Monitor24 Carina Rattero

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  • E D I TO R I A L

    Por qu los medios en la escuela?La sociedad del siglo XXI es, para muchos, la sociedad de lainformacin. Los medios de comunicacin participan de laconstruccin del espacio pblico e influyen sobre la agen-da de aquello que debate la sociedad.

    La educacin tiene que poner en cuestin el sentido co-mn cotidiano que los medios contribuyen a formar al dar-le contenido a las representaciones sociales, al pensamientosocial sobre los hechos, las personas y los grupos sociales.

    Sin embargo, la informacin por la informacin mismano alcanza. Valoramos una informacin como un insumopara la participacin y la ampliacin del espacio pblico. Laposibilidad de participacin est del lado de quien puedecomprender y hacer uso de los mensajes de los medios, por-que los sabe analizar, interpretar y evaluar. Y porque sabe ela-borar estrategias de accin y de decisin a partir de ello.

    Incorporar los medios en la escuela es formar a los alum-nos como ciudadanos informados, reflexivos frente a esa in-formacin, sensibles ante lo que pasa en el pas y en elmundo, y participativos. Entender la manera en que losmedios representan la realidad y nos hablan de lo que su-cede, coloca a las personas en mejores condiciones paraparticipar, actuar y tomar decisiones. Porque preguntn-donos sobre la forma en que los medios de comunicacinproducen significados, podremos comprender la maneraen que influyen sobre nuestras percepciones de la reali-dad y el modo en que podemos transformarla.

    Este es entonces, el primer motivo que fundamenta la in-corporacin de los medios en la escuela: analizar el modo enque los medios representan el mundo, el que nos rodea y elque por lejano, slo conocemos a travs de sus mensajes.

    Existe una segunda razn que fundamenta la necesidadde incorporar los medios en la actividad escolar cotidiana:el diversificado universo cultural y tecnolgico en el queviven los nios y adolescentes y el desafo de la escuelapara responder y actuar en funcin de este dinmico en-torno comunicacional.

    Si las identidades de los jvenes se definen no slo por ellibro que leen, sino por los programas de TV que miran, elsitio Web por el que navegan, la msica que escuchan, lapelcula que eligen y la historieta que prefieren, la escue-la necesita acercarse a estos consumos, reconocer que losadolescentes utilizan diferentes lenguajes y que recurrena distintas escrituras.

    El gran desafo para el sistema educativo hoy, es capacitara los nios y jvenes para que puedan acceder y utilizar la

    multiplicidad de escrituras y de discursos en los que seproducen las decisiones que los afectan en los planos la-boral, familiar, poltico y econmico.

    Finalmente, existe un motivo ms para la insercin delos medios en la escuela. En Amrica Latina, las socieda-des son muy fragmentadas y desiguales. El acceso a losbienes culturales es inequitativo. Mientras una minoratiene acceso a todas las fuentes, medios y tecnologas, lagran mayora accede slo a la TV abierta, a la radio y even-tualmente a un diario. No tienen DVD, no van al cine, no co-nocen un teatro y muchos carecen de conexin a Interneten sus hogares

    Estas brechas no son un tema menor, porque inciden ne-gativamente en la construccin del capital cultural de losjvenes. La exclusin de la cultura, fortalece la exclusinsocial, en la medida que los adolescentes ven restringido sucapital cultural y con l, las oportunidades educacionales,laborales y de insercin en la sociedad.

    Uno de los retos especficos que tiene la incorporacinde los medios en la escuela en los pases de Amrica Latina,es disminuir estas brechas y promover un acceso ms equi-tativo y justo a los bienes culturales y tecnolgicos entre losjvenes que provienen de familias ms pobres. El caminoabierto por las tecnologas de la comunicacin es incor-porarlas a la vida y la tarea escolar. No hacerlo sera esta-blecer otro quiebre de ruptura con las formas de expre-sin, percepcin y comunicacin de nuestros nios y jvenes.Hacerlo no es echar al olvido el valor educativo del en-cuentro cara a cara y la interaccin en el espacio real.

    An cuando los obstculos no son pocos y los desafosno son menores, el primer paso para lograrlos es insertaresta educacin en medios como una poltica pblica, unapoltica de Estado. Afortunadamente siempre hubo do-centes que han utilizado los medios de comunicacin yque han enseado a analizarlos, interpretarlos y utilizar-los creativamente. La idea es incorporar esta necesidad co-mo poltica pblica, para convertir estos esfuerzos particu-lares en un compromiso de Estado. En este compromisose inscribe el Ministerio de Educacin de la Nacin, de ca-ra a una mejor calidad de educacin, y a la necesidad de unamejor distribucin de la informacin y el conocimiento en-tre todos los alumnos.

    Prof. Alberto SileoniMinistro de Educacin de la Nacin

  • 1. Editorial4. La escuela por dentro: Escuela N 92,

    Hiplito Yrigoyen, Santa Rosa, La Pampa.

    9. Correo de Lectores.10. Docentes: Jos Hugo Goicoechea.

    Los hroes olvidados.

    15. Obras Maestras: Contar lo cotidiano.Liliana Villemur y Mirta Graciela Godoy.

    20. Resea: La coleccin de cine mudoMosaico criollo.

    22. Alumnos Emprendedores. 2 Muestra Nacional en Trelew, Chubut.

    S U M A R I O N 2 4

    AUTO R I DA D E SPresidenta de la NacinDra. Cristina Fernndez de Kirchner

    Ministro de Educacin de la NacinProf. Alberto Sileoni

    Secretaria de Educacin Prof. Mara Ins Abrile de Vollmer

    Secretario del Consejo Federal de EducacinProf. Domingo de Cara

    Subsecretaria de Equidad y CalidadLic. Mara Brawer

    Subsecretario de Coordinacin AdministrativaArq. Daniel Iglesias

    Subsecretario de Planeamiento EducativoLic. Eduardo Aragundi

    Directora del Instituto Nacional de Educacin TecnolgicaLic. Mara Rosa Almandoz

    Directora del Instituto Nacional de Formacin DocenteLic. Graciela Lombardi

    Directora Nacional de Gestin Curricular y Formacin Docente Lic. Marisa Daz

    Director Nacional de Polticas Socioeducativas Pablo Urquiza

    Directora Nacional de Informacin y Evaluacin de la CalidadEducativaDra. Liliana Pascual

    E Q U I P O E D I TO R I A LDirectorasIns DusselIns C. Tenewicki

    Jefe de RedaccinSergio Ranieri

    Jefe de Arte/ CoordinacinEduardo Rey

    Colaboradores Permanentes Ana AbramowskiJudith GociolMariela LanzaRudyPatiMyriam Southwell

    Coordinacin y correccinSilvia Pazos

    FotografaLuis TenewickiDistribucin Javier Manchini

    Colaboran en este nmero: Paula Caldo. Roberto Cubillas. MaraPaula Dufour. Gustavo Efron. Patricia Ferrante. Mirta Graciela Godoy.Liliana Heker. Marisa Mariel Leiton. Francisco Diego Mazzitelli.Roxana Morduchowicz. Matas Panaccio. Albert Pez. Luis AlbertoQuevedo. Carina Rattero. Mariela Roldn. Liliana Villemur.

    Diseo de tapa: E. Rey

    Las notas firmadas son responsabilidad de los autores y no representan necesa-riamente la opinin del Ministerio de Educacin

    Registro de la Propiedad Intelectual: 538424Publicacin del Ministerio de Educacin de la NacinPizzurno 935 (C1020) Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Repblica Argentina

  • 25. Dossier: La escuela y los medios.26. La presencia de los medios: continuidades

    y rupturas.Ins Dussel y Myriam Southwell.

    27. En el centro de una explosin cultural.Luis Alberto Quevedo.

    30. El Programa Escuela y Medios.Roxana Morduchowicz.

    32. Cuando los medios aportan un valor agregado. Gustavo Efron.

    34. Miradas nuevas sobre paisajes propios.Marisa Leiton y Mariela Roldn.

    36. Entrevista a Julian Sefton-Green.Ins Dussel y Patricia Ferrante.

    41. Orquestas infantiles y juveniles para el Bicentenario.

    46. El Cuento: Contestador,de Liliana Heker.

    49. Fundacin Mempo Giardinelli.Por una nacin de lectores.

    50. Breves.52. El Museo: Los primeros pasos de la TV

    educativa. Matas Panaccio

    54. Las recetas de Petrona. Paula Caldo.56. Qu hay que saber de Fsica.

    Francisco Diego Mazzitelli.

    58. Conversaciones: Juan Sasturain.63. Humor: Rudy-Pati.

    El monitor

    M A RZO 2 0 1 0

  • 4La Escuela N 92 Hiplito Yrigoyen estubicada en el barrio Zona Oeste de la ciu-dad de Santa Rosa, provincia de LaPampa. Creada en 1963, desde hace unadcada su edificio se encuentra en la ca-lle Stieben, que hasta hace unos aos erauna suerte de circunvalacin. Con la cons-truccin de nuevos barrios impulsada pordiversos planes entre ellos, el PlanFederal la ciudad se expandi hacia elnorte y la matrcula de la escuela crecide manera considerable.

    La 92 es una escuela primaria de jorna-da completa a la que asisten diariamen-te algo ms de doscientos alumnos. Lacuestin de eleccin de la escuela es pa-ra nosotros un desafo asegura la direc-tora, Raquel Fernndez. Yo no quiero quevengan porque les podemos dar la comi-da, sino que elijan la escuela porque pre-senta propuestas interesantes para los pi-bes. Pero esto se mezcla, porque lanecesidad existe.

    Fernndez forma parte del equipo di-rectivo de este establecimiento desde2006, y hace dos aos accedi al cargo dedirectora. Pero su vnculo con la escuelano es tan reciente: Yo era maestra titularac, despus hice otros trabajos, estuvecomo tcnica en el Ministerio, fui DirectoraGeneral de Educacin y cuando aparecila vicedireccin, dije Vuelvo a la escue-la, porque la necesito, y volv.

    Al repasar su gestin en este ltimo tiem-po, Fernndez da cuenta de algunas mo-dificaciones en el vnculo con la comuni-dad, que fueron posibles a partir desimples detalles: desde recibir todos losdas a los alumnos con una sonrisa has-ta el cuidado con la limpieza. Son pe-queas cosas, esta es una escuela queest limpia, que es alegre, hay ruido, haygente, trabajamos, hacemos cosas. Estefue el quiebre ms importante que tuvocon las mams y los paps. Es otra la for-ma en que los recibe la escuela y otra laforma en que ellas y ellos se acercan.

    Pero en los ltimos cuatro aos, la di-reccin de la Escuela N 92 no solo pusoempeo en atender las cuestiones vincu-ladas al buen clima de trabajo: Cuandome insert en la escuela, vi que haba pi-bes con sobreedad terminando el primerciclo. En ese momento, comenzamos acharlar con las maestras y con gente delequipo tcnico del Ministerio para ver c-mo la escuela poda ofrecer otra pro-puesta; pero dentro de la escuela, porqueyo no quera que los pibes salieran. Y asaparece esto de armar un itinerario de for-macin para chicas y chicos con sobree-dad, recuerda Fernndez.

    En la Escuela N 92 de Santa

    Rosa, capital de la provincia de

    La Pampa, se desarrolla una ori-

    ginal experiencia. Se trata de un

    proyecto que propone itinerarios

    de formacin alternativos para

    alumnas y alumnos con sobree-

    dad, con el objetivo de que pue-

    dan cursar dos ciclos lectivos en

    un ao escolar. Al funcionar como

    un dispositivo de revisin de las

    prcticas pedaggicas, la inicia-

    tiva involucra a la totalidad de la

    institucin educativa.

    LA ESCUELA POR DENTRO

    La inclusin como tarea diaria

    Escuela N 92 Hiplito Yrigoyen Santa Rosa, La Pampa

  • De este modo, un problema concreto,una necesidad genuina de una escuela enparticular, se transform en un proyectoque al poco tiempo lleg a replicarse enotras instituciones.

    De la necesidad al proyecto

    Yo creo que cuando uno tiene un pro-blema, busca la forma de solucionarlo. Encambio, cuando es una cuestin que vie-ne de arriba uno tiene ms resquemores,porque uno dice Los que estn en el es-critorio nos mandaron esto. Este proyec-to no, este proyecto se gener genuina-mente desde ac. Obviamente, con lacolaboracin de los equipos tcnicos, pe-ro a partir de una necesidad nuestra, deesta escuela, destaca Fernndez.

    Mara de los ngeles Bernal visita se-manalmente la Escuela 92. Actualmentees Coordinadora de rea, pero al momentode la gestacin del proyecto formaba par-

    te del equipo tcnico del Ministerio: Param, esta es una de las mayores satisfac-ciones que se pueden tener en el acom-paamiento y en la disposicin. Lograrque se puedan poner las cosas arriba dela mesa, discutir, analizar. Al principio hu-bo resistencias, los temores lgicos, pe-ro despus se fueron sumando todos losdocentes. La experiencia, y sus protago-nistas son conscientes de ello, tambinhabla de un modo de concebir la polticaeducativa. Desde dnde se construye?Quines participan? Cmo se sostiene yevala?

    El proyecto propone itinerarios escola-res alternativos para alumnos y alumnascon sobreedad, con el objetivo de que es-tos chicos tengan la posibilidad de cursardos ciclos lectivos en un ao escolar. Deeste modo, completan 3 y 4 en un ao,y 5 y 6 en el siguiente. Para cumplir coneste propsito, se han rediseado y re-

    pensado los espacios de trabajo, la clsi-ca divisin de las asignaturas y la meto-dologa de enseanza.

    En el 2007 termin 6 grado el primergrupo que particip en esta experiencia, yen el 2009 se recibi la segunda promo-cin. La apuesta no es solo promover la in-clusin de estos alumnos en la escuelaprimaria, sino tambin estrechar susvnculos con la escolaridad en general,para as favorecer su ingreso y perma-nencia en la educacin secundaria. Unapalabra se destaca tanto en los relatos delas docentes como en los documentos quejustifican el proyecto: la confianza.

    Espacios y tiempos alternativos

    En el 2006, Silvina Felice estaba al fren-te de 3 grado y tena un grupo conside-rable de alumnos con sobreedad. Desde ladireccin pensaron que su perfil era ade-cuado para participar en el proyecto y la

    5 EL MON I TOR

  • 6designaron como maestra a cargo.Despus de veinte aos en la docencia,para m fue como un shock; y hoy es un re-planteo permanente, una revisin cons-tante de mis prcticas. Yo me preguntocontinuamente acerca de los propsitosde enseanza, las actividades, las estra-tegias, relata Felice.

    El grupo trabaja en una sala que al me-dioda funciona como comedor. No es unaula en s explica Felice, pero es un lu-gar cmodo donde se propicia el ambientepara la metodologa de trabajo que im-plementamos. Estamos todos sentadosalrededor de una mesa; no hay escritoriopara el docente ni pizarrn. S hay una bi-blioteca que se ha ido formando con eltiempo. El aula es en realidad un espaciode intercambio y de dilogo entre alumnas,alumnos y docentes. Ah se comparten lossaberes, las valoraciones, las ideas, lasopiniones. A los chicos, primero les costadaptarse a esta metodologa, pero los lo-gros son muchsimos y son realmente sig-

    nificativos para ellos. O sea, la sala se haconvertido en un verdadero taller.

    Los contenidos dictados estn tomadosde los NAP (Ncleos de AprendizajePrioritarios), pero no trabajan con los l-mites de las reas curriculares sino a par-tir de ejes y recortes que les van permi-tiendo introducir diferentes perspectivasrespecto de un mismo tema. El primerda recuerda la maestra los chicos vi-nieron con las carpetas de Matemtica,Lengua, Ciencias. Preguntaban: Cundovamos a hacer matemticas?. Y, a lo me-jor, ya estaban haciendo clculos y razo-namientos en el tema que estbamos tra-bajando.

    Lo central en esta metodologa conti-na Felice es el planteo de problemas,de conflictos cognitivos. Presentamos undesafo o preguntas que los interpelen,que los pongan en situacin de buscar, deargumentar, de relacionar, de debatir en-tre ellos; siempre a partir del tratamientode diferentes fuentes: imgenes, mapas,

    relatos. Y despus, todo eso queda plas-mado en un trabajo: hacemos un afiche, oun trabajo en la sala de computacin, ouna carta, una poesa. Son actividadesflexibles, abiertas y significativas que en-traman lo ya conocido, con lo nuevo.

    La evaluacin es de los recorridos quelos alumnos fueron haciendo. Cada unotiene diferentes vas de acceso al conoci-miento y se evala sin perder el enfoquede las diferentes reas: Matemtica,Ciencias, Lengua, Tecnologa. Ellos se dancuenta de los progresos, dicen Viste cmovoy mejorando?, describe la maestra.

    Un grado ms, dentro de la escuela

    La segunda promocin (2008-2009) es-t compuesta por ocho chicos y chicasque tienen trece y catorce aos. Cuandolos agruparon, algunos haban hecho 3y otros 4. Hay tres nenas llamadas Roco,y cinco varones: Nahuel, Denis, Nicols,Cristin y Daniel. No son los pibes que

    L A E S C U E L A P O R D E N T R O

  • 7 EL MON I TOR

    tienen las grandes dificultades de apren-der o los pibes terribles de la escuela, no.Algunos pueden tener cierta dificultad, pe-ro el resto no. No es que sacamos a lospibes porque son conflictivos, explica ladirectora con relacin a la conformacindel grupo, y agrega: Es un grado ms den-tro de la escuela y comparten con los otrosgrados las artsticas, los talleres y educa-cin fsica.

    En realidad advierte Felice, nunca seles hizo entender que eran un grado dife-renciado, sino que ellos seguan apren-diendo desde otro lugar. Ellos se dan cuen-ta de que nosotros hacemos actividadesdiferentes, pero no estn tildados comolos que fracasaron. No es la imagen que laescuela tiene de ellos. Y ellos ven comoun premio estar ah.

    Dentro de las actividades diferentes es-t Un da distinto en la escuela, que con-siste en tomar un da de la semana du-rante 2009 fue el mircoles y dedicarloa ver una pelcula para trabajar sobre ella.Al principio cost que miraran una pelculade otra manera, o sea, ensear y educar enla pelcula, teniendo ojo crtico. Esa es laidea: propiciar un debate, el anlisis, lareflexin asegura la maestra y sigue ex-plicando Vimos Machuca, Los coristas.Algunas pelculas complementaron y pro-fundizaron temas que habamos visto en elaula. Por ejemplo, toda la poca delProceso, la guerra de Malvinas, porque vi-mos Iluminados por el fuego. Con la pel-cula Escritores de la libertad salieron unmontn de cosas, la discriminacin, el es-fuerzo, cmo la identidad se construye enrelacin con los dems. Cuando vimosEscuela de rock, decan: Nosotros tam-bin nos vamos a rebelar, vamos a haceruna cancin, nos vamos a rebelar a tra-vs de las palabras. Y uno se par, hizo ungesto como si agarrara una guitarra y di-jo No me gusta, no me gusta. Y empe-zamos a escribir y sali una cancin sobrelas cosas que a ellos no les gustan.

    Roco abre su carpeta y lee: No me gus-ta, no me gusta cuando tengo que limpiar/mientras mis hermanos disfrutan y se van

    a pasear/ No me gusta, no me gusta laviolencia del lugar donde estn/ los con-flictos se tienen que acabar para estar to-dos en paz/ No me gusta, no me gusta ladroga y el alcohol/ tampoco los robos,que se terminen pronto, por favor.

    Un punto que destacan las docentes queimpulsan el proyecto es la posibilidad degenerar mayores niveles de autonoma enlos alumnos: Yo trato, no tanto de conte-

    nerlos, sino de lograr ciertos cambios enellos. Por eso, miran la pelcula y luego laanalizamos ms que nada desde lo acti-tudinal, para fomentar el desarrollo crti-co. Quiero que logren cierta autonoma,para que se sientan fuertes, sintetizaFelice.

    La reflexin sobre la prctica

    El proyecto tiene dos pilares explicaBernal, por un lado, est la experienciaparticular de los grupos de alumnos consobreedad y, por otro lado, la reflexin so-bre la prctica. En palabras de Fernndez:Lo ms importante del proyecto es quehizo toda una movida para mirar lo quees la propuesta de enseanza de la es-cuela. Nos permiti reflexionar acerca decmo enseamos. No se hizo el quiebretotal, pero s hay cambios interesantes endocentes que hace muchos aos estn enla docencia y en la escuela. Entonces creoque eso tambin es muy valioso, desdelos pibes y desde lo institucional resultmuy valioso.

    Al funcionar como un dispositivo de re-visin de las prcticas pedaggicas, elproyecto involucra a la institucin educa-tiva en su totalidad. En 2009 se trabajespecficamente el rea de CienciasSociales: Empezamos a ver la historia,no a partir de las efemrides sino a partirde procesos, con fuentes documentales.Y convocamos a una tcnica del Ministerio,que es profesora de Historia, para que nosdiera una mano, cuenta Fernndez. Lasreuniones de los docentes se realizan

    Dentro de las actividades diferentes est Un da distinto enla escuela, que consiste en tomarun da de la semana durante2009 fue el mircoles y dedicar-lo a ver una pelcula para trabajarsobre ella.

  • 8cada quince das, y all se revisan las pro-puestas, se arman las unidades didcti-cas, se disean actividades, etctera.

    Bernal destaca que el proyecto de reor-ganizacin de itinerarios escolares paraalumnos con sobreedad es a trmino: Enesta escuela estamos evaluando si lo abri-mos una vez ms; y la idea es llevar estaexperiencia a otras escuelas. Es que elsegundo pilar del proyecto, la revisin de

    las prcticas de enseanza, debera y alparecer lo ha hecho redundar sobre lavida escolar en general, para que dismi-nuya el nmero de alumnos con sobree-dad. Aunque suene raro, el xito del pro-yecto, antes que en su instalacindefinitiva, parece radicar en su disolucin:resuelto el problema puntual por el queha sido ideado, su sostenimiento se vuel-ve innecesario.

    El proyecto surgido en la Escuela N 92se est replicando en dos escuelas deSanta Rosa y en tres de General Pico. Hayuna maestra de General Pico recuerdaBernal que dijo que el da que dej el es-critorio (ella tena dificultades para co-rrerse de ese lugar) pas a formar parte dela experiencia. El proyecto tambin nosest ayudando a pensar en otro tipo demobiliario para la escuela, agrega Bernal,y asegura que ya han encargado mesas ysillas para trabajar en los 5 y 6, en reem-plazo de los pupitres y del escritorio. Estees otro de los efectos de la experiencia:la posibilidad de repensar el formato es-colar a una escala mayor.

    Cmo se favorece la inclusin educati-va? En torno de esa preocupacin trabajande manera conjunta equipos tcnicos, di-rectivos y docentes. Esta experiencia de-muestra que la inclusin es una tarea co-tidiana, que se logra a partir de pequeos,pero no por ello menores, detalles.

    Ana AbramowskiFotos: Luis Tenewicki

    L A E S C U E L A P O R D E N T R O

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    Por cualquier consulta relacionadacon la distribucin de la revista,escribir a [email protected]

    Convocamos a todos los lectores y lectoras para que nos cuenten sus experiencias conla revista: Qu nmero le gust ms? Qu tema le result ms interesante? Pudollevarlo al aula? Qu tema le gustara que desarrollramos? Otros comentarios?

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    correo de lectores

    Obras Maestras

    Las y los docentes que escriban ficcin o poesa, y estn interesadosen participar en la seccin Obras Maestras pueden enviar sus trabajos a [email protected] editores de la revista se reser-van el derecho de seleccionar laobra que ser publicada, y de no de-volver los materiales recibidos.

    Dos proyectos de una escuela enTucumn

    Me dirijo a ustedes para comunicarlesque estoy llevando a cabo dos experien-cias con alumnos del nivel Polimodal.Una de ellas es la realizacin de una pi-nacoteca virtual de los movimientos ar-tsticos que se manifestaron a lo largode la historia en el espacio curricular deCultura y Estticas Contemporneas de3 ao del Polimodal. Y la otra expe-riencia es el espacio Curricular deDerechos Humanos y Educacin Vial,donde los alumnos de Primero delPolimodal realizaron unos cortos conlos programas de Movie Maker, PowerPoing y/o Picaza. Me parece un trabajosumamente valioso el que realizaronestos chicos y se superaron las expec-tativas que se tenan inicialmente.

    Sin otro particular, aprovecho para feli-citarlos por sus publicaciones y saludar-los con toda consideracin y respeto.

    Gloria Moreno.Escuela General Manuel Belgrano, deSan Miguel de Tucumn

    Un saludo y agradecimiento desdeEl Soberbio

    No me canso de leer la revista, graciaspor elevar tan alto la noble tarea de en-sear, de interactuar con pequeas per-sonitas. Felicitaciones por elegir el ladodifcil de la vida, que es el trabajo conla verdad, con la bsqueda de informa-cin, de las imgenes, del mejor ngulo,de la expresin ms sincera.

    Dejan notar cunto aman lo que ha-cen, en eso nos parecemos, recibimoslas felicitaciones y fuerza desde que selanz la revista. Incluso antes de que elejemplar llegara a nosotros, ya reciba-mos mensajes; nos hizo muy bien el re-conocimiento de nuestro esfuerzo a ni-vel nacional, es fantstico.

    Leo todas las revistas y me encantan,el artculo de Luis Iglesias Homenaje aun gran maestro, es fenomenal. As co-mo l, las hermanas Cossettini y unmontn de annimos que dejan suesencia en la buena educacin.

    Preservar el tiempo de la infancia esun tema cada vez ms preocupante,tanto en el campo como en la ciudad.La sociedad est atropellando su propiahistoria, el tiempo nos est volviendorobticos. Es hora de cambiar y El mo-nitor ayuda, y mucho en este aspecto.Mil felicitaciones.

    Nuestra escuela est bastante avanza-da en su construccin. Si todo va bien,iniciaremos el ao en parte de las de-pendencias nuevas; estar mandando lafecha de inauguracin cuando sea.

    Queridos, un abrazo apretado de todoslos chicos y todas las chicas, que los re-cuerdan con aprecio. Y no duden nuncasi nos necesitan, aqu estamos. Gracias.

    Mirta Gladis Wesner.Maestra de la Escuela 605 Barrancasdel Uruguay, El Soberbio, Misiones.

    Conectarse

    Amigos de El Monitor: Hace un ao, mi nota sali en la revis-

    ta. Muchsima gente se comunic con-migo; as logramos conectarnos docen-tes de todo el pas con los mismos inte-reses y preocupaciones. El 2009 meencontr en una nueva escuela connuevos desafos. La Escuela JuanBautista Alberdi se halla en el centro dela Ciudad de Crdoba y es multicultural,lo que hizo que debiera repensar misprcticas docentes, investigar sobre losintereses artsticos de cada una de lasculturas que la conforman, adaptarme anuevas situaciones escolares y familia-res y, fundamentalmente, insertarme enel corazn de nias y nios. Una nuevacomunidad me acept nuevamente, de-mostrndome que la Educacin por ydesde el Arte acorta muchos caminos.

    Ojal podamos seguir conectndonosentre todos los docentes del pas quecreemos en la Educacin.

    El mejor de todos los aos para todos.

    Prof. Silvia E. PinoDocente de Educacin PlsticaEscuela Juan Bautista AlberdiCrdoba, Capital.

  • Jos Hugo Goicoechea vive en VillaConstitucin, una localidad del sur de SantaFe, ubicada a 53 kilmetros de Rosario ya siete de San Nicols. Desde que comen-z sus prcticas docentes, es profesor dehistoria en la Escuela N 234 Justo Josde Urquiza y tambin en el InstitutoSuperior de Profesorado N 3 EduardoLafferrire, fundado por su padre en el mis-mo ao que l naci. Goicoechea est acos-tumbrado a recorrer la provincia y las es-cuelas para dictar cursos de capacitaciny en esas visitas advirti que, si durantesu infancia los retratos de Jos de SanMartn, Domingo Faustino Sarmiento yManuel Belgrano entre otros hroes san-tos, como los llama lucan sobre el piza-rrn, ahora ya no hay imgenes que presi-dan las aulas. Ese vaco le confirm queera necesario recuperar la historia desdeuna nueva perspectiva: desde Aqu mismo,tal como se llama la historieta que prepa-r junto al guionista Max Aguirre y los in-tegrantes de la productora Aquelarre. Estees el primero de doce tomos pensados co-mo disparadores para prcticas pedaggi-cas innovadoras.

    Los aborgenes comuneros del Alto Per,Tupac Amar, Estanislao Lpez, JosGervasio Artigas, el Chacho Pealoza, en-tre otros; la lista de protagonistas de la his-toria latinoamericana relegados, o mal en-seados y mal aprendidos, es bien larga,segn las alumnas y los alumnos de cuar-

    to ao de la Urquiza, a los que Goicoecheaest dndoles clase esta maana de lunes,calurosa y llena de mosquitos. Todos losprceres argentinos remarcan son delsiglo XIX y casi no hay mujeres.

    Nuestro proyecto es crear una nueva ga-lera de hroes con estos personajes olvi-dados cuenta uno de los adolescentes pa-ra proponer que se vuelvan a colgar retratosen las aulas, pero con otros hroes. Su cur-so trabaja en el armado de lo que llaman

    una cartografa poltica argentina, en la queintentan sintetizar las posiciones ideolgi-cas de los personajes de la historia. Partendel esquema bsico de izquierda y derechacomo categoras-brjula para orientar ydespus discutir, tal como aclara el profe-sor, que tiene el hablar suelto, el andar de-sacartonado y no para de moverse y de ges-ticular entre las mesas de los alumnos.

    Comprender la historia significa poderidentificar los posicionamientos ideolgicos

    10

    Los hroes olvidados

    DOCENTES

    Como profesor de historia de la Escuela N 234 Justo Jos de

    Urquiza, de la localidad santafesina de Villa Constitucin, Jos Hugo

    Goicoechea desarrolla un proyecto que propone crear una nueva

    galera de prceres, relegados por la versin histrica oficial. Una

    suerte de cartografa poltica argentina, advierte Goicoechea, pa-

    ra que Estanislao Lpez, Jos Gervasio Artigas o el Chacho Pealoza,

    por ejemplo, recuperen un lugar en los retratos escolares.

  • de los actores a lo largo de 200 aos, co-mo para tener ms claro el suelo que aho-ra pisamos explica. La mayora de losque tomaron decisiones revolucionarias hansido trgicamente muertos o fueron con-denados al exilio. Como si en la Argentinano hubiera otra respuesta posible que laviolencia. La violencia entre pares ha sidouna constante y es a partir de all desdedonde podemos empezar a pensar el gra-do de conflictividad de la poltica nacionaly el tipo de democracia que tenemos.

    San Ventura

    Goicoechea tena 21 aos cuando lleg ala Escuela N 234 ubicada en Empalme,una localidad de 4.000 habitantes que seform en torno a un cruce ferroviario, a seiskilmetros de lo que es el centro comer-cial de Villa Constitucin. Haba empeza-do a trabajar tres aos antes, dando cla-ses de msica en escuelas primarias.

    Interrumpi para cumplir con el serviciomilitar, aunque nunca dej de cantar. Ahora,sin ir ms lejos, es bartono en el CoroEstable Municipal que dirige Gabriela

    Herrera, su esposa. Con ella cran a Iaki,un hijo de 7 aos.

    En 1982, a Goicoechea le hubiera corres-pondido ir a pelear a las Islas Malvinas co-mo les pas a otros amigos suyos, pero tu-vo la suerte de ser designado en Prefecturalo que, adems, le permita volver a su ca-sa a dormir y seguir estudiando. De hecho,

    iba a cursar vestido de marinero. SilvanaLpez directora del Museo MunicipalHistrico Regional Santiago Lischetti y ami-ga de siempre del profesor lo recuerda re-pitiendo por das el mismo ruego: SanVentura, San Ventura, que pueda entrar enPrefectura. Por entonces fue designadopara las prcticas en el colegio de Empalmey, a poco de estar, le ofrecieron hacer unreemplazo como profesor de Historia y asse qued.

    La Urquiza es una secundaria provincial,que tiene alrededor de 350 alumnas y alum-nos de clase media baja. Los esfuerzos es-tn centrados en evitar la desercin. Noes un problema esencialmente econmico,sino cultural sostiene Mnica Gennai, di-rectora de la escuela. Hay chicos que, in-cluso, tienen becas para cursar y las pier-den porque no vienen. El estudio no tienevalor para los padres, que dicen: Total, vana entrar en fbrica y ya est.

    Es un pensamiento reflejo, heredado de

    11 EL MON I TOR

    Comprender la historia significapoder identificar los posiciona-mientos ideolgicos de los acto-res a lo largo de 200 aos, comopara tener ms claro el suelo queahora pisamos.

  • los que se supone fueron los viejos bue-nos tiempos de la regin, cuando SanNicols creca en torno a la metalrgica es-tatal Somisa y Villa Constitucin se orga-nizaba alrededor de Aceros IndustriaArgentina, Acindar. Siempre fuimos unaciudad con industria, pero no una ciudad in-dustrial. La ciudad creci dependiente de laindustria pero no junto a ella. Siempre su-friendo los vaivenes del mercado y los cam-bios de capitales, bajo la amenaza cons-tante de que la industria se ira, puntualizaGoicoechea, que acaba de terminar la cla-se y conversa junto a la directora.

    Zona originariamente habitada por que-randes y guaranes, Villa Constitucin sefund en 1858 como un pueblo tapn, pa-ra proteger a Rosario de los embates deBuenos Aires. Progres fuertemente a par-

    tir de 1890, al habilitarse el puerto de ul-tramar y una lnea de ferrocarril que in-centivaron la comercializacin de cereales.Si bien an hoy la localidad est inmersa enuna zona de produccin de soja, la agri-cultura dej de tener relevancia para la ciu-dad desde que, a comienzos de la dcadadel 40, se volvi un polo fabril. Convocadaspor la posibilidad de trabajar, personas dedistintas provincias se trasladaron a VillaConstitucin hoy tiene 60 mil habitantes,que desde su creacin fue un lugar de pa-so, cuya identidad es ms bien difusa.

    En el contexto de las privatizaciones y eldesguace del Estado de la dcada del 90,Somisa quebr y pas a manos de la fa-milia Rocca, y Acindar redujo al mnimo supersonal e impuls en forma masiva lo queeufemsticamente se dio en llamar re-

    tiros voluntarios. En Villa Constitucin pro-liferaron entonces los quioscos, las can-chas de paddle, los desalojos y los rematesde viviendas.

    Por esos aos, adems, se hizo trizas lacerteza de un trabajo asegurado para to-da la vida desde la adolescencia; convic-cin que se recuper segn constatan enla escuela con la reactivacin industrial ycomercial que se produjo hace unos dosaos. En la fbrica toman a chicos a losque capacitan aunque no hayan termina-do el secundario. El imaginario es que enel menor tiempo posible y con el menorcosto, el hijo logre empezar a trabajar,agrega la directora.

    A varios de los estudiantes que Goicoecheatuvo en la Urquiza, se los reencontr des-pus en el Instituto de Formacin Docente

    12DOCENTES

  • 13 EL MON I TOR

    cursando historia. A veces dice el pro-fesor empezamos las clases all con uncurso de 25 alumnos y a lo mejor al ao si-guiente quedan tres personas, como hallegado a pasar, porque el resto se empleen fbrica.

    En el Museo Histrico Regional hay unospaneles que, en un juego entre imgenesantiguas y fotos nuevas, dejan registro delo que se perdi:

    La estacin de pasajeros del tren, inau-gurada en 1890. Los servicios se hicieronmucho menos frecuentes hasta que se sus-pendieron en 1976. Fue concesionada conla privatizacin de los ramales en el 92.

    La planta de impregnacin de dur-mientes, ahora clausurada y desmante-lada.

    La Asociacin de CooperativasArgentinas, una aceitera que se traslada Crdoba y dej a 100 obreros cesantes.

    El camping Los Pinos del sindicato por-tuario, que hoy est ocupado por una igle-sia evanglica.

    Las instalaciones de CILSA, que abar-caban 15 hectreas que terminan en el roa cuya vera se levantan las casas preca-rias de la poblacin de menos recursosdel llamado Bajo Cilsa y en las queGoicoechea suea con levantar un centrocultural.

    La reduccin de la actividad productiva;el decaimiento de la actividad exportado-ra; el desmantelamiento del ferrocarril; laprdida de poder de ciertos sindicatos. AVilla Constitucin le pas lo que al pasentero.

    La serpiente roja

    Los habitantes de la zona tienen la con-viccin de que Villa Constitucin fue el glo-bo de ensayo de la poltica nacional, so-bre todo a partir del llamado Villazo, unmovimiento que marc un hito en las lu-chas obreras del pas.

    En 1973, las elecciones de delegados dela filial de la UOM en Constitucin fueronganadas por la lista Marrn, encabezadapor Alberto Piccinini, opositora a la lnea

    oficial del sindicato. Las comisiones inter-nas triunfantes en las distintas fbricas dela zona fueron desconocidas por los em-pleadores y, en febrero de 1974, el sindi-calista Lorenzo Miguel repiti una manio-bra que ya haba hecho tres aos antes:envi a dos hombres de su confianza co-mo interventores, que amenazaron y ex-pulsaron a muchos obreros, por lo queestos decidieron un paro que rpidamentese transform en ocupacin de la plan-ta: El Villazo se extendi y tuvo el apoyode los trabajadores textiles, portuarios,bancarios y docentes, de los comercian-tes y hasta de la Federacin AgrariaArgentina, que hizo llegar alimentos a loshuelguistas.

    Los delegados electos solo lograron con-ducir la seccional durante tres meses. Larepresin a este movimiento contestata-rio inaugur la lgica de terror que im-pondra la Junta Militar a partir de marzode 1976. Ms de 80 fueron las personasde, en o con militancia en Constitucinque resultaron muertas o desaparecidasa partir de 1975. Durante mucho tiempo, laVilla carg con el prejuicio de ser la cabe-za de la serpiente roja, al decir del do-cente, y eso la hizo poco propensa a lasinversiones.

    Villazo. Un proyecto de pas construidodesde una ciudad es el nombre del docu-mental que filmaron un grupo de alumnosde Goicoechea y que, en 2001, fue pre-miado por el Archivo General de laProvincia: la discusin fue ardua porqueentre los miembros del jurado estaba elArzobispado de Santa Fe y el trabajo cues-tiona el rol de la Iglesia durante la dicta-dura. Pienso la historia como un espaciode militancia pedaggica, sostiene or-gulloso el profesor. Igual que como pen-saba su pap.

    Hijo de padres docentes, Jos Hugo na-ci por casualidad en Rosario aunque lafamilia ya viva en Villa Constitucin. Esemismo ao su padre fund el InstitutoSuperior de Profesorado que dirigi hasta1993. Vivan en la planta alta del edificio,hoy algo deteriorado, donde todava fun-

    ciona el Profesorado y en el que el propioGoicoechea da clases. Donde ahora hayuna especie de museo de ciencias natu-rales era la casa del director indica paradoen la puerta de la vieja construccin, mien-tras seala hacia arriba. De chico juga-ba a las escondidas en toda la escuela yhacamos all los bailes de sptimo grado.Nos la pasbamos trepados al eucaliptocentenario que hay en el fondo.

    Durante la ltima dictadura militar, elProfesorado se convirti en un refugio pa-ra las y los docentes que tenan prohibi-do trabajar en la Universidad. Mi padrelos protegi y, a pesar de que figurabanen las famosas listas negras que circulabanen los mbitos educativos, les inventabaescalafones para que pudieran tener mshoras en Villa. Fueron esos profesores per-

    seguidos y cobijados por mi padre los queme formaron a m. El Instituto era un oa-sis acadmico.

    Aqu mismo

    La historia de Villa Constitucin casi noha sido escrita. Santiago Lischetti, el fun-dador del museo de la ciudad, era un his-toriador vocacional que narr lo que lconsider relevante de lo ocurrido en laregin hasta la dcada del 40. Luego estnlos relatos de la vida cotidiana escritos porel anarquista Guildo Corres y los trabajosde investigacin en general de aspectosparciales y contemporneos que hicie-ron, en los ltimos aos, los alumnos delInstituto. Pero no mucho ms. Lo deJos Hugo viene a llenar esa falta, dice

    Fueron esos profesores perseguidos y cobijados por mipadre los que me formaron a m.El Instituto era un oasis acadmico.

  • la directora del Museo Provincial. Se refie-re a Aqu mismo, cuyo primer tomo LaVilla de la Constitucin (1819-1861) ha te-nido muy buena aceptacin.

    Se trata, tal como se explica en el propiolibro, de grageas de historia argentina enhistorieta. Y es una buena definicin por-que el trabajo es un cruce entre lo local ylo nacional; la historia y la historieta; losdocumentos y los cuadritos; lo acadmicoy la divulgacin. Esas tensiones se perci-ben en esta primera publicacin, en la quela informacin no termina de entregarse ala cadencia dramtica que permiten las vi-etas. Son disparadores para empezar atrabajar pedaggicamente, que se articulancon mucha mayor soltura, segn prometeGoicoechea, en el tomo siguiente: Santa Fela invencible. Ro de guerra y revolucin,con guin del uruguayo Rodolfo Santullo ydibujos del rosarino Esteban Tolj. La terce-ra entrega estar dedicada a la Guerra delParaguay, narrada a travs de CndidoLpez que pele y pint el combate.

    Dibujar esta historieta fue un gran de-safo porque implicaba tratar con perso-najes que toda la vida vimos quietos, duri-tos, enmarcados en un cuadro, a los quehaba que darles expresin, gestualidad,ponerlos a hablar, a gritar. Fuimos apoyn-

    donos en las pocas imgenes que hay y, apartir de all, reconstruimos los contextos,cuenta Marcos Vergara, integrante juntocon Federico Baert y Javier Caio Di Lorenzo,que tambin participaron en el libro deAquelarre, una productora que desde 2006dicta talleres de historieta en las escuelas,publica la tira infantil Jaime Pop e impulsalas ediciones de Loco rabia, justamente elsello que imprimi Aqu mismo.

    Ojal dicen los historietistas cuandoeran chicos hubieran tenido libros como

    este para estudiar historia. Yo, de hecho,aprend de Grecia, de Roma, de Egipto conlos episodios de Asterix y de Tintn, agre-ga Baert.

    No hay muchas experiencias recientes si-milares, salvo 1806. Invasin, un proyectode la Unin de Historietistas e Ilustradores

    de Tucumn, y Los ltimos das del GrafSpee, publicada por la editorial uruguayaBelerofonte.

    Hctor Germn Oesterheld, considerado elmejor guionista de la Argentina, sostena:La historieta, si se hace bien, puede serel libro educativo del futuro. Y, pese a quel mismo desarroll muchos guiones di-dcticos, recin en los ltimos tiempos ygracias a movimientos como BandaDibujada, est instalndose la idea de quees un buen vehculo de acercamiento a chi-cos y adolescentes.

    El dibujo tiene un impacto que supera aldel entendimiento, sintetiza Goicoechea,constante impulsor de investigaciones yproyectos. La historieta tiene una vibra-cin diferente a la lectura lineal y eso des-pierta otras preguntas. Posiblemente estenuevo modo de retratar la historia obliguea revisarla tambin al historiador, que ten-dr una nueva mirada a partir de la del di-bujante, agrega Nstor Marinozzi, vicedi-rector de la Escuela Urquiza, sentado allado del profesor.

    A la charla se integran otros participantesdel curso de capacitacin organizado porGoicoechea a partir de la historieta. La ideaes formar una red autogestionada de pro-duccin de contenidos, recursos y estrate-gias didcticas alternativas en las reas deHistoria y Ciencias Sociales, que partan dela experiencia diaria en el aula y que pue-dan aplicarse all.

    El docente, en general, no capitaliza nisistematiza su propia experiencia; por ahdesarrolla una estrategia una vez, y luegola abandona, no la vuelve a aplicar deta-lla el profesor. Son experiencias aisladasque, al no compartirse, no terminan de mo-dificar la cultura institucional porque, ade-ms, el maestro se siente muy solo en sutarea. De modo que la red es una suerte debanco de recursos, basado en la premisaexplicitada por los hacedores de Aqu mis-mo: La historia que no se cuenta est con-denada a repetirse.

    Judith [email protected]

    14DOCENTES

    Dibujar esta historieta fue ungran desafo porque implicabatratar con personajes que todala vida vimos quietos, duritos,enmarcados en un cuadro, a losque haba que darles expresin.

  • Con el sabor de la experienciaCarina Rattero 1

    Que un relato pueda cambiar el curso delas cosas es una exageracin. Quizs ni yolo crea. Un relato es un relato. Pero esto eslo que intento merodear, sospechando quealgo podra emerger si dejamos que aflo-re. Ese modo particular de contarnos podraabrir sitio a lo desconocido, dar cabida apensamientos escamoteados de una es-critura que solo encuentra validacin enlas palabras de un autor, traer un pocode conmocin entre tanto clich y tanta re-peticin de lo mismo, una voluntad de in-terpretacin que sacuda lo ya pensado ysabido.

    Es que la produccin acadmica del sabercomo modo solicitado de relacin con elconocimiento y el informe de actuacincomo modo priorizado de escritura, racio-nalizan ciertas formas de disciplinarizacinde los saberes, las palabras y el pensa-miento, y les hacen perder vitalidad.

    Contrariada por esa desabrida frialdad, yen la necesidad de organizar la tarea, decidoempezar a escribir junto a los participantesde Trayecto Formativo que coordino en laProvincia de Entre Ros desde el ao 2008.

    Venimos pensando cmo acompaar yayudar a ensear en las escuelas. Los te-mas que nos preocupan son los procesosde transmisin cultural, la apuesta por laigualdad, la nocin de autoridad, nuestrarelacin con lo nuevo, los modos de estarsiendo en las instituciones educativas. Habaenviado sugerencias de lectura: alguna no-vela, varios links y un listado de pelculas entorno de la nocin de autoridad. Del inter-cambio surgan algunas preguntas: cmose construye autoridad pedaggica?Diferenciamos autoridad de autoritaris-

    mos? El docente se siente autorizado en suhacer? Cmo autorizarles mundos a loschicos si somos permanentemente desau-torizados?

    Los participantes me manifiestan reitera-damente su entusiasmo con la propuesta,las clases y los textos. Sin embargo, cuan-do leo sus trabajos tengo la sensacin deque en ese decir abstracto e impersonaldel deber ser no hay nadie detrs. Queno encuentro una marca subjetiva en esosenunciados. Entonces siento ganas de pre-guntarles: Dnde ests? hay alguienah?.2

    No voy a dar pautas pienso para m. Nose trata de subsumir lo vivido a un esque-ma ni simplificador ni ejemplificador, sinode una apuesta que se despliegue en la es-

    critura al pensar algo de su experiencia enel vnculo con la autoridad. El desafo escontar en un texto breve esa potencialidadde lo vivido, las pistas de aquello que hacemarca: deseos, intencionalidades, condi-ciones y detalles, voces y silencios.Queremos amasar saberes y vivencias, pen-samientos y preguntas.El espesor de una experiencia se afirma ensu propio devenir. Como es siempre singu-lar, concreta, situada, muestra un lmitedonde vemos que el lenguaje no alcanza.Quizs por esto, tambin la escritura em-pez a venir desordenada. Y en esa ten-sin fue preciso trabajar, despejando aque-llo que apareca entremezclado y confuso:una lectura y otra, una escritura y otra ms,para ir dando vida a la complejidad de un

    15 EL MON I TOR

    OBRAS MAESTRAS

    Contar lo cotidianoLos textos que se presentan forman parte del Programa de Fortalecimiento

    a Equipos Departamentales del Consejo General de Educacin de Entre Ros

    (supervisores y equipos tcnicos de asistencia interdisciplinaria escolar),

    que propone potenciar el trabajo desde las departamentales a las escuelas,

    a travs de diferentes dispositivos: conferencias, clases, proyecciones y de-

    bates, grupos de lectura por departamentos y una serie de actividades con

    asistencia virtual. El programa tiene la coordinacin de Carina Rattero y

    cuenta con la participacin de profesores invitados (Gabriel DIorio, Pablo

    Pineau, Carlos Skliar, Mario Zerbino, supervisora Gloria Kloster; entre otros),

    y por medio de tutoras virtuales (Gisela Altamirano y Mariana Dalinger).

    Entre sus estrategias, el programa promueve un trabajo sobre la escritura

    que permita darle otros usos que los del registro de actuacin, y que ayu-

    de a narrar la prctica para darles otros sentidos a las dificultades y a las po-

    sibilidades que se presentan da a da. En los textos que siguen, la coordinadora

    del programa y dos de sus participantes relatan esa experiencia de escritu-

    ra docente que conjuga la ficcin y la documentacin, y que muestra la po-

    tencialidad de una produccin propia.

  • 16

    Empecemos a contarnos lo que tenemos para decirnos

    BuscavidasPor Liliana Villemur 4

    Marisa era una tipa callada. Pura oreja. No porque no tuvie-ra cosas para decir

    Me gusta cazar historias deca.Sobre todo en aquellas largas charlas los das de lluvia, con

    pocos alumnos, cuando los maestros se reunan en torno ala mesa de la biblioteca.

    Esos das, se colaban juntas llovizna y melancola. El cantarde las gotas se escurra sobre el ventanal de medio punto. Laluz mojada y opaca daba sobre la mesa de reunin.Acarreando libros, controlando fichas y devoluciones, ellaarrimaba las novedades como caldeando recuerdos.

    Sos como un personaje de historieta. Buscavidas, lo co-nocs? le pregunt.

    No, contame.El Buscavidas de la Superhumor5 recorra los barrios ms

    pobres de la ciudad, dispuesto a cualquier cosa con tal dearrancar confidencias, escuchar un momento, un dolor delos que se convertan en protagonistas de sus historias

    Prest atencin: las historias de maestros son siempre igua-les deca y me dejaba pensando.

    Con los pies helados, y desmigajando algunas galletas, su-cedan revelaciones de experiencias escolares increbles.Recuerdos vvidos de las infancias de los que hoy marcan si-milares huellas en sus alumnos.

    Por qu te cambiaste de la 168 para ac? me pregunt,al compartir la primera de las rondas de humedades melan-clicas. No te gustaba jardn?

    Me encantaba el jardn. Fue por la columna contest co-mo al descuido.

    Los dolores de una hernia de disco me haban llevado a op-tar por un cargo de maestra de grado en la Escuela 4, y a pa-sar de sala de cinco a quinto C, de los tiernos abrazadoresal grupo ms revoltoso de la nueva escuela.

    Treinta y un indomables! acotaba Estelita, la maestraque los haba padecido en cuarto.

    Por qu ser que los grupos que no quiere nadie, se los dana las nuevas? fogoneaba Marisa la conversacin.

    Estaba ahora en la misma escuela donde ella rompa la ru-tina de su tarea cotidiana en la biblioteca, con la actitud de ace-char la historia. Sus ojos se ponan chispeantes, ansiosos; ypor aliento de sus gestos o comentarios, pona yo atencin alas confidencias que circulaban.

    Son historias de escuchar y no de contar sola decir conun guio cmplice.

    Marisa, como el Buscavidas, tena la habilidad de manejar elsilencio y la espera, la pregunta ingenua, la clave para provocarlos recuerdos.

    No le cont que a m, ese grupo me haba conquistado. Quesenta un fuerte desafo, la necesidad de apostar cada horade clase por el manejo del grupo, por motivarlos, por cons-truir lazos, desafiar nuevos aprendizajes, conocer de sus vidasy sus problemas, entender cmo funciona la cabeza de unchico de diez aos.

    Yo vena de la relacin de corta distancia, apoyada en locorporal, del nivel inicial. Habituada a manejar el contacto cor-poral para curar, crear confianza y afectuosidad, generarconfidencias. Senta que me haba quedado pegada en esas ac-titudes y distancias.

    Gesticuls demasiado deca Carmela, una maestra de sex-to, que impona distancia con la rectitud de su espalda y suabultado busto. Vos te acercs mucho a los chicos. No los to-ques. Te va a aparecer un padre con una denuncia por acoso

    O B R A S M A E ST R A S

    paisaje familiar que sin embargo, requeravolverse desconocido. As, recuperando la propia voz, buceandocada uno en sus palabras elegidas, ensa-yamos otros modos de decirnos en ese vn-culo ntimo entre narrativa y vida. Un modode contar que pudiera ir motorizando undesplazamiento en beneficio de otra rela-cin de conocimiento, implicada, interroga-tiva, ms apasionada y vital. En esos mltiples recorridos tratamos dehabilitar otras palabras para ir retomando las

    marcas de esas experiencias en otras lec-turas. En la medida en que la lectura be-lla expresin de Marcel Proust constituyepara nosotros una iniciadora, cuyas llavesmgicas nos abre en el fondo de nosotrosmismos, las puertas de moradas en las cua-les no hubiramos sabido penetrar....3 Otraslecturas, para nuevas lecturas y significa-ciones, al borde de la imprudencia. Tambin es importante poner en valor eltrabajo con la escritura. Poner en palabrasalgo de lo que nos pasa es ir diciendo esa ex-

    periencia en un decir que en el mismo jue-go de contar va haciendo otra experiencia.Lo escrito se lee, se da a leer, se desborda.La escritura se dona; y al hacerlo, ofrece aotro la posibilidad de hacer otra cosa conella. En el gusto que enlaza el saber al sabor dela experiencia es que compartimos algunosrelatos. Deseando sean para ustedes, co-mo han sido para nosotros, incitaciones ollaves mgicas que abran para cada quienuna puerta a pensar lo propio.

  • 17 EL MON I TOR

    Adems, si te ven blanda, no los vas a poder dominar. Sete van a subir a la cabeza acotaba Estelita.

    Vos que cres? me pregunt Marisa un da en que que-d seria frente a estos comentarios.

    Sabs? Marisa, Yo no estoy muy segura de eso. Fijatecuntas cosas me han contado de lo grupal. Me buscan paraarreglar pequeos conflictos de intereses, cuando se sientendiscriminados, cuando suceden cosas que creen injustasEl taller que prepar para los viernes funciona

    Los dejaste solos hoy, que se escuchaba tanto alboroto?No le contest. La semana pasada les propuse la redac-

    cin de un guin para dramatizar. Un tema libre, en el que de-ban incorporar una frase que yo les transmita oralmente.Conform tres grupos, el viernes corregimos los guiones, yhoy los tenan que dramatizar. Vinieron con los disfraces, ru-dimentos de escenografa, presentaron los personajes El

    clima de disfrute fue creciendo. Aplausos, competencia, ner-vios por la exposicin. Lagunas de memoria, apuntadores.Sent que la situacin se desbordaba. Tem que semejante al-boroto, como decs, pudiera ser observado por otros cole-gas. Que viniera la vice, no s.

    Sent que me pona ms petisa. Marisa, estaba temblan-do! y pensaba: Carmela y Estelita tienen razn: si les dasla mano, se te suben a la cabeza. Les di mucha manijaEstaba confundida.

    Mientras tanto, ellos disfrutaban, risas, aplausos, abucheosa los olvidos La sensacin de desesperacin me iba inun-dando.

    Bueno, vuelvan a sus sillas les deca. Vamos a reflexio-nar sobre lo que hicimos.

    Otra! Otra! coreaban los espectadores.Hagan silencio, sintense un poquito se me inundaba la

    garganta, y nadie reaccionaba.Si les levanto la voz, como haca Estelita el ao pasado, se

    sentarn y no volar una mosca, pensaba. Me hera el re-cuerdo: No los vas a poder dominar!. Gir en el mismolugar y escrib en el pizarrn: SILENCIO. Los acogota-ra!, pens.

    De espaldas, an sent las risas.

    Otra! Otra!Me enceguec con el calor que me suba. Sin registro de lo

    que haca, abrac fuerte el tacho de cartn que se usa para re-colectar papeles y residuos y que me llega a la cintura. Y, enel mismo instante en que lo dej sobre el escritorio, me invadiel fro del silencio tan esperado. Miles de ojos me miraban ex-tremadamente abiertos. Respir. Esta es la ma, pens.

    Yo s dar clases de varias maneras. Dictar y copiar. Estudiarla leccin y repetir como cuando yo era chica. Sanciones yaplazos. Otra, cuando elijo propuestas divertidas y raras, noes para pasar el rato. Estoy convencida de que son eficaces pa-ra aprender. A eso estaba apostando con esta dramatizacin:a que se diviertan, a crear, inventar pero por sobre todoa aprender! Para eso estamos aqu, alumnos y maestros.

    No s si el silencio se mantena por el borbolln en que sa-lan mis palabras, porque me estaba estirando sobre mis pies,

    o porque les estaba llegando.Ustedes tienen la decisin de cmo seguimos. Elijan.Nos gusta as nos divertimos.No queremos gritos.Vos nos escuchs.Volvieron a las sillas.No me van a contestar ahora, sino despus de la clase de

    gimnasia. Si estn dispuestos a trabajar duro, a aprender dis-frutando, tendr que ser as: Cuando escriba SILENCIO enel pizarrn, lo harn. Cualquiera pedir la palabra con la ma-no levantada en cualquier momento. A todos los debemosescuchar. Deben elegir.

    Y cerr la clase con la comparacin de la frase incluida encada grupo. Eran las mismas palabras, pero significaban co-sas diferentes; sobre la necesidad de colocar signos de pun-tuacin para que otros pudieran identificar, diferenciar lossentidos.

    Eso es lo que pas, Marisa, todava me tiemblan las pier-nas. Ahora estn en gimnasia, cuando vuelvan me contesta-rn.

    Te va a ir bien, vas a ver. Los gurises no son tontos.Ese da encontraste la historia sin que lloviera. Y acaso no

    te haya pasado inadvertido que llova en mi corazn.

  • 18

    Por Mirta Graciela Godoy 6

    Fabin, un joven que a los 14 aos cursaba el sexto grado, in-gresa al aula unos minutos despus de que hubiera sonado eltimbre de entrada. Viste pantalones amplios, una camperacon bordados, el pelo largo y un gorro color rojo con la ins-cripcin Pibes Chorros.

    Pide permiso y se dirige a la ltima mesa que est del ladode la ventana que da a la calle, siempre se sienta en ese lugar.Ese da, la docente le recuerda que para estar en el aula de-be sacarse el gorro y que si no lo hace se debe retirar, el jo-ven dice:

    Yo no me lo voy a sacar, con el gorro no molesto a nadie.La maestra apela a las normas que estn estipuladas en el es-

    tablecimiento, y una de ellas establece que dentro del auladeben permanecer con las cabezas descubiertas.

    Ante la negativa del alumno, la docente manda a buscar ala vicedirectora.

    Concurro a la sala de clases, la maestra me informa quePeralta no se quiere quitar el gorro, que es un atrevido, quele contesta mal, que ella est all para ensear, que no es unaniera, que l debe saber qu es lo se puede y qu es lo queno se puede hacer.

    Me dirijo a Fabin y le recuerdo que hay una norma queestablece que en horas de clase deben permanecer sin gorrosni capuchas. El joven me contesta:

    Seora, tambin hay una norma que dice que en horas declase los celulares deben estar apagados y ella seala a sumaestra no la cumple, siempre est haciendo o recibiendomensajes. Por qu yo debo cumplir y ustedes no?

    Ante los dichos del alumno, la maestra manifiesta:Peralta est mintiendo. Algn chico tiene algo que de-

    cir? Que lo diga ahora.Nadie habla. Fabin se dirige al grupo y manifiesta:Son todos unos cagones!!!El joven sale del aula hacia el pasillo. Lo sigo y me siento en

    un banco junto a l. Fabin dice:Esa vieja me tiene podrido, no me quiere, siempre se las

    agarra conmigo.Le manifiesto que tal vez la maestra est molesta porque

    siempre llega tarde, l responde que es porque hay que izar labandera y no se quiere sacar el gorro; entonces le pregunto:

    Por qu no te quers sacar el gorro? Sin el gorro no soy yo, yo no puedo estar sin l.

    Siento que no s cmo continuar, lo miro y descubro que meestaba mirando, siempre lo haba visto con la mirada en elsuelo y le manifiesto que tiene unos ojos muy bonitos y quepor el gorro no se los haba podido ver.

    Fabin recupera su postura, levanta los hombros y me dice:Pero si me saco el gorro, con qu me ato el pelo? no ten-

    go una colita Le digo que en secretara hay unas banditas elsticas que

    le pueden servir. Nos dirigimos hacia all, le entrego una y unpeine. Con esos elementos en la mano, se va al bao, se mojael pelo, se peina bien y se lo ata; se mira mil veces al espejo.

    Pasan varios minutos, aguardo en la puerta del bao de va-rones, mientras tanto pienso en su maestra, qued con mucharabia.

    Sale con el gorro en la mano y me pregunta:Cmo me queda?Ests muy bien, Fabin quers volver a la sala de clases? S, pero usted me acompaa.

    Eplogo

    Poner en palabras algo de lo que nos pasa es ir diciendo esaexperiencia en un decir no exterior, que en el mismo juego decontar va haciendo otra experiencia. Cmo poner en valorsu fuerza potencial? Lo escrito se lee, se da a leer, se des-borda... La escritura se revela as como acontecimiento im-predecible... Se dona, y al hacerlo, ofrece a otro la posibilidadde hacer otra experiencia... Barthes nos lo ensea as: escribires dejar que otros cierren por s mismos la palabra de uno, y elescribir no es ms que una proposicin de la que nunca se sa-be la respuesta.7

    Paran, 6 de julio de 2009

    1 Profesora en Ciencias de la Educacin y Mster en Educacin UNER. Se de-sempea como docente regular ordinaria en la ctedra Didctica III FCEUNER. Coordinadora del Programa Cinemaestro (2004-2007), y del TrayectoFormativo para supervisores y equipos tcnicos de asistencia escolar desdeCGE Entre Ros.( 2008-2009). Contacto: [email protected], [email protected], [email protected]

    2 Entonces me pasa que me dan ganas de levantar la mano y preguntarhay alguien ah?. Larrosa, J., Una lengua para la conversacin. Larrosa J.y Skliar C. Entre pedagoga y literatura. Mio y Dvila, 2005.

    3 Proust, Marcel. Sobre la lectura. Buenos Aires, Leviatn, 2000, p. 48.

    4 Liliana Villemur se desempea como directora de la Escuela DomingoMatheu en el Departamento de Gualeguaych, provincia de Entre Ros. Tambines participante del Trayecto Formativo para supervisores y equipos SAIE,Programa de Fortalecimiento a Equipos Departamentales (CGE).

    OBRAS MAESTRAS

    Sacate el gorro

  • 5 Se hace referencia a la historieta Buscavidas que, con guin de Carlos Trilloy dibujos de Alberto Breccia, se publicaba en la revista Superhumor deEdiciones De la Urraca.

    6 Mirta Graciela Godoy se desempea como vicedirectora de la EscuelaFeliciano Chiclana, de Gualeguay. Participante del Trayecto Formativo parasupervisores y equipos SAIE, Programa de Fortalecimiento a EquiposDepartamentales. C.G.E., Entre Ros.

    7 Barthes, Roland, Variaciones sobre la escritura, Buenos Aires, Paids,2003, p. 376.

    19 EL MON I TOR

    Ilustraciones: Alberto Pez

  • 20

    RESEA

    Filmado, el pasado se fija, deja de vivirpero sin poder volver a morir -escribiJacques Aumont en Amnsies. Fictiondu cinma daprs Jean-Luc Godard. Elcine es lo que nos ha dotado de otra

    memoria, porque el cine se acuerda detodo. Y esa funcin indispensable es laque da sentido a Mosaico criollo, la pri-mera antologa del cine mudo nacional.El aporte es enorme, en este pas don-

    de la preservacin del patrimonio au-diovisual es todava una asignaturapendiente.

    Lo realizado es un esfuerzo inusual ybien logrado, tanto por la calidad y lacantidad de material reunido (presenta-do en tres dvd y con un cuadernillo ex-plicativo complementario) como portratarse de una experiencia de colabo-racin entre instituciones y empresas,pblicas y privadas, que se ha concre-tado en menos de cuatro meses.Convocadas por el Museo del CinePablo Ducrs Hicken, trabajaron enequipo para el hallazgo y la restaura-cin de las pelculas y tambin para labsqueda y redaccin de datos e infor-macin, la traduccin de textos y lamusicalizacin.

    La produccin de filmes mudos en laArgentina fue muy significativa y seencuentra entre las ms importantesdel continente, pero menos del diez porciento de aquellos filmes sobrevivieron,muchos de ellos en frgiles copiasnicas.

    En el infierno del Chaco es, aparente-mente, el nico material audiovisualque existe sobre la virulenta guerra en-tre Bolivia y Paraguay. Es notable la sin-cronizacin entre la msica y las im-genes, realizada por FernandoKabusacki y Matas Mango, as como lafilmacin, la edicin y los efectos reali-zados por el propio director, RoqueFunes, que hasta arm unas especiesde infografas animadas con el avancede las tropas.

    La coleccin de cine mudo nacional, Mosaico criollo

    El pasado filmado

  • 21 EL MON I TOR

    Lo que se presenta en esta coleccinson filmes que han sido referidos y cita-dos, pero muy pocas veces vistos.Desde las Operaciones del Dr. Posadas,donde se ve al mdico realizar una in-tervencin quirrgica en el Hospital deClnicas, en 1899, en lo que -al decir dela crtica Alejandra Portela- puede con-siderarse un precursor de los realityhealth, hasta el Mosaico criollo, queresult el ms antiguo intento de cinesonoro (con discos) que se conserva.

    Hacia 1910 se multiplicaron las filma-

    ciones educativas, con la intencin deque el cine diera sustento cientfico alos consejos prcticos de tono positivis-ta ligados a la higiene y la salud. Lamosca y sus peligros es una de las trespelculas que integrabanCinemicrografas; las otras dos (sobrepaludismo y sobre cncer) estn consi-deradas perdidas. Es un ejemplo mara-villoso: desde la imagen de la mucamaque corre la mosca del vaso de lechede su patrona pero se lo entrega igual,hasta las tomas de los animales, vistosa pantalla completa, pero desde la

    perspectiva de la lente del microscopio.El documental combina sensacionalis-mo y seriedad cientfica con sus casi 35minutos de imgenes inolvidablementeperturbadoras y macroscpicamenteexplcitas, sus consejos prcticos paraun hogar higinico y su interminable se-rie de sesudas explicaciones mdico-cientficas.

    En los aos 20, el cine fue la fuenteprincipal de relatos de ficcin al alcan-ce de los nuevos sectores populares ymedios que conformaron la Argentinacomo resultado del proceso inmigrato-rio de fines del siglo XIX. Si, como diceCarlos Monsivis, los mexicanos iban alcine para aprender a ser mexicanos-segn cita Paula Flix Didier, impulsoradel proyecto- tambin los argentinos,esa mezcla irresuelta de criollos e inmi-grantes, fueron al cine para conocerse.

    Rescatar ese imaginario y acercarlohasta la actualidad, es otro de los mri-tos de este proyecto.

    Acostumbrados, en general a las fotosantiguas, de poses estticas, sorprendever el pasado en movimiento. Paraaprehenderlo es imprescindible despo-jarse de los cdigos audiovisuales ac-tuales: entrar en otra velocidad; acos-tumbrarse a leer los carteles con frasesaltisonantes; aceptar el tono melodra-mtico y los finales moralizantes. Nodetenerse -como pasa en algn caso-en los movimientos algo toscos de lospersonajes o en las rayas de las copiasdeterioradas de tanto ser exhibidas acausa de su popularidad, como en elcaso de Mi alazn tostao.

    Si el espectador logra desandar su mi-rada, la experiencia es sorprendente yreconfortante.

    FICHA TCNICA

    Mosaico criollo es una iniciativa del Museo

    del Cine Pablo Ducrs Hicken, en la que tu-

    vieron importante participacin el INCAA,

    la Universidad del Cine, la biblioteca de la

    ENERC, APROCINAIN, el Archivo General

    de la Nacin, la Cinemateca Argentina,

    CineColor y Dynamo Post. Hay copias dis-

    ponibles para investigadores e institu-

    ciones. Contacto:

    [email protected].

  • 22ENCUENTRO

    Un emprendedor es alguien que sabe de-tectar una necesidad en su entorno y tra-ta de darle respuesta mediante la elabo-racin de un proyecto. As define NoeliaCorvaln, coordinadora de la Unidad deCultura Tecnolgica del Ministerio deEducacin de Chubut, el trabajo de msde 130 alumnos de escuelas de Chubut,Mendoza, Salta, La Rioja, Crdoba y Entre

    Ros, que participaron en la muestra.El encuentro, que se realiz en la lo-

    calidad de Trelew el 6 y el 7 de noviem-bre, busca difundir proyectos productivos

    de futuros egresados de la escuela se-cundaria. Se trata de una exposicin quesurgi en el ao 2006 por iniciativa de lacartera educativa de Chubut, en el marco

    Encuentro organizado por el Ministerio de Educacin de Chubut

    Una muestra de alumnosemprendedores

    En Trelew, provincia de Chubut, cientos de alumnas y alumnos partici-

    paron en la 2 Muestra Nacional de Jvenes Emprendedores que in-

    cluy exposiciones, talleres, conferencias, visitas a chacras y avistaje de

    toninas en el mar.

  • del Programa Provincial de Desarrollo deCompetencias Emprendedoras. Tiene, ade-ms, el apoyo de la Secretara de Trabajode la provincia y el Instituto Nacional deEducacin Tecnolgica (INET).

    Un clima festivo inund las mltiplesactividades desarrolladas durante las jor-nadas. Talleres, exposiciones, conferen-cias de especialistas en desarrollo em-prendedor, paseos tursticos y recreativosfueron algunas de las experiencias vivi-das por chicas y chicos.

    Las iniciativas expuestas incluyeronproduccin industrial, electrnica, mec-nica y construccin; proyectos sociales,comunitarios y culturales; servicios turs-ticos, recreativos y gastronmicos; pro-duccin artesanal y agroalimentaria; ser-vicios de gestin; y produccin agro-pecuaria.

    Todos los proyectos estuvieron orien-tados a mostrar un fuerte compromisocon el desarrollo local. El eje de trabajofue, en efecto, impulsar las capacidadesvinculadas con el negocio o con proyec-tos sociales y culturales.

    A la hora de llevar a cabo el procesode elaboracin, todos los participantes tu-vieron que seleccionar una idea, analizarel mercado, imaginar el contexto, definir unproceso productivo y estudiar el impactoeconmico. No se trata de proyectos ins-titucionales advierte Noelia Corvaln si-no de proyectos que pertenecen a los chi-cos. Trabajamos desde la generacin dela idea y este ao nos hemos preocupadopor hacer hincapi en la innovacin y enla creatividad.

    Por su parte, Gabriel Medina, asesor yfundador del proyecto, seala: Todas lasactitudes emprendedoras sirven tanto pa-ra desarrollar una empresa como valenpara desempearse en la vida. Los chicosy las chicas tienen que recibir una opcinms, con el fin de que estn educados co-mo generadores de empleo.

    En pos de lograr este objetivo, se ca-pacit a docentes, se brind asistenciatcnica en las aulas y se llevaron a caboencuentros provinciales. A partir de la

    23 EL MON I TOR

  • capacitacin explica Medina se vuelcael trabajo en las aulas y se desarrolla du-rante todo el ciclo lectivo un plan de ne-gocios. Este plan termina siendo la he-rramienta que vertebra conceptualmenteestas actitudes emprendedoras, que con-cluyen en tres muestras zonales realizadasen la regin del valle, la regin sur y lacordillera. Luego se seleccionan las quepasan a la instancia nacional. El 2 de oc-tubre se realiz la Muestra Zonal en PuertoMadryn, el da 9 en la localidad deSarmiento y el 15 de octubre en LagoPuelo.

    La escuela es el lugar donde se de-ben llevar a cabo este tipo de acciones.Tenemos la concepcin de que la educa-cin pblica sigue siendo una herramien-ta vlida de democratizacin de la socie-dad. Al realizar estas iniciativas desde laescuela, impactamos tambin en la ca-pacitacin del docente, quien es el pri-mero al que transferimos esa actitud em-prendedora, concluye Medina.

    Impacto en la comunidad

    Entre los emprendimientos se destacan laspropuestas de gastronoma, artesanas, pro-yectos de bodegas, de aloe vera, agroturis-mo, condimento de algas o cra de faisanes.

    Roco es alumna de la Escuela N 765de Lago Puelo y elabor, junto a otroscompaeros, un gel natural a base de aloevera para responder a la demanda de mu-chos habitantes de lugar. Tenemos el pro-blema de que, por el clima, la planta no re-siste en la zona advierte Roco por esolas cultivamos en un invernadero. Una vezque est lista para ser procesada, retira-mos el zumo y lo nico que le colocamoses un conservante para que dure entredos o tres meses.

    Alumnos y docentes de una escuela deldepartamento de La Paz, provincia deMendoza, viajaron a Trelew a presentar sutrabajo. Silvana es una de las maestrasque elabor un producto gastronmicojunto a sus alumnos. Los chicos hicieronuna encuesta entre los puesteros de la zo-na para saber qu hacan con las cabrasviejas y se dieron cuenta de que no lasutilizaban porque no les pareca comes-tible. En la escuela, nosotros s las utili-zamos en la prctica de carneo: los chicoshacen chorizos, morcillas y pats con esosanimales. La carne as elaborada no re-sulta dura. As, surgi la idea de trasla-dar todo lo que haban aprendido en laescuela; y cuando los puesteros comie-ron los productos elaborados por los j-venes, no lo podan creer, resume Silvana.

    Mariela Lanza [email protected]: E.R.

    24ENCUENTRO EL MON I TOR

  • 2 5

    DOSSIER

    Vivimos en los ltimos meses una discusin pblica importante sobre la pre-sencia de los medios en nuestra vida como pas. Sabemos que ellos cons-truyen una agenda de discusin, que influyen en cmo miramos al mundoy que incluso nos acostumbran a conmovernos frente a determinadas im-genes.

    Hay que tener encuenta tambin quelas nuevas tecnolo-gas han hecho mu-cho ms accesible lacapacidad de publi-car noticias o de ha-cerlas circular; tambin han implicado una proliferacin impresionante dela informacin que la vuelve ms opaca e inasible.

    Qu trabajo pedaggico puede hacerse desde la escuela para analizar yampliar las posibilidades que ofrecen los medios, viejos y nuevos, para re-presentar el mundo y para ofrecer distintas voces y perspectivas sobre l?El dossier que presentamos quiere aportar al debate con una mirada edu-cativa, que piense en el largo plazo y en la formacin de las nuevas gene-raciones.

    La escuelay los medios

    Hay que tener en cuenta tambin que las nuevastecnologas han hecho mucho ms accesible la ca-pacidad de publicar noticias o de hacerlas circular;tambin han implicado una proliferacin impre-sionante de la informacin que la vuelve msopaca e inasible.

    [email protected]

  • 2 6

    DOSSIER

    Ins DusselMyriam Southwell

    Los medios constituyen una presencia insoslayable enla sociedad actual. No solo nos dan temas de conver-sacin y referencias comunes; tambin nos hacen con-movernos, rer o llorar, o nos acostumbran a ciertas im-genes impactantes o desagradables, y este aspecto esalgo que suele recibir menos atencin pero es igual-mente importante. Algunos analistas como el mexi-cano Carlos Monsivis hablan de los medios como laagencia de educacin sentimental del siglo XX, conms peso que la escuela para generar sensibilidades yemociones en el conjunto de la poblacin.

    La historia de los medios muestra que se inician conuna fuerte intencin democrtica. En el siglo XVIII, losprimeros impresos empiezan a circular con opiniones an-timonrquicas, buscando incrementar la presencia y elpoder de un pblico lector burgus que quiere ser es-cuchado. En este ao del Bicentenario, no est de msrecordar el papel de la prensa peridica en la forma-cin de la lite independentista en Amrica Latina, quemuestra el vnculo estrecho entre la formacin de unaopinin pblica ilustrada y las nuevas naciones.

    En el siglo XX, las cosas cambian con la aparicin dela radio y la televisin. Ya no se requiere de saberes le-trados para estar incluido; la radio llega a los hogaresy transmite noticias en directo, y as nos integra sinmediacin de la escritura. La televisin le suma lo au-diovisual: podemos ver y escuchar reportes desde pa-ses distantes, meternos en universos de ficcin pode-rosos y conmovedores, o incluso remontarnos a otrosmomentos de la historia reciente como si volvieran aocurrir. El aqu y ahora est profundamente transfor-mado, porque la radio y la televisin convierten en pre-sencia cotidiana a personajes lejanos, o nos vuelvencontemporneos con experiencias que no lo son.

    Las tecnologas digitales estn haciendo explotar es-te universo de medios en varias direcciones. Se plurali-za la produccin, porque cualquiera puede hacer un

    blog sin la mediacin de un editor profesional, o col-gar un video en YouTube y mostrarnos una escena im-pactante antes que cualquier canal de televisin tengaacceso a ella. El consumo tambin se individualiza: ten-demos a ver las noticias en pantallas individuales, yasea el celular, la computadora o la televisin que, si hayrecursos, se empieza a multiplicar en los cuartos de loshogares. Y sobre todo, en ese marasmo informativo, elmundo se vuelve ms opaco y difcil de entender: losanalistas dicen que la agenda comn tiende a frag-mentarse, y que cada uno ir recortando slo lo que leinteresa.

    Cmo pensar a la escuela en este contexto? Comodice Sefton-Green, es difcil sostener que esto no noscompete. Vivimos en una sociedad en la que el saberse produce y circula en estos medios. Quizs la pre-gunta que vale desde nuestro lugar de educadores esqu tipo de saberes y qu operaciones de conocimien-to se estn proponiendo en ellos. La investigacin msreciente subraya que la operacin principal es una in-teraccin rpida, intuitiva, poco reflexiva, que procedepor ensayo y error, y es muy colaborativa. Supone unfuerte involucramiento personal: hay que decidir, arries-garse, opinar, jugarse. Sorprende y emociona, antesque convocar al razonamiento reflexivo, distante y sis-temtico que proponen la escuela y el pensamientocientfico.

    Podemos volver a anudar ambos mundos? Habraque pensar buenas propuestas pedaggicas que desa-fen a los chicos y los ayuden a valorar la conceptuali-zacin, la identificacin de reglas, la formulacin de hi-ptesis (que por ah, hoy hacen intuitivamente y quehabra que buscar formalizar y expandir), y no confiaren que eso va a pasar porque introduzcamos los me-dios en la escuela. Creemos que expandir las posibili-dades democrticas de los medios tambin dependede cmo eduquemos a las nuevas generaciones, paraque sean usuarios y productores crticos, interesados yreflexivos.

    La presencia de los medios:continuidades y rupturas

  • 2 7

    Luis Alberto Quevedo*

    Hace poco tiempo, la investigadora Saskia Sassen conta-ba en una extraordinaria conferencia que en el sur deIndia la M. S. Swaminathan Research Foundation unaONG como tantas otras estaba apoyando la creacin devarios Village Knowledge Centres (algo as como Centros deConocimiento en Aldeas) para atender a poblaciones que,aun cuando son analfabetas, saben exactamente qu ti-po de informacin necesitan o desean recibir y recurren ainternet para obtenerla. As, los campesinos y pescadoresde la zona se volvieron usuarios de internet porque tie-nen claro cul es la informacin especfica que necesitanen cada momento del ao y saben dnde encontrarla.

    De esta manera, la accin de instituciones no tradicio-

    nalmente educativas (como una ONG o un locutorio o latelevisin, o una computadora domstica cualquiera) pue-den dotar a algunos miembros de la sociedad de ciertosconocimientos y destrezas que no solamente no provienende la escuela sino que sobre todo no estn adminis-trados por ella. Este tipo de prcticas ha provocado talvez sin buscarlo que los individuos se vuelvan autnomosrespecto de las instituciones clsicas de la educacin ydel saber, y que no perciban que deben recurrir a ellas pa-ra conseguir y gestionar los conocimientos que los rela-cionan con el mundo.

    Qu desarreglo se ha producido entonces? Qu cam-bios o mutaciones hemos vivido en estos aos para queestas poblaciones analfabetas en la lectoescritura tradi-cional puedan saltearse dos siglos de educacin formal, y

    DOSSIER

    En el centro de una explosin cultural

    Foto:L.T.

  • 2 8

    pasar directamente a usar las nuevas tecnologas infor-mticas como si fueran una herramienta de trabajo si-milar a una pala, un arado, una red de pesca o cualquierotro instrumento creado hace cientos de aos?

    En realidad, no lo sabemos muy bien porque an estamosen el medio de esta gran explosin y el polvo suspendidoen el aire no nos deja ver con claridad el terreno que pi-samos; pero lo que s sabemos es que no hay que ir a laIndia para encontrar este tipo de fenmenos. En la es-quina de nuestra casa puede haber un grupo de nios de4 o 5 aos que todava no manejan la lectoescritura yque saben, sin embargo, usar mejor dicho, poner a suservicio una computadora que les permite tomar lo queles interesa, casi sin necesidad de saber leer o escribir.

    Estos nuevos usuarios no escolarizados (con edades, his-torias y localizaciones geogrficas muy diferentes) com-parten hoy algunas competencias digitales que son, dealguna manera, idnticas. Han encontrado una forma deusar las herramientas informticas sin necesidad de subirlos complejos peldaos que les propone el sistema tradi-cional de conocimiento. Y an ms: estas experiencias deconocimiento y de apropiacin de saberes se producen avarios kilmetros (en el plano simblico e institucional)de los edificios escolares. Por eso, este fenmeno, lejos deinscribirse en una cuestin tecnolgica, o de manejo deherramientas, nos est mostrando la profunda mutacincultural que viven nuestras sociedades.

    En algn sentido, podemos decir que hoy se registra la re-novacin de una vieja disputa que atae sobre todo a losjvenes: aquella que se da entre la ampliacin de suAUTONOMA frente a los mecanismos de CONTROL queprovienen sobre todo de la familia y la escuela (y que hanestado presentes, por lo menos, durante el ltimo siglo ymedio). En efecto, ya sea como resultado de la amplia-cin de los derechos (comenzando por la Convencin so-bre los derechos del nio) como por las transformacionesen la familia, la ruptura de jerarquas sociales y el debili-tamiento de la autoridad que proviene de la tradicin, losjvenes viven en un mundo que les devuelve una imagenpositiva de ellos mismos y que los alienta a profundizar es-te camino de autonoma que se les ha abierto hace nomuchas dcadas.

    Pero, como es de suponer, todo esto se hace en medio de

    conflictos y disputas, donde los actores que intervienen sonmuchos y pujan en varias direcciones. Por eso, este cam-bio cultural que estamos viviendo (que supone adems uncambio en el estatuto del poder y en la formacin de iden-tidades), demanda legitimacin. Y tambin algunos dis-cursos que lo celebren. Pues bien, de esto se encargan losmedios de comunicacin: all los jvenes afirman su esferade autonoma frente a los adultos, gozan de una imagenpositiva y son reconocidos como los modelos a imitar (elvalor esencial de nuestro tiempo, como lo seala GillesLipovetsky, es el de ser joven). Los medios tambin sonfieles a sus estticas, gustos y lenguajes, a los que se aso-cian para seducirlos y ganar al mismo tiempo audienciasy dinero.

    Estos fenmenos son vividos de manera conflictiva porla escuela y tambin por los adultos y el mundo de lasinstituciones que no saben cmo reaccionar. Por ejemplo,como consecuencia del incremento de la oferta mediti-ca tradicional (sobre todo, la televisin por cable) y de in-ternet, ha aumentado la necesidad de buscar nuevos me-dios de control para los jvenes. Estamos en una sociedadque vuelve a desconfiar de los jvenes, pero ahora porotros motivos. No sabe cmo controlar sus prcticas pri-vadas que involucran desde el consumo de internet sincontrol de los adultos, hasta temas tan complejos comoel de las drogas o las nuevas conductas sexuales.

    DOSSIER

    Foto:E.R.

  • 2 9

    Por qu los medios de comunicacin estn alineadoscon el mundo de los jvenes, y la escuela (y otras institu-ciones) no lo estn? En primer lugar, por sus fines espec-ficos: la escuela tiene la pretensin de producir y trans-mitir conocimientos, formar ciudadanos, sostener unatica, alinearse con otras instituciones del Estado nacin.Los medios, en cambio, no tienen ninguno de esos com-promisos y ms an, renuncian a muchos de ellos; pe-ro no exactamente porque estn en la vereda de en-frente de la escuela, sino porque estn en otro barrio,casi en otro mundo, dira ms: en otro planeta. El territo-rio de los medios es el de la seduccin y las ganancias,fundan su accionar en un imaginario que est ms liga-do al hedonismo que a las responsabilidades ciudadanas,dan garantas de goce inmediato y desconocen los es-fuerzos del largo plazo. Adems, los medios son sastresque solo hacen trajes a medida: cada uno encontrar allel producto que mejor se ajusta a sus gustos, sus tiem-pos y necesidades; aunque al final, cuando nos miramosal espejo, estamos todos vestidos casi igual. Trabajan conun principio que manejan con extrema precisin: se in-teresan por todos nosotros, pero nos toman de uno enuno.

    Mientras que la escuela pens siempre a nias, nios yjvenes heternomos es decir, que reciben del exterior lasnormas que rigen su conducta, los medios, las tecnolo-gas y buena parte de las propuestas de la industria del en-tretenimiento les proponen radicalizar su autonoma. Eneste contexto, la identidad est cada vez ms alineadacon el principio de autonoma individual. A diferencia deun pasado no tan lejano donde las identidades se forjabanen el mundo del trabajo, en la poltica o en el seno de latradicin familiar (protegida y reforzada por la escuela), hoyla identidad ha pasado a ser una cuestin de eleccin in-dividual; no tanto por un derecho de nacimiento o unacuestin de destino, sino porque en este proceso de mu-tacin cultural las personas se han vuelto ms flexibles ydiversas o sea, justamente, ms autnomas en su ma-nera de vivir, producir o dotar de sentido a los bienes cul-turales.

    Por supuesto, en estas nuevas sociedades se registra unamarcada desigualdad (y polarizacin) respecto del tipode sociedad que sustituyen, ya que aqu no todo el mun-

    do puede elegir libremente su manera de vivir y, por lotanto, su identidad. Sin embargo, podemos afirmar quelas culturas de consumo contemporneas al menos pro-porcionan una apariencia exterior de eleccin que pro-mueve una creencia subjetiva en la fuerza y la capacidadde las personas para forjar su propia subjetividad o sis-tema de gustos y creencias.

    Las relaciones entre los adultos y los nios estn cam-biando, como tambin cambian las definiciones socialesde infancia. Un fenmeno del que todos parecemos con-vencidos es de que los nios se hacen grandes cada vezms jvenes: tienen relaciones sexuales antes, toman de-cisiones sobre los consumos familiares muy temprano,aumentan los delitos infantiles, dejan sus hogares muytemprano o deciden quedarse hasta muy tarde, etctera.

    Pero al mismo tiempo, como lo afirma David Buckingham,podramos decir que La infancia est cada vez ms ins-titucionalizada: hoy en da, los nios reciben ms horasde educacin formal, tienen menos independencia paradesplazarse y dependen econmicamente de sus padresdurante ms tiempo. Cada vez se aplican ms medidasdisciplinarias para frenar la autonoma de los jvenes, a me-nudo en forma de toques de queda, medidas de vigilan-cia paterna y de otros cambios en el sistema de justicia.Creo que estamos frente a un doble movimiento quemuestra el desconcierto en nuestras sociedades: la auto-noma y el control no pueden estar juntos ni separados, nohay justo medio que los equilibre ni hemos encontradola esquina exacta en la que se sentarn a dialogar; es, talvez, una de las aporas que mejor refleja los cambios cul-turales de nuestra poca.

    * Socilogo. Profesor e investigador de FLACSO Argentina y de la UBA.Director del programa Comunicacin y Cultura de FLACSO dondetambin dirige -junto a Ins Dussel- el posgrado "Educacin,Imgenes y Medios".

    1 Buckingham, David. "La educacin en medios de comunicacin yel fin del consumidor crtico". En lnea:http://www.oei.es/valores2/monografias/monografia01/refle-xion02.htm

    2 Sassen, Saskia. "A construo do objeto de estudo digitalizado"en: Informao e desenvolvimento. Mara Maciel e Sariuta Albagli(comp.), UNESCO-IBICT, Brasilia, 2007.

    DOSSIER

    Las relaciones entre los adultos y los nios estncambiando, como tambin cambian las definicio-nes sociales de infancia. Un fenmeno del que to-dos parecemos convencidos es de que los nios sehacen grandes cada vez ms jvenes

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    Roxana Morduchowicz *

    Por qu una Educacin en Medios?Casi todo lo que conocemos proviene de los medios decomunicacin y las tecnologas de la informacin. Decimosque el conocimiento est mediatizado. La informacinque nos llega proviene de diferentes fuentes, entre ellaslos medios y las tecnologas.

    Sin embargo, la informacin por la informacin mismano alcanza. Valoramos una informacin que sea un insu-mo para la participacin y la ampliacin del espacio p-blico. Y este es precisamente el origen de la Educacin enMedios desde la escuela: fortalecer el nivel de informa-cin de los alumnos, pero tambin, su reflexin y partici-pacin social.

    La posibilidad de participacin est del lado de quienpuede hacer uso de los mensajes de los medios, porque lossabe analizar, interpretar y evaluar. Y porque sabe cons-truir su propia opinin y tomar decisiones a partir de ello.

    La Educacin en Medios es una educacin para la ciu-dadana. Entender la manera en que los medios repre-sentan la realidad y nos hablan de lo que sucede, colocaa las personas en mejores condiciones para participar so-cialmente.

    Una Educacin en Medios es una pregunta constantesobre la manera en que damos sentido al mundo y el mo-do en que los medios le dan sentido para nosotros. Porquesolo preguntndonos acerca de la forma en que los me-dios de comunicacin producen significados, podremoscomprender la manera en que influyen sobre nuestraspercepciones de la realidad y el modo en que podemostransformarla.

    Otro motivo fundamenta la necesidad de una Educacinen Medios en la escuela: el nuevo universo cultural y tec-nolgico que viven nias, nios y adolescentes y la nece-sidad de que la escuela responda y acte en funcin de es-te dinmico entorno comunicacional que tanto define yconstruye la cultura juvenil.

    Los medios de comunicacin son uno de los pocos es-cenarios que -en la percepcin de los jvenes- les perte-nece y habla de ellos y a ellos. Si las identidades de los j-venes se definen no solo por el libro que leen, sino por los

    programas de TV que miran, el sitio web por el que na-vegan, la msica que escuchan, la pelcula que eligen yla historieta que prefieren, entonces la escuela necesitaacercarse a estos consumos, para conocer realmente asus alumnos.

    A partir de all, el gran desafo para el sistema educa-tivo hoy es ensear a nios y jvenes a utilizar todos losbienes culturales que circulan en la sociedad, a fin de quepuedan analizar los diferentes discursos en los que se pro-ducen las decisiones que los afectan en su vida diaria.

    Los objetivosCon estos principios y estos fundamentos, el Ministe