Mirador Informe EDJA AL 2009

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Mirador Informe EDJA AL 2009

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  • COORDINACIN EDITORIAL: Margarita Mendieta Ramos CONSEJO EDITORIAL: Mercedes Caldern Garca, Emilio Coral Garca, Ernesto Rodrguez Moncada, Rosa Mara Torres Hernndez, Salvador Sandoval Rodrguez, Marco Morn Villatoro, Cecilia Fernndez Zayas CONSEJO DE COLABORACIN: Jos Beltrn Llavador (Universidad de Valencia, Espaa), Carlos Manuel Calvo Muoz (Universidad de la Serena, Chile), Carmen Campero Cuenca (UPN, Mxico), Arls Caruso Larrainci (Consultora internacional, Uruguay), Severo Cuba Marmanillo (Tarea, Per), Graciela Frigerio (CEM, Argentina), Edgar Gonzlez Gaudiano (SEP, Mxico), rsula Klesing-Rempel (Asociacin Alemana para la Educacin de Adultos, Mxico), Ana Luiza Machado Pinheiro (OREALC-UNESCO, Chile), Marco Ral Meja Jimnez (UPN, Colombia), Graciela Messina Raimondi (CREFAL, Mxico), Maria Clara Di Pierro (Universidad de So Paulo, Brasil), Mercedes Ruiz Muoz (Universidad Iberoamericana, Mxico), Juan Carlos Tedesco (Ministerio de Educacin, Argentina), Vctor Manuel Toledo (UNAM, Mxico), Carlos Zarco Mera (Rostros y Voces, Mxico), Hugo Zemelman (IPECAL, Mxico), Leonel Ziga Molina (SEP, Mxico) PORTADA, FORMACIN Y PREPRENSA: Ernesto Lpez Ruiz PROMOCIN, DISTRIBUCIN Y COMERCIALIZACIN: Marco Morn Villatoro FOTOGRAFAS: Federico Gama.

    La Revista Interamericana de Educacin de Adultos se publica dos veces por ao, en los meses de junio y diciembre, bajo los auspicios del Centro de Cooperacin Regional para la Educacin de Adultos en Amrica Latina y el Caribe (CREFAL). Se reciben colaboraciones que sern sujetas a revisin por el Consejo Editorial, en: crefal, Av. Lzaro Crdenas 525, Col. Revolucin, Ptzcuaro, Michoacn, Mxico, C. P. 61609 [www.crefal.edu.mx]. 01 434 342 81 53. Las opiniones expresadas en los trabajos firmados son responsabilidad de sus au-tores. Se autoriza la reproduccin de informacin si se cita la fuente. Para publicaciones de ndole comercial se requiere el permiso del editor. Certificado de ttulo nmero 7910 y de contenido nmero 5611. Reserva en trmite. Tiraje: 1 400 ejemplares.

    ISSN 0188-8838 Impresa en Mxico / Printed in Mexico

    REVISTA INTERAMERICANA DE EDUCACIN DE ADULTOSA O 3 1 / N M E R O 1 / E N E R O - J U N I O D E 2 0 0 9 / N U E VA P O C A

  • n d i c e

    Mirador Reporte sobre el estado actual de la educacin de personas jvenes Lidia Mercedes Rodrguez / Sergio Haddad y adultas en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay Javier Corvaln / Laura Ins Zayas Rossi Pilar Ubilla / 7

    Exploraciones La escritura en la construccin de la identidad: Roseana Costa Leite / Ana Paula Rossi / 41 una prctica en enseanza de jvenes y adultos

    La cultura escrita en comunidades purhpecha Ana Luisa Medina Ramos Ana Mara Mndez Puga/ 53

    Acerca de las posibilidades de operacin de un modelo educativo para la Carlos A. Vargas Tames / 83 educacin bsica con personas jvenes y adultas, el caso del INAEBA Proceso y aprendizajes en torno a una iniciativa de ley para Carmen Campero Cuenca / Luz Maceira Ochoa/ 99 fortalecer la educacin de personas jvenes y adultas en Mxico

    Aula magna Pedagoga de la potencia y didctica no parametral: Javier Salcedo / 119 Entrevista con Estela Quintar

    Contrapunto Reflexiones en torno a la formacin y la prctica de educadores de adultos Ernesto Rodrguez Moncada / 137

    Intuicin del instante Identidades juveniles urbanas. La fotografa documental de Federico Gama / 153 Transiciones Educacin, gobernabilidad y cultura de no violencia Mercedes Caldern / Emilio Coral / 183

    Reseas y contraseas Bsqueda de sentidos y transformacin Isabel Infante / 183 Quin forma al educador? Jaime Caldern / 187 Cabs Francisco Ruiz Sols

    Mapa y relacin de naturales / 195 Mercado de gneros y rescates / 198 Labores cotidianas / 200

    En nuestra portada: fotografa de Federico Gama

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  • MM I R A D O R

  • 7Reporte sobre el estado actual de la educacin de personas jvenes y adultas en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay

    Introduccin

    El Centro de Cooperacin Regional para la Educacin de Adultos en Amrica Latina y el Caribe (CREFAL) promovi en el ao 2005 un estudio de la situacin de la educacin de personas jvenes y adultas en la regin latinoamericana y caribea que abordara el periodo 2000-2005. La investigacin se llev a cabo entre 2005 y 2006 en 20 pases de la regin:Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Hait, Honduras, Mxico, Nicaragua, Panam, Paraguay, Per, Puerto Rico, Repblica Dominicana, Uruguay y Venezuela.

    Los ejes principales del estudio fueron: la construccin social del derecho a la edu-cacin con nfasis en la alfabetizacin y educacin bsica de personas excluidas, la edu-cacin de personas jvenes y adultas en el mundo del trabajo, la atencin educativa de la diversidad sociocultural marginada. Y como ejes transversales la superacin de la pobre-za y el desarrollo sustentable.

    La coordinacin general estuvo a cargo de un equipo de investigadoras integra-do por Arls Caruso, de Uruguay, Miriam Camilo, por parte del CEAAL; Mara Clara Di Pierro, de la Universidad de So Paulo, y Mercedes Ruz de la Universidad Iberoamericana de Mxico. Por parte del CREFAL colabor Jorge Rivas y se cont tam-bin con el apoyo del CEAAL.

    Los informes nacionales se han editado en discos compactos y el informe regional en versin impresa. En los nmeros anteriores, la Revista Interamericana, ha hecho en-trega de los resmenes ejecutivos de varios de los pases; en este nmero presentamos los que geogrficamente se ubican en el Cono Sur: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

  • 8Lidia Mercedes Rodrguez

    INFORME DE ARGENTINA

    Lidia Mercedes Rodrguez

    Contexto

    La Repblica Argentina est ubicada en el extremo austral del hemisferio sur y occi-dental. Polticamente se divide en 24 jurisdicciones: 23 provincias y la Ciudad Aut-noma de Buenos Aires, sede del gobierno nacional. De acuerdo con la Constitucin Nacional modificada en 1994, adopta el sistema de gobierno republicano, represen tativo y federal. Segn el ltimo Censo Nacional del ao 2001, la poblacin asciende a 36 mi-llones 260 mil 130 habitantes, 38% de los cuales se ubica en la provincia de Buenos Aires. La poblacin urbana es en la actualidad de 89%, la esperanza de vida al nacer de 74 aos y la tasa global de fecundidad de 2.4 hijos por mujer. 72% de la poblacin de Argentina corresponde a la franja etrea de la educacin de jvenes y adultos: un 41% de poblacin adulta (25-55 aos), un 18% de adolescentes (15-24) y un 13% de tercera edad (60 aos y ms). El ndice de femineidad es de 105.

    En el ao 2006 Argentina se encontraba en un proceso de relativa tranquilidad social con repercusiones positivas en los indicadores econmicos, aunque sin haber realizado an transformaciones estructurales para asegurar un crecimiento sostenido para el largo plazo. Entre 2002 y 2005 se pas de un 53% de poblacin bajo la lnea de pobreza y un 25% bajo la de indigencia, a un 38.5% y un 14%, respectivamente. Las desigualdades re-gionales son profundas: de un 40% de hogares pobres y un 15% de indigentes en la regin Nordeste a un 14% y un 5% en la Patagonia.

    Existen hoy en Argentina 383 mil 132 indgenas, lo que corresponde a 1.05% del total de poblacin; 4% es extranjera y de ella 60% proviene de pases limtrofes.

    Sistema educativo

    Las tasas de repitencia, sobreedad y abandono interanual son respectivamente de 6.5, 23 y 2% para el nivel bsico; y de 8, 36 y 19% para el medio. En todos los casos se obser-van importantes diferencias regionales, por ejemplo, la repitencia es de 7% para el nivel Polimodal en la Ciudad de Buenos Aires y de 12% en Jujuy; la sobreedad es de 29% para el nivel Polimodal de provincia de Buenos Aires y 58% de Salta; y el abandono inte-ranual para el mismo nivel es de 13 en Neuqun y 25 en Tucumn.

    La poblacin analfabeta est conformada por 767 mil 027 personas de 10 aos y ms de las cuales 371 mil 852 son varones y 395 mil 175 mujeres, lo que equivale a 2.6% de

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  • 9Informe de Argentina

    la poblacin de 10 aos y ms, que representa 0.45% de analfabetismo en la Ciudad de Buenos Aires y 8% en la provincia del Chaco.

    Del total de poblacin de 15 aos y ms, 53.88% no complet el nivel bsico (13.44%) o el medio (40.44%), y no asiste a ningn establecimiento educativo.

    Debido a la implementacin desarticulada en el territorio nacional de la Reforma Educativa neoliberal, hoy existen por lo menos siete estructuras distintas para el subsis-tema de la educacin de jvenes y adultos, lo cual dificulta la movilidad de los alumnos en las distintas jurisdicciones y su reinsercin en el sistema comn de enseanza.

    Antecedentes recientes

    En 1968, en el marco de la hegemona del pensamiento, se cre la Direccin Nacional de Educacin del Adulto (DINEA). Signific un importante avance en el reconocimiento de la especificidad de la modalidad y en su dinamizacin, acompaando los procesos que en ese sentido se realizaban a nivel internacional. En 1973, con el retorno del pas al sistema democrtico, la DINEA encar una tarea de profunda transformacin de inspi-racin freireana del subsistema que fue duramente reprimida por el golpe de Estado de 1976. Los gobiernos democrticos que le sucedieron no sostuvieron polticas de apoyo a la modalidad, a pesar de la importancia cuantitativa de la poblacin con dficit escola-res. Este proceso de deterioro culmin con la reforma educativa neoliberal, que produjo fragmentacin y desarticulacin del subsistema, prdida de jerarqua y especificidad de la EDJA y desarticulacin de la formacin para el trabajo.

    Marco jurdico

    En diciembre de 2006 se promulg una nueva ley educativa que dio por derogado el marco jurdico fundamental de las polticas educativas neoliberales.

    La educacin de jvenes y adultos fue reconocida como modalidad, eliminando su caracterizacin como Rgimen especial en que la haba colocado la conflictiva Ley Federal, aunque la existencia de otras 13 modalidades que en parte se super ponen entre s confunde un poco el sentido de esa denominacin.

    La EDJA est destinada a la alfabetizacin, el cumplimiento de la obligatoriedad escolar y la educacin a lo largo de toda la vida. Los objetivos se refieren a: brindar una formacin bsica, desarrollar la capacidad de participacin, mejorar sus posibili dades de insercin laboral, incorporar contenidos de equidad de gnero y diversidad cultural, promover la inclusin de adultos mayores y personas con discapacidades, temporales o permanentes.

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  • 10Lidia Mercedes Rodrguez

    En el Consejo Federal de Ministros de Educacin se realizan las articulaciones con otros ministerios.

    Avanza tambin sobre caractersticas de la oferta y de la estructura curricular que generalmente no se plantean en una ley general, porque son difciles de re solver de modo homogneo para todo el pas. Establece tambin el otorgamiento de certificaciones par-ciales y la acreditacin de los saberes adquiridos a travs de la experiencia laboral, as como la implementacin de sistemas de crditos y equi valencias que permitan y acom-paen la movilidad de los participantes. Por ultimo, seala la necesidad de promover la participacin de docentes y estudiantes en el desarrollo del proyecto educativo, as como la vinculacin con la comunidad local y con los sectores laborales o sociales de pertenencia de los y las estudiantes y promover el acceso al conocimiento y manejo de nuevas tecnologas.

    No se hace referencia respecto a la necesidad especfica de la formacin de formadores.

    Los sujetos de la EDJA

    Las edades de ingreso para la modalidad de educacin de adultos son en general de 14 aos para la bsica y 16 o 18 para la media, pero abundan las excepciones. Es relevante la presencia de adolescentes y jvenes, y de alumnos que por su edad deberan estar en el sistema regular de enseanza.

    La proporcin de mujeres en la matrcula de educacin de adultos se corresponde, en trminos generales, con la proporcin de poblacin, y es un poco ms elevada en la educacin bsica y en la gestin estatal.

    Es necesario sealar la heterogeneidad de la poblacin destinataria. Existen diversos tipos de marginacin pedaggica, vinculada con diferentes grupos de poblacin con dificultades de integracin por razones socioeconmicas, de nacio nalidad o de origen.

    Polticas educativas

    Las polticas nacionales implementadas desde el comienzo del nuevo siglo han ido recu-perando progresivamente el protagonismo y la responsabilidad de los estados provincia-les y del Estado nacional en materia educativa.

    En el ao 2005 la Ley de Financiamiento Educativo prev un aumento del por centaje destinado a la educacin, que deber crecer de 4.2% del PBI a 6% en el 2010. Uno de los 10 puntos principales a los que deber destinarse ese monto se refiere a Erradicar el analfabetismo en todo el territorio nacional y fortalecer la educacin de jvenes y adul-tos en todos los niveles del sistema.

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  • 11Informe de Argentina

    El Estado nacional sostiene el Plan Nacional de Alfabetizacin y Educacin Bsica para Jvenes y Adultos, apoya acciones de educacin a distancia y los componentes pe-daggicos de los programas de ayuda social.

    Sin embargo, an no se ha asumido de modo prioritario y contundente la atencin a la poblacin joven y adulta con dficit educativos, y no se han creado mbitos de carcter federal que permitan poner en marcha polticas nacionales articuladas.

    Oferta educativa actual

    La educacin de jvenes y adultos se ha caracterizado por la dispersin y super posicin de la oferta: existen diversos tipos de escuelas y centros educativos de educacin bsica, media y de capacitacin para el trabajo. En el ao 2005 haba 6 mil 074 unidades educa-tivas de la modalidad de jvenes y adultos, 90% de las cuales es sostenida por el Estado. Vale la pena sealar el crecimiento de la oferta privada especialmente a partir del 2003, y en el nivel medio o polimodal: en 2005 representaba el 22% de la matrcula de ese nivel. De los 625 mil 495 alumnos ma triculados, 63% asiste al nivel medio.

    Educadores de jvenes y adultos

    Existen hoy en el pas 19 mil 156 cargos y 242 mil 341 horas ctedra en la modalidad, lo que representa 3 y 6% respectivamente del total nacional de docentes.

    La formacin especfica para la educacin de adultos no tiene una trayectoria de continuidad sistemtica, y no ha sido asumida como poltica a nivel nacional. Se han desarrollado experiencias en algunas jurisdicciones y por algunas universidades. En algunos casos se trat de carreras de grado, equivalentes a la carrera docente para la primaria comn, pero en la mayora de los casos se trata de especializaciones o posttulos.

    Existen, por otra parte, cursos para docentes dictados por las distintas jurisdiccio-nes, as como la formacin especfica preparada por las organizaciones sociales.

    Experiencias relevantes

    En Argentina se desarrolla una multiplicidad de experiencias llevadas adelante por diversas organizaciones y movimientos de la sociedad civil que es difcil de evaluar en trminos cuanti y cualitativos dada la escasez de informacin sistematizada del conjunto. Sin embargo, la recopilacin realizada permite sostener que su invisibilidad

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  • 12Lidia Mercedes Rodrguez

    a las estadsticas no se corresponde con su importancia en el territorio ni es cohe rente con su relevancia cuantitativa en por lo menos algunas de las jurisdicciones del terri-torio nacional.

    Para el presente informe se han seleccionado experiencias que resultan relevantes por distintas razones.

    La Agencia de Acreditacin de Saberes del Trabajo de la provincia de Buenos Aires lleva adelante una experiencia indita en Argentina: el desarrollo de una me todologa de reconocimiento de saberes adquiridos en la experiencia laboral que se articulen al sistema educativo.

    En la Ciudad de Buenos Aires se lleva a cabo el Programa de Alfabetizacin, Educacin Bsica y Trabajo para Jvenes y Adultos (PAEByT) y desde hace varios aos sostiene una matrcula proveniente de los grupos sociales con mayores niveles de exclu-sin, a los que el sistema escolar le resulta ms difcil llegar.

    El caso de Barrios de Pie se analiza como uno de los movimientos sociales emergen-tes que cobran particular importancia a partir de la crisis poltico social del ao 2001.

    Se analiza tambin el caso de dos ONG: la fundacin CREAR, de la provincia de Buenos Aires, y el Centro de Comunicacin Popular y Asesoramiento Legal (CECOPAL), de la provincia de Crdoba.

    Se toma el caso de una de las entidades de base de CTERA, la Unin de Traba jadores de la Educacin (UTE), que desarrolla experiencias que articulan la defensa de los dere-chos del trabajador con la del derecho a la educacin.

    Por ltimo, el Programa de Desarrollo Local Sustentable (PDLS) adquiere impor-tancia por lo poco abordada que se encuentra la problemtica estratgica del medio am-biente en la educacin de jvenes y adultos.

    Como una conclusin general del trabajo puede sealarse la existencia de un grupo poblacional de jvenes y adultos con dficit educativos de gran importancia cuantitativa que requiere ser atendida en el marco de proyectos nacionales de mediano y largo plazo.

    No es suficiente plantear el problema del analfabetismo, sino que se necesita atender a la poblacin que no ha concluido su educacin bsica y media, y plan tear la articula-cin con el trabajo subordinndolo a proyectos de desarrollo y no al inters empresarial.

    Para ello se requiere una revisin profunda de las caractersticas de la oferta, la cons-titucin de mbitos federales de coordinacin de polticas, el desarrollo de investigacin y sistematizacin de experiencias, y la formacin de cuadros docentes y de gestin.

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  • 13Informe de Brasil

    INFORME DE BRASIL

    Sergio Haddad

    Este estudio presenta una mirada sobre el desarrollo de la educacin de jvenes y adultos (EJA) en el perodo de 2000 a 2005 en Brasil. Considera a la educacin de jvenes y adul-tos principalmente como la oferta de educacin bsica dirigida a las personas con ms de 14 aos que no tuvieron la oportunidad de realizar sus estudios de manera regular.

    En seguida resumiremos los principales aspectos identificados en cada uno de los captulos de este trabajo.

    I. Introduccin

    Las desigualdades econmicas y sociales que caracterizan a la sociedad brasilea se refle-jan en la histrica exclusin de segmentos poblacionales del acceso a la educacin. Este estudio demuestra que Brasil, sin ser pobre, es increblemente desigual. Ms que eso: el crecimiento econmico registrado en sucesivas dcadas no ha tenido una buena distribu-cin de la riqueza y ha mantenido a 20% de la poblacin por debajo de la lnea de pobreza.

    En este contexto de desigualdad se busca reflexionar sobre la persistencia de enor mes contingentes de personas jvenes y adultas analfabetas o con baja escolaridad.

    El panorama trazado por los indicadores econmicos y sociales nos muestra una per-versa contradiccin. Por un lado, la opcin por el crecimiento no logr incluir social-mente a las capas de poblacin ms pobres; y por otro, los escasos empleos en el mercado formal exigen cada vez ms escolarizacin y especializacin tcnica. Esta demanda no encuentra respuesta en las polticas educativas destinadas a este segmento.

    A pesar de que no existen datos que confirmen la demanda real de educacin de jve-nes y adultos, y la enseanza fundamental se considera hasta los 15 aos, al tomar como base el nmero de jvenes y adultos no alfabetizados demanda potencial, se verifica que slo cerca de 2.89% de ellos asistan a cursos de alfa betizacin en 2000.

    En Brasil la increble y resistente desigualdad tambin se refleja en las condiciones de territorialidad, gnero, discriminacin tnico-racial, entre otras.

    II. El sistema educativo brasileo

    El sistema educativo del pas est organizado en educacin bsica y educacin superior. La primera est conformada por la educacin infantil (guarderas para nios hasta de

  • 14Sergio Haddad

    tres aos y preescolar para nios de cuatro a cinco aos); por la enseanza fundamental de nueve aos y la enseanza media que dura mnimo tres aos. Adems se cuenta con la educacin de jvenes y adultos, la educacin escolar indgena, la educacin profesional y la educacin especial.

    Recientemente, entre 2005 y 2006, se reform la legislacin educativa. Se estableci la ampliacin del nmero de aos de la enseanza fundamental, de ocho a nueve, y el in greso a este nivel educativo como obligatorio para los nios a partir de los seis aos.

    La oferta pblica es ms amplia en la educacin bsica. En preescolar y los cuatro primeros grados de la enseanza fundamental se oferta el mayor nmero de oportuni-dades para la enseanza municipal pblica (69.6% y 67.3%) como resultado del acelerado proceso de municipalizacin ocurrido en el pas en los l timos aos. La oferta a nivel pblico estatal an se orienta, de manera prioritaria, a los cuatro ltimos grados de la enseanza fundamental (52.7%) y a la enseanza media (85.1%).

    El gobierno federal es responsable de la enseanza superior y de algunas escuelas tc-nicas de nivel medio. Participa muy poco en la enseanza bsica (con menos de 1% de las matrculas); tiene, por tanto, un papel inductor fundamental sobre los otros niveles de gobierno y en la equidad de la distribucin de los recursos, como veremos ms adelante.

    A pesar de la creciente oferta para la enseanza fundamental, hay todava 739,413 nios y adolescentes entre 7 y 14 aos fuera de la escuela (PNAD, 2003). El estado de Halagoas, en el noreste, presenta el peor ndice del pas: 6.3%, es decir que 32,968 nios y adolescentes de esta franja etaria no acuden a la escuela.

    En cuanto a la franja etaria de preescolar, entre los 5 y 6 aos, donde la constancia es factor indispensable para el buen desempeo de la enseanza fundamental, te nemos que 21.3% de los nios no frecuentaban este nivel de enseanza en 2003.

    En relacin a la escolaridad de hombres y mujeres, Brasil presenta una situacin muy particular respecto a otros pases en desarrollo: los hombres conforman la mayor parte de las personas entre 5 y 17 aos que estn fuera de la escuela.

    III. Quines son los alumnos potenciales de la educacin de jvenes y adultos

    En el ao 2000, en todo el pas, entre las personas consideradas analfabetas fun cionales con estudios de uno a cuatro aos y aquellas consideradas analfabetas absolutas, su-maban 42,844,220 personas mayores de 10 aos que no podan hacer uso de la lectura y la escritura en su vida cotidiana, lo que representaba 31.4 de la poblacin de esta franja etaria (IBGE, 2000). En 2005, los datos del quinto Indicador Nacional de Alfabetismo Funcional (INAF), demuestran que slo 26% de la poblacin brasilea en la franja de 15 a 64 aos de edad son plenamente alfabetizados. De stos, 53% son mujeres y 47% hombres. En este universo, 70% son jvenes hasta de 34 aos.

  • 15Informe de Brasil

    La exclusin de los derechos educativos se refiere a la forma desigual en que se atiende a la poblacin brasilea. Las tasas de analfabetismo absoluto confirman la regionaliza-cin de la desigualdad social en el pas. El mayor contingente de analfa betos (48.7%) se encuentra en los grupos etarios de ms edad, con personas de 50 aos o ms; aunque el analfabetismo persiste tambin entre los jvenes: en 2000, entre las personas no alfabeti-zadas, casi dos millones eran jvenes entre 15 y 24 aos, y 1.4 millones eran adolescentes entre 10 y 14 aos.

    IV. La educacin de jvenes y adultos en Brasil: entre la conquista formal y la negacin real

    Las reformas neoliberales que afectaron a la mayora de los pases de Amrica Latina en la dcada de los 90, tuvieron consecuencias en la educacin en general, particularmente en la educacin bsica.

    En Brasil, la reforma sigui la lgica de la contencin de gastos, con recorte en los gastos pblicos, junto con acciones de descentralizacin y municipalizacin de las res-ponsabilidades, y se centr en orientaciones curriculares y de evaluacin.

    En el plano legal, el Ministerio de Educacin influy en la aprobacin de la Ley de Directrices y Bases para la Educacin (LDB, 1996), que reglament el campo educacio-nal despus de la aprobacin de la nueva Constitucin de 1988. La apro bacin de la LBD se marc por tensiones entre gobierno y sociedad civil porque no se contempla-ron plenamente los anhelos sociales, en trminos de amplitud de garantas, como en la Constitucin.

    El MEC tambin hizo aprobar en el Congreso Nacional la enmienda constitucio-nal de 1988 que implant el Fondo de Manutencin y Desarrollo de la Enseanza y de Valorizacin del Magisterio (Fundef) y elabor legislaciones complementarias a los diversos niveles educativos; complement as las reformas generales y limit los derechos de la educacin de jvenes y adultos.

    A. El derecho a la educacin de jvenes y adultos en las normas internacionales

    En este perodo, paralelamente a las acciones del Estado, surgi en el plano interna cional una fuerte presin en defensa del derecho a la educacin, tanto en los ciclos de conferen-cias de las Naciones Unidas, donde metas y compromisos se ampliaron y firmaron por la mayora de los pases, como en Educacin para Todos en Dakar, 1990, y la Conferencia de Hamburgo, 1997. Estos acuerdos, junto con otras convenciones y dispositivos, hi-cieron presin para el reconocimiento de los derechos educativos, adems de producir posibilidades de ejercicio de justiciabilidad de estos derechos.

  • 16Sergio Haddad

    B. El derecho a la educacin de jvenes y adultos en el plan nacional

    En el mbito nacional, los derechos educativos de las personas jvenes y adultas estn asegurados en la Constitucin Federal y reglamentados en la Ley de Directrices y Bases de la Educacin (Ley federal 9394/96).

    En 2000, el Consejo Nacional de Educacin aprob el Parecer 11 y la Resolucin 1. Estos instrumentos fijaron las Directrices Curriculares Nacionales para la Educacin de Jvenes y Adultos y se reglamentaron aspectos de la LDB.

    En 2001, la Ley Federal 10.172, que establece el Plan Nacional de Educacin (PNE), defini 26 metas prioritarias para el decenio 2001-2011.

    En oposicin a las garantas, otras normas limitaron la posibilidad de expansin de la educacin de jvenes y adultos. Entre ellas destacan la aprobacin de la enmienda 14/96, que suprimi de las Disposiciones Transitorias de la Constitucin de 1988 el artculo que comprometa a sociedad y gobiernos a erradicar el analfabetismo y universalizar la enseanza fundamental hasta 1998; y los vetos presidenciales al Fundef (Ley 9424/96), que limitaron drsticamente el financiamiento de la enseanza fundamental para las personas con ms de 14 aos.

    C. El camino de la descentralizacin y su financiamiento

    Otra consecuencia de las reformas de la dcada de 1990 fue la divisin de respon-sabilidades administrativas para la educacin, o el estmulo a la municipalizacin.

    El gobierno federal comenz a desempear una importante accin inductora hacia los gobiernos estatales y municipales, tanto en la orientacin pedaggica, a travs de parmetros curriculares, como en el reparto de recursos. El resultado de este proceso fue que el gobierno federal ampliara la responsabilidad por los proble mas de alfabetizacin; los gobiernos municipales actuaran en los cuatro primeros aos de la enseanza funda-mental y los gobiernos estatales asumieran los cuatro ltimos aos de la fundamental, adems de la enseanza media.

    La consecuencia de las restricciones que impuso el gobierno federal al finan ciamiento de la educacin de jvenes y adultos, se revela en las dificultades que enfrentan los esta-dos y municipios para garantizarlo. Parte de ellos no pueden ex pandir adecuadamente su sistema de atencin y otra parte busc diferentes salidas para enfrentar este problema. Dentro de las formas utilizadas, dos se mostraron ms constantes: considerar a la edu-cacin de jvenes y adultos como una modalidad de la enseanza regular, garantizando el acceso a los recursos del Fundef, y hacer asociaciones con sectores de la sociedad civil, reduciendo los costos de atencin.

  • 17Informe de Brasil

    V. La atencin de la educacin de jvenes y adultos en el sistema de enseanza

    De acuerdo con el censo escolar 2005 (MEC,INEP, 2005), en todo el pas hay 5,615,405 personas matriculadas. De este total 4,619,409 (82.3%) asisten a cursos presenciales, y 996 mil (17.3%) estn matriculadas en cursos semipresenciales o con presencia flexible.

    La distribucin regional de las matrculas en general indica mayor ndice en la regin noreste (42.4%), seguida en orden decreciente por el sureste (30.2%), norte (13.3%), sur (7.6%) y centro-oeste (6.5%).

    La distribucin de las matrculas por franja etaria indica concentracin en la de 18 a 24 aos (32%), seguida por la de personas con ms de 39 aos (16.1%) en todas las re-giones; en la secuencia: 25 a 29 (15.4%); 30 a 34 (12.2%); 35 a 39 (10.1%) y 1.2%, o 55,849 personas hasta de 14 aos, matriculadas en la educacin de jvenes y adultos.

    La mayora (53.3%) de los alumnos de la educacin de jvenes y adultos en el mbito nacional son afrodescendientes, como muestra la suma de aquellos que se declaran ne-gros (11.5%) y mulatos (41.8%). Esta tendencia se mantiene en las regiones norte (63.9%) y noreste (66.1%).

    Considerados los datos de todo el pas, las redes pblicas estatales son respon sables del mayor nmero de matrculas de educacin de jvenes y adultos (50.4%). Se verifica que en la regin noreste los municipios tienen mayor incidencia en la oferta de esta mo-dalidad (56.6%).

    Es notoria la baja participacin que tiene la iniciativa privada en la educacin de jvenes y adultos, probablemente por el poco inters del capital privado en la oferta de escolarizacin para personas con bajo poder adquisitivo.

    Este trabajo presenta tambin los datos que indican la formacin de los educa dores de educacin de jvenes y adultos, y la distribucin en el territorio nacional de los esta-blecimientos que ofertan esta modalidad de enseanza.

    VI. Lmites y posibilidades de la nocin de universalidad y justiciabilidad de los derechos educativos de jvenes y adultos

    El acceso a la educacin escolar en las prisiones y datos respecto a la judicializacin de la violacin de los derechos educativos de jvenes y adultos se presentan en este trabajo como situaciones para la reflexin sobre los desafos de la insercin de la educacin de adultos en la nocin contempornea de los derechos humanos, que los define como uni-versales, indivisibles, interdependientes entre s y destinados a garantizar la dignidad humana. Adems de su condicin de ser exigibles junto a los sistemas de justicia nacio-nales e internacionales, por estar inscritos en leyes y otras normas jurdicas; y tener su concretizacin asegurada como deber del Estado, por medio de polticas pblicas.

  • 18Sergio Haddad

    A. El acceso a la escolarizacin en las prisiones

    La poblacin carcelaria brasilea est constituida por cerca de 300 mil personas, ms de 70% no concluyeron la enseanza fundamental, y otros 10.5% son completamente analfabetos. A pesar de la demanda potencial para los cursos de la educacin de jvenes y adultos, slo 17% estudian en el sistema penitenciario nacional.

    A partir de 2005 el Ministerio de Educacin se aproxim al tema para, en colabora-cin con el Ministerio de Justicia, promover seminarios regionales, con la participacin de gestores estatales y representantes de organizaciones de la sociedad civil, con la fina-lidad de construir directrices para la educacin en las crceles. Hasta diciembre de 2006 el documento formulado estaba en trmite en el Consejo Nacional de Educacin y el Consejo Nacional de Poltica Criminal y Penitenciaria, y no haba previsin para su ra-tificacin. La ausencia de directrices para la educacin en el sistema de prisiones tambin provoca la imprecisin en la garanta de financiamiento.

    De manera general, por la reducida informacin disponible, se concluye que la edu-cacin en las prisiones se ha realizado con acciones puntuales y discontinuas, muchas veces ubicadas entre las acciones de cuo social y filantrpico. Esto vale tanto para los procesos de formacin de educacin bsica, como para los de la enseanza profesional.

    Desde el punto de vista formal, las normas nacionales e internacionales refe rentes a la educacin en el sistema penitenciario dejan margen a interpretaciones ambiguas, tanto en la afirmacin del derecho educativo como en relacin a la responsabilidad por su implementacin. Los textos hacen insistentes referencias al trabajo compartido entre Estado y sociedad civil.

    B. Judicializacin de los derechos educativos

    La estrategia de recurrir al sistema de justicia para garantizar los derechos educa tivos de las personas jvenes y adultas ha sido muy poco utilizada para asegurar la educacin de jvenes y adultos. La investigacin realizada por la ONG Ao Educativa, y presen-tada en este trabajo, referente al comportamiento del poder judicial de la ciudad de So Paulo frente a las demandas de la educacin bsica, revel que de las 115 acciones civiles pblicas ejercidas por el Ministerio Pblico Estatal entre 1996 y 2005, slo tres estaban relacionadas con la educacin de jvenes y adultos.

    Al analizar el comportamiento del poder judicial, el texto seala obstculos, in cluso administrativos, enfrentados en la judicializacin de este campo educativo.

  • 19Informe de Brasil

    VII. La accin de los diversos niveles de gobierno

    A. El Gobierno Nacional

    Bajo el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), hasta 2002 la prin cipal iniciativa del gobierno federal dirigida a educacin de jvenes y adultos fue el apoyo al programa Alfabetizacin Solidaria, posteriormente adquiri persona lidad jurdica propia y se convirti en una ONG, aunque se sigui financiando con recursos pblicos.

    En este perodo tambin destacan otros programas como el Plan Nacional de Calificacin del Trabajador (Planfor), el Programa Nacional de Educacin en la Re-forma Agraria (Pronera) y el Programa de Apoyo a los Sistemas de Enseanza para Atencin de la Educacin de Jvenes y Adultos.

    En el gobierno de Lula (2003-2006) el Ministerio de Educacin anunci que la alfa-betizacin de adultos sera una prioridad de la nueva administracin. Para configurar su actuacin se constituy el Programa Brasil Alfabetizado, por medio del cual el gobierno federal apoya programas en marcha, desarrollados por or ganizaciones y otras esferas del gobierno, y reafirma as la intencin de proseguir con las asociaciones sin asumir la res-ponsabilidad integral de las acciones que se emprendan.

    Al otro lado de Brasil Alfabetizado, la poltica para la educacin de jvenes y adultos del actual gobierno propuso modificaciones, pero mantuvo en lneas ge nerales los dems programas nacidos en el gobierno anterior.

    El gobierno de Lula promovi significativos cambios en la estructura tcnico-ad-ministrativa del Ministerio de Educacin, con la creacin de la Secretara de Educacin Continua, Alfabetizacin y Diversidad (SECAD). Este rgano centraliz las polticas educativas de educacin de jvenes y adultos, reconociendo las especificidades de su p-blico, que exigen estrategias diferenciadas de aquellas generalmente imple mentadas en los sistemas regulares de enseanza (vase www.mec.gov.br).

    En este trabajo se presentan en detalle los programas de Brasil Alfabetizado, Haciendo Escuela-Recomienzo, Pronera y ProJoven que caracterizan la poltica nacio-nal de educacin de jvenes y adultos.

    B. La accin de los gobiernos locales

    No hay en Brasil, adems de los resultados del Censo Escolar, fuentes que centralicen informacin cualitativa y cuantitativa sobre las iniciativas llevadas a cabo por los gobier-nos estatales y municipales para la educacin de jvenes y adultos.

    Si partimos de la importancia que dan los estados y municipios a la oferta de la edu-cacin de jvenes y adultos, es imposible trazar un panorama de este campo sin con-siderar las iniciativas locales. Con la intencin de ofrecer un pequeo retrato de esta

  • 20Sergio Haddad

    realidad, en este trabajo se incluy parte de la informacin recopilada durante la investi-gacin Juventud, escolarizacin y poder local, realizada en el perodo 2003-2006, don-de se estudiaron las polticas de EJA en seis regiones metropo litanas: Puerto Alegre-RS, Florianpolis-SC, So Paulo-SP, Ro de Janeiro-RJ, Belo Horizonte-MG, Goinia-GO, y la capital del estado de Paraba, Joo Pessoa. En total se estudiaron 66 municipios y se analizaron 125 programas y proyectos educativos enfocados a la atencin de personas jvenes y adultas.

    C. Un balance de las experiencias municipales: seales de una nueva forma de hacer educacin de jvenes y adultos

    El balance del resultado de la investigacin citada anteriormente anota tendencias cua-litativas sobre la realidad reciente de la educacin de jvenes y adultos. Una de las prin-cipales caractersticas observadas en los estudios de caso es la valorizacin del joven y el adulto como sujeto de derechos, que supera su histrica vinculacin a la asistencia social.

    En ese contexto, tiene relevancia la diversidad de los educandos. De forma an in-cipiente comienzan a reconocerse las diferentes necesidades y a buscarse alter nativas de enseanza y aprendizaje para atenderlas.

    Otra observacin fue la inscripcin de los alumnos por grupos de intereses, lo que apunta hacia una organizacin curricular que se defina por los objetivos del conocimien-to colectivo.

    Otro de los signos de la fase actual de la educacin de jvenes y adultos reside en la tensin entre flexibilizacin e institucionalizacin. Con el reconocimiento del derecho a la educacin de jvenes y adultos como oferta pblica, la tensin entre institucionaliza-cin, por medio del modelo de enseanza regular acelerada, y la creacin de otro modelo que busque la flexibilizacin, inspirada en las orientaciones de la educacin popular, es caracterstica permanente de esta bsqueda por un camino propio.

    VIII. La participacin de la sociedad civil para garantizar los derechos educativos en educacin de jvenes y adultos

    Los aos 90 se marcaron por la dispersin y el debilitamiento de los movimientos socia-les que, en el perodo anterior, tuvieran un papel fundamental en la expansin de dere-chos expresada por la Constitucin Federal de 1988. Con esto, varias de las con quistas consagradas en la Carta Magna se relativizaron, cuando no se eliminaron.

    En el caso de la educacin pblica, la actual Constitucin Federal ampli de rechos, pro-ducto de una amplia movilizacin de la sociedad civil por una escuela pblica, democrtica y de calidad. La educacin de adultos gan estatus de derecho y el deber del poder pblico de

  • 21Informe de Brasil

    atender esta demanda. A pesar de las restricciones, anotadas anteriormente, y contrariando el comportamiento de la sociedad civil en general, el movimiento en el campo de la educa-cin de jvenes y adultos tuvo que mostrarse vigoroso y de naturaleza particular.

    En los ltimos aos, los movimientos en torno a la educacin de adultos se han cons-truido de diversas formas. Entre ellos, se identifican los foros de educacin de adultos que hoy existen en casi todos los estados brasileos; las articulaciones por medio de los Encuentros Nacionales de Educacin de Jvenes y Adultos (Enejas); los foros que congregan gestores y sociedad civil involucrados en las experiencias de alfabetizacin por medio del Movimiento de Alfabetizacin (MOVA); la propia resistencia del MOVA como una prctica de educacin de adultos que se constituye como articulacin entre el poder pblico y la sociedad civil; y la Comisin Nacional de Alfabetizacin y Educacin de Adultos (Cnaeja).

    En este trabajo se presentan reseas histricas de esas iniciativas, que ilustran cmo la sociedad civil viene participando y construyendo la educacin de jvenes y adultos para ir ms all de las llamadas participaciones con el poder pblico.

    IX. Educacin popular en Brasil

    En Brasil, la trayectoria de las organizaciones que actan en el campo de la educacin popular est directamente relacionada a los desafos impuestos por la coyuntura social y poltica del pas desde la dcada de los 60. Se puede afirmar que la educacin popular fue medio y fin en el proceso de organizacin de la sociedad para actuar en la democra-tizacin del estado brasileo en las dcadas de los 60, 70 y 80 y, ms recientemente, en la movilizacin para la concretizacin y lucha por los derechos y constitucin de nuevos sujetos, lo que supone una lucha contra las histricas desigualdades que marcan a la so-ciedad brasilea.

    Los primeros aos del nuevo milenio se estn definiendo por los desafos a la educa-cin popular que nacieron de la frustracin causada por el desempeo de los gobiernos en la implantacin de polticas para la superacin de las desigualdades. La frustracin fue an ms marcada y desafiadora en relacin al gobierno de Lula.

    Las organizaciones de la sociedad civil que actan en la educacin popular han res-pondido a esta nueva coyuntura con la prctica, segn lo demuestran los resul tados de la consulta realizada por el Consejo de Educacin de Adultos de Amrica Latina (CEAAL) en 14 de sus asociaciones en Brasil.

    Los resultados de esta consulta, parcialmente expuestos en este trabajo, indican que la educacin popular ha buscado, por un lado, proporcionar reflexin y forma cin para la actuacin de la sociedad civil, con y frente a los gobiernos y, por otro, constituir nuevos actores sociales para diversificar y ampliar el pblico inmerso en tales prcticas educativas.

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  • 22Sergio Haddad

    X. La produccin del conocimiento sobre la educacin de jvenes y adultos

    La produccin cientfica y acadmica sobre esta modalidad educativa, en el periodo 2000-2005, todava no era objeto de investigaciones del tipo estado del arte.

    Para la elaboracin de este informe, la revisin bibliogrfica se realiz en dife rentes bancos de datos que permitieran reunir referencias de disertaciones, tesis, artculos pu-blicados en peridicos y captulos de libros. Se identificaron 146 inves tigaciones acad-micas, de las cuales 122 son disertaciones de maestra y 24 de doctorado; 172 artculos entre los publicados en peridicos de las reas de ciencias sociales y educacin y en libros; y, en total, 23 ttulos de libros dedicados a reflexiones sobre educacin con enfoque en la educacin de jvenes y adultos.

    La comparacin entre ese material y la produccin de conocimiento de periodos anteriores indica la presencia de temas emergentes, antes no tratados en el mbito de la educacin de jvenes y adultos. Entre ellos destacan las investigaciones y re flexiones relacionadas con la diversidad de los potenciales alumnos de la educacin de jvenes y adultos, como la educacin en las prisiones; discapacitados; relaciones de gnero, y cues-tiones tico-raciales.

    XI. Conclusiones

    Las conclusiones presentadas al final indican, entre otros aspectos, los siguientes:

    En los ltimos aos se reconoci a la educacin de jvenes y adultos como un dere-cho, pero ese reconocimiento no se tradujo, en trminos cuantitativos y cualitativos, en la atencin educativa.

    La extrema desarticulacin entre los programas y proyectos destinados a jvenes y adultos por las diferentes esferas de gobierno no ha permitido la constitucin de un sistema nacional de atencin, adems de que existe un bajo nivel de atencin.

    Permanece la tentativa de vincular la atencin de la educacin de jvenes y adultos a condiciones de pobreza de su pblico, esto refuerza la impor tancia que se da a los proyectos que asocian transferencia de ingresos con permanencia en la escuela.

    Ausencia de resultados que indiquen mejora de la condicin socioeconmica de los educandos, promovida por las iniciativas de la educacin de jvenes y adultos.

    A pesar de lo anterior, se identifican signos de una nueva forma cualitativa de hacer educacin de jvenes y adultos, producida por la oferta municipal, y que resulta del encuentro entre formas institucionales y aquellas producidas en el mbito de la so-ciedad civil, denominadas de educacin popular.

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  • 23Informe de Chile

    INFORME DE ChILE

    Javier Corvaln

    Elementos de contexto: ubicacin del pas y caractersticas demogrficas, socioeconmicas y polticas

    En el plano poltico-administrativo hay ciertas caractersticas importantes de sealar para comprender el desarrollo de Chile. Una de ellas es el carcter unitario del Esta do chileno. Otra es lo que se conoce como la estabilidad y fortaleza de su sistema institucio-nal, lo que genera ms de un siglo y medio de gobiernos democrticos.

    El perodo entre los aos 1964 y 1973 es el que en trminos efectivos desata una de las ms importantes acciones a nivel de poltica pblica y proyecto de desarrollo relativo a educacin de adultos en Chile, proceso que a su vez es indiferenciable de la Reforma Agraria propiamente tal y de la participacin poltica creciente de los sectores populares. En efecto, el Estado durante el perodo dictatorial (1973-1990), restringe fuertemente el mbito de la educacin de adultos, reservndola casi en exclusiva a los procesos de recuperacin de estudios formales y todo ello de manera marginal dentro de las polticas educacionales del pas. En contrapartida, la mayor parte del anlisis que se puede hacer de la educacin de adultos, ms all de las estrategias formales para recuperacin de estu-dios promovidas por el gobierno durante el perodo en cuestin, y particularmente du-rante los aos 80, est relacionado con la accin de los organismos no gubernamentales (ONG). En los ltimos aos, el anlisis del merca do laboral en Chile ha permitido cons-tatar la fragilidad del ingreso, permanencia y acceso a trabajos estables y adecuadamente remunerados por parte de los jvenes y adultos con escolaridad baja o incompleta. Se es-tima que ms de 5 millones de personas (alrededor del 30% de la poblacin total del pas) estn en condiciones de postular a alguna modalidad de nivelacin de estudios para adultos y que tal oferta alcanzaba el ao 2003 a una cobertura de slo 165 mil alumnos.

    Organizacin del sistema educativo chileno y lugar que ocupa la EDJA

    El actual sistema educativo chileno es producto de las reformas estructurales que se lle-varon a cabo a comienzos de la dcada de los 80. El rgimen autoritario llev a cabo en aquel entonces un proceso de transformaciones que tuvo tres elementos centrales: a) la descentralizacin de los establecimientos educativos; b) el incentivo a la participacin de oferentes privados en educacin; c) la modificacin del sistema de financiamiento pasndose de una estructura de subsidio a la oferta a una de subsidio a la demanda.

  • 24Javier Corvaln

    Estos tres aspectos van a impactar en la estructura del campo de la EDJA hasta la actua-lidad. Formalmente, el sistema educativo chileno se estructura de la siguiente manera: en relacin a los niveles educativos stos son seis: el preescolar (o educacin parvularia); el primario (o educacin bsi ca), de ocho aos de duracin; el secundario (o educacin media), de cuatro aos de duracin; el superior (universitario, tcnico superior o profe-sional); el nivel de educacin especial enfocada a alumnos con dificultades de aprendiza-je y el nivel de educacin de adultos.

    Antecedentes recientes de la EDJA en Chile

    La poltica de educacin de jvenes y adultos que se desarrolla en el perodo anali zado en este informe se fundamenta en el principio de igualdad de oportunidades en el acceso a la educacin y tambin en torno al concepto de capital humano. En Chile ac-tualmente el 50% de la fuerza de trabajo tiene su escolaridad incompleta y este grupo, en su mayora, no se benefici de los procesos de reforma de la educa cin escolar de las ltimas dos dcadas. Considerando estos antecedentes, la EDJA promovida desde el Estado se ofrece en cuatro opciones: a) La moda lidad regular es la ms escolarizada de todas. Se trata de una educacin gratuita ofrecida por instituciones que en su gran mayora pertenecen a los municipios del pas; b) La modalidad flexible de educacin de adultos propuesta desde el Ministerio de Educacin est directamente relacionada con el Programa Chile Califica; c) La modalidad de nivelacin de estudios con forma-cin laboral se compone de dos programas, el Programa de Formacin Profesional Dual (FOPROD) y el Pro grama de Nivelacin de Competencias Laborales (PNCL), y d) La cuarta modalidad es de programas especficos dirigidos a poblacin con caracters-ticas particulares.

    A partir del ao 2000 se comienza a hablar de un proceso de reforma en educa-cin de adultos que se vincula principalmente tanto al Programa Chile Califica como a cambios en el marco curricular de este nivel. El analfabetismo es considerado un tema menor en el pas. Al mismo tiempo se argumenta que, al observrsele en rela-cin a la poblacin econmicamente activa su proporcin aumenta de manera tal que sin ser un problema de proporciones, no es tampoco insignificante. Para abordar este fenmeno el gobierno chileno ha incluido como su principal iniciativa a la llamada Campaa Contigo Aprendo, que se encuentra incorporada en el Pro grama Chile Califica. Actualmente se identifican dos iniciativas de educacin popular desarrolla-das en las ONG de los aos 80 y que han sido apropiadas por el Estado; nos referimos a los Talleres de Aprendizaje (TAP) y los programas de capacitacin laboral para jvenes de sectores populares.

  • 25Informe de Chile

    Marco jurdico de la educacin de jvenes y adultos en Chile

    El actual marco jurdico de la actual educacin de jvenes y adultos en Chile se encuen-tra reseado en dos cuerpos jurdicos. El primero es la Ley Orgnica Cons titucional de Enseanza (LOCE, dictada el 10 de marzo de 1990), la que genera el ordenamiento al conjunto del sistema educacional chileno. En dos de sus artculos se hace referencia a la educacin de adultos. Se infiere entonces que la LOCE hace referencia a la educacin de adultos de manera tal de generar condiciones espe ciales, en comparacin al resto del siste-ma educativo, tanto para ofrecer como para participar en tal educacin. Un segundo cuer-po jurdico relevante que atae la educacin de jvenes y adultos en Chile es el Decreto Supremo de Educacin N 239, fechado en Santiago el 15 de noviembre de 2004, cuyo acpite titulante seala que Establece Objetivos Fundamentales y Contenidos Mnimos Obligatorios para la Educacin de Adultos y Fija Normas Generales para su Aplicacin.

    Perfil de los beneficiarios de la EDJA en Chile

    Los participantes en los programas de EDJA en Chile son una nfima cantidad en rela-cin a la poblacin potencial para este sector educativo. En contrapartida, si se considera como poblacin potencial a todos los chilenos mayores de 18 aos que no han comple-tado sus estudios formales, la cifra es de 5 millones aproximadamente, con lo que una primera aproximacin de cobertura sera del orden de 4.7%.

    Los beneficiarios de la EDJA son en su mayora hombres en una proporcin de 56% y muy mayoritariamente urbanos (96%), lo que se explica por factores de demanda pero tambin de oferta limitada en las zonas rurales en las que, paradjicamente, los niveles de escolaridad son menores a los urbanos y la tasa de analfabetismo es cuatro veces supe-rior. El grupo mayoritario de acceso a la modalidad regular de educacin de adultos se ubica en el tramo de 20 a 40 aos de edad. Respecto del analfabetismo en Chile se puede decir que: a) considerado en su conjunto el analfabetis mo es una temtica relativamente menor en el pas, con niveles que alcanzan un 4% de la poblacin mayor de 15 aos; b) la situacin de analfabetismo en Chile lleg a un punto en el que se vuelve difcil avanzar puesto que quienes quedan en esta situacin son adultos que no acuden a la oferta que se hace al respecto; c) la diferencia que s es muy significativa es la que se presenta entre el sector urbano y el rural, y d) 13% de la poblacin econmicamente activa tiene bajo o inexistente nivel de alfabetizacin.

  • 26Javier Corvaln

    Poltica educativa y social de la EDJA: acciones y programas de los gobiernos y de las organizaciones de la sociedad civil

    Lugar de la EDJA dentro de las polticas educativas chilenas

    La mayora de las iniciativas actuales en este campo en Chile se articulan con otras ins-tancias y niveles educativos. De esta manera la EDJA est fuertemente articulada con la estructura oficial. Es importante sealar tambin en este punto el tema de la articu-lacin de la EDJA con los objetivos de empleabilidad y de aumento de las competen-cias para la insercin laboral en la poblacin adulta. Esto se ve reflejado en parte de los programas creados en los ltimos aos, en particular el Chile Califica, que junto con situarse desde un objetivo tradicional de la educacin de adultos como es la recuperacin de estudios, tambin incluye dentro de sus objetivos la insercin laboral de personas en situacin precaria, articulndose para ello con dependencias de Estado que no estn slo en el campo educativo. En definitiva, la EDJA en Chile es parte de las instancias oficiales de la educacin nacional. Los antecedentes hasta aqu expuestos dan cuenta de la importante relacin de la oferta de educacin de adultos actualmente vigente en Chile y las temticas del empleo y el aumento de ingresos. Es por ello que los programas recientes, y las transformaciones que desde el Estado se han llevado a cabo respecto de la EDJA, han tenido como uno de sus discursos centrales el aumento de las posibilidades laborales y el consecuente aumento de los niveles salariales o bien el ingreso al mer cado laboral de sectores que hasta el momento no se han beneficiado de manera notoria de la bonanza econmica global del pas. Por ltimo es necesario sealar que, a diferencia de otros pases de Amrica Latina, en Chile el fenmeno de la cooperacin internacional tanto para efectos de la educacin de adultos como para otros programas de desarrollo es un tema prcticamente inexistente desde los aos 90. De esta manera el trabajo de las ONG, muy menor en trminos cuantitativos, se ha limitado a la ejecucin de parte de los programas sealados en este trabajo y por lo tanto no se relaciona directamente con la cooperacin internacional.

    Directrices de poltica de EDJA en Chile

    La Constitucin Poltica del Estado chileno reconoce la obligatoriedad y la garanta de la educacin bsica y media pero no hace tales elementos extensivos a la educacin de adultos. De acuerdo al estado de la conversacin, el debate y las propuestas tanto en el campo general de la educacin como de la EDJA en particular, existen algunas temticas que surgen como desafo en el corto y mediano plazo respecto del derecho a la educacin y la EDJA en Chile, por ejemplo: a) no existen garantas explcitas para la completacin de estudios por parte de los individuos. Si bien es cierto que la oferta es amplia y gratuita,

  • 27Informe de Chile

    son los interesados los que deben acomo dar su disponibilidad de tiempo frente a obli-gaciones laborales y los empleadores no estn en la obligacin de otorgar facilidades ni en la prerrogativa de recibir compensaciones por la asistencia del empleado a la oferta de EDJA; b) en la misma lnea, y considerando las programas innovadores en la EDJA como el Chile Califica, no existe un derecho explcito a la formacin permanente, sino que aqu tambin es el individuo el que debe adecuar sus recursos y disponibilidades para aprovechar la oferta existente. El Estado chileno promueve tambin otro tipo de oferta educativa de adultos que est vinculada a la capacitacin permanente y en tal lnea se ubica la franquicia tributaria del SENCE. En este caso el objetivo central no es la recupe racin de estudios ni la superacin de la pobreza de la poblacin destinataria, sino el incremento de su productividad en su lugar de trabajo. Un tema innovador de la poltica pblica chilena desde el regreso a la democracia en 1990 ha sido lo rela tivo al reconocimiento del pas como realidad multicultural. Se puede afirmar que el Estado chileno ha mantenido desde 1990 en adelante, y por primera vez en su historia, una po-ltica de diversidad sociocultural, dicho de otro modo, la mayor parte de las iniciativas de educacin de adultos presentes en la poltica nacional hacia los pueblos indgenas se plantean no como un fin en s mismo sino como una iniciativa requerida para mejorar la educacin escolar. Otra directriz novedosa del Estado en el campo de la EDJA es la relativa a los temas medioambientales, cuya poltica central se expresa y ejerce a partir de la Comisin Nacional del Medio Ambiente.

    La formacin de educadores de jvenes y adultos en Chile

    El campo de la formacin de educadores de adultos no se ha desarrollado en Chile. Sin embargo, su historia reciente incluye elementos importantes que al parecer no han sido lo suficientemente recogidos por las polticas actuales y que tienen relacin con lo lle-vado a cabo a partir del mundo de las ONG en los aos 80. La transicin poltica, social y cultural vivida por la sociedad chilena en los aos 90 modific sustancialmente este panorama en trminos de varios de los elementos que hemos sealado en pginas an-teriores y de los cuales destacamos: a) la notable disminucin del financiamiento de la cooperacin internacional a las ONG; b) la consecuente disminucin y casi desaparicin de la educacin popular como referente explcito en las prcticas de educacin de jvenes y adultos; c) el regreso a una fuerte institucionalizacin e incluso estatizacin de la EDJA, tal como ha sido reseado en pasajes diversos de este informe. La mayor parte de los profesionales que trabajan en este campo provienen del campo educativo en general (particularmente de las pedagogas escolares) y de otras profesiones. En el ao 2006 slo dos universidades (de un total de 62 en el pas) entregaron esta mencin en formacin de pregrado y slo hubo tres programas de post-ttulo (de un total de ms de 100 post-ttulos en educacin) en esta lnea.

  • 28Javier Corvaln

    Lecciones aprendidas1

    La EDJA tiene en Chile una larga trayectoria y en consecuencia debe ser analizada en re-lacin a los macro-procesos sociales y polticos que ha experimentado el pas. Sin embar-go, el perodo reciente de la EDJA, considerando lo que va desde 1990 hasta la actualidad, no es homogneo. Por el contrario, es posible ver en l un aumento de la importancia de la EDJA y una complejizacin de sus propuestas desde el Estado, slo hacia el final de la dcada pasada. Es en este perodo en el que coexisten, bajo la misma rbrica de educa-cin de jvenes y adultos, iniciativas tan diversas como la alfabetizacin, la formacin permanente, el reconocimiento de estudios previos y la recuperacin, bajo diversas mo-dalidades, de estudios inacabados. Dicho de otra manera, slo hasta un perodo muy reciente se reconoce oficialmente en la oferta de EDJA la existencia de destinatarios con necesidades heterogneas. Otro tema que subyace en este informe se refiere al rol secun-dario de la educacin de adultos frente a la educacin escolar.

    Valoracin y recomendaciones

    1) Existe una revitalizacin de la EDJA como mbito relevante de la discusin edu cativa chilena; 2) Esta revitalizacin se observa principalmente en la pluralidad de oferta de la EDJA; 3) El discurso de la EDJA chilena reconoce la importancia del de safo que se tiene por delante: la poblacin atendida por los diversos programas de la EDJA es nfima si se le compara con su poblacin potencial; 4) Las iniciativas recientes de alfabetizacin deben ser valoradas porque se desarrollan en una sociedad que ha estado marcada en los ltimos aos por una autoimagen de modernidad y desarrollo. En cuanto a las recomendaciones, podemos sealar:

    a) Es notable el vaco en cuanto a investigacin en EDJA reciente en Chile, lo que su-giere invertir ms en la produccin de conocimientos en este campo; b) En la misma lnea anterior, es necesario desarrollar institucionalmente el campo de la EDJA en Chile, en la actualidad se encuentra desarticulado; c) En los ltimos aos en Chile se han desarrollado los procedimientos de evaluacin de la calidad de la educacin. Sin embargo, los procedimientos ms relevantes al respecto no existen en el campo de la EDJA tanto en su modalidad regular como en lnea flexible ni mucho menos en las experiencias complementarias. Para efecto de otorgarle a la EDJA el mismo esta-tus que otros sectores de la educacin parece imprescindible generar el mismo tipo de conocimiento que se tiene sobre los resul tados de la educacin escolar, y d) En la misma lnea de aportar a constituir un campo propio tal de educadores de adultos es

    1 No se incluye en este resumen el punto IX relativo a la sntesis de experiencias de EDJA en diferentes ejes temticos.

  • 29Informe de Paraguay

    importante desarrollar formalmente la formacin de los mismos; e) De acuerdo a lo expuesto en este informe, queda mucho por construir en cuanto a una concepcin de la EDJA a partir de los derechos ciudadanos y educativos; f) Tambin en una lnea de investigacin es importante analizar la relacin entre EDJA e integracin social y laboral de sus beneficiarios.

    INFORME DE PARAGUAY

    Laura Ins Zayas Rossi

    El presente informe contiene los resultados del estudio sobre la educacin de jvenes y adul-tos de Paraguay. Esta informacin proviene del anlisis de las bases de datos del Ministerio de Educacin y Cultura (MEC), de la Direccin General de Educacin Permanente y de la Direccin de Jvenes y Adultos (Programa PRODEPA PREPARA y PRODEPA Koe Pyahu), de la Direccin General de Estadstica, Encuestas y Censos (DGEEC), de los Informes Nacionales sobre Desarrollo Humano, Paraguay 2003, 2005, as como de la revi-sin de publicaciones e investigaciones realizadas recientemente por organismos guberna-mentales y no gubernamentales en cuanto a la educacin de jvenes y adultos.

    El objetivo general del estudio es describir la situacin actual de la educacin de personas jvenes y adultas en lo referente a polticas pblicas y prcticas contextua lizadas en Paraguay, donde a partir de 1992, con la nueva Constitucin Nacional y la Reforma Educativa, se im-plement la reforma en esta modalidad. Desde 2002, el Ministerio de Educacin y Cultura de este pas ha desarrollado el Programa de Educacin Bsica Bilinge de Jvenes y Adultos (PRODEPA), destinado a la alfabeti zacin y educacin bsica de este sector.

    Esta iniciativa se realiz con la colaboracin del Ministerio de Educacin y Ciencia de Espaa, a travs del Centro Nacional de Informacin y Comunicacin Educativa y la cooperacin internacional a travs de la Organizacin de Estados Iberoamericanos (OEI). Dicho programa se adjudic a la Direccin General de Educacin de Jvenes y Adultos, as como a la Direccin de Educacin Permanente y al Centro de Educacin Permanente Ko e Pyahu.

    Segn el censo realizado en 2002, el analfabetismo se redujo de 9.7% en 1992 a 7.1% en 2002; la mayor parte de este porcentaje, 19.2%, se encuentra en las zonas rurales, en comparacin con el 4.9% de las zonas urbanas. Observando el cuadro 1 se puede afirmar que con la implementacin de estos programas se ha reducido la tasa de anal-fabetismo en un 2.1%, dado que desde 2002 las tasas han variado tanto en las zonas rurales como en las urbanas, segn los primeros datos de la Encuesta Permanente de Hogares de 2005.

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    Cuadro 1Distribucin de la tasa de analfabetismo en los ltimos aos

    Tasa de analfabetismo Total Urbana Rural2002 7.1 - -2003 6.6 - -2004 6.3 3.8 10.12005 5.1 3.2 8

    Fuente: Encuesta permanente de hogares en Paraguay, 2005.

    Si bien el analfabetismo se ha reducido en estos ltimos aos, sigue siendo alto si con-sideramos los ndices regionales. La existencia en una sociedad de personas carentes de una competencia bsica como es la lectoescritura, implica un impor tante dficit en materia de desarrollo humano. Una persona que no sabe leer ni escribir tampoco es ca-paz de utilizar ptimamente nueva informacin, de realizar los clculos necesarios para evaluar opciones econmico-financieras, de capacitarse laboralmente, de elegir entre diferentes posturas poltico-ideolgicas, entre otras actividades fundamentales para el bienestar personal.

    De todas maneras, en una perspectiva de largo plazo, la apuesta de mejorar la educa-cin de jvenes y adultos sigue siendo uno de los desafos ms significativos, y permitir reducir el analfabetismo, especialmente entre las mujeres y en el rea rural, si considera-mos que en 1992 la tasa de analfabetismo era de 9.7%, y se redujo apenas a 8.4%, segn la Encuesta Integrada de Hogares 2000-2001. Adems, como se observa en el cuadro 2, son notorias las fuertes desigualdades por rea y por sexo: la tasa en el rea rural se eleva a casi 13% frente a slo 5.1% de la tasa urbana, y cuando se desagrega por sexo, son ms mujeres analfabetas que hombres, sobre todo en el rea rural.

    Cuadro 2Evolucin de las tasas de analfabetismo en la poblacin de 15 aos y

    ms, segn sexo y rea de residencia (en porcentajes)rea de residencia y sexo 1950 1962 1972 1982 1992 2000/01Total 34.2 25.6 20.0 22.8 9.7 8.4Hombres 24.5 19.0 15.2 20.0 8.3 6.9Mujeres 42.8 31.5 24.8 25.5 11.8 9.8Urbana n.d. 14.4 11.7 13.2 5.8 5.1Hombres n.d. 9.2 7.7 10.6 n.d. 3.7Mujeres n.d. 18.6 15.0 15.5 n.d. 6.3

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    rea de residencia y sexo 1950 1962 1972 1982 1992 2000/01Rural n.d. 32.5 26.2 31.3 14.4 12.9Hombres n.d. 24.7 20.0 27.7 n.d. 10.7Mujeres n.d. 40.0 32.5 35.2 n.d. 15.4

    Fuente: Para los aos 1950-1992, DGEEC (1994) y para el perodo 2000-2001. Elaboracin propia con base en la En-cuesta Integrada de Hogares 2000-01.

    Como manifiesta el Informe Nacional de Desarrollo Humano: Paraguay 2003, el nivel de ingreso se convierte en un determinante fundamental, ya que la tasa de analfabetismo entre el 20% de la poblacin ms rica era de 2.5%, mientras que esta cifra aumentaba a 15.6% en el grupo del 20% ms pobre. En este grupo, adems, se acentuaban las diferencias de gnero ya que el analfabetismo femenino llegaba a 19.0% frente a 12.5% de los hombres (Robles, 2001). Es por eso que a medida que aumenta el nivel de ingreso, esta diferencia disminuye hasta desaparecer totalmente en el grupo de ms altos ingresos, en el que la tasa de analfabetismo es la misma para ambos sexos. Esto sucede con los guaran-parlantes, pues en 2000-2001 exista una importante diferencia con respecto a los hispano-parlantes: mientras entre los primeros 13.4% era analfabeta, slo 1.4% lo era en el caso de los segundos (EIH, 2000-2001).

    Respecto a los socios del Mercosur, la tasa de analfabetismo de Paraguay en 2002 (7.1%, 230,803 personas, DGEEC 2002), era mayor que la de Uruguay y Argen tina (2.3% y 3.2% respectivamente segn PNUD, 2002), pero inferior a la de Brasil (14.8% segn la misma fuente).

    Adems de la reduccin en el analfabetismo, otro logro importante del sistema educativo paraguayo es el aumento en su cobertura. ste se explica tanto por el au-mento en la oferta como en la demanda educativa. Para el perodo 2000-2001, la tasa de asistencia escolar de las mujeres (93.4%) era levemente superior a la de los hombres (92.6%). Hay cambios importantes en la cobertura educativa en el nivel inicial y en el 1er. y 2do. ciclos de la Educacin Escolar Bsica (EEB). A partir de las reformas intro-ducidas en el sistema educativo en la ltima dcada, la educacin inicial o preescolar se ha ido ampliando paulatinamente hasta llegar a una tasa neta de escolarizacin de 64% (sobre todo desde que en 2005 se decret la obligatoriedad del nivel preescolar). Esto significa que ms de la mitad de los nios con cinco aos de edad estn matricu-lados en dicho nivel.

    Otro indicador importante de la capacidad de la poblacin para enfrentar los nue-vos retos sociales, culturales y econmicos, es el promedio de aos de estudio. Segn

    Cuadro 2 (continuacin)Evolucin de las tasas de analfabetismo en la poblacin de 15 aos y

    ms, segn sexo y rea de residencia (en porcentajes)

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    el Censo Nacional, el promedio a nivel nacional no llega a siete aos, lo que implica que una proporcin importante de la poblacin mayor de 25 aos, apenas culmin la primaria (seis aos). Las ms desfavorecidas son las mujeres y la poblacin rural. Mientras que en el rea rural se llega slo a cursar 4.7 aos, en el rea urbana prctica-mente se duplica esta cifra. Por otro lado, las mujeres presentan tambin menos aos de estudio que los hombres. Un hombre del sector urbano tiene el doble de aos de estudio que una mujer del sector rural. La desigualdad tambin se observa segn el idioma hablado. Los guaran-parlantes cuentan con la mitad de aos de estudio que los hispano-parlantes.

    Cuadro 3Cifras a superar en 2008 como poltica de Estado

    Analfabetismo absoluto: 7.1% (230,803 personas, DGEEC 2002)Analfabetismo funcional: 893,457 personas (DGEEC 2002)Pobres: 1,000,000 personas

    (Informe Nacional Desarrollo Humano Paraguay 2003)Pobres extremos: 900,000 personas

    (Informe Nacional Desarrollo Humano Paraguay 2003)

    Fuente: DGEEC, Censo 2002 e Informe Nacional de Desarrollo Humano PNUD.

    Estas cifras son las que se deben superar al trmino del gobierno actual, segn los com-promisos ratificados en convenios internacionales, para dar la oportunidad a las per-sonas que no pudieron acceder a la educacin o desertaron de ella. Est visto que las polticas educativas, en particular las que apuntan a medidas generales dentro del siste-ma, no han logrado revertir o influir significativamente en las condiciones de desventaja e inequidad en las que se encuentran algunos sectores sociales (campesinos, poblacin urbana pobre, mujeres, indgenas). Por esta razn, y como poltica de Estado, el MEC est implementando programas focalizados a dar respuesta a las necesidades educativas de estos grupos, dado que la lucha contra el analfabetismo se enmarca dentro de un plan llamado Por un Paraguay Alfabetizado 2004-2008, apoyado por organismos de co-operacin internacional, entre los que se cuentan la Agencia Espa ola de Cooperacin Internacional, el Ministerio de Educacin y Ciencia de Espaa, la Organizacin de Estados Iberoamericanos, las Naciones Unidas y la Embajada de Cuba.

    Tambin se han involucrado organismos nacionales como Ser Sumando, la Cmara de Comercio Paraguayo-Americana, y varios medios de comunicacin e instituciones pblicas. Los programas de alfabetizacin son: Prodepa, Prepara, Bi-alfabetizacin, Teleclases Yo, s puedo y Educacin Media de Adultos.

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    Sobre la educacin en zonas rurales (segn datos del MEC, DGPEC, 2005), an se mantiene una brecha en cuanto a la cobertura, en especial en el tercer ciclo (30% de tasa neta en la zona rural y 70% de la zona urbana) y en la media (12 y 49% para la zona rural y la urbana, respectivamente), a la calidad (menor desempeo acadmico de alumnos en zonas rurales) y a la eficiencia (mayores tasas de repitencia y desercin), independiente-mente del nivel y ciclo.

    Actualmente se est implementando tambin una poltica de educacin bilin ge. Existen instituciones denominadas Modalidad guaran-hablantes en las cuales se intro-duce la lecto-escritura en guaran. Este programa ha tenido evaluaciones positivas, pero requiere de un mayor seguimiento; tambin el plan curricular de la educacin de adultos es bilinge, as como los programas Bialfa, en guaran, para zonas rurales. Por otra parte, es preciso impulsar acciones de mayor alcance, ya que la mayora de la poblacin rural ingresa a la escuela hablando principalmente en guaran y debe enfrentar un proceso de alfabetizacin en castellano, hecho que resulta muy traumtico porque el uso cotidiano del habla es en guaran, pero tiene ms estatus el castellano.

    No hay que olvidar que todo esto es consecuencia de acontecimientos histricos y polticos que han marcado a la sociedad paraguaya. Tal como afirma Rivarola (2000), las ltimas reformas educativas (de 1957 y 1973) estuvieron condicionadas por la situacin poltico-ideolgica imperante en el pas. La educacin fue motivo de preocupacin y de control por parte del Gobierno, dada su importancia como instrumento ideolgico y de adoctrinamiento. Por tanto, ms all de las propuestas pedaggicas y las in novaciones educativas planteadas en las reformas, las mismas estaban limitadas por los controles internos, la propaganda tendiente a legitimar al rgimen y el temor a la represin, lo cual condicion la manera de encarar los cambios posteriores.

    Es por eso fundamental que, si bien se ha incrementado considerablemente la co-bertura de la educacin, sta enfrenta tres grandes dificultades: la primera es que los recursos asignados no son suficientes para responder a la demanda del servicio educativo con equidad y calidad, y mucho menos para alcanzar las metas propuestas en el plan Paraguay 2020. La segunda se refiere a la eficiencia interna del sistema educativo, ya que no se ha conseguido mejorar los indicadores de efi ciencia, y persisten las altas tasas de repitencia escolar y la baja retencin. Como ltima dificultad se puede mencionar a los docentes, quienes a pesar de la capacitacin, no han conseguido mejorar su desempeo en las instituciones educativas, como lo demuestran las evaluaciones del SNEPE (2003) y las investigaciones del ISE (2005 y 2006).

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    INFORME DE URUGUAY

    Pilar Ubilla

    La Repblica Oriental del Uruguay tiene una superficie de 176,215 km2, que limi-ta con la Repblica Argentina al Oeste y con la Repblica Federativa del Brasil al Norte; tiene un Estado de tipo unitario dividido en 19 departamentos, sumamente centralizado. Posee una poblacin de 3,305,723 habitantes, de los cuales 1,597,040 son hombres y 1,708,683 mujeres. La distribucin de la poblacin es desigual; se con-centra ms de la mitad en el departamento de Montevideo que se contina a lo largo de la costa en la denominada rea Metropolitana. El centro del pas est casi despo-blado (de 4 a 6 habitantes por km2) y en los departamentos del Norte hay entre 15 y 35 habitantes por km2. El 92% de la poblacin es urbana por lo que la incidencia de la poblacin rural es muy escasa en todo sentido. La emigracin (con un permanente saldo negativo desde hace 40 aos), el escaso crecimiento demogrfico, la baja tasa de natalidad, el envejecimiento de la poblacin y el vaco demogrfico, constituyen rasgos distintivos de la realidad uruguaya.

    Los grupos indgenas que habitaban el territorio casi se exterminaron y el pas se pobl por emigrantes europeos, italianos y fundamentalmente espaoles. El puerto de Montevideo fue una de las puertas de entrada del mercado de esclavos; si bien el destino privilegiado era Brasil, se asentaron en la ciudad de Montevideo (y en algu-nos departamentos del interior) pobladores de origen africano que son referentes destacados desde el punto de vista cultural.

    En la Constitucin de la Repblica del ao 1950, se establece la obligatoriedad de la enseanza primaria; en 1966 se ampla al Ciclo Bsico de Enseanza Secundaria. La legislacin vigente no ha contemplado en forma especfica a la poblacin considerada en la presente investigacin. La crisis del sistema educativo y un gobierno de signo progresista, colocan esta problemtica en discusin. Histricamente, en el Uruguay la educacin de jvenes y adultos es responsabilidad del Estado como el resto del sistema educativo. Depende del Consejo de Primaria, la denominada Educacin de Adultos y del Consejo de Secundaria los Liceos Nocturnos, ambos espacios destina-dos a personas jvenes y adultas que no hubieran terminado sus estudios.

    Durante la dictadura (1973-1984) se dio un crecimiento de las ONG en Uruguay. El centro de gravedad de su trabajo fue la dimensin poltico-or ganizativa en el seno de los denominados nuevos movimientos sociales, ligados a los grupos feministas, barriales y juveniles. Con la redemocrati zacin y la prdida del apoyo financiero de la cooperacin internacional, la mayora de estas instituciones opt por ir ocupando los espacios que el Estado abandonaba en aras del mercado. Los procesos de formacin

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    no estuvieron vinculados a la alfabetizacin, sino al apoyo escolar y liceal, a la bs-queda de la reinsercin en la educacin formal de los jvenes desertores y a la capa-citacin laboral. Se mantuvieron las instituciones que abordaban el tema de gnero y, junto con otras, se comenz a trabajar la propuesta de formacin en ciudadana, incluyendo el conocimiento de los derechos, la comprensin del rgimen democr-tico, la bsqueda de la participacin en todos los procesos de educacin popular, abordando formacin y orga nizacin en forma simultnea.

    El sistema de educacin primaria tiene cobertura integral y total, que cubre todo el territorio nacional y permite un 98% de poblacin alfabetizada. Se observan diferen-cias importantes entre los jvenes mayores de 14 aos y entre los nios menores de 6, segn el estrato socioeconmico al que per tenecen. La participacin de los jvenes mayores de 14 aos en el sistema educativo crece sistemticamente conforme aumen-ta el ingreso familiar.

    El 2.3% de la poblacin uruguaya es analfabeta, 56,704 personas mayores de 14 aos declaran no saber leer ni escribir. Hay 860 mil uruguayos, un 35% de la poblacin, que no ha completado el ciclo de enseanza obligatoria (primaria y el ciclo bsico de enseanza media). Una situacin muy particular es la de los afrodescendientes que presentan una diferencia negativa, no menor a seis aos con el promedio de escolari-dad nacional.

    Cuando se utiliza el umbral de un dlar diario, con el que monitorea la Meta del Milenio relacionada con la pobreza, apenas un 0.3% del total de la po blacin uru-guaya, se clasifica como pobre. Una primera constatacin refiere a los bajos niveles de indigencia presentes, aunque a partir de la crisis del 2002 se verifique un aumento constante de su incidencia (del 1% durante la dcada de los 90, al 4% en el 2004). El deterioro afect en el 2003 a 41% de la poblacin urbana y pese a la mejora de los n-dices econmicos, recin en el 2006 se registran mejoras reales en el nivel de bienestar de los hogares de menores ingresos. En la crisis del 2002 se hace pblica la situacin de 40% de jvenes entre 14 y 29 aos que no estudian ni trabajan, es decir, que estn en situacin de exclusin y sin perspectivas de futuro. Sin embargo, dicha realidad no modific el enfoque de la enseanza ni gener espacios distintos para enfrentar esta situacin. Fueron las organizaciones de la sociedad civil quienes asumieron con mayor o menor eficacia, la atencin educativa de las personas jvenes y adultas. En general, por medio de programas focalizados, localizados y con pocas perspectivas de desarrollo, en un intento de atacar la exclusin social por medio de la capacitacin laboral y la propuesta de formacin en ciudadana. Experiencias de corto aliento, poca autonoma y escasa visibilidad social.

    A partir del 2005 se abre una etapa de cambios muy significativos en nuestro pas, un gobierno de corte progresista con una propuesta de atencin prio ritaria a los sec-tores excluidos de la sociedad. En ese marco se produce un cambio sustancial en el

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    Ministerio de Educacin y Cultura (MEC) que hasta el momento no tuvo incidencia alguna en el campo educativo y mucho menos, en la educacin de personas jvenes y adultas. El otro dispositivo creado, el nuevo Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) que asume el llamado buque insignia del gobierno progresista: el Plan de Emergencia Social (PANES), uno de cuyos componentes significativos asume la Formacin en ciu-dadana, integrando en la misma la alfabetizacin de personas jvenes y adultas, as como la capacitacin y el conocimiento y ejercicio de los derechos ciudadanos.

    En cuanto a la educacin formal, bajo la rbita del CODICEN (Consejo Directivo Central de la ANEP), el gobierno propone que el 2006 sea un ao dedicado al debate sobre educacin en un sentido amplio, democrtico y participativo.

    A lo largo de su historia, la educacin en Uruguay no ha estado bajo la rbita de ningn ministerio, sino en un organismo descentralizado y con diversos grados de autonoma. Existe una larga tradicin de autonoma y un reclamo histrico de cogo-bierno en el profesorado nacional.

    La situacin actual de nuestro pas es de riesgo en cuanto al nivel de edu cacin for-mal alcanzado, porque cuanto menor es el nivel educativo alcan zado, mayor es el riesgo de exclusin y de reproduccin de la pobreza. Este factor de riesgo acta en-trecruzado con otros factores emergentes de un contexto de mltiples pobrezas en cuanto al acceso a bienes y servicios sociales tales como la salud, el trabajo, la vivienda, y el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos. Se reconoce el principio del avance acumulativo: quin ms educacin tiene, ms y mejor educacin demanda y utiliza ms y de mejor forma las oportunidades. Podemos afirmar que el mbito de la educacin para jvenes y adultos (EDJA) reproduce las diferencias sociales y educativas existentes. Nuestro sistema educativo se encuentra frente al desafo de la equidad: los diferenciales ms relevantes, aunque existan, no son el gnero2 o la localizacin geogrfica: son los ingresos del hogar.

    Ms del 40% de las personas de 25 aos o ms, slo tiene primaria como grado educati-vo mximo y ms del 10% no completaron primaria. El 45% de los mayores de 24 aos completaron el ciclo bsico obligatorio de enseanza media. El 15% de la poblacin cuenta con algn estudio de carcter tercia rio, pero slo 9% lo culmin. Los datos acer-ca del nivel educativo llaman la atencin respecto al bajo logro educativo de los grupos de mayor edad. Este panorama se agrava si consideramos al grupo etario alrededor de 50 aos, cuyos logros educativos, en un alto porcentaje, no superan la educacin de nivel primario. La presencia de jvenes de 15 a 20 aos que no estudian, no trabajan y no buscan trabajo es mayor, en trminos proporcionales, en el interior en relacin a Montevideo, entre las mujeres del interior con respecto a los hombres y notoriamente en los hogares pertenecientes al 20% de ms bajos ingresos en todo el pas.

    2 En relacin a los niveles de educacin alcanzados, las mu jeres no presentan ndices ms bajos que los hombres; pero, la pobreza en Uruguay es mayori tariamente femenina e infantil.

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    La educacin se rige por la Ley 15,739 del 28 de marzo de 1985, actualmente en de-bate para su reformulacin. La ley reafirma los principios fundamenta les del siste-ma educativo con nfasis en la laicidad. Crea el Ente Autnomo Administracin Nacional de Educacin Pblica (ANEP) y sus rganos.

    Plantea como cometidos: extender la educacin a todos los habitantes del pas me-diante la escolaridad total y el desarrollo de la educacin permanente; afirmar en forma integral los principios de laicidad, gratuidad y obligatoriedad de la enseanza; asegurar una efectiva igualdad de oportunidades para todos los educandos, inician-do desde la escuela una accin pedaggica y social que posibilite su acceso por igual a todas las fuentes de la educacin; atender especialmente a la formacin del carcter moral y cvico de los educandos; defender los valores morales y los principios de li-bertad, bienestar social, los derechos de la persona humana y la forma democrtica republicana de gobierno; promover el respeto a las convicciones y creencias de los dems; fomentar en el educando una capacidad y aptitud adecuadas a su respon-sabilidad cvica y social y erradicar toda forma de intolerancia; tutelar y difundir los derechos de los menores, proteger y desarrollar la personalidad del educando en todos sus aspectos; estimular la autoeducacin, valorizar las expresiones propias del educando y su aptitud para analizar y evaluar situaciones y datos, as como su espri-tu creativo y vocacin de trabajo; impulsar una poltica existencial al educando que procure su insercin en la vida del pas, en funcin de programas y planes conectados con el desarrollo nacional, adems de estimular la investigacin cientfica y atender la creacin de becas de perfeccionamiento y especializacin cultural.

    Actualmente estamos en un perodo de transicin y discusin en cuanto a las pers-pectivas de la educacin en el pas y se perfilan varios cambios posibles en torno al destino de la educacin de jvenes y adultos. El debate educativo y las nuevas auto-ridades de la enseanza han colaborado junto a una necesidad real, para ubicar este mbito educativo, de alguna forma (y con nombres variados) en la agenda pblica.

    La ANEP ha designado un equipo para estudiar y proponer alternativas. Por el mo-mento, se han relevado como los problemas ms acuciantes: la existencia de 800 mil jvenes y adultos que no terminaron la educacin bsica; la falta de una poltica ex-plcita en este campo educativo; caos organizativo con superposicin y duplicacin de servicios; falta de claridad de las fronteras entre los subsistemas y las ONG, di-ferentes programas y planes, personal no calificado y educadores sin la formacin especfica adecuada. Se cuestiona la situacin heredada en relacin a las ONG que fueron interviniendo y ocu pando espacios que el Estado dejaba en la medida que se iba adhiriendo a una concepcin neoliberal del mismo. Se propone analizar la educacin de jvenes y adultos desde el derecho a la educacin, necesario para todas las personas durante toda la vida y la educacin de jvenes y adultos en parti cular, se conceptualiza como educacin permanente. Se ratifica que sta debe integrar

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    el Sistema Nacional de Educacin Pblica, constituyendo un Sistema Nacional de Educacin de Adultos, con polticas, objetivos y perfil de educadores que le den uni-dad dentro de la diversidad.

    La Constitucin define como un derecho la educacin y como una responsabi lidad del Estado, asegurarlo. Por tanto, no slo est limitada la posibilidad de desarrollar experiencias alternativas en el campo de la educacin formal, sino que las prcticas educativas de las organizaciones de la sociedad civil, slo tienen validez cuando son habilitadas por los organismos correspondien tes. Esta habilitacin es muy estricta en todos los sentidos: infraestructura, programas, ttulos docentes y est sujeta a la inspeccin de cada Consejo.

    La educacin de jvenes y adultos actualmente presenta dos modalidades en el siste-ma educativo formal: Educacin Tcnico Profesional y Educacin Secundaria. Hay otras experiencias del Estado (Programa de Capacitacin Laboral, Capacitacin para discapacitados, Projoven, Proimujer, Programa de apoyo a los microemprendimien-tos) as como de carcter mixto (Programa para trabajadores rurales) que presentan inters e impacto en la poblacin de referencia; se seleccionan 11 instituciones de la sociedad civil de relevan cia: Red de Educacin Popular Entre Mujeres (REPEM), Plenario de Mujeres Uruguayas (PLEMU), Asociacin de Mujeres Rurales (AMRU), Instituto de Pro mocin Rural Urbano (IPRU), Mundo Afro, El Abrojo, El Instituto del Hombre, Foro Juvenil, Escuela Sindical Cuestas Duarte y el Centro de Formacin de la Federacin de Cooperativas de Vivienda de Ayuda Mutua. En todos los casos, es el Estado quien financia el grueso de las actividades de formacin y capacitacin, por lo que en general mantienen las orientaciones que desde el mismo se promueven.

    La formacin de educadores tambin est a cargo del Estado o por institutos habili-tados, la propuesta alternativa est en dos instituciones de la sociedad civil, de las que se selecciona la Multiversidad Franciscana de Amrica Latina (MFAL). Se desarrolla un programa de Maestra y Diploma en Educacin Po pular con buena acogida entre educadoras y educadores con diferente nivel y perfil de formacin acadmica, que estn insertos en programas diversos de tipo socioeducativo en el pas.

    En Uruguay podemos hablar de un estancamiento de la educacin de jve nes y adul-tos. El problema central se ubica en los pocos aos de educacin que