Mitologias y discursos

7/21/2019 Mitologias y discursos

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HISTORIA y LEGITIMACIÓN DEL CASTIGO

¿hacia dónde vamos?

Iñaki Rivera Beiras

(Universitat de Barcelona)

INTRODUCCIÓN die! escena"ios y disc#"sos so$"e e% cas&i'o(

I) En $#sca de #na )"ime"a "aciona%idad de% cas&i'o e% )ano"ama de %a

I%#s&"ación(

II) E% *osi&ivismo y %as as)i"aciones cien&i+icis&as hacia n#evas &eo",as

de %e'i&imación de %as )enas(

III) En )os de %a cohesión socia% y %a ed#cación mo"a% %a visión

durkheiminiana de %a )ena y %as )os&e"io"es %ec&#"as +#nciona%is&as(

IV) Sis&emas )#ni&ivos y sis&emas de )"od#cción económica %a

econom,a )o%,&ica y e% disc#"so marxiano en &o"no a% cas&i'o(

V) Re-desc#$"iendo e% %a$o"a&o"io de %a se'"e'ación a%'#nas

di"ecciones de %a Esc#e%a de Chica'o y %a di+#sión de% behaviourismo.

1



VI) De% *anó)&ico a% panoptismo .o#ca#%&/ %a a"0#eo%o',a de %as

sociedades disci)%ina"ias y e% nacimien&o de %a C"imino%o',a(

VII) La "aciona%i!ación de% sis&ema )ena% como ca"ac&e",s&ica de %a

Mode"nidad e% disc#"so weberiano.

VIII) 1n 2n#evo3 en+o0#e d"ama&4"'ico Go++man/ %as ins&i&#ciones &o&a%es

y %a +icción de %a eva%#ación(

IX) E% "o% de %as sensi$i%idades socia%es y %as )a#&as c#%&#"a%es en %a

mode%ación de %a "eacción )ena% %a &eo",a socia% de Ga"%and(

X) ¿Dónde nos encon&"amos ac&#a%men&e?

CONCLUSIONES ¿0#5 ho"i!on&es )ena%es se di$#6an?

INTROD1CCIÓN die! escena"ios y disc#"sos so$"e e% cas&i'o(

1) El complejo problema que encierra la penalidad, ha sido contemplado desde

diversos puntos de vista !radicionalmente, ha sido he"emoni#ado por el discurso

jur$dico%penal, el cual siempre intent& encontrar al"'n tipo de le"itimaci&n de

semejante orma de intervenci&n estatal pelando a teor$as absolutas, la pena uecontemplada como una retribuci&n%reparaci&n del mal causado por el delito

2



(.e""a6o%i 1**+), como l&"ica herencia de concepciones medievales talionales

primero, en sus versiones kantiana hegeliana m-s adelante .osteriormente,

recurriendo a paradi"mas utilitaristas, el casti"o ue justiicado en aras a desple"ar

ciertas unciones /positivas o ne"ativas% con las que presentarse en sociedad (Mi"

*#i' 1*0a 1*0b, Hasseme" 1*02 1*03, Ro7in 1**) 4as, rente al racasocomprobado de las unciones atribuidas a la pena, no tardaron en alorar

discusiones, debates, 5luchas de escuelas6 (Ro7in opcit), teor$as intermedias (de

la 5uni&n6, 5dial7cticas6, de los 5marcos6, etc /cr para cada una, 8a9o$s 1**+,

*5"e! Man!ano 1*03, L#hmann 1*08a 1*08b%) que no ven$an sino a relejar,

precisamente, la prounda crisis de le"itimaci&n en que el casti"o siempre ha

estado sumido desde los albores, al menos, de la 4odernidad (*ava"ini 1*0+)

hora bien, es preciso aqu$ señalar que cuando se habla de funciones, semejantes

discursos jur$dico%penales s&lo pudieron describir unos supuestos eectos que lapena debería cumplir 9 dicho en otras palabras, s&lo contemplaron lo que al"unos

denominan 5las unciones normativamente declaradas6 (*ava"ini 1**+) u, otros,

cuando hablan de la pena privativa de libertad identiican como la 5c-rcel le"al6

(:e"'a%%i 1**:) ;bvio es señalar que nada de ello tiene que ver con las unciones

que materialmente cumplan los sistemas punitivos en la realidad, cuesti&n que por

pertenecer al universo sociol&"ico, (casi) nunca ue advertida por aquel discurso

jur$dico he"em&nico En tal sentido, semejante discurso, pese a querer construir

aut7nticas “teorías de la pena” , se qued& en el estadio %en el mejor de los casos% dela construcci&n de simples “mitologías del castigo69 mas, no por ello, como se ver-

despu7s, 7stas dejaron de cumplir un claro papel ideol&"ico

<, en eecto, en torno al problema del casti"o, pueden ser vislumbrados

otros escenarios que revelan por s$ mismos la necesidad de ahondar en rele=iones

pluridisciplinarias, 'nicas que permiten contemplar la multiplicidad de caras con que

el problema de la penalidad emer"e >in el au=ilio de la historia, la iloso$a, la

econom$a, la sociolo"$a, la politolo"$a, la demo"ra$a, la "eo"ra$a urbana social, la

psicolo"$a o la antropolo"$a %por citar al"unas de las disciplinas m-s relevantes que

se han ocupado de esta cuesti&n%, desconocer$amos, por ejemplo? la evoluci&n

transormaci&n de los sistemas punitivos9 su vinculaci&n con los sistemas de

producci&n econ&mica el mercado laboral9 (R#sche;<i"chheime" 1*029

Me%ossi;*ava"ini 1*0:9 *ash#9anis 1*:09 I'na&ie++ 1*:0 1*09 Hay 1*:+9

N( E%ias 1*:09 S)i&!e" 1*08)9 los si"niicados valores que encierra produce el

casti"o (Ca&&aneo 1*:0, Ma", 1*089 *a#% 1*039 Ro&hman 1*:1 1*0@)9 las

aut7nticas unciones que el mismo ha desple"ado (:e"'a%%i 1*:3, 1*0@, 1*03,

1*0:, 1** 1**:9 :a"a&&a 1*0+ 1*039 Rive"a :ei"as 1**, 1**8, 1**+,

1**:a, 1**:b, 1***)9 su relaci&n con las diversas ormas%Estado (:e"'a%%i opcit9

3



S)ie"en$#"' 1*029 S)i&!e" opcit)9 los mecanismos de selecci&n de sus

5clientelas6 (Man!anos 1*0:, Ma&&he=s 1***)9 la importancia de sus elementos

estructurales como el an-lisis del tiempo del espacio (."ai%e 1*0:, Ma&&he=s

opcit)9 la 5uncionalidad cultural6 que el casti"o desempeña (Gee"&! 1*0:,

Ga"%and opcit) o el tipo de subjetividades que construe, el modo en que lo hace los eectos de ello (Ga"c,a :o"5s 1**8a 1**8b, Ade%an&ado 1**1, >ino

1**3) ; sea? que no sabr$amos practicamente nada >eñalar que la pena es la

consecuencia jur$dica del delito que aqu7lla 5debe cumplir6 tal o cual unci&n,

revela la pobre#a de los estudios que, ape"ados a las normas, nunca pudieron dar

respuesta a las cuestiones que se han mencionado Baste pues, ello, para que se

justiique entonces la reali#aci&n de aut7nticos estudios que revelen la poli%

uncionalidad de una instituci&n social como el casti"o

) .or otra parte, al"unas de las apro=imaciones m-s interesantes (m-s ricas) menos conocidas en torno al problema del casti"o, son aqu7llas que pretenden

interpretarlo como orma (como elemento) deApara comprender al conjunto social

de cada momento Es decir, estudiar las ormas, los procedimientos, los len"uajes,

la 5"ram-tica6 del casti"o ( del sistema penal en su conjunto, cr .o#ca#%& 1*02)

puede constituir una v$a para conocer comprender mejor a la sociedad que

sustenta el mismo (Ga"%and 1***) Este es el objetivo del presente trabajo? tra#ar

al menos die# escenarios hist&rico%sociol&"icos donde el casti"o es contemplado de

modo diverso Ao complementario Ello, aunque necesariamente (por ra#&n deespacio) se har- con una mirada m-s panor-mica que e=haustiva, ser- 'til para

conocer los distintos discursos que sobre el problema punitivo se han presentado e

intentar- resumir el 5estado de la cuesti&n6, o sea? a) qu7 unciones ha cumplido

la instituci&n social del casti"o en el pasadoC9 b) cu-les ser$an sus unciones en el

presenteC9 c) qu7 posibles escenarios futuros podemos contemplar o esperar en el

panorama punitivoC >e trata , en consecuencia, de una rele=i&n retrospectiva,

descriptiva primero anal$tica posteriormente que pretende, modestamente, 5saber

d&nde estamos6 tras haber recorrido bastante distancia en la historia Es decir,

reivindicar m-s que nunca, la necesidad de “hacer historia del presente” (una

aut7ntica “genealogía” en palabras de .o#ca#%&/ 1*02) para poder contemplar la

actualidad en su prounda dimensi&n de suma entrecru#amiento de tradiciones,

discursos procedimientos En tiempos de proundos cambios culturales, de

transici&n no se sabe mu bien hacia d&nde, en 7pocas “post” (como t7rmino, al

decir de :ec9 , “que remite a algo que está más allá y que no puede aún nombrar” ,

1**0? 1+), creo que una rele=i&n de tal tipo deviene imprescindible para que, al

menos, si"amos pensando (uno de los "randes ries"os de estos tiempos del

4



llamado pensamiento único es, precisamente, el descenso de la rele=i&n el

pensamiento cr$tico)

8) Dinalmente, aunque creo que se deduce de lo anterior, conviene señalar

claramente que la inalidad esencial de un trabajo de este tipo consiste en

rele=ionar acerca del si"niicado de las aut7nticas unciones que el casti"o / con7l toda la maquinaria estática dinámica del sistema penal (cr :e"'a%%i 1**3)%

posee cumple en el presente a gestión del riesgo de las sociedades actuales

nada tiene que ver con la expansión del bienestar de otras 7pocas (al menos,

mientras aquel mito dur&), ni aqu7llas con las luchas prota"oni#adas por

movimientos sociales emancipatorios de otros tiempos, as$ sucesivamente .or

tanto, deviene imprescindible /si queremos 5situarnos6 en el presente% revisar

tantas cate"or$as, discursos, presentaciones, procedimientos, etc, que en torno al

casti"o se han elaborado en el tiempo .orque, en relaci&n con 7l / m-s enconcreto con una de sus maniestaciones paradi"m-ticas, como la c-rcel% pudiera

parecer que se trata de instituciones eviternas (O%ive" 1***)9 desvelar si lo son o

no, puede constituir una valiosa inquietud cient$ica !al es el prop&sito de las

p-"inas que si"uen

I) En $#sca de #na )"ime"a "aciona%idad de% cas&i'o e% )ano"ama de %a

I%#s&"ación(

Es sabido que desde la se"unda mitad del si"lo FGI en adelante, comen#aron a

lorecer en Europa, tras haber sido inau"uradas en Hran Bretaña, todo un entramado

de Jork%houses que se diundi& ampliamente hasta los primeros decenios del si"lo

FGIII (S)i&!e" Sc#%% 1*::) >i bien es cierto que a puede hablarse de ciertas

pr-cticas punitivas en el mundo cl-sico (rente a ciertas conductas trans"resivas de

los esclavos quienes pod$an lle"ar a ser internados), tambi7n es verdad que la

utili#aci&n del "gran encierro" constitue un en&meno que no puede ser apreciadohasta el per$odo indicado, esto es, al que se sit'a entre el inal de la Edad 4edia la

paulatina aparici&n de la 4odernidad (*ava"ini 1**2a? 2%+)

Due, en eecto, en dicha 7poca cuando sur"ieron en Europa las primeras

pr-cticas de se"re"aci&n masiva de individuos, a trav7s de instituciones diversas?

manicomios, hospicios, casas de correcci&n, la#aretos, beotroios, c-rceles

Kumerosa literatura puede hallarse en torno a esa nueva praxis

.o#ca#%& (opcit) señala las pr-cticas de proila=is social propias de la Baja

Edad 4edia, encaminadas a luchar contra las amena#as del conta"io de la lepra, como

ori"en de la ediicaci&n de los "randes la#aretos simismo, como a se mencion&,

5



S)i&!e" Sc#%% (opcit) dan 7 de la aparici&n de las "ork!houses" brit-nicas

R#sche <i"chheime" (op cit), por su parte , asimismo, Me%ossi *ava"ini (op

cit) acreditan la aparici&n de los primeros "hpital general" ranceses, "rasp!huis"

"spin!huis" holandeses o "casas di la#oro" italianas simismo, otra literatura pone de

maniiesto el decisivo rol desempeñado por la e=periencia reli"iosa en la producci&nde una cultura de domesticaci&n de los hombres para ser m-s 'tiles, de la ainidad

de la disciplina conventual con la todav$a entonces lejana de la -brica de la

vinculaci&n entre el procedimiento penitencial la aparici&n de las primeras

penitenciar$as (*ava"ini 1**2)

a opci&n custodial ue tomando cada ve# m-s cuerpo en la pol$tica de la

disciplina social Kaci& as$ la idea de que la respuesta m-s adecuada rente a los

problemas representados por enermedades, disturbios peli"ros uese la de

secuestrar a sus prota"onistas en espacios restrin"idos separados de la sociedad(*ava"ini 1**2? 2) El "gran encierro" quedaba de este modo inau"urado

>in duda, el pereccionamiento de tales pr-cticas se"re"acionistas no lle"ar$a

hasta la invenci&n "panoptista"$ Loncebir un espacio cerrado apto para la vi"ilancia de

sus habitantes (el principio de inspecci&n benthamita), pod$a ser 'til para construir

hospicios, -bricas, oranatos, c-rceles .ocos autores han podido describir tan bien

como Ma", lo que verdaderamente represent& Merem Bentham en el conte=to de los

sueños (irreali#ados) del Iluminismo El >i"lo de las uces 5soñ& con la transparencia,

contrapoder del oscurantismo, con la sociedad contractual, con el nuevo modelopol$tico con la Ra#&n6 Ma",, con hermosas citas de >tarobinski pone de maniiesto

c&mo el Iluminismo soñ& con poder or"ani#ar la c-rcel con piedras transparentes

(como el cristal) al no poder hacerlo de ese modo, la arquitectura pan&ptica intent&

cumplir (allidamente) aquel sueño (Ma",, pocit? 181)

>in embar"o, el "panoptismo" represent& al"o m-s que esa simple aspiraci&n

de "obierno interior de la instituci&n? como ha señalado Cos&a (1*:2), en la particular

met-ora pol$tico%jur$dica del .an&ptico de Bentham se est- diseñando un "lugar

externo" , "di#erso del proyecto %urídico" 9 un lu"ar donde puede ensaarse un .oder

desvinculado de los l$mites ormales del Lontrato, los cuales ven$an imponi7ndose en

la sociedad civil a idea de habilitar un espacio apto para secuestrar del mercado de

trabajo a quienes no se disciplinaran de acuerdo a las nuevas re"las del jue"o, se iba

as$ delineando Una nueva peda"o"$a de la subordinaci&n del hombre por el hombre

pod$a comen#ar a ser practicada en estos nuevos lu"ares e=ternos al proecto

jur$dico he"em&nico >in perjuicio de cuanto se dir- m-s adelante sobre este punto,

puede adelantarse a que ah$ reside el verdadero sentido de lo que se conoce como

"panoptismo"

6



En ese conte=to, en el per$odo hist&rico propio de inales del si"lo FGIII

principios del FIF, se veriic& el triuno deinitivo de la opci&n custodial o el paso de

la utili#aci&n del encierro preventivo o cautelar, a la adopci&n del secuestro

institucional como sanci&n penal por e=celencia Niversas son las e=plicaciones que

todav$a ho se dan para desentrañar las ra#ones del por qu7 de la invenci&npunitiva o del sur"imiento de la pena de privaci&n de libertad l menos seis %,neas

o )#n&os de )a"&ida his&o"io'"+icos pueden ser destacados desde un punto de

vista meramente e=positivo sin perjuicio de que al"uno de ellos ser- retomado en

ep$"raes si"uientes

El primero, es aquel que señala como antecedente de la moderna

penitenciar$a, al entramado de casas%trabajo sur"idas en la Europa de la se"unda

mitad del si"lo FGI que habr$a tenido su esplendor durante dos si"los, para decaer

precisamente en la se"unda mitad del FGIII, dando paso al sur"imiento de la penaprivativa de libertad Esas casas de trabajo (el &ridell brit-nico, los 'asp!huis o

(pin!huis holandeses, el )pital *eneral ranc7s, la +asa di a#oro italiana, o las

+asas de la +aritat o de la -isericordia catalanas españolas) habr$an cumplido la

unci&n de adiestrar a una poblaci&n mar"inal en la disciplina oicio de los talleres

que ueron instal-ndose en su interior, proletari#ando a una mano de obra desocupada

para convertirles en obreros aptos para el posterior trabajo en las nacientes -bricas

(cr por todos Me%ossi-*ava"ini opcit)

El se"undo punto de vista desde el cual puede ser arontada la radicaltransormaci&n de los sistemas punitivos, es el que recupera el rol de la e=periencia

reli"iosa como precursora de la articulaci&n de modos de 5penitencia6 En eecto,

puede airmarse sin error que ue el sistema penal penitenciario propio de la

Inquisici&n, quien diseñ& con dos si"los de anticipaci&n aut7nticos re"$menes

penitenciarios, cl-usulas de conmutaci&n de penas capitales por privaci&n de libertad,

aislamientos celulares pretensiones de enmienda del 5delito%pecado6 (blasemias,

herej$asO), como &rmulas penitenciales en el interior de celdas monacales que

anunciaron &rmulas que m-s tarde se seculari#ar$an ser$an adoptadas por los

L&di"os .enales (cr Toms y @a%ien&e 1*08 & Te%%echea Id,'o"as 1*:0)

a tercera l$nea de an-lisis, de al"'n modo vinculada con la anterior en ciertos

aspectos conesionales, estar$a representada por la inluencia que desde los

EEUU reci7n independi#ados, habr$an ejercido las comunidades cu-queras

en la construcci&n de los primeros sistemas penitenciarios En ese sentido, es

indudable que la inluencia de los cu-queros / quienes insist$an desde

.ensilvania en la abolici&n de las lees in"lesas cuas sanciones supon$an

surimiento corporal a los inractores penales% ue notoria en la primera le"islaci&n

del pa$s reci7n independi#ado .or otra parte, el .re-mbulo del Bill de 1::*

7



%redactado por Blackstone PoJard% instaba a que tales personas uesen

sometidas a una detenci&n aislada, a un trabajo re"ular a la inluencia de la

instrucci&n reli"iosa

a cuarta posici&n, e=plicar$a que el nacimiento de la pena de privaci&n de

libertad encuentra su ori"en en el humanismo cl-sico que, tras repudiar condenar labarbarie el car-cter p'blico san"riento de los suplicios en "eneral de las

ejecuciones penales del nti"uo R7"imen, el pensamiento ilustrado habr$a diseñado

una nueva penalidad, menos cruel, m-s humana, m-s 5justa6 (v Ne#man 1*:1? 08%

029 C#e%%o Ca%ón 1*+0? 11*9 Ga"c,a :asa%o 1*:@?13) Esta e=plicaci&n, que ha

recibido la denominaci&n de 5perspectiva humanista Ao pietista6, es eminentemente

ideol&"ica en el sentido de interpretar el nacimiento de la pena se"re"ativa como un

5avance6, como un 5pro"reso moral de la humanidad6 en comparaci&n con 7pocas

anteriores En tal perspectiva, la c-rcel siempre ser- 5al"o mejor6 que cualquierpenalidad diversa

El quinto punto de vista, es el denominado 5disciplinario6 estar$a

representado, b-sicamente, por el discurso de Doucault, quien señal& que la

orma%prisi&n pree=iste a su utili#aci&n sistem-tica en las lees penales

>e ha constituido en el e=terior del aparato judicial, cuando se elaboraron,

a trav7s de todo el cuerpo social, los procedimientos para repartir a los

individuos, ijarlos distribuirlos espacialmente, clasiicarlos, obtener deellos el m-=imo de tiempo el m-=imo de uer#as, educar su cuerpo,

codiicar su comportamiento continuo, mantenerlos en una visibilidad sin

la"unas, ormar en torno de ellos todo un aparato de observaci&n, de

re"istro de anotaciones, constituir sobre ellos un saber que se acumula

se centrali#a a orma "eneral de un equipo para volver a los individuos

d&ciles 'tiles, por un trabajo preciso sobre su cuerpo, ha diseñado

la instituci&n%prisi&n, antes que la le la deiniera como la pena por

e=celencia Pa, en el viraje decisivo de los si"los FGIII FIF, el paso a

una penalidad de detenci&n, es cierto9 ello era al"o nuevo .ero se

trataba de hecho de la apertura de la penalidad a unos mecanismos de

coerci&n elaborados a en otra parte (opcit, p88)

Dinalmente, la se=ta perspectiva ser$a la llamada 5econ&mico%estructural6

que, recuperando la tradici&n iniciada por R#sche <i"chheime" en los

años treinta del presente si"lo, ser$a proundi#ada, entre otros, por

Me%ossi *ava"ini cuando señalaron que (O) lle"amos as$ a

establecer una cone=i&n entre el sur"imiento del modo capitalista de

8



producci&n el ori"en de la instituci&n carcelaria moderna Este es el

objeto de los dos ensaos que si"uen () En un sistema de producci&n

precapitalista la c-rcel como pena no e=iste9 esta airmaci&n es

hist&ricamente veriicable con la advertencia de que no se

reiere tanto a la c-rcel como instituci&n i"norada en el sistema eudalcuanto a la pena de la internaci&n como privaci&n de la libertad () En

eecto, respecto de la naturale#a de la equivalencia, QQpara que pudiese

alorar la idea de la posibilidad de e=piar el delito con un quantum de

libertad abstractamente predeterminado era necesario que todas las

ormas de la rique#a ueran reducidas a la orma m-s simple abstracta

del trabajo humano medido por el tiempoSS () El modo capitalista de

producci&n la instituci&n carcelaria ( otras instituciones

subalternas) sur"ieron al mismo tiempo en una relaci&n determinada (opcit? 10%8)

>in perjuicio que m-s adelante se retomar-n al"unas de las perspectivas aqu$

apuntadas, para desarrollarlas m-s proundamente, se han presentado seis visiones o

e=plicaciones de un mismo en&meno? como puede verse, a sea por necesidades

disciplinarias, antecedentes conesionales, ra#ones econ&micas o de otro tipo, nin"'n

autor pone en duda que el si"lo FIF ue 5el si"lo de oro6 de la c-rcel unque,

conviene recordarlo siempe, 7sta naci& concebida como “pena corporal” . as

primeras teor$as de justiicaci&n de una penalidad semejante, como es sabido,vinieron de la mano de las apro=imaciones retribucionistas kantiana hegeliana$ su

nacimiento como 5pena6 a esa primera b'squeda de racionalidad, se le añadir$a

inmediatamente despu7s la le"itimidad que pretendi& darle el pensamiento positivista

al encontrar en la c-rcel ( en otras instituciones semejantes) un perecto laboratorio

donde poner en pr-ctica las e=perimentaciones derivadas del paradi"ma etiol&"ico de

la criminalidad Lomo se ver- en el si"uiente punto, a inales del si"lo FIF principios

del FF, las teori#aciones en torno al concepto de 5pena indeterminada6 la deinitiva

adopci&n del 5sistema penitenciario pro"resivo6 (Ga"%and 1**@), marcaron tal ve# el

punto de inle=i&n m-s alto en el esplendor de la instituci&n se"re"ativa

II) E% )osi&ivismo y %as as)i"aciones cien&i+icis&as hacia n#evas &eo",as

de %e'i&imación de %as )enas(

Inventada a la c-rcel punitiva, comen#& su andadura decimon&nica >i ella naci& en

el marco de la Ilustraci&n, ser- con el .ositivismo cuando alcance su maor$a de edad

1 Cfr. al respecto, por ejemplo, el art. 28 del primer Código Penal español de 1822.

9





prueba sus hip&tesis s$, a avan#ado el si"lo FIF, se puso en uncionamiento un

nuevo sistema penitenciario? el pro"resivo, consistente en la posibilidad del recluso

de mejorar su situaci&n penitenciaria (e incluso) obtener anticipadamente su libertad

(condicional) si su conducta era ju#"ada avorablemente por las autoridades

penitenciarias (Rive"a :ei"as 1**+) Es precisamente en este momento, cuandonace otra unci&n que se atribuir- a la c-rcel? la readaptaci&n de los reclusos

(Sandova% H#e"&as, op cit? *0)

En eecto, en las tres 'ltimas d7cadas del si"lo pasado, varios acontecimientos

se suceden propician el nacimiento de esta nueva c-rcel?

a) el desarrollo del positivismo criminol&"ico, al querer adoptar para las ciencias

sociales los m7todos propios de las ciencias naturales, propiciar- el nacimiento de un

saber cient$ico en torno a la resociali#aci&n de los reclusos9

b) por otra parte, en 10:@ se celebra en EEUU el Lon"reso Kacional sobre laNisciplina de las .enitenciar$as Establecimientos de Reorma (Lincinnati) donde se

establece el principio undamental de la re"eneraci&n moral de los delincuentes9

c) al mismo tiempo, el trabajo penitenciario comien#a a perilarse como el instrumento

m-s id&neo para alcan#ar la resociali#aci&n (lo cual comien#a a plasmarse en las

primeras le"islaciones de inales del si"lo FIF), e=tendi7ndose tanto a los penados

como a los presos preventivos (<a#++man 1*::? F)9

d) , por 'ltimo, la resociali#aci&n del recluso a no se deja al libre arbitrio de un

simple cuerpo de custodios penitenciarios >u pretendido car-cter 5cient$ico6, propiciael nacimiento del tratamiento penitenciario para el cual deben prestar su apoo la

medicina, la psiquiatr$a la reci7n aparecida psicolo"$a? con el inlujo de las ciencias

del hombre, a principios de este si"lo, sur"i& el modelo cl$nico9 el objetivo era

terap7utico9 el sistema penitenciario deber$a ser una suerte de hospital que tendr$a la

unci&n de curar al delincuente mediante un tratamiento adecuado (Sandova%

H#e"&as opcit? 1@+) a 5ideolo"$a de la resociali#aci&n a trav7s de un tratamiento6

emer"$a, como se ve, desple"ar$a r-pidamente todo su esplendor

ntes de terminar este punto es preciso recordar, aunque sea mu

sint7ticamente, que el penalismo iba, al mismo tiempo, desarrollando sus nuevas

teor$as de le"itimaci&n de las penas >e pasaba as$ de la anti"ua retribuci&n a una

nueva 5presentaci&n en sociedad6 del casti"o? las ideas utilitaristas o prevencionistas

o 5relativas6 construir$an nuevas mitolo"$as punitivas Estas teor$as han sido

denominadas relativas o 5utilitaristas6 porque la imposici&n de la pena s&lo se

justiica si la misma atiende al lo"ro de un in, precisamente, el de ser 'til para

prevenir la comisi&n de delitos Lomo parece claro, las teorías absolutas de la pena

intentaron responder al interro"ante de? por qu7 punirC, lo cual si"niica que las

mismas miraban al pasado? por aquello de retribuir el mal a causado .or el

11



contrario, las teorías relati#as de la pena pretendieron responder a otra pre"unta?

para qu7 casti"arC En esta nueva visi&n, la pena no ue a concebida como un in s$

misma sino como un medio para alcan#ar determinados ines? un medio para la

prevenci&n En consecuencia, estas teor$as se orientaron hacia el uturo >e trataba

ahora de utili#ar la pena como un instrumento que permitiera evitar el delito,prote"iendo de este modo determinados bienes jur$dicos que se estimaban necesarios

para la convivencia social (cabe recordar al respecto la &rmula latina del punitur, ne

peccetur , que sit'a correctamente, en su tradici&n hist&rica, esta pretensi&n

utilitarista)

4as, pese a todo el desplie"ue doctrinalAideol&"ico de aquellas teor$as de

justiicaci&n de las penas, el in del si"lo FIF el inicio del FF propiciar$an nuevas

b'squedas de le"itimaci&n punitiva donde, como se ver- en el si"uiente ep$"rae,

ser-n otras las unciones que ahora se revelar$an

III) En )os de %a cohesión socia% y %a ed#cación mo"a% %a visión

durkheiminiana de %a )ena y %as )os&e"io"es %ec&#"as +#nciona%is&as(

Pa sido sin duda D#"9heim el autor que, a a ines del si"lo FIF, reali#& un

mu completo estudio de la aut7ntica si"niicaci&n social del casti"o Pablar de la

sanci&n penal como tan"ible ejemplo del uncionamiento de la conciencia colectiva entender el uncionamiento de la sociedad a trav7s de los 5rituales6 del casti"o,

son e=presiones que remiten directamente al citado autor Lonviene, primero,

conocer al"unos ras"os "enerales de su pensamiento antes de abordar

directamente su apro=imaci&n punitiva

!al ve# una de las m-s "randes preocupaciones de D#"9heim / de aqu$ se

construir-n al"unos pilares b-sicos del pensamiento Duncionalista% estuviese en su

intento por descubrir los or$"enes de la solidaridad social pues all$ resid$an las

condiciones undamentales de la vida colectiva de la cohesi&n social l respectodebe recordarse que, en su esquema de pensamiento, la sociedad s&lo pod$a

“funcionar” si e=ist$a un marco compartido de si"niicados moralidades? ello era,

precisamente, lo que llevar$a a la cohesi&n social <, para esta tarea, era decisivo

anali#ar los dos tipos sociales tan citados en los estudios durkheiminianos? las

sociedades primitivas, con escasa o nula divisi&n del trabajo ( caracteri#adas por la

presencia de solidaridad mecánica/9 las sociedades m-s desarrolladas, que

presentan diversos niveles de divisi&n del trabajo ( un tipo de solidaridad

orgánica/ hora bien, antes de pasar a ver c&mo jue"a el papel del casti"o en

ambas, tal ve# sea oportuno recordar que, en seno del pensamiento Duncionalista,

12



nunca interes& promover una transormaci&n social sino, a lo sumo, ajustar los

elementos “disfuncionales” que pudiesen poner en peli"ro el correcto

uncionamiento del or"anismo social (:a"a&&a opcit, *ava"ini op cit)

.ues bien, desde el punto de vista penol&"ico, ha sido Ga"%and (1**@)

quien, en los 'ltimos años, ha reali#ado un completo estudio ( re%interpretaci&n)de la obras de D#"9heim >i"amos escuetamente su recorrido para intentar

desentrañar el aut7ntico si"niicado que del en&meno punitivo se hi#o hace a al"o

m-s de un si"lo Ello ser- 'til para comprobar hasta qu7 punto, posteriores

versiones uncionalistas pretender$an asi"nar unas (supuestamente) novedosas

unciones de las penas

a primera de las obras citadas por Ga"%and es a di#isión del traba%o social

En esta obra comien#a a perilarse la idea relativa a que el casti"o representa una

aut7ntica 5instituci&n social6 en el sentido de constituir un asunto de moralidad solidaridad sociales ; lo que es mucho m-s decisivo? la penalidad no puede se"uir

siendo entendida /como el discurso penal ven$a haciendo% en los t7rminos

“mundanos” de servir al control del crimen, o al cumplimiento de la le"alidad o a la

reclusi&n de los inractores .ara ir lle"ando a esta comprensi&n, D#"9heim trata

sobre la relaci&n e=istente entre el delito la conciencia colectiva os primeros no

son cate"or$as dadas sino cambiantes en los tiempos lu"ares Lomo destaca

Ga"%and, en la concepci&n durkheiminiana, los delitos constituen oensas que

violan seriamente la conciencia colectiva, el c&di"o moral que las sociedadesconsideran sa"rado es en esa medida en la cual producen la reacci&n punitiva

(op cit? 23%2:) En consecuencia, de la violaci&n de los sentimientos emociones

sa"radas que conorman la conciencia colectiva pueden desencadenarse reacciones

psicol&"icas que requieran casti"o, ven"an#a, etc

.or ese camino, se va lle"ando a conocer el 5alma6 de la pena? para

D#"9heim el derecho penal tiene su undamento en la reacci&n de tipo emocional

que produce la proanaci&n de las cosas entendidas como sa"radas Ese ape"o

reli"ioso proundo /que provoca que los sentimientos ocupen un destacado lu"ar en

nuestras estructuras or"ani#aciones an$micas% provocar-, como indica Ga"%and,

reacciones apasionadas hostiles por parte del p'blico, el cual e=i"e casti"o para

los proanadores9 en ese sentido, el alma de la pena est- constitu$da por la 5pasi&n6

nunca deja de ser 5la ven"an#a la primordial motivaci&n que subace en los actos

punitivos6 (op cit? 20) < aunque semejantes undamentos punitivos eran m-s

propios de las sociedades primitivas que de las avan#adas, lo que habr$a sucedido

es que, en estas 'ltimas, la ven"an#a se habr$a or"ani#ado mejor Ga"%and lo

interpreta con suma claridad cuando airma que? 5considerar el casti"o como un

instrumento calculado para el control racional de la conducta es no percatarse de su

13



car-cter esencial, conundir la orma supericial con el verdadero contenido a

esencia del casti"o no es la racionalidad ni el control instrumental (O)9 su esencia

es una emoci&n irracional, irrele=iva, determinada por el sentido de lo sa"rado su

proanaci&n a pasi&n se encuentra en el cora#&n del casti"o6 (op cit? 2*) < ello

es decisivo, adem-s, por otra cuesti&n o elemento estructural del casti"o? en suarticulaci&n no s&lo jue"an dos partes (inractor v$ctima del delito) El rol

desempeñado por el tercer elemento /representado por el “público” % se revela en

toda su intensidad? los observadores, considerados como un ente de ultrajados,

proporcionar-n una din-mica motivadora ( le"itimante) deApara la respuesta

punitiva (Ga"%and op cit? 2*%+@)

>e va revelando, as$, la aut7ntica (poli) uncionalidad del casti"o Lomo

e=presa Ga"%and, 7ste tiene un importante componente 5e=presivo6? de un lado,

e=presa valores sociales9 de otro, libera ener"$as an$micas En consecuencia, en lavisi&n durkheiminiana de la reacci&n penal, incluso el delito puede llegar a ser

funcional , no en el sentido de ser 5positivo6 (como se le ha querido al"una ve#

imputar a D#"9heim), sino en el m-s complejo de desencadenar uer#as de

reacci&n, de apro=imar a las conciencias honradas ( 5concentrarlas6, añade

Ga"%and) , por esa v$a, contribuir decisivamente a la cohesi&n social D#"9heim,

hace m-s de un si"lo, lo señal& a con suiciente claridad, al indicar que el casti"o

lo"rar$a el preciso in de "enerar 5solidaridad autom-tica6

Ga"%and pasa entonces a su interpretaci&n de as dos leyes de la e#olución penal en la cual, se subraan los aspectos hist&ricos que no estaban tan presentes

en la obra anterior !ales aspectos servir-n para demostrar que las "randes

transormaciones punitivas obedecen en "ran medida a los cambios en las

sensibilidades, conciencias moralidades de la sociedad !ales cambios en la

historia penal ser$an de dos tipos (u obedecer$an a dos lees)? a) cambios en la

intensidad del casti"o, 9 b) cambios en la calidad del mismo En ambos tipos de

cambios, D#"9heim comien#a subraando que, en las sociedades avan#adas, las

5ormas6 del casti"o ser$an m-s suaves que en las primitivas >in embar"o,

advierte, la cuesti&n no es tan sencilla? el propio individualismo humanismo,

propio de los nuevos tiempos, e=i"ieron tambi7n prestar atenci&n a las violaciones

de los derechos humanos que el propio sistema penal puede ocasionar9 ello era

al"o impensable en la pre%4odernidad o nti"uo R7"imen (Ga"%and op cit? +2%+3)

a tercera obra considerada por Ga"%and en su interpretaci&n del

pensamiento durkheiminiano es a 0ducación -oral, en la cual asistimos a un

cambio de escenario? el aula nali#-ndose ahora la posible correlaci&n que pueda

e=istir entre a"encias de control Ao disciplinamiento social (de la amilia a la

escuela9 o del mundo laboral al sistema penal), comien#a una apro=imaci&n que

14



ser- decisiva en la interpretaci&n durkheiminiana del casti"o? la cuesti&n de la

5construcci&n de la autoridad6 En eecto, 5demostrar la realidad la uer#a de los

mandamientos morales6 se lo"rar- s&lo cuando las re"las convencionales alcancen

el presti"io la autoridad de las cosas sa"radas, lo cual se lo"ra cuando se

evidencie que los inractores son casti"ados9 en tal sentido, el casti"o contribue alreor#amiento de la autoridad (Ga"%and op cit? 31) < esta reairmaci&n del orden

moral constitue as$ la unci&n primordial de la punici&n, tanto en el aula como en

los !ribunales de justicia

Nestaca Ga"%and, a prop&sito de lo dicho, uno de los principales

instrumentos durkheiminianos del casti"o? el empleo de un preciso 5len"uaje6 .ara

que aquellas unciones atribuidas a la punici&n se veriiquen, la misma necesita

5e=presarse6 s&lo en t7rminos de dolor surimiento, de orma desa"radable El

“castigo como metáfora de la comunicación” se revela ahora en toda su intensidad?el casti"o transmite, airma re%airma valores .or eso es tan importante (como

en toda 5comunicaci&n6), añade Ga"%and el rol reservado al 5p'blico6, la

receptividad de 7ste9 en s$ntesis, que el 5mensaje6 sea claro comprensible Es por

esta v$a, entonces, que las penas, las multas, la c-rcel, las restricciones le"ales,

etc, constituen el aut7ntico 5escenario6, el 5andamia"e6 donde se representa se

e=presa el len"uaje del casti"o (opcit? 32%3+)

.ara concluir esta r-pida mirada de la apro=imaci&n punitiva de D#"9heim,

puede decirse que 7l no ha visto en la pena las tradicionales unciones que ladoctrina penal le atribu& que no han sido otras que las cl-sicas de ser, a) un

medio de prevenir delitos9 b) o un instrumento para la correcci&n de los inractores9

o c) un medio para lo"rar que el derecho se cumpla (unciones 5subalternas6 o

5mundanas6, cuando no abiertamente alsas o ideol&"icas) as aut7nticas

unciones del casti"o 5no son las penales6 sino, como instituci&n social que es, a)

ase"urar la cohesi&n social, b) reor#ar el sentido de la autoridad, c) contribuir a la

reproducci&n moral de la sociedad, d) ser un eica# medio de disciplinamiento

social

Gisto ello, antes de concluir este ep$"rae, como se anunci& al inicio del

mismo, puede ser importante ver al"unas de las posteriores re%interpretaciones que

el pensamiento Duncionalista reali#& de las ideas señaladas, sobre todo porque por

esta v$a se construir$a una de las m-s (pretendidamente) modernas teor$as de la

pena? la llamada doctrina de la pre#ención general positi#a o pre#ención!

integración (8a9o$s 1**+)$ En eecto, cuando las corrientes sociol&"icas penetraron

en el an-lisis del delito de la pena, la teoría de los sistemas, como variante del

uncionalismo, hi#o su aparici&n (*5"e! Man!ano 1*03) a teoría de los sistemas

introduce un len"uaje un m7todo de an-lisis de los en&menos sociales que es

15



complejo ha de ser e=plicado para comprender c&mo, posteriormente, se constru&

la ormulaci&n de 8a9o$s sobre la teor$a de la prevenci&n%inte"raci&n

a teor$a de los sistemas se ori"in& en los años de 1*2@ como un intento de

superaci&n de la contraposici&n entre un paradi"ma mecanicista de e=plicaci&n de la

realidad del paradi"ma hol$stico Lomo indica la citada autora, una de lasdeiniciones m-s usadas sobre el concepto de sis&ema señala que el mismo es un

conjunto de objetos m-s las relaciones entre los objetos entre sus atributos

(opcit? 2+), siendo los objetos las partes del sistema, los atributos sus propiedades

las relaciones las que posibilitan la noci&n de sistema en la medida en que mantienen

las partes unidas en el sistema .ero el concepto de sistema se articula sobre la base

de otros elementos au=iliares? estructura, como or"ani#aci&n interna de sus

elementos función, como la conducta e interrelaciones del mismo con el e=terior

En esa perspectiva "lobal, L#hmann (1*08a 1*08b) se ocup& de investi"arel Nerecho a trav7s del campo sist7mico >eñala este autor que, en el interior de un

sistema social, la convivencia est- or"ani#ada con procesos interactivos entre sus

miembros que se denominan e=pectativas? cada individuo esperar$a as$ que los

dem-s se comporten conorme a las re"las sociales (e=pectativas de conducta)

viceversa (e=pectativas de e=pectativas) Ne ese modo, cuando la e=pectativa es

incumplida o violentada se producir$a una rustraci&n en el sujeto e=pectante que se

transorma en un conlicto social l producirse la rustraci&n señalada, dicho sujeto

tiene dos posibilidades, se"'n esta teor$a? a) adaptar sus e=pectativas a la rustranterealidad (para no volver a rustrarse en el uturo)9 &, b) mantener sus e=pectativas

inmodiicadas quellas e=pectativas en las que el conlcito sur"ido por su rustraci&n

se resuelven a costa del sujeto e=pectante, son denominadas por L#hmann como

co"nitivas En cambio, las e=pectativas cua rustraci&n no produce un cambio de

las mismas, son por aqu7l denominadas normativas

El Nerecho, en esta visi&n, viene a implicar la institucionali#aci&n de un sistema

de e=pectativas, re"ulando la convivencia social disminuendo el ries"o de conlicto

que se ori"inar$a de no poder preveerse las actuaciones de los otros sus reacciones

rente a las propias, sur"iendo un equilibrio consensual independiente del contenido

valorativo de las e=pectativas (*5"e! Man!ano ibidem) En tal sentido, se dice que

el 1erecho contribuye a la creación y mantenimiento de consenso a soluci&n del

conlicto social producido por la rustraci&n de las e=pectativas normativas, pasar$a a

ser canali#ada mediante el mecanismo de imposici&n de sanciones, las cuales

vendr$an a suponer, en consecuencia, la declaraci&n e=presa de la rustraci&n de la

e=pectativa, partiendo de que el conlicto se resolver- a costa del sujeto rustratorio

16



partir entonces de esta teor$a sist7mica, mu brevemente apuntada aqu$,

8a9o$s eect'a toda una reormulaci&n "lobal de la teor$a jur$dica del delito de la

pena, eectuando una undamentaci&n preventivo%"eneral positiva del Nerecho penal

.ese al pretendido car-cter novedoso de la teor$a de 8a9o$s, :a"a&&a (1*03)

.e""a6o%i (1**+) recuerdan que, en realidad ( como se ha visto a), losantecedentes de la misma se encuentran en las posiciones durkheiminianas, aunque

desde hace al"unos años han sido reelaboradas en un marco conceptual parcialmente

nuevo que se sirve de la teor$a sociol&"ica de los sistemas Nentro de esta direcci&n,

representa un punto de lle"ada %ho atentamente discutido% del desarrollo de la

ciencia penal alemana de los 'ltimos decenios (teor$a de la inte"raci&n%prevenci&n)

(:a"a&&a opcit? 08)

as objeciones que se han ormulado a la teor$a de la prevenci&n "eneral

positiva, provienen de distintos rentes .or una parte se critica que supon"a unavuelta al retribucionismo puesto que al criticar a la resociali#aci&n no se responde al

problema del in que tiene la ejecuci&n de las penas :a"a&&a señala que la cr$tica a la

resociali#aci&n no va acompañada de la creaci&n de instrumentos alternativos a los del

derecho penal (1*02) .ero, adem-s de ello, el autor italiano advierte que la cr$tica a

estas teor$as no puede consistir en su contestaci&n desde el punto de vista de su

adecuaci&n a la realidad que eectivamente relejan, sino que debe undamentarse en

la elaboraci&n de un discurso cr$tico sobre la propia realidad, esto es, sobre los

mecanismos "enerados por el sistema punitivo sobre la normalidad que ellarepresenta "aranti#a (opcit? 0+) l hablar de normalidad, :a"a&&a tiene en

cuenta tanto la que se deriva de una moralidad dominante como la que sur"e de las

relaciones sociales de poder e=istentes en una sociedad En similar sentido,

.e""a6o%i objeta que a estas doctrinas acompañan "eneralmente modelos de derecho

penal m-=imo e ilimitado, pro"ram-ticamente indierentes a la tutela de los derechos

de la persona

IV) Sis&emas )#ni&ivos y sis&emas de )"od#cción económica %a

econom,a )o%,&ica y e% disc#"so marxiano en &o"no a% cas&i'o(

>e anali#ar- ahora un planteamiento radicalmente diverso de los vistos

hasta este momento Nesde lue"o, no se eectuar- aqu$ un e=amen detallado de los

postulados mar=istas pues ni ha espacio para hacerlo, ni es esa la intenci&n .or

otra parte, abundante literatura puede manejarse en tal sentido o que se tratar-

es de ver cu-les han sido las principales contribuciones de la llamada corriente

“marxiana” en el -mbito punitivo, e=presi&n que a requiere una e=plicaci&n >e

17



caliica de tal modo la corriente de pensamiento que, inspirada en las obras de

Ma"7 En'e%s (quienes apenas trataron la cuesti&n penol&"ica), aplic& las

cate"or$as mar=istas al an-lisis de la cuesti&n penal (cr *ava"ini 1*08, :#s&os

Ram,"e! 1*08, :a"a&&a 1*03) <, en este ep$"rae, se e=aminar- el desarrollo de

una corriente semejante en su estricta contribuci&n al estudio del casti"oEs sobradamente sabido a estas alturas, que esa contribuci&n principal

arranc& en el seno de la llamada 0scuela de 2rankfurt a trav7s de los escritos,

undamentalmente, de R#sche <i"chheime" que dar$an lu"ar a la conocida obra

3ena y 0structura (ocial publicada ori"inalmente en 1*8* en el -mbito de lo que

ue el Instituto Internacional de Investi"aci&n >ocial undado diecis7is años antes,

cuando el mismo a hab$a tenido que trasladarse a Kueva <ork >e inau"uraba con

esta perspectiva un estudio que, por primera ve#, ven$a a poner en estrecha

relaci&n el complejo en&meno punitivo con el del mercado de trabajo con losvalores culturales que sustentan a una determinada sociedad (Se%%in 1*02? FII)

Una nueva epistemolo"$a estaba sur"iendo en relaci&n con el conocimiento

cient$ico del problema punitivo <, cuando se habla de una 5nueva epistemolo"$a6,

se est- haciendo menci&n de los principales pilares que conorman ese nuevo

enoque? un nuevo objeto de estudio un nuevo m7todo de trabajo Geamos

al"unos de sus puntos undamentales

En primer lu"ar, cabe destacar que R#sche <i"chheime" parten de una

cr$tica al enoque jur$dico he"em&nico que siempre se e=pres& a trav7s de lascl-sicas teor$as de la pena En eecto, cuando airman que 7stas nunca pueden

lle"ar a e=plicar la introducci&n de las ormas espec$icas de casti"o en el conjunto

de la din-mica social (cr op cit), est-n anunciando la adopci&n de una nueva

perspectiva para el abordaje de la cuesti&n a nueva epistemolo"$a se pondr-

deinitivamente de maniiesto cuando señalan que 5todo sistema de producci&n

tiene una tendencia a descubrir ( a utili#ar) sistemas punitivos que corresponden a

las propias relaciones de producci&n6 (ibid) Lomo destaca :a"a&&a, la tesis de los

dos autores citados se resume en señalar que 5en la sociedad capitalista el sistema

penitenciario depende sobre todo del desarrollo del mercado de trabajo a

ma"nitud de la poblaci&n carcelaria el empleo de 7sta como mano de obra

dependen del aumento o de la disminuci&n de la uer#a de trabajo disponible en el

mercado de su utili#aci&n6 (1*03? @2) >e iba ediicando, de este modo, la nueva

epistemolo"$a punitiva que pas& a ser conocida como la “economía política de la

pena”

Ga"%and, cuando anali#a la obra de R#sche <i"chheime", sinteti#a

claramente sus principales propuestas? 51) El casti"o debe considerarse como un

en&meno hist&rico espec$ico que s&lo aparece en ormas particulares, concretas

18



(O) ) Lonorme a la interpretaci&n mar=ista de la historia (O) el modo de

producci&n es el determinante principal de los m7todos penales espec$icos en

periodos hist&ricos espec$icos (O) 8) El casti"o no es una simple consecuencia del

crimen (O)9 el casti"o debe entenderse como un en&meno social liberado tanto de

su concepto jur$dico como de sus ines sociales (O) 2) as instituciones penalesdeben verse en su interrelaci&n con otras instituciones con otros aspectos no

penales de la pol$tica social (O) +) El casti"o debe verse, no como una respuesta

social a la criminalidad de los individuos sino, sobre todo, como un mecanismo con

hondas implicaciones en la lucha de clases, entre ricos pobres, bur"ueses

proletariado (O) 3) a unci&n real del casti"o no es beneiciar a toda la sociedad,

sino apoar los intereses de una clase en contra de la otra6 (opcit? 118%11+)

Necisivo, para el espec$ico caso de la historia de las reormas carcelarias, es

el concepto de la “less elegibility” (o le de la menor ele"ibilidad) que sur"e a delprimer trabajo de R#sche de 1*88 (abor market and penal sanction) que

tambi7n alora en 3ena y 0structura (ocial .or esa re"la se estableci& que las

condiciones carcelarias /undamentalmente, las del trabajo carcelario% siempre

deben permanecer por debajo de las peores condiciones materiales de las clases

subalternas de la sociedad Un principio semejante, orient& (si as$ puede decirse)

los procesos reormistas de las c-rceles europeas del si"lo FIF >eñalan al respecto

R#sche <i"chheime", a prop&sito de la situaci&n alemana de entonces, que 5los

jueces le"isladores se mostraban indierentes ante las condiciones imperantes enla prisi&n no se preocupaban por distin"uir las diversas escalas en la "raduaci&n

de la pena de detenci&n o por ijar su duraci&n conorme a principios deinidos >e

daban por satisechos suponiendo que el hambre, los a#otes el trabajo duro

producir$an sus eectos, de modo que nin"uno, por m-s pobre miserable que

uese su condici&n, dejar$a de hacer todo lo que estuviera a su alcance para

permanecer uera de los muros de la c-rcel a posibilidad de que la pena de prisi&n

pudiera perder sus eectos intimidatorios, se encontraba m-s all- del campo del

pensamiento racional6 (opcit? 182)

Esta recuperaci&n del an-lisis historio"r-ico que caracteri#a la obra aqu$

anali#ada / que constitue uno de los ras"os undamentales de esta nueva

epistemolo"$a revisionista% ha sido desarrollada posteriormente en al"unas

reinterpretaciones veriicadas en la d7cada de los años de 1*:@ +árcel y 2ábrica$

os orígenes del sistema penitenciario 4siglos 567!575/ publicada ori"inalmente en

Italia en 1*:: por Me%ossi *ava"ini es, posiblemente, el ejemplo m-s claro de lo

dicho s$ lo e=presa claramente Ne))i Modona en la .resentaci&n de los dos

ensaos si bien, 7l mismo, advierte del cuidado que debe tenerse de que estas

interpretaciones no e=a"eren en cuanto a do"matismo asbtracci&n

19



Ko se repetir-n comentarios citas que a se han hecho en el Ep$"rae I) del

presente trabajo, en relaci&n con las tesis sobre el sur"imiento de la pena privativa

de libertad sustentadas por los dos autores italianos >&lo cabe subraar que las

mismas aian#aron a'n m-s la llamada orientación económico!estructural que,

sobre todo, vino a desvelar la pobre#a la alacia de las e=plicaciones pietistas!

humanistas que hab$an mencionado la contraria e=plicaci&n sobre semejante

en&meno Pe ah$ la aut7ntica importancia del m7todo historio"r-ico como

revelador de la nueva epistemolo"$a a que se ha hecho reerencia

.ara acabar este ep$"rae, conviene recordar con Ga"%and que la llamada

perspectiva marxiana aqu$ sinteti#ada ha tenido otras e=presiones diversas de las

comentadas En eecto, son tradicionalmente citados en esta l$nea interpretativa,

los trabajos de *ash#9anis (cr 1*:0) relativos a las ormas cate"or$as del

derecho bur"u7s a la poderosa car"a ideol&"ica que el derecho / los sistemaspunitivos% impone como medio de le"itimaci&n de las desi"uales relaciones entre

clases sociales (cr op cit? 180) En tal sentido, conclu$a hace años :a"a&&a

destacando que 5en este conte=to estructural m-s vasto debe e=aminarse la

transormaci&n actual la crisis de la instituci&n carcelaria a investi"aci&n que

queda todav$a por hacer concierne a la relaci&n uncional que intercede entre la

actual ase de contrarreorma del sistema punitivo la crisis del mecanismo de

acumulaci&n capitalista a que ho asistimos6 (opcit? @:) >obre esta importante

airmaci&n se volver- posteriormente

V) Re-desc#$"iendo e% %a$o"a&o"io de %a se'"e'ación a%'#nas

di"ecciones de %a Esc#e%a de Chica'o y %a di+#sión de% behaviourismo(

Lomo es bien sabido, los llamados sistemas puniti#o premiales ueron

diseñados hace un si"lo , con pequeñas variaciones soisticados reinamientos, han

perdurado hasta nuestros d$as Geamos ahora, brevemente, c&mo otras corrientes depensamiento tambi7n aportaron al"unas variantes en las indicadas modalidades

terap7uticas >e alude ahora a las rele=iones que provienen de la 8eoría del

9prendi:a%e de aquel laboratorio que ue la llamada 5Escuela de Lhica"o6 que

supuso la penetraci&n del conductismo o "beha#iourismo" en las instituciones

se"re"ativas

En eecto, las nociones de "contagio social" de "aprendi:a%e criminal"

ejercieron notable inluencia en el campo de la intervenci&n tratamiento

penitenciarios Lomo señala :e"'a%%i al anali#ar los postulados de *av%ov, ue a

partir de sus e=perimentos con perros cuando se supo que el comportamiento

20



puede ser de dos tipos? el reactivo el operante El primero es el producido

como respuesta a ciertos est$mulos se "enera en la esera autom-tica del sistema

nervioso9 el se"undo, interesa el sistema nervioso central resulta ser una unci&n

de sus eectos ambientales pasados presentes Luando un comportamiento

operante es se"uido de cierto tipo de est$mulos, aqu7l aumenta su recuencia en eluturo (1*0@? 11) >e"'n el mismo autor, aplicando los est$mulos reor#adores

discriminantes se pueden obtener sensibles modiicaciones del comportamiento

Estas t7cnicas de la ;;beha#ior modification<< han sido aplicadas con sin"ular

relieve en las c-rceles (op cit? 1)

Ne ah$ que el llamado aprendi:a%e comen#& a ser una de las ideas que

undamentar- la intervenci&n resociali#adora .artiendo de que 5el comportamiento

criminal es siempre comportamiento aprendido6, las nuevas terapias se centrar-n

en la iloso$a /aparentemente elemental% de premiar el comportamientodierenciado 4-s adelante se ver- que, pese a semejante presentaci&n ideol&"ica,

las aut7nticas inalidades de una intervenci&n semejante siempre estuvieron

orientadas a alcan#ar la adhesi&n de los internos, omentar actitudes individualistas

(en detrimento de otras solidarias) , en in, servir de eica# instrumento de

"obierno disciplinario en el caso espec$ico de las instituciones de se"re"aci&n

!ambi7n dentro de este 5aboratorio6 de Lhica"o, se han de mencionar los

an-lisis que ueron propios de las 8eorías (ubculturales que, en el campo

penitenciario, provocaron los primeros estudios etno"r-icos en comunidades cerradaselabor-ndose conceptos como el de "prisoni:ación" (C%emme" 1*+0) El modelo

causal e=plicativo que proporcion& la teor$a de las subculturas criminales ue

particularmente utili#ado en el -mbito penitenciario para describir la denominada

sociedad carcelaria (Ne#man 1*30), c&mo se desenvuelve la or"ani#aci&n %ormal

e inormal% de los reclusos los uncionarios, c&mo se construe un preciso len"uaje

carcelario, c&mo aparece una jerarqui#aci&n de sus sistemas de valores, etc

El concepto de “prisoni:ación” ue acuñado por C%emme" (op cit) para deinir

el eecto de car-cter subjetivo que produce la convivencia carcelaria :e"'a%%i, cuando

introdujo tal concepto en España, se reer$a a dicho eecto al señalar que, junto a la

nueva sociali#aci&n o resociali#aci&n que de la prisi&n se pretende, se produce

tambi7n un proceso de sociali#aci&n ne"ativo, pues, en el transcurso de la

ejecuci&n, el condenado asume situaciones modos de comportamiento que implican

normas valores propios de la vida de encierro que dominan en el instituto (1*:3?

+8)

<, por 'ltimo, no pueden dejar de indicarse las contribuciones de ciertas

orientaciones de car-cter uncionalista al diseño de particulares ormas de

intervenci&n reeducadora Nesde el punto de vista penitenciario (adem-s de cuanto se

21



señal& en el Ep$"rae III), el Duncionalismo di& paso a una nueva orma de

intervenci&n sobre los reclusos en los institutos penales >eñala :e"'a%%i que Gictor

von Tes#acker ue quien en la 4edicina introdujo la e=presi&n =terapia social= para dar

a entender un m7todo psicoterap7utico para el reuer#o sobre el deectuoso inlujo

que el medio ambiente ha tenido sobre el paciente (op cit? ::) prop&sito de la terapia social , Mi"a%%es airma que el aspecto principal de

7sta es la idea de reinte"raci&n del individuo a la sociedad para que sea 'til a la

misma por la adquisici&n de capacidades t7cnico%laborales%disciplinarias, aspecto,

pues, de tipo funcional (1*08? 1@2) <, para ello, señala la citada autora, ser-n

elementos necesarios la terapia, la medicali#aci&n, el aprendi#aje la disciplina que

se entrecru#ar-n autoinluenciar-n en la vida diaria de la c-rcel durante la ejecuci&n

de la condena privativa de libertad (op cit? 1@2) .or lo que hace a la utili#aci&n de

al"unas de las modalidades de terapia social en la ejecuci&n de las penas privativas delibertad, :e"'a%%i señala %citando a Brink% que la psicoterapia anal$tica ue pensada

para personalidades que, sobre la base de uertes instancias de conducci&n,

consientan un satisactorio desarrollo de sus estructuras, m-s que nada en presencia

de ras"os neur&ticos (op cit? 188)

os reparos que se han ormulado a la terapia social provienen de distintos

rentes Uno de ellos es aqu7l que, en palabras de <a#+mann, supone la ca$da de la

terapia social entre dos rentes ideol&"icos (1*::? @1) Ne un lado estar$an aqu7llos

que se resisten a aceptar que un determinado porcentaje de individuos est7 tanaectado Ne otro lado, se señala que no puede ocultarse que detr-s de la terapia

social se esconde una necesidad inconsciente reprimida de casti"o, as$ como el

aerrarse r$"idamente a posiciones anti"uas reprimidas (:e"'a%%i, op cit? 1+2)

Lon la intenci&n de paliar las cr$ticas que se han ormulado a la terapia social ,

como tratamiento particulari#ado, sur"i& la alternativa de la denominada "terapia

social emancipadora"$ Este concepto %acuñado por Ha++9e% puede deinirse como un

proceso pr-ctico por medio del cual se le maniiesta libremente al recluso la ra#&n

sinra#&n de las normas, se le muestra su impotencia lo inructuoso de intentar hallar

compensaciones en el delito (Ma)e%%i Ca++a"ena, op cit? 03)

"re"a Ma)e%%i Ca++a"ena que, la terapia social emancipadora, tiene a la ve#

una orientaci&n individual social Individual porque atiende los surimientos las

necesidades del recluso .ero a su ve# es social porque conoce de sus problemas no

de manera aislada sino en relaci&n con los complejos en&menos sociales, que son los

que ori"inan en parte aquellos problemas < es, por 'ltimo, emancipadora porque

renuncia al adoctrinamiento del sujeto (op cit? 03)

Lomo se ve, pese a las aparentes innovaciones que cada una de estas

orientaciones introdujo en el campo de la ejecuci&n penalApenitenciaria %innovaciones

22



que, como se va viendo, acentuaron cada ve# m-s las pr-cticas de tipo

m7dicoApsiqui-trico, primero, peda"&"ico, despu7s% nunca ue a sustancialmente

modiicada la base normativa que permit$a semejantes intervenciones El sistema

penitenciario "progresi#o", apoado en el modelo punitivoApremial, se constituir$a as$

en la columna vertebral de cualquier intervenci&n que pretendiera ser terap>utica Elsi"uiente Ep$"rae, aunque desde una perspectiva mu diversa, abunda a'n en ello

VI) De% *anó)&ico a% panoptismo .o#ca#%&/ %a a"0#eo%o',a de %as

sociedades disci)%ina"ias y e% nacimien&o de %a C"imino%o',a(

Reerencia obli"ada en las apro=imaciones ilos&icas sociol&"icas (no s&lo)

del casti"o, la obra de .o#ca#%& representa un important$simo hito en el que espreciso detenerse .ensar en ciertos problemas actuales rastrearlos hacia el

pasado (la penalidad, pero tambi7n, la se=ualidad, la medicina, la locuraO),

eectuar una "enealo"$a Ao arqueolo"$a de las instituciones modernas, anali#ar los

5costos6 de la 4odernidad, hacer, en in, una aut7ntica historia del presente” ,

constituen al"unos de los ras"os undamentales de la compleja obra foucaultiana

.ara cuanto aqu$ interesa, al decir de Ga"%and, esta apro=imaci&n es la que tal ve#

mejor que nin"una otra ha eectuado una aut7ntica 5"ram-tica6 de las tecnolo"$as

punitivas (op cit? 13@)Lomo es bien conocido, el an-lisis m-s e=haustivo de .o#ca#%& sobre la

historia del casti"o se halla en su obra 6igilar y +astigar$ ?acimiento de la prisión

Lon la descripci&n, desde la primera p-"ina, del estilo de la punici&n suplicial del

nti"uo R7"imen, .o#ca#%& pone en evidencia la transormaci&n que el sistema

penal e=periment& en el advenimiento de la 4odernidad <a desde el principio se

pone de maniiesto una de los aspectos debatidos de su obra? la nueva penalidad /

la privaci&n de libertad% recaer$a m-s sobre el 5alma6 que sobre el 5cuerpo6 de los

condenadosC o que el autor ranc7s describe con precisi&n es la nueva tecnolo"$ade poder que se pone de maniiesto con la nueva penalidad En el moderno

sistema, 5bajo el nombre de cr$menes de delitos, se ju#"an eectivamente objetos

jur$dicos deinidos por el L&di"o, pero a la ve# se ju#"an pasiones, instintos,

anomal$as, achaques, inadaptaciones, deectos de medio o de herencia9 se casti"an

las a"resiones, pero a trav7s de ella, las a"resividades9 las violaciones, pero a la

ve#, las perversiones9 los asesinatos, que son tambi7n pulsiones deseos6 (op cit?

+) Lomo señala Ga"%and el nuevo sistema resulta, as$, m-s correctivo que

punitivo? 5un sistema penal al que los estadounidenses denominaron

adecuadamente correccional 6 (op cit? 133)

23



pro=im-ndose al sur"imiento /o al triuno% de la 5opci&n se"re"ativa6,

.o#ca#%& centra su tesis en la airmaci&n de que el sistema penal no invent& nada

absolutamente ori"inal /en atenci&n a la pena privativa de libertad%, sino que

adopt& en su seno una 5opci&n6, una 5 praxis custodial6 a ensaada en otras

eseras sociales en la 7poca del Hran Encierro Lomo qued& dicho en el Ep$"rae I)de este trabajo, .o#ca#%& señal& a las pr-cticas de proila=is social propias de la

Baja Edad 4edia, encaminadas a luchar contra las amena#as del conta"io de la lepra,

como ori"en de la ediicaci&n de los "randes la#aretos a opci&n custodial ue as$

tomando cada ve# m-s cuerpo en la pol$tica de la disciplina social Kaci& entonces la

idea de que la respuesta m-s adecuada rente a los problemas representados por

enermedades, pestes, disturbios, amena#as peli"ros uese la de secuestrar a sus

prota"onistas en espacios restrin"idos separados de la sociedad

Esta nueva praxis u opci&n se"re"ativa /que tuvo incluso sus antecedentes enlas 5medidas que deben adoptarse en una ciudad cuando se declara la peste6 %

encontr& un modelo que ser$a emblem-tico, representativo de los nuevos tiempos? la

i"ura arquitect&nica del .an&ptico de Bentham Un nuevo 5estilo6 de casti"o, se

asentaba entonces .ero, la i"ura del .an&ptico, esta es otra de las tesis

foucaultianas, terminar$a por trascender, por diundirse, hacia todo el espacio social

En eecto, esto a se mencion& al inicio de este trabajo, el "panoptismo" represent&

al"o m-s que esa simple aspiraci&n de "obierno interior de la instituci&n cerrada?

como ha señalado Cos&a (1*:2), en la particular met-ora pol$tico%jur$dica del.an&ptico de Bentham se est- diseñando un "lugar externo" , "di#erso del proyecto

%urídico" 9 un lu"ar donde puede ensaarse un .oder desvinculado de los l$mites

ormales del Lontrato, los cuales ven$an imponi7ndose en la sociedad civil a idea de

habilitar un espacio apto para secuestrar del mercado de trabajo a quienes no se

disciplinaran de acuerdo a las nuevas re"las del jue"o, se iba as$ delineando Una

nueva peda"o"$a de la subordinaci&n del hombre por el hombre pod$a comen#ar a ser

practicada en estos nuevos lu"ares e=ternos al proecto jur$dico he"em&nico9 ah$

reside el verdadero sentido de lo que se conoce como "panoptismo"$

Ese nuevo estilo punitivo tuvo, incluso, precisos contornos en el -mbito del

proceso de la ejecuci&n penal? en el 9ntiguo '>gimen, el proceso penal (su ase

declarativa) era secreto , en cambio, la ejecuci&n penal era p'blica En la -odernidad

los t7rminos se invirtieron? el proceso penal (su ase declarativa) pas& a ser p'blico,

pero la ejecuci&n de la pena se hi#o secreta, se escondi& de los ojos del p'blico se

conin& en un lu"ar m-s $ntimo apartado? la celda delimitada por los muros

carcelarios El 5nuevo estilo6 quedaba inau"urado mu pronto iba a ser habitado por

los saberes que le dar$an el estatuto de ciencia, de saber científico , en consecuencia,

24



necesitado de un preciso personal capacitado en ciertas disciplinas que por entonces

asomaban

En eecto, .o#ca#%& destaca que el anti"uo rol desempeñado, entre otros, por

los sacerdotes, empe#ar- ahora a ser desempeñado por los 5t7cnicos6, por los

5t7cnicos de la nueva ortopedia moral6 .ara comprender esto es preciso,previamente, conocer aunque sea brevemente sus concepciones en torno al 5poder6,

la 5disciplina6 la 5democracia6 .ara .o#ca#%&, el 5poder6 no es un ob%eto poseído

por determinadas personas o clases sociales l habla de relaciones de poder ( s$

admite que 7stas se presentan, muchas veces, asim7tricamente), las cuales se

e=presan en t>cnicas de dominio relacionadas con el conocimiento entendido 7ste, a

su ve#, como el con%unto de formas, t>cnicas, o estrategias, empleadas para el

disciplinamiento de otro u otros

Ne all$ deriva su concepci&n de la 5disciplina6 de la 5democracia6 .ara.o#ca#%&, ambas nacen uertemente unidas en una relaci&n dial7ctica? no e=iste

democracia sino est- uertemente asentada en la disciplina ; con sus palabras,

citando su amoso aorismo? 5las uces que descubrieron las libertades, tambi7n

inventaron las disciplinas6 (op cit? ) Lomo indica al respecto Ga"%and, en ese

sentido, la disciplina representa 5el lado oscuro6 de la democracia de sus lees

i"ualitarias (op cit? 1:0)

.ues bien, de tales ideas .o#ca#%& desciende al -mbito de la c-rcel la cual es

concebida como una de las instituciones disciplinarias por e=celencia? la c-rcel de la-odernidad , la nueva pena privativa de libertad, nace con una aspiraci&n? transormar

a los individuos que all$ residir-n >e retoma, as$, el ar"umento del nacimiento de un

nuevo corpus de conocimiento En eecto, si la nueva ejecuci&n penal se convert$a en

un se"mento científico, ese nuevo estatuto requer$a de unos precisos saberes, de todo

un discurso, de un cuerpo de le"itimaci&n de unos t7cnicos encar"ados de la tarea?

la +riminología tradicional pas& a ocupar el nuevo espacio En tal direcci&n, .o#ca#%&

subraa la doble unci&n que habr$a cumplido la +riminología aplicada al -mbito

penitenciario /o la primera 3enología de corte positivista%? de un lado, fabricaba

delincuentes en el literal sentido de crear las condiciones avorables para la

reincidencia9 de otro lado, desde un punto de vista epistemol&"ico, la c-rcel

5cient$ica6 producía delincuentes, 7stos se hac$an visibles, pasaban a ser un objeto de

individuali#aci&n, estudio control (cr Ga"%and op cit? 10@)

Es as$, entonces, se"'n .o#ca#%&, que en la maor$a de edad de la c-rcel

correccionalista, el poder de casti"ar sure una decisiva compartimentaci&n que

perdurar-? a no s&lo %u:ga el %ue: En eecto, en la c-rcel disciplinaria 5bullen toda

una serie de instancias anejas En torno del juicio principal se han multiplicado

justicias menores jueces paralelos? e=pertos psiquiatras o psic&lo"os, ma"istrados

25



de la aplicaci&n de penas, educadores, uncionarios de la administraci&n penitenciaria

se dividen el poder le"al de casti"ar6 (op cit? 0)

.ara terminar este r-pido bosquejo de la apro=imaci&n de .o#ca#%& a la

comprensi&n del sistema penal de la punici&n, conviene recordar /sin perjuicio de lo

que se dir- al inal del presente trabajo% sus rele=iones en torno al futuro de la cárcel ,uturo li"ado a un decisiva apor$a Es claro que el citado autor menciona en repetidas

ocasiones el 5racaso6 de la c-rcel, racaso li"ado al incumplimiento de sus unciones

declaradas 4as, como es constatable, ese racaso no ha tra$do 5menos6 c-rcel, sino

precisamente lo contrario .o#ca#%& cita, para comprender esa aparente

contradicci&n, dos &rdenes de ra#ones? a) la c-rcel, pese a su racaso, se halla

hondamente li"ada, proundamente enrai#ada, en la cultura de los 'ltimos dos si"los9

b) ese mismo racaso carcelario, es el que alimenta la perpetuaci&n de la presencia

carcelaria Es decir, como conclue Ga"%and, 5la c-rcel se conserva debido a susfracasos, no a pesar de ellos6 (op cit? 10)

VII) La "aciona%i!ación de% Sis&ema *ena% como ca"ac&e",s&ica de %a

Mode"nidad e% disc#"so weberiano.

>i este Ep$"rae habla del “(istema 3enal” es porque ha sido sin duda

e$e" quien anali#&, desde un punto de vista or"ani#acional, "ran parte de aquel 5sistema6, a su aspecto “dinámico” , es decir, a las instancias de aplicaci&n de aqu7l?

la polic$a, los jueces la c-rcel Loncebir la racionali:ación, profesionali:ación y

burocrati:ación del >istema .enal como los ras"os sobresalientes de 7ste, e

introducidos por la 4odernidad, constitue una de las preocupaciones eberianas

que se vislumbran en su obra 0conomía y (ociedad$ 0sbo:o de sociología

comprensi#a .ara cuanto se dir- m-s adelante, es preciso recordar aqu$ que otro

de los temas cl-sicos de la interpretaci&n sociol&"ica de e$e" es el relativo a la

“disciplina”$ Loncebida 7sta como una t7cnica para alcan#ar el adiestramiento delos individuos con el in de 5ajustarlos plenamente a las e=i"encias, herramientas

m-quinas del mundo e=terior6, la disciplina desempeñar- un especial rol en el

campo de la 5dominaci&n burocr-tica6 (opcit? :21%:2)

.ues bien, para cuanto aqu$ interesa, puede señalarse en la interpretaci&n

eberiana son precisamente las pr-cticas disciplinarias las que /con el

advenimiento de la 4odernidad% e=perimentaron un proceso de racionali#aci&n <

ue ello lo que constitu& la base de un sistema de dominaci&n, justamente,

burocrática El propio autor lo describe claramente? 5una burocracia mu

desarrollada constitue una de las or"ani#aciones sociales de m-s di$cil

26



destrucci&n a burocrati#aci&n es el procedimiento espec$ico de transormar una

Vacci&n comunitariaW en una Vacci&n societariaW racionalmente ordenada Lomo

instrumento de la Vsociali#aci&nW de las relaciones de dominaci&n ha sido es un

recurso de poder de primera clase para aquel que dispone del aparato burocr-tico

(O) ll$ donde se ha llevado $nte"ramente a cabo la burocrati#aci&n del r7"imen de"obierno se ha creado una orma de relaciones de dominio pr-cticamente

inquebrantable6 (opcit? :21)

Indica e$e" que el paso del nti"uo R7"imen a la 4odernidad puede ser

comprendido como la transici&n de ciertas pr-cticas tradicionales hacia ormas de

acci&n racionales? 7sa ser$a, precisamente, la caracter$stica del proceso de

moderni:ación Lomo señala Ga"%and en su interpretaci&n de los te=tos de

Doucault Teber, 5en el transcurso de este acontecer la VcienciaW (incluidas las

ciencias sociales) sustitue a las creencias, el c-lculo reempla#a al compromiso elconocimiento t7cnico a las tradiciones sentimientos como los determinantes

principales de la acci&n (O) >e"'n Teber / en buena medida tambi7n se"'n

Doucault% las consecuencias de este mundo cada ve# m-s racional involucran no

s&lo el VdesencantoW la p7rdida de e compromiso con los valores, sino tambi7n

una "ran medida de restricci&n opresi&n, que resultan una car"a psicol&"ica para

el individuo6 (opcit? 11)

Esa vinculaci&n entre e$e" .o#ca#%& se hace m-s estrecha a'n si se

anali#a, como ambos han hecho, el tema relativo al precio (al decir de e$e") o alos costos (en palabras de .o#ca#%&), del paso hacia la 4odernidad, o el acceso a la

civili#aci&n < ello es decisivo para comprender cuanto aqu$ se e=amina, para el

estudio del casti"o , m-s ampliamente, del sistema penal Ga"%and lo dice

claramente cuando señala que el "ran inter7s de ambos autores ue demostrar

c&mo, a trav7s del proceso de racionali#aci&n, el casti"o apasionado morali#ante

del nti"uo R7"imen se transorm& en un proceso r$o, desapasionado

proesionali#ado (opcit? 1) hora bien, de qu7 tipo de racionali:ación habla

e$e" cuando anali#a la problem-tica del sistema penal de la punici&nC

Luando el autor citado comien#a su an-lisis relativo a la racionali:ación

formal y material del derecho (opcit? 3@8 ss), a señala que 5la vieja

administraci&n de justicia por el pueblo, ori"inariamente un procedimiento

e=piatorio entre los clanes, es en todas partes despojada de su primitiva

irracionalidad ormalista "racias al inlujo del poder de los pr$ncipes los

ma"istrados6 as tendencias ormalistas del derecho, el proceso codiicador la

racionali#aci&n burocrati#aci&n del derecho penal, constitueron al"unos de los

acontecimientos m-s sobresalientes del inicio de la 4odernidad ilustrada Ga"%and,

a prop&sito de este proceso, identiica cinco elementos sobresalientes que

27



constituir$an los pilares de la racionali#aci&n eberiana? a) la ur"ente necesidad de

contar con un presupuesto econ&mico, basado en impuestos (para el sostenimiento

de todo el 5aparato6 penal)9 b) un "ran n'mero de personal de carrera9 c) una

e=tensa red de or"ani#aciones e instituciones9 d) "ran cantidad de conocimientos

t7cnicos9 , e) un preciso discurso de las ciencias sociales (psicolo"$a, derecho,criminolo"$aO) que aporte el substrato le"itimante (opcit? 1%18)

.uede as$ airmarse que el "ran cambio introducido por la 4odernidad (o uno

de los "randes) ue, precisamente, la creaci&n del sistema penal de sus redes

burocr-ticas, sus or"ani#aciones, sus t7cnicos, sus discursosO .ero nada de ello

hubiese sido posible, indica e$e", si el derecho moderno no hubiese

desempeñado un rol de dependencia con unas relaciones econ&micas que

necesitaban de una certe#a, de una precisi&n %jur$dicas%, que le "aranti#asen la

5se"uridad del tr-ico6 Pe ah$ el aut7ntico meollo de la cuesti&n m-s debatida en sular"a disertaci&n sobre 0conomía y 1erecho , precisamente, uno de los ras"os m-s

sobresalientes de la racionalidad eberiana$

l respecto, Ga"%and hace importantes precisiones en torno al enoque aqu$

anali#ado a burocrati#aci&n del sistema penal, como acontecimiento m-s

sobresaliente de la cultura jur$dico%penal moderna, provoc& especiales

consecuencias, muchas veces, mu poco percibidas en toda su ma"nitud?

a) como se ha visto, el nuevo sistema precis& de un "ran inanciamiento

econ&mico de car-cter p'blico que pas& a convertirse en una car"a /p'blica%dependiente de impuestos de direcciones "ubernamentales

b) El sistema penal se volvi& receptor de "rupos proesionales (jueces, iscales,

abo"ados, peritos, carceleros, uncionarios de libertades vi"iladas, m7dicos,

crimin&lo"os, psiquiatras, psic&lo"os, trabajadores socialesO), cada uno

portador de sus intereses, jurisdicci&n, estructura, problemas espec$icos,

ideolo"$asO 5o que denominamos en t7rminos "enerales 5el casti"o6 jur$dico,

es un proceso complejo dierenciado que involucra diversas instancias cada

una con sus inquietudes objetivos particulares con diversas uentes deapoo social Lada aspecto de este sistema penal cada ve# m-s balcani#ado se

caracteri#a por estructuras procedimientos burocr-ticos de manera que incluso

los procesos no institucionales /tales como la libertad condicional, el trabajo

social, la supervisi&n despu7s de abandonar la c-rcel% que comen#aron como

iniciativas voluntarias de caridad son ahora rutinas administrati#as (O)6

(Ga"%and op cit? 1+)

c) Estos nuevos "rupos proesionales son portadores de precisas ideolo"$as e

intereses de tipo proesional , en consecuencia, terminan muchas vecesinluendo seriamente en importantes -reas de la pol$tica criminal

28



Ne todo ello, Ga"%and e=trae una decisiva conclusi&n? el resultado m-s evidente

de los citados procesos de centrali#aci&n, burocrati#aci&n proesionali#aci&n del

sistema penal, ha sido que 7stos 5manejan, con ra#onable eiciencia, un "ran

n'mero de trans"resiones >i el casti"o moderno se ejerce con bastante

uniormidad, por personal capacitado, en condiciones sanitarias, re"uladas or"ani#adas (al menos en comparaci&n con el per$odo anterior al si"lo FIF), esto se

debe a dichas ormas administrativas racionali#adas, sin las cuales el -mbito ser$a

un absoluto caos6 (opcit? 1+%13)

Nesde lue"o, en todo el proceso que se est- e=aminando, e=iste un elemento

important$simo que apenas se ha mencionado? el rol que debe desempeñar un

preciso lengua%e discursi#o Resulta evidente que la Lriminolo"$a, los discursos

correccionalistas las ideolo"$as penol&"icas nacieron para adecuarse, le"itimar

dar contenido a la maquinaria penal naciente? todo dej& de ser “intuiti#o” paraconvertirse en “científico”$ os anti"uos portadores del al"'n disturbio en el nti"uo

R7"imen, se convirtieron (con la 4odernidad) en 5perturbados mentales6,

5desviados sociales6, 5disidentes pol$ticos6, 5delincuentes6, 5sujetos peli"rosos6, etc

Ello requiri&, entonces, un tratamiento científico <a no bastaba el sacerdote, el

5hombre bueno6 de ciertas comunidades, ni a tampoco los hi"ienistas ni alienistas9

era el turno de los nuevos 5especialistas6 o t7cnicos6? los psic&lo"os, educadores,

crimin&lo"os, trabajadores sociales, peritos, etc, tomaron posesi&n a 5ideolo"$a

de la resociali#aci&n6 (:e"'a%%i 1*03) hab$a sido inau"urada hacia ines del si"loFIF

En eecto, si es cierto que, en "ran medida, la racionali#aci&n del casti"o ha

hecho que 7ste se perciba de otra manera, en "ran parte ello se ha lo"rado a trav7s

de una nue#a presentación en sociedad ? desde la criminolo"$a positivista en

adelante, esa nueva ideolo"$a correccionalista, el len"uaje 5curativo

rehabilitador6, las aspiraciones m-s readaptadoras que estrictamente punitivas,

todo ese 5incruento6 len"uaje terap7utico, provoc& una nueva ima"en sobre el

casti"o , como es sabido, inspir& las "randes reormas penitenciarias de la

se"unda post%Huerra 4undial en Europa 4-s all- de lo que al inal de este trabajo

se di"a sobre ello, es necesario ahora, para culminar este Ep$"rae, hacer al"una

consideraci&n en torno a los posibles límites de la racionali:ación eberiana

< ello porque no se har$a una correcta presentaci&n de esta visi&n, si no se

señalase que el proceso de burocrati#aci&n, proesionali#aci&n rutini#aci&n del

>istema .enal del que habla e$e" uese limitado Lomo indica Ga"%and al

respecto, el triuno de lo terap7utico es s&lo parcial, 5el desarrollo de las ormas

burocr-ticas racionales no elimina el lu"ar de los valores (no racionales) ni de la

29



moralidad9 tan s&lo disra#a su uncionamiento restrin"e su -mbito6 (op cit?

8)

.ero, es que adem-s de ello, el propio e$e" hab$a advertido de los l$mites de

la racionali#aci&n del derecho hace casi un si"lo En eecto, dentro del Lap$tulo

dedicado a 0conomía y 1erecho, cuando anali#a las ormas racionalidades delderecho moderno, señala en diversas ocasiones los elementos que contribuen a lo

que 7l denomin& como “los factores que debilitan el racionalismo formal del

derecho” (op cit? 3+0) que pueden ser de variada $ndole En eecto, advierte de

la e=istencia de ras"os claramente contradictorios en el desarrollo de las cualidades

ormales del derecho cuando la voluntad de las partes, o los 5buenos usos

mercantiles6, por ejemplo, decidan alterar cate"or$as jur$dico%ormales

En sus 'ltimos p-rraos, en directa relaci&n con lo que se anali#a en este

trabajo, e$e" lo señala con meridiana claridad? 5En el terreno del derecho penal,el jurista proesional pierde por su parte su responsabilidad al abandonar

crecientemente al psiquiatra la decisi&n de hechos delictivos, especialmente "raves,

tarea que el racionalismo impone al mismo psiquiatra que 7ste, vali7ndose de los

medios de la aut7ntica ciencia natural, en modo al"uno est- en condiciones de

reali#ar6 (opcit? 3+*) a aparici&n de :onas de irracionalidad dentro del >istema

.enal o, en otro len"uaje, de :onas de no!derecho (v Cos&a 1*:2) dentro del

>istema .enitenciario, constitue otro tema espec$ico de an-lisis que se

considerar- posteriormente !odav$a es preciso e=aminar nuevos planteamientos desociolo"$a punitiva,

VIII) 1n 2n#evo3 en+o0#e d"ama&4"'ico Go++man/ %as ins&i&#ciones &o&a%es

y %a +icción de %a eva%#ación(

Nentro de esta mirada panor-mica que aqu$ se eect'a, en torno a las

mitolo"$as discursos sobre el casti"o, es necesario citar los trabajos que Go++mandedic& al an-lisis de los institutos psiqui-tricos penitenciarios (1*:@a, 1*:@b

1*0:) Lomo indica Ma",, pese a que Go++man en su investi"aci&n sociol&"ica no

encontr& en la literatura el caso del .an&ptico benthamita, eect'a un tipo de an-lisis

en el cual los principios de 7ste estar-n particularmente presentes <, en eecto,

muchos son los ras"os comunes que pueden hallarse entre las 5instituciones totales6

de Go++man los establecimientos pan&pticos de :en&ham, aunque tambi7n pueden

indicarse notables dierencias En cuanto a los primeros, cabe citar la atenci&n

dedicada a ciertos elementos estructurales que est-n presentes en estas instituciones

El primero a considerar es el del espacio Lomo tambi7n otros autores han indicado, el

30



-mbito espacial es b-sico para cualquier an-lisis ri"uroso en este sentido? el espacio

irradia un len"uaje siempre 5ine=orable6 (."ai%e 1*0:), el espacio jam-s es neutral,

establece divisiones sociales de poder, deine comportamientos, env$a mensajes, 5es

un mecanismo a trav7s del cual el orden es reali#ado6 (Ma&&he=s1***? :)

4-s all- de esas consideraciones "enerales, es importante recordar queGo++man proundi#&, entre otros aspectos, en el proceso de desestructuraci&n de la

personalidad que padecen los internados en semejantes establecimientos Ne hecho,

lle"a a ello a trav7s del an-lisis de otro de los elementos claves, estructurales, de las

5instituciones totales6? la divisi&n binaria que las atraviesa, la representada por la

e=istencia de 5el personal los internos6 !ambi7n 7sta constitue una semejan#a con

las inquietudes de :en&ham en su .an&ptico Lonviene, aqu$, detenerse a e=aminar

las consecuencias que ello va a arrojar Nos p-rraos de Go++man puede ser 'tiles

para proundi#ar en este puntoEl primero se reiere a lo que Go++man denominaba la "representación

teatral" ? la perspectiva empleada en este inorme es aqu7lla que proviene de la

ejecuci&n teatral9 los principios derivados de ella son de car-cter dramat'r"ico <o

considerar7 el camino en el cual el individuo () presenta su s$ mismo su actividad

a otros, los caminos por los cuales 7l "u$a controla las impresiones que ellos se

orman de 7l, las clases de cosas que 7l puede no puede hacer mientras reali#a su

representaci&n ante ellos (1*3*? FI)

El se"undo p-rrao hace reerencia al proceso de interacci&n social? o creoque cuando un individuo se presenta ante otros, 7l tendr- muchos motivos para

tratar de controlar las impresiones que ellos reciben de la situaci&n Este inorme se

interesa en al"unas de las t7cnicas comunes que las personas emplean para sostener

tales impresiones en ciertas contin"encias asociadas con el empleo de estas

t7cnicas (1*3*? 1+)

!ales consideraciones son posibles / tambi7n estaban presentes en el

.an&ptico% pues, como recuerda Ma",, la mutilaci&n del o, se presenta como un

proceoso de cancelaci&n de la pro"ramaci&n de los roles de la vida civil En eecto, con

el in"reso en el instituto cerrado, las e=pectativas el plan de desarrollo de aquellos

roles sure una brecha importante 5>e reconoce en la incautaci&n del tiempo la causa

t7cnica de esa ruptura? la separaci&n entre el interno su mundo dura Vtodo el d$aW

puede prolon"arse por varios años Lon el re"reso al mundo di$cilmente puedan

compensarse, en etapas m-s avan#adas del ciclo vital, el tiempo borrado a la

adquisici&n de instrucci&n, al amor, al pro"reso en el trabajo, a la educaci&n de los

hijos6 (opcit? 1*)

El an-lisis relativo a las instituciones totales reconoce en Go++man a uno de

sus m-s preclaros investi"adores El deterioro que sure la personalidad de los

31



internados %tanto en los establecimientos psiqui-tricos cuanto en los centros

penitenciarios% la esti"mati#aci&n que produce en ellos el paso por este tipo de

instituciones, son aspectos centrales de su obra que, a su ve#, suponen claros

e=ponentes de las teor$as que se enmarcan en el Interaccionismo >imb&lico ,

particularmente, en el llamado "enfoque del etiquetamiento" (& "labelling approach" )Go++man e=plica con sumo detalle el tipo de 5mortiicaciones6 por las que

atraviesa la persona a la entrada a la instituci&n total as 5ceremonias del in"reso6

ocupan ahora un sitio central? tomar oto"ra$as Ao impresiones di"itales al reci7n

lle"ado, controlarle su peso, colocarle n'meros, re"istrarlo, eectuar un inventario de

sus pertenencias personales, desvertile completamente, ordenarle que se bañe,

desinectarle, cortarle el cabello, entre"arle la ropa perteneciente a la instituci&n,

asi"narle un lu"ar para vivir, instruirlo en las normas del instituto, etc, constituen

5manoseos que permiten moldear clasiicar al reci7n lle"ado como un objeto aintroducir en el aparato del establecimiento para la mejor adaptaci&n de un o >e

trata, en realidad, de adaptaci&n%desinte"raci&n6 (Ma", 1*08? 1*8)

Ga apareciendo as$, al"o que ha de entenderse como undamental

caracter$stico de todas las intervenciones terap7uticas que se han venido citando en

Ep$"raes anteriores? la ficción de la e#aluación, la representaci&n simulada, en el

interior de una precisa esceno"ra$a, de los roles desempeñados tanto por los

internados (sujetos a evaluaci&n) cuanto por sus custodios (evaluadores) Ko es en

absoluto novedoso señalar el papel que muchas de las “teorías de las ficciones” handesempeñado en el universo de lo jur$dico .ero, en esta sede, este tema ocupa un

sitio mu especial Lomo al"unos autores han puesto de maniiesto, pese al car-cter

icticio % proundamente desle"itimado% de la evaluaci&n conductual a reerida, las

decisiones que aectan a important$simos aspectos de la vida de los internados no

dejan de tomarse (Ga"c,a :o"5s 1**8a)

:e"'a%%i lo e=presa con notable claridad cuando señala que no puede dejar de

mencionarse, cuando se habla de derechos de los internos, en virtud de qu7 principio

se le"itima un cuadro de intervenciones destinado a obtener una mera adhesi&n de

conducta por la v$a de un sistema de premios a la idelidad de la autoridad

institucional o de quien la representa Estos premios, que se otor"an sobre una base

le"al (pro"resi&n de "rado permisos de salida), responden sin embar"o a unas

t7cnicas psicol&"icas de puros relejos provocados que, obviamente, poseen un eecto

limitado en el tiempo se orientan a obtener un resultado inmediato, condicionado a

una meta preijada a cr$tica "eneral diri"ida al conductismo o comportamentismo o

behaviourismo, en las versiones que descienden de la rele=olo"$a de .aJloJ se

contin'an a lo lar"o de los enoques de Tatson, >kinner o Mones, se hace todav$a m-s

32



a"uda cuando se trata de anali#ar las consecuencias de toda terapia comportamental

aplicada en -mbitos cerrados (1**? 10)

E, $ntimamente li"ado con ello, Ade%an&ado (1**) muestra c&mo opera

uncionalmente la icci&n a la cual alud$a antes para el eica# "obierno de las

instituciones de secuestro, a prop&sito de anali#ar los .ro"ramas de intervenci&npenitenciaria en el -mbito de Lataluña .ara demostrar c&mo se veriican e=tremos de

5obediencias in"idas6, el mencionado autor señala? el objetivo maniiesto de la

instituci&n es cumplir el mandato le"al resociali#ador, aunque el objetivo latente es el

mantenimiento del orden interior En ambos casos, la estrate"ia de la or"ani#aci&n a

corto pla#o consiste en modiicar las pautas de comportamiento de los internos

or#ando una adaptaci&n mediante una combinaci&n de casti"o persuasi&n En ese

proceso se acaba produciendo una selecci&n entre los internos, a trav7s de la cual los

m-s proclives a e=hibir un cambio de actitud son recompensados a conormidadaparece como una orma de ne"ociaci&n entre el interno la instituci&n sobre la

orma de deinir la realidad9 pero rente a la distribuci&n asim7trica del poder, de la

deinici&n sobre la necesidad condiciones de la reeducaci&n, los internos se

deienden con la desidia rente a las actividades propuestas que no responden a sus

intereses, o bien, manteniendo sus h-bitos de conducta su moral de orma

clandestina Esa resistencia a la inluencia es lo que se llama conormidad simulada,

que consiste en aceptar de orma p'blica un comportamiento o un sistema de valores

sin adherirse a ellos de orma privada (conversi&n o internali#aci&n) (1**? 83+%3)Lomo se ve, la ficción de la e#aluación en las instituciones de secuestro no

parece a orecer demasiadas dudas os positivistas de hace un si"lo ( Sa%i%%as

Cada%so en España) tambi7n lo dec$an sin demasiadas ambi"Xedades .ero es notorio

que actualmente, tras m-s de un si"lo de constantes ensaos pretendidamente

terap7uticos en el interior de los institutos penales psiqui-tricos, una nueva

tecnocracia intente re%le"itimar pr-cticas tan cuestionables (v Ga"c,a-:o"5s Es),

1**8b)

.or aqu$ se vislumbran, de todos modos, ciertas dierencias entre la 5instituci&n

total6 de Go++man el proecto panoptista de :en&ham El primero airma que 5las

instituciones totales no persi"uen verdaderamente una victoria cultural6 Labe

recordar, para comprender mejor esta airmaci&n, que para el citado autor, una

5instituci&n total6 puede ser aqu7lla que aco"e incluso a personas que han entrado por

su propia voluntad (por ejemplo? un convento reli"ioso de clausura) En cambio, las

lecturas que sobre el .an&ptico se han hecho, siempre han resaltado la aspiraci&n de

sus eventuales autoridades por alcan#ar la docilidad la utilidad de los elementos del

sistema (cr .o#ca#%& op cit)

33



4-s all- de ese debate, para concluir, creo que lo importante debe ser tener

siempre presente que todos los ensaos de los que se ha hablado en las p-"inas

anteriores, o las decisiones %a veces, irresponsables% que los !7cnicos adoptan en el

interior de las instituciones de secuestro , en in, las distintas tecnolo"$as punitivas

que dos si"los de historia del surimiento le"al han ido implementando, repercutensiempre sobre los internados, aectando a aspectos trascendentales a sus

necesidades b-sicas Respecto a la posible actitud de estos evaluados %actitud que

puede ir desde la conormidad a la indierencia, desde la simulaci&n a la resistencia, o

de la depresi&n al suicidio%, los Ep$"raes inales de este trabajo abordan, en parte,

esta cuesti&n

IX) E% "o% de %as sensi$i%idades socia%es y %as )a#&as c#%&#"a%es en %amode%ación de %a "eacción )ena% %a &eo",a socia% de Ga"%and(

a 'ltima de las perspectivas que aqu$ se mencionar- es la e=puesta por

David Ga"%and en su obra 3unishment and -odern (ociety$ 9 study in social

theory (1**@) Este autor, señala desde las primeras p-"inas el tipo de enoque que

pretende reali#ar en su estudio? 5en el libro subace la propuesta constante acerca

de la necesidad de emplear un enoque interpetativo multidimensional que

considere el casti"o como una instituci&n social supradeterminada multiac7tica6 (opcit? 12) Esa idea es posteriormente complementada cuando, tras advertir que

las sanciones penales no son lo que com'nmente se cree /una pr-ctica

transparente diri"ida al control del delito%, sino al"o mucho m-s complejo, aclara

que su prop&sito es proporcionar una descripci&n "lobal del casti"o en la sociedad

moderna utili#ando para ello las herramientas de la teor$a social, la historia

al"unos elementos de las ciencias penales .ara ello, Ga"%and revisa al"unas de las

principales contribuciones de la sociolo"$a del casti"o /tradiciones durkheiminiana,

marxiana, foucaultina eberiana% para, al inali#ar de su obra, centrar las tesisque constituen la principal aportaci&n de este autor que ser-n aqu$ descriptas

m-s adelante

Inmediatamente, Ga"%and presenta su concepci&n en torno al casti"o .ara

7l se trata de un complejo proceso le"al que sanciona condena a los trans"resores

del derecho penal de acuerdo con cate"or$as procedimientos le"ales espec$icos

En consecuencia, comprende varios sub%procesos? 5le"islaci&n, condena

sentencia, as$ como administraci&n de las sanciones Involucra marcos discursivos

de autoridad condena, procesos rituales de imposici&n del casti"o, un repertorio

de sanciones penales, instituciones or"anismos para el cumplimiento de las

34



sanciones una ret&rica de s$mbolos, i"uras e im-"enes por medio de las cuales el

proceso penal se representa ante los diversos estratos de la sociedad6 (opcit? 88)

Es a partir de una concepci&n semejante como Ga"%and empie#a a sentar una de

sus hip&tesis de trabajo? el casti"o, como la arquitectura, la alimentaci&n, los

modales, el atuendo / otras instituciones sociales culturales% representa unestilo traectoria hist&rico%cultural que depende de las condiciones institucionales,

t7cnicas discursivas6 (ibidem) >eñala el autor que, concebir al casti"o como un

aut7ntico “artefacto cultural y social”, permite e=aminarlo de modo sociol&"ico sin

descartar al mismo tiempo sus prop&sitos eectos penitenciaristas

Lon tales premisas, tras e=aminar a lo lar"o de la obra las principales

orientaciones que ueron citadas, es en los 'ltimos cuatro cap$tulos donde Ga"%and

va a ir e=poniendo sus principales puntos de vista Retomando la idea de casti"o

como “artefacto cultural” , el citado autor, apoado en las concepciones de laantropolo"$a cultural de C%i++o"d Gee"&! (1*0*), se concentra en la manera en que

inluen las mentalidades sensibilidades culturales en las instituciones penales?

“intento describir el castigo como un artefacto cultural que encarna y expresa las

formas culturales de la sociedad” (Ga"%and op cit? :) Esta premisa, ser-

desarrollada con m-s detalle a continuaci&n ntes, es preciso comprender en qu7

sentido Ga"%and utili#a la e=presi&n 5cultura6 >i"uiendo la tradici&n de la

antropolo"$a cultural mencionada, el citado autor señala que son los 5marcos de

si"niicado6, lo que llamamos cultura (opcit? 0), es decir, las intrincadas redes desi"niicaci&n que conorman los patrones sociales Lomo indicaba Gee"&!? la

relaci&n entre cultura estructura social, no son m-s que dos aspectos de la misma

cuesti&n, pr-ctica social con si"niicado (opcit? @)

En tal conte=to, Ga"%and /a partir de los trabajos de No"$e"& E%ias (1*8*)

*ie&e" S)ie"en$#"' (1*02)% des"rana el n'cleo de su ar"umentaci&n Lonviene,

aqu$, recordar sus propias palabras? 5El ar"umento que se adoptar- es que estas

sensibilidades mentalidades (socialmente construidas) tienen implicaciones

importantes en las maneras de casti"ar a los delincuentes os patrones culturales

estructuran las ormas en que concebimos a los criminales, proporcionando los

marcos intelectuales (cient$icos, reli"iosos o de sentido com'n) a trav7s de los que

vemos a estos individuos, entendemos sus motivaciones los clasiicamos como

casos6 op cit? 8@) En consecuencia, ser- la cultura /en el sentido antes

apuntado% quien acaba por determinar los contornos los l$mites de la penalidad,

sus jerarqu$as, cate"or$as procedimientos con los que acaba represent-ndose en

el campo penal

En este punto, Ga"%and cuestiona el rol desempeñado por cierto

5revisionismo6 de la historia del casti"o (en clara alusi&n a Rusche, Yirchheimer

35



Doucault) En eecto, a'n cuando acepta que sus obras ueron necesarias 5como

reacci&n a las historias morales acr$ticas sobre el pro"reso penal6 (op cit? 81),

Ga"%and añade que los autores citados recha#aron a menudo el papel

desempeñado por las sensibilidades convicciones morales en la delimitaci&n de los

sistemas punitivos, lo cual provoc& un cierto reduccionismo cient$ico o cual apoaen el ejemplo si"uiente (entre otros)? 5Es probable que los cuerpos encadenados,

la"elados, o los delincuentes e=puestos a la violencia de la multitud en el pat$bulo

o en la picota, a no encajen con las estrate"ias de las normas relaciones pol$ticas

de nuestra 7poca, de modo que su desaparici&n puede entenderse en t7rminos

pol$ticos .ero tambi7n podr$a ser que esas medidas resultaran ahora una arenta a

la sensibilidad normal de los individuos que se han ormado en las sociedades

modernas occidentales, la realidad uer#a de esta sensibilidad compromiso

morales podr$an ser percibidas de inmediato por cualquier "obernante que tratarade reintroducir tales m7todos 5b-rbaros6 en este conte=to cultural6 (opcit? 81) a

tesis de Ga"%and se va, entonces, perilando m-s? podemos entender la sociedad

de cada 7poca / tambi7n la contempor-nea% a partir de los modos, s$mbolos,

procedimientos, len"uajes (de toda la 5"ram-tica6) con la que se e=presa el casti"o

a relaci&n, entonces, entre “patrones culturales” “patrones puniti#os” deviene

cada ve# m-s estrecha

simismo, el rol que las sensibilidades sociales han desempeñado en la

delimitaci&n de las ormas penales, habr$a sido clave para Ga"%and en la tarea jurisprudencial abocada a la coni"uraci&n de ciertas pr-cticas punitivas En eecto,

es sabido que e=iste un ri"uroso trabajo desempeñado por los !ribunales de justicia

para caliicar a ciertos casti"os como ofensi#os”, “crueles”, “inhumanos”,

“degradantes” o, por el contrario “a%ustados a derecho” Esa determinaci&n de

adjetivos es la que, en el ondo, les est- señalando como 5civili#ados6 o no

unque, dicho ello, el citado autor recuerda que lo que muchas veces ha terminado

por suceder, es que por ra#ones de sensibilidad, delicade#a repu"nancia, la

violencia ha sido escondida 5detr-s del escenario6 sobre todo, en el interior de las

c-rceles (op cit? 3@) >i ello es as$, se reor#ar$a la idea de que la pena privativa

de libertad naci& m-s por ra#ones est7ticas que por ra#ones 7ticas

a obra de Ga"%and aqu$ anali#ada, va concluendo con e=presivos ep$"raes

que completan las aportaciones anteriores .ara 7l, la penalidad tambi7n puede ser

comprendida como 5un instrumento que comunica si"niicados6, no s&lo para el

inractor la v$ctima del delito, sino para el conjunto de la sociedad en "eneral,

si"niicados que no se reieren s&lo al delito al casti"o, sino a las cuestiones

culturales m-s importantes? el poder, la autoridad, la amilia, las relaciones

sociales, la le"itimidad, la normalidad, la moralidad, etc (op cit? *2)

36



<, por ese camino, se va lle"ando a la idea de que, tambi7n la penalidad,

mediante las pol$ticas ret&ricas si"niicantes que se han ido citando, contribue a

la construir la sub%eti#idad de los indi#iduos (op cit? 81@) <, no s&lo en el sentido

le"al o institucional de ciertas atribuciones (la de 5demente6 o 5incapa#6 o

5inimputable6 indicada en un !ribunal de justicia), sino en un sentido mucho m-samplio, complejo e importante? 5la subjetividad de la persona, la identidad

personal, son construidas social culturalmente, ho en d$a abunda la biblio"ra$a

hist&rica antropol&"ica que describe este proceso de construcci&n Est-n

moldeadas por un e=tenso conjunto de instituciones sociales, s$mbolos, cate"or$as

pr-cticas que enseñan, imponen cultivan determinadas ormas de ser en el

mundo a penalidad tiene su papel en este proceso de Vconormar a la "enteW

uda a ormar la subjetividad, el o, la identidad la estructura racional que

empleamos para entenderlas6 (op cit? 812)Lon todo el background mencionado escuetamente hasta aqu$, Ga"%and

construe su 'ltimo Lap$tulo /0l castigo como institución social % en el cual presenta

la penalidad con el ran"o de otras instituciones de tal tipo (la amilia, la educaci&n,

el "obierno, el mercado, la reli"i&n otras) !ras señalar que todas ellas 5son los

medios estables con los cuales una sociedad maneja ciertas necesidades,

relaciones, conlictos problemas recurrentes de manera ordenada normativa

para que las relaciones sociales sean ra#onablemente estables dierenciadas6 (op

cit? 8:), Ga"%and recuerda entonces que para comprender la sociedad en la quevivimos, debemos considerar todas esas instituciones? tambi7n el casti"o, entonces,

se revela como un instrumento apto para semejante tarea

a utilidad de entender la penalidad en el sentido propuesto, la destaca el

propio autor cuando indica que, la misma, no puede ser m-s estudiada

he"em&nicamente desde un punto de vista jur$dico, pues la pena 5jam-s6 cumplir-

los eectos declarados por la norma penal? 5el destino del casti"o es nunca @tener

>xitoA pleno debido a que las condiciones m-s activas para inducir la conormidad /

o para omentar la delincuencia la desviaci&n% quedan uera de la jurisdicci&n de

las instituciones penales (O) >i las sociedades modernas se repensaran

reor"ani#aran conorme a estos postulados, esperar$an menos VresultadosW de la

pol$tica penal En eecto, comen#ar$an a considerarla como una orma de pol$tica

social que deber$a reducirse, en la medida de lo posible6 (op cit? 88:)

37



X) ¿Dónde nos encon&"amos ac&#a%men&e?

Pemos visto hasta ahora, al menos, die# perspectivas diversas en torno al

casti"o a primera conclusi&n que puede sacarse de ello /como consecuencia

evidente de la importante cantidad de discursos% es que el problema de la

comprensi&n de la penalidad no es simple? es complejo, contradictorio, posee aristas

diversas ilones interpretativos varios cercarse a comprender el sentido, los

si"niicados, las unciones, etc, del sistema penal, constitue as$ una tarea

atractiva pero en absoluto sencilla a se"unda conclusi&n que se e=trae de lo

e=puesto ( esto se anunci& al comien#o del trabajo), es la pobre#a de los estudios

que, desde el penalismo cl-sico, abordaron esta cuesti&n Nespu7s de cuanto se ha

visto, me parece que aquellas llamadas “teorías de la pena” han quedado, en

eecto, en el estadio de simples “mitologías”, completamente superadas por

visiones herramientas inter%disciplinarias que a no podr-n ser deshechadas en

un estudio serio, "lobal comprensivo del problema de la punici&n

hora bien, despu7s de tantos recorridos hist&ricos, interpretativos

enriquecedores para el estudio de la cuesti&n, dos pre"untas inales sur"en son

las que dan contenido al presente Ep$"rae al si"uiente? 1) d&nde nos

encontramos actualmenteC , ) qu7 hori#ontes penales se dibujan en el uturoC

Nejemos este 'ltimo para tratarlo inalmente concentr7mosnos en la primerapre"unta, nada sencilla de responder, por cierto >e señalar-n tan s&lo al"unos

ras"os pues, obviamente, cada pre"unta reenv$a a discusiones mu complejas

.ara pensar en la penalidad del presente, debemos /antes% pensar en la

sociedad contempor-nea ( aqu$ se alude a las sociedades desarrolladas

occidentales, undamentalmente las post%industriales europeas) .arad&"icamente,

dos notas (contradictoriasC) caracteri#an el momento presente? en la era de la

globali:ación vivimos, cada ve# m-s, en el interior de la sociedad del riesgo (cr

:ec9 1*03, @@@a @@@b) Entonces, la pre"unta inicialmente ormulada sereconduce ahora en esa direcci&n? qu7 rol puede desempeñar la penalidad en una

era en una sociedad semejanteC a encrucijada es verdaderamente compleja

Geamos qu7 puede decirse, brevemente, sobre cada una de tales cuestiones

.or un lado, se nos presenta una globali:ación que, la maor parte de las

veces, no es otra cosa que una (norte)americani#aci&n del planeta >i esto es as$,

deberemos prestar una atenci&n mu especial a lo que desde aquella &rbita cultural

"eo"r-ica se propon"a pues, antes o despu7s, aquella producci&n empe#ar- a

irrumpir en nuestros conte=tos a diundirse de modo aparentemente 5natural6 ennuestras sociedades >i, dentro de semejante mundiali#aci&n del modelo

38



(norte)americano atendemos en concreto a las pol$ticas penales, policiales, de

se"uridad, carcelarias, etc, el problema se torna especialmente complejo Pace

tiempo a que EEUU consa"r& el 5Estado .enal6 liquid& toda orma de

asistencialismo Ch"is&ie llamaba seriamente la atenci&n sobre ello en 1**89

Bo#n' lo denunciaba en 1**3 ac0#an& lo ha descripto años m-s tarde con unaescaloriante precisi&n En eecto, hace al"o m-s de dos d7cadas, EEUU present&

el diseño de lo que dar$a en llamarse la “política de la tolerancia cero” El recorte

del Estado social, la paulatina liquidaci&n de la cultura del elfare, la consa"raci&n

de pol$ticas criminales altamente represivas, la paulatina construcci&n de la

criminología de la intolerancia (Bo#n' opcit), la preparaci&n de todo ello en las

think tanks norteamericanas (para su posterior e=portaci&n a Europa a trav7s de

Hran Bretaña /cr ac0#an& op cit%), constituen al"unos ejemplos de la

penalidad abricada e=portada por desde aquellos -mbitos a "esti&n de la 5nueva pobre#a6 a no es, pues, asistencial El management ahora adquiere ras"os

policiales, penales carcelarios9 el sistema penal, cada ve# m-s alejado de sus

bases undacionales, debe "estionar dosis cada ve# m-s altas de conlictividad

social a superaci&n de la cira de dos millones de reclusos de alrededor de tres

millones m-s de personas bajo medidas penales de diversa $ndole en los Estados

Unidos es tan emblem-tica que no precisa maores comentarios Lomo indican

:#"&on Rose/ *ens y "i'h& (1**0), a hab$a señalado Ch"is&ie cinco años

antes, la industria carcelaria norteamericana ha ediicado uno de los maoresgulags del presente que, por la v$a de reproducir la miseria que dice "estionar,

ase"ura su propia supervivencia

.or otro lado, si cru#amos el ;c7ano acudimos a Europa occidental, la

sociedad del riesgo de que habla :ec9 dibuja un panorama que 7l mismo deine

como el de un futuro de inseguridad permanente >emejante modelo encuentra sus

e=presiones en al"unos ejemplos? los peligros nucleares9 ambientales9 laborales

(precariedad, le=ibili#aci&n laboral de la i"ura del despido, etc)9 los de tipo

sanitario%alimenticio (contaminaci&n, inecciones, adulteraci&n de los alimentos,

problema europeo de las enermedades de los vacunos cerdos, etc)9 los

derivados de la alta accidentalidad (la muerte o las "raves lesiones en los veh$culos

transportes en "eneral, la elevada tasa de accidentes laborales)9 los que

provienen de los desajustes ps$quico%emocionales9 los propios de las patolo"$as del

consumo (anore=ia, bulimiaO)

a ca$da de las grandes narraciones, la paulatina diuminaci&n del trabajo

como elemento undante de al"unos Estados europeos de la se"unda post%Huerra

4undial otro elementos del presente, coni"uran un panorama preocupante Una

situaci&n semejante deja el terreno abonado para las respuestas pol$ticas al miedo,

39



al riesgo, a la inseguridad ? el miedo al “otro” extran%ero est- provocando una

conlictividad social en Europa que es 5respondida6 por las a"encias estatales con

pol$ticas de inmi"raci&n restrictivas con le"islaciones que parecen reservarse el

5derecho de admisi&n6 de ciertos e=tranjeros en los Estados europeos El cuadro de

las mi"raciones en la Europa del nuevo milenio dibuja /paradi"m-ticamente% untipo de subjetividad que cada ve# m-s es atajada con las instancias m-s duras del

control estatal .ero en Europa, adem-s, desde hace d7cadas, todo ello se cru#a

con otro problema

Es sabido que tras la se"unda Huerra 4undial, Europa inau"ur& el

movimiento del llamado constitucionalismo social Emblem-ticas en tal sentido

ueron las Lonstituciones alemana e italiana .oco tiempo despu7s, la maor$a de

los pa$ses europeos emprend$an sus procesos de reormas penitenciarias bajo aquel

irmamento constitucional indicado a resociali#aci&n /la prevenci&n especialpositiva% se eri"$a en inalidad suprema de las 5nuevas6 penas privativas de

libertad 4as, contempor-neamente a ello, el en&meno de la violencia pol$tica el

terrorismo tambi7n irrump$an en Europa , para atajarlo, los Estados recurrieron a

unas le"islaciones, a unas pr-cticas, antiterroristas que ueron despu7s conocidas

con el nombre de la “cultura de la emergencia yBo excepcionalidad penal” Ko ha

espacio aqu$ para desarrollar en plenitud semejante pol$tica criminal !an s&lo

señalar al respecto que est- suicientemente acreditado que la misma termin& por

subvertir los undamentos mismos de un derecho penal anclado undado en otrasbases liberales Nesde el punto de vista carcelario, la mencionada pol$tica inau"ur&

la 7poca de los re"$menes las c-rceles de m-=ima se"uridad, las pr-cticas del

aislamiento penitenciario, la dispersi&n de colectivos de reclusos, los m-s modernos

sistemas de control vi"ilancia telem-tica, etc En in, se subvirtieron as$, tambi7n,

las bases de aquella reorma penitenciaria que bajo el si"no del constitucionalismo

social incardin& las penas en clave preventivo especial positiva? ahora se pas&

abiertamente a la llamada prevenci&n especial ne"ativa9 la neutrali#aci&n,

inocui#aci&n /por no emplear peores denominaciones% pasaron a dar contenido a la

nueva penalidad de los 'ltimos años del milenio Esta penalidad se"re"ativa ha

provocado, por citar s&lo al"unos acontecimientos, no pocos esc-ndalos por el

car-cter (cada ve# m-s) 5corporal6 que ha ido asumiendo a medida que la diusi&n

del >IN se propa"& en el interior de las c-rceles europeas 8 os inectados son

2 Al respecto, pueden consultarse los trabajos de Bergalli (1988, Olarieta (199!, Rivera Beiras

(1998, Serrano Piedecasas (1988, Silveira Gorski (1998.

3 "e alude con ello a la reciente re#elación algunos datos sobre la situación penitenciaria de $spaña,

%talia o &rancia. $n el primer caso, el pasado año se conoc'a ue en la )ltima d*cada +entre 199 - 1999/ab'an muerto en las c0rceles de Cataluña ()nica Comunidad Autónoma ue en $spaña tiene transferidas

las competencias de ejecución de la legislación penitenciaria, m0s de mil presos, es decir, uno cada tresd'as - medio (cfr. El País, 2!2. $n el segundo ejemplo, %talia estudiaba a mediados del año 2 laposibilidad de producir una amplia ecarcelación ante el copalso de sus c0rceles ue presentan un d*ficit

40



millares, los muertos se acumulan en"rosan las estad$sticas9 las operaciones

reormistas de los años setenta se revelan en todo su racaso la c-rcel reaparece

con toda la crude#a que aquellas operaciones habr$an pretendido maquillar

Ni$cil preocupante entrecru#amiento de dos orientaciones pol$tico

criminales que, a'n cuando proceden de -mbitos culturales distintos ( querespondieron en sus or$"enes a situaciones diversas), han acabado, al menos en

Europa, por encontrarse? qu7 puede arrojar la presencia, primero, de la cultura de

la emergencia yBo excepcionalidad penal , m-s adelante, la irrupci&n de la política

penal de tolerancia ceroC puede resistir Europa (con su tradici&n liberal) un desa$o

tan peli"roso como el señaladoC Zu7 papel puede esperarse de la penalidad, del

sistema penal en su conjunto, en un marco semejanteC Ello supone pensar en

escenarios de uturo , en consecuencia, su tratamiento corresponde al si"uiente

'ltimo ep$"rae

CONCL1SIONES ¿0#5 ho"i!on&es )ena%es se di$#6an?

Pace poco tiempo Ra4% >a++a"oni, a prop&sito del uturo de la c-rcel, indicaba en

una conerencia que s&lo un pa$s como EEUU puede a"uantar un constante

presupuesto ne"ativo en los sectores de la administraci&n de justicia Ello

suceder$a, señalaba el proesor ar"entino, por la e=istencia de los cinco millones de

personas sujetas a medidas penales (privativas o restrictivas de la libertad), lo cualnecesita otros millones de operadores sociales penales que trabajan en aquella

administraci&n9 ello permite, a"re"aba, equilibrar las tasas de desempleo en aquel

pa$s 4as, conclu$a, los dem-s Estados no pueden a"uantar /desde un punto de

vista econ&micoApresupuestario% una situaci&n semejante !odo ello, llevaba a

>a++a"oni a anunciar la “pronta desaparición de las cárceles” En eecto, el citado

autor intentaba demostrar que en la era de la "lobali#aci&n, la c-rcel desaparecer-

/5en una d7cada6% por sus elevad$simos costos econ&micos Zu7 tipo de control

punitivo ocupar$a su lu"arC >a++a"oni indic& que la c-rcel ser- suplantada por

“chips” medios similares, de tal modo que si el preso monitoreado no se comporta

adecuadamente, se le podr- enviar una descar"a dolorosa o parali#ante "re"aba,

asimismo, que si ello a se hace con perros, pasar de la Dacultad de Geterinaria a la

de Nerecho s&lo requiere atravesar un campus En s$ntesis? las c-rceles

desaparecer$an, no por motivos 7ticos ni jur$dicos, sino por ra#ones estrictamente

presupuestarias

de miles de pla3as (cfr. Il Manifesto, 28!2. $n el tercer caso, &rancia tu#o ue crear una ComisiónParlamentaria permanente 4"obre la "ituación de las Prisiones &rancesas5, compuesta por treinta

6iputados uienes #isitaron 187 c0rceles. $llo debió /acerse despu*s de las re#elaciones del m*dico dela c0rcel de a "ant*, absolutamente espelu3nantes sobre la situación sanitaria en su interior (cfr. LeMonde 2!!2.

41



Es posible vislumbrar un escenario como el descripto por el proesor

>a++a"oniC E=isten al"unos elementos que permiten, cuanto menos, dudar de un

uturo semejante En primer lu"ar, el avance de la privati#aci&n "enerali#ada de los

servicios de la administraci&n de justicia, est- lle"ando cada ve# m-s al -mbito

penitenciario <, desde lue"o, hace a bastantes años que ello se inici& en losEEUU, posteriormente en In"laterra m-s adelante en otros Estados, tanto

europeos como latinoamericanos Lonviene en este punto, recordar nuevamente

con Ch"is&ie primero, con ac0#an& despu7s, a las empresas de tecnolo"$a

carcelaria que coti#an en las Bolsas norteamericanas con estupendos dividendos

econ&micos, ar"umento que pone en entredicho que el uturo de la c-rcel sea el de

la producci&n constante de d7icits presupuestarios .ero sobre esta cuesti&n /

vinculada con las pol$ticas de se"uridad "estionadas a partir de empresas, servicios

espacios privados% se volver- al inal de este apartado !odav$a quedan otrosar"umentos que considerar en este ejercicio de pensar en posibles escenarios

uturos

Pemos visto, a lo lar"o de este trabajo, que los discursos presentados en

torno al problema de la penalidad han tenido, como ras"o com'n, el de participar

de los pilares undantes de la modernidad .ero, como es sabido, desde hace años,

la suma de muchos acontecimientos provocan el debate relativo al inicio de una

posible, tambi7n en el universo de lo jur$dico, post!modernidad <a señal7 antes

que en el len"uaje de :ec9 el preijo post asume los ras"os de un vocablo 5comod$n6? se emplea para desi"nar lo innombrable, el incierto presente un

indescirable uturo que no puede ser pronosticado con las herramientas

tradicionales que han dejado de servir para tal in En consecuencia, el uturo de la

penalidad participa de la misma incertidumbre "eneral aludida 4as, pese a ello,

puede intentarse mu cautelosamente un abordaje 5de lo que vendr-6 considerando

al"unos elementos estructurales del presente

ac0#an& es quien tal ve# el autor del presente que con m-s precisi&n ha

podido describir la tarea de importaci&n de la política de tolerancia cero que se

elabora en Estados Unidos, va pasando por Hran Bretaña acaba reproduci7ndose

en los pa$ses del continente europeo Indica este autor (opcit) que se trata de un

proceso imparable para la "esti&n penal (policial carcelaria) de la miseria, de la

5nueva pobre#a6 >u obra inali#a con el planteamiento de una disuntiva? podr-

Europa resistir a la 5tentaci&n penal6C

prop&sito de ello, aunque desde una &ptica diversa, :e"'a%%i eect'a un

tipo de an-lisis que puede ser 'til a la tarea propuesta a los interro"antes

presentados !ras advertir sobre la p7rdida de vi"encia de la -odernidad en el

-mbito de lo jur$dico, airma que 5el sistema penal debe or"ani#arse en torno al

42



miedo al terror Ne tal modo, el Estado neo%liberal no debe reeducar, resociali#ar,

corre"ir o prevenir como lo ten$a asumido el Estado social ntes bien, ha de

coni"urar su sistema penal bas-ndolo sobre una nueva verdad, sobre unos nuevos

ines Estos son los estrictamente orientados a la punici&n9 es decir, que

'nicamente debe punir, pero no s&lo punir ejemplarmente cada violaci&n del nuevoorden, sino que incluso ha de lle"ar hasta el punto de crear alarma social para

convertirse en uente de consenso en torno a las instituciones, previniendo as$

cualquier eventual disentimiento pol$tico6 (@@1? 12) En tal sentido, a"re"a, la

anti"ua subjetividad a la que se aplic& el derecho moderno (sujeto masculino,

adulto, creente, blanco propietario), est- siendo suplantada por una nueva

subjetividad propia del derecho post!moderno? los sujetos de la nueva pobre#a de

la e=clusi&n social 5Estos sujetos no tienen nombre apellido, sino que son

considerados como cate"or$as (O) de riesgo (O) Un ejemplo visible de esto loconstituen los lujos mi"ratorios (O) >on entonces los inmi"rantes quienes

coni"uran parte de la nueva subjetividad colectiva de los sistemas penales

postmodernos6 (ibidem)

Liertos si"nos pueden indicar que nos apro=imamos a estos pron&sticos El

"obierno laborista in"l7s / se le cita por lo emblem-tico de su posici&n

"eoAestrat7"ica en Europa, puente de importaci&n diusi&n de otras producciones%

acaba de anunciar el desplie"ue de una le"islaci&n antiterrorista, a aprobada, que

eect'a una "ran ampliaci&n del concepto de 5terrorista6, ahora e=tendidapeli"rosamente a quienes puedan militar en "rupos or"ani#aciones de derechos

humanos que planteen estrate"ias de lucha resistencia radicales, incluso en el

e=tranjero (cr E% *a,s @%%@@1) El 4inistro brit-nico de Interior, Mack >traJ,

justiic& la medida por las presiones del conte=to internacional a las que accede a

dar una respuesta satisactoria con esta nueva le"islaci&n penal a misma, viene a

suplantar a la le"islaci&n antiterrorista de los años setenta Zu7 est- sucediendoC,

es 7sta una herencia de la tolerancia cero o una versi&n renovada de la cultura de

la emergencia yBo excepciónC, o, tal ve#, es 7ste, precisamente, el resultado de la

conjunci&n de aquellas dos l$neasC Geremos cu-nto tarda en veriicarse la diusi&n

de esta “nue#a” pol$tica penal en otros pa$ses europeos a tendencia es clara?

"esti&n punitiva de la pobre#a, mercado econ&mico de total le=ibili#aci&n,

criminali#aci&n cada ve# maor de la disidencia reducci&n del Estado El espacio

de “lo público6 parece caminar en esa direcci&n El escenario punitivo no parece as$

que se pueda contraer .ero, como se"uramente, una ve# m-s, racasar- en sus

unciones declaradas, quien pueda, deber- prepararse para comprar se"uridad,

pri#ada

43



<a no ha espacio aqu$ para se"uir especulando sobre el uturo .ara acabar,

podr$a ser oportuno hacerlo con las palabras de un "ran escritor, una de las mentes

l'cidas todav$a comprometidas con este desordenado tiempo Indicaba hace bien

poco Sa"ama'o, a prop&sito de comentar su 'ltima obra? #ol#eremos a la “ca#erna”

Co al “centro comercial”!$ 9ntes, la humanidad buscó lo exterior, el “afuera”, la lu: de

la 7lustración$ )oy ya no se busca “el interior” sino la “seguridad” interior, y en ella

sólo hay una lu: gris, fría, seca y, sobre todo, artificial$ “8odos acabaremos en el

+entro +omercial !como paradigma de la nue#a +iudad!D allí tendremos aire, lu:, y

temperatura y clima artificialE 8ambi>n dispondremos de seguridad pri#ada y

acabaremos haciendo ahora “dentro” lo que antes hacíamos “fuera”D Fpara qu> salir,

entoncesG$ (erá me%or una #ida gris que una #ida insegura$ <o a"re"ar$a? quienes

puedan pa"ar la se"uridad tendr-n as$ su barrio, su ciudad, su Lentro /privados,

artiiciales se"uros% los que no ten"an el dinero o los medios para ello (que cadave# ser-n m-s actuar-n de manera m-s desesperada)C .ues, para 7sos, siempre

quedar- el >istema .enal (el de “afuera” )O

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Mitologias y discursos