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Módulo 1 – Innovación e Innovación Pública

Módulo 1 Innovación e Innovación Pública · opuesto dialéctico de kaizen es el kairyo, que alude a grandes cambios que revolucionan la manera de hacer. Por lo tanto, kairyo no

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Módulo 1 – Innovación e Innovación Pública

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Contenido

1.1 Concepto de la innovación Pg. 3 Introducción a la innovación Objetivos de la unidad Innovación qué es? / Qué no es?

1.2 Principios de la innovación Pg. 8 Introducción Objetivos de la unidad:

1.3 La dimensión “Open” Pg. 10 Introducción a la innovación Objetivos de la unidad La apertura como requisito Open business / open innovation Gobierno abierto

1.4 Resumen Pg. 19 Los conceptos claves de este módulo

1.5 Bibliografía y webgrafía Pg. 20 Autores

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Módulo 1 – Innovación e innovación Pública

1.1 Concepto de la innovación

Introducción a la innovación

Los veteranos de la Administración pública hemos tenido tiempo de ir asimilando los sucesivos modelos con los que se ha pretendido resolver los problemas del servicio público, en términos de eficiencia, eficacia y logro. Sin pretender ser exhaustivo, hemos pasado por las etapas de racionalización, simplificación, modernización y digitalización, para aterrizar en tiempos de innovación y de gobernanza colaborativa.

Cada una de estas etapas ha dado de sí quizá menos de lo que prometía, pero al mismo tiempo ha ido proporcionando un sustrato a partir del cual puede crecer el siguiente modelo. Nuestra época, caracterizada por el cambio permanente, pone a la Administración pública ante la necesidad de reinventarse.

La innovación supone poner la creatividad al servicio de nuevos productos y servicios, y también la invención de nuevas maneras de producirlos. Trae consigo nuevas reglas, más cercanas al ensayo y error que a las rotundas planificaciones del pasado. Trae consigo también la necesidad de activar la inteligencia de todas las personas de la organización. Trae, por fin, la oportunidad de contar con la ciudadanía como agente activo que colabora de manera corresponsable en la creación de valor púbico.

En esta unidad debatiremos acerca de qué supone la innovación para nuestras Administraciones públicas, cuál es el papel reservado a las y los empleados públicos y qué nuevos sistemas de gestión son más adecuados para hacer florecer la innovación.

Objetivos de la unidad

Esta acción formativa pretende que el alumnado consiga:

Distinguir el concepto innovación de otros cercanos.

Distinguir las diferentes modalidades de innovación.

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Innovación qué es? / Qué no es?

Lo que convierte a la innovación en algo distinguible de otros fenómenos es su condición de cosa nueva. En una concepción estricta, la innovación haría referencia a un producto o servicio novedoso que tiene la característica de haber sido colocado exitosamente en el mercado. Por lo tanto, se diferencia de otros productos de la I+D, que podrían quedarse en la fase de prototipo, en que es adoptado por una parte de la sociedad.

El alcance de esa novedad puede ser más o menos exigente. El “Manual de Oslo1” marca el punto mínimo:

The minimum entry is that the product or process should be new (or significantly improved) to the firm (it does not have to be new to the world).

Por lo tanto, un criterio de la innovación puede ser la novedad local; esto es, que suponga una mejora significativa para la organización que la produce. Aquí la palabra clave es “significativa”, ya que no toda mejora es innovación. En nuestro caso, lo que no debe ocultarse ni despistarse es la distinción entre innovación y mejora.

La mejora -especialmente, la mejora continua- es uno de los conceptos clave cuando hablamos de gestión de la calidad. Pretende la estabilización de procesos y su mejora mediante acciones preventivas y correctivas. Toda la plantilla puede involucrarse en la mejora continua, ya sea de manera individual, con campañas de caza de fallos y búsqueda de soluciones, o también en el seno de equipos de mejora que aplican técnicas de análisis sistemático de problemas.

En japonés existe un concepto milenario ligado a la mejora: el kaizen, que viene a significar que siempre es posible hacer mejor las cosas. Ningún día debe pasar sin una cierta mejora. El opuesto dialéctico de kaizen es el kairyo, que alude a grandes cambios que revolucionan la manera de hacer. Por lo tanto, kairyo no es mejora continua, sino mejora disruptiva. En torno a este concepto emerge la disciplina de la reingeniería, que ya se va acercando a la idea de innovación, solo que se orienta más al rediseño de procesos internos que a la invención de nuevos productos y servicios.

Volviendo a la innovación, encontramos autores que distinguen entre una innovación incremental -que avanza con pasos cortos- y una innovación disruptiva -que provoca cambios radicales. Pero, si la innovación puede ser incremental, ¿en qué se diferencia de la mejora continua? ¿Y, entonces, existe alguna diferencia entre la mejora disruptiva y la innovación?

Pues sí, hay una diferencia: que la palabra innovación está más de moda. Pruebe a preguntar a cualquiera: "¿cuántas innovaciones habéis producido este año en vuestra unidad?". Si le contesta con un número superior a 10, pregúntele después "¿Y, además, cuántas mejoras?". Probablemente, se quedará confuso, ya que bajo el paraguas de la innovación está cobijando todo tipo de mejoras.

Antes de aburrirle definitivamente con estas consideraciones terminológicas, vamos a ponernos de acuerdo en algunos puntos:

la innovación y la mejora son disciplinas independientes;

la mejora continua minimiza los problemas, mientras que la innovación usa el error como materia prima;

la innovación se caracteriza por la creatividad y el riesgo.

1 OECD: “Oslo Manual: Guidelines for Collecting and Interpreting Innovation Data”, 2005.

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En principio, la innovación puede hacer referencia a productos o servicios que se ponen en el

mercado, pero también a los propios procesos de producción (o de servición) empleados. De

hecho, el concepto de innovación se suele estirar hasta cubrir estas cuatro áreas:

Innovación en producto/servicio

Innovación en procesos

Innovación en organización

Innovación en comercialización

Innovación pública, es posible?

Seguramente, el escenario donde usted imagina la innovación y el emprendizaje sea un laboratorio abarrotado de tecnología sofisticada, o una oficina diáfana donde jóvenes despeinados juegan una partida de futbolín antes de inventar una nueva aplicación para el teléfono móvil.

En cambio, cuando imaginamos el trabajo de la Administración pública, la imagen que viene a nuestra mente es muy diferente. Mesas cubiertas de documentos, archivadores desbordando papel, dependencias administrativas abrumadas por ciudadanos que esperan, instrucciones contradictorias fotocopiadas y adheridas a las paredes, personal de mediana edad, mediano entusiasmo, talento mediocre.

Más adelante dedicaremos algún espacio a combatir esta imagen que no sólo es injusta, sino también contraproducente. Entre tanto, la pregunta es:

¿Tiene sentido hablar de innovación en la Administración pública?

Hace tan sólo cinco años, la respuesta no estaría muy clara. Hoy, al menos, podemos ofrecer la prueba circunstancial de los centenares de libros, artículos, congresos y seminarios que hablan de innovación en la Administración.

Para responder a nuestra pregunta debemos ponernos antes de acuerdo acerca de qué puede ser esto de la innovación en la Administración pública. Las definiciones más empresariales ponen el acento en el mercado (p.e., “producto o servicio novedoso que tiene la característica de haber sido colocado exitosamente en el mercado”), lo cual no se aplica muy bien en la Administración, especialmente en las unidades que no prestan servicios públicos similares a los que presta la iniciativa privada.

En general, conviene no trasladar de manera directa y acrítica, a la gestión de lo público, los conceptos y prácticas de la gestión privada. Esta advertencia no es baladí. Durante muchos años el paradigma dominante ha sido el llamado Nueva Gestión Pública (NGP), cuya máxima era trasladar a la gestión de lo público las técnicas de la empresa privada. Hoy todavía no nos hemos desprendido de este modelo, que pretende considerar a los ciudadanos como a clientes.

La idea del cliente, tomada de manera metafórica, ha producido mejoras en la Administración, especialmente cuando se emplea para diseñar procesos de servicio que tratan de maximizar la calidad de la prestación. Llevada a su extremo, ha dado lugar a numerosas aberraciones y, aún peor, a una concepción de la cosa pública por la cual la relación entre la Administración y sus administrados sería similar a la de un restaurante y sus clientes. El ciudadano, cuando es considerado un mero cliente, ve rebajada su dimensión cívica. El cliente elige, paga y, si no queda satisfecho, se queja, pero ni participa en la buena marcha del negocio, ni le interesa cómo se atiende al resto de clientes.

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En defensa de este punto de vista, traemos la autoridad de Metcalfe2, que señala la paradoja de que “la lógica y dinámica de la administración de empresas aplicadas a lo público contribuye más a deteriorar que a mejorar, reforzando actitudes aislacionistas y debilitando los incentivos a la coordinación”.

Dicho de otra forma, la visión instrumental del management clásico choca frontalmente con una Administración que se sustenta en los valores de igualdad, equidad, solidaridad y que busca la participación corresponsable de la ciudadanía.

En palabras del chileno Álvaro Ramírez-Alujas3, “el sector público se reconoce como un sistema abierto mucho más complejo que el sector privado”. No sólo es más complejo, sino que, por detentar la más alta responsabilidad sobre el bienestar común, debe minimizar los riesgos. Ese espíritu garantista tiende a impregnar todos los ámbitos de la Administración e inculca una cultura más favorable al conservadurismo que a la radicalidad de la innovación.

Un concepto cercano, con tradición en la Administración, es el de la modernización. Pero, ¿qué es innovación en el ámbito de lo público? ¿Modernizar e innovar son sinónimos? ¡Vaya usted a saber! La palabra modernización se sabe dónde empieza, pero no dónde termina, ya que tiende a ampliar su significado a medida que nos inventamos nuevas herramientas y modelos de gestión.

Más aún, con la llegada del siglo XXI se está equiparando la modernización con la administración electrónica. Esta asimilación presenta el peligro de poner a la tecnología en el centro de los proyectos de modernización. Un peligro ubicuo, por otra parte y que ha ocasionado gastos millonarios en proyectos sin impacto real. Por más que se repita, nunca se insistirá demasiado en el mensaje de que la tecnología consiste en meras herramientas que deben estar al servicio de una mejor Administración para hacerla más útil al conjunto de los ciudadanos.

Es fácil confundir innovación con introducción de TICs. En el mundo de la empresa, la diferencia es más clara, porque las innovaciones, para ser aceptadas deben producir beneficios. En la Administración, la digitalización siempre debería venir acompañada de la modernización, de la reorganización y de la participación ciudadana, para producir nuevos servicios que realmente añadan valor a los usuarios; esto es, que realmente introduzcan innovación. Es necesario reinventar la Administración para no digitalizar el caos.

Una consecuencia interesante del concepto de innovación como invención comercializada es que nos conduce a esforzarnos por encontrar un equivalente público al término comercializar. Un invento registrado en la oficina de patentes y que nadie usa no es una innovación. El mercado es la piedra de toque que distingue una innovación de una simple invención. Llevado a lo público, un servicio que nadie usa, o que nadie quiere usar, no puede ser considerado una innovación.

Por lo tanto, en el ámbito público debemos reservar la palabra innovación para la invención de nuevas y mejores formas de producir los servicios públicos que produzcan una mejora en el bienestar colectivo. Y también, según el uso extendido del término innovación, nuevos procesos, formas organizativas o sistemas de comercialización que tiendan a producir ese resultado.

En muchas ocasiones, la mejor manera de saber si hemos producido una innovación es

2 Metcalfe, Les (1996). “Gestión Pública: De la imitación a la innovación”, en ¿De burócratas a gerentes? Las ciencias de la gestión aplicadas a la administración del Estado, Carlos Losada i Marrodán (Editor), Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, D.C. 3 Ramírez-Alujas, Álvaro V. (2011): “Sobre la aplicación y desarrollo del concepto de innovación en el sector público: estado del arte, alcances y perspectivas”. Revista Circunstancia. Año IX - Nº 26. Fundación Ortega-Marañón, Madrid.

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preguntar a la ciudadanía. Si hemos introducido una novedad que se usa y es útil, hemos logrado una innovación. La consecuencia simétrica es que, para garantizar que vamos a producir novedades útiles, debemos conseguir la participación de los usuarios en el diseño de los servicios, mediante métodos de innovación abierta.

Pero, en otras ocasiones, la innovación no se refleja directamente en la satisfacción percibida. Este efecto tiene que ver con el hecho de que la misión de la Administración es ocuparse de lo que, en inglés, llaman “wicked problems” -problemas perversos-; esto es, debe tomar decisiones que maximicen el bien común a expensas de no agradar a todos.

En estos casos, la evaluación de la innovación vendría de la mano de una definición previa de los objetivos a conseguir y del impacto global esperado.

Recapitulemos lo aprendido hasta ahora. La innovación en la Administración pública:

puede definirse como “el resultado de traducir a valor nuevas ideas”;

choca con la imagen clásica de una Administración hiperburocrática;

no consiste en aplicar directamente conceptos de la empresa privada a la gestión de lo público;

tiene como destinatarios a los ciudadanos, que son corresponsables de los bienes públicos, no a meros clientes cuyo compromiso acaba con el consumo;

se aplica en un ámbito complejo y donde el riesgo aceptable presenta límites estrictos;

no consiste en implantar nuevas tecnologías, sino en rehacer los procesos y los servicios para mejorar la vida de los ciudadanos;

debe producir resultados útiles y apreciados por sus destinatarios.

¡Tanta explicación y ni un solo ejemplo! Pongamos uno:

Pensemos en un servicio de becas para estudiantes. Entre las mejoras posibles, tendríamos algunas de carácter interno: sistematizar y simplificar el proceso, informatizar la gestión de los expedientes... que podrían pertenecer al campo de la modernización. Otras mejoras que tienen que ver con la puesta en marcha de canales telemáticos para los trámites que han de realizar los ciudadanos, podemos agruparlas bajo la etiqueta administración electrónica.

Dependiendo del grado de novedad que suponga y de su aceptación, podríamos llamar también innovación a estas medidas. Pero debemos pedir más a la creatividad humana. Una innovación de verdad, un verdadero cambio, sería organizar el servicio para informar proactivamente a quienes cumplen los requisitos para ser beneficiarios de una beca, sin necesidad de que la soliciten, de manera que con expresar una simple aceptación, por cualquier medio, ya la cobren en sus cuentas corrientes.

En realidad, este ejemplo casi existe. La Agencia Tributaria española hace años que ha puesto en marcha un servicio similar para la declaración de la renta, de manera que a muchas personas le llega a casa la declaración cumplimentada. Si están de acuerdo con la liquidación propuesta, ¡no necesitan hacer nada! Con no responder es suficiente. Una innovación en toda regla, que sacude los cimientos del procedimiento administrativo convencional y que hace uso de la tecnología para reinventar la Administración.

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1.2 Principios de la innovación

Introducción

Esta sección sirve como recordatorio de los 9 principios fundamentales de la innovación. Entraremos en la definición de cada uno de los conceptos para clarificar que significan. Para poder avanzar con el curso, es importante que se tengan claros estos conceptos y su aplicación en el mundo de la innovación.

Objetivos de la unidad

Esta acción formativa pretende que el alumnado consiga:

Definir y entender los 9 principios fundamentales de la innovación.

Establecer una base teórica para afrontar mejor el resto de los módulos.

Los principios de la innovación:

1. Hibridación: Acción de crear nuevos productos o servicios innovadores a partir de la combinación de otros ya existentes.

Hibridar productos

Hibridar servicios

Hibridar conceptos

Hibridar equipo

2. Honestidad: Dícese de lo que, de manera explícita o implícita, apela a todo aquello anterior a la era industrial y consumista (lo artesano, lo natural, lo ecológico…). Otra acepción del término se refiere a lo genuino y original frente a la misma.

Fidelizar con lo auténtico

No sobreespecificar

Artesanía del s.XXI

Transparencia y probidad

3. Individualismo / equipo: Neologismo para designar una nueva forma de estructurar los procesos de innovación en las organizaciones a partir de grandes individualidades con espíritu de trabajo en equipo.

Dar espacio a los innovadores puros

Dar contexto social a la innovación

Equipos ad hoc por proyectos

Enfoque experimental

4. Fronteras: Espacio en una organización o espacio geográfico, mental o virtual (Internet) donde se desarrolla la innovación. La Frontera determina los nuevos territorios a conquistar.

Territorio creativo y talento

Redefinición de territorio

Territorio y tribus

Territorio mental

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5. Capilaridad: Cualidad de las organizaciones para que la información fluya entre sus miembros, a todos los niveles y en todas las direcciones, con el fin de innovar. Puede darse a nivel interno; entre departamentos; a nivel de relación con la ciudadanía; a nivel de redes…

00n: Licencia para innovar

Comunicación interna

Redes interinstitucionales

Apertura y conversación

6. Catálisis: Factor o conjunto de factores que hacen posible la convergencia de elementos necesaria para que se produzca la innovación.

Contra la inercia

Liderazgo catalizador

Núcleos de significación

Cultura de asunción de riesgos

7. Aceptación del error: Error o errores controlados (experiencias necesarias) que previenen contra el fracaso total y son, las más de las veces, el paso previo y obligado al éxito de la innovación.

Entusiasmo vs. Experiencia

Documentar el fracaso

Crear un entorno de seguridad

Comunicar y buscar complicidad

8. Radicalidad: Innovación que se adelanta a su tiempo y que marca nuevas categorías sobre las que todos los demás van a trabajar a partir de entonces.

Atentos a las experiencias ajenas

Reingeniería

Orientar la disrupción hacia el valor

Aprovechar los ciclos de la Administración

9. Personas innovadoras: Aquellas personas que tienen la intuición, la energía y el talento para ver más allá e innovar; no hay innovación sin innovadores.

Intraemprendizaje público

Reingeniería

Orientar la disrupción hacia el valor

Aprovechar los ciclos de la Administración

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1.3 La dimensión “Open”

Introducción

El paradigma open es quizá el gran paradigma de nuestro siglo. Es la nueva estructuración social que corresponde a la sociedad-red que nos ha tocado vivir. Confluyen en él ideas procedentes de diferentes saberes y diferentes períodos de la historia, que hoy son posibles gracias al empoderamiento ciudadano y la presencia pervasiva de medios tecnológicos.

El paradigma open es una utopía llevada a la práctica. Como toda utopía, funciona como horizonte, no como estación de llegada. Por lo tanto, no describe un estado abierto final, sino un proceso continuo de apertura, un camino que cada institución recorre a su manera.

En el lado de la Administración pública, el nuevo paradigma se llama Gobierno abierto. Se resume en tres principios: transparencia, participación y colaboración. El orden no es casual: cierto grado de consecución de cada uno es necesario para poder abordar el siguiente. Estos principios han sido puestos en la práctica por algunos Gobiernos pioneros, tanto en el nivel nacional como en el regional, que ahora están consiguiendo arrastrar a una mayoría, a nivel mundial.

La transparencia es la primera meta a alcanzar. En esta unidad aprenderemos que la transparencia viene en tres variedades, toda ellas necesarias: pasiva, activa y colaborativa.

Objetivos de la unidad

Esta acción formativa pretende que el alumnado consiga:

Comprender cómo el ciberactivismo está cambiando la lógica de participación pública.

Situar en el paradigma open las prácticas abiertas en el mundo de la empresa.

Entender los tres principios del Gobierno abierto.

Valorar el papel de la transparencia

Distinguir las tres variedades de transparencia propuestas

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La apertura como requisito

La apertura como requisito, incluye los siguientes elementos fundamentales4:

Apertura: Su opuesto “el cierre” es el estado más habitual en las organizaciones. Esto es, más que de “empresas abiertas”, hay que hablar de empresas que se están abriendo. Incluye la transparencia, como una actitud positiva hacia lo nuevo y lo que proviene del exterior.

Interacción entre iguales: El movimiento peer-to-peer (p2p) viene a sustituir niveles jerárquicos por fenómenos de colaboración en comunidad, que además pueden saltar las fronteras organizacionales e incorporar a personas de fuera.

Compartir: Una empresa que desea contar con la inteligencia de su clientela, debe dar algo a cambio. En particular, se pone en tela de juicio la propiedad intelectual en su formulación clásica, con la aparición de alternativas al copyright, con el llamado copyleft. De una empresa abierta se espera un cierto retorno social al procomún.

Actuación global: Se puede resumir en la expresión “borrar las fronteras”. No sólo las fronteras de los mercados nacionales, sino también difuminar los límites de la organización y de las relaciones con los consumidores, para trabajar con lógica de redes distribuidas, con ayuda de internet.

La sabiduría de las multitudes

El primer autor que comenzó a hablar de la sabiduría de las multitudes fue Howard Rheingold,

en su libro de 2002 “Smart Mobs: The Next Social Revolution”5. Las “multitudes inteligentes”

de Rheingold son

“grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas –políticas, sociales,

económicas- gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de

organización, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no podían

coordinar tales movimientos”

Se caracterizan por adoptar la tecnología –especialmente, internet y la telefonía móvil- como

instrumento de empoderamiento social que les permite interactuar con lógica de redes

distribuidas y alcanzar así metas que antes les estaban vedadas.

Los primeros ejemplos hacen referencia a subculturas juveniles urbanas, aunque rápidamente

empezaron a aparecer ejemplos de movimientos sociales y políticos, especialmente como

forma de protesta. Una de las primeras acciones de este tipo con cierta repercusión se dio en

Filipinas en 2001, como forma de protesta contra la corrupción del entonces presidente Joseph

Estrada. La protesta creció tanto en poco tiempo que acabó con la carrera de Estrada.

Para Rheingold, también las movilizaciones del 11M en España, a raíz del atentando terrorista

en Madrid el 11 de marzo de 2004, y que marcaron el rumbo de las elecciones legislativas de

ese año, son un ejemplo de smart mobs. En aquel caso, la herramienta de coordinación fue

preferentemente el SMS, cuando se acuñó el famoso “pásalo”.

4 Fuente: Tapscott, D. y Williams, A.: “Wikinomics: How Mass Collaboration Changes Everything”. Portfolio, 2006. 5 Rheingold, H.: “Smart Mobs: The Next Social Revolution”. Basic Books, 2002.

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Pero la expresión “sabiduría de las multitudes” está tomada de otro libro y otro autor. Cuando

en 2005 James Surowiecki escribió “The Wisdom of Crowds”6 ya daba por hecho que los

grupos de personas se iban a autoorganizar mediante la tecnología para perseguir sus

intereses. Su libro se centra en demostrar que, dadas ciertas circunstancias, los grupos grandes

poseen mayor inteligencia que grupos de élite más restringidos.

El ejemplo más claro puede ser la Wikipedia, una enciclopedia colaborativa editada y

actualizada por muchas personas, que ha conseguido una mayor calidad –y, desde luego, una

mayor extensión- que las enciclopedias tradicionales, escritas por un puñado escogido de

personas expertas.

Algunos elementos que convierten a un grupo en inteligente7:

Diversidad de sus miembros: la diversidad de orígenes y de intereses produce mayor divergencia de pensamiento y, por lo tanto, mayor variedad de soluciones.

Motivación intrínseca: cuando una persona trabaja voluntariamente, de manera apasionada sobre un asunto de su interés, emplea al máximo sus capacidades.

Redes distribuidas: la ausencia de una jerarquía estricta permite aprovechar el talento de todos los miembros del grupo.

Comunicación asíncrona: el correo electrónico, los foros, los blogs, el SMS son elementos asíncronos que permiten una mayor reflexión e impiden que una persona monopolice la producción de ideas.

Netiquette: conjunto de reglas de las que un grupo se dota para que las relaciones sean más claras y fluidas y para alcanzar una mayor productividad.

Rheingold profetizaba en 2002 que el uso de internet y de las redes móviles cambiarían –a

mejor- la manera en que entendemos la libertad, la democracia, la educación y la

comunicación. Al tiempo, admitía que también íbamos a encontrarnos usos negativos de los

nuevos medios, como en el caso del terrorismo organizado.

Hoy en día es casi trivial hablar de la importancia de la tecnología en las movilizaciones

ciudadanas. En España, el movimiento 15M ha marcado un antes y un después, al conseguir

movilizar a miles de personas, al margen de los partidos políticos, a favor de una democracia

más participativa y solidaria.

Una clasificación posible de los ítems de información creados por la ciudadanía, de forma

ajena a plataformas oficiales y que puedan disparar procesos de participación y colaboración

en red es la siguiente, debida a Diego Álvarez (@diegoalsan) y al grupo analizo.info:

1. Publicación de contenidos. La persona genera los contenidos que posteriormente publica, como documentos, presentaciones, vídeos, fotografías, etc.; o bien elabora los contenidos directamente mediante herramientas online como blogs o redes sociales.

2. Interacción con contenidos. La persona genera nuevos contenidos a partir de contenidos generados por otras personas. Dentro de esta categoría encontraríamos, entre otros, comentarios en blogs o portales de noticias, “me gusta” en Facebook o Instagram, “meneos” en meneame.net, puntuaciones de vídeos o productos, o republicación de contenidos creados por otros usuarios.

6 Surowiecki, J.: “The Wisdom of Crowds”. Doubleday, 2005. 7 Elaboración propia.

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3. Interacción con otras personas o causas. Las personas pueden evidenciar el contacto con otras personas a través de servicios y herramientas 2.0 como el “seguimiento” en Twitter, el contacto a través de Linkedin, la inclusión en la red social Facebook o Tuenti, la compartición de documentos vía Google docs, la firma de una petición en change.org o la microfinanciación de un proyecto en Verkami o Goteo.org.

4. Datos generados de manera automática. La utilización de dispositivos de acceso y el uso de determinados servicios de Internet genera conjuntos de información de forma automática, y en muchos casos transparente al usuario, como páginas visitadas, búsquedas realizadas, productos consultados, geolocalización de llamadas, o metadatos de las imágenes, entre otros.

5. Información de carácter personal: edad, lugar de residencia, lugares visitados (check-ins) e índices de influencia en redes sociales, que las personas publican voluntariamente y que introducen un factor de valoración y segmentación de las conversaciones en que se ven involucradas.

De la lectura de esta clasificación se sigue que no es necesario ser un activista o tener la

intención consciente de querer colaborar en un movimiento para ejercer cierta influencia en la

red. Cualquier movimiento en internet queda registrado y produce consecuencias. Cada vez

que usted lee un artículo en un diario on-line está informando al editor que qué artículos son

más leídos. Cada vez que usted busca un término en Google informa de qué términos son más

buscados.

La llamada web 2.0 es el campo de juego de esta gran conversación. Por supuesto, la

capacidad de influencia varía con el esfuerzo y la intencionalidad puestos en juego y, por otra

parte, con la relevancia –la autoritas- de la persona que esté actuando. En ese sentido, los

blogs son la herramienta más poderosa de creación de contenidos, y las redes sociales tienden

a funcionar más como distribuidoras de contenidos más ricos creados en blogs y en los media

tradicionales.

Open business / open innovation

Antes de hablar de la Administración pública, echaremos un muy breve vistazo a cómo el

paradigma open ha rediseñado las reglas de juego en el mundo empresarial. El libro que mejor

enlaza con el punto anterior –y, desde luego, muy recomendable- es “Wikinomics: How Mass

Collaboration Changes Everything”8, cuyo subtítulo alude a las multitudes inteligentes de

Rheingold.

En él se acuña el término “wikinomía” que se define como “el arte y la ciencia de la producción entre iguales”. La idea central es que el papel del consumidor está mutando, desde la situación de pasividad que le estaba reservado en la sociedad del consumo, a un nuevo papel como agente activo en cualquiera de las fases del proceso: diseño, producción, marketing, calidad, innovación.

A este nuevo consumidor se le llama “prosumidor” –prosumer- como contracción de las palabras “profesional” –o también “productor”- y la palabra “consumidor”.

Cuando una empresa se abre a la colaboración de estos prosumidores, se habla del fenómeno

8 Tapscott, D. y Williams, A.: “Wikinomics: How Mass Collaboration Changes Everything”. Portfolio, 2006.

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del crowdsourcing, construido a partir del término outsourcing (externalización). El crowsourcing viene a ser la externalización de funciones de la empresa a comunidades externas de voluntarios, a cambio de recompensas que pueden -o no- ser de tipo económico.

En relación con el concepto de empresa abierta –open business- está el de innovación abierta. Se suele asignar a Henry Chesbrough el bautizo del término, en su libro “Open Innovation: The new imperative for creating and profiting from technology”9, aunque el debate sobre la innovación abierta comenzó hace décadas.

La innovación abierta asume el reto de aplicar al desarrollo de nuevos productos y servicios, y a la mejora de los existentes, no sólo la inteligencia contratada por la organización, sino también la de las millones de personas que están fuera.

Algunos modelos de innovación abierta:

Estado beta:

Consiste en proponer productos o servicios sin terminar, para que sus usuarios terminen de configurar sus características, de manera que el resultante esté mucho más adaptado a las necesidades de la clientela.

Ideágoras y concursos de ideas:

Campañas para desarrollo de ideas o de nuevos productos, generalmente mediante competición, con algún premio para las mejores.

Co-creación:

Término que reúne todas las variedades de crowdsourcing orientadas al diseño o la producción colaborativa de bienes y servicios.

Empresa 2.0:

Uso estratégico de las plataformas de la web 2.0 –redes sociales, blogs, wikis…- para involucrar a personas y comunidades en cualquier aspecto de la empresa.

Gobierno abierto

Como decía el gran Joan Prats “la Administración sigue a la sociedad, como la sombra al

cuerpo”. Pues la nueva sociedad es una sociedad-red, compuesta de ciudadanos

hiperconectados, donde las reglas del juego cambian radicalmente.

De hecho, las reglas han cambiado tanto, que han dejado a la Administración pública un tanto

fuera de juego y con un serio problema de falta de legitimación social. En esta sección, vamos a

abordar la respuesta que los Gobiernos y las Administraciones están ofreciendo para

relegitimarse.

Esa respuesta ha recibido distintos nombres. Gobernanza –que a veces se matiza como

gobernanza colaborativa- es una de esas etiquetas. En esta segunda década del siglo XXI, en

cambio, la denominación más aceptada es Gobierno Abierto –Open Government.

El debate teórico sobre qué es y qué elementos constituyen la gobernanza o el gobierno

abierto se zanja a la manera en que Alejandro Magno resolvió el nudo gordiano: mediante la

acción. En este caso, el emperador fue Barack Obama quien, en su primer día como

9 Chesbrough, H.: “Open Innovation: The new imperative for creating and profiting from technology”. Harvard, 2006.

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presidente, firmó un memorándum ejecutivo en el que se comprometía a crear “un nivel de

apertura en el gobierno sin precedentes y un sistema de transparencia, participación pública y

colaboración que reforzara la democracia, asegurara la confianza pública y promoviera la

eficacia y eficiencia gubernamental”10.

En él definía tres principios constituyentes del Gobierno Abierto: transparencia, participación y

colaboración. Y, más importante, asignaba a todos los estamentos del sector público

obligaciones concretas, con plazos establecidos, en cada una de las tres materias. De esa

manera, pasamos de debatir sobre lo que habría que hacer a debatir sobre lo que se estaba

haciendo.

Transparencia: la obligación de las Administraciones de abrir sus sistemas de

información para que la ciudadanía conozca sus actuaciones y pueda ejercer un control

social.

Participación: contar sistemáticamente con la ciudadanía para la deliberación sobre los

problemas a abordar (agenda) y para la co-creación de las políticas y servicios (diseño),

en un estado de permanente diálogo.

Colaboración: implicar a ciudadanos y organizaciones en la creación de valor público,

ya sea mediante prácticas de delegación o simplemente favoreciendo las iniciativas

ciudadanas.

El concepto de gobierno abierto se ha popularizado en los últimos años, sobre todo a partir del

momento en que tanto las administraciones brasileña y mexicana, como el gobierno británico

lo asumieron como modelo de gobierno para estos comienzos del siglo XXI, y junto con

Estados Unidos impulsaron el Open Government Partnership

(http://www.opengovpartnership.org/).

En el momento de escribir estas líneas hay 53 países de todos los continentes que se han

sumado al compromiso por el Gobierno abierto, y otros 6 que han dado los primeros pasos.

Los países firmantes se comprometen a:

Aumentar la disponibilidad de información sobre las actividades gubernamentales.

Apoyar la participación ciudadana

Aplicar los más altos estándares de integridad profesional en todos nuestros gobiernos

Aumentar el acceso a las nuevas tecnologías para la apertura y la rendición de cuentas.

En comparación a la Directiva de Obama, aquí se introducen dos nuevas prioridades:

la probidad pública o, dicho de otra forma, la lucha contra la corrupción

el empoderamiento ciudadano a través del fortalecimiento de la sociedad de la

información

10 Executive Office of the President (2009): Open Government Directive. [En: http://www.whitehouse.gov/omb/assets/memoranda_2010/m10-06.pdf]

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Hay que entender el Gobierno abierto como un nuevo modelo de innovación pública, que

pone el acento en la apertura y que sustituye –asumiendo y superando sus principios- a los

anteriores enfoques que ponen el acento en la tecnología (eGovernment), en la reingeniería

(modernización) o en la simplificación administrativa (racionalización).

Un aspecto fundamental de esta nueva Administración es su compromiso con el intercambio

de conocimiento, a manera de una conversación continua con la ciudadanía, que participa a

título individual, sin necesidad de intermediarios que representen su opinión. Esto no pone en

tela de juicio la democracia representativa, sino que la complementa con una capa de

democracia deliberativa.

Más aún, cuando la ciudadanía se implica en el hacer, estamos entrando en una verdadera

gobernanza colaborativa, donde se establece una relación de corresponsabilidad en la creación

del valor público.

Las grandes ideas de este nuevo modelo, de acuerdo a Manuel Villoria11, son los siguientes:

1. Las del gobierno promotor de bienestar a través de la capacidad regulatoria.

2. Las del gobierno transparente que rinde cuentas.

3. Las del gobierno participativo y promotor de civismo.

4. Las del gobierno eficiente, colaborador y generador de conocimiento.

Las dos primeras están basadas en la regulación y en el papel del Estado, generando

instituciones para mejorar la sociedad; las dos segundas se basan en la capacidad de la

sociedad para crear, por sí misma y con el Estado, mejoras sociales.

Una manera de entender los principios del Gobierno abierto (transparencia, participación y

colaboración) y de encajarlos en el quehacer de la Administración pública es el llamado

modelo LUDO12, que pone en relación las fases de las políticas públicas con los tres principios y

que contempla los fenómenos que surgen cuando se aplica la apertura con distinta intensidad.

La representación gráfica de las fases de creación de las políticas públicas en relación con los

principios del Gobierno abierto, tiene un aspecto superficialmente similar al del juego del

parchís, también conocido como “ludo” en numerosos países. De ahí el nombre.

11 Villoria, M.: “El gobierno abierto como subsistema de políticas: una evaluación desde el institucionalismo discursivo”. En “La promesa del Gobierno Abierto” (2012). Accesible en: [http://www.lapromesadelgobiernoabierto.info/]

12 Ortiz de Zarate, Alberto (2012): “Modelo LUDO: el gobierno abierto desde la perspectiva del ciclo de

las políticas públicas”. GIGAPP Estudios/Working Papers. [En http://www.gigapp.org/es/working-

papers-gigapp]

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Esta representación en 2D adquiere la tercera dimensión cuando se pone en relación con el

grado de apertura, según un eje de tres etapas:

Nivel 0 – Información:

La información es el grado 0 del gobierno abierto; por sí misma, no entrega poder,

pero es el requisito inicial para empoderar a la ciudadanía y el primer objetivo de

toda estrategia de apertura. Lo característico de este escalón es que se establece

una comunicación eminentemente unidireccional, donde la Administración funciona

como emisor. Puede recoger cierto feedback, pero siempre de modo secundario, no

como parte de una verdadera conversación.

Nivel 1 – Consulta:

En este nivel agrupamos todas las variedades en que alguna cantidad de poder se

comparte entre la Administración y los administrados. Es el nivel más demandado

socialmente y al que aspiran la mayor parte de las experiencias de gobierno abierto.

Lo característico de este escalón es que distribuye una parte del poder, siguiendo un

modelo comunicativo bidireccional; esto es, se establece una relación de

conversación.

Nivel 2- Delegación:

La delegación supone la devolución completa de poder en un área concreta de la

gestión pública, en la cual la sociedad pasa a ocupar el papel que ocupaba la

Administración. Dentro del ámbito de delegación, la Administración queda como un

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nodo más dentro de una red distribuida. O, mejor aún, como un cuidador que se

ocupa primordialmente de que la red crezca y de que fluya el conocimiento entre

nodos distantes.

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1.4 Resumen

Los conceptos claves de este módulo

La innovación y la mejora son disciplinas independientes.

La mejora continua minimiza los problemas, mientras que la innovación usa el error como materia prima.

La innovación se caracteriza por la creatividad y el riesgo.

La innovación en la Administración pública: o puede definirse como “el resultado de traducir a valor nuevas ideas”. o tiene como destinatarios a los ciudadanos, que son corresponsables de los

bienes públicos, no a meros clientes cuyo compromiso acaba con el consumo. o no consiste en implantar nuevas tecnologías, sino en rehacer los procesos y los

servicios para mejorar la vida de los ciudadanos. o debe producir resultados útiles y apreciados por sus destinatarios.

La dimensión “Open” incluye los siguientes elementos fundamentales: la apertura, la interacción entre iguales, el hecho de compartir & una actuación global.

La innovación abierta aplica al desarrollo de productos y servicios no sólo la inteligencia dentro de la organización, sino también la de las millones de personas que están fuera.

El Gobierno abierto es un nuevo modelo de innovación pública, que pone el acento en la apertura.

Los tres principios del gobierno abierto son la transparencia, la participación y la colaboración.

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1.6 Bibliografía y webgrafía

OECD: “Oslo Manual: Guidelines for Collecting and Interpreting Innovation Data”, 2005. Capítulo 3: Definiciones básicas.

Ramírez-Alujas, Álvaro V. (2011): “Sobre la aplicación y desarrollo del concepto de innovación en el sector público: estado del arte, alcances y perspectivas”. Revista Circunstancia. Año IX - Nº 26. Fundación Ortega-Marañón, Madrid.

Iturbe-ormaetxe, J.: “Consultoría Artesana en Red”. Categoría: empresa abierta.

EEUU Executive Office of the President (2009): Open Government Directive. [En: http://www.whitehouse.gov/omb/assets/memoranda_2010/m10-06.pdf

Ortiz de Zarate, Alberto (2012): “Modelo LUDO: el gobierno abierto desde la perspectiva del ciclo de las políticas públicas”. GIGAPP Estudios/Working Papers.

Autores

Alberto Ortiz de Zárate / David Osimo