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Mi Museo y Vos Granada, Nicaragua. Diciembre de 2007 Año 1 No. 3 Contenido 1. La comida de nuestros antepasados. 2. ¿Pinto sin gallo? La alimentación de Santa Isabel antigua. 3. La tradición precolombina e hispánica en la comida nicaragüense. 4. Las mujeres en la Nicaragua precolombina. 5. Granada: el Ave Fénix de Nicaragua. 6. Arqueología: Ciencia o Pasatiempo 7. Dos años de Mi Museo. 8. Red de museos regionales.

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Mi Museo y VosGranada, Nicaragua. Diciembre de 2007 Año 1 No. 3

Contenido1. La comida de nuestros antepasados.2. ¿Pinto sin gallo? La alimentación de Santa Isabel antigua. 3. La tradición precolombina e hispánica en la comida nicaragüense.4. Las mujeres en la Nicaragua precolombina.5. Granada: el Ave Fénix de Nicaragua. 6. Arqueología: Ciencia o Pasatiempo7. Dos años de Mi Museo.8. Red de museos regionales.

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La comida de nuestros antepasados

Por Humberto León*

M i museo se c o m p l a c e en presentar una nueva

exposición titulada “La comida precolombi-na”. El por qué de éste tema es muy sencillo, aquí queremos corro-borar y complementar la información que mu-chas veces no llega a un público que no es meramente científico y no tiene la oportunidad de presenciar una ex-cavación arqueológica; además, no puede in-terpretar o conocer los resultados de la mis-ma, porque en la ac-tualidad en Nicaragua no existen muchas pu-blicaciones arqueoló-gicas y las que existen son poco accesibles

al público en general.

La presentación de esta temática se apo-ya en investigaciones arqueológicas reali-zadas por diferentes investigadores en di-ferentes departamen-tos del país. Aunque estas en su conjunto han sido muy pocas, se ha recuperado sufi-ciente información que nos permite conocer un poco la dieta de nuestras socieda-des precolombi-nas. Por ejem-plo, en sitios como Santa Isabel en el departamen-to de Rivas y el sitio Karoli-ne (KH-4) en la Costa Atlántica nicaragüense, el

consumo de pescado, venados, armadillos es muy común. Aunque acá no podremos ver la cantidad de anima-les tratamos de enfocar lo mas representativo que tenemos dentro de la colección de Mi Mu-seo, pues la cerámica precolombina es muy rica en cuanto a repre-sentaciones de ma-míferos, reptiles, etc.

* Director de Mi Museo.

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Pinto sin gallo? La alimentación de Santa Isabel antigua

Por Geoffrey McCafferty*

L a alimentación es uno de los rasgos funda-mentales de

una cultura. Por ejem-plo, los nicaragüenses contemporáneos se definen por el consumo del “gallo pinto”. Los nativos de Masaya co-men yuca, pero los riv-enses comen mangos. Los mexicanos se iden-tifican por el consumo de chiles y tortillas.

Con estas ideas de las relaciones entre la alimentación e identi-dad étnica, el Proyecto Santa Isabel, Nicara-gua (Proyecto SIN) hizo investigaciones arqueológicas en el sitio de Santa Isabel (Departamento de Ri-

* Doctor en arqueología. Universidad de Calgary, Canadá.

vas) entre los años 2000 y 2005. El sitio pertenecía al Perío-do Sapoá (800-1200 d.C.), supuestamente asociado a un grupo de origen mesoameri-cano como los Nicarao o Chorotega. Con base en un estudio an-terior por Mary Pohl y Paul Healy, se tenía el conocimiento de que Santa Isabel contenía una abundancia de restos faunísticos, lle-gando a ser un “paraí-so de Mohammed” como dijo Oviedo en el siglo XVI. Después de encontrar más de 200,000 huesos más otra evidencia botáni-ca, estamos comple-tamente de acuerdo.

Para recuperar la ali-mentación antigua por medio de la ar-queología, se pueden utilizar varias líneas de evidencia: restos actuales de fauna y flora, restos óseos de los seres humanos an-tiguos y los objetos de colección, preparación y consumo de comi-da. El Proyecto SIN fue una investigación multi-dimensional, em-pleando todas estas ra-mas de interpretación.

Se encontraron restos faunísticos en abun-dancia. Más de la mi-tad de los huesos fuer-on de pescado, lo que no es ninguna sorpre-sa por estar tan cerca del Lago Cocibolca. La mayoría son de la especie Cichlasoma

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[mojarras], pero tam-bién habían restos de gaspar (por la eviden-cia de las escamas) y tiburón. Había también moluscos del lago, es-pecialmente caracoles de agua dulce, con una concentración alta de estos en el Montículo 3, en donde también había mejor calidad arquitectónica y de ob-jetos valiosos. Es po-sible que los caracoles fueran preferidos por la gente de estatus alto.

Otros animales con-sumidos incluyen todas las clases: mamífe-ros, reptiles, anfibios y aves. Entre los rep-

tiles se destacan la tortuga, serpiente e iguana/garrobo. En los mamíferos predomina el venado, un 70% de la muestra, y todas sus partes anatómicas. Otros mamíferos caza-dos y consumidos fuer-on armadillo y conejo, posiblemente con saetas. Entre los veci-nos locales quienes nos asistieron a las excavaciones, Doña Francisca comen tó “que rica la comida de los ante-pasados!”

Por las c o n d i -ciones excelentes de preservación de los materiales orgánicos, también fue posible encontrar restos bo-tánicos, por ejemplo semillas carbonizadas. Entre estas, el jocote fue el más común, 80% de aproximada-mente 200 semillas,

y probablemente fue utilizado para hacer un tipo de vino agrio. En-tre las otras semillas se incluyen frijol, paraí-so, cacao, y coco. To-davía está en proceso de estudio muestras de polen, fitolitos y madera carbonizada, los cuales pueden dar más información so-bre el consumo, pero también del medio ambiente en general.

Hay varias maneras de recuperar información de la dieta por medio de los restos humanos. En Santa Isabel los di-entes no tenían caries, las cuales son muy co-munes en poblaciones con base nutricional en carbohidratos como el maíz. Pero sí tenían

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evidencia de desgaste más típico del consu-mo de la yuca. Otra manera de evaluar la dieta es por medio de los isótopos estables, en donde los minerales como el Estroncio son medidos en los huesos mismos para estimar el con-sumo de los ti-pos de carnes y vegetales. También se pueden utilizar los isótopos para interp-retar el lugar de origen de grupos migrantes. Aunque no tenemos datos de isótopos todavía, esta línea de análisis está planeada a realizarse.

Una técnica final para la inferencia de la ali-mentación es a través de los artefactos ar-queológicos actuales, incluyendo la recolec-ción de plantas y ani-males, la preparación de la comida y también

el consumo de platos diferentes. En Santa Isabel había una diver-sidad de herramientas para cazar y pescar, como puntas de lanza de pedernal, bolitas de barro como balas de cerbatanas, anzu-

elos de hueso y pesas para redes de pescar.

Podemos ver técnicas de cocina en las pie-dras de moler, como las manos y metates hechos de basalto. Las vasijas de cerámica fueron utilizadas para hervir sopas y caldos riquísimos. Un descu-brimiento interesante en Santa Isabel fue una clase de raspador de pedernal, probable-

mente montado en una placa de madera utilizado para raspar la yuca –herramientas similares fueron encon-tradas en Costa Rica y todavía más al sur.

Vasijas para el consu-mo incluyen un rango diverso de escudillas y botellas, su-giriendo una dieta líquida de sopas y bebidas. Las escudi-

llas llevan decoración pintada e incisa, con símbolos iconográ-ficos relacionados a creencias religiosas y afiliación social. Esto implica que los rituales de consumo tenían sentido importante para la construcción de identidades sociales.

Aunque la cantidad de información sobre la alimentación antigua es abundante, tam-

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bién llama la atención las cosas que no ex-isten en la colección. La dieta nicaragüense de hoy en día tiene muchos elementos de introducción colonial, como carne de res, pollo y cerdo, el arroz, el mango, y el plátano–y estos obviamente no aparecen entre los restos de Santa Isabel. Pero hasta el momen-to tampoco hay evi-dencia del maíz, ras-go fundamental de la dieta prehispánica de Mesoamérica. Como la preparación de tor-tillas utiliza el comal para cocerlas, también es importante obser-var que no había ni un fragmento de comal entre los 50,000 ties-tos de cerámica recu-perados. Tampoco hay presencia significativa de huesos de perro o pavo/chompipe, ani-males domesticados para la alimentación en Mesoamérica.

En los inicios del Proyecto SIN, bus-camos evidencia para inferir contactos étnic-os con grupos meso-americanos como los Nicarao y los Choro-tega, empleando entre otras cosas la aliment-ación como línea de in-terpretación. Después de siete años de in-vestigación, podemos decir que el Proyecto SIN casi no tiene evi-dencia de influencia mesoamericana. Sin duda hay rasgos iconográficos en la cerámica policromada, como la presencia de imágenes de serpien-tes emplumadas, pero estos animales míti-cos no eran parte de la alimentación. Por falta de evidencia fuerte del maíz, pero con la pres-encia de herramientas para la preparación de yuca, la alimentación parece más como la de los chibchas de Centroamérica sur y este, y de Sudaméri-

ca. Falta más inves-tigación para evaluar esta idea radical, y pla-neamos empezar una nueva campaña de excavación en el sitio de Tepetate, en Grana-da, en julio de 2008.

En fin, ¿qué podemos decir de la aliment-ación de Santa Isabel antigua? Fue riquísi-ma! Con una variedad tremenda de animales silvestres y frutas sucu-lentas. La gente comía bien, como dijo Doña Francisca. Todo era accesible en abundan-cia para ser una dieta sana y nutritiva –sin las adiciones químicas de hoy en día que cau-san tantas enferme-dades como el cáncer y diabetes. Aunque no existía el gallo pinto, bien pudo existir un sa-broso caldo con frijo-les, venado, pescado, garrobo y tortuga, con hierbas frescas, pastel de yuca y vino de jo-cote? Buen provecho!

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La Tradición precolombina e hispánica en la comida nicaragüense

Por Dr. Carlos Schmidt *

Comer la comi-da tradicional nicaragüense es viajar ha-

cia el pasado en la tradición tanto his-pánica como preco-lombina. Por ejemplo, un viaje a Masatepe no es completo sin visitar el famoso Vera Cruz, la tradición dice que Doña Hope de Somoza visitaba cada martes para probar su excelente mondongo. La verdad es que la habilidad de tomar el mondongo y saborear-lo, es un examen de ácido si el investigador ha aceptado la cultura nicaragüense o no. Para muchos extranje-ros, la idea de la ̈ toalla¨ de carne de estomago

flotando en la sopa es repugnante. Para otros de nosotros, es am-brosía en Nicaragua. Si se varía el juego al agregar una pata de vaca se tiene la opor-tunidad de probar la carne suave y delicada dentro de la uña, que se tiene que quitar como una cáscara inútil.

En realidad, el mondon-go de los nicaragüens-es es como una forma de menudo mexicano pero con mucha más carne (la toalla y pata), verduras y liquido di-vino. Es muy parecido al famoso “cayos” de Madrid, y por eso creo que es un ejemplo de la cultura hispánica im-plantado en el paladar nicaragüense. Hacié-ndolo mucho más rico.

Otras comidas típicas son de influencia in-dígena. Por ejemplo el ayaco. Solamente los indígenas, posible-mente de influencia Chorotega de Carazo, pudieron inventar un uso de comida del xiqui-lite y no hacerlo en for-ma de ensalada, pero si en un tipo de guiso.

Y lo más importante es el famoso baho o vaho. Sin duda es de origen indígena. La primera mención de su receta se encuentra escrita por el padre Bobadilla en 1528 y publicado por Oviedo y Valdés en 1553. La descrip-ción toca de cocinar un buen guiso con verdu-ras, plátanos y carne. * Profesor asociado. Universidad Ave María.

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Y en todas las ker-messes se ven porras gigantescas en venta, y se ve en varios res-taurantes cerca del Hos-p i t a l

Bautis-ta. La única diferencia es que la carne de hoy en día es usualmente carne de res salada, es diferente que la carne original, que era carne humana, los restos de un sacrificio humano que practi-caban las cuatro tribus en el oeste de Nica-ragua. No importa, el sabor delicado de baho nunca se olvida y vale la pena buscar la porra grande hirviendo para conocer un sabor verdadero del pasado precolombino de Nica-ragua. Con una excep-ción. Y más investig-

ación podría iluminar la relación entre baho e indio viejo, el famo-so guiso y su comple-mento, indio joven.

El origen de la

mo -ron-g a

merece mucho más

estudio. Hay al menos dos tradiciones dife-rentes en el asunto de la salchicha de sangre. El famoso blutwurst (en Alemán) o kizcka (en polaco) es una salchicha de sabor delicado con una con-sistencia de chocolate raro. Tiene el color de chocolate, pero un sa-bor, como, más o me-nos, sangre cocida, un gusto adquirido. Este tipo de salchicha tiene su analogía con la morcía española, con-sumida comunalmente en Costa Rica. Pero la moronga Nica tiene

consistencia comple-tamente diferente, es arroz, sangre, chiles y un poco más. Tiene un aroma de chancho, de-pendiendo en que tan-to fue lavado el intes-tino antes de llenarlo con la mezcla sabrosa de la salchicha. La costumbre es comerla frita bien crujiente con chiles y huevos ente-ros los días sábados. Para algunos, no hay desayuno mejor que una fuerte moronga con huevos, especial-mente si conoció el chancho antes de su muerte. Se dice que un secreto es colocar la sangre en una porra cuando sale del cuello del chancho. Se tiene que agitarla rápido para que no se formen los coágulos de sangre que se quita. Este deja como un litro de san-gre pura, sin coágulos, que da a la salchicha su sabor inolvidable.

Finalmente, el asunto

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del nacatamal tiene que ser analizado. No hay nada más Nica que el nacatamal, y es la costumbre na-cional comerse un na-catamal usualmente de chancho todos los domingos por las mañanas, ley-endo la Prensa, El Nuevo Diario, Hoy, o National Enquir-er. Pero su origen es un misterio. El tamale del valle central de México, de maíz y carne en una mazorca, describe el tamale de México y Salvador, pero no tiene nada que ver con el nacatamal nica. El autor ha comido tama-les de los Otomís en el centro de México, y aunque mucho más grande, es parecido al

nacatamal. Y varios de los tamales de cultura maya (de los cuales el Otomí pudiera ser lingüísticamente un ra-mal) al menos para el autor, son más pareci-

dos al nacatamal nica que los tamales de El Salvador. Solamente el yoltamal, de maíz dulce, tiene la aparien-cia del clásico tamale mexicano- nahuatl.El asunto del origen del nacatamal tiene que tomar mucha más investigación y merece al menos una o dos

tesis para doctorados. Pero para mientras, el autor, después de invertir varios años de investigación en nacatamales, ha con-cluido que los nacata-

males de Diriamba son lo más clásicos que existen en Ni-caragua y acercan lo metafísico en su sabor al efecto calmante de cu-alquiera que tiene la inteligencia para

buscar el mejor na-catamal en el cosmos.

En un artículo futuro, el autor va a tratar con el asunto del la relación entre los dul-ces nicas, incluyendo los almíbares y dul-ces de tradición se-fardita de España.

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Las mujeres en la Nicaragua precolombina

Por Edgard Espinoza Pérez*

E

* Director Museo Nacional de Nicaragua.

n un artículo publicado en la Revista Huellas del

Museo Nacional de Nicaragua sobre los caciques femeninos de Nicaragua del siglo XVI, el Doctor Patrick Werner observó que “La imagen común de los caciques de Nicara-gua al comienzo de la colonización fue la de un hombre inteligente conversando con los primeros españoles sobre temas de la so-ciología y la filosofía (Nicaragua) o la de un cacique aleroso ata-cando a los españoles y expulsándolos de su territorio (Diriangén), aunque esta imagen es verdadera no tiene

la verdad total sobre los cacicazgos en la Nicaragua temprana”. Werner ha podido identificar varios pueb-los indígenas que al momento del contacto con los europeos es-taban siendo dirigidos por mujeres. Además del liderazgo político, es seguro que las mujeres también par-ticipan activamente en otras esferas sociales como la religión, el co-mercio y la educación de la sociedad. Porque la mayor parte de la bibliografía existente sobre la sociedad pre-colombina, en parte se debe a que la discip-lina arqueológica ha sido dominada por los hombres y es duro que hayamos privilegiado la imagen del hombre

cazador o guerrero. En palabras del arqueólo-go Ian Hodder “ El pas-ado ha sido escrito en términos de liderazgo, el poder, la guerra, el intercambio de mu-jeres, el hombre caza-dor, control de linaje y los recursos”, mientras que a las mujeres se les atribuye labores pasivas y dependien-tes de los hombres. Sin embargo, la par-ticipación activa de las mujeres en la investig-ación arqueológica, así como las evidencias etnohistóricas, nos su-giere que las mujeres indígenas aportaron al desarrollo de nuestras primeras sociedades.

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LAS MUJERES Y EL LIDERAZGO

El acceso al poder no estaba restringido a los hombres, lo que se puede observar en mu-chas representaciones de la cerámica y la es-tatuaria monumental, donde se representan mujeres en posición de mando, esta tradición escultórica en Nicara-gua comenzó proba-blemente en los 800 después de Jesucris-to. La distribución está concentrada en las is-las de los grandes la-gos nicaragüenses y las planicies de León además de los Depar-tamentos de Chon-tales, Boaco y Zelaya. Muy pocos presentan a deidades, sino mas bien a personajes im-portantes en el grupo.

Datos históricos re-copilados por Werner, afirman que varios poblados indígenas estaban siendo gober-

nados por mujeres. Al menos en la costa del pacifico de Nicaragua, Chorotega, Maribios y Nicaraos tuvieron lideres femeninas.

LAS MUJERES Y LA RELIGIÓN

En la época prehis-pánica, las creencias religiosas o los mitos se transmitieron prin-cipalmente a través de las tradiciones orales y en las representacio-nes iconográficas de las vasijas. Los encar-gados de transmitirlos eran los chamanes, que a veces solían ser mujeres participando de esa manera como intermediarias con el mundo sobrenatural.

La investigadora Jane Day ha sugerido la po-sibilidad de chamanes femeninos en Cos-ta Rica y Nicaragua basándose en la pres-encia de figurillas de barro. Las represen-

taciones de chamanes femeninas se diferen-cian de las “Diosas de la fertilidad”, pues estas no presentan los órga-nos sexuales exagera-dos o estado de preñez ligado con la fertilidad. Las vasijas de cha-manes, se encuentran en contextos funerari-os y no presentan los órganos sexuales fe-meninos, mas bien son representaciones de mujeres en posición de trances y no tatuajes colocados en lugares específicos como las caderas, codos, hom-bros, muñecas y rodil-las, los cuales según la tradición de algunas tribus de Costa Rica, “señalan las áreas del cuerpo que contienen el alma, los poderes mágicos del espíritu”.

Datos recopilados por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo dan cuenta también de la importancia de las mujeres en la religión

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que ha veces se mez-cla con el poder políti-co. “Oí decir a aquel cacique de Lenderi que había el entrado algu-nas veces en aquella plaza donde está el pozo de Masaya con otros caciques el que de aquel pozo salía una mujer muy vieja desnuda con la que aquellos hacían un monexico (que quiere decir consejo) y consul-taban si harían guerra o si otorgarían treguas a sus enemigos: y que ninguna cosa de im-portancia hacían ni ob-raban sin su parecer y mandado: y aquella les decía si habían de vencer o de ser ven-cidos, y si avía de ll-over y cogerse mucho maíz, y que tales avían de ser los temporales y sucesos del tiempo que estaba por venir, y así acaecía como la vieja lo pronosticaba”

LAS MUJERES Y EL INTERCAMBIO

* “Ninguno del pueb-lo (que sea hombre) no puede entrar en el tianguez. Todas las mujeres van al tian-guez con sus mer-caderías, y también pueden entrar loshombres y las mujeres, si son de otros pueblos y forasteros en los di-chos tianguez y mer-cados. Allí se venden esclavos, oro, mantas, maíz, pescado, cone-jo y caza de muchas aves, y todo lo demás que se trata y vende o compra entre nosotros de lo que tenemos y hay en la tierra y se trae de otras partes”.

De esta manera los informantes del fraile Bobadilla describían el funcionamiento y si bien es cierto en las sociedades de cacica-zgos, existe un control estricto de las relacio-nes sexuales y muchos

tabúes se impusieron para controlar las rela-ciones sexuales es in-teresante notar como las mujeres en Nicara-gua podían en algunas ocasiones tener rela-ciones fuera de sus relaciones formales.

Resulta interesante por ejemplo que los hombres tenían algu-nos “sacrificios” para satisfacer algunos de-seos sexuales de sus mujeres. En la clásica entrevista de Francisco de Bobadilla algunos caciques nicaraos el-los informaron al fraile que entre los indígenas había la costumbre de sajarse el miembro viril para satisfacer a sus mujeres: El fraile increpó de la manera siguiente al princi-pal indígena nicarao:

¿Por qué sajáis el miembro generativo?A lo cual el indí-gena contestó: Eso no lo hacen to-

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dos, si no algunos bellacos, por dar mas placer a sus mujeres.

Durante las fies-tas rituales también se permitía que las mujeres pudieran tener libertades en sus vidas sexuales.

*….“En cierta fiesta señalada y de mucha

gente que ha ella se junta, es costumbre que las mujeres tienen libertad en tanto dura la fiesta que es toda la noche de juntarse con quien se lo paga o a ella les placen, por principales que sean ellas y sus maridos...” Estos encuentros no tenían ningún tipo de sanción posterior.

En nuestra sociedad actual estamos viendo que las mujeres siguen participando activa-mente en diferentes facetas de la política nacional, la educación, deportes y ojalá que más mujeres y hom-bres se interesen por nuestro pasado y pod-er construir una Nicara-gua mejor para todos.

* Escrito en castellano del siglo XVI con algunas modificaciones para facilitar su lectura (la editora).

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Granada: el Ave Fénix de Nicaragua

Por Clemente Guido Martínez*

G

* Historiador.

ranada, la Ciu-dad Museo de Nicaragua, es digna de com-

pararse con el Ave Fé-nix de la mitología, pues de las cenizas en que la dejó Charles Freder-ick Henningsen, lugar-teniente de William Walker en noviembre de 1856, ha resurgido altiva y orgullosa para alcanzar la honrosa postulación de candi-data a Patrimonio Cul-tural de la Humanidad.

William Walker llegó a Nicaragua en Agosto de 1855, contratado por el Gobierno Pro-visional de León, para “desempatar” la guerra civil contra el Gobierno Legitimista Granadino.

A su arribo a León, Walker recibió la “carta de naturalización”, lo que le permitió enro-larse en las filas de la guerra civil junto con sus 52 filibusteros que le acompañaban. Su primer combate fue en Rivas, donde el Maestro Enmanuel Mongalo logró que-mar el Mesón, en el que Walker y sus hom-bres se habían atrin-cherado después que el Chelón Valle, jefe militar democrático, le había abandonado a su suerte al ser der-rotado por los legiti-mistas. Mongalo, des-de esta perspectiva histórica, es realmente un héroe del Gobierno Legitimista en su guer-ra civil contra el Gobi-erno Democrático, por

lo que la connotación de Héroe Nacional, no le correspondería en estricto apego a la verdad histórica.

Walker decidió re-gresar a León, donde nuevamente se embar-có por mar para atacar Rivas, logrando su propósito de controlar el Puerto de La Virgen y San Jorge, y desde ese punto estratégico logró invadir Granada, tomando su control el 12 de Octubre de 1855. La paz había llegado, bajo las botas de Walk-er y el Chelón Valle.

Patricio Rivas, fue designado Presidente de Nicaragua por los democráticos Leone-ses y a los Legitimis-tas se les garantizó la

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propiedad y la vida. Sin embargo, en Noviem-bre de 1855, Walker de-cidió fusilar a Ponciano Corral, líder legitimista, por haberle descubier-to correspondencia en la que pedía ayuda al Presidente Hondure-ño para expulsar a Walker de Nicaragua. El Gobierno de Rivas, le había dado al yan-kee-nicaragüense la Jefatura del Ejército de Nicaragua, y prohibió que nadie más tuviera acceso a las armas.

Poco duró para que Walker descubriera sus verdaderas intencio-nes. En Julio de 1856, convocó a Elecciones Presidenciales, resul-tando electo él mismo, ante la oposición del Gobierno Provisional que le había desig-nado Jefe del Ejército. Este Gobierno de Ri-vas llamó a las armas a los mayores de 16 años, para defender a Nicaragua del gobi-

erno usurpador. El Pa-triotismo invocado por este Gobierno, queda en duda, considerando que ellos mismos le habían traído, le habían dado parte en la guerra civil y le habían desig-nado Jefe del Ejército.

El Médico, Abogado y Periodista, William Walker, había dispues-to la reinstalación de la Esclavitud de nuestro país, con el firme propósito de unir Cen-tro América al Sur de los Estados Unidos de Norteamérica, donde prevalecía el Esclavis-mo, y de esta manera fortalecer la política esclavista sureña, en-frentada desde esos años contra la políti-ca del norte de USA, que propugnaban por la liberación de la mano de obra para su libre contratación asalariada. La reac-ción centroamericana fue uniforme y a partir del 12 de Septiembre

de 1856, los Presi-dentes de Honduras, El Salvador y Guate-mala, obligaron a los Democráticos y Legiti-mistas de Nicaragua, unirse por medio de un “Pacto Providencial”, suscrito en esa fecha, por medio del cual se comprometieron a unir armas para expulsar a Walker y su gente de Nicaragua. Había comenzado la Guer-ra Nacional de 1856, que no llegaría a su fi-nal sino hasta el 5 de Mayo de 1857, cuando Walker subió al Vapor Norteamericano “Saint Mary”, para ser lleva-do a Nueva Orleáns. Sin embargo, antes de irse de Nicaragua, Walker había orde-nado el incendio total de la ciudad histórica, Granada: Aquél 22 de noviembre de 1856, Charles Frederick Hen-ningsen, militar grad-uado en las Academias Militares de Bélgica e Inglaterra, cumplió la

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orden dada por su jefe militar, William Walker. Los soldados de Walk-er enterraron un ataúd en el Parque Central de Granada, con un rótulo que decía “Aquí Fue Granada”. Sin em-bargo, ellos se equiv-

ocaron, Granada resur-gió como el Ave Fénix, de las cenizas, se alzó y ahora vuela espléndi-da “invadida” por miles de turistas que cada año llegan a visitarla para conocer su his-toria, su arquitectura,

sus isletas, su gente, su gastronomía…y por eso los nicaragüenses podemos responder a los soldados de Walker:“No yankee, aquí no fue Granada…AQUÍ ES GRANADA!”.

Arqueología: Ciencia o Pasatiempo

Por Jorge E. Zambrana F. *

* Investigador independiente. MSc. Arqueólogo.

L a arqueología es para todo p r o p ó s i t o una discip-

lina científica, y como tal, su práctica no pu-ede ser menos que científica, y su prac-ticante no puede olvidar los principios que la hacen ciencia.

En primer lugar, el ar-queólogo debe estar consciente en todo momento, que sus in-

tervenciones deben ir orientadas al cono-cimiento y explicación del comportamiento social, manifestados en los vestigios culturales o registro arqueológico.

Segundo, Sutton y Yohe en su texto “Ar-queología, la Ciencia del Pasado de la Hu-manidad, nos recuerda que el arqueólogo no puede olvidar que el Registro Arqueológico está conformado por artefactos, ecofactos, rasgos y sitios. Los

artefactos son todos aquellos objetos que conforman las colec-ciones arqueológicas de los museos y col-ecciones privadas; los ecofactos son todos aquellos restos que fueron desechados tras su consumo: hue-sos, semillas, madera, entre otros; los rasgos son todos aquellos tes-timonios que no se pu-eden mover de su sitio original como son las tumbas, los montícu-los, las casas, los pi-sos de viviendas; los

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sitios son los lugares donde estos tres el-ementos están con-tenidos y asociados, siendo esta asociación el reflejo parcial del comportamiento so-cial, o lo que es lo mis-mo de las actividades realizadas por los ocu-pantes de ese lugar, entre ellos a lo interno de la comunidad, entre comunidades, y entre ellos y la naturaleza. Es esto precisamente lo que debe buscar todo arqueólogo y no solo la extracción de los artefactos, destruy-endo el contexto.

Tercero, el arqueólogo debe describir su actu-ación con relación a la intervención realizada para extraer el contex-to como primer paso, y en seguida explicar o inferir lo que ese con-texto está reflejando. La sola descripción no es el fin primario de la investigación ar-queológica, pues esta

la puede realizar cu-alquier persona sin conocimientos espe-cializados en la ciencia arqueológica. La de-scripción es solo el me-dio para llegar a un fin, que es el conocimiento de la interacción social que el contexto guar-da, el conocimiento de la sociedad pasada.

Cuarto, no confundir el objeto de trabajo con objeto de estudio. El objeto de trabajo es el artefacto, el ecofacto, el rasgo y el sitio en su conjunto. El objeto de estudio es la so-ciedad, la comunidad, el asentamiento, la fa-milia, en sus diferentes momentos de su histo-ria y no el sujeto aislado.

Quinto, El Museo como institución edu-cativa debe contribuir a la educación de la comunidad donde está ubicado y a sus visitan-tes contextualizando sus colecciones. Si no

se puede hacer desde la perspectiva física, a través de presentacio-nes sistemáticas con diapositivas, conferen-cias, entre otras, estas pueden ser filmadas y luego presentadas cu-antas veces sea nece-sario como un recurso que haría recapacitar a la población sobre la importancia del recur-so arqueológico como la única fuente para el conocimiento de nues-tra historia antigua. Presentaciones no de rescates sino de exca-vaciones horizontales o en extensión en donde se puedan observar los distintos elementos conformadores del reg-istro arqueológico y su asociación, y de este modo, contribuir más eficientemente a la protección no solo de los artefactos sino de los contextos o asocia-ciones de artefactos, ecofactos y rasgos.

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Dos años de Mi Museo

Por Josefina Gutiérrez*

E

* Asistente de dirección.

ste 3 de diciem-bre Mi Museo cumplió 2 años de haber

abierto sus puertas por primera vez a un grupo muy limitado de la po-blación, principalmente a los turistas que visitan la ciudad de Granada. Mi Museo ha superado las expectativas en cu-anto a reconocimiento a nivel nacional, cabe mencionar que dos años consecutivos Mi Museo ha ganado el concurso de Mejor Museo a nivel nacio-nal. En los últimos me-ses nos han visitado personas de diferentes

nacionalidades, cul-turas y creencias y han coincidido en que este museo es espectacu-lar, no lo digo yo, sino ellos, todos los que han escrito comentarios y sugerencias en nuestro cuaderno de visitas.

Nos sentimos satis-fechos de todo lo que hemos logrado a través de estos dos años, ya que nuestro principal objetivo es: rescatar la cultura nicaragüense y popularizarla y es lo que hicimos cuando invitamos a todas las escuelas, colegios y universidades de esta ciudad de Granada y

algunas de otros de-partamentos para que aprecien y aprendan a través de nuestras ex-hibiciones acerca de la cultura precolombina.

En un afán por mejorar cada día la atención y satisfacer a los visi-tantes que no podían visitarnos los días de semana, abrimos los sábados por la tarde y el domingo todo el día, además el museo se ha extendido al segundo patio donde el visitan-te podrá apreciar mas piezas en exhibición.

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Mi Museo, Calle Atravesada 505, Frente a Bancentro. Granada, Nicaragua. Telf. (505) 552-7614 www.granadacollection.org E-mail: [email protected]

Horarios de atención: Lunes-Domingo: 8:00 a.m. - 5:00 p.m.Entrada gratuita.

Red de museos regionales

MPor Nora Zambrana Lacayo

i museo se c o m p l a c e en informar que ha dado

inicio en colaboración con la Dirección de Patrimonio Cultural del Instituto Nicaragüense de Cultura (INC) a la creación de la Red de Museos Regionales, esto con el objetivo de impulsar el desar-rollo de la Cultura en Nicaragua. Desde esta

perspectiva, el 5 y el 6 de diciembre del cor-riente se firmaron dos convenios de coop-eración, uno con el Museo Gregorio Agui-lar Barea de Juigalpa y otro con el Museo Pie-dras Pintadas de So-moto respectivamente. Este convenio consiste básicamente en ca-pacitación y dotación de vestuario al per-sonal de los museos

regionales; publicación de información relativa a estos museos regio-nales en la revista que publica trimestralmente Mi Museo; así como también anexar la in-formación referente a las piezas arqueológi-cas al sitio web de Mi Museo; y la realización del registro y clasifi-cación de las colec-ciones, entre otros.

Mi Museo y Vos�0

Sugerencias al e-mail:[email protected]ón y diseño: Nora Zambrana LacayoFotografía: Nora Zambrana Lacayo