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Traición salvadora Traición salvadora J. I. M'intosh Título original en inglés: World Out Of Mind LIBRO PRIMERO CAPÍTULO PRIMERO Se abrieron las puertas oscilantes y por ellas entraron al vestíbulo dos hombres y una mujer. Al extremo distante de un largo pasillo Raigmore se apartó de la lista de espectáculos teatrales que había estado examinando, y se dirigió lentamente y, sin levantar la vista hasta los ascensores. Vio de reojo cómo los dos hombres se sentaban junto a las puertas, y cómo la mujer se dirigía hacia el ascensor, hacia él.

M'Intosh J.I. - Traicion Salvadora

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Traicin salvadora

Traicin salvadora

j. i. m'intosh

Traicin salvadora

J. I. M'intosh

Ttulo original en ingls: World Out Of Mind

LIBRO PRIMERO

CAPTULO PRIMERO

Se abrieron las puertas oscilantes y por ellas entraron al vestbulo dos hombres y una mujer. Al extremo distante de un largo pasillo Raigmore se apart de la lista de espectculos teatrales que haba estado examinando, y se dirigi lentamente y, sin levantar la vista hasta los ascensores. Vio de reojo cmo los dos hombres se sentaban junto a las puertas, y cmo la mujer se diriga hacia el ascensor, hacia l.

La mir cuando fue natural que la mirase, y se qued contemplndola con franqueza porque tambin era natural hacerlo. Cualquier otra cosa no hubiese sido natural. La mujer tena unos veintitrs aos y evidentemente era alguien. Solamente el hecho de que no llevaba insignia, a pesar de que venia directamente de la calle, hubiese sido razn suficiente para que uno se quedase mirndola. Otra razn era su belleza, y la probabilidad de que la hubiese reconocido ser Alison Hever, era una tercera razn.

Y as fue que cuando se juntaron, Raigmore caminando sin prisas, y Alison con viveza, la muchacha no tuvo motivo para fijarse en l, a pesar del evidente inters que mostraba por ella, hasta que result evidente que l iba a subir en el ascensor. La muchacha retard ligeramente su paso, a fin de poder tomar el ascensor que l no tomase, no por otra razn sino por la de que las Estrellas Blancas generalmente evitaban incluso el ms pasajero contacto personal con extraos que pudiesen saber o adivinar que eran Estrellas Blancas. No se trataba de una obstinacin; cuando Raigmore tambin se retras y la invit a entrar en el ascensor que quedaba delante de l, la muchacha sonri agradablemente y entr sin vacilar.

Raigmore enarc las cejas interrogando, mientras se cerraban las puertas:

Catorce dijo la chica. Entonces ya se haba dado cuenta de la insignia del hombre. Incluso en la muchacha, la vista de aquella insignia haba producido cautela y cierto recelo. Quin poda fiarse de un Negro?

Aquella prudencia era comprensible. Realmente, quin poda fiarse de un Negro? Nadie. Ni siquiera otro Negro.

Mientras el ascensor se elevaba con suavidad, Raigmore dijo abruptamente:

Soy Eldin Raigmore. Te propongo que recuerdes mi nombre, Alison, porque un da u otro te casars conmigo.

Era lo que caba esperar de un Negro. Alison no se sorprendi. Se sonri levemente, pero no hizo nada ni dijo nada. Solamente al salir en el piso catorceavo se dio nuevamente por enterada de la existencia de Raigmore.

Me gust la manera como dijiste eso y nada ms admiti . Sus modales eran sencillos y agradables, con solamente un vestigio de divertida irona. Indicaba una comprensin de la tctica que generalmente est por encima de la comprensin de un Negro.

Por qu no te presentas a las Pruebas, Raigmore? Inevitablemente, su voz se hizo ms irnica mientras prosegua: Si resultases ser una Estrella Blanca, entonces lo que dijiste sera probablemente cierto.

Avanz a lo largo del pasillo, pero al llegar al recodo se detuvo un momento y le mir por encima del hombro, con curiosidad. Por la forma de hacerlo era evidente que una de sus principales caractersticas era la curiosidad. Era curiosa en todo, le interesaba todo. Hasta le interesaba Eldin Raigmore.

Eldin saba lo que la muchacha estaba haciendo en el hotel. Iba a visitar a Gloria Clarke, una amiga suya, y adems, por ser amiga de una Estrella Blanca, probablemente alguien muy arriba en la escala de Pruebas. Gloria era una Estrella Amarilla, tres grados por debajo de Alison, pero no obstante todava en el uno por ciento del uno por ciento del uno por ciento superior.

Raigmore volvi a descender por el ascensor. Era todo lo que tena intencin de hacer de momento. Eldin Raigmore ahora exista. Al fin y al cabo no era necesario probar su existencia. Una Estrella Blanca saba que Eldin Raigmore exista, y eso era bastante de momento.

Ms tarde pareca extrao que no hubiese existido vestigio alguno de Eldin Raigmore hasta dos das antes, el 23 de mayo. Eso era algo de lo que todava haba que ocuparse, un problema para el cual haba que encontrar una solucin.

Se encontr con Fred Salter en el vestbulo. Lo mismo que Alison, Salter no le conoca ni poco ni mucho. Durante sus dos das de exploracin Raigmore se haba asegurado de que nadie que importase, o que pudiese importar, hubiese podido tener la oportunidad de apercibirse de l. Ahora ya estaba a punto. Era hora que se diesen cuenta de l.

Se asegur de que se interpona en el camino de Salter, de modo que tuvieron que mostrarse mutuamente corteses de un modo convencional, excusndose y apartndose el uno del otro, y Salter tuvo que mirarle:

Perdn dijo Salter. Es culpa ma por no mirar dnde ibas.

Raigmore se dio cuenta de que aquello pretenda ser humorismo, pero no estaba seguro de qu clase de humorismo sera intentar contestarle en la misma vena. En lugar de contestar, se sonri, sabiendo que era la reaccin natural cuando alguien haca un chiste, y pas junto a Salter.

Salter acababa de ver a alguien no muy distinto de 1: un hombre de unos veinticinco aos, alto, de pelo oscuro y ojos azules. El parecido no era sorprendente, y por completo fortuito; pero de todos modos, Salter le recordara.

Probablemente Salter tambin iba a ver a Gloria Clarke, que o bien era amiga o parienta suya. Raigmore no estaba seguro. Si Salter no se haba encontrado con Alison Hever, se encontrara con ella ahora. Posiblemente Alison mencionara su encuentro con Raigmore y hablaran de l. Tanto mejor.

Raigmore mir con curiosidad a los dos hombres que esperaban junto a la puerta. Lo hizo de tal manera que les interes lo bastante para que le examinaran.

Aquellos dos no eran exactamente unos guardaespaldas. Los crmenes sin sentido eran aquellos das raros. Robar, no no careca de sentido robar cuando pareca ser posible salirse con la suya. Robar en las tiendas, los robos con fractura, los robos de coches todo eso ocurra an, si bien no eran las profesiones florecientes de antao, y era preciso hacerlo con mucha cautela. Pero el asesinato era otra cosa. Para ganar algo por medio de un asesinato era preciso tener mucho que perder. Y en aquellos das uno estaba prcticamente seguro de perderlo.

De modo que aquellos hombres no estaban all para proteger a Alison de un asesinato. Salvo en un estado policial, al asesinato es siempre muy fcil para un asesino competente. Estaban all porque una Estrella Blanca, y especialmente Alison Rever, la nica Estrella Blanca viviente que tena menos de cuarenta aos, con frecuencia necesitaba ser protegida de sus admiradores.

Despus de haber mirado fijamente a aquellos hombres, y de haber hecho que se apercibiesen de l, Raigmore atraves las puertas oscilantes y sali a la calle. Su verdadera misin haba comenzado.

Una vez se hubo apartado del todo del edificio, y mientras regresaba al modesto hotel en que se alojaba, una muchacha que haba estado esperando se apart de una pared y se puso junto a l, al mismo paso. Raigmore no le hizo caso. Nunca la haba visto.

No, no me conoces dijo la muchacha asintiendo al pensamiento tcito de Raigmore . Debo entrar en contacto contigo. Y obedecer tus rdenes.

Era una pequea rubia, tan hermosa como Alison en una especie de produccin en serie, pero sin vestigios de las cualidades que hacan de Alison una Estrella Blanca. Llevaba la Cruz Prpura, que era su clasificacin para toda la vida. Al ser una Cruz Prpura poda mostrarse completamente libre en sus modales, su vestido, su manera de hablar, su actitud respecto a la vida. Llevaba un vestido de plstico sobre una combinacin asimtrica que era de lo ms modesto a la derecha, e inmodesto hacia el lmite corriente, por la izquierda.

Por ser una Cruz Prpura, estaba por encima de los Pardos y los Negros y los Grises y los Crculos Prpura en efecto, por encima de la mayor parte de la poblacin del mundo y no obstante no estaba lo bastante elevada en la jerarqua de las Pruebas para que tuviese que tener cuidado de lo que saba, o preocuparse mucho de lo que la gente pensase de ella. Estaba lo bastante alta para ser libre y orgullosa, pero no lo bastante alta para volver a estar nuevamente encadenada por la natural responsabilidad de todos los caudillos de hombres y de mujeres.

Raigmore permaneci silencioso.

El 24 de mayo dijo la muchacha . A cuatro millas de Millo. Un bosque. Yo estaba all, vigilando, pero me haban dicho que no me identificase a ti inmediatamente. Solamente que te siguiese, que me pusiese en contacto contigo cuando parecieses estar a punto, y que hiciese todo lo que dijeses.

Lo hiciste bien observ Raigmore . Mientras estaba observando a otros nunca sospech que me vigilaban a m.

T tenias que averiguar cosas. Yo, no; solamente tena que ver adnde ibas.

Raigmore decidi aceptar su palabra. Sabia que habra otros, pero que l era el jefe. Aceptarla no significaba gran cosa. No era necesario decirle nada.

Hars todo lo que te diga? observ . Con qu limitaciones?

Con ninguna replic imperturbable . Y sin hacer preguntas.

Asesinato? Pregunt con indiferencia.

Naturalmente.

Sabes de algunos otros?

S. De un hombre y una mujer. Se te presentarn. No tienen nada que ver conmigo. Yo recibo rdenes de ti, a menos que me digas que tengo que recibirlas de otro.

Todo aquello era muy fro y muy oficial. Y por tanto, en cierto modo, pareca raro. Vagamente, Raigmore se dio cuenta del factor que faltaba.

Hemos estado hablando dijo pausadamente , como si no pertenecisemos a este planeta, o a esta raza.

La muchacha vacil, y luego asinti:

As es.

Cmo te llamas?

Peach Railton.

Pues bien, Peach, el papel que por lo visto has elegido parece correcto. A partir de ahora, desempalo. Siempre. Incluso cuando ests sola conmigo. Comprendes?

Lo comprendi, y obedeci. Se produjo una alteracin inmediata y sutil en la manera de mantener su cuerpo, en el resplandor de sus ojos. Se haba convertido en lo que aparentaba, con la precisin consumada de los espas de todas las razas: observando primero, luego imitando.

Faltaba todava algo, pero Raigmore no le poda hablar de eso. Tambin lo ignoraba, pues tambin le faltaba a l.

Saba mucho, y estaba rpidamente aprendiendo ms por medio de libros, novelas, diarios y sus propias observaciones. Saba todo lo que haba que saber sobre las emociones: todo lo que sobre ellas se poda escribir.

Pero nunca haba experimentado emociones. De modo que no se dio cuenta, como Alison o Salter pudieran haberse dado cuenta, de que mientras Peach desempeaba un papel impecablemente, no pona en ello ni el ms mnimo vestigio de sentimiento.

CAPITULO II

Haba confianza en las Pruebas. Eran casi perfectas, y la mayor parte de las gentes crean que efectivamente eran perfectas. Pero la perfeccin no es susceptible de mejoras, y las Pruebas seguan modificndose y mejorando, aunque fuese poco. Cualquier prueba de las potencialidades humanas solamente puede ser de fiar para un poco menos que el limite corriente de la potencialidad humana, y hasta que muchos Blancos hubieron pasado por las Pruebas, y cada uno de ellos hubo presentado su tesis sobre el sistema, los limites superiores del campo de las Pruebas no comenzaron a aproximarse a las regiones inferiores en su totalidad y su eficiencia.

Fred Salter estaba todava en Prueba, pues hacia relativamente poco que habla venido a la Tierra de Marte, y hasta entonces Marte no tena facilidades para las Pruebas. Raigmore fue al mismo depsito de Pruebas que Salter, sin ningn plan concreto para aprovecharse de las circunstancias. Quiz se encontrase nuevamente con Salter, pero aquello lo iba a dejar al azar.

Una muchacha ayudante estaba leyendo una revista cuando entr. La dej y se levant. Sobre el pupitre frente a ella haba un pequeo soporte con una tarjeta con su nombre: Sally Morris. No le pregunt a Raigmore lo que quera; solamente haba una cosa que pudiese querer. Iba a preguntar Qu grado?, Cuando Raigmore se volvi y la chica pudo ver su insignia negra.

La muchacha se qued algo sorprendida. Era una muchacha de aspecto inteligente; todos los operadores de Pruebas tenan que serlo, pero la mayor parte carecan de ambicin y eran pacientes. Llevaba una sencilla bata blanca, como un mdico, y no ostentaba insignia ninguna. Su misin era indicar a las personas que estaban de Prueba lo que tenan que hacer. Hubiese sido algo embarazoso si, por ejemplo, ella hubiese llevado una estrella prpura, y hubiese tenido que dar instrucciones a personas con categora de Crculos Anaranjados.

Cunto quieres hacer hoy? Pregunt.

Solamente la Primera Prueba.

Est bien. Le condujo a una pequea cabina que tena una espesa puerta a prueba de sonido. No contena ms que una silla y un tablero con una pantalla tras l.

Tu nombre es...?

Raigmore lo dio. No le pregunt su direccin. Ms adelante se necesitaran otros detalles, pero para la Primera Prueba no eran necesarios.

Se crea que era imposible engaar a las Pruebas. Poda haberse presentado con cualquier insignia, ms el verde, y decir que deseaba comenzar en el lugar adecuado, pero los resultados hubiesen podido revelar el fraude.

La muchacha extendi la mano. Raigmore tard un segundo o dos en darse cuenta de lo que quera; luego se cogi la solapa y le entreg la insignia negra. Ya no era un Negro; ya no estaba sin probar. Nunca ms volvera a llevar negro.

Cuando se ilumine la pantalla le dijo la muchacha oprimirs cualesquiera de estos botones, los que quieras, de uno en uno. Tu tanteo aparecer en la pantalla. Lo observars, e intentars aumentarlo accionando los botones. Al final de diez minutos oirs un zumbador, y la pantalla registrar tu tanteo final. Eso es todo.

Y le entreg una tarjeta que contena detalladamente lo que acababa de explicarle. Luego se volvi hacia la puerta:

Ahora tienes cinco minutos para pensar sobre esta Prueba. Luego se iluminar la pantalla.

Sali sin hacer ruido, y cerr la puerta.

Raigmore tena ciertas ideas tericas sobre las Pruebas, pero eso era todo. Se limitaban a lo que sobre ellas poda leerse en las enciclopedias. En la enciclopedia haba mucho, pero nada que ayudase a efectuar las Pruebas mejor de lo que pudiera hacerlo en la ignorancia.

Pens en la primera Prueba. Principalmente deba ser una manera de juzgar la inteligencia. Se le ocurri que era posible que pudiese pasar toda la serie con gran distincin, y haba decidido ya que tendra que esforzarse a fondo desde el principio. Quiz sorprendiese al operador el hecho de que un hombre que no tena historial de Pruebas previo, y que evidentemente tena por lo menos veinticinco aos, consiguiese un tanteo extraordinariamente elevado en esa Prueba preliminar, pero no poda evitarlo. Sabiendo lo poco que saba de las Pruebas, no le era posible engaaras, hacindolo bien, pero no demasiado bien.

Ms tarde o ms temprano, a medida que fuese avanzando en las Pruebas mientras ascenda cada vez ms alto, las autoridades querran saber de su historia pasada. Pronto tendra que hacer algo para forjarse una historia. El hecho de que su vida haba comenzado el 24 de mayo era inadmisible.

Probablemente Peach Railton tambin tena una historia breve, si bien no tan corta como la suya. Pero no importaba mucho que la historia previa de una Cruz Prpura estuviese envuelta en el misterio. Una Cruz Prpura no tena tanto talento como para ser necesario que su pasado fuese sobresaliente, o por lo menos muy interesante.

La carta de triunfo en las manos de Raigmore era la manera en que se confiaba en las Pruebas. De eso dependa toda su estrategia. Si se trataba de creer a las Pruebas, o en casi cualquier otra cosa, creeran a las Pruebas.

Pero la pantalla se haba iluminado, y ahora de lo que se trataba era de la manera de llevar a cabo la Prueba.

Delante tena un bloque de botones dispuestos en forma de cuadrado, quince por lado, en total. Oprimi el botn de la esquina inferior derecha, sabiendo que debera aparecer un esquema. La pantalla mostr el nmero 10. Toc el botn inmediatamente superior, y aquel nmero se convirti en el 9; el botn por encima de aquel ltimo hizo que el tanteo disminuyese a 8.

Evidentemente, si se opriman botones al azar se obtendra un tanteo reducido. El objeto consista en encontrar un esquema. Cualquier esquema era mejor que ninguno, a pesar de las advertencias de la pantalla. Toc el cuarto botn de la hilera, y el tanteo subi a 11.

Rpidamente repiti las series partiendo de aquel punto; el tanteo descendi dos veces y luego volvi a aumentar tres puntos, como antes. Poda continuar con el mismo esquema, y sin duda muchos lo haran as.

Pero el reto de las Pruebas consista en que no eran ms fciles la segunda vez; eso deba significar que cada Prueba era nica y que no serva ser instruido por alguien que hubiese hecho la Prueba. Se deban medir las pausas, y deba haber algo que midiese el esfuerzo mental, de modo que si alguno intentaba efectuar la Prueba de memoria debera hacerse evidente inmediatamente. La luz pareca normal, pero quiz se estudiaban los esquemas encefalogrficos del que efectuaba la Prueba mientras estaba all sentado.

Intent diversas series, y descubri en seguida que cuanto ms complicadas eran las series tanto ms complicado era el tanteo. Al mismo tiempo, una serie sencilla continuaba proporcionando resultados, pero las ms complejas se negaban a registrar despus de dos o tres repeticiones.

Oprimi dos botones al mismo tiempo para comprobar una teora de que el quebrantar las leyes sencillas ira en contra suya; pero, al contrario, el tanteo aument. Lo intent nuevamente con el mismo resultado. Despus volvi a oprimir un botn cada vez. Evidentemente a la tercera o cuarta infraccin de la regla, o quiz precisamente al final, su tanteo disminuira. Era legtimo ensayar todas las posibilidades, pero no proseguir por ellas en oposicin a las reglas. Si aquello fuese legtimo, la Prueba misma sera un fraude.

Estaba completamente absorbido en su lucha con la mquina cuando el zumbador son. El tanteo era 3964 su tanteo final e irrevocable, si es que haba que confiar en la Prueba. Era seguro que si volviese a intentar la Prueba en algn otro Centro, y con un nombre diferente, podra accionar los botones con ms eficacia. Pero por lo visto entonces la mquina descubrira por sus esquemas encefalogrficos que ya haba intentado antes aquella Prueba, o que haba sido instruido por alguien que lo haba intentado. Era un problema interesante.

La muchacha entr casi inmediatamente y observ el tanteo. Raigmore la contempl con agudeza. Era perfectamente posible que hubiese obtenido un tanteo hasta entonces considerado como sencillamente terico. Por otra parte, tambin era posible que lo hubiese hecho muy mal, pero si era as, entonces le habran encargado una tarea imposible, para la que le faltaba la preparacin mental necesaria.

Sally Morris pareci algo sorprendida, pero en modo alguno asombrada.

Y bien, qu tal lo hice? Pregunt Raigmore, sonriendo con ansiedad, en la forma que sabia que la gente acostumbraba a hacer en tales ocasiones.

La muchacha contest sin vacilar:

Bastante bien. Se ver en las Pruebas siguientes.

Me ha salido esto bien? Tengo que seguir con las pruebas hasta que me digas que me detenga?

Yo, o cualquier otro operador. A los que fallan en cada una de las etapas se les indican los puestos que estn a su alcance, y pueden aceptarlos o no, segn deseen. Pero no hay nada disponible, durante todo el curso de las Pruebas, para aquellos cuyo examen no haya sido completo. Puedes continuar en cualquier momento que lo desees, aqu o en otro lugar, pero para determinar tu posicin es preciso que contines. En todo caso, esta Prueba es preliminar y todo el mundo se presenta a ms Pruebas.

Eldin se levant de su silla en la cabina:

Quiz vuelva maana, es eso posible?

La muchacha se encogi de hombros:

Eso depende por completo de ti. Hoy, maana... el ao que viene. Conseguiste tu empleo actual al margen del sistema de pruebas?

Actualmente no tengo empleo.

Ah. Si es que tienes algn secreto... Hizo una pausa y le contempl fijamente con unos ojos en los que l entonces percibi cierta fuerza de la que no se haba dado cuenta antes . Es justo que te advierta que ms tarde o ms temprano las Pruebas lo descubrirn.

La chica le dio una insignia verde. Era una insignia provisional, para indicar que estaba todava de Pruebas, y nada ms. Raigmore se la puso en la solapa.

Es posible dijo.

Senta cierta sensacin de curiosidad y un poco, solamente una leve impresin, de miedo. No se dedic a examinarlas. Se imagin que por un instante alguna de las funciones de su cuerpo haba funcionado mal, y no se le ocurri entonces que aquello haba sido un instante de suprema significacin.

CAPTULO III

Teniendo en cuenta lo poco que Raigmore saba, era peligroso tener relaciones de la clase que fuese con los Hever. Raigmore lo saba perfectamente bien. No se trataba de una autocracia en la cual un hombre como Alexander Hever pudiese estar rodeado de hombres que pudiesen matar y salirse con la suya. No, no era se el peligro.

Tanto Alexander Hever como su hija eran Estrellas Blancas. Eso no haba ocurrido nunca antes; era probable que un hijo de Hever fuese un Blanco o por lo menos un Amarillo, pero hasta entonces ninguna familia haba contenido dos Estrellas Blancas de una relacin tan prxima.

Llevar un secreto importante a presencia de Estrellas Blancas era algo as como hacer pasar gasolina a travs del fuego. La mente de una Estrella Blanca era de tal naturaleza que poda deducir toda una historia partiendo de un solo indicio. All donde un Pardo solamente relacionara dos datos e ideara una teora, una Estrella Blanca conectara miles de hechos aceptara y rechazara cientos de teoras, ira en busca, y encontrara, precisamente los hechos que entonces necesitaba, y conseguira as un todo ms consistente que cualquiera de sus partes.

No obstante, era imprescindible para los planes de Raigmore imponer el conocimiento de su existencia a Alison Hever, estaba seguro de que no le haba olvidado. Pero por lo que a ella se refera, 1 no era sino un Negro con alucinaciones tpicas de un Negro.

Era ahora necesario demostrarle que poda planear y llevar a cabo un plan, y decirle que estaba en Prueba. A partir de entonces sera ella quien se mantendra informada acerca de l. La manera de conseguir eso careca de importancia, mientras tuviese xito.

Observ la casa de Hever durante el resto del da. No era ostentosa; sencillamente una casa. El sistema de guardia, segn pudo observar Raigmore, solamente funcionaba para asegurar de modo razonable una vida privada.

Entrar en la casa era algo relativamente sencillo para alguien que conociese el esquema; por lo menos, para alguien de la habilidad de Raigmore. Haba visto a tres personas en el jardn. En el curso de la tarde cada una de ellas haba seguido el mismo recorrido un curioso recorrido que no poda significar sino que funcionaba all una red de clulas de selenio. Cuando empez a oscurecer Raigmore si gui el mismo recorrido, rpida y confiadamente, hizo el mismo gesto que todos los dems haban hecho frente a la puerta que haba elegido, y entr. Poda haber habido algo de lo que no se hubiese dado cuenta, pero no lo hubo. La esencia de un plan verdaderamente bueno consiste en que la ejecucin es sencilla y nada espectacular, hasta el punto de parecer decepcionante.

Pas la ltima hora de la tarde en el dormitorio de Alison, esperando pacientemente. Podan haberle descubierto, en cuyo caso no hubiese hecho sino identificarse como Eldin Raigmore, que estaba esperando a Alison, sin explicar cmo haba entrado, y luego desempear su papel segn se presentase.

Pero nadie se acerc al dormitorio. Alison haba salido a alguna reunin; la haba visto salir antes de entrar en la casa. Por lo visto, volvera tarde; mucho mejor.

Ley un libro hasta que se hizo demasiado oscuro. No poda encender la luz; alguien poda verla. Explor en la oscuridad, cogiendo cosas y examinndolas. Todo lo que pudiera averiguar sobre Alison sera de utilidad.

Pero haba poco que averiguar. A un lado del dormitorio haba un vestidor, y al otro un cuarto de bao. Todo estaba limpsimo, y era bien diseado y cmodo, pero no haba evidencia de lujo. Los hogares de los Rojos, segn sabia Raigmore, estaban en general llenos de dispositivos para ahorrar trabajo, pero por lo visto a los Blancos no les importaba tener que rebuscar por los cajones en busca de sus cosas en vez de recibirlas por conducto de una cada, o bien alcanzar los interruptores en lugar de controlarlos verbalmente, o tenerse que enjabonar y secar por s mismos en lugar de ser lavados y secados automticamente y sin esfuerzo con slo oprimir un botn.

Las ropas del vestidor no le aclararon nada. Haba muchas, pero no las suficientes como para indicar vanidad o despilfarro. No se deduca de ellas peculiaridad ninguna en el gusto. Preponderaban los vestidos de calle y de deporte, pero al fin y al cabo Alison era atltica y tena veintitrs aos, de modo que era lo que caba esperar. Tampoco pareca tener ninguna preferencia especial. El guardarropa de Alison era el de una hermosa muchacha perfectamente normal en sus vestidos.

Los libros que estaban a la vista eran sencillamente libros de referencia diccionarios, anuarios, guas, listas de comprobacin. No haba trastos. La nica cosa que pareca fuera de lugar era la cafetera. Pero era precisamente lo que pareca ser y Raigmore la examin para asegurarse.

Al cabo de un rato la chica entr en el cuarto de bao. La vio vagamente a travs del cristal deslustrado y oy cmo se cepillaba los dientes.

Raigmore sali sin hacer ruido:

Hola, Alison! dijo.

Ella se volvi lentamente. Llevaba un neglige de color verde claro. Sin apresurarse se enjuag la boca.

Por la sorpresa que demostr poda haber parecido que desde el primer momento haba sabido que l estaba all.

Te he visto antes dijo con frialdad . No s dnde.

Pero no haca sino ganar tiempo. Sabia dnde le haba visto:

Ah dijo, admitindolo . El Negro, Raigmore. Pero ya no eres Negro. Ests en Prueba. Me figuro que te das cuenta de que eso significa que luego te puedo encontrar?

l asinti: Y querrs encontrarme?

Sin duda, aunque solamente sea para demostrarte que no se puede entrar en las casas de los dems y esconderse as en los cuartos de bao. Hablaba en tono de reproche, como un adulto que hablase a un nio pequeo desvergonzado. Pero en su voz se notaba un leve tono de diversin y de inters. Y nada de miedo ni de ansiedad.

Sera necesario probarlo observ Raigmore

Seria solamente mi palabra contra la tuya, sobre si estaba o no aqu. Ya s que eso precisamente debera contar; pero a los ojos del pasado de moda sistema legal la palabra de una Estrella Blanca no es sino la palabra de un individuo.

Ni tan slo podrs salir.

No estoy de acuerdo contigo. Si me aseguro de tu silencio, me parece que podr salir muy fcilmente. Pero ms vale que te tranquilice. He venido aqu solamente para hablar. Desde luego, tengo que admitir que si gritases tendra que dejarte inconsciente de un golpe. Pero estoy seguro de que no gritars ms que como ltimo recurso.

La muchacha asinti:

Eso es cierto. Gritar es malo para las cuerdas vocales. Bueno, mientras me cuentas qu es lo que quieres, tomaremos una taza de caf.

Y dejemos evidencia de que estuve aqu?

Alison se sonri:

Vala la pena de intentarlo. No te importa que yo lo tome, verdad?

Raigmore pens que a la chica sencillamente le gustaba tomar caf.

En absoluto respondi.

Eres muy amable. Y ahora, qu es lo que quieres?

Quiero que me mires bien. Quiero tambin recordarte lo que ya te dije en una ocasin: que algn da te casars conmigo.

Oh, qu pesado! dijo la muchacha con resignacin.

No espero causar impresin. Lo nico que quiero es que recuerdes.

Deberas continuar con las Pruebas le dijo Alison alzando la vista de la cafetera . Luego haz lo que te recomiende el operador.

Eso dijo Raigmore es precisamente mi intencin. Lo de s me recomendar o no tratamiento psiquitrico, eso es otro asunto.

Alison se volvi observndole detenidamente:

Quieres decir que tras esta aparente locura hay una razn?

Te he dado toda la informacin que tena intencin de darte. Salvo la siguiente: he entrado para hablar contigo, sin que me observasen, lo cual presenta sus dificultades. Y tambin voy a salir con la misma facilidad, y no podrs nunca probar que estuve aqu. Eso es una pequea demostracin de que no soy sencillamente un Negro ordinario.

Lo sospech remotamente, incluso antes admiti ella . Por la razn que fuese, me interesaste. Hay algo diferente en ti. Te das cuenta de que considero esto un desafo? Si encuentro alguna manera e que te arresten, lo har.

Naturalmente. Pero no te fes de un detector de mentiras, en cualquier juicio que consigas organizar. Hay maneras de burlar a un detector de mentiras; ya debes saberlo.

S, pero me sorprende que t lo sepas. O que supongas que podras hacerlo.

No es lo nico en m que te sorprendera. Y ahora tengo que atarte y amordazarte.

Alison se ri ruidosamente.

De tal modo que parecer que yo misma me he atado?

No; con cuerda de diasparina, soluble completamente en el aire.

La diasparina era solamente estable por muy poco rato en el aire. El oxgeno en cualquier mezcla, incluso en el aire, la converta al cabo de poco rato en un xido quebradizo que se deshaca en polvo al tocarlo. Dejara rastros, pero solamente de diasparina; no de que Alison hubiese sido atada por otra persona.

Raigmore se movi con rapidez, y Alison abri la boca para gritar. Pero no tuvo tiempo. Raigmore sujetaba su boca de manera que solamente salan de ella sonidos ahogados. Y adems la mayor parte de las habitaciones eran a prueba de sonido.

Tuvo que usar de toda su fuerza para amordazara y atarla sin dejar marcas que corroborasen la historia de la muchacha. La dej sobre la cama, atada de manera que no pudiese tirarse al suelo.

Eso te sujetar el tiempo suficiente dijo para que se te haga el caf.

Raigmore se sorprendi al ver que la muchacha intentaba rer. Pero la cafetera no tena nada de particular. Por lo visto haba dicho algo divertido por equivocacin. Tendra que estudiar humorismo con ms detalle.

Sali de la casa con la misma facilidad con que haba entrado. La verdad era que haba hecho una tontera. Pero todo su plan era un juego, un juego que tena que ser jugado siguiendo diversas reglas al mismo tiempo, y con ciertas desventajas sobre las cuales tena que guardar silencio.

CAPTULO IV

Al da siguiente se present a la segunda Prueba. Tambin esta vez se trataba de botones; era una prueba de memoria. Haba que aparejar doscientos veinticuatro botones, y utilizar el ltimo para abrir la puerta. Sally Morris le dijo que haba algunos que tardaban horas en salir de la cabina. En cualquier momento en que desease abandonar la Prueba, poda oprimir un botn que haba en la puerta.

Cada botn mostraba un nmero en la pantalla

nmeros por completo independientes de los del da anterior . Solamente apareca un nmero a la vez, y cuando al oprimir los botones, al azar o sistemticamente, apareca un nmero que ya haba sido observado, haba que oprimir los dos juntos, y entonces quedaban eliminados del ensayo. El objeto consista en eliminar los 112 pares lo ms rpidamente posible, perdindose puntos cuando se tocaba cualquier botn ms de dos veces. Era un juego sencillo, pero estaba ideado para revelar mucho.

Raigmore termin en poco ms de once minutos. No tuvo ninguna marca en contra suya, pues haba tenido paciencia, tomndose tiempo para recordar, e intentan do establecer un sistema, si es que era posible; pero no lo era. No haba sistema, sino que los pares haban sido dispuestos al azar. Y tampoco esta vez poda estar seguro de haberlo hecho particularmente bien. Haba tardado unos 690 segundos, oprimiendo aproximadamente dos botones por segundo, cuando no se habla detenido a pensar. Tericamente se podra hacer en cinco minutos o menos. Rabia que oprimir cada botn solamente dos veces, lo cual representaba un total de 450. Pero en conjunto le pareci que haba quedado bien.

La operadora tambin lo pens as. Casi pareca excitada; lo ms excitada que nunca se permita aparecer. Al fin y al cabo era lgico que sintiese deseos de ver lo que un superhombre era capaz de hacer, deseo que inevitablemente no muchos Operadores podan satisfacer.

Raigmore pas directamente a una Prueba que mostraba cmo haba cumplido ciertas instrucciones escritas, luego a otra, la cual, y de una manera que a l le pareci evidente, le proporcionaba oportunidades para hacer trampas, de las cuales no se aprovech.

Luego Sal y dijo:

Lo siguiente es el examen fsico. Despus de eso te puedo dar una clasificacin provisional.

Eso qu quiere decir?

Poca cosa, salvo que una Estrella Prpura que est todava en Prueba, por ejemplo, puede an terminar por debajo de eso y probablemente por lo menos un grado ms por encima. Quieres seguir ahora?

S.

Quieres que llame a un operador masculino? Raigmore hizo referencia a su enciclopedia mental, la cual le dijo que si bien se dejaba al arbitrio de la gente elegir alguien de su propio sexo para los exmenes mdicos y cosas por el estilo, solamente los hombres y mujeres muy tmidos insistan en ello.

No importa respondi.

Sally haba notado su vacilacin:

Puedo hacer venir uno del Depsito Central en veinte minutos.

No importa.

Los operadores de Pruebas haban sido adiestrados para que fuesen por completo impersonales, tanto que pareca mucho ms natural llamar a Sally Morris, seorita Morris, que Sally.

La chica le condujo ms al interior del Depsito y le mostr el tanque de comprobacin. Era precisamente eso, un tanque de cristal de poco ms de medio metro de profundidad, de unos dos metros de longitud por algo ms de un metro de ancho, lleno de un fluido verde que era medio lquido y medio vapor. El ya sabia lo que tena que hacer; se desnud y se introdujo en el tanque, cogiendo al mismo tiempo la pequea mscara que se adaptaba a la nariz y que le permita respirar en el tanque, Sally le advirti que no abriese la boca, pero eso tambin lo saba. No haba secreto en ello; pero saber lo que vena no haca la ms mnima diferencia.

El vapor verde obliter por completo las sensaciones. Flotando en l no poda sentir nada, ni siquiera fro o calor. Se hundi en l hasta quedar completamente sumergido, soportado por el lquido y el resto de su cuerpo cubierto por el vapor. No tena que cerrar los ojos. Poda ver vagamente, como a travs de gruesos pero perfectos lentes.

Conoca el proceso, sino en detalle, en sus generalidades. El lquido era un conductor de los rayos P. Mientras los rayos X revelaban la estructura, los rayos P revelaban al mismo tiempo la textura. Esta prueba mostrara su salud, su fuerza, sus debilidades, su estructura fsica, su edad, su grupo sanguneo, las inmunidades... Todo aquello, en fin, que el examen mdico ms riguroso era capaz de descubrir. Si giraba la cabeza, lentamente, a fin de no desplazarse, poda ver cmo la operadora efectuaba los diversos ensayos y anotaba los datos de los aparatos.

No fue largo. Los rayos P lo descubran todo en una sola operacin. Pronto Sally dio un golpecito sobre el cristal para atraer su atencin, y entonces sali del tanque. No estaba mojado. El fluido verde era absolutamente indiferente al cuerpo humano.

Al llegar a aquel punto era costumbre proponer diversos cursillos fsicos; solamente proponerlos, pues las Pruebas eran exmenes y no llevaban consigo ni instrucciones ni prohibiciones.

Pero Sally no tuvo nada que decir. Raigmore tena, cosa que ya se haba sospechado, eso tan raro que es un cuerpo humano perfecto. No obstante, se sinti algo aliviado. Se le haba ocurrido que quiz hubiese una leve probabilidad de que su cuerpo, a pesar de ser perfecto, pudiera no ser completamente humano.

Pero todo estaba en orden. La Prueba era lo suficientemente completa para mostrar que no solamente era humano, si no que sus hijos, si es que los tena, serian tambin tan humanos como l. Eso, pens vagamente, quiz fuese importante.

Sally le dej mientras se vesta, y luego la encontr esperndole en una pequea habitacin junto al departamento de la Prueba de los rayos P.

La chica le entreg una insignia en silencio:

Puedes llevar esto si quieres le dijo . Era un crculo prpura.

Raigmore lo cogi y lo examin pensativo. Millones de personas daran todo lo que tenan, excepto su vida, por el derecho de llevar una de las insignias superiores prpura, rojo, anaranjado, amarillo, blanco, en orden ascendente. Cualquiera que llevase una de ellas era alguien. Y l, un extrao, la haba conquistado en algo as como una hora de Pruebas. Llevado junto a su insignia verde mostraba que era sobresaliente, y que estaba an ascendiendo.

Pero por encima del crculo prpura estaba la cruz prpura; y por encima de sta, la estrella prpura. Y luego el crculo, la cruz y la estrella rojas, y as sucesivamente a travs de trece grupos hasta llegar a la estrella blanca.

La estrella blanca que Alison llevaba.

Le quedaba todava mucho camino por recorrer.

CAPITULO V

El problema de conseguir una identidad se haca ahora apremiante. A cada Prueba que pasase, quedara registrado algo ms sobre l. Y Sally Morris, para completar el historial hara preguntas y esperara respuestas.

Haba dado a la chica el nombre del hotel, de modo que no le sorprendi cuando son el telfono de su habitacin, y al levantarlo oy la voz de Alison.

Bien, te saliste con la tuya, Raigmore, tal como dijiste que haras observ Alison sin prembulo.

No tengo la ms remota idea de lo que me ests hablando dijo Raigmore.

Todas las conversaciones telefnicas quedaban registradas automticamente. La polica no tena acceso a esos registros, pues la vida privada era muy respetada entonces. No obstante, se efectuaba la grabacin; deba tener algn objeto, y posiblemente en determinadas ocasiones era escuchada. Era probable que la nica razn de la llamada de Alison fuese obtener una grabacin de alguna clase de admisin por parte de Raigmore.

No has contestado bien le dijo Alison . Deberas haber pretendido que no sabas quin era yo.

Desde luego. Y quin eres?

No permitas que te lleve por mal camino dijo la voz de Alison con acento burln . Se puede probar que me encontraste el otro da en el ascensor.

Ah, de modo que eres t... Entonces, hola, Alison!

Hubo una breve pausa, y finalmente una carcajada reprimida:

T ganas, Raigmore dijo Alison.

Confo en que el caf no se sali al hervir. La muchacha volvi nuevamente a hacer una pausa para pensarlo:

La verdad es que eres inteligente admiti , Sabes exactamente lo que puedes y lo que no puedes admitir. De hecho, si no fuese por una cosa, hasta me gustaras.

Qu cosa? Que no me gusta el caf? pregunt. Cuando Alison volvi a rer, se sinti muy satisfecho. Se le haba ocurrido que aquello poda ser divertido, y por lo visto lo era. Una forma de humorismo, segn saba, consista en elegir alguna frase o idea o cosa, y darle vueltas de esa manera. Poda ser cualquier cosa. El caf seria un chiste particular entre l y Alison, hasta que empezase a gastarse.

No dijo ella . Tu rigidez. Pero quizs est pasando.

Y colg el aparato. Rigidez? Raigmore lo pens. No poda querer decir rigidez fsica. Se deba tratar de aquella otra rigidez; reserva, falta de naturalidad. Si ella lo haba notado, y no le gustaba, era probablemente algo de lo que tena que ocuparse y modificarlo si poda. En qu haba sido rgido? No poda ser sencillamente algo que se senta, como el fro o el calor... o bien, lo sera?

Le pareca comprender algo de la idea. Sally era impersonal, pero no era rgida como... Peach, por ejemplo... Peach, que era como l. Era eso lo que Alison quera decir? Lo pens nuevamente y record la rigidez de Peach. Se haba portado como... como un soldado que se presenta a cumplir con su deber.

Y bien? No era precisamente eso?

Su mente prosigui su gil carrera. Eso poda ser muy importante. De lo que Alison hablaba, era de la emocin; tena casi la seguridad. La emocin era algo difcil. Tena mucha informacin sobre la emocin, pero ahora que se enfrentaba con ella, nada pareca comprensible.

Una emocin poda ser agradable o desagradable. Haba muchas clases de emociones; miedo, clera, entusiasmo, pena, todas ellas diferentes y todas ellas solamente nombres para Raigmore. Sabia lo que la gente haca cuando tenan miedo, o clera, o entusiasmo O pena. Tambin poda obrar de aquella manera, si se lo propona. Poda pretender estar asustado, y saba cundo pretender estarlo.

De hecho, poda actuar como un robot muy bien adiestrado.

Se levant bruscamente. Esa manera de pensar solamente le planteaba los problemas sin proporcionarle soluciones. Lo que deba hacer, ahora que dispona de tiempo, era mirar en derredor, observar cmo se comportaba la gente, y aprender algunas de las cosas que no saba. Pues eso s que era importante... se daba perfectamente cuenta. No le pareca posible encontrar mejor manera de expresarlo.

No sabia por qu la gente haca lo que haca. Lo que era sentirse enfadado, atemorizado o excitado. Cmo los hombres y las mujeres se enamoraban. Lo que era ser Pardo por todo el resto de la vida, sin posibilidad de llegar nunca a ser otra cosa. Lo que era el arte. Lo que la vida pareca ser a quienes tenan una historia, que haban sido nios y que incluso, antes an, haban nacido. Lo que era recordar cosas, y, al recordarlas, saber que haban sucedido.

Las cosas que ignoraba se precipitaron sobre l, en catarata, ahogndole. Su cerebro, tan hermosamente ordenado, las haca surgir como una mquina gigantesca que vomitase latas de conservas, diez por segundo, infatigablemente.

Y aunque no se daba cuenta de ello, estaba descubriendo la emocin. Estaba insatisfecho. Tena miedo. Estaba algo resentido. Estaba perplejo. Se senta inseguro, ansioso, dubitativo. Nunca se haba sentido antes as.

Tena miedo.

La reaccin en l fue la misma que en cualquier animal; como tena miedo, corri. Cerr de golpe tras s la puerta de su cuarto, corri a lo largo del pasillo, baj la escalera y se precipit a la calle.

* * *

Adnde hubiese ido, lo que hubiese hecho, no tena ni idea. Pero fuera del hotel alguien le detuvo y le pidi lumbre. En la forma de hacerlo haba algo que hizo que Raigmore recordase inmediatamente las palabras de Peach: ...un hombre y una mujer. Pero se te presentarn.

El temor le abandon, y en su lugar apareci la curiosidad. De momento se qued sorprendido e interesado al observar lo rpidamente que poda desvanecerse el temor. Pues, ahora que haba pasado, se dio cuenta de que haba sido temor.

Y el hombre le estaba hablando. Tal como haba esperado Raigmore, se estaba presentando de la misma manera como lo haba hecho Peach. Pero aqul era un negro. Raigmore le mir atentamente.

No haba mucho que ver. Bill Carter, segn dijo llamarse, era sencillamente un hombre, ni alto ni bajo, sin ninguna particularidad a simple vista. Naturalmente, eso era un atributo necesario para un espa. Los espas de las novelas, de gafas oscuras y barbas negras, nunca han existido fuera de las novelas. Un espa eficiente tiene que poderse esconder inmediatamente entre la multitud.

La calle estaba concurrida, y no haba nadie vagando por tiempo suficiente por las proximidades de Raigmore y de Carter. No obstante, Raigmore quiso terminar pronto con lo que tena que decir:

Cmo puedo encontrarte si te necesito?

Yo te sigo a todas partes. Mira en derredor y me encontrars.

No dijo Raigmore con firmeza, percibiendo inmediatamente que tal cosa no era de desear. No hagas eso; si te necesito ya te lo har saber. Dnde vives?

Carter dio una direccin. Raigmore no la escribi. Y sigui su camino sin volver a mirar a Carter.

Aquel hombre no haba mostrado resentimiento, ni emocin ninguna, cuando Raigmore le haba modificado sus rdenes. Raigmore, Peach, Carter... no eran sino sombras, pens Raigmore. Pero no iba a continuar siendo una sombra. Iba a conseguir para s algo de sustancia, en ese mundo de emociones. Iba a dejar de ser rgido.

Desde un principio haba sabido que solamente haba sido humano desde a lo ms algunas horas antes de haberse encontrado en el bosque a cuatro millas de Millo. Los recuerdos anteriores eran tan turbios que resultaban incomprensibles. Sospechaba que el cerebro que ahora posea, a pesar de ser indiscutiblemente humano, era incapaz de tal compresin. Antes del mundo actual haba habido otro, pero era un mundo que no poda recordar. Y no obstante, era aquel mundo que no recordaba lo que importaba. Eso era axiomtico; no poda ser discutido.

Pareca algo raro que no se tratase en absoluto de lealtades divididas. Por lo visto tena que ser evidente en dnde estaba su deber. Pero descubri que quera deducir sus propias conclusiones. Quera verlo todo, y ser capaz de comprobarlo, y saber que tena razn.

Apart de s momentneamente aquel pensamiento. Su objetivo era vago, pero poderoso a pesar de ello. Tena que subir lo ms alto que pudiese en este mundo... y esperar. Eso era todo. No haba instrucciones detalladas, ni tan slo sugerencias. Eso precisamente no le molestaba; llegara lo ms alto que pudiese, haciendo todo lo que le fuese necesario hacer para ascender, y seguir ascendiendo, y luego esperara.

Ms tarde o ms temprano la espera cesara, y la imagen en toda su ordenada belleza aparecera con claridad.

CAPITULO VI

Era ya casi de noche y las calles estaban llenas de gentes que regresaban del trabajo. Raigmore fue caminando lentamente, y las mir verdaderamente por vez primera. Era uno de ellos. La ltima Prueba as lo haba proclamado.

Con cautela, como una persona que acaba precisamente de darse cuenta de una serie de errores que pudo haber cometido, pas revista a todo lo que haba hecho y a todo lo que habla dicho. El primer paso haba sido encontrarse con Alison no haba nada equivocado en eso, pero se daba cuenta de que ahora lo hara de otra manera. Luego, haba empezado a hacer las Pruebas, lo cual estaba bien, pues era urgente. Otra vez Alison, cierto, pero ya pensaba que lo hara de manera diferente si pudiese volverlo a hacer.

Pareca extrao que fuese solamente ahora cuando comenzara a examinar detalladamente el mundo en que se encontraba.

Todo el mundo, o casi, llevaba una insignia de Pruebas. La mayor parte de los que vio eran Pardos. Al fin y al cabo los Pardos constituan el sesenta por ciento de la poblacin. Quizs un diez por ciento eran Negros que nunca se haban presentado ni siquiera a la primera Prueba. No era obligatorio. Sin duda se confiaba en que todo el mundo, en un momento u otro se presentara al examen. Pero se poda esperar tanto como se quisiese, incluso hasta morirse, y eso era lo que hacan aproximadamente uno de cada veinte. Los dems, incluso aproximadamente la mitad de los que ahora llevaban insignias negras, saban que por muy bien que les fuese por el mundo en su calidad de Noprobados, les ira mejor cuando sus facultades fuesen conocidas y se confiase en ellos.

La curiosidad, si no otra cosa, acababa por forzar a diecinueve personas de cada veinte a presentarse a la Prueba. Podan temer ser Pardos, pero siempre caba la posibilidad de que fuesen Prpuras, Rojos o incluso Blancos. La verdad era que las personas que teman ser Pardos pocas veces lo eran.

Vio a unos pocos que, como l, llevaban la insignia verde, y otra, un crculo prpura, o superior. Podan llevar con orgullo aquella doble insignia. Porque el Prpura que tambin llevaba la verde poda ser un futuro Blanco. Cualquiera que fuese su rango, estaba designado a ascender. Poda detenerse en el rango inmediatamente superior, o poda proseguir hasta el de Estrella Blanca.

Cuando los Pardos conseguan su insignia, la Prueba quedaba completa, y por eso no se vean Pardos que llevasen la insignia verde de los en prueba.

A Raigmore le interes observar la reaccin de la gente a las diversas insignias. En otros tiempos, segn le informaba su bien provista memoria, se haba conseguido una consideracin especial por parte de las personas con quienes uno se encontraba gracias a la riqueza, la aristocracia, la belleza, la fuerza, el valor. Algunos de estos factores contaban todava, pero el factor principal era la insignia.

Un dependiente de comercio que llevase el pardo sera corts y servicial con otro Pardo, pero respecto a un Prpura o a uno de los rangos an ms elevados mostrara sin duda un vestigio de deferencia. El mismo Raigmore comenzaba ya a notar algo de esta deferencia.

Algunos no llevaban ninguna clase de insignia. La mayora de ellos deberan ser Blancos, Amarillos o Anaranjados. No era obligatorio para los tres grupos superiores llevar las marcas de su rango. No es que hubiese para ellos leyes especiales; ms bien lo que ocurra era que, por ejemplo, una Cruz Blanca, al pasar por una calle muy frecuentada llamara ms la atencin que hace algunos siglos, un rey que hubiese llevado su corona. El hecho de que la concesin afectase a nueve grados permita a las personas sin insignias circular entre la multitud sin llamar excesivamente la atencin. Ciertamente, podan ser Blancos, pero tambin podan ser Amarillos o Anaranjados, o incluso Pardos o Negros que hubiesen perdido sus insignias o que las hubiesen olvidado.

Era ilegal para todos los que no se encontraban en los tres grados superiores aparecer en pblico sin llevar su insignia; de lo contrario los Pardos hubiesen podido hacerse pasar por Blancos siempre que hubiesen querido. La polica poda interrogar a cualquiera que no llevase insignia, y detenerle si no poda mostrar su documento blanco, amarillo o anaranjado.

Raigmore se dio cuenta, ahora que ya lo haba superado, que durante un tiempo haba estado realmente preocupado. Haba sido su primer encuentro con la duda, la incertidumbre y el miedo. Pero ahora empezaba a darse cuenta de que las cosas que le haban hecho sentirse temeroso, si bien eran importantes, no eran tan considerables y tan terrorficas y tan serias como le haban parecido ser.

Los conocimientos tericos podan ser utilizados como conocimientos prcticos, y cuando encajaban se convertan en conocimientos prcticos. As por ejemplo, uno saba en teora que el agua helada se converta en hielo, y que el agua caliente se converta en vapor. Lo nico que era necesario era enfriar o calentar agua para que aquella informacin muerta se convirtiese en viva. No; la verdad era que no haba por qu preocuparse por conocer sin haber experimentado.

Se anim a s mismo hasta alcanzar un elevado nivel de confianza. Comenz a sentir una nueva sensacin de euforia al mirar en derredor. Lo que vela le gustaba; le gustaba y le interesaba.

De modo que eso era emocin. No poda recordar ninguna emocin de antes; ninguna, sin duda anterior al 23 de mayo. Pero la verdad es que apenas si poda recordar nada anterior al 23 de mayo.

Era evidente que haba emociones buenas y emociones malas. La alegra, el inters, la confianza y la satisfaccin, eso le gustaba. Actuaban de modo placentero sobre el cuerpo, y la mente; le agradaban. Miedo, duda, incertidumbre e indecisin, era algo de lo que poda bien prescindir. Pero al parecer no era posible tener un grupo sin el otro.

Se dio cuenta de que todo el mundo estaba sano. Saba que no siempre haba sido as. La gente se mova animadamente, con un objetivo. Saba adnde iba, y lo que haran cuando llegasen adonde iban. Todos parecan tener una finalidad y esperaban conseguirla.

Pues bien, l tambin tena un objetivo.

Los hombres eran conservadores tanto en su vestido como en su comportamiento. Todos ellos llevaban pantalones y una especie de tnica, o jersey, o chaqueta. Los colores eran sobrios; por regla general azul oscuro, marrn oscuro o gris. Caminaban con rapidez y elegancia.

Las mujeres eran ms individualistas. Los colores brillantes que llevaban resplandecan alegremente al sol del atardecer. Llevaban faldas cortas o largas, pantalones, vestidos, jerseys, tnicas; al parecer casi cualquier cosa que se les antojara. Al principio Raigmore las miraba de la misma manera como haba mirado a Alison, con admiracin pero impersonalmente, juzgando de su belleza sencillamente por si era agradable mirarlas o no, y separando con facilidad aquellas chicas que eran bonitas de las que no lo eran. Observ que, si bien haba pardas que eran bonitas, las mujeres de graduacin ms elevada tendan a ser ms atractivas, y pens que eso era lo lgico, puesto que las muchachas ms inteligentes aprovecharan mejor seguramente las cualidades que tuviesen.

Solamente cuando hubo visto a muchas muchachas que se unan a hombres que las estaban esperando, a muchas parejas que se rean juntas, evidentemente ms interesadas en s mismas que en todo el resto del mundo, su humor volvi a cambiar. Esta vez le cost ms trabajo identificar la opresin que descendi sobre l, el sentimiento de desolacin que progresivamente le invadi, privndole de todo placer en las cosas que vea.

Por fin lo comprendi. Se senta solo. No fue solamente una sensacin de soledad, cuando se dio cuenta de que todos los hombres de su edad que vea conocan a muchachas a las que podan hablar, muchachas que podan estar interesadas en ellos. Era una sensacin de completa soledad, ms all del sexo. No poda hablar a nadie, ni hombre ni mujer. Nadie se alegrara de verle. No poda compartir sus secretos con nadie.

Pero si aquella sensacin era general, la perciba con ms agudeza cuando presenciaba el encuentro de enamorados. Las muchachas le miraban, parecan fijar sus ojos sobre l por un momento, y luego miraban ms all de l. Una preciosa muchacha en un vestido amarillo le mir de frente y se apresur a ir hacia l. Raigmore saba que la evidente satisfaccin de la muchacha no poda ser debida a l, pero no obstante su corazn le bati aceleradamente, y se sinti decepcionado, sin razn pero amargamente, cuando pas a un palmo de l y se fue a abrazar a un insignificante joven que estaba precisamente detrs de Raigmore. Raigmore odi al muchacho. De nada le sirvi recordar que la muchacha era solamente una Parda, y que no poda hablar el mismo idioma. Tuvo ganas de derribar de un golpe al hombre con quien estaba la muchacha, y de huir con ella.

Cuando la razn volvi, fue algo terrible. Percibi que su cuerpo casi haba hecho lo que tena ganas de hacer. Estaba en tensin, preparado para la accin violenta, y casi poda sentir cmo su puo cerrado golpeaba al joven, y la salvaje satisfaccin que senta por ello.

En el curso de pocas horas haba sido despedazado, recompuesto y vuelto a despedazar por cosas que su cerebro le deca framente que carecan por completo de importancia, y que no deban afectarle en absoluto. Por qu no le haba sucedido antes? Si se deba a que haba tenido algo que hacer, entonces cuanto antes encontrase algo ms que hacer, tanto mejor. Aquel vaivn de emociones era demasiado para l.

Comenz a dirigirse hacia una drugstore con la idea de llamar por telfono a Peach. Pero antes de llegar a ella ya se dio cuenta de que no servira de nada. Peach era un subordinado. No poda confiar en ella. Haba algo ms que eso, e intent captarlo. Peach era... como l. Haciendo ver que era. Sin ser lo que realmente era. Era fra.

Quera la compaa de alguien que perteneciese a aquel mundo.

CAPTULO VII

Aquel lugar llevaba el nombre de Pas de las Hadas, y por lo menos en apariencia estaba a la altura de su nombre. Si bien se servan bebidas alcohlicas, era ms bien un lugar de reunin, un club abierto, que un bar, y muchos de los parroquianos no beban nada ms alcohlico que batidos de leche. La atmsfera de pas de hadas la creaba ms que nada la iluminacin, pero las muchachas que servan las mesas cooperaban tambin al efecto; iban vestidas de hadas y duendecillos y se desplazaban silenciosa y rpidamente como bailarinas.

Unos espejos quebraban y suavizaban las luces verdes, rojas y azules. Los tonos no eran nunca chillones o dulzainos, sino siempre matizados, un poco irreales, fantasiosos. La msica que pareca surgir del suelo y de las paredes era calmante y discreta, pero nunca llegaba a ser tan dominada por el murmullo de 'las voces que llegase a perder su sentido. Los clientes, en trajes de noche y en vestidos escotados parecan comensales invitados a pasar unas cuantas horas en un mundo de fantasa.

Raigmore mir en derredor suyo como un invitado que hubiese sido olvidado por su anfitriona. La soledad le haba conducido all, y segua siendo su compaera. Saba que era un extrao, y se senta como un extrao. Estaba rodeado de calor y buen humor y risas y murmullos, pero no tomaba parte en ello.

Apart sus ojos de aquella escena, como si los hiriese, y mir al fondo de su vaso. Su objetivo no pareca importar mucho entonces.

Saba todo lo que haba que saber del alcohol. Aprendi a beber con diaspar. Saba todas las razones para no beberlo, especialmente para no beber demasiado, pero saba tambin que la gente lo beba. Gente que tena menos razones que l para hacerlo, pens tristemente.

Era evidente que no deba haberse sentido as, pero as se senta. Quienquiera que le haba puesto all, haba fracasado. No haba tomado en cuenta todo lo necesario. Con seguridad que deba haber sabido mucho ms de lo que saba. Alguien, en algn lugar haba confiado demasiado.

Pero ni tan slo le quedaba el recurso de maldecir a aquel alguien, culpable de todo, odiarle. Saba tan poco sobre l, que incluso poda ser l mismo.

Intent imaginarse a Alison a su lado, riendo, disfrutando. Pero la imagen no llegaba a formarse.

Alz la vista y vio a una muchacha sola como l, que se mova a travs de la pista. Pero a diferencia de l, pareca evidentemente contenta de estar sola, despreocupada, independiente, satisfecha de s misma. Ella perteneca a aquel lugar, mientras que l no. Bastaba mirarla para comprender que si estaba sola era porque as lo prefera.

Sucedi lo increble; se sent junto a l y le sonri:

Hola! Dijo con voz placentera.

Raigmore se anim inmediatamente. Aunque luego le dejase inmediatamente, alguien le haba hecho caso, una encantadora muchacha se haba dado cuenta de su existencia. Percibi una vez ms cmo una pequea cosa poda alterar instantneamente toda su actitud frente a la vida.

Pareces estar un poco perdido, si es que no te importa que lo diga dijo la muchacha, mientras se gua sonriendo agradablemente. Tena el don de aparecer amistosa sin ser descarada. Poda permitirse insinuarse sin parecer despreciarse.

Me parece que a nadie le molestara que dijeses lo que te pareciese le dijo Raigmore, contento de que por vez primera pudiese desempear su papel como si en realidad no estuviese desempeando papel ninguno . Di algo ms; tienes una voz encantadora.

La chica arque las cejas:

No ests tan solitario como parece. Pero no te confundas; no tengo costumbre de dirigirme as.

Ya s que no es as.

Y cmo lo sabes?

Vacil, temeroso de decir algo completamente por encima de su comprensin, algo que fuese interpretado errneamente. En sitios como aqul se echaban de menos las insignias. La gente tena que llevarlas en pblico, y cuando saliesen aquella chica tendra que llevar la suya, lo mismo que tambin tendra que llevar algo sobre sus hombros y sus espaldas. Pero all apenas si poda verse una sola insignia. La sociedad, con razn, no dificultaba Ocasiones como aqulla insistiendo en que todo el mundo supiese por medio de una sencilla ojeada la graduacin de los dems. A Raigmore no le importaba que fuese una Prpura o una Blanca saba que no poda ser una Parda , pero de haber sabido lo que era, la conversacin hubiese sido ms fcil.

Lo s respondi l en voz baja.

La chica sonro ms francamente:

Ya s lo que ests pensando dijo , pero recuerda que la gente se las arregl durante miles de aos sin las Pruebas. No dependamos tanto de ellas, que cuando alguien haga una observacin ingeniosa tengamos que mirar su insignia antes de decidir si es inteligente.

El se sonri:

Pues bien, es que en realidad no ha sido siempre as? Dijo, intentando hablar tal como pensaba.

Se dice que la gente acostumbraba a rerse cuando alguien con reputacin de ingenioso peda que le pasasen la sal. Estoy seguro de que antes de las Pruebas alguien como yo al hablar a alguien como t estara pensando a estas horas: Esta joven tambin tiene seso.

Tambin? La chica se sonri. Quieres decir, lo mismo que t?

No; quiero decir, adems de las otras cosas que tambin tiene la dama.

No era una hermosura deslumbrante, que mereciese ser mirada cinco veces, como Alison. Pero nadie que pasase una velada con ella tendra nada de qu quejarse. Tena unos brazos y unos hombros resplandecientes, y haba tenido el poco corriente acierto de no recargarlos con collares y brazaletes. Ni siquiera llevaba un reloj de pulsera. Su vestido era de terciopelo negro y no poda haber sido ms sencillo. Sus facciones, sin ser extraordinarias, eran delicadas e inteligentes.

Vamos a una de aquellas pequeas mesas propuso la chica.

Cogieron sus bebidas y atravesaron la sala; Raigmore se maravill al ver lo fcil que le resultaba obrar y sentir como un ser humano, cuando se lo propona. Pareca casi como si realmente fuese completamente un ser humano, a pesar del hecho de que su vida haba comenzado el 23 de mayo. Por lo menos esta vida. Quiz lograse olvidar todo eso, aunque no fuese ms que por una velada. La muchacha con quien estaba perteneca a aquel mundo; haba literalmente un mundo de distancia entre ella y Peach.

Pero cuando llegaron a la mesa que haba elegido, entras Raigmore estaba pensando en aquello, la chica, sin cambiar la expresin, le dijo en el mismo tono clido y natural:

Ya debes haber conocido a Peach Railton y a Bill Carter. Yo soy Margo Phillips. Tambin a tus rdenes, como ellos, pero soy una Estrella Roja. Debera poderte ser til, ms que ellos.

CAPTULO VIII

Raigmore se qued mirndola. La muchacha no se sonrea, pero la sonrisa estaba all, solamente a la distancia de un cabello. Tena que revisar muchas de sus ideas en unos cuantos segundos.

No puede ser... murmuro.

Qu es lo que no puede ser? Y all estaba aquella sonrisa clida que la separaba por completo de Peach y de Carter. La chica no estaba representando un papel. Raigmore poda percibir que era real en un sentido en que Peach no lo era.

Pero inevitablemente el placer de hacia treinta segundos se haba desvanecido:

Bueno, prosigue. Di lo que tengas que decir.

Ahora la muchacha pareca perpleja. De repente el terror se reflej en sus ojos y dijo abruptamente:

Eres Eldin Raigmore, verdad?

Oh, s dijo l, y el terror se desvaneci de los ojos de la muchacha, dejando solamente la perplejidad . Por lo menos, as me lo han dicho corrigi. Durante estas ltimas horas ha habido momentos en que he deseado ser casi cualquier otra persona.

Conozco esa sensacin dijo ella. Y suspir profundamente, estremecindose . Me parece que casi sentimos lo mismo, verdad? T no esperabas que yo fuese as, y desde luego yo no esperaba que Eldin Raigmore fuese...

Por un instante Raigmore se pregunt si la chica podra ser un enemigo, un miembro de alguna organizacin que les combatiese a l, a Peach, y a Carter.

Era humana, como Alison, como Sally, como Salter. No poda ocultarlo.

Pero Peach haba dicho un hombre y una mujer; sa deba ser la mujer.

Qu pensabas que seria yo? Pregunt l con indiferencia.

La chica no contest directamente la pregunta:

Hace casi un ao que soy Margo Phillips. Y t solamente has sido Raigmore desde hace unos cuantos das. Pasaron meses antes de que empezase a...

Por qu no terminas las sentencias? Pregunt Raigmore. Aquello era extrao y maravilloso, y por fin comenzaba a resultar comprensible . Quieres decir que durante meses fuiste... digamos, rgida, fra, como un soldado. Como Peach es ahora. Hiciste lo que creas que debas hacer. Hiciste planes, esperaste y te presentaste a las Pruebas. Luego, poco a poco, comenzaste a sentir cosas. Al principio no te gust, pero al cabo de un tiempo te diste cuenta de que podas desempear tu parte mucho mejor si realmente sentas lo que pretendas sentir.

La chica le miraba admirada:

Saba que eras el jefe dijo , pero me equivocaba al imaginarme cmo eras. Crea que serias ms duro y ms fro de lo que yo nunca fui. Tena miedo...

Raigmore suspir:

Me temo que eso es sencillamente uno de tus hbitos dijo . A veces puedo deducir lo que el final va a ser, pero esta vez no. De qu tenias miedo?

La muchacha suspir profundamente:

Me tem que lo que te haba dicho estuvo tan mal, que ms tarde, esta misma noche Peach o Carter vendran a verme y...

Y qu? Pregunt pacientemente Raigmore.

Y me mataran respondi con sencillez.

Por qu?

Por sentir emocin. Por no ser fra y decidida. Por ser como las gentes que tenemos alrededor.

Por ahora dijo Raigmore secamente puedes considerarte segura. Maana quiz cambie de opinin. Las cosas cambian con mucha rapidez por estos lugares; cada cinco minutos aproximadamente.

La chica se ri. Era una risa de alivio, tanto que se excedi algo en su risa y las gentes se volvieron a mirarla. Raigmore le puso las manos en los hombros y los oprimi hasta que el dolor le devolvi el dominio de s misma.

Lo siendo dijo . Continuar. Tena en realidad un trabajo que hacer, y prcticamente lo he terminado. Necesitas una identidad.

S?

La mir atentamente.

Y me figuro que tambin necesitas dinero. Puedo proporcionarte ambas cosas. No mucho dinero, pero me figuro que no necesitars mucho; solamente lo necesario para vivir algn tiempo. No es as?

El asinti. Cuando se encontr en los bosques haba tenido encima doscientos dlares, nada ms. Tena la intencin de haber pedido fondos a Peach cuando hubiese sido necesario.

Soy encargada de personal en una fbrica prosigui . Me pagan bien. En cuanto a lo otro... Pareci dudar un poco pero prosigui: He estado trabajando en ello desde hace mucho tiempo. Hay un Negro, Joe Banks, que no es bueno para nadie, y que se te parece superficialmente.

Raigmore la interrumpi:

Sabias el aspecto que iba a tener yo?

Si. La muchacha pareci levemente sorprendida. Raigmore observ, y no por vez primera, que todos sus subordinados parecan saber ms que l. Por lo menos haban sabido de l, mientras que l no haba sabido nada de ellos.

Como es un Negro prosigui la chica , Banks no tiene historia escrita. Nadie sabe mucho de l. Pero yo tengo todos los detalles. Aqu.

Y meti la mano dentro de su vestido.

Raigmore se sonri:

Me preguntaba por qu crujas al rerte dijo. Y tom el sobre que ella le entreg.

Naturalmente, destruirs eso dijo . Pero primero valdr ms que aprendas todo lo que hay. Recuerda que es tu vida. Tienes que saber todas esas cosas.

Y qu le ocurre pregunt a Joe Banks?

Margo mir al fondo de su vaso:

No es necesario que sientas escrpulos por Banks dijo en voz baja . No solamente no sirve de nada, sino que es peligroso, homicida. Actualmente no es sino un criminal de poca monta, pero pronto asesinar a alguien, si es que se le deja solo, y entonces lo entregarn a los psiclogos.

Y yo me encargo de prevenir eso dijo framente Raigmore y lo mato antes?

La chica segua sin mirarle a la cara:

Fue la nica manera que se me ocurri murmur . Lo plane hace ya tiempo, cuando pensaba de modo diferente sobre las cosas, pero incluso ahora veo otro camino. Si pudiese... Pero lo que dije de Banks es cierto. Lo encontrars todo ah. Y adems, pens...

Pensaste que el asesinato no me importara?

La muchacha permaneci silenciosa, y l arrug las cejas . Tengo que pensarlo.

Llmame maana dijo ella . No trabajo hasta la tarde. Le dio un nmero y la direccin de su piso. No digas mucho por telfono.

Ya lo s. Supongo que puedes imaginarte la mayor parte de lo que quiero decirte.

Raigmore se levant. Eso era otra vez trabajo. Otra vez pasara con Margo la agradable velada que pensaba era posible pasar con ella. Otra velada, cuando le fue posible olvidarse por completo del 23 de mayo.

Volvi a su hotel para pensar sobre Joe Banks.

CAPTULO IX

En medio de la noche Raigmore se despert de un sueo intranquilo y pens:

Naturalmente, siempre puedo hacer que Peach Railton o Carter se encarguen de librarme de Banks.

Y se volvi a dormir satisfecho.

Pero por la maana se dio cuenta de que aquello no era una solucin. No haba diferencia esencial entre dar la orden o asestar el golpe que representara el fin de la vida de otra criatura.

Ahora que Margo le haba hablado de Banks, era obvio que el paso siguiente consista en por lo menos ver al hombre. Mientras desayunaba en su cuarto estuvo pensando en Margo. Era otro problema al cual de momento no encontraba solucin. Haba demasiadas cosas que no tenan solucin.

Nuevamente al salir del hotel alguien le habl, y descubri que tena otro aliado. Esta vez era Jim Fenton, un Pardo. Por lo visto ni Peach ni Margo saban nada de Fenton. Peach haba dicho ((un hombre y una mujer)): Margo y Carter. Margo saba acerca de Peach y de Carter. Seria Fenton algo as como una salvaguardia contra Peach y Margo?

Raigmore se preguntaba cuntos ms aliados habra. Un Negro, un Pardo, un Prpura y un Rojo tena un ejrcito pequeo, pero diverso.

Millo estaba en el camino a su trabajo. Otra rama de las Pruebas que Raigmore no haba visitado todava era el mercado de empleos de aquel sistema. La gente reciba empleos que se ajustaban lo ms posible no solamente a su capacidad sino tambin a su temperamento. No estaban obligados a tomarlos, pero esa cuestin casi nunca se presentaba. La gente saba que estaran mejor, se sentiran ms a su gusto en empleos encontrados de esta manera que en otros cualesquiera que ellos se pudieran encontrar.

En la mayor parte de los casos resultaba posible a todos interesarse en su empleo. No era todava un sistema perfecto, pero iba camino de serlo.

Raigmore haba examinado rpidamente lo que las notas de Margo tenan que decir acerca de Joe Banks. Haba mucho all, tanto que no quiso tomarse el trabajo de recordarlo todo de memoria hasta que hubiese visto a Banks y decidido lo que iba a hacer con l. No haba indicacin alguna de la manera cmo haba recogido aquella informacin. Pareca imposible que hubiese logrado hacerlo sin ayuda. Una Estrella Roja no estaba en una posicin ideal para recoger informacin acerca de un Negro.

Quiz tambin ella tena un subordinado que l desconoca. Cuanto ms pensaba en ello, tanto ms probable le pareca. La idea no le agradaba mucho; no pareca haber mucha confianza ni mucha unidad en una organizacin constituida de aquella manera.

Pero haba encontrado ya la calle en que viva Banks, de modo que no prosigui aquel tren de ideas.

No haba estado nunca en aquel distrito, pero sabia de lugares semejantes. En una cultura que permita cierta libertad de pensamiento habra siempre bajos fondos como aqul. Y eso es lo que aquello era. All habra filsofos y artistas, quizs algunos genios; y tambin habra criminales, probablemente conocidos de la polica, que estara esperando pacientemente una oportunidad de prescribir tratamiento psicolgico.

Era el sector de los Negros y de los Grises.

Los Negros eran Noprobados, y podan ser cualquier cosa. Los Grises eran los incorregibles: no los que no podan ser ajustados, sino los que se negaban a ser ajustados. Gentes que estaban lo suficientemente cuerdas para que se les permitiese regir sus propios destinos, pero no lo bastante cuerdas como para poderles corregir alguna tara mental demostrable. Haba muy pocos de ellos. No era raro que un hombre fuese a chocar contra ese obstculo en las Pruebas y se negase a que le reajustasen enseguida, pero eventualmente casi todo el mundo se dejaba convencer.

A Raigmore aquella calle le pareci miserable. Pero eso era relativo. Hubo tiempo en que una ciudad de tales calles hubiese sido considerada una ciudad muy hermosa.

Raigmore, provisto de un esquema de las costumbres de Banks, esper durante media hora. La gente le miraba con curiosidad, pero no le importaba. Si llevaba a cabo el plan de Margo, se tendra que convertir en Banks. No le perjudicara haber sido visto en las proximidades de donde Banks viva. En todo caso, la mayor parte de los que pasaban eran Negros y Grises. La evidencia de esas gentes, si bien no era inadmisible, no se tena muy en cuenta.

Banks acab por aparecer, y Raigmore le sigui cautelosamente, a una distancia considerable. No vio la cara del hombre, pero por su manera de andar no haba nada que indicase que Raigmore no poda pasar a hacerse cargo de su vida. Era tal como haba esperado que fuese, pues las Estrellas Rojas no cometan errores de esta clase.

Fue una maana interesante. Banks fue a robar por las tiendas. Raigmore, a veces muy cerca de l, consigui en algunos casos presenciar toda la maniobra.

Banks haba escogido almacenes donde no le conocan. Esperaba fuera, observando todo lo que poda sin entrar, y eso era mucho, pues principalmente escoga almacenes de frentes de cristal los cuales permitan una buena visin del interior.

Cuando estaba a punto entraba decididamente, llevando siempre su insignia. Solamente cuando estaba a punto de robar algo se quitaba la insignia, pues como es natural un Negro era persona sospechosa, culpable hasta haber demostrado su inocencia, como si dijsemos. Y entonces obraba maravillosamente, pareciendo en realidad un Blanco, un Anaranjado o un Amarillo, y coga su presa con tanta destreza que Raigmore pocas veces lo vea. Luego se volva a poner la insignia y sala de la tienda. Cada vez compraba un fuerte sobre franqueado, lo diriga y lo echaba al correo. Raigmore no necesitaba ver el nombre y la direccin para saber que no eran los del propio Banks. Enviara sin duda los objetos robados a un intermediario en quien poda confiar, a una direccin que deba variar constantemente.

Banks era modesto en sus robos. Robaba cosas pequeas, cosas que tenan considerable valor, pero que no eran en modo alguno espectaculares. En varias ocasiones Raigmore le vio dejar algo de gran valor y en su lugar tomar algo que no sera echado de menos durante algn tiempo, y no ocasionara gran conmocin al ser descubierto el robo. La mayor parte de las cosas eran joyas de una clase u otra, pero tambin se llev perfumes caros, radios de pulsera, una mquina fotogrfica miniatura, pequeos adornos, y componentes electrnicos de valor. Su trabajo resultaba ms fcil por el elevado nivel de honradez de la poblacin.

Raigmore se preguntaba hasta qu punto poda fiarse de las conclusiones de Margo. Deca que Banks era vil, intil, y no sera una prdida para nadie. Quiz s; quiz ella, sabiendo lo que haba averiguado por s misma, poda eliminar a Banks sin escrpulos. Pero Raigmore no saba aquellas cosas. Para Raigmore Banks era un ladronzuelo, a quien un ser consciente no tena ms razn de destruir que la que existi en el caso de los ladrones de ovejas de la Inglaterra del siglo XVIII.

Sin tener un plan definido, Raigmore permiti de un modo sutil y progresivo que Banks se diese cuenta de que le seguan. Por lo menos introduca un nuevo factor; Banks tendra que hacer algo, y Raigmore quera saber lo que sera.

Por increble que pareciese, Banks continu lo mismo que antes, despus de que Raigmore estuvo seguro de que sabia que le observaban. Pero poco despus su objetivo se hizo claro. Al seguirle al salir de una tienda, Raigmore se encontr con que haba perdido completamente a Banks.

La nica cosa a hacer, si es que no quera abandonar a Banks por completo de momento, era apresurarse a ir a su casa por el camino ms corto y esperarle all.

Cuando, unos minutos ms tarde, oy tras l los pasos, se dio cuenta en una fraccin de segundo de que aquello era precisamente lo que Banks haba querido que hiciese, y que un Negro haba sido ms astuto que l.

Raigmore desplaz su cabeza lo suficiente para sacarla de la trayectoria del golpe que sabia iba a venir, pero no lo bastante para evitarlo por completo. Una cachiporra acolchada le cay sobre el hombro, dejando insensible su brazo izquierdo.

Pero cuando se volvi y vio bien a Banks por vez primera, se puso en guardia, pero no se asust. Si era un Blanco o algo as, y toda su estrategia se basaba en eso, deba poderse enfrentar con cualquier hombre solo, incluso con uno armado con una cachiporra.

Entonces ocurri algo curioso; Raigmore intent leer la mente de aquel hombre. Saba que era imposible, y en efecto result ser imposible lo intent con el mismo xito como si hubiese intentado volar pero de todos modos lo intent. Hizo una cosa imposible, estpida, ridcula, y mientras lo estaba haciendo Banks le golpe detrs de la oreja.

Raigmore no lleg nunca a perder por completo el conocimiento. Se dio cuenta de que Banks se inclinaba sobre l, le quitaba la cartera y sala corriendo. Pero fue solamente entonces cuando se sinti capaz de moverse, y an eso porque se dio cuenta que en la cartera que tena Banks se encontraban las notas de Margo, las notas que deba haber destruido. No le importaba que el Negro se quedase con el dinero, pero no deba ver las notas. No probaban nada pero insinuaban mucho.

Raigmore debera haber estado atontado y mareado pero saber lo que poda ocurrir si aquellas notas escritas por Margo caan en ciertas manos, hizo que se levantase y se precipitase tras Banks.

Banks haba escogido bien el lugar para el ataque.

Era una calle larga y curvada que no tena a ambos lados ms que edificios y paredes sin ventanas, y sin ms que de vez en cuando alguna entrada trasera a un almacn. Mientras corra debi haber odo las pisadas de Raigmore tras l, pues dio la vuelta y esper.

Raigmore nunca lleg a or la voz de Banks. El Negro esper silenciosamente, con determinacin. Raigmore se lanz contra l y le dio en la cara. Pero Banks, a pesar de que en el mejor de los casos deba estar defectuosamente integrado, era no obstante un luchador, y evidente experto. Tena la ventaja de su arma, de su experiencia criminal, y el hecho de que haba golpeado dos veces a Raigmore.

No haba reglas. Lucharon como bestias, con dientes, uas y pies. Y Banks llevaba la mejor parte; Raigmore no le permiti descargar un golpe definitivo, pero no pudo impedir que descargase una serie de golpes de menos importancia que iban acumulando su efecto de manera lenta pero inexorable.

Raigmore comenz con confianza, pero acab desesperado. Quiz, despus de todo no era un superhombre. Y al fin y al cabo, por qu tena que ser un superhombre? Lo haba supuesto, sencillamente, sin ninguna razn. Ahora pareca que un Negro era demasiado para l. Apenas si poda sentir su brazo izquierdo. Pronto Banks le dejara inconsciente o muerto, y obtendra las notas de Margo.

Banks! Grit de repente. El Negro, sorprendido al or su nombre bramado con toda la autoridad que Raigmore pudo comunicarle, se tens automticamente, y por espacio de una fraccin de segundo se distrajo del trabajo que tena entre manos

Raigmore se precipit y consigui poner las manos alrededor del cuello del Negro. A pesar de que el ladrn trat de desgarrarle la espalda con sus uas y de arrancarle los ojos a zarpazos, no pudo quebrantar la llave. Era la primera oportunidad que se haba presentado a Raigmore, la nica que necesitaba. An mucho tiempo despus de haber muerto Banks, Raigmore continu la presa en su cuello.

CAPTULO X

En una ciudad tal como Millo haba en aquellos tiempos un solo asesinato cada diez aos, o cosa as. Una muerte como aqulla, una vez descubierta, sera el nico tpico de conversacin durante das enteros. La polica, que poda contar con toda la ciencia y toda la habilidad del mundo en las cuestiones que realmente importaban buscarla al asesino con una diligencia tal que inmediatamente les permitirla separar todas las personas que podan haber matado a Joe Banks de todas las que no podan en modo alguno haberlo matado. Luego iran estrechando el cerco hasta que...

Hasta que cogiesen a Raigmore. No significara para l la muerte pero le confinaran, le modificaran, e incidentalmente le destruiran en lo que era.

Raigmore haba tenido la suerte de que nadie hubiese presenciado la lucha. Pero eso no sera ventaja ninguna si alguien vena ahora.

Se llev el cuerpo de Banks al refugio ms cercano, un almacn cuya reja estaba instalada muy hacia atrs, y lo dej all mientras buscaba apresuradamente de entrada en entrada, hasta encontrar un sitio donde poder dejar el cuerpo algn tiempo ms. Volvi corriendo, levant nuevamente el cuerpo y lo llev al lugar que haba encontrado. Pareca ser un almacn abandonado, con una reja lo bastante baja para poder hacer pasar el cuerpo por encima. Lo levant trabajosamente, lo dej caer al otro lado, y luego pas l. Un gran bidn pareci ser el lugar ms apropiado donde dejar lo que quedaba de Banks. Meti all dentro el cuerpo, volvi a trepar la reja, y cautelosamente regres al lugar donde l y Banks haban estado luchando.

Haba all un poco de sangre, principalmente suya. Cuidadosamente la hizo desaparecer rascndola con un cortaplumas, y con un pauelo.

No se haca ilusiones sobre la eficacia de sus medidas. Si la polica llegaba a sospechar que haba habido lucha en aquel callejn, podran descubrir toda la historia en cuestin de pocos minutos. Pero no se iba a permitir que la polica sospechase nada de eso.

Haba estado pensando con rapidez. Necesitaba ayuda, y era evidente que Margo, Peach, Carter o Fenton tendran que ser llamados. Elimin a Carter inmediatamente. Un Negro poda ser cualquier cosa. Y a Fenton, que era un Pardo, no se le deba confiar tales conocimientos, si es que era posible evitarlo. Se inclinaba a llamar a Peach, puesto que era menos importante que Margo y sin pensarlo mucho se dio cuenta de que el hecho del asesinato le importara menos. Pero se decidi por Margo por dos razones; conoca ya la existencia de Banks, y no sera ahora fcil evitar que supiese que su plan haba sido llevado a cabo. De manera que partiendo del principio de limitar el nmero de personas que lo supiesen, su eleccin era obvia. Y por ser Estrella Roja tena un tiempo libre del que Peach no dispona. Peach ira, pero otros se enteraran, mientras que Margo poda ir sin que nadie se enterase.

Se apresur a volver por donde haba ido, hasta el primer camino, y desde all llam a Margo utilizando la cabina del extremo. Si no contestaba tendra que recurrir a Peach.

Pero Margo contest:

Hola, Margo dijo. Ests ocupada?

No dijo quien era, ni ella tampoco:

No respondi la muchacha.

Es que te has olvidado de que me tenias que recoger con tu coche en la esquina de la Cuarenta?

No; voy enseguida dijo. Peach quiz no hubiese sido lo bastante inteligente para asentir tan fcilmente a lo que l deca.

Te espero dijo Raigmore.

Colg. S, haba hecho bien en llamar a Margo. Peach no le hubiese entendido de la misma manera. Si alguien escuchaba alguna vez aquella conversacin, no importaba utilizar todo lo que fuesen capaces de deducir.

Margo lleg a los cinco minutos, unos segundos antes que Raigmore, quien haba escogido aquel lugar porque estaba lo bastante cerca de la cabina telefnica, y tambin del lugar donde haba dejado a Banks.

Raigmore se desliz junto a ella:

Primero a la izquierda, y luego otra vez a la izquierda dijo, y el automvil se puso en marcha.

Es Banks prosigui diciendo . Est muerto. Margo se sobresalt, a pesar de que trat de disimularlo. Tambin palideci un poco.

Me lo figuraba sigui diciendo ms lentamente, relajndose un poco por vez primera desde que haba odo los pasos de Banks tras l en la callejuela

En teora pareca muy bien, pero en la prctica no te gusta. Francamente, a m tampoco. Pero...

Le cont a la chica en pocas palabras lo que haba sucedido. La muchacha permaneci silenciosa. En traje de da no estaba tan bonita como la noche anterior, pero estaba an ms atractiva; era el tipo de muchacha que gustaba a casi todos, enseguida, a primera vista. Uno deseaba aparecer lo mejor posible delante de Margo. Raigmore tambin senta la misma sensacin.

La muchacha no pareca ni remotamente una asesina, ni una cmplice en ningn asunto que fuese desesperado.

Y bien? Dijo l con voz algo extraa . Es que no me crees, o algo as?

Tal como lo dices, tenias que matarle. Es que arreglaste las cosas de manera que no tuviste ms remedio que hacerlo?

Raigmore abri la boca dispuesto a decir algo violento, acusador, no saba qu. Al fin y al cabo, aquel plan era el de la chica. Pero en vez de eso tuvo que decirle que detuviese el coche; haban llegado al almacn.

Era peligroso llevar un coche como el de Margo, grande, nuevo y elegante, a lo largo de una callejuela como aqulla, pero era inevitable. Vala ms aceptar rpidamente unos cuantos riegos grandes, que no irlos posponiendo y dejar que se multiplicasen. Raigmore prefera un riesgo a probabilidades iguales, a cincuenta riesgos al 100 por 1.

Salt del coche, trep por encima de la verja, y volvi casi inmediatamente con el cuerpo de Banks, Margo no lo mir. Raigmore lo arroj al coche y volvi otra vez para asegurarse de que no haban quedado trazas.

Quedaba todava claramente reflejada una historia en la callejuela y en el bidn, para quien la buscase; Raigmore confiaba en que no la buscaran, por lo menos hasta que fuese demasiado tarde. A la semana siguiente, por ejemplo, ya sera difcil reconstruir la historia, y un mes ms tarde, probablemente sera del todo imposible.

A cualquier lado dijo cuando se encontr nuevamente en el coche al lado de Margo . No; vamos al bosque, a cuatro millas de aqu, sobre la carretera principal de Lake Oree.

El automvil avanzaba suavemente.

Lo siento dijo la muchacha por fin. Me he portado poco razonablemente. Ya te dije que ms vala que Banks estuviese muerto. Pero es que...

Ya lo s dijo Raigmore.. Me he estado preguntando si es posible que tuviese razn. Sera posible que hubiese yo dispuesto las cosas de manera que me pudiese engaar a m mismo, hacindome creer que le haba matado en defensa propia?

Mene la cabeza con impaciencia:

De qu sirve preocuparse? Tena que hacer algo as. Quiz tengamos que hacer cosas peores.

No! Exclam Margo.

No dijiste que haras cualquier cosa que te mandase?

La muchacha permaneci silenciosa ms de un minuto. Cuando habl, fue un murmullo:

Me figuro que eso es lo que se espera de m.

Pero no lo haras?

Cmo puedo saberlo? Cmo es posible saber lo que uno hara en circunstancias imposibles? Si se presentan es necesario hacer algo. Pero...

Terminemos antes con esto dijo l . Despus podemos pensar sobre ello. Pero primero asegurmonos de que efectivamente habr un despus. Una cosa; si se descubre mi parte en esto, intentar no inculparte a ti. T puedes continuar.

Haciendo qu?

l ni siquiera intent contestar a eso.

Antes de salir de la ciudad Raigmore compr una pequea excavadora. No hubo ya ms dificultades. En un punto que indic, lugar que recordaba, Margo hizo salir el coche de la carretera. El suelo era rugoso, tan cortado que el coche no dejara huellas. A pesar de ello llev el cuerpo otros cien metros ms hacia el interior del bosque para enterrarlo. Primeramente cort con cuidado la hierba y la dej a un lado en un montn; luego puso en marcha la pequea mquina que iba arrojando la gravilla a un lado en forma de chorro fino. Cuando el cuerpo de Banks estuvo a tres metros de profundidad, la hierba cuidadosamente vuelta a colocar en su lugar, y el musgo y las matas y las ramitas dispuestas por encima, incluso Raigmore, al mirar hacia atrs, apenas si poda localizar el lugar exacto.

Librarse de un cuerpo nunca era demasiado difcil si uno estaba dispuesto a no complicar demasiado las cosas.

CAPTULO XI

Margo se hizo cargo de la situacin en cuanto regresaron a Millo. Haba estudiado lo que haba de hacer si Raigmore tena que reemplazar a Banks. Raigmore saba que deba haberlo hecho con eficiencia, y tena la intencin de hacer lo que dijese sin poner objeciones.

Tena ya la casi certidumbre de que la muchacha no poda haber averiguado todo lo que saba sobre Banks sin ayuda. Conoca la existencia de Peach y de Carter, pero pareca ignorar la de Fenton. Probablemente tambin tena un aliado particular un Pardo, Negro o Prpura que la serva a ella sola. No lo pregunt. No era hora de hacer tales preguntas.

Necesitamos a Peach le dijo Margo.

Es necesario que intervenga? Pregunt, violando su propia regla.

Si no lo hace, tendr que arriesgarme yo. No es que me importe particularmente, pero creo que hay peligros que es Peach quien debe afrontarlos. Ella es consumible.

Raigmore no respondi. La chica se volvi abruptamente:

Qu ocurre?

Eres dos personas distintas dijo Raigmore. Una de ellas proyecta el asesinato de Banks. La otr