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mitilogia chilena

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Libro de mitologia chilena ilustrado

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  • 2La prodigiosa Pincoya

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  • 4Por qu hay en el mar y las playas sitios en que abundan los peces y mariscos, mientras que en otros escasean o faltan por completo? Por qu la dotacin est sujeta constantemente a va-riaciones?.Pues bien, algunos chilotes afortunados han po-dido establecerlo. A veces, en los raros das de sol de aquel archipilago, sobre todo cuando la primavera derrama sus primores por las bellsimas bahas del Mar Interior, ellos han visto, sentados sobre alguna roca, a la Pincoya, acompaada por su marido, el Pincoy. Conversaban alegremente y radiaban contento y buen nimo. Podra confun-drselos con una hermossima pareja joven, pero en realidad sus extremidades inferiores corres-ponden al cuerpo de una foca, y slo la parte su-perior es humana. Nadaban en seguida a lo largo de la playa, siempre sonrindose, y se posaban en ella, esparciendo a lo largo semillas de mariscos, y es por eso que abundan stos en los parajes frecuentados por ese matrimonio. Y de la misma manera ste llama la abundancia de peces.No se les debe espantar, ni abusar de esa riqueza en especies marinas, pues se disgustan por ello y no regresan ms al mismo lugar, el que experi-menta luego una gran escasez.Se estima que es posible reconciliarse con la Pincoya (pues es ella y no su marido la que en realidad provoca aquella pltora), para lo cual es preciso salir mar afuera en bote y llamarla, im-

    plorndole su perdn. Para tener xito, empero, es preciso dirigirse a ella en compaa de algunas muchachas de alegre carcter y amable aspecto, pues slo as se la atraer.El mito de la Pincoya ha dado origen a numerosos cuentos. Uno de ellos se refiere a una hermosa mujer que contrajo matrimonio con un hombre de malos hbitos. De acuerdo con una antiqusima tradicin, tales individuos son transformados en peces, y as le ocurri tambin a aquel pescador, una vez que sali a tender sus redes.Muchos pretendieron a la bella viuda, pero tard mucho en aceptar a uno de los pretendientes. El da anterior a la celebracin de las nupcias se fue a baar al mar, y mientras lo haca cantaba alegre-mente. Su canto atrajo al primer marido, quien es-taba muy disgustado por haber aceptado su mujer un nuevo enlace. Levant una gran ola, que la cubri y arrastr mar afuera. Fue capaz, sin embargo, de asirse de una roca, pero el pez se le ech encima, y ms tarde se la encontr sin conocimiento en la playa.Estuvo muy enferma, pero se recuper, y fue po-sible realizar las bodas. Pronto se pudo constatar que estaba encinta, y dio prematuramente a luz una bellsima criatura. Tena un hermoso rostro, un cuerpo perfectamente formado y el cabello lar-go como una mujer adulta, pero sus extremidades inferiores representaban la cola de un pez, larga y enroscada.

  • 5Los padres se mostraron desconsolados, pero la madre se enter de que la nia haba sido con-cebida por ella cuando la violent el gran pez al baarse antes del matrimonio.Creci la nia cual prodigio de belleza y tena una encantadora voz que arrebataba a todos. No po-da andar, sin embargo, por faltarle las piernas, y slo le era posible arrastrarse por el suelo. De preferencia se diriga al vecino mar, saliendo a las rompientes, que eran su sitio predilecto, pues all jugaba con las olas, saltando a veces por encima de ellas. Y siempre se le vea cantando alegres melodas.Dado su buen carcter, muchos la pretendan, a pesar de su defecto orgnico, pero ella rechaz todos los ofrecimientos que se le hicieran. Su ma-yor placer consista en salir mar afuera en las tor-mentas, para salvar nufragos. Frecuentemente, la visitaba su padre, quien trataba de persuadirla de quedarse en el mar, pero no lo logr, pues vol-va al lugar de su nacimiento.Pasaron los aos, y un buen da observ un enor-me albatros que revoleteaba sobre ella y que fue atrado por su canto, de modo que descendi, po-sndose sobre una roca vecina en la playa. Pron-to se trabaron en viva conversacin, mirndose y riendo como enamorados. A los pocos das acor-daron contraer matrimonio, y se fueron a vivir en una roca situada en una isla vecina. Pronto tuvie-ron familia: eran aves que tenan algo de peces,

    por la madre. Pueden vivir en el agua como stos, pero vuelan tambin por sobre los buques que se acercan a la costa chilena.Otro cuento se refiere a la cochodoma, nombre que tiene la jaiva hembra en Chilo. En cierta oca-sin, una india anciana y muy pobre que viva en una vetusta ruca cerca del mar, como todos los chilotes, sali a mariscar, como lo suelen hacer siempre las mujeres del archipilago cuando baja la marea, a fin de recoger los pececillos y maris-cos que quedan en descubierto. En la noche la choza haba sido azotada terriblemente por una violentsima tempestad. Por tal motivo, esperaba encontrar, adems del botn corriente, una buena cantidad de lea, que necesitaba para preparar su comida y calentar la choza.Ocurri, sin embargo, que la resaca era tan fuer-te que no poda acercarse a la playa. Pero como tena hambre, procur apoderarse a pesar de ello de algunas presas. Una enorme ola cay de im-proviso sobre ella, y en su miedo trat de asirse de algo, estirando la mano. Sinti en ella, en efec-to, algo voluminoso, como si hubiera cogido una colpa o conjunto de mariscos adheridos entre s. Tratbase, sin embargo, de una cochodoma y no de una colpa.Tan grande result ser aquella jaiva que le pro-porcion carne para varios das. La coloc con los dems mariscos en el chaihue (canasto tejido de fibras), y regres a la ruca. Al extraer aquellas es-

  • 6pecies pudo ver que la jaiva estaba partida, lo que se explic suponiendo haberla aplastado al caerse en el mar. Tom un cuchillo y la abri. Su sorpresa fue grande, pues en vez de huevos slo contena una bellsima niita, muy viva y de cuerpo trans-parente y brillante como si fuera de conchaperla. Tena los ojos verdes y el cabello largo. Lo ms curioso fue, sin embargo, que en vez de piernas tena la cola de un pez, asemejndose a la Pinco-ya. Por tal motivo, la supersticiosa anciana no se atrevi a extraerla de la jaiva, sino que se fue con ella a visitar a una machi amiga, para consultarla.Esta la inform que la criatura no tena como pa-dres a seres humanos, sino a la Reina del Mar, que sin duda la haba escondido en la cochodoma para protegerla contra los cahueles (focas) que se la queran comer. Le aconsej colocar la jaiva en el mar sobre una roca y esperar.Llena de temores, la india procedi as, y se es-condi en un tepual vecino. Pronto escuch, sin embargo, una voz que la llamaba. No saba de dnde provena sta, pero finalmente descubri una bellsima Mujer-Pez que se haba acercado a la playa y que tena el cabello tan largo que le envolva todo el cuerpo y que estaba cuajado de perlas. Se le acerc y le dijo que era la madre de la niita. Un cahuel, que pretenda casarse con ella, haba muerto a su marido, y por eso haba coloca-do a la criatura en la cochodoma. Luego sali del agua, se sent sobre una roca y dio de mamar a la niita. En seguida le rog que se llevara a sta a

    su ruca, a fin de protegerla contra la rapacidad del cahuel, pero que la colocara todos los das sobre la misma roca, a fin de poder darle el pecho. Le prometi como retribucin una gran abundancia en peces y mariscos.As se hizo efectivamente, y aquella india disfru-t desde entonces de un gran bienestar. Creci la niita, y cuando se haba desarrollado sufi-cientemente para nadar en la alta mar, se la llev consigo su madre. Ambas volvan, sin embargo, frecuentemente, para conversar con la anciana y entregarle como cario hermosas perlas. Ya nun-ca ms esa amable india padeci privaciones.

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  • 8El Caleuche

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    Repentinamente se escucha el ruido de ca-denas, y aparece, magnficamente ilumina-do, el Caleuche en medio de las brumas. Es el Buque Fantasma de los chilotes. Tiene velas rojas, y sobre su cubierta bailan vertiginosamente los invunches, aquellos seres raptados cuando ni-os por los calcus (brujos mapuches) y desfigura-dos, volvindoles la cara hacia atrs y fijando una de sus piernas en el cuello, de modo que usan una sola para andar y bailar. Esto ha valido tambin su nombre al buque, que proviene de ca, otro; leun, transformar; y che, gente: gente transformada en otro ser, es decir, en un invunche.Muchos chilotes han divisado un Caleuche. Siem-pre ocurre en esas profundsimas noches ya sea-ladas, jams en el da. Al examinar en la maana siguiente el sitio que ocupaba el buque, se dar con un tronco seco, un arrecife u otro objeto, a orillas del mar, pero jams con el navo. Esto ha dado lugar a la creencia de que en el da navega como submarino.El Caleuche no se mantiene aislado de los hom-bres de aquella tierra. Muchas veces sus tripu-lantes se apoderan de alguna embarcacin y se llevan a bordo a sus marineros y pasajeros, donde los mantienen recluidos, para abusar de ellos.Los brujos de la isla, organizados en la Casa Grande o Cueva de Quicav, visitan el Caleuche dirigindose a l a espaldas de un Caballo Marino. Como los invunches son criaturas que estn a su servicio, las aprovechan para realizar sus mala-

    artes.As se explica que ciertos comerciantes empiecen a enriquecerse repentinamente: es que estn en relacin con algn brujo, quien les consigue las mercaderas de que se ha apoderado un Caleu-che. Basta con observar bien lo que ocurre en sus almacenes o tiendas: se escuchar de noche arriar cadenas en la playa, un ruido que revela sin duda alguna la presencia de uno de esos buques. Los puertos frecuentados preferentemente por ellos son los de Ouicav, Llicaldad y Tren-Tren.El buque es considerado en cierta manera como una persona, pues tiene una esposa, que es una loba marina. Pescadores de la isla Tenglo, de Puerto Montt, mataron a sta en una ocasin, y el Caleuche anunci que se vengara raptando la muchacha ms hermosa de aquella ciudad y haciendo daos a sus pobladores. Efectivamen-te, poco despus desapareci de ella la nia ms agraciada y hubo tres grandes incendios: el Ca-leuche haba hecho efectiva su amenaza.Cabe advertir que este mito nada tiene de comn con el del Buque Fantasma europeo. Este est po-blado por seres Rumanos normales, aunque suje-tos a un hechizo, pero no por invunches. Adems, arriba como un buque cualquiera a un puerto, y sus tripulantes conversan con sus pobladores y participan en fiestas realizadas por stos. La vi-sin de un Caleuche, en cambio, est reservada a un iluminado y es de brevsima duracin.

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    El trauco

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    As como los faunos son encarnaciones del adormecedor ensueo del medioda greco, el Trauco encarna las eternas y, hmedas selvas pluviales del austro chileno. Su cuerpo se asemeja al tronco de un rbol, y el pahueldn, un grueso bastn retorcido que suele usar en sus an-danzas, se confunde con l mismo, pues tiene su figura. Si uno logra apoderarse de ese bculo y lo sacude en el suelo, puede tener la seguridad de que el Trauco siente los golpes. Y si se le lleva a casa y cuelga sobre el fogn, comenzar a destilar aceite, con el que se puede sanar a los que han experimentado los maleficios del Trauco,.Este, sin embargo, est, adems, cubierto total-mente de fibras de quilineja, lleva un sombrero c-nico semejante a un cucurucho y tejido de la mis-ma quilineja, y sus pies forman muones informes que carecen de talones y dedos.Es capaz de matar con su mirada a una persona, siempre que la vea antes de ser observado, pero ms frecuente es que ella quede deformada, con el cuello torcido, o sentenciada a morir dentro de un ao. Si alguien ve primero al Trauco, ste mo-rir.Es de instintos lascivos y procura siempre apode-rarse da alguna mujer para abusar de ella. A me-nudo molesta de tal manera a los habitantes de una casa que los lleva a la .desesperacin. No es fcil de reconocer, pues es de pequea estatura, una especie de enano, pero con el cuerpo similar al de un adulto.Si se le Increpa pronunciando los nombres de fiu-ra (figura), hueye (invertido), pompn de monte y

    otros, se retira y no hace dao. Al llamarlo con su nombre propio, en cambio, acude de inmediato. Antes de ser visitadas por l, las mujeres suelen verlo en sus sueos, en que aparece como un jo-ven de buena presencia e incluso como un religio-so. Especialmente peligroso es en las selvas, don-de desflora a las mujeres que penetren en ellas.Existe tambin una trauca, pero de ella se habla poco.En los bosques se reconoce la presencia de su marido por hachazos que se escuchan y que no provienen de un mortal, sino de l. A veces se siente tambin un ruido ensordecedor, semejante al de una tropa de animales bravos que avanzan atropelladamente. Se suelen encontrar tambin sus materias fecales en los troncos de los rboles y los umbrales de las viviendas.Se le atribuyen las jorobas, parlisis faciales, tulli-mientos y dislocaciones de los huesos, el tortco-lis, un repentino decaimiento o dejadez con que amanece el cuerpo, el hecho de .malograrse el carbn en la hornada, como tambin el chispa-rroteo Incesante de ste al ser encendido, como consecuencia de que l lo pis.Defensas o amuletos contra los males que ocasio-na son, por ejemplo: un escapulario con carbones a ambos lados, dos pares de ojos y dos barbas de chivo; tirar cochayuyo o derramar ceniza en las cuatro esquinas de la casa; hachear sus esquinas; hacer una cruz con dos cuchillos; hacer silbar un huiro (alga marina) y dar a conocer los sueos habidos con el Trauco.

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    La virgen de las peas

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    Posiblemente, el santuario de la Virgen de las Peas es uno de tos de ms trabajoso acceso. Ella misma as lo orden. Se en-cuentra a 71 kilmetros al interior de Arica sobre la orilla austral del ro Azapa, en el cajn formado por ste, que tiene slo una cuadra de ancho y barrancos de una altura de mil metros. Por la caja del ro, el sendero termina a 20 kms. antes de al-canzarse el templo, teniendo que recorrerse esa distancia en bestia o a pe, pisando piedras y can-dente arena. Continuando por el mismo valle ha-cia arriba, se llega a los 8 kms. a Livlcar, a 1.900 m. de altitud, desde donde se prolonga el sende-ro a los oasis de la Precordillera de Arica, desde Putre hasta licnmar, y cruzando la Cordillera Central por portezuelos de una altitud cercana a los 5.000 m. al Altiplano. A ms d 30 kms. al sur queda Codpa, siendo todo el trayecto desierto absoluto. Normalmente, el ro Azapa slo conduce agua hasta Livlcar, que es un oasis en que riegan unas 50 hectreas. Por otra parte, cuando se pre-sentan veranos lluviosos en la Cordillera Central, bajan hasta el mar avenidas que a veces penetran por las ventanas en la iglesia y arrasan con cuanto se les opone.No obstante, el primer domingo de octubre sue-le reunir unos 7-000 peregrinos o noveneros en el santuario, que provienen efe las ciudades de Tacna y Arica, de Codpa, de la Precordillera y del Altiplano, llegando tambin algunos desde Bolivia y Argentina.Como en toda la regin, la fiesta que se celebra consiste principalmente en bailes que compaas

    de danzantes ofrecen a la Virgen en una plazuela situada frente al templo. Se realizan por compa-as de unos 30 miembros y dirigidas por un capo-ral, cada cual en sus trajes tpicos, y que ejecutan bailes caractersticos acompaados por msica de instrumentos de bronce, matracas, zamponas, tambores y bombos; algunos tocan pusas (flautas indgenas). Los bailarines son, en parte, verdade-ros acrbatas. Cada compaa ensaya los bailes durante todo el ao y constituye una cofrada suje-ta a determinadas reglas. Son, sin embargo, orga-nizaciones independientes de la Iglesia.La ofrenda principal son los bailes mismos, que son de larga duracin y requieren un gran esfuer-zo fsico. Tres veces al da (al alba, despus del almuerzo y en la noche) se saluda a la Virgen, en-trando la compaa en el templo con una marcha, avanzando con pasos cortos y movimientos del cuerpo y recitando estos versos:Buenos das tengis, Madre,Hija del Eterno Padre.Saludemos, compaeros,A la Virgen de las Peas.Oye, Madre, nuestro ruego,Atindenos compasiva.Bajo el poder de tu amparoTu clemencia nos redima.Las danzas comienzan antes de las 5 de la ma-drugada y se prolongan hasta la medianoche. Los bailes nocturnos, acompaados por fuegos artifi-ciales, son especialmente impresionantes. Una caracterstica de las compaas consiste en que ellas Inventan constantemente nuevos trajes y

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    bailes, de modo que no constituyen una tradicin anquilosada.El lugar del santuario carece totalmente de recur-sos, y a mayor parte de los romeros se alojan en campamentos improvisados al aire libre. Hay, sin embargo, dos estrechas callejuelas de unos 150 m. de longitud, que conducen al templo, con aloja-mientos. Terminada la fiesta, vive en el lugar sola-mente un cuidador.La iglesia, orientada de norte a sur, consta de tres naves y mide 18 m. de largo. Est provista de dos torreones y corresponde a la arquitectura tpica barroca de la regin: pero data slo de 1910, pues la anterior fue destruida por un incendio. Al fondo se extiende hasta la roca del barranco, en la que ha sido esculpida la Imagen de la Virgen del Rosa-rio, que representa una doncella de 14 aos, bien formada hasta las rodillas, bastante saliente del muro y de hermoso rostro y delicada figura. luce los ms variados atavos y alhajas.Si el sitio aislado y de difcil acceso en que se en-cuentra este santuario llama poderosamente la atencin, nuestra admiracin aumentar al pre-guntar a qu se debe su origen. Pues, en vez de recibir una contestacin, obtendremos cuatro. Y, todava ms, cuatro explicaciones que son todas plausibles y encantadoras, pero que se contradi-cen en absoluto. Por mucho que nos esforcemos por comprender ese misterio, la nica explicacin ser finalmente que el genio popular es exuberan-te en la creacin de leyendas.Pero veamos qu nos dicen las cuatro versiones

    referentes a su origen. a. UnarrieroInvocaalaVir-genDcese que en 1642 un arriero remont el acci-dentado valle de Azapa. Al pasar por Umagata, lu-gar situado a unos 6 kms. del santuario, al que se refiere la leyenda anterior, incluida en esta selec-cin, pas a rezar una breve oracin en el templo del apstol Santiago que todava se encontraba en funciones, y donde era de rigor depositar al-gunos reales para sus gastos, y prosigui su mar-cha.Desencadense uno de aquellos intempestivos y furiosos temporales de verano, y el estrecho cajn del ro retumbaba espantosamente con los true-nos. La profunda quebrada estaba casi a obscu-ras debido a los espesos nubarrones que cubran el cielo, pero los rayos la iluminaban repentina-mente con su resplandor. Al llegar a la angostura ocupada ahora por la iglesia, uno de esos rayos alumbr una espeluznante escena: una pastorci-lla era atacada por una serpiente de gran tamao, como todava las hay en aquel cajn. El arriero se apresur a bajar de su mula y corri a ayudarla. En ese momento, otro rayo baj por el tajo del ca-jn y mat tanto a la pastorcilla como a la vbora, y luego le siguieron otros relmpagos, uno tras otro.El arriero, preso de pnico, se arrodill e invoc a la Virgen, pidindole la proteccin. Una voz le con-test desde la pared del barranco, dicindole que no tuviera temor alguno. No comprendi de dn-de se le hablaba, pero otro rayo ilumin el sitio, y pudo reconocer la imagen sagrada, petrificada en

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    aquella pared, as como ahora se la contempla.Llegado a Livlcar, el arriero propag la noticia de lo que le haba ocurrido y la aparicin de la Vir-gen, y desde entonces comenzaron las romeras a aquel lugar, que pronto fue dotado de un templo.b. La Virgen como pastoraDespus de la guerra de la independencia, cuan-do Arica perteneca al Per, Umagata era cabece-ra de un partido y tena un gobernador. En aquel tiempo, el valle de Azapa era mucho ms hmedo que ahora, y los cultivos y pastales se extendan sin interrupcin hasta Livlcar. Donde ms tarde apareci la Virgen haba un estanque, que se lle-naba con agua que exhalaban las peas. Haba en aquel tiempo mucha prosperidad, y los campe-sinos no tenan que sufrir las consecuencias de la sequa actual, que apenas les permite mantenerse en medio de un rido y cruel desierto.En el lugar del santuario creca entonces suficien-te pasto para poder mantener los ovejunos de los vecinos de Livlcar. El rebao estaba a cargo de una anciana pastora, muy cumplidora de sus de-beres, pero al mismo tiempo muy temerosa. Los nios que conocan esa debilidad se compla-can en relatarle apariciones diablicas en los contornos del bebedero de Las Peas. Y la vete-rana se apresuraba siempre a regresar oportuna-mente, a fin de no ser sorprendida en tan funesto sitio por la noche.Ocurri, sin embargo, que un buen da los vecinos

    de Livlcar estaban celebrando una fiesta con sus inevitables libaciones. Despertaron tarde y con los cuerpos descompuestos, d modo que el rebao para la pastora slo pudo reunirse ya entrada la tarde. Y, como consecuencia de ello, la anciana lleg con sus ovejas al desfiladero del santuario cuando las sombras de la noche ya llenaban la quebrada. Para colmar su desgracia, se desat una de esas tempestades elctricas tan frecuen-tes casi diarias en la Precordillera y el Altipla-no durante el verano.Para salvarse de los fantasmas que la buena mu-jer vea por todas partes, ella fustig a su rebao, anhelosa de llegar hasta Umagata. Pero tanto por sus gritos como por los relmpagos y truenos, el hato se dispers, y las ovejas comenzaron a trepar por las laderas, buscando refugio. La pobre mujer, exasperada y temblando, gritaba a todo pulmn:Y a qu hora llegar a Umagata? Las fieras me devorarn aqu! Y dnde dormir?A todo esto contest a travs de la obscuridad una voz:No tengas miedo, hija ma, que yo te acom-paar.La voz la espant an ms que los fantasmas, pues no poda comprenderde donde provena. Y cuando vio repentinamente, con claridad igual a la del sol, una pequea figura femenina, del tamao de una mueca, sobre una gran roca, estall en llantos que se mezclaban con el espantoso ruido de los truenos.

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    La Virgen, sin embargo, le insisti: le manifest que para calmarla se le haba acercado, brindn-dole su proteccin, y que regresara a Livlcar, para dar cuenta all de su aparicin, a fin de que le le-vantaran un santuario de penitencia y no de como-didades, que fuera un templo humilde consagrado a la Virgen del Rosario.La pastora le replic que no poda separarse de su rebao, pues era su deber preocuparse de cada una de sus ovejas, pero la Virgen le contest:Yo cuidar tus ovejas hasta que regreses: cum-ple confiadamente el encargo que te he encomen-dado.Al abrir el da, la anciana lleg a Livlcar, donde todos se extraaron que hubiera regresado tan pronto, y todava sin el rebao. Ella cumpli en-tonces el encargo de la Virgen, pero le cost mu-cha elocuencia convencer a aquellos campesinos de la veracidad de su misin, y los ms reacios le pidieron que los condujera al lugar de la aparicin. Durante la marcha no dejaban de burlarse de la pastora, a quien haban intimidado a menudo con sus cuentos de los fantasmas que aparecan cer-ca del bebedero.Al llegar a este sitio, sin embargo, sus burlas se transformaron en admiracin cuando escucharon una voz varonil que les deca:No os mofis de esta anciana, pues yo he colo-cado la imagen de mi propia madre en esta pea, y lo que la pastora os ha transmitido es un man-dato que ella le imparti. Os corresponde ahora construir un santuario de penitencia en este lugar, dedicado a la Virgen del Rosario, cuya fiesta ha-

    bris de celebrar el primer domingo de octubre de cada ao. Impartid esta orden al prroco de Co-dpa!Era el propio Seor Jesucristo quien les hablaba!Los campesinos se apresuraron a cumplir fielmen-te el mandato. Informaron al cura de Codpa, ste al vicario de Arica y ste al obispo de Arequipa. Este ltimo se dirigi personalmente al sitio de la aparicin, constat los hechos ocurridos y autori-z el culto.Pronto, una vez levantado el templo, ocurri otro milagro: la imagen de la Virgen, que en un princi-pio tena el tamao de una mueca (o de la palo-ma llegada desde Carangas, segn la leyenda an-terior), comenz a crecer en la roca, hasta llegar a la estatura de una doncella de unos 14 aos. Este hecho es fcil de comprobar con los vestuarios de la Virgen de las Peas que se conservan: los ms antiguos tena un largo de slo 20 cms., mientras que el de los actuales es de cerca de un metro.Entre los mandatos de la Virgen se encontr tam-bin uno que ordenaba que la anciana pastora dejara de cuidar los ovejunos de los ayllus de Li-vlcar, por ser de edad demasiado avanzada para hacerlo, y que, en cambio, la acompaara en su santuario. As se hizo, y los vecinos de aquel pue-blo, como tambin los de Umagata, proveyeron desde entonces su sustento. Un da, sin embargo, ella desapareci de su lugar en el santuario, sin que se encontrara huella alguna de su persona. Pero su perro fue descubierto a orillas del ro, au-llando lastimosamente.

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    Las Serenas Cantadoras

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    Fuera de la Pincoya y la Mujer-Pez, la mito-loga chilena conoce tambin a las Sirenas, por lo general llamadas Serenas, adoptadas de la europea por intermedio de los espaoles y las lecturas de autores clsicos.Podra pensarse que las unas se confunden con las otras, pero su diferencia es patente: la Pinco-ya y la Mujer-Pez son benficas, mientras que las Sirenas, que tambin son representadas como te-niendo un bellsimo cuerpo y la forma de una foca o de un pez en su extremidad inferior, son dainas.Ellas embaucan a los navegantes con sus hermo-ssimos cantos y los hacen extraviarse y estrellar-se con sus embarcaciones contra los arrecifes. Se les considera especialmente peligrosas para pes-cadores jvenes y apuestos, que muchas veces no regresan de sus salidas a la alta mar, por haber cado en las redes de una de ellas.Una Serena naci en La Serena, donde viva hace muchos aos, con su madre, ya anciana. La mu-chacha era de carcter voluntarioso y rebelde. Estando enferma la madre, quiso salir a baarse en el ro, y cuando aqulla trat de retenerla, la hiri en el rostro y realiz su propsito. La madre la maldijo. Pescadores vieron que el ro, que vena muy crecido, la arrastr al mar. Tambin apareci cerca de las playas en diversas ocasiones poste-riores, lo que indujo a los pescadores a retirarse, porque saban que donde hay Serenas desapare-cen los cardmenes. Tambin el padre Diego de Rosales escribe en su Historia General del Reino de Chile haber visto una Sirena en la baha de Coquimbo.

    Pablo Treutler, minero alemn que resida a me-diados del siglo pasado en Copiap, escribe que los pescadores de Caldera informaron que haba Sirenas en la baha de esa caleta y que por tal motivo muchas personas, entre ellas l mismo, se trasladaron all para verlas. Se embarcaron a las 10 de la noche. Reinaba calma absoluta en la baha. Ya comenzaban a rerse ellos mismos de su credulidad cuando escucharon, primero dbil-mente y luego con intensidad creciente, una m-sica meldica que pareca realmente provenir de espritus. A veces se escuchaba una voz, o pocas, pero luego se formaba un coro. Las encantadoras armonas parecan provenir de numerosas arpas elicas accionadas simultneamente por el viento, pero a veces se asemejaban tambin los soni-dos de un rgano. El espectculo fue de la dura-cin aproximada de media hora.Para este autor, cientfico serio, la msica era pro-ducida por peces u otros animales marinos. Cita al respecto una informacin del vizconde Onffroy de Thoron, quien escuch voces similares en la baha de Pailn, al norte de la provincia de Esmeraldas, en el Ecuador, donde los pescadores se las expli-caron como procedentes de peces cantantes. Tie-nen stos una longitud de cerca de 35 cms., color blanco y manchas azulinas en la espalda. El canto comenz all al ponerse el sol y dur durante toda la noche.

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    El tue-tue

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    Cuenta la leyenda que existe una rara especie de pjaro que no puede ser visto por el limi-tado ojo humano. Siempre sale por la noche y es muy rpido, igual lo escuchas en un sitio que al instante est en otro, es imposible de localizar. Su nombre el Tue Tue o Chochon y es el resultado de la transformacin de un brujo maldito que por las noches sale a volar. Segn los mupuches, a quien le canta el Tue Tue est irremediablemente condenado a morir.Una noche en que los campesinos cercanos a Melipilla trabajaban atando las hojas de las cebo-llas, trabajo que se hace de noche, porque el roco permite que estas hojas sean mas dciles. Los campesinos prendieron una fogata para calentar un poco de t. De repente, un ruido escalofriante sali del cielo, algo que jams haban escuchado, una especie de graznido de pjaro desconocido que los acechaba y les hacia perder los sentidos...el graznido eriz de terror hasta el ltimo cabello de aquellos pobres trabajadores que ahora esta-ban a merced de la oscuridad....Alguien grito Es el Tue Tue ! y mencion que al tirar sal al fuego, cualquier maleficio terminara y los librara de su maldad y espantados buscaron entre sus ropajes un pequeo puado de Sal, el que arrojaron llenos de pnico al fuego....en ese mismo instante caa al suelo algo enorme desde el cielo, y se retorca en medio de gritos de dolor y rabia...emita ruidos como voces humanas, de ultratumba y quejidos de pjaros.Luego silencio...un silencio aterrador que fue eter-no y que fue interrumpido por uno de los traba-

    jadores que haba cado inconsciente al suelo...en medio de la nada y sin poder seguir trabajan-do esperaron juntos el amanecer... Lo que olvid mencionar aquel hombre de la idea de la Sal en el fuego, es que el brujo aparecera en tu casa...pero nadie quiso escuchar mas y preferan olvidar lo sucedido... Carlos el ms valiente y quien tir la Sal al fuego despertaba de un largo sueo que tuvo para recuperar fuerzas y volver a trabajar en la noche, sin olvidar lo que haba pasado. Era ya el atardecer y la noche caa en el pueblo, y Carlos estaba preparndose para partir cuando sinti la puerta, pens que sera Juan quien lo pasaba a buscar siempre para irse juntos al trabajo...pero no haba nadie...Extraado mir hacia afuera, es-taba seguro que escuch la puerta y antes de dar-se vuelta un fro helado recorri su espalda y un olor nauseabundo inund la habitacin de su casa y al voltearse se encontr con una cara deforme, un ser espectral, terrorfico que le dijo con voz de ultratumba.... TU ME HICISTE CAER ! AHORA ARDERAS EN EL INFIERNO....Se cuenta que el brujo incrust una a una pluma-sen el cuerpo de Carlos y lo hizo volar a vengarse de cada uno de los trabajadores.

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    Llacoln

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    En la Laguna Chica de San Pedro, agua y tierra india, viva el toqui Galvarino con su hija Llacoln, joven princesa mapuche de belleza indiana. Era de largos cabellos castaos que se los bata el viento cuando corra en medio de la selva o el agua se los distenda al nadar en la laguna. Era hija predilecta del gran toqui y la estirpe estaba latente en su gracia. Era arrogante su andar y su espritu pronto a estallar.El gran toqui un da pens que la hija deba ca-sarse y entr en conversaciones con el cacique Lonco, que tena soltero a su hijo Millant, mozo como de bronce y ancho pecho, que se haba dis-tinguido por su valor en varias batallas.Ascendencia y linaje comprometieron a Llacoln y Millant. El orgullo y valenta de Llacoln se sintie-ron heridos por la eleccin de su padre, ella man-daba su odio y su amor. Le habra gustado ser ele-gida y no convenida. Pero ella acat la voluntad de su padre. Mientras, el invasor era resistido en lo espeso de las selvas, y el choque se haca vio-lento entre espadas y mazas. La tierra se tea de sangre de espaol e indio. La conquista se haca recia y el mapuche indomable. Llacoln vea partir a la guerra a los mocetones por lo espeso de la selva. Y en medio del bosque, como siempre, iba a nadar largas horas en la laguna. All esperaba y soaba.Un da fue vista por un apuesto y gallardo capitn espaol que a las rdenes de don Garca Hurtado de Mendoza se encontraba en las nuevas tierras. Vinieron las entrevistas y naci el romance.

    El amor los empez a abrasar. Fue un amor que en ambos creci. En Llacoln haba surgido el amor anhelado, distinto de aquel impuesto por la voluntad de su padre y la tradicin.Un da en alas del viento llega la noticia de que Galvarino, en singular combate ha cado prisione-ro y que el Gobernador Garca Hurtado de Men-doza haba ordenado cortarle las manos para ate-morizar a los indmitos hijos de Arauco. Dicen que Galvarino soport serenamente el atroz suplicio y an ms, alarg la cabeza al verdugo para que tambin le fuese cortada.Una vez terminado el castigo y puesto en liber-tad, amenaz a sus victimarios y corri a juntarse con sus compaeros para excitarlos a la vengan-za. Estos lejos de escarmentar, al poco tiempo les presentaban batalla a los espaoles, bajo el man-do de Caupolicn y entre los combatientes se en-cuentra Galvarino, quien durante la lucha se bati valientemente a pesar de faltarle ambas manos, siendo despus ahorcado junto con otros aguerri-dos en los rboles ms altos de un bosque vecino al campo de batalla.La hermosa Llacoln no supo entonces si amar u odiar a todos los invasores. La desazn y la duda la invadan. Con su alma atormentada y en la ma-yor desesperanza, fue a buscar la tranquilidad que le faltaba, en medio de la selva, junto a la laguna. La noche descenda con su oscuridad lentamente, como envolvindola, como escondindola, hurtn-dola de su tragedia. Y apareci la luna.

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    La noche y la luna fueron rotas en su silencio de paz, de armona espiritual. Al galope de su caballo lleg el capitn espaol, que con palabras de amor y consuelo quera ahuyentar todo pensamiento per-turbador de la mente de la joven. Mientras, Millan-t, desesperado, buscaba a su prometida. Guiado por el instinto y la selva, penetr en la espesura del bosque y dio con ella.Los celos y la traicin de Llacoln hicieron presa en Millant, y oblig al capitn a entrar en violenta lucha. La espada y la maza se cruzaron innumera-bles veces hasta que heridos de muerte, rodaron sobre la hierba los dos cuerpos sin vida. La luna se abre paso a travs de la maraa espesa y platea con sus rayos las aguas de la laguna. Trastornada Llacoln busca refugio eterno en las profundas y serenas aguas de la laguna.

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    La cueva del chivato

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    Hace mucho, muchsimo tiempo atrs, para ser mas precisos entre los siglos XVII y XIX, existi un gran pen, unos roquerios, o una especie de pequea pennsula si lo prefie-res, que divida la ciudad en 2; el sector conocido como el almendral y el sector puerto de la ciudad. De esta manera, los que queran llegar de un lugar al otro, tenan que subir el cerro para alcanzar el otro extremo. Aun as, haba quienes que cuando la marea era lo suficientemente baja, se atrevan a pasar por la costa bordeando los roquerios, siem-pre con el peligro y con el temor de que, el mar, en sus caprichos subiera la marea repentinamente, los azotara contra las rocas y los enviara a una cueva que estaba en la base del gran peon, de la cual difcilmente saldran con vida.La imagen y el concepto de representar al demo-nio como un chivatoviene del flocklore medieval, que a su vez, proviene en parte, de personajes de la mitologa griega como los stiros.Por que por aquel entonces corra el rumor de que, en aquella cueva maldita habitaba un animal demonaco; un chivato. Pero no cualquier chi-vo, la terrible mascota de lucifer tenia la insana costumbre de jugar con sus victimas, marineros incautos que por ignorancia o por osada quizs tenan la desgracia de pasar cerca de los dominios del chivato, y una vez en su poder, el desmem-braba sus cuerpos uno por uno, prolongando su muerte y sufrimiento, porque el Chivato ademas de comer carne humana se alimentaba del dolor de sus victimas.

    O a lo menos eso fue lo que dijeron ese grupo de ladrones, delincuentes que para tener un refu-gio seguro donde huir de la polica, y as cometer sus fechoras tranquilamente, hicieron correr este rumor y la gente se lo crey, y se lo crea hasta principios de 1800 cuando finalmente dinamitaron ese peon. De hecho el actual cerro concepcin, antiguamente llamado cerro de Elias, tambin se le conoci con el nombre de cerro del chivato, se-gn consta en documentos del siglo XVII y los his-toriadores, aunque no se ponen de acuerdo con la exacta ubicacin de la cueva, coinciden en que debi haber estado en algn punto entre el actual edificio del diario el Mercurio de Valparaso y el edificio conocido con el nombre del reloj Turri.Edificio del diario el Mercurio de Valparaiso . No-tese el curioso detalle en letrero Esmeralda 999cortesa de Andres Vargas. fotgrafo profesionalEsta es una de las leyendas mas populares y di-fundidas del legendario porteo. Actualmente los ladrones tienen escusas mucho mas sofisticadas para huir de la ley, aun as no deja de ser anec-dotico al menos, que en las cercanas del edificio del diario de la ciudad se encontrara en tiempos pasados, un viejo escondite de ladrones.

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    La aldea de Pelluhue

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    En las tardes tristes y tormentosas de Pellu-hue, los pescadores recuerdan esta leyen-da:Viva all Curi-Cavern (Espino Negro), indio pes-cador, casado con una indiecita bella y hacendo-sa. La felicidad que siempre los acompao fue mucho mayor cuando naci una hija a la que lla-maron Rayen-Caven (Flor de Espino).Pero un da esta dicha se vio perturbada con la muerte de su esposa, quedando la pequea y her-mosa nia, triste y desamparada; pues su padre tena que ausentarse por largas jornadas en bus-ca del sustento.Pasaron algunos aos y Rayen-Caven sufra mu-cho en su solitaria vida de nia hurfana de ma-dre. Hasta que un da apareci Layqun-Ghuel-men (Jefe del Mar), una especie de genio marino, quien le propuso al padre criar a la nia hasta que cumpliese los 20 aos, pero exigiendo como pago que en el da de ese cumpleaos debera casarse con l.Obligado por su desamparo y debido a que la nia recin era una pequea, su padre Curi-Ca-ven acept la proposicin de Layqun-Ghuelmen pensando que faltaban an muchos aos para que esto ocurriese. La nia sigui creciendo feliz y contenta, en tanto que su padre poda pescar tranquilamente y sin preocupacin.

    Pero como no hay plazo que no se cumpla, ni deu-

    da que no se pague, la nia se fue transformando de a pocos en una hermosa mujer, convirtindose en la atraccin de los jvenes de la aldea.Muchos fueron los pretendientes que intentaron conquistar su corazn, entre stos, un joven lla-mado Necul-aiqui (Gato Veloz), el que se prend de ella y al ser correspondido le propuso hacerla su esposa.Ante este romance pletrico de amor recproco, el padre de Rayen-Caven no pudo darle el consenti-miento como habra sido su deseo ms profundo, pues el compromiso secreto que haba contrado con Layqun-Ghuelmen se lo impeda. Sin em-bargo, en su interior cifraba la oculta esperanza de que ste se olvidase de su antigua peticin y pudiera as su hija tomar por marido al que verda-deramente amaba y el que de seguro la hara feliz.Layqun-Ghuelmen en cambio haba contabiliza-do con la mayor precisin los aos, los meses y los das transcurridos, siendo as que una semana antes de cumplirse el plazo, hizo su aparicin por la aldea recordndole a Curi-Caven el pacto exis-tente y su exigencia de cumplimiento.El pobre y atormentado pescador crey morir de pena cuando llam a su ilusionada hija y a su no-vio para explicarles la causa que haca imposible el que llegaran a convertirse en marido y mujer.Rayen-Caven, destrozada ante tal relato de su pa-dre, como buena hija, inclin levemente su cabeza en seal de resignacin. Ncul-aiqui en cambio,

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    no se conform ni acept tan injusto como cruel anuncio; con la resolucin propia de los enamo-rados, jur defender a su amada hasta las ltimas consecuencias y desde ese instante no acept se-pararse de su lado ni un segundo. Si llegaba Lay-qun-Ghuelmen, all estara l para enfrentarlo.Faltando seis das para que se cumpliese el plazo fatal y saliendo Curi-Caven como de costumbre a pescar, su hija y su novio con las manos entre-lazadas quedaron silenciosos y apesadumbrados en el interior de la choza esperando la aparicin de Layqun-Ghuelmen.Nunca se supo si Necul-aiqui se enfrent con su poderoso rival, porque cuando estaba a su ace-cho, se desencaden un ventarrn inexplicable... Nubes de arena y espantosos remolinos formaron montaas de sta, las que avanzando implaca-bles comenzaron a cubrir la aldea. Rugi la tor-menta por varias horas, alcanzando a Curi-Caven y a los dems pescadores que se encontraba en plena faena mar adentro.Cuando consigui eludir el peligro de las gigan-tescas olas y recalando en la playa rpidamente se encamin al lugar en donde se encontraba su choza, no pudiendo hallarla. Las dunas haban se-pultado a la pareja de enamorados, vctimas de la ira del soberbio Layqun-Ghuelmn.La Geografa Descriptiva de la Repblica de Chi-le, cuarta edicin del ao 1897 de la cual es autor don Enrique Espinoza, en su pgina 325, textual-

    mente expresa lo siguiente con relacin a Pellu-hue:Pelluhue, lugar de baos, al S. De la baha de Chanco, a 8 kms. al N. De Curanipe y 36 de la ciudad de Cauquenes, abundante en excelentes mariscos, sobre todo choros, que pueden compe-tir con los famosos de la Quiriquina. Su etimologa concuerda con el nombre y abundancia de este marisco. Viene de pellu, choro (mytili choru) y de hue, regi o lugar: lugar de choros.Se proyecta prologar el ferrocarril de Cauquenes a la caleta de Pelluhue.

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    Juan Soldado

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    El estudioso Julio Vicua Cifuentes transmite la leyenda que el pueblo narra sobre la des-aparicin de la primitiva ciudad de La Sere-na que es, segn l, la tradicin ms antigua que se conoce en Chile. He aqu la versin: La primiti-va ciudad de La Serena era mucho ms hermosa que la actual. Viva en ella un joven bien parecido, pero pobre, a quien llamaban Juan Soldado, nom-bre que, en recuerdo suyo, se puso despus al ce-rro cerca del cual aquella ciudad estaba edificada. Juan Soldado se enamor de la hija nica de un cacique riqusimo, que habitaba a tres leguas de la ciudad. Como el cacique era ambicioso, se opuso a que se casara con un pobre. Los enamorados resolvieron huir, para casarse en la iglesia de La Serena, pues la joven era cristiana. As lo hicieron, y en el momento en que el sacerdote bendeca el matrimonio, gente del pueblo lleg a la iglesia con grande alboroto, diciendo que el cacique, a la cabeza de sus mocetones, se aproximaba a la ciudad, jurando destruirla, despus de matar a los enamorados. Nadie sabe lo que pas, pero es lo cierto que en el momento en que el cacique, con sus guerreros, pis los suburbios, la ciudad se desvaneci. Recorrieron el campo donde estaba situada, pero no la encontraron aunque la anda-ban pisando. En ciertas noches, singularmente los sbados, los que pasan cerca del sitio en que es-tuvo edificada oyen msica y canciones, y el Vier-nes Santo la ciudad se hace visible a los que con-templan desde lejos, pero se borra poco a poco

    ante los ojos de los que pretenden llegar a ella.Otra versin es la que dice que existi en la Co-lonia un soldado espaol llamado Juan. Cierto da mat en la calle a dos vizcanos ricos que se haban burlado de l al verlo pobremente vestido. Slo qued en el suelo su espada acusadora. El hombre desapareci. Meses ms tarde, en lo alto de un cerro lejano se encenda todas las noches una luz. Al ao se extingui. Cuando los curiosos visitaron este punto hallaron all al soldado Juan, muerto y amortajado en un hbito monacal. En esa soledad el asesino haba expiado su doble crimen. Se denomin ese punto el cerro de Juan Soldado. Y de all el nombre actual.

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    El alicanto

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    La leyenda dice que el Alicanto es un ave m-gica que puede traer la suerte del minero, ya que habitara en pequeas cuevas entre los cerros de minerales del desierto; alimentndose con los minerales de oro.Se dice que esta mgica ave solo aparece de no-che. Al alimentarse, cuando est en ayuno come-ra el oro o la plata rpidamente y cuando est casi satisfecho, comera lentamente estos metales; y si posteriormente tiene su buche (B-abolsa membra-nosa de las aves en la que acumulan el alimento) lleno de alimento, no podra volar debido al peso de los metales con los que se aliment. Luego de ello se dirigira a su nido donde pondra dos hue-vos, de oro o de plata; dependiendo del tipo de alimento que haya consumido.Los mineros que lograran seguir al Alicanto y te-nerlo por gua, se enriqueceran; ya que ste los conducira a los sitios exactos donde existen ricos yacimientos o a los sitios donde hay algn tesoro enterrado. Aun as, se debe tener en considera-cin que el Alicanto sera muy celoso de su ali-mento y no deseara compartirlo voluntariamente con los seres humanos.Sin embargo, si se siente perseguido se dice que esta ave oscurece sus alas confundindose con las sombras de la noche. Adems aunque el mi-nero sepa que esta ave una, vez ya bien alimenta-da, ya no podra volar, al Alicanto tampoco le sera difcil huir en estas condiciones si es perseguido, debido a que esta se ocultara en cualquier recodo o grieta sin dejar ninguna huella de su paso.Si la persecucin lograra ser mantenida a pesar de los intentos del alicanto por esconderse, el

    Alicanto tratara de confundir y desorientar al mi-nero que quiera perseguirla. Esta accin la reali-zara mediante movimientos en que se perdera y aparecera, caminando con pasos ms rpidos y a veces ms lentos; hasta que en un momen-to arrojara una luz muy fuerte que encandilara a su perseguidor, dejndolo enceguecido en medio de un camino desconocido. La tradicin dice que solo mediante una plegaria a la Virgen de Punta Negra, el infortunado podra encontrar la ruta de regreso a su hogar. En el caso de que el minero que la siguiese estuviera posedo de una ambicin desmedida, el Alicanto muy enojado, guiara al mi-nero avaricioso hasta un precipicio o despeade-ro; haciendo que sus perseguidores caigan y as mueran.Debido a lo celoso que sera el Alicanto, se dice que un buen minero solo debe procurar seguirlo sigilosamente, y solo espiar el lugar de la montaa dnde se alimenta esta mtica ave. Posteriormen-te, solcercara a la buena veta (concentracin) de mineral valioso, para obtener tan anhelados teso-ros de la naturaleza. Igualmente los mineros se-ran felices si llegan a ubicarlo en pleno vuelo, ya que sera seguro que en algn lugar muy cercano existiran buenas vetas de oro o plata.

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    El culebron

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    Algunos mitlogos hablan acerca de este ser fantstico comparndolo con otros mitos de nuestro continente y que probablemente de ah deriva su existencia. La famosa serpiente emplumada de los mayas sera el ms cercano pariente de nuestro Culebrn. El mito se habra ido propagando entre las culturas de la regin cor-dillerana andina hasta alcanzar estas latitudes. Se dice que el Culebrn probablemente deriva de la cultura Diaguita que existi en la zona del Norte Chico, pues la figura de este ser mtico se ha en-contrado representada en vasos encontrados en antiguas sepulturas indgenas.Nuestra leyenda da cuenta de una enorme culebra y como en todo mito tiene una que otra variante, pero siempre encontraremos en ella claramente la esencia que le caracteriza. En el caso del culebrn la versin ms insistente habla de una culebra de un metro sesenta centmetros hasta algunas que podran alcanzar los dos metros de largo. Su ras-go caracterstico es su grosor y la larga melena de gruesas cerdas a modo de alas, esto es para las versiones del Culebrn en las cercanas de Ovalle. Relatos en otros lugares han descrito que estas cerdas no son ms, que un par de alas, ( he aqu su similitud con la legendaria Serpiente Emplumada llamada Quetzalcoalt de las antiguas culturas del actual Mxico.) Sus alas las desple-gara slo de noche pues es un animal de costum-bres nocturnas, en el da se mantendra oculto en profundas cuevas. Posee en el extremo de su cola otra cabeza gemela. Aunque las dos versiones son interesantes, prefer retratar al Culebrn con

    largas y gruesas cerdas que nacen por sus flancos y semejan verdaderas alas.Se dice que no provoca dao a los seres huma-nos, algunas versiones aseguran que habita cerca de los corrales de ovejas y cabras y que se ali-menta de la leche de estos animales y que cuando no hay produccin de leche, bebera de la sangre de los cabritos recin nacidos. este fenmeno re-cuerda el accionar de otro antiguo ser mtico, el Chupacabras, cuya leyenda se extiende desde Mxico hasta la Patagonia.

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    El paraso chungar

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    Hay al interior de Arica, cerca de la frontera boliviana, en los orgenes del ro Lauca, dos grandes lagos y numerosas lagunas que alegran el solitario paisaje del Altiplano. El ms elevado de esos lagos, que es el de Chungar, queda a 4.540 m. y est poblado de numerosas taguas, que le han valido su nombre, pues ste proviene del aymar, en que aquella ave es lla-mada chunca y har significa canto, siendo el de la tagua ms bien un graznido. El lago es alimen-tado por tres tributarios que le llegan desde el su-roriente y que tienen su origen en los nevados de Quimsachata (de quimsa, tres; hacha, alto; y ta, fro) y del volcn de Huallatiri (de hualla, gran; y tiri, costura: La Gran Costura, por ostentar el cerro dos partes diferentes y unidas). Este ltimo exce-de en altitud los 6.000 m.Un istmo de menos de 2 kms. de anchura separa al norponiente el lago del de Cotacotani, que es ms pequeo qu el anterior y se encuentra a 20 m. ms abajo. A travs de la faja que los separa existe un drenaje subterrneo, faltando uno super-ficial. En el invierno se disuelve este lago en va-rios, Io que explica su nombre (cota significa lago en aymar y la repeticin del trmino: Varios la-gos). Tampoco este lago tiene drenaje superficial, pero si uno subterrneo hada el poniente, donde se encuentra a menos de 4 kms. de distancia de su orilla el pueblo de Parinacota (parina significa en aymar una de las especies de flamencos). En las lagunas y en un gran bofedal (tembladera) que

    sigue a menor altitud ya se constituye el ro Lauca. Un poco ms abajo, un canal conduce parte de su caudal a travs de un tnel trazado, debajo del portezuelo efe Chapiquia, al valle de Azapa, a fin de fecundar sus ridas planicies.Parinacota queda a 4.400 m. de altitud. La vida all arriba en el Altiplano est sujeta a todos los rigores de un clima en que la temperatura baja dia-riamente del punto de congelacin (lo que impide cultivos), para subir en el da frecuentemente a ms de 30 grados. Muy temido es el viento blanco, un temporal deshecho en que el termmetro baja a veces hasta unos 30 grados bajo el punto de congelacin y la nieve es disuelta en finsimas par-tculas por la violencia del viento huracanado. El fro penetra a travs del vestuario, por tupido que sea, y ni siquiera es posible refugiarse en la cama de la cabaa pajiza, pues tambin en ella uno est expuesto a congelarse: los pobladores pasan la noche de pie, haciendo movimientos para producir calor. Hermossimos, en cambio, son los das de sol, cuando sobre las verdes vegas, pobladas de llamas, alpacas y asnales de abigarrados colores se tiende un cielo de pursimo azul y desde la le-jana saludan las albas cumbres de Quimsacha-ta, Huallatiri y Huanihuani (Los Cambiantes, en aymar), como tambin desde el oriente los dos picos de los Payachat (paya, dos; hacha, alto; ta, fro), una de las obras maestras que ostentan nuestros Andes.Precisamente, son ellos los que han modelado

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    el paisaje actual. Se elevan a 6.240 y 6.330 m. de altitud. El volcan Pomerapi, que es la cumbre septentrional, es mas antiguo que el otro mellizo y muestra alguna erosin, que ha destruido parte del crter y labrado algunas aristas en sus flancos, lo que se expresa en su nombre, que proviene de pu (tierra blanda), humi (escudilla) y harapi (cos-tillas), o sea, un cerro constituido por tierras blan-das, que tiene la forma de una escudilla invertida y que ostenta aristas que se parecen a costillas. La otra cumbre, la. del volcan Parinacota, en cambio, que es la mas elevada y mas joven, forma un cono de tipo clasico.Pues bien, una corriente de lava que baj desde el flanco de esta cumbrecort el valle entre los lagos Chungara y Cotacota-n; y otra, procedente de los cerros de Huanhuan, separ a este ltimo de los tremendales y lagunas de Parinacota.As explicara el origen de esta hermossima re-gin un gelogo. Pero veamos ahora cmo lo con-cibe el genio popular.Hay, desde luego, todava en la actualidad, snto-mas de que en los dos lagos acta un espritu ma-ligno. Se forman en ellos gruesas capas de lamas, en que aposentan y anidas huallatas (gansos) y grandes bandadas de patos de varias especies, cuyos huevos son muy apetecidos por los caza-dores. Salen en balsas de totora (enea) para reco-lectarlos, lo que hacen, por supuesto, slo en das en que el espejo del agua se presenta tranquilo y refleja las siluetas de los Payachata. Repentina-

    mente, sin embargo, sin anuncio de ninguna es-pecie, se levanta una terrible tormenta, que hace encresparse las aguas y formar remolinos, en que muchas veces naufragan las fragiles embarcacio-nes y se ahogan sus tripulantes. Ademas, se pue-de observar frecuentemente que el agua cambia repentinamente de coloracin.Pues bien as informan los vecinos de Pari-nacota, antiguamente todo el panorama era totalmente diferente. No existan los volcanes, y donde ahora se encuentran los dos lagos exis-ta un profundo y abrigado valle, apto para teda clase de cultivos. Insisten en que todava se pue-den ver restos de las terrazas en la ladera inferior del volcan Parinacota. Todava mas, en una oca-sin llegaron al lago arrieros desde Bolivia, qu se vieron en la necesidad de dejar pastando una mula sobre su orilla norte, debido a que no po-da caminar. Cuando la buscaron al da siguiente, no la encontraron, pero uno de ellos descubri el rastro y lo sigui. Lleg a una finca desconocida, con abundantes pastos e incluso arboles frutales. Alla estaba el animal. El dueo de la heredad no le permiti alejarse sin atenderlo previamente con un almuerzo y haberlo premunido con alimentos para el viaje: l mismo le llen las alforjas. Al remontar una empinada cuesta, el arriero se enter de que la bestia se cansaba desmesuradamente, por lo cual se ape para examinarla. Se pudo enterar as que las alforjas estaban llenas de piedras de oro.El hecho fue naturalmente una sensacin para to-dos, mas fracasaron todos los intentos de redes-

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    cubrir aquella maravillosa y riqusima finca.Acerca de su existencia no cabe, sin embargo, duda alguna, y an admitiendo que aquel arriero hubiera soado lo qu cont, su sueo evoc una antigua realidad.Y se sabe tambin por qu se perdi aquel pa-raso. Tal como lo revel el arriero, en aquel valle viva, junto con muchos otros, un campesino muy acaudalado, dueo de extensos campos cultiva-dos y de inmensos rebaos de auqunidos. Era, sin embargo, avaro, trataba mal a su gente, se enriqueca indebidamente y dilapidaba en seguida sus riquezas, embriagndose con algunos ami-gos. Y ese mal ejemplo haba cundido, de modo que el edn de Chungar disfrutaba de la fama de que sus pobladores llevaban mala vida.Este estado de cosas perdur durante muchos aos, hasta que en una ocasin se present a la puerta de la finca del rico un mendigo de deplora-ble aspecto, solicitando ser escuchado, pues traa un mensaje del cielo. Dijo que se llamaba Tarapa-c. Debido a que el opulento campesino estaba celebrando con sus amigos una de sus habituales orgas, colm al mendigo de Improperios, expre-sndole al mismo tiempo que no le interesa de manera alguna lo que el cielo pensara de l y: de la vida que llevaba. Tarapac le replic que haca muy mal en adoptar esa actitud, pues en el cielo viva Ticci, el Hacedor del Universo, que lo haba enviado a l a la tierra, a fin de crear todos los pue-blos que la habitan, a transmitirles la cultura y los

    mandamientos morales, todo lo cual haba cum-plido mucho tiempo atrs. Ahora, el mismo Ticci lo haba enviado por segunda vez a la tierra, a fin de ver si los hombres estaban cumpliendo lo que l les haba ordenado. Y como ac, en Chungar, no estaban haciendo, l tena la obligacin de casti-garlos. Por tal motivo, agreg en su peroracin, le convena mucho escuchar lo que tena que decir-le. El rico, sin embargo, ebrio y casi fuera de s por lo que acababa de escuchar, trat de precipitarse sobre aquel harapiento y propinarle un puntapi, pero cay al suelo y bram como un len.Tarapac sinti la caricia de una mano femenina, que tom la suya y lo alej de aquel sitio. Era la de una criada de la finca, que le acompa a la cocina, donde le dio de comer y beber y le ofreci un abrigador alojamiento.Al calor de la fogata, Tarapac le revel en aquella noche que al da siguiente hara llover fuego del cielo y que a continuacin ocasionara un gran di-luvio que inundara toda la comarca, ahogando a quienes hubieran sobrevivido la lluvia d fuego. Le aconsej que emprendiera de madrugada la fuga hacia oriente, a travs del portezuelo de Huacollo, a fin de salvar su vida, pues bien merecido lo tena por su buen corazn. Le advirti, sin embargo, qua no volviera la vista hacia atrs.Se cumpli literalmente lo que el mendicante (es decir, el Enviado del Ser Supremo, disfrazado como tal) haba vaticinado: la lluvia de fuego que cay del cielo calcin y .ennegreci las rocas, lo

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    que an el ms incrdulo puede constatar al norte del lago. De este modo se quemaron las semente-ras, las plantaciones frutales y los pastales, como tambin las casas, sus habitantes y los rebaos. Y cuando comenz a llover torrencialmente ms tarde, el valle qued inundado y se formaron los dos lagos que ahora ocupan gran parte de su su-perficie.Slo pocos pobladores lograron escapar de ese cataclismo, huyendo por el Altiplano hacia el lago Titicaca. Sobre su orilla austral encontraron tie-rras apropiadas para radicarse en ellas. All, en Tiahuanaco, fundaron una ciudad y construyeron palacios y un magnfico templo, cuya fama lleg a ser universal. Muchos creen que aquella cultura es original de Tiahuanaco y que es propag desde all a todas partes, pero la verdad es que exis-ti mucho antes en Chungar, cuyos vecinos se fueron a radicar all. Y si tal afirmacin necesitare ser probada, el incrdulo se cerciorar de inme-diato de la verdad al examinar la capilla existente en Parinacota, pues al construirla se han inclui-do en su fbrica algunas antiqusimas columnas con adornos flicos y que ah se han conservado, como prueba latente de que aquella cultura tuvo su origen en Chungar.Otra prueba evidente de lo ocurrido se encuentra en el portezuelo de Huacollo, que tiene 4.610 m. de altitud y que queda sobre la actual frontera con Bolivia, a 7,5 kms. al sureste de la cumbre del vol-cn Parinacota. Ya se inform que Tarapac haba insinuado a la criada del rico que huyera por ese paso, sin volver la mirada hacia atrs. En realidad,

    ella tom a cuestas la criatura que alimentaba y emprendi la marcha a la elevada apacheta (es sabido que siempre, en los pasos del norte, se deposita una piedra a la vera del camino, como ofrenda a Pachacmac, el Seor de la Tierra, por haber protegido al viajero). Pero cuando lleg arri-ba (hua en aymar es alto y collo significa cerro), Tarapac haba provocado la lluvia de fuego en el valle de Chungar, y aquella mujer no pudo conte-nerse de mirar hacia atrs, para disfrutar del fan-tstico espectculo.Debido a ello, sin embargo, fue de inmediato pe-trificada, y en esa forma se le puede ver all en la apacheta hasta este da: es una roca que tiene metro y medio de alto, en la que an el ms corto de vista reconocer de inmediato a aquella criada, con su criatura a cuestas.Respecto de Tarapac, cabe agregar que se le conoce tambin con el nombre de Viracocha, y ya hubo ocasin para informar algo acerca de l.