Monk Karyn - Guerrero de Leyenda

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  • 8/22/2019 Monk Karyn - Guerrero de Leyenda

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    GUERRERO DELEYENDA

    KARYN MONK

    Escaneado por Pandora

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    Prologo

    Las Higblands de Escocia

    Primavera de 1207Me muero.

    Aquellas palabras sonaron teidas de amargura, y tal vez de una leve sombra de incredulidad, como siabrigase la esperanza de que aquella sombra conclusin pudiera suscitar una respuesta contraria.

    Pero Alpin lo contempl con tranquilidad, y su envejecido semblante no delat ni el ms mnimoresentimiento que le atenazaba el corazn. Haba sostenido a aquel hombre en sus brazos la noche en quehaba aspirado su primera bocanada de aire. Alpin haba hablado al padre del chico del magnfico jefe enque se convertira su hijo al hacerse adulto, de las dcadas de paz y prosperidad que esperaban al clanMacKendrick. Y, mientras contemplaba aquel bebe sonrosado y gimoteante, mientras relataba maravillasacerca de su brillante futuro, supo con dolorosa, desesperada certidumbre que llegara este siniestromomento. Y que l iba a estar all, a su lado, para ver como su amado protegido se haca un hombre, paraver cmo sus pulmones exhalaban el ltimo y ronco suspiro.

    Es la hora le dijo Alpin con sencillez.

    El jefe MacKendrick reflexion sobre ello durante unos segundos, tratando de resignarse a la idea.Gritos de miedo y de afliccin surcaron el corredor ms all de su cmara, unos gritos que aadieron mastormento a sus instantes finales. Aferrndose a los ltimos vestigios de fuerza, se agarr con furia lapulsante herida que tema en el costado y se oblig a s mismo a incorporarse.

    Pero no ha venido protest, intentando demostrar a Alpin que tena que estar equivocado. Debocontinuar dirigiendo la batalla contra Roderic. Seguir con vida el tiempo suficiente para ver al Lobo Negro.Tengo que estar seguro de que es l.

    No te corresponde a ti decidirlo dijo Alpin en voz baja. Slo Ariella puede determinar si l ha deser el jefe del clan. La decisin le corresponde nicamente a ella.

    La expresin de MacKendrick se oscureci.

    Si es l, debera estar aqu, maldita sea dijo, haciendo rechinar los dientes. Dnde diablosest? La pregunta retumb en el aire antes de disolverse en un pattico acceso de tos.

    Vendr prometi Alpin, al tiempo que obligaba al jefe moribundo a acostarse de nuevo en la cama. Yo lo he visto. El Lobo Negro vendr.

    Ests seguro? exigi l con la voz ronca. No estars intentando aliviar mis ltimos momentosmintindome?

    Lo he visto le asegur Alpin. Vendr.

    El jefe lo contempl durante largos instantes, desesperado por la necesidad de creerlo. Y entonces, alver reflejado en la dura mirada de Alpin lo que comprendi que era la verdad, se permiti cerrar los ojos.

    Cuida de Ariella hasta que venga l le orden con voz queda. Mantena a salvo, hasta quevenga l.

    Alpin apoy su mano plida y apergaminada sobre la frente del jefe y guard silencio. No eraprecisamente experto en hacer promesas vacas respecto a cosas que no poda controlar ni prever. Sabaque MacKendrick lo comprenda. Aun as, descubri que no poda negar a un padre moribundo un pobregesto de consuelo.

    Cuidar de ella, MacKendrick jur. Como si fuera mi propia hija.

    Aquellas palabras fluyeron sobre el agonizante como un blsamo.Muy bien murmur con voz bronca.

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    Alpin observ su respiracin dificultosa, en lucha contra el asedio de la muerte, aunque ambos sabanque era una batalla que no poda ganar. MacKendrick apret la mano de Alpin cuando la ltima bocanadade aire hinch sus pulmones, y se aferr a este mundo con todas sus fuerzas, hasta que por fin no pudoresistir ms. La vida lo abandon lentamente en un spero suspiro, y una fraccin de segundo despus lamano con que se agarraba a su amigo perdi fuerza, exactamente tal como Alpin saba que iba a suceder.

    Al instante lo invadi una sensacin de prdida, vaca y glacial, como le ocurra siempre que alguien aquien haba amado durante muchos aos sucumba a la fragilidad de la carne. Sostuvo la mano de jefe unpoco ms de tiempo, ms para consolarse a s mismo que al cuerpo destrozado que yaca ante l, ya librede todo sufrimiento y carente de todo espritu. Oa a su alrededor el sonido de la brutalidad y del miedo,pero nada poda penetrar el muro de su pena. Por fin, invadi sus sentidos el olor acre del humo, que losac de su trance y lo atrajo hacia la ventana.

    Al otro lado del patio distingui las llamas doradas y escarlatas que devoraban hambrientas laestructura de madera de la torre. Hombres y mujeres corran de un lado para otro, chillando y vociferandomientras acarreaban cubos de agua que sacaban del pozo. Arrojaban pequeos chorros de agua a lasllamas, pero el fuego no haca sino rerse de sus lastimeros esfuerzos por controlarlo. Una densa cortinajehumo se elevaba hacia el azul cristalino del cielo primaveral manchndolo de negro y gris, nublndolo condelicadas volutas de pavesas que bailaban al aliento de las llamas antes de descender flotando hasta elsuelo como una lluvia de cenizas.

    Ariella! chill Elizabeth con el corazn encogido por la angustia mientras contemplaba aquelinfierno. Ariella!

    Alpin sinti el aguijn del miedo mientras luchaba por asimilar lo que estaba sucediendo. Roderic habaencerrado a Ariella en la torre para obligarla a mirar mientras l saqueaba su hogar y trataba brutalmente asu gente. Ahora la torre estaba envuelta en llamas.

    Y Ariella estaba atrapada en su interior.

    -No dijo con vehemencia, moviendo la cabeza en un gesto negativo. No puede ser. No puede.

    Contempl, inerme, extasiado por la luminosa antorcha de mortferas llamas, cmo stas engullan lahabitacin situada en lo alto de la torre. Abajo, la gente continuaba arrojando agua al fuego con

    desesperacin, pero sus esfuerzos no lograban detener el insaciable apetito de la hoguera. Aun as,siguieron luchando hasta que sus caras quedaron ennegrecidas por el humo, hasta que sus cuerposcomenzaron a protestar de dolor, hasta que las gargantas se les quebraron.

    Por fin, los gritos que llamaban a Ariella fueron debilitndose hasta caer en un silencio hostil, aturdido,y ya nadie pudo hacer otra cosa que contemplar cmo se quemaba la torre.

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    Captulo. 1

    Verano de 1207

    Como siempre, su primera sensacin fue de dolor.

    Frunci el entrecejo y se removi inquieto en su jergn, debatindose en las turbias aguas del sueno,que rpidamente -retaban. En sueos, el dolor poda mantenerse a raya; no del todo y tampoco durantemucho tiempo, justo lo suficiente para que l prefiriera aquel respiro borroso y saturado de alcohol a laagresiva claridad del da.

    El mismo notaba que estaba perdiendo la batalla del sopor frente a su implacable enemigo. Sinti ellatigazo de dolor recorrerle la espalda. Una palpitacin ya familiar le atenaz la pierna izquierda. Acontinuacin, naturalmente, le toc el turno al brazo Capaz de esgrimir tan slo una fraccin de la fuerzaque tuvo en otro tiempo, el espasmo que contrajo sus entumecidos msculos resultaba tan debilitante comocualquier guerrero o arma que l hubiera conocido, jams. Lucho por refugiarse una vez ms en el sueo.En sueos casi poda.

    -Levntate, Malcolm -exclam una voz irritantemente alegre. Tienes invitados.No se inmut

    -Sal de aqu -rugi. Senta la lengua torpe dentro de boca seca como la estopa-. Antes de que tearranque la cabeza de los hombros.

    Impertrrito, Gavin fue hasta la ventana y abri de golpe las contraventanas La luz del medioda penetren tromba en la pequea cabaa en forma de un haz dorado que se extendi por el atestado suelo y lleghasta el rostro de Malcolm.

    Por todos los santos... Frunciendo el ceo para protegerse de la luz, cogi la jarra vaca que yacaen el suelo junto al lecho y la arroj contra Gavin.

    Este ech hacia un lado, y la jarra se hizo aicos contra la pared.

    Ya comprendo que para ti es un poco temprano todava dijo en tono contrito, pero afuera hayunos hombres que han viajado durante ms de una semana para verte. Dicen que les urge hablar contigo.

    Malcolm volvi la cabeza para apartarla de la luz y se protegi los ojos con el brazo dolorido.

    Diles que estoy indispuesto replic con voz cansada.

    Ya se lo he dicho. Y tambin les he sugerido que si necesitan ayuda deberan acudir a Harold. Y mehan contestado que ya han estado en la casa del jefe MacFane y que Harold los ha enviado aqu.

    Entonces, han perdido el tiempo. Era una firme declaracin. Harold debera saber que no debemandarme a nadie.

    Le han dicho a Harold que estn buscando al Lobo Negro.

    Malcolm titube, y seguidamente lanz un resoplido de disgusto.

    El Lobo Negro est muerto dijo con brusquedad. Se volvi de costado, cara a la pared, paraignorarlo. Dselo.

    Al parecer, ellos opinan lo contrario seal Gavin. Y me han asegurado que no piensanmarcharse hasta que hayan hablado con l. Pertenecen al clan MacKendrick.

    Malcolm frunci el ceo mientras buscaba el apellido MacKendrick en su cerebro dolorido y embotadopor el alcohol. Al cabo de un momento le vino el nombre a la cabeza.

    Dios santo, el jefe MacKendrick es un hombre persistente mascull con mal humor. Ya les dije asus mensajeros que no me interesaba su oferta. Qu diablos querr ahora?

    No lo s repuso Gavin encogindose de hombros. Pero si quieres librarte de sos, tendrs quesalir a hablar con ellos.

    Dios!

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    Se empuj lentamente a s mismo hasta quedar sentado. El dolor era intenso, pero supuso que no peorde lo que haba sido el da anterior, ni la semana anterior, ni el ao anterior. Se estaba volviendo difcilrecordar haber pasado algn momento libre de l.

    El sol lo asalt con un brillo cegador cuando sigui a Gavin afuera de la cabaa. Por entre los prpadosentornados vio a sus no deseados visitantes. Dos de ellos eran altos y de constitucin bastante fuerte; unocon cabello castao que le llegaba hasta los hombros, el otro de cabello negro. Malcolm calcul que notendran ms de veinticinco aos. El tercero era apenas poco ms que un muchacho, y luca una cabellerasucia y desgreada de un color indefinido, adems de una cara con suciedad de varias semanas. Aunque lno estaba en situacin de criticar a nadie en cuanto a su aspecto, reflexion con irona. Como de costumbre,Gavin le haba dejado un desayuno a base de cerveza ligera, pan y queso sobre la mesa que haba frente ala cabaa. Haciendo caso omiso de los recin llegados, Malcolm cogi la jarra de cerveza, bebi un trago, loutiliz para lavarse la boca y lo escupi ruidosamente en el suelo. Una vez refrescado, ech la cabeza haciaatrs y bebi a conciencia hasta vaciar totalmente la jarra. A continuacin se sec los labios con el brazo ycontempl tranquilamente al tro, que lo miraba fijamente con expresiones que iban desde la sorpresa hastael asco apenas disimulado.

    Qu queris? exigi sin contemplaciones.

    El alto de cabello castao pareci recuperarse antes que los otros.

    Soy Duncan MacKendrick comenz, con aire inseguro, Y ste es Andrew, y aqul Rob. Sealcon un gesto al muchacho, que miraba a Malcolm con expresin furiosa. Hemos venido para hablar con elguerrero conocido como el Lobo Negro termin, pues estaba claro que haba decidido que el hombre quetena delante no poda ser de ninguna manera el poderoso guerrero que buscaban.

    Pues ya lo habis encontrado declar Malcolm brevemente.

    Una profunda consternacin se pint en los rostros de los tres hombres, seguida de piedad. Malcolmsoport su escrutinio sin demostrar nada de la amarga humillacin que senta. Tan slo el muchachopareci no alterarse; sigui mirando a Malcolm con cara de pocos amigos, una expresin en la que ardaalgo ms parecido a la furia que a la simpata.

    Perdonadnos balbuci el de cabello negro, conocido como Andrew. Hemos ido primero al castillo

    de los MacFane, y all nos han dicho que vos ya no erais el jefe del clan. El nuevo jefe MacFane nos haenviado aqu, pero no mencion... es decir... no nos han dicho que...Dej la frase en suspenso, inseguro.

    Malcolm maldijo en silencio, preguntndose por qu Harold le haba enviado aquellos hombres.

    Qu les ocurri a los otros mensajeros que envi vuestro jefe a hablar conmigo? quiso saber.

    Que jams regresaron respondi Duncan. No supimos si lograron comunicaros la oferta del jefeMacKendrick

    Lo lograron dijo Malcolm. Y les dije, como os digo ahora a vosotros, que no me interesa. Decid aljefe MacKendrick que considero el asunto zanjado y no deseo que se me vuelva a molestar. Dio mediavuelta y se dirigi lentamente a la tranquila oscuridad de su cabaa.

    Est muerto anunci el muchacho en tono imperturbable.

    Malcolm se detuvo. Los ojos grises del chico ardan de odio, como si creyera que Malcolm era dealguna manera responsable.

    Cmo?

    Rob abri la boca para responder, pero Duncan se interpuso.

    El clan fue atacado por una banda de guerreros merodeadores explic. El jefe MacKendrickmuri de un golpe de espada. Sucedi varias semanas despus de que enviara a los mensajeros.

    Los combatimos como mejor pudimos aadi Andrew, pero no estamos adiestrados para laguerra. Nuestro jefe tena la esperanza de que vos y vuestro ejrcito pudierais protegernos.

    Malcolm control el fuerte impulso de echarse a rer. No poda censurar al seor de los MacKendrick

    por aquel plan. Hubo un tiempo en que l fue el jefe del clan MacFane, con ms de un millar de guerrerosbien adiestrados y preparados para luchar y morir por l. Durante seis largos aos haba luchado en elejrcito del rey Guillermo, y haba conducido a sus hombres a la victoria en incontables sangrientas batallas.

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    Pero aquello haba sucedido mucho tiempo atrs. El nico hombre al que poda apelar en la actualidad eraGavin. Si hubiera acudido al seor de los MacKendrick a decirle que aceptaba su oferta de convertirse enjefe, ste se habra desplomado en el suelo muerto de risa.

    Y aquel maldito lo saba perfectamente.

    Hubo muchos heridos? inquiri, deseando que no le importara.

    Murieron catorce hombres contest Duncan. Y varias decenas resultaron heridos. Los guerreros

    se llevaron todos los objetos de valor del castillo. Y despus le prendieron fuego.

    Lo lamento.

    Lamentaba no haber estado all para proteger lo que en otro tiempo poda haber defendido confacilidad. En la carta que le haba enviado el jefe MacKendrick, ste describa su clan como pequeo,formado tan slo por unos pocos cientos de personas. No tenan aliados, le explic, pero tampoco tenanenemigos. MacKendrick abrigaba la esperanza de que el gran Lobo Negro les hiciera el honor de aceptar elcargo de jefe del clan. Como smbolo de fe, le ofreci la mano de su nica hija, que estaba convencido deque sera una hermosa y devota esposa para el poderoso Lobo Negro.

    Malcolm haba quemado la carta.

    Como podis ver, poco habra podido hacer yo para ayudaros mascull. Mis circunstancias

    han cambiado ligeramente desde que fui el jefe del clan MacFane. De repente, se volvi. El dolor decabeza se haba vuelto insoportable, y necesitaba aliviarlo con otra jarra de cerveza.

    Debis venir con nosotros, MacFane.

    Malcolm se volvi hacia ellos y mir fijamente al muchacho.

    Crees que puedes burlarte de m? dijo en tono violento.

    Naturalmente que no terci Duncan al tiempo que alzaba una mano para hacer callar a Rob.Lo que el chico ha querido decir es que necesitamos desesperadamente vuestra ayuda, y que nossentiramos honrados si quisierais regresar a nuestro hogar con nosotros.

    Malcolm lo estudi durante unos instantes, preguntndose si estara ciego o loco. Por fin decidique tena que ser ambas cosas para hacer una sugerencia tan absurda.

    Ya no soy el seor de los MacFane dijo, luchando por controlar su mal genio. Y tampoco soyya el Lobo Negro. Si necesitis ayuda, regresad a casa de Harold y pedidle a l que defienda vuestro clan.

    Duncan y Andrew dirigieron una mirada de inseguridad al muchacho. ste frunci el entrecejo ysacudi la cabeza en un gesto negativo.

    Habis de ser vos declar con su mirada gris clavada en Malcolm. No hay nadie ms quepueda ayudarnos.

    Una leve risotada surgi del pecho de Malcolm.

    Y cmo puedo ayudaros yo? No mando ningn ejrcito. Mi cuerpo es poco ms que el de unlisiado. En nombre de Dios, qu podra hacer yo para defender vuestro clan?

    No lo s admiti el chico. Pero vendris con nosotros.

    Observ a Malcolm con triste resignacin, como si deseara que aquello fuera de otra manera. Elpropio Malcolm se sorprendi a s mismo extraamente paralizado por aquella mirada glacial que resultabacondenatoria, y sin embargo asustada, la mirada de un nio que ha presenciado cosas terribles que jamspodr olvidar. Mientras se miraban, Malcolm olvid su dolor. Durante un breve instante se sinti fuerte ypleno, como el guerrero que haba sido antao, el cual no habra vacilado en correr a ayudar a aquel clanaterrorizado y brutalmente tratado. Tan rpido como le haba llegado, dicha sensacin lo abandon y lo dejdolido, cansado y vaco.

    Y profundamente consciente de que no le quedaba nada que ofrecer a nadie, y mucho menos a unclan desamparado que lo que necesitaba era un jefe con un poderoso ejrcito.

    No puedo ayudaros dijo impulsivamente. Ahora, marchaos de una vez y dejadme en paz.

    Dio media vuelta y regres cojeando a la oscura cueva que era su cabaa, sintindose fracasado yavergonzado, y desesperadamente necesitado de beber un trago.

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    Ariella contemplaba pensativa el fuego, observando el modo en que aquellas llamas doradas y rojasofrecan belleza y calor al mismo tiempo que, inmisericordes, sustraan la vida de la lea que las alimentaba.Alpin le haba dicho en una ocasin que no haba nada en el mundo que existiera de modo aislado, que tododependa de alguna otra cosa para sobrevivir. Ariella haba pensado de inmediato en su amor incondicionalhacia su padre y lo haba entendido perfectamente. Sin l, saba que no podra sobrevivir.

    El terrible da en que fue asesinado, ella se hizo un ovillo diminuto a su lado y dese morir tambin.Para amargura y desilusin suyas, la muerte no lleg. Durante varias semanas, cada maana se despertabasintindose muy viva, a pesar de que el corazn estaba a punto de estallarle de pena, tanto que estabasegura de no poder soportarlo ni un minuto ms.

    Por fin, comprendiendo que tena que continuar, aprendi a aplacar la pena con el odio.

    Al principio dirigi su odio hacia Roderic. l le haba mentido, haba fingido ser su amigo, y despusla haba traicionado trayendo un ejrcito que atac su clan, con la intencin de obligarla a entregarle a l laespada y convertirlo en jefe. Odiar a Roderic resultaba fcil, pero no fue suficiente; de manera que incluy atodos sus guerreros bajo el manto de su aversin, aquellos malvados salvajes que haban obtenido unplacer tan vil atacando su hogar y su gente, asesinando sin dificultad a hombres indefensos que apenassaban sostener un arma. Pero se trataba de figuras sin rostro y sin nombre, y odiarlos no bastaba paraaliviar el intenso dolor que corra por sus venas.

    De modo que afil la daga de su odio y la hundi sin piedad en el corazn del Lobo Negro.

    Alpin le haba dicho a su padre que l vendra. Lo haba visto en una visin, y las visiones de Alpin,aunque en ocasiones fueran borrosas, nunca se equivocaban. Su padre aguard, alborozado por saber queel prximo jefe de su clan sera un hombre que posea la valenta y el honor excepcionales del jefe conocidocomo el Lobo Negro. Conforme aumentaba su recelo de Roderic y el Lobo Negro no llegaba, crea cada vezms la preocupacin del padre de Ariella. Envo dos hombres a buscar a aquel guerrero y comunicarle sumensaje, con la oferta de hacerlo jefe del clan MacKendrick y de entregarle como esposa a Ariella, si acudainmediatamente con su gran ejercito.

    Pero el Lobo Negro no lleg jams.

    Por ese motivo, Ariella no lo perdonara nunca. Aunque no conoca sus razones, el hecho de no

    haber cumplido la profeca de Alpin era demasiado horrendo para ser disculpado. Furiosa, haba aseguradoa Alpin que no importaba que viniera o no, porque no quera saber nada de l.

    Por desgracia, Alpin vea las cosas de otra manera.

    El clan MacKendrick estaba aislado y sin jefe, lo cual lo pona en una situacin peligrosamentevulnerable. Haban estado en paz durante cien aos por lo tanto; se haba perdido la costumbre de combatirEn lugar de construir fortificaciones y adiestrarse para la batalla, el clan haba cultivado sus destrezas en lasartes Eso les permiti poseer una esplndida coleccin de objetos labrados en plata, tallas, tapices, joyas ytelas. Los MacKendrick consideraban aquellos objetos parte de la vida cotidiana. Pero Rodeno les habaenseado que los dems no eran tan naturales en su actitud. Para un forastero aquellos objetos valan unafortuna, lo cual quera decir que cuando los hombres de Roderic hicieran correr el rumor de lo que habanencontrado all, vendran otros con la intencin de robarles de nuevo.

    Y adems, por supuesto, estaba la espada.

    Ariella no saba cmo se haba enterado Roderic de su existencia. Le costaba mucho creer que unode los suyos fuera capaz de traicionar al clan. Pero Roderic supo que exista, y supo que ella era la nicapersona que posea la capacidad de entregrsela En realidad, nadie sabia hasta donde llegaban lospoderes de la espada, ya que haca ms de un siglo que no era esgrimida en combate. Pero la leyendaafirmaba que aquel a quien se le concediera el poder de aquel acero poda lanzarse sin miedo alguno a lams sangrienta de las batallas. Aquella arma no poda derrotar un ejrcito entero, pero s proteger a sudueo. Por desgracia, tras varias generaciones de paz, la espada haba llegado a reverenciarse como unobjeto sagrado y ceremonial, y el padre de Ariella no la llevaba consigo, ni siquiera la guardaba dentro delos muros del castillo. Aqulla era la razn por la que no pudo defenderlo aquel da. Como su padre habafallecido sin un heredero varn, ahora le corresponda a Ariella el deber de buscar al siguiente portador de la

    espada, el cual se convertira en el jefe del clan MacKendrick y adoptara su nombre. Si escoga bien, suclan continuara prosperando en paz; pero si escoga de manera insensata, la muerte y la destruccin seabatiran sobre su gente y se extenderan con rapidez por todas las Highlands. Era una tremendaresponsabilidad. Cuando rehus entregar la espada a Roderic, ste la encerr en la torre y jur matar uno

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    por uno a los hombres de su clan hasta que cediera. A Ariella no le caba ninguna duda de que Roderic eralo bastante malvado para cumplir su promesa.

    Y por eso, Ariella Mackendrick tuvo que morir.

    Una vez que estuvo convencido de que Ariella haba perecido en el incendio, Roderic, furibundo,decidi que all ya no quedaba nada para l. l y sus hombres cogieron todo lo que eran capaces detransportar y se marcharon, amargamente decepcionados por no haberse hecho con el nico objeto que

    codiciaban por encima de todo lo dems. Pero Ariella saba que era slo cuestin de tiempo que Roderic, obien otro como l, atacase su clan de nuevo. Por todas partes se extenderan los relatos de las riquezas quehaban encontrado, de la leyenda de la espada, de la debilidad del clan MacKendrick. Su gente estaba enpeligro, y era su deber protegerla. Aqul era el motivo por el que Alpin le haba dado instrucciones para quehallase al Lobo Negro y le entregara el poder de la espada. Con tan solemne encargo haba enviado aAriella a buscar a aquel poderoso guerrero y traerlo a l y a su gran ejrcito a casa.

    Hoy, al contemplar aquella triste sombra de lo que fue un hombre, asqueroso, borracho y tullido, nosupo si rabiar o llorar.

    Has de comer algo, Ariella orden Duncan con suavidad, interrumpiendo sus pensamientos. lmismo se sent en el suelo y le ofreci un pedazo de conejo asado. Toma.

    Ella hundi la mano en su cabello sucio y enredado y neg con la cabeza.

    No tengo hambre.

    Andrew dej de pulsar las cuerdas de su pequea arpa y la mir con gesto de preocupacin.

    Tenemos un largo camino por delante. Si caes enferma, Alpin se disgustar.

    Se disgustar an ms al ver que no regresamos acompaados del poderoso Lobo Negro seal Ariella amargamente.

    El hombre que hemos visto hoy no puede ser el mismo de la profeca de Alpin arguy Duncan. O bien los poderes de nuestro vidente se estn perdiendo, o bien hemos dado con el hombreequivocado. Tal vez haya otro guerrero que ha adquirido el ttulo de Lobo Negro sugiri esperanzado.

    Alpin dijo que era conocido como el jefe MacFane replic Ariella. Y se es el hombre que

    hemos visto hoy. Aunque haya sido expulsado de su clan y ya no lleve ese nombre.

    En tal caso, la visin de Alpin debe haberse equivocado dedujo Andrew, tocando suavemente elinstrumento con los dedos. Porque ese pobre diablo borracho no sera capaz de defenderse a s mismo, ymucho menos gobernar y defender a un clan entero.

    Lo s suspir Ariella. Pero Alpin se mostr tan inflexible respecto de que lo llevramos acasa, que he tenido que intentarlo, incluso al ver lo asqueroso y pattico que era. Es una suerte que noshaya rechazado. Aviv el fuego con una delgada rama. Cuando lleguemos a casa, explicar a Alpin y alconsejo por qu MacFane no es el elegido. Quizs Alpin tenga otra visin. Hasta entonces, debemosprocurar adiestrarnos para estar mejor preparados contra otro ataque.

    Pero mientras Roderic crea que ests muerta, no regresar insisti Andrew. Sin ti no hay

    espada, y eso es lo que busca l.Si no es Roderic, ser otro como l repuso Ariella en tono sombro. Sus guerreros extendern

    el rumor de nuestras supuestas riquezas y de lo fcil que result vencernos. Y aunque digan que yo hemuerto, la leyenda de la espada podra distorsionarse, y as otro podra creer que puede obligar al clan aentregarla.

    No te atormentes con esos pensamientos la tranquiliz Duncan. Encontrars al prximo jefeantes de que suceda eso, y l se asegurar de que estemos a salvo.

    Dentro de unos das llegaremos a casa y podrs lavarte y ponerte otra vez un vestido agregAndrew, intentando animarla. Debo decir que casi he olvidado cmo eres debajo de toda esa suciedad.

    Yo tambin musit Ariella al tiempo que se frotaba una mejilla mugrienta. Aunque este disfraz

    ha resultado muy eficaz para no llamar la atencin, en realidad aoro tomar un bao y el pudor de unvestido.

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    Cuando termine este viaje, podrs olvidarte durante un tiempo del joven Rob dijo Duncan.Tendrs que convertirte en l otra vez slo si llega un desconocido al clan. Hasta que encontremos unnuevo jefe, ningn forastero puede saber que sobreviviste al incendio, por si dicha informacin llegara aodos de Roderic.

    Andrew puls un acorde en su arpa y empez a cantar:

    Erase una doncella, rubia y esbelta, que por vestido llevaba un tartn, y en el pelo cenizas...

    Se oscureci la piel, cabalg entre los rboles prosigui Duncan, y se esforz por cubrirsus blancas rodillas.

    Duncan! exclam Ariella, mortificada por el hecho de que ellos se hubieran fijado en susrodillas, o en cualquier otra parte de sus piernas que aquel corto tartn no alcanzaba a cubrir. Se inclinhacia delante para propinarle un cachete en el hombro.

    En aquel momento, una flecha cort el aire por el punto donde haba estado su cabeza.

    No os movis! bram una voz en la oscuridad. O estis todos muertos.

    Cuatro figuras emergieron de los rboles que los rodeaban. Tres de ellas blandan pesadasespadas, mientras que la cuarta sostena una flecha preparada sobre la cuerda tensa del arco. Conformefueron avanzando hacia el suave resplandor del fuego, Ariella advirti que formaban un grupo peludo ymugriento, con pobladas barbas, y camisas y tartanes gastados y andrajosos. De manera incongruente consu rado atuendo, todos lucan una impresionante coleccin de joyas de piedras preciosas. Uno de ellosllevaba alrededor de su cuello, grueso y fornido, una delicada cadena de mujer, con un colgante, mientrasque los otros lucan varios broches de reluciente plata prendidos a los tartanes que llevaban echados alhombro. Son ladrones, comprendi Ariella, con el estmago encogido por el miedo. Rpidamente recorricon la mirada el campamento, buscando su arco. ste descansaba, junto con su manta, al otro lado de lafogata, fuera de su alcance, lamentablemente.

    Levantaos orden el ms fornido del grupo agitando su espada frente a l, y tirad al suelotodas vuestras armas y objetos de valor.

    Demasiado sorprendidos para discutir, Duncan y Andrew se quitaron al instante sus broches y los

    arrojaron al suelo. A continuacin sacaron sus puales y los tiraron tambin. Ariella, titubeando, empez adesprender su broche, intentando desesperadamente pensar en algn modo de conservar su pual oculto ala vista.

    Date prisa, muchacho dijo el corpulento ladrn, impaciente, Dame ese pual que llevas en lacintura.

    Comprendiendo que no tena modo de conservarlo en su poder, lo aadi de mala gana al montnde armas.

    Coged los caballos orden el ladrn a sus cohortes.

    A Ariella se le cay el alma a los pies al ver cmo aquellos hombres iban hasta sus monturas ycomenzaban a desatarlas. Les quedaban tres das a caballo para llegar al castillo. No saba cunto tiempo

    tardaran sin animales, armas ni provisiones.Esas botas que calzis tienen muy buen aspecto observ el ladrn, vigilante. Nos las

    llevamos tambin.

    Andrew y Duncan se arrodillaron de inmediato y empezaron a desatarse las botas.

    Pero ya nos robis los caballos protest Ariella, abatida al pensar en quedarse descalza. Sinos quitis las monturas y las botas, jams llegaremos a casa.

    El ladrn alz sus tupidas cejas, asombrado. Era evidente que no estaba acostumbrado a que susvctimas se quejasen del trato que reciban.

    -Estoy pensando que tienes razn, chico convino, y se rasco la barba pensativamente Ya queno podis llegar a casa descalzos, y como nosotros vamos a llevarnos vuestra comida y vuestras armas,supongo que deberamos ser compasivos. Duff, Calum y Giles tendrn mucho gusto en rebanaros elgaznate antes de irnos. Y solt una fuerte y desagradable risotada.

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    Aqu tenis mis botas se apresur a decir Duncan. Estoy seguro de que puedo arreglarme sinellas.

    Y las mas aadi Andrew. Que las disfrutis con salud.

    Muy generoso de vuestra parte dijo el ladrn con una risita, pero no vais a necesitarlas dondevais. Su mirada se clavo en Ariella. Date prisa, chico, no pienso quedarme aqu apuntndote con laespada toda la noche.

    Ariella se puso de rodillas y empez a manotear con los cordones.

    Estn hechos un nudo declar, desvalida. Necesito mi pual para cortarlos.

    El ladrn le dirigi una sonrisa irnica que revelo una tila de dientes de color marrn, torcidos ypodridos.

    Se me ocurre una idea mejor anunci, divertido por aquel pequeo ardid. Los cortaremos conmi espada.

    Ariella se puso en pie cuando l se acerc y dobl una rodilla.

    Muy bien dijo, bajando la cabeza, cul es?

    Esta sise Ariella al tiempo que estampaba la bota contra la cara del otro con todas susfuerzas.

    El ladrn lanz un grito de dolor y cay de espaldas al suelo. Momentneamente aturdido,enseguida se llev las manos a la nariz, que le sangraba, lo cual permiti a Ariella revolverse paraarrebatarle la espada.

    Que no se mueva nadie! orden mirando fijamente a Calum, Duff y Giles mientras apretaba lapunta de la espada contra la peluda garganta del bandido. O lo ensartar por el cuello al suelo!

    Los ladrones la miraban estupefactos. Entonces, el que atenda por el nombre de Calum levant suarco y lo apunt con toda calma hacia Andrew.

    Estoy pensando que no tienes pelotas para cortarle la garganta a un hombre con su propia

    espada, muchacho reflexion en tono sardnico. As que devulvele a Owen su espada antes de queyo atraviese el frgil corazoncito de tu amigo con esta flecha.

    Ariella dud un segundo, buscando frenticamente una alternativa. Calum levant un poco ms elarco, y entonces comprendi que no tena ms opciones. La espada resbal de su mano y cay al suelo conun ruido sordo.

    Dispara a este bastardo! chill furioso Owen, que todava se agarraba la nariz con los dedosempapados de sangre. Me ha roto la nariz!

    Calum, complaciente, apunt a Ariella y tir de la flecha hacia atrs.

    El sonido de un dbil susurro rasg el aire. Ariella se lanz hacia un lado, pero la flecha no haballegado a tocar el alza. Confusa, levant la vista hacia Calum. ste contemplaba con expresin perpleja la

    empuadura de un pual firmemente alojado en su pecho. Con el ceo fruncido, levant la mirada haciaAriella y de su garganta escap un leve quejido al desplomarse en el suelo, an aferrando la flecha que ibadestinada a la joven.

    Un terrible rugido de furia rompi en jirones el velo de silencio. Ariella vio, incrdula, dos jinetes queirrumpan al galope en el claro del bosque con grandes espadas que lanzaban destellos de color naranja yplata a la luz del fuego. El Lobo Negro carg hacia Owen, guiando su caballo de forma experta con laspiernas al tiempo que levantaba la espada con las dos manos. Owen, aterrorizado, qued despachadofcilmente en un solo golpe, veloz y despiadado. Acto seguido, MacFane hizo girar a su poderosa monturapara enfrentarse a Giles. El ladrn atac con un miedo salvaje a su agresor y le asest un golpe en el brazo.Un bramido de furia llen el aire cuando MacFane alz su espada y la hundi con letal determinacin en lascarnes de su rival. Mientras tanto, su amigo Gavin luchaba con el bandido de nombre Duff, quien logrbatirse durante unos momentos con su arma antes de reunirse con sus compaeros en el suelo.

    De pronto el calvero qued en silencio excepto por el resollar y piafar de los caballos. Ariella mirboquiabierta los cuerpos que yacan en tierra, incapaz de hablar.

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    Por los clavos de Cristo jur Malcolm dejando caer su espada para llevarse una mano a laherida que tena en el antebrazo derecho. Con el rostro contorsionado por el dolor, pos su mirada en Gavin. Aydame a bajar.

    Gavin se apresur a desmontar y acudi en ayuda de su amigo para bajarlo del caballo.

    Es grave?

    No es de lo peor que he visto repuso Malcolm, dolorido. Pero no s cunto podr soportareste maldito brazo.

    Al comprender que el Lobo Negro estaba herido, Ariella sali inmediatamente de su trance.

    Dejad que lo vea, MacFane se ofreci. Puedo coseros la herida.

    Los dos hombres la miraron con expresin dubitativa.

    Ya me encargo yo asegur Gavin. Cuando lleguemos a casa.

    Pero est sangrando mucho replic Ariella con impaciencia. En la bolsa tengo medicinas. Sila cosemos y la vendamos enseguida, la herida permanecer limpia y sanar mejor. Malcolm le dirigi unamirada de irritacin mezclada con dolor.

    Qu puede saber un jovenzuelo imberbe como t de curar heridas?

    Ariella estuvo a punto de replicar que contaba con muchos aos de experiencia en el arte de curar,pero entonces record que MacFane no estaba mirando a una mujer, sino a un chico sucio llamado Rob.

    Mi madre me ense a curar contest, buscando rpidamente una explicacin plausible. Yofui hijo nico, y ella no quera que sus conocimientos se perdieran.

    l la estudi durante unos instantes, con el rostro contrado por el dolor y la mano agarrada confuerza al brazo que le sangraba.

    Entonces trae tu aguja cedi por fin y cierra esta maldita herida. Vosotros dos continu,mirando a Duncan y Andrew ayudad a Gavin a retirar los cadveres del campamento, antes de que elhedor de la sangre atraiga a los lobos.

    Duncan y Andrew palidecieron an ms. Miraron nerviosos a su alrededor y acto seguido secalzaron las botas rpidamente y corrieron hacia Gavin, que estaba subiendo uno de los ladrones muertos aun caballo con una sola mano.

    Est claro que no habis pasado mucho tiempo durmiendo al aire libre observ Malcolm.

    Ariella cogi una jarra de agua, un cuenco de madera y la bolsa de cuero que contena susmedicinas. Se sent a su lado, verti un poco de agua en el cuenco y comenz a lavarse las manos con unpequeo trozo de jabn.

    Por qu decs eso?

    Porque slo un completo idiota hara una fogata de ese tamao en un bosque en el que nopudiera estar seguro de encontrarse a salvose burl Malcolm. Es como si hubierais invitado a esos

    hombres a venir a robaros. Y por qu diablos no haba ninguno de vosotros montando guardia?

    No sabamos que fuera necesario reconoci Ariella, sintindose tonta. MacFane tena razn;ellos no haban entendido los peligros que entraaba encender fuego en el bosque. Ninguno de ellos habaviajado nunca tan lejos de casa, y en las tierras de los MacKendrick no exista la amenaza de verseatacado. Por lo menos no existi, se corrigi Ariella amargamente, hasta que lleg Roderic.

    Ech un poco de agua de la jarra en el brazo de Malcolm, formando una cascada de color escarlataque cay al suelo. En cuanto lav aquella sangre, ms sangre nueva aflor a la superficie. Ariella seapresur a envolver el brazo con un pao limpio y apret la herida con una suave presin.

    Sujetadlo con fuerza orden, para que vaya dejando desangrar mientras yo enhebro la aguja.

    La mano de Malcolm se vea grande y oscura en contraste con el pao de color claro. Era una manofuerte, bronceada por el sol y esculpida por el peso de blandir una gran espada. El hombre pattico yfracasado que haba conocido aquella tarde guardaba escaso parecido con el peligroso guerrero que habaentrado como una tromba en el campamento para socorrerlos. Pero ahora, all sentado y respirando

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    profundamente, con la mandbula tensa y la frente surcada de arrugas de dolor, reconoci de nuevo a aquelhombre herido. Al instante acudi a su mente una imagen de l guiando su caballo con las piernas y usandoambas manos para manejar la espada. Observ su brazo derecho herido y repar en una cicatriz gruesa yplida que lo atravesaba de parte a parte. Comenzaba justo por encima del codo, desapareca debajo delpao que l sostena contra la herida y reapareca sobre el hueso liso y redondeado de la mueca. Algohaba hendido la dura musculatura del antebrazo abriendo el tejido como si fuera el vientre de un pez. Lacicatriz se vea jalonada de grandes marcas de puntadas desiguales. La herida haba sido profunda y

    probablemente necesit una rpida sutura. Al ver el otro brazo, se apreciaba claramente que el brazoderecho era ligeramente ms delgado que el izquierdo. Aquella laceracin le haba robado fuerza y agilidada MacFane, y lo haba obligado a usar el brazo izquierdo, o ambos, cuando era necesario. Ariella sepregunt qu nuevos daos infligira esta nueva herida a aquellos msculos atrofiados y cubiertos decicatrices.

    Ya podis retirar la mano, MacFane.

    Ya no soy el jefe MacFane la inform l en tono tajante al tiempo que levantaba la mano.Dirgete a m como Malcolm. Era una orden, no un ruego.

    Ariella reflexion sobre aquello mientras empapaba suavemente la sangre que cubra la herida. Elnuevo seor de los MacFane, Harold, les haba dicho que el Lobo Negro haba sido relevado de su puesto

    de jefe y desterrado del clan con oprobio. Al transmitir aquella informacin, en sus palabras no haba rastrode furia ni de condena, sino que, en cambio, su expresin estaba velada por el arrepentimiento, como sideseara poder cambiar de algn modo lo sucedido. Ariella saba que no deba preguntar qu haba hecho elLobo Negro para merecer un castigo tan espantoso. El asunto le corresponda al clan MacFane, y que unforastero lo hubiera cuestionado se habra considerado un insulto. El estado fsico del Lobo Negro y sunecesidad de alcohol constituan un motivo lo suficientemente claro como para reemplazarlo como jefe.Pero despojar a un hombre de su apellido y expulsarlo de su clan era una sentencia que se reservaba slopara los crmenes ms horrendos. Introdujo la aguja en la carne, preguntndose qu imperdonable ofensahabra cometido el Lobo Negro para ser condenado tan duramente por su propia gente.

    Aprendiste bien de tu madre, Rob coment Malcolm, observando cmo el muchacho cosa contodo cuidado la herida. Tena unas manos pequeas y suaves, prueba de su juventud y de la falta defamiliaridad con los trabajos duros. Es obvio que has practicado bastante.

    Hubo muchos heridos tras el ataque sufrido por mi clan.

    Malcolm se sinti atravesado por un sentimiento de culpa. No se le ocurri nada que decir, de modoque permaneci en silencio.

    Por qu habis venido a socorrernos? pregunt Rob, tras unos instantes.

    Malcolm se encogi de hombros, e hizo una mueca al sentir un pinchazo de dolor que le baj por laespalda.

    En su carta, MacKendrick habra descrito a su clan como pacfico y totalmente inexperto en el artede la guerra. Aquello, junto con el hecho de saber que los mensajeros anteriores no haban conseguidollegar a casa, llevaba todo el da carcomiendo a Malcolm. Para cuando comenz a hacerse de noche, tena

    ya los nervios desquiciados. Le dijo a Gavin que tena necesidad de cabalgar un poco, lo cual era ridculo,naturalmente. Gavin saba que el cuerpo destrozado de Malcolm lo torturaba demasiado para queencontrara placer en la actividad de montar. De todos modos, su amigo no discuti, sino que se dio prisa enensillar los caballos y sac solemnemente los puales y espadas de los dos. Gavin tena la costumbre deconservar las armas abrillantadas y afiladas en todo momento, listas para la batalla sin previo aviso. Aqullaera la sea de identidad de un buen guerrero, pens Malcolm con melancola cuando tom su relucienteespada. Gavin era mayor que l en ms de una dcada, y por eso su carrera como guerrero era ms larga.Evidentemente, su formacin estaba arraigada con mayor firmeza.

    Gavin me convenci de que posiblemente tendrais problemas y no sabrais defenderos solos minti.

    Ha sido una suerte que decidiera seguirnos coment Rob, anudando el ltimo punto. A

    continuacin abri una jarrita que llevaba en la bolsa y extendi una sustancia maloliente sobre el brazo deMalcolm. Sois mucho ms fuerte de lo que parecis.

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    No lo soy replic Malcolm. Hemos sido afortunados de que esos hombres fueran tan ineptos.La arrogancia los volvi descuidados, y el miedo los volvi dbiles. Si hubieran tenido siquiera una vagaidea de lo que es ser un guerrero, el encuentro podra haber terminado de manera muy distinta.

    Estis diciendo que con un adiestramiento adecuado esos hombres podran haberos vencido?pregunt Ariella con curiosidad mientras le vendaba el brazo.

    -Con el adiestramiento adecuado afirm Malcolm, y con la actitud correcta. Desde el momento

    en que irrumpimos en el campamento gritando y blandiendo las espadas, esos hombres creyeron que erasu fin. Eso los volvi fciles de vencer.

    Ariella frunci el ceo mientras pensaba en aquello. No se poda negar que el Lobo Negro estabagravemente herido; su brazo derecho era casi inservible, caminaba cojeando, sus movimientos rgidos y susconstantes muecas sugeran que sufra de un agudo dolor de espalda. Adems de todo aquello, no poseaningn ejrcito, y mostraba una clara dependencia del alcohol, probablemente para ayudar a mitigar eldolor. Sin embargo, l y su amigo haban recorrido muchas millas cabalgando sin descanso, y despushaban atacado y vencido a cuatro ladrones armados que estaban a punto de matarla a ella, a Duncan y aAndrew.

    Adiestramiento y actitud.

    -Cualquier hombre puede ser adiestrado para que sea un guerrero?quiso saber.-Quiz no para ser un guerrero puntualizo Malcolm, pero cualquier hombre puede recibir

    adiestramiento para pelear mejor. El adiestramiento es ensayo y error, y repeticin exhaustiva. Si un hombreest bien adiestrado, reacciona al instante y con total precisin, sin la fatal debilidad de la duda. Aprende noslo a manejar un arma, sino a convertirse l mismo en un arma. Cuando lo atacan no responde impulsadopor el miedo, sino por los mtodos profundamente inculcados de su adiestramiento. Eso lo hace ser muchoms peligroso que su enemigo.

    -Y cuando os llamaban el Lobo Negro y contabais con vuestro gran ejrcito, erais vos quienadiestraba a vuestros hombres?

    El semblante de Malcolm se ensombreci.

    -Cuando era el jefe de los MacFane, tena un millar de hombres bajo mi mando afirm con vozteida de amargo orgullo. Y adiestr hasta al ltimo de ellos.

    Fij la mirada ms all de Ariella, en la oscuridad, recordando. Un claro destello de resplandor de lafogata brill por un instante en su rostro, que estaba en su mayor parte oculto bajo una barba desalmada ycrecida. Su cabello enmaraado tambin se vea excesivamente largo y necesitado de agua y jabn; era elcabello de un hombre que se ha apartado de la sociedad y no se interesa por cuestiones de aspecto. Peroen aquel fugaz momento que dur el destello de luz, fueron sus ojos lo que la mantuvo cautivada. Estabaniluminados por el brillo de las llamas, o quiz por el recuerdo que estaba reviviendo en su mente. Mientrasresplandecan con las agridulces reminiscencias del pasado, Ariella capt de pronto un ramalazo de dolordentro de aquel azul profundo. La sorprendi descubrir semejante vulnerabilidad en el hombre que aquelmismo da haba visto tan asquerosamente borracho y egocntrico, y ms tarde tan poderoso ydespiadadamente salvaje. Antes de que pudiera estudiarlo un poco ms, l cerr los ojos y sacudi lacabeza en un gesto negativo.

    Necesito un trago dijo con la voz ronca. Luego, Gavin y yo debemos irnos. Se incorporcon dificultad, con una mano apoyada en la dolorida espalda al levantarse.

    Tengo una pregunta que haceros, MacFane.

    Ya no soy un MacFane gru l. Y si ests pensando que te gustara ser escudero, nonecesito ninguno. Adems, dudo que tus amigos se mostraran de acuerdo si les dijeras que quieres venirconmigo.

    No quiero ir con vos le asegur Ariella. Lo que quiero es que vos vengis con nosotros.

    l neg con la cabeza.

    Ya te lo he dicho, no puedo ayudar a tu clan.

    MacKendrick abrigaba la esperanza de que vinierais con vuestro gran ejrcito y asumierais elpuesto de jefe continu Ariella, haciendo caso omiso de su rechazo. Obviamente, eso no es posible,

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    pero aun as podrais venir a adiestrarnos en el arte de la guerra. Si lo que decs es cierto, cualquier hombrepuede ser adiestrado para luchar, siempre que cuente con el maestro adecuado. Incluso yo finalizesperanzada.

    Podrais ser adiestrados para luchar convino Malcolm, pero no por m. Mis das de adiestrar ycombatir han terminado. Se dirigi cojeando hacia Gavin.

    Habis adiestrado a un millar de hombres insisti Ariella. Habis conducido ejrcitos a

    incontables victorias. Podrais ayudar al clan MacKendrick a que aprendiera a defenderse slo hasta queencontremos un nuevo jefe.

    No.

    Por qu no? quiso saber Ariella. Aqu no tenis nada.

    La expresin de Malcolm se endureci.

    Tienes razn acept bruscamente. Y as es como deseo vivir mi vida en este momento. Sinresponsabilidades.

    Ariella se sinti invadida por la rabia. Alpin la haba enviado a buscar al Lobo Negro, a pesar de lomucho que lo odiaba ella. Al principio estaba convencida de que no haba nada que pudiera hacer por suclan aquel ermitao borracho y lisiado, pero despus de presenciar la brutal eficacia con que habadespachado a los bandidos, ya no estaba tan segura de que aquel maltrecho guerrero no tuviera nada queofrecer.

    Adems de eso, l le deba algo por haberle fallado tan estrepitosamente.

    El clan MacKendrick fue agredido porque vos no pudisteis ni quisisteis acudir en su ayuda afirm en tono duro. Ahora somos peligrosamente vulnerables. Hasta que encontremos otro jefe queposea un ejrcito, hemos de aprender a defendernos solos. Pero no podemos hacerlo sin un guerrero conexperiencia. Estis en deuda con mi gente, MacFane.

    Si ests tratando de apelar a mi sentido innato del honor, no te molestes recalc Malcolm. Encuanto al sentimiento de culpa, ya llevo tanto dentro, que apenas me doy cuenta cuando se aade un pocoms de lea al fuego. Gavin rugi, es hora de irnos. Y ech a andar en direccin a su caballo.

    Lo estaba perdiendo. Ariella mir a Duncan con desesperacin.

    Os pagaremos se apresur a ofrecer Duncan.

    Malcolm vacil.

    Generosamente agreg Andrew, comprendiendo que haban captado su atencin. En oro.

    La expresin de Malcolm oscilaba ligeramente entre el rechazo y la intriga.

    Cunto?.

    Ariella abri la boca para hablar, pero Duncan alz una mano y le dirigi una mirada de advertencia.

    El precio depender comenz del tiempo que permanezcis con nosotros y de lo satisfactoria

    que resulte la labor realizada. Yo dira que ayudarnos con las fortificaciones y adiestrar a nuestros hombresrequerira un compromiso no inferior a seis meses. Lanz una fugaz mirada de complicidad a Ariella.

    Ella lade imperceptiblemente la cabeza en seal de aprobacin.

    Es demasiado tiempo replic Malcolm en tono tajante. No podra quedarme ms de dosmeses. Si en ese tiempo los MacKendrick consiguen aprender algo, perfecto. En caso contrario, mepagaris de todos modos.

    Ariella levant cuatro dedos y se rasc la cara con naturalidad.

    Cuatro meses contraatac Duncan, y se os pagar segn el rendimiento de los hombres.

    Tres meses contest Malcolm, y cobrar cien monedas de oro, sea cual sea el rendimiento

    de los hombres. Y Gavin tambin recibir una remuneracin aadi. Igual a la ma.Duncan mir a Ariella, la cual asinti apenas.

    Hecho.

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    Malcolm frunci el entrecejo, irritado de pronto por haber consentido que lo contrataran.

    T exclam, sealando a Andrew. T comenzars tu adiestramiento esta noche hacindotecargo de la primera guardia. Si se mueve algo, dispara, y luego ven a contrmelo a m. Ha quedado claro?

    Andrew asinti con expresin vaca y fue a recuperar su arco y su flecha.

    Malcolm se acomod junto al fuego, apoy el brazo herido en el regazo y contempl las llamas congesto malhumorado.

    Gavin llam en tono agrio, por Cristo, treme algo de beber.

    Ariella se situ al otro lado de la fogata para poner distancia entre ella y el guerrero que acababa decontratar. Se ci la manta sobre los hombros y se acost. Al cabo de unos instantes, Gavin y Duncantambin se tendieron en el suelo. MacFane permaneci sentado, bebiendo y contemplando cmo ibanmuriendo las llamas con un siseo de protesta por las menguantes ascuas de color negro. Por espacio deuna hora, Ariella observ cmo iba hundindose poco a poco en la ebriedad, hasta que por fin se derrumbcon un gemido y empez a roncar. Cerr los ojos e intent dormir, pero tena la mente ocupada por laincertidumbre de lo que acababa de hacer.

    Haba encontrado al Lobo Negro. Tena el aspecto y el comportamiento de un salvaje, estabagravemente tullido, no posea ejrcito y era un lamentable borracho. Y para colmo de todo, no los

    acompaaba por el deseo de ayudarlos, sino slo por el deseo codicioso de obtener oro.

    No tena ni idea de cmo iba a hacer que su gente lo aceptase como adalid, aunque slo fuera porun corto perodo de tiempo.

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    Captulo 2

    Otra vez el dolor.

    La niebla que le embotaba el cerebro se haba despejado lo suficiente para permitirle comprenderque debera procurar quedarse quieto y respirar de forma superficial. As. Aquello pareca ayudar un poco.Pero el dolor de la pierna... Gimi y cambi el peso de sitio. Entonces sinti un intenso dolor en el brazocuando ste toc el suelo, y de su garganta escap un leve sonido, medio maldicin, medio sollozo.

    Levntate, Malcolm. Es hora de irse.

    Abri los ojos.

    Adonde? farfull con dificultad.

    Sigui la mirada de Gavin. Los MacKendrick estaban montados en sus caballos y lo miraban conimpaciencia.

    Por Cristo gimi l, cerrando los ojos una vez ms.

    Una vez que estemos en camino, no te parecer tan malo le asegur Gavin. Pero ellos llevanen pie desde que sali el sol, y a juzgar por sus caras, yo dira que estn ms bien deseosos de partir.

    Pues que se vayan, pens cidamente Malcolm.

    Se levant, intentando contener las muecas de dolor por las protestas de su cuerpo. Camin conpaso rgido hasta su caballo y tom impulso para montar, con la mandbula apretada. Era muy consciente

    de que lo estaban observando y no tena en absoluto ganas de que se notara lo difcil que le resultabaincluso el ms simple movimiento, nada ms despertarse. Cuando era el Lobo Negro, sola levantarsemucho antes de las primeras luces, para aprovechar la quietud de la maana para practicar con sus armasantes de que se despertaran sus hombres. Le encantaba la claridad matinal, aquella silenciosa soledad paradespertar y prepararse para afrontar la jornada. Su actual falta de disciplina resultaba embarazosa. Sesupona que l deba dirigir a aquellos hombres, y un caudillo no se pasaba la maana entera durmiendo.

    Vamonos orden bruscamente, como si fueran ellos los que lo haban hecho esperar. Clav lostalones en su caballo y enfil hacia el norte dejando que los dems lo siguieran.

    Maana tratara de despertarse ms temprano.

    Ya era bien entrado el medioda cuando Malcolm cedi por fin a su cansancio. Los MacKendrick fueroninmediatamente hasta sus alforjas y empezaron a desempaquetar pan y queso para el almuerzo.

    No os preocupis de la comida. Es hora de comenzar con el adiestramiento.

    El tro lo mir con gesto de desconcierto.

    El adiestramiento?

    S, el adiestramiento. Entreg a Gavin su espada y su pual, T primero dijo, sealando aAndrew. Qutate la espada y el pual y atcame.

    Andrew pareca estupefacto.

    Que os ataque?

    No tengo por costumbre repetir las rdenes lo advirti Malcolm.

    Perdonadme Andrew se apresur a pedir disculpas, pero no deseo heriros.

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    Es un alivio or eso replic l secamente. Te estoy ordenando que me ataques de todos modos.

    Pero estis desarmado.

    Y tambin lo estars t seal, igual que lo estabais todos anoche.

    Andrew lanz a Duncan y a Rob una mirada interrogante. Duncan se encogi de hombros, el chicoasinti. Con obvia desgana, Andrew se despoj de sus armas y avanz inseguro hacia Malcolm, con losbrazos extendidos.

    Te mueves igual que un pretendiente enamorado dijo Malcolm en tono impaciente. Vas aatacarme o a sacarme a bailar?

    Aquel insulto capt la atencin de Andrew, quien, con un bufido de determinacin, se lanz contra l ala carrera.

    Malcolm lo agarr por el brazo y lo hizo girar en redondo. Despus lo aprision contra su cuerpo altiempo que lo enganchaba por debajo del cuello con el dolorido brazo derecho.

    Un tirn fuerte y te rompo el cuello. Te has movido demasiado despacio, y a tu ataque le ha faltadola sorpresa. Antes de que llegases siquiera a mi altura, ya tena decidido cmo iba a enfrentarme a ti.

    Afloj el brazo y dej a Andrew en libertad. Ahora t dijo, mirando a Duncan.

    Duncan se quit rpidamente las armas y ech a correr hacia Malcolm. Mientras el otro se acercaba,Malcolm dio un paso atrs y dej una pierna extendida. Duncan tropez y fue a dar de bruces en el suelo.Entonces, Malcolm lo pis en la espalda con el pie.

    Si yo fuera tu enemigo, esto sera una espada que te estara atravesando las costillas. Tu ataqueposea velocidad, pero todava ha sido demasiado obvio. Levant el pie de la espalda de Duncan.Ahora t orden, mirando a Rob.

    No! exclam Duncan, horrorizado. Entonces comprendi que su protesta poda parecer extraa, yaadi rpidamente: Rob no es ms que un nio. Apenas ha cumplido los trece. No se puede esperar queluche.

    Por supuesto que s replic Malcolm. Los hombres de anoche no hicieron ninguna excepcin

    con su juventud, ni tampoco voy a hacerla yo. Si es lo bastante mayor para correr peligro, es lo bastantemayor para aprender a salir de l. Vamos, muchacho dijo, intenta atacarme.

    El chico se mordi el labio, claramente asustado.

    No creo que...

    Quiere el clan MacKendrick aprender a defenderse o no?

    S, pero...

    Entonces, atcame! rugi Malcolm. Antes de que renuncie a todos vosotros y regrese a micasa! Los ojos grises del muchacho se tornaron fros. Con un grito de furia y las manos cerradas en dospuos, arremeti contra Malcolm. ste rode el frgil cuerpo del chico con su brazo sano y lo levant del

    suelo sin esfuerzo mientras l pataleaba frenticamente. Tena una cintura pequea y blanda, que delatabasu estilo de vida rodeado de mimos. Malcolm lo deposit tumbado de espaldas, disgustado.

    Levntate y prueba de nuevo. Y esta vez, sorprndeme.

    Bajo la mirada atenta y angustiada de Duncan y Andrew, Rob se incorpor lentamente.

    Es obvio que t y tu clan estis acostumbrados a una vida a base de poco ms que comer y dormir.Pero esto va a cambiar. Vamos, atcarne.

    Rob titube.

    Vamos orden Malcolm, cada vez ms impaciente.

    El muchacho lo observ con ojos grandes y suplicantes, y por fin sacudi la cabeza en un gesto

    negativo.No puedo gimote, y baj la cabeza avergonzado.

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    Que Dios me d paciencia musit Malcolm en tono siniestro, y acto seguido se volvi hacia Gavin. Supongo que esto es todo lo que puedo esperar de ellos hoy. Dame mis armas y vamos a comer.

    De pronto, algo lo golpe con fuerza en la espalda provocndole un intenso dolor. Se tambale haciadelante y cay a tierra de bruces.

    Ah lo tenis resopl Rob triunfante. Se levant y se sacudi el polvo del tartn. Os hesorprendido.

    Malcolm mir al muchacho con cara de pocos amigos, luchando por reprimir su furia.

    Si vuelves a hacer algo as lo advirti con voz peligrosamente grave, me asegurar de que nopuedas sentarte en un mes.

    Rechaz de un manotazo el brazo que le ofreca Gavin y se levant con dificultad por sus propiosmedios. Seguidamente se encar con sus tres alumnos.

    Durante el tiempo que tardemos en llegar a vuestras tierras, os ejercitaris dos veces al da, almedioda y al anochecer, antes de comer nada. Aunque no seris guerreros para cuando lleguis a casa,por lo menos tendris una cierta comprensin de lo que es luchar. Y si durante el camino nos atacan denuevo, tal vez resultis de mayor utilidad que anoche. Ahora ya podis comer.

    Se apart de ellos y busc solaz bajo la sombra de un enorme pino.

    Ariella se acerc a su caballo y desempaquet un poco de pan y queso de las alforjas. Estabacontenta de haber tumbado a Malcolm; l haba intentado humillarla, y le sent maravillosamente ver unpoco de esa misma humillacin en el rostro sorprendido del guerrero.

    Qu vamos a hacer? susurr Duncan, preocupado. No se puede esperar de ti que recibas lamisma instruccin que un hombre.

    No pienso adiestrarme igual que un hombre replic Ariella en voz baja al tiempo que tomabaasiento a su lado. Voy a adiestrarme como un muchacho.

    Pero si te ha tirado al suelo! protest Andrew, claramente horrorizado.

    No me ha hecho dao seal Ariella, intentando calmarlos Adems, tiene razn. Lo hemos

    contratado para que nos ensee a pelear, y qu mejor momento para empezar que ste? Cuandolleguemos a casa, necesitaremos a todo el que sea capaz de recibir adiestramiento, y eso incluir a loschicos de trece aos. Por lo tanto, no podemos decir que Rob es demasiado joven.

    Pero si resultas herida...

    No creo que l permita que nos hagamos dao en seno lo interrumpi Ariella.

    Andrew la observ con curiosidad.

    Por qu dices eso?

    Ella cambi el peso en su dolorido trasero y mir a Malcolm, que estaba bebiendo con ansia de unodre de vino que le haba trado Gavin. A pesar de su admirable actuacin durante la sesin de

    adiestramiento, se vea claramente que su cuerpo protestaba por las largas horas pasadas a caballo.Porque, reflexion Ariella en silencio, l sabe demasiado bien lo que es el dolor.

    Malcolm alz la vista hacia la bveda oscura y fra de la noche. Estaba bebido, pero no tanto como lehubiera gustado estar. Gavin no se haba dado cuenta de que iban a estar ausentes durante tanto tiempo, yel vino que haba trado no le durara ms que un da. Se haba bebido la mayor parte la noche pasada, yaquella maana haba tenido que empezar bebiendo de nuevo para controlar la incomodidad de cabalgar.Para cuando anocheci, slo quedaba un odre de vino, el cual apur rpidamente. Le sirvi para mitigar loms agudo de su dolor, pero no fue suficiente para aplacar el tormento de la espalda, la pierna y el brazo. Elsufrimiento le impeda retirarse a dormir, y por eso permaneca despierto, con los sentidos slo nublados ensu intento de combatir la desesperacin que lo inundaba por la noche, cuando su mente quedabaencadenada a su doliente cuerpo.

    Ojal Gavin le hubiera dejado morir.

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    Jams haba imaginado que iba a ser as. A decir verdad, no haba esperado vivir, de modo que notena una idea hecha de cmo iba a ser su futuro. Despus de aquella batalla final, brutal, cuando estabatendido en el suelo con la pierna destrozada y el cuerpo entero acuchillado por tajos de espada,sencillamente crey que iba a morir. Su impresin inicial fue ms de sorpresa que de ira. Tras seis aos deservicio en el ejrcito del rey Guillermo, no saba por qu la idea de morir tena que parecerle tan ajena.Haba visto a decenas de hombres sufrir el final ms espantoso, y no tena motivos para pensar que a l nole tocara el turno. El suelo se iba calentando a causa de su propia sangre, y por su cabeza no cesaban de

    dar vueltas borrosos y placenteros pensamientos acerca de su clan y de Marrian. Senta dolor, pero no erainsoportable.

    Hasta que alguien lo levant de repente, lo arroj a lomos de un caballo y lo sac del campo debatalla. Entonces s que sinti un dolor como jams haba conocido.

    Y ya nunca ces.

    Gavin hizo todo lo que estaba en su mano para curarlo. Le vend la pierna entre dos fuertes estacasde madera. Le cosi las heridas de los costados y del pecho, y cerr el profundo desgarro que sufra en elbrazo derecho. Y despus lo llev a casa. Cuando llegaron, Malcolm se senta abrumado por el sufrimientoy la fiebre, pero se encontraba lo bastante lcido para comprender que su padre haba muerto y que el clanaguardaba ansiosamente su retorno como jefe del mismo. Igual que Marrian.

    El horror que vio en los ojos de la joven lo perseguira ya para siempre.

    Entonces lo invadi una inquietud que despej la niebla de aquellos pensamientos. Recorri con lavista el campamento, intentando determinar qu era lo que lo haba perturbado. Gavin, Duncan y Robestaban dormidos junto al fuego. Andrew, que se supona que haca guardia, estaba reclinado contra unrbol, roncando. Malcolm se esforz por escuchar, pero no oy nada fuera de lo normal.

    Tom su espada y se intern muy despacio en el bosque que los rodeaba, escrutando la oscuridad.Sus pies levantaban un suave murmullo al aplastar hojas y agujas de pino. Intent pisar con menos fuerza,pero la cojera se lo impidi. Aparte del gorjeo ocasional de algn pjaro y del desigual arrastrar de suspisadas, el bosque estaba silencioso. Se intern an ms en las sombras y escuch el silencio. Sussentidos estaban gravemente embotados por el vino, y sospech que aquella intranquilidad probablementeera obra de su imaginacin. De todos modos, continu explorando la oscuridad, pues prefera fiarse de su

    instinto. Hubo un momento en que experiment la extraa sensacin de ser observado. Se dio la vuelta conla espada en alto, en un gesto amenazador, pero no vio nada ms que rboles y negrura.

    Con un juramento, baj el brazo dolorido preguntndose qu diablos le estara ocurriendo.

    En eso, un rugido salvaje rasg el aire. Malcolm gir en redondo y vio un lobo rabioso que seabalanzaba contra l, con sus grandes mandbulas rugiendo. Pero antes de que pudiera alzar la espada, elanimal lanz un aullido de dolor y se desplom en el suelo. Malcolm se lo qued mirando, estupefacto.

    Entonces, al volverse, vio a Rob de pie detrs de l, con otra flecha apuntando hacia la infortunadabestia, por si acaso se mova.

    No deberais vagar solo por el bosque observ el muchacho, bajando el arco.

    Dnde diablos has aprendido a disparar as?Me ense mi padre. Insisti en que practicase con frecuencia para poder salir a cazar con l.

    Pero este lobo ha surgido de pronto en medio de la oscuridad indic Malcolm, asombrado.Hasta mis mejores guerreros habran tenido dificultades para hacer un disparo as.

    Rob se encogi de hombros.

    Poseo bastante habilidad con el arco.

    Es evidente que tu padre te ha enseado tambin a seguir pistas observ Malcolm al comprenderque era el muchacho quien lo haba seguido. Contempl la forma sin vida del lobo. Estoy deseandoconocerlo cuando lleguemos a tus tierras. Quiz pueda ayudarme a adiestrar a otros.

    Est muerto. El chico meti el arco en el carcaj. Muri durante el ataque. Su tono estabadesprovisto de toda emocin, pero son a acusacin de todos modos. Dio media vuelta y emprendi elregreso al campamento.

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    Rob.

    Este se detuvo, pero no se volvi.

    Gracias.

    Percibi la sorpresa del muchacho. Tal vez Rob pensara que la simple cortesa quedaba fuera de loque caba esperar del cdigo de conducta del Lobo Negro; dado el comportamiento de Malcolm hasta aquelmomento, el chico no tena motivos para pensar otra cosa. Transcurrieron unos instantes de incmodosilencio.

    Vamos a pagaros bien por vuestros servicios, MacFane dijo Rob por fin. Procurad no terminarmuerto antes de que os hayis ganado la paga.

    Y dicho aquello continu en direccin al campamento, dejando a Malcolm a solas con el lobo muerto.

    Hoy vamos a aprender a atacar las zonas ms vulnerables de un hombre. Sabis cules son?

    Duncan, Andrew y Ariella intercambiaron miradas inseguras.

    El corazn? sugiri Andrew.El corazn es vulnerable si se atraviesa con un arma admiti Malcolm. Pero me refiero a

    lugares que se pueden atacar sin un arma, y que pueden efectivamente dejar a un hombre fuera decombate.

    Los ojos dijo Duncan.

    Exacto. Malcolm procedi a hacer una demostracin con Gavin. Agarris a vuestro oponentede la cabeza, as, y le hunds bien los pulgares en los ojos hasta que grite. Mientras est ciego, lo golpeiscon la frente en la nariz para romprsela, y acto seguido levantis una rodilla y le aplastis las pelotas, conlo cual se derrumbar en el suelo. El truco consiste en asestar cada golpe en rpida sucesin, antes de quetenga oportunidad de recuperarse. Una vez que est en tierra, le propinis una patada lo ms fuerte quepodis en la cabeza o en las costillas. Es mejor en la cabeza. Despus le quitis el arma y le rajis lagarganta o se la hunds en el pecho para cercioraros de que lo matis, y no slo de dejarlo herido. Algunapregunta?

    Cuando levant la vista descubri que sus alumnos lo miraban con una expresin de mudo horror.

    Qu sucede?

    Es tan... tan violento balbuci Andrew.

    Por eso se llama pelear.

    Pero seguro que no es necesario recurrir a tanta brutalidad protest Duncan. Ha de haber otrasformas de tratar con un oponente.

    Podrais rogarle sencillamente que se fuera ironiz Malcolm intencionadamente. A m no me haparecido nunca que eso resulte muy eficaz que digamos.

    Andrew movi la cabeza en un gesto negativo.

    No podis esperar que Rob haga uso de mtodos tan viles. Es slo un muchacho.

    Es precisamente por l por quien sugiero estos mtodos afirm Malcolm. Rob es bajo y frgil,de modo que no puede vencer a un hombre hecho y derecho empleando tcticas que requieren fuerza. Peros puede sacar los ojos, morder, propinar rodillazos en las pelotas y tirar del pelo. sas son cosas quedistraen al contrincante y nos permiten tener ventaja. Vamos, vosotros dos, empezad a pelear el uno con elotro orden, sealando a Andrew y a Duncan. Procurad no mataros de verdad. Rob, t luchars conGavin.

    Andrew y Duncan miraron a Ariella con el semblante tenso por el miedo.Ariella no pudo reprocharles que se preocupasen por ella. Como querida hija del jefe MacKendrick

    que era, haba sido educada gentilmente para llevar una vida de elegancia y belleza. Su padre nunca habaconsentido que se expusiera al lenguaje soez ni a las malas maneras. Y, desde luego, jams habra

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    permitido que luchase con un hombre. Pero eso fue antes de Roderic, reflexion Ariella gravemente, antesde que su padre fuera asesinado, su clan diezmado y aterrorizado, y su hogar saqueado.

    Aqulla era una Ariella distinta.

    Muy bien dijo. Enderez los hombros y se encamin hacia Gavin. Vamos all.

    En el adiestramiento que sigui, Ariella fue tumbada de espaldas ms veces de las que se molest encontar. Aunque Gavin en ningn momento le hizo dao en serio, la trat con la misma naturalidad que unoempleara al luchar con un chico de trece aos. Por suerte, sus pequeos senos estaban firmemente sujetoscontra el pecho, de modo que las raras veces que Ariella se vio aprisionada contra Gavin, ste no diomuestras de notar ninguna blandura indebida. Se supona que no deban hacerse dao el uno al otro, perolos movimientos de Ariella eran espontneos y carentes de control, por lo que en dos ocasiones golpe aGavin con ms fuerza de la pretendida. El le asegur que estaba perfectamente bien, pero a partir deentonces ella ajust sus ataques y procur golpearle con ms suavidad. Duncan y Andrew parecan tener elmismo problema, ya que constantemente se detenan y se pedan disculpas el uno al otro mientras sefrotaban una rodilla o una costilla contusas.

    Por el amor de Dios, cmo pretendis aprender a pelear si os detenis cada vez que os hacis unpequeo chichn? rugi Malcolm en tono impaciente.

    Le he golpeado ms fuerte de lo que debera explic Andrew al tiempo que diriga a Duncan unamirada en la que le peda disculpas. Lo siento.

    Dile que lo sientes mucho despus de terminar, pero no te pares! Y en cuanto a ti continu,mirando ceudo a Ariella, he visto a nios de cuatro veranos de edad pelear con ms conviccin. Golpeaa Gavin como si tu vida dependiera de ello.

    No quiero hacerle dao objet Ariella.

    No me hars dao, muchacho le asegur Gavin en tono jovial. Adelante. Pega con todas tusfuerzas.

    Ariella titube.

    Hazlo orden Malcolm, si no quieres que te pegue yo mismo. Y apuesto a que no ser contigo

    tan blando como ha sido Gavin.

    Ella lo fulmin con la mirada.

    Imagina que Gavin ha venido a atacar tu hogar la instruy Malcolm speramente. Ya hadescuartizado a dos miembros de tu clan, y ahora est a punto de partirte a ti por la mitad con su espada.Cuando hayas muerto, saquear tu casa, violar a las mujeres y los nios de tu clan y le prender fuego atodo. No tienes armas. Qu vas a...?

    La rabia invadi a Ariella mucho antes de que Malcolm hubiese terminado. Cegada por horriblesrecuerdos, se precipit contra Gavin. ste blandi la espada frente a s, pero Ariella ya saba cmo hacerfrente a la hoja. Tom un puado de tierra y se la arroj a Gavin a los ojos. l parpade y sacudi la cabeza,y entonces baj la espada, lo cual aprovech la joven para golpearle con la rodilla en la ingle. Gavin solt

    una exclamacin de dolor y cay de rodillas. Ariella, jadeando, se volvi para mirar a Malcolm.Muy bien dijo Malcolm, ocultando su sorpresa. Excepto que deberas haberle quitado la espada

    y atravesado con ella.

    Gavin gimi.

    Creo que ya basta de adiestramiento por hoy sugiri con voz ahogada. El chico puedeatravesarme maana.

    Malcolm sonri.

    Ayuda a tu oponente a ponerse en pie, Rob. Me parece que el pobre Gavin ha descubierto que eresun adversario ms formidable de lo que indica tu tamao. Y se alej cojeando.

    Ariella fue hasta Gavin y le ofreci una mano.Lo siento de verdad, Gavin se disculp. No ha sido mi intencin haceros dao.

    No pasa nada, chico repuso l, incorporndose. Ha merecido la pena.

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    Ariella frunci el entrecejo.

    Por qu?

    Es lo ms cerca que he estado nunca de verlo sonrer en aos contest Gavin, con aspecto casijubiloso. Y slo por eso, gustosamente te permitira que volvieras a derribarme.

    Una clida luz le roz la cara y lo hizo despertar. All estaba su conocido enemigo para saludarlo,punzando los msculos, agarrotando la espalda y los miembros. Pero senta la cabeza extraamentedespejada, lo cual le permiti disipar el sopor del sueo a pesar del agotamiento. Abri los ojos y frunci elceo al ver la luz del sol que se filtraba por entre el ramaje, y se pregunt por qu no experimentaba lahabitual neblina de todas las maanas. Entonces se acord de que la noche anterior no hubo vino; por esoestaba tan cansado. Haba permanecido horas despierto sobre aquel suelo duro y hmedo, luchando contrael dolor mientras se esforzaba por entrar en el refugio del sueo.

    Necesitaba encontrar pronto algo de beber.

    El campamento estaba vaco excepto por el joven Rob, que se hallaba ocupado en disponer la primeracomida del da. Malcolm observ cmo extenda con todo cuidado un pao sobre el suelo, estiraba lasarrugas y ajustaba las esquinas. A continuacin coloc encima una hogaza de pan, un pedazo de queso,

    algunos arenques secos y una jarra, adems de unas cuantas tazas de madera. El chico observ ceudo elresultado, cort el pan y lo reparti entre las dems viandas, concentrado en proporcionar un aspectoagradable a aquella comida. Seguidamente extrajo un pauelo y sec el interior de cada taza. Estaba claroque los MacKendrick constituan un clan inusualmente meticuloso. Malcolm contempl la escena conimpaciencia; mejor haran en emplear el tiempo convirtiendo a sus jvenes en guerreros.

    _Dnde estn los otros? inquiri al tiempo que se incorporaba.

    Rob levant la vista, sobresaltado.

    Esta noche llegaremos a mi casa contest, metiendo el pauelo en su alforja. Han ido al ro abaarse y a prepararse para la llegada.

    Malcolm se estir, lanz un juramento por el dolor que le provoc aquel acto y despus eruct

    sonoramente. Se sent junto al pao extendido, cogi un trozo de pan y empez a comer. En aquelmomento Gavin, Duncan y Andrew regresaron del ro, con las caras recin afeitadas y el cabello mojado.Malcolm contempl divertido las mejillas sonrosadas de Gavin. Haca mucho tiempo que no vea a su amigosin la sombra oscura de su barba crecida.

    Te hace varios aos ms joven coment secamente cuando Gavin se sent a su lado. Jamsdira que ya has rebasado los cuarenta.

    Gavin se pas la mano por la lisa mejilla.

    Siento curiosidad por ver qu aspecto tendrs t bajo esa barba, amigo mo.

    No tengo intencin de afeitarme le asegur Malcolm, estirndose para coger un pedazo de queso.

    Pero debis hacerlo! exclam Rob.Malcolm elev una ceja.

    Lo que quiero decir se apresur a rectificar el muchacho es que mi clan espera ansioso nuestroregreso con el poderoso Lobo Negro. Han odo contar relatos sobre vuestro excepcional coraje y sobrevuestra fuerza, y sobre las numerosas hazaas que habis realizado a lo largo de los aos. Esperan dar labienvenida a un guerrero magnfico. De ningn modo podis presentaros ante ellos con el aspecto de un...

    -De un qu?pregunt Malcolm en tono amenazante.

    -De un guerrero que no ha tenido tiempo de baarse termino Duncan Los MacKendrick somos muypuntillosos en cuestiones de higiene.

    Malcolm dirigi una mirada sardnica a Rob.

    Y que lo digas.

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    No lo somos tanto en lo que se refiere a los nios puntualizo Andrew. Slo con los adultos y losguerreros.

    se es un problema vuestro declar Malcolm alzando los hombros. No tengo la menor intencinde baarme ni afeitarme.

    Y cmo esperis que mi clan os respete si llegis con el aspecto de un salvaje mugriento? exigiRob en tono impaciente. Pensis que van a creerse que sois el Lobo Negro?

    Malcolm sinti cmo aumentaba su irritacin.

    Pueden creer lo que les venga en gana si...

    Hoy va a hacer mucho calor interrumpi Gavin en tono cordial. Te vendra bien nadar un poco,Malcolm, antes de reanudar el viaje.

    Malcolm mir ceudo a su amigo, furioso de que este se hubiera puesto de parte de los otros. Nadiedijo nada en el silencio que sigui, pero Malcolm era muy consciente del escrutinio de desaprobacin detodos los presentes.

    Muy bien mascull al fin. Me dar un maldito bao.

    Poco despus, Ariella vio a Gavin y Malcolm regresar del ro La barba desalmada del Lobo Negro habadesaparecido, dejando ver una mandbula cuadrada y fuerte y unos pmulos bien formados. Estabadesnudo excepto por el rado tartn que llevaba envuelto con descuido alrededor de la cintura. Su pecho,sus hombros y su estmago mostraban una musculatura muy marcada, y aunque su cuerpo luca muchascicatrices, resultaba obvio que era un hombre de fuerza considerable. Tan slo era el dolor, no la debilidad,advirti Ariella, lo que limitaba sus capacidades. Su cabello de color castao oscuro goteaba agua que caaen reguerillos sobre su pecho y sus hombros bronceados por el sol. Ariella contempl fascinada cmoaquellos hilillos resplandecientes se deslizaban por su cuerpo antes de desaparecer en el interior de la tela.

    Mejor? pregunt Malcolm con acritud.

    Ella afirm con un gesto de cabeza.

    Tal vez t tambin podras probar a darte un bao, chico sugiri A lo mejor, con algo de jabn yun cepillo duro sala un poco de esa mugre.

    A mi clan no le interesa mi aspecto replic Ariella sucintamente. Pero s le interesar el vuestro.sa es la razn por la que debo cortaros un poco el pelo. Si me lo permits se apresur a decir al ver queMalcolm volva a apretar la mandbula.

    Cuando le hayas cortado el pelo a Malcolm, puedes cortrmelo a mi dijo Gavin antes de que el otrotuviera oportunidad de reaccionar. Despus de vivir solos durante tanto tiempo, me temo que hemosdescuidado nuestro aspecto. No queremos que vuestro clan piense que estamos sin civilizar. Y dirigi unamirada elocuente a Malcolm.

    Date prisa en cortarlo, pues -

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    Malcom se qued mirando la ropa, estupefacto. Proceda de su propio guardarropa de cuando era eljefe de los MacFane. Tras ser desterrado, abandon sus pertenencias, aun cuando Harold le dijogenerosamente que se llevara lo que necesitase. Era obvio que Gavin haba sido ms previsor. Pero porqu haba trado aquella ropa, se pregunto Malcom, cuando pensaban solamente cerciorarse de que losMacKendrick se encontraban bien y a continuacin regresar a casa aquella misma noche?-

    -Es una lstima que no se te haya ocurrido traer tambin ms vino para el viaje -coment en tono cido.

    Gavin se encogi de hombros.No haba sitio suficiente.

    Malcolm puso mala cara y dejo caer al suelo su tartn.

    Con las mejillas ardiendo, Ariella se dio la vuelta.

    -Si vens aqu, Gavin, os cortare el pelo.

    No se dio ninguna prisa en llevar a cabo la tarea pues quera estar segura de que Malcolm estabavestido antes de volver a mirar. Tras guardar de nuevo el peine y las tijeras en su bolsa, se gir con cautela.

    El desconocido que estaba de pie frente a ella no guardaba semejanza alguna con el ermitao borrachoy sucio que haba conocido cuatro das atrs. Este hombre estaba realmente esplndido con su camisa de

    color azafrn, su justillo de cuero y su magnfico tratan de colores marrn, verde y negro, que se habasujetado al hombro con un broche viejo y gastado. Un fuerte cinturn cea la espada a su cintura, y calzabaunas botas nuevas de piel de ciervo anudadas a las pantorrillas. Malcolm la contempl con calma, con susojos azules despejados y levemente burlones. Todo en l indicaba poder y seguridad, era la postura de unhombre que sabe que posee fuerza y que est preparado para esgrimirla. Aqul era el Lobo Negro del quele haban hablado Alpin y su padre; aqul era el guerrero que haba mandado un ejrcito de un millar dehombres, que haba protagonizado hazaas de inigualable valor, y que emerga ileso y victorioso deprcticamente todas las batallas.

    Era una fantasa, se record Ariella amargamente. Aquel hombre era un borracho, y bajo aquellasropas estaba todo sembrado de cicatrices. Y si diera unos pocos pasos, delatara la debilidad de su espalday de su pierna. Pero en aquel momento, bajo el clido resplandor del sol, Ariella se sinti cautivada por la

    figura gloriosa que ofreca.Y bien? Merezco por fin tu aprobacin? pregunt l en tono hosco.

    Ariella se volvi, pues sbitamente cay en la cuenta de lo sucia que llevaba ella la ropa, su cabelloenmaraado, su piel cubierta de mugre. Por causa de aquel hombre no le quedaba ms remedio queofrecer aquel aspecto; por culpa de aquel hombre su hogar haba sido atacado y ya no tena la libertad deser Ariella MacKendrick.

    En efecto respondi, al tiempo que montaba su caballo. Vamonos ya.

    Clav los talones en los costados de Shena y se alej al galope, pues senta la necesidad dedistanciarse de Malcolm, por si acaso su odio afloraba a la superficie y se le ocurra devolver a aquelhombre al lugar donde lo haba encontrado.

    Era casi el crepsculo cuando alcanzaron la frontera de los MacKendrick. Una clida emocin la inundpor dentro al acercarse a su tierra. Nunca se haba separado de su clan, y en aquel viaje llevaba ausentenueve interminables das. Su deseo de ver su hogar la hizo galopar por delante de los dems, buscando lasoledad al divisar por primera vez su amado castillo y las alegres casas aldeanas que lo rodeaban.

    Fue la primera en ver los cadveres.

    Yacan sobre la hierba que creca en el prado situado junto al bosque. Los habra pasado de largo si nohubiera sido por el brillante destello amarillo que de pronto atrajo su mirada. Sintiendo curiosidad, sofren asu caballo y se dirigi hacia aquel lugar, preguntndose si alguien habra perdido una capa mientras iba decaza. Al acercarse ms se dio cuenta de que aquella prenda amarilla era una camisa, y que cubra la

    espalda de un hombre que yaca boca abajo en el suelo. Haba sido brutalmente apualado, y el estado delcadver indicaba que llevaba algn tiempo muerto. Horrorizada, Ariella apart la mirada de l, slo paratoparse con otro hombre tendido a pocos pasos de all.

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    Guy y Marcus.

    Desvi su caballo, y acto seguido se desliz hasta el suelo y apoy la frente contra el cuello de Shena,luchando por contener los sollozos que le suban desde la garganta.

    Qu sucede? quiso saber Malcolm, acudiendo a su encuentro. Lleg hasta Ariella y desmonttodo lo rpido que le permiti su cuerpo. Te encuentras mal?

    Ella trag saliva y sacudi la cabeza negativamente. Sin mirar, seal en la direccin de los cadveres.

    Malcolm fue a investigar, seguido de los dems.

    Son Guy y Marcus dijo Duncan, impresionado. Los mensajeros que envi el jefe de losMacKendrick a hablar con vos.

    Llevan unos dos meses muertos observ Malcolm con expresin grave. Quiz, cuandoregresaron, se toparon con la banda de guerreros que estaba a punto de atacar vuestro clan. Los mataronpara que no pudieran advertiros.

    Un odio renovado invadi a Ariella. Dos muertes ms a manos de Roderic.

    Tenemos que llevrnoslos con nosotros dijo Andrew. Necesitarn un entierro como es debido.

    No.

    Los cuatro la miraron sorprendidos.

    Atormentada por su propia decisin, Ariella intent hacerlos comprender.

    Regresamos a nuestro clan con el poderoso Lobo Negro, que ha accedido a ayudarnos. Es causa decelebracin, y nuestra gente ha esperado largamente este momento. No podemos llegar portando la pruebade ms muerte y salvajismo.

    Pero no podemos dejarlos aquprotest Duncan. Los enterramos?

    Ariella neg con la cabeza.

    Marcus y Guy merecen recibir un enterramiento decente en presencia de su clan y de su sacerdote.

    Los ocultaremos con una tela y los dejaremos dormir bajo las estrellas una noche ms. Maana, Andrew yt volveris aqu a recoger sus cadveres. As, todava ser tiempo de que el clan se entere de estaatrocidad.

    Duncan y Andrew asintieron y fueron a buscar una manta.

    Ariella se volvi hacia Malcolm.

    Ser mejor que no digamos a los mos que ya no sois el jefe del clan MacFane. Eso dara pie ademasiadas preguntas y podra socavar el respeto que necesitis para adiestrar a mi gente. No legustaba la idea de mentirles, pero saba que tena poco donde elegir.

    Malcolm se encogi de hombros.

    Vais a pagarme por mis servicios, de modo que decid a vuestro clan lo que os apetezca.

    Ir yo delante, para anunciar nuestra llegada.

    Ariella mont su caballo y cruz al galope el prado en direccin a su casa, sintiendo sobre s el peso delodio y de la prdida.

    Si MacFane hubiera conservado su puesto de jefe, aquello no habra pasado, reflexion con amargura.l habra aceptado la propuesta del padre de Ariella, habra reunido un grupo de guerreros y habraregresado con Guy y Marcus sanos y salvos. Habra dado muerte a Roderic, expulsado a sus hombres ycontinuado avanzando hasta el castillo de ella como el poderoso Lobo Negro, tal como haba profetizadoAlpin.

    Pero echarle a l la culpa no logr atenuar el desaliento que se apoder de ella al comprender lo quehaba hecho. Haba ido a buscar al magnfico Lobo Negro para traerlo de vuelta a su clan como su nuevojefe; y en lugar de eso regresaba con aquel pattico guerrero, borracho y fracasado, que iba a adiestrarlos acambio de oro.

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    En el momento en que su gente pusiera los ojos en l, cuestionara el derecho que tena ella aconceder a alguien los poderes de la espada.

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    Captulo 3

    -Han vuelto!

    El anuncio reverber en el aire cuando Ariella surgi del abrigo del bosque. Las gentes la saludaron conla mano mientras ella pasaba volando por delante de las casas de los aldeanos, y se apresuraron a coger asus hijos y a subir por la verde colina que conduca al castillo, deseosas de dar la bienvenida al poderosoLobo Negro.

    Ariella no se detuvo, tan ansiosa estaba por advertir a Alpin y a los ancianos del estado de MacFaneantes de que llegara ste. Al penetrar en el patio a caballo encontr su castillo todo alborotado. Por todaslas puertas sala gente ajustndose a toda prisa los mejores vestidos y tartanes, mientras una fila de niosreciban un rpido lavado junto al pozo. En el centro del patio se haba erigido un pequeo estrado, sobre elque haba cinco hombres jvenes tocando a pleno pulmn unas gaitas ribeteadas de franjas de tartn devivos colores. Intentando hacerse or por encima de aquel estruendo, vio un montn de gente que gritabardenes a un grupo de hombres situados en el tejado, que se esforzaban por bajar un enorme estandarte deoro. Cay una soga y la tela se despleg prematuramente, revelando un temible lobo negro que amenazabaa un corderillo blanco. Varias mujeres corran de un lado para otro llevando fuentes repletas de pan, carne yfruta, y enormes barriles de vino y cerveza rodaban por el patio hasta un rincn en el que se estabandisponiendo decenas de copas sobre unas mesas. Por todas partes haba artistas, unos haciendomalabarismos con pelotas de colores brillantes, otros recitando poemas, otros ms realizando piruetas yandando sobre las manos. Nadie se percat de la presencia de Ariella, que pas rauda, totalmenteconcentrados en practicar la parte que les tocaba en la inminente ceremonia.

    Ariella se fij en el miembro ms anciano del consejo, que caminaba nervioso de un lado para otro, con

    su cabeza canosa inclinada en actitud de intensa concentracin sobre una hoja de papel arrugada.

    Angus! exclam Ariella al tiempo que desmontaba.

    Ahora no tengo tiempo de hablar, muchacho, no tengo tiempo murmur Angus. En cualquiermomento llegar el Lobo Negro, y he de aprenderme de memoria este discurso.

    Angus, soy Ariella.

    El anciano alz la mirada, atnito.

    Qu haces vestida as todava? Tu prometido va a llegar en cualquier momento. Date prisa y ponteun vestido, no hay necesidad de que sigas fingiendo ser un muchacho.

    MacFane no sabe que estoy viva, Angus dijo Ariella con urgencia. Debo hablar con Alpin y con el

    resto del consejo. He de hacerlos comprender que...

    Ariella, eres t?

    Hacia ella vena Niall, con el semblante resplandeciente de alivio. Al or la mencin de su nombre, todoel mundo se detuvo de repente.

    Ariella! exclam Elizabeth, agitando la mano desde la ventana del segundo piso. Pero su sonrisase esfum al advertir su aspecto.