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Programa Físico– Movilidad II y III – Nuria Ferres
1 Todos los derechos Reservados - AumentaLaInteligenciaDeTuHijo.com
Índice
1. La Movilidad en el Estadio II
1.1. Evaluación
1.2. Programa de movilidad
2. La Movilidad en el Estadio III
2.1. Cuándo el bebé empezará a gatear
2.2. El bebé gatea por un motivo
2.3. Cómo se inicia el gateo
- Control de su cuerpo
- Desarrollo del equilibrio
2.4. Programa de gateo
Programa Físico– Movilidad II y III – Nuria Ferres
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La Movilidad en el Estadio II
En el anterior estadio, el bebé se arrastra usando cualquier método que puede,
utiliza cualquier movimiento sin patrón, incluso pueden parecer movimientos aleatorios.
Dependiendo de las oportunidades que tenga para adquirir experiencia, empezará a
coordinar sus brazos y piernas hasta desarrollar un patrón cruzado en su arrastre,
entonces entramos en el Estadio II.
Estadio Referencia Temporal Movilidad Competencial manual
II Superior: 1 mes Arrastrarse boca a bajo
culminando en arrastre
con patrón cruzado.
Respuesta vital
Desasimiento vital
(soltar).
Respuesta vital
Media: 2,5 meses
Inferior: 5 meses
El arrastre con patrón cruzado es la forma de arrastre más eficaz y avanzada y
consiste en girar la cabeza a la derecha (si empezamos por ese lado) y flexionar el brazo
derecho mientras flexiona la pierna izquierda. Es decir, el brazo derecho y la pierna
izquierda están flexionados al mismo tiempo y acto seguido, cuando avanza, el brazo
izquierdo y la pierna derecha se flexionan simultáneamente.
Es posible que al principio el bebé consiga arrastrarse pero no con patrón
cruzado. Si el bebé se arrastra moviendo sus brazos juntos hacia adelante mientras
empuja con sus piernas, es lo que se llama arrastre en patrón homólogo. Si avanza
moviendo su brazo derecho y pierna derecha simultáneamente mientras empuja con su
lado izquierdo y después avanza su pierna y brazo izquierdo mientras empuja con el
lado derecho, estará arrastrándose con patrón homolateral.
Si no existe ningún problema de salud, el bebé acabará evolucionando su arrastre
hasta el patrón cruzado que es, como decíamos, la forma más eficiente de moverse hacia
adelante en la tierra.
Puede que el bebé llore en algún momento al intentar arrastrarse; siempre sigue
lo que tu intuición te diga, pues a estas alturas ya empezarás a distinguir los motivos del
llanto de tu bebé, sin embargo, observa que es lo que Glenn Doman dice al respecto:
“En ocasiones, en esta etapa., los bebés lloran cuando se arrastran.
Esto es bueno, no es malo.
Lloran por una razón. La respiración rápida y profunda del llanto realmente les da el
oxígeno adicional que necesitan para facilitar el movimiento de sus brazos y de sus
piernas al arrastrarse.
Arrastrarse, en un infante, es el equivalente a correr en un adulto. Si su respiración no
fuera más rápida y más profunda, debido a su ejercicio, entonces no podría correr. Los
infantes necesitan una respiración más profunda y rápida para poder arrastrarse, y el
llorar los ayuda en este proceso.
Si usted es un observador cuidadoso de los niños, habrá notado que cuando un bebé
está en el suelo y descubre un objeto que desea obtener, empieza a respirar más
profundamente. Necesita incrementar su respiración para empezar a mover brazos y
piernas. La mayoría de nuestros niños lloran en algún momento de esta etapa. (…)
Los bebés recién nacidos y los infantes, por lo general, lloran cada vez menos conforme
van controlando sus movimientos.” Glenn Doman
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Evaluación
Cuando el bebé pueda arrastrarse dos metros en menos de tres minutos
utilizando movimientos de patrón cruzado, podemos decir que ha culminado
perfectamente el Estadio II.
Para evaluarle, coloca a tu bebé bocabajo en un suelo apropiado tal y como
explicábamos en el anterior estadio. Si lo pones sobre una cama no podrá avanzar, por
ejemplo. No le pongas excesiva ropa porque le costará demasiado moverse, lo ideal es
un bodi que no le cubra los brazos ni las piernas para que no resbale sobre el suelo.
Túmbate tú también en el suelo a una distancia de unos dos metros (que es la medida
que queremos evaluar aproximadamente) y anímale a que llegue hasta ti. Concédele dos
o tres minutos para que lo haga animándole todo el tiempo. Después recompensa su
esfuerzo con aplausos i/o abrazos, en fin, a tu manera.
Pueden suceder tres cosas:
- Que todavía no pueda recorrer dos metros en menos de tres minutos.
Simplemente aún no ha culminado este estadio de movilidad y necesita muchas
más oportunidades de estar en el suelo bocabajo.
- Que recorra esos dos metros en menos de tres minutos pero sin seguir un arrastre
en patrón cruzado. Necesita adquirir más experiencia para mejorar su
organización neurológica y fortaleza, es decir, se trata de seguir ofreciéndole
muchas oportunidades de estar en el suelo.
- Que pueda arrastrarse en patrón cruzado tres metros en menos de tres minutos.
Perfecto, significa que ha culminado este estadio de movilidad. Aún seguirá
necesitando tener muchas oportunidades de estar en el suelo para continuar con
su desarrollo neurológico y fortalecimiento físico. Le espera el siguiente gran
reto, gatear (Estadio III).
Para que tengas una referencia temporal, un niño promedio suele conseguirlo a
los dos meses y medio. Si ha tenido muchísimas oportunidades de estar en el suelo
bocabajo desde su nacimiento, puede conseguirlo con un mes de edad. Sería interesante
que fuera antes de los 5 meses. Sin embargo, debes tener presente que si no ha tenido
oportunidades de estar en el suelo para fortalecerse y desarrollar su organización
neuronal, puede que tarde mucho más o incluso que se salte esta etapa, lo cual no es en
absoluto recomendable.
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Programa de movilidad
Durante este estadio en el que el bebé está adquiriendo experiencia y fortaleza
para adquirir el arrastre en patrón cruzado, no se trata de eliminar o disminuir ninguna
de las actividades físicas (movilidad, equilibrio y competencia manual) del estadio
anterior porque el bebé necesita reforzar y mejorar las respuestas motoras reflejas. Se
trata pues de añadir otras oportunidades que le ayuden en su desarrollo físico y
neurológico. Así pues, seguimos con el programa del Estadio I con algunas
ampliaciones (para la competencia manual y el equilibrio ver el Programa físico sobre
la competencia manual en el Estadio II y el Equilibrio en el Estadio II).
En este período lo más importante sigue siendo que el bebé esté mucho tiempo
en el suelo, en posición de cúbito prono, es decir, bocabajo. De hecho, esto es
fundamental durante todo el primer año de vida.
A medida que pasan los días el bebé pesa más, por lo que necesita estar más
fuerte para poderse desplazar arrastrándose. Es por esto que en los primeros meses de
vida hay una gran diferencia entre los bebés que han tenido la oportunidad de
fortalecerse y desarrollarse moviéndose en el suelo y los que ha quedado arropados
bocarriba en cunas, hamacas, cucos y demás artilugios que les han privado de moverse y
explorar y, por tanto, de desarrollarse física e intelectualmente.
Así que, si no lo has hecho aún, ofrécele a tu hijo muchas oportunidades de
moverse en el suelo bocabajo. Cuanto más tiempo pase sin intentar arrastrarse, más
difícil le resultará conseguirlo porque su peso aumenta pero él no se fortalece en la
misma proporción. Cada vez le resultará más difícil con lo que, llegados a este punto,
puede que ni lo intente, que se rinda antes de luchar y ésta no es la mejor manera de
empezar, le hemos puesto las cosas demasiado difíciles…
Así es como Glenn Doman describe esta situación:
“(…) tiene una mayor probabilidad de ser gordo y perezoso: no puede llegar a
las cosas que quiere porque ha estado envuelto o enjaulado, de un modo u otro. Cuando
se da cuenta de ello, a menudo, se rinde incluso antes de intentarlo. A medida que gana
peso se le hace más difícil moverse. Duerme mucho porque suele estar aburrido. Es
menos feliz porque no tiene mucho que hacer, mucho que ver, o porque no puede lograr
lo que quiere. Su derecho natural a explorar y desarrollarse se ha visto frustrado.”
Glenn Doman.
En cambio nos describe así la situación opuesta:
“El bebé que ha estado bastante tiempo sobre el suelo es una pequeña dinamo
que está explorando el mundo. Cada día se siente más capaz y seguro de sí mismo.
Come y duerme bien. Es un ser feliz.” Glenn Doman
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El programa de movilidad en el Estadio II, al igual que en el Estadio I, lo vamos
ha dividir en dos tipos de sesiones:
Sesiones cortas en las que animamos al bebé a moverse. Pueden durar un minuto
aproximadamente y puedes realizar unas 15 al día, o menos.
Periodos largos en los que el bebé está en posición prona sobre suelo seguro y
tiene libertad total de movimientos. Lo ideal: siempre que sea posible mientras
está despierto, mínimo 4 horas al día, máximo unas 18 horas al día.
El suelo en el que ponemos al bebé bocabajo tiene que ser seguro, limpio, suave,
cálido, amortiguado y llano. Estas características quedan ampliamente explicadas en el
Programa Físico de Movilidad del Estadio I. La pista de arrastre diseñada para tal fin o
cualquier otro suelo de la casa con estas características y que favorezca su movilidad es
lo apropiado.
Si vestimos al bebé de modo que sus codos, rodillas y pies queden al
descubierto, le estaremos facilitando el arrastre. Por ejemplo un bodi de manga corta o
simplemente el pañal y una camiseta de manga corta.
Es importante que el bebé esté en una zona donde haya actividad, es decir, que
no esté solo sino que el padre, la madre y/o los hermanos
puedan estar próximos trabajando, leyendo, jugando… y
que se acerquen de vez en cuando para animarle y
felicitarle en sus esfuerzos por arrastrarse. Como siempre
tantos besos, abrazos y muestras de cariño y amor como
sea posible porque son tan vitales como el propio
alimento para su desarrollo.
Recuerda colocar objetos que le llamen la atención y que
le creen la necesidad de acercarse para explorarlos porque esa
exploración es precisamente la causa de su desarrollo, así es que
no se los acerques, deja que él luche por acercarse.
“Hoy en día es excesiva la frecuencia con la que se
tiende a colocar al bebé en un entorno en el que no tiene
necesidad de hacer nada que no sea sentarse y permanecer
ocioso. Es un gran entrenamiento para convertirse en un
vegetal, pero no resulta muy divertido para alguien que tiene
una curiosidad natural y que quiere moverse y aprender más
sobre su entorno.” Glenn Doman.
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La movilidad en el Estadio III
En el Estadio III de movilidad el bebé conseguirá la gran hazaña de pasar del
arrastre en parón cruzado (estadio II) al gateo en patrón cruzado para desplazarse. Dicha
hazaña no se consigue de la noche a la mañana sino que se debe a un proceso que vamos
a explicar en este capítulo, así como sus inmensos beneficios y el programa para
estimularlo.
Pero empecemos por el principio…
Los movimientos del arrastre en patrón cruzado que ha realizado hasta ahora el
bebé son de enorme importancia en su desarrollo. Es fácil comprender que dicha
actividad proporcione fortaleza física al bebé pero lo más apasionante es que también
estimulan y aumentan su inteligencia al desarrollar su cerebro y organizar
neurológicamente su crecimiento. Esto es así porque los movimientos de arrastre en
patrón cruzado:
son los responsables de terminar el desarrollo funcional de las áreas
subcorticales tempranas del bebé (estadio II).
han provisto al bebé con el estímulo requerido para empezar la activación de su
cerebro medio (estadio III).
Antes de que el bebé pueda empezar a gatear necesitará muchísimas más
oportunidades de estar en el suelo arrastrándose. Así pues, el programa de movilidad del
estadio III se inicia con más arrastre para que el bebé se fortalezca en todos los sentidos
y pueda empezar a gatear.
Cuándo el bebé empezará a gatear
Saber cuándo el bebé va a empezar a gatear es algo que va a depender de las
oportunidades que haya tenido de estar en el suelo bocabajo, arrastrándose todos los
días y beneficiándose de las ventajas que conlleva el arrastre.
Podemos imaginar tres escenarios teniendo en cuenta la columna de la referencia
temporal del cuadro de desarrollo elaborado por los Institutos de Filadelfia para el
Logro del Potencial Humano:
Estadio Referencia Temporal Movilidad
III Superior: 3,5 meses Gatear sobre manos y rodillas culminando
en gateo con patrón cruzado.
Respuesta significativa Media: 7 meses
Inferior: 14 meses
Inferior: el bebé que ha permanecido bocarriba arropado en cunas, hamacas,
cochecitos, etc., con muy pocas o ninguna oportunidades de arrastrarse. En este caso su
habilidad para arrastrarse, y más tarde gatear, se desarrollará muy lentamente y, como
resultado, el desarrollo de todos sus sistemas corporales y, lo que es más lamentable,
todo el crecimiento de su cerebro también se retrasará. Puede que empiece a gatear a los
14 meses o incluso pase por alto esta etapa.
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Media: Sucede cuando al bebé no se le ha negado la posibilidad de arrastrarse
pero tampoco se le ha alentado a hacerlo, es decir, se habrá arrastrado un poco por
casualidad. Es, de hecho, lo que tradicionalmente sucede con los bebés promedio en los
que el desarrollo de su movilidad es de nivel promedio y sus sistemas corporales crecen
en forma promedio igual que su cerebro. En algún momento entre los 7 meses y el año
empezará a gatear.
“Qué gran tristeza criar a nuestros niños por casualidad.
Alimentamos sus estómagos con la mejor comida que podemos comprar. En cambio,
alimentamos sus cerebros por casualidad.
Por encima de cualquier otra cosa, deberíamos asegurar a nuestros hijos recién
nacidos el más importante de todos los derechos, el derecho a alcanzar su máximo
potencial humano.” Glenn Doman
Superior: el bebé ha tenido un ambiente
ideal en el que ha podido estar mucho tiempo en
el suelo bocabajo desde su nacimiento. Ha
podido arrastrarse sobre una superficie
adecuada, ha sido alentado constantemente para
hacerlo y ha recibido amor y reconocimiento
por ello. En este caso puede incluso que inicie
su gateo a los tres meses y medio de edad.
El bebé gatea por un motivo
La activación del cerebro medio significa que el bebé se mueve como respuesta
significativa a algo, es decir, se mueve con un objetivo. El gatear es una función que
está dirigida a alcanzar una meta. Para ello necesita poder ver y/o oír objetos o personas
que le llamen la atención. Por eso la estimulación visual y auditiva de la que hablamos
ampliamente en el módulo de conocimientos generales, se convierte aquí en crucial
como motivación para continuar su desarrollo motor.
Estimular la vía auditiva y la vía visual es relativamente más sencillo que
estimular el desarrollo motor en el sentido de que los progresos son más rápidos y
evidentes dedicando tan sólo unos minutos al día. En cambio, para progresar en el
desarrollo motor son necesarias muchísimas oportunidades de poder arrastrarse, gatear y
más adelante caminar y, con ello, poder beneficiarse del desarrollo de la organización
neurológica que estos “deportes” proporcionan al bebé y al niño.
Sin embargo es crucial para el desarrollo motor haber estimulado (y seguir
haciéndolo) las áreas sensoriales como la visión y la audición con el desarrollo cerebral
que conllevan. ¿Por qué? Pues precisamente porque ese desarrollo en la capacidad de
ver y oír cosas es lo que incrementa la curiosidad y las ganas de investigar del bebé. Es
lo que le mueve a hacer el tremendo esfuerzo físico de poner todo su peso sobre sus
manos y rodillas para avanzar mejor y más rápidamente que cuando se arrastraba y así,
llegar a su meta: el objeto de colores que ve al otro lado de la habitación, el sonido que
emite aquel juguete, la persona que ha entrado por la puerta…
El bebé se mueve, a pesar del gran esfuerzo que eso le significa, por algo que le
parece interesante y quiere investigar o por alguien que quiere tener cerca. No gatea
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porque sí, sino con un propósito.
Si el bebé ve menos y/o oye menos, entonces le llega menos información al
cerebro para querer investigar. Por tanto, se mueve menos y, con ello, adquiere menos
fortaleza, lo que significa que le costará mucho más moverse cuando quiera hacerlo.
En cambio, moverse más le permite
acercarse más a los objetos que le resultan
interesantes, los puede investigar más de cerca,
desarrollar más su visión, obtener más datos,
desarrollar más su cerebro y su curiosidad.
Cuanto más se mueve más ágil se vuelve
y más fuerte e inteligente se desarrolla. Es un
bucle positivo en el que, favoreciendo un
aspecto, mejoran todos.
Pero es un bucle que tristemente también puede ser negativo si empobrecemos el
ambiente del niño y no favorecemos su movimiento.
Cómo se inicia el gateo
La evolución del arrastre al gateo supone un avance importantísimo en el
desarrollo del cerebro porque el bebé tiene que comprender dos cosas para poderlo
conseguir:
1) Control de su cuerpo: tiene que contar con una nueva capacidad para
coordinar las funciones de sus hombros, codos, muñecas y dedos con sus
caderas, rodillas, tobillos y dedos de los pies.
2) Desarrollo del equilibrio: tiene que comprender que si va a moverse con su
vientre despegado del suelo tendrá que afrontar la gravedad de una nueva forma.
Ahora, por primera vez, estará despegado del suelo y, por tanto, podrá caerse.
Necesita desarrollar un sentido del equilibrio.
Cuando el cerebro consigue comprender estos dos aspectos, significa que ha
entrado en función el cerebro medio, su desarrollo neurológico sigue el orden adecuado
sin saltarse ninguna etapa.
Control de su cuerpo
Empezar a gatear supone tener la fortaleza necesaria en brazos y piernas. El bebé
tiene que vencer la gravedad y aguantar su propio peso con las manos y las rodillas para
poder avanzar más eficientemente que con el arrastre. Una vez lo consiga, empleará
menos energía para desplazarse que arrastrándose. Es posible que al principio aguante
poco rato gateando y vuelva al arrastre como medio de transporte.
Al igual que sucedía con el arrastre, puede que no empiece gateando con patrón
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cruzado que es, en realidad, el objetivo final. Algunos bebés incluso antes de aprender a
gatear se sientan sobre su trasero y van dando saltitos. Otra variación es el gateo en
patrón homolateral de movimiento en el que, como en el arrastre homolateral, se avanza
moviendo brazo y pierna de un mismo lado del cuerpo para, a continuación, avanzar
brazo y pierna del otro lado del cuerpo. Durante un corto periodo, es posible que gatee
moviendo juntos sus brazos hacia adelante, poniendo sus manos en el suelo al mismo
tiempo y moviendo sus piernas juntas hacia arriba. Esto simula los brincos que da un
conejo y se conoce como gateo homólogo.
El objetivo, sin embargo, es el gateo en patrón cruzado que es el más complejo y
el que permite moverse con más rapidez y seguridad. En el gateo en patrón cruzado se
avanza moviendo hacia adelante brazo derecho y pierna izquierda simultáneamente y,
después, brazo izquierdo y pierna derecha simultáneamente. Al quedar siempre en el
suelo mano y rodilla opuestas (en diagonal en el cuerpo) se consigue mayor estabilidad
que con el patrón homolateral.
Así pues, es el gateo en patrón cruzado el que finalmente da lugar al desarrollo
funcional del cerebro medio y a una adecuada organización neurológica que es
fundamental para evitar diversos problemas y limitaciones futuras.
Desarrollo del equilibrio
La habilidad del bebé para alcanzar el gateo en patrón cruzado depende de la
distancia que haya recorrido arrastrándose durante sus primeros meses de vida y del
grado de desarrollo de su equilibrio.
En el Estadio I iniciamos un programa de equilibrio que manteníamos durante el
Estadio II que estimulaba y desarrollaba el sentido del equilibrio de tu bebé.
La explicación de porqué es necesario tener desarrollado un cierto grado de
equilibrio para poder gatear es que el bebé tiene que poder aguantarse sobre sus dos
manos y dos rodillas sin balancearse hacia adelante (lo cual le llevaría a caerse sobre su
propia barriga) ni hacia atrás ni hacia los lados. Además durante el gateo, mientras
avanza, hay un momento en el que solo una mano y una rodilla están en el suelo: mano
izquierda y rodilla derecha o mano derecha y rodilla izquierda, es decir, diagonal
(patrón cruzado). Se trata de una auténtica hazaña y necesita tener desarrollado el
sentido del equilibrio al menos hasta el punto en que le permita hacerlo.
Por ello, además de darle a tu bebé muchas oportunidades de estar en el suelo
durante el día, es conveniente realizar también el programa de equilibrio, al que puedes
acceder dentro del área de miembros en el documento Programa Físico – Equilibrio III.
A continuación vamos a ver el programa de gateo del Estadio III.
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Programa de gateo
El anterior estadio, el II, quedaba culminado perfectamente cuando el bebé era
capaz de arrastrarse dos metros en menos de tres minutos utilizando movimientos de
patrón cruzado. En estas condiciones el bebé entra en el Estadio III de desarrollo pero
aún necesita hacer mucho más arrastre antes de ser capaz de gatear. Para que tengas una
referencia aproximada, es conveniente que el bebé será capaz de arrastrarse en patrón
cruzado unos 50 metros diarios antes de iniciar el programa de gateo, así aseguramos
que su fortaleza física y su desarrollo cerebral van acordes con el nuevo reto: gatear.
Podemos afirmar que cada estadio de desarrollo requiere su consolidación.
Cuando lo consiga, empezaremos paulatinamente a ponerlo sobre el suelo en
otro tipo de superficie: en lugar de la pista de arrastre o cualquier otra superficie suave y
lisa que le permitía deslizarse sin apenas rozamiento (ampliamente explicado en el
Estadio I), empezamos a ponerlo en una alfombra o moqueta de pelo corto o poco pelo.
Esta nueva superficie “dificulta” un poco el arrastre porque ofrece más
rozamiento. Cuando el bebé pretenda arrastrarse para llegar al atractivo objeto que le
hayas puesto delante a una pequeña distancia, notará que arrastrándose como había
hecho hasta entonces es más difícil y empezará poco a poco a cargar más peso sobre
brazos y piernas y menos sobre su barriga. Aún no estaremos hablando de gateo,
digamos de un arrastre “aligerado”.
Cuando ya pueda arrastrarse con facilidad en esta superficie, pásalo a una
alfombra más gruesa, es decir, de pelo más largo. Sucederá lo mismo, el bebé notará que
para poder arrastrarse necesita aligerar el peso de la barriga sobre el suelo pues le causa
excesivo rozamiento y cargará un poquito más de peso sobre brazos y piernas.
Si notases que es excesiva la dificultad y que le cuesta demasiado arrastrarse con
lo que se desanima y acaba por moverse menos, entonces vuélvelo a poner en la anterior
alfombra en la que sí había conseguido desplazarse fácilmente. Espera por lo menos una
semana a ponerlo de nuevo en la alfombra con más rozamiento (o pelo más largo).
Cuando ya se arrastre con facilidad en esta segunda alfombra y si aún no se ha
lanzado a gatear, sería estupendo si pudieses conseguir una tercera alfombra de gran
grosor (pelo largo). Entonces el bebé intentará incorporarse y aunque se caiga, la propia
alfombra amortiguará su caída. Seguirá experimentando el nuevo reto día a día, lo que
le llevará a fortalecerse y mantenerse elevado (sin que la barriga toque al suelo) cada
vez por más tiempo.
En cuanto a las sesiones sobre las alfombras, cuantas más mejor, incluso 20 ó 30
al día, eso sí, muy breves. Al principio avanzará centímetros, después un metro hasta
muchos metros. El resto del tiempo puede estar sobre la superficie lisa del arrastre. En
total, un mínimo de 4 horas al día en el suelo.
Una vez tu bebé consiga gatear, prácticamente ya no volverá al arrastre porque
su nueva forma de desplazarse es más eficaz y emocionante. Si tenías una pista de
arrastre ya la puedes retirar (o guardar por si viene un hermanito). Ya no será necesario
ningún suelo liso para el arrastre, ya podrá gatear por toda la casa, en cualquier
superficie. Será el momento de vigilar escaleras u objetos que pudieran caer sobre él si
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las golpea un poco (lámparas de pie, jarrones de pie…). Lo ideal son las habitaciones
con pocos muebles y mucho espacio abierto. Ya ha aprendido que puede acercarse y
alcanzar los objetos que quiere, ahora tiene que aprender que puede ir a lugares
diferentes, que su movilidad le permite transportarse a otra habitación, a otro lugar de la
casa.
“Su objetivo a largo plazo será el de gatear unos 400 metros al día. Se trata en
realidad de una distancia modesta. Sabemos que algunos bebés criados en el suelo han
llegado a gatear cuatro veces más en un solo día.”
“Cuanto más gatee su bebé, más próximo estará al desarrollo total de su cerebro
medio. Cuanto más gatee, más próximo estará a caminar. (A propósito, nunca hemos
visto a un bebé que pueda gatear 400 metros y que sea incapaz de levantarse,
agarrándose de una pieza del mobiliario).” Glenn Doman
Para poder calcular aproximadamente la distancia que gatea tu bebé, basta con
que midas las distancias básicas de las habitaciones y pasillos por los que gatea.
Llevando cuenta de las veces que recorre el pasillo o cruza la habitación, tendrás una
idea aproximada de los metros que habrá recorrido ese día. El objetivo pues es el de
gatear unos 400 metros al día aproximadamente.
Algunos consejos
- En cuanto el bebé empieza a gatear, lo mejor es proteger sus rodillas y pies con
pantalones largos y calcetines. Tiene que ir cómodo. Algo que retrasa a las niñas
es ponerles falda en este período de su vida en el que tienen que gatear. No se
puede gatear con falda; si tienes una niña, no se la pongas por favor, ya habrá
tiempo para ponerle vestidos más adelante cuando supere está fase tan
importante de su desarrollo físico y cerebral.
- Para alentar las ganas de explorar de tu pequeño puedes colocar objetos
interesantes en esquinas de su cuarto, más adelante en otras habitaciones y
lugares distantes de la casa y fuera de ella. Pronto se sentirá atraído a perseguir
pelotas o juguetes en movimiento. No pongas en su camino cosas que no quieres
que toque o coja, el ambiente tiene que ser seguro.
- El suelo tiene que estar limpio pero no estéril, no conviene coger manías y
acabar maniático de la limpieza; mejor emplea el tiempo a estar con tu bebé y
disfrutar de él porque el tiempo pasa rápido y es demasiado valioso como para
emplearlo en según qué.
En resumen, completar el estadio III de movilidad significa que el bebé ha
perfeccionado sus movimientos para gatear prácticamente por cualquier superficie de
forma ágil, rápida y confiada recorriendo grandes distancias al día (incluso 400 metros
tal y como hemos comentado).
Ha aprendido muchas cosas sobre su propio movimiento y sobre las cosas a las
que ha podido acercarse para investigar con el consiguiente desarrollo intelectual. Tal
cantidad de gateo le ha permitido terminar el desarrollo funcional de su cerebro medio y
le ha provisto del estímulo necesario para empezar la activación de la corteza cerebral.
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Su desarrollo neurológico sigue el orden correcto para tener una buena
organización neuronal.
Y además físicamente se ha fortalecido y desarrollado como un deportista
porque a medida que se alarga la distancia a la cual tu bebé es capaz de gatear sin parar,
su respiración se desarrolla. Gatear es su “deporte” como lo sería correr para un adulto.
“La respiración se adapta a la duración de la actividad física y el resultado es
una respiración uniforme y profunda. La gente que no tiene esa adaptación respiratoria
no puede correr varios kilómetros. La función de correr y, en el caso de su bebé, la
función de gatear, crea la estructura respiratoria necesaria.” Glenn Doman
Ahora nos espera el siguiente gran reto: ¡caminar!