Municipalismo y elecciones vocales vecinales

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    PAPELESDM 001

    Municipalismo y elecciones a vocales vecinos. Un avance.Diana Valdemarn Fernndez y Emmanuel Rodrguez Lpez

    Desde finales de mayo, en varios cientos de ciudades y grandes poblaciones del pas,

    existe un espacio poltico nuevo, ya sea en el gobierno o en la oposicin, que

    abandera las esperanzas o incluso la posibilidades de cambio. La cuestin est ensaber que se quiere decir con cambio! "una nueva izquierda#, "una representacin

    $onesta y profesional#, "una poltica comprometida con la gente seg%n la

    podemoLoga $abitual# La vacuidad parece ser uno de los problemas recurrentes de

    la poltica electoral. & menos claro y preciso sea el mensa'e ms adecuado parece al

    'uego electoral. & la contra, como casi siempre que se 'uega algo importante, con el

    t(rmino municipalismo democrtico se pretende $acer algo vie'o, muy vie'o! definir

    un proyecto poltico a'ustado a las posibilidades de nuestro (poca, aquella que abri

    el )*+ y ata'ar con ello lo que parece $aber asolado a casi todo el movimiento

    municipal, la confusin y la perple'idad que provoca la entrada en los ayuntamientos.

    -itu(monos! la idea inicial de las candidaturas municipalistas al menos de aquellas

    que $ablaron de municipalismo antes que de unidad/ era la de servir como ariete

    institucional del movimiento democrtico que abri el )*+. Los problemas de la

    $iptesis eran patentes. La entrada en los ayuntamientos supona asumir niveles de

    gobierno con fuertes lmites competenciales y presupuestarios los ayuntamientos

    son claramente el nivel pobre de la administracin/, econmicopolticos por la

    su'ecin a las respectivas (lites locales/ y propiamente polticos en tanto los

    principios de autonoma y democracia municipal estn fuertemente capados/. Desdeesta perspectiva, el llamado asalto institucional obedeca antes a un e'ercicio de

    voluntarismo que a un proyecto claro y bien definido.

    0ras cuatro meses y medio meses de gobierno u oposicin, estos lmites parecen

    $aberse probado con creces! la gestin e incluso la oposicin/ municipal quema

    tiempo y energas de las que no se dispone, la capacidad de los lobbys y coaliciones

    de (lites locales para imponer sus agendas obliga a duras batallas de desgaste, la

    administracin impone sus inercias improductivas. -encillamente la institucin

    municipal se $a mostrado como lo que es! una mquina orientada exclusivamente ala gobernabilidad y la administracin de personas y recursos sobre la base de pautas

    y claves poco flexibles, sometida a una agenda poltica que se decide por una relacin

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    de fuerzas en la que los gobiernos municipales son slo una palanca entre otras

    muc$as como los media locales, los lobbys

    empresariales, el propio funcionariado y tambi(n los movimientos sociales/. 1or esosorprende poco que los ayuntamientos del cambio $ayan obtenido, ms all de un

    buen n%mero de declaraciones de intenciones, resultados tan parcos.

    2erificados los lmites, se requiere pensar el problema desde otro ngulo, aquel

    original que empu' a la formacin de las candidaturas, aquel que las conceba como

    parte de un movimiento democrtico muc$o ms amplio. 2alga recordar que el

    municipalismo ni empieza ni acaba en la institucin, y es antes un movimiento de

    transformacin democrtica de la vida poltica incluidas las instituciones/ que de

    gestin $onesta y progresista de los ayuntamientos. -i se quiere expresar en forma

    de consignas!

    El muncipalismo slo existe si se logra sostener una dimensin fuerte de movimiento

    dentro, pero sobre todo fuera, de la institucin. La palabra de orden es aqu autonoma.

    3l movimiento debe ser autnomo a la institucin. & diferencia de la lgica partidaria

    que entiende el espesor social en clave de apoyo o prolongacin al gobiernopartido

    caso paradigmtico $a sido la ruina de las asociaciones de vecinos/, el municipalismo

    comprende la dimensin de movimiento en clave ainstitucional y a veces incluso

    contrainstitucional.

    La lgica se invierte en el sentido de que es el movimiento lo que marca la pauta y la

    iniciativa a la institucin. 4ustamente, esto requiere de una capilaridad y porosidad

    social que no puede ser contenida en la realidad siempre estrec$a de la institucin

    partido. 5ada ms absurdo que un partido municipalista. 3l municipalismo

    democrtico existir en la medida en que sea capaz de concitar el inter(s de

    realidades de movimiento plurales y

    a veces contradictorias.

    La tarea principal del movimiento municipalista consiste en empujar la democracia

    hasta sus lmites; propsito y tendencia a $acer estallar el marco institucional y todos

    los cauces de participacin reglada. 3l municipalismo no se reduce, pues, a una serie

    de t(cnicas de participacin, a saber! presupuestos participativos, normas de

    participacin, foros, etc. 0odos estos elementos son interesantes en tanto sirvan a un

    movimiento amplio, extenso, irreductible a la forma partido/ capaz de emplearlo

    como formas de expansin y tensin democrticas, esto es, de autogobierno real.

    3n tanto la institucin y los gobiernos municipales no corresponden con el gobierno

    efectivo de las ciudades, en tanto la coincidencia entre gobierno e institucin es unaquimera, en tanto la institucin se impone como la forma local de la gobernabilidad,

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    la democracia resulta imposible si es contenida dentro de la institucin.

    1or eso, la forma natural de existencia del municipalismo es la del contrapoder, o mejor

    de los cotrapoderes, que se extienden por el tejido urbano. &sumida una escala deintervencin municipal, estos contrapoderes pueden tener posiciones institucionales

    como los tienen los (lites locales/ pero su vida corre a cuenta de su capacidad para

    generar niveles fuertes de conflicto sobre el territorio. 3n este sentido, la figura de los

    soviet trada recientemente por &guirre

    6$ttp!77blogs.publico.es7contraparte789)*79:7987lossovietsdeaguirre7; para describir

    las

    bases de &$ora +adrid resulta muc$o ms provocadora y estimulante que las que a

    veces proponemos los propios militantes.

    3stamos todava en el terreno de los enunciados abstractos. 5o obstante, un caso

    reciente puede servir para entender tanto la comple'idad del municipalismo como sus

    posibilidades. 3ntre los das 8< y 8= de septiembre se celebraron las elecciones a

    vocales vecinos 2o2es/ de &$ora +adrid. -e eligieron ):= vocales que recogieron

    )).)== votos vlidos, una cifra no muy le'ana a la que se moviliz en las elecciones

    primarias para elegir el equipo municipal de &$ora +adrid en abril de este mismo

    a>o. 3n esta ocasin se trataba, sin embargo, de una votacin presencial y barrio a

    barrio o me'or distrito a distrito/.

    Los 2o2es son, por el momento, la %nica estructura institucional del gallardonismo a

    la que se le $a conseguido dar la vuelta en t(rminos democrticos. 0radicionalmente

    los 2o2es eran un mecanismo clientelar y de financiacin de los partidos polticos.

    ?ada vocal reciba una asignacin unos :99 euros/ que iba a parar al partido de

    turno, al tiempo que se converta en una suerte de premio para la militancia. De otra

    parte, los plenos de las 'untas de distrito a las que asistan los vocales apenas eran un

    simulacro de conce'o local. &l abrir, sin embargo, la eleccin de los vocales en

    primarias abiertas se $a producido un cambio significativo.

    5aturalmente, las estructuras de aparato de los partidos que participan en &$ora

    +adrid $an tratado de impulsar a sus propios militantes con el ob'eto de financiar sus

    estructuras. -in embargo, y aqu esta la sorpresa, parece que bastante ms de la

    mitad de los vocales elegidos pueden operar con una lgica completamente distinta.

    3n estas elecciones $an primado los criterios de competencia, vocacin de servicio y

    reconocimiento por parte de las asambleas y movimientos sociales de barrio.

    Los datos oficiales son significativos. 3n relacin con las adscripciones declaradas

    parece que $an salido elegidos := vocales de 1odemos 8@ de ellos de ?onvocatoria

    por +adrid/, *) de Aanemos, )B de movimientos sociales, ): de C, )E independientesy uno de 3quo.

    http://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/02/lossovietsdeaguirre/http://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/02/lossovietsdeaguirre/
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    na enorme pluralidad, que se $ace a%n ms comple'a si consideramos que entre los

    de Aanemos $ay algunos que son tambi(n de C o de 3quo, y que entre los de

    1odemos bastantes ms de una docena estn fuera de la lnea del sector oficial. 3ncon'unto, casi la mitad de los vocales pertenecen a realidades extrapartidarias el

    grueso de Aanemos, movimientos sociales, independientes/ y bastante ms de la

    mitad 1odemos no oficial, una parte importante de C y 3quo/ podra incluirse en una

    dinmica propiamente municipalista que responda a la construccin de realidades

    polticas autnomas en los

    barrios, antes que a convertirse en correas de transmisin del grupo de municipal o

    del aparato de un partido.

    Desde esta perspectiva se abre un doble campo de inter(s para la articulacin de un

    proyecto municipalista. 3l primero consiste en conseguir que al menos una parte

    relevante de estos recursos materiales y $umanos/, sirva para generar estructuras

    polticas de barrio en forma de &teneos, ciclos formativos, campa>as/ capaces de

    servir en clave de contrapoder autnomo a la institucin y al propio grupo municipal.

    3l segundo, es todava ms interesante, en el sentido de que se pueda convertir los

    plenos de las 'untas en foros abiertos no tanto para la resolucin de unos conflictos

    para los que ni los plenos ni las 'untas tienen grandes competencias, cuanto espacios

    en los que los conflictos locales tengan capacidad de escalar. 3n ambos casos, el vocal

    Fun simulacro ms de representacin y de democracia localF se convertira en un

    medio de generar autonoma y

    contrapoder territorial dentro, pero sobre todo fuera de la institucin.

    Anexos estadsticos

    Elecciones a vocales vecin@s titulares.

    Se presentaron:

    Listas conjuntas: 11 distritos

    Listas de podemos: 10 distritos

    Listas de ganemos: 8 distritos

    Otras listas: 2 distritos (Usera y Villa de Vallekas)

    ndependientes! 1" distritos

    #Votos $alidos: 11188

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    #%edia de $otos por distrito: &""

    #'istritos con ms $otantes: uente de Vallekas y Latina (mas de 1200)

    #'istritos con menos $otantes: *arajas+ ,etun+ -etiro (menos de 200) ,odos con listas

    .nicas!

    #Las listas .nicas parecen no estimular la concurrencia del $otante!

    #%edia de $otos usados por $otante &+&!

    #'istritos en los /ue se usaron ms $otos: Villa$erde (+)+ %oratala+ 34am5er6 y -etiro!

    #'istritos en los /ue se usaron menos $otos: 7uencarral+ San *las (+ y +9)!

    #l ; de los elegidos pro$ienen de listas conjuntas!

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