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Monografía Formación en Neurosicoeducación

Alumno: Mario Ángel Gennasi

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Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar En estas pocas páginas quiero intentar el desafío de presentar, en base a los descubrimientos de la neurociencia, razones que espero resulten suficientes para comprender porque somos como somos, actuamos como actuamos y lo más importante aún, que tenemos la posibilidad de rediseñarnos, transformarnos, por supuesto en un Hombre mejor, que permita construir un mundo mas amable, a partir del conocimiento de su interior y de su bienestar emocional. Para ello hablaremos de los pensamientos, las emociones, y la necesidad de controlarlos eficazmente (Inteligencia Emocional); la evolución del pensamiento humano en el tiempo para comprender cuanto aprendimos del mundo exterior, pero cuanto ignoramos de nuestro mundo interior; cuando se fijaron las bases de el sentido común que nos caracteriza y que hoy es insuficiente para un mundo acelerado e hiperconectado como el que vivimos; la conformación de nuestro cerebro por etapas en función de la garantía de supervivencia que le permita sobrevivir como especie y las consecuencias de que justamente esta sea su misión principal: SUPERVIVENCIA, razón por la cual somos principalmente, seres instintivo emocionales; la actividad del cerebro (la mente), conformada por las conexiones neuronales que nosotros mismos construimos y que representan quienes somos y porque , finalmente, nuestra especie precisa urgentemente, para subsistir, de una revolución mental inmediata que se logrará neurosicoeducándonos, esto es, aprender a utilizar al máximo nuestro rolex evolutivo: el neocortex, el cerebro cognitivo que nos hizo un hombre civilizado, tan solo hace 11.000 años nada más (con el homo sapiens sapiens), contra los 300.000.000 de nuestro cerebro instintivo y 180 millones del correspondiente emocional (para el tiempo que existe la vida en la tierra, 11.000 años no significan nada, de allí que aún prevalezcan los cerebros instintivos emocionales sobre el cognitivo del cual, recién a partir del estudio en tiempo real del mismo – neurociencia – hemos iniciado su comprensión, aún en los albores de esta apasionante tarea). Mientras tanto, somos presa de nuestras emociones e instintos. Comencemos juntos este viaje:

“Ni tus peores enemigos pueden hacerte tanto daño como tus propios pensamientos” (BUDA)

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El extraordinario (y muchas veces, terrible) poder de nuestros pensamientos En la actualidad ya no se discute que los resultados y el desempeño en la vida, son la resultante de nuestro comportamiento y que ello depende, en su mayor medida, de nuestras EMOCIONES y de nuestros PENSAMIENTOS. Por favor, tómense su tiempo y vuelvan a leer lo anterior. Es un primer paso en esta presentación, para comenzar a entender que muchos de nuestros problemas, nacen de la forma en que sentimos, pensamos y gestionamos nuestras emociones. El problema no está afuera entonces, necesariamente, está en nosotros, en nuestro interior, y si soy parte del problema, entonces, soy parte de la solución. Esto me parece extraordinario porque podemos cambiar, transformarnos, rediseñarnos: patrones de conducta, pensamientos, estados de ánimo, nuestro observador, etc., pueden ser modificados para un mayor bienestar en nuestra vida y para construir un mundo más amable. Iremos comprendiendo esto a medida que avancemos en esta exposición. Decía Aristóteles: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo” Todas las personas tenemos emociones: Alegría, tristeza, enojo, sorpresa, miedo asco, por nombrar las básicas. Creemos dominarlas, pero rara vez lo hacemos bien o con un saldo positivo en nuestras vidas. Vivimos en una época donde todo debe ser rápido, debe ocurrir ¡ya!; donde es escaso el tiempo para reflexionar y las relaciones son más superficiales o virtuales. En una entrevista realizada al Dr. Mario Alonso Puig¹, el profesional señala que se ha demostrado en diversos estudios, que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo, deja el sistema inmunológico en una situación delicada durante seis horas. ¡Imaginen como tratamos a nuestro organismo diariamente! (es por ello que, en general, nos enfermamos) Nuestros cerebros están moldeados para ver las cosas negativas, por una cuestión de supervivencia. Así, como cita Pilar Sordo en su libro “no quiero crecer”, transmitimos solo lo negativo: No se lo digo a nadie si me llamaron por un buen trabajo, porque eso se puede esfumar o dispersar energía. Si estoy recién saliendo con alguien tampoco, porque en realidad puede producirse una frustración. Si estoy embarazada, no voy a decir nada hasta que el bebé no esté afirmado en mi útero para que nadie sufra. Entonces yo solo cuento que perdí un hijo, que no me llamaron para el trabajo, que la relación no funcionó, etc. Todos los días transmitimos lo que no funcionó, lo que está mal. Ni hablar de los diarios, noticieros, nuestros jefes en el trabajo – se suele ser socio en las pérdidas, pero pocas veces en las ganancias –

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El pensamiento es materia: Los pensamientos son reales y afectan al cuerpo de manera directa. (Piensen en unos segundos, que ocurre el día después de un enojo importante, o de mucha angustia vivida. ¿Aparece un resfrío, una gripe, una contractura?) En su libro “Desarrolla tu Cerebro”, Joe Dispensa² cita que existe un campo emergente de la ciencia denominado psiconeuroinmunología, que ha demostrado la relación entre la mente y el cuerpo: Nuestro pensamiento produce una reacción bioquímica en nuestro cerebro, que hace que el mismo libere señales químicas que se transmiten al cuerpo, donde actúan como los mensajeros del pensamiento. Los pensamientos que producen los químicos en el cerebro permiten que el cuerpo se sienta exactamente del modo en que estamos pensando. Así, cada pensamiento produce un químico correspondiente a un sentimiento o sensación del cuerpo. Si estamos felices – en esa emoción – tenemos pensamientos felices, generadores, motivadores – hay lugar para la creatividad, las ideas – entonces el cerebro libera los químicos (neurotransmisores) que hace que nos sintamos de ese modo: contentos, eufóricos. Por ejemplo, si nos invitan a una reunión esperada, a practicar el deporte favorito, etc., como nos anticipamos a una experiencia agradable, el cerebro automáticamente libera un neurotransmisor químico llamado dopamina, que enciende en el cerebro y en el cuerpo la anticipación a esa experiencia y provoca en nosotros un estado de emoción y expectativa. Pero si estamos en pensamientos negativos (ira, desprecio, tristeza, depresión, etc.), el cerebro también produce químicos, llamados neuropéptidos, que hacen que el cuerpo se siente acorde a lo que estamos pensando, sintiéndonos despreciables, enojados, etc. Por lo tanto, se puede ver que los pensamientos se vuelven materia (que nos dan bienestar o bien nos perjudican en nuestro sentir y en nuestro desempeño) Hace unos años, en una charla que presencié de neurociencia, me sorprendió la siguiente pregunta de la disertante: “Levante la mano quien tiene algún tipo de adicción” nos espetó la Psicóloga y neurosicoeducadora Silvia Chediek. Se hizo un gran silencio y nadie levantó la mano. Chediek repitió la pregunta y ante un nuevo silencio, arrojó la frase demoledora “Todos somos adictos. Somos adictos a nuestros propios químicos, los que fabrica nuestro organismo”. Y allí aprendí que si esa adicción es producto de la alegría, la motivación, la calma, la satisfacción (neurotransmisores como la oxitocina, la dopamina, la serotonina, las endorfinas), entonces quedémonos allí todo el tiempo posible, en ese pensamiento, en esa emoción, en ese estado de ánimo. Pero si el estímulo químico llega por la tristeza, la depresión, la ira (neurotransmisores cortisol, adrenalina entre otros), salgamos rápidamente de esa situación. Cuando se permanece mucho tiempo en una emoción – mas del necesario, recordar que toda emoción tiene un sentido evolutivo - , se transforma en un estado de ánimo y si estos no son los que brindan bienestar al organismo, serán entonces quien los enferme. Por ello se suele decir que el 99% de las enfermedades son psicosomáticas.

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Convengamos entonces que el cuerpo, el cerebro y la mente, no pueden ser estudiados ni comprendidos en forma aislada, sino teniendo siempre presente que representan una unidad indivisible, en donde sus diferentes partes se relacionan entre sí en todo momento. Así, la neurosicoeducación define la unidad primaria UCCM (Unidad cuerpo, cerebro y mente) al referirse al estudio del cerebro y del SER. Pero agrega además una variable que también juega un papel importante en nuestra entidad: El Medio Ambiente, lo que hoy trata la epigenética³, un paso más sobre la genética que parece decir, que no necesariamente, tenemos porque estar predestinados por nuestros genes. La experiencia de vida, el entorno, el ambiente, nuestros vínculos a lo largo de la vida, la forma de alimentarnos y como vimos hasta ahora, la salud emocional que supimos o no construir, será quien nos determine completamente. Será entonces la UCCMM (unidad cuerpo, cerebro, mente y medio ambiente) Otra vez, pueden ver la extraordinaria novedad que nos da la ciencia: Cada uno de nosotros tiene su parte, su aporte, su responsabilidad, su libertad, para diseñar su UCCMM. De allí el nuevo paradigma de poder rediseñarnos, transformarnos en un mejor SER, para nosotros y los demás. Y también, más sencillamente, para lograr lo que se conoce como salud emocional. Rafael Santandreu, autor del libro El Arte de no amargarse la vida, opina que la felicidad es propia de cada uno, pero sí puede hablarse de salud emocional, lo más cercano para el autor de definirla: “Tener paz interior, disfrutar de las cosas cotidianas de la vida y construir relaciones saludables. Si tienes estas tres cosas, estas muy cerca de conocer lo que es la felicidad.” Entonces hemos aprendido que nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestros estados de ánimo, son responsables del grado de bienestar, de salud emocional que poseamos. Sin embargo, las emociones son automáticas, no podemos evitarlas. Predisponen a la acción y permitió al ser humano sobrevivir y perpetuarse como especie. Por ejemplo, sin el miedo, no existiría la prevención, la defensa, la precaución. Sin el asco, no habríamos sabido discernir entre un alimento apropiado o un veneno. Pero es preciso aprender a gestionarla. ¿Han oído hablar de la Inteligencia Emocional? Precisamente es eso, agregar inteligencia, reflexión, razonamiento a nuestras emociones. Recuerdo de una lectura de Análisis Transaccional (Dr. Roberto Kertesz⁴ ), una pequeña historia que refleja la importancia de las emociones auténticas (y se imaginarán las secuelas o aprendizaje, en función de cómo se las gestione, si son reprimidas, si se permite su manifestación libre, etc.). – La historia cuenta que: Andrés, prometió a su hija Lorena, que ese día al llegar del trabajo, irían juntos al Cine. Despertó en ella inmediatamente, una gran Alegría (imaginen la dopamina que generaba su cerebro, viviendo anticipadamente, la excitación, emoción, euforia por ir con su padre al cine) – Cerca de las 18 hs., se abrió la puerta de su casa y Lorena, a metros de ella, observó con Sorpresa la cara de su padre- No era buen augurio. Se sobrepuso y dijo “hola papi, ya estoy lista”, pero su padre ya

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tenía planeado quedarse en casa, había sido un día difícil. “Disculpa Lore, lo haremos otro día, estoy muy cansado” – A lo que Lorena, respondió con enojo (Ira, lo que le generó cortisol y adrenalina, neuropéptidos mencionados) – “¡Me lo prometiste!” Y acto seguido, se puso a llorar (Angustia, Tristeza). Su madre que presenció toda la escena y comprendía el cansancio de su marido, trató de ayudar mencionando que entendiera que su padre estaba cansado, que gracias a ese trabajo ella se daba sus gustos, etc., pero esta intervención desafortunada, solo sirvió para generar en Lorena una nueva emoción: La Culpa Transitamos por distintas emociones constantemente, nos encontramos en todo momento, en alguna emoción. Lo importante, saber gestionar las mismas para un mayor bienestar, no solo para cada uno de nosotros, sino para el entorno, el ambiente, ya que las emociones son contagiosas, como ya se ha descubierto con las neuronas espejo⁵ . Al prestar atención a nuestras emociones, estaremos poniendo en práctica las habilidades emocionales intrapersonales: el autoconocimiento, la autorregulación, la motivación. En definitiva, una de las capacidades más importante del cerebro cognitivo: La capacidad de darnos cuenta. NUEVO PARADIGMA: LA POSIBILIDAD DE TRANSFORMARNOS ¿Qué lo hace posible ahora? : La Ciencia A través de la neurociencia, con logros de hace nada más que 30 años y los más significativos, desde hace tan solo 11 - cuando se hace posible el mapeo y escaneo de nuestro cerebro - pudo determinarse y probarse que no somos seres racionales, somos seres Instintivos-Emocionales. Siempre ha perseguido al hombre la pregunta existencial, porque lo que nos diferencia de cualquier animal, sobre todo, es la necesidad de darle un significado a nuestra vida, por ello somos el único animal viviente que de no encontrar sentido a la vida, se suicida. Sin embargo, gracias a los aportes de las neurociencias, entendidas como el compendio de muchas disciplinas tales como la neurobiología, neurosicología, neuropatología, neuroanatomía, neurofarmacología, neurosiquiatría, etc., hemos podido comenzar a comprender el misterio del ser humano. Como dijo Eric Richard Kandel, premio Nobel de Medicina año 2000, los nuevos avances día a día, comienzan a estar al alcance de todos, pues “la ciencia ya no es un territorio exclusivo de los científicos: se ha convertido en una parte constitutiva de la vida y la cultura modernas”. Esto, ya veremos al final, también nos deja sin pretextos. Y este es el mensaje central que deseo transmitir en la presente monografía: Que tenemos hoy las herramientas para rediseñarnos, para moldear nuestra mente con la misión de crear una sociedad mejor, un mundo mejor. Ya ocurrieron las revoluciones industriales, cuántica, informática. Hoy se sabe que si hay esperanza como especie, radica fundamentalmente, en La Revolución Mental: Y ella es posible gracias a la frontalización, la neurosicoeducación de nuestros lóbulos frontales. En ellos radica nada menos que nuestra libertad, nuestro verdadero libre

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albedrío. Sin embargo, toda nuestra vida luchamos contra la mayor misión de nuestro cerebro, para lo cual ofrece su mayor dedicación: La SUPERVIVENCIA, por ello somos ante todo, seres instintivos emocionales. Pero...¿Por qué hacemos lo que hacemos y somos como somos? Aquí radica nuestra mayor o menor cuota de sufrimiento, aquí se disparan las acciones…o nuestra inmovilidad: La posibilidad de transformarnos o no, el nuevo paradigma. Detengámonos por un momento a repasar como se produjo la evolución del Pensamiento Humano, para llegar a la necesidad de conocer hoy, nuestro Mundo Interior:

El inicial fue el Pensamiento Concreto que nació hace 150.000 años. Su característica: Cosas, eventos, experiencias del aquí y ahora, concretas, reales, inmediatas.

Si no corrías…

Luego pasamos al Pensamiento Abstracto y a poder pensar en un objeto o algo /alguien que no estuviera presente y así, por ejemplo, imaginar una cascada o manantial y la presencia del agua para calmar nuestra sed, impulso inicial para movernos a encontrarla. Sin embargo, no entendíamos la naturaleza, sus catástrofes, sus inclemencias y así pasamos al Pensamiento Mágico, con dioses buenos y malos, sacrificios y ofrendas, para lograr su alejamiento o mantener sus bendiciones, según fuera nuestra suerte con los alimentos, refugios, parejas o simplemente, otros hombres que invadían nuestro territorio. Pero este pensamiento no daba todas las garantías de supervivencia, seguíamos sin poder dominar el mundo exterior ampliamente. Y así nace el Pensamiento Filosófico, con la tesis para observar el fenómeno en la naturaleza y la hipótesis para interpretarla, sin la demostración todavía – por ello era una formulación incompleta de este pensamiento – hasta que llega el Pensamiento Científico (que adiciona a la tesis y la hipótesis, la evaluación, la demostración y la conclusión final que valida o no la hipótesis formulada inicialmente) – Hablamos del discurso del método de René Descartes, y allí se dispara este pensamiento científico que permite conocer a fondo el mundo exterior. ¿Por qué es importante analizar la evolución del pensamiento humano? Porque es indudable los avances que en todo sentido se hicieron a través del pensamiento científico para observar, interpretar y descifrar las incógnitas del mundo exterior y dominarlo incluso hasta en el espacio mismo. (Por algo se considera a Galileo Galilei y sus descubrimientos como el puntapié inicial de este pensamiento). Pero no ocurrió lo mismo con nuestro mundo interior.

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Tanto tiempo sin que el avance del pensamiento científico haya podido abordar el conocimiento de nuestro cerebro, hizo decir a muchos científicos, que, a nivel del mundo interior, los seres humanos seguimos en un estadio símil al de la edad de piedra. Hoy sabemos porque ocurría esto. No existía la posibilidad de estudiar el cerebro en tiempo real (estando el mismo “encendido”). Los estudios eran post mortem y así, el cerebro era una “caja negra” que poco podía contarnos de esa manera. Para entender esa máquina biológica extraordinaria que es el cerebro, es preciso evaluarla estando “encendido”. Ello recién pudo lograrse a partir de máquinas como el tomógrafo y los resonadores magnéticos que podían leer lo que ocurría a las unidades de milisegundo, grandes velocidades con que opera nuestro cerebro. Cuando reaccionamos ante circunstancias de supervivencia, los tiempos de reacción son por ejemplo, de 150 mseg. Piensen que ocurre si están en la vereda y de pronto sin darse cuenta, un pie se encuentra fuera de la acera. Si viene un auto, retiramos ese pie inmediatamente, en milésimas de segundos, sin preguntarnos que estamos haciendo. Ocurre automáticamente. Si nuestro cerebro no fuera “supervivencia pura”, no habríamos sobrevivido, ni en el mundo natural ni en el artificial actual- No puedo preguntarme ante el peligro “¿Sería conveniente levantar el pie en este momento?” Hagamos otra pausa para pensar en la forma de vida del mundo artificial (para diferenciarlo del mundo natural de nuestros orígenes). En este mundo actual, tan vertiginoso, vivimos sobrecargados y por ello es muy difícil que nos concentremos en una sola cosa en un momento dado, esto es, practicar la base del aprendizaje con la atención selectiva, sostenida y focalizada. (Sin atención, no hay aprendizaje) Esto a enfermado de muerte a nuestra capacidad de concentración debido a estos estímulos (distractores) constantes. Hace 100 años, la capacidad de concentración era de veinte minutos: un minuto por cada año de edad, hasta los veinte años. La vida transcurría más lentamente y por supuesto, existía un estímulo más adecuado a nuestra capacidad de respuesta. En la actualidad y más concretamente en las grandes urbes, la concentración disminuye cada vez más. Según la BBC, “la naturaleza adictiva de la navegación por Internet puede dejarnos con una capacidad de concentración de nueve segundos, la misma de un pez dorado” – Es el tiempo que tardamos en prestar atención a quien nos habla, nos escribe, nos expone, antes de saltar a otro tema o distracción. Por ello, el ser humano está experimentando déficit pronunciados de atención: poca capacidad de concentración y tendencia a la distracción y el aburrimiento. Por citar un ejemplo del fenómeno de las redes sociales, en nuestro país, hay 24.000.000 de usuarios de Facebook (diario La nación edición del 22/08/14); 18 millones de ellos accediendo a Facebook desde un dispositivo móvil y 11 millones acceden de forma diaria. El promedio de vida que pasa un argentino en Facebook es de 9 horas. Somos el país con mayor tiempo de permanencia en horas por día en esta red social.

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Bien, en este mundo donde todo ocurre ¡ya!, no alcanza el modo tradicional – metafísico – de pensar. ¿Quieren algo para el asombro? Bien, nuestro sentido común, nuestra forma de pensar, nace de una contienda filosófica de los filósofos presocráticos Heráclito y Parménides, en la Antigua Grecia, en el año ¡500 a.c.!

Lamentablemente, Sócrates, luego Platón y finalmente Aristóteles, siguieron la línea de Parménides, que promulgaba la Inmutabilidad del Ser (no hay transformación posible, somos de una única manera y la razón es la que define el mundo)- Esa forma de pensar, es el padre de los estereotipos (eres antipático, eres egoísta, bueno, malo, etc.). Sin embargo, no somos de tal o cual manera, nos comportamos de tal o cual manera que es diferente. Tenemos la opción de no ser antipático, de cambiar nuestros patrones de conducta. Nuestro sentido común fue forjado por la idea de la inmutabilidad del Ser, por la necesidad también como vimos, de dominar el mundo exterior para así tener garantía de supervivencia. Sin embargo, basta ver los enfermedades mentales, la violencia en las sociedades actuales, los graves problemas de comunicación a pesar de tener radios y TV que nos hablan las 24 hs. del día – John Lennon decía que practicamos el amor a las escondidas mientras que la violencia se muestra permanentemente a plena luz del día - para concluir que no nos estamos entendiendo, comunicando y sufrimos claramente, una profunda crisis de sentido. Al decir de Giles Lipovetsky (filósofo y sociólogo francés), vivimos la era del vacío, la era postmoderna cuyo único fin es el de consumir – por lo que está claro que ya esta forma de pensar no es de utilidad en el mundo actual- Estamos en un constante devenir – como defendía Heráclito - donde todo cambia: lo que hoy aprendes, mañana ya no tiene utilidad por los avances continuo tecnológicos y de las ciencias; lo que compras es chatarra rápidamente; a pesar de ello, vivimos en la llamada cultura de la chatarra, consumiendo tontamente, castigando de muerte a nuestro planeta que no alcanza a darnos la materia prima necesaria con el alto ritmo de consumo siempre en ascenso. Cabe señalar aquí la frase de Jacques Lacan: “es imposible disfrutar verdaderamente de lo que se tiene (ya que ese disfrute está siempre

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ensombrecido por la posibilidad de la pérdida); sólo es posible disfrutar verdaderamente de lo que se es” Falta un paso más aún, para comenzar a entender porque estamos ante una nueva posibilidad maravillosa: la de rediseñarnos, de transformarnos, de moldear nuestro cerebro y de dar paso a la nueva revolución que le permitirá al hombre construir un mundo mas habitable y evolucionar como especie satisfactoriamente: la revolución mental Lo que propone la Inteligencia Emocional como vimos, es que trabaje sinérgicamente nuestra parte animal con la humana. ¿A que se refiere esto? CEREBRO TRIUNO: Paul Mac Lean, médico norteamericano y neurocientífico, desarrolló en el año 1952 un modelo de la estructura cerebral del ser humano, conocido como "cerebro triuno”, según el cual, el cerebro humano está conformado por tres partes:

Sistema reactivo o cerebro reptil (el cocodrilo que llevamos dentro) Sistema mamífero o cerebro límbico (el caballo) Neocórtex (la parte más distintivamente “humana”)

Estas tres partes, anatómica y funcionalmente bien diferenciadas, se encuentran superpuestas; el cerebro reptil más abajo y la neocorteza por encima de todos, tal como fue evolucionando en el tiempo. Pero sirve solo a los efectos de estudio, ya que los tres trabajan en red. La Neurosicoeducación, proyecto Línea de Cambio, propone tres sistemas, El Sistema o Red Instintiva emocional (I/E,) y el Sistema Cognitivo Ejecutivo o Neocórtex (SCE). Tomando en cuenta la evolución, se puede decir que hace 300 millones de años, se formo el cerebro de los reptiles. Lo componen el tallo cerebral, el cerebelo, los ganglios basales y el hipotálamo. Estás áreas existen en nuestro cerebro, ya que somos el resultado de años de evolución. El sistema instintivo, tiene solo capacidad de reacción, no piensa. En este sistema vienen preprogramados todas las respuestas para la supervivencia. (Sistema nervioso autónomo, que fija como respiramos, regula nuestro sistema sanguíneo, temperatura corporal, etc., funciones autónomas e inconscientes para nosotros). Vive el aquí y ahora con sus necesidades básicas de supervivencia. Este cerebro es el encargado de cuidar la cría, el territorio. En el humano significa cuidar lo que es mío: mi casa, mi auto, mi mujer, mi marido, mis hijos. También marcamos territorios (alambrados), pero en el animal ese territorio es el suficiente

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que garantiza refugio, pareja, alimento. En el hombre, no tiene límites: es todo el planeta (de ahí la necesidad de neurosicoeducarnos). También me lleva a acercarme al poderoso para que por derrame me llegue algo de su poder, para tener protección. Por eso el poder atrapa. El dinero también me da poder, y permite tener el mejor refugio, la mejor cobertura de salud, etc. Por ello no comprendemos a veces a pesar de la riqueza, porque se roba, se corrompe el ser humano. Pero es porque el poder es garantía de supervivencia. Van comprendiendo, me imagino, que si no dominamos el cerebro humano, vetando los instintos, somos presa de nuestra parte más primitiva. Basta graficar que con este sistema ¡elegimos presidente! El sistema límbico o emocional (segunda capa evolutiva) Hace 180 millones de años, ya aparece en los mamíferos, la segunda capa de nuestro cerebro: El emocional Tiene una forma de rosca de pascua por ello se llama límbico (borde) Lo conforman las amígdalas cerebrales (palabra griega que significa almendra, ya que tiene esa forma), el hipocampo, el tálamo y el núcleo accumbens. Hay una amígdala cerebral por cada hemisferio (no confundir con las situadas en la faringe que muchas veces eran extirpadas en un pasado reciente). Allí reside el miedo – la emoción primaria – y se la considera como el centro de la emoción del cerebro – de allí lo de cerebro emocional – De aquí nacen todas nuestra reacciones y por ello es importante este modelo interrelacionado de sistemas para conocer nuestro cerebro, porque así entenderemos porque debemos gestionar nuestras emociones (y por ende, nuestros pensamientos). Nuestro cerebro cuando conoce a alguien, responde a los primeros estímulos que llevan a definir si esa persona es amigo o enemigo; está moldeado para tal elección primaria al primer contacto con otro. El hipocampo – que lleva su nombre por su forma similar al del homónimo del mar – interviene en el almacenamiento de la memoria, por ello con esta segunda capa tenemos registro del pasado además del presente – Allí residen las memorias semánticas (las que se aprenden como normas, reglas matemáticas, etc.) y las episódicas (experiencias vívidas). Entonces, para entenderlo bien, la amígdala almacena las memorias emocionales, mientras que el hipocampo almacena las memorias contextuales. Por ejemplo, si me encuentro con mi jefe en la calle, lo reconozco gracias al hipocampo (por él reconozco el rostro), pero la amígdala me dice que ¡no lo aguanto! Gracias a la Inteligencia Emocional, no reacciono (veremos que la IE está en el neocortex en los LPF, que son los que nos permiten dominar los impulsos) Hablamos de las amígdalas cerebrales y el hipocampo.

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Otra estructura importante de este cerebro es el núcleo accumbens. Se trata de un núcleo de neuronas del encéfalo⁶ (ya veremos que mayormente nuestro cerebro está formado por neuronas). A este núcleo se le atribuye una función importante en el mecanismo de recompensa, de la risa, del placer, la adicción y el miedo. ¿Por qué la evolución precisó de un sistema de recompensa? Porque el hombre en el mundo natural, se desarrolló en la escasez y en los peligros constantes – depredadores - y un entorno hostil en todo sentido. Imaginan que para que supere esos miedos y salga a cazar animales varias veces más grandes y feroces que él o recorrer distancias enormes para alimentarse, debía ser estimulado. Sobre estimulado diría yo.

Nuestra UCCM recibía entonces una cantidad muy alta de dopamina para salir a buscar alimento. El premio llegaba con sensaciones sumamente agradables – el efecto de esta droga interna – que a su vez, incitaba a grabar y repetir las experiencias placenteras. La dopamina se libera inicialmente para incitar al deseo (es el que nos hace decir tengo hambre), inmediatamente después, el cerebro a través de su glándula suprarrenal, libera adrenalina, para pasar del deseo a la acción y movilizarse buscando el alimento, por cuyo logro, se recibe más recompensa de dopamina premiando la acción. Luego comemos y llega la satisfacción con la consecuente liberación de serotonina, que vuelve nuestro organismo a través del sistema parasimpático, a su estado de equilibrio.

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Así, el sistema de recompensa que vino con esta segunda capa límbica, aplica el sistema llamado DAS o circuito de recompensa:

Deseo - Acción - Satisfacción Dopamina - Adrenalina - Serotonina La satisfacción es un freno al deseo que el propio sistema tiene como seguridad, de modo de regular el alimento necesario sin caer en la gula, o en la sobrealimentación que puede incluso matarnos. Deducirán ya que este núcleo accumbens es además en centro de la adicción de nuestro cerebro. Cuando las personas, por distintas razones que no alcanzaremos aquí a explicar, no producen naturalmente esa dopamina interna, la estimulan exteriormente a través del alcohol, las drogas, el cigarrillo, etc., navegando peligrosamente en un estado de deseo perpetuo. Como dijimos en el mundo natural, se necesitó mucha dopamina para motivar a nuestro homo sapiens a cazar animales feroces y mucha adrenalina para ponerse en acción – por eso hay personas que buscan practicar deportes extremos, buscando esa subida de adrenalina que llevamos en nuestros genes y que en general, a quienes no practicamos deportes extremos, tal vez nos impulse a sentirla, pisando el acelerador con el semáforo en amarillo - El problema es que en el mundo artificial actual, no se precisa tanta dopamina y menos aún adrenalina para alimentarnos. Pero estamos equipados con el mismo sistema de recompensa que nuestro ser primitivo. Hoy basta con abrir la heladera o llamar al delivery para conseguir alimento. Por ello la satisfacción no llega porque la acción fue mínima. Esto explica el exceso de peso y las adiciones. También, la importancia de controlar nuestro sistema I/E El tálamo, otro de los componentes del sistema límbico, es una especie de estación central donde se reúnen las distintas informaciones del mundo exterior detectadas por nuestros sentidos: vista, oído, olfato, tacto y el gusto. Ya veremos como sus conexiones a la amígdala / hipocampo y al neocortex, está directamente relacionadas con nuestras reacciones. El sistema límbico o emocional, se orienta a las emociones, a la inteligencia afectiva y motivacional y trabaja en sintonía con el sistema instintivo, por ello algunos científicos, hablan de dos sistemas cerebrales como vimos. Toda la información sensorial recolectada como dijimos por el Tálamo, es filtrada por el sistema I/E (instintivo emocional), antes de ser enviado al Neocórtex. Promueve la productividad, la satisfacción en el trabajo y en el aprendizaje. La amígdala entonces me hará levantar el pie rápidamente que tengo fuera de la acera o correr ante lo desconocido, o luchar si hay posibilidad de defensa: Ataque o huída Repasemos: El núcleo accumbens es el sistema de búsqueda de recompensa para pro supervivencia La emoción como vimos, predispone a la acción: Me acerco a algo/alguien – pro supervivencia

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Me alejo de algo/alguien - contra supervivencia Tenemos entonces dos sistemas basados en lo emocional. Dos polos emocionales:

Piensen que nuestro cerebro, el límbico en este caso, es un software y que guardo los archivos emocionales a lo largo de toda la vida, archivando lo que me dio bienestar, satisfacción, en el polo placer y lo contrario en el polo dolor. No es sin embargo, placer de disfrute cuando hablamos del polo placer, es garantía de supervivencia. Volvamos al ejemplo de Lorena y la salida al cine fallida. ¿Recuerdan como fue cambiando sus emociones?. Si esto es habitual, la experiencia cine – o salida con papá – es archivada en el polo dolor. Toda experiencia que puede acercarse a esa sensación la archivo en el polo dolor ¿Recuerdan al comienzo la cita de las emociones y los pensamientos, permanecer un minuto en un pensamiento negativo y su influencia en el organismo? Vamos archivando quienes somos de acuerdo a las experiencias vividas. Veamos otro ejemplo: Mi esposa tocaba la guitarra producto de 6 años de estudio cuando era niña. Sin embargo, su experiencia de aprendizaje fue nefasta, ya que la profesora le gritaba frecuentemente y golpeaba ligeramente los dedos (también decía a su madre que tenía un talento especial). Esto fue archivado en el polo dolor, y a pesar de manejar completamente los tonos, y poseer buena agilidad en sus manos, no tocó nunca más la guitarra. Nuestro cerebro es el órgano que gasta más energía en la UCCM: 20 % del total. Y por una condición de entropía, trata de preservar toda la energía, reservándola – por supervivencia – para “cuando entre el dinosaurio por la ventana”. Así, siempre debemos superar la inercia del sistema I/E y ello lo podemos hacer con el Neocórtex:

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Neocortex o cerebro cognitivo ejecutivo: La tercer y última capa del cerebro

Como vimos, es el cerebro “más joven”, tanto, que podemos decir que el cerebro del hombre “civilizado” data solo de hace 150.000 años (comparen con los 300 millones de año del cerebro de los reptiles) Constituye el 85 % del volumen total del cerebro (10 % el emocional y 5% del instintivo) y tiene el tamaño – extendido – de una manta de bebé -. La neocorteza se divide en dos mitades: el hemisferio derecho y el izquierdo, unidas entre si por el cuerpo calloso. Cada mitad del cerebro está dividida en cuatro lóbulos. En la parte posterior está el lóbulo occipital, en la parte inferior, cerca de los oídos está el lóbulo temporal, la sección superior es el lóbulo parietal y delante de éste, está el lóbulo frontal. Cada lóbulo procesa su propia gama de actividades: El lóbulo occipital: está compuesto fundamentalmente de zonas de procesamiento visual. El lóbulo parietal: se ocupa sobre todo de funciones relacionadas con el movimiento, la orientación, el cálculo y ciertos tipos de reconocimiento o recepción de información sensorial. Los lóbulos temporales: tienen que ver con el sonido, la comprensión del habla (en general, sólo en el lado izquierdo) y con algunos aspectos de la memoria;

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El lóbulo frontal: se ocupa de las funciones cerebrales más integradas como pensar, conceptuar y planificar. Los lóbulos prefrontales (LPF) son el área que nos hace realmente humanos y nos diferencia de otras especies. Algunas de sus capacidades son la de Razonar, Pensar, Evaluar, Vetar impulsos Emocionales, Auto observarse, Ver a Futuro, Tener una conducta orientada a un fin, etc. Son los responsables de nuestra inteligencia emocional a nivel personal y social. Como vimos, ellos son los que me permiten gestionar eficazmente nuestras emociones y pensamientos. Aquí está la capacidad de darse cuenta que hablamos. Sin embargo, cuando padece disfunciones, la calidad de vida de la persona no es la misma. Se lesiona por mala alimentación, mala calidad de información y un clima emocional inadecuado - por favor, pausa de nuevo y vean como interviene siempre lo emocional, los pensamientos - Por ello han escuchado que un niño en la indigencia, pierde sobre todo, sus facultades mentales para aprender, para darse cuenta, para manejar sus emociones, para proyectarse a futuro, etc.

Si no utilizo los LPF sobre el sistema instintivo emocional, prevalecerá el banco emocional del límbico que por lo visto, en base a experimentaciones pasadas – polo placer, polo dolor – junto al tálamo y al hipocampo, decidirán por nosotros, como reaccionar, a que prestarle atención, etc. Repito el concepto: ¡Nos dominan!

Ataque de amígdala – (que sucede cuando nos enojamos): Camino corto y camino largo: Es importante entender que la amígdala cerebral y el hipocampo, fueron piezas claves del primitivo “cerebro olfativo”, que funcionó como un sistema de alarma muy efectivo para asegurar la supervivencia, pero que a lo largo de la evolución fue quedando obsoleto, aunque hoy está mucha más en uso de lo que debería. El hipotálamo es el primer disparador de la respuesta emocional, por lo que se considera que las proto-emociones se fraguan en el mismo y que luego el circuito límbico las amplifica, regula y matiza, especialmente el complejo amigdalino (encargado de las emociones negativas) y el complejo núcleo accumbens (encargado de las emociones positivas) Como vimos, las amígdalas cerebrales son dos. Están ubicadas a los costados de la cabeza, en la profundidad del lóbulo temporal, detrás de la oreja. Una a cada lado de la oreja, para dar una aproximación ubicable rápidamente. Es ilógica, no piensa, siente y siempre relaciona las situaciones del presente basadas en experiencias del pasado. Allí residen toda nuestra experiencia de vida, nuestras vivencias, alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, temores, accidentes, asombros, etc. Y las hemos ido archivando como vimos, en el polo dolor y en el polo placer, según corresponda. Es el asiento del miedo ya que su función básica es la de escudriñar los estímulos en busca de peligro o amenaza. Con solo encontrar algunos rasgos similares, ella codifica como igual y responde de la misma forma en que lo hizo en el pasado.

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Es rápida y solo con el 5% de la información que le llega del tálamo – recuerden que este oficia de estación central de los sentidos, recolectando la información del mundo exterior - es capaz de tomar el mando y definir el curso de acción. Repite lo que hizo en el pasado, porque su misión es la de velar por la supervivencia; la de evaluar, le corresponde al cerebro cognitivo a través de los lóbulos pre frontales Los 5 modos de respuesta amigdalina son: Huída o evasión, ataque ofensivo, ataque defensivo, sometimiento, inhibición a la acción (parálisis). El hipotálamo es el primer disparador de la respuesta emocional, el encargado de realizar los ajustes corporales para responder a la crisis con alguno de los 5 modos citados y lo hace con un bajo porcentaje de la información suministrada por el tálamo. Veamos un ejemplo porque es importante para nuestro autocontrol, conocer lo que ocurre en nuestro cerebro:

Imaginen que nuestra conocida Lorena se encuentra en un día hermoso de campo, caminando por un pasto hermosamente verde, al que el sol arranca dorados reflejos en un día sin una nube y con la temperatura ideal. El cerebro de Lorena está invadido por dopamina y endorfinas, llena de placer, disfrutando de la naturaleza. De pronto, siente el sonido de cascabel. Inmediatamente, se produce lo que se llama “secuestro emocional” y con solo el 5% de la información de lo que sucede enviada directamente por el tálamo– básicamente basado en lo oído – la amígdala toma el mando de la situación sin que los LPF tengan aún la información. Este es el llamado camino corto⁷ que dura aproximadamente 150 mseg – La amígdala, que en su banco de experiencias emocionales ya lo cuenta como una amenaza al ruido de cascabel, “dialoga” con el hipocampo que tiene la memoria contextual y episódica guardada, y pregunta, “¿cómo nos fue en una situación similar?”. El cerebro no diferencia entre lo real y lo virtual, por lo que puede que la información archivada por el hipocampo, se refiera a una película

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donde una víbora de cascabel resultó letal. Entonces responde, “nos fue mal” y allí da la orden al hipotálamo que comience con la preparación corporal para poner el cuerpo en acción. Estos son los químicos principales del estrés. El llamado simpático (que de simpático no tiene nada), es parte del sistema nervioso autónomo encargado de desencadenar el mecanismo del estrés. Es importante detenernos a ver qué pasa entonces con nuestro cuerpo, ya que nos ocurre a menudo, sin que la amenaza que lo desata esté justificada: Es el que dilata las pupilas, aumenta la fuerza y frecuencia de los latidos cardíacos (bombea más sangre que dirige a los miembros inferiores y superiores para prepararlo a la lucha o a la huida, perdiendo la función cognitiva porque se va la sangre del cerebro, por eso quedamos blancos. En definitiva, si debemos correr, no parece apropiado filosofar en ese momento), dilata los bronquios y aumenta la capacidad respiratoria, disminuye las contracciones estomacales, eriza la piel (si es un animal, así parecerá de mayor tamaño), estimula las glándulas suprarrenales. En estas glándulas (ubicada encima de los riñones), sus neuronas liberan en su corteza cortisol y en su núcleo, adrenalina. Inicialmente, la adrenalina nos pone en acción y el cortisol, inyecta azúcar en la sangre – para favorecer la coagulación ante alguna herida y aportar energía en esta situación de supuesta crisis - A todo esto, el resto de la información emitida por el tálamo, comienza a llegar a la neocorteza – a los 500 mseg, en el llamado camino largo⁷ – y allí, los LPF, que tienen la función de evaluar la situación, determinaran si es falsa alarma – el cascabel de un gato – o si la amenaza es verdadera (realmente una víbora) - En el primer caso, suspende la reacción amigdalina, en el segundo, deja que la amígdala y el complejo amigdalino sigan trabajando. Aquí yace la extraordinaria facultad de los LPF de vetar las emociones inadecuadas, de imponer la capacidad de darnos cuenta Piensen que esta situación se da todos los días, pero no hay cascabel: alguien tocó bocina, alguien nos contestó mal; cualquier hecho, menor generalmente, enciende este mecanismo del estrés. Cuando nos entrenamos en ser una persona adicta al estrés – sugiero tomar nota por favor – los niveles de cortisol no disminuyen y son perjudiciales para el organismo. Produce enfermedades en el sistema cardiovascular, intestinal, neurológico; disminuye las facultades cognitivas, la capacidad de aprender, prestar atención. Incluso dejamos de ser empáticos, afectando también lo vincular (nos volvemos egoístas entre otras cosas). La adrenalina, en estas condiciones, ya no cumple la función principal de ponernos en acción positivamente, sino que mantiene hiperactivada a la amígdala. ¿Qué ocurre entonces? Esta ve peligro y amenaza por todos lados. Así se origina la incertidumbre, el temor, el miedo con que convivimos habitualmente. Piensen en una víbora, que tiene digestión lenta; cuando se ve amenazada, escupe la comida. Así el doctor René Favarolo explicaba el fenómeno del reflujo, de la gastritis. La incertidumbre del vivir actual, nos hace mantener nuestro estómago vacío, - escupimos la comida –

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El cortisol, que tiene funciones específicas, al generarse sin sentido, ataca los linfocitos y lesiona el sistema inmunológico. Como todas las células, los linfocitos tienen receptores – estos receptores pueden detectar néctar (dopamina, endorfinas, serotonina, etc.) o ácido corrosivo (cortisol, adrenalina), dependiendo en que estados de ánimo nos encontremos. Una buena vida, con un cerebro orientado a la trascendencia y no a la supervivencia, construyendo vínculos saludables, disfrutando de las cosas cotidianas, llenará de néctar a sus receptores, a sus células. ¿Cómo alimentas tus neuronas? Por eso se comprenden algunos casos de remisiones de enfermedades crónicas, porque depende mucho de las alimentaciones que daremos a nuestras células. Como vimos al principio, dependerán de las emociones, pensamientos, conversaciones que mantengamos. Nada más y nada menos. Otros de los hallazgos de la neurociencia, es la neurogénesis, la regeneración de nuestro cerebro, a partir de células madres en el hipocampo que se transforman en neuronas a ser utilizadas nuevamente por nuestro cerebro. El problema es que este cortisol adicional que producimos, mata a estas células madres, lo que ocurre con un estrés crónico o enojos crónicos, o estados de ánimos frecuentes, que afecten nuestra salud emocional. De esto modo, entendemos entonces la importancia del correcto manejo de nuestra emociones y de nuestras pensamientos, así como la necesidad de frontalizar nuestro cerebro, permitiendo que los LPF actúen con mayor frecuencia en todos los aspectos de nuestra vida. Por eso también es importante como vimos la buena alimentación, el descanso, la buena información, el aprendizaje, el esfuerzo, porque sin el, no se controla el sistema I/E que ve peligro en todos lados. Avancemos un paso más y veamos que sucede con nuestras neuronas: Redes neuronales: Somos el resultado de millones de sinapsis

“Si siempre piensas de la manera que pensaste siempre, tendrás las viejas ideas que siempre obtuviste” Cada uno de nosotros nace con 26.000 genes que dan forma a nuestro cuerpo humano. El 50% de ellos son los responsables de formar nuestros cerebros. El sistema nervioso está constituido por dos grandes tipos de células: las neuronas y las células gliales. Las neuronas cumplen la función de recibir e integrar información y de enviar señales a otros tipos de células excitables a través de contactos sinápticos. Como vimos, la última capa del cerebro o neocortex (sistema cognitivo ejecutivo) es una fina corteza que recubre la zona externa del cerebro y presenta una gran cantidad de surcos; tiene un grosor de unos 2 mm y está dividida en seis capas.

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Cuando nacemos las neuronas, están allí, esperado nuevas posibilidades de conexiones o de suprimir algunas. A través de la educación (la experiencia), se van conectando en lo que llamamos sinapsis neuronales – a lo largo de la vida, se calcula que cada neurona puede hacer 10.000 sinapsis lo que termina generando un mapa de aproximadamente 300 billones de interconexiones neuronales. Esto es lo que conforma nuestro pensar, nuestro ser, lo que en la programación neurolingüística, llaman nuestro mapa. La forma biológica de procesar la compartimos (es lo que nos hace individuos, porque compartimos una misma forma común de ser). Pero según que forma emergente (red neuronal) resulte de esa combinación, que es propia de cada uno, surgirá lo que llamamos persona (ya no individuo), porque aquí se trata de una forma particular de ser, que encierra la forma en que cada uno se hace cargo de su vida: Allí estarán desde donde interpretamos, las experiencias de vida, nuestros principios, etc. ¿Cómo se forman estas redes neuronales? Imaginen este ejercicio: Miren su mano derecha e intenten uno a uno, teniendo la palma hacia arriba, de plegar los dedos hacia el centro de la mano: Hagan así por ejemplo, menique, dedo medio y pulgar (dedo 1,3 y 5), en ese orden. Primero lentamente y luego tratando de hacerlo cada vez más rápido. Al principio costará – se irá creando una red neuronal que responda a estos movimientos – El principio del aprendizaje cuesta. Imaginen un sombrero de copa (o campana de Gauss para quien la conoce) y como las neuronas nuevas (de este aprendizaje incipiente), comienzan a subir por el lado izquierdo del sombrero o de la campana. Arriba se encuentra el conocimiento consolidado (supongamos, movimientos dedos 2, 4 y 5) – Si repetimos el ejercicio con el meñique, medio y pulgar, durante 15 minutos y lo realizamos durante 20 días, nos saldrá automáticamente, se transformará en aprendizaje consolidado – cima de la copa – y habremos logrado (por el desuso), hacer descender las neuronas del ejercicio 2, 4 y 5. Así vamos construyendo nuestras redes neuronales, con distintas conexiones sinápticas. Cuanta más conexiones, más redes, mayor materia gris, mejores respuestas ante los desafíos de la vida. Así se construyen nuestros patrones de conducta, nuestra razón de ser. Aquí yace nuestra libertad. Podemos moldear nuestro cerebro como queramos. Conclusión Decía Nelson Mandela: “Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límites. Es nuestra luz, no la obscuridad lo que nos asusta. “ Vimos que la función principal de nuestro cerebro, es la de SUPERVIVENCIA. Pero gracias a nuestros LPF, también tenemos la posibilidad de dirigirlo hacia la TRASCENDENCIA. De hecho, venimos equipados con ambos instintos. Depende de nosotros cual prevalezca. (¿Hay algo más extraordinario que tener la posibilidad de poner ciertos límites, de tener libertades en la vida, para SER como queramos SER?) Hay dos filosofías de vida: la de la supervivencia, basadas en el eje Hacer – Tener – SER (donde el ser es solo función de lo que se tiene. Es perseguir el YO IDEAL, que nunca se alcanza y solo genera frustración y los resultados que vemos en lo

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que destaca mal en nuestro mundo actual). La otra filosofía corresponde al eje HACER – SER – TENER, donde lo que se tiene es función de lo que enriquezca al SER. El tener es una consecuencia no el objetivo del ser. Trascendencia, precisamente, es aumentar la capacidad de controlar los instintos evolutivos pro supervivencia, permitiendo que tengan relevancia los instintos evolutivos pro-altruismo. Los científicos estudiosos del cerebro en tiempo real, buscaron que daba mayor “felicidad” al cerebro. Descubrieron que no es el alimento, el dinero, el sexo. Lo que ilumina todo nuestro cerebro, es la transcendencia, el altruismo, el ayudar al otro, el “experienciar” la vida (por eso hoy se considera un gasto ideal viajar, porque eso enriquece nuestra bodega emocional y va derecho al polo placer). Somos seres gregarios, sociales por naturaleza. También la neurociencia ha probado que la exclusión social, produce un dolor físico en nuestro cerebro, similar al de un golpe – Se ilumina la misma área cerebral. Creo haber establecido la importancia de tener una buena salud emocional, de controlar nuestras emociones, nuestros pensamientos, para lograr la paz interior, el control total de nuestro cerebro cognitivo ejecutivo que nos permita orientar nuestra conducta a hacia un fin que de sentido a nuestra vida e impacte positivamente en el medio ambiente, para enriquecimiento de la UCCMM propia y la de nuestros congéneres. Solo así construiremos un mundo mejor. La Neurosicoeducación y el Neurosicoentrenamiento, no es otra cosa que entrenar nuestros lóbulos prefrontales, y a todo el cerebro, para controlar, gestionar y comprender nuestro sistema instintivo emocional y aprender cada día, que es lo que estimula y enriquece nuestro cerebro, que gracias a la neuroplasticidad ⁸ , aprenderá hasta el día de su muerte. A la frase, “creo en un mundo mejor”, saquémosle el “en”, porque es posible. Podemos crear realidades, mejorar nuestras conductas, crear vínculos saludables y un mundo más amable para todos, pero debemos empezar por nosotros mismos. Lo demás, llegará por añaduría. Ya no hay pretexto. No lo tenemos más. Nuestra libertad, el verdadero libre albedrío, yace en el control, la educación, el entrenamiento, de nuestros maravillosos – y aún precoces – lóbulos frontales. Ya Epícteto⁹ en la Antigua Grecia, lo presentía: “Para mí, todo es de buen augurio, porque depende de mí sacar beneficio de ello.” - “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”. Les deseo (y me deseo), entonces, que puedan manejar eficazmente las emociones y los pensamientos, ya que como cité al principio “Ni tus peores enemigos pueden hacerte tanto daño como tus propios pensamientos” (BUDA)

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NOTAS 1 – Dr. Mario Alonso Puig – Médico Especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, Fellow de la Harvard University Medical School y Miembro de la New York Academy of Sciences y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia. 2 – Joe Dispenza, Dr. En Quiropráctica de la Universidad Life de Atlanta, Georgia, EE.UU. Su carrera de universitaria de grado fue en el campo de la bioquímica y los de postgrado y educación permanente, en el terreno de la neurofisiología y el funcionamiento del cerebro. Autor del libro Desarrolle su Cerebro (La ciencia para cambiar la mente) y actualmente, “Deja de ser tú”, que va en la dirección planteada en la monografía, para desarrollar nuevos y más eficaces, patrones de conducta. En el primer libro citado, habla precisamente de la sanación espontánea producto de una investigación de 4.000 casos de personas con alguna enfermedad terminal, desahuciados por la medicina actual. Su búsqueda fue establecer las coincidencias que tenían estas personas que remitieron en su enfermedad. Encontró cuatro. Estamos ahora en condiciones de comprender las mismas:

Que existe una inteligencia superior innata que nos da vida y puede sanar el cuerpo- Es nuestro sistema nervioso autónomo que regula toda nuestra biología sin intervención consciente nuestra alguna- Pues, hay que dejarla trabajar, y tal vez, no dirigirla hacia una enfermedad – (Ya Hipócrates nos decía en la Antigüedad, que los síntomas no son la enfermedad, sino la cura. También Irvin Yalom cita que lo que cura es el vínculo , lo que no asombra ya que somos seres gregarios, sociales

Los pensamientos son reales, los pensamientos afectan al cuerpo de manera directa. Los pensamientos son materia (lo tratamos en la monografía)

Podemos reinventarnos – Ya lo vimos también. Hoy se sabe para agregar, que con el esfuerzo mental apropiado, el cerebro no conoce la diferencia entre el esfuerzo mental y el físico. Muchos atletas mejoran su performance utilizando la imaginación creativa, por ejemplo, viéndose frente a un aro y ejercitando los tiros como si estuviera presenta. Pruebas se hicieron entre quienes tiraban al aro realmente, quienes miraban hacerlo y quien solo lo imaginaban. Los resultados fueron sorprendentes, por eso, se imaginan, hoy se aplica el método.

Somos capaces de prestar tanta atención a algo, que podemos perder la noción del espacio y tiempo relativos: El ser humano es el único ser viviente, que es capaz de cortar una porción de la realidad, logrando que lo demás aparezca. – cuando leemos por ejemplo - Podemos no pensar en la enfermedad, y focalizar la atención en aquello que nos gusta. Una forma de dirección hacia los pensamientos positivos.

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3 – Epigenética: Es el estudio de modificaciones en la expresión de genes que no obedecen a una alteración de la secuencia del ADN y que son heredables. Una de las fuentes de mayores modificaciones de los genes es el factor ambiental y puede afectar a uno o varios genes con múltiples funciones. Por ello cité que no estamos precisamente predestinados sí o sí a nuestra herencia genética. Si dos hermanas gemelas tienen exactamente el mismo dibujo genético, ¿porque llega una a desarrollar un cáncer y la otra no? – Alguien con inteligencia musical nata, genética, ¿puede desarrollar ese talento en un entorno donde se odie la música, no se motive, no se practique, o bien, como conté el caso de mi esposa, a pesar del estudio, surgirá ese talento voluntariamente? 4 - Dr. Roberto Kertész – Médico psiquiatra introductor del Análisis Transaccional, Multimodal y Manejo del Estrés en Latinoamérica y España. Es además consultor organizacional, rector y Decano de la Universidad de Psicología y Ciencias Sociales, Universidad de Flores (UFLO) 5 – Neuronas espejo: Son un grupo de células que fueron descubiertas por el equipo del neurobiólogo Giacomo Rizzolatti y que parecen estar relacionadas con los comportamientos empáticos, sociales e imitativos. Su misión es reflejar la actividad que estamos observando. Gracias a este descubrimiento, además del aprendizaje que se dedujo que por imitación, hizo que el hombre avanzara rápidamente en el aprendizaje (ya que no podíamos andar por el mundo aprendiendo a lo largo de la vida, por el mecanismo prueba y error), conocemos hoy también del contagio emocional, ya que en nuestro cerebro gracias a estas neuronas, se nos ilumina la misma zona del cerebro que la persona que está realizando determinados movimientos o experimentados determinados estados emocionales (por eso al ver una película, sentimos empatía con quien ríe o llora, produciendo en nosotros similar estado.) 6 - Encéfalo: El encéfalo es la masa nerviosa contenida dentro del cráneo. Está envuelta por las meninges, que son tres membranas llamadas: duramadre, piamadre y aracnoides. El encéfalo consta de tres partes más voluminosas: cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo, y otras más pequeñas. En su interior hay ventrículos cerebrales llenos de líquido cefalorraquídeo. 7 – Camino corto y camino largo – Joseph LeDoux, neurofisiólogo francés, junto a un numeroso grupo de investigadores, logró, en el contexto del estudio del miedo aprendido, demostrar la existencia de vías que transmiten la información sensorial desde el tálamo a la amígdala, sin intervención primaria de los sistemas corticales, lo que se puede interpretar como una evidencia de que existe un procesamiento emocional pre cognitivo. De hecho, este autor propuso el concepto de sistema de evaluación amigdalino, por cuanto a la amígdala se le atribuyen funciones de valoración primaria sobre estímulos emocionalmente relevantes para el organismo. Fue quien estableció los tiempos de respuestas amigdalinas con el camino corto y, la del Neocórtex, con el camino largo mencionado en la monografía. Es autor del conocido libro, El cerebro Emocional. 8 - Neuroplasticidad: Lo que se llama en la ciencia neuroplasticidad cuestiona un dogma que existía previamente por el cual se creía que el sistema nervioso era una estructura rígida e inmodificable. Esta creencia postulaba que los seres humanos nacíamos con una cantidad predeterminada de neuronas y estas se conectaban entre sí de una manera para siempre. Este concepto existió durante

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mucho tiempo hasta que diversos experimentos mostraron que el sistema nervioso tiene la capacidad de modificarse y cambiar incluso en la edad adulta. Se ha demostrado que existe producción de nuevas neuronas en algunas regiones del cerebro adulto de distintas especies. Existe además una neuroplasticidad positiva y una negativa, ya que como se imaginarán, el número de neuronas no es infinita, y si el hipocampo crece en alguna parte producto de nuevo aprendizaje (neuroplasticidad positiva), en otra debe decrecer (neuroplasticidad negativa, conexiones sinápticas que caen en desuso). De lo contrario nuestro cerebro crecería infinitamente, tendríamos fuerte dolores de cabeza, y las mujeres, caderas enormes para parir seres con mucha información y una enorme cabeza. 9 - Epícteto: Filósofo griego (55 – 135) , perteneciente a la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma.