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JUNTA DE ANDALUCÍA. CONSEJERÍA DE CULTURA Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra Cuadernos de Madinat al-Zahra es una publicación científica bianual editada por el Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra, que inició su andadura en el año 1987. Recoge trabajos originales que aborden temáticas referentes a la historia y arqueología de al-Andalus y el mundo mediterráneo dentro del marco cronológico de la Edad Media. No obstante, los consejos de redacción y asesor podrán valorar positivamente la inclusión de estudios que den cabida a otros ámbitos y a una ampliación de los límites cronológicos especificados, siempre que contribuyan a la mejor comprensión del periodo. De igual modo, y de forma ocasional, podrán introducirse secciones monográficas o actas de jornadas o reuniones científicas. DIRECCIÓN ANTONIO VALLEJO TRIANO Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra CONSEJO DE REDACCIÓN (Miembros de la Comisión Técnica de Madinat al-Zahra) Vocales: MANUEL ACIÉN ALMANSA Universidad de Málaga CARMEN BARCELÓ TORRES Universidad de Valencia EDUARDO MANZANO MORENO Profesor de investigación del CSIC RUBÍ SANZ GAMO Directora del Museo de Albacete JUAN SERRANO MUÑOZ Arquitecto CONSEJO ASESOR PATRICE CRESSIER CNRS, Lyon PIERRE GUICHARD Universidad de Lyon II ESTEBAN HERNÁNDEZ BERMEJO Universidad de Córdoba Mª ANTONIA MARTÍNEZ NÚÑEZ Universidad de Málaga ALASTAIR NORTHEDGE Universidad de Paris I VÍCTOR PÉREZ ESCOLANO Universidad de Sevilla Edita JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura © de la edición JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura Diseño y maquetación: Carmen Jiménez Diseño de portada: Zum Creativos Imprime: Tecnographic ISSN: 1139-9996 Depósito Legal: SE-8516/2010 Distribución nacional e internacional: 1000 ejemplares Publicación bianual Número 07 // 2010

Militares en iluminaciones y marfiles: una visión del ejército califal, Juan Zozaya Stabel-Hansen

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Cuadernos de Madinat al-Zahra [año 2010, Número 7]. Dedicado a: Miscelánea de historia y cultura material de al-Andalus: Homenaje a Maryelle Bertrand (textos reunidos por C. Cressier, I. Montilla, J. R. Sánchez y A. Vallejo). Revista de difusión científica del Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra

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JUNTA DE ANDALUCÍA. CONSEJERÍA DE CULTURA

Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra

Cuadernos de Madinat al-Zahra es una publicación científica bianual

editada por el Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra, que inició su

andadura en el año 1987. Recoge trabajos originales que aborden

temáticas referentes a la historia y arqueología de al-Andalus y el mundo

mediterráneo dentro del marco cronológico de la Edad Media. No obstante,

los consejos de redacción y asesor podrán valorar positivamente la

inclusión de estudios que den cabida a otros ámbitos y a una ampliación de

los límites cronológicos especificados, siempre que contribuyan a la mejor

comprensión del periodo. De igual modo, y de forma ocasional, podrán

introducirse secciones monográficas o actas de jornadas o reuniones

científicas.

DDIIRREECCCCIIÓÓNN

AANNTTOONNIIOO VVAALLLLEEJJOO TTRRIIAANNOO

Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra

CCOONNSSEEJJOO DDEE RREEDDAACCCCIIÓÓNN

(Miembros de la Comisión Técnica de Madinat al-Zahra)

VVooccaalleess:: MMAANNUUEELL AACCIIÉÉNN AALLMMAANNSSAA

Universidad de Málaga

CCAARRMMEENN BBAARRCCEELLÓÓ TTOORRRREESS

Universidad de Valencia

EEDDUUAARRDDOO MMAANNZZAANNOO MMOORREENNOO

Profesor de investigación del CSIC

RRUUBBÍÍ SSAANNZZ GGAAMMOO

Directora del Museo de Albacete

JJUUAANN SSEERRRRAANNOO MMUUÑÑOOZZ

Arquitecto

CCOONNSSEEJJOO AASSEESSOORR

PPAATTRRIICCEE CCRREESSSSIIEERR

CNRS, Lyon

PPIIEERRRREE GGUUIICCHHAARRDD

Universidad de Lyon II

EESSTTEEBBAANN HHEERRNNÁÁNNDDEEZZ BBEERRMMEEJJOO

Universidad de Córdoba

MMªª AANNTTOONNIIAA MMAARRTTÍÍNNEEZZ NNÚÚÑÑEEZZ

Universidad de Málaga

AALLAASSTTAAIIRR NNOORRTTHHEEDDGGEE

Universidad de Paris I

VVÍÍCCTTOORR PPÉÉRREEZZ EESSCCOOLLAANNOO

Universidad de Sevilla

Edita

JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura

© de la edición

JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura

Diseño y maquetación: Carmen Jiménez

Diseño de portada: Zum Creativos

Imprime: Tecnographic

ISSN: 1139-9996

Depósito Legal: SE-8516/2010

Distribución nacional e internacional: 1000 ejemplares

Publicación bianualNúmero 07 // 2010

Page 2: Militares en iluminaciones y marfiles: una visión del ejército califal,  Juan Zozaya Stabel-Hansen

05 PRESENTACIÓNPatrice Cressier, Irene Montilla Torres, José Ramón Sánchez Viciana y Antonio Vallejo Triano

06 MARYELLE BERTRAND06 Maryelle Bertrand (1948-2007)

Léon Pressouyre

08 Maryelle Bertrand. Bibliografía 1985-2008

10 LOS SEÑORES DE LA GUERRA13 Las primeras guerras internas de al-Andalus

Eduardo Manzano Moreno

27 Les seigneurs de la Marche (a bu al-ta ri) : les Ban cAmr s et les Ban ††††abri de HuescaPhilippe Sénac

43 Militares en iluminaciones y marfiles: una visión del ejercito califalJuan Zozaya Stabel-Hansen

64 LOS SOPORTES MATERIALES DEL DISCURSO IDEOLÓGICO67 Le chapiteau, acteur ou figurant du discours architectural califal ? Omeyyades d'al-Andalus

et Fatimides d’IfrààààqiyaPatrice Cressier

83 Estela funeraria de cronología califal aparecida en Mengíbar (Jaén)María Antonia Martínez Núñez

95 Nuevas evidencias de cecas africanas en época de al-ööööakam II: al-Man rah/al-Man riyya yal-Ba raAlberto Canto García

102 ESPACIOS DE VIDA105 Excavations in medieval settlements at Volubilis. 2000-2004

Elizabeth Fentress and Hassan Limane

123 Casas y cosas: espacios y funcionalidad en las viviendas emirales del Tolmo de Minateda(Hellín, Albacete)Sonia Gutiérrez Lloret y Víctor Cañavate Castejón

149 La vivienda tradicional en la cuenca del Mediterráneo: del iw n al qb ’, pasando por el bahwSakina Missoum

175 Habitat e utensílios na Mértola almóadaSusana Gómez, Lígia Rafael e Santiago Macias

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MISCELÁNEA DE HISTORIA Y CULTURA MATERIAL DE AL-ANDALUS.HOMENAJE A MARYELLE BERTRAND

(Textos reunidos por P. CRESSIER, I. MONTILLA TORRES, J. R. SÁNCHEZ VICIANA y A. VALLEJO TRIANO)

ÍNDICE

Publicación bianualNúmero 07 // 2010

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196 CASTILLOS Y PALACIOS199 La fortaleza de Amergo (Marruecos) ¿Otro ejemplo de influencia hispánica en Marruecos?

Manuel Acién Almansa

219 Los baños de la tropa de la Alcazaba de Almería: resultados preliminares de la intervenciónarqueológicaSophie Gilotte, Ángela Suárez Márquez, Francisca Alcalá Lirio y Francisco Arias de Haro

239 El asentamiento islámico de Giribaile (Jaén). De asentamiento de altura a castillo almohadeJuan Carlos Castillo Armenteros, Luis María Gutiérrez Soler y María Victoria Gutiérrez Calderón

263 Los palacios islámicos de Jaén. El palacio de Santo Domingo y los jardines de los UribeVicente Salvatierra Cuenca, Mercedes Navarro Pérez y Ángela Esteban Marfil

293 Notes sur les forteresses de la ca de Bentomíz (Vélez Málaga)Marie-Christine Delaigue

308 CUEVAS NATURALES, CUEVAS ARTIFICIALES Y OTROS SUBTERRÁNEOS311 La caverne, refuge de « l'ami de Dieu » : une forme particulière de l'érémitisme au temps

des Almoravides et des Almohades (Maghreb extrême, XIe-XIIIe siècles)Jean-Pierre Van Staëvel

327 Le vocabulaire des grottes et des cavernes dans le Maghreb médiéval à la lumière des sourcesarabesMohamed Meouak

343 Las cuevas de Benaxuay. Un grupo de cuevas-ventana andalusíes en el río Chelva (Valencia)Agustí Ribera

369 Antiguos depósitos de agua en la ciudad de Palma: un patrimonio ocultoMaria Antònia Carbonero Gamundí

382 INTERCAMBIOS, HOMBRES Y NATURALEZA385 Contribución a la historia ambiental de la cuenca del Guadiana Menor (Sureste ibérico):

avances y propuestas de investigación desde la arqueologíaJosé Antonio Garrido García

405 Una aproximación a las canteras de piedra calcarenita de Madàààànat al-Zahr ’Antonio Vallejo Triano y Ramón Fernández Barba

421 Comercio mudo / Silent Trade en el IslamPedro Chalmeta Gendrón

429 1287: onomástica femenina en Menorca islámicaGuillem Rosselló Bordoy y Mª Magdalena Riera Frau

434 CRÓNICA DEL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO

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5// Nº 07. 2010. P. 5. ISSN: 1139-9996CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA’

En noviembre de 2007, la noticia del fallecimiento de Maryelle Bertrand nos dejó, a todos susamigos, golpeados y desamparados. Para la mayoría, además, la sorpresa era brutal: con su habitualpudor, Maryelle había callado, durante aquellos fatídicos meses, la gravedad de su enfermedad. Derepente, se hacía un inmenso vacío. Todos vivimos entonces un sentimiento de amistad irremedia-blemente truncada y nos enfrentamos a la añoranza de la complicidad que nos había unido.

El vacío no era solo personal, íntimo, sino que era también colectivo y científico. Maryelle había lle-vado una carrera en cierta forma atípica, parcialmente al margen de las instituciones, pero había par-ticipado de pleno en la reflexión que, por aquellos momentos, centraba la atención de loshistoriadores, en torno a la percepción y a la definición misma de al-Andalus. Estaba presente tam-bién en los debates de los primeros años ochenta, en los que se intentaba establecer las reglas de unanueva arqueología que fuera a la vez mejor articulada con el cuestionamiento histórico y más acordecon las necesidades de nuestra sociedad. El tiempo ha mostrado la parte de ilusión que conllevabantales proyectos, y como se erosionaron frente a la práctica cotidiana que se fue imponiendo.

Todavía bajo la emoción causada por su desaparición, y quizá tanto para ayudarnos en nuestroduelo como para recuperar parte de la ilusión pasada, a un grupo de sus amigos nos pareció queconvenía rendir un justo tributo a la aportación científica y a la calidez humana de Maryelle.

Vicente Salvatierra nos permitió reaccionar en el acto y acogió enseguida una breve semblanza dela vida de Maryelle y su bibliografía completa en la revista Arqueología y territorio medieval1. A máslargo plazo, concebimos el proyecto de un homenaje de carácter académico y científico que reu-niese contribuciones de los historiadores y arqueólogos de al-Andalus que habían sido los más pró-ximos a Maryelle. Desde el principio, Antonio Vallejo propuso a los Cuadernos de Madànat

al-ZahrÄ’ como soporte editorial de este segundo acto.

El lector tiene entre las manos el resultado de esta empresa colectiva, asumida por todos con tena-cidad y entusiasmo, y a la que –más allá de la diversidad cronológica y de los intereses de cada uno–se ha intentado dar la mayor coherencia temática posible.

D. Léon Pressouyre, catedrático emérito de historia del arte medieval de la universidad de Paris 1– Panthéon Sorbonne, quien dirigió la monumental tesis doctoral de Maryelle y le brindó unapoyo continuado a lo largo de los años, nos aportó, desinteresadamente, su visión personal de latrayectoria profesional y vital de nuestra amiga. Lamentablemente, L. Pressouyre falleció en agostode 2009, antes de que este homenaje a Maryelle Bertrand haya tomado su forma definitiva2. Ambos,profesor y discípula, quedarán asociados en nuestra memoria. A continuación, las distintas contri-buciones vienen agrupadas en apartados sucesivos y complementarios (Los señores de la guerra; Lossoportes materiales del discurso ideológico; Espacios de vida; Castillos y palacios; Cuevas naturales,cuevas artificiales y otros subterráneos; Intercambios, hombres y naturaleza).

Patrice Cressier, Irene Montilla Torres, José Ramón Sánchez Viciana y Antonio Vallejo Triano

1 “In Memoriam. Maryelle Bertrand (1948-2007)”, Arqueología y territorio medieval, 15, 2008, pp. 9-12.2 Véase una breve nota necrológica en Bulletin monumental, 2010 (II), pp. 131-132.

PRESENTACIÓN

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Juan Zozaya Stabel-Hansen

Asociación Española de Arqueología Medieval. [ [email protected] ]

MILITARES EN ILUMINACIONES Y MARFILES:UNA VISIÓN DEL EJÉRCITO CALIFAL1

Resumen

Se estudian elementos ornamentales en los arreos de caballos y tipos de hierros de los mismos represen-tados en marfiles andalusíes de época califal y manuscritos cristianos contemporáneos no posteriores al1010. Se añaden elementos en tejidos, cerámica y pintura mural, como parte del inicio de un estudiofuturo más amplio sobre la estructura del ejército califal.

Palabras clave: Ejército, rangos, arreos, pinjantes, marfiles, miniaturas cristianas, al-Andalus, Califato.

Abstract

A series of ornamental elements in horse trappings and brands represented in Andalousí ivories andcontemporary Christian miniatures, not later than 1010 a.D. are studied. Elements in textiles, potteryand wall painting are added as part of work in progress on the structure of the Cordova Caliphatearmy.

Keywords: Army, ranks, trappings, pendants, ivories, Christian miniatures, al-Andalous, Caliphate.

// 07. 2010. PP. 43-63. ISSN: 1139-9996 // LOS SEÑORES DE LA GUERRACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA’

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Una reflexión a propósito de la presencia de figu-ras humanas en el arte andalusí permite apreciardos aspectos inmediatos: el simbolismo de las figu-ras aunque con una precisión, la presencia de unmúsico no es la mera representación de un músico,el símbolo del poder sobre la vida y la muerte; asícomo la de una persona elegantemente vestida conuna copa en la mano no la convierte en un jefepecaminoso y alcohólico, sino en el símbolo delpoder sobre la vida y la muerte; y el posible realis-mo en la figura que toma da como referencia paraplantar un símbolo del poder o de las semióticaque de él deriva. Entramos, pues, en una secuenciaque se explica a partir de elementos de la culturamaterial presentes en objetos de la vida cotidiana,aunque sea palatina, con aspectos de la cultura espi-ritual como en su momento ya explicó G. Childe2.

Hasta ahora los marfiles andalusíes han sido objetode estudio por parte de historiadores del arte inte-resados por lo que pudieran representar estética oestilísticamente. En algunos casos se han intentadoaproximar al “esplendor de la corte cordobesa”3,dejando de lado los aspectos más simbólicos, y, enocasiones, los más realistas. Se puede decir que algosimilar ha ocurrido, en parte, con los materiales delos denominados manuscritos mozárabes, tanto“Beatos” como Biblias4 o los Cronicones. Algunaaproximación más concreta se ha encontrado porparte de especialistas en armas5 o en el estudio deherramientas por los antropólogos6, y la relaciónIslam-Beatos ha sido escasamente visitada7. En estesentido este es, posiblemente, el primer estudioreduccionista de este tipo.

Una mirada atenta a los marfiles y a los Beatos, demanera conjunta y serializada desde el punto devista cronológico, permite apreciar, entre otros,dos grupos de personas retratadas, las de alto carác-ter representativo social (¿nobles? ¿príncipes?¿altos funcionarios?) y los que parecen representarelementos militares, generalmente personas mon-tando a caballo. La diferencia no se encuentra en lapresencia (necesariamente) de armas portadas porlos personajes, sino por otros pequeños detalles,que muchas veces han pasado desapercibidos.Llama la atención la presencia de pinjantes, nudosy peinados específicos en la cola de los caballos,

entre éstos. También se aprecia que hay caballeroscuyo caballo luce pinjantes, mientras que otros no,y cuyo número es variable y distinto, siguiendouna distribución micro-espacial. Lo mismo ocurrecon la presencia de crótalos / cascabeles, en sunúmero y distribución, o el tipo de vestimenta. Si,por otro lado se revisan los manuscritos cristianoshispanos de los siglos X y XI, fundamentalmentelos denominados “Beatos” y las Biblias, como la deLeón, se han encontrado extrañas similitudes yperegrinas coincidencias con lo anteriormente des-crito, señaladas en su momento por A. Soler alestudiar el armamento de dicha época8. Las seme-janzas van más allá del uso de armas similares, y esque en los Beatos y en la Biblia de León se puedenapreciar escudos de rodela con elementos heráldi-cos militares, y la misma presencia de tipos simila-res de sillas de montar y ataharres con pinjantesque se ha podido ver en los marfiles y que se aso-cian con el mundo andalusí.

Entiendo que no nos encontramos ante una coin-cidencia o un simple caso de adopción cultural delos cristianos en sus ejércitos, sino ante la presenciade mozárabes con un amplio conocimiento de losejércitos califales y su estructura y funcionamiento,empleándolos para sus imágenes, lo cual explicaríaclaramente la coincidencia de su exacta descrip-ción, conceptualmente bilingües, tanto para expre-siones religiosas como laicas. También se observaen los “Beatos” una evolución en el transcurrir deltiempo, lo cual da pié a pensar que se trata de ver-siones bastante exactas. Más aún, se apoyan en unconocimiento asaz íntimo del califato y de su cortepara describir, visualmente, otros personajes enestas obras, pero ello no constituye la cuestión adilucidar en este momento. Los Beatos permiten,además, poder interpretar hechos tan concretoscomo la presencia de diferentes unidades, yeguadasmilitares (se observan diversos hierros en las ancasde los caballos), el uso específico de caballos oyeguas, se trate de unas finalidades u otras, sean depaseo o sean militares. Igualmente se observa dife-renciación clara en los uniformes de los personajesmilitares, lo cual da algunas claves referidas a lasunidades presentes, al orden de ataque (bastantecoherente con las tácticas de la época) y la organi-zación del ejército, basada (¿cómo no?) en el siste-

JUAN ZOZAYA STABEL-HANSEN

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ma 3+1 que aún impera, por ejemplo, en el ejerci-to español (un cabo y su escuadra; una sección ysección de apoyo; 3 compañías y una de apoyo deintendencia, etc., hasta llegar así a la distribuciónregimental y del cuerpo de ejército). Igualmenteaparecen diferenciados los escudos de las unidadesdentro de las unidades mayores, de manera que,ordenando estos datos iconográficos aparecen lostipos de unidades, su organización, la caracteriza-ción de los elementos componentes, la estructurajerárquica y su representación visual para la identi-ficación de sus elementos. Finalmente se nos infor-ma de la presencia de yeguadas militares para laprovisión de los cuerpos de choque del ejércitoregular formado por profesionales, dentro de unaestructura perfectamente concebida como solucióna los problemas logísticos que pueden plantear susreemplazos para largos desplazamientos.

Dada la característica de este volumen, homenaje anuestra tempranamente desaparecida colega y com-pañera, y al tratarse de un trabajo que empiezo arealizar como complemento a los ya efectuadossobre fortificaciones omeyas, me limitaré a presen-tar algunos elementos empleados como “cata”, yhacer, básicamente, una observaciones sobre aspec-tos militares, fundamentalmente relacionados conel arma de caballería, aunque algún comentario seescapará del límite de este Arma. Usaré, al tratarsede una primera aproximación al tema, los elemen-tos presentes en las siguientes piezas: marfiles Botede Mugàra (Museo del Louvre AO-4068 ), Bote deZiyÄd ibn AflaÜ (Museo Victoria & Albert nº 368-1880); Bote Davillier (Museo del Louvre AO-2774); Arqueta de Leire (Museo de Navarra) yArqueta Amirí (Museo Victoria & Albert 10-1866)9, Biblia de León, los Beatos de Magius (Bib.Pierpont Morgan, Nueva York), Beato deValcavado (Universidad de Valladolid), el de laCatedral de Gerona (Gerona 9), Beato de Seo deUrgel y, como complementos, los tejidos de Oña10

y el denominado “Sudario de S. Lázaro” en losfragmentos de Autun y del Museo de Cluny11. Nopretendo, de manera alguna, llegar a una exhaus-tión de las fuentes usadas, pues el estudio se podríaalargar hasta la caída de los Taifas. Ordenado esteheterogéneo muestrario de manera cronológicaempieza a aflorar una coherencia para los fines aquí

buscados. Tengo que decir que tres piezas planteanproblemas cronológicos, y cuáles son los criterioscon que aquí se emplean: el tejido de Oña, cuyacronología propuesta en su momento por M.Casamar y por mí sostengo (929 d.C), el BoteDavillier, cuya fecha propongo para el 977 porrazones que en su momento daré, y la arqueta delmuseo Victoria & Albert 10-1866, para la cual pro-pongo una datación del 1008-1010 y que forma, enmi opinión, el final de la serie aquí estudiada. Estasdos últimas piezas serán motivo de un análisis enun trabajo posterior La serie queda conformadapues, de la siguiente manera (entre paréntesis sedan las fechas que nos dan las piezas, incluidascomo válidas las propuestas que doy): Tejido deOña (929), Biblia de León (960), Beato Morgan(962), Bote de Mugàra (968), Bote de ZiyÄd ibn

AflaÜ (969), Beato de Valcavado (970), Beato deGerona (975), Beato de Seo de Urgel (2ª mitad delsiglo X), Bote Davillier (977), Arqueta de Leire(1004-1008), Sudario de San Lázaro (1007-1008) yarqueta amirí del museo Victoria & Albert (1008-1010). Se obtiene secuencia bastante constan-te de “datos menores”, hasta ahora no utilizados,hasta donde sé, con el único hiato serio, desde elpunto de vista cronológico, entre el Bote Davilliery la arqueta de Leire (grosso modo 30 años). Por otraparte sirve para confirmar las pervivencias de cier-tos elementos y su evolución.

El estudio introductorio, del cual sus primicias aquípresento, se divide en cuatro grandes apartados, queen ocasiones se entrecruzan: la presencia o ausenciade pinjantes, nudos, o lazos de cuero en los petos yataharres de los aparejos de las monturas (Tabla I);complementario del anterior, se refiere a lapresencia de cascabeles (Tabla II); los peinados delas colas y marcas de identificación de unidades ousos (Tabla III); y el último, más limitado, se refierea los hierros de las remontas y yeguadas presentesen estos momentos (Tabla IV). Hay que señalar queno todo está presente en todos los casos, sino queaparece en lugares diferentes y de diferentescronologías. En ocasiones hay versiones enmanuscritos posteriores que aquí no se han usado, aldetener este estudio en el momento inmediatamenteanterior a la fitna y que, igualmente, tampoco se hanusado todos los manuscritos existentes.

MILITARES EN ILUMINACIONES Y MARFILES

CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA’

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JUAN ZOZAYA STABEL-HANSEN

Tabla I. Pinjantes, lazos y nudos. Relación posicional de los m

ismos en el cam

po de relación animal-silla.

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Al estudiar el primer aspecto (pinjantes y adornosen ataduras) se han podido encontrar 46 ejemplos,en los que algunas guarniciones no presentan orna-mentación, otros en los que solo aparece ornamen-tación en cuero (nudos y lazos), y en algún casopinjantes conviviendo con nudo. También apare-cen lo que, por ahora, denominaré “sub-pinjantes”.

En primer lugar cabe hacer unas observacionessobre lo referido a los pinjantes (Tabla I). Sepueden apreciar dos tipos: uno es de clara explica-ción, el de forma de media luna, y otro que apare-ce en posiciones complementarias del primer tipo,más pequeño, que puede ser interpretado o biencomo cascabeles o, simplemente, como sub-pinjan-tes con otra forma, seguramente de hoja cordifor-me, como en el caso muy posible del Beato deGerona, en el Fº 15 v (lám. 2-a), que ¿reaparece? enla arqueta 10-1866 del museo Victoria & Albert(lám. 2-h). El de Gerona plantea el problema deestar tapado por la tinta azul del fondo, de maneraque parece sugerir un “arrepentimiento” del minia-turista, pues está muy oculto, significando, posi-blemente, que ése no debía ser el lugar correcto enque debiera ir. Después, el tipo no aparece enningún otro lugar del Beato, quedando así la dudapara el investigador y para el lector sobre su signi-ficado real o hipotético. Los de media luna aparen-temente corresponderían a distintivos de rangomilitar, como veremos seguidamente, mientras quelos “sub-pinjantes” están subordinados a los ante-riores, y podrían corresponder o una especialidadcastrense de la unidad o a una unidad específica. Sire-ordenamos el material de la Tabla I por sistemanumérico de pinjantes de medias lunas, observare-mos que hay una ordenación de menor a mayor:rango de imágenes, donde los grupos de pinjantesen los arreos van desde ninguno a quien lleva cincopor lado. Existen seis combinaciones puras, segúnel lugar que ocupan en el arreo: ninguno, uno en elpeto, uno en el ataharre, uno en el peto y otro en elataharre, uno en el peto y dos en el ataharre y, final-mente, anómalo por desproporción respecto a losanteriores, dos delante y tres detrás, siempre porlado, pero hay que presumir que el rango se definecon la sola visión de un lateral del caballo. Si toma-mos una seriación de rangos, no descritos plena yclaramente en lo que es, hoy por hoy, posiblemen-te el mejor trabajo sobre el ejército andalusí12, ten-

dríamos la siguiente seriación posible, y con lasdebidas precauciones respecto a la nomenclatura ysu ajuste con la cronología que nos ocupa ahora,mostrando los que se aprecian por cada lado:

1) sin medias lunas: íundà / caskarà o soldado raso2) media luna en el peto: nadir o sub-oficial (quizás

equivalente a algo similar a un sargento)3) media luna en el ataharre: carif u oficial básico,

quizás equivalente a un alférez o teniente.4) media luna delante y otra en el ataharre: naqib

o posible equivalente a un rango entre capitán ycomandante

5) un pinjante en el peto y dos en el ataharre, parael rango de qÄ’id (cargo citado en las reunionesde fuerzas para las aceifas estivales)

6) dos en el peto y tres en el ataharre, que signifi-caría el rango de emir, y que es quien dirige elconjunto de las fuerzas en la aceifa, y mandasobre todas las fuerzas armadas (terrestres ynavales) y que sería equivalente al rango de uncapitán general, o mariscal.

El problema básico es que sólo parecen estar claras,según las fuentes, los rangos de qÄ’id y carif, queda-do los restantes un poco “en el limbo”, y que habráque ir deduciendo a partir de sus valores actuales ytratando de traspolarlos al pasado.

Una primera apreciación de las ilustraciones de losBeatos parece indicar la presencia de cuatro tiposde unidades de caballería, diferenciadas por suarmamento y función. Generalmente, se corres-ponden con la representación de los Evangelistasante la apertura del Quinto Sello (por ejemplo lám. 1-h). Se señala generalmente, en primer lugar,un arquero de caballería ligera, con arco de doblecurvatura o túrcico, y cuyo uso explicó perfecta-mente A. Soler13, y que puede ir seguido de un lan-cero o un espatario de caballería catafracta a juzgarpor el gran tamaño de su arma, o por ejemplopuede ir, también otro arquero. En tercer lugar sepresenta un jinete en dirección opuesta, cuyo atri-buto es una balanza, y, finalmente, otro que puedeser un lancero o piquero, también a caballo. Siampliamos el principio militar de tomar comounidad básica el tres, empezaremos a entender elsistema. La unidad básica militar hoy en día es lecabo con su escuadra. Es decir: 1+3. Si esto lo mul-

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tiplicamos por 3, tendremos un pelotón, con 3+9escuadras con sus cabos. Multiplicando por tres nue-vamente, pasamos a la sección, y por tres otra vez ala compañía, ésta ya al cargo de un oficial. Tres com-pañías forman un batallón o un escuadrón, según setrate de infantería o caballería, pero el batallónrequiere una compañía de apoyo, que asume laintendencia, tanto de municiones de boca como decombate, y es, de alguna manera, la que rige la vidaeconómica del batallón, que queda formado, pues,por 1+3 elementos nuevamente. Este esquema orga-nizativo lo podemos llevar sucesivamente al regi-miento, a la brigada, al cuerpo del ejército y elejercito, pudiendo haber varios de estos desde elpunto de vista organizativo militar y dependiendode la población disponible y los conceptos estratégi-cos y tácticos. Muy posiblemente, en al-Andalus nose superara la existencia de un nivel de regimientocomo efectivos reales totales, y todo el conjunto nosuperaría la brigada. Serían unos 1396 hombres losque podrían desplazarse, de manera conjunta, concierta celeridad por el territorio. Los ejércitos en esaépoca raramente superan los 300 - 400 hombres, apesar de lo que nos cuentan las fuentes históricas,que hablan de cantidades inverosímiles de manejar yde mantener, pues se puede saquear el territorio ene-migo para proveer sustento a la tropa, pero no elpropio y, aún así, es un hecho cuantitativamentelimitado. Aparte, estarían los voluntarios, muy que-ridos desde el punto de vista piadoso, pero pocovaliosos desde el punto de vista militar al carecer deuna organización y de un entrenamiento adecuado.

Si nos atenemos, por ejemplo, al ejército de El Cid,en el siglo XI, no podemos contabilizar mucho másde los 300 hombres si estimamos la presencia de unescudero y un peón por cada caballero en suunidad, y con esta fuerza realizó las algaradas deAtienza y Alcalá, llega hasta Molina de Aragón ytermina contratado como capitán con un poderosoejército mercenario, con lo que podemos tener unbuen ejemplo de la limitación de fuerzas de laépoca. Es decir, estamos ante una unidad similar ala del batallón, o escuadrón, para el caso de la caba-llería, y esto nos conduce a ser muy críticos, y porlo tanto muy escépticos, respecto a las cifras men-cionadas en las fuentes, como en el Muqtabas II,214

respecto a las contribuciones de levas en diversos

lugares como Écija, con 1200 caballeros, y con 400para el Llano de las Bellotas o con 327 paraCalatrava-Oreto, entre otras muchas contribucio-nes militares para una algazua contra Galicia enépoca de MuÜammad I.

Por otra parte se debe considerar el espacio que ocu-paría una fuerza expedicionaria de 600 montas. Hayque tener en cuenta que la distancia de testuz a testuzen columna debe ser de unos 5 m, y que entre lapareja en columna de a dos es de otros 5 m lo cualimplica que, por ejemplo, aproximadamente unacolumna de 1200 jinetes ocuparía un espacio de 3 kmde longitud por los 5 m mencionados de ancho, máslos correspondientes espacios a los lados de lamisma. La fila sería usada en los desfiladeros, gene-rando una ocupación de 6 km lineales, si aplicamoslas normas en vigor en los años veinte del siglo XX

para los trenes de mulas, y que no deben variarmucho de lo existente en el siglo X15, impresionantespara la época, y sobre todo si consideramos que lasvelocidades de estas columnas, que están en torno alos 37,5 km por día en una campaña como la deGormaz del 975, desde Córdoba, cruzando monta-ñas y buscando aguadas, cambiando monturas, etc.

Por otra parte los grandes movimientos de tropas,con las cantidades citadas anteriormente, debieronbasarse en la renovación de caballos en sistemas depostas militares, pues ello se puede explicar elsiguiente pasaje:

“[216] [Requisa de caballos para la aceifa contralos cristianos]

[121 r.] El día 15 del mes de rayab de este año [= 31 marzo 971] hizo salir al-öakam a un ciertonúmero de asÜab al-åurta y de otros altos funciona-rios del reino por las coras de al-Andalus, con objetode mover a sus habitantes a que tuvieran prestos loscaballos que estaban obligados a suministrar paraser incorporados al ejército de la aceifa habitual,cuya renovación era inmediata este año, en vista deque la mayor parte de los tiranos gallegos violabanen estos momentos la tregua.....”16,

Para ello se apeló a zonas del †arq al-Andalus,Santarén, y coras septentrionales, lo cual indica

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una necesidad enorme de equinos, pues se recurrea zonas alejadas de la dirección de la algara17.

Si parece por ello, en cambio, más coherente lamención de los 200 jinetes que se piden de ayudapor MësÄ ibn Abà-l-cîfiya en Marruecos18 durante elcalifato. Es decir, que si este pudo contar, en unmomento dado, con unos 20 000 hombres comoconjunto de su ejército, estaría más que bien parala época. Tampoco es creíble que esta cantidadfuera empleada en una algara, pues quedaría anula-da la reserva necesaria para retaguardia y cubrirotras atenciones, como las endémicas sublevacionesinteriores, de manera que dudo que se vieran a 11 000 hombres (equivalente a una brigada actual),en tren de marcha simultáneamente. Ello puedeexplicar los fraccionamientos en los envíos a zonade guerra durante el siglo X. Es decir: al final esposible reunir en la zona de guerra a 4000 - 6000hombres aproximadamente, pero nunca se despla-zarían simultáneamente, sino que posiblementeirían en grupos de 600 hombres como máximo.

Pero volviendo al hilo principal de este trabajo:hay otro elemento que a veces convive con los pin-jantes y que es el nudo, que tiene un efecto profi-láctico sobre el jinete descrito en la imagen alsignificar un “nudo de la vida”, adquiriendo esaforma, por ejemplo, en el tejido de Oña, el Bote deMugàra (lám. 1-f), en la Arqueta de Leire (lám. 2-e)o Sudario de S. Lázaro (lám. 2-f), y que implica,además, un “cordón de la vida”. Esta característica,es importante señalarlo, es muy notable entre losmateriales atribuidos a los amiríes.

El nudo puede ir en el ataharre, cuando va descritosólo, y también puede convivir con un pinjante enel petral o con un lazo, posiblemente de cuero, col-gando en el peto del caballo. Pero otras veces no haypinjante ni lazo, sino otro nudo, como ocurre en loscaballos del Tejido de Oña (lám. 1-d) y en el Sudariode S. Lázaro (lám. 2-f). Aquí podemos apreciar(Tabla I) la presencia de nudos en Oña, ya mencio-nados, nudo detrás y lazo delante en el Bote deMugàra (lám. 1-f), en el Bote Davillier (lám. 2-d), enla arqueta de Leire (lám. 2-e) con diversas combina-ciones: uno delante y otro detrás, uno sólo en el ata-harre, nudo detrás y pinjante delante, y múltiples

posibilidades encontramos en el tejido de S. Lázaroo de Muzaffar: lazo delante, nudo con lazo detrás,lazo delante y detrás, lazo (¿?) detrás, y nudo detrásy lazo delante. El Beato de Valcavado puede presen-tar un posible caso de pinjante delante y nudodetrás, pero ahora no es posible confirmarlo. Eneste sentido, el papel de los tejidos reales, comosigno de poder, parece sugerir que el nudo es un atri-buto relacionado con la familia real, o en todo casocon la corte, que tienen un sentido patrimonial yque, en el caso de convivir con un pinjante, estáhablando de alguien relacionado con la Casa Real ocon el “regimiento” real. Ello puede alterar el valorde los rangos militares, de la misma manera que enalgunas instituciones armadas un teniente puedeequivaler a un capitán en la milicia normal, lo cualsignifica que nos podemos encontrar ante una situa-ción anómala en el protocolo.

Además de los nudos, también hay lazos, que sonplanos y de menor tamaño que los nudos, aunquegozan, posiblemente, de su misma propiedad pro-filáctica, y distintiva pero quizás con un matiz, elde señalar, también, una relación palatina, llegandoa convivir con los pinjantes. Se encuentran en laBiblia de León (Tabla I), en el Bote de Mugàra

(lám. 1-f) y en el Sudario de San Lázaro (lám. 2-f).Muy posiblemente quizás estén relacionados conla yeguada o con la unidad de dependencia. En loque respecta a la convivencia de nudos y pinjanteslo encontramos en el citado Bote Davillier (lám. 3-d), en la Arqueta de Leire (lám. 2-e) y, denuevo, en relación con los amiríes.

En íntimo contacto con estos elementos, hay queañadir los crótalos y cascabeles (Tabla II). La distin-ción entre estos es aquí meramente formal, desde elpunto de vista gráfico, pues el cascabel es cerradocon un escrupulillo en su interior, mientras que elcrótalo es un disco abierto que choca con otro simi-lar. Quiero decir que uso la palabra crótalo para elinstrumento con sonido grave atado a las patas delcaballo, mientras que los cascabeles son más peque-ños, forzosamente de sonido más agudo, mas tinti-neante y van colgados de la silla, destacados sobre lasudadera, y en algunos casos, también, penden delataharre. En las fuentes árabes, en un episodio refe-rido a una batalla en el Magrib del futuro

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Almanzor contra Zàrà b. £anata, hay una menciónque me ha sido aportada por X. Ballestín19 y que hatenido la amabilidad de traducir al castellano paraesta ocasión, y que doy a continuación:

“Y mencionaba [cAbd al-Malik] que había encon-trado a Zàrà con su enorme multitud en la monta-ña de öabàb el jueves, a once noches que quedaban[para acabar] del mes de åawwÄl –13-10-998–, yque se había producido una reñida batalla entreambos. En su transcurso uno de los flancos decAbd al-Malik se rompió, por lo que Zàrà concibióun ardiente deseo de deshacer el centro, contra elcual se dirigió en persona y en primera línea de labatalla, enardeciendo a sus defensores. El haíib

cAbd al-Malik salió a su encuentro y aún fue másvaliente que él en la vanguardia después de descu-brir su cabeza [de despojarse de su casco]: se abatiósobre el enemigo como ave de presa y porfió en lapugna. El molino de la guerra hizo su sangrientamolienda durante una hora, en la que no quedórastro de humanidad y se extinguió el sonido delos cascabeles/crótalos: no se oía sino el grito delhéroe y el ruido sordo de las espadas entrando enlos cuerpos. Y, finalmente, Dios acordó concederlela victoria a cAbd al-Malik”.

A. Soler señala que se hace mención expresa en elPoema del Cid20, pero este pasaje ha quedado inex-plicado21, y es el que sigue:

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Tabla II. Situación relativa de cascabeles, crótalos y canilleras en caballos.

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1505 “Essora dixo Minaya:[…] “Vay[a]mos cabalgar Esso fue apriessa fecho […] que nos’ quieren detardarbien salieron dén çiento […] que non pareçen malen buenos cavallos a cuberturas de çendalese petrales a cascaveles e escudos a los cuells,

1510 e en las manos lanças que pendones traen”

En los marfiles no aparecen menciones visuales demuchos, pero en las miniaturas cristianas se obser-van con más claridad. Los grandes crótalos de laspatas han debido ser interpretados en muchas oca-siones por los estudiosos como una exageración delos puntos de rótula de las extremidades de loséquidos, pues van en las articulaciones del codo yla rodilla y los de la muñeca y tobillo del animal.Sin embargo, un examen más minucioso permiteobservar que la distribución es desigual y asimétri-ca de diversas maneras. En el bote de Mugàra (lám.1-f) aparecen, en las figuras enfrentadas a la palme-ra, unos colgantes muy claros (dos) en la parte tra-sera de la silla. Otros parecen pender en la figura dela izquierda, en cantidad de tres, pero podrían per-tenecer a otro tipo, lo cual podría identificar unrango interno. Ninguno de ellos lleva crótalos enlas patas de los cuadrúpedos. En cambio, puedenapreciarse, claramente en dos figuras del Beato deValcavado (lám. 1-h), los crótalos en las cuatropatas, uno en cada una de las articulaciones distalesen las dos figuras superiores de la miniatura referi-da a los cuatro jinetes del Apocalipsis. La de lasuperior derecha parece, además, llevar un lazo en elataharre. En el Beato de Gerona se puede apreciaralgo similar. El jinete de la figura 15v (lám. 2-a) sóloparece llevar un pinjante en forma de corazón uhoja de hiedra (si es que es cierto, por lo dichoanteriormente del tintado azul). En los remos dere-chos lleva cuatro crótalos, dos en cada articulación,mientras que en el izquierdo delantero lleva dos enla articulación distal y en el trasero dos en la proxi-mal. En 126v, aparecen diversas combinaciones, denuevo en la figuración de los cuatro jinetes apoca-lípticos: el primero a la izquierda lleva un par deellos en cada una de las articulaciones proximales,el siguiente aparece con un par en la articulaciónsuperior de la mano derecha y tres cascabeles sobrela sudadera, en la parte posterior de la silla, y otracarece de cualquier tipo de cascabel o crótalo mien-

tras que la última figura lleva (aparentemente) unoen codo de la mano derecha y dos en las restantesarticulaciones superiores de los remos, además, detres cascabeles en la parte posterior de la silla, sobrela sudadera.

La ilustración que se encuentra en la figura 134v(lám. 2-b) es una de las más conocidas y famosas delas miniaturas de los Beatos. Representa a un jinetelancero, con un uniforme muy bien hecho y corta-do, con bastante lujo de detalles, con turbante conbarboquejo y maizar, con el caballo yendo al paso,con buena escuela de doma, según se aprecia en laflexión de la mano, y el jinete cabalga un caballoprofusamente ornado: con arreos con chapas circu-lares sobre fondo oscuro, similares a otros de Jirbatal-Mafíar, fechados en torno al 750 d.C. (lám. 1-c).El jinete, con su lanza, ataca a una serpiente querepresenta el mal según la interpretación cristiana.Sin embargo es notable que ese jinete lleva elmismo uniforme, nada mas que más pulcramentehecho y fino, con mangas y especie de chaquetilla,que el mas simple de un jinete de la misma unidad,descrito en el fº 15v (lám. 2-a), cuyo uniforme, porel contrario, carece de mangas. Su caballo, orna-mentado de manera sencilla, goza de elementoscomunes: abundantes crótalos, carece de pinjantes,salvo uno, posible cordiforme, mencionado ante-riormente, y la cola del caballo va atada de formatrífida, de manera que forma el capullo de una florde loto. Los arreos, en ambos casos, van similar-mente ornados, y el soldado también blande unalanza. Ambos se distinguen por el color de la ropa,por lo demás similar, y el color del fondo de losarreos, rojo en uno, en consonancia con el de latela del uniforme, como ocurre en el caso queahora nos ocupa, que va en azul, El turbante essimilar, pero en colores invertidos: azul en el solda-do, rojo en el del oficial. En lo que respecta al per-sonaje de 134v, cabe señalar, en lo que afecta a losefectos sonoros, que lleva pares de crótalos en todasarticulaciones de las extremidades del caballo,amén de seis cascabeles en el ataharre, separados engrupos simétricos por los pinjantes. Además si seaplica un criterio de simetría, este caballo va conocho crótalos y seis cascabeles por lado. Da pues lasensación de ilustrar a dos elementos de una mismaunidad, una de mayor rango que la otra. Al estu-

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diar el ornato de las colas de los caballos constata-remos que, aparentemente, pertenecen a la mismaunidad militar.

En el folio 159v aparecen figuras en las cuales sehan transformado los caballos escupiendo fuego ycon las colas totalmente transformadas, pero llevancrótalos y, además, canilleras en las patas delante-ras, en dos de los casos. Una figura lleva dos enmano derecha, una en cada articulación, con tobi-llera entre ellos, otro en muñeca izquierda concanillera, y uno en cada tobillo en las patas traseras.Otras sólo parece llevar canilleras, y las restantesllevan un crótalo en cada articulación. Carecen decolgantes en los ataharres (Tabla I).

En la parte inferior derecha del fº 157v (lám. 2-c)aparece una imagen de un jinete jorobado, que enalguna ocasión se ha querido identificar conAlmanzor, aunque no siempre se acepta22, con ununiforme enteramente diferente del descrito en losfolios 15v 134v, en un caballo cuya montura carecede ataharre, con otro peinado de cola, y cuyo caba-llo lleva cinco crótalos: cuatro en los distales decada una de las patas, más uno en la articulacióndistal de la mano derecha. Ello lleva a pensar quenos encontramos ante el uso de crótalos para saber,de manera visual-auditiva, el puesto del jinete queva de punto en la formación de combate y losmedios de identificación para el rango y posiciónpuesto que en la escuadra hay otros dos puntos,que van detrás. El sonido de los crótalos tambiénserviría como factor psicológico-sonoro contra elenemigo, cosa habitual en los ejércitos, incluso hoyen día, como se puede comprobar, por ejemplo, enlos manuales de armas de oficialidad y sub-oficiali-dad actuales.

Finalmente hay que constatar que ni en la arquetade Leire, en el Sudario de S. Lázaro23, ni en laarqueta del museo Victoria & Albert24 aparecencrótalos en los équidos, mientras que encontramoscascabeles en los caballos de las arquetas; en Leire,en relación con caballos en una escena de combate,pero no en las de los muííÄhidën de los tondos dela tapa; y en la arqueta del Victoria & Albert, enun caballo con un pinjante de forma cordiforme,que no parece corresponder a un grado militar.

Estos muííÄhidën son mas comúnmenterelacionados con la escena cortesana del jinetehalconero25, pero en realidad son una referencia al“mártir por la fe”26 y como tal se tratan aquí, puescomo tales presentan gran valor iconográfico. Enestos casos, el muííÄhid es una referencia algobernante que lucha, y que muere, por la fe, yestá relacionado, por lo tanto, con su obligaciónespiritual de dirigir la lucha contra los infieles27.Cabe hacer aquí una reflexión de un tratamientodel tema alejado de lo ya mencionado tanto porgeografía, como por autoría y por cronología: merefiero al muííÄhid que hay en el paño delEvangelio (nº 29 de mi numeración) en la Ermitade San Baudelio, Casillas de San Baudelio, donde elcaballo aparece con crótalos en las patas delanterasy traseras en las articulaciones distales28.

Las colas de los caballos van peinadas de diversasmaneras. En esta primera “cata” se han contabiliza-do once posibles formatos diferentes, aunquealguno puede ser considerado dudoso y deberíanreconvertirse con otros, pues podrían considerarsevariantes o versiones del mismo. Los más antiguoscitados por orden cronológico de aparición, soncuatro tipos en el tejido de Oña: uno con bolaintermedia y final afilado, otro con nudo en lapunta que se resuelve de manera trífida (a modo deflor de loto), otro afilado y otro elegantemente afi-lado, pero con la base muy voluminosa, en contras-te con el anterior. En este muestreo le sigue unoque aparece en el Beato Morgan, en una figura muyborrada, en donde el animal, transfiguración de uncaballo, parece tener la cola terminada en punta,retorciéndola y enlaza bien con posibles versionesque se dan en la Biblia de León y en el Bote deMugàra, no apareciendo en época posterior. Lesiguen, El primero mencionado para Oña aparecetambién en el Beato de Urgell, lo cual está dandouna duración de 50 años. La forma trífida, muyinteresante como se verá, aparece en Oña, y reapa-rece, con cierta intermitencia, pues está presente enel Bote de Ibn AflaÜ (lám. 1-g), en el Beato deGerona (dos veces) (lám. 1 y 2), en el Bote Davillier(lám. 2-d), en la arqueta de Leire (lám. 2-d) y, muycuriosamente, en las colas de los leones pasantes aizquierda que ornan una serie de tondos del“Sudario de San Lázaro” (lám. 2-g), entre dos filas

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de tondos con un jinete que ofrece diversas varia-ciones, pero en ninguno de cuyos casos cambia elestilo de peinado de la cola. Esto puede tener variasinterpretaciones, siendo una el que acaso pudieratratarse de una alusión a la unidad principal del cali-fato, asociada con el estandarte del León, y quevemos en las piezas citadas como algo muy reiterati-vo, y con una referencia específica a una unidad conestandarte de León en el Muqtabis V29.

La cola afilada como un final de pincel, elegante,aparece en Oña, en la Biblia de León, en el Bote deMugàra, en el Beato de Gerona, en la arqueta deLeire y en el tejido de S. Lázaro, lo cual nos da unabanico cronológico que va desde el 929 hasta el1008, abarcando 79 años. El otro peinado presenteen Oña es muy grueso en la base de la cola y afinaelegantemente. El pequeño tamaño de los tondosy la evidente dificultad de la puntada del bordadono permite muchas florituras, pero puede relacio-

narse con otro muy similar, más detallado, querecuerda una palmeta simple presente en la arque-ta de Leire.

En el bote de Mugàra aparece otro peinado con unatacola que genera un cilindro que permite unremate del extremo como si fuera un pincel. Muysimilar es otro que se aprecia en la arqueta delmuseo Victoria & Albert, lo cual nos da un abani-co cronológico del 968 al 1008-1010. El Beato deValcavado nos trae tres novedades: una, que recuer-da una palmeta digitada, otra que podríamosllamar despeinado o cortado a capas y el últimodirectamente despeinado o de plumero, que podríaser asimilado al anterior. El primero solo apareceen este Beato, pero el segundo tipo está también ensu contemporáneo de Gerona. Si aceptamos en ter-cero como legítimo y no asimilado al segundo, hayuna variante en el de Urgel, lo cual nos da unespectro cronológico muy cerrado: la segunda

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Tabla III. Peinado y adornos de las colas.

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mitad del siglo X. Finalmente en la arqueta delmuseo Victoria & Albert aparece una cola con ata-cola muy retorcido, que carece de paralelos en rela-ción con las piezas anteriores. A estas hay queañadir otra característicamente califal, que carecede datación exacta, que es el famoso ataifor deMadànat Ilbàra, en el Museo Arqueológico yEtnográfico de Granada, hallado por M. Gómez-Moreno30, y publicado en múltiples lugares. Deseoseñalar la presencia de los nudos en los arreos delcuerpo y la de un adorno trífido en la cola. Asícomo la ausencia de jinete. Finalmente, en estecapítulo hay que considerar una serie que comien-za en el Beato de Gerona (975) y que termina, enlo que respecta a las series aquí estudiadas, en laarqueta del museo Victoria & Albert, y se trata deun elegante peinado en ondas helicoidales, forman-do una especie de tirabuzón.

Finalmente queda por estudiar la Tabla IV, quecorresponde a los hierros apreciados. Estos estánpresentes en el Tejido de Oña (dudoso), BeatoMorgan, Biblia de León, Beato de Gerona, con unodudoso en 157v, y en el Bote Davillier, presuntopor la falta de claridad de la imagen. Este parecetener una continuación en un Beato posterior a laserie aquí estudiada. De momento, poco se puedeañadir, y parece que los hierros pueden dividirse endos tipos: los que corresponden a la asignación deunidad y los que corresponden a una yeguada o auna remonta y estas, a su vez, pueden dividirse enmilitares y palatinas. Entre los dos del BeatoMorgan, el segundo ejemplar parece correspondera un hierro de adscripción a una unidad militar(unidad “II”), mientras que el otro es más comple-jo y podría pertenecer a una yeguada o remontamilitar o palatina. Algo parecido es lo que sepodría interpretar en los dos temas del anca delcaballo señalado en el Tejido de Oña, aunque estáen su contra que figura en el anca derecha, mientrasque los restantes casos van en el anca izquierda. LaBiblia de León presenta una flor de loto, quepodría interpretarse como un elemento de nexo dela unidad de la Flor de Loto, que ya aparece referi-da, gráficamente, en el Tejido de Oña. Los hierrosdel Beato de Gerona podrían relacionarse con sub-divisiones de unidades, pues parecen correspondera numerales. Es decir, nos encontraríamos ante una

división de unidades y sub-unidades: escuadrón,compañías, secciones, etc., y en este sentido sonaleccionadoras las de 126v, donde se repite elmotivo y el lugar, pero no el numeral. Por desgra-cia, hoy por hoy, no sabemos a qué unidades o ele-mentos pudieran adscribirse. Por otra parte esobjetable que las colas de los caballos no vayan ade-rezados igual. En el Bote Davillier hay aparente-mente un corazón, como señal posible de lacaballada. Así se plantea el problema añadido deque en los marfiles, notables por sus detalles apesar del pequeño tamaño del formato, no seadvierte en ningún caso un caballo que pueda serinterpretado como macho o castrado. En cambio,en los Beatos es perfectamente apreciable cuándoun caballo es entero, lo que hace pensar que en losanimales de monta de la caballada palatina (o unade ellas) se prefiere el uso de yeguas al de machos.

Resumiendo lo anteriormente expuesto, y alteran-do el orden del análisis, pueden dejarse claros lossiguientes términos:

1) En los arreos de los caballos se diferencian orna-mentos y los podemos clasificar de la siguientemanera: ornamentos exclusivamente palatinosen la forma de nudos hechos con el ataharre y elpetral, asociación de nudos en la grupa y lazosen el petral y presencia de pinjantes asociadoscon nudos, yendo estos siempre en los ataharres.

2) Pinjantes. Aparentemente significan rango mili-tar en función del número de los mismos:cuanto más alto el rango, más pinjantes, desdesu ausencia total (para rango inferior (i.e. solda-do) hasta el máximo con cinco por lado (¿Acasogeneral en jefe = visir, qÄ’id?).

3) Cascabeles en sillas que, con apariencia, aumen-tan en número y cambian de tipo según el rangode la persona, ya sea palatina o militar.

4) Crótalos en las patas de los animales, significan-do, seguramente, rango, partes y posicionamien-to topográfico dentro de una unidad militar.

5) Presencia de uniformes militares diferenciadosdel vestuario de corte.

6) Uniformes específicos para cada unidad y, posi-blemente para cada rango.

7) Presencia de yeguadas y remontas palatinas ymilitares, siendo estas las marcadas, indudable-

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mente, con sistemas numerales que indican launidad a que pertenecen y su papel orgánicodentro de la misma, quedando los hierros máscomplejos para las remontas palatinas.

8) Las colas de los caballos parecen tener un códigoexpresado por el aderezo de la misma, compu-tándose hasta 11 posibles unidades de caballería,especificando la misma y su asociación orgánica.

A todo lo anterior cabe añadir algunasobservaciones sobre los antecedentes de lapresencia de pinjantes y el peinado de las crines dela cola del caballo en el mundo cordobés omeya.Sin remontarnos, de momento, a los antecedentesromanos o bizantinos, cabe mencionar por ahoralos antecedentes de los sasánidas sobre el califato

damasceno, influjo cultural de sobra conocido31 yque fue clave para el protocolo omeya, tantooriental como occidental, así como para sus ropasy elementos rituales y semióticos. La plateríasasánida es clave ara encontrar ejemplos. Cabe citaralgunos ejemplos para ver claramente las fuentes enla zona de influjo político iraní y su difusión portodo el Asía vecina al Caucaso y Asia Menor32. Doshechos aparecen unidos de manera interesante: lapresencia de pinjantes en los arreos del monarca yel peinado de la cola de los caballos en forma deflor, muy similar, pero no igual al tipo “trífido”que aquí hemos visto. Por otra parte, si buscamosrestos omeyas en la zona siria y palestina laencontramos rápidamente en Qaãr al-öayr al-

Garbà33 en las pinturas del suelo en que se ve a un

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Tabla IV. Hierros presentes en las piezas estudiadas.

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jinete armado con arco turcico y la absolutacarencia de pinjantes, pero con un lazo en elataharre y la cola del caballo hecha ya de maneramas similar al tema floral trífido (lám. 1-a). Algoparecido ocurre con un caballo del gran antepechode la puerta del mencionado yacimiento, hoyreconstruido en el Museo de Damasco34 (lám. 1-b),y en donde los restos de un caballo muy naturalistapermiten apreciar que tuvo ataharre y que en élllevaba un lazo; el peto es tripartito, pero se apreciaun pinjante frontal. ya en forma de media luna.

Si repasamos hacia otro yacimiento, este muy clavepara al-Andalus, que es Jirbat al-Mafíar, excavadohace muchos años por R. W. Hamilton35 y en dondeaparecieron diversos ejemplares, en mejor o peorestado de conservación, en que alguno tiene ataha-rre y nudos en el mismo. También nos encontramoscon el caso de un cola peinada en trifido. Ello expli-ca, perfectamente, el uso de estos estilos de orna-mentación como justificación legitimista entre losomeyas occidentales de las herencias que habíanrecibido de sus anteriores. Por ello cabe atribuir quelos ornamentos de cola trífida pertenecen a caballosde las cuadras palatinas. Las combinaciones de pin-jantes, lazos y nudos determinarán, entonces a quéunidad y tipo de la misma esta adscrito el animal.

El sistema organizativo del ejército parece insinuaruna serie de unidades relacionadas estrechamentecon Córdoba, y que vendría a ser algo así como lasunidades de elite actuales, que incluyen especialis-tas de todas las armas. El sistema no está definidoen el estado actual de esta investigación, pues hayvarias posibilidades: ya con unidades divididas porarmas, caballería ligera, caballería catafracta, infan-tería pesada, infantería ligera, artillería, ingeniería eintendencia o que se organizaran en unidadesmixtas, al modo de las brigadas mixtas actuales ode las unidades especiales, como la infantería demarina o la brigada paracaidista, lo cual parece, porel momento, como lo más posible. Sí es aparenteque todo se organizara en torno a sistemas simila-res a los actuales, en unidades de cierto rango, apartir de un factor multiplicador 3, y que incluye-ran un elemento de apoyo e intendencia.

En las representaciones de asalto a fortificacionesapreciables en los Beatos Morgan, Valcavado y

Gerona, parece claro que hay una especialización,pues se observa una unidad de choque formada porarqueros con arco túrcico, lo cual implica el uso del“tiro parto”36 y, por lo tanto, una caballería ligerade ataque rápido, que traspasa las líneas enemigas yque dispara desde atrás, creando la necesaria confu-sión entre el atacador y que además actúa creandoconfusión por su dispersión. Estos jinetes parecensiempre usar caballos enteros, y deben hacer uncontinuo tornafuye. Su misión es la de atacar rápi-damente los entornos del campo a cercar, sea encampo abierto o para atacar a los castillos sitiados,limpiando su alrededor de enemigos, como pareceindicar el siguiente pasaje:

“... siendo la primera fortaleza rebelde que sitióel ejército en esta campaña la de Belda, matan-do a los que fueron hallados fuera, haciendorefugiarse a su gente y rodeándola el chambe-lán, sin ocuparse de combatirla, sino enviandola caballería a destruir los sembrados de sus ver-geles que, siendo poco, quedaron enseguida destruidos”37.

Otras unidades de caballería parecen ser ligeras,equipadas con lanza y espada, tanto para atacardesde el caballo, elemento de choque, como paracombatir a pie, apoyados por una infantería que, asu vez, puede ser de dos tipos: ligera o catafracta,dependiendo del armamento que se utilice. En estesentido hay que destacar el tamaño aparentementedesproporcionado entre las espadas y el arma delportador, pues da la sensación de que puede ser unagigantamiento intencionado por el artista.

Además, habría que citar a los otros componentes,pero este es un tema mas extenso, que requiere demás profundización. Baste, por ahora, mencionarque en los Beatos aparecen claramente descritos losmúsicos militares y sus instrumentos, los zapado-res, que en principio parecen ser albañiles, y losingenieros, de los cuales carecemos de claras imáge-nes, por ahora, pero que son citados en las fuentescon cierta frecuencia.

Con estas notas creo posible empezar a superponerel mundo de la imagen a las fuentes escritas, cuyossignificados, en muchos casos, aún quedan pordeterminar. El camino acaba de iniciarse.

JUAN ZOZAYA STABEL-HANSEN

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MILITARES EN ILUMINACIONES Y MARFILES

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Lám. 1. a). Qaãr al-öayr al-Garbà. (724-743). Piso pintado con príncipe disparando arco túrcico. Lazo en ataharre. Museo de Damasco. Foto del autor.

Lám. 1. b). Qaãr al-öayr al-Garbà. (724-743). Escultura de bulto redondo en el antepecho supe-rior de la parte interior de la puerta interior. Se observa nudo en ataharre y un posible pinjan-

te en media una en la parte frontal del peto. Cola peinada ondulada. Museo de Damasco. Foto del autor.

Lám. 1. c). Escultura de caballo, piedra calcárea. Se observa nudo y lazo en petral, nada enataharre. (s. Hamilton).

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Lám. 1. d). Tejido de Oña Tondo de caballo con nudo en ata-harre y peinado ondulado de cola similar al de b) Colegiata

de Oña (Burgos) [a partir de foto del a.].

Lám. 1. f). Bote de Mugàra (museo del Louvre).Tondo con jinetes enfrentados. Lazo en peto,

nudo en ataharre y cola con atacola. Dibujo sobrefoto del a.

Lám. 1. g). Bote de ZiyÄd ibn AflaÜ (museo Victoria &Albert). Lámina de muííÄhid. Hay pinjante en el petral yen el ataharre. Cola del caballo peinada en nudo trífido.

Dibujo sobre foto del a.

Lám. 1. e). Beato de Magius o Morgan, fº 121. Asaltantes de un castillo. Constituye una sinécdoque visual, pues cada elemento representa unaunidad militar. Se aprecian los pinjantes de media luna en los ataharres de los caballos. Hierro especial en el primer caballo, hierros numerales en los

siguientes. Colas peinadas en ondas.

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Lám. 1. h). Beato de Valcavado (Universidad de Valladolid). Los cuatro Evangelistas, De izquierda a derecha yde arriba abajo: pinjante en petral y dos pinjantes en ataharre; pinjante en petral y pinjante en ataharre, y dospinjantes en ataharre, pinjante en petral y pinjante en ataharre y, finalmente, pinjante en petral y dos pinjantes

en ataharre. Cola posiblemente iguales, que señalarían una misma unidad. Un crótalo es observable en cadapata en el caballo del arquero y, posiblemente se halle igual disposición en jinete de caballería catafracta.

Colas espelucadas.

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Lám. 2. c). Beato de Gerona fº 157 v, Jinete con uniforme enteramentediferente a los anteriores, silla con ataduras, por lo tanto sin pinjantes,crótalos en muñeca izquierda y en muñeca y codo del lado contrario.

Crótalos en talón izquierdo, y cascabeles en el tobillo derecho deljinete. Hierro numeral partido en dos (i.e. 2 + 2), en anca izquierda.

Lám. 2. d). Bote Davillier (Museo del Louvre). MuííÄhid con pinjanteen petrel y lazo en el ataharre. Cola en nudo trífido.

(Sobre foto del a.).

Lám. 2. a). Beato de Gerona, fº 15 v. “íundà” o “caskarà”. Su uniformecarece de mangas y en los arreos de su caballo, no se lleva (aparente-mente) pinjante alguno. Cola de caballo peinado en nudo trífido. El

uniforme es de distinto color (rojizo) parecido, al del oficial de lalámina siguiente.

Lám. 2. b). Beato de Gerona, fº 134 v. Jinete similar al anterior perocon uniforme completo (mangas) de color azul. Jinete similar al ante-rior, pero que lleva dos pinjantes en petral y tres en el ataharre, más

seis cascabeles que lleva en el ataharre, tres a lado y lado de sus pinjan-tes. Cola de nudo trífido e indicativo de macro-unidad en baticola. Dos

crótalos en cada una de las articulaciones de los remos del animal.

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Lám. 2. g). Sudario de S. Lázaro. Fragmento de Autun. León pasante aizquierda, con nudo trífido en la cola.

Lám. 2. h). Arqueta del museo Victoria & Albert. MuííÄhid con pin-jante en petrel y ataharre. Cola con remate en brocha. Dibujo sobre

foto del a.

Lám. 2. e). Arqueta de Leire (Museo de Navarra). MuííÄhid con caba-llo con nudos en petral y ataharre, cola de nudo trífido y, posiblemen-

te, crótalo en remo derecho trasero. Dibujo del autor sobre fotocortesía del Museo de Navarra.

Lám. 2. f). Sudario de S. Lázaro. Fragmento de Autun. MuííÄhid conlazo en petrel y nudo en ataharre, ¿con tobilleras en los cuatro cuartos

del caballo?

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ZOZAYA STABEL-HANSEN, J. (en preparación): SanBaudelio de Casillas de Berlanga: peregrinandode nuevo a la Ermita.

Notas

1 Deseo agradecer la ayuda de Elena Santiago Páez y CristinaSegura Graiño, ambas excelentes amigas y compañeras desdenuestros años de Facultad, lo cual demuestra que las luchaspor ideas comunes atan una amistad, por la información dadapara acopiar estas fuentes y pavimentar el futuro de esta líneade investigación. Igualmente deseo agradecer la ayuda de Dñª. Isabel Carreira, Bibliotecaria de la Facultad de Historia yGeografía de la Universidad Complutense (Madrid),agradecimiento extensivo al personal a sus órdenes. Igualmentedeseo agradecer la magnífica y gentil ayuda de Inés TabarSarrías, Directora de Patrimonio Histórico del GobiernoNavarro y de D. Miguel Hurtado, Jefe de la Sección delMuseo de Navarra por la información gráfica de la arqueta deLeire que ha permitido este trabajo. Los comentarios deÁlvaro Soler han sido muy útiles, y a él agradezco el acceso amaterial suyo inédito. El Dr. Xavier Ballestín, ProfesorAgregado Serra Hunter en la Universidad de Barcelona,generosamente contribuyó con el fragmento, clave, del KitÄbMafÄjcir al-Barbar, sobre los cascabeles en la guerra. Tambiénes de agradecer la atención del Dr. Bachir Zoubdi, a la sazónConservador en el Museo Arqueológico de Damasco (Siria),quien en 1974 permitió las fotos que encabezan lasilustraciones, Igualmente merece agradecimiento mi viejoamigo el Dr. Peter Klein, de la Universidad de Tubinga,respecto al estado de la cuestión de las fechas adscritas por losexpertos a los Beatos, y que aquí se emplean, como lo merecemi hija Leonor Zozaya Montes por su ayuda en lograrmaterial aquí inobtenible.

Finalmente, “Last but not least”, agradezco a mi esposa KarinTaylhardat, que elaboró los tablas en soporte informático apartir de mis croquis analíticos en medio del caos producidopor la gripe de 2009 y sus sugerencias de correcciones del texto.

Las ilustraciones han sido tratadas informativamente por mí aefectos de destacar los aspectos que aquí interesan.

2 CHILDE 1960.

3 Por ejemplo PÉREZ HIGUERA 1994.

4 Por ejemplo MENTRÉ 1984; ID. 1994.

5 SOLER DEL CAMPO 1984; ID. 1986.

6 MINGOTE CALDERÓN 1987; ID. 1996.

7 BECKWITH 1978-1980; KLEIN 1987-1980.

8 SOLER DEL CAMPO 1984.

9 FERRANDIS TORRES 1935-1940; BECKWITH 1960; KÜHNEL

1971.

10 CASAMAR, ZOZAYA 1991.

11 L’Islam dans les collections nationales [Catálogo] 1977, nº429, p. 194; Les Andalousies de Damas à Cordoue [Catálogo]2001, nº 136 a, b y c, pp. 136-137.

12 MEOUAK 1993.

13 SOLER DEL CAMPO 1986.

14 IBN öAYY®N 1973.

15 Reglamento 1926, pp. 49-59, figs. 39 y ss.

16 AL-R®Zú 1967.

17 AL-R®Zú 1967, p. 256.

18 IBN öAYY®N 1981, p. 311.

19 BALLESTÍN NAVARRO 1998.

20 SOLER DEL CAMPO 1984, t. I, pp. 44-49.

21 ANÓNIMO 1973, vs. 1505-1510.

22 BARIANI 2003, pp. 117-118.

23 L’Islam dans les collections nationales [Catálogo] 1977, nº429, p. 494; Les Andalousies de Damas à Cordoue [Catálogo]2001, nº 136 a, b y c, pp. 136-137.

24 BECKWITH 1960.

25 JUEZ JUARROS 1997.

26 ZOZAYA 2002.

27 BARIANI 2003.

28 ZOZAYA, en preparación.

29 IBN HAYYAN 1981.

30 GÓMEZ MORENO 1888; GÓMEZ-MORENO 1951, fig. 137 a.

31 GRABAR 1975.

32 MARSCHAK 1986, figs. 29, 119 y 123; TREVER, LUKONIN

1987, figs. 21 y 35.

33 SCHLUMBERGER 1939; Catalogue du Musée National de Damas1969, p. 163.

34 Catalogue du Musée National de Damas 1969, pp. 155-164.

35 HAMILTON 1959.

36 SOLER DEL CAMPO 1986.

37 IBN öAYY®N 1981, p. 75.

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