Michel Foucault - Nietzche, la genealogía y la historia

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  • 1. NIETZSCHE, LA GENEALOGIA, LA HISTORIA1

    1. La genealoga es gris; es meticulosa y pacientemente documentalista. Trabajasobre sendas embrolladas, garabateadas, muchas veces reescritas.

    Paul Ree se equivoca, como los ingleses, al describir las gnesis lineales, al ordenar,por ejemplo, con la nica preocupacin de la utilidad, toda la historia de la moral:como si las palabras hubiesen guardado su sentido, Los deseos su direccin, las ideassu lgica: como si este mundo de cosas dichas y queridas no hubiese conocidoinvasiones, luchas, rapias, disfraces, trampas. De aqu se deriva para la genealogauna tarea indispensable: percibir la singularidad de los sucesos, fuera de todafinalidad montona; encontrarlos all donde menos se espera y en aquello que pasadesapercibido por no tener nada de historialos sentimientos, el amor, la conciencia,los instintos: captar su retorno, pero en absoluto para trazar la curva lenta de unaevolucin, sino para reencontrar las diferentes escenas en las que han jugadodiferentes papeles; definir incluso el punto de su ausencia, el momento en el que nohan tenido lugar (Platn en Siracusa no se convirti en Mahoma...). La genealogaexige, por tanto, el saber minucioso, gran cantidad de materiales apilados, paciencia.Sus monumentos ciclpeos2 no debe derribarlos a golpe de grandes erroresbenficos, sino de pequeas verdades sin apariencia, establecidas por un mtodosevero 3.

    En resumen, un cierto encarnizamiento en la erudicin. La genealoga no se opone ala historia como la visin de guila y profunda del filsofo en relacin a la miradaescrutadora del sabio; se opone por el contrario al despliegue meta histrico de lassignificaciones ideales y de los indefinidos teleolgicos. Se opone a la bsqueda delorigen.

    2. Se encuentran en Nietzsche dos empleos de la palabra Ursprung. Un empleo noest fijado: se lo encuentra en alternancia con trminos tales como Entstehung,Herkunft, Abkunfl, Geburt. La Genealoga de la moral, por ejemplo, habla tanto, enrelacin al deber y al sentimiento de la falta, de su Entstehung como de suUrsprug 4; en la Goya Ciencia, se habla, en relacin a la lgica y al conocimiento,tanto de unaUrs prung, como de una Entstehung, como de unaHerkunft5.

    El otro empleo del trmino est marcado. Ocurre en efecto que Nietzsche lo sita enoposicin a otro trmino: el primer prrafo de Humano, demasiado humano, sita frentea frente el origen milagroso (Wunderursprutig) que busca la metafsica, y los anlisisde una filosofa histrica que, por su parte, plantea cuestiones ber Herhunft und

    1 Nietzsche, Lo Geneoiogie, LHstoire en Hommage a Jean Hyppolite. Ed. PUF, Pars, 1971 Pgs. 145-172.2 La Gaya Ciencia, S 7.3 Humano, demasiado humano, S 3.4 Genealoga de la moral, II, S 6 y S 8.5 La Gaya Ciencia, 110, III. 300.

  • Anfang. Ocurre tambin que Ursprung sea utilizado de un modo irnico y peyorativo.Por ejemplo, en qu consiste este fundamento originario (Ursprung) de la moral quese busca desde Platn? En horribles pequeas conclusiones. Pudenda origo6. O anms: dnde hay que buscar este origen de la religin (Ursprung) que Schopenhauersituaba en un cierto sentimiento metafsico del ms all? Simplemente en unainvencin (Erfindung), en un juego de manos, en un artificio (Kunststck), en unsecreto de fabricacin, en un procedimiento de magia negra, en el trabajo de losSchwarzkiinstler 7.

    Para el uso de todos estos trminos, y para los juegos propios del trmino Ursprung,uno de los textos ms significativos es el prlogo de la Genealoga. Al comienzo deltexto, es definido el objeto de la investigacin como el origen de los prejuiciosmorales; el trmino utilizado entonces es Herkunft. Despus Nietzsche vuelve atrs,hace la historia de esta encuesta en su propia vida; recuerda el tiempo en el que lcaligrafiaba la filosofa y cuando se preguntaba si haba que atribuir a Dios elorigen del mal. Cuestin que le hace ahora sonrer y respecto a la cual dicejustamente que se trataba de una bsqueda de la Ursprung; el mismo trmino paracaracterizar un poco ms adelante el trabajo de Paul Ree8. Despus evoca los anlisispropiamente nietzschianos que comenzaron con Humano, demasiado humano; paracaracterizarlos, habla de Herkunfthypothesen. Ahora bien, aqu el empleo del trminoHerkunft no es sin duda arbitrario: sirve para designar muchos textos de Humano,demasiado humano consagrados al origen de la moralidad de la ascesis, de la justicia ydel castigo. Y, sin embargo, en todos estos desarrollos, la palabra que habla sidoutilizada entonces era Ursprung9. Como si en la poca de laGenealoga, y en este lugardel texto Nietzsche quisiese hacer valer una oposicin entre Herkunft y Ursprung, queno haba utilizado casi diez aos antes. Pero muy pronto, tras la utilizacinespecificada de estos dos trminos, Nietzshe vuelve en los ltimos prrafos delprlogo a un uso neutro y equivalente10 .

    Por qu Nietzsche genealogista rechaza, al menos en ciertas ocasiones, la bsquedadel origen (Ursprung)? Porque en primer lugar se esfuerza por recoger all la esenciaexacta de la cosa, su ms pura posibilidad, su identidad cuidadosamente replegadasobre si misma, su forma mvil y anterior a todo aquello que es externo, accidental ysucesivo. Buscar un tal origen, es intentar encontrar lo que estaba ya dado, loaquello mismo de una imagen exactamente adecuada a s; es tener por adventiciastoda las peripecias que han podido tener lugar, todas las trampas y todos losdisfraces. Es intentar levantar las mscaras, para desvelar finalmente una primera

    6 Aurora, S 102.7 La Gaya Ciencia, S 151 y 5 353. Tambin en Aurora, S 62; Genealoga 1, S 14. Crepsculo de los dolos, Los grandes

    errores, 5 7,8 La obra de P. Ree se llamaba Ursprung der moralischen Empfindungen.9 En Humano, demasiado humano, el aforismo 92 se titulaba Ursprung der Gerechtigkeit10 En el propio texto de la Genealoga, Ursprung y Herhunft son empleadas varias veces de manera ms o menos

    equivalente (1, 2; II, 8, 11, 12, 16, 17).

  • identidad. Pues bien, si el genealogista se ocupa de escuchar la historia ms que dealimentar la fe en la metafsica, qu es lo que aprende? Que detrs de las cosas existealgo muy distinto: en absoluto su secreto esencial y sin fechas, sino el secreto de queellas estn sin esencia, o que su esencia fue construida pieza por pieza a partir defiguras que le eran extraas. La razn? Pero sta naci de un modo perfectamenterazonable, del azar11 . El apego a la verdad y al rigor de los mtodos cientficos?Esto naci de la pasin de los sabios, de su odio recproco, de sus discusionesfanticas y siempre retomadas, de la necesidad de triunfar armas lentamenteforjadas a lo largo de luchas personales12 . Ser la libertad la raz del hombre la quelo liga al ser y a la verdad? En realidad, sta no es ms que una Invencin de lasclases dirigentes13. Lo que se encuentra al comienzo histrico de las cosas, no es laidentidad an preservada de su origen es la discordia de las otras cosas, es eldisparate.

    La historia aprende tambin a rerse de las solemnidades del origen. El alto origen esla sobrepujanza metafsica que retorna en la concepcin segn la cual al comienzode todas las cosas se encuentra aquello que es lo ms precioso y esencial14 : se deseacreer que en sus comienzos las cosas estaban en su perfeccin; que salieron rutilantesde las manos del creador, o de la luz sin sombra del primer amanecer. El origen estsiempre antes de la cada, antes del cuerpo, antes del mundo y del tiempo; est dellado de los dioses, y al narrarlo se canta siempre una teogona. Pero el comienzohistrico es bajo, no en el sentido de modesto o de discreto como el paso de lapaloma, sino irrisorio, irnico, propicio a deshacer todas las fatuidades: Se buscabahacer despertar el sentimiento de la soberana del hombre, mostrando su nacimientodivino: esto se convirti ahora en un camino prohibido; pues a la puerta del hombreest el mono15 . El hombre comenz por la mueca de lo que llegara a ser; Zaratustramismo tendr su simio que saltar a su espalda y tirar por su vestido.

    En fin, ltimo postulado del origen ligado a los dos primeros: el origen como lugarde la verdad. Punto absolutamente retrotrado, y anterior a todo conocimientopositivo, que har posible un saber que, sin embargo, lo recubre, y no cesa, en suhabladura, de desconocerlo; estara ligado a esta articulacin inevitablementeperdida en la que la verdad de las cosas enlaza con una verdad de los discursos quela oscurece al mismo tiempo y la pierde. Nueva crueldad de la historia que obliga ainvertir la relacin y a abandonar la bsqueda adolescente: detrs de la verdad,siempre reciente, avara y comedida, est la proliferacin milenaria de los errores. Nocreamos ms que la verdad permanece verdad cuando se le arranca la venda; hemosvivido demasiado para estar persuadidos de ello16. La verdad, especie de error que

    11 Aurora. S 123.12 Humano, demasiado humano, S 34.13 El viajero y su sombra, S 9.14 Ibd., S 3.15 Aurora, S 49.16 Nietzsche contra Wagner, p. 99.

  • tiene para si misma el poder de no poder ser refutada sin duda porque el largoconocimiento de la historia la ha hecho inalterable17. Y adems la cuestin misma dela verdad, el derecho que ella se procura para refutar el error o para oponerse a laapariencia, la manera en la que poco a poco se hace accesible a los sabios, reservadadespus nicamente a los hombres piadosos, retirada ms tarde a un mundoinatacable en el que jugar a la vez el papel de la consolacin y del imperativo,rechazada en fin como idea intil, superflua, refutada en todos sitios todo esto noes una historia, la historia de un error que lleva por nombre verdad?. La verdad ysu reino originario han tenido su historia en la historia. Apenas salimos nosotros ala hora de la ms corta sombra, cuando la luz ya no parece venir ms ni del fondodel cielo ni de los primeros momentos del da18 .

    Hacer la genealoga de los valores, de la moral, del ascetismo, del conocimiento noser por tanto partir a la bsqueda de su origen, minusvalorando comoinaccesibles todos los episodios de la historia; ser por el contrario ocuparse en lasmeticulosidades y en los azares de los comienzos; prestar una escrupulosa atencin asu derrisoria malevolencia; prestarse a verlas surgir quitadas las mscaras, con elrostro del otro; no tener pudor para ir a buscarlas all donde estn revolviendolos bajos fondos; dejarles el tiempo para remontar el laberinto en el que ningunaverdad nunca jams las ha mantenido bajo su proteccin. El genealogista necesita dela historia para conjurar la quimera del origen un poco como el buen filsofo tienenecesidad del mdico para conjurar la sombra del alma. Es preciso saber reconocerlos sucesos de la historia, sus sacudidas, sus sorpresas, las victorias afortunadas, lasderrotas mal digeridas, que dan cuenta de los comienzos, de los atavismos y de lasherencias; como hay que saber diagnosticar las enfermedades del cuerpo, los estadosde debilidad y de energa, sus trastornos y sus resistencias para juzgar lo que es undiscurso filosfico. La historia, con sus intensidades, sus debilidades, sus furoressecretos, sus grandes agitaciones febriles y sus sncopes, es el cuerpo mismo deldevenir. Hay que ser metafsico para buscarle un alma en la lejana idealidad delorigen.

    3. Trminos como Entstehung oHerkunft indican mejor que Ursprung el objeto propiode la genealoga. Se los traduce de ordinario por origen, pero es preciso intentarrestituirles su utilizacin apropiada.

    Herkunft: es la fuente, la procedencia; es la vieja pertenencia a un grupo el desangre,el de tradicin, el que se establece entre aquellos de la misma altura o de la mismabajeza. Con frecuencia el anlisis de la Herkunft hace intervenir a la raza19 o el tiposocial 20. Sin embargo, no se trata precisamente de encontrar en un individuo, un

    17 La Gaya Ciencia, 3 265 y 3 110.18 El Crepsculo de los dolos, corno el mundo-verdad se convierte finalmente en una fbula.19 Por ejemplo, La Goya Ciencia, S 135; Ms all del Bien y del Mal, S 200, 242, 244; Genealoga 1, S 5.20 La Gaya Ciencia, S 348-349; Ms all..., S 260.

  • sentimiento o una idea, los caracteres genricos que permiten asimilarlo a otros ydecir: este es griego o este es ingls; sino de percibir todas las marcas sutilessingulares, sub individuales que pueden entrecruzarse en l y formar una raz difcilde desenredar. Lejos de ser una categora de la semejanza, un tal origen permitedesembrollar para ponerlas aparte, todas las marcas diferentes: los Alemanes seimaginan haber llegado hasta el lmite de su complejidad cuando dicen que tienen elalma doble; se equivocaron con mucho, o mejor intentaban como podan controlar lamezcolanza de razas de las que ellos se constituyeron21 . All donde el alma pretendeunificarse, all donde el Yo se inventa una identidad o una coherencia, el genealogistaparte a la bsqueda del comienzo de los comienzos innombrables que dejan esasospecha de color, esta marca casi borrada que no sabra engaar a un ojo un pocohistrico; el anlisis de la procedencia permite disociar al Yo y hacer pulular, enlos lugares y plazas de su sntesis vaca, mil sucesos perdidos hasta ahora.

    La procedencia permite tambin encontrar bajo el aspecto nico de un carcter, o deun concepto, la proliferacin de sucesos a travs de los cuales (gracias a los que,contra los que) se han formado. La genealoga no pretende remontar el tiempo pararestablecer una gran continuidad por encima de la dispersin del olvido. Su objetivono es mostrar que el pasado est todava ah bien vivo en el presente, animndoloan en secreto despus de haber impuesto en todas las etapas del recorrido unaforma dibujada desde el comienzo. Nada que se asemeje a la evolucin de unaespecie, al destino de un pueblo. Seguir la filial compleja de la procedencia, es alcontrario mantener lo que pas en la dispersin que le es propia: es percibir losaccidentes, las desviaciones nfimas o al contrario los retornos completos, loserrores, los fallos de apreciacin, los malos clculos que han producido aquello queexiste y es vlido para nosotros; es descubrir que en la raz de lo que conocemos y delo que somos no estn en absoluto la verdad ni el ser, sino la exterioridad delaccidente 22. Por esto sin duda todo origen de la moral, desde el momento en que noes venerable y laHerkunft no lo es nunca se convierte en critica23.

    Peligrosa herencia esta que nos es trasmitida mediante una tal procedencia.Nietzsche, en numerosas ocasiones, asocia los trminos de Herkunft y Erbschaft. Perono nos equivoquemos; esta herencia no es en absoluto una adquisicin, un saber quese acumula y se solidifica; es ms bien un conjunto de pliegues, de fisuras, de capasheterogneas que lo hacen inestable y, desde el interior o por debajo, amenazan alfrgil heredero: la injusticia y la inestabilidad en el espritu de ciertos hombres, sudesorden y su ausencia de medida son las ltimas consecuencias de innumerablesinexactitudes lgicas, de ausencia de profundidad, de conclusiones prematuras, delas que los antecesores se hicieron culpables24. La bsqueda de la procedencia no

    21 Ms all..., S 244.22 Genealoga III, 17. Abkunft del sentimiento depresivo.23 Crepsculo, Razones de la filosofa.24 Aurora, S 247.

  • funda, al contrario: remueve aquello que se perciba inmvil, fragmenta lo que sepensaba unido; muestra la heterogeneidad de aquello que se imaginaba conforme a smismo. Qu conviccin la resistir? An ms, qu saber? Hagamos un poco elanlisis genealgico de los sabios de aquel que colecciona los hechos y los registracuidadosamente, o de aquel que demuestra y refuta ; suHerkunft descubrir prontolos papeleos del escribano o las diatribas del abogado su padre25 en su atencinaparentemente desinteresada, en su puro aferramiento a la objetividad.

    En fin la procedencia se enraza en el cuerpo26 . Se inscribe en el sistema nervioso, enel aparato digestivo. Mala respiracin, mala alimentacin, cuerpo dbil y abatidorespecto al cual los progenitores han cometido errores; cuando los padres cambianlos efectos por la causa, creen en la realidad del ms all o plantean el valor de loeterno, es el cuerpo de los nios quien sufrir las consecuencias. Bajeza, hipocresasimples retoos del error; no en el sentido socrtico, no porque sea necesarioequivocarse para ser malo, tampoco por alejarse de la verdad originaria, sino porquees el cuerpo quien soporta, en su vida y su muerte, en su fuerza y en su debilidad, lasancin de toda verdad o error, como lleva en si tambin, a la inversa, el origen laprocedencia. Por qu los hombres han inventado la vida contemplativa? Porqu han concedido a este gnero de existencia un valor supremo? Por qu hanacordado admitir como verdad absoluta las imaginaciones que la constituyen?Durante las pocas brbaras... si el vigor del individuo se debilita, si se encuentrafatigado o enfermo, melanclico o debilitado y por consiguiente de modo temporalsin deseos y sin apetitos, se convierte en un hombre relativamente mejor, es decir,menos peligroso y sus ideas pesimistas no se formulan ms que a travs de palabrasy de reflexiones. En este estado de espritu, se convertir en pensador y anunciador,o bien su imaginacin desarrollar sus supersticiones27 . El cuerpo y todo lo quese relaciona con el cuerpo, la alimentacin, el clima, el sol es el lugar de laHerkunft: sobre el cuerpo, se encuentra el estigma de los sucesos pasados, de l nacenlos deseos, los desfallecimientos y los errores; en l se entrelazan y de pronto seexpresan, pero tambin en l se desatan, entran en lucha, se borran unos a otros ycontinan su inagotable conflicto.

    El cuerpo: superficie de inscripcin de los sucesos (mientras que el lenguaje los marcay las ideas los disuelven), lugar de disociacin del Yo (al cual intenta prestar laquimera de una unidad substancial), volumen en perpetuo derrumbamiento. Lagenealoga, como el anlisis de la procedencia, se encuentra por tanto en laarticulacin del cuerpo y de la historia. Debe mostrar al cuerpo impregnado dehistoria, y a la historia como destructor del cuerpo.

    25 La Gaya Ciencia, S 348-349.26 Ibd.: Der Mensch aus einern Auflsungszitalters... der die Erhschaft einer vielfltigere Herkunft im Leibe hat (S 200).27 Aurora, S 42.

  • 4. Entstehung designa ms bien la emergencia, el punto de surgimiento. Es elprincipio y la ley singular de una aparicin. Del mismo modo que muyfrecuentemente uno se inclina a buscar la procedencia en una continuidad sininterrupcin seria un error dar cuenta de la emergencia por el trmino final.Como si el ojo hubiese aparecido, desde el principio de los tiempos, para lacontemplacin, como si el castigo hubiese tenido siempre por destino darejemplo. Estos fines aparentemente ltimos, no son nada ms que el actualepisodio de una serie de servilismos: el Ojo sirvi primero para la caza y laguerra; el castigo fue sometido poco a poco a la necesidad de vengarse, de excluiral agresor, de liberarse en relacin a la vctima, de meter miedo a los otros.Situando el presente en el origen, la metafsica obliga a creer en el trabajo oscurode un destino que buscara manifestarse desde el primer momento. Lagenealoga, por su parte, restablece los diversos sistemas de sumisin: no tanto elpoder anticipador de un sentido cuanto el juego azaroso de las dominaciones.

    La emergencia se produce siempre en un determinado estado de fuerzas. El anlisisde la Entstehung debe mostrar el juego, la manera como luchan unas contra otras, o elcombate que realizan contra las circunstancias adversas, o an ms, la tentativa quehacen dividindose entre ellas mismas para escapar a la degeneracin yrevigorizarse a partir de su propio debilitamiento. Por ejemplo la emergencia de unaespecie (animal o humana) y su solidez estn aseguradas mediante un largocombate contra condiciones constantemente y esencialmente desfavorables. Enefecto, la especie tiene necesidad de la especie en tanto que especie, como de algoque, gracias a dureza, a su uniformidad, a la simplicidad de su forma puedeimponerse y hacerse durable en la lucha perpetua con los vecinos o los oprimidos enrevuelta. En revancha la emergencia de las variaciones individuales se produce enotro estado de fuerzas, cuando la especie ha triunfado, cuando el peligro exterior yano la amenaza y se desarrolla la lucha de los egosmos que se vuelven los unoscontra los otros explotando de algn modo, y que luchan juntos por el sol y la luz28.Ocurre tambin que la fuerza lucha contra s misma: y no solamente en la ebriedadde un exceso que le permite dividirse, sino tambin en el momento en el que sedebilita. Reacciona contra su decaimiento sacando fuerzas de la misma flaqueza queno cesa entonces de crecer, y volvindose hacia ella para machacarla an ms,imponindole lmites, suplicios y maceraciones, disfrazndola de un alto valor moraly as a su vez retomar vigor. Tal es el movimiento por el que nace el ideal ascticoen el instinto de una vida degenerante que... lucha por la existencia29 tal es tambinel movimiento por el cual naci la reforma, all precisamente donde la iglesia estabamenos corrompida30 en la Alemania del siglo XVI el catolicismo tena an bastante

    28 Ms all..., S 262.29 Genealoga, III, 13.30 La Gaya Ciencia, S 148. Es tambin a una anemia de la voluntad, a quien hay que atribuir la Entstehung del Budismo y

    del Cristianismo, S 347.

  • fuerza para volverse contra s mismo, castigar su propio cuerpo y su propia historia yespiritualizarse en una pura religin de la conciencia.

    La emergencia es pues, la entrada en escena de las fuerzas: es su irrupcin, elmovimiento de golpe por el que saltan de las bambalinas al teatro, cada una con elvigor y la juventud que le es propia. Lo que Nietzsche llama la Entstehungsherd 31 delconcepto de bueno no es exactamente ni la energa de los fuertes, ni la reaccin de losdbiles; es ms bien esta escena en la que se distribuyen los unos frente a los otros,los unos por encima de los otros; es el espacio que los reparte y se abre entre ellos, elvaci a travs del cual intercambian sus amenazas y sus palabras. Mientras que laprocedencia designa la cualidad de un instinto, su grado o su debilidad, y la marcaque ste deja en un cuerpo, la emergencia designa un lugar de enfrentamiento; perouna vez ms hay que tener cuidado de no imaginarlo como un campo cerrado en elque se desarrollara una lucha, un plan en e1 que los adversarios estaran en igualdadde condiciones; es ms bien como lo prueba el ejemplo dejos buenos y de losmalos un no lugar, una pura distancia, el hecho que los adversarios no pertenecena un mismo espacio. Nadie es pues responsable de una emergencia, nadie puedevanagloriarse; sta se produce siempre en el intersticio.

    En un sentido, la obra representada sobre ese teatro sin lugar es siempre la misma: esaquella que indefinidamente repiten los dominadores y los dominados. Que hombresdominen a otros hombres, y es as como nace la diferenciacin de los valores32 queunas clases dominen a otras, y es as como nace la idea de libertad33 que hombres seapropien de las cosas que necesitan para vivir, que les impongan una duracin queno tienen, o que las asimilen por la fuerza y tiene lugar el nacimiento de lalgica34. La relacin de dominacin tiene tanto de relacin como el lugar en laque se ejerce tiene de no lugar. Por esto precisamente en cada momento de lahistoria, se convierte en un ritual; impone obligaciones y derechos; constituyecuidadosos procedimientos. Establece marcas, graba recuerdos en las cosas e inclusoen los cuerpos; se hace contabilizadora de deudas. Universo de reglas que no est enabsoluto destinado a dulcificar, sino al contrario a satisfacer la violencia. Seria unerror creer, siguiendo el esquema tradicional, que la guerra general, agotndose ensus propias contradicciones, termina por renunciar a la violencia y acepta suprimirsea si misma en las leyes de la paz civil. La regla, es el placer calculado delencarnizamiento, es la sangre prometida. Ella permite relanzar sin cesar el juego de ladominacin. Introduce en escena una violencia repetida meticulosamente. El deseode paz, la dulzura del compromiso. La aceptacin tcita de la ley, lejos de ser la granconversin moral, o el til clculo que ha dado a luz a las reglas, a decir verdad, no esms que el resultado y la perversin: falta conciencia, deber, tienen su centro de

    31 Genealoga I, 2.32 Ms all..., S 260. Cf. tambin Genealoga II. 12.33 El viajero y su sombra, S 9.34 La Gaya Ciencia, S III.

  • emergencia en el derecho de obligacin; y en sus comienzos como todo lo que esgrande en la tierra ha sido regado de sangre35. La humanidad no progresalentamente, de combate en combate, hasta una reciprocidad universal en la que lasreglas sustituirn para siempre a la guerra; instala cada una de estas violencias en unsistema de reglas y va as de dominacin en dominacin.

    Y es justamente la regla la que permite que se haga violencia a la violencia, y que unaotra dominacin pueda plegarse a aquellos mismos que dominan. En si mismas lasreglas estn vacas, violentas, no finalizadas; estn hechas para servir a esto oaquello; pueden ser empleadas a voluntad de este o de aquel. El gran juego de lahistoria, es quin se amparar de las reglas, quin ocupar la plaza de aquellos quelas utilizan, quin se disfrazar para pervertirlas, utilizarlas a contrapelo, y utilizarlascontra aquellos que las haban impuesto; quin, introducindose en el complejoaparato, lo har funcionar de tal modo que los dominadores se encontrarndominados por sus propias reglas. Las diferentes emergencias que pueden percibirseno son las figuras sucesivas de una misma significacin; son ms bien efectos desustituciones, emplazamientos y desplazamientos, conquistas disfrazadas, desvossistemticos. Si interpretar fuese adatar lentamente una significacin oculta en elorigen, slo la metafsica podra interpretar el devenir de la humanidad. Pero siinterpretar es ampararse, por violencia o subrepticiamente, de un sistema de reglasque no tiene en s mismo significacin esencial, e imponerle una direccin, plegarlo auna nueva voluntad, hacerlo entrar en otro juego, y someterlo a reglas segundas,entonces el devenir de la humanidad es una serie de interpretaciones. Y la genealogadebe ser su historia: historia de las morales, de los ideales, de los conceptosmetafsicos, historia del concepto de libertad o de la vida asctica como emergenciade diferentes interpretaciones. Se trata de hacerlos aparecer como sucesos en elteatro de los procedimientos.

    5. Cules son las relaciones entre la genealoga definida como bsqueda de laHerkunft y de la Entstehung y lo que de ordinario se llama la historia? Se conocenlos clebres apstrofes de Nietzsche contra la historia, y habr que volver sobreello enseguida. Sin embargo, la genealoga es designada a veces como wirklicheHistorie; en numerosas ocasiones, es caracterizada por el Sprit o el sentidohistrico36 . En realidad lo que Nietzsche nunca ces de criticar despus de lasegunda de las intempestivas, es esta forma de historia que reintroduce (y suponesiempre) el punto de vista supra histrico: una historia que tendra por funcinrecoger, en una totalidad bien cerrada sobre s misma, la diversidad al finreducida del tiempo; una historia que nos permitira reconocernos en todas partesy dar a todos los desplazamientos pasados la forma de la reconciliacin; unahistoria que lanzar sobre todo lo que est detrs de ella una mirada de fin del

    35 Genealoga II, 6.36 Genealoga, prlogo, S 7 y 1,2; y Ms all... S 224.

  • mundo. Esta historia de los historiadores se procura un punto de apoyo fuera deltiempo; pretende juzgarlo todo segn una objetividad de apocalipsis; porque hasupuesto una verdad eterna, un alma que no muere, una conciencia siempreidntica a s misma. Si el sentido histrico se deja ganar por el punto de vistasupra histrico, entonces la metafsica puede retomarlo por su cuenta y, fijndolobajo las especies de una conciencia objetiva, imponerle su propio egipcianismo.En revancha el sentido histrico escapar a la metafsica para convertirse en elinstrumento privilegiado de la genealoga si no se posa sobre ningn absoluto.No debe ser mas que esta agudeza de una mirada que distingue, reparte, dispersa, deja jugar las separaciones y los mrgenes una especie de miradadisociante capaz de disociarse a s misma y de borrar la unidad de este serhumano que se supone conducirla soberanamente hacia su pasado.

    El sentido histrico, y es en esto en lo, que practica la wirkliche Historie,reintroduce en el devenir todo aquello que se haba credo inmortal en el hombre.Creemos en la perennidad de los sentimientos? Sin embargo, todos, incluidos sobretodo los que nos parecen los ms nobles y los ms desinteresados, tienen unahistoria. Creemos en la sorda constancia de los instintos, y nos imaginamos queestn siempre presentes, aqu y all, ahora como antao. Pero el saber histrico notiene dificultades para trocearlos mostrar sus avatares, percibir sus momentos defuerza y de debilidad, e identificar sus reinados alternantes, captar su lentaelaboracin y los movimientos por los que se vuelven contra s mismos, por los quepueden encarnizarse en su propia destruccin37, Pensamos en todo caso que elcuerpo, por su lado, no tiene ms leyes que las de su fisiologa y que escapa a lahistoria. De nuevo error; el cuerpo esta aprisionado en una serie de regmenes que loatraviesan; est roto por los ritmos del trabajo, el reposo y las fiestas; est intoxicadopor venenos alimentos o valores, hbitos alimentarios y leyes morales todojunto; se proporciona resistencias 38. La historia efectiva se distingue de la de loshistoriadores en que no se apoya sobre ninguna constancia: nada en el hombre nitampoco su cuerpo es lo suficientemente fijo para comprender a los otros hombresy reconocerse en ellos. Todo aquello a lo que uno se apega para volverse hacia lahistoria y captarla en su totalidad, todo lo que permite retrazarla como un pacientemovimiento continuo todo esto se trata de destrozarlo sistemticamente. Hayque hacer pedazos lo que permite el juego consolador de los reconocimientos.

    Saber, incluso en el orden histrico, no significa encontrar de nuevo ni sobre todoencontrarnos. La historia ser efectiva en la medida en que introduzca lodiscontinuo en nuestro mismo ser. Dividir nuestros sentimientos; dramatizarnuestros instintos; multiplicar nuestro cuerpo y lo opondr a si mismo. No dejarnada debajo de s que tendra la estabilidad tranquilizante de la vida o de la

    37 La Gaya Ciencia, S 7.38 Ibd.

  • naturaleza, no se dejar llevar por ninguna obstinacin muda hacia un fin milenario.Cavar aquello sobre lo que se la quiere hacer descansar, y se encarnizar contra supretendida continuidad. El saber no ha sido hecho para comprender, ha sido hechopara hacer tajos.

    A partir de aqu se pueden captar los rasgos propios en el sentido histrico, tal comoNietzsche lo entiende, que oponen a la historia tradicional la wirkliche Historie.Esta invierte la relacin establecida normalmente entre la irrupcin del suceso y lanecesidad continua. Hay toda una tradicin de la historia (teolgica o racionalista)que tiende a disolver el suceso singular en una continuidad ideal al movimientoteleolgico o encadenamiento natural. La historia efectiva hace resurgir el sucesoen lo que puede tener de nico, de cortante. Suceso por esto es necesario entenderno una decisin, un tratado, un reino, o una batalla, sino una relacin de fuerzas quese invierte, un poder confiscado, un vocabulario retomado y que se vuelve contra susutilizadores, una dominacin que se debilita, se distiende, se envenena a si misma,algo distinto que aparece en escena, enmascarado. Las fuerzas presentes en lahistoria no obedecen ni a un destino ni a una mecnica, sino el azar de la lucha39 . Nose manifiestan como las formas sucesivas de una intencin primordial; no adoptantampoco el aspecto de un resultado. Aparecen siempre en el conjunto aleatorio ysingular del suceso. Al contrario del mundo cristiano, tejido universalmente por laaralia divina, a diferencia del mundo griego dividido entre el reino de la voluntad yel de la gran estupidez csmica, el mundo de la historia efectiva no conoce ms queun solo reino, en el que no hay ni providencia ni causa final sino solamente lamano de hierro de la necesidad que sacude el cuerno de la fortuna40 . An ms, nohay que comprender este azar como una simple jugada de suerte, sino como el riesgosiempre relanzado de la voluntad de poder que a toda salida del azar opone, paramatizarla, el riesgo de un mayor azar todava41 . Si bien el mundo que conocemos noes esta figura, simple en suma, en la que todos los sucesos se han borrado para que seacenten poco a poco los rasgos esenciales, el sentido final, el valor primero y ltimo;es por el contrario una mirada de sucesos entrecruzados; lo que nos parece hoymaravillosamente abigarrado, profundo, lleno de sentido, se debe a que unamultitud de errores y de fantasmas lo han hecho nacer, y lo habitan todava ensecreto42 . Creemos que nuestro presente se apoya sobre intenciones profundas,necesidades estables; pedimos a los historiadores que nos convenzan de ello. Pero elverdadero sentido histrico reconoce que vivimos, sin referencias ni coordenadasoriginarias, enmiradas de sucesos perdidos.

    Existe tambin el poder de subvertir la relacin de lo prximo y lo lejano tal comoson entendidos por la historia tradicional, en su fidelidad a la obediencia metafsica.

    39 Genealoga II, 12.40 Aurora, S 130.41 Genealoga II, 12.42 Humano, demasiado humano, S 16.

  • A sta, en efecto, le gusta echar una mirada hacia las lejanas y las alturas: las pocasms nobles, las formas ms elevadas, las ideas ms abstractas, las individualidadesms pura. Y para hacer esto, intenta acercarse cada vez ms, situarse al pie de estascumbres, resistindose a tener sobre ellas la famosa perspectiva de las ranas. Lahistoria efectiva, por el contrario, mira ms cerca sobre el cuerpo, el sistemanervioso, los alimentos y la digestin, las energas, revuelve en las decadencias; y siafronta las viejas pocas, es con la sospecha no rencorosa sino divertida de unronroneo brbaro e inconfesable. No tiene miedo de mirar bajo; pero mira alto sumergindose para captar las perspectivas, desplegar las dispersiones y lasdiferencias, dejar a cada cosa su medida y su intensidad. Su movimiento esinverso al que realizan subrepticiamente los historiadores: simulan mirar ms all des mismos, pero bajamente, arrastrndose, se acercan a ese lejano prometedor (en estose parecen a los metafsicos que no ven por encima del mundo ms que un ms allpara prometrselo a ttulo de recompensa); la historia efectiva mira de ms cerca peropara separarse bruscamente y retomado a distancia (mirada parecida a la del mdicoque se sumerge para diagnosticar y decir la diferencia). El sentido histrico estmucho ms cercano a la medicina que a la filosofa. Histrica y fisiolgicamentedice a veces Nietzsche43 . Esto no tiene nada de extrao, ya que en la idiosincrasia delfilsofo se encuentra la degeneracin sistemtica del cuerpo, y la falta de sentidohistrico, el rencor contra la idea de devenir, el egipcianismo, la obstinacin deponer al principio lo que est al final, y a situar las ltimas cosas antes de lasprimeras 44. La historia tiene algomejor que hacer que ser la sirvienta de la filosofa yque contar e1 nacimiento necesario de la verdad y del valor; puede ser elconocimiento diferencial de las energas y de los desfallecimientos, de las alturas y delos hundimientos, de los venenos y de los contravenenos. Puede ser la ciencia de losremedios45 .

    En fin, ltimo rasgo de esta historia efectiva. No teme ser un saber en perspectiva.Los historiadores buscan en la medida de lo posible borrar lo que puede traicionar,en su saber, el lugar desde el cual miran, el momento en el que estn, el partido quetoman lo inapresable de su pasin. El sentido histrico, tal como Nietzsche loentiende, se sabe perspectiva, y no rechaza el sistema de su propia injusticia. Miradesde un ngulo determinado con el propsito deliberado de apreciar, de decir si ono, de seguir todas los trazos del veneno, de encontrar el mejor antdoto. Ms quesimular un discreto olvido delante de lo que se mira, ms que buscar en l su ley ysometer a l cada uno de sus movimientos, es una mirada que sabe dnde mira eigualmente lo que mira. El sentido histrico da al saber la posibilidad de hacer, en elmismo movimiento de su conocimiento, su genealoga. La wirkliche Historieefecta, en vertical al lugar en que est, la genealoga de la historia.

    43 Crepsculo de los dolos, Vagancias inactuales, S 44.44 Ibd. La razn en la filosofa, S 1 y 4.45 El viajero y su sombra, S 188.

  • 6. En esta genealoga de la historia, que esboza en distintas fases, Nietzscherelaciona el sentido histrico y la historia de los historiadores. El uno y la otra notienen sino un solo comienzo, impuro y mezclado. En un mismo signo, se puedereconocer tanto el sntoma de una enfermedad como el germen de una flormaravillosa46 ambos surgen al mismo tiempo, y enseguida tendrn que separarse.Sigamos pues, sin diferenciarlos de momento, su genealoga comn.

    La procedencia (Herkunft) del historiador est clara: es de baja extraccin. Uno de losrasgos de la historia es existir sin eleccin: considera que debe conocer todo, sinjerarqua de importancia; comprender todo, sin distincin de nivel; aceptar todo, sinhacer diferencias. No debe escaparle nada, pero al mismo tiempo no debe quedarnada excluido. Los historiadores dirn que esta es una prueba de tacto y dediscrecin: Con qu derecho haran intervenir su gusto, cuando se trata de los otros,sus preferencias cuando se trata realmente del pasado? Pero de hecho, es una totalausencia de gusto, una determinada rudeza que intenta adoptar, con lo que es mselevado, formas de familiaridad, una satisfaccin en encontrar lo que es ms bajo. Elhistoriador es insensible a todas las desganas: o mejor, encuentra placer en aquellomismo que debera levantarle el corazn. Su aparente serenidad se encarniza en noconocer nada grande y en reducir todo al denominador ms dbil. Nada debe serms elevado que l. Si desea saber tanto, y saber todo, es para sorprender lossecretos que se minimizan. Baja curiosidad. De dnde viene la historia? De laplebe. A quin se dirige? A la plebe. Y el discurso que la constituye se parecemucho al del demagogo: nadie es ms grande que vosotros dice ste y el quetenga la impresin de querer sacar ventaja de vosotros de vosotros que soisbuenos se es malo; y el historiador, que es su doble, le hace eco: Ningnpasado es ms grande que vuestro presente, y todo lo que en la historia puedepresentarse con el aspecto de la grandeza, mi saber meticuloso os mostrar supequeez, maldad, desgracia. El parentesco del historiador remonta hasta Scrates.

    Pero esta demagogia debe ser hipcrita. Debe ocultar su especial rencor bajo lamscara de lo universal. Y del mismo modo que el demagogo debe invocar laverdad, la ley de las esencias y la necesidad eterna, el historiador debe invocar laobjetividad, la exactitud de los hechos, el pasado inamovible. El demagogo estconducido a la negacin del cuerpo con el fin de establecer la soberana de la ideaintemporal; el historiador est conducido a borrar su propia individualidad para quelos otros entren en escena y puedan tomar la palabra. Tendr pues que encarnizarseconsigo mismo: hacer callar sus preferencias y superar sus adversiones, desdibujar supropia perspectiva para sustituir una geometra ficticiamente universal, imitar lamuerte para entrar en el reino de los muertos, adquirir una cuasi existencia sin rostroy sin nombre, Y en este mundo en el que habr frenado su voluntad individual,podr mostrar a los otros la ley inevitable de una voluntad superior. Habiendo

    46 La Gaya Ciencia, S 837.

  • emprendido el borrar de su propio saber todos los trazos de poder, encontrar, departe del objeto a conocer, la forma de un querer universal. La objetividad en elhistoriador es la inversin de las relaciones de querer en saber, y es, al mismo tiempo,la creencia necesaria en la Providencia, en las causas finales, y en la teleologa. Elhistoriador pertenece a la familia de los ascetas. No puedo soportar estasconcupiscencias eunucos de la historia, a todos estos defensores a ultranza del idealasctico; no puedo aguantar esos sepulcros blanqueados que producen la vida; nopuedo soportar esos seres fatigados y debilitados que se escudan en la sensatez yaparentan objetividad47.

    Pasemos al Entstehung de la historia; su lugar es la Europa del siglo XIX: patria demezcolanzas y de bastardas, poca del hombre mixtura. En relacin a los momentosde alta civilizacin, henos aqu como brbaros: tenemos delante de los ojos ciudadesen ruinas, y monumentos enigmticos; nos hemos parado delante de los murosabiertos; nos preguntamos qu dioses han podido habitar todos estos templos vacos.Las grandes pocas no haban tenido tales curiosidades ni tan grandes respetos; no sereconocan predecesores; el clasicismo ignoraba Shakespeare. La decadencia deEuropa nos ofrece un espectculo inmenso en el que los momentos ms fuertesprivan, o desaparecen. Lo propio de la escena en la que nos encontramos ahora, esrepresentar un teatro; sin monumentos que sean obra nuestra ni que nos pertenezcan,vivimos en una amalgama de decorados. An ms: el europeo no sabe quin es;ignora qu razas se han mezclado en l; busca el papel que podra corresponderle,est sin individualidad. Se comprende as por qu el siglo XIX es espontneamentehistoriador: la anemia de sus fuerzas, las mezclas que han desdibujado todos suscaracteres producen el mismo efecto que las maceraciones del ascetismo; laimposibilidad de crear en que se encuentra, su ausencia de obra, la obligacin deapoyarse sobre lo que se ha hecho antes y en otro lugar, lo constrien a la bajacuriosidad del plebeyo.

    Pero si sta es la genealoga de la historia, cmo puede la historia constituirse enanlisis genealgico? Cmo no contina siendo un conocimiento demaggico yreligioso? Cmo puede, en esta misma escena, cambiar de papel? Si no es,solamente, para que uno se ampare en ella, la domine, la vuelva contra sunacimiento. Tal es en efecto lo propio del Entstehung: no es la salida necesaria de loque, durante tanto tiempo, haba sido preparado de antemano; es la escena en la quelas fuerzas se arriesgan y se enfrentan, en donde pueden triunfar, pero tambindonde pueden ser confiscadas. El lugar de la emergencia de la metafsica fue lademagogia ateniense, el rencor populachero de Scrates, su creencia en lainmortalidad. Pero Platn habra podido ampararse de esta filosofa socrtica, habrapodido volverla contra s misma y sin duda estuvo tentado a hacerlo ms de unavez. Su derrota fue haber llegado a fundarla. El problema en el siglo XIX es no

    47 Genealoga III, 2.5.

  • haber hecho, por el ascetismo popular de los historiadores, lo que Platn haba hechopor el de Scrates. Es preciso no fundamentarlo en una filosofa de la historia, sinohacerlo aicos a partir de lo que ha producido: convertirse en maestro de la historiapara hacer de ella un uso genealgico, es decir, un uso rigurosamente anti platnico.Entonces en sentido histrico se liberar de la historia supra histrica.

    7. El sentido histrico conlleva tres usos que se oponen termino a trmino a las tresmodalidades platnicas de la historia. Uno es el uso de parodia, y destructor derealidad, que se opone al tema de la historia reminiscencia o reconocimiento;otro es el uso disociativo y destructor de identidad que se opone a la historia continuidad y tradicin; el tercero es el uso sacrificial y destructor de verdadque se opone a la historia conocimiento. De todas formas, se trata de hacerde la historia un uso que la libere para siempre del modelo, a la vez metafsico yantropolgico, de la memoria, Se trata de hacer de la historia una contramemoria, y de desplegar en ella por consiguiente una forma totalmente distintadel tiempo.

    Utilizacin pardica y bufa, en principio. A este hombre enmaraado y annimo quees el Europeo y que no sabe quin es, ni qu nombre debe llevar el historiadorle ofrece identidades de recambio, aparentemente mejor individualizadas y msreales que la suya. Pero el hombre del sentido histrico no debe engaarse sobre estesustituto que ofrece: no es ms que un disfraz. Progresivamente, se ha ofrecido a laRevolucin el modelo romano, al romanticismo la armadura del caballero, a la pocawagneriana la espada del hroe germnico; pero stos son oropeles cuya irrealidadreenva a nuestra propia irrealidad. Va libre a algunos para venerar estas religionesy celebrar en Bayreuth la memoria de este nuevo ms all; libertad a ellos para serlos traperos de las identidades vacantes. El buen historiador, el genealogista, sabr loque conviene pensar de toda esta mascarada. No que la rechace por espritu deseriedad; quiere al contrario llevarla hasta el limite: quiere organizar un grancarnaval del tiempo, en el que las mscaras no dejarn de aparecer. Quiz ms queidentificar nuestra desvada individualidad a las identidades muy reales del pasado,se trata de irrealizarnos en tantas identidades aparecidas; y retomando todas estasmscaras Frederic de Hohenstaufen, Csar, Jess, Dionysos; Zaratustra quiz,volviendo a comenzar la bufonera de la historia, retomamos en nuestra irrealidad laidentidad ms irreal del Dios que la ha gobernado. Posiblemente descubramos aquel dominio en el que la originalidad no es todava posible, quiz como parodistas dela historia y como polichinelas de Dios48 . Se reconoce aqu la doble parodia de loque la segunda Intempestiva llamaba la historia monumental: historia que tenacomo tarea restituir las grandes cumbres del devenir, mantenerlas en una presenciaperpetua, reconstruir las obras, las acciones, las creaciones segn el monograma de

    48 Ms all..., S 223.

  • su esencia ntima. Pero en 1874, Nietzsche acusaba a esta historia, dedicada porentero a la veneracin, de borrar el camino de las intensidades actuales de la vida, y asus creaciones. Se trata, al contrario, en los ltimos textos, de parodiarla para haceras resaltar que no es en s misma ms que una parodia. La genealoga es la historiaen tanto que carnaval concertado.

    Otro uso de la historia: la disociacin sistemtica de nuestra identidad. Porque estaidentidad, bien dbil por otra parte, que intentamos asegurar y ensamblar bajo unamscara, no es ms que una parodia: el plural la habita, numerosas almas se peleanen ella; los sistemas se entrecruzan y se dominan los unos a los otros. Cuando se haestudiado la historia, uno se siente feliz, por oposicin a los metafsicos, de abrigaren si no un alma inmortal, sino muchas almas mortales49. Y en cada una de estasalmas, la historia no descubrir una identidad olvidada, siempre presta a nacer denuevo, sino un complejo sistema de elementos mltiples a su vez, distintos, nodominados por ningn poder de sntesis: es un signo de cultura superior manteneren plena conciencia ciertas fases de la evolucin que los hombres nfimos atraviesansin pensar en ello. El primer resultado es que comprendemos a nuestros semejantescomo sistemas enteramente determinados y como representantes de culturasdiferentes, es decir como necesarios y como modificables. Y de rechazo: que ennuestra propia evolucin, somos capaces de separar trozos y de considerarlosseparadamente50 . La historia, genealgicamente dirigida, no tiene como finalidadreconstruir las races de nuestra identidad, sino por el contrario encarnizarse endisiparlas; no busca reconstruir el centro nico del que provenimos, esa primerapatria donde los metafsicos nos prometen que volveremos; Intenta hacer aparecertodas las discontinuidades que nos atraviesan. Esta funcin es inversa a la que queraejercer, segn las Intempestivas, la historia de anticuario. Se trataba, en ella, dereconocer las continuidades en las que se enraza nuestro presente: continuidades delsueo, de la lengua, de la ciudad; se trataba cultivando con mano delicada lo que haexistido desde siempre, de conservar, para los que vendrn despus, las condicionesen las cuales se ha nacido51 . A esta historia, las intempestivas objetaban que corra elriesgo de evitar toda creacin en nombre de la ley de fidelidad. Un poco ms tardey ya en Humano, demasiado humano Nietzsche retorna el trabajo anticuario, peroen una direccin totalmente opuesta. Si la genealoga plantea por su parte la cuestindel suelo que nos ha visto nacer, de la lengua que hablamos o de las leyes que nosgobiernan, es para resaltar los sistemas heterogneos, que, bajo la mscara de nuestroyo, nos prohben toda identidad.

    Tercer uso de la historia: el sacrificio del sujeto de conocimiento. En apariencia, omejor segn la mscara que implica, la conciencia histrica es neutra, despojada detoda pasin, encarnizada solamente con la verdad. Pero si se interroga a s misma, y

    49 El viajero y su sombra (Opiniones y sentencias mezcladas), S 17.50 Humano, demasiado humano, 5 274.51 Consideraciones intempestivas II, 3.

  • de una forma ms general interroga a toda conciencia cientfica en su historia,descubre entonces las formas y transformaciones de la voluntad de saber que esinstinto, pasin, encarnizamiento, inquisidor, refinamiento cruel, maldad; descubrela violencia de los partidos tomados: partido tomado contra la felicidad ignorante,contra las ilusiones vigorosas con las que se protege la humanidad, partido tomadopor todo lo que hay en la investigacin de peligroso y en el descubrimiento deinquietante52 . El anlisis histrico de este gran querer saber que recorre lahumanidad hace pues aparecer a la vez que no hay conocimiento que no descanse enla injusticia (que no existe pues, en el conocimiento mismo, un derecho a la verdad oun fundamento de lo verdadero), y que el instinto de conocimiento es malo (que hayen l algo mortfero, y que no puede, que no quiere nada para la felicidad de loshombres). Tomando, como sucede hoy, sus dimensiones ms amplias, el querersaber no acerca a una verdad universal; no da al hombre un exacto y sereno dominiode la naturaleza; al contrario, no cesa de multiplicar los riesgos; hace crecer en todaspartes los peligros; acaba con las protecciones ilusorias; deshace la unidad del sujeto;libera en l todo lo que se encarniza en disociarle y destruirle. En lugar de que elsaber se distancie poco a poco de sus races empricas, o de las primeras necesidadesque lo han hecho nacer, para convertirse en pura especulacin sumisa a las solasreglas de la razn, en lugar que est ligado en su desarrollo a la constitucin y a laafirmacin de un sujeto libre, implica un encarnizamiento siempre mayor; laviolencia instintiva se acelera en l y se acrecienta; las religiones exigan en otrotiempo el sacrificio del cuerpo humano; el saber exige hoy hacer experiencias sobrenosotros mismos53 , exige el sacrificio del sujeto de conocimiento. El conocimiento setransform entre nosotros en una pasin que no se horroriza de ningn sacrificio, yque no tiene en el fondo ms que una sola preocupacin, la de entenderse a simismo... La pasin del conocimiento har posiblemente perecer a la humanidad. Si lapasin no hace perecer a la humanidad, sta perecer de debilidad. Qu se prefiere?Esta es la cuestin principal. Queremos que la humanidad termine en el fuego y enla luz, o bien en la arena? 54. Los dos grandes problemas que se repartieron elpensamiento filosfico del siglo XIX (fundamento reciproco de la verdad y de lalibertad, posibilidad de un saber absoluto), estos dos temas principales legados porFichte y Hegel, ha llegado el momento de que sean sustituidos por el tema de queperecer por el conocimiento absoluto podra formar parte del fundamento del ser55.Lo que no quiere decir, en el sentido de la crtica, que la voluntad de verdad estlimitada por la finitud del conocimiento; sino que pierde todo limite, y toda intencinde verdad en el sacrificio que ella debe hacer del sujeto de conocimiento. Y esposible que exista una nica idea prodigiosa que, an ahora, podra aniquilarcualquier otra aspiracin, de modo que se alzara con la victoria sobre el msvictorioso quiero decir la idea de la humanidad que se sacrifica. Se puede jurar

    52 Cf. Aurora, S 429 y 432; La Gaya Ciencia, S 333; Ms all del Bien y del Mal, S 229 y 230.53 Aurora, S 501.54 Ibd., S 429.55 Ms all del Bien y del Mal, S 39.

  • que si alguna vez la constelacin de esta idea aparece en el horizonte, elconocimiento de la verdad permanecer como el nico objetivo gigantesco al que unsacrificio semejante seria proporcionado, porque para el conocimiento ningnsacrificio es nunca demasiado grande. Entre tanto, el problema no ha sido nuncaplanteado56 .

    Las intempestivas hablaban del uso crtico de la historia: se trataba de ajusticiar elpasado, de cortar sus races a cuchillo, de borrar las veneraciones tradicionales, a finde liberar al hombre y de no dejarle otro origen que aquel en el que l mismo quierareconocerse. A esta historia crtica, Nietzsche le reprochaba el desligarnos de todasnuestras fuentes reales y de sacrificar el movimiento mismo de la vida a la solapreocupacin de la verdad. Se ve que un poco ms tarde, Nietzsche retoma por supropia cuenta esto mismo que rechazaba entonces. El lo retoma pero con unafinalidad muy diferente: no se trata ya de juzgar nuestro pasado en nombre de unaverdad que nicamente poseera nuestro presente; se trata de arriesgar ladestruccin del sujeto de conocimiento en la voluntad, indefinidamente desarrollada,del saber.En un sentido la genealoga retorna a las tres modalidades de la historia queNietzsche reconoca en 1874. Vuelve superando las objeciones que le haca entoncesen nombre de la vida, de su poder de afirmar o de crear. Pero retorna metamorfosendolas: la veneracin de los monumentos se convierte en parodia; el respeto delas viejas continuidades en disociacin sistemtica la crtica de las injusticias delpasado por la verdad que el hombre posee hoy se convierte en destruccinsistemtica del sujeto de conocimiento por la injusticia propia de la voluntad desaber.

    MASALLA DEL BIEN Y DELMAL 57

    Michel Foucault: Cul es la forma de represin ms insoportable para un estudiantede bachiller de hoy: la autoridad familiar, la cuadriculacin cotidiana que la policaejerce sobre la vida de todo hombre, la organizacin y la disciplina de los Institutos, oesta pasividad que os impone la prensa, incluso posiblemente un peridico comoActual?

    Serge: La represin en los Institutos: es evidente porque se ejerce sobre un grupoque se esfuerza por actuar. Es ms violenta, y se siente ms vivamente.

    Alain: Conviene no olvidar la calle, los cacheos del Barrio Latino, los policas que tebloquean la moto con su coche para ver si tienes droga. Esta presencia continua: no

    56 Aurora, S 45.57 Au de l du bien et du mal. Rev. Actuel, n 14, 1971.