El >que< y contra *el profeta >la Iglesia< | contra El]contra el: E sobre e | Egipto >de< en que | sentiste>s< sobresaltos

110. calma, >nuevos< extraños

112. que cree sup[que] no cree

114. entonces>, á< él | sufría de >harto< inapetencia, >á< lleno | lemuerde, >Y ve ent< la cruz | la coma después de muerde tacha probablementeun punto

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 196: Meditaciones evangélicas, Unamuno

115. Cruz de metal] cruz de metal: C sobre c | de la >morde< herida

117. al saber] el saber: a sobre e | abrumantes, sup[y] fijos

118. *esa sabiduría >la mística< una >mera< golosina

119. espiritual, >á pe< ó á sensualismo

120. de amor, >visión á que sólo se llega< es la sabiduría | la cruz sup[demetal] | mirando á ella >c[?] curen de las heridas de sus cruces y< vivan

121. >Es imposible que á hombres se< Mira, Nicodemo, >no< no sea

127. y >por< para tu curación | metal, >y< al dolor

130. llamas >, que derretirt< del dolor, que derretirte

134. al mundo >á intermi<, para que le condenara

137. otros >quieren< fingen tan

140. los hombres >mas< amaron más

143. no es luz >tan< más clara

144. sentir >el< y ver el mundo | dado á la >bondad< fé, «á la sustan-cia de las >que se esperan< cosas que se esperan» >segun< (Hebr. 1.)

146. la bondad, >in-< la divina

147. lo verdadero y >lo< eterno | para versup[lo] de veras, es >mene-ster< preciso poder >salirse de sí mismo< sacudirse

148. tus maestros, >en< Nicodemo | puede sup[el hombre] | Dios,>donde< en quien es | que es la >visión misma< vista misma

149. el bueno, >perdona de veras, porque no el honrado< no el sim-plemente

150. Pero >ese< el mismo

151. *Consiste >Es< nuestra bondad sup[en] tender

155. verás que >para todo *piden* tienen tolerancia menos para la fesen< su tolerancia

156. *arrancan >dan<

160. sup[racionalizan, lo] | el punto tacha un punto y coma

PAOLO TANGANELLI

Page 197: Meditaciones evangélicas, Unamuno

161. entrañas de[l] >la< alma, >gritan< clamando | delirio, >vuelvenape< desvían | y se >ponen< vuelven

163. suyas >ni< si no hechas

164. sup[y recatada]

165. vivir su >vida< alma | *su >la< costra >en que< terrena | fondoel >cal< hervor

166. de sus >enseñ< farisaicas enseñanzas

168. perlático] paralítico: e sobre la primera a, la segunda a es tachada, ásobre í | tal vez >á su< entonces | el punto tacha una coma

169. >admiró de suyo la multiplicación de los panes,< Y cuando | Ycuando] y cuando: Y tacha y | tabernáculos, >y< subió Jesús >entonces<desde | Jerusalem y los] Jerusalem y las: o sobre a | y los >gentes le< judios

171. enviaron >gente< servidores que >le< prendiesen

172. arrastrar de >l[?]< su bondad >clamaba< decían | aducían >susescritura< en contra

174. >Y cuando los ministriles se presentandose á los principales sacer-dotes y á los fariseos sin Jesús les< Y cuando (presentandose] presenta-ron: ndose sobre ron)

179. y á >consolaros ha< querer

180. en él >algún genio, algún verdadero< de veras

181. el dogma con] el dogma en: co sobre en

183. conocen las >leyes in< inflexibles leyes | los >que< pobres ilusos| principio de que >sólo< todo

184. >No< Ignoran | que su[s] >fe< creencias | rija] rige: ja sobre ge

185. >No ti< Creen

186. ministros de los >que< sabios | Jesús y >le< se lo lleven | anali-cen] analizan: ce sobre za | el punto y coma tacha tres puntos suspensivos

187. >Y entonces< sup[Así hablan los fariseos.]

188. Díceles] díceles: D sobre d

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 198: Meditaciones evangélicas, Unamuno

189. desde la >v< nocturna visita | apeló á *su >la,< ley, á la de ellos,>p[?]< en favor

190. que es >todo< muy alto

191. ídolo, >ex< demandas | saben >la< la ley

196. mira si >del los suen< de la región

200. Jesús >e[?]< su divina

201. fariseos >le< llevaron *la >la< mujer

202. á solas, >desv< huidos

203. >N< / Nicodemo supo | y plazas >enseñanzas< palabras de vida,y >le vió a cuando el ciego curado de su ceguera< oyó

206. Y entonces y] y tacha una coma | decidieron] la primera e sobre una i

210. Los sencillos] Las sencillos: o sobre a | con palmas á>l Sa< Jesús |la ciudad] el ciudad: l de la tacha el

213. sedicioso y >la m< de la muchedumbre

214. Jesús, >enton al< por fín, >p< viendo | ellos *á >con< su Padre| seamos uno >sup[sin distin]< en Dios

215. á juicio, >primero ante el sup[soberbio] romano que le escarneciómandando le azotasen y burlasen, como á ludibrio de las gentes, despuésante el rencoroso<

216. Y Nicodemo?] la primera o de Nicodemo lleva un acento tachado |seguir >con< desde lejos | sobresaltos, >todo< estos | y él, *de los >el<fariseo[s], esto es, *de >e<l[os] ferishim, >el d< de los distinguidos | los>vulgares y los< llamados vulgares

217. de la >fiesta< feria | acudiría >con el pueblo al pretorio< frente

218. con >vestido manto rojo manto de irrisión y con< manto de grana

219. el pretor >ála p< al populacho

220. el pueblo >p< gritaba | versatil que >ayer< hoy | palmas al >quele< enviado

PAOLO TANGANELLI

Page 199: Meditaciones evangélicas, Unamuno

221. tal vez >la< el amoroso | piedad >hacia< para | sup[á la víctima]y odio sup[al verdugo]. [(c)]

223. y >e<la plebe sup[(b)] gritaba

224. sup[escéptico] espíritu | justo, >y< á terminar | el pueblo, >pedíatragedia< religioso

225. aquello] aquella: o sobre a | entregó el] entregó al: e sobre a

226. lloró >con< acaso >con< hacia dentro con las >hijas muchedum-bre< mujeres | lloreis, más] m de más sobre p

228. asco sup[farisaicos] | [(d)]

229. gentes y >tal vez recordara< se le evocara

231. sintió >e<l[a] *carga >peso< toda aquella Cruz >levan< que sedestacaba

234. >Y vió como le rompieron las rodillas piernas y le abrieron elcostado< Murió >al cabo< Jesús | rompieron] rompían: ieron sobre ían

238. Y en *el >aquel<

239. de sup[la] pascua

245. en los >balsa fe< perfumados | afecto >en se< enterrolo

246. nuevo, >p[?]< donde

247. Magdalena>, la arrepe< fué de mañana, >y< aún oscuro

248. Magdalena, >y al sin conf< tomole

251. en público>, le lavó< le regó

254. besaste, y] y sobre una probable m

255. *untaste >ungiste< | untado >los< con ungüento

257. cuando >los com< al decirla | el punto interrogativo después de peca-dos tacha un punto exclamativo

260. que >te< si quería | regar con las] regar con sus: la de las sobre su| sup[de su alma] y *enjugar >limpiar sup[?]< con sus *energías >cabellos< ybesar >con su< sup[con su >espíritu< razón]

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 200: Meditaciones evangélicas, Unamuno

261. (a) >Cuando Dios, que habita en el íntimo de todo,< CuandoDios | *ante >en< tu conciencia | sin >conciencia< propia conciencia *tem-poral >terrena< | la nota (a) está tachada

262. quisieron >hace nomb< hacerle >le< rey

263. maldíjole >y esta mal< con la misma | *esa lengua >la< que ben-decimos á Dios sup[Padre] | Ep.] E sobre S

264. seno >renovado< removido

265. con el >pueblo< ciego pueblo >deci< deicida

267-278. la nota (e) está tachada

267. la eternidad >la< el tesoro del tiempo, >en verdadero progreso,<en crecimiento

272. doblega] dobla?: e sobre a | inf[al pecado,]

273. y sup[si] por codardía

275. tanto >el[a] cu< el pecado | el odio al >acto< mal

277. intención es >la< fe; >las< fe sin obras es sup[fe] muerta

TACHADURAS ILEGIBLES

21. á sí >se [?]< propio se

94. los demás >[?]< creyentes

160. no lo >[?]< meditan

199. se fué á >[?]< su casa

259. Nicodemo, >[?]< repitiéndose

263. sino á >[?]< los ministros

275. el odio al >[?]< agente

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

8. á deshacer] á sobre [?]

43. doctrinas son] s sobre [?]

PAOLO TANGANELLI

Page 201: Meditaciones evangélicas, Unamuno

49. buscas bajo] b de bajo sobre [?]

68. donde es de buscar] d de de sobre [?]

78. creeis] is sobre [?]

85. redargüidas] la primera r sobre [?]

98. pedirle] p sobre [?]

101. subió] s sobre [?]

112. corazón] c sobre [?]

118. del desierto] del sobre [?]

120. sólo se llega] s de sólo sobre [?]

132. divina] a sobre [?] | aspirar] la primera a sobre [?]

134. una realidad como] c de como sobre [?]

144. á su razón, tan] t de tan sobre [?]

170. doctrina] d sobre [?] | Aquel] A sobre [?]

171. servidores] la primera s sobre [?]

191. le de ley sobre [?]

198. cada uno á su casa] sa de casa sobre [?]

216. los que sean] se de sean sobre [?]

218. y vió á] á sobre [?]

224. desde] la primera d sobre [?] | profeta] p sobre [?]

231. empobrecido] em sobre [?]

275. agente del mal] d de del sobre [?]

CORRECCIONES DE LAPSUS CALAMI

114. inapetencia] t sobre una probable n

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 202: Meditaciones evangélicas, Unamuno

ENMENDACIONES EDITORIALES

8. labor de sus dias!] labor de su dias!

17. Que sin] Que Sin

68. donde has de buscar] donde es de buscar

70. oponles] oponle

115. á que la mire] á que la mira

117. que tanto ansías] que tantos ansías

125. ¿por qué] ¿porqué

136. Y por qué] Y porqué

137. Por qué] Porqué

138. Por qué] Porqué

139. por qué] porqué

156. deleitales] deleitelas

192. fortifica al débil] fortificas al débil

215. huerto de los olivos] huerto de las olivas

217. Nicodemo] Nicomedo

226. mas] más

231. de sus culpas] de sus culpa

246. sus anhelos] su anhelos

255. con aceite] mi aceite

PAOLO TANGANELLI

Page 203: Meditaciones evangélicas, Unamuno

El mal del siglo [Borrador]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

1. La *mal >muerte<

2. *Sentido >Mirado< | de *sentimiento, >vista< | en que tras*una granfatiga, la fatiga del racionalismo intelec >una in mal sup[gran]de fatigasumerge< | desorientados sup[sumerge]

3. ideas muertos *cuando no >y algunos< abortados

4. este] esta: la segunda e sobre una a | y >á rato< á>l< fijarse bien >elocaso< aparecesup[senos el tal ocaso cual]

5. la >vida< ostensible vida | de *cada uno de los hombres >todos<

7. hecho sup[social] | una *enervadora >enervante< |movimiento*expansivo >centrífugo< | fuera] tacha fué | sup[el] de aquellasup[recogida] edad de >crisalida< sociedades crisálidas

9. pasado sup[ya] | colmo] culmen: la primera o sobre una u, la segunda osobre en

10. de[l] sup[caballeresco] | en el >eterno< cristiano

12. el sup[humano]

13. íntima, >dejando la ilusión del destierro< desengañados

15. Hablan de >sup[negra]< sup[de la ola de la] reacción *más o menosnegra*; de>l< inf[su] ritmo

Page 204: Meditaciones evangélicas, Unamuno

16. sup[reacción,]

17. que >trajeron y< predicaron; positivismo >y el< agnostico | agnos -tico] agnosticismo: la última o sobre ismo | sido >si< generaciones | absten-ciones >dogmati< intelectuales | vivificante, >e<la oculta | sup[(a)]

18. sup[por ellos] | las almas] l de las sobre s

19. subsistir sup[moralmente]

20. sup[intrínseco]

21. amenazasup[ba]

22. ojos de[l] *fantasma para volverlos >la ilusión y volviéndola< |nacer el] nacer la: el tacha la | *poderoso florecimiento >potente explosión<| sup[y han] desmorona>n<do sup[sillar á sillar]

25. darme] darnos: me sobre nos

26. sup[por fin]

27. sup[cuanto antes] | que >no sufran< nuevas conciencias sup[no sufran>e<l[a] pesada broma de la existencia?]

28. sup[y el vivir por el vivir mismo no nos llena]

30. ha *endechado >cantado< al reposo sup[inacabable] | ha llamadosup[á] | llamado] tacha pedido | como sup[á]

32. caerse de[l] >una< alto | sup[de ella.]

33. eterna>!< sup[y de vanidad y humo de todo!]

34. de un >todo< mundo fenoménico, >!< >[¡Mi yo, que me arreba-tan mi yo! gritamos hoy con Michelet de]< [(f)]

35. desilusión >algún< se | >¡<como

36. sup[(d)]

37. Sí, >algo se buscó la perfección por< quisimos | quisimos] quiso:imos sobre o

39. O >se muere o no se m< al morir | el punto tacha una coma

40. repiten >los< ren*el* moderno>s< Hamlet>s<, obsesionado>s< porla>s< sombra>s< de su>s< padre>s< que les pide>n<

PAOLO TANGANELLI

Page 205: Meditaciones evangélicas, Unamuno

41. sup[que] arrancaron sup[de la esclavitud y] | arrancaron] arrancando:ron sobre ndo | sup[antiguo]

43. La *ciencia >fisiología< | explique *ésta >á la vida< | caso de*aquella >la muerte<.

44. que *el morir >la muerte< | vida >en< el camino | ésta sup[es] ir áaquel>la<

48. Y si >se muere< no | sup[en ese caso.]

51. tras[sin atender á que una vez muerto su mano, con lo que encerra-ba, no sería ya suya, sino de la tierra.]

53. Me] tacha Sé | *confesaba >de< uno | inf[en pleno vigor] | queda-ban, é ] quedaban, en: é tacha en | vida>?<.»

54. Vaciedad] Vanidad: cie sobre ni | vaciedades] vanidades: cie sobre ni

56. vez, sup[sí,] | todos los] la l sobre [?] | * y plena posesión de la muer-te, que es principio de vivir. >ya que el fugitivo presente fluye<

57. Cor. XV. >17< 19.

59. la *muerte >vida<

60. todo sup[no] es | sup[más que] | inf[que salen de la nada para volver áentrar en ella.]

61. El punto exclamativo tacha un punto interrogativo | [(j)]

62. se >des< anula

63. hacemos inf*permanece >queda<

64. >Y< ¡Mi | Mi] mi: M sobre m

65. >S ¡Nada se a< Todos | un >fen< mero fenómeno | sup[estoico]

67. pero sup[es] | sup[totalmente]

68. faltan >gentes< estoicos

69. sup[intelectualista] | caridad, sup[sino] | sup[puro] abstracto | un>a<ídolo Humanidad, >ido< y | vuelto ál[a] | [(h)]

70. de el >escriba< sup[se] lean | verá >cuan< cuando

71. >Es inutil< Lo que | y de[l] >los< suicidio

72. sup[(e)]

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 206: Meditaciones evangélicas, Unamuno

73. sup[de que salieron] | el >mejorar la v< hacer | preparar sup[así] | los>feli-< satisfechos

74. y sup[luchar] | por >otr< el bien | que >lo perderán< al morir>!<inf[han de perderlo!]

78. llamado] ll sobre s | social >tie< tiene

79. >Es la sociedad para< Desilusionados | tras[y resistentes á acogerseal cristiano]

80. La[s] *tendencias >escuela<

81. sup[tan] abstracto

82. sup[de] la letra espíritu] deriva de espíritu la letra trasp. | sup[de] laley justicia] deriva de justicia la ley trasp. | cuando >no< Cristo

83. sup[llamado]

84. sup[que se motejan á] intelectuales, >los< aristos, >los< estetas | feri-shim ó] ó tacha una coma | sup[á] los que >aquellos< motejan | tsaddiquim ó]ó tacha una coma

85. de *los >estos< estetas

87. neo-misticismo, sup[sobre que] >al< asomando >sobre él< la sinie-stra | sup[y archi-egoista] | [(b)]

88. atenieses *de >que< | dice>n<

90. el apostol] e de el sobre S

91. de la >resurre< muerte

93. nada más>!<

94. ver >á los< hombres | personal>,< | Progreso, >El prog< y | Hom-bre] hombre: H sobre h | abstracto >este com< uno

95. del[a] vida | esteticismo ó] esteticismo en: ó tacha en | sup[sensuali-dad estilizada.]

96. nada sup[eterna.].

97. apena >por-< que sup[esto porque] inf[se] | descubrir>se< en | ellosup[un] mero | no >v< la lujuria

PAOLO TANGANELLI

Page 207: Meditaciones evangélicas, Unamuno

99. sup[temporal] | sí, >si no es pas[?]<¿quien | afirmativamente>?< |sup[á la enigmática cuestión?]

100. sup[cada uno] á *su propia >la<

101. sup[totalmente] perecederos, >si no hay [?] nada más lastimoso queel altruismo.< no

103. >Salvar< La | viejo, Cristo] C sobre e

104. por >sup[la llamada]< *la emancipación >una redención< | nadasup[eterna] | muerte, >obra< de

107. radicales, >de< el

108. el >econo< problema | inf[de producir para >consumir y etc<]tras[el consumo y consumir para la producción] | sup[terrena]

109. >Co[?]< Del | sup[ó sea]

111. pregunta >todo< igualmente | conoce >la razo< y | [(c)]

112. sup[y aspiran]

113. piden >coti diariamente al Padre que venga á< con | perseveran-cia >de fe< al | tras[piden se haga la voluntad etc IV 36]

114. que >en su< en el

115. las >f< lamentables | D’Annunzio, >resolvi[?]< místicos

116. de>l< >más< refinado | que >oculta< encubre | estilizado, >pordecirlo así,< para *emplear este término >hablar á modo< | inf*plantas>acanto< | en >l< el fangal del[a] | veces >santa, divina,< heroica

118. >Se ha< Han sup[llegado hasta á] | declarar] declarado: la última rsobre do | sacrificios >estas y las< tales

119. al >epicureismo más sens< epicureismo | relativisup[dad] ] relati-vo: la segunda i sobre o

122. relativo>!< | sup[por sí sola]

125. inf[temor que atiza ímpetus de penitencia], sup[sino es que] | que>la< envuelve | inf*vaciedad >vanidad<

126. de >sombras chinesca< espectros

129. >(h)< [(j)]

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 208: Meditaciones evangélicas, Unamuno

TACHADURAS ILEGIBLES

14. Vendrá] tacha una palabra ilegible, tal vez Viene

69. desoladora >[?]< moral

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

87. asomando: la primera a sobre [?]

88. hablar: h escrita sobre [?]

101. Humanidad: la H escrita sobre [?]

CORRECCIONES DE LAPSUS CALAMI

41. eco- >mo< nómico

55. omnipresencia: la s escrita sobre una probable c

ENMENDACIONES EDITORIALES

1. El mal] La mal

3. muertas] muertos | abortadas] abortados

15. Hablan de] Hablan de de

40. repite] repiten | le pide] les pide

48. caso.] caso.,

49. aun] aún

54. L’Abbesse] L’Abesse

76. ha sustituido] á sustituidos

97. apena esto] apena que esto

121. la relatividad misma] lo relatividad mismo

PAOLO TANGANELLI

Page 209: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Jesús y la samaritana [Borrador]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

1-2. Debajo del título aparecen estas palabras tachadas: >Yendo Jesús deJudea á Galilea tuvo que pasar por Samaría, región de semipaganos, despre-ciados por el pueblo de Israel. C[?]n Y al llegar cerca de la ciudad de Sicar,cansado del camino, sentose junto á la fuente de Jacob, hacia la hora de sex-ta.<

2. sup[Evang. San Juan IV]

3. *Galilea >Samaría<,

8. *El alma de cualquiera >Nosotros, samaritanos, Cualquiera< | sama-ritanos>,< espirituales | sup[como los demás]

9. pozo, >nos encontramos< á la hora

10. las honduras] los honduras: a de las sobre o

13. y sup[sigan] adoransup[do cual á Dios]

14. lo que sup[aun] | saber, >el< es lo

19. demandas >á mí< de beber sup[á mí],

20. decimos, >*me* nos< pides | tras[, no a refrescarte]

23. sup[y no á darte de beber.]

Page 210: Meditaciones evangélicas, Unamuno

26. las honduras] los honduras: a de las sobre o

30. tienes >de donde sacarla,< con que sacarla

32. la verdad] a de la sobre una probable n

35. más que >e<l[a] >desconsuelo en< íntima

38. bebe! >Es un< ¡mar | sup[que llena la vista] | no *apagan >quitan<| tras[si antes no se purifican subiendo al cielo]

40. y >es< creen | sup[y aman]

42. pone á >tra< querer | y >n[?]< nos

45-46. sed. >No puede, no puede faltar á su promesa.< Pidamosle

46. no se *cumple >acaba<

53. Mas >ent< antes

55. hueso de *los >nuestros<

56. sup[¿Tenemos marido del alma?]

58. marido: >esto< has dicho sup[eso]

59. si sup[es que] no ha | señuelo de sup[propia]

60. santo *tesoro >depósito<

61. sup[(a)] >No< En este

66. tras[¿Quien es éste que me revela á mí mismo mis propios secretos,secretos para mí?]

67. sup[Pareceme que] Es

76. Mas] acento tachado sobre la a

78. sup[(c)] >«Dícele< tras[Vendrá á mi alma el Revelador y él me decla-rará las cosas.]

79. cosas.>»<

85. pena *de salirse >que salgamos< | ciudad >de S< y | ver sup[y oir]

PAOLO TANGANELLI

Page 211: Meditaciones evangélicas, Unamuno

TACHADURAS ILEGIBLES

25. paz >[?]< de estos

51. mayor >[?]< milagro

59. con el >[?]< señuelo

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

40. humana: h escrita sobre [?]

ENMENDACIONES EDITORIALES

13. siguen] sigan

16. misma] mismo

67. es] Es

70. no sabeis] nos sabeis

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 212: Meditaciones evangélicas, Unamuno
Page 213: Meditaciones evangélicas, Unamuno

La oración de Dimas [Borradores]

[BORRADOR A]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

2. aun] aún

3. el punto tacha una coma

6. prometiera >solemn< el cielo | fué sup[á] un malhechor

8. inf[de la religión]

9. marido, >buen ciudadano,< cumple | pensar y >sin< es | es mode-lo] es tacha y | porque >no admi< se muere

12. apariencias. >(v. Hall Caine)<

15. inf[v. Denifle 29 § 11]

21. romano, >no< ¿era

25. >Es decir: Si eres el Cristo sálvate< sup[Así es que el] | paganismolo] l tacha una coma

26. tras[Queda la moral cristiana, de Jesús, el gran reformador etc]

27. sálvate á] sálvate y: á tacha y

28. Jesús, >evi< líbranos

31. mueve, >y< y

Page 214: Meditaciones evangélicas, Unamuno

TACHADURAS ILEGIBLES

28. líbranos del >[?]< dolor

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

5. cierto] er sobre [?]

31. terror] e probablemente sobre [?]

38. problema el] e de el probablemente sobre [?]

[BORRADOR B]

A. VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

En el margen izquierdo, al lado del título se lee: >Nicodem<

4. tras[El placer enajena, el dolor ensimisma, y enajena en Dios, que ennuestro interior habita.]

5. con >Dios< el hijo

7. sup[justo]

20. otro >y la injust< es bueno

35. sup[todo.]

40. por la >just< la muerte

44. en D por Cr. / >Le quitaron la vida, la culpable<

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

11. Bienaventurados] la primera e probablemente sobre [?]

12. pobreza, de] d de de probablemente sobre [?]

PAOLO TANGANELLI

Page 215: Meditaciones evangélicas, Unamuno

ENMENDACIONES EDITORIALES

13. vanità] vanita

40. la muerte] la la muerte

[BORRADOR C]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

9. tras[Busquemos nuestra nada natural principio de nuestro Ser sobre-natural]

11. sup[Correccionalismo.]

15. Rom. VIII 31-39.] el 3 de 39 tacha un 9

20. la >que< creencia

28-31. Estos fragmentos están escritos al revés al pie de la cuartilla

33. sup[La justicia humana qe es Isaías 64-6]

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

15. juzga Cr.] Cr sobre [?]

ENMENDACIONES EDITORIALES

7. vanità] vanita

33. que] qe

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 216: Meditaciones evangélicas, Unamuno

[BORRADOR D]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

8. sup[además] | salvac tras[(a)]

13. inf[Acuérdate de mí]

17-19. tras[En el seno del dolor nos encontramos. Muero porque nomuero. En los placeres temporales del mundo, de los pecadores, fondo detristeza (Denifle 23) en el justo, una eterna alegría sustenta á los dolorestemporales.]

21. sup[con] la pasión

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

15. La fe y] y sobre [?]

[BORRADOR E]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

13. Rom >X< VIII

ENMENDACIONES EDITORIALES

3. Dostoyesqui] Dostoyusqui

PAOLO TANGANELLI

Page 217: Meditaciones evangélicas, Unamuno

San Pablo en el Areópago La conversión de San Dionisio

[Borradores]

[BORRADOR A]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

1. de la >convers< dispersión

2. del[a] gentilidad | *monumentos >obras<

3. idolatría. >»< 17.

5. es >la< idolatría?

[BORRADOR B]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

6. vivimos] la primera v sobre m | en El] en el: E sobre e

8. de sup[S] Dionisio | del >pe< grosero

12. Hombre] hombre: H sobre h

14. el >pneum< pneumático

19. II. 8>.<-11

Page 218: Meditaciones evangélicas, Unamuno
Page 219: Meditaciones evangélicas, Unamuno

El reinado social de Jesucristo[Borradores]

[BORRADOR A]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

1. Jesús sup[á] orillas | gran >mult< muchedumbre | y >aún sob<saciándolos

4. *monte >mundo<,

6. sup[>Juan< Luc. XXIII 3] | no es de >este mundo»< aquí» Juan>VI< XVIII inf[36. v 37]

9. sup[Mat XXII 21 Marc XII 17]

12. matarle >y un< sup[Juan 48 XI]

13. tras[No tenían más Rey qe Cesar, Juan, [?] 15]

16. el punto tacha una coma

17. >ca< Cada

22. tras[V 77]

23. después de aplicar á las aparece la nota editorial (Vuelta) para indicarque el texto prosigue en la vuelta de la cuartilla

24. [(e)]

Page 220: Meditaciones evangélicas, Unamuno

25. sup[(h)]

27. sup[(d)]

29. >Horr< Del | tras[Marc VII 15]

30. [El culto al honor, la relig del honor El honor es la soberbia. (g)]| sup[(l)]

31. sup[(c)]

33. sup[Mat XXVI 52] | [(o)] / >La patria celestial y la terrena. El queno aborrezca<

35. sup[(b)] El reinado >de< de Jesús | el punto tacha probablemente unacoma

44. tras[Marc XI 25-27]

47. tras[Remota iustitia quid sunt regna nisi magna latrocinia. Aug.Civ. Dei IV 4]

52. tras[Supremas categorías del moralismo farisaico.]

53. derecho. / >La patria cristiana, celestial. To<

55. después de Juan III 18 aparece la nota editorial (Vuelta) para indicarque el texto prosigue en la vuelta de la cuartilla

56. tras[Como se logra paz? «Ponte primero á ti en paz y después podrásapaciguar á los otros» Imitac II III 1. La guerra interior]

58. >Pat< Amor

60. tras[Apoc III 12, XXI 2 Gal IV 26 Harnack III 138]

62-65. tras[La religión no algo aparte, sino fundido, no mezclado en lavida. 63No hay un estado especificamente cristiano. Cristiano en el matri-monio, la familia, el Estado, la profesión. Que la vida sea oración. No oiruna misa y luego á lo profano. Lo religioso es un modo de hacer todo y deser todo. Todo es culto, se adora obrando y trabajando. Todo el que cum-ple su vocación es martir. v Harnack III 107-108]

66. tras[Reino sin historia]

68. Qué] fué: Q sobre f

PAOLO TANGANELLI

Page 221: Meditaciones evangélicas, Unamuno

69. [(k)]

70. en >un< uno.

102. guerra >pe< como

103. [(m)]

105. del que teme] q sobre t

111. como >e<la semilla

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

59. etc] sobre [?]

112. el Espíritu] e de el sobre [?]

ENMENDACIONES EDITORIALES

13. que] qe

27. demanda] demandan

50. moderna] moderno

[BORRADOR B]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

3. tras[Quisieron hacerle rey cuando había multiplicado los panes]

4. v. >Cua< cuadernillo | V, 62.] 6 tacha 8

10. tras[Dios manda lo imposible, y da gracia. Es más dificil que entreun rico etc, es decir es imposible, pero sigue diciendo...]

Meditaciones Evangélicas. APARATO CRÍTICO

Page 222: Meditaciones evangélicas, Unamuno

24. Ep II] E tacha II |III 18 / >Qué tu corazón te reprende por dejarabandonada la patria, el deber etc? V. II Juan III 19 El Dios de los ejérci-tos, que<

35. inf[36. v. 37]

36. I. [?] 3.

38. Antiguo] A probablemente sobre a

[BORRADOR C]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

Al lado del título, en el margen derecho, aparece el subtítulo: tras[Cienciasocial.]

2. y >socialis< cristianismo.

PAOLO TANGANELLI

Page 223: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Sermón sobre la sencillez

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

8. Al >San Francillo que< sencillo

9. nuevo >p< bajo el sol | sup[que reza]

10. sup[El ignorante] Se somete | espíritu >du< reconfortante

16. sencillo. >«todo el pueblo católico Le aquellos senci dichosos tiem-pos, etc< la Santa Lágrima

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

19. adentro] a sobre [?]

ENMENDACIONES EDITORIALES

8. obedecía] obedecían

10. se somete] Se somete

16. La Santa] la Santa

Page 224: Meditaciones evangélicas, Unamuno
Page 225: Meditaciones evangélicas, Unamuno

[Plan del Tratado del Amor de Dios]

VARIANTES DEL AUTOR

VARIANTES PRINCIPALES

5. La personalización del Todo] T sobre t | es decir] es dejar: ci sobre ja

7. Al final del párrafo, después de “Verdad”, hay una raya que conecta estapalabra con el título del capítulo IX: “La verdad en Dios”

8. La congoja.] c sobre g | Después de hay una raya que conectaesta palabra con el título del capítulo XI: “La Belleza en Dios”

9. Al final del párrafo, después de Etica, hay una raya que conecta esta pala-bra con el título del capítulo X: “La Bondad en Dios”

15. lapiz.] la sobre pa

16-17. Probablemente Unamuno indica la posibilidad de intercambiar loscapítulos XV y XVI

17. queda el] queda la: el tacha la | Vorstellung.] V sobre W

CORRECCIONES DE GRAFEMAS SOBRE SIGNOS ILEGIBLES

10. IX] I sobre [?]

Page 226: Meditaciones evangélicas, Unamuno
Page 227: Meditaciones evangélicas, Unamuno

NOTAS

Page 228: Meditaciones evangélicas, Unamuno
Page 229: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Nicodemo el fariseo

6-7. Cfr. EMS, 112. “...hay dos goznes de la historia humana: lo eco-nómico y lo religioso.”, Carta a J. Arzadun del-X-1897, EpA, p. 42.

13-14. “¡No! El remedio es considerarlo cara a cara, fija la mirada enla mirada de la Esfinge, que es así como se deshace el maleficio de su aoja-miento. / Si del todo morimos todos, ¿para qué todo? ¿Para qué? Es el ¿paraqué? de la Esfinge, es el ¿para qué? que nos corroe el meollo del alma, esel padre de la congoja, la que nos da el amor de esperanza.”, STV, III, pp.56-57. Cfr. también STV, III, p. 63 y STV, VIII, p. 177.

15-16. “El positivismo nos trajo una época de racionalismo, es decir,de materialismo, mecanicismo o mortalismo; y he aquí que el vitalismo, elespiritualismo vuelve. ¿Qué han sido los esfuerzos del pragmatismo sinoesfuerzos por restaurar la fe en la finalidad humana del Universo? ¿Qué sonlos esfuerzos de un Bergson, verbigracia, sobre todo en su obra sobre la evo-lución creadora, sino forcejeos por restaurar al Dios personal y la concien-cia eterna? Y es que la vida no se rinde.”, STV, VII, p. 144. “Y esta per-sonalización del todo, del Universo, a que nos lleva el amor, la compasión,es la de una persona que abarca y encierra en sí a las demás personas quela componen. / Es el único modo de dar al Universo finalidad, dándole con-ciencia. Porque donde no hay conciencia no hay tampoco finalidad quesupone un propósito.”, STV, VII, p. 151.

18-19. “«P.– ¿Qué cosa es fe? / R.– Creer lo que no vimos.» / ¿Creerlo que no vimos? ¡Creer lo que no vimos, no!, sino crear lo que no vemos.”,“La fe”, OCE, I, p. 962 (1900). “¿Y qué cosa es fe? / Así pregunta el

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catecismo de la doctrina cristiana que se nos enseñó en la escuela, y con-testa así: «creer lo que no vimos.» / A lo que hace ya una docena de añoscorrejí en un ensayo diciendo: «¡Creer lo que no vimos, no!, sino crear loque no vemos.»”, STV, IX, p. 179. “La fe es, pues, si no potencia creativa,flor de la voluntad y su oficio crear. La fe crea, en cierto modo, su objeto.Y la fe en Dios consiste en crear a Dios, y como es Dios el que nos da lafe en Él, es Dios el que se está creando a sí mismo de continuo en noso-tros.”, STV, IX, p. 184.

21. “El intelectualismo es quien nos ha traído eso de que la fe sea creerlo que no vimos, prestar adhesión del intelecto a un principio abstracto ylógico, y no confianza y abandono a la vida, a la vida que irradia de losespíritus, de las personas, y no de las ideas, a tu propia vida.”, “La fe”, OCE,I, p. 963.

22. “No vuelvas demasiado tus ojos al pasado. Acuérdate de la mujerde Lot. Mira hacia delante, al porvenir, único reino de la salud...”, “LaEsfinge”, OCE, V, p. 206.

24. Sobre el ideal de la sociedad cenobio, véase D, p. 84. En NuevoMundo se evoca una suerte de apocatástasis: “¡Día santo aquel en que rotasy deshechas las duras capas de las almas se viertan los contenidos de éstasen solemne cataclismo, yendo a fundirse en uno en un mar vivo de donderesurgirán potentes los núcleos eternos! ¡Santa confusión de almas! Enton-ces la revolución divina, la llegada del espíritu santo, el principio de lasociedad verdadera, el grito solemne del organismo colectivo, de la Huma-nidad, al reconocerse.”, NM, p. 134 (fragmentos 454-456).

25. “La necesidad de abrigarse el alma de las inclemencias del ámbitosocial nos ha echado sobre ella una vestidura que llega a coraza y el llevar-la a cuestas siempre nos ha producido el absurdo pudor de la desnudez delalma.”, NM, p. 132 (fragmento 441).

27. “Tu locura quijotesca te ha llevado más de una vez a hablarme delquijotismo como de una nueva religión. Y a eso he de decirte que esa nue-va religión que propones y de que me hablas, si llegara a cuajar, tendría dossingulares preeminencias. La una, que su fundador, su profeta, Don Quijo-te – no Cervantes, por supuesto –, no estamos seguros de que fuese hom-bre real, de carne y hueso, sino que más bien sospechamos que fue una pura

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ficción. Y su otra preeminencia sería la de que ese profeta era un profetaridículo, que fue la befa y el escarnio de las gentes. Es el valor que más fal-ta nos hace: el de afrontar el ridículo.”, VQS, p. 143.

28. Cfr. “De la enseñanza superior en España”, OCE, I, pp. 731-772(escrito entre agosto y octubre de 1899).

32. “Fácil es que caigan sus ideas como pedrusco en un charco en esteinmenso pantano de trivialidad misoneísta en que vegeta la juventud espa-ñola, anémica del alma por paludismo intelectual.”, NM, pp. 46 y 48 (frag-mento 9).

34. “Y se le ocurre tomarlo á juego y se dice sup[con Renán] que esteuniverso es un espectáculo que Dios se da á sí mismo y que debemos ser-vir las intenciones del gran corega >h< contribuyendo á hacer el espectá-culo lo más brillante y lo más variado posible. Y han hecho del arte unareligión y un remedio para el mal metafísico, y han inventado la monsergadel arte por el arte.”, T, p. 52. “Y ya se le ocurre tomarlo a juego, y sedice, con Renán, que este universo es un espectáculo que Dios se da a símismo, y que debemos servir las intenciones del gran Corega, contribu-yendo a hacer el espectáculo lo más brillante y lo más variado posible. Yhan hecho del arte una religión y un remedio para el mal metafísico, y haninventado la monserga del arte por el arte.”, STV, III, pp. 63-64. Cfr. EMS,99.

36. Tal vez se pueda divisar en este fragmento un vago eco nietzsch -eano: “Un pueblo es el rodeo que da la naturaleza para llegar a seis, a sie-te grandes hombres. – Sí: y para eludirlos luego.”, F. Nietzsche, Más alládel bien y del mal, Madrid, Alianza / Club Internacional del Libro, 1984, p.102 (“Sentencias e interludios”, 126).

37. Cfr. EMS, 19-20. La equiparación entre intelectual y fariseo seencuentra también en M. de Unamuno, “Mateo, XXIII, 5 – Juan, XI, 47y 48 – Nicodemo”, Juventud, Madrid, 27-III-1902: “Era un distinguido, unentendido en la ley y en los profetas, un maestro de Israel: lo que llamaría -mos hoy un intelectual...”. Estas palabras se leen en la sección titulada“Nicodemo”.

38-39. “Sea lo que fuere de la verdad del discurso de Pablo en el Areó -pago, y aun cuando no lo hubiere habido, es lo cierto que en este relato

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admirable se ve hasta dónde llega la tolerancia ética y dónde acaba lapaciencia de los intelectuales. Os oyen todos en calma, y sonrientes, y a lasveces os animan diciéndoos: «¡Es curioso!», o bien: «¡Tiene ingenio!», o:«¡Es sugestivo!», o: «¡Qué hermosura!», o: «¡Lástima que no sea verdadtanta belleza!», o: «¡Eso hace pensar!»; pero así que les habláis de resu-rrección y de vida allende la muerte, se les acaba la paciencia y os atajan lapalabra, diciéndoos: «¡Dejadlo! ¡Otro día hablarás de esto!», y es de esto,mis pobres atenienses, mis intolerables intelectuales, es de esto de lo quevoy a hablaros aquí.”, STV, III, p. 62.

42. “¡Cuánto podría decirte acerca de la terrible auto-consunción delintelectualismo! Hay una enfermedad tremenda del estómago y es aquellaen que, perdido o desnaturalizado el epitelio estomacal, se digiere el estó-mago a sí mismo y se destruye.”, Carta a Arzadun del 30-X-1897, EpA, p.41. “Lo terrible en las úlceras del estómago es que empieza éste a digerirsea sí mismo destruyéndose. Así en la úlcera del intelectualismo la concien-cia se devora a sí propia en puro análisis.”, Carta a Jiménez Ilundain del 3-I-1898, EpA, p. 45. “El triunfo supremo de la razón [...] es poner en dudasu propia validez. Cuando hay una úlcera en el estómago, acaba éste pordigerirse a sí mismo. Y la razón acaba por destruir la validez inmediata yabsoluta del concepto de verdad y del concepto de necesidad.”, STV, V,p. 110.

47. cfr. JyS, 13 y T, pp. 4-5. “Y hoy me encuentro en gran parte des-orientado, pero cristiano y pidiendo a Dios fuerza y luz para sentir que elconsuelo es verdad.”, Carta a Jiménez Ilundain del 3-I-1898, EpA, p. 45.“Ni el sentimiento logra hacer del consuelo verdad, ni la razón logra hacerde la verdad consuelo; pero esta segunda, la razón, procediendo sobre la ver-dad misma, sobre el concepto mismo de la realidad, logra hundirse en unprofundo escepticismo. Y en este abismo encuéntrase el escepticismo racio-nal con la desesperación sentimental, y de este encuentro es de donde saleuna base - ¡terrible base!- de consuelo.”, STV, V, p. 111. Nicodemo es defi-nido “discípulo vergonzante” también en la sección titulada “Nicodemo”deM. de Unamuno, “Mateo, XXIII, 5 – Juan, XI, 47 y 48 – Nicodemo”,Juventud, Madrid, 27-III-1902.

54. “...siempre han tendido a sermón mis artículos más íntimos.”, Car-ta a Arzadun del 30-X-1897, EpA, p. 43.

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59. “La santa desnudez del alma producirá además el arte clásico espi-ritual. Llegaron los helenos a la belleza plástica corpórea apacentando susmiradas libres en el cuerpo desnudo y nosotros, mientras no desnudemoslas almas, no comprenderemos sus bellezas.”, NM, p. 142 (fragmentos 518-519).

67. La metáfora del despertar del hombre íntimo se encuentra tambiénen un cuento titulado El sermón de Frasquín, que Unamuno, al parecer, deci-dió no divulgar y que se ha publicado recientemente en una trascripción nodel todo fiable (Obras completas, ed. de Ricardo Senabre, Madrid, FundaciónJosé Antonio Castro/Turner, 1995, II, pp. 735-740). Por eso citaré directa-mente el manuscrito (col. CMU, 63/22, pp. 9-10): “Mi yo verdadero, elhondo, el vulgar, el yo como todos los yos humanos... ese está muerto... áese le matasteis... no! no está muerto! está dormido como un lirón, le habeisdado opio, está amodorrado, imbecil... [...] Me marcho á despertar mi yo...¿Cómo le despertaré? A latigazo limpio! Latigazo limpio y luego á bañar-me de vulgaridad, en cursilería, á confundirme entre la masa anónima, áque con su roce se me gaste el monigote...”

82-83. En Del sentimiento trágico Unamuno rechaza rotundamente elespejismo de ‘hacerse otro’: “Todo lo que en mí conspire a romper la uni-dad y la continuidad de mi vida, conspira a destruirme y, por lo tanto, adestruirse. Todo individuo que en un pueblo conspira a romper la unidady la continuidad espirituales de ese pueblo, tiende a destruirlo y a destruirsecomo parte de ese pueblo. ¿Que tal otro pueblo es mejor? Perfectamente,aunque no entendamos bien qué es eso de mejor o peor. ¿Que es más rico?Concedido. ¿Que es más culto? Concedido también. ¿Que vive más feliz?Esto ya..., pero, en fin, ¡pase! ¿Que vence, eso que llaman vencer, mientrasnosotros somos vencidos? Enhorabuena. Todo esto está bien; pero es otro.Y basta. Porque para mí, el hacerme otro, rompiendo la unidad y la conti-nuidad de mi vida, es dejar de ser el que soy; es decir, es sencillamentedejar de ser. Y esto no; ¡todo antes que esto!”, STV, I, pp. 28-29.

91-92. Se asiste aquí a una resemantización religiosa de la metáfora dela intra-historia de En torno al casticismo.

118-120. Sobre el precepto de “ser bueno” en la producción unamu-niana de este período me permito remitir a P. Tanganelli, Unamuno fin desiglo. La escritura de la crisis, Pisa, ETS, 2003, pp. 126-127.

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131-139. El dualismo sujeto exterior o histórico vs sujeto interior ointra-histórico es frecuente en Unamuno. Tal vez la fuente sea NM, pp.126, 128 y 130 (fragmentos 410-424). Sin duda relacionados con esta par-te de la meditación son los pasajes de estos dos artículos: “Magnánimo es,sin duda, el empeño de vivir en la historia, de legar un nombre que seextienda por la serie de los tiempos venideros, pero es mucho más magná-nimo tender a vivir en la eternidad, a salirse del tiempo, despreciandola sobrevivencia temporal del nombre. Y si alguien dijese que es tender a loimposible, recuerde el tal que fue lo imposible (humanamente hablando)lo que se nos puso por última mira de nuestros esfuerzos al decirnos: Sedperfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. [...] A más de uno le ocu-rre arrepentirse de alguna de sus pasadas sinceridades, y nunca es de verassincero aquello de que uno haya de arrepentirse más tarde. Fue tal vez sin-cero en cierto restringido sentido mientras lo pensó o sintió y escribió odijo, pero fue una sinceridad temporal y por lo tanto falsa. / [...] Diferén-ciase el recuerdo [sic] del loco en que aquél no dice ni hace las locuras quelo mismo que a éste se le ocurren, por ser dueño de sí y no haber perdidoel freno. / Podemos decir que hay en el hombre dos crecimientos espiri-tuales; el uno de dentro a fuera y el otro de fuera a dentro. El hombre másinterior se desenvuelve desde su núcleo, y sobre el que van formando unsedimento todas las adquisiciones que orgánicamente pasan por él. Es loasimilado. / Llevamos además otro sujeto, el exterior, formado por capas deacarreo que el mundo deposita en nosotros. Y éste suele desnaturalizar aaquél. / La verdadera, la honda sinceridad, sólo la hallamos refugiándonosen nuestro hombre interior y tratando de ponernos allí de acuerdo con noso-tros mismos, que no es pequeña tarea. La sinceridad es el premio de unalarga labor, no explosión de cualquier tumor pasajero.”, M. de Unamuno,“Sobre el modernismo”, Ecos literarios – religiosos, históricos, artísticos, II, 36,Bilbao, 29 septiembre 1898 (aparece en la primera página). “Recuerda queme has confesado haberte arrepentido de algunas de tus pasadas sincerida-des, y ten en cuenta que nunca eres de veras sincero en aquello de que hayasde arrepentirte a solas más tarde. Lo fuiste tal vez en cierto modo, más apa-rente que real, al escribir el artículo que motiva esta carta; lo fuiste acasomientras lo pensaste y escribiste, pero fue una sinceridad temporal, y porlo tanto, -no rechaces la paradoja- insincera. [...] Diferénciase el cuerdo delloco en que aquél no dice ni hace las locuras que como a éste se le ocurren,

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porque es dueño de sí, sin haber perdido eso que a falta de conocerlo bien,llamamos poder de inhibición. Y en un escritor la cordura se llama respe-to al público./ Llevamos todos dos hombres en nosotros. El uno, interior,se desarrolla por íntimo desenvolvimiento, estando formado de un fondohereditario y congénito en su mayor parte, y sobre el cual forman sedi-mento vivo todas aquellas adquisiciones que a su natural se adaptan. Crecede dentro a fuera y es lo verdaderamente orgánico en nosotros. / Llevamosademás otro sujeto, exterior, que se desarrolla por accesión de capas de aca-rreo que el mundo deposita sobre el primero, y así se forma de costraadventicia en su mayor parte. Es lo inorgánico de nuestro espíritu. Y pue-de muy bien ocurrir, y de hecho ocurre, que nuestro sujeto externo, cuyodestino debiera ser alimentar y proteger al otro, lo desnaturalice y ahogue,convirtiéndosele en verdadero quiste. / Con nuestro sujeto exterior comu-nicamos con lo exterior del mundo que nos rodea, como dos sustancias quepor sus películas se ponen en mutuo contacto. Mas, a través de ellas cabeuna verdadera ósmosis y exósmosis, y una comunión de lo íntimo de nues-tro espíritu con lo íntimo de la sociedad que nos rodea, que es su matriz:Te digo todo esto en metáfora, para ahorrarme largas explicaciones. / La ver-dadera y honda sinceridad, la sincera, no la hallarás sino refugiándote en tunúcleo, en tu sujeto interior, y tratando de ponerte allí al unísono con loíntimo y nuclear del mundo y de la sociedad que te rodean, para lo cualtienes antes que ponerte de acuerdo contigo mismo. La sinceridad es el frutode larga labor, no la explosión de cualquier tumor pasajero.”, M. de Una-muno, “Sinceridad sincera”, Artículos en “Las Noticias” de Barcelona (1899-1902), ed. de Adolfo Sotelo Vázquez, Barcelona, Lumen, 1993, pp. 136-137 (1ª ed., 28-IV-1899).

146. Dos veces Eugenio Rodero se refiere a sus contemporáneos lla-mándolos esclavos: “No saben nada – me decía – nada, nada; las eternasdeclamaciones, la revuelta huera, el motín bullanguero y por dentro escla-vos.”, NM, p. 108 (fragmento 281). “Conoces mis infortunios, mis desgra-cias, las luchas entre mi mundo y ése de tinieblas de que hablan ellos, losesclavos. Sus leyes, sus preceptos, sus dogmas, sus mandamientos, sumoral... sus... sus... lo suyo ¡qué muerte!”, NM, p. 112 (fragmentos 316-317).

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150-153. Cfr. EMS, 94. “Lo que ante todo ansío es libertad, libertad,verdadera libertad. Libertad, que es ser dueño y no esclavo de sí mismo.Libertad, que consiste en ser como sea y no como los demás quieran hacerme.Porque la perdición de todo el que se muestra al público es que en tornoa su sujeto íntimo, el que se desarrolla desde dentro a fuera a partir deleterno núcleo, nos forma el mundo otro sujeto depositándonos capas de aca-rreo, un sujeto constituido de fuera a dentro por un caparazón que acabapor enquistar el íntimo. ¡Qué admirablemente describió San Pablo la luchade estos dos sujetos, de estos dos hombres que llevamos todos!”, Carta aJiménez Ilundain del 3-I-1898, EpA, p. 46. “Si supiera usted cuánto hesuspirado siempre por esto, por la verdadera libertad, la de ser cada cualsegún sea y no según los demás quieran hacerle; la de desarrollar su hom-bre interior, el que se desenvuelve de dentro a fuera sin dejarse ahogar porel otro, por el que forman sobre nuestro núcleo espiritual las capas de aca-rreo que el mundo nos va depositando.”, CCU, p. 47. Ángel, el protago-nista de La Esfinge, le dice a la muchedumbre que se ha adunado debajo dela casa de Felipe, un momento antes de que un disparo le abata: “Sí, ¡viva lalibertad! [...] ¡Viva la libertad!, que es la vida. Os lo digo también yo...,la santa libertad..., el alma del mundo..., el espíritu de la idea...”, OCE, V,p. 214. En el Diario íntimo se lee: “¡Libertad, libertad! Quiero ser libre. Seme dirá que salgo de una esclavitud para caer en otra, en la humillación aun dogma estrecho, como me dice S. en la carta... ¡Libertad, libertad enCristo!”, D, p. 104. En La crisis del patriotismo esta reivindicación se aplica,finalmente, incluso a la historia de las naciones: “Libertad, libertad antetodo, verdadera libertad. Que cada cual se desarrolle como él es y todos nosentenderemos. La unión fecunda es la unión espontánea, la del libre agru-pamiento de los pueblos.”, OCE, I, p. 982.

177-178. “Faltos los hombres de la visión desinteresada del mundo,ignorantes de la corriente viva entre honduras y honduras, forjan unaestructura para llenar su sed de ideal y fingen los dogmas que les intere-sa.”, NM, p. 128 (fragmento 428).

179. “Se nos abre a la conquista un mundo nuevo, de inexploradas sel-vas vírgenes, en que habita la veracidad indiscreta, hay que quemar las car-comidas naves que nos han traído del viejo porque lo eterno de él somosnosotros.”, NM, p. 144 (fragmento 528).

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182. “Por debajo de la fe recibida, del creer lo que no había visto,corría en él cual manantial vivo una fe pura, pura de materia que la atara,una fe sin dogma, fe en la fe misma, que le llevaba a burilar en su mentelos objetos todos y a desear desentrañarlos con ojo seguro y limpio.”, NM,p. 58 (fragmento 47). “Pero la fe, que es al fin y al cabo algo compuestoen que entra un elemento conocido, lógico o racional juntamente con unoafectivo, biótico o sentimental, y en rigor irracional, se nos presenta enforma de conocimiento. Y de aquí la insuperable dificultad de separarlade un dogma cualquiera. La fe pura, libre de dogmas, de que tanto escribí enun tiempo, es un fantasma. Ni con inventar aquello de la fe en la fe mis-ma se salía del paso. La fe necesita una materia en que ejercerse.”, STV, IX,p. 180.

194. Cfr. JyS, 64.

205. Cfr. EMS, 82.

207-208. Cfr. EMS, 100.

209. “Y han hecho del arte una religión y un remedio para el malmetafísico, y han inventado la monserga del arte por el arte.”, STV, III, p.64.

212. “Tengo que humillarme aún más, rezar y rezar sin descanso, has-ta arrancar de nuevo a Dios mi fe o abotargarme y perder conciencia. Oimbécil o creyente, no quiero que sea mi mente mi tormento y que enve-nene mi vida la certeza de su fin y la obsesión de la nada.”, D, p. 126.

216. “¿Son dolores de parto espiritual? Ha venido mi hora; la emociónde la muerte, aquellas noches de angustia, me han revelado el fruto que lle-vaba en las entrañas de mi espíritu. Dame, Jesús mío, que te vea nacer enmí, y me olvidaré de tanta angustia.”, D, p. 109.

219. “Hay muchos que dicen que quieren creer, que quisieran creer...Sí? quieres creer? Pues imita desde luego esa vida y llegarás a creer. Con-dúcete como si creyeras y acabarás creyendo.”, D, pp. 133-134.

225. “Era muy bueno y muy sencillo, no porque creyera sino que creíapor ser bueno...”, NM, p. 54 (fragmento 36). “En un tiempo escribí yo quesi se observa fe en los buenos no es que sean buenos porque creen, sinoque creen porque son buenos”, D, p. 132. “Y aún digo más, y es: que si se

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da en un hombre la fe en Dios unida a una vida de pureza y elevaciónmoral, no es tanto que el creer en Dios le haga bueno, cuanto que el serbueno, gracias a Dios, le hace creer en Él. La bondad es la mejor fuente declarividencia espiritual.”, STV, II, p. 43.

233-235. “Hay que renacer. En tantos años no he >pensado< sentidorealmente, en [sic] ser bueno, no he hecho más que pensarlo. […] Sólo Dioses bueno. Pero Cristo nos dice también que seamos perfectos como nuestroPadre celestial. Querer ser bueno, y quererlo constante y ardientemente,esforzarnos por serlo; he aquí nuestra obra.”, D, p. 60. “¡Ser bueno! ¡Quéinmenso campo de meditación aquí! ¡Ser bueno! Ser bueno es hacerse divi-no, porque sólo Dios es bueno.”, D, p. 93. “...un hombre que no hace nadade malo es Dios, porque sólo Dios es bueno, sólo Dios no tiene mezcla denada.”, D, p. 56.

241. “Gritos de las entrañas del corazón ha arrancado á los poetas delos tiempos todos sup[The Task. I. 284 sigs Wordsworth. Ode, pag. 313]esta tremenda vista del fluir de las olas de la vida, desde el okiaj onar,sueño de una sombra, de Píndaro, al «la vida es sueño» de Calderón y el«estamos hechos de la madera de los sueños» de Shakespeare. Y ved cuanmás terrible es la sentencia del inglés que no la del castellano, pues mien-tras éste solo declara sueño á nuestra vida, mas no á nosotros que la soña-mos, aquel nos hace sueño, sueño también, sueño que sueña.”, AJH, p. 2v.“Gritos de las entrañas del alma ha arrancado á los poetas de los tiempostodos esta tremenda visión del fluir de las olas de la vida, desde el sueñode una sombra de Píndaro hasta «la vida es sueño» de Calderón y el «esta-mos hechos de la madera de los sueños» de Shakespeare, sentencia esta últi-ma aun más trágica que la del castellano, pues mientras en aquello sólo sedeclara sueño á nuestra vida, mas no á nosotros los soñadores, el inglés noshace también á nosotros sueño, sueño que sueña.”, T, p. 39. “Gritos de lasentrañas del alma ha arrancado a los poetas de los tiempos todos esta tre-menda visión del fluir de las olas de la vida, desde el «sueño de una som-bra» okiaj onar, de Píndaro, hasta el «la vida es sueño», de Calderón, yel «estamos hechos de la madera de los sueños», de Shakespeare, sentenciaesta última aún más trágica que la del castellano, pues mientras en aquéllasólo se declara sueño a nuestra vida, mas no a nosotros, los soñadores de

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ella, el inglés nos hace también a nosotros sueño, sueño que sueña.”, STV,III, p. 53.

265. “Quería racionalizar su fe, el rationale obsequium, dibujar con líneapura y cándida el dogma preciso y limpio, comprender al mundo por la creen -cia. El amor naciente era fuerza intelectual en él. / El aroma todo de la florde sus creencias infantiles iba derritiéndose en savia colorante; sumióse enla lectura de los más intrincados y abstrusos apologistas y empezó a buce-ar en la dogmática y la simbólica buscando el fondo de los insondables mis-terios. Y en la edad en que suele despertar en el alma humana la humani-dad eterna suspiraba por abarcar bajo su mirada el universo entero.”, NM,p. 56 (fragmentos 41-45).

267. “Hegel hizo célebre su aforismo de que todo lo racional es real ytodo lo real racional; pero somos muchos los que, no convencidos porHegel, seguimos creyendo que lo real, lo realmente real, es irracional: quela razón construye sobre las irracionalidades. Hegel, gran definidor, preten-dió reconstruir el universo con definiciones, como aquel sargento de Arti-llería decía que se construyen los cañones tomando un agujero y recubrién-dolo de hierro.”, STV, I, p. 24.

273-275. “Ahora le defiende en reunión de fariseos pidiendo que no sele condene sin oírle y entender lo que ha hecho.”, M. de Unamuno, “Mateo,XXIII, 5 – Juan, XI, 47 y 48 – Nicodemo”, Juventud, Madrid, 27-III-1902.Estas palabras se leen en la sección titulada “Nicodemo”.

294-295. “«Entonces los Pontífices y los Fariseos juntaron Concilio, ydecían: ¿Qué hacemos?; porque este hombre hace muchas señales. Si ledejamos así, todos creerán en él; y vendrán los Romanos y quitarán nues-tro lugar y la nación.» / [...] Y sobre todo, era Jesús un mal patriota.”, M.de Unamuno, “Mateo, XXIII, 5 – Juan, XI, 47 y 48 – Nicodemo”, Juven-tud, Madrid, 27-III-1902. Estas palabras se leen en la sección titulada“Juan, XI, 47 y 48”.

295. Cfr. RSJ, Borrador A, 11; RSJ, Borrador B, 16.

329-332. “Lleva un compuesto de mirra y aloes, como cien libras, ycon José de Arimatea, también discípulo secreto, toman el cuerpo de Jesús,y lo envuelven en lienzos con especias, como era costumbre de los judíossepultar, y le entierran en un sepulcro nuevo, «en el cual aún no había sido

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puesto alguno».”, M. de Unamuno, “Mateo, XXIII, 5 – Juan, XI, 47 y 48– Nicodemo”, Juventud, Madrid, 27-III-1902. Estas palabras se leen en lasección titulada “Nicodemo”.

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El mal del siglo

1. “Cada día se siente más la fatiga del racionalismo agnóstico.”, Car-ta a Arzadun del 30-X-1897, Epa, p. 43. “El estado que usted me revela yel estado en que me hallo veo que es casi general hoy en la juventud queademás de pensar siente. Es la fatiga del racionalismo agnóstico...”, Carta aJiménez Ilundain del 3-I-1898, EpA, p. 44.

4. “Nada hay más universal que lo individual, pues lo que es de cadauno lo es de todos.”, STV, III, p. 59. Las mismas palabras aparecen en AJH,p. 4v y en T, p. 46.

7. Unamuno niega la posibilidad de una “reacción espiritualista” en elartículo “La dignidad humana”, OCE, I, pp. 974-975 (1ª ed., enero de 1896).

12. La idea de que todas las disputas políticas tienen un fundamentoreligioso Unamuno la recoge sobre todo de Donoso Cortés: cfr. P. CerezoGalán, Las máscaras de lo trágico - Filosofía y tragedia en Miguel de Unamuno,Madrid, Trotta, 1996, p. 121. En los últimos años del XIX el maestro vas-co reafirma a menudo la idea de la religiosidad de la intra-historia. En Entorno al casticismo (1895) se lee: “En sociedades tales el más íntimo lazosocial es la religión, y con ella una moral externa de lex, de mandato, queengendra casuismo y métodos para ganar el cielo. De todos los países católi-cos, acaso haya sido el más católico nuestra España castiza.”, M. de Una-muno, En torno al casticismo, ed. de L. González Egido, Madrid, Espasa-Cal-pe, 1991, p. 115. En RSJ (Borrador A, 78) es aún más preciso: “La historiaes humana, lo religioso es intra-histórico.” Sobre este tema véase tambiénD, p. 21.

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13. “Aquí se cree aún en jesuitas y masones, en brujas y trasgos, enamuletos y fórmulas, en azares y exorcismos, en la hidra revolucionaria oen la ola negra de la reacción...”, “La ideocracia (1)”, OCE, I, p. 960 (1ª ed.,1900). En la etapa de entresiglos se encuentran únicamente referencias ais-ladas a la teoría de los ricorsi de Vico, como en un artículo de 1896 dondeleemos: “Con frecuencia se saca a relucir a este propósito la famosa teoríade los ricorsi o reflujos de Vico, los altos y bajos en el ritmo del progreso,los períodos de descenso tras los de ascenso, los de decadencia tras los deflorecimiento.”, “Civilización y cultura”, OCE, I, p. 994. En otro artículode 1911 Unamuno confiesa haber tenido hasta entonces una idea equivoca-da de Vico, idea afortunadamente corregida a raíz de la lectura de La filo-sofia di Giambattista Vico de Benedetto Croce: “Y si apenas tenía noticia deSanctis [sic] antes de haber leído a Croce, de Vico, con haberlo tantas y tan-tas veces citado, apenas tenía mejor idea, si no lo que es peor, una idea fal-sa, hasta haber leído la obra que Croce le dedica: La filosofia di Giambattis-ta Vico.”, “El pedestal de J. B. Vico”, De patriotismo espiritual – Artículos en‘La Nación’ de Buenos Aires 1901-1914, ed. de Victor Ouimette, Salaman-ca, Universidad de Salamanca, 1997, p. 241.

16. “¿Cómo es que los espíritus más lógicos, Stuart Mill, Claudio Ber-nard, Littré, acabaron en la fe de su infancia?”, Carta a Jiménez Ilundaindel 3-I-1898, EpA, p. 46. Una alusión parecida a Littré se encuentra en unviejo cuadernillo unamuniano probablemente de 1886: “Spencer, la cabezamás vigorosa y clara del positivismo habla de un Inconocible, que para éles algo más que una pura negación, Littré en sus últimos años lo buscaba.Si la causa del Asoluto [sic] ó de Dios ha podido creerse por algunos per-dida, y hasta para mí, es por>que se ha queri< culpa de sus mismos defen-sores que quieren hacer comprensible lo incomprensible, demostrar lo inde-mostrable. Yo no he negado nunca á Dios, pero he dicho y digo que Diosestá fuera de la razón, que es verdad de sentido íntimo y de fé, no de razón.Y lo resisto es verdad, porque hay más verdades que las que se demuestran.La razón llega á un límite y no pasa, lo único que atestigua es que más alládel último porque ha [sic] que llega no puede pasar, que este último por-que no basta; el resto lo hace el sentido íntimo y la fé”, Cuad 3/27, p. 47.En Del sentimiento trágico Stuart Mill encarna el paradigma del impassepositivista: “La disolución racional termina en disolver la razón misma,en el más absoluto escepticismo, en el fenomenalismo de Hume o en el

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contingencialismo absoluto de los Stuart Mill, éste el más consecuente ylógico de los positivistas.”, STV, V, p. 110.

19-20. Cfr. Carta a Jiménez Ilundain del 3-I-1898, EpA, p. 45 y cartaa Arzadun del 30-X-1897 en EpA, pp. 43-44. La fuente es D, pp. 196-197:“Pasando y examinando vuestros santuarios hallé un altar y en él escrito: Aldios desconocido; al cual, que desconociéndolo, honrais, os anuncio’ / Es elInconocible de Spencer, la Voluntad de Schopenhauer, el vago Ideal denuestros atenienses... La doctrina de la resurrección de los muertos fue lapiedra de escándalo de su predicación. / Entonces se convirtió Dionisio Are-opagita, verdadero padre de la mística cristiana.” El Dios desconocido seidentifica aquí con el idealismo hegeliano, con el racionalismo spenceriano,con la voluntad schopenhaueriana, es decir, con una sinopsis plausible delas más significativas corrientes filosóficas postcartesianas. Unamuno glosael episodio de la predicación de San Pablo en el Areópago también en AJH,pp. 6v-7r; T, pp. 35-37; STV, III, pp. 61-62.

21-22. “Al rezar reconocía con el corazón a mi Dios, que con mi razónnegaba.”, D, p. 23. Las palabras “alma cristiana arrastrada al ateísmo”recuerdan la etopeya de Eugenio Rodero y, en particular, este paso de Nue-vo Mundo: “íntimo anhelo místico del ateo que lo es por llevar a Dios en lamédula del alma”, NM, p. 94 (fragmento 222).

23-27. En varios pasajes de Del sentimiento trágico se amplifica esta con-traposición: “Veamos ahora eso de Dios, lo del Dios lógico o Razón Supre-ma, y lo del Dios biótico o cordial, esto es, el Amor Supremo.”, STV, VII,153. “Ni vale decir que esa razón es Dios mismo, razón suprema de lascosas.”, STV, VIII, 160. “El racionalismo deísta concibe a Dios como Razóndel Universo, pero su lógica le lleva a concebirlo como una razón imperso-nal, es decir, como una idea, mientras el vitalismo deísta siente e imaginaa Dios como Conciencia y, por lo tanto, como persona o más bien comosociedad de personas.”, STV, VIII, 170. “...no es esa nuestra razón la quepuede probarnos la existencia de una Razón Suprema, que tendría a su vezque sustentarse sobre lo Supremo Irracional, sobre la Conciencia Universal.Y la revelación sentimental e imaginativa, por amor, por fe, por obra depersonalización, de esa Conciencia Suprema, es la que nos lleva a creer enel Dios vivo.”, STV, VIII, 171.

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29. “Hay un culto idolátrico al progreso, cuya realidad se ha concep-tualizado, y un todavía más idolátrico culto a la humanidad abstracta, queamenaza diluir el cristiano «ama a tu prójimo».”, CCU, p. 46. En NuevoMundo. Addenda. El reino del hombre se lee: “Helenización del cristianismo.Al «ama a tu prójimo como a ti mismo» el «conócete a ti mismo».”, NM,p. 186 (fragmento 12).

31. También en Nuevo Mundo. Addenda. El reino del hombre se cita a Stir-ner: “V. Max Stirner. 150. Cuánto más personal uno más hombre, cuántomás unamunizado yo más humanizado. No por exclusión, por inclusión.”,NM, p. 190 (fragmento 42). Estas alusiones a Stirner se desarrollan en Delsentimiento trágico: “Y no quiero emplear aquí el yo, diciendo que al filoso-far filosofo yo y no el hombre, para que no se confunda este yo concreto,circunscrito, de carne y hueso, que sufre del mal de muelas y no encuentrasoportable la vida si la muerte es la aniquilación de la conciencia personal,para que no se le confunda con ese otro yo de matute, el Yo con letramayúscula, el Yo teórico que introdujo en la filosofía Fichte, ni aun con elÚnico, también teórico, de Max Stirner.”, STV, II, p. 44.

32. “El sombrío fondo de todo ello es cierto nihilismo doctrinal, es laidea de que el mundo no es más que mi representación, y de que muertoyo vuelve mi conciencia individual a la absoluta inconsecuencia de que bro-tó y se acaba el mundo de hecho.”, “El esteticismo annuziano”, OCE, IV,pp. 1088 (1ª ed., Diario Catalán, 8-II-1898).

34. “Si al morir vuelve nuestra conciencia a la nada de que brotó, noqueda más salvación que predicar el suicidio colectivo de Schopenhauer yHartmann.”, Carta a Arzadun del 30-X-1897, EpA, p. 42.

34-39. “>«Muerto yo, si< «Anonadado yo, si del todo me muero – nosdecimos se sup[me] acabó el mundo, acabose, y ¿por qué no ha de acabarsecuanto antes para que nuevas conciencias no vengan á padecer el apesa-dumbrador var[pesadumbroso] engaño de una existencia pasajera y >de apa-riencia< aparencial? Si, deshecha la ilusión del vivir, el vivir por el vivirmismo no nos llena ¿para qué vivimos? La muerte es *nuestro >el< únicoremedio.» sup[De perdido, al agua!] Y así es como se endecha al reposoinacabable por >terr< miedo á él, y se le llama á la muerte liberadora yaque vivamos para retornar á la nada.”, AJH, p. 4r. “«Anonadado yo, si deltodo me muero – nos decimos – se me acabó el mundo, acabose, y ¿por que

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no ha de acabarse cuanto antes para que nuevas conciencias no vengan ápadecer el pesadumbroso engaño de una existencia pasajera y aparencial? Sideshecha la ilusión del vivir, el vivir por el vivir mismo no nos llena elalma, ¿para qué vivimos? La muerte es nuestro remedio.» Y así es como seendecha al reposo inacabable por miedo á él, y se le llama á la muerte libe-radora, ya que >hayamos de< vivamos para haber de retornar á la nada.”,T, p. 44. “«Anonadado yo, si es que del todo me muero – nos decimos –,se me acabó el mundo, acabóse, ¿y por qué no ha de acabarse cuanto antespara que no vengan nuevas conciencias a padecer el pesadumbroso engañode una existencia pasajera y aparencial? Si deshecha la ilusión de vivir, elvivir por el vivir mismo o para otros que han de morirse también no nosllena el alma, ¿para qué vivir? La muerte es nuestro remedio.» Y así escomo se endecha al reposo inacabable por miedo a él, y se le llama libera-dora a la muerte.”, STV, III, 57-58. En un primer momento Unamunoescribió en El mal del siglo “ya que vivimos para retornar á la nada”; luegooptó por el subjuntivo “vivamos”. Probablemente realizó este cambió des-pués de la famosa entrevista con Martínez Ruiz de 1898, visto que en Cha-rivari. En casa de Unamuno se lee: “…se ha llamado a la muerte como liber-tadora, ya que vivimos para volver a la nada.”, CCU, p. 46.

36-42. “Si hemos deshecho la ilusión de vivir y el vivir por el vivirmismo no nos satisface, ¿para qué vivimos? Y así es como se ha endechadoal reposo inacabable por terror a él, y se ha llamado a la muerte como liber-tadora, ya que vivimos para volver a la nada. ¡Cuántos suicidios por terrora la muerte! ¡Qué inmensa revelación de la tristeza en la noia del pobre Leo-pardi, en aquella invocación al aniquilamiento para huir de la infinita vani-tà del tutto! Todo ello no es más que el fracaso del intelectualismo, la fati-ga del racionalismo, que dijo Thierry.”, CCU, p. 46.

41. Acerca del suicidio de Antero de Quental, cfr. STV, XII, pp. 283-284.

42. La fuente es D, p. 44, donde se cita, como aquí, el verso final deA se stesso. “Ya el poeta del dolor, del aniquilamiento, aquel Leopardi que,perdido el último engaño, el de creerse eterno [...] le hablaba a su corazónde l’infinita vanità del tutto, vio la estrecha hermandad que hay entre el amory la muerte...”, STV, III, p. 58. Curiosamente en el paso correspondientede T Unamuno no transcribe el verso conclusivo de A se stesso que, en cambio,

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aparece en AJH: “Háblase a sí mismo el pobre Leopardi, pide á su cansadocorazón reposo, pues pereció el extremo engaño de creerse eterno [...]. Yacaba el triste, perdido el engaño, por pedirle que desprecie sup[á] la natu-raleza, al torpe poder que, oculto, para daño común impera / y la infinitavanidad del todo.”, AJH, p. 3r. “Ya el poeta del dolor, Leopardi, vió laestrecha hermandad que hay entre el amor y la muerte...”, T, p. 44.

43. Tal vez la fuente más antigua de este párrafo sea el ya citado cua-dernillo de 1886: “Vanidad de vanidades y todo es vanidad. Vanidad elsaber y el ignorar también vanidad. A todo puede preguntarse y eso ¿paraque? y á nada sabrá el hombre responder. Hundido en sí mismo recorre átientas las oscuridades de su espíritu y cuando ha explorado todo este mun-do llora y gime porque es pequeño, porque no ha podido salir de él y sesiente preso. La sed atormenta á la inteligencia humana y en cuanto á lolejos olfatea ya la brisa del mar, corre y se echa de bruces y pasando la amar-gura empieza á sorber en el mar de la ciencia. Es agua que da más sed cuan-to más se bebe y sólo queda el dejo de la amargura y las ansias del apeti-to, en tanto que el Sol sigue con pesado y monotono canto su incesantebalanceo. ¿Que dan tantos y tantos libros, después de tantos y tantos estu-dios?”, Cuad 3/27, p. 14. Un eco se divisa también en Del sentimiento trá-gico: “La razón repite: «¡vanidad de vanidades, y todo vanidad!»”, STV,VIII, p. 172.

46. En cambio en el último capítulo de Del sentimiento trágico se pro-clama el fracaso de la ciencia moderna: “Todo esto llevó a Brunetière a pro-clamar la bancarrota de la ciencia, y esa ciencia, o lo que fuere, bancarro-teó en efecto.”, STV, XII, p. 270.

46-48. En Nuevo Mundo Unamuno condena repetidamente el intelec-tualismo y exalta la ciencia rectamente entendida: “¡Ciencia además, santaciencia! El estudio es la oración del verdadero hombre, del hombre de la ver-dad; conocer es amar. Y la santa ciencia es el conocimiento colectivo, laconciencia del alma total humana. Al vernos desnudos seremos los unospara los otros otros tantos espejos en que se reflejen las mil caras del mun-do, que hoy se nos escapan a cada uno.”, NM, p. 142 (fragmentos 514-517).

48. “Es el estribillo de los que han >sentido< bebido en la fuente dela vida, boca al chorro, es el estribillo doloroso de los que han gustado elfruto del arbol de la ciencia del bien y del mal.”, AJH, p. 3r. “¡Todo pasa!

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Tal es el estribillo de los que han bebido de la fuente de la vida, boca alchorro, de los que han gustado del fruto del arbol de la ciencia del bien ydel mal. / Ser, ser siempre, ser sin término! sed de ser, sed de ser más! ham-bre de Dios! sed de amor eternizante! ser siempre y serlo todo! ser Dios!«Sereis como dioses!» cuenta el Génesis (III 5) que dijo la serpiente á laprimera pareja de enamorados.”, T, pp. 39-40. “¡Todo pasa! Tal es el estri-billo de los que han bebido de la fuente de la vida, boca al chorro, de losque han gustado del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. / ¡Ser,ser siempre, ser sin término! ¡Sed de ser, sed de ser más! ¡Hambre de Dios!¡Sed de amor eternizante y eterno! ¡Ser siempre! ¡Ser Dios! / «¡Seréis comodioses!», cuenta el Génesis (III, 5) que dijo la serpiente a la primera pare-ja de enamorados.”, STV, III, p. 54. Cfr. “La Esfinge”, OCE, V, p. 200.

50. Escribe Unamuno en el ensayo Soledad (1905): “Cada día creomenos en la cuestión social, y en la cuestión política, y en la cuestión esté-tica, y en la cuestión moral, y en la cuestión religiosa, y en todas esas otrascuestiones que han inventado las gentes para no tener que afrontar resuel-tamente la única verdadera cuestión que existe: la cuestión humana, que esla mía, y la tuya, y la del otro, y la de todos. / Y como sé que me dirásque juego con los vocablos y me preguntarás lo que quiero decir con esode la cuestión humana, habré de repetírtelo una vez más: la cuestión huma-na es la cuestión de saber qué habrá de ser de mi conciencia, de la tuya, dela del otro y de la de todos, después de que cada uno de nosotros se mue-ra Todo lo que no sea encarar esto, es meter ruido para no oírnos.”, OCE,I, p. 1253.

51. “No consigo dar otro valor al «ser ó no ser» shakespeariano sup[delmismo que dijo de Marcio en su Coriolano (V. IV) que sólo necesitaba laeternidad para ser] inf[dios (He wants nothing of a god but eternity)]”, AJH, p.2v. “O todo ó nada. Y qué otro sentido puede tener el «ser ó no ser!» sha-kespeariano, del mismo que hizo decir de Marcio en su Coriolano (V. 4) quesólo necesitaba la eternidad para ser dios (He wants nothing of a god but eter-nity)”, T, p. 38. “¡O todo o nada! ¿Y qué otro sentido puede tener el «sero no ser!», To be or not to be, shakespeariano, el de aquel mismo poeta quehizo decir de Marcio en su Coriolano (V, 4) que sólo necesitaba la eterni-dad para ser dios: he wants nothing of a god but eternity?”, STV, III, p. 53.

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52. “Religión basada en culto á los muertos y egotismo. v. James 491,506 y 507 (Le[?]ba y Bender)”, AJH, p. 3r (estas palabras forman parte deuna añadidura colocada en el espacio entre dos líneas de escritura). “...y todareligión arranca historicamente del culto á los muertos (v. James 491. 506y 507) […] Mil veces y en mil tonos se ha dicho como es el culto á losmuertos antepasado lo que enceta, por lo común, las religiones primiti-vas…”, T, p. 40. “...y toda religión arranca históricamente del culto a losmuertos, es decir, a la inmortalidad.”, STV, III, p. 54.

59-63. “Aunque al pronto congojosa, os será, jóvenes, al cabo medita-ción corroboradora el que recogiendoos en vosotros mismos os figureis unlento *deshaceros >(derretiros)<, sup[deshacimiento] en que *la luz >el sol<se os apague, se os enmudezcan los sonidos, se os derritan entre las manoslas cosas var[objetos] >asideras< se os *escurra >*hunde vaya* falte< el piso,se os vayan var[desvanezcan como en desmayo] los recuerdos y las ideas, sedisipe en la nada todo y ni aun la conciencia de la nada misma os quede,siquiera como fantástico asidero de una sombra. / He oido contar de unpobre segador gallego muerto en una cama de hospital que al ir el cura áungirle en extrema unción se resistía á abrir la >m< diestra en que apuña-ba unas sup[sucias] monedas, sin (percatarse) de que una vez muerto no seríasu mano ya suya. Y así muchos que >en vez de la mano< sup[cierran [?] ]y apuñan no ya la mano, el >espiritu< corazón, queriendo apuñar en él almundo. Me confesaba un amigo que previendo en pleno vigor de salud físi-ca la cercanía de la muerte, sólo pensaba en concentrar la vida, viviéndolatoda en los pocos dias que calculaba le quedaban, é imaginando escribirsobre ello un libro.”, AJH, pp. 3r-3v. “Aunque al pronto nos sea congojo-sa esta meditación de nuestra mortalidad no [sic] es al cabo corroboradora.Recójete, lector, en tí mismo y figúrate un lento deshacerte, en que la luzse te apague, se te enmudezcan las cosas y no te den sonido envolviéndoteen silencio, se te derritan entre las manos los objetos asideros, se te escurrade bajo los pies el piso, se te desvanezcan como en desmayo los recuerdosy las ideas, se te vaya disipando en nada todo y tú disipándote también yni aun la conciencia de la nada te quede, siquiera como fantástico asiderode una sombra. /He oido contar de un pobre segador muerto en una camade hospital que al ir el cura á ungir en extrema unción las manos se resis-tía á abrir la diestra *con >en< que apuñaba unas sucias monedas, sin per-catarse de que una vez muerto no sería su mano ya suya ni él de sí mismo.

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Y así cerramos y apuñamos no la mano, sino el corazón, queriendo apuñaren él al mundo. / Me confesaba un amigo que previendo en pleno vigor desalud física la cercanía de la muerte, pensaba en concentrar la vida vivién-dola toda en los pocos dias que calculaba le quedaban é imaginando escri-bir sobre ello un libro.”, T, p. 42. “Aunque al pronto nos sea congojosa estameditación de nuestra mortalidad, nos es al cabo corroboradora. Recójete,lector, en ti mismo, y figúrate un lento deshacerte de ti mismo, en que laluz se te apague, se te enmudezcan las cosas y no te den sonido, envol-viéndote en silencio, se te derritan de entre las manos los objetos asideros,se te escurra de bajo los pies el piso, se te desvanezcan como en desmayolos recuerdos, se te vaya disipando todo en nada, y disipándote también tú,y ni aun la conciencia de la nada te quede siquiera como fantástico agarra-dero de una sombra. /He oído contar de un pobre segador muerto en camade hospital, que al ir el cura a ungirle en extremaunción las manos, se resis-tía a abrir la diestra con que apuñaba unas sucias monedas, sin percatarsede que muy pronto no sería ya suya su mano ni él de sí mismo. Y así cerra-mos y apuñamos, no ya la mano, sino el corazón, queriendo apuñar en él almundo. / Confesábame un amigo que, previendo en pleno vigor de saludfísica, la cercanía de una muerte violenta, pensaba en concentrar la vida,viviéndola en los pocos días que de ella calculaba le quedarían para escri-bir un libro. ¡Vanidad de vanidades!”, STV, III, pp. 55-56. Como fuente deestos segmentos intra-textuales se podrían aducir varios pasajes del Diarioíntimo: “La razón humana [...] lleva al absoluto fenomenismo, al nihilismo.[...] El vértigo la sobrecoge, el terrible vértigo de intentar concebirse comono siendo, de tener un estado de conciencia en que no haya estado de con-ciencia. La nada es inconocible. / inconocible. Y así se cae en Dios [...]. Esla creación de la fe.”, D, pp. 44-45. “Es preciso intentar de vez en cuandoconcebirse y sentirse no siendo. De este horror se saca temor de Dios y espe-ranza.”, D, p. 83. “Pero es mucha mayor tortura la de la imaginación alesforzarse por imaginarse como no existiendo. [...] El terrible estado de con-ciencia en que pensamos que no hay tal estado, el pensar que no pensamos, daun vértigo de que ya la razón no cura.”, D, p. 129. Cfr. también D, pp. 151-152. El mismo poder catártico se le concede a esta hipotiposis nihilista en elcuento “Don Martín, o de la gloria”: “Joven, intente usted una noche, estandoacostado, concebirse como no existiendo, y verá usted, qué hormigueo le da enel alma y cómo se cura de esa pestilente salud de los no han llegado al hastíode haber vivido, de haber vivido, joven, no de vivir.”, OCE, II, p. 797.

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63. El contra del “diletantismo mandarinesco de Renan” Unamuno seexpresa en “La dignidad humana”, OCE, I, p. 974. Sobre Renan véase tam-bién la carta a Arzadun del 17-VI-1892, EpA, p. 37.

64. “Si en esta vida tan sólo hemos de esperar en Cristo, somos los más(miserables) lastimosos de los hombres” dice el Apostol (I. Cor. XV 19)...”,AJH, p. 3r. “«Si en esta vida tan sólo hemos de esperar en Cristo, somoslos más lastimosos de los hombres» escribía el Apostol (I Cor. XV 19)...”,T, p. 40. “«Si en esta vida tan sólo hemos de esperar en Cristo, somos losmás lastimosos de los hombres», escribía el Apóstol (I Cor., XV, 19)...”,STV, III, p. 54.

65-67. Ya se ha aclarado el largo proceso de gestación de esta metáfo-ra nihilista en la introducción. Estos son los intratextos unamunianos mássignificativos: “Si el pobre linaje humano es una procesión de concienciasque de la nada salen para volver a ella; si un día hecho polvo nuestro glo-bo, no ha de quedar de nuestras conciencias nada, ¿para qué luchar?”, CCU,p. 46. “Si todos estamos condenados a volver a la nada, si la humanidad esuna procesión de espectros que de la nada salen para volver a ella...”, Car-ta a Jiménez Ilundain del 3-I-98, EpA, p. 45. “Si al morirsup[seme] el cuer-po que me sustenta y al que llamo mio para distinguirle de mí mismo, sial morírseme vuelve mi conciencia á la absoluta inconciencia de que brota-ra, y como á la mia les pasa á las de mis >propi< hermanos todos en huma-nidad, sup[entonces] no es nuestro sup[trabajado] linaje otra cosa más que unafatídica procesión de fantasmas que va de la nada á la nada y el humanita-rismo lo más inhumano que se conoce.”, AJH, p. 3v. “Si al morirseme elcuerpo que me sustenta y al que llamo mío para distinguirle de mí mismo,vuelve mi conciencia á la absoluta inconciencia de que brotara, y como á lamía les pasa á las de >los demás< mis hermanos *todos >míos< en huma-nidad, entonces no es nuestro trabajado linaje más que una fatídica proce-sión de fantasmas que va de la nada á la nada, y el humanitarismo lo másinhumano que se conoce.”, T, pp. 42-43. “Si al morírseme el cuerpo queme sustenta, y al que llamo mío para distinguirle de mí mismo, que soyyo, vuelve mi conciencia a la absoluta inconciencia de que brotara, y comoa la mía les acaece a la de mis hermanos todos en la humanidad, entoncesno es nuestro trabajado linaje humano más que una fatídica procesión de

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fantasmas, que van de la nada a la nada, y el humanitarismo lo más inhu-mano que se conoce.”, STV, III, p. 56.

72. Unamuno se refiere a los versos 99-100 de Ad Angelo Mai: “…ediscoprendo, / solo il nulla s’accresce.”, G. Leopardi, Canti, Milano, Gar-zanti, 1975, p. 32. En la biblioteca del autor se conservan dos ediciones delos poemas leopardianos: G. Leopardi, I Canti di Giacomo Leopardi commen-tati da Alfredo Straccali, 2ª ed., Firenze, Sansón, 1908 (CMU, col. U 2627);G. Leopardi, Le Poesie, ed. de Giovanni Mestica, Firenze, Barbèra, 1919(CMU, col. U 4568).

73-74. “Quieren engañarnos con un engaño de engaño y nos hablan deque nada se pierde, sino todo se transforma, muda y cambia, que ni se ani-quila *el menor pedacito >un (atomo)< de materia ni se desvanece inf*elmenor golpecito >*empelloncito* un adarme< de fuerza, y hay quien enesto busca consuelo.”, AJH, p. 5r. “Y vienen y quieren engañarnos con unengaño de engaño y nos hablan de que nada se pierde, de que todo se tras-forma, muda y cambia, que ni se aniquila el menor golpecito de fuerza, yhay quien pretende buscar en esto consuelo.”, T, p. 47. “Y vienen que-riendo engañarnos con un engaño de engaños, y nos hablan de que nada sepierde, de que todo se transforma, muda y cambia, que ni se aniquila elmenor cachito de materia, ni se desvanece del todo el menor golpecito defuerza, y hay quien pretende darnos consuelo con esto.”, STV, III, p. 60.

75. “Yo soy el centro de mi universo, el centro del universo, y conMichelet exclamo en mis angustias supremas: «mi yo, que me arrebatan miyo!»”, AJH, p. 4v. “Yo soy el centro de mi universo, el centro del univer-so, y en mis angustias supremas exclamo con Michelet: «mi yo, que mearrebatan mi yo!»”, T, p. 45. “Yo soy el centro de mi universo, el centrodel universo, y en mis angustias supremas grito con Michelet: «¡Mi yo, queme arrebatan mi yo!»”, STV, III, p. 59.

80-82. “Cuidarse ante todo de la propia salvación, de nuestro personaldestino de ultratumba, se dice que es el más refinado egoísmo [...]. Elaltruismo lógico es el de Schopenhauer; predicar el suicidio cósmico ocolectivo.”, D, pp. 99-100. Cfr. también D, pp. 137-138. SucesivamenteUnamuno explicará mejor esta alusión al egoísmo cristiano: “El egoismo esel principio de gravedad psíquica, el postulado necesario. Ama á tu próji-mo como á tí mismo se nos dijo presuponiendo que cada cual se ama á sí

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mismo, y no se nos dijo: amate!”, AJH, p. 4v. “Eso que llamais egoismo esel principio de la gravedad psíquica, el postulado necesario. ¡Ama á tu pró-jimo como á tí mismo, se nos dijo, presuponiendo que cada cual se ama ásí mismo y no se nos dijo: ámate! Y, sin embargo, no sabemos amarnos.”,T, p. 46. “Eso que llamáis egoísmo es el principio de la gravedad psíqui-ca, el postulado necesario. «¡Ama a tu prójimo como a ti mismo!», se nosdijo, presuponiendo que cada cual se ame a sí mismo; y no se nos dijo:«¡Ámate!». Y, sin embargo, no sabemos amarnos.”, STV, III, p. 59.

83. “...a la sombría desesperación que entenebreció la decadencia roma-na, esa edad del estoicismo y del suicidio.”, Carta a Arzadun del 30-X-1897, EpA, p. 42. “He aquí la fuente de la degeneración que fustiga MaxNordau, fuente de donde brotan miles de extravagancias.”, “La dignidadhumana”, OCE, I, p. 974. En el último capítulo de Del sentimiento trágicoRousseau y Sénancour se sustituyen a Nordau: “Y la famosa maladie du siè-cle, que se anuncia en Rousseau y acusa más claramente que nadie el Ober-mann de Sénancour, no era ni es otra cosa que la pérdida de la fe en lainmortalidad del alma, en la finalidad humana del Universo.”, STV, XII,p. 271.

84. “Como tú siento yo con frecuencia la nostalgia de la Edad Media:como tú quisiera vivir entre los espasmos del milenario. Si consiguiéramoshacer creer que un día dado, sea el 2 de mayo de 1908, el centenario delgrito de la independencia, se acababa para siempre España; que en este díanos repartían como a borregos, creo que el día 3 de mayo de 1908 sería elmás grande de nuestra historia, el amanecer de una nueva vida.”, VQS,p.139. La fuente de este pasaje se encuentra en el Diario íntimo: “Si se anun-ciara el fin del mundo para un día cualquiera de aquí a cincuenta años ¿enqué estado no caerían los espíritus? Pues para cada uno de nosotros la muer-te es el fin del mundo.”, D, p. 71.

85. “Muy otra es, bien sé, la posición de nuestros progresistas, los dela corriente central del pensamiento europeo contemporáneo; pero no puedo hacer-me a la idea de que estos sujetos no cierran voluntariamente los ojos al granproblema y viven, en el fondo, de una mentira, tratando de ahogar el sen-timiento trágico de la vida.”, STV, VI, p. 133.

86-87. Como ya he recordado en la introducción, en estos años Una-muno repite constantemente la paradoja de la infelicidad (metafísica) de la

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felicidad (progreso tecnológico y social). “¡Hacer a los demás más felices,para que esa mayor felicidad ante la perspectiva del anonadamiento les hagamás infelices! La cosa es clara; si la humanidad progresa en cultura, en faci-lidad y agradabilidad de vida, si se hacen los hombres más accesibles a losencantos del arte y de la ciencia, y con ello refinada la cultura y sensibili-zada la conciencia se hace más sensible y clara la percepción de la nada, loshombres se harán más infelices con su propia infelicidad. [sic] Cuanto másgrata y dulce y encantadora la vida más horrible la idea de perderla.” D, p.101. “En el fondo de todo ello, lo que hay es que viven ustedes en la obse-sión de la vida, sin tener presente en todos los momentos que se muere unasola vez y para siempre. Trazan ustedes un cuadro seductor de lo que podríaser una sociedad anárquica. Está bien: y los hombres de esa sociedad, ¿nomorirán? ¡Luchar para eso! ¡Sólo para eso! Y ¿para qué? ¿Para qué he deluchar por la emancipación de los hombres, que al morir vuelven a la nada?[...] Mejorar la vida, hacerla más grata, más fácil, más placentera, es,aumentando así el pesar de tener que perderla un día, preparar la infelici-dad de la felicidad.”, CCU, pp. 45-46. “Si la humanidad es una serie degeneraciones de hombres que se aniquilan y no hay otra vida ¡triste altruis-mo! [...] Es inútil darle vueltas, si creemos que volvemos a la nada y quelos demás también vuelven a ella, ese pelear por la emancipación de losoprimidos puede resultar una triste tarea y una obra de muerte. Puede sertrabajar en hacer al hombre más feliz para que esa mayor felicidad le haga,ante la perspectiva del anodamiento, más infeliz. Si la humanidad progre-sa en cultura, si se hace la vida más fácil y más agradable y los hombresmás accesibles a los encantos del arte y de la ciencia, refinando el espírituy sensibilizada la conciencia se hará más sensible y clara la percepción dela nada, y los hombres infelices con su propia felicidad.”, Carta a L. Gutié-rrez del 3-5 mayo 1897, apud J. Ignacio Tellechea Idígoras, “La crisis espi-ritual de Unamuno de 1897. Fragmento inédito de una carta unamunianaa Leopoldo Gutiérrez Abascal”, Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno,Vol. 32, 1997, p. 389. “Lo malo del socialismo corriente es que se da comodoctrina única, y olvida que tras el problema de la vida, viene el de lamuerte. ¿Qué hay más allá de ésta? Porque si al morir muero del todo ycomo yo los demás hombres, el hacer la vida más fácil, más pasajera, másgrata y amable, es, aumentando la pena de tener que perderla un día, lle-var a los hombres a la infelicidad de la felicidad, a la tremenda noia del

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pobre Leopardi, al spleen devorador, a la sombría desesperación que entene-breció la decadencia romana, esa edad del estoicismo y del suicidio.”, Car-ta a Arzadun del 30 octubre 1897, EpA, p. 42. “Si todos estamos conde-nados a volver a la nada, si la humanidad es una procesión de espectros quede la nada salen para volver a ella, el aliviar miserias y mejorar la condi-ción temporal de los hombres no es otra cosa que hacerles la vida más fácily cómoda, y con ello sombría la perspectiva de perderla; es la infelicidad dela felicidad.”, Carta a Jiménez Ilundain del 3-I- 1898, EpA, p. 45. Azorínreelabora a su manera la paradoja unamuniana en La Voluntad: “Yo sientoque me falta la Fe; no la tengo tampoco ni en la gloria literaria ni en elProgreso... que creo dos solemnes estupideces... ¡El progreso! ¡Qué nosimportan las generaciones futuras! Lo importante es nuestra vida, nuestrasensación momentánea y actual, nuestro yo, que es un relámpago fugaz. [...]Podrán llegar los hombres al más alto grado de bienestar, ser todos buenos,ser todos inteligentes... pero no serán felices...”, J. Martínez Ruiz, Azorín,La Voluntad, ed. de E. Inman Fox, Madrid, Castalia, 1989, p. 229.

89-90. “El socialismo tiene fuerza porque ha sustituido a vaguedades,tangibilidades...”, Carta a J. Arzadun del 30 octubre 1897, EpA, p. 42. “Elanarquismo mismo, la lucha por las reivindicaciones sociales, sólo tiene paramí un sentido, y es que libertando al hombre de la angustia del pan de cadadía y de gran número de miserias terrenas, le deja lugar a mirar hacia arri-ba y a atender a su unión con Dios.”, CCU, p. 46.

92. “El soplo helado del enciclopedismo francés del siglo XVIII hizobrotar en Alemania en este nuestro siglo de la fermentación post-kantianaal anti-cristiano Feuerbach, de quien salió el frío seco Max Stirner, formula-dor implacable del egoísmo transcendental, que ha llevado a la imbecilidadel genio del desgraciado Nietzsche [...].”,“El esteticismo annuziano”, OCE,IV, pp. 1087-88. Igual que en este artículo que se publicó en el DiarioCatalán de Barcelona el 8-II-1898, se incluye a Feuerbach en la genealogíadel nihilismo moderno también en EMS-borrador, 80. En “La dignidadhumana” se contraponen los epígonos de Nietzsche y Carlyle a los secuacesde Renán (OCE, I, p. 974).

97. Sobre la recepción unamuniana del filosofar nietzcheano sigue sien-do imprescindible P. Ribas, “Unamuno y Nietzsche”, Cuadernos Hispanoa-mericanos, 440-441, febrero-marzo 1987, pp. 251-282.

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98. La primera alusión a este pasaje de la Odisea que conozco es de1892: “Es que acaso no haya concepción más honda que la intuición delniño que al fijar su vista en el vestido de las cosas, sin intentar desnudar-las, ve todo lo que las cosas encierran, [...] toma la vida en juego y la crea-ción en cosmorama. Acaso el más hondo sentido se encierra en estas pala-bras de Homero en su Odisea (VIII, 579-580): «Los dioses traman ycumplen la destrucción de los hombres, para que los venideros tengan algoque cantar.»”, “Tiempos antiguos y medios -Epílogo”, El Nervión, Suple-mento literario, Bilbao, 2-V-1892; este artículo, parcialmente reescrito,pasó a formar parte de los Recuerdos de niñez y mocedad, así que el párrafocitado se puede leer, ligeramente modificado, también en OCE, VIII, p.156. Obsérvese que en este antiguo texto los versos homéricos se valoranpositivamente, hecho que no se vuelve a repetir sucesivamente: cfr. D,p. 154; “La vida es sueño...”, OCE, I, p. 946; “Quijotismo”, OCE, VII, p.1193; y sobre todo “El esteticismo annuziano”, OCE, IV, p. 1088. La evo-lución de este fragmento en el avantexto de Del sentimiento trágico es lasiguiente: “Ante ese terrible misterio de la mortalidad, frente á la Esfinge,(adopta) el hombre distintas posturas, y trata >de< por varios medios deconsolarse de haber nacido. Y lo que primero *se >es< le ocurre es tomar-lo á juego, ponerse como espectador á presenciar la comedia, ver desfilar alolvido la historia. Es el remedio estético, y fué ya formulado en la Odiseacon aquellas palabras: los dioses traman y cumplen la destrucción de loshombres para que los venideros tengan algo que cantar.”, AJH, p. 6v.“¡Rasgo maravilloso que nos pinta á que habían venido á parar los queaprendieron en la Odisea que los dioses traman y cumplen la destrucciónde los mortales para que los venideros tengan algo que cantar!”, T, p. 36.“¡Rasgo maravilloso, que nos pinta a qué habían venido a parar los queaprendieron en la Odisea que los dioses traman y cumplen la destrucción delos mortales para que los venideros tengan algo que contar!”, STV, III, p.61. Desde luego “contar” en esta edición de Del sentimiento trágico es tansólo un error de imprenta. Cfr. Carta a J. E. Rodó del 5-V-1900, EpA,p. 90.

99-100. “Esa condenada literatura es diabólica cuando produce el lite-ratismo, y ese infame esteticismo de los Oscar Wilde y los D’Anunzio [sic]¡infelices! Es tomar el mundo en espectáculo... El literatismo, en su formade diletantismo, ha producido los libros infames de Renan, esa venenosa

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Vida de Jesús, llena de sentimentalismo adormecedor y enervante... Renanha cultivado ese religiosismo que es lo que más aparta a los hombres de lareligión... Parece a las veces que asoma de nuevo aquella triste y siniestrafigura de Chateaubriand, aquel lúgubre René, corroído de orgullo ínti-mo...”, DI, pp. 154-156. “Si el lector examina despacio todos estos fenó-menos patológicos de nuestro fin de siècle, a los que hay que añadir un soidisant misticismo de borrachos y morfinómanos, reconocerá que todo elloprocede del olvido de la dignidad humana [...]. / Se habla de una reacciónespiritualista; pero lo que en realidad se ve no es otra cosa que al repug-nante y anticristiano René...”, “La dignidad humana”, OCE, I, pp. 974-975.Sobre el neo-misticismo, cfr. carta a Arzadun del 30-X-1897), EpA, p. 42.

101. Unamuno establece una conexión entre egotismo y literatismo enla carta a Casimiro Muñoz del 1899, EpA, p. 55. Es muy distinta la valo-ración del egotismo en STV, VII, p. 139.

102. “Hay también en esta juventud los bohemizantes, el detritus delromanticismo melenudo, los borrachos que cultivan el arcaico convenciona-lismo de tronar contra los convencionalismos siendo convencionales hasta eltuétano.”, “La juventud «intelectual» española”, OCE, I, p. 990 (escrito enmarzo de 1896). Pero es Nuevo Mundo la fuente principal de éste como deotros párrafos de dicho artículo.

104. “¡Cómo envenena el literatismo y nos lleva a tomarlo todo comoexperiencia y prueba, como lujuria espiritual, según la viva expresión delportentoso San Juan de la Cruz!”, Carta a Arzadun del 30-X- 1897, EpA,p. 43. En el tratado de la “Noche Oscura” San Juan habla de “lujuria espi-ritual” en tres ocasiones: I.4.1 (San Juan de la Cruz, Obras Completas, 11ªed., ed. de L. Ruano de la Iglesia, Madrid, Biblioteca de Autores Cristia-nos, pp. 326-327), I.4.6 (op. cit., pp. 328-329) y I.13.2 (op. cit., p. 349).

112. Cfr. N, 6-7.

113. “¡Trabajar! ¿Y para qué? ¿Trabajar para más trabajar? Producirpara consumir y consumir para producir, en el vicioso círculo de los jumen-tos? He aquí el fondo de la cuestión social.”, D, p. 47.

115. “Pero qué es la verdad? preguntamos. Y no hagamos lo de Pilatoque hecha la pregunta esta volvió la espalda á Jesús, sin esperar la res-puesta.”, AJH, p. 16v. “Qué es la verdad? preguntó Pilato y sin esperar

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respuesta se volvió á lavarse las manos para así sincesarse [sic] de la muer-te de Jesús, Nuestro Señor. Y así preguntan muchos que es verdad sin áni-mo alguno de >que< recibir respuesta y sólo para volverse á lavarse lasmanos del crimen de haber contribuido á matar á Dios en la >conci< pro-pia conciencia ó en las conciencias ajenas.”, T, pp. 20-21. “¿Es todo estoverdad? «¿Y qué es verdad?», preguntaré a mi vez como preguntó Pilato.Pero no para volver a lavarme las manos sin esperar respuesta. / ¿Está laverdad en la razón, o sobre la razón, o bajo la razón, o fuera de ella, de unmodo cualquiera? ¿Es sólo verdadero lo racional? ¿No habrá realidad inase-quible, por su naturaleza misma, a la razón, y acaso, por su misma natura-leza, opuesta a ella? ¿Y cómo conocer esa realidad si es que sólo por la razónconocemos?”, STV, VII, p. 150. “Y tendremos que preguntar por Pilato:«¿Qué es la verdad?» / Así preguntó, en efecto, y sin esperar respuesta, vol-vióse a lavar las manos para sincerarse de haber dejado condenar a muerteal Cristo. Y así preguntan muchos, ¿qué es verdad?, sin ánimo alguno derecibir respuesta, y sólo para volverse a lavarse las manos del crimen dehaber contribuido a matar a Dios de la propia conciencia o de las concien-cias ajenas.”, STV, IX, p. 188. Cfr. Carta a Jiménez Ilundain del 26-I-1900,EpA, p. 78.

116. Cfr. JyS, 43.

121. “«Padre... padre... padre...» repetía mentalmente sintiéndose niño.En el «venga a nos el tu reino» se detuvo como ante el misterio más solem-ne... «venga a nos el tu reino» y no «vayamos nosotros a el tu reino»... ven-ga a nos. En las profundidades infantiles de su espíritu que rebosaban a suconciencia parecían repercutir entonces los ecos purísimos de la infancia delcristianismo.”, NM, p. 90 (fragmentos 204-206).

123. “Y este Dios, el Dios vivo, tu Dios, nuestro Dios, está en mí, estáen ti, vive en nosotros, y nosotros vivimos, nos movemos y somos en Él.”,STV, VIII, p. 171.

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Jesús y la Samaritana

5-6. “¡Qué hermosa la fe de la samaritana! Como ella nuestra alma vaa sacar al pozo tradicional, al tesoro de la ciencia y del consuelo humanos,al estudio.”, D, p. 192.

7. “Y un día nos encontramos al borde del pozo al dulce Jesús, repo-sando cansado del camino, a la hora de sexta (Juan IV, 6) al mediodía, enla mitad de los afanes de nuestra vida.”, D, p. 192.

16. “Quiere que le demos nuestro amor, que le estudiemos, pero conamor, no como a vana curiosidad...”, D, p. 193. “Me dediqué a estudiar lareligión como curiosa materia de estudio, como producto natural, comopábulo a mi curiosidad. Preparaba una ‘Filosofía de la Religión’ y meengolfé en la ‘Historia de los dogmas’ de Harnack. Y hoy me parecen misviejas teorías puro asunto de curiosidad.”, D, pp. 127-128.

24-25. “Por un momento nos pasa la idea de pedir fe para vivir tran-quilos como los sencillos; es Jesús que nos dice esas palabras y nos ofreceel agua viva de la fe en él.”, D, p. 193. “Esa sed de vida eterna apáganlamuchos, los sencillos sobre todo, en la fuente de la fe religiosa; pero no atodos es dado beber de ella.”, STV, III, p. 68.

26. “Al saber mi cambio me han dicho algunos: eso pasará, no es másque efecto de fatiga mental, es exceso de trabajo. Yo mismo llegué a creer-lo.”, D, p. 71.

30. “Y aún resistimos diciendo que no tiene de donde sacarla, porqueel pozo de nuestra razón es hondo, y no cabe ya que creamos después dehaber pasado por el análisis.”, D, p. 193.

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33. “Ah! si pudiese creer – nos decimos – pero no, no es posible; huyópara siempre la sencillez primitiva, el pozo está seco...”, D, p. 193.

36. Cfr. EMS, 43.

38. “La sed atormenta á la inteligencia humana y en cuanto á lo lejosolfatea ya la brisa del mar, corre y se echa de bruces y pasando la amargu-ra empieza á sorber en el mar de la ciencia. Es agua que da más sed cuan-to más se bebe y sólo queda el dejo de la amargura y las ansias del apeti-to, en tanto que el Sol sigue con pesado y monotono canto su incesantebalanceo. ¿Que dan tantos y tantos libros, después de tantos y tantos estu-dios?”, Cuad 3/27, p. 14. “La frente sobre el polvo del camino/ junto á lainmensa mar,/ muriéndose de sed un peregrino/ clamaba á más clamar./‘Pide! De mí que quieres?’ le decía/ á Dios, ‘pide! tuyo es mi corazón’;/callábase el Señor y el mar seguía/ con monotono ritmo su canción.”, Cuad3/27, p. 25

30. “La razón es una fuerza analítica, esto es, disolvente, cuando dejan-do de obrar sobre la forma de las intuiciones, ya sean del instinto indivi-dual de conservación, ya sean del instinto social de perpetuación, obra sobreel fondo, sobre la materia misma de ellas. La razón ordena las percepcionessensibles que nos dan el mundo material; pero cuando su análisis se ejercesobre la realidad de las percepciones mismas, nos las disuelve y nos sumeen un mundo aparencial, de sombras sin consistencia, porque la razón fuerade lo formal es nihilista, aniquiladora. Y el mismo terrible oficio cumplecuando sacándola del suyo propio, la llevamos a escudriñar las intuicionesimaginativas que nos dan el mundo espiritual.”, STV, VIII, p. 172.

42-43. Cfr. EMS, 116. “La felicidad consiste en gran parte en saber cre-er; esto me lo ha enseñado una mujer. La fe está fuera de la razón, arriba oabajo según se quiera...”, Cuad 3/27, p. 53. “...he acabado por sentir quehay más medios de relacionarse con la realidad que la razón, que hay gra-cia y que hay fe, fe que al cabo se logra queriendo de veras creer.”, Carta aArzadun del 30-X- 1897, EpA, p. 42.

44. “La razón humana [...] lleva al absoluto fenomenismo, al nihilis-mo.”, D, p. 44.

45. “Y la fe es un hecho, un verdadero hecho, como tal irreductible.”,Carta a Jiménez Ilundain del 3-I-1898, EpA, p. 46. En la inédita Carta a

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Juan Solís (p. 6r; CMU, col. 2.1./ 115) se lee: “Pero digo y sostengo que lafe es una cosa y la razón otra, que el dogma no puede probarse y quela teología mata la fe. [...] la fe es un hecho que arranca del sentimiento parallenar el vacío de la razón, la fe no se prueba ni se discute, el que cree cree.”

50. “Ya veremos que creer es, en primera instancia, querer creer.”, STV,VI, p. 118. “Ya veremos más adelante, al tratar de la fe, cómo esta no esen su esencia sino cosa de voluntad, no de razón, como creer es querer cre-er, y creer en Dios ante todo y sobre todo es querer que le haya.”, STV, VI,p. 119. Esta idea probablemente deriva de la lectura de The will of believingde W. James. Con respecto a este tema, se puede leer en el Diario: “El que-rer creer ¿no es principio de creer? El que desea fe y la pide ¿no es que latiene ya aunque no lo sepa?”, D, p. 108.

52. Unamuno se refiere a Auguste Sabatier, Esquisse d’une Philosophie dela Religion, Quatrième édition, Paris, Librairie Fischbacher, 1897 (CMU,col. U 3170).

54-56. “Dame fe, Dios mío, que si logro fe en otra vida, es que la hay.”,D, p. 26. En otro paso del Diario circunscribe la aplicación de este princi-pio al dogma del infierno: “Ese temor a la nada es un temor pagano. Dame,Dios mío, fe en el infierno. ¿Le hay? Si llego a creer en él, es que le hay[...]. Es un misterio terrible y acaso la piedra de toque de la verdadera fe.”,D, p. 41. “Créame que el más gran milagro es llegar a creer en la posibi-lidad de él, después de haber pasado por el racionalismo agnóstico.”, Cartaa Jiménez Ilundain del 3-I-1898, EpA, p. 46.

57-58. “Y entonces nos pide que vayamos a buscar nuestros afectos,nuestros ídolos, los genios ante quienes nos hemos rendido, las doctrinas aque vivíamos adheridos, como dijo a la samaritana que fuese a llamar a sumarido.”, D, p. 194.

62. “«Respondió la mujer y dijo: no tengo marido.» Así tenemos quedecirle, «no tenemos ídolo, ni dueño.»”, D, p. 194.

64-66. “Y como a ella nos dice Jesús que hemos tenido varios, quehemos andado de uno en otro, de un amo en amo, de una doctrina en otra,entregándonos ya a esta, ya a aquella y sin habernos desposado con nin-guna...”, D, p. 194. Los “desiertos” se convierten en “páramos” en el Tra-tado del Amor de Dios, donde se vuelve aún más diáfano el planteamiento

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autobiográfico: “Mis estudios y meditaciones de filosofía y teología me fue-ron llevando poco á poco al más radical fenomenalismo, y llegué á ser, conla razón, completamente ateo. Y entonces, cuando mi alma peregrinaba porlos terribles páramos del intelectualismo, solía decir que no debemos bus-car más consuelo que la >razón< verdad, llamando verdad á la razón.”, T,pp. 4-5.

66. Cfr. EMS, 104.

84. Cfr. N, 97-98. “…hay que borrar la letra para que el espíritu vivi-fique, aunque los bárbaros crean que se desvanece el alma si se vierte.”,NM, p. 140 (fragmento 494).

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Nicodemo el fariseo [Borrador]

2. “Y HABIA un hombre de los Fariséos que se llamaba Nicodemo,príncipe de los Judíos. / 2 Este vino á Jesus de noche, y díjole: Rabí, sabe-mos que has venido de Dios por Maestro; porque nadie puede hacer estasseñales que tú haces, si no fuere Dios con él.”, S. Juan, III, 1-2 (La SantaBiblia, que contiene los Sagrados Libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Antiguaversión de Cipriano de Valera, cotejada con diversas traducciones, y revisada conarreglo a los originales hebreo y griego, Oxford, Imprenta de la Universidad,1863, p. 627).

12. “3 Respondió Jesus, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el queno naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.”, S. Juan, III, 3 (ibid.).

41. “4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer, siendo viejo?¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer?”, S. Juan, III, 4(ibid.).

45-48. “5 Respondió Jesus: De cierto, de cierto te digo, que el que nonaciere de agua y de Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. / 6 Loque es nacido de carne, carne es; y lo que es nacido de Espíritu, espíritu es./ 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. 8 Elviento de donde quiere sopla, y oyes su sonido, mas ni sabes de donde vie-ne, ni donde vaya: así es todo aquel que es nacido de Espíritu.”, S. Juan,III, 5-8 (ibid.).

71. “9 Respondió Nicodemo, y díjole, ¿Cómo puede esto hacerse?”,S. Juan, III, 9 (ibid.).

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76-86. “10 Respondió Jesus, y díjole, ¿Tú eres el maestro de Israel, yno sabes esto? / 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos habla-mos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. /12 Si os he dicho cosas terrenas, y no creeis; ¿cómo creeréis, si os dijere lascelestiales? / 13 Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, ásaber, el Hijo del hombre que está en el cielo. / 14 Y como Moisés levan-tó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sealevantado: / 15 Para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sinoque tenga vida eterna. / 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, queha dado á su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no sepierda, mas tenga vida eterna. / 17 Porque no envió Dios á su Hijo al mun-do, para que condene al mundo; mas para que el mundo sea salvo por él. /18 El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es condena-do, porque no creyó en el nombre del Unigénito Hijo de Dios. / 19 Y estaes la causa de su condenacion, á saber, porque la luz vino al mundo, y loshombres amaron mas las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas./ 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz, y no viene á laluz; porque sus obras no sean redargüidas. / 21 Mas el que obra verdad, vie-ne á la luz, para que sus obras sean manifiestas que son hechas en Dios.”,S. Juan, III, 10-21 (ibid.). Nótese que Unamuno no transcribe en el borra-dor lo que está en cursiva.

116. cfr. S. Juan, III, 14-15 (ibid.).

140. cfr. S. Juan, III, 19 (ibid.).

153. cfr. S. Juan, III, 20 (ibid.).

162. S. Juan, III, 21 (ibid.). En este caso sustituye “manifiestas” con“manifestadas”.

175. “47 Entónces los Fariséos les respondieron: ¿Estais tambien vos-otros engañados? / 48 ¿Ha creido en él alguno de los Príncipes, ó de losFariséos? / 49 Mas estos comunales, que no saben la Ley, malditos son.”, S.Juan, VII, 47-49 (La Santa Biblia, cit., p. 632).

188. “50 Díceles Nicodemo, (el que vino á él de noche, el cual era unode ellos,) / 51 ¿Juzga nuestra ley á hombre, si primero no oyere de él, yentendiere lo que ha hecho?”, S. Juan, VII, 50-51 (ibid.).

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193. “52 Respondieron y dijéronle, ¿No eres tú tambien Galiléo? Escu-driña y vé que de Galiléa nunca se levantó profeta.”, S. Juan, VII, 52 (ibid.).

236-239. “39 Y vino tambien Nicodemo, el que ántes había venido áJesus de noche, trayendo un compuesto de mirra y de aloes, como cienlibras. / 40 Tomaron pues el cuerpo de Jesus, y envolviéronle en lienzos conespecias, como es costumbre de los Judios sepultar. / 41 Y en aquel lugar,donde habia sido crucificado, habia un huerto, y en el huerto un sepulcronuevo en el cual aun no habia sido puesto alguno. / 42 Allí, pues, por cau-sa de la víspera de la Pascua de los Judios, porque aquel sepulcro estaba cer-ca, pusieron á Jesus.”, S. Juan XIX, 39-42 (La Santa Biblia, cit., p. 642).

226. “...no me lloreis á mi, mas llorad por vosotras mismas, y por vues-tros hijos.”, S. Lucas XXIII, 28 (La Santa Biblia, cit., p. 623).

253-256. “Entré en tu casa, no diste agua para mis piés: mas esta haregado mis piés con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos. / 45 Nome diste beso; mas esta, desde que entré, no ha cesado de besar mis piés. /46 No ungiste mi cabeza con óleo; mas esta ha ungido con ungüento mispiés. / 47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados, por-que amó mucho: mas al que se perdona poco, poco ama.”, S. Lucas, VII,44-47 (La Santa Biblia, cit., p. 608).

Meditaciones Evangélicas. NOTAS

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El mal del siglo [Borrador]

10. Cfr. “¡Muera don Quijote!”, OCE, VII, pp. 1194-1196 y “¡VivaAlonso Quijano!”, OCE, VII, pp. 1197-1199.

23. En la fase redaccional sucesiva Unamuno no incluye a Ibsen en elelenco de autores nihilistas. El artículo “La Fe” (OCE, I, 962-970), de 1900,se abre con una cita del Brandt de Ibsen, obra que Unamuno declara estartraduciendo en la carta a Jiménez Ilundain del 26-I-1900 (EpA, p. 77). Yen la carta a Casimiro Muñoz del 1899 se lee: “La revolución hay que hacer-la, como dice Ibsen, en los cerebros.”, EpA, p. 55. Sobre la valoración una-muniana del teatro de Ibsen cfr. José Paulino, “Introducción”, en M. deUnamuno, La Esfinge. La venda. Fedra, Madrid, Castalia, 1988, p. 9.

50. En la biblioteca unamuniana se conserva sólo una edición de 1905 delas Operette morali leopardianas: Giacomo Leopardi, “Cantico del gallo silves-tre”, Le prose morali, Sansoni, Firenze, 1905, pp. 202-208 (CMU, col. U 2628).

84. Unamuno se refiere a los ferishim también en N, 304.

115. Cfr. D, p. 154 (Unamuno menciona al poeta italiano también enLOD, Borrador A, 33). Curiosamente en la redacción sucesiva ya no nombraa Verlaine, Wilde y D’Annunzio como arquetipos del esteticismo decaden-te. Acerca de la actitud siempre polémica de Unamuno con respecto a D’An-nunzio, cfr. V. González Martín, La cultura italiana en Miguel de Unamuno,Salamanca, Universidad de Salamanca, 1978, pp. 209-215. Para reconstruirla recepción unamuniana de Wilde en estos años es imprescindible consul-tar M. de Unamuno, “Balada de la prisión de Reading”, Artículos en “LasNoticias” de Barcelona (1899-1902), cit., pp. 187-189 (1ª ed., 14-X-1899).

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Jesús y la Samaritana [Borrador]

3-7. “Dejó á Judéa, y fuése otra vez á Galiléa. / Y era menester quepasase por Samaria. / Vino pues á una ciudad de Samaria que se llamaSichâr, junto á la heredad que Jacob dió á José su hijo. / Y estaba allí lafuente de Jacob. Pues Jesús, cansado del camino, así se sentó á la fuente.Era como la hora de sexta. / Vino una mujer de Samaria á sacar agua: yJesús le dice: Dáme de beber.”, S. Juan IV, 3-7 (La Santa Biblia, cit., p.627).

19. “Y la mujer Samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo Judío, medemandas á mí de beber, que soy mujer Samaritana? porque los Judíos nose tratan con los Samaritanos.”, S. Juan IV, 9 (ibid.).

24. “Respondió Jesus, y díjole: Si conocieses el don de Dios, y quienes el que te dice, Dáme de beber, tú pedirias de él, y el te daria agua viva.”,S. Juan IV, 10 (La Santa Biblia, cit., pp. 627-628).

28. “La mujer le dice: Señor, no tienes con que sacarla, y el pozo eshondo: ¿de dónde, pues, tienes el agua viva? / ¿Eres tú mayor que nuestropadre Jacob, que nos dió este pozo; del cual él bebió, y sus hijos, y susganados?”, S. Juan IV, 11-12, (La Santa Biblia, cit., p. 628).

37. “Respondió Jesus, y díjola: Cualquiera que bebiere de esta agua,volverá á tener sed: / Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siem-pre no tendrá sed: mas el agua que le yo le daré, será en él una fuente deagua que salte para vida eterna.”, S. Juan IV, 13-14 (ibid.). Nótese que estees el fragmento evangélico que aparece más modificado en el borrador; sig-

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nificativa es la corrección del caso de laísmo (“díjola” que se transforma en“diciéndole”).

48. “La mujer le dice: Señor, dáme esta agua, para que yo no tenga sed,ni venga acá á sacarla.”, S. Juan IV, 15 (ibid.).

52. “Jesus le dice: Vé, llama á tu marido, y vén acá.”, S. Juan IV, 16(ibid.).

57. “Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Dícele Jesus: Bienhas dicho: No tengo marido: / Porque cinco maridos has tenido; y el queahora tienes, no es tu marido: esto has dicho con verdad.”, S. Juan IV, 17-18 (ibid.).

63. “Dícele la mujer: Señor, pareceme que tú eres profeta. / Nuestrospadres adoraron en este monte; y vosotros decís, que en Jerusalem es ellugar donde es necesario adorar.”, S. Juan IV, 19-20 (ibid.).

69-72. “Dícele Jesus: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni eneste monte, ni en Jerusalem adoraréis al Padre. / Vosotros adorais lo que nosabeis: nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salud viene de losJudíos. / Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradoresadorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque tambien el Padre talesadoradores busca que le adoren. / Dios es Espíritu, y los que le adoran, enespíritu y en verdad es necesario que adoren.”, S. Juan IV, 21-24 (ibid.).

79-80. “Dícele la mujer: Yo sé que el Mesías ha de venir, el cual se diceel Cristo: cuando él viniere, nos declarará todas las cosas. / Dícele Jesus: Yosoy, que hablo contigo.”, S. Juan IV, 25-26 (ibid.). Creo que Unamunoescribió antes “Yo” en el borrador y luego modificó el grafema trasformán-dolo en “Ya”.

84. “Y decian á la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotrosmismos hemos oido, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador delmundo, el Cristo.”, S. Juan IV, 42 (ibid.).

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La oración de Dimas [Borradores]

[BORRADOR A]

1-5. “Cuenta el Evangelio atribuido a Lucas, en los versillos 39 a 43de su capítulo XXIII, que uno de los malhechores que eestaban colgados(junto a Jesús) le injuriaba diciéndole: «Si tú eres el Cristo sálvate a ti mis-mo y sálvanos». Y respondiendo el otro, reprendióle: «¿Ni aun tú temes aDios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamentepadecemos, porque recibimos nuestro merecido; pero éste ningún mal hahecho». Y díjole a Jesús: «Señor, acuérdate de mí cuando vinieres a tu rei-no». Y entonces Jesús le dijo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigoen el Paraíso».”, M. de Unamuno, “El Buen Ladrón”, OCE, IX, p. 862 (1ªed., «El Globo», 9-IV-1903).

6-7. “Sólo de un hombre nos enseña el Evangelio que fuera salvo, sóloa un hombre canoniza el Evangelio, sólo a uno dice Jesús: mecum eris in para-diso, y es éste un ladrón, un pecador, de cuya vida sólo esto se sabe: que eraun ladrón. Con vida mala tuvo muerte de santo...”, D, pp. 32-33. “Decuantos santos nos presenta el calendario, este San Dimas –no sabemos dedónde se ha sacado tal nombre– es el único canonizado por Cristo mismoy no por la Iglesia. Y él es un malhechor que se arrepintió a la hora de sumuerte y borró sus culpas [...] por un acto de fe.”, ibid.

9-12. “Tú lo sabes, he sido buen hijo, buen amigo, buen ciudadano...pero no he querido renunciar a mi mundo ni encajarle en las tinieblas deel de ellos. Yo cumplía la ley pero no por la ley porque mi ley soy yo, mi

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moral es mi naturaleza. Hacía lo que ellos dicen que se debe hacer, y decierto debe hacerse, pero lo hacía por mis razones, no por las suyas, y sehan dicho: «¿no hace lo que quiero que haga por la razón en que yo lo fun-do? ¡ojo con él! es un hipócrita.» Han llegado a decir que doy mal ejem-plo al ser bueno. No creen en el hombre, sino en la ley escrita...”, NM, pp.112 y 114 (fragmentos 319-323). El cuento El fin de un anarquista queUnamuno interpoló en Nuevo Mundo tal vez se parece aún más al texto deLOD: “Tú lo sabes, he sido buen hijo, buen marido, buen padre, buen ciu-dadano... pero no he querido renunciar a mi mundo ni encajarle en lastinieblas de ellos. Yo cumplía la ley, pero no por la ley; mi ley soy yo, mimoral mi naturaleza. / Yo hacía lo que ellos dicen que se debe hacer y loque se debe hacer, pero lo hacía por mis razones, no por las suyas, y se handicho: «¿no hace lo que yo quiero por la razón en que lo fundo? ¡ojo conél! es un hipócrita.» Dicen que doy mal ejemplo al ser bueno porque sí.No creen en el hombre, creen en la ley...”, “El fin de un anarquista”, NM,p. 178 (fragmentos 20-25).

11. “Hay fariseos a quienes escandaliza eso de que una muerte humildey resignada y generosa redima toda una vida, y que ponen todo el valor delhombre en las obras.”, M. de Unamuno, “El Buen Ladrón”, OCE, IX, p. 863.

15. En el segundo cuaderno del Diario íntimo Unamuno medita sobrela oración de Dimas utilizando Das Geistliche Leben (Graz, Styria, 1895) delpadre Heinrich Seuse Denifle como interlocutor (CMU, col. U 485; cfr. D,pp. 79-81). Acerca de la importancia de este texto véase N. R. Orringer,Unamuno y los protestantes liberales (1912) – Sobre las fuentes de ‘Del sentimien-to trágico de la vida’, Madrid, Gredos, 1985, p. 106.

18-24. “Con la civilización el mal se difunde, se esparce, se derrama enpequeñas dosis por cada acto menudo. Habrá menos crímenes, menos vio-lentos pecados, pero cada acto menudo va teñido de pecado.”, D, p. 93.

32-33. Unamuno traduce los vv. 21-24 del “Canto dell’Ospite”, XI, per-teneciente al poemario Canto Novo (1883) de Gabriele D’Annunzio: “Canta lagioia! Lungi da l’anima / nostra il dolore, veste cinerea. / È un misero schia-vo colui / che del / dolore fa la sua veste.”, G. D’Annunzio, Versi d’amore e digloria, I, Milán, Meridiani Mondadori, 1982, p. 163. Cfr. EMS-borrador, 115.

34-35. Cfr. LOD, Borrador B, 13 y Borrador C, 7; EMS, 42, 72 y 86;N-borrador, 109; EMS-borrador, 34, 73.

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[BORRADOR B]

2. “Et nos quidem juste: (nam digna factis recipimus): iste vero nihilindecens fecit. / 42 Dixitque, Jesu, Domine, memento mei, quum venerisin regnum tuum.”, Lucas, XXIII, 41-42 (Novum Testamentum Latine, ed. deT. Beza, Berolini, Sumptibus Societatis Bibliophilorum Britannicae etExternae, 1868, p. 169; CMU, col. U 4569). “Et nos quidem juste, namdigna factis recipimus: hic vero nihil mali gessit. / 42 Et dicebat ad Jesum:Domine, memento mei, cum veneris in regnum tuum.”, Lucas, XXIII, 41-42 (“Novum Jesu Christi Testamentum”, Biblia Sacra, Tornaci Nerbiorum,Desclée Lefebvre, 1901, p. 63; CMU, col. U 6010).

9-10. Cfr. LOD, Borrador D, 15-17. “Del fondo del dolor, de la mise-ria, de la desgracia, brota la santa esperanza en una vida eterna, esperanzaque dulcifica y santifica el dolor.”, D, pp. 101-102. Es posible que Una-muno leyera en Auguste Sabatier que es preciso considerar el dolor comofuente de la conciencia humana (Cfr. N. R. Orringer, op. cit., pp. 67-68;sobre la relación dolor-conciencia en Unamuno, cfr. J. D. García Bacca,“Unamuno o la conciencia agónica”, Nueve grandes filósofos contemporáneos ysus temas, Barcelona, Anthropos, 1990, pp. 83-148).

14. Cfr. LOD, Borrador D, 18. Este verso, “muero porque no muero”,que encontramos también en la producción poética teresiana, se repite enlos versos 17, 24, 38, 45 y 52 de “Vivo sin vivir en mí” de San Juan de laCruz (Obras Completas, 11ª ed., ed. de L. Ruano de la Iglesia, Biblioteca deAutores Cristianos, Madrid, 1982, pp. 10-11).

28. Cfr. LOD, Borrador C, 32. En otra anotación diarística, en la cualreflexiona acerca del caso de Dimas, aunque no lo nombre, escribe el maes-tro vasco: “¿Por qué nos escandalizamos de que un último arrepentimientosincero borre una vida de pecados? El que obtiene esa gracia es que fue bue-no, es que hizo el mal que no quiso. [...] No basta ser moral, hay que serreligioso; no basta hacer el bien, hay que ser bueno. [...] Es mucho más pro-fundo de lo que se cree lo de que la fe justifica las obras, y si la fe sin obrases fe muerta, las obras sin fe son obras vanas.”, D, p. 94.

[BORRADOR C]

15. Escribe Unamuno en el primer cuaderno del Diario íntimo acercadel libre albedrío: “El curso de los fenómenos [...] es un curso determina-

Meditaciones Evangélicas. NOTAS

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do; cada suceso del mundo exterior así como cada estado de conciencia sesigue por ley a los que le preceden y acompañan. Y por debajo hay el librealbedrío, que nos hace sentirnos culpables y nos levanta sobre el tiempo.Por él vivimos en la eternidad.”, D, p. 43.

24. “Pero la concepción verdaderamente religiosa es otra: «que loimportante es sentir bien, aunque no hagamos el bien que queremos, sinoel mal que no queremos» (Rom., VII, 19).”, M. de Unamuno, “El BuenLadrón”, OCE, IX, p. 863.

[BORRADOR D]

4. “El fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: «Dios, te doy gra-cias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, niaun como este publicano.» (Lucas, XVIII, 11).”, M. de Unamuno, “El BuenLadrón”, OCE, IX, p. 863.

23-26. Cfr. EMS, 53-55; EMS-borrador, 42; LOD, Borrador B, 39 yBorrador C, 9; SPA-LCD, Borrador B 22. La fuente probablemente habríaque buscarla en las numerosas anotaciones del Diario íntimo tituladas“Muerte” o “De la muerte”.

[BORRADOR E]

20. “...ut intellegant homines per eandem gratiam se iustificari a pec-catis, per quam factum est ut homo Christus nullum posset habere pecca-tum?”, San Agustín, Enchiridion ad Laurentium de fide et spe et caritate, 36(XI, 15).

21. “Qua ergo gratia homo ille ab initio factus est bonus, eadem gra-tia homines qui sunt membra eius ex malis fiunt boni.”, San Agustín, Con-tra Iulianum (Opus imperfectum), 138. Es posible que Unamuno recordaratambién este fragmento: «...qui fecit illum talem, ut numquam habuerithabiturusque sit voluntatem malam; ipse facit in membris eius ex malavoluntate bonam.», San Agustín, De dono perseverantiae, XIV, 67.

22. San Agustín emplea con cierta frecuencia la muletilla «Virtus ininfirmitate perficitur».

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San Pablo en el Areópago La conversión de San Dionisio

[Borradores]

[BORRADOR A]

1-2. “Cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles (cap. XVII) quellevado Pablo sup[á] Atenas disputaba con los estoicos y epicureos…”, AJH,6v-7r. “Cuenta el libro de los Hechos de los apóstoles que á donde quieraque fuese Pablo se concitaban contra él los celosos judios y le perseguían.Fué apedreado en Iconio y en Listra, ciudades de Licaonia, á pesar de lasmaravillas que en la última obró, le azotaron en Filipos de Macedonia y lepersiguieron sus hermanos en Tesalónica y en Berea. Pero llegó á Atenas, ála noble ciudad de los intelectuales sobre que velaba el alma excelsa de Pla-tón, y allí disputó con epicúreos y estoicos...”, T, pp. 35-36. “Cuenta ellibro de los Hechos de los Apóstoles que adondequiera que fuese Pablo seconcitaban contra él los celosos judíos para perseguirle. Apedreáronle enIconio y en Listra, ciudades de Licaonia, a pesar de las maravillas que en laúltima obró; le azotaron en Filipos de Macedonia y le persiguieron sus her-manos de raza en Tesalónica y en Berea. Pero llegó a Atenas, a la noble ciu-dad de los intelectuales, sobre la que velaba el alma excelsa de Platón, elde la hermosura del riesgo de ser inmortal, y allí disputó Pablo con epicú-reos y estoicos...”, STV, III, p. 61. Cfr. Carta a Juan Arzadun, 30-X-1897,Epa, pp. 43-44.

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[BORRADOR B]

1. “El instinto de la novedad, tan vivaz en la raza griega, les picó lacuriosidad. Era una raza preparada por larga cultura estética. Véase, pues,para qué puede servir el esteticismo y como puede llevar a oír la palabra deDios. [...] El mundo era para hablar de él, para espectáculo y tema de con-versación. Los literatos, los diletanti [sic], los esteticistas de hoy son los ate-nienses.”, D, p. 196. Unamuno cita a Hello en la carta a Juan Arzadun del30-X-1897, cfr. EpA, p. 41.

2. “«Pasando y examinando vuestros santuarios hallé un altar y en élescrito: Al dios desconocido; al cual, que desconociéndolo, honráis, os anun-cio.» / Es el Inconocible de Spencer, la Voluntad de Schopenhauer, el vagoIdeal de nuestros atenienses.”, D, pp. 196-197. Cfr. EMS, 19-20.

3. Cfr. N, 205; EMS, 82.

3-4. En el Diario íntimo Unamuno ya se había declarado en contra delpanteísmo nihilista: “...y así paraba en el Dios Nada a que el panteísmoconduce...”, D, p. 15. Cfr. D, p. 72.

6. Este versículo de los Hechos de los Apóstoles (XVII, 28) aparece tantoen el Diario íntimo como al final de El mal del siglo: “A los atenienses fue alos que dijo S. Pablo que vivimos y nos movemos y somos en Dios (vers.28)...”, D, p. 197; “...y así que sea todo en todos Dios, en quien vivimos ynos movemos y somos (Hechos de los apóstoles. XVII, 28)...”, EMS, p. 29.También lo cita en la carta a Amadeo Vives del 7-III-1899: “...y sea todoen todos como decía San Pablo.”, M. de Unamuno, Epistolario inédito,Madrid, Espasa-Calpe, 1991, T. I, p. 65.

9-10. “¡Cuánto daño hace ese neo-misticismo, ese falso misticismo desoberbios, ociosos, sensuales y borrachos!”, D, p. 77. “Literatismo, neo-mis-ticismo, religiosismo romántico, piedad de moda, catolicismo de sensatezhumana, fe aparente de buen tono, luchas callejeras y periodísticas, disen-siones de partidos, dogmatismos formalistas, mezquindades ruines de almasestrechas, ¡cuánta miseria!”, D, p. 157. “Y comenzó Pablo un admirablesermón, mas al llegar á hablarles de la resurrección de Cristo «así queoyeron la resurrección de los muertos, unos se burlaban y otros decían: teoiremos acerca de esto otra vez» (vers. 32) No toleran var[aguantan] tales

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palabras los estetas, es decir, los que sólo perciben por los sentidos.”, AJH,p. 7r. “Ya está Pablo ante los refinados atenienses [...]. Y alza la voz allí,en medio del Areópago y les habla como cumplía á los cultos ciudadanosde Atenas, y todos, ansiosos de la última novedad, le oyen, mas cuando lle-ga á hablarles de la resurrección de los muertos se sup[les] acaban la pacien-cia y la tolerancia y unos se burlan y otros le dicen: te oiremos de esto otravez!”, T, pp. 36-37. “Ya está, pues, Pablo ante los refinados atenienses [...].Y alza la voz allí, en medio del Areópago, y les habla como cumplía a loscultos ciudadanos de Atenas, y todos, ansiosos de la última novedad, leoyen; mas cuando llega a hablarles de la resurrección de los muertos se lesacaba la paciencia y la tolerancia, y unos se burlan de él y otros le dicen:«¡Ya oiremos otra vez de esto!», con propósito de no oírle.”, STV, III, p.62.

12. Cfr. EMS, 93-94 y D, p. 100.

17. También en la carta a Jiménez Ilundain del 25-III-1898 (EpA, p.47), Unamuno, refiriéndose al Reinado social de Jesús, identifica el sobre-hombre nietzscheano con el cristiano. Acerca del Übermensch véase tambiénla carta a Casimiro Muñoz del 1899 (EpA, p. 55) y la carta a Pedro-Emi-lio Coll del mismo año (EpA, p. 72).

20. En este borrador Unamuno indica tan sólo a Huysmans como ejem-plo execrable de la literatura neomística. El Diario íntimo es más exhausti-vo, porque al lado de En route di Huysmans y a Madame Gervaisais de loshermanos Goncourt, señala también a Renan (Vie de Jesus) y a Chateau-briand por su “lúgubre René”: cfr. D, pp. 155-156.

23. “...llenos de curiosidad >se< le llevaron al Areópago á que lesexpusiera la nueva doctrina porque «entonces todos los atenienses y loshuéspedes extranjeros *no pasaban el tiempo más que >en ninguna otracosa entendían sino< en decir ó en oir >novedades» (vers. 21)< lo más nue-vo» (vers. 21)”, AJH, p. 7r. “...y tomándole le llevaron al Areópago dicien-do: ¿podremos saber que sea esta nueva doctrina que dices? porque *traesá >pones en< nuestros oidos >unas nuevas cosas; queremos< cosas peregri-nas y queremos saber que quiere ser eso» (XVII 19-20) añadiendo el libroesta maravillosa caracterización de aquellos atenienses de la >lit< decaden-cia, de aquellos lamineros y golosos de >c[?]< curiosidades pues «entonceslos atenienses todos y sus huéspedes extranjeros no se ocupaban en otra cosa

Meditaciones Evangélicas. NOTAS

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sino en decir ó en oir algo de más nuevo» (vers. 21)...”, T, p. 36. “...y«tomándole, le llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué seaesta nueva doctrina que dices? Porque traes a nuestros oídos cosas peregri-nas y queremos saber qué quiere decir eso» (versículos 19-20), añadiendoel libro esta maravillosa caracterización de aquellos atenienses de la deca-dencia, de aquellos lamineros y golosos de curiosidades, pues «entonces losatenienses todos y sus huéspedes extranjeros no se ocupaban de otra cosasino en decir o en oír algo de más nuevo» (versículo 21).”, STV, III, p. 61.25. “Porque el buen González Serrano es otro infeliz que sabe cosas, pero nopiensa, que lee mucho y conoce letras, pero no música.”, Carta a Arzadun del17-VI-1892, EpA, p. 37.

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El reinado social de Jesucristo[Borradores]

[BORRADOR A]

8-11. “Y sobre todo, era Jesús un mal patriota. No sólo se había atre-vido, con la moneda del tribuno en la mano, á decir, que puesto que lle-vaba la efigie del César, se le diera al César lo que es del César; es decir,que era lícito pagar tributo al odiado romano, sino que con su conductaatraía la suspicaz mirada de los dominadores que acabarían por borrar lanación judía del haz de la tierra.”, M. de Unamuno, “Mateo, XXIII, 5–Juan, XI, 47 y 48– Nicodemo”, Juventud, Madrid, 27-III-1902. Estaspalabras se leen en la sección titulada “Juan, XI, 47 y 48”.

15. “Lo cierto es que Jesús era un imprudente y un revoltoso, un pre-dicador de novedades y de utopias, denunciador de las personas respetablesy de prestigio. No podía ni debía consertirse aquello; la causa del ordenpúblico exigía que se le prendiese y pusiese á buen recaudo.”, M. de Una-muno, “Mateo, XXIII, 5 – Juan, XI, 47 y 48 – Nicodemo”, Juventud,Madrid, 27-III-1902. Estas palabras se leen en la sección titulada “Juan,XI, 47 y 48”.

18. “La patria del alma es Dios, y el hombre debe ser dueño y no escla-vo de la tierra.”, Carta a Jiménez Ilundain del 25-III-1898, EpA, p. 48.

19-21. “...toda aquella concepción romana, nacida de la guerra y basa-da en la propiedad privada, toda aquella construcción jurídica de un pue-blo de amos de esclavos se ha infiltrado en las almas modernas, en la mis-ma doctrina cristiana. La iglesia católica no es en gran parte más que un

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monstruoso compromiso entre dos cosas que se destruyen, el DerechoRomano y el Evangelio, la Ley de las doce tablas y el Sermón de la mon-taña.”, Carta a Jiménez Ilundain del 25-III-1898, EpA, p. 48.

23. “El reinado social de Jesús quiero hacerlo con calma, con corazón ycon vida. Es su tesis central la de que hay que aplicar a las relaciones entrelos pueblos, la misma moral que se preconiza para las relaciones entre losindividuos.”, Carta a Jiménez Ilundain del 25-III-1898, EpA, p. 47.

29. “Es una condena de la guerra y del militarismo y de todos los bár-baros sentimientos que engendra el exclusivismo nacional.”, Carta a Jimé-nez Ilundain del 25-III-1898, EpA, p. 47.

42-43. Cfr. RSJ, Borrador B, 9-10. “Y si el cuadro ideal de una socie-dad cristiana, honda y radicalmente cristiana, parece un sueño irrealizable,si la ciudad de Dios parece una utopía, a esto se contesta con aquellas pala-bras de Cristo: «Sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos».[...] Sólo proponiéndose lo imposible se logra lo posible.”, Carta a JiménezIlundain del 25-III-1898, EpA, p. 48.

71. En la nota 1 de p. 107 del tercer tomo de Lehrbuch der Dogmenges-chichte de Adolf Harnack – Freiburg I. B. Und Leipzig, Akademische Ver-lagsbuchhandlung von J. C. B. Mohr (Paul Siebeck) – se lee esta cita agus-tiniana: “Caritas inchoata inchoata iustitia est; caritas provecta provectaiustitia est; caritas perfecta perfecta iustitia est”.

72-74. “El reinado social de Jesucristo. Suele ser bandera de partido,con cosas como proteccionismo etc.”, D, p. 75. Luego, en el Diario íntimo,Unamuno trae a colación la misma cita evangélica (Juan, VI, 15) que seencuentra dos veces en estas notas (RSJ, Borrador A, 3-4; Borrador B, 3).

96. 96. Cfr. “Civilización y cultura”, OCE, I, pp. 992-997 (1ª ed., Cien-cia social, 1896).

105-107. “Los sentimientos de lucha, el heroísmo militar, el patriotis-mo estrecho, el apego a la tierra, todo ello tiene que desvanecerse en el almacristiana. El heroísmo cederá a la santidad, a la caridad fraternal el patrio-tismo. [...] Pero hoy, a nombre de religión, se exalta el heroísmo pagano,el pundonor mundano, el patriotismo bélico, el odio de razas, etc.”, Cartaa Jiménez Ilundain del 25-III-1898, EpA, pp. 47-48.

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110. “Bien sabe Dios la raiz de esas contradicciones, y de las afliccio-nes con que á ratos sup[ellas] me abruman. / Para sacudirmelas, y atento ála >de que< evangélica sentencia de que si la semilla de trigo no cae entierra y en esta muere quedará sola, pero si muere, fructificará mucho (Juan,XII 24), rindiéndome á la voz imperativa de mis entresijos var[entrañas], medejo ser como de primer arranque soy y manirroto de espíritu me vierto yme prodigo, seguro de que enriquece más el dar que sup[no ] el recibir.”,AJH, p. 1v.

[BORRADOR B]

1. Escribe Unamuno a Giner de los Ríos en 1899: “Ahora trabajo enEl reinado social de Jesús, respuesta a ese reinado social de Jesucristo que secompadece con bendecir banderas para la guerra y tergiversa el claro ‘nomatarás’. En él desarrollo lo practicable y humano de la no resistencia almal, la doctrina de la resignación activa, el combate espiritual contra laguerra y sus consecuencias. Más en el fondo es un ataque a la concepciónbelicosa de la vida, que a mi entender culmina el el derecho romano.”, apudJ.J. Gil Cremades, Krausistas y liberales, Seminarios y ediciones, Madrid,1975, p. 268. Unamuno expone las mismas ideas en otra carta a FedericoUrales del 1-VII-1898: cfr. M. de Unamuno, Epistolario inédito, cit., I, p.56.

2. El Imparcial presentaba aquel día (11-X-1897) el retrato poco espe-ranzador de toda una nación volcada en rescatar con las armas la vilipen-diada honra nacional. Unamuno citó de manera bastante libre el últimoperíodo de un artículo que aparecía en la portada y refería las declaracionesdel presidente del Consejo sobre la difícil situación de Filipinas: “Segúnministeriales caracterizados, el gobierno quiere que la próxima campaña enel Archipiélago sea tan activa como de eficaces consecuencias, sin que se déun momento de tregua al enemigo. El presidente del Consejo es de opinión–añadían– que en Filipinas hay que acabar pronto y por las armas lo quepor las almas empezó, á fin de que no vuelva á retoñar la rebeldía en pe -ríodo más ó menos largo. Nada de transacciones con los insurrectos: ó se rin-den á discreción, ó son exterminados como demanda la mucha sangre ino-cente vertida por aquellos criminales.” Además, tenía que tener presente

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también las últimas palabras que el señor Labra pronunció en el congresode Vitoria de los republicanos, donde elogió “los esfuerzos de España paraconcluir las guerras de Cuba y Filipinas” (palabras citadas en la segundapágina). Y también tenía que sentirse traicionado por la falta de coheren-cia del PSOE, que en lugar de desenmascarar los sórdidos intereses por losque se combatía la guerra, se limitaba – como se decía en primera página– a reclamar sólo un tratamiento igualitario de las distintas clases sociales(la abolición de la llamada “redención a metálico”).

7. Cfr. LOD, Borrador A, 9-12.

16. “En tiempo de Cristo dos grandes corrientes mesiánicas, la unapolítica y la otra religiosa. Soñaban unos, bajo el nombre de Reino de Dios,el restablecimiento del reinado de Israel y el sacudimiento del yugo roma-no, y por Mesías esperaban a un guerrero. Así los que hoy esperan unaArcadia terrestre, el reinado de la igualdad, el fin del dominio burgués (laburguesía y el romanismo), la tierra de promisión aquí abajo y aquí abajola justicia.”, D, pp. 197-198. “Pero ante todo y sobre todo, hay en la mane-ra de ver usted a Cristo, y con usted otros muchos, no poco de la maneracon que le veían muchos de sus coetáneos, que querían que fuese un lucha-dor y nunca comprendieron aquel «mi reino no es de este mundo». Paraacusar en nombre de Cristo a éstos o los otros de haber disfrazado sus doc-trinas precísase haberlas rumiado mucho directamente.”, CCU, p. 45.

22. Wilhelm Gottlieb Tennemann, Geschichte der Philosophie, Leipzig,Johann Ambrosius Barth, 11 vols., 1798-1819 (CMU, col. U 3804-15).24. En realidad se trata de la I epístola de Juan (III, 18): “Hijitos mios, noamemos de palabra, ni de lengua; sino de obra y en verdad.”, La SantaBiblia…, cit., p. 732.

[BORRADOR C]

1. “Siempre que oíamos repetir cien y mil veces la frasecita tan obli-gada del reinado social de Jesucristo, figurábasenos que lo que con ella setrataba de decir es que debe extender la moral cristiana –cristiana ¡ojo!– alas relaciones internacionales.”, “El reinado social de Jesucristo”, OCE, IX,p. 659. Basándose en este principio, que se condensa “en esta suprema sen-tencia: ame una nación a otra como a sí misma” (ibid.), ya en este artículo

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socialista de 1896 termina descalificando toda forma de heroísmo militar.Unamuno defendió estas polémicas ideas en varios artículos de la época; enjulio del 98 escribió: “con motivo de esta guerra, tan irracional de una yde otra parte como otra cualquiera, los mismos que abogan por la paz man-tienen, por lo general, explícita o tácitamente, todo eso del honor y otrostópicos de barbarie y de perdición, tumores pestíferos de la historia”,“Renovación”, OCE, III, p. 686 (1ª ed., Vida Nueva, Madrid, 31-VII-1898).En enero había publicado otro artículo contra la guerra ‘capitalista’ en larevista financiera La Estafeta; El negocio de la guerra – así se titulaba – vol-vía a proponer, edulcorándolas, las tesis que ya había expresado en La luchade clases, y aunque evitara la palabra ‘socialismo’, no renunciaba a citar aAchille Loria. Este texto concluye con la útopica referencia no exactamen-te al ‘reinado de Jesús’, sino al de Dios: “Día llegará [...] en que se vea cla-ro que los que combaten hoy las leyes, por muchos creídas eternas, de laconcurrencia, de la guerra y del patriotismo al 6 por 100 son los que sien-ten más al vivo la penosa ascensión del pobre linaje humano a la paz finaldel reino de Dios.”, “El negocio de la guerra”, La Estafeta, Madrid, 23-I-1898.

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Sermón sobre la sencillez

7. Para contextualizar esta referencia a los “misticismos infantiles”, cfr.P. Tanganelli, Unamuno fin de siglo..., cit., pp. 46-57.

10. A menudo Unamuno identifica con la ‘letra’ el ‘dogma’, que secontrapone a la ‘fe’ (a su vez equiparada a la ‘música’ o al ‘espíritu’). Estacontraposición desaparece, igual que en este párrafo, también en algunasanotaciones del Diario íntimo: “Y hoy a medida que más pienso más clarosse me aparecen los dogmas y su armonía y su hondo sentido.”, D, p. 169.

11. Cfr. EMS, 59. Tal vez se trate de una alusión a la fase ‘contempla-tiva’ de la crisis.

17. En el archivo unamuniano se guarda sólo un libro de San Bernar-do: De Consideratione ad Eugenium Papam, Parisiis, A. Roger et F. Cherno-viz, 1878 (CMU, col. U 4574).

22. T. Kempis, De la imitación de Cristo, Henziger, Einsiedeln (Suiza),1897 (CMU, col. U 6015).

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[Plan del Tratado del Amor de Dios]

1. Evidentemente Unamuno pensaba insertar en el prólogo del Tratadodel Amor de Dios la meditación evangélica que debía titularse San Pablo enel Areópago. De Otto Pfleiderer se conservan dos volúmenes en el archivounamuniano: Die Entstehung des Christentums, München, J. F. Lehmann’s Ver-lag, 1905 (CMU, col. U 1900); Religionsphilosophie auf geschichtlicher Grun-dlage, Berlin, Druck und Verlag von Georg Reimer, 1896 (col. U 811).

3. Sobre la reformulación unamuniana del aforismo Nihil volitum quinpraecognitum, cfr. AJH, p. 19r; T, p. 1; STV, VI, p. 118.

4. Probablemente Unamuno quería utilizar uno de sus cuadernillos queha publicado Laureano Robles: M. de Unamuno, “Crítica de las pruebas dela existencia de Dios”, Limbo, Oviedo, 8, 1999, pp. 15-23.

7. “¡Pistis y no Gnosis!”, OCE, III, pp. 681-685 (1ª ed. Revista Políti-ca Ibero Americana, 30-I-1897).

8. Trazo una panorámica del erostratismo unamuniano en la conferen-cia “Del erostratismo al Amor de Dios” que impartí en las “V Jornadas una-munianas” (23-25 de octubre de 2003). Nelson Orringer desarrolla sabia-mente algunas de mis ideas en “«Concebirnos como no existentes». Elproblema de editar al filósofo Unamuno”, Cuadernos de la Cátedra Miguel deUnamuno, 38, 2003 [publicado en noviembre de 2004], pp. 47-61. Estosson los más significativos intra-textos de la doctrina de la incertidumbre:“A Platón, tratando en su Fedón de la inmortalidad del alma se le escapóaquel profundo dicho de ¡hermoso es el riesgo! ,

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hermoso es el riesgo que se corre de no morirsup[senos] nunca el alma, ger-men sup[este] argumento del famoso de la apuesta de Pascal.”, AJH, p. 4v(Unamuno, que había escrito antes “del famoso argumento”, indica que espreciso invertir el orden de las palabras). “>Terri< Trágico es el problema,y eterno, y cuanto más queremos de él huir más vamos á dar en él. Fue elsereno Platón, hace ya veinticuatro siglos, el que en su diálogo sobre lainmortalidad del alma ó Fedón dejó escapar del alma, hablando >del ries-go< de lo dudoso de nuestros ensueños y del riesgo de que sean vanos,aquel profundo dicho ¡hermoso es el riesgo! , her-moso es el riesgo que corremos de que se no se nos muera el alma nunca,germen esta sentencia del >fam< argumento famoso de la apuesta de Pas-cal.”, T, p. 45. “Trágico es el problema y de siempre y cuanto más quera-mos de él huir, más vamos a dar en él. Fué el sereno - ¿sereno?- Platón,hace ya veinticuatro siglos, el que en su diálogo sobre la inmortalidad delalma dejó escapar de la suya, hablando de lo dudoso de nuestro ensueño deser inmortales, y del riesgo de que no sea vano, aquel profundo dicho:«¡Hermoso es el riesgo!», kaloj gar o kindunoj, hermosa es la suerteque podemos correr de que no se nos muera el alma nunca, germen estasentencia del argumento famoso de la puesta de Pascal.”, STV, III, p. 58.

11. “>Se< Nos dijo el Maestro que seamos perfectos como >nuestr< esperfecto nuestro Padre que está en los cielos (Mat. V 48) y en el orden delpensar y sentir nuestra perfección consiste en ahincarnos porque nuestraimaginación llegue á la total imaginación de la humanidad de que forma-mos, en Dios, parte.”, T, p. 30.

14. Phillips Brooks, The Mystery of Iniquity and Other Sermons, 4ª ed.,London-New York, MacMillan, 1900 (CMU, col. U 290).

15. En este capítulo del Tratado del Amor de Dios debía confluir Jesúsy la Samaritana.

16. Unamuno se refiere a Heinrich Seuse, Deutsche Schriften, München,Literarisches Institut von Max Huttler, 1876 (CMU, col. U 4792). Creoque las palabras “Si lo haces te pesa, si no lo haces también” parafrasean elcomienzo del fragmento 81 de los Diapsálmata kierkegaardianos: “Si tecasas, te arrepentirás; si no te casas, también te arrepentirás. Te cases o note cases, lo mismo te arrepentirás. Tanto si te casas como si no te casas, te

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arrepentirás igualmente. Si te ríes de las locuras del mundo, lo sentirás; silas lloras, también lo sentirás. Las rías o las llores, lo mismo lo sentirás.Tanto si las ríes como si las lloras, lo sentirás igualmente. Si te fías de unamuchacha, lo lamentarás; si no te fías, también lo lamentarás. Te fíes o note fíes, lo mismo te lamentarás. Tanto si te fías como si no te fías, lo lamen-tarás igualmente. Si te ahorcas, te pesará; si no te ahorcas, también te pesa-rá. Te ahorques o no te ahorques, lo mismo te pesará. Tanto si te ahorcascomo si no te ahorcas, te pesará igualmente.”, Søren Kierkegaard, Estudiosestéticos I (Diapsálmata. El erotismo musical), ed. de D. Gutiérrez Rivero,Málaga, Ágora, 1996, p. 82. Cfr. Søren Kierkegaard, Samlede Vaerker, Vol.I, Kjøbenhavn, Gyldendalske Boghandels Forlag (F. Hegel & Søn), 1901,pp. 22-23 (CMU, col. U 4776).

17. Huelga remembrar que Unamuno quería transformar El reino delhombre (refundición de la novela Nuevo Mundo) en El reino de Dios: “Duermey dormirá el manuscrito de El reino del hombre, que ya el año pasado termi-né. Si lo repaso, será para refundirlo convirtiéndolo en El reino de Dios.”,Carta a Arzadun del 30-X-1897, EpA, p. 43. Acerca del “sobre-hombrecristiano”, cfr. SPA-LCD, Borrador B, 17. En este fragmento Unamuno serefiere a las dos últimas páginas de A. Crespi, “La nuova teologia di J. R.Campbell”, Coenobium – Revista internazionale di liberi studi, I, n. 4, maggio-giugno 1907, pp. 29-38.

18. El reinado social de Jesús debía, en un principio, cerrar el Tratado delAmor de Dios.

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REPRODUCCIÓN FACSIMILARDEL

PLAN DEL TRATADO DEL AMOR DE DIOS

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Plan del Tratado de Amor de Dios. REPRODUCCIÓN FACSIMILAR

Plan del Tratado del Amor de Dios, p. 1r

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Plan del Tratado del Amor de Dios, p. 1v

Page 295: Meditaciones evangélicas, Unamuno

Plan del Tratado de Amor de Dios. REPRODUCCIÓN FACSIMILAR

Plan del Tratado del Amor de Dios, p. 2r

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