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. I EL ESTADO EN LASOCIEDAD CAPITALISTA

porRALPH MILIBAND

traduccion deFRANCISCO GONZALEZ ARAMBURU

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1NDICE GENERAL

PR6LOGO 1

1 INTRODUCCI6N 3

2 ELITES ECON6MICAS Y CLASE llOMINANTE 24

3 EL SISTEMA DEL ESTADO Y LA ELITE DEL ESTADO 50

4 EL OBJETlVO DE LOS GOBIfRNOS Y EL PAPEL QUE DESEMPENAN 68

5 SERVIDORES DEL ESTADO 115

6 COMPETENCIA IMPERFECTA 142

7 EL PROCESO DE LEGITlMACI6N-I 173

8 EL PROCESO DE LEGITJMACI6N-II 211

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piimera ed cion en espaiiol, 1970sexta edici n en espaiiol, 197G© sijrlo xx editores, s. a.

pi-imera edicion en ingles, 1969(t) 1%9 by ralph milibandpublicado po r weidenfe ld and nicolson, londrestitulo original: the state in capitalist society

de rechos reservados confer me a la leyimpreso y heche en mexico .printed and made in mexico

9 REFORMA Y REPRESI6N

iNDICE ANALiTJCO

255

266

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ELITES ECONOMICAS Y CLASE DOMINANTE 252

ELITES ECONoMICAS Y CLASE DOMINANTE

Segun el esquema marxista, la "clase imperante" de la sociedadcapitalista es la que posee y controla los medios de producciony, en virtud del poder econ6mico de tal manera detentado, pue­de utilizar al Estado como instrumento para el dominio de lasociedad. En contra de esta concepci6n, los teoricos de la demo­cracia liberal (y, a menudo, de la democracia social) han negadoque sea posible hablar, con sentido, de la existencia de una clasecapitalista y que el poder econ6mico detentado en la sociedadcapitalista es algo tan difuso, fragmentado y sujeto a cornpeten­cia y a tal pun to sometido a una multitud de frenos y contra­pesos que resulta imposible que se haga valer hegemonicamente[rente al Estado y frente a la sociedad. Como dijimos en el ca­pitulo anterior, cuando mucho podria hablarse de una plurali­dad de elites politicas y de otra indole, competidoras entre si,incapaces, de constituir, por la razon misma de su pluralidadcompetidora, de su falta de cohesion y de objetivo cornun, cual­quier suerte de clase dominante.

Por consiguiente, 10 primero que debemos hacer no es deter­minar si una clase dominante econornicamente ejeree un podereconomico decisivo en estas sociedades, sino mas bien determi­nar si existe tal clase. S610 una vez aclarado esto podremospasar a analiza I' su peso politico.

I

En un famoso pasaje de su introduccion a "la democracia enAmerica", Alexis de Tocqueville informa al lector que el escri­bio su libro "estando presa de una suerte de ternor religiosoproducido en mente por la conternplacion de esta irresistiblercvolucion que ha avanzado durante tantos siglos a pesar de to­dos los obstaculos".! Por supuesto, se referia al avarice deligualitarismo democratico.

Y esto ocurrio hace mas de trcinta afios. Desde cntonccs, encada generacion ha habido hombres que han hecho eco de lacreencia de Tocqueville en la marcha irresistible del igualitaris­mo. Sabre todo clescle que terrnino la segunda guerra mundial,

1 A. de Tocqueville, De la democratie en Amerique, 1951, vol. I, p. 6.

se propalo la opinion de que una potente maquina niveladora ope­raba incesantemente y con fuerza enorme en todos los paisescapitalistas avanzados para convertirlos en sociedades niveladns,igualitarias, "Furidandose en la tradicion de la etica estoico­cristiana" escribe un sociologo, "el igualitarismo representa elmas potente solvente sociopolitico de los tiempos modernos"."Otros autores han atribuido la propension igualitaria a causasmenos etereas, mas mundanas, como las de la industrializacion,las cuestiones populares. las instituciones democraticas, etc. Perola creencia en la fuerza y en la efectividad de esta tendencia, pordiversas que puedan ser sus causas, ha sido uno de los temasmas comunes y penetrantes de la bibliografia social y politicade posguerra, y, sin exageracion, puede decirse que ha sido unade las grandes "ideas-Iuerzas" de la epoca, en la que se hanapoyado vastas teorias acerca de la "sociedad de masas", del"fin de la ideologia", de la transformacion de la vida y la con­ciencia de clase obrera, de la naturaleza de la politica democra­tica en las sociedades occidentales y de muchas otras cosasmas. Pero, aunque esta nocion del igualitarismo triunfante notenga nada de nuevo, hasta hace poco autores conservadoressobre todo fueron los que propendieron a recalcar los extremesa que habia lIegado este proceso de Iiberacion y a larnentarsede 10 que para ellos eran sus consecuencias desastrosas. En Ic­chas recientes, sin embargo, se les han unido una multitud deautores, los cuales rechazarian airadamente la etiqueta de con­servadores, pero que tambien han proclamado la lIegada realo inminente de la igualdad, no para larnentarse, sino para acla­marla. Asi por ejernplo, toda una escuela de "revisionistas" so­cialdernocratas ingleses, haciendo eco de autores conservadores,se pusieron a la tarea, en los afios de posguerra, de persuadir 81movimiento obrero ingles del impresionante avance hacia laigualdad que supuestamente se debi6 producir en ese perfodo."

Testimonios mas recientes, sin embargo, han mostrado, paraclecirlo con palabras del profesor Titmuss, que "deberiamos pen­sar mucho mas antes de ponernos a decir que las fuerzas igua­Iadoras que han venido operando en Inglaterra desde 1938 puc­den elevarse al rango de "ley natural" y proyectarse hacia elfuturo .. , existen otras fuerzas, profundarnente arraigadas en [aestructura social, y alimentadas por multiples factorcs institu­Ci0l131es inherentes a las economias en gran escala, que opcranen scntido contrario",» Por 10 que respecta a los Estados Uni-

:! J. H. Meisel, The Myth of the Ruling Class: Gaetano Mosca an d tilt'Elite, 1962, p. 6.

:l Un examen de este esfuerzo se encuentra en J. Saville, "Labour andIncome Redistribution", en The Socialist Register, 1965.

4 R. Titmuss, Income Distribution and Social Change, 1965, p, 198. Veasetam bien R. Blackburn, "The Unequal Society", en R. Blackburn y A. Cock-

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26 ELITES ECON6MICAS Y CIASE DOMINANTE ELITES ECONOMICAS Y CIASE DOMINANTE 27dos, el profesor Kolko ha indicado que no se observa "una ten­den cia importante hacia la igualdad del ingreso" en ese paisentre 1910 y 1959; 5 Y otro autor nortearnericano, que se oponevigorosamente a este punto de vista, en relacion a la primeraparte del periodo mencionado, sefiala sin embargo que "si no seernprcnde una accion rcmediadora, esta naci6n no tardara encnfrcntarse a un incremento en la disparidad de ingresos, En­tonccs tal vez descubramos que nuestra 'revolucion social' nosolo se ha dctcnido durante veinte afios, sino que adernas hacomcnzado a marchar hacia arras"."

Tales descubrimientos tendrian mucho menos importancia silas desigualdadcs econ6micas existentes no fueren ya muy gran­des en los paiscs capitalrstas avanzados: podria alegarse enton­ccs, plausiblernente, que, como se habia alcanzado en algunpunto del pasado un grado elevado de igualaci6n, no tenia nadade sorprendente, ni era verdaderamente importante que una ul­terior igualacion no hubiese avanzado con rapidez.

Pcro no pucdc aducirse esta raz6n, por el hecho de existir, enestes parses, diferencias muy grandes en la distribuci6n del in­greso; 7 y tarnbien 10 que el profesor Meade ha calificado recien­temente de "dcsigualdad verdaderamente fantastica en la tenen­cia de propiedades"."

EI ejernplo mas evidente de esta ultima forma de desigualdad10 proporciona Inglaterra, donde el 1 % de la poblaci6n poseiael 42 % de la riqueza personal en 1960, el 5 % poseia el 75 %y el 10 % poscia el 83 %.D En 10 que respecta a los Estados Uni­dos. un estudio sefiala que la parte de riqueza correspondienteal 2 % superior de las familias norteamericanas, en 1953) as­cendia al 29 % (en vez de un 33 %, en 1922 ),10 Y que el 1 % delos adultos era duefio del 76 % de las acciones de las compafiias,por comparacion con el 61.5 % en 1922.11 En Inglaterra, solocl 4 % de la poblacion de adultos poseia acciones de las compa­n ias comerciales 0 industriales a mediados de la decada de 1960,mientras que, en 1961, el 1 % de la poblacion de adultos era

burn (cump.), The Incompatibles, Trade Union Militancy and the Consen·sus, 1967.

" G. Kolko, Wealtll and Power ill America, 1%2, p. 13.6 H. P. Miller. Riclz Man, Poor Man, 1964, p. 54.7 Vease, por ejemplo, Miller, ibid., p. 12.8 J. E. Meade, Efficiency, Ecuality and tlze Ownership of Property, 1964,

p. 27. Vease tambien J. Revell, Changes in the Social Distribution of Pro­pertv in Britai'l during tlze Twentieth Century, 1965.

D Ihillem, p. 27. Las cifras correspondientes a 1911-13 fueron de 69 %,87 % y 92 % respectivamente. Vease tambien The ECOllOl1list, "Still noProperty-Owning Democracy", 15 de enero cle 1966, don de se encuentrancifras que indican una clcsigualdacl mayor atm.

10 R .T. Lampman, The Share of Top Wealth·Holders in NatiollalWeo/tll, 1962, p. 26.

11 Ibidell1, p. 209.

duefia del 81 1),0 de las acciones de las companias de propiecladprivada y casi toclo 10 dernas era propiedad clel 10 % supcrior.t­Aun cuando es verdad que la propiedad de acciones csta hoyun poco l11~lS arnpliamcntc distribuida que en cl pusado. cst odificilmente justifica la creencia en un "capitalisrno del pueblo",pues no solo la p ropicdad de accioncs csta aun extrcmaclamcntcIimitada, sino tambien esta muy desproporcionada, en el sentidode que la gran mayorfa de accionistas poscc muy poco, en tantoque un numcro relativarncnte pequeiio euenta can propiedadcsextremaelamente !!randes.I~

En pocas palabras, son paises en donde, a pesar de todo 10que se ha e1icho accrca de la nivelacion, sigue existicndo unaclase de personas, rclativarucute pequcfia, que posee grandcs can­tidades de propicdad en una 0 en otra forma, y rccibe tarnbicngrarides ingresos, par 10 general, provenientes en todo 0 en partede su propiedad 0 de su control de esa propicdad.ts

Pero estes paiscs no s610 son los que cucntan con una pcqucfiaclase de personas ricas, sino tarnbien paiscs en los que cxisteuna clase muy grande de personas que posecn muy poco 0 casinada.t? y cuyos ingresos, provenicntes sobre todo de la venta de

12 H. F. Liddell y D. Tipping, "The Distribution uf Personal Wealthin Britain", en Bulletin of the Oxford University Institute of Statistics,1961, vol. 3, N~ 1, p. 91; vease tarnbicn Tile Economist, "Shareholders:Why so Few", 2 de julio de 1966. Este ultimo sefiala tambicn que Ingla­terra "va a la cabeza en Europa. No existen estadisticas accrca de lastenencias de accioncs en Europa, pero podemos decir, sin tcrnor, que enEuropa la inversion esta grandemente limitada a los comparativamentericos" p. 52.

13 Vcase por ejernplo V. Perla, "'The People's Capitalism' and Stock­Ownership", en America/! Economic Review, 1958, vol. 48 N'! 3.

14 En el caso de Inglaterra, por ejcrnplo, el 10 0:0 de la poblacion , queposeia el 83 % de la riqueza personal total en 1960, recibio el 99 % del ingresopersonal (antes de pagar los impuestos ) provcniente de la propiedad. Meade,Efficiency, Equality and the Ownership of Property, p, 27. Es tarnbicn muycierto que la rccaudacion del impuesto sobre la renta esta muy por debajocle los ingresos rcalmente percibidos. En los Estados Unidos, un autor haseiialado que "el historial es increiblemente malo; el fiseo caleula quc cereacle 3.3 miles de millones de d61ares en forma de dividendos c intereses-gran parte cle los mismos pagac10s a familias ricas- eseapan a la impo­siei6n fiscal en virtud de un flagrante fraucle. Al gobierno esto Je CLlcsta, enforma dc impuestos sobre la rcnta una cantidad que oscila entre 800 millonesy unos mil millones de cl61ares al aiio". H. Rowen, Tile Free Elzterprisers,Kennedy, Jolmsoll llnd tlze Busilless Esta!Jlislllllellt, 1964, p. 52. EI misInoautor senala que, segun un informe del Inland Revenue Report de 1961, "el48 % de ias utiliclades asignadas a cuenta de gastos cstuvicron falsificadasy que dos terceras partes cle las dedueeiones denegaclas fueron realmentegastos personales y no gastos de represcntaei6n de buena fe". I!Jid., p. 56.

Hi En 1959-60 d 87,9 % cle los cOlltribuyentcs ing1cses poscia el 3.7 % dela riql1cza total, y la tenencia de "riqueza" par termino medio era c1t~ 107 li­bras. The F"nllonzist, "Still no Property Owning Democracy", 15 de enerode 1966, p. 218.

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su trabajo, los sumen en estrecheces rnateriales muy grandes, enla pobreza real 0 en la miseria.

EI concepto de pobreza, como se ha dicho a menudo (sobretodo por personas que no la padecen ), es muy fluido, pero ahoraes mucho mas dificil que hace algunos afios, cuando se invent6 la"socicdad opulenta", negar la existencia, en las sociedades delcapitalismo avanzado, de la pobreza y de las privaciones enescala enorme y, a menudo, de earacter extremo. Desde los pri­meros afios de la decada de 1960 han aparecido testimonios sufi­cientes de paises como Inglaterra, los Estados Unidos y Francia,que muestran, sin lugar a dudas, que no es este un fenomenomarginal 0 residual, sino una afeccion endemica que afecta agrandes partes de sus poblaciones.w

Mucha se ha hablado recientemente de la "revolucion delconsumidor" en estos paises, y de la "semejanza en los estilosde vida" de las cliversas clases sociales a las que supuestamente hadado lugar.!? Pero esta insistencia en las cambiantes pautas delconsumo es cloblemente engafiosa : en primer lugar, porque siste­maticamente rebaja las grandes diferencias que siguen existiendo,tanto cuantitativa como cualitativamente, en las posibilidades deconsumo de las clases trabajadoras y de las demas clases.w y, ensegundo lugar, porque la posibilidad de obtener mas bienes yservicios, no obstante 10 apetecible que resulte, no afecta funda­mentalrnente al lugar que ocupa la clase obrera en la sociedady a la relacion entre el mundo de la clase obrera y el mundo delcapital. Tal vez sea cierto, como ha dicho Serge Mallet, que "en

2928 ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTE ELITES ECONOMICAS Y CLASE DOMINANTE

los centros de vacaciones de la Costa Azul, de Sicilia y Grecia, losjovenes metalurgistas comparten los bungalows 'tahitianos' de lashijas de los directores. Compran los mismos discos y bailanlos mismos ritrnos'U? Pero cualesquiera que sean las relacionesde vacaciones entre los "jovenes metalurgistas" y las "hijas dedirectores" la relacion de los primeros con los "directores" siguesiendo la misma. Aun cuando las manifestaciones externas yvisibles de las cIases no fuesen tan conspicuas como de heche10 siguen siendo, no habria ninguna razon en interpretar estocomo testimonio de la erosion, y mucho menos de la disolucion.de las divisiones de clases firmemente arraigadas en el siste­ma de propiedad de las sociedades capitalistas avanzadas. Paraalcanzar su disolucion, 0 incluso su erosion en grado ap rcciable.se necesita algo mas que el poder comprar porIa clase obrerarefrigeradores, aparatos de television, autornoviles 0, incluso,el poder alquilar bungalows tahitianos en la Riviera; y mas aunque los impuestos sobre herencias, 0 el impuesto progresivosobre la renta e infinidad de otras medidas que los ricos handenunciado y tildado de ruinosas y paralizadoras, las cuales, sinembargo, no han ejercido una influencia fundamental en la des­igualdad economica, y 10 cual nada tiene de sorprendente, pueseste sistema de propiedad funciona conforme al principio de"dar al que tiene" y ofrece amplias oportunidades para que lariqueza engendre mas riqueza.w

IG Asi, por ejernplo, los descubrimientos de una conferencia sobre elprogreso economico, de caracicr oficial, en los Estados Unidos, que rindioinforrnes en 1962, se han resumido de la siguiente manera : "34 millonesde personas en f'amilias y cuatro millones de individuos sueltos res decir,que no esraban ligados cconomicamente a una unidacl familiar] vivian enla pobrcza : y 37 millones de personas en familias y dos millones de indi­viduos sueltos vivian en estado de privacion. EI total de 77 millones abar­caba ados quintas partes de la poblacion norteamericana en 1960". H. Mag­doff, "Problems of United States Capitalism", en The Socialist Register,1965, p. 73. POI' el terrnino "privacion" la Conferencia cntcndio el estado depersonas que vivian por cncima del nivel de la mas pura pobrcza , perc POl'debajo de 10 que una investigacion del Departamento del Trabajo consideroque constit uia un "presupucsto familiar obrcro modesto, perc adecuado",lbidcm, P. 73. Vcasc tarnbien J. N. Morgan, y otros, Income and Welfare inrile United Stales, 1962; M. Hanington, The other America, 1962, y P. Barany P. Sweezy, El capital iuonopolista, Siglo XXI, 1968. Respecto a Inglaterra,vease POl' cjemplo B. Abel-Smith y P. Townsend, Tile Poor and. the Poorest,1965, y P. Townsend, Poverty, Socialism and Labour ill Power, 1967. Respcctoa Francia, vcase P. M. de la Gorce, La France pauvre, 1965.

17 Para una crtt ica de esta tesis vcase J. H. Goldthorpe y D. Lock­wood, "Af lucnce and the British Class Structure", en Sociological Review,vol. 10, nJ"lm. 2, 1963; y D. Lockwood, "The 'New Working Class' ", t'nEuropea/l Joul'llal of Sociology, vol. 1. num. 2, 1960.

lS Veasc, pOl' ejcmplo, A. Pizzarno, "The Individualistic Mobilisation ofEurope", en J)aeelalus, invierno de 1964, pp. 21755.

II

No se puede discutir seriamente que una clase relativamentepequefia de personas posee una porcion muy grande de riquezaen los paises capitalistas avanzados 0 que gozan de muchos pri­vilegios en virtud de esa propiedad. Por otra parte. se ha alegadoa menudo que la propiedad es ahara un hecho de importanciadecreciente, no s610 porque gravitan sobre ella multitud derestricciones -legales, sociales y politicas- sino tambicn en vir­tud de la separacion constanternente creciente entre la tenenciade la riqueza y de los recursos privados y entre su control real.

19 S. Mallet, L," /louvelle classe otlvriere. 1963, p. 8.2,) "En los capitalismos de la vida real sc han ncccsitadu los mayores

esfuerzos del 90 % de la poblacion para impcdir que disruinuya la parteque les corresponde en el producto nacional, Y. de tal mancra, para elcvarsu nivel de vida de acuerdo con la elevacion de 1'1 productividad. EI capita­Iismo posee, en efecto, una tender.cia innata a una desigualdad extremacada vez mayor. Pues, de otra manera, "i.como podria ser que todas lasmedidas igualitaristas que acumulativamer:te han ido logrando establecerlas fuerzas populares durante los ultimos cien aDOS no hayan conseguidomayor cosa que mantener constantes las rosiciones relativas?" J. Strachey,Contemporary Capitalism, 1956, pp. 15(}-1.

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30 ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTE ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTE 31

EI control, dice el razonamien to de todos conocido, ha pasado, 0csta pasando, en sectores dccisivos de la vida economica, a manosde gcrcntes que no poseen, en el mejor de los casos, mas que unapcquefia parte ele los bienes que administran, Asi pues, aunquela propicdad pueda conferir aun algunos privilegios, ya no cons­t ituyc un elemento decisivo del poder economico 0 politico. Sedice que csta es otra razon mas para rechazar no solo Ia nocionde una "clase imperante" basada en la propiedad de los me­dias de procluccion, sino tambien la de una "clase capitalista".Este argumento de la gerencia debe ser estudiado mas detallada­mente.

No cabc duda que el nuevo poder de los gerentes representa unfenomeno importante en la evolucion del capitalismo. Haceun centenar de afios, Marx, fundandose en el crecimiento de lassociedades anonimas, habia sefialado la "transf'ormacion del capi­talista realmente en activo en un simple gerente, administradorde capital ajeno, y de los propietarios de capitales en simplescapit alistas de dinero".21 Pero luego Marx sefialo (con notablepresciencia) un fenomeno que entonees se hallaba tan solo ensus prirneras etapas. Dcsdc entonces, y sobre todo en las ultirnasdecadas, esta separaci6n de la propiedad y el control, al menosen las ernpresas en gran escala, se ha convertido en uno de losrasgos mas irnportantes de la organizacion interna de la empresacapitalista.

Al mismo tiempo, es totalmente incorrecto sugerir 0 inferir,como se hace constantcrnentc, que este proceso es casi completoy desentendcrse de la importancia que sigue teniendo 10 queJean Meynaud ha Ilarnado "vigoroso capitalismo familiar",22 nos610 en 10 que respecta a las ernpresas pequefias y medianas, sinotarnbicn a las muy grandcs. As! por ejemplo, recientemente se haobservado, en los Estados Unidos, que "en cerca de ciento cin­cuenta compafiias de la lista actual de la revista Fortune (esdecir, de las quinientas empresas industriales mas grandes) lapropiedad que da el control sigue estando en manos de un indi­viduo 0 de los l11iembros de una sola familia",23 y el autor afiade,110 ~in razon, que "la prueba de que el 30 % de las quinientascmJlre~as industriales mas gran des esta cIaramente controladopur individuos a quienes es facil sefialar, 0 por grupos familia­res ... nos indica que la elesaparicion del tradicional propietarionorteall1ericano se ha exagerado ligeramente y el triunfo de laorganizacion, al que tanta publicidad se ha dado, dista mucho

21 Mali(, Carlos, £1 capital, vol. III, feE, Mexico. 1946, p. 415.~~ 1. Meynaud, In Technocratie, 1964, p. 131.2:1 R. Sheehan. "Proprietors in the World of Big Business", en Fortune,

1:; de junio de 1967, p. 178.

de ser total".24 De manera sernejante. "por Io rncnos cIiez cornpa­fiias sujetas a control de una familia figuran entre las cien su­periorcs, y varias de estas cstan activarncnt c dirigidas por suspropictariosv.e- Y "aproximadarnentc seten ta coinpruuas que Ile­van un nombre de familia, de entre las quinientas, esuin contro­ladas aun por la familia que las [undo".2';

Son est as rescrvas muy graneles. No obstante, es verdad quea la cabeza de las crnpresas mas grandcs. mas dinamicas y maspoderosas del sistema se encucnuan ahora, y se encontrarancada vez mas, gercntcs y cjccutivos que deben su posicion no ala propiedad, sino a la designacion y a la coopcion. La tendenciaes desigual, pero es tarnb ien muy fuerte e irreversible; en sulugar no se puede optar por un imposible retorno a la gerenciapor parte de los ducfios, sino por la propicdad y el control pu­blico 0 social.

Por supuesto, desde haec mucho t iernpo se ha reconocidoque las personas que constituyen la gerencia gozan de inrnuni­dad muy grande respecto del control e incluso de la presionefcctiva ele los accionistas individualrnente consiclerados; y quecuanto mas grande es la ernpresa y mas dispersa su propiedad,tanto mas complcta suelc ser esa inrnuniclad. "En la pract ica-elice Aelolf Bcrlc, refir ieridosc a los Estados Unidos, aun que10 que afirma ticne va lidez general- las emprcsas instituciona­les estan guiadas par oligarquias diminutas, que se perpctuan asf mismas. Estas, a su vez, se sacan y son juzgadas por lasopiniones de grupo de un pequefio fragmento ele los EstadosUnidos, cl lie su comunidad, financicra, comercial, indus t rial .el unico control real que gufa 0 lirnita sus accioncs cconomicasy socialcs es la Iilosoffa real. aunque inclefiniela y tacita, de loshombres que la const ituven." ~7

De esta concepcion de los elementos de la gcrcncia conslde­rados como inrnuncs a las prcsiones dircctas ele los ducfios delas propicdades que controlan. dista muy poco la afinnaci6nde que estos gerentes constituyen un grupo economico y socialdis tin to, can impl1lsos, in tsrcscs 0 motiv;:lciones fundamen ta 1­men1 c diferen tes ell' los intcreses ell' los simples propietarioso inc1uso antagonicos a ellos; que, de hecho, constituyen unacIase nueva, destinada, segt"111 las primcras y mas extrcmas ver·siones ·de la teoria ell' la "revoll1cion ele la gerencia" a SCI' nos610 los elepositarios del poclcrfo ele las empresas, sino a convcl'·tirsc tam bien en los regentes ele la socieelael.

Pero 1a teoria elel capitalismo de los gerentes no s6Io se [undaen la nocion de que a estos los mueven moviles diferentes ele

24 JIJidem, p.l78.25 Ibidem, p. 180.2G Ibidem, p. 182.27 A. A. Berle, The XXth Celltury Capitalist Reval!ltion, 1960. p. 180.

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2R A. A. Berle, y G. G. Means, The Modem Corporation and PrivateProperty, 1932, p. 356. (EI subrayado es del autor.)

29 "El gerente, que ya no es simple agente de los propietarios que pro­curan obtencr el maximo de rcndimicntos para su inversi6n -escribc elprofesor Kaysen->, considera que es responsable ante los accionistas. em­pleados, clientes, publico en general y, lu que tal vez cs mas importante, anteIa emprcsa misrna cntendida como instituci6n... no sc dan sefiales deavaricia y rapacidad : no se intcnta dcscargar en los trabajadores a en lacomunidad en general parte de los costos socialcs de la ernpresa. La grancampania modcrna es una crnpresa con alma." C. Kaysen, "The SocialSignificance of the Modern Corporation", en American Economic R,;\'i<:II',mayo de 1957, vol. 47, num, 2, pp. 313-14. Vcase tarnbien C. A. R., Crosland,The COllservatil'e Enemy, 1962, pp. 88-9: "En la actualidad, 10 mas caracte­ristico entre las empresas mas grandcs, es la cornpafiia que pcrsigue lafinaJidad de un crecimiento rapido y la obtencion de ganancias elevadas,pero sujeta a su 'sentido de rcsponsab ilidad social' y a Sll deseo de man­tenor bucnas relaciones publicus y obreropatronales... Sus rnctas son laobtenci6n de una utilidad ya no maxima sino' justa'. un crecimiento razo­nablcrnente rapido 'y In agradable scnsacion que provicne del actual' canconcicncia del deber publico". Vcase tambien F. X. Sutton, y otros, TheAllzericalz Business Creed, 1956, passim, Algunas versioncs franccsas de lamisma nocion, se encuentran par ejemplo en H. W. Ehrmann, OrganisedBusiness in France, 1957. passim, y R. Barrc, "Le 'Jeune Patron' tel qu'il scvoit et tel qu'il vouclrait etrc", en ReVile E'coIIOIllique, 1958, nLlm. 6, pp. 896-911.

los de los duefios. Tiende tambien en general implicita 0, muya menudo, implicitarnente, a afirmar que los motivos e impulsosde los gerentes son necesariamente mejores, menos "egoistas",mas "responsables" socialmente, mas estrechamente ligados al"interes publico", que el antiguo capitalismo de duefios, Asi, porejernplo, el enunciado clasico de la teoria del gerencialismo -Iaobra de Berle y Means, The Modern Corporation and PrivateProperty- sugirio, dcsde 1932, que para que sobreviviese el"sistema de sociedades pOI' acciones" era, "casi inevitable ... queel 'control' de las grandes sociedades evolucionase hasta conver­tirse en una tecnocracia puramente neutral, que ponderase todauna variedad de demandas de los diversos grupos de la comuni­dad y asignase a cada quien una porcion de la corriente deingresos sobre la base de una politica publica en vez de unacoilicia privada'tv» Y esto, dijeron, era 10 que, en efecto, ya estabaocurriendo. Esta opinion ha venido desarrollandose desde enton­ces, hasta tal punto que ahora forma parte de la ideologiadominantc de represcntar a la empresa capi talista en gran escala,para decirlo con la Frase del profesor Carl Kaysen, como "laempresa con ahna".29

Es obvia la importancia de este tipo de afirrnacion. Pues lasdecisiones de quienes estrin irnplicados para gobernar las vastasy poderosas empresas industriales, financieras y comercialesafectan no solo a sus propias organizaciones, sino a una zonamucho mas arnplia que. a menu do 'lbarca a toda la sociedad.Pero si tienen "tanta alma" como se afirma, y poseen una con-

30 Industry and Society, 1957, p. 48.31 R. Bendix, "The Self-Lagitimation of an Entrepreneurial Class in the

Case of England", en Zeit schrlit [iir die Gesamlllter Staatswissellschaft, 1954,p. 48. Vease tambien, del mismo autor, Work and Authority in Industr)',1956.

ciencia tan profunda, como gerentes, de sus mas amplias obliga­ciones publicas, entonces se les puede describir, plausiblemente,como eminentemente dignos de detentar el poder que les vienedel control de los recursos de las empresas; decir que son enverdad. sus custodios mas dignos y naturales; y, pOI' tanto, seramas f'acil argumentar entonces que a estos hombres de clarosentido en sus obligaciones no se les debera sujetar a un indebidoe innecesario grade de "interferencia" estatal. Sin duda, ungrado considerable de intervencion estatal en la vida econ6micaes hoy inevitable ry aun conveniente; pero incluso esta deberaemprenderse unicarnente con fundamento en una estrecha co­operacion entre los ministros y los funcionarios publicos enquienes se ha confiado la salvaguardia del "interes publico", poruna parte, y los representantes del mundo de los negocios, que asu vez abrigan las mismas preocupaciones, pOI' otra. Y, conformea este mismo razonamiento, nada tiene de sorprendente que duorante las controversias "revisionistas" de la decada de 1950 enel seno del Partido Laborista, los que se oponian a.la nacionaIiza­cion hayan descubierto, en terminos de un importante documentopolitico de inspiraci6n "Gaitskellita", que "dirigidas pOI' gerenciascada vez mas profesionales, las grandes empresas, en su con­junto, sirven bien a la nacion".80

AI considerar tales afirmaciones y sus consecuencias, vale la.pena recordar que afirmaciones muy semejantes se hicieron enfavor y pOI' cuenta del capitalista del viejo estilo, tan denigrado

;' hoy. Asi, pOI' ejemplo, el profesor Bendix sefiala que "la apari­.,' cion de la cIase de los empresarios como fuerza politica dio ori­" gen a una ideologia esencialmente nueva. .. los titulos de auto­~'ridad de los empresarios ya no se fundaron en una eritica acre~, de los pobres y en una simple negacion de abusos, pOl' todos! j conocidos, sino en una suerte de mando moral y de autoridad( en nombre de los intereses nacionales't." En esta perspectiva,( advertimos que no hay mucha novedad en la propaganda de In/ cIase de los empresarios, con excepcion tal vez de su intensidad( y su volumen.

Asi tarnbien, el agudo contraste establecido, a menudo, enrelacion con las ganancias, entre el hombre de empresa capita­Iista clasico obsesionado porIa obtencion de la ganancia maximay el gerente profesional, serenamente despegado, imbuido deespiritu publico, es muy injusto para el primero.

Pues los motivos e impulsos del empresario clasico, sin duda,fueron tan variados, complejos e incIuso contradictories como

33ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTE

t,

ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTE32

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34 ELITES ECONOMICAS Y CLASE DOMINANTE ELITES ECONOMICAS Y CLASE DOMINANTE 35los del moderno gerente de empresa. En un famoso pasaje de£1 capital, Marx dice que el capitalista esta atrapado en un "con­flicto demoniaco entre el instinto de acumulaci6n y el instintode goce".32 Por "disfrute" podernos entender aqui una multitud depropositos que entraban en conflicto con la acurnulacion 0 sceonsideraban tan importantes, por 10 menos, como la gananciaUn antiguo estudio de la conducta de los gerentes sugiere que"los acicates mas importantes de la acci6n de los hombres denegocios, aparte del deseo de bienes que permitan una satisf'ac­cion directa de necesidades, son probablemente los siguientes:el apetito de poder, el deseo de prestigio y el irnpulso emparen­tado de la emulaci6n, el apetito creador, Ja propensi6n a iden­tificarse con un grupo y el sentimiento afin de Iidelidad a ungrupo, el deseo de seguridad, la sed de aventuras y de 'jugarel juego' por si mismo, asi como el deseo de servir a otros ... "33Independientemente de 10 que podamos pensar de este ampliocatalogo, resulta obvio que cada uno de sus articulos es tanvalido respecto del empresario-duefio tradicional como del geren­te que no es dueii.o. Tarnbicn un soci6logo Ingles escribe' quemientras en el capitalismo familiar la meta de la empresa indus­trial estaba "muy claramente definida con la ganancia para losduefios de la ernpresa, en el sistema actual la meta se ha fusio­nado con otras, tal vez existentes latentemente antes, como lade la productividad, la expansion y la innovacion, sin que existauna idea muv clara de si estan relacionadas mutuamente 0 soncontradictorias entre Si".34 Pero parece noci6n muy curiosa lade que "el capitalista familiar" no haya estado (0 no este ) cxtre­mamente preocupado por la productividad, la expansi6n y lairmovacion, y no haya advertido (0 no advierta) de que maneraestan "Iusionadas" con la ganancia.

El "conflicto Iaustico" mencionado por Marx, sin duda ardetarubien en el pccho del rnoderno gerente de empresa, aun cuan­do pueda cobrar toda una variedad de formas nuevas y dif'eren­tes. No obstante, al igual que el vulgar duefio empresario de losmales tiempos pasados, el gerente moderno, por mas inteligentey csplendido que sea, tiene tarnbien que someterse a las irnpe­riosas dernarrdas que se le hacen en el sistema del cual es, a lavez, amo y criado, y la primera y mas importante de tales dcrnan­das es la necesidad de obtener las ganancias "mas altas posi­bles". Sean cualesquiera sus motivos y fines, s610 puede reali­zarlos si ticne exito en la obtenci6n de ganancias. EI objetivo

32 Marx, El capital, FeE, vol. III, p. 500.~3 R. A. Gordon, Business Leadership in the Large Corporation, 1945,

p. 305.:\1 J. A. Banks, "The Structure of Industrial Enterprise in Industrial

Society", en P. Halmos (cornp.), The Development of Industrial Society,1965, p. 50.

mas importante del hombre de negocios, 10 mismo en calidadde duefio que de gerente, tiene que ser la persecuci6n y elalcance de las ganancias "mas altas posibles" en sus propiasernpresas. Por cierto que una elite econornica que fuera soloalma, dada la naturaleza del sistema, no podria de ninguna ma­nera perseguir un objetivo diferente. Pues el marco de referenciaprincipal, por no decir unico, de esa elite y de todo hombre denegocios, es la empresa particular de que se trate y las gananciasque pueda obtener para ella. En ultima instancia, para esoest" investiclo de poder, y a ello debe subordinar todas las dernasconsideraciones, sin exceptuar al bienestar publico.

No es una cuestion de "egoismo" anidado en el alma delernpresario 0 del gerente; 0, mas bien, que el "egotsmo" sea algoinherente al modo capitalista de producci6n 0 las decisionesque dicta.

Al igual que el capitalisrno de viejo estilo, el capitalismogerencial es un sistema atomizado que sigue llevando la marca(de hecho, la lleva con mas profundidad que nunca ) de la contra­diccion suprema de la que hablo Marx hace cincuenta afios, asaber, entre su caracter cada vez mas social y su persistentefinali.lad privada. Es absurdo pensar que los hombres de ernpre­sa, de cualquier clase que sean, y son, quierase 0 no, los instru­mentos principales de esa contradiccion, habrian de poderlasuperar gracias a algun "espiritual" esfuerzo de voluntad. Puessi asi 10 hicieren, negarian el prop6sito mismo de su actividad,que cs la obtencion de ganancia privada. Como dicen Baran ySweezy, "las ganancias, aun cuando no sean la meta ultima, sflos medios necesarios para todos los fines ultimos, Y de talrnanera, se convierten en el unico fin inmediato, unificador,cuantitativo de las actividades de las empresas, en la piedra detoque de la racionalidad de las mismas, en Ia medida del exitode las grandes sociedades industriales 0 mercantilesv.se Por ciertoque el gcrente moderno tal vcz se muestre mas vigoroso en subusqueda de Ia ganancia que el empresario de viejo estilo, por­que, como ha dicho otro autor, gracias "al uso rapidarnentecrecicn te de los economistas, de los analistas de mercados y deotros tipos de especialistas y consultores de la gerencia parparte de nucstras empresas mas grandes: .. la racionalidad orien­tada a la ganancia es cada vez mas representativa de la conductadel mundo de los negocios".36

Conforme a esta opinion, los accionistas de empresas centro­ladas por gerentcs modernos no dcben terner que sus interesesse yean sacrificados en aras ajenas a ellos. Podran producirse

3'5 Baran y Sweezy, El capital monopolista, Siglo XXI Editores, p. 37.36 J. S. Early, "Contribution to the discussion on the impact of some

new developments in economic theory; exposition and cvaluation", enAmerican Economic Review, mayo de 1957, vol. 47, nurn. 2, pp. 333-4.

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tensiones entre gerentes y accionistas, y a veces, desembocar enconflicto. POl' ejemplo, los accionistas podran considerar que alos gerentes no les preocupan 10 suficiente los dividendos, 0 queson demasiado generosos consigo mismos en materia de emolu­mentos, 0 que se muestran muy propensos a gastar dinero confines no inmediata y evidentemente relacionados con la obten­cion de ganancia; y los gerentes, por su parte, podran pensarque los accionistas, 0 par 10 menos aquellos accionistas que setoman la molestia de hacerse oil', son una banda de codiciosos,ignorantes y miopes. Pero estas diferencias son tacticas dentrodel consenso estrategico, y de todas maneras es muy poco 10 quecomunmente pueden llevar a cabo los accionistas para dar efica­cia material y real a su descontento, salvo, por supuesto, des­hacerse de sus acciones. Sea como fuere, subsiste el hecho deque por todos conceptos importantes no es verdad que la funci6ngerencial aliene a quienes la cumplen de aquellos en cuyo favorla desempefian; las diferencias de objetivo y de motivaci6n quepuedan existir entre ellos quedan borradas por su fundamentalcomunidad de intereses.

En to do caso, en terminos de propiedad gerencial, se puedeexagerar mucho la noci6n de separaci6n. Pues, como se ha obser­vado a menudo, los gerentes son frecuentemente grandes accio­nistas de sus ernpresas. En los Estados Unidos, ha dicho Kolko,"la clase de los gerentes constituye el grupo mas grande de lapoblaci6n de los accionistas, y el nurnero de individuos de estaclase, duefios de acciones, es mayor que el de cualquier otra cla­se".37 Ademas, a traves de las opciones sobre el stock, los gerentestambien aumentan sus tenencias en las mejores condiciones ima­ginables.se La parte mayor del ingreso de los gerentes quiza no

37 Kolka, Wealth and Power in America, p. 67. Vease tambisn C. W. Mills,The Power Elite, 1956, pp. 121-2 Itrad, esp. La elite del poder, FeE, Mexico], yD. Villa rejo, "Stock Ownership and the Control of Corporations", en NewUniversity Thought (otofio de 1961 e invierno de 1962), vol. 2, pp. 33-77y pp, 45-<i5.

38 "Un estudio reciente de la National Industrial Conference Boardrnuestra que el 73 % de 215 ejecutivos superiores, durante el perfodo 1950-60,gano, por 10 rnenos, 50 mil dolares mediante el uso de opciones sobre ac­ciones, el 32 % gano 250 mil d61ares y el 8 % gano, par 10 menos, un millende dolares." R. C. Heilbroner, "The View from the Top. Reflections on aChanging Business Ideology", en E. F. Cheit (comp.), The Business Establish­ment, 1964, p. 25. Hacia 1967, planes de opciones habian sido instituidos porel 77 % de las empresas industriales inscritas en las bolsas de Nueva Yorky de otras ciudades nortearnericanas. E. F. Chcit, "The New Place ofBusiness. Why Managers Cultivate Social Responsibility, en Cheit, ibidem,p. 178. Kolko senala tarnbien que "a princ.pios de 1957, 25 altos empleadosde la General Motors poseian un promedio de 11 500 acciones cada uno.Colectivarnente, sus tenencias no les hubiesen servido de mayor cosa paraintcntar controlar la General Motors a traves de sus acciones. Sin embargo,ca da uno de estos hombres tenia una participacion personal de alredcdorde medio mill6n de dolares en la compaiiia ... " Wealth and Po-wer in Amer­ica, p. 65.

39 Como el senor Sheehan observa, "el presidente Frederic C. Donner,par ejemplo, es dueiio tan s610 del 0.017 % de las acciones preferencialesde la General Motors, pero estas valfan recientemente alrededor de 3917 ()()()d6lares. EI director Lynn A. Townsend es duefio del 0.117 % de la Chrysler,que vale alrededor de 2380000 dolares, Apenas podra ser impersonal elin teres que porigan en las ganancias provenientes de tales inversiones","Propietors in the World of Big Business", p. 242.

40 W. E. Moore, The Conduct of the Corporation, 1962, p. 13.41 S. Keller, Beyond the Ruling Class, 1963, p. 224.42 Kolkc , Wealth and Power in America, p. 66.43 Keller, Beyond, the Ruling Class, p. 63.

provenga de la propiedad de acciones, ni dependa de tal propie­dad, pero los gerentes, de todas maneras, rara vez consideranque sus acciones, en cualquier momento que sea, poseen uninteres despreciable.w Conforme a esta perspectiva, resulta exa­gerada la representaci6n del gerente como sujeto "separado ydistante" de los recursos que controla.

Ademas, los salarios elevados son caracteristica cornun delas capas superiores de la gerencia, salaries que, en muchos casos,son elevadisimos. Asi por ejemplo, un autor ha sefialado que "sonmuy comunes [en los Estados Unidos] salarios de mas de uncuarto de mill6n de d6lares al afio para los principales cjecu­tivos de las grandes empresas y no puede decirse que seanprecisamente raros salarios mas elevados, Esto no torna encuenta las bonificaciones en forma de acciones y las opcionessobre acciones, a precios reducidos, que pueden duplicar efectiva­mente el ingreso del ejecutivo.w Asi tambien, de los novecientosaltos ejecutivos norteamericanos estudiados por la revista For­tune, el 80 % ganaba mas de 50000 d6lares anuales, sin con taracciones, pagos por concepto de pensiones y retiros, cuentasde gastos, etc.,41 y Kolko nos da una cifra de 73 600 d6lares comoingreso medio de los 700 ejecutivos de sociedades por accionesmas altamente pagados en los Estados Unidos en 1958.42 A lascapas superiores de la gerencia tal vez no les vaya tan bien enotros parses capitalistas avanzados, pero, no obstante, en todaspartes se haIlan situados en las alturas superiores de la pirarnidede ingresos.

POI' ultimo, hay que sefialar tarnbien que el origen socialde quienes militan en las gerencias en estos paises es, pOl' 10general, el mismo que el de los demas hombres de ingresos ele­vados y grandes propiedades. En relaci6n a los Estados Unidos,sefiala un autor, "tocante al reclutamiento de los modernos geren­tes industriales, tres estudios diferentes han mostrado, mas 0

menos, 10 mismo. La mayoria de los gerentes de las mas grandesempresas proviene de familias de las clases media superior ysuperior y tuvieron padres dedicados a los negocios't.w En 10 querespecta a la Europa occidental, el sefior Granick sefiala que "unode los principales rasgos del mundo de los negocios en el conti-

36 l1LITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTEl1LITES ECON6MICAS Y CLASE OOMINANTE 37

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38 ELITES ECONOMICAS Y CLASE DOMINANTE ELITES ECONOMICAS Y CLASE DOMINANTE 39

nente europeo, aunque no especialmente del Ingles, es que todasIns capas de la gerencia provienen primordialmente de la burgue­sta, y piensan y obran en funcion de la propiedad privada, queell os mismos poseen".« No parece estar justificada la exclusionde Inglaterra a este respecto. Tal vez, como ha dicho el senorGuttsman, "una considerable proporcion de los gerentes se hareclutado siempre de entre los hombres que ingresaron en laindustria a trabajar en los oficios mas humildes, aunque notodos, necesariamente, hayan sido hijos de familias de la c1aseobrera".45 Pero tarnbien se ha sefialado, recientemente, que c164 % de los ejecutivos de las cien compafiias inglesas mas gran­cles llevaban la significativa marca de membrecia de las clasessuperior y media superior, es decir, que habian asistido a escue­las particulares.s" Evidentemente es cierto que, "a medida que seasciende por la escala social, mejoran grandemente las posibili­clades de lIegar a figurar en la junta de administraci6n, las cualesde ser prticticarnente nulas en la base, son extremamente buenasen la ctlspide".47

Por todo, no parecen existir buenas razones para aceptar lavalidez de la tesis de que el capitalismo avanzado ha producidouna "nueva clase" de gerentes y directores de las grandes empre­sas, radical 0, incluso, considerablemente distinta de los duefioscapitalistas de grandes empresas. En el pasaje de El capitalconsagrado al fenorneno gerencial, Marx habla de divorcio entrela propicdad y la gerencia como "la supresion del regimen deproduccion capitalista dentro del propio regimen de producci6ncapitalista y, par tanto, a una contradiccion que se anula a sf

H D. Granicks, The European Executive, 1962, p. 30.4fi W. L. Guttsman, The British Political Elite, 1963, p. 333.·In I-I. Glcnnerster y R. Pryke, The Public Schools, 1965, p. 17.4j R. V. Clements, Managers. A Study of their Career in Industry, 1958,

PP· 83-4. Un reciente estudio frances sefiala tambien que "Ia mayorta delos dirigentes viene de la burguesta". N. Delefortrie Soubcyroux, Wdirigeants de l'indust rie irancaise, 1961, p. 51. En el Japon, la mayor partede los dirigentes del mundo de los ncgocios descicncle de padres que fueroncjccutivos 0 duefios de grandes empresas , en tanto que el segundo lugar10 ocupan los hijos de terratenientes y de pequerios hombres de ncgocios,micntras que no hay un solo hijo de obreros. J. C. Ahegglen y H. Man­nari, "Leaders of Modern Japan: Social Origins and Mobility", en EconomicDevelopment and Cultural Change, vol , 9, num, 1, scgunda parte (octubrede 1960), cuad ro 1, p, 112. R. P. Dorc scfiala tambicn "la f'alta total, en lamucstra japoncsa, de hijos de trabajadores manuales y de apa rccros en lasfilas de los directores actualcs de los ncgocios en el Japon", R. E. Ward ~

D. A. Rustow (cornp.), Political Modernisation in Japan and Turkey, 1964,p. 203. En cl caso de Suecia, un estudio realizado en 1958 mostr6 que el3.5 % de los direetores de empresas industriales que ccntaban con masde 500 emple:ldos provenia de la c1ase obrera, v que estc porecnta ie se havenido redlleiendo desde fines de la dceada de 1940. G. Therhorn. "Power inthe Kingdom of Sweden", IntenzatiOl1a[ Socialist JoumaI, 1965, vol. 2, num. 7,p. 60.

misma y aparece prima facie como simple fase de transici6n haciauna nueva forma de produccion'I.w Sin duda es una mera fasede transicion, Pcro no seran los gerentes quienes cavaran la tum­ba del anti guo orden y daran origen a una "nueva forma de pro­duccion", Ni, por supuesto, adjudico Marx a los gerentes talinsolito papel. El gerencialismo significa que los elementos masimportantcs de la propiedad capitalista son ahora demasiadogran des como para que duefios empresarios puedan administrareficientemente, 0 poseer en su totalidad. Eso no significa, deninguna manera, la trascendcncia del capitalismo.w Para decirlocon palabras de Jean Mcynaud, "los factores que asernejan a lospatronos de estilo familiar y a los gerentes profesionales sonmucho mas fuertes que los elementos que los distinguen: asi, losprirneros, como los segundos, son dirigentes capitalistas"."? yesto es tan valido en el campo de las "relaciones industriales"como en cualquier otro. Al igual que todos los demas gran descontratadores de trabajadores, los gerentes que tienen a su cargocornplejas ernpresas, que Bevan a cabo multiples actividades, seinteresan, obviamente, en mantener sin fricciones las relacionesobreropatronales yen "rutinizar" los conflictos que surjan dentrode la empresa; y para la consecucion de tal finalidad bien puedenconsiderar que los sindicatos son, mas que enemigos, sus aliados,a mejor dicho, ambas cosas a la vez. Pero sea 10 que fuere susignificado, no es evidente que haya dcterminado que las ernpre­sas dirigidas por gerentes esten organizadas de manera diferentca las dirigidas por los duefios de las misrnas.s! En ambas. el

48 Marx, EI capital, vol, 3, p. 417.40 Es oportuno sefialar que el profcsor Galbraith recientemente ha afir­

mado que cl poder de la gerencia ha pasado rcalrncntc a la "tecnoestructu­ra", que abarca a un grupo "rnuy grande" de personas, comprendienclo"desde los mas altos crnpleados de la crnpresa hast a, en el perimc.tro exte­rior, los trabajadores de 'cuello blanco y de cucllo azul' cuya funcion cs lade ajustarse mas 0 monos mecanicarncnte a las 6rdenes y a la rutina".Galbraith, Tile New Ittdustrial State. p. 71. "No son los gcrentes los quedeciden, cI poder efectivo de decision csta profundamente alojado en clpersonal tecnico, de plancacion ~' de otras tarcas cspecializadns". ibidcm,p. 69. Conforme a los tcst irnon ios que disponemos. me parcce C1Ul' cstatesis carecc de s6lido fundamcnto, como ya he scfialado en "ProfessorGilbraith and American Capitalism", The Socialist Register, 1968.

50 J. Mcynaud, La Technocrat ie, 1964, p. 169. En el articulo anterior­mente citado el sefior Sheehan de manera serucjante llcga a csta conclu­si6n: "rnuy pocos ejecut ivos dirrin que los gcrentes de una cornpafiia quecuente con nurnerosos accionistas admlnistrc su negocio de rnancra difcren­te a como 10 haccn los propietarios de una cornpafiia cUY') capital este muypoco distribuido"; "no tiene sentido de la rcalidad inl'erir que porquc ungerentc es duefio de s610 una pequciia fracci6n de las acciones de su com­pafiia carece del incentivo para ]a elevaci6n al maximo de las utilidac!cs"."Proprietors in the World of Bih Business", pp. 183-242.

51 Vease, por ejemplo, Serge Mallet, La nOl/velle c!asse auvriere, domlese enCllentran algunos cstudios del caso. l1luy intcresantcs, ,Ie las relacionesobreropatronales en algunas de las empresas mas moderuas de Francia. En

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40 ELITES ECON6MICAS Y CrASE DOMINANTE ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTE 41

proceso de trabajo sigue estando caracterizado por el dominioy la sujeci6n: los ejercitos industriales del capitalismo avanzado,sean cualesquiera sus patronos, siguen funcionando dentro deorganizaciones en donde la determinacion de la autoridad yde las formas en que se ejercera no han tenido arte ni parte,y a cuya determinacion de objetivos y procedimientos de accionno se le ha dado voz ni voto.

III

Como acabarnos de vel', los gerentes provienen sobre todo delas clases profesionales y propietarios. Pero este no es sino unejernplo de un proceso de reclutamiento para nutrir las filasde los ricos y los puestos de mando de la sociedad capitalistaavanzada, tipico de estos sistemas, no obstante la afirmaci6nmuy conocida de ser sociedades fluidas, socialmente abiertas, enlas que se efectua una rapida "circulaci6n de elites".

De heche, el reclutamiento para las elites, en estas sociedades,posee un caracter acusadamente hereditario. POI' 10 general, esescaso el acceso de las clases trabajadoras a las clases mediay superior. Como sefiala el senor Westergaard, existe "muchomovimiento de individuos entre Ins diferentes capas" pero "granparte de este movimiento recorre distancias considerablementecortas del espacio social, y encierra desplazamientos dentro delgrupo manual 0 del grupo no manual con mucha mayor frecuen­cia que eritre . estos grupos, y esta caracterizado pOI' desigual­dades tajantes y persistentes en la distribuci6n de oportunirla­des".52 Los estudios realizados, con datos que llegan hast a 1960,han descubierto que el nurnero de hijos de trabajadores manua­les que pudieron realizar 10 que el profesor Miller llama "elgran salto" hacia las ocupaciones superiores en el mundo delos negocios y de las profesiones independientes fue mucho me­nos del 5 %, en tanto que a los Estados Unidos les correspondlola ci Ira elevada de casi un 8 %.5:1 Tal vez no sea esencial, para

uno de esos estudios, Mallet sefiala que "los gerentes y tecnocratas quegobic rnan la ernprcsa Bull no son teoricos del neocapitalismo; de ningunarnanern procuran desernpcfiar el papel de precursores en materia de rcla­clones obrcropat ronales v. sicmp re que pucdcn, utilizan los metodos acos­turnbradox de direcci6n y disciplina ... " (p. 81). Vcase t amhien R. Blauner,Alieration ami Freedom, TIle Factory Worker ami his Industry, 1964.

[,2 J. Westergaard, "The Withering Away of Class. A Contemporary,Myth", en P. Anderson y R. Balckburn (comp.), Towards Socialism, 1965,p. 89. Vease tarnblen en 10 que rcspecta a este movimiento intraclasc, paroposicion a Ia movilidad intcrclase, R. Bendix y S. M. Lipset, Social Mobilityin Industrial Society, 1964, capitulo I.

53 S. M. Miller, "Comparative Social Mobility", en Current Sociology,1960, vol. 9, nurn. I, pp. 39-40. Vease tarnbien D. V. Glass (comp.), SocialMobility ill Britain, 1954.

, .

alcanzar un exito material 0 profesional, ser hijo de padres ricoso siquiera acomodados; pero, sin duda, constituye una enormeventaja, semejante a la de ingresar en un club escogido en dondeser miembro ofrece inapreciables oportunidades, para la confir­maci6n e incremento de las ventajas que de todas manerasconfiere.s!

En cierto sentido, podria decirsc, incluso, que la difusi6ndel gerencialismo propende a reforzar la ventaja de 10 que HaroldLaski acostumbraba llamar "cuidadosa selecci6n de los padresde uno". Pues el ingreso en las capas superiores de la empresacapitalista del tipo gerencial requiere cada vez mas, como no10 requiri6 el capitalismo de los duefios, algunos titulos de ins­truccicn superior, que son obtenidos mucho mas Iacilmentc porlos hijos de los acornodados que por cualesquiera otros nifiosy j6venes; y ocurre exactamente 10 mismo en relaci6n a todaslas dernas "calificaciones" profesionales.s- Evidenteme nte cl ha­bel' recibido una buena instruccion no es suficiente para llegara las capas superiores de la gerencia y aun, como ocurre muy amenudo, puede resultar innecesario. Pero existe claramente latendencia a la profesionalizaci6n del mundo de los negocios,al menos en el sentido de que el poder ingresar en esta carreraparticular requiere, cada vez mas, poseer los titulos educativosobtenidos en las universidades, 0 en instituciones equivalentes;y esto es todavia mas cierto en relaci6n a otras posiciones dela elite,

Pero estas instituciones son todavia mucha mas accesiblesa los hijos de padres de las clases media y superior que a losnacidos en otras clases. Un examen general, por ejernplo, scfialo,hace unos cuantos afios, que

... Ia cornposicion de la poblacion estudiantil, en todos sus elementosesenciales, es la misma en toda la Europa occidental. Las clases supe­rior y media, indcpendicntcmentc de c6mo se las clcfina, nuncaconstituycn menos de una gran minoria (45 % en Holanda ) y eo III on­mente constituyen una considerable rnayorfa (56 % en Suecia y masdel 80 % en los paises mcditerrancos ). El resto esta corrtituidoprincipalmente por hijos de ernpleados asalnriados, pcqucrios hombrescit: negocios y agricultores; la clase obrera, incluso en donde cs casio igualrnente prospera, esta muy escasamente reprcsentada; en el

~1 "El autorrcclutarnlcnto, es decir, la invisible rnano de Ia familia, sindudu dcscrnpcfia un papcl todavia mayor en las cnrrcras de quicnes se muc­ven en los circulos mas al tos, que en la socicdad en general." R. Dahrendorf,"Recent Changes in the Class Structure of European Societies", en Daedalus,invicrno de 1964, p. 235.

r,~ No es indifcrcntc a la politica este punto. Como sefiala el profesorMeynaud, "una educacion terminada al nivcl de la cscuela prirnaria consti­tuye un grave impedimenta para quicn aspire a figurar en el Parlamento".J. Meynaud, "The Parliamentary Profession", en International Social ScienceIournal, 1961, vol. 13. nurn. 4, P. 520.

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42 ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMIN ANTE ELITES ECON6MICAS Y CLASE OOMINANTE 43

rncjor de los casos constituye del 10 al 15 %, y mas cornunmenteoscila entre el 4 y el 8. %.5G

En relacion a la Alemania Federal, el profesor Dahrendorfha dicho :

· .. hasta hace poco, solo el 5 % de todos los estudiantes universitariosalernanes pravda de farn ilias que, en la estructura profesional total,reprcsentan poco mas del 50 %. Esta proporcion se ha elevado aharaa un poco mas del 5 %, pero es aun notablemente baja.57

Dos autores franceses, par su parte, han observado :

· .. un calculo aproxirnado de las posibilidades de acceso a la univer­sidad, segun la profesion del padre, muestra que ascienden a menosdel 1 % para los hijos de los asalariados agricolas y a cerca del 70 %para los hijos de los hombres de negocios y a mas del 80 % para losmiembros de las profesiones liberales. Estas estadisticas demuestranclararnente que el sistema educativo !leva a cabo, objetivarnente, unproceso de elirninacion que resulta mas completo a medida que nosvarnos acercando a las clases menos privilegiadas.es

Respecto de Inglaterra, el Informe Robbinson sefialo en1963 que

· .. la proporcion de jovenes que ingresan como estudiantes de tiempocompleto en las instituciones de ensefianza superior es de un 45 %para aquellos cuyos padres figuran en el grupo "profesional superior",en comparacion can s610 un 4 % de aquellos cuyos padres trabajan enocupaciones manuales calificadas.w

Un estudio comparado que abarc6 a los Estados Unidos, Ale­mania federal y Francia en los afios de posguerra sefialo tam­bien que

· .. cl cuacl ro general regis tra claras desigualdades de oportunidadpara obtcner educacion superior. Los sectores no agricolas no obre-

oG A. Kerr, Universities of Europe, 1962, p. 51. En el casu de Inglatcrra,sin embargo, vease la nota 65 de estc capitulo.

;,7 R. Dahrcndorf, "The Crisis in German Education", en Journal ofCOlltelllporary History, 1967, vol. 2, num , 3, p. 143.

,,8 P. Bourdieu y J. C. Passeron, Les herit iers, 1964, pp. 13-14. Vense tam­bien M. Praderie, "Heritage social et chalices d'ascension", en "Dan-as",Lc part age des benefices, y H. Girard, La reussite socialc en France, 1961,pp. 345 ss.

f)g Higher Education, Cmd, 2154, 1%3, p. 51. Dos sociologos inglcses hanobservado tambicn que "en el extremo de la escala, la hija de un obreromanual no calificado tiene tan s610 una posibilidad de cinco 0 seis entrecion de ingrcsar en una univcrsidad : posibilidad cien veces menor que laque tendria si hubiese nacido en una familia de profesionistas". A. Littley .r. Westergaard, "The Trend of Class Differentials in Educational Oppor­tunitv in England <tilLl Wales", en Rritisll Journal of Sociology, 1964. vol. 15,num: 4, Pl'. 307-8.

ros de Ia sociedad suministran de tres quintas partes a mas de nuevedecimas partes del numero de alumnos, aun cuando este grupo esuna fraccion pcquefia de cualquier sociedad.v?

Bendix y Lipset escribieron en 1959, refiricndose a los Esta­dos Unidos:

... como en otros paiscs. la enorme mayorta de los estudiantes norte­arncricanos son hijos de hombres de negocios, agricultores prosperoso profcsionistas.w'

mientras que otro autor sefialo, en 1961, que

... Ia oportunidad para que un nino de la clase media nortcameri­eana termine estudios superiores es casi de un 50 %, en tanto quela de un nifio de la clase trabajadora es de 1 a 12 %.62

Este preclominio de las clascs superior y media, en 10 querespecta a la educacion superior, nada tiene de sorprenden teoTal eclucaci6n rcquiere una prcparacion a temprana edacl quelos nifios de la c1ase trabajadora son los que menos suelen reci­bir. En Ia mayoria de los casos, estes nifios asistcn a escuclasque, para decirlo con la atinada [rase del scfior Meyer, son "ins­tituciones de custodia" en clande agunrdan cl momenta de quelos reglamentos de educacion lcs pcrrnitan cornenzar a dcscrnpc­fiar el papel reservado por. las circunvtancias de su clase clesdesu nacimiento, a saber, el de partidores de lena y acarreadoresde agua. Lo que el profcsor Dahrendorf dice. en rclacion a esto,refiriendose a la Alemania federal, tiene una validez mas arnplia :

A voces los sociologos describen a la socicdad alemana, y los politi­cos a rnenudo 10 crecn, como si cstuviesc virtual mente excnta de cia­ses, y se dice, gcncralmentc, en los debates politicos, que en el mun­do moderno, evidcnternentc, estas clases v estos cstratos socialeshan desaparecido, y que en la actualidad todo el mundo tiene lasmisrnas oportunidadcs, etc. A mi juicio, sabre toclo cuando se es­tudia cl problema cducativo, es csta una concepcion notabIementeidcokigica de la sociedad alernana, que, en sf rnisma, rcf'lcja la cspc­ranza de prcscrvar condiciones en las que las arnbiciones de las per­sonas qucden limitadas, mas 0 mcnos, a su propia esfera social, asu propio range soeial.1;3

Por supuest o, muchos maestros procuran dcscmpcfinr, y a

GO C. A. Anderson, "The Social Status of Univcrsltv Studcius in Relationto the Type of Economy: an International Comp.uisou", ell Transactions ofthe Third Wnrld Congress of Sociology, 19~Ii, vol. S, pp. 51-2.

61 Bendix y Lipset, Social Moliilit}' ill II/dustriol Society, p. 9-t.02 M. Meyer, The Schools, 1961, p. 116.63 R. Dahremlorf, "The Crisis in Gcnnan Education". p. 144. V\.~ase

tambicn H. Adam, "Social Mohility through EcluGltion?" en Internatio11alSocialist Journal, 1964, vol. T, p. 4.

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G4 Vcase po r ejemplo J. W. B. Douglas, The HOllie and the School,1964; J. Floud y otros, Socia/ Class and Education Opportunity ; Bendix yLipsct Social Mobility in Jill/list rial Society, pp. 94-5 11. 24; Higher Educa­tion, Apcndice I (Cmd, 2154-1) 2! parte, Factors Lnjluencing Entry to HigherEiltccat ion , y J! parte, Tile Paolo/ Ability,' P. Bourdieu, "La transmissionde I'hcritugc culture! ell "Da rr as", Le pnrt ag« ties benelices ; y A. Girard,"SL'!cetiou for Sccondai y Education in France", en A. H. Halsey, J. Floud,C. A. Andersen (comp.), Education, Economy and Society, 1961, p. 186 ss.

G:; Asi POI' cjernplo, al informar de una conferencia de la UNESCO de losrnlnist ros cllrujleos de cdllcacion en noviembrc de 1967, un corresponsal deThe Times scfialo que "mas de una cuarta parte de la poblacion univer­sitaria inglesa es de cxtraccion obrcra , Esta cifra puede cornpararse conlas del 14 %, en Suecia, el 8.3 %, en Francia y el 5.3 Ok, en la Alemaniaoccidental". The Tillles, 20 de noyiemhre de 1967.

GIl Organisation for Economic Cooperation and Development, SocialObjectives in EdllcatiullQl Plarlllillg, 1967, p, 307.

veces pueden cumplir un papel educative positivo. Pero losnifios de Ia clase trabajadora tienen que Iidiar con un ambientsincomparablemente menos favorable que sus conternporaneosde las cIases superior y media, y estan sujetos a una multitud deimpedimentos econornicos, sociales y culturales.s-

No obstante, los nifios de Ia c!asc obrera, a pesar de todoslos obstaculos, ingresan en la educacion superior en numeroconstan ternen te crecicn te/'" en tre otras cosas y sobre todo por­que el capitalismo avanzado necesita un personal mejor entre­nado que el del antiguo sistema industrial. Pero como sefial6 uninforme de la OCED, en 1967 "la expansion educativa per se no hadisminuido necesariam~nte Ia participacion diferendal entre lascIascs".(;G Y a. mcdida que lu educacion superior se difunde, vacobrando una importancia nueva, una antigua distinci6n entrelas instituciones que la proporcionan. Algunas instituciones ofre­cen facilidades de toda clasc, mucho mayores que otras, disfru­tan de 1l'1 mayor prestigio y ticnden mas que otras a proporcio­nar rcclutas para los puestos de mando de la sociedad, Estasinstituciones, cuyo ingrcso pone obstaculos mas severos queotras, suelen ser mas accesibles a los alumnos de las cIases su­perior y media que a los de la obrera.

Quicncs ternen la aparicion de una sociedad "meritocratica",en doride todo mundo, que habra comenzado mas 0 menos enla mismn forma, sent juzgado tan solo por "sus meritos", notienen por que alarrnarse mucho: la carrera esta todavia "arre­glada" en contra de los competidores de la cIase obrera.

Aun, si hacernos caso omiso de todo esto, es necesario recor­dar, no obstante, que una preparacion universitaria ofrece tansolo WI Lugar de partido en la carrera posuniversitaria. Y estaca rrcru tnrnbien esta arrezlada. Pues intcrvienen otros variosIactorcs, que afectan materialmento a las carreras, Uno de elloses el de la red de "relaciones e influencias" que conecta a losmicnibros de los grupos componentes de las elites; las famiIias

4544 ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTE

IELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTE

de la cIase obrera, por regIa general, no tienen muy buenas"relaciones e influencias",

I Podrfarnos afiadir, tambien, que el hecho de existir una mayor',!'igualdad de oportunidades", en todo caso, poco tiene que ver, con la igualdad autentica, dado el contexto en el cual se presen-'lao Tal vez permita a un nurnero mayor de nifios de la clase'obrera llegar "a 10 mas alto". Pero esto, lejos de c1estruir lasjerarquias cIasistas del capitalismo avanzado, contribuye a for­talecerlas. La infusi6n c1e sangre nueva en las capas superioresde la pirarnide economica y social podra ofrecer una amenaza,por competencia, a los individuos que ya se encuentran en ellas,'pero no es una amenaza para el sistema mismo. Incluso una;manera mucho mas "meritocratica" de llegar a la cuspide, in­,jertada en el sistema econ6mico existente, no haria sino deter­: minar que un nurnero mayor de personas de origen obrero pasa­, sen a ocupar los peldaiios superiores del sistema existente. Estopodria considerarse conveniente, pero no determinaria su trans­formacion en un sistema dijerente.

Sin embargo, este punta es en gran medida acadcmico, Pueslas clases superior y media de estas sociedades, sin exceptuara su elemento ernpresarial y gerencial, son todavia. ell gran par­te, autosuficientes en materia de reclutamiento y, pOI' consiguien­te, en grado notable, socialmente coherentes. En cierto senti do,en verdad, son ahora mas socialmente coherentes que en el pa­sado. Hace cien afios, la aristocracia constituia, economica y so­cialmente, todavfa una clase tajantemente distinta de las demascIases en Ia mayorfa de las sociedades capitalistas avanzadas.Desde entonces, los aristocratas, en todas parte", han que dadoincorporados al mundo de la industria, de las finanzas y del co­mercio y han sufrido una "burguesificacion" que, tal vez, enalgunos aspectos todavia no sea completa, pero se encuentra,no obstante, muy avanzada, Es cierto que la aristocracia toda­via tiene mucho cachet pero las clases industriales y cornercia­les ya no tienen conciencia de ser parvenu y socialmente inferio­res a cualquier otro grupo 0 clase, incluso en paises como Ale-

• mania y Japan en donde el hombre de negocios cornun estuvohasta hace poco grandemente opacado, en terrninos sociales, poruna cIase aristocratica.

"Antes de la prirnera guerra mundial", sefiala el senor Gra­nick, "el mundo aleman de los negocios habia fracasado com­pletamcnte en establecer su prestigio dentro de cIases superio­res ... entre las guerras, este mundo se volvio mucho mas pres­tigioso ... en la dccada de 1950, por primera vez en la historiaalemana, las clases trac1icionales superiores preindustriales per­dieron su importancia"; 07 y un autor japones senala que en su

07 Granick, The Ellropean Executive, p. 30. Otro autor obscn'a, demanera sernejante que "Ia segullda guerra mundial produjo la caida de

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46 ELITES ECONOMICAS Y CLASE DOMINANTE ELITES ECONOMICAS Y CLASE DOMINANTE 47

pais "quienes hoy se declican al comercio y a la industria se con­sideran pilares de la comunidad y no les cuesta trabajo ingresaren los niveles mas respetados de la sociedad. Quienes andanen pos de riquezas ya no tienen par que andar ofreciendo justi­Iicaciones, pues su nurncro es legi6n. EI cambia de actitud emo­cional no es sino una de las rnedidas de la elevacion del mundode negocios a una posicion de predominio en la vida nacional'U"Este proceso ha estado alga encubierto en Inglaterra, en dondelos empresarios, que han tenido cxito, han logrado complemen­tal' el dinero en efectivo capitalista con el cachet aristocratico,pero en este pais tarnbien la riqueza es un pasapor te valido paralos ranges superiores.

De manna semejante, los cmprcsarios y gerentes triunfado­res de cxt raccion obrera son facilmente asimilados en las clasesposecdoras, tanto en su modo de vida, como en sus puntos devista. Algunos podran conservar algun sentimiento rudimentariov la tente de sus antecedentes, pero no suele tener mayor impor­i ancia, ni social ni icleologicamente. La riqueza, en este sentidolimitado al menos, cs una gran niveladora.

Perc la riqueza es tambien una gran niveladora en 10 que res­pccta a 10 ideo16gico y a 10 politico. Schumpetcr sefialo, en ciertaocasion, que "los rnicmbros de una clase ... se entienden mejorentre si ... ven la misma porci6n del mundo con los mismosojos, desde el mismo punta de vista y en la misma di reccion'Lv"No cs ncccsario llevar dernasiado lejos esta afirmaci6n. Hay~Il ras influcncias. aparte de la mernbrccia de clase, que produ­ccn congrucncia idcologica y politica entre los hombres; y a lainvcrsa, la mcmbrccia de clase a veces no produce tal congruen­cia, Es eviclente que los micmbros de las clases duefias de pro­picdad cstan, a mcnudo, divididos per LInn rnultitud de cuestio­ncs y politicas concrctas, por no menciouar las diferencias dereligion y de cultura.

Pcro tampoco a esto hay que darle una importancia exage­raua. EI profcsor Aron se ha quejado, ironicarncnte, de una de'l!'i "deccpcione~;" por haber clescubierto que quienes, "en la

~1lli'US de elites rivalcs tales como 10 nobleza latifundista prusiana, la castamil it ar y la ai-istocracia. Dcspucs de unos cuantos retrocesos al principio,en la ult itna dccada cl poder del hombre de cmpresa ha allmentado nipi­dal1lcllte y ahora pucde ccnsi,krarse a Sl mismo como persona influyentc"G, 13rmmthal. The Fcdaatioll of G~r!ll(l/l IIlc!£lstry il/ 1''1/itics 1965, p. 58.

'IS N, Ike. Japallese Politics, 1958, p. 82. Otro HutGI' sciiHla que "Ia capa'iupcrior dc los ejecutivos industriales y cumercialcs ha sustitllido en gran\,.1rte a las m~ls antiguas familias zaibatsu y se ha convertido en la eliteprincipal del Jap6n de la posguerra" A. B. Cole, Japanese Society alld Poli­tic.': TIle III/pact of Social Stratification mid Mo/Jility all Politics, 1956, p. 86.

'i!' J, Schumj1eter. "Social Classes in anel Ethnically Homogeneous En­liroment", en Imperialisl11, Social Classes, 1955, p. 109.

representaci6n marxista del mundo determinaban supuestamen­te el curso de los acon tecimientos", de hecho, "las mas de lasveces, no ternan conccpcioncs politicas" (sic) "en 10 que respectaa la mayoria de las grandes cuestiones debatidas en Francia, enlos ultimos diez afios, fue imposible averiguar que es 10 quequerian los capitalistas franceses, grandes, medianos y peque­fios, que es 10 que deseaban los 'rnonopolistas' y los hombres delos trusts. He conocido a algunos representantes de esta 'razamaldita' y no he podido descubrir nunca que tengan una opiniondefinida y unanirne, ya sea, en 10 que respecta a la politica quese debi6 seguir en Indochina, 0 a la politica mas adecuada enArgelia".">

No cabe duda que esta opinion es por dernas superficial. Pueslas divisiones que puedan haber existido entre las elites econo­micas francesas en rclacion a Indochina y a Argelia se produ­jeron dentro cle un campo de opciones conservadoras, y firrne­mente excluyeron cualquier otro. Tal vez algunos micmbros deesas elites desearou una descolonizacion rapida, pcro la historia,quien sabe por que, no regist ra un grado elevado de presionejercido, por parte de alguno de los sectores de la burguesiafrancesa, en favor de las luchas de liberacion vietnamitas y ar­gelinas, 0 de la nacionalizacion de las empresas privadns. de unagran redistribucion de la riqueza, de una radical arnpliacion delos beneficios sociales 0 de una ampliaci6n de los derechos sin­dicales, etcetera,"!

Las diferencias especificas entre las clases dominantes, porautenticas que puedan ser, dcsde muchos puntos de vista, estan,sin riesgo alguno, contenidas dentro de un particular cspectroideologico, y no estorban un consenso politico fundamental, en10 que respccta a las cuestiones capitalcs de la vida econornicay politica. Una manifcstaciun cvidentc de este hecho es cl apoyoque las clases clominan tes prestan a los particlos conservadorcs.Como mas adclante comentarcrnos de nuevo, clifcrcntes segrncn­tos de estas clases dan su apoyo, a veces, a distintos particlosconservadores, que compiten entre sf; pero no tienden, quedigamos, a dar su apoyo a partidos anticonservadorcs, De he-

7U R. Awn, Sociologic des societes industrielles, Esquisse d'IlI1C thcoricdes 7£!gilIICS Politiqucs, 1958, p. 81.

71 En un libro rccientc sobre la Alcmania federal, el profesor Dahren­dod, COI\lO el profcsor Awn en cl caso de Francia, insiste vigorosamcnteen ]a carel1cia de cohesion ideol6gica y politica de las clites alemanas,peru despllcs hace men cion del aCllerdo conccrtado entre las elites paraalterar 10 menos posible las estructuras actuales" R. Dahrenc!orf, Societyand Democracy ill Gerl1lallY, 1968, p. 275. No es una mala base, pensa11l0Spara levantar una cohesiun. "Qlliencs se encuentran en ]a CllSpidc de lasociedad alemana", alirma tambicl1, "son csencialll1cnte extrafios unos paracon otros" (p. 271). Pero estos "cxtraiiu,;" cuentan COil un medio cxcelcntede recol1ocill1ienlO, a saber S': COl11lll1 ,kseo de "alterar 10 menos posiblc"las estnlctl1raS aetllales.

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48 ELITES ECON6MICAS Y CLASE DOMINANTEELITES ECON6MlCAS Y CLASE DOMINANTE 49

cho, las clases dominantes han cumplido hasta ahora, muchomas que el proletariado, la condici6n puesta por Marx para laexistcncia de una "clase para si misma", a saber, que tenga con­ciencia de sus intereses de clase: los ricos han tenido siempremucho mas "conciencia de clase" que los pobres. Esto no quieredecir que hayan sabido siempre cual era la mejor manera desalvaguardar sus intereses -las clases, como los individuos, co­mcten errores- aunque su historial, bajo este punto de vista,al menos en los paises capitalistas avanzados, no es especialmen­te malo. Pero tampoco esto cambia la validez de la afirmacionque, mas alla de todas sus diferencias y desacuerdos, los ricosy los propietarios han estado siempre fundamentalmente uni­dos, para sorpresa de nadie, en defensa del orden social que lesotorgaba sus privilegios. Como ha dicho el profesor Kolko, re­firiendose a los Estados Unidos:

... el hecho capital en la historia nortearnericana del mundo de losnegocios es el del consenso que existe entre sus representativos,con diversos grados de importancia y en diferentes actividades, deque cI sistema capitalista tiene que ser mantenido de una u otramanera : esto ha dado como resultado una actitud general que nose ha opuesto necesariamente a la innovaci6n decisiva en la esferaeconomica, pero si a los programas economicos radicales que, en elproceso de modificar la concentraci6n del poder economico. pod iantam bien minar la estabilidad 0 la existencia misma del status qUO.72

No existe, afiado, la menor prueba para pensar que los hom­bres que forman las gerencias en la sociedad capitalista se ha­yan apartado, ni por un momento, de este acuerdo fundamentalacerca de la necesidad de preservar y fortalecer Ia propiedad yel control privados de la mayor parte posible de los recursosde la sociedad y, como sefialarnos anteriormente, acerca de lancccsidad de elevar al punto mas alto posible las ganancias quese desprenden de esa propiedad y de ese control.

No obstante, se puede reconocer facilmente que existe unapluralidad de elites econornicas en las sociedades capitalistasavanzadas : y que no obstante las tendencias integradoras delcapitalismo avanzado, esas elites constituyen agrupamientos einterescs distintos, cuya eompetencia afecta grandemente al pro­ceso politico. Sin embargo, este "pluralismo de las elites" noestorba que las diversas elites de la sociedad capitalista 'cons­tituyan una clase economica dorninante, que posee un gradoelevado de cohesion y solidaridad asi como intereses y objetivoscomunes que trascienden, sobradamente, sus diferencias y des­acuerdos particulares.

En el contcxto de estc estudio, la cuesti6n mas importantede todas las planteadas por Ia existencia de esta clase dominanie

7~ Kolka, Tile Triumph ot Conservatism, p. 12.

es la de saber si constituye tambien una "clase irnperante 0 go­bernante", No se trata de averiguar si esta cIase esta dotadade una medida considerable de poder y de influencia politicas.Nadie puede negar que la tiene: al rnenos, no podemos tomaren serio a nadie que quiera negarlo. 'La cuesti6n es totalmentedistinta, a saber, la de si esta cIase dominante ejerce tambienun grado mucho mayor de poder y de influencia que cualquieraotra clase; si ejerce un grado decisive de poder politico; si supropiedad y su control de campos fundamentales de la vidaeconornica asegura tarnbien su control de los medios de la tomade decisiones politicas en el particular ambiente politico de uncapitalismo avanzado. Esto nos lIeva de nuevo a la averiguaci6nde la naturaleza y el papel del Estado en estas sociedades.

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EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTAOO 51

3

EL SISTEMA DEL ESTADO Y LA ELITE DEL ESTADO

I

Hay un problema preliminar acerca del Estado al que rara vezse le presta atencion, y sin embargo tiene que ser considerado

l para enfocar con propiedad, el examen de su naturaleza y delpapel que desempefia: esto es que "el Estado" no es una cosa,no existe como tal. El termino "estado" designa a cierto nurnerode instituciones particulares que, en su conjunto, constituyen surealidad y ejercen influencia unas en otras en calidad de par­tes de aquello a 10 que podemos llamar sistema del Estado.

Y no es esta una cuestion puramente academica, Pues el tra­tar a una parte del Estado -comunmente, el gobierno--- comosi fuese el Estado mismo introduce un importante factor deconfusion en el examen de la naturaleza y la incidencia del poderestatal que puede tener grandes consecuencias politicas. Asi, porejemplo, si se cree que el gobierno es. en efecto, el Estado,tambien se puede creer que el asumir el poder gubernamentalequivale a adquirir el poder estatal. Tal creencia, fundada, como10 haec, en amplios supuestos acerca de la naturaleza del poderestatal, nos expone a grandes riesgos y desencantos. Para com­prender la naturaleza del poder estatal, es necesario, ante todo,dis tinguir, y despues poner en relacion reclproca, los diversoselementos que constituyen el sistema estatal.

Nada tiene de sorprendente que a menudo gobierno y Estadonos parezcan sinonimos. Pues el gobierno es el que habla ennornbre del Estado. Al Estado se referia Weber cuando dijo,en frase famosa, que, para ser, tiene que "arrogarse con exitoel monopolio del uso legitime de la fuerza fisica en un deterrni­nado territorio". Pero "el Estado" no puede arrogarse nada:solo puede hacerlo el gobiemo del momento, 0 sus agentes enlos que haya delegado debidamente su poder. Se ha dicho, amenudo, que los hombres no prestan acatamiento al gobiernodel momento, sino al Estado. Pero el Estado, desde este puntode vista, es una entidad nebulosa, y aunque los hombres tal vezdecidan prestarle su acatarniento, es al gobierno al que se lesexige que den obediencla. Un desacatamiento de sus ordeneses un desacato contra el Estado, en cuyo nombre s610 el go­bicrno puede hablar y de cuyas acciones, en ultima instancia,ticne que asumir la responsabilidad.

Sin embargo, esto no quiere decir que el gobiemo sea fuertenecesariamente, tanto en relacion con los dernas elementos delsistema del Estado como con las fuerzas existentes fuera delmismo. Por el contrario, puede ser muy debil y constituir unasimple fachada de alguno 0 algunos de esos dernas elementos y

I fuerzas. En otras palabras, que el gobierno hable en nombreIi del Estado y este formalmente investido del poder estatal noII significa que controle efectivamente este poder. Una de las cues­t ti~>lles qu~ es precis? ventilar es ver hasta que punto los go-

': biernos ejercen efectivarnente el control..1 El segundo elemento del sistema estatal, al que debemos de-

dicar nuestra Investigacion, es el administrative, que hoy se ex­tiende mucho mas alla de la tradicional burocracia estatal yabarca una gran variedad de instituciones y organismos, a me­nudo, relacionados con algunos departamentos ministeriales, 0disfrutan de un menor 0 mayor grado de autonomia -empresaspublicas, bancos centrales, comisiones reguladoras, etc.- y seocupan de la direccion de las actividades economicas, sociales,culturales y de otra indole en donde el Estado actual participadirecta 0 indirectamente. El crecimiento extraordinario de esteelemento administrativo y burocratico en todas las sociedades,sin exceptuar a las capitalistas avanzadas, es uno de los rasgosmas conspicuos de la vida conternporanea : y la relacion de susmiembros mas destacados con el gobierno y la sociedad posee,tarnbien, una importancia capital para la determinacion del pa­pel que desempefia el Estado.

Formalmente, el mundo oficial esta al servicio del ejecutivopolitico, y es su docil instrumento y herramienta de su vol un­tad. Pero de hecho, no es tal. En todas partes, inevitablemente,la actividad administrativa es parte tarnbien de la actividad po­litica; la adrninistracion es siempre tanto politica como ejecu­tiva, al menos en los niveles en que viene al easo aetuar politi-

<. camente, es decir, en las capas superiores de la vida adrninis­.: trativa. Esto no se debe, por fuerza, porque los adrnlnistradores) asi 10 deseen. Por el eontrario, muchos de ellos desearian haeer

": a un lado totalmente la "politica" y dejar que los politicos se) encargasen de los "politicos", 0, si no, "despolitizar" las cuestio­

'J nes debatidas. En cierta ocasion, Karl Mannheim sefialo que "Ia. j tendencia fundamental de todo pensamiento burocratico es la"':, de trocar todos los problemas politicos en problemas de admi-

'\ nistracion".' Esto, en su mayor parte, significa tan s610 que lasconsideraciones, las actitueles y los supuestos politicos estanincluidos, conscienterncnte a no, en los "problemas de adrninis­tracion" y afectan, en cornpensacion, a la naturaleza del consejoy la acci6n adrninistrativos. Los funcionarios y los adrninistra-

1 K. Mannheirn, Ideology and Utopia, 1952, p. 105.

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pitalista, con excepcion de la Italia fascista y la Alemania nazi,un numero tan grande de personas encuentra ocupacion en lapolicia y en cumplimiento de tareas represivas de diversas clases.

Cualquiera que pueda ser el caso en la practica, la posicionconstitucional formal de los elementos administrativo y coerci­tivo es prestar servicio al Estado al rendir servicios al gobiernodel momento. En cambio, no es de ninguna manera obligaci6nconstitucional formal de los jueces, al menos en los sistemaspoliticos de tipo occidental, cumplir los objetivos de sus gobier­nos. Son, constitucionalmente, independientes del ejecutivo po­litico y estan protegidos contra el mediante la perpetuidad de sucargo y otras garantias. POl' cierto que el concepto de inde­pendencia judicial encierra, por fuerza, no solo la exencion delos jueces de responsabilidad ante el ejecutivo politico, sino tam­bien su obligacion activa de proteger al ciudadano en contra delejecutivo politico 0 de sus agentes, y actual', en los choques delEstado con miembros de la sociedad, como defensores de losderechos y las libertades de estos ultimos. Como veremos, estopuede significar muchas cosas diferentes. Pero, en to do caso,el judicial es una parte integrante del sistema estatal, que afccta,a menudo profundameute, al ejercicio del poder estatal.

Y tarnbien 10 hace, en grado mas 0 menos grande, un quintoelemento del sistema estatal, a saber, las diversas unidades delgobierno subcentral. En uno de sus aspectos, el gobierno sub­central constituye una prolongacion del gobierno y de la adrninis­tracion centrales, y son las antenas 0 tentaculos de estos ultirnos,En algunos sistemas politicos, por cierto, carecen, de hecho, deotra funcion. En los paises de capitalismo avanzado, por otraparte, el gobierno subcentral es poco mas que un recurso admi­nistrativo. Adernas de ser agentes del Estado, estas unidadesdel gobierno han cumplido tambien, tradicionalmente, otra fun­cion. No solo han sido los canales de la comunicaci6n y Iaadministracion desde el centro hasta la periferia, sino han sidetarnbien la voz de la periferia, 0 de algunos intereses particula­res existentes en la periferia; han sido un medio para la supera­cion de particularidades locales, pero tambien voceros para suexpresion, instrumentos del control central y obstaculos opues­tos al mismo. A pesar de toda la centralizacion del poder, rasgocapital del gobierno en estes paises, los organos subcentralesde gobierno, sobre to do en sistemas generales, como cl de losEstados Unidos. han seguido siendo estructuras de poder pOI'

derecho propio, y, por consiguiente, capaces de afectar, marca­damente, las vidas de las poblaciones que han gobernado.

Lo mismo puede decirse acerca de las asambleas representa­tivas del capitalismo avanzado. Como nunca antes, su vida giraen torno al gobierno; incluso donde. como ocurre en los EstaclosUnidos, son organos formalmente independlentes del poder cons-

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dores no pueden despojarse, totalmente, de todo ropaje ideolo­gico al expresar las recomendaciones que ofrecen a sus amospoliticos, 0 al tomar las decisiones independientes que puedendecidir. El po del' que los servidores publicos de mayor range yotras administradores del Estado poseen varia, sin duda, en losdiversos paises, en los distintos departamentos y en cada indi­viduo. Pero, en ninguna parte dejan estos hombres de contri­buir, directa y apreciablemente, al ejercicio del poder estatal.Si el regimen es debil, hay rapidos cambios ministeriales y noexiste la posibilidad de una direcci6n ministerial sostenida, comoocurrio en Francia durante la Cuarta Republica, los burocratasllenaran el vacto y desernpefiaran un papel, frecuentemente, do­minante en la toma de decisiones. Pero, aun donde el ejecutivopolitico es fuerte y estable, los altos servidores publicos puedendesernpefiar un papel importante en algunas esferas fundamen­tales de la politica al ofrecer recomendaciones, que a los go­biernos les resulta, muy a menudo, dificil desoir, pOI' alguna ra­zan. Par mucho que se discuta acerca del caracter y el gradedel podel' burocratico en estas sociedades, en la gama de posibi­lidades no puede figural' la idea de que los servidores publicosde mas alta categoria pueden reducirse al desernpefio del papelde simples instrumentos de la politica. Como ha observado elprofesor Meynaud, "el establecimiento de una separacion abso­luta entre los sectores politico y administrativo jarnas ha sidomayor cosa que una simple ficci6n juridica, cuyas consecuenciasideologicas no son menospreciables",»

Algunas de estas consideraciones son validas para todos losdernas elementos del sistema estatal. Son validas, pOI' ejemplo,respecto de un tercer elemento, a saber el militar, al cual, paranuestro proposito, se le pueden afiadir las fuerzas para-milita­res, de seguridad y policiacas del Estado, que en conjunto, cons­tituyen sou rama que se ocupa principalmente de la "administra­cion de la violencia".

En la mayoria de los paises capitalistas, este aparato de coer­cion constituye una institucion vasta, extendida y dotada deabundantes recursos, cuyos dirigentes profesionales son hom­bres de encumbrada posicion y gran influencia. tanto dentro delsistema del Estado como en la sociedad. En ninguna otra partedel mundo, la inflacion del instituto armado ha sido mas nota­ble desde la segunda guerra mundial que en los Estados Unidos,pais en donde, anteriormente, el civilismo habia imperado in­discutiblemente.s Una inflaci6n muy sernejante se ha producido,tambien, en las fuerzas de "seguridad interna", y no solo en losEstados Unidos; probablemente nunca antes, en ningun pais ca-

2 Meynaud, La Technocratie, P. 68.8 Vease Mills. The Power Elite, capitulo 8. [trac\. esp. La elite del IX?

der, FCE, Mexico.I

~,

EL SISTEMA Y LA l!UTE DEL ESTADO 53

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54 EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTADO EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTADO 55

titucional y politico, su relaci6n con el ejecutivo politico no pue­de tener, exclusivamente, un caracter critico y obstaculizador.Media, entre ellos, una relaci6n de conflicto y cooperaci6n.

Tampoco es cosa de divisi6n entre un lado pro-gobiernistay un lado anti-gobiernista, Ambos lados reflejan esta dualidad.Pues los partidos de la oposici6n no pueden negar totalmentesu cooperaci6n. Con s610 tomar parte en el trabajo de ia legis­latura, ayudan al cumplimiento de las actividades del gobierno.Es este uno de los problemas principales de los partidos reva­lucionarios. Al ingresar en los organismos parlamentarios exis­tentes, se ven obligados, por mas que les pese, a ejecutar en ellosun trabajo que no puede ser puramente obstruccionista. Tienenque apreciar cual es el precio que estan dispuestos a pagar.Pero al ingresar en la arena parlamentaria, necesitan hacer po­sible, por 10 rnenos, un deterrninado juego politico y jugarlo con­forme a reglas que no han sido elegidas por cllos mismos.

En 10 que respecta a los partidos del gobierno, rara vez, 0nunca prestan apoyo incondicional y unanime al ejecutivo poli­tico y estan totalmente sometidos al mismo. Figuran, en ellos,personas a las que, en virtud de su posici6n e influencias, hayque persuadir, engatusar, amenazar 0 comprar.

A traves del cumplimiento constitucionalmente sancionadode esta funci6n cooperativa y critica, participan las asambleaslegislativas en el ej ercicio del poder estatal. Esa participaci6nes un poco menos amplia y de menor altura que la que a menudopretenden realizar sus organismos. Pero, como aclararemos masadelante, no es, ni siquiera en una epoca de dominio ejecutivo,una participaci6n carente de importancia.

Estas instituciones -el gobiemo, la administraci6n, el ins­tituto armado y la policia, el poder judicial, el gobiemo sub­central y las asambleas parlamentarias- son las que constitu­yen "el Estado" y cuyas relaciones reciprocas dan forma alsistema estatal. En estas instituciones descansa el "poder del Es­tado" y a traves de ellas se esgrirne, en sus diferentes manifes­taciones, por las personas que ocupan las posiciones mas desta­cadas en cacla una de las instituciones: presidentes, primerosministros y dernas miembros del gabinete; altos servidores pu­blicos y demas administradores del Estado : altos jefes milita­res; jueces de las cortes supremas; algunos, por 10 menos, delos mas destacados miembros de las asambleas parlamentarias;aunque, a menu do, sean estos los mismos hombres que losmiembros de mayor antigiiedad y range del ejecutivo politico;y, muy atras, sobre todo en los estados unitarios, los dirigentespoliticos y administrativos de las unidades subcentrales del Es­tado. Estas son las personas que constituyen 10 que podemoscalificar de elite del Estaclo.

Por supuesto, sistema estatal no es sin6nimo de sistema poli-

.,.1

tico. En este ultimo, par ejernplo, figuran muchas instituciones,partidos y grupos de presi6n, que tienen importancia capital enla actividad politica y afectan vitalmente a las operaciones delsistema estatal. Tampoco de muchas otras instituciones que noson, de ninguna manera, politicas; por ejemplo, las gigantescassociedades industriales 0 comerciales, las iglesias, los grandesmedics de comunicacion y publicidad etc. Evidentemente, loshombres que estan a la cabeza de estas instituciones puedenejercer tal poder e influencia considerables que deben integrar­se en el analisis del poder politico en las sociedades capitalistasavanzadas,

No obstante, aunque hay muchos hombres con poder fueradel sistema estatal, que afecta al Estado grandemente, no sonellos los depositarios reales del poder estatal, y para analizarel papel desempefiado por el Estado en estas sociedades, es ne­cesario estudiar a la elite estatal, que esgrime el poder del Esta­do como entidad distinta y aparte.

Es necesario hacerlo especialmente al analizar la relaci6n delEstado con la c1ase econ6micamente dominante. Pues el primerpaso del analisis consiste en sefialar que esta clase mantiene,obvia y fundamentalmente, una relacion con el Estado que nopodemos suponer, en las condiciones politicas caracteristicas delcapitalismo avanzado, como la del director COn el agente. Qui­zas encontremos que la relaci6n sea muy intima, en verdad, quelos detentadores del poder estatal, por muchas y diversas razo­nes, sean los agentes del poder econornico privado, y que quienesesgrimen ese poder constituyan, por tanto, y sin ampliar exage­radamente el significado de los terminos, una autentica "claseimpcran te", Pero esto es, sencillamente, 10 que se tiene quedeteraninnr,

II

En 1902, Karl Kautsky observ6 que "la clase capitalista impera,perc no gobierna", aunque afiadio inmediatamente: lise con­tenta can regir al gobierno",« :e.sta es la proposici6n que debe­mos analizar. Pero es evidenternente cierto que la clase capita­lista, como clase, no "gobierna" realmen teo Debemos rernontar­nos a casos aislados de la antigua historia del capitalismo, comoel de los patriciados comerciales de ciudades como Venecia yLUbeck, para descubrir un gobierno directo y soberano de hom­bres de negocios.e Aparte de estos casos, la clase capitalista, por10 general, se ha enfrentado al Estado como entidad aparte; in­cluso, en los dias de su elevaci6n al poder, como un clemento

4 K. Kautsky, The Social Revolution, 1903, p. 13.I; Vease, par ejemplo, O. C. Cox, The Foundations of Capitalism, 1959.

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extraiio y a menudo hostil, sometido a menudo al control y lainfluencia de una clase establecida y terrateniente, cuya presasobre el Estado tuvo que aflojarse mediante una revolucion,como en Francia, 0 por erosion, como en Inglaterra en el si­glo XIX 6 proceso de erosion enormemente Iacilitado, en el casode Inglaterra, por los cambios constitucionales y politicos lle­vados a cabo porIa violencia en el siglo XVII?

Ni tampoco ha sido el caso, ni siquiera en la epoca del capi­talismo avanzado, que los hombres de negocios hayan tomadoen sus manos el papel principal en el gobierno. POl' otra parte,han estado, generalmente, bien representados en el ejecutivopolitico y tambien en las dernas partes del sistema estatal; estoha sido especialmente cierto en la historia reciente del capita­lismo avanzado.

Este ingreso de los hombres de negocios en el sistema estatal,ha sido frecuenternente muy subestimado. Max Weber, por ejem­plo, creta que los industriales carecian del tiempo y cualidadesparticulares necesitadas para la vida politica; 8 y Schumpeterdijo del industrial y del comerciante "que carecen, sin duda, delmenor rasgo de atractivo mistico, 10 cual es importante paradirigir a los hombres. La bolsa de valores es un triste sustitutodel Santo Grial ... Un genio en la oficina de negocios puede ser, ya menudo es, tota1mente incapaz, fuera de la misma, de espan­tar a una gallina, tanto en el gabinete como en el entarimado dediscursos. Sabiendolo, desea que se le deje en paz y no metersepara nada en politica",» Menos dramaticarnente, pero con el mis­mo caracter definitivo, Raymond Aron, mas recientemente, hadicho de los hombres de negocios que "no han gobernado ni aAlemania, ni a Francia, ni siquiera a Inglaterra. Indudablementehan desempeiiado un papel decisivo en la adrninistracion de losmedios de produccion y en la vida social. Pero su caracterfstica,como clase social dominante, es que, en 1a mayoria de los paises,no han deseado desempeiiar funciones politicas pOl' si mismos.w

Los mismos hombres de negocios, a menudo, han pretendidosubrayar su alejamiento, incluso su desagrado, de la "politlca", ytambien, formarse un concepto poco ha1agador de los politicos,por considerarlos como hombres que, para decirlo con fraseconsagrada, nunca han tenido que enfrentarse a una nomina depagos y, por consiguiente, saben muy poco acerca del mundoreal; no obstante pretenden intervenir en los asuntos de los hom­bres practices y de mente solida a quienes incumbe encontrar

6 Vease, por ejernplo, J. D. Kingsley. Representative Bureaucrac-y, 1944.7 Acerca de esto vease por ejemplo, Barrigton Moore Jr, Social Origins

vf Dictatorship and Democracy, capitulo 1.

8 R. Bendix, Max Weber,' An Intellectual Portrait, 1960, p, 436.9 J. Schumpeter, Capitalism, Socialism and Democracy, 1950, pp. 137-8.IJ R. Aron, La lutte des classes, 1964, p. 280.

con que pagar una nomina, y, por consiguiente, saben 10 que esel mundo. Esto significa que los hombres de negocios, en cali dadde administradores, desean "despolitizar" cuestiones muy con­tenciosas y conseguir que se juzguen estas cuestiones con formea criterios que plazcan al mundo de los negocios. Esto podraparecer como eludir la politica y la ideologia: de hecho represen­tan su introduccion clandestina en los asuntos publicos,

En todo caso, que los hombres de negocios se sientan dis tan­tes de los asuntos politicos, de manera directa y personal, exageragrandemente su renuencia a buscar el poder politico; e igual­mente subestirna la frecuencia con que tal busqueda ha sidocoronada por el exito.

En los Estados Unidos, los hombres de negocios, en efecto,constituyeron el grupo ocupacional que mas individuos colocoen los gabinetes desde 1889 hasta 1949; del numero total demiembros del gabinete, durante el intervalo comprendido entreestas fechas, mas del 60 % fueron hombres de negocios de diver­sas clases y seriales.P Y la membrecia de hombres de negociosen los gabinetes norteamericanos no fue menos notable en losafios del gobierno de Eisenhower, desde 1953 hasta 1961.12 En 10que respecta a los miembros de los gabinetes ingleses, entre 1886y 1950, cerca de un tercio fueron hombres de negocios, sin exccp­tuar a los tres primeros ministros, Bonar Law, Baldwin y Cham­berlain.l" Asi tambien, los. hombres de negocios no estuvieronmal representados, de ninguna manera, en los gabinetes conser­vadores que ejercieron el poder entre 1951 y 1964. Y aunque loshombres de negocios, a este respecto, no han hecho tan buenpapel en otros paises capitalistas avanzados, en ninguno su re­presentacion ha sido de poca monta.

Pero el gobierno mismo no es, de ninguna manera, la unicaparte del s sterna estatal en donde los hombres de negocios hantenido ingerencia inmediata. En verdad, uno de los rasgos masnotables del capitalismo avanzado es, precisamente, el que podria­mos describir, sin exageracion mayor, calificandolo de crecientecolonizacion de los estratos superiores de la parte administrativade ese sistema.

La intervencion estatal ha tenido mayores alcances y adqui­rido forrnas institucionales mas complejas en Francia que encualquier otro pais del mundo capitalista.t- Pero tanto en la

11 H. D. Lasswell, y otros, The Comparative Study of Elites, 1952, p. 30.12 Vease, por ejernplo, Mills, The Power Elite, pp. 232 ss, I'I'rad. esp. La

elite del poder, FeE, Mexico.l13 Lasswell, y otros, The Comparative Study of Elites, p. 30. Vease tam­

bien Guttsrnan, The British Political Elite, pp. 92 ss.14 Aun aqui, sin embargo, a la nocion de "planificacion" no se dcbcria

atribuir un significado demasiado positivo; vease, por ejernplo, J. Sheahan,Promotion and Control of industry in Post-War France, 1963, el cual observaque "a 10 largo de la decada de 1950, la tecnica francesa de planificacion

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elaboracion de los Planes franceses como en su ejecucion, loshombres que pertenecen al mundo de los negocios, sabre todode los grandes negocios, han disfrutado de una notable y casiaplastante preponderancia sobre cualquier otro grupo ocupacio­nal a "sectorial". Como ha sefialado el senor Schonfield: "encierta manera, el desarrollo de la planeacion francesa, en la deca­da de 1950, puede interpretarse como un acto de colusion volun­taria entre los principales servidores publicos y los gerentesprincipales de los grandes negocios. Se hizo a un lado, en granrncdida, a los politicos y a los representantes de los trabajadoresorganizados't.v

Una preponderancia muy semejante del mundo de los nego­cios sobre los demas grupos economicos se descubre tambien enlas instituciones financieras y crediticias del Estado.w y en elsector nacionalizado.!" Se ha pensado frecuentemente que la crea­cion de ese sector extrajo otro importante sector de la actividadecoriomica al control y a la influencia capitalistas. Pero apartede todas las demas fuerzas que impiden que un sector naciona­lizado subsidiario se administre como no sea ortodoxamente,existe tambien el que los hombres de negocios se han apartadoun lugar extremamente favorable para si mismos en los organosdirectores de ese sector; 0 mas bien, que los gobiernos, indepen­dientemente de su coloracion polftica, los han invitado a des­empefiar cl papel capital en la administracion del control delsector publico.t" En comparacion con ellos, los representantesde los trabajadores han hecho figura de parientes muy pobres,es necesario afiadir, no porque el ingreso de un gran numero dedirigentes sindicales "seguros" lograrfa modificar mayor cosa laorieritacion de instituciones que son, en efecto, parte integrantedel sistema capitalista.

Es evidentemente falsa la nocion de que los hombres de nego­cios no participan directamente en el gobiemo y la administraci6n

utilize un benigno sistema de favores diferenciales para obtener la coopera­cion. pero no impuso castigos directos a quienes se negaron a cooperar"(p. 181); el mismo autor describe a los "planificadores" franceses diciendoque eran un "grupo de personas inteligentes y bien intencionadas que seesforzaron por aclarar, al gobierno y a los circulos de negocios, las opcionesque se 1es presentaban" (p.181).

] 5 Schonfield, Modem Capitalism, p. 128.]6 En el caso de Inglaterra vease, por ejemplo, S. Wilson y T. Lupton,

"The Social Background and Connections of 'Top Decision-Makers' ", enThe Manchester School of Economic and Social Studies, vol. 27, 1959.

17 Veasc, par ejernplo, Universities and Left Review, The Insiders (s. f.);C. Jenkins, Power at the Top, 1959; y J. Hughes, Nationalised Industriesin the Mixed Economy, 1960.

18 Un tipico ejernplo reciente es la designacion por el gobierno deWilson de un destacado hombre de negocios, sin relaciones laboristas, paraencabczar Ia Steel Corporation recientementc nacionalizada (0, mejor dicho,rcnacionalizada ).

(y tampoco en las as ambleas parlamentarias L'" Participan, y masestrechamente aun a medida que el Estado se va interesandomas intensamente en la vida econ6mica; dondequiera que el Es­tado "interviene", encontramos a los hombres de negocios, enuna posicion excepcionalmente fuerte, en comparacion con otrosgrupos econornicos, para influir (e inclusive determinar) en lanaturaleza de esa intervencion.

Es f'acil conceder que los hombres de ncgocios que ingresanen el sistema estatal, en calidad de 10 que sea, tal vez no se con­sideran representantes del mundo de los negocios en general, 0

inclusive menos aun de sus propias industrias 0 empresas enparticular.s? Pero aun cuando la voluntad de pensar en terrninos"nacionales" pueda ser fuerte, no es probable que los hombresde negocios metidos en el gobierno y en la administracion des­cubran mayor merito en politicas que parecen contrariar a losintereses del mundo de los negocios, y mucho menos que se con­viertan en abogados de tales politicas, puesto que, casi por de­finicion, 10 mas probable es que crean que tales politicas soncontrarias al "interes nacional". Es mucho mas facil para loshombres de negocios, cuando asi se les exige, desprendersede sus acciones y participaciones como una suerte de rite depassage al servicio del gobiemo, que deshacerse de una deter­minada concepcion del mundo y del lugar que ocupan las empre­sas en el.

No obstante la considerable participaci6n de los hombres denegocios en los asuntos del Estado, es verdad que nunca hanconstituido y no constituyen hoy mas que una minoria relativa­mente pequefia de la elite estatal en su conjunto. En este sentido,las elites cconomicas de los palses capitalistas avanzados no son,propiamente hablando, una clase "gobernante", equiparablc alas clases aristocraticas y latifundistas de la era preindustrial.En algunos casos, estas ultirnas casi pudieron prescindir de unamaquinaria estatal clara, distinta y plenamente articulada yfueron elIas mismas, practicarnente, el Estado.s! Las elites eco-

10 Vease mas adelante, p. 66.20 Observese, sin embargo, la conclusion a la que llcgo un cornite de

investigacion del Senado de que, en la segunda Guerra Mundial, "los hom­bres que 'ganaban un dolar al afio' (como se les lIamaba entonccs ) eran'personas que ten ian cuentas pendientes' y 'cabilderos' ". D. C. Blaisdell,Americall Democracy WIder Pressure, 1950, p. 190.

21 Asi, por ejemplo, el profesor Habbakuk dice de Inglaterra de 1918que "los terratenientes ingleses cran la clase gohernante del pais. Los rni­nistros provenian, comunmente, de las grandes familias y aunque a los.requisitos de propiedad impuestos por la Ley de 1711 se les podia dar laespalda facilrnente, los procesos socialcs y politicos normalcs detcrrninabanque Ia mayoria de los reprcsentantcs ante la Camara de los Cornuncs pro­viniesen de familias de terratenicntes. De igual manera, el gobieruo localestaba en manos, no de la burocracia, sino de los jucces de paz, que por

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10 general eran terratenientes. EI impuesto sobre tierras era administradopor fa misma clase e incluso en los dcpartarnentos con personal profesional,los cargos mas importantes y honrosos recafan comtmmente en familiasde terratenientes". H. J. Habbakuk, "England", en A. Goodwin (cornp.),TIle European Nobility in the 18th Century, 1953, pp. 11-12. Hay que sefialartarnbien que las familias de los terratenientes predominaban en el ejercito,en la annada y en la Iglesia.

22 Dahrendorf, Recent Changes in the Class Structure of EuropeanSocieties, p, 238.

nomicas capitalistas no han alcanzado tal posicion y no podriana1canzarla nunca dada la naturaleza de la sociedad capitalista.

Sin embargo, la importancia de esta distancia relativa entrelos hombres de negocios y el sistema estatal queda marcada­mente reducida por la composicion social de la elite estatal pro­piamcnte dicha. Pues los hombres de negocios, en terminoseconornicos y sociales, pertenecen a las clases superior y mediay de estas clases tarnbien se sacan predominante, por no deciraplastantemente, a los miembros de la elite estatal. La pauta esrnonotonamente semejante en todos los paises capitalistas y valeno solo para las elites administrativa, judicial y militar, aisladasdel sufragio universal y de la competencia politica, sino tarnbienpara las elites politica y electiva, que no 10 estan, En todaspartes, y en todos sus elementos, el sistema estatal ha conser­vade, socialmente hablando, un marcadisimo caracter de clasesuperior y media, que tiene un elemento aristocratico lentamentedecreciente en un extreme, y un elemento lentamente crecientede clase obrera y clase media inferior, en el otro. El campo dereclutamiento es mucho mas estrecho de 10 que se ha solidodecir. Como observa el profesor Dahrendorf, "la 'clase media'que constituye el principal campo de reclutamiento de la elitedel poder de la mayoria de los paises europeos, en la actualidad,esta constituida, a menudo, por el 5 % superior de la jerarquiaocupacional en prestigio, ingreso e influencia".22

Una de las razones principales de este predominio burguesen las instituciones del sistema estatal cuyos miembros se eligenpar nombramtenro se ha cornentado al hablar de las jerarquiaseconornicas y sociales de fuera del sistema, a saber, que loshijos de padres de las clases superior y media cuentan can opor­tunidacles de acceso enorrnemente mejores que otros nifios, ala clase de educacion y entrenamiento necesarios para a1canzarposiciones de elite en el sistema estatal. Oportunidades muy des­igualcs en materia de educacion se reflejan tarnbien en el reclu­tamiento para el servicio del Estado, pues las "calificaciories"que s6lo sc pueden obtener en instituciones de ensefianza supe­rior constituyen un sine qua non para el ingreso a tal servicio.

Asi en Francia, por ejemplo, el medic de ingreso principala los cargos administratjvne superiores es la Ecole Nationaled'Aclministration (ENA). Pcro el profesor Meynaud seii.ala que, en

6160 EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTADO EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTADO

el afio de 1962, cincuenta y seis de cada setenta y un estudiantesuniversitarios, que pasaron con exito los exarnenes de adrnisionpara dicha escuela, pertenecian, por su origen social, a "la mejorsociedad"; y que de veintiun aspirantes exitosos, del mismoservicio civil, diez pertenecieron a esa sociedad. De los estudian­tes universitarios que se presentaron, no hubo uno solo cuyospadres fuesen obreros 0 campesinos. "En conjunto -comentaMeynaud- la seleccion social para los altos cargos publicos escompletamente desigual. En otras palabras, a pesar de la reformade 1945, la democratizacion sigue siendo muy limitada." 23 Lomismo puede decirse del instituto armada frances 24 y del poderjudicial frances.25

Por supuesto, no es que Francia sea notablemente mas "in­democratica" a este respecto que otros paises capitalistas. Asi,por ejemplo, la mayor parte de los altos servidores publicosingleses han seguido proviniendo, en grado notable, de un sectorestrechamente restringido de la poblacion, en gran parte educadoen las escuelas particulares y en Oxford y Carnbridge ; 2G y lamisma predisposicion notable en favor de las clases superior 'Jmedia sigue siendo evidente en los escalones superiores del ejer­cito Ingles 27 y del poder judiciaJ.28 Un panorama apreciablementediferente no 10 hay en los Estados Unidos, en donde la clasede desigualdad de oportunidad educativa, mencionada en el ulti-

23 Meynaud, La technocratie, p. 51. Otro autor nos dice que en los afiosde 1952-8, alrededor del 60 % de los 547 aspirantes admitidos en la ENA a"los mejores a la vez que minoria y mas elevados en la jerarquia social,funcionarios de categoria Al y 2, cuadros y jefes de ernpresas". A. Girard,La reussite sociale en France, 1961, p. 308. Vease tambien F. Bon y M. A.Burnier, Les nouveaus intellectuels, 1966; T. B. Bottomore, "Higher CivilServants in France", en Transactions of the Second World Congress of Socio­logy, 1953; y P. Lalumiere, L'inspection des finances, 1959.

24 Vease, opr ejemplo, R. Girardet, La crise militaire [rancaise, 1945­1962, 1964, pp. 39-46. Otro autor scriala, sin embargo, que "en relacion a losorigenes sociales, el centro de gravedad de los oficiales del ejcrcito en suconjunto, conforme a una pauta caractcristica de un periodo de escasoprestigio militar, probablernente habia descendido hacia la clase mediainferior hacia fines de la decada de 1950. Sin embargo, en los grades supe­riores la burguesfa media y superior, y, en menor grade, la nobleza, estabanaun representadas, aunque en decadencia", J. S. Ambler, TIle French Armyin Politics 1945-1962, p. 134.

~,> Veasc, por ejemplo, Girard, La reussite sociale en France, p. 336.20 Vease, por ejernplo, R. K. Kelsall, The Higher Civil Servants in

Britain, 1955; Wilson y Lupton, "Top Decision Makers", en The ManchesterSchool of Economics and Social Studies, vol. 27, 1959; y "Recruitment tothe Civil Service", 6th Report of the Committee on Estimates H. C., 308,1964-5.

27 Vease, por ejemplo, J. Harvey, y K. Hood, The British State, 1958,pp. 112 ss.

28 No menos del 76 % de los jueces, en 1956, se habian educado enescuelas particulares. Glennerster y Pryke, The Public Schools, p. 17. Vcasetambien "Well-Bred Law", en The Sunday Times, 18 de agosto de 1963.

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62 EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTADO EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTAOO 63mo capitulo, ha contribuido tarnbien a reducir el campo de re­clutamiento para el servicio del Estado. Como sefiala el profesorMatthews:

Los hombres que toman decisiones politicas en los Estados Uni­dos 29 de los que se tiene informacion son, con muy pocas excepciones,hijos de profesionistas, propietarios, funcionarios, y de agricultoresacornodados. Una muy pequefia minoria estuvo constituida por hijosde jornaleros, obreros pobremente pagados, trabajadores agricolas 0aparceros pobres... La estrecha base de la cual se saca a quienestoman decisiones politicas es clara.3Q

En el casu del instituto armado nortearnericano, se ha sefia­lado tarnbien que

... en terrninos generales, los oficiales superiores del ejercito y de lamarina han sido hombres de la clase superior media mas que de la ver­daderamente superior a decididamente inferior. S610 un muy pequefioporcentaje de los mismos son de origen obrerc.n

Y en 10 que respecta a los jueces de la Suprema Corte, se hasefialado que

... a 10 largo de la historia norteamericana ha existido una vigoro­sisirna tendencia a que los presidentes elijan a los futuros jueces dela Suprema Corte de entre las familias socialmente privilegiadas ...En la historia antigua de la Suprema Corte, solieron provenir de laclase aristocratica latifundista, pero mas tarde tendieron a provenirde la clase profesional superior media.32

La misma clase de preponderancia de las clases superior ymedia se encuentra de nuevo en la Alemania federal:

... aunque menos del 1 % de la poblacion actual de la Republica fede­ral (senala un auior) !leva un "von" en el apeIlido familiar, los

29 "Por tomadores de decisiones politicas" hay que entender "funciona­rios publicos de alto nivel".

30 D. R. Matthews, The Social Background of Political Decision-Makers,1954, pp. 23-4 (las cursivas estrin en el texto).

:\] Mills, The Power Elite, p. 192. (Trad. esp. La elite del poder, FCB,Mexico.) EI profesor Janowitz sefiala, tarnbien, que "los altos jefes militaresnortearnericanos han provenido, tradicionalmente, de las capas mas privile­giadas", M. Janowitz, The Professional Soldier, 1960, p. 69. Aiiade que, "sinembargo, tendencias recientes observadas en su extraccion social proper­cionan abundante confirmaci6n de la decadencia de los origenes socialesrelativarnente elcvados de los militarcs, y su transformacion en un gruposocialmente mas hetcrogeneo" (p.89). Pcro este "grupo social mente masheterogenco" todavia exhibe a hombres nacidos en las clases "de los nego­ciantcs, los profesionistas y los gerentes" en un nurnero aplastantementesuperior al de los nacidos en las clases trabajadoras y de "cuello blanco"(veasc ibidem, cuadro 14, p. 91).

32 J. R. Schmidhauser, "The Justices of the Supreme Court - A Collec­tive Portrait", en Midwest Iournal of Political Science, 1959, vol. 3, p. 45.

portadores de titulos aristocrat icos tal vez han aumentado nurnerica­mente en las filas de los principales funcionarios publicos, Los altosfuncionarios publicos procedentes de familias de la clase obrerabriIIan tanto, por su ausencia, como slempre.ea

De manera semejante, el profesor Dahrendorf observa que:

... a pesar del quebrantamiento del antiguo monopolio y de la con­siguiente rcduccion de la importancia de la nobleza, los grupos de laelite alemana, desde 1918 hasta la actualidad (sin exceptuar a la elitedel Estado ), se han reclutado en una forma desproporcionadamentegrande de entre los grupos media y superior de la cIase de los ser­vidores y de la clase media, asi como de sus propios predecesorcsen posiciones de elite.:l4

Mas 0 menos 10 mismo se ha dicho de Suecia 35 y del Jap6n.36

Aunque la desigualdad de oportunidades educativas, basadaen la clase social, explica en parte esta pauta, hay otros factoresque contribuyen a su formaci6n. A este respecto tarnbien, comoen el casu del acceso a las posiciones de elite fuera del sistemaestatal, existe tarnbien la cuesti6n de conexiones. Clertarnente,las formas mas aparatosas de nepotismo y de favoritismo ligadasa una era aristocratica y preindustrial en toda su pureza no sonparte del actual servicio del Estado, competitive, de la clasemedia: la liberaci6n parcial de ese servicio respecto de la presaaristocratica fue, por cierto, uno de los aspectos capitales delincremento del poder burgues en el Estado y en la sociedad.Perc, de todas maneras, seria inscnsato pensar que, incluso enuna epoca en que estrin en boga los exarnenes, la mernbrecia en unsector relativamente estrccho de la poblaci6n no constituya unaclara ventaja, no 5610 para ingresar a los niveles superiores delservicio del Estado, sino tarnbicn, y con no menor importancia,para las posibilidadcs de ascender dentro del mismo. Tal mem­breda establece vinculos de parentesco y amistad y, por 10general, refuerza un sentimiento de compartir valores, todo10 cual es util para tener exito en la carrcra, Dos autores fran­cescs aclaran muy acertadarnente el punto, y 10 que cIicen no esvalido, ni can mucho, exclusivarnente para Francia:

33 L. J. Edinger, "Continuity and Change in the Background of Ger­man Decision-Makers", en Westem Political Quarterly, 1961. vol. 14, p. 27.

3-! Duhrcndorf, Society and Democracy ill Germany, p, 228.35 "EI numero de hijos de trabajadores que l iguran en los cscaloncs

superiores burocratico politicos ha disrninuido desdc un 10 %, en 1949, hastaun 9 %, en 1961, en tanto que el porccntaje de hijos de grandes hombres denegocios ascendio de un 12% a un 17%". Thcrborn, Power in the Kingdomof Sweden, p. 59.

3G Vease, por ejernplo, Abegglen y Mannari, "Leaders of Modern Japan:Social Origins and Mobility". .

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Si un estudiante de origen modesto ha estudiado con exito suscursos universitarios, ha pasado el examen de ingreso de 1a ENA eincluso, POl' que no, el examen final donde la criba "cultural" es toda­via mas fin a que en el mornento del ingreso, no estara, sin embargo, almismo nivel que los vastagos de las grandes farnilias burguesas 0 dealtos funcionarios: el espiritu de casta y las relaciones farniliarespersonales operaran constantemente en su contra, cuando se decretenlos ascensos (en el nivel mas elevado, el ascenso es mas inseguro queen los niveles inferiores ).37

Lo mas probable es que quienes controlan y determinan laselcccion y los ascensos en el nivel mas elevado del servicio delEstado sean miembros de la clase superior y media, por su origensocial 0 en virtud de su propio exito profesional, y probablementetengan en sus mentes una determinada imagen de como debepensar, hablar, comportarse y reaccionar un servidor civil deelcvada categoria 0 un oficial militar de elevado rango; y esaimagen se trazara en relacion con la clase a la que pertenece.Sin duda, los reclutadores, conscientes de las presiones y dernan­das de una era "meritocratica", podran tratar de corregir cons­cientemente sus predisposiciones; pero probablemente 10 haranen el caso de aspirantes de la clase obrera que den sefiales debuena disposicion y de capacidad para adaptarse y obrar de con­formidad con las pautas de conducta y de pensamiento aprobadaspor una deterrninada clase.s" "Los diamantes en bruto" gozanahora de una mayor aceptacion que en el pasado, pero de prefe­rencia deberan hacer concebir esperanzas firmes de que a1canza­ran la clase adecuada de pulimento.

Max Weber afirm6 que el desarrollo de la burocracia tendiaa "eliminar los privilegios de clase, entre los que figuran la apro­piaci6n de los medios de adrninistracion y la apropiacion de laautoridad, asf como el detentamiento de cargos a titulo honorarioo como una vocacion en virtud de la rlqueza't.w Pero esto sub­estima singularmente el grado en que los privilegios de claseexistentes contribuyen a restringir este proceso, aun cuando no10 detcngan POI' completo,

Es cierto sin duda que se ha efectuado, en el servicio delEstaclo, un fenorneno de dilucion social que ha llevado a perso­nas de origen obrero, y, todavia mas comunmente, de la clasemedia inferior, a posiciones de elite dentro del sistema estatal.Pero es un tanto engafioso hablar de "democratizacion" en rela­cion con esto. Se trata mas bien de un proceso de "burguesifi­caci6n" de los reclutas mas aptos y dignos de confianza pro­venientes de las clases subordinadas. A medida que estos reclutas

37 Bon y Burnler, Les nouveaux intetlectuets, p. 165.38 Vease tambien el capitulo 5.39 M. Weber, The Theory of Social and Economic Organisation, 1947,

p. 340.

van ascendiendo en la jerarqufa estatal, van pasando a fonnarparte, por diversos e importantes conceptos, de la clase sociala la cual le dan acceso su posicion, su ingreso y su rango social.Como ya sefialamos en relaci6n a rec1utamiento en la claseobrera de los miembros de la elite econ6mica, esta clase dedilucion no afecta materialmente al caracter de clase del serviciodel Estado y en verdad puede fortalecerlo. Adernas, tal recluta­miento, al dar pabulo a la creencia de que las sociedades capita­listas se rigen conforrne al principio de "abrir el camino a lostalentos", cornunmente no perrnite advertir el grado en que estono se cumple en realidad.

Dudas las jerarquias particulares del orden social existente,es practicamente inevitable que los rec1utas de las clases subor­dinadas que llegan a las capas superiores del sistema estatal,precisamente por el hecho de haber ingresado en el mismo, pasena fonnar parte de la clase que sigue dominando. Para que ocu­rriese de manera diferente, el reclutamiento actual no s610 ten­dna que aumentarse grandemente: el mismo orden social tendrlaque transforrnarse radicalmente tarnbien, y disolverse sus jerar­quias clasistas.

Una diluci6n social aun mas pronunciada que la observada enlas instituciones del sistema estatal, a cuyos individuos se esco­gen por nombramiento, ha ocurr'ido tarnbien en las institucionesdel mismo en donde el personal depende, directa 0 indirectamen­te, de una elecci6n, a saber, el ejecutivo politico y las asambleasparlamentarias. Asi, por ejernplo, hombres de extraccion obrera,o provenientes de la clase media inferior, frecuentemente se hanabierto paso hasta los gabinetes de los pafses capitalistas avan­zados; algunos de ellos, han llegado a ser presidentes y primerosministros; y una enorrne cantidad de poder personal, a veces, hasido conouistada por individuos totalmente desclasados, comoHitler 0 Mussolini.

Mas tarde estudiaremos la significaci6n que ha tenido esto parala politica del capitalismo avanzado. Pero, por el momento, pode­mos sefialar que los hombres provenientes de las clases subordi­nadas nunca han constituido mas que una minorfa de quieneshan llegado a desernpefiar altos cargos politicos en estos pafses :en su gran mayorfa, han pertenecido siempre, por su origen socialy sus ocupaciones anteriores, a las clases superior y rnedia.w

40 Vease Lasswell, y otros, The Comparative Study at Elites, p, 30;Guttsman, The British Political Elite, pp, 795S.; Matthews, The SocialBackground of Political Decision-Makers, pp. 23-4; D. Lerner, The NaziElite, 1951, p, 6: L. D. Edinger, "Post-Totalitarian Leadership: Elites in theGerman Federal Republic", en American Political Science Review, 1960,vol. 54. nurn. I, p. 70; Abegglen y Manari, "Leaders of Modem Japan: SocialOrigins and Mobility", en Economic Development and Cultural Change,vol. 9, nurn. I, 2~ Parte. octubre de 1960, p, 116.

65EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTAOO

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66 EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTADO EL SISTEMA Y LA ELITE DEL ESTADO 67

En grado un poco rnenor, pero aun muy marcado, esto hasido, tambien, caracteristico de las Iegislaturas de los paisescapitalistas avanzados. EI incremento en la representacion delos partidos de la clase obrera (con excepci6n, por supuesto,de los Estados Unidos) ha I1evado a estas asambleas, aunque enforma de minoria. a hombres (y a veces a mujeres) que no s610nacieron en las clases obreras sino que, hasta el momento de sueleccion, fueron obreros 0 por 10 menos participaron intimamen­te en la vida de la clase obrera, e inc1uso los partidos burgueseshan sufrido una determinada dilucion social. No obstante, estosultirnos partidos, que, por 10 general, han dominado las as am­bleas parlamentarias, han seguido siendo, en su composicionsocial, firmemente, de clase superior y media y en ellos los hom­bres de negocios y otras personas relacionadas con las diversasclases de propietarios constituyen una parte considerable y amenudo muy grande de sus miembros.v' En terrninos de clase, lapolitica nacional (y, por dernas, la politica subnacional) 4.2 haseguido siendo una "actividad" en la que las clases subordinadashan desempefiado un papel francamente subsidiario. EI sefiorGuttsman escribe acerca de Inglaterra que:

... si ascendemos poria jerarquia politica, a partir del votante, descu­brimos que a cada nivel -los miembros de los partidos politicos, losactivistas del partido, los lideres politicos locales, los diputados,los Hderes nacionales- el caracter social del grupo es ligeramentemenos "representative" y esta ligeramente mas inclinado en favorde quienes pertenecen a los niveles medio y superior de nuestrasociedad.P

De hecho esta inclinacion 0 predisposicion es mucho mas queligera, 10 dicho vale tanto para Inglaterra como para otros paises.

Los testimonios indican de manera concluyente que, en rela­cion al origen social, a la educaci6n y a la situacion en clase, loshombres que encontramos en todas las posiciones de mando delsistema del Estado han provenido en gran parte, y en muchoscasos, en mayoria abrumadora, de los circulos de los negociosy de los propietarios, 0 de las clases medias profesionales. Aquf,como en todos los dernas campos, los hombres y las mujeresnacidos en las clases subordinadas, que constituyen, por supues-

41 Vease, par ejernplo. Guttsman, The British Political Elite, pp. 9755.;H. Berrington y S. E. Finer, "The British House of Commons", en Inter­national Social Science Journal, 1961, vol. 13, nurn. 4, pp. 60155.; J. Blondel,Voters, Parties and Leaders, 1963, capitulo 5; M. Dogan, "Political Ascentin a Class Society: French Deputies 1870-1958", en M. Marvick (comp.),Political Decision-Makers, 1961; G. Braunthal, The Federation of GermanIndustry in Politics, 1961, pp. 15255.; T. Fukutaky, Man and Society inJapan, 1962, p. 117.

42 Vease PP. 16555.43 Guttsman, The British Political Elite, p. 27.

to, la gran mayoria de la poblaci6n, han corrido con muy poeasuerte, y no solo, permitaseme reculcarlo, en aquellas partes delsistema estatal, como la adrninistraclon, el instituto annado y elpoder judicial, que dependen de nombramientos, sino tarnbienen las expuestas, 0 que parecen estarlo, a los caprichos del su­fragio universal y de la fortuna de la politica de competencia.En una epoca en que tanto se habla de la democracia, de laigualdad, de la movilidad social, de la desaparici6n de las clasesy de todo 10 demas, en los paises capitalistas avanzados ha se­guido siendo un hecho fundamental el que la gran mayorfa dehombres y de mujeres de estos paises ha sido gobernada, repre­sentada, administrada, juzgada y mandada en la guerra parpersonas procedentes de otras clases econ6mica y socialrnentesuperiores y relativamente distantes.