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Miguel Combarros Míguélez nació en Barrientos de la Vega (León). Licenciado en Filología Románica por la
Universidad de Salamanca. Su vocación religiosa, como misionero redentorista, le hace vivir 22 años en Zaire
(Africa). Fruto de aquella experiencia son sus trabajos “Al ritmo de Tam-Tam” yo ios en Africa”. Durante su etapa en
Mérida estuvo varios años al frente de la Parroquia Nuestra Sra. del Perpetuo Socorro. En 1998 publica “Caminos
hacia el Alba”. Un año después, se hace merecedor del XIX Premio Mundial ”Fernando Rielo” de Poesía Mística.
Su libro “El don de la palabra” resultó ganador entre 231 obras de 25 países de América, Europa y Asia.
Miguel Combarros, que ha sido definido como “poeta de la luz y la esperanza”, nos sorprende de nuevo con este
“Oficio de la luz”.
OFICIO
DE LA LUZ
(Libro de Poemas)
Miguel Combarros Miguélez
Mérida, Abril 2003. Nº 6
Edita: Asociación Cultural Gallos quiebran albores
Colección: Emérita de Poesía, Nº 6
C/ Severo Ochoa, 15 06800 Mérida (Badajoz)
Autor: Miguel Combarros Miguélez
Imagen de Portada: Fantasía de la Luz, del libro la Catedral de León, de EDILESA
Título: Oficio de la Luz
I.S.B.N.: 84-92,3681-5-2
Depósito Legal: BA-271-2003
Tirada: 500 ejemplares
Maquetación/Imprime: Gráficas Rojas, S.L.
Avda. Santa Teresa de Jornet, s/n. Mérida
A mis amigos emeritenses
de la Asociación Cultural
GALLOS QUIEBRAN ALBORES
que supieron avivar mi vocación de poeta.
...surgirá tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía.
Isaías 58. 10
0FICIO DE LA LUZ
PRÓLOGO
Este nuevo poemario de Miguel Combarros es una exaltación del
gozo de la luz que ha iluminado su vida. Y una búsqueda apasionada y
bella de la luz increada que todo mortal ansía desde lo más profundo de su
ser. Ya el mismo título evoca una honda vivencia que experimentó de niño
en el Oficio de tinieblas de la Semana Santa de Barrientos, su pueblo
leonés. Como monaguillo le correspondía apagar una a una las velas del
tenebrario, al terminar cada salmo. El tenebrario o candelero triangular
constaba de 15 velas correspondientes a los nueve salmos de los Nocturnos
y a los cinco de Laudes. Después de apagar alternativamente las siete velas
de cada lado, quedaba solamente encendida la central, símbolo de la luz
inextinguible de Cristo. Esta no se apagaba, sino que se escondía detrás del
altar.
Toda la iglesia quedaba unos momentos en la oscuridad y os
asistentes hacían ruido con las carracas o con las manos sobre los bancos,
para representar el “terremoto” o duelo por la muerte del Redentor,
mientras se cantaba el sobrecogedor salmo del Miserere. Al terminar, se
encendían de nuevo todas las luces del templo, como si hubieran resucitado
de nuevo la vida y la alegría.
El redentorista poeta nos dice que de aquella vivencia infantil brotó
la inspiración de componer este poemario del OFICIO DE LA LUZ, en el
que el acento poético se apoya, no en la fuerza de las tinieblas ni en el
duelo por la muerte de Cristo, sino en el gozo de la luz, esa luz inmaterial
que estalla simbólicamente cada año en la Liturgia del Sábado de Gloria y
cuyo eco resuena en lo más hondo del ser humano.
-9-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Estos poemas, con sus himnos, antífonas y salmos, evocan el rezo de
las Horas, que van marcando el ritmo místico de la vida de los monjes y de
las contemplativas, de los sacerdotes y de tantos cristianos de hoy que se
acercan a beber a las límpidas aguas de los salmos litúrgicos. Abre el día el
rezo de Lecturas, seguido del cántico de Laudes al amanecer, la Hora
intermedia al mediodía, las Vísperas al atardecer y Completas para despedir
la jornada.
Pero este poemario no es un oracional ni una salmodia lírica.
Presidido por el signo de la luz, se va desarrollando en torno a tres ideas-
eje, que arrancan de las aspiraciones más profundas de la vida humana y
forman las tres partes del libro.
En la primera, después del Himno de la Luz, el poeta busca
apasionadamente la luz, como símbolo de vida, de la felicidad, de Dios.
Pero en su búsqueda choca con el silencio de la divinidad y pregunta al
último profeta, se remonta hasta el origen luminoso de la creación y al
drama posterior del hombre, que vive en las tinieblas de la mente, del
pecado, del dolor y la muerte.
La segunda parte canta el triunfo y cercanía de la luz: el amanecer y
el mediodía, símbolos de la luz interior, la resurrección, María, aurora de la
luz, y la victoria sobre la muerte centrada precisamente en los poetas,
cantores de la luz y la belleza.
-10-
OFICIO DE LA LUZ
La tercera recoge los destellos de la luz en los seres más limpios de la
creación, que son fuente de alegría: la palabra, la inocencia del niño, el
calor del hogar, la belleza de la novia y hasta los ojos del anciano que
preludian ya la luz eterna, la noche estrellada, la tarea luminosa del
educador que va encendiendo luceros en la mente de los muchachos. Para
desembocar en otra luz definitiva que nos espera como destino y meta
deslumbrantes.
Termina el poemario con una invitación a vivir empapados de luz, de
esa luz que irradia la roca del Calvario e ilumina como un faro nuestras
sendas terrenas de sombra y alboradas.
Porque este poemario es –digámoslo de una vez- gozosa floración
esplendente de una vida: la vida plena de Miguel Combarros desde niño
hasta sus singladuras sacerdotales, docentes y misioneras por España y
África negra. Y una invitación, gesto apostólico cristiano, arengado de
llamada a todos los que lleguen al ágora junto al balcón desde el que él se
asoma con la urgencia misionera del “clama, ne cesses”.
Sobre este cañamazo sencillo va tejiendo poéticamente Miguel
Combarros las aspiraciones más profundas y universales del Hombre, pero
ahondando en sus propias vivencias personales. Para los que conocemos su
vida, es fácil descubrir en este puñado de poemas muchas huellas de sus
pasos. ¡Con qué insistencia regresa a la infancia como queriendo recobrar
todo el fulgor de la inocencia, el gozo y el calor de una Madre que será
siempre su dechado de ternura, de belleza y de armonía!.Es estremecedor
por su emoción el poema “La luz de tu mirada”, a la Virgen del Espino, que
cobijó sus años infantiles a las riberas del Ebro:
-11-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Hoy regreso a mi infancia,
A la paz de estos valles y colinas…
Vengo a decirte, Madre,
que siempre vas conmigo,
que a través de tus ojos
yo sigo descubriendo
el amor, la belleza, la armonía…
Permíteme sentir en mis arterias
el calor germinal de tu santuario
y recobrar gozoso el tiempo remansado en tu mirada…
como una inmensa playa transparente.
“La luz de tu mirada”
Hay muchas reminiscencias de su vida africana, que siguen
palpitantes en su memoria y en sus sentimientos:
He llegado a este bosque impenetrable
con los ojos vendados.
Es duro caminar
sin saber hacia dónde.
Ni siquiera un lucero
que señale tus huellas.
“El peso del silencio”
En ella se refugian los sin voz, sin familia,
sin patria, sin destino. Aquellos que no tienen
ni siquiera un amigo a quien pedir un pan…
“Esta es la noche”
Sus anhelos de profesor quedan también marcados en el poema al
educador: “Porque supiste amar”.
-12-
OFICIO DE LA LUZ
Y su celo y programa misionero, en Ese fulgor cercano, que es una
condensación de su mensaje luminoso:
Después de esta salmodia de tu vida
déjate que la luz te empape mansamente…
Abre de par en par tu espíritu al halago
de su suave caricia bienhechora.
Cesa ya de escrutar en las tinieblas
inútiles temores y sumérgete
en su caudal, a pleno mediodía,
de bruces cual sediento en el arroyo
que baja transparente de las cumbres…
“Ese fulgor cercano”
El autor de la Voz a ti debida”, que fue también el catedrático más
culto de la generación del 27, Pedro Salinas, hace dos afirmaciones que
parecen pensadas para la poesía de Miguel Combarros: “La poesía se
explica sola, pues todo comentario sobre ella se refiere a los elementos
circundantes de la misma: estilo, lenguaje, sentimientos, aspiraciones… y
la poesía es una aventura a lo absoluto”.
En efecto, la lírica de Miguel Combarros es transparente y cristalina,
como manantial de montaña o un amanecer en primavera, que suavemente
estremece la sensibilidad del lector. La armonía que producen sus ritmos,
sus imágenes sencillas y sus epítetos siempre luminosos cautivan y
conmueven. Ese don y acierto en los epítetos, en el ritmo y armonía de sus
versos le viene a Miguel Combarros de sus años de profesor de literatura,
de su amplia cultura clásica, de sus lecturas selectas y de la constante
taracea de sus versos que va puliendo incansablemente.
-13
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Sí, su poesía se explica por sí misma, porque ha alcanzado esa difícil
sencillez de los privilegiados, que consiguen la meta sin mostrar el
esfuerzo. Bástennos dos ejemplos:
Presiento que está cerca
aunque no puedo verla
y crece en mis palabras
cuando canto el asombro
de los ojos de un niño
o cuento los luceros de mi infancia.
“Donde habita la luz”
O cualquiera de los versos de su espléndido poema al amanecer:
En ti amanece Dios
y viene a revelarte
que el oscuro misterio de la noche
se hace luz familiar en tus pupilas.
Este mundo, cuajado de hermosura,
es su aliento, su brillo y su mirada,
donde puedes perderte y anegarte,
mecido por un mar de transparencias.
“Al amanecer”
Otra fuente inagotable de la exquisita lírica de Miguel Combarros es
su inspiración religiosa. No en vano fue Premio Internacional de Poesía
Mística Fernando Rielo en 1999, con el “Don de la Palabra”. Sus versos
rezuman trascendencia son fruto de su experiencia con el Absoluto.
-14-
OFICIO DE LA LUZ
Por eso transmiten paz y serenidad al espíritu, y encienden caminos de
esperanza. Sabemos que la primera fuente que alimenta la sensibilidad
lírica de este sacerdote-poeta es la Palabra de Dios contemplada cada día y
entregada bella y generosamente a los demás.
Él mismo confiesa en una entrevista que compone poesía mística,
porque para él es la forma elevada de hablar con Dios, por la concentración
y recogimiento que exige profundizar en nuestro interior, clarificar nuestros
sentimientos y poder comunicarlos a los demás. Y añade que escribe en el
silencio sosegado de la noche, a la Hora de Completas, cuando el alma
recoge sus afanes del día y los presenta a Dios desde la paz del corazón.
El magnífico poeta José Angel Valente dejó escrito que “un poema
no existe si no se oye, antes que su palabra, su silencio”. Creemos que éste
es el secreto de la poesía mística de Miguel Combarros.
Ejemplos de este sincero sentido religioso, los podríamos espigar en
cada uno de sus poemas. Basta leer su Himno de la Luz que abre el libro,
con versos como éstos:
Bendita esta luz suave que encendiste
en frágiles palabras de poeta
para poder cantarte
la esplendente armonía de tus huellas.
“Himno de la luz”
O la apoteosis final del poemario:
Se acabarán las sombras
del dolor, de la duda, de la noche.
-15-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Abolirán el tiempo y tú caminarás
en tu propio esplendor. En tu ascensión
se mirarán las cosas en tu luz.
Contigo subirán transfiguradas,
para estrenar los cielos
y la tierra nueva, y para arder en ellos
con otra nueva luz inextinguible.
“Exaltación de la luz”
A Miguel Combarros, como nos ha acaecido a otros, la aventura de
publicar versos no le urgió impaciencias juveniles, tan proclives a desvíos
de imperfecciones. Saber esperar mientras el verso y el concepto se van
horneando en el calor del pensamiento, de la lectura enriquecedora, de la
contemplación y del ejercicio constante del verso. Por eso, empezó tarde a
publicar sus poemas, por sus veintitantos años empeñados en la promoción
de las misiones africanas; pero partía de una rica experiencia y una fina
sensibilidad lírica que ha cultivado siempre. En África apenas escribió
poemas, deslumbrado –nos dice- por la grandiosidad de los paisajes, el
misterio de la selva y la fuerza de los ríos; y desbordado por la incesante
tarea misional. A su regreso, asimiló muy pronto las corrientes de la poesía
actual. Fue cofundador y miembro de la Tertulia Literaria “Gallos quiebran
albores” en sus años de párroco en Mérida y reconoce agradecido que el
contacto con buenos poetas extremeños le hizo revivir su vocación de poeta
y escritor; vocación que sigue cultivando por placer estético y como el
medio más sentido y personal de dirigirse a Dios y derramar ante El su
espíritu.
-16-
OFICIO DE LA LUZ
Ojalá que sus lectores descubran y saboreen en estos poemas la
honda emoción espiritual de que está impregnados:
Es mi grito, Señor, grito del hombre
que no puede morir a la esperanza
del calor de tu abrazo,
porque sabe muy bien que sólo Tú eres
el reposo total y verdadero
de todas mis tristezas y mis ansias.
“De Profundis”
ASTOR BRIME
-17-
Génesis de la Luz
OFICIO DE LA LUZ
El Himno de la luz
Bendita la alborada que convoca a las aves
a estrenar alabanzas de trinos y gorjeos
y devuelve a la rosa su perfume.
Bendita la mañana que pregona
mi luz resucitada. Y bendita la noche
que enciende las estrellas para mirar tu rostro.
Bendita sea la nieve que viste de pureza
las montañas y sacia la sed del peregrino,
convertida en cristales transparentes.
Y bendita la brisa que acaricia las noches
del estío y el viento que reparte semillas
y reza entre la fronda loores incansables.
Benditos el calor del hogar y la inocencia
que brotan de la infancia y la ternura
de una madre que vive para siempre.
Bendito ese fulgor que no se apaga
en los ojos cansados del anciano
y anuncia ya cercana nuestra aurora perenne.
-21-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Bendita esta luz suave que encendiste
en frágiles palabras de poeta,
que cantan la armonía de tus huellas.
Bendito seas Tú, mi dulce Sol radiante,
hoguera inextinguible que iluminas
siempre caminos nuevos hacia el alba.
-22-
OFICIO DE LA LUZ
Por qué mi canto
En busca de la luz
que fue el principio y que será el final
José Hierro
¿Por qué mi canto
no sabe más que una melodía?
¿Por qué la luz me duele al estrellarse
contra el muro de mi materia opaca?
Hoy quisiera acuñarla en mis palabras,
fundirla en mis pupilas,
hasta quedarme ciego, deslumbrado
de tanta claridad y transparencia.
Así podré encerrarla, prisionera
en el horno del pecho,
para que desde dentro
me alumbre, me traspase, me transforme
en un fanal de luz inagotable.
-23-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Dónde habita la luz
Siempre buscando a Dios
entre la niebla
Antonio Machado
La voy buscando
desde que el iris niño de mis ojos
supo captar las formas
y vestir de color el universo.
Ávido, le abro
ventanas a la aurora,
esperando que inunde
de luz mis aposentos.
Yo la veo subir en plenitud
de triunfo al mediodía,
hasta caer rendida
en brazos de la noche.
No es la luz material, sólo prestada,
la que afanoso busco.
Esa que llaman luz es apariencia,
mero disfraz de oscuras claridades.
Pretendo a veces perforar las sombras
para romper su cerco
con pupilas de acero.
-24-
OFICIO DE LA LUZ
Pregunto a las estrellas.
Nada saben.
¿Se esconderá detrás
del resplandor del llanto
y serán nuestras lágrimas reflejo?
Presiento que está cerca,
aunque no puedo verla;
pues crece en mis palabras
cuando canto el asombro
de los ojos de un niño
o cuento los luceros de mi infancia.
Quizás la verdadera
navegue por un mar de resplandores
detrás del horizonte, más alta que la nieve.
O se encuentre cautiva en la cárcel del cuerpo.
Quizás sólo la encubra esta lóbrega arcilla
y espera que la muerte compasiva
la libere de nombres y de fechas,
para hacerla inmortal y transparente.
-25-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
El peso del silencio
Todo mi corazón, ascua de hombre
en la noche te busca.
Leopoldo Panero
No sé cantar la luz porque me envuelve
alto monte de sombras, tu silencio.
He llegado a este bosque impenetrable
con los ojos vendados.
Es duro caminar
sin saber hacia dónde.
Ni siquiera un lucero
que señale tus huellas.
Se apagaron los ecos
de tu voz que encendía
fragantes esperanzas en mi sangre
y crecen con tu ausencia
mi angustia y soledades.
Una estrella, mi Dios, al menos una estrella
que me muestre el sendero
del aire y de la luz, porque me asfixio
en este laberinto de angustia y de negrura.
-26-
OFICIO DE LA LUZ
La voz del profeta
Poeta que ve de pronto
una rendija abierta a una luz indudable
J. A. Muñoz Rojas
Ya se acaban mi tiempo y vaticinios
y quisiera dejaros
mi última palabra luminosa.
No, yo no soy la luz
que todos vais buscando.
Solamente la voz lejana de los siglos
que clama salvación en el desierto.
En nombre de la luz os traigo la alegría
de anunciar su presencia entre vosotros.
Aquél que ha de venir
no tendrá mi figura,
pero será mi voz resucitada,
ésta que han de segarme los verdugos.
Mi voz de fuego y brisa,
de rocío y tormenta.
Mi palabra y oráculos
señalan los caminos
a todos los que esperan
el brillo de esa luz amaneciente.
-27-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Génesis de la luz
Bajo este cielo siempre en mediodía.
Claudio Rodríguez
Sabemos que el amor, sólo tu amor
separaba la luz de las tinieblas,
colocaba los astros en su órbita,
regaba de semillas la entraña de la tierra
y asignaba su nombre a cada cosa.
Entregaste tu cetro
al hombre deslumbrado que estrenaba
-creciente amanecer-
la luz desorbitada
en sus ojos atónitos.
Fue la luz familiar desde el principio
la mejor plenitud de su existencia
y borró con su brillo
la insondable distancia que alejaba
a Dios de nuestros sueños.
-28-
OFICIO DE LA LUZ
El hombre anochecido
No tener asidero en tanta sombra
J. A. Valente
No existía la noche
en el primer albor del paraíso.
Yo no sé si enroscada en el árbol
acechaba la bilis de la envidia.
Sólo sé que el dolor y la tiniebla
tomaron posesión de nuestra carne.
Nuestros ojos radiantes
se anegaron en llanto
que empezó desde entonces
a excavar torrenteras.
¡Qué fracaso del hombre anochecido!*
Se esconde de la luz
y rehúye la límpida mirada
del Creador, su amigo.
Rompió también la alianza
balbuciente
con la tímida luz de la alborada.
Grabó sobre la frente su epitafio
y se sentó a esperar,
desconsolado,
la más puntual certeza de la muerte.
*Rufino Félix Morillón
-29-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
De profundis
Nos espera una larga locura de luceros
que hay detrás de la muerte.
F. García Lorca
Desde lo hondo de mi ser te grito
mi angustia y mi fracaso.
No pueden ya mis párpados alzarse
para mirar el sueño de tu gloria.
Se ha instalado en mi carne la tristeza,
cual niebla perpetuada en nuestros valles.
Sólo me quedas Tú,
Tú que bajaste a la profunda noche
del túnel de la muerte,
para exaltar hasta la cumbre
el peso del dolor del ser humano.
Tú y tu escondida luz
en estos ojos míos que escudriñan
detrás de cada ocaso la alborada.
Me queda tu clemencia, arco-iris
que brota en tu costado,
salvando la distancia y el abismo
entre tu amor triunfal y mi derrota.
-30-
OFICIO DE LA LUZ
Me queda la certeza
de que un día vendrás a liberarme
de esta cárcel mortal que llaman vida.
Me queda la palabra,
tu Palabra de luz y mi palabra,
como grito estridente de la sangre
levantado hasta Ti.
Es mi grito, Señor, grito del hombre
que no puede morir a la esperanza
del calor de tu abrazo,
porque sabe muy bien que sólo Tú eres
el reposo total y verdadero
de todas mis tristezas y mis ansias.
-31-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
El esplendor del llanto
Y yo quiero deciros que el dolor es un don
Luis Rosales
En la plaza mayor de todas las ciudades
el hombre ha plantado una cruz
que cubre con su sombra senderos y avenidas
y va eclipsando el sol de los hogares
¿Quién podrá contener este implacable río,
medir toda su fuerza,
y encender el fulgor de la esperanza
que se apaga en la tierra
cuando un niño se muere?
Patrimonio del hombre es el dolor,
grito herido de tantas soledades,
el pan amargo de los desterrados.
Antes que tú, millones de angustiados
han clamado: apártame este cáliz.
Sin obtener respuesta, antes que tú,
se han preguntado ardientes
por su destino de hombres,
por la insondable sima de la muerte.
-32-
OFICIO DE LA LUZ
Es verdad que el dolor, como la escarcha,
hace estallar el trigo
y fecunda la tierra más estéril.
De la noche profunda renacen claridades
y del sepulcro en sombras
se alza ya la victoria
que aviva nuestra espera.
Ahora lo comprendo.
Tú no has venido a suprimir el llanto,
ni siquiera a explicarlo.
Has venido a llenarlo de luz con tu presencia.
Hoy quiero agradecerte
el tesoro que pones en mis manos
y alzar hasta tu cruz mi cáliz refulgente,
aunque sigan cayendo silenciosas
lágrimas que mis ojos no pueden contener.
Me vestiré de fiesta cuando Tú me visites
y me hagas el honor de ayudarte
con mi pequeña cruz a redimir el llanto.
-33-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Esta es la noche
Oigo latir la luz del otro lado
Octavio Paz
Tú que guardas las llaves de la aurora,
mira esta noche densa en la que desembocan
las víctimas y náufragos de la vida del hombre,
como las aguas muertas en el profundo mar.
En ella se refugian los sin voz, sin familia,
sin patria, sin destino. Aquellos que no tienen
ni siquiera un amigo a quien pedir un pan.
Los que ya nada esperan y a los que nadie aguarda
en ninguna estación de nuestra travesía.
Compadécete de ellos y ten piedad de mí,
que soy ese mendigo que duerme sobre un banco
y no sabe mirar a las estrellas
ni escuchar el murmullo de la fuente.
Y el triste ciego que perdió la senda
y ya no acierta a abrir las puertas de la aurora.
Que en el día total, al desgajarnos
como una rama seca del árbol de la vida,
caigamos en tus brazos para siempre,
ese ancho mar de luz definitiva.
Esta es la noche densa
que sólo tu mirada nos puede amanecer.
-34-
Cercanía de la Luz
OFICIO DE LA LUZ
Salmo del amanecer
El oscuro misterio de la noche
se hace luz familiar en tus pupilas.
Ven a estrenar la luz esta mañana,
-me dijo el ángel del amanecer-
que tú has vuelto a nacer con la alborada
y ha nacido contigo el universo.
¡Cuántos seres sencillos
quieren prestar tu voz
y levantar el cáliz del asombro
y el agradecimiento!.
Mira cómo el jilguero
y la alondra le dan la bienvenida,
cómo canta la fuente silenciosa
con agua renovada cada noche.
Cómo se abren las rosas al rocío
y recuesta la encina su paz en la ladera.
Hasta el aire florece en la caricia
de este sol que nos bruñe la mañana.
En ti amanece Dios
y viene a revelarte
que el oscuro misterio de la noche
se hace luz familiar en tus pupilas.
-37-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Este mundo, cuajado de hermosura,
es su aliento, su brillo y su mirada,
donde puedes perderte y anegarte,
mecido por un mar de transparencias.
-38-
OFICIO DE LA LUZ
La luz del mediodía
Su breve epifanía será el cántico
que encienda en los mortales tu promesa.
Al contemplar el triunfo de la luz
que incendia el universo al mediodía
pensaba que era eterno su esplendor,
que nos iba a transformar en llama el barro
de mi opaca materia para siempre.
Pero esta luz resbala sobre el torso
desnudo de las cosas y se apaga
efímera en los brazos de la noche,
como la vida humana en un instante.
Mas volverá de nuevo puntualmente
a revestir de fiesta nuestros valles,
a madurar trigales y viñedos,
a señalar al hombre su destino.
Detrás de esa cortina de negrura
su breve epifanía será el cántico
que encienda en los mortales tu promesa.
Yo seguiré puliendo en mis palabras
la imagen de esa luz que tercamente
me ocultan las tinieblas de mi noche
para hacerla más nítida y cercana.
-39-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Luz interior
Me lo grita mi sangre incandescente.
Yo sé que existe
un íntimo fulgor aunque no pueda
medir su intensidad ni su fragancia.
Me lo pregona el eco: Soy la luz
no marchéis en tinieblas. Me lo evocan
recuerdos de inocencia de aquel niño
que fui. Y este infeliz mendigo ciego,
que está pidiendo a gritos en la esquina
la luz, como el sediento el agua viva.
Me lo grita mi sangre incandescente
en tensión de deseo inalcanzable.
Yo sé que esta luciérnaga fugaz
que engaña mis pupilas cada día
es tan sólo un ensayo en miniatura
de otro sol inmortal que voy buscando.
Cuando estalle esa luz que nos habita,
será transfigurada nuestra arcilla
en éxtasis glorioso sobre nieve.
Se acabará la noche de repente
y, arcángeles de luz, entonaremos
un canto nuevo al sol y luz primera
que llevábamos dentro sin saberlo.
-40-
OFICIO DE LA LUZ
Transfiguración
Escondida tu gloria
tras los frágiles velos de la carne
Todos los hombres sueñan con las cumbres
buscando entre la nieve su origen de pureza,
el aire transparente
y el sol que nos alumbre cerrados horizontes.
Allí vamos subiendo penosamente a ciegas
para encontrarte, Dios, y contemplar tu brillo
sin jirones de nubes o de niebla.
¿A cuánto monte en sombras no descendiste Tú
para buscar al hombre e indicarle el camino?
Entre rayos y truenos y trompetas
desde aquel Sinaí dictaste tus Palabras.
Y entre sombras de muerte en otro monte
encendías amor con llamas de tu sangre.
¿Recuerdas aquel día del Tabor,
escondida tu gloria
tras los frágiles velos de la carne?
Nos mostraste tu rostro en toda su belleza.
Tu túnica de lino transformada
en nieve cegadora.
-41-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
¡Qué bien se está aquí.
-decían deslumbrados tus amigos-
levantemos tres tiendas.
Olvidaban
que es muy largo el trayecto del Calvario al Tabor,
que toda nuestra vida es un camino
de transfiguración, hasta alcanzar la cumbre
de la más esplendente transparencia.
-42-
OFICIO DE LA LUZ
La llama permanente
En esa lamparilla permanente
¿Por qué, mi Dios, te escondes
en esa lamparilla permanente
que tímida refleja tu presencia?
¿Por qué eclipsas tu luz, siendo Tú el sol
que a todos la reparte inagotable?
Con angustia buscamos
asideros de luz entre las sombras,
y nos velas tu nombre
que no arde ya en flagrante llamarada
en medio de la zarza.
Tenemos hambre y sed que nunca sacian
los bienes de la tierra,
y te ocultas en signos tan humildes
que solamente entienden los sencillos:
el pan de nuestros lares
y el vino que sostiene nuestro esfuerzo.
Descubre ya el milagro que espabile
nuestra fe vacilante,
como una lamparilla sin aceite.
Transfórmanos en llama permanente
para incendiar el mundo con tus rayos.
-43-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
La luz de tu mirada
A la virgen del Espino (Burgos)
Mecido por la luz de tu mirada
Hoy regreso a mi infancia,
a la paz de estos valles y colinas,
donde creció tu Espino
para cantar contigo,
no oficio de tinieblas,
el triunfo de la luz y de la palma.
Vengo a decirte, Madre,
que siempre vas conmigo,
que a través de tus ojos
yo sigo descubriendo
el amor, la belleza, la armonía.
Tú sigues entregándome
la frágil desnudez de ese Hijo tuyo
que es el quicio del mundo
y el esplendente faro de mi vida.
Detrás de las montañas y los mares,
más allá del rumor infatigable
de selvas y sabanas,
siempre me aparecía
el fulgor de mi infancia,
mecida por la luz de tu mirada,
-44-
OFICIO DE LA LUZ
por las olas de trigos verdeantes
la pureza de nieve de estos montes
y el insomne susurro de la fuente Bandusia.
Siguen vivos en mí endrinos y madroños,
los bosques y castaños de tus parques,
el musgo navideño,
para esmaltar belenes familiares;
la recia afirmación de los desfiladeros
de Sobrón y Pancorbo,
marciales centinelas que celebran
la victoria de Dios esculpida en la roca.
Hoy desembarco en ti
mi larga travesía de sorpresas,
y pongo ante tus plantas
mi pequeño bagaje de sueños realizados.
Permíteme sentir en mis arterias
el calor germinal de tu santuario
y recobrar gozoso
el tiempo remansado en tu mirada,
tu sonrisa de madre
y esa frente serena
como una inmensa playa transparente.
-45-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Tu cántaro desborda
Tu cántaro desborda de soles y de estrellas
Llegaste con tu cántaro vacío
a este pozo sin fondo de agua viva.
El cántaro
de tu vida cansada
tras la búsqueda inútil
del agua refrescante
que apagara tu sed.
Tu cántaro vacío estaba lleno
hasta el borde
de llanto y desengaños,
desamor y tristeza.
Hasta que su mirada
se cruzó con la tuya
y su voz envolvente
pidiendo de beber
iluminó tu noche.
Te empezó a florecer un nuevo día.
Dejaste junto al pozo
tu cántaro vacío,
corriste a la ciudad
a tocar las campanas de la fiesta
y a pregonar el gozo del encuentro.
-46-
OFICIO DE LA LUZ
Tu cántaro vacío
en el brocal del pozo
esta vez desbordaba
de soles y de estrellas,
y en manantial de rosas revivía
tus más sedientos páramos del alma.
-47-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Salmo del atardecer
A Rufino Félix Morillón
Para el poeta la muerte es la victoria
Luis Cernuda
Alégrate, poeta,
la muerte es antesala de la fiesta,
gozosa invitación para tus bodas
de luz enamorada.
Tal vez se apagará el recuerdo
de tu nombre en nuestro valle oscuro.
Quizás el río del olvido
arrastrará en su huída
la límpida cadencia de tus versos.
Más llevarás contigo para siempre
tu palabra y tu asombro estremecidos.
Nunca podrán perderse
el rumor de la brisa en los trigales
ni la dorada paz de los atardeceres,
la viva transparencia de la fuente,
el perfume plural de las cosas que amaste,
la aurora boreal que te inspiraba.
Existirán por siempre,
porque son los latidos
del amor perdurable.
-48-
OFICIO DE LA LUZ
Igual que la sonrisa de la madre
que juega con el hijo en su regazo
o el beso de ternura de la esposa.
Igual que las caricias sempiternas
del mar sobre la playa.
Todo lo que has querido
lo seguirás amando eternamente.
Los versos que has sembrado
florecerán de gozo
con incontables ritmos
en nuevos horizontes encendidos.
Solo queda, Señor, que nos anuncies
la última estación
para seguir cantando
con música inefable
la dulce claridad de tu belleza.
-49-
Destellos de la Luz
OFICIO DE LA LUZ
El fulgor de la palabra
A Flor Amor Martínez
Una palabra, sólo una palabra
y de pronto la vida se me llenó de luz.
Dulce Mª de Loynaz
¿Quién me enseñó el milagro
de encender una llama en las palabras?
¿Y cuál fue la primera
que brotó de mis labios temblorosa?
Sólo al decirte madre,
regresa mi niñez alborozada,
a un campo de amapolas entre el trigo.
Misterio incandescente, ¡la palabra!
Cuando escribo tu nombre, Flor-Amor,
un vuelo de palomas se levanta
de lo más escondido de mi pecho.
Y si pronuncio Dios,
se iluminan de pronto
esbeltas catedrales en mi noche.
Cuando la voy sembrando
con ritmo y con medida
en el surco del verso,
florecen ruiseñores con el alba
y el alma se me llena
de nuevas melodías luminosas.
-53- MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Ángel de luz
Para ti todo el aire, toda
la luz en pliegues infinitos.
Leopoldo Panero
Aquí habita la luz.
Son tus pupilas
dos manantiales
de ríos refulgentes
que regalan frescor
a nuestros valles.
Aquí aprende la nieve
su blancura
y ensayan los luceros
sus fulgores.
Es lo más puro
que la vida alberga.
Nunca podrá asomarse
la tiniebla del miedo
o el egoísmo
a este pozo que mana
transparencia.
Ángel de luz intacta,
abre bien tus pupilas,
cual girasol
que estrena amanecida,
y alúmbranos
caminos de inocencia,
para seguir pasando entre las cosas,
vistiéndolas de luz y de hermosura.
-54-
OFICIO DE LA LUZ
La lumbre del hogar
Era verdad, como una calle
que nos lleva a la infancia.
Luis Rosales
Libera el corazón de mis cansancios
y vamos otra vez junto al rescoldo
de nuestro hogar lejano.
En torno del fogón cómo crepitan
la leña y el picón de encina y roble
del monte familiar,
la luz de nuestra infancia recobrada,
la nieve en el Teleno
y el cierzo que rugía
rabioso entre los tesos.
Volverán las canciones y leyendas
del lobo y los rebaños
y otra vez el recién dorado pan
crujirá como un sol entre las manos.
Porque el hogar palpita entre nosotros
Cuando el amor lo enciende con su llama.
-55- MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Novia radiante
Que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia luz.
Ángel González
Un manantial de luz
brotaba en lo más hondo de ti misma
y nimbaba de gozo tu belleza.
Refulgía en tus ojos
y estallaba
desde todos los poros encendidos.
También el sol se contagió de fiesta
y era más diáfana su luz, más nítido
y fragante el perfume
de todos los recuerdos florecidos.
Que no permita el cielo
que se eclipse jamás tu mediodía,
para que pueda el sol,
al contemplarte,
deslumbrarse mirando tu hermosura.
-56-
OFICIO DE LA LUZ
Esa marchita luz
La ciega noche busca
el camino de mis ojos por estrellas
Rafael Alfaro
Se marchita esa luz en tus pupilas
que traspasaba ayer la noche densa
para encender con dardos la mañana.
Las hojas de tus días lentamente
van cayendo una a una
de tu almanaque amarillento y triste,
colgado del otoño.
No importa, noble anciano;
tu semilla y tu tiempo están maduros
para ser sembrados.
Florecerán tus huesos con el alba
y en lenta melodía silenciosa
tu tiempo renovado
empezará a cantar eternidades.
-57- MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Noche luminosa
Por más que la noche nos ciña el alma,
no faltará un lucero que prenda el alba.
Jesús Martínez Álvarez
Y volverá la noche
a engarzar los diamantes en su mano.
Y seguirán brillando en sus pupilas
los latidos de todos mis recuerdos.
Serán constelaciones
que alumbraron mi infancia junto al río,
los sueños que forjó mi adolescencia,
los soles y las lluvias tropicales,
que marcaron mis sendas africanas.
Y esta suave nostalgia que acompaña
mis pasos ya maduros
de tanto descubrir paisajes nuevos.
Mi noche luminosa,
todo está recogido en tu mirada.
Contemplarte en silencio
es recobrar de nuevo mi memoria
prendida con estrellas en tu manto.
-58- OFICIO DE LA LUZ
In memoriam
Al poeta Juan Pedro Arias
Cantando sin palabras
la música inefable.
De tanto abrir tus ojos,
buscando claridades,
Juan Pedro, buen amigo,
mirando a las estrellas
quedaste deslumbrado
en éxtasis de sueño.
Hoy rompiste tu lira
y la torpe palabra
sobre el mármol del tiempo.
Ya puedes libremente
entrar en el recinto
de la intacta armonía,
cantando sin palabras
la música inefable
que brota de la aurora
perenne de la vida.
-59- MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Porque supiste amar
Al H. Tarsicio, Maestro de educadores
No fue sólo un milagro
de la pedagogía.
Porque supiste amar y era una fuente
de límpida alegría tu corazón de niño,
brotaban tus palabras
humildes como el agua que empapaba la arcilla,
la que tú modelabas con mimo y con paciencia
de bíblico alfarero.
Porque supiste amar y era una brasa
tu corazón ardiente,
irradiabas calor de hogar,
la ternura de madre y la acogida
de los brazos de Dios, inmenso Padre.
Porque eras pura brasa,
de tu serena frente manaban claridades.
Porque supiste amar y era una siembra
tu vocación de entrega,
tu mano infatigable enseñaba a sembrar
sueños de libertad y de esperanza,
y a encender las estrellas en el cielo
de niños y muchachos
que ofrecían su alma como página en blanco.
-60- OFICIO DE LA LUZ
Yo sé que en ese cielo que ahora habitas,
buen Hermano Tarsicio,
sigues pastoreando los luceros,
aquéllos que encendiste
con llama de amor viva
desde nuestra ladera de luces apagadas.
No, no fue sólo un milagro
de la pedagogía.
-61- MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Luz total
Y hallar la Noche-Luz
tras tanta noche oscura
J. L. Martín Descalzo
Me plantarás de pie
junto al ciprés más alto de tu huerto.
En la silente noche
subiré por su aliento
hasta encontrar la vida
que caliente mis huesos.
Que aún está vivo el ruiseñor
que gorjeaba en mi pecho
y trazaba en las tardes
sendas de luz para mi vuelo.
Con otra luz distinta
yo seguiré cantando. El viento
no apagará mi voz. Todo en volandas
con alas ya y sin peso,
navegaré
por el azul abierto.
¡Qué luces desbordadas! Tan a ciegas
iba yo por el mundo sin saberlo.
¡Qué rosas invisibles al sentido,
-color, fragancia, incienso-
con jardines celestes
ofrendan al deseo.
-62-
OFICIO DE LA LUZ
Deslumbrando a los seres,
sin disfraces ni velos,
desnudo y sencillísimo,
Dios en el centro.
¡Amor, Amor, Amor!
Por encima del tiempo,
misterio arrodillado
y un cántico nuevo.
-63- MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Tú que buscas la luz
A la catedral de León
Resplandor de la gloria del Padre
fuente de luz para los hombres
Himno litúrgico
Tú que buscas la luz,
mira y contempla
la más bella metáfora de la Luz increada.
Es nuestra catedral,
toda una teofanía transparente
en éxtasis de vuelo suspendida
entre el cielo y la tierra.
Tú que buscas la luz, aquí la tienes.
Ha bajado del cielo,
se ha plasmado en la piedra
para encender la aurora en sus virales.
¡Cómo crece y te asciende y te deslumbra,
te lleva dulcemente hacia el encuentro
del Sol inaccesible!
Se arrodillan las cosas a su vista,
se funden y transforman
en perfecto equilibrio
de luces, de color y de armonía.
¡Oh suprema hermosura,
donde palpita el resplandor divino
y recitan los seres su concierto!
-64-
OFICIO DE LA LUZ
Tú que buscas la luz…
La “pulcra leonina”
ha bajado del cielo y te convoca
a dejarte envolver en sus destellos.
Al contemplarla, silenciosamente,
en el sacro fervor de su remanso
florecerán de júbilo tus sueños.
-65-
MIGUEL COMBARROS MIGUELEZ
Ese fulgor cercano
Dios del venir,
te siento entre mis manos.
J. RAMON JIMENEZ
Después de esta salmodia de tu vida,
déjate que la luz te empape mansamente,
lluvia de abril sobre tu seca arcilla.
Abre de par en par tu espíritu al halago
de su suave caricia bienhechora.
Cesa ya de escrutar en las tinieblas
inútiles temores y sumérgete
en su caudal, a pleno mediodía,
de bruces, cual sediento en el arroyo
que baja transparente de las cumbres.
Embriague tus sentidos ese fulgor cercano
que derraman las cosas más sencillas:
el sol, el mar, la nieve, la sonrisa
de aquel niño que fuiste y sigues siendo.
En tu noche más densa, amigo mío,
asciende hasta la roca salvadora.
Verás cómo florecen amapolas
de la sangre y se enciende ese faro
que multiplica rutas infinitas
sobre tu mar de sombra y alboradas.
-66- OFICIO DE LA LUZ
Exaltación de la luz
Se acabarán las sombras
del dolor, de la duda, de la noche.
Abolirán el tiempo y tú caminarás
en tu propio esplendor. En tu ascensión
se mirarán las cosas en tu luz.
Contigo subirán, transfiguradas,
para estrenar los cielos
y la tierra nueva, y para arder en ellos
con otra nueva luz inextinguible.
-67-
INDICE
PROLOGO de Astor Brime…………………………………………… 9
Génesis de la luz
Himno de la luz……………………………………………………. 21
Por qué mi canto…………………………………………………… 23
Dónde habita la luz………………………………………………… 24
El peso del silencio………………………………………………… 26
La voz del profeta………………………………………………….. 27
Génesis de la luz…………………………………………………… 28
El hombre anochecido……………………………………………… 29
De profundis………………………………………………………… 30
El esplendor del llanto………………………………………………. 32
Esta es la noche…………………………………………………….. 34
Cercanía de la luz
Salmo del amanecer………………………………………………… 37
La luz del mediodía…………………………………………………. 39
Luz interior………………………………………………………….. 40
Transfiguración……………………………………………………. 41
Llama permanente…………………………………………………. 43
La luz de tu mirada………………………………………………… 44
Tu cántaro desborda……………………………………………….. 46
Salmo del atardecer………………………………………………… 48
Destellos de luz
El fulgor de la palabra…………………………………………….. 53
Angel de luz………………………………………………………. 54
La lumbre del hogar………………………………………………. 55
Novia radiante…………………………………………………….. 56
Esa marchita luz…………………………………………………... 57
Noche luminosa…………………………………………………… 58
In memoriam……………………………………………………… 59
Porque supiste amar………………………………………………. 60
Luz total…………………………………………………………… 62
Tú que buscas la luz………………………………………………. 64
Ese fulgor cercano………………………………………………… 66
Exaltación de la luz……………………………………………….. 67
Este libro se acabó de imprimir
el 23 de abril de dos mil tres,
en Artes Gráficas Rejas de Mérida.
Esta edición consta de quinientos ejemplares
y se utilizaron caracteres garamond
sobre papel ívori ahuesado
de cien gramos