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[UNIVERSIDAD LAICA VICENTE RICAFUERTEDE GUAYQUIL] ESCUELA DE DISEÑO DE INTERIORES 9 de junio de 2015 M I T O S LOS INFIERNOS DE LOJA Los Infiernos: Mito o realidad? Pues es real, así como lo oyen. Los Infiernos son estas cascadas que ven ustedes aquí, perennes durante siglos. Ahora bien, desde que abrieran la embotelladora de agua, dos años atrás, en el nacimiento del arroyo Manzanil (que viene a despeñarse al Genil, formando la cola del caballo), el agua es cortada a veces, provocando que la vista o no de la cascada esté supeditada a las necesidades de la embotelladora. Aun así, el paraje merece la pena, aunque yo les recomendaría que lo visitasen desde abajo, es decir, desde Los Molinillos. El camino por aquí transcurre junto a la ribera del río Genil, dando la oportunidad a dar un tranquilo paseo junto al agua en un lugar perdido, justo al lado del bullicio del pueblo. Tendrán lugar de observar los travertinos, que son como estalactitas en la roca caliza del terreno. QUINTO SEMEST RE NOMBRE: Glenda Montaño Ortega FOLKLORE | DOCENTE: Mg. Ligia Lara

Mitos Leyendas y Cuentos

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UNIVERSIDAD LAICA VICENTE RICAFUERTEDE GUAYQUIL

[UNIVERSIDAD LAICA VICENTE RICAFUERTEDE GUAYQUIL]ESCUELA DE DISEO DE INTERIORES9 de junio de 2015

M I T O S LOS INFIERNOS DE LOJALos Infiernos: Mito o realidad? Pues es real, as como lo oyen. Los Infiernos son estas cascadas que ven ustedes aqu, perennes durante siglos.Ahora bien, desde que abrieran la embotelladora de agua, dos aos atrs, en el nacimiento del arroyo Manzanil (que viene a despearse al Genil, formando la cola del caballo), el agua es cortada a veces, provocando que la vista o no de la cascada est supeditada a las necesidades de la embotelladora.Aun as, el paraje merece la pena, aunque yo les recomendara que lo visitasen desde abajo, es decir, desde Los Molinillos. El camino por aqu transcurre junto a la ribera del ro Genil, dando la oportunidad a dar un tranquilo paseo junto al agua en un lugar perdido, justo al lado del bullicio del pueblo. Tendrn lugar de observar los travertinos, que son como estalactitas en la roca caliza del terreno.Y si quieren probar suerte, e intentar ver la cascada, la mejor vista la tienen desde el frente, en un mirador acondicionado para ello en el paraje de La Esperanza. Para llegar aqu sigan las siguientes instrucciones: Nos situamos en la N-321 direccin Priego de Crdoba y tomamos el desvo hacia la antigua carretera de Hutor-Tjar y la barriada de La Esperanza. Una vez lleguemos a La Esperanza - a unos 2 kilmetros de Loja- buscamos la seal indicativa a mano derecha, rodeamos una antigua cooperativa de aceite y tomamos la senda campo traviesa que lleva hasta el mirador habilitado.

EL CAMINO DE LOS AHORCADOSEl viejo hospital de Loja se llamaba San Juan de Dios y estaba ubicado en el extremo nor-occidental de la ciudad. Su puerta principal daba a la calle Imbabura y al terminar los terrenos del hospital el camino se bifurcaba en dos: uno que suba directamente al barrio El Pedestal, y otro que tomaba hacia la derecha y empalmaba con un estrecho sendero que conduca a Borja y Beln, pequeos caseros localizados en las afueras de la ciudad. Este segundo camino que linderaba los terrenos del Hospital con un inmenso y funesto faralln era conocido como el Camino de los Ahorcados. He aqu su historia o mejor dicho la leyenda que dio origen a su nombre. La lepra era antes un mal incurable adems de contagioso y por este motivo eran perseguidos y reducidos a reclusin en el pabelln del Hospital conocido con el nombre de Aislado todos los enfermos que padecan de ese mal, por lo menos hasta enviarlos al Leprocomio de la capital de la Repblica. En el Aislado del Hospital los leprosos eran atendidos por mdicos que tomaban todas las precauciones para evitar el contagio y a veces slo recetaban de lejos, aunque no faltaron tambin abnegados galenos que ofrendaron sus vidas en cumplimiento de tan humanitaria misin. En cambio las enfermeras no podan eludir el contacto con los enfermos y frecuentemente eran vctimas del contagio a pesar de las precauciones que tomaban. Por eso resultaba sumamente difcil encontrar personal que quisiera prestar sus servicios en el Aislado del Hospital y solamente circunstancias desesperadas obligaban a ciertas personas a trabajar en ese lugar. Tal fue el caso de Luz Marina a quien sus padres echaron del hogar por haber cometido un pecado de amor; y desde el campo donde viva sali a la ciudad para que en el hospital curasen a su hija de pocos das de nacida que se encontraba al borde de la muerte. La nia fue recibida e internada en el pabelln de nios, pero como la madre no tena donde hospedarse las Hermanas de la Caridad que en ese entonces regentaban el hospital le propusieron que fuese a trabajar en el Aislado. Luz Mara no tuvo alternativa. All se qued para siempre y su hija a quien bautiz con el nombre de Ana Mara tambin se qued a vivir all luego de su restablecimiento y ms tarde las religiosas le dieron facilidades para que reciba la instruccin primaria y un curso de enfermera que la capacit para que pueda desempearse en el mismo ambiente en el cual haba crecido con despreocupacin y sin miedo al contagio de los enfermos que vio desfilar a lo largo de su niez y adolescencia. A los 26 aos Ana Mara era una jovencita alegre y vivaz a quien le gustaba cumplir pronto sus obligaciones para salir a "chivatear" por los terrenos de la parte posterior al edificio tras del cual se extenda una pronunciada colina sembrada de eucaliptos, la misma que remataba en una cima cortada a pico sobre el camino que ms tarde empatara con el sendero hacia los caseros de Borja y Beln. Desde la cima hasta el camino haba una altura de por lo menos cincuenta metros y por un estrecho sendero oblicuo sobre el faralln transitaban slo unos pocos chivos y cabras que se alimentaban con la escasa vegetacin que creca a ese lado del camino. Pero por all bajaba tambin Ana Mara todos los das despus del almuerzo, llena de alegra y entusiasmo tanto por el placer de estirar sus giles piernas como por la embriaguez que le produca desafiar al peligro. En uno de esos habituales paseos un da se encontr con Lus Felipe, un joven estudiante de Derecho que, con su cuaderno de apuntes bajo el brazo, caminaba lentamente por ese solitario camino revisando la materia del examen que deba rendir al da siguiente. Los grandes amores slo necesitan de un chispazo para encenderse y luego inflamarse como un volcn. Eso les ocurri a Lus Felipe y Ana Mara. Se vieron y se amaron como predestinados desde toda la eternidad. No necesitaron hablarse de inmediato sino slo mirarse y sonrerse con infinita ternura para saber que se amaran hasta la muerte. Pero a pesar de la intensidad de sus sentimientos, sus amores fueron castos y puros y duraron mucho tiempo. As, llevaban ya dos aos de conocerse y de amarse reunindose todos los das en ese solitario camino que tena a un costado la montaa y al otro una hermosa vegetacin, cuando ocurri la muerte de doa Luz Marina: la contagi un enfermo de tifoidea que haba sido recluido en el Aislado del Hospital y a los pocos da muri pese a los cuidados que le prodigaron en este lugar en el cual ella haba servido con tanta abnegacin durante 18 aos. Ana Mara qued sola pues no conoca a ningn familiar. Pero el amor de Lus Felipe iluminaba su vida y formaba y formaba el nico mundo en el cual deseaba estar. Por eso anhelaba que l se graduara de abogado, ya que le haba prometido hacerla su esposa tan pronto culminaran sus estudios y comenzara a trabajar. Pero el destino cruel les jug una mala pasada: un da que despus que despus del almuerzo, Ana Mara se arreglaba las uas junto a la ventana del pequeo cuarto que tena en el hospital, sinti que una ua se le mova como si estuviera desprendida y al halarla un poquito se desprendi por completo sin causarle ningn dolor. Casi se le paraliza el corazn porque intuy lo que aquello poda significar. Pero con la esperanza de que estuviese equivocada corri a consultarlo con el mdico de turno del Aislado. No caba duda. Estaba contagiada de lepra y deba resignarse a vivir recluida como los dems enfermos de ese mal. No! grit desesperada y corri hacia la colina ubicada detrs del hospital. Coron la cima y bajo corriendo por el peligroso declive deseando ntimamente tropezar y caer para morir. Pero su destreza pudo ms que su deseo y lleg al camino antes de la hora de la cita, motivo por el cual Lus Felipe an no haba acudido. Busc en el bolsillo de su blanco delantal de enfermera el lpiz y la libreta de apuntes que siempre guardaba all para recibir las instrucciones de los mdicos y escribi apresuradamente: "Perdname Lus Felipe, por la pena que voy a causarte, pero no puedo recluirme a morir de lepra ni condenarte a ti a mirar este suplicio. Adis mi amor: te espero en la eternidad. Tuya para siempre: Ana Mara". Coloc el papel en el bolsillo de modo que buena parte de l quedara visible y luego tom varias cabuyas de las muchas que haba en el cerco de pencos contiguo al camino e hizo una fuerte soga con la cual se subi a un rbol de guabo que tambin estaba a la vera del camino. En un extremo de la soga amarr a una gruesa rama y el otro a su cuello. Luego se arroj al vaco. Cuando Lus Felipe acudi a la diaria cita se extra de no encontrar a su amada saltando y brincando con esa natural alegra que siempre la acompaaba. Pero al fijarse en el rbol y ver all colgado el cuerpo de Ana Mara, dio un grito y corri a socorrerla. Mas ya era demasiado tarde. Su primero y nico amor la hermosa, tierna y joven mujer que tanto haba amado estaba muerta. El mensaje dejado lo confirmaba. Entonces hizo las mismas trenzas de cabuya que ella haba confeccionado, las uni entre s y amarr en un extremo a su cuello y el otro a la rama del rbol de la cual penda el cuerpo sin vida de su amada. As encontraron juntos a los dos cadveres las primeras personas que pasaron por el lugar de los hechos, luego la autoridad que fue llamada apresuradamente y despus todo el vecindario de aquella pequea ciudad que entonces era Loja y que se conmovi hasta las lgrimas por la triste suerte de aquellos jvenes. Desde entonces aquel fue llamado el "Camino de los Ahorcados" y casi nadie se atreva a transitar por l, especialmente durante las noches pues se deca que a las doce se vea un grcil bulto blanco por el empinado sendero del faralln ubicado detrs del hospital y luego dos fantasmas corran y jugaban por este camino hasta que asomaban las primeras luces del alba. Segn la leyenda en que se basa esta narracin, las almas de los dos infortunados amantes estaban "penando", es decir no podan descansar en paz porque se haban ido de este mundo sin esperar el llamado de Dios.Mito las MoirasLas Moiras son deidades que personifican el concepto del destino. En la antigedad se crea que cada ser humano tena su propia Moira o destino. Estas tenan como funcin asignarle a cada uno su propia suerte y maldicin, regulando as la vida de cualquier mortal.Se dice que las Moiras son hijas de Zeus y Temis. Son tres hermanas: Cloto (rueca), que era la ms joven y la que hilaba. Lquesis (pluma), que teja el destino. Y tropos (balanza), la mayor y la que cortaba los hilos. Ellas 3 tenan que asegurar que el destino de cada uno se cumpliera, incluyendo el de los dioses. Deben asistir al nacimiento de cada persona, hilar y predecir su destino.

Estas deidades se asociaban en la antigedad al nacimiento, pues se deca que en ese momento, las Moiras decidan todo lo que iban a vivir durante su vida y cuando iban a morir. Luego evolucion a las 3 Moiras mencionadas y que la vida era determinada por hilos: Blancos o dorados para los momentos en la vida de felicidad, y de lana negra los momentos de dolor.

L E Y E N D A S

EL BANDOLERO LOJANO: NAN BRIONES

Por Eduardo Pucha S.

A ms de 76 aos de su muerte, la gente del medio rural, especialmente de la zona fronteriza Ecuador Per, lo recuerda con nostalgia y guarda an en su memoria relatos muy interesantes que a travs de la tradicin oral nos traslada a un realismo mgico del siglo anterior. Cuentan que Nan, viviendo en carne propia el dolor, la miseria y la injusticia social, desde muy joven se convirti en bandolero y se propuso arrebatar algo de las fortunas a los ricos y terratenientes para entregar a los pobres.Claro est, que la mala distribucin de la riqueza, lo encamin a tomar estas decisiones; y cmo no iba a sentirse marginado, si para l estaba clara la injusticia y desigualdad social; la realidad histrica as lo demuestra! Toda la provincia de Loja, en ese entonces, me refiero al siglo anterior, estaba dividida en grandes latifundios, posesionados solamente por tres familias pudientes: los Eguiguren con 14 haciendas; los Burneo con 10; y los Valdivieso con 6; y con latifundios menores, pero significativos, tambin los Arias, Samaniego y Riofro.Nan Briones vivi en una sociedad llena de desigualdades muy parecida a la actual, la riqueza del pas concentrada en pocas familias y grupos de poder.Los campesinos, especialmente los chazos lojanos que habitan en el cordn fronterizo, son los que ms lo recuerdan, y alrededor de l se han tejido historias y ficciones que son parte de nuestro patrimonio narrativo cultural, relatos que tienen algo de verdad, algo de historia y algo de fantasa; pero ante todo, ms de leyenda y tradicin que resistiendo al tiempo se niegan a borrarse de la memoria colectiva.En el pueblo lojano, sigue presente el recuerdo de Nan. Pero, Quien fue realmente Nan Briones?, se preguntar la juventud actual! Nan Briones, fue un hombre de carne y hueso que vivi en el siglo anterior. Naci el 26 de noviembre de 1902, all en Cangonam perteneciente al cantn Paltas, y muri el 13 de enero de 1935 en Sozoranga, acribillado por un pelotn de carabineros al mando del Mayor Deifilio Morocho. Fue un bandolero.All en Sozoranga, el octogenario, don Jos Alfredo Narvez, me cont este hermoso relato que hoy lo comparto a los lectores: MI TO LO CAS A NAN. Es una narracin sencilla, curiosa y ante todo muy original.Dice as:Ver!, en la escuela del barrio Tumbunuma, a una legua de distancia desde aqu, era profesora la seora Isolina Jaramillo, hermana de Dolores Jaramillo Mora, y como Nan andaba esquivndose de la tropa de Deifilio Morocho, una vez lleg a ese lugar y ah es cuando la conoce a Dolores y se enamora de ella. No demor mucho le propuso matrimonio, y mi to, el cura Alfredo Narvez en 1934 es quien los cas. El matrimonio fue calladito, lo realizaron a la media noche. No disfrutaron mucho porque en enero de 1935 muri Nan.La gente deca que lo amenaz al cura y que le puso el can de la pistola en la sien para que lo case; eso no es cierto! Mi to cont que Nan era un joven muy educado, y que con toda delicadeza le solicit que los case, remarcaba, era sencillo y muy educado!Dolores era una joven morenita y bien simptica. Tena 7 aos ms que Nan, no era mucho, pero era, mayor a l. Fue muy devota, decan que se haba casado con Nan para salvarle el alma, si, esas eran sus intenciones!Yo fui amigo de Dolores, ella me contaba que Nan era un hombre bohemio y generoso, un gran hombre que no ofenda a nadie aqu, y es por eso que tena muchas amistades.Ahora, cuando se refiere a la muerte de Nan, contina:La tropa los acorral en la quebrada! Los cerraron en crculo: desde Los Pozos bajan por aqu cerca de La Loma, se encuentran con el barrio La Cruz y Guaman; entonces, Nan y sus compaeros estaban entrampados y sin salida. Yo viva con mi madrina y le digo a ella, ya lo entramparon a Nan! Y cmo sabes, me dijo? Vaa!, contesto, estn disparando a la redonda!, le estn estrechando por todos los lados!Cerca de Piedra Liza haba una laguna grande, ms arriba una pea. Ah se refugiaron Rindolfo Espinosa, Vctor Pardo y Nan. Le hicieron bastante resistencia a Deifilio Morocho hasta que sin poder capturarlo, orden dinamitar la pea. No murieron enseguida, alcanz la absolucin del padre, solamente Rindolfo Espinosa; decan que le encontraron puesto en su cuello el escapulario de la Virgen del Carmen. Haba sido devoto de la virgencita! A Vctor Pardo le haban vaciado los sesos. Pero a Nan no le pudieron matar!, se suicid. Eso se constat porque en 1988 cuando sacamos sus restos del cementerio antiguo para colocarlo en el actual, ah estaba visible an el hueco que l mismo se propin en la cabeza.Despus a los muertos los trajeron al Cabildo para hacerles la autopsia. Fue don Abrahan Muoz quien hizo este trabajo. Yo, descuidndola a mi madrina vi toda la autopsia. Don Abrahan, con la ayuda de otras personas, pesaron en una balanza de mates los sesos de Nan. No recuerdo bien si fueron dos o tres libras y media que pes. Abrahan Muoz era un viejito talabartero que siempre lo llamaban para que haga estos trabajos.Dolores Jaramillo, su mujer, mand a hacer una buena caja para Nan, igual para Vctor Pardo sus familiares; pero a Rindolfo le hicieron una mediana porque no tena familiares aqu.El 14 de enero, el Padre Alfredo Narvez celebr la misa de cuerpo presente para los tres. Yo recuerdo, que dijo: Ayer Sozoranga se visti de luto, fue el da ms triste, tres vidas se opacaron. Culpables o no, Dios los llam a su lado y hoy estn caminando hacia el Seor. En tanto que sus compaeros le compusieron las siguientes coplas que despus las cantaban en el pueblo:Ms de cien soldados vienenA emboscarlo en Piedra LizaLa gente asustada lloraEl cielo truena y graniza.Con la sangre de NanLa laguna se tiSozoranga se asustPor la muerte de Nan.Dijeron que lo mataron,Pero eso no sucediLos pobres aseguraronQue l mismo se dispar.En los cantones lojanosSin miedo camina anTranquilo, valiente, ufano,El bandolero Nan.No cabe duda que Nan Briones fue un bandido, pero un bandido muy decente.Hago mas las palabras de Cordobs Maure, escritor colombiano que dice:El pueblo me lo contY yo al pueblo se lo cuentoY pues la historia no inventoResponda el pueblo y no yo

LA LEYENDA DE QUINARALa leyenda del tesoro perdido de Atahualpa comienza en Quinara, un poblado ubicado a 50 Km de la ciudad de Loja, en el Ecuador. El codiciado botn para el rescate de Atahualpa an es buscado entre las viejas haciendas de esta poblacin.All an quedan piedras encontradas en excavaciones realizadas por buscadores de tesoros ajenos.Empresarios nacionales y extranjeros han intentado desenterrar la riqueza de Atahualpa, que segn la leyenda est en algn lugar de este valle encantado, el cual se encuentra baado por el rio Piscobamba.All han llegado muchos historiadores que afirman que el mascarn, una roca de tres caras que orientaba el lugar de entierro del tesoro, est como base de una antigua casa de la hacienda cuyo propietario, Manuel Enrique Eguiguren, tuvo la fama de tener entre sus bienes una parte del codiciado tesoro, todava no encontrado en su totalidad.

El primer dueo del inmueble fue Amador Eguiguren, despus de su fallecimiento, su hijo Manuel Enrique Eguiguren. Aos ms tarde lleg la reformara agraria y se parcel la hacienda. Luego Manuel Eguiguren tambin falleci, cuenta Carlos Manuel Vega, vecino del lugar, donde las huellas de las excavaciones realizadas an permanecen.El diario El Universo de la ciudad de Guayaquil-Ecuador en una de sus publicaciones refiere que Agustn Ordoez, es uno de los expertos en la narrativa. Con frecuencia relata la caminata de los 7 mil indios que cargaban el tesoro de los templos del sol del Reino de Quito para salvar de la muerte a Atahualpa. Ellos se dirigan por estos caminos, construidos con muchsima habilidad, comenta.Cuenta adems que los indios tenan su propio sistema de comunicacin por medio de seas labradas en las piedras del valle, lo que es muy notorio hasta la actualidad. Lo cierto es que hasta la fecha, nadie ha podido encontrar gran parte del tesoro perdido de Atahualpa, por lo que su bsqueda contina.C U E N T OUN HOMBRE MUERTO A PUNTA PIESAll est, en la Penitenciaria, asomando por entre las rejas su cabeza grande y oscilante, el antropfago. Todos lo conocen. Las gentes caen all como llovidas por ver al antropfago. Dicen que en estos tiempos es un fenmeno. Le tienen recelo. Van de tres en tres, por lo menos, armados de cuchillas, y cuando divisan su cabeza grande se quedan temblando, estremecindose al sentir el imaginario mordisco que les hace poner carne de gallina. Despus le van teniendo confianza; los ms valientes han llegado hasta provocarle, introduciendo por un instante un dedo tembloroso por entre los hierros. As repetidas veces como se hace con las aves enjauladas que dan picotazos.Todos lo conocen. Las gentes caen all como llovidas por ver al antropfago. Dicen que en estos tiempos es un fenmeno. Le tienen recelo. Van de tres en tres, por lo menos, armados de cuchillas, y cuando divisan su cabeza grande se quedan temblando, estremecindose al sentir el imaginario mordisco que les hace poner carne de gallina. Despus le van teniendo confianza; los ms valientes han llegado hasta provocarle, introduciendo por un instante un dedo tembloroso por entre los hierros. As repetidas veces como se hace con las aves enjauladas que dan picotazos. Pero el antropfago se est quieto, mirando con sus ojos vacos. Algunos creen que se ha vuelto un perfecto idiota; que aquello fue slo un momento de locura. Pero no les oiga; tenga mucho cuidado frente al antropfago: estar esperando un momento oportuno para saltar contra un curioso y arrebatarle la nariz de una sola dentellada. Medite Ud. en la figura que hara si el antropfago se almorzara su nariz. Ya lo veo con su aspecto de calavera! Ya lo veo con su miserable cara de lzaro, de sifiltico o de canceroso! Con el unguis asomando por entre la mucosa amoratada! Con los pliegues de la boca hondos, cerrados como un ngulo! Va Ud. a dar un magnfico espectculo. Vea que hasta los mismos carceleros, hombres siniestros, le tienen miedo. La comida se la arrojan desde lejos. El antropfago se inclina, husmea, escoge la carne -que se la dan cruda-, y la masca sabrosamente, lleno de placer, mientras la sanguaza le chorrea por los labios. Al principio le prescribieron dieta: legumbres y nada ms que legumbres; pero haba sido de ver la gresca armada. Los vigilantes creyeron que iba a romper los hierros y comrselos a toditos. Y se lo merecan los muy crueles! Poner en la cabeza el martirizar de tal manera a un hombre habituado a servirse de viandas sabrosas! No, esto no le cabe a nadie. Carne haban de darle, sin remedio, y cruda. No ha comido usted alguna vez carne cruda? Por qu no ensaya? Pero no, que pudiera habituarse, y esto no estara bien. No estara bien porque los peridicos, cuando usted menos lo piense, le van a llamar fiera, y no teniendo nada de fiera, molesta. No comprenderan los pobres que el suyo sera un placer como cualquier otro; como comer la fruta en el mismo rbol, alargando los labios y mordiendo hasta que la miel corra por la barba. Pero qu cosas! No creis en la sinceridad de mis disquisiciones. No quiero que nadie se forme de m un mal concepto; de m, una persona tan inofensiva. Lo del antropfago s es cierto, inevitablemente cierto. El lunes ltimo estuvimos a verlo los estudiantes de Criminologa. Lo tienen encerrado en una jaula como de guardar fieras. Y qu cara de tipo! Bien me lo he dicho siempre: no hay como los pcaros para disfrazar lo que son. Los estudiantes reamos de buena gana y nos acercamos mucho para mirarlo. Creo que ni yo ni ellos lo olvidaremos Estbamos admirados, y cmo gozbamos al mismo tiempo de su aspecto casi infantil y del fracaso completo de las doctrinas de nuestro profesor! -Vanlo, vanlo como parece un nio -dijo uno. -S, un nio visto con una lente. -Ha de tener las piernas llenas de roscas. -Y debern ponerle talco en las axilas para evitar las escaldaduras. -Y lo baarn con jabn de Reuter.- Ha de vomitar blanco. -Y ha de oler a senos. As se burlaban los infames de aquel pobre hombre que miraba vagamente y cuya gran cabeza oscilaba como una aguja imantada. Yo le tena compasin. A la verdad, la culpa no era de l. Qu culpa va a tener un antropfago! Menos si es hijo de un carnicero y una comadrona, como quien dice del escultor Sofronisco y de la partera Fenareta. Eso de ser antropfago es como ser fumador, o pederasta, o sabio. Pero los jueces le van a condenar irremediablemente, sin hacerse estas consideraciones. Van a castigar una inclinacin naturalsima: esto me rebela. Yo no quiero que se proceda de ninguna manera en mengua de la justicia. Por esto quiero dejar aqu constancia, en unas pocas lneas, de mi adhesin al antropfago. Y creo que sostengo una causa justa. Me refiero a la irresponsabilidad que existe de parte de un ciudadano cualquiera, aldar satisfaccin a un deseo que desequilibra atormentadoramente su organismo. Hay que olvidar por completo toda palabra hiriente que yo haya escrito en contra de ese pobre irresponsable. Yo, arrepentido, le pido perdn. S, s, creo sinceramente que el antropfago est en lo justo; que no hay razn para que los jueces, representantes de la vindicta pblica...Pero qu trance tan duro... Bueno... lo que voy a hacer es referir con sencillez lo ocurrido... No quiero que ningn malintencionado diga despus que soy yo pariente de mi defendido, como ya me lo dijo un Comisario a propsito de aquel asunto de Octavio Ramrez. As sucedi la cosa, con antecedentes y todo: En un pequeo pueblo del Sur, hace ms o menos treinta aos, contrajeron matrimonio dos conocidos habitantes de la localidad: Nicanor Tiberio, dado al oficio de matarife, y Dolores Orellana, comadrona y abacera. A los once meses justos de casados les naci un muchacho, Nico, el pequeo Nico, que despus se hizo grande y ha dado tanto que hacer. La seora de Tiberio tena razones indiscutibles para creer que el nio era oncemesino, cosa rara y de peligros. De peligros porque quien se nutre por tanto tiempo de sustancias humanas es lgico que sienta ms tarde la necesidad de ellas. Yo deseara que los lectores fijen bien su atencin en este detalle, que es a m ver justificativo para Nico Tiberio y para m, que he tomado cartas en el asunto. Bien. La primera lucha que suscit el chico en el seno del matrimonio fue a los cinco aos, cuando ya vagabundeaba y comenz a tomrsele en serio. Era a propsito de la profesin. Una divergencia tan vulgar y usual entre los padres, que casi, al parecer, no vale la pena darle ningn valor. Sin embargo, para m lo tiene. Nicanor quera que el muchacho fuera carnicero, como l. Dolores opinaba que deba seguir una carrera honrosa, la Medicina. Deca que Nico era inteligente y que no haba que desperdiciarlo. Alegaba con lo de las aspiraciones -las mujeres son especialistas en lo de las aspiraciones. Discutieron el asunto tan acremente y tan largo que a los diez aos no lo resolvan todava. El uno: que carnicero ha de ser; la otra: que ha de llegar a mdico. A los diez aos Nico tena el mismo aspecto de un nio; aspecto que creo olvid de describir. Tena el pobre muchacho una carne tan suave que le daba ternura a su madre; carne de pan mojado en leche, como que haba pasado tanto tiempo curtindose en las entraas de Dolores. Pero pasa que el infeliz haba tomndole serias aficiones a la carne. Tan serias que ya no hubo que discutir: era un excelente carnicero. Venda y despostaba que era de admirarlo. Dolores, despechada, muri el 15 de mayo de l906 (Ser tambin este un dato esencial?).Tiberio, Nicanor Tiberio, crey conveniente emborracharse seis das seguidos y el sptimo, que en rigor era de descanso, descans eternamente. (Uf, esta va resultando tragedia de cepa).Tenemos, pues, al pequeo Nico en absoluta libertad para vivir a su manera, slo a la edad de diez aos. Aqu hay un lago en la vida de nuestro hombre. Por ms que he hecho, no he podido recoger los datos suficientes para reconstruirla. Parece, sin embargo, que no sucedi en ella circunstancia alguna capaz de llamar la atencin de sus compatriotas.Una que otra aventurilla y nada ms.Lo que se sabe a punto fijo es que se cas, a los veinticinco, con una muchacha de regulares proporciones y medio simptica. Vivieron ms o menos bien. A los dos aos les naci un hijo, Nico, de nuevo Nico. De este nio se dice que creci tanto en saber y en virtudes, que a los tres aos, por esta poca, lea, escriba, y era un tipo correcto: uno de esos nios serio ts y plidos en cuyas caras aparece congelado el espanto. La seora de Nico Tiberio (del padre, no vaya a creerse que del nio) le haba echado ya el ojo a la abogaca, carrera magnfica para el chiquitn. Y algunas veces haba intentado decrselo a su marido. Pero ste no daba odos, refunfuando. Esas mujeres que andan siempre metidas en lo que no les importa! Bueno, esto no le interesa a Ud.; sigamos con la historia:La noche del 23 de marzo, Nico Tiberio, que vino a establecerse en la Capital tres aos atrs con la mujer y el pequeo -dato que he olvidado de referir a su tiempo se qued hasta bien tarde en un fign de San Roque, bebiendo y charlando. Estaba con Daniel Cruz y Juan Albn, personas bastante conocidas que prestaron, con oportunidad, sus declaraciones ante el Juez competente. Segn ellos, las tantas veces nombrado Nico Tiberio no dio manifestaciones extraordinarias que pudieran hacer luz en su decisin. Se habl de mujeres y de platos sabrosos. Se jug un poco a los dados. Cerca de la una de la maana, cada cual la tom por su lado. (Hasta aqu las declaraciones de los amigos del criminal. Despus viene su confesin, hecha impdicamente para el pblico).Al encontrarse solo, sin saber cmo ni por qu, un penetrante olor a carne fresca empez a obsesionarlo. El alcohol le calentaba el cuerpo y el recuerdo de la conversacin le produca abundante salive. A pesar de lo primero, estaba en sus cabales. Segn l, no lleg a precisar sus sensaciones. Sin embargo, aparece bien claro lo siguiente: Al principio le atac un irresistible deseo de mujer. Despus le dieron ganas de comer algo bien sazonado; pero duro, cosa de dar trabajo a las mandbulas. Luego le agitaron temblores sdicos: pensaba en una rabiosa cpula, entre lamentos, sangre y heridas abiertas a cuchilladas. Se me figura que andara tambaleando, congestionado. A un tipo que encontr en el camino casi le asalta a puetazos, sin haber motivo. A su casa lleg furioso. Abri la puerta de una patada. Su pobre mujercita despert con sobresalto y se sent en la cama. Despus de encender la luz se qued irndolotemblorosa, como presintiendo algo en sus ojos colorados y saltones. Extraada, le pregunt: -Pero qu te pasa, hombre? Y l, mucho ms borracho de lo que deba estar, grit: -Nada, animal; a ti qu te importa? A echarse! Ms, en vez de hacerlo, se levant del lecho y fue a pararse en medio de la pieza. Quin saba qu le iran a mentir a ese bruto? La seora de Nico Tiberio, Natalia, es morena y delgada. Salido del amplio escote de la camisa de dormir, le colgaba un seno duro y grande. Tiberio, abrazndola furiosamente, se lo mordi con fuerza. Natalia lanz un grito.Nico Tiberio, pasndose la lengua por los labios, advirti que nunca haba probado manjar tan sabroso. Pero no haber reparado nunca en eso! Qu estpido! Tena que dejar a sus amigotes con la boca abierta! Estaba como loco, sin saber lo que le pasaba y con un justificable deseo de seguir mordiendo. Por fortuna suya oy los lamentos del chiquitn, de su hijo, que se frotaba los ojos con las manos. Se abalanz gozoso sobre l; lo levant en sus brazos, y, abriendo mucho la boca, empez a morderle la cara, arrancndole regulares trozos a cada dentellada, riendo, bufando, entusiasmndose cada vez ms. El nio se esquivaba y l se lo coma por el lado ms cercano, sin dignarse escoger. Los cartlagos sonaban dulcemente entre los molares del padre. Se chupaba los dientes y lama los labios. El placer que debi sentir Nico Tiberio! Y como no hay en la vida cosa cabal, vinieron los vecinos a arrancarle de su abstrado entretenimiento. Le dieron de garrotazos, con una crueldad sin lmites; le ataron, cuando le vieron tendido y sin conocimiento; le entregaron a la Polica... Ahora se vengarn de l! Pero Tiberio (hijo), se qued sin nariz, sin orejas, sin una ceja, sin una mejilla. As, con su sangriento y deschabado aspecto, pareca llevar en la cara todas las ulceraciones de un Hospital. Si yo creyera a los imbciles tendra que decir: Tiberio (padre) es como quien se come lo que crea.Pablo Palacio.C H I S T E S- Una viejita est afuera de una casa queriendo tocar un timbre, pero ella no lo puede tocar porque no lo alcanza, de repente llega un seor y muy amablemente se ofrece: Seora, buenos das, En qu puedo ayudarle? Por favor jooven, aayudeme a tocarr el timbree.Seora, con mucho gusto, le respondi. Ya seora, y Ahora qu? La viejita le responde: A correr!- Dos aniadas van a africa y ven un cocodrilo y una de ellas dice: Gordaa que es esoo? La otra responde: Oseaa Helloww. Tu si eres full ignorante no ves q es un Lacoste original!!!!jajajaja-Haba una vez un pollito, levant una patita y le gust, levant la otra y se cay...-Qu le dijo un pez a otro pez? -NADA...-Querida: La polica ha hallado un cuerpo quemado, con dentadura postiza, peluca, pechos cados y culo deforme... por favor, responde este mensaje para saber que ests bien. -Cul es la diferencia entre un terrorista y una suegra? -Con el terrorista se puede negociar. -El electricista va a la sala de Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital, mira a los pacientes conectados a distintos aparatos y les dice: -Respiren profundo, voy a cambiar un fusible! -Cario, en esta ciudad hay pinginos? -No, si estamos a 35 grados!- Huy!, entonces he atropellado a una monja.-Cul es el nico pez que usa corbata? -El pez-cuezo.-Por qu si Bob Esponja es el protagonista.... patricio es la estrella?-En el velatorio de un hombre el cura se manda con los elogios, - El finado era un buen marido, excelente cristiano, un padre ejemplar!!... La viuda voltea hacia uno de sus hijos y le dice al odo: -Acrcate al atad y mira si es tu padre el que est adentro!

Folklore Potico: Que comprende los romances, canciones, refranes, coplas, adivinanzas, dichos, etc. Folklore Mgico: Lo espiritual, las supersticiones, y la misma magia.QUINTO SEMESTRENOMBRE: Glenda Montao Ortega FOLKLORE| DOCENTE: Mg. Ligia Lara