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MIlagro de la VIrgen de la Candelaria

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Leyenda paraiseña

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Page 1: MIlagro de la VIrgen de la Candelaria

Un milagro de la Virgen de la Candelaria

Es sabido entre nosotros que la Villa de Ujarrás fue una población

antiquísima que en 1561 encontraron casi formada los españoles

conquistadores al S.E. del Valle del Guarco, con el nombre de

Ujarraci, la que por una epidemia que allí se propago, fue trasladada

el veintiséis de marzo de 1832 que hoy ocupa con el nombre de

"Villa del Paraiso".

En la segunda mitad del siglo XVII era una población de bastante importancia y en ella existía un convento de religiosos franciscanos

(que mas fue trasladado a Orosi), centro del catolicismo, desde

donde iban los doctrineros a los distintos pueblos indígenas.

Se cuenta que un fraile de aquel convento, cura doctrinero del

antiguo pueblo de Tuis, tuvo la ocurrencia, con algún doble objeto, de

cortarle la cabeza a la Virgen de aquel pueblo, la cual era de

escultura grotesca y rostro airado, manifestando en su semblante

cierta bravura y malestar: se dirigió entonces al pueblo de Ujarrás y

entro al convento con la cabeza de la Santa Patrona de Tuis oculta en

su ancho mangon. Como asunto bien meditado, del que se proponía

sacar soberbia ganancia a costa de un pueblo ignorante y supersticioso, se puso inmediatamente en convivencia con el cura de

Ujarrás y entrando sigilosamente al templo de aquella parroquia,

cortaron la cabeza de la imagen patrona de la Villa y le pusieron la

que aquel traía de Tuis.

Consumado el hecho religioso, no me atrevo a decir antirreligioso, se

despidió muy temprano del día siguiente, el cura de Tuis de su

cómplice y compañero y corrió a la ermita de su pueblo a ponerle a la

imagen acéfala la cabeza de la de Ujarrás que consigo llevaba, la que

al contrario de aquella era escultura fina y de semblante cariñoso y

complaciente.

Por demás es decir la general alarma que se suscito en ambos pueblos con aquella admirable transformación de las imágenes.

Los nativos de Ujarrás, sencillos y supersticiosos, como todos los in-

creían que su patrona había cambiado su semblante halagüeño y

compasivo por un aspecto disgustado y severo, para castigar las

culpas y pecados de aquel paraje; hondamente afligidos y con el

corazón lleno de amargura, acudían a postrarse a los pies de aquella

imagen resentida para suplicarle con fervorosas plegarias el perdón

de sus faltas y desacatos; recurrieron al cura a pagarle misas de

rogación y rosarios para que por su intercesión, juntamente con las

promesas y penitencias que hacían ellos, pudieran alcanzar perdón y

ver de nuevo contenta y satisfecha a su Patrona.

Page 2: MIlagro de la VIrgen de la Candelaria

No pasaba lo mismo en Tuis. . .; un repique solemne y continuado

echaba a los cuatro vientos la noticia del cambio de semblante de su

milagrosa protectora; no cabían de contentos aquellos infelices,

quienes radiantes de alegría, corrían en tropel a la iglesia en donde

no se cansaban de admirar el rostro misericordioso de la imagen, que

parecía sonreír ante ellos; creían de todo corazón que la Santa estaba

contenta por haberse convertido ellos a la fe católica. Pagaron al cura

una misa de gracias con sermón, Te Deum, salve cantada, vísperas,

rosario solemne y le llevaron a él y a la imagen muchos presentes y

regalos.

El Guardián del Convento, que no era indígena ni hombre que pudiera

dejarse engañar, comprendió que alguna pillería se encerraba en

aquel suceso y que no serian otros sino frailes los autores de

semejante engaño.

Temeroso de que advirtieran los indígenas aquella patraña, porque

tendría fatales consecuencias en sus creencias, tuvo que tolerar

aquellas demostraciones sinceras que se hacían en ambos pueblos;

pero oculta y privadamente, procedió a averiguar entre los mismos

frailes los autores de aquel acontecimiento.

Hecha la averiguación del caso no le fue difícil al celoso Guardián dar

Con los autores de tamaño escándalo y sacrilegio, resultando

implicados los dos señores curas de Tuis y Ujarrás: fueron castigados

severamente; ayunando a pan y agua permanecieron encerrados por

espacio de veinte días obligados después a permutar nuevamente las

cabezas de las imágenes.

Pero al volver las cabezas a los troncos de sus respectivas dueñas,

orden que cumplieron los frailes sentenciados tan pronto como la

recibieron era de esperarse nuevos efectos de admiración y extrañeza

en los dos pueblos: en Ujarrás no cabían de alegría al ver a su señora

nuevamente contemplan con ellos, con su rostro jovial y divino que

antes tenia e hicieron grandes gastos en funciones de iglesia en señal de regocijo.

No axial en Tuis, en donde los crédulos indígenas se afligieron tanto

al ver de nuevo brava a su Patrona, que fue preciso que el Guardián

del Convento fuera a consolarlos predicándoles un sermón en el que

les dijo "He tenido una revelación de Dios por medio del Espíritu

Santo, quien en figura de paloma, se ha acercado a mi oído y me ha

dicho que el cambio de semblantes que manifestaron las imágenes lo

ha permitido el Hijo de Dios para tantear la fe cristiana de sus

siervos".

Page 3: MIlagro de la VIrgen de la Candelaria

Con estas palabras quedaron resignados los infelices, pero más

satisfechos estaban los reverendos autores de aquel engaño, quienes

sacaron gran provecho de semejante patraña.

Granados Cachón, Jaime. "Un milagro de la Virgen de la Candelaria".

Álbum de Granados.