Metas del proceso educativo - salesianoscentroamerica.org

Formación Inicial Dimensión Salesiana

Tema 11

© Asociación de Salesianos Cooperadores – Región Ibérica

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Metas del proceso educativo

1 FICHA PARA EL ANIMADOR

1.1 Introducción

Hemos visto que la educación es un derecho universal, pero que también se plantea como un reto o un desafío. Los cristianos comprometidos en la tarea educativa tienen una importante responsabilidad y, al mismo tiempo, una oportunidad de poner en juego su aportación. Por eso, es necesario acertar en los objetivos a priorizar, sobre la base de una sabiduría madurada en la experiencia del encuentro con Jesús. Por ello no está de más hacerse la pregunta fundamental: ¿para qué educamos?, ¿Por qué la Iglesia, las comunidades cristianas, invierten tiempo, bienes y energías en una tarea que no es directamente religiosa?, ¿Por qué tenemos escuelas y centros educativos, y no peluquerías, veterinarias o agencias de turismo?

Don Bosco tenía muy claro desde los inicios de su proyecto que su misión debía ser a la vez educativa y evangelizadora. En este tema profundizaremos en el sentido cristiano y salesiano de la tarea educativa y en cuáles son las metas adonde queremos llegar con los jóvenes que estamos acompañando en su proceso educativo.

Como el tema es amplio lo dividiremos en tres apartados:

a) Una síntesis siempre nueva y original: que se centrará en descubrir qué fundamenta el sentido de la educación cristiana a partir del perfil de joven que queremos formar, y con qué estilo (estilo educativo salesiano).

b) El ambiente educativo: que tratará sobre la importancia del ambiente y del clima de familia de nuestras presencias educativas y de la presencia educativa de los educadores.

c) Los diversos tipos de apostolado en el área educativa: que presentará los compromisos y actividades apostólicas preferentes, en el área educativa, de los Salesianos Cooperadores.

1.2 Objetivos y competencias

Definir la aportación específica que el carisma salesiano aporta a la educación.

Conocer la esencia de la metodología y las finalidades educativas de Don Bosco.

Reconocer las propias habilidades personales para ejercer un apostolado en el ámbito educativo.

Ser consciente de la importancia de nuestra coherencia personal de vida como elemento educativo para los jóvenes.

Valorar qué estamos haciendo y qué podemos aportar como Centro y Asociación de Sa-lesianos Cooperadores en el ámbito de la educación.


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1.3 Referencias

Cristianas

“En fin, hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de vuestros pensamientos. Poned en práctica lo que habéis aprendido y recibido,... y el Dios de la paz estará con vosotros.” (Flp 4, 8-9)

“Hay que ayudar, pues, a los niños y a los adolescentes, teniendo en cuenta el progreso de la psicología, de la pedagogía y de la didáctica, para desarrollar armónicamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales, a fin de que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad en la cultura ordenada y activa de la propia vida y en la búsqueda de la verda-dera libertad, superando los obstáculos con valor y constancia de alma.” (Constitución Gravissi-mum Educationis. Proemio. Concilio Vaticano II)

Salesianas

“Familiaridad con los jóvenes, especialmente en el recreo. Sin la familiaridad no se puede de-mostrar el afecto, y sin esta demostración no puede haber confianza. El que quiere ser amado es menester que demuestre que ama.” (D. Bosco “Carta de Roma”)

“Don Bosco educa y evangeliza realizando un proyecto de promoción integral: la educación como crecimiento de la persona, como conjunto de mediaciones necesarias al servicio de las per-sonas; la evangelización inspira e ilumina la plenitud de la vida ofrecida en Jesús, respetando la condición evolutiva del sujeto.” (Pastoral Juvenil Salesiana. Cuadro de referencia (2013). Cap. III, p.51.)

PVA

PVA/E Art. 2.1

1.4 Propuesta de desarrollo del tema

Se estima una duración de tres sesiones, a partir del material del Anexo I, Anexo II y Anexo III que corresponden a las tres partes en que se divide este tema:

Anexo I: a) Una síntesis siempre nueva y original

Después de presentar la motivación del tema que se destaca en la introducción, se propone empezar la dinámica inicial del Anexo I:

Dinámica del perfil de joven ideal:

1. Si nos preguntáramos: ¿cuál sería el perfil del joven ideal según nuestro modelo de per-sona?

2. Individualmente damos respuesta a la pregunta escribiendo en una tabla (Figura 1) hasta 5 características que debería tener nuestro joven ideal.


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3. En un segundo momento nos juntamos para parejas y ponemos en común hasta un má-ximo de 10 características.

4. Si el grupo es numeroso, en un tercer momento nos juntamos en grupos de cuatro para consensuar un máximo de 20 características.

5. A continuación se proyectan (o escriben en una pizarra) las 10 dimensiones de la persona (según el IEF, p.57) (Figura 2). Después cada grupo va diciendo sus propuestas de carac-terísticas y éstas se van colocando en cada dimensión.

6. Se comentan los resultados valorando cuáles son las dimensiones con más características, con especial atención a la dimensión espiritual-trascendente.

Leer el documento 1: Una educación integral basada en la trascendencia. y el documento 2: Un estilo educativo propio.

A continuación se pueden comentar las pistas de reflexión del Anexo I.

Anexo II: b) El ambiente educativo

Se puede introducir el tema con una dinámica sencilla:

Se dejan dos montones de tarjetas uno de color verde y otro de color rojo.

Se invita a escribir en las tarjetas de color verde una pequeña descripción de ambientes en los que he tenido experiencias que me han hecho sentirme a gusto, y en las de color rojo, describir ambientes en los que no me he sentido a gusto.

Después de escribirlas las dejamos agrupadas en dos montones y vamos leyendo de una en una intentando analizar qué elementos pueden haber contribuido para que esa persona se haya sentido bien o no en esos ambientes.

Se concluye la dinámica con la reflexión de la importancia que tiene el crear ambientes ade-cuados donde los jóvenes se sientan a gusto, y donde se pueda desarrollar una buena tarea edu-cativa.

Leer el documento 1 sobre el ambiente educativo.

A continuación se pueden comentar las pistas de reflexión del Anexo II

Anexo III: c) Los diversos tipos de apostolado en el área educativa

Leer el documento 1 sobre el apostolado en el área educativa.



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1.5 Para documentarse

A.C.S., Comentario Oficial al RVA, pág.157-167; pág.191-205

A.C.S., Comentario Oficial al RVA, pág.170-173 ;182-186

Catecismo de la Iglesia Católica, nn.2493-2495

CNSPJ, Itinerario de Educación en la Fe, Ed. CCS

Constitución Gravissimum Educationis. Proemio. Concilio Vaticano II

Don Bosco, R.D.B., IV

EDMUNDO VECCHI, El Sistema Preventivo hoy, Conferencia

Instituto de las hijas de María Auxiliadora, Líneas orientadoras de la misión educativa FMA. Roma 2006

J. AUBRY, El Espíritu Salesiano, pág.90-92

J. AUBRY, El Espíritu Salesiano, pág.94-95

JORGE M. BERGOGLIO, Educar: exigencia y pasión, Editorial claretiana (2013)

JUAN PABLO II, Catechesi Tradendae, n.68.

JUAN PABLO II, Christifideles Laici, nn.33-35;40-41;44;62/a-b

JUAN PABLO II, Iuvenum Patris, n.17-18

La Pastoral Juvenil Salesiana. Cuadro de Referencia (2013)

Propuesta educativa de las escuelas salesianas, Ed. CCS

Proyecto de Vida Apostólica, Estatuto. Capítulo II

Proyecto de Vida Apostólica, Reglamento. Capítulo I TERESIO BOSCO, El Oratorio de Don Bosco, pág.8-16


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2. FICHA PARA EL ASPIRANTE

2.1. Introducción

Hemos visto que la educación es un derecho universal, pero que también se plantea como un reto o un desafío. Los cristianos comprometidos en la tarea educativa tienen una importante responsabilidad y, al mismo tiempo, una oportunidad de poner en juego su aportación. Por eso, es necesario acertar en los objetivos a priorizar, sobre la base de una sabiduría madurada en la experiencia del encuentro con Jesús. Por ello no está de más hacerse la pregunta fundamental: ¿para qué educamos?, ¿Por qué la Iglesia, las comunidades cristianas, invierten tiempo, bienes y energías en una tarea que no es directamente religiosa?, ¿Por qué tenemos escuelas y centros educativos, y no peluquerías, veterinarias o agencias de turismo?

Don Bosco tenía muy claro desde los inicios de su proyecto que su misión debía ser a la vez educativa y evangelizadora. En este tema profundizaremos en el sentido cristiano y salesiano de la tarea educativa y en cuáles son las metas adonde queremos llegar con los jóvenes que estamos acompañando en su proceso educativo.

Como el tema es amplio lo dividiremos en tres apartados:

a) Una síntesis siempre nueva y original: que se centrará en descubrir qué fundamenta el sentido de la educación cristiana a partir del perfil de joven que queremos formar, y con qué estilo (estilo educativo salesiano).

b) El ambiente educativo: que tratará sobre la importancia del ambiente y del clima de familia de nuestras presencias educativas y de la presencia educativa de los educadores.

c) Los diversos tipos de apostolado en el área educativa: que presentará los compromisos y actividades apostólicas preferentes, en el área educativa, de los Salesianos Cooperadores.

Propuesta de desarrollo del tema

Se estima una duración de tres sesiones, a partir del material del Anexo I, Anexo II y Anexo III que corresponden a las tres partes en que se divide este tema:

Anexo I: a) Una síntesis siempre nueva y original

Después de presentar la motivación del tema que se destaca en la introducción, se propone empezar la dinámica inicial del Anexo I:

Dinámica del perfil de joven ideal:

1. Si nos preguntáramos: ¿cuál sería el perfil del joven ideal según nuestro modelo de per-sona?

2. Individualmente damos respuesta a la pregunta escribiendo en una tabla (Figura 1) hasta 5 características que debería tener nuestro joven ideal.

3. En un segundo momento nos juntamos para parejas y ponemos en común hasta un má-ximo de 10 características.

4. Si el grupo es numeroso, en un tercer momento nos juntamos en grupos de cuatro para consensuar un máximo de 20 características.


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5. A continuación se proyectan (o escriben en una pizarra) las 10 dimensiones de la persona (según el IEF, p.57) (Figura 2). Después cada grupo va diciendo sus propuestas de caracte-rísticas y éstas se van colocando en cada dimensión.

6. Se comentan los resultados valorando cuáles son las dimensiones con más características, con especial atención a la dimensión espiritual-trascendente.

Leer el documento 1: Una educación integral basada en la trascendencia. y el documento 2: Un estilo educativo propio.

A continuación se pueden comentar las pistas de reflexión del Anexo I

Anexo II: b) El ambiente educativo

Se puede introducir el tema con una dinámica sencilla:

Se dejan dos montones de tarjetas uno de color verde y otro de color rojo.

Se invita a escribir en las tarjetas de color verde una pequeña descripción de ambientes en los que he tenido experiencias que me han hecho sentirme a gusto, y en las de color rojo, describir ambientes en los que no me he sentido a gusto.

Después de escribirlas las dejamos agrupadas en dos montones y vamos leyendo de una en una intentando analizar qué elementos pueden haber contribuido para que esa persona se haya sentido bien o no en esos ambientes.

Se concluye la dinámica con la reflexión de la importancia que tiene el crear ambientes ade-cuados donde los jóvenes se sientan a gusto, y donde se pueda desarrollar una buena tarea edu-cativa.

Leer el documento 1 sobre el ambiente educativo.

A continuación se pueden comentar las pistas de reflexión del Anexo II.

Anexo III: c) Los diversos tipos de apostolado en el área educativa

Leer el documento 1 sobre el apostolado en el área educativa.



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ANEXO I: A) UNA SÍNTESIS SIEMPRE NUEVA Y ORIGINAL (4.4.4)

1. DESARROLLO DEL TEMA:

FIGURA 1: EL JOVEN IDEAL

Apuntad las características más importantes que creéis que debería tener el joven “ideal” YO OPINO... Nosotros 2 opinamos Nosotros 4 opinamos 1 1 1

2 2 2

3 3 3

4 4 4

5 5 5

6 6

7 7

8 8

9 9

10 10

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FIGURA 2: DIMENSIONES DE LA PERSONA Espiritual Trascendente

Intelectual Cognitiva

Psicoafectiva Sexual

Comunicativa Relacional

Estética Ecológica Corporal Lúdica Sociopolítica Ciudadana

Tecnológica Laboral


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Documento 1: Una educación integral basada en la trascendencia

En todo proceso educativo debemos preguntarnos cuáles son las metas hacia las que quere-mos orientar nuestra educación. Y aquí interviene de forma determinante cuál es el concepto de “hombre”, entendido como persona humana, que fundamenta el sentido de esta educación. Dice Jorge M. Bergoglio que “ser educador cristiano es hacerlo desde una concepción del ser humano que tiene algunas características que la distinguen de otras perspectivas”1. Esta concepción, es ante todo, una idea de persona humana que considera su plena realización y su dignidad desde todas sus dimensiones, especialmente la trascendente.

Nos estamos refiriendo aquí a la educación como “desarrollo integral”, concepto que Don Bosco entendía muy bien y sintetizaba en su lema “Da mihi animas caetera tolle” –la centralidad de la persona, de la totalidad de la persona. El desarrollo no es posible sin educación, sin educa-ción cada persona se ve privada de guía y auxilio en la construcción de su propia vida, en peligro de ser absorbida por el mercado, el Estado, la droga, el tráfico de hombres…

Por esto toda acción educativa, entendida en clave salesiana, pretende:

ayudar a los jóvenes a descubrir y potenciar sus capacidades físicas, afectivas e intelec-tuales, asumiendo las propias cualidades y limitaciones;

desarrollar su sentido ético y trascendente sobre la humanidad, la vida, la historia y el mundo, desde la perspectiva del mensaje de Jesucristo;

desarrollar su dimensión socio-política, que da sentido y abre al compromiso con la co-munidad humana en la que vive;

descubrir la vida como vocación, concretando el propio proyecto de vida como servicio en la sociedad y en la Iglesia, que lleva a la autorrealización

Estas cuatro dimensiones constituyen una unidad en la persona, que crece y madura a través de la acción educativa según su sexo, edad y situación concreta.

¿Y cómo soñaba Don Bosco a sus jóvenes? ¿Cuál sería para Don Bosco el perfil del joven ideal?

Buenos cristianos y honrados ciudadanos

Así resumía, sintéticamente, Don Bosco el proyecto que él tenía para sus jóvenes. Hacer de ellos personas completas, plenamente realizadas, en armonía consigo mismas y con la sociedad en la que vivían. Esa es la vocación fundamental que todo joven ha recibido de Dios y la acción educativa pretende ayudarle a responder a ella. De este modo la persona formada con el Modelo Educativo Salesiano.

Tiene sentido de Dios y de trascendencia

Respeta la dignidad de las personas, la naturaleza, la cultura.

Adquiere un compromiso social y de solidaridad con los demás.

Desempeña su trabajo con responsabilidad y honestidad

Desarrolla una actitud de formación continua

Valora la vida y la vive con alegría y optimismo

1 Jorge M. Bergoglio, Educar: exigencia y pasión, Editorial claretiana, Buenos Aires (2013)


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Ejerce un liderazgo de animación y construcción de comunidad

Desarrolla su capacidad de sentido crítico y creativo.

Participa y enriquece el ambiente de familia

Madura su pertenencia a la Iglesia

Documento 2: Un estilo educativo propio

“El punto accesible al bien”

El optimismo educativo salesiano, podríamos así definir una herramienta fundamental con la que todo educador de la obra salesiana debe contar. Ese optimismo parte del presupuesto de que en cada joven hay algo bueno, lo que Don Bosco denominaba «un punto accesible al bien» sobre el que apoyarse para educarlo.

Pero el día a día con los chavales y la experiencia con ellos nos hace saber que en ocasiones podemos vernos superados por la realidad que envolviera a algunos de ellos y puede hacernos “caer en la tentación” de considerar algunos “casos perdidos”.

No debemos desistir ni perder la fe en ellos. Nuestro tesón, perseverancia y amor por ellos debe ser superior a esa tentación y debemos seguir buscando ese “punto accesible al bien”. En ocasiones imperceptible a los ojos de la gente y, lo que es más triste y preocupante, impercepti-ble a los ojos de ellos mismos.

Es por eso que la educación es siempre un compromiso nuevo para el educador. Un compro-miso en el que el joven se convierte en el centro de la educación: la educación en función y a la medida de cada joven. Educar implica el convencimiento de que un grupo de jóvenes es una suma de todos y cada uno de ellos de manera individual. La “recetas mágicas” que sirvan para todos no existen. Cada ser humano es un mundo y como tal debe ser entendido, educado y, sobretodo, amado.

Reciprocidad de la acción educativa

La actitud de un educador salesiano ante sus destinatarios no se sitúa en un plano superior y distante. No se trata al educando como alguien al que educar y del que poco o nada puedo apren-der. Muy al contrario. Se percibe como un doble proceso de enseñanza y aprendizaje. También el educador tiene cosas que aprender del educando. A la teoría que podamos haber aprendido como educadores debemos añadir nuestra predisposición a la apertura de lo mucho que los cha-vales pueden aportarnos desde su experiencia vital. Sólo si empezamos desde ahí podremos lle-gar a entenderlos en plenitud.

No podemos caer en la tentación de creer que “lo sabemos todo”. Ante una juventud en cons-tante cambio no sirven por igual todas nuestras “recetas educativas”. Los cambios sociales que se aprecian en nuestra juventud van a un ritmo mayor que el que podemos desear en nuestro reciclaje y formación continua como educadores. Eso no quiere decir “no valga nada de lo que sabemos”, eso quiere decir que “no vale todo lo que sabemos”, que habrá aspectos de nuestra formación que deberemos reciclar, posiblemente los menos; pero, sobre todo, que habrá aspec-tos nuevos de nuestros jóvenes a los que nuestra formación no esté preparada a dar respuesta.


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Reconocer eso no solo no es un signo de debilidad, sino que es la mejor manera de darnos cuenta que no podemos caer en rutinas educativas, que habrá que combatir la repetitividad con iniciativa, fantasía e invención, por parte del educador, en el compromiso de educar a los jóvenes.

Otra pincelada de razón-religión-amor

El trinomio razón-religión-amor(evolezza), al que don Bosco consideraba esencial, no es un elenco de reglas fijas y aplicables a lo largo de la historia. Este trinomio gana en importancia, riqueza y “actualidad” en el momento en que se concibe como un conjunto de criterios y orien-taciones a los que referirse.

Desde el punto de vista salesiano la relación de estos pilares es paritaria e indisoluble. No sobra ninguno de los tres. Los tres son indispensables y es necesaria la co-esencialidad de los tres elementos para la eficacia del método educativo.

Este trinomio permanente se concibe como el “QUE”. A cada época, grupo, sociedad le co-rresponde acertar con el “COMO”.

2.3 Pistas de reflexión:

2.3.1 Saber:

Analizaos si el perfil del joven ideal que ha salido en vuestras propuestas, coincide con el modelo de persona según Don Bosco y el Modelo Educativo Salesiano.

Valoramos en qué aspectos más importantes se puede diferenciar el modelo de persona según la visión del modelo de Don Bosco de otros modelos educativos.

La centralidad de la persona, del joven en este caso, ¿es así de importante en los ambien-tes pastorales en que actúo?

2.3.2 Saber hacer:

¿Comparto el optimismo educativo de Don Bosco? ¿O estoy convencido de que ciertos jóvenes no son recuperables desde el punto de vista educativo?

¿Cuáles son, en general (aunque sepamos que cada joven es un caso particular), según mi experiencia, los "puntos accesibles al bien", sobre los cuales apoyarse en la educación de los jóvenes?

Señalo 3 rasgos en los que habría que mejorar y tres puntos fuertes que tengan las orga-nizaciones en las que desempeño mi voluntariado para contribuir al desarrollo integral de los jóvenes y personas a las que atendéis. ¿A cuál de las dimensiones de desarrollo per-sonal creo que se le da más importancia? ¿Por qué?

2.3.3 Saber ser:

Leemos con atención los rasgos de la persona que se ha educado en un ambiente sale-siano. Llevo unos años cerca de Don Bosco y su obra. Trato de identificar en mí esos rasgos y reflexiono, ¿cómo se han ido formando en mí?


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¿En qué aspectos de mi forma de ser o actuar, se nota que actúo como un educador que está “por encima” del educando?, ¿En qué aspectos se nota que estoy en la dinámica de educador que aprende continuamente?

2.3.4 Saber vivir en comunidad:

¿Realiza mi Centro o la Asociación de Salesianos Cooperadores alguna intervención para mejorar la situación de la educación de los jóvenes a nivel global?

¿Cómo podemos hacer corresponsables de las necesidades educativas de nuestro en-torno a los Salesianos Cooperadores de nuestro Centro?


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ANEXO II: B) EL AMBIENTE EDUCATIVO (4.4.5)

2.2 Desarrollo del tema:

Documento 1: El ambiente educativo

No solo educadores individualmente, somos parte de un ambiente educativo

Don Bosco, hombre práctico, no se limita a proponer unos principios educativos, sino que los encarna en unas actuaciones concretas, en obras y programas con los que intenta responder a los retos que se le presentan. Éste es el nivel en el que podemos y debemos ser hoy más creativos, pues la realidad juvenil ha cambiado y nos presenta nuevas interpelaciones.

El ambiente educativo

El ambiente educativo debe “respirarse” en todo proyecto relacionado con la obra salesiana. Ese ambiente debe estar de manifiesto tanto en las grandes obras como en los pequeños pro-yectos… En un colegio al que pueden estar vinculadas miles de personas, en un campamento o una convivencia a la que asistan 40 ó 50 jóvenes, en un grupo de catequesis al que asisten 10 niños…

El “ambiente” es algo inherente a cada realidad, a cada lugar. Incluso la falta de ambiente se puede percibir en algunos lugares o proyectos que se pueden considerar “muertos”, sin am-biente.

Somos conscientes de la importancia del ambiente y por eso no lo dejamos como algo al azar. La importancia de un ambiente educativo es mucha y puede ayudar a que los jóvenes respiren los valores que se les quieren inculcar y en el que se sientan impulsados a vivirlos.

Podemos concretar aspectos a cuidar en nuestro ambiente educativo

Un ambiente de calidad humana, hecha de acogida y relación personal, en clima de ale-gría, espontaneidad, fiesta y gratuidad.

Un ambiente que favorezca espacios de participación y protagonismo de los propios jó-venes. Para ello, informar, proponer, crear canales de comunicación en todos los senti-dos.

Un ambiente de calidad evangélica, que favorezca la superación de la superficialidad am-biental, que promueva experiencias religiosas válidas y significativas.

Un ambiente abierto a la realidad familiar, social o eclesial en la que se halla inserto el muchacho.

Un ambiente que llegue al mayor número posible de jóvenes, con ofertas educativas di-ferenciadas y coordinadas entre sí, según las distintas necesidades.

Un ambiente obra de toda la comunidad educativa, que actúa con unidad de criterios.

La “asistencia-presencia” salesiana

Figura esencial en hacer llegar a los jóvenes ese ambiente educativo es la del animador, pro-fesor, maestro, formador, catequista… En todo caso EDUCADOR salesiano.


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Se hacen necesarias algunas actitudes fundamentales que debe aportar el educador en este ambiente educativo.

Es necesaria una presencia-seguimiento-relación personal entre el educador y el educando. Don Bosco le llamaba “asistencia” (en el doble sentido de presencia y ayuda).

Esta actitud supone a la vez:

Salir al encuentro de los jóvenes, promoviendo, con iniciativa y creatividad, encuentros positivos con ellos, sobre todo con los alejados.

Estar entre ellos, con una relación de empatía y cercanía.

Proponer y animar, superando la actitud de vigilancia pasiva; descubriendo lo positivo, ayudando a desarrollarlo, y fomentando el protagonismo de ellos.

Prevenir y acompañar al joven en la interiorización de esos valores y convicciones,

Fomentar el grupo y el compromiso.

Dar testimonio de los valores encarnados en la vida de cada día. Ser coherentes con nues-tra vida. No podemos ser de una manera “dentro del ambiente educativo” y luego com-portarnos de manera diferente cuando estamos fuera, cuando los jóvenes no me ven.

El espíritu de familia como clima de ambiente educativo

Se podría resumir todo lo escrito sobre el ambiente educativo que bastaría con inundar nues-tras estructuras educativas de un “espíritu de familia”.

Se podrán debatir y exponer variados tipos de organización familiar, no será este el lugar: tradicional, monoparental, homosexual, etc. Pero lo que no se podrá debatir es el pilar principal que debe sostener todas ellas. Ese pilar no es otro que el amor. Ese amor que hace que cada uno de los miembros se sienta querido y aceptado, tal como es. Ese amor que hace disfrutar al má-ximo de éxitos y alegría. Ese amor que hace que, por grande que sea mi error, equivocación o caída, siempre confíe en que mi “familia” estará para corregirme, ayudarme a levantarme, para, también en los fracasos, amarme.

Tengamos claro el pilar que debe sostener nuestros proyectos.

Sería muy bonito que los jóvenes que viven esa realidad de amor en casa también la perciban en nuestros lugares educativos.

Pero, sobre todo, sería maravilloso que los jóvenes que, desgraciadamente, no viven esa reali-dad de amor en casa la experimenten en nuestros lugares educativos.


2.3.1 Saber:


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¿Qué elementos ayudan a crear un ambiente educativo (personas, estructuras, reglas, iniciativas, encuentros, etc.)?

Señalo 3 aspectos a cuidar del ambiente educativo que tengamos más presentes en nues-tras obras.

¿Cuál es la realidad familiar que viven nuestros jóvenes? ¿Son sus familias conscientes de que la familia es el primer ambiente educativo? ¿Encontraremos en las familias un punto de apoyo… o más bien, todo lo contrario?

2.3.2 Saber hacer:

¿Qué actitudes del ámbito de la “asistencia-presencia” salesiana tengo más presentes en mi relación con los adolescentes o jóvenes? ¿Qué actitudes en este ámbito debería me-jorar?

2.3.3 Saber ser:

¿Soy coherente con lo que enseño a los educandos y lo que luego hago en mi vida pri-vada?

Como compromiso personal, escoged cada uno una de las actitudes a mejorar del apar-tado anterior, y haced una propuesta concreta de cómo mejorarla, para poder revisarla a final de curso.


¿Cómo se concreta en la práctica el clima de “espíritu de familia” en nuestro Centro de Salesianos Cooperadores?

¿Cómo implicamos a las familias, desde la Pastoral Familiar, en nuestras obras?

A la luz de todo lo reflexionado, proponemos algún aspecto que se podría mejorar, como Centro, en este tema del ambiente educativo.

2.3.5 Experiencia complementaria:

Plantear un pequeño debate recogiendo argumentos a favor y en contra sobre el siguiente tema: “¿Las redes sociales favorecen el ambiente educativo de nuestros jóvenes?”

2.4. Otros recursos

Para profundizar más en el tema: trabajar el Capítulo V “Comunidad Educativo-Pastoral: Hacer de la casa una familia para los jóvenes” de La Pastoral Juvenil Salesiana. Cuadro de Referencia (2013) (Dicasterio para la Pastoral Juvenil Salesiana)


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ANEXO III: C) LOS DIVERSOS TIPOS DE APOSTOLADO EN EL ÁREA EDUCATIVA (4.4.6)

2.2 Desarrollo del tema:

Documento 1: El apostolado en el área educativa

Y nos podemos preguntar: ¿es tarea de todos los que quieren seguir la vocación salesiana eso de EDUCAR?

En el PVA de los Salesianos Cooperadores se destaca que Los Salesianos Cooperadores, como Don Bosco, llevan por todas partes el compromiso de educar y evangelizar, para formar honrados ciudadanos, buenos cristianos y un día afortunados moradores del cielo, convencidos de estar siempre en camino hacia una mayor madurez humana y cristiana.

De hecho “Don Bosco educa y evangeliza realizando un proyecto de promoción integral: la educación como crecimiento de la persona, como conjunto de mediaciones necesarias al servicio de las personas; la evangelización inspira e ilumina la plenitud de la vida ofrecida en Jesús, res-petando la condición evolutiva del sujeto. Finalmente, la elección del campo apostólico: los jóve-nes, sobre todo los más pobres y los ambientes populares, para los cuales y en los cuales se humaniza y evangeliza la cultura”2

Don Bosco excluye, de hecho, en su actividad pastoral-pedagógica, cualquier disociación entre educación y evangelización. Esto se ha sintetizado en forma de eslogan (en el Capítulo General 21 de los Salesianos) en la frase siguiente: “Evangelizar educando y educar evangelizando”

Por una parte “evangelizar educando”, muestra la opción de Don Bosco por la educación como campo y modalidad de su actividad pastoral, ya que la pastoral, más allá de la cate-quesis o la liturgia, abarca todos los compromisos concretos pedagógicos culturales de la condición juvenil.

Por otra parte “educar evangelizando” quiere decir que nuestra acción educadora es ‘pas-toral’ en el sentido que todo el proceso educativo, con sus contenidos y metodología, está orientado a la finalidad cristiana de la salvación e impregnado de su luz y su gracia.

Así pues, esta misión educadora-evangelizadora es tarea de todos los que quieren vivir la vo-cación salesiana, teniendo en cuenta que, los Salesianos Cooperadores este compromiso lo viven “de forma adecuada a su situación y a sus posibilidades concretas”

¿Dónde? En escuelas, oratorios, centros juveniles, grupos parroquiales, hermandades y cofra-días, campos de trabajo en barrios marginales, colectivos juveniles fuera de estructuras eclesia-les, movimientos obreros…

En el día a día, en nuestra familia, en el trabajo o lugar de estudio, en el mundo, en nuestra sociedad. Allá donde sea necesario. A buen seguro que, desgraciadamente, no faltarán nunca jóvenes que necesitan una mano amiga.

2 La Pastoral Juvenil Salesiana. Cuadro de Referencia (2013), pág.51.


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Pero si concretamos los diferentes compromisos apostólicos que puede realizar un Salesiano Cooperador explícitamente en el ámbito educativo, en el PVA se destacan preferentemente los compromisos y actividades que mostraremos a continuación.

El compromiso en la catequesis y la formación cristiana.

Es de sobra conocido el afán evangelizador de Don Bosco y la importancia que concedía a la acción catequética y formación cristiana de la juventud. A muchos de sus colaboradores los com-prometió en la catequesis y en iniciativas dirigidas a la educación religiosa de la juventud y del pueblo.

El compromiso en la animación de grupos y movimientos juveniles y familiares

Don Bosco también fue muy sensible a la exigencia asociativa de los jóvenes que consideró como un medio eficaz para la formación social, moral y religiosa de los jóvenes y para su madu-ración en el sentido de responsabilidad personal y colectiva. En el ámbito salesiano, existen gru-pos juveniles (centros juveniles, movimiento juvenil salesiano,...) en casi todas las obras, y no pocos de sus animadores son Salesianos Cooperadores. También en el área salesiana existen mo-vimientos y asociaciones de familias (como Hogares Don Bosco, que es una iniciativa de los Sale-sianos Cooperadores en España). La educación de los jóvenes está íntimamente unida a las con-diciones concretas del ambiente familiar que en el que viven. De ahí la importancia de trabajar también en pro de la promoción colectiva de estos ambientes y, por tanto, de los adultos que los componen.

La colaboración en centros educativos y escolares

Un número considerable de Salesianos Cooperadores y Salesianas Cooperadoras actúan hoy en centros educativos y escolares, por su profesión de educadores, de profesores y de consulto-res en los distintos niveles.

El servicio social en medio de los pobres

Aquí no debemos olvidar que el fin principal de los Salesianos Cooperadores es “el ejercicio de la caridad con el prójimo y especialmente con la juventud en peligro”. Es especialmente destacable aquí la intervención de los educadores en el ámbito de las plataformas de educación social y otras estructuras educativas fuera de la escolarización reglada.

El compromiso por la promoción de la cultura y de sanos modelos de vida en los varios ámbitos de la comunicación social

Don Bosco tuvo el valor y el celo apostólico de estar a la vanguardia en este sector. Incluso, hablando de la prensa, llamó “divino” a este medio.

Vio en el teatro y en la música elementos válidos para la formación y el desarrollo de la per-sonalidad juvenil, y un buen medio para conseguir un ambiente adecuado para los jóvenes.


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La colaboración misionera para la evangelización y la promoción humana

Don Bosco cultivó el ideal misionero y participó eficazmente de la obra misionera de la Iglesia de su tiempo. Según su voluntad explícita, el apostolado misionero es un elemento esencial de la naturaleza y de la finalidad de la Obra Salesiano, y ocupa en él un lugar no marginal, sino vital. Don Bosco lo trata expresamente en el Reglamento de los Cooperadores para poner de relieve su necesidad y su importancia.

El fenómeno de la inmigración hace que esta acción misionera y de intercambio con gentes de otras razas, otras culturas, la tengamos a la vuelta de la esquina en cada una de nuestras ciudades.

La cooperación en la pastoral vocacional

Esta colaboración se puede concretar de muchos modos: a través de la labor de sensibilización individual y colectiva, asumiendo tareas de animación de grupos de animadores, ofreciendo acompañamiento vocacional y ayudando al discernimiento de jóvenes en fase de búsqueda. A parte de “estar atento” en el día a día será de utilidad organizar momentos de retiro para una reflexión seria: encuentros de oración, ejercicios espirituales, presentación de la vocación, etc.


2.3.1 Saber:

¿Qué opino sobre la afirmación de que no se debería disociar la educación y la evangeli-zación?

Buscamos ejemplos reales y concretos, si puede ser cercanos, de estos apostolados en el ámbito de la educación.

2.3.2 Saber hacer:

¿Me siento inclinado hacia algún tipo de compromiso apostólico en el área educativa? ¿Qué contribución creo que puedo dar en el apostolado educativo?

¿Estamos presentes, los católicos, en los canales de la comunicación social y de la cultura? ¿Podríamos dar vida, en nuestro ambiente, a iniciativas significativas?

2.3.3 Saber ser:

Todos los componentes del grupo que estamos implicados en un compromiso apostólico o actividad del ámbito educativo. Explicamos cuáles son las satisfacciones y las dificulta-des de vuestra experiencia.


¿Está presente en nuestro Centro de Salesianos Cooperadores la vivencia del compromiso apostólico en el ámbito educativo? ¿En qué actividades concretamente?

¿Qué nos puede aportar en la vivencia de nuestros compromisos apostólicos, los momen-tos formativos, espirituales o celebrativos que nos propone el Centro/Asociación de SC?


Tema 11


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2.4. Otros recursos

Para profundizar más en el tema: trabajar el Capítulo VII “Actividades y obras de la Pasto-ral Juvenil Salesiana” de La Pastoral Juvenil Salesiana. Cuadro de Referencia (2013) (Di-casterio para la Pastoral Juvenil Salesiana).

Artículo de periodistadigital.com, para analizar la presencia educativa salesiana en Es-paña. http://www.periodistadigital.com/religion/vida-religiosa/2017/01/27/la-familia-sale-siana-mantiene-la-mision-de-don-bosco-en-favor-los-jovenes-religion-iglesia-dios-jesus-papa-francisco-fe-educacion-celebracion-cristianos.shtml

http://www.periodistadigital.com/religion/vida-religiosa/2017/01/27/la-familia-salesiana-mantiene-la-mision-de-don-bosco-en-favor-los-jovenes-religion-iglesia-dios-jesus-papa-francisco-fe-educacion-celebracion-cristianos.shtml



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Metas del proceso educativo - salesianoscentroamerica.org