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8/10/2019 Mente y Cerebro N 64
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n.o64/2014
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SUPERSTICINLas razones que nos impulsanhacia el pensamiento mgico
9 7 7 1 6 95 0 8 8 7 0 3
0 0 0 6 4
PSICOLOGAEl dolor dela exclusin
MEDICINAClaves dela anestesia general
NEUROLOGASida y demencia
PSICOTERAPIALa terapia de esquemas
NUEVA SERIENeurofilosofa
de las emocionesy la moral
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Disponible en su quiosco el nmero de enero
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2 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014
SUMARIO
PSICOLOGA SOCIAL
10 El dolor de la exclusinLos incidentes ms triviales de ostra-
cismo pueden hacer aicos el amor
propio. Sin embargo, es posible miti-
gar el malestar psquico y aprender
de l.Por Kipling D. Williams
COGNICIN
18 Neuromagia:
entre la ilusin y la cienciaLos magos deslumbran a su pblico
aprovechando las espordicas in-
terrupciones en las redes cerebrales
que permiten percibir el entorno
y fijar la atencin.Por S. L. Macknik,
S. Martinez-Conde y S. Blakeslee
PSIQUIATRA
36 La fuerza del autismoLos rasgos autistas resultan venta-
josos en ciertos mbitos laborales,
entre ellos, la investigacin cientfica.
Por Laurent Mottron
SERIE NEUROFILOSOFA DE L ASEMOCIONES Y LA MOR AL ( I)
42 Qu significa sentir?El cerebro explica las emociones y
las pasiones humanas, sostiene la
neurociencia. Se nos escapa parte
de la realidad si concebimos los sen-timientos solo como una activacin
neuronal?Por Giovanni Frazzetto
PSICOTERAPIA
48 Terapia de esquemas:
la transformacin interiorUn trastorno psquico se acompaa
a menudo de sentimientos y conduc-
tas arraigadas en la primera infan-
cia. Estos esquemas disfuncionales
pueden transformarse.Por Eckhard
Roediger
MEDICINA
62 Claves moleculares
de la anestesia generalLos procesos cerebrales que acon-
tecen durante la anestesia total
constituyen todava un enigma.
Por Christian P. Mller
NEUROLOGA
68 Neurosida: alarma vrica
en el cerebroMillones de personas han muerto
vctimas del sida. Su agente causal,
el virus de la inmunodeficiencia hu-
mana, destruye ciertas neuronas del
sistema nervioso, provocando una
demencia.Por Gabriele Arendt
NEUROCIENCIA
74 La hidrocefalia crnica
del adultoA medida que avanza la edad,
aumentan los casos de personas
con demencia. Muchas son diagnos-
ticadas de alzhimer o prkinson,
pero en realidad sufren hidrocefalia
normotensiva idioptica o crnica
del adulto, la nica enfermedad de-
menciante que puede curarse con
una intervencin quirrgica.Por
Johannes Lemke y Ullrich Meier
ARTCULOS
Excluido
El ostracismo activa los centros cerebrales
del dolor, incita a la tristeza y al enfado y
reduce la autoestima, entre otros efectos.
Enero / Febrero de2014
N.o
64
No solo neuronas
Si bien las emociones pueden describirse
desde la fisiologa cerebral, se hallan insertas
en un contexto vital personal.
Sida en el cerebro
El VIH llega tambin al cerebro, donde
lesiona tanto directa como indirectamente
las neuronas, causando demencia.
10 42 68
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MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 3
PSICOLOGA
26 La supersticin
en la mente
La creencia en fenmenos para-normales se halla ampliamente
extendida entre los humanos.
Los mismos mecanismos ce-
rebrales que subyacen a estas
ideas construyen casi todo nues-
tro pensamiento.Por Richard
Wiseman
ENTREVISTA
32 Soy un creyente
convertidoEn su momento, Peter Brugger,
de la Universidad de Zrich,
estuvo convencido de que los
fenmenos paranormales exis-
tan. Quiso escudriar ms el
asunto. En su pesquisa, aunque
no experiment vivencias sobre-
naturales, descubri el motivo
por el que los fantasmas moran
en la cabeza de tantas personas.
Por Andreas Jahn y Amelie Tokaj
SECCIONES
4 Encefaloscopio
> Generosidad y felicidad
> Altruismo contagioso
> Ms olfato durante la ovulacin
> Cambios emocionales durante
la menstruacin
> Inteligencia aviaria
> Habilidades de las aves
> Implantes sensoriales
> Excitacin neuronal inversa
durante el descanso
> Relacionan la conmocin cerebral
con la deficiencia hormonal
54 Sinopsis
Neurobiologa del tabaquismo
56 Avances
> Medidor de la consciencia.
Por Christof Koch
> Estimulacin cerebral profunda
para tratar la anorexia resistente.
Por Cristina Torres Daz
> Tabaco y demencia.Por Ins
Moreno Gonzlez
79 Instantnea
Barrera hematoenceflica
80 Syllabus
La introspeccin.Por Christian Wolf
85 Ilusiones
Ms verdadero que la verdad.
Por Susana Martinez-Conde y Stephen
L. Macknik
89 Retrospectiva
Encuentro con la psicologa alemana.
Por Annette Mlberger
93 Libros
Enfermedades mentales. Filosofa
de la mente.Por Luis Alonso
www.menteycerebro.es
ESOTERISMO Y CEREBRO
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4 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014
ENCEFALOSCOPIO
La mayora de nosotros he-
mos experimentado al-guna vez la satisfaccin de
gastar dinero en otra persona,
sea a travs de un regalo o un
donativo. Un equipo interna-
cional de psiclogos da cuenta
ahora de que la relacin entre
el gasto generoso y la felicidad
constituye un fenmeno vli-
do en todo el mundo, incluso
en pases empobrecidos como
India o Uganda. Aqu, en Nor-teamrica, podemos pensar
que podemos permitirnos el
lujo de gastar dinero extra en
otros, mientras que a los habi-
tantes de lugares ms pobres
les resultara preferible inver-
tir en s mismos sus limitados
recursos, explica la autora
principal del estudio, Lara Ak-
nin, de la Universidad Simon
Fraser. Y apunta: Pero hemosvisto que la generosidad es pro-
vechosa en los pases ricos y en
los pobres.
Esta conclusin brota de una
encuesta realizada a200
.000
personas adultas de 136pases
a quienes se les preguntaba
sobre sus donativos y su bie-
nestar subjetivo. Tras descartar
ciertas variables (demogrficas,ingresos familiares y otras), se
observ una correlacin po-
sitiva entre los donativos y la
felicidad en 120de estos pases,
tanto ricos como pobres. Segnlas respuestas, el refuerzo en el
LABOCA
PSICOLOGA SOCIAL
Generosidad y felicidadLas personas son tanto ms felices cuanto ms donan a las obras de caridad
PERCEPCIN
Ms olfato durante la ovulacinRelacionan la capacidad olfativa de las mujeres con las funciones del sistema reproductor
El estado de nimo y el apetito de la mujer se encuentran enrelacin con su ciclo menstrual. Tambin se dan cambios,aunque ms sutiles, en la forma de pensar y el comportamiento.En particular, el sentido del olfato se agudiza cuando la fertilidad
es mxima, es decir, en la segunda mitad del ciclo.
Un estudio publicado en marzo pasado en Hormones and Be-
havior comparaba la sensibilidad olfativa de 16mujeres que to-
maban anticonceptivos orales con la de otras 17que seguan su
ciclo natural. Se analizaron dos perodos: en torno a la fecha de
ovulacin y durante la fase lutenica (justo despus de la ovu-
lacin). Las participantes olisquearon aromas de limn, menta,
rosa, almizcle, as como las feromonas masculinas androstenona y
androsterona. Las mujeres que seguan su ciclo menstrual natural
mostraron, en las proximidades de la ovulacin, ms acusada
sensibilidad al almizcle y a las feromonas que las que tomaban
anticonceptivos. No obstante, el efecto puede que no se limite alos aromas masculinos. Un estudio de marzo de 2013publicado
enPhysiology and Behaviorapuntaba que la mujer posee, en ge-
neral, un sentido olfativo ms agudo durante su fase lutenica. A
fin de comprobarlo, los investigadores midieron la capacidad de
las participantes para detectar el olor de n-butanol, un alcohol
de aroma muy sutil.
Los resultados son tpicos de la investigacin en este mbito,
pues los efectos son leves y no todos los estudios concuerdan en
los detalles. Aun as, los hallazgos respaldan la hiptesis extendida
de que las concentraciones hormonales en el organismo femenino
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ENCEFALOSCOPIO
PSICOLOGA
Cambios emocionales durante la menstruacinLos sentimientos femeninos hacia la pareja varan sutilmente cuando la fertilidad es mxima
COGNICIN
Inteligencia aviariaLos hallazgos en la capacidad cognitiva de los crvidos contribuyen al conocimiento
de la evolucin de las destrezas sociales
La inteligencia de la familia de los cr-vidos, grupo de aves al que pertene-cen cuervos, grajos, grajillas, cornejas yurracas, entre otras especies, rivaliza con
la de monos y delfines. Estudios recientes
revelan impresionantes detalles relativos
al razonamiento social de los crvidos y
ofrecen indicios acerca del modo en que
pudo evolucionar nuestra propia inteli-
gencia interpersonal.
Una de las capacidades que ha merecido
la atencin en fecha reciente es la respues-
ta de estas aves al ver rostros humanos.
Segn informaban Barbara Clucas y suscolaboradores, de la Universidad estatal
Humboldt, en Ethology en abril de 2013,
los grajos alzan el vuelo con mayor rapidez
cuando la persona que se les acerca los mira
directamente que si fija la vista hacia otro
lado. Los investigadores se aproximaron a
pie a grupos de grajos de tres zonas de los
alrededores de Seattle, ora con la mirada
fija en los pjaros, ora observando algn
punto distante. Los crvidos se dispersaron
antes cuando les observaban, a diferencia
de otros animales, que evitan a las personas
sea como sea.
Clucas conjetura que el hecho de ignorara los humanos que se acercan mirando a
otro lado constituye una adaptacin apren-
dida de la vida en la gran ciudad. Mltiples
estudios han demostrado que los grajos
aprenden conductas de prudencia unos
de otros.
El equipo de John Marzluff, de la Univer-
sidad de Washington y coautor con Clucas
del artculo citado, comprob las faculta-
des de aprendizaje de estos pjaros. Los ex-
perimentadores se aventuraron en diversosparques de Seattle divididos en dos grupos
que se distinguan por una mscara que
les cubra el rostro. Unos enmascarados
atraparon pjaros; los dems, con otra ca-
reta, sencillamente, pasaron de largo. Cinco
aos despus, ambos grupos volvieron al
parque portando sus respectivas msca-
ras. Los pjaros que fueron capturados la
primera vez recordaban qu careta corres-
ponda a los capturadores; acto seguido,
transmitieron la informacin a sus cras y
a otros grajos. Todos ellos graznaron con
fuerza y huyeron de los investigadores queportaban la mscara amenazante.
Segn Marzluff, aunque esta reaccin
pueda considerarse normal, resulta un tipo
de aprendizaje social complejo a nivel cog-
nitivo, adems de raro en el reino animal.
Una cosa es aprender por experiencia pro-
pia y otra muy diferente observar lo que les
ocurre a otros individuos e inferir de ello lo
que nos pasar a nosotros, subraya.
Los cuervos reconocen rostros humanos
valindose de las mismas vas visuales ce-
En los das de mxima fertilidad, las mujeres tienden a pre-
ferir hombres sexualmente deseables, constatan variosestudios. Quedaba por saber si estas variaciones afectan a sus
relaciones sentimentales a largo plazo. Psiclogas de la Univer-
sidad de California en Los ngeles encuestaron a65mujeres con
pareja estable para indagar cmo variaban sus sentimientos
hacia su consorte a lo largo del mes. Los resultados indicaron
que los das ms frtiles, las mujeres que consideraban a su
compaero menos deseable sexualmente se sentan menos
ligadas a l y eran ms crticas con sus fallos. Por el contrario,
las mujeres con una pareja ms atractiva fsica y sexualmente
manifestaban una mayor satisfaccin con su relacin y se sen-
tan ms unidas a su compaero durante esas mismas fechas.
No obstante, la intencin general de mantener su relacin novariaba en funcin del momento del mes.
Las investigadoras afirman que sus resultados apoyan la teo-
ra de que las mujeres seleccionan a su pareja poniendo en la ba-
lanza su deseo hacia genes de elevado rendimiento (hombres
sexy posiblemente promiscuos) y varones fiables y dispuestos
a comprometerse como padres. Muchos hombres renen am-
bas cualidades, por lo que es probable que numerosas mujeres
experimenten tan solo variaciones sutiles en la atraccin y sa-
tisfaccin durante su ciclo menstrual.
Tori Rodrguez
THINKSTOCK
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ENCEFALOSCOPIO
Nuestros cinco sentidos
delimitan el mundo quepercibimos. No alcanzamos a
or tonos que sean demasiado
agudos o graves, ni podemos
ver la luz ultravioleta o la in-
frarroja, a pesar de que estos fe-
nmenos no son diferentes de
los sonidos y las imgenes que
nuestros odos y ojos pueden
detectar. Pero y si fuera posi-
ble alejar las fronteras senso-
riales allende las l imitacionesde la anatoma?
En un estudio publicado en fe-
cha reciente enNature Commu-
nications, se utilizaron implantes
cerebrales para ensear a ratas
a ver la luz infrarroja (por lo co-
mn, este tipo de luz les resulta
invisible). Si el cerebro fuese tan
verstil que aprendiera a proce-
sar seales sensoriales de nuevo
tipo, tal vez llegsemos a tenertacto mediante extremidades
protsicas, ver el calor por la luz
infrarroja e incluso desarrollar
un sexto sentido para la orien-
tacin magntica.
Miguel Nicolelis, de la Univer-
sidad Duke, y sus colegas, entre-naron a seis ratas para que me-
tieran el hocico en un portillo
cuando se encenda un led azul
situado sobre aquel. Despus, fi-
jaron cmaras infrarrojas en la
cabeza de las ratas y las conec-
taron a electrodos implantados
en la corteza somatosensorial
primaria de los roedores, regin
cerebral responsable de proce-
sar las seales de los sentidos.Cuando la cmara detecta-
ba luz infrarroja, estimulaba
neuronas correspondientes a
los bigotes de los animales. El
estmulo se intensificaba cuan-
to ms se acercaban a la luzinfrarroja, o cuanto ms vol-
van la cabeza en esa direccin,
emulando la activacin cerebral
correspondiente a la luz que ven
los ojos. A continuacin, se dej
a los mridos sueltos en sus
jaulas. Esta vez se utiliz luz in-
frarroja, en lugar de los led azu-
les, para sealarles los portillos
que deban visitar.
Al principio, ninguna de lasratas entendi las seales in-
frarrojas. Sin embargo, pasa-
dos 26das de entrenamiento,
todas haban aprendido a usar
la luz antes invisible para ellas
para localizar los portilloscorrectos. Incluso seis meses
despus, los roedores eran
capaces de responder a la es-
timulacin neuronal a travs
de sus bigotes; tambin a la
luz infrarroja. Segn los in-
vestigadores, ello sugiere que
las neuronas sensoriales son
capaces, en caso necesario, de
responder a mltiples tipos
de indicaciones.Esta metodologa podra
contribuir en la creacin de
canales sensoriales desti-
nados a personas necesitadas
de prtesis. Los miembros ar-
tificiales les proporcionaran
retroalimentacin sensible
y les facilitaran su control.
Adems, segn los hallazgos, el
cerebro es capaz de gestionar
un repertorio sensorial msextenso. Es posible que algn
da veamos, oigamos, olamos
o toquemos lo que ahora no
podemos percibir.
Melinda Wenner Moyer
SUEO
Excitacin neuronal inversa durante el descanso
Una actividad cerebral peculiar podra contribuir a fijar los recuerdos mientras dormimos
PERCEPCIN
Implantes sensorialesDescubren en ratas la posibilidad de ampliar la capacidad perceptiva de los sentidos
Aunque se conoce desde hace tiempola importancia del dormir para laformacin y conservacin de los recuer-
dos, persiste el misterio sobre el modo
en que operan estos procesos. Un estu-
dio publicado en marzo pasado propone
que una extraa actividad elctrica, con
intervencin de neuronas antidrmicas,
interviene en ello.
De ordinario, la actividad neuronal exi-
ge una seal que llega a los sentidos (un
sabor, o un olor, por ejemplo) y que reciben
las dendritas de las clulas nerviosas. Se-
guidamente, esa seal se transmite en for-
ma de mensaje electroqumico, mediante
largos axones, hasta otras neuronas. El ce-
rebro, al dormir, se encuentra en su mayor
parte cerrado a las seales sensoriales,
puede pensarse. Sin embargo, los datos
indican que, durante el sueo, impulsos
elctricos que se propagan por el cerebro
a modo de ondas controlan la neuronas.
En 2011 se descubri que estas ondas
elctricas inducen a ciertas clulas nervio-
sas del hipocampo (centro de la memoria) a
activarse en una direccin inversa a la habi-
tual (antidrmica) mientras dormimos, en-
SCIENCESOURCE/TONYMCCONN
ELL
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MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 9
Cuando el cerebro es sacudido por una
explosin, la conmocin resultantedesemboca a veces en problemas psico-
lgicos irreductibles, como depresin,
ansiedad, irritabilidad, trastornos del sue-
o, dolores y dificultades de recordacin
o aprendizaje. Se estima que, tan solo en
EE.UU., decenas de miles de militares vete-
ranos padecen este sndrome postconmo-
cional (SP), antes asociado al trastorno de
fatiga de combate. Nuevos indicios apun-
tan a que esta cronificacin podra deberse
a un desequilibrio hormonal. De ser as,un tratamiento de reemplazo hormonal
podra lograr una impresionante recuperacin.
Desde la Primera Guerra Mundial, la medicina ha tratado de
averiguar la causa de que al menos un diez por ciento de las con-
mociones cerebrales en adultos (de cualquier causa, trtese de
accidentes, cadas o lesiones deportivas) provocan dolencias psi-
colgicas y fsicas persistentes. Charles Wilkinson, endocrinlogo
de Asuntos de los Veteranos de Puget Sound y de la Universidad
de Washington, y sus colegas se sintieron intrigados por estudios
que sealaban deficiencias hormonales pituitarias (afectan solo al
uno por ciento de la poblacin general) en numerosas personasque haban sufrido una conmocin cerebral. Hasta entonces no
se haba investigado si la conmocin a causa de una explosin
podra perturbar al sistema hormonal.
El equipo de Wilkinson examin a 35soldados que haban ex-
perimentado el estallido de una bomba cercana. Descubrieron que
alrededor de la mitad de los sujetos
mostr un descenso abrupto de lashormonas sexuales y de crecimien-
to comparados con otros soldados
movilizados que no sufrieron nin-
guna conmocin. Los datos fueron
presentados en el Congreso de Biolo-
ga Experimental de 2013, en Boston.
Los investigadores conjeturan
que la fuerza de una explosin per-
turb la capacidad de la glndula
pituitaria para producir o trans-
portar sus hormonas. En el cerebroexisten receptores de la hormona de
crecimiento y de su subproducto, la hormona IGF-1. La ubica-
cin de estos receptores (regiones como la amgdala, la corteza
prefrontal, el putamen y el hipocampo) se corresponde con la
de funciones trastornadas en el SP (entre ellas, el estado de ni-
mo, el sueo y la memoria). Se cree, adems, que las hormonas
afectan a la plasticidad, el mantenimiento y la proteccin del
cerebro. Wilkinson y sus colaboradores prevn ensayar si la te-
rapia de sustitucin hormonal podra beneficiar a pacientes de
SP. El investigador se muestra optimista, pues se ha demostrado
que dicha terapia mejora esos mismos sntomas en personas condeficiencias hormonales por otras causas. Existen indicios de
que los problemas cognitivos y anmicos consiguientes a la defi-
ciencia en la hormona del crecimiento pueden tratarse mediante
sustitucin hormonal, ratifica Wilkinson.
Stephani Sutherland
PSIQUIATRA
Relacionan la conmocin cerebral con la deficiencia hormonalEl hallazgo podra explicar por qu las lesiones cerebrales en apariencia leves pueden provocar enfermedades persistentes
viando, en vez de recibir, una seal elctricadesde sus axones hacia sus propias dendri-
tas, no hacia otras neuronas. Un reciente
trabajo, publicado en Proceedings of the
National Academy of Sciences USAconfir-
ma el inslito comportamiento neuronal.
Tambin propone que esta activacin a la
inversa debilita la capacidad de las dendri-
tas para recibir seales de otras neuronas.
Segn R. Douglas Fields, director de
laboratorio en los Institutos Nacionales
de Salud de Estados Unidos y coautordel estudio, el debilitamiento de las co-
nexiones neuronales puede tener una
doble funcin. Los autores proponen que
esta conduccin antidrmica contribu-
ye a reforzar las seales elctricas de las
neuronas vecinas, fenmeno necesario
para consolidar los recuerdos, as como
para liberar en el cerebro espacio donde
almacenar los nuevos recuerdos una vez
despiertos.
Aunque el estudio se ha llevado a caboen ratones, los cientficos creen que el sue-
o podra inducir a una excitacin inversa
en las neuronas humanas. Fields explica
que este peculiar comportamiento elctri-
co puede subyacer a los efectos positivos de
la estimulacin cerebral profunda, mtodo
que todava no se comprende del todo. Sin
embargo, ha demostrado mejorar los snto-
mas de la enfermedad de Parkinson y otros
trastornos neurolgicos. Erica Westly
ISTOCKPHOTO
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PSICOLOGA SOCIAL
U
na tarde, a mediados de los aos
ochenta, me encontraba en el par-
que sentado con mi perra en una
manta cuando un disco voladorme
golpe la espalda. Me di la vuelta y
vi a dos chavales no muy lejos de m esperandoque se lo devolviera. Me levant y se lo lanc, pero,
para mi sorpresa, los dos extraos me lo volvie-
ron a tirar invitndome a participar. Formamos
un tringulo en la hierba y empezamos un jue-
go espontneo a tres bandas. Sin embargo, unos
minutos despus, sin razn aparente, dejaron de
lanzarme el disco. Al principio me pareci un poco
raro, pero cuando qued claro que no me iban a
incluir ms en el juego, me sent un poco estpido,
incmodo y dolido. Me sent excluido.
Regres cabizbajo junto a mi perra. En ese mo-
mento una idea me ilumin el da. Como profesor
de psicologa, en aquel entonces en la Universidad
Drake, siempre haba querido estudiar el ostracis-
mo, aunque nunca supe cmo abarcar el tema.
En el episodio del parque no hubo conversacinni conocimiento previo ni expectativas de una
futura interrelacin; aun as, fue impactante a ni-
vel emocional. Me di cuenta de que poda recrear
aquella experiencia en un juego virtual de pelo-
ta o de lanzamiento de disco volador, en el que
ciertos jugadores fueran excluidos; de este modo
poda llevarme el experimento al laboratorio.
El ciberbaln, como bautic al juego de orde-
nador, simplificaba enormemente el incidente en
el parque, pues eliminaba, por ejemplo, el modo
El dolor de la exclusinLos incidentes ms triviales de ostracismo pueden hacer aicos nuestro amor
propio. Pero es posible mitigar el malestar psquico y aprender de l
KIPLING D. WILLIAMS
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MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 11
exacto en que otras personas miran y actan; aun
as, captaba la esencia emocional del ostracismo.
Hoy, los investigadores utilizamos varias estra-
tegias para estudiar este fenmeno: excluimos
a propsito a algunos participantes en conversa-
ciones cara a cara, en discusiones grupales en unasala o a travs de mensajes de texto. A partir de
estas experiencias, analizamos el modo en que
reaccionan las personas cuando sus interlocuto-
res apartan la mirada o cmo responden cuando
se les explica que otros individuos se niegan a
trabajar con ellos. Algunas veces pedimos a los
participantes que rememoren incidentes en los
que se sintieron apartados, de esta manera obser-
vamos los efectos de esos recuerdos en su estado
anmico y su comportamiento.
No importa el modo en que se excluye a la
persona, su reaccin ser rpida e intensa y la si-
tuacin le induce a sentir una agona social que
su cerebro registra como dolor fsico. Incluso inci-
dentes breves con extraos o individuos que nos
desagradan activan los centros del dolor, incitana la tristeza y al enfado, aumentan el estrs, re-
ducen la autoestima y nos privan de la sensacin
de autocontrol. Sorprende que todos sintamos ese
dolor inicial ms o menos por igual, no importa lo
fuertes o sensibles que seamos. Sin embargo, los
rasgos de personalidad s influyen en el modo de
reaccionar: si nos recuperamos rpido ante tal si-
tuacin o nos lamentemos sin cesar, si trabajamos
para restablecer los vnculos sociales o estallamos
en clera.
EN SNTESIS
La agonadel ostracismo
1
Incluso episodios breves
de exclusin por partede extraos o personas que
nos desagradan activan los
centros cerebrales del do-
lor, incitan a la tristeza y al
enfado, aumentan el estrs
y reducen la autoestima y la
sensacin de control.
2Todas las personas
sentimos el dolor del
ostracismo ms o menos por
igual, no importa lo fuertes
o sensibles que seamos. Sin
embargo, los rasgos de la
personalidad influyen en el
modo de sobrellevarlo.
3Detectar pronto esta
situacin de aislamiento
aumenta la probabilidad
de reaccionar y seguir en el
grupo y de superar la mala
experiencia.
T H I N K S
T O C K
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12 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014
PSICOLOGA SOCIAL
Todos los animales sociales utilizan esta forma
de rechazo del grupo para librarse de miembrosonerosos. Entre las especies sociales no humanas,
un miembro que no es aceptado, por lo general,
acaba muerto. Cuando un individuo detecta con
prontitud que se le va a excluir, aumentan sus po-
sibilidades de reaccionar con el fin de permanecer
en el grupo y, literal o figurativamente, sobrevivir
a la terrible experiencia.
El aguijn del silencio
Fueron los atenienses quienes acuaron la palabra
ostracismo; escriban el nombre de la persona que
deseaban desterrar en fragmentos de arcilla (los
ostraca). Pero parece que el fenmeno se manifies-
ta desde que existen animales. Por lo general, el
trmino (que significa ser ignorado y excluido)
define una situacin en la que un grupo rechaza a
un individuo; no obstante, tambin podra referir
el tratamiento de silencio por el que un individuo
ignora a otro, o en el que un grupo excluye a otro
grupo, o un individuo rechaza a un grupo.
Empec a interesarme por el ostracismo cuan-
do era estudiante de posgrado, hace algo ms de36aos, tras ver un documental sobre James Pe-
losi, un cadete de la Academia de West Point. Sus
superiores le haban pedido que abandonara la
academia porque no obedeci cuando al final de
un examen se le requiri que dejara de escribir.
Sin embargo, Pelosi se neg a renunciar. A cambio,
sufri la regla no escrita del silencio durante casi
los dos aos siguientes. Su compaero de cuarto
se mud; nadie hablaba con l ni lo miraba; cuan-
do se sentaba en la cafetera junto a los dems,
todos se levantaban y se cambiaban a otra mesa.
Me impresion tanto el poder del silencio que
promet analizarlo algn da.Por supuesto, los psiclogos ya saban, incluso
entonces, que el deseo de pertenencia influye en
numerosos comportamientos. Las personas obe-
decen, cumplen las normas, cooperan, participan
en las decisiones de grupo e incluso pueden ser
reacios a ayudar a otros, todo para seguir forman-
do parte de la pandilla. Salvo unas pocas inves-
tigaciones aisladas que analizan los efectos de la
exclusin, nadie se ha dedicado en serio a estudiar
el ostracismo como tema de investigacin. Hace
unos18
aos, mis colaboradores y yo empezamosnuestros experimentos con juegos de pelota. Al
principio fueron reales; ms tarde, virtuales.
En el ciberbaln, el usuario juega a lanzar una
pelota o un disco a, en su opinin, dos jugadores
humanos (en realidad son figuras animadas que
aparecen en la pantalla del ordenador). Cuando se
lanza el baln al sujeto, quien aparece represen-
tado por una mano animada, este se lo devuelve
a uno de los otros dos jugadores pinchando en el
icono del dibujo animado correspondiente. Algu-
nos de los participantes son excluidos; recibenel baln una o dos veces al principio del juego,
pero nunca ms. Los otros jugadores, los incluidos,
reciben la pelota una de cada tres veces, como se
esperara en un juego de grupo igualitario.
En el ao 2000, llevamos a cabo una de las pri-
meras investigaciones junto con los estudiantes
Christopher Cheung y Wilma Choi. Pedimos a un
total de 1486probandos procedentes de 62pases
que jugaran al ciberbaln en lnea; tras la parti-
da deban evaluar su estado psicolgico a partir
de un cuestionario estndar. Descubrimos que
Incluso
episodios deostracismo
con personas
desconocidas
o indeseadas
pueden originar
reacciones
emocionales
fuertes
SENTIDO EVOLUTIVOComo todos los animales so-
ciales, los lmures de cola ani-llada excluirn a un miembro
de su grupo si se convierte en
una carga. Un lmur aislado
no suele salir bien parado.
THINKSTOCK
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aquellos que haban sido ciberexcluidos por
solo unos minutos manifestaban niveles inu-
sualmente bajos de pertenencia al grupo o a la
sociedad, disminucin de la autoestima y sen-
sacin de que su vida careca de sentido y que
no la controlaban; tambin se mostraban tristes
y enfadados. En otro estudio pedimos a los par-ticipantes que registraran en un diario durante
dos semanas incidentes de este tipo en su vida
real. Declararon experimentar un promedio de
un evento de exclusin al da, lo que sugiere que
mltiples acontecimientos diarios, presumible-
mente insignificantes, desencadenan este tipo de
reaccin. Adems, segn sus propios registros, es-
tos episodios cotidianos tambin aumentaban la
tristeza y el enfado y disminuan su autoestima,
as como sus sentimientos de pertenencia.
Esos trabajos revelaron que la exclusin, aunsutil, artificial o claramente insignificante, pue-
de provocar una fuerte reaccin emocional. Una
respuesta as tendra sentido cuando, por ejemplo,
somos rechazados o ignorados por nuestra fami-
lia poltica o nuestro crculo de amigos ntimos,
porque esas personas nos importan. An ms
sorprendente es que no sean necesarias grandes
muestras de exclusin para que emerja en noso-
tros una sensacin intensa de rechazo. Podemos
sentirnos fatal con el simple hecho de que una
persona que ni siquiera conocemos mire haciaotro lado.
Esta reaccin cumple una funcin: advertirnos
que algo falla, que existe una amenaza seria para
nuestro bienestar social y psicolgico. Roy Bau-
meister, de la Universidad del estado de Florida,
y Mark Leary, de la Universidad Duke, ya explica-
ban, en un artculo aparecido en 1995, que perte-
necer a un grupo constituye una necesidad, no undeseo o una preferencia; cuando esta se frustra,
provoca dolencia psicolgica y fsica. Otros inves-
tigadores apuntan que la pertenencia, la autoes-
tima, la sensacin de control sobre nuestra vida y
la creencia de que la existencia tiene sentido cons-
tituyen cuatro necesidades psicolgicas funda-
mentales que debemos satisfacer para funcionar
como individuos sociales [vase El sentimiento
de pertinencia a un grupo, por Bernd Simon;
Mente y cerebron.o 10, 2005].
Pronto me di cuenta de que el ostracismo ame-naza todas y cada una de estas necesidades. Inclu-
so en un altercado verbal o fsico, los individuos
siguen conectados. Sin embargo, la exclusin total
rompe todos los lazos. El rechazo social asesta un
golpe especialmente duro a la autoestima, por-
que implica haber obrado mal. Lo peor es que
el silencio impuesto nos fuerza a reflexionar; en
nuestra bsqueda de explicaciones, generamos
pensamientos de autorreprobacin. El aislamiento
forzoso tambin nos provoca sensacin de inde-
fensin: puedes protestar, pero nadie responde.Por ltimo, el ostracismo resta sentido a nuestra
Solo un juego?
Las experiencias de ostracismoen apariencia triviales pueden pro-
vocar reacciones emocionales fuertes. En la Universidad Purdue
pedimos a un grupo de personas que participara en un videojue-
go de pelota con dos avatares. En algunos casos, los personajes
virtuales se negaban a lanzar el baln al probando. Estos ltimos
deban puntuar su estado de nimo en un marcador durante la
partida. Al principio, la mayora de los jugadores excluidos por
los avatares intentaba rerse del rechazo; pronto esta reaccin
inicial se converta en enfado, despus en abatimiento. Un joven
(derecha) sonri primero con desdn cuando no le devolvan el
baln; tras darse cuenta de que era muy improbable que se lo
volvieran a lanzar, hizo un
gesto despectivo a la pan-
talla del ordenador. Al fi-
nal pareci resignarse a
que lo dejaran fuera.
CORTESADEKIPLINGD.W
ILLIAMS
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PSICOLOGA SOCIAL
misma existencia, porque este tipo de rechazo nos
hace sentir invisibles y poco importantes.
La magnitud del impacto emocional del ostra-
cismo posee incluso un sentido evolutivo. Des-
pus de todo, la exclusin social interfiere en elxito reproductivo; tambin en la supervivencia.
A las personas que no pertenecen al grupo no se
les incluye en las tareas comunes necesarias para
obtener y compartir comida; adems, carecen de
proteccin contra los enemigos.
Seal de advertencia
De hecho, la secuela emocional resulta tan intensa
que el cerebro la registra como un dolor fsico.
En un estudio llevado a cabo en 2003, pedimos a
13estudiantes de licenciatura que jugaran al ci-
berbaln mientras yacan en un escner de imge-
nes por resonancia magntica (IRM). Los proban-
dos pensaban que jugaban con otros participantes
metidos asimismo en escneres, sin embargo, sus
compaeros de juego eran personajes de ordena-
dor automatizados. Tan pronto como los alumnos
empezaron a sentirse excluidos, se registr una
oleada de actividad en la corteza cingulada ante-
rior dorsal, regin cerebral asociada a los aspectos
emocionales del dolor. Los participantes que s se
mantuvieron incluidos en el juego no mostraron
ningn incremento de actividad en dicha regin
de dolor.
Los analgsicos pueden aliviar el golpe de la se-
paracin social, tanto como el dolor fsico. En 2010,
el psiclogo C. Nathan DeWall y sus colaboradoreseligieron a 25 universitarios y les pidieron que se
tomaran, dos veces al da, durante tres semanas,
bien dos comprimidos de paracetamol o bien
una pastilla placebo idntica. A continuacin, los
estudiantes acudieron al laboratorio a jugar al ci-
berbaln mientras se encontraban tumbados en
un aparato de IRM. Los jugadores excluidos que
haban tomado paracetamol mostraron una menor
actividad en la corteza cingulada anterior dorsal
(tambin en otras regiones cerebrales asociadas
con las respuestas emocionales) que los jugadoresexcluidos que tomaron placebo. En un experimento
paralelo, los informes diarios de 62estudiantes que
recibieron dos dosis diarias de paracetamol duran-
te tres semanas revelaban menos declaraciones de
que sentan afliccin y dolor por rechazo social en
comparacin con los efectos de un placebo. Estos
descubrimientos sugieren que el rechazo social y el
sufrimiento fsico no son sensaciones tan distintas
y comparten vas neuronales subyacentes.
Ese dolor afecta por igual a individuos con dis-
tinta personalidad, no importa lo duros que
CERO A LA IZQUIERDALa exclusin social destroza la
autoestima; sugiere que se ha
fallado. El afectado se siente
indefenso: haga lo que haga,
la respuesta es el silencio.Ser invisible, irrelevante y,
como muestran los estudios,
sentir dolor.
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K
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aparenten ser. Se podra esperar que el ostracismo
produjera ms dolor a personas con gran ansie-
dad social, carentes de autoestima, introvertidas,
solitarias o con riesgo de depresin. No obstante,
cuando pedimos a los participantes en el ciber-
baln que rellenaran cuestionarios ideados para
medir estas caractersticas, descubrimos que lasdiferencias individuales desempeaban una in-
fluencia escasa en la intensidad del dolor provoca-
do por el ostracismo. Lisa Zadro, de la Universidad
de Sdney, y sus colaboradores descubrieron que
las personas socialmente ansiosas no sufran ms
angustia inicial por ser excluidas en el ciberbaln
que aquellas que registraron menor ansiedad so-
cial en el cuestionario.
El poder de ese tipo de dolor tambin trans-
ciende razones y circunstancias. Convencer a los
jugadores de ciberbaln de que es un ordenadory no una persona quien los excluye no calma el
malestar. Ser excluido por gente que desprecias
junto con la psicloga Karen Gonsalkorale, de
la Universidad de Sydney, prob las reacciones al
rechazo del Ku Klux Klan provoca tanto dolor
como si son personas de ideas afines las que ma-
nifiestan tal aversin. Incluso cuando nosotros,
como investigadores, aportbamos incentivos por
ser excluidos, los participantes todava se sentan
disgustados cuando los apartaban del juego. En
2006, Ilja van Beest, entonces en la Universidad
de Leiden, y el autor observamos que las personas
se sentan mal cuando no les lanzaban el baln,
incluso sabiendo que, si se lo pasaban, perdan
dinero. Si manipulamos el juego para que los par-
ticipantes lancen una bomba en vez de un baln
y les decimos que la bomba puede explotar en
cualquier momento y matar a todo el mundo,
aun as se sienten excluidos y experimentan dolor
cuando la bomba no se les lanza a ellos. Es como
sentirse mal por no haber sido invitado a jugar a
la ruleta rusa.
Sobrellevar la exclusin
Aun as, el dolor es funcional. Da lugar a un apren-
dizaje que mejora nuestra supervivencia, ya quenos hace reflexionar sobre la situacin, determi-
nar su significado y beneficiarnos de cualquier
error que hayamos cometido. Algunas veces se
nos excluye por una buena razn; cuanto ms
pronto nos demos cuenta de que estamos ac-
tuando de forma inapropiada, antes podremos
corregir nuestro comportamiento. Si a un indi-
viduo lo apartan los compaeros del trabajo por
haraganear, la experiencia puede motivarle a ser
ms productivo. El puro miedo a ser rechazado
podra motivarnos a comportarnos, a diario, deforma socialmente apropiada.
La mayora de nosotros responde al ostracismo
en la vida real marchndose cabizbajo o escapan-
do de la camarilla opresiva. Pero un individuo
puede defenderse si est o se siente atrapado en
una situacin social; tambin si se le da la opor-
tunidad de hacerlo. En 2010, junto con Eric Wes-
selmann, por entonces estudiante de posgrado en
nuestro equipo, pedimos a 48universitarios que
se reunieran por separado con un pequeo grupo
de personas que nosotros habamos congregado;despus pedimos a los miembros de ese colectivo
que eligieran a uno de los estudiantes para traba-
jar en un proyecto compartido. Mientras que a
algunos de los sujetos les explicamos que todos
los miembros de su grupo le haban elegido como
compaero, a otros les comunicamos que no los
haba elegido nadie. A continuacin les indicamos
que, debido a ciertas circunstancias, tenamos que
Incluso en un
altercado, las
personas siguenconectadas.
En cambio,
la exclusin
rompe todos
los lazos
RESPUESTA NEURONALSer ignorado y apartado
activa la corteza cingulada
anterior dorsal, una regin
ligada a los aspectos emocio-
nales del sufrimiento fsico.
Tambin estimula la nsula,
un rea decisiva para estimar
la intensidad del dolor. Tomar
paracetamol sofoca ambas
respuestas neuronales al
ostracismo.
nsulaCorteza cingulada
anterior dorsal
ADAPTADODE:ACETAMINOPHENREDUCESSOCIALPAIN:BEHAVIORALAND
NEURAL
EVIDENCE.C.N.D
EWALLETAL.E
NPSYCHOLOGICALSCIENCE,
VOL.21,
N.o7,2010
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PSICOLOGA SOCIAL
emparejarles con una persona que haba llegado
ms tarde para otro experimento.
Solicitamos a cada pareja que participara en
una nueva prueba. En esta, los probandos ver-
daderos deban cocinar un plato para los sujetos
que se haban presentado a ltima hora. Aunque
saban que sus compaeros de ensayo detesta-ban la comida picante, los estudiantes a los que
se haba advertido de que nadie quera trabajar
con ellos atiborraron el manjar de salsa picante
(14,35gramos de media), en comparacin con la
pequea cantidad (1,75 gramos) que aadieron
al alimento quienes pensaban que haban sido
elegidos. En estudios similares, los individuos
excluidos arremetieron contra los perpetrado-
res evalundolos negativamente en un trabajo o
aturdindoles con un ruido al final de un juego
de ordenador.Las personas excluidas pueden reaccionar con
hostilidad porque sienten la necesidad de recupe-
rar la sensacin de control o, en casos de agresin
abierta, porque quieren hacerse notar despus de
que se les ha hecho sentirse invisibles. Actan
de esta manera incluso aunque su ofensa verbal
o fsica pudiera reducir las posibilidades de ser in-
cluidos, al menos en ese grupo concreto. En la vida
real, algunas personas llegan a la agresin abierta
con mayor facilidad que otras; ello depende de
factores de la personalidad como el narcisismoy la extroversin. Sin embargo, casi todas suelen
sentirse obligadas a castigar a aquellos que los
excluyen cuando disponen de una buena oportu-
nidad para ello. En casos extremos, los humanos
apartados pueden recurrir a actos violentos o
agresivos cuando han perdido la esperanza de ser
incluidos en cualquier grupo social aceptable. En
consecuencia, el sentimiento de exclusin podra
convertirse en la motivacin del comportamientode los autores de tiroteos en los colegios y de los
miembros de organizaciones extremistas (sectas
y clulas terroristas, entre otras).
Aun as, el ostracismo suele engendrar en la
mayora de las personas un esfuerzo concertado
para ser incluidas de nuevo, aunque no necesa-
riamente por el grupo que las ha rechazado. Ello
se consigue aprobndolo, imitando, obedecien-
do o cooperando con otros sujetos. En 2000, en
el marco de nuestro estudio, Cheung y Choi pi-
dieron a los participantes que desarrollaran unatarea de percepcin en la que deban memorizar
una figura sencilla (un tringulo, por ejemplo) e
identificarla dentro de una figura ms compleja.
Antes de que tomaran su decisin, les mostramos,
en la pantalla, las supuestas respuestas de otros
probandos. Aquellos que previamente haban sido
excluidos en la prueba del ciberbaln se decanta-
ron ms que los jugadores incluidos por dar las
mismas respuestas que la mayora de los partici-
pantes, aunque esta mayora se equivocara siem-
pre. Aquellos que haban sido excluidos queranencajar, aunque ello significara ignorar su propia
opinin, ms certera.
Los sentimientos
de exclusin
pueden ser
la motivacin
de los autores
de tiroteos
en colegios
REACCIN EXTREMAQuienes se sienten totalmen-
te excluidos por la sociedad
pueden recurrir a la violencia
si han perdido la esperanza de
que se les incluya en cualquier
grupo social aceptable.THINKSTOCK
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Aunque la personalidad no parezca influir en
nuestra reaccin inmediata al ostracismo, los ras-
gos del carcter s afectan a la rapidez con que nos
recuperamos de la experiencia y al modo de so-
brellevarla. Junto con Jim Wirth, de la Universidad
de Florida del Norte, y Katie Poznanski, estudiante
de mi laboratorio, descubrimos que las personascon ansiedad social, las que tienden a cavilar de-
masiado, as como las propensas a deprimirse,
tardaban ms en recuperarse del ostracismo. En
2006, Zadro y sus colaboradores descubrieron que
los participantes con ansiedad social no se haban
recuperado por completo del ostracismo sufrido
en el juego del ciberbaln 45minutos despus de
la partida; en cambio, los participantes menos an-
siosos ya haban superado su pesar.
Alivio del dolor
Ante una experiencia de ostracismo, la persona
afectada debe alejarse de la situacin con el fin de
evitar una respuesta agresiva, la cual puede degra-
dar an ms su posicin social. En otras palabras,
debe distraerse para superar el golpe. En vez de
regodearse en recuerdos involuntarios, incesantes
conjeturas y sentimientos de culpa, es recomen-
dable aparcar ese oscuro tren del razonamiento y
reemplazarlo con pensamientos sobre deportes,
sexo o incluso el clima. Tambin cicatriza ms
rpido la herida si se alimenta el amor propio. Eneste contexto, resulta importante recordarse a s
mismo las fortalezas personales a travs de un di-
logo interno (dicindose, por ejemplo: Soy un
buen padre o una buena madre, un buen jugador de
tenis, una buena amiga o compaera). Ello ayu-
da a contrarrestar la amenaza que el ostracismo
supone para la autoestima.
En vez de volverse agresivo es preferible lograr
esa sensacin de control siendo decidido. Si debe
elegir un restaurante o una pelcula para salir con
un amigo, haga una sugerencia antes de dejar queel acompaante decida. Puede incluso crearse la
ilusin de tener el control aunque no sea as: si
lanza una moneda, sea el primero en elegir cara
o cruz. De esta forma conseguir lo que quiere,
aunque resulte irrelevante para la probabilidad
de ganar la apuesta. Elaborar este tipo de ilusiones
proporciona ms poder que el hecho de atacar. Por
otro lado, la atribuicin del ostracismo a factores
que se encuentran fuera del propio control, como
los prejuicios, juega en contra de uno mismo e
influye negativamente en la recuperacin de la
experiencia, segn comprob junto con Stephanie
Goodwin y Adrienne Carter-Sowell, de la Univer-
sidad Purdue y de la A&M de Texas, respectiva-
mente. En nuestro estudio solicitamos a una serie
de personas que jugaran al ciberbaln con figuras
virtuales (avatares) de diferentes razas.
Aunque con frecuencia resulta difcil que unapersona sea aceptada en un grupo que ya la ha
excluido, otro colectivo de individuos la aceptar
si colabora, se muestra agradable y trabajadora.
Reavivar los lazos con los miembros de la familia
o antiguos amigos tambin ayuda a recuperar la
sensacin de pertenencia. Cuando los jugadores
del disco volador me rechazaron en el parque
aquel da, me retir; de ese modo evit una con-
frontacin. Despus intent, quiz de manera
subconsciente, reafirmar mis lazos sociales y
emocionales a travs de mi perra. La acariciabay jugaba con ella ms de lo habitual. Sent un gran
deseo de ser afectuoso con el animal para que as
se mostrara feliz por estar conmigo.
Para saber ms
The social outcast: Ostracism,social exclusion, rejectionand bullying.Dirigido por
K. D. Williams, J. P. Forgas y W.von Hippel. Psychology Press,2005.
The KKK wont let me play:Ostracism even by a despisedoutgroup hurts.K. Gonsalko-rale y K. D. Williams enJournal
of Social Psychology, vol. 37,
pgs. 1176-1185, 2007.
Ostracism.Kipling D. WilliamsenAnnual Review of Psycho-
logy, vol. 58, pgs. 425-452,
2007.
Ostracism: A temporal need-threat model.Kipling D.
Williams. Dirigido por M. P.Zanna enAdvances in Experi-
mental Social Psychology,
vol. 41, pgs. 279-314, 2009.
Acetaminophen reduces socialpain: Behavioral and neuralevidence.C. N. DeWall et al. enPsychological Science, vol. 21,
n.o7, pgs. 931-937, 2010.
Bullying and OstracismScreening Scales (BOSS):Development and applica-tions.C. F. Saylor, S. A. Nida,K. D. Williams et al. en
Childrens Health Care, vol. 41,
n.o4, pgs. 322-343, 2012.Cold-blooded loneliness:Social exclusion leads tolower skin temperatures.H. Ijzerman, M. Gallucci,
W. T. J. L. Pouw, et al. enActa
Psychologica, vol. 140, n.o3,pgs. 283-288, 2012
A focused attention interven-tion for coping with ostra-cism.M. Molet, B. Macquet,O. Lefebvre y K. D. Williams en
Consciousness and Cognition,
vol. 22, n.o4, pgs. 1262-1270,
2013.Kipling D. Williamses profesor de psi-
cologa en la Universidad Purdue.
MALA EXPERIENCIALas personas con ansiedad
social no sienten ms dolor
inicial por sentirse excluidas.
Sin embargo, les cuesta ms
recuperarse de la experiencia.
GETTYIMAGES
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AARON
GOODMAN
ARTISTAS DE LAMANIPULACINLos magos e ilusionistas con-
trolan los procesos cognitivos
humanos ms complejos, entre
ellos, la atencin y la memoria.
Gracias a este saber consiguen
engaar al pblico.
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COGNICIN
del expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter.
Sin embargo, al fijarnos en la persona que el mago
ha seleccionado al azar de entre el pblico para
que le acompae en el escenario, el resto de los
asistentes nos cruzamos miradas de complicidad.
El caballero en cuestin no es un cientfico. Se trata
de George Johnson, reportero cientfico del NewYork Times.
Apollo contina tantendole mientras le lanza
el fuego graneado de su bien afinada verborrea.
Lleva usted tantas cosas en los bolsillos que
no veo claro por dnde empezar. Oiga, esto es
suyo? le pregunta, poniendo con fuerza algo en
la mano de George, quien frunce el ceo y baja la
mirada. Aqu haba un bolgrafo, sigue con su
monlogo Apollo, mientras abre el bolsillo de la
pechera de George. Pero no es lo que yo buscaba.
Y, qu hay en ese otro bolsillo? El periodistavuelve haca all la mirada. Es una servilleta o un
pauelo de papel. Mire, lleva tantas cosas encima
que me estoy haciendo un lo. Si quiere que le
diga la verdad, hasta ahora nunca haba desplu-
mado a un cientfico. Jams he tenido que hacer
un inventario mientras le repasaba a alguien los
bolsillos.
La verborrea constituye uno de los instrumen-
tos primordiales dentro del utillaje del mago para
guiar la atencin. En realidad, el repertorio del
ilusionista alberga solo una docena o dos (segn
a quin se pregunte) de efectos principales; en
otras palabras, la aparente variedad de trucos se
fabrica a base de la presentacin y los detalles.
Desde luego, el dominio de la prestidigitacin, as
como la rapidez con las manos, resultan crticas
para el trabajo de un carterista, pero tambin de-
sempea una funcin esencial la capacidad dearticular palabras de forma rpida, de soltar una
riada de comentarios afables y con tono de com-
plicidad, una habilidad que le permite mante-
ner, orientar o dividir la atencin del observador.
Mientras Apollo le dice algo a George, efecta con
sus manos dos tareas diferentes. De esta manera,
las posibilidades de que George se percate del ob-
jeto que le estn sustrayendo se reducen de tres
a una. Incluso son muchas menos, pues Apollo
es cinturn negro con dcimo dan en la gestin
de la atencin. Sin cesar, toca a George en diver-sos lugares del cuerpo (el hombro, la mueca, el
bolsillo de la pechera, la parte externa del muslo,
etctera); con ello consigue que la atencin de su
vctima salte de un sitio a otro, como una suerte
de imn que arrastra consigo la aguja de la br-
jula. Mientras George se esfuerza en seguirle, el
ladrn de guante blanco introduce con delicadeza
la otra mano en sus bolsillos, ayudndose de su
chchara de blido para mantener la atencin del
voluntario clavada en sus fintas y sus estocadas
cognitivas, esto es, bien apartada de los bolsillosque est vaciando.
DESTRIPAMOS EL TRUCO!
Artimaas sensoriales para
despojar a alguien de su reloj
Apollo le roba a George el bolgrafo, las notas, la
grabadora digital, algunos recibos, la calderilla,
la cartera y, muy al principio, el reloj. Una forma
clsica de despojarle del reloj de pulsera a unapersona consiste en asirle la mueca, justo por
encima de la correa, y presionar con los dedos. De
este modo se crea una postimagen sensorial (tctil,
en este caso) que se va atenuando. La postimagen
logra que las neuronas del tacto de la piel y la m-
dula espinal resulten menos sensibles a la carencia
del reloj; de esta manera se crea una percepcin
duradera de que el reloj sigue en su lugar mucho
despus de su desaparicin. George no se percata
de que le falta el reloj porque su piel le indica que
sigue all. El resto del pblico advierte la accin de
MAESTRO CARTERISTAApollo Robbins, el famoso la-
drn de guante blanco, mani-
pula con enorme habilidad la
atencin de sus espectadores
para evitar que se percaten de
que les despoja de reloj, bille-
tero, llaves, gafas y dinero.
EN SNTESIS
Desviar la atencin
1La red cerebral respon-
sable de los procesos de
atencin y consciencia en
los humanos se presta a la
manipulacin.
2Cuando fijamos la aten-
cin, el cerebro suprime
de forma automtica cuanto
sucede alrededor. Los magos
han ideado numerosas tc-
nicas que aprovechan esta
visin de tnel.
3Existen diversos proce-
sos atencionales. Los
magos explotan a travs defenmenos externos tanto
la atencin descendente
(voluntaria) del sujeto como
la ascendente (involuntaria).
CORTESADEAPOLLOROBBINS
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Apollo en el momento en que este levanta la mano
por detrs de George, muestra el reloj a los asis-
tentes y cruza los brazos por detrs de su espalda,
se lo abrocha a la mueca, mientras su chchara
gua la atencin de George por un nuevo sendero
del jardn mental.
Dos o tres veces, durante el despojo, Apollo alza
alguno de los objetos que ha robado por encimade la cabeza de George, para que el pblico los
vea. Logra as que todo el mundo se ra, excepto
la vctima, quien mira cohibida a su alrededor,
preguntndose cul ser la gracia. Despus, entre
la carcajada general, Apollo devuelve uno por uno
los objetos a George. Como colofn final, le comen-
ta: Hemos hecho una colecta entre todos para
comprarle un reloj muy parecido al que llevaba
cuando vino aqu. El mago se desabrocha el reloj
de pulsera que luce en su mueca y se lo entrega
al espectador estupefacto. Cmo he podido estartan inatento?, se pregunta George con la boca
abierta; incluso pone los ojos en blanco.
La atencin diseccionada
Seguramente, la mejor definicin de la atencin
sea la propuesta en 1890por William James, el fi-
lsofo por excelencia de la psicologa moderna. Es-
cribi: Todo el mundo sabe qu es la atencin. Es
la toma de posesin por la mente, de forma clara
y vvida, de un objeto o un curso de razonamien-
to, seleccionado entre los varios que se presentan
como simultneamente posibles. A su esencia
pertenecen la focalizacin, la concentracin de la
consciencia. Implica el abandono de ciertas cosas,
para ocuparse eficazmente de otras. Los neuro-
cientficos han aprendido desde los tiempos de
James que la atencin concierne a cierto nmero
de procesos cognitivos. Podemos prestar atencin
de manera voluntaria al televisor, un proceso de
atencin descendente (top-down); pero el llanto
de un beb puede apartar nuestra atencin de lapantalla, un proceso distinto, ascendente (bottom-
up). Podemos observar de forma directa aquello a
lo que prestamos atencin (atencin manifiesta)
o mirar una cosa estando secretamente atentos
a otra (atencin subrepticia); podemos conseguir
que otra persona dirija su mirada hacia un obje-
to concreto mostrndole que tambin nosotros
miramos el mismo elemento (atencin conjunta)
o, sencillamente, podemos no prestar atencin a
nada en particular. En la actualidad se empiezan
a comprender algunos de los mecanismos cere-brales que controlan tales procesos. Los humanos
disponemos de un foco de atencin que limita
la cantidad de informacin que tomamos de una
regin del espacio visual en un momento dado.
Cuando nos hallamos pendientes de algn asunto,
es como si nuestra mente orientase hacia all un
proyector de luz. De manera deliberada y activa
dejamos de lado casi todo lo dems, ello nos pro-
porciona una especie de visin de tnel, como si
llevsemos orejeras. Los ilusionistas explotan al
mximo esta caracterstica de nuestro cerebro.
Los magosbuscan, a travs
de su verborrea,
generar un
dilogo mental
interno en el
espectador que
provoque su
confusin
EL TRUCO EN EL CEREBROCuando enfocamos nuestra
atencin (por ejemplo, en
alguien de la acera de enfren-
te), se activan las neuronas
que gobiernan la percepcin
de esa regin concreta del
espacio visual (naranja). Demanera simultnea, neuronas
inhibidoras (azul) inactivan
las clulas nerviosas vecinas
responsables de percibir las
reas circundantes (marrn
oscuro). Al fijar la atencin en
un objeto, resulta ms difcil
percibir su entorno: si centra-
mos nuestra atencin en la
persona que pasea, no vere-
mos el gato que se escabulle
ante nosotros.CORTESADELINSTITURONEUROLGICOBARROW
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COGNICIN
Todava no est claro si existe un nico centro
cerebral que se encarga de controlar la atencin.
Dados los numerosos tipos de atencin, cabe la
posibilidad de que varias regiones del cerebro
intervengan en esta regulacin y que operen en
concierto. Un dato clave a tener en cuenta es que
los mismos circuitos cerebrales que controlannuestros movimientos oculares intervienen en
los cambios de ubicacin atencional. Los circuitos
de movimiento ocular se encargan de orientar la
mirada hacia regiones concretas del espacio vi-
sual, por lo que parece lgico que tales circuitos
pudieran tambin orientar nuestro proyector de
atencin. No cabe duda de que resulta esencial
determinar lo que nos interesa para decidir qu
es lo siguiente que vamos a mirar. Los ilusionistas
as lo han comprendido de forma intuitiva, por lo
que controlan nuestros ojos y nuestra atencincomo si fusemos marionetas.
Asimismo, la atencin se encuentra vinculada
a la memoria a corto plazo; presenta la capacidad
para enfocar lo que ocurre a nuestro alrededor. En
ocasiones un estmulo es tan exigente, tan vigoro-
so, que no podemos dejar de prestarle atencin (la
sirena de una ambulancia, el llanto de un nio o,
cmo no, el aleteo de una paloma al salir de una
chistera). Esta informacin fluye en sentido ascen-
dente, de nuestros sentidos primarios a niveles de
anlisis ms elevados que se encuentran en elcerebro. Se trata de la captura sensorial.
En otras ocasiones, desplazamos la atencin a
voluntad de forma descendente. Las seales flu-
yen de la corteza prefrontal (la directora general
de nuestras redes de atencin) a otras regiones
que contribuyen a procesar la informacin. No
llegamos a or la sirena o el llanto infantil, o a
ver la paloma porque estamos concentrados en
alguna otra cosa (quiz la ltima pgina de esa
fabulosa novela de misterio que estamos a punto
de terminar de leer). Segn se ha comprobado,cuanto mayor es nuestra capacidad de memoria
operativa o a corto plazo, ms capaces somos de
resistir a la captura sensorial.
La neurociencia comienza a diseccionar la na-
turaleza de la atencin y a identificar sus corre-
latos neuronales. Las primeras reas cerebrales
que procesan una escena visual se valen de cir-
cuitos que exponen el espacio visual como un
mapa. Cuando decidimos de manera consciente
prestar atencin a una ubicacin concreta de este
espacio retinotpico, neuronas alojadas en nive-les superiores de nuestro sistema visual poten-
cian la activacin de los circuitos de bajo nivel
e intensifican su sensibilidad a las seales de los
sentidos. Al mismo tiempo, se inhiben de forma
activa neuronas de regiones visuales circundan-
tes. Junto con un grupo dirigido por Jos Manuel
Alonso, de la Facultad de Optometra de la Uni-
versidad estatal de Nueva York, demostramos que
las neuronas de la corteza visual primaria no solo
exhiban esta pauta de actividad centro-periferia
durante tareas que exigan atencin, sino queel grado de activacin se hallaba modulado por
la dosis de atencin aplicada a la realizacin de
una tarea. Cuanto ms difcil resultaba una labor,
ms activa se mostraba la regin de atencin; en
cambio, ms se inhiba la circundante.
En un espectculo de magia, el espectador se
enfrenta a una tarea de una dificultad extraordi-
naria, pues debe desvestir la escena de los velos y
seuelos ideados para distraer su atencin, ade-
ms de averiguar el secreto que subyace a cada
efecto de ilusionismo. Sin embargo, cuanto mayor
QU PONE AQU?Los ilusionistas desvan de
forma activa la atencin del
espectador (pidindole que
lea el ao grabado en una
moneda, por ejemplo). De
este modo ejecutan otra ac-
cin sin que se les descubra.
Al llevar al
sujeto a que
fije la atencin
en un objeto
concreto, el
mago aprovecha
para extraerle
las gafas del
bolsillo
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sea el esfuerzo de atencin, ms difcil resultar
conseguirlo; a mayor atencin dedicada al centro
focal, ms se suprime la dedicada a otros lugares.
El centro de enfoque atencional ya se encuentra
donde el mago desea; all no sucede nada que
valga la pena. De esta manera, los lugares que
rodean al centro de atencin (donde s ocurre lo
interesante) han quedado suprimidos en el cere-
bro del espectador: sus ejrcitos de neuronas se
han vuelto cmplices del mago.
De qu ao es la moneda?
Apollo trabaja a sus vctimas con un domino al
parecer perfecto de estos circuitos neuronales. Es
capaz de hacer creer a cualquier espectador que
extrae una moneda del bolsillo de su pechera; a
continuacin le pregunta: Es suya esta mone-
da?. El sujeto sabe a la perfeccin que no le per-
tenece, pues nunca lleva monedas en ese bolsillo
(de hecho, nadie suele guardar el dinero en ese
sitio), mas, sin poder evitarlo, clava la mirada en
la efigie de la pieza como si buscara sus iniciales
inscritas en ella. De qu ao es la moneda?,
contina el mago. Obediente, el individuo trata
de averiguarlo. Pero los nmeros son demasiado
pequeos, no los distingue bien, as que decide
usar sus gafas de lectura, las cuales suele tener
siempre a mano, en la pechera. No las encuentra.
Pruebe con estas, le ofrece amablemente Apo-
llo, quitndose las que lleva colocadas sobre su
nariz. Como cabe esperar, las lentes son las del
espectador. El mago ha aprovechado que el espec-
tador se hallaba concentrado en la moneda queestaba inspeccionando y que supona haba salido
de su bolsillo para sustraerle las gafas, literalmen-
te por debajo de sus narices; en pocas palabras,
la propia vctima suprime la visin sobre lo que
acontece ms all de la moneda.
Tras desplumar a George, Apollo se vuelve hacia
el pblico. No les gustara ver la trastienda de
lo que acabo de hacer?, les instiga. Es bien sabido
que los magos detestan revelar sus secretos, pero
Apollo no acudi al simposio solo para entrete-
nernos.
Francotiradores mentales
Los ilusionistas recurren a tcticas psico-
lgicas refinadaspara desviar la atencin
del pblico, de manera que pueden llevar
a cabo movimientos mgicos a espaldas
de los espectadores, con frecuencia incluso
ante sus propios ojos. Entre sus maniobras
mentales se encuentran:
Postimgenes.El mago presiona una parte
del cuerpo del sujeto (la mano o la mue-
ca) para simular la presencia de un objeto
real (un reloj o una moneda); el individuo
tiene la impresin de que el objeto se en-
cuentra donde cree, no siendo as.
Verborrea.A base de preguntas e insinua-
ciones, el mago llena la mente del obser-
vador con informacin irrelevante, que le
desconcierta y distrae de los movimientos
del mago.
Desviacin pasiva.Los objetos nuevos en
la escena, sean en movimiento, brillantes o
relucientes, reclaman la atencin del espec-
tador. Los cientficos hablan en este caso de
captura sensorial.
Desviacin activa.El ilusionista solicita al
sujeto que desarrolle una accin irrelevante,
desviando as su atencin hacia esa actividad.
Desviacin temporal.Al dejar una pausa
entre el mtodo subyacente a un truco y su
efecto, el mago impide que el espectador
los relacione.
Seuelos.Si una accin parece tener una
finalidad evidente, como rascarse o calar-
se el sombrero, el pblico no suele perca-
tarse de que el mago se ha aprovechado
del movimiento para deslizar un objeto
bajo el ala de la chistera o encajarlo de-
trs de la oreja.
GESTOS SOSPECHOSOSHa deslizado el mago algn objeto
bajo el ala de la chistera o simplemente
se ha ajustado el sombrero de copa a
la cabeza?
AARONGOODMAN
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COGNICIN
DESTRIPAMOS EL TRUCO!
Trampas cognitivas
para desviar la atencin
Los magos crean marcos, es decir, ventanas vir-
tuales que acotan un espacio, con el objetivo de
confinar la atencin del espectador. El tamao deun marco puede ir desde una sala de espectcu-
los entera, pasando por la superficie de una mesa,
hasta las dimensiones reducidas de una tarjeta de
visita. Al pblico no le queda otra opcin que mi-
rar en el marco, explica Apollo. Recurro a mo-
vimientos, al contexto y a los tiempos para crear
cada marco y controlar la situacin. El ladrn de
guante blanco hace una demostracin. Se arrima
a George, toma su mano y finge depositar en ella
una moneda cuando en realidad est creando en
la palma de la mano del periodista una postima-gen sensorial con el dedo pulgar. Apriete con fuer-
za, le pide. George baja la mirada y se observa la
mano; ya est preso en un marco. Aprieta el puo.
Tiene la moneda?, insiste Apollo. El sujeto asien-
te con la cabeza, est convencido de que as es.
Pues, entonces, abra la mano, le pide el mago. La
palma esta vaca. Quizs se halle en el hombro..
George vuelve la mirada hacia all, donde sus ojos
encuentran la pieza desaparecida.
Si la atencin del sujeto se localiza en un marco,
las maniobras que se ejecutan fuera de l (como de-positar la moneda en el hombro) rara vez se detec-
tan, revela Apollo. Los magos, prosigue, manejan
de modo concienzudo la atencin en todo momen-
to. Las personas tienden a pensar que la desviacin
consiste en el arte de hacer que alguien mire hacia
su izquierda mientras se ejecuta un movimiento
rpido a su derecha, mas Apollo asegura que se
trata de algo ms que conseguir que el centro de
atencin se dirija de manera obligada a un lugar
concreto durante un tiempo determinado.
Los magos sacan partido de diversos principiospsicolgicos y neuronales en su objetivo de fijar
la atencin del espectador. Entre ellos destaca la
captura sensorial, proceso que en el mundo de
la magia se conoce bajo el trmino desviacin
pasiva. Cuando vemos un objeto nuevo, brillan-
te, reluciente o en movimiento (la paloma blan-
ca que sale de la chistera, por ejemplo), la acti-
vidad aumenta en nuestro sistema de atencin
ascendente, desde los sentidos sensoriales hasta
el cerebro. En este caso, el espectador atiende al
aleteo del pjaro, instante en que el mago puede
pasar desapercibido y, de este modo, maniobrar
de manera furtiva. La desviacin pasiva recibe
su nombre precisamente porque el mago deja en
manos del propio pblico todo el trabajo, pues l
se limita a preparar la situacin.
Cuando los movimientos visibles son ms de
uno (la paloma describe un arco sobre el escena-rio mientras el mago introduce la mano en una
caja para preparar el efecto siguiente), las personas
tendemos, de manera espontnea, a seguir el mo-
vimiento mayor y ms llamativo (la paloma, no la
mano). De aqu el axioma: Un movimiento gran-
de encubre uno pequeo. De hecho, un estmulo
vigoroso y grande (el aleteo de la paloma) puede
disminuir la relevancia de un estmulo pequeo o
de un movimiento lento (la mano del mago en la
caja), de modo que la atencin se ve arrastrada
hacia el ave, no hacia la mano.Adems, los elementos nuevos (la sbita apari-
cin de la paloma) provocan respuestas ms inten-
sas en ciertas partes del cerebro que resultan crti-
cas para la atribucin de atencin. La notoriedad
de un objeto aumenta tambin cuando el mago,
de forma activa, orienta hacia este la atencin del
individuo. Apollo puede pedir al espectador que
hojee un libro mientras se guarda en un bolsillo
la billetera que le acaba de robar. La vctima se
encuentra tan absorta en la tarea de pasar las
pginas que no se da cuenta. Entra aqu en juegola desorientacin activa: el control atencional des-
cendente se encuentra enfocado sobre el libro, por
lo que la persona ignora la mano del ilusionista.
Apollo embrolla la mente del pblico de otras
formas. Su chchara pretende crear un dilogo
mental interno en el espectador para que, men-
talmente, debata consigo mismo qu est pasando.
El resultado, afirma, es una gran perplejidad por
parte del sujeto, quien muestra un tiempo ms
lento de reaccin y duda de lo que piensa. Asimis-
mo, numerosos magos introducen pausas entre elmtodo que subyace al truco y su efecto, estrategia
que les permite ocultar la relacin entre ambos
(desorientacin temporal). En muchos juegos de
magia, la accin secreta se lleva a cabo mientras
el sujeto cree que el truco no ha empezado todava,
o por el contrario, que ha terminado ya.
Movimiento con finalidad
Otra idea importante, indica Apollo a los cientfi-
cos reunidos en Las Vegas, estriba en que los tru-
En muchosjuegos de magia,
la accin secreta
se lleva a cabo
cuando el
pblico piensa
que todava no
ha empezado el
truco
THINKSTOCK
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cos deben enmarcarse en actos naturales. Con una
mano balancea un bolgrafo frente a la audiencia
de cientficos. Ninguno se fija en su gesto rpido
con la otra mano por detrs de la oreja, como si
quisiera rascarse. El movimiento resulta natural,
gil, sin nada especial. De repente, el pblico se
percata de que el bolgrafo ha desaparecido. Apo-
llo vuelve la cabeza: detrs de su oreja cuelga el
objeto.
Teller, la mitad bajita del do de ilusionistas y co-mediantes estadounideses Penn & Teller, aparca su
personaje silente para explicar el mismo plantea-
miento. La accin es movimiento con una finali-
dad, afirma. En las interacciones sociales normales,
los humanos indagamos sin cesar qu propsito
motiva las acciones de otras personas. Una accin
que carece de objetivo nos resulta anmala; nos
llama la atencin. Sin embargo, cuando la finalidad
es palmaria, no indagamos ms all. Teller asegura
que, si alzase la mano sin motivo aparente, provoca-
ra sospechas entre las dems personas, fenmenoque no sucedera si llevase a cabo una accin tan
natural como ajustarse las gafas, rascarse la cabeza,
sacarse un lpiz del bolsillo o colgar la chaqueta en
el respaldo de una silla.
Los neurocientficos conocen hoy por hoy ms
en detalle la razn de la eficacia de este tipo de
engaos. Las neuronas espejo nos ayudan a enten-
der los actos e intenciones de nuestros semejantes
gracias a la imitacin automtica de las acciones
ajenas y el aduearse de los propsitos de los
dems. Cuando el espectador observa que Teller
alarga el brazo y la mano para alcanzar un vaso
de agua, realiza otro tanto con su mente. Tambin
le adscribe una motivacin sencilla: tiene sed y
va a llevar el vaso hasta sus labios. En sntesis,
el cerebro efecta una prediccin y ejecuta una
simulacin de forma automtica y, por lo general,
subconsciente.
Las neuronas espejo forman parte de nuestra
capacidad para entendernos unos a otros, imitar-
nos, aprender, ensear y enfatizar. Sin embargo,tambin pueden despistarnos. Un buen ilusionista
sabe encubrir cierta accin con otra o falsear de
forma convincente una que en realidad no est
cometiendo, de tal manera que induce a las neuro-
nas espejo a proveernos de inferencias falsas so-
bre lo que lleva (o no) a cabo en esos momentos.
Teller alza el vaso lleno de agua hasta sus labios,
parece que bebe; parece que la prediccin auto-
mtica del espectador se cumple. No obstante, ha
bebido en realidad? O quizs ha transferido un
objeto de su mano a la boca, o viceversa?
Para saber ms
Mind tricks.S. Martinez-Con-
de y S. L. Macknik en Nature,
vol. 448, pg. 414, 26de julio
de 2007.
Attention and awareness instage magic: Turning tricks
into research.S. L. Macknik,
M. King, J. Randl, A. Robbins
Teller, J. Thompson y S. Mar-
tinez-Conde en Nature Reviews
Neuroscience, vol. 9, pgs.
72-79, diciembre de 2008.
Magia y cerebro.S. L. Mack-
nik y S. Martinez-Conde en
Investigacin y Ciencia, marzo
de 2009.
Los engaos de la mente.
S. L. Macknik y S. Martinez-
Conde. Editorial Destino, 2012.
AS BAJO LA MANGAEl mago desva la atencin del
pblico, hacindole mirar un
objetivo grande o en movi-
miento (una paloma que ale-
tea hacia lo alto), para que sus
maniobras sutiles y menores
(como ocultar una carta en la
manga) pasen desapercibidas.
Susana Martinez-Condey Stephen L. Macknik investigan
en el Instituto Neurolgico Barrow, en Phoenix. Macknik
dirige el laboratorio de neurofisiologa conductual; Mar-
tinez-Conde, el de neurociencia visual. Sandra Blakeslee
es colaboradora habitual del New York Timesy autora de
varios libros sobre ciencia.
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PSICOLOGA
El rostro de Jesucristo, se le ha apareci-do alguna vez en la superficie de una
patata frita o en la pared de la cocina?
Seguramente la respuesta del lector
sea un no rotundo; incluso puede
que piense: Qu tontera de pregunta. Sin em-
bargo, si ahondamos en el tema, es probable que
en algn momento de su vida haya sucumbido
ante la creencia de un fenmeno no menos in-
verosmil. Muchas personas opinan que cierto
nmero les trae suerte, aseguran que existen
fantasmas o que sus sueos son premonitorios.Tampoco falta a quien se le ha revelado el rostro
de la Virgen en uno de los lados de la tostada o
quien ha descubierto la cara de la Madre Teresa
de Calcuta en un bollo.
Pese a que semejantes creencias suenen a puro
dislate, sorprende su frecuencia entre los mor-
tales. Una encuesta de opinin llevada a cabo
en 2005confirm que tres de cada cuatro esta-
dounidenses crean en la existencia de fenmenos
paranormales y uno de cada tres indicaba que
haba experimentado una vivencia sobrenatural.La manifiesta ubicuidad de tales experiencias ha
llevado a numerosos psiclogos a preguntarse por
la existencia de posibles mecanismos cerebrales
subyacentes a algunas de estas convicciones tan
extendidas entre los humanos.
La lista de efectos inslitos a los que se otorga
credibilidad rebasa, con mucho, los lmites de las
pruebas cientficas: telepata, clarividencia, pre-
cognicin del futuro, control de la materia con
la propia mente, comunicacin con los muertos,
por citar algunos. Ante este panorama esotrico,
los psiclogos han comenzado a elucidar por qulas personas consideran posibles los fenmenos
refractarios a toda explicacin lgica.
Los resultados revelan una conclusin cuando
menos llamativa: la creencia en lo paranormal
no pertenece a un selecto grupo de individuos
distintos al resto, ms bien, el cerebro humano
se halla configurado para tolerar los fenmenos
anormales o sobrenaturales.
El sueo de la profeca
En los aos treinta del siglo xx, la investigacincientfica de los fenmenos hipotticamente
paranormales comenz su andadura del brazo
de Joseph Banks Rhine, de la Universidad Duke.
Este botnico de carrera asisti a una conferen-
cia sobre espiritismo que imparta Arthur Conan
Doyle. El escritor alert a Rhine y al resto de la
audiencia de la posible existencia de percepcin
extrasensorial. Los cuarenta aos siguientes a esas
palabras del escritor, Rhine los dedic a investigar
si existan personas que, dotadas de facultades
psquicas, pudieran determinar la ordenacin delos naipes en una baraja mezclada.
Aunque los primeros resultados parecan espe-
ranzadores, se mostraron de difcil reproduccin.
El investigador decidi abandonar la adivinacin
de naipes e idear experimentos de otro tipo para
sondear los fenmenos paranormales. Esta pau-
ta de trabajo ha venido repitindose durante los
ltimos ochenta aos, en la que cientficos como
Rhine comunicaban disponer de un novedoso m-
todo experimental que por fin haba proporciona-
do pruebas slidas de percepcin extrasensorial.
La supersticinen la menteLa creencia en fenmenos paranormales se halla
ampliamente extendida. No por casualidad: los mismos
mecanismos cerebrales que subyacen a estas ideas
construyen casi todo el pensamiento humano
RICHARD WISEMAN
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CHIPSIMONS
TESTIGOLas personas que aseguran
haber fotografiado a entes
supranaturales insisten en la
veracidad de sus imgenes.
EN SNTESIS
Observacionesextramundanas
1Muchas personas afir-
man creer en poderes
supranaturales, como la
clarividencia y la telepata.
Tambin en la existencia de
fantasmas o espritus.
2La abundante cosecha
de informes de expe-
riencias paranormales pudie-
ra ser fruto de los mismos
mecanismos que nos facili-
tan la decisin en situacio-
nes de la vida diaria.
3Segn ciertas investiga-
ciones, las personas con
un hemisferio cerebral dere-
cho hiperactivo son propen-
sas a creer en fenmenos
inverosmiles.
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PSICOLOGA
No obstante, al poco comprobaban que sus xitos
iniciales no podan replicarse.
Hace algo ms de treinta aos, investigadores
de diversas universidades de todo el mundo de-
cepcionados al ver cmo se oscureca cada nuevo
amanecer y que los laboratorios de parapsicologa
se clausuraban uno tras otro, centraron su aten-cin en un planteamiento que vesta mayor robus-
tez: descubrir el porqu de la extendida tendencia
a creer en fenmenos paranormales.
Algunos de estos, en apariencia, efectos sobre-
naturales pueden explicarse a travs de los descu-
brimientos psicolgicos de los ltimos decenios.
Las personas manifestamos en muchas facetas
de nuestra vida conductas irracionales. Un buen
ejemplo lo hallamos en la precognicin onrica, es
decir, la conviccin de que un sueo sirve de prea-
viso de una realidad. Se trata de una de las formasms corrientes de creencia paranormal. Segn ha
revelado la investigacin cientfica del sueo, la ma-
yora de las personas tiene unos cuatro sueos por
noche, de unos quince minutos de duracin cada
uno. Existen personas que, una y otra vez, infieren
una concordancia entre una de sus ensoaciones
y un acontecimiento posterior. A partir de ah con-
cluyen que poseen el don de la profeca.
En 1993, Scott F. Madey, hoy en la Universidad
Shippenburg, y sus colegas se propusieron averi-
guar cun extendida se encontraba la tendenciade vincular los sueos con la realidad. Los in-
vestigadores pidieron a un grupo de estudiantes
que leyeran un diario personal, escrito, presun-
tamente, por una mujer que se crea iluminada
con sueos precognitivos. El cuaderno contena
una descripcin de todos los sueos de su autora,
la cual se acompaaba de una resea de aconte-
cimientos de su vida, que o bien sugeran que lo
soado haba sido predictivo o bien lo contrario.
Al solicitar a los probandos que evocasen tantos
de esos sueos como les fuera posible, se cons-tat que los voluntarios recordaban cerca del 60
por ciento de aquellos concordantes con sucesos
de la vida real; en cambio, solo un 40por ciento