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MOVIMIENTO CULTURAL POR LA ACTORÍA DE LA JUVENTUD BARRIAL MOVIMIENTO CAJ BARRIAL EL MOVIMIENTO CAJ Y EL PROCESO PARTICIPATIVO EN LAS POLÍTICAS DE JUVENTUD Lic. Román Aller Zárate Agosto del 2004 Av. César Vallejo 337. Lince [email protected], teléfono: 4221817

Movimiento Juvenil y Políticas de Juventudes

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Desde su gestación el movimiento caj ha tenido diversos procesos que han permitido ser parte de la participación de los jóvenes organizados de los barrios en las políticas de juventud, tanto a nivel local como metropolitano. Por ello consideramos importante compartir algunas experiencias de nuestra apuesta social.

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MOVIMIENTO CULTURAL POR LA ACTORÍA DE LA JUVENTUD BARRIAL

MOVIMIENTO CAJ BARRIAL

EL MOVIMIENTO CAJ Y EL PROCESO PARTICIPATIVO EN LAS POLÍTICAS DE JUVENTUD

Lic. Román Aller Zárate

Agosto del 2004

Av. César Vallejo 337. Lince [email protected], teléfono: 4221817

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EL MOVIMIENTO CAJ Y EL PROCESO PARTICIPATIVO EN LAS POLÍTICAS DE JUVENTUD

Román Aller Zárate

Agosto del 2004

Desde su gestación el movimiento caj ha tenido diversos procesos que han permitido ser parte de la participación de los jóvenes organizados de los barrios en las políticas de juventud, tanto a nivel local como metropolitano. Por ello consideramos

importante compartir algunas experiencias de

nuestra apuesta social.

Por el cambio de la Imagen negativa de los jóvenes de los barrios.

Vivir en los conos de Lima (sur, norte y este), significaba ser un marginal, un

sujeto que no tiene posibilidades de acceder a los derechos sociales, mucho menos

a los políticos; más aún, ser joven, acrecentaba esta discriminación. Cuando se

mencionaba jóvenes de barrio, se hablaba de pandilleros, barras bravas,

drogadictos, prostitutas, entre otras imágenes negativas. Y todo ello se veía

reflejado en los medios de comunicación, en sus portadas diarias sobre el peligro

que “éstos”, significaban para nuestra sociedad. En ese sentido, era necesario

cambiar estas imágenes que se manejaban sobre los jóvenes de los barrios.

Los jóvenes organizados de los barrios, éramos conscientes de lo que

significaba este reto. Sin embargo, sin negar que era cierto la existencia de

jóvenes que ratificaban estas imágenes, también había jóvenes comprometidos por

sus barrios, ya sea desde la parroquia, desde los grupos barriales (educativos,

artísticos, folklóricas, entre otras) que levantaban una propuesta de participación

en sus barrios. Estas agrupaciones dieron inicio a nuestro proceso de gestar una

articulación juvenil, con el objetivo de dar una imagen positiva de los jóvenes:

comprometidos con su realidad, aportando desde su peculiaridad al barrio e intentando forjar una identidad de los jóvenes de los sectores populares.

Las experiencias juveniles eran diversas y su práctica social también lo era,

sin embargo, constatamos en los dos primeros encuentros metropolitanos, que

teníamos los mismos problemas y que nuestras necesidades y perspectivas se

asemejaban. Por ello nace el CAJ (Comité de Agrupaciones Juveniles) en 1996, que

busca ser un espacio de articulación, que permita visibilizar a los jóvenes de barrio.

Y sobre todo poder realizar acciones colectivas en bien de nuestros barrios, pero

sobre todo, cambiar la imagen distorsionada de los jóvenes.

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El Discurso del protagonismo social organizado y los derechos de los jóvenes Este proceso nos permite conocer no sólo las acciones de las agrupaciones

juveniles, sino también a los jóvenes que la integran, donde se va intercambiando

pareceres y formas de ir pensando la organización juvenil. Ante ello, el discurso del

protagonismo social organizado, encaja en nuestra práctica. Es decir, autorepresentándonos como sector generacional ante los demás actores sociales, decidiendo nuestras propuestas y apostando por la participación para el cambio de nuestra realidad. Sin embargo, para la mayoría de las organizaciones juveniles, aún no calaba este discurso, a pesar que en la práctica era así. Por eso

vimos como necesidad, que nuestros integrantes empezaran a ser parte de los

temas formativos que se daban en las diversas instituciones que trabajaban con

jóvenes. De esa manera podíamos ir elaborando un discurso que identifique a

nuestra organización.

El contexto -97' y 98' - en ese momento era desfavorable para la juventud

en general. Más aún para los sectores barriales: “las levas” eran para los jóvenes de

barrio y no para los de “elite”, el acceso al empleo era casi imposible por el hecho

vivir en un cono, la educación formal estatal era deficiente, entre otros derechos

sociales básicos. Ante ello se propone el tema: “Por los derechos de los Jóvenes”, que cala inmediatamente en nuestras agrupaciones y que en torno a ello, se

plantean soluciones concretas como el Servicio Civil Voluntario y empezamos a

realizar campañas contra el Servicio Militar Obligatorio( SMO). Esto con apoyo de

otros espacios organizativos y de instituciones como el IPEC, SEPEC, CEPS y

Aurora Vivar. También se propone y se gesta la Mesa por la Iniciativa por los

Derechos de los Jóvenes, la cual estaba conformada por organizaciones juveniles e

instituciones.

Apuesta de la organización Juvenil en la escena Pública Los espacios logrados como CAJ, fueron importantes, porque empezamos a

colocar en la escena pública, la problemática de los jóvenes de los barrios. No sólo

con quejas y demandas, sino con propuestas y acciones concretas que se realizaban

tanto en el barrio como a nivel Lima. Las organizaciones juveniles en los distintos

distritos de Lima continuaban aportando desde sus perspectivas a la participación

juvenil.

Se aprendió a gestionar con los gobiernos locales, se realizaban alianzas

estratégicas con las instituciones, se presionaba a las autoridades para realizar

nuestros eventos y dimos el salto a un nuevo proceso.

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Empezamos a elaborar propuestas ya no sólo sobre los problemas del barrio,

sino a nivel metropolitano, para ello necesario tener una herramienta importante

para ser sólidos con nuestras propuestas. Se plantea ante ello formas redes

conales, con la intencionalidad de darle soporte a la organización. Se logra

conformar la red CAJ Norte, en el sur se intenta hacer lo mismo –sin mejor

fortuna- y en el este no se pudo levantar dicha red. Esto luego, significó procesos

posteriores que permitieron dar gesta a redes y mesas distritales que en la

actualidad existen y apuestan por el desarrollo local.

Al mismo tiempo, se inicia conversaciones con organizaciones a nivel nacional

que también apuestan por el protagonismo social de los jóvenes organizados y se

propone la iniciativa de gestar un movimiento nacional.

De la organización al Movimiento Juvenil barrial Los pasos previos para ello fue de alguna manera el cambio de la imagen

negativa de los jóvenes de barrio, la participación activa en sus barrios, las

articulaciones distritales y la apuesta por el escenario público.

Nuestras organizaciones juveniles van teniendo cambios sustanciales en el

accionar, en la práctica social y en sus propuestas desde una lectura macrosocial.

Comenzamos a levantar un espacio juvenil desde los barrios, con sus propias

particularidades, de la convergencia de ideas diversas hacia una participación

autónoma de los jóvenes en los espacios públicos de juventud.

Por ello se plantea un movimiento juvenil barrial que sea interlocutor de las

propuestas de los jóvenes, un espacio de formación socio- política y un ente que

plantea propuestas que mejoren las condiciones de vida, ejerciendo eficazmente

tanto sus deberes y derechos como ciudadanos, aportando así al desarrollo local y

provincial.

Es de esta manera que el joven se hace actor en nuestra sociedad, por

medio de la organización juvenil, compartiendo necesidades, aspiraciones, retos y

perspectivas. A la vez se mejora las relaciones entre nuestros coetáneos y la

generación adulta, para seguir apostando por el cambio de una nueva cultura, donde

se construya una sociedad justa y equitativa.

La participación en las Políticas de Juventudes

Es importante señalar que los procesos levantados desde las instituciones

son consecuencias de procesos y propuestas conjuntas con las organizaciones

juveniles, que permiten cerrar la brecha entre el estado y la sociedad civil, tanto a

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nivel distrital, como los presupuestos participativos, los CCL (Consejo de

Participación Local), los CPJ distritales (Consejo de participación Juvenil) y a nivel

provincial, como el Comité Metropolitano sobre Políticas de Juventudes, el

PROMEJ (Programa Metropolitano de Jóvenes) y de las apuestas algunas

municipalidades que promueven una participación más activa de la juventud.

Desde los Lineamientos sobre Políticas de Juventudes, impulsados por el

Promudeh - hoy MIMDES (Ministerio de la Mujer y de Desarrollo Social)- las

organizaciones juveniles hemos aportado, hasta la creación del CONAJU (Consejo

Nacional de la Juventud). Es en ese sentido que no es gratuito que uno de los

estamentos planteados para los CPJ, estén las Organizaciones Barriales, porque no

sólo han hecho presencia en todo el proceso, sino que ha sido pieza clave para

poner en la agenda pública el tema de juventud.

Finalmente consideramos fundamental compartir algunos principios

colectivos como la autonomía, la participación, la solidaridad, el sentido de

pertenencia y nuestra identidad como jóvenes de barrio (sectores urbano

populares) y de principios individuales como el respeto, la responsabilidad y la

ética.

Movimiento CAJ Barrial

Lic. Román Aller Zárate1

Teléfono: 01- 97864369

Correo: [email protected]

1 Licenciado en Educación, egresado de la Universidad Nacional de Educación "Enrique Guzmán y

Valle". Actualmente parte del equipo coordinador del Movimiento CAJ Barrial.