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Expediente N° 072-2020 Voto N° 141-2020 Sentencia N° 129-2020 Sentencia N° 129-2020. Tribunal Aduanero Nacional. San José, a las nueve horas con veinte minutos del día dieciséis de abril de dos mil veinte. Conoce este Tribunal sobre el recurso de apelación interpuesto por el señor XXX, en su condición de agente aduanero de XXX S.A., contra el ajuste operado en el despacho referente a la Declaración Aduanera de Importación número XXX del 17 de diciembre de 2019 de la Aduana Santamaría. RESULTANDO I. Mediante Declaración Aduanera de Importación número XXX del 17 de diciembre de 2019 de la Aduana de Santamaría, el señor XXX, en su condición de agente aduanero de XXX S.A y en representación del importador XXX, S.A., presentó a despacho la cantidad de 6 bultos, conteniendo mercancía descrita como “camilla/pallet”, con un valor aduanero de $2.886,96, aplicando el trato arancelario preferencial que concede el Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos Mexicanos, la República de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, (en adelante Tratado), Ley número 9122 del 22 de noviembre de 2011, publicada en el Diario Oficial La Gaceta número 69 del 10 de abril de 2013, que entró a regir en 1 Dirección: Zapote, 200 metros al oeste de la Casa Presidencial, edificio Mira - Tel:(506) 2539-6831 - www.hacienda.go.cr

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Expediente N° 072-2020

Voto N° 141-2020

Sentencia N° 129-2020

Sentencia N° 129-2020. Tribunal Aduanero Nacional. San José, a las nueve horas con veinte minutos del día dieciséis de abril de dos mil veinte.

Conoce este Tribunal sobre el recurso de apelación interpuesto por el señor XXX, en su condición de agente aduanero de XXX S.A., contra el ajuste operado en el despacho referente a la Declaración Aduanera de Importación número XXX del 17 de diciembre de 2019 de la Aduana Santamaría.

RESULTANDO

1. Mediante Declaración Aduanera de Importación número XXX del 17 de diciembre de 2019 de la Aduana de Santamaría, el señor XXX, en su condición de agente aduanero de XXX S.A y en representación del importador XXX, S.A., presentó a despacho la cantidad de 6 bultos, conteniendo mercancía descrita como “camilla/pallet”, con un valor aduanero de $2.886,96, aplicando el trato arancelario preferencial que concede el Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos Mexicanos, la República de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, (en adelante Tratado), Ley número 9122 del 22 de noviembre de 2011, publicada en el Diario Oficial La Gaceta número 69 del 10 de abril de 2013, que entró a regir en nuestro país a partir del 01 de julio de 2013. (Ver folios 76 a 94)

1. Durante el ejercicio del control inmediato y luego de la revisión documental a la que fue sometida la Declaración Aduanera de cita, el funcionario encargado determina desaplicar el trato arancelario preferencial, al considerar que en la casilla 13 del certificado de origen presentado difiere en la posición de la firma del que fue transmitido, motivo por el cual reliquida la obligación tributaria aduanera, generando una diferencia por pagar a favor del Fisco por la suma de ¢2.135.931.47. Dicho ajuste se notifica el día 31 de diciembre de 2019. (Ver folios 86 y 87)

1. Por medio del Sistema Informático Tic@ y de escrito presentado ante la Aduana de Santamaría en fechas 14 y 22 de enero de 2019, respectivamente, el agente aduanero XXX, en su condición antes dicha, interpone los recursos de reconsideración y de apelación contra el ajuste objeto del presente procedimiento, manifestando en esencia que son meras suposiciones del funcionario aduanero de que no son las mismas firmas del C.O., ya que se necesita un experto grafólogo para probar al respecto, asimismo, alega que la ubicación de la rúbrica no implica y no está demostrado que no se tuviera el original del C.O. al momento de presentar el DUA de cita, sosteniendo que la causal que justifica la desaplicación del beneficio arancelario no resulta válida. (Ver folios 01 a 06 y 86)

1. Que mediante resolución número RES-AS-DN-0807-2020 del 26 de febrero de 2020, la Aduana Santamaría declara sin lugar el recurso de reconsideración interpuesto, a la vez que emplaza a la parte para que amplíe y reitere argumentos ante este Tribunal. Dicha resolución fue notificada el 04 de marzo de 2020. (Ver folios 65 a 74)

1. Según constancia que obra a folio 104, no se registra apersonamiento del recurrente ante esta Instancia.

1. Que en las presentes diligencias se han observado las prescripciones de ley.

Redacta la Licenciada Céspedes Zamora; y,

CONSIDERANDO

1. La litis. El objeto de la presente litis se refiere a la aplicación o no del trato arancelario preferencial dispuesto por el Tratado y solicitado por el señor XXX, en su condición de agente aduanero de XXX S.A y en representación del importador XXX, S.A., en favor de la mercancía amparada a la Declaración Aduanera de Importación Definitiva número XXX del 17 de diciembre de 2019 de la Aduana de Santamaría, mediante la cual se presentó a despacho la cantidad de 6 bultos, conteniendo mercancía descrita como “camilla/pallet”, aplicando el beneficio arancelario dispuesto en el Tratado, en razón de que el A Quo, durante el ejercicio del control inmediato, determina el certificado de origen transmitido al Sistema Informático difiere del presentado físicamente, ya que la firma del exportador está ubicada en lugar distinto, a lo cual concluye la Autoridad Aduanera que no se contaba con el certificación original al momento de la declaración, motivo por el cual se desaplica el trato arancelario preferencial, generando una diferencia por pagar a favor del Fisco por la suma de ¢2.135.931.47.

1. Admisibilidad del recurso de apelación: En forma previa, revisa este Órgano el aspecto de admisibilidad del recurso de apelación interpuesto conforme la LGA, para establecer si en la especie se cumplen los presupuestos procesales que son necesarios para constituir un procedimiento válido. En tal sentido dispone el artículo 198 de la LGA, que contra la resolución dictada por la Aduana cabe recurso de apelación para ante este Tribunal, el cual debe presentarse dentro de los quince días hábiles siguientes a la notificación del acto impugnado, es decir, en tiempo. Así, tenemos que en este caso el ajuste apelado, para todo efecto legal, fue notificado mediante el sistema informático Tic@, el 31 de diciembre de 2019, y la recurrencia fue interpuesta el día 14 de enero de 2020 (ver folio 86), lo cual ocurrió dentro del plazo legalmente establecido. Además, el recurso debe cumplir con los presupuestos procesales de forma relativos a la capacidad procesal de las partes que intervienen en el procedimiento, lo cual no genera problemas en el presente asunto, toda vez que quien recurre es el agente aduanero XXX de XXX S.A y en representación del importador XXX, S.A., encontrándose el mismo debidamente acreditado para actuar en dicha condición, según constancia que corre a folio 99 del presente expediente administrativo, cumpliéndose en la especie con el presupuesto procesal de legitimación. Debido a ello, tiene este Tribunal por admitido el recurso de apelación para su estudio.

II. Hechos Probados: De interés para las resultas del caso, se tienen en expediente como demostrados los siguientes hechos:

1. Que mediante Declaración Aduanera de Importación número XXX del 17 de diciembre de 2019 de la Aduana de Santamaría, el señor XXX, en su condición de agente aduanero de XXX S.A y en representación del importador XXX, S.A., presentó a despacho la cantidad de 6 bultos, conteniendo mercancía descrita como “camilla/pallet”, con un valor aduanero de $2.886,96, aplicando el trato arancelario preferencial que concede el Tratado. (Ver folios 76 a 94)

2. Que en el ejercicio del control inmediato y luego de la revisión documental a la que fue sometida la Declaración Aduanera de cita, el funcionario encargado determina desaplicar el trato arancelario preferencial, al considerar que en la casilla 13 del certificado de origen presentado difiere en la posición de la firma del que fue transmitido, motivo por el cual reliquida la obligación tributaria aduanera, generando una diferencia por pagar a favor del Fisco por la suma de ¢2.135.931.47. (Ver folios 86 y 87)

3. Que a folio 93 consta el certificado de origen asociado y transmitido con la Declaración Aduanera de cita, consignando la firma en su casilla 13, también consta adjunto al presente expediente, el original del certificado de origen debidamente firmado en la casilla 13.

Este Órgano de Alzada, teniendo en consideración los expuestos hechos probados, y con base en las consideraciones normativas contenidas en el Tratado y su Reglamento, considera que debe revocarse el acto recurrido y declarar con lugar el recurso interpuesto, de conformidad con las razones que de seguido se exponen.

III. Sobre el fondo

En el presente asunto se discute la aplicación del trato arancelario preferencial otorgado por el Tratado a la mercancía amparada a la Declaración de Importación número XXX del 17 de diciembre de 2019 de la Aduana Santamaría, por cuanto la Administración Activa determinó que al momento del despacho se presentó un certificado de origen no válido. Producto de lo anterior, se modificó la obligación tributaria aduanera declarada generando una diferencia de tributos a favor del Fisco por la suma de ¢2.135.931.47.

Primeramente, debe recordarse que en términos generales un tratado de libre comercio es un acuerdo de política exterior bilateral o multilateral, mediante el cual los países establecen reglas comunes para normar la relación comercial entre ellos, con el fin de consolidar y ampliar el acceso de sus productos y eliminar barreras arancelarias y no arancelarias.

Entre las fuentes de nuestro conjunto normativo, los tratados internacionales ocupan una posición predominante, tal y como lo dispone el artículo 7 de la Constitución Política, estableciendo que los tratados debidamente aprobados por la Asamblea Legislativa tienen, como regla general, autoridad superior a las leyes. Lo que implica que el legislador, en el ejercicio de su potestad legislativa, debe respetar ese marco jurídico internacional que ha sido integrado a la legislación interna.

Así, los tratados poseen un lugar de privilegio dentro del principio de jerarquía normativa, el cual establece que en el Ordenamiento Jurídico existen unas normas que son superiores a otras, teniendo como consecuencia, que la norma superior prevalece sobre la norma inferior, por lo que la de menor rango no puede modificar a la de superior jerarquía debiendo siempre optarse por la norma de mayor rango, todo lo cual genera claridad y seguridad, evitándose confusiones ante la posibilidad de un conflicto de normas.

Según el numeral 38 de la Corte Internacional de Justicia, los tratados se disponen como una de las fuentes principales del Derecho Internacional, configurándose en instrumentos privilegiados para que los Estados acuerden y reconozcan reglas y limiten sus potestades soberanas, precisando el contenido de sus derechos y obligaciones[footnoteRef:1]. [1: “Pacta sunt servanda”, artículo 26 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, Ley número 7615 del 24 de julio de 1996. ]

Este principio, se encuentra recogido en el artículo 6 de la Ley General de la Administración Pública, el cual reza:

“1. La jerarquía de las fuentes del ordenamiento jurídico administrativo se sujetará al siguiente orden:

a) La Constitución Política;

b) Los tratados internacionales y las normas de la Comunidad Centroamericana;

c) Las leyes y los demás actos con valor de ley;

d) Los decretos del Poder Ejecutivo que reglamentan las leyes, los de los otros Supremos Poderes en la materia de su competencia;

e) Los demás reglamentos del Poder Ejecutivo, los estatutos y los reglamentos de los entes descentralizados; y f) Las demás normas subordinadas a los reglamentos, centrales y descentralizadas.

2. Los reglamentos autónomos del Poder Ejecutivo y los de los entes descentralizados están subordinados entre sí dentro de sus respectivos campos de vigencia.

3. En lo no dispuesto expresamente, los reglamentos estarán sujetos a las reglas y principios que regulan los actos administrativos.” (El resaltado no es del original)[footnoteRef:2] [2: Ver en igual sentido el artículo 4 de la LGA.]

Asimismo, la normativa aduanera dispone al efecto en el numeral 4 de la LGA:

“Fuentes del régimen jurídico aduanero

La jerarquía de las fuentes del régimen jurídico aduanero se sujetará al siguiente orden:

a) La Constitución Política.

b) Los tratados internacionales y las normas de la comunidad centroamericana.

c) Las leyes y los demás actos con valor de ley.

d) Los decretos del Poder Ejecutivo que reglamentan las leyes y los de los otros Supremos Poderes, en materia de su competencia.

e) Los demás reglamentos del Poder Ejecutivo.

f) Las demás normas subordinadas a los reglamentos.

Las normas no escritas, como la costumbre, la jurisprudencia, la doctrina y los principios del derecho, servirán para interpretar, integrar y delimitar el campo de aplicación del ordenamiento escrito y tendrán el rango de la norma que interpretan, integran o delimitan.

Cuando se trate de suplir la ausencia de las disposiciones que regulan una materia y no la insuficiencia de ellas, esas fuentes tendrán rango de ley.

Las normas no escritas prevalecerán sobre las escritas de grado inferior.” (El resaltado no corresponde al original)

Por consiguiente, el tratado, como acuerdo de voluntades celebrado entre sujetos de Derecho Internacional y regido por el Derecho Internacional, está destinado a producir efectos jurídicos[footnoteRef:3], por lo que su aplicabilidad posibilita el imponerse directamente respecto de la ley y normas secundarias. [3: Edmundo Vargas Carreño. Introducción al Derecho Internacional, San José, Editorial Juricentro, 1979, volumen 1, p. 87.]

En razón de la aplicación en la especie del principio de jerarquía normativa desarrollado supra, tenemos que el Tratado ocupa un rango superior dentro del Ordenamiento Jurídico costarricense, quedando únicamente subordinado a nuestra Carta Magna, razón por la cual sus normas, se sitúan por encima de cualquier disposición normativa de menor rango.

Establecida la naturaleza de la normativa que ha de aplicarse en la especie, se procede a desarrollar el fundamento jurídico que sostiene la posición de este Tribunal. De esta forma tenemos que el Tratado, en el Capítulo V, relativo a los “Procedimientos Aduaneros Relacionados con el Origen de las Mercancías”, regula en el artículo 5.2 el tema de la declaración y certificado de origen:

“Artículo 5.2: Declaración y Certificación de Origen

1. Para los efectos de este Capítulo, las Partes acordarán un formato único para el certificado de origen y un formato único para la declaración de origen, los cuales podrán ser emitidos en forma escrita o electrónica, entrarán en vigor conjuntamente con este Tratado, y podrán ser modificados posteriormente por la Comisión Administradora.

2. El certificado de origen servirá para certificar que una mercancía que se exporte de territorio de una Parte a territorio de otra Parte califica como originaria.

3. Se considerará que un certificado de origen es válido cuando sea elaborado en el formato a que hace referencia el párrafo 1, y cuando sea llenado y firmado por el exportador de la mercancía en territorio de una Parte, de conformidad con las disposiciones de este Capítulo y con lo establecido en su instructivo de llenado…”.

El párrafo 2 dispone la función del documento sobre el cual versa el litigio en autos, tal cual es certificar que una mercancía califica como originaria, es decir, para que una mercancía califique como tal y sea susceptible de obtener los beneficios arancelarios que confiere dicho Tratado, debe contar con el respectivo certificado de origen, por lo que el mismo se constituye en el documento por excelencia legalmente pactado y por tal motivo de exigido cumplimiento en las importaciones realizadas, aspecto sobre el cual valga la pena resaltar que nos encontramos ante un momento procesal particular, el despacho aduanero, donde en razón de la naturaleza del mismo, y del control efectuado, el certificado de origen tal y como prevé la normativa citada, es el que le permite a la Autoridad Aduanera conceder o denegar el trato arancelario preferencial.

Bajo esta línea, el numeral 5.3 establece las obligaciones de los importadores que soliciten la aplicación de un trato preferencial, estableciendo como tales en lo de interés:

“1. Cada Parte requerirá al importador que solicite trato arancelario preferencial para una mercancía importada a su territorio proveniente del territorio de otra Parte, que:

1. declare por escrito, en la declaración de importación prevista en su legislación nacional, con base en un certificado de origen válido en los términos del Artículo 5.2.3, que la mercancía califica como originaria;

1. tenga el certificado de origen en su poder al momento de hacer esa declaración; y

1. proporcione copia del certificado de origen cuando lo solicite su autoridad competente.[footnoteRef:4] [4: El resaltado no corresponde al original.]

Por su parte, el apartado 3 del numeral transcrito, dispone que cuando un importador no cumpla con cualquiera de los requisitos establecidos en los párrafos 1 y 2, se negará trato arancelario preferencial a la mercancía importada del territorio de otra Parte para la cual se hubiere solicitado la preferencia.

De los autos, se desprende que es en relación con el concepto de “certificado de origen válido”, que la Aduana fundamenta su decisión de desaplicar el trato arancelario preferencial a la declaración objeto del procedimiento, al estimar que el presentado en el despacho como documento adjunto no es válido, ya que en su criterio difiere la ubicación de la firma en la casilla 13, lo cual no comparte este Tribunal, toda vez que, en el caso que nos ocupa tal y como queda demostrado en el hecho probado 3, el certificado de origen muestra en la casilla 13 la rúbrica de la firma autorizada, resultando preciso reiterar que la validez de un certificado, en principio se da cuando se emite el mismo, lo que es igual al momento en el cual la persona responsable de esa emisión, firma el documento, haciéndolo nacer a la vida jurídica, para que surta sus efectos. De esta forma, al firmar el certificado de origen se certifica que las mercancías son originarias de México, en el formato dispuesto por el Tratado -tal y como se da en la especie-.

Como se indicó supra, el párrafo 1 del numeral 5.2 deja asentado que las Partes acordaron un formato único para el certificado de origen, agregando el numeral 2 que la función del documento es certificar que una mercancía califica como originaria, lo que le permite en principio beneficiarse del trato preferencial, concluyendo el número 3 cuando un certificado es válido “… cuando sea elaborado en el formato a que hace referencia el párrafo 1, y cuando sea llenado y firmado …, de conformidad con las disposiciones de este Capítulo y con lo establecido en su instructivo de llenado…”.

De conformidad con lo indicado, efectivamente la normativa le establece al funcionario aduanero en la revisión documental y física tiene la tarea de revisar la documentación que ampara la importación de las mercancías, encomendado expresamente que conste que el certificado de origen cumple con lo dispuesto en el Tratado, y bajo esa línea se ha confirmado reiteradamente por parte de este Órgano la decisión de la Administración Activa de desaplicar un certificado de origen, por determinar en esa etapa por ejemplo certificados inválidos, no obstante, estima este Colegiado que en el asunto que se ventila, se utilizó el formato acordado por las partes, siendo que la supuesta invalidez del certificado de origen se da al considerar el funcionario aduanero la no coincidencia en la ubicación de la firma respectiva, lo cual no evidencia este Tribunal, y que en todo caso, dentro de las facultades de la autoridad aduanera, si el funcionario tenía dudas sobre la veracidad del certificado de origen en relación a la firma de la casilla 13, pudo ir en busca de la verdad real de los hechos trayendo a expediente la prueba respectiva de un estudio grafoscópico de las firmas en uno u otro documento -tal y como lo alega el administrado-, o en su defecto subsanar el supuesto error del certificado de origen aportado, ya que retomando el análisis sobre la normativa aplicable, efectivamente lleva razón el recurrente al indicar que bajo el amparo del Tratado, existe la posibilidad de subsanar las irregularidades detectadas por la Autoridad Aduanera y aportar un certificado de origen corregido, en apego al Decreto Ejecutivo número 40604 del 15 de mayo de 2017, publicado en el Alcance 214, Gaceta 168 del 05 de setiembre de 2017, Decisión N° 09 del 24 de enero de 2017 de la Comisión administradora TLC Estados Unidos Mexicanos y Repúblicas de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua: "Reglamentaciones uniformes del TLC".

De esta forma, las Partes suscribientes del Tratado, vía Reglamentaciones Uniformes vienen a aclarar que existe la posibilidad de que la Autoridad Aduanera solicite y en consecuencia admita, la presentación de un certificado de origen que subsane las irregularidades que presentaba el originalmente presentado, bajo los siguientes supuestos:

“Asimismo, salvo lo establecido en los párrafos anteriores de este numeral, en los demás casos, incluyendo aquellos en donde no exista coincidencia de la clasificación arancelaria establecida en el certificado de origen respecto a la clasificación arancelaria de la declaración de importación, la autoridad competente de la Parte importadora deberá solicitar al importador, por única vez y de forma improrrogable, que le proporcione en un término de 15 días contados a partir de que reciba la notificación del requerimiento, una copia del certificado de origen en la que se subsanen las irregularidades correspondientes, siempre y cuando las mercancías descritas en el certificado de origen correspondan a las que se importen con el trato arancelario preferencial y con la descripción de la mercancía en la declaración de importación.

En caso de que no se subsanen las citadas irregularidades dentro del término indicado, la autoridad competente de la Parte importadora negará el trato arancelario preferencial conforme a lo dispuesto en el Artículo 5.3.3 del Tratado…” (El resaltado no es del original)”

Teniendo en consideración el grado de relevancia que tales disposiciones normativas alcanzan, es que a raíz del principio de inderogabilidad singular de los reglamentos[footnoteRef:5], la Administración no está facultada para omitir aplicar lo dispuesto en las mismas, por el contrario, en razón de la naturaleza y los fines propios por los cuales los Estados pactan este tipo de acuerdos, resulta necesario llevar a cabo un proceso de adecuación de los sistemas jurídico y administrativo en cada uno de los países, con el fin de aplicar correctamente las disposiciones contenidas en los tratados de libre comercio. [5: “…La inderogabilidad singular de los reglamentos significa fundamentalmente dos cosas. La primera que la Administración autora de un reglamento no puede dictar actos singulares en contradicción con el mismo, puesto que en tal caso los actos serán ilegales, ni dispensar o exceptuar a un caso concreto (...) hasta ese punto alcanza la integración del reglamento en el orden jurídico y la sumisión al mismo de la Administración Pública. La segunda, que la fuerza obligatoria del reglamento es independiente de su posición jerárquica: ninguna autoridad administrativa puede incumplir o exceptuar los reglamentos dictados por ella misma…” (Peñaranda Ramos, José Luis. Lección 4. El Reglamento como fuente del Derecho Administrativo y el Principio de Legalidad. Universidad Carlos III de Madrid, pág.11).]

De esta forma, en armonía con las interpretaciones brindadas sobre el Tratado por la normativa expuesta supra, así como la que internamente debe aplicarse a los procedimientos aduaneros, tenemos que en la especie, al haberse encontrado la Declaración Aduanera de repetida cita en proceso de revisión y existiendo de por medio la comunicación entre el funcionario que tenía a cargo el control inmediato y la agencia de aduanas respectiva, se abrió la posibilidad establecida en la normativa aduanera supranacional, entiéndase las Reglamentaciones Uniformes, así como en las normas nacionales, específicamente en el Manual de Procedimientos vigente al momento de los hechos, donde expresamente se permite en dicha etapa procesal, la aportación de pruebas, información y aclaración en torno a las dudas e inconsistencias detectadas precisamente durante el control efectuado previo al levante de las mercancías.

De esta forma, el análisis de la declaración aduanera y de toda la documentación asociada debe analizarse a la luz del procedimiento reglado, que en el caso de la importación definitiva de mercancías presenta sus propias particularidades, puesto que deben de cumplirse una serie de requisitos e información que son trámites, procedimientos o requerimientos comunes a los regímenes aduaneros que no están establecidos en el Tratado, sino que debe analizarse con las disposiciones nacionales de los países Partes.

Así las cosas, y siendo que a la Declaración Aduanera que nos ocupa le correspondió durante el control inmediato revisión documental, no podemos dejar de lado el procedimiento dispuesto para dicha etapa, regulado tanto en el Tratado, su reglamento, las Reglamentaciones Uniformes, así como en la LGA, su reglamento y en el Manual de Procedimientos de Importación Definitiva de Mercancías, en donde se otorga la posibilidad de prevenir dentro el proceso de despacho, entiéndase con anterioridad al levante de las mercancías, la subsanación de cualquier duda apuntada por el funcionario encargado, ya que de no hacerlo se estaría menoscabando los derechos de los administrados durante la etapa del control inmediato, dejándolos en total estado de indefensión y de inseguridad jurídica, normativa nacional que encuentra afín con las Reglamentaciones Uniformes, con las particularidades del caso, en relación a enmendar las irregularidades del certificado de origen.[footnoteRef:6] [6: Sobre el tema de la Decisión 9 Reglamentaciones Uniformes del Tratado, ver entre otras la Sentencia de este Tribunal número 280-2019 del 29 de agosto de 2019.]

Como se ha venido desarrollando, la normativa del Tratado ha sido instrumentalizada, interpretada y flexibilizada con las disposiciones contenidas en las Reglamentaciones Uniformes emitidas a los efectos, disposiciones que se emiten precisamente por constituir los Tratados acuerdos de buena fe que incentivan la apertura comercial entre los países miembros y que permiten dentro de ese espíritu, el poder subsanar cualquier los certificados de origen en los términos ya señalados. Dicha flexibilidad tiene como fin primordial aplicar disposiciones uniformes para la correcta interpretación y aplicación de los Tratados.

Si bien este es un Órgano de legalidad, no puede desconocerse el continuo avance en el comercio de las mercancías que hacen que evolucionen día a día las prácticas comerciales producto de un pacto de fe entre los países que son parte de un Tratado, por lo que no se debe dejar de lado el principio finalista de dichos acuerdos comerciales, permitiendo que el marco regulatorio establecido en ellos, sea lo suficientemente flexible a efectos de ajustarse a la constante evolución del comercio mundial.

Bajo esa tesitura, vemos como en expediente, el interesado presentó un certificado de origen idóneo y pertinente según lo pactado por los países, documento original adjunto al expediente, en el cual consta debidamente firmada la casilla 13 (ver hecho probado número 3), para demostrar y conceder el beneficio arancelario solicitado al amparado del Tratado, debiendo reiterar, como ya se ha venido apuntando, que para la fecha en que ocurren los hechos ya se encontraba vigente en el país las disposiciones contenidas en las Reglamentaciones Uniformes, por medio de la posibilidad de subsanar irregularidades según los términos señalados, dando la garantía del debido proceso y sobre lo cual se ha pronunciado este Tribunal, procediendo a anular el ajuste en el despacho para que proceda la Aduana a prevenir que se aporte un nuevo certificado corregido; no obstante, en el presente asunto vemos que ya dicho requisito procesal ha sido cumplido al constar en autos un original del certificado de origen válido[footnoteRef:7]. [7: Ver documento original adjunto a expediente.]

Así las cosas, estima este Colegiado que al señalar la Aduana que el certificado de origen no es válido, es atentar contra los principios que inspiran el establecimiento de Tratados de Libre Comercio y desvirtúa los fines del régimen jurídico aduanero establecidos en el artículo 6 de la LGA, no impide apreciar la información relevante ni pone en duda la veracidad del certificado ni de la mercancía para la cual se aplica, más aún que dicho certificado cumple a cabalidad con los requisitos de formato y llenado, incluso no se cuestiona la firma ni quién suscribe la certificación, solo se cuestiona que la firma esta corrida unos milímetros a un lado, lo que es imperceptible conforme se observa de los certificados de origen traídos a expediente (Hecho Probado 3), en donde se observan en la casilla correspondiente las firmas legibles tanto de la certificación transmitida como el original que se adjunta al expediente, podría observarse que se trata de sutilezas orientadas al rechazo de la preferencia por parte del funcionario aduanero, llegando a deducir o a suponer que no contaba con el certificado al momento de la presentación del DUA de interés, cuando en vasta jurisprudencia este Tribunal ha manifestado que no basta presumir que no se tiene el certificado, sino que debe demostrarse de manera indudable e irrefutable, lo que no se da en el caso y a base de un supuesto o presunción se deniega la preferencia arancelaria por parte de la Aduana Santamaría. Debiendo acotar al respecto, que no desconoce este Colegio que le corresponde velar a la Administración por el efectivo control aduanero y la percepción correcta de los tributos, pero no puede ni debe en aras de una posición eminentemente fiscal, desaplicar el certificado de origen como sucede en el presente asunto, ya que se constituyen como obstáculos o barreras no arancelarias que buscan limitar el libre comercio entre las Partes, desaplicando las preferencias arancelarias acordadas.

En razón de lo expuesto, este Tribunal estima que en autos se cuenta con la prueba o documento pertinente para otorgarle a las mercancías nacionalizadas con la Declaración Aduanera de Importación XXX del 17 de diciembre de 2019 de la Aduana de Santamaría, el trato arancelario preferencial como mercancías originarias de México, conforme al Tratado, y en consecuencia procede a declarar con lugar el recurso de apelación interpuesto, revocando el ajuste recurrido.

POR TANTO

Con fundamento en los artículos 198 y 205 de la Ley General de Aduanas, por mayoría este Tribunal resuelve declarar con lugar el recurso interpuesto y revoca el ajuste practicado en el despacho. Remítase los autos a la oficina de origen. Voto salvado del Licenciado Reyes Vargas, quien resuelve sin lugar el recurso y confirma el ajuste practicado en el despacho. Asimismo, salva el voto la Licenciada Contreras Briceño, quien otorga audiencia oral y privada a las partes a efecto de que formulen conclusiones finales.

Notifíquese al recurrente al medio señalado en autos: correo electrónicos y a la Aduana Santamaría al medio disponible.

Loretta Rodríguez Muñoz

Presidente

Shirley Contreras Briceño Elizabeth Barrantes Coto

Alejandra Céspedes ZamoraDesiderio Soto Sequeira

Luis Gómez Sánchez Dick Reyes Vargas

Voto salvado de la Licenciada Contreras Briceño: Me separo del voto de mayoría en el presente caso, que corresponde a la sentencia número 129-2020, expediente Nº072-2020 de este Tribunal, toda vez que a efecto de una mayor comprensión del planteamiento de las partes, respecto al asunto sometido a discusión, y en virtud del principio de verdad real de los hechos establecido por el artículo 214 de la Ley General de la Administración Pública, la suscrita, en aplicación supletoria del artículo 196 inciso c) de la Ley General de Aduanas, estima pertinente otorgar a las partes audiencia oral y privada para formular conclusiones finales.

Shirley Contreras Briceño

Voto salvado del MDT, MDE, Licenciado Dick Rafael Reyes Vargas. No comparte el suscrito lo resuelto y por ello salvo mi voto con sustento en las siguientes consideraciones.

Causa de la denegatoria del trato en la primera instancia. En el segundo de los resultandos, recoge la mayoría el fundamento de hecho por el cual el A Quo deniega aplicar trato arancelario preferencial en el presente asunto.

Tal supuesto de hecho, en criterio del suscrito resulta idéntico al juzgado por esta instancia al dictar la resolución 433 del año 2019. En efecto en el segundo de los resultados de tal resolución se indica:

II.- La Aduana durante el proceso verificación realiza modificaciones a la liquidación del adeudo tributario declarada por el agente aduanero del DUA de marras, al denegar el trato arancelario preferencial aplicado con sustento en el Tratado…, dado que, no se aportó al momento del despacho el original del certificado de origen transmitido y asociado al DUA. Notificando tal ajuste y una diferencia de tributos por un monto de ¢2.069.499,70, por la vía electrónica, en fecha 01 de agosto de 2018. (Ver folios 98-101)

Además, en la resolución 433-2019 de cita, se tuvo por no demostrado por demostrado que y respecto del documento transmitido y asociado al DUA, exista un original correspondiente, puesto que el recurrente no ha facilitado a la fecha el original del documento transmitido y asociado a más de que al presentar cortes en su trazado, tanto en su extremo izquierdo o de inicio como en la parte inferior de las letras que bajan el lineado de escritura, como se observa en la primera de sus imágenes anteriores. En dicha resolución se consideró además lo siguiente:

“Conforme lo visto supra, es claro que, el presupuesto de hecho por el cual se está denegando el trato arancelario preferencial, en el presente asunto, refiere a que, el interesado no demostró tener en su poder, al momento de hacer la declaración de importación, ni a la fecha, el original del respectivo certificado de origen, conforme dispone el artículo 4.15 párrafo 4 inciso b del Tratado, sino que pretende se le admitan otros distintos de los transmitidos. Así las cosas, es claro que la administración no ha imputado ilegibilidad, defecto o no haberse llenado el certificado en conformidad con el Tratado puesto que ni siquiera ha tenido éste a la vista a los efectos de poder verificar tales aspectos. Si bien es cierto, se han señalado algunos defectos, lo son respecto de otros originales aportados, y su objeto lo ha sido, únicamente a los efectos de determinar si son los originales o no del transmitido, pero no otra cosa. Así, es claro que no se ha incumplido procedimiento alguno, sino, la sola obligación de parte del importador de tener en su poder el original del certificado de origen en que fundamenta su petición y de aportarlo cuando la autoridad aduanera se lo requiera y por ello el alegato de nulidad en este sentido carece de fundamento.

En otro asunto, y si bien para otro Tratado de Libre Comercio, se consideró el tema, por lo cual se estima válido, también en el presente caso, a pesar de ser otro el régimen arancelario preferencial, toda vez que las disposiciones en uno y otro en tal sentido son las mismas. En aquella ocasión se indicó: (ver sentencia 180 del año 2015 y la 349 del año 2016 mediante la cual se aplica para situaciones de Cafta-DR)

Asimismo, el numeral 6.03 establece las obligaciones de los importadores que soliciten la aplicación de un trato preferencial, estableciendo como tales en lo de interés:

1. Cada Parte requerirá al importador que solicite trato arancelario preferencial para un bien importado a su territorio proveniente de territorio de la otra Parte, que:

a. declare por escrito, en el documento de importación con base en un certificado de origen válido, que el bien califica como originario;

b. tenga el certificado de origen en su poder al momento de hacer esa declaración;

c. proporcione copia del certificado de origen cuando lo solicite su autoridad competente; y

d. presente una declaración corregida y pague los aranceles correspondientes, cuando el importador tenga motivos para creer que el certificado de origen en que se sustenta su declaración de importación contiene información incorrecta. Si presenta la declaración mencionada en forma espontánea conforme a la legislación de cada Parte, no será sancionado. (…)”[footnoteRef:8] [8: El resaltado no corresponde al original.]

En relación a la obligación dispuesta en el inciso b) del citado numeral, las Reglamentaciones Uniformes del Tratado, correspondientes al Decreto Ejecutivo 34592-COMEX del 04 de julio de 2008, señalan en su Sección II, apartado 8, el deber del importador de tener en su poder el original del certificado de origen válido al momento de efectuar la declaración.

Por su parte, el apartado 2 del numeral del Tratado transcrito, dispone que cuando un importador no cumpla con cualquiera de los requisitos establecidos en los párrafos 1, se negará trato arancelario preferencial a la mercancía importada del territorio de otra Parte para la cual se hubiere solicitado la preferencia.

Por lo tanto, es obligación del importador tener en su poder el certificado original al momento de efectuar la declaración dispuesta por el TLC, caso contrario, la normativa permite que se deniegue el beneficio arancelario a la mercancía importada, siendo que en la especie se ha comprobado que no se tenía el mismo al momento señalado, y que posteriormente se transmitieron documentos que presentaban diferencias con el originalmente transmitido; al punto que en el documento emitido por la empresa xxx S.A., transmitido por el interesado con el fin de cumplir con las prevenciones efectuadas durante el despacho aduanero y citado como prueba en los argumentos recursivos, se acepta que existe una diferencia, citando: “la diferencia que se presenta en el Certificado de Origen del DUA 001-2012-0xxxx2, (…); se haya dado en que el documento escaneado sea diferente al que se le entregó posterior al cliente en Original”[footnoteRef:9], además de aceptarse la existencia de diversos “originales”, lo cual es improcedente. [9: El resaltado no corresponde al original.]

De esta forma, se ha comprobado fehacientemente en autos, que al momento de diligenciarse la declaración de cita no se tenía el original del certificado de origen transmitido, dado que el supuesto original les fue entregado con posterioridad a la Declaración, según los elementos probatorios citados, al punto que se transmitió un certificado que no concuerda con los que posteriormente se aportaron…

No existe duda respecto al incumplimiento de la obligación señalada, siendo que una vez aceptado el punto por el interesado, mismo que es respaldado por la prueba documental que obra en el expediente, siendo que el declarante efectivamente no poseía el documento original en forma reglada, al momento en que lo dispone el Tratado, y que además.

Así, la actuación de la Aduana Central al revisar el certificado de origen adjunto a la Declaración Aduanera de cita, logra demostrar que no se cumplió con las disposiciones del Tratado en cuanto a tener el certificado de origen original al momento de efectuar la declaración dispuesta por el Tratado, siendo que el incumplimiento achacado ha sido fehacientemente comprobado, tanto así que se aportaron con posterioridad documentos que no eran iguales al documento transmitido al Sistema Informático Tica, todo lo cual respalda el ajuste recurrido.”

En el presente caso, es claro que, el recurrente, incumplió con las regulaciones expresas sobre la tenencia del certificado de origen para realizar la declaración señalada por el numeral 4.15.4 del Tratado, toda vez que, de los dos certificados originales aportados, y su cotejo con la imagen del transmitido y asociado al DUA, ninguno de ellos resulta ser el original de éste último conteste con los hechos tenidos por demostrados, por lo que a la fecha no ha demostrado el recurrente tener el original del certificado transmitido y asociado, dejando como un hecho no demostrado que tuviera tal al momento de su declaración, siendo este motivo suficiente para rechazar el recurso de apelación y confirmar la resolución recurrida.

En razón a lo anterior, es claro que, no se está denegando trato arancelario preferencial con sustento en un certificado ilegible, defectuoso o que no se haya llenado de conformidad con el tratado, y por ello resulta imposible jurídicamente en conformidad con las Reglamentaciones Uniformes solicitar un certificado corregido. A la fecha es claro que el incumplimiento consiste en no tener el original de supuesto certificado transmitido es decir no se ha acreditado el haberlo tenido al momento del despacho, ni ahora, no se ha acreditado su existencia. Por ello tampoco es posible una violación al principio de inderogabilidad singular de los reglamentos ni al de legalidad en sí mismo, como tampoco vicio en el procedimiento propiamente tal por no haberse cumplido el señalado en las Reglamentaciones Uniformes que obliga a solicitar un certificado corregido cuando tal sea, como se indicó, ilegible, defectuoso o que no se haya llenado de conformidad con el tratado. (Ver también en ese mismo sentido, las resoluciones de esta instancia número 098 y 148 ambas del año 2019)

El tema de la ausencia de documentos originales que correspondan a las imágenes transmitidas ha sido considerado por ésta instancia además en la resolución 053 del año 2017 (igual sentido ver la 037-2018) en la que se indicó:

“Es decir, la Comisión de Libre Comercio del Tratado de Libre Comercio República Dominicana-Centroamérica-Estados Unidos, al adoptar el 27 de octubre de 2011[footnoteRef:10], las Directrices Comunes para la Interpretación, Aplicación y Administración del capítulo cuatro del CAFTA, determinó que el interesado tiene un plazo razonable para presentar una certificación corregida, cuando se detecte que el documento aportado a la autoridad aduanera presenta alguna de las siguientes tres condiciones: [10: La cual rige desde el 25 de enero de 2012.]

1. Ilegible

1. Defectuosa

1. No ha sido llenada de conformidad con el Tratado

En tal sentido debe indicarse que no puede interpretar el recurrente que, cualquier otra corrección del certificado de origen que no fuese, porque el mismo sea ilegible, defectuoso, o no llenada en conformidad con el tratado, puede ser corregida a la luz de este último supuesto señalado. Es decir, una interpretación como esa, implicaría que siempre podrá ser corregido el certificado, por cualquier razón de forma o sustantiva y tal no es lo que dispone la norma.

En criterio de la mayoría de este Tribunal, tal interpretación se aparta del espíritu de las regulaciones vigentes, y le da al certificado un valor probatorio diverso al que le da la legislación. No debemos de interpretar la norma de manera aislada sino dentro de su propio contexto que viene permitiendo correcciones del certificado por aspectos no esenciales, sino por cuestiones irrelevantes, como que el mismo sea ilegible o defectuoso, errores más de carácter formal. Dentro de este contexto debe ser también entendida la expresión: “·o no ha sido llenada de conformidad con el Tratado”. Es decir, que según las disposiciones vigentes, no sea llenado de la forma dispuesta en el Tratado, desde nuestro criterio no refiere a aspectos de fondo o sustantivo, en cuyo caso, no sería posible corregir el certificado, como sucede en la especie. Para el caso es claro que el certificado de origen conforme se recoge en la cuarta de las consideraciones no presenta defecto alguno. El aspecto señalado, resulta además coincidente con la documental de respaldo y por ello no es corregible en tanto no hay error, lo que conlleva a que no estemos dentro de los supuestos de corrección señalados y por ello no existe vicio de procedimiento alguno.”

En el presente caso es claro que, contestes con los hechos dos y tres de los tenidos por demostrados como el acápite de los no demostrados, el recurrente incumplió con las regulaciones expresas sobre la tenencia del certificado de origen para realizar la declaración señalada por el numeral 4.15.4 del Tratado, siendo este motivo suficiente para rechazar el recurso de apelación y confirmar la resolución recurrida en este aspecto.

Sobre el punto, en cuanto a cuál es el momento procesal oportuno, en que la Administración hace el requerimiento de la documental para los efectos del artículo 41 inciso c) del Tratado, esta instancia en la sentencia 281 del año último pasado señaló:

“Al respecto ya se ha pronunciado este Tribunal, por ejemplo en la Sentencia 396 del año 2015, si bien en función de otro tratado de libre comercio, aplica al caso, haciendo ver que:

“… Es la norma del artículo 5.3, párrafo uno, inciso c), la que obliga a proporcionar una copia a requerimiento o solicitud de la autoridad aduanera. Dicho requerimiento en nuestro medio, no es uno individual y especifico, sino que la Autoridad Aduanera realiza uno general mediante su manual de procedimientos que incluyen como requerimiento en todo caso la transmisión junto con el DUA de una copia del certificado de origen con el fin de facilitar y agilizar las tareas de control o fiscalización. Es en función de dicho requerimiento que la recurrente transmite una imagen bajo el código correspondiente al certificado de origen pero que resulta no ser tal, razón por la cual no está obligada a realizar un nuevo requerimiento o solicitud de aporte del certificado de origen. En todo caso, tenga presente el recurrente que, los requerimientos que en específico realiza la Administración de los “originales” del certificado de origen lo están en función de las facultades de control y fiscalización que van más allá de las disposiciones literales del Tratado, procurando la efectiva comprobación mediante verificar que la copia de referencia en el tratado responda realmente al documento original que se dice transmitir. Por lo anterior el vicio de nulidad apuntado no tiene asidero legal alguno.”

El asunto que se referencia si bien Corresponde al Tratado de Libre Comercio entre las Repúblicas de Centroamerica y la Mexicana, es lo cierto que la disposición en cuanto al requerimiento de copia del certificado se regula de igual manera que en el régimen que se conoce relativo al Tratado de Libre Comercio entre las Repúblicas de Centroamerica y la de Chile y por ello para el caso aplica enteramente, por lo que como en aquella oportunidad considera el Tribunal no existe el vicio de procedimiento apuntado y consecuentemente la indefensión alegada toda vez que se cumplió con el requerimiento de copia del certificado de origen mediante el manual de procedimientos y la misma no se aportó en el momento procesal oportuno.”

Es harto conocido que, ante la falta o retraso en la tenencia de los certificados de origen, los operadores aduaneros han optado por escanear o transmitir documentos diversos en lugar de los correspondientes certificados de origen para luego alegar un “error” y solicitar la rectificación de la imagen “erróneamente transmitida” por la correspondiente al verdadero certificado y en algunos casos ni siquiera solicitan dicha rectificación sino y solo cuando en una fiscalización posterior el DUA respectivo es objeto de tal. Así las cosas, y por razones de una sana administración y fiscalización, no puede la administración sino el considerar la duda respectiva y atender a lo que ha venido siendo una práctica inaceptable de sus auxiliares.

En el caso, ha procurado el interesado hacer ver que, al momento de realizar la declaración aduanera se tenía el respectivo certificado original, no obstante en forma alguna ha logrado acreditar tal hecho, no se ha aportado el original del documento transmitido, ni se ha allegado documental alguna del respectivo recibo del certificado de origen, como parte de la documental de respaldo del DUA, por parte de la agencia de aduanas y respecto del importador interesado; tampoco se estableció con claridad el procedimiento y manejo a lo interno del agente de aduana jurídico ni de los mecanismos de control para evitar situaciones como la supuestamente señaladas. No comprende esta instancia como, si el agente de aduana reviso previamente que la documental estaba completa previo a su traslado al pedimentador no dio cuenta al suscribir la declaración aduanera ya realizada que las imágenes transmitidas y asociadas no correspondían, cuando a simple vista es clara la diferencia entre un documento y otro. El hecho de que al momento de la verificación física se alleguen documentos que no corresponden a los del despacho es otro aspecto que genera duda en cuanto al hecho de que tales formaran parte de un único expediente físico al momento de realizar el DUA, al menos no lo acepta así esta instancia en razones de orden y lógica.

Finalmente y sobre el principio de búsqueda de la verdad real, viene señalando esta instancia que debe tenerse presente que, el acto que se revisa lo constituye uno de ajuste o modificación de la determinación de la obligación tributaria aduanera realizada por el declarante con la intermediación de un agente de aduana, en conformidad con las disposiciones de los artículos 3, 16, 31, 32 del CAUCA, 17, 21 del RECAUCA, 33 y 37 de la LGA. Así las cosas, es claro y para los efectos del principio de Verdad Real, que toda y la información y documentos necesarios para la determinación de la obligación tributaria aduanera se encuentran en poder o corresponde generarlos al importador o declarante a los efectos de una correcta determinación con sustento en los principios de buena fe y confianza legítima que el ordenamiento ha fijado al conferir a los privados la facultad de auto determinar sus obligaciones tributario aduaneras, debiendo no solo conservar dicha información sino y además aportarla cuando se le requiera.

III.- Sobre el fondo. Como se aprecia, centra su defensa el administrado en argumentar que tenía el original del certificado al momento de la verificación física de las mercancías, sin embargo como se ha establecido no logra demostrar tenerse de conformidad con los numerales 4.15.4 apartes (b) y (c), 4.16.1 aparte (a) del Tratado por lo que la consecuencia es la denegatoria del trato arancelario preferencial en conformidad con la disposición del numeral 4.15.2 que dispone que si el importador no cumple con cualquiera de los requisitos establecidos en el Capítulo Cuatro del Tratado debe negarse el trato arancelario preferencial.

La posición asumida por la administración aduanera durante el procedimiento de verificación y al resolver el recurso de primera instancia, es la correcta, porque una vez más le recuerda al agente aduanero que un tratado de libre comercio es un acuerdo de política exterior bilateral o multilateral, mediante el cual los países establecen reglas comunes para normar la relación comercial entre ellos, con el fin de consolidar y ampliar el acceso de sus productos y eliminar barreras arancelarias y no arancelarias.

En el presente despacho aduanero bien señala la Aduana, que el agente aduanero incumple el contenido de los artículos precitados del Tratado, porque no ha demostrado tener el original del certificado de origen transmitido, motivo suficiente para tener por rechazada la intención de que le reconozcan las preferencias arancelarias ahora defendidas. Todo ello porque la normativa resulta clara como lo resuelve la Aduana en señalar que las Partes de este Tratado de Libre Comercio han acordado en reconocer a los importadores el derecho de solicitar y obtener beneficios siempre y cuando satisfagan los requisitos formales y sustanciales del origen declarado pero transmitiendo el certificado de origen con todos los requisitos legales, cuestión que no cabe duda en la especie no fue acreditado por el recurrente.

Respecto al argumento del recurrente, sobre que el importador expide varios originales, dicha circunstancia no es procedente, dado que solamente puede existir un original del certificado de origen, las restantes son copias del mismo, siendo que de conformidad con la normativa expuesta, el Tratado exige la posesión al momento del despacho, del documento original. Ya en otras oportunidades (ver la citada sentencia 180 de año 2015) se ha argumentado respecto a la supuesta indeterminación de los términos “el certificado” y “un certificado” contenidos en el tratado, procura que se interprete que los conceptos “el certificado” y “un certificado” contenidos en el Tratado son indefinidos y no limitan el derecho del importador, exportador u otro certificante a emitir varios originales y que la eficacia de cada uno de ellos no debe ser mermada por interpretación, máxime que se emiten de esa manera para respaldar el beneficio de origen en operaciones de alto volumen.

No ha compartido el Tribunal la apreciación que en este sentido se ha procurado, las operaciones de alto volumen están expresamente contempladas y para facilitar el acto certificante el Tratado ha dispuesto que baste con la emisión de una sola certificación que puede tener, incluso, validez de un año a partir de su firma. En efecto dispone el artículo 4.16.4 aparte b) que una certificación de origen podrá aplicarse varios embarques de mercancías idénticas a realizarse dentro de cualquier período establecido en la certificación que no exceda los doce meses a partir de la fecha de la certificación.

De la norma anterior, es claro que el propósito del convenio o Tratado resulta en la facilitación y no en la complicación, como bien lo ha probado en el presente asunto la recurrente. Dicha facilitación debe recaer tanto de la operativa y control particular de los sujetos privados que intervienen expidiendo y aplicando el certificado de origen como de las Administraciones Tributario Aduaneras de los Estados Parte, a los efectos de dar fiel cumplimiento de lo establecido en el Tratado.

Debe recordarse que en términos generales un tratado de libre comercio es un acuerdo de política exterior bilateral o multilateral, mediante el cual los países establecen reglas comunes para normar la relación comercial entre ellos, con el fin de consolidar y ampliar el acceso de sus productos y eliminar barreras arancelarias y no arancelarias.

Entre las fuentes de nuestro conjunto normativo, los tratados internacionales ocupan una posición predominante, tal y como lo dispone el artículo 7 de la Constitución Política, estableciendo que los tratados debidamente aprobados por la Asamblea Legislativa tienen, como regla general, autoridad superior a las leyes. Lo que implica que el legislador, en el ejercicio de su potestad legislativa, debe respetar ese marco jurídico internacional que ha sido integrado a la legislación interna.

Así, los tratados poseen un lugar de privilegio dentro del principio de jerarquía normativa, el cual establece que en el Ordenamiento Jurídico existen unas normas que son superiores a otras, teniendo como consecuencia, que la norma superior prevalece sobre la norma inferior, por lo que la de menor rango no puede modificar a la de superior jerarquía debiendo siempre optarse por la norma de mayor rango, todo lo cual genera claridad y seguridad, evitándose confusiones ante la posibilidad de un conflicto de normas.

Así las cosas, no le queda más a este Tribunal que rechazar el recurso de apelación manteniendo lo resuelto, por encontrarse ajustada al cuadro fáctico y legal indicado.”

Finalmente, estima el suscrito que siendo el presupuesto reseñado, idéntico al que hoy se juzga, y considerando que no existe fundamento para variar el criterio, lo que procede es lo establecido por esta instancia, al dictar la resolución 433 del año 2019, y por ello no se comparte el cambio de criterio que manifiesta la mayoría en la presente resolución.

DICK RAFAEL REYES VARGAS

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