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Mosaicos Bizantinos INVESTIGACION Historia de la arquitectura antigua y medieval. Víctor Manuel Llorente Sáenz Raziel López Lara

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Mosaicos

Bizantinos INVESTIGACION

Historia de la arquitectura antigua

y medieval.

Víctor Manuel Llorente Sáenz

Raziel López Lara

L mosaico una de las manifestaciones más conocidas del

arte bizantino, y es una continuación del mosaico

paleocristiano. Al igual que en este estilo artístico, se

usaba para la decoración de paredes, y no de suelos

como era habitual en el mundo romano. Fue el vehículo

idóneo para transmitir el mensaje religioso de esta cultura

y, a la vez un

instrumento de

propaganda del poder

imperial, con lo que

refleja fielmente el

espíritu cesaropapista

que caracteriza el arte

bizantino.

Materiales

Utiliza teselas (es una pequeña

pieza de piedra, terracota o vidrio

coloreado que se utiliza para

confeccionar un mosaico) de

mármol de colores y también de

barro cocido policromadas con pasta de vidrio,

logrando efectos de gran vistosidad, colorido, riqueza y

variedad cromática.

E

Técnicas

Las técnicas empleadas

habitualmente se basan en el

uso de “Opus Tesselatum”, con

teselas cúbicas, todas iguales,

solo cambian los colores y el

“Opus Vermiculatum”, con

teselas distintas, en la que cada

una adopta el contorno preciso

de la figura a realizar. Lo más

frecuente es que en una misma

obra se utilicen las dos técnicas

complementándose entre sí,

puesto que la segunda se

reserva para los contornos de las

figuras y la primera para rellenar

los huecos.

Ejemplos

La tendencia general del estilo se basa en la idealización

de las representaciones, lo que las vincula a un

sentimiento religioso profundamente espiritual que hace

que no haya que materializar las formas, sino darles

precisamente sensación de irrealidad. Por ello las

composiciones son frontales, con figuras que

permanecen aisladas entre sí, con repetición de

esquemas, disposiciones rígidas, sin expresar sentimientos

ni emociones, hieráticas, que se reiteran

monótonamente entre elementos decorativos o de

paisajes.

En la iglesia de San Vital de

Rávena, en el ábside nos

encontramos con los

mosaicos más destacados

del estilo, en los que

aparecen, a la derecha, el

retrato de la emperatriz

Teodora con su séquito y a

la izquierda el del

emperador Justiniano con

el suyo. La propia

localización de los

mosaicos, en el ábside,

justo debajo de la bóveda

en la que se representa a

Cristo sobre la bóveda

celeste, es un claro

indicativo de la

jerarquización del espacio

del mundo bizantino, en el que se pretende dejar claro

en todo momento el poder religioso y político de los

mandatarios.

En el retrato de

Justiniano,

aparece

acompañado

de Maximino, el

arzobispo de

Rávena, que

actúa como

una especie de

virrey en la

misma, y de otra serie de personalidades de su séquito,

portando todos ellos en procesión una serie de ofrendas

de plata. En toda la composición nos encontramos con

convencionalismos tales como isocefalia, total

frontalidad, impenetrabilidad en los rostros, hieratismo,

ausencia de movimiento, “horror vacui”, colores planos,

perspectiva divergente y jerarquización de tamaño, ya

que el emperador se muestra con un canon superior a los

demás, como símbolo de su poder, y de que está más

cerca de Dios. Se trata así de desmaterializar las

imágenes, intentando representar lo sagrado. Pese a ello

hay un notable esfuerzo en la representación de las

cabezas-retrato, sobre todo en los casos del emperador

y el obispo (pese a que Justiniano se representa más

joven de lo que era en realidad), y en el interés por

destacar rodos los elementos de lujo, del oro, la plata, los

vidrios dorados, los trajes, etc. En la representación de la

emperatriz se repiten los mismos convencionalismos y

características.

Mosaicos en Santa Sofía

El Cristo pantócrator (mano

levantada bendiciendo y mano

izquierda sujetando las sagradas

escrituras) y en estilo

“Deësis” (flanqueado por la virgen y

Juan Bautista) fue realizado alrededor

del 1261 y marca el comienzo del

renacimiento bizantino.

El Cristo con la emperatriz

Zoe a su lado. La curiosidad es

que se muestra su tercer marido. Se

iba cambiando la cara del mismo a

medida que ella también

cambiaba de cónyuge.

El rey Constantino

muestra una réplica de la ciudad al

niño y la virgen que reposa en un

pedestal de piedras preciosas.