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Identidades de gnero en Amrica Latina:mestizajes, sacrificios, y simultaneidades
Sonia Montecino
a intencin de este trabajo es hacer una breve resea de algunas de las
ideas que se han planteado en relacin al ser femenino
latinoamericano, sus semejanzas y puntos comunes, as como
aventurar algunas pistas para la articulacin de un discurso cultural que
muestre las plurales dimensiones de la constitucin y condicin de gnero
en nuestros territorios. Por otro lado, mostraremos la centralidad del
smbolo Madre en la cultura mestiza y su ambivalencia en tanto supone la
nocin de sacrificio (con su trasfondo de violencia) y un juego permanente depoder/antipoder. La sugerencia que realizamos pone el acento en la
necesidad de concebir al sujeto-mujer y al sujeto-hombre desde la
multiplicidad de identidades que los constituyen, sin reducirlos a un solo
plano.
Construccin cultural de las diferencias de gnero:simultaneidades
En primer lugar es preciso aclarar qu entenderemos por el concepto de
gnero. Este concepto surge como una superacin de la categora
sociolgica La Mujer concebida como una esencia universal. As, el
trmino gnero aludir al hecho de que ser un hombre o ser una mujer
est determinado ms que por la biologa por la cultura, por lo social. De
este modo, el gnero est nombrando la construccin cultural de las
diferencias sexuales. Vale decir, cada grupo humano elaborar unadeterminada manera de concebir lo masculino y lo femenino, as como las
relaciones entre ambos, y esa elaboracin tiene que ver con su historia
particular, con su modo especfico de morar en el mundo.
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Por ello el tema de la identidad de gnero restituye un doblemovimiento: el de lo particular y el de lo universal, y en ese sentido laconstitucin del s mismo estar atravesada por la unicidad y lamultiplicidad. As, la persona tomar los materiales de su identidad desde lacultura a la que pertenece; pero tambin de su clase, de su familia, de losmodelos femeninos y masculinos en que ha sido socializado. Por tanto, suconformacin como sujeto ser una experiencia que conjugar elementossingulares, intersectados por variables plurales: una clase, una cultura.
Cuando decimos que la identidad es una experiencia, es porque estlejos de ser una "conciencia" -en el sentido de una estructura del logos, de un
discurso filosfico-, y creemos que esto es, sobre todo, pertinente a lossujetos latinoamericanos, puesto que en este caso la identidad tomar susmateriales de una cultura que est ms cerca del rito, de una cultura que esuna sntesis de varias otras y que se reproduce, mayoritariamente, portradicin oral.'
As, si entendemos el gnero como una categora cultural, como unaconstruccin social que define los contenidos de lo que es femenino ymasculino, y no como una esencia biolgica, deberamos colegir que laidentidad de gnero extraer sus atributos del ethos particular en que lossujetos moran. Las identidades de gnero, entonces, estarn nombrando-por su misma definicin- diversidades y aperturas.
De esta manera, creemos que la identidad de gnero supone uncruce constante de variables. As por ejemplo, se es mujer en una sociedaddeterminada, pero simultneamente se puede ser joven (categora deedad), indgena (categora tnica), pobre (categora de clase). Como la
identidad es una experiencia, cada una de esas condiciones ser vivida almismo tiempo por la persona. La simultaneidad parece ser la clavehermenutica para comprender que el s mismo se estructura en lapluralidad. Este punto parece de vital importancia para no entramparse enposturas esencialistas en relacin a la identidad y para superar laamenazante marca histrica de reducir a las personas a una sola de lasvariables que la constituyen; el peligro de ello est a la vista: para elnazismo los judos slo existan en
1Estas ideas sobre el concepto de identidad las he tomado de Pedro Morand.
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tanto una categora tnica, por ello su muerte no era objetable, los otrosrasgos de su identidad no eran relevantes.'
Por eso no podemos reducir la identidad de gnero a una nicaimagen: ser mujer u hombre, por ejemplo, sino que sera preciso tratarde percibir el contorno de mujeres y hombres habitando un espacio dotadode mltiples significaciones, de las cuales se nutren a lo largo de su vida.Espacio de smbolos, de relaciones, de interacciones entre sujetos, que estteido por la histora y por su transmisin generacional.
Identidades y mestizajes: la densidad social
y simblica de la Madre
En algunos trabajosahemos intentado avanzar en las posibles formas deconstruccin de identidades de gnero en Latinoamrica, sosteniendoque en nuestro continente existe una cultura mestiza que tendra comosingularidad la creacin de un nuevo orden y de nuevos sujetos, ya noindios ni europeos, sino hbridos, cruzados, cuyo nacimiento -real y
simblico- estuvo signado por la ilegitimidad. La hiptesis que hemossostenido es que la experiencia histrica de la unin, violenta o amorosa, dela mujer india con el hombre espaol -dentro de una relacin "ilegtima"desde el punto de vista de unas y de otros-, trajo como consecuencia elnacimiento de vstagos cuya filiacin paterna era desconocida. Losmestizos tuvieron como nico referente de su origen a la madre, la cualtambin fue en muchos casos la nica reproductora (en el sentido eco-nmico y social) de ese "nuevo mundo familiar".
Desde esa experiencia histrica emerge la imagen de la madre comopresencia y la del padre como ausencia. Es decir, historia de linajes truncos,historia de linajes maternos que debieron ser ocultados, pues ser mestizo omestiza era pertenecer al lado oscuro, al lado no-blanco de la nacientesociedad colonial. Pero, aunque oculto, el peso de la presencia materna en laconstitucin de las identidades de
2Para profundizar en este pensamiento y en el fenmeno de la sobrecatequizacin de la
identidad, vase George Devereux.
a Vase la bibliografa.
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gnero se hizo sentir. As lo femenino quedar construido desde el modelo deLa Madre, y lo masculino desde el modelo del hijo o del padre ausente.Constitucin de gneros en donde no se pone en relacin a una mujer y a unhombre (a pares en su condicin de sujetos), sino a madres e hijos(masculinos ausentes) en una relacin filial.
Por otro lado, ms que en el mestizaje biolgico, hemos detenidonuestra mirada en el mestizaje cultural, en los sincretismos, en la amalgamaconstante de smbolos, lenguajes; en los prstamos, copias, usurpaciones,etc., que los y las mestizas han realizado como gesto constante de re-creacin social. Uno de los procesos de sincretismo ms relevante del
ethos mestizo es la alegora mariana, en tanto relato de fundacin y mitode origen y destino, as como fuente de congregacionismo ritual.
Se perciben algunos puntos de encuentro en las investigadoras eintelectuales latinoamericanas a partir de la idea de que la cultura mestizaentrega particularidades a la constitucin de las identidades de gnero' y queel culto mariano posee un peso crucial en la formacin del s mismofemenino. Por ello, podramos decir que en el caso de nuestros territorioshabran algunos "universales" (mestizaje, marianismo) que se realizan demodos particulares en cada pas, dotando a las identidades genricas decontenidos especficos.
La Eva Malinche
Para la antroploga nicaragense Milagros Palma la figura de la
Malinche constituye un mito fundacional del orden social latino-americano, por ello codificara nuestro pasado y explicara nuestro presente.Los ejes fundamentales de este "relato" estaran dados por la oposicin
victoria/derrota, los cuales estaran relacionados con hombre/mujer,identificndose el primero con el conquistador y la segunda con la mujerindgena violada.' En sus orgenes el sujeto mestizo se percibira comofruto de una deshonra, la cual ser entendida como una traicin (la de lamadre india que "se deja" violar
4 Vase Palma y Vega.5 Esta idea y otras en relacin a los procesos de mestizaje bsicamente en Mxico y en el
mundo mesoamericano, son tomadas por la autora de Octavio Paz.
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por el espaol). De all que el mito de la Malinche traiga a escena larelacin problemtica del hombre latinoamericano con lo femenino (la mujer
"chingada" o violada en trminos de Octavio Paz).Por otra parte, la leyenda de la Malinche hara aparecer la nocin dela mujer como objeto de intercambio (es vendida por sus parientes comoesclava a los mayas, y luego es "regalada" por stos a Corts). Ella ser enel relato primeramente un objeto y, posteriormente, al actuar, ser unsujeto; pero cuando lo es se transforma en "traidora". Para la autora laMalinche "...habra quedado en el absoluto anonimato si con la inteligencia
y fidelidad al amo que la elev a la categora de seora no hubiera
contribuido a la ruina del poderoso imperio azteca".6La condena de la Malinche se afinca en una poca de nacionalismos y
de bsqueda de la identidad mestiza: la mirada nostlgica al pasadoindgena hace que ste sea glorificado y purificado y la Malinche culpada.
As, la desgracia arquetpica del mestizo se explica por la maldad de unamujer (la cada del imperio azteca por el poder diablico femenino).'
La autora concluye que el mundo mestizo no ha podido integrar lo
femenino, pues no ha logrado an reconciliar pasado y presente, vale decirno ha superado el "trauma" de ser producto de una violacin; por ello hastahoy da lo femenino permanece como estereotipo de lo "chingado". Comocorolario, las oposiciones conquistada/conquistador an permanecen, ascomo la violencia asociada a ellas. El rechazo a la Malinche (lo femenino) sesutura con la exaltacin de la Virgen.
Desde nuestra ptica la lectura que ofrece esta visin de losgneros y la cultura mestiza reproduce el juego de oposiciones bien/ mal;
Mara/Eva; puro/impuro, tradicionales de la cosmovisin catlica. Lapropuesta de matriz cultural desde la cual las identidades de gnerotoman sus elementos es una que supone a lo femenino como lo derrotado,lo abierto, lo violado, lo conquistado. El modelo sufriente de Mara es elque estara en la base de la legitimacin social del gnero-mujer en
Amrica Latina.
6Palma, 1990:23.
' Maldicin que, adems, se transmite de madres a hijas, como lo sugiere la idea de que laMalinche fue entregada por su propia madre a los mayas.
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Las vergenzas femeninas
Desde otra vertiente, pero que se toca con la anterior, Marit Melhus,haciendo un estudio de caso actual en una comunidad agraria deMxico, constata que las nociones de vergenza, sufrimiento y virginidadseran constitutivas de los estereotipos e ideologas que definen laconstitucin del gnero femenino en ese poblado, caractersticas que ellaextrapola para Latinoamrica en general.
La vergenza est asociada al "honor" y ste vinculado a lasexualidad de las mujeres. El estado de "pureza sexual", es decir el de la
virginidad, es altamente valorado en las solteras y en las casadas se
expresara como castidad. Pero, el sentido por excelencia que definiralo femenino es el sufrimiento, el cual est asociado a una "maternidaddolorosa". El modelo que hay tras estos imperativos de la identidadfemenina sera el de la Virgen Mara: "Es la Madre Dolorosa la que seevoca segn una costumbre arraigada de la imagen de la mujerlatinoamericana como la madre envuelta en lgrimas, que lamenta laprdida de su hijo, encontr eco en todo el continente".8 Estos rasgosatribuidos al gnero femenino se darn dentro de dos ideologas que loslegitiman: el machismo y el marianismo.
Espejos y cristales de las mujeres quich
Los modelos de identidad de las mujeres indgeneas quich de Que-tzaltenango (Guatemala), tal como los observa Mara Jess Bux,ofreceran dos rostros: un paradigma "cristal" que "...se configura en
transparencia rutinaria con el sistema cultural nativo" y uno "espejo" que"...se constituye en reflexin consciente y definicin propia sobre lasdisponibilidades culturales del entorno".9
El primer modelo, el cristal, supone una identificacin vicaria de lasmujeres con su medio cultural. Sus autorrepresentaciones son a travsde su familia: hijas, esposas y madres indgenas de una determinadacomunidad. Su identidad se construye as con un refe
8Melhus:46.
9Bux:33..
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rente comunitario que simblicamente est ms ligado a un significadomaterno (o matritico) que a uno poltico o patritico. Por ello, se tratara de
una identidad relacional y no diferenciada: "...se es porque se pertenecesin necesidad de afirmarlo o negarlo, sin tener una conciencia clara de lasdiferencias..."."'
En el caso del modelo espejo, ellas se autodefinirn como unaentidad que es mujer, madre, vendedora, lavandera, ciudadana, quich,de Guatemala. Aunque este grupo de mujeres contina con su tradicinde vestimenta, alimentacin y trabajos, ellas no " ...internalizansimplemente estndares culturales, sino que desarrollan una identidad
fragmentada en sus combinaciones culturales, que no es rgida, sinoprofundamente flexible, lo cual permite una competencia diversificada ycontextualizada"." Es interesante notar que estas mujeres se adscriben alos testigos de Jehov, los cuales son percibidos con un estilo de vidaideal en cuanto a la pareja (respeto, deferencia, ayuda mutua, realizacinindistinta de tareas en el hogar) y por tanto representan un modelodeseable para su propia realidad matrimonial.
El caut iverio de la madresposa
Para Marcela Lagarde la constitucin de la identidad femenina est dadapor el proceso de asuncin (o los diversos ritos de pasaje) del estado demadresposa. As, maternidad y conyugalidad conformaran a las mujeresindependientemente de su clase, edad, nacionalidad, etc. La Virgendara el mito que legitima la identidad de madresposa, toda vez que ella
representa el cuerpo intocado, el cuerpo enteramente materno asociado a lanaturaleza.
Pese a su universalidad, Lagarde sostendr que la clase determinarlos contenidos especficos de la identidad materna. As por ejemplo, para lasmujeres que viven en la extrema pobreza, la maternidad es un espacio deopresin y explotacin, de dolor e impotencia de ver morir a sus hijosdesnutridos, de culpa y rabia por esa realidad. Sera una maternidad
doliente.
10 Bux:35.
11 Bux:37.
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Desde esta perspectiva, ser mujer es ser madre y el primer parto serael ritual simblico del nacimiento de la verdadera mujer: la madre
biolgica; la madre de leche (nodriza); la nana (la sierva-madre); tambinlas abuelas, tas, vecinas, etc. A su vez existen las "madres pblicas",aquellas mujeres que a travs de sus oficios realizan la reproduccin social:maestras, enfermeras, doctoras, trabajadoras sociales, etc. Para Lagardelas identidades de gnero en Mxico se definiran desde el maternazgo yel machismo, los cuales daran las bases culturales para la estructuracinde la identidad de las mujeres madresposas.
La vertiente del imaginario
A travs de una reflexin desde Per, que no se anda en el temaespecfico de la identidad femenina, pero s en una de sus particularidades -las categoras de autopercepcin mestiza- se pueden rozar las oposiciones que estructuran el pensamiento sobre el s mismocolectivo e individual. Imelda Vega ha incursionado en el imaginario
de Doa Carolina, anciana militante aprista, y Felicitas, hija y esposade minero. En ambas, la autora encuentra un discurso de vida articulado por las parejas bien/mal; antes/ahora y, en el caso de la primera, la oposicin jefe/Carolina,12en donde el primer polo (repre
sentado por la figura casi mtica de Ral Haya de la Torre) est asociado a bien, a padre, a Ser Superior, amigo y salvador. El polo Carolina est asociado a nia, pobre, desvalida, limitada por la materni
dad (para luchar polticamente); pero valiente; sumisa ante el jefe y
con el derecho de "...ir a luchar polo en mano, para defender a loscaeros, y puede aspirar a dar la vida a cambio de la del 'salvador ".13
La autora sostiene que las contradicciones de esta forma depercibirse sern ordenadas a travs del concepto de "salvacin" queda lugar a un imaginario femenino caracterizado por una forma de
proteccin por carencia "...inserta en la capacidad mtico-simblica:capacidad que le permite convertir en arma todas sus carencias para
12Cf..Vega, 1990.
13Vega:157.
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volverla contra quienes los excluyen y contra la exclusin de queson vctimas".14
Por otro lado, en el caso del discurso de Felcitas,15
la oposicin degnero varn/mujer aparece nombrando una inferioridad para esta ltimapor medio del silogismo: "La mujer sale encinta, con hijos no se puedeestudiar, la mujer no es de confiar". Vega sostendr que en el relato sobreel s mismo de Felcitas aparecen al menos tres niveles de subordinacin: elnatural: el embarazo como inferioridad sexual; el social: ser apoyo del padre ydel marido (por los hijos ella luchay soporta); el econmico: el marido es elresponsable del hogar, el trabajo domstico no es una responsabilidad
(es "natural"), "ella es basura al lado del varn instruido".16De esteanlisis la autora concluye que la "mujer minera" no existe como sujeto,sino que existen esposas, hijas y convivientes de mineros.
Vctimas y sacrificios
El bosquejo que hemos realizado propone una serie de cuestiones a la
reflexin sobre la identidad del gnero femenino en Amrica Latina. Por unlado, podemos percatarnos que an habiendo una diversidad de enfoquesstos confluyen hacia campos similares. A nivel general hay una fuerte
vinculacin de la construccin del s mismo con la esfera de la religiosidad:ya sea en el caso explcito del modelo mariano o en el implcito de lasconcepciones mtico salvacionistas de Imelda Vega o en los modelosespejos de las mujeres quich (el paradigma de los testigos de Jehov).
As, encontramos un universal en Amrica Latina que tendr formasde realizacin especficas en cada pas: la constitucin de las identidades ysu tendencia a la transformacin o a la conservacin de rasgos a travs deun referente simblico religioso.
Deseo insinuar algunas posibilidades de interpretacin quepodran, en un momento dado, conformar un camino para la comprensinde este tipo de constitucin de identidad de gnero y sen
14 Vega:159.
15 Cf. Vega, 1992 16
Vega, op. M.:32.
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deros virtuales de superacin de la misma. Estas ideas arrancan de lospostulados de Ren Girard en cuanto a que el nacimiento de lo sagradosupone en sus inicios una vctima, un chivo expiatorio (por tanto la nocinde persecucin) y un sacrificio que har, posteriormente, a esa vctimasagrada. Desde este punto de vista lo sagrado est ligado a la violencia.En palabras del autor: "La conjuncin perpetua en los mitos de una
vctima muy culpable y de una conclusin simultneamente violenta yliberadora slo puede explicarse mediante la fuerza extraordinaria delmecanismo del chivo expiatorio [...] Es concebible que una vctima aparezcacomo responsable de las desdichas pblicas, y eso es lo que ocurre en los
mitos, al igual que en las persecuciones colectivas, pero la diferencia resideen que exclusivamente en los mitos esta misma vctima devuelve el orden,lo simboliza e incluso lo encarna"."
A partir de estos planteamientos podramos leer las aproximacionesque hemos expuesto, sobre las identidades de gnero, asumiendo que enel sustrato cultural latinoamericano las mujeres son victimizadas, y queellas se asumen como vctimas toda vez que su identidad arranca de unacosmovisin en donde predomina lo femenino-sagrado. Expliqumonos.En el caso del mito de la Malinche es claro que la accin femenina provoca lamuerte (del imperio azteca), por ello Malinche debe ser condenada (ser
vctima, ser sacrificada). Por extensin, las mujeres -dentro de eseimaginario- sern transformadas en vctimas: la violencia contra ellas eslegtima, socialmente, puesto que son causa de un desorden. Corolario deeste pensamiento es la ereccin de la vctima en objeto divinizado, sagrado:el culto a la Virgen Madre.
De este modo, las mujeres en la cosmovisin mestiza seran sujetos deuna identidad emergida de un doble movimiento: por un lado, el de latransgresin,y por el otro el de la victimizacin y el consecuente sacrificio.Ese juego de fuerzas se resolvera en la constitucin de cada mujer como unaMadre espejo y reflejo, a su vez, de una divinidad materna que evoca elsacrifico y, por tanto, la violencia arcaica que la hizo sagrada.
17 Girard: 60.
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Esta mirada en torno a las identidades del gnero femenino tendracomo sustrato una nocin de las mujeres como entes puramentesexuados, cuerpos carentes de otro contenido que no sea su meraposibilidad gensica. Es por ello que las transgresiones al orden estnsiempre vinculadas a la sexualidad y su resolucin sobrenatural. Desdeestas sugerencias no es extrao que las identidades y las autopercepcionesfemeninas sean relacionales, ancladas en el mito y en el rito, en los"cristales" como dira Bux.
As, si un "malestar" emerge de la cultura mestiza podra en-contrarse, tal vez, en el papel ambiguo, tremendo, fascinante y
numinoso de La Madre en tanto modelo simblico y concreto de laidentidad de las mujeres, y por cierto de los hombres. En el caso de Chilehemos avanzado un poco tratando de elucidar cmo lo masculino seconstituye en torno a la imagen de la Madre Sola (la madre soltera)detectando lo drmatico que es tanto para los hombres como para lasmujeres ese nico referente de identidad familiar. Sin duda hay queavanzar en nuevas investigaciones que puedan ayudar a delinear cmo laidentidad masculina se estructura dentro de la cosmovisin mestiza delsacrificio de lo femenino como fuente del orden. El malestar al quealudamos, desde nuestra ptica, proviene precisamente por el problemaque enunciramos al comienzo: la reduccin de las identidades a una solade sus expresiones (y que como decamos en el caso de los judos losconvirti en vctimas). De esta manera, si la cultura define para lofemenino nicamente una identidad materna -o hace dominar el serencerrando al sujeto mujer en una unicidad que fcilmente la puede llevar a
constituirse en un chivo expiatorio y por ello a debatirse en el constantejuego de ser transgresora, vctima sacrificial e imagen sagrada.
Una posible superacin de esta forma de definir las categoras delgnero femenino est en romper el crculo que hace, en nuestrosterrritorios, de toda mujer una vctima. Ruptura que, creemos, se anclano slo en una crtica a la cultura mestiza que nombra as a lo femenino,sino que a las herramientas tericas utilizadas para describir o"denunciar" la condicin del gnero.
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Reflexiones finales
Este somero recorrido que hemos realizado por los posibles contornos de
las identidades de gnero en Amrica Latina, hace asomar una variedad de
interrogaciones en distintos campos: en el terico y metodolgico, en el
poltico, en el prctico cotidiano. Salta a la vista que es preciso hacer una
conexin entre ese modelo universal de identidad de gnero (la Madre)
que aparece en nuestros territorios y su concrecin particular en sectores
determinados. Hacer el esfuerzo de articular la matriz de identidad materna
con los rasgos y atributos del s mismo dados por la clase, la etnia, la edad,
realizndose en un tiempo y un espacio singulares, sera de vital
importancia para romper con la reduccin analtica del gnero.Fundamental aparece tambin una indagacin permanente en la esfera
de la 'cultura mestiza que entrega los contenidos de las identidades de
gnero; esfera que ha sido poco estudiada en las precariedades materiales
(la pobreza, el subdesarrollo) que la investigacin sobre el imaginario y la
cosmovisin que permite la reproduccin de determinados valores
(simblicos, sociales y econmicos) y la legitimacin de ciertos ordenes. En
el mbito de la constitucin de identidades, una mirada crtica a la cultura
quizs arrojee valiosas herramientas de comprensin y accin qu podranayudar a orientar algunos cambios.
Las variaciones, las pluralidades, las identidades constituidas en la
interseccin de diversas variables, seran elementos que posibilitaran
nombrar la identidad de los sujetos mujeres y hombres en el complejo y
rico entramado que es la existencia. La limitacin de ellos a una pura
dimensin de su ser, ya sea la biolgica, la poltica, la social, la econmica, la
religiosa u otras, llevara a reproducir los mecanismos de legitimacin de las
desigualdades, la violencia y el sacrificio. La aventura que proponemos escomenzar a jugar con esa imagen del modelo espejo propuesto por Bux,
con la idea de simultaneidad (que conlleva entender la identidad como
una experiencia), de multiplicidad (que implica el cruce de rasgos provenien-
tes de distintas categoras) y romper con el crculo victimal que condena a lo
femenino a una mera contingencia corporal o a una trascendencia
maternal.
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