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Munequita-Arrabalera

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MUÑEQUITA ARRABALERA

CAPITULO UNO

INICIOS

De ti me enamoré, cuando quise darte mi amor,

De soslayo me miraste y pobretón me dijiste,

De amor no se vive, el dinero es lo que vale,

Con gran desilusión mi amor lo llevé a otra parte.

Mucho tiempo ha pasado, tu amor lo llevo adentro

Y aun no te he olvidado,

Entre bares y cantinas tu hermosura has tirado.

La vida que con nada se queda,

La factura te ha pasado,

Detrás de esas ropas nada ha quedado,

Y en tu rostro con pinturas quieres esconder

Las huellas del pasado.

Ahora me ves y me abrasas con ternura,

Cuando ya tus clientes no dan un peso por tu hermosura,

Yo aun te quiero y te lo digo con cordura:

Si quieres que este pobretón sea tu esposo,

Desanda lo andado.

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Pero tarde es,

Porque del cementerio te está llamando.

Ángela Inés no puede conciliar el sueño a pesar de haberse acostado apenas salía el sol. Recordaba como Miguel le había declarado su amor por medio de unos versos, acompañados en la música de tango. Sonreía y se decía: “soy tan hermosa, que todos los hombres se enamoran de mí…pero yo no me he podido enamorar de nadie…todos son unos pobres don nadie…no tienen futuro y no dan lo suficiente por mi belleza ni por pasar conmigo un rato…pero seré más hermosa de lo que soy…”.

Diciendo esto, Ángela Inés se levanta de su cama. Corre el closet y detrás de él, hay una pequeña puerta que la lleva a una pieza secreta. Allí tiene una silla, una mesa, cinco velones, dos lámparas de gas, una caja de madera cerrada con un candado, y una serie de novenas que ella misma se inventó. Busca la llave de la caja y la abre. Saca con mucho cuidado una muñeca rubia. La coloca sobre la mesa, luego coge una de las novenas y empieza a leer: “diosa de la belleza, quiero ser la más hermosa de este país, y que todos me busquen ya sea para modelo o reina de belleza…”. Diciendo esto, prendió uno de los velones.

Salió de la pieza cuidando que todo quedara sin peligro. Cerró de nuevo la puerta y corrió el closet. Luego se acuesta de nuevo, queda en un profundo sueño. Rato después se despierta sobresaltada y piensa: “otra vez esa maldita pesadilla que nunca me deja descansar totalmente, necesito mucho dinero para llegar a la verdad…”. Se levanta y se dirige a la pequeña cocina, se sirve un café y empieza a recordar la triste historia que la marcó para siempre.

Magda Soto, madre de Ángela, mira a su esposo Ramiro Fonseca con rabia: “otra vez borracho…fue una tremenda locura lo que hice…sólo con este maldito borracho disfruté unas cuantas veces, cuando yo aún no sabía lo de su adicción al alcohol…me ha dejado casi en la ruina…todos mis enseres empeñados sin posibilidad de rescatarlos… ¿por qué? ¿Por qué fui tan estúpida y me dejé cegar de sus frases bonitas? Mi vida se ha convertido en una ruina total… ¿dónde estará mi hija?...”. Magda siente un odio rugir en su corazón.

Bernardo Gaviria, padre de Ángela había sido un hombre muy trabajador, ahorraba hasta el máximo para darle a su esposa y a su hija, lo que él, siendo hijo de un humilde campesino, no había podido tener: una casa, buenos

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estudios, buena comida, ropa elegante para alguna ocasión especial. Trabajaba como empleado de Ramiro Fonseca en una oficina de abogados. Vendió la tierra que le había regalado su padre y compró un sencillo apartamento al que fue decorando poco a poco. Con sus trabajos extras, logró conseguir un carro de segunda y matricularse en la universidad en la carrera de abogado litigante. Se casó con Magda, cegado por la belleza y la clase de esta mujer, quien empezó a vivir modestamente con lo que ganaba Bernardo. Vida que la estaba deprimiendo y más aún, cuando se dio cuenta de que estaba embarazada. Solía decirles a sus amigas:

-Dentro de poco, esta panza empezará a crecer…perderé mi figura de reina y mientras pueda ir a un gimnasio, me volveré gorda y rellena como una morcilla ¡qué fastidio! Nunca esperé quedar embarazada tan pronto…

-Es que la que se casa, pierde hasta la casa…

Ángela cierra los ojos, se devuelve una década atrás que cumplía seis años, cuando escuchaba a Magda decirle a alguien y ella escuchaba escondida detrás de la puerta: “tenemos que matar a Bernardo o él nos mata a nosotros si se entera de lo nuestro…”.

Ángela recuerda que salió corriendo. Cogió su celular y llamó a su padre: “papá, corre, corre que mi mamá te va a matar…luego siente los correazos que Magda descarga sobre ella…”. Abre de nuevo los ojos y piensa: “¿qué más pasó? ¿Dónde está mi papá? ¿Por qué no me acuerdo sino que desperté en una clínica y después llevada donde mi abuela?”.

Ante la insipidez de su relación con Bernardo, Magda acude a pedirle trabajo a Ramiro.

-Ramiro, yo sé que usted es el jefe de Bernardo, pero necesito que me de trabajo como su asistente, mientras que mi esposo hace la práctica, el dinero que él me da, no me alcanza para nada, en el colegio de la niña, todos los días piden una cosa distinta y apenas que veo a Bernardo, me dice que no tiene, que falta poco para que termine su práctica y en eso lleva más de tres meses, yo no sé ¡qué hacer ni dónde conseguir un trabajo!

-Mi estimada señora, esas prácticas duran más o menos ocho meses, todavía le faltan cinco, pero yo no puedo despedirlo a él, y darle trabajo a usted, me metería en un gran problema…

-Yo le prometo que cuando Bernardo termine con su estudio, me voy de aquí sin problemas…

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-Pero es que tampoco puedo dejar de pagarle a Bernardo, por pagarle a usted, entienda que si el dinero no le alcanza, es porque Bernardo tiene que pagar un hospedaje, pagar la comida, y demás gastos…

-Realmente no sé qué hacer…

-Pues muy sencillo…usted es muy hermosa…le pago por sus servicios como amante…

-¡Desgraciado!

Magda salió de la oficina echa una furia, pero regresa a su casa y empieza a contemplar la posibilidad de convertirse en amante de Ramiro.

Los pensamientos de Ángela fueron interrumpidos por el timbre del teléfono. Pesarosa estiró la mano y contestó:

-¡Aló!

-Muñequita arrabalera…

-¿Otra vez tú? ¿Es que no te cansas de buscarme?

-¡Jamás!

-Miguel, yo no te quiero…déjame en paz…el hecho de que me hubiera acostado contigo, no significa nada, con cualquiera puedo hacerlo porque no soy de nadie…

-No me importa con quién te acuestes, mientras pueda amarte así sea en silencio…

-¡Esas palabras tuyas son bien cursis!

-¿Estás de mal humor?

-¡Claro que tu llamada me pone peor! ¡No me llames más porque me veré en la obligación de cambiar de número!

-Déjame ser feliz por lo menos escuchando…

-¡Nada! Si quieres ser feliz, pues ve a la taberna y allí me verás sin temor a que yo me enoje…

Diciendo esto, Ángela cortó la comunicación. Minutos después, el teléfono volvió a sonar. Ángela exasperada contestó:

-¿Pero es que no te cansas con mis desplantes?

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-¡Ángela, mija!

-¡Abuela, qué alegría escucharte!

-¡Estás de mal humor!

-Es que en la perfumería donde trabajo, me están ofreciendo unos productos muy costosos, les digo que no los quiero y siguen llamando y llamando a ver si me convencen, cuéntame ¿qué hay del abuelo?

-Sigue igual, el médico me dijo que como última alternativa, lo llevara donde un médico bionergético y esa consulta es muy costosa…

-¿Cuánto es?

-Doscientos mil pesos la consulta, pero me garantizan que con la primera fórmula, empezará a mostrar mejoría…

-¡Abuela, te los voy a llevar dentro de una hora! No sabes cuánto los amo…

-¡Nosotros también, porque eres el vivo retrato de mi hijo Bernardo!

-¿Me hablarás de él?

-¡Claro, lo que quieras saber de tu padre, te lo cuento!

-¡Nos vemos entonces!

Ángela no podía decirle a su abuela cuál era el verdadero trabajo que ejercía porque sabía muy bien lo que ella pensaba de este tipo de trabajos, por eso decidió inventarle lo de la perfumería.

Magda sigue también recordando: “lo que más me gustaba de Ramiro Fonseca, era su voz, tan varonil…sus miradas picaronas…sus regalos costosos…las salidas nocturnas a los más lujosos restaurantes…y después de que nos casamos, empiezo a ver que todo era un espejismo…tiré a mi hija a la calle después de que le avisó a Bernardo que yo lo iba a matar…y la perdí para siempre… ¿estará muerta?... ya han pasado tantos años…mi vida no cambia…tendré que conseguir un trabajo porque este borracho acabó con todo lo que tenía…todo lo que me había regalado, se volvió humo…como se está volviendo mi juventud… ¿dónde conseguiré un trabajo? Tal vez en un bar…todavía soy joven y bonita…de pronto me coloque fácil…eso haré…me organizaré y saldré a buscar trabajo, mientras que Ramiro pase la borrachera…y cuando lo consiga, me voy de aquí y lo dejo… ¿qué estoy diciendo? Yo no me voy a ir, ésta es mi casa…y la casa de mi hija…el que se tiene que ir es él…”.

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Ángela entra nuevamente a su pequeño cuarto de “rituales”. Observa que la veladora que había puesto está casi a punto de consumirse. Prende otra y repite la misma oración: “diosa de la belleza, quiero ser la más hermosa de este país, quiero que los hombres caigan rendidos ante mi, quiero ser modelo o reina…”.

Acto seguido, vuelve a la caja donde tenía las muñecas, saca otra, también rubia, la coloca cerca de la primera y dice: “diosa de la fortuna, quiero tener dinero como ninguna, que los billetes caigan de mis manos como agua entre los dedos”. La muñeca tenía en uno de los zapatos, una oración que le había dado la bruja Emérida y recordó sus palabras: “cuando hagas tu oración propia, sin leer la que te doy, vas a quemarla…si la lees, toda la magia desaparecerá…debes de quemarla”. Ángela hizo todo tal como se lo explicó la bruja y dijo en voz alta elevando los brazos:

-Cuando las velas estén a punto de extinguirse, por sí solas se apagarán sin dejar rastro…

Salió de este cuarto. Se bañó y se organizó. Mirándose al espejo se dijo a sí misma: “soy la chica más hermosa de esta localidad…ahora veré quien cae ante mis encantos porque el dinero que tengo, no me alcanza para llevárselo a mi abuela”.

Martina Guzmán, recostada en su mecedora favorita, recuerda el matrimonio de su hijo Bernardo con Magda.

-Hijo, esa mujer no me da buena espina…

-Madre, todas mis amigas no son de tu agrado, si te hago caso, me quedo viejo y solterón…

-Bernardo, esa mujer es muy bonita, pero esa belleza no me da buena espina, algo presiento…

-¡Majaderías! Todas las madres nunca ven con buenos ojos a las novias de sus hijos, yo estoy muy enamorado de Magda y me quiero casar con ella, y si tú te opones, tendré que elegir entre las dos…

-Bernardo, no te alejes de nosotros, te prometo no hablarte más de tu enamorada, pero no te alejes de nosotros…

Martina con estos recuerdos, llora y piensa: “si los hijos le hicieran caso a la madre ¡cuántos dolores nos evitaríamos! Ahora mi hijo está muerto y mi nieta no quiere saber de la madre… ¿por qué? Tengo que averiguarlo hoy mismo…”.

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Magda se dispone a organizarse y sigue pensando: “si pudiera matarlo como maté a Bernardo…pero él ya me amenazó, que si algo le pasaba, la primera sospecha caía sobre mí, y me mandaría a la cárcel…¿pero a quién le daría esa carta? No puedo ponerme a averiguar porque me pondría como evidencia… ¡no sé qué hacer! ¿Con qué motivos pido el divorcio? Él no me firmará fácil…y no tengo ni un cochino peso para pagar un abogado…ya sé…una de las causas para pedir el divorcio es que la pareja te golpee…que te viole sexualmente…que sea del tercer género… ¡Claro! Miraré cual de todas estas posibilidades me funciona…creo que la primera opción…tengo que armar bien mi teatro…”.

Ángela sale a la calle. Todos los hombres se voltean a mirarla y ella coqueta les devuelve las miradas. Un hombre en un lujoso carro se detiene para mirarla. Ella se da cuenta y le envía una sonrisa. El hombre abre la portezuela del carro y la invita a subir. Ángela se sube y empiezan a conversar:

-Muñeca ¿a dónde vas?

-A la joyería…vi un anillo bellísimo, pero como estaba sobre el tiempo, no pregunté el valor de la joya, entonces iré a averiguarlo…

-¿Dónde queda la joyería?

-A tres calles de aquí…

-¡Te llevaré!

-¡Gracias!

-¿Cómo te llamas?

-Ángela…

-Ángela viene de ángel y es eso precisamente lo que pareces…

-¡Qué galante! ¿Cuál es tu nombre?

-Digamos que príncipe…

-Jajaja…príncipe es el nombre de un perrito que yo tenía…

-Pues entonces, yo seré ese perrito y voy a ir contigo a todas partes ¿de acuerdo?

-¡De acuerdo!

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La abuela de Ángela sigue recordando cómo su hijo parecía tan feliz en el matrimonio. Va a su álbum familiar y mira dos fotografías. Dos lágrimas empañan sus ojos y dice: “hijo mío, nunca te voy a olvidar”.

-Martina, desde que murió Bernardo, no quise volver a mirar esas fotos…

Martina se asustó y miró para atrás:

-Hernán ¡te levantaste sin avisarme! y sabes que eso te puede marear y caerte… ¿qué tal que te caigas y te partas un brazo o una pierna?

-Yo detesto estar en la cama…

-Pues tendrás que quedarte porque dentro de un rato viene Ángela Inés y si te ve de pie, se va a enojar contigo…

-¿Viene mi nieta?

-¡Claro! Me dijo que vendría…

-¡La adoro! Es el único recuerdo de mi hijo…

Hernán también llora, pero se repone rápidamente.

-¡Han pasado tantos años y parece que el tiempo en nosotros se hubiera detenido!

-¡Así es! Angelita nos va a traer dinero para llevarte donde el médico, esa niña tiene el mismo corazón de mi hijo…

-Martina, recuerdo cuando me llamaron del hospital San Jacobo en Caicedonia…

-Ahora que venga ella, todo se lo vamos a contar y que ella nos cuente por qué no quiere hablar de Magda.

Magda sale a la calle y presencia una pelea entre un hombre y una mujer. Sin pensarlo dos veces, se mete en medio de los dos y recibe un fuerte puñetazo en la quijada que la tira al suelo.

-¡Vieja metiche! El problema no es con usted…

-¡Ella es mi hermana y ahora verá lo que le voy a hacer! Respondió Magda tratando de abrir su cartera, pero el hombre le dio dos puntapiés en las piernas. Magda le gritó a la mujer:

-¡Corre que yo me encargo de él!

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La mujer riendo le dice:

-¿Y quién te dijo que intervinieras? Estamos es haciendo un montaje para una cinta, jajaja…

Los curiosos empezaron a reír. Magda se sintió profundamente humillada al ver que había cámaras de video sostenidas por dos hombres. Se paró, pero vio que le era imposible caminar debido a los golpes recibidos. El hombre la ayudó a pararse y le dijo:

-¡Espero que esto le sirva de lección! Mire, le pago un taxi para que la lleve hasta su casa, lamento haberla golpeado así, pero usted se metió…

-¡No me pague nada, yo soy capaz de llegar a mi casa sola!

Como pudo, llorando regresó a su casa. Vio que Ramiro ya estaba de pie y al verla:

-¿Pero qué te pasó? Tienes el labio partido y estás coja…

-¡No me preguntes, mejor hazme el amor como lo sabes hacer! Estoy deprimida y luego te cuento.

Ramiro le hacía el amor, Magda fastidiada con el tufo de alcohol, asqueada miraba para otro lugar. Terminado el acto, se dirigió a la cocina, sirvió un jugo y le echó un fuerte somnífero, cuidando de no dejar huellas en el vaso, se lo llevó a Ramiro quien lo bebió con deleite.

Ángela y el hombre entraron a la joyería. Ella le mostró un finísimo reloj. El hombre sonrió y sacó de su billetera, un gran fajo de billetes. Ángela en segundos, le arrebató el dinero y salió corriendo como gacela despavorida.

La abuela de Ángela le dice a su esposo:

-Hernán y desde que trajiste a mi nieta para acá, no nos ha dejado desprotegidos, lástima que no haya podido terminar sus estudios por ponerse a trabajar…

-Ella es muy joven y para estudiar no hay edad, además, si se pone a estudiar ¿con qué dinero pagará sus estudios?

-¿Por qué no le propones que busque a Magda y le pida el apartamento? Al fin y al cabo, Bernardo lo compró antes de casarse…

-¡Eso se lo diré! Aún hoy, después de tantos años, la muerte de Bernardo es un misterio, nunca tuvimos con qué pagar un abogado para que investigara el por

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qué Bernardo estaba en un hotel y no en su casa con su esposa y su pequeña hija…

-¡Tampoco lo entiendo! Él nunca fue un hombre de hoteles ni nada de ese estilo…

-¡Hay algo tan raro en todo esto! Pero no puedo pensar mucho porque me viene el dolor de cabeza…

-¡Tienes razón! Dejemos las cosas como están, aún sigues delicado después de ese derrame que te dio…

Rápidamente Ramiro cayó en un profundo sueño. Magda se dirigió a la fiscalía y denunció a Ramiro como el culpable de los golpes.

-Señor fiscal, y no solamente me viola, sino que me golpea después que me hace suya…

-¿Cómo es posible que siga viviendo con esa bestia?

-¡Es que él es un prestigioso abogado y me amenazó!

-¿Qué tipo de amenaza le hizo?

-Que si me divorciaba, me mataría…

-¡Es el colmo! ¿Cómo un abogado que supuestamente trabaja para la justicia haga esto? Ordenaré que le hagan unos exámenes…quédese en la sala de espera que en unos minutos vendrá el médico.

-Señor fiscal ¿y es posible que la ley me conceda el divorcio sin que él se entere? Le pregunto porque apenas yo esté divorciada de él, me voy de aquí a hacer mi vida en otra parte…

-¡De todas manera, él tiene que enterarse!

-Pero quiero estar lejos cuando se entere…

-Veremos cómo podemos ayudarla…

El fiscal ordenó al médico legista que le hiciera los exámenes correspondientes a Magda y no demorara mucho los resultados.

Ángela coge una buseta que la lleva al pueblo donde viven sus abuelos. Se queda en la plaza de mercado y compra buena cantidad de frutas para ellos. Luego se dirige a la casa.

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-Abuela Martina…

-¡Ya vino mi nieta! Corre Martina a abrirle…

Martina sale y un fuerte abrazo recibe de su nieta.

-¡Entra hija mía, tu abuelo te espera!

-¿Cómo sigue él?

-¡Ni para adelante ni para atrás!

-¡Vamos a verlo!

Entran las dos a la casa. Hernán se incorpora en su cama y:

-¡Hija mía!

-¡Abuelo! Pero no pareces enfermo…

-¡La alegría de verte me pone como nuevo!

-Ángela ¿quieres tomar algo?

-¡Aquí les traigo frutas, muy bueno sería un jugo!

-¡Ya mismo lo haré!

Martina sale con las frutas y en contados minutos llega con el jugo.

-¡Este era uno de los jugos que más le gustaba a tu padre!

-Abuela ¡háblame de él!

-¿Por dónde empezamos?

-¿El me quería?

-¡Te adoraba! Cuando naciste, vino por nosotros para que te conociéramos, éramos tan felices en ese entonces…

Martina empezó a contarle detalles de Bernardo a su nieta. Las travesuras de él cuando era niño. Todos reían.

En la fiscalía, Magda reclina la cabeza sobre el espaldar de una silla y sigue recordando los momentos felices que vivió con Ramiro: “cómo recuerdo su primer beso…su primera caricia…me hizo sentir viva…en cambio Bernardo llegaba cansado, sólo con ganas de jugar unos momentos con Ángela y luego a dormir como un lirón, mientras a mí me devoraba el deseo de estar con mi esposo…”.

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El médico legista lleva los resultados al fiscal:

-Y los residuos de semen hay que compararlos con los del agresor…mientras tanto, no podemos hacer más…tiene contusiones en la cadera, en las rodillas, un fuerte golpe en la quijada…

-Tenemos que citar al hombre ese, dijo el fiscal, ella dice que es un prestigioso abogado, pero es necesario hacerlo, llame por favor a la señora…

El médico pasó la orden y Magda se presentó de nuevo ante el fiscal.

-Señora, los exámenes indican que hay huellas de posesión, tenemos que citar a su esposo para hacerle también unas muestras…

-¡No, eso no! Se va a dar cuenta de que yo estuve aquí y me matará…él me dijo que me iba a matar…

-¡Lo tengo que citar porque de lo contrario, su denuncia queda fuera de lugar y no podrá volver a denunciarlo por lo mismo!

-¿Qué hago?

-¿Dónde trabaja él?

-En el edificio Berrogar, en el piso quinto…

-Ya hoy estamos a sábado y no podemos hacer nada, pero el lunes le mandaré la citación para que venga de inmediato y le diré que si intenta tocarla de nuevo, lo meteré al calabozo por 48 horas…

-¡Creo que así está mejor!

CAPITULO DOS

LA HISTORIA

-Abuela ¿cómo fue que llegué aquí?

-¿Por qué vienes a preguntar eso ahora? Pregunta Martina.

-¡No lo sé! Ayer estuve pensando en ustedes y todavía no sé cómo fue que vine aquí…

-Me duele contarlo, pero es necesario que sepas desde el principio, primero por tu mamá…

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-¡No quiero saber de ella! Ustedes me hicieron la promesa que nunca me volverían a hablar de ella…

-Hija, es que es necesario que sepas cómo empezaron las cosas…

-¡Mejor otro día, creo que voy a llorar!

-¡Llora con nosotros que el dolor es el mismo! Dijo Hernán abrazando a su nieta.

-¡Te escucho!

-Nos llamaron del hospital de San Jacobo y nos dijeron que allí había una niña muy lastimada por golpes, y que deliraba, en su delirio llamaba abuela Martina, abuelo Nan. Y dijiste el apellido de Hernán, así fue como nos localizaron. Como no sabíamos de quien se trataba, fuimos a ese hospital y supimos que eras tú…

-¿Cómo llegué allí?

-No lo sabemos, porque San Jacobo está muy lejos del barrio donde vivías…

-¿Qué hicieron después?

-Tú tenías un cuadro clínico muy lamentable: desnutrición severa, golpes por todas partes, la fiebre de la neumonía te consumía… decías en medio del delirio: “no quiero ver a mi mamá…no quiero ver a mi mamá”, llamé a Bernardo, que llevaba cuatro días sin comunicarse con nosotros, pero no nos contestaba al celular y el fijo estaba descompuesto…el desespero que teníamos por hablar con tus padres, obligó a Hernán que fuera hasta la casa de ustedes y…

Martina soltó el llanto.

-¿Qué pasó después?

-Bernardo estaba muerto, lo encontraron en un hotel degollado, dos días antes de que nos llamaran del hospital…

-¿Qué?

Todos empezaron a llorar. La escena era muy lastimera.

-¿Cómo supieron que mi papá estaba muerto?

-Cuando fuimos a tu casa, Magda estaba de luto y llorando. Ya lo había enterrado y ni siquiera nos avisó, como no nos dijo de la muerte de mi hijo, tampoco le dijimos que tú estabas con nosotros…el dolor era tan grande que ni siquiera preguntamos por ti…

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-¿Qué pasó después?

-Nos dedicamos a cuidarte en ese hospital, hasta que estuviste recuperada, pero con gran estupor, no recordabas nada de lo que te había sucedido, ni por qué estabas en esa clínica…te dejamos con nosotros, los años fueron pasando y así fue como creciste aquí y te convertiste en una señorita…no teníamos con qué darte estudio, solamente la primaria y cuando cumpliste quince años, conseguiste el empleo en la perfumería, así, cuando empezaste a ganar dinero, pues venías a visitarnos los domingos…yo me acuerdo que te fuiste a buscar trabajo y de inmediato te colocaron…

-Si, eso lo tengo muy claro, me ofrecieron un trabajo nocturno, empacando y tiqueteando lociones y perfumes, allí, como es un segundo piso, me dieron la dormida, porque yo terminaba mi jornada a las seis de la mañana y venir hasta aquí, sin devengar todavía un sueldo, me quedaba muy difícil, por eso fue que con mi primer sueldo, compré el celular para estar llamándolos…

-Decimos que Bernardo se nos fue, pero nos dejó su reemplazo convertido en mujer…

-Jajaja, abuelo ¡qué cosas dices!

-Tienes la misma risa de él, los mismos gestos, los mismos ojos, ya el resto se lo sacaste a Magda…

-¿O sea que mi mamá nunca supo que yo estaba con ustedes?

-¡Nunca volvimos a saber de ella y mejor así! Dijo Martina.

-¿Por qué?

-¡Nunca fue de mi agrado!

-¿Por qué?

-Porque era muy bonita y las mujeres bonitas nunca me han dado credibilidad, siempre he creído que son unas buenas para nada…

-Abuela ¿eso piensas de mí?

-Hija de mi alma, nosotros te criamos… te conozco muy bien para decir que tú eres buena para nada, yo lo digo es porque esas mujeres bonitas, terminan en un cabaret como prostitutas…

Ángela se sintió molesta con las palabras de Martina, así que:

-¡Sigamos hablando de mi padre!

-Nunca supimos el por qué Bernardo estaba en un hotel, él nunca fue de ese ambiente…

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-¿Y qué dijo la policía?

-Como siempre sucede con los pobres, archivaron el caso porque no encontraron nada y nunca tuvimos con qué pagar un abogado…

-¡Abuela, yo voy a tener mucho dinero y removeré el caso de mi padre!

-¿Cómo harás? Preguntó Hernán.

-Descubrieron que yo tenía voz para cantar y el mes entrante empiezo a prepararme, seré una cantante famosa y empezaré a recoger dinero para eso, no voy a descansar hasta que no encuentre al asesino o a los asesinos de mi padre…lo juro…

-¿Pero una cantante?

-Es lo más que tengo a la mano, y no me lo vayas a impedir porque voy a hacer justicia, primero a mi padre, segundo a ustedes que todo me lo han dado y tercero a mí misma, porque creo saber quién está detrás de todo esto, pero no puedo adelantarles nada…

-¡Es tu mamá!

-¿Cómo lo sabes?

-¡Entonces es verdad! Dijo Hernán.

Ángela bajó la cabeza y dijo:

-¿Por qué creen que mi mamá estuvo detrás de todo esto?

-Porque desde el momento en que te encontramos en el hospital, no dejabas de repetir “no quiero ver a mi mamá”. Cuando te trajimos aquí, gritabas en la noche: “no quiero ver a mi mamá”, te llevamos donde un médico y nos dijo que no te tocáramos más el tema, porque cuando nos escuchabas hablar de ella, en la noche terminabas con las pesadillas…

-La verdad es que yo no recuerdo qué fue lo que me pasó…sí…abuelo ya me acordé…sí, sí, sí…

Ángela empezó a temblar como si tuviera convulsiones. Martina se asustó sobre manera y la sacudía. Ángela repetía:

-¡Fue ella, fue ella, fue ella!

Perdió el conocimiento.

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Magda regresa a su casa. Está satisfecha con lo que hizo. Se mira al espejo y se dice a sí misma: “estos golpes los tengo que ocultar con maquillaje…ya el lunes, Ramiro tiene la citación y podré divorciarme de él.

Miguel, el joven que conoció a Ángela Inés, no se daba por vencido. Trataba de localizar la dirección de la vivienda donde estaba, pero eran búsquedas vanas, nadie le informaba. Su amigo de la cantina, llamado Ernesto Velásquez, le decía:

-¡Esa chica es mucha cosa para ti! ¡Ella será siempre la reina, y tú, en caso tal de que se fije en ti, serás siempre el esclavo!

-Amigo, tus palabras no me importan en lo absoluto, sé que soy un don nadie, un simple farmaceuta que se gana la vida repartiendo medicina, porque ni siquiera la farmacia me da para pagar un mensajero, pero yo la voy a alcanzar, yo seré el farmaceuta más importante de San Blas ¡de eso estoy seguro! Solamente me hace falta un poco de suerte y de dinero para surtir mi local, estoy empeñado en salir adelante…

-Pues ojalá tus deseos se cumplan…

-Si por lo menos yo supiera que días trabaja aquí…

-Solamente lo sabe el dueño de la cantina y ella le ha pedido que no se lo diga a nadie, si el dueño la traiciona, ella se va para otro lugar y lo mejor de todo, es que Ángela Inés donde pisa, deja la huella…

-¡Es muy hermosa! Desde que la vi, quedé profundamente enamorado, y solo pienso en ella…

-Eres de las personas románticas de antaño…

-¡Así soy yo!

Martina sacudía a Ángela, pero ella no reaccionaba.

-Martina, anda y busca al curandero Leonardo, pero ¡rápido! Le va a dar el ataque que le daba cuando era niña ¡aprisa, corre…!

Martina salió corriendo en la medida que le ayudaban sus cortas y artríticas piernas. Llegó a la casa del curandero:

-Don Leo, venga rápido que a mi nieta le volvió a dar el ataque de hace unos años…

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-¿Para qué me busca? Ustedes me decepcionaron cuando empezaron a llevarla dizque donde un psico loco y él me desautorizó, me humilló, se burló de mi sabiduría, me hizo sentir como un enano y la niña estaba respondiendo bien a mis hierbas, pero ustedes querían ver resultados rápidos y eso es cuestión de paciencia…

-¡Por favor!

-¡No me busquen más!

-¡Se lo suplico!

-¡Vaya a buscar al médico ese!

-Don Leo, si mi nieta se me muere, ya no me queda nada en la vida por quien luchar…

Martina se puso a llorar. Leonardo sintió lástima y le dijo:

-Iré pero con la condición de que nunca la vuelvan a llevar donde médico distinto a mí…

-¡Se lo prometo!

-¡Vamos!

Muy tarde en la noche, Ramiro se despierta y piensa: “yo nunca duermo tanto después de una borrachera…me duele la cabeza… ¿será que Magda me dio alguna porquería para dormirme? Lo que recuerdo es que ella estaba muy golpeada, pero no fui yo…iré a la cocina a ver cuál fue la última bebida que me tomé…”.

En la cantina todos echan de menos a Ángela. Miguel descorazonado, sale de allí en medio de las burlas de su amigo.

Magda se da cuenta de que su marido se ha despertado, sigilosamente se dirige al dormitorio de huéspedes, cierra la puerta por dentro.

Leonardo llega a la casa de Martina. Mira la frente de Ángela. Gruesas gotas de sudor, le resbalan.

-Doña Martina ¿tiene agua caliente?

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-¡Sí, la tengo envasada en un termo!

-¡Vuélvala a poner en el fogón y le echa estas hierbas, solamente que hiervan y la apaga, luego me la trae en un tazón!

Martina obedeció. Hernán secaba la frente de su nieta y escucha los sollozos de Ángela:

-¡Fue ella…fue ella...!

-¿De qué está hablando su nieta?

-¡Tal parece que está recordando lo que le pasó hace tantos años!

-¿Cuándo ustedes se la encontraron?

-¡Así es!

-¡Pues mejor que recuerde porque es la única forma de que se libere de ese pasado!

Martina llegó con la bebida. Trataron de incorporar a Ángela para que bebiera.

-¡Esa bebida está muy caliente, y le podemos quemar los labios! ¿Por qué no esperamos unos instantes que se enfríe un poco? Dijo Martina.

-¡Tráigame una cuchara!

Martina obedecía. Leonardo esperó unos instantes y luego puso la cuchara en los labios de la muchacha. Ante el sabor amargo de la bebida, ella empezó a recuperar la conciencia.

Ramiro, con pasos vacilantes se dirige a la cocina. Mira para todos los lados. Todo está en orden. Sospecha algo: “ahora si creo que Magda algo me dio…ella nunca es esmerada en arreglar bien las cosas y el orden en el que tiene la cocina…me deja pensando…llamaré a Consuelo y le expondré mis dudas...”.

Miguel regresa a su casa. Organiza la cama y se acuesta. Llama de nuevo a Ángela, pero lo mismo: nadie contesta. Recuerda las palabras de su amigo: “ella siempre será la reina y tú serás el esclavo”. Dice para sí mismo: “no puedo tapar el sol con un dedo…sé que Ángela es una cabaretera, pero así la amo…si yo tuviera buen dinero, la sacaría de ese mundo y sin importarme nada, la haría mi esposa…sé que estaré sometido a la duda y a la desconfianza, pero eso no importa por ahora…algo grave tuvo que haber

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pasado en su vida, para que escogiera este camino…pero conseguiré dinero cueste lo que cueste y la sacaré de ese mundo…”.

Ángela abrió los ojos y dijo:

-Mi mamá mató a mi papá…

-¿Qué? Preguntaron todos al mismo tiempo.

-Ahora recuerdo todo…

-¡Cuéntanos! Dijo Hernán.

-Yo escuché cómo le dijo a una persona, no sé quién sería: “tenemos que matar a Bernardo o él nos mata si se entera de lo nuestro”, yo corrí y llamé a mi papá y le dije: “papá, corre que mi mamá te va a matar”…

-¿Y qué dijo tu padre?

-Me preguntó que de dónde había sacado eso y yo le dije que ella estaba hablando con una persona…

-¿Qué pasó después? Preguntó el curandero.

Ella empezó a pegarme con el cinturón…me cogió del pelo y me sacó a la calle gritándome chismosa. Cogimos un taxi y ella no dejaba de darme puños en la cabeza. Luego se bajó del taxi y me arrastró hacia una parte oscura…me dijo que si hacía bulla, regresaría a pegarme de nuevo…yo me quedé quieta, pero vi que ella cogió otro taxi y allí me dejó…yo empecé a caminar y a caminar…de pronto me dio sueño…no sé cuántos días pasaron…pero un policía me llevó donde un médico y ya no me acuerdo de más…

Todos lloraban. De pronto Martina dice:

-Las cosas se van cuadrando…Ángela viéndose solita en un lugar que no conocía, empezó a caminar y a caminar sin rumbo fijo…aguantó frío, hambre y así fue como la encontramos en ese hospital.

-Pero han pasado muchos años y no hay nada que pueda culpar a esa señora, dijo Leonardo.

-Llamaré a esa desgraciada y le preguntaré por Ángela, dijo Hernán.

-¡No lo haga! Ella quiso deshacerse del único testigo que había y si le preguntan por ella, va a sospechar que está viva y la buscará para matarla, dijo Leonardo.

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-¡Eso puede ser verdad! Pero yo la buscaré y le haré pagar por lo que nos hizo, dijo Ángela.

-¿Cómo harás?

-Recogeré dinero y pagaré al mejor abogado de esta ciudad para que reabra el caso, yo he escuchado que hay casos que se descubren hasta con veinte años de haber sucedido…

-¡Ten cuidado!

-Ahora ya no puedo ir a trabajar, me quedaré amaneciendo aquí con ustedes y mañana regreso al trabajo…

-¿Y si te echan? Preguntó Hernán.

-¡No importa! Ya estoy bien aburrida con ese empleo, me buscaré otro y sé que lo encontraré, mientras tanto, si me echan, alquilaré un apartamento, tengo dinero ahorrado…

-¡Eres tan juiciosa, igual que mi hijo! Dijo Hernán.

-Don Leo ¿cuánto le debemos? Preguntó Martina.

-Ángela es la que queda en deuda conmigo y me tiene que prometer que va a dar con la verdad, sobre la muerte de mi gran amigo…

-¡Cuente con eso!

Magda recuerda cuando tenía amores con Ramiro, cómo el le preguntaba:

-¿Tienes hijos?

-¡No! ¿Por qué?

-Porque yo me hago cargo de ti, pero no de tus hijos…

-No tienes de qué preocuparte…no tengo hijos…

-¿Seguro?

-¡Así es!

Magda se recuesta en la cama y de pronto escucha que Ramiro habla con alguien. Se acerca de nuevo a la puerta y escucha:

-Te aseguro que Magda algo me dio, yo nunca duermo un guayabo tanto tiempo, además me acuerdo que ella estaba bien aporreada y me pidió relaciones…

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“Ramiro me descubrió… ¿ahora qué hago? Me quedaré en esta pieza hasta que él se vaya”.

-Magda ¿dónde estás? Magda…

Magda no contesta. Ramiro la busca por todas partes, y al no encontrarla, se dirige de nuevo a su alcoba y cae nuevamente dormido.

Apenas amanecía, Martina se levanta y hace el café. Le lleva a su esposo y luego a su nieta.

-Ángela, en verdad nosotros algo presentíamos de que tu mamá estaba metida en todo esto y no nos equivocamos…

-Abuela, más temprano que tarde, ella y yo nos vamos a encontrar y no tendré piedad…

-¡Tienes que tener mucho cuidado! Si te perdemos a ti también, ya nada nos amarra a esta vida…

-¡No te preocupes! Y ten por seguro que ante un tribunal, esa mujer les va a ver las caras a ustedes y a mí, ella misma confesará todo…

-¡Eso espero!

En las oficinas del edificio donde trabaja Ramiro Fonseca, llegan con una notificación:

-El doctor Ramiro Fonseca…

-¡Aun no ha llegado, soy su secretaria! ¿En qué puedo servirle?

-Es una notificación que le llega de los superiores…

-¡Yo la recibo y se la entrego!

-¡Firme aquí!

La secretaria firmó y se dirigió al despacho de Ramiro. Le llamó la atención que el sobre estuviera mal cerrado y movida por la curiosidad, lo abrió. Se dio cuenta de lo que contenía el sobre y soltó la risa: “el doctor Fonseca llamado a declarar por violar y golpear a su esposa…esto no me lo va a creer nadie…mis compañeros y demás abogados, deben de saberlo”.

La secretaria salió y mostró el sobre por todas las oficinas. De pronto:

-El doctor Fonseca está a punto de llegar…vete para tu oficina.

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Minutos más tarde, Ramiro entra saludando a todos. El saludo era contestado pero notó que lo miraban y se reían.

-Doctor Fonseca, venga un momento a mi oficina…

Ramiro escuchó y le dijo:

-Doctora Montoya, en un instante estoy con usted…

-¡Ya!

Ramiro entró a la oficina de la doctora Montoya y:

-Ramiro, sabes que soy tu amiga, ahora debes de decirme lo que pasó entre tu esposa y tú…

-Consuelo, lo que te dije ayer…

-Tu secretaria, a todo el personal, mostró una citación que tienes de la fiscalía donde tu esposa te acusa de violación y maltrato físico…

-¿Qué? ¡Yo no le pegué!

-¡Esto se te va a ir muy hondo!

-Consuelo, tienes que ayudarme…

-Vamos a hacer lo siguiente: te vas a presentar a la hora convenida y dirás lo mismo que me dijiste a mí…

-Antes de ir a la fiscalía, voy a echar a la estúpida de secretaria que tengo y la voy a amenazar por invadir correspondencia ajena…

-¡Eso es lo de menos, pero debes de prepararte!

-¡Gracias por avisarme!

Ángela regresa a su apartamento. Entra a su cuarto de cultos. Prende la vela a la diosa de la belleza, hace el ritual, luego hace lo mismo con la diosa de la fortuna. Se dirige a su armario y busca la libreta de teléfonos.

-¡Aquí está!

Sale de su cuarto y se dirige al teléfono:

-Señora Emérita, soy Ángela Guzmán, necesito una cita cuanto antes, llámeme cuando pueda y me deja el mensaje en el contestador, gracias.

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CAPITULO TRES

CULPABLE

Magda sale de la pieza y se da cuenta de que todo está en desorden.

-¡Tengo que irme de aquí! Ramiro va a decir en la fiscalía lo que hice y me van a detener…pero antes de que lo hagan, diré lo de la muerte de Bernardo…pero ¿para dónde me voy? Ese infeliz ni siquiera me dejó manejar dinero y ahora no tengo ni siquiera un ahorro…tengo que desaparecer antes de que vengan a detenerme…creo que por ahí tengo algunas joyas, las voy a empeñar y pagaré algún apartamento bien lejos de aquí…creo que estoy pagando muy caro lo que le hice a Bernardo y a mi hija….arrendaré este apartamento…

Miguel recibe la llamada de su amigo Ernesto.

-Miguel, tienes que ayudarme…

-¿Dónde estás?

-A dos cuadras de tu farmacia…

-¡Acércate hasta aquí!

-¡No puedo ni caminar!

-¡Busca dónde sentarte que cerraré la farmacia e iré en unos minutos!

-¡Gracias!

Los abuelos de Martina hablan con el curandero:

-Don Leonardo ¿usted cree que Ángela podrá llegar a la verdad?

-¡Es una deuda de honor con su padre! Y la muchacha tiene los mismos sentimientos que mi gran amigo, no dudo de que logre saber quién era la persona que hablaba con la madre el día en que sucedieron todas esas cosas…creo que pronto tendremos buenas noticias…

-Ojalá, y así sea…dijo Hernán.

-Abuela y ¿tú sabes dónde vivía yo? ¿Cómo se llama el lugar?

-En el barrio Santa Gema tu papá había comprado un apartamento…

-Tendré que averiguar qué pasó con ese apartamento…

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-Tienes que conseguir un buen abogado…

-¡Eso lo tengo en mis planes! Pero sí quiero enfrentarme con esa señora que dice ser mi mamá…

-Igual, tienes que ser muy prudente…

-¡Lo tendré en cuenta!

Ramiro se presenta a la fiscalía. Se anuncia y:

-Doctor Fonseca, le dijo el fiscal encargado, es usted una vergüenza para el gremio de la justicia…

-¡Déjeme yo le explico!

-Aún no le he dado permiso para hablar, dijo el fiscal.

-¡Disculpe!

-Usted está acusado de golpear brutalmente a su esposa y luego violarla ¿sabe lo que eso significa? Esto es un gran escándalo…todo un prestigioso abogado metido en uno de los delitos más abominables que puede cometer cualquier ciudadano, usted sabe que si logra comprobarse todo, perderá su investidura y su fuero e irá a la cárcel como un delincuente más ¿qué explicación da a todo esto?

-¡Que no es verdad!

-En los exámenes de medicina legal, encontraron restos de semen que deben ser comparados con el suyo y en caso tal de que resulte todo verídico, ya sabe lo que le espera…

-¡Me someto a todo, pero soy inocente de lo que se me acusa!

La bruja Emérida, reconocida en el pueblo por sus grandes poderes, devolvió la llamada a Ángela y le dio una cita.

-Ángela, soy Emérida, puede venir mañana a las diez de la mañana, no olvide traerme las novenas y las velas para rezarlas de nuevo…

Mientras que Emérida hablaba por teléfono, un hombre de aproximadamente cincuenta años, se acerca a su consultorio. Emérida cuelga el teléfono y:

-¿En qué puedo servirle?

-Mi nombre es Alberto Sánchez, estoy buscando a la doctora Emérida…

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-¡Soy yo!

-Me han hablado mucho de usted y sé que usted puede ayudarme…

-¡Siéntese!

El hombre se sentó y Emérida cogió su bola de cristal diciendo:

-Usted es un banquero, tiene una vida sentimental muy triste, busca una mujer joven y hermosa que lo contagie de juventud…

-¿Cómo lo sabe?

-¡Lo sé!

-¡Es verdad! Trabajo en el banco del centro y lo que usted dice de mi vida sentimental, no es errado…

Miguel llega donde está Ernesto y:

-¡Amigo, estás pálido!

-¿Pálido?

-Bueno, pálido no ¡transparente!

-Miguel, me siento muy enfermo, creo que tengo las defensas muy bajas, el desánimo por todo me está dominando…

-¡Debes de hacerte un examen de sangre! de pronto es que tienes anemia dijo Miguel.

-¡Ya me lo hice!

-¿Y?

-¡Mañana me entregan los resultados!

-¿Qué puedo hacer por ti? Pregunta Miguel.

-Si me prestas dinero para coger un taxi y regresar a mi casa…

-En estos momentos no tengo dinero, pero pararé un taxi y le diré que cobre la carrera en las horas de la noche en mi droguería…

-¡Gracias! Y ahora te pregunto: ¿qué sabes de Ángela Inés?

-¡Nada! Me tiene destrozado porque se burla de mi pobreza…

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-¡Era de esperarse! Es una chica frívola, que no le importa sino tener dinero y juega con los sentimientos de los demás…

-Esa noche que accedió a salir conmigo, fui tan feliz…

-¿Y ahora?

-¡Soy muy desdichado porque me repite una y otra vez que no quiere hombres pobres!

-¡Has el intento de olvidarla!

-¡Lo haré! Pero quiero verla aunque sea por última vez…

-Si quieres, voy a la taberna y te organizo una salida con ella…

-¿Cómo harás? Preguntó Miguel.

-La invitaré a mi mesa y apenas yo esté seguro que no se me va a ir, te hago una perdida y tú debes de llegar de inmediato…

-¡Listo! Ahora vas a coger el taxi para que regreses a tu casa…

-¡Gracias! Y en pago de tu favor, voy a vengarte…

-¿Qué?

-¡Descuida! Estoy pensando en voz alta.

Miguel paró un taxi y a él se subió con mucha dificultad su amigo.

Ramiro está hablando con el fiscal:

-Y resulta que me dijo que estuviéramos juntos, que la hiciera feliz como en otras épocas, después me dormí…

-Fue cuando llamó a su amiga Consuelo…

-¡Así fue! Pero ya Magda no estaba en la casa, le aseguro que ella llegó lastimada como si hubiera estado en una riña callejera…

-¿Puedo llamar a su amiga Consuelo para interrogarla?

-¡Claro que sí!

-¡Quédese aquí! La llamaré y si su testimonio coincide con el de ella, mandaré a llamar a la señora Magda para que le hagan nuevos exámenes sobre sus contusiones…

-¿Qué sucederá si comprueban lo que les estoy diciendo?

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-¡Que la demanda queda sin validez!

Ángela llega en esos momentos donde la bruja Emérida y:

-Señor banquero, ésta es la muchacha que le devolverá su juventud…

El banquero miró a Ángela y sonrió.

Magda busca por todas partes un trabajo y al no encontrarlo piensa: “tendré que meterme a un bar y trabajar de cabaretera”.

Se dirige al primero que encontró. Consuelo que iba camino a la fiscalía, la miró reconociéndola de inmediato: “¡caray! Ramiro tiene que saber esto…su mujer entró a un bar y sola… ¿Qué estará buscando?”.

Ramiro sale furioso dispuesto a encarar a Magda cuando en esos momentos recibe la llamada de Consuelo.

-Consuelo, estoy hecho una furia…

-Más furioso te vas a poner cuando te cuente una cosa…

-¡Habla!

-Acabo de ver a tu mujer entrando a un bar y sola…

Ramiro palideció y murmuró: “lo mismo que le hizo a su marido…”.

-¿Qué estás diciendo?

-¡Nada! Dime ¿dónde queda ese bar?

Consuelo no alcanzó a decirle porque:

-Ramiro en unos minutos te llamo de nuevo, me está entrando otra llamada al celular.

-¡De acuerdo!

La bruja Emérida después que presentó a Ángela con el banquero, le dice:

-Don Alberto, ya conoció a la mujer que estaba buscando, venga mañana a esta hora para que hablemos más, porque tengo que atender a Ángela.

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-¡De acuerdo!

Antes de salir, Alberto le dirigió una mirada a Ángela y ésta la devolvió con un beso.

-Doña Emérida, aquí traigo las novenas y le cuento que la muñeca de la fortuna, cada día está más bonita…

-Eso quiere decir que en poco tiempo serás multimillonaria…

-¿Con el señor que acaba de salir?

-¡Sí!

-¡Uy! ¡Yo no me quiero casar!

-¿Quién habló de matrimonio?

-¿Entonces?

-Ángela, este hombre pondrá todos sus bienes a tus pies y serás su única heredera porque se está muriendo, no le queda mucho tiempo de vida, si tú te casas con él, tendrás un certificado de matrimonio y cuando él muera, todo pasará a tus manos…

-¿Y dentro de cuanto tiempo se va a morir?

-¡Muy pronto! La fecha exacta no la sé…apúrate y si te propone matrimonio, acepta de una vez…

Miguel está en su farmacia pensando en Ángela. Coge su cuaderno de cuentas y empieza a escribirle otra canción:

Muñequita arrabalera

Endulzas a los hombres

Como toda una experta

En amores y desamores.

Desengañado de ti,

Pero el amor es así,

Cuando uno ama y no es amado,

Mis esperanzas por ti,

Las has burlado.

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Muñequita arrabalera

Aunque sé que eres una cualquiera,

No dejaré de amarte ni de esperarte

Hasta cuando tú quieras.

Ramiro se sienta en la silla de una cafetería, cuando le suena su celular:

-Consuelo ¡ahora sí puedes hablarme!

-Ramiro, me acaban de llamar de la fiscalía a cancelar mi declaración…

-Eso quiere decir que…

-La demanda no tiene validez…de pronto alguien también vio a tu mujer entrar a un bar y pasó la voz…

-Ahora dime ¿dónde queda ese bar?

-¿Piensas ir? Pregunta Consuelo.

-Claro que voy a ir y le haré lo mismo que dijo en la fiscalía…

-¡Ten cuidado! ¿Quién sabe que te ponga otra trampa?

-¡No importa! Si me hace caer, ella también caerá…

-Es el bar que queda en la esquina de La Central…

Ramiro cortó la comunicación y dijo para sí: “en el mismo lugar donde nos emborrachamos varias veces… ¿qué fue a buscar allá? Estoy pagando el asesinato de Bernardo Guzmán…no solamente era mi trabajador, sino que también fue víctima mía por la manipulación de esta mujer, que ahora se prostituye entrando a un bar…

Ángela regresa a su trabajo y encuentra que:

-¿Cómo es posible que hayas dejado tirado el trabajo? Sabes que te puedo despedir…

-¡Cuando quiera!

-¡Razona!

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-¡Nada tengo que razonar! Me quedo trabajando si me aumenta el sueldo…

-¿Qué?

-¡He sabido que usted me paga solamente el 30 por ciento de lo que mis clientes le dan! Súbame al 45 por ciento y me quedo…

-¡Estás loca! Hay mujeres por montón que cobran menos de lo que tú cobras y de ellas puede sobrevivir este bar…

-¡Muy bien! Deme la liquidación de todo este tiempo que estuve trabajando aquí y me voy de inmediato…

-¡No tienes liquidación!

-¡Tampoco tengo un seguro médico! O me entrega cinco millones de pesos, o lo demando por todo lo que ha hecho conmigo, no olvide que ante la ley soy una niña…

-¡Debería de matarte con mis propias manos!

-¡Arreglemos a lo bien! No quiero pelear con usted…

-¡Te doy dos millones y te pierdes para siempre de mi negocio!

-¡Trato hecho!

Magda entraba al mismo bar. Preguntó por el dueño, uno de los trabajadores lo señaló y le dijo:

-¡Está ocupado con la muñeca arrabalera!

-¿Muñeca arrabalera? Magda miró hacia el lugar que le señalaban y sin saber por qué, tembló ligeramente. Ángela estaba dando la espalda. No le vio la cara, pero tampoco le quitaba el ojo de encima.

-Señora, si quiere lo espera…parece que la muñeca está a punto de irse.

-¡Yo espero!

Ángela recibía un cheque por el valor acordado. Se paró de su asiento y sin volver la mirada, salió del bar. Magda dijo:

-¡No le vi la cara!

-¡Es la chica más hermosa que ha trabajado aquí! Ya el jefe se desocupó, iré a decirle que usted lo necesita…dijo el despachador.

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Camilo Buendía era el dueño del bar. Avisado por su trabajador, se dirigió hacia Magda. La miró de arriba-abajo y le dijo:

-¿En qué puedo servirle?

-¡Estoy buscando trabajo!

-¿Ha trabajado antes en esto?

-¡Es la primera vez!

-Usted está pasadita de años para trabajar aquí…

-¿Me está diciendo que soy una vieja?

-¡Para nada! Quiero decirle que este trabajo es para jovencitas…

-Usted habla como si fuera un proxeneta…

-¡No es verdad! Soy realista…

-¡Por favor, ayúdeme!

-¡La pondré en período de prueba! Por ahora empezará a atender las mesas, debe de tratar muy bien a los clientes porque el bar se sostiene por ellos, si alguien quiere propasarse con usted ¿qué haría?

-¡Le daría una cachetada, haciéndome respetar!

-Eso aquí no se puede hacer…

-¿Entonces?

-¡Me busca y me avisa, ya veré qué hago! Pero este lugar se presta para esas cuestiones…

-¿A sus trabajadoras les faltaban al respeto?

-¡Casi a todas! Menos a una…desde que llegó aquí, entró con paso firme y nadie se atrevió a faltarle…

-¿Privilegiada?

-¡Más o menos! Los mismos clientes la cuidaban…le voy a dar trabajo a usted porque ella acaba de renunciar y solamente queda ese espacio…

-¿Ella qué hacía?

-Cantaba, bailaba…no hacía más…es muy hermosa la muñequita arrabalera…nadie podrá igualarla…

-¿Entonces se quedó sin artista?

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-¡Conseguiré otra!

Ernesto sabe que tiene sida, pero se lo ocultó a su amigo. En su casa, ideaba la forma de encontrarse con Ángela y hablarle de Miguel.

Ramiro se dirige al bar y ve a Magda repartiendo en las mesas. Se le acerca y le dice:

-¡Te ha fallado tu plan!

-¿De qué estás hablando?

-¡Lo sabes muy bien! Y si me quisiera vengar, hablaría de lo que hicimos…

-Lo hiciste tú…yo solamente…

-Fuiste el autor intelectual, tienes más condena que yo…

-¡Tú me amas!

-¡Te amaba! Ya mismo me firmarás el divorcio…

-Tienes que darme una buena mensualidad…

-¡No lo haré!

-¡Eso es demandable!

-Has como quieras, pero te estoy filmando, alegaré que eres una prostituta y no me obligarán a nada…

-¡Eres más desgraciado de lo que pensé!

-¡No más que tú! Ahora verás como te consigues la vida, el apartamento es tuyo, te lo dio tu primer marido, yo solamente sacaré mi ropa…

-¡Espera!

-¡No quiero verte nunca más!

Ramiro sale para la casa pensando: “me gustaría confesar este crimen, pero pierdo mi licencia y los casos que estoy ganando, me los interceptarán y me quitarán también mi trabajo… me quedaré callado y buscaré otro apartamento lejos de aquí…”

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CAPITULO CUATRO

Y LA SUERTE ME SONRIE

Alberto invita a Ángela a un concierto. Ella le dice entre murmullos:

-¡Qué bueno ser una cantante reconocida!

-¿Sabes cantar?

-Eso me dicen las personas que me escuchan…

-Si te casas conmigo, te pongo un profesor para que te de algunas clases de canto y estoy seguro que más temprano que tarde, estarás en los escenarios así como lo hace esta cantante…

-¿De verdad?

-¡Nuestro matrimonio sería un convenio porque yo sé que es demasiado pronto para decirte que te amo, pero podemos aprender a amarnos, todo en la vida se aprende!

-¿Para cuándo quieres?

-¡Lo más pronto posible!

-Tengo que avisarle a mis abuelos, porque no tengo padres…

-¿Qué pasó con ellos?

-¡Algún día sabrás la tragedia que me persigue!

-No te sientas presionada a contarme tus cosas, lo harás cuando estés segura de mí…

-¡Gracias! Pero si no nos amamos todavía ¿cómo haremos para convivir?

-¡Todo en esta vida se aprende! Mira, tú me haces feliz con tu belleza y juventud y yo pongo a tus pies todo lo que necesites y más…

-¿Qué pasaría entre nosotros si yo me llego a enamorar de otro hombre?

-Espero de ti honestidad y me lo hagas saber antes de yo ponerme de “comidilla entre los chismosos”.

-¡Así se hará! Pero entonces ¿te divorciarías de mí?

-¡Nuestro convenio quedaría eliminado ante la más mínima muestra de infidelidad de alguna de las dos partes!

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-¡Trato hecho! Trataré de hacerte muy feliz…

-¡Yo también!

Ernesto ubica a Ángela:

-Me gustaría hablar contigo ¿será que nos podemos ver en las horas de la tarde?

-¡Claro que sí! Tengo una noticia fabulosa para contarte…

-¡Adelántame un poco!

-¡Cuando nos veamos!

-Siento un deseo inmenso de sentir tu cuerpo junto al mío…

-¡No piensas sino en sexo!

-¡Es que soy muy sexista!

-Jajaja, nos vemos en las horas de la tarde en el mismo lugar de siempre…

Magda empieza a sentirse discriminada por sus compañeras de trabajo.

-Está demasiado “mayorcita” para estos oficios…

-Eso es que está buscando marido…

-No es capaz ni siquiera de llevar una cerveza en un charol…

Magda siente ganas de llorar ante los comentarios de sus compañeras, pero piensa: “ya me quedé sin marido y sin poder sacarle una mensualidad…tengo que resistir porque de hambre no me voy a morir…aquí creo que empezaré a pagar todo lo que le hice a mi esposo y a mi hija…mi hija ¿dónde estará? ¡Ya se habrá muerto de hambre o qué sé yo…pero era la única forma de que Bernardo no se diera cuenta de que yo estaba saliendo con su jefe!”.

-Magda, aquí se trabaja con rapidez…no se puede quedar pensando en cosas que no son del trabajo, le dijo el despachador.

-¡Debes ser paciente conmigo, primer vez que hago este trabajo!

-Pues yo no sé si el patrón quiera tener paciencia contigo…lo único que te digo es que a él le gusta la rapidez en el trabajo…

-¡Con ella no pueden tener consideraciones, porque con ninguna de nosotras la tienen! Dijo una trabajadora.

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Magda piensa: “no voy a ser capaz con este oficio y los comentarios de mis compañeras… ¿qué voy a hacer? Si por lo menos llegara a trabajar una semana…tendría algo de dinero y saldría a buscar trabajo en una casa de familia…todos los años que perdí al lado de Ramiro y pensar que me dejé cegar de sus regalos y palabras bonitas…si no hubiera hecho lo que hice, hasta de pronto no estuviera aquí…y quién sabe si a Ramiro le da por abrir la jeta…él también caerá conmigo… mis suegros, no los volví a ver y tampoco volvieron a visitarme…total, pues doña Martina no me tragaba…”.

Ramiro regresa a la casa. Saca sus cosas personales y dice para sí: “Con lo mismo que entré a esta casa hace tantos años, con lo mismo salgo… realmente esta relación con Magda, nada bueno me dejó…unos años más de viejo…unas cuantas prendas de vestir y no más… ¡qué lástima que haya cometido ese crimen… y todo por dejarme cegar de la belleza de una prostituta!… ¡creo que bien caro lo tendré que pagar, si es que aún no lo estoy pagando… el dinero nunca me alcanzó para más nada que darle alimentación y uno que otro capricho… y sabiendo que pude haber tenido mi apartamento propio y nada hice para ahorrar…porque todo lo que conseguía, iba a parar a manos de Magda… pero ya esta relación se acabó… intentó también acabar con mi vida, pero le salió el tiro por la culata…”.

Ramiro sale de allí y le deja una carta a Magda.

Ángela recorre las calles del barrio Santa Gema. No recuerda nada. Se ubica al frente del apartamento que Bernardo había comprado. No recuerda siquiera haberlo visto. Ve que un hombre sale de allí y piensa: “¿Será que mi mamá vendió el apartamento de mi padre? Me acercaré a ese hombre y le preguntaré quién es el dueño”.

Sin pensarlo dos veces:

-Buenas…

-Buenas ¿en qué puedo servirle?

-¿Me puede decir usted si conoce al dueño de ese apartamento?

-La dueña se llama Magda…

-Y usted es…

-Ramiro Fonseca… y ¿con quién tengo el gusto de hablar?

-Mi nombre es Ángela Inés ¿será que usted me puede decir dónde encuentro a la señora Magda?

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-¡No lo sé! Pero si la veo le digo que usted la está buscando…

-¡Hágame ese favor! Dígale que Ángela Inés Guzmán la está buscando y es con urgencia, que me llame a este teléfono, dijo Ángela alargando la mano y entregándole una tarjeta.

-¡Con mucho gusto!

Ramiro se quedó mirando a la chica. Se estremeció. Le pareció notar un parecido físico con Magda cuando la conoció, doce años atrás. Regresó al apartamento y rectificó la carta que le dejaba a Magda.

Ernesto esperaba a Ángela y pensaba: “yo no le voy a decir nada a Miguel, ¿total? Esta muñeca arrabalera no se lo merece…los sentimientos de mi amigo están muy altos para que ella los pueda alcanzar… ¿será que estoy traicionando a mi amigo? ¡No lo creo! Miguel sabe muy bien que Ángela no le pertenece a nadie…”

Alberto está feliz porque Ángela aceptó casarse con él. Contacta a un profesor musical para que le de clases de canto y baile a su amada.

Miguel ya está resignado a que no volverá a tener entre sus brazos a Ángela. Trabajando piensa: “tengo que irme de esta ciudad para evitar la tentación de ir a ver a mi muñequita arrabalera…eso me atormenta y más me atormenta su desprecio…ya hoy mismo pondré en venta esta droguería, pero primero debo de irme a buscar en otra ciudad, un local para empezar de nuevo…”.

Ángela aparece. Ernesto sonríe y piensa: “ahora vas a pagar con lágrimas de sangre lo que le haces a los hombres que se enamoran de ti, vas a llorar cuando sepas que quedas contagiada de sida…lo hago por mí…por mi amigo Miguel…por todos ellos”

Magda regresa a su apartamento casi al amanecer. Le tocó trabajar hasta después de la media noche. Está rendida. Se organiza y se acuesta, quedando profundamente dormida.

Alberto llama a Ángela y le dice:

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-Mira, ya tengo contratado a un profesor de canto, te empezará a dictar clases desde mañana, será un curso muy intenso…

-¡Alberto, es que yo tengo que trabajar, tú sabes que no puedo vivir del aire!

-¡No te preocupes por eso! No volverás a trabajar sino en el canto y en el modelaje…

-Pero mientras me hago una profesional, tengo que…

-¡Nada! Sólo tienes que preocuparte por estudiar, de lo demás me encargo yo…

-¡Eres tan bello!

-¡Y tú eres tan hermosa! ¿Dónde estás?

-¡Voy a encontrarme con unos amigos, les comentaré de mi próximo matrimonio! Ya pronto los vas a conocer…

-¡De acuerdo! Cuando los despidas, me llamas yo te recojo…

-¡Hasta pronto!

Miguel hace una contabilidad de sus entradas y salidas.

Ángela y Ernesto charlan como los amigos que eran:

-Y te cuento que dentro de unos días me voy a casar…

-¿Con quién? ¿Con Miguel?

-Miguel no tiene para darme lo que yo quiero, y no me gustaría que terminaras nuestra amistad simplemente por hablarme de él, dijo Ángela furiosa.

-¡Está bien, está bien! ¿Puedo saber con quién te vas a casar?

-¡Ya lo conocerás, estás invitado a la boda!

-Pero antes de casarte, podemos pasarla rico…

-¡Claro, si a eso vine!

Magda se despierta. Se da cuenta que Ramiro no amaneció en la casa. Busca en todas partes y vio que nada de las pertenencias de él, estaban en la casa. Se dirigió a la cocina y vio la carta. Sobándose los ojos, empezó a leerla:

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MAGDA

Te dejo libre antes de que me hagas cometer otro gran error como el que me hiciste cometer con tu marido. No me busques, porque conseguí otra oficina y

ya no tendrás acceso a mí y si por algún motivo, me ubicas, no me importa hundirme, pero también te hundirás. Tengo los suficientes medios para

defenderme, en cambio tú careces de ellos.

Te diré algo que pueda interesarte: apenas salía yo con mis cosas de tu apartamento, una muchacha, no creo que pase de los dieciocho años de edad,

muy hermosa, me recordó cuando te conocí, porque es idéntica a ti cuando estabas recién casada con Bernardo. Me ha preguntado quién es el dueño del apartamento de dónde yo salía y apenas le dije tu nombre, me miró como con

odio y me dijo: “si habla con la señora Magda, dígale que la estoy buscando, mi nombre es Ángela Inés Guzmán y me dio esa tarjeta que acompaña esta carta

que te dejo…

Miguel llama a un compañero suyo de la facultad:

-Armando, estoy dispuesto a dejar este pueblo y radicarme en otro lugar ¿te puedo encargar la farmacia por tres días, mientras encuentro otro lugar?

-¡Claro que sí! Déjame las cuentas bien hechas para yo no equivocarme después…

Ángela y Ernesto terminan en un hotel:

-¡No me acordaba que no mantienes dinero para pagarme un hotel de categoría!

-¡No te quejes que la pasamos rico!

-Si es que tenemos una próxima vez, que lo dudo, quiero un hotel con todas las comodidades que requiere una muñeca arrabalera…

-¡Tenlo por seguro que así será!

-¿Estás satisfecho?

-¡Por supuesto! Ya he cumplido…

-¿De qué hablas?

Ernesto pensó: “casi meto la pata y yo mismo me vendo…Ángela quedó contagiada, pero no debe saber todavía que fue por mí…cuando yo ya esté en el umbral de la muerte, la busco y se lo digo…el médico me ha dicho que tengo

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unos meses más de vida…también, hoy mismo se lo contaré a Miguel… pero ¿qué le digo? ¿Qué tengo sida y me acosté con el amor de su vida? ¡Me va a odiar o pondrá sobre aviso a Ángela! La pondrá en tratamiento médico de inmediato y yo quedaré como el hijo de mala madre…bueno, ya veré qué le digo”.

-Mi querida muñequita arrabalera, he querido decir que eres como ninguna y serás como ninguna…

-¡De eso estoy segura! Me casaré y te cuento otra cosa, voy a estudiar baile y canto, para cotizarme un poco mejor…

-¡No volviste al bar!

-El jefe me liquidó y no volveré a trabajar allí…con lo que me dio, puedo vivir tranquila algunos meses…descansaré y luego prenderé de nuevo motores, porque no me puedo quedar de bonita…

Magda siente que el mundo se le viene encima. Pierde la respiración por unos instantes. Se repone y dice en voz alta:

-¡Ángela está viva! ¡No, no es posible! Yo la dejé abandonada muy lejos de aquí…ese debe de ser el maldito de Ramiro que descubrió que yo tuve una hija con Bernardo… ¡No, no es posible! Mi corazón de madre me dice que Ángela murió hace muchos años…pero…no, no, todo esto es demasiado confuso…y si está viva ¿para qué me busca? ¡Pero qué estúpida soy yo! ¡Claro! ¡Viene a pedirme el apartamento!... ¡Me va a tirar a la calle! y ¿qué será de mí? Ella estaba muy niña cuando sucedió lo de Bernardo… ¿Será que se acuerda de las cosas?

Los abuelos de Ángela están jubilosos con la noticia del matrimonio de la muchacha...

-Hija, nunca nos dijiste que tenías novio…

-Abuela, era un guardadito que les tenía, pero hace ya varios días que me comprometí con él…

-¿Y cómo es?

-Es muy sencillo y de pocas palabras, trabaja en el banco central, y las cosas van en serio, puesto que ya me pidió matrimonio…

-¡Debes de traer a tu prometido!

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-¡Claro que si! En cuanto termine unos asuntos por aquí, iré con él a visitarlos…

Ernesto se dirige a la droguería de Miguel y encuentra a otro despachador.

-Buenas ¿dónde puedo localizar a Miguel?

-El está en otro lugar haciendo una diligencia…

-¿Pero volverá?

-Este fin de semana viene ¿quiere dejarle el mensaje?

-¡No! Lo llamaré al celular ¡gracias!

Ernesto se dirigió al parque, sentado en una de las bancas, llama a Miguel:

-¿Qué estás muy ocupado?

-Ernesto, me voy a ubicar en otro lado, ya las ventas de la farmacia han bajado mucho por la competencia que me pusieron a media cuadra de mi local…

-¿Cuándo regresas?

-¡Este fin de semana!

-¡Tengo que contarte algo!

-¡Dime!

-¡Acabo de encontrarme con tu muñequita arrabalera y me invitó a su próximo matrimonio!

-¿Qué?

-¡Así es!

-Con mayor razón tengo que dejar esa ciudad…no me voy a torturar más y menos viéndola pasar con su flamante marido, apuesto que es un hombre de buena clase…

-¡No te equivocas, es un banquero! Responde Ernesto.

-Ya ella me había dicho que quería un hombre de dinero para que la pusiera en un pedestal y la adorara como a una reina…

-Miguel, yo…

-¡No me digas nada más, te llamo luego que voy a entrar al cajero!

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Miguel cortó la comunicación. Dos lágrimas le opacaban la visión.

Ángela se encuentra con Alberto y lo invita a su apartamento.

-Mi apartamento no tiene lujos, es más, solamente tengo lo necesario…

-¡No te preocupes por eso!

-¡Me da un poquito de vergüenza!

-¿Por qué?

-Porque me imagino que tú casa es toda una mansión…

-¡Nadie tiene la culpa de ser rico o ser pobre!

-¡En eso tienes razón! ¿Quieres tomar café?

-¡Listo!

Ángela sirve dos cafés y luego:

-Alberto, yo por ahora no puedo estudiar…

-¿Y eso?

-Tengo que encontrar al asesino de mi padre…

-¿Tu padre fue asesinado?

-Estaba yo muy niña cuando lo mataron, por eso no puedo estudiar ahora, me voy a dedicar a encontrar a los asesinos…

-¿Cómo sabes que fueron varios?

Ángela le contó todo lo que había recordado. Lloraba amargamente:

-¡Mi padre me adoraba!

-¡Lamento mucho esta triste historia!

-Cuando los culpables estén en la cárcel, ya estaré tranquila y puedo dedicarme a estudiar y a darte hijos, si así lo prefieres…

-¡Yo también tengo que contarte algo, es un secreto muy doloroso!

-¡Te escucho!

-Nunca me has preguntado si tengo hijos…

-Jajaja, no se me ha ocurrido, pero ahora que lo dices…

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-¡Yo no puedo engendrar hijos!

-¿Se puede saber por qué?

-Cuando estuve en el ejército, en plena selva me dio una infección, que en ese tiempo se presumía que eran las amígdalas, me hicieron la medicina que tenían al alcance, pero en vista de que no me mejoraba, me mandaron de nuevo al cuartel de la ciudad muchos días después…

-¿Y?

-No era una infección en las amígdalas sino en la uretra y eso me afectó sobremanera al punto en que me dejó estéril, sólo vine a saberlo muchos años después, cuando conseguí una novia y no podía embarazarla, los dos nos sometimos a exámenes, y descubrieron que el problema era totalmente mío…

-¿Y no te hacen falta los niños?

-¡Al principio, sí! Pero ahora que aceptado todo y lo que quiero es terminar mis días al lado de una mujer que no me exija tener hijos…

-¡Pues estás complacido! Por ahora, no es mi intención buscar un hijo porque no tengo nada para ofrecerle…

-Entonces estamos de igual a igual, dijo Alberto.

-¿Cuándo vamos a que conozcas a mis abuelos?

-El próximo fin de semana y a ellos les pediré tu mano… ¿Qué quieres como regalo de bodas?

-¡Un buen abogado para empezar de inmediato a vengar la muerte de mi padre!

-¡En eso había pensado, pero después de la boda! Yo te pregunto es otra cosa ¿qué quieres como regalo?

-¡Una casa grande y que pueda vivir con mis abuelos! Ellos son todo en mi vida y quisiera recogerlos, ya están muy ancianos y enfermos, no pueden valerse por sí mismos…

-¡Tienes un corazón tan grande! Pero te propongo algo…

-¡Dime!

-¿Qué te parece una casa de dos pisos? En el primer piso vivirán tus abuelos y en el segundo, nosotros…

-¿De verdad? ¡Maravilloso!

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Magda hecha un mar de dudas, decide llamar a Ángela, pero ésta ha salido con Alberto. Magda le deja un mensaje en el contestador:

Ángela Inés, si en verdad eres la persona que dices ser, quiero que vengas a mi apartamento este fin de semana, en caso tal de que no puedas, devuélveme

la llamada…

Ramiro, por su parte, entregó la oficina y buscó otro lugar para trabajar, muy cerca de la farmacia de Miguel.

CAPITULO CINCO

YA LLEGARA LA HORA

Miguel regresa a la farmacia y llama a Ernesto:

-¡Ya estoy de nuevo en la farmacia! Puedes venir…

-¡En media hora estoy allá!

Miguel empieza a empacar sus cosas. Le dice al ayudante:

-¡Es mejor que me vaya de aquí…este comercio ya no pinta buenos paisajes para mi negocio!

-¡No te preocupes que el desplome de la economía es en todo el mundo! Ya llegará la hora de que esto se solucione…

-Pues soy muy pesimista, cada día, el rico se hace más rico y el pobre más pobre…

-Miguel, desde que yo era un niño, he escuchado esas palabras…

-Aunque parecen viejas, no dejan de ser modernas para aplicarse a la situación de nosotros…tal vez ganándome una lotería pueda surtir bien mi farmacia…

-Y darte la buena vida…

-¡No soy de las personas que derrochan el dinero en cosas baladíes! Antes bien, soy muy organizado con mis gastos…

-Pero te alcanza para tomarte unos aguardientes los fines de semana…

-Ya no son todos los fines de semana…

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-Miguel, noto una tristeza muy profunda en tu mirada, si quieres contarme lo que te sucede, tal vez pueda prender la luz de la esperanza en ti…

-¡Nadie, solamente yo, puede ayudarme! Y el problema es ese…que a veces ni me quiero ayudar…

-Bueno, allá tú si quieres martirizarte con un problema al que tú mismo dices, tiene la solución…

-Por ahora, la solución es irme de aquí…

-¿Es por una mujer?

-¡Prefiero no contarte nada por ahora!

-¡Respeto tu decisión! ¿Cuándo vas a empezar a llevar las cosas para el otro local?

-Ya pagué este mes, ahora empezaré a empacar los analgésicos, necesito cajas para que no se me estropeen…

-¡Yo iré a conseguirlas!

-¡Gracias!

Alberto camina con Ángela buscando la casa en la que se acomodarían ellos y los abuelos de Ángela. Fueron caminadas muy largas hasta que encontraron una cerca del banco donde trabajaba Alberto. De inmediato la alquilaron. La bruja Emérida llama a Ángela a su celular y la reprende:

-Ángela, estas descuidando tus ritos, no vaya a ser que la fortuna se te vaya de las manos, de inmediato regresa a tu casa y haces lo que te enseñé, son ritos que se tienen que hacer todos los días, y recuerda traerme el pago de esta sesión.

Ángela se retira un poco del lado de su prometido para poder hablar libremente y le pregunta:

-¿Alberto sabe que yo estoy haciendo eso?

-¡No! Eso es entre tú y yo...

-¿Cómo hago para pagarle?

-¡Ya es hora que empieces a sacarle plata a tu marido, llévatelo para la cama y allí tú verás lo que haces!

Ángela cumplió lo que le dijo la bruja. Terminó en un hotel con Alberto.

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Magda se acuesta de nuevo y queda dormida, pero sus sueños son inquietos y a cada momento despierta. Ofuscada se dice a sí misma: “tengo que descansar para ir a trabajar… ¡qué oficio el que me tocó hacer!”.

Ramiro habla con su amiga Consuelo sobre Ángela:

-Y esa muchacha me dijo ese nombre…se parece mucho a Magda cuando era joven…pero cuando me puse a vivir con ella, me aseguró que no tenía hijos…y esa mujer, tiene algo misterioso…

-Pues si tienes el nombre y el apellido, vas a ir al registro civil y buscarás ese nombre, sólo así saldrás de dudas…

-¡Cómo no se me había ocurrido! Ya mismo iré y te mantendré informada…

-¡De acuerdo!

Miguel recibe a su amigo:

-¿De manera que mi muñeca arrabalera se casa?

-Perdóname, pero no podía quedarme callado, sabiendo que tú sufres por ella y sabes que eres mi amigo…

-¡No te preocupes!

-¿De verdad? Pregunta Ernesto.

-Esta misma semana me voy para La Aurora y pondré distancia definitiva entre Ángela y yo, no te niego que me duele que se case con un hombre que no ama, pero más me ha dolido su desprecio…sé que en alguna parte del mundo puedo encontrar una mujer, humilde como yo y que no me exija comodidades y lujos como me exigía Ángela…

-Miguel, el tiempo es tu mejor aliado, pues cura todo…ya verás que más pronto de lo que esperas, ni te vas a acordar de ella…

-¡Estoy seguro de eso! Quiero pedirte un favor…

-¡Tú dirás!

-¿Estás invitado al matrimonio?

-¡Sí!

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-Antes de que ella se case, necesito que le entregues una carta, pero te aseguras que esté sola y que la lea…

-¡Cuenta con eso!

Ángela sale del hotel donde estuvo con Alberto.

-¿Vamos a que conozcas a mis abuelos?

-¡Vamos, estoy en vacaciones y tengo que hacer todo antes de entrar de nuevo a trabajar!

-¡Ellos quieren conocerte, ya verás lo bellos que son!

-Teniendo una nieta tan hermosa, deben de serlo…

-¡Yo lo digo en el sentido de la calidad de personas!

-¡Es una broma! ¿Vamos?

Magda se levanta. Prepara algo para comer y sale de nuevo para su trabajo. Llegó demasiado temprano y el bar no había sido abierto todavía. Se sentó en las escaleras. Fueron llegando poco a poco las otras trabajadoras. Una de ellas le dijo:

-Magda ¡usted no sabe envejecer!

-¿Qué?

-Usted se cree con la edad de nosotras, pero no puede ocultar ni sus arrugas ni sus años…

-¡Cállate! ¿Tienes miedo de que te quite a tus admiradores?

-Jajaja, hazlo si eres capaz…

-¡Te lo voy a demostrar!

-Magda, fuera de bromas, ¿por qué no te buscas otro trabajo?

-¡Consíguelo para ti y me recomiendas!

-Jojana, ya el mío lo tengo asegurado aquí…

-¿Y eso? ¿Te matricularon para estar detrás de un mostrador despachando licor? ¡No me hagas reír!

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-¡Fíjate que a la única que yo le temía que me desbancara, era a la muñequita arrabalera!

-¿Quién era ella?

-Una chica bellísima, cantante, el patrón no quería que ella vendiera, sino que cantara, porque eso sí, también tiene una voz bellísima…

-¿Y por qué se fue de aquí?

-Pues como ya era tan importante entre los hombres, se puso a exigir aumento de sueldo, entonces la echaron…

-Entonces era bien convencida de sus dotes…

-Pero lo bueno es que esa chica está a punto de casarse con un millonario ¡qué suerte la de ella!

-¡Ya viene el supervisor! Dijo Magda.

El supervisor se paró unos momentos a saludar a las muchachas y viendo a Magda le dijo:

-¡El patrón espera que usted coja rápido el ritmo de este trabajo, de lo contrario, ni siquiera podrá trabajar el mes completo! …le va a dar estos días para que coja adiestramiento en el servicio de las mesas, de no ser así, sin miramientos, la despide…

-¡Deje de amenazarme!

-¡No son amenazas!

El supervisor abrió el bar y las mujeres fueron entrando. Minutos después, los clientes empezaron a llegar. Magda vio como una de sus compañeras sonreía con un hombre muy apuesto. También vio como el hombre le metía un billete en su bolsillo. Quiso tener la misma suerte con el hombre que empezó a despachar, provocativamente se fue descubriendo uno de sus hombros, luego le mostró el inicio del seno. Se le fue la mano porque:

-Señora ¿no se ve? Usted está demasiado vieja para estar en este oficio ¿o acaso está buscando marido? Si es así, déjeme decirle que usted no es candidata ni siquiera para mis gustos…

-Pero todavía puedo…

-¿No se da cuenta de que ya usted no levanta ni hace levantar al más fiero de los hombres? ¡Mírese esas tetas, ya empiezan a mostrar el paso de los años, jajaja!

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-¡Respéteme! Dijo Magda dándole una cachetada. El hombre se levantó y respondió a la agresión.

Ramiro se dirige al registro civil, con ayuda de uno de los trabajadores, buscan el nombre de Ángela Inés Guzmán Soto. Pasan las horas y no encuentran nada.

-Señor, si quiere dejamos esto para mañana, ya está muy tarde y tengo que empezar a organizar todo el personal para la salida.

-¿No le molesta que yo busque mientras usted hace lo suyo?

-El doctor no permite que personas diferentes a la entidad, tengan acceso a esta información, dijo el trabajador.

-Soy abogado y necesito este dato urgente…

-¡Vuelva mañana!

-¿Puedo hablar con el doctor? Preguntó Ramiro.

-¡Está próximo a salir! No creo que lo atienda, pero deme unos minutos yo hablo con él…

-¡Muy bien!

El trabajador se dirigió a una oficina pequeña y minutos después, regresó con la razón:

-Señor, puede pasar…

-¡Gracias!

Miguel le dice a Ernesto:

-Esta es la carta que le debes de entregar a Ángela antes de su matrimonio…si te pregunta por mí, dile que esa carta te la envié por correo…no le des informaciones mías…nada que tenga que ver conmigo…

-¡Claro, eso haré!

Ángela llega con Alberto donde los abuelos. Lo presenta. Martina y Hernán miran asombrados a la pareja, no obstante, los atienden con mucha educación:

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-Ángela ya nos había dicho que tenía un enamorado, y si usted la quiere, pues yo no me opongo a que sean felices, dijo Hernán.

-Además, ella ha sufrido mucho y no sería justo que siga sufriendo de pronto porque ustedes no piensen igual, y usted don Alberto, quiera imponerle a ella su forma de pensar, dijo Martina.

-¡Claro que no! Ángela y yo nos entendemos bien, yo le he ofrecido que estudie canto porque tiene una voz bellísima, pero las prioridades de ella son otras, igual, en todo lo que ella se proponga, va a tener mi apoyo, dijo Alberto.

-Ángela ¿me acompañas a la cocina a hacerle un jugo a tu novio?

-¡Claro que sí, vamos!

Martina se dirige con su nieta a la cocina y allí le dice:

-¡Mija, ese hombre está demasiado viejo para usted!

-¡El amor no tiene edad!

-Mija, él debe de tener muchos caprichos, y usted es demasiado joven…eso me preocupa…

-Abuela, no hay de qué preocuparse, si de algo estamos seguros es que si las cosas no nos funcionan, pues nos separamos y ya…

-¡Después de casados, eso no es tan fácil!

-¡El y yo nos vamos a casar, pero no nos vamos a amarrar!

-¡Es que el matrimonio es un amarre!

-Abuela, eso era en el tiempo de ustedes, donde la mujer tenía que estar sumisa al hombre, ahora las cosas son distintas…

-¡Hija, no te cases!

-¡Ya le di mi palabra!

-¡Pues échate para atrás!

-¡No puedo!

-¿Por qué?

-Porque me ha prometido dar con los asesinos de mi papá y ponerlos tras de las rejas, con ese simple hecho, estaré agradecida eternamente con él y lo voy a respetar…además, tú sabes que eso se ha convertido en algo importante en mi vida…y te cuento otra cosa…

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-¿Qué?

-Alberto consiguió dos pisos, en el segundo viviremos nosotros y en el primero, vivirán ustedes, así es que no te preocupes por nada…

-Pero no creo que tu abuelo quiera irse de aquí…

-Abuela, ahí te dejo el trabajo de convencerlo…ahora más que nunca, los tres nos necesitamos para hacer justicia y lo más importante de todo, es que pase lo que pase, nada me alejará de ustedes…

-¡Cuenta con eso!

Por su parte, Hernán hablaba con Alberto:

-Don Alberto…

-Dígame simplemente Alberto…

-¡Está bien! Le voy a decir lo siguiente: Ángela es lo único que tenemos en la vida, cuando mataron a Bernardo, yo sentí que me iba tras de él, pero ahí nos dejó a mi nieta, que para nosotros es todo…

-¡Entiendo!

-Ahora bien, ella es demasiado joven y usted…

-¡Soy demasiado mayor para ella!

-Pues sí, dijo Hernán ruborizándose.

-¡No se preocupe por eso! Ángela me va a regalar su juventud, su entusiasmo por la vida y a cambio de eso, yo la amaré y respetaré…no soy un hombre achapado a la antigua, también puedo rebajarme al nivel de un adolescente y mucho más, al nivel de Ángela, porque desde que la conocí, siento que esa es la mujer que me sacará esta vejez prematura que tengo…

-Jajaja…

Los dos hombres reían, hasta que:

-Alberto, le suplico que no vaya a permitir que mi nieta sufra, porque el sufrimiento de ella, es el sufrimiento de nosotros…

-¡No se preocupe don Hernán, le doy mi palabra de que eso no sucederá! De hecho, ella me ha dicho que quiere vivir con ustedes en la ciudad y ya conseguimos dos casas, en la primera planta vivirán ustedes y nosotros viviremos en la segunda…

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-¡Si eso es verdad, prefiero la primera planta! Tanto Martina como yo, tenemos nuestros años para estar bajando y subiendo escalones…

Magda, con los labios sangrando, cogió una de las botellas, la partió y se dispuso a atacar al hombre. De inmediato fue inmovilizada por el dueño del bar que le dijo:

-¡Este es un lugar decente! Y los que pelean con botellas partidas, son las prostitutas y los borrachos…

-¡Mire como me reventó la boca!

-¡Dígale que fue lo que usted hizo primero! Gritó el hombre.

-¡No quiero problemas aquí, les pido el favor a los dos que abandonen este local de inmediato! Dijo el dueño del bar.

El hombre salió sin decir más. Magda lloraba. Sus compañeras la miraban y sonriendo volvían la cara a otro lado.

-Señora Magda, por los daños causados por usted, no le voy a pagar lo que ha trabajado aquí, pero si quiere, la recomiendo con un amigo mío que es dueño de un burdel…

-¡A un burdel irá la puta que lo parió!

Diciendo esto, Magda salió del lugar y se dirigió a su apartamento.

En el registro civil:

-Doctor Fonseca, ésta es la última lista que tengo, desafortunadamente usted no tiene la fecha exacta del nacimiento de la persona que está buscando, si me diera otro dato, tal vez…de pronto…

-¿Me puede hacer el último favor?

-¡Usted dirá!

-Busque en los archivos de su computador esos apellidos…

-¡No se me había ocurrido!

El hombre del registro manipuló el computador y gritó:

-¡Aquí está! Ángela Inés Guzmán Soto, hija de Bernardo Guzmán y Magda Soto…está a punto de cumplir diecisiete años...

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Ramiro se paró de un salto y le dijo:

-¿Me puede hacer el favor y me imprime ese registro?

-¡Claro!

Ramiro Fonseca salió del registro después de haber sido bien generoso económicamente con el hombre. Iba feliz, pero también pensaba: “Magda me hizo matar a Bernardo y me aseguró que no tenía hijos… ¡Dios mío! ¿Qué hice? Dejé a una niña sin padre…y ahora ella viene a buscar venganza…tengo que llamar a Magda…”.

Emérida está furiosa, llama a Ángela y le deja un mensaje en su contestador:

-¡Ángela, quedaste de traerme el dinero hoy, y mira la hora que es y me has incumplido! Sabes bien que conmigo no se juega…te doy plazo hasta las siete de la noche para que me pagues…de lo contrario, todo lo que has logrado con Alberto, se volverá en tu contra, no tendrás casamiento y perderás mucha de la belleza que has logrado…no creas que son amenazas…

Por su parte, Emérida llamó también a Alberto y le dijo:

-Señor Alberto, recuerde que mañana debe de pagarme el dinero acordado por el cambio de suerte que yo he logrado en usted…no me falle…mire que Ángela ya lo hizo…

-Señora Emérida, deme media hora para ir a su consultorio y pagarle, es que estaba con los padres de Ángela y el transporte se retrasó…

-¡Lo espero!

Ángela llegó a su apartamento y de una vez empezó a hacer sus ritos, pensando: “cuando me case con Alberto, ya no tendré necesidad de hacer estas cosas…”. Una de las veladoras que había acabado de prender, empezó a consumirse con rapidez como si tuviera algún combustible interno. Esto asustó a la muchacha, que trató de apagarla, pero fue en vano. Tiró la veladora al piso y la hacía rodar dándole puntapiés pero la veladora parecía pegada del piso. Salió de prisa a conseguir agua para apagarla y cuando regresó, vio que todo lo que había en su cuarto se incendiaba. Desesperada salió a la calle a pedir ayuda.

Ramiro también regresa a su apartamento y llama a Consuelo. Todo se lo cuenta pero le oculta quién fue el que mató a Bernardo. Ella le dice:

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-Entonces te llegó el momento de la venganza, llámala y le haces saber de tu descubrimiento…ya verás qué cara te pone…

Los abuelos de Ángela hablan:

-Hernán, ese hombre es un vejete al lado de Ángela, debe tener todos los caprichos de un hombre viejo y beato…

-Jajaja, pues a mí me pareció buena gente…

-Yo no sé, pero siento que mi niña no será feliz al lado de ese hombre…

-¡Yo creo que sí porque él le prometió buscar a los asesinos de su padre!

-Pero por agradecimiento no se debe de casar…

-¡Por algo se empieza! ¿Se te olvidó cómo fue que empezamos tú y yo?

-Jajaja, eso es del pasado…

-Y sin embargo, hoy te adoro más que a la vida mía, Martina, tú y mi nieta, son las que me mueven el mundo…

-¡Siempre fuiste muy romántico!

Los dos se confunden en un abrazo.

Magda regresa a su apartamento. Se mira en el espejo, viéndose la cara destrozada, llora y automáticamente retrocede al pasado cuando golpeaba a su hija salvajemente y la dejaba en un rastrojo totalmente oscuro, piensa: “empecé a pagar lo que le hice a mi hija…”. Luego va a la cocina y busca hielo en la nevera para ponerse. El timbre del teléfono la asusta. Contesta:

-¡Aló!

-¡Mi adorada esposa!

-¡Lo que me faltaba era escuchar tu voz amanerada!

-¡Eso mismo no decías cuando nos queríamos devorar vivos, como fieras en celo!

-Todo lo echaste a perder por tu tacañería, mira ¿qué me regalaste en estos años que viví contigo? Sirviéndote como si fuera tu esclava, sin un peso en los bolsillos para comprar cualquier deseo que tuviera, y por si fuera poco, nunca me quisiste…

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-¿No te quise como Bernardo Guzmán?

-¡No metas a los difuntos en estas conversaciones!

-¿Te da miedo?

-¡Sabes que nunca me gustó ese tema!

-Pues más miedo debe darte la noticia que te voy a dar…

-¡No puede ser! No creo que haya noticia peor que saber de tus intenciones…

-Según tú ¿cuáles son mis intenciones?

-¡Habla de una vez!

-¡Siéntate mi gatita salvaje!

-¡Hablas o cuelgo!

-¡Está bien! Dime ¿dónde está tu hija?

-¡No seas idiota, sabes que no tuve hijos!

-Pues eso no es lo que dice en el registro civil…

-¿Qué?

-Con los nombres que me dio la muchacha que fue a buscarte, yo a mi vez, busqué ese nombre en el registro civil y encontré que Bernardo Guzmán y Magda Soto, fueron los padres de… ¡aló, aló!

Magda cortó la comunicación, estaba pálida: “Ramiro me descubrió…ahora ¿qué hago?”.

CAPITULO SEIS

¿QUE COBRO? ¡CLARO QUE COBRO!

Cuando los bomberos llegaron, ya el apartamento de Ángela ardía en llamas y éstas, amenazaba a los apartamentos vecinos. Ángela llora desconsolada, quiere contener el llanto porque también a ella llegó el recuerdo del ayer, cuando Magda la dejaba diciéndole: “si sigues llorando, no vendré por ti…”.

Los abuelos de Ángela están contentos. Desde hacía muchos años, su deseo era vivir en otro lugar. Ya las faenas del campo los tenían cansados:

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-Hernán ¡pues vendamos este terrenito y con eso viviremos lo que nos queda por vivir!

-¡De ninguna manera! Aquí vendrán nuestros nietos a descansar los fines de semana…este terreno es de Ángela y por derecha será también de Alberto, su futuro esposo…

-¡Qué bueno sería que se casaran en boda religiosa como nos casamos nosotros, se casó Bernardo!

-¡Pues ese será mi gran deseo y se los voy a decir!

-Es bueno que lo hagas, mira que ya la gente no se casa, sino que se va a vivir junta, sin compromisos, como los animales, te tomo y te dejo…

-¡Eso es verdad!

Alberto llega donde la bruja Emérida.

-¡Usted me disculpará, pero lo que le dije es la verdad!

-¡No se preocupe, yo sé que usted es un hombre de palabra!

-¡Aquí le entrego lo convenido, el resto, cuando me case con Ángela!

-Será más temprano que tarde…Ángela acaba de perder su casa…un incendio ha destrozado todo…

-¿Qué? ¿Cuándo?

-¡Hoy mismo!

-Pero ¿ella está bien?

En esos momentos entra Ángela gritando:

-¡Bruja del demonio, quemaste mi casa!

-¡Cálmate! Dijo Alberto.

-Ella quemó mi casa…

-¡Un momento, Ángela no tienes derecho de acusarme de cosas que no hice…sabes que te puedo poner una demanda y meterte a la cárcel! También gritó Emérida.

-¡Por favor, cálmense las dos! Alberto trataba de amainar los ánimos.

Ángel se calmó y dijo:

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-¡Se incendió mi casa! ¿Ahora qué voy a hacer?

-¿Cómo se quemó? Preguntó la bruja.

-¡Prendí una veladora a mis santos y no sé qué pasó pero de un momento a otro todo empezó a quemarse!

-¿Y por qué dices que fue la señora Emérida? Preguntó Alberto

-¡Perdonen los dos, es que estoy desesperada, no sé lo que digo!

-Si no tienes dónde amanecer, buscaremos un hotel y allí te acomodarás, dijo Alberto.

-Voy a llamar a mis abuelos y les contaré…

-¡Déjalo para mañana! ¿Para qué los vas a intranquilizar? Lo importante es que a ti no te pasó nada, dijo la bruja.

-Alberto ¿quieres llevarme donde ellos? ¡Tengo miedo!

-¡Estamos a tres horas de camino! Las carreteras son peligrosas…pero sí quieres, te llevo…

-¡No hagan eso! Les puede pasar algo malo, dijo Emérida.

Ángela miró a la bruja y recordó lo que le había dicho en una ocasión: “el día en que me falles con mi pago, empezarás a perder todo”.

-Señora Emérida, no le he traído su dinero porque he estado muy ocupada arreglando las cosas para mi boda, y ahora que se quemó mi casa, el dinero que tenía allí, no alcancé a sacarlo…

-¿Cuánto le debes? Preguntó Alberto.

-¡Quinientos mil pesos! Dijo Ángela.

-Ángela, yo espero que vuelvas a conseguir…

-Señora Emérida, deme de plazo una semana y le pagaré lo que le debe Ángela, más lo que yo le estoy debiendo, aún no he reclamado el dinero de mis vacaciones, entonces…

-¡No se preocupe don Alberto, yo sé que usted es gente honrada! Yo espero una semana, aunque las tripas no dan espera…

-¡No se preocupe, si algo necesita, no es sino que me lo haga saber, tengo una tarjeta de crédito y puedo ayudarla con víveres!

-¡No se moleste, pero si algo necesito, de seguro que lo llamaré! Dijo Emérida sonriendo y mirando a Ángela.

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-¡Yo creo que debo de llamar a mis abuelos, es mejor que se enteren por mi y no por las noticias!

-¡Tú los conoces mejor que nosotros, si crees que es conveniente decirles, pues llámalos de mi celular!..

Cuando Ernesto se había encontrado con Ángela, al regresar a su casa, un fuerte aguacero lo cogió en pleno camino, dejándolo con un fuerte resfriado, pero solamente usó bebidas caseras. Recostado en el sofá, mirando la carta que le dio Miguel, piensa: “¡qué bueno sería abrirla, saber lo que dice…pero si lo hago, tengo que rasgar el sobre y Ángela se dará cuenta!…soy capaz de imitar la letra de Miguel…¡eso haré!...pero también sería deshonesto con los dos…ahora Miguel está a punto de irse, debo de sacar una carta y contarle que tengo sida y que sabiéndolo, me acosté con Ángela para vengarlo por el sufrimiento que le ha causado…se dará cuenta de que mi lealtad con él, no tiene límites”…

Ángela y Alberto salen del consultorio de Emérida. Emérida al verse sola, sonríe y dice en voz baja: “con la bruja Emérida, nadie juega…te hice grandes favores mi querida Ángela y me quedaste mal con el pago…ese será el principio de tu fin, aunque seas la esposa de un multimillonario…y si Alberto no me cancela en el tiempo en que me dijo, también para él vendrá su decaimiento…jajaja, ¿Qué cobro? ¡Claro que cobro! De mí nadie tuvo piedad y me hicieron meter por este camino de santería y malas artes”.

Magda está desesperada. Camina de un lado para el otro, olvidando que tenía la cara y el labio superior lastimado. Quiere encontrar la salida, pero no la halla. Quiere gritar, pero los gritos no llegan a su garganta. Quiere huir, pero no tiene dónde llegar. Llama a Ramiro:

-¡Quiero hablar contigo!

-¡Ya lo que me ibas a decir, lo dijiste!

-¡En nombre del amor que un día me tuviste, te pido que vengas ahora mismo para contarte la verdad!

-¡Claro que no iré!

-¿Qué?

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-¡No soy ningún idiota! Como sabes que ya descubrí tu mentira, me puedes sacar del camino o mejor aún, con alguno de tus amantes del bar, mandarme a borrar del mapa, así como me engatusaste e hice con Bernardo…

-¡Te juro que nada te voy a hacer!

-¡No creo en ti! Pero si estás preocupada porque voy a revelar el secreto, no te preocupes, pues también sé, que si yo hablo, caeré igual que tú…

-¡Ayúdame!

-¿Qué quieres que haga?

-¡Que me escuches!

-¡Te estoy escuchando!

-Así no, personalmente…

-¡Pues quédate esperando porque nunca más me volverás a ver!

-¡Ángela me va a perseguir! Dijo ella casi gritando.

-¡Ya eres mayorcita, defiéndete como puedas!

-¡Eres un mal nacido!

-¡Igual que tú, y adiós amor de mi alma!

Ángela llama a sus abuelos y les cuenta lo sucedido.

-Pero ¿tú estás bien?

-Sí, estoy con Alberto, pero abuelo tengo que decirte que todo se me quemó, me quedé sin nada…

-Hija ¡sabes que aquí tienes todo!

-No puedo irme a vivir allá, le quedará muy difícil a mi novio estar visitándome, además, todas mis actividades están aquí…

-¿Entonces?

-Tendremos que adelantar la boda…habla con mi abuela para que se vengan rápido y me ayuden con los preparativos, yo mientras tanto, viviré en la casa que Alberto consiguió…pero los necesito aquí…

-¡Empacaremos lo que podamos y mañana mismo estaremos contigo!

-¡Los espero! Abuelo…

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-¡Dime!

-¡Tengo miedo!

-Alberto está contigo…

-¡Así es!

-¡Pásamelo!

Ángela le pasó el celular a Alberto y:

-Don Hernán…

-Alberto, mi niña tiene mucho miedo, tranquilízala, mañana estaremos con ustedes…

-¡Ella también es mi niña!

Ernesto siente malestar y se acuesta. Rato después se da cuenta que la fiebre le está subiendo. Se echa encima una manta muy gruesa y piensa: “sólo así sudaré la fiebre y mañana estaré mejor…”.

Emérida empieza a organizar su altar de ritos pensando: “no estoy satisfecha con lo que perdiste, perderás más, pero no perderás a Alberto, ese hombre tiene mucho dinero y más ahora que sepa que es heredero universal de todos los bienes de sus abuelos Sánchez Vanegas…esa herencia pasará a mis manos…pero todo a su tiempo…todo a su tiempo…”.

Emérida se viste con una túnica negra. Se dirige a la parte de atrás donde tiene varias gallinas. Coge una de ellas y le corta el cuello. La sangre la pone en una vasija de barro. Hace un hoyo en el terreno y entierra la gallina. Acto seguido, entra de nuevo a la casa. Coloca la vasija en una mesa y prende tres velones, cada uno tenía para ella un significado. Empieza a hacer plegarias en su lengua nativa.

Magda recuerda que tiene la cara lastimada. Se dirige a la nevera a colocarse hielo. El dolor es intenso y recuerda lo que había hecho antes para perjudicar a Ramiro. Se dice a sí misma: “¡Claro…iré a una farmacia y diré que Ramiro me golpeó…!”.

Alberto invita a Ángela a comer algo y le dice:

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-Tenemos que acelerar el matrimonio, tus abuelos están inquietos porque temen que ahora que no tienes casa, estás vulnerable a cualquier ataque…

-Yo tengo mi casa, la que era de mi padre…

-Pero tienes que demostrar que eres hija de tu padre y ahora no tenemos tiempo de eso…además, yo te prometí que apenas nos casáramos, los dos íbamos a hacer justicia, ya tengo contactado a un abogado y no quiero que tus abuelos se molesten conmigo…

-¡Ellos vendrán mañana!

-¡Ocuparán el primer piso de la casa y tú estarás con ellos!

-Alberto, necesito conseguir una colchoneta, acuérdate que esa casa está vacía, sólo por hoy, porque ya mañana saldré a desayunar en cualquier cafetería…

-¡Vamos a comprar de una vez la cama y algo de comida ligera por si te da hambre!

-¿Quieres quedarte conmigo esta noche?

-¡Claro!

Miguel quiere ponerle fin a su dolor profundo por el desprecio de Ángela. Termina de empacar las cosas de la farmacia, entrega el local y sale de la ciudad.

Al día siguiente:

Ernesto llama a Ángela. Ella está profundamente dormida al lado de Alberto. Escucha el timbre del celular, mira el nombre y al reconocerlo, apaga el celular. Alberto le pregunta:

-¿Quién te llama?

-Un payaso que me prometió hacerme una cantante y nada me ha cumplido, quiere es que le de una gran cantidad de dinero por anticipado…

-Debes de tener cuidado con esos avivatos que lo único que hacen es estafar a la gente…

-Creo que debo de cambiar mi número para que no me siga molestando…

Ángela se cubre de nuevo y finge quedar dormida. Alberto se levanta, se organiza y sale a la calle en busca de algo para comer. Ángel al sentir que Alberto salía, cogió el celular y llamo a Ernesto:

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-¡Qué inoportuno eres! Despertaste a mi futuro esposo ¿qué quieres?

-¡Estoy muy enfermo pero tengo que entregarte algo antes de tu matrimonio! ¿Puedes venir a mi apartamento?

-Hoy no puedo, se incendió mi casa, mis abuelos vienen en las horas de la tarde y en las horas de la noche, saldremos con ellos, te llamaré cuando pueda ir…

-¡Tiene que ser antes de tu matrimonio!

-¿Y qué es?

-¡Un regalo que te manda Miguel!

-¡Que se lo trague! Todavía sigue pensando en mí y yo a punto de contraer matrimonio…

-Miguel se ha ido para otra parte…

-¿Qué?

-¡Sacó sus cosas de la farmacia, entregó el local y se fue!

-¡Buscaré la forma de ir mañana a tu apartamento, pero no me llames, yo te llamaré!

-¡De acuerdo!

Emérida se levanta. Se organiza para abrir su consultorio. Pasa primero por la pieza donde tiene sus altares y ve con asombro la vasija donde había recogido la sangre de la gallina, dice para sí: “Ángela tiene una contra…la sangre no se coaguló como se coagula con la de otras personas…y es una contra muy fuerte, porque es primer vez que me pasa esto… ¿Será que no hice el rito como debía? Voy a esperar hasta el medio día y si no hay muestras de coagulación, me tocará a la noche, repetir el rito y esta sangre, tirarla por el inodoro, aunque el maestro me dijo que esto no se debía de hacer porque las cosas se volvían contra mí… ¿entonces dónde la botaré? en el solar de la casa, sólo puedo enterrar la sangre que se coagula…me tocará salir a altas horas de la noche y tirarla a la quebrada…

Magda es llevada por un farmaceuta a urgencias donde le hacen una sutura en su labio superior, le pusieron un analgésico porque decía que el dolor era insoportable, mientras el analgésico obraba, el médico de turno le preguntó:

-¿Quién le hizo eso?

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-¡Mi marido!

-¡Pero qué bestia de marido tiene usted! Debe darles parte a las autoridades…

-¡No puedo!

-¿Por qué?

-Dijo que me mata…mata…

Magda fue quedándose dormida.

Alberto llegó con el desayuno. Ángela apenas escuchó el ruido de la puerta, volvió a cubrirse.

-Ángela, despierta que te traje desayuno…

Ángela no contesta. Alberto entra a la pieza y la llama con voz más fuerte:

-Amor, levántate ¡te traje desayuno!

Ángela se descubrió la cara y haciendo bostezos, dijo:

-¡Eres un amor!

Miguel trabajaba sin descanso organizando su nuevo local. Se paró en la puerta a coger un poco de aire. Sin querer, dos lágrimas rodaron por sus mejillas: “Ángela, sólo deseo lo mejor para ti, qué seas muy feliz aunque no sea conmigo…espero que a tu marido no se le acabe el dinero…porque pobre de él si eso llega a suceder…lo mandarás al diablo y seguirás buscando hombres que te den solamente lujos y vanidades…ten la plena seguridad que nadie va a amarte como te amo yo…y ¿si me buscas? No responderé a tu llamado ¡es cuestión de dignidad!...”.

Una mujer interrumpió sus pensamientos:

-Disculpe ¿esto es una farmacia?

-¡Sí! Mañana empezará a funcionar como es debido, apenas estoy organizando…

-¡Qué bueno, porque a tres cuadras a la redonda, no hay ni donde comprar un analgésico!

-¡Con mucho gusto la atenderé, pero mañana!

-¡No se preocupe, es sólo curiosidad! ¿Vive usted muy lejos?

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-¡Viviré aquí mismo, en el apartamento siguiente!

-¡Adiós!

-¡Hasta luego! Dijo Miguel diciendo en voz baja: “ya empiezan las viejas chismosas a estar averiguando cosas diferentes a una droguería…”.

Los abuelos de Ángela llegaron después de medio día. La felicidad de la muchacha era inigualable. Mientras los bodegueros bajaban las cosas del camión, Ángela cogió a sus abuelos del brazo y los hizo entrar a la casa.

-Es pequeña pero muy cómoda, decía Ángela enseñando la casa.

-¡Es muy bonita! Dijo Martina

-Apenas es para nosotros, dijo Hernán.

-¿Y dónde dormiste?

-Alberto anoche me compró una cama pequeña y en ella dormí, le pedí que la pusiera en la segunda pieza, porque en la primera pensaba acomodarlos a ustedes…

-¿Y él dónde durmió? Preguntó Martina

-En el segundo piso…cuando se acostó yo ya estaba dormida y no me di cuenta a qué horas lo hizo, porque también empezó a pasar sus cosas personales…

Ángela sabía perfectamente lo que preguntaba Martina, por eso le dijo:

-Abuela, no te vayas a poner con indiscreciones con Alberto, mira que dentro de poco me hará su esposa y se puede molestar conmigo…

-¡No te preocupes!

Ernesto ardía en fiebre. Como pudo se dirigió al hospital y allí le diagnosticaron neumonía. Debía de quedarse hospitalizado. Vivía solo desde hacía muchos años. Había renunciado a su familia cuatro años atrás, cuando descubrió que tenía sida. Su familia nunca supo el motivo de su partida. Sin padres, únicamente con tres hermanos, no se preocupó de buscarlos. Se decía a menudo cuando pensaba en ellos: “cuando me esté muriendo, los llamo para despedirme…”.

Ya la historia clínica fue diligenciada en la dirección del hospital y al saber que estaba enfermo, de inmediato lo aislaron de los demás internos, a una sala de

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cuidados especiales, donde no había ninguna persona y las enfermeras que lo atendían, se cubrían totalmente la cara.

-Enfermera ¿me hace el favor y me pasa mi celular? Lo tengo en el bolsillo de la chaqueta…

La enfermera le pasa el celular. Ernesto llama a su hermana Gisela, pero la señal estaba fuera de servicio. Llamó a Joel y otra persona le respondió que el celular era de otro dueño. Ernesto, por primera vez, siente la soledad apoderarse de él. Llora desconsolado.

Ya en las horas de la noche, Emérida sale a la quebrada y arroja la sangre de la gallina. Alguien vio esto muy sospechoso y de inmediato se dirigió a la inspección a contar lo que había visto. Mientras tanto Ángela en compañía de Alberto y de sus abuelos, caminaban por los centros comerciales buscando las cosas más necesarias para la boda.

-Alberto, tú no nos puedes acompañar a conseguir el vestido de novia, Ángela se lo tiene que medir y es de mal agüero que el novio vea a la novia con su vestido antes de la boda, dijo Martina.

-Jajaja, doña Martina, esos son agüeros de nuestros antepasados…

-Pasado o presente, yo creo en ellos…

-¡La voy a complacer! Mañana entonces usted sale con Ángela y compran el vestido, mientras que don Hernán y yo, vamos a la iglesia a hablar con el padre…

Magda regresa a su apartamento y llama a Ángela. Al no poderse comunicar, dice en voz baja: “Ramiro Fonseca eres una rata… ¿crees que vas a asustarme con los recuerdos? ¡Te equivocas! Dejaré las cosas quietas para no darle importancia a un asunto que no la tiene…ahora lo que debo de pensar es en conseguir un empleo…pero ¿dónde? Si ni siquiera a los jóvenes de veinte-treinta años consiguen, menos yo que hace rato pasé por esa edad… ¿por qué fui tan descuidada y no hice un ahorro? Tal vez si hubiera seguido con Bernardo, estuviera asegurada con su pensión…su pensión…nunca reclamé ninguna bonificación por la muerte de Bernardo y eso me lo tenía que dar Ramiro que era su patrón…Ramiro…Ramiro…te buscaré y te reclamaré lo que me pertenece…”.

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Ernesto intenta de nuevo y llama a Ángela, pero antes de que le entrara la comunicación, le da un ataque de tos, trayendo consigo grandes bocanadas de sangre. Toca el timbre que tenía al lado de la cama y la enfermera aparece minutos después. Al ver el estado del paciente, de inmediato llama al médico de turno y éste da la orden que lleven todos los implementos necesarios para hacerle una transfusión de sangre.

En la inspección la testigo dice:

-Se llama Emérida, ella hace trabajos esotéricos y la he visto en varias ocasiones que en las horas de la noche, tira en la quebrada algo, hoy la acabo de ver, cuando ella se alejó del lugar, yo me asomé para saber qué era lo que había tirado y vi que era sangre…

-¿Cómo era la vasija de grande?

La mujer, con la mano describió el tamaño de la vasija.

-Agente Cardona, consiga dos agentes más y vamos a recoger una muestra de esa sangre a llevarla a un laboratorio…no vaya a ser que esté haciendo ritos satánicos con sangre humana…

-Inspector, le pido el favor de que no diga que fui yo…

-¡Descuide! Nosotros no involucramos a nadie, puede irse tranquila y gracias por la información…

Ernesto se va reponiendo poco a poco. Cuando le dejan las manos libres de las mangueras que lo sostienen, llama a Ángela. Ella, que se encuentra en su pieza le dice:

-¡Te dije que no me llamaras!

-¡Ángela, por los viejos tiempos, ven que estoy hospitalizado, me estoy muriendo y tengo que entregarte lo que te dije!

-¿Qué te pasó?

-¡Algún día lo sabrás, pero ven, te ruego!

-¡Ya mismo iré!

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Media hora después, el inspector de policía acompañado de dos agentes, llegan a la casa de Emérida, ella abre la puerta y al ver a los agentes, se asustó pero dijo:

-¡Ahora no estoy trabajando!

-¡Usted no, pero nosotros sí!

-¿Qué quieren de mí?

-¡Hacerle unas preguntas!

-¿Sobre qué?

-Sobre unas porquerías que usted está echando en la quebrada y la está contaminando…

-¿Qué?

-¡Lo que le estoy diciendo!

-Pero…

-¿De quién es la sangre que usted arrojó en la quebrada?

-¡Pues de una gallina!

-¿Cómo?

-Sí, se murió una de mis gallinas, yo la despescuecé y le saqué la sangre porque eso huele muy maluco y la tiré a la quebrada…

-¡Usted sabe que a la quebrada no se puede tirar nada!

-¿Y qué quería que hiciera?

-Enterrar la gallina en alguna parte…

-¡No se me ocurrió!

-¿Dónde está la gallina?

-Yo le saqué la sangre y el resto lo enterré en mi solar…ya le dije que esa sangre huele muy feo…

-Sacamos una muestra de esa sangre, si resulta que usted está mintiendo, irá a la cárcel y al juez le explicará todo esto…

-¡Pues no me da miedo, porque es sangre de gallina!

-Igual, tendrá su sanción porque todos saben que a la quebrada…

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-No se arroja nada, dijo Emérida interrumpiendo.

-¡Así es! Hasta pronto…

-¡Hasta nunca!

-¡No le pongo la sanción porque ya usted es una anciana, pero la próxima vez que nos demos cuenta de algo similar, no tendremos respeto para sus canas! Dijo el inspector.

-¿Canas? Canas tendrá su…

-¡Cuidado con lo que dice! La puedo multar por irrespeto a la autoridad…

El inspector se retiró con sus agentes. Emérida cerró la puerta y pensó: “tengo que encontrar a la persona que me delató y no tendré piedad con ella”.

CAPITULO SIETE

NO TE EQUIVOQUES CONMIGO

Magda llega a la antigua oficina de Ramiro. Pregunta por él:

-El doctor Ramiro Fonseca…

-Ya no trabaja aquí ¿es para algún trabajo?

-¡Así es!

-Esta es la nueva dirección del doctor Fonseca, dijo uno de los abogados entregándole la dirección de Ramiro. Magda la recibía, cuando al salir se encuentra con Consuelo, quien de inmediato la reconoció:

-¡Magda!

Magda sintió siempre antipatía por Consuelo.

-¡Señora de Fonseca!

-¿Señora? Disculpe pero de señora no tiene nada…

-¡Me respeta!

-¡Usted es la que tiene que respetar a Ramiro! Siendo mujer de él, lo hace citar ante el fiscal y por si fuera poco, usted trabaja en un bar…

Los allí presentes miraban la escena. Magda levantó la mano para abofetear a Consuelo, pero ella la detuvo en el aire.

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-¿De verdad usted cree que puede conmigo? Usted que me toca y aquí mismo una de las dos se muere…

Magda la miraba fijo. Ella se dirigió a sus compañeros:

-¡Compañeros, esta mujer era la esposa de nuestro colega Ramiro y máximo jefe…lo ha ultrajado, se fue a trabajar a un bar, lo hizo ir a la fiscalía dizque porque le había pegado y por si fuera poco, ella, al parecer le dio un somnífero para hacer de las suyas…

-¡Cállese!

-¿A qué vino a buscar a Ramiro?

-¡Es mi marido!

-¡Era, porque ahora la mujer de él soy yo! Dijo la mujer mostrando un anillo de esmeralda…

La furia de Magda no tuvo límites.

-¡Ese anillo debería de ser para mí que me lo aguanté tantos años y nada me dio! Solamente unas baratijas de joyas que cuando las llevé a empeñar pensando que eran finas, se han burlado de mí…

-¡Pues lo siento, pero esta piedra sí es original!

Magda empujó a Consuelo y salió del edificio. De inmediato Consuelo llamó a Ramiro:

-Magda estuvo aquí, es probable que vaya a tu bufete…

-¡Gracias por avisarme!

-¡Me cuentas!

-¡Claro!

Ángela les dice a sus abuelos:

-¡Tengo que salir a cobrar un dinero, si viene Alberto, le dicen que no me demoro!

-¿Quieres que prepare algo para comer?

-¡Sí! Abuela busca en la nevera y lo que quieras preparar, lo haces…

-Hija, no debes de demorarte, mira que tienen que ir a conseguir el vestido de novia…

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-¡Lo tendré en cuenta!

Alberto se dirige al banco a cobrar sus vacaciones. El director encargado apenas lo ve:

-Alberto, ven un momento…

Alberto saluda a sus compañeros y entra a la oficina.

-Mira, desde hace tres días te llegó este sobre…

-Belisario, vengo por dos motivos, el primero a invitarlos a mi boda que será el sábado y el segundo, a cobrar mis vacaciones…

-Tienes todavía diez días de vacaciones, más una semana que se te da por calamidad doméstica…

-¿Calamidad? Jajaja ¡Si es lo mejor que me ha pasado en la vida…dame el sobre y mi dinero!

-¡Dame unos minutos llamo a contabilidad para que me traigan todo!

Emérida busca en la bola de cristal al que supuestamente la delató ante las autoridades, pero no logra conseguir nada, prende su tabaco y piensa: “ya como que estoy perdiendo mis poderes…no pude hacer más nada contra Ángela y ahora no veo al sapo o a la sapa que me delató…tendré que hacer plegarias más fuertes…”.

Ramiro saca una fotocopia del registro de Ángela y espera a Magda. Cuando ésta llega:

-¡Eres un desgraciado!

-¡Cálmate!

-¿Cómo quieres que me calme si acabo de ver el anillo que le regalaste a la zorra de Consuelo?

-¿Estás hablando de zorras? ¡Pues te digo que tú eres la zorra mayor! ¿A qué viniste?

-Cuando se murió Bernardo…

-¿Se murió?

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-¡Deja de hacerte el idiota, que ese papel te queda muy bien!

-Jajaja…

-Cuando se murió Bernardo, tú me tenías que dar el seguro de él, y nada me diste…en la actualidad, multiplica ese dinero, más los intereses, da un total de…

Ramiro empezó a aplaudir diciendo:

-¡Pero qué bien haces una liquidación, y yo que pensé que no sabías siquiera sumar dos más dos!

-¡Estoy hablando en serio!

-Magda, no te equivoques conmigo de nuevo…Bernardo trabajaba en mi bufete, es cierto, pero en caso tal de que yo tuviera que dar una indemnización por su muerte, no te toca a ti solamente, le tocaría a tu hija…

-¿Cuál hija? ¡Estás mintiendo para asustarme!

Ramiro le entregó la copia del registro de Ángela. Magda la leyó y sentía caerse.

-¿Te das cuenta cómo me mentiste? Me sedujiste, me hiciste matar a un hombre y dejar a una niña huérfana ¿dónde está ella? ¿La mataste también? Eres la maestra del delito…

-¡Cállate!

-¡Por tu bien, deja las cosas quietas! Si te pones a remover el pasado, la más perjudicada eres tú, porque te acuso de la desaparición de una niña y a ti te va a ir peor que a mí…

-¿Dónde está ella?

-¡No lo sé! Te dije muy claro que ella iba a hablar contigo, si es la misma persona de la que estamos hablando…

-¡Tienes que ayudarme!

-¿Qué quieres que haga? ¿Que me ponga a decir por todos los medios que hace más de diez años, una niña desapareció y que la madre la ha buscado como loca? ¿Por qué me mentiste? ¡Todo lo tenías bien preparado! Deshacerte de la niña, que yo matara a Bernardo y por si fuera poco, me vienes a reclamar ¡una indemnización que no te pertenece únicamente a ti, porque esa niña está viva y quiere hablar contigo!

-¡Yo nada tengo que hablar con nadie!

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-¡Vete de aquí Magda Soto que me das asco!

-¡Eres un reptil asqueroso!

-¡No más que tú!

Magda lo mira con desprecio y sale del bufete.

Ernesto recibe la visita de Ángela. Ella es cubierta con una bata color verde. Tapabocas y manos enguantadas.

-¡Pensé que no ibas a venir!

-¿Qué te pasó? ¿Por qué me hicieron poner este uniforme?

-¡Me estoy muriendo!

-¿Qué tienes?

-Antes de decirte mi enfermedad, quiero entregarte este sobre, Miguel me dijo que te lo entregara antes de que te casaras…

-¡Creo que te dije que si no querías perder mi amistad, no me volvieras a hablar de ese don nadie!

-¡Ese don nadie, es el que más te ha querido, y siembre quiso buscar lo mejor para ti…se ha ido para otra ciudad!

-¿Qué? ¿Entonces es verdad lo que me dijiste?

-Al ver que ya no tenía esperanzas contigo, resolvió ponerle fin a su sufrimiento y se fue…

-¡Lo lamento, pero yo fui muy clara con él!

-¡Él lo sabe, por eso me encargó que te diera esto!

Miguel hace un movimiento indicándole a Ángela que cogiera el sobre. Ella le dice:

-¡Lo leeré luego, ahora me vas a decir qué es lo que tienes!

-¡Léelo primero y después te digo!

Ángela empieza a leer:

Muñequita arrabalera, me despido de ti con esta carta y una flor, donde te devuelvo tu desamor.

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Te he querido con el más sublime amor, que te encargaste de transformar en profundo dolor.

Arrancaré tu recuerdo de lo más profundo de mi ser y solo quedaré porque no tengo otro querer.

Adiós muñeca, con ésta me despido, te he amado y he sufrido, pero le pongo fin a todo esto, porque también te sumiré en el olvido.

Ernesto miraba a Ángela y vio que ella se limpiaba una lágrima.

-Miguel sufrió mucho por ti…

-Pero así es todo en la vida, las cosas vienen y se van…yo nunca le mentí a Miguel…ahora dime ¿qué es lo que te pasa?

-Ángela, antes de casarte, tienes que decirle a tu marido lo que trabajabas, no permitas que otra persona mal intencionada lo haga…

-¡Déjame ese asunto!

-¡Háblale con la verdad para que cuando él se entere, no sea demasiado el dolor!

-¡Te digo que me dejes eso a mí!

-¡Está bien! No quieres hacerme caso, puedes irte y no regresar nunca…

-¿Pero cómo quieres que le diga a mi marido que fui cantante de bar? Si él se entera, todo lo voy a negar…

-¡No puedes ocultar la luz del sol con un dedo! Tarde que temprano se dará cuenta...

-¡Adiós! Dijo Ángela saliendo de la pieza.

Alberto sale del banco. Entra a una cafetería y lee la carta:

Alberto ¿cómo estás? Hace mucho tiempo que supe que eras director de un banco y hasta aquí me he desplazado para notificarte la decisión del abuelo. El

abuelo dice que si en dos meses, después de que saquen sus restos, tú ya estás casado con una mujer, entrarás a formar parte de sus herederos y es una

inmensa fortuna, que repartida equitativamente, a cada uno nos tocaría la suma de…

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Esta condición la puso el abuelo antes de morir y enterado de que tú estabas saliendo con otro hombre. No le molestó mucho, pero sí llamó al notario y

plasmó su última voluntad. El testamento debe de leerse el 03-08 del año en curso, en la sala que era el estudio del abuelo. Te esperamos, si estás casado, con tu esposa, de lo contrario, no asistas, porque serías el hazme reír de todos

tus familiares.

Nunca te juzgué…por eso te he buscado para darte esta noticia, hasta que te encontré.

Tu hermana Luz Amalia.

Ángela llega llorando a la casa, cuenta la gravedad de su amigo, pero no dice la relación que hubo entre ambos ni la carta de Miguel. Alberto llega en esos momentos y escucha:

-Abuelo, y yo no sé lo que tiene Ernesto, sólo que para entrar a verlo me pusieron un uniforme y tapabocas…

-¡Será una enfermedad contagiosa! Dijo Martina.

-¿De quién están hablando? Pregunta Alberto.

-Mi nieta tiene un amigo que está muy grave…dijo Hernán.

-¿Quién es? Pregunta Alberto.

-Un amigo de hace algunos años, me gustaría que lo conocieras, y de pronto tú me puedes decir qué es lo que tiene…

-¿No te lo dijo?

-Sentí tanta tristeza que se me salieron las lágrimas y salí para que no me viera llorar, dijo Ángela.

-Si quieres vamos en las horas de la tarde, para que después, vayas con tu abuela a comprar el vestido, ya se acerca la boda…

-¡Está bien! Dijo Ángela.

-Yo tengo algo para contarles…

-¿Qué es?

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-Mi abuelo murió hace cuatro años y van a leer el testamento dentro de unos días, así es que me gustaría que todos fuéramos a esa reunión, porque yo quiero que mi familia conozca a mis suegros y a mi esposa…

-¿Es muy lejos?

-A dos horas de aquí, en la ciudad de Las Margaritas…

-Bueno, primero es lo primero, iré con Ángela a comprar el vestido, después ustedes irán a ver al amigo de ella y ya el resto de tiempo para preparar la boda, dijo Martina.

Emérida empieza a invocar a sus antepasados pidiéndoles:

-Necesito que aumenten mi poder…no estoy satisfecha con los últimos resultados de mi trabajo…

Empieza a sentir escalofríos, el brazo izquierdo empieza a entumirse y el dolor hace que lo encoja. El dolor se le va aumentando llegando a su costado izquierdo. Emérida da un grito desgarrador y cae al piso sin sentido.

Magda regresa a su apartamento. Mientras se sirve algo para beber, abre la nevera y se da cuenta de que ya los víveres se le están agotando: “tengo que encontrar un trabajo antes de que se me agoten las reservas alimentarias… ¿a dónde iré? Me está doliendo la cabeza…buscaré un analgésico…”.

Ernesto llama a Miguel:

-Miguel, entregué tu encomienda…

-¡Gracias!

-Miguel, estoy hospitalizado, me siento muy mal y quiero hablar contigo personalmente…

-Tengo mucho trabajo, sabes que apenas me cambié de local, pero apenas tenga un momento libre, iré a verte…

-Trata de buscar el momento, porque siento que la vida se me está escapando…

-¡Claro!

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Miguel corta la comunicación pensando: “Ernesto cada rato se enferma y ahora dice que está hospitalizado… ¿será que me va a poner una trampa y me hará ver de nuevo a Ángela? Mejor no voy…esperaré unos días…”.

Ángela acompañada de Martina, compran el vestido.

-¡Este te queda precioso! Me acuerdo cuando tu padre me pidió que le ayudara a comprar el vestido para casarse…

Ángela está ausente y no escucha las palabras de la abuela.

-¡Mija, no me estás escuchando!

Ángela vuelve en sí y se disculpa:

-¡Perdona, es que tengo la cabeza perdida por la tristeza!

-¡Te vas a casar!

-Es por Ernesto…

-¡No te preocupes que ya regresamos a la casa y sales con Alberto a averiguar qué es lo que tiene tu amigo!

Magda se toma un calmante y se dispone a organizar el apartamento. Rato después, al ver que el dolor no cede, se toma varios calmantes, ocasionando con ellos un sopor que la pone eufórica.

Ramiro Fonseca está feliz. Llama a su amiga Consuelo y ésta, en medio de risas, le habla sobre su encuentro con Magda.

-Realmente es una mujer muy ambiciosa, quiere sacar dinero a como dé lugar y pensar que estuve tan ciego y me casé con ella…

-¡Menos mal que admites tu error! Y me alegro que te hubieras deshecho de esa lacra…

-¿Qué hubiera hecho yo si tú no me adviertes que ella estaba frecuentando bares y cantinas?

-¡Era mi deber decírtelo y más, después de que te hizo citar en la fiscalía! Ella por todos los lados busca es comodidad, y eso está muy difícil de conseguir, a menos que consiga un marido con dinero…

-O que consiga un trabajo decente…

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-¡A su edad, ignoro dónde lo pueda conseguir! Dijo Consuelo

-¡Ella no pierde la esperanza!

-¡Debió de pensar en eso y cuando se casó contigo, sabiendo que no tenía hijo de por medio, hubiera buscado un empleo bueno, cuando todavía podía hacerlo!

-Ahora no sé qué irá a pasar con ella…

-Ramiro, olvida el asunto y concéntrate en tu trabajo, me vas a perdonar que yo haya dicho que soy tu mujer, pero es que me dio tanto coraje verla aquí, que no pensé dos veces en hacerle perder el control…

-Jajaja…

En la casa de Alberto:

-Alberto, ya todo está listo para la boda, pero las invitaciones…

-Abuela, yo no quiero invitaciones, yo sólo quiero que me tomen fotos para que me quede un recuerdo duradero de mi boda…

-¡Ángela tiene razón! No tenemos tiempo de invitar a nadie, pero sí puedo contratar un buen fotógrafo, dijo Alberto.

-Alberto, quiero pedirte el favor de que vayamos donde mi amigo y descubras qué es lo que tiene, dijo Ángela.

-¡Vamos de una vez! Yo también debo de comprar un vestido para la boda…

-Vamos a la clínica y después te acompaño, dijo Ángela.

-Como dice don Hernán, es de mal agüero ver el vestido del novio antes de la boda, jajaja.

Todos ríen y minutos después Ángela y Alberto se dirigen al hospital.

Nadie se da cuenta de que Emérida necesita ayuda. A los vecinos les extraña que ella tenga la puerta cerrada.

-¡Eso es que está haciendo porquerías para perjudicar a la gente!

-¡No, eso es que está invocando a sus amigos!

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Era comentarios de todo el que pasaba y miraba la casa donde vivía la bruja, pero nadie osaba tocar por el temor que ella inspiraba a todos sus vecinos, su clientela era de barrios contiguos.

Magda, después de gritar y bailar, cae en un sueño profundo.

Miguel despacha en su farmacia cuando ve a una jovencita que entra con una guitarra en la mano.

-Señor, necesito una pastilla que me aclare la voz, estoy afónica de tanto ensayar…

Hubo simpatía entre los dos.

-¿Cómo te llamas?

-Luz Amparo…

-¿Estás ensayando para cantar?

-¡No! Es para interpretar unas poesías y como música de fondo, toco la guitarra…

-¡Pero eres muy joven para que te guste la poesía!

-¿Y quién le dijo que sólo a los viejos les gusta? Eso depende de lo que te enseñan en la casa y mi mamá es una poetisa, mi papá toca el violín, mi hermano…

-¿O sea que todos son artistas?

-¡Más o menos!

La conversación duró más de lo acostumbrado, porque Miguel despachaba al que entrara a su farmacia, y al quedar solo, seguía conversando con la chica.

CAPITULO OCHO

RECONOCIMIENTO

Ángela llega con su prometido al hospital.

-Buenas, venimos a visitar a Ernesto Velásquez, está en la torre del centro, dijo Ángela.

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-Antes de subir, deben de registrar el nombre de los visitantes, para saber si nos pueden dar alguna dirección de un pariente de él, dijo la recepcionista.

-¡Yo soy amiga de él, pero nunca le conocí familia! Dijo Ángela.

-¿Y el señor que viene con usted?

-¡No lo conoce, sólo vino a visitarlo! Respondió Ángela.

-¡Muy bien! Debido al estado de salud del paciente, no puede entrar sino una sola persona, sale y entra la otra, dijo la recepcionista.

-¡Amor, entra tú y averigua qué es lo que necesita! Le dijo Ángela a su prometido casi susurrando.

-¡De acuerdo!

-En la misma torre le darán las batas con las que deben entrar a ver al paciente.

Ángela y Alberto subieron a la torre. Alberto entró primero. Ernesto estaba con la mirada fija en el techo.

-¡Buenas! Dijo Alberto.

Ernesto lo miró. Se levantó de un salto y le dijo:

-¿Tú?

Alberto lo reconoció.

-¿Ernesto?

-¡Sí!

-¿Qué te pasó?

-¿Por qué me dejaste tirado como si nada te hubiera importado?

-¡Tenía qué hacerlo!

-¿Por qué? Pregunta Ernesto.

-Porque te vi con otro hombre…

-¿Qué? Yo nunca te falté…

-¡No me vas a engañar de nuevo!

-¡Ese hombre que viste era mi sobrino! Nos abrazamos para despedirnos porque él se iba del país…

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-¡No puede ser!

-¿Por qué no me preguntaste? Al ver que pasaron dos días y no me querías contestar al teléfono, decidí buscarte y te habías cambiado de apartamento… ¿por qué desconfiaste de mí?

-Me dio mucha rabia y por eso me fui…

-Alberto ¡estoy sufriendo mucho! Vuelve conmigo…

-¿Tú eres el amigo de Ángela Guzmán?

-¡Sí! Respondió Ernesto.

-Ella llegó llorando a la casa contando que tenía un amigo muy grave y me ha pedido que venga a visitarte…

-¿Es con ella que te vas a casar?

-¡Así es!

-¡No puedes hacerlo!

-¿Por qué? Quiero hacer mi vida con una mujer que me ame…

-¡Ella no te ama como te amo yo!

-¡Yo no puedo volver contigo!

-¡Te busqué desesperadamente y no te encontré!

-¡Lo lamento!

-¡Más lo lamento yo porque te buscaba para decirte que tengo el sida!

-¿Qué?

-¡Es posible que estés contagiado!

-¿Cómo me hiciste eso?

-Antes de tener mi relación contigo, tuve otro amante, y éste murió de sida, cuando me enteré me hice los exámenes correspondientes, me dio positivo y te busqué desesperadamente…

-¡No puede ser!

-¡Tienes que decirle la verdad a Ángela!

-¡No puedo! Tengo que casarme con ella…

-¿Por qué?

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-Mi abuelo me dejó una gran fortuna con la condición de que me casara con una mujer, porque ya mi familia sabía que yo andaba contigo y esa fue su última voluntad…

-¡Tienes que hablarle con la verdad, ella te va a entender!

-¡No puedo…no lo haré!

-¡Habla con ella!

-¡No!

Diciendo esto, Alberto sale de la pieza y le dice a Ángela:

-¿Tú llegaste a tener relaciones con tu amigo?

-¡Claro que no! Es eso…un simple amigo ¿por qué esa pregunta?

-¡Vámonos de aquí!

-¿Averiguaste la enfermedad que tiene Ernesto?

-¡Sida!

-¿Qué?

-¡Pronto morirá por esa cochina enfermedad!

-¡No puede ser!

-¡Lo es!

-¿Cómo te confesó eso?

-Yo le dije que era tu novio y que tú estabas muy angustiada porque no sabías lo que él tenía, y eso me respondió…como verás, es mejor que nos vayamos y olvidemos esto…estoy muy nervioso…

-¡Yo también me he puesto mal con lo que me dices!

Los dos salieron del hospital. Ángela no era capaz de coordinar sus ideas. Llegaron a la casa y ella se tomó un tranquilizante.

-Abuela, mi amigo tiene una enfermedad terminal, tengo mucha tristeza, me voy a acostar un rato…

-¡Anda, y descansa!

-¡Yo me iré a hacer otras compras! Dijo Alberto saliendo de la casa.

Ángela en su alcoba no dejaba de pensar en esa enfermedad: “¿Y si de pronto me contagió? También contagié a Alberto y él se va a enterar de mi vida

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pasada…pero ¿cómo decirle la verdad? El me pidió que nunca le fuera a mentir…bueno, yo solamente le negué que había tenido relaciones con Ernesto y no más…también estoy en mi derecho de decir lo que quiera y lo que no quiera… pues no lo quiero y listo…”.

Alberto también estaba inquieto y pensando lo mismo: “¿Cómo decirle a Ángela que Ernesto fue mi novio? Se va a burlar de mí… ¿Cómo decirle que soy heredero de una inmensa fortuna si muestro mi estado civil de casado con una mujer? ¡Me va a odiar porque va a creer que la estoy utilizando y me pedirá el divorcio…bueno, pues tampoco tengo por qué decirle cómo fue mi pasado…empezaremos otra vida, totalmente distinta y con mucho dinero para que ella logre sus objetivos…”.

Dos días después Ángela sale de luna de miel con Alberto. Ernesto al ver que Miguel no aparece, resuelve escribirle una carta y mandarla por correo. De la casa de Emérida sale un olor muy repugnante. Llaman a la policía que se hace de inmediato presente a solicitud de los ciudadanos. Estos llegan. Derriban la puerta y ven a Emérida en el piso, cuyo cuerpo empieza a descomponerse. Hacen los preparativos para que sea enterrada y la casa es puesta a la venta de inmediato.

Magda sale de su letargo. Le duele bastante la cabeza. Consume el poco de víveres que tiene y se sienta a pensar: “me tocará pedir limosna, porque ya para mañana no tendré qué comer…o llamar a Ramiro y pedirle perdón…porque ahora estoy convencida que con orgullo no llenamos un estómago vacío…”.

Ángela y Alberto se dan la gran vida.

-Amor, lo que más había deseado en mi vida, era conocer el mar…

-¿Estás feliz?

-¡Mucho, mucho!

-Solamente nos quedaremos un día más, regresamos y vamos a la casa de mis abuelos, ya están a punto de leer el testamento…

-¿Y cuándo volvemos?

-¡Dentro de un mes!

-¿Sabes que estoy pensando?

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-¿Qué?

-Mejor postergamos el viaje y pongámonos a buscar al asesino de mi padre…

-¡Esa es otra sorpresa que te iba a dar!

-¿Sí?

-Dentro de dos días tendremos la primera cita con un abogado del banco a quien le encomendé tu caso…vamos a ir…vas a contar todo lo que recuerdas…es posible que cite a tus abuelos y ya esperemos como caminan las cosas…

-¡Te quiero!

-¡Yo también!

Miguel está encantado con Luz Amparo y no ve el momento en que ella vaya a la farmacia a comprarle algo. Ella también siente simpatías por Miguel.

-Luz Amparo, me gustaría que fuéramos amigos…

-¡Ya lo somos!

-Pues como invitarte a comer helados un domingo…

-¿Domingo? Uy, no…a mí me gusta salir pero los sábados, porque el domingo tengo mucho qué hacer en mi casa…

-¿Cuándo me invitas a conocer a tu familia?

Alguien los interrumpe:

-El señor Miguel Hernández…

-¡Soy yo!

-Traigo un correo para usted…

-¿Quién lo envía?

-Ernesto…Ernesto Velásquez…

-¡Sí! ¿Dónde le firmo?

El hombre señala el sitio, se despide, Miguel guarda el sobre en uno de los estantes de su farmacia y sigue conversando con Luz Amparo.

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Ernesto muere ese mismo día.

Ángela y Alberto regresan de su luna de miel.

-Pero ¡qué luna de miel tan cortica! Dijo el abuelo de Ángela.

-¡Abuelo es que tenemos la cita con el abogado, para dar con los asesinos de mi papá, no podíamos quedarnos más tiempo!

-¡Es verdad! Ojalá que por fin se haga justicia…

-¡Se hará, no duden que se hará justicia!

Magda llama a Ramiro.

-Ramiro, tengo hambre…no tengo dinero…

-¿No estás trabajando en un bar?

-¡Me echaron!

-¿Y eso?

-¡Tuve problemas con un cliente de allá!

-Pues yo te doy toda la comida que quieras, de hecho, recordarás que siempre mantuve la nevera y las despensas llenas, así es que no soy tan amarrado como dijiste…

-¡Perdóname!

-No se trata de pedir perdón y listo, recuerda que me hiciste pasar un mal rato acusándome de una cosa que yo no había hecho…

-¿Cómo quieres que te pida perdón?

-Magda, te enviaré un dinero para que comas algo mientras consigues un trabajo, yo no quiero volver a encontrarme contigo, de pronto me haces otra jugada peor…

-¡Te juro que no!

-¡No confiaré de nuevo en ti! Son muchas las cosas que has hecho y si te cae el peso de la ley, dudo que salgas bien librada.

-Ramiro, no me hagas avergonzar más que bastante tengo con lo que me ha pasado…

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-¡Está bien! En unos momentos te consignaré en una agencia, pero no creas que te voy a mantener como si nada hubiera pasado…

-¿En qué oficina me vas a consignar?

-En la que queda a tres cuadras de tu apartamento, sólo tengo cien mil, tú verás si los reclamas en quince minutos…

-¡Sí, sí, sí!

Miguel, en el silencio de su habitación, se dispone a leer la carta de su amigo.

“Amigo mío, aunque yo no sé si después de que leas ésta, me sigas considerando como tu amigo, tampoco sé si cuando la recibas, yo estaré en

esta vida o en la otra.

Amigo, me estoy muriendo por culpa del sida, empezó a cavar mis riñones, luego el hígado… ¿recuerdas cuando me mandaste a un centro médico? Ya

este mal había empezado desde hacía mucho tiempo a invadir todo mis órganos interiores.

Sé que me vas a odiar por lo que te contaré:

Viendo tu sufrimiento por el desprecio de la muñequita arrabalera, resolví vengarme de ella y tuvimos relaciones varias veces, aún sabiendo que tengo

esta enfermedad…lo hice para vengar tu sufrimiento…

Miguel quedó petrificado leyendo esto. Por unos instantes, perdió la noción del tiempo y pensaba: “Ernesto, eres un desgraciado ¿cómo pudiste enfermar a Ángela? Tengo que avisarle…”.

Miguel empezó a marcar el número del celular de Ángela pero estaba fuera de servicio.

-Tengo que esperar hasta mañana para avisarle que se someta de inmediato a un chequeo médico…

Continuó leyendo la carta.

Y eso no es todo, me acabo de enterar que el que será esposo de Ángela, fue mi amante hace cuatro años, ahora se casa con ella, porque heredaría una inmensa fortuna, si se casaba con una mujer, ya que su familia sabía que

Alberto y yo, teníamos relaciones maritales.

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No viniste a visitarme y por eso te envío esta carta, quizás cuando la leas, yo ya estaré en el otro mundo y desde allí, te pido que me perdones por haberme acostado con la mujer que amas y haberla contagiado también, pero te reitero

que fue para vengar tu sufrimiento.

Ernesto Velásquez

Alberto y Ángela acuden a la cita con el abogado.

-Doctor y eso es lo que recuerdo, hace poco fui a la casa que había sido de mi padre, pero no encontré a…

-¡Tu mamá! Dijo Alberto.

-¡Yo sugiero que no la sigas buscando, ella ya debe de estar alerta porque sabes que tú estás viva!

-¿Entonces?

-Organizaré tu declaración, la llevaré a un juzgado y de allí le harán una citación a la señora Magda…

-¿Entonces no la buscaré más?

-¡Es mejor que no lo haga! Yo la mantendré informada, creo que a tus abuelos también los llamen…

-¡Ellos vendrán gustosos al saber que por fin van a hacerle justicia a mi padre!

-¡Sería bueno que ellos vinieran hoy mismo para llevar la información completa al juzgado! Dijo el abogado.

-¡Ya mismo los llamaré para que vengan!

Magda va a retirar el dinero y dice:

-Ramiro nunca dejará de ser amarrado ¿solamente mandarme cien mil?

-¿Cómo dijo? Preguntó el cajero.

-¡Nada, estoy pensando en voz alta!

Miguel llora amargamente. Rasga la carta y piensa: “todavía amo a Ángela y me duele saber que por mi culpa, por ponerme de idiota, le conté a Ernesto

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todo, por mi culpa es posible que ella haya adquirido esta enfermedad. Ernesto fue desleal conmigo ¿por qué si sabiendo que yo amo a mi muñeca arrabalera, se acostó con ella? Y lamentablemente no me puedo desplazar hasta donde está ella, mi trabajo en la farmacia no lo puedo descuidar…apenas estoy empezando…”.

Los abuelos de Ángel de inmediato acuden donde el abogado, quien les toma la declaración. Martina dice:

-Y nosotros sabíamos que algo estaba pasando con Magda, porque Ángela nunca quiso saber de ella, hasta hace poco que nos enteramos de lo que sucedió…

-Ya mismo me iré para el juzgado para que en el menor tiempo posible, manden a detener a esta señora, y entonces es posible que nos diga la verdad de lo que sucedió, dijo el abogado.

Magda compra algunos víveres y se dirige a su apartamento pensando: “esto que compré me dura más o menos ocho días, ocho días estaré sin preocuparme de nada…y cuando me llegue la cuenta de los servicios, pues los dejaré vencer hasta el mes entrante…esperemos que esta situación no me dure mucho…”.

El abogado de Ángela, habla con el juez de turno:

-Entonces, mi cliente acusa a la señora Magda Soto de asesinato, intento de asesinato y usurpación de sus bienes…

-Está cuestión está delicada, de inmediato mandaré a detener a la señora Soto para que la hija le haga un reconocimiento…

-¡Gracias señor juez!

-Dígale a los señores Guzmán que se presenten mañana a las diez de la mañana aquí en el salón principal de la fiscalía, esa señora Soto pasará esta noche tras de las rejas…

-¿Me permitirá usted acompañar a los agentes que la vayan a traer para decirle de qué se trata?

-¡Claro, en unos instantes la patrulla número 08, saldrá para allá, le voy a dar una notificación para que los acompañe!

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-¡De nuevo, gracias!

-¡Es mi deber!

Ángela está feliz:

-¡Por fin, por fin mi padre será vengado! Lo que no sé es si sea capaz de mirar a mi mamá a la cara después de tantos años…

-Hija, matas al tigre y te asustas con el cuero…

-Abuela, es que es muy difícil todo lo que he vivido…

-¡Para nosotros también! Pero ardo en deseos de ver a esa señora, dijo Hernán.

-¡Yo estaré con ustedes hasta el fin de todo esto! Dijo Alberto.

-¡Gracias, hijo mío! Serás el reemplazo de Bernardo.

-¡No! El reemplazo no, simplemente soy un miembro más de esta familia, dijo Alberto abrazando a los ancianos.

Magda empieza a organizar la nevera, cuando siente el timbre de la puerta. Se dirige a abrir y se asusta cuando ve a los agentes.

-¿En qué puedo servirles?

-¡Buscamos a la señora Magda Soto!

-¡Soy yo!

-Señora, queda usted detenida, no ponga resistencia porque será en perjuicio suyo, dijo el agente sacando las esposas.

-¿Por qué?

-Aquí está el abogado de la señora Ángela Inés Guzmán…

-¿Pero qué está pasando?

-La señora Ángela Inés la acusa a usted de asesinato del señor Bernardo Guzmán e intento de asesinato contra ella misma…

-¿Qué?

-¡Guarde silencio y acompáñenos!

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-¡Quiero un abogado!

-¡Lo tendrá! El estado le proporcionará uno, dijo el abogado de Ángela.

CAPITULO NUEVE

YA PUEDES DESCANSAR TRANQUILO

En la casa de Ángela, Hernán dijo:

-¿Me quieren acompañar a hacer una oración para dar gracias porque por fin Bernardo descansará en paz?

-¡Claro que sí! Dijeron todos al mismo tiempo.

En esos momentos suena el celular de Alberto. Éste contesta y:

-

-¡Con él!

-

-¿Qué noticias hay?

-

-¡Muchas gracias, allá estaremos!

-

-¡Hasta pronto!

Alberto guardó de nuevo su celular y dijo:

-La señora Magda ya está tras de las rejas, el fiscal nos espera mañana a las diez para un reconocimiento de los hechos…

-¡Bravo! Dijo Ángela palmoteando.

-¡No se te olvide que es tu mamá! Dijo Alberto.

-Amor, a ella se le olvidó que yo soy su hija…

-¡Tienes razón, pero ya dejemos que se haga justicia, no obstante no debes de alegrarte por su suerte!

-¡De acuerdo!

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Magda pide un celular para llamar a Alberto. Las llamadas fueron fallidas porque siempre se iban a buzón. Amanece en el calabozo. Al día siguiente le dice al guardia:

-Tengo hambre…no he comido nada desde hace dos días…

-¡No se preocupe que dentro de poco se la van a llevar a una audiencia!

-¡Soy inocente y tengo hambre!

-En unos momentos se le va a solucionar la situación…

Cerca de las diez de la mañana, Magda es conducida a la sala de audiencias de la fiscalía. Allí se encuentra Ángela, los abuelos y Alberto. La llevaron a una silla al frente de las personas que se encontraban en el lugar.

Después del juramento, el juez dijo:

-Abogado acusador, pase al frente y haga las preguntas…

El doctor Montoya se dirigió a Magda.

-Señora Soto, usted tiene una hija que la está acusando de asesinar al señor Bernardo Guzmán y dejarla a ella que se perdiera en una maleza ¿eso es cierto?

-¡Falso, yo no tengo hijas!

-¡Hay un registro civil donde indican lo contrario! ¿Quiere verlo?

-¡No me interesa!

-¿Quiere contarle a esta audiencia, qué fue lo que pasó con el señor Bernardo Guzmán?

-¡Lo mataron!

-¿Quién?

-¡No lo sé!

-Señoría, no tengo más preguntas.

-Abogado defensor, haga sus preguntas, dijo el juez.

-Señora Soto ¿nunca averiguó quién mató a su esposo?

-¡No tuve dinero para pagar un abogado!

-Señoría, no más preguntas.

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-Abogado acusador, haga sus preguntas…

-Señora Soto, voy a presentarle a una persona que tal vez usted no recuerda, señoría pido que pase al frente la señora Ángela Inés Guzmán Soto.

-Concedido…

Ángela se para de su asiento. Los pies no le quieren obedecer. Mira a Magda fijamente. De pronto, sale con paso firme.

-Señora Guzmán ¿conoce usted a la señora?

-¡Por desgracia es la mujer que me parió!

Magda siente que el mundo se le viene encima.

-Señora Guzmán, diga a esta audiencia todo lo que recuerda…

-Mi papá había comprado un apartamento, yo estaba muy niña, pero todo lo recuerdo perfectamente, esta señora le decía a alguien “tienes que matar a Bernardo porque si se da cuenta de lo nuestro, nos mata a los dos”.

-Señora Guzmán ¿usted qué hizo?

-Llamé a mi papá y le dije: papi corre que mi mamá te va a matar, él me preguntó que por qué y yo le dije, es para quedarse con la casa, de pronto sentí unos correazos…

Ángela lloraba relatando todo…

-¿O sea que su propia mamá la dejó botada en medio de la maleza?

-¡Sí y me dijo que si lloraba no volvía por mí! Al pasar el tiempo, yo me puse a caminar y me perdí, fue cuando aparecí en un hospital…

-¿Alguien puede decirnos algo más?

-¡Mis abuelos, del hospital los llamaron!

-Señoría no más preguntas…

-Abogado de la defensa, haga sus preguntas…

-Señoría, no podemos creer en las palabras de una muchacha que dice recordar todo lo de su infancia…es muy difícil que un niño recuerde con tanto detalle algún evento…

-Protesto, señoría mi cliente tiene testigos de que fueron llamados del hospital donde atendían a la niña.

-¡Al lugar! Abogados, acérquense…

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Los dos abogados se acercaron y:

-Abogado de la defensa, usted no puede poner en tela de juicio ningún testimonio de los implicados, esa no es la manera de defender a nadie, vuelvan a sus lugares.

-Abogado defensor ¿tiene más preguntas?

-¡No señoría!

-Abogado acusador, haga sus preguntas.

-Señoría, pido que pase al frente la señora Martina de Guzmán.

-¡Concedido!

Martina se acercó lo más que pudo a Magda y le gritó:

-¡Asesina, mataste a mi hijo!

-¡Silencio! Señora espere que le hagan las preguntas, adelante señor abogado acusador, dijo el juez.

-Gracias señoría, señora de Guzmán ¿quiere decir todo lo que sabe a este tribunal?

-Es la tragedia más grande que hemos vivido, yo nunca estuve de acuerdo con el matrimonio de mi hijo con esta señora…

Martina contó todo y terminó diciendo:

-Lo raro es que Magda no nos contó sobre la muerte de mi hijo, vinimos a saberlo cuando recogimos a Ángela en el hospital.

-¡Puede volver a su asiento, señora! El abogado acusador dirigiéndose a Magda, le pregunta:

-Señora Soto, ¿usted por qué no le informó a sus suegros sobre la muerte del señor Guzmán?

-¡Basta ya! No me torturen que todo lo contaré…

-¡Adelante!

-Bernardo me dejaba mucho tiempo sola, no me daba lo suficiente, entonces me conseguí un amante…

-¡Desgraciada! Gritó Hernán.

-¡Silencio, próxima amonestación suspenderemos el juicio! Señora continúe con su relato, dijo el juez.

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-Yo le dije que le pidiera a Bernardo que se encontraran en un hotel y allí lo mató…

-Por eso fue que lo encontraron en un hotel, esa mujer no tiene corazón, sino una piedra, dijo Martina susurrando a Hernán.

-¡Yo sabía que algo muy negro había tramado esta mujer!

-¿Quién era su amante?

-El jefe de Bernardo, su nombre es Ramiro Fonseca…

-Señoría, pido que el señor Fonseca sea traído…

El juez hizo un movimiento y llamó a dos agentes. Les dio la orden y:

-Vamos a un receso mientras viene el señor Ramiro Fonseca…

Todos se fueron parando de sus asientos. Ángela se acercó a Magda:

-¿Creíste que nunca te iba a llegar la hora? Te voy a mandar a podrir en la cárcel, tengo un marido multimillonario y él me está ayudando…

-¡Disfruta mientras puedas, porque lo que tiene que decir Ramiro es más doloroso de lo que dije yo!

-¡No tienes nombre! Eres una mal nacida…

-Jajaja…

Ángela se alejó con sus abuelos y les contó lo que había dicho Magda.

-¡Entonces no debes de estar presente cuando traigan a esa rata! Mucho has sufrido ¿y para qué prolongar más este sufrimiento? Dijo Alberto

-¡Quiero que me entreguen el apartamento que compró mi papá! Lo voy a vender y darle la mitad a esa porquería llamada Magda…Alberto, prométeme que los vas a hundir en la cárcel por muchos años, pidió Ángela llorando.

-La justicia hará lo suyo y creo que les van a dar más de treinta años de cárcel, dijo el abogado acusador.

Ramiro Fonseca contó con detalles el asesinato de Bernardo Guzmán. Magda y Ramiro fueron condenados a la pena máxima. Alberto se presentó ante su familia con Ángela y los abuelos de ésta, siendo festejados por el matrimonio.

DOS AÑOS DESPUES:

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Alberto empezó a mostrar serios quebrantos de salud. Se hizo exámenes médicos y dieron como resultado: Sida avanzado. Esperó hasta que fue hospitalizado para hablar con Ángela:

-Ángela, he sido un cobarde contigo pero es porque te amo…

-¿Por qué dices eso?

-¡Te dejo multimillonaria, pero creo que también tienes el sida!

-¿Qué?

-¡Yo fui el novio de Ernesto Velásquez y él me contagió!

-¡No puedo creerlo! ¿Por qué te casaste conmigo sabiéndolo?

-Porque no podía dejar que mis hermanos se quedaran con lo mío y mi abuelo me había puesto esa condición, de que me tenía que casar con una mujer para poder entrar al testamento…

-¡Arruinaste mi vida! ¿Para qué me sirve tener tanto dinero si de todas maneras voy a morir?

-¡Perdona…perdona!

-¡Eres igual o peor que esas dos ratas que metiste a la cárcel hace dos años!

-¡No te limpies que tú estás tan sucia como yo!

-¿Qué quieres decir?

-Que alguien me dijo que tú habías sido cantante de cabaret y tuviste varios amores…

-¡Eso no justifica lo que hiciste! Yo nunca te engañé porque nunca me preguntaste sobre mi vida, tu interés era casarte conmigo…

-¡He sido muy feliz contigo!

-¡Y por eso decidiste matarme antes de tiempo!

Alberto cerró los ojos y no los abrió más. Ángela regresó donde sus abuelos y les contó la verdad sobre Alberto, pero no les dijo que ella también había tenido su pasado.

EPILOGO

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Ángela busca a Miguel y lo encuentra cargando a su hijita Claudia. Retira a la niña de sus brazos. Lo abraza y besa con ternura. Miguel evita juntar sus labios con los de Ángela y le dice:

-¿Por qué me alejas de mi hija? En mi vida ya no hay lugar para ti… ¿cómo diste conmigo?

-Entre cielo y tierra no hay nada oculto, esa niña es tu hija…

-¡Sí, es la luz de mis ojos!

-¡Y pensar que pudo haber sido nuestra!

-¡No quiero hablar del pasado, ahora estoy con dos mujeres que me aman por lo que soy, no por lo que tengo!

-¡Por favor, no me recrimines! Estoy enferma de sida…

-¡Yo lo sabía!

-¿Qué?

-Ernesto me mandó una carta donde me contó que sabiendo que tenía esa enfermedad, se acostó contigo para vengar mi sufrimiento por tu desdén…

-¿Y eso te alegra?

-¡No soy tan inhumano como crees! Lo lamento, pero no pude hacer nada por ti…y ahora, tampoco lo puedo hacer…sé que eres multimillonaria…tienes todo lo que quisiste tener…

-¡Yo me busqué eso! Por andar de diosa exhibiendo mi belleza…de nada me sirvió renunciar a tu amor y casarme con un hombre adinerado…

-¡Ese fue el camino que quisiste coger! Has venido a buscarme y es tarde…muy tarde…mucho lloré y sufrí por ti, porque yo soy un hombre humilde y trabajador, y tu querías un príncipe para que te diera mucho lujo…

-¡Por favor, estoy enferma!

-No me pidas compasión, porque para nada la tuviste conmigo…antes bien, de mí te burlabas…

-¡Eso es del pasado!

-Y ahora estamos en el presente…pero te digo lo mismo: tengo mi hogar formado y no quiero tener nada contigo…ni siquiera una simple amistad…el día en que te casaste, moriste para mí…ahora te pido el favor de que te vayas…no quiero pensar sino en mi esposa y en mi hija, que a propósito, es aquella viene por la otra acera…

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-¿Ella supo delo nuestro?

-¡Todo se lo he contado! Y es mejor que te vayas, porque te dirá cosas que no te gustará escuchar, si llega a saber que tú eres Ángela…

Ángela miró y vio a una joven que se acercaba a la farmacia. Dio la vuelta limpiándose una lágrima. La joven se acercó y Ángela escuchó:

-Amor, estoy embarazada otra vez…

-¿De verdad?

-¡Así es!

-¡Qué felicidad!

FIN

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